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La tradición en la vanguardia: Mío Cid Campeador, de Vicente Huidobro La «Hazaña» de Huidobro sobre el Cid, así como buena parte de su obra narrativa, no ha recibido por parte de la crítica la atención que se merece, al ocuparse prioritariamente del estudio de su poética y de su poe- sía. Los desiguales intentos huidobrianos en el campo de la narrativa for- man parte de su contribución a la renovación de la prosa, que se inicia en la vanguardia hispánica. En los años previos y posteriores a la publicación de Altazor Huidobro cultiva de forma persistente la novela poética, la novela ffimica y el relato vanguardista, que se relacionan con los intentos de renovación de la novela tanto de los «Nova Novorum» españoles, como los del mexicano Jaime Torres Bodet, quien afirmaba en 1928 que «La novela, con sus características actuales, es un género de ayer»; y con las diversas reflexiones sobre el género, tan abundantes entre 1926 y 1934. Uno de las formas más extendidas de la nueva prosa, identificada con la de vanguardia, es la prosa lírica, como la de Víspera del gozo de Pedro Salinas, o los poemas novelísticos de un Benjamín jarnés, denominados así por sus contemporáneos, de modo que lo novelístico se transforma en lírico, perdiendo importancia el argumento y la forma. Entre las caracte- rísticas fundamentales de la prosa vanguardista hispánica, señala Gustavo Pérez Finnat, «. . .the pervasive insistence on the lyrical or poematic qua- lity of vanguard fiction. Even if one constructed a contextual glossary to track down the semantic nuances of terrus like «poematic» or «lyrical», little would be accomplished» [Pérez Firmat, 1982: 40]. Huidobro se inscribe plenamente en las nuevas tendencias de renova- ción de la prosa, a las que también dedicaban sus esfuerzos escritores como Macedonio Fernández, Jaime Torres Bodet o Eduardo Mallea, por citar los nombres más conocidos. En el prólogo, dejando a un lado la caprichosa justificación del empleo de galicismos y americanismos, Anales dc Literatura Hispanoantericana, ni 26 tI. Servicio de Publicaciones. UCM. Madrid, 1997

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La tradición en la vanguardia:Mío Cid Campeador,de VicenteHuidobro

La «Hazaña»de Huidobro sobreel Cid, asícomo buenapartede suobranarrativa,no ha recibido por parte de la crítica la atenciónque semerece,al ocuparseprioritariamentedelestudiode supoéticay de supoe-sía.Los desigualesintentoshuidobrianosen el campode la narrativafor-manpartede sucontribucióna la renovaciónde la prosa,quese inicia enla vanguardiahispánica.En los añospreviosy posterioresa la publicaciónde Altazor Huidobro cultiva de forma persistentela novela poética, lanovelaffimica y el relatovanguardista,quese relacionanconlos intentosde renovaciónde la novela tanto de los «Nova Novorum» españoles,como los del mexicanoJaimeTorresBodet, quien afirmabaen 1928 que«La novela,con suscaracterísticasactuales,es un génerode ayer»;y conlas diversasreflexionessobreel género,tan abundantesentre1926y 1934.Uno de las formasmásextendidasde la nuevaprosa,identificadaconlade vanguardia,es la prosalírica, como la de Vísperadel gozo de PedroSalinas,o los poemasnovelísticosde un Benjamínjarnés,denominadosasípor suscontemporáneos,de modoquelo novelísticose transformaenlírico, perdiendoimportanciael argumentoy la forma. Entre las caracte-rísticasfundamentalesde la prosavanguardistahispánica,señalaGustavoPérezFinnat, «. . .the pervasiveinsistenceon the lyrical or poematicqua-lity of vanguardfiction. Even if oneconstructeda contextualglossarytotrack down the semanticnuancesof terrus like «poematic»or «lyrical»,little would be accomplished»[PérezFirmat, 1982: 40].

