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L L L a a a p p p a a a z z z y y y l l l a a a p p p a a a l l l a a a b b b r r r a a a C C C o o o n n n l l l a a a exposición “La paz y la pala- bra”, recordando el libro de Blas de Otero, queremos ofrecer algunos tex- tos de poetas que creyeron en el po- der de la palabra como conjuro, de- nuncia y herramienta de paz. Sus tex- tos, vigentes siempre, renuevan una reflexión y un sentido de vida. L L L os poetas claman contra la locura de la guerra y sus desastres, y nosotros con ellos, pero no podemos perder nuestra fe en la vida, en los valores positivos del hombre, nuestra espe- ranza en la solidaridad universal, en la unión amorosa entre “todos los hom- bres de la tierra” que acabará con la violencia y la guerra.

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CCCooonnn lllaaa exposición “La paz y la pala-bra”, recordando el libro de Blas de Otero, queremos ofrecer algunos tex-tos de poetas que creyeron en el po-der de la palabra como conjuro, de-nuncia y herramienta de paz. Sus tex-tos, vigentes siempre, renuevan una reflexión y un sentido de vida. LLLos poetas claman contra la locura de la guerra y sus desastres, y nosotros con ellos, pero no podemos perder nuestra fe en la vida, en los valores positivos del hombre, nuestra espe-ranza en la solidaridad universal, en la unión amorosa entre “todos los hom-bres de la tierra” que acabará con la violencia y la guerra.

LA RUEDA DE LA PAZ

A la rueda del pipirigayo. Niños de la tierra, unid vuestras manos. A la rueda rueda del ajonjolí. Unid vuestras manos para no morir. A la rueda rueda del miramelindo. Si la guerra viene, morirán los niños. A la rueda rueda que no rueda más. Paz para los niños. Paz.

JUAN REJANO

PIDO LA PAZ Y LA PALABRA

Escribo en defensa del reino del hombre y su justicia. Pido la paz y la palabra. He dicho «silencio», «sombra», «vacío», etcétera. Digo «del hombre y su justicia», «océano pacífico», lo que me dejan. Pido la paz y la palabra.

BLAS DE OTERO

EN EL PRINCIPIO

Si he perdido la vida, el tiempo, todo lo que tiré, como un anillo, al agua; si he perdido la voz en la maleza, me queda la palabra. Si he sufrido la sed, el hambre, todo lo que era mío y resultó ser nada, si he segado las sombras en silencio, me queda la palabra. Si abrí los labios para ver el rostro puro y terrible de mi patria, si abrí los labios hasta desgarrármelos, me queda la palabra.

BLAS DE OTERO

FIDELIDAD

Creo en el hombre. He visto espaldas astilladas a trallazos, almas cegadas avanzando a brincos (españas a caballo del dolor y del hambre). Y he creído.

Creo en la paz. He visto altas estrellas, llameantes ámbitos amanecientes, incendiando ríos hondos, caudal humano hacia otra luz: he visto y he creído.

Creo en ti, patria. Digo lo que he visto: relámpagos de rabia, amor en frío, y un cuchillo chillando, haciéndose pedazos de pan: aunque hoy hay sólo sombra, he visto y he creído.

BLAS DE OTERO

A LA INMENSA MAYORÍA

Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre aquel que amó, vivió, murió por dentro y un buen día bajó a la calle: entonces comprendió: y rompió todos su versos.

Así es, así fue. Salió una noche echando espuma por los ojos, ebrio de amor, huyendo sin saber adónde: a donde el aire no apestase a muerto.

Tiendas de paz, brizados pabellones, eran sus brazos, como llama al viento; olas de sangre contra el pecho, enormes olas de odio, ved, por todo el cuerpo.

¡Aquí! ¡Llegad! ¡Ay! Ángeles atroces en vuelo horizontal cruzan el cielo; horribles peces de metal recorren las espaldas del mar, de puerto a puerto.

