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El Peregrino

Es muy probable que mis expresiones sean parecidas a otras ya pronunciadas. No pretendo ser original, pues cuanto sé lo aprendí de otros y estoy sometido a numerosas influencias.Sólo puedo decir que todas ellas nacieron en mis entrañas, inspiradas a lo largo de mi peregrinar de Valencia a Málaga, de Granada a Tegucigalpa, de Panillo a Rumtek, de Almería a Requena, de Roncesvalles a Santiago, de Nalanda a Lumbini, de Kathmandú a Mirik,... En cambio, a falta de originalidad, garantizo que son ideas bien digeridas.

Peregrino por la vidade paso, siempre de paso,

sin raíces ni hogar,sin miedo ni esperanza,con alegría y entrega,

obrando en beneficio de todos los seres.

Es muy fácil ver los defectos en los demás mientras los ignoramos en nosotros mismos. Gracias, pues, a todos los que me mostráis mis propias miserias.

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El Botiquín El botiquín es un elemento imprescindible para el peregrino ya que, debido al esfuerzo físico que implica cada etapa y a las circunstancias de la larga exposición a la intemperie, es probable que necesitemos algún tipo de cuidado. Las rozaduras en los pies, las quemaduras del sol o las picaduras de insectos, son lo más habitual, y se pueden remediar llevando en la mochila nuestro propio botiquín de primeros auxilios. Lógicamente, tiene que ser un botiquín de emergencia, ligerísimo, con los elementos más imprescindibles: • para ampollas, aguja, hilo y apósitos • Antiséptico y desinfectante (alcohol, agua oxigenada o betadine) • vendas, gasas y tiritas. • repelente de insectos • alcohol alcanforado para friegas y masajes (fortalece la piel y evita

rozaduras) • crema de protección solar para pieles sensibles. Por cierto, que unos tapones para los oídos pueden ser una bendición que nos permita conciliar el sueño cuando coincidamos con algún roncador ‘empedernido’... En este caso, os propongo un botiquín que no pesa nada en la mochila pero que nos será de gran ayuda, tanto en la peregrinación como durante toda la vida.

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Ego-Fin forte® 100 mg

COMPOSICIÓN: Generositum Extremis Bonus Humorus

Risitum Frecuentis

Felicitate Excelsis

Pacientiae Inmutabilis

Pacificum Forte

Meditae Constanti

Atentium Perennis

Sapientia Máxima

Amorus Ecuanimus

Compasionatum Universalis

INDICACIONES: Bajo prescripción y seguimiento cualificados, este

medicamento está indicado para liberar del sufrimiento y de sus causas,

potenciando la felicidad y sus causas.

CONTRAINDICACIONES: No se han descrito. Sin embargo, en las primeras

fases del tratamiento, pueden aparecer síntomas aparentemente

contradictorios, como rebotes, huidas adelante, deslumbramientos, etc.,

que suelen remitir manteniendo la medicación. El prescriptor cualificado

determinará las posibles variaciones de dosis en dichos periodos.

PRECAUCIONES: No se automedique. No dé este medicamento a otra

persona. En tratamientos continuados, pueden aparecer síntomas de

“ILUMINATUM PRECOCE” fácilmente reconocibles para todos salvo para el

paciente, que se empeña en demostrar (enseñar) lo mucho que NO sabe.

Conviene advertir inmediatamente al paciente de que sufre “ILUMINATUM

PRECOCE” pues corre un serio riesgo de acabar en la incurable

“RIDICULUM IGNORANTIAE ESPECTACULARIS” o “MAGNUS VIRTUOS

EGO” conocido popularmente como “SUPER YO VIRTUOSO”.

Lea todo el prospecto detenidamente antes de empezar a tomar el medicamento. - Conserve este prospecto, puede tener que volver a leerlo. - Este medicamento le ha sido recetado personalmente a usted y no

debe dárselo a otras personas. Podría perjudicarles, aun cuando sus síntomas sean parecidos a los suyos.

