la constituciÓn de la fraternidad. v3

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LA CONSTITUCION DE LA FRATERNIDAD Patricio Young Moreau Julio 2021

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LA CONSTITUCION DE LA FRATERNIDAD

Patricio Young Moreau

Julio 2021

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1.- CONSIDERACIONES INICIALES La primera parte de la Convención Constituyente tratará sobre los principios que regirán a la nueva constitución, sin duda la fase más relevante de todo el proceso y sobre la que poco se ha debatido. Para INN es fundamental ir marcando un sello en esta constituyente a través de nuestros convencionales, de tal manera que vaya estableciéndose nuestra identidad y posibilite posicionarnos hacia el futuro político que definamos. Nuestros lineamientos generales siendo importantes no son suficientes para marcar una mayor diferencia con otras listas y la mayoría de los demás constituyentes. Son temas ampliamente trabajados y conversados. Es por ello que he preparado esta propuesta, que quiero poner a disposición de todos los Constituyentes de INN, como un documento de trabajo para ser enriquecido de manera tal que marque un sello y una impronta en la nueva Constitución.

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2.-LOS PRINCIPIOS CONSTITUCIONALES

Los principios constitucionales se consideran el verdadero fundamento de esta gran construcción que es la carta magna. “Los principios constitucionales se refieren a los valores éticos, sociales, legales e ideológicos consagrados en la constitución de una nación, a partir de los cuales se deriva todo el ordenamiento jurídico. Pueden ser llamados también como principios fundamentales.” 1 Este tema en general ha sido poco debatido. La campaña y los debates se han centrado en los cambios estructurales que requiere nuestra sociedad. Sin duda alguna es una reflexión importante y necesaria, pero no suficiente. Sabemos que estos principios son necesarios para interpretar ámbitos en los que existe ambigüedades o vacíos legales y de modo que se asegure el sentido que le dieron los constituyentes a las diferentes normas o mandatos que conforman la nueva Constitución. Recordemos que las Leyes Orgánicas Constitucionales son elaboradas por el Congreso, y por lo mismo, por quienes no han experimentado la misma reflexión y análisis que dan sentido a la nueva carta magna. Cada ley, reglamentos y normas que se redacte, debe ser concordante, contener o respetar estos principios, que son los garantes del pacto social entre los ciudadanos y el Estado. En general en las constituciones hay aspectos comunes, como los que se refieren a los principios democráticos; limitación del poder, igualdad ante la ley, división de los poderes del estado, entre otros y hay principios más propios que responden, de alguna manera, a los valores culturales de cada país.

Existe también el peligro que los principios queden difusos, o que haya tal variedad de los mismos que no fluyan normalmente o que incluso uno se vea limitado por otro. También que existen principios subyacentes, no explícitamente declarados pero resguardado por otros, que al final sean la fuerza que modela y define la constitución, como es el caso en nuestra actual constitución del principio de subsidiariedad. Aceptar la existencia de valores permanentes, asumidos gracias al diálogo y al acuerdo, sin duda que otorga más solidez y estabilidad a una ética social; por el contrario, el relativismo envuelto de una supuesta tolerancia, termina permitiendo que los valores morales sean interpretados por lo poderosos según sus intereses y conveniencias del momento.

1 https://www.significados.com/principios-constitucionales/ Consultado: 30 de junio de 2021,

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De allí que consideremos importantísimo que exista una “impronta”, un principio rector, que integre a todos, dándole una real unidad y permitiendo que accionen armónicamente entre sí. Un principio que tenga la fuerza de convocar y movilizar a todos los habitantes de esta tierra, de sacar lo mejor de todos y cada uno, de darnos un sentido común como nación. En definitiva, un principio que asegure y de cuenta a la posterioridad del espíritu social con que se redactó esta nueva constitución.

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3.- CAMBIOS ESTRUCTURALES Y CULTURALES Una nueva constitución puede quedar en letra muerta si no va acompañada por un esfuerzo social de generar un cambio cultural- social que le dé sentido, porque los cambios profundos van desde adentro hacia afuera y de abajo hacia arriba. La nueva constitución no debe ser solo un conjunto de principios y normas, necesitamos que también sea una “señal”, un faro indicativo del espíritu nuevo que se quiere – y se necesita- para construir una comunidad social más justa y feliz, de modo tal que ella ilumine, oriente e impregne el ser y el actuar ciudadano, sus cuerpos intermedios y toda la estructura cívica social. “Los grandes cambios no se producen sino hasta que empiezan a cambiar los individuos, en sus localidades y contextos personales, para luego tocar a sus personas cercanas. Las transformaciones se mueven como un virus, que va contagiando de uno en uno, hasta formar un movimiento feminista, un estallido social o cualquier otro caudal de expresión del deseo de cambio”2 Queremos construir una sociedad mejor, más justa, más digna y solidaria. Sin embargo, para ello es necesario profundizar en nuestra cultura actual. El egoísmo, individualismo, sectarismo, segregacionismo, la ley del mas fuerte plasmada en la competencia que nos invade todo, nos obligan a un cambio profundo, que nos permitirá construir un Chile mejor. La constitución del 80 tenía muchos principios y normas que vistas una a una tal vez no eran tan “perversas” como se ha difundido e incluso más de una se podría repetir en esta nueva constitución. Sin embargo, lo más importante, es que tras este armado de principios, normas y disposiciones, subyacía un “espíritu” que le fue conferido conscientemente por sus autores, que sí “pervirtió” nuestro espíritu ciudadano y condicionó, aunque no nos demos cuenta, nuestras interrelaciones personales y sociales y la forma como encaramos el desarrollo económico y social de nuestro país: una sociedad concebida como un constructo financiero-mercantil donde el “espíritu” que la anima es el exitismo económico consumista, vivido como una extenuante y desigual competencia individualista, donde “triunfan” y celebran los más fuertes y poderosos y el resto, la mayoría se reparte lo que sobra. Nos hemos convertido en una sociedad de individuos, aislados, segregados, cada uno por su cuenta. Nos cuesta reconocernos como “hermanos de causa” para sacar adelante este país, ya ni siquiera podemos ser adversarios, ahora somos “enemigos” a los que hay que “derrotar” y ojalá, borrar del mapa. Y nuestro vínculo no es la cooperación y colaboración, sino la competición y la agresión. El espíritu individualista -competitivo-agresivo se nos ha colado en todos los aspectos de la vida y no nos ha hecho más felices, más iguales, más solidarios. La mera suma de los intereses individuales no ha sido capaz de generar una real comunidad social, un mundo mejor, como el que hoy anhelamos. Sin duda es un

