laura saa el ayuno como distintivo de la identidad pentecostal

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EL AYUNO COMO UN DISTINTIVO DE LA IDENTIDAD PENTECOSTAL POR: Laura Saá Introducción La religión, según el Diccionario Enciclopédico Larousse, es un “conjunto de prácticas y ritos específicos propios de cada una de dichas creencias” 1 . Serena Nanda 2 propone, desde el punto de vista antropológico, que la religión es un conjunto de “creencias y prácticas compartidas de una sociedad. Estas creencias y prácticas forman las doctrinas y los rituales de la religión. Las creencias de una sociedad están habitualmente codificadas en forma oral o escrita y constituyen la doctrina de la religión”. Desde un punto de vista filosófico, “la religión puede considerarse un estilo de vida, un camino hacia la plenitud que inicia al mismo instante en que se cobra conciencia de la misma. Es decir una obligación de conciencia que interpele el cumplimiento de un deber, el cual está asociado al ser y estar. También se relaciona con prácticas personales y ritos colectivos 3 ”. Finalmente, Friedrich Schleimacher 4 , desde la teología, sostenía que el sentimiento y la intuición son los mejores caminos para relacionarse con la deidad. La experiencia piadosa y mística de los creyentes era el lugar de la reflexión teológica. El sentimiento era la dependencia absoluta de la deidad, por lo tanto, la doctrina sólo afirma nuestra concepción de Dios. 1 Diccionario Enciclopédico 2000 Larousse , p. 868. 2 Nanda, Serena. Antropología Cultural: Adaptaciones socioculturales , pp. 205. 3 Muñoz, David. “El Fenómeno religioso desde una perspectiva criminológica”, p.3. www. El blog de Bernabé.com 4 Schaliermacher, Friedrich. Sobre los diferentes métodos de traducir , p. 106-107. 1

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EL AYUNO COMO UN DISTINTIVO DE LA IDENTIDAD PENTECOSTAL

POR: Laura Saá

Introducción

La religión, según el Diccionario Enciclopédico Larousse, es un “conjunto de prácticas y ritos específicos propios de cada una de dichas creencias”1.

Serena Nanda2 propone, desde el punto de vista antropológico, que la religión es un conjunto de “creencias y prácticas compartidas de una sociedad. Estas creencias y prácticas forman las doctrinas y los rituales de la religión. Las creencias de una sociedad están habitualmente codificadas en forma oral o escrita y constituyen la doctrina de la religión”.

Desde un punto de vista filosófico, “la religión puede considerarse un estilo de vida, un camino hacia la plenitud que inicia al mismo instante en que se cobra conciencia de la misma. Es decir una obligación de conciencia que interpele el cumplimiento de un deber, el cual está asociado al ser y estar. También se relaciona con prácticas personales y ritos colectivos3”.

Finalmente, Friedrich Schleimacher4, desde la teología, sostenía que el sentimiento y la intuición son los mejores caminos para relacionarse con la deidad. La experiencia piadosa y mística de los creyentes era el lugar de la reflexión teológica. El sentimiento era la dependencia absoluta de la deidad, por lo tanto, la doctrina sólo afirma nuestra concepción de Dios.

Sobre esta base, quiero hablar sobre la disciplina espiritual del ayuno, la cual ha sido utilizada por muchas religiones: musulmanes, judíos y cristianos. Sin embargo, resalto que aunque en la actualidad algunos grupos cristianos evangélicos han dejado de practicarlo, no ocurre así con los pentecostales, puesto que para ellos constituye un aspecto de búsqueda y encuentro con Dios y forma un distintivo de su identidad.

Es por eso que, en este artículo se tratará de mostrar la importancia del ayuno para los pentecostales y se hará un recorrido desde el Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento hasta nuestros días, puesto que los mismos manifiestan estar muy ligados a la interpretación bíblica, y esta práctica de su fe constituye un distintivo de su identidad. Asimismo, se usará como muestra los resultados de una encuesta a 50 pastores de la Iglesia del Evangelio Cuadrangular del Ecuador, de las provincias de Santa Elena y El Oro debido a que, en esta denominación el ayuno es un ejercicio espiritual que lo realizan con frecuencia los miembros y ministros que pertenecen a la misma. Inclusive se programa en el calendario de actividades de la iglesia, una fecha para el ayuno nacional.1 Diccionario Enciclopédico 2000 Larousse, p. 868.2 Nanda, Serena. Antropología Cultural: Adaptaciones socioculturales, pp. 205.3 Muñoz, David. “El Fenómeno religioso desde una perspectiva criminológica”, p.3. www. El blog de Bernabé.com4 Schaliermacher, Friedrich. Sobre los diferentes métodos de traducir, p. 106-107.

