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AVANCES EN LA SOSTENIBILIDAD DE LA ELIMINACIÓN DE LOS DESÓRDENES POR DEFICIENCIA DE YODO (DDY) EN VENEZUELA. Comisión Permanente de Investigación (CPI): Lic. Adollys Newman Lic. Irma Herrera B. Lic. Mariela Calderón Dr. Luis Caballero Lic. Alberto Humpiérrez Caracas/Abril 2007

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AVANCES EN LA

SOSTENIBILIDAD DE LA

ELIMINACIÓN DE LOS

DESÓRDENES POR

DEFICIENCIA DE YODO

(DDY) EN VENEZUELA.

Comisión Permanente de Investigación (CPI):

Lic. Adollys Newman Lic. Irma Herrera B. Lic. Mariela Calderón Dr. Luis Caballero Lic. Alberto Humpiérrez

Caracas/Abril 2007

Introducción

La deficiencia de micronutrientes es un problema que afecta a millones de

personas en el mundo, destacando por su magnitud la de yodo, hierro y

vitamina A. En lo que se refiere al yodo, se estima que cerca de un billón

de seres humanos viven en áreas con deficiencia de este mineral, la

mayoría de ellas en países en vías de desarrollo.

Se estima que en la Región de las Américas, 167 millones de habitantes

están en permanente riesgo de sufrir las consecuencias de la deficiencia

de yodo. En Venezuela, la región andina, poblada por unos dos millones y

medio de habitantes, corresponde a la zona de mayor riesgo para los

Desórdenes por Deficiencia de Yodo (DDY).

El yodo es un mineral componente esencial de las hormonas tiroideas, las

cuales juegan un papel fundamental en el crecimiento y desarrollo

humano, siendo éstas imprescindibles para el desarrollo del sistema

nervioso central, por lo que su carencia se convierte en la causa prevenible

mas importante de retardo mental.

El yodo fue el segundo micronutriente en declararse esencial para la salud,

(1850), ya que el primero fue el hierro en el siglo XVII. Actualmente

existe el conocimiento, las tecnologías y la experiencia necesaria para

eliminar este grave problema de salud pública, por lo que se requiere

especial atención por parte del gobierno, el sector privado, las

organizaciones civiles y la sociedad en general, para que en un esfuerzo

mancomunado se controle y elimine esta grave carencia nutricional,

tomando en cuenta que la sal es el vehículo idóneo para ser fortificado con

yodo, resultando la medida preventiva más práctica, eficaz y económica

para eliminar esta deficiencia.

2

Antecedentes de la lucha contra la Deficiencia de Yodo

El bocio, como la consecuencia más notoria de la deficiencia de yodo, ha

sido señalada desde la época de la colonia, particularmente en la región

andina venezolana. Culminado el período independentista, numerosos

estudios clínicos de bocio fueron realizados. Sin embargo es a mediados de

este siglo, cuando se realizan las investigaciones clínico-epidemiológicas de

mayor alcance. Fue así, como en 1946 se efectuó la Primera Encuesta

Nacional de Bocio, la cual reportó una mayor prevalencia en los Andes

(Bengoa, J M).

La incorporación de análisis paraclínicos, como la determinación de yodo en

orina, vino a ser un elemento muy importante que correlacionó la

prevalencia de bocio en zonas endémicas con la deficiencia de yodo. Ya en

1951, De Venanzi y colaboradores determinaron por primera vez el yodo

urinario en la región andina venezolana. En 1963 el Instituto Nacional de

Nutrición (INN), realizó la Encuesta

Nacional de Nutrición, mostrándose una prevalencia de bocio que osciló

entre 9 y 12%, y una baja excreción urinaria de yodo. En 1966, la

Encuesta Nacional de Bocio, realizada también por el INN, en 470.207

niños reveló que un 13,4 % presentaba bocio, siendo la zona andina la

más afectada con 32,6 % de los escolares con bocio.

El 21 de noviembre de 1966, el Estado Venezolano, publica en Gaceta

Oficial No. 28.191 el Decreto Presidencial No. 657, mediante el cual se

implementa a partir del primero de enero de 1967, el sistema de yodación

de la sal destinada al consumo humano y veterinario, a escala nacional y

progresiva, de acuerdo con los requerimientos sanitarios para la

erradicación de la endemia bociosa.

3

Sin embargo, el debilitamiento en las acciones de control y vigilancia por

parte de las autoridades sanitarias, aunado al monopolio estatal en la

explotación salinera, conllevó durante unas dos décadas a un bajo

cumplimiento de la norma de yodación de la sal.

En 1981, el INN realizó otra Encuesta Nacional de Nutrición, resultando los

estados andinos con una prevalencia de 33% de bocio. En 1982, el INN

inicia el registro sistemático del control de la yodación de la sal en el

Sistema de Vigilancia Epidemiológica y Nutricional (SISVEN).

En 1990, se establece como meta durante la Cumbre Mundial a favor de la

Infancia reunida en Nueva York, la eliminación virtual de las deficiencias de

yodo para el año 2000. Este mismo año, el INN y la Fundación CAVENDES,

organizaron el II Taller sobre Deficiencia de Yodo, en Ureña, Edo. Táchira,

donde se promulgó la “Declaración de Ureña”, la cual contempla entre

otras iniciativas, el desarrollo de un programa con los componentes de

control y vigilancia y de educación a la población; así como la medición

periódica de la excreción urinaria de yodo, un indicador muy confiable para

medir el aporte de yodo.

El INN en 1991, crea el Programa Nacional para la Erradicación de las

Deficiencias de Yodo (PRONAEDY), que pasó a llamarse en 1993, Programa

Nacional para el Control y Eliminación de las Deficiencias de Yodo

(PRONACEDY). Se comienza a enfocar la tradicional lucha contra el bocio,

desde una óptica diferente, dadas las múltiples consecuencias que produce

el déficit de este micronutriente en el desarrollo neurológico e intelectual y

en el desempeño físico de los afectados.

Posteriormente se recibe el apoyo del Programa Subregional Andino de

Control de Deficiencias de Yodo (PSADDI) con sede en Quito y creado en

1991 por decisión del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia

4

(UNICEF), con base en la exitosa experiencia de cooperación bilateral entre

el gobierno de Bélgica y el Ministerio de Salud Pública del Ecuador,

orientada a la eliminación de los Desórdenes por Deficiencia de Yodo

(DDY).

