1

NOVENA DEL ESPÍRITU SANTO

Con María nos preparamos para

Pentecostés

2

Con el domingo de Pentecostés, cerramos el ciclo litúrgico de Pascua.

Que dio inicio el miércoles de ceniza con el que comenzaba la Cuaresma que nos preparaba para vivir el Triduo Pascual, corazón de todo el año

litúrgico. Desde el Domingo de Resurrección hasta el domingo de Pentecostés se prolonga por cincuenta días la Pascua.

La fiesta litúrgica de Pentecostés es comparable a la Pascua, y como la

Pascua se inicia con la gran Vigilia Pascual, madre de todas las vigilias, la víspera de Pentecostés la Iglesia también celebra otra gran vigilia en la

espera de la promesa que Jesús hace a los apóstoles y en nombre de ellos a toda la Iglesia, de enviarnos al consolador.

Pentecostés, no es una fiesta separada del misterio pascual, pues es la

plenitud de toda la cincuentena pascual, el cumplimiento, la madurez de la Pascua que hemos venido celebrando durante estos cincuenta días.

Esta es la fiesta de la Iglesia, y podemos decir con san Juan Eudes: “Que es el Espíritu Santo el que engendra a la Iglesia en la Pascua, y el mismo

Espíritu Santo es quién la hace nacer en Pentecostés”.

Con María, nuestra madre y los apóstoles, nosotros estamos invitados a orar, a vivir esta primera novena que se hizo en la vida de la Iglesia y

pedir que descienda del cielo con todo su poder el Espíritu Santo.

Por eso el presente texto quiere ayudarnos a vivir el misterio de Pentecostés, desde la experiencia de la primitiva Iglesia reunida a

puertas cerradas, en la cual Jesús resucitado se aparece y sopla dándonos a todos, el don del Espíritu Santo.

Que Cristo resucitado derrame sobre nosotros y nuestras familias la fuerza renovadora del Espíritu Santo, con sus siete dones y sus doce

frutos y así renovados podamos seguir irradiando con gozo la alegría de la Pascua que no acaba, sino que perdura en nuestros corazones.

Joseph Griffith

3

DATOS IMPORTANTES:

† Color: ROJO † Preparar un Altar con 7 velas † Tener una imagen de la Virgen María † Armar un signo que represente al Espíritu Santo † Tener el cirio Pascual encendido en cada día para la

oración

ESTRUCTURA DE LA NOVENA

Monición y canto Signo de la cruz Oración Inicial al Espíritu Santo

Meditación de cada día Lectura Bíblica Tema y reflexión Oración y Canto

Invocaciones al Espíritu Santo Oración Final Para todos los días Regina Coeli Canto

4

NOVENA AL ESPÍRITU SANTO Tras el canto inicial se dirá:

Presidente:

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Asamblea: Amén

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Presidente:

Hermanos: Imitando a los apóstoles y discípulos, que, con María, la madre de Jesús, se dedicaban a la oración, esperando el Espíritu prometido por el Señor, escuchemos ahora con atención y reposadamente, la palabra de Dios, pero antes, oremos a Dios nuestro Padre que envié al consolador sobre cada uno de nosotros.

Se hace una breve pausa en silencio

Todos:

Ven, Espíritu Creador, visita las almas de tus fieles y llena de la divina gracia los corazones, que Tú mismo creaste. Tú eres nuestro Consolador, don de Dios Altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción. Tú derramas sobre nosotros los siete dones; Tu, el dedo de la mano de Dios; Tú, el prometido del Padre;

5

Tú, que pones en nuestros labios los tesoros de tu palabra.

Enciende con tu luz nuestros sentidos; infunde tu amor en nuestros corazones; y, con tu perpetuo auxilio, fortalece nuestra débil carne.

Aleja de nosotros al enemigo, danos pronto la paz, sé Tú mismo nuestro guía, y puestos bajo tu dirección, evitaremos todo lo nocivo.

Por Ti conozcamos al Padre, y también al Hijo; y que, en Ti, Espíritu de entrambos, creamos en todo tiempo.

Gloria a Dios Padre, y al Hijo que resucitó, y al Espíritu Consolador, por los siglos infinitos. Amén

Presidente:

Ven Espíritu Santo Todos:

Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Presidente:

Envía tu Espíritu para darnos vida nueva. Todos: Y renovarás la faz de la tierra.

6

ORACIÓN

Y todos, junto con el presidente, oran en silencio durante unos momentos.

h Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a tu Espíritu para gustar

siempre el bien y gozar de su consuelo. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.

Todos:

Amen.

Se realiza la meditación del día correspondiente.

O

7

Día Primero- Con María y los apóstoles nos unimos en la Oración Monitor: ¡Cristo Ha Resucitado y se encuentra a la derecha del Padre! Pero no estamos solos, él está junto a nosotros, no nos ha dejado solos. Nosotros como los apóstoles y María en el Cenáculo queremos que descienda sobre nosotros el Fuego del Espíritu Santo, Espíritu Santificador, Espíritu de Vida, aquel que Jesús prometió enviarnos como consolador.

Se hace el canto, el saludo y la oración inicial. Luego la lectura bíblica.

