furet. el pasado de una ilusiÓn

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RESUMEN FURET CAPITULO 1

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Furet

Furet. Cap. 1. La pasin revolucionaria

Antes de deshonrarse por sus crmenes, el fascismo constituy una esperanza. Sedujo no slo a millones de hombres sino a muchos intelectuales. En cuanto al comunismo, como mito poltico y como idea social sobrevivi largo tiempo a sus fracasos y a sus crmenes. Ambas ideologas fueron producto de la democracia y fueron por ella derribados.

Furet va a tratar de comprender en este ensayo el papel que han desempeado las pasiones ideolgicas (y ms especialmente la pasin comunista). El autor dice que no es que los siglos anteriores hayan desconocido las ideologas pero antes del siglo xx no hubo ningn gobierno ni rgimen ideolgico. Furet entiende por ideologas aquellos sistemas de explicacin del mundo por medio de los cuales la accin poltica de los hombres adquiere un carcter providencial, con exclusin de toda divinidad. En ese caso, Hitler por una parte, y Lenin por la otra fundaron regmenes que antes de ellos eran desconocidos.

El fascismo y el comunismo debieron mucho de su xito a los azares de la coyuntura, es decir a la suerte. Pero la proyeccin de sus ideologas habra existido aun sin su triunfo, independientemente de las circunstancias particulares que los llevaron al poder.

Lo mejor para comprender a estas ideologas no es hacer un inventario de ideas muertas sino analizar las pasiones que le dieron su fuerza. De esas pasiones, hijas de la democracia moderna, la ms antigua, constante y la ms poderoso es el odio a la burguesa; constituye para Lenin y para Hitler el chivo expiatorio de las desdichas del mundo. Encarna el capitalismo, precursor segn uno, del imperialismo y el fascismo, y segn el otro, del comunismo: origen para ambos de lo que detestan.

Burguesa

Clase de hombres que, con su libre actividad, han destruido progresivamente la antigua sociedad aristocrtica fundada en las jerarquas del nacimiento.

Clase sin categora, sin tradicin fija, son contornos establecidos; no tiene ms que un frgil derecho al dominio: la riqueza. Ttulo frgil ya que puede pertenecer a todos: el que es rico habra podido no serlo, y el que no lo es, habra podido serlo. Categora social definida por lo econmico.

Defiende valores universales. El trabajo ya no define a los esclavos, como en la Antigedad, ni a los no nobles, como en las aristocracias, sino a la humanidad entera.

Presupone la libertad fundamental de cada uno de los individuos; libertad de darse una existencia mejor, agrandando sus propiedades y sus riquezas. Defiende la autonoma del individuo contra todas las sociedades de dependencia que haban aparecido antes.

Cul es la nueva sociedad que propone? Una que ponga en comn lo mnimo para vivir, ya que sus principal deber es garantizar a los miembros el libre ejercicio de sus actividades privadas y el goce asegurado de lo que han adquirido. Lo dems es cosa de cada quien: los asociados pueden tener la religin que escojan, sus propias ideas del bien y del mal, son libres de buscar sus placeres as como sus fines particulares, siempre que respeten las condiciones del contrato mnimo que los liga a sus conciudadanos. De este modo, la sociedad burguesa se separa por definicin de la idea de bien comn. El burgus es un individuo separado de sus semejantes, encerrado en sus intereses y en sus bienes. Esta separacin y este aislamiento constante lleva a alejarlo cada vez ms de los dems: qu es volverse rico si no volverse ms rico que el vecino?

Esta sociedad burguesa se ve animada por una constante agitacin que la impulsa hacia adelante (es decir la impulsa a la bsqueda de riquezas y de prestigio, e impulsa a toda la sociedad al progreso material). Pero esta agitacin hace cada vez ms profundas las contradicciones que lleva de por s en su existencia como sociedad ( no basta que est formada por hombres poco propensos a interesarse por el bien comn, es necesario que la idea de igualdad-universalidad de los hombres se vea constantemente negada por la desigualdad de sus propiedades y de las riquezas producidas por la competencia entre sus miembros. Su movimiento contradice su principio; su dinamismo su legitimidad. No deja de producir desigualdad (mayor desigualdad material que ninguna otra sociedad conocida), mientras proclama la igualdad como derecho imprescriptible del hombre. El burgus debe contentarse con existir en ese desgarramiento en el que la mitad de s mismo detesta la otra mitad y donde, para ser buen ciudadano, debe ser mal burgus, o bien ser mal ciudadano si quiere seguir siendo verdadero burgus. Para la derecha, el burgus es un hombre falso que pretende haberse liberado de Dios y de la tradicin y haberse emancipado de todo pero que es esclavo de sus intereses; ciudadano del mundo pero egosta feroz de su patria; orientado hacia el porvenir de la humanidad pero obsesionado por gozar del presente.