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1. Significado del ayuno.

El cuerpo humano necesita para funcionar mucha energía, lo que se obtiene a través de la comida, Dios puso en nosotros el deseo de comer llamado hambre, así conservamos nuestra vida. Algunas personas pueden tener la satisfacción de comer entre tres y cinco veces al día (especialmente en el norte del hemisferio), otras en cambio lo hacen una sola vez al día (debido a la pobreza que ocurre en el sur donde prácticamente el ayuno es obligatorio).

En la actualidad hay países en el cuerno de África, que por causa de la sequía están padeciendo de hambruna mezclada con una terrible pobreza, se ven niños con estómagos abultados y sumamente enflaquecidos, esto es una vergüenza ante el desarrollo tecnológico que tenemos en el siglo XXI. Por eso, el ayuno sería una muestra de solidaridad ante aquellos que sufren y se encuentran desprotegidos por quienes deberían acudir en su ayuda. Otros en cambio ayunan como protestas sociales y/o políticas.

En muchos lugares hay un excesivo cuidado de la imagen del cuerpo y las personas se someten continuamente a dietas, dejan de comer para conservar su figura. Sin embargo, en el mundo religioso se deja de comer por otras causas, aquí se llama ayuno, y se lo hace por un período de tiempo determinado. Foster, citado por Tracy, sostiene que en nuestra cultura, el ayuno requiere un sacrificio mayor que ofrendar.5

Según William Kelly6, ayunar viene del hebreo shom y del griego nésteia. Significa privarse de los alimentos con un propósito religioso deliberado.

En la Biblia, encontramos que el pueblo de Israel ayunaba, todos participaban en el gran ayuno anual, Lev. 16:29, este se celebraba el día del sacrificio. Dios quería que ellos recordaran la enorme experiencia de su salvación. ¿Qué se hacía en este día? El Sumo Sacerdote tomaba la sangre del cordero y la llevaba al lugar santísimo. Este proceso lo repetía tres veces presentándola como ofrenda por el pecado en lugar suyo, de su familia y del pueblo como lo indica Lev. 16:24.

En la actualidad, los cristianos no tenemos la costumbre del sacrificio, pero conservamos la costumbre de ayunar. Jesús mostró a sus discípulos que esto era parte de su disciplina. Él dijo: “Cuando ayunéis” (Mt. 16:6), por ese motivo siguiendo sus indicaciones, los pentecostales ayunamos.

Por otra parte, cuando nos encontramos con alguna aflicción emocional, enfermedades o situaciones en las que debemos tomar decisiones, en ocasiones, no tenemos apetito. Sin embargo, como disciplina espiritual se dirige a fortalecer la relación con Dios. Los pentecostales enfatizamos la convicción de que dependemos “no sólo de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt. 4:4).

2. El ayuno en el Antiguo Testamento.

5 Tracy, Wesley D. Formación espiritual, p. 77.6 Harrison, Everett F. (Editor). Diccionario de Teología, pp. 76-77.

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En el Antiguo Testamento los textos tienen un carácter descriptivo de la forma y momentos de ayunar. Sin embargo, notamos que éste no se conoce por los patriarcas y que tampoco hay una disposición expresa en el Pentateuco sobre el mismo. Lo primero que encontramos se refiere a Moisés quien ayunó en el Sinaí “cuarenta días y cuarenta noches” (Éx. 24:18, Dt. 9:9). Luego, lo encontramos en el libro de los Jueces, donde en medio de una guerra civil de los israelitas contra los benjamitas, los primeros fueron derrotados en su inicio (Jue. 20:26-27), y después del ayuno preguntaron a Jehová por la desgracia ocurrida, por lo que lo se presenta unido a la oración.

Posteriormente, lo vemos en actitudes de arrepentimiento, contrición y confesión de pecados. Ejemplo de esto es la reunión que hizo Samuel en Mizpa (1 S. 7:6), y fundamentalmente en el Día de la Expiación (Lev. 16:29-34, 23:27-32).

