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La Otra Historia Revista Digital Polo Democrático Ecuador Nº 67 22 de abril de 2010 La cuestión social Ignacio Ramonet Los derechos del hombre y la Tierra Eduardo Galeano Un Mundo sin transnacional es Gustavo Duch Guillot Lenin V. Maiakovski Los pilares de Correa Napoleón Saltos G. Colombia: Uribe, los ver des y los procesos de ca mbio Fernando Dorado Anticapitalismo y justicia climática Esther Vivas El mito y la realidad del de sarme nuclear Vicky Peláez Del Tratado de Detroit a Go ldman Sachs Alejandro Nadal Una nota sobre el cretinismo internético Atilio Borón Condicionantes del socialismo en Cuba Noel Manzanares B. Historia de la rev olución inconclusa M. Colussi & R. Vélez Emilio, Mar cela y los otros Tomás Rodríguez

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La Otra HistoriaRevista Digital Polo Democrático Ecuador

Nº 6722 de abril de 2010

• La cuestión social Ignacio Ramonet

• Los derechos del hombre y la Tierra Eduardo Galeano

• Un Mundo sin transnacionales Gustavo Duch Guillot

• LeninV. Maiakovski

• Los pilares de Correa Napoleón Saltos G.

• Colombia: Uribe, los verdes y los procesos de cambio Fernando Dorado

• Anticapitalismo y justicia climática

Esther Vivas

• El mito y la realidad del desarme nuclear

Vicky Peláez

• Del Tratado de Detroit a Goldman Sachs

Alejandro Nadal

• Una nota sobre el cretinismo internético

Atilio Borón

• Condicionantes del socialismo en Cuba

Noel Manzanares B.

• Historia de la revolución inconclusa

M. Colussi & R. Vélez

• Emilio, Marcela y los otros

Tomás Rodríguez

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La Otra Historia

LOS PILARES DE CORREA Tiempo de terremotos y temblores telúricos y políticos. La salida es ponerle pilares antisísmicos, garantizar la estabilidad. El gobierno de Correa ha dejado de ser un régimen de coyuntura y se ha transformado en un régimen de período. Ha logrado concretar la aspiración de multiplicidad de grupos económicos y de poder que desde mediados de los 90 buscaron sacudirse del dominio hegemónico del Partido Social Cristiano y del grupo financiero-agroexportador. Ha conseguido reunir a éstos (incluido el grupo Nobis), vía representatividad de intereses, y convertirlos en uno de los pilares para la estabilidad del régimen. Hay un desplazamiento de la hegemonía hacia el capital financiero-importador de la Costa y del Austro, con los El Juri, los Isaías y los “libaneses” a la cabeza y la articulación de los gustavinos, en alianza con el grupo financiero-importador de la Sierra, encabezados por Supermaxi y Pronaca. El PRE se alinea con las posiciones oficiales, no solo por el viejo sueño de “déjenlo volver”, sino por la confluencia de intereses representados.

Al mismo tiempo, ha logrado reordenar la presencia de los brokers del capital transnacional extractivo, en un desplazamiento hacia el eje Este-Oeste, China-Brasil, como el segundo pilar de su régimen. Impulsa la reubicación de piezas claves, como los Dapelo-Álvarez, denostados inicialmente por Correa como gángsteres y ahora bendecidos con la llave del ITT en el campo Armadillo, o la promoción de personajes reciclados, como Wilson Pastor, antiguo representante de los intereses petroleros de China y Brasil y ahora nombrado Ministro de Recursos No Renovables. El símbolo está en la inminente constitución de una empresa mixta entre SINOPEC y PETROECUADOR, mientras se liquida a la empresa estatal petrolera. Ha logrado disciplinar a la red de tecnócratas de las ONGs, representados en una diversidad de grupos como Alianza Democrática y Ruptura 25, que han copado y suplantado la representación de los movimientos sociales y se han constituido en los ejecutores de las políticas públicas, desde el SENPLADES, pasando por el novísimo Consejo de Participación Ciudadana o decenas de organismos públicos nacionales y locales.

Todavía quedan al interior de PAIS algunos “disidentes” que piensan que hay un proyecto a impulsar. “No hay peor ciego que el que no quiere ver” dice una máxima popular. Aunque hay algunos “milagros” de recuperación de la vista política, como en el caso de la intervención directa del Presidente para la negativa al juicio político al Fiscal Washington Pesántez. Sin embargo la disciplina marca el comportamiento dentro y fuera del movimiento. Una vez consolidados estos cimientos, ya puede manejar las relaciones con los otros sectores que aparecían como distanciados políticamente. Alvarito ha desaparecido del mapa y el PRIAN festeja en silencio la política oficial del banano. Los banqueros pueden mover ministros y manejar la política bancaria y financiera. Y la Embajadora norteamericana termina por reconocer la labor positiva del régimen. Este juego garantiza la estabilidad. Los reductos de la subversión quedan en las fronteras antisistémicas de la resistencia contra el modelo extractivo, contra la privatización del agua o la política antilaboral. Para ello, el régimen tiene la receta: la criminalización de la lucha social

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y el descrédito de la organización popular. Para Correa, la CONAIE es ahora una organización que ha cumplido su ciclo; mientras los defensores de la vida y la biodiversidad en el Yasuní o ante las grandes mineras son maximalistas infantiles o terroristas. Esta definición del régimen empieza a demarcar el terreno de la lucha. Muestra la ineficacia de la oposición oligárquica, pues se realiza una confluencia de intereses por debajo de la mesa. El símbolo está en el juego conjunto para salvar a Pesántez. Del lado del campo popular, se abre la posibilidad de construir un frente amplio, con un programa autónomo que recupere las banderas de la revolución y de los cambios profundos.

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Una nota sobre el cretinismo “internético”

Atilio A. Boron

Rebelión

Se ha vuelto un lugar común creer que la Internet es por excelencia el ámbito de la libertad de nuestro tiempo. Muchísima gente, y no pocos teóricos, sostienen que se trata de un espacio libérrimo donde las antiguas restricciones que el papel impreso imponía a la producción y circulación de las ideas han quedado definitivamente superadas. Basta con leer algunos pasajes del libro de Hardt y Negri, Imperio; o los tres tomos de Manuel Castells, La Edad de la Información: Economía, Sociedad y Cultura, para apreciar la profundidad y ramificaciones de esta creencia. Dicen los primeros, en un pasaje memorable –y no precisamente por lo acertado- de su obra, que “la red democrática es un modelo completamente horizontal y desterritorializado. Internet (…) es el principal ejemplo de esta estructura democrática en red. (…) Un número indeterminado y potencialmente ilimitado de nodos interconectados que se comunican entre sí sin

que haya un punto central de control. (…) Este modelo democrático es lo que Deleuze y Guattari llamaron un rizoma, una estructura en red no jerárquica y sin un centro.” (pp. 277-278)

El libro de Castells se edifica íntegramente sobre esa superstición. Pero contrariamente a lo que asegura la charlatanería posmoderna la Internet ni es horizontal, descentrada o desterritorializada. Lo que aquellos autores se empeñan en negar es que la Internet es una estructura que tiene centros de monitoreo y control, y en donde cierto tipo de comunicaciones están bloqueadas, casi todas vigiladas y algunas son censuradas. Sólo espíritus muy ingenuos pueden suponer otra cosa, aunque también puede ocurrir que tan desastrado diagnóstico responda a la incesante búsqueda de originalidad y singularidad que caracteriza la labor de muchos intelectuales -¿el “afán de novedades”, cuyas perniciosas consecuencias ya habían sido notadas por Platón?- que afectados por una fenomenal sobrevaloración de la importancia de sí mismos y de sus ideas se obstinan en formular alambicadas tesis

sobre nuestra época pero absteniéndose de hablar del capitalismo y del imperialismo. Desde el punto de vista de la ciencia social esto es tan absurdo como el intento de un astrónomo que quisiera predecir el curso de los planetas prescindiendo por completo de tomar en cuenta al sol. En términos de pensamiento crítico una operación de este tipo constituye una lamentable capitulación, pero no puede negarse que otorga un baño de respetabilidad a quienes al promover semejantes disparates desarman ideológicamente a los miles de millones de víctimas del sistema que, por otra parte retribuye generosamente los servicios de quienes predican tales fantasías. Una de las tesis más importantes de este tiempo es, precisamente, exaltar a la Internet como el reino de la libertad, convirtiendo así a uno de los preceptos de la ideología dominante en una verdad supuestamente irrefutable.

Pero las evidencias que destruyen ese mito son abrumadoras. Por ejemplo, muchos de los mensajes emitidos en estos últimos días desde el PLED anunciando un panel sobre el rol de Colombia en la geopolítica imperial

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padecieron de sospechosas dificultades. Nos llegaron informes de amigos y compañeros que querían difundir el evento pero al poner “Colombia” en el asunto o en el cuerpo del mensaje éste simplemente desaparecía de la pantalla o iba directamente a la papelera. Estamos también experimentando dificultades en recibir adhesiones para nuestra campaña de solidaridad con Cuba, y son varios quienes apelaron a llamadas telefónicas para hacernos saber de su imposibilidad de registrar su firma enviando un mensaje a la dirección preparada para tal efecto. Son muchas las experiencias que refutan el carácter democrático y libertario de la red. Sin ir más lejos, quien quiera utilizar el programa Skype en Cuba no puede hacerlo, y mucho menos acudir al Google Earth porque, en tal caso, aparecerá un cartelito diciendo que “desde la localización en que usted se encuentra en este momento no puede tener acceso a este programa.” Lo mismo ocurre con muchos otros programas. Quien tenga dudas al respecto no tiene más que enviar un mensaje incorporando en el cuerpo del texto ciertas palabras supuestamente vinculadas a actividades terroristas y ya verán lo que ocurre. Tal vez Hardt, Negri o Castells consideren estas cosas como transitorias

anomalías, pero no es así. Es el funcionamiento “normal” de una red que, pese a las ocurrencias de aquellos autores, tiene centros que la controlan y dominan. El pirulo del día 19 de Abril en la tapa de Página/12, “Montañas”, agrega nueva evidencia a favor de esta tesis. En él se informaba de que “una página abierta el 25 de marzo (y que describía a su dueño como el “príncipe de los mujaidines”) había alcanzado, el viernes pasado, a tener más de mil seguidores. Facebook admitió que no tenía elementos para determinar si el titular era verdadero o apócrifo, pero igual anunció que el sitio quedó desactivado: desde ayer, Osama Bin Laden ya no tiene lugar en la red social de Internet.”