Huidobrose inscribeplenamenteen las nuevastendenciasde renova-ción de la prosa, a las que también dedicabansus esfuerzosescritorescomo MacedonioFernández,JaimeTorresBodet o EduardoMallea,porcitar los nombresmásconocidos.En el prólogo,dejandoa un lado lacaprichosajustificación del empleo de galicismosy americanismos,

Analesdc LiteraturaHispanoantericana,ni 26 tI. Servicio de Publicaciones.UCM. Madrid, 1997

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insiste en quesu «Hazaña»no es unabiografíanovelada,sino «un pre-texto paraacumularpoesía»y la definecomo«la novelade un poetay nola novelade un novelista [...] Sólo me interesala poesíay sólo creoenla verdaddel Poeta»(II, pág.12). La «Hazaña»,comogustadellamar suautora lanovela,es un pretextoparaacumularpoesíay las «vidasextra-ordinarias»son las quemásse prestana ello; estojustificaría la abun-danciade imágenesen determinadoscapítulos,que provoca un clarodesequilibrioen el estilo al no acabarde lograr la fusión de poesíaynarración.Por otra parte, como veremos,el que pongael énfasisen lopoéticoconduciráa las libertadesquese toma respectoa la historia delCampeador,algunasde las cualesson señaladasen el prólogo.

La elecciónde la vida de Rodrigo Díaz de Vivar como temade sunovelapuederespondera dosmotivos.El másinmediatopareceserel dedar salidaaun material queacumulócuando,segúnleemosen la «Cartaa Mr. DouglasFairbanks»,el célebreactorle solicitó materialesparaunafutura películasobreel Cid, queno llegó a realizarse.En un momentoanterior, si creemossus palabras,pensóescribir«un nuevoRomancerosobreel Cid Campeador,proyectoqueluegoabandoné»(II, pág. II), quepodría serel origen remoto de sunovelapoemática,no fílmica, como sedesignaerróneamente,en algunosestudiossobreHuidobro.El estudiodematerialesheráldicoslo lleva al descubrimiento,nadamenos,de queesdescendientedirectodel Cid, puestoquelo erade Alfonso VIII, comoleconfirmaMenéndezPidal: «tengoel gustode manifestara ustedque, enefecto, don Alfonso X fue descendientedel Cid, ya que su abueloAlfonso VIII erabisnietode unahija del Cid» [Poesía. 1989: 262], asíqueno duda en escribir: «Me sentínieto del Cid, me vi sentadoen susrodillas y acariciandoesanoble barbatan crecidaquenadiese atrevió atocar jamás 1...] Y aquí tenéis la verdadera historia del Mío CidCampeador,escritapor el último de sus descendientes»(11, págs. II y13). ParaJaimeConchalas invencionesmedievalesde Huidobro,el MíoCid Campeador,la obra teatral Gil/es de Raiz y Cagliostro, revelan la«costrasocial de Huidobro»;en nuestrocasola imagenpaternalistadelseñor,el antepasadohispano,a la vez querefleja un hispanismoestéticoe ideológicomuy curioso [1980:117].

El segundomotivo no estárelacionadotanto conlos interesesindivi-dualesde Huidobro,cuanto epocales.Acabamosde ver queel escritorchileno pensóen escribirun nuevoromancerosobreel Cid, que quedófrustrado.Esteproyectose inscribeen la lecturade los clásicosporpartede los escritoresvanguardistas.La críticaya ha señaladoque la influen-cia de la literaturaclásicaespañolaen la generacióndel 27 no se redujoa Góngora,sino que se extendióa otros autores.Estalecturadio lugartambién,entrelos poetasprofesores,aunaseriede ensayos,entrelos que

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podemosrecordarlos de Salinassobreel Cid, y suversióndel Cantar.Latradición cultural hispanapasaa formar parte del presentey sus obrasseranpuntosde referenciaparalos poetasactuales.RaquelAsún recuer-da queestalecturano puededesvincularsedel ambientecultural de losañosveintey treintay recuerdala influenciadel pensamientokrausistayde la obra de Giner de los Ríos, la influenciade la filosofía orteguiana,sobre todo sus Meditacionesdel Quijote, el impulso de la universidadespañolay la figura de donRamónMenéndezPidal.

