la otra historia de los antimicrobianos

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historia de los antimicrobianos

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  • Reservados todos los derechos.Queda rigurosamente prohibida, sin la autorizacin escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas por las leyes, la reproduccin parcial o total de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografa y el tratamiento informtico, y la distribucin de ejemplares mediante alquiler o prstamo pblicos.

    2006 De los autores 2006 Grupo Ars XXI de Comunicacin, S.L.

    Passeig de Grcia 84, 1. planta - 08008 Barcelonawww.ArsXXI.com

    ISBN: 84-9751-210-3

    Depsito Legal: M-15258-2006

    Impreso en Espaa

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  • La otra historiade los antim

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    PRESENTACIN

    Tanto las enfermedades infecciosas como su tratamientohan sido siempre fenmenos inseparables de la vida del hom-bre. El hombre ha tratado de luchar en todas las pocascontra el dolor y la enfermedad ocasionados por los micro-organismos patgenos para preservar la vida y la salud. His-tricamente se pueden distinguir cuatro medios fundamen-tales de lucha contra la infeccin: el espontneo, el emprico,el mgico-religioso y el cientfico. La preponderancia decada uno de ellos se corresponde con etapas determinadasen la historia del hombre.

    La etapa cientfica en el tratamiento de la enfermedad in-fecciosa comenz en la segunda mitad del siglo XIX y en sudesarrollo influyeron decisivamente dos acontecimientos:el establecimiento de la teora microbiana de la enfermedady el rpido progreso de la farmacologa como ciencia. Las con-secuencias de ambos fenmenos y la interrelacin entreellos culmin en la moderna teraputica antimicrobiana,que tuvo como base la Quimioterapia sinttica, es decir, laproduccin en el laboratorio de sustancias qumicas, algunassimilares a los principios activos de los productos naturalesy otras no existentes de forma espontnea en la Naturale-za. El descubrimiento del salvarsn y del neosalvarsn, las fa-mosas balas mgicas hechas realidad por Paul Ehrlich, fue-ron la culminacin de este proceso y, adems, trazaron elcamino principal para el posterior descubrimiento de la pe-nicilina por parte de Alexander Fleming y el desarrollo de lasdistintas familias de antibiticos de las que se ha podidobeneficiar la Humanidad en los ltimos sesenta aos.

    Los antibiticos han contribuido decisivamente tanto al au-mento de la esperanza de vida de la poblacin como a lamejora de la calidad de vida de las sociedades occidentalesy sus repercusiones han sido considerables tanto en el m-bito social y econmico como en el poltico y cultural. Losantibiticos han sido, como probablemente ningn otro gru-po de medicamentos, fuente de riqueza y bienestar, pero,por esa casi inevitable ley jnica del progreso, el uso y abu-so de los mismos ha trado consigo importantes problemassanitarios y medioambientales, a la cabeza de los cuales hayque situar la aparicin y desarrollo de las resistencias bac-terianas.

    El problema de las resistencias bacterianas no es nuevo. Elpropio Fleming poco despus del descubrimiento de la pe-nicilina ya adverta que su mal uso poda llevar a la selec-cin y propagacin de mutantes resistentes al antibitico. Sinembargo, ha sido en las ltimas dcadas cuando el fen-meno de las resistencias ha adquirido tintes verdaderamen-te dramticos hasta el punto de llevar a la propia Organiza-cin Mundial de la Salud a dar la voz de alarma sobre lospeligros de una crisis a nivel mundial y los riesgos de volveren los casos de determinadas enfermedades infecciosas auna situacin similar a la de la era antibitica.

    Ante el genio humano que ha permitido identificar a losmicroorganismos patgenos, disear balas mgicas y desci-frar el genoma de muchos de ellos, el genio de las bacteriasha desarrollado mecanismos no menos inteligentes para so-brevivir y perpetuarse, unas veces elaborando imaginativossistemas de autoproteccin y otras aprendiendo a hacerse re-sistentes. Y no slo a un determinado antibitico o familia,sino a varios. Hoy el problema de la resistencia, primeramen-te observado con los estafilococos, se ha extendido tanto a pa-tgenos Gram positivos como Gram negativos, tanto a cocoscomo a bacilos, alcanza tanto al hospital como a la comuni-dad y no se limita a un nico mecanismo sino que presentadiferentes alternativas. Adems, los microorganismos multirre-sistentes han dejado de ser una ancdota y se han converti-do en una realidad cotidiana de nuestros centros sanitarios.

    La respuesta del hombre al problema de las resistencias bac-terianas procede por una parte de nuevos proyectos imagi-nativos de I+D+i, que estn posibilitando nuevas alternati-vas teraputicas eficaces de las que es un buen ejemplo latigeciclina, por otra de nuevas estrategias teraputicas en lamanera de utilizar los antibiticos y, sobre todo, la concien-ciacin no slo de los profesionales sanitarios sino tambinde la poblacin general de la imperiosa necesidad de utilizarlos antimicrobianos de forma racional, razonada y razonable.

    En los captulos de este libro encontrar el lector un ame-no recorrido por el transcurrir de esa larga partida de aje-drez que mantienen el genio del hombre y el genio delgermen bajo la atenta mirada del dios Jano.

    Jos ngel Garca RodrguezPresidente de la Sociedad Espaola de Quimioterapia

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    NDICEDel mtodo a la razn, del empirismo a la ciencia .............................................................................................................. 1

    Jos Gonzlez Nez y Ana Orero Gonzlez

    El caldo de cultivo de la antibioterapia cientfica ............................................................................................................... 4Jos Gonzlez Nez y Ana Orero Gonzlez

    Paul Ehrlich y su famosa bala mgica................................................................................................................................. 7Jos Gonzlez Nez y Ana Orero Gonzlez

    Fleming: de la lisozima a la penicilina.................................................................................................................................... 9Jos Gonzlez Nez y Ana Orero Gonzlez

    De las sulfamidas a la introduccin clnica de la penicilina ............................................................................................. 14Jos Gonzlez Nez y Ana Orero Gonzlez

    La cuestin del genio y el germen........................................................................................................................................... 20Jos Prieto Prieto y Jos Gonzlez Nez

    Los estafilococos comienzan a complicar la vida del mdico y del enfermo ................................................................ 24Jos Prieto Prieto

    Problemas de resistencia a la penicilina y a la meticilina ................................................................................................. 27Jos Prieto Prieto

    Otros microorganismos comienzan a imitar a los estafilococos....................................................................................... 30Jos Prieto Prieto

    La resistencia invade el hospital .............................................................................................................................................. 33Jos Prieto Prieto

    Ciclo indefinido I+D+R+i ........................................................................................................................................................... 36Jos Prieto Prieto

    Espaa, un pas de resistencias ................................................................................................................................................ 40Jos Barbern Lpez

    La multirresistencia, de la ancdota a la rutina................................................................................................................... 43Jos Barbern Lpez

    La multirresistencia sale del hospital ..................................................................................................................................... 46Jos Barbern Lpez

    Algunos autnticos problemas de salud pblica.................................................................................................................. 48Jos Prieto Prieto

    Las infecciones polimicrobianas y la necesidad de soluciones imaginativas................................................................ 51Jose Prieto Prieto

    Utilidad del tratamiento emprico en las infecciones por patgenos multirresistentes ............................................ 53Jos Barbern Lpez

    Ms all de las limitaciones actuales: las aportaciones de la tigeciclina...................................................................... 56Jos Barbern Lpez

    Bibliografa.................................................................................................................................................................................... 58

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    DEL MTODO A LA RAZN,DEL EMPIRISMO A LA CIENCIA

    Aunque la identificacin, el conocimiento y la determina-cin del papel de los microorganismos como responsables delas enfermedades infecciosas son hechos recientes, el inte-rs por conocer las causas de la infeccin y el modo de com-batirla comenz, sin embargo, mucho antes: es tan viejocomo el hombre. La paleopatologa aporta cada da ms da-tos que confirman que las enfermedades infecciosas y sutratamiento han sido siempre fenmenos inseparables de lavida del hombre, destruyendo el viejo mito de los tiemposparadisacos libres de las mismas.

    Desde el amanecer de la Humanidad, el hombre ha lucha-do en todas las pocas contra el dolor y la enfermedad parapreservar la vida y la salud e incrementar su bienestar. Cadacivilizacin ha tenido que asumir sus males y ha tratado decombatirlos aplicando remedios teraputicos segn sus creen-cias y los conocimientos adquiridos por la experiencia. His-tricamente ha habido cuatro medios de lucha contra laenfermedad: el espontneo, el emprico, el mgico-religio-so y el cientfico.

    La primera actitud del hombre primitivo ante la enfermedaddebi ser puramente espontnea. De manera semejante alos animales, el instinto fue quien primero gui al hombrepara buscar remedios con los que aliviar sus males lamien-do o limpiando sus heridas, desparasitndose, previniendociertos procesos infecciosos y atenuando algunas de sus ma-nifestaciones sintomatolgicas, como la fiebre o el dolor,mediante la ingestin de plantas. Segn planteaba ya A. C.Celso en su famoso tratado Los ocho libros de la Medicina,inigualable resumen de cuanto se haba dicho y hecho en Me-dicina hasta la primera mitad del siglo I a. C.:

    No es verdad que en su origen la Medicina haya sidola consecuencia de cuestiones previamente plante-adas, puesto que ha nacido de la observacin de loshechos (). Por tanto, la Medicina no naci del ra-zonamiento, sino que ste vino despus de la Medicina.

    Incluso en las primeras actuaciones meramente instintivasdel hombre, como lamer las heridas reproduciendo las con-ductas seguidas por los animales, puede observarse ya unprincipio de terapia antibitica: se ha podido demostrar quelamer una herida reduce la contaminacin bacteriana y es-timula su curacin porque la saliva contiene sustancias an-timicrobianas que incluyen, entre otras, tiocinato, nitrato ylisozima.

    Ms tarda es la experiencia emprica, que naci, tal y comosubraya L. Girod, de comprobaciones ocasionales repetidasy del recuerdo y de la conservacin en la memoria colectivade ciertos resultados afortunados obtenidos fortuitamente.Ante la repetida observacin de un hecho frecuente, comola contaminacin de heridas o la presencia de parsitos, al quehabitualmente sigue un cuadro anormal de alteraciones dis-tintas, el hombre primitivo reaccion sin reflexionar por quse produca aquel hecho; se limit a constatar lo que su ex-periencia le mostraba evidente y actu de acuerdo con prc-ticas curativas que en ocasiones semejantes haban resulta-do eficaces. Por algunos vestigios vegetales hallados en lugaresde asentamiento de diversos pueblos primitivos, se ha podi-do demostrar el cultivo de diferentes plantas medicinales yel intercambio que de ellas hacan las comunidades primiti-vas, lo que pone de manifiesto que el hombre aprendi pocoa poco a utilizar las plantas como medio teraputico, aun-que evidentemente se aplicaban sin fundamento y la mayorparte de las veces sin comprensin de los efectos.