2 Humberto Maturana, Ximena Dávila; La Revolución Reflexiva. Paidos 2021 pag.34

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virus difícil de vencer porque en definitiva nos engaña, nos hace creer que la vida consiste en dar rienda suelta a las propias ambiciones, como si acumulándolas pudiéramos construir un bien común. Necesitamos un nuevo “espíritu social” y esta constituyente es nuestra mejor, y tal vez la gran oportunidad de comenzar a construirlo. Tener este horizonte, junto con el trabajo concreto de acordar las normas jurídicas que nos regirán, puede ser tal vez un signo distintivo de INN. Eso es lo que se quiere plantear. Competencia vs solidaridad Desde la dictadura militar “la competencia” se transformó en el eje que determina nuestra vida social y económica. “El conversar competitivo en nuestra cultura moderna ha llegado a ocupar un lugar central en nuestro convivir comunitario, justificado teóricamente como la fuerza que mueve el progreso humano. Todos hemos sentido la presión a la que nos somete esa teoría: si no aspiramos a ser los mejores, los mas poderosos, los mas ricos, entonces algo no está bien en nosotros”3 Como señala Maturana, es una ideología que ha calado muy profundamente nuestra cultura, potenciando la ley del más fuerte. El señala: ”La sociedad de la competencia exige siempre que alguien sea el más apto y que los demás se sometan a su dominio. Incluso nuestro sistema educativo suele poner sus incentivos allí”4. De esta manera, desde la infancia va penetrando nuestra vida personal y con ello todo el actuar colectivo. De allí entonces que para Maturana competencia y sometimiento están absolutamente unidas, una va demandando la otra. De ahí que nos sintamos vacíos y suframos tanta depresión y angustia. No basta con que seamos bueno en lo que hacemos, sino que tenemos que ser el mejor. El tema es, como con el sustrato individualista y competitivo de la actual cultura podremos generar una mirada y actitud solidaria en los chilenos. Con leyes no será suficiente. Gastón Soublette nos responde al respecto: “La solidaridad entre los hombres solo es posible cuando estos tienen virtud y sabiduría. La solidaridad no se puede recuperar por medio de una campaña de promoción ni por medio de una ideología. La solidaridad puede volver al mundo solo por un cambio de paradigma cultural, fruto del trabajo sostenido de minorías disidentes que asocian a personas que tienen virtud y sabiduría para conducirse en la vida”5.

3 Idem. Pag 27 4 Idem. Pag. 28. 5 Gastón Soublette: Entrevista BBC Mundo mayo 2021

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Maturana coincide y señala: “Eso requiere primero de un cambio en nuestra manera de pensar, lo que implica una transformación y ampliación de conciencia en la multidimensionalidad de los mundos que vivimos”.6 El paso de una sociedad Individualista a una Solidaria, es un paso gigante que traerá grandes implicancias. “La calidad humana se prueba en el sentido de "comunidad" y supone lo que tradicionalmente llamamos "virtud". La virtud consiste en amar y respetar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. La calidad humana se prueba también en el desarrollo de las facultades superiores de la persona. Pero sea lo uno o lo otro, resulta una moral subordinada a la armónica convivencia social.”7 Si anhelamos un cambio profundo en nuestro país, es preciso que el cambio cultural y estructural vayan unidos, ambos se condicionan y determinan. Pero para eso se requiere que hayan principios aceptados y comprometidos por todos, que iluminen, controlen y diriman el devenir histórico de nuestro país. “Crear una democracia comienza en el espacio de la emoción con la seducción mutua para crear un mundo en el cual continuamente surja de nuestras acciones la legitimidad del otro en la convivencia sin discriminación ni abuso sistemático" ... "el aspecto fundamental de lo humano está en el Amor".8

6 Humberto Maturana, Ximena Dávila; La Revolución Reflexiva. Paidos 2021 pag.31 7 Gastón Soublette: Entrevista BBC Mundo mayo 2021 8 Humberto Maturana

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4.- EL ESTALLIDO SOCIAL Y LA GRAN PANDEMIA “Todos los Homo sapiens podemos reflexionar pero tendemos a hacerlo cuando nos encontramos en una situación en que nuestra existencia está siendo amenazada. Recién ahí nos preguntamos cómo estamos actuando y viviendo, que esta pasando en nuestra relación con los otros”9 Hemos vivido dos momentos que marcarán la vida de nuestro país hacia el futuro. Dos momentos duros y de gran significación histórica donde ha salido lo mejor y lo peor de nosotros. El Estallido social nos mostró la tremenda desigualdad en la que vivíamos y fue capaz de generar conciencia de las desigualdades en gran parte de la sociedad que no veían o no querían ver la realidad. Los millones de compatriotas que se manifestaron fueron capaz de gestar un proceso de cambios profundos que se quiere iniciar con una Nueva Constitución. Conscientemente o no, lo cierto es que, más allá de reivindicaciones puntuales, lo que se pedía de fondo es un nuevo espíritu social, que permita a todos una vida digna, solidariamente iguales como ciudadanos todos y no solo unos pocos. Por su parte la pandemia nos ha entregado dos grandes lecciones: Primero, nunca habíamos podido evidenciar tan claramente que dependemos unos de otros. Que nuestras conductas y decisiones influirán en consecuencias de su expansión o control. Que para superarla necesitamos de la conducta colaborativa y solidaria de todos. De este gran temporal nos salvamos todos juntos o nos hundimos por el egoísmo. “·La tempestad desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades con las que habíamos construido nuestras agendas, nuestros proyectos, rutinas y prioridades. [...] Con la tempestad, se cayó el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros egos siempre pretenciosos de querer aparentar; y dejó al descubierto, una vez mas, esa bendita pertenencia común de la que no podemos ni queremos evadirnos; esa pertenencia de hermanos”. 10 Segundo, que nuestro gran refugio es y seguirá siendo nuestra familia. Cualquiera sean sus características. Ha sido y seguirá siendo el lugar determinante de encuentro, de acogimiento, de resguardo, de cuidado. El espacio donde se viven juntos las dificultades y unidos se enfrentan. Lamentablemente una gran mayoría no lo ha podido experimentar así, y por el contrario, la condición de vida familiar se ha deteriorado aún más y con ello toda la realidad social. Todo esto nos indica que el cambio cultural parte por tener, como principio prioritario de desarrollo, el mejoramiento de la condición familiar,

