la práctica social educativa como requisito curricular en

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García, O. y González, A.I. (2019). La práctica social educativa como requisito curricular en Ciencias de la Salud en la Universidad de Buenos Aires. RIDAS, Revista Iberoamericana de Aprendizaje Servicio, 7, 55-71. DOI10.1344/RIDAS2019.7.4 55 La práctica social educativa como requisito curricular en Ciencias de la Salud en la Universidad de Buenos Aires Oscar García Ana Inés González Universidad de Buenos Aires, Argentina Resumen En el marco de la vinculación entre enseñanza, investigación y extensión universitaria, la producción de saberes debe contemplar las particularidades de la comunidad en la cual está inserta. Es por ello que las prácticas sociales educativas constituyen una experiencia pedagógica de aprendizaje-servicio que posibilita poner en práctica lo enseñado, enriquecer la teoría y lograr una aproximación interdisciplinaria a la realidad, aportando al mejoramiento de las condiciones de vida de las personas. En el presente trabajo buscamos analizar el grado de satisfacción que manifiestan los alumnos de las carreras de salud acerca de los proyectos de aprendizaje-servicio en los que participan. Además, buscamos conocer la reflexión que ellos hacen del proceso de aprendizaje y la adquisición de habilidades sociales necesarias para un mejor desenvolvimiento profesional. Se operó en un proceso en espiral que resulta de la combinación de la recopilación de información por escalas de actitudes para analizar el impacto de estas prácticas en el aprendizaje de los estudiantes y el análisis de entrevistas grupales. Los alumnos manifestaron un alto grado de satisfacción, revalorizaron la práctica en el proceso de aprendizaje y la adquisición de habilidades técnicas y sociales. Destacaron la comunicación con los pacientes y la gestión de salud en escenarios auténticos. Palabras clave Aprendizaje-servicio, práctica social, satisfacción, habilidades sociales, participación. Fecha de recepción: 18/III/2019 Fecha de aceptación: 10/V/2019

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Page 1: La práctica social educativa como requisito curricular en

García, O. y González, A.I. (2019). La práctica social educativa como requisito curricular en Ciencias de

la Salud en la Universidad de Buenos Aires. RIDAS, Revista Iberoamericana de Aprendizaje Servicio, 7,

55-71. DOI10.1344/RIDAS2019.7.4

55

La práctica social educativa como requisito curricular en Ciencias de la Salud en la Universidad de Buenos Aires

Oscar García

Ana Inés González

Universidad de Buenos Aires, Argentina

Resumen

En el marco de la vinculación entre enseñanza, investigación y extensión universitaria,

la producción de saberes debe contemplar las particularidades de la comunidad en la

cual está inserta. Es por ello que las prácticas sociales educativas constituyen una

experiencia pedagógica de aprendizaje-servicio que posibilita poner en práctica lo

enseñado, enriquecer la teoría y lograr una aproximación interdisciplinaria a la

realidad, aportando al mejoramiento de las condiciones de vida de las personas. En el

presente trabajo buscamos analizar el grado de satisfacción que manifiestan los

alumnos de las carreras de salud acerca de los proyectos de aprendizaje-servicio en

los que participan. Además, buscamos conocer la reflexión que ellos hacen del proceso

de aprendizaje y la adquisición de habilidades sociales necesarias para un mejor

desenvolvimiento profesional. Se operó en un proceso en espiral que resulta de la

combinación de la recopilación de información por escalas de actitudes para analizar el

impacto de estas prácticas en el aprendizaje de los estudiantes y el análisis de

entrevistas grupales. Los alumnos manifestaron un alto grado de satisfacción,

revalorizaron la práctica en el proceso de aprendizaje y la adquisición de habilidades

técnicas y sociales. Destacaron la comunicación con los pacientes y la gestión de salud

en escenarios auténticos.

Palabras clave Aprendizaje-servicio, práctica social, satisfacción, habilidades sociales, participación.

Fecha de recepción: 18/III/2019 Fecha de aceptación: 10/V/2019

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García, O. y González, A.I. (2019). La práctica social educativa como requisito curricular en Ciencias de

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Socio-educational practice as a curricular requirement in Health Sciences at the University of Buenos Aires. A study

about the degree of satisfaction in students participating in

solidary service-learning projects

Abstract This article analyses the degree of satisfaction shown by students regarding the service learning projects in which they participate, focusing our research specifically

on students enrolled in health-related degree programmes. In addition, the paper aims to examine students’ reflections on the learning process and the acquisition of

social skills, which are necessary for professional growth. The research was designed with a convergence of logic through the combination of quantitative techniques and qualitative strategies. It developed as a spiral by combining different actions: the

collection of information with attitudinal scales in order to analyse the impact of these practices on student learning (levels of satisfaction and skills developed) and the

analysis of group interviews as a consequence of conceptual schemes. The students showed a high degree of satisfaction; they revalued the practice in the learning

process and the acquisition of technical and social skills. Students highlighted the worth of communicating with patients and taking part in health management in

authentic settings.

Keywords Service-learning, social practice, satisfaction, social skills, participation.

