la trampa de octavio paz

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La trampa de Octavio Paz El 4 de octubre de 1968, cuando apenas habían pasado 48 horas de la matanza de estudiantes, el poeta Octavio Paz renunció al cargo de embajador de México en la India. No podía ser cómplice de un gobierno autoritario que nuevamente utilizaba a Tlatelolco como piedra de sacrificio, ahora para asesinar a sus jóvenes. La decisión de renunciar al cargo diplomático fue apenas un destello en el país: el único intelectual de ese nivel y en un cargo público que dijo “no” al poder, a un presidente represor como Gustavo Díaz Ordaz; el escritor que protagonizó el “acto moral más audaz”, el más valiente. POR JACINTO RODRÍGUEZ MUNGUÍA* @T_Invisible ILUSTRACIÓN: JOSÉ QUINTERO La renuncia que nunca fue

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    La trampa de

    Octavio PazEl 4 de octubre de 1968, cuando apenas haban pasado 48 horas de la matanza de estudiantes, el poeta Octavio Paz renunci al cargo de embajador de Mxico en la India. No poda ser cmplice de un gobierno autoritario que nuevamente utilizaba a Tlatelolco como piedra de sacrificio, ahora para asesinar a sus jvenes.

    La decisin de renunciar al cargo diplomtico fue apenas un destello en el pas: el nico intelectual de ese nivel y en un cargo pblico que dijo no al poder, a un presidente represor como Gustavo Daz Ordaz; el escritor que protagoniz el acto moral ms audaz, el ms valiente.

    Por Jacinto RodRguez Mungua* @T_Invisible iLuStRacin: JoS QuinteRo

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    48Pocos das antes de abandonar el poder, el presidente Daz Ordaz hizo que le preguntaran sobre la renuncia del escritor. Ese qu va

    a renunciar!, respondi despectivamente.Y no, Paz no renunci. Hizo uso de un recurso que en la jerga

    diplomtica se llama disponibilidad. No renunci y no poda hacerlo porque la ley se lo impeda, se argument desde entonces y durante

    las siguientes dcadas. No, no renunci, aunque la ley s se lo permita. No, no renunci

    y sigui cobrando su sueldo mensual desde 1968 hasta 1973, cuando alcanz los 30 aos de servicio en las filas diplomticas.

    Este fragmento que adelanta emeequis es parte del captulo sobre Octavio Paz del libro en preparacin sobre intelectuales

    y poder en Mxico. En l se confirma lo que intelectuales cercanos al escritor han considerado siempre una infamia: que Paz recurri

    a una trampa para no renunciar y seguir cobrando. Daz Ordaz, en este caso, tena razn.

    A veces la intuicin de los poetas es la ms certera. Cuntas veces se habr acordado Octavio Paz de esa frase, de la frase que Gustavo Daz Ordaz pronunci semanas antes de la matanza del 2 de octubre de 1968 en Tlatelolco?

    Nadie lo sabr nunca. Lo que s sabemos es que esa frase, la de Daz Ordaz, naci despus de leer las re-flexiones que Octavio Paz haca en los das tempranos de septiembre de 1968. El poeta tomaba entonces distancia de las metforas y la contemplacin para analizar y reflexionar sobre la realidad que estallaba en las calles de Pars, Praga, San Francisco, Berln, la Ciudad de Mxico.

    La tarde del 22 de julio de 1968, una vulgar pelea, creada u espontnea, entre dos grupos de porros marc el inicio del movimiento social que partira la historia de la protesta en Mxico.

    A diferencia de los movimientos que irrumpan en otras grandes metrpolis del mundo, donde las reivin-dicaciones polticas se hallaban en el centro de todo, el de Mxico parta de un aparente absurdo.

    El camino se hizo largo y se enfil hacia el 2 de octu-bre, el punto final de otra historia recurrente en Mxico: el de la violencia.

    * * *El 9 de septiembre de 1968 Octavio Paz deja a un lado la inspiracin potica para mirar desde la ra-zn los hechos que desgarran al mundo, a su pas tan distante y tan cercano a l.

    A una distancia de 14 mil 673 kilmetros, la que exis-te entre Mxico y la India, y 49 das despus del 22 de julio, se asoma el otro Paz, el del ensayo, el antroplogo, el socilogo.

    Octavio Paz escriba lo que podra ser el prlogo y epi-tafio de s mismo con la mirada puesta sobre el mundo y as se lo contaba a su amigo, su jefe, el secretario de Rela-ciones Exteriores, Antonio Carrillo Flores:

    La segunda parte de mi informe contiene apreciaciones personales sobre la situacin mexicana porque no pude ni quise contenerme. Desde hace 10 aos el problema me preo-cupa y me angustia. No es un conflicto estudiantil nicamen-te aunque tiene caractersticas especficamente estudiantiles sino general que maana puede expresarse de otra manera y por medio de otros grupos sociales, como ocurri al final del periodo del Presidente Ruiz Cortines y tambin en determi-nados momentos de la gestin del Presiente Lpez Mateos ().

