el proceso de desarrollo de negocio
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El Proceso de Desarrollo de NegocioTRANSCRIPT
El proceso de desarrollo de negocio
La construcción del prototipo de un determinado negocio es un proceso continuo, un proceso de
desarrollo de negocio. Su creación está basada en tres actividades claramente diferenciadas e
íntimamente integradas, a partir de las que el negocio garantiza una correcta y natural evolución. Éstas
son innovación, cuantificación y orquestación.
La tolerancia frente al fracaso es tan sólo una parte muy específica de una excelente cultura
empresarial y ésta es una lección que proviene directamente de la parte superior de la
organización. Los campeones tienen que hacer miles de intentos y, en consencuencia, sufren
diferentes tipos de fracasos. Es la única forma con la que la organización puede aprender.
Thomas J. Peters y Robert H. Waterman Jr.
In Search of Excellence
Innovación
La innovación se confunde, a menudo, con la creatividad. Pero como apuntaba el profesor de la
Universidad de Harvard, Theodore Levitt, la diferencia entre creatividad e innovación es la misma que la
diferencia entre, por un lado, pensar que las cosas deben realizarse y, por otro, hacerlas. Tal como dice el
citado profesor: "La creatividad piensa en cosas nuevas. La innovación hace cosas nuevas".
La revolución de las franquicias ha representado una serie de aplicaciones del concepto de innovación
que hasta aquel momento habían sido prácticamente ignorados por las empresas norteamericanas.
Mediante el simple reconocimiento de que no es la circunstancia en la que se halla el negocio la que
demanda innovación, sino el propio proceso convertido en producto, el que concede la franquicia
concentra sus energías innovadoras sobre al forma en que su negocio logra organizarse y venderse.
Para el que concede la franquicia el proceso completo por el que el negocio crea negocio es una
herramienta de marketing, un mecanismo para localizar y mantener a sus clientes. Todos y cada uno de
los componentes de un sistema de negocio hacen que la franquicia pueda llegar a diferenciar en la mente
de su consumidor su negocio de cualquier otro.
Allí donde el negocio resulta ser el producto, es más importante su manera de interaccionar con el
consumidor que lo que realmente se pueda vender.
Y el cómo no tiene qué ser caro para ser efectivo. De hecho, algunas de las innovaciones más
importantes han necesitado poco más que un cambio en algunas palabras, un gesto o el color del
uniforme.
Por ejemplo, ¿qué es lo que invariablemente le dice un vendedor en una tienda detallista a un cliente que
entra? Le dice: "¿En que puedo servirle?". Seguramente lo has escuchado más de una vez.
¿Y cómo responde, invariablemente, el cliente? Dice: "No, gracias, sólo estaba mirando".
¡Esto, todos lo hemos hecho y dicho! En realidad es un fenómeno de ámbito universal.
¿Y por qué se supone que una persona hace esta pregutna cuando se sabe que el cliente responderá con
la consabida muletilla?
Porque éste contesta como le apetece, ¡ésa es la razón! Si el cliente sólo está mirando, ¡el vendedor no
trabaja! ¿Podemos llegar a imaginar lo que estas palabras puede llegar a costar a los comerciantes de
nuestro país, sólo en terminos de ventas perdidas? He aquí una oportunidad para intentar una pequeña y
poco costosa innovación.
En lugar de preguntar, ¿puedo servirle en algo?, se podría probar con ¿ha tratado antes con nosotros?. El
cliente respondería con un si o con un no. En ambos casos el vendedor es plenamente libre para seguir
con la conversación.
Si la respuesta es sí, se podría decir: "Magnífico. Hemos creado un nuevo programa especial para
personas que han comprado aquí con anterioridad. Déjeme un minuto para que le cuente los detalles más
importantes".
Si la respuesta es no, se puede decir algo cómo: "Magnífico. Hemos creado un programa especial para
aquellos que todavía no han comprado en nuestra tienda. Déjeme un minuto para contarle los detalles
más importantes".
