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Interpretaciones de la condición migrante -- Exploración de los discursos de la población inmigrada en España -- Estudio realizado para el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) (Convocatoria mediante Concurso, BOE, Nº 35, 9 de febrero de 2007, pág. 1545) Colectivo Ioé (Carlos Pereda, Miguel Ángel de Prada, Walter Actis y Mario Ortí) Madrid, diciembre de 2007 Colectivo Ioé C/ Luna, 11-1º dcha, 28004 Madrid Tf: 34-91.531.01.23 Fax: 34-91.532.96.62 [email protected] www.colectivoioe.org

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Interpretaciones

de la condición migrante

-- Exploración de los discursos de la población inmigrada en España --

Estudio realizado para el

Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)

(Convocatoria mediante Concurso, BOE, Nº 35, 9 de febrero de 2007, pág. 1545)

Colectivo Ioé

(Carlos Pereda, Miguel Ángel de Prada, Walter Actis y Mario Ortí)

Madrid, diciembre de 2007

Colectivo Ioé

C/ Luna, 11-1º dcha, 28004 Madrid

Tf: 34-91.531.01.23 Fax: 34-91.532.96.62 [email protected] www.colectivoioe.org

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Contenido

Introducción

Primera parte:

POSICIONES DISCURSIVAS BÁSICAS DE LA POBLACIÓN INMIGRANTE

1. Propuesta de cuatro posiciones básicas

2. Inserción subalterna

2.1. Adaptación a las normas españolas. Primacía del orden estatal

2.2. Inserción subalterna. Mano de obra complementaria

2.3. Ciudadanía subordinada. La lógica de la subordinación

2.4. Fracciones discursivas de la inserción subalterna

3. Integración igualitaria

3.1. Una sociedad plural, abierta a la competencia

3.2. Igualdad de oportunidades en base al esfuerzo. Mano de obra flexible

3.3. Equiparación legal y fiscal de inmigrantes y nativos

3.4. Fracciones discursivas de la integración igualitaria

4. Repliegue defensivo

4.1. ¿Culturas en conflicto? Lógica de la segregación

4.2. Entre el repliegue comunitario y el retorno-expulsión

4.3. Ciudadanía denegada, perseguida, controlada

4.4. Fracciones discursivas del repliegue defensivo

5. Proyección instituyente

5.1. Propuesta de una sociedad solidaria, que supere la lógica de dominación actual

5.2. Intercambio enriquecedor a partir de la cooperación y el reconocimiento

de la diversidad

5.3. Ciudadanía instituyente que supere la división Norte-Sur

5.4. Fracciones discursivas de la proyección instituyente

Segunda parte:

PUNTOS DE INFLEXIÓN DE LA CONDICIÓN MIGRANTE

6. La entrada en el ciclo migratorio

6.1. Motivos iniciales para emigrar

6.2. Llegada a España y primera acogida

6.3. Documentación. Acceso a los papeles

6.4. La reflexión sobre los orígenes del ciclo migratorio

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7. Relaciones sociales y modalidades de convivencia

7.1. La mirada de los nativos: distinción, marcaje y jerarquización

7.2. La mirada de los foráneos sobre los nativos: tres perspectivas

7.3. Relación entre parientes. Cambio de los modelos familiares

7.4. Relación entre los diversos colectivos de inmigrantes

8. Incardinación en el mercado de trabajo

8.1. Diversidad de itinerarios laborales

8.2. La etapa de sumergimiento laboral

8.3. Asentamiento laboral con papeles: “afortunados” unos y “jodidos” otros

8.4. Estrategias de instalación laboral: entre la sumisión y la rebelión

9. Relaciones con la administración. Políticas sociales y modelos de ciudadanía

9.1. Educación

9.2. Sanidad

9.3. Vivienda

9.4. Política de inmigración

9.5. Modelos de ciudadanía

10. Disolución de la condición migrante

10.1. El dilema del retorno: “no puedes volver con una mano delante y otra detrás

10.2. Nacionalización: “los papeles son sólo papeles”

10.3. El futuro de los hijos: ¿herederos de la condición migrante?

10.4. Ciudadanía europea: “somos europeos, pero…”

10.5. Posiciones básicas en torno a la disolución del ciclo migratorio

Bibliografía

Índice de Cuadros

Anexo: Ficha de los 22 grupos de discusión

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Introducción

El presente estudio forma parte de un programa más amplio promovido por el

Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) para explorar los discursos en torno a la

población inmigrante instalada en España. En este caso se trata de una investigación

cualitativa a partir de los puntos de vista de los propios inmigrantes mediante la práctica

metodológica de grupos de discusión1. Exponemos a continuación los objetivos

perseguidos, la delimitación de la población estudiada y el diseño metodológico

empleado.

Objetivos y contenido del informe

El objetivo general del estudio es proporcionar un panorama interpretativo en

torno a las representaciones, actitudes, opiniones y expectativas de los segmentos más

relevantes de la población inmigrante respecto a su participación en la vida social,

económica y política en España, así como un análisis de las percepciones de los propios

migrantes sobre las actitudes de la población nativa en relación a ellos. También se

busca conocer cómo los distintos grupos de migrantes interpretan su historia migratoria

y su relación con el país de origen, así como sus perspectivas de futuro a medio y largo

plazo.

El primer capítulo del informe avanza un esquema de interpretación general de

las posiciones ideológicas básicas de la población inmigrante en torno a su instalación

en España, proceso que, para buena parte de la misma, es todavía reciente; por tanto,

conviene tener en cuenta que la “foto fija” que aquí presentamos no debe ocultar que

estamos ante discursos en proceso de constitución, tanto del lado de los inmigrantes

como de la población autóctona. Las cuatro posiciones identificadas dibujan formas

distintas y, a veces, contrapuestas de entender la convivencia cotidiana, la incardinación

en el mercado de trabajo y la participación en la sociedad política. Cada uno de los

enfoques remite a modelos implícitos de sociedad y configura diferentes estatutos de

ciudadanía, que van desde la denegación (segregación o expulsión) a la movilización

1 El complemento lógico del presente estudio es la exploración de los discursos de la población española en torno a la inmigración.

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emancipatoria (con perspectiva transnacional) y desde la subordinación (preferencia

para los autóctonos) a la equiparación formal en el modelo social de mercado (igualdad

de oportunidades que premia a los más esforzados).

Las cuatro posiciones básicas se exponen con detalle en otros tantos capítulos de

la Primera parte. La exposición sigue de cerca los relatos de los propios inmigrantes y

se remata en cada capítulo con una presentación esquemática de las principales

fracciones discursivas que aparecen en cada una de las posiciones básicas. Dichas

fracciones, diferentes entre sí y más o menos coherentes, se identifican a partir del

análisis e interpretación de los textos producidos en los grupos de discusión. Su

elaboración se ha realizado teniendo en cuenta dos claves interpretativas: la posición

“nacional” y la posición de clase de los agentes sociales presentes en los discursos, lo

que ha permitido su representación en cuadros de doble entrada.

La Segunda parte realiza un abordaje de tipo procesual a nuestro objeto de

estudio: recoge experiencias en momentos específicos del ciclo migratorio, desde sus

inicios, al tomar la decisión de venir a España, hasta su eventual disolución. El capítulo

6 describe los principales motivos aducidos para emprender la migración y los avatares

de la primera etapa migratoria. Se ofrece un análisis detallado de las vías legales para

obtener la documentación de residencia, donde se resalta el endurecimiento de la

política de entradas para la mayoría de los migrantes procedentes de países no

comunitarios, en paralelo con la adhesión de España al Tratado de Schengen, y se

concluye con una reflexión más general sobre los orígenes del ciclo migratorio, que se

puede inscribir –con la ayuda del esquema interpretativo de posiciones discursivas

básicas presentado en la Primera parte- en una lectura más global de la sociedad en

general y de las lógicas que presiden los flujos migratorios internacionales.

Los capítulos 7, 8 y 9 desarrollan el núcleo central de los objetivos perseguidos

en el presente estudio, es decir, cómo entienden los segmentos más representativos de la

inmigración su participación social, económica y política en España. Las modalidades

de convivencia, las formas de incardinación en el mercado de trabajo y las relaciones

que se establecen con la administración y las políticas sociales presentan una gran

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variedad de situaciones que dependen de múltiples circunstancias y cuyas lógicas de

fondo se pueden rastrear a la luz de nuestro cuadro de posiciones ideológicas básicas.

El capítulo 10 analiza cómo percibe la población inmigrante la culminación de

su travesía migratoria, tanto si su horizonte es el retorno como la instalación estable en

España o en el espacio europeo, nuevo marco político de identidad social que incluye a

26 países, además de España. Se analizan también las situaciones de indefinición y

ambivalencia, típicas del proceso migratorio, así como el surgimiento de identidades

transnacionales e incluso propuestas de ruptura con los marcos nacionales, que quedan

desbordados por abajo (repliegue comunitario) o por arriba (ciudadanía global).

Delimitación del colectivo estudiado

Al elaborar el proyecto del presente estudio se llevó a cabo un análisis detallado

de las fuentes disponibles, a fin de definir y establecer un mapa de las diversidades

existentes entre la población de origen extranjero en España, paso necesario para

proceder al diseño metodológico de la investigación. El contraste de las fuentes

estadísticas y administrativas (registros de extranjería, de empadronamiento y de

trabajo, principalmente) ofrecía una segmentación de dicha población a partir de

diversas denominaciones, no siempre coincidentes entre sí, pero que, no obstante,

permitió identificar los tipos más significativos de la población concernida en el

presente estudio, según procedencia, estatuto legal, inserción laboral y tiempo de

residencia en España, además de otras variables importantes como el sexo, la edad y las

relaciones de parentesco; el nivel de estudios de los adultos y la escolarización de niños

y jóvenes; la distribución espacial en la geografía española; la nupcialidad, fecundidad y

otros indicadores demográficos; y el acceso a los sistemas públicos de educación,

sanidad, Seguridad Social y otras políticas de protección social.

A continuación recogemos algunas reflexiones generales a fin de destacar la

importancia que ha adquirido la población inmigrante en España, así como los

principales resultados a los que llegamos para diseñar la presente investigación.

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El concepto “inmigración” se refiere a la población que ha llegado a España

procedente de otros países: se trata de una condición social. En cambio, el hecho de ser

extranjero o español es una cuestión de índole administrativa-jurídica: se puede ser

español habiendo nacido en otro país (y se es inmigrante al radicarse en España) o se

puede ser extranjero nacido en España (sin haber emigrado nunca). Los registros

estadísticos oficiales no siempre permiten matizar estas cuestiones, y obligan a veces a

considerar –de forma abusiva- como sinónimos ambos términos; con frecuencia se nos

ofrece información respecto a los “extranjeros”, excluyendo a quienes han adoptado la

nacionalidad española tras emigrar, e incluyendo a los hijos de inmigrantes que han

nacido en España pero no han accedido a la nacionalidad. Las cifras de la Tabla 1

intentan recoger y aclarar, inicialmente, la complejidad de la cuestión.

Tabla 1

Población total, inmigrante y extranjera en España (1971-2008)

Año A

Pobl. Total B

Inmigrados % B/A

C Extranjeros

% C/A

D Residentes

% (C-D)/C “Irregulares”

1971 34.117.623 365.376 1,1 183.195 0,5 148.400 19,0 1981 37.723.299 625.907 1,7 233.082 0,6 183.422 21,3

Censos

1991 38.846.823 840.594 2,2 350.062 0,9 278.696 20,4

2001 41.116.842 1.969.270 4,8 1.370.667 3,3 895.720 34,7 2002 41.837.894 2.594.052 6,2 1.977.944 4,7 1.109.060 43,9 2003 42.717.064 3.302.440 7,7 2.664.168 6,2 1.324.001 50,3 2004 43.197.684 3.693.806 8,6 3.034.326 7,0 1.647.011 45,7 2005 43.975.375 4.355.300 9,9 3.691.547 8,4 1.977.291 46,4 2006 44.708.964 4.837.622 10,8 4.144.166 9,3 2.738.932 33,9

2007 45.200.737 5.249.993 11,6 4.519.554 10,0 3.021.808 33,1 Padrón continuo

2008* 46.063.511 5.995.962 13,0 5.220.577 11,3 3.979.014 23,8**

Fuente: Elaboración propia en base a INE (Censos de Población y Padrón Continuo de Población), Ministerio del Interior (Extranjeros documentados: Residentes). Las cifras del Ministerio del Interior

corresponden a 31/12 de cada año, las de los padrones municipales a 1/1; debido a ello hemos consignado los datos del Ministerio del interior como si correspondieran al 1/1 del año siguiente.

(*) Datos provisionales, excepto Residentes. (**) Si se computan como regulares los 626.000 europeos comunitarios empadronados que carecen de

autorización de residencia, la proporción de irregulares baja al 13,2%.

Según los datos consignados en la Tabla, entre 1971 y 1991 el volumen de

inmigrados pasó de representar el 1,1% al 2,2% de la población total. Sin embargo, los

extranjeros fueron apenas la mitad de ese flujo. En otras palabras, en esos veinte años

aumentaron muy rápidamente los nacionales, debido a un doble proceso: por un lado, el

“retorno” de hijos de emigrantes españoles nacidos en el extranjero; por otro, la

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adquisición de nacionalidad de inmigrantes una vez cumplido el periodo de residencia

requerido por las leyes. También es interesante señalar que a lo largo de esas dos

décadas el porcentaje de “irregulares” (extranjeros empadronados sin permiso de

residencia) se mantuvo en torno al 20% pero la “alarma social” respecto al incremento

de inmigración irregular se produjo sólo a partir de la aplicación de la primera “ley de

extranjería” (1985) y se centraba únicamente en los extranjeros de cierta procedencia

(extra comunitarios, preferentemente africanos), ignorando el significativo volumen de

comunitarios que residían de forma irregular en el país.

En la última década España se ha convertido en uno de los principales destinos

de la migración internacional, con un saldo anual medio de 575.000 personas entre 2001

y 2008. Este flujo exterior explica el 81% del extraordinario crecimiento de la población

total del país entre dichos años, que ha pasado de 41 a 46 millones de habitantes.

Además, la baja tasa de natalidad de los autóctonos, unida a la mayor juventud de los

nuevos ciudadanos, explica que éstos tengan cada vez más peso en el crecimiento

vegetativo: el 14,1% de los partos en 2007 fueron de madre y padre extranjeros, y otro

7,7% de parejas mixtas (de progenitores español y extranjero). Por tanto, su incidencia

en el incremento demográfico español (suma de los saldos migratorio y vegetativo) hay

que situarla en torno al 85%.

Con casi seis millones de inmigrantes -personas empadronadas nacidas en otro

país- y 5,2 millones de extranjeros -personas empadronadas con nacionalidad no

española- a 1 de enero de 2008, España se ha convertido en el décimo país del mundo

por número total de inmigrantes, revirtiendo una larga tradición histórica que la

caracterizaba como país de emigración. Aunque todavía residen en el extranjero

alrededor de millón y medio de españoles, dicha cifra fue superada por la inmigración a

comienzos de este siglo. Según la División de Población de Naciones Unidas, España

era en 2005 el tercer país del mundo que más había incrementado su población

inmigrante en números absolutos desde 1990, tras Estados Unidos y Alemania, y el que

más lo había hecho en términos relativos2. Por su parte, la OCDE constató, también en

2005, que España se había convertido en uno de los países con mayor número de

2 DIVISIÓN DE POBLACIÓN DE NACIONES UNIDAS, Migrantes internacionales por países, en www.publications.worldbank.org.

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trabajadores extranjeros, superando en números absolutos a tradicionales países de

inmigración como Francia y Reino Unido, e incluso adelantando en términos relativos a

Estados Unidos y Alemania3.

El 40% de los extranjeros empadronados a comienzos de 2008 procede de

alguno de los restantes 26 miembros actuales de la Unión Europea (el 16% de Rumania

y Bulgaria, recientemente ingresados) y menos del 2% de otras naciones desarrolladas.

Por tanto, el 58% (3,1 millones de personas) es originario del mundo “menos

desarrollado”, entre los que destacan las personas procedentes de Maruecos, Ecuador,

Colombia, Argentina, Bolivia, Perú, Venezuela, Brasil y China, todos ellos con más de

100.000 efectivos. Precisamente la brecha económica Norte-Sur, incrementada durante

las últimas décadas por las políticas neoliberales y la creciente deuda externa, está en el

origen de las migraciones desde los países periféricos hacia los países situados en

posición más ventajosa en el jerarquizado mundo de la globalización.

Para identificar distintas situaciones típicas entre la población estudiada hemos

tenido en cuenta dos criterios, que se recogen en el Cuadro 1: el origen de los migrantes

y la trayectoria o ciclo migratorio. En el primer caso, la distinción más importante se

produce entre inmigrantes comunitarios (distinguiendo los antiguos y los nuevos países

miembros de la U.E.) y no comunitarios, a los que hay que añadir otros dos grupos: los

migrantes internacionales españoles (los de primera generación, que han retornado, y

sus hijos, que han inmigrado) y los extranjeros nacidos en España (“segunda

generación”). Además, entre los comunitarios se pueden incluir, desde el punto de vista

administrativo, los procedentes de países de fuera de la Unión Europea que han

obtenido el permiso de Régimen Comunitario. En cuanto a los no comunitarios, los

registros administrativos distinguen entre residentes y empadronados sin residencia

(irregulares o “sin papeles”), además de otras categorías especiales entre las que

destacan los asilados y los estudiantes. Como señala Liliana Suárez, “la normativa legal

constituye sujetos administrados, disciplinados y normalizados, más bien que sujetos de

derechos”4.

3 Ver SOPEMI, Perspectives des Migrations Internationales, OCDE, Paris, 2007, pág. 68. 4 SUÁREZ, L., “Inmigración: irregular, regularizaciones y efectos en la identidad de los inmigrantes”, en II Congreso sobre la Inmigración en España, Madrid, 2000.

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Cuadro 1 Segmentación de la población inmigrante según procedencia y trayectoria

TRAYECTORIA

Pre-migración Ciclo migratorio Post-migración Eventualidad Asentamiento

No comunitarios

- Irregularidad - Empadronamiento - Resid. temporal - Situac. especiales:

Solicitantes Asilo Estudiantes

- Residencia indefinida

- Concesión Asilo

- Reagrupación familiar

Comunitarios y asimilados

- Comunitarios UE-15 - Nuevos miembros UE-27 - No europeos pero con Régimen Comunitario

Descendientes inmigración extranjera

- Nacidos en el país de origen - Nacidos en España (2ª generación)

Retorno

Nacionalización

Ciudadanía europea

Identidades transnacionales

Desbo

rdes del m

arco nacional

PROCEDENCIA

Emigrantes españoles retornados

Exp

ectativas

de salir hacia España

- Nacidos en España que emigraron y han retornado - Nacidos fuera de España que han inmigrado

La trayectoria o itinerario migratorio presenta tres tiempos: la pre-migración,

etapa previa a la entrada en España pero decisiva para entender el proyecto migratorio;

el tránsito o ciclo migratorio propiamente dicho; y la fase de disolución de la condición

migrante. El presente estudio se centra en segmentos de población que se encuentran en

la etapa intermedia del tránsito migratorio o que han obtenido la nacionalidad española,

pero no incluye a quienes se encuentran en la etapa previa ni a quienes han retornado a

su país. Estas situaciones, no obstante, son abordadas a través de los recuerdos del

tiempo pasado en el país de origen y de las previsiones y eventuales proyectos de

retorno, además de incluir expresamente a españoles retornados que antes fueron

emigrantes y a los hijos de éstos5.

5 Se estima que al menos la mitad de los emigrantes españoles a Europa y a América Latina a lo largo del siglo XX retornaron a España, con frecuencia acompañados de sus hijos nacidos allí. Según la Estadística de Variaciones Residenciales, los retornados españoles entre 1997 y 2006 fueron 320.671, en su mayoría de Europa y América Latina. Más de la mitad de los procedentes de América Latina en los últimos años tienen menos de 35 años. Ver FUNDACIÓN DIRECTA, El retorno joven, Ministerio de Trabajo e Inmigración, Madrid, 2008.

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Dentro de la segunda etapa o ciclo migratorio propiamente dicho adquiere una

importancia central para los extranjeros no comunitarios, el factor tiempo

administrativo, como eje para la consideración de diversas categorías de extranjeros,

con dos momentos clave: el acceso a los primeros papeles de residencia, que buena

parte ha obtenido después de pasar en España un tiempo sin documentación; y el paso

de los permisos temporales a la autorización indefinida, que generalmente se produce a

los cinco años de haber obtenido los primeros papeles. Sin embargo, este proceso no es

lineal y se producen fugas o turbulencias en el itinerario migratorio, que conviene tener

en cuenta. Una de ellas, quizás la más importante, es el retroceso que tiene lugar cuando

se deniegan o retrasan los papeles o su renovación, dando lugar a un espacio

administrativo de “limbo jurídico” (ni regular ni irregular sino “en trámite” o “a la

espera”). Una situación que, en el caso de los indocumentados, se traduce en la práctica

habitual de empadronarse y esperar que transcurran los años prescritos legalmente para

poder justificar el derecho de arraigo.

En la tercera etapa del Cuadro -disolución de la condición migrante- aparecen

también varias alternativas: las más habituales se plantean como resolución del dilema

migratorio entre la instalación estable en España o el retorno. Pero surgen también otras

salidas, como la ciudadanía europea u otras identidades transnacionales, e incluso la

ruptura del marco “nacional” de identidad que constituye la condición migrante

(repliegue comunitario; ciudadanía global).

Diseño metodológico

Para poder construir un panorama analíticamente articulado en torno a las

actitudes, opiniones y expectativas de la población inmigrante respecto a su

participación en la vida social, económica y política en España, hemos recurrido a la

práctica cualitativa del grupo de discusión, que hemos aplicado a los segmentos del

colectivo más significativos y diferenciados, a los que antes hemos hecho referencia.

En la literatura internacional se ha investigado poco el punto de vista de los

propios inmigrantes en relación a la forma de entender su condición migrante, siendo

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más frecuentes los análisis basados en los “modelos de incorporación” que se derivan de

las diferencias existentes en las políticas migratorias6. Massey y Sánchez consideran

que ello se debe a la dificultad de captar la “identidad” de los migrantes a través de

métodos de investigación convencionales7, por lo que recurren a técnicas proyectivas

como el estudio de imágenes y fotografías. En nuestra opinión, sin embargo, la ventaja

de los “grupos de discusión” es su pertinencia para explorar de forma abierta las

opiniones (verbalizaciones formalizadas en que cristalizan los puntos de vista de los

participantes), actitudes (pautas de reacción más o menos estables ante los

acontecimientos que se describen), motivaciones (valoraciones e ideologías que

subyacen o están connotadas en las múltiples condensaciones simbólicas y signos no

cuantificables que aparecen a lo largo de las reuniones) y expectativas (proyecciones de

deseos y efectos prácticos que se pueden derivar de los análisis anteriores). Dicho de

otro modo, el análisis del texto producido en un grupo de discusión permite acceder a

los signos e imágenes colectivas que configuran las actitudes, valores y expectativas de

un grupo social, y condicionan su comportamiento, dando lugar a estados de opinión

más o menos duraderos8.

La instalación de los migrantes en los países de destino implica un proceso en el

que están involucrados, no sólo los propios inmigrantes y la población nativa, sino

también contexto general –económico, político, demográfico, etc.- de la coyuntura

histórica concreta en la que se producen los flujos migratorios. Esta investigación se

centra en la posición adoptada por los migrantes, lo que sólo constituye uno de los

6 Quizá la tipología más conocida sea la propuesta por Castles y Miller, que distinguen tres formas principales de incorporación: la exclusión diferencial de los inmigrantes (modelo alemán o suizo); la asimilación (modelo francés o británico); y el multiculturalismo (modelo americano o sueco). Ver CASTLES, S. y MILLER, M. J., La era de la migración, Miguel Ángel Porrúa Ed., México, 2004. 7 “Un aspecto que no ha sido tratado muy frecuentemente en la investigación sobre la identidad ha sido el punto de vista de los propios inmigrantes. (…) La identidad no es fácilmente observable: ésta se construye en el pensamiento de los inmigrantes, quienes luchan por darle un sentido a las circunstancias en las que se encuentran. Lo que se requiere entonces es un medio de acceso a las percepciones de los inmigrantes sin la intervención directa de los investigadores, quienes, en su labor, inevitablemente introducen sus propios prejuicios y preconcepciones”. MASSEY, D. S. y SÁNCHEZ, M., “La percepción de la identidad latina y americana por parte de los inmigrantes latinos en Estados Unidos”, en ARIZA, M. y PORTES, A. (Coord.), El país transnacional. Migración mexicana y cambio social a través de la frontera, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2007, pág. 393. 8 Sobre la práctica del grupo de discusión y su relación con otras dispositivos cuantitativos y cualitativos, ver IBÁÑEZ, J., Más allá de la sociología. El grupo de discusión: técnica y crítica, Siglo XXI, Madrid, 1979; DELGADO, J.M. y GUTIÉRREZ, J. (Coord.), Métodos y técnicas cualitativas de investigación en ciencias sociales, Síntesis, Madrid, 1994; y ALONSO, L.E., La mirada cualitativa en sociología, Fundamentos, Madrid, 1998.

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ingredientes del proceso de instalación, de los menos influyentes según algunos

autores9. Pero los discursos de tales migrantes están también atravesados y

condicionados –a veces en grado extremo- por las circunstancias que les ha tocado vivir

y a ellas podemos acceder a través del análisis contextual interpretativo.

En especial, interesa saber cómo los diversos segmentos de la población

inmigrante perciben e interpretan su trayectoria migratoria y sus perspectivas de futuro,

así como las relaciones que establecen entre sí y con los colectivos e instituciones de la

sociedad autóctona. El grupo de discusión no informa adecuadamente acerca de los

actos o prácticas de las personas (para lo que hay que utilizar otros procedimientos de

investigación), pero permite identificar el soporte ideológico de tales comportamientos

y las líneas de fuerza que pueden dar lugar a nuevas formas de acción.

El Cuadro 2 muestra el diseño de los grupos de discusión de los que procede el

material empírico que ha servido de base para el presente estudio y que tratan de

representar a sectores significativos de la población inmigrante asentada en España10.

Las variables principales han sido la procedencia de los migrantes (eje de abscisas) y el

momento de la trayectoria migratoria (eje de ordenadas), y las variables secundarias –no

por ello menos importantes- el estatus socioeconómico (sector/categoría laboral y nivel

de estudios); el sexo, la edad y el estado civil; la modalidad de tenencia de la vivienda

actual y el grupo de convivencia; el emplazamiento geográfico y la densidad de

población inmigrante, etc.

9 A partir de un análisis de los procesos de integración de inmigrantes en 16 ciudades europeas, estos autores consideran que los dos agentes principalmente implicados (los propios inmigrantes y la sociedad receptora) “son intrínsecamente desiguales en términos de poder y de recursos, por lo que la sociedad receptora, su estructura institucional y sus reacciones ante los recién llegados son mucho más decisivas para los resultados del proceso de integración que los propios inmigrantes”. PENNINX, R. y MARTINIELLO, M., “Procesos de integración y políticas (locales): estado de la cuestión y algunas enseñanzas”, en REIS, nº 116, 2006, pág. 128. 10 Ver diseño completo de los grupos en Anexo I. El plazo de aplicación de los grupos transcurrió entre los meses de julio y octubre de 2007, cuando todavía no se había confirmado el actual ciclo recesivo de la economía española, aunque apuntaban varios de sus síntomas.

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14

Cuadro 2 Diseño de 22 grupos de discusión

TRAYECTORIA

Ciclo migratorio Post-migración Eventualidad Asentamiento

No comunitarios

Irregularidad: - GD1: Europeos del este Hombres, 25-45 años. Zaragoza.

- GD2: Latinoamericanos Mixto, 20-40. Madrid.

- GD3: Subsaharianos Hombres, 20-35. Málaga.

Semi-regularidad: - GD4: Latinoamericanos Mixto, 25-39 años. Murcia.

- GD5: Asiáticos Hombres, 20-35. Barcelona.

Situaciones especiales: - GD7: Estudiantes Mixto, 19-29 años. Valencia.

- GD8: Solicitantes Asilo Mixto, 25-45. Madrid.

Residencia y trabajo: - GD9: Magrebíes y subsaharianos Hombres, 25-45 años. Premiá de Mar (Barcelona)

- GD10: Jefas de hogar latinoamericanas y europeas del este Mujeres, 30-50 años. Madrid.

- GD22: Empresarios latinoamericanos, europeos del este, magrebíes y asiáticos Mixto, 40-60 años. Madrid.

Residencia no laboral: - GD11: Amas de casa magrebíes, subsaharianas y latinoamericanas Mujeres, 25-45. Madrid.

Comunitarios y asimilados

Nuevos miembros de la Unión Europea: - GD6: Rumanos y búlgaros

Mixto, 25-40 años. Madrid. Residentes comunitarios UE-15: - GD16: británicas y alemanas

Mujeres, 60 y más años. Jávea (Alicante). Con Régimen Comunitario de países no comunitarios: - GD17: Cubanos, argentinos, uruguayos y venezolanos

Mixto, 25-45 años. Madrid.

Descendientes inmigración extranjera

Nacidos en país de origen (reagrupación familiar): - GD18: Magrebíes, latinoamericanos y asiáticos

Mixto, 18-25 años. Barcelona. Nacidos en España (“2ª generación”): - GD19: Magrebíes y latinoamericanos

Mixto, 18-29 años. Madrid.

Nacionalización: - GD12: Jóvenes sin cargas familiares. Marroquíes y latinoamericanos Mixto, 19-26 años. Madrid.

- GD13: Adultas con cargas familiares. Magrebíes, asiáticas, subsaharianas, y latinoamericanas Mujeres, 40-55 años. Barcelona.

Perspectiva de retorno: - GD14: Con relativo fracaso. Magrebíes, subsaharianos, europeos del este y latinoamericanos Mixto, 26-39 años. Zaragoza.

- GD15: con relativo éxito, magrebies y latinoamericanos Mujeres, 30-50 años. Barcelona.

PROCEDENCIA

Españoles inmigrantes y retornados

Pre-m

igración

Nacidos en España, que emigraron y retornaron: - GD20: Retornados de Europa, América y África

Mixto, más de 50 años. Málaga. Nacidos fuera de España que han venido a España: - GD21: Procedentes de Europa y América - Mixto, 20-35 años. A Coruña.

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En el caso de la procedencia, no sólo se tiene en cuenta la nacionalidad de

origen sino las modalidades de acceso a España: solicitantes de asilo, permisos del

Régimen Comunitario a inmigrantes de países no comunitarios, con tarjeta de

estudiante, hijos reagrupados por sus padres e hijos nacidos en España, emigrantes

españoles en su condición de retornados o bien los hijos de aquellos que han pasado a

ser inmigrantes españoles, etc.

En cuanto al momento de la trayectoria migratoria, como hemos señalado, la

etapa premigratoria y el retorno sólo se han explorado indirectamente, a través de los

recuerdos y los planes de futuro de quienes residen en España (salvo para el caso de los

retornados españoles). Por otra parte, el elevado número de 22 grupos realizados

permite abrir ampliamente el abanico de diversidades del colectivo objeto de estudio, de

manera que se incluyen no sólo los sectores más tópicos de la inmigración sino también

otros menos habituales, como los jubilados comunitarios, los estudiantes o los propios

retornados-inmigrantes españoles.

En cuanto a la edad, hemos distinguido diferentes segmentos dentro de la

población adulta: todos los participantes en los grupos tienen al menos 17-18 años, ya

que el grupo de discusión encuentro mayores dificultades de aplicación con personas

más jóvenes.

Una limitación importante de nuestro trabajo es que se ha dirigido a personas de

origen extranjero capaces de expresarse en castellano. Esta restricción obedece a

razones de índole presupuestaria (por los excesivos costes de traducción que implicaría

utilizar diversas lenguas) como en las capacidades lingüísticas de los analistas (puesto

que no basta con analizar una traducción para hacerse cargo de las dinámicas implicadas

en las discusiones grupales). Aún así, en algún grupo los hablantes se han expresado en

francés o inglés, lenguas que manejaban mejor que el castellano. La consecuencia de

esta limitación es evidente: no hemos sido capaces de recoger los puntos de vista de los

migrantes que –sea cual sea su tiempo de residencia en España- no utilizan el castellano

como lengua de comunicación en el espacio público.

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Queremos agradecer la cooperación de las personas que han participado en los

grupos de discusión y de quienes han facilitado los contactos, así como la amable

mediación con el CIS a través de Mónica Méndez y los intercambios previos

mantenidos con Alfonso Ortí, que han contribuido a enriquecer los análisis del presente

estudio .

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17

Primera parte:

POSICIONES DISCURSIVAS BÁSICAS

DE LA POBLACIÓN INMIGRANTE

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1. Propuesta de cuatro posiciones básicas

Comenzamos avanzando un esquema general interpretativo de las posiciones

ideológicas básicas en torno a la instalación11 en España de la población inmigrante. En

primer lugar, parece conveniente señalar la manera en que nos hemos propuesto

operativizar esta “condición inmigrante” al entenderla como un proceso históricamente

situado y, al mismo tiempo, complejo, plural, a veces contradictorio y cuyos propios

límites –por tanto– no resultan fácilmente delimitables. Como hemos señalado al

exponer el diseño técnico de la investigación, los 22 grupos de discusión realizados

incluyen colectivos típicamente considerados como “inmigrantes” por la opinión

pública; esto es, nacidos en otros continentes o países, que a veces hablan idiomas

diferentes o pertenecen a otras etnias y cuyas culturas parecen contrastar con la

–presunta– cultura local uniforme. Asimismo, el diseño incorpora colectivos más

próximos, como los europeos comunitarios y otros extranjeros que solemos considerar

pertenecientes a ‘nuestro’ primer mundo. Además, hemos querido incorporar también

otros casos, como el de los inmigrantes de ‘segunda generación’ o los españoles

retornados, en los que el carácter circunstancial de la extranjería se hace un poco más

evidente al acercarnos a sus límites y situarnos ante el espejo de lo que fue España en

tanto país emisor.

La heterogeneidad de este amplio colectivo de inmigrantes de tantas condiciones

y nacionalidades –incluida en algunos casos la española, por adquisición o nacimiento–

afecta a las situaciones, experiencias, expectativas y tiempos de su proceso migratorio,

cristalizando también en mayor o menor medida en discursos que dan cuenta de cómo

se representan a sí mismos, cómo conciben este proceso y valoran la sociedad en la que

han intentado instalarse. Nuestro material de trabajo es el compuesto por las dinámicas

de los grupos de discusión realizados, a partir de las cuales hemos intentado sobrepasar 11 Preferimos utilizar el concepto genérico de “instalación” a fin de eludir las connotaciones muy marcadas de otros términos al uso, como “inserción” o “integración”, de los que nos serviremos en el desarrollo del esquema para referirnos a posiciones específicas. Según María Moliner, “inserción” define el punto en que una cosa se inserta en otra (del latín “insertare”: meter una cosa en otra); “integración” se refiere a hacer un todo o conjunto con partes diversas (del latín “integrare”). En el primer caso, se mantiene claramente la diferencia entre “la parte que se inserta” y la parte preexistente; en el segundo, las partes diversas “se integran” en un todo. En cambio, el concepto de “instalación” (del latín “installare”) remite más neutramente, al fenómeno de “poner a alguien en un sitio para que viva o esté en él”, lo que puede dar lugar a múltiples formas de instalación o establecimiento. MOLINER, M., Diccionario de uso del español, Gredos, Madrid, 1983, vol. 2, pág. 146.

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lo manifiestamente dicho a fin de construir el campo discursivo latente. Un campo

discursivo amplio y con frecuencia polarizado, en el que las poblaciones de origen

inmigrante expresan sus preocupaciones cotidianas, sus autopercepciones contrapuestas

como sujetos sociales y, en último término, sus diferentes modelos de sociedad y de

relación entre los grupos y las culturas, así como las formas contrapuestas de entender la

actividad económica y de plantear el estatuto de ciudadanía, tanto de los propios

colectivos inmigrantes como de la población nativa.

Los discursos de los migrantes mantienen una estrecha relación con la coyuntura

histórica concreta del contexto social general que les ha tocado vivir, tanto en los países

de origen como en España. Las migraciones internacionales rara vez suponen el primer

contacto entre dos sociedades, son más bien una nueva forma de manifestarse las

relaciones entre ambas. En el caso de la emigración económica desde la periferia hacia

los países más desarrollados hay que considerar la presencia previa del Norte en el Sur

en distintos momentos históricos y en la actualidad: “las fronteras más cruciales no son

ya las que separan a los estados nacionales, sino las que existen entre el norte y el sur, es

decir, entre las naciones industriales poderosas (Norteamérica, Europa occidental,

Japón, Australia y Nueva Zelanda) y los países más pobres de África, Asia y

Latinoamérica. (…) Lo que se percibe como la ‘crisis migratoria’ es en realidad una

crisis en las relaciones norte-sur, provocada por el desarrollo no equitativo y la

desigualdad exagerada”12. A. R. Zolberg ha insistido desde los años ochenta del siglo

pasado en la importancia central de las políticas estatales, junto a los factores

económicos, para explicar las actuales migraciones internacionales13.

Nuestro objetivo no es profundizar en las subjetividades individuales ni en las

características de fracciones discursivas particulares sino establecer interpretaciones y

esquemas que traten comprender las lógicas generales implícitas que atraviesan el

campo discursivo. Una dimensión de la realidad social, conformada a partir de las

12 CASTLES, S., “Factores que hacen y deshacen las políticas migratorias”, en PORTES, A. y DEWIND, J. (Ed.), Repensando las migraciones. Nuevas perspectivas teóricas y empíricas, Universidad Autónoma de Zacatecas, México, 2006, págs. 43-44. 13 ZOLBERG, A. R., “Labour Migration and internacional Economic Regimes: Breton Woods and After”, en KRITZ, M. M., LEAN, L., Y ZLOTNIK, H. (Ed.), International Migrations Systems. A Global Approach, Clarendon Press, Oxford, 1992, págs. 315-334; y “Matters of State: Theorizing Immigrration Policy”, en HIRSCHMAN, C., KASINITZ y DEWIND, J., (Ed.), The Hadbook of International Migration: The America Experience, New York: Russel SAGE Foundation, págs. 71-93.

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opiniones, imágenes y simbolizaciones de los actores sociales, que sólo puede

comprenderse cabalmente desde su relación con un contexto histórico concreto –no

desde principios abstractos universales- conformado por procesos socioeconómicos,

políticos, demográficos, etc.: “Existe una relación compleja y no necesariamente

coincidente entre los procesos sociales y las nociones que la gente tiene de los mismos.

Los valores, imágenes y verbalizaciones no son producto puramente individual: las

estructuras ideológicas median entre los contextos socioeconómicos e institucionales y

los agentes sociales individuales”14.

El sujeto principal de la enunciación en los discursos analizados es la población

de origen extranjero en sus muy diversas formas de presencia en España, incluidos los

hijos de los inmigrantes. No obstante, indirectamente pero de un modo permanente, los

discursos grupales aluden a otro interlocutor, también plural y heterogéneo: la población

autóctona. La posición adoptada por las personas e instituciones locales, a los ojos de

los foráneos, marca y condiciona sus posibilidades de realización en España y, en el

mejor de los casos, les obliga a definirse por oposición a ellas, al interpelarles en tanto

parte de una colectividad previa e irremisiblemente significada desde fuera. Los

discursos grupales reflejan continuamente esta dialéctica entre identidades asumidas

(por los propios migrantes) e identidades asignadas (por la población autóctona o por

un sector de inmigrantes en relación a otros), que dan lugar a distintas estrategias –más

o menos independientes o reactivas- de identificación y representación, vinculadas

también a distintas formas de instalación15 en la sociedad española.

14 COLECTIVO IOÉ, “¿Cómo estudiar las migraciones internacionales”, en Revista Migraciones, Nº 0, 1996, págs. 14-15. 15 Ricard Zapata-Barrero propone el concepto de “acomodación” en lugar de los más habituales de “integración”, “inserción” o “aculturación” de los inmigrantes. Ver ZAPATA-BARRERO, R., El turno de los inmigrantes. Esferas de Justicia y Políticas de acomodación, OPI, Madrid, 2002, págs. 69-99. Por su parte, Lorenzo Cachón hace un balance del debate en torno al concepto de “integración”, cuestionado por diversos autores debido a sus connotaciones legitimadoras del orden social vigente, pese a lo cual considera que es el concepto más adecuado. Ver CACHÓN, L., “La integración de los inmigrantes en España: debates teóricos, políticas y diversidad territorial”, en Política y Sociedad, Nº 45, 2008, págs. 205-235. Sandra Gil Plantea que el “asentamiento” de la población migrante en Europa pasa a ser categorizado en términos de “integración” en los años setenta del siglo pasado cuando dicho asentamiento se estabiliza y se introduce esa novedad en un discurso patriótico-nacionalista. Ver GIL, S., Las argucias de la integración: construcción nacional y gobierno de lo social a través de las políticas de integración de inmigrantes: los casos de Cataluña y Madrid, Tesis doctoral (sin publicar), Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, Madrid, 2006, En torno a esta controversia a nivel internacional, ver MEZZADRA, S., Derecho de fuga. Migraciones, ciudadanía y globalización, Madrid, Traficantes de Sueños, 2005; y FAVELL, A., Philosophies of Integration:

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21

El esquema al que hemos llegado en el análisis presenta cuatro posiciones

discursivas básicas en cuanto a la instalación en España, que hemos denominado como

inserción subalterna, integración igualitaria, repliegue defensivo y proyección

instituyente. En cada caso se dibuja una forma específica de entender la convivencia

cotidiana, la incardinación en el mercado laboral y la participación en el espacio

político. Las posiciones remiten, además, a modelos implícitos de sociedad y dan lugar

a diferentes estatutos de ciudadanía, que van desde su denegación (expulsión o

segregación, una de cuyas principales manifestaciones es la atribución de ilegalidad y

consiguiente vaciamiento de derechos) a la movilización emancipatoria (con perspectiva

transnacional), pasando por la subordinación y la equiparación formal en el modelo de

sociedad dominante en España (ver Cuadro 3).

Immigration and the Idea of Citizenship in France and Britain, Houndmills Basingstoke, Macmillan, 2000.

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Cuadro 3

Posiciones básicas en torno a la instalación en España de la población inmigrante,

modelos implícitos de sociedad y estatutos de ciudadanía

Buen súbdito (estado) Individuación Competidor eficiente (mercado)

A

Sociedad monocultural

(Primacía del orden estatal)

Asimilación en la cultura mayoritaria

o estancia temporal/retorno

Agradecimiento por la acogida brindada por España.

Mano de obra complementaria (sólo la estipulada)

Ciudadanía subordinada Respeto de las normas establecidas,

itinerario de normalización.

B

Sociedad pluricultural

(Primacía del libre mercado)

Respeto de la diversidad cultural

en un mundo globalizado

Igualdad formal de los trabajadores migrantes.

Mano de obra competitiva (libre mercado de trabajadores)

Ciudadanía equiparada Los mismos derechos y deberes,

igualdad de oportunidades.

Pop

ulismo regresivo Cierre Sujeción a las no

rmas

C

Sociedad intracultural

(Primacía de la grupalidad adscriptiva)

Reclusión microsocial

frente a la norma social mayoritaria.

Autocentramiento

en el propio colectivo de referencia.

Mano de obra etno-estratificada

(nichos laborales)

Ciudadanía denegada Estatuto marginal/segregado de los derechos ciudadanos.

D

Sociedad transcultural

(Primacía de la comunidad electiva)

Reconocimiento activo

del juego intercultural.

Diversidad enriquecedora

de las minorías étnico-culturales.

Mano de obra crítica

(explotación de los asalariados)

Ciudadanía participante Grupalidad emancipatoria con perspectiva planetaria.

Pop

ulismo progresivo A

pertura

Promoción meritocrática

Endogrupo Grupalidad Exogrupo

Forma de instalación:

Integración igualitaria Forma de instalación:

Inserción subalterna

Forma de instalación:

Repliegue defensivo Forma de instalación:

Proyección instituyente

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En cada cuadrante del esquema la forma de instalación dominante (subalterna,

igualitaria, replegada e instituyente) se despliega en tres dimensiones:

� relación con la/s cultura/s mayoritaria/s (asimilación, respeto, reclusión,

reconocimiento);

� incardinación en el mercado de trabajo (complementaria, competitiva,

etnoestratificada, crítica);

� y estatuto de ciudadanía (subordinado, equiparado, denegado y participante).

La lógica interna de cada cuadrante remite, a su vez, a un modelo sociocultural

específico con los siguientes parámetros básicos:

A. Sociedad monocultural: plantea la primacía o monopolio del orden estatal como

garante de la preservación de la propia cultura e identidad nacional, que se

verían amenazadas por la convivencia de diversas culturas en el mismo

territorio. Huntington es el principal referente académico de este planteamiento

que cuenta con bastantes seguidores en la opinión pública16.

B. Sociedad pluricultural: la primacía se sitúa en el libre mercado donde concurren

en pié de igualdad todos los ciudadanos, incluidas las minorías culturales y los

llamados “migrantes transnacionales” (que viven repartidos en dos o más

estados o escenarios culturales). Esta posición ha dado lugar, dentro del

pensamiento liberal, a diversas tradiciones, a veces enfrentadas entre sí: la

posición más tradicional sitúa al individuo (plural) como eje de la ciudadanía17,

mientras en las últimas décadas se resalta el papel de los grupos y comunidades

(minorías culturales) como sujetos complementarios del individuo, lo que ha

dado lugar al enfoque de la ciudadanía multicultural18. J. Rex medió en esta

polémica distinguiendo la esfera pública, que requeriría una estandarización de

16 HUNTINGTON, S. P., El choque de civilizaciones, Paidós, Barcelona, 1997. 17 Ver RAWLS, J., “The Domain of the Political and Overlapping Consensus”, en New York University Law Review, Nº 64/2, 1989, págs. 233-255; y HEATER, D., Citizenship: The Civic Ideal in World History, Politics and Education, Longman, London, 1990. 18 Ver TYLOR, Ch., El multiculturalismo y la política del reconocimiento, Fondo de Cultura Económica, México, 1993; y KYMLICKA, W., Ciudadanía multicultural. Una teoría liberal de los derechos de las minorías, Paidós, Barcelona, 1996.

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comportamientos entre inmigrantes y autóctonos, y la esfera privada, donde se

podría desplegar toda la diversidad cultural19.

C. Sociedad intracultural: la primacía en este caso se sitúa en la grupalidad

adscriptiva, que da lugar a un autocentramiento comunitario que puede ser

asumido por los inmigrantes o inducido por el rechazo de la población nativa.

Durante la larga etapa de reparto colonial del mundo, entre los siglos XV y XIX,

los europeos se sintieron no sólo superiores a los indígenas, negros y otros

pueblos colonizados del mundo, sino naturalmente superiores20. Esto tuvo, en

primer lugar, una justificación directamente racista (biológica) y, después,

cultural: “los europeos generaron una nueva perspectiva temporal de la historia y

re-ubicaron a los pueblos colonizados, y a sus respectivas historias y culturas, en

el pasado de una trayectoria histórica cuya culminación era Europa”21. En la

actualidad la expresión política heredera de esta tradición es la “nueva derecha”,

que defiende la expulsión o segregación de los inmigrantes22 .

D. Sociedad transcultural: la primacía se sitúa en la comunidad electiva-

instituyente a partir de una crítica del modelo social vigente (capitalismo

explotador y estados jerarquizados) y una propuesta de emancipación colectiva a

partir del reconocimiento y articulación de los colectivos oprimidos. Referentes

teóricos de esta posición, en muy diversos sentidos, se pueden encontrar en

19 Ver REX, J., The Concept of a Multi-cultural Society, Coventry, CRER, University of Warwick, 1985. 20 “La mínima significación que raza tiene en sí misma no es biológica sino de relaciones de grupo naturalizadas. Raza sirve para naturalizar los grupos identificados en su nombre. Al articular como formas naturales maneras de estar en el mundo y las instituciones a través de las cuales éstas se expresan, la raza establece y racionaliza el orden de la diferencia como una ley de la naturaleza”, GOLDBERG, D.T., “The Semantics of Race”, Ethnic and Racial Studies, 14, 4, 1992, citado por MARTÍNEZ VEIGA, U., “Raza y racismo, aclaraciones conceptuales”, en OFRIM Suplementos, Diciembre 2001, pág. 100. 21 QUIJANO, A., “Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina”, en LANDER, E. (Comp.), La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales, CLACSO, Buenos Aires, 2000, pág. 210. Ver también, en el mismo sentido, VAN DIJK, T. A. (Coord.), Racismo y discurso en América Latina, Gedisa, Barcelona, 2007. 22 “Para la Nueva Derecha los protagonistas de la Historia son los pueblos étnicamente homogéneos, su utopía sería una Europa libre de inmigrantes (o residiendo éstos temporalmente como ciudadanos sin acceso a la nacionalidad). Un mundo plural, heterogéneo, formado por comunidades homogéneas”. ANTÓN, J., “Inmigración y xenofobia política: la teoría política de la nueva derecha europea”, en BERGALLI, R. (Coord.), Flujos migratorios y su (des)control, Anthropos, Barcelona, 2006, pág. 46.

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autores con orientación crítica23, así como en los movimientos sociales

antiglobalización o altermundialistas de nuestra época24.

Las cuatro posiciones de nuestro esquema no se presentan compactas y aisladas

en la práctica social sino, más bien, combinadas entre sí, con frecuentes transacciones y

ambivalencias que dan lugar a un cuadro muy complejo. Como cualquier esquema

interpretativo, nuestra tipología simplifica la realidad, que es siempre más compleja que

cualquier teorización, pero a la vez nos permite superar una visión estrecha, casuística o

meramente descriptiva de los asuntos abordados. No compartimos, en este sentido, la

opinión de Freeman cuando señala que “los esfuerzos por captar las variaciones

tipológicas de los esquemas de incorporación de inmigrantes en las democracias

occidentales probablemente sean tan inútiles como engañosos”25; si bien reconocemos

que se trata de una interpretación que sólo tendrá validez en la medida que permita

explicar o comprender mejor los planteamientos, actitudes y expectativas de la

población inmigrada que es objeto de estudio.

Avanzamos a continuación una breve descripción de las cuatro posiciones

recogidas en el cuadro 3 y de las convergencias y divergencias que se producen entre

ellas, antes de abordar en los capítulos siguientes el despliegue discursivo y los

múltiples matices de cada posición.

23 Ver, entre otros, GAUDEMAR, P., La movilización general, Ed. La Piqueta, Madrid, 1981; SASSEN, S., Globalization and its discontents, The New York Press, New York, 1998; MOULIER-BOUTANG, Y., De la esclavitud al trabajo asalariado, Akal, Madrid, 2006; y WALLERSTEIN, I., Geopolítica y geocultura: ensayos sobre el moderno sistema mundial, Kairos, Barcelona, 2007. 24 Ver, entre otros, FERNÁNDEZ DURÁN, R., ETXEZARRETA, M. y SÁEZ, M., Globalización capitalista. Luchas y resistencias, Virus, Barcelona, 2001; GEORGE, S., Otro mundo es posible si…, Icaria/Intermón, Barcelona, 2003; PATOMÄKI, H. y TEIVAINEN, T., A Posible Word, Zed Books, London and New York, 2004; y SOUSA SANTOS, B., El milenio huérfano, Trotta/Ilsa, Madrid y Bogotá, 2005. 25 Este autor parte del análisis de las políticas de inmigración en los países occidentales, para llegar a tres posiciones o “regímenes de incorporación” que no se alejan mucho de las planteadas por nosotros: posición segregadora (“voluntad clara de evitar que las minorías de inmigrantes se incorporen en forma plena y permanente a la sociedad que les acoge”); posición asimilacionista (“insistencia en lograr un grado de asimilación mayor o menor a la supuesta norma cultural nacional”); y posición multicultural (“aceptación más o menos entusiasta del multiculturalismo”). FREEMAN, G. P., “La incorporación de inmigrantes en las democracias occidentales”, en PORTES, A. y DEWIND, J. (Ed.), Repensando las migraciones. Nuevas perspectivas teóricas y empíricas, Universidad Autónoma de Zacatecas, México, 2006, pág. 131.

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I. Inserción subalterna: el núcleo ideológico de esta posición es la primacía del orden

estatal que se asocia a un territorio y es el encargado de configurar/regular las

costumbres y normas propias de cada país, en nuestro caso de España. Prevalece en

los sectores populares de la inmigración, que aceptan una posición subordinada bajo

la tutela estatal o de la Unión Europea (entre los ciudadanos comunitarios), al menos

hasta que se consiga el estatus de ciudadanos nacionales plenos. La inserción

subalterna puede ser asumida por los inmigrantes o bien inducida y forzada por las

prácticas y discursos proteccionistas de la sociedad española. En el primer caso, los

inmigrantes consideran que ya no están en “su tierra”, por lo que deben dejar de lado

su cultura de origen y asumir la nueva posición: “partir de cero” y adaptarse a las

normas y costumbres españolas o, en caso contrario, retornar al lugar de donde

salieron; la residencia en España es un don que ofrecen los españoles, no un derecho

de los extranjeros, por lo que éstos deben sentirse agradecidos con el estatuto

ciudadano y laboral que se les asigne: “yo he trabajado cogiendo basuras y lo he

hecho con mucho gusto, porque he venido a trabajar y a servir al pueblo español que

me da la mano” (GD14); en igualdad de circunstancias, se considera “lógico” que

los españoles tengan preferencia para acceder a un empleo o conseguir una vivienda

protegida. En el segundo caso, se produce una subordinación forzosa en los terrenos

legal y laboral que es consecuencia de la ideología de la preferencia nacional y de

la etno-estratificación del mercado de trabajo, que se aceptan por realismo práctico

(“el que no lo asuma lo pasa peor”). En términos discursivos, la inserción subalterna

se articula desde un punto de vista individual: sólo en esa condición de individuo,

que implica renunciar a una identidad previa, será posible autoidentificarse como

parte de los justamente insertables por la sociedad que les “acoge” (inserción vía

individuación subordinada).

La relación con la sociedad mayoritaria es vivida como inserción subalterna o

ciudadanía subordinada, en función de las necesidades de España. Desde esta lógica

los intereses del estado español y de sus ciudadanos “nacionales” priman sobre los

intereses de los “extranjeros”. La inserción de los inmigrantes es posible pero a

condición de asumir el modelo cultural español y aceptar el itinerario de

normalización que se les asigne.

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II. Integración igualitaria: radicalizando el individualismo de la posición anterior,

este discurso representa el polo modernizador del conjunto de posiciones abordadas

y prevalece en los sectores de la inmigración más asentados y cualificados. Se trata

de una estrategia discursiva que pretende reutilizar en su favor la condición

inmigrante externamente atribuida, dando a esta la vuelta para convertirla en una

ventaja competitiva que sólo los más fuertes serán capaces de poner en práctica en

una sociedad que reconoce y premia el mérito de los más emprendedores,

independientemente de su origen (integración vía individuación competitiva). El

núcleo ideológico es la primacía del libre mercado en un marco político liberal-

democrático, que defiende la equiparación jurídica de todos los ciudadanos, sean

nativos o extranjeros, para desenvolverse en la vida de acuerdo a sus propios

méritos (“si tú quieres, tú puedes”). La sociedad pluricultural sería la nueva forma

de expresión de la España plural, con múltiples expresiones culturales, idiomáticas,

religiosas, etc. (“Madrid es una ciudad abierta… vas en el metro y son mil idiomas

los que se hablan… preguntas algo y te llevan de la mano… ¡me encanta vivir

aquí!”, GD2). Se afirma que el desarrollo de la economía española debe mucho al

aporte de los inmigrantes y que éstos tienen derecho a competir en igualdad de trato

con los españoles (“sudar la camiseta igualmente”). Las migraciones internacionales

son percibidas como un mecanismo que contribuye a equilibrar los mercados

mundiales de mano de obra en el marco del proceso de globalización. Los estados

deben asegurar el control racional de los flujos (“sin desbordamientos”), facilitar la

igualdad de oportunidades en el mercado de trabajo y promover la convivencia

ciudadana en espacios comunes interétnicos (pluralismo liberal cosmopolita).

La relación con la sociedad mayoritaria es vivida como integración “igualitaria” de

los inmigrantes –siempre en tanto que individuos capaces de adaptarse a un marco

normativo– en el contexto de una sociedad pluricultural de la que tanto inmigrantes

como autóctonos valoran las pautas vigentes de funcionamiento socioeconómico e

institucional. Se criticará tanto la ciudadanía de segunda clase de la inserción

subalterna como, con mayor motivo, la denegación de estatus ciudadano a las

minorías excluidas.

III. Repliegue defensivo: el lugar central de esta posición es la referencia identitaria –y,

en el extremo, la adscripción fáctica en la vida cotidiana– a una comunidad cercana,

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formada por los próximos, que se convierten en espacio protector frente a la

sociedad exterior. Está más presente entre los inmigrantes menos cualificados, sin

papeles y/o con una cultura de origen más distante del patrón español-europeo

(blanco-occidental-cristiano), pero también aparece en segmentos cualificados y

asentados de la inmigración (por ejemplo, los “turistas residenciales” de la Unión

Europea, que se refugian en la comunidad de origen ante lo que consideran una no

correspondencia de la población autóctona). El sentimiento de afinidad puede tener

diversos contenidos, ya sea la existencia de unos lazos étnicos o culturales comunes

que se consideran incompatibles con la cultura autóctona (“sé que soy lo que soy…

una raza originaria que no encaja aquí”, GD8) o simplemente la experiencia de

compartir las preocupaciones y/o eludir la xenofobia de algunos sectores de la

población española (“tienes que ir donde te quieran porque no puedes vivir sin

contactos sociales”, GD16). En el primer caso se trata de un repliegue asumido por

los migrantes; en el segundo, sin embargo, es inducido o forzado por determinadas

prácticas y corrientes de opinión de la sociedad española (y de otros sectores de la

propia inmigración). En ambos casos se produce un autocentramiento comunitario

cuyo círculo protector no se encuentra necesariamente restringido a un colectivo

nacional de pertenencia y puede incluso estar también integrado por personas

nativas con las que se comparte al menos una parte de su cotidianeidad.

La relación con los grupos sociales de la población autóctona es vivida desde la

perspectiva de la minoría, que es objeto de control y/o segregación en diversos

grados, en especial por parte de aquellos españoles xenófobos que tratan a los

inmigrantes como “material de desecho” y les acusan de modificar su “España

profunda” (GD17).

IV. Proyección instituyente: constituye un discurso solamente presente a través de

articulaciones tentativas y esbozos parciales, que atraviesan diversos sectores de la

inmigración y que se proyectan sobre discursos que circulan en la opinión pública

española y mundial. Su principio legitimador es el reconocimiento del poder que

asiste a todos los colectivos, sean o no étnico-culturales, como sujetos activos de lo

social. Las migraciones internacionales son interpretadas como un efecto de las

desigualdades inherentes a la historia colonial y a la globalización económica actual,

que son valoradas de forma negativa (“los americanos y europeos chupan la riqueza

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de África”… “el capitalismo es un cáncer”, GD9) y la misma crítica se lanza contra

las sociedades de origen cuando explotan a los inmigrantes que reciben de otros

países (paraguayos en Argentina, por ejemplo). Se defiende para España una

democracia participativa y solidaria con el resto del mundo (grupalidad

emancipatoria a escala planetaria), con la expresa inclusión de todas las culturas y

minorías nacionales presentes en el territorio (“cada cultura tiene sus tradiciones y

sus raíces pero deben abrirse entre sí y evolucionar con el tiempo…”). Se pone

énfasis en los problemas derivados de la desigualdad económica y la precarización

laboral, y se responsabiliza al poder político y a los empresarios, que “abusan y se

aprovechan de la inmigración”. Frente al individualismo articulado tanto por la

posición competitiva como por la subalterna, plantea un principio de realidad

basado en la naturaleza grupal de los sujetos sociales (inmigrantes y autóctonos). Y

frente al repliegue defensivo o autocentramiento comunitario, plantea una apertura

potencial hacia una futura sociedad intercultural, siempre difícil, pero basada en la

condición de trabajadores de una parte importante de ambos colectivos y en las

posibilidades de convivencia de futuras generaciones que crezcan ajenas a los

prejuicios y estereotipos hoy vigentes (proyección transcomunitaria clasista).

Se propone la solidaridad emancipatoria de clase de los colectivos oprimidos

–inmigrantes y autóctonos- para superar el modelo de vida capitalista-consumista-

individualista en favor de una ciudadanía instituyente, activa, intercultural y

proyectiva (“dar la vuelta a la tortilla”).

Las flechas y categorías que aparecen en los márgenes del Cuadro 3 dibujan un

campo discursivo polarizado por las cuatro posiciones descritas. Se pueden distinguir

los cuadrantes de abajo (grupalidad) y los de arriba (individuación), los de la izquierda

(cierre, posiciones regresivas) y los de la derecha (apertura, posiciones progresivas), así

como la oposición entre los cuadrantes situados en los extremos (diagonales), ya sea el

eje A/B (reclusión adscriptiva/modernización neoliberal) o el C/D (clientelismo

estatal/emancipación planetaria):

� La posición A (cuadrante inferior izquierdo) es grupalista y cerrada, es decir,

autocentrada en la propia comunidad. La vinculación social se produce ante todo

por identificación con los miembros del propio grupo (endogrupo) con los que

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se establecen espacios acotados y economías de escala (guetos y nichos

laborales, vistos desde fuera) que les permiten mantener sus tradiciones propias

y/o protegerse del exterior (populismo regresivo o defensivo).

� La posición B representa la total oposición a la anterior: es individualista pero

respetuosa de la pluralidad, siempre que se acepte la normativa general. La

vinculación social se produce fundamentalmente a través del juego competitivo

en el libre mercado (entendido como sociedad abierta) y desde el principio de la

igualdad de oportunidades para todos en base a los méritos (promoción

meritocrática).

� La posición C (cuadrante superior izquierdo) es individualista y defensora de la

uniformidad cultural (cerrada). La vinculación societaria se produce a través del

reconocimiento de la “norma social uniforme” (buenos súbditos) y de las

supuestas costumbres compartidas del país receptor (residentes agradecidos),

mediante el respeto de las leyes (sujeción normativa).

� La posición D representa la oposición a la anterior, es grupalista y abierta al

intercambio emancipatorio. La vinculación social se produce a través de la

potencia instituyente y emancipadora de los colectivos y culturas, en cada nación

y transnacionalmente (exogrupo), empeñados en una transformación en

profundidad de la sociedad actual (populismo progresivo).

El cuadro propuesto pretende superar el clásico esquema bipolar y evolutivo que

entiende las transformaciones sociales de los últimos siglos como el paso lineal,

irreversible y homogéneo de la tradición a la modernidad, es decir, del comunitarismo al

societarismo (Tönnies), de la acción afectiva con arreglo a valores a la acción racional

con arreglo a fines (Weber), de los grupos funcionalmente indiferenciados a una

compleja división del trabajo (Durkheim) o del particularismo al individualismo

(Parsons). Tal esquema reduciría el proceso histórico a la línea diagonal que va desde la

posición A de nuestro cuadro a la posición B: el proceso de “modernización” capitalista

(acumulación, diferenciación social, desarraigo, individualización…) habría movilizado

y pondría en crisis a los grupos sociales tradicionales resistentes.

En nuestra opinión, como ya señalamos en un estudio publicado por el CIS en

1995, tal esquema bipolar presenta importantes limitaciones: “Por un lado, si es cierto

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que el proceso capitalista desintegra el comunitarismo tradicional a favor de una

sociedad de individuos, éstos no son sujetos autónomos sino ‘individuos’

despersonalizados cuya libertad queda restringida al ámbito de la racionalidad

instrumental (técnica), pues se les sustrae el de los fines (estrategia social): partiendo de

que la racionalidad está garantizada por la propia lógica modernizadora

(supraindividual), no tiene sentido que los individuos se planteen redefinir prioridades o

postular estrategias alternativas. Por otra parte, la racionalidad modernizadora no es

lineal ni excluye la irracionalidad social. El capitalismo no puede integrar a los

ciudadanos en posición de igualdad más que en el plano jurídico; por lo demás, en su

desarrollo genera desigualdad y exclusión social. Las resistencias y quiebras de

legitimidad que surgen de estos procesos no son siempre, ni siquiera habitualmente,

expresión de ‘pervivencias tradicionalistas’, surgidas de sectores sociales que aún no

han sido integrados por la modernización; por el contrario, se trata de ideologías y

comportamientos que surgen como consecuencia de su propio despliegue”26.

En definitiva, se trata de superar un esquema unilineal bipolar del proceso

histórico de modernización (tradición/modernidad, atraso/civilización, etc.) y recuperar

el carácter conflictivo y multidimensional de las relaciones sociales. Nuestro esquema

de cuatro ejes parte de las aportaciones de Jesús Ibáñez y Alfonso Ortí, entre otros, que

han aplicado un enfoque crítico -y pluridimensional- al análisis de la actual sociedad

española27. Tal como insisten estos autores, la complejidad de cualquier discurso social

concreto, en cuanto condensación simbólica y encrucijada de tensiones ideológicas,

desborda a cualquier sistema o eje de coordenadas formalizadoras; no obstante, una

cierta esquematización, relativa y flexible, en cuanto modelo de estructuración global de

las dimensiones básicas de las fracciones discursivas, no sólo es un intento de

26 COLECTIVO IOÉ, Discursos de los españoles sobre los extranjeros, CIS, Madrid, 1995, pág. 103-4. Frente al “mito de la modernidad” que sitúa la reciente historia europea como punto culminante de la historia mundial, otros autores “des-cubren” las caras ocultas de la modernidad, entre ellas la colonización de otras culturas y territorios, la dominación económica en aras de la libre circulación del capital o la destrucción ecológica del planeta. Ver “Desde el lado oscuro de lamodernidad. Provincializar Europa. Voluntades descolonizadoras en la enunciación literaria y en las ciencias sociales”, en ORTIZ, C., Procesos de descolonización, Fondo Editorial de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Lima, 2004, págs. 169-189. 27 Ver el Nº monográfico “Jesús Ibáñez. Sociología crítica de la cotidianidad urbana”, Nº 113 de la Revista Anthropos, Madrid, 1990 (y Suplemento Nº 22 de la misma revista con introducción y selección de textos de Jesús Ibáñez); y ORTÍ, A., “La confrontación de modelos y niveles epistemológicos en la génesis e historia de la investigación social”, en DELGADO, J.M. y GUTIÉRREZ, J., Métodos y técnicas cualitativas de investigación en ciencias sociales, Madrid, 1994, págs. 85-95.

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articulación formal, sino que responde, de modo pertinente, a procesos sociales en

marcha.

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2. Inserción subalterna

Presentamos a continuación las fracciones discursivas que se pueden encuadrar

en esta posición, ya sea como resultado de una posición ideológica del colectivo

inmigrante (identidades asumidas) o a consecuencia de las actitudes y prácticas

discriminantes de la población autóctona (identidades asignadas). Tendremos en cuenta,

además, las condiciones de vida y del contexto social de las personas participantes en

los grupos de discusión, que pueden ayudarnos a explicar la gama de matices

detectados.

Los tres primeros apartados desarrollan el contenido de esta posición recogida en

el Cuadro 4. El cuarto apartado ofrece un esquema de las principales fracciones

discursivas atendiendo a dos claves interpretativas: la posición nacional

(inmigrantes/autóctonos) y la posición de clase (popular-precaria y burguesa-

acomodada).

2.1. Adaptación a las normas españolas. Primacía del orden estatal

Para un sector de la inmigración venir a España implica una “carga” que es

preciso “asumir con responsabilidad”: adaptarse a las normas y costumbres españolas

(“nosotros tenemos que adaptarnos aquí, no que los que están aquí se adapten a

nosotros”). No vale aislarse o replegarse en “guetos” para mantener las costumbres de

origen; más bien, la inserción requiere “abrirse a los demás” y “asumir la cultura” del

“país de acogida”. Ello exige “partir de cero” y recorrer un proceso de aprendizaje

(asimilación): “estás en un país que no es el tuyo, tienes que entender y respetar las

normas y muchas cosas”:

� “- (Joven colombiano) Hay los que vienen y se apartan, tratan de hacer guetos con gente de su país y no se abren a los demás. Yo creo que quien viene es el que está obligado a asumir la cultura, asumir unas responsabilidades y a llevar con la carga de venir de fuera. - (Joven ecuatoriana) Yo pienso que sí, que las personas que venimos de otros sitios tenemos que, no sé… hacer lo que los españoles. En nuestro caso, por ejemplo, que soy ecuatoriana, a mí me da muchísima vergüenza a veces que vamos a los parques y dejamos toda la basura, todo tirado… todo lleno de cosas. Y los españoles no son así, son muy ordenados, tiran la basura en su sitio. Y a veces a mí sí que me da vergüenza. Pero es que no hacemos lo que hacen ellos aquí” (GD12).

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� “- (Hombre cubano) Yo creo que hay un tiempo en la llegada, el tratar de adaptarse, un

cambio, tratar de estabilizarse. Vienes a un lugar diferente, tienen que decirte todas las normas que están… por donde uno tiene que regirse. Hay cosas… cómo está lo del empadronamiento y así, junto a miles de cosas que tienes tú… y vas cumpliendo con las normas. Vas aprendiendo. Vamos a ver… la historia es ésa que al principio… tú vas a empezar de cero. Llegas de cero” (GD17).

� “- (Hombre gambiano) Lo que yo he demostrado siempre es respetar las normas y no

saltarlas. Y teniendo en cuenta que estás viviendo en una situación que en la vida puede ser hoy bien y mañana mal y teniendo en cuenta que estás en un país que no es el tuyo, tú tienes que entender y respetar las normas y muchas cosas” (GD9).

