nicolás meneses - camarote

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Libro de poesía editado por Ediciones Balmaceda Arte Joven el 2015.

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  • camarote

  • CAMAROTE Nicols Meneses Ediciones Balmaceda Arte JovenISBN: 978-956-8340-15-5Reg. Prop. Int.: 254838Edicin, diseo y diagramacin: Lucas CostaFotografa de portada: http://bevwearsprada.deviantart.com/ Impreso por DIMACOFI Ltda.Tiraje de 300 ejemplaresSantiago de Chile, 2015www.balmacedartejoven.cl

  • camarotenicols meneses

  • Para Ivn y Jessenia

  • programa piloto

  • 11

    5

    Hagamos una apuesta: a que no explicas la noche sin luz elctrica. Sentados en la vereda, atentos a la funcin de la inmortalidad. Miradas avanzan entre el brasero y la cancha en penumbras. Las estrellas aba-nican el arco. Una estela de agua brilla en la cuneta. El casern acumula restos de luna en el techo. En ese momento todo es un poco de apretarse en la almohada fra. Saltan chispas y alumbran el baile. Dos lucirna-gas se tambalean en el umbral.

    13

    La ropa enjuagada en la artesa no refleja mi cara. Me divierto mucho al batir el agua y simular un motor con la palma de la mano. La lavaza de a poco produ-ce espuma, la ropa se agita y el centro de la fuente se arremolina. Parece una autopista de agua, un corredor a las ciudades nufragas del Pacfico. Veo un tsunami,

  • 12

    gente huyendo de la ola que amenaza, mi polera mo-jada. La pequea sombra del nio que hice llorar se esconde bajo un sol quemado.

    4

    Nosotros queremos salir de esto, pero un laberinto se forma con lbumes que nunca completamos. Escapar mientras el techo se llena de nmeros primos y caligra-fa borrosa. Ya que me he portado bien deberan darme un regalo, aunque sea otra mochila para el colegio. El sol amanece en su baile, roza la cordillera, nos saluda. La moraleja es parte del horizonte.

    22

    Mi abuela hace poco me cont que puede quedar re-pitiendo. Lo miro mientras ella le quita el pan de los dedos y le echa mantequilla. Mi hermano queda con los brazos en el aire, como si al quitarle la marraqueta sus huesos se congelaran. Recibe el pan, lo masca y ter-mina de revolver el azcar de su t. Yo tomo en platillo porque se enfra ms rpido. A l no lo dejan porque ya est grande. Pero si lo que dice la abuela es verdad, el prximo ao estaramos en el mismo curso.

    2

    El alambrado divide el patio del colegio de una par-cela grande. El reflejo enano de mi hermano aparece apoyado sobre l. Forcejea con dos de sus amigos, lo tienen agarrado por la espalda. Parece que quiere qui-trselos. Lo botan y se tiran encima de l. Desde mi esquina tomo vuelo para sumarme al ataque.

  • 13

    15

    La tarde avanza con la pauta del control remoto. Mi abuela apaga la tele y exige que uno vaya a comprar al almacn. De regreso dejo el pan en la cocina y le paso el cambio envuelto en la boleta arrugada.

    40

    Camino con mi hermano al colegio. Avanzo lento sor-biendo un Kapo de naranja. Todo el rato miro abajo esquivando las lneas de la vereda. El jugo se escurre por mi garganta tibia. Mi hermano se frena. La esqui-na se hace muralla. Su cabeza mira para los dos lados. Equilibrndose en el borde me espera hasta que lo al-canzo para cruzar juntos.