Lector:

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles 1, 12-14

espués de subir Jesús al cielo, los apóstoles se volvieron a Jerusalén, desde el monte que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo que se permite caminar en

sábado. Llegados a casa, subieron a la sala, donde se alojaban: Pedro, Juan, Santiago, Andrés, Felipe, Tomás, Bartolomé, Mateo, Santiago el de Alfeo, Simón el Celotes y Judas el de Santiago. Todos ellos se dedicaban a la oración en común, junto con algunas mujeres, entre ellas María, la madre de Jesús, y con sus hermanos.

Palabra de Dios.

REFLEXIÓN Tras la Ascensión de Jesús a los cielos, los apóstoles, las mujeres, junto con María se hallan en el Cenáculo, en el piso superior donde Jesús había celebrado la Última Cena con los discípulos y

D

8

en el mismo lugar donde se aparece resucitado al grupo, todos ellos perseveran unidos en la oración. María pertenece a Israel, el «pueblo de la esperanza». Toda espera tiene por objeto una realidad futura, que no está todavía en nuestras manos, sino en las manos de Dios. La espera del Don anunciado por el Resucitado será una espera orante, y tal había sido ya la de María cuando «esperó en oración la venida de Cristo» en su vientre; esta es la razón por la que la Iglesia «aguarda expectante la segunda venida de Cristo».

Jesús sube al cielo, pero promete enviar al consolador, al paráclito y es precisamente esa la oración de María y del grupo de los apóstoles, pedir que descienda la fuerza de lo alto. En este Pentecostés, la gran fiesta de la alianza, el Espíritu se derramado sobre toda carne.

Los discípulos se hallan reunidos en el Cenáculo, signo de comunidad, de la Iglesia naciente, pues comparten un mismo espacio físico. Y tienen mucho más en común: los une una misma fe y una misma esperanza, manifestadas en la oración compartida, animándose los unos a los otros; que es un signo visible de fraternidad, por eso más adelante se dirá de ellos que «tenían una sola alma y un solo corazón».

María para todos nosotros los creyentes es modelo en otros aspectos: en su actitud de espera orante y vigilante es figura de la Iglesia, que aguarda la segunda venida del Señor. Y a su vez ella intercede por todos nosotros para que perseveremos en la oración en común (Colecta).

Quizá podemos tener razones para quejarnos de la vida, por tantas cosas que podemos estar pasando, problemas de salud, económicos, el desempleo entre otras cosas, pero, si Jesús ha resucitado, no tenemos razón para desfallecer; podemos tener

9

motivos para desalentarnos, pero, si se nos promete el Espíritu Santo, no tenemos ninguna razón para sentirnos derrotados. Pues el cristiano tiene puesta su mirada en el cielo, de donde el resucitado nos mandará la fuerza renovadora de su Espíritu.

El mismo Espíritu que recibimos en el Bautismo y que en la Confirmación se nos da en plenitud para que podamos ser auténticos testigos de la gran noticia, que es, que Cristo está vivo en medio de nosotros animándonos y dándonos sus dones para que así podemos ser sus testigos en todo momento y lugar. Pidamos en esta novena con María, que descienda de lo alto el Espíritu Santo y que renueve nuestros corazones para que sigamos amando a Dios y dándole lo mejor de nosotros, es decir: Dejar de vivir “a lo maldita sea” para vivir en la gracia del Espíritu “A lo bendita sea”, viviendo el día a día con intensidad, amor y pasión pensando en nuestra salvación y en la de nuestro prójimo.

ORACIÓN Presidente:

eñor, Dios nuestro, que colmaste de los dones del Espíritu Santo a la Virgen María en oración con los apóstoles, concédenos, por su

intercesión perseverar en la oración en común, llenos del mismo Espíritu, y llevar a nuestros hermanos el Evangelio de la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos:

Amén

S

10

Día Segundo- El Espíritu Santo nos da el don de la SABIDURÍA

Monitor: Don de SABIDURIA: Para perfeccionar en nosotros ni más ni menos que el amor, la caridad. Capacita a los hombres para entender y valorar todas las cosas desde Dios y para amar la realidad como Dios la ama, sin esfuerzo y a consecuencia de una viva confianza en Dios y en Cristo Resucitado Luz de las Naciones.

Se hace el canto, el saludo y la oración inicial. Luego la lectura bíblica.

Lector:

Del evangelio según san Mateo 7, 21. 24-27.

ijo Jesús: «No todo el que me diga: `Señor, Señor', entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos.

«Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina.»

Palabra del Señor.

D

11

REFLEXIÓN La sabiduría es una gracia que nos lleva a poder ver cada cosa con los ojos de Dios. Es sencillamente eso: ver el mundo, ver las situaciones, las ocasiones, los problemas, todo desde la óptica de Dios, es dejar de mirar y ver lo que humanamente queremos y que muchas veces se tergiversan las cosas, para mirar desde la mirada misericordiosa de Dios. La verdadera sabiduría consiste en sentir y practicar la Palabra de Dios, es llevar la palabra a la práctica, a la vivencia desde lo sencillo. No es solo decir: “¡Señor, Señor!” Lo importante no son las palabras bonitas que podemos decirle a Dios, sino hacer su voluntad y ser una revelación de su amor y de su presencia en el mundo, es decir ser imagen y semejanza suya, en todo tiempo y lugar. Quien sabe escuchar, es un hombre sabio y si lleva a la práctica esa palabra edificará sobre la roca, porque la solidez nos es construir bien el edificio, por el contrario, la solidez está en el terreno, en las bases, es decir: en la roca. El don de Sabiduría es aquel que inspira al hombre a cómo actuar y hablar en situaciones concretas de su vida o de su comunidad, llevándolo a decidir correctamente y de acuerdo con la voluntad de Dios en el día a día, en el matrimonio, en el trabajo, en la educación de los hijos, en las relaciones con los hermanos y en su vida cristiana. La sabiduría por tanto nos lleva a conocer de Dios y degustarnos en Él, de sus atributos y de sus misterios. De este conocimiento resulta un sabor delicioso, del cual participa el cuerpo, pero que ante todo se deleita el alma por estar en sintonía con Dios.

