fuentes argentina cotidiana

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Fortunato Mallimaci (compilador) Mercedes Moyano Walker Fernando Ramírez Llorens Irene Marrone Guido Giorgi Daniela Ruiz Luis Miguel Donatello Florencia Luchetti María Soledad Catoggio PARA COMPRENDER LA VIDA COTIDIANA IMAGINARIOS, ESCENAS Y DEBATES MATERIAL ELABORADO POR LA CÁTEDRA HISTORIA SOCIAL ARGENTINA TITULAR DR. FORTUNATO MALLIMACI - ADJUNTA: MG. IRENE MARRONE

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Fortunato Mallimaci (compilador)

Mercedes Moyano Walker

Fernando Ramírez Llorens

Irene Marrone

Guido Giorgi

Daniela Ruiz

Luis Miguel Donatello

Florencia Luchetti

María Soledad Catoggio

PARA COMPRENDER LA VIDA COTIDIANA

IMAGINARIOS, ESCENAS Y DEBATES

MATERIAL ELABORADO POR LA CÁTEDRA HISTORIA SOCIAL ARGENTINA

TITULAR DR. FORTUNATO MALLIMACI - ADJUNTA: MG. IRENE MARRONE

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Carrera de Sociología - Facultad de Ciencias SocialesUniversidad de Buenos Aires

- Buenos Aires, Agosto 2009 -

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Para comprender la vida cotidiana

INTRODUCCIÓN

“SIEMPRE ES BUENO RECORDAR QUE A LAS PERSONAS NO SE LAS DEBE JUZGAR COMO IDIOTAS”

Fortunato Mallimaci

Nuestra cátedra quiere compartir con los alumnos de este año 2009 una serie de textos elegidos por los docentes para profundizar una reflexión sobre ejes centrales en la vida cotidiana de nuestra sociedad.Para ello hemos elegidos temas, nudos conflictivos y reflexiones que creemos centrales

en una época y período histórico. Por supuesto que hay miles de otros temas tan o más importantes que los que hemos seleccionando, mostrando que comprender una sociedad en su totalidad es una tarea que no tiene fin. Cada época histórica crea sueños, lecturas, relecturas, memorias, utopías, resignificaciones, representaciones, imaginarios, miradas hacia atrás y al futuro con nuevas y viejas significaciones y desde clases y grupos socia-les diferenciados. Mejores una, peores otras…falsas unas, verdaderas otras … ni lo uno ni lo otro . Queremos salir de esas visiones y pares binarios más propios de las visiones teológicas judío-cristianas (paraíso –infierno ; mal –bien , cielo -tierra ) mostrando di-versidades según clases, historias y momentos históricos. No se trata tampoco de suponer que todos los campos, espacios y capitales son iguales

(el económico, el militar, el simbólico, el religioso, el de los vínculos de genero, el eta-rio, el social, educativo, mediático, etcétera) sino de mostrar el conflicto, el vínculo, las mediaciones y las legitimaciones/deslegitimaciones entre unos y otros. Al analizar cada uno de ellos buscamos ampliar la complejidad de la comprensión de nuestras socieda-des.Suponer que las personas no son idiotas significa utilizar epistemologías, teorías y me-

todologías comprensivas del hecho, acontecimiento y representación social que partan y valoren la perspectiva del actor. En varios de los textos que se presentan veremos como los pobres, los orilleros, las mujeres, los inmigrantes, los jóvenes, los trabajadores son considerados no personas, o personas con derechos restringidos o directamente como personas “manipuladas” , “sin conciencia”, “clientes” que se venden al “mejor postor”. Debemos así distinguir entre las prácticas sociales (entendidas como culturas en movi-

miento) y las estructuras (como culturas objetivadas) que se articulan, vinculan, media-tizan a partir del habitus (cultura incorporada en el cuerpo, en el movimiento, en el ha-bla, en el espacio que me limita o autolimita o me hace rechazar o negociar ante el otro, los otros). No son unos inteligentes y los otros idiotas, unos educados y los otros igno-

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rantes como aquel que tiene el capital legítimo trata de mostrar, demostrar, reproducir y nominar. Surgen en esos vínculos esquemas de percepción, valoración y acción creativa y/o reproductora sobre el mundo social en dinámicas llevadas adelante por estructuras de plausibilidad. En otras palabras se trata de reconocer las condiciones sociales que ha-cen posibles las múltiples prácticas de múltiples actores en sociedades capitalistas com-plejas desde hace siglos…Tratar de comprender la vida cotidiana, las prácticas sociales y las representaciones de

aquellos y aquellas que son silenciados, estigmatizados, ocultados o negados, forma par-te de este trabajo. Estudiar la vida cotidiana es comprender los vínculos y sentidos que mantienen las redes sociales. Se trata de conocer el arte de vivir del hombre y la mujer “ordinaria”, de dar cuenta de las condiciones de vida material, espiritual, subjetiva e in-tersubjetivas construidas en el diario vivir. Para ello será necesario relativizar la noción de verdad, poner en duda la objetividad

“del emisor” (sea académico, mediático o especialista) y de sus datos para adentrarnos también en las representaciones e interpretaciones de los actores. Poner en duda, sospe-char, de la objetividad de las instituciones del conocimiento (científico, académico, reli-gioso, político, familiar…) y de las creencias que producen. Se trata así de mostrar el peso de las continuidades, de las dependencias de múltiples imaginarios y de las convi-vencias jerárquicas entre los detentores del poder en cada campo y de dudar mucho del sentido común, del discurso (oral y escrito) de los grupos que dominan y nominan en cada uno de los espacios sociales. No solo debemos conocer lo que se produce, emite, proclama sino las operaciones,

usos, negociaciones, “gambetas” y apropiaciones que se hace de ello en la multiplicidad de actores. Sólo ver intencionalidad política unidireccional en el accionar de tal o cual actor – por ejemplo en el peronismo con el voto femenino - es de una ignorancia supina y de un desprecio mayúsculo por aquellas – las mujeres - que harán múltiples uso de esa nueva posibilidad. Lo mismo podemos decir sobre la creación de ciudadanía en las ciudades, la vida de los inmigrantes, sus escuelas, la descalificación de los mismos en nombre de la Patria y la Nación, una música como el tango, la irrupción de los jóvenes, la propaganda sobre trabajadores, los textos de un mismo autor en la dictadura, etcétera. Debemos – y deseamos en esta cátedra- ser capaces de ver diferencias donde otros solo ven obediencia, sumisión, manipulación y uniformidad. De este modo Mercedes Moyano Walter presenta : Entre la tradición y la modernidad:

la ciudadanía cotidiana en los porteños del ochenta. Ella nos dice que no obstante, la búsqueda de la conformación de una nueva sociedad, se fue forjando una matriz políti-ca y socio-cultural atravesada por el problema de la ciudadanía y las diversas formas de participación. Señala que alrededor del ‘80 en Buenos Aires había un desfasaje entre las costumbres y privilegios tradicionales de la élite aristocrática porteña y sus ínfulas cosmopolitas de mirarse en el espejo de Europa. Otra cara de Buenos Aires era la orille-ra, popular y marginal, la que aparece en los relatos de juventud del Comisario Adolfo Bátiz.

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Fernando Ramírez Llorens escribe sobre La instrucción pública en la organización del estado nacional . Nos recuerda que el desarrollo del sistema educativo argentino es con-temporáneo a la formación del Estado Nacional y compiten escuelas públicas con la de extranjeros, por ejemplo la de italianos. Afrima que en la época la extensión de la edu-cación común era escasa y extremadamente despareja según las provincias: en 1850, só-lo el 5% de los niños en edad escolar de la Provincia de Buenos Aires (incluyendo la ciudad de Buenos Aires) iba a la escuela, en Córdoba el 2%, mientras que en Entre Ríos concurría el 33%. En 1883, iban a la escuela en la ciudad de Buenos Aires el 64,6% de los niños, en Córdoba el 22% y en Entre Ríos el 20%. En 1895, la matrícula en la ciu-dad de Buenos Aires había bajado al 57%, en Córdoba al 20% y en Entre Ríos subía al 24%. Irene Marrone trabaja a partir de la pregunta ¿Hubo una reacción nacionalista en el

Centenario? Nos dice que en 1910 se vivió en Buenos Aires un momento de fuerte construcción de la “memoria nacional” y que la inquietud por la identidad no era nove-dad para las elites político -intelectuales en nuestro país. Muestra que el Centenario de la revolución de Mayo se expresó como reacción nacionalista frente a un proceso de modernización, inmigración y secularización que algunos evaluaron excesivo y que el enojo se depositó sobre lo que juzgaban “in-conducta del aluvión inmigratorio”.Agrega que para 1910, la polarización social ya era abierta y directa y que tal reacción

nacionalista e historicista no alcanzó en aquél Centenario para revertir el modelo y ges-tar un cambio entre las elites dominantes. Muestra como se impuso profundizar el pro-ceso de modernización hacia adelante, democratizar la estructura política, ampliar la ciudadanía e incluir a la nueva plebe urbana de los hijos de inmigrantes a través del voto universal masculino y obligatorio.Guido Giorgi escribe sobre Tango y vida cotidiana en los ’30. Recuerda que de ma-

marrginal y orillero en sus orígenes, el tango es, al igual que la Argentina, producto del entrecruzamiento de diversas culturas de inmigrantes. Practicado casi exclusivamente por las clases bajas del sur de la ciudad de Buenos Aires, las clases dominantes lo tenían por vulgar, la iglesia católica lo condenaba y las autoridades lo prohibieron por incitar al escándalo. Junto al contenido, la forma hace al carácter contestatario del tango: las le-tras con claro contenido social se ven potenciadas en su marginalidad por el uso del lun-fardo, vocabulario de sinónimos que se opone al castellano oficial.El ensayismo es otra de las expresiones culturales que ocupa el lugar de crítica social

en la década de 1930. En El hombre que está solo y espera (1931), Scalabrini Ortiz des-cribe al hombre de Corrientes y Esmeralda como solitario y alienado, que “se busca afa-nosamente a sí mismo”.Daniela Ruiz trabaja sobre la Inclusión política de las mujeres durante el primer pero-

nismo. Relata como las mujeres habían comenzado su ingreso en el mercado laboral a comienzos del siglo XX. Hacia 1947 representaban el 20% de la población ocupada, concentrándose sobre todo en el área servicios y en la producción textil y alimenticia. Del hogar se pasa a la fábrica. Al ampliar las bases sindicales y fomentar la participa-

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ción, el peronismo le dio un impulso a la sindicalización de las mujeres, que había co-menzado tímidamente de la mano de los anarquistas y socialistas.El tema del sufragio femenino tomó un lugar en la discusión parlamentaria que no ha-

bía tenido desde el debate de ampliación del sufragio hacia las mujeres en 1932. Los movimientos sufragistas y de liberación de la mujer no estuvieron de acuerdo con la promoción de la ley del sufragio femenino por el peronismo en 1947. Conformados por mujeres de las familias más tradicionales del país, por intelectuales de renombre o por socialistas, su visión del papel de la mujer entraba en conflicto con la promulgada por el gobierno. Luis Miguel Donatello escribe sobre Vida cotidiana y “juventud” en los años ´60. Re-

cuerda que los años ´60 se caracterizan por la irrupción de la cultura “juvenil” como pa-radigma de la movilización política. Pero esto no era estrictamente algo “nuevo”: la “ju-ventud” como categoría política posee sus antecedentes en las reacciones antiliberales europeas de entreguerras. Frente al “viejo mundo burgués”, diferentes utopías de sesgo “anti-iluminista” y “antiliberal” recurrían a la imagen de la “juventud” como horizonte.Florencia Luchetti nos narra sobre “La clase obrera es lo mejor. Burgueses: atrás,

atrás!”. Analiza como la consigna Liberación o dependencia formar parte de una época iniciada en 1959 con el triunfo de la Revolución Cubana y la institucionalización de la revolución como objeto de discurso. Este proceso latinoamericano adquirió en Argenti-na características propias: luego del golpe de estado de 1955 la experiencia de la resis-tencia peronista otorgó ciertas especificidades al objeto revolución. La radicalización político-ideológica se produjo en nuestro país de modo simultáneo a la peronización de los sectores medios. Los años sesenta se destacan entonces por las estrategias de desperonización empren-

didas por los sucesivos gobiernos civiles y militares y muestran “la paradoja de que los gobiernos de turno y los sectores ideológicamente vinculados con ellos tenían el poder político, el militar, el religioso y el económico, pero no ejercían ningún dominio (…) sobre la actividad intelectual”. En el campo intelectual, por el contrario, la época se ca-racterizó por dos movimientos sucesivos: la conversión del escritor en intelectual y la conversión del intelectual (comprometido) en revolucionario.La legitimidad intelectual parecía derivar de la acción y no de la palabra. Así, se irían

definiendo dos nociones antagónicas sobre la función del intelectual, en torno a los idea-les crítico y revolucionarioY el último texto es de María Soledad Catoggio que presenta Vida cotidiana y dicta-

dura . La última dictadura militar significó un cimbronazo para la industria editorial. La Sociedad Argentina de Escritores describe en una carta enviada al entonces presidente de facto, Jorge R. Videla, el nuevo escenario marcado por: la escasa participación de los autores argentinos en los catálogos, la desnacionalización de las empresas, el descenso de las tiradas, las pérdidas de los mercados latinoamericanos y español, la concentración del poder editorial, los altos costos de gravámenes, el cierre de librerías, el repliegue de la oferta cultural nacional en general. Proponemos una comparación entre textos de un mismo autor: ¿Por qué uno queda dentro de los límites de “lo decible” y el otro fuera?