    48

    El primer punto de encuentro despus de la escuela es la casa del Chelo. Lo llamamos y entramos a ver el Gato Csmico a la pieza de su mam. Al rato llega la seora a ver la teleserie colombiana y tenemos que correr a la casa del Lalo. Instalamos el Nintendo en el living-comedor y nos ponemos a jugar Donkey Kong. Aprovechamos hasta que llega su mam a desconectar el juego para ver la teleserie venezolana. De ah nos viramos a la casa del Caco. Ponemos a los Supercam-peones pero llega su ta y se pone a ver la teleserie bra-silea echada en el sof. Entonces vamos a la cancha de enfrente, armamos dos equipos, nos tiramos al ca-chipn y pichangueamos hasta que terminan todas las comedias en esta parte del mundo.

  • 14

    37

    La abuela mantiene arriba de la tele tres guardianes: en la parte derecha reposa Buda, en la izquierda un manequineco plateado y en el medio, parado, asoma un chanchito de greda que recibe los primeros rayos de la maana.

    60

    En susurros calcula el tiempo de cambio de los canales. Su dedo apura la marcha. Si se pasa, su mano cambia de lado y vuelve atrs. Mi hermano cumple esa misin mientras yo doy saltos en el lavamanos para alcanzar el cepillo y la pasta de dientes. De vuelta en la pieza peleamos en la alfombra. La abuela saca cuentas en su cama, suma monedas y las envuelve en hojas sacadas de nuestros cuadernos de colegio. Luego de un rato nos manda a acostar. Me acomodo en la cama de abajo y meto la punta del pie entre las tablas del somier para molestarlo. Al rato me llega un cojn en la cara.

    50

    Eran las doce de la tarde. Fuimos los primeros en lle-gar. Estuvimos con las manos en los bolsillos mirando al comedor. Llegaron cerca de diez compaeros a la sala. Mi hermano nos pidi a todos que corriramos las mesas, cerrramos las cortinas y nos sentramos en crculo. Dibuj con tiza una estrella en el piso, prendi la vela y orden el joker y el espejo. Despus de eso apagamos las luces. Si nos pillan de seguro nos expul-san.

  • 15

    6

    Una ta nos trajo de regalo pistolas a balines. Nosotros las llevamos apretadas entre el muslo y el pantaln. Arriba de la escoba nos tomamos las zonas libres de aseo. Nos metemos en el pasillo inundado de olor a cera. Nos batimos a duelo. Todo se pausa hasta que suena un portazo. La abuela sale de la pieza y encuen-tra mi cuerpo tendido en el piso. Mis manos cubren el rastro de sangre falsa. Mi hermano sopla la punta de la pistola y se la guarda en el bolsillo.

    8

    Rancheras acompaan la tarde de la abuela. Sus dedos de acorden se cuadran en el bolo de harina. El anillo impregna la masa con sabor a metal. Su mano empol-vada se desliza a la radio y da vuelta el caset. Se oye su tema favorito. Nos ofrece cien pesos si lo cantamos.

    33

    Un pie desnudo cuelga de la cama. Tiene tierra en las uas, la planta enrojecida por la cera del piso. Se reco-ge y vuelve a salir entre las frazadas. Me pongo justo en el ngulo y bloqueo la luz que cae en su cara. Paso la mano por sus ojos, como un escner espo sus sue-os. Se tropieza en un partido, pierde el baln, golpea enfurecido el pasto con su puo. Me agacho y despejo la sombra de su cara. Me infiltro en la noche del catre y saco su pelota. Callado apago la luz de la pieza y me voy corriendo a la calle.

  • 16

    39

    En la hora de almuerzo mi hermano me cont que saba hacer bailar al joker. Unos tos le haban ensea-do en un viaje al cerro. Dijo que haban dibujado una estrella en el piso, prendido una vela y acomodado un espejo. Luego un to se cort el dedo y dej gotear un poco de sangre encima de la carta. Despus repitie-ron una oracin harto rato. Mi hermano me dijo que cuando se apag la vela no pudo ver lo que pas. Pero sinti una risa tenebrosa.

    16

    Nos escapamos de nuestros uniformes. En unos minutos recibimos el visto bueno para cruzar la puerta de afuera. Nos agacharemos y a punta y codo cruzaremos el pasaje.