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García, O. y González, A.I. (2019). La práctica social educativa como requisito curricular en Ciencias de

la Salud en la Universidad de Buenos Aires. RIDAS, Revista Iberoamericana de Aprendizaje Servicio, 7,

55-71. DOI10.1344/RIDAS2019.7.4

1. Introducción

La función social de la universidad hace

imprescindible considerar las demandas y necesidades comunitarias como punto

de partida para la creación de conocimientos. De esta manera la

comprensión y el abordaje de las situaciones críticas en que suelen

encontrarse las poblaciones vulnerables cambian actitudes y producen saberes

que impactan directamente en las conductas y el compromiso de los

universitarios. Así, la característica esencial de una buena práctica

universitaria será la de desarrollarse en contacto con el medio social.

El aprendizaje-servicio, como forma de

realizar la misión de extensión, permite establecer una relación entre la

universidad y la sociedad, pudiendo ser un instrumento de cambio, acercando la

universidad a los sectores más desfavorecidos. De esta manera, se

promueve el desarrollo social y al mismo tiempo, una relación dialógica

entre la investigación, la docencia y la acción comunitaria. La Universidad de

Buenos Aires estableció su obligatoriedad curricular a partir de

2017 (Res CS 520/10, 3653/11 y 172/14). Esto, sumado al desarrollo de

un programa de subsidios para proyectos de extensión universitaria

consolidado, permitió el crecimiento sostenido de propuestas académicas y proyectos de aprendizaje-servicio en

todas las carreras de la Universidad de Buenos Aires en su forma general de

prácticas sociales educativas

En el presente trabajo se considera que

las nuevas estrategias pedagógicas,

como el aprendizaje-servicio solidario -tipo de educación experiencial o

situada- constituyen un ámbito específico de realización concreta de la

extensión universitaria otorgándole los atributos esenciales que la caractericen

de modo exhaustivo respecto de la docencia y la investigación científica.

Desde esta perspectiva el aprendizaje-servicio es la forma en que las

instituciones educativas transfieren de manera directa y concreta

conocimientos y saberes a la comunidad (García y Hallú, 2017).

Lo anterior pone en evidencia que las prácticas educativas mejoran los aprendizajes a través de una enseñanza

más completa, que lleva a territorio y en escenarios reales contenidos

curriculares, pero, además, valores, hábitos, actitudes y conductas. En este

sentido, el proceso formativo (que siempre debe ser guiado y dirigido por

docentes) permite que los alumnos se apropien de competencias,

consideradas hoy como claves para el efectivo desarrollo personal. Conocidas

como habilidades sociales, estas competencias son necesarias para

configurar relaciones intersubjetivas que darán origen a redes comunitarias

que son muy importantes a la hora de lograr objetivos individuales y

colectivos. Si bien los estudios de las redes de cooperación social datan del siglo XIX, el sociólogo francés Pierre

Bourdieu (1986) las identificó como el recurso que facilita el logro de

resultados que no podrían alcanzarse en su ausencia o conllevarían un costo

individual muy alto. Así el valor de este recurso estaría dado por “el volumen de

capital social poseído por un agente,

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55-71. DOI10.1344/RIDAS2019.7.4

que a su vez dependerá del tamaño de

la red de conexiones que pueda efectivamente movilizar y del volumen

de capital (económico, cultural o simbólico) que tenga de por sí para

cada una de aquellas personas con quien se está relacionado” (Bourdieu

1986, 249).

Pocos años después el sociólogo

estadounidense James Coleman (1990) establecerá que estas aptitudes se

requieren allí donde las relaciones entre las personas se coordinan para cometer

una acción colectiva. Entre las formas específicas que las competencias

sociales pueden adoptar, Coleman identifica algunas, que podrían resumirse en el uso de fuentes de

información, empatía, liderazgo, relaciones de autoridad, las

organizaciones sociales, el establecimiento de obligaciones y

expectativas, así como el desarrollo de sistemas de normas y sanciones dentro

de una comunidad. Si lo anterior no fuera cierto, bastaría con el solo hecho

de poner en juego el capital humano, o lo que es lo mismo, el conjunto de

competencias personales, traducidas en educación, prestigio, idiomas y recursos

como condiciones de vida y nivel socioeconómico. Sin embargo, es bien

conocido que individuos con igual capital humano presentan diferentes

trayectorias personales, pudiendo ser más o menos exitosas. ¿Y cuál sería entonces el factor diferenciador? Sin

dudas, la construcción y participación efectiva en la red de relaciones

sociales. Hoy sabemos que todo proceso formativo debe proveer

además de competencias técnicas, habilidades sociales que permitan a los

individuos construir de modo seguro

redes interpersonales, que traducidas

en capital social favorezcan en el tiempo su desarrollo individual.

2. Marco teórico

Por todo lo expuesto, se hace más que

evidente el interés que ha despertado en las últimas décadas el estudio y el

aprendizaje de las competencias conocidas como habilidades sociales y

su radical importancia en la construcción de redes de cooperación.

En definitiva y como bien lo plantea Carballo (2005), las habilidades sociales

son un conjunto de conductas que permiten al individuo desarrollarse en

un contexto individual o interpersonal expresando sentimientos, actitudes, deseos, opiniones o derechos de un

modo adecuado a la situación. Generalmente, posibilitan la resolución

de problemas inmediatos y la disminución de problemas futuros en la

medida que el individuo respeta las conductas de los otros.

