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de de Enrique Meneses Cien Cien miradas miradas

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Libro Meneses

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dede

E n r i q u eM e n e s e s

C i e nC i e nm i r a d a sm i r a d a s

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de Enrique MenesesCien miradasCien miradas

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Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra—incluido el diseño tipográfi co y de portada—, sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico, sin el consentimiento por escrito del editor.

© De la edición: Asociación de la Prensa de Madrid

Del documental del DVD: EL Torreón del Sol, 2007

De los textos de los pies de fotos: Enrique Meneses

De las fotografías: Enrique Meneses

Junio 2007

Coordinador general y comisario de la exposición:Diego Caballo

Producción y coordinación editorial:Pepa González y Enrique Álvarez

Digitalización y tratamiento fotográfi co:Daniel C. Méndez y Javier Lizón

Agradecimientos otros fotógráfos:Jaime Cavero (Jaime Bailén) y Annick Duval

Edición de textos: SdhS

Diseño y maquetación: Santiago Díaz-H Sepúlveda

Cubierta:

Edición no venal

Impreso por Fernández Ciudad

Depósito legal: M-30700-2007

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Contenido

PresentaciónPor Fernando GONZÁLEZ URBANEJA 5

Enrique Meneses:“El mundo era mi casa”

Por Diego CABALLO ARDILA 7

La exposición: Cien miradas de Enrique Meneses 15Testimonios

Sandra BALSELLS 20Javier BAULUZ 22Rafael BORRÀS 23Ángel CARCHENILLA 32Juanma CASTRO PRIETO 42Juan A. de CEBALLOS 43Vicente ROMERO 45

Annick DUVAL 54José Ángel EZCURRA 60Jesús GONZÁLEZ-GREEN 72Rosa JIMÉNEZ CANO 73Ramón LOBO 82Publio LÓPEZ MONDÉJAR 83Manu LEGUINECHE 85Gerardo OLIVARES 94Rosa M.ª CALAF 95Luis PANCORBO 110Emilio POLO 111Miguel de la QUADRA SALCEDO 116Javier REVERTE 117Gervasio SÁNCHEZ 122Fernando SÁNCHEZ DRAGÓ 125Jesús TORBADO 142Alberto VÁZQUEZ FIGUEROA 143

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PresentaciónPor Fernando GONZÁLEZ URBANEJA

Presidente de la APM

En periodismo, la relación entre los que escriben con pluma y quienes lo hacen con la cámara ha pasado por sus más y sus menos. Hay quienes creen que existen diferencias, que unos son más que otros… otros pensamos que todos formamos parte de la misma historia, la de los buscadores de información, para ponerla a disposición de los ciudadanos.

Enrique Meneses forma parte del “cuadro de honor” del periodismo, tan-to español como internacional. Su obra la hemos podido ver a lo largo de muchos años; sus recuerdos los hemos podido compartir en su reciente libro de memorias, Hasta aquí hemos llegado.

La trayectoria profesional de Enrique es una historia apasionada y com-prometida con el mejor periodismo. La Asociación de la Prensa de Madrid —que desde hace unos años organiza exposiciones periódicas que quieren ser homenajes al periodismo gráfico más brillante— ha querido trasladar a las nuevas generaciones el testimonio de la obra de Meneses.

La exposición que ahora presentamos en nuestra sede social, junto a este libro, son un homenaje a Enrique Meneses y una antología muy seleccionada,muy corta, de una trayectoria muy rica y excepcional.

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Enrique Meneses:“El mundo era mi casa”Por Diego CABALLO ARDILA

Presidente de la ANIGP-TV, vocal de la APM y coordinador de esta obra

“Hombres y mujeres que se abrazaron a una profesión como otros toman los hábitos y hacen votos de castidad. Una profesión en la que de nada sirve sentarse detrás de una mesa y escribir folios y folios, sino que hay que ir a buscar la información donde ésta se encuentra, entre otras razones porque el fotoperiodista, además de escribir su propio texto, hace sus propias fotos,y no se puede fotografiar nada desde una habitación de hotel”.

Enrique MENESES

A las once de la noche del lunes 21 de octubre de 1929, en la madrileña calle Príncipe de Vergara número 45, nació Enrique Meneses Miniaty. Más lejos, pero siempre tan cerca, en Wall Street y por los alrededores de ese día, seproducía el pánico y aumentaban los rumores de suicidios por la debacle de la bolsa de Nueva York.

En el vídeo que presentamos junto a este libro-catálogo, Meneses abre más o menos así:

“Este era mi padre, esta era mi madre, este era yo y esta era una chica ale-mana con la que estuve tonteando, pero que me dejó porque descubrió que era insolvente”.

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Wall Street se recuperó y ha sufrido y seguirá sufriendo alteraciones que afectan al palpitar del corazón económico mundial.

Y así de intensamente, como la bolsa, en los mismos vértices de los dientes de sierra, ha vivido casi todos sus 77 años este periodista y escritor que por decisión paterna estaba predeterminado a ejercer como diplomático.

Maestro del fotoperiodismo (aunque siempre me dice que no es maestro de nada), ha vivido en Francia, Portugal, Egipto y Estados Unidos. Ha viajado por la India, Oriente Próximo, Cuba y África, ese continente que ama y que lo atrapó para siempre, como queda reflejado en África de Cairo a Cabo y en sus recientes memorias, tituladas Hasta aquí hemos llegado (página 145):

“Hace ahora cincuenta años, medio siglo, que África y yo mantenemos una relación sentimental que sólo la muerte puede terminar. Es el continente de la ingenuidad primera, del primer equipamiento social de los seres humanos para defenderse de los depredadores antes de que la evolución nos convir-tiese en los más peligrosos animales del planeta. Allí nació nuestra primera abuela, el miedo, el hambre y la sed, el ritmo, la armonía, el instrumento.Es el último recurso del homo stúpidus, después de haber sido el del homo sapiens. África se llevará con su degradación el último rincón del mundo donde la naturaleza y el hombre estaban en paz”.

África se deshace. Se está vaciando de riquezas y sólo abunda en cayucos y en fotos de dolor y muerte.

Meneses, como el polaco Ryszard Kapuscinski, uno de los más grandes periodistas de todos los tiempos, que tantos años de su vida dedicó a viajar,

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fotografiar y contar África, tomó numerosas fotos en ese continente. De allí procede una de las más queridas para él, un nilótico caminando hacia el futu-ro portando sólo sus armas. Le siguen la mujer con las pertenencias, únicas y mínimas, a la cabeza, y su hijo, a la espalda. Y el perro.

De África también guarda la foto que no tomó.

“Era un pastor que, siguiendo la tradición, se apoyaba en una sola pierna y un bastón mientras la otra reposaba el pie a la altura de la rodilla de la primera […]; me dispuse a hacer la foto. Entonces reparé en que el hom-bre no seguía la costumbre de los pastores de la región (Equatoria, Sudán). Sencillamente le faltaba una pierna”.

Y no hizo esa foto porque Meneses siempre ha colocado entre la cámara y el sujeto la sensibilidad. El respeto.