El día del Yom Kippur era y es la fiesta más solemne en el calendario judío. Era el día de mostrar arrepentimiento delante de Dios. Actualmente, se observa diez días después del Año Nuevo, en hebreo se conoce como Rosh HaShanah “cabeza de año”.

Aquí deseo anotar el comentario del Dr. Rivera7: “ la tradición dice que este día se decide quién va a vivir y quién va a morir durante el año que comienza, quién va a prosperar y quién va a sufrir, quién va a estar cómodo y quién va vagar, quién va a morir por fuego y quién por terremoto. Los días entre Rosh HaShanah y Yom Kippur se dedican a reflexionar en cómo uno ha vivido con relación a la Torah”. Así, deducimos que el ayuno es una invitación para evaluar lo actuado pero también comprometerse con ser mejores personas, que amen a Dios y al prójimo.

El ayuno y la abstinencia en el día de la Expiación son considerados como “una ventana de oportunidad para verse uno mismo sin pretensión y encontrar maneras de mejorar. La idea es de un sacrificio que hace a quienes participan de él más humanos y vulnerables mientras les acerca al ideal divino de una vida de integridad”8.

Es decir, no hay en el ayuno una muestra de autosuficiencia, por el contrario, en vez de hacernos más divinos, el ayuno nos hace sentir más humanos y más dependientes del socorro divino para la vida en plenitud. El Dr. Rivera9 dice: “Ayunamos no para castigarnos a nosotros mismos por debilidades o indulgencias pasadas, ni para que Dios nos tenga lástima cuando ve lo mucho que estamos sufriendo por su causa. Al contrario, ayunamos para probar que somos humanos”.

La idea de “afligir el alma” también está presente en el ayuno. Tal es el caso de David, 2 S. 12:15-20, cuando el hijo que había tenido con Betsabé, enfermó de muerte. Aquí observamos que se realizaban otras acciones como “estar acostado en tierra” para mostrar su dolor.

También el rey Acab ayunó para mostrar su arrepentimiento, (1R. 21:27). En otras ocasiones, el ayuno se usaba para mostrar el dolor por la muerte de un ser querido, así

7 Rivera, Roberto A. Introducción a las disciplinas espirituales, p. 43.8 Ibid, p.43.9 Ibid, p. 44

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David ayunó cuando murieron Saúl y sus hijos (2 S. 1:12), y cuando murió Abner (2 S. 3:35).

Con respecto a este tema, Harold Kushner dice: “Los demás seres de la creación están “programados” por el instinto. Solamente los seres humanos pueden decirle que no al instinto. Se puede adiestrar a un perro a no comer por miedo al castigo, pero no se le puede enseñar a ayunar voluntariamente para mantener una dieta o por cuestiones ideológicas. Sólo los humanos pueden hacer eso”10.

Daniel ayunaba continuamente: para mantenerse incorruptible Dn. 1:8-15, y cuando buscaba respuestas de Dios, (Dn. 9:3, 10:1-3).

Otra persona famosa por su ayuno es la reina Ester, ella y el pueblo ayunaron antes de una acción muy peligrosa: presentarse ante el rey sin haber sido llamada lo que podría haberle costado la vida. (Est. 4:16).

En los profetas, el ayuno no tiene como propósito convencer a Dios, el fin era cultivar la relación de intimidad con Dios que resultara en justicia, misericordia y humillación ante él. “El ayuno que yo escogí, ¿no es más bien desatar las ligaduras de impiedad, soltar las cargas de opresión, dejar libres a los quebrantados y romper todo yugo? ¿No es que compartas tu pan con el hambriento, que a los pobres errantes albergues en tu casa, que cuando veas al desnudo lo cubras y que no te escondas de tu hermano?”(Isa. 58:6-7). “Hombre, él te ha declarado lo que es bueno, lo que pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, amar misericordia y humillarte ante tu Dios.”(Miqueas 6:8)

La religiosidad no tiene valor sino está acompañada de acciones concretas: justicia, misericordia y amor. El verdadero ayuno es la renuncia a toda forma de conducta que mantiene o propicia la injusticia. Los profetas no rechazan la práctica del ayuno en sí misma, sino el uso de ella como un rito religioso sin valor moral. El ayuno tiene que manifestarse en acción a los necesitados: dar de comer al hambriento, dar albergue al pobre, ser justo, vestir al desnudo y preocuparse por el hermano desamparado.

Los profetas, asimismo, hablan del valor de dejar de afligirse como acto religioso para sentir la aflicción del prójimo, de dejar a un lado el egoísmo natural para entender que el dolor compartido establece y mantiene la solidaridad.

