fraternidad secundaria uno

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Himno de la Escuela Secundaria No. 1 Ma. Concepción Ramírez Maya / Javier Jiménez Gómez Un inolvidable y querido maestro Romeo Velázquez Valdivieso Boletín electrónico mensual de la fraternidad de exalumnos de la Secundaria Número 1 “Cesar A. Ruiz”

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Boletín electrónico mensual de la fraternidad de exalumnos de la Secundaria Número 1 “Cesar A. Ruiz”

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Himno de la Escuela Secundaria No. 1Ma. Concepción Ramírez Maya / Javier Jiménez Gómez

Un inolvidable y querido maestroRomeo Velázquez Valdivieso

Boletín electrónico mensual de la fraternidad de exalumnos de la

Secundaria Número 1 “Cesar A. Ruiz”

Editorial

Un inolvidable y querido maestro

Himno de la Escuela Secundaria No. 1

Ecoamistad

Una mirada al pasado

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Fraternidad Secundaria Uno. Boletín electrónico mensual de la fraternidad de exalumnos de la Secundaria Número 1 “Cesar A. Ruiz”

Coordinadora: Hermelinda Moreno

Editor: Jorge Humberto Miranda

Diseño: Jorge Isaac Guerrero

Fotografía: Parménides Del Ángel

Correo electrónico: [email protected]

Contenido

EditorialLa imagen de portada muestra el edificio en el que muchos de nosotros vivimos nuestros primeros romances y sufridas batallas y, donde cosecha-mos los frutos de la amistad verdadera entre compañeros y maestros.

Fue en el interior de esos muros donde aprendimos los valores que hoy nos permiten convivir armónicamente en sociedad, y que nos moti-van no sólo a evocar los días memorables dentro de la EscuEla sEcundaria 1, sino también a hacer lo que esté a nuestro alcance para que ese legado prevalezca.

El inmueble de Regina 111, que recién cumplió 110 años de existen-cia, siempre ha sido un lugar de enseñanza. Desde el siglo XIX y hasta principios del XX, por este espacio transitaron varias generaciones de seminaristas y alumnos de la Universidad Pontificia Mexicana. A partir del segundo semestre de 1928, los estudiantes de la Secundaria No. 1, hallaron en este espacio un nuevo recinto donde asentarse y, desde entonces y hasta nuestros días, muchos nos hemos sentido afortunados de haber estudiado ahí.

A esta construcción del Centro Histórico de la Ciudad de México nos unen varios recuerdos: las andanzas por sus amplios patios; los sudados triunfos obtenidos en la cancha de frontón; la alegría que representaba para nosotros entrar en el salón de música, o la sorpresa al encontrarnos en el laboratorio de biología entre insectarios, esqueletos y especies vegetales y animales.

Es precisamente esa añoranza la que nos ha animado para concebir un proyecto editorial, que ahora se cristaliza con la emisión del primer número de nuestro boletín digital, en cuyas páginas –dirigidas a los alumnos, como a ex alumnos y ex profesores de la EscuEla sEcundaria 1– compartimos con gusto algunas experiencias, anécdotas y conocimien-tos de quienes fuimos parte de tan amado recinto del saber.

La idea es lograr que esta publicación se convierta en una revista que sirva como foro de reflexión, análisis y discusión en favor de la promoción de valores, a partir de la Amistad y de la mejora educativa enfocada a la formación de los niños y adolescentes que ahora estudian en la Secundaria No. 1.

¡Esperamos que lo disfruten, es de todos y para todos!

Fraternidad de Ex alumnos de la Escuela Secundaria No. 1, “César A. Ruiz”.

85 Aniversario de la Escuela Secundaria No. 1, “César A. Ruiz”.

Agradecimientos a todos aquellos que hicieron posible la realización de este número.

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Recibir una carta –una comunicación de una persona que se estima, se res-peta, se quiere–, siempre es bienvenida y placentera, máxime si las noticias son gratas, y como en mi caso, se asocian bellos recuerdos y circunstancias que en una forma u otra significaron y significan momentos y hechos trascendentales en mi vida estudiantil.

En la carta recientemente recibida, leo lo siguiente: pero había que seguir, pues mi propósito era visitar lo que hago con mucha asiduidad, nuestra querida Preparatoria, la de “San Ildefonso”, ahí me tienes caminando hacia ella, ansiaba verdaderamente el deleite supremo que consiste en volver a recordar mis tiempos de preparatoriano; volví a admirar las pinturas de Orozco, cada vez las admiro más y mejor, sus formas, sus colores, su significado revolucionario, recordé mis carreras para llegar a las clases del Maestro Sologuren, de José de Lille en biología, de Don Erasmo Castellanos Quinto y su estrafalaria vestimenta […]

A los tres insignes maestros los conocí, y traté específicamente con fruición, al Maestro Sologuren. No sé si usted, perspi-caz lector le suceda algo semejante, pero a mí, con esa faceta sentimental de mi estructura personal, en ocasiones, una pa-labra, una expresión, un nombre, un rostro, una acción, un acontecimiento, etcétera, me trae a la memoria hechos, vivencias muy personales, gratas o incómodas, más eternamente presentes.

