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LA REPRESENTACIÓN POLÍTICA: CUESTIÓN ATENDIDA POR LOS CONTEMPORÁNEOS

Por: Carlos Fernando Timaná Kure

Si bien en la modernidad, la representación se constituyó en un elemento de capital importancia

para la mayoría de los teóricos políticos, dado que involucraba el diseño del Estado y la forma de

concebir la participación de los ciudadanos, no todo estuvo dicho y sobre éste mismo concepto

siguieron estudiando los contemporáneos.

Se puede partir de una concepción social de la representación, para luego pasar a una concepción

política, en donde en un marco de pluralidad conceptual podremos observar concepciones

contrastantes que terminan configurando los modelos de democracia participativa, directa y

plebiscitaria en el siglo XX.

Los autores seleccionados para desarrollar este recorrido son Max Weber, Norberto Bobbio, Karl

Marx y Carl Schmitt.

Nuestro recorrido comienza en el trabajo realizado por Max Weber en su obra Economía ySociedad ; para el célebre sociólogo alemán se debe contextualizar la representación en una

relación social, éste señala que:

una relación social puede tener para sus partícipes, de acuerdo con su orden tradicional o estatuido,

las consecuencias: a. el que toda acción de cada uno de los partícipes se impute a todos los demás

(solidaridad); b. el que la acción de un partícipe determinado se impute a los demás (representación).

O sea que tanto las probabilidades como las consecuencias, para bien o para mal, recaigan sobre

todos (Weber, 1997).

De esta forma, Weber propone una primera noción de representación. Más adelante seguirá

desarrollándola, señalando que “el poder representativo (plenos poderes) puede, según el orden

vigente, (i) estar apropiado en todos sus grados y cualidades (plenos poderes por derecho propio);o (ii) ser atribuido al poseedor de determinadas características, ya temporal, ya

permanentemente; o (iii) Ser otorgado por determinados actos de los partícipes o de terceros, ya

temporal, ya permanentemente (plenos poderes otorgados)” (Weber, 1997).

También Weber señala que para que una relación social se considere de solidaridad o

representación depende del grado en que su conducta tenga como fin, tratándose de una lucha

violenta o de un cambio pacífico, por fuera de ambos ámbitos no se tratará sino de evaluar las

circunstancias particulares que se fijan a través de un análisis de caso concreto. Weber considera

que “la situación de “representación” existe típicamente en las “asociaciones” estatuidas y en las

“uniones” formadas para el logro de algún fin, especialmente cuando se ha constituido y se

administra un patrimonio adscrito a un fin” (Weber. 1997) y a la hora de tratar sobre los tipos dedominación Weber retoma su noción de representación y la desarrolla con más cuidado,

considerando que “por representación se entiende la situación objetiva (…) en que la acción de

determinados miembros de la asociación (representantes) se imputa a los demás o que éstos

consideran que deben admitirla como “legítima” y vinculatoria para ellos, sucediendo así de

hecho” (Weber. 1997).



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Con lo anterior podemos señalar las tres formas típicas que toma la representación como

estructura de dominación:

a.

La Representación apropiada: que ocurre cuando “el dirigente (o miembro del cuadro

administrativo de la asociación) tiene apropiado el derecho de la representación. Esta

forma es muy antigua y se encuentra en asociaciones de dominación patriarcales y

carismáticas (…) de las más diversas clases” (Weber. 2007).

b. La Representación estamental: El término estamental significa que se da por derecho

propio, esta forma de representación no es tratada como tal “en la medida en que se la

considere como modo de sustentar y hacer valer únicamente derechos (apropiados)

propios (privilegios). Pero si tiene carácter de representación (y se la considera

ocasionalmente también como tal) cuando la repercusión del asentimiento a un acuerdo o

concesión estamentales tiene efectos que van más allá de la persona de los privilegiados,

afectando a las capas no privilegiadas, no sólo de los súbditos sino también de otros que

no ostentan derechos estamentales, en cuanto que por lo regular la vinculación a los

convenios de los privilegiados se supone como evidente o toma el carácter de una

pretensión expresa” (Weber. 2007).

c.

La Representación vinculada: Se encuentra en contraposición con la anterior, en ella los“representantes elegidos (por turno, sorteo u otro medio semejante), cuyo poder

representativo está limitado tanto para las relaciones internas como las externas por

mandato imperativo y derecho de revocación, y ligado al asentimiento de los

representados. Estos “representantes” son en verdad funcionarios de aquellos a quienes

representan” (Weber. 1997).

d.

La Representación libre: En esta forma “el representante, por regla general “elegido”

(eventualmente “designado”, formalmente o de facto, por turno), no está ligado a

instrucción alguna, sino que es señor de su propia conducta. Sólo necesita atenerse con

carácter de deber moral a lo que son sus propias convicciones objetivas, pero no a tener

en cuenta los intereses particulares de sus delegantes. (…) el elegido se convierte en el

“señor” investido por sus electores y no en el “servidor” de los mismos” (Weber. 2007).