Por eso podemos darnos cuenta que el ayuno nos ayuda a controlar voluntariamente nuestro instinto natural para afirmar nuestra relación individual y comunitaria con Dios, pero también con el prójimo. Como resultado nos identificamos con los demás y hacemos algo a su favor. Experiencias muy significativas las tenemos en el trabajo de líderes de la Iglesia del Evangelio Cuadrangular del Ecuador, desde donde se crearon fundaciones para atender a niños huérfanos en Ambato y Quito. López11 indica que, denominaciones pentecostales como Iglesia de Dios y Asambleas de Dios tienen

10 Harold Kushner citado por Roberto Rivera, ibid pp. 44-4511 López, Darío. Pentecostalismo y Misión Integral, pp. 67-71.

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declaraciones de misión en las cuales se manifiesta preocupación y deseos de desarrollar programas de compasión que involucren el servicio integral como parte de su labor.

Además de lo indicado, podemos tomar la opinión del Dr. Miguel-Antonio Ibáñez12 en lo referente al ayuno como práctica religiosa sostiene que, el texto es un generador de significados y que en contacto con otros textos se enriquece, lo que en un primer momento surge como una actitud frente a una desgracia o como algo penitencial, se convierte en “autocastigo con valor redentor que refuerza la súplica por el perdón de los pecados e incluso dispone a una revelación o relación trascendental con Dios… luego pueden encontrarse nuevos significados”, usa interpretaciones semánticas, las cuales él expresa en el siguiente cuadro:

AyunoNúcleo Semítico Relaciones Determinaciones Motivaciones

Negación de alimento espontáneo

Causal Desgracia Luto

Negación de alimento voluntario

Intencional Desgracia, pecado Arrepentimiento

Negación de alimento voluntario

Intencional Desgracia, pecado, intervención divina

Súplica penitencial

Es decir, en este análisis semántico la función del sentido del ayuno se va ampliando, de tal forma que para entenderlo es necesario revisar todo el contexto. Así, en el tercer nivel que es el que aparece con más riqueza, marcará la pauta para comprender el sentido del ayuno en el Nuevo Testamento. Ibáñez manifiesta: “El pueblo de Israel asocia la intervención de Dios, que es salvadora, a un cierto grado de sufrimiento voluntariamente aceptado y expresado en actitudes penitenciales: ayuno principalmente”.

Las conclusiones a las que llega este autor fueron comparadas con las respuestas que dieron los pastores encuestados, quienes frecuentemente indicaron lo siguiente:

- El ayuno es una manera de humillarnos para buscar a Dios cuando estamos afligidos.

- Es un ejercicio espiritual que realizamos para que la carne mengue y el espíritu crezca, así mostramos nuestro pesar y arrepentimiento delante de Dios.

- Es un encuentro con Dios personal y espiritual que nos fortalece.

- Ayunamos cuando atravesamos dificultades.

- Es necesario para romper ligaduras de impiedad, ayudar al necesitado.

12 Ibáñez, Miguel- Antonio. El ayuno en el Nuevo Testamento, a la luz de la tradición veterotestamentaria y de los apócrifos del Antiguo Testamento, Tesis doctoral, pp. 25-26.

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- Ayunamos para que Dios saque todo lo que no es de su agrado y lo que impide comunión con Él.

- Ayunamos para alcanzar misericordia de Dios y que perdone nuestros pecados.

- Ayunamos para recibir santificación de nuestra vida.

- Ayunamos para pedir avivamiento y sanidad de nuestros cuerpos.

- Ayunamos antes de ir al hospital para orar por los enfermos y a la cárcel a visitar a los presos.

- Ayunamos por edificación personal y por la unidad de la iglesia.

En conclusión a esta primera parte, podemos decir que el ayuno es una práctica piadosa en el mundo pentecostal por medio de la cual nos acercamos a Dios para alcanzar perdón, misericordia, ayuda en medio del sufrimiento, para tener comunión con él y buscar la santidad de vida. Pero también incluye el accionar frente al pobre y menesteroso: la práctica de la justicia, el socorrer a los hambrientos, el dar de comer al necesitado, etc. han sido elementos importantes en el pentecostalismo, su asentamiento y crecimiento en comunidades muy humildes de nuestro continente dan fe de este compromiso. Como indica D. López13 “las comunidades pentecostales han encontrado mayor receptividad y han crecido entre los pobres y excluidos”. Podemos notar que seguimos puntualmente las interpretaciones que se dan en el Antiguo Testamento y las aplicamos en la disciplina espiritual del ayuno.