Creó la agencia Fotopress, y más tarde, el programa A toda plana, para Tele-visión Española. Luego formaría parte del equipo Los reporteros.

Casado con Bárbara Montgomery, que primero fue su cuñada, y con quien tiene una hija, Barbarita. Tras la muerte de su mujer en 1977, aumentó la familia con Anne-Isabelle y Ricardo, hijos de Annick Duval, también viuda,con quien formó pareja.

Meneses, solitario, muchas veces, y soñador siempre, que es lo que separa alos que viven intensamente de los que pasan sin más por la vida, Meneses fuecoetáneo de los grandes reporteros de los años cincuenta y sesenta, como Sharokh Hatamí, Cesare Dante Vacchi, Gordon Tunney, Jean Pierre Pedrazzini (muerto en Budapest), Jean Roy, quien murió junto a David Seymour, uno de los fundado-

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res de la mítica agencia Magnum (junto al judío húngaro aventurero Endre Ernö Friedman, más conocido como Robert Capa; Henry Cartier-Bresson y GeorgeRogers) cuando cubrían la guerra del Canal de Suez. Los españoles Miguel dela Quadra y Cuco Cerecedo, unos años más tarde, también compartieron esetipo de periodismo arriesgado, imaginativo y comprometido. En la actualidadapenas si se pueden contar a todos los auténticos reporteros con los dedos deambas manos, como nos dejó dicho Julio Fuentes, muerto en Afganistán por lasinrazón y el fanatismo, al igual que Juantxo Rodríguez, Miguel Gil, José Cousoy Julio Anguita Parrado, entre otros españoles muertos en diferentes conflictos.En el oficio de reportero internacional y de riesgo han cambiado pocas cosas.Ellos siguen escribiendo las páginas más importantes de la degradación humanay regando con su sangre numerosos campos de batalla. No quieren ser maestros de nada y su formación, afortunadamente, no se aprende en las aulas.

Su mayor éxito, o el más conocido y admirado de Enrique Meneses, que siempre practicó la polivalencia, imprescindible, en su forma de vida profesio-nal, fue la exclusiva mundial tras conseguir retratar y convivir varios meses con los rebeldes de Fidel Castro y Ché Guevara, que tantas esperanzas sembraron en Sierra Maestra. Antes de ser expulsado de Cuba pasó por las cárceles de Batista y montó una operación de depurado espionaje para sacar sus películas fotográficas de la isla. En aquella época era tan difícil realizar un reportaje como hacerlo llegar al medio para el que se trabajaba. Y ahí radica la diferencia funda-mental entre el ayer y el hoy del periodismo internacional. En estos momentos,gracias al satélite, casi podemos hacer llegar la información en “tiempo real”.

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Antes había que especializarse en horarios y enlaces de trenes, barcos, aviones o cualquier otro medio de transporte que ofreciera la posibilidad de hacer llegar las fotos, además del ya erradicado sistema de telefotografía, que sólo podían permitirse las grandes agencias internacionales del momento.

Estuvo también presente en la marcha de Washington por el trabajo y la libertad, encabezada por Martin Luther King y su sueño, arrebatado luego por la muerte. A esa época le debemos sus magníficas fotos de la manifestación y de actores como Paul Newman, Marlon Brando, Burt Lancaster, Charlton Heston y Sydney Poitier, además del propio Luther King, entre otros muchos.

Trabajó, fundamentalmente, para la revista Paris Match, que, junto con la estadounidense Life, representaron al mejor fotoperiodismo de todos los tiem-pos. Ambas murieron después aplastadas por su propio peso y el peso mismo de la televisión. También lo hizo para la emisora Radio Europa Número 1, deParís, y para Prensa Española (ABC y Blanco y Negro). Fue director de la revista mensual española Lui, de donde pasó a Playboy como editor ejecutivo.

Es autor de numerosos libros, entre otros, Fidel Castro, publicado en Espa-ña, Inglaterra, Estados Unidos, Alemania y Japón; Nasser, el último faraón, Escrito en carne, que es, según reza la portada, un canto a la profesión periodística y un adiós a la aventura en su sentido más puro. Ha escrito también algunos ensayos, como La bruja desnuda y Seso y sexo, obras que provocaron numerosas polémicas. Y de reciente aparición, Hasta aquí hemos llegado, es un apasionante relato autobiográfico que debería ser de obligada lectura para los futuros pro-fesionales del periodismo.

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Meneses llegó muy temprano al convencimiento de que “el mundo era mi casa y sintiéndome en todas partes en mi hogar no veía por qué debía darme escalofríos escuchar un himno o ver ondear una bandera”.

Como buen periodista, ha procurado mantenerse al margen de la polí-tica, pero “si ser de izquierdas es preocuparse por los más débiles, dar voz a quienes no la tienen, apoyar a los que padecen las guerras y criticar a quienes las provocan y alientan, soy totalmente de izquierda […] y sólo “creo en una aristocracia, en la del cerebro y la del corazón y en que ésta sea puesta siempre al servicio de los más necesitados y los débiles”.

Perteneció a la etapa del “cazador”, la de los aventureros-periodistas o periodistas-aventureros. “No éramos dioses, ni mucho menos, y, a nuestro modo —pero sólo a nuestro modo— éramos unos caballeros”.

Piensa que el periodista es al literato de periódico o revista lo que el ciru-jano es al boticario. El primero actúa sobre la materia informativa. El segundocalma el dolor o distrae la atención. Vivió el periodismo intenso (ahora lo haceen la retaguardia) en una época en la que éste penetraba por todos los poros yexigía del individuo un sentido de la responsabilidad absolutos (“aunque, en lodemás, fuésemos irresponsables”), una fortaleza física y un lenguaje internacional del avasallamiento —en loor— de la sacrosanta información. Entrábamos pegan-do patadas a puertas que hubiesen disminuido a un ser normal porque éramos“los ojos y los oídos, la voz y el gesto del mundo”. Una periodista francesa derenombre, Danielle Hunebelle, le dijo en una ocasión: “Cuando no se es nadieen esta profesión y se quiere hacer algo, no se mendiga. ¡Si es preciso, se roba!”.

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Desconfía de los abstemios (sobre todo en la profesión). Y cree que es esa “tinta de imprenta que mezclada con alcohol recorre nuestras venas la que establece un tipo de hombre o de mujer que, en apariencia, es como los demás,pero que finalmente resulta ser un periodista”.

No duda en defender la polivalencia periodística, que está justificada en situaciones concretas, como las que él vivió o las que viven numerosos profe-sionales, especialmente freelance. En circunstancias normales, cada profesional ha de encargarse de un área distinta, ya que cada una de ellas tiene lengua-jes totalmente diferentes. Radio, televisión, fotoperiodismo, texto o infografía pueden y deben ser complementarios a la hora de informar, pero a la vez independientes.

No concibe el mundo sin Internet (quizás porque es ahí donde ahora habita su propio mundo), y todas las posibilidades que ofrece, pero considera que un exceso de información puede desinformar. El periodista —dice— no debe fiarse, ha de investigar, confirmar siempre y buscar el equilibrio.