En un pasaje brillante de su El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte Marx definía al cretinismo parlamentario como “una enfermedad que aprisiona como por encantamiento a los contagiados en un mundo imaginario, privándoles de todo sentido, de toda memoria, de toda comprensión del rudo mundo exterior.” Una enfermedad que ahora reaparece y se apodera de algunos teóricos de nuestro tiempo, que los encierra en un mundo

imaginario en el cual la Internet es el reino de la libertad y la democracia, reino edificado, por cierto sobre una sociedad capitalista que a cada paso demuestra su incompatibilidad cada vez más irreconciliable con la libertad y la democracia pero que, gracias al cretinismo “internético” intenta renovar su deteriorada legitimidad. Este cretinismo es mucho más dañino que el identificado por Marx y deberá ser combatido con mucha inteligencia y mucha militancia en el marco de la batalla de ideas. La lucha contra la ideología dominante y los oligopolios mediáticos tendrá también que librarse en la Internet.

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Los derechos del hombre y la tierra

Mensaje de Eduardo Galeano a los asistentes a la Cumbre de la Madre Tierra que se celebra la semana que viene en Bolivia, como alternativa a la Cumbre sobre el Cambio Climático en Copenhague

Eduardo Galeano

Yo quiero celebrar la fuerza de verdad que irradian las palabras y los silencios que nacen de la comunión humana con la naturaleza. Y no es por casualidad que esta Cumbre de la Madre Tierra se realiza en Bolivia, esta nación de naciones que se está redescubriendo a sí misma al cabo de dos siglos de vida mentida.

Lamentablemente, no podré estar con ustedes. Ojalá se pueda hacer todo lo posible, y lo imposible también, para que la Cumbre de la Madre Tierra sea la primera etapa hacia la expresión colectiva de los pueblos que no dirigen la política mundial, pero la padecen.

Ojalá seamos capaces de llevar adelante estas dos iniciativas del compañero Evo [Morales, presidente de Bolivia], el Tribunal de la Justicia Climática y el Referéndum Mundial

contra un sistema de poder fundado en la guerra y el derroche, que desprecia la vida humana y pone bandera de remate a nuestros bienes terrenales.

Ojalá seamos capaces de hablar poco y hacer mucho. Graves daños nos ha hecho, y nos sigue haciendo, la inflación palabraria, que en América Latina es más nociva que la inflación monetaria. Y también, y sobre todo, estamos hartos de la hipocresía de los países ricos, que nos están dejando sin planeta mientras pronuncian pomposos discursos para disimular el secuestro.

Hay quienes dicen que la hipocresía es el impuesto que el vicio paga a la virtud. Otros dicen que la hipocresía es la única prueba de la existencia del infinito. Y el discurserío de la llamada “comunidad internacional”, ese club de banqueros y guerreros, prueba que las dos definiciones son correctas.

Yo quiero celebrar, en cambio, la fuerza de verdad que irradian las palabras y los silencios que nacen de la comunión humana con la naturaleza. Y no es por casualidad que esta Cumbre de la Madre Tierra se realiza en

Bolivia, esta nación de naciones que se está redescubriendo a sí misma al cabo de dos siglos de vida mentida.

Bolivia acaba de celebrar los diez años de la victoria popular en la guerra del agua, cuando el pueblo de Cochabamba fue capaz de derrotar a una todopoderosa empresa de California, dueña del agua por obra y gracia de un Gobierno que decía ser boliviano y era muy generoso con lo ajeno.

Esa guerra del agua fue una de las batallas que esta tierra sigue librando en defensa de sus recursos naturales, o sea: en defensa de su identidad con la naturaleza. Bolivia es una de las naciones americanas donde las culturas indígenas han sabido sobrevivir, y esas voces resuenan ahora con más fuerza que nunca, a pesar del largo tiempo de la persecución y del desprecio.

El mundo entero, aturdido como está, deambulando como ciego en tiroteo, tendría que escuchar esas voces.

Ellas nos enseñan que nosotros, los humanitos, somos parte de la naturaleza,

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parientes de todos los que tienen piernas, patas, alas o raíces.

La conquista europea condenó por idolatría a los indígenas que vivían esa comunión, y por creer en ella fueron azotados, degollados o quemados vivos.

Obstáculo al progreso

Desde aquellos tiempos del Renacimiento europeo, la naturaleza se convirtió en mercancía o en obstáculo al progreso humano. Y hasta hoy, ese divorcio entre nosotros y ella ha persistido, a tal punto que todavía hay gente de buena voluntad que se conmueve por la pobre naturaleza, tan maltratada, tan lastimada, pero viéndola desde afuera. Las culturas indígenas la ven desde adentro.

Viéndola, me veo. Lo que contra ella hago, está hecho contra mí. En ella me encuentro, mis piernas son también el camino que las anda.

Celebremos, pues, esta Cumbre de la Madre Tierra. Y ojalá los sordos escuchen: los derechos humanos y los derechos de la

naturaleza son dos nombres de la misma dignidad.

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La cuestión social Por Ignacio Ramonet (* )

En MONCADA

Bajo el lema "¡Alto a la miseria!", la Unión Europea (UE) ha declarado 2010 "Año de la pobreza y de la exclusión social". Y es que ya hay, en la Europa de los Veintisiete, unos 85 millones de pobres (1)... Un europeo de cada seis sobrevive en la penuria (2). Y la situación se sigue degradando a medida que se extiende la onda expansiva de la crisis. La cuestión social vuelve a colocarse en el corazón del debate. La ira popular se manifiesta contra los Planes de austeridad en Grecia, Portugal, España, Irlanda, etc.

Las huelgas y las protestas violentas se multiplican. Muchos ciudadanos expresan también un rechazo a la oferta política (crece la abstención y el voto en blanco) o una adhesión a diversos fanatismos (sube la extrema derecha y la xenofobia). Porque la pobreza y la desesperación social ponen en

crisis al propio sistema democrático. ¿Asistiremos a una explosiva primavera del descontento europeo?

En España, el 20% de la población, o sea unos diez millones de personas, se hallan ya en la pobreza (3). Con casos particularmente indignantes como el de los hijos de extracomunitarios (más de la mitad de ellos viven en la indigencia), y el de las "personas sin hogar", nivel máximo de exclusión social (4). Hay más de 30.000 personas sin hogar (en Europa, cerca de medio millón).

Centenares de ellas, cada invierno, mueren en la calle... ¿Quiénes son esos pobres de hoy? Campesinos explotados por las grandes distribuidoras, jubilados aislados, mujeres solas con hijos, jóvenes con empleos basura, parejas con hijos viviendo con un único sueldo, y obviamente la gran cohorte de activos que la crisis acaba de dejar sin empleo. Jamás hubo en la UE tantos parados: 23 millones (cinco más que hace un año). Lo peor es

que la violencia del desempleo golpea sobre todo a los menores de 25 años. En materia de paro juvenil, España ostenta la tasa más catastrófica de Europa: 44,5% (la media europea: 20%).

Si la cuestión social se plantea hoy de modo tan espinoso es porque coincide con la crisis del Estado de bienestar. Desde los años 1970, con el auge de la globalización económica, salimos del capitalismo industrial para adentrarnos en una era de capitalismo salvaje cuya dinámica profunda es la desocialización, la destrucción del contrato social. Por eso se están respetando tan poco los conceptos de solidaridad y de justicia social.

La transformación principal se ha producido en el ámbito de la organización del trabajo. El estatuto profesional de los asalariados se ha degradado. En un contexto caracterizado por el desempleo masivo, la precariedad deja de ser un "mal momento transitorio" mientras se encuentra un empleo fijo, y se convierte en un estado permanente.

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Lo que el sociólogo francés Robert Castel llama: el "precariado" (5), una nueva condición infrasalarial que se ha extendido por toda Europa.

En Portugal, por ejemplo, un asalariado de cada cinco tiene ya un contrato llamado "recibo verde". Aunque trabaje desde hace años en la misma oficina o la misma fábrica, con horarios fijos, su patrón es un simple cliente al que factura un servicio y quien puede, de la noche a la mañana, sin ninguna indemnización, romper el contrato.

Semejante degradación del estatuto de asalariado agrava las desigualdades porque excluye de hecho a un número cada vez mayor de personas (sobre todo jóvenes) del sistema de protección del Estado de bienestar. Las aísla, las margina, las rompe. ¿Cuántos suicidios de trabajadores en su lugar mismo de trabajo? Abandonados a sí mismos, en feroz competencia de todos contra todos, los individuos viven en una especie de jungla. Lo cual desconcierta a muchos sindicatos, otrora poderosos, y tentados hoy de colaborar con las patronales.