El ayuno se convierte en un medio de purificación, en el cual la intervención de Dios en la vida del cristiano pentecostal lo ayuda en una manera eficaz para evitar y fortalecerse contra el pecado, pero sobre todo, para afirmar su relación individual y comunitaria con Dios, de tal manera que pueda mostrar un interés genuino en su prójimo y disponerse a ayudarlo en sus necesidades.

3. El ayuno en el Nuevo Testamento.

En el Nuevo Testamento vemos que Jesús no ordenó que se ayunará, pero él daba por sentado que se debía ayunar: “Cuando ayunes…” Mt. 6:16-17 y cuando los discípulos de Juan le indicaron que ellos ayunaban y sus discípulos no, respondió que lo harían el día “que el esposo sería quitado” Mt. 9:14-15.

Es por eso que, Jesús se constituye en el ejemplo del ayuno, pues él mismo, al ser impulsado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo, ayunó “cuarenta días y cuarenta noches” Mt. 4:2. Según Yattenciy Bonilla hay dos razones por las cuales este ayuno es simbólico. Él indica: “Las razones son lógicas y simbólicas. En primer lugar, físicamente hablando es imposible que un ser humanos pueda sobrevivir “40 días” sin comer y sin beber agua en un desierto. Aunque fisiológicamente hablando sí es posible

13 López, Darío. Pentecostalismo y Transformación Social., p. 11

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de abstenerse de alimento por tantos días, ya es sabido que no es posible sobrevivir sin consumir agua más allá de tres días14”.

Aunque el tema tratado aquí son las tentaciones, vamos a fijarnos en el ayuno que es el interés de este artículo. La referencia al ayuno en forma de un participio aoristo muestra una consecución temporal manteniendo en el mismo plano la tentación y el ayuno. De esta manera, se presenta el hecho ayuno como una respuesta a la realidad de la tentación. El marco es el desierto, que sumado al número cuarenta evoca la historia de Moisés y del pueblo de Israel (Éx. 24:18, Núm. 14:33-34). Se debe indicar que la teología de Mateo ve en Jesús el Mesías como el Moisés que instaura la nueva ley.

La razón de ayunar antes de ser tentado por el diablo, como indica este pasaje de Mateo, nos conduce a pensar que él tomó fortaleza para vencer en este proceso que iniciaba. La misión mesiánica de Jesús que se prepara en el desierto, está de continuo estorbada por el diablo. Esto lo supera por medio del ayuno. En otras palabras, el ayuno fortalece el sentido de la misión para cumplir el plan de Dios.

El asunto de ser tentado se relaciona con la vida ética moral de Jesús. Así lo indica Heb. 4:14-15, puesto que Jesús debía mantener su misión, las tentaciones tenían el propósito de desviarlo de la misma. Bonilla anota: Es necesario conciliar los sinópticos con el libro de Hebreos y por eso indica que el pasaje de Mateo fue tomado de la fuente “Q” resumiendo en un solo episodio el hecho de que Jesús fue tentado, mientras que Hebreos habla de que él fue tentado en todo. Jesús sí fue tentado, y no sólo en tres ocasiones, no sólo entre el bautismo y el inicio de su ministerio público, sino en todo y durante toda su vida15.

El ayuno le da a Jesús la lucidez necesaria para descubrir las artimañas del enemigo. Al vencer las tentaciones, se inició su ministerio, en otras palabras, Jesús aceptó su misión con obediencia y de esta manera se dispone a cumplir lo que Dios había deseado para él. La misión central de Jesús era la cruz, por tanto al superar y tomar fuerzas con el ayuno, símbolo acá de completa sumisión a su Padre, Jesús cumple su llamado para ser el Siervo Sufriente.

La perspectiva de Lucas 4:1-2 sobre el ayuno y la tentación de Jesús en el desierto es más descriptiva. El ayuno se muestra como una consecuencia de la plenitud del Espíritu que le impulsa al lugar donde habitan los demonios, el desierto. Su ayuno no es penitencial sino trascendente. Para Lucas, Jesús es el Hijo de Dios, el primero del nuevo pueblo, el nuevo Israel con un corazón absolutamente entregado a Dios y probado por éste en el desierto, tal como lo hizo con el pueblo de Israel. El ayuno simboliza la presencia del Reino de Dios donde el alimento es Dios mismo.

