Revista Internacional de Parapsicología

COMUNICACIONES DE PARAPSICOLOGÍA

Editora responsable: Dora Ivnisky Asesor de contenidos: Juan Gimeno

Dirección postal: Zabala 1930 Número 27

1712 Castelar - Prov.de Buenos Aires Septiembre de 2010 República Argentina E-mail: doraiv@hotmail.com www.naumkreiman.com.ar www.iespana.es/NaumKreiman/index.html

SUMARIO

Página

Alucinaciones audit ivas Humberto Campana 3

Parapsicología y grafología. Apuntes para una investigación

Juan Gimeno 7 Transcripciones ¿Mundos separados? La investigación psíquica ¿puede ser el puente que salve la brecha entre mente y materia? (Primera parte)

Bernard Carr 19 La parapsicología en el mundo ... ..... .... ..... .... 44 Comentario sobre la parapsicología en Suecia.. 46

Björn Sjödén Revistas recibidas ... .... ..... .... .... ..... .... ..... .... 47

Es una publicación del Instituto de Parapsicología

PRESENTAMOS A NUESTROS LECTORES este trabajo de nuestro colaborador y amigo Dr. Humberto Campana, que da cuenta de su preocupación por hallar un nexo entre la parapsicología y la medicina, en este caso el posible origen telepático o clarividente de las alucinaciones en pacientes esquizofrénicos.

Dora Ivnisky (directora) Juan Gimeno (asesor de contenidos)

ALUCINACIONES AUDITIVAS

(Capítulo del libro “Inherente al ser humano”, inédito)

HUMBERTO CAMPANA

Doctor en Medicina Profesor Emérito Universidades Nacional de Cuyo y de Mendoza grin_cam@yahoo.com.ar

Se pensó en la esquizofrenia como ejemplo para analizar el tema de las alucinaciones auditivas, pues en la citada patología éstas son frecuentes.

Son voces que el paciente escucha dentro de sí, como ecos de su pensamiento; a veces amenazantes y no siempre relacionables con personas conocidas, no siendo infrecuente que el enfermo dialogue con las mismas.

La patología elegida es desde luego una psicosis que puede resultar devastadora para quien la padece.

Por cierto no existen dudas acerca de la etiopatogenia “endógena” de las alucinaciones.

Nos proponemos analizar la posibilidad de que las alucinaciones pudiesen ser eventualmente de origen “exógeno”; esta hipótesis implica ubicarnos en el terreno de la “percepción extrasensorial” y concretamente de la Telepatía.

Una definición muy sencilla y clara de esta última palabra es la de la Real Academia Española de Letras: “Transmisión de contenidos psíquicos entre personas sin la existencia de intermediario físico conocido”; es decir, comunicación de mente a mente (una persona envía o recibe pensamientos de otras).

La percepción extrasensorial postula que la percepción puede tener lugar separada de la aportación sensorial (e incluye a la Telepatía).

En ambos casos existen adeptos y escépticos: nos referiremos específicamente a la Telepatía y analizaremos los argumentos actualizados a favor y en contra de que la misma pueda eventualmente posibilitar también una génesis “exógena” de las alucinaciones auditivas.

El psicólogo social Charles Honorton en 1994, utilizando el “procedimiento ganzfeld”, publicó resultados que dejaron intrigados a investigadores en el terreno de la Telepatía.

Sin entrar en detalles, se ubica a una persona (receptor) en una situación en la cual se le reducen significativamente las aferencias sensitivo-sensoriales endógenas: sentado cómoda y relajadamente en un sillón reclinable, auriculares que le permiten oír un tenue y constante silbido, los ojos cubiertos pero posibilitando la visión continua de una luz roja difusa; lo anterior contribuye a disminuir la intensidad y frecuencia de aferencias

endógenas (los receptores de presión, visuales y auditivos, etc., están “ocupados” por otros estímulos) y se le pide además que se proponga no pensar en nada.

Esta situación se mantiene durante un tiempo determinado y, en el transcurso del mismo, otra persona (emisor) elige al azar “estímulos” (por ejemplo dibujos de situaciones comunes) y se propone transmitirlos mentalmente al receptor: éste último habla y refiere lo que cree percibir. Se calculan luego probabilísticamente los eventuales aciertos o desaciertos.

Es entendible por qué, al referirse a este método, algunos investigadores utilizan el término “campo homogeneizador” (situación experimental lo más similar para todos en cuanto a aferencias intervinientes).

Se presume que estas condiciones pondrían al receptor en un estado ideal para percibir los pensamientos de otros: en síntesis, el investigador espera detectar señales telepáticas apenas perceptibles utilizando la “privación” sensorial para minimizar otras aferencias “perturbadoras” (endógenas).

Esta metodología implica detalles ingeniosos y accesibles.

Interesa destacar que numerosos investigadores consideran los resultados obtenidos como los más fielmente cuantificables en cuanto a la existencia de la telepatía (hasta la fecha); opinan que las experiencias ganzfeld logran con cierta frecuencia desviarse de la aleatoriedad hasta un nivel estadístico significativo.

Otros las consideran interesantes pero les cuestionan detalles y proponen seguir estudiándolas antes de eventualmente aceptarlas científicamente.

Se están realizando nuevos estudios tipo ganzfeld que tal vez logren un efecto de percepción extrasensorial significativa y constantemente reproducible.

Finalizando, nadie ha demostrado hasta hoy que las alucinaciones no puedan tener también un origen “exógeno” (además del “endógeno”, que no se discute): por lo tanto, y más aún teniendo en cuenta que existen resultados interesantes al respecto, es congruente elaborar hipótesis en ese sentido.

En el mundo existen numerosas instituciones de inobjetable jerarquía científica que se ocupan de investigar los eventos denominados “paranormales” y de ninguna manera es de extrañar que algunos puedan tener vinculación con la medicina.

Dejamos un interesante interrogante respecto a las alucinaciones; asumamos que algo así pudiese ocurrir (no exclusivamente en la esquizofrenia y sin excluir situaciones de normalidad).

Concluimos con la frase del Hamlet de Shakespeare: “Existen más cosas en el cielo y en la tierra, Horacio, que lo soñado en tu filosofía”. Simplemente que de estas “cosas” no conocemos aún los mecanismos intervinientes aunque asumimos que son “inherentes al ser humano”.

En síntesis, tal vez las aferencias sensitivo-sensoriales puedan ser “conducidas”, hasta llegar a su destino, no solamente por las vías hasta ahora conocidas.

ADDENDA: La fuente de información más utilizada para elaborar este trabajo fue, además de otras, intencionalmente la obra clásica PSICOLOGÍA de David G. Myers (Profesor de Psicología en el Hope College de Michigan). En su reciente edición dedica un capítulo a la “Percepción” en el cual incluye conceptos actualizados relacionados, con amplitud de criterio, con la percepción extrasensorial (incluyendo la Telepatía) y la “paranormalidad” en general.

Ha sido muy útil la conexión con la Revista “Comunicaciones de Parapsicología” Buenos Aires. Editora responsable: Dora Ivnisky.

Parapsicología y grafología. Apuntes para una investigación

Por JUAN GIMENO

La investigación parapsicológica se nutre esencialmente de personas que puedan relatar o producir los fenómenos parapsicológicos, que luego serán utilizados en la experimentación propiamente dicha. Sin la colaboración de ellas todo esfuerzo no tendría razón de ser, ya que son la materia prima casi excluyente del trabajo de campo o de laboratorio, que permita avanzar tanto en la prueba de la existencia de psi como en la dilucidación de sus causas.

Una de las formas más simples de clasificar a estas personas es por la magnitud de los efectos que son capaces de producir. Un primer grupo lo conforman los denominados “sujetos altamente dotados” (SAD), seres excepcionales capaces de producir casi a voluntad fenómenos de tal intensidad (materializaciones1, movimiento de objetos a distancia2, detección de dibujos ocultos3, descripción de hechos a producirse en el futuro4,etc.) que se verifican por su sola observación, con la única condición de eliminar cualquier posibilidad de fraude. Estas personas, también denominadas “mediums” o “sensitivos”, si bien extremadamente escasas en número, irrumpieron en la historia fundamentalmente entre 1850 y 1930 y fueron quienes decidieron a muchos sabios de la época, como William Crookes5, Frederic Myers6 o Cesare Lombroso7 entre otros, a distraer esfuerzos de sus tareas específicas para estudiarlos, fundar sociedades científicas para agruparse, como el caso de la Society for Psychical Research en 1882, e inaugurar con el

1 Schrenk Notzing, A. Los fenómenos de la mediumnidad. Barcelona. 1928. 2 Carrington, H. Eusapia Palladino and her Phenomena. New York. B.W.Dodge. 1909. 3 Geley, G. Ectoplasmia y Clarividencia. Madrid. Aguilar. 1930. 4 Osty, E. El Conocimiento Supranormal. Madrid. Aguilar. 1922. 5 Crookes, W. Experimental Investigations on Psychic Forces. Londres. Gillman. 1871. 6 Myers, F. La Personalidad Humana. México. Vda. de Ch. Bouret. 1906. 7 Lombroso, C. Hypnotisme et Spiritisme. París. Flammarion. 1922.

nombre de “metapsíquico” el período científico de lo hasta entonces conocido como ocultismo o espiritismo. Por otra parte, un segundo grupo está integrado por quienes logran resultados tan modestos que sólo son detectables mediante elaborados y complejos procedimientos estadísticos; estos sujetos, llamados “comunes” o “normales”, consiguen sus resultados sólo en forma errática en condiciones habituales y suelen mejorar bajo condiciones psicológicas especiales (hipnosis8, relajación9, meditación10, ganzfeld11, etc.) diseñadas por los experimentadores.