PRONACEDY inicia sus actividades, actualizando la situación diagnóstica de

los DDY en los estados andinos, tomando como población objetivo a

escolares y como indicadores la prevalencia de bocio, la yoduria y

contenido de yodo en sal, una metodología de análisis epidemiológico de

los DDY en la comunidad respaldada por UNICEF, OMS/OPS y el Consejo

Internacional para el Control de los Desórdenes por Deficiencia de Iodo

(ICCIDD).

Posteriormente, se trata de incorporar la experiencia y los aciertos en la

lucha contra los DDY para disminuir las deficiencias de otros

micronutrientes, por lo que nace entonces el PRONAMIN (Programa

Nacional de Micronutrientes).

El 17-2-1995 se publica en Gaceta Oficial No. 35.656, la Resolución

mediante la cual se crea la Comisión Nacional de Yodación y Fluoruración

de la Sal Destinada al Consumo Humano y Uso Veterinario. Conformada

por: dos representantes del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social; dos

representantes del Instituto Nacional de Nutrición, uno de los cuales la

presidirá; un representante de la Fundación para la Erradicación de las

Enfermedades por Deficiencia de Yodo (FUNDE-EDY); un representante del

Colegio de Odontólogos de Venezuela; un representante de la Fundación

Centro de Estudio sobre Crecimiento y Desarrollo de la Población

Venezolana (FUNDACREDESA) y un representante de las Empresas

Salineras del país. Entre sus atribuciones, se encontraba, la de “Coordinar

y mantener permanente control y vigilancia del desarrollo de los programas

de Yodación y Fluoruración, para la evaluación de los resultados y la

5

proposición de los ajustes que sean necesarios”. Sin embargo esta

comisión se encuentra inactiva desde hace más de seis años.

La Resolución del Ministerio de Salud No. 290 publicada en Gaceta Oficial

No. 37.009 en agosto de 2002, integra la lucha contra la caries y contra

los DDY, ya que dicta las Normas Técnicas y Procedimientos para la

Ejecución del Programa de Yodación y Fluoruración de la Sal Destinada al

Consumo Humano y Uso Veterinario motivado a que el vehículo a ser

fortificado con flúor y con yodo es el mismo, en este caso la sal.

El INN, a través de un equipo técnico, ha motorizado el trabajo de las

diversos profesionales, instituciones involucradas y la comunidad en el

progreso hacia la eliminación virtual de los DDY como problema de salud

pública, lo que llegó a feliz término en 1999 cuando un grupo de expertos

de organismos internacionales (ICCIDD, UNICEF, OPS/OMS, Programa de

Prevención de Deficiencias de Micronutrientes: PREDEMI-Perú, Centro

Nacional de Alimentación y Nutrición: CENAM) a solicitud del Ministerio de

Salud y Desarrollo Social, realizó la Evaluación Externa del Programa,

otorgando en ese año a Venezuela la certificación como país virtualmente

libre de DDY.

Esta certificación al país, constituye un claro reconocimiento a uno de los

más importantes avances de la salud pública venezolana en el área de la

nutrición. El mayor desafío es mantener la meta alcanzada, lo cual debe

estar asegurado a través de un programa nacional consistente, un

monitoreo sistemático, el compromiso continuo de los productores de sal y

la participación activa de las comunidades, tomando en cuenta que existe

permanentemente el riesgo de recurrencia, tal como lo manifestaron los

evaluadores externos al referirse a la Sostenibilidad.

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Justificación de las medidas para Reducir La Deficiencia De Yodo

Las conocidas consecuencias de la deficiencia de yodo, no sólo en el

individuo, sino en la comunidad en general, se asocian a bajo rendimiento

escolar, a una productividad general reducida y a escaso desarrollo

económico y social. El retorno a la inversión, el análisis costo/beneficio,

basado en el aumento de la productividad y en la prevención de los DDY, al

implementar medidas dentro de un programa de control de la deficiencia

de yodo, justifican la implementación de acciones integradas con este

objetivo.

Vigilancia y Monitoreo

Dado que la mayor parte del yodo se excreta a través de la orina, la

determinación de la yoduria se convierte en el principal indicador

bioquímico para conocer el estado nutricional de la población en relación a

este micronutriente. Es así, como a partir de 1993, se incorpora este

indicador cuando se inicia la Encuesta Escolar de los DDY en los estados

andinos. Esta encuesta se realiza durante 1993 en Mérida, 1994 en Trujillo

y 1995 en Táchira. De 14.074 niños evaluados entre 7 y 14 años de edad,

la prevalencia de bocio fue de 63,5%. Hay que considerar que valores

mayores a 30% representan un grave problema de salud pública. En esta

encuesta se determinó la yoduria en 9.592 niños, obteniéndose una

mediana de 133 µgI/L; aunque un 32,3% de los niños excretaron menos

de 100 µgI/L. Un 16,5% de las muestras resultaron con valores menores

de 50 µgI/L. (Se considera como deseable una yoduria mayor de 100 µgI/L

y menos de 20% de las muestras con valores menores de 50 µgI/L).

Sin embargo, de las 153 localidades estudiadas, un 32% presentó una

mediana de yoduria baja.

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Producto de una intensa campaña de información, educación y

comunicación, orientada a promover el consumo de sal yodada,

especialmente en las comunidades andinas y mediante una estrecha

vinculación entre las autoridades de salud y el sector industrial salinero, se

logró un mejoramiento en la yodación de la sal para consumo humano,

que aunque hasta ahora se presenta un alto porcentaje de incumplimiento

de la Norma COVENIN 179: 1995, de obligatorio cumplimiento, si

garantizó un mínimo tenor biológico para la población ( mas de 15 ppm de

yodo). La norma citada, establece que la sal para consumo humano debe

estar yodada, conteniendo un mínimo de 40ppm y un máximo de 70ppm

de Yodo.

En 1998 en un estudio nacional, se analizaron 5.600 muestras de orina en

escolares, dando como resultado una mediana de yoduria “satisfactoria”

(>100 µgI/L) en todos los estados del país. En este mismo estudio, se

analizó semicuantitativamente el contenido de yodo en la sal consumida en

8.820 hogares, encontrándose un 95% de sal adecuadamente yodada.

