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Hegel: una interpretación del platonismo MANUEL BARRIOS CASARES Universidad de Sevilla El objetivo del presente trabajo es el de contribuir a determinar la función que cumple dentro del pensar especulativo hegeliano su interpretación de la filosofía de Platón. Nuestro propósito es mostrar, más allá de correspondencias externas entre uno y otro pensamiento, la importancia esencial de la dialéctica platónica para la génesis y autocomprensión de la dialéctica hegeliana. Ade- más, intentaremos mostrar cómo algunos significativos matices de la interpre- tación hegeliana de Platón son susceptibles de explicación a partir de un estu- dio de la primera recepción del platonismo en el joven Hegel. Para ello consideraremos esta cuestión desde un punto de vista genético. Pero antes pro- curaremos esbozar, con carácter introductorio, una aproximación general al respecto. 1 Aun cuando ya en 1810, al recensionar la Fenomenología del espíritu en el primer fascículo del Anuario de Heidelberg, un antiguo discipulo jenense de Hegel llamado Bachmann estableció un paralelismo entre Schelling como el Platón de la filosofía moderna y Hegel como su Aristóteles’ —un paralelismo que, pese a la generalidad de su formulación, pronto obtuvo fortuna y vino a determinar en gran medida y durante bastante tiempo la comprensión global de ¡ K. E Bachmarni, en Heideibergcr.Iahrbiicher Erste Abteilung, PP. 145-163 y 193-209. AnoMsjpI Seminario de Metafísica. ni 2(Y 995. Servicio de Publicacinnesc Universidad Complutense. Madrid

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Hegel:una interpretacióndelplatonismo

MANUEL BARRIOS CASARESUniversidaddeSevilla

El objetivo del presentetrabajoes el de contribuira determinarla funciónque cumple dentro del pensarespeculativohegelianosu interpretaciónde lafilosofía de Platón.Nuestropropósitoes mostrar,másalláde correspondenciasexternasentreuno y otro pensamiento,la importanciaesencialde ladialécticaplatónicaparala génesisy autocomprensiónde la dialécticahegeliana.Ade-más,intentaremosmostrarcómoalgunossignificativosmaticesde la interpre-tación hegelianade Platónson susceptiblesde explicacióna partir de un estu-dio de la primera recepcióndel platonismoen el joven Hegel. Para elloconsideraremosestacuestióndesdeun puntode vistagenético.Peroantespro-curaremosesbozar,con carácterintroductorio, una aproximacióngeneralalrespecto.

1

Auncuandoyaen 1810,al recensionarla Fenomenologíadelespírituen elprimer fascículodel Anuario de Heidelberg,un antiguo discipulojenensedeHegel llamado Bachmannestablecióun paralelismoentreSchellingcomo elPlatón de la filosofía modernay Hegel como su Aristóteles’ —un paralelismoque, pesea la generalidadde su formulación,pronto obtuvo fortunay vino adeterminaren gran mediday durantebastantetiempolacomprensiónglobal de

¡ K. E Bachmarni, enHeideibergcr.IahrbiicherErsteAbteilung, PP. 145-163y 193-209.

AnoMsjpI Seminario de Metafísica. ni 2(Y 995. Servicio de Publicacinnesc Universidad Complutense. Madrid

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las relacionesentreHegel y el pensamientogriego— no por esolos estudiososhan dejadode subrayarlos vínculosexistentesentreplatonismoy hegelianis-mo.Cierto es también,sin embargo,queen muchasocasionesestose ha hechoen términosde unacomparaciónpuramenteexternaentreambosestilosdepen-samiento2;o bien,en todocaso,se ha establecidodichavinculación refiriéndo-la de una manerasumamentegenéricaa las Leccionessobrela Historia de laFiloso/Itt Decimos«genérica»porque,a pesarde seren estasLeccionesdon-de Hegel ha tratadode tina maneramásextensaa Platón, con todo, no ha sidomuy habitualel abordarun estudiopormenorizadode estainterpretaciónhege-liana del platonismo.Másfrecuenteha sido el plantear unacomparaciónglo-bal entrela concepciónplatónicadel conocimientocomoanámnesisy la con-cepción hegelianade la historia de la filosofía como ámbitodonde,medianteel recuerdointeriorizantede su pasado,la filosofía alcanzaaconcebirseplena-mentea símisma. Sin duda,si estaconcepciónhegelianade la historia de lafilosofía, que resultaprofundamenteinnovadorafrente a la entonceshabitualreducciónde la disciplinaamerocompendiode ideasy opinionesdispersas,halogradoelevarlaa un rangoverdaderamenteespeculativo,ha sido precisamen-te porconcebirlapropiafilosofíacomoun consumadoejerciciode rememora-ción, en términosque, evidentemente,se asemejana los de la citada concep-ción platónica. Mas, como decimos,en la mayoría de los casosésta no hapasadode serunaseñalizaciónexternadelascorrespondenciasentreuno y otropensamiento.Ha sido propiamentea partir de la décadade los sesenta,con elnuevoímpetucobradopor losestudioshegelianosen virtud de las actividadesdel Hegel-Archivde Bochumbajo la dirección de Otto Póggeler,cuandose hacomenzadoa precisarmás y mejorel interéspor este«sustratogriego»de supensamiento.

Aun así,hayqueadvertir ademáslo siguiente:y es que, hastalos trabajosfilológicos de Jean-LonisVieillard Baron a finalesde los añossetenta,la úni-caedición «fiabk» de esecapítulo dedicadoa Platón,comoen generalde todoel conjuntode esasLeccionessobrela Historia dc la Filosofía con la quehancontadolos estudiosos,ha sido prácticamentela ediciónde Michelet, publica-da en 1833 dentrodel primer proyectode obrascompletasde Hegel (o, a losumo, la versión extractadapor HermannGlocknerparala Jubildumsausgabeen l92’7~. Karl Ludwig Michelet, discípulodirectode Hegel, se limitó empe-ro a realizarahí una labor de compilaciónde diversasfuentes,sin métodonicriterio filológico rigurosoalguno.Sabemospor el propio Micheletque Hegel

Ch. y. g. Eriedrich Kíin,rnel. Plato und Hegel. Zar ontalogishen Begrúnuíang des Zirkels ja ¿lcrErtúnsitoix. Túbingen. 1968.

Vo~/csangen ilber ¿Ile Óesúhich¿e ¿lcr Ph.ilosopl~ie, en: Georg Wilhelm Friedrich Hegel Werke.Volístándige Ausgabe durcli cinen Verein von Freunden des Verewigten. Berlín, Dunckcr und flum-bioS. ¡833, voN. xlii, XIV y XV. Hay versión castellana de estas lecciones a cargo de Elsa CesAba1-ross y WenceslaoRoces,Méx¡co, ECE. 1955.

U. W. F. Hegel. Sñnnlh:he Werke. Jabí kia~nxausgabe la ¿wanzig Banden, cd. por H. (iLoekner.Síuitgart.Frornínann, 1927 ss., Rd. Ii.

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sehabíaocupadode estadisciplina—y, con ella, de Platón—yaen susleccionesde Jena,en el semestrede invierno de 1805-1806; luego,durantedos cursosseguidosen Heidelberg,de 1816 a 1818; y las restantesseisvecesen Berlín,entre 1 8 1 9 y 1 830.Puesbien,Michelet manejóparasu ediciónapuntesde dis-cípulosasistentesa varios de esoscursos,e inclusocontó conel cuaderno,hoydesafortunadamenteperdido,queel propioHegelredactóíntegramenteenJenaa tal efectoy quesiguió empleandoen todassus Vorlesungenposteriores.Sinembargo,Micheletmezclésin ordenni conciertotodoestematerial,hastacom-ponerun único texto de las Leccionessobre la Historia de lo filosofía, contodoslos problemashermenéuticosquesemejanteprocedercomporta.

A la horade calibrarel trabajoeditorialde Michelet, no hay queolvidar elnombrequesedio a si mismo aquelprimergrupode discípulos-editoresde lasobrasde Hegel: «Asociaciónde amigosdel difunto», estoes,des Verewigten,o sea,del muerto,pero tambiéndel «eternizado»(ver-ewigt) Hegel. Fue enefectola pretensiónde daresecarácteracabadoy perdurablea losdistintostex-tos hegelianos,en un afán sistematizadorindiferentea todacomprensiónevo-lutiva, lo queseproyectóasimismoenel trabajode Michelet. Y lo ciertoesquedurantemás de un siglo los especialistasse han atenidoesencialmentea estaedición (másreducidaen el casode Glockner.revisadasólo en cuantoal capí-tulo introductoriopor JohannesHoffmeister y algo másperfilada,con recogi-dade ciertasmínimasvariantes,en el casode la TheorieWerkausgabede EvaMoldenhauery Karl MarkusMichel, en 1971)>.

No es exageradoafirmar, por tanto, que sólo a partir de los trabajosdeJean-LouisVieillard Baron nos es posibledisponerde un conocimientomásprecisodel cursode estaslecciones,al menospor lo quetocaa Platón. Ello sedebefundamentalmentea su edicióncríticadel manuscritoinédito del discípu-lo de Hegel, Karl Gustavvon Griesheim,quecontienelos apuntesde clasedelas leccionessobrePlatón correspondientesal semestrede invierno de 1825-1826, impartidoen la Universidadde Berlin. El materialaportadopor el traba-jo de edición de estasVorlesungenlíber Plato nos permite así plantearconénfasisrenovadoel estudiode la influencia ejercidapor Platónen la configu-racióndel pensamientohegeliano5.

Ahorabien, existeasimismo,a nuestrojuicio, otra dimensiónde las másrecientesinvestigacionessobre la evolución del pensamientohegeliano,quepropiciaunacomprensióninédita de estatemática:nosreferimosal estudiodela historia evolutiva del joven Hegel y, más en concreto,al análisis,dentrode

.Wi,ntl¡¿he Werke: KritiseheAu.sgabe, ed. peri. I-Iotímeister, Leipzig, 93?, reed. bamberg, Mci-nel. 1952. HegeL Werke. Theo,ie Werkausgabe. Ed. de E. Moidenhacery K. M. Michel, Frankfiirt.Suhrkanip.1970171,veis. 18, ¡9 y 20. Citamos en adelanteesta edicióncorno MW. con indicacióndelvolumeny nárnero de página.