    26

    Caminamos por la orilla de la playa. Mi hermano re-coge conchas con la herida del dedo. Quiere hacer un hoyo en la arena. Se detiene cerca del agua y me pasa la bolsa. Yo las saco con cuidado y me pongo a escuchar el mar que est en la otra orilla.

    29

    Mi hermano dice que tiene ms fuerza. Echamos un ga-llito para probarlo. Su brazo me gana. Me pico. Le digo que no vale. Firmo mi rendicin ante un juez ausente. Me dan ganas de llorar. Me hace cosquillas en las axilas para que no lo acuse. Terminamos riendo.

  • 17

    41

    Una vez mi abuela nos haba hablado del ritual. Es peligroso, si te res del baile, el joker se lleva tu alma.

    7

    En invierno amanece con las ventanas escarchadas. Las manos tibias derriten el hielo y abren una escotilla. En torno una docena de orejas se amontonan. Las mochi-las se apilan como piedras en el piso. Prismticos de dedos observamos al viejo durmiendo tapado hasta la boca. Tiene pelo en las orejas, maleza en los orificios de la nariz. Esperamos expectantes hasta que suena la campana del colegio. Le golpeamos el cap y salimos disparados al portn de entrada.

    17

    Mi abuela me manda a buscarlo. Paso a preguntar casa por casa. Un amigo me avisa que lo vio bajo el paso-nivel. Llego y lo veo escalar una pendiente de tierra.Le aviso que la abuela nos espera para tomar once. En el camino vemos pasar la casa rodante. Gritamos y corremos detrs. No la alcanzamos. A mi hermano se le pierde el chaleco. Volvemos sucios a la casa.

    45

    A veces quisiera que no fuera mi hermano. Si tuviera ms fuerza le dejara un ojo morado, tirado en el suelo, llorando. Le dira niita, monglico, chingue men.

  • 18

    51

    Estbamos en la parte de la oracin cuando entr la inspectora a la sala. Mientras meta la llave a la puerta unos compaeros trataron de escapar por la ventana, pero all estaba otro inspector tapndoles el paso. Mi hermano trat de esconder las cosas, pero le quitaron todo.

    56

    La abuela a veces nos lleva al centro a comprar ropa. Siempre es una talla ms grande. Dice que a nuestra edad pegamos el estirn de un da para otro. Noso-tros nos medimos a lo largo del colchn. Tratamos de topar ambos extremos con la punta de manos y pies. As vemos quin ser ms alto. Me estiro todas las ma-anas para crecer lo ms rpido posible y ganarle un gallito. Estoy seguro que lo har cuando sea una talla ms grande.

    20

    Con el Gary y el Lalo en los recreos jugamos a las l-minas. Para que nadie no nos moleste vamos a un pasi-llo escondido y usamos las mangas del polern para no meter bulla. Cundo alguien se las gana todas vamos a la cancha a chutear una botella de plstico. Jugamos al hoyitopat con ms gente o nos damos pases, solos.

    14

    Baladas dan el comienzo de la tarde. Mi abuela se em-pina un vaso de vino tinto. Mi hermano me dice que

  • 19

    lo siga. Paso cerca de unos parlantes. Un chirrido sa-cude todo el gimnasio. Observo la mesa de mi abuela, sus dientes amoratados. Esquivo las mesas del colegio y a los paps de mis compaeros. Encuentro un hueco abajo del escenario. Mi hermano se re con sus amigos. Me escondo ms al fondo, donde no llega luz. El golpe de suelas en las tablas sacude mis orejas. Me empieza a caer polvo en la cabeza. Si me ensucio mi abuela me va a retar. Aumenta el ritmo de la msica.

    52

    Le pintamos a un pster de la Thala bigotes, barba, pecas, dos dientes y le juntamos las cejas.

