filosofia moderna
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EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO Y LA
ETICA EN LA FILOSOFIA MODERNA
INDICE
Introducción.........................................................................................................3
El problema del conocimiento y la ética en la Filosofía Moderna.......................5
Los Períodos, Escuelas, Representantes y Problemas de la Filosofía Moderna.. 8
El racionalismo.....................................................................................................8
Contexto histórico............................................................................................8
Formas de Racionalismo................................................................................11
Características fundamentales de la filosofía racionalista.............................13
Argumentos del racionalismo........................................................................14
Empirismo..........................................................................................................16
Características de filosofía empirista.............................................................19
Idealismo............................................................................................................22
Tipos generales de idealismo.........................................................................23
La Ilustración.....................................................................................................27
El problema del conocimiento. Francisco Bacon...............................................30
El método inductivo de Bacon.......................................................................33
Conclusión..........................................................................................................35
bibliografía.........................................................................................................37
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INTRODUCCION
La filosofía moderna asienta su reflexión filosófica en el terreno de la
subjetividad. Las dudas planteadas sobre la posibilidad de un conocimiento objetivo
de la realidad, material o divina, harán del problema del conocimiento el punto de
interés principal de la filosofía moderna. El desarrollo del humanismo y de la
filosofía renacentista, junto con la revolución copernicana, asociada al desarrollo de
la Nueva Ciencia, provocarán el derrumbe de una Escolástica ya en crisis e
impondrán nuevos esquemas conceptuales, alejados de las viejas e infructuosas
disputas terminológicas que solían dirimirse a la luz de algún argumento de autoridad,
fuera platónica o aristotélica. De las abadías y monasterios la filosofía volverá a la
ciudad; de la glosa y el comentario, a la investigación; de la tutela de la fe, a la
independencia de la razón.
Hasta el siglo XV la filosofía fue, durante toda la Edad Media, un instrumento
que se subordinó al dogma religioso. El Renacimiento, revaloriza el conocimiento
racional como método para aprehender el mundo físico, y le abre las puertas al
empirismo y al racionalismo. Son dos estilos filosóficos que se proponen darle a la
filosofía un marco racional que no se oponga a los datos de la experiencia, como las
demás ciencias.
La Edad Moderna, que es el período comprendido desde la toma de
Constantinopla en 1453, hasta principios de la Revolución Francesa en 1789 y
comienzos de la revolución industrial, se caracteriza por el surgimiento y desarrollo
de las ciencias físicas y naturales y es entonces cuando la filosofía se centra en el
problema del conocimiento.
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El representante más importante de la filosofía moderna es René Descartes
(1595-1650), quien es considerado su fundador. La filosofía de Descartes es un
método para llegar al conocimiento y representa el ingreso al idealismo filosófico.
Este método consiste en dudar de todo para llegar a una verdad de la cual no se
pueda dudar. Para Descartes, el yo que duda, por lo tanto, es lo único de lo que se
puede estar seguro que existe.
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El problema del conocimiento y la ética en la Filosofía Moderna.
La Filosofía Moderna corresponde a un período que comienza en el
Renacimiento y la Reforma Protestante. Es verdaderamente una época nueva con un
espíritu nuevo, tan distinto del espíritu escolástico, que se le puede considerar como
una revolución anti escolástica.
En efecto, la Filosofía Medieval había conjugado en gran síntesis el
pensamiento pagano platónico - aristotélico con el pensamiento cristiano,
armonizando la razón y la fe, nuevas corrientes filosóficas proclamarían la absoluta
independencia de la razón o aún la pondrían en rebelión abierta contra lo
sobrenatural.
La nueva filosofía exaltaba el método matemático científico en detrimento del
espíritu metafísico que había dominado, no sólo a la Edad Media, sino también entre
los pensadores paganos. Naturalmente estas nuevas doctrinas o corrientes de
pensamiento correspondían a nuevas situaciones políticas, culturales, sociales y
religiosas; el Renacimiento, la seudorreforma protestante, el humanismo, el
nacimiento de los estados modernos, el auge de las ciencias.
De ahí que también encontramos en la época moderna una tremenda dispersión
doctrinal que contrasta con la notable unidad del pensamiento cristiano de la Edad
Media; así como las naciones se diferencian, como los pueblos se separan unos de
otros, también se producen profundas escisiones en el espíritu occidental y en su
concepción unitaria del mundo, como consecuencia o secuela del enfrentamiento
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entre la razón teorética y la razón práctica, entre la ciencia y la fe, entre lo físico y lo
metafísico, entre la política y la moral, entre lo subjetivo y lo objetivo, se presentan
en tal abundancia los problemas, los métodos, las soluciones que el espíritu vuelve a
caer en el escepticismo y llega hasta proclamar la superioridad del inconsciente sobre
la conciencia.
Sin embargo los cambios no se hicieron de repente y tampoco puede ponerse
una muralla divisoria entre el pensamiento medieval y el moderno. Los cambios
culturales no suelen sobrevenir tan bruscamente: los estratos de la cultura y del pensar
humanos suelen encajar unos con otros y mezclarse entre sí, de ordinario hay que
buscar las raíces de los cambio en capas más profundas de lo que parece a primera
vista.
Concretamente en el campo de la filosofía podemos afirmar que mucho de la
edad moderna se encuentra en la Edad Media, particularmente en la Baja Escolástica,
en los nominalistas, en Nicolás de Cusa y aún en Abelardo. De la misma manera,
muchos temas básicos de la filosofía medieval reviven en la época moderna. La
filosofía del Renacimiento se caracterizó en todas sus manifestaciones culturales por
su afán de regresar a lo antiguo, pero se vuelve a lo antiguo descristianizándolo,
haciendo lo contrario de lo que la Edad Media y la Escolástica habían realizado.
Pero aunque el Renacimiento produjo notables humanistas, pintores, escultores,
arquitectos geniales, hombres que fundaron la física moderna, en filosofía escasean
los verdaderos valores; es más bien un período de transición, un pórtico a través del
cual penetramos en el pensamiento moderno.