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    As, aunque a veces la fraseologa de los estudiantes y estos grupos recuerde a la de los jvenes hermanos, norteameri-canos y alemanes, el problema es absolutamente distinto. No se trata de una revolucin social aunque muchos se digan ser unos revolucionarios radicales sino de realizar una re-forma (subrayado de OP) en nuestro sistema poltico.

    Si no se comienza ahora, la prxima dcada de Mxico ser violenta

    Esas letras habran arrancado de Gustavo Daz Ordaz aquellas palabras: A veces la intuicin de los poetas es la ms certera.

    Concluy el escritor su carta, manuscrita y en tinta azul, con una solicitud:

    Ir a Mxico, si usted me da permiso, a fines de octubre para dar de nuevo las conferencias citadas en El Colegio Nacional.

    Octavio Paz ya no vendra a Mxico como lo haba pla-neado, ni dictara esas conferencias. Se atraves en su vida el 2 de octubre. El ao de 1968 sera para el poeta lo que para Pablo de Tarso el camino de Damasco.

    Al dejar la embajada de Mxico en Nueva Delhi, India, Paz se asumi como un mrtir inconsciente, un Cristo que cargara la cruz de la moral de toda una generacin de intelectuales.

    El acto ms prctico y concreto fue dejar la embajada de Mxico en la India. Aunque el trmino oficial-admi-nistrativo fue disponibilidad, no renuncia.

    Pero, entonces, cuando su ruta a la canonizacin inte-lectual se iba construyendo, el presidente al que le haba renunciado coloc los peores clavos que se pueden dejar en el cuerpo de los mrtires: la duda y la sospecha.

    Ese que va a renunciar!.

    * * *En el otoo de 1968 fueron asesinados decenas de estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco. El poeta Octavio Paz deja enton-ces la embajada mexicana en la India en protesta por esa masacre.

    Escribe en su carta elaborada a mquina en el extre-mo superior derecho, el propio Paz coloc estas palabras: Confidencial y personal lo siguiente:

    Ante los acontecimientos ltimos, he tenido que pregun-tarme si poda seguir sirviendo con lealtad y sin reservas mentales al gobierno. Mi respuesta es la peticin que ahora hago: le ruego que se sirva ponerme en disponibilidad, tal como seala la Ley del Servicio Exterior Mexicano. Procu-rar evitar toda declaracin pblica mientras permanezca en territorio indio. No quisiera decir aqu, en donde he re-presentado a mi pas por ms de seis aos, lo que no tendr empacho en decir en Mxico: no estoy de acuerdo en absolu-to con los mtodos empleados para resolver (en realidad: reprimir)las demandas y problemas que ha planteado nues-tra juventud.

    Esa decisin, dice el historiador Enrique Krauze, re-present para Octavio Paz su hora mejor, un gesto sin precedentes en la historia mexicana. Ese acto de libertad tendra repercusiones extraordinarias en la vida poltica y cultural de Mxico y, hasta cierto punto tambin, en Amrica Latina.

    En comunin con la revuelta estudiantil, Paz se iba a su revolucin en el acto de romper con una revolucin petrificada. Con un poema y una renuncia, Octavio Paz comenz a convertirse en protagonista de su propia Cancin mexicana .

    Por supuesto, Krauze no sera el nico intelectual que defendera la integridad moral y poltica de su mentor.

    Muchos aos antes, Carlos Fuentes, el entonces gran amigo de Paz, escribi en 1972:

    La ruptura ms clara y digna de la inteligencia con el poder represivo la protagoniz Octavio Paz al renun-ciar al cargo de embajador de Mxico en la India a raz de la matanza de Tlatelolco. La naturaleza de la repre-sin contra quienes se atrevan a soldar la inteligencia y accin la comprobaron en carne viva, al ser privados de la libertad, Jos Revueltas, Heberto Castillo, Eli de Gortari.

    Guillermo Sheridan, escritor cercano a los afectos de Paz y sin duda el mejor bigrafo del poeta, ha escrito mucho sobre esos das:

    Paz decide que se halla en incapacidad para servir con lealtad y sin reservas mentales al gobierno a raz de la masacre. Esta decisin lo inclina a solicitar ser puesto en disponibilidad precisamente porque el conflicto no obedece a que l rechace una orden directa de la SRE, sino a que considera al gobierno responsable de actos que chocan con el imperativo tico de su embajador; no se enfrenta a un mandato que podra haber hallado ca-rente de validez intrnseca o contrario a los intereses del pas, sino a un dilema de conciencia:

    Representar a un gobierno que, a sus ojos, ha per-dido su legitimidad moral. Pona as su calidad esencial de ciudadano por encima de su naturaleza circunstan-cial del funcionario. Curiosamente, esto no lo exenta-ba de tener que expresar su decisin como funcionario, puesto que an lo era en ese momento y lo seguira siendo hasta recibir la notificacin de hallarse en dis-ponibilidad.