    36

    Mi hermano volvi a juntarse con sus amigos en el recreo para ir a robar paltas a la parcela. Yo estaba ju-gando con el Gary y el Lalo a las lminas as que no fui a vigilar. El dueo los tirone del polern al colegio. Los mandaron a inspectora y de ah para la sala. A todos les citaron al apoderado. Mi abuela le peg. Me dijo despus que nunca ms volvera a robar paltas a la parcela. El viejo les apunt con la escopeta.

    49

    Mi abuela me dio cien pesos. Salgo corriendo a comprar algo. Me freno, lanzo la moneda al aire y la atrapo. En la esquina aparece la casa rodante. Vuelvo a correr para alcanzarla pero no me da tiempo y acelera por la bocacalle. Tiro los cien pe-sos a la acequia y me devuelvo con las manos en los bolsillos.

  • 20

    21

    Mi hermano es el hombre de la casa. Siempre que con la abuela vamos al supermercado, nos va a esperar al paradero. Se sienta y balancea las piernas en el aire. Ve cmo aparecen y desaparecen bajo la banca.

    62

    El mundo no era malo dentro de las sbanas que olan a nosotros. A veces jugbamos a ser nios que se acues-tan temprano y no hacen ruido en su cama. La abuela recibe visitas, responde encuestas y algunos saludos. Los curiosos siempre preguntan por los bultos bajo las frazadas. Al mirar nuestras caras, intentan adivinar quin se porta mejor. En la llanura de los sueos fingi-dos, la imaginacin se dispara sin luces.

    55

    Empec a mover la punta de mi pie como un para-brisas en las tablas. Mi hermano levant su mano y mostr el dedo cortado. La inspectora empez a llenar su hoja de vida. Mientras escriba nos dijo que nuestra abuela vena en camino.

    10

    Volvemos temprano del colegio. Las amigas de la abuela nos reciben en el comedor. Se levantan y nos dan un beso en la frente. Desde la cocina una voz nos pregunta qu queremos para el pan. Un grillo cricrea

  • bajo la mesa. Las seoras me bloquean. Mandan a mi hermano a comprar. l me toma de la mano arrastrn-dome a la calle. En la arrancada un chorro de agua nos moja la espalda.

    32

    Vacan sus cuadernos en las mesas y llevan sus mo-chilas mientras saltan los alambres. Mi hermano es el primero en subirse a los paltos y empezar a agitar las ramas mientras el resto recoge. Yo siempre los vigilo de lejos, por si viene el dueo y los pilla. A veces me distraigo vindolo en lo alto agitar las ramas, hacien-do como que ahorca a alguien, botando las paltas que caen como camotes al suelo. Las comemos para la once cuando maduran envueltas en diario.

    9

    Corremos por los rieles oxidados. Los prpados resis-ten la gravedad del sueo. Llegamos a las zarzamo-ras, esos patios grandes llenos de espinas. Omos que una jaura nos respira en la nuca. De golpe saltamos la pandereta. Nos apoyamos del otro lado. La tierra queda marcada con la suela de nuestras zapatillas. Arriba las nubes se burlan. Nos asomamos por un hoyo medio tapado con tablas. Le hago una pisadera a mi hermano.

    21

  • 11

    Todos se acercan a or mi risa. Me apoyo en un pimien-to viejo. El pasaje parpadea. Las zapatillas suspendidas en los cables son adornos de pascua. Las ventanas, ja-rrones y flores muestran la luz tal cual. Una voz me tira de las mechas. Los das se dan una vuelta carnero.

    22

  • a travs del espejo

  • 26

    gallo milico

    Su canto viene a plagar nuestras venas cavas, como cuando se achicharran nuestros brazos y la abuela gri-ta Todos los monos bailan! Llegar la cresta a cubrir nuestro pelo con el fro de la cantinela oxidada? Un alarido que aceita nuestras articulaciones para tirar piedras a la lluvia de moscas.

  • 27

    Papelucho y el Marciano. Gok ante Picoro. Un nio flaco y una nave espacial. El torneo de artes marcia-les. Los esperamos maana con ms aventuras.