La eficacia económica se ha convertido en la preocupación central de las empresas, que descargan sobre el Estado sus obligaciones de solidaridad. A su vez, el Estado desvía estos imperativos hacia las Organizaciones no gubernamentales (ONG) o las redes humanitarias privadas. De ese modo, lo económico y lo social se van alejando permanentemente el uno del otro. Y el contraste entre los dos resulta cada vez más escandaloso.

Por ejemplo, en España, mientras el número de parados alcanzaba en 2009 la cifra de 4,5 millones (3,1 millones en 2008), las empresas cotizadas en Bolsa repartían 32.300 millones de euros a sus accionistas (19% más que en 2008). El año pasado, los beneficios de los diez principales bancos europeos superaron los 50.000 millones de euros... En un continente castigado por la peor recesión desde 1929... ¿Cómo es posible?

Porque a partir de la crisis del otoño de 2008, los Bancos centrales prestaron masivamente, con tipos de interés minimos, a la banca privada. Ésta utilizó ese dinero barato para

prestar a su vez, con tipos más elevados, a las famlias, a las empresas... y a los propios Estados. Así ganó esas millonadas. Ahora, la deuda soberana alcanza niveles excepcionales en varios países -Grecia, Irlanda, Portugal, España...- cuyos gobiernos han tenido que imponer drásticos Planes de austeridad a sus ciudadanos para satisfacer las exigencias de los actores financieros... causantes de la crisis del 2008. Una desvergüenza que exaspera y enfurece a millones de asalariados europeos.

Los ricos siguen enriqueciéndose mientras crece el número de personas sin empleo o en la precariedad, con un poder adquisitivo más reducido, en condiciones de trabajo degradadas, soportando la violencia física y simbólica de unas relaciones sociales endurecidas en una sociedad cada vez menos cohesionada. ¿Cuánto aguantará el hastío popular? ¿Acaso no advirtió el propio Fondo Monetario Internacional (FMI), el pasado 17 de marzo, que si no se reforma el sistema financiero "habrá revuelta social"?

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Notas:

(1) Es "pobre" la personas que vive con menos del 50% de la Renta media disponible neta (Rdn) del país correspondiente. En España, el ingreso medio mensual se sitúa en torno a los mil euros. (2) Cf. The Social Situation in the European Union 2007, Bruselas, 2008 employment_social/spsi/reports_social_situation_fr.htm). (3) Léase Informe de la Inclusion social en España, Fundació Un sol mon, Caixa Catalunya, Barcelona, 2008. (4) Consúltese enredpsh.org (5) Robert Castel, La Metamorfosis de la cuestión social, Paidós, Barcelona, 1997.

(*) Periodista de Le Monde Diplomatique. España. Artículo publicado en "Bitácora" de Uruguay.

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Del Tratado de Detroit a Goldman Sachs

Alejandro Nadal

(La Jornada, 21 de abril)

El viernes pasado la Comisión de Valores de Estados Unidos (la Securities Exchange Commission, SEC) abrió una investigación por fraude en contra de Goldman Sachs, el banco de inversiones más importante de Wall Street (y del mundo). La acusación está relacionada con la comercialización de valores respaldados” por hipotecas basura, como las que generaron la crisis financiera de 2008.

La inculpación tuvo resonancias telúricas en los mercados financieros. No es para menos. Goldman Sachs (GS) maneja cifras de negocios astronómicas y hasta hace poco era centro modelo de innovación financiera mundial. Hoy múltiples sospechas pesan sobre GS, comenzando por su posible complicidad en disfrazar el verdadero monto de endeudamiento de la economía griega.

GS es el producto de la transformación estructural de la economía estadunidense a lo largo de los últimos 60 años. Es la

cristalización del espíritu del neoliberalismo: invertir y operar en el espacio financiero, donde una gallina mítica llamada especulación pone sus huevos de oro cada segundo. En ese mundo las ganancias se multiplican sin fin y no es menester ensuciarse las manos con aceite de máquinas, ni suelos arcillosos, ni mucho menos con el overol manchado de un trabajador.

La historia de GS va de la mano con la evolución de la distribución del ingreso en las últimas seis décadas. Las investigaciones sobre distribución del ingreso en Estados Unidos revelan que el ingreso disponible promedio (medido en dólares constantes de 2006) de 99 por ciento de las familias pasó de 21 mil a 40 mil dólares anuales entre 1945 y 2006. En comparación, el ingreso disponible promedio del uno por ciento superior de la sociedad estadunidense pasó de 250 mil a 900 mil dólares anuales en el mismo periodo.

Esas cifras sintetizan la historia económica y social de Estados Unidos: el estancamiento en el poder de compra del grueso de la sociedad a partir de la década de los años setenta y su imagen de espejo, la extraordinaria concentración del ingreso y de riqueza en un

estrato privilegiado cada vez más pequeño. Es la trayectoria de expansión del sector financiero y de su extraordinario poderío, capaz de someter al resto de la economía y a la política macroeconómica para subordinarlos a sus intereses. Exactamente cómo se alcanzó este resultado es tema de una investigación de mayores alcances, pero las grandes etapas de esta historia son claras.

Primero, un pacto social que emerge de los turbulentos años treinta y la Segunda Guerra Mundial. Son los años dorados del Tratado de Detroit, el acuerdo laboral más importante de la posguerra, firmado entre la United Auto Workers (UAW) y los tres grandes de Detroit (Ford, GM y Chrysler) en 1950. Por este contrato colectivo, la UAW se comprometió a restringir su derecho a ir a la huelga a cambio de ajustes salariales indexados a la inflación, importantes ventajas en materia de salud, retiro, despidos y vacaciones. Este arreglo fue el modelo seguido en otras industrias durante 20 años, hasta que llegó la década de los setentas. Es por este pacto que casi todo el aumento del ingreso promedio disponible para 99 por ciento de los hogares mencionados arriba se da entre 1955-1975.

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El segundo momento corresponde al estancamiento en la tasa de ganancias en las industrias medulares de la economía estadunidense a partir del final de los sesentas. Esto provoca el desencadenamiento de la ofensiva del capital en contra de las clases trabajadoras en la década de los setenta, en un esfuerzo por cambiar el patrón de distribución del ingreso. Se procede al desmantelamiento gradual de las instituciones que mantuvieron el pacto social de la posguerra y su esquema de crecimiento sostenido de salarios. Reagan rompe la huelga de controladores aéreos e inaugura una nueva etapa de lucha contra los sindicatos. Adiós al Tratado de Detroit.

En la tercera etapa tenemos la expansión del sector financiero. La desregulación salvaje del espacio financiero es la respuesta al estancamiento de la rentabilidad en los sectores reales (no financieros) de la economía. Es también la contestación al desafío que viene perfilándose en el horizonte por el resurgimiento del poderío económico alemán y japonés desde los años sesenta. El neoliberalismo financiero le permitió a Estados Unidos reconquistar su hegemonía y extenderla a lo largo del último tercio del siglo

XX. Las grandes empresas del ciclo automotriz pasaron la estafeta al núcleo de Wall Street, con empresas como Goldman Sachs a la cabeza.

Epílogo: dados estos antecedentes, la investigación sobre GS es una minucia. El objeto del supuesto fraude es la venta de valores respaldados por hipotecas basura, que simultáneamente estaban siendo objeto de apuestas que predecían el desplome de su precio. El chisme en corredores: es como si alguien estuviera vendiendo un auto con frenos defectuosos y, al mismo tiempo, contratara un seguro sobre ese vehículo. Eso no es ilegal en Wall Street, aunque tampoco se ve muy elegante

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Colombia: Uribe, los "verdes" y los procesos de cambio El pueblo colombiano necesita un verdadero proyecto político transformador. Se requiere algo nuevo, que tenga en mente derrotar a la oligarquía pro-imperial y construir una Nación soberana.

Fernando Dorado | Para Kaos en la Red

Uribe, Mockus y nuestro pueblo

COLOMBIA: URIBE, LOS “VERDES” Y LOS PROCESOS DE

CAMBIO

El “uribismo” como proyecto político está moribundo. Ello a pesar que Uribe - como individuo -, conserva un fuerte apoyo popular. ¿Cómo se explica que Uribe no convirtiera su inmenso capital político en un proceso de largo alcance? ¿Qué lecciones deja esta experiencia hacia el futuro?

Lo que ocurre con los “verdes” es un fenómeno similar a lo ocurrido hace 8 años. De llegar a ser gobierno tendrán un Congreso mayoritariamente

opositor y los mismos retos que enfrentó el “proyecto uribista”.

Por ello, ahora que la “ola verde” de Mockus-Fajardo va en ascenso, es pertinente evaluar con proyección futurista. La teoría dice que si una fuerza acumulada no se transforma en movimiento, ésta se pierde o diluye. Dicho concepto de la física, parece ser aplicable al mundo de la política. Trataremos de demostrarlo.

El pasado inmediato: Uribe

En su primera campaña electoral (2002) Uribe derrotó a la clase política tradicional. Acumuló una gran fuerza, y aunque tenía dirigentes políticos formados en experiencias cívicas (Hoyos Aristizábal, Zuluaga, Clopatofsky) no se propuso crear un movimiento político propio. Por el contrario, se alió con lo más deshonesto de la clase política tradicional. La meritocracia fue flor de un día y la corrupción su constante.

Para derrotar a la guerrilla Uribe pactó con el paramilitarismo. Convenció a las mayorías de que “todo vale”.