    Christopher Domnguez, otro de los escritores que se forjaron intelectual y profesionalmente al amparo del premio Nobel, ha agregado su propia valoracin sobre el tema en su reciente libro Octavio Paz en su siglo:

    De los miles y miles de funcionarios que el Estado mexicano tena el 2 de octubre nadie, salvo Paz, renun-ci a su puesto. Ningn otro.

    Y se hace eco de lo que Sheridan, Krauze y otros argu-mentaron por aos sobre la salida de Paz de la embajada de la India. Dice que el muro legal de los funcionarios del servicio exterior se llamaba disponibilidad:

    La palabra disponibilidad (cursivas del original de Domnguez) fue utilizada maliciosamente no slo por los gacetilleros gubernamentales. Al da siguiente de abandonar la Presidencia, el 2 de diciembre de 1970, lo

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    primero que hizo Daz Ordaz fue denigrar a Paz insis-tiendo, en unas declaraciones ante la televisin, en que no haba sido renuncia sino un despido.

    eSe 2 de octubRe: eL RituaL de La MueRte

    Dice el boletn B-123 difundido por el gobierno mexicano: 18 de octubre de 1968. La SRE, por acuerdo superior, ha resuelto conceder al embaja-dor Paz su separacin del Servicio Exterior Mexicano.

    Guillermo Sheridan escriba en octubre de 1998, a pro-psito del 30 aniversario de Tlatelolco.

    Lo que Octavio Paz hizo ese 4 de octubre fue precisa-mente eso: decir NO. Un NO que hoy, a 30 aos de los acontecimientos de Tlatelolco, estamos obligados a escu-char en toda su resonancia, y ante el cual estamos obliga-dos a asumir nuestra propias responsabilidades ().

    Dice en su texto, publicado en la revista Proceso: No ha sido infrecuente en estos das leer y escuchar

    cmo contina operando la calumnia que contra Octavio Paz, despus de su renuncia como embajador de la India, el 4 de octubre de 1968, a raz de la masacre, fragu el gobierno de Daz Ordaz.

    Esta calumnia consisti entonces en sostener que Paz no renuncio a su cargo, sino que se puso en disponibili-dad, a lo que no ha faltado quien agregue hoy en da que, por si fuera poco, sigui cobrando su sueldo en Relaciones Exteriores. Me parece importante hablar del asunto en estos das en los que estamos empeados en la verdad.

    Explica Sheridan, como lo hicieron muchos por mucho tiempo, que la Ley Orgnica del Servicio Exterior Mexica-no vigente en 1968 no contemplaba el concepto de renun-cia entre sus artculos.

    Escribe Sheridan en respuesta 30 aos despus a la dia-triba de Daz Ordaz en contra del Nobel:

    Daz Ordaz, dice Sheridan, se aprovech de su semn-tica ambigua para procurar descalificar a Paz, insinuando que disponibilidad no era lo mismo que renuncia y que solicitarla supona una actitud interesada en conservar beneficios. Lo logr en la misma medida en la que, a 30 aos de distancia, algunas personas que nunca le creyeron una sola palabra a Daz Ordaz, hacen una excepcin cuan-do se trata de calumniar a Paz.

    La campaa de desprestigio del gobierno se inici con la versin de que Paz no haba renunciado, sino que haba sido relevado de su cargo (todo esto se encuentra en su expediente en el Archivo Histrico de la SRE).

    Al comparar la actitud de Paz con la que asumi Salva-dor Novo en ese mismo periodo, Sheridan escribe en su libro Seales debidas: Pesa la indignidad del comporta-miento de Novo durante 1968, una crisis que Paz vivi a fondo y con un sentido de la responsabilidad moral y po-ltica que abundaba en l tanto como escaseaba en el otro.

    La salida de Octavio Paz de la embajada de la India re-presentara el acto ms importante del mundo intelectual frente al poder poltico mexicano y su mximo represen-tante: el presidente de la Repblica.

    Esa renuncia representaba, como apuntan Krauze, Fuentes, Sheridan y otros, el No de muchos intelectua-les al poder, al gobierno, al Presidente, al Estado, al

    gobierno que en esos aos ejerca el PRI sin contrapeso alguno.

    La renuncia quedara por tanto como una de las luces ms intensas en medio de una poca de sombras, no slo porque realzaba la figura de Octavio Paz, sino porque re-presentaba la reivindicacin del papel del pensamiento crtico frente al poder.

    * * *Tiene razn Guillermo Sheridan. Toda la informa-cin del expediente de Octavio Paz se encuentra disponible en el archivo histrico Matas Romero de la Secretaria de Relaciones Exteriores.

    En l se guarda el original enviado por Paz al canciller Antonio Carrillo Flores. La carta de retiro de la embajada y el servicio diplomtico no es un mero documento proto-colario, burocrtico. Es un largo escrito de tres cuartillas (unas 100 lneas apretadas). Es una carta meditada.