� “- (Mujer colombiana) Yo pienso que nosotros hemos venido a este país y tenemos que

adaptarnos aquí, no que los que están aquí se adapten a nosotros... porque si uno es trabajador honrado y eso, y quiere salir ¡pues sale!” (GD11).

La clave implícita es la primacía del orden estatal asociado a un territorio, que

es el encargado de establecer y regular las normas y costumbres propias de cada país. La

ideología nacional-estatal surgió en Europa hace varios siglos y contribuyó a configurar

las relaciones sociales tanto en el interior28 como hacia el exterior29 de las fronteras

estatales. Actualmente los estados han perdido buena parte de sus funciones anteriores

en beneficio de formas de regulación supraestatal -mediante organizaciones económicas

y políticas transnacionales, como la Unión Europea-, con mecanismos de gestión

formalmente más democráticos y asumiendo un mayor pluralismo cultural. Sin

embargo, se mantiene una cartografía del planeta cada vez más polarizada, no sólo en el

plano de las relaciones de poder entre países sino en el ordenamiento simbólico de las

identidades y estereotipos nacionales. Como señala Saskia Sassen, en la mayoría de los

países desarrollados se “desnacionaliza” el espacio económico y se “renacionaliza” el

discurso político, siendo las migraciones internacionales un nexo de unión entre esos

dos espacios30.

28 En una primera etapa los estados europeos llevaron a cabo un proceso de homogeneización forzosa de sus poblaciones que no incluía sólo la pertenencia política común sino un sistemático trabajo de unificación religiosa, lingüística y cultural en general. En el caso de España esta etapa inicial fue especialmente traumática ya que se desencadenó la represión de judíos y musulmanes, que se vieron obligados a convertirse a la religión católica o, en caso contrario, abandonar el país, y en el exterior se puso en marcha la colonización de las culturas hispanoamericanas, filipina, etc., lo que implicó también un desplome demográfico de varios de esos territorios. Ver CANAL, J. (Ed.), Exilios. Los éxodos políticos en la historia de España. Siglos XV-XX, Silex, Madrid, 2007; y COLECTIVO IOÉ, Inmigrantes, trabajadores, ciudadanos, Universitat de València, Valencia, 1999, págs. 45-49. 29 Los estados dieron lugar a una intensificación de las diferencias, enfrentamientos y sistemas de dominación colonial y postcolonial, división Norte-Sur, etc. Ver GELLNER, E., Naciones y nacionalismo, Alianza, Madrid, 1988. 30 “La globalización económica desnacionaliza la economía nacional. En cambio, la inmigración renacionaliza la política. Existe un consenso creciente en la comunidad de los estados para levantar los

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Una parte de los retornados españoles recuerda que su historia migratoria en

Suiza y Alemania se produjo bajo las coordenadas de la regulación nacional-estatal:

“respetar todo, todas las leyes, no creerse con derecho a nada”. Residir en otro país es

un don que otorga el país de acogida, no un derecho de los migrantes. Se trata de un

discurso de orden (“estar dentro de las normas”) y de adaptación-asimilación al patrón

de vida del país receptor (“pasar en todo como un nativo”). Esa fue la clave para

conseguir el respeto y el reconocimiento de la población autóctona. En consecuencia, la

igualdad se identifica con la homogeneidad (“tienes que adaptarte… porque aquí todos

somos iguales… ¡y tenemos que ser así”):

� “- (Español emigrante retornado de Suiza) Yo he estado treinta y seis años en Suiza, fui

allí con veintisiete y me he vuelto jubilado… Mi vida de emigrante allí ha sido para mí bellísima, estupenda, en el sentido de que yo he estado en un país en donde se me ha tratado bien, en donde yo he respetado las leyes, esto es muy importante, donde yo he respetado todo, todas las leyes, yo no me he creído con derecho a nada. - (Español emigrante retornado de Alemania) He estado en Alemania cinco o seis años... Lo que pienso, para mí, es que allí los emigrantes eran como tenían que ser. Tenían que hacer su trabajo, pasar en todo como un alemán, igual, estar dentro de las normas y de lo que realmente allí existía. Allí no se podía salir, no podías ir a tomarte una cerveza y…, bueno, hay como en todas partes, pero armar follón en un bar o cualquier cosa, sabías que automáticamente te cogía la policía y te ponía… pero vamos, ¡por lo más mínimo!... al que cogieran tirándole una china a un pajarito o algo, automáticamente estaba en la frontera con todo. Más o menos en esa dirección iba todo. Que yo he cobrado igual que un alemán y tenía… pero tenía que estar igual que él y acatarme a las mismas normas que allí había” (GD20).

� “- (Mujer colombiana) Yo le digo a mi hijo: ‘tienes que adaptarte aquí porque aquí

estamos y aquí todos somos iguales’ y ¡tenemos que ser así!” (GD9).

Solicitantes de asilo africanos o latinoamericanos se muestran agradecidos por la

acogida brindada por el gobierno español, hasta el punto de pedir “disculpas” por si

molestan. Solicitan permiso para poder trabajar y prometen “comportarse

correctamente”. La actitud de agradecimiento se observa también en trabajadores del

este de Europa, para quienes España es el país que mejor recibe a los inmigrantes (“nos

reciben con las manos abiertas”) y el que más les “aguanta”, aún cuando vengan en gran

controles fronterizos para el flujo de capitales, información, servicios y, en sentido más amplio, mayor globalización. Pero cuando se trata de inmigrantes y refugiados, tanto en Estados Unidos como en Europa occidental o Japón, el estado reclama todo su antiguo esplendor afirmando su derecho soberano a controlar sus fronteras”. SASSEN, S., ¿Perdiendo el control? La soberanía en la era de la globalización, Ed. Bellaterra, Barcelona, 2001, pág. 73.

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número (“toda la gente quiere trabajar aquí”) y sin papeles. Tanta generosidad les

parece excesiva, hasta el punto de reclamar un control más ajustado de las llegadas:

� “- (Hombre joven de Costa de Marfil) Estamos agradecidos al gobierno español por lo

que ha hecho por nosotros, los africanos que estamos en España. Y le pedimos disculpas al gobierno español, a la vez que le pedimos que nos proporcionen papeles para poder trabajar aquí… Hay que tener claro que cuando se viene de una situación como nosotros, de refugio y tal, uno tiene que comportarse correctamente y no abusar del sitio donde está, no puede dedicarse a robar y tal…” (GD8).

� “- (Hombre ucraniano) Yo veo que España es un país que aguanta ¡madre mía! Ningún país trata a los extranjeros como España… Yo no conozco ni Italia ni Portugal, pero la gente viene y viene y viene y viene y hay que hacer algo con esto. Toda la gente quiere comer, ¡vale!; toda la gente quiere trabajar aquí, ¡es imposible! Yo de verdad, yo no he visto en mi vida, no he visto ningún país que aguante tanto. (…) - (Hombre moldavo) Tenemos que ser agradecidos porque nos reciben con las manos abiertas, por decirlo así, y no nos dan un mal trato, vamos, que nos ayudan al llegar aquí y todo, pero… que no puede ser porque si va a venir tanta gente, tanta gente, tantas personas, no se les va a poder dar el trabajo a todos y de comer a todos. Entonces la gente… no podrá ni comer ni vivir, ni tener nada. Yo creo que el gobierno, cualquier gobierno que sea, tendría que mirarlo… no para decir ‘cortamos las fronteras, ya no entra ni sale nadie’, pero sí para regularizar de alguna forma…” (GD1).

El proceso de adaptación depende también de la distancia social y cultural del

país de origen y resulta más fácil para aquellos colectivos que comparten la lengua, la

historia u otras características de la sociedad española. Así, un cubano señala que su

adaptación es más fácil porque su país fue “la última colonia” o un rumano plantea que

se siente español porque “muchas costumbres son las mismas que en Rumania”. Los

latinoamericanos en general destacan sus lazos históricos e idiomáticos, y los europeos

del este su pertenencia al tronco común europeo (“¡y somos europeos!”). Una mujer

rumana reclama que ella también es “latina” por lo que “estamos muy bien aquí”. Al

cabo de algunos años, cuando han logrado adaptarse a las normas y costumbres del

lugar, y han soltado el “lastre” que traían de su país y les impedía esa adaptación, se

sienten “como en casa” y observan que se han “españolizado”.

� “- (Hombre cubano) La acogida en general para nosotros, quizás por haber sido la

última colonia, es bastante diferente en cuanto a la aceptación… En España me siento como en casa” (GD17).

� “- (Otro hombre cubano) La cultura española es bastante afín a la nuestra, no hay tan

grandes diferencias, pero bueno, no deja de haber diferencias y lo que he hecho es tratar de adaptarme, coger lo bueno, lo que me afecta dejarlo por el camino; no cargar con lo que te afecta porque me parece que es un lastre que tienes que soltar” (GD15).

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� “- (Hombre rumano) Nuestro corazón…, yo creo que los que viven aquí más de tres años, dos años, tres años, se sienten un poco españolizados. Somos rumanos, rusos, búlgaros, lo que sea, pero nos dan… no sé, tienes ese sentimiento que eres un poquito español… y muchas costumbres son lo mismo que en Rumania…¡ y somos europeos!” (GD6).

� “- (Mujer rumana) De donde vengo también es un país latino, también hay cosas iguales

y estamos muy bien aquí” (GD6).

En cambio, la inserción-asimilación es más difícil cuando los colectivos son

lejanos social y culturalmente, como ocurre en general con los africanos y los asiáticos,

con idiomas, culturas y tradiciones diferentes. El esfuerzo de adaptación es mayor y da

lugar a diversas formas de simulación (comportarse como un español aunque no lo

sientas, pasar inadvertido, etc.) y de ambivalencia personal (“aunque te acostumbres a

todo, hay algo que falta”; “todo bien por fuera, pero por dentro te sientes muerto”):

� “- (Mujer marroquí) Aunque llegues a acostumbrarte a todo, aquí siempre hay algo que falta, o familiar o cultural” (GD15).

� “- (Hombre paquistaní) Yo voy con tres o cuatro amigos pero, no sé, va todo bien por

fuera pero por dentro te sientes muerto. Por fuera vas casi tan bien o igual que un español pero por dentro estás muerto. No tienes ganas, no tienes trabajo, te sientes muerto” (GD5).

La adaptación se complica cuando, de entrada, la forma de ser de los españoles

resulta chocante o no se está de acuerdo con ella. Por ejemplo, a una mujer colombiana

con un hijo de quince años no le gustan las costumbres de los jóvenes autóctonos

(“gente rara… cada uno va a su rollo… allá somos como más unidos”). En tales casos,

desde la mentalidad propia de esta posición, sólo caben dos opciones: retornar al país de

origen (perspectiva de la madre citada) o esperar que la adaptación se produzca al cabo

de muchos años, como les ha ocurrido a los amigos colombianos de su hijo que llegaron

a España de pequeños o han nacido aquí (“ya son prácticamente españoles”). La

asimilación de las normas y costumbres dominantes en España tiene, por tanto, un

componente temporal. Es preciso un tiempo suficiente (a veces una generación) para

conseguirla:

� “- (Mujer colombiana) Mi hijo dice que sus amigos españoles son diferentes, que no les

entiende, que la gente es rara… Allá somos como más unidos, no sé. En cambio aquí cada uno va a su rollo, cada uno con su tema… Tiene también amigos colombianos pero están desde pequeños o han nacido acá y ya son prácticamente españoles” (GD8).

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2.2. Inserción subalterna. Mano de obra complementaria

Desde esta posición se reconoce la prioridad de los españoles sobre los

inmigrantes en el acceso al empleo o a los servicios públicos, en unos casos porque se

considera “normal” que los “nacionales” tengan esa preferencia (“no puede ser que

echen a un español para que entre un extranjero”) y en otros por realismo práctico (“el

que no lo asuma, lo pasa peor”). En el primer caso se trata de una identidad asumida

(identificación con la ideología de la preferencia nacional); en el segundo, de una

identidad asignada, forzada por discursos y prácticas de las instituciones y de la

población española a los que no se pueden enfrentar (“lo coges por necesidad… porque

tengo tres niños…”). El inmigrante debe saber hasta dónde puede llegar en cada caso:

� “- (Mujer búlgara) Si hay una casa, sólo una, y estamos un búlgaro, un extranjero y un español con las mismas características, igual todo, ¿a quién van a coger?: ¡lógicamente al español!... Cuando hay un puesto de trabajo y estamos un extranjero y un español… no puede ser que echen a un español para que entre un extranjero… Es normal, yo lo entiendo y no estoy enfadada” (GD14).

� “- (Hombre colombiano) Yo sé que es una realidad (el sobreesfuerzo que se exige a los

inmigrantes en relación a los españoles), ¡el que no lo asuma lo pasa peor!” (GD15).

� “- (Mujer peruana) Cuando no hay trabajo, te pillas todo lo que te ofrezcan, lo coges por necesidad… porque tengo tres niños acá… Y si tú no coges ese trabajo, hay cien detrás esperándolo… He pedido trabajo en esa empresa aunque no me pague las horas extras que he trabajado… Cuando voy en los autobuses y hablo con señoras españolas que trabajan limpiando casas, me entero de que cobran doce a quince euros la hora y a un inmigrante pues te pagan siete euros, ocho euros...” (GD2).

Para quienes asumen el discurso de la preferencia nacional, la posición de los

inmigrantes en el mercado de trabajo debe ser complementaria o subsidiaria del

mercado laboral autóctono, es decir, su presencia en España sólo se justifica en aquellos

sectores, como la construcción o el campo, donde “hay muy pocos españoles”31. Para

explicar esta posición, los inmigrantes se ponen en el lugar del otro y tratan de imaginar

lo que ocurriría en su país si pasase lo mismo (“imagínate un millón de moldavos en

Rumania o de turcos en Bulgaria”). De nuevo los inmigrantes ubicados en esta posición

31 Cuando se aplicaron los grupos de discusión, a mediados de 2007, todavía no se había producido la crisis de empleo en el sector de la construcción.

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ideológica critican al gobierno español por exceso de generosidad a costa de los propios

españoles (“los extranjeros han quitado mucho trabajo que podría tener un español… y

estás en tu país… ¡y no lo puedes tener!”):

� “- (Hombre rumano 1º) Cuando los españoles dicen estas cosas… yo, no sé, un poquito lo entiendo ¿sabes? Porque todos los extranjeros que han venido aquí… han quitado mucho trabajo ¿sabes? y en vez de tener ellos ese trabajo lo podía tener un español. Y estás en tu país… ¡y no lo puedes tener! - (Hombre rumano 2º) Imagínate un millón de moldavos en Rumania o de turcos en Bulgaria. - (Hombre rumano 1º) Sí, sí… pueden tener razón… (pero) te digo una cosa, no tienen razón de la gente que trabaja aquí en construcción o en el campo… porque hay muy pocos españoles. Ahí no tienen razón, pero en los demás trabajos sí tienen un poco de razón. Porque, como dice él, si Rumania se llena de moldavos...” (GD6).

Ante los abusos laborales por parte de los empleadores, sean éstos autóctonos o

inmigrantes, se reconoce la propia impotencia para enfrentarse a ellos (“nosotros no

podemos hacer mucho…”) y se reclama la protección estatal (“el estado tiene que tener

unos registros…”). Los empresarios pueden abusar de los inmigrantes, tanto si lo hacen

desde un nacional-capitalismo xenófobo como si son partidarios del libre mercado

competitivo, ya que en la correlación de fuerzas con los inmigrantes éstos tienen todas

las de perder (“si denuncias te quedas sin trabajo”). En este punto echan de menos el

apoyo de los sindicatos, a quienes consideran “poco fiables” y cómplices de la dejación

del estado (“tienen atadas las manos”):

� “- (Hombre marroquí) En el tema laboral, como ha dicho antes mi compañero, hay muchas empresas que se aprovechan, hay muchas situaciones de discriminación… Yo te hablo de mí mismo, hay también empresas de marroquíes que no te pagan tus derechos, no te pagan las pagas el finiquito, no te dan nada... Hoy se discrimina un montón, pero nosotros ¿qué podemos hacer?, yo ¿qué voy hacer?, tú ¿que vas a hacer? Eso ya el estado tiene que tener unos registros en este tema, ¡nosotros no podemos hacer mucho!” (GD9).

� “- (Hombre cubano) Los sindicatos aquí con la cosa de los inmigrantes están fatal. O sea, yo no sé realmente…ofrecen poca fiabilidad. Yo creo que los sindicatos están muy de espaldas al tema… - (Mujer argentina) A mí me da la impresión que no quieren, ¡tienen atadas las manos!” (GD17).

Entre los asalariados inmigrantes de ambos sexos procedentes del este de

Europa, prevalece el discurso de la inserción subalterna en España, sea con una

proyección más individual-competitiva (GD6) o comunitaria-clasista (GD1), en función

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de la posición social y el origen nacional (comunitarios/no comunitarios). En el

discurso de estos grupos apenas hay referencias a cuestiones culturales; el debate entre

pluriculturalidad o asimilación no parece preocuparles, quizás porque no les afecta en

tanto europeos-blancos, a diferencia de lo que ocurre a otros inmigrantes (en especial

los “negros” y los “gitanos”, incluidos en ese caso los de origen rumano).

El sector con orientación más individual-competitiva, que lleva en España varios

años y ha logrado un relativo asentamiento legal y laboral, tiende a desplazar el

contexto de la subalternidad desde España (en cuanto inmigrantes) a la Europa

comunitaria (en cuanto asalariados), de la que han pasado a formar parte recientemente.

Sus preocupaciones se vuelcan, casi de forma exclusiva, sobre cuestiones laborales y de

consumo, enfocadas desde un punto de vista individual (salarios, posibilidades de gasto

y ahorro, etc.). En este sentido constatan una situación de estancamiento con referencia

al momento inicial de la inmigración en España hace unos cinco años; ya no se

gana/ahorra como al principio, lo que desdibuja el atractivo del proyecto migratorio. En

cuanto fuerza de trabajo movilizada trasnacionalmente, han disfrutado de una mejora de

condiciones de vida en la primera etapa migratoria (básicamente vía capacidad de

consumo), pero la continuidad de ese proceso de movilización trasnacional –y la

ampliación de la UE- tiende a diluir dichas ventajas. Las inversiones en los nuevos

países comunitarios aumentan, lo que puede facilitar el avance de esos países hacia un

“salariado” a nivel europeo a medida que se homologan las condiciones de vida de los

trabajadores de los países miembros32. El siguiente diálogo corresponde a un grupo de

inmigrantes rumanos y búlgaros:

� “- Yo tengo casi seis años aquí y al principio quería quedarme en España, me gustaba mucho, pero ya hace dos años que estoy pensando en volver porque no es como antes… Hace seis años casi se vivía mucho mejor aquí, se vivía mucho mejor… Ahora, la vida es muy cara, todo es muy caro, los sueldos son muy bajos, los contratos de trabajo que te hacen no te ponen las horas, trabajas diez, doce horas diarias y te hacen un contrato de cuarenta horas al mes… no se puede ahorrar, vivimos para trabajar y nada más. (…) - Hombre, de momento, España es mejor para mí ¿sabes?, de momento es mejor. Pero dentro de cinco años… Porque te digo una cosa, ahora España no consigue el dinero de la Comunidad Europea, España está dando dinero para Rumania, para Bulgaria, para los

32 Aunque el Producto Interior Bruto por persona, en paridad de poder adquisitivo, es tres veces mayor en España que en Rumania y Bulgaria, el ritmo de crecimiento de dicho indicador entre 2000 y 2005 ha sido mucho mayor en Rumania (40%) y Bulgaria (32%) que en España (8%). Dato del Banco Mundial elaborado por COLECTIVO IOÉ, Barómetro social de España, en Indicador 1 de Relaciones Internacionales, www.barometrosocial.es.

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países que han entrado en la Comunidad Europea. Y todos los países de Europa están dando dinero para Rumania y para Bulgaria. Y entonces, no sé, yo creo que va estar mejor. (…) - Nosotros nos sentimos europeos, no es que no creamos en Europa… - Es que somos europeos… pero… - Bueno, paciencia, poco a poco ¿no? - Hombre, lo importante que es que tengamos trabajo bueno (…) Eso es importante para mí” (GD6).

El sector con orientación más comunitaria-clasista se encuentra en situaciones de

irregularidad y temporalidad laboral, con un tiempo de permanencia en España muy

corto y circunstancias personales bastante difíciles. Aunque la mayoría procede de

países europeos no comunitarios, como Ucrania o Moldavia, se sienten identificados de

modo más o menos explícito con los migrantes precarios en general (cuyo paradigma es

para ellos el africano que viene en patera) pero también con los propios trabajadores

españoles de su misma condición social (“… y muchos españoles que no tienen

trabajo”) hasta enunciar un sujeto colectivo transnacional (“somos tanta gente…”) cuya

meta común es simplemente “vivir un poquito mejor”, para lo que reclaman del apoyo y

la regulación estatal, tanto para salir al paso de la incipiente crisis económica y del

empleo (que ya se nota en el sector de la construcción) como para controlar la

inmigración excesiva y descontrolada:

� “- (Hombre moldavo) Vamos a hablar más de España y de los extranjeros que están

viniendo y que están todos los días aquí… que hay muchas familias extranjeras que no tienen donde vivir, no tienen ninguna casa, no tienen ni un… vamos, ni un techo donde estar. Y los hay de muchos países… de países africanos, que vienen todos los días en patera y que están, ¡vamos!, hasta perdiendo la vida en su camino, no por venir aquí a ahorrar e invertir, sino simplemente para llevar una vida un poco mejor. (…) - (Hombre ucraniano) Porque ha venido muchísima gente en los últimos cinco años y esto el gobierno lo tiene que cambiar. (…) - (Hombre moldavo) Yo creo que muchísimos extranjeros ahora no tienen trabajo y muchísimos españoles tampoco tienen trabajo… no va a ser siempre el boom de la construcción… y tendremos que buscarnos la vida en otra forma” (GD1).

2.3. Ciudadanía subordinada. La lógica de la normalización

Una parte de los inmigrantes asume con naturalidad que su estatuto legal no sea

el mismo que el de los españoles ya que consideran que la pertenencia nacional es un

requisito indispensable para la ciudadanía plena. No obstante, a diferencia de la posición

de repliegue defensivo, piensan que dicha inserción es posible con dos condiciones:

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iniciar un proceso de adaptación-asimilación cultural, que puede durar mucho tiempo

(incluso varias generaciones); y recorrer un itinerario de normalización para conseguir

el mayor reconocimiento jurídico posible33. Este reconocimiento se inicia con la

obtención de los primeros “papeles”, un paso muy difícil de dar, sobre todo para los

extranjeros no comunitarios con baja cualificación, pero que resulta tan necesario para

ellos “como el pan”:

� “- (Hombre senegalés) Los papeles son como el pan. Si no tienes papeles no puedes ni ir

a trabajar, pero si tienes papeles puedes buscar un trabajo, coger un piso, alquilar o comprar… ¡y ya está!” (GD9).

En este punto el discurso de la posición subalterna presenta una cierta

ambigüedad ya que, por una parte, se reclaman papeles y, por otra, se reconoce el

derecho y el deber del gobierno para regular la inmigración y conceder sólo los

permisos que beneficien a España. Un círculo vicioso del que se sale solicitando

documentación para los que ya han venido –o sea, para ellos- y adoptando un control

más efectivo para las nuevas entradas. En su opinión, el miedo de la población nativa

hacia los inmigrantes está plenamente justificado ya que un número excesivo de

foráneos podría saturar el mercado laboral con los consiguientes efectos de incrementar

el paro, reducir el salario de los nativos o generar tensiones sociales y bolsas de

exclusión. Los propios inmigrantes serían entonces las primeras víctimas34, en especial

en momentos de crisis económica. Por eso, exigen que se frene la llegada de “tantísimos

extranjeros”:

� “- (Hombre moldavo) Habría que pedir al gobierno que los extranjeros que están aquí,

que estén regularizados y, si no se pueden regularizar, pues que intenten de alguna

33 El derecho de extranjería delimita con precisión los requisitos para residir en España, así como las condiciones de los extranjeros residentes para acceder a los servicios públicos. La entrada de personas extranjeras al mercado de trabajo español por cuenta ajena es la más protegida ya que se condiciona a la “situación nacional de empleo” (sólo se autoriza, salvo excepciones, cuando no existe en España una oferta para ese puesto de trabajo); sin embargo, una vez reconocida la residencia legal en España, los inmigrantes pueden acceder a la mayoría de los derechos y servicios públicos en igualdad con los españoles, salvo el derecho de voto al que sólo se accede una vez obtenida la nacionalidad española (excepto los ciudadanos comunitarios para las elecciones locales y europeas). Ver Ley Orgánica 14/2003 que reforma las leyes 4/2000 y 8/2000 sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, y Reglamento de la Ley Orgánica 4/2000, de 30 de diciembre de 2004. 34 Según una encuesta aplicada a nativos e inmigrantes de la Comunidad de Madrid en enero de 2008, el 47% de los extranjeros consultados estaba “preocupado porque la llegada de más extranjeros le pudiera afectar negativamente para buscar trabajo” (el 34% entre los nativos) y el 53% de aquellos pensaba que le podría afectar para “cobrar menos sueldo” (39% entre los nativos). OBSERVATORIO DE INMIGRACIÓN, Barómetro de la inmigración. Comunidad de Madrid, Consejería de Inmigración de la Comunidad de Madrid, enero de 2008, pág. 20.

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forma… no ayudar, pero vamos, eh, parar la llegada de tantísimos extranjeros que vienen, como decimos nosotros, soñando algo y se encuentran aquí que no tienen una casa, no tienen donde dormir. -(Hombre ucraniano) Otro problema que veo es que vienen muchos, muchos extranjeros engañados, yo por ejemplo fui uno de ellos” (GD1).

2.4. Fracciones discursivas de la inserción subalterna

A modo de síntesis del presente capítulo recogemos en el Cuadro 4 algunas

fracciones discursivas detectadas en el análisis de los grupos de discusión cuya forma de

instalación en la sociedad española se puede adscribir a la inserción subalterna. En el

eje de abscisas distinguimos los discursos enunciados por los propios migrantes (arriba)

y los referidos a la población autóctona, interlocutora implícita en los debates grupales

(abajo); en el eje de ordenadas (horizontal), la extracción social de unos y otros, según

se correspondan con una base popular-precaria (izquierda) o burguesa-acomodada

(derecha):

� Las fracciones discursivas A, B y C representan tres modalidades de inserción

de los inmigrantes de base popular:

A. Adaptación a las normas y costumbres locales y respeto del principio de preferencia nacional de los ciudadanos españoles (“se está en otra casa y así son las reglas”): a

partir del reconocimiento de la primacía del estado, se reclama que éste ponga orden,

tanto en la política migratoria (control de entradas y de la delincuencia) como en la

regulación del mercado de trabajo y de las condiciones de vida de la población

(mantenimiento del poder adquisitivo, políticas sociales, etc.), aún cuando se

reconozca la prioridad de los españoles para acceder al empleo y a los recursos

públicos. Aparecen dos sub-fracciones de este discurso:

� A1 Insercion-asimilación más fácil de aquellos colectivos que comparten la

lengua, la historia o la común pertenencia europea, ya sea por los lazos

coloniales del pasado (inserción más fácil de los cubanos por ser “la última

colonia”) o por formar parte de la Unión Europea (eslovacos, rumanos, etc.).

� A2 Inserción-asimilación más difícil de colectivos lejanos culturalmente

(africanos y asiáticos) que conduce a veces a diversas formas de simulación y

ambivalencia personal (“hay algo que falta”).

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B. Inserción en el “salariado” actual a nivel europeo: desde el reconocimiento de la

articulación política supraestatal de la Unión Europea, inmigranes procedentes de la

Europa del este (países de las dos últimas ampliaciones de la UE) reclaman y esperan

que se homologuen las condiciones laborales y de consumo de la población

asalariada europea en un nivel digno (“lo importante es que tengamos trabajo

bueno”).

C. Subordinación forzosa (legal y laboral) como consecuencia de las prácticas y

discursos de la preferencia nacional de los ciudadanos españoles: el resultado es la

discriminación de los inmigrantes que éstos se ven obligados a sufrir, al menos

durante un cierto tiempo. Se trata por tanto de una identidad inducida por las

condiciones del proyecto migratorio.

� Las fracciones discursivas D y E parten de sectores de la inmigración con una

posición socioeconómica relativamente acomodada (profesionales y

empresarios):

D. Reconocimiento del papel central del estado español y agradecimiento por la

generosa acogida que les ha brindado la administración pública: una actitud que

prevalece entre los solicitantes de refugio político y las personas acogidas a

los beneficios del régimen comunitario. Al observar los problemas derivados

de un flujo muy grande de inmigrantes económicos, indocumentados o del

Régimen General, reclaman del estado un mayor control normativo, que

limite las entradas y exija el cumplimiento de las normas.

E. Etno-estratificación del mercado de trabajo: esta posición es adoptada en la práctica por un sector de los empleadores extranjeros, que proporcionan condiciones laborales

peores a los asalariados foráneos, en sintonía con el sector de empleadores nativos

recogidos en G (posición denunciada por inmigrantes asalariados directamente

afectados).

� En la parte inferior del Cuadro 4 se recogen dos posiciones asignadas a la

población autóctona que, en opinión de una parte de los inmigrantes, les

conducen a adoptar estrategias de inserción subalterna en la sociedad española:

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F. Discurso de la preferencia nacional: presente en las actitudes de amplios sectores de

la población nativa, especialmente en los sectores populares (y en un segmento de

emigrantes españoles retornados).

G. Etno-estratificación del mercado de trabajo: posición defendida en la teoría y en la práctica por un sector de los empleadores nativos, según indican inmigrantes

directamente afectados (segmentación y condiciones laborales peores que los

nativos…).

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Cuadro 4

Fracciones discursivas próximas a la inserción subalterna

Base social: popular-precaria Base social: burguesa-acomodada

Pob

lación

inmigrante

A. Adaptación a las normas y costumbres locales y respeto del principio de preferencia nacional de los españoles (“se está en otra casa y así son las reglas”). Ante la continua entrada de inmigrantes y la explotación laboral de que son objeto, reclaman regulación estatal para preservar las condiciones de vida y de trabajo (identidad asumida).

A1 Insercion-asimilación más fácil de colectivos que comparten la lengua, la historia o la común pertenencia europea.

A2 Inserción-asimilación más difícil de colectivos lejanos culturalmente (africanos y asiáticos) que conduce a veces a diversas formas de ambivalencia.

B. Inserción en el “salariado” actual a nivel europeo, exigiendo que los estados de la Unión Europea homologuen las condiciones laborales y de consumo de la población asalariada (identidad asumida).

C. Subordinación forzosa, legal y laboral, ante las prácticas y discursos de la preferencia nacional, que discriminan a los inmigrantes (identidad inducida).

D. Reconocimiento agradecido al estado español por la acogida brindada a solicitantes de refugio político y a personas acogidas a los beneficios del régimen comunitario, a la vez que se reclama un mayor control normativo de los inmigrantes (limitar las entradas y exigir el cumplimiento de las normas), en el contexto de una sociedad masificada en proceso de desregulación.

E. Etno-estratificación del mercado de trabajo, defendida por un sector de los empleadores inmigrantes (segmentación y condiciones laborales peores para los asalariados

inmigrantes…) (como G).

Pob

lación

nativa

F. Discurso de la preferencia nacional, presente en las actitudes de un sector de la población nativa (y de emigrantes españoles retornados).

G. Etno-estratificación del mercado de trabajo, defendida por un sector de los empleadores nativos (segmentación y condiciones laborales peores para los asalariados inmigrantes…).

Posición básica común:

Inserción subalterna

Primacía del orden estatal Mano de obra complementaria

Ciudadanía pendiente

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3. Integración igualitaria

Tal como se expuso en el capítulo primero, esta posición tiene como eje la

primacía del libre mercado en un marco político liberal-democrático, que defiende la

equiparación jurídica de todos los ciudadanos, sean nativos o extranjeros, para

desenvolverse en la vida de acuerdo a sus propios méritos. A diferencia de la posición

anterior, las dificultades que encuentran en España no se plantean como un obstáculo

sino como un reto al que hacer frente en una sociedad abierta o meritocrática

(subjetividad proactiva). Se trata, por tanto, de una identidad fundamentalmente

asumida por los sujetos protagonistas (“si tú quieres, tú puedes”), que prevalece en

segmentos de la inmigración más cualificados laboralmente y mejor situados en los

planos jurídico y socioeconómico.

3.1. Una sociedad plural, abierta a la competencia

Entre los inmigrantes que se encuentran en una fase avanzada de asentamiento

en España es relativamente frecuente la defensa de una sociedad plural. Así, magrebíes

y subsaharianos con muchos años de estancia creen que personas con “distintas raíces”,

por ejemplo cristianas y musulmanas, pueden convivir juntas. Esto implica una

“integración recíproca” sobre la base de mantener unos y otros sus respectivas

tradiciones culturales y, a partir de ellas, comprenderse mutuamente. No obstante,

señalan que muchos españoles adoptan actitudes xenófobas con las que no están de

acuerdo y a las que hay que enfrentarse (“¡hasta aquí hemos llegado!”). Jóvenes

reagrupados por familias asentadas en España de diversas partes del mundo (África,

Asia y América Latina) plantean también que la integración se debe hacer manteniendo

lo propio: “integrarse no quiere decir que dejes tus costumbres o tu religión”. En

especial, los que siguen estudios superiores y esperan una promoción social a través de

ellos exigen el principio de equiparación (reconocimiento de títulos) e igualdad de

oportunidades (en el acceso al empleo). La presencia creciente de inmigrantes se está

convirtiendo en un acicate para los propios españoles que “se tienen que colocar las

pilas” si no quieren quedarse atrás en el juego competitivo. Quienes llevan más tiempo

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en España consideran que el “tiempo de residencia” juega a favor del reconocimiento de

sus derechos (ciudadanía residencial):

� “- (Hombre marroquí) Si cambias a una persona de hoy para mañana, entonces esa persona no tiene raíces, siempre nosotros tenemos que guardar algo… Es algo recíproco, cada uno debe poner su parte. Pero para muchísima gente, yo tengo amigos, entramos en un bar: ‘¿qué quieres?’, ‘pues un zumo’, ‘no, no, es que tú ya te has tomado un zumo, te tienes que integrar’. Digo: ‘a ver, ¿qué es integrar?, ¿emborracharme?...’. Es que no lo entiendo, y llega un momento en que dices: ¡hasta aquí hemos llegado!, si hace falta tomar cerveza en vez de un zumo, pues entonces no me voy a integrar, eso lo tengo muy claro” (GD9).

� “- (Mujer marroquí) Hay gente que cuando te ve con velo te pregunta: ‘¿por qué llevas

velo?, ¿por qué no sé qué?’. Cuando vas así, sin velo, te preguntan: ‘¿por qué no llevas velo?’ (risas)… ¡Y llevamos ya 1.428 años! Es que eso no tiene nada que ver con que estés en tu país o no. - (Hombre argentino) Integrarse no quiere decir que dejes tus costumbres o tu religión. - (Mujer colombiana) Ustedes (los españoles) también se tienen que colocar las pilas porque España se llena de inmigrantes… la mayoría de la gente que hay en España yo creo que es… ¡inmigrante! (risas del grupo)” (GD18).

Para un sector de inmigrantes latinoamericanos, Madrid, “capital de la

inmigración”, se pone como ejemplo de ese pluralismo de culturas: hay gente “de todas

partes”, se hablan “mil idiomas” y “nadie te pregunta de dónde sos”. El resultado es que

están “encantados” y, salvo por parte de una minoría de personas “cerradas y atrasadas”,

se encuentran muchas facilidades para la integración (“te llevan de la mano”):

� “- (Hombre argentino) El tema de lo de vivir en Madrid es que lo integra todo bastante

bien. Vienen de muchas nacionalidades y ningún problema; en Madrid es más abierto…Vas en el metro y son mil idiomas las que se hablan, o sea… mucha gente de todos los lados. Por eso me gusta mucho Madrid (…) El madrileño le acepta a uno, no le pregunta de dónde sos o de dónde vienes, ¡lo acepta como uno es! (…) - (Mujer peruana) Cuando preguntaba algo, mira que te llevaban de la mano, te explicaban una calle, no sé qué… me cogían de la mano: ‘ven, aquí es el metro, ¿dónde vas?, yo te llevo’… Sí, sí, pero es que yo he llegado y como si hubiera estado aquí toda la vida, pero todo…, mira, como si hubiera nacido, la cultura, estoy… encantada, o sea, es como si me hubieran dado la vida” (GD2).

Inmigrantes latinoamericanos de estatus socioeconómico medio-alto (pequeños

empresarios y trabajadores estables acogidos al Régimen Comunitario) observan España

como un espacio de oportunidades donde la clave debe ser el respeto entre todos y la

libre concurrencia (“a España la he visto siempre desde el punto de vista empresarial”).

Aunque a veces se quejan de la discriminación que padecen, lo que prevalece es un

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discurso en positivo: progresar, conseguir el título, sacar una línea de negocio, cumplir

los propios proyectos (“que es a lo que vengo”)35. La postura dominante de los

pequeños empresarios se articula en torno a la lucha por el propio desarrollo personal

que no ha sido posible en el país de origen; por ello han tenido que buscarlo en España

donde la mayoría ha logrado alcanzar las cotas deseadas de estabilidad y

autorrealización (“pequeños triunfos”). El ámbito de realización es el mercado mundial

y, concretamente, aquellos países donde la rentabilidad esté más asegurada, no en

regiones del mundo inseguras y poco desarrolladas como África (“montar un negocio

donde haya productividad”):

� “- (Hombre peruano) A España la he visto siempre desde el punto de vista empresarial

¿no?, he respetado como me gustan que me respeten pero me he integrado, ¿no? O sea, me decían, ‘esto, dos más dos es cuatro, pues dos más dos es cuatro’. Y bueno, pues no me puedo quejar, han pasado dieciséis años, tengo algunos fracasos como todo el mundo pero también tengo algunos pequeños triunfos. Tengo una consultora, es una empresa, luego tengo una que es de construcción y una empresa de restauración, un restaurante, vamos…” (GD22).

� “- (Hombre argentino) Somos ciudadanos del mundo, simplemente se trata de montar

un negocio donde haya productividad. ¿A quién le interesa montárselo en África?: a nadie” (GD17).

Se reclama que España asuma como un hecho consumado la inmigración (“que

se acople a lo que tiene”), con todas las consecuencias, si bien consideran que están

llegando a España demasiados inmigrantes de bajo nivel y preparación, que deberían ser

seleccionados y controlados con más firmeza a fin de no desencadenar situaciones de

anomia y conflicto social que repercuten después negativamente en los propios

inmigrantes ya asentados (“¿Por qué tiene que venir tanto inmigrante?”):

� “- (Mujer argentina) Si España no se acopla a lo que tiene, no sé cómo va a estar en 15

años… es un tema que en Estados Unidos ya ha pasado y que va a pasar aquí” (GD17). � “- (Hombre colombiano) Cuando hay muchos, muchos extranjeros, los españoles se

sienten más… incómodos. Por eso crece el racismo y unos pagan por otros, eso es así. nosotros decimos que no deberían venir tantos inmigrantes… ¿Por qué tiene que venir tanto inmigrante?, ¿porqué?, ¡es qué no debía haber tantos!” (GD22)

35 Como señala Sandra Gil, la integración que se propone al extranjero “se plantea como itinerario (empleabilidad, integrabilidad) recorrido de manera individual, que supone un compromiso y, sobre todo, una actitud responsable y activa en el trazado de esa trayectoria. Las personas a integrarse y/o a insertarse deben demostrar su compromiso y ser parte de esos procesos. Deben acometer esos recorridos con una actitud emprendedora y empresarial, como hacedores de su propio destino”. GIL, S., Las argucias de la integración…, o.c., pág. 388.

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3.2. Igualdad de oportunidades en base al esfuerzo. Mano de obra flexible

En el terreno laboral, se postula una actitud individual-competitiva, más

frecuente entre los inmigrantes asentados y cualificados que tienen posibilidades

“realistas” para reclamar sus derechos, pero también presente en una minoría de

trabajadores menos cualificados e incluso sin papeles (“si tú quieres, tú puedes”). Se

exige paridad de trato con los nativos, lo que implica que ambos “suden la camiseta”

igualmente y que los inmigrantes no acepten de antemano el papel de “víctimas” sino

que sean ambiciosos: ser “egoístas”, tratar de “llegar a ser jefes”, aspirar a “ser ricos”,

“abrir la boca y preguntar”, etc.:

� “- (Mujer rusa) Si tú quieres, tú puedes… Ahora si tú no quieres luchar por tu vida, por tu vida para mejorar, es otra cosa. Si dices: ‘¡ah!, vale, que no pasa nada, que yo soy no sé qué… yo soy víctima’. Eso no, ¡no!, ¿sabes? Hay que abrir la boca y preguntar: ‘¿qué pasa?’” (GD6).

� “- (Hombre marroquí) Tenemos que ser egoístas por una parte ¿no?, en lo que es el

trabajo es ser egoísta porque si un jefe ha llegado a ser jefe y ¿por qué yo no?... De aquí a cinco años me gustaría ser rico… en un puesto distinto de trabajo… o tener un negocio con mis hermanos, tener una empresa; eso me gustaría. Sacar el carnet y poder llevar un trailer. De aquí a cinco años ¡a ver si mejoro un poco la vida!” (GD9).

El típico proyecto de los migrantes de ahorrar para luego montar un negocio en

su país o en España es objeto de un encendido debate entre trabajadores de varios países

del este de Europa. Nadie cuestiona el interés del proyecto pero sí su viabilidad. Para un

trabajador rumano de orientación competitiva, tal proyecto es posible si el sujeto se lo

propone (“es como todo en la vida… cada uno tiene una política”), lo que se considera

no realista por el resto del grupo: tendrían que pasar 50 años trabajando para ahorrar

100.000 euros y, aún así, sería insuficiente para montar un negocio en Ucrania. El

partidario del ahorro-inversión sostiene que se trata de “tener una meta”, siendo posible

así hacer de la clase social una mera cuestión de opción personal (“si quieres”). Al

mismo tiempo, convierte esta condición competitiva en la seña de identidad de los

trabajadores rumanos en España (“los rumanos son un poco avariciosos…”) y, por

extensión, de los europeos del este (“nosotros los de Europa del este no somos como los

de África”). Pone el ejemplo de su cuñado, de quien cuenta se hizo transportista en

Estados Unidos viviendo en un camión comprado a crédito y “cobrando 14 o 15.000 por

mes”. La réplica del resto del grupo insiste en que su posición es más modesta (“vamos

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a hablar de personas más humildes, así como somos nosotros”), no “de millonarios”, y

que ya tienen suficiente con la aspiración de “trabajar y mantener a la familia”.

Trascribimos una breve secuencia de esta larga polémica:

� - (Hombre rumano) Y cuando ganes cien mil euros ¿regresarás a tu país?

- (Hombre ucraniano) Con cien mil euros no, no. No se puede hacer nada con cien mil euros en mi país, dentro de tres años me quedaría igual con este dinero. Yo te digo la verdad, no hay ni para empezar… - (Hombre rumano) Yo te digo que en cualquier país… te vas a Estados Unidos y con cien mil euros puedes empezar un negocio. - (Hombre ucraniano) No, no. - (Hombre moldavo) Lo que pasa que nosotros hablamos de cien mil euros, de doscientos mil euros, de muchos miles de euros, pero a ver quien está ahorrando aquí esos miles de euros… A lo mejor dentro de cincuenta años ahorras los cien mil euros pero la vida habrá cambiado… Mejor vamos a hablar de personas más humildes, así como somos nosotros, y no de los millonarios, porque… ¿cómo vamos a pensar nosotros en ahorrar muchísimo dinero?” - (Hombre ucraniano) Yo, por ejemplo, tengo posibilidad de coger un crédito sin problemas pero no quiero, no quiero ni empezar porque me parece un lío, ¡madre mía! Era un lío… - (Hombre rumano) Hombre, el problema es como todo en la vida, si quieres ser un obrero, un trabajador que trabajas… - (Hombre ucraniano) Yo quiero trabajar para mantener mi familia y ya está. - (Hombre rumano) ¿Sabes por qué te lo digo?, porque muchos rumanos han venido aquí a España como trabajadores, como peones, como albañiles, como no sé qué… Y ahora ya han ahorrado cincuenta, sesenta mil euros… - (Hombre ucraniano) ¿Y sabes a cuántos miles de gente deben dinero?” (GD1).

Un segmento de jóvenes inmigrantes cualificados acentúa mucho la

responsabilidad personal del inmigrante: la dignidad del trabajador equipara a

inmigrantes y nativos, y es la fuente de legitimidad social (ciudadanía laboral). Pero

ello requiere poner límites a los empresarios y saber negociar la mejor posición posible

en el mercado de trabajo (es “cuestión de carácter… saber hacerse valer… exigir lo

justo”). En particular, el inmigrante joven y soltero debe aprovechar la ventaja

comparativa que se deriva de su mayor movilidad y flexibilidad, aun cuando ello

suponga dejar temporalmente de lado los compromisos familiares. Es preciso ponerse

una meta (“ser positivo”) y esforzarse por conseguirla a nivel individual (“depende de ti

misma… me toca luchar”):

“- (Mujer peruana) En la vida, hay que ser positivo; intentar construir poco a poco, porque las cosas no te vienen de la noche a la mañana. Y construir depende de ti misma, de tu esfuerzo, de lo que puedas hacer para construir el día de mañana. Tú tienes el poder de decir ‘quiero hacer esto, intentar hacerlo, conseguir una meta’ y eso creo que es importante. Si no, nos pasamos la vida y no sabemos lo que queremos. Conozco mujeres que están así: ‘me voy, no me voy, si me voy, si me quedo’… ¡no se puede

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pasar así toda la vida! Yo tengo claro que, aunque tengo a mis padres y son muy buenos, ¡pero son ellos y soy yo! Yo me tengo que buscar el día de mañana, qué es lo que quiero, qué voy hacer, pero me toca luchar” (GD2).

La movilidad de estos jóvenes inmigrantes es funcional a la “lógica cultural” de

una forma de ciudadanía flexible que, según Aihwa Ong, “induce a los sujetos a

responder de modo fluido y oportunista a las condiciones económicas y políticas

cambiantes. En su aspiración de acumular capital y prestigio social en la arena global,

los sujetos enfatizan y son regulados por prácticas que favorecen la flexibilidad, la

movilidad y el reposicionamiento en relación a los mercados, los gobiernos y los

regímenes culturales”36.

Ante el acoso de los nativos (“¡ellos y nosotros!”), a veces es preciso apiñarse y

defenderse colectivamente, siendo conscientes de que la inmigración cada vez pesa más

en España (“somos un grupo importante”), no sólo como fuerza de trabajo y de nuevos

negocios sino como consumidores y potenciales votantes. La banca ya ha tomado nota

de ello y les conceden préstamos como a los españoles:

� “- (Mujer argentina) Cada vez los inmigrantes se están consolidando más, me parece,

porque claro… las condiciones son brutales: ¡ellos y nosotros! Entonces, en un punto te apiñas con el ciudadano del mismo país… entonces, hay un punto en que vamos a ser… somos un grupo importante. - (Hombre cubano) Hombre… gracias a la inmigración de este país empieza a proliferar negocios, por ejemplo, algo tan simple como los locutorios que ahora existen, las inmobiliarias, bancos, seguros para inmigrantes, constructoras para hacer casas en el país, envíos de dinero, o sea, la inmigración es un mercado, un mercado que genera intereses de todos los que tienen trabajo, donde ellos ven una fuente de ingresos, véase en votos… Antes a un inmigrante no le daban un préstamo, ya se lo dan sin tener que ser español, ¡se lo dan!” (GD17).

Los empresarios y trabajadores autónomos inmigrantes, por su parte, presentan

el mismo tipo de demandas que los españoles: recibir más “ayudas”, al menos en

proporción a los impuestos que pagan (“estamos pagando muchos impuestos”); rebajar

los salarios y los pagos de IRPF y de la Seguridad Social a fin de “ampliar tu negocio y

crear trabajo”, etc.:

� “- (Hombre colombiano) Somos la mayoría autónomos y siento que debemos también

tener una ayuda porque nosotros estamos pagando muchos impuestos, creamos trabajo 36 ONG, A., Flexible citizenship. The cultural logics of transnationality, Durham & Londres, Duke Un. Press, 2000, pág. 6. Citado por VEGA, C. y GIL, S., “Contrageografías: circuitos alternativos para una ciudadanía global”, introducción a SASSEN, S., Contrageografías de la globalización, Traficantes de Sueños, Madrid, 2003, pág. 16.

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pero veo que es muy caro contratar gente, por más que quisieras ampliar tu negocio. El banco, lo que tienes que pagar de impuestos… es caro ¿eh?, el IRPF más la Seguridad Social. Comparando a cambio lo que recibes, entonces… ¿cómo puedes seguir con esa clase de negocio?” (GD22).

3.3. Equiparación legal y fiscal de inmigrantes y nativos

El principio general es la igualdad de trato (“somos todos iguales”) y el

argumento más repetido de naturaleza económica: si aportan lo mismo con su trabajo y

sus impuestos, también tienen derecho a una equiparación legal (“lo mismo que un

español normal”) y a recibir los mismos servicios y prestaciones, incluido el libre

acceso al trabajo, a la vivienda o a las hipotecas: (“de todo lo que hay”). El pago de

impuestos y cotizaciones da derecho a una ciudadanía fiscal que se contrapone a un

planteamiento graciable por parte del estado (“no vivimos de caridad… a mí no me dan

nada”):

� “- (Mujer Marroquí) Tenemos el derecho porque vivimos aquí, somos todos iguales,

trabajamos igual, tenemos el derecho todos ¿por qué no? (…) Todos somos iguales porque nosotros también trabajamos y vivimos aquí. - (Hombre Colombiano) Yo creo que se trata de tener lo mismo que la gente normal, el español normal. O sea, en cuanto a trabajo, en cuanto a acceso a vivienda, en cuanto a un montón de cosas. Que el acceso a la vivienda o a una hipoteca sea igual de complicado para alguien que viene de fuera que para los nacionales” (GD12).

� “- (Hombre rumano) Ven esta tarjeta que tengo ahora, esto es para pagar los impuestos,

la seguridad social y es porque trabajo. Entonces, yo también tengo derechos como ustedes lo tienen aquí, de todo lo que hay” (GD14).

� “- (Mujer marroquí) Pagamos nuestros impuestos, pagamos todo lo que nos exige esta

sociedad, no nos lo están dando gratis sino que lo estamos pagando, para que a cambio nos dejen vivir dignamente, bien” (GD13).

� “- (Mujer colombiana) Como nosotros pagamos acá, comemos acá, pagamos unos

impuestos, eso quiere decir que no vivimos de caridad… Yo, por ejemplo, a mí no me dan nada… yo tengo que pagar el comedor de mi hijo y, si no, pues arrégleselas como pueda…” (GD11).

La clave de articulación de la ciudadanía ya no es el estado-nación, como en la

posición anterior (inserción subalterna), lo que permite emerger múltiples nuevos

actores cada vez más renuentes a identificarse con las normas y valores de la regulación

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(jerárquica) estatal. Saskia Sassen llama ciudadanía desnacionalizada a esa nueva

forma de identidad social, que tiende a prevalecer en los países más desarrollados37.

La plena equiparación en el plano jurídico sólo la consiguen los inmigrantes

cuando acceden a la nacionalidad española. Pero incluso entonces “no es el papel sino el

reconocimiento” lo que les hace “sentirse españoles”. Esto dibuja una clara

diferenciación en función del origen etno-cultural: mientras las madres de familia

nacionalizadas de origen magrebí sostienen que el ordenamiento institucional les pone

barreras específicas y que existen diferencias culturales que les hacen muy difícil

sentirse españolas (“era como quitarme la identidad mía y ponerme en la piel de otra

persona que yo no soy… es como venderse en el sentido malo”), para las

latinoamericanas la obtención de la nacionalidad española es la culminación del proceso

de adquisición de derechos y les sirve para afianzar un estatus igualitario (“ya no eres

inmigrante porque ya eres de acá, de España”; “Barcelona la llevo en mi sangre”). Para

las mujeres magrebíes, la nacionalización es un paso necesario para resolver algunos

problemas pero supone un conflicto identitario ya que las prácticas y los discursos

sociales tienden a encerrarlas en una posición permanentemente subalterna, más allá de

su estatus de igualdad formal. En cambio, el discurso dominante de las madres

latinoamericanas encaja muy bien en la posición competitiva y la igualdad jurídica les

permite –en principio- competir en el mercado laboral amplio (“poner mi tienda”) con

igualdad de oportunidades:

� “- (Mujer argentina) Nacionalizarse te puede hacer sentir española o no, o sea, no es el

papel quien te hace, sino el reconocimiento del mismo país, de las leyes, de las experiencias tuyas, de las oportunidades que te brinden. O sea, todo esto te hace sentir, que reconozcan… Yo, por ejemplo, Barcelona la llevo en mi sangre, no puedo estar muchísimo tiempo lejos porque realmente sí que he podido conseguir cosas, tengo buenas amistades, tengo un buen ambiente y todo, o sea, que no es el papel quien te hace, sino muchísimas otras cosas que tienen muchísimo más contenido que un papel. - (Mujer marroquí) Bueno, mi proceso ha sido diferente del tuyo… Cuando pasaron los años pedí la nacionalidad, igual que mi pareja, y ya nos la han dado después de muchísimos papeleos. Yo al principio no aceptaba esa nacionalidad, la verdad, porque era como quitarme la identidad mía, que soy marroquí, y ponerme en la piel de otra persona que yo no soy. Pero es como una condición para que tengas algunas ventajas… Y, bueno, yo pienso que la nacionalidad, no sé… A mí… yo soy marroquí, eso no me lo quita… Y estoy bien aquí, lo reconozco… había dificultades pero tengo muchos amigos, tengo gente agradable que me quiere, que los quiero, hay muy buen rollo con muchísima gente, tengo un buen trabajo, he conseguido muchísimas cosas con

37 SASSEN, S., Contrageografías de la globalización, Traficantes de Sueños, Madrid, 2003, pág. 89.

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muchísimo esfuerzo, pero ¿por qué tenemos que pasar nosotros por ser españoles? Es como venderse en el sentido malo, para facilitarte la vida. Pero bueno, es lo que hay” (GD13).

Un último punto defendido con coherencia por esta posición es el derecho al

voto. Consideran que si trabajan en España y pagan impuestos, deben tener también la

posibilidad de influir en las políticas que les afectan:

� “- (Hombre colombiano) Si tenemos obligaciones tanto de impuestos como de todo lo

normal, creo que también debemos tener derecho a votar. Al no tener la nacionalidad no sé qué figura se puede arbitrar, como tener una cantidad de años aquí, pero creo que es importante el derecho al voto, porque muchas políticas que afectan directamente al colectivo vienen de fuera” (GD12).

3.4. Fracciones discursivas de la integración igualitaria

El Cuadro 5 sintetiza las fracciones discursivas más destacadas en el presente

capítulo y cuya estrategia de instalación en la sociedad española se puede adscribir a la

integración igualitaria:

� En la parte superior del Cuadro aparecen tres fracciones discursivas, sólo una de

ellas defendida por inmigrantes de base popular:

H. Promoción competitiva en lo laboral e individualismo consumista en el ámbito privado, en la perspectiva de mejorar las condiciones de vida a medida que se

asiente el proyecto migratorio: posición defendida por un sector (minoritario en

aquellos grupos en los que aparece) de trabajadores asalariados poco cualificados e

incluso “sin papeles”, que pone el acento en el reconocimiento de los derechos

individuales y en saber aprovechar las ventajas comparativas de los inmigrantes en

relación a los autóctonos para competir en el mercado (ciudadanía flexible).

I. Defensa de la pluralidad cultural, la equiparación en derechos y la igualdad de oportunidades entre inmigrantes y nativos: a partir de un asentamiento jurídico,

profesional y familiar (personas nacionalizadas o con permiso permanente, estudios

superiores, empleos estables, familia reunificada, etc.) se plantea una integración

igualitaria y respetuosa de las diferencias culturales. La pluralidad social es la

“prueba de la modernización de España”.

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J. España como espacio de oportunidades y de progreso en el contexto transnacional del libre mercado: posición defendida por el pequeño empresariado que ha alcanzado

las cotas deseadas de estabilidad y autorrealización profesional y defiende la

igualdad de oportunidades para todos, aunque menciona problemas de masificación e

inseguridad debido a la falta de control racional de los flujos migratorios.

� La fracción discursiva K, en la parte inferior del Cuadro, recoge la posición

asignada a una parte de la población autóctona (y asumida por un sector de

emigrantes españoles retornados) que facilita una estrategia de integración

igualitaria en la sociedad española:

K. Sociedad abierta, moderna y expansiva (transnacionalidad): que permite el libre

desarrollo de las personas, en base al esfuerzo, con igualdad de derechos y

oportunidades para todos, incluida la participación electoral para los inmigrantes que

trabajan y cotizan en España. Posición asignada por los inmigrantes a un sector de la

población española (y asumida por un segmento de emigrantes españoles

retornados).

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Cuadro 5

Fracciones discursivas próximas a la integración igualitaria

Base social: popular-precaria Base social: burguesa-acomodada

Pob

lación

inmigrante

H. Trabajadores asalariados partidarios del modelo hegemónico de la promoción competitiva en lo laboral y el individualismo consumista en el ámbito privado, en la perspectiva de mejorar sus condiciones de vida a medida que se asiente el proyecto migratorio. Defienden los derechos individuales y tratan de aprovechar sus ventajas comparativas para hacerse valer en el mercado (ciudadanía flexible).

I. Defensa de la pluralidad cultural, la equiparación en derechos y la igualdad de oportunidades, sobre la base de un asentamiento jurídico, profesional y familiar (nacionalizados o con permiso permanente, estudios superiores, empleos estables, familia reunificada…). La integración debe realizarse “manteniendo lo propio” y aceptando la pluralidad que es la “prueba de la modernización de España”.

J. España como espacio de oportunidades y de progreso en el contexto transnacional del libre mercado. Posición defendida por el pequeño empresariado que ha alcanzado las cotas deseadas de estabilidad y autorrealización profesional y defiende la igualdad de oportunidades para todos, pero con problemas de masificación e inseguridad debido a la falta de control racional de los flujos migratorios.

Pob

lación

nativa

K. Sociedad abierta, moderna y expansiva (transnacionalidad), que permite el libre desarrollo de las personas, en base al esfuerzo, con igualdad de derechos y oportunidades para todos, incluida la participación electoral para los inmigrantes que trabajan y cotizan en España. Posición asignada a un sector de la población española (y asumida por un segmento de emigrantes españoles retornados).

Posición básica común:

Integración igualitaria

Primacía del libre mercado Mano de obra flexible Ciudadanía equiparada

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4. Repliegue defensivo

Se recogen las fracciones discursivas que se pueden encuadrar en esta posición,

ya sea porque se sienten como propias del colectivo inmigrante o porque se consideran

un efecto o consecuencia de las actitudes y prácticas xenófobas de la población

autóctona. El contexto social y las condiciones de vida concretas de los participantes en

los grupos pueden ayudar a comprender los matices que presentan los diversos

discursos.

4.1. ¿Culturas en conflicto? Lógica de segregación

Para un sector de la inmigración, su cultura de origen no es compatible con otras

culturas o, al menos, con las normas y costumbres dominantes en la sociedad española,

por lo que tienden a replegarse en la propia comunidad etno-cultural. Sin embargo, son

más quienes consideran que ese enfoque etnocéntrico y cerrado al diálogo intercultural

está presente principalmente en los discursos y prácticas de un sector de los españoles

(personas e instituciones). En este caso, la inmigración no es bien acogida, sobre todo si

es numerosa, y da lugar a múltiples manifestaciones de exclusión jurídica (negación de

la documentación o asignación de un estatuto de ciudadanía denegada, y acoso policial

en la calle y en el trabajo), explotación laboral (etno-estratificación, abusos por parte de

los empresarios), trato discriminatorio en la convivencia cotidiana (prejuicios, negación

de la palabra, actos de racismo, etc.) y segregación urbana (barrios de inmigrantes).

Situaciones que provocan también estrategias de repliegue comunitario como reacción

defensiva ante las barreras encontradas. Por otra parte, algunos segmentos de la

inmigración –en especial entre profesionales y pequeños empresarios- hacen suyo el

discurso xenófobo en relación a los “otros inmigrantes” que llegan en masa, más tarde

que ellos mismos, y son incivilizados y peligrosos. Un cuadro variopinto que da lugar a

identidades replegadas de todo tipo, como se recoge a continuación.

a. Repliegue étnico asumido: “sé que soy lo que soy…”

Entre los inmigrantes, el repliegue étnico aparece con más frecuencia en

aquellos colectivos que presentan una mayor distancia etno-cultural con el patrón

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estandarizado español-europeo (blanco-occidental-cristiano), como son los procedentes

de países africanos y asiáticos o los pertenecientes a culturas indígenas o

afroamericanas. En tales casos se asume una posición indeseada de inferioridad o

servidumbre (“servir o tener patrones”) que es imposible de soslayar (“no se puede

escupir al cielo”), o bien se reclama el derecho a mantener las propias “raíces”, sin las

cuales uno “es nada… ni cristiano ni musulmán”:

� “(Hombre boliviano) El contraste es por lo pronto que yo soy de una raza de allá, un

poco más… originaria. Y yo aquí sé que soy lo que soy y se ve un poco el contraste…, el contraste en Madrid… ¡mucho! Allá en Sudamérica no tenemos problemas de ese tipo, me doy cuenta que… o sea, es lo que me incomoda, o sea no me siento como uno se siente allá… Yo nunca pensé en emigrar, yo siempre pensé: ‘que se vayan los que quieran servir o los que quieran tener patrones’, pero, ya ves, es verdad eso de que no se puede escupir al cielo…” (GD8).

� “- (Hombre marroquí) Si cambias a una persona de hoy a mañana, entonces esta persona no tiene raíces, entonces ya ni es árabe, ni es cristiano, ni es musulmán ni es nada” (GD9).

En la España actual las circunstancias que propiciaron el racismo en épocas

anteriores –la superioridad biológica de unas razas sobre otras o la dominación colonial-

ya no encuentran justificación, pero la xenofobia y el discurso de la segregación siguen

presentes, combinados o camuflados tras las otras posiciones, más políticamente

correctas.

b. Repliegue coyuntural de jóvenes asiáticos: “se va a arreglar”

El repliegue en la comunidad de origen se refuerza si, además, los inmigrantes

llevan poco tiempo en España. Así, jóvenes asiáticos llegados recientemente a

Barcelona, sin papeles y sin trabajo, o con empleos muy precarios, se juntan con sus

paisanos “para llorar penas juntos”. Estas penas tienen que ver con la segregación

jurídica y laboral que padecen, y con la dificultad para relacionarse con los autóctonos,

que no facilitan las cosas (“con los vecinos: hola y adiós…”). El resultado en tales casos

es el agobio económico (“llega el fin de mes y no tengo un euro en el bolsillo, estamos

preocupados todo el rato”), la sensación de rechazo (“las chicas españolas buscan a los

chicos españoles”) y la invisibilidad social (“no tocar… no mirar… como si no

existieses”), que les llevan a estrategias de ocultación y simulación. La reclusión étnica,

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en este caso es reactiva, es decir, forzada por un cúmulo de circunstancias adversas, tal

como se desprende del siguiente diálogo entre jóvenes de India, Paquistán y Nepal:

� “- Llevo cuatro años aquí pero no mirar, no ir a discoteca.

- Yo nunca he ido. - Mira, la discoteca… nosotros necesitamos chicas; una amiga es muy importante. - No tengo amiga. Y si no tienes amiga, lo pasas mal, ¡lo pasas mal! - Las chicas españolas buscan a los chicos españoles. Muy poquito las chicas españolas van con chicos indios o paquistaníes. - Eso es un problema… - Los problemas no te dejan centrarte en nada, preocupados por los papeles, por el trabajo, por la familia que permanece en Paquistán. Todo eso poco a poco te van afectando: ¿cómo pago el piso?, ya llega el fin de mes y no tengo un euro en el bolsillo. Estamos preocupados todo el rato. ¡Qué le vamos a hacer! Nos juntamos con amigos para llorar penas entre todos. Bueno, cuando tenga papeles estas situaciones se van a arreglar” (GD5).

El repliegue en la propia comunidad en este caso es consecuencia del rechazo de

la sociedad autóctona, en la que no pueden alcanzar documentación, trabajo o relaciones

de amistad. Pero se trata de situaciones que “se van a arreglar” y cuando ello ocurra

esperan no tener especiales problemas para conseguir una integración igualitaria,

beneficiados por el hecho de que en el ranking de rechazo intercultural les superarían

otros grupos (negros y árabes).

c. Discurso autoinculpatorio: “es que nosotros no nos integramos”

En cambio, el colectivo de origen hispano-hablante (por el idioma) y el de

europeos del este (por europeos) son los que encuentran una mejor posición relativa en

el ranking de rechazo-aceptación, pese a lo cual se observa también en un sector cierta

tendencia al autocentramiento comunitario, vacío en este caso de atributos en el plano

cultural. Mujeres inmigrantes de diversos países de habla española (incluida Guinea

Ecuatorial) se sienten iguales en su condición humana y en su voluntad de

entendimiento, en la medida que comparten las mismas preocupaciones y proyectos en

España, en especial el futuro de sus hijos (“ellos están creciendo juntos… y con el

tiempo y los años…”). Ante la discriminación que padecen (barreras legales, malos

empleos, etc.) despliegan un discurso exculpatorio de la sociedad autóctona (“los

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españoles hacen mucho por acogernos”), desplazando hacia ellas mismas y sus historias

particulares el origen de sus problemas (“es que nosotras no nos integramos…

podríamos ser un poco más abiertas”):

� “- (Madre colombiana) Entre los niños siempre están de todas las nacionalidades, pero

nosotros, adultos, no lo hacemos… O sea, yo de pronto me voy un poco con las ecuatorianas porque hablan el mismo idioma o me voy un poco con las bolivianas porque también hablan el mismo idioma, pero no me integro con usted (señala a la marroquí) ni me integro con usted (de Guinea Ecuatorial) porque no sé cómo llegarles, ni sé cómo son sus hábitos, ni sé cómo piensan, ni sé cómo… eso… Entonces también es un rechazo hacia nosotros… si es que nosotros mismos estamos en un gran error, que no nos estamos integrando como estamos aquí… las madres podríamos ser un poco más abiertas. - (Madre ecuatoriana) Entonces a lo mejor yo pienso que con el tiempo y los años, tenemos hijos pequeños que están creciendo juntitos, tanto de marroquíes, de africanos, colombianos y a lo mejor pienso, digo yo ¿no?, esa diversidad de jóvenes, aunque sean de aquí o de allá, se juntan…” (GD11).

Se trata, por tanto, de un repliegue comunitario coyuntural y fracturado, con muy

débil componente etno-cultural (sus próximos pueden ser también personas nativas o de

otros países) y abierto a las lógicas discursivas de otras posiciones (reconocimiento de

las instituciones públicas, expectativas de promoción competitiva de sus hijos,

valoración de la diversidad cultural y la mutua cooperación…). Los hijos son el futuro

pero también el fruto de un presente con toda su carga de determinaciones (a menudo el

trabajo de los inmigrantes no permite atender a los hijos y éstos juegan solos en la calle

hasta la noche). Sin embargo, la situación del grupo es un espacio para la identificación

comunitaria en el que es posible pensar que las cosas pueden ser de otra forma,

construyendo la solidaridad a partir de unos pocos elementos comunes. Arropados por

esa «situación de fusión», dejan de lado los problemas que padecen y se dedican a trazar

proyectos fuertemente personalizados que realicen entre ellas la idea de esa convivencia

que ven posible en la sociedad que heredarán sus hijos.

d. Discurso acusatorio: “los españoles nos ven como salvajes”

Inmigrantes subsaharianos sin papeles y con poco tiempo de estancia en España

se consideran víctimas del racismo de los nativos, que atribuyen a la ignorancia (“dicen

que los africanos son gente salvaje… que no sabe leer”) y a los prejuicios raciales (“el

problema es el color, luego es racismo”). Frente a la impugnación social de que son

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objeto (negros vagos, peligrosos o camellos) reivindican su capacidad para integrarse

como “trabajadores honestos”. Consideran que su situación es especialmente

complicada, ya que todos los demás inmigrantes tendrían mejor acceso a la regularidad

y a “buenos empleos”: los latinoamericanos porque hablan el idioma y son blancos

[aparentemente también los indígenas y mestizos] y los europeos del este sólo por ser

blancos. En definitiva, perciben y denuncian una marginación basada en el racismo

contra los subsaharianos, marginación que les recluye en la ilegalidad y los “trabajos

para negros”. Se trata de un discurso acusatorio de la sociedad autóctona, que les lleva a

un repliegue comunitario no asumido por ellos sino forzado por la discriminación que

padecen. Reproducimos parte de un diálogo entre inmigrantes de Senegal, Nigeria,

Ghana, Costa de Marfil y Mali:

� “- En España no hay política de integración de los inmigrantes, hay racismo, muchísimo

racismo… la gente no lo dice, pero si hay trabajo en un café o algo… ¡los españoles son siempre los primeros!... hay también discriminación para conseguir casa, para el alquiler, todo… y si tú eres moreno, ¡es muy difícil! - Y la gente de aquí piensa que los morenos no tienen educación, hay mucha gente que piensa que un moreno no puede escribir su nombre o… leer. - Yo siempre tengo ese problema… y no sé por qué, siempre la prensa de aquí, española, está mostrando extranjeros que vienen en patera… la gente de aquí, de Andalucía, piensa que ‘inmigrante igual a moreno’, ¡eso es mentira!, ¡los morenos son pocos aquí! La gente que sale de América de Sur son muchos más, y aquí nunca la prensa habla de ellos. Para mi es una discriminación. - El problema fundamental es de… ¡de raza!, ¡es lo que hay! Porque yo no puedo entender que una persona de Rumania venga aquí y consiga papeles muy pronto y él no habla tampoco español. Un africano viene y necesita un infierno para conseguir papeles o para… conseguir trabajo. Nunca verás en un bar de Andalucía un camarero negro. ¿Por qué? El problema es el color, ¡luego es racismo! Racismo que yo no puedo entender en este siglo. No hay sangre blanca, no hay sangre negra. ¡Hay sólo sangre roja! Hay que decirlo a los alumnos, hay que decirlo a la población. - Y dicen que los africanos son gente que es salvaje… - Los españoles nos ven como salvajes, de otro siglo; sólo ven la imagen de negros en la calle, sin trabajo, que hacen cosas malas” (GD3).