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INTERACCIONES: Cuando se están tomando otros tratamientos, debe

advertírselo al prescriptor. Si padece de auto-exaltación, algún problema

de corazón o de cabeza, utilice la solución Ego-Fin Extremis. Este

medicamento no puede mezclarse con alcohol ni ninguna otra sustancia

euforizante. Tampoco conviene mezclar los tratamientos.

ADVERTENCIAS: Este medicamento puede crear adicción, en cuyo caso se

recomienda redoblar la dosis.

EMBARAZO Y LACTANCIA: En caso de embarazo físico o psíquico, no dude

en tomarlo pues, dada la especial concentración del tratamiento, sus

efectos beneficiosos trascienden al feto y al lactante. Existe el riesgo de que

el lactante se libere del “EGO” antes que su progenitora (lo cual sería una

gran faena).

EFECTOS SOBRE LA CAPACIDAD DE CONDUCCIÓN: El tratamiento con

Ego-Fin Forte produce una alta concentración y agudeza visual, por lo cual

se recomienda su administración a aquellos que desempeñan tareas que

requieren cierta habilidad.

USO EN ANCIANOS Y BEBÉS: La experiencia de aplicación de Ego-Fin Forte

en pacientes mayores de 65 años es limitada pero siempre con resultados

excelentes. La menor expectativa de vida, induce a aumentar la dosis.

En cambio, habitualmente, los bebés no necesitan tratamiento: bastará con

abstenerse de alimentar su “EGO”.

POSOLOGÍA: La dosis de mayor eficacia es de tres tomas diarias, si bien es

conveniente empezar con media toma. No exceder de las seis tomas diarias,

salvo régimen interno hospitalario con supervisión médica. En caso de

duda, consultar al prescriptor cualificado. El tratamiento debe comenzar en

cuanto aparezcan los primeros síntomas y puede tomarse en todo

momento durante un “GLOBO EGOICO”. Los comprimidos han de tragarse

enteros, con un vaso de agua caliente, en ayunas, al despertar, antes de las

comidas y antes de dormir. Si se padece ansiedad o insomnio, se duplicará

la dosis nocturna. Si padece pereza matutina, complementar con una toma

previa de “DILIGENTIAE PLUS” o “CONSTANTIUM FORTE”, ambos de este

mismo laboratorio.

SOBREDOSIS: En caso de sobredosis se recomienda el uso de casco ante

los riesgos inherentes a la levitación en espacios cerrados. En espacios

abiertos, es preferible prever un paracaídas para cuando cesen los efectos

del tratamiento.

EFECTOS SEGUNDARIOS: Se han descrito casos de contactos en

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dimensiones varias, visiones, alucinaciones en colores, globos,

revelaciones, poderes, adivinaciones y demás paranoias esoterotas. Estos

síntomas pueden ser intensos pero generalmente remiten con el

tratamiento adecuado.

Si olvidó tomar Ego-Fin Forte, no tome una dosis doble para compensar las

dosis olvidadas. Limítese a tomar la dosis siguiente como de costumbre.

Algunas personas pueden sentir cansancio, somnolencia o vértigos. A

menos que se sienta muy afectado, no es necesario dejar la medicación. Si

observa cualquier otra reacción adversa, no descrita anteriormente, podría

tratarse de los últimos síntomas previos a la curación. Ego-Fin Forte no se

debe utilizar después de la curación pues, entonces, uno deja de ser

paciente y se convierte en prescriptor.

CADUCIDAD: Este preparado no precisa condiciones especiales de

conservación pues carece de caducidad. No obstante, conviene tomarlo sin

demora.

OTRAS PRESENTACIONES:

Uso tópico: son de una eficacia superficial y requieren de tratamientos

extremadamente prolongados.

Las presentaciones en forma de supositorios, aparte de los inconvenientes

propios del método de aplicación, pueden provocar efectos

contraproducentes incrementando el apego en pacientes con cierta

predisposición por vía anal.