    Y en el segundo prrafo de ella, el escritor comparte sus sentimientos con su superior:

    Anoche, por la BBC de Londres me enter de que la violen-cia haba estallado de nuevo. La prensa india de hoy confirma y ampla la noticia de la radio; las fuerza armadas dispararon contra una multitud compuesta en su mayora por estudian-tes. El resultado: ms de veinticinco muertos, varios centena-res de heridos y un millar de personas en la crcel. No descri-bir a usted mi estado de nimo. Me imagino que es el de la mayora de los mexicanos: tristeza y clera.

    Entre la coleccin de documentos que por s mismos cuentan otras historias, las no accesibles a los ojos de los ciudadanos, se encuentran tambin las cartas que siguie-ron a la decisin de Paz de dejar la embajada.

    Paz no slo prepara maletas para abandonar Nueva De-lhi, elabora reportes, revisa documentacin, deja sugeren-cias. No es la actitud del servidor pblico resentido, dolido y enojado que avienta las cosas y trata de obstruir el curso de las tareas administrativas y pblicas del que sera su sucesor en la embajada.

    Al tiempo que cruzaba cartas personales, redacta con cuidado y paciencia los correspondientes reportes finales. Reportes propios de quien no se est despidiendo para siempre. Hay un poco de un hasta siempre, ms que un hasta nunca.

    Uno de ellos es el texto de nueve pginas que envi a Antonio Carrillo Flores con fecha 11 de octubre de 1968.

    En l hace un anlisis histrico de las relaciones de M-xico con la India, los problemas culturales, sociales y eco-nmicos de esa regin. Sugiere mecanismos para mejorar los vnculos entre ambas naciones, reflexiona sobre las relaciones diplomticas y da cuenta de las caractersticas del personal que haba tenido a su cargo.

    Un informe serio y cuidado. Y slo el ltimo prrafo lo dedica a las expresiones personales:

    Querido amigo: he terminado. Ahora no me queda sino decirle: sentira muchsimo que mi decisin lo haya lastimado.

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    PAZ EN LA INDIA Fragmentos de la carta con la que el escritor solicita ser puesto a disponibilidad.

    A usted slo le debo atenciones, simpata e inteligente com-prensin. No olvidar nada de eso ni lo olvidar a usted:

    cramelo. Tambin me duele dejar a varios amigos que siem-pre me han distinguido con su afecto: en primer trmino el licenciado Alfonso Rosenweig Daz y, en seguida, al subsecre-tario Garca Robles, al licenciado Gallstegui y a otros muchas ms. Ya les escribir a todos, cuando recobre la calma.

    Una vez ms, recibe el saludo cordial de su amigo. Y esa firma, suave y titubeante, letra de dedos infantiles con la que rubricaba sus cartas. En este caso, la ltima que dejaba en documentos oficiales: Octavio Paz.

    Era, como dira Enrique Krauze, uno de sus herederos intelectuales directos, su mejor hora.

    Renuncia: eSa MaLdita paLabRa

    Una tarde comenc a revisar los varios tomos del expediente Octavio Paz. Y algo que llam mi atencin fueron los puntuales registros admi-nistrativos de cada movimiento de los servidores pbli-cos, en este caso, de los diplomticos:

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    Las peticiones de vacaciones por adelantado, los per-misos para asistir a conferencias o para avanzar en la escritura de algn libro, presentaciones, invitaciones especiales a universidades, cursos, etctera.

    Todo est propiamente anotado: los cambios de una representacin diplomtica a otra. La logstica y los re-cursos que invierte la SRE para el traslado de familiares y de los funcionarios. Los cuidados y atencin de salud para los familiares.

    En el caso de Octavio Paz, es interesante apreciar cmo en todo momento la SRE lo apoy a l y a su familia, sobre todo a su esposa Elena Garro y su hija Helena.

    Cuando se produjo el largo y tortuoso proceso de se-paracin de Paz y Elena Garro, la Cancillera puso a dis-posicin del escritor todo el apoyo administrativo.

    Por ah merodean cientos de documentos de Paz. Sus cartas, sus reflexiones, las elucubraciones de quien no perda su genialidad de ensayista ni siquiera en docu-mentos que, de algn modo, tenan un lector del mundo institucional, oficial.

    Esas son las entraas del ogro burocrtico, la de docu-mentos de flojera, aburridos. Es un lenguaje sin grandes declaraciones, sin nada qu decir para la Historia.

    Y de entre esos papeles de lenguaje llano y sin vida, surgi una primera alerta.

    Las cartas que cruzaron Octavio Paz y Carrillo Flores en diciembre de 1964, al arribo de Gustavo Daz Ordaz a la Presidencia de la Repblica.

    Al asumir un nuevo presidente, es costumbre y ley que los servidores pblicos presenten su renuncia de ma-nera voluntaria para que la nueva administracin decida si continan o no en el puesto.

    Este fue el caso de Octavio Paz, de acuerdo con la si-guiente carta, fechada el 22 de diciembre de 1964.

    Sr. Octavio PazEmbajador de MxicoNueva Delhi, India.Muy querido amigo:Quiero ante todo agradecer la felicitacin contenida en su

    carta del da 3. Ojal que sus buenos augurios los confirme el tiempo y esa resultante de esfuerzo y destino que tantas veces rige nuestra vida.