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Para comprender la vida cotidiana

ENTRE LA TRADICIÓN Y LA MODERNIDAD:LA CIUDADANÍA COTIDIANA EN LOS PORTEÑOS DEL OCHENTA

Mercedes Moyano Walker

La república posible que Alberdi y Sarmiento pensaron y concretaron con los prohom-bres de la Generación del ’80 fue sumamente exitosa durante las últimas décadas del si-glo XIX: la inserción económica con la agro-exportación, el dominio territorial, la con-solidación del Estado, la modernización y el aumento de la población fueron sus princi-pales logros.No obstante, la búsqueda de la conformación de una nueva sociedad argentina fue for-

jando una matriz política y socio-cultural atravesada por el problema de la ciudadanía y las diversas formas de participación. La sociedad se vio desbordada por la creciente in-migración y no todos podían “pertenecer” en ese mundo político con derechos restringi-dos. Tampoco esperaba la clase dirigente que todos los habitantes se integraran por igual. Así, las “hordas llanistas” del Interior rural, los “salvajes” aborígenes de más allá de las fronteras internas del norte y del sur, y el espectro inmigratorio con mayoría de “gallegos matarrangos” españoles y “carcamanes” italianos1 entre otros orígenes demo-gráficos, fueron conformándose en los arquetipos con que se denominó a los otros, quienes debían incorporarse como mano de obra rural al proyecto y subalternizarse so-cial y políticamente. Este proceso tuvo variados efectos, especialmente en relación al proyecto civilizatorio.

El gaucho y el indio fueron aniquilados o asimilados y fijados a la tierra con las campa-ñas militares, las levas y el alambrado. Los inmigrantes, en cambio, concurrieron sólo en parte tras la utopía agraria planteada desde el discurso oficial, y un gran porcentaje desbordó las grandes aldeas, que se convirtieron en ciudades con un cosmopolitismo y una marginalidad que los excedía. Progresivamente comenzaron las resistencias a ese lugar social y económico asignado, y la cuestión social puso en crisis en modelo de país exitoso.La complejidad y las contradicciones entre los postulados de “gobernar es poblar”,

“educar al soberano” y la realización de la sociedad culturalmente civilizada y moderna que buscaron los positivistas del ochenta se respiraban en la vida cotidiana, en la ciudad y en el campo. Todo esto quedó registrado en la literatura de la época.Al respecto, alrededor del ‘80 en Buenos Aires había un desfasaje entre las costumbres

y privilegios tradicionales de la élite aristocrática porteña y sus ínfulas cosmopolitas de

1 Botana, Natalio y Gallo, Ezequiel (1997) De la República posible a la República verdadera (1880-1910) Buenos Aires: Ariel.

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mirarse en el espejo de Europa. Así relató sus impresiones Daniel Mansilla, sobrino de Lucio V. Mansilla, a su llegada al país después de vivir en Europa hasta sus veintiún años.

“El Buenos Aires de aquellos días, mirado desde Europa, era algo así como el fin del mun-do. ¡Quedaba tan lejos, tan lejos del centro cerebral del universo civilizado; de París, de Londres, de Roma o de Viena!...Afluían a nuestra urbe no pocos aventureros para ponerse fuera del alcance de reclamaciones judiciales… ¡He visto un crecido número de temibles caballeros de industria en fuga por asuntos bancarios, de honor o de moralidad! Será sin duda por eso que nuestra vieja sociedad colonial solía mostrarse tan reacia, tradicionalmente hostil con los extranjeros en general.”Desembarcamos en julio de 1887 en la boca del Riachuelo. Mal sabría describir la impre -sión extraña de exotismo que me causó…todo parecía primitivo y distante como cosa del Extremo Oriente. Junto con otros coches, la volanta o victoria del general Mansilla nos es-peraba. El cochero, un criollo y muy trigueño, de librea, sobrero alto y escarapela argentina, ostentaba tamaños bigotes, detalle que en Europa constituía una perfecta herejía. Tan pési-mamente pavimentadas se veían las calles que cada vez que el coche salía del plácido desli -zar sobre los rieles del tranvía, los sacudimientos eran escandalosos.”Se me figuraba ahora el país como una enorme colonia de improvisados en la que, por falta de especialistas y técnicos suficientes en todas las ramas, cada individuo de alguna signifi-cación tenía que llenar tres o cuatro oficios a la vez, con lo cual nadie sabía nada a fondo, ni los propios gobernantes, y por consiguiente, todo marchaba a la buena de Dios…La ciudad , enormemente extendida, de calles angostas y casas bajas, edificada sobre terrenos subdivi-didos como un cementerio, con viviendas de ocho varas de frente y detrás un estrecho cañón a veces de mucho fondo…En los edificios de más de un piso, por puro espíritu de contradic-ción, no existía un balcón a la altura de la casa contigua, sin duda para singularizarse. El conjunto mareaba como una pesadilla.”Una que otra vez fuimos a la casa particular del presidente Juárez Celman, que recibía por la noche. En una densa atmósfera azul de fumadero, cruzábamos salones repletos de ami-gos, allegados y políticos, diputados y senadores en su mayor parte muy trigueños, que os-tentaban tamaños cigarros puros, hablaban a gritos y se reían con sonoras carcajadas. Eduar-do y yo veníamos de la Viena Imperial, tan rígida, protocolar y ceremoniosa. Una vez mi tío Lucio nos previno que la señora de Juárez Celman le había manifestado con fuerte tonada: -Por favor, Mansilla, dígale a sus sobrinos que no me besen la mano porque me da ver…güenza… Aquello resultaba entonces una práctica insólita, como cosa atrevida y relajada, para el recato colonial que aún perduraba en las provincias y hasta en la propia capital.”2

La otra cara de Buenos Aires era la orillera, popular y marginal, la que aparece en los relatos de juventud del Comisario Adolfo Bátiz en 1885:

“Recorría diariamente Buenos Aires, que tenía el trazado de hoy, si se exceptúa Flores y Belgrano y los terrenos ganados al Río de la Plata, donde se ha hecho el hermoso puerto que tanto impresiona al viajero que llega por primera vez. Se encuentra con una ciudad de 20 ki-lómetros en semicírculo, bañada por el anchuroso río que después se extiende sin fin para confundirse en sus límites con la provincia de Buenos Aires, a la que en su grandiosidad le

2 Daniel García Mansilla, en “Visto, oído, recordado, Estampas del Pasado”. En Jitrik, Noé (comp) (1968) El 80 y su mundo. Buenos Aires: Edit. Jorge Alvarez

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pide tierra para dejar satisfechos sus sentimientos hospitalarios y darlos, a su vez, al inmi -grante que llega, a fin que edifique sus viviendas, donde ganará pan para sus hijos y gozará de las libertades republicanas, que son muchas, cuando no se falsea la ley, los preceptos constitucionales y los principios del gobierno libre de la República.”Desde la calle Martín García hasta el Riachuelo, es decir, todo el barrio de la Boca, …to -das las construcciones son de madera, casillas que se levantan altas, dejando un espacio en-tre el primer piso y el suelo, para que corrieran las aguas en caso de inundaciones; en los balcones y ventanas veíanse tendales de ropa blanca de uso doméstico. Luego, entrar a la Boca era decir jolgorio, sobre todo cuando llegábamos a algún prostíbulo, regenteados siempre por italianos y mujeres del bajo fondo itálico. En este barrio no existían las escla -vas…Eran casas humildes, donde con 50 centavos o 1 peso moneda nacional se podía pasar el rato oyendo un órgano de notas chillonas y una concurrencia de barqueros.”En las cantinas se jugaba al Patrone e sotto y los interrumpíamos con canciones y dichos de segunda intención, hasta llamar la atención de los jugadores. Este hecho ha dado muchos quehaceres a la comisaría de la sección 20º de Policía…no se jugaban partidas de las cuales no resultase una discusión y un hecho de sangre; después de ellas siempre hay alguna perso-na herida o un homicidio. Sucedían a diario uno o dos por noche.”A los jardines del Paseo 9 de Julio le había tomado antipatía porque era el refugio de los pederastas pasivos que se juntaban alrededor de la estatua de Mazzini, el revolucionario y hombre de las libertades itálicas…Tanto o más temida era la recova, caminaba esperando que alguna persona (lunfardo) me metiera las manos en los bolsillos para robarme; era el lu-gar de los extranjeros del bajo fondo, en su mayoría italianos y granujería cosmopolita, que llegaban al país para lucrar a costa de cualquier bajeza: los italianos robaban a los compa-triotas que arribaban al país. Todos los fondistas, algunos españoles y tudescos (alemanes y austríacos), se servían de corredores, y pasajero que llegaba o conseguían llevar a la fonda, hotel, restaurante o posada, lo desvalijaban. Segurísimo que al otro día se presentaba a la comisaría a dar cuenta de una sustracción de la cual había sido víctima.”En la esquina de Corrientes y Esmeralda me junté con varios cocheros, agrupándonos en la vereda, iluminada por el foco eléctrico del teatro Variedades (hoy Odeón); detuvimos a un organillero napolitano, que en esos momentos pasaba por allí y al compás del organito orga-nizamos un baile en la vereda. Un tal Nemesio Menéndez, llamado "el Compadrito"; Veroy, "el Porteño"; otro llamado "el Oriental", y los hermanos Garabito, hicieron la mar de pirue-tas y posturas graciosísimas. Sólo faltaba la Parda Loreto y la china Refucilo para decir que era un baile en forma aquella fiesta callejera.3

”Al regresar subíamos por la calle Paraguay o por la de Córdoba, ambas, al llegar a Maipú, eran de veredas altas, se inundaban en tiempos de lluvias y existían dos puentes movedizos en ambos lados de la conjunción de esas dos calles con la de Maipú, comenzando en esta y la primera de las nombradas la manzana destinada a prostíbulo, los humildes prostíbulos de las chinas criollas de pura raza, tipo indiano, habitando solamente una o dos en cada casa, sin órgano chillón como las casas del rufián napolitano, algunos tipos de chinas regordeto-nas se sentaban en la vereda a fumar un puro de tabaco tucumano. (La Ribera de Buenos Aires, Comisario Adolfo Bátiz, en 1885.”

3 Posiblemente se trataba de un tango amilongado. El tango como tal en 1885 todavía no tenía nombre, pero ya era difundida la costumbre de bailar entre hombres en las veredas de Buenos Aires en esa época.

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INTERROGANTES PARA REFLEXIONAR

1. ¿Qué propuesta de ciudadanía aparece en el texto?2. ¿Qué contradicciones encuentra entre el imaginario de la tradición y el de la moder-

nidad en relación a la vida cotidiana en Buenos Aires?3. Compare la identidad de los actores sociales del ochenta con los actuales en relación

a su función en la sociedad y la marginalidad.

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Para comprender la vida cotidiana

LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA EN LA ORGANIZACIÓN DEL ESTADO NACIONAL

Fernando Ramírez Llorens

El pensamiento liberal del siglo XIX desdobla conceptualmente el derecho a la educa-ción en el derecho a enseñar por un lado, y el derecho a aprender por el otro. Esto impli-ca separar el debate sobre el derecho a la educación en dos términos: quiénes debe ser educados y quiénes deben ser los agentes de la educación. El derecho de enseñar y aprender se encuentra ya presente en la Constitución de 1853, en el artículo 14, junto al resto de los derechos civiles, lo que implica reconocer el derecho de cualquier ciuda-dano a aprender, pero también a enseñar, es decir, la coexistencia de múltiples agentes educativos. De hecho, además de permitir la acción de particulares en la educación, la Constitución estableció que serían las provincias las responsables de las escuelas prima-rias (art. 5).Sin embargo, dentro de la lógica del proceso de reducción a la unidad del que habla Bo-tana en “El orden conservador”, se observaban dos desafíos que debían afrontarse. Por un lado, los principales propulsores del sistema educativo consideraban que la extensión de la educación común era escasa y extremadamente despareja según las provincias. Esta disparidad era notoria, histórica y fuertemente cambiante: por ejemplo, en 1850, sólo el 5% de los niños en edad escolar de la Provincia de Buenos Aires4 iba a la escue-la, en Córdoba el 2%, mientras que en Entre Ríos concurría el 33%. En 1883, iban a la escuela en la ciudad de Buenos Aires el 64,6% de los niños, en Córdoba el 22% y en Entre Ríos el 20%. En 1895, la matrícula en la ciudad de Buenos Aires había bajado al 57%, en Córdoba al 20% y en Entre Ríos subía al 24%5.El otro objetivo, no menor, era el de subordinar al resto de los agentes educativos de la época en la tarea de educar. La intención final de la educación común era, según Adria-na Puiggrós, la formación de ciudadanos que hicieran viable la organización política que se consolidaba:

"La llamarada que surgía de la Argentina profunda y rechazaba el orden oligárquico-liberal, era por ellos (se refiere a Alberdi y Sarmiento) rechazada como base de nuestra sociedad. La educación (…) debería contribuir al tejido de una trama ordenada de la sociedad. Sar-miento quería una escuela que transmitiera esquemas generadores de prácticas que fueran sustitutivos de otros anteriores y no su complemento. Los aportes culturales de la familia

4 Incluyendo a la ciudad de Buenos Aires, aún no federalizada.5 Tedesco, J. C. (2003) Educación y sociedad en la Argentina (1880-1945). Buenos Aires: Siglo XXI.