9 Humberto Maturana, Ximena Dávila; La Revolución Reflexiva. Paidos 2021.Página 46 10 Papa Francisco, Fraterlii Tutti nº32

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estructurando a partir de ello la educación, la salud, la previsión, la cultura, el medioambiente natural y urbano, la vivienda. Sin esto, no hay posibilidades de sembrar y germinar el cambio cultural que Chile necesita. Si sabemos leer realmente lo que ambas crisis nos enseñan, saldremos fortalecidos y será el gran sustento del nuevo Chile. De esta realidad, y especialmente en el Estallido Social, los estudios de contenidos de redes sociales mostraron que los dos términos más utilizados fueron: Dignidad y Solidaridad. Los mismos dos conceptos se evidenciaron en la pandemia. La dignidad, como ausencia de la misma en los grandes hacinamientos, que multiplicaron los contagios y desconocidos por el gobierno. La solidaridad en la generosidad de tantos que permitieron la subsistencia de muchos, frente a la impasividad e indolencia del gobierno. Profundicemos en ambos conceptos. • La Dignidad

La dignidad humana, pertenece a cada uno solo por el hecho de existir, es inalienable, nadie puede renunciar a ella y nadie puede quitarla. De ello se desprende que solo cabe reconocerla y respetarla en toda circunstancia. Por lo mismo no se puede plantear el “dar”, “devolver”, “recuperar” o “entregar”, la dignidad. Es más, cuando alguien no respeta la dignidad de otro, ésta no disminuye, por el contrario, el que no actúa de acuerdo a esa dignidad, lesiona su propia dignidad.

“La dignidad humana, en efecto, no cambia con respecto a las coordenadas geográficas o a los acontecimientos históricos, sino que mantiene su unicidad de naturaleza y de valor también como elemento constitutivo de los derechos fundamentales.”11

Comprender el valor de la dignidad humana, es el peldaño básico de la realidad civilizatoria. El comprender que todos somos iguales en dignidad es avanzar ya en el proceso

“El mundo existe para todos, porque todos los seres humanos nacemos en esta tierra con la misma dignidad. Las diferencias de color, religión, capacidades, lugar de nacimiento, lugar de residencia y tantas otras no pueden anteponerse o utilizarse para justificar los privilegios de unos sobre los derechos de todos. Por consiguiente,

11 Marco Aquini, Fraternidad y Derechos humanos aparecido en: La Fraternidad El Principio Olvidado: La Fraternidad, en la Política y el Derecho, pag.265. Buenos Aires 2006

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como comunidad estamos conminados a garantizar que cada persona viva con dignidad y tenga oportunidades adecuadas a su desarrollo integral.”12

Es el principio sobre el que se levantan todos los derechos humanos. Todos tenemos derecho a vivir con dignidad y a desarrollarnos integralmente, y nadie puede conculcarlo. La dignidad tiene dos grandes dimensiones, la primera, corresponde a la dignidad ontológica, propia del ser persona, que es sobre lo que hemos venido señalando; la segunda dimensión corresponde a la dignidad adquirida, a través del ejercicio de la voluntad libre de la persona, y la expresión de sus valores y motivaciones, manifestada en sus actos hacia sí mismo y hacia los demás. (Así podemos establecer una diferencia entre el grado de dignidad expresada en la vida de Nelson Mandela y en la de Hitler) Nuestra actual constitución en su primer artículo señala: “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”. Hermosa afirmación, que vemos vulnerada en muchas situaciones concretas de nuestro país, como el acceso a un salario justo, a la vivienda, salud, educación, pensiones y otros. Urge unir estos principios primarios con otros principios que permitan su concreción. La cuna en la que nacemos marca nuestro futuro por completo; la educación, la salud, la vivienda, el barrio, la jubilación que tendremos. Si todos nacimos iguales en dignidad y derechos no puede haber una justicia para los que tienen recursos y otra para los pobres. A los que roban cosas menores se les castiga con penas de cárcel y a los que roban miles de millones se les castiga con cursos de ética. Es una barbaridad, una injusticia evidente que no resiste análisis alguno. Nuestras cárceles están llenas de personas que provienen de estratos carenciados. Parece extraño que no hayan de sectores más acomodados, como si el bien y el mal estuviera en un solo sector.

¡Pero cuidado!. Hemos visto con dolor que mucho de lo escrito, es letra muerta en las acciones concretas. Es importante, por lo tanto, que lo que escribamos, lo que dejemos consensuado en esta nueva Constitución, sea un espacio para garantizar la dignidad de todos y de cada persona, y no sea un nuevo espacio de frustración para los que más lo necesitan.

Si no aseguramos y resguardamos este derecho no habrá futuro para la sobrevivencia del país, ni para la humanidad, porque esta no se fundamenta en las circunstancias sino en el valor del ser.

“Esto llevaba a pensar que si alguien no tiene lo suficiente para vivir con dignidad se debe a que otro se lo está quedando. Lo resume san Juan Crisóstomo al decir que «no compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son nuestros los bienes que tenemos, sino suyos o también en palabras de san

12 Papa Francisco, Fraterlii Tutti nº118

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Gregorio Magno: «Cuando damos a los pobres las cosas indispensables no les damos nuestras cosas, sino que les devolvemos lo que es suyo». 13

• La Solidaridad

“Solidaridad es una palabra que no cae bien siempre, yo diría que algunas veces la hemos transformado en una mala palabra, no se puede decir, pero es una palabra que expresa mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores efectos del Imperio del dinero. [...] La solidaridad, entendida en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia y eso es lo que hacen los movimientos populares. 14

La solidaridad es la esencia de nuestra vida social. Vivimos con otros y para otros. Es necesario comprender que tiene una doble dimensión. “La solidaridad vertical se expresa en las modalidades de intervención tradicionales y de acciones del Estado social, y esto alude a la acción directa de los poderes públicos orientados a reducir las desigualdades sociales y a permitir el desarrollo pleno de la persona humana. La solidaridad horizontal alude, en cambio, a un principio que se desprende de la Constitución y que consiste en una necesaria “ayuda mutua” entre los mismos ciudadanos, ante la cual el Estado se limita a situarse como garante externo.”15

Solidaridad es una palabra de gran significado y mucha fuerza, sin embargo también es mal usada y se aprovechan de ella. La delincuencia y los grupos narcos son tremendamente solidarios a veces hasta exponen su vida por otros, pero es una solidaridad para cumplir sus fines de destrucción humana y social, que van en contra de la dignidad humana. Por ello, hay que darle un contenido o dimensión orientadora a la solidaridad.