    Recib tambin su renuncia como Embajador de Mxico. Di cuenta de ella al seor Presidente Daz Ordaz y me com-place decirle que l tuvo a bien resolver que siga usted cola-borando con el servicio Exterior Mexicano al cual usted prestigia tanto por lo que hace como por lo que es. Creo que puede usted contar con que permanecer en la India, al me-nos mientras yo sea el responsable de esta Cancillera, por el tiempo en que se sienta usted a gusto e interesado con su tra-bajo.

    Leo casi todo lo que usted publica. Me gustara de cuando en cuando recibir, para mi disfrute personal, cosas suyas que todava no llegan a la imprenta o que se aparezcan en publi-caciones que no sea de acceso fcil a los no especialistas.

    rEvIsA EL mULTImEDIA DE OCTAvIO PAZPara ver el contenido de un emultimedia entra a la pgina http://www.m-x.com.mx/2015-04-01/la-trampa-de-octavio-paz-multimedia/o captura el cdigo QR con tu tablet o tu telfono inteligente.

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    Le llegar ste tal vez despus de Navidad pero espero que antes del inicio de un ao en que le deseo toda suerte de aven-turas.

    Ah estaba la supuestamente inexistente palabra re-

    nuncia. Otro de esos fros e insensibles documentos que habi-

    tan el mismo archivo personal de Octavio Paz da cuenta de la existencia de la renuncia como una posibilidad de dejar el servicio exterior mexicano.

    El acuerdo 5-A 1067 del 11 de abril de 1958 dice tex-tualmente:

    C. Director General del Servicio Diplomtico Expdase nombramiento por un mes a partir del 16 de los

    corrientes, en favor del C. Octavio Paz, actualmente Envia-do Extraordinario y Ministro Plenipotenciario Supernume-rario, como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipoten-ciario de base, para el desempeo de una comisin oficial en los Estados Unidos de Amrica.

    En consecuencia, durante el periodo de tiempo menciona-do el interesado causar baja en la plaza SE-02-01-148 y ocupar la plaza SE-02-01-3 (3), actualmente vacante por la renuncia que con fecha 1 de febrero de 1958 present el Lic. Anselmo Mena Barbosa.

    Firma: Lic. Luis Padilla Nervo. En la constancia de nombramiento expedida el 16 de

    abril se reafirma que Anselmo Barbosa Mena habra cau-sado baja por renuncia. Es decir, el mismo Paz sustitua a alguien que haba renunciado a su puesto.

    Si la renuncia s era una posibilidad, por qu la solici-tud de disponibilidad?

    El acuerdo 5-A 356 con fecha 17 de octubre de 1968 da cuenta de manera oficial y en slo seis lneas del cam-bio de la situacin laboral de Octavio Paz:

    A solicitud del interesado, pngase en disponibilidad a partir de esta fecha, al C. Embajador Octavio Paz.

    Proporcinese al interesado y a su esposa pasajes de regre-so de Nueva Delhi, India, a esta capital. Notifquese y cm-plase.

    El secretario. Antonio Carrillo Flores.

    El trmino exacto es disponibilidad, con una extraa primera frase: A solicitud del interesado.

    Al da siguiente, el 18 de octubre, la SRE emite un bo-letn oficial:

    El embajador de Mxico en la India, seor Octavio Paz, con base en las versiones que la radio y la prensa extranjeras dieron de los recientes sucesos de la ciudad de Mxico, ha solicitado ser puesto en disponibilidad.

    En virtud de que es muy grave que un embajador de Mxico, dando crdito a versiones inexactas, difundidas por ciertos rganos de informacin extranjeros, juzgue al pas o al Gobierno que representa, la Secretara de Re-laciones Exteriores, por acuerdo superior, ha resuelto conceder al Embajador Paz su separacin del servicio Exterior Mexicano.

    paz, LaS RevueLtaS de La hiStoRiaQu opina usted, seor Presidente, del libro escrito

    por Octavio Paz y que trata sobre los consabidos sucesos de Tlatelolco?

    Pues oiga usted, no lo conozco, honradamente. Si no me equivoco, en la poca de lo que usted llama consa-bidos sucesos de Tlatelolco el seor don Octavio Paz era nuestro embajador en la India.

    Ah! Entonces fue cuando renunci?Ese que va a renunciar! Fjese usted, muy

    cmodamente, pidi que se le pusiera en disponibilidad. Es decir, acudi al expediente burocrtico de asegurar la chamba y prcticamente est con licencia indefinida. Eso es todo.

    Veo una y otra vez la entrevista que el periodista Er-nesto Sodi Pallares hizo a Das Ordaz hacia el final de su sexenio, y es muy evidente el perfil y la personalidad del presidente. Todo su cuerpo dice lo que con sus palabras no se atreve a enunciar.

    Cuando escucha el nombre de Octavio Paz, algo esta-lla en las entraas, contiene la erupcin, se tambalea. Pero el enojo, una furia que apenas puede contener, lo empuja hacia al frente. Trata de domar las palabras. Lo lograr en las primeras que emite: No lo conozco (el li-bro) honradamente.