Tan sólo hay que pensar en ello y dedicarle unas pocas palabras. Nada raro, extraño o fuera de lugar.
Pero el resultado garantiza la inversión de dinero de su bolsillo, del bolsillo del propietario. ¿Cuánto?
Depende del grado de entusiasmo. La experiencia de nuestros clientes detallistas nos dice que, tan sólo
produciendo el cambio apuntado, ¡las ventas se pueden incrementar, de forma inmediata, entre un 10 y
16%!
Cuantificación
Pero, por sí misma la innovación no conduce a ninguna parte. Para ser plenamente efectivas, todas las
innovaciones necesitan ser cuantificadas. Sin la cuantificación, ¿cómo se puede saber dónde y cómo ha
podido funcionar la innovación?
Por cuantificación entiendo las cifras relacionadas con el impacto de la innovación sobre un determinado
proceso.
Por ejemplo, si preguntamos a un grupo cualquiera de propietarios de pequeños negocios cuántas
oportunidades de venta han tenido en el día anterior, les puedo afirmar sin miedo a equivocarme que el
99% de ellos desconocerán la respuesta.
Sin embargo, es triste comprobar que la cuantificación es algo que apenas se realiza en las empresas. ¡Y
eso que representa, tal como hemos visto, una fortuna, una inmensa cantidad de recursos financieros!
Se debe empezar por cuantificar todo lo relacionado con la forma de realizar el negocio, de operar en la
empresa, es decir, todo.
¿Cuántos clientes se ven personalmente al día?
¿Cuántos por la mañana?
¿Cuántos por la tarde?
¿Cuántas personas llaman por teléfono cada día?
¿Cuántas llaman preguntando por un precio?
¿Cuántas quieren comprar algo?
¿Cuántas unidades de un producto X se venden por día?
¿En qué momento del día se vende más?
¿Cuánto se venden por semana?
¿Cuál es el día de mayor afluencia?
¿Qué afluencia de clientes hay exactamente ese día?
Y así sucesivamente. No existirán nunca demasiadas preguntas que realizar para llegar a cuantificar la
actividad de un negocio.
Orquestación
Una vez que se innova un proceso y se cuantifica su impacto sobre un negocio, una vez que se detecta
algo que funciona mejor que lo que previamente había, que se descubre la forma de incremeentar el
número de "síes" de los clientes, empleados, proveedores y prestamistas, llegados a este punto es el
momento de orquestarlo todo.
La orquestación es la eliminación de la disreción y de la elección en el nivel operativo de la empresa.
Sin orquestación nada puede ser planificado ni anticipado (por el propietario o por el propio cliente). Si se
hacen cosas de forma diferente en cada ocasión, si cada uno lo hace a su albeldrío, a su propia elección,
en lugar de hacerlo creando orden, se estará generando involuntariamente el caos.
Tal como afirma Theodore Levitt en su importante libro, Marketing for Business Growth, "La distracción es
el enemigo declarado del orden, de la estandarización y de la calidad".
"Si funciona un traje azul, llévelo en todo momento delante del cliente", sería el dictado fundamental de
los discípulos de la orquestación.
Si el "hola, ¿ha tratado usted antes con nosotros?" funciona mejor que otro planteamiento probado, se
empleará al recibir a un cliente y pasará a ser la regla diaria de los discípulos de la orquestación.
Mediante el término "discípulo de la orquestación" nos referimos a cualquier persona que haya decidido
seriamente producir un resultado predecible y consistente en el mundo de los negocios,
independientemente del tipo de negocio que tenga.
Bien sea Fred Smit de Federal Express, Tom Watson de IBM, Ray Kroc de McDonald's, Walt Disney en
Disney, Debbie y Randie Fields en Mrs. Fields' Cookies, o cualquier otro.
Por que cada uno de los fundadores de alguna de las empresas (franquicias) exitosas tienen claro algo:
¡si no se ha orquestado, no se puede poseer!
Y si no se posee, no se puede depender de ella.
Y si no se depende de ella, no se tiene una franquicia.
Y sin ella no se puede pretender alcanzar éxito.