Ahora bien, avanzando en los programas de formación de estas

habilidades sociales, la psicología ha identificado dos grupos primarios:

habilidades básicas y complejas (Betina Lacunza y Contini de González, 2011).

Las habilidades sociales básicas podrían resumirse en saber escuchar, formular

una pregunta, ser agradecidos, presentarse y presentar a otros y

reconocer el trabajo y esfuerzo de los demás. Mientras que las complejas pueden describirse como empatía o

capacidad de ponerse en el lugar de la otra persona, asertividad o la habilidad

para ser claros, francos y directos, diciendo lo que se quiere decir, sin herir

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los sentimientos de los demás ni

menospreciar la valía de los otros, capacidad de escuchar, negociación,

capacidad de ser conscientes de los errores cometidos y reconocerlos,

reconocimiento y defensa de los derechos propios y de los demás,

habilidad de mantener distancia del colectivo social, con el fin de expresar

libremente nuestras opiniones, capacidad para confrontar mensajes

contradictorios, entre otros.

En este marco entendemos que los

alumnos deberán tener conciencia de la necesidad de dichas habilidades. Por lo

cual el trabajo en equipo dirigido por docentes se hace imprescindible en el desarrollo de las acciones de

aprendizaje-servicio. El docente deberá poner el énfasis en los dispositivos de

intervención, el contacto con una realidad ajena a la propia y la

diversidad como algo natural entendiendo que el otro diferente es

sujeto de derecho. Desde esta concepción, las prácticas extensionistas

son el ámbito de formación para socializar en los alumnos una

conciencia más tolerante, pluralista y democrática que permita poner en

debate el tradicional concepto de ciudadanía.

En la actualidad, los debates sobre vulnerabilidad, multiculturalidad,

diversidad de género y migraciones sociales ponen en evidencia la cuestión sobre en qué sociedad queremos vivir.

Hasta el siglo pasado la conceptualización de la ciudadanía

estaba asociada al derecho. Uno era ciudadano de un país porque podía

satisfacer los derechos civiles, políticos y de bienestar en un ámbito geográfico

determinado. No obstante, esta

ciudadanía de tipo estatutaria hoy resulta insuficiente para contener las

mentalidades humanas que se perciben universales y cosmopolitas. Esta nueva

conciencia aspira a un mundo que difícilmente pueda ser contenido por el

entramado legal de cada una de las naciones debido a que las atraviesa de

modo horizontal y planetario. Ejemplo de ello es que favorece el traslado de

grandes porciones de población de un lugar a otro, hace un culto a la

multiculturalidad, y redefine femeninamente el concepto de

ciudadanía (Folgueiras, Luna, Palou, 2010).

En consecuencia, participar en la

sociedad actual se constituye en un derecho, pero a su vez en un valor que

todo individuo debe expresar. Se trata de influir en la toma de decisión de la

estructura u organización en la que participamos. Esa participación se dará

en distintos grados producto del compromiso y el interés que tengamos

en influir en las decisiones. Pero también existen condiciones que no

forman parte de nuestra voluntad, entonces la participación variará según

el grado de conocimientos y competencias que tenga la persona

(predisposición psicológica), que determinará la posición de experto o

participante y por aspectos legales, políticos y económicos, es decir, por la capacidad real que tienen las personas

(factores sociales). Siguiendo este análisis, Jaume Trilla y Ana Novella

(2001) establecieron los niveles de participación partiendo de la conocida

escala de participación de Hart.

1. Participación Simple: Ser espectador

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en un proceso sin haber tomado

parte en él.

2. Participación Consultiva: Ser

escuchado por los asuntos que nos preocupan.

3. Participación Proyectiva: Sentir como propio el proyecto y participar

en todos sus momentos.

4. Meta-participación: Generar nuevos

espacios de participación a partir de las exigencias que manifiestan las

personas participantes. Ocupar un lugar de liderazgo.

Dentro de este marco conceptual entendemos que una ciudadanía activa

puede ser construida ejerciéndola. En pocas palabras, una participación será más real y beneficiosa cuando las

personas involucradas tengan la oportunidad de intervenir en los

debates y tomar decisiones en todas las etapas del proceso, provocando de este

modo que la ciudadanía adquiera una conciencia crítica sobre los problemas,

motiven el cambio y se responsabilicen por los resultados, como elementos

básicos para una sociedad tolerante y democrática (Folgueiras, Luna, Palou,

2010).

Hasta aquí hemos realizado un rápido

repaso sobre aquellas habilidades sociales necesarias para el desarrollo

efectivo de redes que posibiliten comunidades bien ordenadas. Ahora

bien, la pregunta que surge ¿Cuál es el aporte que el aprendizaje-servicio puede dar en este sentido?

Seguramente mucho, teniendo en cuenta que se trata de una metodología

pedagógica que se enmarca en la

formación para la ciudadanía poniendo

en relación las instituciones educativas con la comunidad y la comunidad con

las instituciones educativas de forma bidireccional, a través de un proceso de

integración curricular. Así, debe quedar claro que las prácticas que vinculan la

formación tradicional con la intervención comunitaria se realizarán

en la prosecución de los siguientes objetivos de aprendizaje que, como

denominadores comunes, constituyen la esencia de todos los programas de

construcción de ciudadanía (Folgueiras, Luna, Palou, 2010):

• Valorar las debilidades y fortalezas del trabajo en grupo.