    Pero no, no es momento de dejar pasar la oportunidad, sta que es quiz la ltima para dejar un clavo podrido en la historia personal de Octavio Paz, ese poeta que le dej la embajada de la India en protesta por la masacre de Tlatelolco. Ese que va a renunciar!.

    Estaba hecho. La duda quedaba sembrada. Con toda la intencin, con ganas de daar la imagen del intelectual. Dejarle una mancha indeleble en su nombre. No dejarlo en paz.

    La entrevista tiene fecha del 17 de noviembre de 1970, lo que indica que le quedaban solamente 13 das en el poder. Para el 1 de diciembre estara entregando todo el imperio sexenal a Luis Echeverra lvarez. Y lo que dijera luego ya no sera igual, ya sera la palabra del ex presidente.

    Nadie sabe si Daz Ordaz habra ledo Postdata, el libro que Octavio Paz escribi durante su estancia en la Uni-versidad de Texas en Austin, en lo que sera una de las paradas ltimas del poeta antes de regresar a su patria.

    Al reflexionar sobre lo acontecido en 1968 Paz escribe en Postdata:

    Toda dictadura, sea de un hombre o de un partido, desemboca en las dos formas predilectas de la esquizo-frenia: el monlogo y el mausoleo. Mxico y Mosc estn llenos de gente con mordaza y de monumentos a la Re-volucin.

    Una reaccin exagerada o excesiva delata, en cual-quier organismo vivo, miedo e inseguridad; y la esclero-sis no slo es signo de vejez sino de incapacidad para cambiar. El rgimen mostr que no poda ni quera hacer un examen de conciencia; ahora bien, sin crtica y, sobre todo, sin autocrtica, no hay posibilidad de cambio.

    Esta debilidad mental y moral lo condujo a la violen-cia fsica. Como esos neurticos que al enfrentarse a si-

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    tuaciones nuevas y difciles retroceden, pasan del miedo a la clera, cometen acciones insensatas y as regresan a conductas instintivas, infantiles o animales, el gobierno regres a periodos anteriores de la historia de Mxico: agresin es sinnimo de regresin.

    Mis palabras irritarn a muchos; no importa, el pen-samiento independiente es casi siempre impopular.

    Lo que ocurri el 2 de octubre de 1968 fue simult-neamente, la negacin de aquello que hemos querido ser desde la Revolucin y la afirmacin de aquello que somos desde la Conquista y aun antes.

    El tlatoani representa la continuidad impersonal de la dominacin; una casta de sacerdotes y jerarcas ejerce el poder a travs de una de sus momentneas encarna-ciones: el Seor Presidente es el PRI durante seis aos pero al cabo de ese trmino surge otro presidente que es una encarnacin distinta del PRI.

    * * *El peregrinar de Octavio Paz acaba en 1971, ya sin Daz Ordaz en la Presidencia. A su regreso, el 29 de marzo, el escritor concedi una entrevista al programa 24 Horas del canal 2 que conduca Jacobo Za-bludovsky.

    Habl de intelectuales y de aquella entrevista de Daz Ordaz con Sodi Pallares.

    Usted ha afirmado que el escritor debe estar al margen del Estado y de las democracias polticas, pero hay gente como Rosario Castellanos, que es embajadora de Mxico en Israel, y Pablo Neruda, que acaba de aceptar un cargo del presidente Allende tambin como embajador. Qu opina usted de esto?

    Bueno, yo tambin he sido funcionario, he sido em-bajador y no me voy a convertir ahora en lo que ms abo-rrezco: en juez de los otros. Creo, sin embargo, que los escritores aunque quieran ser tiles dentro del Estado, su verdadero gesto es fuera del Estado como conciencia crtica de su pueblo o por lo menos como expresin cr-tica de su propio yo individual.

    Tampoco soy partidario de que los intelectuales, sobre todo los escritores, los poetas, los artistas, formen parte de partidos polticos. Con esto no quiero decir que los escritores no deban tener opiniones polticas; al contra-rio, un escritor, puesto que es un ser social, debe tener opiniones y convicciones polticas, pero si tuviera una organizacin poltica, hay el peligro de que incluso, sin darse cuenta, ponga su arte o su pensamiento al servicio de las necesidades del momento.

    En una entrevista que le hicieron al licenciado Daz Ordaz, habl de usted. Esas declaraciones lo han perju-dicado o lo han beneficiado?

    Mis libros se venden mucho ms desde esa poca.

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    Y entonces, dentro de la montaa de documentos, surge una hoja de garabatos burocrticos.Folio 153. Expediente III-2944-1 (III). Expe-diente personal de Octavio Paz Lozano.

    Una inofensiva forma de papelera le dar la vuelta a una parte de la historia intelectual del pas. Apenas un inofensivo formulario con una inofensiva leyenda: Avi-so de cambio de situacin de personal federal.

    Y seguira siendo un inofensivo papel si no fuera por-que la persona a la que se refiere ese aviso de cambio de situacin de personal es Octavio Paz. E incluso ah podra quedar todo.