El socialista coincide con esta opinin de la derecha pero aade que el burgus es infiel a sus propios principios.

El burgus era el hombre de la mentira. Lejos de encarnar lo universal, slo tiene una obsesin: sus intereses, y slo un smbolo: el dinero. A travs del dinero es el ms odiado: el dinero aglutina contra l los prejuicios de los aristcratas, los celos de los pobres y el desprecio de los intelectuales; el pasado y el presente, que lo expulsan del porvenir. Lo que le da su poder sobre la sociedad explica tambin su debilidad sobre el imaginario colectivo (Un rey es infinitamente ms grande que su persona, un aristcrata obtiene su prestigio de un pasado ms lejano que l, un socialista predica la lucha por un mundo que l ya no ver). El rico no es ms que eso: rico y nada ms. El dinero no es testimonio de sus virtudes o siquiera de su trabajo. El dinero aparta al burgus de sus semejantes, sin darle ese mnimo de consideracin que le permitira gobernarlos apaciblemente. En el momento en que el sentimiento de los gobernados se ha vuelto explcitamente necesario para gobernar a los hombres, ste es ms difcil de lograr.

Furet cree que la verdadera ambicin del burgus es instituir un mercado y no una ciudadana: de ah que slo represente el lado malo de lo moderno: es el smbolo del capitalismo, no de la democracia.

El aristcrata no quiere al burgus, anunciador del mundo del dinero y de la confusin de los rangos. Pero ha visto desplomarse un mundo (el antiguo rgimen) y sabe que est inmerso sin retorno en el mundo burgus: la idea contrarrevolucionaria ofrece un refugio a sus recuerdos y una literatura a sus nostalgias, pero se guarda bien de convertir esa idea en un programa de accin. Sometidos, temen a la revolucin y por eso la aristocracia del siglo xix no es contrarrevolucionaria (por lo que yo entend ser contrarrevolucionario implica hacer algo contra la revolucin que no te cabe y no quedarte leyendo libritos como hacan los nobles).

La actitud antiburguesa, cuando es aristocrtica, pertenece ms a la literatura que a la poltica; cuando es socialista ms a la historia de las ideas que a la subversin social.

La guerra de 1914 provoc un brusco despertar de la pasin revolucionaria y le ofreci una formidable renovacin. No slo lleva la poder en Rusia a los bolcheviques, sino que tambin en la derecha ofrece un nuevo y vasto campo a la pasin antiburguesa (esto es como lo ms novedoso de la guerra porque la revolucin mucho no la aceptaban los de este grupo).

El bolchevismo y el fascismo son hijos de la Primera Guerra Mundial: el partido bolchevique toma el poder en 1917, gracias a la guerra y Mussolini y Hitler forman sus partidos en los aos posteriores a 1918 como respuesta a la crisis nacional producida por el resultado del conflicto. La guerra de 1914 cambi toda la vida de Europa: fronteras, regmenes, disposiciones de nimo y hasta costumbres. Penetr tan profundamente en la ms brillante de las civilizaciones modernas que no dej sin transformar ningn elemento. Constituye el comienzo de su decadencia como centro del poder mundial, al tiempo que inaugura ese siglo feroz, lleno de la violencia suicida de sus naciones y de sus regmenes.

La guerra de 1914 marca una formidable ruptura con todo lo anterior y sta es la diferencia con la segunda, casi inscrita de antemano en las circunstancias y los regmenes de la Europa de los aos treinta. De la segunda tenemos un cuadro completo de causas y consecuencias pero la primera slo existe para nosotros, segn Furet, por sus consecuencias. Para l fue desencadenada por accidente.

Los 2 grandes movimientos de salen de la primera guerra son:

1. La revolucin proletaria ( el autor planeta que fue un torrente que qued recubierto y con la guerra reaparece a causa de sufrimientos y desilusiones, individuales y colectivos. El bolchevismo se ve favorecido por su radical oposicin a la guerra. Lenin encuentra a los responsables de la hecatombe: imperialismo, monopolios capitalistas, burguesa internacional.

La guerra de 1914 acababa de demostrar el tipo de matanzas que puede producir el espritu nacional llevado al extremo ( lleva a una retorno de los pueblo a una idea universalista. Desde 1918, los acontecimientos en Rusia, casi no son ya acontecimientos rusos. Lo que se plantea es la revolucin bolchevique de la revolucin universal.

El golpe de estado triunfante en el pas ms atrasado, logrado por una secta comunista dirigida por un jefe audaz, se convierte por la coyuntura en un acontecimiento modelo, destinado a orientar la historia universal, como ocurri con la revolucin de 1789.