Yo doy todos mis versos por un hombre en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso, mi última voluntad. Bilbao, a once de abril, cincuenta y uno.

BLAS DE OTERO

DISTINTO Lo querían matar los iguales, porque era distinto. Si veis un pájaro distinto, tiradlo; si veis un monte distinto, caedlo; si veis un camino distinto, cortadlo; si veis una rosa distinta, deshojadla; si veis un río distinto, cegadlo… si veis un hombre distinto, matadlo. ¿Y el sol y la luna dando en lo distinto? Altura, olor, largor, frescura, cantar, vivir distinto de lo distinto; lo que seas, que eres distinto (monte, camino, rosa, río, pájaro, hombre): si te descubren los iguales huye a mí, ven a mi ser, mi frente, mi corazón distinto.

JUAN RAMÓN JIMÉNEZ

ALTURAS DE MACCHU PICCHU

XII

Yo vengo a hablar por vuestra boca muerta. A través de la tierra juntad todos los silenciosos labios derramados y desde el fondo habladme toda esta larga noche como si yo estuviera con vosotros anclado, contadme todo, cadena a cadena, eslabón a eslabón, y paso a paso, afilad los cuchillos que guardasteis, ponedlos en mi pecho y en mi mano, como un río de rayos amarillos, como un río de tigres enterrados, y dejadme llorar, horas, días, años, edades ciegas, siglos estelares.

Dadme el silencio, el agua, la esperanza.

Dadme la lucha, el hierro, los volcanes.

Hablad por mis palabras y mi sangre. PABLO NERUDA, 1950

CANCIÓN

Creemos el hombre nuevo cantando. El hombre nuevo de España, cantando. El hombre nuevo del mundo, cantando. Canto esta noche de estrellas en que estoy solo, desterrado. Pero en la tierra no hay nadie que esté solo si está cantando. Al árbol lo acompañan las hojas, y si está seco ya no es árbol. Al pájaro, el viento, las nubes, y si está mudo ya no es pájaro. Al mar lo acompañan las olas y su canto alegre los barcos. Al fuego, la llama, las chispas y hasta las sombras cuando es alto. Nada hay solitario en la tierra. Creemos el hombre nuevo cantando.

RAFAEL ALBERTI

NADIE ESTA SOLO

En este mismo instante hay un hombre que sufre, un hombre torturado tan sólo por amar la libertad.

Ignoro dónde vive, qué lengua habla, de qué color tiene la piel, cómo se llama, pero en este mismo instante, cuando tus ojos leen mi pequeño poema, ese hombre existe, grita, se puede oír su llanto

de animal acosado, mientras muerde sus labios para no denunciar a los amigos. ¿Oyes? Un hombre solo grita maniatado, existe en algún sitio.

¿He dicho solo? ¿No sientes, como yo, el dolor de su cuerpo repetido en el tuyo? ¿No te mana la sangre bajo los golpes ciegos? Nadie esta solo. Ahora, en este mismo instante, también a ti y a mí nos tienen maniatados.

JOSÉ AGUSTÍN GOYTISOLO

1936

fue en la edad de nuestro primer amor cuando los mensajes son propicios al precoz

embelesamiento y los suaves atardeceres toman un perfume

dulcísimo en forma de muchacha azul o de mayo que

desaparece cuando unos hombres duros como el sol del verano ensangrentaban la tierra blasfemando de otros hombres tan duros como ellos tenían prisa por matar para no ser matados y vimos asombrados con inocente pupila el terror de los fusilados amaneceres las largas caravanas de camiones desvencijados en cuyo fondo los acurrucados individuos eran llevados a la muerte como acosada manada era la guerra el terror los incendios era la patria

suicidada eran los siglos podridos reventando vimos las gentes despavoridas en un espanto

de consignas atroces iban y venían insultaban denunciaban mataban eran los héroes decían golpeando

las ventanillas de los trenes repletos de carne de cañón

nosotros no entendíamos apenas el suplicio y la hora dulce de un jardín con alegría y besos fueron noches salvajes de bombardeo noticias