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La filosofía moderna se desarrolló a finales del siglo XVI e inicio del siglo
XVII hasta mediado del siglo XVIII. La filosofía moderna se basó en la capacidad
humana de encontrar respuestas a los interrogantes para esto utilizó 4 fases que son:
Racionalismo Descartes (1596-1650) Malebranche (1638-1715) Spinoza
(1632-1677) Leibniz (1646-1716)
Empirismo Berkeley (1685-1753) ) Hume (1711-1776) Locke (1632-
1704
Ilustración Diderot (1713-1784) Voltaire (1694-1778) Rousseau
(1712-1786)
El Idealismo Trascendental Kant (1724-1804).
Es a René Descartes a quien se le considera como el padre de la filosofía
moderna. Es el primero de esos atrevidos pensadores del siglo XVII y XVIII.
Si bien es cierto que Descartes se apoya todavía en la Escolástica, sin embargo,
por haber introducido en la filosofía la Duda Metódica, por su interpretación
mecanicista de la naturaleza y por su idealismo metafísico, se constituyó en la fuente
de todos los subsiguientes sistemas. Él exigió para el pensar filosófico una absoluta
autonomía de modo que vinieron a desarticularse la razón y la fe.
A partir de esa crisis filosófica y cultural, intentan elaborar un modelo para
explicar su origen y su destino para dar respuestas pero antes creían que necesitaban
un método correcto y adecuado para alcanzar la verdad de forma definitiva.
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Los Períodos, Escuelas, Representantes y Problemas de la
Filosofía Moderna.
El racionalismo
El racionalismo es una corriente filosófica que apareció en Francia en el siglo
XVII, formulada por René Descartes, que se complementa con el empirismo, y que es
el sistema de pensamiento que acentúa el papel de la razón en la adquisición del
conocimiento.
René Descartes, quien creía que la geometría representaba el ideal de todas las
ciencias y también de la filosofía. Mantenía que sólo por medio de la razón se podían
descubrir ciertas verdades universales, evidentes en sí, de las que es posible deducir el
resto de contenidos de la filosofía y de las ciencias. Manifestaba que estas verdades
evidentes en sí eran innatas, no derivadas de la experiencia. Este tipo de racionalismo
fue desarrollado por otros filósofos europeos, como el holandés Baruch Spinoza y el
pensador y matemático alemán Gottfried Wilhelm Leibniz. Se opusieron a ella los
empiristas británicos, como John Locke y David Hume, que creían que todas las ideas
procedían de los sentidos.
Contexto histórico
Es una corriente filosófica europea que comprende todo el siglo XVII y es un
largo e intenso epígono metafísico a los grandes progresos de la ciencia del
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Renacimiento. En él la filosofía adopta el paradigma matemático de la geometría y el
paradigma experimental de la física, oponiéndose tanto al escepticismo pirrónico
como al formalismo escolástico. Sus características principales son:
Confianza en el poder de la razón.
Postulación de las ideas innatas.
Utilización del método lógico-matemático para explicar los
razonamientos del empírico y confirmarlos cuando ello es posible.
En filosofía, bajo la denominación de "racionalismo" se comprenden las
convicciones y teorías que opinan que por medio de la razón se puede entender
suficientemente la realidad y, en consecuencia, obrar "razonablemente". El
racionalismo se opone a toda religión revelada que ve la fuente del conocimiento no
en la razón, sino en la revelación.
El racionalismo de la Edad Moderna intenta encontrar una respuesta al
problema básico del conocimiento inmediato de las verdades primeras. Para el
racionalismo, la fuente del conocimiento inmediato es la intuición intelectual; en
cambio, para el empirismo lo es la experiencia. Kant intenta una síntesis de
intelectualismo y empirismo, sustituyendo el realismo anterior por el idealismo
trascendental, que se basa en la interpelación trascendental: la cuestión de las
condiciones de posibilidad del conocimiento. La certeza del conocimiento, según
Kant, se relaciona no a una realidad exterior, sino a las formas de la experiencia, que
están determinadas por las estructuras de la facultad de conocer.
Del ideal del racionalismo clásico (certeza del conocimiento) se aparta el
racionalismo crítico: la exigencia de un conocimiento seguro es irrealizable. Por eso
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el racionalismo crítico renuncia a ese ideal y propugna un falibilismo consecuente: no
existe ningún conocimiento absolutamente cierto, porque el hombre puede siempre
equivocarse en la solución de sus problemas cognoscitivos. La certeza del
conocimiento no coincide con la aspiración a la verdad. El ideal cognoscitivo se
caracteriza por la tenaz aspiración a un conocimiento del contenido que en realidad
sólo posee el status de presunción. En este sentido, todo saber es "hipotético", lo que
no ha de conducir al relativismo, ya que el conflicto de las teorías permite por lo
menos un saber aproximativo. Por eso hay que someter a comprobación las teorías y
hay que criticarlas. Así pues, en lugar de la exigencia de fundamentación tenemos en
el racionalismo crítico la exigencia del análisis crítico.
Por tanto, en el racionalismo crítico no se abandona la búsqueda de la verdad en
el sentido de búsqueda de un conocimiento del contenido, ya que, a diferencia de
Kant, se adhiere al "realismo": El racionalismo crítico se opone también a la
tendencia del empirismo a afirmar la pura experiencia, que, según su concepción, no
existe. La experiencia está ya siempre "empapada de teoría".
En teología se entiende por "racionalismo" la concepción según la cual la
adhesión a la fe descansa en el conocimiento racional y la verdad de la fe se puede
demostrar con argumentos de razón. Pero tampoco la credibilidad de la fe se puede
demostrar positivamente. El concilio Vaticano I condenó reiteradamente tal
racionalismo. Bajo el veredicto de racionalismo cae también la opinión de que la
autocomunicación de Dios verificada históricamente se puede demostrar con la
palabra humana. Sin embargo, lo único demostrable es la existencia de un mensaje
que afirma de sí mismo que es la palabra de Dios. Aunque esta pretensión no se
puede refutar últimamente con argumentos de razón, con todo, la verdad de esta
pretensión sólo puede conocerse con la fe.