12

San Francisco estaba tan lleno de este gusto de la sabiduría, que cuando pronunciaba el nombre de Dios o de Jesús, sentía en su boca y en sus labios un sabor mil veces más dulce que la miel. Este es el momento de llenarnos de esta sabiduría que endulza el corazón y el alma para poder discernir siempre y optar por lo mejor de lo mejor. Como cristianos al tener el don de la sabiduría estamos llamados a alejar de nosotros todas esas cosas que son contrarias a lo dulce del Espíritu, las cosas que se vuelven amargas y que nos llevan a vivir una vida lejos de la dulzura de Dios. Tener el don de la sabiduría, es tener la dulzura de Dios en todo lo que somos.

ORACIÓN

Presidente:

eñor, envía tu Espíritu a nosotros con el don de Sabiduría danos capacidad de ver el mundo y a las personas, y amarlo todo y a

todos como tú lo haces, especialmente a los más pequeños y así poder ser Luz en medio del mundo. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos:

Amén

S

13

Día Tercero- El Espíritu Santo nos da el don de la FORTALEZA

Monitor: Don de Fortaleza: El

Espíritu Santo concede una fuerza y un valor increíble a quienes asiste en los trances más difíciles de la vida. Necesitamos todos urgentemente y casi en cada momento, de esta fuerza única que resiste el mal. Resistir el mal y hacer siempre el bien. Y cargar con amor nuestras cruces y salir a delante como lo hizo Jesús.

Se hace el canto, el saludo y la oración inicial. Luego la lectura bíblica.

Lector:

Del evangelio según san Mateo 10, 17-22

ijo Jesús a sus apóstoles: Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas.

A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos. Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes. El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará. Palabra del Señor.

D

14

REFLEXIÓN El don del Espíritu Santo es aquel que nos da fuerza y energía para hacer o padecer intrépidamente cosas grandes, a pesar de todas las dificultades. Esta fortaleza es necesaria para resistir las tentaciones de la vida, para emprender grandes obras, para superar la persecución y las pruebas.

El don de la fortaleza también contribuye a nuestra oración. Pues un hombre de oración es capaz de afrontar la crisis armado de valor, es lo que se presenta en el Getsemaní. Cristo les dice a los apóstoles: "Velen y oren", pero no aguantan, el sueño les vence. San Lucas nos dice que el Señor les encontró "dormidos por la tristeza" (Lc 22, 45) y Él mismo los excusa: "El espíritu está pronto, pero la carne es débil" (Mc 14, 38).

Solo el hombre que dedica tiempo a la oración es capaz de resistir con el Espíritu Santo lo que humanamente es imposible. Tentaciones siempre habrán, pero aquel que persevera hasta el fin es el que se salvará. El espíritu humano no es suficiente, necesitarán el "poder que viene de lo alto", ese poder que nos hará hablar en nombre de Jesús en los momentos en los cuales sentimos que no podemos más.

Jesús, al contrario, quien bajo el impulso del Espíritu ya había afrontado los 40 días del desierto (Lc 4, 1-2), ahora "sumido en agonía, insistía más en su oración" (Lc 22, 44).

Pidamos la fuerza del Espíritu Santo para perseverar en la oración como más tarde los apóstoles supieron hacerlo, junto con María y que ya hemos meditado. El Señor quizás sólo quiere ver la sinceridad de nuestro empeño y la humildad de nuestra súplica para darnos este don.

15

Con el don de fortaleza se hace posible que pidamos de verdad sufrir con Cristo y unirnos más a Él, por la expiación de los pecados y la redención de los hombres. Fortaleza para no sucumbir ante la crisis, el desempleo, la muerte de algún ser querido, la pandemia, la enfermedad, en fin, es saber asumir nuestra cruz de cada día con amor como lo hizo Jesús nuestro maestro, al cual nosotros como discípulos estamos dispuestos a seguir hasta el final.

ORACIÓN Presidente:

eñor, envía el don de Fortaleza con tu Espíritu a cada uno de tus hijos para que en las encrucijadas de la vida tengamos fuerzas

para elegir siempre el bien y estemos siempre dispuestos a colaborar con el bien de todos. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos:

Amén

S

16

Día Cuarto- El Espíritu Santo nos da el don de INTELIGENCIA O ENTENDIMIENTO

Monitor: Don de ENTENDIMIENTO: Potencia la

virtud de la fe. Con él se entienden de manera admirable los más profundos misterios; y nos confiere una fuerza y una eficacia santificadora, tal como la necesita el evangelizador, el que se entrega a la causa estupenda de dar a conocer al mundo a Cristo el Señor, su Vida y su Evangelio.