    Pero no. Lo que explota de golpe a la mirada son las fechas y una frase que antes ya haba aparecido en otros documentos del mismo expediente: Renuncia a la dis-ponibilidad. Y la fecha: 1 de Sept. 1971. La frase y la fecha, subrayado con verde.

    Pero existe otra fecha subrayada con verde que no coin-cide con los tiempos que refiere la leyenda renuncia a la disponibilidad. Antes de la firma de Ral Njera Es-quivel, entonces director General de Cuenta y Adminis-tracin, otra leyenda y la fecha:

    Se hace constar que en los trminos indicados, cam-bia la situacin de la persona a quien se refiere el presen-te aviso: Tlatelolco, D.F., a 27 de marzo de 1973.

    No hay duda de que es un documento oficial.

    Baja. (Opcin marcada)Nombre del empleado: Octavio Paz Solrzano.Nm. Reg. Filiacin: PALO-140331Empleo: Embajador.Adscripcin: Embajada de Mxico en Nueva Delhi, India.Oficina pagadora actual: Direccin General de Pagos.Cambio radiacin sueldos a: Departamento de Control de Pagos.Nueva adscripcin: ---------------------------Clave: 5-1107-11.70/SE-01-01-55Sueldo: $4,521.00Al centro del documento, pequeos recuadros con los

    siguientes requisitos y datos. Fecha: Da, mes, ao: 10 de sept. 1971.Motivo: RENUNCIA A LA DISPONIBILIDAD. (La

    leyenda toda en maysculas y tipografa de las mquinas mecnicas de escribir).

    Varios detalles ms:1.- Alguna mquina con reloj marc la hora en que este

    documento fue recibido en la Direccin General del Ser-vicio Diplomtico: 73 Mar 28 13.04.

    2.- En otra oficina a la que lleg este documento, al-guien anot con tinta verde y en diagonal, exactamente abajo del sello oficial impreso del guila devorando la serpiente: 29-III-73.

    Lo que esto significa es que en 1973 fue el ao en que se autoriz su renuncia a la disponibilidad. En 1973 cum-pla 30 aos en el servicio pblico, los aos que, de acuer-do con la Ley del Servicio Exterior Mexicano, se reque-ran para alcanzar los beneficios de la jubilacin.

    Nota. El salario que se menciona es el oficial. En la versin pblica del expediente de la DFS sobre Octavio Paz que se encuentra en el Archivo General de la Nacin, los ingresos reportados son otros:

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    sObrE EL mOvImIENTO En esta carta Octavio Paz comparte con el titular de la SRE sus reflexiones sobre las manifestaciones estudiantiles.

    Sueldo: $4,521.00Sobresueldo: $678.15Compensacin: $3,164.70Total: $8,363. 85.Es decir, la diferencia entre una y otra cifra era casi

    del doble.

    ***El hallazgo de este documento ocurri el mir-coles 18 de agosto del 2010. La marca de la fecha qued en la imagen digital.

    Qu era lo que significaba ese documento? Octavio Paz minti o nadie ley con cuidado sus palabras cuando dijo que renunciaba a la embajada, al gobierno de Daz Ordaz, pero no al sistema, no al Estado?

    Ese documento pas por varias manos y miradas. Una de ellas fue la de Gilberto Adame, quien compar-ti su hallazgo en la edicin de febrero de 2015 de la revista El Mundo del Abogado.

    Dice Adame en entrevista: Basta hacer un anlisis de las leyes, y si bien no era en la ley, en el reglamen-to estaba perfectamente especificado cmo poda una persona renunciar al servicio exterior, as como los efectos de la renuncia, que eran de tipo econmico.

    Eso me lleva a desestimar los argumentos de que Octavio Paz no tena otra salida.

    El deseo de querer dejar el servicio pblico lo viene anunciando en textos, cartas a amigos, algunas pblicas, otras que forman parte de archivos por abrirse. De tal modo que cuando ocurre lo del 68, las reaccin es de Paz es de indignacin. En el 68 culmina lo que ya haba empezado.

    Qu significaba concretamente la solicitud de dis-ponibilidad?

    De acuerdo con la ley y el reglamento, implicaba tomarse una licencia de tres aos, seguir perteneciendo al servicio exterior y regresar cuando as lo deseara; conservar seguridad social, gastos, pasajes, etctera. De hecho, cuando regresa a Mxico en 1971, segua per-teneciendo al servicio exterior.

    No renuncio? Con el anlisis de los documentos, sin ninguna in-

    terpretacin ni poltica ni ideolgica, sino estrictamen-te legal, Octavio Paz no renunci. Se acogi a un derecho que tena un tipo de licencia.

    Gustavo Daz Ordaz tena razn?Tena razn. Lo dicho por Octavio Paz sobre su salida de la emba-

    jada de la India tiene el sabor de la mentira. Por qu no fue explcito? Por qu tena que cargar con eso?