U. W. F. Hegel.Vorle.sungen ilberPiato (1825-1826). Unreróffendieber7txr. Ed.porJean-LonisVieiliard-Baron.Frankfurt.Ulistein, ¡979. Existe una ediciónanteriordel manuscritoen versión bílin-gile francés-alemána cargodel propio Vieiilard Ban>n(Parfs, Aubier, 976). no obstanterevisadaycorregidapor la presenl.eedición alemana,a la cual nos Ceflimos atiol.

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tal contextohistórico, de las relacionesentresusideasy las de Hólderlin. Enesesentido,puededecirse,por consiguiente,que lo aquíexpuestoes fruto delintento dearticular estasdos perspectivas.Peroquedadicho tambiénqueesaaproximaciónno sueleser la máshabitual y. máscomúnmente,el estudiocom-paradodel pensamientode Hegel y Platón sueleplantearseen términos bas-tante másgenerales.Así pues,vayamospor partes.En primer lugar. comenza-remos por una someraseñalizaciónde las concomitanciasexistentesentrealgunosde los primerosplanteamientossistemáticosde la filosofía hegelianade madurezy ciertos motivos teóricosfundamentalesdel platonismo.

Sin duda,a tal fin la Fenomenologíadel espíritu puedeservirnoscomounreferentedestacado,y así lo han estimadoautorescomo Friedrich Kíirnmel o,en un contexto más cercano,Mariano Alvarez GómeZ. Ya la misma idea,expuestadesdeel Prólogo,de queel individuo ha de recorreren su propiafor-maciónlasetapaspasadasde formacióndel espíritu,sóloquecontemplándolasahoracomo «proyectadasen un contornode sombras(Schattenrisse)»5,o sea,como algo ya superado,apartede incorporarla concepciónlessinguianadelprocesopedagógicodel génerohumano,modula la concepcionplatónicade latwtánznesis.Y subrayandoaúnmás esteparentesco,la necesidadespeculativade la filosofía de ir más allá de una representacióndeterminaday progresarhacia unacomprensiónmás abiertade la realidadqueaquéllaqueencarnaenunaformaespecíficade conciencia,resultaexpresamenteconcebidapor Hegelcomoexigenciade la memoria.En efecto: antesdequeestamemoriaseacarac-terizadapor Hegelsegúnlosrasgosdelinitoriosdel pensamientomoderno,estoes.comoEr-innerung,o sea,como recuerdointeriorizante,comocaminohaciael interior dondeel conceptoquees en síreconocesu naturalezade serparasíy seautorreconocecomo sujeto,antesde todoesto,en lo queseríaunaimagenprimerade la memoriaquees comúna la antiguadialéctica,de improntaobje-tiva. y a la moderna,aquéllaes vistacomo principio inspiradorde la concien-cia filosófica y. así,del trazadofenomenológicoque lleva de la certezasensi-ble al saberabsoluto.Puesla memoriapreservaesafracturaqueimpide a todafigura fenomenológicade la concienciamantenerseen la obstinaciónde pen-sarque su propio ser, su sermás propio, estáya, en cadacaso,realizadoporcompleto.

En el Prólogode la FenomenologíaescribeHegel:«En la vida ordinaria,laconcienciatienepor contenidoconocimientos,experiencias,concrecionessen-sibles, tambiénpensamientos,principios, en sumaalgo quese consideraváli-do en cuantodadoen presencia(als ciii Vorbandenes)o en cuantoun sero unaesenciafirme, estable.La conciencia.(...) se comportacomo un extrínseco

«¡mmci, o. e., passini. M. Alvarez (jómez,LI qwrietuia y si,ste,na. ],ztrodn¿y.ión ¿d penvamnien-¿o dehegel. Salamanca, t.JP5, 1978. pp 1 3Oss.

1-4W, Iii, 32: «y en las progresivas etapas pedagógicas reconoceremos la historia universal dela cultura proyectada corno en contornos dc sombras». La caverna platónica, ese turbio y umbríomun-do dc sombras, se convierte ahora para Hegel en el mundo dc nuestro propio pasado. sustrato inorgá-meo (le nuesiro presente.

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determinary tenera la mano(Handhaben)tal contenido.Lo reconducea algocierto, aunquesólo se trate de la sensacióndel momento,y la convicción secontentacuandoalcanzaun puntodereposoquele resultaconocido»<.

Cadafigura particularen cuantotal toma,pues,su formaordinariade con-cienciacomo ya hecha,seobstinaen permaneceridénticaasi mismay olvidala unilateralidadde eseprocedenPero el nosotrosque vuelvela vistaatrás ycontemplaretrospectivamentela peripeciafenomenológicaguardaunamemo-ria masfiel de la andanzay del llegara serlo quesees,y reconocequeel saberde esaconcienciaparticularno estodoel saber,ni el mundoconcebidopor ellaes la totalidaddel mundo.

Ahorabien, el genio de Hegel—y aquísituaríanalgunosautoresla diferen-cia con Platón—estribasobretodoen hacerque el contenidode esamemoria,lejosde flotar en unatan vagacomo remotaentelequia,aloje y germineen lapropiaconcienciaordinaria,particular,quehaceen cadacasola experienciadesaberse.Es así ella misma,en su propio empeñoen perseverary mantenersu«en sí». la quese enredaen contradicciones,cuyo intentode resoluciónla lle-va masallá de sí misma, hastadescubrira la postreque su identidad,su posi-bilidad más propiade saberse,no residíaen unaabstractamismidadni en unavacía autocontemplación,sinoen susalir fuerade ella misma,en suexteriori-zacióny enajenación:es habitandola exterioridady la diferenciacomo llega-mosa un saberde nosotrosque,por lo demás,siempredifiere y escapa.Lo queHegelestádiciéndonosaquí, por cierto, bien cabria interpretarloen proximi-dad con lo que la hermenéuticacontemporáneaha tematizadoexpresamentecomohistoricidaddel ser,comocuandoGadamerafirmaque«serhistórico sig-nifica: no llegar nunca al saber de sí»’0. En cualquiercaso,de esta maneraresultaserel despliegueinmanentedel contenidode cadaconcienciaparticularlo que lleva a éstaa advertir sucontradicción interna, con lo que al efectuar-se”, al hacerla propiaexperienciade sí, decaerespectoa su obstinadafijeza ydescubreque, paradójicamente—paradoja de la dialéctica—realizándoseporentero, se vuelve irreal: va más allá de su realidadestática(Realiftit), pierdeconsistencia,pierdeel sueloy sustratofijo dondeantespisabafirmemente.

Antes de proseguirel hilo principal de la argumentación,quisiéramosaña-dir algomás sobreel temade los modosde seren la Fenomenología;y aun sinpretenderdesarrollarahora todo un excursusal respecto,decir al menos queHegel, en el mismo movimientoespeculativoen que subviertela formatradi-cional de pensar las categoríasde sustanciay relación, modifica también lacomprensiónde esasnocionesde realidad,efectividady posibilidad,Puespara

Ibid.. p. 48.a H.-C. Cadamer, Walzrbeit und Me¿hode, Túbingen, Moht 1965. p. 285.

Wirkliehked: «la unidad inmediatamente generada de la esencia y la existencia, o de lo interior

y lo exterior» (Enz, & ¡42). En el glosario a su edición de la Filosofía Real (Madrid, PCE, 1984,441),apuntaS. M Ripalda que el término posee un sentido dinámico y existente, frente al más formal y abs-iraeto de Realitñt: «es la cualidad, como determinidad que es, Irente a la negación contenida en ella,pero diferente de ella>, (Caz, & 91).

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él, la realizaciónde la cosala lleva justamentea excedersu realidad,estoes,su fija determinaciónóntica. Por eso las figuras fenomenológicas,en elmomentoen quecobranmáxima actualidado efectividad,cuandomásplenaycompletase exponela presentaciónde su ser, convierten éstaen representa-ción: merarepresentacióndel entendimiento(Versttmd). Cae por ejemplo lamáscaradel almabella,y aquelprurito suyode mantenersu juicio incontami-nado,de no herirseasímismani herira nadie, la lleva ahacerseesoqueHegelllamacorazónduro y condenara todoel mundo. Al reflexionarsobreel cursode las figuras fenomenológicas,cabedecirque su sermáspropio se resuelvesiempreen un poder-ser,quedisuelve la anterior determinacióny lleva másalláde la esenciaya realizada.

Por lo demás,estaexperienciade pérdidade la ónticasolidez de las cosasresultaexpresamentedescritapor Hegelcon los caracteresde unaradicalpues-ta en suspensode lascertezascotidianas.Recordemosaquellamosopasaje—noexentode ironía— del final del capitulo sobrela certezasensibleen queHegelafirmaque,frente al dogmatismorealistadel sanosentidocomún,quesedetie-nc ante las cosassensiblescomo si fuesencosasen si, convienefrecuentarlaescuelamáselementalde la sabiduría(ed., los misterioseleusinosde CeresyBaco) paraaprendera elevarse«no sólo a la dudaacercadel serde las cosassensibles,sino inclusoa la desesperaciónde él»”. La radicalidadde estapues-ta en cuestiónderiva así,en última instancia,de que con la activación de untotal escepticismoantela inmediatezde lo ente,también la propia concienciapierdeel firme asientode suclarae inmediataautoevidenciade antaño.Lejosde serunapuraoperaciónteoréticade dudade lo enteen la quela concienciasepreserva,su miradaen lo real, su sképsix en el ser, la sumea ella mismaenel vértigo de esa sospecha.Duda (Zwe¡fel) y hastadesesperación(Verzwei-jlung) por la anulaciónde aquellarealidadinmediataconfiguran,así pues,esteitinerario del constantetrascenderde las formasde la conciencianatural, queprecisamentepor ello tambiénesdesignadoahí por Hegel como «movimientodel escepticismoconsumándose»’.