En 1999, posterior a la certificación de Venezuela como país virtualmente

libre de DDY, se llevan a cabo cada dos años monitoreos de yodurias, en

las comunidades de mayor riesgo de los estados andinos y aledaños, así

como el monitoreo anual de consumo de sal adecuadamente yodada en

hogares (mas de 15 ppm de yodo).

Durante el año 2000, la prevalencia de consumo de sal adecuadamente

yodada en hogares de los estados andinos fue de 90,1%.

En el año 2001 se monitorearon 30 localidades de los estados Táchira,

Mérida y Trujillo, hallándose una mediana de yoduria siempre mayor de

100 µgI/L en todas las localidades. En el mismo año, la prevalencia de

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consumo de sal adecuadamente yodada en hogares de los estados andinos,

fue de 90,3%.

Para el año 2002, se monitoreó la sal en hogares de 30 localidades de los

estados Táchira, Mérida y Trujillo, encontrándose un 60% de sal

adecuadamente yodada. Este porcentaje representa un descenso

importante en el consumo de sal adecuadamente yodada en la región

andina, al compararlo con los años anteriores.

En el año 2003 se monitorearon 30 localidades de los estados Táchira,

Mérida y Trujillo, encontrándose en 25 de esas localidades, una mediana

de yoduria mayor de 100 µgI/L. Por otra parte, en 4 localidades del estado

Táchira y 1 del estado Mérida se detectaron valores en la mediana

calificados como de “leve deficiencia de yodo”. Se activó entonces una

focalizada campaña de promoción de sal yodada y se realizó el año 2004

un nuevo Monitoreo de Yoduria en las citadas cinco localidades, hallándose

medianas por encima de 100 µgI/L en cada una de ellas.

Durante el año 2003, se monitoreó la sal en hogares de 30 localidades de

los estados Táchira, Mérida y Trujillo, encontrándose un 55% de sal

adecuadamente yodada.

Durante el año 2004, se monitoreó la sal en hogares de 30 localidades de

los estados Táchira, Mérida y Trujillo, encontrándose un 42% de sal

adecuadamente yodada.

El año 2005 se monitorearon 30 localidades de los estados Táchira, Mérida

y Trujillo, hallándose una mediana de yoduria siempre mayor de 100 µgI/L

en todas las localidades.

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El monitoreo de sal en hogares realizado el año 2005 en la zona andina,

revela un 73% de consumo de sal adecuadamente yodada en esas

comunidades, representando una mejoría considerable en relación al año

anterior. (Figura 4)

Actualmente disponemos de resultados parciales del monitoreo de sal en

hogares realizado a finales del año 2006 y que corresponden al estado

Mérida, donde un 65% de las muestras de sal contienen mas de 15 ppm de

yodo.

Como puede verse, existe desde el año 2002, un deterioro en la calidad de

la sal que se consume en las comunidades de mayor riego para los DDY en

Venezuela, ya que desde entonces no se logra alcanzar el recomendado

90% de muestras recolectadas en hogares con un contenido “adecuado de

yodo”.

Sin embargo cuando evaluamos las yoduria en escolares de la región

andina, observamos una clara tendencia al aumento en el porcentaje de

muestras de orina con un contenido mayor de 300 µgI/L, lo que se puede

calificar como signo de una ingesta excesiva de yodo. (Figura 5)

Estrategias de Intervención

Las estrategias conocidas para luchar contra la deficiencia de

micronutrientes, son principalmente tres: la Diversificación Alimentaria, la

Fortificación y la Suplementación con micronutrientes específicos.

Estas estrategias no son excluyentes, sin embargo con determinados

micronutrientes, alguna de ellas cobra mayor importancia. Esto es

particularmente válido para el yodo, ya que la fortificación universal de un

vehículo como la sal común, es la manera más práctica, económica y eficaz

de llevar este mineral, especialmente a las áreas de mayor riesgo.

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Fortificación

La fortificación es el proceso de agregado de macro o micronutrientes a un

alimento de consumo masivo, con el objeto de mejorar la calidad

nutricional en la alimentación de un grupo, comunidad o población.

La sal común es actualmente el vehículo ideal para el agregado de yodo, ya

que ésta es consumida por toda o casi toda la población, sin que se

modifiquen sus características organolépticas.

Por lo general, para la yodación de la sal se utilizan dos formas químicas de

yodo: el yoduro de potasio (KI) y el yodato de potasio (KIO3). El yoduro

suele ser mas barato, pero es menos estable, por lo que se emplea en

sales altamente refinadas y secas, requiriendo ser protegidas con envases

de excelente calidad y debiendo ser consumidas antes de la fecha de

vencimiento.

El yodato es más estable y resistente a la evaporación, pudiendo

emplearse en sales menos refinadas, expuestas a mayores temperaturas y

con mayor humedad o en sales con prolongado tiempo de transporte y

almacenamiento antes del consumo.

En Venezuela, es obligatoria la yodación de la sal, tanto para el consumo

humano como para el consumo animal, establecida según Decreto

Presidencial número 657 emitido el año 1966.

La normativa vigente (COVENIN 179:1995), establece un nivel de yodación

de la sal de 40 a 70 mgI/Kg. de sal.

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Diversificación Alimentaria

La diversificación de la dieta es la promoción de una dieta que contenga

alimentos que regularmente proporcionen los nutrientes necesarios para

mantener una buena salud.

Dada la etiología del déficit de yodo, los cambios en los hábitos

alimentarios no suelen ser eficaces. La excepción es un aumento en el

consumo de pescado de mar, mariscos, o de alimentos procesados con

diversas fuentes de yodo.

Ante el elevado costo de los productos marinos, debe hacerse hincapié en

los de menor precio, tomando en cuenta que culturalmente el hábito de

comer pescado de mar está poco arraigado en las comunidades andinas,

particularmente las correspondientes al área rural, las más pobres,

alejadas de los mayores centros poblados y con mayores dificultades para

mantener la adecuada refrigeración y conservación de productos

perecederos.

Otro aspecto a tomar en cuenta, es el de los factores bociógenos presentes

en numerosos alimentos. Por ejemplo, la familia de plantas crucíferas,

donde se hallan los rábanos, repollos, coles y coliflores, presenta goitrina y

otras sustancias orgánicas azufradas como tiocianatos e isotiocianatos, que

interfieren con la normal utilización del yodo por la glándula tiroidea. Por

ello se recomienda la utilización de sal yodada en la preparación y/o

cocción de estos alimentos.