“Recuperó” amplias zonas tomadas por la insurgencia y después, logró desmovilizar gran parte del aparato militar “paraco”. Pero la maquinaria económica y política de la mafia se mantuvo intacta gracias a su complicidad. El Estado y la sociedad quedaron presas de esa alianza delictiva.

Los triunfos militares le otorgaron un aura de invencible. Obnubilado por sus éxitos, Uribe no interpretó el mensaje de las masivas marchas contra las FARC. La población le entregó un gran capital político para avanzar hacia la Paz, pero su odio y obsesión exterminadora y, seguramente la presión de los “halcones gringos”, no lo dejaron buscar la anhelada reconciliación. El poder acumulado se le diluyó en las manos.

Los avances en seguridad ayudaron a crear un clima óptimo para la inversión extranjera. Los monopolios capitalistas se beneficiaron de grandes incentivos tributarios; el empleo que se creó fue mínimo; graves son los impactos

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pobreza y la desigualdad siguieron creciendo. La “confianza inversionista” no se concretó en “cohesión social”. Saldo en rojo.

¿Qué lo sostiene? Su capacidad de trabajo, su fácil comunicación, su estilo campechano, la forma de “frentear” los problemas, el manejo mediático, todo ello combinado con los tres millones de familias beneficiarias de los programas asistenciales. La gente sencilla tiene una doble valoración: “Uribe fue un buen gobernante, pero ya es suficiente”, dicen.

Una de las lecciones aprendidas es que no es suficiente acumular fuerza electoral. Hay que convertir esa fuerza en movimiento que transforme tanto a la sociedad como al Estado. Uribe no podía avanzar porque su proyecto es conservador. Su mentalidad de hacendado terrateniente subordinado al imperio, sus fuertes vínculos con la mafia criminal, su visión de desarrollo limitada sólo al crecimiento económico, y su modelo de sociedad patriarcal, le impidieron avanzar. Solo pudo construir un poder individual, autoritario y mediático, que hoy se derrumba.

El presente: El Polo y los “verdes”

Uribe está en contravía a la corriente latinoamericana que busca soberanía y construye democracia participativa. A pesar del terror estatal y de las campañas mediáticas, el pueblo colombiano marcha – inevitablemente - en la dirección del conjunto de los pueblos americanos. La “marea verde” es parte de ese proceso socio-cultural que, con timidez, busca superar la violencia, la ilegalidad, la corrupción. La ética es su bandera.

Hace cuatro años el fenómeno político fue el Polo Democrático Alternativo jalonado por la capacidad intelectual de Carlos Gaviria, y por la imagen de ser una alternativa abierta a la sociedad en su conjunto. La histórica votación obtenida no logró convertirse en un movimiento socio-político de largo aliento, el “partido” se volvió un objetivo en sí mismo, y sólo el esfuerzo individual de algunos dirigentes (Robledo, Petro) más el ejercicio electoral de sus componentes, lo han mantenido con vida. La actividad política gira alrededor de los parlamentarios y no existe una agenda colectiva.

Muy parecido es lo que ocurre con el Partido Verde. Es una amalgama de

importantes y destacados liderazgos unidos en torno a una estrategia electoral. Han logrado consolidar un programa atractivo pero ecléctico. Es posible que a Mockus le alcance la “legalidad democrática” para hacerse elegir, como le sirvió a Uribe la “seguridad democrática” para gobernar durante dos períodos. Ser gobierno y mantener la dinámica de la “ola” será uno de sus grandes retos, si en verdad tienen vocación de largo aliento.

Los problemas represados durante varias décadas en lo económico y social, le exigirán al nuevo gobierno mucha apertura mental y creatividad política. Resolver el conflicto armado y el problema del narcotráfico, que no aparece como tema central para ninguno de los partidos en esta campaña, deberá ser una prioridad. Sólo así, podrá canalizar hacia la inversión social los importantes recursos que se gastan en la guerra. De no hacerlo, su fuerza se diluirá en un instante.

A Mockus le puede ocurrir lo que está pasando con Obama. Grandes expectativas frente a un margen de acción muy limitado. Tanto en los temas de “legalidad democrática”

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armado y el narcotráfico, saldrá a luz el problema de la soberanía nacional. El gobierno de los EE.UU. va a estar allí, marcando la pauta. Por ello es que debemos estar a su lado, apoyarlos, “empujarlos”, mostrarles nuestra solidaridad, con generosidad y sin ningún interés burocrático.

En las elecciones de 05.30.10, el conjunto de las fuerzas democráticas colombianas se alinearán del lado de los “verdes”. Se va entendiendo que es prioritario derrotar a la mafia uribista. Es un primer paso para despejar el camino. Impulsar a los “verdes” a restablecer los mínimos de institucionalidad democrática es fundamental. ¿Podrán ellos avanzar y consolidar un verdadero movimiento para resolver los problemas estructurales de nuestra sociedad? No lo sabemos, la vida lo dirá.

El futuro: Los procesos de cambio

El pueblo colombiano sólo podrá resolver sus problemas si conquista soberanía política, consolida autonomía económica y construye democracia participativa. No hay otro camino. En el programa del Partido Verde se tratan estos temas pero no se hace explícita una intención. Sin

embargo, creemos que la derrota electoral del uribismo mafioso va a crear – casi por inercia - un ambiente democrático que debe ser profundizado por la acción activa, propositiva y participativa de los movimientos sociales y democráticos.

Por ello hay que impulsar a Mockus, fortalecer el movimiento ético y democrático, y derrotar al heredero de Uribe. Será un gobierno de transición que tendrá que enfrentar graves problemas represados. Los sectores populares deberán aprovechar la nueva situación política para mejorar sus propuestas, respirar, reorganizar fuerzas, aclarar la estrategia, replantear los objetivos, consolidar la unidad y retomar el impulso. No en seco sino sobre la marcha.

El pueblo colombiano – en su conjunto – necesita un verdadero proyecto político transformador. Se requiere algo nuevo, que tenga en mente derrotar a la oligarquía pro-imperial y construir una Nación soberana, incluyente, verdaderamente democrática, justa en lo social y con proyección anti-sistémica y post-capitalista.

Sin embargo, ese proyecto deberá cuidarse de no cometer los errores que

han salido a flote en esta coyuntura electoral. Que la fuerza acumulada se ponga al servicio de la sociedad. Que el partido político, frente amplio, convergencia, lo que sea, “verde”, “amarillo”, “rojo” o “multicolor”, no se convierta en objetivo en sí mismo. Que la IDEA pegue en la gente, que no se vuelva propiedad y monopolio de unos pocos, que los intereses particulares no se apropien de la fuerza y anulen el desarrollo del proceso.

Conclusión: Uribe desarrolló una gran fuerza popular, es indudable. Siempre fue su obra personal. Por eso le es imposible endosársela a otros. Él lo sabía, de ahí, la insistencia en su reelección. Hoy su desespero es evidente. ¿La razón? Los crímenes le respiran en la nuca. Es una gran experiencia de la cual debemos aprender.

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Un mundo sin transnacionales

Gustavo Duch Guillot

Hace hoy 14 años, 250 dirigentes de La Vía Campesina, en representación de unas 80 organizaciones de todo el planeta, celebraban su segunda asamblea, en Tlaxcala (México), cuando recibieron noticias de Brasil. En el Estado amazónico de Pará, en Eldorado dos Carajás, más de 1.500 mujeres y hombres del MST (Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra) tomaron y bloquearon la carretera principal para exigir a los gobiernos federal y estatal que adoptaran medidas urgentes a favor de la reforma agraria (en un país donde el 2% de los propietarios es dueño de más de la mitad de la tierra fértil del país, mientras más de 100.000 familias duermen bajo carpas negras en campamentos de ocupación de tierras). Sobre las cuatro de la tarde, 155 miembros de la Policía Estatal Militar atacaron sin piedad. Asesinaron a 19 personas, 69 resultaron heridas y, de ellas, tres murieron unos días más tarde.

Catorce años después, la matanza orquestada por los grandes propietarios de la región con el consentimiento del Estado sigue sin

respuesta. Los disparos en Pará retumbaron en la reunión de Tlaxcala y, desde entonces, cada 17 de abril miles de campesinos y campesinas, y muchas otras personas que apoyan al mundo rural, organizan acciones y eventos para recordar la situación de opresión y marginación que parece que les tiene asignado el sistema capitalista.

Como explica La Vía Campesina en su convocatoria de este año –y pone el ejemplo de Honduras, donde varias personas del Movimiento Unificado de Campesinos del Aguán han sido asesinadas también por su defensa de la tierra que les permite cultivar sus alimentos–, la represión sobre las organizaciones campesinas no cesa y se repiten, idénticos, muchos 17 de abril por todo el mundo. Pero al abuso del terrateniente se ha sumado el poder hegemónico de las empresas transnacionales sobre toda la cadena alimentaria. Controlan los mercados de las semillas, de los agrotóxicos, de los fertilizantes, del agua, de la genética animal y también, como una nueva tendencia, se están haciendo –muchas veces de la mano de terceros países– con el control de mucha tierra productiva. Monsanto, Cargill, Carrefour, Archer Daniels Midland,

Nestlé, Syngenta, entre otras, son los nombres que La Vía Campesina cita como Señores de una agricultura globalizada responsable del tránsito de millones de agricultores y agricultoras de sus campos a los suburbios de las ciudades, de la autosuficiencia a engrosar las bolsas de la pobreza, mientras –con sus modelos intensivos– ahondan en la herida sobre la salud del planeta.