La relación ayuno-demonio en este caso se entiende como la lucha entre el poder de Dios y el dominio del diablo que se extiende a este mundo temporal y que se ve

14 Bonilla, Yattenciy. Hacia una Ética de la Vida, p.98.15 Ibid, pp.99-101.

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amenazado por la presencia del reino de Dios, establecido en un nuevo pueblo del cual Jesús es la cabeza.

De esto podemos sacar en conclusión que las primeras comunidades cristianas veían en el ayuno una forma práctica para vencer al demonio. Por este motivo, no deben extrañarnos las predicaciones de los pentecostales en los años 80, cuando hablaban que de esta manera se vencía al maligno16. Ellos continúan en esta línea de interpretación.

Fue interesante encontrar respuestas de los pastores en este mismo sentido, aunque con una frecuencia mucho menor, expresaron lo siguiente:

- El ayuno nos permite estar preparados ante las acechanzas del diablo y romper sus estrategias.

- Ayunamos constantemente para no caer en tentación, que el diablo no nos engañe.

- Ayunamos porque es necesario fortalecer el espíritu para vencer al enemigo.

- Ayunamos para tener autoridad y reprender los demonios.

- Ayunamos para obtener liberación de cadenas de esclavitud del enemigo.

Por otra parte, en el libro de los Hechos encontramos que la iglesia de Antioquía, aún cuando estaba formada mayormente por gentiles, tenía la costumbre de orar y ayunar, así es como el Espíritu señala que se separe para la obra a Pablo y a Bernabé, cap. 13: 1-2.

Asimismo, los textos paulinos son muy importantes para conocer lo que las comunidades primitivas pensaban con respecto al ayuno. En 1 Co. 7:5, 2 Co. 6:5 y 11:27 Pablo muestra una relación muy importante entre el ayuno y la oración. El uso de la palabra griega que corresponde a ayuno está ligado a la abstención voluntaria de alimentos por motivos religiosos. Según Ibáñez hay una contraposición entre hambre, sed y los múltiples ayunos. Esta contraposición no está basada en la identidad de los términos sino en su correlación17.

En 2 Corintios encontramos una situación muy tensa entre Pablo y esta iglesia, los problemas estuvieron revestidos de gravedad y afectaron mucho al apóstol. Luego de su regreso a Éfeso, Pablo volvió a escribir a los corintios con el ánimo aún muy afectado, como él mismo lo dice: “Por la mucha tribulación y angustia del corazón os escribí con muchas lágrimas” (2:4) por eso es conocida así por muchos comentaristas: La carta de las lágrimas.

Lo que encontramos en los textos anteriormente mencionados es una estructura argumentativa, ya que el hecho-ayuno forma parte de una enumeración que atestigua

16 El evangelista portorriqueño Yiye Ávila dio mucho énfasis en el ayuno. Sus prédicas enfatizaban que esta era la mejor manera de vencer al maligno, pues esta herramienta que Dios había dado a su pueblo podía vencer cualquier obstáculo espiritual.17 Ibáñez, p. 22.

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apasionadamente su ministerio apostólico. Hay una relación de causa (su ministerio apostólico) y efecto (su constancia en el sufrimiento y los ayunos. Estos se constituyen en la justificación de su argumento, ya que al incluir el ayuno en el listado, revalida la tradición de los grandes personajes del Antiguo Testamento, quienes practicaban el mismo en su ministerio y le daban una especial función (Moisés, Jeremías, Daniel, Miqueas).

Por otra parte, se debe notar que en Jesús encontramos la insistencia en un ayuno puro, en contra del que sólo refleja una práctica exterior “cuando ayunes”. De lo expuesto nos damos cuenta que, la asociación del ayuno a la oración para luchar contra el mal (pecado, enfermedad, demonio) sí está presente en el Nuevo Testamento. Es por eso que, para los pentecostales, ayuno y oración, son disciplinas claves para el crecimiento en la fe. Como anota López18: “La oración pentecostal ni ignora ni evade los problemas cotidianos. Mas bien, confiando en el poder liberador del Dios de la vida, la oración traduce una absoluta confianza en su constante guía, protección y sustento…más que un mero ejercicio espiritual, es un acto espiritual inteligente en la cual se refleja su fe insobornable en Dios”.