Se hace el canto, el saludo y la oración inicial. Luego la lectura bíblica.

Lector:

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los colosenses 1, 9-14

ermanos: no dejamos de orar por ustedes y de pedir que consigan un conocimiento perfecto de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia espiritual. De esa manera

su conducta será digna del Señor, agradándole en todo; fructificando en toda obra buena, y creciendo en el conocimiento de Dios, fortalecidos plenamente según el poder de su gloria para soportar todo con paciencia y magnanimidad, con alegría, dando gracias a Dios Padre, que los ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz. Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al Reino del Hijo de su amor, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Palabra de Dios.

H

17

REFLEXIÓN El don de entendimiento es un espíritu, un hábito sobrenatural infundido por Dios con la gracia santificante, mediante el cual el entendimiento del creyente, por obra del Espíritu Santo, penetra las verdades reveladas con una lucidez sobrehumana, de modo divino, más allá del modo humano y discursivo que este pueda expresar. Este don del Espíritu Santo reside, pues, en la mente del creyente, en el entendimiento el que concretamente, va a perfeccionar el ejercicio de la fe, que ya no se ve sujeta al modo humano de un discurso racional, sino que transciende, viniendo a conocer las verdades reveladas, en una intuición sencilla, rápida y sobre todo luminosa que procede del mismo Dios. El entendimiento, por tanto, está estrechamente relacionado con la fe. Cuando el Espíritu Santo habita en nuestro corazón e ilumina nuestra mente, nos hace crecer cada día en la comprensión de lo que el Señor ha dicho, ha realizado y realizará. Comprender las enseñanzas de Jesús, su Evangelio, la Palabra de Dios en sí contenida en la escritura, para esto nos ayudará este don. Quizás nosotros no entendemos fácilmente la palabra de Dios, por eso el apóstol san Pablo desea que lleguemos todos al conocimiento pleno de la verdad, y aquí es donde nosotros como Iglesia debemos clamar el don del entendimiento para vivir mejor nuestra experiencia de seguidores de Jesús. Hoy más que nunca debemos tener claro que para llegar al conocimiento no bastan las luces ordinarias de la fe; es sumamente necesario y primordial la efusión del Espíritu Santo,

18

que recibimos en la medida de la correspondencia a la gracia, de la purificación del corazón y de los deseos de santidad. El don de entendimiento permite que el alma, con facilidad, participe de esa mirada de Dios que todo lo penetra, empuja a reverenciar la grandeza de Dios, a rendirle afecto filial, a juzgar adecuadamente de las cosas creadas. “Poco a poco, a medida que el amor va creciendo en el alma, la inteligencia del hombre resplandece más y más con la propia claridad de Dios”, y nos da una gran familiaridad con los misterios escondidos de Dios. Nos dice el Papa Francisco. Dios se revelará a nosotros si somos dóciles y nos dejamos moldear su acción salvífica, y es en la pequeñez de nuestra vida donde se esconde el misterio grandioso de un Dios que sigue sorprendiéndonos día a día. ¡Déjate sorprender por Dios! ¡Deja a Dios ser Dios y que se revele en tu vida! ORACIÓN Presidente:

eñor, envía tu Espíritu con el don de Entendimiento a cada uno de tus hijos para que se abran a la fe y esa fe les capacite para

encontrar modos de saciar el hambre del mundo. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Todos:

Amén

S

19

Día Quinto- El Espíritu Santo nos da el don de CIENCIA

Monitor: Don de CIENCIA: Perfecciona la virtud de la fe, dando a ésta una luminosidad de conocimiento al modo divino. El Espíritu Santo por el don de ciencia produce una lucidez sobrehumana para ver las cosas del mundo según Dios, es indudable que en Jesucristo se da en forma perfecta.

Se hace el canto, el saludo y la oración inicial. Luego la lectura bíblica.

Lector:

Del evangelio según san Lucas 10, 21-24

n aquella hora Jesús se llenó de la alegría en el Espíritu Santo y dijo: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra,

porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar”. Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: “¡Bienaventurados los ojos que ven lo que ustedes ven! Porque les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; y oír lo que ustedes oyen, y no lo oyeron”.

Palabra del Señor.

E

20

REFLEXIÓN Por el don de ciencia, el cristiano descubre la hermosura del mundo visible, de la creación, su dignidad majestuosa, que es reflejo de Dios y anticipo de la vida futura en el cielo. En el libro del Génesis se pone de relieve que Dios se complace de su Creación, subrayando en repetidas ocasiones la belleza y la bondad de cada cosa. Al término de cada jornada, está escrito: ¡Y vio Dios que era bueno! Pero a su vez, este don nos lleva a descubrir las condiciones que todos los hombres tenemos como creaturas transitorias, efímeras y también pecadoras. Y es precisamente esta realidad, la que podemos recoger en tantos testimonios en la Sagrada Escritura. Con el don de ciencia, debemos asumir todos los creyentes nuestra condición de «peregrinos y forasteros» en el mundo presente (1Pe 2,11). Es que esta vida es pasajera, toda la vida humana es temporal y por ende se debe vivir como «un tiempo de peregrinación». El Espíritu Santo a través de este don descubre al cristiano la verdad del mundo, librándole así de la mentira del mundo, que no solamente envuelve y ciega a los hombres carnales, sino que incluso lo engaña, y lo seduce haciéndolo creer que él es el dueño de lo que tiene. Por eso este don, le da al cristiano una facilidad simple y segura para conocer de verdad el mundo presente y todas sus mentiras. Solamente así puede el cristiano participar plenamente del señorío de Cristo sobre el mundo, solamente así puede «vivir en el mundo sin ser del mundo». Ahora bien, sin esta libertad del