A mediados del siglo pasado ya se hizo evidente la tendencia iniciada un par de décadas antes, hacia la desaparición casi sistemática de los SAD. Si bien se han diseñado las más diversas teorías12 para explicar este hecho, lo cierto es que en la actualidad prácticamente no existe una sola persona que pueda lograr ninguno de los grandes fenómenos, sin poder establecerse una causa verificada de este comportamiento poblacional.

Durante el esplendor de los SAD, una parte de los esfuerzos estuvo orientado a su estudio clínico, tratando de encontrar en ellos particularidades genéticas, anatómicas, fisiológicas, psíquicas o de cualquier otra índole. Hubo dos líneas de búsqueda fundamentales que, de haberse coronado con éxito, sus beneficios hubiesen superado con creces los esfuerzos invertidos. La primera pretendía establecer un perfil psico-físico exclusivo para los SAD; de esa manera se podría buscar ese perfil en un grupo extenso de personas y detectar sistemáticamente SAD que estuviesen guardando en secreto, para sí mismos o para pequeños grupos sus habilidades, o que aún no se les hubiesen manifestado; esta idea podría compararse con la invención del microscopio para la biología o del telescopio para la astronomía, en el sentido de que si bien ninguno de estos instrumentos son avances en sí mismos, su utilización cambia de tal manera las perspectivas y posibilidades que deben considerarse hitos verdaderamente fundacionales. La segunda línea de búsqueda especulaba con que si esas características específicas existieran, pero no ya como elementos constitutivos sino como anomalías funcionales, por ejemplo de tipo electrobiológico, hormonal o traumático, luego podrían provocarse deliberadamente y así lograr una suerte de “fabricación” de SAD; este hallazgo a su vez podría compararse con la importancia que tuvo para la física subatómica la construcción de grandes aceleradores de partículas, en los cuales podían reproducirse a voluntad energías y partículas que, si bien posibles por las leyes conocidas, eran de localización tan altamente improbable que no se justificaba su búsqueda en la naturaleza.

Estas dos sendas fueron transitadas buscando las claves que permitieran acceder a SAD con mayor asiduidad. Se realizaron todo tipo de estudios y de ensayos; hubo desde supuestos descubrimientos físicos, como el de Joseph Maxvell13 insistiendo sobre la

8 Krippner, S. Experimentally Induced Telepatic Effects in Hipnosis and Nonhypnosis Groups. Journal of the American Society for Psychical Research. 1968, 62, 387-398.

9 White, R. A.Comparision of Old and New Methods of Response to Target in ESP Experiments. Journal of the American Society for Psychical Research. 1964, 58, 21-56.

10 Dukhan, H. and Rao, K. Meditation and ESP Scoring. In W.G.Roll, R.L.Morris and J.D.Morris (eds). Research in Parapsychology. 1972. Metuchen, N.J. 148-151.

11 Honorton, C and Harper, S. Psi-mediated Imagery and Ideation in an Experimental Procedure for Regulating Perceptual Input. Journal of the American Society for Psychical Research. 1974, 68, 156-168.

12 Braude, S. The Fear of Psi Revisited, or It's the Thought that Counts. ASPR Newsletter 28, 1, 1993, 8-11. 13 Maxvell, J. Les Phénoménes Psychiques. Reserches, Observations, Méthodes. París. Alcon. 1905.

existencia de una mancha en el iris de la mayor parte de los mediums, hasta las exhaustivas investigaciones llevadas a cabo en Argentina por el médico Orlando Canavesio14 tratando de correlacionar el “estado matapsíquico” (también llamado “trance” en el que suelen actuar los SAD) con alguna configuración determinada de sus registros electroencefalográficos; y hasta se diseñaron instrumentos originales que pretendían medir una nueva fuerza responsable de la producción de los fenómenos que emanaría de los cuerpos de los SAD como el Biómetro15 construido por Hyppolite Baraduc.

El resultado final de estas iniciativas fue adelantado por Charles Richet16 en 1923 con las siguientes frases: “Ni los sensitivos, ni los mediums pueden ser caracterizados por diagnósticos de alguna verosimilitud. Son como todo el mundo. La edad, el sexo, la nacionalidad, no parecen tener gran influencia. Los mediums son más o menos neuropáticos, sujetos a cefalalgias, insomnios y dispepsias, pero todo esto es muy poco significativo” (pag. 46). Y en otro lugar agrega: “Igualmente, los grandes mediums sensitivos, como Mad. Piper o Stainton Moses, no tienen ninguna característica fisiológica o psicológica distintiva. Estos individuos privilegiados que, según la doctrina espiritista, reciben mensajes de los desaparecidos y entran en conversación con los muertos, no parecen manifestarse por ninguna otra superioridad intelectual o física. Seguramente, como consecuencia de la facultad por la cual puede su conciencia desagregarse, poseen cierta inestabilidad mental y una susceptibilidad bastante suspicaz. Pero estos detalles no son en ellos más que matices, y considero a estos sensitivos aparte de sus visiones, trances y aparentes encarnaciones, como personas análogas a todas las demás” (pag. 47).

Este juicio lapidario expresa la síntesis de toda una generación y parece indicar el fracaso en relación al problema planteado. Sin embargo, mirado desde una perspectiva histórica, surgen elementos que permiten abrigar esperanzas de nuevas posibilidades para resolver las viejas preguntas. Ellos son:

1. Hasta 1930, cualquier ciencia que pretendiera descubrir en los SAD particularidades indubitables se encontraba, en relación a la actualidad, en tal estado de retraso, tanto en sus contenidos teóricos como tecnológicos, que bien puede postularse que haya habido características comunes que pasaron desapercibidas para la época. Sólo basta mirar cualquier moderno laboratorio de física o de biología, con sus faraónicos presupuestos medidos en centenares de millones de dólares y sus ejércitos de investigadores trabajando mancomunadamente, y compararlos con los antiguos esfuerzos personales de los sabios, construyendo incluso sus instrumentos con elementos casi cotidianos, para pensar que otras hubieran sido las conclusiones en nuestros días.

2. La psicología, por otra parte, si bien con menor necesidad de presupuesto, tampoco había desarrollado las escuelas y los fundamentos que llevaron posteriormente a la confección de tests que le permiten hoy desplegar poderosas y efectivas herramientas de diagnóstico de la personalidad, incluyendo el abordaje del misterioso inconsciente, verdadero reservorio de pulsiones, tendencias y temperamentos que pueden describir de manera indubitable a cualquier ser humano que sea estudiado.

14 Canavesio, O.: Electroencefalograma en los Estados Metapsíquicos. Tesis doctoral. Facultad de Medicina de Córdoba. Argentina. 1951.

15 Grasset, J. L’occultisme Hier et Aujourd’ hui, Le Merveilleux Préscientifique. París. Masson. 1907. 16 Richet, C. Tratado de Metapsíquica. Barcelona. Araluce. 1923.

De cualquier manera, estos adelantos espectaculares sólo permiten imaginar qué se hubiese hecho en la actualidad con los SAD dispuestos a colaborar. Pero si se recuerda que la gran mayoría de ellos han fallecido antes de 1950, y se tiene en cuenta que todas las posibilidades que entrega la ciencia en estos días se basan en la presencia efectiva de las personas a analizar, las posibilidades parecen reducirse drásticamente.

3. Existe actualmente una disciplina íntimamente relacionada con la psicología, la sociología y la medicina, que ha logrado ser considerada como una actividad científica17 debido a sus logros experimentales: se trata de la grafología. Esta ciencia, mediante la observación continuada y paciente de manuscritos y por el contraste con otras pruebas ya legitimadas, se ha convertido en un profundo y exhaustivo test de personalidad que permite detectar temperamento, carácter, inteligencia, evolución afectiva, conflictos psicológicos, etc., sin que en esto se agoten sus posibilidades. No es éste el lugar para extenderse en consideraciones que demuestren el tenor científico de la grafología; pero como ejemplo se puede citar el trabajo de Juan Luis Allende18, en el que para determinar los rasgos grafológicos asociados con la esquizofrenia se utilizaron, durante un período de selección de 6 años, un total de 3622 pacientes a los que se le aplicaron los test de Machover y de Roschach; análisis completo de sangre y orina; VIH, Lues, TB; electroencefalogramas y TAC cerebral junto a la historia clínica protocolizada.

Con más de cien años de investigaciones desde que Jean Hippolyte Michon fundó la Société de Graphologie en 1871, actualmente se estudia en los principales centros universitarios del mundo; en EE.UU., por citar un país, se estima que trabajan unos 40.000 grafólogos según los registros profesionales; también millares de médicos utilizan la grafología para realizar diagnósticos precoces y seguimiento de enfermedades. Es un recurso permanente para la labor de criminalistas, educadores, empresarios (en la selección de personal), psicólogos y todos aquellos que necesiten conocer particularidades de una persona con el único aporte de su letra manuscrita. Esto último permite una imagen fiel del sujeto realizada por él mismo, sin intermediarios y sin el riesgo de la inhibición y nerviosismo que toda prueba psicotécnica produce cuando el sujeto se siente examinado; por otra parte, permite ampliar sus posibilidades a personas ya fallecidas siendo una aliada invalorable para trabajos históricos, como el presentado por Margarita López Riestra y Amparo Botella19 sobre manuscritos de la época de la conquista y colonización de América.