Ciertamente,también los interlocutoresde Sócratessonmostradosamenu-do en los diálogosplatónicoscomo aquejadosde doloresde cabeza,mareos,vértigoso simpleconfusiónmental aconsecuenciadel ejerciciodialéctico,queconmuevelos cimientosen que reposabansusconvicciones.Peroendefiniti-va, con independenciade que Hegel enfatice más estanegatividaddel cursodialécticoal presentarla experienciade la concienciacomo un caminode dudae incluso de desesperación,o como un movimientodel escepticismoconsuma-do. lo queresultaa todaslucesevidentees quesemantienemuy cercanoa Pla-tón, al concebirloasimismocomo un diálogo entrela conciencianatural y laconcienciafilosófica, diálogo que se alza al rangode cienciafenomenológicaen virtud del recuerdoo re-conocimientode su naturalezade serpara sí.

y ¡w, ¡ II, p. 91: «...nicbt nor zum Lwei leí an dem 5cm der sinnlicben Dinge. sondern Sor Ver,—

weifiong an ihm>.(‘Ir y Ibid., p. 72: «Dieser sieh volibringende Skeptizismus».

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II

En fin, lascorrespondenciasentrePlatóny Hegelhastaaquí reseñadaspue-den,en efecto.tomarsesimplementecomo unaseñalizaciónexternade las rela-cionesentreambospensadores.Perolo cierto es que Hegelha sido claramen-te conscientede este parentescoesencialentre su propuestadialéctica y lapropuestaplatónica.Es más,como vamosa ver seguidamente,toda su inter-pretaciónde Platónen las leccionesberlinesassobrela Historia dela Filosofíano hacesino acentuartal parentescomedianteunasingular comprensióndelauténticosignificadoespeculativode las tesisplatónicas.Unacomparacióndelos distintos cursosmuestraademásque Hegel siguió básicamenteel mismoplanexpositivoen todosellos. Luegovolveremossobrela importanciade estedatoa la horade rastrearla posibilidadde unainfluenciaplatónicatempranaenla evolución intelectualde Hegel. Por ahorabasteconsignarque,probable-mente,aquelcuadernode clasejenenseconocidoaún por Michelet y hoy per-dido habíaelaboradoya las líneasfundamentalesde su interpretaciónde Pla-tón, y luego los distintos cursos de la época de Berlín la hubieron de irdesarrollandoen mayoro menorgrado.

No obstante,haymaticesde graninterésqueseaprecian,muchomejorqueen el texto de Miehelet, en el manuscritode von Griesheim,correspondientealcursoen que Hegel ha expuestoa Platón con mayor detenimiento.De ahí laimportanciadel trabajode Vieillard Baron al editar los apuntesde estaslec-ciones.asícomo nuestraatenenciaa los resultadosde su labor Porde pronto,desdeun puntode vistaestructural,lo primeroqueel manuscritode von Gries-heim permiteadvertir respectoal diseñoeditorial de Michelet es la destacadaatenciónconcedidapor Hegel a la cuestiónde la forma de la filosofíaplatóni-ca. Así titula precisamenteHegel en susleccionesde 1825/26el segundoepí-grafede suexposición,quepor lo demásno sesubdividecomo en Michelet enun apartadogeneralacercade los escritosplatónicostransmitidos,otro especí-fico sobrela forma del diálogo y un tercerosobrelos mitos,sino quese repar-te simétricamenteen dospolosde aquellamismacuestión: primero«la formadialógica»y, segundo«la formamítica».Queestaperspectivano es accidentalni puramenteintroductoria,comopuedesugerir la ordenaciónde Michelet,noslo muestrayael inicio del citadomanuscrito,en el queHegelcomienzasus lec-cionesafirmandoque,en la obrade Platón, «forma y contenidoson de igualatrayenteimportancia»«.

Estees.asípues,el puntode partiday el horizontede conjuntode su inter-pretaciónde Platón.Resultadecisivoadvertirloparapodercomprenderla polé-mica implícita a lo largo de todoel texto conotras interpretacionesqueHegelestimainadecuadas.De hecho,en esaafirmación de la simétricaimportanciade ambosaspectosde la escrituraplatónicano nosencontramostan sólo con

« Hegel. Vorlesungen Uber Platon. ed. cit., p. 65: «Form ond inhalt sind von gleich an,iehenderWichtigkci t.>.

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unaconstataciónde la conocidatesishegelianade la unidadintrínsecade for-ma y contenido,sino sobretodoconla advertenciade queel atractivodela for-ma del diálogo platónicopuedeserfuentede equívoco;y por ello Hegel,en suesfuerzopor desvelarla auténticaforma dialécticadel platonismo,se ve preci-sadoentonces,en estecaso,acuestionarde entradaaquellaunidad.Así, la lec-tura hegelianade Platón comienzaen estasleccionespracticandocierta vio-lencia interpretativa al separar forma y contenido de ese pensaníiento,justamentepara poderluego acercarloa lospropiosplanteamientos.

De ahí suconsideraciónpreliminarde que,puestoque «el mito es siempreunaexposiciónquese sirve de modose imágenessensibles,aderezadasparalarepresentación,no para el pensamiento».y puestoque,como incluso llega adecira renglón seguido,el mito supone«unaimpotenciadel pensamiento»’,en consecuencia,la forma mítica de los diálogosplatónicossea«unafuentedemalentendidos»’’y, por tanto, resultenecesariodescontardichaforma míticapara clarificar el contenidodel pensamientoplatónico. De lo contrario,opinaHegel, se suscitandos clasesde errores: o bien se encuentrademasiadoen lafilosofía platónica,como es el casode los neoplatónicos,que alegorizansusmitos convirtiéndolosen filosofemas;o bien se encuentrademasiadopoco,como los modernos,que la reducena dicho contenido mítico desprovistodevalor conceptual.Nóteseademásque, en el fondo, Hegel está polemizandoaquí tanto con el extremadoracionalismode unaversiónilustrada,cuantoconel extremadoirracionalismode una versión románticade Platón. En suma,Hegelcritica el quelos intérpretesmodernostiendana considerardirectamen-te como filosofía lo quePlatónexpresaa vecesen forma dialogada,por vía derepresentacióny de un modo mítico. Frentea éstos,él depurael contenidoespeculativode diálogoscomo Menón, Repúblicao Fedro y observaasí, porejemplo,que «cuandoPlatón habladel aprendercomo una reminiscencia,nopresuponecon ello unaexistenciapreviaanterioral nacimiento»”;o quecuan-do hablade las ideas,tampocolas entiendecomorealidadesindependientes.Laedición de Michelet glosaestepuntoen los siguientestérminos:

Con las ideas,Platónpusoal descubiertoel mundointelectual,perosin veren él un mundosituadomás allá de la realidad,en el cielo, en otro lugar (...),

sin colocarlo—metafísicamente—detrásde la naturaleza.La esenciade la teo-ría de las ideasha debuscarse,por tanto,en la concepciónde quelo verdade-ro no es lo queexisteparanuestrossentidos,sino queel verdaderoy uníco serdel mundoestáen lo determinadode suyo,en lo universalen y parasí’5.

Tras esta declaración,sintomáticamente,Hegel vuelve a enumerardosposiblestergiversacionesde las ideasplatónicas.La primeraconsisteen,o bientomarlascomo algo puramenteformal, o bien convertirlas«si no precisamen-te en cosas,por lo menosen una especiede esenciastrascendentessituadas

¡bid?, p. 7 i¡6 Ibid.. p. 70.

¡bici. p.?l.MW. XIX, 39-40;cd. cast.. fi. 160

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muy lejos de nosotros»;la segundatergiversación—y Hegel tambiénpiensaaquíen la idearegulativakantiana—«consiste,no en situarlasfuerade nuestraconciencia,sino en considerarlascomo idealesnecesariosparanuestrarazón,perocuyosproductosni tienenrealidadahorani puedenllegaraadquirirlanun-ca»‘¼Está claroquéposeenen común todasesasdenominadastergiversacio-nesde Platón: ven en su filosofía la proclamaciónde algún tipo de trascenden-cia inalcanzabley, en esesentido,la proclamaciónmetafísicade un trasmundo.Peroel dualismometafísico,esoque Nietzscheidentificó precisamentecomoplatonismo,sólo es aquíparaHegelel resultadode unacomprensiónmítica, noespeculativa,de la ideaplatónica.

Estoes lo primero que llama poderosamentela atenciónen las leectoneshegelianassobrePlatón: queson unalecturano dualistade Platón. Y a partirde estalecturano dualista,parececomo si el restode la exposiciónseempe-ñara en hegelianizarlos contenidosde la filosofía platónica.Mencionaremosmuy brevementeaquelloscontenidosque sonobjeto preferentede la atenciónde Hegel. Porejemplo,el famosomito de la caverna.Esteesdescritocomountránsitode la concienciasensiblea lo suprasensibleen términos de elevaciónde la concienciaa autoconcienciamediantela contemplaciónde lo qi~ees parasi (dondeHegeltraducecomo «fflr sich>~, «parasí>~. el kath’ausódel texto pla-tónico del libro quinto de La Repúblicaque rezaasí: «¿noson muy rarosloshombrescapacesde elevarsepor sí mismos a lo bello y contemplarloparasi?»).O también,por ejemplo,segúnaludimosanteriormente,queel aprenderseaun recordarposeeentoncesun sentidoespeculativo,relativo a la esenciadel conocery no a la cuestiónempíricade cómo se adquierenlos conocimien-tos. A propósitode esto,Hegel dice literalmenteque la de recuerda «es unaexpresióninapropiada,porquealudea la reproducciónde una representaciónque se ha tenido ya en otro tiempo; pero Frinnerung poseeademásotro senti-do, quele da suetimología: el de hacerse-algo-interior,el de adentrarse-en-sí-mismo; y éstees el profundosentidopensantede la palabra>?’,empleadoasi-mismo por Platón.Lo quePlatónvendríapuesa expresarconesametáfóradelrecuerdo,es que la representacióndel procesodel aprendizajecomouna ope-ración mecánicade incorporaciónde datosexternosen que el alma aparececomolabula rosaresultaalgoinadecuadoa la naturalezadel espíritu,porcuan-to el almaya esen si mismalo que estállamadaa ser parasi, de maneraquesu aprenderesta verdad, su Erkennen,constituye un proceso inmanentedeautodespliegue.Por tanto, la representaciónmítica de la anámnesisexpresaríaaquelseren si del espíritubajo la forma de un serantesen el tiempo.