Inyectable por vía intravenosa: debe aplicarse bajo estricta supervisión

médica. Este laboratorio no se responsabiliza.

Se recomienda extremar la precaución ante presentaciones extrañas,

plagios e imitaciones burdas de efectos impredecibles (véase apartado de

efectos segundarios)

© Laboratorios Dharma

(Lama Trinlé Gyamtso, Juan Ángel Armada)

MANTENGA ESTE MEDICAMENTO AL ALCANCE Y A LA VISTA DE LOS NIÑOS

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Frases del Camino Estas frases nacieron en mis entrañas, inspiradas día a día a lo largo del camino de Santiago que recorrimos, en compañía de mi hijo Rafa, del 28 de Junio al 22 de Julio del año 2000.

Recorriendo el camino

buscando el futuro,

me encontré con el pasado

y me perdí el presente.

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Desde el alba del primer día, caminamos junto a una joven americana que lo desconocía todo del camino. La ayudamos lo mejor que pudimos, le regalé el bordón con el que anduve el camino dos años antes, y una piedra para dejar en la cruz de hierro. Lamentablemente, aunque no sabía andar ni usar el bordón para ayudarse, se empeñaba en andar la primera, delante de todos, perdiendo así la oportunidad de aprender de los demás. En cambio, los que íbamos al final, pudimos observar sus tropiezos y torpezas. Es más sabio situarse el último de la fila en todas las circunstancias y tener esa perspectiva humilde del aprendiz que observa aquellos que le preceden para aprender tanto de sus aciertos como de sus errores.

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Si vas el último de la fila,

puedes aprender de los aciertos y errores

de todos los que te preceden.

Pero si vas el primero,

serán los otros quienes vean tus tropiezos.

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Habiendo regalado nuestros bastones de la peregrinación anterior, nos buscamos unas varas fuertes y flexibles que habían sido podadas. Les cortamos las ramitas y los brotes y las lijamos para evitar dañarnos las manos. El bordón (palo) es imprescindible para caminar, como quedará de manifiesto a lo largo del camino. Tal como una barandilla, te brinda el apoyo necesario ante las dificultades. En toda actividad es necesario el esfuerzo y el tesón para tener éxito pero eso no descarta en absoluto la conveniencia de dotarse de los medios hábiles más apropiados. La actividad iluminada no es un castigo ni ha de ser necesariamente sufrida sino más bien gozosa en todas las circunstancias, sin privarse de los recursos oportunos disponibles.

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Como no puedes

poner barandillas al camino,

búscate un buen palo, peregrino.

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Es frecuente encontrar personas que exteriorizan mucho sus emociones. Algunos peregrinos se obstinan más en aparentar que en ser, se esfuerzan más en lo exterior que en el trabajo interior, se conforman con el reconocimiento ajeno en ausencia de un logro verdadero e incluso a costa de él. En el caso del fervor espiritual, esa actitud se suele traducir por un cierto apego al ritualismo, a las ceremonias y actos externos por encima de (en vez de) los sentimientos íntimos. Tal actitud es ciertamente torpe si comprendemos que un acto ritual carente de una fuente interior de la que emane, no produce auténticos resultados transformadores. La puerta del más allá de la ilusión y la ceguera, no se abre con meras apariencias sino con la auto-transformación auténtica, fruto, casi siempre, de un esfuerzo gozoso y continuado.

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Qué torpe es adorar al candado

cuando tienes la llave en la mano.