La yuca que es consumida por amplios sectores en Sudamérica y el Caribe,

contiene cantidades importantes de compuestos cianógenos, con

propiedades bociógenas, cuando esta raíz no es cocinada suficientemente.

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Existen otras causas de déficit de yodo, que impiden el normal

metabolismo del mismo y que dan origen al bocio, siendo relativamente

independientes de la ingestión y absorción del yodo alimentario y entre

ellas se citan los déficits de vitamina A, selenio, hierro y posiblemente zinc.

Suplementación

La suplementación es una estrategia mediante la cual se administra una

sustancia que suple, en forma individual y terapéutica, al micronutriente

necesario para el buen funcionamiento del organismo; con la finalidad de

corregir las deficiencias manifiestas y garantizar los requerimientos diarios

del nutriente.

El yodo asociado a aceites vegetales se ha venido empleando para corregir

su deficiencia, principalmente en áreas donde existe déficit (mediana de

yoduria < 20 µgI/L) y pocas posibilidades de disponer de sal yodada.

Cuando se emplea aceite yodado por vía intramuscular la protección en el

individuo puede cubrirlo por un período de 3 a 5 años; cuando se emplea la

vía oral la protección se extiende de 1 a 2 años.

Desde hace varios años, la situación epidemiológica de los DDY en

Venezuela, no hace necesaria esta intervención y cualquier intento en este

sentido debe ser informado a las autoridades nacionales de salud y

nutrición, quienes tienen la responsabilidad de garantizar el consumo de

sal adecuadamente yodada por parte de la comunidad, especialmente en

las de mayor riesgo.

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Componentes del Programa

Los componentes que se desarrollan en el programa de lucha contra la

deficiencia de micronutrientes son tres: el componente de Información,

Comunicación y Educación; el componente de Investigación y Evaluación; y

el componente de Control y Vigilancia.

Información, Educación y Comunicación

Un programa de control, debe tener como piedra angular un componente

educativo que incorpore a todas las partes involucradas, con lo que se

reduce la indiferencia o resistencia que pueda generarse ante cualquiera de

las acciones emprendidas.

La educación debe ser dirigida entre otros a los siguientes grupos:

comunidades con mayor riesgo de deficiencia de yodo, trabajadores del

sector salud, políticos y líderes con poder decisorio, empresarios y

personas vinculadas a la industria y comercio de la sal, educadores, ONGs

y empleados de los medios de comunicación.

Las comunidades con mayor riesgo en DDY, constituyen el grupo más

importante al que irán dirigidas las actividades educativas. Una comunidad

que entienda la amenaza que representa la deficiencia de yodo y lo sencillo

de las medidas para su corrección, no sólo cooperará con las medidas

preventivas sino que las exigirá. De esta manera la comunidad afectada

puede convertirse en el grupo de promoción más poderoso, insistiendo

ante sus líderes políticos para que tomen decisiones para atacar esta

deficiencia.

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Investigación y Evaluación

Una vez que comienza a operar un programa de control de los DDY, es

necesario hacer una evaluación periódica de sus efectos biológicos. De allí

la importancia de la determinación de yodurias cada dos años,

reexaminando comunidades que muestren un deterioro en la situación de

la deficiencia de yodo. Una red de comunidades centinela, deben ser

seleccionadas cuidadosamente para que sean representativas de las

comunidades de mayor riesgo.

El INN a través del PRONAMIN realiza el monitoreo de yoduria en escolares

de las comunidades de mayor riesgo.

Otras investigaciones tendentes a conocer el estado de las hormonas

relacionadas con el yodo son de gran importancia, así como otros estudios

que conlleven a un mayor y mejor conocimiento de los DDY desde el punto

de vista clínico, epidemiológico y nutricional.

Control y Vigilancia

El INN en 1986 incorporó en el Sistema de Vigilancia Alimentaria y

Nutricional (SISVAN) el Componente Control Sistemático de yodación de la

Sal, a los efectos de verificar sistemáticamente el contenido de yodo en la

sal para consumo humano de acuerdo a la norma venezolana vigente, en

muestras recolectadas en el nivel de expendios de alimentos al detal y

analizadas en el laboratorio de la División de Investigaciones en Alimentos

(DIA) del INN.

Para mejorar la calidad de la información del nivel de expendios y a los fines

de responder a la realidad de la situación de la yodación de la sal del país

observando tendencias en el tiempo y espacio, se han hecho reformas a los

15

muestreos de la sal, atendiendo a las recomendaciones técnicas de los

expertos nacionales e internacionales en esta materia.

Aunque los resultados reportados por el INN no tienen validez legal, en la

vigilancia alimentaria y nutricional son un mecanismo de “alerta” para que las

autoridades sanitarias competentes y el sector salinero tomen las acciones

correspondientes, en caso de incumplirse con el proceso de fortificación de la

sal; pues es la DHA, concretamente, la instancia oficial que debe efectuar

sistemáticamente el control externo a la industria salinera, aunado al control

diario que debe llevar internamente la propia empresa.

Posterior a la certificación de Venezuela como “País Virtualmente Libre de

Deficiencia de Yodo”, se argumentó que el país cuenta con la plataforma

necesaria para la Sostenibilidad del Programa, sin embargo se hicieron

advertencias para el refuerzo de algunas actividades, a fin de evitar la

recurrencia de las deficiencias de yodo en la población.

En atención a este planteamiento y en apoyo al Programa Nacional de

Micronutrientes (PRONAMIN), durante el año 2000 se hizo una revisión del

proceso de la yodación y fluoruración de la sal para consumo humano: en

plantas de producción, expendios y hogares, adecuándose al modelo o matriz

de los Sistemas de Garantía de Calidad y Vigilancia de los Alimentos

Fortificados aplicados internacionalmente; mediante la participación y trabajo

de un equipo técnico del sector oficial competente y representantes de

organismos internacionales (OPS/OMS, UNICEF).

La estructura de esta matriz para el proceso de vigilancia y control de la sal

yodada y fluorurada establece los niveles de competencia y responsabilidad:

1) Plantas Procesadoras: Ministerio de Salud y Desarrollo Social (MSDS) a

través la Dirección de Higiene de los Alimentos (DHA) y la propia

empresa.