Un gran principios rector que pueda cumplir esa función y regir nuestra nueva Constitución, es La Fraternidad.

13 Papa Francisco, Fraterlii Tutti nº 119 14 Papa Francisco, Fraterlii Tutti nº 116 15 Filippo Pizzolato. La Fraternidad en el ordenamiento jurídico Italiano. Aparecido en El Principio Olvidado: La Fraternidad, pag.233. Buenos Aires 2006

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5.- LA FRATERNIDAD “¿Queremos estar juntos? ¿Queremos ser familia? ¿Queremos ser comunidad, sociedad? Tenemos que reflexionar y escoger, estar dispuestos a reconocer que ciertas cosas que han pasado no queremos que sigan sucediendo, porque aspiramos a vivir de honestidad y colaboración”16 No basta con querer mayor justicia social, más igualdad o libertad, el tema es como se hacen estos principios realidad. Son temas que en el mundo han estado al centro de la vida social y política desde del siglo XVIII con la Revolución Francesa, pero que no ha sido fácil implementar. Libertad, Igualdad y Fraternidad, siguen teniendo importancia para la humanidad. En el siglo pasado hubo una verdadera revolución de la Libertad, desde el amor libre hasta el liberalismo económico. Esta libertad se gestó a costa de la Igualdad y es así como sería la cuna donde naces, la que definiría el destino de cada persona. Una libertad completa para algunos y limitada para muchos; los que no pueden optar sino aceptar lo que reciben. En contraposición a ésta, se gestó la revolución Igualitaria que pretendía el comunismo. En aras de construir una sociedad sin clases con igualdad de derechos y oportunidades para todos, termina con nuevas formas de clases y a costa de la libertad con la dominación dictatorial de la población. En definitiva, hasta el presente, hemos vivido en esta bipolaridad. Mientras más libertad menos igualdad y mientras más igualdad menos libertad. La causa es justamente la ausencia de la fraternidad. La Revolución de la Fraternidad está pendiente. La fraternidad da sentido, fuerza y contenido a la libertad y a la igualdad. Si queremos construir un país más justo, más solidario, con igualdad de oportunidades y en definitiva más feliz, sin duda alguna debe ser una sociedad más fraterna. La Solidaridad es la expresión social de la Fraternidad la que hace posible la convivencia creadora y enriquecedora de la libertad y la igualdad en el plano social, como polos estructurales de un Nuevo Acuerdo Social para nuestro país.

“La fraternidad tiene algo positivo que ofrecer a la libertad y a la igualdad. ¿Qué ocurre sin la fraternidad cultivada conscientemente, sin una voluntad política de fraternidad, traducida en una educación para la fraternidad, para el dialogo, para el descubrimiento de la reciprocidad y el enriquecimiento mutuo como valores? Lo que sucede es que la libertad enflaquece, resultando así ́más una condición de soledad, de pura autonomía para pertenecer a alguien o algo, o sólo para poseer y disfrutar.

16 Humberto Maturana, Ximena Dávila; La Revolución Reflexiva. Paidos 2021. P.44

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Esto no agota en absoluto la riqueza de la libertad que está orientada sobre todo al amor”17.

“Tampoco la igualdad se logra definiendo en abstracto que “todos los seres humanos son iguales”, sino que es el resultado del cultivo consciente y pedagógico de la fraternidad. Los que únicamente son capaces de ser socios crean mundos cerrados. ¿Qué sentido puede tener en este esquema esa persona que no pertenece al circulo de los socios y llega soñando con una vida mejor para sí y para su familia?”18

La solución no pasa solo por buenas intenciones, que todos la tenemos, sino porque en definitiva está ausente el sentido último de la vida social de quienes construimos una casa común y para eso, no basta con ponernos de acuerdo, sino que necesitamos generar lazos distintos, una forma de vida distinta, muy ajena al individualismo, al egoísmo o la ley del mas fuerte que ha guiado al actual modelo económico-social. La solidaridad expresada en la fraternidad no es por buena voluntad que lo procuramos, sino por la valoración de la dignidad de mi hermano. Este debe ser el principio rector de nuestra próxima Constitución. Desde allí debemos articular una sociedad mas justa, más equitativa, mas solidaria para todos. Donde podamos asegurar un espacio fraterno para todo el que nace en nuestro suelo con una salud, educación de calidad, un espacio adecuado para vivir y una jubilación digna. Es desde una cultura más fraterna donde la justicia, la igualdad de derechos, la solidaridad como un valor comunitario, salen de un anhelo, de un pensamiento, de una postura, para transformarse en relaciones permanentes motivados por una forma de vivir y actuar. “Un ser humano está hecho de tal manera que no se realiza, no se desarrolla ni puede encontrar su plenitud «si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás». Ni siquiera llega a reconocer a fondo su propia verdad si no es en el encuentro con los otros: «Sólo me comunico realmente conmigo mismo en la medida en que me comunico con el otro». Esto explica por qué nadie puede experimentar el valor de vivir sin rostros concretos a quienes amar. Aquí ́hay un secreto de la verdadera existencia humana, porque «la vida subsiste donde hay vinculo, comunión, fraternidad; y es una vida más fuerte que la muerte cuando se construye sobre relaciones verdaderas y lazos de fidelidad. Por el contrario, no hay vida cuando pretendemos pertenecer solo a nosotros mismos y vivir como islas: en estas actitudes prevalece la muerte».”19 Vivir la fraternidad es un desafío, personal, social y cultural. Podemos alimentarla hoy desde nuestro pasado, antes de la dictadura militar, cuando teníamos derechos

17 Papa Francisco, Fraterlii Tutti nº103-104 18 Papa Francisco, Fraterlii Tutti.nº104 19 Papa Francisco, Fraterlii Tutti nº 87