    Mediante el mtodo de ensayo-error, el hombre prehist-rico fue encontrando plantas y sustancias minerales que re-sultaban eficaces frente a las infecciones y construy pocoa poco una autntica farmacopea para el tratamiento delos procesos infecciosos basada en conocimientos rudi-mentarios si se quiere acerca de la desinfeccin. As suce-de, por ejemplo, con los aborgenes australianos, de los cua-les es bien conocido el uso que han hecho desde los tiemposms remotos de las hojas de t para tratar heridas, morde-duras y todo tipo de infecciones cutneas. Curiosamente,en el primer tercio del siglo XX, antes de los descubrimien-tos de las sulfamidas y los antibiticos, el aceite del rbol delt se emple muy profusamente en la mayora de los pasesorientales al descubrirse que tena un poder antisptico mu-cho ms elevado que el fenol.

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    Al principio estos remedios teraputicos se utilizaban tal ycomo los ofreca la Naturaleza; ms tarde se comenz a re-ducir su tamao para facilitar su administracin y aplicaciny a mezclar sustancias medicinales con alimentos como laleche, la miel, la grasa o los frutos, que sirven de vehculos.Cuando dispuso del fuego, el hombre ya pudo hacer prepa-raciones medicamentosas para uso externo o interno, dan-do lugar as a las primeras formas farmacuticas.

    Con el paso del tiempo, el hombre pas de nmada a se-dentario y comenz a pensar en el pasado y en el futurotratando de explicarse los hechos y el porqu de las enfer-medades; entonces surgi el concepto de castigo divinocomo causa de ellas y la magia primero y la religin des-pus se unieron al empirismo en el tratamiento de las en-fermedades. As, el hombre neoltico formul explicacionessobre la vida humana y puso en marcha procedimientos ri-tuales para curar las enfermedades. La concepcin mgico-religiosa tampoco se fundamentaba en el conocimiento dela accin del remedio teraputico utilizado, sino en la fe delenfermo en la virtud mgica del mismo y en la interven-cin de los dioses a travs del sanador.

    No obstante, en las culturas arcaicas se aprecia ya una cla-ra diferenciacin entre las enfermedades infecciosas (sobretodo las epidmicas) que podan tener un origen sobrena-tural enviadas por los dioses como castigo por los pecadosdel hombre, por los dioses eran curadas y aquellas otrasque podan deberse a causas naturales y, por tanto, ser tra-tadas con remedios naturales. Adems, en la mayora pue-de apreciarse ya una teraputica objetiva. Como ejemplos,baste citar los siguientes: una tablilla sumeria del ao 2150a. C. muestra cmo los mdicos mesopotmicos lavaban lasheridas con cerveza, que, como es sabido hoy, contiene prin-cipios activos contra los estafilococos dorados, mientras quela poblacin parece que utilizaba un preparado similar aljabn; los papiros egipcios muestran el uso que hacan losantiguos pobladores del valle del Nilo de diversos antibi-ticos naturales, como el ajo, la cebolla, el aloe vera, etc.,as como de la levadura de cerveza para el tratamiento delas heridas y de ciertos preparados minerales: cobre emple-ado en el tracoma, antimonio utilizado en la lepra e in-cienso, cuya combustin produce cido fnico, sustanciacon la que se inici la moderna era de la antisepsia; por otra

    parte, es bien conocido que los mdicos de la antigua Chi-na conocan ya la prctica de la antibiosis en el tercer mi-lenio a. C. y aplicaban la cscara enmohecida de la soja enel tratamiento de diversas infecciones dermatolgicas, intu-an el contagio de la tuberculosis, a la que trataban con dis-tintos remedios, y aplicaban el aceite de chaulmoogra en eltratamiento de la lepra; en el Israel bblico era corriente eluso del hisopo, planta en la que, a principios del siglo XX, sedescubri el Penicillium notatum, posterior fuente de com-puestos penicilnicos; por ltimo, de los pueblos precolom-binos proceden la zarzaparrilla, el guayaco o palo santo, laquina, el mastuerzo y otras muchas plantas utilizadas duran-te mucho tiempo para combatir diferentes enfermedadesinfecciosas.

    Aunque tiene sus antecedentes en la actitud racional de losgriegos ante la enfermedad (qu es el enfermo, qu es elremedio y por qu se hace lo que se hace) y en el empiris-mo racionalizado de los siglos XVI-XVIII, el verdadero cono-cimiento cientfico de la enfermedad comienza en la segun-da mitad del siglo XIX, sobre todo a partir del establecimientopor parte de L. Pasteur y R. Koch del origen microbiano delas infecciones y del enorme despliegue de la farmacologa,que trajo consigo una nueva forma de curar basada en unateraputica cientfica.

    Antes, a lo largo de la Edad Media y del Mundo Moderno,la medicina hipocraticogalnica tuvo, en relacin a la tera-putica, a Dioscrides como el gran referente. En su famo-sa y varias veces reeditada Materia medica describe un buennmero de plantas para el tratamiento de las enfermedadesinfecciosas, en algunas de las cuales se han podido caracte-rizar sustancias con propiedades antimicrobianas; es el casode la barba de capuchino o musgo de los rboles (Usneabarbata), que contiene cido snico, secante y antispticoque ha demostrado poseer propiedades antibiticas y cuyoempleo fue recomendado tambin por los mdicos rabes du-rante la Edad Media; o del aloe vera, uno de los clsicosejemplos entre las plantas medicinales cuya eficacia terapu-tica se conoci mucho antes de que los investigadores mo-dernos dieran respuesta a sus cualidades antimicrobianas yestimulantes del sistema inmunitario. Segn Dioscrides, elvino de arrayn (mirto) cura las viruelas, las lceras ptri-das y los odos que manan materia; el ajo es eficaz en los

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    problemas intestinales, mientras que las preparaciones deQuercus sanan las llagas malignas y son tiles contra la ble-norragia y el terebinto sirve para sanar la sarna y otras in-fecciones de la piel. Al Dioscrides, continuamente reno-vado, se unieron, como acontecimientos fundamentales enla evolucin de la teraputica antimicrobiana, las aportacio-nes de Fracastoro y Paracelso.

    La mentalidad etiopatolgica, basada fundamentalmenteen la teora del germen de L. Pasteur, en las famosas reglasque R. Koch estableci para poder afirmar que tal micro-bio es el verdadero causante de tal enfermedad y en elaserto de E. Klebs de que la enfermedad es siempre infec-cin dependiendo el cuadro clnico correspondiente delgermen infectante, provoc un cambio fundamental en lamanera de concebir la enfermedad y su tratamiento en el l-timo tercio del siglo XIX. A partir de ella, el gran investiga-dor alemn P. Ehrlich pudo abrir un nuevo camino para eldesarrollo de la farmacologa con el inicio de la teraputi-ca experimental. Patogenia y teraputica quedaban as in-disolublemente unidas en la historia de la Medicina.

    En el prlogo a una de las primeras obras acerca de los an-timicrobianos editados en Espaa tras el descubrimiento dela penicilina, realizado por F. Bustinza, el profesor GregorioMaran hace una glosa de los cien aos que condujeron ala introduccin clnica de la penicilina:

    No lo olvidemos. En estos cien aos hemos visto na-cer la antisepsia, con Lister, el gran precursor ingls; yel inmenso edificio de la Bacteriologa, con Pasteur; ycon l y con Koch, Behring, Roux y Calmette, los vas-tos recursos de naturaleza vaccinal y suerolgica con-tra las infecciones; (...) hemos asistido a la aurora de laQuimioterapia, en la primera decena de siglo, en el pe-queo laboratorio de Ehrlich, rodeado de frondas, jun-to al Maine, con su salvarsn, que inicia el comienzode la desaparicin de la sfilis; cuando la guerra actualiba a estallar y se movilizaban las masas de hombresarmados y las ruidosas mquinas de destruccin, enlos mismos das surgan a la otra orilla, en la de la pazy el bien, las sulfamidas, que en unos cuantos aos ha-

    ban salvado muchas ms vidas que todas las queintilmente han destruido los medios blicos; y, porfin, ahora mismo, en plena destruccin de Europa, Flo-rey ampla las investigaciones realizadas en los aos1928-1932 por Fleming el gran bacterilogo descu-bridor de la penicilina y pone de relieve las virtudes te-raputicas de este nuevo medicamento que en nues-tras horas luctuosas redime al hombre del pecado desu crueldad; porque entre los caones y los lanzallamasse insina, como un milagro de misericordia, su ben-fica, callada y salvadora accin (...). Y todo esto ha sidopresenciado por una sola generacin, como la ma.

    El verdadero conocimiento cientfico de la enfermedad comenz en la segunda mitad del siglo XIX con el establecimiento por parte de

    L. Pasteur y R. Koch del origen microbiano de las infecciones. Retrato de L. Pasteur.

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    EL CALDO DE CULTIVO DE LAANTIBIOTERAPIA CIENTFICAA lo largo del siglo XIX se produjeron dos hechos de importan-cia capital en el desarrollo cientfico de la teraputica antimi-crobiana. En primer lugar, la constitucin de la Microbiologamdica como disciplina cientfica, que permiti la construccinde una etiologa de base experimental y, como consecuencia,la consolidacin de la mentalidad etiopatolgica, cuyo mxi-mo exponente es la teora microbiana de la enfermedad. En se-gundo lugar, el nacimiento y la rpida evolucin de la farma-cologa cientfica a partir de los trabajos experimentales de R.Buccheim y O. Schmiedeberg que permitieron reducir la asom-brosa complejidad del organismo biolgico a sus componen-tes elementales de carcter fisicoqumico y conocer con rigu-rosidad la relacin existente entre la composicin qumica deun frmaco y su accin en el organismo.

    La culminacin lgica de los resultados de la teraputica mo-derna fue la Quimioterapia sinttica, es decir, la produccinen el laboratorio no slo de los principios activos de los pro-ductos naturales, sino tambin de sustancias qumicas noexistentes de forma espontnea en la Naturaleza. Las inves-tigaciones de P. Ehrlich tendentes a la bsqueda y consecu-cin de sus famosas balas mgicas (magische kgeln) mar-can la cumbre de este proceso, pero el punto de partidapodemos situarlo en J. Henle, quien en 1840 defendi desdeun punto de vista cientfico el origen microbiano de las en-fermedades contagiosas y la especificidad de los grmenes.

    Algo despus, J. Davaine describe el bacilo causante del car-bunco (1855) y produce experimentalmente la enfermedad(1860). Por esas mismas fechas, L. Pasteur mostr la interac-cin entre un Penicillium y algunas bacterias y seal que lasbacterias (infusoria) no se desarrollaban en un caldo de cul-tivo cuando estaba presente el Penicillium. Sera tambin L.Pasteur quien descubriera la vida anaerobia, desmintiera me-diante pruebas experimentales la teora de la generacin es-pontnea, demostrara la teora microbiana de la infeccin yformulara la ley fundamental de la accin antibitica.