Pero a su vez—y éstees un aspectodecisivode la exégesishegelianaqueVieillard Baronse encargatambiénde subrayar--el almano habríasidopensa-dapor Platóncomo unasustanciaaparte,sino como trasuntode la ideamismaen su ya señaladosentidoespeculativo.Vinculando esainterpretaciónde la

Ibid., p. 41; cd. cast..p. 61,Vorle sungeu> aher Pías oti, p. 79.

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anámnesiscon el tratamientode la inmortalidaddel alma en el Fedro, el diá-logo en el quese centraademássu disquisiciónsobrela teoríaplatónicadeleros,Hegelrealiza,frentea la tradicióncartesiana,unadesustancializacióndelconceptode alma.En el manuscritoGriesheimleemos:«Cuandohablamosdela inmortalidaddel alma, tenemoscomúny ordinariamentela representación

del almacomounacosafísica queestáantenosotrosy queposeeatributos,unacosadotadade todasuertede atributos. Entreéstosse halla el pensar,el cuales determinadoasí como unacosa,como si pudieraperecery cesar (...) ParaPlatón,en cambio,la inmortalidaddel almadependedirectamentedel hechodequeel almaes de suyolo pensante;de modoqueel pensarno esun atributo delalma, (...) sino su sustancia»”.Sustancia,claroestá,quea su vez essujetoentanto queautodesenvolvimientode la idea, razón por la cual Hegel insisteenqueel gran aciertode Platón radicaen habercaracterizadoesealmaquees elpensarcomo un Selbstbewegung,deduciendode dicho automovimientosucaracterimperecedero.En esesentidopodemosdecirqueel almacomo pensa-miento.el seren y parasí—tóóntosón. traduceHegel—serialo inmortal;comounida a unamateriaseríalo mortal,porque—como siguediciendoel manuscri-to— los antiguospartendedoselementosabstractos(zwei Abstrakta),el alma yla materia,y la unión sólo la expresanen la formade unacaídadel alma; perola vida inmortal de Dios (estoes.del lógos,del pensareidéticoo especulativo)consisteen la unión inseparablede almay cuerpo.Y añadepor último: «Estaes unagran definición de Dios, una gran idea, quepor lo demásno es sino ladefinición de los tiemposmodernos:la identidadde objetividad y subjetividad,la inseparabilidadde lo ideal y lo real, del almay del cuerpo»”.

Como puedeobservarse,junto a estadesubstancializaciónde la noción dealma—posibilitadapor el hechode equipararontológicamente,tambiénen Pla-tón, sery pensar—Hegel llevaacaboal mismotiempo unaasituilacióndel ide-alismo platónicoa su propiaconcepcióndel idealismo. Poreso,al término deestecapítulode susLeccionesquevienetrasel dedicadoa lacuestiónde la for-ma del saberplatónicoy amodode resumen,vuelveaespecificarlo siguiente:en primerlugar, queno sehadeconcebirla ideaplatónicacon]olas ideasinna-tas,como sí se tratasede pensamientosya en partefijados de antemano;y ensegundolugar,que«no sedebeconcebirel idealismode Platóncomo un idea-lismo subjetivo, como ese idealismomalo que ciertamentese presentaen lostiemposmodernos,comosi el hombrenadaaprendiese.como si no fuesedeter-minado exteriormente,sino quetodas las representacionesfuesenproducidaspor el sujeto»’>.

Sólo una vez superadasestasincomprensiones,que derivande una inad-vertenciadel sentido puramenterepresentacionaltanto de la forma míticacomo de la propia formadialogadade los textosplatónicos,puedeaccedersea

Ibid., p. St).

¡bid?. p. 82.

Ibid., pp. 83-84.

Hegel: una interpretación del platonismo 135

unacorrectaconsideracióndel contenidode su filosofía y en particularde sudialéctica,a la cual estádedicadala primerapartedel último capítulode estasleccionessobrePlatón. Hegeldivide eseúltimo capítulo,y con él el contenidode la filosofía platónica,en trespartes: lógica, filosofía de la naturalezay filo-sofía del espíritu. Como ha observadoVieillard Baron, aunqueestadivisióncorrespondea la estructuracióndel propio sistemahegelianoen la Enciclope-dia, no hay que ver en ello unaordenacióninteresada,puestoquese trataasi-mistnode la habitual distinciónentredialéctica,física y moral queseencuen-tra ya en comentaristasde la antiguedad.En el apartadodedicadoa la filosofíade la naturaleza.Hegelexaminafundamentalmenteel Timeo, mientrasque enlapartededicadaa la filosofía del espírituseocupapor enterode la concepcióndel estadoideal en La República.Mas,como decimos,es sobretodoen la pri-merapartedonde,equiparandológica y dialéctica,seencargade desentrañarlaauténtica forma especulativade la dialécticaplatónica. Comienzaahí justa-menteobservandocómo,desdela limitada ópticade la Vor’uellung, la dialéc-tica poseeúnicamentecomo finalidad la de embrollary disolver las represen-tacionesfinitas —como hacen los sofistas— llegando siempre a un resultadopuramentenegativo,quees el queparecedominanteal término delos diálogos«socráticos».Ya hemosvisto, sin embargo,quecuandomenosestadialécticatieneademásla igualmentesocráticaintenciónde traerantela concienciarefle-xiva lo quehay de universalen el hombre.Peroestosdos aspectosde la dia-léctica queconsistenen disolver lo particular paraproducirasílo universalnoconstituyenaún,ajuicio de Hegel,su verdaderaforma. En su sentidosuperior,la dialécticaconsisteen seguirdeterminandoesealgo universalen sí mismo yes así,comodialécticaespeculativa,comola dialécticano terminaen un resul-tado negativo,sino que revela la unificación de las contradiccionesque hansido destruida<’.

Estoes lo que permitenadvertir aquellosdiálogosplatónicosque,al decirde Hegel, versansobreel pensamientopuro,esto es,Sofista,Filebo y, sobretodo, ésequeél denomina«la más famosaobramaestrade la dialécticaplató-nica»’5, el Parménides.En un ensayotitulado «Hegely la dialécticade los filó-sofosgriegos»,Gadamerhadestacadocon razónel papelde Hegelcomodes-cubridor de estos diálogos platónicos propiamenteespeculativos,«que noexistían en absolutopara la concienciafilosóficadel siglo XVIII y solamentegraciasa él fueron reconocidoscomo el auténticonúcleode la filosofía plató-nica por todoel períodosubsiguiente»’5.

Remitiéndoseen concretoal pasajedel Parménidesquereivindicala con-venienciadel ejerciciodialéctico, Hegel entiendeque de lo que aquí se trata

‘4 Ibid., p. 88: «Dic [Dialektik in diescr h¿iberen Bestimmung si dic eigentliche Platon¡sche. So stdic Dialcktik a¡s spekulativ, nicht mil einem negañven Resultaí endigend; sondern sic seigí dic Verei-nigong der Cegensáízc toP dic sich vernichíet haben. Hier fangí das Par den Verstand Schwerige an>,

‘5 Ibi¿L, p. 96.5 li-U. Cadamer, «Hegel y la dialéctica de los filósolos griegos», en La dialéctica de Hegel. Cin-

-o ensayos ber,aenéu¡ico.s, Madrid. Cátedra, 1979,p. 13.

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es del movimiento de los conceptospuros en virtud del cual se realizala con-versióndeunaposicióndadaen su contraria.Tal seriaen efectola conclusióndel diálogo,queen la paráfrasisquehaceHegeldel pasaje166e,rezaríamáso menosasí: «Tantosi el Uno escomosi no es, él mismoy las otrasideas(lii.los Otros): reposo,movimiento,nacery perecer,tanto para si mismos comocon respectoa los otros,todo estoes y a un tiempono es.parecey no pare-ce»”. Pero leyendo ademásel Parménidesen continuidad con el Sofista,Hegel consideraque estadialécticano concluyecon una puradisolución deesasfijas presuposicionesen una contradiccióninsoluble:sino quea su vez lamismaoposiciónentreel sery el no serse revelacomo abstractay se resuel-ve en lo que su Differenz.schri/?nombracomo «identidadde la identidady lano-identidad».Algunos autore«han criticado la versión que da Hegel deestasensenanzasdel Sofista.al forzarsu reconocimientode la unidad de mis-midad y alteridadcomo relativa a un mismo respectoy, por tanto,conculca-dora del principio de contradicción.Seao no sostenibledicha crítica, seacorrecta o no esa lectura que Hegel hace de Platón, lo cierto es que,comoexpresamentemanifiestael manuscritode von Griesheiín,Hegel estimaque.bajo estaforma superior, la dialéctica platónicano sólo pretendedisolverelrígido conceptoeleáticode ser, sino también lo queél llama ahí la dialécticaordinariay «raciocinante»(rásonierende).Lo quecon ello se cuestionaes lavalidezde la estructurajudicativa de sujetoy predicado,estoes,la validezdela estructuraproposicionaldel entendimientoparaexpresarverdadesespecu-lativas; puesto que en ella se pone al sujetocomo a un fundamentofijo,haciendode susdeterminacionesalgo exterior sin que puedallegar a expíe-sarseentoncesel automovimientodel concepto,por el cual no sólo se alcan-za la universalidaddel pensamiento,sino queen ella se reconocea sí mismala propiasubjetividad.

Y es tambiénpor esopor lo queHegel señalaen ocasioneslas insuficien-cíasdel métododialécticopracticadopor Platón. ya queéstepartede «propo-sicionesdadas»(comoy. g. «lo Uno es»en Parménides).Dehecho,si la movi-lidad de la dialéctica platónica encuentraalgún límite en su cometido dederivar la necesidadde unasposicionesa partir de otras,ello se debe,segúnHegel, a que tras la elevaciónde las distintasdeterminacionesparticularesauniversalidad,aúnrestala tareaespecíficamentemodernade reconoceren esauniversalidadla subjetividadconscientede sí. Ahí residiríaen última instanciael limite que haceque tambiénen la filosofía platónicacl saberpermanezcaaúninmersoenla sustancia;lo cual, por otra parte.no restaun ápicea la impor-tanciacapital que,como acabamosde veí, le ha concedidoHegel en sus lec-c¡onesberlinesassobreHistoria de la Filosofía.

