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SEAECuadernos Técnicos 

Dr. Manuel González de Molina 

Serie: Agroecología y Ecología Agraria 

INTRODUCCIÓN

A LAAGROECOLOGÍA

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PREÁMBULO 4 UN POCO DE HISTORIA 5

¿QUÉ ES LA AGROECOLOGÍA? 9

BASES EPISTEMOLÓGICAS DE LAAGROECOLOGÍA

15

BASES ECOLÓGICAS DE LAAGROECOLOGÍA:LOS AGROECOSISTEMAS

19

ESTRUCTURA Y COMPONENTES DELOS AGROECOSISTEMAS

23

LA ORGANIZACIÓN YFUNCIONAMIENTO DE LOSAGROECOSISTEMAS

29

LOS FLUJOS DE INFORMACIÓN:LA IMPORTANCIA DELCONOCIMIENTO LOCAL

32

BASES SOCIOECOLÓGICAS DE LAAGROECOLOGÍA

36

EL LUGAR DE LOSAGROECOSISTEMAS:

EL METABOLISMO AGRARIO

41

LA TRANSICIÓN SOCIOECOLÓGICAEN EL CAMPO:LA INDUSTRIALIZACIÓN DELMETABOLISMO AGRARIO

42

UNA NUEVA TRANSICIÓN HACIA LASOSTENIBILIDAD

51

UN NUEVO METABOLISMO AGRARIOSUSTENTABLE

54

CRITERIOS PARA EL DISEÑO DEAGROECOSISTEMAS SUSTENTABLES

57

LAS ESCALAS DE LA TRANSICIÓNSOCIOECOLÓGICA EN EL CAMPO

63

BIBLIOGRAFÍA 67

INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

Índice

Título: INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍA

Cuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

Autor: Dr. Manuel González de Molina

Edita: Sociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE)

Coordinación: Dra. Juana Labrador

Consejo Editorial: Dr. A Bello, Dr. JM Egea, Dra. C Fabeiro, Dr. M González de Molina, V Gonzálvez,Dra. MC Jaizme, Dra. MC Jordá, Dra. Juana Labrador, F Madaula, Dr. C Mata, Dr. JL Porcuna, Dr. JC Tello,Dr. J Vadell y Dr. XX Neira

Diseño gráfico y maquetación: Florence Maixent

Año: 2011

ISBN: 978-84-615-0214-1

Depósito Legal: V-1841-2011

Impresión: Imag Impressions, s.l.

“El texto de este Cuaderno Técnico ha sido elaborado con el apoyo económico del MARMquién sin embargo no asume los contenidos y posición contenidos en el mismo” 

  Impreso en papel reciclado

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INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

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Preámbulo

Préambulo

UN POCO DE HISTORIA 

El sistema agroalimentario se encuentra en unacrisis severa provocada por el agotamiento de susposibilidades productivas y por su in capacidadpara cumplir las tareas para el que fue d iseñado.Mientras que una franja muy importante de lapoblación mundial no alcanza las calorías mínimaspara el mantenimiento de su organismo, convir-tiendo el hambre y la desnutrición en un fenó-meno estructural, la población de los países ricos

está sobrealiemetada, sufriendo por ello gravesproblemas de salud y suponiendo un extraordinariogasto a los sistemas sanitarios nacionales. Segúnun informe que acaba de publicar el Programade la Naciones Unidas para el Medio Ambiente(UNEP, 2010), la agricultura es, junto al consumode combustibles fósiles, la actividad humana queorigina problemas ambientales más serios. Estesistema evidencia, sin embargo, síntomas de agota-miento, sobre todo en el ámbito de la produc-ción. En los últimos años venimos asistiendo a laralentización de su crecimiento, en un contexto deaumento del consumo y de la competencia por latierra entre los distintos usos del territorio (alimen-tario, ganadero, energético, etc.).

El reto principal consiste en alimentar a unapoblación creciente sin degradar la base de losrecursos naturales. Ello no será posible sin uncambio significativo en el actual modelo agrario.La agricultura sustentable constituye la maneramás adecuada de lograrlo. Pero, el fracaso de la

agricultura convencional es también el fracasode la manera en que se ha abordado su estudiodesde la ciencia convencional. El necesariogiro hacia sistemas agrarios más sustentab lesrequiere también de un cambio de enfoque. LaAgroecología proporciona e sa alternativa tantoteórica como práctica.

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6 Un poco de historia

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INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

Agronomía planteó en 1928 la necesidad detomar en cuenta los factores físicos y agronó-micos que influían en la adaptación de deter-minadas especies de cultivos (Hecht, 1991),hasta los años setenta no se planteó una rela-ción estrecha entre Agronomía y Ecología decultivos1. Aunque esta tradición tiene mástiempo, bien es verdad que centrada enrelaciones muy concretas entre uno o variosfactores de carácter climático, edáfico, fito-técnico o entomológico, hasta comienzosde la década de los ochenta no comenzarona introducirse en el análisis los aspectossociales como variables explicativas rele-vantes, especialmente cuando se trataba deanalizar y diseñar programas de desarrollorural (Buttel, 1980; Blaikie, 1984; Hecht, 1985;Richards, 1986).

Paralelamente, los movimientos ambienta-listas influyeron en la Agroecología dotándola

de una perspectiva crítica. El desarrollo delpensamiento ecologista y la nueva éticaambiental proporcionaron los fundamentoséticos y filosóficos a la Agroecología que surgiódesde el principio con vocación transforma-dora. Esta dimensión fuertemente aplicadade la Agroecología, pese a su origen pura-mente científico, ha tenido su materializaciónen los dos significados posibles del término,

a los que nos referiremos más adelante. Asísurgieron llamadas de atención sobre losefectos secundarios de los insecticidas sobreel medio ambiente (Carson, 1964) o sobre elcarácter ineficiente desde el punto de vistaenergético de la agricultura más industria-lizada (Pimentel y Pimentel, 1979); o sobrelos efectos no deseados de este modelo deagricultura para los países subdesarrollados(Crouch y De Janvry, 1980; Grahan, 1984;Dewey, 1981), poniendo de manifiesto losimpactos negativos de los proyectos de desa-rrollo y transferencia de tecnologías, propiasde las zonas templadas, sobre los ecosistemasde los países pobres.

Pero la influencia decisiva para la confor-mación de los supuestos teóricos y metodoló-gicos de la Agroecología ha venido de manosde la Ecología. Los estudios realizados sobreel impacto en los ecosistemas tropicales de losmonocultivos comerciales (Janzen, 1973; Uhl,1983; Uhl y Jordan, 1984; Hecht, 1985) y sobrela dinámica ecológica de los sistemas agrícolastradicionales (Gliessmann, 1982a y 1982b;Altieri y Farrel, 1984; Anderson et al., 1985;Marten, 1986; Richards, 1985 y 1986) cons-tituyeron un magnífico banco de pruebasdonde comprobar la utilidad de los conceptosecológicos aplicados al análisis del funcio-namiento de los sistemas agrarios. De gran

a Agroecología surgió a finales delos años setenta como respuesta a las primerasmanifestaciones de la crisis ecológica en elcampo. No obstante, si hemos de ser rigurosos,hemos de hablar con propiedad de “redescubri-miento” de la Agroecología o de formulaciónletrada de muchos de los conocimientos queatesoraban las culturas campesinas, de transmi-sión y conservación oral. De hecho, la historiade la Agronomía está salpicada, de maneramás intensa en los últimos años, de “descu-brimientos” de saberes y técnicas que habíansido ensayadas con éxito por muchas culturastradicionales. Pero el carácter positivista, parce-lario y excluyente del conocimiento científico

moderno marginó las formas en que tales expe-riencias se habían formulado y codificado parasu conservación. Por tanto, el conocimiento deque en el pasado de la humanidad, e inclusoen las culturas marginadas por la civilizaciónindustrial, podían encontrarse muchas expe-riencias útiles para hacer frente a los retos delpresente, constituyó una de las razones de laemergencia, dentro de la ciencia establecida,de un enfoque más integral de los procesosagrarios que llamamos Agroecología.

El término nació en los años setenta paraestudiar fenómenos como la relación de lasmalezas y las plagas con las plantas culti-vadas y, poco a poco, se ha ido ampliandopara aludir a una concepción de la actividadagraria más imbricada en el medio ambiente,más equilibrada socialmente. Reflexionesteóricas y avances científicos desde disciplinasdiferentes han contribuido a conformar elactual corpus teórico y metodológico de laAgroecología. Aunque ya Klages desde la

l  1Un relato de este proceso con abundantes referencias bibliográficas puede consultarse en Guzmán et al . (2000).

Foto 1 La Agroecología considera los sistemas agrarios comouna forma particular (humanizada) de ecosistemas.

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8 Un poco de historia

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INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

¿QUÉ ES LA AGROECOLOGÍA?

 

importancia han sido también las investiga-ciones en el terreno de la Geografía y de laAntropología dedicadas a explicar la lógicaparticular, la racionalidad ecológica de lossistemas agrarios en las culturas tradicio-nales. Desde que Audrey Richards (1939)realizara su famoso estudio sobre la roza,tumba y quema en África, muchos han sidolos trabajos que, especialmente en los últimos

tiempos, han rehabilitado para la ciencia elconocimiento tradicional y muchas de lastécnicas utilizadas por dichas culturas. Enellas se ha podido analizar mejor que enotros campos las interacciones entre sociedady naturaleza, cuestión esta que a la larga hadado lugar a una especie de ecología humanaaplicada al funcionamiento de los sistemasagrarios que ha entrado a formar parte dela Agroecología.

Finalmente, la génesis del pensamientoagroecológico ha tenido bastante que ver conlos estudios dedicados al desarrollo rural. Elanálisis de los efectos, muchas veces negativos,de la creciente integración de las comunidadeslocales en las economías nacionales e interna-cionales, ha servido para evaluar sus impactossociales y ambientales de manera integrada,punto de vista este fundamental para laAgroecología. Al mismo tiempo, aspectos dela investigación sobre el desarrollo como lastecnologías adecuadas, el cambio de cultivosen la distribución de la tierra, etc... e inclusola propia crítica formulada al crecimientoeconómico han sido de especial importanciaa la hora de reivindicar el carácter sostenibledel desarrollo rural, no sólo desde el puntode vista ambiental, sino también de maneraindisoluble desde el punto de vista social yeconómico. La crítica efectuada a los métodosde difusión tecnológica y extensionismoagrario que acompañaron a la “revolución

verde” han permitido esclarecer muchos delos defectos del pensamiento económico yagrario convencionales desde perspectivasecológicas, tecnológicas y sociales al mismotiempo. Este tipo de enfoque totalizadorha mostrado el camino del tipo de estudiosque se suelen abordar desde la Agroecología(Rhoades y Booth, 1982; Chambers, 1983;Gow y Van Sant,1983; Midgley, 1986).

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10 ¿Qué es la Agroecología? 11

el universo social o humano (Toledo, 1999).En suma, la Agroecología, ha surgido en para-lelo a otras áreas del conocimiento como laEconomía Ecológica, la Ecología Política, laHistoria Ambiental, etc. Quiere ello decir, que laAgroecología no puede ser considerada estrictu

 sensu una disciplina propia y diferenciada deotras. Más bien constituye una transdisciplinay por tanto un enfoque o campo de estudio quetiene su fundamento epistemológico en laEcología y que, por tanto, utiliza un enfoqueholístico y una metodología sistémica.

La Ecología constituye, pues, la basesobre la que reposa la Agroecología. Elenfoque ecológico de la actividad agrariapermite “ensamblar los componentes del

agroecosistema (cultivos, animales, árboles,suelos, etc.), de manera que las interac-ciones temporales y espaciales entre estoscomponentes se traduzcan en rendimientosderivados de fuentes internas, reciclaje denutrientes y materia orgánica, y de relacionestróficas entre plantas, insectos, patógenos,etc., que resalten sinergias tales como losmecanismos de control biológico” (Altieri,2009, 7). Ello implica el estudio de todos loscomponentes del sistema agrario.

Pero no se trata sólo de que, como dice elpropio Altieri, “los agrónomos comprendanlos elementos socioculturales y económicosde los agroecosistemas, y a su vez los cien-tíficos sociales aprecien los elementos

on ya muchas las definiciones quese han dado del término Agroecología. Se le

ha calificado como una disciplina, como uncampo de estudio, como un enfoque, comouna ciencia, etc. que pretende estudiar lossistemas agrarios desde una perspectiva ecoló-gica. El debate acerca de cómo denominarlaafecta a su estatus científico, a la naturalezadel conocimiento que produce; por ello, labúsqueda de un calificativo que refleje bieneste hecho resulta fundamental. No parecehaber duda sobre que la utilización de lossupuestos teóricos y epistemológicos de laEcología diferencia a la Agroecología de lasdemás formas de enfocar la actividad agraria.Incluso el propio término Agroecología da aentender que es una parte de la Ecología queestudia los sistemas agrarios; pero no hayunanimidad en cuanto al alcance de esta afir-mación. Tampoco existe unanimidad respectoal objeto de estudio, pese a que aparente-mente deben ser los sistemas agrarios.

La Agroecología ha surgido como respuesta

a la limitada capacidad de las disciplinasconvencionales para entender la cada vezmás compleja realidad actual (Toledo, 1999).Se trata de superar la parcelación del conoci-miento característico de la ciencia tradicional,donde “ni las ciencias del hombre tienenconciencia del carácter físico y biológico delos fenómenos humanos, ni las ciencias de lanaturaleza tienen conciencia de su inscripciónen una cultura, una sociedad, una historia,ni de los principios ocultos que orientan sus

elaboraciones” (Morin 1984, 43). Como diceRolando García (2000), ciertas situacionesdonde confluyen múltiples procesos (porejemplo, del medio físico-biológico, de laproducción, de la tecnología, demográficosy de la organización social) constituyen laestructura de un sistema que funciona comouna totalidad organizada, a la cual denominasistema complejo que sólo es analizable desde

un abordaje interdisciplinario. Ello obliga aplantear una estrategia de investigación queno puede quedar limitada a la simple “suma”de los enfoques parciales de los distintos espe-cialistas, sino que debe constituir una verda-dera interpretación sistémica que dé lugar aun diagnóstico integrado, a un marco concep-tual común.

El ejemplo más ilustrativo de lo anterior loconstituyen los llamados “problemas ambien-tales”. Con el paso del tiempo se ha ido descu-briendo que estos pueden ser cabalmentedescritos, interpretados y sobre todo resueltos,solamente a través de un enfoque integrador.Así han surgido una serie de disciplinas híbridas(Toledo, 1999), que operan como reaccionesparticulares al proceso general de parcelación yespecialización excesiva y como expresiones deuna suerte de “ciencia de salvamento” que buscaofrecer información para detener y remontar lacrisis ambiental. En este fenómeno emergente

ha tenido un papel decisivo la Ecología, la disci-plina que ha logrado una síntesis original de losconocimientos provenientes de las ciencias dela tierra y del mundo vivo, así como de la físicay de la química. Como consecuencia de ellohan aparecido “casi una veintena de disciplinashíbridas (Gráfico 1), es decir, de formas interdis-ciplinarias de abordar la realidad, en las que elenfoque adoptado resulta de la integración delestudio sintético de la naturaleza (la Ecología)con diferentes enfoques dedicados a estudiar

sGráfico 1 El surgimiento de al menos 17 disciplinas híbridases resultado de la integración de la ecología (biológica) conotras áreas del conocimiento (Toledo, 1999).

INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

Ecología humanaSociología ambiental

Historía ambiental“Arqueología ecológica”

Paleontología

EcogeografíaEcología del paisajeGeografía ambiental

Geognosia

Economía ambientalEconomía ecológica

Ecología culturalAntropología ecológica

Etnoecología

Ecología urbanaEcología Industrial

EkísticaAgroecología

Educación ambiental

Ecología política

Psicología ambiental

bio-ECOLOGÍAHISTORIA

 P S I C O

 L O G IA

   P  O   L   I   T  O

   L  O  G   I  A

     P     E     D

    A    G    O    G     I    A

     A      G     R      O      N      O      M     I     A

S  O  C  I   O  L O  

G  I   A  

ANTROPOLOGIA

U  R  B  A  N  I   S  T   I   C  A  

   E  C  O   N  O

   M   I  A

 GE  O GRAF I    A

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12 ¿Qué es la Agroecología? 13

técnicos y ecológicos de éstos”. Junto con ladescripción de todos los componentes queconforman un sistema agrario, lo esenciales el entendimiento de las relaciones queexisten entre ellos. En lugar de centrar suatención en algún componente particular delagroecosistema, la Agroecología enfatiza lasinterrelaciones entre sus componentes y ladinámica compleja de los procesos ecológicos

(Vandermeer, 1989). Esto tiende a reenfocarel énfasis en la investigación agrícola más alláde las consideraciones disciplinarias hacia inte-racciones complejas entre personas, cultivos,suelo, an imales, etc. (Altieri, 1995).