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garantizados como salud y educación, aún cuando no llegaban a todos, En ese entonces se reconocía una cultura muy solidaria, muy atenta y preocupada del hermano, desde la falta de alimentos que se pedía a los vecinos, hasta las familias que aún en la pobreza, acogían a otro miembro para darle el hogar y la vida familiar que no tenía. La fraternidad no es un principio ajeno, ha estado y sigue estando, de alguna manera, en nuestra cultura “Ahora podemos comprender por qué motivo, el más difícil de realizar de los tres principios proclamados por los revolucionarios, haya sido precisamente la fraternidad porque, digámoslo francamente, es el que más cuesta, en todo sentido. Primer de todo porque tenemos que reconocer en el otro a una persona que debe tener nuestra misma dignidad, en el sentido pleno de la palabra”. 20 Ahora, podría parece insostenible que habiendo vivido, en el devenir histórica, esta lucha entre libertad e igualdad, queramos repetir el error y reafirmar el valor de estos dos principios sin la fraternidad, cuando sabemos que así no funcionan. “La problemática realización de la libertad y de la igualdad, aun en los países democráticos más desarrollados, ¿no se deberá́, precisamente, al hecho de que la idea de fraternidad ha sido, a nivel político, casi totalmente desatendida? En otras palabras, los tres principios del “tríptico” francés se podrían comparar con las patas de una mesa: se necesitan las tres para que se mantenga en pie” 21 Profundicemos en algunas dimensiones: 5.1.- La Fraternidad como dimensión política En general se le ve como un principio abstracto muy ajeno a la vida y la realidad misma de la sociedad. A pesar que en nuestro continente la fraternidad tuvo, en cierta medidas una presencia en nuestro pasado histórico e incluso en las gestas de liberación continental, donde distintos pueblos pelearon juntos por su independencia bajo este principio. Para algunos la fraternidad tiene una dimensión más de la “acción voluntaria personal o comunitaria” que de organización política. Sin embargo, hoy se reconoce la hermandad como quienes nacimos en un territorio común y también entre los pueblos de un mismo continente. En la comunidad de naciones somos hermanos por ser parte de la humanidad.

20 Rocco Pezzimenti, Fraternidad: el porqué de un eclipse. Aparecido en: El principio olvidado: la fraternidad / compilado - 1a ed. - Buenos Aires: Ciudad Nueva, 2006. P.92 21 Antonio María Baggio El principio olvidado: la fraternidad / compilado - 1a ed. - Buenos Aires: Ciudad Nueva, 2006. p,35

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El tema es levantar hoy este principio como una categoría y fuerza política. Antonio María Baggio señala: “Es así ́como libertad e igualdad han conocido una evolución que las ha llevado a convertirse en verdaderas categorías políticas, capaces de expresarse no sólo como principios constitucionales, sino también como ideas-guía de movimientos políticos. La idea de fraternidad no tuvo una suerte análoga.”22 Rawls lo explica así: “en comparación con las de libertad e igualdad, la idea de fraternidad siempre tuvo un rol secundario en la teoría de la democracia. Se la considera como un concepto menos específicamente político que los otros, porque por sí misma no define ninguno de los derechos democráticos, sino que más bien incluye ciertas actitudes mentales y ciertas líneas de conducta sin las cuales perderíamos de vista los valores expresados por esos derechos”23 Mancini lo complementa “…la fraternidad tiene titulo como para poseer una importancia política”, llegando a considerarla como “un criterio que exige la completa transformación de la política como tal”24 Transformar la política es una frase muy recurrente en nuestros debates constitucionales. Es una tarea difícil y compleja que requiere junto a cambios estructurales también cambios morales y culturales. Para este cambio radical que nos señala Mancini necesitamos que se cambie el eje y no sea la satisfacción y el poder personal lo que la determine, sino el bien común y la misión de servicio, dimensiones que se hacen reales en y con la fraternidad. Baggio profundiza en la dimensión política de la fraternidad y agrega: “… considero que se puede decir que la fraternidad sólo asume una dimensión política adecuada, y que por lo tanto es intrínseca al proceso político mismo, no extraña o aplicada desde afuera, si se cumplen por los menos dos importantes condiciones: la primera: que la fraternidad pase a formar parte constitutiva del criterio de decisión política, contribuyendo en la determinación, junto a la libertad y la igualdad, del método y de los contenidos de la política misma; la segunda: que logre influir en el modo con el cual se interpretan las otras categorías políticas, como la libertad y la igualdad. Se tiene que garantizar, en efecto, una interacción dinámica entre los tres principios, sin descartar ninguno, en todos los ámbitos públicos: desde el de la política económica legislativo y judicial (equilibrio de derechos entre personas, entre personas y comunidad, entre comunidades), hasta el internacional (ya sea para responder a las exigencias de las

22 Antonio María Baggio El principio olvidado: la fraternidad / compilado - 1a ed. - Buenos Aires: Ciudad Nueva, 2006. p.26 23 Rawls, J., A Theory of Justice, Cambridge, Mass, 1971; edición italiana a cargo de S. Maffettone, Feltrinelli, Milano, 1982, p. 101. 24 Mancini, R., Esistenza e gratuità. Antropologia della condivisione, Asís, Cittadel- la, 1996, p. 160.

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relaciones entre los Estados, como para hacer frente a los problemas de dimensión continental y planetaria). 25 Además complementa: “La fraternidad es, a mi criterio, la que garantiza la supervivencia y la calidad de una sociedad política, la cual funciona a través de sus diversidades, por lo tanto también a través del juego derecha-izquierda; derecha e izquierda pueden discutir sobre el modo con el cual dar realización a la fraternidad, situándose ambas, sin embargo, dentro de la perspectiva fraterna, “consustancial” a la democracia.” 26 “Toca a nuestro tiempo capitalizar todas estas experiencias mencionadas y lograr que la fraternidad como categoría política sea considerada un instrumento adecuado y eficaz para dar respuesta a los problemas de la región”. 27 5.2.- La Fraternidad y la participación social “Los conceptos afines al de fraternidad, como la solidaridad y la socialidad generalizada, muy pronto fueron consideradas peligrosas para el orden civil. Tales conceptos, en efecto, tenían un seguro efecto desestabilizador: involucraban a todos en el proceso político, y esos “todos” estaban, en esos tiempos, expresados por las masas. La introducción de las masas en la vida política fue percibida inmediatamente como un riesgo al cual necesariamente había que poner freno.”28 Alberto Lo Presti viene a reafirmar este carácter peligroso de la fraternidad, que ya otros autores han señalado. En el párrafo siguiente complementa lo anterior. “Extender la política en sentido horizontal, amplio y difusivo, como propone en los hechos la categoría universal de la fraternidad, a algunos (liberales) les resulta peligroso; los sistemas liberales prefieren la libre competencia entre las élites y el resto de la masa, objeto más o menos pasivo (excepto en las convocatorias electorales) de la política de los que han sabido cómo llegar hasta allí.́29 La fraternidad, en lo que respecta a la participación social, acepta el dinamismo de la compaginación de los acuerdos de intereses comunes, garantiza las diversas identidades personales que precede y fundamenta una identidad colectiva común. En esta condición la violencia de cualquier tipo no tiene sentido alguno.