Debido al cansancio general de la guerra y a la clera de los pueblos vencidos, las ilusiones que Lenin hace sobre su propia accin son compartidas por millones de personas. El jefe bolchevique piensa que su victoria no ser duradera sin el sostn de otras revoluciones, comenzando con la de Alemania.

En toda Europa, los militantes revolucionarios creen que l les ofrece un modelo. Se produce as la primera bolchevizacin de una parte de la izquierda europea.

La revolucin rusa va a retroceder, a rodearse de murallas, a resignarse a vivir como una isla en el ocano capitalista; pero sin abandonar ni un momento su visin universalista que, por el contrario se convertir en su principal motivo de seduccin. Lo que tiene de ruso se olvidar ante lo que tiene de universal.

2. Fascismo ( nace como reaccin de lo particular contra lo universal, del pueblo contra la clase, de lo nacional contra lo internacional. En sus orgenes es inseparable del comunismo, cuyos objetivos combate, aunque sin dejar de imitar sus mtodos.

El ejemplo clsico es el de Italia: apenas semivictoriosa al salir de la guerra, frustrada en sus ambiciones nacionales ( caldo de cultivo del fascismo. Fundador de los fasci en marzo de 1919, Mussolini perteneci en efecto al ala revolucionaria del movimiento socialista, antes de dar su apoyo a la entrada de Italia en la guerra. Esta decisin le vali entrar en conflicto violento con los lderes bolchevizantes de su antiguo partido.

Hitler no tiene pasado socialista, pero al ser admirador de Mussolini, se lo atribuye con el adjetivo de nacionalsocialismo. En el fondo, esta es una alianza paradjica. Defiende un nacionalismo y un anticapitalismo ( la asociacin de ambos temas tiene como objetivo poner de relieve la comunidad del pueblo alemn, la nacin, que hay que proteger contra los intereses particulares de los capitalistas y contra los designios nihilistas del bolchevismo. La innovacin de Hitler, en comparacin con Mussolini, es el odio a los judos, smbolos a la vez de capitalismo y del bolchevismo; potencia cosmopolita demonaca. El judasmo alimenta en Hitler un odio ecumnico que rene dos fobias generalmente distintas (y hasta a veces excluyentes): el odio al dinero y el odio al comunismo. Hacer detestar la mismo tiempo al burgus y al bolchevique a travs del judo: tal es la innovacin de Hitler. As el fascismo reconstruy con temas renovados la pasin nacionalista.

El Tratado de Versalles no abri a Europa las puertas de una historia comn (internacionalismo) y la nica puerta de salida internacionalista de la guerra es ocupada desde 1917 por los militantes bolcheviques. Cuando se dispara el ltimo caonazo la cuestin de cmo defender la nacin frente a la revolucin comunista se vuelve ms importante que la de ensearle a vivir en orden y en paz internacional. La prioridad del bolchevismo crea la prioridad del antibolchevismo. El fascismo no es ms que una de estas formas antibolchevistas. El fascismo exalta sin medida a la nacin traicionada en contra de la amenaza bolchevique. Cctel indito de elementos conocidos, pero empleados en otro contexto, esta ideologa es nueva por yuxtaposicin.

Fascismo y bolchevismo

Tienen una dependencia mutua. El fascismo naci como reaccin anticomunista. El comunismo prolong su atractivo gracias al antifascismo. La guerra los enfrent pero slo despus de haberlos asociado. Son enemigos declarados, ya que buscan su recproca liquidacin; pero tambin son enemigos cmplices que para enfrentarse necesitan liquidar antes lo que los separa. El mayor secreto de la complicidad de bolchevismo y fascismo sigue siendo la existencia de un adversario comn: la democracia. Su rechazo hacia la democracia no es el mismo, pero en ambos es igualmente radical.

Ventajas del discurso leninista sobre el fascista ( reencuentra el sustento de la filosofa liberal: si bien hubo que derrocar los regmenes que la reivindicaban para cumplir sus promesas, la autonoma del individuo est presente en el horizonte del comunismo como lo estaba en el centro del liberalismo. Gran ventaja porque permite al militante comunista situar su accin en la sucesin de la historia y considerarse a s mismo como heredero y continuador del progreso, mientras que el militante fascista, por el contrario, debe imaginar que su papel est destinado a quebrantar la sucesin fatal del curso de la historia moderna hacia la democracia.

La superioridad del marxismo-leninismo se debe a dos cosas:1) Enarbola en su estandarte el nombre del ms poderoso filsofo de la historia; en materia de demostracin de las leyes de la historia Marx es inigualable. Parece revelarles a todos el secreto del actuar de la historia.

2) Universalismo, que lo emparenta con la familia de las ideas democrticas, con el sentimiento de igualdad de los hombres como resorte psicolgico principal.