    Sin embargo, las reticencias a aceptar el papel de los grme-nes patgenos en las infecciones y su transmisin erantodava muy fuertes y numerosas. Buena prueba de ello fue

    lo ocurrido con los trabajos independientes de I. Ph. Sem-melweis (1847) y O. W. Holmes (1843) acerca de la demos-tracin del carcter infectocontagioso de la fiebre puerpe-ral. El simple lavado con un desinfectante de las manos delos mdicos y las comadronas que atendan a las parturien-tas el primero en emplearse fue el hipoclorito clcico con-sigui reducir extraordinariamente (del 10 al 1%) la tasa demortalidad en las maternidades.

    No obstante, la crticas y oposiciones a los trabajos de ambosinvestigadores fueron tantas, que Semmelweis sufri gravestrastornos psiquitricos y muri prematuramente, mientrasque Holmes, que vivi lo suficiente para comprobar que su te-ora era acertada, tan slo tuvo el recurso de denunciar lacerrazn de sus eminentes colegas: parece que la lgicamdica ni se ensea ni se prctica en nuestras escuelas.

    En 1874 el mdico y darwinista ingls W. Roberts describi laspropiedades antibiticas de ciertos cultivos de hongos (Peni-cillium glaucum) contra las bacterias, introduciendo as en mi-crobiologa el concepto de antagonismo. Poco antes, J. Bur-don (1870), J. Lister (1871) y J. G. Polichnov (1872), y pocodespus, J. Tyndall y T. Huxley (1875), publicaron observacio-nes similares y la idea del antagonismo, no slo como fenme-no biolgico sino tambin como aplicacin a la teraputica, fuecreciendo en la bibliografa cientfica. Sobre el trabajo de Lis-ter escribira A. Fleming una vez descubierta la penicilina:

    Lister tuvo idea de la penicilina, pero cultiv unmoho inadecuado o bacterias inadecuadas o las doscosas. Si la suerte se hubiera mostrado amable conl, la historia de la Medicina hubiera sido otra y Lis-ter habra visto en vida lo que siempre haba busca-do, un antisptico no txico.

    En 1877 se produjo un hecho de gran trascendencia para eldesarrollo posterior de la teraputica antimicrobiana por lasimplicaciones prcticas que el fenmeno poda tener. L. Pas-teur y J. Joubert notaron que los bacilos del ntrax crecanrpidamente cuando se inoculaban en orina esterilizada, perono se multiplicaban y moran pronto si una de las bacteriascomunes del aire se introduca al mismo tiempo en la orina.Este experimento produjo resultados similares en animales,y en su trabajo Charbon et septicemie ambos autores expli-caban el antagonismo observado comentando que la vida

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    destruye a la vida y declarando que esta observacin po-dra significar una gran promesa para la teraputica:

    La orina neutra o ligeramente alcalina es un medioexcelente para el bacilo (), pero si uno de los mi-croorganismos aerobios corrientes se siembra al mis-mo tiempo, el bacilo del carbunco se desarrolla slopobremente y muere ms pronto o ms tarde. Es unhecho notable que se llegue a observar este mismofenmeno en el cuerpo, aun en aquellos animalesms susceptibles al carbunco, lo que conduce alasombroso resultado de que se pueden introducircon profusin en un animal los bacilos del carbun-co sin que se desarrolle la enfermedad (). Estos he-chos tal vez justifican las ms amplias esperanzaspara la teraputica.

    En los aos siguientes a la publicacin de Pasteur y Joubertaparecieron gran nmero de artculos que indicaban la ca-pacidad de las bacterias superiores, los mohos y los hongospara destruir ciertas bacterias, con lo que algunos autorespasaron al terreno de la prctica: Cantani (1885) emple uncultivo de Bacterium thermo para tratar un caso de tuber-culosis pulmonar; R. Emmerich y O. Low (1889) utilizaroncon fines teraputicos la piocianasa, sustancia antibiticaobtenida de Pseudomonas aeruginosa que inhiba cocos ybacilos patgenos (difteria, clera, peste, etc.), que desper-t gran inters y que fue ampliamente utilizada en las dosdcadas siguientes; R. Koch (1890) introdujo la tuberculinano como prueba de sensibilidad tal y como se la conoce hoy,sino como tratamiento antituberculoso especfico, consisten-te en un extracto glicerinado obtenido de cultivos puros delbacilo tuberculoso (linfa de Koch); y, finalmente, Pasteurintrodujo la vacunacin una vez descubierto el fenmeno dela atenuacin microbiana (1879).

    Mientras tanto, en el ao 1889 M. Vuillemin, en un trabajotitulado Antiboise et simboise, cre el trmino antibiosis paradescribir la lucha entre los seres vivos para lograr la super-vivencia. Diez aos ms tarde, M. Ward adapt esta palabrapara describir el antagonismo microbiano. En 1891, E. Kleinplante cuatro formas principales que podan utilizarse en lalucha contra las bacterias: antagonismo qumico ofrecidopor los tejidos sanos, accin germicida de la sangre y jugostisulares de animales no susceptibles a la multiplicacin de

    bacterias patgenas, antagonismo entre las bacterias y sus pro-pios productos qumicos y antagonismo de una especie y susproductos qumicos frente a otras especies.

    En 1895, V. Tiberio observ la accin antibitica de diferen-tes extractos de mohos (Aspergillus, Mucor, Penicillium)frente a diversos microbios in vitro (bacteridia, bacilo tfi-co, colibacilo, vibrion colrico y estafilococos) e in vivo (en-sayos con conejos inoculados con bacilos tficos colricos);y en 1896 E. A. Duchesne atribuy esta accin a la produc-cin de determinadas sustancias txicas. Ese mismo ao, B.Gossio utiliz por primera vez el hongo P. glaucum en un in-tento fallido de producir una sustancia antibacteriana, y elpropio Duchesne hizo notar que algunos grmenes patge-nos, como el bacilo de Eberth, podan ser inhibidos inclusoin vivo por Penicillium.

    Paralelamente a las investigaciones sobre el antagonismo yla antibiosis, se produjeron una serie de hechos relevantesen el abordaje de las infecciones quirrgicas y en el desarro-llo de la teraputica quimioterpica o no etiolgica.

    Hasta finales del siglo XVIII la ciruga haba sido una aven-tura (P. Lan) en la que, a pesar de algunas voces discrepan-tes que abogaban por la ciruga limpia, como las de A. Paro B. Hidalgo Agero, se segua manteniendo la teora mias-mtica de la infeccin y la prctica de intervencin basadaen el pus loable. La revolucin quirrgica del siglo XIX, quederrib las barreras del dolor y la hemorragia, no pudo ven-cer la de la infeccin hasta que no se dispuso de una expli-cacin cientfica de la misma, lo que fue obra del gran ci-rujano britnico J. Lister, iniciador de la era de la antisepsia.

    Despus de varios aos de investigacin, J. Lister rechazde plano la teora del pus loable, segn la cual la supura-cin se consideraba una parte inevitable de la cicatrizacinde las heridas. Partidario de la teora de los grmenes am-bientales como causa de la infeccin y de las brillantesinvestigaciones de L. Pasteur acerca de la doctrina micro-biana, el planteamiento de Lister era muy simple: puestoque Pasteur haba demostrado que las sustancias putresci-bles podan preservarse de la putrefaccin evitando la lle-gada de grmenes a ellas, se poda impedir la putrefaccinde los tejidos heridos o escindidos quirrgicamente destru-yendo los microbios y evitando que entrasen en las heridas.

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    Lister escogi el cido fnico tras experimentar otras sus-tancias como antisptico. Despus de un par de ensayosfallidos, realiz su primera operacin con xito en agostode 1865. Un ao despus aplic su principio antisptico alsaneamiento de abscesos y tumores malignos. Los resulta-dos alcanzados con la pulverizacin de cido fnico en la salade operaciones y la aplicacin de pomada fenicada en las he-ridas fueron publicadas en The Lancet en 1867, creando asen sus colegas una mezcla de admiracin y desconfianza,aunque algunos aos despus el procedimiento se haba po-pularizado, aadindose al cido fnico otros nuevos com-puestos. Mientras Lister agradeca profundamente a Pasteurhaberle mostrado la verdad de la teora de la putrefaccinbacteriana y haberle proporcionado el sencillo principioque ha convertido en un xito el sistema antisptico, G. H.Stromeyer le alababa a l dedicndole estas hermosas pa-labras: Ahora la humanidad te contempla agradecida por loque has logrado en la ciruga al hacer la muerte ms rara ylejana, al oler el glorioso antisptico.

    En 1878, R. Koch demostraba taxativamente el origen mi-crobiano de las infecciones de las heridas accidentales oquirrgicas, lo que condujo a los cirujanos a pensar en evi-tar la entrada de los grmenes y no esperar a la desinfeccinuna vez contaminada la herida.

    Uno de los ms firmes seguidores de Lister, E. von Bergman,cre pocos aos despus la asepsia quirrgica, mtodo ba-sado en un planteamiento preventivo que evita la aparicinde grmenes durante la intervencin quirrgica al operaren un ambiente estril.

    El xito de Lister llev a algunos autores al desarrollo de nue-vos antispticos (iodoformo, cloroformo y solucin de Dakin)y a la bsqueda de desinfectantes para uso interno y exter-no; as, el aceite de mentol fue utilizado en inhalacin parael tratamiento de la tuberculosis, el empleo de inyeccioneshipodrmicas de compuestos fenlicos (creosota y guayacol)fue hacindose cada vez ms frecuente, el aceite de chaulmo-ogra sigui utilizndose contra la lepra, se realizaron ensayoscon el cloruro mercrico uno de los productos, junto con elsulfato de quinina y el yoduro potsico, que entr a formarparte de un mayor nmero de recetas, se introdujo en la te-raputica el rojo escarlata y P. G. Unna plante el empleo deictiol y resorcina en los procesos dermatolgicos.

    Otras interesantes experiencias de la teraputica anticau-sal aunque con cierta carga emprica todava que prece-dieron a las investigaciones de Ehrlich fueron: el uso del pe-brazo, hongo en el que se descubrieron ciertos principiosantibiticos eficaces para combatir la blenorragia y cuyouso se extendi hasta poco antes de la II Guerra Mundial; delpropoli, obtenido de los panales de abeja y con diversas pro-piedades antimicrobianas; y de distintas sustancias antiin-fecciosas contenidas en el nogal.

    As pues, durante las ltimas dcadas del siglo XIX y prime-ros aos del siglo XX se demostr la existencia de diversas sus-tancias antimicrobianas en cultivos bacterianos, algunas delas cuales llegaron a probarse clnicamente, aunque se des-cartaron a causa de su toxicidad. Era la representacin en ellaboratorio del fenmeno natural que cada da se escenifi-ca en los suelos, las aguas y otros hbitats naturales.