Todos estos razonamientos permiten explicar con claridad cual es la relación existente entre la grafología y la recuperación de las posibilidades de interactuar con los SAD, para conocer sus características psico-físicas a pesar del tiempo y la distancia que separan de ellos. Sintetizando: si de acuerdo a los puntos 1 y 2 se puede concluir que el fracaso en la detección de características diferenciales en los SAD no se debió a una verdadera ausencia de las mismas sino a las deficiencias teórico-tecnológicas de la época en que dichos sujetos fueron estudiados; y por otro lado, según el punto 3, el avance de la grafología ofrece en la actualidad una herramienta idónea para detectar dichas

17 Vels, A. Escritura y Personalidad. Las Bases Científicas de la Grafología. Barcelona. Herder. 8° ed. 1991. 18 Allende, J. Esquizofrenia y Grafología. Revista de Grafología y Ciencias Humanas Gramma. Madrid. Abril de 1995.

19 López Riestra, M. y Botella, A. Papel de la Grafología en la Investigación Histórica: Aportaciones y Límites. The B.I.G. Tenth Anniversary Symposium. King’s College. 8 de agosto de 1993.

características con el único recurso de una página manuscrita, entonces el sueño trunco de los metapsiquistas vuelve a reverdecer.

Propuesta de investigación La grafología ha colaborado con la parapsicología solamente de manera auxiliar en

los casos de personas que producían la llamada escritura directa, tratando de certificar si los manuscritos producidos en estado de trance pertenecían a una personalidad independiente de la del sujeto que la redactaba20 21. Por otro lado, se ha descubierto un único pero movilizador aporte de la grafología a la parapsicología. Específicamente, Augusto Vels22 al referirse a la escritura “desmembrada, también llamada fragmentada o disociada, es decir cuando las letras de cada palabra aparecen desligadas, sueltas, separadas unas de otras”, dice: “Esta escritura se da generalmente en sujetos hipersensibles, intuitivos...” (pag. 126); por otra parte, Mauricio Xandró23 la interpreta como propia de personas que tienen “corazonadas y presentimientos certeros. Inspiración, iluminación interior...” (pag. 175-176). Con respecto a la bibliografía parapsicológica disponible, no se ha podido encontrar ningún trabajo que haya partido de estos mismos supuestos.

De acuerdo a todo lo expuesto, se propone la realización una investigación original, que por el momento quedará como una propuesta a discutir entre la comunidad parapsicológica, a la espera de los recursos necesarios para llevarla adelante. Para la cual se pueden formular las siguientes hipótesis de trabajo:

A. Dado un grupo de manuscritos de SAD, un análisis grafológico permitirá determinar un completo diagnóstico psicológico y social, y una descripción de particularidades físicas notables para cada uno de ellos sin ninguna limitación respecto del tiempo transcurrido desde que fueron escritos.

B. Dado un grupo de manuscritos de SAD, una investigación grafológica podrá buscar algún gesto o grupo de gestos grafológicos originales, diferentes de todos los atribuidos a otros grupos de personas investigadas.

De acuerdo a las hipótesis planteadas, los objetivos de la investigación serían:

1. Se realizará un completo estudio grafológico que proveerá de un diagnóstico psicológico y social, confiable y con estricta validez científica, de cada uno de los SAD de quienes se pueda conseguir un manuscrito que reúna las condiciones necesarias. También se detectarán para esos mismos sujetos todas las características de origen físico posibles.

2. Se realizará un análisis cuantitativo de los resultados obtenidos en los estudios grafológicos individuales, clasificando las características observadas según su frecuencia y confeccionando los cuadros de resultados correspondientes. El análisis estadístico permitirá:

20 Xandró, M. La Grafología como Técnica Auxiliar en Parapsicología. Conferencia. Universidad Central de San Bernardo. Madrid. 1977. Ver resumen en Psi Comunicación, 5-6, 1977, 143.

21 Perandrea, C. A Psicografía a Luz da Grafoscopía. San Pablo. Fe. 1991. 22 Vels, A. Op. Cit. 23 Xandró, M. Grafología Superior. Herder. Barcelona. 4° ed. 1991.

I. Si la dispersión de las frecuencias individuales es alta, confirmar los postulados de Richet sobre la ausencia de rasgos característicos en los SAD, al menos dentro de las posibilidades que brinda la grafología.

II. Si la dispersión de las frecuencias individuales es muy baja, rechazar los postulados de Richet y establecer un perfil propio exclusivo de los SAD.

III. De existir dicho perfil, éste podrá ser común a todos los SAD o específico para determinadas fenomenologías. Para confirmar esto último, se deberán contrastar los resultados obtenidos con una clasificación de los fenómenos paranormales producidos por los SAD, por ejemplo “fenómenos objetivos” y “fenómenos subjetivos” o cualquier otra que resulte adecuada para tal propósito.

3. Se intentará descubrir un gesto o grupo de gestos grafológicos originales para los SAD que los identifique como grupo característico. En caso de ser descubierto se intentará, al igual que en 2 III, determinar si dicha particularidad caligráfica es común a todos los SAD o se pueden hacer distinciones según los fenómenos paranormales que cada uno produjera.

Discusión El desarrollo de esta investigación tiene como primer elemento de importancia

establecer un nexo más profundo entre la grafología y la parapsicología. Los resultados finales, en cualquier caso serán reconocidos como aportes por ambas y seguramente generarán un sano interés en ampliar y profundizar el campo común que lleve hacia nuevas metas.

Además, se podrá contar con una descripción alejada de lo anecdótico de las características de muchos de los más importantes SAD. Esta información sería por sí sola un destacable logro, sirviendo para completar aspectos hasta ahora desconocidos de esas personas, que de otra manera hubieran quedado sepultados por el tiempo. Por otro lado, esa información a disposición de toda la comunidad parapsicológica permitirá la elaboración de los datos desde perspectivas originales dando lugar a novedosas conclusiones.

El análisis estadístico también permite esperanzadores resultados. Tal vez la conclusión más humilde sería la de no poder descubrir un perfil típico de los SAD; esto serviría al menos para confirmar los esfuerzos realizados durante la primera mitad del siglo XX con resultado negativo. Pero en caso de ser descubierto dicho perfil, abriría en la parapsicología un sinnúmero de posibilidades de trabajo. El paso siguiente sería realizar masivas encuestas para confirmar si todas las personas que respondan al mismo hayan tenido antecedentes de ocurrencia de fenómenos parapsicológicos; o si pueden, mediante técnicas facilitadoras que se conocen actualmente, comenzar a producir resultados significativos en trabajos de laboratorio. Si esto fuera así, al menos en algún porcentaje, significaría una verdadera revolución y sería necesario, como lo antes mencionado en los casos de las invenciones del microscopio y del telescopio, hablar de un antes y de un después de tal descubrimiento.

Si este perfil existiera, según fuera común a todos los SAD o se discriminara en diversos subperfiles que correspondieran a determinada clasificación de los fenómenos

producidos, aportaría nuevos elementos en la discusión sobre el origen común o no de todos los fenómenos parapsicológicos, tan rica teóricamente pero tan poco abonada por pruebas de carácter científico.

Mucho más espectacular aún que un perfil típico, sería el descubrimiento de un rasgo o grupo de rasgos grafológicos típicos. Así como los avaros, los introvertidos o los artistas tienen sus propios rasgos que los caracterizan, tanto que la selección de personal o las investigaciones judiciales recurren a la grafología tratando de encontrar sospechosos o candidatos a determinados puestos de trabajo que reúnan tales o cuales características dentro de una población, de la misma manera la parapsicología habría encontrado por fin su método de selección de sujetos. Bastaría encarar de una sola vez y en forma definitiva un amplio plan de recolección y análisis de manuscritos actuales para poder detectar la existencia de SAD.

Por último, se debe destacar que cualquiera sea el punto al que se llegue, el trabajo actuará a modo de disparador de futuras ampliaciones del mismo. La posibilidad de conseguir nuevos manuscritos y el avance que día a día produce la grafología permitirá seguir incrementando la base de datos y haciendo mas consistentes los resultados.

Sin duda, se está ante una investigación que parte de supuestos simples y verificables y que asegura el cumplimiento de un mínimo de objetivos como para justificar su emprendimiento; pero sobre todo ofrece posibilidades concretas de descubrimientos que colaborarían substancialmente a solucionar falencias y limitaciones consideradas hasta ahora endémicas dentro de la parapsicología, que limitan su definitivo despegue y desarrollo como ciencia.

Presentación Nos proponemos ofrecer una traducción de este importante trabajo del Dr. Bernard Carr, en

el que plantea la posibilidad de una explicación de los fenómenos psíquicos a partir de alguna forma de extensión de la física, postulando una nueva “parafísica” por oposición a “parapsicología”, término que resalta más los aspectos psicológicos de los fenómenos en estudio.

El trabajo está dividido en tres partes. Por razones de espacio, publicamos en este número la primera parte, y en los próximos incluiremos, sucesivamente, la segunda y tercera, dejando para el final la publicación de las referencias citadas en el texto.

Dada la importancia conceptual y la extensión de este trabajo, nos ha parecido valioso y merecedor del esfuerzo que su publicación significa para esta revista.

¿Mundos separados? La investigación psíquica ¿puede ser el puente que salve la brecha entre mente y materia?