Al apellido Sologuren estoy ligado en forma estrecha e indisoluble, como fervien-te alumno de distinguido, ilustre, atento, cordial, inolvidable, querido Maestro Don Salvador Romero Sologuren.

Cuando arribé a la ciudad de México, Distrito Federal –a continuar mis estudios de Secundaria en 1934–, el entonces Pro-fesor Máximo Toledo Jiménez, me inscribió en la Escuela Secundaria Número Uno, de la calle de Regina 111, allí tuve la oportuni-dad y la fortuna de conocer y ser alumno del maestro Sologuren.

Fue mi maestro de los cursos de español en la Secundaria, y de etimologías en la Escuela Nacional Preparatoria. Lo que aprendí y lo poco que poseo todavía, se lo debo a él. Sin embargo, la mayor y mejor impresión, la más selecta y más bella transmisión de sus enseñanzas fue haber despertado en mí –un provinciano legítimo–, la simpatía, el entusiasmo, el interés al amor por la Lengua Española, la Literatura, la Historia, entre otras disciplinas; y sobre todo, el anhelo y el placer de leer, de hurgar, de escudriñar, de investigar en otras fuentes los conocimientos y el saber necesarios.

Constantemente nos decía “Si el espa-ñol es nuestra lengua oficial, hagamos el esfuerzo, por lo menos, para hablarlo y escribirlo correctamente”.

Tampoco se me ha olvidado, su clásica expresión “Tengan presente jóvenes, que si leer es vivir, leer en español es vivir más”.

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Un inolvidable y querido maestroRomeo Velázquez Valdivieso

Generación 34-36

Sin embargo, al correr del tiempo, con contadas excepciones, ha sido poco el interés en el estudio, el cuidado y el cultivo de nuestra lengua, a lo que debíamos contribuir en la medida en que en nuestras respectivas luces lo permitieran. El español es un idioma espléndido, con una amplia variedad expresiva y una gran riqueza léxi-ca, que además posee una historia maravi-llosa y una literatura compara con ventaja, con cualquier otra en todo el mundo.

Recuerdo con nitidez que en la Secundaria, en una ocasión nos llamó a los compañeros Pedro Vera, César Cravioto y a un servidor (sin presunción alguna, los primeros lugares de la clase) para hacernos presente un ejemplar de su libro de poe-mas “Polifemo”, recién salido de la imprenta.

Para mi desgracia –dolor del cual no he podido recuperarme–, un compañero me lo pidió prestado para copiar un poema y nunca me lo devolvió, lo hizo perdidizo y otros pretextos. Pude haberlo adquirido por otros medios, pero el mío estaba afec-tuosamente dedicado.

¡Querido Maestro, don Salvador Rome-ro Sologuren! un recuerdo imperecedero y, mi gratitud eterna.

Y, por lo que respecta a un servidor, como decía el poeta: “Jalé un recuerdo para cobijarme del frío invierno de la distancia”.

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Ojalá y siemprenos recuerden

Don AvelinoDon Avelino

Tortas

Tortas

Don “Ave” deme una torta

de recuerdosy una agua de chía

bien fría

¡ Acá ...las tortas!¡ Ahora de qué

las quieren mis niños grandes!

COROSecundaria la número Uno,

hoy se eleva mi canto en tu honor

y te juro que no habrá ninguno

que te cante con más hondo amor.

IPorque yo que llegué hasta tus puertas

inseguro en mi propio valer

encontré que en tus aulas abiertas

mitigaba mi sed de saber.

IITú has forjado en tu prístino ambiente,

hombres dignos de recia virtud,

modelando con celo paciente,

los anhelos de tu juventud.

COROSecundaria la número Uno,

hoy se eleva mi canto en tu honor

y te juro que no habrá ninguno

que te cante con más hondo amor.

IIITú me has dado a través de la ciencia,

nuevas ansias y nuevo vigor;

del destino me has dado la esencia,

de la vida me has dado el valor.

IVY si en ti aprendí a ser un hombre

y mi fuerza me la has dado tú,

es por eso que ensalzo tu nombre,

con palabras de leal gratitud.

COROSecundaria la número Uno,

hoy se eleva mi canto en tu honor

y te juro que no habrá ninguno

que te cante con más hondo amor.

VSea cual fuere el futuro sendero,

que me toque por suerte pisar,

desde ahí con cariño sincero,

tu memoria sabré siempre honrar.

COROSecundaria la número Uno,

hoy se eleva mi canto en tu honor

y te juro que no habrá ninguno

que te cante con más hondo amor.

Himno de la Escuela Secundaria No. 1

Idea: Ma. Esther Barrera de Sánchez

Letra: Ma. Concepción Ramírez Maya

Compositor: Agustín Baranda García

Música: Javier Jiménez Gómez

20 de Abril de 1966

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El desarrollo de la sociedad del siglo XXI no puede concebirse bajo el mismo esquema depredador de recursos naturales. En efecto, el cambio climático global, producto de la contaminación de la atmós-fera, la acumulación de desechos, la deforestación y la pérdida de biodiversidad, resultado de un modelo expoliador de recursos, no puede mante-nerse debido a que los recursos del planeta son finitos.