Sarajevo fue su último reportaje importante, y el 8 de agosto de 1977,su día más triste. “Regresé a casa sobre las dos de la tarde. «Duerme», me dijo Casilda en voz baja. Me acerqué a la cama y acaricié su frente. No reaccionó cuando la besé en los labios. Le tomé el pulso y al no sentirlo tomé un espejo de mano y se lo coloqué delante de la boca. No hubo vaho. Bárbara estaba muerta”. Le había dejado para siempre el amor de su vida. Su último gesto en la noche última fue cogerle la mano:“estaba fría pero no la solté, como si qui-siese transmitirle el calor de la mía, devolverle la vida”.

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Enrique Meneses Miniaty, de vida intensa como la bolsa de Wall Street con la que nació, sigue teniendo intactos la capacidad de soñar y la voluntad de vivir, esos ingredientes vitales que separan a los jóvenes viejos de los vie-jos jóvenes. Aconseja a las nuevas generaciones de periodistas que no pierdan nunca el entusiasmo, la paciencia, la curiosidad, la humildad y el respeto, por-que éstos han sido, son y seguirán siendo la clave de este oficio bello y muy peligroso.

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La exposición:La exposición:

Cien miradas de Cien miradas de Enrique MenesesEnrique Meneses

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El gobernador George Wallace, de Alabama, detiene a Nicholas Katzenbach, ayudante de Robert Kennedy, ministro de Justicia a la sazón, para impedir que se matricule la joven negra Vivian Malone en la Universidad de Tuscaloosa, “sólo para blancos”.

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Manifestación antifranquista frente al Consulado General de España en Madison Avenue (Nueva York) para protestar por el fusilamiento de Julian Grimau. En una de las pancartas se lee: “Lloramos la muerte de Julián Grimau García asesinado por el carnicero Franco”.

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Sandra BALSELLSFotoperiodista, profesora de Ciencias de la InformaciónUniversidad Ramón Llull, Barcelona

Con Enrique Meneses he tenido el enorme privilegio de poder vivir alguna de aquellas pequeñas y significativas anécdotas que configuran la magia de la vida.

A principios de los 80, con apenas quince años, descubrí la revista Los Aventureros, una publicación que me permitió viajar por medio mundo sin salir de casa y que reafirmó mi sueño de convertirme en periodista. Los relatos que publicaba su director, Enrique Meneses, me fascinaron de inmediato.

Sin saberlo, Enrique se convirtió en el culpable de que poco después me embarcara en la primera gran aventura de mi vida: recorrer el Sahara durante dos meses con mi flamante Canon AE1 Program sin saber qué debía hacer para fotografiar a contraluz ni cómo encontrar el norte observando la estrella polar.

Aquella primera aventura fue el inicio de un largo viaje que aún no ha concluido; una trayectoria dedicada al fotoperiodismo que me ha permi-

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tido hacer realidad mi vocación y que ha moldeado importantes aspectos de mi vida.

Veinte años después, en el 2001, en una cena celebrada durante el Semi-nario de Fotografía y Periodismo que organiza Gervasio Sánchez en Albarracín, un hombre maduro, de porte elegante, exquisito, se me acer-có y me tendió la mano. “Creo que no nos conocemos”, me dijo, “per-mítame que me presente: soy Enrique Meneses”. “Déjeme decirle”, lecontesté, “que tuve el placer de conocerle hace veinte años”. Un gesto de cierta perplejidad asomó en su rostro. “Le conocí siendo una niña”, añadí, “cuando gracias a sus fascinantes reportajes en Los aventureros descubrí mi inquietud por conocer el mundo”. Los ojos de Enrique se iluminaron.

En estos últimos seis años, la magia de la vida me ha llevado a compartir con Enrique Meneses una relación entrañable y continuada en diversos ámbitos de la vida que se me antojan pocos. He descubierto con proxi-midad a la persona, su itinerario, sus valores y, por qué no, los avatares de su vida.

Desde un inmenso cariño, admiración y amistad, creo que Enrique Meneses pertenece a una especie humana en vías de extinción que hay que proteger con todas nuestras fuerzas. Y en eso estamos.

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Javier BAULUZFotoperiodista, premio Pulitzer 1994

Es realmente muy difícil definir, en pocas palabras, a un hombre tan apasionado, tan lúcido, tan recto, tan tenaz, tan cariñoso y tan buena per-sona como al maestro de periodistas y envidia de muchos de nosotros, llamado Don Enrique (alias Meneses). Por lo tanto, solo puedo decir que a mí también me gustaría llegar hasta donde “él sí ha llegado”.

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Rafael BORRÀSEscritor y editor, director literario de Planeta

Decía José Ortega y Gasset que no se es un clásico por haber escrito un libro hace tantos o cuantos años, sino por haber reflejado en ese libro la época en que se escribió. En este sentido la obra de Enrique Meneses —palabra e imagen— figura por derecho propio entre los clásicos más importantes de que disponemos sobre la segunda mitad del siglo XX.

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Manifestación a favor de Franco, en la acera opuesta a la de los antifranquistas. En las parcartas se lee: “Colgad a los traidores rojos”, “La brigada Lincoln ha cometido genocidio en España”, “Ayudad a Franco, no a Tito”.

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Vista de la esplanada del monumento a Abraham Lincoln, con el obelisco al fondo, el 28 de agosto de 1963, día de la marcha por el trabajo y la libertad.

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El reverendo Martin Luther King, la gran figura de la histórica marcha sobre Washington por los derechos civiles de los negros, el día que pronunció su célebre discurso I have a dream (Yo tengo un sueño).

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Bob Dylan, Joan Baez y Pete Seeger, cantando delante de la Constitución de los Estados Unidos grabada en mármol en el monumento a Lincoln.

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Ángel CARCHENILLAFotoperiodista, director de Motor 16

“Al maestro”

Permíteme, Enrique, que en primer lugar agradezca a Bárbara su amor y paciencia cuando, recién caído del nido, yo intentaba levantar el vuelo en alguna dirección. A ella le debo haberte conocido y dedicar una parte de mi vida a revelar y positivar tus reportajes. Un material que luego vería publicado en revistas como Life y Paris Match y que contaban al mundo la aventura de un español en primera línea de cualquier con-flicto internacional. También que de allí surgiera mi férrea vocación por el periodismo.

Nunca podrás imaginarte lo que aprendí viendo y encuadrando tus fotos.Eran el reflejo de tu curiosidad insaciable por todo y despertó en mí una fiebre reporteril, junto a la necesidad de ser testigo de excepción de la época que nos ha tocado vivir.

Por eso tengo que decir de antemano que nadie espere de mí que sea objetivo contigo. Te considero un maestro y un amigo.

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Me enseñaste a mirar a través de una cámara fotográfica y a descubrir,según el objetivo, el mejor ángulo y la mejor perspectiva.

Me inculcaste la necesidad de contar la realidad desde la ética y la independencia.

Me transmitiste la forma de vivir más hermosa del mundo.

