la serpiente de oro y huancaspata

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Huancaspata 1

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Se ha usado la novela La Serpiente de Oro de Ciro Alegría para rememorar las costumbres de Huancaspata

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Huancaspata

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La Serpiente de Oro

Autor: Ciro Alegría Bazán

Escenario principal: Valle de Calemar – Provincia de Bolívar, La Libertad.

Año: 1935

Datos del autor:Lugar de Nacimiento: Sartimbamba, Huamachuco - La LibertadFecha: 4 de noviembre de 1909Deceso: 17 de febrero de 1967 – Chaclacayo, Lima - PerúPadres José Eliseo Alegría Lynch y María Herminia Bazán Lynch

Obras principales: La serpiente de oro (1935)Los perros hambrientos (1939) El mundo es ancho y ajeno (1941)

Estilo: “Novelas de la tierra”.

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El rio Marañón a la altura del Valle de Calemar.

Advertencia.Mi exposición no versa sobre crítica literaria, ni de estilos ni formas de escribir. Me interesa básicamente su mensaje social, es más: se trata de una interpretación libre.

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Introducción.

He elegido hablar sobre la obra de Ciro Alegría: La Serpiente de Oro, no para hacer una crítica literaria, no para analizar su estilo literario, en primer lugar porque no tengo autoridad para ello; en segundo lugar, me agrada su lectura porque se refiere a lo nuestro, porque habla de nuestra tierra y de nuestra gente, de nuestras fiestas y de nuestras costumbres.

Me agrada también su lectura porque es una “novela de la tierra”, no la encuentro necesariamente indigenista, lo que encuentro es más bien una advertencia de la necesidad de justicia social, a diferencia de otros escritores indigenistas, demanda justicia sin venganza, no reclama la primacía de una etnia sobre otra.

En esta obra encontramos que Ciro Alegría observa un proceso de integración trunco, la mención de la coexistencia, en un mismo territorio, de blancos, cholos e indios y cada grupo ocupando el “sitio social” que le corresponde, hablando según las leyes de dominio. Este escenario explica porque Ciro Alegría fue partícipe de la revolución de Trujillo y su militancia política, que lo premiara con prisión y destierro, que a la postre se convirtió en escenario fecundo para la realización de sus laureadas obras: La Serpiente de Oro, Los Perros Hambrientos y su obra cumbre: El Mundo es Ancho y Ajeno.

Ciro Alegría, siendo integrante del “Grupo Norte”, aquel grupo de intelectuales que cambiaron la historia nacional, para mayor coincidencia, alumno de César Vallejo y compañero de Antenor Orrego, no es de extrañar que Víctor Raúl escribiera estas palabras:

"Claro que no necesitas que te diga que acabo de leer la novela de Ciro (La Serpiente de Oro) y aún tengo sabor de coca y cal en la boca, pleno de sangre el corazón y con no sé que de luz y color en los ojos. ¡Muy bien! Le escribo adjunto. ¿No has escrito tú nada sobre la novela? Te ruego hacerlo? Es ahora América una novela sin novelistas o ya van naciendo? Tú no conoces la montaña ni has visto nuestros cholos del norte. Ciro los ha esculpido maravillosamente... (Carta de Haya de la Torre a Luis Albert Sánchez, octubre 1935. En: Correspondencia 1924-1976. Lima: Mosca Azul, T. I, 1982, pp. 115)

La Serpiente de Oro consta de 19 capítulos, por razones de tiempo nos referiremos solo a algunos de ellos, especialmente aquellos que mejor reflejen la idiosincrasia huancaspatina, como no puede ser de otra manera, es la misma que la de Calemar, pues esta aldea es limítrofe con Pataz.

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I. EL RÍO, LOS HOMBRES Y LAS BALSAS.

Ciro Alegría no solo nos habla de la “Serpiente de Oro” como una metáfora para referirse al rio Marañón, sino que también lo presenta como una divinidad andina, que provee con generoso amor y también quita y castiga con incomprensible crueldad. Émulo de los dioses paganos. Por sus poderes mágicos, La Serpiente de Oro, como nuevo nombre del rio Marañón, nos recuerda al rio Aqueronte, el rio del infierno de la mitología griega, donde nada flota, todo se hunde, salvo la balsa de Caronte; salvo la balsa del Arturo. Nosotros los huancaspatinos sabemos que esto no es un mito, siempre recordaremos que el rio Marañón se devoró a sus hombres más connotados, juntos con los de Huacrachuco y Pomabamba, aquel 5 de marzo de 1905 cuando inauguraban el puente que los uniría, postergando por décadas este anhelo.