Pese a lo dicho, la práctica agroecológica seha concentrado más en los aspectos técnico-agronómicos que en los sociales y en las rela-ciones entre ambos a la hora de explicar ladinámica de los sistemas agrarios. StephenGliessman ha advertido de ello: “La discusiónsobre la agricultura sostenible debe ir másallá de lo que sucede dentro de los límitesde la unidad de producción individual. Laproducción agrícola es un sistema mucho másvasto, con muchas partes interactuando entresí, incluyendo componentes ambientales,económicos y sociales, y los que se derivande ellos, como los culturales, tecnológicos ypolíticos. Son estas complejas interacciones yel balance entre todas estas partes lo que elenfoque agroecológico nos invita a discutir”(Gliessman et al. 2007,14). Pero lo cierto esque la Agroecología apenas ha avanzado enla hibridación disciplinar en el campo de lasciencias sociales. Algo trataremos de avanzaren este Cuaderno Técnico, dado que daremosbastante importancia a las variables sociales,económicas y políticas en su interacción conlas ambientales a la hora de explicar la diná-mica de los sistemas agrarios y su transiciónhacia un estado más sustentable.

En cualquier caso, esta consideración ecoló-gica de la actividad agraria significa un girocopernicano respecto a la ciencia tradicionalya que proporciona una visión integral de laestructura, funcionamiento y dinámica de lossistemas agrarios. Éstos no sólo son el terrenoen el que se realiza una actividad económicallamada agricultura con la que se “producen”alimentos, fibras, sustancias medicinales y

combustibles y que produce beneficios mone-tarios. La Agroecología considera los sistemasagrarios como una forma particular de ecosis-temas  que desempeñan también funcionesambientales, entre ellas las de suministro.Volveremos sobre esto más adelante.

Aparentemente, el objeto de la Agroecologíaparece diáfano: el estudio de la agricultura ode la actividad agraria desde una perspectivaecológica. Pero la cuestión no es tan sencilla.En los sistemas agrarios tradicionales, quetenían su base en fuentes de energía bióticas,la apropiación de la naturaleza a través deprocesos como la agricultura constituía lafuente principal de alimentos, materias primasy energía que sostenían a las sociedades prein-dustriales. Las limitaciones que ello introducíaen el tamaño y amplitud del entramado socialhacían que el resto de procesos productivos yconsuntivos tuviese una dimensión muy redu-cida. No ocurre hoy lo mismo. Procesos como lasatisfacción del metabolismo endosomático delos ciudadanos, es decir su alimentación, invo-lucra no sólo la producción, sino la elaboracióny transformación, el transporte, la distribución,la conservación y preparación de los alimentos,etc. Procesos estos que obligan a adoptar unavisión del fenómeno agrícola más amplia quela meramente productiva.

Algunos agroecólogos han adoptado estepunto de vista más general. Por ejemplo,

Gliessman et al   (2007, 13), definen laAgroecología como “la aplicación de losconceptos y principios ecológicos al diseñoy manejo de los sistemas alimentarios soste-nibles”. Ello significa por un lado ampliar elobjeto de estudio a todos los procesos involu-crados en la alimentación, cuestión esta abso-lutamente necesaria para un correcto enfoquedel problema. Ciertamente, la principal voca-

ción de los sistemas agrarios es la produc-ción de alimentos, a lo que se dedican en laactualidad la gran mayoría. La solución inte-gral, desde la producción al consumo, “desdela huerta a la mesa”del problema alimen-tario es esencial para el diseño y desarrollode sistemas agrarios sustentables. Pero, porotro lado, esta consideración de los sistemasalimentarios reduce la actividad agraria a laproducción de biomasa comestible, directa-mente o a través de animales y deja fuera otrotipo de tareas. Por ejemplo, tareas de carácterambiental (prestación de servicios ambien-tales) y la producción de biomasa destinadaa otros usos no alimentarios o exosamáticoscomo los energéticos o la producción de fibrasy maderas, resinas, etc.

Así pues, la cuestión está en considerarque el objeto de la Agroecología es el sistemaagroalimentario en su conjunto o la actividadagraria, entendida esta como la producción detoda biomasa útil para el ser humano o parala reproducción de los sistemas agrarios. Éstaúltima es en realidad una versión ampliadade la definición tradicional: “La disciplinacientífica que enfoca el estudio de la agri-cultura desde una perspectiva ecológica sedenomina ‘Agroecología’ y se define como unmarco teórico cuyo fin es analizar los procesosagrícolas de una manera interdisciplinaria(Altieri, 2009). Una solución aparente de estadisyuntiva entre una concepción más amplia

del fenómeno alimentario o una concepciónintegral de la actividad agraria consistiría enconsiderar --como han hecho algunos autoresrecientemente (León Sicard, 2010, 9-10)--que la Agroecología “estudia la estructura yfunción de los agroecosistemas tanto desdeel punto de vista de sus relaciones ecológicascomo culturales. Esta definición (….) entiendeque el objeto de estudio de la Agroecología

es el Agroecosistema”.

Pero considerar únicamente los agroeco-sistemas (concepto sobre el que volveremosmás tarde) no resuelve del todo el problema,puesto que no todos los alimentos provienende la actividad agrícola directa o indirec-tamente ni toda la biomasa útil es “produ-cida” en agroecosistemas. Otros espacios noagrícolas requieren ser apropiados por el serhumano, tanto para satisfacer determinadasnecesidades endo y exosomáticas como parareproducir de manera sostenible los propiosagroecosistemas. En otros términos, laAgroecología debe tener una concepción másamplia de su objeto de estudio que englobetanto la producción de biomasa útil comotodos los procesos envueltos en la satisfaccióndel metabolismo endosomático y exosomáticoque tienen relación con las actividades agra-rias, por ejemplo la consideración del sistemaagroalimentario. Más tarde veremos que estaconcepción amplia de la Agroecología no seacaba en los márgenes del concepto de agroe-cosistema ni este debe reducirse al ámbito dela producción agrícola.

La Agroecología puede definirse, para-fraseando a Altieri (1987) como un enfoqueteórico y metodológico que, utilizando variasdisciplinas científicas, pretende estudiar laactividad agraria y agroalimentaria desdeuna perspectiva ecológica. Su vocación es el

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BASES EPISTEMOLÓGICAS DE LA AGROECOLOGÍA

 

14 ¿Qué es la Agroecología?

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INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

Cuadro 1 ¿Qué es la Agroecología?

La Agroecología puede definirse, parafraseando a Altieri (1987) como un enfoque teórico

y metodológico que, utilizando varias disciplinas científicas, pretende estudiar la actividadagraria y agroalimentaria desde una perspectiva ecológica. Su vocación es el análisis de todotipo de procesos agrarios en su sentido amplio, donde los ciclos minerales, las transformacionesde la energía, los procesos biológicos y las relaciones socioeconómicas son investigados yanalizados como un todo (Altieri, 1995). Frente al enfoque convencional de la actividad agraria,que propicia el aislamiento de la explotación agraria de los demás factores circundantes,la Agroecología reivindica la combinación de ciencias naturales y ciencias sociales paracomprender las interacciones existentes entre procesos agronómicos, económicos y sociales;reivindica, en fin, la vinculación esencial que existe entre el suelo, la planta, el animal y elser humano.

análisis de todo tipo de procesos agrarios en susentido amplio, donde los ciclos minerales, lastransformaciones de la energía, los procesosbiológicos y las relaciones socioeconómicasson investigados y analizados como un todo(Altieri, 1995). Frente al enfoque conven-cional de la actividad agraria, que propicia elaislamiento de la explotación agraria de losdemás factores circundantes, la Agroecología

reivindica la combinación de ciencias naturalesy ciencias sociales para comprender las interac-ciones existentes entre procesos agronómicos,económicos y sociales; reivindica, en fin, lavinculación esencial que existe entre el suelo,la planta, el animal y el ser humano.

Es muy importante deslindar bien laAgroecología de la Agricultura Ecológica ode cualquier otra forma de manejo más omenos sustentable de los sistemas agrarios.La Agroecología es un enfoque científico dela actividad agraria o agroalimentaria y portanto no puede usarse más que como sustan-tivo. No debiera utilizarse, pues, como adje-tivo que califique un modelo de agricultura

concreto, incluso aquel que se haya diseñadocon criterios agroecológicos. La Agroecologíasirve para analizar cualquier sistema agrarioen el pasado o en el presente, esté donde estésituado.

Pero hay algo más, la Agroecología no essólo un enfoque científico que produce más ymejores conocimientos sobre los sistemas agra-

rios o alimentarios, es también una filosofía dela acción. La Agroecología pertenece, comodisciplina híbrida, al ámbito de la “ciencia parala sustentabilidad” (Funtowicz y Ravetz, 2000;Holling, 2001) y como tal tiene una dimensiónpráctica indisolublemente unida a la analítica.Para algunos autores, esta dimensión aplicadade la Agroecología es en realidad su propiarazón de ser. “El concepto clave, que guía elrazonamiento metodológico y epistemoló-gico…[de la Agroecología]…es el de sosteni-bilidad” (Gliessman et al , 2007, 14). Eso quieredecir que los conocimientos que produce y laaxiología en la que se fundamentan invitan a laacción, al diseño y desarrollo de sistemas agra-rios sustentables.

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16 Bases epistemológicas de la Agroecología 17

Frente al empeño excluyente de la cienciamecanicista, reintroduce lo local y lo singularen la explicación de los fenómenos. Frente ala reversibilidad del tiempo que traspasa laciencia mecanicista, la afirmación del tiempocomo un proceso irreversible, dotando al cono-cimiento de historicidad. Contradice así la visióntan frecuente en las ciencias humanas quedespoja las relaciones sociales de su dimensión

temporal para singularizar la estructura que lasrige. “Mientras que el pensamiento simplifi-cante elimina el tiempo, o bien no concibe másque un solo tiempo (el del progreso o el de lacorrupción), el pensamiento complejo afrontano solamente el tiempo, sino el problema dela politemporalidad en la que aparecen ligadasrepetición, progreso, decadencia” (Morin,[1999] 2007, 61)

Frente a la idea de que lo real puede serreducido a su dimensión última o unidadeselementales que lo constituyen, reafirma losúltimos desarrollos de la ciencia que hacenhincapié más en las interacciones que en laspartículas mismas; es así como el conjuntoresulta más que la suma de las partes. Frentea la idea de que el universo es una entidadordenada donde no cabe el azar, el caos, ladispersión, el paradigma ecológico reivindicala insuficiencia de las leyes que determinansu estructura y funcionamiento y la necesidadde contar también y de manera complemen-taria con la aleatoriedad de los procesos, desu improbabilidad. Frente a la idea de quetoda consecuencia tiene una causa, la multi-causalidad como reflejo de la complejidadde lo real, donde las consecuencias contri-buyen a conformar las causas. Este principiode recursión es el que permite entender,a su vez, que las propiedades emergentesde cualquier organización acaben interac-tuando sobre sus componentes. Frente a la

disyuntiva típica del pensamiento científicotradicional entre objeto y entorno, entresujeto y objeto, reintroduce al observador enla observación (Woodgate y Redclift, 1998).Frente a la supuesta capacidad del métodocientífico para producir conocimientos verda-deros a partir de la verificación empírica yla demostración matemática, reivindica laparadoja, donde la contradicción no es sinó-

nimo de error sino reflejo de la existencia dedimensiones profundas o desconocidas de larealidad.

El paradigma ecológico tiene tambiéntras de si una nueva axiomática y un nuevomodelo de organización social basado en lasostenibilidad; objetivo cuyo logro dependede la orquestación de varias ciencias, entreellas las sociales, que deben cooperar a laproposición de formas de relacionarnos conla naturaleza que sean sostenibles. Por elloel nuevo paradigma obliga la transdiscipli-nariedad. Estos y otros elementos constitu-yentes del paradigma ecológico no suponenuna alternativa a la ciencia sino otra forma deconcebirla y practicarla igualmente científica.El paradigma ecológico no pretende rivalizarcon otros paradigmas existentes, aspira a inte-grarlos y a cooperar con ellos. Se interrogasobre la utilidad social del conocimiento queproduce, de tal modo que su calidad no seríael resultado de mediciones realizadas por lospropios científicos en función de la propialógica científica, sino también de la evalua-ción del resto de la sociedad en función decriterios éticos (Fantoviz y Ravets, 2000).Esta integración entre ética y epistemologíamuestra la forma normal de operar del para-digma ecológico que en combinación con losmovimientos sociales y, en especial con elecologista, está cooperando a la búsquedade soluciones a la actual crisis civilizatoria.

a Agroecología pretende insertase enun nuevo paradigma emergente, producto dela crisis de los paradigmas tradicionales y dela racionalidad científico-técnica que los hasustentado (Garrido et. al, 2007). Sus raícesson bastante diferentes a las de las cienciasagrarias convencionales, que piensan aún quela agricultura puede ser entendida en formaatomística, es decir en cada una de sus partesde manera independiente del todo. Esta es larazón por la que los sistemas agrarios han sidoanalizados de manera fragmentaria, estanca,parcelaria. Se estudian separadamente lascaracterísticas físicas del suelo, las biológicasde las plantas y las características de la faunaque mantiene; se actúa como si los procesossociales —la oscilación de los precios agrariospor ejemplo, o el desigual acceso a la tierra—no influyeran en absoluto en la estabilidado cambio de las propiedades físico-biológicasde la explotación agraria. De ahí que, normal-mente, se desarrollen tecnologías de maneraaislada para un fin concreto (control de plagas,aplicación de nutrientes, etc.) sin tomar encuenta lo efectos «externos» que tales tecno-logías producen en los distintos componentesque actúan en finca y en el conjunto delsistema agrario. Se piensa, igualmente, quetales tecnologías y los experimentos desarro-llados en laboratorios pueden replicarse encualquier tiempo y lugar, independientementede las específicas condiciones edafoclimáticasde cada agroecosistema.

Frente a todo ello, la Agroecología estáestrechamente vinculada al paradigma ecoló-gico, que ha emergido frente a la visión delmundo que ha sustentado la modernidad. Esresultado de un enorme esfuerzo de crítica yde búsqueda de alternativas. Su construcciónse ha ido fraguando con diversos materialesaportados por la crítica pero también pornuevas teorías y disciplinas científicas como

la Ecología, la Termodinámica y la Teoría deSistemas. De la primera de ellas ha tomado laimportancia de la interacción entre las partes,entre los componentes del mundo natural ysocial, el reconocimiento de la complejidadde lo real, la evolución y el cambio, etc. De laTermodinámica una concepción de los procesosfísicos y biológicos marcada por la finitud, lairreversibilidad, la entropía (Atkins, 1992) y,al mismo tiempo, la posibilidad de la neguen-tropía y el orden, es decir de la sustentabi-lidad. De la Teoría de Sistemas (Bertalanffy,1976; Luhmann, 1998) el enfoque holísticoy sistémico que permite articular conceptosy construcciones teóricas provenientes de laEcología, de la Termodinámica, de la Teoríade la Evolución, etc...

De todo ello han surgido, a su vez, tresconceptos fundamentales: el primero, el propioconcepto de sistema, definido por las propie-dades emergentes que se originan en la interre-lación de sus componentes, de tal manera quelo esencial no son los componentes sino las rela-ciones entre ellos; el segundo, el concepto decomplejidad, resultado del número y cualidadde las interrelaciones; y el tercero, la impor-tancia del ambiente que le rodea a la hora decomprender el estado y el comportamientodel sistema. La complejidad es, pues, uno delos principios constituyentes del paradigmaecológico. Quizá ninguno como éste muestreel contraste con la epistemología tradicional.

