octavio paz - mixcoac

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OCTAVIO PAZ

Claridad emantePoesa y prosa

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IKHI

$fdilTrfilitil Ecoqurcl FONDo DE c{Jr,TLlRA

Coda Tal vez amar es aprender a caminar por este mundo. Aprender a quedarnos quietos como el tilo y la encina de la fbula. Aprender a mirar. 'Iu mirada es sembradora. Plant un rbol. Yo hablo porque t meceslos follajes.

Eaocacin d,e Mixcoac

t7Lo no nac en Mixcoac pero all viv durante toda mi niez y buena parte de mi juventud. Apenas tena unos meses de edad cuando los azaresde la Revolucin nos obligaron a dejar la ciudad de Mxico; mi padre se uni, en el Sur, al movimiento de Zapata,con Antonio Daz Soto y Gama y otros jvenes, mientras mi madre se refugi, conmigo, en Mixcoac, en la vieja casade mi abuelo paterno. Llegu en r9r4 y no me mov de all sino hasta 1937,ao de mi primera salida cle Mxico: casi un tercio de mi vida. Mixcoacha cambiado mucho. Hoy es un suburbio annimo cle la ciudad pero en la poca prehispnica fue un seoro azteca; ms tarde, desde la Conquista,la cabezade un municipio con autoridadespropias, iglesias, conventos, edificios civiles, barrios pintorescos y algo que es muy difcil denir: un alma, una tadicin.A fines

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del siglo xx Mixcoac se convirti en un lugar en donde las familias cle la capital pasabanlas temporadas de fiestas y vacaciones. Las casas eran espaciosasy abundaban los iardines. La Revolucin termin corr ese gnero de vida pero no con Mixcoac. El pueblo que yo conoc todava estaba vvo aunque en decadencia. La cercana de la muerte le daba cierta secreta, indefinible melancola no exenta de nobleza. Mixcoac todava habitaba su pasado. Con los ojos de la memoria lo recorro ahora, calladamerte.Comienzo mi paseo imaginario por la calle de Goya, que enroncesse llamabade las Flores. Arboles corpulentos y casasseveras,un poco tristes.Animaban la soledad de la calle el blanco Colegio de las Teresianas a la hora de y, entrada y salida de clases,los blancos uniformes de las muchachas. Voces de muieres y piar de pjaros, revoloteo de alas y de faldas. Casi al frnal, la casa de los G. Eran amigos de mi familia y a veces yo acompaabaa mi abuelo en sus visitas. Se abra el portn y entrbamos en un vestbulo amplio y un poco obscuro; nos reciba un moro de turbante y cimitarra -imposible no pensar en Venecia y el squito de Otelo-, en lo alto de la diestrauna lmpara en forma de antorcha y que sealabael camino. pero el foco cle la lmpara casi siempre e.staba fundido. Recuerdo un corredor de altas ntaceta.s, flores blancas y (camelias?), piso de ladrillo rojo y, rosaclas r.rn separadopor una pequea balaustrada, patio un

con limoneros y naranjos. En l sala ax. Muchas tenan ventanas de cuerpo entero, reiasa la andaluza,visillos blancos y persianas madera.De.sde calle se vislumde la braban habitaciones y altas,solitarias en penumbra. Reservahispanorabe:la verdadera vida bulla en el interior de la casa.Muros fuertes,decolor ocre, iardine.svastos y sombros, vuelos de muchos pjaros,los ladriclosde algn perro de raza y sobre las altas tapias el ocano ondulante de Ios follafes. Cielosazules,verdesintensosy la blancura luminosa de las nubes. La calle de la Cam-