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2) Expendios al detal y hogares: Instituto Nacional de Nutrición (INN).

Las Buenas Prácticas de Fabricación y el contenido de yodo y flúor en la sal

para consumo humano quedan regidos bajo las normas técnicas y legales

venezolanas establecidas para la industria salinera que procesa y comercializa

sal en el país.

En el año 2000 la recolectaban bianualmente 3 muestras por Distritos

Sanitarios de cada una de las entidades federales y a partir del año 2001 se

decide recolectar muestras de sal recolectadas mensualmente en expendios de

alimentos al detal (supermercados, abastos, mercados libres) de todas

aquellas marcas que se comercializan en cualquiera de los establecimientos

seleccionados, de las capitales de estado, lo que significo una reducción

considerable en el numero de muestras analizadas. Luego de este periodo de

ajuste, el número de muestras de sal para consumo humano, recolectadas en

las Unidades de Nutrición y analizadas en la División de Investigaciones en

Alimentos perteneciente a la Dirección Técnica del INN, ha ido aumentando

progresivamente, haciéndose más evidente el incremento interanual en los

años 2004 – 2005 (35,03% y 15,4% respectivamente), producto de la

inclusión de los establecimientos que conforman la red de Mercados de

Alimentos Mercal. C.A en sus diferentes modalidades (Mercal tipo I, Mercal

Tipo II y Supermercal), dentro de los establecimientos a estudiar; mientras

que para el año 2006 el numero de muestras proveniente de la Red Mercal

disminuyeron por no encontrarse el producto en dichos establecimiento.

(Figura 1).

Para el año 2000 la División de Investigación en Alimentos, decide presentar

los resultados de los análisis químicos cuantitativos de las muestras de sal de

con un rango de: <20 mg y >20 mg por kilogramo de sal, lo que no permite

conocer el cumplimiento de la Norma Legal venezolana vigente para ese año

(40-70 mg de yodo/kg. de sal).

17

El periodo 2001-2006 presenta una tendencia al descenso en el cumplimiento

de la normativa legal venezolana, presentándose el valor más bajo de la serie

estudiada en el año 2003, incrementándose en el año 2004, para de nuevo

volver a descender en el año 2005. Las cifras alcanzadas en el año 2006

representan el segundo porcentaje más alto de cumplimiento de la Normativa

Legal Venezolana para este periodo.

De igual manera se destaca para año 2006, el porcentaje de muestras por

debajo de 40 mg de yodo (60,4%), es la segunda más baja durante el periodo

en estudio, solo superada por la encontrada en el año 2001 (47,4%), (Figura

2).

Las muestras por encima del mínimo biológico de 15 mg de yodo por Kg de

sal, valor sugerido por los organismos internacionales de salud (OPS,

UNICEF) y que se emplea como referencia para el cumplimiento de las

normas oficiales de cada país, se incremento a 75,7% en el 2006.

Durante el periodo 2001-2006 el cumplimiento de la Referencia

Internacional, ha tenido un comportamiento irregular, encontrándose el

valor más alto en el año 2001 (82,0%) y el menor valor en el año 2003

(56,7%), siempre muy por debajo del Criterio de éxito (90% o más de las

muestras estén dentro de la recomendación internacional). (Figura 3).

Tal como se ha señalado, se debe emprender un análisis de la situación de

la sal disponible para el consumo humano y animal, partiendo de los

puntos de producción (o importación), pasando por los canales de

distribución hasta llegar al consumo real.

El análisis de la situación debe incluir una lista de los principales

productores o importadores de sal, las estadísticas sobre producción,

importación y exportación e información sobre la calidad, el envasado,

transporte y almacenamiento de la sal, su venta al detal, precios y

consumo doméstico. Además deberá ejercerse una vigilancia periódica en

18

diferentes puntos a lo largo de la cadena de distribución de la sal yodada,

para asegurar niveles adecuados de yodo y así aplicar las medidas

correctivas necesarias.

El control sanitario de la sal a nivel de plantas salineras, le corresponde a

la Dirección de Higiene de los Alimentos (DHA) del Ministerio del Poder

Popular para la Salud. Las muestras tomadas en plantas salineras son

enviadas al Laboratorio del Instituto Nacional de Higiene “Rafael Rangel”,

donde son analizadas tomando en cuenta la Norma COVENIN 179:1995.

Sin embargo el control sanitario en plantas salineras se cumplía

irregularmente y no existía información sistematizada, tal como lo

señalaron los evaluadores externos en 1999. Motivado a ello el Instituto

Nacional de Nutrición motorizó las Visitas Técnicas a Empresas Salineras

con participación de sus funcionarios del área de Salud Pública y del

Laboratorio de la División de Investigaciones en Alimentos (DIA), en

compañía de los funcionarios de la Dirección de Higiene de los Alimentos

tanto del nivel central como del nivel regional. Las muestras recolectadas

por funcionarios del INN son analizadas en el laboratorio de la DIA-INN.

La DIA, adscrita a la Dirección Técnica en el marco de Programa de

Fortificación de la sal para consumo humano, realiza en las instalaciones

del laboratorio el análisis de Yodo, utilizando el método de referencia, a fin

de garantizar el cumplimiento de la normativa vigente.

Las muestras son captadas mensualmente a nivel de expendio, por

funcionarios de las Unidades de Nutrición del INN en los diferentes estados

del país, el número de las mismas depende de las marcas de sal

existentes en los establecimientos seleccionados para la captación. Las

muestras de sal en su empaque original, son enviadas al laboratorio de la

19

DIA donde se realiza la recepción, codificación, preparación y análisis

químico de Yodo.

Posteriormente se elabora un informe mensual donde se expresan los

resultados obtenidos así como, el porcentaje de cumplimiento de acuerdo a

la norma COVENIN Nº 179:1995. Sal Comestible, de obligatorio

cumplimiento.

Producto de estas visitas, se ha recolectado información importante, como

por ejemplo: datos de producción de sal bruta, de sal procesada destinada

al consumo humano directo e indirecto, disponibilidad y costo de los

aditivos para la yodación y fluoruración de la sal, rutas de comercialización,

equipamiento y funcionamiento de los laboratorios internos de las

empresas.