Con la tipología de las formas típicas de representación y acudiendo a la teoría política expuesta

en el Diccionario de Política de Norberto Bobbio, Nicola Matteucci y Gianfranco Pasquino para

hablar acerca de la representación política; en dicha obra la representación política es uno de los

elementos clave de la historia política moderna, desde una perspectiva histórica es en su nombre

que se combate al absolutismo real y sobre ella se instauran las modernas formas de gobierno

político constitucional, liberal y democrático, que surgieron del descenso del Ancien Regime.

Sin lugar a dudas se trata de un término cuya significación precisa resulta bastante controvertida,

pero en el Diccionario de Política Bobbio y sus compañeros proponen un significado, que radica

“en la posibilidad de controlar el poder político atribuido a quien no puede ejercer el poder en

persona” (Bobbio. 2002) y también señalan que “en base a sus finalidades se podría por tanto

definir la representación política como un particular “mecanismo” político para la realización de

una relación y de control (regular) entre gobernados y gobernantes” (Bobbio. 2002). Luego de

esta definición se hace necesario abordar las diferentes características que posee este fenómeno,

y para ello Bobbio y sus compañeros señalan tres modelos de representación política:

a. La Representación como relación de delegación: En este modelo “el representante es

concebido como un ejecutor, carente de iniciativa y de autonomía, de las “instrucciones”



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que los representados le imparten; su papel se acerca mucho al de un embajador. Este

modelo es de origen medieval y las modernas constituciones estatales lo rechazan

prohibiendo explícitamente el “mandato imperativo”. Se lo encuentra en cambio

comúnmente en las organizaciones y comunidades internacionales, es decir en entidades

políticas poco integradas (como la ONU)” (Bobbio. 2002).

b. La Representación como relación fiduciaria: En este modelo, a diferencia del anterior se

le “atribuye al representante una posición de autonomía y supone que la única guía para

su acción es el “interés” de los representados como es percibido por él. Esta concepción

de la representación era la expresada por Edmund Burke cuando en su Speech to the

electors of Bristoldescribía el papel del representante como un trabajo de “razón y juicio”

al servicio del “bien general” y no del simple “querer” y de los “prejuicios” locales”

(Bobbio. 2002).

c.

La Representación como “espejo” o representatividad sociológica: “Se centra, a

diferencia de los dos primeros, más sobre el efecto de conjunto que sobre el papel de los

representantes individuales. Concibe al organismo representativo como un microcosmos

que reproduce fielmente las características del cuerpo político, según otra imagen

recurrente lo compara con un mapa geográfico que precisamente representa a escala la

realidad (en este caso el territorio) que debe representar” (Bobbio. 2002).

En esta tipología llama la atención la estrecha relación que existe entre todos los modelos de

representación, mientras que la representación por delegación y la representación por fiducia se

presentan como las dos caras de una misma moneda, también existe una relación muy estrecha

entre las representaciones por delegación y espejo en su lógica de minimizar la distinción entre

representados y representantes.

Ahora, con los trabajos de Weber y Bobbio, podemos recrear una tipología que nos permita

apreciar de forma sintética el trabajo de ambos:

a.

La Representación Libre: Sus principales exponentes son los autores de estirpe liberalcomo el francés Benjamín Constant (1890) y el célebre filósofo inglés John Stuart Mill

(1878), quienes consideraron que la expresión soberana del poder constituyente sólo llega

hasta el momento de elegir al representante. Por lo general estos autores se preocuparon

por los métodos de elección, los requerimientos procedimentales, por establecer quienes

pueden votar, entre otras cuestiones metodológicas. Una característica que establecen

con claridad es que el representante no guarda relación directa con el representado, ya

que luego de la elección el representante no queda sujeto a los intereses particulares del

representado, ya que una vez elegido, el representante no representa sólo a quien lo

eligió sino a toda la nación, así que debe pensar es en el interés general. Este es el modelo

dominante en los sistemas democráticos y de gobiernos representativos.

b.

La Representación Vinculante: su más célebre exponente es Karl Marx, este autor

sostiene que la relación entre el representado y el representante consiste en una relación

vertical, como lo señala el filósofo colombiano Jorge Giraldo Ramírez quien expone las

características de este tipo de representación en un ensayo sobre algunos aspectos

interesantes de la teoría política marxiana, señalando que “los primeros rasgos tienden a

suprimir la distancia entre los miembros de la sociedad y la administración”

(Giraldo.2003), donde el protagonista de dicha relación es el representado y lo que busca

es asegurarse que el representante cumpla con la voluntad del representado, así lo señala

Marx en su obra La guerra civil en Francia, en esta obra el célebre autor alemán hacía



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referencia a la experiencia de la Comuna de París respecto a algunos cambios que

debieron producirse en el régimen francés, “reemplaza a los arrogantes amos del pueblo

con sus servidores siempre revocables, reemplaza una responsabilidad ilusoria con una

responsabilidad auténtica, ya que los últimos actúan constantemente bajo el control del

pueblo” (Marx. 1978). Esta forma de representación se logra a través de mecanismos

como el voto programático donde el elector no sólo vota por una persona, sino que

también lo hace por un programa al que se debe ceñir, al que el representante se debe

obligar. Es de allí que nace la figura de la revocabilidad del mandato, como lo señala

Friedrich Engels en la introducción que realiza a La guerra civil en Francia donde señala a la

Comuna que debe “precaverse contra sus propios diputados y funcionarios, declarándolos

a todos, sin excepción, revocables en cualquier momento” (Marx. 1978) Esta forma de

representación se materializa en el sistema Parlamentario, donde el Primer Ministro –Jefe

del Poder legislativo- está siempre pendiente de la relación con su partido en el

Parlamento, ya que el partido le puede aplicar la moción de censura y con ello removerlo

del cargo.

c.

