jorge ivn gonzlez

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88 Reflexión Manifestaciones de la especulación financiera internacional en la economía colombiana Jorge Iván gonzález 1 de hoy no depende solamente del ingreso actual, sino que depende, sobre todo, del ingreso que se espera recibir mañana. Los ejemplos de la vida cotidiana abun- dan. La pareja de recién casados compra el apartamen- to ahora, con la intención de pagarlo en los 20 años próximos. Si el consumo de hoy dependiera del ingreso presente, la pareja tomaría la decisión de ahorrar con la esperanza de comprar el apartamento dentro de 20 años. En la vida real ello no sucede así, porque prima el impulso natural por el consumo presente. Una situa- ción similar se presenta con la persona que compra un carro nuevo al día siguiente de firmar el contrato. El individuo confía en que podrá pagar el automóvil con los ingresos que recibirá en su nuevo empleo. El con- sumo de hoy depende, entonces, del ingreso esperado mañana . En la práctica, ello significa que las familias se mantienen permanentemente en déficit. En la realidad no sucede como en los libros de texto que suponen un equilibrio permanente entre sus ingresos y sus gastos. Su coeficiente de endeudamiento ha ido aumentando, y en Estados Unidos supera el 50% del ingreso. Ello significa que más de la mitad del salario mensual debe destinarse al pago de deudas (hipotecaria, automóvil, tarjetas de crédito, etc.). El desequilibrio entre el consumo actual y el ingreso futuro es cubierto por el crédito. La abundancia de instrumentos financieros y su mayor tecnificación fa- cilita el endeudamiento. La heterogeneidad creciente de activos y la reducción espectacular de los costos de transacción crea condiciones propicias para que se de- sarrolle la preferencia por el consumo presente. Los instrumentos financieros se han diversificado. Las tar- jetas de crédito permiten que los individuos generen . El tema ha sido estudiado en detalle por Aglietta (1976) para el caso de los Estados Unidos. 1. Profesor Universidad Nacional. [email protected] 2. Ver, además, Hurwicz y Reiter (2006), Maskin (2007) y Myerson (2007). 3. Por ejemplo, Böhm-Bawerk (1895) y Menger (1871). La crisis actual nos lleva a plantear dos temas sustanti- vos. El primero lo voy a llamar la relación entre el mundo monetario y el mundo real . El segundo toca los aspectos institucionales inherentes al diseño de mecanismos. El primer tema tiene como referencia a Keynes (1936) y el segundo a Hurwicz (2007) 2 . Para decirlo de una forma más simple es necesario recuperar a Keynes con una mirada institucional . Se trata de volver a un Keynes en el que las convenciones y la reorganización institu- cional son relevantes. Es necesario, entonces, de crear un nuevo orden institucional que garantice una mayor cercanía entre el mundo monetario y el mundo real. Las burbujas especulativas han creado la sensación de falsa riqueza, han estimulado la concentración de la propiedad y, finalmente, han incentivado la brecha en- tre las finanzas y la producción real. Esta característica general de la crisis ha sido percibida de manera distinta por cada país, porque los diseños institucionales son muy diferentes. 1. El distanciamiEnto EntrE El mundo monEtario y El mundo rEal Hay dos razones de fondo que explican el progresivo distanciamiento entre el mundo monetario y el mundo real. La primera es la preferencia por el consumo presen- te. La segunda es la tecnificación del sistema financiero. La preferencia por el consumo presente frente al con- sumo futuro fue analizada en detalle por la escuela aus- tríaca de economía 3 . Las personas tienen una inclina- ción especial hacia el consumo presente. La demanda

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1. El distanciamiEnto EntrE El mundo monEtario y El mundo rEal Hay dos razones de fondo que explican el progresivo distanciamiento entre el mundo monetario y el mundo real. La primera es la preferencia por el consumo presen- te. La segunda es la tecnificación del sistema financiero. 1. Profesor Universidad Nacional. [email protected] 2. Ver, además, Hurwicz y Reiter (2006), Maskin (2007) y Myerson (2007). 3. Por ejemplo, Böhm-Bawerk (1895) y Menger (1871).