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popular, de la clase social, del grupo étnico y cultural, en la medida en que no coincidieran con esos esquemas, debían eliminarse"6

Las escuelas creadas por las colectividades de inmigrantes, las organizaciones mutuales y gremiales y las asociaciones populares no podían dejar de ser vistas como un proble-ma a abordar a partir de esta noción de formación de ciudadanos. Ellas tenían escuelas propias, “particulares”. Lo que se enseñaba en estas escuelas no tenía articulación con los programas de las escuelas públicas. Además, el Estado compartía la responsabilidad de educar con la Iglesia Católica, que dictaba educación religiosa en las escuelas públi-cas.Los esfuerzos se concentraron entonces en desarrollar un sistema de educación básica estatal que pudiera imponerse a los educadores particulares (la Iglesia incluida), y a la vez establecer un cuerpo de normas que regulase la actividad de las escuelas privadas sobrevivientes. El desarrollo del sistema educativo argentino impulsó progresivamente una marcada centralización. Algunos hitos en este proceso son:

La creación de Colegios Nacionales, bajo el control del gobierno nacional (el primero, en 1863, el Colegio Nacional de Buenos Aires. Para 1869 ya había un Co-legio Nacional en diez de las catorce provincias entonces existentes: Buenos Aires, Catamarca, Corrientes, Jujuy, Mendoza, Salta, San Juan, San Luis, Santiago del Es-tero y Tucumán). La fundación de Escuelas Normales, también bajo el control del gobierno nacio-nal, para la formación de maestros para las escuelas comunes (en 1870 se funda la primera, en Paraná, para 1879 ya había 9, y para 1889 se habían fundado 34, que se distribuían por las catorce provincias). La subvención del gobierno nacional a las escuelas comunes provinciales, que comienza a darse a partir de 1864, y se sistematiza en 1871 a través de la ley 463. El gobierno nacional financiaba a las provincias para la construcción de edificios esco-lares, adquisición de mobiliarios y útiles y el pago de sueldos de profesores. La ley creó un organismo de carácter nacional para administrar las subvenciones: la Comi-sión Nacional de Educación. La creación de la figura del Inspector de educación (por decreto presidencial, en 1879), que tenía a su cargo la fiscalización del cumplimiento de las leyes nacionales sobre educación en todo el territorio7. La transformación de la Comisión Nacional de Educación en el Consejo Nacio-nal de Educación (1881), que implicó dejar de girar fondos a las provincias: el Con-sejo Nacional de Educación centralizaba las compras y pagaba sueldos directamente a los maestros. Se creó además en el ámbito del Consejo la Oficina de Estadística de Educación Común.

6 Puiggrós, A. (2006). Sujetos, disciplina y currículo en los orígenes del sistema educativo argen-tino (1885-1916).7 En este momento la única ley nacional en materia educativa es aún la de subvenciones, pero ya se debatía la necesidad de una ley nacional que regulara la educación común.

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El Congreso Pedagógico Nacional realizado en 1882, donde se debatieron los contenidos comunes del programa de educación, el financiamiento del sistema edu-cativo, la promoción de la educación rural, la educación de la mujer, el sistema de internados, los premios y los castigos corporales y la obligatoriedad de la educación. La ley 1420 de Educación Común (1884), que recogía buena parte del debate realizado en el Congreso Pedagógico y estableció la enseñanza pública, gratuita y obligatoria en todo el territorio nacional. Se estableció que las escuelas particulares debían ajustarse al programa de las públicas y quedaban sujetas a la supervisión del Consejo Nacional de Educación. Con respecto a la enseñanza religiosa, se siguió ad-mitiendo en las escuelas públicas, pero sólo fuera del horario de clases, para diferen-tes cultos (no sólo para la Iglesia Católica) y exclusivamente para los niños de ese culto. La exigencia, a partir del año 1892, de que todos los maestros sean egresados de escuelas normales, y que quienes no poseyeran diploma (más del 50% de los maes-tros de la Ciudad de Buenos Aires, para el año 1892) rindieran un examen habilitan-te.

De esta manera se desarrolló el sistema de instrucción pública argentino, con un “Estado Docente” que financiaba las escuelas, formaba a los maestros, establecía los contenidos básicos y regulaba al resto de los agentes educativos, aunque no poseyera escuelas pro-pias (con excepción de las que poseía en la Capital Federal y en los territorios naciona-les). El Estado Nacional pasó a controlar todas las decisiones en materia de política edu-cativa, subordinando lineamientos alternativos. Desde la Iglesia, se reconocían al menos dos grandes posturas: la más conservadora, que se oponía abiertamente a la hegemonía del Estado en educación, sosteniendo que la principal función del sistema educativo era la evangelización, y otra postura más moderada y cercana al pensamiento liberal, que sostenía la importancia de la educación religiosa en las escuelas estatales. Con criterios radicalmente opuestos, también los anarquistas se oponían a la educación estatal, aun-que algunos de ellos fueron funcionarios del sistema educativo. También existieron pro-puestas democratizadoras que pugnaban por una mayor participación de la sociedad ci-vil en la gestión de las escuelas, entre las que se destacan las de los socialistas, pero también un grupo importante de educadores surgidos de las Escuelas Normales que eran parte del propio sistema educativo.El resultado de la conformación del “Estado Docente” fue la creación de un sistema

fuertemente verticalizado y centralizado, pero donde las corrientes alternativas fueron combatidas y subordinadas desde dentro del sistema, antes que expulsadas de él.Esta centralización alcanza su punto M T w máximo con la sanción de la llamada “Ley

Láinez” (nº 4874), en 1905, por la cual se faculta finalmente al Estado Nacional a crear escuelas en el territorio de las provincias (contradiciendo lo establecido en la Constitu-ción). La sanción de esta ley tuvo como consecuencia inmediata la creación de una im-portante cantidad de escuelas nuevas que respondían directamente a la administración central.

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Para comprender la vida cotidiana

Esta tensión por la disputa entre los distintos agentes de la educación puede observarse en distintos debates de la época. Hemos seleccionado para analizar este debate, del año 1888, surgido a partir de la protesta del embajador argentino en Italia, por el aporte eco-nómico que el gobierno italiano realizaba para las escuelas de esa colectividad en Ar-gentina. El entonces presidente del Consejo Nacional de Educación, Benjamín Zorrilla, destaca la pérdida de importancia de las escuelas italianas (la colectividad que más es-cuelas poseía en ese momento) a manos del crecimiento de las escuelas públicas.

INTERROGANTES PARA REFLEXIONAR

1. Además del Estado, ¿qué otros agentes educativos existían hacia 1880?2. ¿Qué diferencias existen, con respecto a los distintos agentes educativos y al rol

de cada uno de ellos, con lo que sucede actualmente? ¿Cuáles considera que son los principales factores que influyen en esta transformación?

3. ¿Qué argumentos puede desarrollar a favor y en contra de la centralización de la educación a fines del siglo XIX? ¿Qué pueden aportar esos argumentos al análisis de la situación actual?

FUENTE

El Monitor de la Educación Común, año IX Nº 130, abril de 1888, págs. 433-438:

(…) ¿cuál es el origen de las escuelas italianas? ¿qué se propusieron los que la fundaron? ¿Han tenido ellas esa tendencia hostil que se les atribuye?Desde luego los italianos que hasta hoy han venido á nuestro país, salvo algunas excepcio-

nes, en su gran mayoría, nos han traído cosas muy buenas, como su afición al trabajo, hábi-tos de economía, circunstancias que los impulsan á vivir de su propio esfuerzo, y metodizar y ordenar su propia vida; pero al mismo tiempo, nos han traído cosas muy malas, como su falta absoluta de ilustración, de educación, y su pobreza suma, que engendra hábitos de vida que, más de una vez, comprometieron la salud pública, en aquellos conventillos que asusta-ron y llenaron de asombro, cuando las primeras epidemias se hicieron sentir en esta ciudad, a las autoridades encargadas de cuidar su limpieza y salubridad en general (…).La fortuna engendra en todo ser humano el deseo de mejorar, de ensanchar la vida, y una

vez que los primeros italianos se establecieron y enriquecieron en nuestra república, nació en ellos el deseo de educar a sus hijos, de mejorar su situación, dándoles una educación que muy pocos de ellos recibieran en su tierra.La escuela pública argentina, muerta bajo la dictadura, animándose a medias bajo la acción

abnegada y patriótica, pero poco apropiada de la sociedad de Beneficencia, era muy restrin-gida, muy limitada, é inducía por consiguiente no solo a la población extranjera, sino á la mayor parte de la población acomodada de nuestros compatriotas, buscar la instrucción de sus hijos en los colegios particulares, habiendo muchos de ellos que deben o debieron su existencia a la protección asociada de muchos padres de familia argentinos.Las sociedades italianas, más poderosas y más eficaces en la acción, por el espíritu arraiga-

do de asociación en la generalidad de sus conciudadanos, fueron de las primeras en estable-cer, sin estrañeza de nadie, á la luz del sol, sus escuelas; fueron las primeras, hay que decir -

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lo en su honor, en reconocer necesidad de una casa apropiada para fundar una escuela, e hi-cieron varias, ántes que el Departamento de Educacion ó nuestros Gobiernos hicieran algu-na.(…) hicieron con aplauso público sus edificios escolares, cuyas inauguraciones fueron mo-

tivo de justo regocijo de propios y extraños, solemnizadas con la presencia de autoridades argentinas y con unánime aplauso de la prensa nacional, no digamos, por sabido, de la ita-liana, como puede verse en los diarios de la época.Llegaron á tener, según fidedignos informes, más de seis mil niños en sus clases, y nadie

se alarmó; se miró en ese sacrificio que las asociaciones italianas se imponían, una plausible cooperación al ímprobo trabajo de educar los niños, que se transforman en seres útiles á la sociedad en la escuela, que redime de la ignorancia y el atraso, la peor y más deprimente forma de tiranía y servidumbre que exista en la tierra.Por otra parte, nuestras escuelas eran pocas y reducidas, no daban asiento sino á seis o sie-

te mil alumnos, y teníamos mas de 45,000 niños en edad escolar (…)Cuando la discusión ha venido, era, precisamente, cuando nuestra legislación escolar había

salvado el peligro, sujetando la escuela particular á la inspección de las autoridades escola-res, encargadas de exijir en ellas la enseñanza de todo lo que puede instruir y formar un buen ciudadano—el idioma, la Geografía, la Historia, la constitución nacional, como está ordenado que se haga, incurriendo los infractores de tan acertadas disposiciones, en penas, que pueden ir hasta la multa pecuniaria y la clausura de la escuela.¿Las escuelas italianas se han desarrollado de tal manera, que la subvención extranjera y el

fomento que le prestan las asociaciones italianas, han aumentado su número y el de sus alumnos, de tal modo que estas alarmas de la prensa se justifiquen y puedan excitar justa-mente el amor propio nacional más susceptible? De ninguna manera.Oigase bien lo que vamos á decir!!! El adelanto, desarrollo y cuidados que se han llevado á

las escuelas por la legislación y las autoridades escolares, ha detenido por completo el des-envolvimiento de las escuelas particulares, de tal manera, que ellas cuentan hoy, las verda-deramente particulares, menos alumnos que los que las frecuentaban en 1.881, como hemos de demostrarlo en artículos sucesivos, siendo de notar que las escuelas italianas, de siete mil alumnos que las frecuentaron en los tiempos en que la escuela pública no era debidamente atendida, han bajado á mil seiscientos alumnos que las frecuentan hoy.La República Argentina ha entrado de lleno, por su legislación escolar, por los recursos

que destina al sostén de sus escuelas, por el cuidado que presta en llevar á ellas el material y textos apropiados, que facilitan y perfeccionan la enseñanza, por la acción inteligente de inspectores diplomados en toda la República, por la mejora de sus horarios, y, en fin, por la adopción de programas destinados á desarrollar más y mejor el conocimiento de nuestro país, en la ancha vía que le señalan los pueblos más adelantados en las cuestiones relativas al desarrollo de la inteligencia de sus hijos y que llevan la delantera en la civilización y el progreso. Es por eso que todo lo apropia y asimila, y como ellas hace de la educación de sus hijos, de la formación de su carácter, la primera de sus necesidades, el más trascendental de sus deberes (…).Desde ahora anunciamos, y el tiempo lo dirá si en ello tenemos razón o no, antes de dos

años el Consejo Nacional de Educación adquirirá por compra los edificios que poséen las diferentes asociaciones italianas en que funcionan sus escuelas.Se ha de permitirnos dudar de este acendrado amor a su patria por parte de los italianos,

que voluntariamente la abandonaron, que han formado en lo general una familia en nuestro

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país, en el que han encontrado una fortuna y han nacido sus hijos, que al cumplir los 12 años son los más exaltados argentinos.

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¿HUBO UNA REACCIÓN NACIONALISTA EN EL CENTENARIO?

Irene Marrone

“¿Habéis visto un final de fiesta? cuando el alba

empieza y la luz del sol va inundando el salón ilumi-

nado por las arañas y los candelabros? Los rostros

cansados, las ojeras, las fatigas del cuerpo y una

vaga fatiga del alma.” Rubén Darío8

1910 fue en Buenos Aires un momento de fuerte construcción de la “memoria nacio-nal”. La inquietud por la identidad no era novedad para las elites político intelectuales en nuestro país; pero en aquél Centenario de la revolución de Mayo se expresó como reacción nacionalista frente a un proceso de modernización, inmigración y seculariza-ción que algunos evaluaron excesivo. Ya desde el cambio de siglo era perceptible cierto malestar, como si algo no hubiera

salido de acuerdo a lo planeado. Al principio la reacción fue de nostalgia, por los tiem-pos pasados (ubi sunt); pronto el enojo se depositó sobre lo que juzgaban “in-conducta del aluvión inmigratorio”. Se quejaban de su afán materialista, su falta de patriotismo y desinterés por las cuestiones públicas expresadas, por ejemplo, en su baja participación en las fiestas patrias.9 Pero fue el conflicto de clases durante la ola de huelgas de 1902, el momento en el que la reacción estalló como actitud defensiva y xenófoba con pedidos de castigo contra los agitadores anarquistas y extranjeros que en adelante y a merced de la nueva Ley de Residencia serían fácilmente expulsados. Para 1910, la polarización so-cial ya era abierta y directa. En esos días, luego que el congreso votara el estado de sitio, se vio a grupos de jóvenes de clase alta atacar duramente algunos centros e imprentas anarquistas, a trabajadores extranjeros y a judíos indefensos y lo llamativo fue que tal violencia se ejerciera en nombre de la restauración de valores patrióticos adormecidos. El estado de sitio y la Ley de Defensa social con pena de muerte incluso para reprimir la protesta contra el gobierno, sin distinguir a naturales o a extranjeros, fue el contexto en

8 Rubén Darío (1867-1916) poeta nicaragüense vivió en Buenos Aires a mediados del noventa. Su poética inaugura el modernismo cultural, movimiento literario que aparece en América antes que en España y expresa un gesto de autonomía cultural. En contraste con los tópicos del positivismo -que en-cumbra la verdad, la ciencia- el modernismo enaltece la belleza, en oposición a la utilidad, a los valores pragmáticos y materialistas del vulgar burgués de la modernidad enaltece al poeta. en Terán, Oscar, His-toria de las ideas en la Argentina. Diez lecciones iniciales 1810-1980), Bs.As., Siglo veintiuno, 2008. pág. 155-191.9 Se recordaba la gran participación popular que había antes, cuando muchos salían en tono joco-so y carnavalesco a festejar las "fiestas mayas" (del mes de mayo). Si hasta introdujeron "batallones in-fantiles" para incentivar la presencia, por eso empezaron a desfilar los Asilos de Niños Huérfanos en las fiestas patria, tal como hacían los franceses para conmemorar su centenario de la revolución francesa en París. En Bertoni, Lilia Ana: “Construir la nacionalidad. Héroes, estatuas y fiestas patrias, 1887-1891”. En Boletín del Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. E. Ravignani”, Tercera Serie, núm. 5, 1er. Semestre de 1992, pág. 80.