    A pesar de los pasos en falso y de la mordaz crtica de G. B.Shaw este final de siglo apesta a cido fnico, el descu-brimiento de la mayora de los agentes productores de lasenfermedades infecciosas y la buena orientacin de las l-neas teraputicas provocaron un elevado optimismo y cris-talizaron con un fundamento cartesiano conocida la cau-sa, se podran eliminar o regular sus efectos en laQuimioterapia antimicrobiana que, algunas dcadas des-pus, desembocara en uno de los logros farmacolgicos demayor trascendencia histrica: los antibiticos.

    La ingente labor de los microbilogos del siglo XIX puede re-sumirse en las palabras de J. Tyndall:

    Por primera vez en la historia de las ciencias tene-mos el derecho de alimentar la esperanza segura ycierta de que, relativa a las enfermedades epidmi-cas, la Medicina ser bien pronto librada del empi-rismo y colocada sobre bases cientficas y reales.

    Mientras, la ruptura con el pasado y la nueva mentalidadcientfica quedan bien reflejadas en las palabras del insig-ne J. Ferrn:

    En la lucha contra los microbios, como en la luchacontra los pueblos, todo es cuestin de tctica y ar-mamento. La que yo aconsejo es moderna, y el arma-mento, de precisin y de grandes y probados alcances.

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    PAUL EHRLICH Y SU FAMOSABALA MGICA

    Ehrlich fue un autntico mago que, al igual que el caza-dor furtivo, trataba de encontrar un dardo mgico que po-seyera una accin selectiva sobre los parsitos, pero fuera ino-fensivo para las clulas del husped que los alberga; unverdadero agente curativo y no una mera sustancia paliati-va. Ehrlich representa al sabio de los albores del siglo XX, elprototipo del creador. Su obra, atrevida, valiente y vanguar-dista, as como su fuerte e impetuosa personalidad, irrum-pieron con gran dinamismo en la comunidad cientficaabriendo todos los caminos hacia el mundo actual. Su con-tribucin en el campo de las tinciones habra sido suficien-te para concederle todo el reconocimiento, pero su obra fuemucho ms all al aportar numerosos descubrimientos en re-as cientficas diversas como resultado de una ingente laborinvestigadora. Sus aportaciones se pueden sintetizar en lossiguientes aspectos: Diferenciacin de la inmunidad activa y pasiva. Estudio de los mecanismos de transmisin de proteccin

    de inmunidad de la madre al feto. Diferenciacin de los linfocitos por estudios morfolgi-

    cos. Estudio de la estructura de la toxina diftrica, a partir de

    cuya investigacin elabor la teora de las cadenas late-rales para explicar la reaccin antgeno-anticuerpo.

    Desarrollo de la teraputica experimental, con la finali-dad de dar respuesta al principal objetivo de la Medici-na: la verdadera curacin del enfermo.

    Bsqueda de la bala mgica a partir de un plantea-miento similar a la reaccin antgeno-anticuerpo: si elfrmaco se fija de forma estable y especfica, hay quebuscar un elemento qumico capaz de fijarse sobre elgermen patgeno y no sobre la clula del husped.

    Paul Ehrlich naci en 1854 y desde su juventud fue estimu-lado por un primo de su madre llamado C. Weigert, famo-so patlogo alemn que introdujo las tcnicas de tincinmicroscpicas con anilina en el estudio de las relaciones en-tre los compuestos qumicos y las clulas humanas. En 1878,sus primeros hallazgos permitieron conocer que el azul de

    metileno tena especial apetencia por las clulas ganglio-nares del conejo, lo cual le llev a pensar que, si exista uncolorante que se fijaba de forma selectiva en los tejidos ani-males, del mismo modo poda haber alguno que lo hicieraselectivamente en los microorganismos patgenos tindo-los y matndolos sin afectar a los tejidos humanos. Esto eralo que l consideraba la bala mgica y comenz su bsque-da en una serie de colorantes con los que tratar a los par-sitos productores de la malaria, que haban sido descubier-tos por A. Laveran.

    En 1889, sus innovadoras tcnicas de tincin ayudaron a vi-sualizar con mayor facilidad las micobacterias tuberculosas.Con estos conocimientos, en los que se fusionaban la Qumi-ca y la Biologa, se establecieron algunos de los fundamen-tos iniciales de la inmunidad y la Quimioterapia. Pronto le vi-nieron el xito, la fama y el prestigio y en 1896 fue invitadoa dirigir el Real Instituto para la investigacin y el ensayo desueros, en las proximidades de Berln.

    Enrgico, dotado de un gran entusiasmo a veces con acti-tudes juveniles, siempre atrevido, poseedor de un elevadosentido del humor y con un proceder cientfico que oscila-ba entre el mtodo y la anarqua, P. Ehrlich era la imagen delgenio. Las claves del xito las cifraba en las cuatro G: Geduld(paciencia), Geskhick (habilidad), Geld (dinero) y Glck (suer-te). La mayor suerte le alcanz cuando en 1906 fue nombra-do director del Instituto Speyer de Quimioterapia, un cen-tro muy bien financiado y equipado.

    Ya en 1891 D. L. Romanovski haba comprobado que se po-dan teir selectivamente las formas eritrocticas de los Plas-modium vivax. Eran tiempos en los que se trabajaba en elespinoso campo de la parasitologa sin contar con mtodosde cultivo in vitro. En 1902 se dio un paso de gigante con latcnica de A. Laveran y F. Mesnil, que permita transmitir aratas las enfermedades tripanosmicas manteniendo in vivoa los microorganismos. La enfermedad del sueo era un te-rrible problema para el desarrollo del continente africano.

    En 1904 Ehrlich realiz un trabajo, en colaboracin con K. Shiga, utilizando tripanosomas, sobre los que probaronunos colorantes benzopurpurnicos que permitieron demos-trar la utilidad y escasa toxicidad del rojo tripn. Posterior-

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    mente, surgiran el azul tripn y el violeta afridol, cuyaeficacia en ratas y ganado afectados de tripanosomiasis fuecomprobada por F. Mesnil y Ch. Nicolle (1907).

    Ehrlich prosigui con el verde malaquita y el tripn-fla-vina ms conocido como acriflavina, defini las resis-tencias y expuso una teora quimiorreceptora en la accinde los frmacos fundamentada en la presencia en los com-puestos quimioterpicos de dos grupos qumicos, uno fija-dor o haptforo y otro parasiticida o toxforo.

    Ms tarde Ehrlich se decidi por los compuestos orgnicosarsenicales y descubri el atoxil (sal sdica del cido arse-nical), considerado entonces una anilina del cido arseni-cal. De l obtuvo gran cantidad de sustancias derivadas, queculminaron en 1909, en colaboracin con S. Hata, con elensayo que haca el nmero 606. Hata haba desarrollado unmtodo de inoculacin de treponemas en conejos y en ellosse experiment con un marcado xito el nuevo preparado,que responda al nombre cientfico de clorhidrato de para-dioximetadiaminoazobenzol.

    Ehrlich anunci el descubrimiento de su bala mgica en1910: Resulta con toda evidencia de estos experimentosque se puede destruir a las espiroquetas absoluta e inmedia-tamente con una sola inyeccin. Despus de describir dis-tintos casos de curaciones de personas a las que la sfilis ha-ba convertido en autnticas piltrafas humanas y estabana dos pasos de la muerte, Ehrlich denomin al preparadorecin descubierto salvarsn (el arsnico que salva) y pos-tul su teora: El compuesto 606 se combina qumicamen-te con las espiroquetas y las mata; en cambio, no reaccio-na con el cuerpo humano, siendo sta la causa de suinocuidad. En 1914 incorpor el derivado 914, al que llamneosalvarsn, de similar eficacia y menor toxicidad y queequivala a la condensacin del salvarsn con el aldehdobisulfito sdico.

    Si recordamos, por una parte, el alto porcentaje de la pobla-cin europea que a principios de siglo padeca directa o in-directamente la sfilis o sus secuelas y, por otra parte, lamentalidad etiopatolgica dominante en Medicina desde laformulacin de la teora del germen, se comprende el im-pacto de los estudios de Ehrlich en los investigadores y enla prensa especializada de la poca, hasta el punto de apa-recer como el sabio que ha sabido convertir el rejalgar enel 606, el veneno en remedio, la enfermedad en salud, lamuerte en vida. Sorprende adems que este personaje, conun reducido equipo, fuera capaz de hacer tantas cosas en tanpoco tiempo. Es un hecho que excepcionalmente se repiteen la Ciencia, pero para l slo se trataba de un instante debuena suerte frente a siete aos de desgracias.

    Con Paul Ehrlich se inici no slo la edad de oro en el tra-tamiento de las enfermedades infecciosas, sino tambin unanueva y fructfera etapa en el desarrollo de la farmacologa:el de la teraputica experimental, que resolva la insuficien-cia de la farmacologa experimental de Buccheim y Schmie-deberg. Frente a la experimentacin con animales sanos,Ehrlich plante la experimentacin con animales que pa-decan la misma enfermedad que se trataba de curar en elhombre. Tras compartir el premio Nobel de Medicina conMetchnikoff en 1908, su vida finaliz en 1915, con pocoms de 60 aos pero habiendo legado una inconmensura-ble obra y, lo que es ms importante, habiendo trazado elprincipal camino para la teraputica antimicrobiana.

    Paul Erhlich en su laboratorio.

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    FLEMING: DE LA LISOZIMAA LA PENICILINA

    Una vez traspasado el zagun de la Inmunologa y la Qui-mioterapia con los trabajos de P. Ehrlich y su famosa bala m-gica, Alexander Fleming (1881-1955) fue el cientfico queabrira de par en par las puertas de la teraputica antimicro-biana, al tiempo que se convertira en un hombre y en unnombre de leyenda.

    A los 20 aos, A. Fleming consigui una beca para la Escue-la de Medicina del Hospital Santa Mara de Londres y cincoaos despus entr a formar parte del equipo del bacteri-logo A. Wright en el Departamento de Inoculaciones. En1908 se licenci, obteniendo la medalla de oro de la Univer-sidad de Londres. Nombrado profesor de Bacteriologa, en1928 pas a ser catedrtico de esta disciplina, puesto que de-sempeara durante otros 20 aos.

    La carrera profesional de Fleming est plagada de numero-sos e importantsimos hallazgos. Incansable investigador,prob con xito la administracin de salvarsn para tratarla sfilis, cuya publicacin en The Lancet (1911) hizo crecerconsiderablemente su celebridad. Pero Fleming no se dedi-caba exclusivamente a una cosa, sino que diversificaba susocupaciones mdicas atendiendo a las ms variadas enfer-medades, como, por ejemplo, la tuberculosis.