En la Serpiente de Oro, Ciro Alegría nos muestra como las dos culturas que hace siglos chocaron frontalmente, ni siquiera habían iniciado el proceso de mezcla cultural y social, no obstante la mezcla de sangres. Entonces, con “La Serpiente de Oro”, Ciro Alegría inicia el proceso de mestizaje cultural, porque no es un grito de protesta, al estilo de Arguedas o Clorinda Matto de Turner, es un aviso de la existencia de un proceso cultural inconcluso, del sincretismo cultural pendiente.

Este es el mensaje que Ciro Alegría nos envió a través de sus obras, tengo la convicción que el mensaje ha sido recogido por la juventud justa e inteligente y los que aun no ven en nuestra integración la solución a muchos de nuestros problemas, ahí está obra de Ciro Alegría que ha de saber persuadir a los faltos de luces de esta realidad.

II. RELATO DEL VIEJO MATÍAS.

El Ing. Limeño, don Osvaldo Martínez de Calderón cruzó el rio Marañón de oeste a este, con el sueño de conquistar esas tierras para incorporarlas a la productividad y redimir a indios y cholos de sus costumbres ancestrales. Pero, fue el ande, la selva, el rio, la coca, el “checo” y, como siempre, una bella chinita, la camaya Hormecinda, los que terminaron conquistando, al ahora, don “Oshva”. Y fue una víbora la que decidió que el Ing. Osvaldo Martínez de Calderón se quedara para siempre, enterrado en el valle de Calemar, junto a la Serpiente de Oro.

Con toda seguridad, es una historia que se repite después de algunos cientos de años, cuando nuestros antepasados españoles, en busca del dorado, se adentraron en las tierras de los Huamachucos y de los Chachapoyas, para mezclarse con nuestros antepasados indios, dando origen a nuestra existencia, a los que hoy nos llamamos patacinos.

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Nosotros, los patacinos, hemos hecho el camino inverso a la del ingeniero limeño, hemos cruzado el rio Marañón y los Andes para conquistar las ciudades costeñas. Estamos completando el sincretismo cultural que Ciro Alegría vio pendiente de realización. Nosotros, allende el Marañón, hemos aprendido a vivir, a convivir entre nosotros, sin percatarnos siquiera del color de nuestra piel. Somos nosotros los portadores del mensaje que Ciro Alegría nos legó, esto es: la igualdad entre todos los peruanos.

III. LUCINDAS Y FLORINDAS.

Cuando Arturo y Luncinda se enamoraron.

¿No es acaso familiar este relato? Cómo no hemos de recordar cuando cada casa de Huancaspata, al igual que de Sartin, abren sus puertas para dar posada a los forasteros que vienen a la fiesta de la patrona, cuando cada casa es pródiga con la chicha y manjares, reservados todo un año para la gran fiesta.

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Así comienza esta historia del Arturo y la Florinda, historia de amor alimentada por la fuerza telúrica del ande y del rio, con la convicción varonil del Arturo para invitar a la Florinda a asistir al baile de la noche y la negación confirmatoria del sentimiento mutuo. Es la conquista del cholo vallino a la china poblana. Es que el Arturo es del temple, del valle de Calemar y la Florinda es de más arriba, de clima más templado, del distrito de Sartín. ¿No es cierto que suena familiar?

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¿No es acaso una melodiosa canción, con música celestial para nuestros oídos esta declaración de amor entre el cholo vallino y la china poblana?

Así es la fiesta de Sartín, así es la fiesta de Huancaspata, con sus pallas danzarinas, huaris, monterillos, flautas y cajas sonando sin cesar, los amicos simulando cruzar los ríos con sus oroyas imaginarias, las avellanas que pugnan por subir al cielo a saludar a la patrona con su mágico estruendo, las bandas de música que alegran cada evento de la fiesta, en cada casa un desborde de chicha, cuyes, papas y mote de trigo y de maíz. Las anfitrionas agasajando a sus invitados con su mejor mantel y mejor vajilla para servir el “cafecito”, consistente en varios potajes, el infaltable tallarín con gallina, cuy con papa, adornados con deliciosos molletes, los bollos, rosquitas y biscochos para, al final, tomar el cafecito, materia de la invitación. Momento, la fiesta no ha terminado, este ritual se ha de repetir dos o tres veces diarias en las distintas casas de los generosos anfitriones. Luego, por supuesto vendrán los almuerzos y las cenas con igual abundancia.