  • 28

    lagartija inmortal

    La personalidad oscura se expone a la luz para saldar cuentas pendientes. Pelea su deslizar abrupto contra el desgarro de sus extremidades. Pasa la tarde en un ca-nasto de totora ignorando lazos de hierba y de sangre. Le es indiferente el rastro carnoso de sus compatriotas en el pavimento salino. Los gigantes vienen por sus poderes y es mejor mantener la calma.

  • 29

    Muecos de extremidades flexibles. Mquinas de pelea. Secuencias en el corredor virtual. Camiones y autos a control remoto. Un botn para activar funciones. Es solo un show ms.

  • 30

    oso miedoso

    Un camin lo trajo amarrado de una pata por peligro de extincin. Por falta de un lugar adecuado lo muda-ron. Pararon a comerse una cazuela mientras espera-ban noticias del zoolgico. De aburrimiento lo aban-donaron. Por suerte los parques de la poblacin estn preparados para acoger todo tipo de fauna. El control ambiental asegur que el informe del tiempo no afec-tara su capacidad de adaptacin. Entonces procedie-ron. Al bajarlo se tambaleaba. Para algunos fue chisto-so. Otros evadieron su mirada triste. Las garras salan de a poco del contenedor. Asom de pie tanteando la puerta de acero, mirando con celo las ventanas del pa-saje de donde lo saludaba la gente.

  • 31

    Amanezco a punto de caer a otro hoyo. Las manos a un centmetro del piso. El aire hiela mis uas. El reloj del matinal no miente. Los diarios aparecen cortados por la mitad. El lugar y la fecha se descomponen. Alguien hizo algo.

  • 32

    pirigines gitanos

    La zanja que divide reja y vereda al estilo medieval evi-ta invasiones de reinos enemigos. Con la llegada del agua el permetro se llena de pescadores infantiles con botellas plsticas atadas a una pitilla. El cebo son migas de pan. Las balas marinas se estrellan contra las pare-des trasparentes. Se instala una feria de peceras mvi-les. Acuarios a mal traer resisten el da y se vuelven a derramar en la acequia.

  • 33

    El cable est suelto. Caras y gestos se cierran. Ho-rizontes contorneados. Un captulo ms avanza. El polvo cubre el fondo del aparato. De nuevo un desajuste axial.

  • 34

    chivo vencido

    Pezuas estancadas en el concreto, dos cuernos, una soga, un rbol frondoso, pelaje blanco y fresco. El ani-mal corta hierba con su hocico. Pequeas manos acari-cian su barba. El viento se lleva las hojas. La tarde nos saluda con un festn. Los organizadores ren y cantan al amanecer sal temprano y me detuve al andar porque esta senda es muy espinosa. La cuerda desatada est en el piso y los globos blancos reventados a un lado de la parrilla.

  • 35

    Salir solo sirve para interrumpir el programa. Los canales de televisin abierta estn comprometidos con la abuela. Vuelvo del bao y siguen los comerciales.

  • 36

    chancho chino

    El corral de la poblacin lleno de barro. As los juegos duelen menos a los nios. Las colas se enroscan y re-linchan los paredones. Los ciruelos rojos sueltan hojas que aterrizan suaves sobre las grietas del cemento. Los vecinos maldicen cuando salen a acallar el festival de tambores Esto es privado! An as se puede sobrevivir alimentndose con las tapas de yogur que arrojan los vehculos de paso. Entonces la idea de quedarse no es exagerada. Incluso hay un policlnico frente a la plaza.

  • 37

    Las esferas invocan al dragn. El cielo se nubla y la humanidad queda congelada en un plano. El malo tiembla en su butaca. El bueno despierta para ver el re-nacer.