«Das Fine ist und ¡st nichí. es sowohl scibst ais auch dic anderen Ideen. Ruhc, Bcweguog. Enis-teben. Vergehen. usí., sowohl ffir sicb seibst ais in Be-ziehong auP Anderes, dass dics Alíes dorchaussowohl si aL n chi si, erscheint und nicht erseheiní» (o. c-, 98).

Así K. L. W. Heyder, K,-itiscl,e I)arsteílung ¿lcr Aris¡otelischen und Hegelsehen Día/eL/it,Eriangen, 1845.

Hegel: una interpretacióndelplatonismo 137

III

Una vezexaminadaslas peculiaridadesde estainterpretaciónde Platón,el principal interroganteque seplanteaes el de si Hegel seha limitado ahí,en efecto, a proyectarsuspropiasposicionesfilosóficas, tal como éstasseexponena partir de la Fenomenologíadel espíritu; o si ha podido ser masbien unalectura previade Platónla queha configuradoel carácterdialécticode su propia filosofía de madurez.Es con vistasa respondera dichacuestióncomo cobraespecialinterésel manuscritode von Griesheimy la yaseñaladapreeminenciaque poseeen él la cuestión de la forma del saberplatónico.Ahorabien,yaadvertimosantesque,desafortunadamente,el quepodíahabersido un documentodecisivo para dilucidar la cuestión,aquel cuadernodeapuntesde Hegeldel cursosobrePlatónimpartidoen Jenaentre1805 y 1806,es decir, en plena épocade gestaciónde la Fenomenología,y que, segúntodos los indicios, debíacontenerya las directricesde su posteriorinterpre-tación del platonismo,seha perdido. Hay sin embargoun pequeñoopúsculohegeliano,de apenastres añosantesal citadocurso,que nospermiterecons-truir un muy interesantey reveladoraspectodel tratamientode Platón porpartedel Hegel jenense.Nos referimosal trabajo publicadoen el segundofascículodel Kritischesiournal con el título de «Relacióndel escepticismocon la filosofía. Exposición de susdiversasmodificacionesy comparacióndel másmodernocon el antiguo»?s.Ahí Hegeldiscutea fondo las tesisde laCrítica de la filoso/la teorética(1 SOl) deG. E. Sehulzesobrela basede unacontraposiciónentreestamodalidaddel escepticismomoderno,queen efec-to sólo implica una posicióncrítica ante la llamadafilosofía teorética,perono anteel ámbitode las sensacionesni de las ciencias,y el escepticismoanti-guo.que comportabaunaactitud radical de puestaen suspensoo epojétantode las certidumbresde la percepciónsensibley la opinión común como delentendimiento.

Más concretamente,Hegel reprochaa Sehulzesugroseraconcepciónde lafilosofía teoréticacomo «cienciadelas causasprimerasy másincondicionadasde todo lo condicionado,de cuyaefectivarealidad tenemosademáscerteza»’>.Hegel. por supuesto,no dejade mostrarsu asombroantedicha«certezade locondicionadopreviaa la filosofía»; peroapartede estoobjetaademásaSehul-ze el que aún conciba esascausasprimerase incondicionadascomo cosas:cuino cosasqueseencuentranfueray por encimade nuestraconciencia,y queexistenabsolutamentecontrapuestasa ella; ya quede estemodola filosofía nosobrepasaen ningúnmomentola conciencia,antesal contrario,quedaatenida

Verhñ/¿nix des Skepfiz.ismu.s zar Phi/osophie. Dars¿e/Iung seiner eersc.hiedenen Modifikatíonen,aoci Vc- glewíu,ng cIes o caes/en un it den ahí-u, en Kritisc:he,v It,,, uní cler Pbi/oscupli ¡e, Ersten Bandes,zweytes Stdck. Ttibingcn, Cotta. 18(12, Chamos en adelante este texto por IiW, vol. 2: Jenaer SchrifVten 18W—ISP?.

MW. 2. p. 219.«die theoretische Philosophie st dic Wissenschalt ¿lcr obersten uncí anbeding-tes/eui (1,-sache,, a//es Bedin,~ten, von dessen Witkhie/d<ei¿ n’ir .sons¿ Gc-,vi,vslwií haben».

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a los llamados «hechosde conciencia»(Tatsacbendes Bewusstse¿ns)cornoúnicarealidadevidentede suyo.Lo queconello se le escapaa Schulze.segúnHegel,no es solamenteel sentidodel escepticismo,sino el conceptotnismo delo que es una filosofía, al no habersido capazde entenderqueel verdaderoescepticismoconstituyeunaíntima unidadcon todaauténticafilosofía, la cual—escribeHegel—«poseea la veznecesariamenteun ladonegativoquesc vuel-ve contratodo lo limitado y, por ello, tanto contrael montónde hechosde con-ciencia y su indiscutible certezacomo contra los miopes conceptosde esasgrandiosasdoctrinasqueel Sr. Schulzeconsiderainaccesiblesa un escepticis-mo racional,y contratodo esesuelode finitud enel queestemodernoescepti-cismotiene su esenciay su verdad»3’.

En este precisopunto, Hegel alude a los llamados diez tropos o modoscomúnesdel escepticismoantiguocomopruebade queésteno se dirigía con-tra la filosofía, sino contrael sentidocomúnquese aferra a lo dado,al hecho.como a algo cierto, seguroy eterno,tal como Sehulzeseaferraa sus«hechosde conciencia»;pues—segúnleemosahí— «ni unode esostroposconcicínea larazon(Vernunfi)y a suconocimiento,sino quetodos lo hacenpor enterosóloa lo finito y al conocimientode lo finito, al entendimiento( Vcrstand)»’.Deahíqueel verdaderoescepticismohayainclusode serconsideradocomo el primerestadioen la ruta haciala filosofía,cuyo comienzohadeser,comodice Hegel.el avancepor encimade la verdadque ofrece la concienciacomún y el vis-lumbrede una verdadsuperior

Pero ahora no interesa tanto este aspectocritico del escrito hegeliano.directamentedirigido contraSehulze,cuantoel inesperadoal tiempoqueescla-recedorejemplodel verdaderoescepticismoantiguoqueaduceHegel. interro-gandoretóricamente:«¿Quédocumentoy qué sistemamáscompletoy de porsí consistentedcl auténticoescepticismopodríamoshallar queel Parménidesen la lilosofía platónica,cíuc abarcay destruyetodo el ámbito de esesaberbasadoen conceptosdel entendimiento?Este escepticismoplatónico no seconsumeen un dudarde estasverdadesdel entendimiento.el cual conocelascosascomodiversas(...). sino en un completonegartodaverdadde semejanteconocimiento.Este escepticismo—concluye Hegel— es el lado negativo delconocimiento de lo absoluloy presuponeinmediatamentela razón como sulado positivo»3.

El texto evidenciahastaqué puntoestáya prefiguradaaquí la interpreta-ción del Parménidesque.como hemosvisto, desarrollaránposteriornientelasleccionesberlinesassobrehistoria de la filosofía. Hegel se apoyafundamen-talmenteen SextoEmpírico paraestainterpretaciónescépticadel platonismo,mostrandoademásqtte la conscienciacíeestarelacionentreescepticismoy pla-tonismo estuvomuy desarrolladaen la antiguedad;pero sobretodo, frente a

Ibid. pp. 227-22S.lb/di. p. 24<).¡bicI.. p. 228.

Hegel: una interpretación del platonismo 139

consideracionescoetáneasdel Parménidescomo la de Dietrieh Tiedemann4,quien sólo veíaen ella unaobraconfusay llena desofismas,siguea MarsilioFiemoen su estimaciónde que,lejosde sermeramenteuna obranegativa,elParménidespreparael accesoal conocimientopositivo de lo absoluto—o, talcomo dijera el propio Fiemo, alberga«los secretosde unaobrasagrada».Y porcierto quees en esemismosentidoteológico-especulativoen el queHegelven-drá justamentea caracterizarlaal final del Prólogode la Fenomenologíacuan-do se refiera a ella, literalmente,como «la expresiónpositiva de la vida di-vin a»’>.

Así pues,no sólo nos encontramosya aquí. via neoplatónica,con el sor-prendentemotivo teórico, que luego reapareceráen las leccionesberlinesassobrehistoria de la filosofía, de un pensamientode lo divino en Platón,antici-po de la gran ideamodernade Dios como cumplimientode la subjeto-objeti-vidad. Ademásde ello, esteescritodel Hegeljenenseexpresaya con todacla-ridad la idea de queel sentidodel ejerciciodialécticode quehablaahí Platónconsistepropiamenteen esadimensiónnegativadel verdaderoescepticismofilosófico; esdecir: en unaluchacontrael dogmatismodel sentidocomún,elcual pone como absolutoalgofinito afectadopor unaoposiciónquetoma porinsoluble, tal como toma sus predicadospor definitivamenteverdaderos,sinpreguníarsetampocosi la forma del juicio es la más adecuadapara exponerverdadesespeculativas.El dogmatismoconsisteasí, efectivamente,en pensarquelo verdaderopuedequedarfijado y expresadoen unaproposicióndetermi-nada.como si se tratasede un resultadodefinitivo o quellegara a sabersesin

‘6mediacion

Porel contrario,el pensarespeculativoreconocequelo negativoes a la vez(zagleich)positivo o, dichode otro modo,quelo contradictoriono se resuelveen unanadaabstracta,sinoen unanadao ¡¡egacióndeterminada,la cual inclu-ye por tanto un nuevocontenidoquehade serdesplegado”.A estedespliegue,queconstituyecabalmenteun movimientodel escepticismoconsumándose,esa lo que el Hegel de madurezva a denominardialéctica.Como ha destacadoKlaus Dñsingen un artículodedicadoprecisamentea la significacióndcl anti-gun escepticismoparala críticahegelianade la certezasensible,«Hegelplan-Icó pílmero su método,estoes, la dialéctica,como método de la lógica, con-cebido entoncespor él como un escepticismocientífico y, en esa mismamedida,como unaintroducciónsistemáticaa la metafísica,o sea,al verdaderoconocimientode lo absoluto»’8.Cabríaañadiral certerocomentariode Dúsing,

I)í¿,logornrn Píaanis A‘¡amento exposí/a el illusí rata fi 786) vol. 1 2 de la P/aton ix phi/osopbiqude ex/ant graece ad editi¿,neun Henrimí Stephani ¿iccnr¿ute evpressa, texto greco-latino con trad. deM. Ficino. 7weibrticken, i78l-l786.