ComoseñalaLuis GarcíaMontero,los extremostradicióny vanguar-dia «. . son un mecanismoideológicosignificativoporel cual la tradiciónpuedeutilizarsecomo fórmulade vanguardiay la vanguardiacomo unmodo de continuarla tradición selectiva»[1988: XLVII]. A esa«tradi-ción selectiva»de la vanguardiaen generalhabíahechoalusiónOctavioPazal afirmarque«La búsquedade la tradicióncentralfue unaexplora-ción de reconocimiento,en el sentidomilitar de lapalabra:unapolémicay un descubrimiento.[...J Descubrimiento:encontraraquellasobrasquerealmentepertenecena la tradición centraly mostrarlos nexosque lasunen»[1986: 188]. El reconocimientode cierta tradición apareceya enlas primerasreflexionessobre la vanguardiahispanoamericana,en lasqueademásseobservasuvinculaciónconelementosvernáculos.Así, porcitar un ejemplo,escribeJorgeBasadreen 1928:

En nuestrabiblioteca pueden estar juntos JamesJoyce yShakespeare.La venalírica purísimade JuanRamónJiménezquepasaa los nuevospoetasespañoles—Guillén, Prados,Salinas,etc.—quizáes análogaa la que encontramosen los viejos romances,enGarcilaso,en Góngora.Dentrode unanormasin normas,integralyampliaperotambiénexigentey severa,demosla bienvenidaa todolo queamplifiquey despiertela sensibilidad.[1988:315]

Por otra parte,podemosrecordarla vinculacióndel primer libro deensayosde Borges,Inquisiciones,ala tradiciónhispánicaclásicay con-temporáneay su tempranareivindicacióndel genio de QuevedofrenteaGóngora,así como la influencia de aquél en poetas como el mismoBorges,Vallejo o Neruda. El individualista Huidobro no parecequerernadaa la tradiciónhispánicasalvoaDarío, de modoquecuandoenume-ra asus «grandespoetas»no apareceen la escuetanóminaningúnpoetaespañol,ni muchomenoshispanoamericano,ni contemporáneo.Leemosen la «crónica»sobre¿1 mismo, titulada «Yo», de Pasandoy pasando:«Yo amo a todos los grandes poetas. Homero, Dante, Shakespeare,Goethe,Poe,Baudelaire,Heme, Verlaine, Hugo» [1, pág.659]. A pesardel silencio,paraHugo Montes Huidobroes «un buen conocedorde lasletrashispanasy particularmenteinteresadoen la épicay el romancero»

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[1981:37]. Por su parte, René de Costa, al ocuparsedel tránsito delmodernismoa la vanguardiaen Huidobro y situar sus primeroslibrosdentro de la renovaciónde la tradición,no de surechazo,comoocurrie-ra conel ultraísmo,ponecomoejemplola versiónde SanJuande laCruz,titulada «Egloga»,de Poemasdrticos y también podríamosrecordar«Cantarde los cantares»del mismolibro.