21

mundo no puede darse en el cristiano la perfección de la santidad. Teniendo en cuenta el relato evangélico de san Lucas, se puede destacar que este don del Espíritu Santo se da especialmente a los humildes, no a los soberbios y prepotentes, a los que creen sabérselas todas, que se fían de sus propios juicios y saberes. Nuestro Señor Jesucristo, en primer lugar, no era un hombre de cultura académica, y sin embargo estaba pleno de ciencia espiritual. Y la gente se preguntaba: «¿de dónde le viene esto, y qué sabiduría es ésta que se le ha comunicado?... ¿No es éste el carpintero?» (Mc 6,2-3). La ciencia del Espíritu, en efecto, es concedida por el Padre con preferencia a los humildes y pequeños, a aquellos que no se apoyan en sus propios saberes y pareceres, así nos lo enseña Jesús gozosamente. ORACIÓN Presidente:

eñor, envía el don de Ciencia, de tu Espíritu a todos nosotros, hijos tuyos para que podamos ver que todo lo creado tiene su fundamento

en Dios y así aprendamos a amar y cuidar la naturaleza, viendo en ella tu mano. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos:

Amén

S

22

Día Sexto- El Espíritu Santo nos da el don de PIEDAD

Monitor: Don de PIEDAD: Es

aquel que nos va a ayudar a modelar la voluntad con los dones que nos faltan. Este don no significa tener compasión de alguien, es decir, tener piedad por el prójimo, sino que indica nuestra pertenencia a Dios y nuestro vínculo profundo con Él, un vínculo que da sentido a toda nuestra vida y que nos mantiene firmes, en comunión con Él, incluso en los momentos más difíciles y tormentosos.

Se hace el canto, el saludo y la oración inicial. Luego la lectura bíblica.

Lector:

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los efesios 4, 1-6

ermanos: Yo, el prisionero por el Señor, les ruego que vivan como pide la vocación a la que han sido llamados. Sean siempre humildes y amables, comprensivos, sobre

llévense mutuamente con amor; esfuércense en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que han sido convocados. Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. Palabra de Dios.

REFLEXIÓN El apóstol Pablo nos exhorta a ser humildes y amables, mientras que bien

sabemos que puede haber personas que vivan de otro modo dándoles la

H

23

espalda a Dios, viviendo una vida llena de soberbia y altivez. Es un

compromiso de todo creyente querer buscar cada vez más del Señor,

porque si nuestra vida de fe se descuida podemos entonces caer en la

dureza de corazón, y nos apartamos del amor de Dios.

Y es que precisamente, «la dureza de corazón» hace despiadados a los

hombres que no se dejan renovar en Cristo por el Espíritu Santo, se niegan

rotundamente a la acción del Espíritu diciendo: “Yo soy así y nada ni nadie

me cambiará”. Éstos son capaces de ver con absoluta frialdad

innumerables males, personas que patrocinan las sinverguenzuras, el

desenfreno, el libertinaje, los vicios, los abortos y divorcios, las guerras e

injusticias, todas es tas cosas nos llevan a un total olvido de Dios. Y como

estos males no les hieren directamente a ellos, se mantienen indiferentes,

viviendo sin piedad, no sentir caridad con el prójimo.

La piedad, perfecciona de modo sobrehumano el ejercicio de la virtud

de la justicia y de todas las virtudes derivadas de ella. Y es que si hay

justicia hay paz, pero por eso aún hoy día el mundo se ve envuelto en

rivalidades, envidias y odios porque somos envidiosos y eso nos hace ser

fríos e injustos.

El vicio es lo contrario al don de piedad es la dureza de corazón, que

procede de un desordenado amor a sí mismo, un amor egoísta e incluso

no podría llamársele amor. El don de piedad, por el contrario, perfecciona

el ejercicio de la caridad, y es el que saca al hombre de la cárcel de su

propio egoísmo, para orientarlo hacia Dios y hacia los hermanos con un

amor y una solicitud que tienen modo divino y perfección sobrehumana.

Cuando se vive el don la piedad nosotros nos abandonamos en la

providencia amorosa del Padre. Si nuestra más profunda identidad es la

de hijos de Dios, porque él ha querido hacerse Padre nuestro, y si nuestro

Padre es bueno y omnipotente, y conoce nuestras necesidades, ¿qué lugar

puede quedar para la inquietud en el corazón cristiano? No podemos

seguir siendo presas del mal que nos lleva a pensar solo en nosotros

mismos.