Así, La Vía Campesina y sus aliados centran todas sus acciones y reivindicaciones en señalar el inmenso daño que estas corporaciones ocasionan, rompiendo de paso el mito que suele situar en competencia a la agricultura de los países ricos con la agricultura de los países del Sur. Para reforzar las energías en la ofensiva contra las transnacionales y a favor de ‘un mundo sin monsantos’, La Vía Campesina recuerda algunas acciones que demuestran que las cosas se pueden cambiar y apunta hacia otras que se deben cambiar.

Frente al avance de los transgénicos como tecnología de dominación del campesinado y de pérdida de biodiversidad para la

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naturaleza, La Vía Campesina destaca cómo la presión de la sociedad civil de la India consiguió detener el pasado enero la aprobación de una berenjena transgénica de la que es copropietaria Monsanto. O cómo la ocupación que hicieron en 2006 de la sede de investigación de Syngenta en Brasil para alertar de que en Paraná esta transnacional estaba sembrando ilegalmente varias hectáreas de cultivos transgénicos ha llevado a finales del 2009 a conseguir que esos terrenos se hayan reconvertido en un centro para la enseñanza y la investigación de la agroecología. En Europa, junto a las reivindicaciones contra el reciente decreto de aprobación de nuevas variedades transgénicas, se están coordinando muchas actividades para desvelar el poder que sobre nuestra agricultura ejercen los grandes supermercados. Los datos que desvelan son muy significativos, a la vez que preocupantes: en este momento, los grandes supermercados han absorbido el 80% del mercado minorista en Europa. En Reino Unido, por ejemplo, una de cada siete libras que se gasta en el comercio se desembolsa en una sola gran superficie, en Tesco, que, como sus compañeros de pódium, aprovecha la desregulación del comercio internacional para

comprar sus mercancías en los mercados mundiales a precios más bajos, ocultando en el precio de las etiquetas los costes sociales y ambientales. “Cuando un producto llega al mercado –explica Susan George–, ha perdido toda la memoria de los abusos de los cuales es la consecuencia, tanto en el plano humano como en el de la naturaleza”.

Con esta realidad, sin acceso a los recursos naturales, sin atención política, las opciones pasan por la movilización, y esa es seguramente una de las características insignia de La Vía Campesina desde su creación en 1993. Como la misma organización explica, barridos por el huracán de la globalización, sintieron la necesidad de recuperar con una voz propia y única su espacio de participación social. Sus propuestas, bajo la premisa de que la alimentación es un derecho, no una mercancía para las transnacionales, dibujan un paisaje posible, justo y hermoso.

Diario Público, 17 de abril de 2010

- Gustavo Duch Guillot es Ex Director de Veterinarios Sin Fronteras y Colaborador de la Universidad Rural Paulo Freire, http://gustavoduch.wordpress.com/

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Anticapitalismo y justicia climática

16º Congreso Mundial de la 4a Internacional

Esther Vivas

El cambio climático es, a día de hoy, una realidad innegable. El eco político, social y mediático de la cumbre de Copenhague, en diciembre 2009, fue buena prueba de ello. Una cumbre que mostró la incapacidad del propio sistema capitalista de dar una respuesta creíble a una crisis que él mismo ha creado.

El capitalismo verde se apunta a la carrera del cambio climático, aportando una serie de soluciones tecnológicas (energía nuclear, captación de carbono de la atmósfera para su almacenamiento, agrocombustibles, etc.) que generarán mayores impactos sociales y medioambientales. Se trata de soluciones falsas al cambio climático que intentan esconder las causas estructurales que nos han conducido a la situación actual de crisis y que buscan hacer negocio con la misma, a la vez que plantean la contradicción entre el cálculo cortoplacista del capital y los ritmos largos del equilibrio ecológico.

En este contexto, es urgente un movimiento capaz de desafiar el discurso dominante del capitalismo verde, señalar el impacto y la responsabilidad del actual modelo de producción, distribución y consumo capitalista y vincular la amenaza climática global con los problemas sociales cotidianos. Copenhague ha sido hasta ahora la mayor expresión del movimiento por la justicia climática, coincidiendo justamente con el décimo aniversario de las movilizaciones contra la OMC en Seattle. Una protesta que, bajo el lema “Cambiemos el sistema, no el clima”, expresa esta relación difusa entre justicia social y climática, entre crisis social y crisis ecológica. Pero el éxito de las protestas en Copenhague contrasta con la debilidad de las manifestaciones a nivel mundial, con algunas excepciones como Londres.

La actual crisis plantea la necesidad urgente de cambiar el mundo de base y hacerlo desde una perspectiva anticapitalista y ecosocialista radical. Anticapitalismo y justicia climática son dos combates que tienen que ir estrechamente unidos. Cualquier perspectiva de ruptura con el actual modelo económico

que no tenga en cuenta la centralidad de la crisis ecológica está abocada al fracaso y cualquier perspectiva ecologista sin una orientación anticapitalista, de ruptura con el sistema actual, se quedará en la superficie del problema y al final puede acabar siendo un instrumento al servicio de las políticas de marketing verde.

Frenar el cambio climático implica modificar el actual modelo de producción, distribución y consumo. Los retoques superficiales y cosméticos no valen. Las soluciones a la crisis ecológica pasan por tocar los cimientos del actual sistema capitalista. Si queremos que el clima no cambie, es necesario cambiar el sistema. De ahí, la necesidad de tener una verdadera perspectiva ecosocialista, o ecocomunista como señalaba Daniel Bensaïd en uno de sus últimos artículos.

Asimismo, se deben de combatir las tesis del neo-malthusianismo verde que culpabilizan a los países del Sur por sus altas tasas de población y que buscan controlar el cuerpo de las mujeres, socavando el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo. Luchar contra el cambio climático implica enfrentar la pobreza:

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a mayor desigualdad social, más vulnerabilidad climática. Es necesario reconvertir sectores productivos con graves impactos sociales y ambientales (industria militar, automovilística, extractivas, etc.), creando empleo en sectores sociales y ecológicamente justos como la agricultura ecológica, servicios públicos (sanitarios, educativos, transporte), entre otros.

Acabar con el cambio climático implica apostar por el derecho de los pueblos a la soberanía alimentaria. El modelo agroindustrial actual (deslocalizado, intensivo, kilométrico, petrodependiente) es uno de los máximos generadores de gases de efecto invernadero. Apostar por una agricultura ecológica, local campesina y por unos circuitos cortos de comercialización permiten, como dice La Vía Campesina, enfriar el planeta. Asimismo, hay que integrar las demandas de los pueblos originarios, el control de sus tierras y bienes naturales, y su cosmovisión y respeto a la “pachamama”, la “madre tierra”, y la defensa del “buen vivir”. Valorizar estas aportaciones que plantean un nuevo tipo de relación entre humanidad y naturaleza es clave para enfrentar el cambio

climático y la mercantilización de la vida y del planeta.

Desde una perspectiva Norte-Sur, justicia climática implica la anulación incondicional de la deuda externa de los países del Sur, una deuda ilegal e ilegítima, y reivindicar el reconocimiento de una deuda social, histórica y ecológica del Norte respecto al Sur resultado de siglos de expolio y explotación. En casos de catástrofe, es necesario promover mecanismos de “auxilio popular”. Hemos visto como el cambio climático aumenta la vulnerabilidad de los sectores populares especialmente en los países del Sur. Los terremotos en Haití y en Chile son dos de los casos más recientes. Frente a estas amenazas son necesarias redes de solidaridad internacional de movimientos sociales de base que permitan una canalización de la ayuda inmediata y efectiva a las poblaciones locales. La iniciativa no puede quedar en manos de un “humanitarismo” internacional vacío de contenido político.

La lucha contra el cambio climático pasa por combatir el actual modelo de producción industrial, deslocalizado, “just on time”, masivo, dependiente de los recursos fósiles,

etc. Las burocracias sindicales hacen seguidismo y legitiman las políticas del “capitalismo verde” con la farsa de que las “tecnologías verdes” crean empleo y generan mayor prosperidad. Es necesario desmontar este mito. La izquierda sindical debe poner en cuestión el actual modelo de crecimiento sin límites, apostando por otro modelo de “desarrollo” acorde con los recursos finitos del planeta. Las reivindicaciones ecologistas y contra el cambio climático tienen que ser un eje central del sindicalismo combativo. Los sindicalistas no pueden ver a los ecologistas como a sus enemigos y viceversa. Todas y todos sufrimos las consecuencias del cambio climático y es necesario que actuemos colectivamente.

Es falso pensar que podemos combatir el cambio climático sólo a partir del cambio de actitudes individuales, y más cuando la mitad de la población mundial vive en el “subconsumo crónico”, y también es falso pensar que podemos luchar contra el cambio climático sólo con respuestas tecnológicas y científicas. Son necesarios cambios estructurales en los modelos de producción de bienes, de energía, etc. En esta dirección, las iniciativas que desde lo local plantean

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alternativas prácticas al modelo dominante de consumo, producción, energético... tienen un carácter demostrativo y de concienciación que es fundamental apoyar.

Por su naturaleza, hablar de cómo enfrentar el cambio climático implica discutir de estrategia, de auto-organización, de planificación y de las tareas que aquellas y aquellos que nos consideramos anticapitalistas tenemos por delante.

*Síntesis de la intervención de Esther Vivas en el 16º Congreso Mundial de la 4a Internacional en Newport, Bélgica, marzo 2010.