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La justificación de la fe ante la razón supone que se puede demostrar antes de la
adhesión a la fe, que en la elección entre fe e increencia, la increencia es arbitraria, y
justamente por ello no puede justificarse. Mas con ello no se demuestra el carácter no
arbitrario de la adhesión de la fe. Únicamente se puede probar que no está justificado
el reproche de arbitrariedad hecho a la fe, y sí lo está el hecho a la increencia.
El conocimiento de la razón y el conocimiento de la fe no pueden últimamente
oponerse, aunque a menudo están en una relación mutua conflictiva. El conocimiento
de la razón se refiere al conocimiento general de la realidad, que se puede adquirir
independientemente de la fe. El conocimiento de la fe se refiere a un conocimiento
para el cual hay que recurrir a la autocomunicación de Dios. El conocimiento de la
razón dice una relación ante todo negativa al conocimiento de la fe. No puede ni
demostrar la fe, ni refutarla, ni hacerla comprensible. Por eso la razón no tiene
respecto a la fe una función de apoyo, sino más bien una función de filtro. Con esto se
quiere decir, expuesto negativamente, que no se puede creer nada que contradiga a
una razón que mantiene justificadamente su autonomía. Esa razón crítica preserva a la
fe de la superstición. Y en esa razón está interesada la fe en atención a sí misma. Se
puede afirmar absolutamente que la fe fomenta la independencia de la razón y que se
opone a la razón (con argumentos de razón) cuando ésta contraviene sus propias
leyes.
Formas de Racionalismo
• Racionalismo epistemológico o racionalismo gnoseológico, es una doctrina
para la cual el único órgano adecuado o completo de conocimiento es la razón, de
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modo que ella es la fuente de todo conocimiento verdadero. Se habla en tal caso de
una postura opuesta al empirismo, que considera que la única fuente de conocimiento
verdadero es la experiencia.
• Racionalismo metafísico, que afirma que la realidad es, en último término, de
carácter racional. En su acepción más general, este término refiere a todos aquellos
sistemas filosóficos que consideran que la realidad está gobernada por un principio
inteligible, accesible al pensamiento y susceptible de evidencia racional, o bien
identificable con el pensamiento mismo. Según esto podríamos hablar de
"racionalismo platónico" (puesto que la realidad para él se halla ordenada de acuerdo
con un modelo ideal, accesible a la razón mediante la dialéctica, y proporcionado por
el mundo inteligible o mundo de las ideas), o de "racionalismo hegeliano" (la realidad
coincide en último extremo con la autorrealización de la razón o Espíritu). Frente a
este racionalismo metafísico se coloca el irracionalismo o el voluntarismo
metafísico.
• Racionalismo psicológico, que es la teoría según la cual la razón, equiparada
con el pensar o la facultad pensante, es superior a la emoción y a la voluntad. Este
racionalismo psicológico se suele oponer al voluntarismo psicológico y al
emotivismo, y se identifica a veces con el intelectualismo.
• Racionalismo religioso, cuando por exigencias racionales se ha rechazado la
posibilidad de cualquier revelación de la divinidad o se ha dado una interpretación
puramente racional a fenómenos considerados milagrosos o a personas consideradas
sobrenaturales.
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Características fundamentales de la filosofía racionalista
1. Plena confianza en la razón humana. Los filósofos racionalistas le otorgan un
valor extremo a la razón entendida como la única facultad susceptible de alcanzar la
verdad. Sólo tienen validez científica aquellos conocimientos derivados de la razón
con independencia de la experiencia.
2. Existencia de ideas innatas. Siguiendo la tradición abierta por Platón, para el
cual el conocimiento verdadero podía ser alcanzado a través del recuerdo, al estar las
Ideas de algún modo "presentes" en el alma humana, los racionalistas afirman que la
conciencia posee ciertos contenidos o ideas en las que se encuentra asentada la
verdad. La mente humana no es un receptáculo vacío, ni una "tabla rasa" como
defendieron los empiristas, sino que posee naturalmente un número determinado de
ideas innatas o naturalezas simples (como las denomina Descartes) a partir de las
cuales se vertebra y fundamenta deductivamente todo el edificio del conocimiento. La
característica fundamental de tales ideas es su simplicidad, claridad y distinción, es
decir, la evidencia. En Descartes las ideas innatas y en particular la idea de Dios
garantizan y son los pilares desde los que reconstruir con plena certeza todos los
saberes, desde la física hasta la metafísica.
3. Adopción de un método de carácter matemático. Todos los racionalistas
tomaron como modelo el método utilizado por la matemática y la geometría. La
utilidad del método estriba no sólo en escapar del error, sino que persigue una
intención clara: la unificación de las ciencias e incluso la creación de una "Mathesis
Universalis" o ciencia cierta de carácter universal que pudiera utilizar un lenguaje
simbólico matemático con el que analizar y reducir a lo simple (y cierto) toda
proposición compleja de la ciencia, incluida la filosofía y la moral.
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4. Metafísica basada en la idea de substancia. Por substancia entienden los
racionalistas "aquello que existe de tal manera que no necesita de ninguna otra cosa
para existir" (Descartes). Ahora bien, no todos estos filósofos admitieron el mismo
número de ellas ni le otorgaron las mismas características. Descartes afirmó la
existencia de tres substancias distintas (res infinita o Dios, res cogitans o pensamiento
y res extensa o substancias corpóreas), lo cual le condujo al establecimiento de un
acusado dualismo que escindió la realidad en dos ámbitos heterogéneos (lo corporal o
material y lo espiritual) irreconciliables entre sí y regidos por leyes absolutamente
divergentes.
5. El mecanicismo. Aunque no fue adoptado por todos los racionalistas, el
mecanicismo fue el paradigma científico predilecto para la mayoría de ellos. Según
éste, el mundo es concebido como una máquina, despojada de toda finalidad o
causalidad que vaya más allá de la pura eficiencia: todo se explica por choques de
materia en el espacio (lleno) y no existen fuerzas ocultas o acciones "a distancia". El
mundo es como un gigante mecanismo cuantitativamente analizable.