24

ORACIÓN Presidente:

eñor, envía con tu Espíritu el don de Piedad a cada uno de nosotros para que nos sintamos hijos tuyos y hermanos de todos; y así

podamos expresar tu amor, sin excluir a nadie, de un modo preferente con nuestros hermanos enfermos y excluidos. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos:

Amén

Día Séptimo- El Espíritu Santo nos da el don de CONSEJO

Monitor: Don de CONSEJO: Nuestras grandes determinaciones en la vida están o deben estar signadas por el don de Consejo, si es que no queremos fracasar con nuestras propias decisiones alocadas o nuestros criterios personales. Pero antes de hablar es necesario que aprendamos a escuchar. Se hace el canto, el saludo y la oración inicial.

Luego la lectura bíblica.

Lector:

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los colosenses 3, 12-17

ermanos: Como elegidos de Dios, santos y amados, vístanse de la misericordia entrañable, bondad, humildad, dulzura, comprensión. Sobrellévense

S

H

25

mutuamente y perdónense, cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el ceñidor de la unidad consumada. Que la paz de Cristo actúe de árbitro en su corazón; a ella han sido convocados, en un solo cuerpo. Y sean agradecidos. La Palabra de Cristo habite entre ustedes en toda su riqueza; enséñense unos a otros con toda sabiduría; corríjanse mutuamente. Canten a Dios, denle gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados. Y, todo lo que de palabra o de obra realicen, sea todo en Nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de Él. Palabra de Dios.

REFLEXIÓN Hacer silencio, escuchar, es fundamental en el don del Consejo, ya que muchas veces creemos que este don consiste en hablar y hablar. La contemplación nos conducirá cada vez más a dirigir nuestra mirada interior, es decir hacia Jesús, como modelo en nuestro modo de actuar y de relacionarnos con Dios Padre y con los hermanos. El buen consejo ha de ser pedido a Dios humildemente. Si, como hemos visto, es tal la distancia entre los pensamientos y caminos de Dios y los pensamientos y caminos de los hombres, sólo como don de Dios será posible al hombre el buen consejo; es decir, sólo por la oración de súplica y por la docilidad incondicional al Espíritu divino conseguirá el hombre el buen juicio siempre y en todas las cosas: «No hay sabiduría, ni inteligencia, ni consejo [humanos que valgan] delante del Señor» (Prov 21,30).

26

También el buen consejo ha de ser buscado en la Sagrada Escritura: «lámpara es tu Palabra para mis pasos, luz en mi sendero» (Sal 118,105); y también en el discernimiento de los varones prudentes. El Señor, por ejemplo, quiso mostrar su designio a Pablo por medio de Ananías (Hch 9,1-6); y lo mismo en tantos otros casos. El creyente, por el don de consejo, iluminado y movido inmediatamente por el Espíritu Santo, intuye en cada caso lo que conviene, con rápido y seguro discernimiento, con toda facilidad. Y entonces, la substancia de su acto procede de la virtud operativa de la prudencia, es cierto; pero la manera de su ejercicio es ya al modo divino por el don de consejo. Necesitamos absolutamente el don precioso del consejo para la perfección espiritual. Solamente así podrá el cristiano, en su propia vocación y ministerio, ser perfectamente prudente siempre y en todo lugar. ORACIÓN Presidente:

eñor, envía tu Espíritu con el don de Consejo a estos hijos tuyos danos la paciencia y prudencia necesaria para obrar siempre de

acuerdo con la voz de Dios que hay en nuestro interior y así contribuyamos con nuestra vida a promocionar la igualdad de todas las personas. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos:

Amén

S

27

Día Octavo- El Espíritu Santo nos da el don del TEMOR DE DIOS

Monitor: Don de TEMOR DE DIOS: Lo que el hombre teme en

este don no es tanto a Dios, en quien ha puesto su esperanza, cuanto su propia debilidad, que le puede apartar de Dios. La actitud de veneración ante Dios da también la justa postura ante los hombres y cosas que Dios nos pone en nuestro camino. En todos los hombres y cosas nos sale al paso el Dios del silencio.

Se hace el canto, el saludo y la oración

inicial. Luego la lectura bíblica.

Lector:

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los romanos 8, 28-39

ermanos: Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio.

A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó. ¿Cabe decir más? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? ¿Dios, el que justifica?

H

28

¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo, que murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros? ¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿La aflicción?, ¿La angustia?, ¿La persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?, como dice la Escritura: «Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza». Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquél que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro. Palabra de Dios.

REFLEXIÓN El texto de san Pablo a los cristianos de Roma, nos lleva a preguntarnos sobre ¿Qué cosas podrán apartarnos del amor del Señor? Y desde la fe podemos responder que absolutamente nada nos separará de Él. Porque somos sus elegidos, miembros suyos unidos bajo la acción del Espíritu Santo que actúa en todos nosotros. Desde el Bautismo cuando dejamos de ser hombres viejos, para revestirnos en hombres nuevos a imagen de Cristo Resucitado. La Biblia nos enseña desde el principio a todos nosotros el santo temor de Dios con la siguiente pregunta: «Israel, ¿qué es lo que te exige el Señor, tu Dios? Y la respuesta es esta: Que temas al Señor, tu Dios, que sigas sus caminos y lo ames, que sirvas al Señor, tu Dios, con todo el corazón y con toda el alma, que guardes los mandamientos del Señor y sus leyes, para que seas feliz» (Dt 10,12-13). En este texto, y en otros textos parecidos, se