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BASES ECOLÓGICASDE LA AGROECOLOGÍA:

LOS AGROECOSISTEMAS

 

18 Bases epistemológicas de la Agroecología

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Consciente de la incertidumbre del propioconocimiento científico y de las a veces impre-visibles consecuencias de los propios “descu-brimientos” que produce, la ciencia posnormalse cuida de tomar las medidas necesarias paragarantizar que las decisiones y el control delpropio desarrollo científico y, consecuente-mente tecnológico, sean socialmente compar-tidas. Funtowicz y Ravetz proponen cambios

de orden epistemológicos (modificar la rela-ción entre hechos y valores, fomentar el plura-lismo axiológico y estratégico, introducción dela incertidumbre y de los procesos caóticos,enfoque sistémico, articulación de métodoscualitativos y cuantitativos, etc.) y en el planosocial la introducción de un criterio de calidadpara evaluar socialmente la actividad científi-co-técnica. “La ciencia posnormal es dinámica,sistémica y pragmática y, por ello, exige de unanueva metodología y organización social deltrabajo. (..) el principio de calidad nos permitemanejar las incertidumbres irreductibles y lascomplejidades éticas que son centrales a la reso-lución de los problemas en este nuevo estilo deciencia” (Funtowicz y Ravetz, 2000, 58).

En ese sentido, el lugar de la ética y sufuncionalidad es similar al que ocupan losinstintos y el aprendizaje condicionado enespecies animales evolutivamente cercanascomo los mamíferos superiores. Ética fundada

en criterios de valoración propiamenteecológicos y orientados hacia la estimula-ción y producción de conductas y accionesecológicas, es decir a aquellas que generanbeneficios sociales y ambientales. Ética querequiere, para serlo de manera consecuente,la ampliación de los límites de la comunidadmoral. Todos los seres vivos, cuya organi-zación ecosistémica hace posible la vida,deben formar parte también de ella ya quesu contribución al mantenimiento de la vida

humana es fundamental. De esa manera, elparadigma ecológico adopta una perspectivabiocéntrica opuesta a la ontología antropo-céntrica que subordina la naturaleza en suconjunto al ser humano y es responsable delas conductas causantes de la crisis ecológica.Ésta es precisamente el fundamento esencialde la Agroecología, el reconocimiento deque la agricultura, en su sentido amplio, es

producto de la interacción entre la sociedadcon su medio ambiente, entre la naturalezay la sociedad.

El paradigma ecológico reposa, en defini-tiva, sobre una axiología alternativa, cons-truida sobre una ética consciente tanto de loslímites ecológicos de la libertad como de quela equidad es uno de sus principales valores,incluyendo la igualdad intergeneracionale interespecífica. Reposa, finalmente, en elprincipio de prudencia o precaución. Frenteal viejo axioma, especialmente operativo enel campo de la ciencia, de que todo lo quepuede ser hecho debe ser hecho, este prin-cipio obliga antes de la acción a la reflexióny al cuestionamiento de la utilidad social yambiental de la misma. Esta simbiosis entreepistemología (ciencia posnormal) y ética(principio de responsabilidad) en la elabora-ción y el uso del principio de precaución, esotro buen exponente del modo integrador deoperar del paradigma ecológico.

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20 Bases ecológicas de la Agroecología: los agroecosistemas 21

n fundamento básico de laEcología es el concepto de ecosistema, definidocomo sistema funcional de relaciones comple-mentarias entre los organismos vivientes y su

ambiente, delimitado por fronteras definidasarbitrariamente, en un tiempo y espacio queparece mantener un estado estable de equi-librio, pero a la vez dinámico (Odum, 1992;Gliessman, 2002). Todo ecosistema es, pues,un conjunto en el que los organismos, losflujos energéticos y los flujos biogeoquímicosse hallan en equilibrio inestable, es decir, sonentidades capaces de automantenerse, auto-rregularse y autorrepararse independiente-mente de los hombres y de las sociedades ybajo principios naturales (Toledo, 1985). Perolos seres humanos, al artificializar dichos ecosis-temas para obtener biomasa útil, interfierenen mayor o menor grado en los mecanismospor los que la Naturaleza se renueva conti-nuamente. En ese sentido, podemos distin-guir dos formas de intervención humana enlos ecosistemas: la propia de las sociedadesde cazadores-recolectores (o las actividadesde caza, pesca, extracción de productos fores-tales y ciertos tipos de pastoreo), donde losrecursos naturales son obtenidos y transfor-mados sin provocar cambios sustanciales enla estructura, dinámica y arquitectura de losecosistemas naturales (Guha y Gadgil, 1993); yaquella que se produce cuando los ecosistemasnaturales son parcial o totalmente reempla-zados por conjuntos de especies animales ovegetales en proceso de domesticación. Laagricultura, la ganadería, la silvicultura, etc.serían los ejemplos más claros de esta segundaforma de intervención. Frente a los primeros,

que como ecosistemas conservan aún su capa-cidad de automantenerse, autorrepararsey autorreproducirse, los sistemas manipu-lados por los seres humanos son inestables,requieren de energía y también materialesdel exterior para su mantenimiento y repro-ducción (Toledo,1993).

Pues bien, a estos ambientes trans-formados o ecosistemas artificiales se lesdenomina agroecosistemas. La Agroecologíase sirve de ellos como unidad de análisis oespacio de observación. En otras palabras, unagroecosistema es aquel trozo de naturalezaque puede ser reducido a una última unidadcon arquitectura, composición y funciona-miento propios y que posee un límite teóri-camente reconocible, desde una perspectiva

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Foto 2 Los agroecosistemas son ecosistemas artificializados por el ser humano.

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agronómica, para su adecuada apropiaciónpor parte de los seres humanos. Con él sequiere aludir a la específica articulación quepresentan los seres humanos con los recursosnaturales: agua, suelo, energía solar, especiesvegetales y el resto de las especies animales. Eneste sentido, la estructura, dinámica y arqui-tectura de los agroecosistemas resulta ser unaconstrucción social, producto de la coevolu-ción de los seres humanos con la naturaleza(Redclift y Woodgate, 1993). En otras palabras,es producto de la manipulación socialmenteorganizada de un ecosistema para la produc-ción de biomasa útil y, como tal, reflejo derelaciones de naturaleza socioecológicas.

El trabajo de Norgaard (1994), a quiense debe la fundamentación de este principio,

hace hincapié en que las actividades de lagente “modifican los ecosistemas y, a su vez,las respuestas de estos proveen de un marcotanto para la acción individual como para laorganización social”. Ahora bien, la mutuadeterminación de ambos mundos, el social yel natural, no implica concebirlos como sepa-rados uno del otro, donde cada uno puedaexplicarse separadamente por las cienciassociales o por las naturales. La naturaleza yla sociedad no son dos mundos distintos, condinámica propia, que interactúan a lo largodel tiempo. En coherencia con esa declara-ción, la Agroecología considera la sociedaden la naturaleza, con quien establece rela-ciones materiales de intercambio de energía,materiales e información. Para describir estarelación de determinación múltiple se ha

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ESTRUCTURA Y COMPONENTESDE LOS AGROECOSISTEMAS

 

22 Bases ecológicas de la Agroecología: los agroecosistemas

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propuesto el concepto de metabolismo socialdel que luego hablaremos. La Agroecologíaentiende, pues, la relación entre naturalezay sociedad de manera integrada, esto es,parte de la consideración del sistema socialcomo una parte más de los sistemas natu-rales (Berkes y Folke, 1998) o a las sociedadescomo “subsistemas de la biosfera”, negandoel excepcionalismo que, según demostraron

Catton y Dunlap (1978), fue y en buenamedida sigue siendo el paradigma domi-nante en las ciencias sociales. Barbara Adamlo ha expresado de manera contundente:“Desde una perspectiva temporal, no existela dualidad naturaleza-cultura: somos natu-raleza, constituimos naturaleza y creamosnaturaleza a través de nuestras acciones encondiciones que están preestablecidas amplia-mente por nosotros, por la evolución y por lahistoria” (Adam, 1997, 171).

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24 Estructuras y compònentes de los agroecosistemas 25

  on el surgimiento de la agricul-tura, los seres humanos reemplazaron parcialo totalmente los ecosistemas naturales porconjuntos de especies animales o vegetales en

proceso de domesticación (Toledo, 1993). Asísurgieron los “agroecosistemas” (Altieri, 1989)o ecosistemas manipulados y artificializados porel hombre para capturar y convertir energíasolar en alguna forma particular de biomasaque pudiera ser usada como comida, comomedicina, fibra, esto es como materia prima,o como combustible (Margalef, 1979). Estosecosistemas manipulados son inestables,requieren energía y también materiales delexterior para su continuidad en el tiempo(Pimentel y Pimentel, 1997; Gliessman, 1998).

Esa energía es añadida mediante una seriede labores o manejos que tienen por objetoasegurar la producción de biomasa y su repe-tición en sucesivos ciclos de cultivo. En losagroecosistemas manejados de manera tradi-cional ese input de energía adicional viene defuentes biológicas: trabajo humano y trabajoanimal, que a su vez depende directamente dela capacidad del agroecosistema de producirbiomasa. Ésta depende de la cantidad de tierraocupada donde realizar el proceso fotosinté-tico, manteniendo, pues, una dependenciamuy estricta de su dotación territorial. Enlos agroecosistemas manejados de maneraindustrial, la energía adicional proviene en sugran mayoría del empleo directo e indirectode combustibles fósiles. En tales sistemas, lamayoría de la energía generada como biomasase dirige hacia fuera del sistema tanto enforma de alimento o fibra como de residuos

de cosecha. A estos últimos no se les permiteademás quedarse dentro del sistema paracontribuir al funcionamiento de importantesprocesos internos. Estos agroecosistemas sonmeros “transportadores de energía” y difí-cilmente pueden considerarse sostenibles(Gliessman et al., 2007, 17).

En cualquier caso, las principales labores

guardan cierta similitud y han perdurado ensu esencia hasta ser sustituidas en muchaszonas del planeta por las prácticas propias dela agricultura industrial. Tienen por objetoalterar los ciclos del carbono, del nitrógenoy del fósforo, del ciclo hidrológico y de losmecanismos de regulación biótica. El suelo,por ejemplo, debe ser cultivado no sólo parala siembra sino también para el control de laflora arvense, para incorporar materia orgá-nica y permitir el crecimiento de las raíces, parafavorecer la infiltración del agua, etc. Tambiéndeben controlarse los daños potenciales quela labranza puede provocar, especialmenteen suelos en pendiente, expuesto a la acciónerosiva sobre todo del agua. Una de las solu-ciones más difundida por todas las culturas hasido la construcción de terrazas.

En muchos agroecosistemas en el pasadoe incluso en la actualidad, el uso del ganadoes imprescindible para realizar las labores másduras: arar, trillar, transportar el grano, extraeraceite y sacar agua para regar. Ello permitecultivar una porción de territorio mayor quesi se hace con trabajo humano. Los bueyes, lasvacas, búfalos acuáticos y caballos y otras razasequinas, con ayuda de aparejos especiales, hanhecho tradicionalmente estas labores pesadas.Proporcionan también estiércol, leche, carne ypieles. El estiércol se ha convertido en muchosagroecosistemas en el elemento clave de lareposición de la fertilidad, especialmente

c cuando se alcanza cierto nivel de inten-sidad en los cultivos. No obstante, el ganadoinvierte gran cantidad de biomasa vegetal enlos procesos metabólicos requeridos para sumantenimiento y reproducción. La complemen-tariedad entre el trabajo animal y el trabajohumano resulta ideal mientras que el ganadopuede mantenerse de los pastos existentes ensuelos que no pueden o no conviene usar para

la agricultura o bien de biomasa vegetal queno puede ser consumida directamente porlos seres humanos (Gliessman, 2002, 273-274;González de Molina y Guzmán Casado, 2006).En cualquier caso, las sociedades agrarias necesi-taron históricamente cuatro veces más biomasaque los cazadores-recolectores (Fischer-Kowalskiy Haberl, 1997, 64) debido precisamente al usode animales domesticados.

Como en el caso de los sistemas naturales,la productividad de los agroecosistemasestá limitada por la disponibilidad de aguay nutrientes. Los agricultores aprendieronpronto que el incremento de los rendi-mientos está asociado a la abundancia rela-tiva de estos factores y desarrollaron prácticasculturales que trataron de maximizar su usointerfiriendo en los ciclos biogeoquímicos(Gliessman, 2002; González de Molina, 2002;Garrabou y González de Molina, 2010). Elmanejo del carbono se hace mediante laaplicación de materia orgánica, que contienetambién cantidades apreciables de nitrógeno,fósforo y potasio. De esa manera la reposiciónde la fertilidad fue siempre un factor crucialdel que dependió el volumen y la estabilidadde la producción agrícola.

Como es sabido, el nutriente más limitantede la productividad de los agroecosistemas es elNitrógeno (N), no sólo porque es el más deman-dado por las plantas sino también porque su

disponibilidad en el suelo es escasa, depen-diendo de las posibilidades de su captura dela atmósfera. Por su parte el fósforo, cuyasreservas no están en la atmósfera sino en elsuelo y suelen ser abundantes, se convierteen factor limitante debido a su baja disponi-bilidad para las plantas. Una vez depositadoen los tejidos de estas y consumido en formade biomasa por los organismos heterótrofos

(animales herbívoros, animales domésticos y elhombre) su vuelta al suelo y el correspondientecierre del ciclo depende del uso que se hagade las excretas de los dos últimos. Las prác-ticas agrarias tratan –a falta de la producciónsintética de fertilizantes y de reservas de rocasfosfatadas— de movilizar los nutrientes de lasdistintas partes de los agroecosistemas y de laatmósfera que los envuelve. Con tales practicas,los agricultores tratan de reponer las pérdidasprovocadas por la cosecha y procesos naturalescomo la lixiviación, volatilización, etc.

Son muchas, muy variadas e incluso algunassofisticadas, las prácticas de fertilización quese han desarrollado en las agriculturas noindustriales, obligadas por la necesidad de noagotar sus fuentes de aprovisionamiento. Lamayoría de los nutrientes se reponen devol-viendo a la tierra los residuos animales y vege-tales, esto es, reciclando los residuos orgánicos(estiércoles, materia orgánica del sotobosque,huesos triturados, aguas fecales, pozos ciegos,quema de biomasa y adición de cenizas, usode sedimentos, etc.). Quizá el más extendidoha sido la aplicación de las excretas ganaderas,cuyo manejo ha ido perfeccionándose a lo largodel tiempo. La recogida, fermentación y trans-porte de estos residuos comporta pérdidas muyimportantes en el contenido de los nutrientes.Los agricultores deben aplicar enormes canti-dades de estiércol para reponer la fertilidad. Sudisponibilidad estuvo siempre limitada.

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26 Estructuras y compònentes de los agroecosistemas 27

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Efectivamente, no en todos los agroeco-sistemas se puede hacer el mismo acopiode materia orgánica. La escasez ha sidoen muchos territorios algo estructural, porejemplo en climas con pocas precipitacionesy baja producción de biomasa, donde lacabaña ganadera no puede ser (sin auxilio derecursos externos) lo suficientemente grandecomo para atender las necesidades de fertiliza-

ción (González de Molina, 2001). En ausenciade fertilización química, la escasez ha obli-gado en muchas latitudes a la utilización delbarbecho y al desarrollo de estrategias dereposición de nutrientes mediante el uso deabonos verdes y la siembra de leguminosasen rotación con otros cultivos, maximizandoel aporte de nitrógeno. Por ejemplo, el abonoverde fue bastante utilizado en Europa en elpasado y también fue usado en el este asiá-tico. La combinación de leguminosas y abonosverdes, barbechos y cereales ha dado lugara la práctica de las rotaciones, que consti-tuyeron la manera energéticamente máseficiente de optimizar las posibilidades dela agricultura tradicional. Con ellas no sólose procura reponer la fertilidad sino que secontrola la proliferación de la flora arvense yde las plagas y enfermedades de las plantas. Lasucesión de varios cultivos (granos, tubérculos,oleaginosas, fibras, etc.) disminuye además elriesgo de fracaso de la cosecha y permite unamejor adaptación tanto a las condiciones desuelo y clima como a las preferencias dieté-ticas. Rotaciones y policultivos constituyen endefinitiva una manera eficiente de asegurarla autosuficiencia alimentaria e incluso demantener altas densidades de población conla misma cantidad de tierra.

Dada la importancia capital del aguapara la producción de biomasa, los agricul-tores deben interferir también en el ciclo

hidrológico. En algunas regiones del planetalas precipitaciones son demasiado abundantesy crean serios problemas para el adecuadodesarrollo de los cultivos. En este tipo de socie-dades se han tenido que desarrollar sistemasde drenaje para crear las condiciones idóneasde humedad. Muchas de estas soluciones hansido imaginativas, sin necesidad de provocargrandes modificaciones en los agroecosistemas.