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Entrevista al compañero Álvaro: “El pueblo organizado desde la base es el que debe ir construyendo las propuestas de cambio”

(Fragmento)

Marcelo Colussi - Rodrigo Vélez (GUEVARIANDO)

Historia de la revolución inconclusa.

Guatemala, ese pequeño y olvidado país de Centroamérica cuna de una de las grandes civilizaciones de la historia como fueron los mayas, tuvo el movimiento revolucionario armado más prolongado de Latinoamérica, luego del de Colombia. Por casi cuatro décadas la guerrilla guatemalteca –en muy buena media conformada por campesinos de origen maya– creció y se solidificó, llegando a manejar territorios completos de la geografía nacional, pero no pudiendo, como en Cuba o en Nicaragua, tomar el poder político desde la capital. La contraofensiva que sufrió fue, sin dudas, la más despiadada de todas las guerras contrainsurgentes que tuvieron lugar en el continente durante las décadas del 70 y del 80 del siglo pasado; como consecuencia de ello,

en el país murieron 250.000 personas, fundamentalmente civiles no combatientes, indígenas de las zonas donde operaba en buena medida la guerrilla, como una estrategia de “quitarle el agua al pez” del movimiento revolucionario, es decir: aislar a los combatientes de la gran masa popular por medio de una política de terror (más de 600 masacres documentadas de aldeas indígenas). Históricamente este movimiento político-militar fue conformado por cuatro grupos distintos: el Ejército Guerrillero de los Pobres –EGP–, el Partido Guatemalteco de los Trabajadores –PGT–, las Fuerzas Armadas Revolucionarias –FAR– y la Organización del Pueblo en Armas (ORPA). El 7 de febrero de 1982 se estableció la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca –URNG– como coordinadora de los cuatro grupos. Habiendo cambiado radicalmente el panorama político luego de la caída del campo soviético y sin mayor espacio para poder seguir desarrollando esa guerra revolucionaria desde la clandestinidad, a fines de 1996 la URNG firma la paz con el gobierno, desmovilizándose e integrándose a la vida cívico-política del país.

De esos cuatro grupos, la ORPA tuvo características particulares que no presentaron las otras organizaciones revolucionarias; a decir de un manual de la estadounidense “Escuela de las Américas” (cita que, en determinado contexto, podría ser muy cuestionable, ofensiva más que halagüeña, pero que aquí puede servir a cabalidad para ver cómo era reconocida esta organización): “La ORPA es bastante diferente a los otros grupos Marxistas-Leninistas. La ORPA practica una nueva teoría de liberación intentando de involucrar al sector Indio. Comunicándose con los indios en su propio dialecto, la ORPA describe al ejército Guatemalteco como el ejército de los ricos que mata, tortura y secuestra a civiles inocentes. La ORPA evade la retórica política sobre la maldad de la propiedad privada sabiendo que los indios aprecian sus terrenos pequeñitos. Hasta este momento, la ORPA ha tenido éxito en superar la resistencia y pasibilidad tradicional de los indios”.

Como parte de la investigación “Historia de la Revolución Inconclusa”, en esta sexta entrega el Equipo de Investigación y Entrevistas –conformado por Marcelo Colussi / Rodrigo Vélez-Guevariando, más otros investigadores

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en diferentes puntos de Latinoamérica– presenta hoy una entrevista al compañero Álvaro, co-fundador de la ORPA, ahora de casi 80 años de edad, destacado intelectual y analista de la situación de su país y del resto del mundo. El tema, como en toda la investigación donde también fueron contactados otros ex miembros de grupos guerrilleros de varios países de la región (Guatemala, Argentina, Uruguay, Chile1, Chile2), gira en torno a un balance crítico de esos movimientos revolucionarios de acción armada de algunas décadas atrás, y a ver cuáles son los caminos posibles que en la actualidad se le presentan al campo popular en su búsqueda de otro mundo más justo, menos salvaje y sanguinario que el contemporáneo.

Pregunta: Luego de la experiencia de estas últimas décadas en Latinoamérica, y después de la derrota estratégica sufrida por el movimiento revolucionario, hay quien dice que la lucha armada en la actualidad no tiene viabilidad, aunque de hecho al menos en dos países (Colombia y el sur de México) existen y están operativos movimientos de este tipo. ¿Qué balance podemos hacer respecto de estos movimientos y de su lucha en estos

años pasados, y qué perspectivas de futuro podría pensarse para propuestas armadas en la región?

Compañero Álvaro: De momento considero imposible que puedan retornar movimientos revolucionarios con propuestas de acción armada. Lo que sí está por demás de claro es que las bases estructurales para que puedan retornar forma de lucha de esa naturaleza, sin dudas están dadas. Es más: están agravadas. Sucede que América Latina no es hoy una zona hegemónica sino periférica; por consiguiente, lo que suceda en un futuro inmediato en el mundo, en la política mundial, va a tener una influencia muy grande en relación a lo que pase en nuestra región, en América Latina al igual que en África, que es otra zona periférica para los centros de poder. En Asia tal vez no influya tanto, porque allá se concentran grandes masas de población y de recursos, lo que la torna en sí misma una zona especialmente poderosa; pero eso es otra cuestión. Lo cierto es que las élites dominantes, en todo el mundo, son cada vez más intransigentes. El fracaso de las políticas ultra liberales que se aplicaron estos años probablemente le corte un poco las alas, como ya está comenzando a suceder, a los

grupos desenfrenadamente explotadores. Vemos en este momento, por ejemplo, que Europa le está tratando de poner freno a sus propias iniciativas de privatización absoluta y de poder total de los bancos. E indirectamente, también el gobierno de Estados Unidos, por ejemplo con la reciente ley sobre el seguro de salud que acaba de pasar. En realidad, el gran capital se encuentra con un reto muy fuerte como es el enorme desempleo que crearon estas mismas políticas ultra privatistas de estos pasados años, y que ahora se le puede volver en contra. Luego de años de prédica anti-estatista, ahora fue el Estado el que ha tenido que salir a socorrer a todas las grandes empresas que empezaron a quebrar como consecuencia de esta economía enferma; la privatización de todos los activos del Estado definitivamente no fue ninguna solución para la crisis estructural del capitalismo. Lo vemos en Guatemala: la privatización de las empresas y servicios del Estado para lo único que sirvió fue para enriquecer más a los grupos dominantes, quienes terminaron engrosando los paraísos fiscales. Pero la población siguió igual o peor.

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Lo que queremos decir es que toda esa compleja arquitectura del sistema capitalista, cada vez más a nivel global, no lo maneja la clase media, y muchos menos las grandes masas populares. Lamentablemente vemos en esto que esas grandes capas populares hoy día, dado la complejidad en juego de todos estos fenómenos, no terminan de entender dónde está el verdadero problema. En la década de los 60 o 70 del siglo pasado la gente tenía claro que la explotación que practicaban los grandes terratenientes era la causa directa de su pobreza, del atraso del país; y además estaba todavía reciente el golpe contra Jacobo Arbenz, el papel nefasto de la United Fruit Company en esos hechos, las persecuciones que produjo la contrarrevolución. Es decir: había un caldo de cultivo favorable para la aparición de un discurso revolucionario. Y de hecho se dio.

En Guatemala, sin dudas, apareció ese fermento revolucionario, y así nacieron distintos grupos que tomaron las armas como camino para el cambio de estructuras sociales. Claro que –hay que enfatizar en esto– el peso colonial de la historia de este país siguió estando presente muy fuertemente en la composición de ese

movimiento, pues los sectores urbanos se relacionaron con los rurales siempre desde la lógica racista; es decir: a partir del prejuicio que los “ilustrados” de la ciudad están para mandar y los “indios del interior” están para obedecer. Eso constituyó una enorme dificultad para el desenvolvimiento de las guerrillas. En realidad en algunos sectores, como en el Ejército Guerrillero de los Pobres y en la Organización del Pueblo en Armas –ORPA– sólo en contados casos se hablaba de tú a tú, de igual a igual entre un cuadro urbano y un compañero indígena. En la mayoría de los casos, por el contrario, se pretendía mandar. En cierta forma esa era la caricatura del ejército, que iba a cazar indígenas a la montaña para hacerlos soldados, mientras que los oficiales eran capitalinos no indígenas. En el movimiento revolucionario también se repitió el esquema: los combatientes eran indígenas, mientras que los comandantes eran de la ciudad.

La derecha está intentando borrar todos estos años de lucha; a la historia la van dejando como algo secundario, despreciable. Es un basurero; la idea que transmiten es que no vale la pena estudiar, conocer la historia, dado que eso no sirve para nada. Esa es la

estrategia: borrar la memoria colectiva, hacer interesar a las nuevas generaciones por una cultura globalizada que endiosa el consumismo, los cantantes de moda y el teléfono celular en vez de los propios problemas nacionales. La prédica es constante: se intenta borrar la historia a toda costa. Se ha satanizado todo lo que sea protesta popular. Se busca que las nuevas generaciones se ahoguen en el presente, con un individualismo llevado al extremo; incluso eso funciona también para los pueblos indígenas. Ahí también se fomenta el individualismo extremo, el sálvese quien pueda. La unidad que busca la derecha dominante es en torno al dinero, saltando por sobre esos complejos y ricos procesos históricos; de esa manera todos, no-indígenas e indígenas, están conducidos por esos supuestos caminos del éxito económico, por el desprecio de la historia, por el individualismo exacerbado.