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Refle

xión

Manifestaciones de la especulación financiera internacional

en la economía colombiana

Jorge Iván gonzález1

de hoy no depende solamente del ingreso actual, sino que depende, sobre todo, del ingreso que se espera recibir mañana. Los ejemplos de la vida cotidiana abun-dan. La pareja de recién casados compra el apartamen-to ahora, con la intención de pagarlo en los 20 años próximos. Si el consumo de hoy dependiera del ingreso presente, la pareja tomaría la decisión de ahorrar con la esperanza de comprar el apartamento dentro de 20 años. En la vida real ello no sucede así, porque prima el impulso natural por el consumo presente. Una situa-ción similar se presenta con la persona que compra un carro nuevo al día siguiente de firmar el contrato. El individuo confía en que podrá pagar el automóvil con los ingresos que recibirá en su nuevo empleo. El con-sumo de hoy depende, entonces, del ingreso esperado mañana�. En la práctica, ello significa que las familias se mantienen permanentemente en déficit. En la realidad no sucede como en los libros de texto que suponen un equilibrio permanente entre sus ingresos y sus gastos. Su coeficiente de endeudamiento ha ido aumentando, y en Estados Unidos supera el 50% del ingreso. Ello significa que más de la mitad del salario mensual debe destinarse al pago de deudas (hipotecaria, automóvil, tarjetas de crédito, etc.).

El desequilibrio entre el consumo actual y el ingreso futuro es cubierto por el crédito. La abundancia de instrumentos financieros y su mayor tecnificación fa-cilita el endeudamiento. La heterogeneidad creciente de activos y la reducción espectacular de los costos de transacción crea condiciones propicias para que se de-sarrolle la preferencia por el consumo presente. Los instrumentos financieros se han diversificado. Las tar-jetas de crédito permiten que los individuos generen

�. El tema ha sido estudiado en detalle por Aglietta (1976) para el caso de los Estados Unidos.

1. Profesor Universidad Nacional. [email protected]. Ver, además, Hurwicz y Reiter (2006), Maskin (2007) y Myerson

(2007).3. Por ejemplo, Böhm-Bawerk (1895) y Menger (1871).

La crisis actual nos lleva a plantear dos temas sustanti-vos. El primero lo voy a llamar la relación entre el mundo monetario y el mundo real. El segundo toca los aspectos institucionales inherentes al diseño de mecanismos. El primer tema tiene como referencia a Keynes (1936) y el segundo a Hurwicz (2007)2. Para decirlo de una forma más simple es necesario recuperar a Keynes con una mirada institucional. Se trata de volver a un Keynes en el que las convenciones y la reorganización institu-cional son relevantes. Es necesario, entonces, de crear un nuevo orden institucional que garantice una mayor cercanía entre el mundo monetario y el mundo real. Las burbujas especulativas han creado la sensación de falsa riqueza, han estimulado la concentración de la propiedad y, finalmente, han incentivado la brecha en-tre las finanzas y la producción real. Esta característica general de la crisis ha sido percibida de manera distinta por cada país, porque los diseños institucionales son muy diferentes.

1. El distanciamiEnto EntrE El mundo monEtario y El mundo rEal

Hay dos razones de fondo que explican el progresivo distanciamiento entre el mundo monetario y el mundo real. La primera es la preferencia por el consumo presen-te. La segunda es la tecnificación del sistema financiero.

La preferencia por el consumo presente frente al con-sumo futuro fue analizada en detalle por la escuela aus-tríaca de economía3. Las personas tienen una inclina-ción especial hacia el consumo presente. La demanda

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consumo sin que todavía tengan los ingresos necesa-rios. Y la facilidad para hacer las transacciones (cajeros automáticos, operaciones por Internet, etc.), impulsa el espíritu especulativo de las personas. Ya lo advertía Hicks (1935), de manera profética, a medida que el sis-tema financiero se tecnifica, se hace más frágil.

Pero no sólo se endeudan las personas, también lo hacen los países. Y más allá, el afán por el consumo presente lleva a los gobiernos a emitir sin ningún so-porte en el mundo real (Minsky 1986). La emisión fue el recurso que utilizó Nixon en 1971 para financiar la Guerra de Vietnam. La situación fue similar en los úl-timos años con la Guerra de Irak. El mundo se inundó de dólares porque Bush necesitaba recursos para fi-nanciar su guerra. El peso colombiano se revaluó fren-te al dólar no porque la competitividad del país haya aumentado, como alcanzó a decirlo el ministro Oscar Iván Zuluaga, sino porque Bush emitió para financiar la guerra. Recientemente, al recibir el premio Nobel, Aumann (2005) decía que el problema neurálgico de la economía es la guerra y la paz, porque refleja la comple-jidad de la interacción humana, y la forma como se de-sarrollan los conflictos determina los precios, comen-zando por el del petróleo, que tiene un gran impacto en el resto de los precios.