La lógica de la segregación padecida por los subsaharianos sin papeles se basa,

en su opinión, en los prejuicios de los nativos que los considerarían poco civilizados

(“salvajes”), vagos y peligrosos, además de “excesivos”. En el fondo de esta crítica hay

una acusación en sentido inverso: los incultos y peligrosos son precisamente los

españoles xenófobos, que parecen sacados “de otro siglo” y no saben que “sólo hay

sangre roja”.

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e. Discurso elitista sobre los inmigrantes no cualificados: “la gente se aparta de ellos”

Entre los sectores inmigrantes cualificados y mejor situados en el plano

económico (pequeños empresarios y profesionales superiores), el repliegue étnico de los

“otros inmigrantes” (trabajadores no cualificados que vienen “en masa”) es percibido a

veces como algo característico de sectores incultos y atrasados, o sea, poco

“civilizados”. De nuevo aparecen los argumentos que utiliza la población nativa para

descalificar a los “negros”, pero esta vez con una fuerte connotación de clase: para un

ingeniero africano con dos masters, es comprensible el rechazo que padecen los “otros

inmigrantes” de su país, “que vienen con sus culturas y sus diferencias y la gente se

aparta de ellos”. Del mismo modo, para una psicóloga ecuatoriana, que vino becada

para hacer estudios de postgrado y luego se quedó, las “avalanchas” de ecuatorianos o

ucranianos a partir del año 2000 han perjudicado el clima de acogida y las

oportunidades laborales de los inmigrantes que habían llegado antes que ellos:

� “- (Mauritano ingeniero) Están al margen de la sociedad y es muy peligroso… y vienen

con sus culturas y sus diferencias, y la gente se aparta de ellos” (GD14). � “- (Ecuatoriana psicóloga) Vine en el 96 a hacer un master de becada en psicología por

la universidad de… y decidí quedarme acá. Y aquí al principio era una muy de poder estar, muy de poder caminar con muchas oportunidades pues laborales… La verdad estaba muy bien pagado entonces. (Pero) para el año 2000 empezaron a llegar avalanchas de ecuatorianos, en el 2001 pues llegaron los ucranianos y todos los espacios se fueron cubriendo, cubriendo, cubriendo…” (GD4).

Las dos citas anteriores ponen de manifiesto una posición individualizada y

elitista que naturaliza la inserción subordinada o el rechazo de la mayoría de sus

compatriotas poco cultivados pero, al mismo tiempo, evidencia un aspecto que forma

parte de la visión ideológica dominante impuesta por algunos sectores de la población

nativa: la idea de que lo peligrosamente diferente de la condición inmigrante radica

precisamente en su masividad. Frente a los tiempos precedentes al ciclo migratorio del

último lustro, los inmigrantes aparecen ahora para muchos como un colectivo

omnipresente, en la medida que forman parte del paisaje social de la práctica totalidad

de nuestras ciudades y pueblos. Como señalan muchos de los participantes de nuestros

grupos con unos cuantos años en España, la percepción que se tenía de ellos ha

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cambiado en parte cuando han dejado de ser una curiosidad etno-cultural para

convertirse en parte de un colectivo cuyo nombre se encuentra en boca de todos38.

De una forma semejante, el sector de pequeños empresarios inmigrantes,

procedentes de diversos países (GD22), coincide en diferenciar su situación (personas

integradas y con un relativo éxito social) de la mayoría de inmigrantes no cualificados y

con frecuencia al margen de la ley, que llegan “en oleadas” y “no se integran” en la

sociedad española. Estos “otros emigrantes” representan un peligro para ellos en la

medida que la “marea” y el “desbordamiento” de “la gran masa inmigrante” puede

contribuir a degradar su propia imagen, estatus y estabilidad. Es lo que ocurre también a

una parte de la población española ubicada en la misma posición de clase; en ambos

casos el sentimiento de una creciente inseguridad en la convivencia se proyecta sobre el

número excesivo de inmigrantes de bajo estatus y potencialmente peligrosos (“no

deberían venir tantos”). La marca del consenso grupal se apoya en la utilización de la

primera persona del plural (“y nosotros decimos…”):

� “- (Pequeño empresario latinoamericano) Hay muchos españoles que se sienten

incómodos, la gente española tiene miedo… Y nosotros decimos que no deberían venir tantos inmigrantes. ¡Es que no debería haber tantos!” (GD22).

4.2. Entre el repliegue comunitario y el retorno/expulsión

La intensa identificación con la tierra de origen (“a nosotros la tierra nos habla”)

explica que la mayoría de las personas fuertemente identificadas con su cultura etno-

nacional de origen haya salido de su país forzada por las circunstancias, normalmente

buscando mejorar el nivel de vida del grupo familiar. Por eso, su deseo “natural” es

retornar a “su tierra” tan pronto como sea posible, una vez que hayan logrado superar

los problemas que motivaron la salida. Allí, en su tierra natal, se sienten “más libres” y

“la familia es más grande” y “las fiestas no son iguales”:

38 La contraposición discursiva entre la condición estereotipada-negativa del migrante colectivo (masivo) y la más neutra-positiva del migrante individual, es un fenómeno constatado también por las encuestas del CIS. Las personas que no se relacionan directamente con extranjeros tienen una opinión más negativa sobre ellos que quienes sí se relacionan; y de quienes consideran que “la inmigración” es uno de los principales problemas que existen en España (31% de la población española en 2007) sólo un tercio (11% de la población) se considera afectado por ese problema. Ver COLECTIVO IOÉ, Inmigrantes, nuevos ciudadanos, ¿hacia una España plural e intercultural?, Funcas, Madrid, 2008, págs. 101-108.

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� “- (Hombre peruano) A nosotros la tierra nos habla, a nosotros la tierra nos atrae porque sufrimos mucha depresión, ¡mucha depresión! Para nosotros es muy difícil dejar nuestra tierra… siempre hemos vivido en otro tipo de ambiente, más libre, alrededor de la familia, el trabajo, ¡todo!, es muy diferente de estar aquí” (GD14).

� “- (Mujer marroquí) Yo pienso que cada inmigrante quiere vivir en su país, morir en su

país, no quiere morir en otro… allí la familia es más grande, más amplia, entonces sería una vida un poco más familiar que aquí… aquí siempre hay algo que falta, o familiar o cultural, aunque llegues a acostumbrarte a todo pero las fiestas de allí no son iguales aquí, aunque aquí también hacemos el mes de ramadán, pero no es igual” (GD15).

La segunda alternativa, como sugiere la cita anterior, es relacionarse con

personas del mismo origen y así poder recrear el ambiente y las tradiciones del país de

origen (“sentir como que estoy con los míos”). Pero es un “como si” que nunca es igual

que vivir en la propia tierra (“pero no es igual”). El repliegue puede hacerse viviendo en

un barrio de gran concentración de inmigrantes y/o en enclaves laborales de “economía

étnica”39. Otras veces, el repliegue se reduce al interior de la familia (“poner mi música,

mi ambiente, mi incienso…”), tratando de adaptarse fuera de casa a las costumbres

españolas:

� “- (Mujer marroquí) Yo en mi casa soy árabe, desconecto del exterior. En mi propia

casa creo mi ambiente para ser feliz, para sentirme como que estoy con los míos; incluso el teléfono, la parabólica y poner mi música, poner mi ambiente, mi incienso, mi… Me relaja, me ayuda. Y cuando estoy en la calle soy otra. Sí, son dos, son dos. Yo desconecto” (GD 13). La situación anterior se agrava cuando el inmigrante se encuentra sólo, como le

ocurre a un trabajador eventual marroquí que lleva 18 años en España, sin familia y sin

asentarse en ninguna parte. Se define como “desarraigado” (“extranjero en España y en

Marruecos”), lo que parece indicar una mentalidad cuyo eje fundamental consiste en

tener las raíces en alguna parte. Al no haberlo conseguido experimenta su historia

personal como fracaso (“sin raíces… ¡siempre vienes de extranjero!”) y su único

objetivo es conseguir “cualquier trabajo” para sobrevivir:

� “(Hombre marroquí sin familia en España) Cuantos más años llevas, miras el punto en

que te encuentras y te sientes extranjero en tu país y extranjero aquí, porque vas sólo en

39 Este sector de la economía, que es propiedad de minorías nacionales, o bien está controlado por ellas aunque no detenten la propiedad, se ha extendido mucho en España en los últimos años, sobre todo en los centros comerciales de las grandes ciudades como Madrid, aún cuando no existen estadísticas precisas al respecto. Ver BELTRÁN, J., OSO, L. Y RIVAS, N., Empresariado étnico en España, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, 2006; SOLÉ, C. y PARELLA, S., Negocios étnicos, CIDOB, Barcelona, 2005; y BARAÑANO, M. RIESCO, A., ROMERO, C y GARCÍA, J., Globalización, inmigración transnacional y reestructuración de la región metropolitana de Madrid. Estudio del barrio de Embajadores, Fundación Sindical de Estudios, Madrid, 2006.

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verano un mes al año y los de tu barrio o tu pueblo, donde naciste, como no te ven y los pequeños han crecido, no te conocen. ¡Siempre vienes de extranjero! Somos marroquíes, pero como vamos muy poco, somos extranjeros. Yo en Marruecos soy extranjero y aquí en España soy extranjero” (GD14)

Una propuesta intermedia entre retornar y replegarse en el propio colectivo

consiste en programar la emigración como una etapa temporal, hasta que se consiga

ahorrar lo suficiente para reemprender la vida en el país de origen. Ello puede suponer

un periodo de privaciones ya que hay que ahorrar lo que se gana y aprender a vivir en

un clima hostil (“no gasto lo que gano, reúno un poco de dinero y me voy a mi país”).

Son las migraciones “reversibles”, una fórmula tradicional que se considera la más

adecuada por algunos sectores de la inmigración, normalmente los más alejados del

patrón cultural español-europeo:

� “- (Hombre mauritano) Yo les digo a mis compatriotas: ‘la inmigración tiene que ser

reversible’. Si no es reversible no sirve para nada, ni para ellos ni para sus familiares, porque si sólo trabajas aquí y lo que ganas lo gastas, no consigues nada… Me voy a la inmigración, trabajo cinco años, no gasto lo que gano, reúno un poco de dinero y me voy a mi país, abro un negocio y me encuentro bien en mi país” (GD14).

La convicción de que existen diferencias que hacen muy difícil, si no imposible,

la convivencia entre sociedades y culturas diferentes permite entender que el repliegue

étnico de los foráneos tenga como correlato el rechazo xenófobo de los nativos ubicados

en las mismas coordenadas ideológicas. Las sociedades/culturas son consideradas como

bloques compactos (“círculos cerrados”) que no se pueden mezclar sin conflicto, lo que

se agrava con aquellas etnias-culturas que se califican como inferiores o atrasados:

“negros”, “moros”…, pero también “los gitanos” aunque lleven cinco siglos en España

o los “andaluces”, que emigraron a Cataluña en los años sesenta del siglo pasado. Esta

referencia a los gitanos o a los andaluces, en paralelo con los negros y los moros, da a

entender que el componente étnico-cultural tiene más peso en esta posición que el

nacional-estatal. Cada etnia-cultura debe vivir en su propio territorio y, por tanto, la

solución ideal sería que los inmigrantes volvieran a su país. Pero caben varias

excepciones: por una parte, los extranjeros de estatus económico elevado que proceden

de países más desarrollados (turismo residencial permanente o estudiantes del programa

Erasmus); por otra, los trabajadores inmigrantes no cualificados, en la medida que

asuman una relación asimétrica respecto de los españoles, ya sea bajo la forma de

segregación habitacional (barrios urbanos con elevada concentración de inmigrantes) o

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servidumbre laboral (sobreexplotación de las empleadas de hogar internas, nichos

laborales en empleos que no quieren los españoles, etc.).

En el primer caso (turismo residencial permanente en la costa levantina), se trata

de personas de edad avanzada que se establecieron en España hace bastantes años,

atraídas por el sol y la playa del mediterráneo. En su opinión, vinieron a España con la

ilusión de introducirse en los círculos de vida de los autóctonos pero encontraron tales

barreras que se tuvieron que recluir en espacios separados. De ellos se espera que sean

buenos consumidores de la oferta turística y buenos pagadores (impuestos) pero en el

plano relacional hay “un límite que no se traspasa”: la intimidad de la gente del lugar

(“España para los españoles”). Al final estos turistas permanentes no se sienten

aceptados (“en el fondo es no aceptarnos”). Una mujer suiza llegó a Jávea hace muchos

años y al principio no quería ir al Club Suizo sino estar con españoles, pero ahora es de

la junta del Club (“tienes que ir donde te quieren”):

� “- (Mujer suiza) Me gustaría mucho conocer españoles, familias españolas y no es

posible. Es difícil contactar, no es… conocemos españoles, la gente, bien; pero hay un límite que no se traspasa, es… cómo se dice… bonito, así hablar y todo, pero después no tenemos contactos privados con españoles, con familias españolas… Al inicio me dijeron: ‘hay un club suizo’. Y yo les dije: ‘yo vengo aquí a España ¿y me voy al club suizo?, no me gusta, no quiero ver los suizos’ (risas). Y ahora estoy en la junta (más risas). Sí, porque no puedes vivir sin contactos sociales, entonces tienes que ir donde te quieren, donde te… sí, ¡te quieren! - (Mujer inglesa) Pienso que en el fondo es no aceptarnos. Mira, somos bienvenidos a pagar los impuestos y todo, a ver todas las fiestas, pero claro, España, para los españoles. Pero somos invitados, pero pagamos y entonces tenemos derecho a algunas actividades por lo menos. Eso da mucha rabia ¿no?, porque yo estoy aquí desde hace diecisiete años” (GD16).

Incluso cuando la persona extranjera hace esfuerzos por aprender español,

aparece una nueva barrera: las lenguas autóctonas (“ellos no quieren hablar español,

sólo valenciano”). Una mujer alemana reconoce que se expresa “miserablemente” en

español, a pesar de haber acudido a muchas clases, pero considera una descortesía que,

después de sus esfuerzos por aprender español, la gente del pueblo se dirija a ella en

valenciano:

� “- (Mujer alemana) Mi español no es bien. Hablar español es difícil porque soy vieja

para hablar (risas), voy a clases de español después de cuatro años… es miserable… Le he dicho: no es nada de cortesía hablarnos en valenciano, ¡deben hablarnos en

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castellano! Es como si un español estudiante de alemán fuera a Alemania a practicar el idioma y todos se dirigieran a él en dialecto alemán…” (GD16).

Estudiantes del programa Erasmus en la Universidad de Valencia experimentan

una sensación parecida. Acusan a la sociedad local, y especialmente a los jóvenes, de

vivir encerrados en sí mismos, sin ofrecer oportunidad al extranjero recién llegado de

participar en sus cosas. No es que la sociedad local sea xenófoba con los estudiantes

extranjeros, sino que vive al margen de ellos, los ignora. La respuesta es formar un

grupo unido por la extranjeridad entre estudiantes de diversas procedencias.

� “- (Estudiante eslovaca) A los estudiantes extranjeros del Erasmus, estamos aquí para

mucho tiempo, no nos dejan entrar en sus grupos. No sé por qué pero es así y es como tenernos así, al margen. Tenemos amigos que son muy buenos, pero la mayoría es así, no hablan con nosotros como amigos, como para intentar la relación de amistad, de cosas normales, ¡nos miran como a unos extranjeros! - (Estudiante norteamericano) también es una cosa… esas personas viven con sus amigos en sus pueblos o así desde años, veintidós años y no están buscando otros amigos. - (Estudiante eslovaca) Es que no son abiertos. Ellos no te dejan entrar. - (Estudiante cubana) Yo, por ejemplo, en mi facultad somos muy poquitos los extranjeros (…) y siempre comentamos eso: que no te dejan entrar. Sin embargo, en Barcelona, en Madrid yo no me siento así; son más abiertos, no sé… son ciudadanos más cosmopolitas, más… están más interrelacionados y hay más extranjeros, pero aquí no sé… Yo veo aquí que la gente es muy cerrada. Aquí es muy difícil hacer amigos. - (Estudiante brasileño) Realmente amistad con españoles, uno o dos. Yo tengo amigos dominicanos, ingleses, belgas y de todo, ¡menos españoles!” (GD7).

4.3. Ciudadanía denegada, perseguida, controlada

Debido a la restrictiva política de inmigración –algo suavizada en los primeros

años de la legislatura 2004-200840- la mayoría de los inmigrantes procedentes de países

no comunitarios inició su estancia en España sin documentación y la consiguió después

poco a poco, con ocasión de los periódicos procesos extraordinarios de regularización o

acogiéndose al derecho de arraigo una vez pasados varios años. Todavía a 1 de enero

de 2008 la cifra de extranjeros no comunitarios empadronados superaba en más de

700.000 a la de residentes legales proporcionada por el Ministerio del Interior, lo que 40 En 2004 el gobierno del PSOE anunció una reorientación de la política migratoria, abierta al diálogo con las cámaras empresariales y los sindicatos mayoritarios. Aunque se mantuvo sin cambios la ley de extranjería de 2003 y el criterio básico de admisión de nuevos trabajadores inmigrantes siguió siendo la “situación nacional de empleo”, se facilitaron varias vías de acceso a los papeles: además del proceso extraordinario de “normalización” de 2005, se reabrió la vía del Régimen General en varios supuestos y se potenció la contratación “en origen”.

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sugiere la magnitud de personas inmigrantes no documentadas, una situación que es

vivida por ellas como una pesadilla ya que les sitúa en una situación de sumergimiento

laboral, indefensión jurídica y riesgo de expulsión41.

La falta de “papeles” es sinónimo de exclusión para la mayoría de inmigrantes

que se encuentra en esa situación: abusos en el trabajo, acoso policial (“alguien puede

llamar a la policía”) y todo tipo de prejuicios. Por eso, su primer horizonte es conseguir

la regularización sea como sea, a fin de acceder a la condición de asalariados (ser como

los demás inmigrantes, no como los españoles, a quienes se considera con un acceso

mucho más fácil al mercado de trabajo):

� “- (Hombre colombiano) Estar sin papeles es complicado. Los que tienen papeles

pueden pintar coches, pero ¿qué pasa conmigo que no los tengo?: que tratan de abusar de mí en el trabajo” (GD2).

� “- (Hombre senegalés) Yo no tengo papeles. Algunas veces hay alguien que me lleva al

campo y yo trabajo y hay alguien que me paga allí. Pero es un problema porque alguien puede llamar a la policía (…) Yo lo que quiero es trabajar con papeles pero no nos los dan y tenemos que estar haciendo todo tipo de cosas” (GD3).

� “- (Hombre paquistaní) Cuando la policía coge a los extranjeros y no tienen papeles, los

expulsan; ése es el problema… Yo quiero estar aquí y trabajar, pero el problema son los papeles” (GD5).

� “- (Hombre cubano) Al venir sin papeles partes de cero. Si consigues un trabajo que

normalmente te pueda dar para comer tienes siempre el riesgo de que llegue una inspección o lo que sea y te saquen o que llegue un tío, otra persona, que llegue otra persona y te sustituya porque tiene todo en regla. - (Mujer colombiana) ¡Que te echen! - (Hombre cubano) ¡Que te echen! Por ejemplo, para alquilar un piso no puedes porque no tienes una nómina que te… - (Mujer argentina) Lo malo es como no entres al circuito legal estás muerto” (GD17).

En definitiva, no haber conseguido los papeles equivale a una ciudadanía

denegada, que implica una posible expulsión (“¡que te echen!”) y un repliegue

“temeroso” y sin derechos ciudadanos en la convivencia y en el trabajo. La irregularidad

forzada se asimila a veces a un cadáver viviente: “no mirar, no tocar… como si no

existieses” (GD5); “(sin papeles) estás muerto” (GD17). Una situación que es asumida

41 Las detenciones anuales de extranjeros por “estancia ilegal” rondan las 80.000 personas en los últimos años, una parte de las cuales es expulsada, previo paso por los CETI. En cuanto al total de repatriaciones, incluidas las del operativo FRONTEX, se han aproximado a 400.000 entre 2004 y 2007 (un 60% más que las del período 2000-2003). Datos del Ministerio del Interior. Ver WAGMAN, D., “Inmigración y seguridad ciudadana”, en COLECTIVO IOÉ, Inmigrantes, nuevos ciudadanos, Funcas, Madrid, 2008, págs. 93-99.

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como lógica o “normal” por una parte de los inmigrantes, los que consideran que están

en tierra ajena y, por tanto, deben asumir con agradecimiento su posición marginal; en

cambio, para otros se trata de una situación asignada desde fuera, es decir, forzada por

las actitudes y prácticas xenófobas de la población autóctona.

4.4. Fracciones discursivas del repliegue defensivo

A modo de síntesis del presente capítulo recogemos en el Cuadro 6 algunas

fracciones discursivas detectadas en los grupos de discusión cuya forma de instalación

en la sociedad española es el repliegue defensivo:

� Las fracciones discursivas L y M representan tres estrategias diferentes de

repliegue defensivo de inmigrantes de base popular:

L. Repliegue étnico proactivo, que defiende la yuxtaposición entre culturas por considerarlas no compatibles: el repliegue es buscado activamente, como condición

de desarrollo de la propia comunidad étnica-cultural-laboral. Esta posición está más

presente en colectivos alejados del patrón estandarizado español-europeo (blanco-

occidental-cristiano), que mantienen vivas sus tradiciones culturales y disponen de

redes y recursos de acogida propios. Aparece una sub-fracción de este discurso:

� L1 Falta de “suelo” para enraizase: experiencia de desarraigo en relación a la

propia cultura de origen, vivida como fracaso por la falta de redes de apoyo, sin

conseguir tampoco “enraizarse” aquí en una cultura alternativa. Esta posición

aparece en inmigrantes jóvenes con poco tiempo de residencia en España

(menores no acompañados…) y en trabajadores eventuales que no han

conseguido la reunificación familiar y se desplazan frecuentemente por motivos

de trabajo.

M. Repliegue coyuntural forzoso: el papel activo corresponde en ese caso a las prácticas y actitudes xenófobas asignadas a la sociedad española, que lleva a los inmigrantes a

un repliegue con tácticas de ocultación, docilidad y simulación de buen

comportamiento, a fin de obtener reconocimiento y no ser objeto de represalias en la

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convivencia cotidiana y en las relaciones con la administración y con los

empleadores. Esta fracción discursiva, a diferencia de la anterior, no plantea

diferencias culturales insalvables con la población española; más bien, su repliegue

en grupos de afines (que pueden incluir personas de diversas nacionalidades e incluso

españolas) es percibido como “coyuntural”, correspondiente a la etapa inicial de un

proceso lento de incardinación normalizada en la sociedad española. Las personas

más afectadas son aquellas que se encuentran distantes del patrón cultural español, en

especial las que llevan poco tiempo, se hallan sin papeles y/o disponen de escasas

redes sociales.

� Las fracciones discursivas N, O y P son esbozadas por sectores de la

inmigración con una posición socioeconómica relativamente acomodada:

N. Repliegue “útil” para la situación del pequeño empresariado inmigrante, bien

implantado en una comunidad y economía con base étnica. Esta posición aparece en

todos los grupos de inmigrantes, si bien se la identifica más con los colectivos

asiáticos que han implantado economías étnicas (chinos, indios, paquistaníes) y

latinos (comercios).

O. Repliegue de inmigrantes europeos sobre su propio colectivo (turismo residencial

permanente en zonas costeras, estudiantes Erasmus…) debido al enquistamiento y la

poca acogida de la población española que les rodea. Ésta no les rechaza

expresamente pero tampoco les corresponde y acoge, por lo que la extranjeridad

(personas de diversos orígenes y la misma posición social) se termina convirtiendo

en su principal espacio de encuentro y convivencia en España.

P. Reclamación de límites y controles por parte de extranjeros con una posición social acomodada ante la “avalancha” de inmigrantes poco cualificados, marginales y

potencialmente peligrosos, que ponen en peligro la estabilidad de España y

perjudican la imagen general del colectivo migrante. Se trata de un sector de

extranjeros que reproduce en parte los discursos Q y R de la población nativa, desde

los que se justifica la segregación, el control policial y la explotación laboral de los

“otros inmigrantes” (identidad atribuida a estos últimos).

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� Además, el Cuadro 6 recoge dos posiciones asignadas a la población autóctona

que, en opinión de una parte importante de los inmigrantes consultados, son

determinantes para explicar su repliegue defensivo en la sociedad española:

Q. Nacional-racismo reactivo frente a personas de otras etnias y culturas, en especial las que se encuentran más alejadas del patrón cultural español, como los “negros” y los

“moros”, o se encuentran sin papeles (máxime si han tenido comportamientos

delictivos). Esta fracción discursiva, que se atribuye particularmente a sectores

sociales populares y menos cualificados de la población española y que, de forma

minoritaria es también asumida por emigrantes españoles retornados, reclama aplicar

medidas de repatriación, control policial y segregación social que desencadenan, a su

vez, el repliegue defensivo de los inmigrantes afectados. La reacción de los

inmigrantes oscila entre la sumisión (repliegue defensivo) y la denuncia (otras

estrategias).

R. Nacional-capitalismo especulativo de empleadores españoles -y también

inmigrantes- que, desde una posición de poder en relación a los extranjeros en

situación más precaria, abusan de ellos y los tratan sin consideración (“como

perros… material de desecho”). La reacción de los inmigrantes oscila entre la

dependencia sumisa a tales empresarios y la denuncia de los abusos.

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Cuadro 6

Fracciones discursivas próximas al repliegue defensivo

Base social: popular-precaria Base social: burguesa-acomodada

Pob

lación

inmigrante

L. Repliegue étnico proactivo que defiende la yuxtaposición entre culturas no compatibles. Asunción de un estatus de aislamiento ante la cultura mayoritaria (identidad asumida).

L1 Experiencia de desarraigo cultural, vivida como fracaso por la falta de redes de apoyo (menores no acompañados…).

M. Repliegue forzoso y tácticas de ocultación, docilidad y simulación ante las prácticas y actitudes xenófobas o de no reconoci-miento de la población autóctona y de la política de inmigración. Obsesión por entrar en la normalidad social a través de los “papeles” (identidad inducida).

N. Repliegue “útil” para la situación del pequeño empresariado inmigrante (por ej., asiático), con base en una comunidad y economía étnicas (identidad asumida).

O. Repliegue de inmigrantes europeos sobre sí mismos (turismo residencial permanente, estudiantes Erasmus) ante la falta de correspondencia o enquistamiento sobre sí misma de la población nativa (identidad inducida).

P. Orden social dual: grupos dominantes que dictan la norma y masas no bien integradas que es preciso vigilar y reprimir. Extranjeros con una posición social acomodada reclaman límites y controles para evitar la “avalancha” de inmigrantes poco cualificados, marginales y potencialmente peligrosos (mafias, delincuentes, mujeres traficadas…), que ponen en peligro la estabilidad de España y perjudican la imagen general del colectivo migrante (identidad atribuida).

Pob

lación

nativa

Q. Nacional-racismo reactivo de los nativos pro segregación de los inmigrantes, más acentuado con ciertos fenotipos y culturas (“negros” y “moros”), y que se agrava en determinadas circunstancias (falta de documentación, delincuencia, etc.). Se reclama aplicar medidas de expatriación, control policial y segregación social (identidad atribuida a un sector de los españoles y asumida por una minoría de emigrantes españoles retornados). La reacción de los inmigrantes oscila entre la sumisión (repliegue defensivo) y la denuncia (otras estrategias).

R. Nacional-capitalismo especulativo pro no regulación de la mano de obra extranjera, que es objeto de máxima explotación (“tener a dos inmigrantes por el precio de un español”) y tratada como “material de desecho” (identidad atribuida). La reacción de los inmigrantes oscila entre la dependencia sumisa a los empleadores y la denuncia de los abusos.

Posición básica común:

Repliegue defensivo

Primacía de la grupalidad adscriptiva Mano de obra étno-estratificada Ciudadanía denegada-segregada

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5. Proyección instituyente

Esta posición parte de una crítica del modelo social existente a nivel mundial, en

los planos político y económico, a la vez que apuesta por el reconocimiento de derechos

que asiste a todos los colectivos, sean o no étnico-culturales, como sujetos activos de lo

social. Las migraciones internacionales desde los países periféricos hacia los más

desarrollados, en particular hacia España, son interpretadas como una consecuencia de

las desigualdades inherentes a la historia colonial y al actual proceso de globalización

capitalista. Su propuesta es avanzar hacia una democracia participativa y solidaria, con

la implantación de una ciudadanía global, abordando las causas que están en el origen

de los problemas actuales (desigualdades internacionales, explotación laboral, actitudes

racistas y etnocéntricas, discriminación de la mujer, etc.).

Se trata de una posición ideológica poco articulada en la mayoría de los grupos

de discusión pero que, no obstante, aparece en varios de ellos con notable fuerza en

confrontación con los otros discursos, sobre todo en su vertiente crítica y reactiva hacia

el modelo de relaciones sociales vigente. A la vez, contiene una perspectiva utópica,

como anticipación proyectiva de un mundo socialmente equilibrado que, si bien en el

futuro puede llegar a ser realidad, no reúne todavía las condiciones necesarias, aunque

puede orientar ya ahora el sentido de las acciones a largo plazo. En esta dirección hay

que interpretar las articulaciones tentativas y los apuntes parciales que recogemos a

continuación.

5.1. Propuesta de una sociedad solidaria, que supere la lógica de dominación actual

Siempre en posición minoritaria, aparecen algunas referencias en los grupos de

discusión a una lógica de dominación, generadora de desigualdad social, como la causa

principal de la pobreza en el mundo y de las migraciones asociadas a ella: “el problema

no son las mafias que traen inmigrantes sino la historia de unos países que han estado

chupando a otros países y ahora la gente tiene hambre y tiene que emigrar sin papeles…

Ése es el gran problema de la humanidad”. Esta posición crítica es planteada por

inmigrantes latinoamericanos de alta cualificación y con permisos del Régimen

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comunitario pero también por africanos “sin papeles” y con elevado nivel cultural. El

progreso y la riqueza de una parte de la población mundial se logran a costa de la

explotación y marginación de la otra parte y en ello juegan un papel central la política

de fronteras y la división Norte-Sur: “para mí el tema de las fronteras encierra una

falsedad. La riqueza que sale de África y viene aquí es mucho mayor que la que sale de

aquí y se va a África… En mí país (Senegal) hay muchísimas empresas de Francia, de

España, de Estados Unidos y de otros países, chupando la riqueza de mí país…”. La

misma expresión metafórica (“chupar”) es utilizada por un inmigrante latinoamericano

(cubano) y otro africano (senegalés) para expresar una acción de saqueo o intercambio

no recíproco en que el Norte, a través de sus empresas transnacionales, se apropia de la

riqueza/vida del Sur, con la complicidad de sus respectivos gobiernos, por lo que mucha

gente pasa hambre y se ve obligada a emigrar. La conclusión general es que “el mundo

está fatal… porque el capitalismo no para”:

� “- (Hombre cubano) El problema no son las mafias que traen inmigrantes sino la

historia de unos países que han estado chupando a otros países y ahora la gente tiene hambre y tiene que emigrar sin papeles… Ése es el gran problema, el gran problema de la humanidad, la gente viene por hambre, por necesidad, ¿quién se monta en una patera de esas que vienen ahí de África? - (Mujer argentina) El problema es que el mundo está fatal… es el capitalismo que no para…” (GD17).

� “- (Hombre senegalés) Hay que decirlo a los alumnos, hay que decirlo a la población.

Para mí el tema de las fronteras encierra una falsedad. La riqueza que sale de África y viene aquí es mucho mayor que la que sale de aquí y se va a África… En mí país hay muy muchísimas empresas de Francia, de España, de Estados Unidos y de otros países, chupando la riqueza de mí país… África no es pobre: hay oro, hay petróleo, hay de todo, pero hay pobreza, ¿por qué?, porque hay problemas… y hay también un problema exterior: ¡hay que dejar de chupar la riqueza de los países pobres!” (GD3).

En el mundo hay alimentos suficientes para todos pero mientras unos los

derrochan (“¡tiramos el pan!”) otros no pueden acceder al nivel de subsistencia y tienen

hambre, razón por la que se juegan la vida en las pateras (“¿quién se monta en una

patera?… ¡la gente con hambre!”). En lugar de promover el desarrollo autosostenido de

los países periféricos, las empresas transnacionales invierten en ellos con el objetivo de

extraer mayores beneficios a costa de explotar más intensamente a sus trabajadores

(“pagarles 200 euros en lugar de 900 por el mismo rendimiento”):

� “- (Mujer emigrante española retornada de Venezuela) El otro día un señor me decía

que el problema es que no había alimentos en el mundo. Digo: ‘¿cómo que no hay

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alimentos en el mundo?, ¿cómo que no hay riqueza en el mundo… si se desperdicia, si todos los días tiramos alimentos?, ¡pero hay! - (Retornado de Marruecos) ¡Tiramos el pan!” (GD20).

� “- (Hombre cubano) Las empresas transnacionales pagan aquí más o menos 900 euros de salario y se van a Europa del Este o a Tailandia… porque quieren pagar menos, 200 euros con el mismo rendimiento… o se van a China” (GD17).

Un sector de emigrantes gallegos retornados a España comparte estos

argumentos críticos, según los cuales España participa plenamente de un modelo de

producción y consumo “totalmente capitalista, aunque gobiernen los socialistas” y tiene

unas “grandísimas empresas” que “hacen su agosto” en América Latina (“la bonanza y

la abundancia de España se sustentan en la pobreza y la violencia de allá”):

� “- (Hombre argentino) En España gobiernan los socialistas pero la vida es totalmente

capitalista…” (GD17). � “- (Mujer emigrante española retornada de Brasil) En Brasil es un tema de

desigualdades sociales y la desigualdad social viene de que la riqueza no está distribuida, y si no está distribuida es porque hay una élite económica en Brasil y esa élite económica trabaja para otra élite económica, la de las grandísimas empresas españolas, en temas de telefonía, en temas energéticos, los bancos, etc., están… vamos, ¡haciendo su agosto! … La bonanza y la abundancia de aquí (de España) se sustentan en la pobreza y la violencia de allá” (GD21).

Este discurso encuentra frecuentes resistencias en otras posiciones, por ejemplo

en relación al papel jugado por Europa en la etapa colonial. Mientras para unos “no

había absolutamente nada” en África antes de la colonización, para otros sí lo había

pero “se lo quitaron”. No es que los países africanos fueran “a la deriva” en un

momento dado sino que fueron “empujados” a una situación crítica, tal como se recoge

en el siguiente diálogo entre un hombre cubano (crítico) y un uruguayo (conservador):

� “- (Hombre uruguayo) En África antes no había absolutamente nada.

- (Hombre cubano) ¿Cómo que no había nada?, ¿no había antes diamantes? - (Hombre uruguayo) No había nada, si no hubiesen ido nunca, ahí no había nada. - (Hombre cubano) ¡Se lo quitaron a esos países! - (Hombre uruguayo) Por lo que sea… se fue a la deriva. - (Hombre cubano) ¿Cómo que se fue a la deriva?, ¡los empujaron!” (GD17).

En muy pocas ocasiones la crítica del capitalismo y de las desigualdades Norte-

Sur, etc. se traduce en alternativas concretas. No obstante, aparecen a veces

planteamientos de este tipo, como cuando se planea invertir en “educación” y en formas

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de crecimiento autosostenido (“una fábrica de arroz, que ellos saben de arroz, que lo

vendan y lo coman”), en lugar de ayudas puntuales y con frecuencia condicionadas42

para lavar la conciencia de los países ricos:

� “- (Mujer española retornada de Venezuela) El problema es que los países de Europa no

apuestan por la riqueza en estos países, porque eso implicaría programas educativos, invertir progreso en esos países. Y no conviene. Lo vuelvo a repetir: la pobreza da muchos beneficios porque de la pobreza se extrae mucho dinero, de la prostitución, del tráfico de drogas...” (GD20).

� “- (Mujer argentina) Porque tampoco es hacer una colecta cada mes y darles… hoy te doy cinco vacas, qué caritativa soy, qué buena persona… ¡no!, hay que construir la fábrica de arroz, que ellos saben de arroz, que lo vendan y lo coman” (GD17).

Frente a quienes explican el antagonismo étnico a partir de las diferencias

raciales o culturales, esta posición considera que el principal origen de dicho

antagonismo hay que buscarlo en procesos de naturaleza económica43. Las referencias al

poder del dinero y de las empresas transnacionales sitúan al poder económico como el

motor fundamental del ordenamiento social actual. Sin embargo, a diferencia de quienes

critican ese poder del dinero como resultado de la pérdida de los valores y la autoridad

tradicional (populismo regresivo), la posición instituyente plantea propuestas

alternativas a construir, con perspectiva de futuro (populismo progresivo).

5.2. Intercambio enriquecedor a partir de la cooperación y el reconocimiento

de la diversidad

Desde esta posición se postula un modelo de convivencia intercultural que

defienda el papel activo de todos los colectivos y minorías presentes en la sociedad44.

Esa diversidad se considera un valor que puede enriquecer la vida de todos (“estamos

todas las culturas aquí, ¡qué bonito!”). Sin embargo, la mayoría de los inmigrantes

42 La ayuda oficial al desarrollo, aparte de ser muy inferior al objetivo del 0,7 fijado por Naciones Unidas en los años setenta, tiene un alto componente de ayudas condicionadas a facilitar la inversión de las empresas transnacionales en los países del Sur. Ver información más amplia en COLECTIVO IOÉ, Barómetro social de España, Traficantes de Sueños y CIP-Ecosocial, Madrid, 2008, capítulo 10. 43 Ver BONACICH, E., “Antagonismo étnico y segmentación del mercado laboral”, en TERREN, E. (Ed.), Razas en conflicto, Anthropos, Barcelona, 2002, págs. 206-219. 44 Posiciones próximas a este modelo de relación social son la propuesta de “co-realización”, de E. DUSSEL (“Europa, modernidad y eurocentrismo”, en LANDER, E. (Comp.), La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales, CLACSO, Buenos Aires, 2000) y de “co-inclusión” de F. DASSETO (“Más allá de lo intercultural: los retos de la co-inclusión”, en Revista CIDOB d’Afers Internacionals, N. 66-67, págs. 99-111).

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encuentra muchos frenos y barreras al reconocimiento y despliegue de las diferencias,

ya sea por la pervivencia de actitudes xenófobas y proteccionistas, o por el

individualismo competitivo en otros casos (que no admite un debate del modelo social

en su conjunto). En los grupos de discusión son muy frecuentes las críticas a la

explotación en el mercado de trabajo de la que se culpa en general a los empleadores,

que abusan y se aprovechan de la debilidad de los inmigrantes. En esta situación,

mientras la mayoría asume su situación con actitud fatalista (“te tienes que aguantar…

las cosas son así”) o adopta una postura competitiva (“son ellos y soy yo… ¡me toca

luchar!”), aparece una minoría que plantea la necesidad de buscar alternativas al sistema

en su conjunto: “el capitalismo es un cáncer… hay que dar la vuelta a la tortilla”. Este

juicio contundente de la sociedad actual es planteado por un inmigrante africano con

empleo estable y estudios superiores que contrapone su opinión a la de otros

inmigrantes “sin estudios” que dicen que “no tienen problemas”:

� “- (Hombre senegalés) De los inmigrantes como yo se aprovechan un montón. No nos juzgan por nuestro trabajo sino por nuestra procedencia y nos aprietan todo lo que pueden. Es el sistema capitalista ¿no?, que es un cáncer. Se llevan todo lo que pueden y para ellos es muy bueno… Esta es la realidad que estamos viviendo… Cuando escucho a personas sin estudios que dicen que no tienen problemas, yo no lo comparto porque estoy convencido de que, si yo que tengo más estudios que ellos estoy sufriendo cosas, ellos sufrirán cosas peores. Y, si no, al tiempo. Las cosas como son. Es que aquí… hay que hacer algo porque no podemos seguir así… ¡hay que dar la vuelta a la tortilla!” (GD9).

El clasismo, el machismo y racismo tienen un tronco común (“están

entrelazados”) y hunden sus “raíces” de la historia reciente de España (se alude a la

época de la “dictadura”), por lo que todavía siguen presentes en la mentalidad y en el

comportamiento de muchas personas, tal como se comprueba en los casos de maltrato a

mujeres o en el racismo hacia los inmigrantes. Jóvenes llegados de muy pequeños o ya

nacidos en España defienden el intercambio amistoso entre personas procedentes de

diversos países y con jóvenes nativos como el mejor acelerador de una “mentalidad

abierta”, respetuosa pero a la vez crítica y autocrítica de las diversas tradiciones. Una

joven marroquí, criada en un barrio “intercultural” de Madrid (Lavapiés), pone como

ejemplo el caso del Líbano “donde hay musulmanes y cristianos, de todo, y nos

relacionamos bien pero depende de la persona”:

� “- (Joven nacida en España de origen colombiano) Aquí en España han estado en una

dictadura y todo lo que ha venido después se ha ido desarrollando, pero aún así han

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seguido esas raíces… Yo creo que está bastante entrelazado el racismo con el clasismo. No sé… es como yo lo veo, pero lo que sí creo es que las nuevas generaciones nos adaptamos más, o sea, nos abrimos más… gente que tenga un poquito de mentalidad abierta, que se sepa relacionar, que tal, yo creo que somos la mayoría de los jóvenes los que no buscamos problemas, los que somos gente que buscamos vivir en paz y desarrollarnos, yo creo que estamos avanzando en esto. - (Joven nacida en España de origen marroquí) Depende del punto de vista de cómo lo veáis vosotros… En Líbano, por ejemplo, hay gente que no es musulmana, es cristiana, hay de todo y nos relacionamos bien pero depende de la persona” (GD19).

Frente a las manifestaciones de intolerancia y de individualismo en las

relaciones sociales cotidianas, se propone la cultura del “combo”, practicada por

jóvenes de diversa procedencia (“nosotros somos un combo… todos los días nos

reunimos, hablamos, comemos, bailamos”) y que apunta a la construcción de una nueva

ciudadanía y un nuevo modelo educativo en el que los jóvenes sean protagonistas y no

testigos45. Una actitud de abierta sociabilidad que les diferencia de sus padres, que se

contentan con “trabajar, ganar dinero y dar de comer a su familia”:

� “- (Joven colombiana, dos años en España, reunificada por su familia) Tengo muchos

amigos, nosotros somos como le dicen aquí un combo, o sea, mucha gente, somos colombianos, sudamericanos, españoles también hay, pero resulta que nosotros estamos ahí. (…) Yo tengo muchos amigos yo realmente porque cuando recién llegué, yo dije, bueno, yo vuelvo, porque si yo hubiera salido, yo soy una persona muy sociable. Yo no salía porque me aburría, pero recién comencé a conocer a la gente y me empecé a enrollar con la gente; primero conocí tres colombianos, después españoles, españoles, dominicanos y ahí tenemos… Todos los días nos vemos y todos los días hablamos, nos reunimos, comemos, bailamos. Yo aquí, ahora lo tengo muy bien; lo paso muy bien. - (Joven china, cinco años en España, reunificada por su familia) Los padres de ahora… no sé, son una cosa que… los jóvenes podemos ser diferentes. Ellos trabajan y se contentan con tener una casa, o sea, ganar dinero y dar de comer a la familia. Se cambia entre padres e hijos, sí, ¡mucho!” (GD18).

La convivencia desde la infancia y la juventud entre personas de diverso origen

puede ayudar a superar el “modus vivendi” de la primera generación de inmigrantes,

centrada en la mera supervivencia (“se contentan con trabajar para comer y tener una

casa”). Una expectativa que es compartida también, como hemos visto, por algunos

padres y madres inmigrantes en situación precaria que esperan para sus hijos un

45 Según esto, la interculturalidad en la educación implica “reflexionar con profundidad acerca del modelo de escuela y de sociedad al que se pretende llegar, e ir articulando una transformación social y educativa que deje de poner el foco en algunos de los alumnos para ir, paulatinamente, dirigiéndolo hacia todos, porque una sociedad más justa, más igualitaria, menos excluyente e intercultural es, sin duda, algo colectivo. Se trata de la construcción de una nueva ciudadanía en la que todos y cada uno de los alumnos merecen ser protagonistas y no testigos”. CIDE, La atención al alumnado inmigrante en el sistema educativo en España, Ministerio de Educación y Ciencia, Madrid, 2005, pág. 317.

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porvenir mejor que el suyo (“ellos son el futuro”). Se apunta, incluso, la necesidad de

articular la fuerza colectiva de los trabajadores inmigrantes y nativos (“estamos en el

mismo barco”) porque la actual situación de precariedad “tiene que cambiar” y no se

puede aceptar “el modelo de los Estados Unidos”:

� - (Hombre rumano) Yo solamente veo que se puede mejorar, en el futuro, la situación

aquí en España si se pone un poco más de atención en los jóvenes, no hay diferencias entre españoles y extranjeros, todos son del mismo palo... Pero también los españoles, porque nosotros trabajamos, extranjeros, unos codo a codo con los españoles y somos en el mismo barco. La vida está muy dura ahora para los jóvenes aquí en España, solamente si miramos desde el punto de vista de los pisos… no puedes formar una familia si no tienes un piso, por eso, por ejemplo, aquí en España hay pocas familias, pocos niños y se importan muchos del extranjero, fuerza de trabajo de otros países… El problema es que se tiene que acordar atención a la población, y no sólo a un punto de intereses, como veo ahora que España tiene la tendencia de incorporar el modelo de los Estados Unidos… en política, en economía… que viene de lo que pasaba en Estados Unidos en los años sesenta u ochenta, y empieza ahora España, modelo de grandes…, ¿como se dice?, magnates mundiales con rascacielos y cosas de esas… pero tienen que dar mucha atención a los jóvenes, porque ellos son el futuro y es así en España, en Europa y en todo el mundo… - (Hombre ucraniano) Pues yo no sé… hace cinco años estaba la vida estaba muy diferente que ahora, pues me parece que… hay que cambiar algo más que… no sé por culpa de quién, por el gobierno, por los extranjeros… pero hay que cambiar y ¿quién va a cambiar esto? No lo sé, pero yo creo que seguro que algo cambia y tiene que cambiar” (GD1).

Como señala Zygmunt Bauman, el respeto y valoración de la diversidad cultural

puede contribuir a que se difuminen las diferencias y se haga posible una ética cívica

común: “Cuanto más perciban los inmigrantes que su acervo cultural original se respeta

en su nuevo hogar, y cuanto menos perciban que ofenden, y que no son expulsados,

amenazados o discriminados debido a su identidad diferente, tanto mejor dispuestos

estarán a abrirse a las ofertas culturales del nuevo país y tanto menos convulsivamente

se aferrarán a sus propios hábitos separados. Esta es una idea crucial para las

perspectivas del diálogo intercultural. Apunta una vez más a lo que tantas veces hemos

vislumbrado antes: la ‘difuminación’ del tema de la pluralidad cultural, con la

superación de la separación cultural y la disposición a participar en la búsqueda de

una única humanidad”46.

46 BAUMAN, Z., Comunidad. En busca de seguridad en un mundo hostil, Siglo XXI, Madrid, 2006, pág. 138.

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Un sociedad intercultural exige borrar el principio de oposición entre nacionales

e inmigrantes, lo que supone –según Sayad- “un trabajo de subversión política que solo

es posible a condición de verse precedida o acompañada de una conversión en la visión

del mundo social (incluida la inmigración)”47. Si la cuestión no se plantea en estos

términos los inmigrantes adoptan la primera reacción de todos los estigmatizados:

reivindicar el estigma que los discrimina; no les quedará más remedio que inventarse

una “nacionalidad quimérica”, una “pseudo nacionalidad” o “nacionalidad íntima”

(reflejo alienado de la dominación) o aceptar los condicionamientos de la “asimilación”

(unidireccional, de la nación receptora respecto a los inmigrados).

5.3. Ciudadanía instituyente que supere la división Norte-Sur

Frente a un modelo ciudadano centrado en el individuo, ya sea de corte

competitivo o clientelista-estatal, se plantea un principio de articulación política basado

en la naturaleza colectiva de los sujetos sociales. Y frente a la reclusión del repliegue

defensivo, se propone una apertura potencial hacia una futura sociedad solidaria e

intercultural. En especial se hace una fuerte crítica al fatalismo y derrotismo de los

trabajadores migrantes, unas actitudes provocadas por la lógica del sistema (“ya se han

preocupado ellos de que veamos las cosas así”) y que les hacen ser conformistas “a

pesar de haber sido el proletariado más oprimido”. La propuesta plantea que los

inmigrantes tomen “consciencia de lo que mueve la inmigración” y se den cuenta de que

son “un gran poder en número y en potencia”. El ejemplo, sugerido por una emigrante

española retornada de Alemania48, es la realización de una huelga de los migrantes que

paralizaría sectores clave de la economía (tal como ya ha ocurrido en otros países):

� - (Mujer emigrante española retornada de Alemania) Si nos centramos en lo que

estamos discutiendo, que es la condición de emigrante, quizás sí que podemos hacer un análisis de si somos poderosos o no los emigrantes, si tenemos poder…Yo estoy pensando ahora sobre lo que decís, del reparto de la riqueza y tal… los inmigrantes somos un gran poder ya en número y en potencia. Es decir, si los inmigrantes de España hiciesen, tuviesen la capacidad de hacer una huelga, se paralizaba el país. Porque cuidan a los niños, cuidan a los mayores, hacen los trabajos que los españoles no

47 SAYAD, A., L’immigration ou les paradoxes de l’altérité, De Boeck-Wesmail, Bruselas, 1991, pág. 308. 48 Quizás no sea casual que esta fracción discursiva sea planteada por españoles retornados, que hacen una recapitulación crítica de su experiencia migratoria (podemos suponer que cuando estaban fuera no lo tenían tan claro, o no tenían posibilidades de defender esas ideas). Este caso muestra los límites de los posibles planteamientos críticos: no sólo es cuestión de ideología, sino de la posición social que se ocupa.

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quieren… Y si nosotros -que no es fácil- tuviésemos consciencia de lo que mueve la inmigración… Lo que pasa que entiendo que usted haya tenido su experiencia y tal y la vea como la ve, porque ya se han preocupado ellos de que la veamos así, de que a pesar de haber sido el proletariado más oprimido, encima estamos contentos por la pura subsistencia, ¿de acuerdo?” (GD20).

Los migrantes internacionales podrían llegar a ser, según este planteamiento, un

factor de transformación social, pero sería necesario superar la pasividad y el

conformismo que prevalecen actualmente (“estamos contentos por la pura

subsistencia”) y tomar conciencia de la potencia que podrían llegar a tener en el

supuesto de actuar unidos, no sólo con otros inmigrantes sino con la población nativa

que también es víctima de las mismas estructuras de dominación. Se trata de apuntes

sueltos, sólo suscritos por un sector menor de la población inmigrante, que dibujan un

escenario futuro, hoy por hoy utópico, de ciudadanía planetaria, equilibrio económico y

mestizaje cultural, en conexión con los movimientos críticos “antiglobalización” o alter-

mundialistas de nuestra época.

Frente al modelo liberal de ciudadanía, que defiende la libertad de los individuos

frente al estado, se propone “vivir la democracia”, entendida como una “experiencia

compartida de participación en la comunidad política (…), un comunitarismo que se

compone de ideales de civismo, fraternidad y concordia”49. Frente al modelo de

representación o participación indirecta de los ciudadanos o de propuestas acríticas,

como muchas formas de voluntariado, se propone “una presencia activa y directa en la

vida social… enmarcada en una propuesta política, de actuación cívica consciente”50.

La grupalidad instituyente apunta incluso a una nueva “ciudadanía transnacional o

cosmopolita, que está aún por construirse a nivel normativo pero de las que ya existen y

crecerán las prácticas de carácter político en un ámbito público transnacional. (…) La

cuestión central en la ciudadanía transnacional como modelo de soberanía política está

en su capacidad de generar en los ciudadanos y residentes permanentes una

49 DOMÍNGUEZ, M., “Identidad, ciudadanía e inmigración en las ciudades en el marco de la globalización”, en ENCINA, J. y MONTAÑÉS, M., Construyendo colectivamente la convivencia en la diversidad, Universidad Libre para la Construcción Colectiva, Palomares del Río (Sevilla), 2006, pág. 109. 50 FRANCO, P., FRANCO, B. Y GUILLÓ, C., “De la participación como elemento de la intervención social, a la intervención como instrumento para garantizar la ciudadanía activa”, en Documentación Social, Nº 145, 2007, pág. 122-23.

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corresponsabilidad moral y política que genere vínculos sociales fuertes y

multidimensionales”51.

5.4. Fracciones discursivas de la proyección instituyente

El Cuadro 7 recoge las cuatro fracciones discursivas detectadas que se pueden

encuadrar en la posición de proyección instituyente de los inmigrantes en la sociedad

española:

� En la parte superior del Cuadro aparecen tres posiciones, dos de ellas

correspondientes a inmigrantes de base popular:

S. Potencia transformadora de los asalariados inmigrantes, “el proletariado más

oprimido”, en la medida que superen la etapa actual de subsistencia conformista y

tomen conciencia de su “poder en número y en potencia” para transformar la actual

sociedad “opresora” (posición asignada desde U y sugerida desde segmentos

minoritarios de la inmigración popular-precaria).

T. Discurso crítico e intercultural de un sector de la juventud inmigrante (y autóctona): defienden el intercambio enriquecedor entre personas con culturas y tradiciones

diferentes, en el marco de una sociedad convivencial y solidaria, frente al clasismo,

el machismo y el racismo (cultura del “combo”).

U. Crítica de la lógica de dominación generadora de desigualdad a nivel mundial: posición defendida por un sector minoritario de inmigrantes cualificados que acusan

a las empresas transnacionales de “chupar” los recursos de los países empobrecidos,

con la complicidad de los gobiernos del Norte y del Sur.

� La fracción discursiva V, en la parte inferior del Cuadro, remite a una corriente

crítica de la opinión pública (y asumida por un sector de emigrantes españoles

51 SUÁREZ, L., “Ciudadanía y migración: ¿un oxímoron?”, en Cuadernos del Observatorio de las Migraciones y de la Convivencia Intercultural en la Ciudad de Madrid, Puntos de vista, Nº 4, Diciembre 2005, págs. 43-44.

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retornados) que promueve una estrategia de proyección instituyente en la

sociedad española:

V. Discurso “antiglobalización” o alter-mundialista: plantea una transformación

estructural de la sociedad a nivel planetario, con equilibrio económico, mestizaje

cultural y capacidad instituyente de los grupos sociales. Esta posición se asigna a un

sector de la opinión pública mundial, incluida la población nativa y es asumida como

propia por un segmento de emigrantes españoles retornados.

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Cuadro 7

Fracciones discursivas próximas a la proyección instituyente

Base social: popular-precaria Base social: burguesa-acomodada

Pob

lación

inmigrante

S. Potencia de los asalariados inmigrantes, “el proletariado más oprimido”, en la medida que superen la etapa actual de subsistencia conformista y tomen conciencia de su “poder en número y en potencia” para transformar la actual sociedad “opresora” (posición asignada desde U y sugerida desde segmentos minoritarios de la inmigración popular-precaria).

T. Discurso crítico e intercultural de un sector de la juventud inmigrante (y autóctona), frente al clasismo, el machismo y el racismo (cultura del “combo”).

U. Crítica de la lógica de dominación generadora de desigualdad a nivel mundial, aplicada por las empresas transnacionales, con la complicidad de los gobiernos del Norte y del Sur. Posición defendida por un sector minoritario de inmigrantes cualificados.

Pob

lación

nativa

V. Discurso “antiglobalización” o alter-mundialista, asignado a un sector de la opinión pública mundial, incluida la población nativa (y asumida por un segmento de emigrantes españoles retornados), que plantea una transformación estructural de la sociedad a nivel planetario, con equilibrio económico, mestizaje cultural y capacidad instituyente de los grupos sociales.

Estrategia básica común:

Proyección instituyente

Primacía de la comunidad electiva Mano de obra crítica

Ciudadanía participante

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Segunda parte:

PUNTOS DE INFLEXIÓN DE LA CONDICIÓN MIGRANTE

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6. La entrada en el ciclo migratorio

Recogemos en este capítulo la experiencia contada por los propios protagonistas

acerca de su salida del país de origen y de su primera etapa de instalación en España. Por

una parte, llama la atención la diversidad de expectativas y trayectorias emprendidas; por

otra, la importancia central que se otorga de forma generalizada al propio proceso

migratorio, no sólo por lo que ha podido significar en su vida particular sino por la marca

social que les ha supuesto la adscripción a la categoría de inmigrantes y/o extranjeros.

En primer lugar, se recogen los principales motivos aducidos en los países de

origen para emprender el ciclo migratorio, para centrarnos después en las trayectorias

típicas, muy diferenciadas, del primer período de estancia en España; a continuación se

ofrece un panorama de las vías legales para documentarse en España, resaltando el

endurecimiento de la política de entradas para los migrantes internacionales de países del

Sur, en paralelo con la adhesión de España al Tratado de Schengen; por último, se

destacan las diversas relecturas que hacen los afectados sobre las razones de fondo y el

contexto de las relaciones internacionales que provocaron el flujo migratorio.

6.1. Motivos iniciales para emigrar

Los migrantes internacionales de nuestros grupos de discusión recuerdan con

frecuencia el motivo o motivos concretos por los que dejaron su país de nacimiento y

vinieron a España, a veces después de recalar en destinos intermedios. Se trata de un

acontecimiento que ha marcado sus vidas –y las de su familia- y que interpretan de

formas diversas dependiendo, entre otras razones, de su posición social y su orientación

ideológica. En la mayoría de los casos la decisión de emigrar respondió, como meta más

próxima, a alguno de los siguientes tres objetivos: sobrevivir, progresar en lo laboral o

ganar calidad de vida, con diferencias de género relativamente significativas52. Lo

52 Según la Encuesta Nacional de Inmigrantes (ENI), aplicada por el Instituto Nacional de Estadística en 2007, el 26% de los hombres mencionan como motivo de llegada la falta de trabajo en su país de origen y el 45% la búsqueda de un empleo mejor, mientras que en el caso de las mujeres estas proporciones son del 20% y 32%, respectivamente. Ganar en “calidad de vida” es un objetivo mencionado por el 41% de los hombres y el 39% de las mujeres. Ver Avance de resultados de la ENI en www.ine.es.

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habitual es que la decisión de emigrar corresponda al grupo familiar, siendo la

reagrupación el principal motivo del traslado en la tercera parte de los casos (39% de las

mujeres y 26% de los hombres).

El objetivo de sobrevivir va asociado a las difíciles condiciones materiales y de

inseguridad que muchos migrantes padecían en sus países de origen. Las condiciones

materiales aparecen como el principal motivo de emigrar en los procedentes de áreas del

mundo con pobreza y subdesarrollo crónicos, o bien que atravesaban en ese momento una

coyuntura de crisis económica y del empleo. En el primer caso se encuentran muchos

países africanos y algunos asiáticos y americanos53; en el segundo, aquellos que han

experimentado convulsiones o crisis económicas (como Ecuador en 1999 o Argentina en

2001), a veces asociadas a cambios políticos (como los países de la Europa del este tras la

disolución de la Unión Soviética54). En el otro polo se encuentra España, o la Europa

comunitaria, donde “se trabaja bien y se cobra bien”:

� “- (Hombre paquistaní) Yo vine aquí a por trabajo, porque en mi país no hay mucho

trabajo, no hay dinero (…) Dos amigos me dijeron que España es buena, se trabaja bien y se cobra bien. Por eso yo también vine aquí” (GD5).

� “- (Mujer peruana) A mi marido se le venció el contrato, la fábrica quebró, se quedó sin

trabajo…” (GD10). � “- (Hombre ecuatoriano) La situación económica era muy difícil. Ahora en Ecuador un

trabajador apenas está ganando un sueldo de ochenta dólares, y yo pregunto: ¿con 80 dólares se puede vivir si alquilar una vivienda cuesta allí 60 dólares?…” (GD14).

Las condiciones de inseguridad afectan especialmente a aquellos países que se

encuentran en guerra –abierta o larvada- o donde existe un clima de delincuencia y

violencia que pone en peligro la supervivencia de las personas (“te matan por nada”). En

53 De los sesenta países más pobres del mundo (con menos renta por persona en 2005, en paridad de poder adquisitivo, según el Banco Mundial), 36 corresponden a África, 13 a Asia y 6 a América Latina. De Europa sólo figuran Moldavia y Georgia. Ver serie de base del indicador 1 de Relaciones internacionales en www.barometrosocial.es 54 A lo largo de los años noventa, a raíz de la caída del muro de Berlín, los ajustes sociales y políticos que tuvieron lugar en los antiguos países de la Europa del Este provocaron un incremento del desempleo y un empeoramiento de los servicios públicos que afectaron negativamente a la vida cotidiana de muchas familias. Entre 1990 y 1993 todos los países del Este redujeron sensiblemente sus salarios reales; a partir de 1994, la República Checa, Polonia y Eslovaquia registraron aumentos significativos, mientras en Bulgaria y Rumania, en el otro extremo, el nivel de los salarios continuó descendiendo. LUENGO, F., “La ampliación hacia el Este de la Unión Europea y la convergencia real”, en Boletín Económico de ICE, núm. 2.692, 2001, pág. 38.

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algunos casos estas situaciones permiten acogerse a la figura del asilo político (migrantes

procedentes de Costa de Marfil y Colombia) pero lo más habitual es que lleguen a España

como migrantes económicos, incluidos algunos retornados españoles (“en Venezuela

muere más gente en un día que en una semana en Irak”):

� “- (Hombre colombiano) La guerrilla mató a nuestro único hijo porque se resistió a ser

movilizado… Eso es duro, imagínate, no podemos estar contentos. Esa gente son delincuentes y no tienes protección del gobierno, tuvimos que salir huyendo… Allá te matan por nada, porque le cayó mal… sacan el arma y lo matan. Por un lado la guerrilla, los paramilitares y todo eso… y mucha delincuencia y mucha pobreza también. Es un país tan golpeado, tan pobre, la guerra da pobreza y la matanza llena a diario los cementerios, a mucha gente la tiran a los ríos, a otros los entierran en fosas comunes. Uno que lo vive, lo sabe… (…) - (Hombre de Costa de Marfil) Todos querían apropiarse el hecho de ser los auténticos costamarfilenses y se prepararon para luchar unos contra otros… dos tribus que hay al norte y al sur del país. Para poder sobrevivir en el país harán falta otros 5 años de reconstrucción cuando termine la guerra. Por eso, preferimos trabajar aquí y poder ayudar a la familia, enviado ayudas con nuestro trabajo, hacer cosas desde aquí” (GD8).

� “- (Española emigrante retornada desde Venezuela) La necesidad de tener a nuestra

familia segura, a nuestros hijos seguros, fue la causa principal del retorno (a Galicia). En Venezuela muere más gente en un día (por la delincuencia) que en una semana en Irak” (GD21).

Un segundo tipo de motivaciones para venir a España es la expectativa de

progresar en relación a las condiciones de vida y de trabajo que se tenían en el país de

origen. Ya no se trata de la mera supervivencia, como pasaba con la motivación anterior,

sino que la emigración se asocia a mayores “oportunidades” de promoción laboral (“he

visto siempre España desde el punto de vista empresarial”). Este mismo tipo de

motivación es el que tienen los jóvenes venidos a España para proseguir estudios

superiores o de postgrado, a veces haciendo prácticas en empresas transnacionales, cuyo

fin último es la promoción de su carrera académica y/o profesional:

� “- (Mujer argentina) Aquí hay más oportunidades. Con más o menos trabajo, con tu

ingenio y tu voluntad… ¡las cosas salen!” (GD17). � “- (Hombre boliviano) “Allá no hay futuro para quien quiera emprender, hacer algo, yo

he intentado muchas cosas… pero allá uno no puede progresar, y cuando van pasando los años, después de hacer todo lo posible, pues pensé en ir a otro país, a ver qué horizontes me depara otro lugar. Mi primera opción fue Estados Unidos, y la otra opción era España…” (GD8).

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� “- (Hombre peruano) Me vine con 21 años e hice mi especialidad en España y pasé luego a la Cámara de Comercio. (…) Ahora tengo un par de empresas y he visto siempre España desde el punto de vista empresarial” (GD22).

En tercer lugar, están los migrantes cuya venida a España tiene su origen en una

opción personal por ganar calidad de vida, al escoger un país agradable para vivir:

“España era el país que me gustaba”. Es lo que ocurre a un número importante de

personas jubiladas procedentes del norte de Europa (Alemania, Gran Bretaña, Suiza…)

que han elegido la costa mediterránea o los archipiélagos como lugar de residencia

habitual55. En este grupo se puede incluir a quienes han escogido España como

“aventura” (normalmente en la juventud) o simplemente “por amor”, al haber encontrado

una pareja española y estar “a gusto” en España:

� “- (Mujer suiza) La España de hace treinta años era el país que me gustaba, aunque

después ha cambiado debido a la construcción. Donde era campo son apartamentos, en toda España” (GD16).

� “- (Hombre cubano) Yo no vine por cuestiones políticas, vine porque me enamoré. Soy

cubano y me siento cubano y me siento muy bien en Cuba pero nunca he tenido problema en adaptarme en otro país y, cuando llegué aquí, vi que este lugar me gustaba mucho” (GD15).

6.2. Llegada a España y primera acogida

La primera etapa de estancia en España presenta pautas muy variadas

dependiendo básicamente de tres factores: el estatus económico-profesional de los recién

llegados, el grado de documentación alcanzada y la existencia o no de redes de apoyo.

Otros aspectos, como la nacionalidad, el acceso al trabajo o la distancia cultural también

influyen pero están estrechamente asociados, como veremos, a los tres primeros factores.

El estatus económico-profesional establece una clara diferencia entre quienes

vienen con dinero y/o con elevada cualificación profesional y los que carecen de ello. El

primero de estos elementos –el dinero- abre todas las puertas (“con dinero funciona

todo”) y se asocia a los países ricos, con monedas fuertes (“el dinero de tu país no vale

nada”). Del mismo modo, las personas con estudios superiores o que pueden acreditar

55 Ver RODRÍGUEZ, V., CASADO, M. A. y HUBER, A. (Ed.), La migración de europeos retirados en España, Centro Superior de Investigaciones Científicas, Madrid, 2005; y MAZÓN, T. y ALEDO, A. (Ed.), Turismo residencial y cambio social. Nuevas perspectivas teóricas y empíricas, Aguaclara, Alacant, 2005.

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una elevada cualificación profesional encuentran por lo general un trato mejor y más

facilidades para su inserción inicial en España:

� “- (Hombre cubano) Te digo lo que me pasa a mí cuando yo he llegado aquí y le pasa a

cualquier gente de nosotros que venimos de Latinoamérica, que nuestro dinero no funciona… - (Hombre argentino) Tú vienes aquí y vienes con el dinero de tu país que no vale nada, no tienes un respaldo… - (Mujer argentina) Por eso venís acá, a ver si funciona un poco el dinero (risas del resto del grupo)” (GD17).

Algunos tipos de inmigrantes poseen un estatus económico-profesional elevado,

como los profesionales asociados a empresas multinacionales, los emprendedores del Sur

que abren negocios en España o los jubilados del norte de Europa reconvertidos en

“turistas con residencia permanente”. Sin embargo, la integración se complica si no se

dispone de respaldo económico en el que apoyarse y mucho más si tampoco se cuenta

con cualificación académica o profesional. Por ejemplo, el joven ingeniero de Mauritania

no dispone de recursos económicos y tiene dificultades para conseguir trabajo pero

mantiene buenas relaciones con jóvenes españoles y su perspectiva laboral es optimista,

frente a esos “otros inmigrantes” no cualificados “que vienen con sus culturas y sus

diferencias y la gente se aparta de ellos”. Del mismo modo, el médico boliviano que vino

a España como turista con intención de quedarse no despertó sospechas en el aeropuerto

de Barajas pero quedó impactado al ver que trataban “como animales” a otros

compatriotas que no tenían su cualificación profesional (y quizás un fenotipo más

indígena):

� “- (Mauritano ingeniero) Cada uno de nosotros somos un caso y un caso no representa en

absoluto a los de su país de origen. (…) Otros inmigrantes de mi país vienen con sus culturas y sus diferencias, y la gente se aparta de ellos. Ellos nunca tendrán amigos porque su papel es querer trabajar y mandar a casa, simplemente. Ni se esfuerzan en ir a buscar a la gente y cuando lo hacen no encuentran acogida suficiente como para pensar en quedarse” (GD14).

� “- (Médico boliviano) Cuando llegue observé en el aeropuerto que trataban a mis

compatriotas como animales. No era tan grato ver eso” (GD8).