Como resultado de esta actividad, se observó la necesidad de instalar

Laboratorios Regionales que apoyen la labor de la Dirección de Higiene de

los Alimentos, lo que permitiría resultados con mayor prontitud que

faciliten la toma de medidas sancionatorias en los casos de

incumplimientos de las normas de yodación y fluoración de la sal.

Indicadores de Evaluación

Indicadores de Impacto:

Los indicadores de impacto pueden ser clínicos o bioquímicos.

Indicadores Clínicos:

Entre los indicadores clínicos se encuentran los referidos a la determinación

del tamaño de la tiroides (sea por inspección y palpación o por otras

técnicas como la ultrasonografía) y del cretinismo endémico.

20

Mediante la palpación de la glándula tiroides se busca conocer la

prevalencia de bocio, que al ser mayor a un 5% en niños en edad escolar

se considera problema de salud pública.

Con la ultrasonografía, se obtiene una medida mas precisa del tamaño

tiroideo en comparación con la palpación, sin embargo no existen todavía

valores de referencia adecuados para escolares de los países andinos.

En cuanto al cretinismo, existen dos tipos según las manifestaciones

clínicas presentes: el cretinismo neurológico donde predomina un síndrome

neurológico, con defectos en la audición, el habla, la postura corporal y el

caminar; y el cretinismo mixedematoso que cursa con hipotiroidismo y

alteraciones del crecimiento.

La prevalencia de cretinismo es difícil de apreciar, debido entre otras

causas a que se requiere de métodos especializados y experiencia clínica

para diagnosticar los cretinos levemente afectados.

Los cretinos gravemente afectados son fáciles de identificar y casi siempre

son una proporción muy baja de casos por deficiencia de yodo. Sin

embargo la presencia de cretinos en una comunidad, aunque la prevalencia

sea muy baja, es significativa, porque demuestra que los individuos

estuvieron expuestos a una carencia marcada de yodo ambiental en el

pasado reciente.

Indicadores Bioquímicos:

Los indicadores bioquímicos están referidos a la determinación del yodo en

la orina (yoduria) y de hormonas relacionadas con la glándula tiroides.

La yoduria se refiere a la concentración de yodo urinario y es el indicador

bioquímico mas importante en la evaluación epidemiológica de los DDY y

en el monitoreo de los progresos de un programa de control de la

21

deficiencia de yodo. Esto se debe a que la mayor parte del yodo que se

absorbe se excreta en orina. Como el nivel de yodo urinario de un individuo

varía en el transcurso del mismo día, este dato solo debe emplearse para

hacer estimaciones basadas en la población y no individualmente.

Además, como los valores de yodo urinario de las poblaciones por lo

general no se distribuyen normalmente, debe emplearse la mediana en

lugar de la media.

Numerosos estudios han mostrado una excelente correlación entre niveles

bajos de yodo y severidad de los DDY. Una localidad es considerada

deficiente de yodo, cuando en una muestra representativa de orinas

casuales (30 a 50 por localidad) el valor de la mediana es menor de 100

µgI/L. o mas del 20% de las muestras tienen menos de 50 µgI/L.

Con base en la concentración de yodo urinario, se establece la severidad de

los DDY, considerándose leve con valores de 50-99 µgI/L; moderado con

valores de 20-49 µgI/L y grave con un valor de la mediana menor de 20

µgI/L.

Se considera una ingesta normal de yodo cuando el valor de la mediana

oscila entre 100 y 200 µgI/L. y menos de 20% de las muestras están por

debajo de 50 µgI/L.

Valores de la mediana entre 201 y 299, así como mayores de 300 µgI/L se

consideran como “ingesta de yodo más que adecuada” e “ingesta de yodo

excesiva” respectivamente.

Otro indicador bioquímico es la determinación de la hormona estimulante

de la tiroides (TSH). Cuando los niveles de yodo son bajos, la

concentración de hormona tiroidea en la hipófisis estimula la liberación de

22

TSH, la cual se detecta en sangre. Por lo tanto, los niveles de TSH en suero

o en sangre entera reflejan directamente la disponibilidad y la suficiencia

del nivel de hormona tiroidea. El nivel de TSH es la mejor prueba

diagnóstica para identificar hipotiroidismo.

Poblaciones con valores de TSH superiores a 5 mU/L podrían indicar un

problema significativo de DDY. Lo deseable es encontrar menos de 3% de

los recién nacidos, con valores de TSH mayores de 5mU/L en sangre

entera.

Indicadores de Proceso

Un programa de control de DDY debe incluir indicadores de proceso

asociados con la ejecución del programa. Teniéndose a la yodación de la

sal como la principal actividad de control de los DDY, debe garantizarse la

disponibilidad y el consumo de sal yodada por parte de la población. Para

ello se requiere que la producción local y/o importación de sal yodada debe

alcanzar una cantidad suficiente para satisfacer la demanda humana

potencial de 4 a 5 Kg/persona/año.

A nivel de planta salinera o importador, el 100 % de la sal debe estar

yodada de acuerdo a la normativa legal vigente: 40-70 mgI/kg. de sal.

A nivel de expendios, el cumplimiento de la normativa legal vigente de

yodación de la sal (40-70 mgI/Kg ) debe ser superior a 95%.

A nivel de la comunidad, se establece la determinación de la prevalencia de

consumo de sal adecuadamente yodada (con 15 ppm o más de Yodo) en

hogares, considerando deseable que en un 90% o más de los hogares

escrutados se esté consumiendo sal adecuadamente yodada.

23

El estimado de yodo a nivel de producción o importación, en distribuidores

y minoristas debe ser hecho por el método de titulación. En hogares el

contenido de yodo en la sal puede hacerse por titulación o con el empleo

de Kits certificados.

Indicadores para la Sostenibilidad del Programa

Con la previsión de consolidar los logros a través del tiempo y darle

sostenibilidad al programa, debemos considerar si los logros alcanzados

pueden ser sostenidos y se deben conocer:

1.- Los niveles de mediana de yodo urinario en la población objetivo,

cumpliendo estos criterios: a) Mediana en el rango de 100-200 µgI/L, con

menos del 20% de los valores que estén por debajo de 50 µgI/L. b) Los

datos de monitoreo más recientes (nacional o regional) han sido colectados

en los últimos dos años.