lúgubres la muerte banderín de enganche cada macilenta

aurora y héteme aquí solo ante mi vejez más próxima preguntar en silencio qué fue de nuestro vuelo de remanso por qué pagamos las culpas colectivas de nuestro viejo pueblo sanguinario quién nos resarcirá de nuestra adolescencia

destruida aunque no fuese a las trincheras? vanas son las preguntas a la piedra y mudo el destino insaciable por el viento mas quiero hablarte aquí de mi generación

perdida de su cólera paloma en una sala de espera con

un reloj parado para siempre de sus besos nunca recobrados de su alegría asesinada por la historia siniestra de un huracán terrible de locura

MIGUEL LABORDETA, 1969

THE FIREBOMBERS

We are America. We are the coffin fillers. We are the grocers of death. We pack them in crates like cauliflowers. The bomb opens like a shoebox. And the child? The child is certainly not yawning. And the woman? The woman is bathing her heart. It has been torn out of her and because it is burnt and as a last act she is rinsing it off in the river. This is the death market. America, where are your credentials?

LOS BOMBARDEROS

Nosotros somos América. Somos los que rellenan los ataúdes. Somos los tenderos de la muerte. Los envolvemos como si fuesen coliflores. La bomba se abre como una caja de zapatos. ¿Y el niño? El niño decididamente no bosteza. ¿Y la mujer? La mujer lava su corazón. Se lo han arrancado y se lo han quemado y como último acto lo enjuaga en el río. Este es el mercado de la muerte. ¿Dónde están tus méritos, América?

ANNE SEXTON (Massachussetts, EE.UU., 1928-1974)

BARBARA

Rappelle-toi Barbara Il pleuvait sans cesse sur Brest ce jour-là Et tu marchais souriante Épanouie ravie ruisselante Sous la pluie Rappelle-toi Barbara Il pleuvait sans cesse sur Brest Et je t'ai croisée rue de Siam Tu souriais Et moi je souriais de même Rappelle-toi Barbara Toi que je ne connaissais pas Toi qui ne me connaissais pas Rappelle-toi Rappelle-toi quand même jour-là N'oublie pas Un homme sous un porche s'abritait Et il a crié ton nom Barbara Et tu as couru vers lui sous la pluie Ruisselante ravie épanouie Et tu t'es jetée dans ses bras Rappelle-toi cela Barbara Et ne m'en veux pas si je te tutoie Je dis tu à tous ceux que j'aime Même si je ne les ai vus qu'une seule fois Je dis tu à tous ceux qui s'aiment Même si je ne les connais pas

Rappelle-toi Barbara N'oublie pas Cette pluie sage et heureuse Sur ton visage heureux Sur cette ville heureuse Cette pluie sur la mer Sur l'arsenal Sur le bateau d'Ouessant Oh Barbara Quelle connerie la guerre Qu'es-tu devenue maintenant Sous cette pluie de fer De feu d'acier de sang Et celui qui te serrait dans ses bras Amoureusement Est-il mort disparu ou bien encore vivant Oh Barbara Il pleut sans cesse sur Brest Comme il pleuvait avant Mais ce n'est plus pareil et tout est abimé C'est une pluie de deuil terrible et désolée Ce n'est même plus l'orage De fer d'acier de sang Tout simplement des nuages Qui crèvent comme des chiens Des chiens qui disparaissent Au fil de l'eau sur Brest Et vont pourrir au loin Au loin très loin de Brest Dont il ne reste rien.