29

puede apreciar cómo el temor de Dios implica en la Escritura veneración, obediencia y ante todo amor. Es importante diferenciar el temor del miedo, ya que el miedo es producto del pecado, y sabemos que la paga del pecado es la muerte. Por tanto, el temor de Dios, intensifica y purifica todas las virtudes cristianas. También Jesucristo, es «la manifestación de la bondad y el amor de Dios hacia los hombres» (Tit 3,4), nos enseña el temor reverencial que debemos al Señor, cuando nos dice: «Teman a Aquél que puede perder el alma y el cuerpo en la gehenna» (Mt 10,28). Y Jesús mismo nos exhorta que «el amor perfecto echa fuera el temor» (1Jn. 4,18). Pero también sabe que, cuando el amor es imperfecto, el amor y el servicio de Dios implican un temor reverencial. Y como en seguida lo veremos en los santos, un amor perfecto a Dios lleva consigo un indecible temor a ofenderle. Decir que el don del Temor de Dios, nos lleva a tenerle miedo a Dios es un error. Ya que este don nos lleva es a reconocer bien que Dios es Padre, y que nos ama y quiere nuestra salvación, y siempre perdona; por lo cual no hay motivo para tener miedo de Él. Este don del Espíritu nos recuerda cuán pequeños somos ante Dios y su amor, y que nuestro bien está en abandonarnos con humildad, con respeto y confianza en sus manos. Esto es el temor de Dios: el abandono en la bondad de nuestro Padre que nos ama mucho más de lo que nosotros podemos amarle a Él.

30

ORACIÓN

Presidente:

eñor, que tu Espíritu infunda el santo Temor de Dios en todos nosotros para que aprendamos que “tu gracia vale más que la

vida”, tu amistad más que cualquier tesoro; y vivamos sin romper esta relación contigo. Por Jesucristo nuestro Señor. Todos:

Amén

Día Noveno- El Espíritu Santo nos da a la Iglesia sus frutos

Monitor: Después de meditar sobre los dones del Espíritu Santo, queremos meditar sobre los frutos que Él nos da a nosotros, para animarnos con estas herramientas a ser auténticos testigos del Señor Resucitado. Hace cincuenta Días nos reuníamos en la noche Santa de Pascua para dar inicio al Misterio de Cristo Resucitado, triunfante de la muerte y del pecado, y hoy llega a su culmen este Santísimo Tiempo con esta Gran Solemnidad de Pentecostés.

Se hace el canto, el saludo y la oración inicial. Luego la lectura bíblica.

S

31

Lector:

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los gálatas 5, 16-25

ermanos: Los exhorto a que vivan de acuerdo con las exigencias del Espíritu; así no se dejarán arrastrar por el desorden egoísta del hombre. Este desorden está en

contra del Espíritu de Dios, y el Espíritu está en contra de ese desorden. Y esta oposición es tan radical, que les impide a ustedes hacer lo que querrían hacer. Pero si los guía el Espíritu, ya no están ustedes bajo el dominio de la ley. Son manifiestas las obras que proceden del desorden egoísta del hombre: la lujuria, la impureza, el libertinaje, la idolatría, la brujería, las enemistades, los pleitos, las rivalidades, la ira, las rencillas, las divisiones, las discordias, las envidias, las borracheras, las orgías y otras cosas semejantes. Respecto a ellas les advierto, como ya lo hice antes, que quienes hacen estas cosas no conseguirán el Reino de Dios. En cambio, los frutos del Espíritu Santo son: el amor, la alegría, la paz, la generosidad, la benignidad, la bondad, la fidelidad, la mansedumbre y el dominio de sí mismo. Ninguna ley existe que vaya en contra de estas cosas. Y los que son de Jesucristo ya han crucificado su egoísmo, junto con sus pasiones y malos deseos. Si tenemos la vida del Espíritu, actuemos conforme a ese mismo Espíritu. Palabra de Dios.

REFLEXIÓN Ya cercanos a esta gran celebración de Pentecostés, es importante meditemos en los frutos del Espíritu Santo, que son perfecciones que se forman en nosotros como primicias de la gloria del cielo.

H

32

La tradición de la Iglesia enumera doce: ‘caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia, castidad’ (Gálatas 5, 22-23)” (Catecismo, 1832).

Son los frutos que produce el Espíritu Santo en la vida del cristiano a lo largo de su vida después de recibir sus 7 dones, dones que son recibidos, junto a las virtudes teologales, en el sacramento del bautismo; dones que son aumentados con el sacramento de la confirmación (Catecismo, 1302), dados en plenitud. El cristiano es como los árboles: cuando está maduro dará sus frutos; por sus frutos les conocerán (Mt 12, 33). Cuando los árboles están maduros, darán unos frutos que no son agrios, sino dulces y buenos a la vista. Ya Jesús lo ha dicho, cada árbol se conoce por sus frutos; y en otro momento nos dirá: “No hay árbol malo que dé fruto bueno, ni árbol bueno que dé fruto malo”. Si somos de Cristo no podemos vivir por vivir, y hacer las cosas de malas ganas “A lo maldita sea”, por el contrario, un cristiano debe notarse por lo bueno que es, y no basta en ser bueno, hay que proponerse ser santo, y esto solo se dará cuando nos dejamos iluminar por el Espíritu de Cristo Resucitado que nos llevará a actuar siempre “A LO BENDITA SEA”, es decir esforzándonos día a día por hacer las cosas de corazón y de la mejor manera.