Huidobro advierteal lector queparala elaboraciónde la «verdaderahistoria» del Mío Cid Campeador,«a veces he seguidoal Cantar, alRomanceroy alaGesta,y queotrasveceshe seguidolaHistoria»(II, pág.12), y justifica los cambiosfundamentalesa queha sometidosobretodo alCantar,entrelos quedestacala omisión, amparadoen la historia,de lasbodasdelas hijasdel Cidcon los infantesde Carrióny, portanto,la supre-sión de los episodiosque desencadenaesta unión, como la afrenta deCorpeso las cortesde Toledo.Las razonesparaalgunascorreccionessonpintorescas:«Envariasotrasocasioneshecorregidola Historia y la leyen-da con el derechoqueme da la vozde lasangre,y aunhe agregadoalgu-nosepisodiosdesconocidosde todoslos eruditosy quehe encontradoenviejos papelesde mis antepasados»(II, pág. 13). Losescasosestudiossobrelanovelayahanseñaladoalgunasde las licenciaspoéticase históricasquese acumulanen ella debido en partea su carácterpoético, que segúnRicardoLatcham,«perjudicatodoel aspectoobjetivo de laempresanove-lesca»[1975: 316]. Tambiénseha puestoénfasisen los anacronismos,lasboatades,lamezclade estilosdebidoaladicotomíaentreaccióny palabra,fundamentalen el libro comoya indicó RaymondL.Williams, el caráctermítico del héroefrentea la personareal,y las consecuenciasde un narra-doromniscientequecondicionaconstantementela lectura.

Lasinjerenciasdelnarrador,enmuchasocasionesmolestas,dejandodeladoaquellasen las quedejala plumaparatomarla espadae intervenirenlaacción,o las referenciasal mismoacto de laescrituray a la intromisióndentrodel marcoreal y el ficticio, creoquerespondenaunaintenciónglo-bal quese ponede manifiestoen distintospuntosdel texto.Huidobrocon-sidera que la vida del Cid desdesu nacimiento,que tiene el carácterdeacontecimientocósmico,a la subidaal cielo, despuésde sumuerte,cobrasentidoal dar lugar a un libro, o mejor«mi libro» (II, pág.75), quese ins-cribe en unatradición literaria. CuandoRodrigo va a realizarel salto quebatirá todas las marcas:«Piensaen el Cantar,piensaen el Romancero,piensaen laGesta,enGuillén de Castro,enCorneilleyen mí» (II, pág.21).El testamentodel Cid es significativo al respecto:«Lego Babieca,Tizonay ColadaalCantary al romanceroy atodoslos poetasehistoriadorescapa-cesde apreciary amaraesostres seresde tantoméritoy tan queridosdemi alma»(II, pág.180).A pesardeestasenumeraciones,casitodaslasrefe-rencias son al romancero: «sonríe al Romancero»(JI, pág. 63); «el

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Romancerooscensuraráhastael fin de los siglos»(II, pág. 66); «manaríasangrede romance»,(II, pág.71), aunqueen algunaocasiónaludaaotrostextos,por ejemplo:«La mesnadaferoz y rebeldeobedeceal Poema[...]

Por seguirlo a él, la Crónicahastase olvidaráde sus enemigos»(II, pág.132), en los queadvertimosla ideaya anunciadade que la historia delCampeadorse pliegay estáen funciónde la literatura.

Bastaconecharun vistazoa los títulosde los capítulosde la noveladeHuidobroparaobservarquela partedel leóndela novelacorrespondealasmocedadesdel Cid, unaexageraciónquepartede laépicamedievaltardía,y en laque abundaránGuillén de Castroy Comeille. ChristophRodiekyaha estudiadoel tratamientodelas fuentesde laHazaña,en muchasocasio-nesparódico,asícomoel humory la ironía, lo queles da unaperspectivaburlesca,por lo queno abundaréen el tema,ya queinteresaseñalarcómo,ademásdel tratamientoparódicoque no es tan uniforme como quiereRodiek,el romancero,en primer lugar, y Guillén de Castroen segundo,ledanlas pautasparalaelaboracióndel argumentoen estapartede lanove-la, inclusoen lo que senosquierepresentarcomomásoriginal.