    Cuando Julio Scherer lo entrevista en 1977, el perio-dista es el que usa nuevamente la palabra renuncia, no el poeta.

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    Se ha dicho (en Plural, octubre de 1972) que tu renuncia a la embajada en la India fue un acto moral que despert expectativas polticas, imposibles de cum-plirse pues no queras ni podas regresar a Mxico para convertirte en cabeza de la oposicin. Qu opinas al respecto?

    El comentario de mi amigo Jos Emilio Pacheco se basa, a mi juicio, en una confusin. No creo que se deba separar, en este caso, la moral de la poltica. In-cluso podra afirmarse que la eficacia poltica de mi actitud consisti en que fue la expresin de una deci-sin moral,

    Dej la embajada de la India para expresar mi in-conformidad moral con una poltica gubernamental (negritas del autor).

    Cundo us la palabra renuncia? Ms all de la formalidad legal, por qu casi nunca se atrevi a usar la palabra renuncia? Estar en disponibilidad implicaba, de acuerdo con Adame, que el escritor segua cobrando su salario y que lo hizo al menos hasta 1971.

    El abogado Adame hall la que puede ser la nica declaracin publicada en la que Paz usa de manera explcita la palabra renuncia.

    El texto es un cable de la agencia AP publicado en la edicin del 19 de octubre de 1968 del diario Exclsior.

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    La agencia asegura que Paz habra dicho que renun-ci al cargo a causa de las diferencias con el gobierno mexicano.

    No hice ninguna observacin en la India, pero no es-taba satisfecho con la acusacin del gobierno mexicano durante los disturbios estudiantiles sera difcil represen-tar un gobierno as, juzg Paz en ese momento.

    Juan Villoro, en el texto de presentacin de la obra de Christopher Domnguez, propone otro tipo de acerca-miento con Paz:

    Lo peculiar, en el caso de Paz, es que encomi siempre la distancia del poeta con el Prncipe y, psicolgicamente, se vio a s mismo como un outsider, como un disidente. Se atrevi a ser impopular, inaugurando arriesgadas formas de pensar. Eso basta y sobra. Me parece una desmesura pedirle la virtud del santo o el hroe cvico.

    En efecto, sera un despropsito exigir que fuera un santo, pero bien podra haber dicho con todas sus letras que no haba renunciado y que sigui cobrando.

    La renuncia hizo enfurecer a Daz Ordaz. Hoy sa-bemos detalles de su reaccin. En una larga carta (Paris, 5 de noviembre de 1968), Carlos Fuentes le cuenta a Paz algunas de las reacciones que le han hecho los amigos sobre la renuncia. Un prrafo narra el instante en qu se enter Daz Ordaz.

    Por su parte, Jos Luis Martnez tuvo que admitir, antenoche, que a su parecer el ejrcito es el que le da r-denes a Daz Ordaz. Tambin me dijo que GDO estall en clera cuando renunciaste y dict un cese violento e injurioso que Carrillo Flores trat de endulzar. Ya sa-bemos que para los aztecas los corazones humanos hacen las veces de postre.

    El entonces presidente se guard la furia, Luego, cobrara venganza con una sola frase: Ese que va a renunciar.

    Esa frase provocara una reaccin similar en el poeta. El 24 de noviembre (siete das despus de la entrevista Sodi-Ordaz) Octavio Paz agrega tres p-rrafos a una carta dirigida y escrita desde Cambrid-ge a Carlos Fuentes, que haba dejado inconclusa:

    Hasta aqu haba llegado mi carta suspendida por un corto viaje a Londres: conferencia y comida con Lvi-Strauss-, cuando ayer en la noche tuve la inmensa alegra de orte y or a Leonora, Fernando, Ramn y Vctor. Agra-dezco a Daz Ordaz su mezquina alusin: me dio ocasin de orlos a Uds. y reconocerme en su amistad. Eres mara-villoso Carlos. La amistad de Uds. me compensa con creces de la mezquindad de ese hombre atrabiliario y dispptico. Nuestra vida, nuestra honra y nuestra liber-tad a merced de los jugos gstricos y de los tubos digestivos del antiguo amanuense del novillero y chulo poblano vila Camacho: Lo que a m me tiene aterrado no son los desahogos de nuestro presidente (su reinado termina den-tro de una semana) sino las condenas recientes. Son

    monstruosas y tiene un objeto simultneamente real y sim-blico: con ellas se nos quiere aterrorizar .

    Todava agreg palabras manuscritas. Tres prrafos y una pregunta que dej pendiente para siempre:

    Crees que vale la pena que, a mi regreso, ponga los pun-tos sobre las es en relacin a la alusin de Daz Ordaz?

    No lo hizo.

    AmIgOs Y COmUNICADO El comunicado mediante el cual el gobierno de Mxico difundi la separacin de Paz del servicio exterior.

    * Este texto forma parte de la investigacin del autor so-bre la relacin entre intelectuales y poder en Mxico, realizada en parte gracias al apoyo del Lozano Long Ins-titute of Latin American Studies (LLILAS), de la Universi-dad de Texas en Austin.

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