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el que emergió la revisión del ideario racionalista y progresista de la generación ante-rior. 10

Y al connotar negativamente al inmigrante, se produjo una inversión en la valoración de los términos “civilización” y “barbarie” del proyecto de Sarmiento y Alberdi. La an-tigua “barbarie” denigrada se trasmutó ahora en fuente de identidad nacional. Nación y Patria se volvieron nociones en conflicto, sufriendo importantes resignificaciones sim-bólicas; al cosmopolitismo y fe en el progreso indefinido se le superpuso un verdadero fervor patriótico; la mirada se volvió hacia el interior del país, se tornó benévola hacia el pasado colonial; la hispanofobia de generaciones anteriores trocó en amor y reconoci-miento a la madre patria; lo criollo, el gaucho y el campo como reservorio de tradicio-nes y virtudes propias, eclipsó al “crisol de razas”. Para nacionalizar y contagiar de patriotismo a las generaciones venideras apartándolas

del conflicto de clases, algunas figuras políticas e intelectuales como Leopoldo Lugo-nes, Manuel Gálvez y Ricardo Rojas11 aconsejaron todo un programa de recuperación y restauración histórica de las glorias pasadas. Las fechas patrias como el 25 de mayo fue-ron reinventadas y especialmente conmemoradas como punto cero de la epopeya nacio-nal. En la escuela, en la milicia, y también a través de la movilización política se institu-yó un importante ritual patrio -con banderas argentinas, escarapela, cantos, marchas pa-trióticas y el himno nacional- destinado a legitimar la superioridad de las elites “crio-llas” y a la vez homogeneizar y disciplinar a la población sospechada ahora de incapaci-dad para ejercer ciudadanía plena en la república verdadera.Huelga decir que tal reacción nacionalista e historicista no alcanzó en aquél Centenario

para revertir el modelo y gestar un cambio entre las elites dominantes. Se impuso, por el contrario, profundizar el proceso de modernización hacia adelante, democratizar la es-tructura política, ampliar la ciudadanía e incluir a la nueva plebe urbana de los hijos de inmigrantes a través del voto universal masculino y obligatorio. La crisis de posguerra y el posterior derrumbe mundial del ´30 volverán a dar la oportunidad para que emerja con mayor desarrollo un movimiento que habrá de retomar el sentido de aquella reac-ción conservadora que se expresó en los festejos del primer Centenario de la revolución de Mayo.

INTERROGANTES PARA REFLEXIONAR

1. ¿Puede considerarse esta primera gran crisis de la modernidad en 1910 como una “reacción nacionalista”? Fundamente.

10 La “Generación del Ochenta” es la responsable de haber puesto en marcha al Estado Nación to-mando como modelo los lineamientos del proyecto civilizatorio de Sarmiento y Alberdi, y de la Ilustra-ción. 11 Una serie de ensayos debaten por la definición de la nacionalidad desde perspectivas defensivas en el Centenario. Ricardo Rojas por ejemplo, en un informe encargado por el Mº de Justicia e instrucción Pública desarrolla un programa de nacionalismo historicista como propuesta de integración para una so-ciedad cosmopolita. En Rojas, Ricardo: La restauración nacionalista. Informe sobre educación, Buenos Aires, Mº de Justicia e Instrucción Pública, 1909.

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Para el historiador contemporáneo Fernando Devoto el "surgimiento de un movimiento nacionalista" ya desde 1880: "Haciendo un balance, el momento del ochenta parece reu-nir aisladamente todos los prerrequisitos que varias de las tipologías de los historiadores europeos suelen requerir para el surgimiento de un movimiento nacionalista. Primero, la idea de amenaza y el concomitante tema del otro (o del enemigo) y la necesidad de defi -nir o exaltar ante él una identidad específica; luego, una cierta noción de decadencia que enmarca la búsqueda de soluciones activas (como la recuperación de un espíritu patrióti-co u originario) para revertirla. Sin embargo todos estos rasgos, como todas las iniciati-vas tendentes a resolver la "cuestión" nacional ahora descubierta, no llegarían a plasmar en un conjunto coherente. No constituyeron ni un movimiento unívoco, ni de amplitud suficiente como para sostener un cambio concreto de las políticas públicas ni tampoco de las ideologías dominantes."12

FUENTES

a) Legislación

Ley Nº 4144/1902. Residencia de extranjeros:

Artículo 2º- El Poder Ejecutivo podrá ordenar la salida de todo extranjero cuya conducta comprometa la seguridad nacional o perturbe el orden público.Artículo 3º- El Poder Ejecutivo podrá impedir la entrada al territorio de la República de todo extranjero cuyos antecedentes autoricen a incluirlo entre aquellos a que se refieren los ar-tículos anteriores.

Ley Nº 7029/1910. Defensa social reglamentando la admisión de extranjeros en el te-rritorio argentino:

Capítulo IArt. 1º- Sin perjuicio de los dispuesto en la ley de inmigración, queda prohibida la entrada y admisión en el territorio argentino de las siguientes clases de extranjeros:

a) Los que hayan sufrido condenas o estén condenados por delitos comu -nes que según las leyes argentinas merezcan la pena corporal;b) Los anarquistas y demás personas que profesan o preconizan el ataque por cualquier medio de fuerza o violencia contra los funcionarios públicos o los gobiernos en general o contra las instituciones de la sociedad;c) Los que hayan sido expulsados de la República, mientras no se derogue la orden de expulsión.

Art. 7º- Queda prohibida toda asociación o reunión de personas que tenga por obje -to la propagación de las doctrinas anarquistas o la preparación o instigación a co -meter hechos reprimidos por las leyes de la Nación, y la autoridad local procederá a la disolución de las que se hubiesen formado e impedirá sus reuniones.

12 En Devoto, Fernando; Nacionalismo, fascismo, tradicionalismo en la Argentina moderna; Bs.As.; Siglo XXI, 2002.

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Art. 8º- Las sociedades, asociaciones, o las personas que deseen celebrar una reu -nión pública, sea en locales cerrados o al aire libre, deberán solicitar previamente autorización a la autoridad local, la que deberá prohibir dicha reunión si ella tuvie -re por objeto alguno de los propósitos enunciados en el artículo anterior.Capítulo IIIArt. 12º- El que verbalmente, por escrito o por impresos o por cualquier otro medio haga públicamente la apología de un hecho o del autor de un hecho que la ley prevé como delito, sufrirá la pena de 1 a 2 años de prisión.Art. 13º- El que con el objeto o la intención de cometer un delito contra las perso -nas o la propiedad o para infundir público temor, suscitar tumultos o público desor -den, fabrica, transporta o guarda en su casa o en otro lugar dinamita u otros explo -sivos de efectos parecidos, bombas, máquinas infernales u otros instrumentos homi -cidas o de estrago, o bien substancias y materias destinadas a la fabricación o com -posición de tales objetos, será castigado con la pena de 1 a 2 años de prisión.Art. 15º- El que por los medios indicados en el artículo anterior intente destruir o destruya en todo o en parte un edificio o construcción de cualquier naturaleza, su -frirá la pena de 10 a 15 años de presidio. Si el hecho se comete en el asiento de asambleas políticas o administrativas o en otro edificio público destinado al uso público, en edificios habitados o destinados a habitación, en talleres industriales o almacenes o depósitos de materias inflamables o explosivas, la pena será de 15 a 20 años de presidio. Si por causa del delito previsto en el presente y en el antecedente artículo se ha puesto en peligro la vida de las personas la pena será de 20 años has -ta tiempo indeterminado. Si se produjese la muerte de una o más personas, la pena será de muerte.Art. 16º- El que por los medios indicados en el artículo 14 comete un hecho directo contra las personas, será castigado con presidio de 20 años a tiempo indeterminado.Si se produjese la muerte de una o más personas, la pena será de muerte.Art. 25º- El que por medio de insultos, amenazas o violencia intentase inducir a una persona a tomar parte de una huelga o boicot, será castigado con prisión de 1 a 3 años, siempre que el hecho producido no importe delito que tenga una pena mayor.Art. 28º- Cuando los reos de los delitos a que se refieren los artículos citados en el artículo anterior sean ciudadanos argentinos naturales o naturalizados será un acce -sorio de la pena la pérdida de los derechos políticos y el retiro de ciudadanía

b) Fragmentos de textos13

Cuenta Manuel Gálvez en “El diario de Gabriel Quiroga”, 25 de mayo de 1910:

“Las violencias realizadas por los estudiantes incendiando las imprentas anarquistas, mien-tras echaban a vuelo las notas del himno patrio, constituyen una revelación de la más tras-cendente importancia. Ante todo esas violencias demuestran la energía nacional (...) y ense-ñan que la inmigración no ha concluido todavía con nuestro espíritu americano pues conser-vamos aún lo indio que había en nosotros.”

13 Manuel Gálvez, Ricardo Rojas y Leopoldo Lugones reúnen un conjunto de rasgos comunes, na-cieron en 1880, provenían de familias patricias del interior, llegaron jóvenes a Buenos Aires. Para el cen-tenario ya eran escritores, periodistas, tenían buenas relaciones con los gobiernos a través de comisiones públicas.

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Cuenta Ricardo Rojas en La restauración nacionalista. Bs.As., Mº de Justicia e Ins-trucción Pública. 1909:

“El cosmopolitismo en los hombres y las ideas, la disolución de viejos núcleos morales, la indiferencia para con los negocios públicos, el olvido creciente de las tradiciones, la corrup-ción popular del idioma, el desconocimiento de nuestro propio territorio, la falta de solidari-dad nacional, el ansia de riqueza sin escrúpulos, el culto de las jerarquías más innobles, el desdén por las atas empresas, la falta de pasión en las luchas, la venalidad del sufragio, la superstición por los nombres exóticos, el individualismo demoledor, el desprecio por los ideales ajenos, la constante simulación y la ironía canalla –cuanto define la época actual- comprueban la necesidad de una reacción poderosa en favor de la conciencia nacional y de las disciplinas civiles.”

Dice Leopoldo Lugones en El payador, Caracas, Biblioteca Ayacucho, 1916:

“Cuando nuestros gauchos se regocijan con el poema que a los cultos también nos encanta, es porque unos y otros oímos pensar y decir cosas bellas, interesantes, pintorescas, exactas a un verdadero gaucho. Pero seamos justos con el pueblo rural. El fue quién comprendió pri-mero, correspondiendo a la intención del poeta, con uno de esos éxitos cuya solidez es otra grandeza épica. Naturalmente exento de trabas preceptistas sabía por instinto que la descrip-ción de una existencia humana, no es u puro recreo lírico; que las miserias, las asperezas, la prosa de la vida, en fin, forman parte de la obra, porque el héroe es un hombre y sólo a causa de estos nos resulta admirable. De tal modo el gaucho Martín Fierro tomó pronto existencia real. He oído decir a un hombre de la campaña, que cierto amigo suyo lo había conocido; muchos otros creíanlo así; y no sé que haya sobre la tierra gloria más grande para un aritista. Es esa la verdadera creación, el concepto funcional de los tipos clásicos. Así vivían los hé-roes Homéricos cuyas hazañas cantaba el aeda en el palacio de los reyes y en la cabaña de los pastores. Todos los entendían, a causa de que representaban la vida integral. “

c) Título de algunos cortos argumentales realizados para el centenario.

La revolución de Mayo (Mario Gallo 1910), La creación del himno (Mario Gallo, 1910), La re-vista del centenario (Julio Alsina 1910), Facundo Quiroga, (Julio Alsina 1909), Cielo centenario (Julio Alsina 1910), La batalla de Maipú (Mario Gallo 1912), Mariano Moreno la revolución de Mayo (Enrique García Velloso, 1915)

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TANGO Y VIDA COTIDIANA EN LOS AÑOS TREINTA

Guido Giorgi

Entre dos golpes de Estado, el primero el 6 de septiembre de 1930 (primera interrupción tras 50 años de continuidad del sistema político) y el ocurrido el 4 de junio de 1943, tie -ne lugar lo que desde el sentido común se conoce como la “Década Infame”14.La aceptación inmediata de este mote brinda indicios del imaginario social de gran par-

te de la sociedad de esa época en relación a la larga década del treinta: el fraude político y la proscripción como mecanismos de conservación del poder del híbrido régimen libe-ral autoritario de la Concordancia, sumado a los numerosos casos de corrupción, redun-dó en un descreimiento generalizado en los partidos tradicionales y el sistema político en general (James, 1990: capítulo 1). En términos más amplios, la hegemonía del hori-zonte de sentido construido por las elites dirigentes liberales en la Argentina desde 1880 se había quebrado; esta es la expresión local de un fenómeno mundial, la explosión del consenso mundial en torno al liberalismo decimonónico que Cristián Buchrucker ha lla-mado Crisis Ideológica Mundial (Buchrucker, 1987)De esta manera, se produce un vacío de certezas, que da lugar a luchas por el sentido.