• Conocer a la comunidad, sus

instituciones, lo que piensa su gente…etc.

• Desarrollar habilidades sociales, analíticas y de acción para participar

activamente en la comunidad.

• Desarrollar actitudes favorables

sobre el servicio a la comunidad, como un bien.

• Utilizar la reflexión para la construcción de significado de su

propio aprendizaje.

Los alumnos pueden valorar los

proyectos de aprendizaje-servicio en los que participan, identificando los

contenidos curriculares que se aprenden en las sucesivas

intervenciones. Pueden además, ejercer el liderazgo como jefes de proyectos por periodos, formando parte siempre

de la toma de decisión. Deben, también, cultivar la negociación como

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antesala del consenso poniéndose en el

lugar del otro. Todo puede ser valorado y percibido por los alumnos de modo

positivo o negativo, lo que en conjunto determinaría un alto o bajo grado de

satisfacción de estas actividades en el proceso de su aprendizaje.

En este contexto, fue de nuestro interés indagar en las actitudes sobre el grado

de satisfacción y percepción de aprendizajes adquiridos por parte de

alumnos participantes de los proyectos de extensión universitaria de las

carreras de salud de la Universidad de Buenos Aires.

3. Metodología

Se procedió con una convergencia de lógicas a través de la conjugación de

técnicas cuantitativas y estrategias cualitativas. Se planteó operar en un

proceso de espiral producto de la combinación de diferentes acciones: la

obtención de información por escalas de actitudes con el fin de analizar el

impacto que dichas prácticas tienen en el aprendizaje de los alumnos (niveles

de satisfacción y competencias desarrolladas), y el análisis de

entrevistas como consecuencia de esquemas conceptuales. Se obtuvo

información sobre la percepción de los alumnos acerca de las experiencias de

aprendizaje-servicio solidario en las que participaron. Se abordó el campo a

partir del estudio descriptivo de varios casos con fines exploratorios. De este modo, se pudo establecer como unidad

de análisis a los programas aprobados por los Consejos Directivos y Superior

de la Universidad de Buenos Aires de las carreras del ámbito de la Ciencia de

la Salud y como unidad observacional a

los alumnos participantes de dichos

programas.

Muestra

Se definió una muestra no probabilística de 50 alumnos de entre 20 a 25 años

de los cursos superiores de las carreras de salud de la Universidad de Buenos

Aires que participaron en los programas de prácticas sociales educativas. Para la

realización del análisis de actitudes por medio de Escalas Likert, según la

distribución que se indica en la tabla 1. Posteriormente, la escala validada fue

proporcionada a una nueva muestra de 26 alumnos de iguales características

que los anteriores y a otros 26, de los primeros años de las carreras mencionadas. Además, se realizaron

entrevistas semiestructuradas a alumnos de Bioquímica.

Carrera Cátedra Programa Núm.

alumnos

Bioquímica Bioquímica Clínica I

Salud cardiovascular

Detección de

factores de

riesgo

cardiovascular

y diabetes

8

Bioquímica Microbiolo-

gía Clínica

Salud sexual y

reproductiva

Promoción de la salud sexual

y reproductiva

en poblaciones

vulnerables:

prevención de

embarazo

adolescente,

Infecciones

Transmisibles Sexualmente

y patologías

relacionadas

8

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Óptico

Técnico

Universitar

io

especializa

do en

lentes de

contacto

Física Salud Visual

El cristal con

que se mira

13

Farmacia Inmunolo-

gía

Vacunación

Las vacunas

van a vos

11

Odontolo-

gía

Odontolo-

gía

Comunita-

ria

Salud

odontológica

Prevención y

atención bucal

10

Tabla 1. Distribución de los alumnos

participantes en el estudio según los

programas de prácticas sociales educativas de distintas carreras de salud de la

Universidad de Buenos Aires.

3.1. Técnica Cuantitativa

Con el fin de examinar las actitudes de

los protagonistas frente a la implementación de las experiencias de

aprendizaje-servicio solidario, utilizamos escalas aditivas Likert,

constituidas por una serie de ítems ante los cuales se solicitó la reacción del

sujeto. El interrogado señaló su grado de acuerdo o desacuerdo con cada ítem

(muy de acuerdo, de acuerdo, indeciso, en desacuerdo, muy en desacuerdo). A

cada respuesta se le dio una puntuación de 1 al 5, siendo la última la más favorable hacia la actitud a medir. La

suma algebraica de las puntuaciones de las respuestas del individuo a todos los

ítems dio una puntuación total que se entendió como representativa de su

posición favorable-desfavorable respecto al fenómeno que se midió.

Definimos la escala como la serie de

ítems o enunciados que han sido cuidadosamente seleccionados de

forma que constituyan un criterio válido, fiable y preciso para medir la

actitud de un grupo frente a los fenómenos sociales. La acción de medir

fue utilizada en forma genérica (Morales Vallejos, 2010).