  • 38

    perro sirena

    En un tarro de petrleo queman hojarascas de un no-gal asolado por el viento. El recipiente tiene el logo de una almeja deshecha, xido en sus cavidades y su pintura roja se escurre como una hemorragia. El humo se extiende por las pginas de un muro. Cerca un perro observa el fuego. Junto a l un seor acumula hojas secas, saca un fajo de papeles del bolsillo izquierdo de su pantaln y lo arroja al tarro. Aparecen dos sujetos y lo atenazan por la espalda tirndolo al suelo. El perro ladra descontrolado. Al sospechoso le revientan un ojo y se sacude como un pez. El tarro deja ya de expeler humo. La certidumbre del perro se convierte en sirena y empieza a escupir gravilla.

  • 39

    Termina el captulo. Gok renacer. De nuevo volver un sper sayayn. Adelantan el de maana. Los malos conocen el miedo.

  • conejo fantasma

    Parece que no existe la emocin en su cara. Solo un par de marcas rojas donde se disparan rayos lser. El conejo abre el espectculo. Se asoma por la ventana para despertarnos al colegio. Arrulla sus orejas contra el vidrio. Teme el contacto humano pero le gusta ob-servar. Por eso se oculta cuando lo vemos. Revisamos el catre siempre que interrumpe nuestro descanso. De noche le dejamos un calcetn y una zanahoria. A ver si responde a nuestra invocacin. Luego de hacer aseo las verduras nunca aparecen. Suponemos que las lleva para alimentar a sus hijos.

    40

  • Me levanto despacio. Le tapo los pies a la abuela. La seal llega a todos los rincones del pas. Le pego un chirlito en la frente a mi hermano. Me acerco a la tele. Presiono el botn de power. Buenas noches Chile. La pan-talla de plomo a negro.

    41

  • una historia antes de dormir

  • 44

    el carretn de los pincheira

    *

    Somos un grupo de pobladores que ha entrado a la fuerza en esta comuna. Nuestra voz no echa races. Corre por el pas en un ejercicio de rodeo constante.

    *

    Esta es nuestra casa?, estos nuestros padres? Yo tal vez el primognito varn de un clan que desaparece entre almas perdidas y carrozas fnebres.

    *

    Curto mis manos con la luz de los focos vehiculares, las mismas que tapizan esquinas con mallas de frutas y verduras. Siempre de gala con nuestras camisetas del Colo Colo, esquivando el desprecio de los automovi-listas.

    *

    Cuando nos cansamos vamos a cabalgar de noche y paramos en un boliche a tomar. Dejamos atados los caballos al poste de luz para regresar de maana. Qui-zs ms viejos o ms dolidos.

  • 45

    escondidas

    *

    Abrazado al poste miro entre los bordes la aparicin. Se apagan zumbidos. Cierro lentamente los prpados. Barajo posibilidades.

    *

    Revueltos mis puntos cardinales, el pasaje despejado. Froto el ardor en mis rodillas tratando de regular la direccin del viento. Giro la cabeza. Un silueta corre rpido a esconderse.

    *

    El mundo y sus rondas. Gritos despejando las calles. Desvos para engaar al vendado y huir hacia las vere-das. Termino la cuenta. Salgo a buscar.

    *

    Agrupadas en el foco las polillas golpean la fuente de luz que alimenta a las calles. Las salidas son entradas, maniobras difusas que llevan dentro. Me acerco con el peligro de que alguien se salve.

  • 46

    caza menor

    *

    Mi hermano me invit a pasar el fin de semana al ce-rro. Lleg arrastrando un perro galgo con collar. Me dijo: No est hediondo, se ba con champ Ballerina y agua de la manguera. Nos acompaar todo el ca-mino.

    *

    Me explica cmo matar a una liebre: Antes de apuntar hay que encandilarlas con un foco. No se mueven si les alumbran las pupilas. Hay que tratar de darles al primer intento. El ruido las espanta.

    *

    Nuestras discusiones son punto muerto. Todo gira so-bre rifles y escopetas que gente mayor le confa. En su frente brillan caones. De su mano caen cartuchos y postones que inscriben cementerios en parcelas aban-donadas.