En segundo lugar, tanto la forma de llegada a España como las condiciones de

vida y de trabajo en la primera estancia están condicionadas por el acceso a la

documentación exigida para establecerse legalmente. Mientras los ciudadanos

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comunitarios pueden circular, residir y trabajar libremente en España, los demás países

necesitan un visado especial para trabajar en la economía formal y un gran número de

países –sobre todo de economías menos desarrolladas- lo requieren también para hacer

visitas de turismo o de corta duración. Esto explica el bloqueo existente de la inmigración

africana y de gran parte de la asiática, a partir de los Acuerdos de Schengen56, que ha

activado la puesta en marcha de mecanismos muy caros y, a veces, peligrosos para

acceder a Europa. En este marco legislativo España se ha caracterizado por una política

de entradas muy restrictiva en relación a un flujo inmigratorio creciente, lo que ha dado

lugar a una gran bolsa de “indocumentados”57 y a sucesivos procesos extraordinarios de

regularización. Frente a la variedad de factores que explican esta creciente inmigración

hacia España –en especial la expansión económica y del empleo58 en el marco de una

economía cada vez más globalizada y en paralelo con el incremento de las desigualdades

internacionales59-, las políticas oficiales se han caracterizado por establecer importantes

dificultades para documentar a los inmigrantes60. Como veremos más adelante, la

mayoría de los extranjeros procedentes de países del Sur se han visto obligados a pasar

una primera etapa en España de irregularidad administrativa y sumergimiento económico,

sometidos frecuentemente a explotación laboral, segregación social y maltrato policial y

administrativo, sin posibilidad de defenderse.

56 Se exige visado para entrar como turistas a los procedentes de todos de países africanos y a la mayoría de los asiáticos (salvo Japón, Nueva Zelanda, Corea del Sur e Israel). En cuanto a los países americanos la mayoría no necesita visado turístico si bien la medida tiende a extenderse cada vez a más países, sobre todo a los que tienen mayor emigración hacia Europa, como Colombia y Ecuador. España tuvo que cambiar su política de visados al integrarse en 1993 en el Acuerdo de Schengen, incorporado más recientemente a la legislación de la Unión Europea. 57 En enero de 2003 había tantos residentes con papeles como sin ellos; el proceso extraordinario de normalización de 2005 y la ampliación de medidas para la documentación en origen, además de la regularización automática de rumanos y búlgaros al entrar en la U.E. (y el incremento de procesos de expulsión a “sin papeles” después de pasar por Centros de Internamiento de Extranjeros) han hecho descender la proporción de irregulares que, no obstante, siguen afectando a un número importante de extranjeros (unos 700.000 no comunitarios). 58 Según la Contabilidad Nacional de España el crecimiento anual medio del PIB entre 1999 y 2006 ha sido del 4,2% en euros constantes del año 2000. El número de ocupados entre 1999 y 2007 se ha incrementado en más de 5 millones (de ellos, 2,3 millones extranjeros). 59 Según el Banco Mundial, la desigualdad económica entre los 40 países más ricos y más pobres, en términos de renta media por persona, se ha incrementado en un 5,7% entre 1994 y 2005, agudizando la presión migratoria desde el Sur hacia el Norte. Catorce países africanos y cuatro de América Latina han visto reducir su renta por persona entre dichos años. En www.barometrosocial.es (Indicador 1 de Relaciones Internacionales). 60 Sobre la evolución de la política migratoria, ver AJA, E. y ARANGO, J. (Eds.), Veinte años de inmigración en España. Perspectivas jurídica y sociológica, CIDOB, Barcelona, 2006.

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En tercer lugar, la existencia de contactos y redes de apoyo en España es también

un factor importante para explicar las posibilidades de integración social y laboral en la

primera etapa del ciclo migratorio. En el plano familiar, cabe distinguir los pioneros del

proyecto migratorio (“los primeros emigrantes lo pasan muy mal… mi padre estuvo en la

cárcel por no tener papeles”), que abren luego el camino al resto de parientes (cónyuges,

hermanos, primos y, en especial, a los hijos, que se socializan parcialmente o del todo en

España). En el plano colectivo, es también muy importante la existencia o no de redes

articuladas del país o región de origen, que dan lugar a economías étnicas y lugares de

encuentro que facilitan la primera acogida de los recién llegados, aún cuando a veces

estas redes contribuyan también a su explotación laboral o a determinados abusos en el

subarriendo de las viviendas, tal como veremos más adelante. Las redes étnicas tienen

una particular relevancia en determinados colectivos –sobre todo asiáticos- que a veces

adoptan una estrategia de repliegue sobre sí mismos:

� “- (Hombre hindú) Un familiar me llamó y me dijo: ‘vente aquí, yo tengo trabajo y aquí

también podrás conseguir papeles’ y vine a España” (GD5). � “- (Joven paquistaní) Los primeros emigrantes lo pasan muy mal. Yo, por suerte, no lo he

pasado tan mal porque vine de pequeño, pero yo sé lo que ha pasado mi padre, cómo ha estado… Cuando yo estaba a punto de nacer, mi padre ya salió de Pakistán, empezó a hacer la ruta de no sé…, ha viajado mucho mi padre, ha estado en la cárcel también por no tener papeles y ha estado muy marginado también por la sociedad. Y gracias a mi padre estoy aquí, estudiando, he acabado el bachillerato, he hecho la selectividad este año y la he aprobado justo pero… haré una ingeniería técnica” (GD18).

Aunque no existe una pauta común para explicar el trato recibido en la primera

etapa migratoria, la mayoría de los procedentes de países no comunitarios, y muy en

especial los que vinieron como adelantados de su grupo familiar, reconocen que fue un

período difícil y lleno de barreras que, no obstante, se superaron en muchos casos a

medida que pasaban los años. Enunciamos aquí esas barreras que se abordan con detalle

en otros apartados61:

61 Existen diversos estudios que abordan la problemática específica de los inmigrantes en su primera etapa de instalación en España. Destacamos, en especial, el detallado estudio sobre la inmigración irregular de OLABUÉNAGA, J.I., RUIZ, E.J. y VICENTE, T.L., Los inmigrantes irregulares en España. La vida por un sueño, Universidad de Deusto, Bilbao, 1999; y las veinte historias de vida de inmigrantes con problemas específicos de instalación en la Comunidad Valenciana, de COLECTIVO IOÉ, “Igual de seres humanos”. Historias de inserción de migrantes con problemas en la Comunidad Valenciana, CEIM, Valencia, 2004.

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� Problemas laborales: el mayor de todos no tener trabajo (“sin trabajo te sientes

muerto), pero el más frecuente ser explotado por no tener papeles y por la falta de

experiencia en el mercado de trabajo español. En la primera etapa migratoria “trabajas

para comer”.

� Papeles: miedo a ser detenido y expulsado cuando no se tienen papeles y, después,

problemas burocráticos de todo tipo con la administración española (“a dormir a la

puerta de la puta extranjería”) y, también, con los funcionarios consulares de los

países de origen.

� Vivienda: problemas de hacinamiento y precios elevados en habitaciones

subarrendadas; albergues o dormir en la calle en los casos más graves y con menos

redes de apoyo. El acceso a una vivienda completa de piso o casa para la propia

unidad familiar, en alquiler o comprada, tarda bastante en conseguirse en la mayoría

de los casos62.

� Convivencia con la población nativa: especialmente difícil para aquellos inmigrantes

que no hablan el idioma o idiomas autóctonos o cuya procedencia suscita más

prejuicios en la población autóctona (marroquíes, subsaharianos, indoamericanos,

gitanos del Este de Europa…).

� Separación de la propia familia: la irregularidad jurídica, unida a la precariedad

laboral, impide a los primeros migrantes reencontrarse, a veces durante bastantes

años, con los parientes que han dejado en su país de origen. Una situación descrita

como un árbol “sin raíces”, “durísima separación” del cónyuge, “crisis emocional”

por no ver a los hijos o a los padres, etc.

Para una parte de los inmigrantes del Sur con bajo estatus económico-profesional,

la intensidad de los problemas que padecen en su primera etapa de asentamiento les lleva

a veces a situaciones límite o momentos de “duelo inmigratorio”, en expresión de una

mujer marroquí, en los que hace falta “tener una personalidad fuerte”, saber “aguantar” y

“no escapar de la realidad con estimulantes”. Un duelo que se vuelve especialmente grave

entre los inmigrantes jóvenes impactados en sus países de origen por la imagen de éxito

62 Según una encuesta realizada en las comunidades de Madrid, Cataluña y Valencia a una muestra de 909 inmigrantes de países “periféricos”, el 64,9% de quienes llevaban en España menos de dos años residía en la modalidad de subarriendo, el 16,3% en alquiler independiente y el 3,2% en propiedad. Ver COLECTIVO IOÉ, Inmigración y vivienda en España, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, 2005, pág. 96.

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de los emigrantes que volvían a su país de vacaciones (“con su coche y sus casas”) y que

luego se han encontrado “todo negro” al llegar a España:

� “- (Mujer marroquí) No hemos hablado del duelo inmigratorio, porque hay un duelo

inmigratorio, que la gente que se pone loca. Bueno, pasa más en los chicos que en las chicas. Los chicos normalmente vienen con una idea de pasear porque han visto a sus vecinos que han bajado con coche, han visto sus casas, vienen aquí, lo encuentran todo negro y entonces se meten en la droga o a beber y a fumar o lo que sea, o a máquinas tragaperras. Entonces, qué te digo, hay un tanto por ciento que se vuelven locos, a los tres años o cuatro años en este sistema, están cada vez peor, que Dios sabrá cómo lo hacen… (…) Porque la crisis de la vida, si no tienes una personalidad fuerte, tienes que tener una base fuerte y saber y decir: ‘yo voy a inmigrar pero voy a inmigrar y voy a aguantarme todo lo que me digan, sin ir a ningún lado a donde no tenga que ir. Pero hay mucha gente que se escapa de la realidad, que va buscando un estimulante y luego cuando ya está metido en la misma línea ya no quiere irse para atrás y esto es un problema” (GD15).

En el medio plazo, la estrategia de instalación en España depende, no sólo de las

condiciones y posibilidades materiales de cada migrante, sino también a su orientación

ideológica específica que, como hemos visto, oscila entre el repliegue protector en el

propio colectivo de referencia, la normalización del estatus jurídico-laboral prescrito por

el estado para los inmigrantes, la integración igualitaria en una sociedad pluricultural y

con igualdad de oportunidades o bien en la demanda –más retórica que efectivamente

articulada- de una ciudadanía intercultural e instituyente a escala planetaria.

6.3. Documentación. Acceso a los papeles

La primera barrera que encuentran las personas nacidas en otro país que quieren

establecerse en España es la obtención de los papeles que acrediten una estancia legal. En

efecto, debido a la política restrictiva de entradas a la que hemos aludido, la mayoría de

los inmigrantes procedentes de países del Sur ha tenido que pasar una primera estancia

más o menos larga en situación irregular63, antes de obtener la documentación

63 Los datos del último Padrón Continuo de Población (1 de enero de 2008) registraron a 5.995.962 inmigrantes (residentes en España nacidos fuera) y 5.220.577 extranjeros (residentes en España con nacionalidad extranjera), mientras los permisos de residencia vigentes en esa fecha (concedidos por el Ministerio del Interior) eran 3.979.014. Esto supone que, en principio y con algunas salvedades, un 23,8% de extranjeros inscritos en el Padrón no contaban en esa fecha con un documento vigente de residencia legal en España, una proporción que baja al 13,2% si se computan como “regulares” los 626.000 europeos comunitarios empadronados pero no contabilizados por el Ministerio del Interior. Esta situación se arrastra desde hace muchos años como lo demuestra el hecho de que en una encuesta aplicada en 2000 a 1.579 trabajadoras inmigrantes, el 74% había iniciado su estancia en España de forma irregular (el 19% había

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correspondiente del llamado Régimen General. Sin embargo, la documentación es mucho

más fácil para los extranjeros procedentes de la Unión Europea o que reúnen las

condiciones para acogerse al llamado Régimen Comunitario64. Existen, además, otras

formas de residencia legal menos habituales entre las que destacan el asilo político65 y la

tarjeta de estudiante66, así como una figura oficial de registro de la presencia en España,

el empadronamiento municipal, que no implica necesariamente disponer de un

documento de residencia en vigor y, sin embargo, da acceso a la tarjeta sanitaria y a otras

prestaciones sociales, además de servir de prueba para acreditar el arraigo en España.

Según la estadística del Ministerio del Interior, a 31 de diciembre de 2007 había

3.979.014 extranjeros con certificado de residencia en vigor, de ellos el 40,7% del

Régimen Comunitario y el 59,2% del Régimen General. Dentro del Régimen

Comunitario no sólo se encontraban los procedentes de la Unión Europea (de ellos el

38% de Rumania y Bulgaria) sino el 48% de los originarios de América del Norte, el 18%

de los latinoamericanos (sobre todo de Colombia, Argentina, Perú y Cuba), el 6% de los

asiáticos y el 5% de los africanos67. Por último se encuentran aquellos inmigrantes que

han obtenido la nacionalidad española y, por tanto, la equiparación plena de derechos con

los autóctonos.

Quienes se acogen al Régimen Comunitario son conscientes de su situación de

privilegio en relación a los del Régimen General, en la medida que pueden residir y

trabajar sin restricciones en España con derechos equivalentes a la población nativa,

venido con permiso de trabajo y el 6% acogiéndose al derecho de reagrupación familiar). Ver COLECTIVO IOÉ, Mujer, inmigración y trabajo, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, 2001. 64 Este Régimen se aplica a los ciudadanos comunitarios y a sus familiares directos no comunitarios (cónyuge, hijos o nietos, padres y abuelos) que tienen derecho a la libre circulación, libre establecimiento. libre trabajo y libre reagrupación de otros parientes en España. 65 Durante 2006 hubo 5.297 solicitudes de asilo y se resolvieron favorablemente 168 (3,9% de las solicitudes). De las solicitudes, el 70% correspondían a los procedentes de cinco países: Colombia (2.239), Nigeria (632), Marruecos (281), Costa de Marfil (236) y Argelia (230); y de las resoluciones favorables, 40 eran de Colombia, 16 de Venezuela, 14 de Bielorrusia, 12 de Irán y 10 de Guinea Ecuatorial y de Paquistán. OBSERVATORIO PERMANENTE DE LA INMIGRACIÓN, Anuario de extranjería e inmigración 2006, en www.extranjeros.mtas.es. 66 A 31 de marzo de 2008 estaban vigentes 42.878 tarjetas de estancia por estudios, de las que el 53,5% correspondían a mujeres. Mas de la mitad precedían de América Latina (27.185), seguida de africanos (5.454), asiáticos (5.013) y de América del Norte (3.398). MINISTERIO DE TRABAJO E INMIGRACIÓN, en www.extranjeros.mtas.es. 67 Ver OBSERVATORIO PERMANENTE DE LA INMIGRACIÓN, Boletín estadístico de extranjería e inmigración, Nº 15, enero de 2008.

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razón por la que a veces se producen trampas, como matrimonios de conveniencia con un

español o española, para poder acceder a dicho Régimen (“era la única manera de evitar

esos rollos”):

� “- (Mujer colombiana) Sacar la residencia por el Régimen Comunitario facilita totalmente

las cosas. Yo llevaba cinco años y lo estuve intentando todo, por arraigo y por todo. Y nada, me dijeron que lo más fácil era casarme (con un español), que era la única manera de evitar esos rollos… es automático y obtienes los mismos derechos, o sea, si el Régimen General te condiciona un montón, que si sacarse el permiso, que si tienes que estar cinco años pendiente de tener contrato, que tienes que trabajar, que tienes… En el caso de casarse ¡no es así! - (Mujer argentina) Pero el romanticismo y el amor mueren también. Es una pena (risas)” (GD17).

Los solicitantes de asilo agradecen al gobierno el apoyo prestado en su primera

etapa de estancia en España (“el gobierno ha sido muy amable, nos han tratado bien y nos

han dado techo y comida”), pero plantean dos quejas: en primer lugar, que no les dejen

trabajar durante los dos años que suele durar el trámite de la solicitud; en segundo lugar,

que se apliquen criterios demasiado estrictos para reconocer el estatuto de refugiados, lo

que origina una proporción de concesiones inferior al 5% de las solicitudes. La

prohibición de trabajar les parece algo injusto (“esa ley es una pasada”), sobre todo para

aquellos asilados “sin nada”68 que salieron de su país con el objetivo de trabajar y enviar

remesas a sus familias de origen, lo que les induce a buscar empleos en la economía

sumergida:

� “- (Hombre colombiano solicitante de asilo) A Colombia no podemos volver. Nos han

brindao el techo y la comida en un albergue, y tenemos que esperar 6 meses para buscar un trabajo ya que estamos sin plata, sin nada hemos venido para luchar y salir adelante. (…) Llegamos al aeropuerto de Madrid sólo con el pasaporte. En la aduana la policía nos recibió muy bien, en inmigración nos atendieron bien y de ninguna manera nos trataron mal. Estamos muy agradecidos con el gobierno de acá de España, que han sido muy amables, nos han tratado bien, nos han dado techo, comida y eso es muy importante. Después, más tarde, a ver si tenemos trabajo… - (Hombre de Costa de Marfil solicitante de asilo) Estamos agradecidos al gobierno español por lo que ha hecho por nosotros, los africanos que estamos en España. Y pedimos disculpas al gobierno, a la vez que le pedimos papeles para poder trabajar aquí… (porque) en mi opinión esa tardanza (en darles la posibilidad de trabajar) te legitima para trabajar porque me parece una pasada estar dos años esperando ” (GD8).

68 Como señala Barman, los refugiados “son despojados de cualquier seña de identidad excepto una: la de refugiados sin estado, sin lugar, sin función y sin papeles… son reducidos a una masa sin rostro… convertirse en “un refugiado” significa perder”. BAUMAN, Z., Tiempos líquidos. Vivir en una época de incertidumbre. Tusquets, Barcelona, 2007, pág. 60.

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En cuanto a la baja proporción de concesiones de asilo, además de criticar la

exigencia de “pruebas fehacientes” cuando la mayoría tuvo que salir con lo puesto y no

cuenta con testigos directos en España, se sospecha que existen otros motivos no

conocidos (“a cualquiera no se lo dan, no se sabe por qué”). El resultado final para la

inmensa mayoría de solicitantes de asilo es su paso al estatus de “indocumentados”, a la

espera de poder tramitar el Régimen General por la vía del arraigo o bien buscar algún

atajo para acceder al Régimen Comunitario o tener la suerte de que se produzca una

regularización extraordinaria. Esta espera, hasta que se consiguen los papeles, se describe

como muy difícil (“jodida… con miedo… sin papeles es muy duro encontrar trabajo,

todo el mundo te rechaza…”):

� - (Mujer colombiana a la que se ha denegado el asilo) “Yo salí obligada y pedí asilo, pero

después de dos años de espera no me lo dieron… al noventa y nueve punto nueve por ciento no se lo dan, ¿por qué?: por lo que me dijeron en la denegación: que no se justificaba lo que decía, o sea, que no había pruebas. Yo conté lo que había pasado, lo que pasaba realmente y, aún así, ellos… Es muy difícil, a cualquiera no se lo dan, no se sabe por qué… Ahora estoy jodida… haciendo la apelación a ver qué pasa. Hay que esperar. Antes no vivía con tanto miedo como ahora, me da mucho miedo salir… sin papeles es muy duro encontrar trabajo, todo el mundo te rechaza… Hay que luchar a base de bien… Lo tengo jodido, mal, porque o me tengo que casar con un español –y yo no me quiero casar, eso lo tengo claro- o tengo que esperar un año más para coger el permiso por arraigo, así que a esperar. Y mientras estoy apelando… lo bueno sería que hicieran una regularización… cuando yo llegué estaban en eso” (GD8).

El problema de los papeles se presenta sobre todo para los inmigrantes no

comunitarios que tienen que recurrir al Régimen General y que, debido a las restricciones

de la política migratoria española, se ven forzados a residir y trabajar sin papeles, con la

expectativa de conseguirlos una vez establecidos y empadronados. El empadronamiento

en los ayuntamientos es relativamente fácil para los inmigrantes sin papeles que lo

consideran, cada vez más, un paso “imprescindible” para asentarse en España. En varios

momentos de nuestros grupos de discusión se alude a un problema de

sobrerrepresentación de los Padrones municipales, tanto por abusos de los Ayuntamientos

(interesados en aumentar el número de habitantes para acceder a más recursos) como de

los propios inmigrantes, que apuntan a personas que no habitan en la vivienda o no se dan

de baja una vez que se van, etc., e incluso por la dificultad de “desempadronarse” cuando

se necesita viajar al país de origen y obtener el visado de entrada para solicitar el permiso

de trabajo.

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Como ya hemos avanzado, y se ampliará en el próximo capítulo, la estancia en

España sin la documentación requerida representa para muchos inmigrantes una etapa

complicada y que puede durar bastantes años, en la que no están garantizados los

derechos básicos de la persona empezando por la propia seguridad (miedo a ser detenidos

y expulsados del país), los abusos laborales (frecuente explotación en empleos

sumergidos), el hacinamiento en la vivienda y la incomprensión y el rechazo social de

una parte de la sociedad española, en especial hacia los procedentes de países de mayoría

islámica o que presentan rasgos fenotípicos o culturales diferenciados (subsaharianos,

amerindios, gitanos, etc.).

Lo más difícil es conseguir los primeros papeles (“se te hacen un mundo”). Se

considera que los “engranajes” para legalizar son “kafkianos”, con “mecanismos

horribles que te hacen acumular odio” y “hacen que no fluya la cosa”. El inmigrante se ve

“atrapado en esa red”, con “filas interminables” y acoso policial (“están yendo a por

nosotros”). Tanto si vas de paseo como si estás en el trabajo la policía pide papeles

(“venga, ¡papeles!”), produciéndose detenciones y a veces órdenes de expulsión, con la

complicación que supone contratar y pagar a un abogado. Muchos inmigrantes sin

papeles están atemorizados (“salimos con miedo… no podemos trabajar bien”) y en

general hay consenso en que “en lo de legislar España no está a la altura” y debería

“mejorar el sistema”:

� “- (Hombre cubano) Los sistemas para conseguir los papeles son kafkianos.

- (Mujer argentina) A eso me refería yo, en lo de legislar España no está a la altura… Eso diez años atrás ¡vale!, cuando venían cinco gatos locos, pero ahora ya no, ahora ya esto cambió, viene mucha más gente de muchos más lados y otro tipo de gente, entonces tendrían que mejorar el sistema… porque es kafquiano. - (Hombre cubano) Y los engranajes para legalizar eso son… Es lo que ella decía… Por ejemplo, un extranjero que va a hacer un trabajo que un español no quiere realizar, y tiene que regresar a su país y en la embajada española hacer ese contrato legal… Son unos mecanismos horribles, que te hacen acumular odio. (…) Son engranajes bastante kafkianos, que no hacen que fluya la cosa, y entonces el inmigrante se ve atrapado en esa red… filas interminables… ¡en Cuba sabemos mucho de eso!” (GD17).

� “- (Hombre boliviano) Ahora la policía está controlando más, está agarrando más gente en la calle, están yendo a controlar más a las construcciones y también están yendo al campo porque el caso de algunos amigos que estaban trabajando en media cosecha, llegó la policía: ’venga, ¡papeles!, ¡arriba!, ¡vamos!…’. O sea, ahora sí, la cosa ya está un poquito más grave… En cuestión de papeles, legalizaciones y todas esas cosas, a los

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ilegales les va mal porque usted se va de paseo y la policía: ‘venga, ¡papeles!’. ‘No’. ‘Pues vamos a dar un paseo…’. Ese es el caso, que mayormente tenemos un poco de miedo, ése es el motivo de que las cosas están yendo ahora un poquito mal, están yendo a por nosotros que no llevamos los papeles. Y salimos con miedo, con temor, no podemos trabajar bien… Y aquí en Murcia estamos mejor que en Madrid o en Barcelona o en Valencia, la policía allí controla más que aquí en Murcia, eso es lo que me han comentado algunos amigos que están por allá” (GD4).

� “- (Hombre paquistaní) Cuando dan la carta de expulsión, tienes que dejar el país y no te queda más remedio que contratar a un abogado, de esos abogados que de alguna forma nos ayudan u orientan: ‘oye, ¿qué se puede hacer frente a este aviso de expulsión?, ¿qué debo hacer’” (GD5).

La lucha con la burocracia se mantiene mientras duran los permisos temporales

(primera y segunda renovación, de dos años de duración cada uno), hasta que se obtiene

el permiso permanente o la nacionalidad española69. El ritual de los papeles, o “fetichismo

de los papeles” en expresión de Liliana Suárez70, tiene su punto de inflexión al cabo de

este plazo de cinco años, a partir del cual se produce la apertura de una nueva etapa, una

vez superado lo más duro de la asfixiante tutela administrativa (incluso la nacionalización

requiere muchos trámites).

Como se trata de permisos individuales, las familias se quejan del tiempo y el

dinero que han de emplear para tramitar los papeles de ellos y de sus hijos (“cada cosa

nos cuesta mucho dinero”), así como de la lentitud de los procesos de reagrupación

familiar (“ya estamos aburridos”), los casos de denegación y vuelta a empezar (“hacer

colas otra vez y otro año esperando”), etc.:

� “- (Mujer brasileña) Sacar los documentos es horrible, ¡horrible! Cuando tuve que

renovar la tarjeta, que me había vencido, tuve que llegar a la extranjería a las tres de la mañana y tenía treinta personas delante… ¡treinta personas a las tres de la mañana!, pues dormida en la cola. Para nosotros los inmigrantes, un documento aquí es horrible, ¡horrible! - (Mujer ecuatoriana) Nosotros cada año tenemos que estar cuatro meses sacando papeles… ya estamos aburridos también, o sea, podía ser como en otros países para diez

69 A 31 de diciembre de 2007 había 322.000 extranjeros con permiso inicial (de un año), 873.000 de primera renovación, 272.000 de segunda renovación y 852.000 permanentes. El mayor número de primera renovación incluye a los extranjeros que se acogieron al proceso extraordinario de normalización de 2005. Por otra parte, en 2006 se registraron 62.339 concesiones de nacionalidad por residencia, de las que el 83% corresponden a los procedentes de siete países: Ecuador (19.477), Colombia (12.720), Marruecos (5.960), Perú (4.713), Argentina (3.536), República Dominicana (2.805) y Cuba (2.703). OBSERVATORIO PERMANENTE DE LA INMIGRACIÓN, Anuario de extranjería e inmigración 2006, en www.extranjeros.mtas.es. 70 Ver SUÁREZ, L., “Inmigración: irregular, regularizaciones y efectos en la identidad de los inmigrantes”, en II Congreso sobre la Inmigración en España, Madrid, 2000.

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años, pero aquí cada año, cuatro meses… de nosotros y hasta de los hijos. Mis hijos tenían para un año, ya los he presentado, no sé para qué tiempo les saldrán, y saca de la mayor, saca de la otra y dinero para Ecuador porque tiene que venir lo de la partida de nacimiento con un sello de Ecuador, y otra vez… ¡que gastamos mucho en eso! Cada cosa nos cuesta mucho dinero. Una partida de nacimiento cuesta mucho dinero” (GD15).

� “- (Mujer peruana) Sabe lo que pasa, que hay mucha gente que ha pedido papeles y se los han denegado y eso tarda un año o año y medio o dos años y luego tienes que volver otra vez a intentarlo. Mucha gente se pasa el tiempo esperando y al final no tienen nada. Y hacer colas para el tema otra vez y otro año te tiras esperando” (GD2).

Ante “la cuestión de los papeles” la postura que adoptan los migrantes varía

mucho de unos casos a otros dependiendo de su posición ideológica, el estatus

económico-profesional y la experiencia particular que cada persona ha tenido en materia

de documentación.

Desde la posición de repliegue defensivo lo que prevalece es el derecho del

propio grupo a sobrevivir, algo que se coloca por encima de las prescripciones de los

estados, sea éste el de origen o el de destino. En cambio, desde la inserción subalterna se

otorga primacía al orden estatal y, en principio, se considera que lo adecuado es emigrar

con los papeles en regla. En el primer caso, no se niega que la documentación sea

importante pero se le otorga una función instrumental o utilitaria (se gana tranquilidad, se

accede a servicios y prestaciones, etc.); en el segundo, los papeles son esenciales ya que

sin documentación (reconocimiento estatal) se borra la identidad social (“como si no

existieses”) y el sujeto se invisibiliza (“no tocar, no mirar nada… no llamar la atención”)

y, de alguna manera, se siente culpable (“pedimos disculpas al gobierno”). Los migrantes

sin papeles han cometido una falta que están dispuestos a reparar: a cambio de la gracia

de los papeles, hacen la promesa de “comportarse correctamente”, adaptarse a las

normativas españolas (asimilación) y ser buenos trabajadores que contribuirán a la

riqueza del país con sus cotizaciones:

� “- (Hombre paquistaní) Sin papeles, de alguna forma, es como si no existieses… Por la

calle voy tranquilo: no tocar nada, no mirar nada… Espero que cambie la situación en el momento que tenga papeles” (GD5).

� “- (Hombre de Ghana) El gobierno debe justamente hacer algo después de esto y entonces

darnos los papeles legales… y entonces nosotros pagaremos impuestos, porque si no los países se van para abajo, y podremos vivir, podremos comer… Pero no podemos hacer nada sin la ayuda del gobierno. Por eso yo llamo para que el gobierno nos ayude a nosotros en esto que necesitamos” (GD3).

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� “- (Hombre de Costa de Marfil) Estamos agradecidos al gobierno español por lo que ha

hecho por nosotros, los africanos que estamos en España. Y pedimos disculpas al gobierno… Uno tiene que comportarse correctamente y no abusar del sitio donde está. No puede dedicarse a robar y tal. Entre los que vienen hay de todo pero nosotros tenemos un planteamiento claro: lo que queremos es documentación para poder trabajar y desarrollar un poco nuestra vida” (GD8).

Un sector de los emigrantes españoles, desde la perspectiva del retorno, recuerda

que en su época fueron mayoría los que salieron de España sin papeles (“era una

inmigración masiva”)71 y pide comprensión hacia los actuales inmigrantes a los que les

pasa lo mismo (“si hay necesidad, tienen que salir”). Se apunta a una especie de ley

general de la historia humana (emigrar para sobrevivir: “mis abuelos se fueron a cuba sin

nada en el bolsillo… mis tatarabuelos emigraron de España a Argentina”), frente a otro

sector de retornados que recuerda que ellos emigraron con un contrato en regla y que lo

mismo debe exigirse ahora (“como tiene que ser”):

� “- (Emigrante español retornado de Suiza) Mi vida en Suiza al principio con muchas dificultades,

yo fui uno de los emigrantes que marcharon allí por las buenas. En el cincuenta y nueve no exigían contrato de trabajo, yo cogí una maleta de aquellas que salen en las películas casi atadas con cuerdas, no estaba atada con cuerdas pero casi. Y entonces pues fui allí, entré por la aduana y me dijeron que cómo iba, yo dije: ‘de turista’ y entonces pues nada... A mí lo que me interesa es lo que he discutido muchas veces con gente, que dicen que aquí vienen sin papeles. Allí también íbamos sin papeles, allí nadie íbamos con papeles. Es que íbamos todos… la mayoría íbamos sin papeles, estoy hablando de los años sesenta. Después se puso un poquito más difícil, pero al principio, el año 59, 60, 61, eso era… era una inmigración masiva. Pero ¡nadie!, es que el uno por ciento -por decir algo- era el que llevaba contrato… Alemania, Bélgica, Holanda, en todos los lados era igual. Había mucha demanda de trabajo ¿eh? Por eso, cuando dicen: ‘es que vienen sin papeles’… Si hay necesidad, ¡tienen que salir! - (Emigrante español retornado de Alemania) Lo que pasa que es que yo he sido emigrante, he estado en Alemania cinco o seis años, yo cuando me fui allí me tuve que ir con un contrato, fui con un contrato y allí pues las cosas…, según yo las veo, no digo que fuera…, lo que pienso para mí, que eran ¡como tenían que ser!” (GD20).

Para la posición subalterna los papeles son el camino para la inserción social en

España ya que desde ese momento las personas se encuentran cubiertas por la tutela

estatal (“con papeles hay futuro”), aun cuando ello sea con un estatus diferenciado e

71 Entre 1950 y 1975 emigraron a América algo más de 800.000 españoles, pero el principal flujo, de alrededor de dos millones de trabajadores, se orientó en esa época hacia los países del centro de Europa que se encontraban en un proceso de reconstrucción económica después de la Segunda Guerra Mundial. En contra del mito franquista de la emigración asistida, la emigración irregular (entonces llamada “no asistida”) superó casi todos los años el 50% del flujo migratorio hacia Europa. Ver BABIANO, J. y FERNÁNDEZ, A., “El fenómeno de la irregularidad en la emigración española de los años sesenta”, en Documentos de Trabajo de la Fundación 1º de Mayo, Madrid, 2002; y SANZ, C., “Clandestinos”, “Ilegales”, “Espontáneos”… La emigración irregular de españoles a Alemania en el contexto de las relaciones hispano-alemanas, 1960-1973, CEHRI, Madrid, 2004.

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inferior al de los nacionales. La obtención de los papeles supone un punto de inflexión

entre la esclavitud/invisibilidad/muerte y la liberación/trabajo/bienestar. En cambio,

desde la posición mercantil-competitiva no se considera necesario tener papeles “para

llegar a estar bien”; es más, se considera que tales papeles pueden ser un estorbo, por lo

que cuesta conseguirlos y por la regulación excesiva a la que te someten (“te obligan a

cotizar a la Seguridad Social”). Se refieren experiencias de haber conseguido los papeles

y “seguir todo igual” (menor salario y más horario que los españoles) y, en cambio, no

tenerlos y ser capaces de exigir los mismos derechos que el resto de trabajadores (pago de

horas extra y vacaciones). El centro de gravedad se pone ahora en el trabajo y la

capacidad de competir (“el carácter de la persona”), lo que se considera mucho más

importante que los papeles para integrarse en España (“si no encuentras trabajo, ¡cómete

los papeles!”). Además, los empresarios utilizan a veces los papeles para chantajear a los

inmigrantes prometiéndoles cosas que luego no cumplen:

� “- (Hombre argentino) Hay trabajo, hay trabajo, lo que pasa que al no tener papeles, es un

poquito más difícil… - (Mujer colombiana) Pues para las condiciones de trabajo que yo tengo después de conseguir los papeles, es mejor no tener papeles, sin preocuparte y sin pagar la Seguridad Social. - (Hombre argentino) no teniendo papeles no hay curro y luego te desmoralizas… porque yo ahora, con papeles, puedo buscar otra clase de trabajo. - (Mujer peruana) Yo tengo un amigo que es cerrajero y lleva cinco años aquí sin papeles. El va, hace su trabajo y exige su sueldo y sus horas. Sabe lo que hace, él busca su trabajo y exige. Yo creo que también depende un poco del carácter de la persona, que realmente valores tu trabajo, eso influye mucho” (GD2).

� “- (Hombre marroquí) Mucha gente dice que una vez que tenga los papeles ya hará de

todo, que eso es la gloria del mundo, pero si no encuentras trabajo ¡cómete los papeles!... a lo mejor te tiras cuatro o cinco meses trabajando y, si te toca hacer los papeles, te echan fuera. Hay empresarios que abusan de los sin papeles” (GD9).

Desde la posición crítica-instituyente se plantea que todos los seres humanos

deben tener igual dignidad, sean españoles o inmigrantes. Un principio que no se respeta

cuando se explota a los trabajadores, sean éstos nacionales o extranjeros, o cuando se

priva de derechos a una parte de ellos por ser inmigrantes. Este discurso se sitúa en las

antípodas de la posición subalterna, al reclamar la libre movilidad sobre el planeta, en

contra del recorte de ese derecho por parte de los estados (“papeles para todos”) y la

necesidad de movilizarse colectivamente (“nos callamos mucho…”) por la justicia y

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contra cualquier tipo de abuso o trato discriminatorio entre personas (“las personas no son

una cosa”):

� “- (Hombre senegalés) Lo primero papeles para todos porque si yo no estoy bien ahora, puedo ir a otro sitio a buscar trabajo, pero si no tienes papeles ¿cómo puedes ir a otro sitio para buscar trabajo? (…) Yo para mí todo el mundo tenía que tener papeles, ¿sabes?, porque las personas no son una cosa que no tiene papeles, ¡no! - (Hombre gambiano) Por mí, prefiero también papeles para todos (risas)… porque una persona que no tiene papeles, ¿cómo puede vivir?” (GD9).

� “– (Mujer ecuatoriana) Ése es un gran problema, porque puede que tengamos la culpa

también nosotros que a veces nos callamos mucho… porque como somos un poco callados, lo dejamos, lo dejamos, lo dejamos todo y así no conseguimos nuestros derechos” (GD10).

6.4. La reflexión sobre los orígenes del ciclo migratorio

Hasta aquí hemos recogido las diversas circunstancias que motivaron la decisión

de emigrar, la primera etapa de estancia en España y el problema de “los papeles”, tal

como son recordadas por los migrantes presentes en España que han participado en

nuestros grupos de discusión. Con el paso de los años, la reflexión sobre esos

acontecimientos tiende a inscribirse en una lectura más global sobre la sociedad en

general y sobre las lógicas que presiden los flujos migratorios internacionales. El Cuadro

8 resume estas interpretaciones que, como puede observarse, están estrechamente ligadas

a las posiciones discursivas recogidas en el capítulo primero:

� La posición C interpreta las migraciones internacionales en clave estatal (orden): se

emigra desde Estados con “mal gobierno” que no cumplen su papel de asegurar la

cohesión social y el desarrollo de la riqueza del país (“emigré, como muchos, por el

mal gobierno de mi país, es la realidad”, GD15). Se alude a muchos factores

determinantes de ese mal gobierno: corrupción de las élites dirigentes; falta de

regulación laboral; prestaciones insuficientes en materia de salud, educación,

pensiones, protección del desempleo, etc.

En el país de destino, la instalación de los migrantes se interpreta también en clave

estatal y se hace depender de la adecuación y eficacia de las políticas sociales

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promovidas desde el gobierno, tanto en referencia a las políticas específicas de

inmigración como a las generales de cohesión social. Si estas políticas son

insuficientes, los migrantes situados en esta posición reclamarán, en primer lugar,

más estado (papeles, políticas sociales y regulación del mercado de trabajo para que

no se cometan abusos, pero también más control policial y de fronteras de manera que

el flujo migratorio sea ordenado y no perjudique ni a la población nativa ni a los

inmigrantes ya asentados). En segundo lugar, si persiste la sensación de desprotección

por parte del estado, al que se considera principal responsable de los problemas

padecidos, puede surgir el deseo de retornar al país de origen o de emigrar a un tercer

país, o bien dar lugar a un repliegue defensivo de los migrantes sobre sí mismos, tal

como vimos en el capítulo 2 (confluencia con la posición A), así como también una

fuga en dirección competitiva-meritocrática (B) o populista-progresiva (D).

� La posición B explica las migraciones internacionales como resultado del libre

mercado mundial, es decir, del cálculo racional a nivel individual-familiar con vistas

a maximizar los ingresos por el trabajo, ya sea desde la posición empresarial (sector

minoritario de la inmigración en España) o como asalariados (progreso). Estos

últimos comparan el “sueldo base” de cada país (Colombia, 120 euros al mes;

Ecuador, 80; Bolivia, 90; Eslovaquia, 200; Rumania, 180…; España, ¡900!) para

llegar a la conclusión de que en España “ganas más”, lo que justifica la migración.

Los empresarios, en sentido inverso, calculan dónde pueden obtener un mayor

rendimiento y orientan su inversión hacia Europa del este, Tailandia o China (“los

chinos se harán dueños al final”). La perspectiva general es que el libre mercado del

capital y de la mano de obra es la mejor fórmula para asegurar el desarrollo y

conseguir, a largo plazo, el equilibrio económico entre los países (legitimidad de los

medios). Desde esta posición ideológica se establece una cartografía mundial en

función de las ventajas y riesgos económicos de cada país:

- Los países ricos (Estados Unidos, Unión Europea…) ocupan la mejor

posición y son el principal lugar de destino de las migraciones

internacionales.

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- África se encuentra en el peor lugar del ranking: “en Europa hay pobres,

en África te mueres”.

- En posición intermedia están Asia y América Latina: “no es lo mismo

África que América Latina, donde están mal pero la gente come. En África

la gente no tiene nada y les pasa de todo: el sida, que viene un ciclón o que

un volcán… ¡es que lo tienen todo los pobres!”.

- Los países del este de Europa se sitúan en un proceso de transición, a

medida que van accediendo a las ventajas que representa la adhesión a la

Unión Europea.

Tal como ocurría con la posición anterior, se producen fugas y mezclas o alianzas

con otras posiciones ideológicas, sobre todo cuando los migrantes no tienen

recursos ni igualdad de oportunidades para competir libremente en el mercado; el

sueño de la emigración, alimentado por los migrantes “ricos” que vuelven de

vacaciones a su país, se enfrenta a veces con la cruda realidad de la precariedad

laboral y la exclusión jurídica y social, sobre todo en la primera etapa de

asentamiento (“muchos tienen sueños que no pueden realizar, porque vienen

engañados… yo, por ejemplo, fui uno de ellos”). Se recurre entonces al repliegue

defensivo (A), a la regulación protectora del estado (C) o bien se plantean críticas

y propuestas de signo alternativo (D).

� En la posición A del cuadro situamos a quienes consideran la experiencia migratoria

como algo propio del grupo de referencia en el que se sienten inscritos, sea éste la

comunidad étnica, cultural o religiosa de origen, o simplemente los parientes,

paisanos y amigos próximos con los que se ha compartido el proyecto migratorio

(arraigo). Esta pertenencia grupal proporciona seguridad y apoyo material, pero

también tiene una naturaleza simbólica y emotiva, en el sentido de que confiere una

identificación grupal a sus miembros (el indígena boliviano sólo se siente reconocido

como igual por “los suyos”; el joven paquistaní muestra buena cara ante los españoles

pero “por dentro” se junta con sus paisanos para “llorar penas”. Esta identidad tiende

a sobredimensionarse y lo micro se vuelve marco de referencia principal de la propia

biografía. No es que se niegue que la sociedad política, el mercado de trabajo o las

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instituciones y movimientos sociales en general influyan en la propia vida, pero se

consideran algo exterior, que no pueden controlar, como si se tratase un fenómeno

meteorológico o una fatalidad. Sin embargo, tal exterioridad constituye con

frecuencia una amenaza de la que hay que precaverse y que es preciso sortear en caso

necesario72.

La decisión de emigrar, en particular, fue una estrategia “heroica” para superar una

situación crítica del grupo familiar o la comunidad étnica de referencia, y lo mismo

ocurre con el repliegue que se adopta en el país de destino a fin de mantener la propia

identidad social y/o eludir la exclusión legal, la explotación económica o las actitudes

xenófobas de la sociedad mayoritaria, sobre todo en la primera etapa del proyecto

migratorio. Será precisamente a medida que se vayan superando tales obstáculos y el

inmigrante se sienta mejor aceptado por la población nativa, cuando se pueda

evolucionar hacia otras posiciones de mayor integración. Pero puede ocurrir también

una transformación en sentido inverso: personas situadas en otras posiciones que

involucionan y se repliegan defensivamente sobre el propio grupo de referencia ante

la falta de funcionamiento –o el funcionamiento excluyente- del estado, del mercado

o de los proyectos políticos (regresión).

� La posición D recoge a quienes consideran que las migraciones Sur-Norte

responden, en el fondo, a las desigualdades internacionales generadas por una

relación histórica de poder y explotación que tuvo su precedente en la época

colonial (“han estado chupando de esos países… y ahora pasan hambre”). Han

venido a España por necesidad, no por gusto (“yo nunca me habría planteado

emigrar, estaría tranquilo en mi casa pescando, que es lo que me gusta”). Estas

reflexiones llevan a una condena del sistema capitalista (“el capitalismo es un

cáncer”) y de la jerarquización existente entre los estados, una de cuyas

manifestaciones es el blindaje de las fronteras con los países pobres y los

conflictos subsiguientes (“la Unión Europea se preocupa más por garantizar las 72 La cohesión y la fuerza de los grupos sociales adscriptivos no se basan en reflexiones teóricas ni en razones coyunturales sino en el sentimiento de fusión grupal (fratria) que coexiste con el principio de encuadramiento (jerarquización). Es la fuerza de la “masa”, en expresión de Canetti, que lo mismo que les lleva en nuestro caso a emigrar para sobrevivir, se puede orientar–en otras circunstancias históricas- a una estrategia de expansión y dominio. Ver CANETTI, E., Masa y poder, Alianza-Muchnik, Madrid, 1981. 2 tomos.

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condiciones de transporte de los animales que por la situación de los africanos que

llegan en pateras”). Asimismo, se insiste en la legitimidad de los fines y se apunta

la necesidad de profundizar en la justicia económica desde una perspectiva de

emancipación transnacional-clasista (inmigrantes y nativos están igualmente

explotados) y respetando la libertad de los pueblos para decidir su destino sin

injerencias externas (“los africanos deben cambiar África”) (subversión). Se trata

de posiciones que expresan los deseos y expectativas de un sector minoritario de

migrantes, descontentos pero inevitablemente insertos y condicionados por las

prácticas y discursos de las otras tres posiciones.

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Cuadro 8

Interpretaciones generales sobre el origen de las migraciones internacionales

Buen súbdito (estado) Individuación Competidor eficiente (mercado)

C

Orden

� Las migraciones tienen su origen en las limitaciones del orden estatal en los países del Sur, responsable de proteger a los ciudadanos. El estado receptor debe imponer la preferencia nacional pero también proteger subsidiariamente al recién llegado (advenedizo) y al instalado (nuevo vecino), situándolos en la condición de futuros “herederos” (de la ciudadanía).

� Si el estado receptor no responde a las

expectativas, se producen quiebras que llevan a fugas y pactos con otras posiciones, o bien al proyecto de retorno.

B

Progreso

� Las migraciones son resultado del libre mercado mundial en expansión, a partir del cálculo racional de los costes-beneficios (ventajas comparativas) para los agentes económicos.

� El fracaso del “sueño” migratorio (por la

sobredeterminación de la marca de “extraños” que expulsa de la competencia), especialmente entre los migrantes con menos recursos, da lugar a fugas y alianzas con otras posiciones.

Pop

ulismo regresivo Cierre Sujeción a las no

rmas

A

Regresión

� Fuerza de los grupos sociales adscriptivos que les lleva a emigrar para sobrevivir (y/o expandirse) al margen de las lógicas estatal o mercantil. Tratan de mantener la cultura comunitaria de origen y/o la ilusión del retorno (“nuestra tierra”). Para los sectores autóctonos regresivos, se trata de un origen ilegítimo que hay que prohibir.

� Esta posición se convierte en lugar de

refugio para migrantes frustrados de las otras posiciones, que se repliegan ante la falta de funcionamiento del estado, del mercado o de los proyectos alternativos.

D

Subversión

� Las migraciones Sur-Norte se deben a las desigualdades internacionales generadas por las relaciones de poder, dominación y violencia (desorden mundial). Se critica el papel jugado por las multinacionales y los gobiernos de los países ricos, con la complicidad de las élites políticas del Sur, y se enuncian propuestas (anómalas) de emancipación transnacional-clasista.

� El retraso o la sensación de impotencia

para cumplir el proyecto puede dar lugar a fugas grupales regresivas o salidas individualistas pragmáticas.

Pop

ulismo progresivo Apertura

Promoción meritocrática

Endogrupo Grupalidad Exogrupo

Legitimidad mercantil-liberal (Primacía de los medios)

Legitimidad estatal (Preferencia del nacional)

Legitimidad etno-grupalista (Arraigo local-étnico)

Legitimidad proyectiva-utópica (Primacía de los fines)

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7. Relaciones sociales y modalidades de convivencia

Las relaciones de convivencia pueden ser definidas, en una primera aproximación,

como las imágenes mutuas, actitudes y comportamientos predominantes que se dan de

hecho, y de forma relativamente sistemática, en las interacciones cotidianas de los grupos

y personas de un determinado espacio social, en una situación histórica dada. En nuestro

caso, nos basamos en el punto de vista de la población inmigrante que reside en España,

de la que queremos saber cómo perciben su relación o trato con otras personas, en

especial con la población nativa pero también con los paisanos del mismo origen y con

los extranjeros de otras nacionalidades. Tales percepciones dependen de diversos

factores, además del origen nacional, entre ellos el estatus jurídico y económico-

profesional de los hablantes, el tiempo de estancia en España y las redes de relación

existentes –en especial, las de parentesco-, el sexo y la edad de las personas, etc. Factores

que están tamizados, además, por las posiciones ideológicas desde las que los migrantes

entienden su instalación en el país y sus perspectivas de futuro.

7.1. La mirada de los nativos: distinción, marcaje y jerarquización

La categoría de inmigrantes (o “extranjeros” en la acepción impropia de personas

que proceden de otro país) ocupa un lugar central en los discursos analizados, por

contraposición a la población autóctona. Un “nosotros” (inmigrantes), primera persona

del plural (sujetos hablantes); y un “ellos”, referido a los nativos en tercera persona

(sujetos ausentes, reflejados en el habla de los migrantes). La mirada del otro (de “ellos”)

es una metáfora omnipresente en los textos analizados que sirve también para establecer

diferencias y jerarquías entre los migrantes:

� “- (Hombre senegalés) Ellos nos ven a los africanos como si estuviéramos en otro siglo…

si tú eres moreno lo tienes muy difícil” (GD3). � “- (Mujer ecuatoriana) En tanto cuanto nos vean como personas poderosas de consumo,

trabajo y producción, somos los mejores… pero ya cuando empezamos a reclamar nuestros derechos… - (Mujer boliviana) A nivel de discotecas, todavía existe cierta resistencia… Nos ven con la carita que somos y nos dicen: ‘esto es de socios y no podéis entrar’, ¿eh?” (GD4).

� “- (Joven estudiante eslovaca) Te miran como si fueras una chica de alterne.

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- (Joven estudiante cubana) Nos están mirando siempre de arriba abajo, como si fuéramos un extraño… te miran diferente por el color de la piel” (GD7).

� “- (Hombre marroquí 1º) Pero siempre te miran más abajo… es como si los inmigrantes

llevasen un cartel, así, por detrás, que pusiera: ¡extranjero peligroso! - (Hombre marroquí 2º) Salen noticias de atentados… y entonces te miran de una manera… ¡como si tú también hubieses participado en ellos!” (GD9).

� “- (Mujer marroquí) Una mirada mala de una persona… ¡a mí me afecta!” (GD11). � “- (Mujer argentina) Yo creo que a cubanos y argentinos nos aceptan mejor o que no te

miran de costado… (Pero) si eres una persona con la tez más oscura o tienes rasgos indios…” (GD17).

Esta mirada de los nativos, tal como es percibida por los foráneos, produce una

jerarquización bastante tópica por países de origen, con imágenes y estereotipos que a

veces despiertan en los migrantes reacciones críticas e incluso airadas, sobre todo cuando

les afectan negativamente:

� En el nivel superior están los ciudadanos comunitarios, definidos a veces como

“extranjeros”, frente a los “inmigrantes” que vienen buscando trabajo desde países

más pobres. No obstante, la imagen general positiva de los comunitarios no afecta

por igual a todos los países. Así, al referirse a una mujer búlgara, se dice que

“aunque ya esté en la Unión Europea, en el concepto de la gente seguirá siendo

una inmigrante que viene a trabajar” (GD14) o cuando se afirma que “los

españoles piensan que Eslovaquia es un país atrasado, que no tenemos nada”

(GD7). Por tanto, habría una diferenciación entre los antiguos miembros (15

países) y los correspondientes a las dos últimas ampliaciones (donde se

encuentran Eslovaquia y Bulgaria).

� En un segundo nivel están los inmigrantes latinoamericanos y de países del este

de Europa. En el primer caso, debido a su proximidad cultural-lingüística y a los

lazos históricos con España; algunos países, como Cuba y Argentina parecen

especialmente valorados mientras aumenta la prevención hacia otros, por diversos

motivos: Ecuador (migración masiva), Colombia (tráfico de droga, corrupción

política, guerrilla y paramilitares…), Venezuela (inseguridad ciudadana y

tensiones políticas), etc.; se alude también al mayor rechazo que experimentan los

migrantes de esos países que presentan rasgos afro-americanos o indígenas (“nos

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ven con la carita que somos y dicen: no podéis entrar”). En el segundo caso

(europeos del este), se les considera próximos fenotípicamente (blancos) y cada

vez más próximos en lo cultural y político, aunque hablen otros idiomas, a medida

que se aproximan a la Unión Europea. Las excepciones a esta buena imagen

remiten a sectores específicos, como los “mafiosos rusos” o las “mujeres

traficadas” en redes de prostitución.

� En un tercer nivel se sitúan los inmigrantes asiáticos en general, de los que no se

tiene una imagen negativa pero tampoco especialmente positiva. En su opinión, el

mayor rechazo de la población autóctona se dirige a los jóvenes árabes (“muchos

muy malos, cogen cosas, se drogan, beben… y después de beber no se

controlan”); ellos, sim embargo, son respetuosos con las normas de convivencia.

En varios pasajes hay referencias al colectivo chino, al que se considera con

tendencia a cerrarse en sí mismo y sobre el que pesan más estereotipos negativos

(desconfiados, vínculados con mafias, etc.).

� Por último, están los procedentes de África, tanto del Magreb como de los países

subsaharianos, que frecuentemente son “marcados” negativamente, como

peligrosos en el primer caso (sobre todo los jóvenes sin apoyo familiar), y como

“salvajes” o poco civilizados en el segundo73. Los inmigrantes afectados por estos

calificativos reaccionan casi siempre a la defensiva y acusan a sus delatores de

racistas e incultos.

7.2. La mirada de los foráneos sobre los nativos: tres perspectivas

Los migrantes dan mucha importancia al trato o acogida que la población

española les ha brindado desde que llegaron a España y, de acuerdo a sus planteamientos

y diversas experiencias, valoran la situación de maneras diferentes y tienen expectativas

también distintas. Podemos agrupar estas modalidades de trato por parte de los

autóctonos en tres bloques: a) quienes los consideran acogedores y abiertos en general; b)

quienes los ven como distantes y aprovechados; y c) los que les critican de racistas y

73 Inongo-vi-Makomé recogía ya en 1990 el “desprecio” de la población española hacia los negros africanos: “el negro africano le trae al español la imagen de un ser inferior, de un hombre dominado y, sobre todo, ¡de un pobre! (…) Su color, que va unido a estas condiciones, hace que a primera vista sea despreciado”. MAKOMÉ, I., España y los negros africanos, La Llar del Llibre, Barcelona, 1990, pág. 104.

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culturalmente atrasados. Cada uno de estos bloques presenta muchos matices, que

describimos seguidamente.

a) Los españoles son acogedores y abiertos (“nos abren las manos”)

Esta opinión es defendida principalmente por los latinoamericanos y los europeos

del este, si bien señalan que también hay algunos españoles “malitos” que discriminan a

los inmigrantes. Se trata de sociedades relativamente próximas a la española, ya sea por

los vínculos históricos e idiomáticos (América Latina) o por los lazos político-

geográficos (Europa del Este), en especial los países ya ingresados en la Unión Europea.

Estas condiciones facilitan la comunicación y, sobre todo, reducen los prejuicios.

También podemos incluir en este bloque a minorías de inmigrantes de otras procedencias

que, debido a los muchos años de estancia en España, a su estatus económico-profesional

elevado o a otras razones, tienen un concepto positivo y optimista del trato brindado por

los españoles.

Hombres y mujeres latinoamericanos con menos de tres años de estancia en

Madrid y la mayoría sin papeles ofrecen una visión netamente positiva del trato recibido

en la capital de España: “Madrid atrapa”. Madrid es acogedora, se hablan “mil idiomas” y

“a uno lo aceptan como es”. La identificación puede llegar a ser tan grande que es “como

si hubiera nacido aquí” (disolución de la extranjeridad). No obstante, este buen trato se

refiere a la vida cotidiana en la calle, no en el trabajo, donde se aplica el criterio de la

“preferencia nacional”, sobre todo para los no documentados (“al final teniendo papeles

tendremos los mismos derechos que un español, excepto el voto”). Asimismo, se afirma

que existen sectores minoritarios de nativos “con bajo nivel cultural, bordes y muy

cerrados” que desconfían de los inmigrantes y les discriminan (“¡anda, la sudaca!”), pero

son minorías con pocos estudios de áreas rurales atrasadas74:

� “- (Hombre argentino) Madrid es que lo integra todo bastante bien. Vienen de muchas

nacionalidades y ningún problema. Madrid es más abierto, por lo que vi, que otros lugares, es más como… te ayudan más a conocer, es como… no sé, no como el catalán que va como el caballo, así, para adelante… Vas en el metro y son mil idiomas los que se hablan, o sea… mucha gente de todos lados. Por eso me gusta mucho Madrid (…)

74 Se menciona el estereotipo de los aldeanos gallegos y vascos apegados a su terruño y recelosos de los forasteros.

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- (Mujer colombiana) A mucha gente le gusta vivir aquí en Madrid, aparte de eso… Y cómo el madrileño lo acepta a uno, no le pregunta de dónde eres o de dónde vienes, lo acepta como uno es... - (Mujer peruana) El español sin estudios es de mente cerrada. Entonces tienen una mentalidad…: ‘¡anda, la sudaca! Y cuantos más estudios tiene, está demostrado que su mente es mucho más abierta. Depende mucho de sus estudios. Tú llamas a un gallego por teléfono y te contesta qué sé yo… ¡un poco borde! Son muy cerrados, ellos de su cuadrado no salen, entonces… depende mucho de dónde seas…” (GD2).

Los grupos realizados con mujeres latinoamericanas con más años en España

(jefas de hogar que trabajan en el sector servicios y madres reagrupadas con personas a

cargo, incluida una mujer hispano-hablante de la ex-colonia de Guinea Ecuatorial) hacen

el mismo diagnóstico de sus relaciones con los españoles en general: la mayoría son

“buena gente” que “nos abre las manos” (trabajo, casa, el mismo colegio a donde van sus

hijos, etc.) aunque también hay algunos “un poquito xenofóbicos” que rechazan a los

latinos, lo mismo que a los marroquíes y a los gitanos. No obstante, se considera que es

preferible “coger lo bueno de ellos” y no fijarse en el rechazo de algunas personas

mayores, atrasadas y con prejuicios que “sueltan de todo” (“¡hay que entenderlas!”):

� “- (Mujer peruana) A mí me parece bien un intercambio cultural de tantas naciones y lo

que todo eso da que aprender, ¿no? Eso a mí me gusta porque yo aprendo, por ejemplo, de una chica rumana, de chicas polacas, incluso de la gente de aquí mismo cuando te cuentan de los pueblos de España, la gente del sur o la gente del norte ¿no?, ¡ay!, ¡qué bonito! y empiezo yo a sacar mis conclusiones… - (Mujer ecuatoriana) Pero no todas son igual ¿eh?, porque hay algunas personas que son, como se dice, un poquito xenofóbicas, me parece. Porque yo vivo en Vallecas y cuando ven pasar, por ejemplo, a gitanas, marroquíes, que hay bastantes, y cuando empiezan ellas a pasar, ¡huy!, las señoras empiezan a darlas… Entonces, yo digo, pero ¡caramba!, porque a veces sueltan de todo, sobre todo las personas mayores más que los jóvenes…’estas inmigrantes…! Y cuando lo comento con mi marido, me dice: ‘no te hagas caso, algunas son así’, pero ya está, ¡hay que entenderlas!” (GD10).

� “- (Mujer guineana) Yo creo que los españoles hacen mucho, mucho, mucho para acogernos, ¿eh? Y muchos de nosotros que venimos de fuera no sabemos estar en nuestro sitio. Porque ellos nos abren las manos, nos están acogiendo, tenemos trabajo, tenemos derecho a una casa y todo… Entonces nosotros tenemos que coger lo bueno de ellos, no sólo decirle al español: ‘racista y España no sé qué…’ Si mi hijo va al mismo cole que el hijo de una española, o sea, si tengo los mismos derechos…” (GD11).

Los europeos del Este, en general, se sienten acogidos aceptablemente por los

españoles (“gente tan buena y que se da a la amistad”), aunque de vez en cuando tengan

que enfrentarse a ciertos prejuicios (“dicen que todos los gitanos del mundo vienen de

Rumania”). Se afirma que “hay de todo, como en todos los sitios”, pero prevalece la idea

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de que “la mayoría de los españoles son buenos” y “tienen mucha paciencia” a la vista

del gran número de extranjeros llegados en los últimos años (“toda la gente quiere

trabajar aquí… no he visto ningún país que aguante tanto”):

� “- (Mujer rumana) Los españoles son… no sé, gente tan buena y que se da a la amistad…

Hay de todo, como en todos los sitios, pero no sé… mi opinión es que tienen mucha paciencia con los extranjeros. No sé, yo no he tenido una experiencia mala con los españoles, ¡jamás! Bueno, depende de cada uno ¿no?, porque depende del carácter, si quieres provocar o no. - (Hombre rumano 1º) En la calle o entre los vecinos hay gente buena y los malitos, que no... Por ejemplo, en mi barrio hay gente que por ejemplo me dice: ‘¡rumano!’. Y ya me voy. - (Hombre rumano 2º) Es que tenemos fama de… nos ven más de gitanos, dicen: ‘¡todos los gitanos del mundo vienen de Rumania!’ y esas cosas. Pero no es verdad. Es lo que escucho, pero no es verdad ¿eh? Y hay gente que eso le da igual y les gustan los rumanos, o sea, que la mayoría son buenos. Para mí, creo que los españoles son mejor gente que los rumanos de aquí, porque aquí es que cambias; el aire de aquí es que es muy fuerte (risas)” (GD6).

� “- (Hombre ucraniano) Yo veo que España es un país que aguanta… ¡madre mía! Ningún

país trata a los extranjeros como España… Yo no conozco ni Italia ni Portugal, pero la gente viene y viene y viene… toda la gente quiere trabajar aquí… no he visto ningún país que aguante tanto” (GD1).

De forma minoritaria, inmigrantes africanos o asiáticos también tienen una

opinión positiva de cómo discurre su relación o trato cotidiano con los españoles cuando

han logrado una buena situación económica o después de haber pasado muchos años en

España y haber conseguido el reconocimiento de sus vecinos (“todo el mundo me

saluda”). En el polo opuesto, están los optimistas ingenuos que llegaron a España

creyendo que era un “paraíso” y han quedado desengañados:

� “- (Hombre gambiano) “Después de 9 años aquí tengo amigos y todo va bien, tengo

papeles para siempre y gracias a Dios estoy bien con los españoles y no me dan ningún problema… - (Hombre senegalés) Llevo 17 años en España y nunca jamás he tenido una palabra mala. Si me dicen ‘hola’, ‘hola’ respondo. Todo el mundo me saluda, todos, todos porque me conocen todos. Tú tienes que respetar y buscar siempre que no haya problemas” (GD9).

b) Los españoles son distantes y aprovechados (“van a lo suyo”)

Esta posición es la dominante entre los inmigrantes asiáticos y aparece también en

segmentos importantes de los otros colectivos, en especial entre los latinoamericanos y

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los europeos comunitarios. Se considera que los españoles están a “lo suyo” y se

relacionan principalmente entre ellos, mientras utilizan a los inmigrantes en función de

sus intereses, sobre todo por las ventajas que acarrean en el plano económico; también

hay nativos acogedores o xenófobos, pero se trata ahora de casos más bien excepcionales.

Los asiáticos mantienen por lo general poca relación con los autóctonos o bien

ésta es superficial (“hola y adiós”), lo que se acentúa debido a barreras culturales e

idiomáticas (esto incrementado en las comunidades bilingües como Cataluña) o cuando el

colectivo inmigrante se repliega sobre sí mismo en el terreno laboral (economía étnica) y

en sus relaciones de convivencia y amistad. En este punto hemos detectado una diferencia

significativa entre los colectivos chino e indo-paquistaní. Los chinos tienden al repliegue

porque consideran que abrirse a la cultura española supone dejar de ser chino: la alumna

china que es reservada con sus compañeros (“casi nadie me habla”) como medida de

autoprotección (“si hablas se ríen de ti… te escupen o te dicen: ¡chinita, chinita!”) se

contrapone a la que “siempre ha jugado con españoles y no sabe hablar bien el chino” (no

es verdadera china). En cambio, los indo-paquistaníes consideran una gran limitación no

poder conectar más fácilmente con los españoles (“todo bien por fuera, pero por dentro te

sientes muerto”), aunque esperan superar ese problema con el paso del tiempo (“cuando

tenga papeles estas situaciones se irán arreglando”). En compensación, pese a las

diferencias y las guerras que han mantenido los dos países a lo largo de la historia, una

vez establecidos en España parecen relacionarse bien entre sí y se juntan “para llorar

penas entre todos”:

� “- (Joven hindú) Las chicas españolas buscan a los chicos españoles. Muy poquito las

chicas españolas van con chicos indios y pakistaníes. (…) - (Joven paquistaní) Es un problema la relación. Yo voy con tres o cuatro amigos pero, no sé, va todo bien por fuera pero por dentro te sientes muerto. Por fuera vas casi tan bien o igual que un español pero por dentro estás muerto. No tienes ganas, no tienes trabajo, te sientes muerto… hay muchos problemas que no te dejan centrar en nada y te dificultan relacionarte con la gente… estás preocupado por los papeles, por el trabajo, por la familia. Estas cosas poco a poco también te van afectando… Por fuera vamos muy bien, tal y cual, pero por dentro llevamos muchas cosas: ¿cómo pago el piso? Muchas veces no llevas ningún duro en el bolsillo y estamos preocupados todo el rato, ¿qué vamos a hacer? Nos juntamos con amigos para llorar penas entre todos… ¿qué hay nuevo?, ¿qué se puede?, ¿qué no se puede hacer? Bueno, cuando tengan papeles también esas situaciones se irán arreglando” (GD5).

� “- (Joven china) Cuando estoy en clase casi no hablo nada, cuando ellos dicen: ‘¿eres de

China?’, pues digo sí con gestos. Es que si digo algo y no lo digo bien pues se ríen. En mi

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clase hay otra chica china, pero como hace mucho tiempo que está aquí pues siempre ha jugado con los españoles y tampoco sabe hablar muy bien el chino, o sea, cada día pues me quedo allí sola, casi nadie me habla, muy aburrida y no tengo ganas de estudiar. Cada vez cuando llega la hora de estudiar, me empuja mi padre: “venga”. Y cuando llegas a la calle, como no sabes hablar nada, ¿no?, hay gente que te ha escupido o te dice: “china, china; chinita, chinita”. Esa palabra… no sé, no me gusta oírla” (GD18).

Entre los latinoamericanos hay dos segmentos que podemos ubicar en esta

posición. Uno lo forman hombres y mujeres sin especial cualificación profesional

(construcción, hostelería, servicio doméstico…) que llevan poco tiempo en España y que

se han encontrado con bastantes dificultades para relacionarse con los nativos. En primer

lugar, existen pocos espacios y poco tiempo disponible para interactuar; en segundo

lugar, se añora mucho la tierra que dejaron (“un espacio tan querido… que parece que la

tierra te sonríe”) y aquí lo que se encuentran son personas “frías como muros de

cemento” con los que sólo cabe una relación formal pero no de amistad (“es muy difícil

aquí encontrar alguien que realmente te aprecie o que te quiera”). Sienten que los

inmigrantes ocupan un segundo plano en todos los ámbitos y sólo se les valora como

mano de obra (“todo era trabajo, trabajo, trabajo”) o como consumidores (“en cuanto nos

ven como personas poderosas de consumo”); pero si reclaman sus derechos “vienen los

conflictos laborales y emocionales”:

� “- (Mujer ecuatoriana) Las relaciones a nivel social eran sumamente limitadas. Nuestro

entorno era: ‘¿cómo te va en tu trabajo?, ¿qué haces en tu trabajo?’. Todo era trabajo, trabajo, trabajo y hablar en los locutorios… la sociedad en sí no te daba un espacio para alternar en otro tipo de actuación o participación ciudadana. Hasta el momento no se ven esos espacios de poder interactuar socialmente, no los hay o son muy contados… Con los padres de familia de los niños, es difícil poder encontrar un punto de acuerdo en el que podamos dialogar y poder hablar… Con los vecinos, claro, me llevo… pero una relación de amistad ¡no!, porque es muy difícil aquí encontrar alguien que realmente te aprecie o que te quiera. - (Hombre ecuatoriano) Claro que venimos sensibles… ¿por qué?: porque dejamos todo un espacio tan querido para nosotros que parece que la tierra nos sonríe y venimos acá y encontramos cementos, muros, muros tras muros, muros tras muros y hasta las personas frías con muros. (…) - (Mujer boliviana) “En tanto cuanto nos vean personas poderosas de consumo, pues entramos al Corte Inglés y a todos los centros comerciales, y cuando nosotros podamos devolver trabajo, producción… somos los mejores, los más buenos del mundo y todo eso. Pero ya cuando empezamos nosotros a reclamar nuestros derechos… vienen los conflictos laborales y emocionales” (GD4).

Otro segmento de latinoamericanos, por el contrario, lleva bastante tiempo

viviendo en España y ha conseguido una notable inserción profesional, pero siguen

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echando de menos el modelo de vida y de relaciones sociales de su país de origen. Aparte

la xenofobia de algunos nativos “incultos”, en especial personas mayores (“desde que han

venido ustedes estamos así de putos jodidos en España”), no les gusta el individualismo

dominante en la sociedad española (“cada uno va a lo suyo”) que se contrapone a la

cultura más solidaria de sus paisanos (“tiramos de la manta para caber todos”), por lo que

piensan retornar a su país cuando hayan ahorrado suficiente dinero o, a más tardar,

cuando se jubilen:

� “- (Mujer brasileña) Los españoles no se ayudan entre sí, nos ayudamos más nosotros que

ellos entre ellos. Ellos no se ayudan, cada uno va a lo suyo y si a uno le va mal, a los demás les da exactamente igual. Pero nosotros no: tiramos de la manta para caber todos y damos de comer al que lo necesita. - (Mujer ecuatoriana) : “el otro día me dice un señor en un ascensor: ‘por estos, por estos estamos así de putos jodidos en España’. Y yo, que que no me callo la boca, le digo: ‘a ver, ¿España antes era mejor?’, ‘ahora, desde que han venido ustedes, ahora todo está caro por su culpa”, le digo: ‘no se exprese así’. - (Mujer peruana) ¿A qué es jubilado, verdad? - (Mujer ecuatoriana) Le digo: ‘señor, usted es jubilado ¿verdad?’, ‘sí, yo soy jubilado’, ‘¿usted ha visto en su nómina cómo le han subido el sueldo?, es gracias a nosotros, que estamos dando más trabajo y su sueldo está subiendo’” (GD15).