En definitiva, de ti aprendí a dedicar mi vida a vivir de lo que me gusta,que es lo mejor que te puede pasar en la vida.

Gracias a los dos.

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Burt Lancaster, gran defensor de los derechos civiles de los afroamericanos.

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Paul Newman nunca fue insensible al sufrimiento de sus compatriotas de color.

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Sidney Poitier, así como otros actores negros, no podía estar ausente en la marcha sobre Washington por los derechos civiles.

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Charlton Heston, con una corbata que exhibe Tizona,la espada del Cid. Le preceden Sammy Davis Junior y Marlon Brando.

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Juanma CASTRO PRIETOFotoperiodista

Conocí a Enrique en Albarracín en unas conferencias fotográficas orga-nizadas por Gervasio Sánchez. En su conferencia nos contó su expe-riencia en Sierra Maestra y recuerdo que conforme iba desarrollando la historia todos le escuchábamos como niños, casi con la boca abierta.

Después nos hemos seguido viendo aquí en Madrid y siempre que me cuenta sus historias de vida siento la misma fascinación. Enrique es un narrador extraordinario, pero en persona es algo más: es lo que ahora llaman “comunicador”, pero sobre todo es una persona con una huma-nidad y una cercanía entrañables, y eso, inevitablemente, se refleja en sus libros y en sus fotografías. Qué suerte conocerle.

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Juan A. de CEBALLOSDirector de ventas de Seleccciones del Reader´s DigestAdjunto a la Administración General de Prensa Española S. A

“Disparatado, entrañable, e irrepetible Enrique Meneses”

Conocí a Quique en señalada fecha del año l952, el 14 de julio, día que determinaba el carácter, la voluntad y el espíritu libertario de un hombre que, con independencia de hablar francés con mas soltura que Pierre Mendès France, albergaba en su intención y en su quehacer un espíritu de rebeldía personal y una clara voluntad de ser lo que posteriormente fue: un reportero que necesitaba que el mundo se abriera en canal para dar testimonio de tan ligero evento.

Aprendí en nuestro contacto personal y laboral en el Reader´s Digest, en sus inicios de edición española, que la vocación de reportero se explica en términos de genética, locura a contagiar y olvido de vida muelle. Algunos solamente necesitan un cartón de Ducados. El periodismo, según Mene-ses, es tarea de gente para la cual el mundo tiene un millón de puertas, y el profesional tiene que buscar al menos la mitad para explicarle al vecino lo aburrido de su entorno.

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Sería inútil pretender recoger tanto tiempo y tantas cosas en el quehacer de una rica existencia como la de Enrique Meneses Miniaty. Venturosa-mente y en fecha no lejana abrió corazón y páginas de un libro que, para los que bien le conocemos, integra su especial sentido vital, su limpieza de corazón y de comportamiento, su calidad de español recio y sin eti-quetar, su enorme hondura de búsqueda del mundo que no vemos pero que presentimos y el ejemplo escueto y real de ejercer una profesión hermosa sin rozar divismo propio ni finalidad que no sea la de informar a costa de riesgo y vocación irrenunciable.

Y en mi particular caso, a mi afecto de tantos años y de lealtades contras-tadas debo añadir un hecho que marcará para siempre nuestra hermanada relación: por ti conocí, conviví y gocé, hasta su muerte que también fue la mía, la vivencia de una mujer que durante 45 años me hizo compren-der que la vida con amor compartido es doble fortuna. Gracias por tantas cosas, tantas lecciones, tantos recuerdos y tantas fidelidades, compañero, desde aquel 14 de julio en que, afortunadamente, en España no era festi-vo. Y así nos vimos y así nos vemos.

Hasta siempre.

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Vicente ROMEROPeriodista y escritor

Enrique Meneses pertenece al reducido y excepcional grupo de perio-distas españoles que inventaron el oficio de enviado especial, en unos tiempos difíciles para una profesión que necesita la libertad para ejercerse plenamente.

Meneses y otros compañeros inolvidables supieron abrir caminos y enri-quecer con nuevas perspectivas el panorama de la prensa de entonces.Años más tarde, su trabajo sigue siendo un ejemplo de buen hacer. Aque-llos reportajes que incitaron la vocación periodística de muchos —entre ellas, la mía— continúan frescos, y me atrevo a decir que son mucho mejores que la mayoría de los que hoy se realizan y emiten, pese a estar hechos con mayor libertad, grandes medios técnicos y, sobre todo, con-tando con una maquinaria de producción experta, es decir, con todo lo que a Meneses le faltó. Pero demostró que la audacia y el talento son capaces de imponerse sobre las limitaciones, y dejó trabajos magistrales que no sólo se conservan en las hemerotecas y los archivos de TVE, sino que permanecen en la memoria del público y pertenecen al mejor acer-vo de nuestra profesión. Las crónicas de Oriente Próximo, desde aquel primer viaje a Egipto, los reportajes de India, de Cuba o Estados Unidos,fueron y siguen siendo modelos de género.

Enrique empezó muy joven y aún no se ha retirado. No lo hará nunca, porque el periodismo forma parte de su personalidad, de sus más íntimas señas de identidad.

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Sir Alec Guinness. En 1957 ganó un Oscar al mejor actor y un Globo de Oro por su interpretación en El puente sobre el río Kwai.

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Abd el-Krim, exiliado en El Cairo, recibió en exclusiva a Enrique Meneses (1959).

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Templo de Nefertari dedicado a Hathor, a pocos metros del imponente templo de Abu Simbel, ambos elevados para salvarlos de las aguas del lago Nasser,que se convirtió en la presa de Sadd al Alí, más conocida como presa de Asuán (1960).

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Templo de Abu Simbel, construido por Ramsés II, elevado 65 metros y recolocado, bloque a bloque, a210 metros del agua para evitar ser tragado por la gran presa de Asuán. Las fotos fueron tomadas en el lugar original donde fue levantado (1960).

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Annick DUVALFotoperiodista, redactora jefe de Los Aventureros

Enrique es un hombre de retos, le estimulan. Para él no hay obstáculos ¡nunca!, porque como acostumbra decir, “¡ Se puede comer un salchi-chón entero siempre que sea en rodajas!”. Es emprendedor, optimista, absolutamente inmune al desánimo, considera que la vida es como una sierra, con sus altibajos, y que después de la tormenta, lógicamente tiene que salir el sol. Es tenaz pero pragmático “¡más vale equivocarse ahora que tener razón dentro de 100 años!”, y como le brotan ideas sin parar no tiene inconveniente en abandonar un proyecto para desarrollar otro que le estimule más. No le importará la envergadura de la empresa porque está convencido de que “¡no hay que reducir los gastos sino aumentar los ingresos!”.

Con esta filosofía y esta creatividad desbordante ha conseguido lo que se ha propuesto y ha sido todo en su profesión, pero casi siempre creando él mismo sus propios puestos de trabajo, bien lanzándose con sus cámaras por el mundo en busca de la información o ideando y dirigiendo pro-gramas de radio, de televisión o revistas que han hecho época, o también

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publicando una docena de libros y, por si a caso no fuera suficiente, ahora reconvertido al periodismo digital.