En otras zonas, sin embargo, el problema es elcontrario, ya sea porque llueve poco o porqueno lo hace en determinadas épocas del año.Las disponibilidades de agua condicionanlos tipos de plantas que pueden cultivarse.Algunos cultivos (cítricos, ciertos frutales,hortalizas, forrajes, tabaco, algodón, caña deazúcar, etc.) sólo pueden desarrollarse con unsuministro abundante y estable de agua, estoes con riego. La diversificación y especializa-ción de cultivos, y por supuesto el incrementode la productividad primaria neta en zonasáridas y semiáridas ha dependido de las posi-bilidades tecnológicas del riego.

En las agriculturas preindustriales, los riegoshan sido movidos por gravedad, aprovechandola energía cinética proveniente de su desplaza-miento por las pendientes. La orografía y loscoeficientes de escorrentía condicionan, pues,su amplitud, en tanto que el régimen de los ríosy arroyos condiciona la dotación de agua dispo-nible a lo largo del año. Las posibilidades deriego están determinadas, pues, por la existenciade cursos de agua más o menos caudalosos y dependientes más o menos pronunciadas que lahagan fluir con la fuerza suficiente. Son riegosbasados en pequeñas presas de derivación, sinapenas capacidad de almacenamiento, y enuna red de canalizaciones que transportan elagua hasta las parcelas. Una cantidad impre-sionante de artilugios fueron inventadospara almacenar, transportar y elevar el agua,

Ecosistema naturalAgroecosistema

CampesinoAgroecosistema

Industrial

Productividad neta

Interacciones tróficas

Diversidad de especies

Diversidad genética

Ciclo de nutrientes

Estabilidad

Control humano

Permanencia temporal

Heterogeneidad delhábitat

Media

Compleja

Alta

Alta

Cerrado

Alta

Independiente

Larga

Alta

Alta

Baja complejidad

Media

Baja

Semicerrado

Media

Dependiente

Corta

Media

Muy Alta

Simple y lineal

Baja

Muy Baja

Abierto

Baja

Dependiente

Corta

Baja

Fuente: adaptado de Gliessman, 2002, 26.

Tabla 1 Diferencias en la estructura y función entre ecosistemas naturales y agroecosistemas

especialmente en oriente medio y en el estede Asia. Quizá la contribución más importanteque hizo China a la agricultura de base orgá-nica haya sido precisamente el diseño, cons-trucción y mantenimiento de los sistemas deirrigación. Gracias a ellos, los sistemas de arrozinundable constituyeron la máxima represen-tación de una agricultura tradicional intensivay una expresión sofisticada de la adaptacióndel paisaje a las necesidades humanas, inclu-yendo la domesticación de especies (el arroz yel búfalo), especialmente diseñadas para esossistemas (Mc Netting, 1993: 41). Con la apari-ción de las grandes tecnologías hidráulicas, yaen el siglo XX, en los países con acceso a estastecnologías se pudieron realizar obras de regu-lación mediante grandes presas y extraer aguadel subsuelo en cantidades significativas.

Pero los agricultores no sólo han alterado losflujos de energía y de materiales de los ecosis-temas sino que, al cultivar la tierra y manejarlos agroecosistemas, han alterado también lasplantas mediante selección y mejora. Con elloalteran también la flora y la fauna que afectaa los propios cultivos. La pretensión de los agri-cultores ha sido, hasta que penetró la lógicade la agricultura industrial, cultivar una mayor

variedad de plantas, hacerlas más productivasy más resistentes. En otros términos, obtener lamáxima cantidad de biomasa útil. Para lograrlohan desarrollado a lo largo del tiempo procedi-mientos de domesticación, selección y mejorade las plantas cultivables con el fin de mejorarla relación entre la biomasa cosechable y labiomasa total. El proceso de selección se haorientado hacia las especies y variedades deplantas útiles que destinen la mayor proporciónde fotosintato a la parte cosechable, en detri-mento de otras partes de su morfología. Ello noquiere decir que, como ocurre con la agriculturaindustrializada, el proceso de selección y mejorahaya tenido como único objetivo el incrementodel rendimiento comercial de la planta. En lasúltimas décadas el proceso de selección de semi-llas ha buscado unos determinados parámetrosde altos rendimientos, apariencia, uniformidadgenética, respuesta rápida a fertilizantes y apli-cación de agua, facilidad de cosecha y proce-samiento, resistencia a daños de transporte ymenor caducidad. En las agriculturas preindus-triales, los campesinos tienen también otrosobjetivos, no sólo los comerciales, a la hora deseleccionar variedades, por ejemplo la alimen-tación animal y la utilización de la paja comomaterial de construcción o combustible en el

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LA ORGANIZACIÓNY FUNCIONAMIENTO

DE LOS AGROECOSISTEMAS

 

28 Estructuras y compònentes de los agroecosistemas

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INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

caso de los cereales. Ello explica las diferenciassignificativas que existen en los coeficientes decosecha entre las variedades tradicionales y lasactuales.

La mejora actual de plantas que busca laacumulación de biomasa en la parte cosechableha reducido la cantidad de energía destinadaa aquellas características que les confieren una

mayor resistencia ambiental. Debido a ello, lasespecies y variedades actuales necesitan unascondiciones óptimas de humedad del suelo,disponibilidad de nutrientes, ausencia de plagasy enfermedades, temperatura y luz solar, de lasque no se podía disponer en el pasado. No esextraño que las especies y variedades tradicio-nales tengan menores rendimientos comerciales,pero a cambio están más y mejor adaptadasa las condiciones de su entorno (Odum, 1992,204), a la sequía, a la carencia estructural denutrientes o a los ataques de insectos-plaga.

Todo intento de maximizar la cosecha útilimplica necesariamente la simplificación de ladiversidad biológica mediante el aumento dela densidad de las plantas cultivadas, la elimi-nación de las competidoras y el control y, en sucaso eliminación, de la fauna “perjudicial”. Sinembargo, en agriculturas no industrializadas,los campesinos deben mantener la máximabiodiversidad en campo para ganar en esta-bilidad y seguridad en las cosechas. Por ello,los agroecosistemas campesinos tienen engeneral mayor diversidad genética dentro desus poblaciones, diversidad de cultivos, de espe-cies no agrícolas, de plantas silvestres dentroy alrededor de los campos de cultivo, etc. Enesas condiciones, la vulnerabilidad a las plagas

y enfermedades es menor2. La diversidadconstituye, pues, una estrategia de seguridadque abarca más ámbitos que los hasta ahoradescritos. Los campesinos están obligados amantener no sólo una elevada diversidad deflora y fauna, de su correspondiente cargagenética, sino también deben mantener ciertadiversidad en el arreglo espacial de los compo-nentes de las zonas de cultivo.

Una de las principales características delproceso de domesticación de especies ha sidosu extraordinaria variación genética. Dentro decada especie se pueden distinguir aún cientose incluso miles de variedades o razas. Cadaraza o variedad por lo común constituye undiseño genético que responde a condicionesecológicas específicas: diversos rangos dehumedad, temperatura, ciclos o ritmos natu-rales, umbrales climáticos o de suelos (factoresfísicos y químicos) y necesidades del consumohumano (tamaño, color, sabor, aroma, maneja-bilidad, disponibilidad espacial y temporal, valornutricional o artesanal, etc.). Estas adaptacionesparticulares y específicas han producido todauna gama de variaciones y han sido el productode un significativo conocimiento ecológico delas condiciones locales (incluyendo micro-climasy variaciones mínimas de suelo y relieve, ritmosy ciclos naturales, interacciones de organismos,eventos regulares y sorpresivos, etc.) de quienesmantienen y manejan estas variedades y razas.El producto final ha sido, tras 10.000 años dediversificación agrícola y pecuaria, de cientos ymiles de diseños genéticos originales, que a suvez son la consecuencia de creaciones de innu-merables culturas locales a lo largo del espacioy del tiempo (Toledo y Barrera-Bassols, 2008).

2La presencia de arvenses, por ejemplo, cuyo control implica la realización de labores de escarda, puede tener efectos positivossobre el mantenimiento de insectos benéficos y el control de los insectos-plaga. Del mismo modo, la presencia de policultivosy de rotaciones mantiene a los insectos herbívoros en desventaja, ya que disponen de menor concentración de ali mento.

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30 La organización y funcionamiento de los agroecosistemas 31

materiales de construcción, madera y leña3.Cuando alguno de los usos era insuficientepara satisfacer las demandas, se procuraba quelos otros lo compensaran. Por ejemplo, cuandoel crecimiento del ganado de labor superabala capacidad de alimentarlo en las zonas depasto, las zonas agrícolas debían destinar unaparte de la producción a cereales y legumi-nosas para pienso o de la biomasa sobrante delos cultivos (los “residuos de cosecha”).

Ciertamente, los tres grandes usos alter-nativos del territorio podían darse conjunta-mente en una misma explotación, combinandodiversos cultivos y aprovechamientos (sistemasagroforestales, por ejemplo), pero su factibi-lidad dependía de las condiciones edafocli-máticas de cada ecosistema y de su capacidadproductiva. En climas en los que la producciónprimaria resultaba deprimida por la escasezde precipitaciones o la escasez de nutrientes,los costes territoriales de la producción de

biomasa eran mayores que en las zonas deabundancia de estos factores. En algunasregiones secas, semiáridas y áridas, donde elagua escaseaba, los usos del territorio podíanincluso competir entre si y ser prácticamenteexcluyentes, obligando a un alto consumo deterritorio. La superficie agraria útil quedaba,pues, dividida según sus aprovechamientos,en terrenos agrícolas, pecuarios y forestales,cuyo grado de incompatibilidad dependía delas aptitudes de cada agroecosistema. Inclusoen zonas semidesérticas o áridas, en las quela productividad natural era baja y el terri-torio objeto de apropiación tenía que serdemasiado extenso, la mejor opción era elpastorialismo y el nomadismo (Giampietro,Bukkens, Pimentel, 1997, 155). En definitiva,la distribución en distintos usos del territorio,esto es la heterogeneidad espacial, consti-tuía una forma de imitar la dinámica de losecosistemas naturales y lograr así la máximaestabilidad.

ada una de las formas de orga-nización de los agroecosistemas imprime suparticular huella sobre el territorio, configu-rando paisajes específicos. O dicho de otramanera, cada arreglo del agroecosistema tieneun coste en términos de territorio en función dela procedencia y calidad de los ujos de energía ymateriales que hacen posible su funcionamientoy del manejo de la biodiversidad.El paisaje es lahuella visible que el mismo deja sobre el terri-torio, en tanto puede existir una huella ocultaque se materialice en un territorio, a vecesdistante, del que provengan recursos natu-rales (“ghost acreage”) o funciones ambien-tales que resultan imprescindibles para elfuncionamiento del metabolismo en cuestión(Guzmán Casado y González de Molina, 2008).En agriculturas preindustriales, el funciona-miento de los agroecosistemas necesita laapropiación de grandes cantidades de terri-torio para producir biomasa útil; un coste queno paga la agricultura industrializada que se

nutre de fuentes energéticas y de materialesque provienen del subsuelo.

Por ejemplo, en las agriculturas orgánicastradicionales o agriculturas campesinas, lasnecesidades de tracción animal, de reposiciónde la fertilidad, de combustible para las nece-sidades domésticas o de la industria artesanal,de la mayoría de las actividades económicas,del transporte, etc. al ser satisfechas con laquema o ingesta de biomasa, requerían, juntocon la alimentación humana, una cantidaddeterminada de territorio. La casi imposibi-lidad de importar cantidades significativas deenergía externa a los ecosistemas manejados,obligaba a satisfacer las necesidades propiasy las demandas ajenas con el territorio dispo-nible, fragmentándolo para usos alternativos.Por ello, el campesino estaba obligado a esta-blecer una estrategia de complementariedadentre distintos usos del territorio. Las tierrasde cultivos iban destinadas a la alimentaciónhumana o la producción de fibras y otrasmaterias primas de interés para el ser humano.Los terrenos de pasto iban destinados a laalimentación animal y, finalmente, los terrenosforestales a la producción de combustible y

c

3Como ha señalado Sieferle (2001b, 20), los distintos usos del suelo estaban vinculados con los diversos tipos de energía.Las tierras cultivadas estaban asociadas con la producción de energía metabólica para proveer la alimentación humana; lastierras de pasto que alimentaba a los animales de labor con l a energía mecánica y los bosques con la energía térmica queproporcionaba el combustible necesario para la cocina, calefacción y la manufactura.

Fotos 3-4-5 Diversos usos alternativos del territorio:agricola, pecuario o forestal

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LOS FLUJOS DE INFORMACIÓN:LA IMPORTANCIADEL CONOCIMIENTO LOCAL

 

32 Los flujos de información: la importancia del conocimiento local

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33

INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

a Agroecología no sólo se nutre de losconocimientos de diversas disciplinas científicas,también se nutre de los saberes de los propiosagricultores. “Se alimenta de ambos paraconvertirse en un enfoque de investigaciónque se puede aplicar para convertir agroeco-sistemas convencionales o no sostenibles, ensostenibles” (Gliessman et al., 2007, 21). Ello esdebido a que, a lo largo del tiempo, los campe-sinos han ido generando un importante arsenalde conocimientos útiles. Se trata de saberes,transmitidos por vía oral de generación engeneración, por medio de los cuales han idoperfeccionando sus relaciones con su medioambiente. Su lógica es distinta de la cienciaactual y por ello se le ha dado el nombre de“saberes” (Toledo y Barrera-Bassols, 2008). Sonde conocimientos ecológicos que generalmentetienen una dimensión local, colectiva, diacró-nica y holística. El conocimiento campesino estábasado en observaciones en una escala geográ-fica más bien restringida, provee informacióndetallada de todo el espacio apropiado, estoes, conocimientos acerca de la estructura o loselementos de la naturaleza, las relaciones quese establecen entre ellos, los procesos o diná-micas y su potencial utilitario. De esa forma,en el conocimiento local se han acumuladoconocimientos de carácter taxonómico sobreconstelaciones, plantas, animales, hongos,rocas, nieves, aguas, suelos, paisajes y vegeta-ción, o sobre procesos geo-físicos, biológicos yecológicos tales como movimientos de tierras,

ciclos climáticos o hidrológicos, ciclos de vida,periodos de floración, fructificación, germina-ción, celo o nidación, y fenómenos de recupe-ración de ecosistemas (sucesión ecológica) o demanejo de paisajes. Estos conocimientos hanconstituido la base del flujo de información queha hecho funcionar los agroecosistemas.

El conocimiento campesino utiliza normal-

mente sistemas complejos para clasificarplantas y animales de tal suerte que “elnombre tradicional de una planta o animalrevela el status taxonómico de ese organismo”(Altieri, 1991: 16-24). Algunas culturas desa-rrollaron sistemas de clasificación de suelos enfunción de su origen, color, textura, olor, consis-tencia y contenido orgánico, por su potencialagrícola y el tipo de cultivo que resultaba másadecuado. Está demostrado por múltiplestrabajos que, en general, hay una alta corre-lación entre la taxa campesina y la científica(Berlín, Breediove y Raven, 1973: 214-242;Bulmer, 1965: 1564-1566). Ejemplos muy inte-resantes se puede encontrar entre los aztecas(Willians, 1980), en las culturas andinas delPerú (McCamant, 1986) y otros lugares deLatinoamérica (Chambers, 1983). Algo pare-cido ocurre con las taxonomías campesinasde animales y plantas que no tienen nadaque envidiar a las científicas. Se sabe que losMayas de Tzeltal y de Yucatán y los Purépechaspodían conocer más de 1.200, 900 y 500 espe-cies de plantas respectivamente (Toledo, 1985);o los agricultores de Hanunoo en Filipinas quedistinguían más de 1.600 (Conklin, 1979). Estossistemas de clasificación, de una gran comple- jidad, explican que el nivel de diversidadbiológica en forma de policultivos y sistemasagroforestales de muchas comunidades campe-sinas no fuera resultado de la casualidad sinode un conocimiento muy aproximado delfuncionamiento de los sistemas agrarios. La

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34 Los flujos de información: la importancia del conocimiento local 35

diversidad genética de tales sistemas les hacíamenos vulnerables a las enfermedades especí-ficas de tipos concretos de cultivos y provocabausos múltiples de las plantas en el terreno de lamedicina, los pesticidas naturales o la alimenta-ción, mejorando la seguridad de las cosechas.