25Antonio María Baggio El principio olvidado: la fraternidad / compilado - 1a ed. - Buenos Aires: Ciudad Nueva, 2006. p,39-40 26 Antonio María Baggio, obra citada p. 33 27 Antonio María Baggio, obra citada p.21 28 Alberto Lo Presiti: El Poder Político en busca de nuevos paradigmas. Aparecido en El principio olvidado: la fraternidad / compilado - 1a ed. - Buenos Aires: Ciudad Nueva, 2006. P. 214 29 Idem. P220

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“…si se estudia la historia con mirada atenta, mirando la realidad de frente, no se puede entonces dejar de percibir en ella la ley fundamental del amor altruista que ha guiado a las sociedades humanas hacia las metas de hoy. Según Sorokin, la historia es guiada por el principio general, no escrito dogmáticamente sino deducido de la experiencia, por el cual “las reconstrucciones inspiradas por el amor, que tienden al bienestar real de las personas y que se realizan de modo pacifico, tienen mayor éxito y dan resultados positivos más duraderos que las construcciones sociales inspiradas por el odio o realizadas a través de la violencia y el derramamiento de sangre”. Como demostración de su tesis, Sorokin se basa en el análisis detallado de las consecuencias negativas y contraproducentes de todas las guerras, las revoluciones violentas, los totalitarismos, las acciones conflictivas. Finalmente, puede concluir que “comenzando por la revolución más antigua de la cual se tenga memoria, la egipcia (3000 a.C.), hasta las revoluciones recientes, todas demuestran la absoluta inutilidad de la violencia de masas, impulsada por el odio, para la realización del bienestar de las poblaciones y de la humanidad entera”. Por el contrario, toda transformación pacifica ha registrado un éxito durable e importante, y también en esto Sorokin es insuperable para dar ejemplos históricos de lo más variados y heterogéneos.”30 Como hemos dicho, los cambios profundos se dan desde adentro hacia afuera. Si el hombre no los asume libre, voluntaria y conscientemente, los cambios al final pueden ser solo un maquillaje, pero no la vida de nuestra sociedad,. Por eso la violencia que pretende cambiar desde afuera hacia adentro solo genera dictaduras impositivas pero no cambios profundos, sino fácil de revertirse. Así entonces, los verdaderos cambios que se centren en la construcción del bien común, tiene una gran fuerza en la fraternidad y desde allí se hace más posible una efectiva transformación a través de una participación social en todos los espacios de la sociedad. Con una Constitución fraternal, no solo tendremos una mejor y mayor participación social, sino también aseguraremos una profundización de la democracia, no existiendo espacio alguno para totalitarismos o populismos de ningún signo. “Una cosa es ser solidario con otro asociándome a su causa y otra es ser su hermano. Hermano de alguien se es por nacimiento e implica una relación personal, no con la causa del otro, sino con el otro en cuanto persona, en cuanto miembro de la misma y única familia humana”31

30 Alberto Lo Presti: El Poder Político en busca de nuevos paradigmas. Aparecido en El principio olvidado: la fraternidad / compilado - 1a ed. - Buenos Aires: Ciudad Nueva, 2006.P.224 31 Calvo, Cristina, “Pobreza y desarrollo”, Ponencia en el Congreso Nuevos horizontes de la economía de comunión, 10-12.09.2004

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5.3.- La Fraternidad y los Derechos Humanos y Sociales

Michellangelo Bovero, sobre el pensamiento de Norberto Bobbio señala: “…estos mismos derechos de libertad estarían vacíos, o reducidos de facto, como meros privilegios de algunos, si no estuvieran garantizados para todos, por ejemplo, el derecho social a la educación pública gratuita y el derecho a la subsistencia, es decir, a gozar de condiciones materiales que vuelvan a todos los individuos como tales, capaces de ser libres, y no los empujen a alienar su propia libertad al mejor postor.” 32

Los derechos sociales asegurados son sin duda uno de los mayores frutos del Estallido Social. Hoy existe una amplia consciencia de que son necesarios para lograr una mayor igualdad social ya que la teoría del chorreo ha demostrado ser ineficaz. Sorprende que hoy connotados hombres de derecha lo sustenten con tanta convicción. La Fraternidad debe dar clara respuesta a éste anhelos, debe ser una fuerza ordenadora, creadora, impulsora y transformadora de nuestra sociedad, capaz de dar sentido y contenido a una sociedad de Bienestar. Un Estado que favorezca el buen vivir de cada persona y de todas las personas. En ningún caso puede constituirse en una fantasía, una desvinculación con las necesidades reales; una cortina de humo. Algunos autores señalan que los fundamentos del Estado Protector y de Bienestar desarrollado en Europa, tienen su fuente en el Solidarismo de León Bourgeois, quién inspirado en la Revolución Francesa “teorizó en 1890 una nueva doctrina social donde el principio de la solidaridad es la clave. Reconoce que la investigación científica de Pasteur sobre la infección microbiana es la causa de sus ideas sobre la interdependencia entre las personas y las generaciones. Ricos y pobres de la misma manera, se exponen a los males sociales y biológicos, los sufrimientos de cada uno inevitablemente impactan en la vida de los demás. "El individuo aislado no existe" incansablemente repite Bourgeois, contra el dogma liberal de la prioridad de la persona sobre la organización social percibido por los liberales como un poder coercitivo que erosiona las libertades individuales. En cambio, señala que el individuo nace en la sociedad y se nutre sólo a través de los recursos intelectuales y materiales que se ponen a su disposición. Interdependientes e interrelacionados, los hombres llevan una deuda hacia los demás y hacia las generaciones que nos precedieron”33 Los derechos sociales responden al más elemental reconocimiento de la dignidad humana y por lo mismo nos afecta e involucran a todos lo que vivimos en esta tierra.