MW. iii, p. 66.CL Ph¿lG, MW. Iii, p. 41.CIr. PhdG, Ibirl., pp. 73-4 y WdI., Intr,i)iising, K., «Dic Bedeutong des antiken .Skepti¡ismus PR Hegeis Kritik der sinnliehen Uewiss-

hcit», cn ¡ icgcl-Studicn. 8, p. 130.

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conformea lo queacabamosde comprobar,queha sido bajoel signode Pla-tón como Hegelha llegadoaesclarecerel sentidode esaíntima conexiónentreescepticismoy dialéctica que le ha llevado a configurar ésta como métodoespeculativo.Esaes ademásunade las razonespor las queen Hegella dialéc-tica no nombratanto un ~<método»,en el sentidodel racionalismoprecedente,cuantoun examendinámicode ¡ano-verdadde las determinacionesabstractas.Su intentode ir másalládel kantismo,en unadireccióndistintaa la del Yo pos-tulado como principio por partedel idealismosubjetivode Fichte.se muestraaquísolidario con un aprovechamientode la dialéctica,en principio comoejer-ciclo propedéuticode epojédel entendimientoy por tanto de críticade las filo-sofias de la reflexión; peroquemástarde,en la Cienciade la lógica, será pen-sadopositivamentecomo esemovimientode las purasdeterminacionesde lareflexión que constituyela «lógicade la esencia».En cualquiercaso,ya aquí.inclusoesemomentonegativode la dialécticaen quela razóndiscuteconsigomtsmasuponeel queesadiscusióno puestaen suspensono seplanteadesdelaconsistenciainalteradade unainstanciasubjetivao un principio formal abs-tracto, como en Fichte o como en el dogmatismoen general.La dialécticaesjustamentecuestionamientode esosprincipios y es alteraciónde esasubjetivi-daden el procesomismo de discusiónde susordenessustantivos,y por tantoadelantaya aquí la ideade queel absolutoha de seraprehendidono sólo comosustancía,sino tambiéncomo sujeto.estoes,como devenirde sí mismo en sucontrario.

En definitiva: los cimientosde aquelcamino de duday desesperación,deaquel movimiento dcl escepticismoconsumándosecon que el propio Hegeldescribeel cursoexperiencialde las figurasde la concienciaen la Fenómeno-logw, han sido así establecidosenestrecharelacióncon unalecturadel plato-nísmoquedestacaya la potenciaafirmadorade la negatividaddialéctica.Pue-de concluirse.por tanto, por lo que respeetaa este penúltimo tramo dc laexposición,queel análisisde esapeculiarconsideraciónde Platóncomoescép-tico por partedel Hegel jenesedemuestra:primero. el vínculo de la dialécticaplatónicacon el planteamientode la fenomenología:y, segundo,que.al menosya desdeestadapa,a la basedel interésdeHegelpor Platónha estadopresen-te la cuestiónde la formadel saberdialéctico—visto aquí,en su facetanegati-va, como críticade la proposicióndel entendimiento.Y aunqueen el articulosobre el escepticismoHegel empleaaún la expresión«verníinftigerSatz», osea. proposiciónde la razón,como opuestaa aquella~<verstándigerSatz», noobstante,su sentidocorrespondeya prácticamentepor enteroal de la doctrinade la proposiciónespeculativaexpuestaen el Prólogode la Fenomenologíadelespíritu,quees el lugardondemásclaramentesepatentizahastaquépuntohapreocupadoya a Hegel duranteel periodode Jenael problemade cuál ha deser la formaen quela verdadfilosóficadebeexponerse.

Un densoy petíetrante estudio de esta doctrina de la proposición especulativa puede leerse enFélix Duque. Hege/. La especrulacióuu de la íuzdí)¡¿-nci¿¡. Baicciona. (iran ca. 1990.

Hegel: una interp re/ación del platonismo 141

Si recapitulamos,pues,aquellosrasgosde la interpretaciónhegelianadePlatónque a lo largo de todo el presenterecorridose nos han ido mostrandocomodecisivos,tenemos,enesencia,lo siguiente:por unaparte,unalecturanodualista del platonismo,aquéllaque ante todo se ha examinadoa partir delmanuscritode las leccionesberlinesasde 1825-26; y, por otra parte,la consi-deraciónde la dialécticacomo un ejerciciode consumadoescepticismoy pues-ta en suspensode las representacionesdel entendimiento,convistasal logro deunacomprensiónespeculativade la unidad de los contrarios,rasgoéstequesobretodo ha sido examinadoen el artículosobreel escepticismo.Uno y otroaspectoconfluyenen última instanciaen el problemade la formadel saberfilo-sófico —o dicho con mayorprecisión,en la cuestiónde cómo rebasarla formadel juicio del entendimiento,queda expresiónal dualismoontológicoen quedesembocatoda filosofía de la reflexión, ya seaen su formakantiana,fichtea-na o jacobiana.

Puesbien: si nosremontamosahoraen el liempohastala épocaen queeljoven Hegel ha comenzadoa esbozaren Frankfurtsusprimerasconcepcionesontológicasde signono dualista,en estrechacercaníaa Hólderlin —por tanto:sí nos acercamosa eseespacioteórico que autorescomo DieterHenrich handadoen llamarel de la Vereinigungsphulosophie”— podremoscomprobar,porúltimo, cómo ya desdeaquelentoncesPlatón hajugadoun destacadopapelenla fm-ja de dichafilosofía de la unificacióny, consiguientemente,en la génesisdel pensarespeculativohegelianoa partirde ella.

Iv

Porrazonesde economíade la exposición,vamosacentraresteúltimo aná-lisis en aquellos fragmentosredactadospor Hegel en Frankfurtentre 1797 y1798,y quese conocencon el título de «Esbozossobrereligión y amor». Porotra parte,puestoquenumerososy recientesestudiossobrela génesisdel ide-alismoalemánhan mostradoyacon bastanteexhaustividadtanto la influenciade 1-lélderlin en la metafísicafrankfurtianadel joven Hegel como,a su vez, lainfluenciade Platónen las propiasconcepcioneshólderlinianas,no nosvamosa deteneren pormenorizaresasdimensionesde la cuestión4’—máximecuandonuestropropósitoes el de mostrarestarelación por vía directa, y no por víaindirecta(lo cual exigiría ademáscomplicar la cosacon referencias,cuandomenos,a Sehiller, cuyo papel mediadoren su recepciónde Platónes igual de

Flenrich, U., Hegel ím Komexí. Frankfurt, Suhrkamp, 1971.Tenemos aquí bien presente, además dci ya mencionado trabajo de Dieter Henrich, el de Chris-

toph Jamme, «Fin angelehr¿es Bu¿h». Dic j’hilosophi.s.he Gerneíns¿hnft zwischen Hñlder/ín amiHegel in Fuankfurt 1791-1800 (Bonn, Bouvier, 983). o las aportaciones de Otto Póggeler y ¡<lausDíising en el volumen colectivo Honuburg von ¿lcr Hobe in ¿lcr ¿íeu¡scben Geistesgeschích¿c, editadopor Ch. mmmc y O. Pdggeler, (Stuttoart, Klett-Cota. 1981). así como el poco comentado pero escia-recedor estudio dc Ocavi Piulats. Antígona >.‘ Platón en eí ¡oven Hegel (Baicciona, Integral, 1989).

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pregnanteen ambos,si bien en Hegel resultamás decisivoparasu pronto ale-jamientodel romanticismo).Sí conviene,en cambio, paracontextualizarade-cuadamentela innovadoradimensión filosófica de esos esbozoshegelianosfrentea susanterioresposicionesde críticahistóricaa la positividadde la reli-gión cristianadesarrolladasen Berna,aclararciertoselementosdel pensamien-to de Hólderlin que Hegelreelaboraen dichos textos.Ante todohay quetenerpresenteque,por aquelentonces,el intentomásdecididode rebasaruna filo-sofíadela reflexión, en lo queéstatienedc concepciónescindidade lo real, loha emprendidoHólderlin, en términosde unatempranacríticaa Fichte. Espre-cisamenteen la solapade suejemplarde la Grundiageder gesarntenWissens-t:hafislehrefichteana(1794)dondeHólderlin redactaen 1795 un apunteensa-yistico, titulado por los editoresJuicio y set; en el que argumenía,contraFichte, la imposibilidadde tomar la autoposicióndel yo como lo absolutamen-te primeroen los siguientestérminos:

Allí dondesujetoy objeto no solo estánunidosde manerapuramentepar—cM, sino queestánunidos de tal maneraque no puedeefectuarseningu-na partición sin dañar la esenciade aquelloque debeserseparado,allí yen ningúnotro lugarpuedehabiarsepuramente de un set: como ocurreenel casode la intuición intelectual.Peroesteser no debeserconfundidocon la identidad.Cuandodigo «yosoy yo», el sujeto(yo) y el objeto t yo) no estánunidos de tal maneraqueninguna sepaíaciónpuedaserefectuadasin dañar la esenciade aquelloquedebeserscpauado:al contrario.el yo sólo es posible por mediode estaseparacióndel Yo respectoal Yo. ¿Cótnopuedodecir ‘¡yo!’ sin autocon-ciencia?Pero,¿cómoes posible la autoconciencia?Es posible porqueinccontrapongoa mí mismo,porqueme separo(le ini mismo,perosin teneren cuentaesaseparaciónme reconozcocorno lo fl]ismo en aquello qtieestacontrapuesto.¿Peroenquémedidacomolo mismo?Puedo,tengoquepreguntarasí, porquedesdeotro puntode vista estácontrapuestoasi mis—mo. Por lo tanto, la identidad no es unaunión del objeto y el sujetoquetuvieralugarpura y simplemente.por lo tanto, la identidadno es igual alser absolutt’.