Cuandoen la adolescencia,conocasiónde la visita a Vivar del toda-vía príncipeSancho,Rodrigoinventalas corridasde toros,«el primertorodel primerversoen elpoemaheroicoy brutal delascorridas»(U, pág.26).Pero como señalaRodiekel Cid, bienqueen relaciónconmotivos de laReconquista,yahabíaparticipadoen otrascorridascomolaquetuvolugarconocasióndel cumpleañosde Alimenón,enel célebrepoemade NicolásFernándezde Moratín, «Fiestade toros en Madrid», y en diversasmoji-gangasy novelascidianas.En otrasocasiones,comoel capítulo«El oso,el jequey el jabalí»,en el quesalvaa supadredeun oso,es inevitablelarelaciónconla muertedeFavila, narradaen laPrimera crónica generalyen el romancero,aunqueaquíel desenlaceseael opuesto;el episodiodeljabalí recuerdael de FernánGonzález.Otros,en cambio,no se encuentranen la tradición,como cuandosalvaa Jimenadel fuego en el castillo deLozano,quehanincendiadolos moros;Jimena,enamoradade Rodrigoalque no ha perdonado por la muerte de su tío, le deberá la vida.Prácticamenteel resto de las licencias respectoa la historia «oficial»,algunasde ellas fundamentales,aparecenen romanceroy en la primeracomediade Guillén de Castro,Las mocedadesdel Cid, queobviamentetiene también como fuente principal el romancero,de modo que enmuchasocasioneses difícil discernirde dóndeproviene. Lo que puedevariares elorden de los acontecimientos;Huidobrosigueel del romance-ro, de modoqueel Cid esarmadocaballerodespuésde la afrentaaDiegoLainezpor partedel condeLozano,la pruebade Lainez a sushijos, etc.,mientras que en Las mocedadesdel Cid éste es annadocaballeroalcomienzode la comedia.Es evidentequeHuidobroparteprincipalmente

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del romancerosobretodo en la partede las mocedades,paraelaborarsu«Hazaña».Este le proporcionaen primer lugar el orden generalde loscapítulos,algunosde los cualescorrespondena un romance,aunqueenalgunaocasiónpongajuntosdos episodiosqueaparecenen el romancerocidiano distanciadoscomo el caso de «Fantasíaimperial», cuando elcondeRaimundode SaboyamarchasobreEspañay esvencidoporel Cid,y «Fantasíapapal»,cuandova a Roma. Huidobromezclael romanceroyel Cantar en el brevecapítulo«El moro anónimo»:un moro amenazaalCid y éstese vale de la treta de hacerquesuhija mayorsemuestreena-moradade él, y cuandoel moro sealejaen unabarca,el Cid lo atraviesaconsu lanza,matándolo.Esteepisodiocorrespondeal de Búcar,queen elromancero(núm.858) lograhuir y es vencidodefinitivamentedespuésdemuertoel Cid. En cambio,en el Cantar «fata lacintura el espadallegadoha./Mató a Bucar, al rey de allén mar» (1993: 249), como sucedeen laHazaña.En la novelatambiénvenceel cadáverdel CampeadoraBúcar,de ahíqueel moro del capítulocitadoaparezcasin identificar. El cambioparecedebersea laexaltaciónde supersonajequedebeganarencualquiertipo de lid. En segundolugar,dentrode lascomplejasrelacionesintertex-tualesquemantieneconsusfuentes,puedecitar, siempresin comillas,susversosbien seade forma máso menosliteral, o modificándolos;en tercerlugar, la referenciaes explícita. En el último tercio de la novela se sumala influencia,bien quemásatenuada,del Cantar.

No es posible examinaraquí detenidamentetodos las formas dedependenciatextual,asíqueconsiderarésólo algunoscasos.La causadela afrentadel CondeLozanoa DiegoLaínezno apareceen el romancero,perosi enLas mocedadesdel Cid dondeel CondeLozano,agraviadoporhabernombradoel rey al padrede Rodrigoayode don Sancho,le daunabofetada,lo mismoencontramosen laobrade Huidobro.A continuaciónvienenlas pruebasdeDiegoLainezparadeterminarcuál de sustreshijos,Hernán,Bermudoy Rodrigo, lo vengará.En la comediaRodrigo es elhijo mayor; en Huidobro es el pequeñocomo en el romancero(núm.726), plegándoseasí la ley folclórica. DiegoLainezaprietaconfuerzalamanode sustreshijos y sóloRodrigoaguantasinquejarsey aúnes capazde amenazarlo.Leemosen el romance725:

—Soltedes,padre,en mal hora,Soltedes,en horamala,Quea no sermi padre,no hicieraSatisfacciónde palabras,Antes con la manomesmaVos sacaralas entrañasFaciendolugar el dedoEn vez de puñalo daga.