La Representación Apropiada: Su mayor exponente es Carl Schmitt y guarda una estrecha

relación con la concepción de Antonio Negri (2000) –aunque éste último no acepta que se

trate de un líder, sino que lo incorpora a la democracia directa que propone Marx-.Consiste en que la representación no es posible y que si llega a serlo supone algún tipo de

desfiguración del mandato del representado -“la voluntad constituyente del pueblo no

puede ser representada sin que la Democracia se transforme en una Aristocracia”

(Schmitt. 1992)-. Para Schmitt el mejor sistema político es aquel donde el representante

sea el representado mismo y haya ausencia de cualquier intérprete. Este planteamiento lo

que hace es volver sobre una discusión perteneciente al siglo XVIII, se trata de volver a la

discusión acerca de la democracia, cuando pensadores como Rousseau se dan cuenta que

es imposible volver a la Grecia clásica, a su democracia directa, por razones tan evidentes

como lo son la extensión del territorio y la cantidad de población con que cuenta por

ejemplo una nación como Francia, las cuales desbordan tremendamente la estructura de

la polis griega, entonces surge la cuestión sobre como solventar la necesidad de ungobierno efectivo.

Para Schmitt el problema del régimen político se resuelve a través de la identidad en la formación

de la Unidad Política, como lo señala Rafael Agapito en su introducción a El Concepto de lo

Político, “En Schmitt, como hemos visto, lo político se entiende como una decisión fáctica que

tiene como objetivo establecer una identidad positiva entorno a la cual se unifique el pueblo”

(Schmitt. 2002).

Si la comunidad política se dota de una identidad precisa y fuerte par excelence! se resuelve el

problema de la representación fácilmente a través de un líder o jefe de Estado que actúa como

pueblo. Schmitt al pensar en este tipo de representación recurre a un mecanismo de aclamación,

donde el representante es el pueblo y el vocero, “la forma natural de la manifestación inmediata

de voluntad de un pueblo es la voz de asentimiento o repulsa de la multitud reunida, la

aclamación” (Schmitt. 1992), cumpliendo la función ejecutiva del poder constituyente y la tarea de

defender la Constitución. Esta forma de representación guarda estrecha relación con la

concepción absolutista de Hobbes –aunque es necesario resaltar el marco democrático en el que

lo hace Schmitt- quien “ha visto en el soberano absoluto al “representante del país”, entendiendo

a éste como aquel que, habiendo recibido en confianza un país, es su responsable y cuida de sus

intereses” (Bobbio. 2002).



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Reconociendo el aspecto sociológico de la representación y la comprensión de este concepto por

parte de varios teóricos políticos contemporáneos podemos señalar que cada uno de los tipos de

representación en la síntesis aquí expuesta – la libre, la vinculante y la apropiada- ha caracterizado

un tipo de democracia.

Así mismo, se puede concluir que la representación libre se enmarca en la democracia

participativa, la representación vinculante se enmarca en la democracia directa y la representación

apropiada se enmarca en la democracia plebiscitaria, con lo que también se observa en el orden

expuesto una disminución progresiva entre la distancia que existe entre el representado y el

representante.

BIBLIOGRAFÍA

BOBBIO, N.; MATTEUCCI, N. y PASQUINO, G. (2002). Diccionario de política. Siglo XXI Editores:

México.

CONSTANT, B. (1890). Principios de política aplicables a todos los gobiernos representativos.

Biblioteca Económica Filosófica: Madrid

GIRALDO, J. (2003). Los profetas, la física y la boa constrictora. Un acercamiento al concepto de la

política en Marx en: Los Clásicos de la filosofía política. Editorial Universidad de Antioquia.

Colección Otra parte: Medellín.

MARX, K. (1978). La guerra civil en Francia. Ediciones en lenguas extranjeras. Pekín.

NEGRI, A. (2000). Kairòs, Alma Venus, Multitudo. Nove lezioni impartite a me stesso, Il

manifestolibri: Roma

SCHMITT, C. (1992). Teoría de la Constitución. Alianza Editorial. Madrid.

SCHMITT, C. (2002). El concepto de lo político. Alianza Editorial. Madrid.

STUART MILL, J. (1878). El gobierno representantivo. Librería de Victoriano Suárez: Madrid

WEBER, M. (1997). Economía y sociedad: esbozo de sociología comprensiva. Fondo de Cultura

Económica. Bogotá.

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