6. Aspiración a una ciencia o filosofía universal y racional. Por ello válida y
definitiva para todo hombre y todos los aspectos de la realidad, haciendo al hombre
dominador de la naturaleza.
Argumentos del racionalismo
El racionalismo entiende la vuelta al sujeto como una vuelta a la razón,
conocemos ya la duda sistemática de Descartes, que a través de una crítica radical a la
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experiencia sensible, conduce a las últimas condiciones indudables de todo
conocimiento en el sujeto. Esas condiciones de las que depende todo conocimiento,
son las ideas o principios de la razón.
Existe en el sujeto una percepción clara y distinta de los primeros principios del
conocimiento que no tiene nada que ver con la sensibilidad, sino que se realiza de un
modo puramente racional.
Así como los principios de las matemáticas se derivan lógicamente de unos
axiomas o principios primeros, así también la filosofía tiene que partir de las primeras
ideas y principios, y desarrollarlo todo en forma lógico-racional.
Para el racionalismo está claro que la razón ha recibido de Dios sus ideas y
verdades innatas.
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Empirismo
La filosofía empirista llevó a cabo una saludable autocrítica de la razón,
delimitó sus límites y restringió sus posibilidades asentándola en el ámbito de la
experiencia.
El empirismo es una corriente filosófica opuesta al racionalismo que surge en
Inglaterra en el siglo XVII y que se extiende durante el siglo XVIII y cuyos máximos
representantes son J. Locke (1632-1704), J. Berkeley (1685-1753) y D. Hume (1711-
1776).
En un sentido bastante general, se denomina empirismo a toda teoría que
considere que la experiencia es el origen del conocimiento, pero no su límite. Esta
postura ha sido mantenida por numerosos filósofos, como por ejemplo, Aristóteles
(384-322 a.C.), Epicuro (341-272 a.C.), los estoicos (S.IV a. C. - S.II d.C.), Tomás de
Aquino (1224-1274) y Ockham (1295-1350). Sin embargo, en un sentido estricto, el
empirismo propiamente dicho hace relación a las teorías filosóficas creadas por las
corrientes antes mencionadas.
Tras el siglo XVII su influencia se deja notar tanto en el campo de la filosofía
política como en el de la teoría del conocimiento. En el primero, el liberalismo de
Locke influye en los ilustrados alentando los principios de las revoluciones americana
y francesa; su división de poderes influirá en Motesquieu y su principio de igualdad
impulsará el reconocimiento paulatino de los Derechos Humanos.
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Los caracteres fundamentales del empirismo podrían resumirse en las
siguientes tesis.
1. Subjetivismo del conocimiento. En este punto, empiristas y racionalistas
coinciden al afirmar que, para conocer el mundo se ha de partir del propio sujeto, no
de la realidad en sí. La mente no puede conocer las cosas más que a partir de las ideas
que tiene sobre ellas.
Por lo tanto, si lo primero en el orden del conocimiento son las ideas, éstas
habrán de tener un origen distinto a la propia mente (tesis racionalista). Su validez
objetiva le vendrá de las cosas mismas.
2. La experiencia como única fuente del conocimiento. El origen del
conocimiento es la experiencia, entendiendo por ella la percepción de los objetos
sensibles externos (las cosas) y las operaciones internas de la mente (emociones,
sensaciones, etc.).
Así pues, para los empiristas, el único criterio de verdad es la experiencia
sensible.
3. Negación de las ideas innatas de los racionalistas. Si todo conocimiento ha de
provenir de la experiencia esto supone que habrá de ser adquirido. La mente no posee
contenido alguno (ideas innatas), sino que es como una "tabla rasa", un receptáculo
vacío que debe "llenarse" a partir de la experiencia y el aprendizaje.
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4. El conocimiento humano es limitado: la experiencia es su límite. Esta postura
es radicalmente opuesta a la de los racionalistas, para los que la razón, utilizando un
método adecuado, no tiene límites y podría llegar a conocerlo todo.
Los empiristas restringen la capacidad de la mente humana: la experiencia es su
límite, y más allá de ella no es lícito ir si no queremos caer en el error, atribuyéndole
a todo lo que no ha sido "experimentado" una realidad y existencia subjetiva.
5. Negación del valor objetivo de los conceptos universales. Los empiristas
aceptarán el postulado nominalista de que los conceptos universales no hacen
referencia a ninguna realidad en sí (objetiva), sino que son meros nombres que
designan a un conjunto de ideas particulares o "percepciones" simples que se
encuentran vinculadas entre sí. Cualquier idea compleja ha de ser explicada por
combinación y mezcla de ideas simples. Los universales o conceptos generales son
sólo designaciones de estas combinaciones más o menos "estables" de ideas simples.
6. El método experimental y la ciencia empírica. El interés por hallar un método
adecuado para dirigir el pensamiento fue uno de los intereses principales tanto del
racionalismo como del empirismo. La diferencia entre ambos estriba en que, si para
los racionalistas el modelo ideal de método era matemático y deductivo, para los
empiristas debía ser experimental e inductivo, similar al que utilizó Newton en el
campo de la física, y que tan excelentes resultados había dado.
La ciencia no puede basarse en hipótesis o presupuestos no contrastados con la
experiencia. La validez de las teorías científicas depende de su verificación empírica.
Salvo en las matemáticas, que no versan sobre hechos, sino sobre nuestras propias
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ideas y sus leyes de asociación, las ciencias de los fenómenos naturales (física,
geografía, biología, etc.) deben evitar cualquier supuesto u hipótesis metafísica, así
como rechazar el método matemático deductivo. El error cometido por los
racionalistas consistió en tratar de igual forma y bajo el mismo método a todas las
ciencias, sin distinguir si se referían a hechos de la experiencia (cuestiones de hecho)
o a un simple proceder de la mente (relaciones de ideas). El tiempo, no obstante, dio
la razón a los empiristas, pues a partir del siglo XVIII la física se independizó de la
metafísica que, después de la crítica kantiana, dejará de considerarse una ciencia.
La filosofía empirista, pese a restringir el poder de la razón, sirvió de sana
autocrítica respecto a nuestros límites y posibilidades racionales.