Sin embargo, aunque Pablo y los evangelios hablan del ayuno, su práctica no recibe tanta importancia como en el Antiguo Testamento19. Según el Dr. Ibáñez20 esto se debe a que para los primeros cristianos el ayuno “pertenece a las prácticas derivadas de la ley, y por tanto recibe el mismo tratamiento que ellas…No debemos dejar de considerar que estas prácticas se consideraban desprovistas de acción salvífica, las mismas que estaban dadas en la muerte y resurrección de Jesucristo. A pesar de esto, ellos siguieron con algunas prácticas judías como la oración, la reunión en la sinagoga y el ayuno”. Ellos no lo desecharon en ningún momento.

Asimismo, González21 indica que: “El cristianismo primitivo considera que las buenas noticias del Evangelio, traerán transformaciones reales en la vida de los pobres”. La práctica de las disciplinas espirituales como el ayuno son fuente de inspiración y búsqueda de un cambio real. Esta es la línea que siguen los pentecostales.

4. El ayuno como distintivo en la identidad pentecostal.

De lo anteriormente expuesto, nos damos cuenta el por qué los pentecostales ayunan. Muchas veces llevan a cabo esta actividad espiritual con abstinencia total de alimentos durante un período de tiempo, ingiriendo solamente agua. Mayormente, los pentecostales consideran que el ayuno es un tiempo que apartamos para buscar la presencia de Dios, absteniéndonos voluntariamente de alimentos. Las respuestas de los pastores van en concordancia con lo que se enseña en el movimiento de santidad.

18 López, Darío. La Fiesta del Espíritu, p. 48.19 Esto es lo que hace que algunos grupos de cristianos evangélicos no le den mucha importancia al ayuno.20 Ibáñez, pp. 28-2921 González, Antonio. El evangelio de la paz y el reino de Dios, p. 158.

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Así, la idea sobre el ayuno fue mantenida por Juan Wesley22, a quienes algunos llaman el “abuelo de los pentecostales”23. Él decía: “…el ayuno es un medio precioso…que Dios mismo ha ordenado, por tanto cuando se practica debidamente, él nos da su bendición…al ayuno unimos siempre la oración ferviente, derramando nuestras almas delante de Dios, confesando nuestros pecados…humillándonos bajo su mano poderosa, presentando abiertamente a él todos nuestros deseos, nuestra tranquilidad y nuestro desamparo24.

Asimismo, Wesley25 sostenía que esta disciplina nos acercaba más a Dios: “Ayunamos para esperar una mayor gracia santificadora… para añadir fervor a nuestras oraciones…para apartar la ira de Dios y obtener todas las promesas…hechas en Jesucristo”.

Es interesante notar que los pentecostales ayunan para que Dios produzca cambios en su vida y les permita ser más sensibles a las necesidades de los demás. De esta forma se humillan ante Dios, pero se interesan en la moralidad interna y externa. Su deseo es tener el ayuno agradable a Dios y fructífero en el sentido de practicar lo correcto y mostrar misericordia al prójimo. Comparando las respuestas encontramos:

- Ayunamos para que mengue la carne y crezca el espíritu de Dios que está en nosotros.

- Según Isa. 58:6 y 7 ayunamos para desatar ligaduras de impiedad, soltar cargas de opresión, dejar libres a los quebrantados, romper todo yugo de impiedad.

- Para quebrantar la carne, fortalecer el espíritu y ser sensible a las necesidades de los demás.

- Ayunamos porque necesitamos tener un tiempo para conocer más a Dios y tener comunión con él, luego podemos obedecerle ayudando a los demás.

- Con el ayuno él (Dios) nos transforma y tenemos poder y autoridad para cumplir su voluntad en este mundo.

En este sentido, considero que esta práctica muestra una espiritualidad que sí está comprometida con el prójimo. Harold Segura dice: “El eje fundamental de nuestra espiritualidad debe ser la causa de Cristo, que es el Reino de Dios. El seguimiento de Jesucristo debe ceñirse al modelo del Maestro… Ser espiritual es vivir la fe en relación amorosa con Dios y con nuestros semejantes; es seguir a Cristo asumiendo las actitudes que él asumió hacia su Padre, hacia los necesitados, hacia el mundo y hacia la creación en general”26.