pana se una, al final, con el ro de Mixcoac. Un puentecillo de piedra, nios harapientos perros y flacos. El ro era un hilo de agua negruzca-y ftida, un arroyo seco la mitad del ao. Lo rediman los eucaliptosde sus orillas. Aos despuslo cegaron y derribaron aquellos rboles venerables. La calle de la Campana y el ro desembocaban en la e.stacinde los tranvas. Una explanaclasin carcter pero, de nuevo, redimida por los rboles. De Tacubaya a Mixcoac los trenes corran sobre un terrapln. Las dos vas estaban bordeadas por dos hileras de altos fresnos, un tnel verde, iluminado en la noche por las chispas elctricas cle los troles. Los Lranvas er"n e.rormes, crnodos y amarillos. Los de segunda clase olan a verduras y frutas; los agricultores transportaban en huacales sus mercancasa San luan y a la Merced. Los tranvasiban, hacia el .roit", u Mxic,o y, hacia el sur, a San ngel y al remoto 1'zapnde resonancias zapatistas. Tardabancincuenta minutos de Mixcoac al Z6calo. Mientras fui estudiante -m.s de diez aos- viai en e.sos tranvascuatro veces al cla:en ellos prepar mis clasesy le novelas,poemas, tratadosde filosofa y folletos polticos. TamLrinabord, con varla fortuna, a jvenes pasajeras. la estacinhaba En Lln puesto de pcridicos, algunos comercios y una cantina. No.sprohiban la entrada a los me_ nores y yo escr-rchaba, de.scle puerta. las risola taclasy el uido cie las fichas cic clomin al roclar por las mesas.Cerca, una panaderaalbeantc y,

entrevistas un instante entre una Duerta v un mostrador, las albeanteshijas clel panac.lero asturiano. Eran pan, manz nas y queso en un mantel sobre un prado: nostalgiade la sidra, la gaitay el tambor. Al otro lado de la exnlanada.el edicio del mercado, algarabiade coiores y voces, confusin mareantede oloresy sudores.Bajo el gran sol del altiplano fermentan los hombres, las substancias,las pasiones, siglos.Pero, al doblar la los esquina,ah,la nieve de limn! Cerca de la estacin de los tranvas estaba la escuela primaria oficial para varones (todava existe). Una construccin digna, un poco triste, de muros espesosy grandes ventanales.Desarbolada pero con buenas canchascle basquetbol. Yo era aficionado a ese juego y por esto trab amistadcon muchachosde esa escuela.En aouella poca, al contrariode lo que ocurre ahora, las instituciones educativasdel gobierno gozaban de gran prestigio y aquel colegio rivalizaba con los dos privados, el francs de los hermanos de La Salle (El Zacatito) y el Villiams, ingls. Su director, un profesor Santamara, era nuestro vecino. Excelente persona y buen maestro. Cuando estudiaba el tercer ao de secundaria tuve dificultades con la Fsica, tom lecciones particulares con l y sal airoso del examen. Es notable que en un permetrorelativamente pequeo, limitado por lo que hoy son las avenidas Revolucin e Insurgentes, la Calzadade San Antonio y la Plaza de Mixcoac, hubiese seis escuelas, tres de varo- 2 9

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nes y tres de nias, dos del gobierno, dos privay das catlicas dos privadaslaicas. Hacia Tacubaya, pon ia va del tren, unos mil metros ms adelante de la escuelaoficial, se llegaba a las soberbias villas de ladrillo rojo de los Limantour, inesperada aparicin de la campia inglesa en la mcseta mexicana. Esasresidencias se haban transformadoen colegios:el Williams de varones,y el Barton de seoritas.En el Viiliams termin la primaria. Los prof'esores eran inglesesy mexicano.s. cultivaba el cuerpo pero Se como energa y combate. Una educacin destinada a producir inteligentesy activos anmalesde presa. Se exaltaban las virtudes viriles: la tenacidad, el valor, la lealtad y la agresividad.Mucha aritmtica, geometra y geografaaunque sin descuidar el lenguaje. No las reglas ni la teora: la prctica. Nos enseabana usarlo como un utensilio o un arma, una prolongacin de la mano. de Paradojas la moral inglesa:gozbamos gran de libertad pero haba un calabozo para los reincidentes y los castigoslsicos no eran desconoctclos.Culera la religin del colegio?Creo que la familia llilliam.s era anglicana, alunos cle los profesores eran quiz catlico.sy otros protestantes (nunca lo supimos a ciencia cierta), pcro lo que predominaba era un vago desmo. En El Zactlrto las c--reencias un asllnto de la c