33

ORACIÓN Presidente:

ios Eterno y Todopoderoso, que quisiste consumar el misterio de la muerte, resurrección y ascensión de tu Hijo, con la

venida del Espíritu Santo, renueva el prodigio de Pentecostés y haz que todos los pueblos de la tierra superen con tu amor sus diferencias y te reconozcan como Padre. Por nuestro Señor Jesucristo Tu Hijo, que contigo, en la unidad del Espíritu Santo, vive y reina por los siglos de los siglos.

Todos:

Amén

INVOCACIONES AL ESPÍRITU SANTO

(Para rezar durante la Novena del Espíritu Santo y el Propio día de Pentecostés.)

Lector:

Espíritu Santo, que procedes del Padre y del Hijo, (TODOS: Ilumínanos) Vínculo de unión entre el Padre y el Hijo, Espíritu de sabiduría e inteligencia, Espíritu de consejo y fortaleza, Espíritu de ciencia, de piedad y de temor de Dios, tú que en la creación aleteabas sobre las aguas, tú que inspiraste a los escritores sagrados, tú que hablaste por los profetas, tú que formaste a Jesús en el seno de María Virgen, tú que llevaste a Jesús al desierto para ser tentado,

D

34

tú que en el bautismo descendiste sobre Jesús, tú que enviaste a Jesús a anunciar el evangelio a los pobres, tú que lo fortaleciste en su oración en el huerto, tú que por voluntad del Padre lo llevaste a la muerte, tú que lo resucitaste de entre los muertos, tú que engendraste la Iglesia en la Pascua, tú que la hiciste nacer en Pentecostés, tú que bajaste sobre María y los apóstoles, tú que eres el alma de la Iglesia, tú, el primer evangelizador, tú que nos recuerdas la enseñanza de Jesús, tú que haces presente a Jesús en los sacramentos, tú que en el bautismo nos haces criaturas nuevas, tú que en la confirmación nos haces testigos de Jesús, tú que en la Eucaristía haces del pan y el vino el cuerpo y la sangre del Señor, tú que oras en los cristianos, Espíritu de bondad y mansedumbre, Espíritu de gozo y fidelidad, Espíritu de paciencia y caridad, Espíritu de continencia y castidad, Espíritu de modestia y longanimidad, Espíritu de benignidad y de paz, tú que haces santos a los santos Presidente:

Jesús, por el poder de tu Espíritu, poséenos y guíanos, para que crezca en nosotros y en el mundo entero la eficacia salvadora de tu reino. Amén.

35

ORACIÓN FINAL (Para todos los días)

Todos:

Oh Dios, que has unido las naciones en la confesión de tu nombre, concédenos que los que han renacido por el agua del bautismo, tengan

la misma fe en sus corazones y la misma piedad en sus acciones.

Oh Dios, que enviaste el Espíritu Santo a los apóstoles, oye las oraciones de tus fieles para que gocen de la verdadera paz, quienes, por tu gracia, han recibido el don de la verdadera fe. Te suplicamos, oh Dios, que tu

Santo Espíritu encienda en nuestros corazones esa llama que Cristo trajo a la tierra y deseó ardientemente fuera encendida.

Inflama, oh Señor, nuestros corazones con el fuego del Espíritu Santo, para que te sirvamos castos de cuerpo y limpios de corazón. Enriquece, Señor, nuestros corazones derramando con plenitud tu Santo Espíritu

por cuya sabiduría fuimos creados y por cuya providencia somos gobernados.

Te suplicamos, oh Dios Todopoderoso y Eterno, que tu Santo Espíritu nos defienda y habite en nuestras almas, para que, al fin, seamos los

templos de su gloria.

Te pedimos, Señor, que, según la promesa de tu Hijo, el Espíritu Santo nos lleve al conocimiento pleno de toda la verdad revelada. Por Cristo

Nuestro Señor. Amén.

36

REGINA COELI – REINA DEL CIELO (Rezar desde la Vigilia Pascual todos los días hasta Pentecostés, sustituye al Angelus) Lector: Saludemos a aquella que confió plenamente en que su Hijo saldría victorioso del sepulcro diciendo:

L/. Reina del cielo, alégrate, aleluya. R/. Porque Cristo, a quien llevaste en tu seno, aleluya.

L/. Ha resucitado según su palabra, aleluya. R/. Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

L/. Goza y alégrate Virgen María, aleluya. R/. Porque verdaderamente ha resucitado el Señor, aleluya.

Oración:

Oh Dios, que por la resurrección de Tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a los gozos eternos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como era en el…

L/. Regina caeli, laetare, alleluia. R/. Quia quem meruisti portare, alleluia.

L/. Resurrexit, sicut dixit, alleluia. R/. Ora pro nobis Deum, alleluia.

L/. Gaude et laetare Virgo María, alleluia. R/. Quia surrexit Dominus vere, alleluia.

Oremus: Deus, qui per resurrectionem Filii tui, Domini nostri Iesu Christi, mundum laetificare dignatus es: praesta, quaesumus; ut, per eius Genetricem Virginem Mariam, perpetuae capiamus gaudia vitae. Per eundem Christum Dominum nostrum. Amen.

Gloria Patri, et Fili, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc et semper, et in saeccula saeculorum. Amen.