Ante esta crisis de identidades, los nacionalismos emergerán con fortaleza, conforman-do un imaginario nacional modernizador en lo económico a la vez que conservador en lo político (al menos hasta 1943), y con un importante peso de lo católico.Es en este contexto de crisis de sentido que el tango, expresión popular porteña, expe-

rimenta una época de oro.Marginal y orillero en sus orígenes, el tango es, a imagen de laal igual que la Argenti-

na, producto del entrecruzamiento de diversas culturas de inmigrantes. Practicado casi exclusivamente por las clases bajas del sur de la ciudad de Buenos Aires, las clases do-minantes lo tenían por vulgar, la iglesia católica lo condenaba y las autoridades lo prohi-bieron por incitar al escándalo.Hacia el Centenario, los hijos de las clases dominantes que visitaban los prostíbulos y

salas del baile popular toman contacto con el tango, y previa consagración en los salo-nes de baile de Paris, el tango trascendió estos espacios “invisibles” e “indeseables”. En los años siguientes, en gran parte por obra de la vasta popularidad de Carlos Gardel, el tango se incorporó al conjunto de expresiones legítimas del mundo cultural, formando parte del circuito comercial de grandes discográficas y cinematográficas.

14 El título de “Década Infame” proviene del libro homónimo escrito en 1945 por José Luis Torres, periodista e historiador nacionalista que adhiere al peronismo.

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Sin embargo, el tango mantuvo esa marca de nacimiento derivada de la marginalidad, de ser la voz de sectores de inmigrantes y trabajadores y no de la “alta” sociedad. Como en ningún otro momento de la historia argentina, su auge en la década del 1930 está en parte vinculado con su carácter contestatario. Entre los poetas de mayor éxito se encuen-tran Enrique Cadícamo, Celedonio Flores, Enrique Santos Discépolo, algunos de cuyos tangos constituyen un repertorio de denuncias sobre la situación social, económica y po-lítica, las mismas que dan fuerza de verdad social al mote “Década Infame”.Junto al contenido, la forma hace al carácter contestatario del tango: las letras con claro

contenido social se ven potenciadas en su marginalidad por el uso del lunfardo, vocabu-lario de sinónimos que se opone al castellano oficial. La asociación con el delito, los ba-jos fondos daban al lunfardo un carácter peyorativo. De esta manera, el tango consiste en decir lo que no se debe, de la manera en que no se debe.El ensayismo es otra de las expresiones culturales que ocupa el lugar de crítica social

en la década de 1930. En El hombre que está solo y espera [1931], Scalabrini Ortiz des-cribe al hombre de Corrientes y Esmeralda como solitario y alienado, que “se busca afa-nosamente a sí mismo”. Martínez Estrada denuncia en La cabeza de Goliath [1940] los males de la desproporcionada metrópolis que es Buenos Aires: la velocidad, la tortura, la intrascendencia y superficialidad de la existencia urbana del porteño. Ambos contri-buyen a la renovada discusión sobre la identidad nacional, en la que intelectuales católi-cos tendrán su papel en la reacción nacionalista característica de dichos años. Ernesto Palacio, César Pico, Manuel Gálvez y los hermanos Irazusta son algunos de los nombres más importantes en estos debates.Sin embargo, más allá del aporte a la comprensión de su época, y del éxito de ventas

del ensayismo (por ejemplo, las cuatro reimpresiones en menos de un año de El Hombre que está solo y espera), éste no tendrá la capacidad de penetración popular que sí tiene el tango.Por ello, hemos compilado una serie de letras de tango en las que se pueden rastrear di-

versas problemáticas relevantes en el imaginario social de la época.El descreimiento en la política aparece en Quevachaché [1926]. Escrita por Enrique

Santos Discépolo, la crisis de valores se expresa en la primacía del dinero ante las ban-deras del militante, la conciencia e incluso Dios. También del mismo autor, Cambala-che [1935], pieza ya clásica que ha trascendido hasta convertirse en una referencia que se actualiza en momentos de crisis de valores; por ello ha sido prohibida por todos los gobiernos militares desde 1943. En este caso, la principal preocupación es la inversión de valores básicos. La misma referencia a la anomia de valores está presente Al mundo le falta un tornillo [1932] de Enrique Cadícamo; el poeta da cuenta de las dificultades económicas que sufrían los trabajadores, y logra transmitir la sensación de ruptura, de quiebre, apelando con ironía a soluciones propias de la era industrial. Por último, la pe-netración del imaginario católico aparece ya desde el título del tango Al pie de la Santa Cruz [1933] de Mario Battistella. Esta pieza da cuenta de la persecución que los gobier-nos de turno emprendían contra el movimiento obrero, y marca la vinculación orgánica entre gobierno y los empresarios.

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INTERROGANTES PARA REFLEXIONAR

1. Reconstruya brevemente la trayectoria de Enrique Santos Discépolo y Enrique Ca-dícamo en el ámbito público.

2. En términos generales, ¿cuál es la relación entre las esferas políticas y culturales en la época? Vincular con la participación de intelectuales y escritores en el debate so-bre la identidad nacional.

3. Establezca vínculos entre el tango y los diversos tipos de nacionalismos descriptos por Buchrucker. En su opinión, ¿qué tópicos enumerados por Buchrucker pueden rastrearse en los tangos seleccionados?

4. ¿Cuáles son las reacciones de los diversos gobiernos entre 1930 y 1945 hacia el tan-go?

FUENTES

Quevachaché (1926)Letra y música: Enrique Santos Discépolo

Piantá de aquí, no vuelvas en tu vida.Ya me tenés bien requeteamurada.No puedo más pasarla sin comidani oírte así, decir tanta pavada.¿No te das cuenta que sos un engrupido?¿Te creés que al mundo lo vas a arreglar vos?¡Si aquí, ni Dios rescata lo perdido!¿Qué querés vos? ¡Hacé el favor!.

Lo que hace falta es empacar mucha moneda,vender el alma, rifar el corazón,tirar la poca decencia que te queda...Plata, plata, plata y plata otra vez...Así es posible que morfés todos los días,tengas amigos, casa, nombre...y lo que quieras vos.El verdadero amor se ahogó en la sopa:la panza es reina y el dinero Dios.

¿Pero no ves, gilito embanderado,que la razón la tiene el de más guita?¿Que la honradez la venden al contadoy a la moral la dan por moneditas?¿Que no hay ninguna verdad que se resistafrente a dos pesos moneda nacional?Vos resultás, -haciendo el moralista-,un disfrazao...sin carnaval...

¡Tirate al río! ¡No embromés con tu conciencia!Sos un secante que no hace reír.Dame puchero, guardá la decencia...¡Plata, plata y plata! ¡Yo quiero vivir!

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¿Qué culpa tengo si has piyao la vida en serio?Pasás de otario, morfás aire y no tenés colchón...¿Qué vachaché? Hoy ya murió el criterio!Vale Jesús lo mismo que el ladrón...

Al mundo le falta un tornillo (1932)Letra: Enrique Cadícamo - Música: José María Aguilar

Todo el mundo está en la estufaTriste, amargao, sin garufa,neurasténico y cortao...Se acabaron los robustos...si hasta yo que daba gusto¡cuatro kilos he bajao!

Hoy no hay guita ni de asaltoY el puchero están tan altoque hay que usar un trampolín...si habrá crisis, bronca y hambreque el que compra diez de fiambrehoy se morfa hasta el piolín

Hoy se vive de prepoy se duerme apuraoY la chica hasta Cristose la han afeitao

Hoy se lleva a empeñaral amigo más fiel,nadie invita a morfar...todo el mundo en el riel,

Al mundo le falta un tornillo,¡que venga un mecánico!pa'ver si lo puede arreglar.

¿Qué sucede? Mama mía...,se cayó la estanteríao San Pedro abrió el portón...La creación anda a la piñasy de puro arrebatiñaapoliya hasta el colchón...

El ladrón hoy es decente,y la fuerza se ha hecho gente,ya no tiene a quién robar...Y el honrao se ha vuelto chorroporque en su fiebre de ahorroél se "afana" por guardar

Al mundo le falta un tornillo,¡que venga un mecánico!pa' ver si lo puede arreglar.

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Al pie de la Santa Cruz (1933)Letra: Mario Battistella - Música: Enrique Delfino

Declaran la huelga,Hay hambre en las casas.Es mucho el trabajoy poco el jornaly en ese entreverode lucha sangrientase venga de un hombrela ley patronal.

Los viejos no sabenque lo condenaronpues miente piadosasu pobre mujer,quizás un milagrole lleve el indultoy vuelva en su casala dicha de ayer.

Mientras tanto,al pie de la Santa Cruzuna anciana desoladallorando implora a Jesús:"Por tus llagas que son santas,por mi pena y mi dolorten piedad de nuestro hijo.¡Protégelo, Señor!"

Y el anciano, que no sabe ya rezar,con acento temblorosotambién protesta a la par:"¿Qué mal te hicimos nosotrospa'darnos tanto dolor?"

Y a su vez dice la anciana"¡Protégelo, Señor!".Los pies engrillados,Cruzó la planchada...

La esposa lo mira,quisiera gritar. Y el pibe inocenteque lleva en los brazosle dice llorando"Yo quiero a papá".

Largaron amarrasy el último cabovibró al desprenderseen todo su ser.

Se pierde de vistala nave maldita

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y cae desmayadala pobre mujer.

Cambalache (1935)Letra y música: Enrique Santos Discépolo

Que el mundo fue y seráuna porquería, ya lo sé.En el quinientos seisy en el dos mil, también.

Que siempre ha habido chorros,maquiavelos y estafaos,contentos y amargaos,barones y dublés.

Pero que el siglo veintees un desplieguede maldá insolente,ya no hay quien lo niegue.

Vivimos revolcaos en un merenguey en el mismo lodotodos manoseados.

Hoy resulta que es lo mismoser derecho que traidor,ignorante, sabio o chorro,generoso o estafador...¡Todo es igual!¡Nada es mejor!Lo mismo un burroque un gran profesor.

No hay aplazaos ni escalafón,los ignorantes nos han igualao.

Si uno vive en la imposturay otro roba en su ambición,da lo mismo que sea cura,colchonero, Rey de Bastos,caradura o polizón.

¡Qué falta de respeto,qué atropello a la razón!Cualquiera es un señor,cualquiera es un ladrón...

Mezclao con Straviskyva Don Bosco y La Mignon,Don Chicho y Napoleón,Carnera y San Martín...

Igual que en la vidriera

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Para comprender la vida cotidiana

irrespetuosade los cambalachesse ha mezclao la vida,y herida por un sable sin remacheves llorar la Bibliajunto a un calefón.

Siglo veinte, cambalacheproblemático y febril...El que no llora no mamay el que no afana es un gil.¡Dale, nomás...!¡Dale, que va...!¡Que allá en el Hornonos vamo’a encontrar...!

No pienses más; sentate a un lao,que ha nadie importa si naciste honrao...

Es lo mismo el que laburanoche y día como un buey,que el que vive de los otros,que el que mata, que el que cura,o está fuera de la ley...

BIBLIOGRAFÍA

Buchrucker, Cristian, Nacionalismo y peronismo. La Argentina en la crisis ideológica mundial, 1927-1955, Buenos Aires, Sudamericana, 1987.

Donatello, Luis Miguel, (2007) “Conflictividad política y conflictividad religiosa en la Argentina moderna: procesos de “teologización” de la política” en Sí, somos ameri-canos, Volumen VIII, N°: 1, Universidad Arturo Prat, Santiago de Chile, pp. 83-104.

James, Daniel, Resistencia e integración. El peronismo y la clase obrera argentina (1946-1976), Buenos Aires, Sudamericana, 1990. Capítulo 1.

http://www.todotango.com/

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Para comprender la vida cotidiana

INCLUSIÓN POLÍTICA DE LAS MUJERES DURANTE EL PRIMER PERONISMO

Daniela Ruiz

En su ascenso al poder el peronismo encuentra un contexto urbano que había experi-mentado cambios notables en un corto período de tiempo. No sólo los empleos habían aflorado y la ciudad crecido en consecuencia, sino que esto había repercutido en la com-posición de las familias, principalmente en la reducción numérica a su interior, que más allá del discurso fomentando el crecimiento de la natalidad no parecía haberse visto mo-dificado. Las mujeres habían comenzado su ingreso en el mercado laboral a comienzos del siglo

XX. Hacia 1947 representaban el 20% de la población ocupada, concentrándose sobre todo en el área servicios y en la producción textil y alimenticia. El ámbito de la fábrica, que siempre había sido considerado como el ámbito masculino por excelencia, aquél desde el cual el varón podía cumplir con el papel de proveedor que la sociedad le tenía reservado, comenzaba a verse inundado por las mujeres, esa porción de la población que había sido relegada al cuidado del hogar: "en el modelo ideal de familia nuclear con cla-ra división del trabajo entre géneros, no debería haber mujeres trabajando fuera de su hogar. Sin embargo, la imagen de un grupo doméstico mantenido por un solo salario fue pocas veces alcanzado en la práctica, especialmente por las clases trabajadoras" (Jelin,1994: 26). Esto permitiría comprender, en parte, que el sueldo de las mujeres tra-bajadoras fuera históricamente inferior al de sus compañeros masculinos, ya que se planteaba en tanto complemento del ingreso familiar. En todo el espectro político el tra-bajo femenino fue visto en forma negativa: desde los sectores más conservadores, ya que minaba la composición armoniosa de los hogares; desde los sectores de la izquierda, porque expresaba las aristas más crueles de la explotación capitalista. Durante el primer peronismo esta imagen negativa pareció revertirse, al investir  de dignidad el trabajo de las mujeres fuera del hogar: ahora trabajaban porque querían; eran ellas las que salían -por un rato- del hogar para llevar adelante desde la fábrica, los hospitales, las escuelas no sólo a sus familias sino también, en un juego especular, al país. Sin embargo, más allá de este papel protagónico en la esfera pública del trabajo, su lugar privilegiado con-tinuaba siendo el doméstico: los valores femeninos estaban centrados, principalmente, en la virtud, el cariño, la moral. La formación del nuevo ciudadano comenzaba en el ho-gar. De esta manera, el gobierno "tuvo, respecto de la mujer, una actitud en tensión: un apoyo sustancial de las bases políticas provenía de mujeres trabajadoras, pero desde lo ideológico se las invitaba a permanecer en el ámbito del hogar" (Moreno, 2004:270). 