Los jubilados comunitarios o de países más desarrollados en un pueblo turístico

de la costa alicantina y los estudiantes extranjeros de la Universidad de Valencia

coinciden en que los españoles en general no facilitan el acceso a una relación personal

con ellos (“no nos dejan entrar en sus grupos”). En su opinión, los compañeros

estudiantes nativos o los alicantinos de la costa viven encerrados en sí mismos, sin

ofrecer al foráneo la oportunidad de introducirse en sus círculos (“hay un límite que no se

traspasa”). No se afirma que la comunidad valenciana sea xenófoba sino que vive al

margen o en paralelo con los extranjeros residentes, a diferencia de otros lugares

“cosmopolitas” como Madrid o Barcelona; un provincianismo que afecta también a los

españoles de otras regiones que residen temporalmente en la comunidad por razón de

estudios o de turismo. Los residentes comunitarios y los estudiantes extranjeros no son

rechazados pero tampoco especialmente queridos (“en el fondo es no aceptarnos”).

Algunas anécdotas son muy expresivas, como la ya aludida de una señora suiza residente

en la costa alicantina que, cuando llegó al pueblo hace más de diez años, rechazó acudir

al club suizo porque quería integrarse con los españoles y ahora forma parte de la junta

del club; o el desencuentro entre el camarero español y una jubilada inglesa cuando ésta

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se esfuerza por hablarle en castellano, idioma que ha estudiado con mucho esfuerzo, y el

camarero le responde en inglés. Los jubilados residentes son bienvenidos como

consumidores y pagadores de impuestos “pero, claro, España para los españoles”:

� “- (Estudiante eslovaca) Cuando los extranjeros que somos de otros sitios y estamos aquí para mucho tiempo gastando un Erasmus… no nos dejan entrar en sus grupos, no sé por qué, pero es así, y es como tenernos así, al margen. También tenemos amigos muy buenos, pero la mayoría es así. (…) Si nos apuntamos a hacer juntos algún trabajo de clase, no hay problema, pero después no hablan con nosotros. No hablan con nosotros como amigos, para intentar la relación de amistad, de cosas normales, nos miran como a unos extranjeros. - (Estudiante brasileño) De todas maneras, yo creo que les pasa lo mismo a estudiantes de otras zonas de España que vienen a estudiar a la Comunidad de Valencia. Por ejemplo, yo tengo amigos españoles que son de Asturias y del País Vasco, son de aquí también, pero son como extranjeros en la Comunidad Valenciana. Bueno, yo expreso mi experiencia. Quizás es más por la gente de aquí, entendiendo que ellos tienen aquí su grupo de amigos de toda la vida, ya cuando uno agarra veinte, veintidós años, veinticinco años, y toda la vida con sus amigos, entonces… es complicado entrar así a su grupo” (GD7).

� “- (Mujer suiza) Los españoles no se mezclan con los extranjeros o es muy difícil… - (Mujer inglesa) Pienso que en el fondo es no aceptarnos. Mira, somos bienvenidos a pagar los impuestos y todo, a ver todas las fiestas, pero, claro, España, para los españoles. (…) Mi español no es bien. Pero es muy difícil hablar con los españoles porque es más fácil con ingleses, franceses, alemanes y para mí hablar español es difícil porque soy vieja para hablar (risas). Por tanto, voy a clases de español pero después de cuatro años es miserable. Quiero hablar español, pero no es fácil hablar español, no es fácil practicar. Por ejemplo para comer en un restaurante, yo hablé en español con el chico y él me respondió en inglés” (GD16).

c) Los españoles son racistas y atrasados (“se nos cuestiona todo”)

Esta posición obtiene casi siempre el consenso entre los inmigrantes africanos,

sean estos magrebíes o subsaharianos, y también aparece esporádicamente en sectores

minoritarios de los otros colectivos. Para los magrebíes, tanto si llevan poco como mucho

tiempo, los españoles les han puesto en el punto de mira (“nos ponen a todos como

objetivos”): encuentran más trabas que los demás inmigrantes en el acceso al trabajo (“si

eres árabe o marroquí, no te aceptan en los trabajos”), les cuestionan todo y con

frecuencia les piden una asimilación con la que no están de acuerdo (“la integración que

se nos pide se convierte en asimilación: cambiar lo que eres por como se es aquí, te

privan de tus raíces”). Reconocen, no obstante, que a ellos también les cuesta comprender

“algunas costumbres” de los españoles y que la inmigración ha crecido “demasiado”, lo

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que incrementa la xenofobia. Se les acusa de estar detrás del aumento de la delincuencia

(“por la calle se apartan de ti por si les quitas la cartera”) y de quitar puestos de trabajo y

viviendas a los españoles. En definitiva, lo mismo que pasaba con los judíos en la

Alemania nazi, ellos llevan “un cartel que pone: extranjero peligroso”. Aún cuando se

porten bien, “hay que ser realistas” y saber que en el fondo “también entra el tema racial”

y que “no te van a querer por tu color, por tus ideas, por tus comportamientos, por

muchas cosas”. Todas estas acusaciones, azuzadas por los medios de comunicación (“que

ha pasado esto, que ha pasado lo otro”), les parecen injustas y llenas de prejuicios:

� “- (Mujer marroquí) “Para los árabes no hay nada de trabajo, no sé, el racismo… Si eres

árabe o marroquí no te aceptan en los trabajos… La vida es muy difícil aquí para mí” (GD12).

� “- (Hombre marroquí 1º) “Nos cuesta a veces entender algunas costumbres de ellos y ellos de las nuestras… Yo siempre he intentado llevarme bien con los vecinos pero últimamente se están viendo muchas explotaciones… y nos ponen a todos como objetivos… salimos en los medios de comunicación, que ha pasado esto que ha pasado lo otro, y entonces te miran de una manera como si tú también estuvieras participando con ellos… Surgen problemas en el trabajo, en la comunicación, en el respeto, en la convivencia… La integración que se nos pide se convierte en asimilación: cambiar lo que eres por como se es aquí, te privan de tus raíces. Entonces ya no eres árabe, ni cristiano, ni musulmán ni nada. - (Marroquí 2º): Cuando yo vine hace 16 años había muy poca inmigración y ahora hay demasiada. La verdad es así. Antes se veía al inmigrante de una forma, ahora se le ve de otra… antes se veía muy bien al inmigrante, pero ahora se ve como que, no sé, que le quita el trabajo al español. Hay amigos, hay compañeros pero siempre te miran más abajo. Por ejemplo, no dejan entrar a una discoteca, si te pillan por la calle se apartan por si les quitas la cartera… es como si los inmigrantes llevasen un cartel, así, por atrás, que pone: extranjero peligroso. La mujer se coge el bolso, el marido se cambia de acera… pero en el mundo hay buena gente y mala gente, ¡en todo el mundo!, entre los africanos también, pero lo mismo en España que en Marruecos o Argelia. - (Marroquí 1º) Se nos cuestiona todo: llevar barba, gorra, chándal… Hay gente que dice: ‘¿por qué no os integráis en el país?’, ‘¿cómo que no nos integramos?, ¡vamos limpios!’, ‘¡Este lleva barba!’, ‘¿por qué lleva barba?’, si tú llevas gorro, ‘¿por qué llevas gorro?’. Pues mañana voy con otro compañero y me dice: ‘cámbiate esto’ y el otro: ‘cámbiate lo otro’. Si cambias a una persona de hoy para mañana, entonces esa persona no tiene raíces, siempre nosotros tenemos que guardar algo. ‘No, no, es que tú ya te has tomado un zumo, te tienes que integrar’. Digo: ‘a ver, ¿qué es integrar?, ¿emborracharme?, es que no lo entiendo”. Y llega un momento en que dices: ¡hasta aquí hemos llegado!, si hace falta tomar cerveza en vez de un zumo, pues entonces no me voy a integrar, eso lo tengo muy claro. - (Marroquí 2º) También entra el tema racial, porque si una persona te ve de otro color o te ve de otra manera… Hay gente que son racistas. Aunque te comportes bien con ellos, ellos no te van a querer por tu color, por tus ideas, por tus comportamientos, por muchas cosas. ¡Hay que ser realista!” (GD9).

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Entre los jóvenes musulmanes de segunda generación, procedentes de Marruecos

o Paquistán y reagrupados por sus padres cuando eran niños, hay acuerdo en que los

españoles son “raros” por su incomprensión de la cultura islámica y de costumbres

ancestrales como el ramadán o el pañuelo (“¡y llevamos 1.428 años!”). En especial,

critican el racismo mezclado de machismo que se ceba en las chicas musulmanas (“los

chavales les tiran piedras y los mayores les dicen cosas: ¿qué haces aquí con el velo?,

¡vete a tu país!”). La práctica de la religión, en su opinión, “no tiene nada que ver con que

estés en un país o en otro” y las actitudes xenófobas y racistas sólo pueden explicarse por

el atraso de muchos españoles que no están acostumbrados a la inmigración y que, “como

no han viajado… no tienen cultura” y no saben que en otras partes del mundo hay otras

razas y religiones:

� “- (Mujer joven marroquí) Los españoles son un poco raros, porque decir que nosotros

porque llevemos pañuelos… - (Hombre joven paquistaní) Sobre todo se meten con las chicas, porque los chicos van vestidos como los españoles, con el pantalón. - (Mujer joven marroquí) Hay gente que cuando te ve con velo te pregunta: “¿por qué llevas velo?, ¿por qué no sé qué?”. Cuando vas así, sin velo, te preguntan: “¿por qué no llevas velo?” (risas). - (Hombre joven paquistaní) Yo creo que mucha gente lo sabe por la tele, porque toda la vida lo hemos escuchado; y con el ramadán también pasa lo mismo, cada año se hace y cada año cuando estás en ramadán... - (Mujer joven marroquí) ¡Y llevamos 1.428 años!, entonces: ‘¿por qué?, ¿por qué hacéis el ramadán?, ¿y qué es esto?, ¿y por qué lo hacen?... ‘Es que no estás en tu país, ¿por qué lo haces?’. Y les dices: ‘es que eso no tiene nada que ver que estés en tu país o no’. - (Hombre joven paquistaní) Integrarse no quiere decir que dejes tus costumbres o tu religión. - (Mujer joven marroquí) “A las chicas musulmanas nos molestan en la calle por llevar el pañuelo… los chavales te tiran piedras y los mayores te dicen cosas: ‘¿qué haces aquí con el velo?, ¡vete a tu país!’. La gente anciana piensa que sólo hay españoles y no hay otras razas en otra parte del mundo porque no han viajado, no tienen cultura. Te preguntan: ‘¿en tu país hay coches?, ¿tenéis edificios altos?’. No sé, preguntas tontas… Hay gente que sí, que ha estudiado y tal, y ya lo sabe” (GD18).

En el caso de los africanos subsaharianos con pocos años de estancia en España y

no documentados, la sensación de exclusión por parte de los españoles es aún mayor.

Todos los demás inmigrantes tienen mejor acceso a los papeles (“un africano viene y

necesita un infierno para conseguir papeles”), al empleo (“sólo trabajos para negros”) y

a la vivienda (“para conseguir casa hay muchísimo racismo”): los latinoamericanos

porque hablan el castellano y son blancos [aparentemente también los indígenas y

mestizos] y los europeos del Este sólo por ser blancos. En definitiva, denuncian una

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marginación basada en el racismo contra los negros. La sociedad española percibe a los

africanos negros como salvajes (“sin educación”) y se atribuye sólo a ellos la realidad de

la inmigración irregular (“los que vienen en patera”) como si no hubiera inmigrantes sin

papeles que han entrado por los aeropuertos o carreteras. O sea, “es un problema de raza”

y ese racismo es un anacronismo en el siglo XXI:

� “- (Hombre senegalés) Mi problema en España es que no hay política de integración de

los inmigrantes. Hay racismo, muchísimo racismo, pero no se nota cómo es, la gente no lo dice, pero si hay trabajo en un café o en otro lugar, los españoles son siempre los primeros… También hay discriminación para conseguir casa, en el alquiler, todo. Si tu eres moreno, es muy difícil. Y la gente de aquí piensa que los morenos no tienen educación. Hay mucha gente que piensa que un moreno no puede escribir su nombre o que no sabe leer. Yo siempre tengo ese problema… y yo no sé por qué, siempre, siempre, la prensa de aquí española está mostrando extranjeros que vienen en patera… la gente de aquí, de Andalucía, piensa que ‘inmigrante igual a moreno’, ¡eso es mentira!, ¡nooo!… ¡los morenos son pocos aquí! La gente que sale de América de Sur son muchos más, y aquí nunca la prensa habla de eso, para mí es una discriminación. La gente de Andalucía es la más cerrada de España. - (Hombre de Ghana) Yo veo también el rechazo hacia los africanos pero creo que el principal problema es que ellos tienen miedo de los africanos, como si fueran a hacer cosas malas o que fueran salvajes de otro siglo. O que no tienen nada para comer, nada de nada. Y yo quiero decir que lo que quiero es trabajar pero que no tenemos todavía papeles y es necesario tener los papeles. ¿Cómo podemos tener los papeles?... Ellos no nos los dan y tenemos que estar haciendo todo tipo de cosas… Son más bien ellos los que hacen cosas que son… ¡malas! Los africanos no son unos bandidos, hay aquí muchos más bandidos de los que vienen de África, yo creo. Pero hay un problema, estos no son bandidos, son buenos, pero pagan las consecuencias de que las cosas no funcionen. - (Hombre senegalés) Para mí, el problema fundamental es de, de… raza, ¡es lo que hay! Porque yo no puedo entender que un inmigrante boliviano o ecuatoriano consigan papeles muy pronto porque son blancos, y lo mismo un rumano aunque no hable español. Un africano viene y necesita un infierno para conseguir papeles o para… conseguir trabajo. No verás aquí en Andalucía, en un bar, un camarero negro, ¿por qué?: el problema es el color, luego es el racismo. Racismo que yo no puedo entender en este siglo. Yo no puedo entender, no hay… ¡no hay sangre blanca, no hay sangre negra!, ¡Hay sólo sangre roja! Hay que decirlo a los alumnos, hay que decirlo a la población” (GD3).

7.3. Relación entre parientes. Cambio de los modelos familiares Los discursos de los migrantes aluden con reiteración a sus parientes, a veces

echándoles de menos cuando están separados de ellos y con más frecuencia para exponer

cuáles son sus problemas, sus historias compartidas y sus proyectos de futuro. En

realidad, los sujetos de la emigración no son los individuos sino las familias, en cuyo

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marco de necesidades y expectativas se sitúa generalmente el proyecto migratorio75. Los

vínculos familiares son especialmente intensos entre los cónyuges y en relación a los

hijos (sobre todo si estos son menores de edad), pero se extienden también a los abuelos y

a la familia extensa (primos, tíos, etc.) que constituyen redes relacionales y de apoyo

mutuo con frecuencia transnacionales.

Según la Encuesta Nacional de Inmigrantes de 200776, de las personas foráneas de

16 y más años con al menos un año de residencia en España, estaba casado el 52,3% y el

14,4% convivía con su pareja sin casarse. Si nos ceñimos a las parejas casadas, el 87,5%

convivía con su cónyuge, pero más de un cuarto de millón de personas tiene a su pareja

en el país de origen. En cuanto a la reunificación de los hijos el problema era mayor: el

79,8% de los menores de 16 años residen en España (en cambio, 657.000 de un total de

3,1 millones de hijos menores de esa edad permanecen en el país de origen). Tanto los

cónyuges como los hijos no reunificados son candidatos a venir a España: el 81% de los

encuestados afirma su intención de traerlos (el 7% no tiene esa intención y el 11% no lo

sabe). Otro dato fundamental para conocer la dinámica de las familias inmigrantes es que,

si bien en el 68% de las parejas ambos miembros son de igual país de nacimiento, el

26,5% reúnen a inmigrante y español-a y el restante 5,7% a inmigrantes de distinto país

de nacimiento. La proporción de parejas mixtas en las que uno de los cónyuges es

español difiere mucho según sea el origen geográfico: 45% entre los procedentes de la

UE-25, 27% entre los latinoamericanos (16% si son de países andinos; 38,4% del resto) y

15% entre los procedentes de otros países (mayoría de Rumania y Bulgaria, llegados a

España más recientemente77). La elevada proporción de parejas mixtas es uno de los

indicadores más claros de que la distancia “ellos/nosotros” tiende a desdibujarse con el

paso del tiempo.

La separación entre parientes próximos es considerada como uno de los mayores

problemas o motivos de tristeza en las primeras fases del proyecto migratorio. Quedarse

“sin raíces” o “sin vida” son dos de las metáforas que expresan el duelo de la separación 75 Ver CAMARERO, L.A. y GARCÍA, I., “Los paisajes familiares de la inmigración”, en Revista Española de Sociología, Nº 4, 2004, págs. 173-198; y COLECTIVO IOÉ, “Redes de intercambios recíprocos: parientes, amigos, paisanos”, en Mujer, inmigración y trabajo, o.c., págs. 721-727. 76 INE, Encuesta Nacional de Inmigrantes 2007 (ENI), Avance de resultados, en www.ine.es. 77 La ENI (Encuesta Nacional de Inmigrantes) no desglosa la información en relación a la inmigración asiática debido a una insuficiente base muestral.

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entre cónyuges o entre padres e hijos (“es la preocupación de todas las madres…”, “lo

más duro es que no veo a mis padres que son ancianos…”). El sueño es la reunificación,

ya sea volviendo al origen (“volver a tu país y estar con toda la familia…”) o trayendo a

los parientes a España (“¡ya falta poco!”). Porque “por mucho que tengas pasta, hay cosas

que no puedes comprar” como estar con tu familia:

� “- (Mujer peruana) Es la preocupación de todas las madres... Nosotros hemos dejado a

nuestra hija allá, ahora estamos por traerla… ¡sí!, ¡ya falta poco!” (GD10). � “- (Hombre marroquí) Yo creo que cualquier inmigrante, no sólo yo, sino todo el mundo,

lo suyo es algún día poderse uno volver a su país… y estar junto con nuestra familia porque hay cosas que por mucho que tengas pasta, no las puedes comprar. Yo, por ejemplo, en mi caso, llevo tres años aquí, he perdido una abuela, un padre, amigos, o sea… para sacar un dinero. Pero si has perdido unos padres y abuelos viejos, ¿quién te los va a devolver?, ¿la pasta?, ¡pues no!” (GD9).

� “- (Mujer colombiana) Una de las cosas que más me cuesta y más me duele, como

colombiana, es una preocupación con respecto a cómo están mis padres que son bastantes mayores. Entonces es una pregunta que siempre tengo en la cabeza para decidir dónde quiero estar o no quiero estar. Porque la raíz mayor que tengo es la familia…” (GD14).

� “- (Hombre hindú) Cuando coja los papeles tendré más vida… Dentro de cinco años… en

mi país tengo a mi familia… tengo a mi hermano, mi padre, mi madre, toda la familia. Pero como ahora no tengo papeles, no los veo, después de cinco años estar muy fácil y tendré menos problemas… Dentro de cinco años, no sé… ¡Ojalá pueda trabajar bien, traer a la familia, todo bien!” (GD5).

� “- (Hombre ucraniano sin papeles) Para mí lo más duro es que no veo a mis padres que

son ancianos, tienen bastantes años y no veo… Para traerlos aquí me piden un montón de documentos, un montón… Estoy en España con mi hermana… cuatro años sin salir… A ver, me faltan palabras… Es muy duro… porque son tus raíces... No entiendo que el gobierno ponga tantas complicaciones para que vengan dos meses o un mes o lo que sea con un visado de visita, al menos para las personas mayores… Tengo dinero y trabajo, puedo mantenerlos sin problemas” (GD1).

Según ha constatado la Encuesta Nacional de Inmigrantes, casi nueve de cada diez

parejas y ocho de cada diez hijos residentes en España comparten la misma vivienda

familiar, lo que supone un notable grado de convivencia entre los inmigrantes con lazos

de parentesco de primer grado78. En los grupos de discusión realizados el tema de la

reunificación de las familias no se plantea como un problema habitual ni se cuestiona

especialmente la política del gobierno en este punto. Sin embargo, se alude en varias

78 Estas proporciones se refieren a los extranjeros residentes en España, sin contar las parejas e hijos no reunificados a los que nos hemos referido más arriba.

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ocasiones a la existencia de grupos “extremistas” que se oponen a tal reunificación, lo

que se interpreta como un residuo de cultura fascista (“eso es fascismo”):

� “- (Mujer argentina) En Tarragona hay un grupo de extremistas españoles que lo vi el otro

día que está en contra de la reagrupación familiar, están en contra de que los trabajadores traigan a su familia… Esta gente está flipando. O sea, ¿cómo puede decir alguien, así por tu cara, que una persona no esté con su familia?, ¿porque es su territorio?… Esas cosas también influyen. - (Hombre cubano) Pero eso es fascismo ya…Aquí yo creo que hay una cultura fascista…” (GD17).

Una vez establecidas en España, las familias inmigrantes experimentan un impacto

mayor o menor en función de su grado de repliegue o apertura a la sociedad exterior y,

también, dependiendo de su distancia inicial con las pautas de familia vigentes en España.

En los extremos se sitúan la endogamia familiar intracultural, que limita al máximo los

contactos con el exterior y que a veces se desarrolla en el seno de una economía étnica

(empresas familiares chinas, indias o paquistaníes, por ejemplo, pero también de otros

colectivos nacionales) y las parejas mixtas, máxima expresión de apertura e intercambio

con la cultura familiar de la población nativa (aún cuando esto no signifique

necesariamente que se adopten las pautas familiares locales)79.

La situación más habitual corresponde a familias formadas por cónyuges

inmigrantes, mayoritariamente del mismo país de nacimiento, que se ven confrontadas

con las tendencias actuales de la familia en España, en especial en tres puntos: la relación

entre cónyuges, la relación padres-hijos y la atención a los parientes mayores

dependientes (los abuelos). En términos generales, se considera que en España la familia

está más “desestructurada” que en los países latinos o de mayoría islámica, que son los

dos colectivos estudiados que abordan eta cuestión con cierta amplitud80. De tal

desestructuración, sin embargo, se hacen diversas lecturas, unas negativas (por lo que

representan de pérdida de cohesión del grupo familiar) y otras positivas (por lo que

suponen de liberación de pautas tradicionales demasiado rígidas o discriminatorias de la

79 Estas situaciones se apuntan en nuestros grupos de discusión pero apenas se desarrollan, por lo que su tratamiento requeriría llevar a cabo estudios monográficos específicos. En cuanto a las parejas mixtas, entre 1996 y 2007 se celebraron en España casi 2,5 millones de matrimonios; de ellos, el 9,5% (236.731) tuvo al menos uno de los cónyuges extranjero: el 7,5% (185.833) se realizó entre español/a y extranjera/o y el 2,1% (50.898) entre extranjeros de diferente nacionalidad. 80 Los inmigrantes del este de Europa apenas desarrollan el tema de las relaciones familiares en los grupos de discusión.

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mujer). Con frecuencia aparecen también interpretaciones más globales que ponen en

relación los problemas familiares (como la violencia de género o la desatención de los

hijos) con problemas generales del contexto social (la “epidemia de violencia que hay en

el mundo” o los horarios excesivos y el pluriempleo a los que se ven obligados muchos

trabajadores).

a) Relación entre cónyuges

Las relaciones de pareja, tanto en la fase de noviazgo como una vez iniciada la

convivencia, se consideran en general más abiertas o “liberales” entre españoles que entre

inmigrantes. Asimismo, se valoran positivamente los progresos que han tenido lugar en

España en materia de igualdad de género. Los varones latinos son “muy machitos” en

opinión de sus mujeres, que tienen que cargar con las tareas del hogar aún cuando ellas

también trabajen fuera de casa (“creen que nosotras somos sus chachas”). Por eso,

aprecian la mayor autonomía de las mujeres nativas, lo que les anima a ponerse “más

fuertes” con sus maridos (“si aquí el hombre viene de trabajar y hace una tortillita de

patata o una ensalada, ¿por qué no va a poder ayudarme mi marido?... ¡ah, no!... ahora

mitad y mitad”):

� “- (Mujer ecuatoriana) Las mujeres trabajamos más, porque trabajas tanto fuera como en

casa y al final no estás con tus hijos. El hijo: “mamá vamos para el parque”: “no puedo porque tengo que hacer la cena para tu padre o tengo que planchar o tengo que hacer…”. Porque mi marido se va a las seis y media de la mañana y viene a las ocho y ¿quién se queda con los niños?, con él no puedo contar. - (Mujer peruana) No, porque ellos dicen: “vengo cansado de trabajar” como si nosotras no trabajásemos… Llega, cena y a la cama. - (Mujer colombiana) Es que son muy machitos. En España ha cambiado… - (Mujer ecuatoriana) Somos subyugadas a ellos, o sea, ellos creen que nosotras somos sus chachas, como dicen aquí, pero eso está muy mal. - (Mujer colombiana) Allá, en nuestro país, él trabajaba y la mujer se quedaba en casa. Pero aquí ya no: si trabajan los dos, el dinero que ganan es para todos y las tareas de casa, mitad y mitad. - (Mujer búlgara) No, si aprendemos mucho aquí, a compartir. - (Mujer peruana) Yo en mi país también trabajaba y venía a ser madre, esposa, psicóloga, profesora y todo… porque yo no tenía tiempo para nada. En eso es lo que aquí ahora me está cambiando, lo que él ya ve yo también. Ahora ya me pongo un poquito más fuerte ¿no? porque me da valor el ver a otras mujeres de aquí, que es muy diferente el panorama. Entonces, yo digo, ¡ah!, pues si yo veo que aquí el hombre viene de trabajar y hace una tortillita de patata o una ensalada, ¿por qué no va a poder ayudarme mi marido?, ¡ah, no!, ahora cambiamos los papeles: mitad y mitad. ¡Ahora es así!” (GD10).

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Para las mujeres africanas es también importante “coger lo bueno” de las mujeres

españolas y “tener a raya en casa” a los maridos para que no se vayan con otras mujeres

(“porque un africano nunca está con una sola”):

� “- (Mujer de Guinea Ecuatorial) En mi país también hay machismo. Para vivir con un

africano tienes que tener los pies en el suelo (risas) porque un africano nunca está con una sola... Entonces, por ejemplo en mi caso, ¡hay que tenerle en casa a raya!: ‘si te vas, me quedo con mis hijos o vivimos así’. Entonces tenemos que dejar eso de ‘vengo de allá, no sé qué…’. Aquí las españolas trabajan, tienen sus casas, tiene sus coches, tienen sus… Tenemos que dejar lo malo y coger lo bueno” (GD11).

Se critica a los maridos españoles por ser violentos con sus mujeres: “los

sudamericanos son machistas pero los españoles son asesinos”. No obstante, el maltrato

machista también afecta a las mujeres inmigrantes, que a veces no tienen el coraje

suficiente para denunciarlo (“van a la policía y se echan atrás”) por miedo a las

represalias del “padre de tus hijos” (“¿qué pasará con los hijos?”):

� “- (Mujer ecuatoriana) También lo malo de España es que los hombres matan mucho a las

mujeres, cosa que no hay en Ecuador, por ejemplo. Dicen que los americanos son muy machistas… bueno, los sudamericanos son machistas pero los españoles son asesinos, ¡perdón! - (Mujer colombiana) Eso es como una epidemia que hay en el mundo. Está habiendo cosas que no se veían hace siglos. Aquí puede estar el boom el matar a la mujer; en Estados Unidos lo que de los chicos maten con pistolas a sus compañeros y en Colombia el secuestro y en Bolivia… o sea, cada país tiene su fallo. - (Mujer de Guinea Ecuatorial) Respecto a lo que estábamos hablando de las mujeres maltratadas, muchas veces nosotras mismas lo permitimos. Yo creo que nosotras, las mujeres, no ponemos muchos medios. Yo he tenido algún problema que otro, pero me he puesto un dedo en la frente que soy así y voy a salir adelante. Entonces hay muchas mujeres que están debajo de los pantalones del marido, que no son capaces de defenderse… van a la policía: ‘te ayudamos’ y ella se echa atrás. - (Mujer colombiana) ¡Y lo permite! - (Mujer ecuatoriana) Es que para una mujer es difícil, me parece, es la decisión más difícil… dejar por completo al que es el padre de tus hijos… ¿Qué pasará con tus hijos?, ¿qué pasará contigo misma?... ” (GD11).

Hay mujeres magrebíes para quienes la legislación española “minoriza” a las

mujeres reagrupadas, convirtiéndolas en apéndices dependientes del marido y coartando

sus expectativas de ganar derechos y mayor libertad (“hacer tu vida”)81. La Muduwana

(código de familia marroquí) es discriminatoria para las mujeres, pero las normas

81 Éste no es un problema exclusivo de las magrebíes sino de todas las reagrupadas con residencia no laboral, pero es vivido de forma ‘diferencial’ por este colectivo, quizá por sus especificidades en los roles de género.

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españolas de inmigración no están muy lejos al requerir la firma del ex marido para que

una marroquí divorciada pueda acceder a la nacionalidad:

� “- (Mujer marroquí) La legislación hace que estas mujeres sean como menores de edad,

porque al ser reagrupadas siempre dependen del marido. - (Mujer argelina) Ya ves, hay este doble discurso: “¡ay, las mujeres en Marruecos, no sé qué, no sé cuánto!”, pero aquí se hace lo mismo… - (Mujer marroquí) Peor, se hace peor. Hay ayuntamientos que para hacer cursos y que las mujeres accedan a esos cursos tenían que tener el consentimiento del marido… - (Mujer argelina) Las mujeres vienen con la sensación de decir: ‘bueno, vamos a un país donde…’ - (Mujer marroquí) Hay libertad… seré libre. Y la hace tan dependiente del marido que es terrible, es todavía peor que cualquier… Porque ella viene con la expectativa de hacer su vida” (GD13).

En el grupo de discusión con chicas y chicos reagrupados procedentes de África,

Asia y América Latina se critica ampliamente la discriminación y el rígido control

familiar de las mujeres en su etapa de noviazgo, llegándose a la conclusión de que tales

prácticas son propias de culturas cerradas y rurales, y que tienden a diluirse a medida que

las familias se establecen en España, sobre todo “cuando los hijos nacieron aquí”. Lo que

no impide que para un sector minoritario, representado por un chico paquistaní, el control

familiar de la mujer se justifica ya que su finalidad es garantizar el “respeto” de la

familia y asegurar la virginidad de la joven al llegar al matrimonio, lo que es muy

valorado por los novios (“los chicos musulmanes se quieren casar con una chica que no

haya salido con ningún chico”):

� “- (Chica marroquí 1ª) “Podemos tener amigos españoles pero no podemos salir por la

noche, no podemos salir a bailar con ellos. Es por la cultura. Podemos estar fuera de casa hasta las 10 pero no podemos dormir en casa de nadie, sólo en tu casa o de un familiar… - (Chica china) Depende de los padres. Si los padres te dejan salir pues… Bueno, a veces depende de los sitios, como soy del sur de China ¿no?, o sea, mi pueblo es como un poquito tradicional ¿no?, no es muy abierto. En las ciudades grandes son muy abiertos, es más o menos como aquí, puedes estar allí por la noche o dormir en casa de alguien. Pero también depende de los padres, si te dejan o no. Porque a veces los padres piensan que si eres una chica y sales, alguien te puede atar o algo y luego o te pide dinero o algo así, ¿no? En cambio a los chicos es diferente. - (Chica colombiana) También he escuchado que vosotras, en Marruecos, por vuestra cultura… no podéis haceros amigas de los chicos. - (Chica marroquí 1ª) Eso está prohibido. Es que hay miedo más que confianza entre nosotras y nuestros padres, hay mucho miedo. Y casi no hay confianza…¡casi nada! Pues si tienes un novio, aunque lo tengas bien, no puedes decirlo a tu madre. Tienes que esconderlo, aunque lleves con él 10 años o toda tu vida, pues no lo puedes decir a nadie. - (Chica marroquí 2ª) Yo con mi novio llevo tres años y no lo saben ni mi madre ni mi padre ni mi hermano. - (Chica marroquí 1ª) Ni nadie, ni nadie

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- (Chica marroquí 2ª) O que fumas. - (Chica marroquí 1ª) Bueno, la matan. - (Hombre paquistaní) Los españoles no. - (Chica marroquí 2ª) No. Pero el hombre sí puede ir a casa de su novia, sus padres lo ven bien porque es un chico. - (Chica marroquí 1ª) Como nosotras somos chicas… - (Chica marroquí 2ª) Podemos tener un novio español, eso lo podemos tener. - (Chica marroquí 1ª) Pero también algunos padres dejan a sus hijos ir de discoteca o tener un novio español. Es la gente que lleva aquí mucho, mucho tiempo y sus hijos nacieron aquí. - (Chica marroquí 2ª) Sí, cuando con los padres llevan mucho tiempo aquí. - (Chica china) Depende de los padres, del pensamiento que tengan, que sean abiertos o cerrados. - (Hombre paquistaní) Yo creo que el problema ahora en Pakistán… es una cuestión de respeto a la cultura… si la hija llega a salir con algún chico y alguien, algún vecino lo ve o los padres se dan cuenta, entonces la familia, los padres, pierden el respeto de la gente, ¿sabes? - (Chica marroquí 1ª) Es que cuando estaba en Marruecos, como Tánger no es tan grande y yo tenía mucha familia, yo no tenía novio, te lo juro, porque tenía miedo… porque puede pasar un primo, mi tío está por aquí, mi vecino, mi vecina… es que te controlan… ¡no puedes hacer eso! - (Chica marroquí 2ª) Pero mira, eso es normal porque los chicos árabes, bueno, en general los musulmanes, se quieren casar con una chica que no ha conocido a ningún chico… pero él ha hecho… ¡lo que ha querido! (risas del resto del grupo)” (GD18).

b) Relación padres-hijos: “les dan alas y se malogran… ¡no podemos educarles!”

El tema de los hijos sólo se desarrolla ampliamente en los grupos con madres

inmigrantes, lo que ya es indicativo de que sobre ellas recae el peso de su crianza y

educación (“los maridos están trabajando”). La situación ideal, cuando los niños son

menores de edad, se describe como “estar ahí detrás soltando y agarrando… enseñando

con autoridad lo que está bien y lo que está mal”, para lo que es preciso dedicarles el

tiempo suficiente en las horas extraescolares. Sería, además, conveniente que la

educación que se da en casa sea convergente con la que reciben en el colegio y con lo que

los chicos aprenden en la calle (grupos de amigos). ¿Qué pasa en la realidad?: que estas

condiciones apenas se dan. En primer lugar, la mayoría se queja de exceso de trabajo

extradoméstico, que les impide estar con sus hijos el tiempo suficiente; los escasos

ingresos salariales unidos a un gasto creciente (sobre todo si tienen que pagar un crédito

de vivienda) obligan a “trabajar los dos” y a “echar horas” porque, si no, “no alcanza”. En

algunos casos la solución ha sido dejar a la hija en el país de origen al cuidado de otros

parientes “porque aquí yo trabajo prácticamente todo el día” (mujer peruana) o bien

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mantener el modelo tradicional de “ama de casa” a tiempo completo, mientras el marido

trabaja fuera del hogar (mujer marroquí: “yo no dejo a mis hijos a nadie”):

� “- (Mujer colombiana) Yo llevo ocho años aquí, tengo un hijo adolescente con diecisiete

años y el otro con diez. He comprado un piso hace cuatro años y, bueno, el sueldo no alcanza con una persona y entonces tenemos que trabajar los dos, tenemos que echar horas, tenemos que estar mucho tiempo fuera de casa y aparte con un niño menor de edad y con un adolescente… - (Mujer boliviana) Y además como las mamás tenemos que trabajar tanto, estamos todo el día… vemos a los hijos una hora, a dormir tal y cual, ¡no podemos educarles! - (Mujer marroquí) No, yo soy ama de casa y yo tengo tres hijos y no puedo trabajar. Yo no quiero dejar mis hijos a nadie” (GD11).

“- (Mujer peruana) Yo tengo a mi niña en Perú, que tiene catorce años: ‘me quiero ir para allá’, ‘no’, porque yo trabajo prácticamente todo el día. Ella quiere venir a estar conmigo, le digo: “lo siento, imposible, porque ¿quién va a estar pendiente de ti? Mi niña está en la adolescencia y cuando un niño está en esa adolescencia uno tiene que estar ahí detrás, detrás, con una soga soltando, pero al momento que ya se va a soltar, agarrar enseguida. Entonces, como yo soy una persona que trabajo todo el día, ¿quién va a controlarla en ese momento?” (GD15).

El temor de los padres es que sus hijos aprendan en la calle unos hábitos, creencias

y modas (“música, ropa, símbolos…”) que difieren de los recibidos en casa. Una

situación que “uno no puede evitar” y que se agrava en aquellos niños y adolescentes que,

debido al exceso de horario laboral de ambos padres, “se están formando fuera más que

con nosotros”:

� “- (Mujer colombiana) Pues yo la sociedad la veo ahora muy cambiada y los vínculos que

tienen ahora mis hijos son muy diferentes… Por más que uno quiera dar unos hábitos en casa, luego ellos salen a la calle y lo encuentran totalmente diferente, con otras culturas, otras creencias y otros hábitos… y eso uno no lo puede evitar y no sabe cómo ayudarles porque de pronto ellos se encuentran en la música o se encuentran en su ropa, algunos símbolos… y es muy difícil… eso es lo que me preocupa a mí, la verdad es esa… - (Mujer boliviana) Es que la sociedad que se está formando fuera… y el mayor tiempo los niños lo pasan fuera más que con nosotros” (GD11).

La relación con el colegio de los hijos (su “segunda casa”) la abordaremos en el

capítulo 9. Baste indicar aquí que los conflictos y problemas son frecuentes, tanto por el

modelo de educación que prevalece en los centros (en especial, la crisis de autoridad de

los profesores…), como por las actitudes discriminatorias de los agentes escolares

(incluidos profesores, padres y alumnos nativos) y la escasez de medios para facilitar la

integración de los niños ingresados en la escuela con una edad avanzada.

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Entre las madres inmigrantes procedentes de países del Sur existe un amplio

consenso en que las familias nativas no educan bien a sus hijos. Los tienen muy

consentidos (“malcriados… desmadrados…”) y, si hacen algo mal y se les reprende,

reaccionan violentamente (“patada a la mamá!, ¡patada al papá!”) y los padres en lugar de

darles “una cachetada” los “cariñan” (“ven acá, no pasa nada”). De esta manera los niños

“van creciendo todo mal criados” y cuando llegan a la adolescencia hacen lo que quieren

(fumar, volver a casa a la hora que quieren, consumir drogas, etc.). El contrapunto es

presentado por una madre dominicana cuyos hijos son buenos estudiantes y vuelven a

casa a la hora acordada por los padres:

� “- (Mujer peruana) Yo pienso que es muy importante la educación que los padres dan en

su hogar, que lamentablemente, no quiero ofender, pero ¡a ver!… - (Mujer marroquí) La base que tienen. - (Mujer peruana) La gente de España… no puedo generalizar, puede haber quien ha sabido formar bien a sus hijos y decir: ‘mira, esto es bueno y esto es malo y las cosas son así… y si tú vas a escoger el mal, pues ése es tu camino: las drogas, los malos amigos’. Entonces es muy importante la educación del padre y de la madre desde pequeño. No lo que yo vi en mi calle, un grito ¡ña, ña! ¿qué pasa?: ¡patada a la mamá!, ¡patada al papá! y veo que coge él y le dice: ‘ven acá, no pasa nada’ y lo cariña y todo ¡Jolín!, a mí que me haga eso el hijo… no le pego pero de un solo grito se queda callado porque al niño… - (Mujer dominicana) ¡Hay que educarlo!

� - (Mujer peruana) Pero no, aquí los dejan... Entonces el niño va creciendo todo mal criado y ya cuando llega a los doce años: ‘que por aquí, que yo hago esto, que yo hago lo otro, que yo me voy con el amigo, que yo me fumo esto, porque usted también está fumando…’. Y por ahí se llega a todo esto. - (Mujer dominicana) Mis hijos estudian mucho, el que tiene trece años, si yo le doy permiso, a una hora ellos están en su casa. Mi hija, que tiene quince años, si va a una fiesta es de repente y con sus amigas ya digo: ‘a tal hora tú vienes’ y ella está ahí” (GD15).

Este análisis de las madres es compartido por los jóvenes extranjeros

latinoamericanos que realizan estudios universitarios en España, para quienes sus

compañeros de curso españoles se transforman por la noche a causa de la droga82. En su

opinión, “la educación es un problema serio de España” que debería aprender de la

superioridad moral de los grupos familiares inmigrantes y de los propios estudiantes que

vienen de fuera (seriedad en el trabajo/estudio, respeto a los padres, no “desmadre” en el

tema de la droga, solidaridad con los compañeros, etc.):

82 En términos semejantes se pronuncia un sector de alumnos inmigrantes al enjuiciar a sus compañeros autóctonos: éstos estarían sumidos en el principio del placer mientas que ellos representarían el principio de realidad. Ver COLECTIVO IOÉ, Inmigración, género y escuela, CIDE, Madrid, 2007, pág. 204.

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� “- (Chica estudiante cubana) Un tema que a mí me choca mucho de aquí en la juventud es el tema de la droga, que eso a mí me ha agobiado un montón, que veo que aquí está metida, gente que…, en mi misma facultad, que yo he salido con ellos, que yo los veo en la clase y digo ¡mira ésta! y por la noche tienen una transformación tremenda - (Chico estudiante nicaragüense) Aquí los jóvenes, por el tema de ‘la marcha’, salen hasta las tres o las cuatro de la mañana. Allá en mi país no salen a partir de las diez de la noche… Pero acá a las siete de la mañana y todavía siguen… y yo creo que aguantan por la droga. - (Chica estudiante cubana) Igual yo he visto en los parques niños de doce años fumando. Yo tengo mi hermanito que vino ahora de Cuba y tiene quince años, intentamos inculcarle que no, que no se desvíe… Y conocemos gente que consume y ellos saben que nosotros no consumimos (…) A mí no me hace falta desinhibirme tomando nada, ¿me entiendes? Yo creo que eso es la educación, ¿eh?, porque yo vine acá con dieciocho años, sin embargo, yo nunca me he desviado nunca ni he probado, pero ¿por qué?: porque mis padres han estado siempre ahí con nosotros. Eso es la educación y yo creo que eso es un problema serio de España” (GD7).

En definitiva, aprovechando el símil que utilizan las madres, a los jóvenes

españoles hay que “cortarles las alas” porque, con ellas, “se malogran”. Y eso se traduce,

concretamente, en que hay que devolver la autoridad a los padres, incluso para castigar al

niño si lo consideran necesario. El colmo de la situación, que hace “montar en cólera” a

una madre peruana, es que la propia policía se ponga de parte de los chicos y acusen a

los padres de “malos tratos” por haber dado una bofetada al hijo (“mira, niña, tu madre no

tiene ningún derecho de ponerte la mano, la puedes denunciar”). En lugar de confiar en

los padres, “que siempre buscan lo mejor para sus hijos”, se ponen de parte de los niños y

“les dan alas” por donde les viene “la perdición”:

� “- (Mujer marroquí) Y hay una cosa más que no hemos mencionado. Aunque el niño o la

niña tengan quince años, le puedes dar una bofetada. ¡Sí!, si lo necesita, se la das. Eso es parte de educación. - (Mujer peruana) Aquí no. - (Mujer marroquí) Mira, aquí se va directamente a la policía, el chaval te hace una denuncia y no hay Dios que te salve, le llevarán al internado… Si a los once ya te dicen ‘no quiero’, ya vas mal. Porque tú siempre buscarás lo mejor para ellos… - (Mujer peruana) A la hija de unos amigos, por no obedecer su mamá le soltó la cachetada. Entonces la hija se lo fue contando a sus amigas y, como estaba llorando, la patrulla se acercó y le dijo: ‘¿qué es lo que pasa?’ y dice: ‘mi mamá me ha pegado’, y dice el policía: ‘mira niña, tu madre no tiene ningún derecho de ponerte la mano, si quieres vienes a la comisaría y puedes presentar una denuncia’. Yo, le juro, montaba en cólera. - (Mujer ecuatoriana) Les dan alas, les dan alas… - (Mujer peruana) A mí me importó un bledo, le agarré y le dije: ‘¿usted por qué tiene que aconsejar eso a esa niña?, esa niña todavía está en poder de su madre y usted no es nadie para venir… Acá los chicos se malogran porque ustedes les dan esas alas y usted no va a venir acá a apoyar a la chica para que ponga una denuncia ¡porque es su madre!’… Pero

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les juro que me fastidió tremendamente porque no se les puede dar esas alas porque es ahí donde viene la perdición’ (GD15).

c) Atención a las personas mayores dependientes

Una de las funciones tradicionales de la familia es atender a los mayores

dependientes y a aquellas otras personas del hogar que necesitan cuidados especiales. El

tema preocupa poco, de momento, a la población inmigrante debido al bajo número de

mayores de 64 años en dicho colectivo83. Sin embargo, como era de esperar, aparece

como una realidad que les afecta directamente en el único sector estudiado de edad

avanzada (mujeres comunitarias mayores de 60 años residentes en la costa mediterránea)

y como preocupación incipiente entre mujeres latinas y europeas del este, jefas de hogar y

relativamente asentadas en España.

En el primer caso, las mujeres jubiladas del norte de Europa se sienten

identificadas con las personas mayores de España (“aquí hay muchos jubilados…

españoles y extranjeros”). Reclaman más hogares o residencias para atender a quienes lo

necesiten, ya que los hijos cada vez tienen menos condiciones para cuidarles en sus casas,

debido a que están trabajando. Sin embargo, como pasa en otros aspectos, se plantea el

problema de “hablar español” como una barrera que impide acceder a las residencias a

bastantes personas extranjeras:

� “- (Jubilada inglesa 1ª) Lo único que falta son hogares para las ancianas como yo. En

Inglaterra hay montones, montones de hogares pero hay que pagar normalmente. - (Jubilada inglesa 2ª) Son hogares públicos y privados. Pero aquí… - (Jubilada alemana) Porque España tiene que tener en cuenta la realidad de aquí, que aquí hay muchos jubilados. - (Jubilada inglesa 1ª) Españoles y extranjeros. - (Mujer alemana próxima a jubilarse) Aquí a España hace años no venía gente a trabajar y todos eran jubilados o gente de sesenta para arriba. Entonces, España se tendría que preparar para atender a tantas personas jubiladas… - (Jubilada inglesa 2ª) ¿Qué pasa aquí, que las familias cuidan de los ancianos o no? - (Jubilada inglesa 1ª) Antes sí, pero ahora hay muchos que no, porque sus hijos están trabajando. - (Jubilada inglesa 2ª) Como en todas las partes.

83 Según el último Padrón de Población (1 de enero de 2008), tenía más de 64 años el 18,1% de las personas nacidas en España y el 5,8% de las nacidas en el extranjero. Entre estas últimas la tasa de personas mayores entre los procedentes del norte de Europa era bastante más elevada que la media española (alemanes, 36,4%; suizos, 31,7%; británicos, 21,7%). Ver www.ine.es.

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- (Mujer suiza próxima a jubilarse) No es un tema que he pensado mucho… ¿cómo hacen los españoles cuando se jubilan?, ¿se quedan en casa?, ¿dónde van cuando son mayores? - (Jubilada inglesa 1ª) Bueno, hay una casa de mayores en el pueblo aquí. - (Mujer suiza próxima a jubilarse) ¿Pero es pública o es privada? - (Jubilada inglesa 1ª) No, es pública y hay monjas que los atienden. Yo conozco por lo menos una señora de noventa y ocho años que es inglesa… pero hay que hablar español” (GD16).

En el segundo caso (mujeres latinas y europeas del este, jefas de hogar), la

perspectiva de la vejez se ve con preocupación ya que sus hijos e hijas difícilmente

podrán atenderles debido a que están concentrados en empleos extradomésticos. Su

intervención pone de manifiesto una contradicción entre la confianza que tienen en que

sus hijos saldrán adelante en España y la percepción de que la forma de vida que lleven

les obligará a irse adaptando a un modelo de relaciones familiares más nucleares, en este

caso el menor apoyo de los hijos a los padres ancianos, cuya adopción será al mismo

tiempo la señal de que se han integrado laboralmente. Los abuelos no serán “una carga”

para sus hijos, aunque ello suponga romper con una pauta familiar del país de origen (el

cuidado a los mayores) que se considera superior a la pauta española de enviarlos a

residencias:

� “- (Mujer peruana) En nuestros países… las personas mayores son mejor tratadas, tienen más apoyo de los hijos pero yo aquí no quisiera ser carga para mis hijos como tengo dos porque ellos tienen que trabajar y no están tampoco con una vida girada para atendernos a nosotros…” (GD10)

7.4. Relación entre los diversos colectivos de inmigrantes La relación de unos inmigrantes con otros está marcada, básicamente, por dos

hechos: la proximidad/lejanía nacional-cultural-lingüística y la posición de clase84. El

primero de estos hechos influye sobre todo en los inicios de la trayectoria migratoria, ya

que los primeros contactos se establecen con personas del mismo origen nacional o

lingüístico, y se abren poco a poco a personas de otras procedencias (vecinos,

compañeros de trabajo, etc.). Los latinos se relacionan principalmente con otros latinos

84 Un estudio sobre la relación entre jóvenes inmigrantes y autóctonos en la Región de Murcia constata la tensión entre dos posiciones en el caso de los migrantes: en un extremo se sitúan quienes contraponen las diferencias culturalistas entre países de procedencia y, en otro, quienes reconocen que todos los inmigrantes están próximos por las posiciones que ocupan en la estructura social. Ver PEDREÑO, A. (Coord.), Las relaciones cotidianas entre jóvenes autóctonos e inmigrantes, Ed. Laborum y Ed. del Sureste, Murcia, 2005, págs. 218-220.

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(la lengua común es clave para facilitar la comunicación), los musulmanes de diversos

países tienen en común su adscripción religiosa (aunque marroquíes y argelinos tienen

bastantes conflictos y los musulmanes magrebíes y asiáticos apenas se relacionan entre

sí), los europeos comunitarios y no comunitarios sus respectivos lazos históricos y

geopolíticos, los paquistaníes conectan bien con los indios gracias a una geografía y una

historia muy compartidas, además de una lengua común (“distinta caligrafía pero se habla

igual”); los africanos subsaharianos cuentan con diversos factores de proximidad (lenguas

y religiones compartidas en algunos casos) además de una herencia colonial común, etc.:

� “- (Mujer colombiana) Fuera del trabajo pues trato con sudamericanas, colombianas más

que todo. - (Mujer peruana) Yo tengo amigos de todos los países, de Costa Rica, de todos los países, de todos los países me relaciono bien. - (Hombre colombiano) Yo me relaciono igual con paisanos míos colombianos y como estuve ocho años en Venezuela, me relacioné mucho en Venezuela… O sea, me relaciono mucho con venezolanos… conocimos a un argentino y ahora seguimos con la amistad. Todavía me llaman, nos seguimos viendo algún fin de semana (…), cuando tenga tiempo yo voy, siempre… - (Mujer boliviana) En el caso mío, bueno, yo trabajo y bueno y conozco gente de todas las partes; tengo de Nigeria, de Argentina, tengo tres amigas muy buenas, como somos vecinas, ellas se han ido para allá y todos se conocen la cruz de Bolivia. También tenemos amigas de Perú y tengo una de Colombia y también tengo de Costa Rica… Nos llevamos muy bien y a veces compartimos los platos; dicen: “hagamos esto”; de Argentina me han enseñado el asado. - (Mujer peruana) Eso es lo bueno ¿eh?, de conocer tanta gente… y tengo una amiga que es argentina que hace las empanadas… ¿cómo es la empanada, verdad? ¡Madre mía! y México, me gusta mucho también” (GD2).

� “- (Hombre hindú) Yo tengo amigos paquistaníes y mantengo muy buenas relaciones.

Nos vemos y estamos hablando; nos invitamos a comer en casa; él viene a mi casa yo voy a su casa… La lengua que hablamos es la misma, el hindú. En Pakistán se habla el paquistaní pero es muy igual, igual; la misma lengua que nos entendemos... - (Hombre paquistaní) El hindú se escribe con distinta caligrafía pero se habla igual (GD5).

Por otra parte, se observa una línea divisoria que tiene que ver con la posición

socioeconómica de los sujetos. Así, los turistas permanentes que vienen a pasar sus años

de jubilación en la costa mediterránea se reconocen netamente distintos de los

“inmigrantes” que vienen a trabajar (“nosotros venimos con dinero, ellos piden trabajo”),

pero lo mismo pasa con los empresarios, los profesionales cualificados y los estudiantes

en relación a esos otros inmigrantes que vienen a España “sin papeles…”, “avalanchas de

ecuatorianos y ucranianos…”, “que están al margen de la sociedad… y la gente se aparta

de ellos”. Son las élites económicas, los cuadros políticos y los profesionales superiores

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de cualquier país que reclaman para sí una distinción (“cada uno de nosotros somos un

caso que en absoluto representa el país de origen…”) con respecto a una mano de obra

barata, con escaso nivel de formación y potencialmente “peligrosa”, que viene en masa y

satura la calle y el mercado laboral (“todos los espacios se fueron cubriendo, cubriendo,

cubriendo…”):

� “- (Mujer inglesa pensionista) Creo que nosotros somos más preferidos que los

inmigrantes. Nosotros venimos con dinero, ellos piden trabajo” (GD16). � “- (Ecuatoriana psicóloga) Aquí al principio (años noventa del siglo pasado) era muy de

poder estar, muy de poder caminar con muchas oportunidades pues laborales… La verdad estaba muy bien pagado entonces. (Pero) para el año 2000 empezaron a llegar avalanchas de ecuatorianos, en el 2001 pues llegaron los ucranianos y todos los espacios se fueron cubriendo, cubriendo, cubriendo…” (GD4).

A medida que transcurren los años en España, los diversos grupos de inmigrantes

tienden a fraguar imágenes y valoraciones mutuas más o menos definidas, en parte

coincidentes con las ya descritas para la población española. Así aparecen los típicos

estereotipos de los marroquíes (“camellos… irascibles”), los chinos (“cerrados…

mafiosos”), los europeos del Este (“mafiosos… gitanos”) o los africanos (“atrasados…

hambrientos”) que, no obstante, son enseguida cuestionados por otras personas para

quienes tales opiniones son injustas y prejuiciosas (“hacemos poco por conocernos…

¡hay de todo!”):

� “- (Hombre cubano) Los marroquíes son un colectivo que no se integra… es por el tema

del tráfico de droga… - (Mujer venezolana) Porque vienen a lo suyo. - (Mujer argentina) Son más irascibles… se matan entre ellos. - (Hombre cubano) Si es que ves doscientos durmiendo y trabajando aquí… - (Hombre argentino) Pero se hace poco por conocerlos - (Mujer colombiana) No les interesa nada. - (Hombre cubano) Pero lo que acá en gran medida está pasando… los que llevan mucho tiempo aquí, los chinos, antes trabajaban lo que era todo textil y ahora se han metido en mafias… - (Mujer argentina) Pero hay españoles que también tienen… - (Hombre cubano) También tienen… hay de todo… - (Mujer argentina) ¡Hay de todo!” (GD17).

En algunas ocasiones el debate sobre la convivencia entre personas de distinto

origen implica una autoinculpación: “nosotros mismos estamos en un gran error, no nos

estamos integrando”. Esta autocrítica la hacen madres inmigrantes que se repliegan sobre

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su propio colectivo latinoamericano y reconocen no haber sabido “integrarse” con

marroquíes o subsaharianas. Sin embargo, en el mismo debate, la apertura a otros

colectivos encuentra un atajo en la asunción por parte de todos de la cultura española, que

actuaría como mediadora para facilitar la relación entre colectivos diferentes, evitando así

la confusión cultural (“al haber tantas clases de cultura, tantas clases de idiomas, tantas

clases de….). La preocupación ya no sería entonces entender a las otras inmigrantes

(“cómo llegarles, cómo son sus hábitos, cómo piensan…”) sino, simplemente, “adaptarte

aquí, porque aquí estamos y aquí todos somos iguales”, “no tenemos que pedir

demasiado” sino “saber estar en nuestro sitio” y corresponder a los españoles que “nos

abren las manos”, proporcionan a todos “los mismos derechos” y abren “el cole de sus

hijos” a los de la población inmigrante. Es decir, la igualdad se entiende, en este caso,

como la asunción por parte de “los venidos de fuera” de las pautas de relación y

comportamiento propias de los “de aquí” (asimilación):

� “- (Mujer colombiana 1ª) Entre los niños siempre están de todas las nacionalidades pero

nosotros, adultos, no lo hacemos… O sea, yo de pronto me voy un poco con las ecuatorianas porque hablan el mismo idioma o me voy un poco con las bolivianas porque también hablan el mismo idioma, pero no me integro con usted (señala a la marroquí) ni me integro con usted (de Guinea Ecuatorial) porque no sé cómo llegarles, ni sé cómo son sus hábitos, ni sé cómo piensan, ni sé cómo eso… Entonces también es un rechazo hacia nosotros. Entonces, claro, es que nosotros mismos estamos en un gran error, que no nos estamos integrando como estamos aquí.

� - (Mujer colombiana 2ª) Si la gente de aquí quiere compartir sus hijos (en el colegio) con nuestros hijos, igual las madres podríamos ser un poquito más abiertas… - (Mujer de Guinea Ecuatorial) Yo creo que los españoles hacen mucho, mucho, mucho para acogernos ¿eh?, y muchos de nosotros que venimos de fuera no sabemos estar en nuestro sitio. Porque ellos nos abren las manos, nos están acogiendo, tenemos trabajo, tenemos derecho a una casa y todo, entonces nosotros tenemos que coger lo bueno de ellos, no sólo decirle al español: ‘racista y España no sé qué…’. Si mi hijo va al cole, el hijo de una española va al cole, o sea, tengo los mismos derechos, entonces nosotros no tenemos que pedir demasiado y tenemos que estar ahí… - (Mujer colombiana 1ª) Pues será lo que yo inicialmente decía, es la clase de sociedad que estamos haciendo… No hay una sociedad definida, entonces al haber tantos, tantas clases de cultura, tantas clases de idiomas, tantas clases… - (Mujer colombiana 2ª) Yo le digo a mi hijo: ‘tienes que adaptarte aquí porque aquí estamos y aquí todos somos iguales’ y tenemos que ser así…” (GD11).

A veces la existencia de diversas culturas y orígenes nacionales no se considera

un problema sino todo lo contrario: “España ya es un país pluricultural. Estamos todas las

culturas aquí, de todos los países… ¡Qué bonito!... ¡lo que eso da que aprender!”. Desde

este planteamiento se desea salir del vínculo exclusivo con los paisanos para abrirse a

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otros pueblos y culturas. Del mismo modo que al interior de España se valora

positivamente la diversidad entre “los pueblos del norte y del sur” (la España

plurinacional), del mismo modo hay que apreciar en términos positivos las aportaciones

mutuas entre latinos y rumanos:

� “- (Mujer peruana) yo siempre le digo a mi marido: ‘me parece que España ya es un país

pluricultural, estamos todas las culturas aquí, de todos los países’. ¡Que bonito!, para mí. Un intercambio cultural de tantas naciones y ¡lo que eso da que aprender!, ¿no? A mí me gusta porque yo aprendo, por ejemplo, de una chica rumana, de chicas polacas, incluso de aquí mismo, cuando te cuentan de los pueblos de España, la gente del sur o la gente del norte, ¿no?, ¡ay, qué bonito! y empiezo yo a sacar mis conclusiones” (GD10).

En algunos momentos la valoración de la diversidad transciende el plano más bien

ingenuo de las diferencias “culturales” (“¡qué bonito!”) para tomar en consideración las

diferencias económicas y políticas que atraviesan la vida social y, en especial, las

relaciones internacionales. En tales casos, como ya hemos visto, los ejes de articulación

social se plantean desde la lógica de la emancipación de los colectivos oprimidos y

superando las barreras jerarquizadoras de los estados y los bloques geopolíticos:

� “-(Hombre senegales) Nos aprietan todo lo que pueden. Es el sistema capitalista ¿no?,

que es un cáncer… Las cosas como son. Es que aquí… hay que hacer algo porque no podemos seguir así… ¡hay que dar la vuelta a la tortilla!” (GD9).

En síntesis, las formas de entender la convivencia entre los extranjeros, al margen

de la mayor o menor frecuencia con que aparecen en nuestros grupos de discusión y de

las mixturas que se producen entre ellas, pueden entenderse a la luz de nuestro cuadro de

posiciones ideológicas de la siguiente manera (ver Cuadro 9):

� Individualismo clientelar, ya sea ajustando la forma de convivencia a las

normas y costumbres del contexto español -asimilación uniforme asumida-, o

como adaptación forzosa, y provisional, a las prácticas y discursos de la

preferencia nacional y la jerarquización de las relaciones sociales (sociedad

monocultural).

� Individualismo liberal, que plantea la convivencia entre personas de culturas y

posiciones socio-económicas diversas desde el principio de la equiparación de

derechos (igualdad de oportunidades) y sobre la base de un asentamiento

jurídico, profesional y familiar de los migrantes. La pluralidad cultural es la

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prueba de la modernización de España que, no obstante, debe evitar los

problemas de la masificación e inseguridad, debidos a la falta de control

racional de los flujos migratorios (sociedad pluricultural).

� Grupalidad adscriptiva, ya sea como reclusión relacional y afectiva entre

paisanos o personas de la misma cultura de origen, que se considera no

compatible con la apertura a otras culturas (casos ya citados del indígena

boliviano o la chica china que hace como que no entiende español…), o como

repliegue microgrupal con parientes, paisanos o amigos ante las actitudes y

prácticas de no reconocimiento o rechazo xenófobo de los nativos, situación

más habitual en la primera etapa de estancia en España (sociedad

intracultural).

� Grupalidad electiva, que propone la convivencia intercultural de inmigrantes

y autóctonos frente al clasismo, el machismo y el racismo. Defensa del

mestizaje cultural y la ciudadanía planetaria, con equilibrio económico y

capacidad instituyente de los grupos sociales (sociedad transcultural).

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Cuadro 9

Formas de entender las relaciones sociales

Buen súbdito (estado) Individuación Competidor eficiente (mercado)

C

Individualismo clientelar

� Formas de relación ajustadas a las normas y costumbres de las sociedad española (asimilación uniforme), asumiendo la posición regulada-subordinada como inmigrantes, como asalariados y como ciudadanos.

� Adaptación forzosa a las prácticas y

discursos de la preferencia nacional y la jerarquización de las relaciones sociales.

� Control rígido de fronteras (“coladero”). El

estado debe asumir su papel de regulación de la vida social.

B

Individualismo liberal

� Convivencia entre personas de culturas y posiciones socio-económicas diversas desde el principio de la equiparación de derechos (igualdad de oportunidades) y sobre la base de un asentamiento jurídico, profesional y familiar de los migrantes.

� La pluralidad cultural como prueba de la

modernización de España que, no obstante, debe evitar los problemas de la masificación e inseguridad, debidos a la falta de control racional de los flujos migratorios.

Pop

ulismo regresivo Cierre Sujeción a las no

rmas

A

Grupalidad adscriptiva

� Reclusión relacional y afectiva entre paisanos o personas de la misma cultura de origen, que se considera no compatible con otras culturas.

� Repliegue microgrupal con parientes,

paisanos o amigos próximos ante las actitudes y prácticas de no reconocimiento o rechazo xenófobo de los nativos.

� El aumento del número de inmigrantes

incrementa la xenofobia, sobre todo en coyunturas de declive económico.

D

Grupalidad electiva

� Convivencia intercultural de inmigrantes y autóctonos frente al clasismo, el machismo y el racismo (transculturación).

� Defensa del mestizaje cultural y la

ciudadanía planetaria, con equilibrio económico y capacidad instituyente de los grupos sociales.

� Los nuevos discursos contra la actual

globalización preconizan cambios profundos en las relaciones sociales.

Pop

ulismo progresivo Apertura

Promoción meritocrática

Endogrupo Grupalidad Exogrupo

Sociedad pluricultural (Integración formal)

Sociedad monocultural (Inserción subalterna)

Sociedad intracultural (Repliegue defensivo)

Sociedad transcultural (Proyección instituyente)

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En los textos analizados aparece con mucha fuerza la categoría de “inmigrantes”,

como sujeto colectivo diferenciado y contrapuesto al de los nativos. Se trata de un

concepto que ha ido adquiriendo cada vez más peso en el discurso social a medida que la

población extranjera aumentaba en España. Para unos, el flujo de inmigrantes en los

últimos años ha sido tan grande que ha dado lugar a un proceso de masificación y

deterioro de las relaciones sociales y de la convivencia; para otros, en cambio, el

creciente número de inmigrantes es a la vez síntoma y resultado de la modernización y

apertura de la sociedad española, que ya no puede dar marcha atrás. Dos visiones

enfrentadas que podemos comprender a la luz de nuestro cuadro de posiciones

ideológicas: los cuadrantes de la izquierda tienden a ser pesimistas-regresivos (el

aumento de inmigrantes perjudica la convivencia: “somos demasiados”) y los de la

derecha optimistas-progresivos (“España ya es un país pluricultural, ¡qué bonito!”).

Como en el resto de asuntos, la posición de los inmigrantes en esta materia se encuentra

condicionada por los discursos y las prácticas de la población nativa, tal como se recoge

brevemente en el Cuadro 9.

El asociacionismo y otras formas de movilización colectiva entre la población

inmigrante presentan un perfil bastante débil. La mayoría no está asociada ni ha tenido

experiencias de participación directa en la defensa de asuntos públicos sino que, más

bien, vive replegada en redes de proximidad (parientes y amigos) o adopta una estrategia

individual, ya sea con un enfoque clientelar-subalterno (“quien viene aquí está obligado a

asumir la cultura, las responsabilidades y la carga de venir de fuera”) o liberal-

competitivo (“Si tú quieres, tú puedes”). La minoría que valora positivamente la

participación colectiva ofrece una gama de experiencias y propuestas muy variada,

acorde con su orientación ideológica. De un lado, referencias a asociaciones de

inmigrantes –a veces vinculadas a iglesias o mezquitas- que suponen un apoyo material y

de contactos e información en la primera etapa migratoria, además de cultivar las

tradiciones del país de origen (lengua, folclore, fiestas, gastronomía, etc.); de otro lado,

experiencias –y sobre todo propuestas- de movilización en defensa de los intereses

colectivos de los migrantes, ya sea mediante la incorporación a los cauces políticos

habituales en España (un partido de inmigrantes, participación en la política local con

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presentación de concejales propios…), promoviendo grupos transnacionales de apoyo

mutuo (asociaciones gallegas, alusiones al lobby judío...) o mediante huelgas u otras

medidas de presión social (“si los inmigrantes de España hiciesen una huelga, se

paralizaba el país”).

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8. Incardinación en el mercado de trabajo

La primera necesidad de los inmigrantes adultos, una vez establecidos en España,

es obtener un empleo que les proporcione los recursos necesarios para sobrevivir sin

depender de la ayuda de los demás. Aparte de los jubilados que viven de sus pensiones,

sólo se libran de esa norma tres categorías de personas: los estudiantes, los cónyuges

acogidos al permiso de reagrupación familiar y los solicitantes de asilo, a quienes se

prohíbe trabajar mientras se tramita su solicitud. Pero incluso en estos casos se reclama

con frecuencia “documentación para poder trabajar” cuando no se ha optado ya por

trabajar “en negro”:

� “- (Solicitante de asilo de Costa de Marfil) Nosotros tenemos un planteamiento claro: lo que queremos es documentación para poder trabajar y desarrollar un poco nuestra vida… en mi opinión el que no nos dejen trabajar mientras se tramita la solicitud me parece una pasada pues no podemos estar dos años esperando Yo creo que esa tardanza nos legitima para trabajar” (GD8).

� “- (Mujer colombiana) Yo también trabajo ‘en negro’ porque trabajo por mi cuenta y doy clases y me piden… como no tengo papeles, sólo tengo residencia…” (GD22).

En primer lugar ofreceremos una visión de conjunto del trabajo de la población

extranjera, para centrarnos después en el bloque mayoritario de inmigrantes del Sur que

han tenido que pasar –o están pasando- por una primera etapa de empleo sumergido, tras

el que inician un lento proceso de normalización laboral hasta abrirse paso al mismo

abanico de situaciones que existe en el mercado de trabajo español: con empleos

cualificados, estables y bien remunerados, en un polo; empleos no cualificados,

temporales y poco remunerados, en el otro polo; y trabajos por cuenta propia de diversa

dimensión y características. Finalmente recogeremos las estrategias más habituales de los

migrantes en sus diversas etapas de inserción laboral, a partir del cuadro de posiciones

ideológicas que hemos avanzado en la primera parte.

8.1. Diversidad de itinerarios laborales

En su fase inicial de instalación en España podemos distinguir dos tipos

fundamentales de inserción laboral: la que tiene lugar con papeles de residencia y

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contrato de trabajo, o bien con el permiso y los recursos necesarios para establecer la

propia empresa; y la de quienes entran sin permiso de trabajo y tienen que emplearse

necesariamente en la economía sumergida. La primera situación prevalece entre los

extranjeros de la Unión Europea y de otros países desarrollados, así como entre los

acogidos al llamado Régimen Comunitario85 y quienes han obtenido un contrato de

trabajo en origen86. La segunda situación ha sido hasta ahora la mayoritaria entre los

inmigrantes de países del Sur, que se han visto obligados a pasar una primera etapa sin

documentación87, antes de poder acogerse a procesos extraordinarios de regularización u

otras fórmulas como la del arraigo, etc.