    Cuando en 1914 comenz la I Guerra Mundial, el Estado Ma-yor ingls decidi crear en Boulogne (Francia), a donde sehaban trasladado las tropas inglesas, un hospital donde seinvestigasen nuevas tcnicas de ayuda a los heridos. All fuela plana mayor del Departamento de Inoculaciones para es-tudiar sobre el terreno las heridas spticas de la guerra y de-sarrollar posibles terapias. Su participacin en este conflic-to fue decisiva en su carrera profesional, pues le permitidesarrollar las investigaciones sobre las heridas infectadas, enlas que centr sus esfuerzos. Perturbado por los altos ndi-ces de soldados muertos y de heridas infectadas, Fleming co-menz a cuestionarse la efectividad del tratamiento de cier-tas dolencias con los antispticos que estaban emplendosepor entonces. Tras una serie de estudios brillantes, demostr

    que algunos antispticos perjudicaban ms que sanaban, yaque mataban clulas del sistema inmune, facilitando de estaforma un aumento de la infeccin. Manifest la necesidad delimpiar las heridas abiertas con suero salino con el fin deprovocar la exudacin de los tejidos circundantes de la he-rida al empujar las bacterias hacia afuera, as como la deaflojar cada cierto tiempo los torniquetes interruptores de he-morragia que se solan aplicar sobre la herida para evitar lafalta de oxigenacin, que reduca la capacidad defensiva delpropio organismo frente a los patgenos.

    Otro importante estudio de Fleming fue el desarrollado paratratar de determinar el agente patgeno causal de la terribleepidemia de gripe que afect a Europa y Amrica a partir deagosto de 1918, meses antes del fin de la I Guerra Mundial.Junto con Clemenger, concluy que el agente etiolgico dela gripe no era el bacilo de Pfeiffer (posteriormente denomi-nado Haemophilus influenzae), tal como estaba aceptado porla comunidad cientfica en ese momento; sin embargo, susinvestigaciones no pudieron pasar de simples observaciones,ya que pronto fue enviado de regreso a Inglaterra. En 1919,dos bacterilogos japoneses estudiaron cultivos del bacilo ydemostraron la inviabilidad de reproducir la gripe con su ino-culacin; meses despus se averigu que la epidemia estabacausada por un virus y que la presencia secundaria de agen-tes bacterianos en los enfermos se deba a la facilidad que lagripe les ofreca para penetrar en el organismo debilitado.

    Fleming termin por acreditarse como uno de los bacterilo-gos ms experimentados del momento al publicar numerososartculos en los que expuso las investigaciones desarrolladasen poca de guerra, incluido el estudio que realiz sobre el pro-blema de las transfusiones, un mtodo entonces incipiente.

    El primero de los dos grandes descubrimientos de Fleming,la lisozima, tuvo lugar en 1922, cuando puso de manifiestoque la secrecin nasal y las lgrimas posean la facultad dedisolver determinados tipos de bacterias. Prob despus quedicha facultad dependa de una enzima activa presente enmuchos de los tejidos corporales, aunque de actividad res-tringida a los organismos patgenos causantes de las en-fermedades. Pese a esta limitacin, el hallazgo se revel al-tamente interesante, puesto que demostraba la posibilidadde que existieran sustancias que, siendo inofensivas para las

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    clulas del organismo, resultasen letales para las bacterias (re-curdese la famosa bala mgica de Ehrlich).

    La lisozima es el precedente ms importante del descubri-miento de la penicilina por cuanto constituye el mejor en-trenamiento y deja el camino especialmente preparado.

    Se cita la casualidad de un da en el que Fleming descubreel aclaramiento de cultivos bacterianos por la accin de unagota de fluido nasal (1922). La interpretacin inicial de queestaba ante un fenmeno descrito previamente por Twort yDHerelle de aclaramiento por bacterifagos le despist ini-cialmente, pero, lanzado a un estudio exhaustivo del fen-meno, estableci unas etapas con las que adquiri una am-plsima experiencia.

    Fleming inici una febril actividad investigadora que paspor el estudio del moco de numerosas personas y animalesde las ms variadas especies, por la investigacin anecd-tica en muchos casos de las lgrimas de voluntarios llo-rones y por el anlisis de otros muchos materiales. De to-dos estos experimentos lleg a la conclusin de que la materiams rica en lisozima es la clara de huevo y, tras revisar lasteoras de Metchnikoff acerca de la fagocitosis, comprobque la lisozima era una de las armas que utilizaban losleucocitos para luchar contra los microbios y destruirlos. Elinters cientfico de los estudios de la lisozima fue enormey permiti, entre otras cosas: Verificar la actividad antibacteriana de la lisozima so-

    bre numerosas especies, estableciendo el espectro de ac-cin (utiliza una especie de replicador con el que seadelanta a los actuales).

    Caracterizar el agente como una enzima, denominadapor Wright con el malestar de Fleming como lisozi-ma (activa sobre el microorganismo lisado Coccus AFcon el que trabajaba Fleming y que Wright llam Mi-crococcus lysodeikticus, trmino de su invencin queen griego significa indica lisis).

    Conocer las caractersticas farmacocinticas tras su ad-ministracin por va general.

    Aunque la lisozima se elimina muy rpidamente y da pro-blemas alrgicos, Fleming tom conciencia de que estabaante el antisptico natural que, administrado por va

    general, no daa los tejidos y s las bacterias. Era un paso degigante hacia la nueva bala mgica. Sin embargo, l mis-mo describe la rpida prdida de actividad o acostumbra-miento, premonitorio de lo que ocurrir despus a otra es-cala: el problema de las resistencias bacterianas.

    Con la lisozima queda expedito el paso a posteriores estu-dios de otras sustancias. El screening de muestras, la defi-nicin de espectro, la caracterizacin de las propiedades far-macocinticas, incluso la resistencia, son prueba de ello.Fleming fue consciente de la importancia de la lisozima,pero la divulgacin de su trabajo resaltando los problemasy las dudas sobre sus indicaciones y su futuro llev al escep-ticismo a los cientficos de la poca. Una situacin idnticale ocurrir con la penicilina.

    Los episodios ms importantes relacionados con Fleming yla lisozima fueron: 1921: Fleming observa la capacidad bacterioltica del

    moco. 1922: junto con Allison, enva un artculo a la Royal So-

    ciety, que es rechazado. 1924: publica en Procedures of Royal Society un artcu-

    lo acerca de la presencia de lisozima en leucocitos y dacuenta de su escasa toxicidad, muy inferior a la de los an-tispticos. Publica en The Lancet la actividad antibacteriana de laclara de huevo.

    1926: publica en British Journal of Experimental Pat-hology su experiencia acerca de las diferentes condicio-nes de administracin y el poder bactericida de la san-gre. Fichaje de F. Ridley, que fracasara en el intento depurificacin de la lisozima.

    1927: publica en British Journal of Experimental Pat-hology sus observaciones y reflexiones sobre las resis-tencias a la lisozima.

    En 1927, Fleming recibi el encargo de preparar un captu-lo, entero acerca de los estafilococos para un libro de Bac-teriologa. Como le sola ocurrir a menudo, ante un com-promiso de este tipo volc toda su actividad en trabajar condichos microorganismos en el laboratorio para obtener ex-periencia, fotos, esquemas, etc. antes de irse de vacaciones.En julio de 1928 apart una torre de placas de estafiloco-

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    cos para seguir trabajando despus del verano y a su vuel-ta, en los primeros das de septiembre, revisando las placasque haba apartado, observ sus caractersticas como hacasiempre y encontr el famoso hongo contaminante inhibi-dor de los estafilococos.

    No se trataba de una simple casualidad ya que, con su ex-periencia en fenmenos de inhibicin, se dio cuenta de la im-portancia del hallazgo y tom las siguientes decisiones: Toc con un asa el moho y lo envi a su colega La Tou-

    che para que identificara el hongo (el informe con elque equivocadamente se identific con Penicillium ru-brum no le lleg hasta febrero del ao siguiente).

    Hizo pases del hongo para cultivarlo y conservarlo. Sac fotos y ense la placa a todos sus compaeros y

    visitantes del laboratorio, aunque con tan poco entu-siasmo que nadie le dio gran importancia.

    Fij esa misma placa en formol (la muestra se conservaen el Museo Britnico).

    Elabor una descripcin en su diario (con fecha 30 de oc-tubre de 1928 y bajo el ttulo de: hongo inhibidor de es-tafilococos), por la que se conocen todos los puntos an-teriores y de donde se deduce que debi de tratarse dedos meses de actividad frentica.

    Qu sustancia contendra el zumo o jugo de aquel moho queera capaz de disolver o inhibir las colonias de estafilococos?De qu hongo se trataba? Fleming no se limit a observar loque vea, sino que actu inmediatamente y comenz a reali-zar pruebas con el moho; as, pudo comprobar cmo no to-das las bacterias se afectaban de igual manera que los esta-filococos. Remiti el hongo a La Touche, quien lo identificerrneamente como P. rubrum; posteriormente se demostrque se trataba del hongo P. notatum. Fleming sigui traba-jando con el hongo productor de aquella sustancia antibac-teriana, que decidi bautizar con el nombre de penicilina.

    Con la finalidad de disponer de suficiente cantidad de peni-cilina para sus propsitos en el campo de las vacunas, encar-g a dos de sus colaboradores, F. Riddley y S. Craddock, la pro-duccin y purificacin del jugo. Estos investigadoresestablecieron un programa modlico en diferentes etapas parala produccin en grandes frascos en el medio idneo y con latemperatura ptima, as como para la posterior filtracin, con-

    centracin, identificacin y los estudios de estabilidad. A pe-sar de las dificultades y la falta de medios y otros incentivos,consiguieron finalizar el proyecto y realizar la caracterizacinaproximada de la sustancia, pero abandonaron la lnea de in-vestigacin sin lograr estabilizar el jugo. No obstante, en aquelcuarto de litro del caldo que contena cada botella de las quese utilizaban para la preparacin de vacunas estaba la sustan-cia prodigiosa. Segn Craddock: All estaba por fin el anti-sptico de sus sueos, una sustancia que, incluso diluida, se-gua siendo bactericida, bacteriosttica y bacterioltica.

    Es el propio Fleming quien proporciona los detalles tantodel nombre despus de cierta controversia con A. Wright,que propona el nombre de penicilina por su comportamien-to enzimtico como del acontecimiento:

    Se me ha preguntado muchas veces por qu di elnombre de penicilina a tal sustancia. La razn es muysencilla: un moho del gnero Penicillium (una anti-gua designacin botnica) daba origen a una sustan-cia activa. Bast, pues, seguir una prctica ortodoxa

    Alexander Fleming fue el cientfico que abri las puertasde la teraputica antimicrobiana.