2. El augE EspEculativo dE la Economía colombiana

La euforia financiera, y el boom especulativo tuvieron un impacto determinante en la economía colombiana. Desde los años noventa la dinámica de la economía colombiana ha sido de naturaleza especulativa. La historia se divide en dos. Entre 1991 y 1999, tuvimos un ciclo que podría caracterizarse por una continua abundancia de dólares que estuvo incentivada por una pésima política monetaria, que en su afán por luchar contra la inflación creó cuatro efectos sumamente da-ñinos: aumento de la tasa de interés, revaluación del peso, déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos y destrucción del aparato productivo. Durante estos años se golpeó duramente el aparato produc-tivo (agrícola e industrial). La importación de bienes básicos se incrementó y hoy el país está importando 8 millones de toneladas de alimentos. A principios de los noventa estas importaciones no llegaban al millón. La destrucción del aparato productivo se realizó en medio de la sensación de abundancia motivada por el flujo de dólares. Entre el 2000 y el 2007, la economía

creció sin que se hayan presentado cambios estruc-turales, y sin que el aparato productivo se hubiera recompuesto de tal forma que pueda garantizar una dinámica endógena sostenida. La bonanza del carbón y del petróleo, el auge de la demanda internacional, el auge de la economía venezolana, etc., permitieron que el PIB creciera, sin que se corrigieran los problemas de fondo. Como estos determinantes de la demanda son de naturaleza coyuntural y exógena, una vez se debilitan, la economía entra en un agudo proceso de desaceleración. La bonanza no permitió consolidar un estructura productiva estable porque la participación de la producción industrial en el PIB no ha aumentado (CID 2006), no se ha fortalecido el mercado interno, y el excedente no se ha reflejado en un mayor y mejor empleo.

El consumo presente basado en ingresos futuros pue-de mantenerse siempre y cuando los flujos de crédito se mantengan, pero la especulación financiera tiene lí-mites intrínsecos que terminan ocasionándoles daños al sector real. En Colombia la especulación afectó el aparato productivo a través de la revaluación. Y no es porque la revaluación sea intrínsecamente mala, sino porque la revaluación del peso se ha enmarcado en un contexto que tiene dos características. De un lado, una enorme volatilidad asociada a la liberación cambiaria y, de otro, la ausencia de una política económica que estimule el mercado interno.

La institucionalidad financiera no favorece la dinámica del mundo real. Es muy triste la conclusión a la que se llegó en la reunión del BID en Medellín. Se insistió en la necesidad de recapitalizar el banco sin que ni siquie-ra se haya planteado la pregunta central: ¿para qué es necesario recapitalizar al BID?, ¿cuáles son los grandes proyectos de desarrollo regional que se van a financiar? Y, yendo más lejos, ¿cuál es el tipo desarrollo que pre-tende impulsar el BID? Volviendo a Hurwicz, todavía no se han diseñado los mecanismos (las instituciones) adecuados para que el sector financiero favorezca la producción, el empleo y el bien-estar.

3. propuEstas

En medio de la crisis es necesario tener presentes dos criterios básicos: el primero es el reconocimiento de la importancia del sector real, y el segundo es la necesi-dad de canalizar el ahorro financiero hacia la produc-ción y el empleo.

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3.1. El aprovEchamiEnto dEl ahorro financiEro

Colombia tiene un volumen considerable de ahorro fi-nanciero que no está utilizando y que se ha destinado a alimentar la burbuja financiera. Los fondos de pensio-nes disponen de $61 billones que no están financiando proyectos de infraestructura (carreteras, puentes, tú-neles, grandes obras de renovación urbana, vivienda de interés social). La fractura entre los mundos monetario y real se refleja muy bien en el pésimo uso que se le ha dado al ahorro financiero. Es el momento de utilizar los recursos de los fondos de pensiones para financiar obras de largo plazo.

3.2 fortalecimiento del mercado internoEl desarrollo de obras de infraestructura es el primer paso para lograr la integración nacional y la consolida-ción del mercado interno. El CID ha insistido en que el crecimiento sostenido tiene que fundarse en un forta-lecimiento de la demanda interna, y el primer paso es la integración vial nacional. La consolidación del mer-cado interno tiene que comenzar con los alimentos que son los bienes más básicos, y por ello la seguridad alimentaria tiene que ser una prioridad. Además de los alimentos, el fortalecimiento de la producción nacio-nal debe ir escalando, desde los bienes de consumo masivo hacia los bienes de lujo. Las grandes ciudades colombianas tienen una potencialidad de demanda en-dógena que no se ha utilizado. La nueva realidad de las ciudades regiones debe recibir atención prioritaria. En su lectura del Nobel, Krugman muestra las interaccio-nes espaciales entre el campo y la ciudad, y las poten-cialidades intrínsecas que tiene el desarrollo regional.