Para Hólderlin, el serabsoluto,en su esencialunidad,no puedepensarsedesdeel sujetode estaproposiciónde identidad,porqueestesujetoconstituyeyade hechoun miembro separadodentrode dicharelación.Eseseres previo,por tanto, al surgir de la autoconciencia,la cual implica un desdoblamientosujeto-objeto.sólo a partirdel cual se constituyela identidad reflexiva que espropia del Yo fichteano. Ese ser supone,por consiguiente,una unidad pre-reflexiva, no condicionadapor la separacióndesujetoy predicadodesdela quese expresala tesis de identidad del Yo. y sólo en tal medidaresulta eseser

-. Hólderlin. Sd,nI/írheWerke tuuid Briúfr, hrsg. y. (idnter M,eth, Darm’,tadt. WB. 1989, tomo 1.pp. 84(1—841 . Hay traducción, aquí ligeramente modificada. de F. Martines Mar,oa en Iú,v,oy, a,Madrid. Ilipciión, 1976.

Hegel: una interpretacióndel platonismo 143

unbedingt, in-condicionado,o sea,absoluto.Y estoes lo nosinteresarecalcarahora:queHólderlin no sólo señalaaquí la insuficienciadel conceptofichtea-no de un Yo para nombrara eseser absolutounificador, sino la de la propiaestructurapredicativadel Juicio. Apoyándoseen la etimologíade la palabraalemana«Urteil», Hólderlin entiendeel juicio como Ur-Theilung, como «par-tición originaria»o separaciónentresuletoy objeto, quees la quehacesurgirla autoconciencia.El serabsolutoes algooriginariamenteunidofrenteal ámbi-to de la reflexión,quesiempreestableceescisiones,rígidascontraposicionesy,con ellas,la posibilidadde dominio de un elementosobreotro, la posibilidaddedogmatismoo. comotambiénsueledecirHegelen aquellosaños,de positi-vidad. Segúnestacríticaal idealismofichteano, lo únicoque en él cambiaríafrenteal dogmatismorealistaseríael queaquíya no dominael no-yo,sino elprincipio subjetivode la yoidad; peroésteseguiríasiendoal fin y al cabootrointentofracasadode superaraqueldualismo.

Así, en su advertenciade la inadecuaciónentreJuicio y Ser, estetexto deHólderlin anticipaya la posteriorcríticahegelianaa la proposicióndel enten-dimiento, tan cercana,como hemos visto, a toda su interpretaciónde Platón.Perono sólo esto.Pueslejos aúnde formularunadoctrinacomo la de la pro-posiciónespeculativade la Fenomenología,el Hegel frankfurtianosiguetam-bién a Hólderlin en su intento de rebasartodo el ámbito reflexivo de la con-ciencia,en cuantoámbito generadorde escisionessujeto-objeto,mediantelaintuición intelectual de un principio unificador. A eseprincipio unificador, aeseserprevioa la escisión,Hólderlin lo nombraen Hiperión como Naturalezay concibe su manifestacióncomobelleza,en directaremisióna la teoríaplató-nícadel eros. Desdeel nombrede la protagonista,Diótima, hastalas múltiplesrecreacionesdel mito de eroscomo un daimonhijo de Porosy Penía,de abun-dancia e indigencia,que aparecenya en las versionespreviasde la novela,incluidoel FragmentoThalia, sonconstanteslas alusionesen 1-lÉilderlin a diá-logos platónicoscomo Banqueteo Fedro. Ademásde ello, la tesisantidualistadel Hen kaí Pan (que al parecer Lessing habría sostenidoesotéricamente,segúnel reveladortestimoniode .iacobien aquellasCartasal Sr MosesMeo-delssobnsobrela doctrinade Spinoza,detonantedela llamadadisputadel pan-teísmo) es ahoraexpresamentesuscritapor Hólderlin en su Hiperión, en elcontextode las denominadas«conversacionesáticas»,en las quede nuevolosmotivos platónicosy neoplatenicosson recurrentes.De estemodo, el progra-mahólderlinianoexpresadoyadesdelas primeraspáginasdel Hiperión de «seruno con todo lo viviente,de volver, en un feliz olvido de si. al Todode la natu-raleza».cifra la reparacióndel desgarrode la concienciaquees inherentealcumplimientode dicho programaen la intuición estéticadeun absolutoal que,en su interpretación,tambiénapelaríael erosplatónico.

FI joven Hegel. por su parte.insistemenosen la dimensiónestéticade esteser unificador, pero no desatiendeen absolutosu caracterizacióncomo amor;antesal contrario,es éstala queorientaen Frankfu¡t todoel sentidode sunue-va concepciondc la eticidad o Sitílichkcit frente a la Aloralikit kantiana,así

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como su proyectode una nuevareligión capazde superarla positividadde lareligión cristiana.De ahíjustamenteel que estosesbozosfrankfurtianosven-gana serdesignados,en virtud de lo queconstituyesu temáticafundamental,como «Esbozossobrereligión y amor». En ellos no nos encontramosdesdeluego,formuladatan claramentecomoen Hólderlin, con unacríticaa la formadel juicio; perosí en cambiocon el otro aspectodel ensayohólderlinianoquesirve de basea esacrítica, es decir, con el postuladode un serabsolutamenteunificador Y en cualquier casolo que si resultaigualmenteevidentees quepartende unacontroversiaparalelaa la de Hólderlin con todaconcepcióngno-seológicadualista.Dichacontroversiaes precisamentela que lleva por ejem-pío a afirmar a Hegel, al comienzode uno de esosesbozos,que «comprenderes dominar Vivificar a los objetos, en cambio,es convertirlosen dioses»’t Yun poco másadelante,en esemismo pasaje,de modomuy significativo escri-be Hegel,casiparafraseandoel comienzode aqueltexto de 1-Itilderlin queantescitamos:

Ahí dondesujetoy objeto —o ]ibertad y naturaleza—se piensanunidosdemaneratal quenaturalezaeslibertad,quesujetoy objeto no son separa-bles,ahíestálo divino; tal ideal es el objeto de todare]igión. Unadivini-dades sujetoy objeto a la vez; no se puededecirque seasujetocii oposi-cion a objetos t> que tiene objetos.i.>as síntesisteóricasse conviertenen enteramenteobjetivas,en algoquese oponetotalmenteal sujeto<Hegel piensaaquíen Kant y en toda filo-sotíateoréticadel entendimiento>.La actividadprácticadestíuyeel obje-to y esenteramentesubjetiva<alusión a Fichte>; únicamenteen el amorst)inos Lino con el objeto; aquíel objeto no domina ni estádominado.Esteamor,convertidopor la imaginaciónen un ser(Wesen).es la divinidad’’.

Tenemosya aquí la idea de que la imaginación fantaseaacercadel máscierto sentidode eseerosunificador, al tomarsu esenciacornosi fueseotradis-tinta a la del mundo. Porsu parte,también la reflexión mantienela separaciónentrelos dos miembrosde la relación amorosa.La insuficienciaseñaladaporel joven Hegelen estosdos modosderepresentarsela cosacorrespondeasíporenteroa la de las dosversiones,puramenteracionalistao romántica,del plato-nismo que luego criticará en Berlín. Frentea ambosmodosde comprensióndualista. el Hegel frankfurtianoconsideraque en la intuición erótica de losamantesde compartirun único ser sedescubreunadimensiónde lo real quepermanecíaoculta. Peroque todaestaconcepcióndel amorcomo serabsolutounificador dependedirectamenteen el Hegel frankfurtianode una interpreta-ción no dualistade Platón.esolo muestracon muchamayorevidenciaesleotiofragmentoquerezaasí:

» HW, 1 (Frilbe SePu-jIten), p. 242. Hay ed. cast. de J. NI.> Ri palda. Lscrito.s ¿le juven/I.<¿l (41 [S.lYMadrid, FCE. 1978, p. 241,

Idein.

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Si se unifica ahí dondeen la naturalezaprevalecela eternaseparación,sise unifica lo quees incompatible,se producela positividad.Lo así unifi-cado,esteideal,esentoncesalgo objetivo,hay algoen él quenoes sujeto.Al ideal no lo podemosponerfuerade nosotros;si lo pusiéramosseriaunobjeto. Y no lo podemosponerenteramenteen nosotros,ya que entoncesno seriaun ideal45.

Si se recuerdaahora aquel pasajede las lecciones berlinesasen el queHegel denunciabados posiblestergiversacionesde la idea platónica, podrácomprobarsecómo la argumentaciónesparalelaa éstaque aquídirige Hegeltanto contraKant como contraFichte.El textosiguediciendo:

La religión es unacon el amorEl amadono estáopuestoa nosotros,esuno con nuestroser; a vecesnosvernossolamentea nosotrosmismosenél y luego, de rechazo,esalgo diferenlede nosotros:un milagro quenollegamosa comprender.

Y, a renglón seguido,Hegel glosa su propuestade una Vereinigunsphilo-sophie,dondeel amoractúacomoprincipio unificador,con estacitadel Fedroplatónico(25 1 a):

El iniciado, queantesgozabade la visión compietade la bellezaeterna,sesobrecogeinicialmentecuandove un rostrocasi divino quees unabue-na imitación de la bellezao de otraideaincorpórea,y le recorre un estre-mecimientocomo los del principio; luego mira con másatencióny vene-raentoncesal amadocomo a un dios; si no temiera la fama de locura.sacrificaríaanteel amadocomo anteunaefigie, como anteun dios.

Que,como sugiereel texto, la miradamásatentadel amante46descubraenel amado,no ya la mimesisde la belleza,sino el mismo rastrosagradode eseprincipio divino, es lo queinducea Hegel a incorporaren clave no dualista lafilosofíaplatónicaa su propiametafísicafrankfurtianadel amor.Segúnesto,enla intuición eróticade la unión esencialcon lo amadoseda un pensamientonoabstractoni escindido del ideal, dondeéstese muestraa la vez inmanenteytranscendentea lossujetosde la relaciónamorosa:el amanteve al amadocomootro ser,peroal momento,como un milagro, escribeHegel, lo ve como un úni-co serconsigomismo. Deestamanera,no sólo la función mediadoradel erosplatónico se constituye aquí en central —más aún: la peculiaridadde Hegelestribaen hacerde erosa un tiempo fundamentoy mediación.Porél superanlos amantessu ser-separado,abstracto,y reconocensu unidadesencialen una

» Ibid.. p. 244; HEJ. p. 243.» Esta temáticapervive en el Hólderlin de madurez, as~ en el penóltim() verso de Andenken: «y

el amor también fija ojos atentos».Heideggerha procurado esclarecer la esencialidadde esemiraratento en la medida en quelo fija todo al fundanienroen sus Eríliuterangen zu Hiilde,-/ins Dicbtung’(trad. casídel, MI Valverde, Barcelona, Ariel. 1983, p. 154>.