32 Miguelangelo Bovero. Conferencia 8 de noviembre 2011 33 Le solidarisme de Léon Bourgeois, un socialisme libéral ? Nicolás Delalande , 2008

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Estos derechos tienen sus sustento en la Proclamación Universal de los Derechos Humanos, donde el principio fraternal ha estado desde su origen. “Todos los hombres son hermanos. Dotados de razón y conciencia, son miembros de una sola familia. Son libres y tienen iguales dignidad y derechos” Éste es el texto del art. 1 propuesto en junio de 1947 por el Comité́ de redacción de la Comisión de los DH en el primer documento de trabajo para la redacción de la Declaración. El texto que luego fue definitivamente aprobado en 1948 será́: “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros”.34 Por lo tanto es desde esa misma dignidad humana donde se yergue la fraternidad. La que nos impele a todos compartir derechos y deberes para así construir juntos la casa de todos. Sin embargo hablar de los Derechos humanos no es suficiente. “Muchas veces se percibe que, de hecho, los derechos humanos no son iguales para todos. El respeto de estos derechos «es condición previa para el mismo desarrollo social y económico de un país. Cuando se respeta la dignidad del hombre, y sus derechos son reconocidos y tutelados, florece también la creatividad y el ingenio, y la personalidad humana puede desplegar sus múltiples iniciativas en favor del bien común». Pero «observando con atención nuestras sociedades contemporáneas, encontramos numerosas contradicciones que nos llevan a preguntarnos si verdaderamente la igual dignidad de todos los seres humanos, proclamada solemnemente hace 70 años, es reconocida, respetada, protegida y promovida en todas las circunstancias. En el mundo de hoy persisten numerosas formas de injusticia, nutridas por visiones antropológicas reductivas y por un modelo económico basado en las ganancias, que no duda en explotar, descartar e incluso matar al hombre. Mientras una parte de la humanidad vive en opulencia, otra parte ve su propia dignidad desconocida, despreciada o pisoteada y sus derechos fundamentales ignorados o violados» .¿Qué dice esto acerca de la igualdad de derechos fundada en la misma dignidad humana?”35 Rocco Pezzimenti cuando al referirse a la libertad señala: “Ser libres se reduce a vivir en economías de consumo que nos llevan hacia el “achatamiento de las conciencias”, tanto que incluso el economicismo puede convertirse en una peligrosa ideología. De este modo, los hombres corren el riesgo de sofocar su democracia en el lujo y en la riqueza como otros, en contextos distintos, en la pobreza y el anonimato. Por esto tenemos que ser muy optimistas sobre la recuperación de la

34 Marco Aquini. Fraternidad y Derechos Humanos. Aparecido en El principio olvidado: la fraternidad / compilado. - 1a ed. - Buenos Aires: Ciudad Nueva, 2006. P276 35 Papa Francisco, Fraterlii Tutti nº22.

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fraternidad, porque de lo contrario podemos perder el verdadero sentido de la libertad y de la igualdad”.36 El autor vuelve a reafirmar que sin fraternidad se pierde el sentido de la libertad y la igualdad, lo que ya hemos repetido reiteradamente. Como libertad e igualdad son la base de casi todos los derechos, podemos constatar hoy como se viven estos sin el principio de fraternidad. A modo de ejemplo. Uno de los derechos más cuestionados a través de la historia, es el de propiedad, porque ha sido expresión de poder, de dominación, de luchas y guerras. En nuestro continente se sostiene que algunas religiones, y en particular la católica, ha tenido alguna responsabilidad en esta situación generada desde el proceso de colonización. Hoy el catolicismo es muy claro, la propiedad privada está sujeta al bien común y por lo mismo no es absoluta. Al respecto el Papa Francisco señala: “Si bien el derecho a la propiedad privada sólo puede ser considerado como un derecho natural secundario y derivado del principio del destino universal de los bienes creados, y esto tiene consecuencias muy concretas que deben reflejarse en el funcionamiento de la sociedad. Pero sucede con frecuencia que los derechos secundarios se sobreponen a los prioritarios y originarios, dejándolos sin relevancia practica”. “Siempre, junto al derecho de propiedad privada, está el más importante y anterior principio de la subordinación de toda propiedad privada al destino universal de los bienes de la tierra y, por tanto, el derecho de todos a su uso”.37 Sobre toda propiedad privada pende una hipoteca social. Mirado así es el bien común lo que determina el valor y sentido de toda propiedad. Esto le pone límites a la libertad en pro de una mayor igualdad en su aprovechamiento. Esta es una manera de mostrar como los derechos deben estar sujetos a un bien superior. Así el bien común adquiere mayor dimensión y sentido en una sociedad sustentada en la fraternidad.

36 Rocco Pezzimenti. Aparecido en El principio olvidado: la fraternidad / compilado. - 1a ed. - Buenos Aires: Ciudad Nueva, 2006. p.93 37 Papa Francisco, Fraterlii Tutti nº120-123

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6.- FRATERNIDAD: SOLIDARIDAD DE DESTINO Si algo podemos sacar de aprendizaje de esta pandemia es que queramos o no estamos sujetos a una Solidaridad de destino entre todos los miembros de nuestra sociedad y también del mundo. Lo que uno haga repercute en la vida de los demás. Realidad que se da desde las relaciones más cercanas en la propia familia, hasta en el ámbito internacional. Una prueba evidente de ello, además de la pandemia, es “La Crisis Climática”. Buonomo nos muestra como se expresa esta solidaridad de destino en la manera diversa y profunda como, con la Fraternidad, la sociedad puede vivir y asumir mejor sus derechos y deberes: “Un proceso en el cual la idea de fraternidad se vuelve esencial dado que la persona está llamada a vivir sus propios derechos con una actitud que no expresa sólo respeto, sino una capacidad de compartir los derechos con los demás, tanto en la situación particular de cada uno como en una proyección universal. Y todo esto teniendo clara la imagen de que el efectivo valerse de los propios derechos fundamentales tiene como presupuesto el goce de los mismos por parte de la comunidad en la cual se vive y, más ampliamente, de toda la familia humana. Sólo asumiendo la actitud de compartir los derechos con los demás —que, por otra parte, es fundirse en el otro, la fraternidad— permite ver al otro no como término de oposición y de limite a los propios derechos fundamentales. Además, la fraternidad puede inspirar una atención dirigida a los deberes, considerados y concretamente cumplidos hacia la propia comunidad, como también —de modo directo o indirecto— hacia las otras. Deberes que entonces no son una limitación a los propios derechos, sino que se convierten en otras tantas garantías para el goce de los mismos”.38 La Solidaridad de destino marca la más profunda fuerza de la Fraternidad, razón por la que, con su ausencia, se ha gestado esa bipolaridad entre libertad e igualdad. Aquini, lo viene a ratificar cuando señala: “La fraternidad es considerada como un principio que está en el origen de un comportamiento, de una relación que debe instaurarse con respecto a los otros seres humanos, “actuando los unos con los otros”, lo cual implica también la dimensión de la reciprocidad. En este sentido la fraternidad se presenta, más que como un principio junto a los otros dos (libertad e igualdad), como el principio en condiciones de volverlos efectivos. Si consideramos las dos categorías de derechos contemplados en la DH, el ejercicio de la fraternidad es aplicable a ambos, también a los derechos de libertad, civiles y políticos, porque la fraternidad (...) es atención incondicional al otro y presupone que mi libertad no se puede realizar sin la libertad de los demás y que por eso soy responsable de ello”