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Al ampliar las bases sindicales y fomentar la participación, el peronismo le dio un im-pulso a la sindicalización de las mujeres, que había comenzado tímidamente de la mano de los anarquistas y socialistas15. Los derechos civiles ya habían registrado una amplia-ción hacia las mujeres, así como los sociales por medio de la legislación y la ampliación de derechos laborales (que iban desde la protección de la maternidad de la mujer traba-jadora hasta mejoras otorgadas a las familias del trabajador). Ante esta inclusión en el ámbito económico, la desventajosa situación de las mujeres en relación a los varones en lo referido a la inclusión en el plano político quedaba en evidencia, y fue así que el tema del sufragio femenino, que llevaba años ya en las agendas de los movimientos de muje-res tanto del país como del mundo, tomó un lugar en la discusión parlamentaria que no había tenido desde el debate de ampliación del sufragio hacia las mujeres en 1932. "Las fuerzas que sostuvieron a Juan Domingo Perón habían prometido que se sancionaría el sufragio de las mujeres, y con esa promesa inauguró el período de sesiones de 1947" (Barrancos, 2007:143). El papel de Eva Perón fue decisivo, principalmente para acelerar el tratamiento de la ley, cuya promulgación cambiaría la vida de las mujeres argentinas desde ese momento, al obtener acceso, al menos formalmente, a la ciudadanía política. Los movimientos sufragistas y de liberación de la mujer no estuvieron de acuerdo con

la promoción de dicha ley. Conformados por mujeres de las familias más tradicionales del país, por intelectuales de renombre o por socialistas, su visión del papel de la mujer entraba en conflicto con la promulgada por el gobierno. Las fuentes presentadas a continuación permitirán ampliar dicho panorama.

INTERROGANTES PARA REFLEXIONAR

1. ¿Cuál era la extracción social de estas mujeres? ¿De qué manera participaban en el escenario social?

2. ¿Qué modelos diferentes de mujer dejan traslucir sus textos y sus acciones en el pla-no político? ¿Qué intereses representa cada modelo?

3. ¿Es posible plantear diferentes modelos de país a partir de lo anteriormente expresa-do? ¿Por qué?

FUENTES

Alicia Moreau de Justo – Juana C. de Columbo, Comité Socialista Nacional Pro Sufragio Femenino (1932)

1. Si la concesión de los derechos políticos a la mujer se debe a un alto concepto de justicia social, si se quiere por ella realizar la democracia integral y no la unilateral que tenemos, si se quiere igualmente que el ejercicio del sufragio vincule más estrecha e inteligentemente la

15 Esta participación no debe leerse como un símbolo de debilidad de las mujeres, ya que participa-ron en numerosas huelgas y reclamaron desde su condición de trabajadoras derechos que no habían sido reconocidos con anterioridad. La menor participación numérica y, por ende, la menor repercusión de sus acciones se entiende dentro del marco de un mercado laboral dominado por varones y, en consecuencia, sindicalizado por ellos.

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Para comprender la vida cotidiana

mujer a nuestro progreso general, el voto le debe ser concedido con la misma amplitud con que lo ejerce el hombre. 2. Consideramos que las razones que existen para hacer obligatorio el voto para el hombre imponen esta condición para la mujer. Si así no fuera el uso de este derecho no llegaría nun-ca a ser para ella el instrumento de mejoramiento económico y de emancipación moral que esperamos que sea para nosotras, como lo es para las millares de mujeres que en el mundo, encuentran por esa vía el modo de hacer pesar su opinión, defender sus derechos y devolver su propia personalidad.16

Eva Perón, Primer discurso oficial (1946)

La mujer del presidente de la República, que os habla, no es más que una argentina más, la compañera Evita, que está luchando por la reivindicación de millones de mujeres injusta -mente pospuestas en aquello de mayor valor en toda conciencia: la voluntad de elegir, la vo-luntad de vigilar, desde el sagrado recinto del hogar, la marcha maravillosa de su propio país. Esta debe ser nuestra meta. Yo considero, amigas mías, que ha llegado el momento de unirnos en esta fase distinta de nuestra actividad cotidiana. Me lo indican diariamente la in-quietud de vuestros pensamientos y la ansiedad que noto cada vez que cruzamos dos pala-bras.La mujer argentina supo ser aceptada en la acción. Se está en deuda con ella. Es forzoso es -tablecer, pues, esa igualdad de derechos, ya que se pidió y obtuvo casi espontáneamente esa igualdad de los deberes. El hogar, esa célula social donde se incuban los pueblos, es la arga-masa nobilísima de nuestra tarea. Al hogar estamos llegando y el hogar de los argentinos nos va abriendo sus puertas, que son el corazón ansioso del país. Todo lo hemos supeditado, repito, al fin último y maravilloso de servir. Servir a los descamisados, a los débiles, a los olvidados, que es servir –precisamente- a aquellos cuyos hogares conocieron el apremio, la impotencia y la amargura. Del odio, la postración o la medianía, vamos sacando esperanzas, voluntad de lucha, inquietud, fuerza, sonrisa. .(…) La mujer debe afirmar su acción, la mu-jer debe votar. La mujer, resorte moral de un hogar, debe ocupar su sitio en el complejo en -granaje social de un pueblo. Lo pide una necesidad nueva de organizarse en grupos más ex-tendidos y remozados. Lo exige, en suma, la transformación del concepto de la mujer, que ha ido aumentando sacrificadamente el número de sus deberes sin pedir el mínimo de sus derechos. (…) En los hogares argentinos del mañana, la mujer, con su agudo sentido intuiti-vo, estará velando por su país al velar por su familia. Su voto será el escudo de su fe. Su voto será el testimonio vivo de una esperanza, de un futuro mejor.17

Victoria Ocampo, Carta a Silvina Ocampo (en Cartas de Victoria Ocampo, 1976)

…En cuanto a lo que pensás sobre el feminismo, lo comprendo. Pero, ¿qué otro remedio queda frente a la realidad? Yo soy feminista. Contrariamente a lo que afirmás, no tengo la impresión de haber hecho por las Letras lo que he tratado de hacer por la mujer. La suerte de

16 Extracto de una carta enviada a la Cámara de Diputados con motivo del tratamiento del proyecto de ley del sufragio femenino. Extraído de Barrancos (2002:120-121)17 Fuente: <http://www.elhistoriador.com.ar/articulos/ascenso_y_auge_del_peronismo/el_voto_femenino.php>. La ley 13.010 de Sufragio femenino puede consultarse en: <http://www.pjbonaerense.org.ar/peronismo/nuestra_obra/ley_voto_femenino.htm>.

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Para comprender la vida cotidiana

la mujer ha sido una preocupación continua en mi vida y si no lo he demostrado mejor, lo la-mento. (…)Durante el reinado de Evita (que se mofaba de las feministas y las ridiculizó en La razón de mi vida, y que impuso el voto femenino no por ser una medida justa, sino por motivos de conveniencia política) también protesté públicamente. Supongo que sabrás que pasé un mes en el Buen Pastor. Pero este reformatorio no me reformó.Para mí hoy RIEN NE VA PLUS, como en la ruleta. No tengo ya nada que perder ni que ga-nar.Me parece injusto que me acusés de no haber hecho por la mujer todo lo que hubiese podido hacer. Lo he hecho de acuerdo con mi manera de ver las cosas. Siento de veras haber falla-do, si es que he fallado como vos decís. Pero no ha sido por falta de voluntad. Eso no18.

BIBLIOGRAFÍA

Barrancos, Dora (2002) Inclusión / Exclusión. Historia con mujeres. Buenos Aires, Fon-do de Cultura Económica

Jelin, Elizabeth (1994) “Familia: crisis y después”, en Wainerman, Catalina (Comp.), Vivir en familia. Buenos Aires, Losada

Lobato, Mirta Zaida (2007) Historia de las trabajadoras en la Argentina: 1869-1960. Buenos Aires, Edhasa

Moreno, José Luis (2004) Historia de la familia en el Río de la Plata. Buenos Aires, Sudamericana.

18 Puede encontrarse una versión digital del Cartas de Victoria Ocampo en: <www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=528804>

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VIDA COTIDIANA Y “JUVENTUD” EN LOS AÑOS SESENTA

Luis Miguel Donatello

Los años sesenta, según Eric Hobsbawm (1994), se caracterizan por la irrupción de la cultura “juvenil” como paradigma de la movilización política. Pero esto no era estricta-mente algo “nuevo”: la “juventud” como categoría política posee sus antecedentes en las reacciones antiliberales europeas de entreguerras. Frente al “viejo mundo burgués”, diferentes utopías de sesgo “anti-iluminista” y “antiliberal” recurrían a la imagen de la “juventud” como horizonte. Sin embargo dicha representación - la juventud como valor positivo - no tenía un correlato morfológico: recién después de la Segunda Guerra Mun-dial a partir de avances científicos como la penicilina, las tasas de mortalidad infantil decrecieron lo suficiente como para generar un hecho demográfico conocido como “Baby Boom”: esto conducirá a que en los años ´60 haya en el mundo muchos “jóve-nes”.No obstante, este fenómeno demográfico en la Argentina no se corroboró: como bien

demuestra Susana Torrado19 (2000), las mujeres argentinas generaron una serie de tácti-cas autónomas frente a las políticas natalistas impulsadas por el Estado, la Iglesia Cató-lica y la sociedad política - espacios que, desde distintos sentidos y en pos de la imagen de una “Argentina Potencia”, buscaban inhibir toda forma de prevención de la natalidad -. De este modo, sí bien en nuestro país las tasas de mortalidad infantil decrecieron, los nacimientos se mantuvieron singularmente por debajo de la media mundial.A pesar de ello, la “juventud” como valor, también se constituyó en un rasgo de época

en nuestro país.Leamos atentamente el siguiente párrafo escrito por el ensayista Juan José Sebreli a

mediados de los ´60, describiendo las mutaciones societales que venían desarrollándose desde la década anterior:

“La vieja clase media se adapta mal a esta nueva modalidad, ha demasiados sacrificios como para decidirse a dilapidar sus esforzados ahorros, está demasiado acostumbrada a la estre-chez, al hambre a medias, a administrar sus escasos bienes con avaricia, a aprovecharlo todo hasta lo último a base del remiendo, la compostura, el parche, el zurcido, la pequeña menti -ra, el agujero tapado por con un bordado. Pero en cambio, sus hijos, niños o adolescentes durante la época de prosperidad del peronismo, que han llevado por consiguiente una vida fácil, consentidos por sus padres - quienes no ha querido privarlos de todo lo que les faltó a ellos -, son los primeros en acostumbrarse a tirar las cosas cuando están rotas, en trastocar la mentalidad del ahorro por la del gasto, de la conservación por la del cambio. Surge así du-

19 Torrado, Susana en el diario Clarín el 27/02/2000 en la cual sintetiza de manera cabal los principales rasgos de la dinámica demográfica de la Argentina en el siglo XX. La versión digital puede encon-trarse en: <http://www.clarin.com/diario/2000/02/27/i-02001d.htm>

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Para comprender la vida cotidiana

rante la década del 50 un tipo humano específico conocido en el folklore local con el nom-bre de “petitero” (por ser su primer lugar de reunión el Petit Café de Santa Fe y Callao), es-pecie de “teddy boy” mucho más inofensivo que el inglés, y que como aquél, adopta el con-sumo ostensible característico de las clases altas con las que trata de mezclarse, y es desde-ñado no obstante, por el auténtico “niño bien”. El “petitero” no vive en el Barrio Norte, por cuyas calles se pasea ufano; su zona ecológica es Caballito, Flores, Floresta, Villa del Par-que, barrios típicos de la clase media adinerada. De las galerías de Caballito y Flores surge también el hábito de caminar arrastrando mocasines como forma adolescente del consumo ostensible de zapatos. Las formas de ostentación de estos adolescentes se reducen, casi ex-clusivamente, a la vestimenta.En la década del 50, los sacos exageradamente cortos y los pantalones estrechos, constituye-ron un signo de distinción con respecto a los muchachos de barrio […] En la década del 60 los sacos se alargan y se imponen los pantalones Oxford. Los adultos, por su parte, se adap-tan a estas modas tornadizas establecidas por los adolescentes, lo mismo que sus cortes de pelo y sus modales, contrariamente a lo que ocurría en otros tiempos en que el adolescente trataba de parecerse al adulto. Correlativamente en la cultura de masas […] predominan los elementos juveniles, adolescentes, que en otras épocas no hubieran podido jugar sino un pa-pel secundario: los ídolos de la década del 60, son los bailarines y cantantes de rock y twist: Palito Ortega o Johny Tedesco, versiones porteñas de Elvis Presley o Paul Anka.Esta irrupción, antes desconocida, del mundo juvenil trae como consecuencia un cambio en las relaciones familiares. La juventud se vuelve un valor en sí y la experiencia de los adultos ya no sirve en un mundo que evoluciona rápidamente”.

Sebreli, Juan José (1965) Buenos Aires. Vida cotidiana y alienación, Buenos Aires, Edi-ciones Siglo XX

INTERROGANTES PARA REFLEXIONAR

1. La descripción antecedente ¿a qué tipo de registro se remite? ¿Es un texto científico o una descripción impresionista? ¿Cuál es su validez cómo fuente?

2. ¿Qué tipo de debate puede reconstruirse a partir de la mencionada referencia? ¿Con quiénes, qué y porqué está discutiendo? Es decir, ¿Qué significa, en 1965, afirmar lo que el autor afirma?

3. ¿Quién era - es decir, como sujeto “social e históricamente” situado - y qué expresa-ba Juan José Sebreli20?