Por BERNARD CARR (*)

(Tomado de Proceedings of the SPR, Vol. 59, Part 221, junio 2008) Traducción D.I.

INTRODUCCIÓN

Habitualmente las Comunicaciones Presidenciales evalúan el estado actual del campo y anticipan probables desarrollos futuros. Como ésta es la primera del nuevo milenio, es un momento especialmente propicio para emprender esta tarea. En las últimas décadas, la investigación psíquica ha experimentado algunas transformaciones notablemente positivas en varios aspectos, pero sostendré que puede sufrir una transformación aún más dramática en las próximas décadas y que ciertamente ello será necesario para que pueda alcanzar su reconocimiento como rama de la ciencia generalmente aceptada.

El gran desafío de la investigación psíquica es que algunos de los fenómenos que investiga parecen implicar la existencia de cierta interacción directa entre la conciencia y el mundo físico, es decir, que trasciende la interacción “normal” entre la conciencia y el cerebro. De tal manera, vincula dos dominios diferentes: la mente y la materia. Estos son los dos “mundos” del título del presente trabajo, estudiados generalmente por los psicólogos y los físicos, respectivamente. Aun antes de introducir los fenómenos paranormales, siempre hubo una tensión mutua entre esos mundos (de ahí la “brecha” del título) y ello se remonta a la división cartesiana del siglo XVII. En particular, ha habido diferentes visiones filosóficas acerca de las relaciones entre ambos, y sobre cuál de ellos es el primordial, como se refleja en el debate entre materialistas, idealistas y dualistas. También está presente la aparente incompatibilidad entre el relato del mundo en tercera persona que ofrece la física y el relato de nuestra experiencia directa en primera persona.

A pesar de estos problemas, parece insoslayable que una descripción completa del Universo deba involucrar una amalgama de la materia y la mente. En efecto, voy a argumentar que la significación crucial de los fenómenos psíquicos está en que, si son reales, exigen tal amalgama y son los que brindan el necesario “puente”. Para especificar aún más, puesto que la física –la rama de la ciencia que subyace a nuestra comprensión del mundo material– es actualmente incapaz de dar un encuadre teórico a psi, la construcción del puente deberá recurrir a algún tipo de extensión de la física. No todos acogen con beneplácito este puente; su construcción genera antipatías tanto de los físicos (que descreen de la realidad de los fenómenos psíquicos) como de los investigadores psíquicos (que toman con cautela los intentos de explicarlos en términos materialistas). Sin embargo, argumentaré que esos conceptos son erróneos y que dicho puente será finalmente construido. Con él llegará un nuevo paradigma de la ciencia, y creo que ya podemos percibir indicios de la forma que tomará ese paradigma.

El campo que intenta establecer la extensión de la física necesaria para dar cabida a psi, suele llamarse “parafísica” por oposición a “parapsicología”, que, al menos históricamente, ha resaltado de manera prioritaria el aspecto psicológico del fenómeno. La parafísica mantiene la misma relación con la física que la parapsicología con la psicología. Ambas son consideradas materia de controversias, y muchos miembros de los grupos dirigentes ni siquiera las reconocen como legítimas. No obstante, mientras que la parapsicología ha obtenido ya cierto grado de dignidad académica (al menos dentro del Reino Unido), la parafísica todavía es vista como sumamente herética. Argumentaré que la investigación psíquica sólo habrá alcanzado la debida estatura científica cuando se haya remediado esta situación y ambas, parafísica y parapsicología, tengan igual posición dentro de la comunidad académica. Sólo entonces podrá tenderse el puente de mi título.

Este trabajo comprende tres partes. La primera pone el tema en una perspectiva histórica y sociológica, explica el por qué de tanta aversión al puente y arguye por qué de todos modos debe ser construido. La segunda parte pone el énfasis en la parafísica: da una clasificación de los fenómenos físicos que es útil desde el punto de vista de un físico, revisa los diferentes modelos físicos de psi que ya han sido propuestos, y concluye en la necesidad de un paradigma fundamentalmente nuevo para abarcarlos. La tercera parte describe mi propio enfoque del problema; comprende una “estructura de la realidad” más altamente dimensional y relaciona esta idea con los recientes adelantos de la física moderna. Cada parte tiene un estilo bastante diferente, y se sostiene por sí misma. En particular, como la última es muy especulativa, es necesario destacar que las consideraciones generales de las dos primeras partes no dependen de la validez de esta última. De todos modos, la discusión final reúne todos los componentes.

No intentaré en modo alguno revisar las evidencias a favor de psi. A los efectos del presente, se da por probado que al menos algunos de los fenómenos psíquicos son reales y el paradigma presentado en la última parte tiene por motivación únicamente un intento de explicarlos. Si bien haré una reseña de la historia de la parafísica, diré muy poco de la historia de la parapsicología, presumiendo que el lector está familiarizado con ella.

Algunas digresiones son remitidas a los apéndices. En el Apéndice A doy una revisión de las contribuciones de físicos que han sido presidentes de la SPR, expongo algunas experiencias personales relevantes en el Apéndice B y aclaro algunos términos en el Apéndice C.

PARTE 1. PARAFÍSICA Y PARAPSICOLOGÍA

Esta parte del trabajo trata los aspectos histórico y sociológico de las relaciones entre la parafísica y la parapsicología. El tratamiento es un tanto superficial y enfocado principalmente en la SPR pero bastará a los fines de este trabajo. Relatos más detallados de la historia de la SPR se encontrarán en Alan Gauld (1968) y Renée Haynes (1982).

PERSPECTIVA HISTÓRICA

Las figuras clave en la SPR han incluido siempre a psicólogos y físicos, pero su importancia relativa ha cambiado considerablemente en los 126 años transcurridos desde la fundación de la entidad. Esto se ve al examinar la lista de los anteriores presidentes, claramente representativa de la generalidad de los miembros de la Sociedad como también de la disciplina en su conjunto. Desde luego, la materia involucra asimismo a otras ramas científicas –incluyendo la biología– para las cuales los procesos psi pueden ser igualmente fundamentales. De todos modos, la psicología y la física pueden ser consideradas como los dos polos en la habitual clasificación “reduccionista” de las ciencias (analizada más abajo).

Entre los presidentes anteriores hubo once psicólogos: William James (1894-95), Frederic Myers (1900), William McDougall (1920-21), Robert Thouless (1942-44), Gardner Murphy (1949-50), John Beloff (1974-76), Joseph Rhine (1980), Louisa Rhine (1980-81), Ian Stevenson (1988-89), Alan Gauld (1989-92) y David Fontana (1995-98). Aunque James y Myers desempeñaron un papel fundamental en los primeros tiempos, los psicólogos fueron bien escasos hasta los años 40, cuando tomaron las posiciones centrales. Hoy los psicólogos dominan numéricamente el campo, y la preeminencia de la psicología

está implícita en el uso del término “parapsicología”. De hecho, uno de los avances más notables de la última década ha sido la medida en que la materia ha logrado aceptabilidad académica. Actualmente hay 82 personas en el Reino Unido que están estudiando para obtener un PhD en parapsicología o ya lo han obtenido, y 22 de ellos han conseguido puestos académicos estables en los departamentos de psicología, donde dan cursos y prosiguen con sus investigaciones sobre la materia. En la actualidad hay 10 de esos departamentos en el Reino Unido. En gran medida este notable estado de cosas se debe al empeño del extinto Robert Morris, pionero en el área, quien supervisó 32 de los PhD. El enfoque prudente que caracteriza a su escuela ganó el respeto de la comunidad académica, como lo señala el hecho de que en 1996-97 fue elevado al cargo de presidente de la sección psicología de la Asociación Británica para el Progreso de la Ciencia.

Entre los presidentes anteriores hubo nueve físicos antes que yo: Balfour Stewart (1885-87), William Crookes (1896-99), Oliver Lodge (1901-03), William Barrett (1904), John Strutt –más tarde Lord Rayleigh– (1919), Camille Flammarion (1923), Robert Strutt (1937-38), Frederik Stratton (1953-55) y Archie Roy (1992-95). En el Apéndice A se pueden consultar breves descripciones de sus contribuciones a este campo, así como resúmenes de sus comunicaciones presidenciales. El hecho de que figuren físicos de manera destacada en los primeros veinte años de la Sociedad –Barrett fue uno de los fundadores y cuatro de los ocho primeros presidentes eran físicos– refleja quizás la prevalencia de los fenómenos físicos en las salas de sesiones. De todos modos, los presidentes físicos fueron bastante escasos a partir de entonces, y hubo una brecha de casi cuarenta años entre Stratton y Roy. Es interesante observar que cinco de los presidentes físicos eran astrónomos, aunque no queda claro lo que esto significa.

Desafortunadamente, el estudio de lo paranormal no ha logrado la misma aceptación académica en los departamentos de física (o de cualquier otra ciencia “dura”) que en los de psicología. De hecho, el estudio de la parafísica es todavía académicamente un tabú: el único físico profesional que trabaja sobre la materia en una universidad británica es el profesor Brian Josephson en Cambridge, e inclusive no enfoca exclusivamente lo paranormal. Además no se ha otorgado ningún grado de PhD en la materia en los departamentos de física de universidades británicas; ni siquiera en Cambridge. Pero por otro lado, la situación de la parafísica hoy, realmente no es peor que la de la parapsicología hace veinte años, cuando Edinburgh era el único departamento activo. En principio, entonces, los próximos veinte años podrían ver una proliferación igualmente notable de los grupos parafísicos. Hace falta alguien que haga por la parafísica lo que Robert Morris hizo por la parapsicología.