BÁRBARA

Recuerda Bárbara Llovía sin cesar ese día sobre Brest Y tú marchabas sonriente Alegre radiante desbordante Bajo la lluvia Recuerda Bárbara Llovía sin cesar sobre Brest Y te he encontrado en la calle de Siam Sonreías Y yo sonreía también Recuerda Bárbara Tú a quien no conocía Tú que no me conocías Recuerda Bárbara Recuerda al menos ese día No olvides Un hombre en el patio se abrigaba Y ha gritado tu nombre Bárbara Y tú has corrido hacia él bajo la lluvia Desbordante alegre radiante Y te has lanzado en sus brazos Recuerda eso Bárbara Y no te enfades si te tuteo Tuteo a todos a los que amo Aunque sólo los haya visto una vez Tuteo a todos los que se aman Aunque no los conozca

Recuerda Bárbara No olvides Esa lluvia sabia y feliz Sobre tu rostro feliz Sobre esta ciudad feliz Esta lluvia sobre el mar Sobre el arsenal Sobre el barco de Ouessant Oh Bárbara Qué gilipollez la guerra En qué te has convertido ahora Bajo esta lluvia de hierro De fuego de acero de sangre Y aquel que te estrechaba en sus brazos Amorosamente Está muerto desaparecido o quizás todavía vivo Oh Bárbara Llovía sin cesar sobre Brest Como llovía antes Pero ya no es igual y todo se ha estropeado Es una lluvia de luto terrible y desolada No es tampoco la tormenta De hierro de acero de sangre Sólo las nubes Que revientan como perros Los perros que desaparecen Siguiendo la corriente sobre Brest Y se pudrirán lejos Lejos muy lejos de Brest Donde no queda nada.

JACQUES PREVERT, traducción de Ferdinand Jacquemort

YA NUNCA MÁS

Cien casas había en ruinas y casi mil afectadas por las bombas. No, no las conté personalmente. Me abría paso entre los escombros recientes y rondaba los cráteres de las calles. Eran horribles, como puertas siempre abiertas a los infiernos ardientes. Pronto retiraron los escombros, pero solo al tercer día forzaron la entrada de la casita de la calle Sverma que pertenecía al señor Hrncir. Toda la familia había muerto. Sólo el gallo, ese viejo pendenciero al que el apóstol Pedro no tenía gran cariño, se salvó. Salió disparado, por encima de los cuerpos de los muertos, a los montones de escombros. Echó una mirada al lugar de la desgracia,

abrió las alas y sacudió el pesado polvo de sus doradas plumas. Y yo a mí mismo me dije lo que estaba escrito con letra de horror y letra de dolor en los rostros de las gentes de Kralupy. Y al silencio de la muerte levantando la voz grité para que la guerra oyera: ¡Ya nunca más, guerra! El gallo me clavó su siniestro ojo negro y soltó una terrible carcajada. Se reía de mí y de mi grito vano. Aparte de eso era un ave que simpatizaba con los aviones. ¡Canalla!

JAROSLAV SEIFERT, traducción de Clara Janés

MUCHAS MANERAS DE MATAR

Hay muchas maneras de matar. Pueden meterte un cuchillo en el vientre. Quitarte el pan. No curarte de una enfermedad. Meterte en una mala vivienda. Empujarte hasta el suicidio. Torturarte hasta la muerte por medio del trabajo. Llevarte a la guerra, etcétera. Sólo pocas de estas cosas están prohibidas en nuestro Estado.

*** Los de arriba dicen: la paz y la guerra son de naturaleza distinta. Pero su paz y su guerra son como viento y tormenta. La guerra nace de su paz como el hijo de la madre. Tiene sus mismos rasgos terribles. Su guerra mata lo que sobrevive a su paz.

*** En la guerra aumentarán muchas cosas. Se harán mayores las propiedades de los propietarios, la miseria de los que no tienen, los discursos del Guía y el silencio de los guiados.

BERTOLT BRECHT

SEVERA CONMINACIÓN DE UN CIUDADANO DEL MUNDO

Mataos pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna.

Si vuestra rabia es fuego que devora tal cielo y en vuestras almohadas crecen las pistolas: destruíos aniquilaos ensagrentad con ojos desgarrados los acumulados cementerios que bajo la luna de tantas cosas callan pero dejad tranquilo al campesino que cante en la mañana el azul nutritivo de los soles.