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Al disponernos a emprender la etapa, un peregrino de avanzada edad bromeaba comparándome a San Pedro por mi aspecto al apoyarme en el bordón. Cuando manifesté el honor que supone tal comparación, el anciano peregrino dijo preferir ser él mismo y estar vivo, antes que muerto como San Pedro. Este comentario olvida probablemente que San Pedro transciende a Pedro, convirtiéndose en el símbolo universal de las cualidades que tal persona encarnó. Tales cualidades estarán permanentemente vivas en nosotros. Hay “vivos” que se comportan como máquinas humanas, zombis ambulantes, muertos en esencia, pues cruzan por una existencia enajenada, sin percibir ni manifestar esas cualidades que, pese a todo, están presentes en ellos y son las que dan sentido a una vida auténticamente humana (divina). Quisiera subrayar que no es casual el juego de palabras con la expresión “vivo” que también puede significar espabilado, pillo, listo, etc... Hay tantas personas “vivas”, tantos pillos que ignoran su ser interior, viviendo de espaldas a su verdadera naturaleza espiritual...

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Hay vivos más muertos que los muertos...

y muertos más vivos que los vivos.

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Nos interrogamos acerca de lo que nos podía enseñar el camino en sus variadas pendientes. Nos observamos en dichas circunstancias y constatamos las cualidades que nos eran más necesarias en cada caso. También la vida tiene épocas llanas, épocas de ascensión y de descenso. En cada circunstancia podemos observar las cualidades más necesarias y desarrollarlas mediante su práctica. Entonces, en lugar de ser obstáculos, todas las circunstancias se convierten en una magnífica oportunidad para desarrollar nuestras cualidades. Los momentos de cambio, tanto los de subida como los de bajada, son especialmente beneficiosos pues contienen múltiples enseñanzas, como la oportunidad de cultivar la habilidad de frenar nuestra tendencia a embalarnos mentalmente: en las subidas nos colma la euforia mientras en las bajadas nos invade la desesperanza. En las épocas vitales “planas”, cuando parece que todo sigue siempre igual, cuando la rutina nos amenaza, podemos desarrollar la paciencia y la constancia para no sucumbir a la distracción, al tedio ni al cansancio. En, los tiempos de ascenso, podemos desarrollar nuestra capacidad de esfuerzo y perseverancia para superar las dificultades inherentes al crecimiento. Cuando llegue el momento inevitable del descenso, necesitaremos sabiduría para aceptarlo... y seguiremos creciendo si comprendemos y aceptamos la inestabilidad característica de todos los fenómenos.

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El llano te enseña paciencia y constancia,

la subida esfuerzo y perseverancia,

y la bajada sabiduría.

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Una peregrina, obsesionada en su afán por ser apreciada por todos como la mejor, la más simpática y la más amable en todo momento y circunstancia, acabó siendo ignorada e incluso objeto de burla. Hasta las personas en las que focalizaba su actividad seductora, terminaron eludiéndola. Esa seducción teatral, basada en las apariencias, y que persigue el beneficio propio, acaba inevitablemente siendo desenmascarada y produce efectos contrarios a los pretendidos. La actitud más sabia consiste en ser auténticos, mostrarnos tal como somos, tratando verdaderamente de ser mejor cada día.

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La seducción es un arma de doble filo...

corta por todas partes.

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El bordón (o palo) resulta de una gran utilidad al caminante que aprende a emplear este instrumento en todas las circunstancias del camino. Particularmente en los ascensos y los descensos, resulta muy evidente su ayuda si disponemos de un palo apropiado: resistente y flexible, algo más largo que uno, con el extremo grueso apoyado en el suelo y protegido por un aro de metal blando. En la vida, el equivalente del bordón sería la ayuda adecuada a nuestras circunstancias y necesidades, la lucidez mental que se requiere para permanecer equidistantes de la desesperanza habitual en los momentos de descenso y de la euforia que acompaña usualmente los ascensos.

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El bordón te retiene en la bajada

y te impulsa en la subida.

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Acuciado por los constantes vaivenes de Rafa en el tiempo y el espacio (proyectando el futuro o recordando el pasado, estaba en todas partes menos en el aquí y ahora), surgió espontáneamente este consejo para ayudarle a disfrutar la belleza y la magia del camino en lugar de perderse en elucubraciones mentales. Como no resulta sencillo “perderse en el presente” y son numerosas las circunstancias que nos pueden sacar de él, procura que tales circunstancias desfavorables no te encuentren y, viéndote libre de ellas, puedas permanecer en el gozo de vivir plenamente el momento presente, libre de apegos que te induzcan a la tarea imposible de atrapar o detener el constante fluir de la existencia.