38 Vicenzo Buonomo. Vínculos relacionales y modelo de fraternidad en el derecho de la Comunidad Internacional. Aparecido en El principio olvidado: la fraternidad / compilado. - 1a ed. - Buenos Aires: Ciudad Nueva, 2006. P271

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“Al mismo tiempo, la fraternidad no se puede reducir al concepto de solidaridad porque esta ultima no implica la idea de una efectiva paridad de los sujetos en relación y no considera como constitutiva la dimensión de la reciprocidad.”39 En el contexto actual de globalización, cada decisión que toma un estado debe también ser evaluada en su impacto en el vecindario y globalmente. Es muy poco frecuente este nivel de análisis, sino que solo miramos al país como una realidad autárquica en sus decisiones más allá de que estemos económicamente muy insertos en el mundo. La fraternidad nos viene a plantear otra dimensión de nuestra relación con los vecinos, el continente y el mundo, porque sin duda hoy todo repercute en todos, como una expresión evidente y palpable de esta Solidaridad de destino. “La verdadera calidad de los distintos países del mundo se mide por esta capacidad de pensar no sólo como país, sino también como familia humana, y esto se prueba especialmente en las épocas criticas. Los nacionalismos cerrados expresan en definitiva esta incapacidad de gratuidad, el error de creer que pueden desarrollarse al margen de la ruina de los demás y que cerrándose al resto estarán más protegidos. El inmigrante es visto como un usurpador que no ofrece nada. Así,́ se llega a pensar ingenuamente que los pobres son peligrosos o inútiles y que los poderosos son generosos benefactores. Sólo una cultura social y política que incorpore la acogida gratuita podrá́ tener futuro”.40 Esta visión la comparte también Buonomo: “En cuanto a la praxis, la idea de fraternidad podría transformar la dimensión internacional, de lugar de coexistencia “necesaria” de los Estados, en realidad que, inspirada en la pertenencia común, realiza la convivencia entre entes —los sujetos de la Comunidad internacional— que son portadores de las instancias de pueblos y personas. Por lo tanto los sujetos, aun manteniendo la característica de la independencia y de la soberanía, y sin dejar de perseguir a través de sus aparatos el bien común de los pueblos, estarían llamados a actuar no limitados por su espacio soberano y por la población residente, sino a través de ellos para construir el bien común del “sujeto- humanidad”.41 Como decíamos la Solidaridad de destino es la mayor fuerza y sentido de la Fraternidad. Primero por su extensión, porque cambia la relación entre las personas, los grupos las instituciones, el estado y entre los estados. Segundo por su profundidad, al darle mayor valor y contenido a las relaciones humanas, a los derechos y deberes, a la relación entre los poderes; a la democracia misma.

39 Marco Aquini. Obra citada p.282 40 Papa Francisco, Fraterlii Tutti nº 141 41 Vicenzo Buonomo. Vínculos relacionales y modelo de fraternidad en el derecho de la Comunidad Internacional. Aparecido en El principio olvidado: la fraternidad / compilado. P261 - 1a ed. - Buenos Aires: Ciudad Nueva, 2006

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7.- CONSIDERACIONES FINALES Como ya hemos señalado, la Fraternidad es un principio político activo y real que une y da sentido a los 9 lineamientos de INN y también a otros principios constitucionales. No es una realidad idealizada, ni un puro anhelo por construir. Es la esencia misma de nuestra naturaleza humana que nos hace hermanos queramos o no, porque necesariamente nos debemos unos a otros.

Por la Fraternidad todos caben en esta casa común, incluso los más descartados de nuestra sociedad, entre ellos a los pueblos originarios que han sido marginados desde la colonia. En la nueva constitución todos nos debemos sentir cobijados, valorados y dignificados por eso debe ser de todos y para todos.

Es una manera de relacionarnos con el mundo, no como depredador, sino en un diálogo fecundo que nos enriquezca y que lo enriquezca. Al final es una forma de mirarnos a nosotros mismos no como islas, como el santuario de nuestros egoísmos, sino con y en, una mutua interdependencia. En definitiva concebimos al país como nuestro hogar común donde encuentro cobijamiento, acompañamiento y solidaridad para lograr la felicidad que buscamos. La fraternidad es un principio activo, que debe ser motor del comportamiento y del accionar de los hombres.

Si queremos hacer un más y mejor país, es imperioso que contemos con un principio rector que de sentido, unidad y proyección a toda la trasformación social y política que necesitamos y queremos construir. De lo contrario podemos caer en mas de lo mismo; repetir los errores que han mantenido la crisis en el mundo entre igualdad y libertad a través de los siglos, creer que solo basta con propuestas estructurales para cambiar la realidad, suponer que repitiendo los principios comunes de toda constitución estamos gestando un tremendo cambio, o que basta con buena voluntad de todos para hacer un mejor país.

La historia mucho nos a enseñado. Si no estamos anclados en un principio sólido, amplio e incluyente como la Fraternidad, el edificio constitucional está sobre una base poco segura, que podría caerse en cualquier momento a causa de ciclones y terremotos de los próximos tiempos.

Si la fraternidad ha sido considerada como peligrosa por los políticos, por el poder económico social y por la participación social, entonces estamos frente a una tremenda fuerza de cambio. Justo la que necesitamos para esta nueva etapa en las historia de nuestra patria.

La Fraternidad es el principio más revolucionario para este siglo, que implica dolores y sacrificios personales y sociales, pero que nos asegura una paz social duradera y estable y por lo mismo nos abre las puertas a mayores espacios de felicidad.

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Por ello anhelamos que esta Constitución de la Fraternidad sea nuestra mayor Revolución.