Invadid con vuestro traqueteo los talleres los navíos las universidades las oficinas espectrales donde tanta gente languidece triturad toda rosa hallad al noble pensativo preparad las bombas de fósforo y las nupcias del agua

con la muerte que han de aplastar a las dulces muchachas paseantes en esta misma hora que sonríe por una desconocida ciudad de provincias pero dejad tranquilo al joven estudiante que lleva en su corazón un estío secreto. Inundad los periódicos las radios los cines las tribunas de entelequias estructuras incompatibilidades pero dejad tranquilo al obrero que fumando un pitillo ríe con los amigos en aquel bar de la esquina. Asesinaos si así lo deseáis

exterminaos vosotros: los teorizantes de ambas cercas que jamás asiríais un fusil de bravura pero dejad tranquilo a ese hombre tan bueno y tan vulgar que con su mujer pasea en los económicos atardeceres. Aplastaos pero vosotros los inquisitoriales azuzadores de la matanza los implacables dogmáticos de estrechez mentecata los monstruosos depositarios de la enorme Gran Estafa los opulentos energúmenos que en alza favorable de

cotizaciones preparáis la tripulación de los sueños modestos bajo un hacha de martirios inútiles. Pisotead mi sepulcro también os lo permito si así lo deseáis inclusive y todo aventad mis cenizas gratuitamente si consideráis que mi voz de la calle no se acomoda a

vuestros fines suculentos pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna al campesino que nos suda la harina y el aceite al joven estudiante con su llave de oro al obrero en su ocio ganado fumándose un pitillo y al hombre gris que coge los tranvías con su gabán roído a las seis de la tarde. Esperan otra cosa. Los parieron sus madres para vivir con todos y entre todos aspiran a vivir tan sólo esto y de ellos ha de crecer si surge una raza de hombres con puñales de amor inverosímil hacia otras aventuras más hermosas.

MIGUEL LABORDETA

CRECIDA

Con la sangre hasta la cintura, algunas veces con la sangre hasta el borde de la boca, voy avanzando lentamente, con la sangre hasta el borde de los

labios algunas veces, voy avanzando sobre este viejo suelo, sobre la tierra hundida de sangre, voy avanzando lentamente, hundiendo los brazos en sangre, algunas veces tragando sangre, voy sobre Europa como en la proa de un barco desmantelado que hace sangre, voy mirando, algunas veces, al cielo bajo, que refleja la luz de la sangre roja derramada, avanzo

muy penosamente, hundiendo los brazos en espesa sangre, es como una esperma roja represada, mis pies pisan sangre de hombres vivos muertos, cortados de repente, heridos súbitos, niños con el pequeño corazón volcado, voy sumido en sangre salida, algunas veces sube hasta los ojos y no me deja ver, no veo más que sangre, siempre sangre, sobre Europa no hay más que sangre.

Traigo una rosa en sangre entre las manos ensangrentadas. Porque es que no hay más que sangre, y una horrorosa sed dando gritos en medio de la sangre.

BLAS DE OTERO

INFERNO

Ma tu perché ritorni a tanta noia? Dice Virgilio a Dante, “Inferno”, I, 76.

Los destructores siempre van delante, cada día con más poder y saña, sin enemigo ya que los espante. Triunfa el secuestro con olor de hazaña, que pone en haz la hez del bicho humano. Ni el más iluso al fin la historia engaña. El infierno al alcance de la mano.

JORGE GUILLÉN

GUIRNALDA CIVIL

Innúmeras son ya las vidas truncas. Cadáveres sepultos no se sabe dónde: no hay cementerios de vencidos. Gente medio enterrada en sus prisiones. Algunos huyen, otros se destierran para no perecer de propia cólera. Pero entre tantas muertes y catástrofes algo subsiste sin cesar feroz, el más feroz de todos los poderes: vida, vida sin fin.

Y poco a poco, y sin cesar, inexorablemente se reanudan las formas cotidianas, se inventan soluciones. La vida es implacable.