En medio de todo esto, sabiendo subsistir con gran dignidad cuando le venían mal dadas. Ésta es su gran fuerza, que además insufla a quien está a su lado. Es una roca. Compartir su vida conlleva convertirse a su pro-fesión, con la suerte de tener el mejor maestro, porque domina todas las facetas del oficio, tanto como periodista como empresario de prensa. ¡Es algo impresionante!

Es un hombre de fuertes convicciones, pero independiente en sus ideas.Ideológicamente no se ha casado nunca con nadie… ama demasiado su libertad. Transgresor y clásico a la vez, pero siempre coherente, “¡Hay que ser fuerte con los fuertes pero débil con los débiles!”. Es vehemente, mordaz a veces, pero más tierno que nadie cuando se atreve a romper el caparazón de su pudor.

Ante todo es noble, fiable y generoso... es un caballero.

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La familia humana, foto tomada a unos 30 km de la frontera entre Sudán y Uganda, cerca del puerto fluvial de Nimulé. El hombre sólo se digna llevarun par de azagayas y camina delante de la familia.La mujer carga con el niño y los enseres de la casa.El perro, el amigo del hombre, les sigue. La sombra indica que caminan hacia el futuro (1956).

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Una madre con su hijo en la región de Ecuatoria, en el sur de Sudán (1956).

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José Ángel EZCURRAPeriodista y escritorDirector-fundador de la revista Triunfo

Tuve la fortuna de conocer a Enrique Meneses desde casi el principio de su plural, incansable y audaz actividad periodística. Una vida profesional que incluye en lo histórico un importante discurso testimonial: sus libros y las diversas publicaciones que creó.

Contemplada su vida desde un hoy muy diferente que suele ignorar la ejemplar existencia de personajes como Enrique Meneses, esenciales en nuestra historia contemporánea, fascina transitar a través de sus cróni-cas, también gráficas, por los incontables parajes recorridos por él en su incansable polivalencia vital: desde Sierra Maestra, junto a Fidel Castro y el Che, hasta el canal de Suez, donde Enrique asistió, y contó, al instante crítico en que el mundo se asomó al abismo de un conflicto nuclear. Los lectores de Meneses pudimos así conocer, con la límpida y austera verdad de un insobornable sentido de la información periodística, los más com-plejos acontecimientos ocurridos en el mundo.

Quisiera hacer hincapié en uno de los hechos que la intrepidez de Enri-que Meneses le llevó a la cúspide de su prestigio profesional: su entrevista

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en Sierra Maestra con Fidel Castro al que acompañaba el Che y otros legendarios personajes que lograron, siendo pocos, derrotar al ejército del ex sargento y siniestro dictador Fulgencio Batista.

La entrevista, publicada en Paris Match, tuvo resonancia mundial y supu-so, en cierto modo, una bofetada profesional para el, hasta entonces, pres-tigioso columnista y editorialista del New York Times, Herbert Matthews, quien, tras entrevistar durante tres horas a Fidel el 17 de febrero de 1957,no supo evitar ser manipulado por “el Comandante”, lo que le condujo a dilapidar progresivamente su notoriedad profesional hasta, según asegu-ran, perderla definitivamente.

Finalmente, deseo adherirme de corazón al justo homenaje que la Asocia-ción de la Prensa de Madrid dedica al ilustre periodista Enrique Meneses en el 60 aniversario de su inicio en nuestra profesión y vocación.

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Andrés Segovia fotografiado en casa del doctor Castroviejo, en Nueva York. Obsérvense los dedos del gran interprete (1963).

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Anna Huntington, la escultora millonaria que descubrió en España al joven Joaquín Sorolla y que,con su marido Archer Milton Huntington, fundaron el Instituto Español de Nueva York, en 1904. Anna es autora de la estatua del Cid y de la antorcha de la Ciudad Universitaria de Madrid (1963).

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Charles Aznavour en Nueva York con una vista de los rascacielos y del Empire State desde la ventana de su hotel.

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Charles Aznavour cantando en el Carneggie Hall de Nueva York en 1963.

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Momentos antes de ser coronado patriarca de los Coptos, Kirillos IV reza en su humilde residencia.

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Jesús GONZÁLEZ-GREENPeriodista de Los Reporteros, TVE

Con Enrique, uno de nuestros maestros en este arte de contar historias, se comprueba que sus mil palabras envuelven tanto o más que sus muchas imágenes de pionero; en su conversación van saliendo las situaciones más divertidas, los rincones mas distantes y los personajes más llamativos, con humor e interés en un ritmo endiablado.

Le interesa todo, ha vivido todo y ha adquirido esa capacidad de disfrutar los sesenta intensos segundos que tiene cada minuto.

Sobre todo nos sigue haciendo vivir un buen rato cada vez que nos encontramos con él.

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Rosa JIMÉNEZ CANOPeriodista, El País.com

“Ayer, hoy, mañana y siempre: ¡Periodista!”

Llegué al Congreso de periodismo digital de Huesca con la ilusión de ponerme al día en tendencias, en saber qué vendrá dentro de nada en Internet y ¡me quedé como estaba! Pero me traje algo más valioso: el periodismo no lo hacen las herramientas, lo hacen los periodistas. Quise conocer al más veterano del cartel, pero con un discurso más innovador,con historias que parecían nuevas y era “de toda la vida”.

Descubrí que Enrique Meneses había hecho de todo en esta profesión, pero seguía rodeado del halo de sincera modestia que sólo desprenden los verdaderamente grandes. Estaba ante un todoterreno con la agilidad de un pura sangre en un mismo ser.

No aprendí en Huesca nada nuevo, nada que no intuyese. Sólo me fui con un resquemor: ¿Por qué nunca nos hablaron de uno de los más gran-des de nuestro periodismo en la facultad?

Otro día hablamos de sus memorias… y del veneno en forma de tinta, lacaza de momentos únicos, las tribus perdidas, las aventuras perdidas…

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Salvador Dalí junto a un busto que le hizo un jovenescultor neoyorquino. El pintor catalán arrancó los bigotes de bronce y colgó por el rabo a dos ratitas blancas de laboratorio. La presencia de unos gatos puso nerviosas a las ratitas y los bigotes no dejaron de agitarse.

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Caminando con Salvador Dalí por la Quinta Avenida, repentinamente entrega un cuadro suyo a dos señoras para que lo sujeten y se tira sobre un abeto que estaba en la acera para ser recogido por los servicios de limpieza, en enero de 1963. “¡Han asesinado la Navidad!”, exclamó el artista.

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Salvador Dalí en el estudio del célebre Richard Avedon, mientras preparan unas fotos de las joyasdiseñadas por el artista ampurdanés.

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Pablo Picasso visita a su amigo Luis Miguel Dominguín en la habitación del hotel de Arles, poco antes de la corrida. Lleva consigo un cachorro de perro dálmata (1958).