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Huidobro lo modernizaasí y lo fundecon el romancesiguienteen elqueRodrigoamenazaa supadreconunabofetada:

— Suelta,padre,sueltaen mal hora; que si no fuerasmi padre,con esta otra mano que me dejaslibre te arrancarael corazón,terompieralas entrañas.Suelta,digo; mira quela otramanose me vay no puedosujetarla.(11, pág.42).

A continuación,DiegoLainez entregaa suhijo pequeñola espadadeMudarra,y en este casotoma prestadala escenade Guillén de Castro,«Llevaréestaespadavieja! de Mudarrael Castellano!aunqueestábota,y mohosa!por la muertede suamo»[1913: 31-32]. Huidobro sólo cam-biael adjetivo «bota»por «vieja». Dice el jovenRodrigo al recibirla:

Tan fuertecomotu acerome verásen campoarmado;segundodueñohascobradotan buenocomoelprimero.Puescuandoalgunome ven9a,

corridodel torpehecho,hastalacruzen mi pechoteesconderé,de vergúen9a(pág. 32).

La versiónde Huidobroes lasiguiente:

— Es buenacero—exclama—.Buenaespadade Mudarra,segundobrazote cogey tejuro que el segundote harárecordarel primero. Sino salgovencedorteclavarásen mi pecho,la fuerzade mi vergílenzate esconderáhastalacruzhaciendoforro en mi cuerpo.(II, pág. 44)

La venganzade la afrentaparecerespondera unaespeciede justiciapoética;así,en el romanceroRodrigo lecortala cabezaal CondeLozanoyla lleva asidaporel pelo(núms.727, 728, 730);en cambioHuidobrocorta-rá lamanoquehabíaofendido asu padrey la pone«comoaldabón»en lapuertade sucasa(II, pág.47), frente a lacostumbredejuventuddedecapi-tara susadversarioscomoocurreenelcasode MartínAntolínez(núm. 744;MocedadesdeRodrigo,pág. 137, Huidobro,II, pág.74) o delmoro Abdala,a quienel romanceroya le habíacortadola cabeza«sin le hacerdescorte-sia»(núm. 752),y en Huidobro lo hace«contodaurbanidad»(II, pág.90).

En las quejasde Jimenaal rey FernandoHuidobro refunde,comoenotros casos,varios romances(núms.732, 733 y 734) y en estaocasiónmantieneel ritmo octosilábico:«Y siemprehe oídodecirqueel rey queno hacejusticia,no merecereinar,ni cabalgaren caballo,ni llevar espa-da o lanza,ni holgarseconlareinani tenerun heredero.Morir debeaban-donadoy no encontrarsepultura»(II, pág.50). Ya se ha visto antesque

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Huidobro muestraaJimenay Rodrigoenamoradosantesde la afrentadelcondea Diego Lainez,igual que sucedeen la obrade Castro y enLe Cidde Corneille.Estasituaciónobliga al novelistaa apartarsedel romance-ro, y pone en bocade don Sanchola proposiciónde casamientoconelCid, queencontramosel romance738.