2.-La disponibilidad y consumo de sal adecuadamente yodada debe estar

garantizada, lo que se demuestra porque más del 90% de los hogares

están consumiendo sal adecuadamente yodada (más de 15 ppm de yodo).

Las condiciones para esto son:

a) La producción local y/o importación de sal yodada debe alcanzar una

cantidad suficiente para satisfacer la demanda humana potencial ( 4-5

Kg/persona año).

b) El 95% o más de la sal para el consumo humano a nivel de planta de

producción o centro de importación, debe estar yodada de acuerdo al

standard gubernamental de contenido de yodo.

24

c) El porcentaje de sal comestible con un contenido de yodo de por lo

menos 15 ppm, en una muestra representativa de hogares, debe ser

igual o mayor de 90%.

Indicadores Programáticos

Se deben cumplir por lo menos 8 de los siguientes 10 Indicadores

Programáticos:

1) Existencia de un organismo nacional funcional efectivo, responsable

ante el gobierno del programa nacional para la eliminación de los

DDY.

2) Nombramiento de un oficial ejecutivo responsable del programa.

3) Evidencia de compromiso político para la yodación universal de la sal

y la eliminación de los DDY.

4) Legislación o regulaciones sobre la yodación universal de la sal.

5) Compromiso para evaluar y reevaluar los progresos en la eliminación

de los DDY, con acceso a laboratorios capaces de proveer datos

exactos sobre yodo en sal y orina.

6) Un programa de educación pública y movilización social sobre la

importancia de los DDY y el consumo de sal yodada.

7) Datos regulares sobre sal yodada a nivel de planta, puestos de

ventas minoristas y hogares.

8) Datos regulares de laboratorio sobre yodo urinario en escolares con

un muestreo apropiado para las áreas de más alto riesgo.

9) Cooperación de la industria de la sal en el mantenimiento del control

de calidad.

10) Banco de datos con registro de los resultados o procedimientos de

monitoreo regulares, particularmente para sal yodada, yodo urinario, y

si está disponible TSH neonatal, con informes públicos obligatorios.

25

Conclusiones:

Posterior a la Certificación de Venezuela y considerando que el país cuenta con la plataforma necesaria para la Sostenibilidad del Programa, es necesario aunar esfuerzos para el cumplimiento de las actividades, con la finalidad de evitar la recurrencia de las deficiencias de yodo en la población venezolana. El presente documento permite concluir: • Posterior a la Certificación de Venezuela por parte del Grupo de Expertos

que en el año 1999, realizan la Evaluación Externa del Programa Nacional

de Prevención Y Control de los Desordenes por Deficiencia de Yodo (DDY),

se estableció que el mayor desafío al mismo es el de mantener el éxito

alcanzado, considerando que existe permanente riesgo de recurrencia. Para

lo cual se hace necesario considerar tres aspectos fundamentales Monitoreo

Sistemático, Compromiso de los productores de salud y participación activa

de las comunidades.

• El asumir las responsabilidades por parte los diferentes entes involucrados

hacia la Sostenibilidad del programa y considerando la situación

epidemiológica de los DDY en Venezuela no se hace necesaria otra

intervención diferente al consumo de sal yodada y fluorurada.

• Se observa durante el periodo 2001 - 2006 el incumplimiento de la Norma

venezolana no alcanzando en ninguno de estos años el criterio de éxito

(90% o más de las muestras deben cumplir con la normativa venezolana),

lo que indica que los controles no se han fortalecido, por parte de las

autoridades sanitarias competentes.

• El contenido de yodo en la sal comestible para consumo humano en

muestras recolectadas en expendios al detal, nunca ha alcanzado los

estándares recomendados durante el periodo estudiado, siendo más notorio

en el año 2003, por lo que es necesario aplicar medidas correctivas.

26

• En el año 2006, se analizaron 793 muestras de 21 marcas comerciales,

encontrándose que el 34,4% de las muestras, cumple con la norma

venezolana para la yodación de la sal, cifra superior a la del año 2005

reportada en 23,3%.

27

Recomendaciones: Ante los factores adversos que pueden estar incidiendo en el cumplimiento de

la yodación de la sal, según la normativa venezolana, que pudiera amenazar la

sostenibilidad del “Programa Nacional de Prevención y Control de los

Desordenes por Deficiencias de Yodo” (DDY), en concordancia con la

“DECLARACIÓN SOBRE LA PROBLEMÁTICA DE LOS DESORDENES POR

DEFICIENCIA DE YODO”, producto de las “I JORNADAS EVALUATIVAS DEL

CONTROL Y LA ELIMINACIÓN DE LOS DESORDENES POR DEFICIENCIAS DE

YODO”, realizado en San Cristóbal estado Táchira, Septiembre 2003 así como

también de reuniones de carácter técnico promovidas por la Dirección

Ejecutiva del Instituto Nacional de Nutrición con la participación de otras

instituciones involucradas en el área se recomienda:

• Cumplir los controles permanentes y sistemáticos por parte de las

empresas procesadoras en cuanto a dosificación con yodo de la sal según

la normativa venezolana, para garantizar la calidad óptima del producto

que se comercializa para consumo humano.

• Aplicar de manera rigurosa y sistemática el control externo, por parte de la

Dirección de Higiene de los Alimentos (DHA), realizando las inspecciones y

verificaciones analíticas de yodo en las muestras de sal captadas en las

plantas procesadoras, con el fin de tomar las acciones pertinentes según la

situación detectada.

• Propiciar la integración de otras Instituciones y Organismos vinculados con

la problemática de los DDY existentes en el país.

• Se requiere además de Talleres con la participación de los técnicos de las

empresas salineras, para la actualización y mejoramiento de las técnicas de

análisis de laboratorio, así como de la participación regular en Estudios

Interlaboratorios, de los laboratorios públicos y privados que analizan yodo

y flúor en sal.

• Se debe continuar las acciones que realiza el INN a través del Sistema de

Vigilancia Alimentaria y Nutricional (SISVAN) y la División de

28

Investigaciones en Alimentos (DIA) relacionadas con el control sistemático

de la yodación de la sal procedente de expendios al detal y al Programa

Nacional de Micronutrientes (PRONAMIN), llevar a cabo el monitoreo de sal

en hogares en las comunidades de mayor riesgo.