Definimos actitud como el estado de disposición psicológica, adquirida y

organizada a través de la propia experiencia, que incita al individuo a

reaccionar de una forma característica frente a determinadas personas,

objetos o situaciones. Las actitudes no son susceptibles de observación directa, sino que han de ser inferidas de las

expresiones verbales o de la conducta observada.

Esta medición indirecta se realizó por medio de unas escalas en las que,

partiendo de una serie de proposiciones o juicios sobre los que los individuos

manifestaron su opinión, se dedujeron o infirieron dichas actitudes. Es claro

que podríamos realizar una sola pregunta directa porque esto

simplificaría radicalmente el concepto que pretendemos medir sin embargo, si

queremos asegurarnos de la validez de los resultados, debemos recurrir

necesariamente a conjuntos de ítems para que las respuestas expresen mejor

la actitud estudiada. Cuantos más ítems presentes en una escala de actitudes se consideren, mayor será la fidelidad de

la medida y por lo tanto tendrá menor margen de error. Desde un sentido más

psicométrico, si disponemos de una serie de ítems podemos para esta

condición calcular el coeficiente de fiabilidad (Morales Vallejos, 2010). En

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este trabajo, como modelo de

consistencia interna se usó el Coeficiente α de Cronbach.

El Instrumento

Se utilizó una escala Likert de tipo

ordinal y como tal no mide geométricamente una actitud. A pesar

de esta limitación, la escala Likert tiene la ventaja de que es fácil de construir y

de aplicar, y además, proporciona una buena base para un primer

ordenamiento de los individuos en la característica que se mide.

Existe un conjunto de reglas para la elección de los ítems a utilizar, producto

de la experiencia de los investigadores, pudiéndose reunir en las siguientes características:

• Los ítems deben ser formulados como opiniones o descripción de

situaciones

• Deben ser relevantes

• Deben redactarse con claridad, conteniendo una sola idea

• Deben ser exhaustivos, es decir, deben poder ser discriminantes

En principio se construyó una escala de 110 ítems a través de la técnica de

tormenta de ideas entre los investigadores según las dimensiones

de análisis que se establecieron para la construcción del concepto de grado de

satisfacción, que se consignan en la tabla 2.

Dimensiones Subdimensiones

Valoración de Finalidad de las tareas

Proyecto de

Prácticas Sociales

Educativa – Función social de la

universidad –

Realización de la

Extensión Universitaria

respecto de los

objetivos

Valoración de la integración curricular

Importancia del servicio

a la comunidad

Valoración de los aprendizajes

Percepción de los aprendizajes

conceptuales

Percepción de los

aprendizajes de habilidades sociales

Importancia de la

participación en redes

comunitarias

Valoración del

trabajo docente

Relación teoría y

práctica

Proceso de evaluación

Tabla 2. Dimensiones y subdimensiones de análisis utilizadas para investigar el grado

de satisfacción sobre las prácticas sociales educativas.

Los ítems iniciales se reelaboraron y

resumieron en una escala de 90 enunciados alrededor del concepto

general a indagar. Estos enunciados constituyeron una encuesta base sobre

la que se consultó a los primeros 50 alumnos seleccionados. Los resultados

fueron procesados mediante la utilización del programa IBM SPSS

(paquete estadístico para Ciencias Sociales – versión 25); a partir de lo

cual se logró una escala válida, precisa y consistente. Se verificó un índice de

consistencia interna elevado como lo indica la tabla 3. Es importante

destacar que el coeficiente Alfa de Cronbach es un modelo de consistencia interna, basado en el promedio de las

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correlaciones entre los ítems. El mayor

valor teórico de Alfa es 1 y en general 0.80 se considera un valor aceptable.

Alfa de Cronbach

Alfa de

Cronbach

basada en los

elementos tipificados

N° de elementos

,904 ,923 90

Tabla 3. Índice de fiabilidad de la escala de 90 ítems adoptada para evaluar el grado de

satisfacción de los estudiantes sobre las

prácticas sociales educativas

Una vez establecido el alto grado de consistencia entre los enunciados, se procedió a realizar un análisis factorial

con el fin de reducir el cuestionario original de 90 ítems en un nuevo

conjunto de variables, denominadas componentes principales, para permitir

consultas más eficaces con menor número de ítems sin perder

información. En nuestro caso se tomaron los ocho primeros

componentes del análisis factorial y se seleccionaron 25 ítems que explicaron

el 51,48% de la varianza (Figura 1). La escala Likert obtenida fue un

instrumento válido y consistente para medir el grado de satisfacción de los

alumnos sobre las prácticas sociales (Alfa de Cronbach para los 25 ítems:

0,894).

Figura 1. Gráfico de sedimentación donde

los cambios en la pendiente ayudan a observar la capacidad explicativa que

aportó cada componente a medida que se incorporó al modelo.