En Guatemala nunca hubo democracia. En lo político, la derecha siempre hizo lo que quiso saltándose por encima de lo que las mayorías podían expresar en las pocas elecciones que ha habido en la historia, siempre signadas por gobiernos dictatoriales. Y en lo económico, el

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mayor avance democrático se intentó en la época de Juan José Arévalo y Jacobo Arbenz, entre el 40 y el 50 del siglo pasado, con la reforma agraria, la “primavera democrática”, como se le llamó. Pero eso lo han borrado de la memoria colectiva. Sólo han dejado la idea que fue una cosa negativa, sin que se sepa el porqué.

Por todo eso, al haber ido barriendo la historia de por qué hoy día las cosas son como son, la gente termina estando desesperada; y eso no es bueno. Sólo con desesperación, la gente no pasa de la revuelta. Y de la revuelta a la revolución hay un gran camino.

El elemento que combatió en esta guerra en Guatemala, que fue fundamentalmente población indígena, fue el más perjudicado. Hoy día, esa misma población continúa siendo relegada, quizá con más fuerza aún. Se han seguido depredando los recursos naturales y los campesinos sin tierra continúan creciendo, sin mayor porvenir. La estrategia de la derecha local es hacer que todo ese campesinado indígena “sobrante” se vaya del país rumbo a Estados Unidos, en general como inmigrantes ilegales, a ver qué consigue por allá. De toda esa masa sólo algunos llegan

al “sueño americano”, alcanzan el triunfo de llegar al país del norte y ubicarse en algo, y se los considera exitosos en función de la cantidad de remesas que envíen. Y los que no llegan, los que mueren o desaparecen en el intento, no figuran en ninguna estadística.

En relación a la posibilidad de la reaparición de movimientos revolucionarios de acción armada, que era lo que ustedes preguntaban, este nivel de desesperanza y de desorganización de las grandes masas que en otro momento fueron los combatientes para la guerra revolucionaria que se vivió por varias décadas, es un primer elemento para analizar la situación actual. Como vemos, con ese nivel de desorganización, de desideologización, no puede surgir una propuesta de transformación social que opte por las armas, porque la gente está en otra cosa; está, dado que la han orillado a eso, en la pura sobrevivencia, en la salida totalmente individual. El otro gran problema sería el aprovisionamiento de armas y municiones, que ahora no podría ser igual que la vez pasada. Aquí todo entraba por México; el PRI siempre toleró eso. Sin dudas, eso fue vital para toda la guerra en Centroamérica, no sólo en Guatemala. Incluso México funcionó como

un importante lugar de acogida de todos los refugiados políticos, a los que se les daba oportunidades para ayudarlos en su proceso de sobrevivencia. Es decir que México siempre colaboró con el tráfico de refugiados, de heridos, de armas y los pertrechos necesarios para la guerra. Hoy día, lo cual no es un problema secundario sino que constituye un problema fundamental a tener en cuenta, se plantea la cuestión de quién nos surtiría en el eventual caso de una nueva guerra popular. Cuba seguro que no, porque está en un proceso de quiebre económico, y con problemas políticos igualmente. Cuba está a la baja hoy por hoy, esa es la realidad, con lo que no podrían ayudar como sí lo hicieron en el pasado. Están más para recibir que para dar. Cuando la Unión Soviética se desarma y cesa la ayuda a Cuba, la zona del Caribe perdió importancia estratégica para Rusia. Y para Estados Unidos, que ahora no necesita dar armas ni seguir promoviendo guerras en la región, si algún interés hay en el Caribe es para instalar allí los paraísos fiscales.

La guerrilla en Chiapas en cierta forma nació muerta porque no había sitios de los que se pudiera aprovisionar en términos bélicos. Y eso es vital para el desarrollo de una guerra. A

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no ser que se trate, como es con todo el movimiento zapatista, de una guerra más bien mediática. Con el internet logró posicionarse, fundamentalmente hacia afuera de México, pero eso no constituye una guerra de guerrillas como las que se desarrollaron anteriormente. Es una nueva forma de guerrilla, sin dudas. Y más pensada hacia fuera del país que hacia la situación interna. Cuando el zapatismo tuvo la oportunidad de incidir políticamente con mayores posibilidades reales, desaprovechó el momento, cuando el gobierno central de México lo llamó a negociar. Los posteriores Pactos de San Andrés logran cosas mucho más por debajo de lo que anteriormente el gobierno estaba en voluntad de ofrecer. Evidentemente, entonces, hoy los caminos los tienen mucho más cerrados.

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Condicionantes del Socialismo en Cuba

Es insoslayable la calidad de la participación, mientras que la contradicción no antagónica en nuestro caso es motor del desarrollo; hay que fortalecer la dirección colectiva

Noel Manzanares Blanco | Para Kaos en la Red

Honrarla-defenderla-enriquecerla Desde este año, se ha venido afinando la planificación de la producción y los servicios en Cuba, incluida la de mediano plazo, como un instrumento imprescindible para la labor de dirección. No obstante, urge perfeccionar más la conducción del Socialismo en Cuba, a tono con una advertencia del compañero Raúl Castro en el 9no Congreso de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), concluido el pasado 4 de abril:

“La batalla económica constituye hoy, más que nunca, la tarea principal y el centro del trabajo ideológico de los cuadros, porque de ella depende la sostenibilidad y preservación de nuestro sistema social”.

En correspondencia con la idea expresada por el Segundo Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba en la cita juvenil, es apremiante perfilar estas condicionantes:

a) Para avanzar en la elevación del nivel de vida de la población y mejorar lo alcanzados en la educación y la salud que gratuitamente se garantizan a todos los ciudadanos, resulta imprescindible que nuestra economía sea sólida y dinámica.

b) Para aspirar a sostener y elevar la alimentación de la población, se requiere de una agricultura fuerte y eficiente que desarrollemos a partir de los recursos de que disponemos, y dejar de importar productos que pueden cultivarse en Cuba.

c) Para estimular el amor al trabajo y solucionar la falta de constructores, obreros agrícolas e industriales, maestros, policías y otros oficios indispensables, las personas tienen que sentir la necesidad de trabajar para vivir, sin que abunden regulaciones paternalistas e irracionales.

d) Para que la productividad sea un acto constante, tienen que desaparecer las plantillas infladas de los centros de la

producción y los servicios a escala nacional, con salarios vinculados a los resultados del trabajo, para evitar la masa de dinero en circulación que estimula el ascenso de los precios y deteriora la capacidad adquisitiva del pueblo.

e) Para que cese el enriquecimiento a costa del sudor de la mayoría, esparciendo actitudes que atacan directamente a la esencia del Socialismo, es indispensable un firme y sistemático rechazo social a las ilegalidades y diversas manifestaciones de corrupción.

f) Para no dejarnos conducir por emociones y actuar sin la integralidad requerida, debemos evitar que por apresuramiento o improvisación, tratando de solucionar un problema, causemos otro mayor.

g) Para llevar a cabo una labor ideológica efectiva, hoy más que nunca se demandan cuadros capaces, que comprendan que el diálogo no puede ser de sordos ni repetición mecánica de consignas; dirigentes que razonen con argumentos sólidos, sin creerse dueños absolutos de la verdad.

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h) Para elevar el trabajo político-ideológico, se requieren directivos que sepan escuchar, aunque no agrade lo que algunos digan; que valoren con mente abierta los criterios de los demás, lo que no excluye rebatir con fundamentos y energía aquellos que resulten inaceptables.

i) Para avanzar en la construcción del consenso nacional —aprehensión de que la alternativa es el perfeccionamiento constante de la obra revolucionaria—, es vital fomentar la discusión franca y no ver en la discrepancia un problema, sino la fuente de las mejores soluciones.

j) Para garantizar la continuidad de la Patria Socialista, hemos de fomentar jóvenes que exhiban actitud y capacidades necesarias para asumir tareas de dirección a lo largo y ancho del país, quienes mucho todavía pueden y deben aprender de los Líderes Históricos de la Revolución.

k) Para que las presentes y las nuevas generaciones asuman el papel que les corresponde en la edificación de la irreversibilidad del modelo ideo-político y económico-social cubano, es insoslayable concebir la participación en la conjunción de

los sueños, del sentido de la vida, de las expectativas del hoy y del porvenir, y potenciar las iniciativas propias hacia la superación de las dificultades y la modificación tangible del contexto inmediato —según el magisterio de Graziella Pogolotti.

En última instancia, tenemos que vivir convencidos de que la unanimidad absoluta generalmente es ficticia y por tanto dañina; la contradicción no antagónica en nuestro caso es motor del desarrollo; hay que extirpar, con toda intencionalidad, cuanto alimente la simulación y el oportunismo; resulta inaplazable colegiar las opiniones, estimular la unidad y fortalecer la dirección colectiva.

He aquí rasgos que condicionan el desarrollo del Socialismo en Cuba.

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Vladimir Ilich, Lenin (Fragmentos)

22 de abril – Aniversario de su natalicio

Vladimir Maiakovski

La calle

parece una herida abierta...

Aquí

cada piedra

pisada

por los primeros ataques de octubre,

conoce a Lenin.

Aquí

todo

lo que cada bandera

ha embellecido,

fue comenzado

y ordenado por él.

Aquí

cada torre

ha oído a Lenin

y lo habría seguido

a través del fuego y del humo.

Aquí

cada obrero

sabe quién es Lenin:

exponed los corazones

como ramas de abetos.

Nos llevaba al combate,

anunciaba las conquistas,

y así

el proletariado es dueño de todo.

Aquí

cada campesino

ha inscrito

en su corazón

el nombre de Lenin

con más ternura que en las calendas de los santos.