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Piérdete en el eterno presente...

y ojalá que no te encuentren.

Disfruta el constante fluir de la vida,

imposible de atrapar ni detener.

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El anciano peregrino tuvo que detenerse en el refugio, acuciado por los dolores que se produjo a sí mismo intentando seguir en la bajada, el ritmo de un peregrino más joven que trataba de tirar de él por conservar su compañía. Cada cual tiene su propio ritmo. Lo correcto es adecuarse a él con alegría, independientemente de las circunstancias externas. Tan erróneo es forzar como retener. Algunas personas viven permanentemente en función de los demás. Siguen las modas en contra de su propia naturaleza, actúan según creen que se espera de ellas en vez de atender a sus propios criterios... Estas actitudes les llevan frecuentemente a realizar sobreesfuerzos injustificados e inútiles. Pero tampoco debe caerse en el otro extremo al relajarse en la comodidad del mínimo esfuerzo, sin desarrollar plenamente el potencial que llevamos en nosotros. El esfuerzo justo, el camino medio, el equilibrio, una vez más, es la actitud adecuada.

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No te exijas más de lo que puedes dar,

pero tampoco menos.

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Si coincidimos con otros porque momentáneamente llevamos el mismo ritmo, estupendo. Pero es mejor evitar la tentación de unirse a un grupo si con ello forzamos el propio ritmo, bien al tirar de los demás cuando llevan un ritmo más lento, como al seguir a otros que son más rápidos. Ambos casos son erróneos pues en cualquier sentido que alteremos nuestro ritmo natural, necesariamente realizaremos un esfuerzo adicional innecesario. La tentación del grupo es muy frecuente, pero, si forzamos nuestra naturaleza, las consecuencias serán negativas. Lo prudente será mantener un ritmo cómodo, tratando de superarnos con alegría, sin forzar la marcha.

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No trates de seguir ni de tirar de nadie:

encuentra tu ritmo y mantenlo con

alegría.

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Tras unas horas de camino, se impone un breve y merecido descanso para reponer fuerzas, nutrirse e hidratarse antes de proseguir la etapa. Resulta una buena ocasión para nutrir también nuestra sabiduría, tan olvidada a veces. En ausencia de (ap)ego, en ausencia de sobre-identificación y sobre-diferenciación, el miedo y la esperanza carecen de sentido pues no queda nadie a quien proteger de nadie, ni nadie de quien tomar para nadie. Desaparece de un plumazo toda carga impuesta (auto-impuesta) y las cosas se producen con espontaneidad, fácil y naturalmente. Esta es la libertad auténtica para uno mismo y para los demás.

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La ausencia de ego se manifiesta en la

ausencia de cadenas y de lastres, en la

ausencia de miedo y de esperanza.

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Llega un momento en que carece de sentido seguir relacionándonos en función de los roles sociales de cada uno. En el camino, todos somos peregrinos por igual (o así debiera ser). Pero... ¿qué somos? Solemos responder a esa pregunta con una obviedad absurda del estilo “Yo soy yo” y tal actitud mental nos lleva al peor de los apegos, al “yo”. Sin embargo, si analizamos un poco más, resulta evidente el cambio constante al que estamos sometidos, resultado de múltiples influencias, en todas direcciones y en todos los planos. En lo material, no existe nadie idéntico a sí mismo durante dos instantes consecutivos. Además, estamos compuestos por un sinfín de “materiales” diferentes. Por lo tanto, ¿a qué me refiero cuando digo “yo”? En lo psíquico, en lo espiritual y en cualquier plano que repitamos el análisis nos encontramos con idéntico resultado. Entonces, ¿a quién me refiero cuando digo “yo”?