3.2. Técnica Cualitativa

Se aplicó, además, un análisis cualitativo con el fin de indagar las

percepciones y creencias de los actores claves del proceso educativo. En este

sentido, a diferencia del supuesto tradicional por el cual la relación

existente entre sujeto que conoce (el investigador) y las unidades

observacionales (los alumnos participantes) será independiente de las

creencias, intereses y experiencias previas del sujeto, es falso. Por el

contrario, el sujeto que conoce (el extranjero a la comunidad que se

investiga) no podrá tener éxito en su emprendimiento si no está dispuesto a

llevar adelante el duro camino del aprendizaje que le faculten a descifrar los códigos que le permitan visualizar lo

invisible. Es por ello que, con el fin de indagar en las representaciones de los

diferentes actores claves del proceso de decisión, se procedió con distintas

estrategias cualitativas como: observación directa y entrevistas

semiestructuradas, con el fin de

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analizar juntamente con los resultados

de la escala de actitudes.

Entrevistas Semiestructuradas

Se realizaron entrevistas a los estudiantes de forma colectiva bajo la

modalidad de taller en dos momentos, al principio de la investigación, para

ayudarnos con el proceso de reflexión para la elección de los ítems de nuestro

instrumento de medición; y luego, como forma de indagar en algunos

aspectos específicos no tenidos en cuenta en los lineamientos generales

del proyecto. Por último, se adoptó la forma semiestructurada debido a que

dicha técnica nos facilitó bajar la guardia del interpelado, anulando prejuicios y accediendo a la aparición

de lo oculto. Comenzamos con preguntas introductorias, continuamos

con otras de estimulación y de opinión y por último finalizamos con preguntas

aclaratorias.

4. Resultados y discusión

El análisis de las intervenciones para medir la actitud de los alumnos frente

al fenómeno de las prácticas sociales educativas recientemente

implementadas en la Universidad de Buenos Aires fue producto de la

reflexión de los resultados combinados de las estrategias cuantitativas y

cualitativas. Como forma de enriquecer la consulta por medio de la escala

Likert, la observación nos permitió contextualizar con más precisión las entrevistas, debido a que nos posibilitó

enriquecer sus conclusiones con el análisis de los tonos de voz, el

movimiento de las manos, los parpadeos, etc. Por otra parte, las

entrevistas semiestructuradas, si bien

partieron de un plan general con preguntas clave sobre el fenómeno a

investigar, se presentaron como una charla informal para lograr la aparición

de lo imprevisto, producto de la asociación y memorización del

entrevistado y una mayor autenticidad.

Del análisis de las respuestas y las

dimensiones detalladas con anterioridad, se pudo verificar una

valoración muy positiva de las prácticas sociales en las carreras de salud de la

Universidad de Buenos Aires por parte de los estudiantes. En primer lugar, se

les brindó el espacio para que expresaran sus inquietudes en relación con las tareas de campo previamente a

participar en su realización. Se les consultó asimismo sobre sus

expectativas al involucrarse en el programa y todos coincidieron en la

importancia de tomar contacto con pacientes y establecer comunicación

con ellos. Plantearon también la necesidad de conocer en forma directa

el ejercicio de la profesión, a la vez que adquirir mayor habilidad práctica. Por

otra parte, se mostraron interesados en la búsqueda por relacionar el ejercicio

profesional con las necesidades sociales. Expresaron su interés en

sensibilizar a la comunidad acerca de la promoción de la salud y en realizar

tareas solidarias, volcando sus conocimientos disciplinares y persiguiendo un mayor aprendizaje.

Al implementar la escala Likert, se obtuvieron las respuestas que se

muestran en la tabla 4. Ítem 1 2 3 4 5

El servicio

comunitario 3,8 50,0 46,2

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favorece la

adquisición de

habilidades

sociales

Los modelos

de aprendizaje

basados en la

práctica

mejoran los

rendimientos

educativos

30,8 69,2

Los alumnos

encuentran en

las prácticas

sociales

experiencias

significativas

7,7 34,7 57,7

El aprendizaje

y servicio es

un modo de

enseñar y

aprender, pero

también es

una manera

específica de

organizar una

actividad en el

territorio

19,2 61,5 15,4

La universidad

no tiene que

involucrase en

las

necesidades

de la sociedad,

ya que esto es

una

responsabilida

d del Estado

57,7 30,8 3,8 3,8 3,8

Un

aprendizaje

efectivo

requiere de la

previa

condición de

alumnos

motivados y

comprometido

s con lo que

se enseña

11,5 3,8 34,6 46,2

Generar

habilidades

sociales,

mejora las

probabilidades

de éxito

laboral

3,8 26,9 30,8 38,5

Las prácticas

en aprendizaje

y servicio

42,3 57,7

generan

impactos

positivos en la

comunidad, en

la institución y

en la vida

personal del

alumno

Los alumnos

encuentran en

las prácticas

solidarias una

forma de

fortalecer los

aprendizajes

disciplinares,

que las

universidades

deben ofrecer

7,7 38,5 53,8

La extensión

universitaria

es una misión

menor frente a

la

investigación

42,3 42,3 7,7 3,8

Tener

participación

en una amplia

red de

relaciones es

tan importante

como

manifestar un

gran

conocimiento

3,8 15,4 42,3 38,5

Los alumnos

cuando

terminan las

prácticas en

aprendizaje y

servicio se

sienten más

unidos a la

comunidad

donde habitan

3,8 19,2 34,6 42,3

La formación

en escenarios

auténticos

implica una

permanente

reflexión sobre

nuestros

prejuicios,

valores y

objetivos de la

vida

3,8 3,8 42,3 50,0

Las prácticas

sociales le dan

al alumno las

11,5 50,0 38,5

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García, O. y González, A.I. (2019). La práctica social educativa como requisito curricular en Ciencias de

la Salud en la Universidad de Buenos Aires. RIDAS, Revista Iberoamericana de Aprendizaje Servicio, 7,