JORGE GUILLÉN

LA AFIRMACIÓN HUMANA (Anna Frank)

En torno el crimen absoluto. Vulgo, el vulgo más feroz, en un delirio de vulgaridad que llega a ser demente, se embriaga con sangre, la sangre de Jesús. Y cubre a los osarios una vergüenza universal: a todos, a todos nos sonroja. ¿Quién, tan extenso el crimen, no sería culpable? La noche sufre de inocencia oculta. Y esa noche tú, por ti alborada, a un cielo con sus pájaros tan próxima, a pesar del terror y del ahogo, sin libertad ni anchura, amas, inventas, creces en ámbito de pánico, que detener no logra tus esfuerzos tan enérgicamente diminutos de afirmación humana: con tu pueblo tu espíritu —y el porvenir de todos.

JORGE GUILLÉN

MASA

Al fin de la batalla, y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Se le acercaron dos y repitiéronle: «¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, Clamando: «¡tanto amor y no poder nada

contra la muerte!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Le rodearon millones de individuos, con un ruego común: «¡Quédate, hermano!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

Entonces, todos los hombres de la tierra le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado; incorporóse lentamente, abrazó al primer hombre; echóse a andar...

CÉSAR VALLEJO

Llegó con tres heridas: la del amor, la de la muerte, la de la vida. Con tres heridas viene: la de la vida, la del amor, la de la muerte. Con tres heridas yo: la de la vida, la de la muerte, la del amor.

MIGUEL HERNÁNDEZ

ODA A LA VIDA

La noche entera con un hacha me ha golpeado el dolor, pero el sueño pasó lavando como un agua oscura piedras ensangrentadas. Hoy de nuevo estoy vivo. De nuevo te levanto, vida, sobre mis hombros. Oh vida, copa clara, de pronto te llenas de agua sucia, de vino muerto, de agonía, de pérdidas, de sobrecogedoras telarañas, y muchos creen que ese color de infierno guardarás para siempre. No es cierto. Pasa una noche lenta, pasa un solo minuto y todo cambia. Se llena

de transparencia la copa de la vida. El trabajo espacioso nos espera. De un solo golpe nacen las palomas. Se establece la luz sobre la tierra. Vida, los pobres poetas te creyeron amarga, no salieron contigo de la cama con el viento del mundo. Recibieron los golpes sin buscarte, se barrenaron un agujero negro y fueron sumergiéndose en el luto de un pozo solitario. No es verdad, vida, eres bella como la que yo amo y entre los senos tienes olor a menta. Vida, eres una máquina plena, felicidad, sonido de tormenta, ternura

de aceite delicado. Vida, eres como una viña: atesoras la luz y la repartes transformada en racimo. El que de ti reniega que espere un minuto, una noche, un año corto o largo, que salga de su soledad mentirosa, que indague y luche, junte sus manos a otras manos, que no adopte ni halague a la desdicha, que la rechace dándole forma de muro, como a la piedra los picapedreros, que corte la desdicha y se haga con ella pantalones. La vida nos espera a todos los que amamos el salvaje olor a mar y menta que tiene entre los senos.

PABLO NERUDA

EN CASTELLANO

Aquí tenéis mi voz alzada contra el cielo de los dioses absurdos, mi voz apedreando las puertas de la muerte con cantos que son duras verdades como puños.

Él ha muerto hace tiempo, antes de ayer. Ya hiede. Aquí tenéis mi voz zarpando hacia el futuro. Adelantando el paso a través de las ruinas, hermosa como un viaje alrededor del mundo.

Mucho he sufrido: en este tiempo, todos hemos sufrido mucho. Yo levanto una copa de alegría en las manos, en pie contra el crepúsculo.

Borradlo. Labraremos la paz, la paz, la paz, a fuerza de caricias, a puñetazos puros. Aquí os dejo mi voz escrita en castellano. España, no te olvides que hemos sufrido juntos.

BLAS DE OTERO