4. Según su punto de vista, y tomando siempre en cuenta la Bibliografía y las clases teóricas y prácticas de la materia: ¿Cuáles pueden ser las explicaciones de que, sin que haya habido en la Argentina un “Baby Boom” de posguerra, “lo juvenil” se con-vierta en un “valor cultural”? ¿Qué consecuencias políticas tuvo este rasgo?

20 Para reflexionar en torno a esta pregunta puede consultar el estudio preliminar del libro de Bea-tríz Sarlo (2001) Batalla de las ideas (1943-1973), Buenos Aires, Ariel, que figura en la Bibliografía op-tativa de la materia.

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Para comprender la vida cotidiana

5. ¿Cómo relacionaría este párrafo con la célebre afirmación de Pierre Bourdieu “La juventud no es más que una palabra”21? ¿Qué opina al respecto?

BIBLIOGRAFÍA

Hobsbawm, Eric (1994): Extremes. The short twentieth century 1914-1989, Michael Jo-seph Ltd, Londres [Edición en castellano Historia del siglo XX, Grijalbo-Mondadori, 1998, Traducción de Juan Faci, Jordi Ainaud y Carme Castells, pp. 290-312)

Sarlo, Beatríz (2001): La Batalla de las ideas (1943-1973), Buenos Aires, Ariel.

Sebreli, Juan José (1965): Buenos Aires. Vida cotidiana y alienación, Buenos Aires, Ediciones Siglo XX

21 Entrevista realizada a Pierre Bourdieu por Anne-Marie Métailié, publicada en el libro editado en 1978 Les jeunes et le premier emploi, París, Association des Ages. Se publicó en Castellano bajo el tí-tulo “La juventud no es más que una palabra” en la selección de artículos de Pierre Bourdieu (2002) So-ciología y Cultura, México, Grijalbo, pp. 163-173. Se puede consultar la edición digital en la url: <http://mail.udgvirtual.udg.mx/biblioteca/bitstream/123456789/1867/2/La_juventud_no_es_mas_que_una_palabra.swf>

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Para comprender la vida cotidiana

“LA CLASE OBRERA ES LO MEJOR. BURGUESES: ATRÁS, ATRÁS!”

Florencia Luchetti

“Flanqueado por Salvador Allende y por Osvaldo Dorti-

cós Torrado, Héctor Cámpora prestó juramento presi-

dencial. El mandatario chileno, que encabezaba una

transición pacífica al socialismo, y el presidente cubano,

colocado en el Gobierno por la revolución marxista-len-

inista de Fidel Castro, encarnaban ese día en el plano

simbólico los temores de ciertos sectores sociales y polí-

ticos y las esperanzas de otros. Los cantos de guerra que

identificaban a los segundos, en su estridencia, debieron

estimular la inquieta meditación de los primeros.”22

El 11 de marzo de 1973, a seis años y medio del golpe de estado de 1966, se celebra-ron elecciones. Eran las primeras de carácter nacional en las que participaba el peronis-mo luego de dieciocho años de proscripción. Según el análisis realizado por Sidicaro,23

los postulados favorables a la distribución del ingreso y al intervencionismo estatal ob-tuvieron cerca del 80% de los votos.24 Tomando en consideración la coincidencia pro-gramática de las dos principales fuerzas contendientes, la cifra esgrimida puede ayudar a describir el panorama político-ideológico de aquellos años. En el mismo sentido, me-rece destacarse el compromiso electoral asumido por Fernando de la Rúa, Senador elec-to por la Capital Federal por la UCR, quien propuso luchar: “por la emancipación eco-nómica del país: hay que romper la cadena de los imperialismos y los monopolios. Debe nacionalizarse el comercio exterior de carnes y granos. Queremos que sean nuestras las fuentes de energía”.25 El interés por la independencia no parece haber sido exclusividad de alguna de las

fuerzas políticas en pugna. En los años precedentes, cuando las perspectivas de partici-pación política estaban aún vedadas y reprimidas, improvisadas salas de cine proyecta-ban clandestinamente La hora de los hornos, película realizada para intervenir de ma-nera directa en un escenario político ampliado en virtud de su forzada estrechez. Su diagnóstico se presentaba como inequívoco:

“Lo que caracteriza a los países latinoamericanos es su dependencia. Dependencia econó-mica, dependencia política, dependencia cultural. Primero España, después Inglaterra, hoy Estados Unidos. La historia de nuestros países es la historia de un interminable saqueo co-

22 Sidicaro, Ricardo (1993), La política mirada desde arriba. Las ideas del diario La Nación. 1909-1989, Buenos Aires: Sudamericana, pág. 371.23 Sidicaro, op. cit.24 El porcentaje se obtiene de la suma de los votos emitidos a favor del FREJULI (49,6%), la UCR (21,3%) y la Alianza Popular Revolucionaria (7,4%), cuyas propuestas programáticas concordaban en los puntos aludidos.25 UCR: Solicitada en La Nación, 11-4-1973, pág. 11, en Sidicaro, op. cit, pág. 360.

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Para comprender la vida cotidiana

lonial. Sin independencia económica no hay independencia política. José Martí decía: el pueblo que quiera ser libre, que lo sea primero en negocios. En la dependencia no hay nin-guna forma posible de desarrollo”26

La consigna Liberación o dependencia parece así formar parte de una época27 iniciada en 1959 con el triunfo de la Revolución Cubana y la institucionalización de la revolu-ción como objeto de discurso. Este proceso latinoamericano adquirió en Argentina ca-racterísticas propias: luego del golpe de estado de 1955 la experiencia de la resistencia peronista otorgó ciertas especificidades al objeto revolución. La radicalización político-ideológica se produjo en nuestro país de modo simultáneo a la peronización de los sec-tores medios, proceso generado en parte por las medidas represivas implementadas por la autodenominada Revolución Argentina.28 Los años sesenta se destacan entonces por las estrategias de desperonización empren-

didas por los sucesivos gobiernos civiles y militares. Pueden pensarse, siguiendo a Gra-msci, como un período en el cual se asiste a un desdoblamiento en las funciones de do-minio y de dirigencia, un consecuente incremento del despliegue de la fuerza para soste-ner el orden social y la conformación de un principio alternativo de hegemonía. “Pero mucho no duraron las flores en el balcón”29: si hacia finales de la década del ses-

enta, especialmente en torno a las experiencias abiertas por el Cordobazo, fue definién-dose la militancia política revolucionaria y en los primeros setenta las acciones guerri-lleras podían despertar apoyo o simpatía en sectores importantes de la población, hacia fines del año 1975 este proceso se había revertido considerablemente, como consecuen-cia de una fuerte política represiva y del creciente militarismo por parte de las organiza-ciones políticas armadas, al cual quedó subordinada la estrategia más directamente polí-tica.30 Las formas y condiciones de ese repliegue social, producido en un lapso de tiem-po que resulta tan breve a la mirada actual, no deja de interrogarnos, aún cuando expe-riencias ligadas al temor y al desencanto puedan arrojar algunas claves interpretativas. Las fuentes presentadas son heterogéneas: imágenes gráficas (una publicidad de un

programa de televisión y una propaganda gubernamental) y un extracto de una carta fa-miliar de un militante peronista. La propuesta de trabajo consiste en poner en relación textos de diferente composición a fin de acercarse a una comprensión del período de re-ferencia, a partir de la comparación y el análisis interpretativo. Luego de la observación y lectura del material presentado, responda los interrogantes y realice las siguientes acti-vidades:

26 Voz en off La Hora de los Hornos, Primera Parte: Neocolonialismo y Violencia.27 La noción de época como entidad temporal y conceptual supone la existencia de unas condicio-nes históricas para el surgimiento de un objeto de discurso, remite por lo tanto a la existencia de un “cam-po de lo que es públicamente decible”. Gilman, Claudia (2003). Entre la pluma y el fusil. Debates y dile-mas del escritor revolucionario en América Latina. Buenos Aires: Siglo XXI, pág. 3628 Gillespie, Richard (1998). Soldados de Perón. Los Montoneros. Buenos Aires: Grijalbo.29 Zitarrosa, Alfredo, “Diez décimas de saludo al público argentino”. Disco Zitarrosa 74, editado en Buenos Aires en el año 1974.30 Gillespie, op. cit.

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Para comprender la vida cotidiana

INTERROGANTES PARA REFLEXIONAR

¿De qué se habla en cada una de las fuentes? ¿Quién emite el discurso? ¿A quién está dirigido? ¿Qué mecanismos se utilizan? ¿Qué elementos comunes y qué di-ferencias encuentra?

¿Puede establecer relaciones entre ellas? ¿Puede identificar un "objeto de discurso", algunas nociones que remitan a "lo

públicamente decible"? ¿Considera que hay disputa en torno a esta categoría? ¿De qué manera se entrelazan, se suponen o se excluyen los ámbitos público y

privado? Ordene cronológicamente las fuentes presentadas. Justifique la ubicación de las

mismas.

FUENTES

a) Imágenes

Publicidad del progra-

ma

televisivo

“Dígale si a Tato”.

Revista Gente

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Para comprender la vida cotidiana

Revista Canal TV.

"Y la solución es para el país.

Significará encauzar definitiva-

mente a la nación en un marco de

libertad, de prosperidad y de res-

peto mutuo. Y su voto -el voto de

millones de jóvenes que elegirán

por primera vez en 1973- testi-

moniará el paso histórico de una

generación que desecha la vio-

lencia y opta por la pacífica y

limpia determinación de las ur-

nas. No puede haber solución sin

coincidencia. No puede haber

coincidencia sin una juventud

que se juegue en el gran desafío

que nos impone el futuro. Por

eso, use esta arma desconocida.

Elíjala para la solución argenti-

na".

b) Extracto de una carta familiar de un militante peronista:Bs. As. 20 de agosto31

“BALSAMO SLOAN” calma dolores musculares, neurálgicos y articulares producidos por….... que compré porque me duele la pierna izquierda cuando piso, así que esta noche me friego bien porque hace 1 ½ día que me cuesta caminar. Esto me tira para abajo y me saca las ganas de hacer cualquier cosa. El lunes te escribí una carta linda y esta no es una carta entera porque le voy a agregar cosas todos los días. La radio me acompaña y Gerónimo que vino (apareció) ayer y anteayer y jugamos al truco. Ayer fuimos a verlo a Adolfo a la noche y nos quedamos a cenar (TORTILLA, ENSALADA y CARNE). El gordo está traba-jando bien y todavía no se casó. Dice que este momento es bueno para ir al cine, charlar, salir y relacionarse más con los compañeros, a ese nivel porque a otro nivel el “desensilla hasta que aclare”. Seguramente mañana te hablo por teléfono. Hasta mañana.

Bs. As. 23 de agostoEste marcador tampoco sirve (…) Tocan el timbre: el plomero. Ya se fue el plomero, salí y compré esta birome y café. No hace frío (11 hs.) pero hoy a las 8 cuando llegué (sábado) te -nía frío y no colgué la ropa. Perá32 que la cuelgo. Y ahora que colgué perá que me paso bál-samo en la pierna. Puse café pero no me pasé bálsamo. Timbre: mi viejo. Interín (esto lo es-

31 El Manuscrito no consigna el año de referencia; no obstante el mismo puede deducirse a partir de una lectura atenta.32 Sinónimo y abreviatura del Pasado indef. del verbo esperar.

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Para comprender la vida cotidiana

cribo mientras él va a comprar comida). En el ínterin puse agua c/ carne c/ cebolla c/ ajo): SOPA. ¡¡MOMENTO POR MOMENTO!! ¡¡INSTANTE POR INSTANTE!! ¡¡SU VIDA RELA-TADA PARA USTED!! En fascículos fácilmente coleccionables ¡SIN SECRETOS! Ahora que me acuerdo esta carta iba a empezar con una cita en la calle, [¡uuhhh! el timbre: ya compró], una cita en la “helechos e ideas” Nº 1 (Septiembre de 1973):“…El orden y la estructura del mundo, sus valores, sus fundamentos mismos han entrado en una fase de disolución acelerada y violenta. Un orden basado en la explotación ha tocado sus límites: sus límites políticos porque ya ni hombres ni pueblos explotados aceptan el des-tino que les fue asignado en ese orden; sus límites biológicos porque ha sometido a la natu-raleza a una destrucción casi irreversible; sus límites humanos porque sólo ofrece a los hombres -también y quizá especialmente a las naciones superdesarrolladas- una vida inhu-mana e irracional.En el marco de esta situación la argentina se encuentra profundamente conmovida y gol-peada por la naturaleza excepcional del proceso que hoy protagoniza y que ha puesto a cada argentino ante la ineludible exigencia de decidir –conciente y voluntariamente- su ubi-cación histórica y política en la etapa que hoy se inicia”.