55-71. DOI10.1344/RIDAS2019.7.4

herramientas

para trabajar

por un nuevo

y mejor

mundo guiado

por las

interrelaciones

entre

conocimientos

objetivos,

propósitos

morales y

practica social

El alumno no

tiene

beneficios al

realizar la

practica

solidaria, solo

los obtiene la

comunidad y

el estado que

se desvincula

del problema

65,4 30,8 3,8

El alumno al

realizar una

práctica social

siente que

está

enriqueciendo

su desarrollo

personal

3,8 50,0 46,2

Las prácticas

sociales son

algo cierto y

determinado

que permiten

desde el

análisis social

conocer la

realidad y

reconocerse

frente a ella

11,5 46,2 42,3

Los problemas

de la

comunidad se

identifican

adecuadament

e a partir de

saber

escuchar los

relatos de los

miembros de

esa

comunidad

7,7 15,4 23,1 53,8

El aprendizaje

y servicio es

algo más que

una pasantía,

7,7 50,0 42,3

en función de

objetivos de

desarrollo

social y de

formación de

competencias

vinculadas a la

participación

ciudadana y a

la construcción

del bien

común

Solo los

alumnos de

carreras de

humanidades

encuentran

utilidad,

cuando

realizan las

prácticas de

aprendizaje y

servicio

61,5 34,6 3,8

El alumno

cuando realiza

las prácticas

sociales siente

solo una

obligación

curricular

53,8 34,6 11,5

La

transferencia

directa de

saberes para

la solución de

problemas en

territorio

produce en el

alumno una

visión del

mundo más

desprejuiciada

3,8 3,8 76,9 15,4

El aprendizaje

y servicio es

una pérdida

de tiempo que

no aporta

conocimiento

alguno

69,2 30,8

Una formación

de excelencia

requiere solo

de buenos

docentes y

una

infraestructura

adecuada

23,1 46,2 11,5 19,2

Luego de

haber 3,8 38,5 34,6 23,1

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68

García, O. y González, A.I. (2019). La práctica social educativa como requisito curricular en Ciencias de

la Salud en la Universidad de Buenos Aires. RIDAS, Revista Iberoamericana de Aprendizaje Servicio, 7,

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realizado las

prácticas, las

propondría

para todas las

asignaturas

Tabla 4. Respuestas obtenidas en la

implementación de la escala Likert en estudiantes de los años superiores de las

Carreras de Salud de la Universidad de Buenos Aires.

Se observó que el 84,6% de los

alumnos consultados no consideró a la Extensión Universitaria una actividad

menor frente algunas misiones distintivas de la educación superior,

como la investigación científica. Además, el 96,2% consideró que con

este tipo de prácticas educativas los alumnos enriquecen su desarrollo

personal. Respecto específicamente de la correspondencia que debería existir

entre valores, tareas y objetivos, se pudo observar que el 88,5% de los

alumnos se manifestó de acuerdo y muy de acuerdo con esta relación en

los proyectos de aprendizaje-servicio.

Claramente, la valoración positiva que

surgió de la consulta de actitudes sobre la tarea extensionista pone en juego ciertos valores que los jóvenes

comúnmente destacaron y que el aprendizaje-servicio puede potenciar.

En este sentido, es categórico observar que el 92,3 % de los alumnos consideró

que el trabajo académico en escenario auténticos plantea la reflexión sobre

nuestros prejuicios, valores y objetivos de vida. Así el contacto con una

realidad que suele serles ajena permite que puedan comprender que el otro

diferente es sujeto de derecho y por tanto, destinatario de los mismos

beneficios sociales. Es por lo que, el

mismo porcentaje recalcó que el

aprendizaje y servicio es algo más que una pasantía o práctica profesional en

función de objetivos de desarrollo social y de formación de competencias

vinculadas con la participación ciudadana y a la construcción del bien

común. Para finalizar esta primera dimensión del análisis, es importante

destacar que el 88,4 % se opuso a entender las prácticas sociales

educativas como una obligación curricular.

El análisis de la percepción de los aprendizajes, que en conjunto con las

demás dimensiones constituye el alto o bajo grado de satisfacción que los alumnos expresaron sobre las prácticas

sociales educativas, los resultados fueron los siguientes. El 100 %

consideró que los modelos de aprendizaje basados en la práctica

mejoran los rendimientos educativos, estableciendo una alta valoración del

aprendizaje-servicio como estrategia pedagógica. Otra posición similar fue la

respuesta frente a la consulta sobre que las prácticas solidarias fortalecen

los aprendizajes disciplinares. Aquí los resultados fueron 92,3 % entre los de

acuerdo y muy de acuerdo. Esto fue ratificado por las entrevistas, donde

una de las entrevistadas, alumna de Bioquímica en la asignatura Bioquímica

Clínica I, mencionó lo siguiente:

“Digamos… fue una experiencia distinta, a lo que no estamos

acostumbrados. Estuvo bueno para complementar las cosas que uno

aprende, porque claro uno ve todo teórico, inclusive los datos del paciente

(…) es un tubito, acá por lo menos en limpio, venía la gente, los medíamos,

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García, O. y González, A.I. (2019). La práctica social educativa como requisito curricular en Ciencias de

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les tomábamos la presión, teníamos un

contacto con la gente y después el tubo se convertía en una persona que venía,

le dábamos los resultados y le explicábamos y ellos se interesaban.