Entre 2000 y 2007 el empleo en España se incrementó de forma notable: el

número de ocupados creció en más de 5 millones, de los cuales 2,7 fueron trabajadores

españoles y 2,3 extranjeros. La importante dinámica socioeconómica de estos años

permitió, simultáneamente, la incorporación al trabajo de un volumen importantísimo de

inmigrantes y la disminución de la tasa general de desempleo (del 15,2% a 8,3%), debido

al incremento de la ocupación de los autóctonos. En el año 2000 los trabajadores

extranjeros detectados por la EPA eran 328.000 (335.000 estaban dados de alta laboral en

la Seguridad social); en enero de 2007 alcanzaron los 2.600.000 (1.800.000 altas). La

diferencia entre trabajadores (EPA) y cotizantes (Seguridad Social) es indicativa del

sumergimiento laboral de una parte considerable de la fuerza de trabajo en España.

El aporte extraordinario de trabajadores inmigrantes, que representaban en 2007 el

13% de la mano de obra del país, ha tenido importantes efectos en la economía española.

Informes elaborados desde la administración y desde el sector privado coinciden con la

OCDE en señalar que la inmigración ha sido una de las claves del extraordinario

comportamiento de la economía española durante la última década en términos de

85 Ver apdo. 6.3. 86 La puesta en marcha de los contingentes laborales anuales, desde 1993, pretendía contratar a los trabajadores directamente en los países de origen, a través de los consulados, pero esta vía fue poco utilizada y el grueso de la inmigración siguió llegando por su cuenta y riesgo. Desde 2004 se anunció una reorientación de la política migratoria potenciando la contratación en origen pero manteniendo la “situación nacional de empleo” como criterio básico de admisión, de acuerdo con la ley de extranjería de 2003. 87 Sobre la elevada proporción de inmigrantes “sin papeles” ver apdo. 6.3.

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crecimiento, empleo y finanzas públicas88. Dicho colectivo, incluyendo a los que se

encuentran no documentados, explicaría el 30% del crecimiento del PIB entre 1995 y

2005, y casi el 50% del empleo creado entre 2000 y 2005.

Al iniciarse 2007 la tasa de actividad de los inmigrantes (76%) era

considerablemente más alta que la de los españoles (56%). La diferencia más

significativa se produce entre los trabajadores procedentes de la Unión Europea89, cuya

tasa (55%) es menor que la de los autóctonos, y los extracomunitarios, que alcanzan una

tasa del 79%. En definitiva, casi 8 de cada 10 inmigrantes no comunitarios en edad

laboral están presentes en el mercado de trabajo. Estas cifras se explican por la gran

concentración de extranjeros en los grupos en edad laboral, así como por su proyecto vital

centrado en la emigración laboral como medio para mejorar su situación económica.

Entre la población activa las mayores oportunidades de empleo corresponden a los

trabajadores españoles, que tienen la tasa de ocupación más elevada, por delante de

ambos grupos de extranjeros. A la inversa, el porcentaje de desempleo era mayor entre

los no-comunitarios (12,9%) y menor entre los autóctonos (7,8%). Es éste un primer

rasgo de diferenciación negativa en perjuicio de los inmigrantes procedentes de fuera de

la Unión Europea90.

8.2. La etapa de sumergimiento laboral

Ya hemos señalado que la mayoría de los inmigrantes adultos procedentes de

países del Sur iniciaron su estancia en España trabajando en la economía sumergida91,

una categoría compleja que parece remitir a espacios ajenos a la economía emergida; sin

embargo, el empleo no declarado puede darse en talleres clandestinos y en empresas

88 Ver OCDE, Estudio económico de la OCDE sobre España, 2007, en www.oecd.org; y OFICINA ECONÓMICA DEL PRESIDENTE (España), Inmigración y economía española, 15 de noviembre de 2006. 89 En ese momento no se incluían Rumania y Bulgaria, importantes emisores de migrantes hacia España. 90 En la última aplicación de la EPA antes de concluir este informe (primer trimestre de 2008) el desempleo de los extranjeros no comunitarios (15,2%) había subido 2,3 puntos, más del doble que el de los españoles (8,7%), que había subido 0,9 puntos. 91 En el segundo trimestre de 2007, momento en que se aplicaron nuestros grupos de discusión, la Encuesta de Población Activa registró 2,7 millones de ocupados extranjeros mientras estaban dados de alta laboral en la Seguridad Social 1,9 millones. Cabe deducir, por tanto, que en torno al 28% se empleaba en la economía sumergida, proporción que sería bastante mayor entre los extranjeros de países del Sur.

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formales, de forma eventual o estable, con varios empleadores o con el mismo, etc.92.

Para las mujeres, la principal vía de entrada ha sido el servicio doméstico; para los

hombres, la agricultura y la construcción; otros sectores menos numerosos de ambos

sexos se iniciaron en la hostelería y el comercio, a veces en empresas regidas por otros

inmigrantes. El problema mayor en esta primera etapa es quedarse sin trabajo, ya que éste

es condición necesaria para poder sobrevivir y mantener vivo el proyecto migratorio (“sin

trabajo, eres nada”), lo que se agudiza en períodos de recesión o cuando las redes de

apoyo con las que se cuenta son débiles:

� “- (Hombre hindú) Tengo necesidad de encontrar un trabajo para ganar dinero y poder

vivir, y para enviar a mi familia… Yo quiero, por favor, un trabajo. Son momentos muy difíciles para mi, aquí todo es muy caro…” (GD5).

� “- (Hombre marroquí) No es la primera vez que te pasa, que te dan un portazo y no te

llaman. En cierto tiempo te quedas sin dinero, no tienes a dónde ir, y luego ya se te acumula todo, empiezas a pensar y ya llegas a tener cualquier reacción…” (GD14).

Las condiciones de trabajo en esta primera etapa son, por lo general, muy duras:

horarios excesivos, ritmos intensos de trabajo, bajos salarios, amenazas y chantajes por

parte de los empleadores, etc. (“el empresario mira por su bolsillo”). Las empresas

aprovechan la indefensión de los trabajadores no documentados y éstos se ven obligados

a aceptar “cualquier cosa” para sobrevivir (“si no, ¿de qué como?”):

� “- (Hombre rumano) Yo he trabajado también en construcciones algún tiempo, casi un

año y he visto a los españoles cuando entraban en nuestra empresa… se marchaban pronto porque no resistían al lado de un rumano. Los rumanos trabajaban diez u once horas por día, y duro, y el español apenas aguantaba” (GD1).

� “- (Hombre argentino) El español en vez de pagar al español mil quinientos euros, contrata a dos sudamericanos o latinoamericanos o rumanos o de donde sea y les da ochocientos… Que siempre una persona que tenga una empresa o un trabajo va a mirar por su bolsillo y no va a mirar por el empleado” (GD2).

� “- (Mujer brasileña) Mira, yo cuando llegué aquí, que no sabía de nada, yo me quedé y trabajé en lo que encontré… Como nosotros trabajamos veinte, treinta horas cada día, que entrábamos a las seis de la mañana y salíamos a las diez, las doce o la una de la

92 Existen distintas estimaciones sobre la amplitud del trabajo irregular en España, realizadas en diferentes momentos y con metodologías distintas. Para el conjunto de la irregularidad las cifras oscilan entre el 10% y el 20% de los ocupados. El trabajo totalmente “en negro” (sin contrato ni alta en seguridad social) podría situarse en torno al 5% en la actualidad. No existen estudios específicos pero todos los indicadores indirectos señalan que la incidencia es mucho mayor entre los trabajadores de origen extranjeros que entre los autóctonos. Ver COLECTIVO IOÉ, Trabajo sumergido, precariedad e inmigración en Cataluña. Una primera aproximación, Fundació J. Bofill, Barcelona, 2008 (no publicado).

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madrugada…. Yo he trabajado así, pero ahora no, ahora he dicho que no trabajo más así” (GD15).

De este modo, los primeros años del ciclo migratorio transcurren en un ambiente

de temor (inspecciones laborales, miedo a no cobrar, a quedarse en paro, etc.) y en

condiciones de vida bastante precarias (viviendas hacinadas, bajo nivel de consumo, etc.).

En ocasiones, incluso los propios compatriotas abusan de ellos. Unas situaciones que se

agravan en aquellos casos en los que urge enviar remesas al país de origen, tal como

también les ocurrió a los emigrantes españoles en Alemania que al principio no podían

ahorrar y tenían de “comer de puchero toda la semana” si querían enviar dinero a su

familia:

� “- (Mujer boliviana) Muchas veces no nos pagaron, has trabajado gratis… y no solamente

con españoles, de todo… en cuestiones laborales mayormente también nuestros propios paisanos nos explotan a nosotros… Pero al mismo tiempo tenemos miedo… Quién lleva la peor parte, es el extranjero…” (GD4).

� “- (Emigrante español retornado de Alemania) Muchos compañeros estaban casados y tenían que mandar dinero a toda la familia, y allí se hacía un puchero y se empezaba el lunes y el puchero les duraba hasta final de semana. Claro, el que quería gastar un poco más pues lo gastaba pero ya no podía mandar nada para España” (GD20).

8.3. Asentamiento laboral con papeles: “afortunados” unos y “jodidos” otros

Al acceder a contratos reglados, los inmigrantes inician un lento y a veces

accidentado proceso de normalización laboral (por ejemplo, cuando pasan del empleo

temporal al desempleo) que en muchos casos es paralelo a la reagrupación o ampliación

del núcleo familiar y al acceso de éste a una vivienda independiente. En el plano laboral,

se produce una diversificación estrechamente relacionada con la cualificación y

experiencia profesional de los sujetos, y con el capital económico y relacional de las

familias. Menos de la décima parte trabaja por cuenta propia93 y, de los asalariados, dos

terceras partes de los no comunitarios tienen contratos de duración temporal en empleos

manuales no cualificados, en la hostelería, el comercio y el empleo doméstico.

93 En el cuarto trimestre de 2006 estaba empleado por cuenta propia el 21% de los trabajadores españoles, el 27% de los comunitarios (no se incluían rumanos ni búlgaros) y sólo el 7% de los no comunitarios (de éstos, el 2% como empleadores y el 5% como trabajadores autónomos).

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En estas circunstancias cabe distinguir una amplia gama de situaciones laborales

que podemos agrupar en dos segmentos: uno, “afortunado”, con contratos dignos y

estables (en torno al 40% de los extranjeros con papeles), más habitual entre los

residentes comunitarios y de otros países desarrollados, y entre los profesionales

cualificados –por cuenta propia o ajena- y los empleadores; y otro, en torno al 60%,

donde prevalecen los trabajadores menos cualificados procedentes de países del Sur.

El primer segmento se considera, en general, realizado profesionalmente y

satisfecho con el nivel de vida alcanzado en España, pese a las barreras que encuentran

para acceder al mercado de trabajo en igualdad con los españoles (homologación de los

títulos, trámites burocráticos para abrir un negocio, etc.). En particular, los empleadores

inmigrantes, manifiestan el mismo tipo de preocupaciones que el pequeño empresariado

español (necesidad de contener los salarios, quejas “por pagar impuestos por todo”, etc.),

lo que no impide que en general se sientan “triunfadores” en el plano laboral (“nos hemos

esforzado y tenemos nuestro sitio”, “luchando y sufriendo estoy aquí”). En el caso de las

jubiladas extranjeras de la costa mediterránea que contratan servicio doméstico, se quejan

de que las españolas “han exagerado mucho los precios” y por eso contratan ahora a

inmigrantes sin papeles:

� “- (Mujer rumana) En comparación con nuestro país, hay muchas cosas que también nos

gustan porque son las que hemos venido a buscar. Yo, por ejemplo, tengo un contrato fijo, con mis cuatro días de asuntos propios, tengo mis vacaciones, treinta días de vacaciones pagadas y cuando tienes algún familiar enfermo, tu hijo o tu marido, también tienes derecho a que te den permiso. Por eso te digo… - (Mujer ecuatoriana) Tú eres afortunada, nosotras no” GD10).

� “- (Búlgaro, empresario de construcción) Soy búlgaro y estoy aquí en España casi cinco

años, el año pasado pusimos una empresa de reformas. En la empresa tenemos diez personas y ocho de ellos son búlgaros. Mi socio y yo somos hermanos… Y, bueno, pintamos, hacemos todas las reformas que hacen falta en un piso… - (Peruano, empresario de hostelería y de construcción) Llevo en España 16 años. Me vine con veintiún años, soy de Perú… Tengo un par de empresas… y, bueno, pues no me puedo quejar, tengo algunos fracasos como todo el mundo pero también tengo algunos pequeños triunfos… nosotros nos hemos esforzado y tenemos nuestro sitio. - (Filipina, empresaria de exportación) Lo malo de mi negocio es que a veces estoy tocando a mi propia comunidad y a mi comunidad encima yo quisiera regalarle todo pero hay un límite y eso es… Bueno, mi negocio se trata de la exportación, exportamos… a Filipinas. Entonces, por más que quisiera ayudar, no hay más posibilidades, porque mis trabajadores y yo tenemos que comer, etc. y los impuestos y todo lo que tienes que pagar, no hay manera…

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- (Colombiano, empresario de lavadero de coches) Pero hay que pagar impuestos por todo. Yo, en la empresa mía de lavar coches, hay que pagar impuestos por recoger aceites, por recoger baterías, por recoger pastillas de frenos y… Aunque lo repercutas al cliente, de todas formas nosotros estamos pagando por todo” (GD22).

� “- (Boliviana, modista autónoma) Yo soy una mujer emprendedora, si yo quería tener un negocio de lo que es mi profesión pues no lo podía… porque me decían: ‘¿tú, qué tarjeta tienes?’; ‘tengo la tercera, la segunda’; ‘no, es con la nacionalidad española’. Bueno, pero ahora, como ya la tengo la nacionalidad española, después de siete años en España, pues tengo la oportunidad de que ya puedo abrir una tienda de coser, porque soy modista. Y si quería trabajar en un trabajo que no fuese la limpieza, porque también tengo el de enfermera, pues no podía trabajar en un geriátrico porque no tenía mi título homologado; tuve que hacer también aquí un curso para poder trabajar en geriátrico. Y lo he hecho. Y así, luchando y sufriendo, pues estoy aquí. Y aquí me siento bien, me siento a gusto” (GD13).

� “- (Alemana jubilada, empleadora de servicio doméstico inmigrante) Los españoles han exagerado mucho con los precios. Ahora, claro, un alemán se busca una persona que trabaja en negro, polaca o colombiana. Eso es normal porque los precios de los trabajadores españoles ya no se pueden pagar” (GD16).

El segundo segmento, de asalariados menos cualificados y con contrato temporal,

presenta en general una situación ambivalente:

� Por un lado, su situación general ha mejorado en relación al pasado: además de

haber superado la inseguridad propia del período de clandestinidad, han avanzado

en el proceso de reunificación familiar, disponen de vivienda independiente

(alquilada y, a veces, comprada); además, se encuentran más integrados en la vida

local, viajan alguna vez a su país de origen y pueden acceder a los servicios

públicos y a créditos bancarios para inversiones importantes, como la casa o el

coche.

� Por otro lado, se sienten cada vez más agobiados en cuanto a liquidez (“la gente

cada vez está más tocada”): los gastos han aumentado sustancialmente, sobre todo

si han ampliado la familia o están pagando créditos de vivienda (“los intereses

suben, suben y suben”, “te endeudas para 50 años”)94, mientras los salarios se han

estancado y a veces descendido (“el sueldo ya no llega”)95; pero, además, ha

94 El precio de la vivienda libre en España, según el Ministerio de la Vivienda, subió un 81,4 % entre 2000 y 2006, en euros constantes. En www.barometrosocial.es (Indicador 1 de Vivienda). 95 El salario medio en España, según la Estadística de la Agencia Estatal de Administración Tributaria, subió un 4,3 % entre 2000 y 2006, en euros constantes. En el período anterior (1993-2000) el salario medio había bajado un 10,3 %, también en euros constantes. En www.barometrosocial.es (Indicador 8 de Empleo).

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aumentado el coste de la vida y se han vuelto más consumistas y tienen más

deudas (“eso es muy español: veinte mil cuotas”, “compré un coche pero ¡paga

cuota!”; “ya no puedo ahorrar”)96.

La conclusión a la que se llega es que, en el terreno laboral, ahora están peor que

antes, lo que se agrava por dos factores añadidos: la continua llegada de nuevos

inmigrantes (que aumentan la oferta laboral y hacen bajar los salarios: “ahora ves

inmigrantes por todas partes… un montón de bastantes países”) y el inicio de una nueva

etapa de recesión económica y del empleo que puede llevar al paro a muchos trabajadores

(tanto inmigrantes como españoles). A diferencia de Francia o Gran Bretaña, los sueldos

en España no se corresponden con el nivel de vida del país por lo que la gente se llena de

deudas y se ve obligada a hacer horas extra o buscar un empleo complementario

(“vivimos para trabajar y nada más”):

� “- (Hombre argentino) Lo que estoy notando es que está bajando el empleo, hay mucho

menos empleo, están bajando los sueldos, está subiendo la comida. En los mercados, vas… antes con cien euros podías comprar varias cosas y en este momento con cien euros compras mucho menos de lo que comprabas antes… a la gente cada día le cuesta más porque suben los intereses y el sueldo es el mismo y las casas subieron… y la gente cada vez está más tocada, tanto los inmigrantes como los españoles, yo lo veo así. - (Mujer boliviana) A medida que he estado aquí, ha subido todo, pues como tengo mis dos niñas no me alcanza con lo que gano. Ahora se está poniendo más difícil porque hace un año todavía se podía comprar, pero ahora… el sueldo ya no llega” (GD2).

� “- (Hombre ecuatoriano) Es que ahora tú ves inmigrantes por todas partes. Yo cuando

vine diez años atrás, o sea, eran contados los ecuatorianos, los latinos que veías en el Metro, eran contaditos; en cambio ahora ya ves… pues un montón de bastantes países…Yo no sé si España va a sufrir la crisis, pero en España los sueldos en vez de subir, bajan, o sea, van a bajar o se van a quedar en un tope. Entonces, con ese sueldo no vas a poder vivir, ¿entiendes? - (Mujer ecuatoriana) Es que ahora ya no compensa, cuando yo vine hace ocho años, ganaba equis dinero, enviaba a Ecuador y podía ahorrar todos los meses. Pero es que ahora no, tengo que pagar el piso, tengo que pagar el cole, tengo que pagar muchas cosas y es que ya no puedo ahorrar. - (Hombre colombiano) El nivel de vida aquí en España no es equiparable a los sueldos que hay. O sea, tú te vas a Francia o te vas a Londres y el sueldo mínimo son dos mil ó tres mil euros. El nivel de vida es mayor pero lo que ganas da para ello. En España, los sueldos oscilan de setecientos a mil euros, con una… con un gasto diario impresionante. - (Mujer ecuatoriana) Es igual porque ahora todo el mundo compra pisos y los pisos están carísimos y llegará un momento en que te compras un piso y te endeudas para cincuenta años” (GD12).

96 La deuda de los hogares españoles en relación a su renta disponible, según la Contabilidad Nacional de España, aumentó un 63,6 % entre 2000 y 2006, mientras el ahorro sólo experimentó una subida del 4,2 %. En www.barometrosocial.es (Indicadores 2 y 3 de Renta y Patrimonio).

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� “- (Mujer dominicana): “Los sueldos no los suben… y la tarjeta del metro ha subido

demasiado… Tengo dos hijos y su tarjeta ya no la compro cada mes, tienen que ir a pié porque no puedo comprar su tarjeta porque yo tengo un sueldo y no puedo… Suben la medicina, los trasportes y todo. Y lo que sí sube también es que te dan más trabajo… ¡más trabajar y menos cobrar!... ¡es una barbaridad!” (GD15).

� “- (Hombre uruguayo) Aquí estamos ganando mil quinientos máximo o mil euros por un

título de abogado, o mil y poco trabajando en un banco, o sea… Y para tener un poquito de tren de vida, ese dinero yo creo que no le repercute mucho. Sí, compré un coche, pero ¡paga cuota! - (Mujer argentina) Pero eso también es muy español, las veinte mil cuotas. Pagas la casa, ocho mil cuotas, el auto, no sé qué, que tengo de todo. Soy una aplatanada de deber cosas pero soy tan feliz… ¡está bien!” (GD17).

� “- (Hombre rumano) Yo tengo casi seis años aquí y al principio quería quedarme en

España me gustaba mucho, pero ya hace dos años que estoy pensando en volver porque no es como antes… Hace seis años casi se vivía mucho mejor aquí, se vivía mucho mejor… Ahora, la vida es muy cara, todo es muy caro, los sueldos son muy bajos, los contratos de trabajo que te hacen no te ponen las horas, trabajas diez, doce horas diarias y te hacen un contrato de cuarenta horas al mes ¿sabes? y no sé… Está bien, me gusta mucho, me gusta mucho aquí en España, en Madrid la vida es muy bonita, lo que pasa es que no se puede ahorrar, ¿sabes?, vivimos para trabajar y nada más. Antes todo era mucho más barato, todo, todo. Las cosas eran más baratas: el alquiler, la comida, todo, todo era más barato. Ahora ganas el mismo dinero pero todo es muchísimo más caro, ¡muchísimo! Y tú creo que lo sabes igual que yo. - (Mujer búlgara) Yo estoy aquí en España desde el 2001. He estado trabajando casi todo el tiempo, estoy aquí con mi marido, nació mi hijo aquí y ya tiene casi tres años. ¿Y qué?, ¿qué cosas me gustan?: que hemos comprado un piso aquí en España y ahora lo estamos pagando. Y lo que no me gusta es que los intereses suben, suben, suben, suben; eso es lo que más me preocupa, cómo vamos a pagar ahora las letras. - (Mujer rumana) Estoy aquí desde el 2002 y he trabajado como conserje en edificio pero sólo por la mañana y por la tarde encuentras trabajo pero muy poco, no he encontrado nada y esto es que no me gusta porque hay muchos extranjeros ahora (…) Por ejemplo, para limpiar una casa no te pagan diez o doce euros por hora, te pagan seis o siete. - (Hombre rumano) Claro, como ahora hay un montón de inmigrantes…” (GD6).

En el plano estrictamente laboral, aunque las situaciones son muy variadas, se

apunta con cierta frecuencia que los inmigrantes asalariados se encuentran en peor

situación que los trabajadores autóctonos97, tanto en el acceso al empleo como en las

condiciones laborales: “el inmigrante en cualquier sitio está jodido”. Gracias a los papeles

tienen más derechos que antes pero su poder de negociación en relación a los empresarios

sigue siendo escaso y éstos abusan de ellos con frecuencia. Los propios compañeros de 97 Según la Encuesta de Condiciones de Vida de 2006 (INE) los trabajadores extranjeros no europeos percibían, en promedio, un 30% menos de salario que los españoles. Esta menor retribución explica que, según la misma encuesta, el 70% de tales inmigrantes no tengan “capacidad para afrontar gastos imprevistos”, es decir, viven al día (30% entre los españoles), el 66% no disponga de “una semana de vacaciones al año” (38% entre los españoles) o que el 26% no pueda “mantener la vivienda con una temperatura adecuada” (9% entre los españoles).

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trabajo españoles serían más exigentes con los foráneos y dejarían para ellos las tareas

más duras (“uno suda y el otro no”). No obstante, hay también bastantes apuntes en el

sentido de que las condiciones de trabajo tienden a ser iguales para quienes se encuentran

en la misma categoría laboral, al margen de cuál sea su nacionalidad. El consenso se

establece al afirmar que entre los empresarios “hay de todo”, los que “se aprovechan de

ti” y los que “te tratan bien”:

� (Hombre colombiano) Yo soy de los que piensan que todavía hay mucha discriminación

¿no?, sobre todo a nivel laboral. A nivel de todo yo creo que tenemos las mismas obligaciones pero no los mismos derechos. No te dejan competir con las mismas condiciones. O sea, tú mandas un currículum y eres una X (identificación de extranjero) y por ser una X no te dan una entrevista… Lo sé porque tengo muchos amigos trabajando en recursos humanos y cuando llega un currículum con una X pues…. por más que tocas… tratan de pillarte, creo que ahí hay una brecha increíble que no es fácil de superar” (GD12).

� “- (Hombre rumano 1º) A nosotros nos pagan noventa euros al día y a los españoles les

pagan ciento veinte. Nosotros no tenemos ningún derecho y ellos tienen todos los derechos. Y ellos son todos los encargados. No sé qué pasa… Y si no lo quieres, te vas y van a venir otros… - (Hombre rumano 2º) Sí pasa, pero no es una regla de que los españoles paguen peor a los extranjeros. - (Hombre búlgaro) Hay españoles que también cobran menos ¿eh? - (Hombre rumano 1º) Sí. Normalmente los inmigrantes trabajan en equipo: rumanos con rumanos y así, y con los demás no se reúnen ellos. Los jefes rumanos son más cabrones que los jefes españoles - (Hombre búlgaro) Eso pasa, sí. - (Hombre rumano 2º) No es una regla que los españoles paguen mal o que no den todos los derechos. Hay de todo, te encuentras de todo. Tanto que están aprovechándose de ti como que no, que te están tratando bien” (GD6).

� “- (Hombre marroquí) Yo he trabajado con algunos españoles que están todo el día ahí sentados y cuando ven que viene el jefe se levantan. ¡Eso no puede ser! Si trabajan, tienen que apechugar como todo el mundo, pero uno suda y el otro no, ¡eso no puede ser! Y luego las cosas malas te echan la culpa: ‘no, es que ha sido él’. Si un día un compañero llega tarde no hay que discutir, no dicen nada; llegas tú un poco tarde: ‘¡eh!, ¡has llegado tarde!… El inmigrante en cualquier sitio está jodido” (GD9).

Las mujeres inmigrantes, además de las diferencias ocupacionales a las que

hemos aludido, presentan algunos problemas específicos en relación a los hombres. El

acceso al empleo es más fácil para ellas cuando son jóvenes y no tienen cargas familiares,

pero se vuelve más difícil cuando tienen que compatibilizar el trabajo fuera de casa y el

trabajo doméstico (el cuidado del hogar y de los niños pequeños). Este asunto se plantea

como un problema de las mujeres ya que “los maridos están trabajando”; se da a entender

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que sólo se define como trabajo el mercantil-remunerado, del que se ocupan

mayoritariamente los hombres, y como no-trabajo las tareas domésticas que realizan

mayoritariamente las mujeres, con lo que éste queda invisibilizado98. La conciliación

entre el trabajo doméstico y extradoméstico resulta casi irresoluble (un círculo vicioso)

cuando se trata de hogares monoparentales: las madres intentan compatibilizar trabajos

por horas buscando un difícil equilibrio entre atender a los hijos y juntar un sueldo

mínimo para poder sobrevivir, pero los servicios de guardería para atender estos casos

son poco flexibles (“no me dan la guardería porque dicen que trabajo pocas horas”) y

bastante frecuentes los abusos de sus empleadores, que se aprovechan de la necesidad en

que se encuentran esas personas (“cuando firmas el contrato no te lo enseñan…trabajas

ocho horas y firmas por cuatro”). Ser madres no sólo les ha planteado grandes

dificultades en la organización del tiempo, también les hace ser vistas con recelo por sus

empleadores y excluidas de algunos trabajos (“desde que tengo a mi hijo no me llaman”):

� “- (Hombre moldavo) El trabajo de los hombres es difícil, pero el trabajo de las mujeres

es muchísimo más difícil. - (Hombre rumano) La mayoría de mis parientes o de chicas parientes, primas que han venido aquí de Rumania a España han empezado con poco, han trabajado cuidando ancianas en varios pueblos de Huesca, de Pirineos, de no sé qué, trabajando por cuatrocientos euros al mes. - (Hombre moldavo) Claro, porque estas mujeres, estas chicas fueron todas engañadas en su país. Muchas, muchas mujeres que tienen una carrera, que tienen un trabajo en su país y vienen aquí, ‘que vas a trabajar y vas a tener una recomendación’, pero todos sabemos que la recomendación después no es lo que parecía. Es otro problema… - (Hombre rumano) Hablo de mi situación, tenemos un niño de tres meses, la paga maternal será hasta los tres meses, cuando el niño tiene tres meses ya la mujer tiene que salir a trabajar. ¿Dónde crees que podría dejar la mujer el niño?, ¿con quién podría dejarlo si no tiene a nadie aquí? Su marido está trabajando, sus amigas están trabajando y otras personas no tiene…” (GD1).

� “- (Mujer ecuatoriana) Cuando tuve a mi hijo ya las cosas cambiaron… Tengo unas horas por la mañana y trabajo en una empresa de limpieza, no me pagan mal pero son pocas horas y he pedido la guardería y no me la han dado porque dicen que yo trabajo muy pocas horas… Me dijo: ‘la madre tiene que estar trabajando’ y yo le dije: ‘señora, yo comprendo, pero para que yo trabaje, ¿con quién dejo al niño?’… - (Mujer colombiana) A veces en los trabajos o cuando buscas empleo, cuando dices que tienes niños, no te llaman, no sé por qué. - (Mujer ecuatoriana) Porque mira yo antes de que tuviera a mi hijo me llamaban para trabajar, tenía tres trabajos, pero ahora, desde que tengo a mi hijo, no me llaman. - (Mujer peruana) Y los contratos también. Los contratos que hacen ahora… cuando firmas el contrato algunas empresas no te enseñan, no te enseñan lo que estás firmando, dicen: ‘ya está tu contrato’, ¡pum!, firmas y ya está.

98 Ver BORDERÍAS, C., CARRASCO, C. y ALEMANY, C., Las mujeres y el trabajo. Rupturas conceptuales, FUHEM-ICARIA, Barcelona, 1994.

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- (Mujer búlgara) Trabajas ocho horas y firmas por cuatro horas” (GD10). Una situación de explotación laboral especialmente intensa es el trabajo que

muchas mujeres inmigrantes han desempeñado o desempeñan como “internas” en el

sector del servicio doméstico. A la marginalidad jurídica de esa ocupación99 se añade su

amplitud horaria, la baja remuneración (“cuidando ancianas en el Pirineo por 400 euros al

mes”) y la sobrecarga de tareas de día y de noche (“que no tienes manos ni piernas ni

nada”):

� “- (Mujer búlgara) “te cogen para cuidar a una señora de 80 años y al mismo tiempo

tienes que hacer la casa, hacer la cena, que no te queda… no tienes manos ni piernas ni nada… Y por la noche te tienes que levantar… Si te relajas un poquito te echan… la gente está muy cansada y si tienes un descuido te echan” (GD14).

8.4. Estrategias de instalación laboral: entre la sumisión y la rebelión

En la etapa de sumergimiento laboral sólo una minoría de inmigrantes se rebela

ante las condiciones de explotación. La mayoría adopta una posición de sumisión y

dependencia, tanto si el que contrata es un empresario español como si se trata de una

empresa mono-étnica (por ejemplo, un bazar indio o un restaurante de comida china). En

el primer caso, más frecuente en negocios de tipo familiar (incluido el servicio

doméstico), el inmigrante muestra una actitud servil, aceptando agradecido las

condiciones de empleo que se le ofrecen (“yo vengo a servir al pueblo español que me da

la mano”); en el segundo caso, el trabajador vive a veces adscrito a una micro-sociedad

laboral con escasos contactos con la población autóctona y debiendo atenerse a las

normas y costumbres del propio grupo. En ambos casos, no obstante, la docilidad, la

disponibilidad y hasta la fidelidad al empleador son tácticas desplegadas para ganarse un

lugar en el mercado laboral (ver Cuadro 10).

99 El Estatuto de los Trabajadores de 1980 excluyó de su ámbito a los trabajadores domésticos que se regulan por un Real Decreto de 1985. El carácter “especial” del servicio doméstico, heredero de la antigua relación de servidumbre, se traduce en unas condiciones de empleo (contratación, horario, salario, prestaciones sanitarias, pagas extra, jubilación, etc.) por debajo de las establecidas para los trabajadores en general que lo convierte en “una especie de apartheid ocupacional que niega la igualdad de derechos a un sector de la fuerza de trabajo”. COLECTIVO IOÉ, “Servicio doméstico e inmigración extracomunitaria”, en Mujer, inmigración y trabajo, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Madrid, 2001, págs. 129-467.

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En su fuero interno, tras la aparente sumisión al empleador, el sector mayoritario

de “sin papeles” tiene planteamientos y expectativas diversas: junto a quienes asumen un

estatus básico de desigualdad (“servir o tener patrones”) y fatalismo (“¡la vida es

así!”)100, propio de la posición de repliegue regresivo, el resto considera esa etapa como

provisional, a la espera de conseguir los papeles para, en ese momento, acceder a los

derechos laborales de los inmigrantes legales (posición complementaria de la mano de

obra autóctona), iniciar una carrera ascendente confiando en sus capacidades (posición

competitiva) e incluso avanzar en la reivindicación de una sociedad más justa y solidaria,

propia de la posición crítica-instituyente (“dar la vuelta a la tortilla”). En todo caso,

mientras están indocumentados consideran que no tienen capacidad de negociación y

callan “por necesidad, no por dignidad” (“si hablas, como no tienes papeles, te vas

fuera”), por lo que se convierten fácilmente en objeto de explotación para empresarios

que sólo miran “por su bolsillo” y adoptan con frecuencia actitudes xenófobas; una

posición, esta última, definida en el capítulo 4 como nacional-capitalismo especulativo

que legitima la presencia de inmigrantes en España en cuanto mano de obra barata y sin

derechos, que puede ser tratada, chantajeada y abusada como “material de desecho”.

Como señala MOULIER-BOUTANG, la infravaloración de trabajadores extranjeros en

los sistemas nacionales del trabajo, que alimenta la jerarquización/segmentación social,

ha sido un componente ordinario y estructural de la historia del capitalismo: la

etnicización conlleva privaciones de derechos cívicos y políticos que legitiman las

segmentaciones en el mercado laboral, adjudicando los empleos más rechazados por

razones económicas o simbólicas a esos grupos sociales infravalorados101:

� “- (Mujer boliviana) Si gritas, si hablas, si dices: ‘te denuncio’, pues te vas fuera. Como no tienes los papeles, ¡te vas fuera!” (GD4).

� “- (Hombre gambiano) Y uno que habla con el jefe, después de un montón de años:

‘¿puede darme papeles?’. ‘Si paga hasta la mitad…’, venga, le ayuda a tener papeles; si no, le echa. ¡Eso no puede ser!” (GD9).

� “- (Hombre marroquí) Por supuesto todos los días tienes que trabajar para sobrevivir…

¡la vida es así!” (GD14).

100 El fatalismo pesimista de este discurso fue teorizado por Alain Minc como una vuelta a la Edad Media después de varios siglos de confianza en la modernidad y el progreso. Ver MINC, A., La nueva Edad Media. El gran vacío ideológico, Temas de Hoy, Madrid, 1994. 101 MOULIER-BOUTANG, Y., De la esclavitud al trabajo asalariado, Akal, Madrid, 2006, pág. 116-26.

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La minoría de inmigrantes sin papeles que se rebela contra las condiciones de

explotación laboral polemiza con el sector mayoritario y le acusa de tener la culpa de su

situación (“tenemos la culpa nosotros cuando nos contentamos con lo que nos ofrecen”).

En un grupo de latinoamericanos sin papeles, una mujer peruana plantea que “hay que

hacerse valer” como buenos trabajadores pues la preferencia curricular (“hacer bien tu

trabajo”) también cuenta para los empresarios, no sólo la “preferencia nacional”. Y hay

que tener “dignidad”, decir “no a la explotación, venga de donde venga”; de lo contrario

“lamentablemente el vivo se come al tonto”. La respuesta del sector mayoritario es que el

criterio que se impone es más “la necesidad” que la dignidad, o bien se deja ésta para las

relaciones sociales fuera del trabajo:

� - (Mujer boliviana) Aceptas cobrar menos por necesidad, porque tengo tres niños acá, por necesidad… He pedido trabajo en esa empresa aunque no me pague las horas extras que he trabajado… Te pillas todo lo que te ofrezcan, lo coges. - (Mujer peruana) La culpa la tenemos nosotros porque nos contentamos con lo que nos dan y no debería ser así. Entonces, deberíamos decir: “mira, si no pagas esto, nada”. y ¿cuánto me cobras la hora?”, le digo: “diez euros”: “vale”. O sea, tú pones el precio, la gente que te conoce sabe lo que haces y tienes que tener fuerza… - (Hombre argentino) No estás legalmente autorizado para trabajar, pero tienes dos manos, dos brazos y trabajas igual que los demás, por lo tanto tienes que cobrar igual que los demás… Y depende también de las necesidades que tenga el empleador. - (Mujer peruana) Si haces bien el trabajo, te lo dan. Entonces, es que depende de ti… Pero es eso, es que tienes que poner tus límites porque la gente… con eso de que tienen necesidad, pero te digo es culpa de nosotros mismos porque lamentablemente no sabemos luchar y al final la gente se aprovecha. Uno tiene que tener un poco más de dignidad porque, si no, lamentablemente el vivo se come al tonto… Yo siempre he exigido, que se me pague lo justo. Y a veces tengo que decir: ‘ya está, se acabó, no más’ ¿entiendes?, pero tienes tú que valer, tú tienes que demostrar lo que vales, si no… - (Hombre argentino) Pero hay gente que lo necesita. Porque si vos le decís que no, viene otra persona y le dice que sí” (GD2).

Entre los inmigrantes sin papeles del este de Europa también hay una minoría que

adopta una posición competitiva frente al resto de compañeros. En este caso, se trata de

un rumano cuyo proyecto es conseguir en España ahorros suficientes para establecer

después un negocio de construcción de casas en su país (inmigrante inversor hecho a sí

mismo). Cuando se le cuestiona que los inmigrantes sin papeles (“personas humildes, así

como nosotros”) apenas pueden ahorrar, y menos una cantidad de 100.000 euros, él dice

que lo pueden hacer si se lo proponen y aporta algunos casos de personas conocidas que

ya lo han conseguido (un cuñado que emigró a Estados Unidos y compró a crédito un

camión con el que gana catorce mil euros al mes, o una empresa creada por veinte

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rumanos amigos y parientes que trabajan “como uno solo”). La clave, una vez más,

consiste en “tener una meta”, adoptar una actitud adaptativa y a la vez combativa (“un

poco avariciosa”), saber “vender” las propias capacidades con confianza en sí mismo y

sin rendirse de antemano ante los empleadores, aprovechar las redes y los contactos que

se tienen, etc. La respuesta de la mayoría va en el mismo sentido de antes: los

trabajadores inmigrantes sin papeles bastante tienen si consiguen un empleo para

sobrevivir y un techo donde cobijarse (“yo quiero trabajar para mantener mi familia y ya

está”). Frente al mito del rumano “hecho a sí mismo” que triunfa en el extranjero y

vuelve a su país de vacaciones en un BMW, otros inmigrantes de Ucrania y Moldavia

recuerdan que ellos no pueden hacerse “inversionistas” sino, más bien, todo lo contrario

(“¿sabes a cuántos miles de gente deben dinero?”) y que muchos retornan a su país

sencillamente “porque su proyecto ha fracasado”:

� “-(Hombre ucraniano) En Ucrania hay bonitos bosques, una tierra riquísima, pero si no

tengo dinero ¿con qué voy a trabajar en aquella tierra? - (Hombre rumano) Y cuando ganes cien mil euros ¿regresarás a tu país? - (Hombre ucraniano) Con cien mil euros no, no. No hay nada que hacer con cien mil euros en mi país, dentro de tres años me quedaría igual con este dinero. - (Hombre rumano) Yo te digo que en cualquier país te vas, te vas a Estados Unidos con cien mil euros y puedes empezar un negocio... Mi cuñado se ha marchado a Estados Unidos y, cuando ha podido, ha obtenido un crédito bancario y se ha comprado un ‘truck’, que es un camión largo, muy grande, para llevar mercancía y ahí vive en el camión y… cobra casi catorce, quince mil, de media, por mes… Es que los rumanos somos un poco avariciosos… -(Hombre moldavo) Pero hablamos de cien mil, de doscientos mil euros… ¿a ver quien está ahorrando aquí esos miles de euros? Por ejemplo, yo en estos años que he estado pagando un alquiler y he gastado en eso más de… veintisiete mil euros, por ejemplo. A ver… si empiezo a ahorrar, a lo mejor dentro de cincuenta años puedo ahorrar los cien mil euros, pero la vida… ¡cambiará!... - (Hombre rumano) Tú tienes tu meta, cuando te has marchado de tu país y has venido a España pensabas: “quiero ganar tanto”… Es como todo en la vida, si quieres ser un obrero, un trabajador que trabajas… - (Hombre ucraniano) Yo quiero trabajar para mantener mi familia y ya está. -(Hombre moldavo) Mejor vamos a hablar de personas más humildes así como somos nosotros y no de los millonarios… de los extranjeros que están viniendo y que están todos los días aquí, que yo creo que muchísimos extranjeros ahora no tienen trabajo y muchísimos españoles no tienen trabajo y lo tienen, bastante difícil para ahorrar esos euros para poder invertir en algo…miremos alrededor que hay muchas familias extranjeras que no tienen donde vivir, no tienen ninguna casa, no tienen ni un… vamos, ni un techo donde estar. - (Hombre rumano) ¿Sabes por qué te lo digo?, porque muchos rumanos han venido aquí a España como trabajadores, como peones, como albañiles, como no sé qué y ahora disponen de cincuenta, sesenta mil euros… - (Hombre ucraniano) ¿Y sabes a cuantos miles de gente deben dinero?

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- (Hombre rumano) Mira… cada uno tiene una política, unos quieren quedarse aquí en España un montón de tiempo para ahorrar bastante dinero, después invertir en Rumania, dejar aquí en España un piso para sus hijos y cuando sean mayores jubilarse en Rumania… Aquí en España, hay muchos rumanos que vienen… cada día, ¿por qué?, porque ven volver a otros rumanos con un BMW, con un MP3, que ni los españoles lo tienen, y que invierten mucho dinero. -(Hombre moldavo) Pero muchos vuelven porque su proyecto ha fracasado” (GD1).

En la etapa de asentamiento laboral (con papeles) pierden terreno los discursos de

repliegue victimista, aunque todavía siguen bastante presentes, y aparecen con más fuerza

las posiciones subalterna y competitiva (parte superior del Cuadro 10). En efecto, pese a

tener papeles, una parte de los inmigrantes sigue adoptando estrategias de repliegue y

sumisión a los empleadores. En unos casos se reconoce que es “la necesidad” la que les

lleva a asumir sin rechistar los abusos del jefe (“si le digo ‘no’, ¿de qué como?”):

� “- (Hombre senegalés) Yo creo que el jefe se aprovecha de mí. ¿Por qué?, porque sabe

que a mí no me queda más remedio, o sea, un mes te dice: ‘no cobras hasta…’ es que no me queda otro remedio, ¿qué hago? Si le digo: ‘no, no’, luego ¿de qué como?” (GD9).

Esta sensación de impotencia permite a algunos empleadores explotar a los

inmigrantes “ad líbitum”, dando lugar a situaciones de gran explotación y acoso racista

(“a mis niños les llama ‘negros’, cosa que me revienta”) y hasta sexual (“otra chica le

denunció por tocarle sus partes”). Parece que la mayoría de inmigrantes con papeles ya

no acepta situaciones así, pero “hay gente que para no perder el puesto de trabajo,

prefiere aguantar”. Tal es el caso de una trabajadora de limpiezas de origen guineano, que

es animada por el resto del grupo a no admitir los abusos. En la presentación de su

experiencia la mujer reconoce que ha tenido que “aguantar” de todo con el único límite

de que no atentar contra su vida (“con tal de que no me mates, no pasa nada”). Tiene un

contrato por cuatro horas pero se ve obligada a trabajar muchas más sin cobrarlas, siendo

maltratada verbalmente con frecuencia por el empresario (“tú no vales nada...”). Las

compañeras del grupo de discusión, situadas en una posición más reivindicativa, le

aconsejan acudir a los sindicatos o presentar una denuncia, aunque reconocen que hay

bastantes trabajadores venidos de fuera y también algunos españoles que no se atreven a

protestar por miedo a las represalias, a quedarse en paro, a no poder pagar las deudas de

la hipoteca, tal como le ocurre a la compañera guineana (“acabamos de coger un piso,

¿qué vamos a hacer?”). El diálogo es ilustrativo:

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� “- (Mujer de Guinea Ecuatorial) Yo quería comentar algo. Llevo mucho tiempo en España, catorce años, he trabajado mucho… resulta que ahora estoy en un trabajo de limpiezas en la misma empresa que mi marido y en ese trabajo de verdad estoy… Hay noches que ni siquiera duermo… Me han contratado por cuatro horas diarias y resulta que tengo que trabajar todas las horas que hagan falta. Lo hago como puedo, tengo dos hijos pequeños y no es fácil tener un trabajo. Resulta que a la hora de pagarme hay problemas, todo el mundo cobra pero en el momento que me da mi dinero: “estás cobrando demasiado”, ¡cuatrocientos euros! Me van a contratar ahora para ocho horas diarias, pero ya me han avisado: ‘tú, te voy a decir una cosa. Tú vete de vacaciones, cuando vuelvas, te voy a hacer la vida imposible’. Le digo: ‘sí, con tal de que no me mates no pasa nada’. Me voy comiéndome la cabeza, ¿y qué querrá éste conmigo? Y me dice: ‘te voy a decir algo, ¡tú no vales para nada!, llevas tres años y pico en esta empresa y no haces nada’. Y es un edificio entero, de dos plantas, que tenemos que limpiar entre mi marido y yo… a mis niños les llama ‘negros’, cosa que a mí me revienta, y a mi marido le llama ‘el negro’. Y todo el mundo en la nave nos está diciendo: “¿qué os pasa? ¿Estáis tontos o qué os pasa?”. Claro, nos están machacando constantemente, mi marido tiene más paciencia que yo. Yo no tengo tanta paciencia pero me estoy aguantando por mis niños… - (Mujer ecuatoriana) ¿Tienes la nómina? - (Mujer de Guinea Ecuatorial) Tengo nómina. - (Mujer ecuatoriana) Cuando vayas a la UGT ¡denuncia! Es que muchas veces a nosotros los extranjeros nos explotan y, bueno, lo permitimos. ¿Por qué?: porque tenemos miedo a denunciar. Tú tienes papeles, tienes contrato, así que ¡denúnciales! - (Mujer colombiana) Y además son catorce años que llevas aquí. - (Mujer de Guinea Ecuatorial) Yo estoy a punto de explotar. - (Mujer colombiana) ¡Tienes que ir! - (Mujer de Guinea Ecuatorial) Porque es que yo estoy ya para denunciar pero mi marido dice: ‘acabamos de coger un piso, ¿qué vamos a hacer?, la letra está muy alta, no sé qué’. Pero yo misma en sí, es que ya no duermo… - (Mujer marroquí) Aparte de eso, te están maltratando… - (Mujer de Guinea Ecuatorial) Y a este mismo señor hace poco le han denunciado… otra chica le denunció por tocarle sus partes. - (Mujer colombiana) O sea, que tiene antecedentes… Yo creo que los españoles eso no se lo permiten… Nosotros porque venimos de fuera y nos da miedo por la familia, que luego no haya una solución… - (Mujer de Guinea Ecuatorial) En este trabajo, perdona, hay gente española que está pasando por cosas raras pero para no perder su puesto de trabajo que lleva muchos años, tiene una familia… ¡aguantan!, donde yo trabajo está pasando eso. - (Mujer ecuatoriana) Los españoles será un dos por ciento que se dejen, porque la mayor parte de españoles no se dejan” (GD11).

Otras veces, como ya vimos, el trabajador asume una actitud dócil y de

identificación con la empresa (el “buen lacayo”) como estrategia de reconocimiento por

parte del empleador, lo que puede ser efectivo en la primera etapa de irregularidad pero

se sostiene más difícilmente una vez conseguidos los papeles. Es la situación de un

marroquí que comenzó trabajando en el campo y luego el empresario le puso de

encargado del almacén asignándole las responsabilidades correspondientes. Se pasaba

todo el día trabajando y también muchos fines de semana porque “si hay faena, hay que

hacerlo”, hasta que se dio cuenta de que estaba haciendo “funciones de jefe con sueldo de

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peón… ¡eso sí que es aprovechar!”. Como el patrón dio largas a su reclamación, optó por

irse a trabajar a otra empresa. Pasaba así, mediante este cambio de empresa, de una

estrategia de sumisión a otra de reivindicación de sus derechos laborales:

� “- (Hombre marroquí) Yo primero estuve trabajando en el campo cuatro años y después el

jefe me llevó al almacén… Soy una persona que tengo capacidad de aprender rápidamente, de comunicarme con gentes y he ido subiendo el nivel muy poco a poco hasta llegar a ser el encargado, donde llevo tres años. Yo trabajaba los domingos porque los clientes a mi me pedían género para el lunes… y si tengo que trabajar el domingo porque hay faena, pues hay que hacerlo… En cambio, hay una cosa que me afectaba un poco mal porque llevaba tres años siendo encargado del almacén, yo tenía que firmar los papeles, pasar los géneros y hablar con los clientes… Pero en el contrato ponía ‘peón’, o sea, llevaba tres años siendo encargado, un profesional cien por cien, pero en el contrato ponía peón y mi nómina era de 600 euros… Y es que hay que aguantar pero hasta un cierto punto. Al final estuve hablando con él tres veces, me decía: ‘sí, sí, el lunes voy a la gestoría’. Nada y al final me he dado cuenta de que este hombre se estaba aprovechando de mí: funciones de jefe con sueldo de peón, ¡eso sí que es aprovechar!... Un día le dije: ‘¿sabe qué? mañana martes mi último día, el miércoles voy a empezar a trabajar en otro sitio’, porque un encargado no tiene que cobrar como uno que acaba de llegar” (GD9).

Entre los inmigrantes con contrato de trabajo van ganando terreno las estrategias

de inserción laboral que se corresponden con las posiciones subalterna-complementaria y

competitiva-flexible del Cuadro 10102. Ambas son de corte individual y tienen una marca

de clase diferente: mientras la posición subalterna-complementaria reclama (del estado)

los derechos correspondientes a la condición obrera y al estatuto específico de

inmigrantes, la posición competitiva pone el énfasis en la capacidad de superación de los

individuos (dotados para competir…) en un espacio de libre mercado (“si tu quieres, tú

puedes”).

En el primer caso (posición complementaria), se pide la adscripción o

incorporación a la “norma de consumo obrero” establecida en España, aún cuando se den

cuenta, como hemos visto- de que el papel regulador-protector del estado está en crisis y

ya no cumple su función como antes103. En particular, se reclama de la administración un

102 Un estudio cualitativo sobre la situación laboral de los inmigrantes en los sectores de la construcción y la hostelería detectó cuatro estrategias básicas de inserción laboral: igualdad de derechos, competencia individual, repliegue protector y militancia obrera. Ver COLECTIVO IOÉ, ¡No quieren ser menos! Exploración sobre la discriminación laboral de los inmigrantes en España, UGT, Madrid, 2001, págs. 177-180. 103 La relación salarial fordista dio lugar a medidos del siglo XX en los países más desarrollados a una norma de consumo obrero o consumo de masas que separó el mundo del trabajo del mundo de la pobreza y aseguró una larga vida de trabajo/consumo a la población asalariada con una amplia regulación jurídico-institucional de las relaciones laborales. Este modelo propio del llamado Estado de bienestar, habría entrado

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mayor control de los precios y de los salarios (“el estado debe tener unos registros…”),

políticas sociales efectivas y, muy especialmente, un control estricto de la llegada de

nuevos inmigrantes que, al aumentar excesivamente la oferta de mano de obra, presionan

a la baja los salarios y rebajan las condiciones de vida de los trabajadores, sobre todo de

los inmigrantes llegados en los últimos años, sus competidores más inmediatos. En el

caso de los trabajadores procedentes de los nuevos países comunitarios de la Europa del

este, el deterioro del nivel de vida en España (“ya casi no aguanto… tengo que coger más

trabajo”) y la mejora de las condiciones de vida en sus países de origen gracias a la

entrada en la Unión Europea (“todos los países de Europa están dando dinero para

Rumania y para Bulgaria”) favorecen la paulatina equiparación en una especie de

“trabajador colectivo europeo” a la baja, o precariado europeo, con un perfil de derechos

y deberes equivalente, lo que haría cada vez menos atractiva la emigración entre los

países de la Unión. Los propios inmigrantes latinoamericanos, a la vista de cómo están

bajando los sueldos debido a la inmigración (“todo el mundo está viniendo acá y está

entrando por lo que le paguen”), creen que puede llegar un día en que tales sueldos

“estarán a igual nivel que en Latinoamérica” por lo que la gente ya no emigrará (y

aumentarán los retornos):

� “- (Hombre marroquí) En el tema laboral… nosotros ¿qué podemos hacer?, yo ¿qué voy

hacer?, tú ¿que vas a hacer? Eso ya el estado tiene que tener unos registros en este tema, ¡nosotros no podemos hacer mucho!” (GD9).

� “- (Mujer búlgara) Nos hemos amoldado aquí y por ahora no pienso regresar a Bulgaria

porque todo va bien; mi marido trabaja, el niño se siente bien, va bien, va a la guardería está contento y en fin…Lo que me gusta mucho en Madrid también es el transporte público, que no tengo coche y me gusta… Bueno todavía estaré más feliz si bajan los intereses, si el gobierno hace algo para la gente porque nos están matando… - (Hombre rumano 1º) Yo tengo como seis años en España y desde hace cuatro años gano unos dos mil euros al mes… Como me iba muy bien, pues llamé a mi novia, digo: ‘ven p’acá que está bien España’. Nos hemos casado, hemos hecho dos niños, nos hemos comprado un piso, un coche. Pero es que cuando nos hemos comprado el piso hemos empezado a pagar cuatrocientos y ahora es que gano también dos mil euros pero pago mil euros la letra. Los intereses y la comida y todo eso, como subió mucho, ya casi que no aguanto. Y con dos niños… Y con dos mil euros con los gastos y eso… tengo que coger más trabajo fuera del… - (Hombre rumano 2º) Menos mal que ganas dos mil euros, que si ganaras menos…

en crisis y estaría dando paso a la “la constitución de un nuevo ciclo disciplinario como un proceso de reactivación y generalización del mercado y la competencia como entes absolutos (que dictan normas y definen la racionalidad misma)”. ALONSO, L. E., La crisis de la identidad laboral, Anthropos, Madrid, 2007, pág. 240. Ver también GARCIA, J., LAGO, J., MESEGUER, P. y RIESCO, A. (Coord.), Lo que el trabajo esconde, Traficantes de Sueños, Madrid, 2005.

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- (Hombre rumano 1º) Hombre, de momento, España es mejor para mí ¿sabes?, pero dentro de cinco años… Porque te digo una cosa, ahora España no consigue el dinero de la Comunidad Europea, España está dando dinero para Rumania, para Bulgaria, para los países que han entrado en la Comunidad Europea. Y todos los países de Europa están dando dinero para Rumania y para Bulgaria. Y entonces, no sé, yo creo que va estar mejor…” (GD6).

� “- (Mujer ecuatoriana) España, tiene un mercado que irá a la crisis de los demás países,

porque todo el mundo está viniendo acá y está entrando por lo que te paguen. Y al fin y al cabo yo creo que será igual que los demás países, estará igual a nivel que Latinoamérica, igual… Los sueldos están bajando, la gente viene por lo que le dan... Con todos los inmigrantes acá ya no es como antes... Es que ahora ya no compensa, cuando yo vine hace 8 años ganaba equis dinero, enviaba a Ecuador y podía ahorrar todos los meses. Pero es que ahora no, tengo que pagar el piso, tengo que pagar el cole, tengo que pagar muchas cosas y es que no puedo ahorrar” (GD12).

La posición subalterna-complementaria asume, además, el estatuto subsidiario de

los trabajadores inmigrantes en relación a los nativos, es decir, justifica la “preferencia”

de los dueños de la casa (“están en su país”) a la hora acceder a un puesto de trabajo y

comprende las quejas de la población española ante el “excesivo” número de inmigrantes

llegados en los últimos años (“ese trabajo lo podía tener un español”). Ellos reaccionarían

del mismo modo si ocurriera lo mismo en su país (“imagínate un millón de moldavos en

Rumania…”). Sin embargo, se argumenta que los extranjeros tienen derecho a trabajar en

aquellos nichos laborales donde no hay españoles que quieran trabajar, como “en

construcciones o en el campo”:

� “- (Hombre rumano 1º) Cuando los españoles dicen que los inmigrantes son un problema

yo, no sé, un poquito lo entiendo ¿sabes? Porque todos los extranjeros que han venido aquí… hay muchos que han quitado mucho trabajo ¿sabes? y ese trabajo lo podía tener un español. Y estás en tu país y no lo puedes tener. - (Hombre rumano 2º) Imagínate un millón de moldavos en Rumania o de turcos en Bulgaria. - (Hombre rumano 1º) Sí, sí. - (Mujer rumana) Pero ahora en Rumania trabajan chinos. - (Hombre rumano 1º) Pero no tienen razón de la gente que trabaja aquí en la construcción, porque hay muy pocos españoles. - (Hombre rumano 2º) Porque ellos no quieren trabajar ahí. - (Hombre rumano 1º) Hay muy pocos españoles que trabajan en construcciones o en el campo también... Pero los demás trabajos sí tienen un poco de razón. Yo así creo que es porque… Como dice él, si a Rumania van moldavos…” (GD6).

La posición competitiva-flexible es adoptada principalmente por personas con

vocación empresarial o con capacidad profesional u otros recursos personales o familiares

que les permiten competir con alguna garantía de éxito en el mercado abierto, incluso a

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escala internacional. Se critican, en este sentido, las trabas burocráticas que pone España

a los profesionales y especialistas de otros países, que acaban emigrando a otros lugares

(“esas bazas se están perdiendo”), mientras aquí recala la “mano de obra barata” que ni

siquiera necesita saber español para trabajar (“en la construcción se necesitan poco las

palabras”), y mucho menos inglés (los profesionales filipinos “se van a países de habla

inglesa”). El siguiente diálogo entre pequeños empresarios inmigrantes refleja esta

problemática del “mercado internacional de las migraciones”, teorizada por la economía

neoliberal, según la cual la restricción política de los flujos laborales por parte de los

estados representa un obstáculo a las ventajas que supondría la libre circulación de

trabajadores; los estados harían mejor en encauzar esos flujos en su beneficio,

desarrollando una política activa de inmigración atrayendo mano de obra cualificada y

limitando la no cualificada104:

� “- (Empresario búlgaro) Nosotros no somos totalmente españoles. En construcción no hace falta el idioma, entonces es más... es manual, ahí se necesitan poco las palabras. - (Ingeniero colombiano) Yo digo una cosa, mira en mi país he trabajo en mi especialidad de ingeniero, pero aquí tengo que convalidarlo, tengo que estudiar aquí en la universidad y no tengo todo el tiempo para convalidar y las matrículas también son muy caras y todo. - (Empresario peruano) Por lo general sí hay problemas. Yo desde el punto de vista de la comunidad peruana, de lo que yo veo es la incorporación de los profesionales, que vienen titulados y que no pueden ejercer y vienen directamente a trabajar y no tienen la posibilidad económica como para estudiar y trabajar. - (Ingeniero colombiano) Claro, eso es lo que pasa. - (Empresario peruano) Ese es el gran problema. Ahora ¿qué es lo que pierde España con eso? Bueno, hay buenos profesionales y malos profesionales y en la comunidad extranjera habrá buenos ingenieros y buenos economistas y buenos abogados, que traerán novedades de sus países para incorporarlas aquí. Pero como no les dan la oportunidad, esas bazas se están perdiendo, entonces ¿a qué se dedican esas personas?, pues a trabajar como mano de obra barata o se vuelven a su país… o buscan otro país donde puedan ejercer su profesión…” (GD22).

Frente a la posición subalterna-complementaria, la posición competitiva reclama

un estado de mínimos que garantice la igualdad de oportunidades para todos, sin proteger

especialmente a los nacionales (“que muevan el culo y no echen la culpa al inmigrante”).

Es decisivo, por tanto, ponerse “una meta” y “luchar para mejorar”, porque “al final 104 Para G. J. Borjas, las migraciones internacionales de trabajo son un mercado abierto en el que los países desarrollados compiten entre sí para atraer hacia ellos las mejores bazas: “la existencia de un mercado de la inmigración implica que los países compiten por el capital físico y humano de los inmigrantes, que el tipo particular de personas y de países de origen depende de cómo difieren las ofertas a los potenciales migrantes por parte de los países que compiten en ese mercado, y que habrá vencedores y perdedores en esa competición”. BORJAS, G.J., Friends or strangers. The impact of immigrants on the U.S. economy, Basic Books, 1991, págs. 86-7.

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recoges lo que has sembrado”. Para ello, los trabajadores deben ser “egoístas”,

“avariciosos” y aspirar a “ser jefes” o “inversionistas”, no contentarse con ser

simplemente “trabajadores que trabajan”. Como señala una trabajadora rusa, casada con

español, no hay que sentirse “víctimas” sino “buscar, luchar y no aguantarse” hasta

conseguir lo que se quiere:

� “- (Mujer rusa) No, no, hay que buscar, luchar, ¿sabes? y no aguantarse. Si ella paga no

sé cuanto por una hora, vale, en una casa de interna sin contrato, sin nada, bueno eso… se puede denunciar - (Hombre rumano) No siempre puedes denunciar cómo quieres, no siempre vas a tener… - (Mujer rusa) ¡Puedes!, Si tú quieres, tú puedes. (Hombre rumano) Puedes hacerlo, pero no… tienes chances mínimas para conseguirlo. - (Mujer rusa) Bueno, es otro tema ¿no? Si tú no quieres luchar por tu vida para mejorar, es otra cosa. Si dices: ‘ah!, vale, que no pasa nada, que yo soy no sé qué… ¡yo soy víctima!’. Eso no, no, ¿sabes? Hay que abrir la boca y preguntar: ‘¿qué pasa?... ¿porqué tú me pagas lo mismo que si fuera media jornada?” (GD6).

� “- (Hombre senegalés) El parado español está ahí todo el día con un vaso de vino… pues

¿cómo va a buscar trabajo?; lo que tiene que hacer es mover el culo y no echarle culpa al inmigrante que ha llegado hace poco o que estaba hace mucho aquí. (…). Yo, por ejemplo, si me quedo en España es para demostrar que no soy analfabeto, voy a intentar aprovechar lo máximo que pueda para decirles… que yo hoy por hoy sí que pienso trabajar en un campo o en una fábrica, pero de aquí a cinco o diez años no pienso hacerlo porque para mí este trabajo no es el mío. (…) Nosotros tenemos que elegir, tenemos que ser egoístas, ¿no?, en lo que es el trabajo… porque si un jefe ha llegado a ser jefe, ¿por qué yo no? y ¿por qué él sí y yo no?, que te lo tienes que currar, aunque tardes cinco o diez años en conseguirlo… debes tener tus ideas y ya está” (GD9).

� “- (Hombre mauritano) La ley de la empresa privada es igual en todo el mundo: Tú

trabajas… y al final recoges lo que has sembrado” (GD14).

En los textos estudiados aparecen sólo apuntes parciales, en el terreno laboral, de

la posición instituyente, especialmente cuando se critica la lógica de “explotación” del

capitalismo, que “esclaviza” tanto a inmigrantes como a autóctonos105, o la universalidad

de la discriminación laboral de los inmigrantes en todos los países (a partir del principio

de la “preferencia nacional”). Se insinúa, en consecuencia, la denuncia y unidad de

acción de los trabajadores, extranjeros y nativos, desde un plano de igualdad, como

sujetos que ponen en cuestión la jerarquización entre los países (relaciones Norte-Sur) y

las desigualdades económicas generadas por las grandes corporaciones transnacionales.

105 Disponer de un amplio segmento de mano de obra flexible y vulnerable, donde se ubica gran parte de la inmigración irregular o regular, es el resultado de un modelado institucional del mercado de trabajo que tiende a ser cada vez más generalizado. Ver PEDREÑO, A., Ruralidad globalizada, Diego Marín, Murcia, 2000.

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Esta posición crítica es sólo esbozada en momentos puntuales por los sectores más

explotados y menos cualificados de la inmigración (“no sé por quién, pero esto tiene que

cambiar”) mientras son personas con mayor cualificación y capacidad de abstracción

quienes hacen más explícita la critica del sistema capitalista (“¡el capitalismo es un

cáncer!”) y la necesidad de articular una fuerza colectiva que se enfrente a él (“los

inmigrantes somos un gran poder… si hiciéramos una huelga se paralizaba el país”):

� “- (Hombre ecuatoriano) Yo he trabajado en la OPEL y veo mucha… ¿cómo se dice

aquí?, mucha esclavitud, mucha explotación a los mismos españoles y a los inmigrantes que trabajamos allí, con todos los beneficios que tiene la OPEL. A mí sí me gustaría que se vaya al cine a avisar, a las empresas para que vean que los coches que salen de ahí son en base a unos inmigrantes y unos españoles que son explotados y esclavizados laboralmente, o sea, cómo se dice, ¡un acoso!” (GD14).

� “- (Hombre ucraniano) Pues yo no sé… hace cinco años estaba la vida estaba muy

diferente que ahora, pues me parece que… hay que cambiar algo más que… no sé por culpa de quién, por el gobierno, por los extranjeros… pero hay que cambiar y ¿quién va a cambiar esto? No lo sé, pero yo creo que seguro que algo cambia y tiene que cambiar” (GD1).

� - (Mujer emigrante española retornada de Alemania) Ya se han preocupado ellos de

que… a pesar de haber sido el proletariado más oprimido, encima estamos contentos por la pura subsistencia… Si los inmigrantes de España hiciesen, tuviesen la capacidad de hacer una huelga, se paralizaba el país… (porque) los inmigrantes somos un gran poder ya, en número y en potencia” (GD20).

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Cuadro 10

Formas de entender la incardinación laboral

Buen súbdito (estado) Individuación Competidor eficiente (mercado)

C

Mano de obra complementaria

� (Con papeles) Defensa de los “derechos” correspondientes a la fuerza de trabajo asalariada, asumiendo las condiciones propias como extranjeros (preferencia nacional.

� (Nuevos miembros de la UE) Defensa de

los mínimos correspondientes al “trabajador colectivo europeo” (o “preca-riado europeo”).

B

Mano de obra flexible

� (Sin papeles) Hacer valer en el mercado laboral las ventajas comparativas del inmigrante (preferencia curricular, disponibilidad, movilidad geográfica). O bien hacerse “inversionista” a partir de una primera etapa de ahorro, esfuerzo y planificación (“hecho a sí mismo”).

� (Con papeles) La inserción laboral

depende de la capacidad para competir en un mercado abierto (“si quieres, puedes”. Dos versiones: asalariados “afortunados” y emprendedores “triunfadores”.

Pop

ulismo regresivo C

ierre S

ujeción a las no

rmas

A

Mano de obra etno-estratificada

� (Sin papeles) Sumisión al empleador para asegurarse un lugar en el mercado de trabajo (posiciones asumida o forzada “por la necesidad”).

� (Con papeles) Identificación con la

empresa y fidelidad al empleador (“buen lacayo”) o bien dependencia impotente ante empleadores explotadores-xenófobos (posición forzada por las circunstancias).

D

Mano de obra auto-organizada

� (Sin o con papeles) La precariedad laboral de los inmigrantes del Sur es un efecto combinado de la explotación capitalista y la xenofobia nacionalista, a la que hay que hacer frente mediante la denuncia de la explotación a trabajadores inmigrantes y nativos.

� Unidad de acción de los trabajadores inmigrantes y nativos.

Pop

ulismo progresivo Apertura Promoción meritocrática

Endogrupo Grupalidad Exogrupo

Equiparación formal (Libre mercado de mano de obra)

Inserción subalterna (Cuotas de trabajadores)

Repliegue defensivo (Nichos laborales)

Proyección instituyente (Empoderamiento de los trabajadores)

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9. Relaciones con la administración. Políticas sociales y modelos de

ciudadanía

La Constitución española de 1978 plantea como uno de sus principios básicos la

participación de los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social. El

artículo 23 afirma que “los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos

públicos, directamente o por medio de representantes” y, en consecuencia, reconoce y

regula los derechos de reunión, asociación, manifestación y huelga, además de establecer

mecanismos electorales para elegir a los representantes públicos en la administración

local, autonómica, estatal y europea. Por otra parte, la ciudadanía implica el acceso

igualitario a un conjunto de recursos y políticas sociales de carácter público, financiados

mediante los impuestos, que permiten acceder gratuitamente, o a precios subvencionados,

a diversas prestaciones, como la sanidad, la educación, las pensiones, las viviendas

sociales, los servicios municipales, etc.106.

Desde el punto de vista jurídico, la ciudadanía plena no va ligada a la residencia

en el país sino a la posesión de la nacionalidad española; por tanto, a los residentes

extranjeros se les otorgan estatutos y normas específicas. Entre estas últimas, como ya

hemos visto, se distingue netamente a los “sin papeles” de quienes están documentados, y

dentro de estas categorías existen, a su vez, múltiples subdivisiones. Los no provistos de

documentación pueden estar empadronados, lo que les da acceso a ciertos derechos y

servicios públicos, o incluso pueden estar “en trámite” si han iniciado algún proceso de

regularización o asilo, etc. En cuanto a los residentes documentados también hay una

tipología bastante amplia (residencia de Régimen Comunitario o General, con o sin

permiso para trabajar; de duración anual, bianual o indefinida; tarjeta de estudiante, de

trabajo temporal, etc.). La obtención de la nacionalidad española por residencia equipara

casi totalmente a inmigrantes y nativos desde el punto de vista jurídico.

En este complejo contexto normativo la población inmigrante desarrolla sus

propias formas de instalación en la sociedad española, lo que implica, entre otras cosas,

106 Este conjunto de prestaciones constituye el salario indirecto de los hogares y representa en España una media equivalente al 78% de los ingresos salariales. Ver indicador 14 de la dimensión Renta y patrimonio, en www.barometrosocial.es.