    *

    No s en qu se diferencian nuestras armas. Ser por las tundas, por el reloj de arena en su frente que dio un giro anticipado, que gan la carrera?

  • 47

    *

    En la esquina hay un gato reventado en el pavimen-to. Parece una alfombra viva. Mi hermano se cree por haber levantado la roca. Rodeo el cadver. Voy a acu-sarte, le aviso. Me pega un combo. No me atrevo a levantar ms piedras.

  • 48

    desajustes

    *

    Nuestro escenario de juego ms peligroso es sobre un camin de cemento. La masa ocupa la mitad de la calle enfrente de la cancha. Arriba es posible rozar el ten-dido elctrico. Una vez mi hermano salt de ah para hacerse el bacn: su gran salto al vaco.

    *

    Intento llevar la cuenta de los segundos que ocupa la tele. Le gusta ver la lucha libre. Sus reflejos son de lla-ves ante la embestida de la ampolleta. Salta en la cama y eleva su cinturn. Pronto comenzar a retarme por el ttulo mundial de La Pieza.

    *

    Mi hermano se sube a los techos y saca las pelotas que se le caen a otros nios. Una vez se le hizo tira un pi-zarreo y cay a la cocina de una casa. La abuela tuvo que pagar el arreglo. El de mi hermano qued pen-diente en la posta.

  • 49

    cancin de camarote

    *

    Mi hermano no puede dormir en la cama de arriba. Cada vez que lo hace tiene pesadillas. Se cae al piso y sigue durmiendo en el suelo, como si nada.

    *

    Bajar es una accin evasiva: la misin de jugarse la vida y lanzarse del colchn meado al pedazo de alfombra que amortigua el salto.

    *

    En la cama de abajo nos apretamos. Mejor esperar a que la abuela se levante y disputar quin ocupa el lado calentito de su cama y el control de la tele.

    *

    A la espera de alguien dispuesto a asear las sbanas, revolvemos nuestra atencin con zapping. A ver si en-contramos algn superhroe que salve el mundo.

  • 50

    navidad

    *

    Mi hermano no pas la navidad con nosotros. Se fue lejos en la casa rodante. Atraviesa peajes y aduanas. Se tomar fotos con las manos cubriendo sus odos.

    *

    En el rbol de pascua reposa su regalo. Lo tanteo para adivinar qu es. Trato de abrirlo sin que nadie se d cuenta. Mi abuela aparece. Me lo quita y lo esconde en la pieza.

    *

    Salgo a esperar el regreso de la casa rodante. Rodeo las esquinas. Me subo a los rboles del pasaje. Voy a caminar al paso-nivel. Apoyado en la baranda cuento los vehculos que pasan de norte a sur.

    *

    Busco el regalo de mi hermano. Est arriba del clset. Entre el papel rajado aparece una toalla ms grande que la ma. Tiene un dibujo de un cocodrilo y un qui-tasol.

  • 51

    vocaciones

    *

    A mi hermano le gusta arrancar los meses del calen-dario pentecosts. Lo nico que se puede hacer es se-guir creciendo. Le pregunto qu le gustara ser cuando grande.

    *

    La cuarta compaa baja rollos de manguera del ca-min aljibe. Las estiran como lenguas gigantes por toda la calle. Mi hermano se acerca discreto al grifo y coloca un vaso de plumavit en la punta.

    *

    Salta una pelota de la cancha. Los voluntarios antes de devolverla se la pasan y la dominan. Mi hermano aprovecha para volver a la reja.

    *

    Un bombero saca el vaso de plumavit del grifo. Co-nectan la manguera, dan la presin. El agua salpica las lenguas estiradas en la calle. El chorro es tan fuerte que despega un papel de Chocopanda pegado al pavi-mento.