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Ramón LOBOCorresponsal de guerra de El País

Enrique Meneses es uno de los más grandes. Por su extraordinaria carrera como periodista, que se inició hace algunos años en Linares, el día que Islero mató a Manolete y comprendió que con esa paga (150 pesetas por 400 de gastos en taxi) no se podía hacer carrera en España.

Buscó fortuna en Egipto, donde se topó con la guerra del Canal de Suez y su célebre viaje de El Cairo a Ciudad del Cabo, una extraordinaria aventura que hoy sería imposible debido a guerras y guerrillas. De ahí saltó a Sierra Maestra, donde fotografió a Fidel Castro y a Raúl, al Che y a los demás “barbudos” que hacían la revolución desde las montañas.

Esas imágenes hermosas y únicas le consagraron para siempre, le situaron entre los mejores, donde ha seguido y sigue, y que sea por muchos años.Pero Enrique Meneses es inmenso, sobre todo, como persona y maravi-lloso conversador. Ahí es imbatible.

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Publio LÓPEZ MONDÉJARHistoriador de fotografía, académico de Bellas Artes

Lo primero que uno percibe en Enrique Menees es su ternura. Una ternura que se engasta muy bien en esa fuerza volcánica con la que ha peregrinado por los caminos del mundo, buscando una brizna de verdad y de vida.

Fraterno, cordial, insobornable, se lleva mal con las tablas de logaritmos y sólo entiende de asuntos del corazón. La desgracia lo tiene crudo con este Meneses de pedernal y de espigas, excesivo en sus plurales gene-rosidades, arbitrario y contradictorio, como le gustaban los hombres a Unamuno, otro que tal.

Enrique es uno de nuestros más grandes periodistas, un clásico que goza de muy buena salud, un verdadero maestro al que debemos exclusivaslegendarias, que ya han pasado a la historia del periodismo. Del perio-dismo escrito y del periodismo gráfico, no conviene olvidarlo. Como Walter Benjamín, nunca buscó el prestigio de la fama, el dinero o el éxito. Sólo le interesó la vida, el caudal de la vida.

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Hoy, más sabio que nunca, de vuelta de todos los caminos, sólo quiere que le quieran. Pero siempre tendremos un sentimiento de deuda con él, que te regala sin medida su talento, su alegría, su rebeldía inagotable,su generosidad, su fuerza. Por mucho que uno le dé, él siempre te dará más. Indotado para el halago, la sumisión y el sometimiento, es un vol-cán, un huracán de aire fresco, un hermano fieramente humano que nos permite tener aún fe en esta profesión nuestra llena de canallas, logrerosy arribistas.

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Manu LEGUINECHEPeriodista y escritor

Enrique es un tío fabuloso. Yo siempre lo he citado porque siempre fue un ejemplo, no sólo en aquella época, tan remota, de tantas dificultades.Yo que soy un vasco tímido, me transfiguraba al ver que Enrique ya había abierto brecha allí, en Sierra Maestra, y en todas sus otras aventuras africanas.

Me emocionaba ver la facilidad con que hacía todo. Me parecía un mila-gro su trabajo como corresponsal para Paris Match en todos los frentes, en Egipto y Oriente Próximo. Más tarde, ése fue el destino para un grupo de jóvenes periodistas que empezábamos entonces.

Pero lo que realmente fue inimitable fue su trabajo en Cuba. Lo de Sie-rra Maestra, no es un reportaje más… es historia. Igual de admirable me parece hoy en día su paso del paleolítico superior al mundo digital, que domina con la misma maestría.

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Un grupo de ismaelíes, fieles al Aga Khan, acuden a Asuán para asistir al traslado de su máxima autoridad religiosa al mausoleo especialmente construido en la orilla oeste del Nilo (1958).

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Fabiola y Balduino aparecen en el balcón del palacio de Laeken de Bruselas, después de regresar de la catedral (15 de diciembre de 1960).

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La familia real griega, fotografiada en exclusiva en el palacio de Tatoï, cerca de Atenas, poco antes de la boda de Sofía con el entonces príncipe de España, don Juan Carlos.

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Joao Gilberto, el creador de la bossa nova,se prepara para un concierto en Nueva York. Anímicamente estaba destrozado por el abandono de su mujer, Astrud, que le dejó por el músico Stan Getz.

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Gerardo OLIVARESPeriodista y cineasta

Tenía 18 años cuando me cayó en las manos su libro Robinsón en África. Al terminar de leerlo fui corriendo a mi padre para decirle que ya sabía lo que quería ser de mayor: “Papá quiero ser como Enrique Meneses”.

Él es el culpable de que lleve 16 años viajando por el mundo con una cámara al hombro.

Gracias por todo lo que me has enseñado, maestro.

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Rosa M.ª CALAFPeriodista, corresponsal en Asia para TVE

Cuando hace unos días me contabas en un correo que sobrevolaste el estrecho de Ormuz en una avioneta pilotada por el hermano del Sha, entiempos del televisivo Los reporteros, y me señalabas la creciente insen-satez de Bush y me ayudabas a reflexionar sobre los actuales equilibrios del general-presidente de Pakistán… pensaba lo que siempre pienso al comunicarme contigo: !que no puedo creerlo: tú y yo intercambian-do amistad y pensamientos! Yo te seguía, boquiabierta entonces, con el entusiasmo del aprendiz, y me aprovecho, ávida ahora, de tu generosidad con el aprecio de la madurez. Tu prosa inteligente y clara, tus opiniones directas, tu mirada hacia todo aquello ante lo que la mayoría aparta la vis-ta, ha creado un periodismo de marca, memorable y valiente. Las presio-nes —incluso hasta las amistosas— de los gobiernos, las exigencias de los índices de audiencia o de la cuenta de resultados, la búsqueda, en suma, de beneficios por encima de todo lo demás, esta amenazando la liber-tad y los valores, dejando a las gentes, cada vez peor informadas y más indefensas ante los poderes. En el complicado día de hoy, un periodismo de calidad que escudriñe, comprenda y explique es más necesario que nunca. Continúa atento y no te alejes del teclado ni un minuto, maestro. Los periodistas y los ciudadanos contamos con ese trabajo tuyo, que es,además, tu vida. Necesitamos tu relato de la realidad en este mundo de ficción. 6

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Alfred Hitchcock, junto a “Tippi” Hedren, en la presentación de la película Los pájaros (1963).

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El presidente Kennedy pronuncia un discurso en la gala que celebraba la cesión del Museo del Louvre— por primera vez en la historia— del cuadro Mona Lisa (La Gioconda), que vino acompañado por André Malraux, ministro de Cultura francés, a bordo del France, el mayor paquebote del mundo en aquel entonces.

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Jackie Kennedy —que lució un peinado renacentista a juego con la pintura de Leonardo da Vinci— en la gala ofrecida a Mona Lisa y al ministro de Cultura francés, André Malraux (1962).

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Nikita Jrushchov —al lado, su esposa Nina— pronuncia unas palabras al llegar a la estación de ferrocarril de Viena en su encuentro en junio de 1961 con John F. Kennedy.