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discursos diferentes en torno a la ciudadanía y las políticas sociales. En primer lugar,

expondremos los puntos de vista existentes en torno a algunas políticas sociales que más

afectan al colectivo inmigrante (educación, sanidad, vivienda y política de

inmigración)107; después retomaremos las cuatro posiciones básicas de nuestro cuadro

ideológico en torno a la ciudadanía, donde ubicaremos diversos elementos que aparecen

en los anteriores apartados.

9.1. Educación

Dos son las cuestiones que la población inmigrante se plantea en esta materia: la

homologación al llegar a España de los niveles formativos que las personas adultas

obtuvieron en sus países de origen y la educación que reciben sus hijos en centros

españoles, mayoritariamente de titularidad pública108.

En cuanto a las convalidaciones, se reconoce que son un requisito “lógico” en

aquellas especialidades en que los contenidos educativos del país de origen y de España

no son homologables. Sin embargo, existe una queja casi unánime en el sentido de que

los sistemas de homologación son lentos (“un problema largo, largo, largo”), arbitrarios

(“nunca es cuando te dicen”) y con frecuencia injustos (“rechazan lo tuyo por completo”).

Se plantea incluso la sospecha de que existe un “celo profesional” con connotaciones

racistas y de agresión personal (“entran en el espacio del canibalismo”) cuyo resultado es

impedir el ascenso laboral de los inmigrantes:

� “- (Mujer ecuatoriana) Estudié psicología en Ecuador y convalidé aquí en la facultad de

psicología. Pero se ve una competencia bárbara, sí, entran en el espacio del canibalismo, donde el que más puede, más sube y si te lo puedes comer al uno pues te lo comes, lo importante es resaltar académicamente entre los profesores… Hay racismo, hay racismo y celo profesional, sí, lo he podido constatar. Hemos sido un grupo que hemos estado convalidando y nos hemos visto agredidos en lo personal y por nuestra pertenencia de origen ¿sabes? - (Hombre ecuatoriano) Yo también vine con la ilusión de convalidar mis estudios… Entonces justamente, hace poco hice examen, lo aprobé todo pero por la falta de papeles

107 Un análisis general del acceso de los inmigrantes a los servicios públicos puede verse en CARRASCO, C. y RODRIGUEZ G., “El acceso de los extranjeros a los servicios públicos y las prestaciones sociales”, en AJA, E. y ARANGO, J. (Edit.), o.c., págs. 219-46. 108 En el curso 2006-07 había 608.040 alumnos extranjeros en el sistema escolar español, sin incluir la universidad, que representaban el 7,8% del total del alumnado. De ellos, el 82% estaba escolarizado en centros de titularidad pública y el 18% en centros privados.

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de documentación, estuve tratando de hacer muchas cosas, haciendo unas horas con abogados y todo, pero al final no lo conseguí… Esto de convalidar los títulos… me dicen que va para años, que para la convalidación de bachillerato tardan un montón…” (GD4).

� “- (Hombre colombiano) Yo estudié derecho allí y estoy tratando de homologar mi título

y, o sea, como quien dice, tengo que volver a la universidad porque lo que tengo no me vale casi nada… En el caso mío del derecho o de otras carreras, las prácticas no son las mismas allí que aquí. Pero se parte del hecho de que de las materias troncales ya tienes conocimiento, ya puedes tener experiencia en el tema, que te hagan un curso o algo rápido y que te puedan dar acceso a lo que has estudiado, a ese tipo de trabajo, pero no que rechacen lo tuyo por completo. Entonces, te mandan a hacer una prueba de aptitud, vas a la universidad y te dicen: “oye, búscate la vida”, o sea, no te dicen: ‘oye, mira, esto es así, así y así…’. Si me ponen un sinfín de pegas, pues optas por no realizarlo. Porque es volver a asumir cuatro o cinco años de universidad. Entonces, no me parece justo” (GD12).

� “- (Hombre cubano) La convalidación de los títulos también es terrible... ¡es una cosa

espantosa! Y, al final, si sale, nunca es cuando te dicen…” (GD17).

En especial, muchos inmigrantes profesionales y pequeños empresarios que se

ubican en la posición igualitaria-competitiva se quejan de la rigidez jurídico-formal del

sistema español de reconocimiento de facultades y estatus, que les impide desplegar sus

capacidades en igualdad de oportunidades con los demás (“vienen titulados y no pueden

ejercer”; “no puedo aceptar la oferta porque no tengo homologado el título”):

� “- (Empresaria filipina) Eso es lo que ocurre con los filipinos… porque yo he hecho la

acreditación. Entonces ¿qué pasa con los filipinos? Los filipinos, la mayoría que ha terminado sus carreras, como enfermera, médico, de todo, pues aquí no pueden ejercer ese tipo de carreras por los problemas burocráticos de acreditación y convalidaciones. Entonces ¿qué hacen?: se van a otros países de habla inglesa. - (Empresario peruano) Por lo general sí hay problemas. Yo desde el punto de vista de la comunidad peruana, lo que yo veo es la incorporación de los profesionales que vienen titulados y que no pueden ejercer y vienen directamente a trabajar y no tienen la posibilidad económica como para estudiar y trabajar. Eso es un gran problema” (GD22).

� “- (Mujer colombiana) Yo estudié derecho en mi país, pero hice los estudios de postgrado

aquí. Un problema con el que me he encontrado es la homologación de los títulos porque eso es un problema largo, largo, largo. El primero me quedé en trámites, ya tenía que esperar un año para que te digan que sí, en mi caso hay que presentar más o menos ocho exámenes para homologar mi título de abogada acá… así que cuando tengo una oferta de trabajo no puedo hacer nada porque no tengo homologado el título” (GD14).

La presencia de alumnos extranjeros en las aulas, en proporción muy superior en

los centros públicos (8,9% del alumnado) que en los privados (4,2%), ha originado una

diversidad social y cultural que pone en cuestión el modelo homogéneo tradicional de la

escuela española. Las posibles estrategias de atención a la diversidad presentan una

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gradación que va desde la segregación o la asimilación a la educación intercultural o

antirracista, pasando por la compensatoria, la educación para la tolerancia y la promoción

del pluralismo cultural109. En el plano normativo (leyes, decretos, reglamentos escolares)

existe confusión entre el enfoque intercultural –poco desarrollado en la práctica-, que

concibe a los hijos de inmigrantes como aporte positivo, y el de la educación

compensatoria, que los percibe como deficitarios.

La adaptación escolar presenta problemas específicos en aquellos niños y

adolescentes que han pasado del sistema escolar del país de origen al español, a veces a

mitad de curso. En el grupo de discusión con jóvenes reunificados por su familia en edad

escolar aparecen problemas muy diversos: pérdida de curso “por falta de vocabulario”

que le desincentivó para seguir estudiando, pasar de curso “sin saber nada” con el

consiguiente fracaso posterior, retraso del inicio escolar hasta convalidar la enseñanza

secundaria de su país, etc. Son indicios de un problema notable de adaptación a la escuela

española que puede explicar unas tasas de fracaso académico110 y de abandono temprano

de la escuela más elevadas entre el alumnado inmigrante111:

� “- (Mujer joven paquistaní) Por el problema de la lengua me separaron de los demás y

hubo un momento que quería dejar de estudiar. Al final me han convalidado las notas porque en inglés tenía sobresaliente. Pero tengo que repetir... - (Mujer joven marroquí) Me pasaban de curso sin saber nada y ahora me dicen que no voy a sacar el título de la ESO. La culpa es del profesor que aprueba sin saber. Ahora, cuando voy a buscar trabajo hay problemas de ‘ESO’ (estudios) y de los otros (por el pañuelo, por ser marroquí)… - (Mujer joven colombiana) Allí me gradué en Bachillerato y aquí me querían hacerlo repetir. Yo le dije a mi papá: ’yo ya me gradué, yo no vuelvo’. Metí los papeles, se demoró bastante, Me decían: ‘tienes que esperar’. Fui al año: ‘espera’, me dijeron. Esperé y esperé hasta que me salió y me lo convalidaron…

109 Ver MUÑOZ SEDANO, A., “Hacia una educación intercultural: enfoques y modelos”, en CANTO, A.C. y otros, La educación intercultural. Un reto en el presente de Europa, Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid, 2002; y COLECTIVO IOÉ, “Inmigración y diversidad cultural”, en Inmigración, género y escuela, CIDE, Madrid, 2007, págs. 40-86. 110 Según una encuesta aplicada a familias marroquíes y dominicanas en Madrid y Barcelona, “el problema de ajuste y adaptación entre los sistemas del país de origen y de España es más leve si la incorporación a la escuela es temprana (antes de los 8 años) y se agrava extraordinariamente a partir de los 12 años”. COLECTIVO IOÉ, La escolarización de hijas de familias inmigrantes, CIDE / Instituto de la Mujer, Madrid, 2003, pág. 118. Ver también, en el mismo sentido, BLANCO, M.R., “Políticas educativas e inmigración: de las políticas a las prácticas”, en CLAVIJO, C. y AGUIRRE, M.(Eds.), Políticas sociales y estado de bienestar en España: las migraciones, FUHEM, Madrid, 2002, págs. 307-343. 111 Según la Encuesta de Población Activa (cuarto trimestre de 2006), mientras el 52% de los jóvenes entre 16 y 25 años nacidos en España permanecían en el sistema educativo, sólo lo hacía el 30% de los latinoamericanos y el 16% de los africanos.

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- (Hombre joven paquistaní) El instituto tenía un nivel muy alto, y es malo para los inmigrantes. Te hacen repetir para que no les baje el nivel pero eso te desanima o te cambias de centro, como hice yo” (GD18).

Las madres inmigrantes valoran positivamente el acceso libre y gratuito de sus

hijos e hijas a las mismas escuelas que los nativos; consideran que esto abre una vía que

facilitará en el futuro la inserción social y laboral de sus hijos. Sin embargo, la escuela

española plantea problemas específicos para el alumnado inmigrante en tres puntos: la

discriminación que padecen por parte de otros agentes escolares; el desacople con la

educación recibida en casa; y las dificultades para acceder a las ayudas escolares (becas,

comedor, etc.).

La discriminación del alumnado inmigrante procede tanto de los propios

compañeros (“en el colegio los niños son muy crueles”) como de un sector de los

profesores (“ecuatorianos de mierda, marroquíes de mierda… no sé que vienen a hacer

aquí…”) y de los padres y madres nativos (“cuando las madres están, sus hijos se apartan

de mi hija”). Una situación que a veces conduce a la creación de “guetos” (“ecuatorianos

aquí, bolivianos ahí, marroquíes allí y los españoles por aquí...”) o deriva en problemas

psicológicos (“mi hija está con psicólogo y todo”).

� “- (Madre ecuatoriana) Dicen que en la escuela de aquí no hay racismo, ¡qué va! Usted sale fuera y observa los recreos: ‘ecuatorianos de mierda’, ‘marroquíes de mierda’, ‘no sé lo que vienen a hacer aquí’, ‘cada vez son más indisciplinados’, ‘es que no hay quien los aguante y encima echan pestes’ y encima no sé qué y encima no sé cuantos… son comentarios de los propios profesores. Ahora usted mira en los recreos y están los ecuatorianos aquí, los bolivianos ahí; los marroquíes allí y los españoles por aquí. Nosotros, los extranjeros hacemos un gueto y todo está cerrado…” (GD4).

� “- (Madre marroquí) No es su culpa de las niñas, porque la culpa es también de las

madres porque… cuando las madres no están, están jugando todas juntas pero cuando las madres están, las apartan de mi hija y eso la niña lo lleva mal… y está con psicólogo y todo” (GD11).

� “- (Madre ecuatoriana) Yo no veo mal que las chicas marroquíes lleven pañuelo si ellas

quieren, pero en el colegio los niños son muy crueles. Y si es una niña de quince años… pues se puede sentir a lo mejor discriminada por eso” (GD12).

Las madres inmigrantes observan con preocupación que los valores que

transmiten en casa a sus hijos a veces no se corresponden con los que se enseñan en el

colegio (“su segunda casa”). Se alude a un problema de confusión cultural debido a la

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presencia de alumnos de muchas procedencias (“pues en mi país se dice…”); sin

embargo, apenas cuestionan los contenidos del currículum escolar, salvo para aludir a la

precocidad con la que se abordan temas relativos a la educación sexual. En todo caso, se

trata de pequeños conflictos en términos culturales (“para mí eso no era normal”) que se

narran con cierto humor y no plantean un problema especial:

� “- (Madre boliviana) El colegio es la segunda casa, entonces es lo que yo digo, porque

cada uno les enseñamos unos valores en casa pero luego cuando van allí al colegio llegan totalmente… Cada uno dice lo que es, o sea, yo digo una palabrota… ‘En mi país se dice tal’, el otro dice: ‘pues en mi país se dice…’. Pero es también la personalidad y en sí como los niños, como cada niña. Yo tengo una hija de cinco años y tuve ciertos problemas con ella, pero no de aislamiento, sino de conocer cosas… muy precipitadamente. Me venía con muchas cosas nuevas que para mí, yo soy de Bolivia, eso no era normal y al final, como estaba estudiando el cuerpo humano, pues me decía cosas que… es que no cuadraba y al final la profesora me indicó que eso es normal y natural, que aquí en España, eso es normal y natural. - (Madre marroquí) Es que nosotros antes no lo decíamos porque nos daba vergüenza, pero ahora los niños, ahora mis hijos… El pequeño que entró ahora, lo que me ha dicho ayer es muy fuerte, y yo me quedé… - (Madre boliviana) Yo toda preocupada y lo traté con la psicóloga y todo, y al final me dice que el problema es mío (risas del resto del grupo)” (GD11).

Con más intensidad y polémica se plantea la cuestión de la autoridad de los

profesores, que para algunas de estas madres está en crisis (“baja autoridad, mínima,

nula…”) y para otras es una fuente de abusos (“una profesora le tiene amargadita la vida

a mi hija… incluso cachetea al uno, al otro y al otro”). Tanto el autoritarismo como la

falta de autoridad llevan a comparar el modelo educativo de España con el que ellas

recibieron en sus países de origen, lo que da lugar a varias reflexiones. Para un sector de

madres, se estaría produciendo una pérdida de valores morales en los países “del centro”,

por lo que sería conveniente mantener la cultura educativa de origen; para ello, los

alumnos inmigrantes deberían contar en la escuela con algún profesor de su propia

nacionalidad, idea que es cuestionada por otro sector del grupo, más partidario de una

formación homogénea, que evite los “regionalismos”:

� “- (Madre boliviana) Luego está el problema de la baja autoridad de los profesores, que

yo lo veo fatal, pues tienen una baja autoridad, mínima, nula… porque los profesores tienen miedo a los alumnos y son los alumnos los que agreden a los profesores, eso es lo que yo he visto. - (Madre ecuatoriana) Yo iba a decir lo contrario… - (Madre boliviana) Yo no digo que todos los niños agredan… Pero los profesores no tienen autoridad para decir: ‘niño ¿qué estás haciendo tú?’ porque en cuanto se plantee como agresión, tal y cual, ya tiene la denuncia de las mamás. Y por esa razón muchas

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veces los profesores, pienso yo, no nos pueden ayudar en la educación de nuestros hijos. Ven que están haciendo eso, que están fumando, tal y cual… ¡y tienen que estar callados! - (Madre ecuatoriana) Yo te voy a contar lo que estoy viviendo hoy por hoy. Mi hijo está en un Instituto y ahí hay una profesora que le tiene amargadita la vida. Mi hijo repite año, ¿por qué? porque le puso el ojo y cómo ella es la más antigua… Yo ahora estoy por denunciar este caso ¿eh? y les voy a pedir que me indiquen los exámenes del niño porque mi hijo está muy seguro que lo ha hecho bien, pero por esa mujer que incluso cachetea al uno, al otro y al otro, entonces… - (Madre colombiana) Aquí lo que pasa es que se han perdido los valores que tenemos nosotros todavía en nuestros países. En nuestros países hay un respeto todavía por las personas adultas, por los abuelos, por el papá, por la mamá, por los profesores. Aquí no hay, no existe. Y aquí también el problema que yo veo es que son los profesores demasiado mayores... o sea, veo el problema de que debería haber también profesores de cada nacionalidad, para que entendieran bien los niños y para ayudarles un poco a desarrollar su mentalidad de origen porque muchas veces los niños que nacen aquí y luego van al país de vacaciones, los otros niños les dicen ‘españolitos’. - (Madre marroquí) Nosotros somos extranjeros aquí y allí. No sé qué vamos a hacer (risas). En mi país los niños no quieren jugar con ellos y mis hijos no juegan con ellos. Mis hijos entienden árabe pero no saben hablarlo. - (Madre ecuatoriana) No estoy de acuerdo en eso de que haya un profesor de cada nacionalidad para que lo entiendan porque, si no, los enfocaríamos a lo que es el regionalismo, sería muchísimo más fuerte. - (Madre de Guinea Ecuatorial) Yo creo que hay gente de todas las nacionalidades trabajando en todas partes. Pero hoy en día en cualquier trabajo que entres, hay extranjeros” (GD11).

Además, se plantea la cuestión de las ayudas sociales relacionadas con la escuela:

becas, comedor, libros, transporte, clases de apoyo, etc. Por una parte, se quejan de que

las madres españolas les acusen de acaparar las becas y ayudas cuando, en su opinión,

encuentran muchas dificultades para conseguir cualquiera de ellas, incluso en casos de

gran necesidad familiar. Por otra parte, expresan su insatisfacción con la opacidad y la

fragmentación de la información relativa a las ayudas; les parece muy difícil llegar a

conocer las que pueden percibir debido a la falta de información y a su dispersión en

diversos niveles de la administración y de ONGs (“le mandan a uno a siete paradas

diferentes hasta dar donde realmente uno tiene que ir”). La dinámica grupal se convierte

en una fuente de información para algunas madres que toman buena nota de lo que tienen

que hacer para obtener tales ayudas (“si tú apelas, te lo dan”):

� “- (Padre ecuatoriano) Dan bastantes puntos, te dan becas, te dan los libros, te dan ayudas,

becas de comedor, todo esto sí. Y no te creas que hay madres españolas que les molesta, lo ven mal y dicen: ‘si yo soy española ¿por qué no a mí?, siendo española no me pueden ayudar y a los extranjeros que vienen de fuera les ayudan’… Y hacen reclamos allá en dirección. Uno se siente mal porque, quieras o no, tú te tratas de adaptar aquí pero por el rechazo de la gente pues ya te sientes discriminado… ¡Así es la vida!” (GD12).

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� “- (Madre colombiana) Las ONG’s existen, los trabajadores sociales… todo existe, pero

es que muchas veces nosotros no sabemos, vamos a un sitio donde supuestamente tenemos que ir y resulta que ya se le acabó para dar o ya está limitado o lo que sea, entonces… resulta que ni ellas saben dónde puede ir uno o ‘vaya al Ministerio de Educación’ o ‘vaya a la administradora del colegio’ ¿me entiendes? O sea, es que a veces tampoco saben la información ellos mismos, que no le remiten a uno a ningún sitio. O le mandan a uno a siete paradas diferentes hasta dar donde realmente uno tiene que ir… - (Madre ecuatoriana) Sí, en cada colegio hay una trabajadora social, habla con ella y si tú no puedes… hombre, tienes tres niños y si tú no puedes… Hay una ayuda, tienen que dártela, una ayuda al comedor. Aunque no te hayan aprobado la beca que has puesto el año pasado, pues te lo dan. Si tú apelas, te lo dan. - (Madre marroquí) Ah, pues lo haré. En principio tengo que…” (GD11).

9.2. Sanidad

La valoración general del sistema sanitario español es positiva. Con papeles o sin

papeles, “cualquiera puede enfermar” y ello gracias al sistema universal de salud:

“España es el único país del mundo donde llegas y sin haber cotizado te atienden”. Así lo

confirman los inmigrantes no documentados que reconocen haber sido siempre bien

atendidos, incluso cuando estaban aquejados de una enfermedad crónica (“nunca me han

rechazado una visita”). Las madres inmigrantes que han tenido hijos en España valoran

mucho la atención recibida, incluso en casos difíciles de partos prematuros, que habían

fallado en el país de origen (“nada más tener el embarazo, encima de mí, encima de mí,

encima de mí…”):

� “- (Hombre cubano) Aquí lo que me parece bien es el tema de la salud pública. España

tiene un sistema que es muy bueno, tanto para los españoles como para los que llegan. Está muy bien porque cualquiera puede enfermar y es… - (Mujer colombiana) Tienes derecho a que te atiendan. - (Hombre cubano) Yo creo que en ningún país del mundo cuando llegas te atienden sin haber cotizado. - (Mujer colombiana) Exactamente, también. - (Hombre cubano) Ni Italia, ni Inglaterra, ni Estados Unidos… España es el único país del mundo donde llegas y sin haber cotizado te atienden” (GD17).

� “- (Hombre hindú) Realmente estoy encantado del sistema sanitario, pues a pesar de que

no tengo papeles, simplemente teniendo el pasaporte, llevo un año en tratamiento de salud, nunca me han rechazado una visita, nunca se han quejado de mis visitas, siempre me han atendido muy bien y estoy muy contento” (GD5).

� “- (Mujer ecuatoguineana) En mi país me murieron tres y aquí, nada más quedarme

embarazada, mis dos hijos son prematuros, nada más tener el embarazo, encima de mí, encima de mí, encima de mí…

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- (Mujer ecuatoriana) Los médicos de los niños son mejores que los de los mayores. Porque yo de mi médico estoy insatisfecha, pero los médicos de los niños, los pediatras son muy buenos” (GD11).

La generosidad del sistema público de salud produce una cierta extrañeza entre los

inmigrantes (“España es el único país del mundo… a pesar de que no tengo papeles

nunca me han rechazado”) que deja entrever la posibilidad de reintroducir una vía

paralela de beneficencia para pobres e indocumentados, tal como existía antiguamente en

España y reclaman ciertos sectores xenófobos de la población española112.

Los inmigrantes subsaharianos sin papeles, tan críticos en otros puntos, reconocen

que el acceso a la atención sanitaria es fácil y garantizado “por ley” para todos; además,

los médicos no son racistas sino gente preparada que sabe que “todos tenemos sangre

roja”. En el otro extremo de la pirámide social, los procedentes de países desarrollados

residentes en la costa mediterránea (alemanes e ingleses en este caso) reconocen que la

sanidad pública española está tan bien o mejor que la de su país, pese a lo cual bastantes

acuden a consultas y centros privados113, que también son valorados positivamente desde

el punto de vista médico pero que “se han subido a la parra” en los precios, por lo que a

veces prefieren acudir a profesionales de su país de origen (“para eso voy a un alemán”):

� “- (Hombre senegalés) Yo tengo una enfermedad… y aunque no tengo papeles puedo

sacar con mi pasaporte una tarjeta de salud por ley y los médicos son los mejores que hay en España. Y no hay… yo no he visto racismo en el hospital, yo no he visto. Y es porque ellos saben que no hay sangre negra, que no hay sangre blanca, ¡ellos saben que todos tenemos sangre roja! Aquí el hospital es mejor ahora que en Francia…” (GD3)

� “- (Mujer alemana) El sistema de salud está bien. El privado y el público. Son muy

buenos. - (Mujer inglesa) El nivel es igual al de Inglaterra y mucha gente dice que mejor aquí. - (Mujer alemana) Hace años los médicos alemanes o ingleses que había eran mucho más caros. Pero, claro, ahora los médicos españoles se han subido a la parra y tienen los mismos precios... Y para eso voy a uno alemán” (GD16).

112 En un estudio cualitativo realizado en Madrid hemos definido esta posición como “etno-casticismo defensivo pro relegación de inmigrantes”. Ver COLECTIVO IOÉ y ORTÍ, A., La convivencia en Madrid. Discursos ante el modelo de desarrollo de la ciudad y la instalación de población inmigrante, Estudio encargado por el Observatorio de las Migraciones y de la Convivencia Intercultural de la ciudad de Madrid, 2007, apdo. 4.3.1. (no publicado). 113 Entre 1994 y 2004 el gasto sanitario privado en España pasó del 24,5 al 29% del gasto sanitario total. El peso del sector privado sanitario en España en 2004 era algo más alto que la media de la UE-15 (26%); entre 1990 y 2004 España fue el país donde más había crecido la sanidad privada en términos relativos. OCDE, Health data, 2006.

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La opinión global positiva no impide señalar también algunos problemas

estructurales que afectan a la sanidad española, como las listas de espera o la saturación

de los servicios de urgencias114. Pero las colas son “para todo el mundo”, no es cuestión

de extranjeros o nativos:

� “- (Hombre hindú) Todo el mundo hacemos colas, no simplemente los inmigrantes.

Hacemos colas en todos los sitios, estamos todos uno detrás de otro, autóctonos y extranjeros” (GD5).

Asimismo, en la forma de tratamiento de los profesionales se observa que unos

son más secos y burocráticos con el paciente (“tal cosa, ¡desfile!”) y otros más atentos y

comunicativos (“súbase a la camilla”). Para unos, esto tiene que ver con el carácter

personal de los profesionales (“un problema puntual”); para otros, se trata de un problema

general de la sanidad española, que contrasta con un tratamiento médico más

personalizado en los países de origen (“nos miran, nos tocan, nos abren los ojos, los

oídos…”). En todo caso, se sigue valorando la universalidad del acceso a la sanidad en

España, lo que no se consigue en la mayoría de países del Sur (“no te tratan como un

número” pero “no tienes cobertura”):

� “- (Mujer colombiana) La verdad es que estamos acostumbrados a que allí en nuestros

países nos miran, nos tocan, nos abren los ojos, los oídos… Pero aquí, muy pocos… o sea, ven lo que tienes y escriben… Pero muy pocos hacen a fondo su trabajo” (GD11).

� “- (Hombre argentino) Vas al médico de cabecera, está con el ordenador, te receta y ni te

mira. Está enchufado en una base de datos, no te hace ni caso. - (Hombre cubano) No sé cómo es el sistema en Argentina. - (Hombre argentino) No, no, en Argentina… es más complicado porque la sanidad no tiene cobertura. Pero te puedo asegurar que si vas a un médico, no te tratan como un número. - (Hombre cubano) Ya. Eso pasa en todas partes. Pero yo creo que aquí en general la medicina… yo, lo que usted dice puede ser puntual… O sea, yo las experiencias que he constatado de personas que han tenido que operarse y han tenido que ser atendidas más graves. Habrá médicos más o menos comunicativos o… yo no sé… - (Mujer colombiana) ¡Hombre!, yo he ido a muchas citas aquí y ha habido médicos que sí, que tienen… ‘tal cosa, ¡desfile!’. No me toca. Pero hay otros médicos que sí: ‘súbase a la camilla’. - (Hombre cubano) Se comunican” (GD17).

114 Tanto la valoración global positiva como los problemas estructurales detectados por los inmigrantes se corresponden con la opinión general de la población española: “como consecuencia de la universalización de la cobertura sanitaria y la descentralización de la gestión en las comunidades autónomas, se ha logrado una mayor igualdad en el acceso de la población a los servicios sanitarios, lo que ha supuesto también un incremento de las consultas médicas y del uso de fármacos a cargo de la Seguridad Social, agravando los problemas de los servicios de urgencia, las listas de espera y el gasto farmacéutico”. COLECTIVO IOÉ, Barómetro social de España, Traficantes de Sueños y CIP/Ecosocial, Madrid, 2008, pág. 53.

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Por último, algunas minorías de diversos colectivos de inmigrantes consideran, a

partir de su experiencia, que ellos son peor tratados que los nativos: los médicos les

dedican menos tiempo, les hacen menos caso y a veces les despachan con malos modos

(“¡pues vuelve a Marruecos!”). Si “están pagando la seguridad social” exigen que se les

trate igual de bien:

� “- (Mujer ecuatoriana) Yo he sentido la discriminación cuando voy a los médicos, porque

he visto que si va la gente española, el médico tarda cinco o diez minutos, quince o media hora. Y cuando entramos nosotros… Porque me lo comentó una amiga que también estaba allí esperando, cuando ella pasó apenas le dio la receta y salió, luego ella se quedó sentada. Pasé yo y lo mismo, me dijo: “a ver ¿qué te pasa?”, le dije que me mirara, me duelen los oídos, la vista, la cabeza, bueno, todo. Y me dijo: ’tómate esto, esto y esto’ ¡y ya está! Le dije: ‘por favor, ¿me puede mirar?, porque es que duele’. Entonces me dijo: ‘ah, bueno, siéntate’, me miró, cinco minutos y salí. Y me dijo mi amiga ‘te estaba esperando para tomar el tiempo y para ver cuánto tardaba contigo y es que no ha tardado nada’, pero sin embargo con la gente española sí que tardan. A mí me molesta porque claro, si tú estás pagando una Seguridad Social, te tienen que atender bien. Y no sé… es lo que he visto yo mal aquí” (GD12).

� “- (Mujer boliviana) “Qué puedo así decir de los doctores… al menos a mí sí me ha ido muy mal porque si me duele la cabeza me dan eferalgán, me duele la muela me dan eferalgán… Entonces ya no voy al doctor, me duele cualquier cosa y me tomo el eferalgán ¡y ya está! Yo pienso que ahí sí hay discriminación. - (Mujer marroquí) Yo estuve enferma en mi país y vine aquí y se lo comenté al doctor y le dije que lo viera y me dijo que no tenía nada, pero le dije que me lo vieron en Marruecos y él dijo: ‘¡pues vuelve a Marruecos!’” (GD11).

9.3. Vivienda

Como en cualquier otro asunto relativo a la inmigración, lo primero que cabe

destacar es la diversidad de situaciones en materia de vivienda, dependiendo de la

condición socioeconómica de los hogares. Ni los “turistas permanentes” de la costa

mediterránea115 ni los empresarios o profesionales bien situados laboralmente manifiestan

problemas especiales en relación a su vivienda, mayoritariamente adquirida en propiedad

y en buenas condiciones de habitabilidad. Sin embargo, para la mayoría de inmigrantes 115 Según Enrique Lacalle, experto en turismo residencial, en 2004 había 1,7 millones de este tipo de viviendas que pertenecían a ciudadanos extranjeros, principalmente británicos (52%), alemanes (22%) y franceses (8%), la mayoría ubicadas en la costa mediterránea y los dos archipiélagos (declaraciones en el IV Salón de Turismo Residencial, Marbella, abril de 2004). Por su parte, los datos de la balanza de pagos del Banco de España sobre la inversión extranjera en inmuebles registraron un crecimiento medio anual del 31% entre 1994 y 2001; este extraordinario incremento de nuevas viviendas respondería tanto a motivos residenciales como especulativos, es decir, como “forma de inversión alternativa” BANCO DE ESPAÑA, “El mercado de la vivienda en España”, Boletín Económico, septiembre 2002, pág. 57.

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menos cualificados, generalmente procedentes de países del Sur, la vivienda constituye su

“principal problema” de calidad de vida en España, sin que la política social de vivienda

represente en este caso un apoyo significativo. Según una encuesta ya citada de Colectivo

Ioé, aplicada en 2005 en las comunidades de Madrid, Cataluña y Valencia a inmigrantes

de países “periféricos”, su acceso a viviendas de protección oficial o con ayuda pública es

muy inferior al de la población nativa: sólo había disfrutado de esas ayudas el 2,9% de las

personas encuestadas. Esta proporción sube hasta el 8,7% entre los inmigrantes que

habían accedido a un piso en propiedad, bajando al 1,1% entre quienes tenían vivienda en

alquiler. Ambas tasas están bastante por debajo de la media española, aun cuando España

no sea un país muy destacado en la proporción de viviendas sociales (10% de las nuevas

viviendas en los últimos años y 2% de los alquileres)116.

Una gran parte del colectivo, sobre todo en su primera etapa de residencia “sin

papeles”, vive de alquiler en la modalidad de subarriendo, es decir, pagando una

habitación o parte de un piso o casa, que comparten con otras personas y hogares. Esta

situación es mejor que estar durmiendo en la calle o en albergues117, pero da lugar a

frecuentes problemas de hacinamiento y convivencia entre los inquilinos y con el resto de

los vecinos (“eso no es vida”):

� “- (Hombre senegalés) Yo vivo con mis amigos. Yo no puedo vivir solo aquí…

- (Hombre marroquí) Cuando algunos me dicen: ‘¿por qué vivís tantos en las casas?’. No es que vivamos tantos en las casas porque queremos, sino porque estamos obligados a vivir así, porque con lo que cobramos no podemos… es que no podemos, ¿qué vas a hacer?, ¿ser dos y tener un piso sólo para nosotros?, pues no: ¿de qué comerás?, estás obligado a comer y tienes que compartir tu piso con cinco o siete. Si no, no tiras para adelante, porque con lo que te pagan… Ya me gustaría a mí tener un piso todo entero, ¿no?, llegar a mi casa y ponerme donde me da la gana… y quitarme los zapatos, sin pensar que alguien seguro que vendrá a echarme una bronca… Esto, por ejemplo, con el sueldo no puede ser. Son cosas… que te hacen querer a veces comprarte un piso ¿no?, porque no todo el mundo tenemos el mismo gusto ¿no?, a mí me gusta una cosa y a otros no. No sé… ante la tele, no quieres ver un programa y el otro sí, ¿y qué haces?, es que son conflictos hasta entre nosotros que somos inmigrantes también. A mí me hubiera gustado tener un piso sin compartirlo con nadie y, venga, ¡a vivir la vida!, pero es que no puedo por muchísimo que quisiera y tenga todas las ganas del mundo ¿no? y estoy luchando por eso, pero de momento me toca vivir así y espero que esto no sea por toda la

116 Ver COLECTIVO IOÉ, Inmigración y vivienda en España, o.c., págs. 120-1. 117 Según la encuesta citada en la nota anterior, vivía en situación subarriendo el 47% de los inmigrantes y en la calle, albergues y otras alojamientos precarios el 4,5%. El 30% tenía alquilado un piso o casa independiente y el restante 13% había accedido a la propiedad (en su mayoría con pagos pendientes). Ver COLECTIVO IOÉ, o.c., págs. 5-104.

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vida, porque, si no, sería un fracaso y todo el trabajo valdría ‘cero’. Porque queremos progresar…” (GD9).

� “- (Mujer rumana) Nosotros somos cuatro de familia y vivimos en un piso, pero más

arriba en el mismo edificio, ¡uy!, ¡viven cómo quince!, ¡cómo veinte! Y yo a veces con mi marido y mi familia decimos: ‘pero ¿qué calidad de vida es ésa?’ porque eso no es vida, no es bueno vivir así… Hay niños, hay adultos… digo: eso no es… no es por nada, no deberían… Deberían dar más ayudas para poder… ¡Qué barbaridad! y hasta por dormir en el sillón del sofá les cobran o por venir para guardar las cosas, les cobran tanto…” (GD10).

La ley de la necesidad (“estamos obligados a vivir así”) se sobrepone a la

consideración de no molestar al vecindario, que es defendida por otros inmigrantes que

ya han superado el problema del hacinamiento: “¿por qué meter a diez o veinte en un piso

para dos personas?: nosotros mismos nos ponemos problemas”. Desde este punto de

vista, que los inmigrantes mejor establecidos comparten con muchos nativos, “habrá que

decir a veces a un compañero que no puede entrar en el piso”, aunque ello implique

dejarlo en la calle, lo que por supuesto no es compartido desde la otra posición (“si estoy

durmiendo en un piso y tengo un primo en la calle, no le puedo dejar fuera”):

� “- (Hombre marroquí) ¿Por qué meter a diez o veinte en un piso para dos personas?:

nosotros mismos nos ponemos problemas. Habrá que decir a veces a un compañero que no puede entrar en el piso porque tenemos que estar también integrados con la gente de aquí… La gente tiene que ver eso… Si tú respetas, la gente te respeta… - (Hombre senegalés) Si yo estoy durmiendo en un piso y tengo un primo en la calle, no le puedo dejar fuera, tiene que venir conmigo… si tengo un montón de personas en mi casa, ¡qué le voy a hacer!” (GD9).

Lograr un alquiler independiente para la propia familia supone un desembolso

importante que implica, entre otras cosas, la dificultad de poder ahorrar. Por lo demás, los

inmigrantes polemizan entre sí en torno a si los inmigrantes están discriminados o no en

relación a los nativos cuando contratan un alquiler. Para unos, no existe trato diferente

porque “el dinero vale lo mismo” seas del país que seas; para otros, sí existe tal

discriminación (“abstenerse extranjeros en llamar”), que es mayor hacia ciertos colectivos

(marroquíes y subsaharianos, familias con hijos pequeños, etc.). Incluso hay personas que

justifican esa discriminación ya que consideran que los nativos están en su derecho de

tener preferencia al acceder a una vivienda:

� “- (Hombre búlgaro) Alquilar también es un problema porque te piden muchas cosas, te

piden seis meses de aval bancario, te piden… tu nómina de no sé cuanto tiempo… Y esto

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se la piden a los españoles también, todo igual. Para alquilar es lo mismo, porque el dinero vale lo mismo seas búlgaro o seas de otro país… -(Mujer rumana) No, me parece que los españoles prefieren a gente de Europa en general, que a gente de África o marroquí o no sé qué… Claro, porque: ‘¿de dónde eres?’, es la primera pregunta. ‘Ah, vale, vale, vale’. - (Hombre rumano) Y si tienes niños también hay problemas para alquilar. Yo me compré un piso porque tenía un piso de alquiler y me dijo el propietario que podía vivir cien años. Y después a los dos años, como subieron los precios, ‘que quiero venderlo’, y fui a buscar con el periódico con los amigos y cuando dije que tenía niños pequeños nadie quería alquilarme, decían que iban a estropear las puertas, las paredes, no sé qué. Entonces me enfadé” (GD6).

� “- (Mujer colombiana) Y para el alquiler ni se diga… porque en un montón de casos te

ponen: ‘no para extranjeros’, ‘no apto para extranjeros’, ‘por favor, abstenerse extranjeros en llamar’. O tú llamas para pedir información y ‘no, ya lo hemos alquilado’, cuando sabes que no es así. Hay bastante discriminación en la vivienda, en todo. Para acceder a los concursos estos de vivienda protegida, eso también es un rollo; que si no llevas tres años, que si tal, que si cual; también… es difícil” (GD12).

� “- (Mujer peruana) Pagamos ochocientos euros de alquiler y vivimos solos. Entonces,

claro, no nos llega el dinero para ahorrar” (GD10). � “- (Mujer búlgara) Si hay una casa, sólo una, y estamos un búlgaro, un extranjero y un

español con las mismas características, igual todo, ¿a quién van a coger?: ¡lógicamente al español!...” (GD14).

El acceso a la propiedad todavía resulta más complicado, sobre todo debido a los

escasos ingresos salariales (“los sueldos siguen estancados”), mientras suben los precios

de los servicios básicos (electricidad, agua, gasolina…) y, sobre todo, de la vivienda (“te

sacan la última gota de sangre”). Hacen falta dos y hasta tres sueldos en el hogar para

poder cubrir una hipoteca que, además, te condiciona para toda la vida y pueden heredar

tus hijos (“está jodido… ¡toda la vida para la casa!”). Estas opiniones reflejan un

componente crítico al relacionar el encarecimiento y especulación en torno a la vivienda

con el estancamiento del nivel de vida de los trabajadores asalariados:

� “- (Mujer colombiana) La casa tienes que pagarla con cuotas durante 50 años o más… y

si para los españoles esto está jodido, pues para nosotros… te mueres y siguen pagando los hijos. ¡Está muy mal! - (Hombre eslovaco) ¡Es toda la vida para la casa!” (GD8).

� “- (Hombre marroquí) Yo vivo aquí desde hace cinco años y el año pasado compré una

vivienda en otro pueblo próximo. Somos tres hermanos y con las nóminas de los tres no era suficiente para coger un piso en el lugar donde trabajábamos (pueblo costero turístico). Así que fuimos a otro pueblo del interior a comprar una vivienda allí, donde era más barata... Mi sueldo es de 600 euros” (GD9).

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� “- (Hombre ecuatoriano) Mi esposa y yo, gracias a Dios, después de tres años hemos conseguido un pisito, estamos pagando la hipoteca. Con un sueldo no lo puedes hacer, ¡es imposible! Mi esposa y yo trabajamos, y eso que no tenemos de momento niños, pagamos 600 o 700 euros de hipoteca y aparte paga comida, consumo de agua, luz… Y el estado español sube la gasolina, el gas, el recibo de la luz, pero los sueldos se quedan estancados ahí, no hay aumentos” (GD14).

� “- (Mujer peruana) Y la hipoteca para comprar una vivienda también. Te ponen tantas

condiciones… - (Mujer ecuatoriana) Te sacan la última gota de sangre” (GD15).

En estas circunstancias muchos inmigrantes con contratos precarios no pueden

acceder a una vivienda en España (“no llega para pagar una casa”) por lo que algunos

optan por construir una en su país de origen y alimentar planes de retorno (“invierten en

sus casitas allí… se comienza a regresar”):

� “- (Mujer ecuatoriana) En Ecuador tú trabajas y echas horas en el trabajo y si tienes

carrera allí, te pagan muy poco, y no te llega ni incluso para comer. En cambio, aquí tienes por lo menos para poder vivir, pero la casa… Todo lo que ganas te lo gastas en pagar el alquiler y eso… y ahora muchos, muchos de mis amigos, como la economía es más aquí, se gana más, se llevan el dinero y lo invierten en sus casitas allí y están regresando a Ecuador. Se comienza a regresar por eso que le digo, por eso de que no llega para pagar una casa, los niños y el colegio y la ropa, son muchos gastos, entonces…” (GD10).

En general se considera que las grandes ciudades, como Madrid y Barcelona,

ofrecen más oportunidades laborales pero también son más caras, con viviendas de

imposible acceso (“en Madrid no podemos”), y menos acogedoras que las ciudades

pequeñas o los pueblos, donde hay redes próximas de apoyo que te acogen y donde la

policía controla menos. En definitiva, se vive mejor y más tranquilamente en poblaciones

de tamaño intermedio (“por eso la gente se viene a Murcia”):

� “- (Hombre cubano) Comprar una casa es un problema que hay aquí… en Madrid no

podemos comprar” (GD17). � “- (Hombre senegalés) En Madrid cogen la gente para trabajar muy fácilmente, y lo

mismo en Barcelona, pero no es como aquí (Málaga) y por eso no puedo vivir allí, porque allí no hay gente que pueda ayudarme ¿entiendes?... porque en Madrid hay mucha gente sin… sin papeles… muchísima, mira, por ejemplo en Gran Vía muchos inmigrantes que duermen en la calle y los albergues están cerrados por las vacaciones. Eso se da mucho” (GD3).

� “- (Hombre ecuatoriano) En cuestión de la vida acá en Murcia es mucho mejor que en Madrid o en Barcelona, porque en Madrid, en Barcelona o en Valencia la policía controla más que aquí en Murcia… La ciudad me parece que es mucho más tranquila, mucho más

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acogedora que Madrid, la gente es un poco más abierta, no te tratan tan indiferentemente como en Madrid… Yo digo que es por eso que la gente se viene a Murcia ¿por qué?, porque la vivienda es más barata y la comida es más barata” (GD4).

Se alude también a la concentración de inmigrantes en determinadas poblaciones

o en algunos barrios de las grandes ciudades. La llegada “masiva” de población

extranjera ha constituido enclaves étnicos, con alta densidad de personas de un solo país

(“Torrejón está lleno de rumanos”) o de gente de diversas nacionalidades (“Lavapiés es

una especie de torre de Babel”). Esta etnicización de algunos espacios, que incluye a

veces también una especialización comercial (comercios, peluquerías y a veces también

tráfico de drogas), contiene algunos aspectos positivos (sobre todo relacionados con la

mutua ayuda entre paisanos) pero también negativos en la medida que suele conllevar

procesos de segregación espacial. Curiosamente, la afluencia de nuevos inmigrantes

suscita en los más antiguos una protesta inicial (“¡joder!”) que enseguida es

autocensurada desde la consideración de que “nosotros también hemos sido inmigrantes”.

Depende de la posición ideológica de los sujetos que la concentración de inmigrantes se

valore positiva o negativamente:

� “- (Mujer búlgara) En los últimos dos años Torrejón está lleno de rumanos.

- (Hombre rumano 1º) Me encanta Torrejón. - (Mujer búlgara) O Alcalá de Henares. - (Hombre rumano 1º) O Arganda del Rey. Allí no hace falta hablar español. - (Hombre rumano 2º) Sí, pero tampoco puedes protestar por los recién llegados porque nosotros también hemos sido inmigrantes… No puedes decir: ‘¡joder!’… - (Hombre búlgaro) No, los inmigrantes… todo el que ha venido a buscarse la vida yo no tengo nada contra él ¿sabes?, que sea rumano o búlgaro o marroquí o de cualquier país que venga, de todos los lados. Es que todos vienen a trabajar; bueno, salvo algunos. (risas) - (Mujer rumana) Yo vivo con marroquíes, en la calle donde vivo, todas las tiendas, todas son de marroquíes… - (Mujer rusa) Pues en Madrid no hay muchos marroquíes. No lo sé, pero en Madrid se ven muy poco los marroquíes, ¿no? Bueno, en Lavapiés sí, pero no tanto como chinos. Hay de todo el mundo. - (Mujer rumana) O como de Sudamérica ¿no?, que hay un montón de negocios de peluquería por Cuatro Caminos, hay tiendas, hay de todo… - (Hombre rumano 3º) Cuando entra mucha gente inmigrante en una ciudad, de cualquier país, baja también el salario. Yo, por ejemplo, busco trabajo alrededor de Madrid, afuera, y me pagan el doble que en Madrid. Y así un alquiler en el pueblo en donde estoy trabajando ahora son doscientos cuarenta euros una casa entera, dos plantas, pero no una casita, y no hay comparación con un alquiler en Madrid” (GD6).

� “- (Hombre cubano) Yo vivo en Lavapiés y, claro, conozco… es una especie de torre de Babel, ¿no?, allí los… el tema este de los marroquíes pues es por el tráfico… No creo que sea porque estén mal mirados, sino por el tema de la droga y tal, desgraciadamente por

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eso, por el tema del ‘tráfico’, no sé… Es un tema delicado… con mayor o menor grado de razón, porque yo creo que delincuencia hay en todas partes” (GD17).

La segregación urbana se intensifica cuando la llegada de inmigrantes a un

territorio viene acompañada de la salida o abandono del mismo por los autóctonos (“están

entrando los inmigrantes y saliendo los españoles”). La situación se compara con la

tradicional segregación en España de los barrios de población gitana (“que los gitanos

también están ahí”) lo que remite a una situación de exclusión social que se considera

inaceptable (“hay cosas que son negras”):

� “- (Hombre marroquí) Ahora te vas a coger una vivienda en una finca donde todos son

españoles y no te dejan entrar, ¡no te dejan entrar! No lo vamos a ver todo tan, tan blanco, hay cosas que son negras y otras rojas y otras azules, qué no todo bien, bien, bien, ¡no! Qué los gitanos también están ahí. Y hay zonas que solamente hay inmigrantes, que la mayoría está en la calle tal y en la calle tal… y están entrando los inmigrantes y saliendo los españoles” (GD9).

9.4. Política de inmigración

Hemos aludido en el capítulo 6 a las principales características de la política

española de inmigración. Aquí nos vamos a centrar en cómo es percibida esa política por

los propios inmigrantes. Unas percepciones que son plurales y dependen de diversas

circunstancias, entre ellas el estatuto legal en que se encuentran los sujetos hablantes, su

posición socioeconómica y las expectativas que tienen de establecerse en España o

retornar a su país, sin olvidar la influencia que ejercen las opiniones de la población

española (juicios y prejuicios en torno a la inmigración).

Para los inmigrantes “sin papeles”, el hecho de estar indocumentados no sólo

supone una denegación del estatus de ciudadanía por parte de la administración española

–con el consiguiente riesgo de detención y expulsión del país-, sino verse asociados a una

imagen negativa que identifica “inmigración irregular” con los peores calificativos:

intrusos, incivilizados, delincuentes, etc. Los prejuicios hacia los inmigrantes alimentan

la idea de que constituyen uno de los mayores problemas de la España actual (el cuarto,

según los últimos Barómetros mensuales del CIS, después del paro, el terrorismo y la

vivienda). En especial, se les acusa del incremento de la inseguridad ciudadana, a lo que

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contribuyen las informaciones alarmistas o sesgadas de algunos medios de comunicación

y de una parte de la clase política. Sin embargo, según el Ministerio del Interior, el

número de delitos por habitante en España ha descendido un 22,7% entre 2002 y 2006,

años en los que la inmigración ha crecido un 86,5%, lo que no parece avalar la tesis

culpabilizadora. Además, las cifras de extranjeros detenidos por la policía generan

confusión pues incluyen como delincuentes a los acusados de no tener papeles, lo que

constituye una falta administrativa pero no un delito118 y a los extranjeros turistas o de

paso, normalmente “camellos de la droga”, que no residen en España. Lo mismo ocurre

con las estadísticas de presos cuando se incluye a los preventivos (sin sentencia dictada) y

a los turistas y extranjeros de paso; sin contar ambos grupos, la proporción de inmigrantes

presos se reduce más de la mitad y alcanza una tasa muy próxima a su peso

poblacional119.

En opinión de la mayoría de inmigrantes, se trata de prejuicios que alimentan la

segregación y las políticas restrictivas y de control de fronteras. En lugar de ser

considerados como seres humanos, con los derechos correspondientes, los extranjeros no

documentados pasan a ser tratados “como animales”, es decir, que no tienen conciencia y

pueden ser controlados, “acorralados como ganado”, y domesticados “como perros” a

partir de los designios o intereses de seres superiores. Estas expresiones son utilizadas en

distintos grupos de discusión para referirse al trato administrativo, especialmente de la

policía:

� “- (Hombre boliviano) Bueno, a mí también me cogieron porque iba caminando para

coger un autobús, vino la patrulla y me pidieron los papeles. Entonces me cogieron y como no los tenía me llevaron. Estuve en la celda, había muchos extranjeros también: bolivianos, marroquíes, ecuatorianos, mucha gente española y realmente el trato que nos daban, a los extranjeros sobre todo, era horrible, horrible, ¡como perros!” (GD4).

� “- (Hombre boliviano) Cuando llegue observé en el aeropuerto que trataban a mis

compatriotas como animales. No era tan grato ver eso” (GD8).

118 Sin llegar al extremo italiano, donde el gobierno pretende convertir en delito la situación de irregularidad, la recientemente aprobada “directiva de la vergüenza” a nivel de la Unión Europea autoriza a los gobiernos a retener en centros de internamiento (que, con frecuencia, se convierten en sucedáneos de prisiones) a los irregulares que están en trámite de expulsión. No sólo las estadísticas confunden a la opinión pública. Algunos responsables políticos contribuyen lo suyo a difundir una imagen de la inmigración vinculada con la inseguridad. 119 Ver WAGMAN, D., “Inmigración y seguridad ciudadana”, en COLECTIVO IOÉ, Inmigrantes, nuevos ciudadanos, FUNCAS, Madrid, 2008, págs. 93-99.

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� “- (Hombre colombiano) La semana pasada, tuve que ir a solicitar un certificado de residencia. No te puedes imaginar, dos mil personas haciendo una fila… o sea, no sé cómo decirte, unos policías acorralando ganado, porque es así de claro, y tres o cuatro funcionarios que trabajan cuando les da la gana. Entonces, creo que no… a nivel de los extranjeros tendrían que tener servicios muchos más eficaces” (GD12).

La lógica de la exclusión, que se inicia con la asignación de un estatus de

“irregular”, se nutre de diferencias a veces sutiles (el color de la piel, el tono de la voz, la

barba, la vestimenta o simplemente el apellido) que se mantienen a lo largo del tiempo,

incluso después de conseguir los papeles de residencia y hasta una vez obtenida la

nacionalidad española:

� “- (Mujer argentina, casada con español, con permiso del Régimen Comunitario) A mí me

han pedido los papeles… por el tono, ¿no?, por más que estés ochenta años, en algún momento te sale tu acento” (GD17).

� “- (Madre marroquí) Mi hijo es un chico que tiene diez idiomas y si presenta su

currículum con el nombre árabe ni siquiera le preguntan… Un día llegó a casa llorando, digo: ‘¿qué te pasa?’, dice: ‘es que, mamá, hoy mismo voy al registro y me voy a cambiar el nombre’; ‘¿por qué?’, dice: ‘mira, mama, sólo me han mirado que mi nombre y mi apellido (es árabe), y descaradamente me han dicho: no, este puesto no lo podemos dar a un extranjero, este puesto es para uno de aquí’” (GD13).

� “- (Hombre paquistaní) Los que no me conocen me ven diferente por el color” (GD18).

Podemos preguntarnos por qué tales diferencias, en otros casos relativizadas y

hasta valoradas positivamente como enriquecimiento colectivo, son vividas por el

discurso xenófobo como motivo de discriminación. Desde nuestro punto de vista, no son

las diferencias las que están en el origen de la discriminación sino, más bien, al revés: son

las relaciones preexistentes de poder y desigualdad las que desencadenan un clima de

confrontación que utiliza las diferencias como excusa o coartada para ejercer el dominio

o mantener privilegios.

Las prácticas discriminadoras hacia los inmigrantes dan lugar a una amplia gama

de respuestas por parte de éstos, que van desde el repliegue defensivo hasta la crítica

política. En el primer caso, se combina la “desconexión” con la sociedad mayoritaria (la

mujer china reduce sus contactos al mínimo y responde con gestos siempre que puede

para que su interlocutor no se ría de su forma de hablar) y la intensificación de los lazos

con la propia comunidad de iguales. En el segundo caso, se adopta una actitud combativa

en el terreno político y se denuncian públicamente las actitudes xenófobas o racistas de

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los españoles (“dices: tienes que denunciar, tienes que denunciar, tienes que denunciar”).

En el primer caso, el interlocutor no es la administración, de la que se desconfía, sino los

“otros” próximos, quienes mediante la información “boca a boca” y la ayuda mutua

facilitan el acomodo en España; en el segundo, las reclamaciones en defensa de los

propios “derechos” se pueden dirigir a la “autoridad” competente para que haga justicia

frente a las agresiones de la población autóctona pero también pueden dar lugar a salidas

competitivas en clave individual (“construir depende de ti misma, de tu esfuerzo”) o a

planteamientos grupales alternativos al actual modo de vida capitalista-consumista-

individualista (“dar la vuelta a la tortilla”):

� “- (Mujer china) Al principio de llegar todo el mundo me decía: ‘ninja, ninja”, a ver qué

contesta. Si dices algo, ellos se ríen. Cuando ellos dicen: ‘¿eres de China?’, pues digo: ‘sí’, con gestos. Es que si digo algo, si no lo digo bien, pues se ríen. En la calle hay gente que te ha escupido o te dice: ‘chinita, chinita’. Esa palabra, no sé…, no me gusta oírla” (GD18).

� “- (Mujer ecuatoriana) Antes se incurría en el error: ‘si gritas, si hablas, si dices

¡denuncio!... ¡te vas fuera!, como no tienes los papeles, ¡te vas fuera!’. Ahora eso ha cambiado Ya cuando empezamos nosotros a reclamar nuestros derechos… Ahora es la forma que le da una autoridad al extranjero, al inmigrante, al denunciar una serie de convenios que están ocultos, que están ocultos. Entonces dices: tienes que denunciar, tienes que denunciar, tienes que denunciar” (GD4).

� “- (Mujer peruana) Construir depende de ti misma, de tu esfuerzo, de lo que puedas hacer

para construir el día de mañana. Tú tienes el poder de decir ‘quiero hacer esto, intentar hacerlo, conseguir una meta’… Yo me tengo que buscar el día de mañana, qué es lo que quiero, qué voy hacer, pero me toca luchar” (GD2).

Las actitudes y prácticas racistas de la población autóctona se consideran

normales o inevitables por aquellos sectores de la inmigración que asumen como propio

el discurso de la incompatibilidad cultural. Sin embargo, son rechazadas de plano por los

ubicados en las otras posiciones ideológicas, aún cuando su estrategia de instalación en

España sea, coyunturalmente, de repliegue defensivo. En su opinión, tales actitudes

xenófobas estarían más presentes en personas mayores e incultas, que no han viajado y

sienten temor ante culturas que no conocen, lo que les lleva a adoptar un discurso

agresivo (“¡vete a tu país!”). Lo mismo que ocurre con los jóvenes de ideas integristas

que agreden a los inmigrantes (“te tiran piedras… te escupen… te dicen de todo…”). Se

acusa a estos españoles de falta de cultura y de ignorancia, hasta el punto de plantear que

la aceptación de la inmigración es la prueba de la modernización de España:

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� “- (Joven mujer marroquí) Estábamos unas chicas paquistaníes y marroquíes para

matricularnos y unos chicos nos molestaban porque íbamos con el pañuelo…te maltratan, te tiran piedras, te tiran cosas, no sé… Te dicen cosas. Los ancianos dicen: ‘¡vete a tu país!, ¿qué haces aquí?’. - (Joven hombre paquistaní) Como llevan mucho tiempo en este mundo (sonrisas) no están acostumbrados a la inmigración. La inmigración es nueva para España, en cambio en Londres no es nueva. Costará, pero yo creo que al final España se acostumbrará a la inmigración y lo aceptará; pero ahora mismo estamos en un tiempo que la gente se sorprende. La gente anciana cree que en este mundo no hay otras razas porque no habrán viajado, no tienen cultura, yo creo. Hay gente que sí, que ha estudiado libros y tal y ya sabe lo que hay en otras partes; se tienen que acostumbrar… Hay ancianos que te preguntan: ‘en tu país ¿hay coches?’ (risas) ‘¿tenéis edificios altos?’. No sé… preguntas ¡pues tontas!” (GD18).

Los hijos de emigrantes españoles que han retornado a la tierra de sus padres se

quejan de que también a ellos les afectan los prejuicios asociados a haber venido de fuera,

tener el acento del país de procedencia, etc. En bastantes de estos casos, sobre todo

cuando la socialización se ha producido en el extranjero, se producen identidades sociales

ambivalentes: “somos gallegos y no lo somos, ¿dónde estamos?”. Su incuestionable

españolidad, desde el punto de vista jurídico, se enfrenta tanto a la adscripción externa

(“para los españoles soy una extranjera más”) como a sus propios sentimientos personales

(“me siento más venezolana que gallega”), lo que da lugar a una “situación de doble

referencia muy angustiosa”. Los descendientes de emigrantes gallegos retornados a

España se esfuerzan por explorar y esclarecer su ambivalente condición a fin de eludir la

imagen negativa de la inmigración: “no somos inmigrantes, ¡somos retornados!…

Tenemos condiciones completamente diferentes”. Tratan de desmarcarse de la dimensión

de extranjeros, de ciudadanos de segunda categoría que implica la condición inmigrante:

� “- (Mujer española retornada de Venezuela) Nosotros, mi hermano y yo salimos de

Galicia, yo de dos años, él de once meses, fuimos a Venezuela y nos criamos allí. (…) Cuando llegas acá lo primero que te dicen es: ‘¿de dónde eres?’ y tú dices: ‘¿cómo de dónde soy?, soy gallega’. O sea, lo llevas toda la vida: ‘soy gallega’. Entonces el primer choque que tienes al llegar a tu tierra es eso: “¿de dónde eres?”. Venimos con eso de que somos gallegos y no lo somos. - (Mujer española retornada de Brasil) Yo estoy de acuerdo contigo, la identidad está definida socialmente, ¿no?, en vuestro caso habéis nacido aquí y yo soy hija de gallegos, nací en Brasil y soy de fuera siempre. Allí era gallega y tenía siempre como esa cosa… al llegar aquí, por más que uno se sienta identificado y se sienta parte y perteneciente a esta realidad… ´¿y tu acento? y ¿de dónde eres?’: ‘brasileña’ (…) Y es que para sentirnos bien tenemos que estar identificados, tener unas referencias. Pero al llegar aquí resulta que esta situación de doble referencia es muy angustiosa. - (Retornada de Venezuela) Cuando uno va a buscar trabajo, a alquilar un piso o a pedir un crédito, te toman por inmigrante, ¿no?, pero ya que le enseñas el carné de identidad,

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que tú eres española, entonces ahí ya cambia la percepción e incluso el trato es completamente diferente, o sea, ya te empiezan a tratar como que ‘¡ah, bueno…!’, ya te dan más confianza. Eso me parece discriminación básicamente. (…) Yo no me considero inmigrante y yo defiendo que no somos inmigrantes, ¡somos retornados! (…) Tiene que haber más control de los que vienen de esos países donde prevalece la violencia… las mafias… y que luego generan un incremento de robos, secuestros, te roban a los niños, todo ese tipo de cosas que se ha incrementado en los últimos años” (GD21).

El itinerario de normalización jurídica de los inmigrantes exige recorrer una serie

de etapas (primer permiso anual, renovaciones, permiso permanente) en las que se pone a

prueba la capacidad del aspirante para ser aceptado al cabo de bastantes años como un

ciudadano pleno (incluida la concesión de la nacionalidad española). Esta aceptación

tiene que ver con el “buen comportamiento” del inmigrante (que sean “como tienen que

ser” y, si no, “de patitas en la frontera”, como hacían los alemanes con los emigrantes

españoles).

Por otra parte, el estatuto legal del inmigrante, por precario que sea, es fuente de

reconocimiento jurídico, laboral y social en general, lo que sirve de base para exigir al

estado que regule adecuadamente sus derechos, aún cuando estos sean inferiores a los de

la población nativa. Desde esta posición, el gobierno debe proporcionar a los inmigrantes

una buena información sobre los servicios y prestaciones a los que pueden acceder,

asistirles en momentos de mayor desprotección y defenderles de los abusos de los

empresarios y de las agresiones racistas. Aparecen algunos comportamientos de clase que

aproximan a los inmigrantes con los trabajadores autóctonos, por ejemplo cuando

reivindican el acceso a la vivienda, el mantenimiento del poder adquisitivo o la

protección ante el “dumping social” que representa para todos ellos una inmigración

constante. El este último punto, se pide al gobierno que lleve a cabo una política de

inmigración “más organizada”, lo que supone –entre otras medidas- controlar mejor el

actual flujo migratorio que se considera excesivamente generoso (“ningún país trata a los

extranjeros como España”) y puede llegar a ser “horroroso” para los nativos (y para los

extranjeros llegados anteriormente). La política de inmigración del gobierno debe ser

concreta y eficaz, no simplemente de aparentar una buena imagen (“pura pantalla”). Por

su importancia en el caso español, se debería crear un “Ministerio de Inmigración para

estudiar, controlar y orientar” de forma positiva el fenómeno, tal como ocurre en otros

países:

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� “- (Hombre ucraniano) Ningún país trata a los extranjeros como España… Yo no

conozco ni Italia ni Portugal, pero la gente viene y viene y viene y viene y hay que hacer algo con esto. Toda la gente quiere comer, ¡vale!; toda la gente quiere trabajar aquí, ¡es imposible!” (GD1).

� “- (Hombre argentino) España debe restringir la inmigración porque, si no, va a ser

horroroso. - (Hombre cubano) Yo pienso que sí, hay que analizar más cosas para que sea lo más organizado posible. - (Mujer argentina) Pero organizado, organizado, no quiere decir restrictivo o que digáis: vos entrás y vos no. Con todo, hay que organizarse para ver quién entra, quién no, qué hace, qué no hace. - (Hombre cubano) Exacto. Más organizado… Lo ideal sería que hubiera un Ministerio de Inmigración… si esto es un fenómeno que está modificando la vida de este país… yo creo que se debería focalizar más, o sea, como tal estudiarse, controlarse y orientarse ¿no? porque puede ser realmente… la entrada de inmigración puede ser muy positiva” (GD17).

Otros inmigrantes no asumen voluntariamente un estatuto de subordinación o

subalternidad ciudadana sino que se ven forzados a asumir esa situación, tanto por las

prácticas institucionales que discriminan a los inmigrantes como por las actitudes de

muchos españoles que les tratan como ciudadanos de segunda clase. Se trataría de una

inserción subalterna inducida por la ideología y las prácticas de la “preferencia nacional”

con la que estos inmigrantes no están de acuerdo. Jóvenes de la segunda generación -

bastantes de ellos nacidos en España- se quejan del sobreesfuerzo que tienen que hacer

(“un esfuerzo terrible”) para eludir la preferencia que se otorga a los autóctonos y

demostrar su valía. Extranjeros de la Unión Europea, instalados como residentes

permanentes en la costa mediterránea, se quejan de ser instrumentalizados por la

población española, ya que no son tratados como ciudadanos con los mismos derechos

sino como turistas permanentes. Pueden poner negocios, pagar impuestos y consumir

pero los españoles ponen límites que no pueden traspasar. Es como si dijeran: “España

para los españoles”. En definitiva, la lógica que prevalece en estas actitudes es la

subordinación social, en el sentido de asumir o padecer, según los casos, una relación de

supeditación y dependencia con respecto a la población nativa:

� “- (Mujer argentina) Otra cosa que me gustaría decir a mí es el mayor esfuerzo que tienen

que realizar las personas que proceden de fuera... tienes que demostrar mucho más que las personas de aquí. Es un esfuerzo terrible, claro tú ahora mismo tienes que demostrar el triple que vales, que vales lo mismo que un español, sólo por el acento. Y eso… vale para la gente extranjera o con aspecto inmigrante…” (GD19).

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� “- (Mujer inglesa, dueña de un pequeño negocio) Pienso que en el fondo es no aceptarnos. Mira, somos bienvenidos a pagar los impuestos y todo, a ver todas las fiestas, pero claro, ‘España, para los españoles’. Somos invitados porque pagamos y entonces tenemos derecho a algunas actividades por lo menos. Eso da mucha rabia ¿no?, porque yo estoy aquí desde hace diecisiete años” (GD16).

Las posturas anteriores critican el exceso de burocratismo (“una política para

desmotivar a hacer los trámites”) que debería dar lugar a una mayor libertad de los

agentes sociales y económicos, incluidos los inmigrantes, en pie de igualdad con la

población nativa. “Leyes comunes” para todos y “no ordenanzas especiales para

inmigrantes”, algo así como un “código de circulación” al que todos atenerse y que no

admita excepciones. En el sector de asalariados de la Europa del este la minoría

individualista-competitiva recrimina a la mayoría su defensa de un estado protector, al

estilo de los “tiempos del comunismo”, y reclama “saber nadar… y mostrar cada uno su

pericia… para integrarse en una vida normal”:

� “- (Estudiante cubano) Quizás lo primero que uno se encuentra aquí cuando llega es todo

el trámite de estar con el permiso de aquí. Entonces hay que hacer enormes filas para poder sacar el documento porque como todos están… el sector de inmigración en una misma zona de policía, esto complica el que todos los sectores estén en el mismo lugar… a veces se vuelve terrible pasar un día completo ahí… por tener permiso. Ésa es una de las partes así bastante fuertes en el inicio. Parece que es una política que se ha hecho así para que la gente se desmotive a hacer los trámites y terminen por no hacer los papeles. No sé si esto será consciente o no, pero es como yo lo vivo… algo que se podría solucionar, hay muchas formas y no sé ve algo rápido, no sé…” (GD7).

� “- (Mujer emigrante española retornada de Alemania) Los emigrantes españoles en

Alemania no estábamos sujetos a un ordenamiento jurídico sino a unas ordenanzas policiales. Leyes especiales para personas con menos derechos… Debemos evitar que eso se vuelva a repetir aquí en España” (GD20).

� “- (Hombre rumano) Cuando quieres integrarte en una vida normal… tenemos que

reconocer que la mayoría de los extranjeros aquí no tiene una vida normal… Si tú defiendes los tiempos del régimen comunista, cuando no teníamos ninguna preocupación, porque el estado me aseguraba el trabajo, piso, de todo. Todos trabajábamos, teníamos un piso, no podías comprar un coche, eran otros tiempos. Pero ahora la vida es dura, tienes una vida muy dura aquí en España al principio, en los dos o tres primeros años, pero si tú después sabes… ¿cómo se dice? nadar en este mundo que… porque cada uno tenemos nuestra pericia…” (GD1).

La participación política en la sociedad española se plantea de maneras muy

diversas en función de la posición social y la orientación ideológica de la población

inmigrante:

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191

� Un sector, donde prevalecen los indocumentados y los situados en una posición

laboral precaria120, “pasa” de la política, ya sea por decepción (“siempre paga el

pueblo… esto pasa en el todo el mundo”) o porque no tiene tiempo para esas

cosas, aunque le gustaría (“si no tuviera tanto trabajo…”)

� “- (Hombre argentino) No me interesa la política… El fútbol es lo mejor. Yo paso

de la política porque es política… - (Mujer brasileña) ¡A ver!, ¿por qué no hay paz y trabajo?… Siempre paga el pueblo, entonces yo para qué voto… porque no van a hacer nada por los de abajo… Eso pasa en todo el mundo” (GD2).

� “- (Mujer colombiana) Yo quería decir una cosa sobre lo de participar y lo de ir a

votar. Yo llevo aquí cuatro años y nunca he votado, o sea, y no sé si votaré aquí pero tampoco votaba allá, es como… - (Hombre ecuatoriano) Pero para votar tienes que conocer… saber la vida, la historia de los personajes. - (Mujer colombiana) Pero cuando no tienes ni tiempo ni medios para enterarte de que es lo que está pasando… - (Mujer búlgara) Si no tuviera tanto trabajo, seguro, pero necesito trabajar… Es una pena la vida del inmigrante...” (GD14).

.

� Otro sector, el dominante en los discursos analizados, es partidario de votar en las

elecciones, que se considera la principal vía de participación e influencia social

(“aquí es donde estamos y podemos opinar, por lo tanto debemos votar”).