7. Los predicados como bueno o malo no se dan en la experiencia. Conocemos
las cosas y sus cualidades físicas pero las cualidades morales o estéticas no pueden
percibirse, no tienen valor cognoscitivo sino que la guía para la vida humana es el
sentimiento.
Características de filosofía empirista
Esta corriente tiene como características diferenciadoras la defensa de un
monismo metodológico (teoría que afirma que hay un solo método aplicable en todas
las ciencias). La explicación científica ha de tener la misma forma en cualquier
ciencia si se aspira a ser ciencia, específicamente el método de estudio de las ciencias
físico-naturales. A su vez, el objetivo del conocimiento para el positivismo es
explicar causalmente los fenómenos por medio de leyes generales y universales, lo
que le lleva a considerar a la razón como medio para otros fines (razón instrumental).
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La forma que tiene de conocer es inductiva, despreciando la creación de teorías a
partir de principios que no han sido percibidos objetivamente. En metodología
histórica, el positivismo prima fundamentalmente las pruebas documentadas,
minusvalorando las interpretaciones generales, por lo que los trabajos de esta
naturaleza suelen tener excesiva acumulación documental y escasa síntesis
interpretativa. Auguste Comte formuló a mediados del siglo XIX la idea de la
creación de la sociología como ciencia que tiene a la sociedad como su objeto de
estudio. La sociología sería un conocimiento libre de todas las relaciones con la
filosofía y basada en datos empíricos en igual medida que las ciencias naturales Una
de sus propuestas más destacadas es la de la investigación empírica para la
comprensión de los fenómenos sociales, de la estructura y el cambio social. Comte
presenta a la historia humana en tres fases o estadios:
Estadio teológico o mágico: corresponde a la infancia de la humanidad; en esta
época las personas dan explicaciones mágicas de los fenómenos naturales, utilizan
categorías antropológicas para comprender el mundo y técnicas mágicas para
dominarlo.
Estadio metafísico o filosófico: las explicaciones son racionales, se busca el
porqué de las cosas, y se sustituye a los dioses por entidades abstractas y términos
metafísicos.
Estadio científico o positivo: es la definitiva. El conocimiento se basa en la
observación y la experiencia, y se expresa con el recurso de la matemática. Se busca
el conocimiento de las Leyes de la Naturaleza para su dominio técnico.
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Además afirma que no es posible alcanzar un conocimiento de realidades que
estén más allá de lo dado, de lo positivo, y niega que la filosofía pueda dar
información acerca del mundo: esta tarea corresponde exclusivamente a las ciencias.
Mientras el racionalismo ponía la base de la ciencia y de la filosofía en la razón,
en el propio yo, el empirismo la pondrá en la experiencia, y el sujeto, tiene que
adaptarse a la experiencia. Por experiencia entienden todo hecho interno o externo
que pueda ser observado y explicado conforme a ciertas leyes.
El racionalismo se desarrolló en Francia, Holanda y Alemania. Mientras que el
empirismo lo hace en Inglaterra, país que siempre mostró interés por lo concreto, por
la experiencia, despreciando las abstracciones y apriorismos. En metafísica la
realidad es sustancial para los racionalistas. El empirismo se va perdiendo la
sustancialidad progresivamente y en Hume la idea de sustancias es fruto de la
imaginación. El yo es sustancial en el racionalismo pero los empiristas nos hablan del
yo conciencia como resultado de los hechos psíquicos, no como causa o base de ellos.
El empirismo da prioridad a la experiencia y al método experimental:
observación, inducción y análisis de los hechos. Las ideas son adquiridas y
desaparecen las ideas innatas. Nuestra mente es como un papel en blanco en el que la
experiencia va escribiendo.
Para salvar la ciencia había que conjugar el valor objetivo del conocimiento y la
universalidad de las proposiciones. El racionalismo al basarse en la razón y en el
innatismo salva la universalidad pero afirma dogmáticamente la objetividad o valor
real del conocimiento.
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Idealismo
Por idealismo podemos entender fundamentalmente dos cosas: un idealismo de
los ideales y un idealismo de las ideas.
1° El primero se refiere a la esfera de la praxis, abarcando tanto presupuestos
éticos como políticos en el sentido de "situación ideal" En este último caso, el
idealismo se convierte en Utopismo.
2° El idealismo de las ideas posee una índole más filosófica que el anterior, y
hace referencia a toda doctrina que afirma que el sujeto (la conciencia, el "yo", la
mente, o el espíritu) es el punto de partida y el origen de toda reflexión sobre el
mundo. Esto quiere decir que la realidad no es conocida por sí misma y que conocer
no es adecuar el pensamiento a las cosas, a lo "dado". Antes bien, es la propia
realidad la que ha de inferirse de las "ideas" y representaciones que tenemos sobre
ella. Es el sujeto el punto de partida de todo conocimiento, aquel que otorga sentido e,
incluso, "construye" o crea la realidad.
El idealismo de las ideas afecta tanto a aspectos gnoseológicos (pregunta por el
conocimiento, su origen y sus límites) como metafísicos (pregunta por el "ser" de
aquello que conocemos). Lo que sea el ser va a identificarse con lo que
auténticamente puedo conocer de él. El ser es lo cognoscible con evidencia y se
identifica con lo dado o contenido en la conciencia, aunque esto no implica
necesariamente que todo idealismo reduzca el ser a un contenido de conciencia o que
postule que el sujeto "construye" o produce toda realidad.
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Tipos generales de idealismo.
1. Idealismo subjetivo o psicológico: la conciencia o el sujeto se considera
como algo real o como una entidad psíquica e individual. Es la conciencia individual
la dadora de ser, y éste último se reduce a lo percibido por mí. La entidad del ser es
psicológica al igual que la actividad de la conciencia. Dentro del idealismo subjetivo
podemos encuadrar tres corrientes:
A. El idealismo del filósofo empirista G. Berkeley (1685-1753): El ser de las
"cosas" se agota en su ser percibido, es decir: identifica "ser" con "ser percibido"
B. La rehabilitación por parte del empiriocriticismo del idealismo de Berkeley,
representado por la filosofía de Avenarius.