La alternativa es el llamado desarrollo susten-table, es decir el ser simbiones de la Tierra viva y los recursos naturales. Esto significa ser amigos de la naturaleza, ayudar la para que podamos seguir recibiendo sus servicios ambientales –agua, alimento, vestido, vivienda, recreación, etcétera–. Técnicamente significa que nos volvamos amigos mutualistas, es decir, reconstruir lo dañado para que la Tierra nos siga sustentando.

¿Cómo hacerlo? Separando nuestros residuos sólidos (al menos en orgánicos e inorgánicos), ahorrando agua y energía, no contaminando, usando transporte público, bicicleta o caminando, naturando con bellas plantas nuestros espacios cotidianos, etc.

Estimado compañero de la primera Secundaria de México: es el momento de ser amigos de la Tierra viva (se llama Gaia desde el tiempo de los griegos de Pericles en siglo V antes de nuestra era). Esto implica también rediseñar nuestras redes sociales para incrementar nuestra lista de amista-des, con las que compartimos mucho más que un mismo planeta.

Finalmente te dejo una pequeña tarea de au-toevaluación: ¿Cuántos amigos verdaderos tienes realmente? La respuesta solo te concierne a ti, pero es un indicador de tu éxito en la vida, pues los ver-daderos amigos son riqueza para nuestro espíritu y en nuestra existencia. Tal vez sea el momento de rediseñar tus actividades cotidianas, particularmen-te en el empleo de tu tiempo libre.

EcoamistadArcadio Monroy Ata

Generación 69-72

Gracias por reunirnos y darnos la oportuni-dad de rememorar todas las cosas bellas y amables de una época que creo firmemen-te fue determinante –si no para todos–, cuando menos para la gran mayoría.

Ahora que la vida nos ha llevado por caminos distintos, tenemos que hacer un alto momentáneo y volver la vista hacia atrás para encontrarnos con los niños de aquel entonces, enormes ojos llenos de verdad e inocencia enmarcados por una carita regordeta, mentes brillantes en es-pera de recibir el caudal de conocimientos que esta bendita escuela nos proporcionó de parte de insignes maestros que estarán en nuestra mente y corazón por siempre.

Los recuerdos de mi secundaria están tan vivos y presentes como si no fueran un ayer lejano; esto, me ha permitido recon-ciliarme siempre con la vida y darle gracias a Dios de haber tenido el privilegio de estudiar en esta institución y ser parte de la historia de la 1, siempre la Número 1.

¿Anécdotas? podría escribir un libro de cientos de páginas recordando cada detalle de mi paso por ella:

La campana, que marcaba los minutos de descanso, esos momentos alca-huetes que servían para regodearse en algún chismecillo de adolescentes, para ver de reojo a algún compañero, especialmente guapo o para jugar futbol con toda la pujanza de nuestros 12 años.

Los talleres, algunos intimidantes por las historias que se contaban, como en el caso del taller de electricidad, donde según cuentan “[…] se aparecía un monje sin cabeza.” En otros bullía la actividad y los olores sabrosos –bueno, a veces– como

en el taller de cocina, donde una niña a la que le decían la marinera –porque nunca llevó la cofia reglamentaria sino un gorro de marinero que su madre le comprara en Acapulco–, cocinaba pay de queso que luego tenía que compartir con el hijo de la maestra Carreto, esa niña[…] era yo.

La estudiantina ¡ah, la estudiantina!, un lugar para soñar con ser famosos alguna vez y pisar escenarios como Bellas Artes; un lugar, que nos proporcionó la oportunidad de descubrir el maravilloso mundo de la música.

En la nebulosa del tiempo, claramente recuerdo dos imágenes, pues juntas lucha-mos para que esta bella idea no desapare-ciera. Tanto tiempo permanecimos al pie del cañón, que mi mamá cariñosamente se refería a nosotros como la estudiantina de dos. Gracias por todo esto, profesora Honoria Carreto, gracias querida compañe-ra Ana Moreno.

Los maestros, todos excelentes. Tuvimos la fortuna de contar con profe-sores comprometidos con la educación, humanos y sensibles –menos Odilón, pues era el objeto de mis más terribles pesadillas y soñaba con rezarle a la rodilla perpetua con mi pedazo de cuaderno y mi vela para poder pasar con buena calificación–.

Los compañeros, algunos brillantes, otros oscuros, pero todos para mí, importantes.

No me queda más que agradecerle a Dios por ustedes; los que seguimos el hilo de nuestras vidas, los que nos hermanamos ante las pérdidas irreparables de algunos compañeros; los que cantamos, los que bailamos, brindemos por todos, los que siempre seremos niños [...] aunque algún día tengamos que partir.

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Una mirada al pasadoNora Quijada

Generación 69-72