Lo mismo sucedeconla jurade SantaGadea(II, pág. 108;núms. 811y 812), aunqueen estecasono mantieneel metro. En el siguientefrag-melito, querespondeal romance774, lo mismo que los versos1168-1177de Las mocedades...,doñaUrraca

grita en versosde romance,olvidandolasasonantesen su cólera:— Afuera, afuera,Rodrigo,el soberbiocastellano.¿quévienesa

hacer aquí’? Debiera darte vergúenzaluchar contrauna mujer, ydebierasacordartequeyo te puselaespuelacuandomi padrete hizoen Coimbracaballero.(II, pág. 102)

En otrasocasionesreproducecasifielmente los versosdel romanceropero aplicándolos a otra ocasión, en la misma que lo hace Guillén deCastro.Así sucedecuandodon Sanchodestierraal Cid por no quererata-car Zamora:«Vos me desterráispor uno, yo me destierropor cuatro»(II,pág. 100),queaparecendespuésde lajura a Alfonso (núm. 811, 812), talcomo lo encontramosen la primeracomediade Guillén de Castro.

En el capítulo «El Cid es nombradocaballero»,Huidobro está máscerca de Guillén de Castro —(«Rey — Rodrigo, ¿queréisser caballero?!Rodrigo — Si quiero! Rey — PuesDios os hagabuen caballero.»II, pág.

69)— que del romancero.Como el héroede la comediarepite tres vecesestejuramento:

— Rodrigo,¿queréissercaballero?— Si quiero, respondeel Cid con unavoz queaúnresuenasobre

España.— PuesDios oshagabuencaballero(pág. 81).

Huidobro, como Castro y el romance749, omite el espaldarazoo lapescozadadel rey al armarcaballeroaRodrigo,y «ledaun besoenlabocay no le da el espaldarazo.»(II,pág. 82). La indicacióndel chilenopareceprovenir de la explicacióndel ritual caballerescode Said Armesto, asícomo lasupuestainvencióndel Cidde la «veladeairasquemástardeseconvirtió en rito obligatorio a todo aspirantea la orden nobiliaria de laCaballería>~(II, pág.79), queporotraparteapareceenel romancerocuan-do Arias Gonzaloarmacaballeroa suhijo menor,PedroArias (núm.793).

A partir de la jura de SantaGadeay el destierrodel Cid, Huidobroincorpora, no podía serde otro modo, el Cantar de Mío Cid a su ver-

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daderahistoria.La salidaparael destierrosebasafundamentalmenteenlos primeros versos del Cantar. Al salir de Vivar «unacorneja pasavolandoa la derecha»(II, pág. 125) y caminoal monasteriode SanPedrode Cardeña«unacorneja pasavolando a la izquierda»(II, pág.129),quees variaciónde los estosdosversos«A la exidade Bivar ovie-ron la cornejadiestra!e entrandoa Burgosoviéronla siniestra»(pág.104). SegúnAlberto Muntaner«el presagioinfaustose ha de referir ala mala acogidaen Burgos y el bueno al favorable recibimiento enCardeña»(1993:391),estosauguriosque aparecenjuntos en la fuenteHuidobro los separaubicándolosen su capitulo correspondiente.Acontinuación,modernizaelcélebrey controvertidoverso («— Dios, québuenvasallo,si ovtessebuen señor»(pág. 105), «¡Diosquebuenvasa-lío si tuviesebuenseñor»queen la novela recibeel sentidomásacep-tado: «¡Québuenvasalloseríasi tuviesebuenseñor!»(II, pág. 125). Apartir de la salidade Burgos,Huidobrosigue de cercael Cantar, comoseseñalaal narrarel episodiode la«niñade nuefaños>~,en quese limi-ta a poner en prosalos versos40-99. conservandoel ritmo y, en parte,la rima:

Entonces,en el momentoen que va a pasarel umbral,unachicade nueveañosse desprendedel Cantary acercándoseal Campeadorle hablacon un ingenuoy sabrosoritmo de verso:

— Campeador,que en buen hora ceñisteespada,no podemos,Mío Cid, darteasilo pornada;el rey nos lo haprohibidoconseve-rasamenazas.Si teabrimosperderemoslos haberesy las casas,per-deremosnuestrosojos, nuestroscuernosy aun las almas.No pode-mos albergarte,ni tampocovendertenada,ni trigo, ni pan,ni vian-das,ni la ración másmenguada.Cid, en el mal de nosotrosvos noganaréisnada.Seguidy queDios os protejay la tierra os seaancha(II, pág. 126).