  • 52

    la nieve

    *

    Mi hermano conoci la nieve una vez que falt al co-legio. Subi a la punta del cerro y se tir en una bolsa de basura a todo full. Se fue a otro pas.

    *

    En la casa me cont que la nieve quema cuando se acaba el da. Me dio un registro fotogrfico: su espalda despellejada y sin alas.

    *

    Acusados por el despertador. Mareados sin levantarnos y guardando la esperanza de comparar nuestras zapati-llas roosas con el blanco de la cordillera.

    *

    El da ofrece el fulgor de la tierra blanca. Como babo-sas rociadas con sal, nuestras caras se arrugan y desha-cen pegadas al vidrio del bus.

  • 53

    castigo

    *

    Hace calor. Nuestra abuela observa la llave del lavama-nos hipnotizada. El chorro refleja nuestras cabezas mi-rando el piso. No nos deja salir a la calle. Mi hermano habla a travs del ventilador. Su voz me llega dividida por las aspas.

    *

    La abuela se queda dormida viendo una teleserie. En la historia una seora sufre porque su hijo est en la cr-cel. Mi hermano me pellizca el brazo, se arrastra hacia la puerta. Antes de salir echa un vistazo atrs.

    *

    En el tranque hacemos patitos con piedras. Mi herma-no casi siempre hace seis. Lo reto: a que no haces diez. Busca una piedra muy plana, pero no le alcanza.

    *

    La puerta est cerrada con candado. En las ventanas no se ve nada de luz. Mi hermano me dice que a lo mejor fueron a buscarnos. Nos sentamos en la vereda a esperar. Para no aburrirnos jugamos a quin cuenta ms estrellas. Yo cuento a la luna.

  • 54

    despedida

    *

    Aplastados bajo piedras no se piensa en subir a ningn lado. Solo podemos sentarnos a mirar las noticias y esperar el informe del tiempo.

    *

    Mira hacia al piso, no mires atrs. Mira hacia al piso, no mires atrs. La paciencia est a prueba en un mo-vimiento que amenaza en convertir nuestros cuerpos en sal.

    *

    Miro las fogatas y me arrepiento de no saber tocar la guitarra o cantar a bocajarro. Recuerdo las tardes cuan-do jugaba en la calle y escapbamos del mandado de la moneda de cien.

    *

    Termina la bsqueda de un orfanato con nuestro ape-llido. Cargamos nuestros bolsos en la camioneta. Lo importante es alejarse.

  • 55

    linderos

    Linderos fue un nombre que inventaronpara que yo viviera:una palabraque colinde con el lmite de las otraspalabras.Lo poblarontalaron sus naranjosarrancaron su maleza.Luego vinola siembra de ladrillos y tejadosligustrinas y estacas alambradasen la plaza una araucariay en las calles acacios arces y ciruelos.La bautizaronfijaron una fecha de aniversarioimportaron un tipo de fiestade ropa de comida y de trago.Da lo mismo si est ms al sur o ms al norteya que en este mundoel nomadismoes solo una prcticade animalesy de hombres.

  • n d i c eprograma piloto 9

    a travs del espejo 25gallo milico........................................................................26pApelucho y el mArciAno............................................27lagartija inmortal..................................................28muecos de extremidAdes...........................................29oso miedoso.............................................................30AmAnezco A punto de cAer..........................................31pirigines gitanos...................................................32el cAble est suelto....................................................33chivo vencido.........................................................34sAlir solo sirve...........................................................35chancho chino.......................................................36lAs esferAs invocAn....................................................37perro sirena............................................................38terminA el cAptulo...................................................39conejo fantasma.....................................................40me levAnto despAcio...................................................41

    una historia antes de dormir 43el carretn de los pincheira.................................44escondidas...............................................................45caza menor..............................................................46desajustes................................................................48cancin de camarote..............................................49navidad.....................................................................50vocaciones...............................................................51la nieve....................................................................52castigo.....................................................................53despedida.................................................................54linderos...................................................................55