Los campesinos desarrollaron, pues, a lolargo del tiempo una gran cantidad de prácticas

agrarias en confrontación con los problemasque debieron superar (véase tabla 2). Las prác-ticas exitosas son las que interesan especial-mente a la Agroecología. Prácticas tendentes almantenimiento de la diversidad y la continuidadtemporal y espacial; a la utilización óptimade los recursos y del territorio; al reciclaje denutrientes; a la conservación y el manejo delagua, y al control de la sucesión y provisiónde protección de cultivo (Altieri, 1991:18). Esecorpus de conocimientos se suele encontrarintegrando en la lógica de la producción delos sistemas campesinos, de tal manera queexiste una clara conexión entre la gestiónde los recursos naturales y su propia cultura(Wilken, 1987: 167-190). Como dice Toledo(Toledo, 1993: 213), “parece claro que en laperspectiva de los problemas concretos y prác-ticos que han de resolverse durante la gestiónde los ecosistemas, los productores campesinosdeben poseer conocimiento de los recursos almenos en cuatro escalas: geográfca (incluyendomacroestructuras y asuntos como clima, nubes,vientos, montañas, etc.); física (topografía, mine-rales, suelos, microclima, agua, etc.); vegetacional(el conjunto de masas de vegetación), y bioló-gica (plantas, animales y hongos). En el mismosentido, basada en la literatura antropológica esposible distinguir cuatro tipos de conocimiento: estructural  (relativo a los elementos naturales o asus componentes);dinámico(que hace referenciaa los procesos o fenómenos); relacional (unidoa la relación entre o en el seno de elementos

o acontecimientos), y utilitario (circunscrito a lautilidad de los recursos naturales)”.

Fruto de la aplicación de todo este arsenal deconocimientos y prácticas campesinas, las socie-dades agrarias modelaron una gran variedadde paisajes humanizados alrededor del mundo,que incluían bosques, selvas, praderas, desiertosy semidesiertos, humedales y costas. Sobre

este enorme cúmulo de conocimientos se handesarrollado en los últimas décadas multitudde estudios (una recopilación puede verse enToledo y Barrera-Bassols, 2009) que han logradoacabar, al menos en el terreno científico, con laidea preconcebida de que las prácticas y cono-cimientos campesinos eran primitivos e inefi-cientes. No pocos han sido incluso adoptadospor la agronomía convencional. En definitiva, elconocimiento formal, social y biológico obtenidode los sistemas agrarios tradicionales y el conoci-miento y algunos de los inputs desarrollados porlas ciencias agrarias convencionales, junto conla experiencia acumulada por las tecnologías einstituciones agrarias pueden combinarse paramejorar tanto los agroecosistemas tradicionalescomo los modernos y hacerlos ecológicamentesostenibles.

Limitación ambiental Objetivo Prácticas de manejo

Espacio limitado Maximizar uso de recursosambientales y tierra disponible.

Policultivos, agroforestería,huertos familiares, zonificaciónaltitudinal, fragmentación delpredio, rotaciones.

Laderas/pendientes Controlar la erosión, conservarel agua.

Terrazas, franjas en contorno,barreras vivas y muertas,

mulching, cubiertas vivascontinuas, barbecho.

Fertilidad marginal del suelo Sostener la fertilidad y reciclar lamateria orgánica.

Barbechos naturales o mejorados,rotaciones y/o asociaciones conleguminosas, composta, abonosverdes y orgánicos, pastoreo encampos en barbecho o despuésde la cosecha, uso de sedimentosaluviales, etc.

Inundaciones o excesos de agua Integrar la agricultura y lasmasas de agua.

Cultivos en campos elevados(«chinampas», «waru-waru», etc.)

Lluvias escasas o pocopredecibles

Conservar el agua y utilizaren forma óptima la humedaddisponible.

Uso de cultivos tolerantes asequía, mulching, policultivos,cultivos de ciclo corto, etc.

Extremos de temperatura y/o deradiación

Mejorar el microc lima. Reducción o incremento de lasombra, podas, espaciamiento(de) cultivos, uso de c ultivosque toleran sombra, manejo deviento con cortinas rompeviento,cercos vivos, labranza mínima,policultivos, agroforestería, etc.

Incidencia de p lagas Proteger los cul tivos , reducir la spoblaciones de plagas.

Sobresiembra, tolerancia decierto daño, uso de variedades

resistentes, siembra en épocas debajo potencial de plagas, manejodel hábitat para incrementarenemigos naturales, uso deplantas repelentes, etc.

Fuente: Altieri, 2009

Tabla 2 Ejemplos de sistemas de manejo de suelo, vegetación, agua, etc., utilizados por campesinos

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BASES SOCIOECOLÓGICASDE LA AGROECOLOGÍA

 

36 Bases socioecológicas de la Agroecología

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INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

  as sociedades humanas pueden ser

consideradas, pues, como un híbrido entrecultura, comunicación y el mundo material(Fischer-Kowalski y Haberl, 2007, 8-10). Deacuerdo con este supuesto de partida, losagroecosistemas son parte de la naturaleza y,al mismo tiempo, de la sociedad. Son sistemasfuertemente antropizados, en los que sudinámica se explica por la interacción de lassociedades rurales con su medio ambiente.Ello requiere de una teoría que tenga lasinteracciones entre sociedad y naturalezacomo principal objeto de estudio, esto es lasrelaciones socioecológicas. En ese sentido, laAgroecología debe superar el marco teóricorestringido en el que se ha movido hasta ahorapara ocuparse de todas las relaciones socioeco-lógicas que se establecen en la actividadagraria y, en una concepción más amplia, enel complejo proceso de alimentación humana.Pero no sólo esto, debe tener en cuenta quelas actividades agrarias y alimentarias hanformado y forman parte del conjunto derelaciones socioecológicas más amplias, quela especie humana ha establecido a lo largode la historia para subsistir como especie.Esto es, las actividades agrarias han desem-peñado un papel cambiante en el devenir dela especie humana, sin cuyo conocimiento esimposible diseñar un futuro sostenible paraellas. Una agricultura sostenible será imposibleen un mundo insostenible, donde la actividadagraria siga siendo un mero instrumento denegocio. En consecuencia, la Agroecología

necesita elevar la calidad del conocimientoque produce identificando el lugar de ésteen el conjunto de los conocimientos socioeco-lógicos que impulsen la transición hacia unarelación con la naturaleza más sostenible.

La adopción de un enfoque metabólicode la actividad agraria puede ayudar a estefin. Este enfoque está teniendo cada vez

más éxito, superando su fase inicial en quese propuso como una metodología para elanálisis de la sustentabilidad a partir de losflujos de energía y materiales. En los últimostiempos han surgido propuestas que tiendena considerarlo como algo más que un métodode análisis de la sustentabilidad, como unateoría de la evolución y transformaciónde las relaciones socioecológicas (Toledo yGonzález de Molina, 2007; González de Molinay Toledo, en prensa). En efecto, las relacionesque los seres humanos establecen con lanaturaleza son siempre dobles: individualesó biológicas y colectivas o sociales. A nivelindividual los seres humanos extraen de lanaturaleza cantidades suficientes de oxígeno,agua y biomasa por unidad de tiempo parasobrevivir como organismos, y excretan calor,agua, dióxido de carbono y substancias mine-ralizadas y orgánicas. En el plano social, elconjunto de individuos articulados a través derelaciones sociales se organizan para garan-tizar su subsistencia y reproducción y extraentambién materia y energía de la naturalezapor medio de estructuras meta-individualeso artefactos, y excretan calor y toda unagama de diferentes clases de residuos o dese-chos. Estos dos niveles corresponden a lo queLotka y después Margalef (1993) han llamadoenergía endosomática y energía exosomática,una distinción con valor axiomático para losfundamentos de la ecología humana. Estosrepresentan además los flujos de energía

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38 Bases socioecológicas de la Agroecología 39

“bio-metabólica” y “socio-metabólica” respec-tivamente, y juntos constituyen el procesogeneral de metabolismo entre la naturalezay la sociedad (Giampietro, 2004). Las relacionesentre sociedad y naturaleza se han denomi-nado de esa forma por analogía a la relaciónbiológica que cada individuo mantiene consu medio ambiente (Schmidt, 1976). Dichometabolismo comprende, pues, el conjuntode procesos por medio de los cuales los sereshumanos organizados en sociedad se apropian,circulan, transforman, consumen y excretan,materiales y/o energías provenientes delmundo natural4.

Mientras que en los primeros estadiossocietarios, la energía endosomática fuecasi la única clase de energía arrancada ala naturaleza, con una mínima cantidad deenergía transformada en instrumentos deuso doméstico, vestimentas y materiales parala vivienda, en las actuales sociedades indus-triales la energía exosomática sobrepasa entreinta o cuarenta veces la suma de la energíautilizada por los individuos que las conforman.Así, a escala global, la extracción de recursosminerales (combustibles fósiles y minerales

metálicos y no metálicos) medido en tone-laje, triplica la extracción de la biomasa (losproductos de la fotosíntesis) obtenida a travésde las prácticas agrícolas, pecuarias, fores-tales, pesqueras y de recolección y extracción(Naredo, 2000).

El metabolismo entre la naturaleza y lasociedad comienza cuando los seres humanossocialmente agrupados se apropian materialesy energías de la naturaleza (input) y finalizacuando depositan desechos, emanaciones oresiduos en los espacios naturales (output).Pero entre estos dos fenómenos ocurrenademás procesos en las “entrañas” de lasociedad por medio de los cuales las energías ymateriales apropiados circulan, se transformany terminan consumiéndose (Gráfico 2). Porlo anterior, en el proceso general del meta-bolismo social existen tres tipos de flujos deenergía y materiales: los flujos de entrada,los flujos interiores y los flujos de salida. Elproceso metabólico se ve entonces represen-tado por cinco fenómenos que son teórica yprácticamente distinguibles: la apropiación,la transformación, la circulación, el consumo y la excreción.

4La mayor parte de los contenidos de este epígrafe están tomados del manuscrito del libro titulado Metabolismo,

naturaleza, historia. Una teoría de las transformaciones socioecológicas, que he escrito conjuntamente con Víctor Toledoy que actualmente se encuentra en proceso de edición. En este cuaderno se cita este texto como González de Molina yToledo (en prensa). Agradezco a Víctor Toledo la amabilidad que ha tenido de dejarme utilizar parte de los materialesincluidos en el libro.

Los cinco procesos metabólicos se articulande manera específica, particular y estable a lolargo del tiempo, lo que permite hablar deformas específicas de articulación entre ellos ycon la naturaleza. Y son las instituciones, queexpresan relaciones estrictamente socialescomo la familia, el mercado, las reglas de accesoa los recursos, el poder político, la fiscalidad,el parentesco, el apoyo recíproco, etc., juntocon otras dimensiones igualmente intangi-bles, las que suelen organizar socialmenteesa articulación de los procesos metabólicos.Efectivamente, los seres humanos, agrupados ensociedad, no sólo comen, beben, sudan, crecen,fornican, excretan y mueren. Tampoco estándedicados solamente a construir estructuraso a elaborar utensilios, instrumentos, armas,mecanismos o máquinas. También sueñan,imaginan, creen, conocen, inventan signos ylenguajes para comunicarse, establecen rela-ciones entre ellos, producen reglas, normas yleyes, diseñan tecnologías, hacen transaccionesy construyen instituciones con diferentes finesy en distintas escalas. Y es esta parte intangiblede la sociedad la que opera como un armazónpara los procesos materiales del metabolismo.

Mientras que éstos últimos operan comola “parte dura” o visible de las sociedadeshumanas, como su blindaje material y ener-gético, las instituciones, y sus consiguientessistemas simbólicos, reglas jurídicas y/o socialesfuncionan como la “parte blanda” invisible einmaterial. Por lo anterior resulta pertinenteafirmar que todo metabolismo social tieneun “hardware” y un “software”, los cualesse determinan recíprocamente a lo largo dela historia en procesos que hoy resultan aúnincomprensibles y que es necesario descubriry analizar (González de Molina y Toledo, enprensa).

En toda sociedad existe, por lo tanto, unaarticulación específica de los cinco procesosmetabólicos, y una constitución específica delas relaciones sociales que configuran cadauno de ellos, que tienden a la reproducción,a la continuidad en el tiempo, al mostrar ciertoconsenso social a la hora de satisfacer lasnecesidades básicas. No obstante, se puedensingularizar formas más o menos establesde configuración y articulación de los cincoprocesos metabólicos.

Sociedadesde cazadores-recolectores

Sociedadesagrarias

Sociedadesindustriales

Input de energía (Gj/capita al año)

10-20 Ca. 65 223

Biomasa(Alimentos, madera..)

Biomasa(3 vegetales50 forraje

12 madera)

Varios portadores de energía125 energía fósil

23 energía hidráulica33 madera

42 biomasa agrícola

Input de materiales (t/capita al año)

Ca. 1 Ca. 4 21,5

Biomasa(Alimentos, madera…)

Biomasa(0,5 alimentos vegetales

2,7 forraje

0,8 madera )

Varios materiales3,1 biomasa agrícola

3,3 madera

3,0 portadores de energía fósil9,0 grava, arena, etc.

3,2 otros

Fuente: (Fischer-Kowalski y Haberl, 1997, 70)

Tabla 3 Perfiles metabólicos (per capita) y año de distintos tipos de sociedad 

INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

Gráfico 2 Esquema general del procesometabólico entre la sociedad y la naturaleza

(González de Molina, Toledo, en prensa)Transformación

Distribución

Apropiación Consumo   Excreción

TransformaciónDistribución

(Capacidad deabsorción

de los ecosistemas)

(Capacidad deregenaración

de los ecosistemas)

OUTPUTINPUT

El metabolismo social

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40 Bases socioecológicas de la Agroecología

 i i : l l i

41

INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

Tanto Gadgil y Guha (1992) como Toledo(1994) han coincidido en distinguir al menostres grandes modos de uso de los recursos ode apropiación de la naturaleza que corres-ponderían a otros tres grandes tipos de orga-nizar el metabolismo social con la naturaleza:modo de los cazadores-recolectores, en el quela apropiación de los recursos no consiguetransformar la estructura y la dinámica de

los ecosistemas; de hecho los seres humanospodrían considerarse como una especie másdentro de cada ecosistema. El modo campe-sino o agrario establece un tipo de meta-bolismo que produce aún transformacionesciertamente limitadas sobre la dinámica delos ecosistemas; no obstante se domesticanplantas y animales, se manipulan especies yse transforman -aunque de manera muy limi-tada- determinados materiales en objetosútiles (aperos agrícolas, arados, arneses, herra-duras y por supuesto armas). Esta capacidadlimitada de intervención en los ecosistemas yen el propio planeta es producto de la baseenergética sobre la que se asientan este tipode sociedades: la energía solar. En cualquiercaso, este tipo de metabolismo coexistió conuna gama muy amplia de sistemas socialesque, pese a tener distintos grados de comple-jidad, tenían como base de su economía lasactividades agrarias, desde la aparición de laagricultura hasta el feudalismo, los sistemastributarios asiáticos o el propio capitalismo.

El metabolismo propio de las sociedadesindustriales utiliza como base energética loscombustibles fósiles o la energía atómica, loque le proporciona una alta capacidad deintervención en la dinámica de los ecosistemas,una enorme capacidad expansiva, subordi-nante y transformadora (a través de máquinasmovidas por combustibles fósiles). Ello explicaque se haya producido con su introducción un

cambio cualitativo en el grado de artificiali-zación de la arquitectura de los ecosistemas.La investigación, aplicada a los suelos y a lagenética, ha dado lugar a nuevas formas demanipulación de los componentes naturalesal introducir fertilizantes químicos y nuevasvariedades de plantas y animales. Por primeravez, con la promoción de este tipo de meta-bolismo, la producción de residuos -producto

de toda transformación de la energía y lamateria- superó la capacidad de reciclaje yla velocidad en la extracción de recursos hacomenzado a ser muy superior al tiempo deproducción. El tipo de organización propio deeste modo de uso es bien conocido por actual;sólo resaltar que se basa en c riterios esencial-mente materiales de clasificación social, en lapromoción de valores culturales antropocén-tricos, en pautas de conducta urbanas y enlógicas o racionalidades maximizadoras, muyalejadas de las propias de los dos modos deuso anteriores.