Desde luego, muchos físicos están interesados en el tema, al menos hasta el punto de publicar artículos al respecto; hay varias docenas de ellos en el Reino Unido, y unos cien en todo el mundo. Los trabajos de varios de ellos serán citados en el presente. Aún así, no representan más que una ínfima fracción del total de la comunidad de físicos, y su obra parafísica la realizan por lo general en su tiempo libre. Los pocos físicos profesionales a quienes se paga por trabajar en este tema, generalmente no pertenecen al ámbito universitario. La única excepción que conozco es Jim Beichler, en los EE.UU., quien obtuvo un PhD en parafísica del Instituto Unión, una reconocida y respetada universidad de Cincinnati y actualmente es profesor de física de la Universidad de West Virginia en

Parkersburg. En todo caso, los físicos que se ocupan de esta área –tengan o no afiliación universitaria– son pasibles de ser considerados sospechosos por sus pares.

Por otro lado, hay algunos signos positivos. A pesar de la situación reinante en los departamentos de universidades, hay evidencias de que los físicos posiblemente estén más abiertos que los psicólogos a la existencia de los fenómenos psi: una encuesta entre académicos de los EE.UU. y de Canadá hecha hace algunas décadas, halló que el 55% de los científicos físicos admitía la posibilidad de psi, contra un 34% de los psicólogos (McClenon, 1982). Otro paso favorable es que, además de las revistas parapsicológicas especializadas, existe ya una cantidad de revistas científicas más generales que publican artículos sobre parafísica; entre ellas, el Journal of Consciousness Studies (que en 2003 y 2005 publicó unos números dedicados enteramente a la parapsicología), y el Journal of Scientific Exploration. Hay además dos revistas electrónicas que se ocupan del tema: Yggdrasil: The Journal of Paraphysics, de Beichler, y Journal of Non-Locality and Remote Mental Interactions, de Lian Sidorov.

LA AVERSIÓN DE LOS FÍSICOS HACIA LA INVESTIGACIÓN PSÍQUICA

Ya desde los primeros tiempos de la investigación psíquica, los físicos que consideraban seriamente lo paranormal y trataban de vincularlo con la física, atrajeron la hostilidad de sus colegas enrolados en la corriente oficial. Las publicaciones de Crookes sobre el tema fueron ridiculizadas, a pesar de tratarse de un físico eminente que más tarde fue presidente de la Royal Society. Hasta se llegó a atribuir sus observaciones de las materializaciones obtenidas durante los experimentos con Florencia Cook a envenenamiento con talium, ¡el elemento que él había descubierto! Lodge recibió numerosas críticas por publicar en Nature un artículo sobre telepatía, y los intentos de Barrett por formar una comisión de la Asociación Británica para investigar el tema fueron rotundamente rechazados.

En la época actual, muchos físicos siguen manteniendo una posición adversa a la parapsicología. En 1979 la Asociación Americana por el Progreso de la Ciencia [AAAS por su sigla en inglés] auspició un simposio sobre psi y física. Ello concitó una tenaz oposición por parte de John Wheeler, quien luchó por expulsar a la Asociación Parapsicológica de la AAAS con el grito de guerra: “Apartemos a los ‘pseudo’ de la ciencia… Donde hay humo, hay humo” (Wheeler, 1979). Por aquel tiempo yo era un invitado de Wheeler en el Departamento de Física de la Universidad de Texas en Austin, pero la discreción se impuso sobre el valor ¡y no expresé mi desacuerdo con demasiada energía! Más recientemente, Gerard ‘t Hooft, Premio Nobel de física en 1999 y que tiene un sitio web anti-parapsicología, declaró (‘t Hooft, 2000):

La física moderna parece ofrecer una tregua a lo paranormal. Como físico teórico debo afirmar enfáticamente que esta tregua es sólo aparente. No hay en absoluto manera alguna de explicar lo paranormal en esta forma.

La aversión de algunos físicos a la parapsicología fue claramente ilustrada hace algunos años por un escándalo que implicó al Premio Nobel de la SPR, Brian Josephson. En septiembre de 2001 el Correo emitió un juego de estampillas en conmemoración del centenario del Premio Nobel, una por cada una de las seis disciplinas recompensadas por

ese premio. La emisión se acompañó con la publicación de un folleto en el que varios premiados, entre ellos Josephson, hacían un breve comentario sobre el tema a que se refería su descubrimiento, junto con un pronóstico del futuro. Josephson aprovechó la oportunidad para sugerir que la teoría cuántica podía llevar un día a una comprensión de la telepatía y de lo paranormal:

La teoría cuántica se está combinando ahora con la teoría de la información y la computación. Estos avances pueden conducir a una explicación de procesos aún no comprendidos por la ciencia convencional, como la telepatía, una esfera en que Gran Bretaña está al frente de las investigaciones.

Esto provocó varias respuestas hostiles. Un artículo aparecido en el Observer el 30 de septiembre contenía un ataque del físico David Deutsch, que desestimó totalmente la propuesta de Josephson:

La telepatía sencillamente no existe… Las pruebas a favor de su existencia son desalentadoras… El Correo Real se ha dejado engañar apoyando ideas que son una tontería total.

Aunque Deutsch es un renombrado especialista en física cuántica, su temeraria negación de las pruebas a favor de la telepatía hace que uno se pregunte hasta qué punto las ha estudiado o si verdaderamente ha leído suficientemente sobre el tema en general. Otros escépticos pronto se unieron a la discusión. En el mismo artículo del Observer, el ganador del Premio Nobel de física del año anterior, Herbert Kroemer, declaró: “Pocos de nosotros creen que exista la telepatía, ni pensamos que la física pueda explicarla”. Luego, en el programa Today de Radio 4, Josephson polemizó con James Randi, quien (sin ser físico él mismo) afirmó que “querer explicar la ESP con la mecánica cuántica es el refugio de los canallas”.

¿Por qué surge toda esta hostilidad? Un factor evidente es la duda sobre la solidez de las pruebas y el hecho de que –de acuerdo con el influyente trabajo de Irwin Langmuir (1989)– la parapsicología comparte algunos rasgos de la ciencia patológica. Los enumera del siguiente modo: 1) el máximo efecto es difícil de detectar; 2) se requieren muchas mediciones debido a la escasa significación estadística de los resultados; 3) se construyen teorías fantásticas contrarias a la experiencia; 4) se contestan las críticas con excusas ad hoc; 5) la proporción entre partidarios y críticos se eleva hasta un 50% y luego gradualmente desciende hasta cero. No voy a tratar de rebatir aquí los argumentos de Langmuir, simplemente remitiré a los lectores a los influyentes libros de Richard Broughton (1981) y Dean Radin (1997).

Aparte de esto, hay probablemente tres razones por las cuales los físicos tienden a alentar un prejuicio consustancial contra la posibilidad de psi. Primero, muchos de ellos rechazan psi porque lo consideran incompatible con la física. Así, después de su breve incursión en el doblado de metales, observó John Taylor (1975):

Hay una clara contradicción entre la ciencia y la mayoría de los fenómenos sobrenaturales… El edificio de la física tendría que ser reconstruido enteramente desde la base para poder abarcar los fenómenos psi.

En este contexto, desde luego, debemos distinguir entre lo que es compatible con la física y lo que es explicable por ella. Muchos fenómenos psi pueden ser irrelevantes para la física, y hasta la telepatía podría serlo si se adopta una filosofía dualista en la que las interacciones mente–mente no se reducen a interacciones cerebro–cerebro. El problema es que muchos fenómenos psíquicos implican efectivamente una interacción con el mundo físico, y además parecen violar nociones tan apreciadas como la de la causalidad.

La segunda razón por la que muchos físicos son contrarios a psi es porque implica una amenaza al reduccionismo. Existen muchas ramas de la ciencia (la psicología, neurofisiología, biología, química, física), y la mayoría de las veces cada una de ellas puede considerarse autocontenida, con su propio lenguaje y su propio marco conceptual. Sin embargo, para el reduccionismo, son lógicamente interdependientes y forman una jerarquía en la cual los conceptos y leyes fundamentales de cada nivel pueden ser explicados en términos de los correspondientes al nivel inferior. Esto está graficado en la figura 1: la física está en el fondo de la jerarquía, lo que la define como la rama más fundamental de la ciencia. O sea que, para el reduccionista, en última instancia todo puede ser reducido a la física.

Claro está que muchos de los enlaces de la cadena reduccionista siguen siendo objeto de controversia. Por ejemplo, muchos biólogos no creen que toda la biología pueda reducirse al ADN, y muchos psicólogos no admiten que todos los procesos mentales puedan ser explicados en términos de actividad neuronal. No obstante, es evidente que el modo de ver reduccionista es muy influyente desde la perspectiva de la sociología de la ciencia. En realidad, algunas formas de psi no necesariamente son incompatibles con el reduccionismo; incluso se las podría considerar como un paso más en la figura 1, que es lo que expresa la flecha entrecortada en la punta. Pero otras formas de psi (por ejemplo, lo que tiene que ver con la supervivencia) parecerían arrojar dudas sobre el argumento reduccionista de que la mente puede ser entendida enteramente en términos de función cerebral (Kelly y otros, 2007). Esto sugiere que existe una dirección hacia abajo, tanto como hacia arriba, de la influencia que muestra la figura 1; por lo cual psi es una amenaza para el reduccionismo a un nivel fundamental.