Aparecen dos tipos de justificaciones. Para unos, el voto se plantea como la

restitución de una “deuda” contraída con España –por haberles otorgado la

residencia- (posición subordinada): “si somos agradecidos, que nos reciben con

las manos abiertas… tendríamos que votar”. Para otros, en cambio, se trata de un

derecho vinculado a trabajar y cotizar en España (posición igualitaria-competitiva

y también la instituyente): “si soy igual para pagar impuestos y para respetar las

leyes, pues también tendré que ser igual para tener los derechos”. Se plantea,

incluso, la posibilidad de organizar un “partido de inmigrantes”, aprovechando su

fuerza numérica, para que defienda sus intereses específicos:

� “- (Hombre moldavo) Yo desde hace tiempo estoy mirando los debates y los

partidos y tal y… bueno… yo creo que sí, que tendríamos que votar… porque lo

120 No obstante, tanto en España como en otros países ha habido movimientos de “sin papeles” que han conseguido visibilidad social como actores políticos, además de conseguir reivindicaciones específicas. Ver, para el caso de España, GUILLÓ, C., Fighting for being visible. Analysis of the organisation and collective action of immigrants in “irregular situation” in Madrid. Is there any institutional response?, University of Sussex, 2001.

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primero es que si somos agradecidos, que nos reciben con las manos abiertas, por decirlo así, y que no nos dan un maltrato, que nos ayudan, vamos…” (GD1).

� “- (Mujer peruana) Yo lo que sí me gustaría es que tengamos derecho al voto…

Es una de las cosas que cuando uno está mucho tiempo en una comunidad, cuando está mucho tiempo, quiere ser parte de ella. Entonces, creo que también es importante a la hora de las elecciones electorales, somos el 7,8% de inmigrantes en España, en general, no hablo de Sudamérica, hablo de inmigrantes y somos muchos… - (Mujer boliviana) A mí me gustaría votar, claro que sí, a mí me gusta… - (Hombre colombiano) A mí me parece muy bien el voto aunque no puedo votar aquí, pero aquí es donde estamos y podemos opinar, por lo tanto debemos votar. Me parece que es muy necesario el voto, muy necesario que los inmigrantes podamos votar (GD2).

� “- (Mujer emigrante española retornada de Venezuela) Se ha pedido el voto para

los inmigrantes a nivel municipal y mucha gente no quería el voto para los inmigrantes. Y ¿por qué no?, A ver, si yo soy un inmigrante, vivo en el barrio, estoy integrado y tengo un problema porque el alcalde no pone un contenedor de basuras, ¿por qué yo no voy a poder elegir? Porque si soy igual para pagar impuestos y para respetar las leyes, pues también tendré que ser igual para tener los derechos” (GD20).

� “- (Mujer búlgara) Los españoles no han apoyado que se cree un partido de

inmigrantes, esa es mi opinión, y como no hay un partido nuestro no voy a votar” (GD14).

� Por último, aparece de forma minoritaria una crítica a la lógica general del

sistema social: “España es totalmente capitalista… te cogen (en el consumo y las

deudas)”. Una crítica que se asocia a la desigualdad internacional y entre las

clases sociales (empresarios “que se aprovechan” de trabajadores “explotados”) y

que plantea la necesidad de adoptar posturas de resistencia social (“hacer una

huelga… que paralice el país”):

� “- (Hombre argentino) La política es como todo en la vida. En España gobiernan

los socialistas pero la vida es totalmente capitalista… Creo que cada vecino está viviendo en España a nivel de esa política capitalista… veinte euros un DVD, todo el mundo puede comprarse un móvil, todo el mundo tiene acceso a todo… un ordenador con conexiones de Internet… Tenían que decir: ‘¿cuánto me debes?’. Te acoplas y aquí es donde te cogen… ¡y ya está!” (GD17).

� “- (Mujer emigrante española retornada de Alemania) Yo estoy pensando ahora

sobre lo que decís, del reparto de la riqueza y tal, los inmigrantes somos un gran poder ya en número y en potencia. Es decir, si los inmigrantes de España hiciesen, tuviesen la capacidad de hacer una huelga, se paralizaba el país” (GD20).

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9.5. Modelos de ciudadanía

La tipología desarrollada en la primera parte de este informe nos permite

distinguir cuatro posiciones básicas de los inmigrantes en torno a la ciudadanía, donde

podemos ubicar algunos de los puntos desarrollados en el presente capítulo. El cuadro 11

ofrece un balance resumido de las principales tendencias.

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Cuadro 11

Formas de entender la ciudadanía y las políticas sociales

Buen súbdito (estado) Individuación Competidor eficiente (mercado)

C

Ciudadanía subordinada

� Aceptación del orden estatal como regulador de la vida ciudadana. Se reconoce el lugar subalterno que corresponde a los extranjeros y su obligación de adaptarse a las normas y costumbres de España (contrato de integración).

� Política social asimilacionista:

� Educación monocultural-compensatoria. � Sanidad pública con opción preferente

para la población española. � Apoyo público a la vivienda, respetando

la prioridad de los españoles. � Ordenanzas para inmigrantes.

B

Ciudadanía equiparada

� Equiparación jurídica de todos los ciudadanos, sean nativos o inmigrantes, para desenvolverse en la vida de acuerdo a sus méritos y respetando la convivencia pluricultural.

� Política social subsidiaria:

� Educación pluricultural, con respeto y tolerancia, en redes privada y pública.

� Sanidad privada con apoyo público, en igualdad de condiciones para todos.

� Libre acceso a la vivienda (privada o pública) en igualdad de condiciones.

� Leyes mínimas comunes para todos.

Pop

ulismo regresivo C

ierre Sujeción a las no

rmas

A

Ciudadanía recluida

� Autocentramiento protector en una

grupalidad de afines, ya sea por lazos etno-culturales no compatibles o por compartir las mismas preocupaciones y eludir la xenofobia de la sociedad española.

� Política social segregadora:

� Red escolar de minorías, multicultural (compartimentos estancos).

� Red sanitaria paralela de beneficencia. � Segregación residencial (viviendas

hacinadas y barrios de inmigrantes). � Políticas de control/represión de los

inmigrantes (intrusos/peligrosos).

D

Ciudadanía crítica

� Defensa del papel protagonista de todos los grupos y minorías como sujetos activos de las instituciones sociales, con la mira puesta en la superación del modelo de vida individualista-capitalista.

� Política social proyectiva:

� Educación intercultural-antirracista. � Sanidad pública universal-

participativa. � Crítica a la especulación de la

vivienda, con acceso general garantizado.

� Política emancipatoria transnacional desde los colectivos oprimidos.

Pop

ulismo progresivo A

pertura

Promoción meritocrática

Endogrupo Grupalidad Exogrupo

Integración competitiva (Sociedad de libre mercado)

Inserción subalterna (Estado social regulador)

Repliegue defensivo (Arraigo local jerarquizado)

Proyección instituyente (Propuesta altermundialista)

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a) Ciudadanía subordinada

Esta posición prevalece entre los migrantes asalariados de cualificación media o

baja desde el momento que obtienen los primeros papeles, aunque también está presente

de forma minoritaria en otros sectores de la inmigración. Su forma de entender la

ciudadanía parte de la aceptación del orden estatal –español- como encargado de poner

orden y establecer las pautas de inserción –diferenciadas- entre ciudadanos nacionales y

extranjeros. Los intereses de los “nacionales” prevalecen sobre los intereses de los

“extranjeros” por lo que éstos aceptan el estatuto ciudadano y laboral subalterno que se

les asigna. La ciudadanía subordinada puede ser asumida espontáneamente por los

inmigrantes o ser inducida por las circunstancias (“el que no lo asuma lo pasa peor”). En

el primer caso, los inmigrantes consideran que ya no están en “su tierra”, por lo que

deben adaptarse a las normas españolas y respetar la preferencia de los nacionales, por

ejemplo para acceder a un empleo o conseguir una vivienda protegida. En el segundo

caso, se produce una subordinación forzosa en los terrenos legal y laboral que se acepta

por realismo práctico y mientras sea inevitable. La relación con las políticas sociales se

establece desde los siguientes parámetros:

� Educación: monocultural-compensatoria. Un sector de los agentes escolares

entiende que las minorías de inmigrantes son portadoras de un déficit en relación al

nivel educativo de la población mayoritaria que es preciso compensar mediante

apoyos complementarios. El currículo escolar español debe aplicarse igualmente a

todos los ciudadanos.

� Sanidad: pública y universal para todos los ciudadanos, aún cuando se aceptaría

una atención preferente para la población española.

� Vivienda: demanda de apoyo público en el acceso a la vivienda, respetando la

prioridad de los españoles.

� Política de inmigración: asimilacionista, cumplir exactamente las normas y

ordenanzas establecidas para los inmigrantes (contrato de integración).

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b) Ciudadanía equiparada

Esta posición, que prevalece en los sectores de la inmigración más asentados y

cualificados, defiende la equiparación jurídica de todos los ciudadanos, sean nativos o

extranjeros, para desenvolverse en la vida de acuerdo a sus propios méritos (“si tú

quieres, tú puedes”). El estado debe asegurar el control racional de las migraciones

internacionales, facilitar la igualdad de oportunidades en el mercado de trabajo y

promover la convivencia ciudadana en espacios comunes pluriculturales. La relación con

las políticas sociales se establece desde los siguientes parámetros:

� Educación: para la tolerancia. Incorporar contenidos étnicos al currículo, eliminar

textos discriminatorios (educación pluricultural). Complementariedad de los

centros de titularidad privada y pública.

� Sanidad: privada, apoyada y subsidiada públicamente, en igualdad de condiciones

para inmigrantes y nativos.

� Vivienda: igualdad de oportunidades para todos en el acceso a la vivienda (privada

o pública).

� Política de inmigración: leyes comunes mínimas para todos, algo así como un

código de circulación que no acepta excepciones.

c) Ciudadanía recluida

Desde el punto de vista de su instalación en la sociedad española, la principal

característica de esta posición es su tendencia a recluirse en una grupalidad de afines, ya

sea por la existencia de unos lazos etno-culturales que se consideran no compatibles con

la cultura autóctona o simplemente por compartir las preocupaciones y eludir las

dificultades de las primeras etapas migratorias (sobre todo hasta que se consigue la

documentación). El autocentramiento comunitario se convierte en un anillo protector

formado habitualmente por paisanos del mismo origen pero también a veces por personas

de otra nacionalidad e incluso españolas. Como vimos en el capítulo 2, esta posición es la

que prevalece entre los inmigrantes “sin papeles”, si bien se puede prolongar en el

tiempo, una vez obtenida la documentación, si el colectivo opta por replegarse sobre sí

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mismo y reducir al mínimo necesario sus contactos con la sociedad exterior mayoritaria,

lo que es típico de algunos grupos con un patrón cultural muy distante del español-

europeo (blanco-occidental-cristiano). La relación con las políticas sociales se establece

desde los siguientes parámetros:

� Educación: experiencia de segregación escolar, ya sea por el no reconocimiento de

los títulos obtenidos en el país de origen o por el fracaso académico y abandono

temprano de la escuela. La demanda de aulas-puente y/o de currículos paralelos a

la escuela normal sería coherente con esta posición (tanto por parte de inmigrantes

como de nativos). De esa manera quedaría salvaguardada una educación

multicultural (en el sentido de compartimentos estancos, que no se contaminen

entre sí).

� Sanidad: alusiones a una eventual red paralela de asistencia sanitaria de

beneficencia para personas indocumentadas y/o insolventes.

� Vivienda: segregación residencial, ya sea por el hacinamiento de viviendas de

subarriendo (por necesidad) o por concentración en barrios/pueblos de inmigrantes.

� Política de inmigración: control estricto de las fronteras y

seguimiento/represión/expulsión de los “sin papeles” (los inmigrantes se sienten

tratados como intrusos/peligrosos).

d. Ciudadanía crítica

Esta posición, sólo esbozada por sectores minoritarios de la inmigración, pone de

relieve la naturaleza grupal y participativa de los colectivos humanos, como sujetos

activos de las instituciones sociales. Las migraciones internacionales son interpretadas

como un efecto de las desigualdades inherentes a la historia colonial y a la globalización

económica, se defiende para España una democracia solidaria con el resto del mundo, con

la expresa inclusión de todas las culturas y minorías nacionales presentes en el territorio

(sean o no étnico-culturales), con la mira puesta en una superación del modelo de vida

capitalista-consumista-individualista y a favor de una ciudadanía instituyente,

transcultural y emancipatoria. La relación con las políticas sociales se establece desde los

siguientes parámetros:

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� Educación: intercultural y antirracista. El currículo intercultural se elabora desde la

diversidad del alumnado, incorporando las diversas aportaciones a un proyecto

elaborado en común. La educación antirracista plantea que la actuación limitada al

campo de los valores no es suficiente para remover las diferencias sociales que

originan la discriminación/explotación entre colectivos121.

� Sanidad: pública, universal y con un planteamiento participativo de gestores,

profesionales y usuarios.

� Vivienda: crítica de la vivienda como bien especulativo. Más bien, debe ser

considerada como un bien básico para la calidad de vida accesible a todos.

� Política de inmigración: con orientación emancipatoria a nivel planetario, desde la

participación instituyente de los sectores oprimidos.

121 Frente a la posición conservadora (asimilacionista) y liberal (pluralista), “la postura crítica ve la cultura dominante como la base de la explotación y la desigualdad… Se considera el racismo como la principal causa de los problemas educativos de los grupos pertenecientes a minorías étnicas”. AGUADO, T., GIL, J.A., JIMÉNEZ, R.A. y SACRISTÁN, A., Diversidad cultural e igualdad escolar, CIDE (Ministerio de Educación y Cultura), Madrid, 1999, pág. 26-27.

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10. Disolución de la condición migrante

El ciclo migratorio, iniciado al salir del país de origen, encuentra habitualmente

varios puntos de cierre: el retorno al lugar de procedencia, la decisión de establecerse en

la sociedad española o la identificación como ciudadanos de la Unión Europea, nuevo

espacio político de identidad social que incluye a España y otros 26 países. A veces

surgen identidades transnacionales e incluso propuestas de ruptura con los marcos

nacionales, que quedan desbordados por abajo (repliegue comunitario) o por arriba

(“ciudadanos del mundo”). No obstante, en el proceso migratorio se producen casi

siempre períodos de indefinición y ambivalencia, que pueden durar más de una

generación.

En este capítulo nos vamos a centrar en cómo percibe la población inmigrante la

culminación de su travesía migratoria. Lo mismo que ocurre con otras cuestiones del

presente informe, observaremos que existe una gran diversidad de puntos de vista en

relación al futuro, que trataremos de organizar y comprender en el último apartado a

partir de nuestro cuadro de posiciones ideológicas.

10.1. El dilema del retorno: “no puedes volver con una mano delante y otra detrás”

La mayoría de los inmigrantes presentes en España mantiene viva la idea del

retorno durante mucho tiempo, aunque sólo una parte de ellos la lleve a cabo122. Según

una encuesta aplicada por los autores en 2005, sólo uno de cada cinco inmigrantes adultos

de países periféricos tenía claro que se quedaría definitivamente en España; un tercio

pensaba retornar, más pronto o más tarde; y casi la mitad no sabía lo que haría o lo hacía

depender de la evolución de los acontecimientos en el país de procedencia123. En nuestros

grupos de discusión la cuestión del retorno al país de origen es un tema recurrente, si bien

se plantea en sentidos diversos. El retorno con éxito (“volver rico”, “montar un negocio

en mi país”…) es el sueño habitual del inmigrante recién llegado, que pocos pueden hacer

realidad. Incluso quienes lo consiguen vuelven a veces de nuevo a España ante las

122 No existen en España estadísticas fiables de inmigrantes que han retornado a sus países de origen. 123 Ver COLECTIVO IOÉ, Inmigración y vivienda en España, o.c., págs. 156-159.

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dificultades que encuentran en su país (“la inseguridad, el terrorismo, la pobreza que

veías…”):

� “- (Hombre mauritano) Me voy a la inmigración, trabajo cinco años, no gasto lo que

gano, reúno el dinero que he ganado y me voy y monto un negocio en mi país de ese tipo ¿cómo se llama?, una pequeña consultoría (de ingeniería) como autónomo, eso sí que vale allí…” (GD14)

� “- (Hombre marroquí) Cualquier inmigrante, no sólo yo, sino todo el mundo, lo suyo es algún día poderse uno volver a su país y el trabajo que tenemos aquí… preferimos tenerlo en casa… A mí me gustaría, dentro de cinco años, tener un negocio con mis hermanos, tener una empresa y ser rico. ¡Eso me gustaría!” (GD9).

� “- (Hombre colombiano) Los extranjeros siempre dicen que van a volver, pero en realidad

se quedan. En un comienzo piensas en volver… pero después, viviendo aquí, te acostumbras a las costumbres españolas…las fiestas, los derbis del Atleti con el Real, ¡te acostumbras a todo! - (Hombre peruano) Yo vine con una idea determinada de ahorrar y volver, pero cuando volví, aunque tenía muy buenos trabajos, porque me iba con un título de aquí y allí se valoraba mucho, no me acostumbré: la inseguridad, el terrorismo, la pobreza que veías y algunas situaciones… Bueno, no me podía quejar de los sueldos, pero para mí era difícil, ¿sabes?, aunque era mi país, y me volví otra vez a Madrid (risas). - (Hombre colombiano) Cuando vives aquí y te acostumbras a la buena vida… Es difícil regresar” (GD22).

En el extremo opuesto, está el retorno de quienes han fracasado en su proyecto

migratorio y se ven obligados a reagruparse con su familia en la tierra de origen, una

situación muy poco referenciada en los grupos ya que supone una quiebra total del

“orgullo propio del migrante… que no puede volver con una mano delante y otra detrás”.

Salvo en el caso de jóvenes migrantes que se dan de bruces a las primeras de cambio y

vuelven a la casa paterna, la práctica general de los migrantes adultos (que no piensan “a

la ligera”) es “apechugar aquí” hasta que consiguen algo (“lo mínimo, por lo menos el

billete de vuelta y algo que te sustente allí”) y justificar así el proyecto migratorio ante

parientes y paisanos:

� “- (Hombre cubano) Una cosa que condiciona mucho el querer volver es el pensar que no

puedes volver con una mano adelante y la otra detrás. Tienes que volver con lo mínimo, por lo menos con el billete de vuelta y con algo que te sustente allí… porque casi todos nos vamos de nuestro país pensando en un futuro más luminoso… un futuro mejor, con ese orgullo que es propio del migrante. Entonces, ¿cómo vas a regresar a tu país y volver a ser una carga para tu familia? Eso es una mentalidad de joven que vuelve a su familia sin dinero, pero cuando has formado una familia y tienes hijos, ya no puedes pensar a la ligera sino que tienes que pensar un poco en eso: vuelvo, pero ¿con qué vuelvo? Si tengo algo, entonces sí vuelvo. Si no, pues hay que seguir apechugando aquí” (GD15).

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Entre estas dos situaciones extremas, están los planes de retorno basados en un

análisis de las ventajas y desventajas de quedarse en España o retornar al país de origen.

La reflexión da lugar a un amplio y complejo panorama de cuestiones que recogemos

brevemente en el cuadro 12 y comentamos a continuación.

Cuadro 12

Ventajas de permanecer en España o retornar al país de origen

Permanecer en España Retornar al país de origen Condiciones laborales: mejores en general en España. Mayor regulación del mercado laboral. Acceso más fácil al empleo, aunque sea temporal y poco cualificado.

Menor estrés laboral y más compañerismo que en España, horarios no tan prolongados. Reconocimiento de títulos y categorías. Menos discriminación en la promoción laboral. Paro creciente en España.

Salarios: más elevados en España que en los países de origen, sobre todo en empleos no cualificados.

Salarios estancados en España mientras están subiendo en algunos países de origen (este de Europa) o en algunos empleos cualificados o por cuenta propia.

Condiciones de vida

particulares

Nivel de vida: mayor en España, más bienes de consumo y fácil acceso al crédito.

En general el coste de la vida es menor que en España, sobre todo en relación a la vivienda. Se trabaja para vivir (en España “se vive para trabajar”).

Salario indirecto: mejores políticas sociales en España (salud, educación, prestaciones de desempleo, pensiones, servicios sociales, etc.).

Menor carga fiscal (cotizaciones sociales e impuestos).

Contexto político: más seguridad ciudadana. Menos corrupción en las instituciones (trámites, policía, etc.).

Mejora de las condiciones políticas, sociales y económicas al ingresar en la Unión Europea (europeos del este).

Condiciones de vida

generales

Contexto económico: mayor estabilidad del desarrollo económico en el contexto de la Unión Europea.

El modelo de desarrollo español es especulativo, volátil, inseguro.

Acostumbramiento: “uno se planta en el lugar donde está”. Retornar sería empezar de nuevo.

Volver a “tus raíces”: “vivir y morir en “tu tierra”. Celebrar en España el ramadán “no es lo mismo”.

Modernización: España es un país más moderno, occidental, culto, plural, etc. En España te sientes más libre, menos coaccionado por la presión familiar-social.

Allí son ciudadanos plenos y evitan los estigmas propios de los inmigrantes (acento, color, prejuicios culturales, etc.). En España hay una “libertad dañada”, allí es una “libertad sana”.

Identidad social

(reconocimiento)

Universalidad: las migraciones internacionales han existido siempre, hay que asumirlas. Somos “ciudadanos del mundo”.

Las migraciones internacionales deben ser “reversibles” (ir para volver). Añoranza por volver al país natal: “la tierra nos atrae”.

En primer lugar, se destacan las ventajas que tienen que ver con las condiciones

de vida particulares de las familias. Aunque se reconoce que en España los salarios y el

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nivel de consumo son más elevados, existen otras tendencias que hacen pensar en el

retorno, como el estancamiento del salario medio, el paro creciente -sobre todo en el

sector de la construcción- y el encarecimiento de algunos productos (vivienda, alimentos,

gastos fijos…); además, bastantes echan de menos el ritmo de trabajo menos estresante

que tenían en el país de origen (en España “se vive para trabajar”).

En segundo lugar, se refieren a las condiciones generales de la sociedad española,

de la que se reconoce la bondad relativa de las políticas sociales (salud, educación,

protección del desempleo, pensiones, servicios sociales, etc.), el mejor funcionamiento de

la administración pública y la mayor estabilidad económica de España en el marco de la

Unión Europea124. Sin embargo, en contraposición, se alude a la menor carga fiscal

existente en algunos países de origen, a la mejora creciente de las condiciones políticas y

económicas en otros (especialmente en los países europeos ingresados recientemente en

la U.E.). Por parte de un sector más crítico, se pone en cuestión la supuesta estabilidad

del modelo de desarrollo español, al que se considera especulativo, volátil e inseguro, por

lo que no les extrañaría que entrase en recesión dando lugar a importantes conflictos

sociales y provocando el retorno de muchos inmigrantes.

En tercer lugar, el deseo de retorno se origina también en motivos relacionados

con la identidad social de los sujetos. En algunos casos se siente “depresión”, “morriña” o

simplemente “se sueña con volver” al país natal, donde se considera están tus raíces

familiares, culturales y hasta paisajísticas (“la tierra nos habla”). Se reconoce que en

España hay libertad religiosa pero no es lo mismo celebrar el Ramadán u otras fiestas y

ritos en el país de origen y con tus paisanos. En contraposición, los partidarios de

permanecer en España consideran que las migraciones internacionales son un fenómeno

mundial al que es posible acostumbrarse (“uno se planta en el lugar donde está”).

Además, España presenta las ventajas de ser un país moderno-occidental, con una amplia

cultura y respetuoso de la diversidad, lo que facilita el desarrollo libre de las personas, en

especial de las mujeres y de los jóvenes, frecuentemente coaccionados en otras regiones

del mundo. A lo que los partidarios del retorno responden que la libertad de los jóvenes y

124 En los meses de aplicación de los grupos de discusión (mediados de 2007) los signos de recesión económica todavía no se habían consolidado.

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de las mujeres en España es una “libertad dañada” (caprichosa) mientras en sus países

pueden encontrar una “libertad sana” (responsable).

En términos generales, la ilusión del retorno es mayor en las primeras etapas

migratorias y se debilita a medida que pasan los años y se echan raíces en España.

Aunque el retorno pocas veces desaparece por completo del horizonte (“siempre tienes la

idea de hacer algo allí algún día…”), cada vez se pospone más en el tiempo y se vuelve

menos realista, hasta el punto de ser considerado por muchos migrantes como “un

espejismo”. Alguna veces se dan casos de familias que han retornado y han tenido que

regresar a España porque “les ha ido mal” en su país; el ciclo se vuelve a reabrir pero el

sentido y la dirección del retorno han variado: no se trata de un ciclo simple sino

bidireccional, abierto incluso a terceros países:

� “- (Mujer colombiana) Cada día vas postergando el regreso, siempre vas a querer volver

pero es una decisión que no se cumple… ¡es un espejismo!... Si tienes los hijos aquí, ya no vuelves. Por mucho que los padres quieran volver, se tienen que aguantar por sus hijos” (GD14).

� “- (Mujer ecuatoriana) “La gente últimamente se está regresando, venden su piso, venden

sus cosas y se van y lo invierten allí, pero les ha ido mal y se han regresado… Por eso a mí me da desconfianza la idea de irme, estoy indecisa de irme o quedarme” (GD15).

Un inmigrante cubano define como “paradoja del inmigrante” la situación de

doble vínculo entre el país de origen y el país de residencia. Se desea volver pero, cuando

ello ocurre, se sienten inmigrantes en su propio país y se echa de menos la vida en

España. Una mujer marroquí del mismo grupo de discusión reconoce que, cuando piensa

en el retorno, “tiene miedo de aquí y miedo de allí”. Otra mujer peruana señala, en el

mismo sentido, que ella se siente “entre la espada y la pared”. Aunque pasen muchos

años y se pierda el acento del país de origen, se mantiene esa ambivalencia básica entre

los dos países de referencia (“no se siente ni de aquí ni de allí”):

� “- (Hombre cubano) Cuando pasas un tiempo acá, empezaste a trabajar y a luchar por la

vida aquí, si vuelves a tu país como que sí, los primeros meses quizás te sientes bien porque vuelves a lo tuyo, pero después encuentras tantas cosas diferentes que ya no tienen que ver contigo, que es tu país, que es tu familia, que es tu gente, es donde naciste y donde te criaste hasta cierta edad, pero hay cosas que ya tú las ves de otra manera… Esa es la paradoja del inmigrante… ¡siempre! - (Mujer marroquí) Si tengo una tranquilidad económica, que sé que voy a vivir bien en mi país al lado de mis hermanas, yo iría volando, no lo pensaría; no pensaría si me va a ir

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mal o bien. Cuando estuviera allí, me lo pensaría, ¿vale? Pero claro tenemos miedo de aquí y miedo de allí, estamos en el centro. - (Mujer peruana) Sí, estamos entra la espada y la pared” (GD15).

� “- (Mujer colombiana de segunda generación) Mi madre se acuerda mucho de su tierra,

de su cultura, de lo que vivió allí. Pero a lo mejor ha tenido épocas en las que ha tardado muchos años en pasarse por allí y entonces va a Colombia y dice que ha cambiado tanto que ya no es lo que ella recuerda. Y cuando va allí no se puede sentir colombiana porque no tiene el acento que tienen los demás y entonces dice que en España tampoco se siente española porque hay cosas que echa de menos. No se siente ni de aquí ni de allí” (GD19).

En algunos casos, que parecen más bien excepcionales, surgen identidades o

ciclos migratorios transnacionales, en diversos sentidos: la madre ecuatoriana con casa e

hijos aquí y allá, que va y viene con frecuencia y probablemente retorne definitivamente a

su país cuando se jubile; el emigrante cubano que se considera con capacidad de

adaptación para acostumbrarse a vivir en cualquier país; los jubilados suizos o alemanes,

que residen habitualmente en la costa alicantina y vuelven de vacaciones a su país

mientas sus nietos vienen a España de vacaciones a reencontrarse con sus orígenes; o la

joven de madre colombiana y padre español que se siente ciudadana del mundo y le

encanta viajar y conocer culturas diferentes.

10.2. Nacionalización: “los papeles son sólo papeles”

Desde el punto de vista jurídico, el ciclo migratorio atraviesa por varias etapas que

van desde el empadronamiento y los primeros papeles de residencia hasta la eventual

adquisición de la nacionalidad española, un hecho cada vez más frecuente a medida que

aumenta el tiempo de residencia en España. Entre 1995 y 2006 las personas

nacionalizadas han sido 276.000, pasando de 6.756 en 1995 a 16.743 en 2001 y 62.339 en

2006125. En principio, se supone que el rito de la nacionalización cierra el ciclo de la

extranjería; sin embargo, los propios migrantes nacionalizados afirman que “los papeles

son (sólo) papeles” y no implican necesariamente el reconocimiento como iguales por

parte de la población o de las instituciones. La sociedad española “habla de libertad y

respeto, pero muchas veces no practica esas virtudes”:

125 OBSERVATORIO PERMANENTE DE LA INMIGRACIÓN, Anuario de extranjería e inmigración. Madrid, varios años.

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� “- (Hombre marroquí nacionalizado) Aunque sea español, ahora tengo la nacionalidad, pero no tienes libertad igual como los otros españoles, ¿eh? Aunque se diga que hay derechos para todos, no existen los mismos derechos para todo el mundo. Porque los papeles son papeles, no son cosas que arreglen a la gente… porque no tienes un buen trabajo, tienes un trabajo temporal, trabajas un tiempo, te echan… te metes en otro… te van echando y te van cambiando. Y vas luchando y buscando para vivir. Si vas a buscar piso, a lo mejor lo primero que te dicen es: ‘¿y tú de dónde eres?’. Si eres colombiano o de otro país a lo mejor sí. Si eres marroquí, ¡bueno!: “¡no, no, no!’. Yo me acuerdo de una chica que iba con pañuelo, como tú (mujer marroquí participante en el grupo), que no la dejaban entrar en el colegio por llevar pañuelo. - (Mujer Marroquí nacionalizada) Pero eso es un respeto que también hay que tener, si cada uno… - (Hombre Marroquí nacionalizado) Que cada uno pueda ir como quiera. - (Mujer marroquí nacionalizada) Si quiere llevarlo, que lo lleve, y si no quiere llevarlo, que no lo lleve. Que dejen llevar a cada uno lo que quiera. Porque este país habla de libertad y respeto pero muchas veces no practica esas virtudes… Yo estuve también con el pañuelo y pasas muchos problemas: en el trabajo, con las vecinas, con las amigas… porque yo tenía amigas españolas y ya… viendo lo que pasaba, pues decidí no ponérmelo para no tener problemas, porque, claro, tengo que vivir aquí y, si no, tengo que regresar a mi país” (GD12).

.

El reconocimiento o trato igual por parte de los españoles es más importante que

la equiparación jurídica, lo que significa que la integración necesaria para dar por

terminado el ciclo migratorio debe ser bidireccional, por parte del migrante (adquisición

de la ciudadanía española) y del autóctono (reconocimiento efectivo en la práctica). A

partir de los textos analizados, tal como vimos al abordar las relaciones sociales (capítulo

7), el sentimiento de igualdad correspondiente al pleno reconocimiento se da con más

frecuencia en los colectivos con una cultura de origen próxima a la española (caso de los

latinoamericanos): “no es el papel quien te hace, sino el reconocimiento del mismo país,

de las leyes, de las experiencias tuyas, de las oportunidades que te brinde”. En cambio,

es más difícil ese reconocimiento en colectivos alejados culturalmente y que son objeto

de mayores prejuicios, como los magrebíes o los subsaharianos: “aunque tengamos la

nacionalidad… seremos siempre las moras”. Asimismo, la posesión de un estatus

profesional o socio-económico elevado facilita el reconocimiento (como les ocurría al

médico boliviano, a la abogada colombiana o al ingeniero mauritano, ya citados),

mientras la falta de estudios y la pobreza suscitan la desconfianza y el rechazo de las

instituciones:

� - (Mujer argentina nacionalizada) Yo quiero decir una cosa. Quiero decir que

nacionalizarse te puede hacer sentir española o no, o sea, no es el papel quien te hace, sino el reconocimiento del mismo país, de las leyes, de las experiencias tuyas, de las oportunidades que te brinden. O sea, todo esto te hace sentir, que reconozcan. Yo, por

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ejemplo, Barcelona la llevo en mi sangre, no puedo estar muchísimo tiempo lejos porque realmente sí que he podido conseguir cosas, tengo buenas amistades, tengo un buen ambiente y todo, o sea, que no es el papel quien te hace, sino muchísimas otras cosas que tienen muchísimo más contenido que un papel. - (Mujer marroquí nacionalizada) Yo voy a añadir algo que ha dicho mi compañera, yo trabajé muchos años en un geriátrico, incluso trabajé con religiosas. Lo que vivíamos nosotras las marroquíes, aunque tengamos la nacionalidad, aunque vivamos muchos años aquí, seremos siempre… las moras” (GD13).

En algunas ocasiones la distancia cultural y lingüística da lugar al aislamiento del

colectivo inmigrante, especialmente intenso en la primera generación, tal como ha pasado

tradicionalmente con algunos grupos asiáticos (filipino, chino…), cuya tendencia ha sido

intensificar las redes comunitarias al interior de la propia comunidad, a veces con el

apoyo de una economía especializada o étnica (trabajo doméstico, comercio,

restauración…). En tales casos, se busca el reconocimiento de su especificidad en el

marco de una sociedad multicultural, que respete la existencia más o menos estanca de

diversas minorías culturales.

10.3. El futuro de los hijos: ¿herederos de la condición migrante?

En opinión de algunos padres y madres inmigrantes, el “acostumbramiento”

mutuo de inmigrantes y nativos sólo se conseguirá a través de sus hijos, gracias a la

integración desde pequeños en la calle y en la escuela. La primera generación de

inmigrantes tiende a relacionarse entre sí (“van por la calle con la camiseta de Colombia

y solamente Colombia, Colombia…”) mientras los niños y los jóvenes “siempre están de

todas las nacionalidades”. Para estos padres optimistas, “hay futuro” gracias a sus hijos

“que van subiendo juntos con los de aquí” y el día de mañana llegarán a ser empresarios,

banqueros o Maradonas:

� “- (Madre ecuatoriana) Nosotros venimos de fuera, ¿no?, entonces muchas veces

queremos hacer lo que nosotros pensamos. Entonces ellos a lo mejor no lo aceptan… a lo mejor yo pienso que con el tiempo y los años tenemos hijos pequeños que están creciendo, tanto de marroquíes, de africanos, colombianos… y a lo mejor, pienso, digo yo, van creciendo juntitos y a lo mejor esa diversidad de jóvenes… porque los jóvenes aunque sean de aquí o de allá, se juntan… - (Madre colombiana) Entre los niños siempre están de todas las nacionalidades, pero nosotros, adultos, no lo hacemos… Solamente te relacionas con tu familia, con los de tu país… que si Ecuador va a jugar al fútbol, Ecuador va a hacer una comida… o en Brasil o en Colombia, vamos… van por la calle con la camiseta de Colombia y solamente Colombia, Colombia… porque mis hermanos, porque mi mamá, porque mis hijos. Oye,

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también mis hijos tienen unos amigos que son ecuatorianos, peruanos, españoles o magrebíes… Nosotros los mayores somos los que no nos integramos los unos con los otros” (GD11).

� “- (Padre senegalés) Los inmigrantes tenemos familia, la mayoría tenemos mujer, tenemos hijos que están estudiando, están creciendo con el ambiente español, con algunos se integran más que con otros pero la mayoría van después a integrarse. Veo que van subiendo juntos, el inmigrante con el de aquí. Hay pequeñas cosillas pero la mayoría lo lleva bien bajo mi punto de vista, y dentro de cinco años va a ser un ambiente mucho mejor, ya con respeto al inmigrante, con el respeto a los que son estudiantes, gente que sabe informática, que puede ser en otro sitio mejor, que mañana será un gran empresario… ¿por qué no? y ¿por qué no? Mi hijo me gustaría que fuera Maradona o el mejor jugador o estudiante universitario o llevar un banco… Yo veo que hay futuro bajo mi punto de vista ¿eh?” (GD9).

Por otra parte, los padres y madres inmigrantes observan con temor los problemas

a los que se enfrenta sus hijos, tensionados entre los valores de su familia y los de la

escuela, a los que ya hemos hecho referencia, pero sobre todo preocupados por la “cultura

de la calle” donde muchos pasan la mayor parte del tiempo libre, lejos del control de sus

parientes, que están trabajando (“el mayor tiempo los niños lo pasan fuera, más que con

nosotros”). Surge entonces el miedo a los problemas de discriminación y racismo que

pueden padecer en el futuro y que se pueden agudizar si no encuentran trabajo y pasan a

formar parte de modelos contraculturales como las pandillas callejeras o la cultura de la

droga. En otros países, con más tradición migratoria, como Francia o Estados Unidos, los

jóvenes de la “segunda” generación presentan serios problemas de instalación en la

sociedad aunque, como señala Alejandro Portes, las salidas pueden ser diversas en

función de la posición social de los padres y del modelo de integración adoptado126.

Desde el punto de vista de los jóvenes procedentes de la inmigración, tanto los

nacidos en España como los llegados de otro país, se dibuja un panorama muy abierto,

con múltiples perspectivas de futuro: quedarse o retornar al país de los padres; formar

pareja con una persona de España o del país de origen; mantener la nacionalidad paterna

126 La “asimilación ascendente” es más probable en familias “con un alto nivel de capital humano –profesionales y empresarios- que poseen los medios necesarios para proteger a sus hijos”, mientras en las familias de extracción social modesta se producirían dos trayectorias dependiendo de que se mantengan intensos lazos relacionales-solidarios al interior de la propia comunidad (asimilación segmentada) o que los jóvenes se socialicen en el marco general de los jóvenes nativos de su medio social, en cuyo caso se produce generalmente una “asimilación descendente”. PORTES, A., “Un diálogo Norte-Sur: el progreso de la teoría en el estudio de la migración internacional y sus implicaciones”, en ARIZA, M. y PORTES, A., El país transnacional. Migración mexicana y cambio social a través de la frontera. Universidad Nacional Autónoma de México, 2007, págs. 651-702.

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o solicitar la española; promocionarse laboralmente a través del estudio o incorporarse a

los nichos laborales de sus progenitores; conservar la cultura y tradiciones foráneas,

asumir las que prevalecen en España o plantearse nuevas formas de vida… En todas estas

alternativas se juega su identidad social como “inmigrantes”, como “retornados” o,

finalmente, como “españoles”127. En este último caso, se puede llegar a cerrar el ciclo

migratorio que iniciaron sus padres a la vez que se incorporan todas las características y

variantes que presentan los jóvenes españoles, a lo que hay que sumar en algunos casos la

conservación de ciertas diferencias (el color, el acento, el nombre...) que vuelven a

“delatar” su origen. Describimos a continuación varios casos significativos que aparecen

en nuestros grupos de discusión:

� Hijo de padres peruanos, nacido en España, con nacionalidad española: tras seguir

estudios superiores, ocupa un puesto de dirección en una empresa privada. Define a los inmigrantes y a los hijos de inmigrantes, como personas que “se han hecho a sí mismas” a través del esfuerzo y la laboriosidad. Alardea de la “sangre española” de sus antepasados, pero a veces le delata el color más oscuro de la piel (“suave”), lo que es vivido por él como un pequeño obstáculo en su carrera profesional.

� Hija de padres argentinos, llegada a España con dos años, con doble nacionalidad: socializada como “chica española” no se distingue para nada por el acento o por los rasgos físicos. Aunque trabaja en una consultoría, se siente discriminada en su promoción laboral y en sus retribuciones salariales como mujer –en relación a los hombres- y como joven –en relación a los trabajadores adultos-. De cara al futuro, aspira a una sociedad más justa, menos machista y más laica. Lamenta la discriminación social y laboral de muchos inmigrantes (como sus padres) por el simple hecho de tener otro acento, lo que se sobrepone a su capacidad profesional (“tienen que demostrar más”).

� Hijo de padres paquistaníes, reagrupado cuando tenía pocos años, con toda la formación escolar en Cataluña: domina el catalán y realiza estudios técnicos de grado medio. Considera que piensa “como un joven español o un catalán” pero también conserva la cultura de origen. Para sus amigos, es “un joven más” del barrio; quienes no le conocen le consideran “diferente” por el color de la piel.

� Hija de padres marroquíes, nacida en Madrid, con nacionalidad española: es estudiante en un instituto y vive en un barrio (Lavapiés) que define como “interculturales” (gente de todas las nacionalidades, culturas y religiones); habitualmente se relacionan bien entre sí, aunque “hay gente buena y mala como en todas partes”. Practica la religión de sus padres y usa habitualmente el pañuelo, lo que no plantea problemas en su barrio pero sí cuando sale de él (“por parte de personas incultas y xenófobas”. Asiste al grupo sin pañuelo.

� Hija de madre colombiana y padre español, española de nacimiento, formación de tipo administrativo: su mayor afición es viajar y conocer otras culturas, que trata de comprender con una “mente abierta”. Por eso critica el racismo, el machismo y el

127 Desde una perspectiva más crítica, la situación de los hijos de los migrantes se enfrenta a lo que algunos analistas han calificado de “herederos de la condición migrante”, es decir, la marca familiar de excluidos de la ciudadanía plena y la consideración por parte de los autóctonos de ser un elemento extraño (virus peligroso) en el cuerpo social. Ver GARCÍA BORREGO, I., Herederos de la condición inmigrante: adolescentes y jóvenes en familias madrileñas de origen extranjero, Tesis doctoral (sin publicar), Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, 2008.

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clasismo, que están “entrelazados”, y siguen presentes en las raíces de la sociedad española (la xenofobia, el maltrato a mujeres y la explotación laboral son sus síntomas).

� Hija de padres marroquíes, reagrupada a los 9 años de edad, con fracaso escolar en la Enseñanza Secundaria: controlada de cerca por sus parientes, considera que está discriminada en relación a los chicos, con los que se relaciona a escondidas; no obstante, ante el rechazo que siente de los nativos y las escasas perspectivas de encontrar trabajo (preferencia de los españoles), trata de comprender las costumbres de su familia (“es por la cultura”). Su objetivo para un futuro próximo responde al patrón tradicional (“casarse, cuidar de la casa y tener hijos”) y, en cuanto pueda, “bajarse a Marruecos”.

10.4. Ciudadanía europea: “somos europeos, pero…”

Un factor de naturaleza política, como es la creación de un espacio de libre

circulación de personas y trabajadores entre los países de la Unión Europea, afecta de

manera importante a 2,1 millones de extranjeros comunitarios que residen en España128,

proporcionándoles una ciudadanía europea que de alguna manera hace innecesaria la

nacionalización y representa, por tanto, una posible salida del ciclo migratorio por arriba,

en la medida que los flujos de población entre esos países se liberalicen totalmente. Si a

ello añadimos las expectativas de progreso de algunos nuevos miembros, como Rumania

y Bulgaria, gracias a los fondos de compensación de la U.E., se podría producir una

tendencia a la homologación de las condiciones de vida y de trabajo en el conjunto de

Europa (un “salariado europeo” enmarcado en una “ciudadanía europea”). En este

sentido, además del retorno o la instalación estable en España, se puede contemplar la

ciudadanía europea, con la libertad de circulación entre los diversos países miembros,

como otro punto de cierre de la condición migrante.

Sin embargo, tal como ocurría con la obtención de la nacionalidad española, los

inmigrantes de los nuevos países comunitarios, muchos de los cuales han pasado en poco

tiempo de “ilegales” a “ciudadanos de la Unión”, desconfían de que esa igualdad jurídica

se refleje en un reconocimiento efectivo por parte de la población y las instituciones

españolas (“somos europeos, pero…”). Para ellos, el hecho de ser comunitarios no

significa, al menos hasta ahora, un cambio de peso en su vida cotidiana pues, aunque

tengan los papeles en regla (no necesitan permiso de residencia pero sí de trabajo), no ha

128 Los extranjeros de origen comunitario (26 países, descontada España) representan el 40,4% del total de los empadronados a 1 de enero de 2008. Por países de origen, los principales son Rumania (728.967), Reino Unido (351.919), Alemania (180.650), Italia (157.435), Bulgaria (153.664), Portugal (126.651), Francia (112.349) y Polonia (78.305). INE, Padrón Continuo de Población, en www.ine.es.

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mejorado nada su situación laboral (lo más importante, junto con la buena salud) y los

derechos políticos no los ven como relevantes. Incluso la ventaja que supondría no tener

que esperar a la política de cupos ni tener que presentar visados tampoco les sirve de

mucho, ya que bastantes empresarios no quieren esperar el trámite para contratar a

residentes que aún no tienen autorización para trabajar. Además, no se sienten como

verdaderos comunitarios, debido a la legislación de excepción vigente en muchos países.

Su nuevo estatus sería sólo nominal (“ciudadanos de papel”) y la verdadera equiparación

tardará tiempo (las cosas van lentas: “hasta que nos jubilemos”):

- La gente no nota ningún cambio porque ahora seamos europeos comunitarios… - El ser comunitario tampoco te da… El tema de los papeles o el poder votar en las elecciones locales no son cosas importantes… eso no es importante. - Hombre, lo importante, que es que tengamos trabajo, bueno… Eso es importante para mí, no sé… - Para mí mucho más importante es la salud aquí. - Claro, la salud es importante… - Mira, hay personas que tienen papeles pero solamente de comunitarios y no tienen derecho de trabajar. Y para buscarse un trabajo, si estás comunitario un empresario te puede hacer una oferta de trabajo y puedes trabajar legal sin problemas, pero no quieren hacerlo. Te dicen: ‘no, si no tienes papeles para darte directamente de alta y eso, no quiero’, ¿sabes?. - No valen para nada porque somos comunitarios pero sólo con el nombre. En muchos lugares de la Unión Europea no tenemos derecho de trabajar. - Hasta el 2008 me parece. - Y en Inglaterra diez años - Es que somos europeos… pero… - Bueno, paciencia, poco a poco ¿no? - Sí, hasta que nos jubilamos” (GD6).

El poco aprecio al derecho de voto en las elecciones municipales puede deberse

tanto a su reciente llegada (no están decididos a quedarse y no se implican) como a una

desvinculación general con la participación ciudadana (¿rechazo a lo institucional-estatal

tras la experiencia comunista?). Ambas cuestiones podrían modificarse, a medio plazo,

tanto si se asienta un modelo participativo ciudadano en los países de origen como si su

proyecto de inserción social en España trasciende el mero aspecto económico. Pero eso

está por verse.

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10.5. Posiciones básicas en torno a la disolución del ciclo migratorio

A partir del esquema de cuatro posiciones discursivas de la Primera parte, podemos

esbozar las principales perspectivas de futuro de los inmigrantes, en particular su forma

de entender o vislumbrar la finalización de la travesía migratoria. El cuadro 13 sintetiza

las principales aportaciones recogidas en el análisis, que comentamos a continuación con

algunos ejemplos.

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Cuadro 13

Perspectivas de salida del ciclo migratorio

Buen súbdito (estado) Individuación Competidor eficiente (mercado)

C Asimilación

o estancia temporal/retorno

� Adaptación paulatina a las normas y costumbres de la sociedad española, en la perspectiva de alcanzar el mayor grado de normalización (hacia el estatuto permanente o la nacionalización).

� Estancia de duración temporal, con un

estatuto específico, y posterior retorno al país de origen (éxito deseado/fracaso temido).

B Equiparación jurídica

y libertad de circulación

� Igualdad jurídica y respeto de la pluralidad cultural de los individuos en la marco de la libre circulación mercantil (cálculo racional costes-beneficios).

� En un mundo crecientemente globalizado,

los sujetos deben tener la máxima libertad de movimiento en el mercado mundial (retorno o nuevas migraciones).

Pop

ulismo regresivo Cierre S

ujeción a las no

rmas

A

Reclusión

o expulsión

� Reclusión de grupos minoritarios en

compartimentos estancos, en el marco de una sociedad multicultural que reconozca las minorías.

� Estatuto de ciudadanía denegado, que es

objeto de explotación laboral, en el mercado de trabajo informal, y de control y persecución policial, con eventuales medidas de expulsión (retorno forzoso).

D Reconocimiento diversidades

y movilidad transnacional

� Incardinación en grupos y movimientos

sociales que reconocen activamente las diversidades y se oponen a un modelo legitimador de la desigualdad internacional, la explotación económica, la xenofobia nacionalista, etc.

� Propuesta de una ciudadanía de ámbito

planetario que supere la actual división entre bloques político-económicos, sexismo, racismo, etc.

Pop

ulismo progresivo A

pertura

Promoción meritocrática

Endogrupo Grupalidad Exogrupo

Integración competitiva (Movilidad transnacinal)

Inserción subalterna (Normalización segmentada)

Repliegue defensivo (Arraigo grupal/segregación externa)

Proyección instituyente (Propuesta de ciudadanía global)

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a) Asimilación o estancia temporal/retorno

La clave de esta posición es la sujeción individual a la tutela estatal, con dos

perspectivas de futuro diferentes y complementarias:

� Adaptación paulatina a las normas y costumbres de la sociedad mayoritaria (“uno

se planta en el lugar donde está”), en la perspectiva de alcanzar el mayor grado de

normalización posible –permiso permanente o adquisición de nacionalidad

española- en una sociedad segmentada y bien articulada-controlada desde el

sector público. El proceso implica las operaciones de “destejer” la cultura anterior

y “tejer” la cultura propia de España regulada por el estado (“empezar de nuevo”:

asimilación), lo que implica un largo itinerario de normalización (contrato de

integración).

� Estancia de duración temporal, con un estatuto específico regulado por el estado,

y posterior retorno al país de origen. En este caso, la temporalidad de la estancia

permite aceptar a personas con culturas “no asimilables” que reclaman

precisamente su derecho a una emigración reversible (“ir para volver”). Se

considera una opción apropiada para los sectores sociales no cualificados, con

dificultades para insertarse en las sociedades modernas-complejas (“se apartan de

la gente o la gente se aparta de ellos”) y que “sueñan” con volver a su tierra una

vez que han conseguido acumular un ahorro suficiente en un sistema de vida

centrado en el trabajo: “todos los días vas al trabajo, del trabajo a casa, comes,

enseguida vuelves otra vez al trabajo, tienes que acostarte rápido y otra vez a

trabajar porque tienes que ahorrar todo lo que puedas… nos vemos en nuestro país

pensando en un futuro más luminoso”. No obstante, el deseado retorno con éxito

(“futuro luminoso”) no siempre será posible (temor a volver “con una mano

delante y otra detrás”).

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b) Equiparación jurídica y libre circulación

Esta posición parte de la igualdad de derechos y deberes de los individuos en una

sociedad abierta y competitiva. Las perspectivas que se dibujan de disolución del ciclo

migratorio pasan por:

� La igualdad jurídica de los residentes extranjeros que se establecen en España, sin

necesidad de optar por la nacionalidad española, y el respeto de sus diversidades y

de su libre iniciativa para competir en la vida social con igualdad de

oportunidades. El modelo ideal de regulación sería el de un estado que ponga las

mínimas trabas posibles a los agentes socioeconómicos (incluso, entre otras

medidas, la rápida adquisición de la nacionalidad a los inmigrantes que reúnan las

condiciones para establecerse y trabajar en España).

� En un mundo crecientemente globalizado, los ciudadanos deben tener la máxima

libertad posible para moverse en el mercado mundial (retorno al país de origen,

establecimiento en terceros países o residencia simultánea o sucesiva en varios de

ellos): “montar el negocio aquí o allí”, “calcular las diferencias salariales y que

me salga la cuenta”.

c) Reclusión o expulsión

La nota común de esta posición es el repliegue en la comunidad local como vía de

defensa frente a la amenaza de la sociedad de instalación (población e instituciones

españolas). Tal amenaza puede sentirse de dos maneras diferentes:

� Como algo asumido e inevitable, debido a la incompatibilidad relacional entre los

foráneos y los nativos (u otros grupos presentes), lo que llevará a recluirse en

compartimentos más o menos estancos de convivencia, y a veces también de

trabajo, a fin de preservar la propia identidad originaria (el “ser”). Mientras se esté

en España, se tengan o no papeles, se buscará el enraizamiento en la propia

comunidad de iguales, única forma de eludir la “depresión” que lleva consigo el

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estar lejos de “tu tierra” y de “los tuyos”. Desde el punto de vista político, este

repliegue etno-cultural aspira a tener legitimidad social y reclama un

reconocimiento público bajo la fórmula del estado multicultural: grupos

minoritarios/mayoritarios que se respetan mutuamente pero no interactúan entre sí

o reducen sus contactos a lo mínimo necesario.

� Como algo no asumido espontáneamente sino forzado por las circunstancias, ya

sea por no tener papeles y convertirse en objetivo de controles y represalias

policiales –incluidas la detención y la expulsión- o por ser objeto de explotación

laboral y comportamientos racistas, ante la inexistencia de recursos y redes de

apoyo en que ampararse. Esta situación prevalece habitualmente en la primera

etapa de los migrantes de países periféricos en situación irregular, cuya

perspectiva más temida de disolución del ciclo migratorio es precisamente la

expulsión forzosa a su país129. La otra alternativa, la más deseada, es obtener los

papeles y/o ganar poder de negociación en la confrontación con los empleadores y

la población nativa.

d) Reconocimiento de las diversidades y movilidad transnacional

Esta posición apuesta por un proyecto alternativo de ciudadanía global a partir de

la denuncia y la unidad de acción de todos los sectores sociales explotados (en el trabajo)

y discriminados (por sus diferencias de nacionalidad, cultura, color, etc.). La perspectiva

de salida del bucle migratorio pasa por:

� La incardinación en grupos y movimientos sociales que reconocen activamente la

diversidad cultural y se oponen a un modelo de sociedad que legitima la

desigualdad internacional (“la bonanza y la abundancia de aquí se sustentan en la

pobreza y la violencia de allá”), la explotación económica y la xenofobia

nacionalista (“el cara del empresario te contrata por tres duros… y para conseguir

129 Ya hemos aludido a que, según informes del gobierno, el número de extranjeros expulsados del país entre 2004 y 2007, incluidos los del operativo FRONTEX, se aproxima a la cifra de 400.000, o sea, más del doble que la cifra de nacionalizados en esos mismos años.

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los papeles te encuentras a dos mil personas haciendo fila… y unos policías

acorralando ganado…”).

� La propuesta de una ciudadanía de ámbito planetario que supere la actual división

en bloques político-económicos, jerarquizados y enfrentados, el sexismo, el

racismo y cualquier otra forma de dominación entre seres humanos. Para ello, la

inmigración (“el proletariado más oprimido”) debería “tomar conciencia de lo que

sería capaz de mover” si llegara a ser consciente de que son ya “un gran poder en

número y en potencia”, tal como se ha podido comprobar en las huelgas que han

promovido en otros países. La inmigración no se entiende aisladamente sino

conectada a los intensos flujos de circulación de capitales, mercancías e

información a nivel mundial. Se difumina la división entre el aquí y el allí, lo

local y lo global; y nuevos sujetos sociales (migrantes sin papeles, campesinos sin

tierra, asalariados precarios, mujeres discriminadas, y en general movimientos

altermundialistas) aparecen en estas circularidades con la posibilidad de

interconexión transnacional.

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ÍNDICE DE CUADROS

Páginas

Cuadro 1. Segmentación de la población inmigrante según procedencia y trayectoria. Cuadro 2. Diseño de 22 grupos de discusión. Cuadro 3. Posiciones básicas en torno a la instalación en España de la población inmigrante, modelos implícitos de sociedad y estatutos de ciudadanía. Cuadro 4. Fracciones discursivas próximas a la inserción subalterna. Cuadro 5. Fracciones discursivas próximas a la integración igualitaria.. Cuadro 6. Fracciones discursivas próximas al repliegue defensivo. Cuadro 7. Fracciones discursivas próximas a la proyección instituyente. Cuadro 8. Interpretaciones generales sobre el origen de las migraciones internacionales. Cuadro 9. Formas de entender las relaciones sociales. Cuadro 10. Formas de entender la incardinación laboral. Cuadro 11. Formas de entender la ciudadanía y las políticas sociales. Cuadro 12. Ventajas de permanecer en España o retornar al país de origen. Cuadro 13. Perspectivas de salida del ciclo migratorio.

10

14

22

43

54

71

82

106

137

163

191

198

209

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Anexo

FICHA DE LOS 22 GRUPOS DE DISCUSIÓN

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GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 1

Europeos del este (no UE-25) en situación irregular o temporal DISEÑO:

GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 2

Latinoamericanos en situación irregular DISEÑO:

Origen: Ucrania, Rumania y Moldavia. Antigüedad en España: entre 2 y 4 años. Sexo: hombres. Edad: entre 25 y 45 años. Situación legal: mayoría “sin papeles” (incluye empadronados sin permiso de residencia, personas que han solicitado y no han obtenido –aún- un permiso, resto con permiso temporal. Situación familiar: mayoría sin pareja y/o hijos en España. Situación laboral: la mayoría trabajando, alguno en paro. Situación residencial: vivienda alquilada y/o compartida; parte compartiendo una misma habitación; algún caso en vivienda propia con hipoteca. Lugar: Aragón: Zaragoza ciudad y área cercana. Fecha: 4 de octubre de 2007. Duración: 1:39:29

Origen: Bolivia, Colombia, Argentina y Perú. Antigüedad en España: entre 1 y 3 años. Sexo: 4 hombres y 4 mujeres. Edad: entre 20 y 40 años. Situación legal: “si papeles” (incluye empadronados sin permiso y solicitantes de permiso que no lo han obtenido) Situación familiar: la mayoría solteros o con familia en el país de origen. Experiencias de trabajo sumergido; algunos en paro. Situación residencial: mayoría en vivienda compartida; parte en habitación compartida. Lugar: Madrid (residencia en periferia metropolitana y distritos populares de la ciudad). Fecha: 4 de julio de 2007 Duración: 1: 44:58

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GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 3

Hombres subsaharianos en situación irregular DISEÑO:

GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 4

Latinoamericanos en situación irregular DISEÑO:

Origen: Senegal, Nigeria, Costa de Marfil y Ucrania. Sexo: hombres. Edad: entre 20 y 35 años. Situación legal: “sin papeles” (incluye empadronados sin permiso de residencia y solicitantes que no han obtenido permiso) Situación familiar: la mayoría sin núcleo familiar en España. Antigüedad en España: entre 2 y 4 años. Situación laboral: parte con experiencia de venta ambulante, parte con trabajo asalariado y parte en paro. Situación residencial: mayoría en vivienda compartida; parte compartiendo habitación. Lugar: comarca costera con trabajo agrario, hostelería y construcción (Málaga). Fecha: 23 de julio de 2007 Duración: 1: 39: 29

Origen: Ecuador, Colombia y Bolivia. Antigüedad en España: entre 1 y 3 años. Sexo: hombres y mujeres. Edad: entre 25 y 39 años. Situación legal: “sin papeles” (incluye empadronados sin permiso y solicitantes de permiso que no lo han obtenido). Situación familiar: una parte ha realizado o está en proceso de reagrupar a familiares. Situación laboral: trabajos en la construcción y hostelería, los varones y en el servicio doméstico y limpiezas, las mujeres. Situación residencial: mitad en vivienda alquilada completa por el núcleo familiar; mitad en vivienda compartida y/o en habitación compartida. Lugar: Murcia (hábitat urbano, ciudad y alrededores). Fecha: 26 de julio de 2007. Duración: 1:35:33

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GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 5

Asiáticos en situación irregular DISEÑO:

GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 6

Inmigrados de Bulgaria y Rumania DISEÑO:

Origen: India, Pakistán y Nepal. Situación legal: “sin papeles” (incluye los que sólo tienen empadronamiento, los que han solicitado algún permiso y –aún-no lo han obtenido y los que no tienen nada). Sexo: hombres, de entre 20 y 35 años. Tiempo en España: La mitad entre 2 y 3 años en Barcelona; resto más de 3 años. Inserción laboral: hostelería, comercios varios (alimentación, textil y locutorios, etc.) y trabajos de vigilancia. Situación residencial: mitad en vivienda alquilada completa por núcleo de convivencia, mitad en vivienda compartida. Lugar: Barcelona, ciudad y área metropolitana. Fecha: 24 de julio de 2007. Duración: 1:39:41

Origen: Rumania, Bulgaria y Rusa Sexo: 4 hombres y 3 mujeres. Edad: de entre 25 y 40 años. Antigüedad en España: la mitad de 2 y 3 años en Madrid; resto más de 3. Situación laboral: la mayoría con empleo; parte en paro o trabajos precarios temporales. Situación familiar: varios invitados (hombres y mujeres) con personas a cargo. Situación residencial: mitad con vivienda alquilada y compartida; resto, otras situaciones. Lugar: Madrid (ciudad y municipios de la periferia metropolitana). Fecha: 3 de julio de 2007. Duración: 1:14:55

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GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 7

Estudiantes universitarios extranjeros DISEÑO:

GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 8

Refugiados (solicitantes y reconocidos) DISEÑO:

Origen: Nicaragua, Cuba, Brasil, Venezuela, Eslovaquia y Alemania. Sexo: 4 hombres y 4 mujeres. Edad: entre 19 y 29 años. Situación institucional: la mitad con becas internacionales o programas de intercambio; el resto llegados con medios propios y/o familiares. Situación residencial: mitad en residencia de estudiante y mitad en vivienda compartida o familiar. Situación ocupacional: algunos con experiencia laboral en España a tiempo parcial. Lugar: Valencia. Fecha: 11 de julio de 2007. Duración: 1:15:51

Origen: Eslovaquia, Bolivia, Colombia y Senegal. Sexo: hombres y mujeres. Edad: entre 25 y 45 años. Situación residencial: parte con experiencia de estancia en los CAR. Actualmente, una parte en vivienda compartida y parte en vivienda completa familiar. Situación laboral: mitad con experiencia laboral por cuenta ajena; alguno por cuenta propia. Lugar: Madrid (periferia metropolitana y ciudad). Fecha: 19 de julio de 2007. Duración: 1:39:48

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GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 9

Africanos con permiso permanente DISEÑO:

GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 10

Mujeres ‘jefas de hogar` (Responsable principal del grupo familiar) DISEÑO:

Origen: Magrebíes y subsharianos. Sexo: hombres. Edad: entre 25 y 45 años. Situación legal: todos con permiso de residencia y trabajo permanente. Situación familiar: mitad con reagrupación familiar hecha (mujer e hijos) o en proyecto; el resto, con familia en la inmigración o sin núcleo familiar aquí. Situación residencial: parte con vivienda en propiedad; mitad en vivienda alquilada completa y resto en otra situación. Inserción laboral: mitad con trabajo estable, resto con empleo temporal y alguno en paro. Lugar: Premià de Mar (Barcelona). Fecha: 24 de julio de 2007. Duración: 1:28:56

Origen: Rumania, Ecuador, Colombia y Bulgaria. Edad: entre 30 y 50 años. Antigüedad en España: todas con más de 3 años; mitad más de 5. Situación familiar: mitad, al menos con algún miembro de la familia reagrupado. Situación laboral: ocupadas como empleadas de hogar o en el sector servicios. Situación residencial: mayoría con vivienda en alquiler, compartida o completa; resto con vivienda en propiedad. Situación legal: mitad con autorización permanente (residencia y trabajo) Lugar: Madrid (área metropolitana y ciudad). Fecha: 2 de julio de 2007. Duración: 1:34:36

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GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 11

Amas de casa ‘reagrupadas’ por sus maridos DISEÑO:

GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 12

Inmigrantes nacionalizados españoles (o en trámite) por residencia DISEÑO:

Origen: Colombia, Marruecos, Guinea, Bolivia y Ecuador. Sexo: mujeres, de entre 25 a 45 años. Situación familiar: reagrupadas por los maridos, con personas a cargo en grupo familiar. Situación legal: permiso de residencia no laboral. Antigüedad en España: 3 ó más años. Situación laboral: Una parte menor con trabajo externo en empleos domésticos o limpiezas. Situación residencial: mitad en alquiler (vivienda completa), el resto con vivienda en propiedad o compartida con otros. Lugar: Madrid. Fecha: 13 de septiembre de 2007. Duración: 1:22:01

Origen: África y Latino América. Sexo: hombres y mujeres. Situación legal: al menos la mitad ha obtenido la nacionalidad española tras un período e residencia como extranjero; el resto está en trámite. Edad: entre 19 y 26 años. Situación familiar: personas sin cargas familiares. Situación residencial: mitad viviendo en casa de los padres/familiares. Situación ocupacional: mitad con experiencia laboral continuada; mitad estudiantes. Lugar: Madrid. Fecha: 10 de julio de 2007. Duración: 1:05:16

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GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 13

Mujeres con nacionalidad y personas a cargo DISEÑO:

GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 14

Proyecto de retorno por ‘fracaso’ del proyecto migratorio DISEÑO:

Origen: China, Bolivia, Marruecos, Argelia, India y Ecuador. Sexo: mujeres. Edad: entre 40 y 55 años Situación legal: la mayoría con nacionalidad española; el resto en trámites para obtenerla (o con familiar ‘en trámites’). Situación familiar: todas con personas a su cargo en el grupo familiar (hijos, padres, marido); una parte ha reagrupado a familiares. Lugar: Barcelona, ciudad y área metropolitana Fecha: 25 de julio de 2007. Duración: 2:02:40

Origen: Ecuador, Colombia, Mauritania, Marruecos, Bulgaria y Rumania Sexo: hombres y mujeres. Edad: entre 26 y 39 años. Proyecto migratorio: Mitad con proyecto firme de retorno por no cumplimiento del proyecto migratorio; resto, conocedores de esta situación por cercanía a familiares o connacionales que la padecen y/o han retornado. Situación familiar: mitad sin reagrupar a familiares; resto con familiares a cargo. Trayectoria laboral: con experiencia de paro y trabajos precarios. Lugar: Zaragoza ciudad. Fecha: 12 de julio de 2007. Duración: 1:48:08

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GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 15

Personas con proyecto de retorno DISEÑO:

GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 16

Mujeres mayores de la Europa comunitaria DISEÑO:

Origen: Latino América y Magreb. Sexo: Mujeres. Edad: entre 30 y 50 años. Proyecto migratorio: la mitad con proyecto de retorno ‘en trámites’; el resto, familiares de retornados ‘exitosos’ (bien asentados allí: ahorros y/o formación). . Mitad con jubilación laboral y prestaciones; resto con capitalización familiar suficiente para retornar. Situación residencial: la mitad con vivienda en propiedad aquí y/o allí. Lugar: Barcelona, ciudad y área metropolitana. Fecha: 25 de julio de 2007. Duración: 1:30:48

Origen: Reino Unido, Alemania y Suiza. Sexo: mujeres. Edad: 60 y más años. Situación familiar: la mitad viudas o viviendo sin núcleo familiar. Situación residencial: mayoría propietaria de vivienda; resto, alquiler de vivienda completa. Situación laboral: una parte (2) jubiladas antes de emigrar; 2 sin experiencia de trabajo remunerado; resto, jubiladas en España. Lugar: Xávea (Alicante). Fecha: 11 de julio de 2007. Duración: 1:03:00

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GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 17

Inmigrados de países terceros con permisos del Régimen Comunitario DISEÑO:

GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 18

Jóvenes de reagrupación familiar DISEÑO:

Origen: Cuba, Uruguay, Venezuela y Argentina. Sexo: hombres y mujeres. Edad: entre 25 y 45 años. Situación legal: permiso de residencia del Régimen Comunitario. Situación familiar: mitad casado/a con español/a o comunitario; resto, llegados con permiso comunitario. Situación residencial: mitad en vivienda alquilada completa; mitad con vivienda en propiedad. Situación laboral: la mayoría con empleo; parte con trabajo temporal y/o experiencia de paro. Lugar: Madrid (ciudad y municipios de la periferia metropolitana). Fecha: 12 de julio de 2007. Duración: 1:36:05

Origen: Marruecos, Colombia, China y Pakistán. Situación familiar: nacidos en el país de origen (fuera de España) Sexo: hombres y mujeres. Edad: entre 18 y 25 años. Antigüedad en España: mitad llegados con menos de 12 años; todos al menos 3 años de residencia. Lugar: ciudad y área metropolitana de Barcelona. Fecha: 24 de julio de 2007. Duración: 1:11:02

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GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 19

Hijos de extranjeros nacidos en España (‘segunda generación’) DISEÑO:

GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 20

Emigrantes españoles retornados DISEÑO:

Origen: Colombia, Argentina, Marruecos y Perú. Sexo: hombres y mujeres. Edad: entre 18 y 29 años. Situación ocupacional: la mitad con empleo habitual (temporal o estable); el resto a repartir entre estudiantes (2), parados y/o sin trabajo-sin estudiar. Lugar: Madrid (ciudad y municipios de la periferia metropolitana). Fecha: 18 de julio de 2007. Duración: 1:25:58

Procedencia: nacidos en España, emigrados y retornados de países de Alemania, Venezuela Marruecos, Argentina y Suiza. Sexo: hombres y mujeres. Edad: más de 50 años. Momento de la emigración: al menos la mitad emigró después de los 12 años. Tipo de retorno: la mayoría con grupo familiar. Lugar: Málaga Fecha: 23 de julio de 2007. Duración: 1:42:08

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GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 21

Descendientes de españoles llegados recientemente (menos de 5 años) DISEÑO:

GRUPO DE DISCUSIÓN Nº 22

Empresarios. DISEÑO:

Origen: nacidos de padres españoles en países de Venezuela, Brasil, Italia, Uruguay y Argentina. Sexo: Hombres y mujeres. Edad: entre 20 y 35 años. Momento migratorio: la mayoría con toda la socialización hecha fuera (llegaron a España con 15 o más años). Proyecto migratorio: una parte traídos por los padres; otros vinieron con proyecto propio. Lugar: A Coruña. Fecha: 30 de julio de 2007. Duración: 1:44:47

Origen: Filipinas, Colombia, Rumania, Marruecos y Ecuador. Sexo: Hombres y mujeres. Edad: entre 40 y 60 años.. Situación laboral: empresarios y trabajadores autónomos en varios sectores laborales (construcción, hostelería, mensajería, etc.). Situación legal: residencia estable. Lugar: Madrid Fecha: 2007 Duración: 1:15:29