Con estos tres grandes tipos de metabo-lismo social no se pretende reconstruir unanueva línea evolutiva más o menos lineal,entre otras cosas porque los tres coexisten enla actualidad. El primero es, no obstante, relic-tual, en tanto que el segundo sigue siendo -sitomamos en cuenta el conjunto del planeta-la forma más extendida en que se organizael metabolismo con la naturaleza; aunque suhegemonía está amenazada por la capacidadexpansiva del metabolismo industrial, que hahecho que sea dominante en Occidente y quese encuentre en plena expansión por el TercerMundo tanto en número de los que se veninvolucrados en él como en superficie contro-lada (véase un análisis de este proceso para elcaso de México en Toledo et al , 2001).

EL LUGAR DE LOSAGROECOSISTEMAS:

EL METABOLISMO AGRARIO

 

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Tabla 4 Servicios Ambientales de los agroecosistemas

l Metabolismo Social es enrealidad una traslación al mundo de las rela-ciones entre sociedad y naturaleza de unconcepto tomado de la biología, tal y como

hemos visto. Su carácter metafórico, su dimen-sión esencialmente analítica (no normativa)que se aplica a las relaciones socioecológicasa partir de una unidad o frontera delimitadapor el investigador, nos legitima para trasla-darlo al ámbito de la agricultura. Por tanto, el Metabolismo Agrario  (MA en adelante) aludeal intercambio de energía y materiales queel sector agrario de una sociedad establececon su medio ambiente. Consideramos, pues,el MA como aquella parte del MetabolismoSocial que se especializa en la apropiaciónde biomasa5. Ciertamente, la apropiacióny producción de biomasa debiera incluirtambién la apropiación y cría de biomasa

fluvial y marina (pesca y acuicultura). Peroen rigor, estas actividades no forman partedel metabolismo agrario ya que tienen lugaren un medio acuático, salvo en el caso dedeterminados agroecosistemas que incluyenla cría de peces. Por tanto, cuando aludimosal MA, nos referimos sólo a la apropiación yproducción de biomasa terrestre.

En el centro del MA se encuentra elproceso metabólico de apropiación. Estepodría ser definido como “el proceso pormedio del cual los miembros de toda sociedadse apropian y transforman ecosistemas parasatisfacer sus necesidades y deseos” (Cook,1973). En sus relaciones con la naturaleza losseres humanos se apropian de recursos dedos tipos: bienes (renovables y agotables o norenovables) y servicios. En efecto, además debienes, los seres humanos se apropian servi-cios (ambientales o ecológicos) que sin sertangibles o materiales ofrecen “condiciones”para la producción y reproducción de su exis-tencia (por ejemplo el clima, el oxígeno de la

Gráfico 3 Niveles de apropiación y artificialización de l os ecosistemas

42 El lugar de los agroecosistemas: el metabolismo agrario

INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

43

INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

e

5Como instrumento de análisis, cuyas fronteras son definidas por el investigador, es posible considerar también unmetabolismo agroalimentario, que comprendería todos los procesos metabólicos (apropiación, transformación, distribución,consumo y excreción) implicados en la alimentación de los seres humanos o de un determinado país, región o localidad.

De suministro De regulación Servicios auxiliares

Pr od uc tos ob te nido s B ene fic ios o bt en id os S er vi cios n ec es ar ios p ar a laproducción de los demás

AlimentosAgua dulceLeñaFibra

Productos bioquímicosRecursos genéticos

Etc.

Regulación del climaSecuestro de carbonoRegulación de enfermedades

Regulación del aguaPurificación del agua

PolinizaciónEtc.

Formación de sueloCiclo de nutrientesProducción Primaria

BiodiversidadEtc.

FAO: Adaptado de FAO (SOFA, 2007)

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44 El lugar de los agroecosistemas: el metabolismo agrario 45

atmósfera, los equilibrios ecológicos, el valorestético de los paisajes, etc.).

Durante la apropiación los seres humanosrealizan tres tipos básicos de intervención enla naturaleza, cada uno de los cuales afectade manera diferente. En el primer caso, laapropiación se realiza sin provocar cambiossustanciales en la estructura, arquitectura,dinámica y evolución de los ecosistemas.Aquí se incluyen todas las formas conocidasde caza, pesca, recolección, y pastoreo, asícomo ciertas formas de extracción y de gana-dería por forrajeo en las vegetaciones origi-nales. En el segundo caso se trata de actos deapropiación donde la acción humana desar-ticula o desorganiza los ecosistemas que seapropia, para introducir conjuntos de especies

domesticadas o en proceso de domesticación,tal y como sucede con todas las formas deagricultura, ganadería, forestería de planta-ciones y acuicultura. La principal diferenciaentre estas dos modalidades de apropiaciónde la naturaleza radica en que mientras enel primer caso los ecosistemas se apropiansin afectar su capacidad intrínseca o naturalde auto-mantenerse, auto-repararse y auto-reproducirse, en el segundo los ecosistemasapropiados han perdido tales habilidadesy requieren a  fortiori de energía externa(humana, animal o fósil) para mantenerse.En el primer caso se trata de una “naturalezaintervenida” (o medio ambiente utilizado),en el segundo de una “naturaleza domesti-cada” (o medio ambiente transformado). Enlas últimas décadas la acción conservacionista

Gráfico 4 Esquema de un metabolismo agrario, en el que se combinan distintos niveles de apropiación de los ecosistemas,tomado de González de Molina y Toledo (en prensa). Leyenda: MAU: medio ambiente utilizado o ecosistemas sobre losque se caza y recolecta: MAC: medioambiente conservado o ecosistemas protegidos; y MAT: medioambiente transformadoo agroecosistemas.

que busca la preservación o protección deáreas naturales intocadas o en proceso deregeneración, ha dado lugar a una terceraforma de apropiación en la que los ecosis-temas se conservan con fines de protecciónde especies, patrones y procesos (o medioambiente conservado), cuyo mantenimientoresulta de utilidad porque genera serviciostales como el mantenimiento de la diversidad

biológica y genética y del clima local, regionalo global, la captación de agua, la captura decarbono, el esparcimiento, la educación, lacontemplación estética y la investigacióncientífica (González de Molina y Toledo, enprensa).

Así definido el proceso de apropiación,los agroecosistemas forman parte del meta-bolismo agrario, constituyendo una formaespecífica de apropiación de los productosde la fotosíntesis. Por tanto, en cualquiermetabolismo agrario pueden existir no sóloagroecosistemas, sino otro tipo de espaciosnaturales que son utilizados en beneficiohumano y, por tanto, sometidos a algúntipo de apropiación. Esos territorios puedendesempeñar tareas muy importantes para lareproducción del MA e incluso de los mismosagroecosistemas. Por tanto, la función delMA no es sólo la de proveer biomasa para laalimentación humana, sino también mate-rias primas para la industria, combustibles(en muchos casos), sustancias medicinales,materiales y, no menos importante, serviciosambientales. Identificamos pues el MA conel desempeño de dos tareas básicas, íntima-mente relacionadas hasta ahora: a) el manejode los agroecosistemas y otros espacios natu-rales para la apropiación y “producción” debiomasa terrestre, generando una cantidaddeterminada de residuos (Gliessman, 1998;2002 Altieri, 1989; Guzmán Casado et al .,

2000); y b) la prestación de servicios ambien-tales (De Groot et al . 2002). Ello requiere lacolonización de determinados ecosistemas yla apropiación de una parte de su producti-vidad primaria neta (o Apropiación Humanade la Productividad Primaria Neta, HANPP ensus siglas en inglés).

Es más, un agroecosistema puede albergar

también espacios simplemente apropiadosdonde su nivel de manipulación o interven-ción sea mínimo pero que formen parte indi-soluble de su arreglo territorial. En él puedenconvivir distintas unidades de apropiación dela biomasa, unas conseguidas mediante la cazay la recolección y otras mediante la manipu-lación de las plantas. Esto es más evidentecuando trascendemos el ámbito de la parcelapara remontarnos a los arreglos territorialesque necesariamente deben componer, desdeel punto de vista de los distintos usos del suelo,un agroecosistema.

La integración de los agroecosistemas en elMA obliga a tener en cuenta las interaccionesentre ellos, en el conjunto del MA y de éste conel metabolismo general MS de una sociedad.La transición de un agroecosistema insusten-table a otro sustentable o la transición de unmetabolismo agrario orgánico a otro industrialno pueden entenderse sin tales interacciones.Por ejemplo, el cambio energético hacia loscombustibles fósiles que tuvo lugar duranteel siglo XIX en Europa tuvo un impacto deci-sivo en la transición. Del mismo modo, se debetener en cuenta, el distinto lugar que ocupa elMA en el MS según sea este un metabolismoorgánico o industrial. Sus funciones cambiarondurante la transición socioecológica TSE y ellotuvo importancia sobre la propia configura-ción del MA, pasando por ejemplo de suminis-trador de energía a receptor de ella.

INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

IMP   EXP

MAU

MACMAT

MAUMAC

MAT

Output

Intput

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46 La Transición Socioecológica en el campo: la industrialización del metabolismo agrario

INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

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INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

LA TRANSICIÓN SOCIOECOLÓGICAEN EL CAMPO:LA INDUSTRIALIZACIÓN

DEL METABOLISMO AGRARIO

 

ste enfoque metabólicode los sistemas agrarios resulta de especialutilidad para la Agroecología. Proporcionainformación sobre su funcionamiento físico

y sus diferencias espacio-temporales. Permitemostrar con más claridad las diferencias,desde el punto de vista de su estructuray funcionamiento físico-biológico, entrelas agriculturas de base orgánica --ya seantradicionales o actuales como la agriculturaecológica-- y agriculturas industrializadas.Proporciona también información acercade cómo se produjo la industriali zación dela agricultura y, en consecuencia, cómo hade producirse una nueva transición haciaun metabolismo agrario más sustentable.De acuerdo con Fischer-Kowalski y Haberl(2007, 3), entendemos la Transición Socio-ecológica (TSE en adelante) como un procesode cambio de un estado metabólico a otroque resulta ser cualitativamente distinto,proceso que no es lineal ni predecible. “Lanoción de transición implica --dicen estosautores-- un cambio mayor, no ajustes omejoras, sino un estado nuevo del sistema

cualitativamente diferente”.En efecto, la civilización industrial ha

transformado radicalmente el papel de lasactividades agrarias en el metabolismo social.

La producción de biomasa ya no proporcionael grueso de la energía que hace funcionarla sociedad. Las extracciones domésticas debiomasa suponían entre el 95 y el 100% delconsumo de energía en las sociedades demetabolismo orgánico, en tanto allá donde elmetabolismo industrial se ha convertido en lamanera dominante de organizar las relacionescon la naturaleza, la biomasa proporciona

sólo entre el 10 y el 30%. La tabla 5 recogedatos bastante significativos al respecto.De hecho, la agricultura ha sido excluidadel metabolismo energético de la sociedadindustrial. No sólo ha sido expulsada, sino queademás los balances energéticos muestranque ha pasado de proporcionar un excedentede energía importante a ser demandante deella. Sin el subsidio de energía externa unaparte de la agricultura mundial no podríafuncionar (Leach, 1976; Pimentel y Pimentel,1979; Gliessman, 2002)6.

e

6El retorno positivo de energía en relación a la energía invertida, que fue de 9:1 en los sistemas tradicionales estudiadospor Schandl y Krausmann (2007, 107), cambió a 0,8:1 en la agricultura industrializada de hoy donde la biomasa es producidacon un balance energético negativo. Según lo datos obtenidos en el estudio del metabolismo agrario de Santa Fe (Granada,España), la eficiencia neta del sistema agrario pasó de proporcionar 6,25 kj por cada uno invertido a mediados del sigloXVIII a proporcionar 1,75 en 1997 (González de Molina y Guzmán Casado, 2006, 205). Una rel ación similar se deduce parael conjunto de la agricultura española. Pasó de 6,1 kj por cada uno invertido en 1950 a proporcionar 1,27 en el año 2000(Carpintero y Naredo, 2006, 539)..

Metabolismoorgánico

1750/1830

Metabolismoindustrial

2000

Países en desarrolloPaíses desarrolladosUE-15Austria

Reino Unido

------99

94

92502329

12Fuente: : Fischer-Kowalski, Haberl y Krausmann(2007, 231)

Tabla 5 Peso de la biomasa en el uso total de energía en (%)

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48 La Transición Socioecológica en el campo: la industrialización del metabolismo agrario

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INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

Aparentemente, la multiplicación de losrendimientos por unidad de superficie y losincrementos de la productividad han sido tanimportantes que han permitido alimentar unapoblación que se multiplicó por seis desde losinicios del siglo XIX. Según Smil (2001, 256),la extensión de suelo cultivado en el mundodurante el siglo XX ha crecido en una terceraparte, pero como la productividad se hamultiplicado por cuatro, las cosechas reco-lectadas en ese periodo se han multiplicadopor seis. Pero como él mismo reconoce, estaganancia se ha debido principalmente a quela cantidad de energía empleada en el cultivose ha multiplicado por ocho. La industrializa-ción del metabolismo agrario ha significadoun aumento espectacular de la productividaddel trabajo, gracias a la utilización masiva denuevas tecnologías, pero el incremento delos rendimientos de la tierra por unidad desuperficie ha sido mucho menor.

Las actividades agrarias han cambiado sufuncionalidad metabólica. Constituyen uninsumo más del metabolismo de los mate-riales y, aunque el mercado no retribuya estatarea, ofrecen servicios ambientales impres-cindibles para la estabilidad del metabolismo

industrial. Con todo, su peso en el metabo-lismo de los materiales también ha disminuido.Entre 1750 y 1830, el consumo doméstico demateriales en Austria y el Reino Unido oscilabaentre 4 y 5 t/ hab/ año, de las cuales la biomasaaportaba el 80% para el Reino Unido y el 87%para Austria (Krausmann y Haberl, 2002, 184).En 1991, el consumo austriaco era bastantesimilar (5,6 t/hab/año), pero representabasólo el 28,2% del consumo total de materialesde su metabolismo. En Estados Unidos eseporcentaje era del 16%, del 13% en Alemaniae incluso del 9% en Japón (Fischer-Kowalski yHüttler, 1999, 119).

Por otro lado, la agricultura se ha inte-grado en el conjunto del sistema alimentariomundial, donde tiende a ocupar un lugarsubsidiario. Sigue proporcionando el gruesode la energía endosomática que alimenta yreproduce a la especie humana, pero se hanproducido cambios muy importantes en eldesempeño de esa función. En las sociedadesagrarias, la alimentación humana involucrabásicamente dos procesos metabólicos: elde apropiación y el de consumo, quedandoeste último casi por completo subordinadoal primero. Sin embargo, en el metabolismo

Austria1830

SantaFe

1752

Austria1995

SantaFe

1997

Austria1830=1

SantaFe

1752=1

Productividad dela tierra [GJ/km2]

Productividad deltrabajo [GJ/hab]

500

126

2125

36

2400

390

10484

589

5

33

5

16

Fuente: elaborado a partir de Krausmann et al.(2003, 46) y González de Molina yGuzmán Casado (2006, 205-206)

Tabla 6 Crecimiento de la productividad en el metabolismo agrario de Austriay de Santa Fe (Granada, España), 1752-1997

industrial ambos procesos se han distanciado,siendo mediados por los restantes, que ahoratienen un protagonismo inédito. Ciertamente,mediante el proceso de apropiación se sigueproporcionando la materia prima --ya queaún no se ha logrado artificializar la fotosín-tesis--, pero el proceso de transformación haadquirido en las últimas décadas una impor-tancia inusitada, debido a que cada vez más

se ingiere comida procesada. Algo semejantese puede decir del proceso de distribución. Elmercado alimentario se ha vuelto global, favo-reciendo que los productos agrícolas recorrandistancias muy largas hasta llegar a la mesadel consumidor, incluso si son consumidas enfresco y requieren el desarrollo de una vastainfraestructura logística.