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instanciapreviaa suconstitucióncomosujetos.en la queunificacióny sersonsínonímos.

Abundandoen estalectura no dualista, en otro texto de Frankfurt que seconocecon el titulo de El espíritu del cristianismo y sudestinocomentaHegelque «Platón.para representaral espíritu,es decir, lo divino fuera de su limita-ción, por un lado, y la comunidadde lo limitado con lo viviente, por el otro,separalo quees vida purade lo limitado medianteunadiferenciaen el tiempo:representaasí los espírituspuroscomo si hubieranvivido por enteroen la con-templación de lo divino y luego en la vida terrenalsólo existierancon la con-cienciaoscurecidade aquello»”.A la luz de eslasconsideraciones,todoel frag-mento titulado Dic Liebe, redactadoentrefinales dc 1797 y principios dc 1799,cobraunanuevadimensiónquelo emparentacon aquellainterpretaciónno míti-cade la anómnesisdel Hegelberlinés(Dehecho,ya estodo un indicio de la pro-ximidad del diálogo platónicoel que Hegelhableahí de amantey amadot.

Lo que l(>s amantesrecuerdanen el otro no es,por tanto, unavida preexis-tente en un mundomítico de las ideassituadomásallá, sino su unidadprimor-dial en cuantoseresvivientes.La reminiscenciapropiciadapor eroses la deaquelloque existecomo previo a k escisiónde sujetoy objeto. Eso previo atodo juicio, a toda Ur—tbeilung, a todapartición o separaciónrespectodel ori-gen es, parael Hegel frankfurtiano, la totalidad concordantede la Vida en sucarácterde unidadautogenerada.El impulsoreunificadorde erostiendea reba-sar esasdos abstraccionesque son cuerpoy espíritu, y posibilita así que elamantereconozcaen el amadoa esamismatotalidad viviente, reproduciendode estemodoa nivel intersubjetivolo queen su generalidadmuestrael proce-so dialécticode la vida, un procesoque,como Hegel explicaahí. partede launion no—desarrolladay sigue el cursode las oposicionespro(lucidaspor lareflexión «hastaqueel amorcanecíala reflexión en unaausenciacompletadeobjetividades,quitándolea lo opuestotodo su carácterajenos>”’.

HW. 1. p. 386: clx ¡dEi, p. 357.ti n iRiso a proposi lo tic esí e Iragí nento. En la llíeo,ie VVt: rkaí,sgabe de Nlol ¿len la.,ucí y Miche1

aparece i n títecli atamenie cíespcíés del pasaje que acabam >5 dc Comentar, por taní o. cíe ntro del conj un-lo cíe los dcníiíaiííados «Esbozos sobre reí ición y ssoíor,>. En su edie lón cíe los Esí iii, ,s le Joven¡ íd deHegel. 1. M .‘ Ripal da lo separa de éstos y lo iitula «El a mor y la piopedatí ». ¿lii 1 ve,. clii eco tic lapo ¿ni ca de Luis íes Coni ra la denominación de estos textos hegel ianos como Es¿ ritos te¿ilógis ox deji, ‘en itíd pí ir parte de su priinc r cdi br. Ilerolan u Noh 1. así c ¡ tít dcl tite nio al iernali ‘o cíe propí o

.uisde s de III osírar la central idad dc las precie itpie ‘tilleS eCOil(inl Cas y pol it cas en el ~itíveil 1 lege 1? 1—>,ci crí~> es cítie Ii ay razones> fi tiVg cas para el pioceder edilo rial de R ipal cia, sc esto que la versioíl deri —

it iva de ese texto es ptísteri or al re sto. concretamente, dc ciioñoliny icríl o de 1 798—99; pero s< o pri1 te—

1-a vers i da 1; í -ecitícía 1 lege 1 cii las iíí isolas lee h;ís q‘¡e tícíoclíos esbíizí is sobre religión y amí.ír. Por 1 odeíííás. la alíernativa catre ti icológico pcirqcíc es pcíiíiico y~ viceversa, tal como Michel lhetinisseíí hadc:(ci ídidi> a pr>ipós itt> del 1 lege 1 dc nl adore, e ti su Jbgcl.s tú/u re ¿it,, ítbso/t,teti Chist ¿tís tli,olíi giS —

hir-~io/í.vtisí -lis-u- Tít íktíds (Herí fil, (le Oru sic’, 1 98 1 y ¡ o cío e por huíni desea¡líos recaíetír más h e u esqí Le la sí llera veis dii ticí te xIt’ sc rgc cii el111 liii o ¡ciad di í-eci;í eoíí 1;> s cciiisicíerae iones precedeiítes, y

e cii este caso 1 ;í aparición dci te‘lía tic la propicd ;íd coilio eletílenio de pos it i viciad q uc iii terticre 1it’ tic ación cntre los amantes nace. cli el sc no de preocripacitítíes dcclaradaiííe ííte ci otológicas.

Ibid. p. 246; ¡dEi. p. 263.

Hegel: una interpretacióndel platonismo 147

Estees, en suma, el primer claro esbozode unaconcepcióndialécticaenHegel. Por lo demás,como es sab¡do,Hegel desestimarábien pronto la mme-diatez de esta unificación, pasandoa considerarque la contradicciónno sesuperatotalmenteen lo absoluto5’.La sustituciónde la categoríade Vida por lade Espíritutraeráconsigola de la dialécticaentresujetosde amorpor unadia-lécticaentresujetosde poder,la famosadialécticadel amo y del esclavo,comovía de alumbramientodel espíritu. Peroen cualquiercaso, lo que ahoranosinteresabay creemoshabermostradosuficientementees hastaquépuntoesteprimeresbozohegelianode unadialécticade la vida resultadeudor, también,de unasingularlecturade Platón.

En conclusión: ahorapuedeentendersemejor por qué en sus Leccionessobrela historia de la filosofía el Hegelde madurez,contraviniendosu consi-deraciónesencialde queforma y contenidode un pensamientoconstituyendeconsunosu verdad,se ha vistoprecisado,en el casode Platón, acomenzardes-lindandodrásticamenteforma míticay contenidoespeculativo.Dossonlascla-vesfundamentalesrastreadasa lo largo del presentetrabajoy quea nuestrojui-cio permitenexplicaresto:unanos la ha proporcionadoel escritode la épocade Jenasobrela relación entreel escepticismoy la filosofía, en el que Hegelha consideradola dialécticaplatónica del Parménidescomo una forma másdepuradade escepticismoque no concluyeen un resultadopuramentenegati-vo, síno queseconsumaen una verdadespeculativasuperiorLa otra pistanosla ha proporcionadoun aspectoderivadode la influencia de Hólderlin en eljoven Hegel, esto es: la críticade la filosofía de la reflexión en generaly, enparticular,de la formadel Juicio (o, segúndirá Hegelmástarde,de la proposi-ción del entendimiento),como baseparasu concepcióndel amorcomoabso-luto serunificador.La conjugaciónde ambasclavespermitecomprendermejorpor qué la lectura no dualista del platonismoque Hegel ha llevado acaboyadesdela épocade Frankfurt,en beneficio de la articulaciónde su propiafilo-sofíade la unificación, le ha impulsadoadistinguir las formulaciones«míti-cas»de otro mundoqueaparecenen los diálogosplatónicos—pero también lasformulacionesno menosmíticasde todo tipo de dualismometafísico—de lasformulacionesespeculativasde la identidaddialécticade sujetoy objeto, delibertad y naturaleza,o de almay mundo.

Estanecesidadde distinguirentreformamítica y formaespeculativase haagudizadoademásdesdeel precisoinstanteen queHegel ha puestoen cuestiónlos principios unificadoresinmediatistasde la Vereiningungsphiloso~hiey,

í)i¡frre;ízsí-bri¡i. 1-1W, II. p. 96: úTantís eotno se haga valer la identidad, hay que hacer valer laselsaracióir En la medida en que identidad y separación se contraponen la una a la tstra, ambas sonabsolutas; y si la identidad debe consolidarse a base de aniquilar la escisión, ambas peímauíeeen coíí-u rapoestas. La ti losotía tiene quehacerjusticia a la separacióndc sujeto y objeto; pero en cuanto lapone cíimci tan ;tbsoiuta cornil la denudad contrapuesta a la separación, sólo la pone condicionada-unente: del iííisnío modtí que ulla tal identidad —condicionada por la aniqtíilación dc los ccíntrapuestcss—es asimismo relativa. Pero por eso el alsscsliíítí husmo es la identidad de la identidad y la no-identidad;contraptiner y serunc,estánal íííismti tiemptí en élíí, Hay trací. cast, a cargo de Juan Antcinic, Rcídrí—goez loos. Madrid, Alianza, 1989, y dc Mu CarmenParedes,Madrid, Teenos, 1990.

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consiguientemente,seha apartadodel proyectodeuna«mitologíade la razón»formuladoen 1796 en El másantiguoprogramade sistemadel idealismoale-mán; y todoello en la mismamedidaen que,comoél mismoescribieraa Sche-lling en aquellafamosacartafechadaen 1800, signo biográfico para muchosde la fronteraenteel joven Hegel y el Hegelmaduro,~<elidealjuvenil tuvoquetomar la forma de la reflexión, convirtiéndoseen sistema».Por lo mismo, subasetextuala lahorade sostenerunalecturano dualistadel platonismohaderi-vado de las formulacionesmíticasdel erosen Fedro, dependientesaún en eljoven Hegel de una metafísicavitalista del amor, a las formulacionesespecu-lativas del ejerciciodialécticoy el autornovimientode las determinacionesdelpensaren Parménideso Sofista.Peroaunquetambiénen estafacetael caminohegelianohacia el sistemase ha ido sometiendoa los rigoresde la pacientetarea del concepto,todavía en las leccionesberlinesassobre la historia de lafilosofía la evocaciónde Platón haguardadomemoriade la profundainspira-ción queaquellaantiguadialécticasupoconcedera los primerosatisbosde unafilosofía del espíritu.