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    para dar el nombre de penicilina a dicha sustancia. Enla Farmacologa existen multitud de precedentes: di-gitalina, de la digital; alona, del loe; etc. (...).En 1928, estaba estudiando las variaciones del esta-filococo, y para ello era necesario retirar la tapa de al-gunas placas de cultivo con ciertos intervalos paraproceder a su examen microscpico. Esto, como esnatural, crea el riesgo de que el cultivo se contami-ne por el aire, y a buen seguro uno de ellos fue con-taminado por una espora de Penicillium que germi-n, dando lugar a una colonia. Esta contaminacinen una placa de cultivo con moho no es infrecuente.Ha ocurrido muchas veces, pero particularmente enesta placa el hongo provoc un cambio muy nota-ble: todas las colonias de estafilococos que se halla-ban alrededor del hongo pareca que fuesen desapa-reciendo como si se disolvieran. Esto, para m, era algosin precedentes, y pareca reclamar una investigacin.Lo primero que haba que hacer era obtener un cul-tivo puro del hongo, lo que no ofreca dificultad, ape-lando a los mtodos bacteriolgicos ordinarios. Algu-nas esporas fueron implantadas en un punto cercanoa la periferia de una placa de cultivo en agar corrien-te. Se les dej crecer a la temperatura del ambiente du-rante cuatro o cinco das, en los cuales la colonia lle-g a alcanzar un tamao entre 1 y 2 cm. Entonces sehicieron siembras en estras de diferentes microbios atravs de la placa, desde su borde hasta la colonia delhongo, y se colocaron en la estufa, a 37 C durante la

    noche. Al siguiente da se vio que, mientras algunosde los microbios crecieron directamente hacia el moho,otros fueron inhibidos en su crecimiento a una distan-cia de dos o ms centmetros. Luego, el hongo fue cultivado en medio lquido (cal-do ordinario), creciendo una masa como afieltradaen la superficie y quedando por debajo el lquido en-teramente claro. Se hizo un examen del lquido enintervalos distintos y se encontr que al cabo de unasemana de estar a la temperatura de la habitacintena fuertes propiedades antispticas. El mtodo mssencillo de hacer la comprobacin era el que yo ha-ba empleado anteriormente para la lisozima. Se re-cort un trozo de agar en una placa de cultivo y elhueco as producido fue rellenado por el lquido de cul-tivo del hongo. La superficie fue sembrada con ungermen sensible (estafilococos) y, despus de la in-cubacin, se vio que haba una completa inhibicindel crecimiento del estafilococo en 1 cm o ms alre-dedor del punto que contena lquido de cultivo.Existe, sin embargo, una diferencia que desde el pun-to de vista prctico constituye una distincin importan-te: mientras con la lisozima los grmenes ms fuerte-mente inhibidos no eran patgenos para el hombre, losque resultaron ms sensibles a la penicilina fueron losque nos infectan con mayor frecuencia.Hasta este momento haba descubierto que la con-taminacin por el hongo produca una sustancia bac-teriosttica difusible en el agar que resultaba muy se-lectiva en su accin y que afectaba a muchosmicrobios patgenos.Esto sugiri enseguida la primera aplicacin prcticade la penicilina, cual es facilitar el aislamiento de de-terminadas bacterias en el laboratorio. Al incorporarpenicilina al medio de cultivo, los grmenes penicili-nosensibles resultan completamente inhibidos, entanto que los insensibles crecen libremente. De estemodo resultaba fcil aislar un microbio no sensible ala penicilina entre millares de grmenes sensibles. Lossensibles dejan simplemente de aparecer en el culti-vo. Como es natural, no fue necesario preparar me-dios especiales de cultivo que contuvieran penicili-na. Tambin emple la penicilina para demostrar otrosantagonismos bacterianos en forma espectacular.

    R3S

    CC

    O N CCOO-R3

    R4

    N

    H

    R1

    C

    C

    Estructura bsica de la penicilina.

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    En febrero de 1929 Fleming present una comunicacin enel Medical Research Club y en junio public una memoriade sus investigaciones con la penicilina en la Revista Bri-tnica de Patologa Experimental, donde en el apartadoocho se deca:

    se sugiere que puede ser un antisptico eficaz paraaplicaciones o inyecciones en zonas infectadas por mi-crobios sensibles a la penicilina.

    La presin de su propio grupo llev a Fleming a valorar el usode la penicilina en cuatro enfermos. En el primero, con gastro-enteritis, intent el tratamiento administrando una suspen-sin de hongos en leche tres veces al da; aunque fracas, loms interesante fue la ausencia de toxicidad. El segundo casocorrespondi al tratamiento de una sinusitis rebelde de su co-laborador Craddock, quien en enero de 1929 experiment enpropia carne el uso tpico con extractos del hongo obtenien-do resultados optimistas, al menos para Fleming. El tercer tra-tamiento consisti en la aplicacin de un apsito del produc-to en el mun sptico de una enferma a la que se le habaamputado una pierna, comprobndose el fracaso teraputico.El cuarto paciente otro alumno de Fleming llamado K. Rogersfue tratado por una conjuntivitis neumoccica, que cur trasel lavado con penicilina. Este ltimo caso sirvi para que los of-talmlogos del hospital siguieran utilizando la penicilina enotros pacientes logrando resultados interesantes.

    En ese mismo ao de 1929, 12 nios moran en Australiatras ser vacunados contra la difteria como consecuencia dela contaminacin de las vacunas. Esta tragedia, junto a lostrabajos de Zukerman y Minkwitch, que haban demostra-do en 1925 que el caldo de cultivo de Bacillus mesenteri-cus vulgaris preservaba a los cobayas de la enfermedad, hizoque el bioqumico H. Raistrick se interesase por la extraccinde la penicilina, pero tampoco lo logr. En los aos poste-riores, y en todas sus comparecencias en los medios cient-ficos, Fleming sigui insistiendo en la necesidad de obtenerla penicilina pura y poder crear unas condiciones de empleoadecuadas, aunque no lleg a conseguirlo. As describi elpropio Fleming este perodo:

    La penicilina ha sido la primera sustancia que hepodido encontrar dotada de una accin ms intensa

    sobre las bacterias que sobre los leucocitos, y fueesta circunstancia, ms que ninguna otra, la que lle-g a sugerirme que pudiese ser un tratamiento efi-caz en las infecciones sensibles a la misma. Pero la pe-nicilina en bruto era una sustancia muy inestable.Activa hoy, al cabo de una semana su actividad pue-de haber desaparecido. Antes de poder convertirseen un mtodo teraputico prctico, haba, pues, deser concentrada y estabilizada. No pude conseguir-lo entonces, porque yo era simplemente un microbi-logo que trabajaba en un laboratorio de Bacteriolo-ga de un hospital y careca de ayuda qumicaexperimentada. As fue como en 1929 publiqu losresultados obtenidos hasta aquel momento. Pocodespus, Raistrick, con mi cultivo del hongo, demos-tr que produca penicilina en un sencillo medio sin-ttico que contena slo unas cuantas sales minera-les y algo de azcar. No exista, sin embargo, ningnreactivo qumico para la penicilina y la actividad delos extractos haba de ser evaluada por medios bac-teriolgicos. El bacterilogo que trabajaba con lconsigui un cargo mejor, y Raistrick ya no pudo dis-poner de ayuda bacteriolgica, de modo que publi-c tambin sus resultados y pas a ocuparse de otrosproblemas. Yo no pude concentrar la penicilina porfalta de un qumico. Raistrick fracas por falta deayuda bacteriolgica. Por esta causa medi un lap-so de tiempo de diez aos entre el descubrimiento dela penicilina y el desempolvamiento de su estudiopor el equipo de investigadores de Oxford, capita-neado por Sir Howard Florey. En este tiempo, la to-talidad del ambiente mdico referente a la Quimio-terapia de las infecciones microbianas habacambiado. En 1929 slo exista el salvarsn, con susaplicaciones muy limitadas. Luego haban aparecidolas sulfonamidas, y Dubos haba demostrado que,partiendo de un cultivo bacilar, poda obtenerse unasustancia antibacteriana muy poderosa.

    A pesar de las objeciones que puedan plantersele, Fleming con-sigui mostrar al mundo cmo la inteligencia, la observacine incluso la modestia ante los hechos que son observados porun hombre de ciencia pueden lograr lo que algunas veces nose consigue con grandes recursos tcnicos (P. Lan).

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    DE LAS SULFAMIDAS A LA INTRODUCCIN CLNICADE LA PENICILINA

    Los problemas de inestabilidad, las dificultades econmicasy las noticias procedentes de Alemania sobre los avances deltratamiento de la sfilis con el prontosil Fleming era reco-nocido como experto en la terapia de la sfilis y en los deri-vados de las anilinas no justifican por s solos el olvido dela penicilina durante una larga dcada, pero pueden ayudara comprender el desnimo de Fleming y de su grupo en la con-tinuacin de las investigaciones con la penicilina.

    Pero, fue total el olvido de la penicilina? No exactamente,pues los trabajos de Raistrick se publicaron en 1932 y dos aosms tarde el laboratorio del Hospital St. Marys contrat aotro bioqumico, L. Holt, para que ayudara a Wright y a Fle-ming en sus investigaciones, que, aunque no estaban cen-tradas en la penicilina sino en el desarrollo de vacunas, per-mitieron a este investigador intentar obtener el extractoseco, purificado y estable de la penicilina, cosa que no pudoconseguir. Por otra parte, a pesar del escepticismo de Flemingsobre su penicilina, paradjicamente en varias ocasiones sa-li en su defensa. As, en 1935 respondi a Mc Leod, el in-vestigador del neumococo, que defenda el prontosil: Oiga,yo poseo algo mejor que prontosil, pero nadie quiere escu-charme, y no he podido encontrar ni un mdico que se in-terese por l ni un qumico que me lo purifique.

    En el ao 1936 Fleming particip en el II Congreso Interna-cional de Microbiologa en Londres y en su ponencia descri-bi su descubrimiento y sus aportaciones acerca de la sus-tancia activa del Penicillium y no perdi ocasin de seguirhablando de su penicilina en el viaje que realiz a EstadosUnidos en 1939.

    En cualquier caso, no hay que olvidar que la dcada de lostreinta fue indudablemente la del descubrimiento de las sul-famidas. En 1932 Domagk administr prontosil por va pa-renteral a ratones infectados con estreptococos lograndouna rpida curacin. En 1935 comunic a la Royal Society

    los resultados y logr el premio Nobel de Medicina en 1939.Pero hagamos un poco de historia hasta llegar al descubri-miento de las sulfamidas.

    Se suele citar como primera gran aportacin de los coloran-tes introducidos por A. W. Perkin y F. Hoffman a mediadosdel siglo XIX a la ciencia mdica el primer caso de tratamien-to del paludismo con azul de metileno, realizado por Ehrlich,quien casualmente diagnostic y cur con el citado coloran-te a un marino alemn enfermo. El paludismo poda ser el pa-radigma del empleo de los tintes artificiales. Por esa misma po-ca se pueden encontrar textos con recomendaciones del usodel rojo Congo para el tratamiento del reumatismo poliarti-cular agudo y de la difteria, as como del violeta de gencia-na, utilizado incluso todava hoy como antibacteriano yantifngico en micosis de piel y mucosas, especialmente mu-guet. La imagen de un nio con la boca espectacularmente te-ida de violeta es inolvidable para muchas generaciones.