El proceso metabólico de consumo, que enlas sociedades agrarias se abastece en mercadoslocales, en fresco y en temporada y en menormedida conservados con métodos artesanalesha cambiado completamente. Los mercados,como hemos dicho, son cada vez más globales,la comida procesada ha adquirido un fuerteprotagonismo y cada vez se consumen másalimentos fuera del hogar. En la alimenta-ción humana intervienen ahora nuevos y mássofisticados “artefactos” movidos por gas oelectricidad que han incrementado el costeenergético de la alimentación. Pero quizá elcambio más decisivo, por su impacto sobre lapropia especie, haya sido el cambio de la dieta.Los países ricos consumen cada vez más carney productos ganaderos, de tal manera que elnúmero de cabezas de ganado ha aumentadohasta niveles insospechados. Para su alimen-tación se han retirado tierras para la alimen-tación humana o se han dedicado parte deellas al cultivo de piensos para su engorde.Según Krausmann et al . (2008, 471), la apro-piación global de biomasa terrestre alcanzó

en el año 2000 los 18.700 millones de tone-ladas de materia seca por año, un 16% de laproducción primaria neta terrestre, de la que6.600 millones fueron flujos indirectos. De estacantidad, sólo un 12% de la biomasa vegetalfue a parar directamente a la alimentaciónhumana; un 58% se utilizó para alimentaral ganado, otro 20% sirvió de materia primapara la industria y el 10% restante siguió

usándose como combustible. Ello da idea dela importancia que las dietas ricas en carnesy productos ganaderos tienen sobre el meta-bolismo agrario en general y sobre la alimen-tación del planeta. De la biomasa terrestreapropiada con fines metabólicos casi las dosterceras partes son destinadas a alimentar elganado que provee las mesas de los paísesricos en detrimento de los pobres.

El resultado de todo ello ha sido, pues,el agravamiento del reparto desigual de losalimentos: mientras que una franja muyimportante de la población mundial noalcanza las calorías mínimas para el mante-nimiento de su organismo, convirtiendo elhambre y la desnutrición en un fenómenoestructural, la población de los países ricosestá sobrealiemetada, sufriendo por ellograves problemas de salud y un extraordinariogasto a los sistemas sanitarios nacionales. LaOrganización de las Naciones Unidas para la Alimentac ión y la Agricultura (www. fao.org)estima que más de mil millones de personasen el mundo sufren de hambre y desnutri-ción. El principio de que la vida y por tantola alimentación era sagrada, presente en laeconomía moral de la mayoría de las socie-dades agrarias, se ha quebrado en las socie-dades industriales, que deben soportar elescándalo de que diariamente mueran alre-dedor de 24.000 personas de hambre o decausas relacionadas con ella.

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50 La Transición Socioecológica en el campo: la industrialización del metabolismo agrario

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UNA NUEVA TRANSICIÓNHACIA LA SOSTENIBILIDAD

 

El proceso metabólico de excreción haadquirido también una dimensión descono-cida. No sólo por la comida que se desper-dicia en la mesa de los países ricos, sino porlos contaminantes que llevan los alimentosprocesados y la enorme cantidad de papel,cartón, plástico y demás sustancias invo-lucradas en el hecho mismo de cocinar ycomer. A todos estos residuos debe añadirse

la contaminación generada por la utiliza-ción de abonos sintéticos y pesticidas y porsupuesto los gases que la quema masiva delos combustibles fósiles implicados en el largoproceso metabólico de alimentación genera.La creciente participación de otros procesosmetabólicos en la alimentación humana hatenido, además, consecuencias económicasno muy beneficiosas para los agricultores.Un porcentaje cada vez menor del preciofinal de los productos agrícolas va a parar amanos de los agricultores, que sufren prácti-camente en todo el planeta una aguda crisisde rentabilidad. Ello es debido a la crecienteconcentración empresarial en el sector de ladistribución, pero sobre todo a la participa-ción en el producto final de varios procesos:transformación, distribución y preparación,que consumen energía, materiales y producenresiduos, lo que según los economistasconvencionales generan valor añadido.

Este proceso de industrialización haseguido tres grandes “oleadas”: la primera,empujada por el cambio institucional hacia elcapitalismo que tuvo lugar en el siglo XIX, seprodujo dentro de los límites del metabolismoagrario y trajo consigo la “optimización” desus posibilidades de elevar la producción debiomasa. La segunda oleada, comenzada afinales de ese siglo, supuso la primera meta-morfosis en la configuración del metabolismo

agrario mediante la inyección de nutrientes deorigen artificial, es decir mediante el subsidioexterno de energía y materiales de fuentesno renovables. La tercera, que comenzó conla llamada “Revolución Verde”, significó lapenetración total de los combustibles fósilesen el interior del metabolismo agrario y en losagroecosistemas.

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Foto 6 Pomarada, con aprovechamiento mixto de pasto con ovejas.Fuente: Marcos Miñarro

52 Una nueva transición hacia la sostenibilidad

INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

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INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

omo ya dijimos al comienzode este Cuaderno, el conjunto de actividadesque se agrupan en los que genéricamente sedenomina agricultura constituyen, junto conel consumo de combustibles fósiles, la prin-cipal fuente de insustentabilidad en el planeta(UNEP, 2010). El hambre, la pobreza, lasenormes desigualdades sociales y la violenciaestructural que todos ellos generan, expresanel tremendo fracaso de este camino desviadoque ha emprendido una parte de la huma-nidad y exigen un cambio de rumbo antes quelas mutaciones que han producido sean irre-versibles. Una nueva transición hacia un meta-bolismo agrario sustentable constituye puesuna exigencia ineludible y urgente. Dentro deesta nueva TSE es donde tiene su ubicaciónadecuada aquello que se ha dado en llamartransición agroecológica, otorgándole a esteconcepto, quizá demasiado restringido, unadimensión más amplia e integral del cambioagrario hacia la sustentabilidad.

En efecto, la transición agroecológica seha desarrollado sobre todo a escala de finca,la llamada transición predial , que implica lareconversión del manejo convencional delos agroecosistemas a otro más sostenible.Ello implica la sustitución de las tecnologíascontaminantes y altamente dependientes

del mercado por otras que permiten el uso

de recursos locales y el mantenimiento dela diversidad biológica y de la capacidadproductiva a largo plazo. El manejo duranteel proceso de transición se orienta por tresprincipios básicos; por el principio de diver-sidad, por el cual se incorporan al agroeco-sistema determinados componentes quetiene la tarea de frenar la degradación de losrecursos y explotar las sinergias que surgenal combinar cultivos, árboles y animales endiferentes arreglos espaciales y temporales(Altieri, 1995: 158-159), por ejemplo, aque-llas prácticas que elevan la biodiversidad;el principio de renovabilidad de la energíay reciclaje de los materiales que implica eluso de energías limpias y preferentementelocales y la incorporación al propio procesoproductivo de los residuos generados; y elprincipio de control biológico natural, queen buena medida es consecuencia de los dosanteriores.

Poco es lo que se ha avanzado en la tran-sición agroecológica en ámbitos superioresa la finca, todo lo más a la comunidad. Porejemplo, cómo transitar hacia un metabo-lismo agrario más sustentable. Para lograrlose impone la adopción de un enfoque másglobal de las actividades agrarias, de cómose organiza tanto la producción de biomasacomo la alimentación de la especie humana.Es indispensable también un conocimientoprofundo de las desigualdades en el reparto

ctanto del esfuerzo productivo en las distintas

regiones del planeta como del acceso a losalimentos y los niveles de consumo. No sonsemejantes las tareas que deben afrontarseen zonas rurales azotadas por el hambre y lapobreza rural, que en países ricos en los quela sobrealimentación y el exceso de caloríases causa de severos problemas de salud.

En cualquier caso, la Agroecología debepronunciarse sobre otros estilos de manejoque no son los propios de la agriculturaconvencional. En primer lugar, las agri-culturas campesinas, muchas de las cualessiguen manejadas de acuerdo a los cono-cimientos tradicionales y no utilizan agro-químicos, agriculturas que aparentementeestán cerca de la sustentabilidad agraria.

Estas formas campesinas han desaparecido

prácticamente en Occidente pero puedenencontrarse en mayor o menor medida enpaíses de la periferia, constituyen sin dudala base de una propuesta agroecológica.Pero la Agroecología debe analizar tambiéncon criterios agroecológicos nuevas formasde manejo de los agroecosistemas que hanparecido y que pueden suponer también unavance hacia la sustentabilidad agraria. Comolas agriculturas campesinas, éstas podríanconsiderarse igualmente como agriculturasen transición. Aunque pueden citarse varias,nos referimos sobre todo a la “agriculturaorgánica o ecológica” o la “agricultura fami-liar de base agroecológica”.

A lo largo de las tres fases se guía el manejo en finca con el objetivo de asegurar lossiguientes procesos:a) aumento de la biodiversidad tanto sobre como debajo del suelo;b) aumento de la producción de biomasa vegetal y el contenido de materia orgánica del suelo;c) disminución de los niveles de residuos de pesticidas y la pérdida de nutrientes y agua;d) establecimiento de relaciones funcionales y complementarias entre los diversoscomponentes del agroecosistema;e) planificación de secuencias y combinaciones de cultivos y animales, con el consiguienteaprovechamiento eficiente de recursos locales.

Cuadro 2 Objetivo del manejo en la transición agroecológica (Altieri y Nicholls, 2004)

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CRITERIOSPARA EL DISEÑO

DE AGROECOSISTEMAS

SUSTENTABLES

 

56 Un nuevo metabolismo agrario sustentable 57

países es la alternativa más practicable haciauna mayor sustentabilidad agraria. Segúnlos datos publicados por IFOAM, había en elmundo más de 30 millones de hectáreas regis-tradas a finales del 2006 (IFOAM, 2007). Porotro lado, el consumo de productos ecológicosestá creciendo a un ritmo también firme. Enla Unión Europea por ejemplo, la venta deproductos ecológicos representaba en 2007 un

porcentaje del 1,9% del consumo alimentariode las familias, lo que significa un volumende ventas de 14.381 millones de euros o casi36 € per capita invertidos en su adquisición(EU-DGARD, 2010, 41).

No obstante, bajo el paraguas de los regla-mentos que regulan la agricultura orgánica oecológica se puede encontrar una gama muydiversa de situaciones. Desde agroecosistemasque son manejados de manera efectivamentesustentable hasta situaciones en las que sepractica una mera agricultura de sustitución deinsumos. En estos casos, los beneficios ambien-tales de la producción ecológica tienden adiluirse y la prestación óptima de los serviciosambientales se resiente. Además, una partecuantitativamente relevante de la agriculturaecológica u orgánica también contribuye amantener canales de comercialización pocosostenibles, que implican gastos energéticosmuy elevados y una pérdida considerabledel valor añadido y de la autonomía de losagricultores.

La producción ecológica puede constituirun paso importante para la configuración deun sistema agroalimentario más sustentable.Pero deben corregirse aspectos importantesde su funcionamiento actual que caminan endirección contraria. Su enfoque sigue siendo,a menudo, el mismo que el de la agricul-tura convencional, esto es superar el factor

limitante de la producción sólo que utili-zando insumos orgánicos. Como dice Altieri(2009, 22), “este tipo de manejo ignora elhecho de que el factor limitante (una plaga,una deficiencia nutricional, etc.) no es másque un síntoma de que un proceso ecológicono funciona correctamente y que la adiciónde lo que falta hace poco por optimizar elproceso irregular. Es claro que la sustitución

de insumos ha perdido su potencial agroeco-lógico pues no va a la raíz del problema sinoal síntoma”. En ese sentido, una agriculturaorgánica con criterios agroecológicos debedesarrollar manejos que minimicen el uso deinsumos y que maximicen la biodiversidad, detal manera que “las interacciones ecológicas ylos sinergismos entre sus componentes bioló-gicos provean los mecanismos para que lossistemas subsidien la fertilidad de su propiosuelo, la productividad y la protección de loscultivos”. (Altieri, 2009, 22). En consecuencia,cualquier alternativa a la producción agrariaconvencional no será eficaz si no va acompa-ñada de un cambio significativo en las pautasde consumo alimentario y en los valores quelo inspiran. Producción sustentable y consumoresponsable son los dos pilares fundamentalesen los que basar un sistema agroalimentariomás sostenible, erradicando el hambre, ladesnutrición y la pobreza rural.

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58 Criterios para el diseño de agroecosistemas sustentables

INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

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INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

l objeto de la Agroecologíano es sólo estudiar los sistemas agrarios conun enfoque distinto, sino también el diseño

de una estrategia alternativa y eficaz para darsolución a los enormes problemas sociales yambientales que estaba generando el actualmodelo de agricultura convencional. Estadimensión aplicada de la Agroecología promo-ciona el manejo sostenible de los recursosnaturales y el acceso igualitario a ellos. Elconcepto de sustentabilidad ocupa, pues, unlugar central en la estructura teórica y meto-dológica de la Agroecología.

Como mantienen Dixon y Fallon (1989),resulta imposible dar una definición universalde la sostenibilidad sencillamente porqueéste es un concepto dinámico que cambiacon el tiempo, con el recurso o recursos quese pretenden proteger, con su escala espacial,con las preocupaciones de cada época, conel desarrollo de la ciencia, con el nivel tecno-lógico y con nuestro nivel de conocimientoactual del funcionamiento de los ecosistemas.Efectivamente, el concepto de sustentabilidades por naturaleza dinámico, debe cambiar conel tiempo, como dinámico es el “equilibrio”que existe en la naturaleza; por tanto, nopuede decirse que un agroecosistema es o nosustentable, sino que es más o menos susten-table que antes o que otro agroecosistemacon el que se compara. Es un concepto quedebe ser aplicado, operativo y en ese procesono todos los objetivos de la sustentabilidadpueden alcanzarse al mismo tiempo; en estesentido procesual o tendencial, el concepto

de sustentabilidad prima el logro de objetivosconcretos en cada momento: ya sean determi-nados por la gravedad de los daños ambien-tales, por la urgencia de su resolución o por laescala de tiempo en que nos situemos. La apli-cación de la sustentabilidad debe hacerse sobreecosistemas específicos, muy diferentes unosde otros, de manera que el contenido concretodel concepto puede variar tanto en el espacio

como en el tiempo (Astier y Masera, 1996). Sucontenido puede cambiar y complicarse más omenos en función del objeto a que se aplique:a un recurso, a un grupo de recursos, o a unecosistema particular, a un grupo de ecosis-temas o al planeta. Puede variar también si sucontenido es puramente biofísico o si se tomanen cuenta las variables de carácter económico ysocial (Dixon y Fallon, 1989). La aplicación quedel concepto hace la Agroecología se refiere acada agroecosistema y al metabolismo agrarioen su conjunto, sin perder de vista su interco-nexión con los demás procesos metabólicosy, por supuesto, contemplando las variablessocioeconómicas y culturales en pie de igualdadcon las biofísicas. Como afirma Marta Astier yOmar Masera (1996: 5), no se puede responderadecuadamente a los interrogantes que planteala sustentabilidad sin responder también atres cuestiones básicas: “¿Sustentabilidad paraquién? ¿Quién la llevará a cabo? y ¿Cómo? Enotras palabras, quién decide, a través de quéproceso sociopolítico, quién lleva la práctica elconcepto y de qué manera”.

El término sustentabilidad aplicado a lasactividades agrarias también ha sido objetode controversia. No obstante, suele definirsecomo la capacidad de un agroecosistema paramantener su producción a través del tiemposuperando, por un lado, las tensiones y forza-miento ecológicos y, por otro, las presiones decarácter socioeconómico (Conway, 1985: 31-35).

e Frente a las interpretaciones convencionalesque confunden la sustentabilidad con laperdurabilidad de la producción y del máximobeneficio, David Goodman y Michael Redclift(1991: 230) han señalado acertadamente quecualquier definición de sustentabilidad ha detener en cuenta necesariamente las dimensionescultural y estructural. Desde esta perspectiva,para que un agroecosistema sea sostenible espreciso que el manejo que se haga de él seaecológicamente sano, es decir, que mantengala calidad y la cantidad de los recursos naturalesy la vitalidad del agroecosistema consideradoen su conjunto. Indudablemente, la implemen-tación de dicho manejo a través de procesosbiológicos aumenta el grado de sostenibilidady viceversa. Se han señalado varios atributosque pretenden evaluar el grado de sustenta-bilidad de un agroecosistema. El primero deellos se refiere a la productividad, que es lahabilidad de un agroecosistema para satisfacerlas necesidades y servicios ambientales reque-ridos. Aunque no hay acuerdo sobre la manerade medirlo, se suelen utilizar como indicadores:el rendimiento físico por unidad de superficie,el rendimiento energético en relación a lacantidad de kilocalorías invertidas en su produc-ción (balance energético), etc., incluso hayquien lo ha medido en la relación entre gastose ingresos, es decir en las ganancias; aunque

la utilización de criterios abstractos como losmonetarios resulta bastante complicado einexacto desde el punto de vista ambiental.