C. La filosofía gnoseológica de la inmanencia desarrollada desde finales del
siglo XIX, cuyos máximos exponentes serían Wilhelm Schuppe, Max Kaufmann,
Schubert-Soldern, Martin Keibel e incluso el propio Mach y Avenarius.
2. Idealismo objetivo o lógico-trascendental: Toma como criterio de
distinción el tipo de conciencia, para el cual, la conciencia se concibe desde un punto
de vista ideal y general, no real e individual. La conciencia no es una entidad
empírica o psicológica, sino un sistema de estructuras lógicas, un sujeto general e,
incluso, universal. A esta corriente pertenecen:
A. El idealismo trascendental de Kant (1724-1804), para el que el
conocimiento es fruto de una síntesis entre lo dado al sujeto cognoscente (un material
desordenado y caótico) y lo aportado o "puesto" por ese mismo sujeto en el acto de
conocer: ciertos esquemas previos (formas puras a priori), a través de los cuales se
organiza y estructura ese material. La universalidad y necesidad de las leyes que
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observamos en las matemáticas, la lógica y en la naturaleza provienen de la estructura
cognoscitiva del sujeto. Es el sujeto el que impone sus leyes, no la realidad exterior.
B. Idealismo alemán: representada por Fichte (1762-1814), Schelling (775-
1854) y Hegel (1770-1831) que fue continuada por otros filósofos como
Schopenhauer y Bradley. Surgida como una transformación del pensamiento
kantiano, el idealismo alemán sostiene que el mundo es el producto de una Idea o
Razón Absoluta (infinita y universal), de carácter histórico, cuyo despliegue en el
tiempo constituye lo que llamamos mundo, historia, hombre y los productos de la
humanidad.
C. La fenomenología de Edmund Husserl (1859-1938) también puede ser
incluida en esta forma de idealismo. El yo, la conciencia, ocupa un lugar central en su
doctrina y es el punto de partida de su filosofía. El yo puro se obtiene como una
depuración realizada a través de la reducción trascendental. La conciencia pura no es
una "realidad" o una "substancia", sino que es "pura inteligibilidad".
De todas formas, estas corrientes no agotan el sentido del idealismo. Así,
Heimsoeth postula que la primera actitud idealista en la historia de la filosofía surge
en el cristianismo, fundamentalmente con la figura de San Agustín (354-43), el
primero que reivindica la interioridad, la intimidad como punto de partida de todo
conocimiento.
El término “idealismo” tiene distintos significados. Desde el punto de vista
metafísico es la creencia en que el fundamento de la realidad es de índole espiritual o
sea de poderes ideales; y desde el enfoque epistemológico es la postura que sostiene
que no existen cosas reales fuera de la conciencia. O sea que al eliminar la existencia
de todos los objetos, quedan solamente como objetos reales los contenidos de la
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conciencia (representaciones, imágenes, sentimientos, etc.) y los objetos ideales (la
lógica y la matemática).
De esta manera surgen dos formas de idealismo: el subjetivo o psicológico y el
objetivo o lógico.
En el idealismo subjetivo o psicológico la realidad se encuentra contenida
dentro de la conciencia del sujeto. Los objetos son sólo contenidos de la conciencia,
el ser de los objetos consiste en ser percibidos por el hombre y cuando dejan de ser
percibidos dejan también de existir al no poseer ser, fuera de nuestra conciencia, que
es lo único real. A esta posición también se la llama conciencialismo.
El obispo inglés Berkely es el clásico representante de esta cosmovisión que
identifica el ser con el percibir y que considera a los objetos externos puras
sensaciones de los sentidos. Sin embargo, para Berkely, Dios, que es la causa de
nuestras percepciones, y las almas; tienen existencia independiente.
El idealismo de Berkely tiene base metafísica y teológica, característica que no
aparece en las nuevas formas de idealismo subjetivo como por ejemplo, el
empiriocriticismo de Avenarus y Mach, que creen nada más que en las sensaciones, y
la filosofía de la inmanencia de Schupe y de Schubert-Soldern, que proponen que
todo es inmanente a la conciencia. En el caso de este último lo único existente es la
conciencia cognoscente.
En cuanto al idealismo objetivo o lógico es diferente, porque parte de la
conciencia objetiva de la ciencia, cuyo contenido es una suma de juicios lógicamente
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ideales, elementos lógicos, que distinguen lo dado en la percepción de la percepción
misma y consideran al objeto como nacido del pensamiento, un producto del
pensamiento, un concepto, un ser lógico ideal, postura que es denominada
panlogismo.
A pesar de la división entre el idealismo subjetivo o psicológico y el objetivo o
lógico, ambos idealismos tienen en común la concepción fundamental de que toda
realidad está contenida en la conciencia, que es el principal argumento del idealismo.
Con la inmanencia, intentan probar que la tesis del realismo es lógicamente
absurda; sin embargo, la tesis del idealismo tampoco es consistente, porque se puede
decir que el objeto que pensamos es un contenido de la conciencia pero no que el
objeto sea idéntico a este contenido, sino que es una representación o un concepto que
se refiere al objeto, que por lo tanto sigue siendo independiente de la conciencia.
De manera que al afirmar que existen objetos independientes de la conciencia
esta independencia es un elemento del objeto y la inmanencia es el contenido del
pensamiento, o sea que lo propio del objeto es lo que no puede ser pensado.
El idealismo dice: "La realidad es causada por las ideas de la mente humana.
No hay realidad independiente de la mente humana". Constata que todo lo que es real
para él, es decir, que toda su estructura de conceptos y todas sus reglas de actuación,
son el resultado de su sentir y de su pensar. No existen conceptos ni reglas de
actuación fuera de su mente.
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La Ilustración
El elemento central de la Ilustración fue el predominio de la razón; que en los
siglos XVII y XVIII se consolidó como un movimiento intelectual en Europa; que
transformó las ideas de Dios, la naturaleza y el hombre y fue una fuerza inspiradora
en el arte, la filosofía y la política. Para los ilustrados todos los conceptos conocidos
tanto en ciencia como en la religión debían ser investigados por pensadores libres.