    Asimismo, desde principios del siglo XX se utiliz el rojo es-carlata en lceras, heridas y quemaduras por su actividadcicatrizante y antiinfecciosa. Posteriormente se sustituy,en un buen nmero de casos, por el amarillo de acridina y,especialmente, por el rojo anaranjado fluorescente o mer-curocromo, derivado mercurial de amplio uso como desin-fectante de heridas. Fue el comienzo de los tintes desinfec-tantes sobre todo los derivados del mercurio y del yodo,que se siguen empleando en la actualidad.

    Pero el colorante que ms impacto tuvo fue el rojo anaran-jado o rojo prontosil. En el I. G. Farben Industrie de Wuppert-hal-Elberfeld se llev a cabo una larga investigacin, que seinici en 1913 con la crisoidina. A G. Domagk, director deeste Instituto, se le ocurri modificar la crisoidina con dife-rentes radicales, entre otros la paraaminobencenosulfonami-da. Con este producto puso en marcha en 1932 un estudio enratas infectadas con un estreptococo hemoltico. Este fr-maco fue ensayado por dos qumicos del centro (F. Mietszchey J. Klarer) y se patent con el nombre de prontosil. Poraquellas fechas la hija de Domagk enferm gravemente conuna infeccin estreptoccica. Ante la desesperacin por lainutilidad de otros tratamientos, Domagk emple el pronto-sil, consiguiendo una rpida recuperacin. Un ao ms tar-de se public el primer trabajo (Foerster, 1933) sobre la

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    eficacia clnica de este frmaco en un nio de 10 meses conuna septicemia estafiloccica grave. En 1935 Domagk presen-t su famoso artculo Ein Beitreg zur Chemotherapie der Bak-terice Infectionen. De este modo, el prontosil se converta enla primera sulfonamida introducida en clnica humana.

    Pronto se obtuvo una gran cantidad de derivados, muchosaparecidos ante la necesidad de salvar vidas durante la II Guerra Mundial. La sulfadiazina, introducida en 1941, fueampliamente utilizada por su escasa toxicidad y tuvo unimportante papel en el desenlace de la gran guerra al sal-var a W. Churchill de una neumona que amenazaba su vidaen un momento crtico del conflicto blico; la sulfaguani-dina se emple en las disenteras bacilares durante las cam-paas del Oriente Medio y Lejano; etc.

    As pues, en los aos anteriores a la generalizacin del usode la penicilina, las sulfamidas fueron los agentes funda-mentales de la Quimioterapia antibacteriana, cambiarondrsticamente la orientacin del tratamiento de las enfer-medades infecciosas y evitaron millones de muertes. En 1949se dispona de ms de 50 formas orales y de uso tpico y, aun-que el advenimiento de los antibiticos redujo considerable-mente su campo de aplicacin, las sulfamidas han seguidoocupando un lugar destacado en el arsenal teraputico delmdico para el tratamiento de algunas infecciones espec-ficas. A mediados del siglo XX el sueo de P. Ehrlich prcti-camente se haba conseguido.

    A los encantos del prontosil no se resisti ni Fleming, quien,salvo en algunos casos, se manifest entusiasta usuario delmismo, especialmente a raz de un hecho fortuito: en 1936un bacterilogo del equipo, Hare, se lesion la mano conun cristal contaminado con Streptococcus y padeci unainfeccin grave, que fue atajada rpidamente con el pron-tosil que Fleming haba obtenido de sus amigos alemanes.Este xito entusiasm tanto a Fleming, que empez a tra-bajar siguiendo las etapas de valoracin, estudio de espec-tro, etc. que haba experimentado con la penicilina. Flemingutiliz el prontosil en algunos enfermos graves y en 1939 pu-blic un interesante trabajo en el que demostraba la efica-cia de esta sulfamida, junto a una vacuna, en ratones in-fectados con neumococos, experiencia que present enNueva York en el III Congreso de Bacteriologa. De esta

    manera, puede observarse cmo mantiene su lealtad a laidea sobre las vacunas de Wright, compatibilizndola consu creencia en la Quimioterapia.

    Cmo lleg a producirse la penicilinaen masa?En 1938, despus de terminar Chain el trabajo sobre el poli-sacrido que destruye la lisozima, comenz a buscar nuevostemas de estudio, pero faltaba el dinero, como suele ocurrircasi siempre. Comentando su preocupacin con Florey, ambosdecidieron solicitar una subvencin a la Fundacin Rockefe-ller, para lo cual Chain redact un memorando donde suge-ra tres clases de estudios. La Fundacin les contest positiva-mente y les concedi una subvencin de 5.000 dlares, queutilizaron posteriormente para poner a punto el laboratorio ypoder as empezar a trabajar. Tras analizar conjuntamente conFlorey qu trabajos podan realizar, decidieron estudiar variostipos de sustancias: una enzima, la piocianina, sustancias an-tibacterianas producidas por los actinomicetos y la penicilina,descubierta por Fleming, que sera finalmente la elegida.

    Sobre la penicilina haba numerosas comunicaciones y de ellase conocan muchos detalles, como su no toxicidad y la po-sibilidad de producirla con relativa facilidad; sin embargo, nose haba podido extraer ni purificar. La afirmacin por partede Fleming y otros investigadores sobre la conservacin de lapenicilina como sustancia activa en el medio original duran-te varias semanas estimul al equipo de Oxford a trabajar conella, inicindose as una serie de trabajos para purificar y pro-ducir penicilina en cantidades suficientes con las que poderrealizar ensayos experimentales vlidos sobre su utilidad te-raputica. Chain se encargara de aislarla y de determinar suestructura y Florey de llevar a cabo las pruebas biolgicas.

    Chain se puso a trabajar a comienzos del ao 1939. Paraello obtuvo una cepa del primitivo moho de Fleming, que leprest una colega suya, ayudante de Dreyer. Tuvo que for-marse, conocer los mohos con los que nunca haba trabaja-do y comprender los resultados que obtena, que no siem-pre eran constantes (unas veces resultaba ser penicilina yotras no debido a las numerosas mutaciones que haba ex-perimentado la cepa de Penicillium notatum cedida por Fle-ming). Se dio cuenta de que la sustancia era muy inestable,de mrame y no me toques, confirmando los resultados de

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    sus antecesores. Decidi buscar a qu se deba la fragilidadde esta enzima, contando para ello con nuevos mtodos,como la liofilizacin, que no tuvieron sus predecesores, Ridd-ley y Raistrick.

    Al liofilizar el lquido de un cultivo de Penicillium, se obtieneun polvo seco formado por unas sustancias, entre las cualesse halla la penicilina, pero otras sustancias son impurezas quela acompaan e impiden que se pueda inyectar. Como Chaincrea que era una enzima, pens que le pasara lo mismo quea los otros investigadores y que no podra extraerla al disol-verla en alcohol absoluto, aunque no por ello dej de pro-barlo y lo intent con metanol. Consigui eliminar parte delas impurezas, pero volvi a obtener una penicilina inestable.No le import demasiado porque saba que volvindola a di-luir en agua y liofilizndola lograra de nuevo la penicilina. Deeste modo obtuvo una penicilina parcialmente purificada.

    Su prisa por comenzar a ensayar con ella le impidi espe-rar a Florey, por lo que consult con Jos Trueta, cirujanoespaol que trabajaba en el Instituto de Oxford, y efectula primera prueba con penicilina con la ayuda de Barnes, dis-cpulo de Trueta, quien inyect 30 mg de la sustancia con-centrada en la vena de un ratn y observ con asombroque no era txica.

    Posteriormente Florey repiti dos veces ms la misma ope-racin y demostr una vez ms que no era txica, confirmn-dose as que ni la penicilina no purificada de Fleming ni laconcentrada de Chain producan reacciones txicas en elratn. No obstante, a diferencia de la de Fleming, la peni-cilina obtenida por el equipo de Oxford posea un gran po-der antibacteriano.

    Ms tarde, ayudados por Hatley, Florey y Chain pusieron apunto un mtodo prctico de extraccin y de purificacinde la penicilina, que fue utilizado por la industria farma-cutica hasta 1946. Al mismo tiempo, Hatley se encarg demedir el poder antibacteriano de la penicilina y demostr queel producto parcialmente purificado era mil veces ms ac-tivo que la penicilina en bruto.

    Florey y sus discpulos continuaron con los experimentos enratones administrando el frmaco intramuscularmente.

    Repitieron sin ningn problema los experimentos de Flemingsobre los leucocitos y justificaron su empleo como agenteteraputico. En mayo de 1940 probaron a infectar a los ra-tones con diferentes microorganismos, como Staphylococ-cus, Streptococcus y Clostridium septicum y observaron congran alegra cmo los animales tratados resistan, mientras quelos controles moran, siendo su conclusin sobre los resulta-dos definitiva: milagrosos o, al menos, prometedores. A fi-nales del mes de junio de ese mismo ao, en plena GuerraMundial, disponan de suficiente penicilina para llevar a caboun estudio decisivo, que realizaron al mes siguiente: infecta-ron con una dosis mortal de estreptococos virulentos a 50ratones blancos y comprobaron que los que recibieron la pe-nicilina, excepto uno, resultaron curados, mientras que losotros murieron. Los experimentos se repitieron y Gardneraadi nuevos microorganismos a la lista de aquellos sobrelos que actuaba la penicilina, particularmente Clostridiumperfringens, productor de la gangrena gaseosa, de gran im-portancia en los tiempos que corran debido a las frecuentesheridas sufridas por los soldados en la guerra.

    En 1940 el equipo formado por E. B. Chain y H. W. Florey lo-graba producir la penicilina pura en polvo. Este equipo y suscolaboradores haban conseguido producir la penicilina puraen polvo, concentrada, estable y, en parte, purificada. El 24 de agosto de 1940 en la revista The Lancet publicaronsus resultados y conclusiones sobre los mtodos de purifica-cin de un nuevo agente teraputico con posibilidades deextraccin a partir de los sobrenadantes de cultivos, que serevelaba muy eficaz en los estudios experimentales por suspropiedades bacteriostticas in vitro, as como por su accinquimioterpica en animales debido a su enorme potencia.

    Fleming, sorprendido por la publicacin, viaj a Oxford ypidi explicaciones a Florey y Chain. Sin hacer apenas comen-tarios, Fleming recibi de Florey una detallada informacin,algunos de cuyos aspectos anot en su diario, probablemen-te en el viaje de vuelta. Poco despus Fleming satisfizo la pe-ticin de una compaa farmacutica, que colaboraba estre-chamente con el Departamento de Inoculaciones del St.Marys Hospital, de obtener el hongo y los datos del equipode Oxford. Sin embargo, el intento de producir penicilina acierta escala fracas, seguramente debido a algn error enel proceso de purificacin de la sustancia.