La tercera razón que explica la antipatía de los físicos hacia psi es que muchos fenómenos psíquicos involucran a la conciencia, y los físicos siempre se han sentido

Figura 1 - Reduccionismo científico. Muestra la cadena reduccionista que se supone liga las diversas ramas de la ciencia, estando basada toda la estructura en definitiva sobre la física. Varios enlaces de esta cadena son objeto de controversia (como lo indican los signos de interrogación) y la inclusión de psi en el tope es puramente tentativa (como lo indica la flecha punteada).

incómodos con los intentos de incorporar a la física aun los aspectos normales de la conciencia, no hablemos ya de los paranormales. Esto se debe a que los contenidos de conciencia son intrínsecamente privados, mientras que la física se ocupa de aquello que pertenece al dominio público. (La conciencia también puede ser estudiada científicamente desde el punto de vista de la antropología social, pero ésta es una cuestión aparte). Brian Pippard, por ejemplo, aunque está dispuesto a admitir la posibilidad de psi, sostiene que la conciencia estará siempre fuera del dominio de la física (Pippard, 1988):

Si la existencia de estos fenómenos es dudosa, es porque las pruebas de su existencia son insuficientes y a menudo de origen incierto, no porque no puedan ser invocados en términos físicos. Después de todo, ellos involucran una clase de sistema que está fuera del radio de acción de la teoría física; es decir, los seres humanos conscientes. Yo no digo que la conciencia no pueda comprenderse hoy desde las leyes de la física; lo que digo es que no puede ser comprendida de esa manera.

Por cierto, la física en su forma mecánica clásica, no puede incorporar a la conciencia. Esto ya lo consideró hace más de un siglo William James (1890), al señalar la incompatibilidad entre la divisibilidad del mecanismo y la unidad de la experiencia consciente. Aunque la imagen clásica de la física haya sido reemplazada por otra más holística, y algunas señales indiquen que la nueva física puede abarcar a la conciencia, veremos que esto es materia de controversia.

No son solamente los físicos quienes se sienten incómodos con la conciencia; también algunos psicólogos han preferido desterrar toda referencia a ella. Hace casi un siglo, el psicólogo conductista John Watson (1910) declaró:

Parece haber llegado el tiempo en que la psicología descarte toda referencia a la conciencia; en que ya no necesite engañarse pensando que hace de los estados mentales el objeto de su observación.

En verdad, dado que la parapsicología misma nació durante el período dominante del conductismo, se podría argumentar que ha sido fuertemente influenciada por éste. Pero aunque los intentos de los conductistas por extender el mecanicismo a la mente ya han sido refutados, aún persiste una visión mecanicista entre muchos de los físicos, y esto contribuye probablemente a su incomodidad respecto de la conciencia. El filósofo Daniel Dennett (1978) es aún más contundente:

La conciencia parece ser el último bastión de las propiedades ocultas, los epifenómenos y los estados subjetivos inmensurables; en una palabra, aquella parte de la mente que es más adecuada para los filósofos; dejemos que se vuelvan locos tratando de encerrar esa fenomenología, escurridiza como el mercurio, en una teoría respetable.

La mayoría de los físicos no compartiría esta opinión extremista, pero sí sostendrían que el foco de la ciencia debe estar puesto en el mundo objetivo, y desterrar, en la medida de lo posible, el elemento subjetivo (vale decir, lo que debe interesarle es un relato del mundo en tercera persona, y no en primera). Felizmente, existe ahora un número creciente de físicos que se interesan en los estudios de la conciencia en general (Hameroff y otros, 1996 y volúmenes posteriores), aunque todavía siguen siendo escépticos respecto de psi.

LA AVERSIÓN DE LOS INVESTIGADORES PSÍQUICOS A LA FÍSICA

No son sólo los físicos quienes se resisten a vincular a psi con la física. Varios eminentes investigadores psíquicos se sienten igualmente incómodos con esa idea. Para citar al extinto John Beloff (1988):

El intento de conciliar la física y la parapsicología está descaminado. Pedir una explicación de la interacción entre mente y materia sólo puede conducir a un retroceso sin fin y sin provecho.

De hecho, al señalar las alternativas al enfoque parafísico, Beloff va aún más allá, y sugiere que psi puede ser totalmente anárquico, en el sentido de no obedecer absolutamente a ninguna ley. Ello lo excluye sin más del dominio de la ciencia. Desde luego, uno podría siempre quedarse a mitad de camino, aceptar que las interacciones psíquicas responden a leyes que pueden ser estudiadas científicamente pero negar que sean parte de la física. En particular, ello sería compatible con la visión dualista de Beloff, en la cual los fenómenos mentales y físicos están sencillamente desconectados. Esto estaría bien si la mente observara el mundo físico pasivamente. Pero algunos fenómenos psíquicos parecen requerir que la mente influya en ellos activamente, de modo que las leyes que gobiernan esta interacción deben seguramente involucrar lo físico.

Sin embargo muchos investigadores psíquicos comparten el escepticismo de Beloff. Ciertos indicios sobre el origen de este prejuicio aparecen en Carroll Nash (1986):

Psi es no-físico en el sentido de ser independiente del espacio, el tiempo y la causalidad física. La causalidad física presume una transmisión de energía a través del tiempo y el espacio entre los cuerpos que interactúan… la aparente independencia de psi respecto de la causalidad física sugiere que, para ello, causa y efecto deben ser simultáneos. Que psi no es una fuerza física en el sentido clásico lo indica el hecho de que las cámaras metálicas y jaulas de Faraday no logran impedir que se produzca.

J.B. Rhine era escéptico respecto de una teoría física de la ESP por las mismas razones. En realidad, tanto la pretensión de que psi ha demostrado ser independiente del espacio como la significación de los experimentos con la jaula de Faraday, son ambas discutibles. Pero en todo caso, creo que la reacción de Nash –y tal vez la antipatía de Beloff– derivan en parte de un malentendido acerca de qué es lo que implica el término “física”. Pues, si bien el antiguo concepto de física ligado al materialismo podía no adecuarse a psi, un nuevo tipo de física “extendida” podría llegar a hacerlo.

Otra de las causas de la antipatía puede ser la desaprensión con que los parafísicos pretenden describir todos los aspectos de la experiencia mental en términos de la física, abrazando así el reduccionismo. De ese modo, los físicos se sienten incómodos con la parafísica, porque amenaza destruir el reduccionismo, mientras que los investigadores psíquicos la rechazan porque amenaza apoyar al reduccionismo. Sin embargo, aun en el contexto de los procesos “normales”, pocos se atreverían a afirmar que todos los aspectos de la experiencia mental pueden ser reducidos a la física. Por ejemplo, las cualidades “secundarias” (color, sabor, asociaciones emocionales, etc.) siempre la trascienden. De modo que solamente tiene sentido tratar de extender la física a la incorporación de aquellas características “primarias” de la experiencia psíquica que involucran los contenidos sensoriales (es decir, los rasgos geométricos de una aparición y no su impacto emocional).

Finalmente, cabe señalar que muchos parapsicólogos son, no tanto antagonistas de la física como desinteresados en ella. Por ejemplo, el único aspecto físico de psi considerado en la edición más reciente del texto clásico de Harvey Irwin (Irwin & Watt, 2007) son los concernientes a su mediación. Esto refleja los diferentes fundamentos de los psicólogos y los físicos. Se interesan en diferentes tipos de cuestiones acerca del mundo. Asimismo, las discusiones sobre física pueden parecerles herméticas a los no especialistas. Como señaló Renée Haynes en su reseña (no publicada) de mi conferencia de 1989:

La investigación del Dr. Carr es profunda, extensa y minuciosa. Sus argumentos son sólidos, sus conclusiones cuidadosamente elaboradas. El resultado no debe ser soslayado como una sola experiencia cataclísmica de una audiencia única, el impacto aislado de un trueno y un repentino aguacero que deja aturdida a una gran proporción de los presentes.

No estoy seguro de cuán acertadas sean sus observaciones –por cierto Renée tenía un punto ciego en relación a la física, así que no es sorprendente que mi charla le haya parecido difícil de seguir– pero sin duda no estaba sola en su reacción. Si alguna vez se llega a descubrir una teoría final de la parafísica, no va a ser fácil de transmitir a los no-físicos. Por lo tanto en este artículo se procura evitar tecnicismos.

RAZONES PARA ESTABLECER UNA CONEXIÓN ENTRE PSI Y LA FÍSICA

La ciencia presume que el mundo está gobernado por leyes naturales, y la investigación psíquica solamente se volverá aceptable para el resto de la comunidad científica si los fenómenos psíquicos también están sujetos a tales leyes. El propósito de la investigación psíquica debe ser entonces demostrar que las leyes naturales pueden ser extendidas hasta abarcar a psi, y no volver a arrojar la pelota a la cancha de lo “sobrenatural”. Si psi resulta ser anárquico, como lo sugiere Beloff, este propósito tendrá que ser abandonado, pero por lo menos hay que intentarlo. Además la teoría del caos y la dinámica no-lineal nos han enseñado que lo que parece anárquico en un nivel puede mostrar en otro nivel la existencia de un orden.