Bs. As. 24 de agosto(…) Lo importante es que no se mezclen las ideas y los helechos y viceversa (con respecto al editorial de arriba). Me salió un forúnculo en el brazo, ya lo estoy atacando con “ESPA-DOL”. Hoy Peringo se casa con la gitana (…)Una de Menem: la calle Bernardino Rivadavia -en La Rioja- se llama ahora Facundo Quiro-ga. El Presidente del Instituto Bernardino Rivadavia, el ilustre “mulato traidor”, elevó una nota al Gobernador de La Rioja hablando de cómo puede ser cambiar el nombre de un pró-cer por otro, etc. protestando y pidiendo volver a la situación anterior al día tal (el día que le pusieron F.Q.). Menem le contestó que no había problema, que no se debe cambiar el nom-bre de un prócer por otro, etc. y que él contemplaría la situación anterior, siempre y cuando quienes elevaban la nota utilizaran, a su vez, el mismo criterio-. Ahora resulta que antes de llamarse Bernardino Rivadavia la calle se llamaba “Camino Real Juan Facundo Quiroga”, así que los cagó- Bien.Hoy es 26 de agosto. Anoche habló Cafiero por TV. Si cumple 1/10 de lo que dijo va a ir muy bien. Hoy la CGT, 62 y PNJ dieron comunicados sobre cierta actitud o problema in-terno en el Ejército, vamos a ver qué pasa. En el Congreso del Partido, en el Partido y en el Estado (DIPUTADOS), bah, en todos lados, con ese tal Luis Rubeo, los diarios hablan de una línea “democrática” dentro del Peronismo, de otra “verticalista”, somos nosotros, entre otros, son los peronistas, y de otra neoverticalista (la que no es ni vertical ni antivertical o democrática, la bosta de la paloma), o sea, entre los que quieren mandar ellos (democráti -cos), los que quieren que mande Isabel, y los que quieren que no los manden los otros, pero que tampoco los mande Isabel.De entre todas estas líneas, no manda ninguna, se da el caso, por ejemplo, de que 4 congre-sales protestan y se retiran (los 4) del Congreso. Otro sector dice que no había QUORUM, Calabró dice que hay que votar (yo no sé bien en qué anda ese tipo) y los que están en contra que se elija por aclamación -el que grita más- aclamación es “unanimidad de gritos” y hasta ahora lo que se eligió, se eligió así. Todo el que tiene un amigo que lo apoye, ya tiene

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poder como para presionar. A todo esto, el Ejército está inquieto. Les pican las manos ¿será que alguien está hablando de ellos?La más radicalizada es Isabel que dijo: -me van a sacar muerta- y por suerte no habla ni apa-rece en ningún lado (aunque diga -muchas gracias- en este momento va a sonar a: -pocas gracias). Parece que los sueldos los van a pagar en cuotas porque no hay $, no hay mosca (esta birome es del Ministerio, es muy dura) aunque si todavía hay POLILLAS. -La Ross es-tá cantando “Quereme tengo frío”- (…) ¿Me estaré apolillando? ¿O se estarán reorganizan-do? Voy a tomar café. Ahora te voy a escribir una poesía que escribí en el hospital:

Estalla en la Plaza Un murmullo de vocesSalió

Y te venís abajoDesde tu corazón en marchaQue te revienta en el pecho

Te moja los ojosTe mueve las manos

Le gritásPorque él está ahíY vos estás acáPorque lo vesPorque te ve

Porque van a hablar los dosAunque haya tanta gentePorque va a decir lo que sentísLo que sienten todosDesde que de alguna maneraLo conocieron

Hay muchos a tu alrededorPero ya no los mirásNi existen, los que están a su alrededorY tampoco él los mira

De repente dijo la palabra-¡¡¡Compañeros!!!...Y el trueno de las voces muereY los bombos se callan

Toda la tarde hace silencio

Por encima del vientoEl sol se apaga

EntoncesEl jefe habla con su Pueblo

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VIDA COTIDIANA Y DICTADURA

María Soledad Catoggio

Los años 1940 y 1950, según Invernizzi y Gociol33, son años míticos para la industria del libro en la Argentina: la bibliografía argentina era producto de exportación a Améri-ca Latina y a Europa. El 80 % de los libros que importaba España era producido en Bue-nos Aires. En 1953 la producción de ejemplares ofrecidos en el mercado alcanzaba el volumen de 51 millones con una tirada promedio de 11.000 ejemplares. Los años 1960 y 1970 fueron a tono con esta ola expansiva. El crecimiento de las ventas y de la distri -bución se conoció como el boom argentino, en sintonía con el boom latinoamericano. Bestiario, de Julio Cortazar y Adán Buenos Aires, de Leopoldo Marechal fueron dos íconos de venta en este período. Según los autores, el último pico de comercialización de esta industria pujante fue 1974 con 50 millones de ejemplares impresos y un tiraje promedio de más de 10.000 ejemplares.En este escenario, la última dictadura militar significó un cimbronazo para la industria

editorial. La Sociedad Argentina de Escritores describe en una carta enviada al entonces presidente de facto, Jorge R. Videla, el nuevo escenario marcado por: la escasa partici-pación de los autores argentinos en los catálogos, la desnacionalización de las empresas, el descenso de las tiradas, las pérdidas de los mercados latinoamericanos y español, la concentración del poder editorial, los altos costos de gravámenes, el cierre de librerías, el repliegue de la oferta cultural nacional en general.Las Fuentes que proponemos pertenecen a la saga de artículos de María Elena Walsh

que inauguró “Desventuras en el País-Jardín-de-Infantes”, publicados en el suplemento de Cultura y Nación del diario Clarín durante la última dictadura. Los fragmentos cita-dos corresponden a los artículos “Desventuras en el País-Jardín-de-Infantes”, publicado en Clarín, 16 de agosto de 1979 y “La Feria del Libro o La Casada Infiel” expresa el lí-mite de lo tolerable y es finalmente rechazada para su publicación en febrero de 1980. Proponemos una comparación de los textos: ¿Por qué uno queda dentro de los límites de “lo decible” y el otro fuera?

INTERROGANTES PARA REFLEXIONAR

A partir de la lectura de los documentos:1. ¿Qué nexos de sentido pueden encontrarse entre los campos cultural, económico y

político?

33 Invernizzi H. y J. Gociol, Un golpe a los libros. Represión a la cultura durante la última dicta-dura militar, Eudeba, Buenos Aires, 2002, pp. 57-58.

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2. ¿Qué disensos y qué consensos se expresan respecto a las políticas implementadas por el régimen militar?

3. ¿Quién era María Elena Walsh en 1980? ¿Cuál era su trayectoria? ¿Qué significa que alguien con su derrotero pueda decir lo que dice?

4. ¿Cuáles eran los vínculos de la autora con Septimio Walsh34? ¿Qué la “hermana” con Rodolfo Walsh? ¿Qué expresan estas redes de familia?

FUENTES

Walsh, María Elena, “Desventuras en el País-Jardín-de-Infantes”, en Desventuras en el País- Jardín-de Infantes, Sudamérica, Buenos Aires, 1993:

“Si alguien quisiera recitar el clásico ‘Como amado en el amante/uno en otro residía’ por los medios de difusión del País-Jardín, el celador de turno se lo prohibiría, espantado de la pala-bra amante, mucho más en tan ambiguo sentido. Imposible alegar que esos versos los escribió el insospechable San Juan de la Cruz y se refie-ren a Personas de la Santísima Trinidad. Primero, porque el celador no suele tener cara (ni ceca). Segundo, porque el celador no repara en contextos ni en significados. Tercero, porque veta palabras a la bartola, conceptos al tuntún y autores porque están en capilla (…) El celador, a quien en adelante llamaremos censor para abreviar, suele mantenerse en el ano-nimato (…) no exhibe documentos, ni obras como exhibimos todos a cada paso. Suele igno-rarse su currículum y en qué necrópolis se doctoró. (…) El productor-consumidor de cultura necesita saber qué pasa en el mundo, pero sólo acce-de a libros extranjeros preseleccionados, a un cine mutilado, a noticias veladas, a dramatiza-ciones mojigatas. Se suscribe entonces a revistas europeas (no son pornográficas pero quién va a probarlo: ¿no son obscenas las láminas de anatomía?) que significativamente el correo no distribuye.El autor tiene derecho a comunicarse por los medios de difusión, pero antes de ser convocado se lo busca en una lista como las que consultas las Aduanas, con delincuentes o “desaconseja-bles”. Si tiene la suerte de no figurar entre los réprobos hablará ante un micrófono tan rodea-do de testigos temerosos que se sentirá como una nena lumpen a la mesa de Martínez de Hoz: todos vigilan para que no se vuelque encima la sémola ni pronuncie palabrotas (…). Hace tiempo que somos como niños y no podemos decir lo que pensamos o imaginamos. Cuando el censor desaparezca ¡porque alguna vez sucumbirá demolido por una autopista! es-taremos decrépitos y sin saber ya que decir. Habremos olvidado el cómo, el dónde y el cuán-do y nos sentaremos en una plaza como la pareja de viejitos del dibujo de Quino que se pre -guntan: ‘“¿Nosotros qué éramos…?’El ubicuo y diligente censor transforma uno de los más lúcidos centros culturales del mundo en un Jardín-de-Infantes fabricador de embelecos que solo pueden abordar lo pueril, lo pro-caz, lo frívolo o lo histórico pasado por agua bendita. Ha convertido nuestro llamado ambien-te cultural en un pestilente hervidero de sospechas, denuncias, intrigas, presunciones y anate-

34 Septimio Walsh fue un religioso de la congregación Marista, en 1963 creó el órgano del Consejo Superior de Educación Católica (CONSUDEC) donde se desempeñó como presidente durante la última dictadura militar. El CONSUDEC depende de la Conferencia Episcopal Argentina y está destinado a re-presentar los intereses de la educación católica argentina a nivel nacional.

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mas. Es, en definitiva, un estafador de energías, un ladrón de nuestro derecho a la imagina-ción, que debería ser constitucional. La autora firmante cree haber defendido siempre principios éticos y/o patrióticos en todos los medios en que incursionó. Creyó y cree en la protección de la infancia y por lo tanto en el ro -bustecimiento del núcleo familiar. Pero la autora también y gracias a Dios no es ciega, aun -que quieran vendarle los ojos a trompadas, y mira a su alrededor (…)Que las autoridades hayan librado una dura guerra contra la subversión y procuren mantener la paz social son hechos unánimemente reconocidos. No sería justo erigirnos a nuestra vez en censores de una tarea que sabemos intrincada y de la que somos beneficiarios. Pero eso ya no justifica que a los honrados sobrevivientes del caos se nos encierre en una escuela de monjas preconciliares, amenazados de caer en penitencia en cualquier momento y sin saber por qué. Es verdad que toda la censura no procede “de arriba” sino que, insisto, es un antiguo deporte de amanuenses intermedios. Pero el catonismo oficial favorece –como humedad a los hon-gos– la proliferación de meritorios y culposos. Unos recortan y otros se achican. Y entre to-dos embalsamamos las mustias altas del cóndor de la República (…). La autora “está muy cansada”, no por los recortes que haya sufrido porque volverán a crecer-le como el pelo y porque de ellos la compensa el infinito privilegio de integrar la honorable familia de sus compatriotas, sino por compartir el peso de la frustración generalizada. Porque es célula de todo un organismo social y no aislada partícula. Porque más que la imagen del país en el exterior le importa y le duele el cuerpo de este país por dentro. Y porque no es una revolucionario pero está muy cansada, no se exilia sino que se va a llorar sentada en el cordón de la vereda, con un único consuelo: el de los zonzos. Está rodeada de compañeritos e impecable delantal y conducta sobresaliente (salvo una que otra travesura). De coeficiente aceptable, pero persuadidos a conducirse como retardados y, pese a su corta edad, munidos de anticonceptivos mentales”.

Walsh, María Elena, “La Feria del Libro o la Casada infiel”, en Desventuras en el País- Jardín-de Infantes, Sudamérica, Buenos Aires, 1993:

“La Feria era una fiesta, pero ya no era la misma margarita. La aventura de autores y editores fue gradualmente copada hasta transformarse en un pomposo aparato oficial, triunfante de marchas oficiales y mustias conmemoraciones. En fin, que cuando la llevamos al río creímos que era mozuela pero tenía marido . La Feria

se casó con el gobierno tras una serie de pases mágicos que por lo menos merecen el ho-menaje de la perplejidad.

Los escritores, fantasmales o proscriptos para los gobernantes de toda época, se convierten durante dos semanas en protagonistas de un evento que sirve, como el Carnaval, para disimu-lar la miseria cotidiana: la atrofia de nuestra cultura que apesta a cucharada parroquial, a cate-cismo soviético, a cartilla de boys scouts. (…)Resumiendo: ¡voto por la privatización de la Feria del Libro!. Solo sobre la base de una total libertad de expresión y circulación de obras, ideas y autores, puede aceptarse un pacto de “in-terés nacional”. El apoyo popular hace innecesaria la búsqueda de protección económica que, por otra parte y hasta que se demuestre lo contrario, el gobierno no ofrece. De modo que la Feria, como la costurerita, dio el paso sin necesidad. La mutua conveniencia será digna sólo

Federico García Lorca: La casada infiel

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cuando la actual “apertura” se transforme en lo que debe ser: no una paulatina extensión de permisos sino el respeto a la autonomía intelectual, sin pretextos ni condicionamientos.No es que se piense que la Feria debió mantenerse intransigentemente soltera. Pudo casarse con el Regimiento de Granaderos, porque esos soldados acarrearon los cajones de libros –y no precisamente de autores conformistas- que acompañaron a San Martín en todos sus viajes y campañas. Libros que inspiraron nuestra emancipación y cuyos equivalentes actuales serían hoy vetados. El fundador del Regimiento, y de la Patria, no se entretuvo en cerrar universidades sino en abrir bibliotecas…costeándolas con su propio sueldo. Digamos que la frase pronunciada por el oportuno colega Fernando de Elizalde, años antes de este Proceso, ‘Los escritores somos un clavel en el ojal del gobierno’, resultaría apropiado lema para esta 6ta Feria. No es en sí reprobable, solo algunos preferiremos hasta que aclare, pernoctar discretamente en un florero.Digamos que el día de mañana mis nietos puedan preguntarme, “Pero cómo, ¿no te enteraste entones que la Feria se había casado con el gobierno?”, y yo deba responder: ‘Ay no, fijate que estaba tan ocupada firmando libros que no me enteré, creí que seguía siendo mozuela’.Estos despistes se suelen pagar muy caros, y el día menos pensado uno somatiza en esa parte de su ser llamada conciencia.

‘¿Callaremos ahora para llorar después?’

Por ejemplo, a la hora del Juicio Final, cuando Tata Dios me pregunte: ‘¿Dónde están tus her-

manos Haroldo y Rodolfo, que no los he visto por la Feria?’, yo no sabré qué contestarle. Y

por ese pecado de ignorancia me mandará, derechita y humana al mismísimo infierno. (Re-chazada para su publicación en febrero de 1980)”

Rubén Dario: Los Cisnes Haroldo Conti y Rodolfo Walsh

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