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    Quedaba ensayar la penicilina en enfermos humanos, para locual se necesitaban grandes cantidades de penicilina lo mspura posible. Hatley, Chain y Abraham se pusieron manos a laobra sin perder ni un minuto; sus conocimientos, intuicin yel estmulo constante entre ellos les llev a conseguir un pol-vo amarillo, una sal de bario que contena 500 unidades Ox-ford de penicilina por miligramo. No resultaba suficiente pararealizar un ensayo en humanos, por lo que pidieron ayuda ala industria farmacutica para poder fabricar penicilina. Apesar de los buenos deseos, las condiciones no eran las msadecuadas; Europa estaba en guerra y la posible ayuda que-d difuminada, por lo que decidieron continuar obtenindo-la con sus propios medios. Florey termin convirtiendo el de-partamento en una lechera, mientras que Hatley incorporla cromatografa y se mejor el mtodo de purificacin y con-centracin de la penicilina, al tiempo que el equipo buscabaa un clnico, C. Fletcher, para iniciar los estudios en huma-nos, que comenzaron con personas voluntarias.

    La seora Akers, con cncer terminal, fue la primera perso-na que accedi a someterse a un tratamiento con penicili-na. La administracin intravenosa del antibitico provocescalofros en la paciente, lo que hizo pensar en la presen-cia de pirgenos en la solucin, por lo que se elimin por cro-matografa selectiva. Asimismo, se pudo observar una elimi-nacin mxima y rpida del producto, lo que no resultababice para su indicacin y uso en el tratamiento de proce-sos graves por patgenos susceptibles.

    El 12 de febrero de 1941 llevaron a cabo el primer ensayoclnico en humanos. El paciente era un polica de Oxford,Albert Alexander, que se estaba muriendo por una infec-cin por Staphylococcus aureus. La respuesta a la penicili-na que se le administr fue buena la sepsis superficial res-pondi bien, pero la escasez de la sustancia, aun recogiendola que el paciente eliminaba por la orina, fue insuficiente parapoder terminar el tratamiento. Como consecuencia de suinterrupcin, el paciente falleci el 15 de marzo.

    A pesar de no conseguir la curacin del enfermo, como hu-biera sido deseable, el caso mostr que la penicilina poda ad-ministrarse durante un perodo de cinco das sin ningn efec-to txico, lo que anim al equipo de Oxford a continuar consu empeo de seguir obteniendo penicilina y realizando

    nuevos ensayos, si bien sobre un nmero muy limitado deenfermos, dada la escasez de antibitico, con lo que demos-traron la accin eficaz y curadora de la penicilina.

    A partir de ese momento el frmaco comenz a aplicarse enseres humanos, pero su uso no se generaliz hasta la II Gue-rra Mundial, cuando la necesidad de curar las heridas de lossoldados hizo que se aplicara en diferentes soluciones.

    En el verano de 1941 Florey y los suyos decidieron pedirayuda en Estados Unidos; para ello Florey y Hatley viajaronhasta all y contactaron con Charles Thom, jefe de la Seccinde Micologa en el Northern Regional Research Laboratory,en Peoria, donde los miclogos, adems de aumentar la pro-duccin de penicilina, buscaron tambin mohos capaces deproducirla. Los investigadores utilizaban todos los mohosque caan en sus manos en busca de la sustancia. Una em-pleada del laboratorio, Mary Hunt, conocida ms familiar-mente a partir de ese momento como Mouldy Mary, les lle-v un da un meln podrido, del que extrajeron Penicilliumchrysogenum, un estupendo productor de penicilina. Mien-tras tanto, la casustica con la penicilina iba en aumento yen una nueva publicacin en The Lancet se referan ya a va-rios casos de pacientes graves, adultos y nios, curados conpenicilina, lo que empez a tener una gran repercusin.

    La cooperacin del Departamento de Agricultura, de variascompaas farmacuticas y de universidades dio sus frutosrpidamente e hizo posible, a partir de 1942, la produccin

    Frascos de penicilina usados por el ejrcito de Estados Unidos durante la II Guerra Mundial.

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    a gran escala de penicilina. A finales de dicho ao estabanya disponibles para su uso ms de 120 millones de unidadesy se realizaron los primeros ensayos teraputicos en la Uni-versidad de Yale y en la Clnica Mayo. La produccin au-ment muy rpidamente y en 1943 empez la comerciali-zacin en Estados Unidos. A principios de 1944 ya habasuficiente cantidad de penicilina para tratar a todos los he-ridos de los ejrcitos aliados en la invasin de Europa.

    Por su parte, Fleming se vio obligado a pedir a Florey, en elverano de 1942, penicilina para tratar el caso dramtico deun amigo que sufra una meningitis estreptoccica. Tras laadministracin de la penicilina primero por inyeccin intra-muscular y luego mediante puncin lumbar, el enfermo curde manera prodigiosa, lo que caus una profunda impre-sin en Fleming: he ah, pues, un hombre que pareca ago-nizante y que algunos das despus de ser tratado con pe-nicilina estaba fuera de peligro. La noticia trascendi a laprensa y apareci en el Times un editorial titulado Penici-llium, en el que se peda a las autoridades que se tomaranmedidas para su obtencin en grandes cantidades, pero nocitaba las contribuciones de Fleming y Florey, por lo quemotiv una carta de queja de A. Wright, convertido ya en cla-ro defensor de las bondades del nuevo antibitico, en la quecomentaba que el descubridor de la penicilina era Fleming.Este hecho motiv que Fleming saltara nuevamente al pri-mer plano de la actualidad, logrando as que las autorida-des sanitarias y la industria farmacutica britnica apoya-ran tambin la produccin industrial de penicilina.

    Pero veamos cmo relata la historia el mismsimo Fleming:

    Florey y Chain revisaron la bibliografa y decidieronque la penicilina era un tema a propsito para traba-jar en l. Obtuvieron mi cultivo y emplearon el me-dio de Raistrick consiguiendo concentrar la penicili-na unas mil veces y, mediante la desecacin delconcentrado, lograron hacerlo relativamente estable. Repitieron nuestros trabajos de laboratorio y amplia-ron ligeramente nuestra lista de microorganismossensibles y no sensibles. Yo haba demostrado que elmaterial no purificado era manifiestamente no txi-co para los animales y los leucocitos. Ellos, a su vez,demostraron que el concentrado era igualmente at-xico. En tanto que yo haba dicho que era bactericida

    al mismo tiempo que bacteriosttico, ellos al princi-pio sostuvieron que era meramente bacteriosttico.Sin embargo, sus propiedades bactericidas han sidodespus ampliamente demostradas. Mi primitiva ob-servacin sobre la penicilina puso tambin de mani-fiesto que poda producir bacteriolisis.Gardner demostr que ejerca un efecto extraordina-rio sobre la morfologa de la clula bacteriana. Pare-ci que interfera con la divisin celular, ya que lasbacterias sensibles, cultivadas en concentraciones d-biles de penicilina, presentaban formas inusitadas. Lue-go el equipo de Oxford demostr sus notables propie-dades curativas en el ratn. Fueron infectados ratonescon estafilococos, estreptococos o con vibrion sptico,infecciones que eran invariablemente fatales. Algunosde estos ratones fueron tratados con unos pocos mi-ligramos de penicilina concentrada y otros quedaronsin tratamiento. Los no tratados murieron en su tota-lidad dentro de las 17 horas primeras y los que fuerontratados curaron todos. He aqu un resultado notable.Entonces lo ensayaron en enfermos con infeccionesspticas y los resultados que obtuvieron pusieron de ma-nifiesto que la penicilina era, sencillamente, el medi-camento quimioterpico ms poderoso conocido. Sentado esto, se trataba ya de un problema de produc-cin. Florey se traslad a Amrica y transmiti sus in-formaciones a las autoridades de aquel pas. All los pro-ductores farmacuticos, estimulados por el Gobierno,emprendieron la fabricacin en gran escala, consi-guiendo de este modo adelantos en varios aspectos. En Gran Bretaa los productores farmacuticos to-maron parte en la campaa, y hubo un franco inter-cambio de informaciones entre los elaboradores deambos lados del Atlntico.Al principio la produccin en gran escala se adaptexactamente a la misma forma que se haba puestoen prctica en el laboratorio de la Universidad deOxford, pero bien pronto se introdujeron modifica-ciones en varios sentidos: en la composicin del l-quido donde era cultivado el hongo, en el mtodode cultivo y en el hongo mismo.

    Pronto se crearon falsas expectativas y se lleg a considerarla penicilina como una droga milagrosa, capaz de ayudar a

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    curar cualquier enfermedad. Esto hizo que se usara de for-ma inapropiada (incluso en situaciones en las que los anti-biticos carecen de efectividad) y que se diera un uso abu-sivo del antibitico. Hoy sabemos que dicho empleoinapropiado de los antibiticos selecciona bacterias mutan-tes resistentes y origina fatales consecuencias en la poblacin.En este sentido, A. Fleming se adelant a los acontecimien-tos al predecir o advertir en una entrevista publicada en elNew York Times en 1945 que el mal uso de la penicilina po-dra llevar a la seleccin y propagacin de mutantes resisten-tes al antibitico. En trminos parecidos se expres en suvisita a Espaa en la primavera del ao 1948 al advertir:

    Si la dosis es demasiado pequea, los grmenes nosucumbirn, y existe el peligro de que resulten habi-tuados a resistir a la penicilina. Una vez que un ger-men determinado ha resultado adiestrado en estaforma para resistir la accin de la droga, no pierdefcilmente esta propiedad. Puede, pues, ocurrir quehaya alguien que se trate inadecuadamente una sim-ple angina con penicilina y con ello adiestre a los gr-menes a resistir la accin teraputica del medicamen-to. Estos grmenes, que han aprendido a ser resistentes,pueden ser luego transmitidos por el primer pacien-te a su mejor amigo, quien puede con ello contraer unaneumona, y por tratarse en esta ocasin de un ger-men resistente, la penicilina carecer de efecto. Deeste modo, el primer paciente, gracias al uso irrefle-xivo de la penicilina, sera moralmente responsablede la muerte del amigo ms querido.

    El eminente G. Maran se sumara a principios de la dca-da de los cuarenta a las alabanzas a la penicilina calificn-dola como nuevo y maravilloso remedio y afirmando quesignificaba el comienzo de una era que, llena de esperan-zas, se abre ante nosotros. La historia de esta nueva era esbien conocida. No obstante, la penicilina de que se dispo-na en aquellos momentos tena sus limitaciones: en parti-cular, haba bacterias resistentes a la misma. Veamos cmoplantea este problema uno de los integrantes del equipo deOxford, E. Abraham:

    Ya en 1940, trabajando con Chain, descubrimos unenzima de Escherichia coli que destrua la penicilina

    de Oxford. Sugerimos entonces que la enzima, a la quehabamos bautizado penicilinasa, intervena en laresistencia de las bacterias que la producan.Incluso antes de descubrirse