Ahora, una característica esencial de toda rama de la ciencia es que debe contener alguna teoría para explicar las observaciones, de modo que, para que la investigación psíquica califique se necesita una teoría de psi. Por eso es que comprender sus propiedades es más importante que tan sólo acumular pruebas estadísticas de su existencia. Aún antes de la fundación de la SPR, Augustus De Morgan (1863) señaló en el prefacio al libro de su esposa sobre Espiritualismo:

Nunca se ha hecho camino sólo por observaciones. A veces los hechos originan una teoría; pero hasta que la sagacidad haya conjeturado, adivinado, intuido, supuesto lo que ellos indican, los hechos son una turba y no un ejército.

Más recientemente, Henry Margenau (1985) exigía:

Ni el monto de la evidencia empírica, ni la simple colección de hechos, convencerá a todos los científicos de la veracidad y significación de tus informes. Debes ofrecer algún tipo de modelo: tienes que presentar construcciones bien delineadas … en términos de las cuales la ESP pueda ser teóricamente comprendida.

Hay varios precedentes históricos en ese sentido. Por ejemplo, la idea de Alfred Wegener de la deriva continental no fue aceptada durante varias décadas porque no había teoría que la explicara. Si bien no es inevitable que una teoría de psi tenga que venir de la física (antes que de la biología, digamos), lo más natural parecería ser utilizar el modelo del mundo que ya existe y ha demostrado tener éxito. Además, hemos visto que la mayoría de los científicos adopta un criterio reduccionista, por eso –sin entrar a considerar si es o no correcto– parece improbable desde una perspectiva sociológica que psi llegue a ser aceptado por la ciencia oficial a no ser que se funde en una teoría que lo conecte con la física. Con seguridad, los físicos mismos no lo aceptarán hasta que esto suceda (Chari, 1977; Feinberg, 1974).

Si la primera razón para incorporar a psi dentro de la física es que ello es bueno para psi, la segunda razón es que será bueno para la física. Radin (1997) insiste en ello con firmeza:

Los físicos que conservan cierta humildad frente a los misterios de la naturaleza se interesan en psi porque nos hace ver que hemos pasado por alto propiedades fundamentales del espacio, el tiempo, la energía y la información. Específicamente, psi sugiere que los límites corrientemente aceptados del espacio y el tiempo pueden ser trascendidos por el efímero concepto de la “mente”.

En efecto, una de las razones por las cuales los físicos figuraban de manera prominente entre los miembros fundadores de la SPR es que veían en los fenómenos psíquicos las pruebas de un tipo nuevo de física (Noakes, 2004). Porque la historia de la física está llena de hechos inexplicables que se vuelven explicables y de casos en que el estudio de efectos anómalos conduce a descubrimientos útiles. Así, los fenómenos nuevos deben ser bienvenidos para los físicos, aunque al principio no puedan ser explicados por una teoría. Por ejemplo, la superconductividad sólo pudo ser explicada varios años después de ser descubierta. Sin embargo, la historia muestra que los fenómenos que sólo ocurren rara vez, suelen ser recibidos al principio con escepticismo. Un buen ejemplo de ello es el rayo en bola, que fue estudiado por Lord Rayleigh en los años 1890 pero sólo fue reconocido como un fenómeno real hacia 1960. Por otro lado, hay que tener cuidado porque los fenómenos nuevos a veces resultan ser espurios (por ejemplo, los rayos N).

Actualmente no puede haber dudas de los éxitos de la física en sus propios términos. En particular, es impresionante su progresiva unificación de las diferentes fuerzas de la naturaleza, como lo ilustra la figura 2. De hecho, muchas personas han proclamado que el fin de la física está cercano, en el sentido de que nuestro conocimiento de las leyes y principios fundamentales que rigen el Universo es casi completo. Sostienen que estamos a punto de lograr una “Teoría del Todo”. Esta aseveración puede parecer pretenciosa, porque en realidad lo que se busca es una teoría final de la física, pero hemos visto que ello puede extenderse a “todo” si se adopta un criterio reduccionista. Por otro lado, la física también parecía haber cerrado una teoría completa a fines del siglo XIX, antes de que las revoluciones de la teoría de la relatividad y la mecánica cuántica trastrocaran el paradigma clásico, de modo que hay que ser cautelosos en este reclamo.

Una característica del Universo que parece refutar la pretensión de que la física está cerca de una Teoría Total es la existencia de la conciencia. Hemos visto que muchos físicos consideran que ella está fuera del dominio de la física. Sin embargo esta actitud no es

universal, y otros físicos se encuentran igualmente incómodos con los intentos de formular una Teoría Total que no haga ninguna referencia a ella. Así, Roger Penrose (1992) plantea que “necesitamos una revolución a la escala de la teoría cuántica y la relatividad para que podamos comprender la mente”; y el lingüista Noam Chomsky (1975) afirma que “la física debe expandirse para explicar las experiencias mentales”. Por cierto, es concebible que un futuro paradigma de la física establezca un vínculo explícito con la mente. No podemos asegurar que tal paradigma dé un lugar a los fenómenos paranormales –seguramente ni Penrose ni Chomsky lo sostendrían– pero tampoco podemos excluir tal posibilidad. Si lo hace, queda por ver si psi involucra alguna forma nueva de “fuerza” que eventualmente pudiera ser unificada con las demás fuerzas.

Figura 2 - Unificación de fuerzas. Muestra los pasos sucesivos (de izquierda a derecha) por los cuales la física ha intentado unificar las fuerzas conocidas de la naturaleza. La Teoría electrodébil [electroweak] ha sido confirmada experimentalmente, pero la Gran Unificación [Grand Unification] y la Teoría M [M-Theory] son aún construcciones teóricas. Posiblemente psi requiera la existencia de alguna otra “fuerza” que aún está por incorporarse dentro de la unificación (como lo indica la línea de puntos). Pero el concepto de fuerza es parte del actual paradigma, de modo que esto no es inevitable. N.de la T.: Weak = débil Strong = fuerte Gravity = gravedad

Por eso, la línea inferior de la figura 2 es sólo punteada, con un signo de interrogación al final. Tampoco está claro dónde aparecería psi en la cadena reduccionista de la figura 1: encima de la psicología (como lo indica la flecha entrecortada) si es solamente un rasgo de mentes evolucionadas; encima de la neurofisiología si puede ser explicada en términos de procesos cerebrales; o encima de la biología si es una característica de la vida en general.

Quizás la razón más importante para querer incorporar a psi dentro de la física esté en que muchas personas opinan que los recientes avances de la física ya lo han hecho posible. El mundo físico se ha vuelto mucho más quimérico de lo que el sentido común hace suponer, y esta situación permite admitir que en él haya espacio para la clase de fenómenos que estudia la parapsicología. Por ejemplo, según Arthur Koestler (1972):

Los impensables fenómenos de la percepción extrasensorial parecen algo menos insensatos a la luz de las proposiciones impensables de la física moderna.

En efecto, la segunda parte de este trabajo pasará revista explícitamente a los diversos intentos de explicar psi en términos de la física. La conclusión general es que la física todavía no es suficientemente quimérica para dar cabida a psi, pero que alguno de esos intentos puede resultar acertado.

A pesar de todos esos argumentos, es evidente que la antipatía hacia la parafísica es todavía fuerte. Esto nos pone frente a un dilema. El desafío primordial de la investigación psíquica es que necesita vincular la mente a la materia. Sin embargo los parafísicos –las personas que tratan de brindar ese vínculo– no se ven reconocidos ni por la generalidad de los físicos (que ven lo paranormal con escepticismo) ni por los parapsicólogos (que en general no se interesan en estas cuestiones). En la sección que sigue, para ayudar a combatir este prejuicio, presentaré algunos argumentos generales –provenientes de la física misma– para aceptar que la mente puede ser un rasgo fundamental del Universo.

¿ES LA MENTE FUNDAMENTAL O INCIDENTAL?

Desde el Iluminismo, la opinión científica generalmente aceptada es que el Universo –y todo lo que contiene– se comporta como una máquina gigantesca, totalmente desinteresada de que la conciencia esté presente o no. Los recientes avances en la investigación del cerebro y de la inteligencia artificial sugieren que la mente también es una máquina, lo que contribuye al prejuicio de la imposibilidad de la existencia de psi. Porque si el libre albedrío es una ilusión ¿cómo puede uno influir mediante la voluntad en un sistema físico? Esta opinión, sin embargo, se revirtió un tanto en las últimas décadas y actualmente hay una tendencia a considerar que la mente puede ser una característica fundamental, y no incidental, del Universo. Esto quizás no ayude directamente a explicar los fenómenos psíquicos, pero sí a derribar el prejuicio de que no pueden ser reales.

Un contexto en el que la mente ha conseguido deslizarse dentro de la física es el concepto de Principio Antrópico. En su forma débil, este principio señala que la existencia de observadores impone un efecto de selección sobre el cuándo y dónde existimos en el Universo. En su forma fuerte (más polémica) sostiene que hay coincidencias inexplicadas que afectan a las constantes físicas (a saber, los números no dimensionales que describen las fortalezas de las cuatro fuerzas) requeridas para que puedan aparecer observadores conscientes (Barrow & Tipler, 1986; Carr & Rees, 1979). Una interpretación posible del Principio Antrópico Fuerte es que el Universo sólo es un miembro de un conjunto enorme de universos, llamado el “multiuniverso” (Carr, 2007a), en el cual las constantes varían. En este caso, necesariamente, habitamos uno en la pequeña fracción de universos antrópicamente sintonizados. (En efecto, la idea de un multiuniverso implica la misma teoría de la física altamente dimensional que invocaré más adelante para explicar psi). En todo caso, ello sugiere que la mente puede no ser totalmente irrelevante para el funcionamiento del Universo.