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John F. Kennedy intenta llevarse a Jackie —que charlaba con el público en la puerta de la catedral de Viena— para no hacer esperar al obispo que oficiaba la misa de 12 (1961).

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La Begum, Miss Francia 1927, llamada “Omo Habiba” (Madre Querida), viuda del Aga Khan, preside el cortejo que lleva los restos del líder espiritual hasta el mausoleo construido en la orilla occidental del Nilo, en Asuán (1958).

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Lyndon B. Johnson, presidente de Estados Unidos en 1964, inaugura la Feria Internacional de Nueva York.

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Luis PANCORBOPeriodista y antropólogo, director de documentales

Pocas personas han podido escuchar los tambores de Mengo. Enrique Meneses no sólo los oyó sino que fue huésped del rey ugandés Fredy Mutesa II y conoció los lugares menos transitados de África mucho antes que casi todos. Y supo observar personas y personajes, y el revés de la trama, en muchos lugares del mundo. Llegó a sitios, por ejemplo a Sierra Maestra, antes de que fuesen noticia de las que hacen historia.

Dueño de una perspicacia a prueba de mediocridades y dictaduras, deidiomas bien aprendidos antes de que se estilara su barrunto, y de “savoir faire” en tantos terrenos, Enrique Meneses ha llevado el reportaje inter-nacional a una altura infrecuente. Y lo ha plasmado en todos los medios y formatos periodísticos. Y en libros memorables por su humor, antici-pación y comprensión como África de Cairo a Cabo.

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Emilio POLOPeriodista, reportero gráfico y profesor de cine y televisión

Compañero de aventuras desde hace 35 años, recorrimos varios países árabes trabajando para TVE. Me fascinó su dominio del mundo árabe. Su flema en momentos difíciles hizo más llevaderas las peripecias, de las que después nos reímos. Nuestras charletas han sido inolvidables. Sorprende su extraordinaria memoria en sus narraciones, ricas en detalles, fechas, nombres y apellidos de cada individuo. Es tan peculiar contador de his-torias que me parece mentira haber sido coprotagonista de muchas de ellas. Sorprendido de no recordar tantos detalles, aunque doy fe de que no exagera los hechos.

Enrique ha sido y es amigo, generoso y leal. Desarrolló una filosofía particular de la vida “vivir el aquí y ahora”, y es consecuente con ella.Admiro cómo se enfrenta, audaz, al dolor, y como si no existiese, sigue su vida como siempre, con proyectos y más proyectos.

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La actriz María Cuadra se asoma a la ventana de un granero en Palos de Moguer en un momento de descanso del rodaje de Platero y yo (1964).

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El actor americano Mel Ferrer caracterizado de El Greco, en la ciudad de Toledo (1966).

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Miguel de la QUADRA SALCEDOReportero de A toda plana y Los reporterosCreador de La ruta Quetzal

El padre de Enrique Meneses legó a sus hijos el oficio del periodismo. En aquel tiempo, los hermanos Meneses eran los mejores, con diferencia.

Enrique buscó la aventura en Egipto y se encontró con la aventura de Fidel Castro en Sierra Maestra. Ningún periodista español lucía con sus reportajes en revistas extranjeras.

Fue pionero de la televisión en A toda plana y juntos trabajamos en Los reporteros, de TVE.

Nos enseñó y aprendimos de él cosas que no se sabían en España.

Ha sido un maestro y es un lujo estar a su lado.

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Javier REVERTEPeriodista, escritor y viajero

Enrique Meneses representa un periodismo, como Manu Leguineche y otros cuantos, nacido en el mejor de todos los periodismos: el reporta-je, un género que un buen número de empresas quiere olvidar. El suyo, como el de otros como él, es el periodismo de siempre: el de la voz de la gente, el del testimonio, el de la vida. El periodismo que volverá sin remedio, salvo que las empresas quieran arruinarse.

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Mohamed Alí (Cassius Clay), en los tiempos en que era campeón del mundo de los pesos pesados. Aquí le vemos en el sótano del bar Take 3, recitando sus poesías ante una audiencia de habituales del Villageneoyorquino (1963).

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Mona Lisa, escoltada por dos marines, en la National Gallery de Washington frente a un público curioso por la expectación que levantó la llegada de la obra de Leonardo da Vinci (1962).

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Gervasio SÁNCHEZFotoperiodista, corresponsal de guerra

“Enrique Meneses, el pura sangre del periodismo español”

Enrique Meneses es uno de los mejores reporteros que ha dado este país en toda su historia. Hace 77 años su nacimiento coincidió con el crack bursátil de 1929.

Hace 60 años cubrió la muerte de Manolete con apenas 17 años.

Hace 55 años atravesó toda África de El Cairo a El Cabo en busca de una belleza nilótica que había visto en una revista.

Hace 51 años cubrió magistralmente la guerra del Canal de Suez en la que murieron varios ilustres periodistas y fotógrafos, como Jean Roy y David Seymour, uno de los fundadores de la agencia Magnum.

Hace 50 años se encontró con Fidel Castro y Che Guevara en Sierra Maestra. Sus reportajes en Paris Match sobre aquellos revolucionarios bar-budos son parte de la historia del periodismo.

Hace 45 años llegó a Nueva York coincidiendo con la crisis de los misi-les en Cuba, fue testigo de la Marcha de la Libertad y fotografió el

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acto de inscripción de la primera estudiante negra en una universidad estadounidense.

Hace 40 años dirigió la revista Cosmópolis acompañado por las mejores plumas de la época.

Hace 35 años formó parte del equipo de Los reporteros, un clásico de la historia de la televisión.

Hace 15 años llegó a Sarajevo en pleno cerco salvaje.

Sus reportajes en Paris Match ayudaron a salvar a Abu Simbel, los impre-sionantes templos del sur de Egipto. Entrevistó a Abdel Krim —a quien su padre había combatido—, a los reyes Faisal II de Arabia Saudí y Husein de Jordania y al Dalai Lama —en seis ocasiones—; conoció a Piccaso, Dalí y Luis Miguel Dominguín, y fue testigo de la boda grecoespañola de los actuales reyes.

Su libro de memorias Hasta aquí hemos llegado (Ediciones del Viento, 2006) es, sin duda, el mejor que he leído en muchos años y debería formar par-te de los planes de estudios en la universidades y masters de periodismo. El texto, escrito con gran brillantez y un ritmo endiablado, penetra en un pozo de sabiduría sin fondo que te atrapa hasta su última línea.

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Pero si hacemos una encuesta entre los jóvenes estudiantes de periodis-mo será difícil encontrar a alguien que sepa quién es Enrique Meneses. Sinos acercamos a las redacciones, quizá algún veterano comentará: “¡Pero todavía está vivo!”. Tampoco ha tenido suerte en el frecuente reparto de premios. Sorprende que apenas reciba invitaciones para explicar su visión del periodismo puro, cuando es difícil encontrar a alguien que transmita mejor sus experiencias.

Bendita profesión que tantas veces exalta a los periodistas mediocres y a los trinchados en la rueda del poder mediático y olvida a los verdaderos pura sangre.

