emigrantes sin fronteras conflictividad infantil y juvenil
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EMIGRANTES SIN FRONTERAS
CONFLICTIVIDAD INFANTIL Y JUVENIL
Lic. Sandra Guevara
De todas las etapas de la vida la adolescencia y los primeros años de la juventud siempre han sido considerados paradigma de conflictos.
El adolescente es, por definición, un emigrante que atraviesa una difícil encrucijada: no sabe dónde ir y, al mismo tiempo, emprende numerosos viajes sin encontrar una clara frontera.
La emigración siempre es dolorosa, y más cuando uno no sabe dónde detenerse porque no encuentra una mano tendida o, como sucede muchas veces, cuando se la ofrecen, no sabe o no quiere reconocerla.
A esta edad el joven cree conocer muchas cosas, corre para experimentar lo nuevo, se deja llevar por la urgencia de una vida todavía incipiente, sin ver ni aceptar que es y será siempre un aprendiz de lo bueno y, desgraciadamente, también de lo malo.
Los padres y los educadores quisieran ahorrarles muchos disgustos salvándoles de sus eventuales errores.
La sociedad ha cambiado y el ritmo frenético que imponen las modas y las nuevas tecnologías, el impacto de los medios de comunicación y la influencia que ejercen lo social en los jóvenes, han introducido un matiz de especial dificultad en las relaciones que se establecen en ellos.
El incremento de enfermedades aparecidas recientemente como la anorexia y la bulimia, y el no menos alarmante de suicidios entre los jóvenes, pone de relieve la marginación y la soledad que invade a muchos de ellos.
Los guetos urbanos son el signo más preclaro de esa fractura social que nos rodea.
La delincuencia, la drogadicción, se han agravado y se han creado nuevos problemas de violencia, envenenando problemas y desatando crisis mayores que afectan a la familia y a la sociedad.
Es una nueva lacra social que muchas veces nace y crece en el seno de familias con una conflictividad notables:
Padres separados.Drogadictos.Alcohólicos y violentos.
La violencia urbana brotan también en jóvenes de familias no problemáticas, de clase media acomodada y de clase alta.
Pero no podemos olvidar que un gran número de jóvenes se empeñan en aprender las herramientas elementales de la convivencia trabajando con entusiasmo para contribuir a erradicar la deshumanización que se ha apoderado de sus compañeros.
Gracias