• Crear mecanismos que permitan asegurar la disponibilidad del aditivo para

la fortificación de la sal por parte de los organismos competentes del

Estado.

29

GLOSARIO DE ABREVIATURAS

DDY Desórdenes por Deficiencia de Yodo

CONYFLUSAL Comisión Nacional para la Yodación y Fluoruración

de la Sal

COVENIN Comisión Venezolana de Normas Industriales

ICCIDD Consejo Internacional para el Control de los Desórdenes

Debidos a la Deficiencia de Iodo

INN Instituto Nacional de Nutrición

INH Instituto Nacional de Higiene

OMS Organización Mundial de la Salud

OPS Organización Panamericana de la Salud

PAMM Programa contra la Malnutrición por Carencia de

Micronutrientes

PRONAMIN Programa Nacional de Micronutrientes

p.p.m. partes por millón

SISVAN Sistema de Vigilancia Alimentaria y Nutricional

TSH Hormona estimulante de la tiroides

UNICEF Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia

30

BIBLIOGRAFÍA

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trastornos por carencia de yodo y su control mediante la

yodación de la sal. Serie de Micronutrientes. WHO/NUT/

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11. Noguera, A. Eliminar la deficiencia de yodo: un reto de fin

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31

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Yodo. Evaluación Externa. Informe Técnico. Caracas,

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13.Primer Curso-Taller Internacional sobre desórdenes por

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18.Velez Boza, Fermín. Historia de la Prevención del Bocio

Endémico en Venezuela. 1982.

32

A N E X O S

33

Figura 1

Cobertura de las muestras de sal recolectadas en expendios

de alimentos al detal. Venezuela 2001 - 2006

0

200

400

600

800

1.000

1.200

1.400

Nº d

e m

uest

ras

1.396 424 526 594 730 815 793

2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006

Fuente: INN - SISVAN. Componente Control Sistemático de Yodación y Fluoruración de la Sal

34

Figura 2

Cumplimiento de la norma venezolana en muestras de sal recolectadas

en expendios realimentos al detal. Venezuela 2001 - 2006

0

20

40

60

80

100

Porc

enta

je

<40 mg 47,4 62,4 88,9 63,5 73,4 60,4

40-70 mg 43,5 34 10,6 31,6 23,3 34,4

>70 mg 9,1 3,6 0,5 4,8 3,3 4,8

2001 2002 2003 2004 2005 2006

Norma Legal Venezolana: 40-70 mg de yodo/kg. de sal Fuente: INN - Dirección Técnica. División de Investigaciones en Alimentos. SISVAN. Componente Control Sistemático de Yodación y Fluoruración de la Sal Alimentos

35

Figura 3

Cumplimiento de la norma venezolana y recomendación internacional

para la yodación en muestras de sal recolectadas en expendios de

alimentos al detal. Venezuela 2001- 2006

0

20

40

60

80

100

Porc

enta

je

N. Venezolana 43,5 34,0 10,6 31,6 23,3 34,4

R. internacional 82,0 79,8 56,7 72,1 57,5 75,7

2001 2002 2003 2004 2005 2006

Norma venezolana: 40 a 70 mg de yodo por kg de sal o ppm (COVENIN 179:1995) Recomendación Internacional: > 15 mg de yodo/ kg de sal (mínimo fisiológico) Fuente: INN. Dirección Técnica. División de Investigaciones en Alimentos SISVAN. Componente Control Sistemático de la Yodación y Fluoruración de la Sal

36

Figura 4

Consumo de Sal Adecuadamente Yodada (>15 mgI/Kg) en Hogares de

la Región Andina. Venezuela. Período 1999 - 2005

94 90 90

60 5542

73

0

20

40

60

80

100

%

Año

1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005

Fuente: INN. División de Nutrición en Salud Pública. PRONAMIN

37

Figura 5

Mediana de yoduria en escolares de la Región Andina venezolana.

AÑOS 1993-1995, 1997, 1999, 2001, 2003 Y 2005

133

193 187

321

206 185

0

50

100

150

200

250

300

350

µgI/L

1993-1995 1997 1999 2001 2003 2005

Años

Fuente: INN-PRONAMIN

38

Criterios para la Vigilancia del Progreso hacia la Eliminación de los DDY como problema de Salud Pública

Indicador

Meta

1.- Yodación de la sal Proporción de hogares que consumen sal adecuadamente yodada ( > 15 ppm )

>90 %

2.- Yodo urinario Proporción por debajo de 100 ug I/L Proporción por debajo de 50 ugI/L

< 50 % < 20 %

3.- Tamaño de la Tiroides Proporción con tiroides aumentado, detectado en escolares mediante palpación ó ultrasonido

< 5 %

4.- TSH neonatal Proporción con niveles de 5mU/L en sangre entera.

< 3 %

Fuente: Resumido y adaptado de Publicación WHO/NUT/ 94.6

39

INDICADORES DE PROCESO

YODACION DE LA SAL

INDICADOR DE PROCESO

CRITERIO DE ADECUACIÓN

A.- Nivel de Planta o Importador Porcentaje de Sal apta para el consumo humano efectivamente yodada

100 %

B.- Nivel de Consumidor a) Sal adecuadamente yodada (15ppm ó mas ) proveniente de hogares ó escuelas b.- Sal yodada proveniente de expendios que cumplan la Norma COVENIN (40-70ppm)

90 % ó más de las muestras de sal 90 % ó más de las muestras de sal

Fuente: Resumido y adaptado de Publicación WHO/NUT/94.6

40

INDICADORES DE IMPACTO

INDICADORES DE PREVALENCIA DE LOS DDY CRITERIOS PARA DETERMINAR SI EXISTE UN PROBLEMA

SIGNIFICATIVO DE SALUD PÚBLICA

Gravedad del problema de Salud Pública (Prevalencia)

Indicador

Población

Leve

Moderado

Grave

Grado de Bocio >0

NEE 5-19,9 % 20-29,9 % > o igual 30%

Mediana de Yodo Urinario (ugI/L)

NEE 50-99 % 20-49 % < 20 %

TSH >5 mU/L en sangre entera

RN 3-19,9 % 20-39.9 % > o igual 40 %

NEE: Niños en edad escolar RN: Recién nacidos Fuente: Resumido de Publicación WHO/NUT/94.6

41