El fascismo para quebrantar el individualismo burgus slo apela a fracciones de humanidad: la nacin o la raza; las cuales por definicin excluyen a los que no forman parte de ellas, y hasta se definen contra ellos. La unidad de la comunidad slo se rehace basada en su supuesta superioridad sobre los otros grupos. A quienes no han tenido la suerte de formar parte de la raza superior o de la nacin elegida, el fascismo slo les propone la resistencia sin esperanza y la subyugacin sin honor. Por el contrario, el bolchevismo, fiel a la inspiracin democrtica del marxismo, se fija como objetivo la emancipacin del gnero humano.

Furet se pregunta si Lenin y sus amigos llegan en el momento oportuno, a lo cual responde negativamente. Esos hombres se hacen del poder del pas ms atrasado y, por tanto, el ms improbable segn la doctrina. No tienen ninguna posibilidad de poner a la vieja Rusia a la cabeza del progreso humano. Los mencheviques se lo han dicho y tambin Kautsky, el augur ms grande del marxismo. Al querer violentar el movimiento de la historia sustituyen lo que Marx haba llamado la dictadura del proletariado por un putsch (golpe de estado) blanquista.

Lenin responde, por un lado, invocando el carcter esencialmente democrtico de la dictadura del Partido Bolchevique, destinada a suprimir el capitalismo, es decir, la dictadura del dinero. Por otro lado, Lenin dice que la Revolucin Bolchevique en Mosc es la primera de las revoluciones proletarias, otras la seguirn en cadena, demostrando la universalidad del movimiento.

Stalin sustituir la idea de universalidad por la idea del socialismo en un solo pas. La revolucin francesa siempre vivi desgarrada por si ambicin universal y su particularidad nacional. La Revolucin Rusa en sus comienzos crey haber superado este obstculo en virtud de su carcter proletario y gracias a su difusin a travs de Europa. Pero una vez de vuelta en el interior de las fronteras del antiguo Imperio de los zares, cay vctima de una contradiccin. Quiso ser ms universal que la de 1789, y verdaderamente universal, porque era proletaria y no burguesa, emancipando a una clase que lo nico que poda perder eran sus cadenas.

Bolchevismo y fascismo predican: una de ellas la patologa de lo universal, y la otra la patologa de lo nacional.

Sus efectos se irn agravando al fanatizarse sus partidarios: la prueba del poder multiplicar sus atrocidades y sus crmenes. Stalin exterminar a millones de hombres en nombre de la lucho contra la burguesa, y Hitler a millones de judos en nombre de la pureza de la raza aria.

En el siglo xix, la historia reemplaza a Dios en la omnipotencia sobre el destino de los hombres, pero slo en el siglo xx se vern las locuras polticas nacidas de esta sustitucin.

La educacin o el enriquecimiento no necesariamente producen comportamientos polticos ms racionales. Incluido en la agenda de la democracia, el ingreso de las masas a la poltica moderna no se efecta en la Europa de posguerra mediante la integracin a los partidos democrticos, sino bajo la forma de la novedad revolucionaria.

La revolucin es una ruptura del orden comn de los das, al mismo tiempo que una promesa de felicidad colectiva en la historia. Los hombres pueden desprenderse de su pasado para inventar y construir una sociedad nueva: la revolucin es la ilustracin de esto, y hasta su garanta. La revolucin es una bsqueda de salvacin (as recicla las ambiciones de la religin mediante la poltica). Ofrece la oportunidad nica de contrarrestar la inclinacin de los individuos a retirarse a los goces privados, y de rehacer a los ciudadanos antiguos en la libertad moderna.

No hay razn para excluir al fascismo de la idea revolucionaria, por el pretexto de que combate bajo el estandarte de la nacin o de la raza, pues precisamente la originalidad de las doctrinas fascistas se debi a que se apropiaron del espritu revolucionario, ponindolo al servicio de un proyecto antiuniversalista. El fascismo tambin sustituye la autoridad divina por la fuerza de la evolucin histrica; tampoco l deja de combatir el presente bajo la bandera de un porvenir redentor.

Los pueblos europeos que sobrevivieron a los horrores de la guerra entraron en el siglo xx con la tentacin de rehacerse un porvenir; quisieron reinventar su mundo poltico con base en las dos grandes figuras de la cultura democrtica: lo universal y lo nacional. Furet entiende el trmino en sus dos significados clsicos: el que designa un tipo de gobierno fundado en el libre sufragio de los ciudadanos, la competencia peridica de los partidos por el ejercicio del poder y derechos iguales garantizados a todos; y el que remite ms bien a la definicin filosfica de las sociedades modernas, constituidas por individuos iguales y autnomos, libres de elegir sus actividades, sus creencias o sus modos de vida.

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