Otro atributo de la sustentabilidad es laestabilidad, que se refiere a la capacidad deun agroecosistema para mantenerse de maneraestable en equilibrio dinámico a través deltiempo. Para Conway (1985), la mejor forma desaber si un agroecosistema permanece establees si es capaz de mantener igualmente establesu capacidad productiva a lo largo del tiempo.Se asocia, pues, con la idea de permanenciade la producción se supone que de los rendi-mientos; aunque el carácter dinámico del equi-librio de cualquier ecosistema hace sumamentedifícil la repetición de los mismos; se asocia, másbien, con la idea de un sistema que es capazde combatir los rendimientos decrecientes sinnecesidad de añadir cantidades crecientes deenergía y nutrientes. Como mantiene Altieri(1995), algunas propiedades del agroecosistematienen ciclos muy prolongados en el tiempo yla capacidad del agricultor de influir en ellas esbastante limitado, como por ejemplo las condi-ciones agroclimáticas; sin embargo, el agricultorpuede tratar de mantener e incluso aumentarla estabilidad biológica de un agroecosis-tema o de un predio concreto mediante elmanejo apropiado de cultivos que aumenten

Foto 8 Un ejemplo decultivo siguiendo losprincipios de diversifi-cación y de rotación.

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60 Criterios para el diseño de agroecosistemas sustentables

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61

INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

los rendimientos o mediante la mera elec-ción de los cultivos y del orden de su rotaciónpara elevar tanto la productividad como paragarantizar la estabilidad de los cultivos. En estesentido cuanto más diversidad de cultivos existay cuanto mayor sea su adaptación rotacional alas condiciones edafoclimáticas mayor será lacapacidad para mantener estable la producti-vidad del sistema. Un ejemplo de estas prácticas

mejorantes puede ser la aplicación sostenible deagua mediante riego, las técnicas de abonadosen verde, las rotaciones complejas, la integra-ción entre agricultura y ganadería, etc... Noobstante, ha habido (Harwood, 1979) quien hapropuesto entender la estabilidad en términosde rendimiento monetarios y la capacidad deun agroecosistema para producir, mediantecambios en la composición de los cultivos, elvolumen de producción adecuado para mante-nerlos. Sin embargo, esta manera de medir oentender la estabilidad, que sería mejor expre-sarla en términos de viabilidad económicasegún vamos a ver a continuación, no siemprees posible de alcanzar en unas condiciones tancambiantes como las que ofrecen los mercadosregionales y mundiales. La estabilidad econó-mica no tiene por qué coincidir con la estabi-lidad físico-biológica del agroecosistema. Esmás, en demasiadas ocasiones la primera seha logrado a costa de la segunda.

Pero no sólo basta con que un agroeco-sistema sea más o menos productivo y que suproducción se mantenga en el tiempo paradar una medida de su sustentabilidad. Espreciso que sea capaz también de retornar asu estado normal tras sufrir perturbacionesserias; es decir, que sea capaz de mantenersu capacidad productiva después de sufrirperturbaciones graves como por ejemplo unincendio, una inundación, caída en picado delos precios de uno de los cultivos, etc... A ese

atributo de la sustentabilidad de los agroeco-sistemas llamamos resilencia. Algunos autoresdesagregan este atributo en función de lamagnitud y duración de la perturbación de quese trate, intentando distinguir la capacidad deresilencia frente a perturbaciones frecuentesy usuales del medio, pero que actúan aditiva-mente, como la erosión o salinización de lossuelos (con fiabilidad del agroecosistema) y las

de carácter más infrecuente y catastrófico.

Como hemos insinuado antes, la sosteni-bilidad implica que el manejo sea tambiéneconómicamente viable, que asegure el accesoa los medios de vida a todos los agricultores.Del mismo modo, la sostenibilidad depende deque los resultados del manejo sean socialmente justos; en otras palabras, que tanto el accesoal poder como a los propios recursos naturalesesté distribuido de tal forma que las necesidadesbásicas de todos los miembros de la organiza-ción social se hallen cubiertas. Cuanto mayor seael grado de desigualdad social mayores seránlas amenazas para la estabilidad del ecosistema.La pobreza, la falta de acceso a los recursos, hatenido a lo largo de la historia, y tienen hoy endía, consecuencias negativas para dicha esta-bilidad. Fenómenos como el sobrepastoreo,la deforestación, las roturaciones abusivas, elcultivo en laderas, etc. se han descrito como acti-tudes de los más desfavorecidos o de la codiciade los más acaudalados. Todas estas son acti-tudes y prácticas generadas por esa patologíaecosistémica que resulta ser, a los ojos de laAgroecología, la desigualdad social.

A ello deben añadirse dos dimensionesmás de la equidad. La primera se refiere ala equidad intergeneracional , que implica laprocura de una asignación intergeneracionallo más equitativa posible de los recursos yde la calidad del agroecosistema: cualquier

abuso o deterioro de la capacidad produc-tiva, por ejemplo, de un determinado ecosis-tema, repercutirá sobre las posibilidades de lasgeneraciones futuras. La segunda se refiere ala relación de intercambio entre los sistemasagrarios y el resto de la sociedad y podríamosdenominarla equidad externa. Como es sabido,la civilización industrial se ha fundamentadoen un deterioro sostenido de la relación de

intercambio entre los alimentos y materiasprimas provenientes de la actividad agraria ylos insumos productos manufacturados consu-midos en la explotación agraria o en las fami-lias de los agricultores; ello ha procurado unatransferencia forzada de renta en beneficiode las ciudades, actividades industriales y undeterioro de la igualdad en los estándares devida entre campo ciudad que ha provocadoun sobreesfuerzo productivo de los agroeco-sistemas y su consiguiente deterioro para ellogro de la subsistencia en base a un mayorexcedente comercializable.

Otros dos criterios deben tenerse encuenta como atributos de la sostenibilidad.El primero se refiere a la adaptabilidad, quetiene en cuenta la resilencia de los agroeco-sistemas frente a presiones provocadas porlos propios cambios en las condiciones natu-rales o sociales de la producción: un períodoprolongado de sequía, el crecimiento de lapoblación, las distintas políticas agrarias, lademanda cambiante de los mercados, lasinnovaciones y nuevos patrones tecnológicos,etc. El segundo se refiere a la autonomía. Éstatiene que ver con el grado de integración de losagroecosistemas, reflejado en el movimientode materiales, energía e información entre suscomponentes y el sistema en su conjunto, entreéste y el ambiente externo y, sobre todo conel grado de control que se tiene sobre dichomovimiento. En consecuencia, la autonomía de

un sistema de producción está estrechamenterelacionada con la capacidad interna para sumi-nistrar los flujos necesarios para la producción.Así, la autonomía de un sistema de produccióndesciende en la medida en que se incrementala necesidad de recursos externos, la necesidadacudir al mercado para conseguirlos.

En este sentido, determinadas prácticas

agrarias favorecen más que otras el logro dela sustentabilidad agraria. Por ejemplo, lasrotaciones de cultivos suelen disminuir losproblemas de malezas, insectos y enfermedades;aumentan los niveles de nitrógeno disponibleen el suelo, reducen la erosión edáfica, etc. Elmonocultivo anual y sin descanso produce elefecto justamente contrario. La existencia de unadecuado nivel de biodiversidad biológica enanimales y plantas facilita el control y la luchacontra plagas. Las prácticas de labores agrí-colas conservacionistas constituyen una manerabastante eficaz de retener suelo fértil y evitar laerosión. El mejoramiento genético de cultivosles hace muchas veces resistentes a plagas yenfermedades o logran una mejor absorciónde nutrientes. Las prácticas ganaderas quepriman el pastoreo rotatorio sobre la estabula-ción de grandes rebaños suelen tener menoresproblemas de salud y constituyen un tipo demanejo preventivo de las enfermedades; etc...(Reinjntjes, Haverkort, Walers-Bayer, 1992).

En definitiva, el comportamiento óptimo delos sistemas de producción agrícola depende delnivel de interacciones entre sus diversos compo-nentes. Las interacciones potenciadoras sonaquellas en las cuales los productos de un compo-nente son utilizados en la producción de otrocomponente; por ejemplo, cuando las malezasson utilizadas como forraje, el estiércol comofertilizante, o los rastrojos y malezas dejadaspara pastoreo animal; o cuando, fomentando

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LAS ESCALAS DE LA TRANSICIÓNSOCIOECOLÓGICA EN EL CAMPO

 

62 Criterios para el diseño de agroecosistemas sustentables 63

INTRODUCCIÓN A LA AGROECOLOGÍACuadernos Técnicos SEAE - Serie: Agroecología y Ecología Agraria

De acuerdo con Stephen R. Gliessman (1990b: 380), podríamos concretar estos principios de

la sostenibilidad en una serie de criterios operativos para la aplicación al diseño de agroecosistemassustentables.

Por ejemplo:

a) El grado mayor o menor de dependencia de inputs externos, ya sea de energía, materiales oinformación. Cuanto más baja sea la dependencia y más alto el nivel de autosuficiencia mayor será el gradode autonomía y autodependencia del agroecosistema.

b) El grado mayor o menor de utilización de recursos renovables que sean además localmente accesibles.Ello quiere decir, que además de reducir la dependencia externa, la renovabilidad asegura la perdurabilidadde las condiciones favorables que hacen posible la producción.

c) La aceptación y/o tolerancia de las condiciones locales, adaptándose a ellas, facilita la sostenibilidad;en tanto que disminuye debido a la fragilidad del agroecosistema cuando este es producto de una intensamodificación de las condiciones ambientales.

d) La sustentabilidad de un ecosistema depende también de su capacidad productiva; la cual no debeconfundirse con su habilidad para obtener la máxima producción y productividad. En este sentido, el óptimoecológico y el óptimo económico no tienen porqué coincidir.

e) Un agroecosistema será más sostenible cuanto mayor sea la utilización de los impactos benéficoso benignos del medio ambiente; cuestión esta que la heterogeneidad ambiental facilita en mucha mayormedida que ambientes homogeneizados, por tanto, simplificados. Tanto más sostenible será el sistemacuanto más se exploten los sinergismos y las complementariedades que surgen, por ejemplo, de combinarcultivos, árboles, animales en diferentes arreglos espaciales y temporales.

f) Al igual que ocurre con los ecosistemas naturales cuya capacidad de automantenerse yautorreproducirse dependen del grado de biodiversidad que contengan, la capacidad de pervivir en eltiempo de un agroecosistema aumenta conforme mayor sea su diversidad biológica y cultural.

g) Resulta igualmente fundamental que los agricultores que manejan el agroecosistema dispongande un conocimiento adaptado a sus condiciones específicas y que puedan controlar y desarrollar. En estesentido, la sostenibilidad aumenta como consecuencia de la utilización del conocimiento y de la culturade la población local.

h) Y finalmente, la disponibilidad de productos suficientes para el abastecimiento interno y aún parala adquisición de otros bienes y servicios necesarios, resulta fundamental para la pervivencia del sistema.Ello está en relación con la productividad natural de agroecosistema, pero también con el carácter delas prácticas agronómicas y del marco social donde se encuadran, así como del tamaño adecuado de la

población que soporta.

Cuadro 3:

la mayor biodiversidad posible, se consiguesubsidiar el funcionamiento del agroecosistemacon servicios ecológicos tales como el reciclajede nutrientes, el control biológico de plagas,

la conservación del agua y del suelo, etc. Y alcontrario, cuanto más se van simplificando losagroecosistemas se van perdiendo las sinergiasy reduciendo la biodiversidad.

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66 Las escalas de la TSE en el campo 67

A escalas superiores, desde la local a laglobal, los agricultores no serán suficientes ydeberán compartir protagonismo con otrosgrupos sociales. La configuración actual delsistema agroalimentario debe buena parte desu dinámica a las preferencias de los consu-midores, sobre todo en los países ricos. Sobreellos recae la responsabilidad de un cambioen la dieta y, en general, en las maneras de

satisfacer el metabolismo endosomático de los

ciudadanos. Un cambio de esta magnitud, enel que también deben involucrarse los distintoseslabones de la cadena alimentaria, requiere sinembargo del compromiso activo de los movi-mientos sociales, especialmente de aquellosen los que se ha producido una convergencia“natural” entre ecología y lucha por la equidadsocial, concretamente del movimiento ecolo-gista en sus diversas modalidades y formas de

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Foto 9 El consumidor tiene un papel decisivo en el cambio hacia una agriculturasustentable.

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Dr. Manuel González de Molina

(Montefrío, 9 de febrero de 1956)Es doctor en Historia por la Universidad de Granada(junio de 1984) y Catedrático de Universidad del Áreade Historia Contemporánea en la Universidad Pablode Olavide (Sevilla), donde dirige el Laboratorio deHistoria de los Agroecosistemas y donde desarrollan

 su investigación historiadores, ecólogos, economistas y agrónomos con una orientación transdisciplinar.Ha realizado estancias en el extranjero como profesorinvitado (Lisboa, Berkeley, Roma, UNAM-Morelia,México) y ha impartido conferencias en diversasuniversidades españolas y extranjeras.

Es director del master oficial Agroeocología yDesarrollo Rural Sustentable que se imparte en laUniversidad Internacional de Andalucía. Es miembrodel consejo de redacción de las revistas Agroecología

 y Ecología Política y del consejo asesor de ÉtudesRurales e Historia Social. Miembro de la EuropeanSociety for Environmental History (ESEH) y del Comité

 Asesor de la Sociedad Latinoamericana y Caribeñade Historia Ambiental (SOLCHA). Fue DirectorGeneral de Agricultura Ecológica de la Consejeríade Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía(2004-2007). Actualmente es vicepresidente de laSociedad Española de Agricultura Ecológica (SEAE)

 y vicepresidente de la Sociedad Española de Historia Agraria (SEHA).

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8/13/2019 Introduccion a La Agroecologia. M. Gonzlez de Molina

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SEAESerie:

Agroecología y Ecología Agraria

INTRODUCCIÓNA LAAGROECOLOGÍA 

Autor: Dr. Manuel González de Molina

Serie: Agroecología y Ecología Agraria

• Introducción a la Agroecología• Bases ecológicas para el manejo del suelo de cultivo• Bases ecológicas para el manejo de la biodiversidad• Bases ecológicas para el control de plagas y enfermedades• Bases ecológicas para el control de arvenses• Razas de ganado autóctono:

claves para su recuperación y adaptación• Recursos fitogenéticos:

claves para su recuperación, adaptación y conservación• Producir semillas en Agricultura Ecológica• Bases ecológicas para la gestión del agua• El problema del nitrógeno:

minimizar su impacto desde la agroecología• Buenas prácticas en producción ecológica:

mitigar / adaptarse al c. climático

Cuadernos Técnicos 

Cuadernos Técnicos de SEAE

L os operadores ecológicos (agricultores, ganaderos,elaboradores), los técnicos que los asesoran o

queinspeccionan las sistemas productivos y aquellosprofesionales que imparten formación, requieren buenosmateriales técnicos, rigurosamente contrastados, en los queapoyarse para hacer la conversión y el seguimiento de laproducción ecológica.

Estas publicaciones nacen con la finalidad de:

• Crear una línea específica de apoyo a la formacióntécnica de alto nivel, coordinada y escrita desde laexperiencia de reconocidos expertos del sector y con vistasa seguir desarrollándose, actualizándose y ampliándose enel futuro.• Ofrecer un material técnico de calidad con la doblefinalidad de su utilización en la “formación de futurosformadores” en asesoramiento dentro del sector agrarioe industrial y para la formación de técnicos de campo–procedentes de la Formación Profesional o la enseñanzauniversitaria-.• Producir no sólo un material escrito, sino también una

herramienta pedagógica para usar en abierto on line -enla línea educativa, tecnológica y del derecho fácilmenteasequible para la comunidad latinoamericana.• Aportar una publicación específica, muy práctica capazde recopilar el conocimiento más novedoso e innovadorsobre los distintos temas, adelantándose a los problemasque se generen en el sector y ofreciendo solucionestecnológicas inmediatas.

La colección se estructura en cuatro grandes temáticas:

• Producción Vegetal Ecológica• Ganadería Ecológica• Industria Ecológica• Agroecología y Ecología Agraria