Pero, como siempre, la vida es una drama real, en Huancaspata, igual que en Sartín, hay invitados no bienvenidos, la famosa “pareja”, los dos policías de la Guardia Civil. Ataviados de verde, con botones brillantes, botas, revólveres, bayonetas y los infaltables fusiles “winchester”; estos personajes, premunidos con autoridad suprema, no han sabido presentarse ante la sociedad rural, confundiendo su misión de perseguir el delito con la función de perseguir indios y cholos o todo aquel que disponga la tiranía de Lima.

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Más fuerte que el llamado de la madre, o el temor a la “pareja” que su fuerza juvenil y valor serrano habían dejado fuera de combate; es el amor de dos jóvenes, fuertes como la naturaleza que los cobija, ella junto a su cholo vivirán a salto de mata hasta que los guardias civiles se olviden de ellos. Así fue. Ahora la Luncinda ya es vallina, después de las tercianas y otros tantos abortos, tienen a su retoño: Adán que ya cumplió los seis años, para felicidad de los abuelos don Matías Romero y de su mujer doña “Melcha”.

IV. ANDE, SELVA Y RÍO.

Ande, Selva y Rio, tres palabras que describen a cabalidad nuestra tierra, nuestras vidas mismas.

Cuántos de nosotros, acá presentes, guarda en su memoria, primero la despedida del padre o del hermano mayor o los primos o tíos que marchan a la selva. Fiambre de cuy y gallina, cancha mezclada con ñuya, habas fritas para varios días de viaje a Ongón o a Tambo de Paja, sin olvidar el alcoholcito para el frio, la coquita y checo de cal para la fatiga. Por supuesto, el machete para abrir la trocha o cortar el bejuco que fungirá de soga para cruzar los ríos. Como no puede ser de otra manera, en las alforjas también llevan las lágrimas de las mujeres y de los hijos que quedan en el pueblo, esposas o madres que esperan el retorno del hombre que ha osado meterse en la selva.

Después de largos meses, el viajero se asoma por la loma, trae un cansancio de siglos y el corazón rebosante de felicidad. Es el águila que regresa al nido pletórico de frutos. El

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“rongo” que carga tiene adosado los plátanos de la selva, la deliciosa chancaca, y más frutos de la selva. Aun después de tantos años, guardo su dulce sabor y el delicioso abrazo de papá. Dentro del “rongo” viene la coca y el café para el consumo y el negocio.

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Así nos narra Ciro Alegría la vida en los pueblos cercanos al río Marañón, que rige nuestras vidas con su profunda correntada, a unos cortándoles el paso hacia la selva y a nosotros negándonos el camino hacia la costa, aislándonos de los cambios que ocurren en las ciudades, pero gracias a ello, nuestras costumbres se han conservado al igual que nuestro lenguaje arcaico y nuestro acento que nos identifica plenamente. Pero, el deseo del hombre de vencer la naturaleza, de vencer al río, colocando puentes sobre él, esculpiendo carreteras sobre sus inmensas rocas, han hecho que ahora seamos parte de la patria grande que es nuestro Perú, integrados plenamente, ya no en función de razas o etnias, sino en el esfuerzo que cada uno de nosotros despleguemos para nuestro desarrollo, acatando el mensaje de Ciro Alegría.

Mucha agua ha pasado por el Marañón des que Ciro Alegría escribiera esta obra y muchas cosas han cambiado como homenaje a su mensaje y muchas cosas seguirán mejorando para provecho de nuestra gente.

Acá debo terminar, dejando inconclusa la lectura de esta obra que tan bien narra nuestras costumbres. Cuando vuelvan a leer la Serpiente de Oro, recordaran la muerte de Rogelio, hermano menor de Arturo, ahogado en las aguas del Marañón. Don Osvaldo Martínez de Calderón se asimila a las costumbres serranas pero muere picado por una víbora. Florinda, la novia viuda de Rogelio se une al cholo Lucas Vilca.

Gracias por su atención

Grocio Herrada Vigo

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