La lógica inductiva y deductiva en las matemáticas y las ciencias naturales
permitió el estudio del cosmos de una manera completamente nueva.
La búsqueda de una religión racional llevó al Deísmo, al Escepticismo, al
Ateísmo y al Materialismo.
El Deísmo es la doctrina que reconoce un Dios creador de la naturaleza, pero no
cree en la revelación ni practica cultos.
El Escepticismo, es la filosófica que se basa en la incredulidad o duda sobre la
capacidad del hombre para alcanzar el conocimiento.
El Ateísmo, es la teoría que niega la existencia de Dios y que incluye a todas las
doctrinas que presuponen que la materia es principio y causa del universo; y el
Materialismo, es la concepción filosófica que sólo le da validez a la materia, los
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procesos sensibles, negando todo idealismo o espiritualismo; que en la ética está
representado por el hedonismo, y en la historia por lo económico.
Locke, Bentham, Rousseau, Montesquieu, Voltaire y Thomas Jefferson
aportaron sus pensamientos críticos frente al estado autoritario, creyendo en una
forma superior de organización social basada en los derechos naturales.
Uno de los aportes más importantes de la Ilustración es el supuesto de progreso
histórico de la humanidad.
Esta corriente europea caracterizada por la revisión, a la luz de la razón y de la
experiencia, de la concepción del mundo y del hombre en todas las áreas partió de las
transformaciones ideológicas del Renacimiento y se potenció debido a las
revoluciones políticas y económicas que se produjeron en Inglaterra, donde tuvo su
origen. Desde allí pasa a Francia donde adquiere sus características y de allí se
extiende a toda Europa, inclusive a países eslavos y a América. La tendencia más
singular dentro de este movimiento lo constituye el enciclopedismo.
La Enciclopedia creada por los filósofos franceses en el siglo XVIII fue una de
las principales obras de la Ilustración, que fue rechazada y censurada por el poder
eclesiástico y por funcionarios gubernamentales conservadores.
La Enciclopedia atrajo artículos de los principales pensadores de esa época,
como Rousseau, Voltaires y Diderot, quienes eran denominados los enciclopedistas,
por su escepticismo, su determinismo científico y su crítica a los abusos judiciales y
clericales.
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Esta obra tuvo una enorme influencia como expresión del pensamiento
progresista previo a la Revolución francesa.
En el campo de la filosofía se desplaza el interés desde la metafísica hacia la
teoría del conocimiento dando lugar a teorías empiristas, críticas y materialistas y
hacia el estudio de las ciencias naturales dando lugar a grandes avances científicos,
presididas por el evolucionismo y el relativismo.
Políticamente es la época del Despotismo ilustrado que llevará a la división de
poderes y desembocará en el parlamentarismo y a la vez a una subordinación del
poder religioso al político.
Surgen las teorías republicanas, anticolonialistas y prosocialistas relacionadas
con los intereses de la burguesía comercial e industrial y del trabajador rural medio.
En definitiva, la ilustración plantea los problemas con que se enfrentará el
mundo, surgido de la revolución industrial, sin llegar a resolverlos.
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El problema del conocimiento. Francisco Bacon.
Francis Bacon (1561-1622) es considerado en la Historia de la filosofía, el
fundador de la “Filosofía de la Técnica”. Fue un gran crítico del pensamiento
aristotélico y uno de los fundadores del empirismo inglés. El método que usó en sus
investigaciones fue el “inductivo”, contrario al “deductivo” de Descartes, poniendo
como base de todo conocimiento la experiencia, y, por ende, su interpretación
racional.
Sus mayores preocupaciones consistían en crear una nueva ciencia que podría
servir de instrumento para mejorar las condiciones de la vida humana en la
Naturaleza.
Comparó el saber científico y filosófico de su época a la de las “Hormigas” y
las “Arañas.” Las hormigas estaban representadas por lo experimentalistas que
“acumulan” experiencias durante toda su vida y pasan sin aprender absolutamente
nada; y la de las “arañas” por aquellos que sólo viven hablando de todo sin saber
nada. A los primeros (las hormigas) les podríamos hoy llamar a los “codiciosos y
corruptos por el poder y las riquezas”, y a los segundos (las arañas), a los “sábelo-
todos y especialistas en nada” que solo viven tejiendo castillos en el aire sin hacer
absolutamente nada.
Bacon propone el modelo de la “Abeja” como meta final del saber científico.
Estos insectos toman de las flores el “néctar’ y el “polen” transformándolas por
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medio de su sistema digestivo, en miel y cera. ¡Metafóricamente la abeja produce la
miel de la sabiduría y la cera de las obras!
Bacon llamó a esta manera de abordar el verdadero saber “la experiencia con
interpretación racional”. Para lograr hacer un verdadero cambio de mentalidad,
propuso una nueva lógica experimental que debe tener la tendencia a dominar la
naturaleza mediante el obrar. El fin de nuestra ciencia- decía- es encontrar no
argumentos, sino artes…, no razones, probables, sino proyecto de obras.
Ahora bien, si queremos aplicar estos principios baconianos a nuestra realidad
social, política y económica, nos encontraremos con una serie de obstáculos que nos
impedirán tanto el avance como el progreso de la ciencia. A estos obstáculos, que son
el producto de estos atrasos, Bacon los llamó “ídolos”, precisamente porque impiden
el avance del progreso entre los pueblos. La metodología que él propone para sembrar
la semilla del saber es primeramente destruir esos ídolos para posteriormente
comenzar a sembrar el conocimiento.
Francis Bacon clasificó estos ídolos en cuatro: “Idola Tribu”, “Idola Specus”,
“Idola Fori” y por último el “Idola Theatri”.
Los ídolos de la tribu, se fundamentan en la naturaleza del ser humano que
sólo se guía por sus sentidos. No tiene ni criterio ni ideas personales. Todo juicio que
hace está en directa relación con los intereses de la familia, de la raza o la nación. Es
una especia de egoísmo gregario que sólo protege sus intereses de grupo (Ejemplo: la
familia, el partido, la empresa, etc.).