Otro contexto en el que la mente aparece en la física se refiere a la teoría cuántica (Squires, 1990). Esto muestra que, a escala microscópica, la materia no se comporta en absoluto como una máquina. Las partículas –en lugar de ser localizadas como bolas de billar– son descriptas como una función de onda, lo cual introduce en el mundo un nuevo nivel de aleatoriedad y acausalidad. La teoría cuántica también puede ejercer un impacto en el misterio de la conciencia. Estudios sobre los fenómenos del quantum convencieron a

Louis de Broglie (1963) de que “la estructura del Universo material tiene algo en común con las leyes que gobiernan el funcionamiento de la mente humana”. Aunque contrario a la investigación psíquica, Wheeler (1977) infiere de la teoría cuántica que “la mente y el Universo son complementarios”; mientras que Bernard d’Espagnat (1983) sostiene:

La doctrina según la cual el mundo está hecho de objetos cuya existencia es independiente de la conciencia humana resulta estar en conflicto con la mecánica cuántica y con los hechos establecidos por la experimentación.

Esta impresión surge porque en la teoría cuántica la función de onda que describe un sistema físico evoluciona de manera uniforme de acuerdo con la ecuación de Schrödinger hasta que se hace una medición. En este punto, se dice que la función de onda “colapsa” a un estado que corresponde a un posible resultado de la medición. Qué es lo que causa el colapso, o qué significa éste, es materia de controversias, pero varias personas han propuesto que la conciencia está involucrada (Stapp, 1994; Walker, 2000; Wigner, 1979). Esta es una parte crucial de la mayoría de los intentos hechos para relacionar la teoría cuántica con psi.

Otras personas presumen que la extrañeza de la mecánica cuántica no se mantiene a escalas macroscópicas y simplemente se compensa por los sistemas biológicos. Así, John Hopfield (1990) sostiene:

Contrariamente a las expectativas de numerosos físicos mal preparados que abordan la biología, no hay absolutamente ningún indicio de que la mecánica cuántica desempeñe algún papel significativo en la biología.

Y Murray Gell-Mann (1995) afirma que “ninguna fuerza vital se necesita para la biología o la autoconciencia”. Existe, pues, la acariciada esperanza de que el mecanicismo sobreviva a nivel del cerebro en sí. Pero los recientes avances en neurociencia pueden ser incompatibles con esta esperanza: Stuart Hameroff (1994) y también Hameroff & Penrose (1996) proponen que los efectos cuánticos pueden ocurrir vía microtúbulos, mientras que Jeffrey Satinover (2001) sostiene que los efectos cuánticos en gran escala pueden ser capturados y amplificados por el cerebro, de modo que cese de comportarse determinísticamente. La conexión entre la física cuántica y la neurociencia ha sido revisada en un importante trabajo por Jeffrey Schwartz y colegas (2005). La cuestión de si los efectos cuánticos pueden explicar psi será considerada más adelante.

(*) Este artículo se basa en la comunicación presidencial a la SPR que el autor expuso el 9 de mayo de 2002. Pero también abreva en materiales presentados con anterioridad en tres charlas en la SPR: “Psi y física, ¿pueden conectarse?” en 1989; “Psi y la naturaleza de la realidad” en 1995; y “¿Hay espacio para Psi en la física?” en la Conferencia de la SPR en 2001. Por lo tanto va más allá de la comunicación presidencial propiamente dicha. Las otras charlas nunca fueron publicadas, de modo que parece adecuado presentarlas juntas. La Comunicación fue actualizada y puesta al día en lo que resultó necesario por haber sido dada hace ya seis años.

La parapsicología en el mundo

Suecia

1 - Centro de Investigaciones sobre la conciencia y la psicología anómala (Centre de Recherche sur la Conscience et la Psychologie anomale: CERCAP)

Funciona en la universidad de Lund, dentro del departamento de psicología, Lund

University, Box 117, SE-221 00 Lund, Sweden. Tel: +46 (0)46 222 00 00, Fax: +46 (0)46 222 47 20

El CERCAP consiste en un grupo de investigadores y asociados que se dedica al estudio científico de experiencias y hechos inusuales pero no patológicos, tales como los fenómenos parapsicológicos.

Apoya programas de investigación con una pluralidad de metodologías y perspectivas, propende al desarrollo de una cooperación multidisciplinaria nacional e internacional, y a la formaciòn de investigadores. El CERCAP enfoca asimismo la posible conexión entre la susceptibilidad a la hipnosis, los procedimientos hipnóticos y las experiencias psi.

Su presidente es el profesor Etzel Cardeña, titular de la cátedra de hipnosis y de parapsicología de la Universidad de Lund. Ha efectuado numerosas contribuciones a los dominios de la disociación, la hipnosis y los traumas.

2 - Sociedad Sueca para las investigaciones parapsicológicas (SPF)

Fue fundada en 1948. No efectúa directamente investigaciones, más bien organiza

conferencias cuyos temas cubren todo el campo de la parapsicología. Edita la revista trimestral Parapsykologi, en idioma sueco, que se puede consultar en: http://parapsykologi.se/old%20magazine.htm Ha publicado investigaciones sobre la telepatía y sobre la curación a distancia, entre

otros temas.

3 - Universidad de Göteborg

Su presidente, Adrian Parker, profesor de psicología en la Universidad de Göteborg, es investigador de temas relacionados con la investigación psíquica y los estados alterados de conciencia.

Los principales aspectos estudiados en esta cátedra son los estados de disociación, los errores cognitivos, la psicología de los sujetos de experiencias, las experiencias cercanas a la psicosis, la hipnosis, los estados oníricos, la percepción subliminal, así como las experiencias parapsicológicas.

Un interesante proyecto se encuentra en marcha en la Universidad de Göteborg: el proyecto Ganzfeld, con el propósito de llevar las llamadas experiencias psi subjetivas a un dispositivo experimental que reproduzca la naturaleza exacta de las experiencias y las

condiciones que influyen en su aparición, incorporando los caracteres esenciales que se observan en los fenómenos espontáneos.

Estos caracteres son los siguientes: el receptor se encuentra en un estado pasivo, relajado, o bien un estado alterado, similar al soñar, mientras que el emisor se halla emocionalmente excitado o involucrado en la experiencia.

El “Ganzfeld” es una forma de privación sensorial moderada que produce un estado de relajación placentero, intermedio entre la completa vigilia y el sueño, dominado por imágenes internas que a menudo tienen un contenido vívido. Esta situación ofrece un medio sencillo para estudiar un efecto psi en el cual la imaginería del receptor puede ser potencialmente influida por la del emisor, quien se concentra en el contenido emocional de un video-clip elegido al azar.

También se utiliza en algunos casos la técnica de autoganzfeld.

http://parapsykologi.se/artiklar/ganzfeld.html

Comentario sobre la Parapsicología en Suecia

Por BJÖRN SJÖDÉN M.Sc. en psicología y ciencia cognitiva

Suecia

Lamentablemente, la situación actual de la parapsicología académica en Suecia no es mejor que en la mayoría de los demás países, a pesar de que en las tres universidades más importantes de Suecia (Estocolmo, Göteborg y Lund) se realizan algunas investigaciones parapsicológicas. Tres son las principales razones que explican tales dificultades: 1) falta de financiación; 2) falta de cooperación; 3) falta de aceptación y apoyo a este campo de investigación por parte del mundo académico. Aunque representada en tres universidades, el número de investigadores que se dedican a la parapsicología es muy escaso. En Estocolmo, uno de los investigadores más activos abandonó esta disciplina, y en Göteborg, el único investigador en esta área es el profesor Adrian Parker. En Lund, la situación es un poco mejor, ya que desde el año 2006 incorporó a un nuevo profesor de psicología con la parapsicología como área de investigación oficial (Etzel Cardeña, oriundo de México). No obstante, esta cátedra ha ocasionado bastantes controversias y las investigaciones de Cardeña se centran más en la hipnosis que en temas “típicos” de la parapsicología. La competencia y los conflictos que rodean a la cátedra de Lund imposibilitan la cooperación entre Göteborg y Lund. Por último, ha habido un solo profesor de parapsicología sueco, pero no en Suecia: Martin Johnson fue profesor de parapsicología en Utrecht, Holanda, en la década de 1970. Hoy, si consideramos los numerosos espectáculos televisivos acerca de los “fenómenos parapsicológicos” que se dan en Suecia, es probable que el contraste entre el apoyo académico y el interés público sea mayor que nunca. Lo positivo parece ser que el debate en torno a los fenómenos “paranormales” se mantiene vivo. En los medios suecos, los fenómenos paranormales más comúnmente discutidos parecen ser la supervivencia después de la muerte, las casas encantadas, la mediumnidad, etc., mientras que la

investigación académica se centra mayormente en la telepatía. Pero el interrogante de si lograremos alcanzar mayor claridad científica sobre los fenómenos continúa abierto, lo mismo que en otras partes del mundo.

Nota: Un ejemplo de las recientes investigaciones parapsicológicas en Suecia, fue publicado en la edición de “Comunicaciones de Parapsicología”, Nº 20, diciembre 2008.

Revistas recibidas

Hemos recibido, y agradecemos:

� Journal of the Society for Psychical Research - Vol. 73.2 - Nr. 899 - April 2010.