Otro alumno de la misma carrera se expresó en sintonía:

“Bueno vi el proceso completo, cómo le sacaron la sangre, en qué tubo se puso,

cómo se transportó, qué pasó cuando llegamos al laboratorio, cómo se

ingresó, en Lípidos fue así. Fuimos…les sacamos sangre. Tuvimos que anotar

un montón de datos todo un cuestionario a la gente. Llegar, tuvimos

que transportar los tubos desde dónde estábamos hasta acá al laboratorio. Vimos cómo se ingresaba cada tubo,

fue algo muy integral”.

Por otra parte, la percepción que los

consultados tuvieron sobre el proceso de adquisición de competencias

sociales, se manifestó también en un alto grado (96,2%). En pocas palabras

los alumnos entendieron que estas prácticas les posibilitaron una

experiencia educativa más integral y efectiva. Pero lo más importante, es

que 68,5% coincidió en que la construcción de redes en donde se

pongan en juego la adquisición de habilidades sociales mejora la

probabilidad de éxito laboral.

Respecto de lo anterior, una

participante del Programa de Salud Sexual) planteó:

“Y el contacto con la gente es

importante, porque una no está acostumbrada a hablar con los

pacientes, siempre está acostumbrada

a hablar con alguien que entiende tus

mismos términos, en cambio cuando le explicas a alguien que no sabe, se

vuelve difícil la comunicación…, porque por ahí vos le explicas que tiene el

colesterol alto… te mira como con cara de ¿qué es el colesterol?”.

Así destacaron la comunicación como valor, pero además surgieron otras

competencias como el trabajo en equipo y la gestión en el marco de una

realidad diferente a la propia.

Por último, respecto a la valoración del

trabajo docente, surgió claramente en las entrevistas que en todo momento se

sintieron acompañados y guiados en las distintas intervenciones barriales que realizaron:

“Siempre estuvieron dispuestos a responder nuestras consultas. Incluso

cuando entrevistamos a los pacientes nos motivaban para que adelantemos

posibles problemas de salud. Fue una experiencia educativa muy importante”.

(estudiante de Odontología)

En general los alumnos entrevistados

coincidieron que las experiencias fueron muy importantes en lo formativo y

recomendarían su incorporación en otras asignaturas. Esto último también

se manifestó en la escala de actitudes con un 57,7%.

En los alumnos pertenecientes a los primeros años de estudio se sostuvo la

valoración positiva sobre las actividades de extensión universitaria y las prácticas sociales educativas. Sin

embargo, al no haber tenido la experiencia de aprendizaje-servicio en

la universidad, existió un alto grado de

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indiferencia (53,2%) cuando se planteó

la superioridad académica frente a las pasantías que solo atienden a la

adquisición de habilidades técnicas. Percibieron estas prácticas como un

requisito para graduarse y no les atribuyeron ventajas en la formación

profesional.

Según nuestro conocimiento, es la

primera vez que se implementa una escala para medir el grado de

satisfacción de los estudiantes desde el establecimiento de las prácticas sociales

educativas en la Universidad de Buenos Aires. Con el instrumento validado, nos

resultará de interés analizar las opiniones en un mayor número de estudiantes y que pertenezcan a

diferentes disciplinas.

5. Conclusión

De lo desarrollado puede establecerse en principio, que los alumnos de los

ciclos superiores de las carreras de salud de la Universidad de Buenos Aires

que participaron de los programas de prácticas sociales educativas en 2018,

manifestaron un alto grado de satisfacción de lo realizado, debido a

que se han observado altos porcentajes de respuestas positivas en lo referente

a las dimensiones que analizan la valoración de estos sobre las tareas de

extensión universitaria y la percepción que ellos tuvieron sobre sus

aprendizajes. Sobre esto último fue categórico, tanto en la indagación de sus actitudes como en las entrevistas,

la revalorización de la práctica en el proceso de aprendizaje y lo importante

que fue en la adquisición de habilidades técnicas; como así también, en lo

referente a competencias sociales.

Destacaron la comunicación con los

pacientes y la gestión de salud en escenarios auténticos, lo que les

posibilitó desenvolverse en contacto con una realidad diferente.

Respecto a la evaluación del trabajo docente, surgió claramente en las

entrevistas el reconocimiento al acompañamiento que ellos hicieron del

proceso educativo, transformándose en referentes de consulta sobre los

saberes que debían ser puestos a prueba en el trabajo territorial. Por

último, más de la mitad de los consultados coincidió en que este tipo

de experiencias deberían replicarse en las demás asignaturas. No obstante, los alumnos de los primeros años de las

carreras analizadas, que no habían participado aún en las prácticas de

aprendizaje-servicio, las percibieron como un requisito curricular para

graduarse y no les atribuyeron ventajas en la formación profesional.

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