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Los ídolos de la caverna, contrario a los anteriores, se basan en el
individualismo y el egocentrismo de las personas. Cada individuo, dice Bacon, “llena
su propia caverna en donde la luz de la ciencia y el saber se corrompen por las
disposiciones individuales, fruto de la educación y el comercio con los demás
hombres.” Cada persona juzga la realidad a como le parece que es y no como es.
Decía Heráclito: “los hombres buscan la ciencia en sus particulares y pequeñas
esferas, y no en la gran esfera universal.” El culto a la personalidad es un ejemplo de
este ídolo.
Los ídolos del foro, tampoco dejan de ser un impedimento para el avance de la
ciencia. Estos “ídolos” se dan como resultado de la vida social que influye mucho en
los criterios personales. El “lenguaje” es el medio de comunicación por excelencia en
la sociedad. El abuso del mismo crea no solo una distracción de sus verdaderos
significados, las palabras, sino también producen controversias, guerras e
imaginaciones banales. “La carreta --como dice el dicho popular-- cuando hace ruido
es que va vacía”.
Los ídolos del teatro, que están actualmente hoy representando por las
“ideologías” de ayer y de todas las épocas. “Ideologizar” significa interpretar la
realidad desde la óptica de una sola “idea” vigente. Las ideologías de moda suelen ser
un serio obstáculo para la adquisición de la ciencia. Tal es el caso, por ejemplo, del
marxismo, que es una interpretación dogmática y materialista de la realidad del ser
humano y de la sociedad. Esta ideología no solo distorsiona y subvierte la realidad,
sino que también le hace violencia. Los hechos históricos del pasado siglo XX
confirmaron esta aserción.
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Destruyendo estos cuatro ídolos o prejuicios que impiden el avance de la
ciencia, Bacon propone su método y su ciencia para promover el progreso entre los
pueblos.
El método inductivo de Bacon
Durante toda su vida, Bacon trato de reformar el saber, es decir, reorganizó el
método de estudio científico, clasificó todas las ramas del conocimiento en función de
la mente y las catalogó en memoria, razón o imaginación, haciendo un esquema al
que nombró, “la gran instauración”.
Se da cuenta de que el razonamiento deductivo resalta a expensas del
razonamiento inductivo, su principal propósito era redactar una inmensa historia
natural, que pudiera abrir el camino a una filosofía inductiva.
Al mismo tiempo llegó a la conclusión de que los científicos deben ser ante
todo escépticos y no aceptar explicaciones que no se puedan probar por la
observación y la experiencia sensible, con esto hace referencia al uso del empirismo,
donde realiza una crítica extensa al método aristotélico, ya que consideraba que la
verdad solo puede alcanzarse mediante la experiencia y el razonamiento inductivo.
El método inductivo que creó intentaba facilitar un instrumento para analizar
las experiencias, para esto era necesario hacer una recopilación intensa de casos
concretos del fenómeno estudiado para una inducción posterior, vigilando las
características o propiedades comunes entre ellos, según Bacon, este procedimiento
debía de llevar las particularidades a una generalidad.
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Se le reconoce haber aportado la Lógica al método experimental inductivo, ya
que, anteriormente solo se podía realizar mediante conclusiones generales, su método
consistió en deducir a partir de las semejanzas en las características o propiedades del
mayor grupo al que pertenece el dato en concreto, en otras palabras el conocimiento
se basa ante todo en la experiencia. Este método represento un gran avance en el
método científico y significo una mejora en las hipótesis científicas.
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CONCLUSION
La Edad Moderna fue uno de los momentos más innovadores en la filosofía
occidental, durante el cual las nuevas teorías de la mente y la materia, de lo divino y
de la sociedad civil - se propusieron - entre otros. Aunque sus límites no se resuelven
fácilmente, que se extiende aproximadamente entre fines de los catorce cientos y
finales de los cientos decimoséptimo. Entre sus protagonistas, figuras como
Descartes, Locke, Hume y Kant.
Las raíces de la filosofía moderna temprana se remontan tan lejos como el siglo
XII, hasta el momento más maduro de la tradición escolástica. Las filosofías de los
autores como Aquino (1225-1274), Ockham (1288-1348), y de Buridan (1300-1358)
concede plena confianza a las facultades racionales humanos: si Dios nos dio la
facultad de razonamiento, entonces vamos a confiar en que a través de tal facultad
que puede alcanzarse la plena comprensión de los asuntos mundanos y divinos.
Podría decirse, sin embargo, que el impulso filosófico más innovador se
produjo durante el siglo XIV, con el aumento de los movimientos humanistas y
renacentistas. Gracias a la intensificación de las relaciones con las sociedades no
europeas, el conocimiento del griego (una novedad con respecto a los estándares de
los intelectuales europeos), y la generosidad de los magnates que estaban apoyando a
sus investigaciones, los humanistas redescubrieron los textos centrales de la época
griega antigua; nuevas olas de platonismo, aristotelismo, el estoicismo, el
escepticismo y el epicureísmo, que gran influencia tendrán sobre figuras clave de la
filosofía moderna.
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Con la filosofía moderna surge un cambio en el interés de los pensadores desde
el Teocetrismo y la disputa entre la razón y la fe de la filosofía medieval, hacia el
antropocentrismo y el desarrollo de la ciencia.
Los problemas que se plantean los filósofos modernos están relacionados con el
conocimiento y su veracidad. Cómo se llega al conocimiento y cuán confiable es ese
conocimiento. Para dilucidar esos problemas se presentaron diferentes posturas entre
las que destacan: El racionalismo, el empirismo y el idealismo.
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BIBLIOGRAFIA
COPLESTON, Frederick (2000-2004). Una Historia de Filosofía. Barcelona:
Editorial Ariel.
SUAREZ, Ángela. Cuaderno Analítico de la Filosofía Moderna [en línea].
Disponible en:
http://es.scribd.com/doc/187368750/ANGELA-SUAREZ-Cuadreno-Analitico-de-
Filosofia-moderna
VERNEAUX, Roger (1977). Historia de la Filosofía Moderna. Barcelona:
Editorial Helder.
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