3.3 mejorar la equidad para estimular la demandaPara que la demanda pueda consolidarse se requiere mejorar considerablemente la distribución del ingre-so y de la riqueza en el país. La concentración de los activos, especialmente de la tierra, se ha acentuado de manera considerable en los últimos diez años. Sin distribución no hay demanda. Una pieza central de la política distributiva es la reducción de las exenciones a los grandes capitales, el aumento del impuesto a la renta para las fortunas elevadas, el incremento de los prediales (urbanos y rurales) con criterios de progresi-vidad y, sobre todo, es necesario impulsar el cobro de plusvalías en las grandes ciudades. El cobro de plusva-lía tiene dos virtudes: tiene un enorme potencial (por

cambio de uso en los alrededores del Dorado podrían generarse entre $5 y $6 billones) y, segundo, no afecta el consumo presente de la misma manera que el im-puesto a la renta o el IVA. La tributación al suelo (urba-no y predial) debe convertirse en la principal fuente de recursos de los municipios.

3.4 una regulación de cambios más discrecional

La liberalización completa del mercado de capitales no ha sido conveniente. Colombia debe protegerse de las fluctuaciones de los capitales internacionales, y por ello es necesario que haya una regulación de cambios más estricta, acorde con las necesidades coyunturales del país. Las acciones que se han tomado en esta direc-ción han sido muy tímidas. Si la especulación financiera causa inestabilidad y volatilidad, la economía debe pro-tegerse de los impactos que causan los movimientos erráticos de los capitales golondrina.

La política monetaria y cambiaria ha estimulado la es-peculación financiera. El manejo de la deuda interna no ha sido adecuado y ha generado grandes costos fisca-les. Las decisiones de recomposición de la deuda (en-tre interna y externa) han estado muy marcadas por la volatilidad de los capitales internacionales.

3.5 un mejor manejo de las reservas internacionales

El país tiene casi US$25 mil millones en reservas in-ternacionales. Este volumen enorme de recursos no se ha aprovechado. Como sucede con el ahorro de los fondos de pensiones, las reservas han contribuido a ali-mentar la burbuja financiera, sin que hayan favorecido la consolidación de la infraestructura y la industria na-cional. La bonanza de las reservas se ha desperdiciado, con el argumento que deben guardarse para la época de vacas flacas. Esta lógica argumentativa desconoce que la mejor política contracíclica es la que crea con-diciones propicias para un crecimiento sostenible. Las formas de utilizar las reservas son muy variadas. Por ejemplo, el contralor Turbay (2007, pp. 1�7-1�8) pro-ponía...

“... establecer un acuerdo por una sola vez, en el cual el Emisor le traspasa una determinada cantidad de reservas internacionales al gobierno, con el único fin de prepagar deuda externa, éste a su vez, firma un

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pagaré o expide un TES a largo plazo en el cual se compromete a cubrir con las condiciones financieras establecidas para el servicio de la nueva deuda. El espacio fiscal generado por la operación se manejaría para crear un fondo de estabilización o de ahorro, vi-gilado por estamentos independientes del gobierno, destinados a la inversión pública estratégica”.

3.6 un sector financiero al servicio de la economía realEl sector financiero debe estar al servicio de la econo-mía real. No está ocurriendo así. Los procesos especu-lativos han causado daño a la producción y al empleo. En Colombia existen dos iniciativas que pueden ser muy positivas si efectivamente contribuyen a transfor-mar las reglas del sector financiero: el Banco de Opor-tunidades y el Banco Capital. Desgraciadamente, hasta ahora no se han logrado diferenciar de las formas de intermediación convencional. Estos dos bancos cumpli-rán sus propósitos si se convierten en el punto de refe-rencia para repensar la legislación bancaria colombiana (garantías reales, margen de intermediación, etc.).

4. bibliografía

Aglietta, M. (1976). Regulación y Crisis del Capitalismo: La Experiencia de los Estados Unidos, Siglo XXI, Méxi-co, 1988.

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Minsky, H., (1986). Stabilizing an Unstable Economy, Yale University Press, New Haven.

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Turbay, J., (2007). “La Oportunidad de Prepago de la Deuda Externa”, Economía Colombiana, no. 319, jul., pp. 1�3-152.