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Fernando SÁNCHEZ DRAGÓPeriodista y escritor

¿Meneses? Uno de los míos. O yo de los suyos. Tanto monta. La vida es el arte del encuentro y los amigos se hacen en el camino. Ahora, todo es turismo: la mayor catástrofe de la historia universal. Viajeros, quedan pocos. Con Meneses termina una época del periodismo, de la aventura y de la libertad.

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Nasser recibe en El Cairo al joven príncipe marroquí que, años más tarde, sería el rey Hassan II de Marruecos.

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De izquierda a derecha: Jawaharial Nehru, Indira Gandhi, el presidente Rajendra Prasad y Nikita Kruschev, en visita oficial a la India (1960).

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Odón Alonso, director de orquesta, en su habitación de hotel en Manhattan, contempla la calle con el panorama de ventanas de un edificio vecino.

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La reina Federica y su hija, la princesa Sofía, de compras en París con vistas a su cercana boda con don Juan Carlos.

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En un taxi parisino, los actores Sal Mineo y Jill Hayworth, protagonistas con Paul Newman de la película Exodus (1960).

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Doña Sofía de Grecia, en un salón del palacio de Tatoï, cerca de Atenas.

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Con una linterna, fotografía de unas muchachas de la tribu Tarú, en la selva del Bankatti, cerca de la frontera indonepalí.

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Los pastores vascos tuvieron siempre cuota especial para ir de ovejeros a Idaho y Nevada. Es célebre su manera de castrar los machos con los dientes y de cocinar por la noche un plato de criadillas en la llanura donde acampaban.

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Jesús TORBADOPeriodista, escritor, premio Planeta 1976

Enrique Meneses suele mostrarse muy orgulloso de sus fotografías, pero creo yo que no es porque tengan el ángulo, el enfoque o la direc-ción de la luz oportunos, sino porque demuestran que él estaba allí, que era el testigo, quien lo vio todo, que era un periodista. Ese orgullo por tarea tan visible hace con frecuencia que palidezca, incluso ante él mismo, su categoría de periodista total y, muy especialmente, su cualidad y sus dones de contador de historias, de escritor. Claro, Enrique ha hecho tan-tas cosas, ha sido tantas cosas. Desde tahúr adolescente hasta aventurero del Nilo. Conviene leer sus muchos libros para saber hasta qué punto el escritor —y el hombre— superan al estupendo fotógrafo. Compendio de correrías, de venturas y desventuras, de gentes que conoció y hazañas a las que se asomó, de su optimista y jovial relación con la vida es el último y estupendo libro publicado, Hasta aquí hemos llegado. En él se demuestra, sí, lo muy lejos que ha llegado… y también los muchos amigos que ha sabido reunir a su alrededor.

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Alberto VÁZQUEZ FIGUEROAEscritor, periodista y viajero

Cuando era niño soñaba con ser aventurero; cuando era muchacho soñaba con ser periodista; cuando me hice hombre soñaba con ser corresponsal de guerra; cuando era corresponsal de guerra soñaba con ser escritor, y cuando conocí a Enrique Meneses comprendí que lo que yo siempre había soñado era ser como Enrique Meneses.

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Fidel Castro se vuelve al alcanzar la cima. Enrique Meneses disparaba su cámara para tomarlo de espaldas. La foto se convierte en un símbolo del “hombre de la Sierra Maestra”.

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En un bohío, Fidel redacta un mensaje a la luz de una vela que sujeta una guajira. El tiempo de exposición fue de 60 segundos, sin flash.

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En un momento del combate de Pino del Agua, Fidel Castro se retira de la primera línea y, en medio de la densa niebla, sentado sobre un tronco abatido, fuma mientras reflexiona.

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Fidel Castro, de espaldas, no repuesto todavía de su estado febril, cruza a caballo el río Yara.

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En un momento de descanso, apoyado en un saco de yuca, Fidel Castro lee Kaputt, de Curcio Malaparte.

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Primer disparo al amanecer del 14 de febrero de 1958. Fidel Castro inicia el combate de Pino del Agua. Tiene un centenar de hombres, y la posición enemiga, cerca de 2.000.

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A lo largo de la primera jornada de combate, Fidel Castro envía un mensaje al comandante de la guarnición de Pino del Agua pidiéndole que se rinda. De pie, tras él, Humberto Sorí Martín, el mejor abogado de Cuba, redactor de la reforma agraria.Poco después de la victoria, Fidel da orden de que lo fusilen.

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Sentado en el suelo, Fidel Castro explica a su hermano Raúl (con gorro de trampero) cómo debeorganizar el nuevo frente de la Sierra del Cobre, que se abrió pocos días después y permitió cortar la isla en su tercio oriental con la capital de Santiago de Cuba.

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Fidel Castro se dispone a saltar de una roca a otra para cruzar el río Yara. Detrás le sigue Celia Sánchez y Vilma Espín (Deborah).

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De izquierda a derecha, Fidel Castro, su hermano Raúl y Enrique Meneses (diciembre de 1957).

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En primera línea de fuego, durante el combate de Pino del Agua, Fidel Castro, Che Guevara y Camilo Cienfuegos (arriba a la derecha) escuchan las informaciones de “Maracaibo”, un explorador que regresa de las Iíneas enemigas.

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Ernesto Che Guevara llega a lomo de mulo al bohío donde Fidel Castro le espera para la cena de fin de año (1957).

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Los ataques aéreos fueron frecuentes durante el combate de Pino del Agua. El mejor refugio era parapetarse detrás de un árbol y utilizarlo según el ángulo del ataque. Vemos a Cecilia Sánchez y al mulato Juan Almeida.

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Celia Sánchez, secretaria de Fidel e historiadora de la Revolución, junto a Vilma Espín, jefa de la resistencia santiaguera y mujer de Raúl Castro. Fallecida el 18 de junio de 2007.

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Casado con tres hermanas a la vez, Crescencio Pérez, llega a caballo al campamento de Fidel y es saludado por sus hijos. Sin este hombre, la revolución no habría sido posible: su ayuda a los supervivientes del desembarco de Granma fue decisiva.

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Raúl Castro, con sombrero a lo “Indiana Jones”,charla con un guajirito. Desde los tiempos de España, Sierra Maestra fue siempre un nido de rebeldes.

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Testimonios:

Sandra BALSELLS

Javier BAULUZ

Rafael BORRÀS

Diego CABALLO

Ángel CARCHENILLA

Juanma CASTRO PRIETO

Juan A. de CEBALLOS

Vicente ROMERO

Annick DUVAL

José Ángel EZCURRA

Jesús GONZÁLEZ-GREEN

Rosa JIMÉNEZ CANO

Ramón LOBO

Publio LÓPEZ MONDÉJAR

Manu LEGUINECHE

Gerardo OLIVARES

Rosa M.ª CALAF

Luis PANCORBO

Emilio POLO

Miguel de la QUADRA SALCEDO

Javier REVERTE

Gervasio SÁNCHEZ

Fernando SÁNCHEZ DRAGÓ

Jesús TORBADO

Alberto VÁZQUEZ FIGUEROA