Respectoal Cantar, Huidobromantienela mismarelaciónqueconelrestode sus fuentes,aunquelas alusionesdirectasson másescasas,lostemascentralesy el argumentoseconservanen sumayoría,cambiandoavecesla perspectiva.Comoocurreconla variacióndel argumentorespec-to alabodade lashijasdel Cidconlos InfantesdeCarrión,quesonexpul-sadosde Valencia despuésdel episodiodel león. AunqueRodiek apuntequeestecasocorrespondeaunavariaciónburlescadel argumento—basa-da en el anticipo de la afrentade Corpesen un sueñode Jimena,o en elhechode que los infantesdesconozcanel verdaderonombrede las hijas,llamándolaspor sus «nombresartísticos»(Elvira y Sol) (1995:350)—,lavariaciónde lahistoria,contodo lo queconlievaargumentalmente,pudie-ra deberseal carácterdel héroehuidobrianoal que no le permiteningún

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error ni ningunaflaquezahumana,sublimandoal Cid comovasallo idealquesiempre,aunen los serviciosa los moros,persiguela causacristiana.La presenciade otrasfuentes,comoMocedadesdel Cid o las crónicas,esmásdifícil dedeterminar,yaque los motivosaparecenenel romancero,laprimeracomediade Guillén de Castroo el Cantar. Rodiek señalaquelaalusiónde unaheridadel Cid debidoa lacaídade Babiecaprocedede la«HistoriaRoderici»,editadapor MenéndezPidal en La Españadel Cid,pero la coincidenciade fechade edición de laHazaña de Huidobro y laobra de MenéndezPidal (1929), hacen cuando menos discutible suinfluencia.

No esahorael momentode considerarel usodel anacronismotan fre-cuenteen lanovela;sóloseñalarquepuedeservirpararelacionarsutextocon otros posteriores,como con el Quijote, o principalmente,teneruncarácterburlescocomocuandoantesde queRodrigoseenfrentecon losctncoreyesmoros, les hagaunainstantánea.El anacronismopuederayaren la chabacanería,así ocurre cuandolos hombresdel Cid entran enValenciacantandoel pasodobledel mismo nombre.

El Campeadorde Huidobro es el hombreacciónpor excelencia:«Eselhombredel triunfo», eselhombreeléctricoy «al hombreeléctriconole falla la electricidad»(II, pág.82). Estecarácterextraordinariose ponede manifiestodesdesu concepcióny nacimiento,que son presentadoscomo acontecimientoscósmicos,y en su subidaal cielo despuésdemúéftó~deli6Á~dfiiÑdscapítulosarrancantodaslas imágenessiderales,propias del creacionismoy muy cercanasa la poesía,que atraviesanprácticamentetoda la novela y en las queno insistiré ya quehan sidoconsideradaspor la crítica. La imagen creacionistadebehacersaltarchispaseléctricas,como leemosen diversosmanifiestosy en el Canto111 de Altazor:

Con luz propiade astroque un choquevuelvevivoSaltanchispasdel choquey mientrasmás violentoMás grandees laexplosión(1, pág. 408).

La metáforade la electricidad,que domina la Hazaña,sirve comodemostraciónde laenergíaheroicadel Cid, personajede leyendaqueenla novela traspasael ámbito limitado de Castilla, se convierteen adalidde unaEspañatodavíainexistente,con unaexaltacióndel hispanismoatodas luces exagerada,y sus heroicoshechosconmucvcn al universoentero.El interésquepuedatenerla olvidada,y tal vez olvidable,nove-lade Huidobroradica,comose ha señaladoalcomienzodeestaspáginas,en el esfuerzopor unir la tradiciónpoéticay la renovacióndela prosaenunasolaobra:Hazaña de Mío Cid Campeador.

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ROSA PELLICER

UniversidaddeZaragoza