22 Juan Wesley, predicador y teólogo inglés del siglo XVIII. Muchas de las disciplinas espirituales y experiencias tuvieron su asidero durante su ministerio. 23 Esta es una frase común entre los hermanos Metodistas y Nazarenos.24 Sudgen, Edward (ed.). Sermones de Wesley. Sermón No. 53 El sermón de la Montaña. Kansas: Casa Nazarena de Publicaciones, p. 334, 344.25 Ibid, p. 342.26 Segura, Harold. Hacia una espiritualidad evangélica comprometida. P. 20.

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El ayuno en los pentecostales es más que una práctica ascética como en ocasiones se lo ha considerado. Constituye un distintivo muy importante de su espiritualidad que tiene una doble finalidad: la búsqueda constante de una relación íntima con Dios y el manifestarse en su apoyo al prójimo. En este sentido, Mariano Ávila dice: “La espiritualidad integral ha de pernear nuestro diario quehacer. No es un aspecto de la vida que se vive exclusivamente en el culto o en el templo y que se manifiesta en las prácticas ascéticas o extáticas del cristiano; es una realidad que ha de evidenciarse en el andar cotidiano, en todas las áreas de la vida, como señal del Reino que ha llegado y que está por venir”27.

Por otra parte, aunque los pentecostales ayunan para que la obra crezca, antes de un evento evangelístico y antes de nombrar nuevos ministros, ellos se interesan en lo que ocurre a nivel local y mundial. En las respuestas se encontró que, incluían en sus ayunos oraciones por las autoridades de gobierno y para que el Señor establezca su justicia en este mundo. Por eso se debe considerar lo que dice René Padilla: “Para que el movimiento evangélico cumpla con su misión histórica en medio de la crisis socio económica y política que viven nuestros pueblos no bastan los números. Esa expansión numérica tiene que ir acompañada por otros aspectos del crecimiento eclesial. La intensificación de la búsqueda de la paz y la justicia, el fortalecimiento de la unidad en Cristo, y la profundización de la fe, la esperanza y el amor a nivel personal y comunitario”28. Aunque la mayoría de los pentecostales no han leído al Dr. Padilla, su práctica espiritual sí se mantiene en concordancia. Esto es lo que señala Darío López con varios ejemplos del compromiso social de los pentecostales:

En la región quichua del Ecuador, desde hacia varios años, la Iglesia de Dios de ese país tiene un trabajo social que incluye un orfelinato en el que se brinda un servicio integral a los niños huérfanos. En el caso del Perú, seis congregaciones de la denominación localizadas en los barrios más pobres de la ciudad de Lima, tienen programas de servicio integral a todas las necesidades humanas, atienden asuntos claves como la alimentación, la salud y la educación de los niños en esos lugares29.

Los pentecostales están conscientes de que también la Biblia nos advierte los peligros de usar esta disciplina espiritual con fines egoístas: no puede usarse sólo para obtener cosas materiales de parte de Dios (Isa. 58:3), sustituir al arrepentimiento verdadero y competir con otros (Isa. 58:4-7), convertirse en un fin en sí mismo (Zac. 7:5), en una ocasión para mostrar una religión externa desprovista de la verdadera fe en Dios (Mt. 6:16) o usarse como autojustificación que menosprecia al verdadero arrepentimiento y justificación por parte de Dios (Lc. 18:12). Es de notar que a pesar de esto, algunas iglesias cristianas evangélicas y pentecostales legalizaron el ayuno en la década de los 80, tratando de indicar cuándo y cuántos días ayunar lo que provocaron una reacción

27 Ávila Mariano. Conversión y discipulado, p. 21228 Padilla, René. Discipulado y Misión. Compromiso con el Reino de Dios. Buenos Aires: Ed. Kairós, 1997, p. 100. 29 López, Darío. Pentecostalismo y Misión Integral, p. 68.

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adversa hacia el mismo. Pero los pentecostales modificaron su pensamiento y mantuvieron la práctica del ayuno.

En conclusión, el ayuno es una práctica, una disciplina espiritual que es muy importante en los pentecostales, quienes toman de la Biblia la justificación para realizarlo ya sea individual o colectivamente, durante tiempos cortos o prolongados, antes de tomar decisiones trascendentales personales o eclesiales, acompañados de oraciones y lecturas bíblicas, pero remarcando la necesidad de buscar la intimidad con Dios para permitir que transforme sus vidas y les haga más humanos, de tal manera que puedan compadecerse de las necesidades del prójimo y atenderlas mostrando amor y misericordia.

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