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EL MITO Y LA REALIDAD DEL DESARME NUCLEAR

Vicky Pelaez

La paz puede convertirse en el peligro para la paz (Robert Gates, Secretario de Defensa)

El nuevo Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START), entre los Estados Unidos y Rusia, firmado hace unos días por Barack Obama y Dimitri Medvedev, no representa un significante desarme nuclear y no hace al mundo más seguro, es sólo una modificación del tratado anterior. Estos dos países almacenaron tal cantidad de armas destructivas que su mantenimiento ya no es rentable ni les da ninguna ventaja. Actualmente, EE.UU. posee 5,200 ojivas nucleares en estado operacional y Rusia, 4,850. Ambos disponen en total de 12,350 ojivas de reserva que no están listas para lanzamiento pero no están desmanteladas. El nuevo arreglo permite a cada país tener 1,550 ojivas nucleares listas para lanzamiento a un alcance de 5,500 kilómetros, y no limita el número de las armas nucleares almacenadas. Se sabe que para destruir el mundo se necesita menos de 1,000 ojivas, entonces en realidad no ha pasado nada. La paz sigue siendo un anhelo lejano de la humanidad.

La reciente autorización de Obama de invertir cinco mil millones de dólares para mejorar la efectividad y velocidad de los misiles balísticos intercontinentales, con ojivas nucleares desplegados en tierra, a bordo de bombarderos y submarinos, y la creación de ojivas nuevas con mayor capacidad destructiva, confirma que los planes de Norteamérica siguen intactos. El nuevo tratado mantiene silencio total sobre 200 bombas nucleares tácticas B-61 de corto y mediano alcance que tiene Estados Unidos en seis bases estratégicas en Bélgica, Alemania, Italia Holanda y Turquía. ¿Y quién sabe cuantas más podría tener en sus 1716 bases militares en el extranjero: 716 en Europa, Medio Oriente, Asia, Japón y Corea del Sur; 300 en Irak y 700 en Afganistán? Si a todo esto agregamos 1,365 armas nucleares que posee la India (70), Pakistán (45), China (400), Israel (300), Francia (350) y Gran Bretaña (200), y tomamos en cuenta el recorte anunciado por Rusia y Estados Unidos, estaríamos frente a 17,015 armas nucleares listas para barrer el planeta.

Para la mayoría de la humanidad esto es horripilante, pero para la minoría globalizadora, con Estados Unidos a la cabeza, es un instrumento para conquistar, dominar y controlar el destino del mundo.

Rusia representa el primer obstáculo para las ambiciones expansionistas norteamericanas. Los rusos lo saben y lo expresaron durante las conversaciones sobre el contenido del nuevo START. Obama se negó a poner límites para los nuevos "escudos" antimisiles que Estados Unidos se prepara para instalar en Polonia, República Checa y en Bulgaria, que no es de carácter defensivo sino de ataque, y no son contra Irán y Corea del Sur sino contra Rusia. Por eso, los rusos declararon que el despliegue de "escudos" norteamericanos le dan todo el derecho de abandonar este tratado.

El desarme nuclear es un mito, la carrera armamentista sigue intacta. Lo que Estados Unidos logre economizar en el recorte de ojivas nucleares lo destinará a la perfección y la creación de la nueva generación de las armas convencionales, especialmente de misiles intercontinentales balísticos capaces de alcanza cualquier blanco en el mundo en una hora, y destruirlo por completo. Esta es la nueva doctrina de guerra de Obama y se pondrá en marcha en el próximo mayo.

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EMILIO. MARCELA Y……… LOS OTROS

Tomas Rodríguez León

No hace mucho, tres décadas hacia atrás, el espectro ideológico era más conciso, compacto y hasta contundente. Ser de izquierda era ser de izquierda y ser de derecha de derecha. Toda una condición. En el caso de los militantes revolucionarios la condición se la vivía como merito, con todos y los elementos que condicionan los meritos; orgullo, intelectualidad, sensibilidad social, era culturalmente jerarquía indiscutible.

Década de los años setenta. En la izquierda, solo dos matices se admitían; los reformistas y los revolucionarios. En la vereda de los reformistas estaban el partido Comunista, el partido Socialista y el Partido Comunista pro chino que derivo en el MPD. En la otra orilla de los revolucionarios, por orden de estatura estaba el MIR, el MRT, y el MST sin desconocer otros pequeños y respetables grupos. Valga decir que la izquierda democrática era francamente reconocida como de derecha por toda la izquierda.

Antes de que el MIR eclosione en tendencias casi inmortales, era ya la suma de tendencias diversas y complejas. Autoproclamado esencialmente castro guevarista compartía sin embargo espacios con, trotskistas, maoístas, anarquistas, marcusianos, sartreanos y uno que otro estalinista. Complejidad que fue quizás la causa de su múltiple fraccionamiento. El MRT tenía menos diversidad y estaban los trotskistas y los no trotskistas y más coherente estaba el MST en donde nadie dejaba de ser trotskista y más bien la disputa era entre trotskistas seguidores del francés Mandel o del argentino Moreno.

Éramos jóvenes, ahora reivindiquemos la buena memoria y recordemos que entre broncas contra la policía o contra los reformistas nos encontrábamos aliados en silencio; el MIR, el MRT y el MST que con un poco de dignidad y otro poco de orgullo, dejábamos algunas fisuras de decencia para dar paso a la fraternidad. En esos avatares conocí a la pareja de revolucionarios emesetianos. Emilio Palacio y Marcela Miranda. Siempre juntos, siempre trotskistas siempre

alertas, afirmando una decente actitud de minoría.

Emilio temporalmente se ausentó, Creo que a la Argentina para realizar estudios y Marcela asumió el liderazgo del MST. El MIR y sus fracciones vieron surgir Alfaro Vive entre sus filas y la muerte y la represión se hicieron pan de cada día. Eran los días de León Febres Cordero. Por aquellos días una alianza universitaria entre el MIR y el AVC devino en una trágica contienda electoral contra la derecha en la que hubieron heridos uno de ellos mi hermano y otros independientes. Cuando sacábamos entre consignas valientes a los heridos de la Universidad en el atrio de la Universidad, Marcela Miranda lloraba gritando han herido a un compañero del MIR. Mas herido estaba el MST nunca fue lo mismo.

Luego de algunos años Emilio ya no estaba con Marcela ni Marcela con Emilio ni los dos con el MST, otros necios seguimos con el MIR verraco, sacando saldos y cuentas en rojo debatiéndonos entre la fe, la utopía renovada y hasta la traición. Luego de algunos intentos con el Pachacutick

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embargo Emilio intenta una mas… con gentes del MIR y otros intentando construir una alternativa de izquierda. Para la gente del MIR la revolución cubana no es tema de debate y ese fue el factor de discontinuidad que amistosamente separó a Emilio de otros compañeros en los que me incluyo.

Llegó la enana revolución ciudadana. Emilio desde el diario empezó a fustigar al régimen y también mostros empezamos la tarea de darle palo a los traidores. Muchos dicen que Emilio se derechizó y por lo menos en su visión política frente a Cuba, China, Corea no ha demostrado otra cosa. Emilio se constituyó en vocero de la democracia burguesa y los más recalcitrantes derechistas. Emilio fue forjando una lealtad con el periódico en la misma dimensión que se fue alejando de conceptos y principios que antes defendía. Insistiendo sobre todo en forma de auto posicionarse como el crítico acérrimo de las experiencias del socialismo internacional. La burguesía lo premio.

Pero no se equívoco Emilio en sus ponencias contra el gobierno y con el coincidimos en más de una ocasión. El gobierno de los ciudadanos neo

derechistas que consolida una opción cuasi fascista no merece otra consideración sino de rechazo, resistencia y enfrentamiento, es un gobierno de derecha con un agravante adicional, se dice de izquierda y confunde al pueblo y sus organizaciones.

Bien hace Emilio en descargar su pluma contra los bandidos ideológicos y morales (lo que le falta es ejercicio autocritico) y es más, todos debemos denunciar el carácter de un gobierno de máxima intolerancia que quiere callar a las voces disidentes. Hasta los gobiernos monárquicos dejaban un espacio para la mofa y la crítica de los plebeyos que osaban ofender y burlarse de su majestad, pero el señorito Correa desde sus inicios, consideró que debía defender la majestad del poder y esa tesis de ultraderecha no fue combatida por la izquierda mezquina, grosera y disidente que dejó pasar la prisión de Guadalupe Llori, la del ciudadano que hizo la yuca, del otro que fue irreverente contra la majestad del poder en Machala, entre muchos otros casos.

Emilio le dijo al más enano de los ciudadanos; matón (vaya delito) culturalmente en nuestro léxico existe

diferencias semánticas y conceptuales entre matón y asesino. El matón del barrio no es el asesino del barrio. El matón es el equivalente al brabucón agresivo de baja estofa. El gobierno maneja los hilos del poder judicial y utiliza el más burdo de los criterios para pretender acallar a una voz disidente. Los revolucionarios deben confrontar contra todas las disidencias pero defender la naturaleza democrática de la opinión política. En el estado burgués cuando el estado acalla una voz, es fascista y a estas alturas de la mega información no se explica la represión a la opinión distinta ni en el socialismo, no merece ninguna justificación.

Pero, no es un tema de derechos sino de derechas.

Hoy Emilio está perseguido y valga la solidaridad a un viejo amigo, no por lo que dice sino porque se quiere callar lo que dice, Marcela esta premiada con la presidencia del poder ciudadano…surge una pregunta a quien representa Marcela …a quien representó históricamente… O NO SERA ESTA OTRA FORMA DE VENGANZA CONTRA