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Somos el fruto de un sinfín de causas

que confluyen en distintas direcciones,

intensidades y planos

para configurar este milagroso fenómeno

en permanente cambio.

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A lo largo del camino, coincidimos con una joven pareja que obviamente no tenía demasiada experiencia en estas lides del caminar. Él cargaba con una inmensa mochila, con tienda de campaña, que debía pesar cerca de veinte kilos. Ella se bronceaba andando, en bañador, con toda la espalda al sol, y un minúsculo saquito colgado sobre el estómago, seguramente con los muchos cosméticos que necesitaba. En tan incómoda situación, la joven señora buscaba con desesperación la menor oportunidad para atajar por cualquier camino o carretera, a riesgo de extraviarse y aún a costa de su seguridad. Pero acababan siguiendo nuestras huellas tras comprobar su error, con un retraso cada vez mayor, hasta que les perdimos de vista. Generalmente los atajos son engañosos. Si fuese un camino válido, ya no sería un atajo. Si se trata de un atajo, algún inconveniente debe tener respecto a la vía de comunicación general. Los atajos, señuelos de la vida que seducen al incauto, suelen conducir a un callejón de dudosa salida, tal como los timos acaban defraudando al codicioso sin escrúpulos. Esas actitudes que pretenden alcanzar su objetivo con artimañas suelen obedecer un impulso egoísta que pretende logros inmerecidos al mínimo esfuerzo o una victoria a cualquier precio con tal de satisfacer su desmedida codicia. Obviamente esa actitud refuerza la codicia que la originó, entrando en una interminable espiral de insatisfacción. No se trata de huir de nuestros fantasmas sino de resolver nuestras contradicciones tras haberlas reconocido y aceptado. Y ese trabajo solamente está al alcance de los corazones puros.

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Evita los atajos del camino

que conducen a ninguna parte.

Sigue más bien el rumbo del corazón pues,

por mucho que corras,

no podrás huir de ti mismo.

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Tras un interminable tramo entre cereales, sin la menor sombra, aparece, como un espejismo, un bosquecillo de robles junto al camino. Nos internamos en un claro rodeado de un círculo de robles cuya hospitalaria sombra protectora nos cobijó amablemente. En ese remanso de paz recordé la actitud grotesca de algunos caminantes noveles que pretenden una maestría y experiencia de las que carecen. Lo más lamentable del caso es la confusión que generan en los principiantes menos pretenciosos, que dudan entre los sabios consejos de los expertos y las fantasías de los fantasmas. Seamos pues humildes aprendices y aceptemos con idéntica sencillez al aprendiz y al maestro auténtico. Pero, para evitar la confusión, habremos de tener mucho cuidado con los aprendices de maestro.

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Si vienes a aprender, bienvenida.

Si vienes a enseñar, bienvenida.

Pero si quieres enseñar sin haber

aprendido,

por favor sigue tu camino.

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Cada día es más frecuente encontrarse en el camino con personas que se instalan en el comportamiento desleal y la trampa permanente. Suelen utilizar medios de transporte y apoyos incompatibles con el espíritu del peregrino y tratan de ocultarse tras un elaborado muro de argumentos y justificaciones; tan elaboradas como inútiles. Coincidimos en días consecutivos y en sendos refugios asaz lejanos, con un grupo de supuestos heridos que viajaban en autobús y dedicaban su tiempo a excursiones y fiestas nocturnas que impedían el descanso de los peregrinos. Finalmente les fue negado el alojamiento tras un serio altercado con un hospitalero que había sido advertido de la superchería. Se produjo entonces un interesante debate con una señora del grupo de fraudulentos que alegaba una tendinitis como justificación a su conducta irregular y se jactaba de que había hecho cuatro veces el camino... Luego se quejó amargamente de que Santiago no parecía querer que hiciese el camino pues, en las cuatro ocasiones, tan solo había podido hacer unas pocas etapas porque siempre le surgían problemas físicos que la obligaban a emplear las mismas actitudes irregulares. Quizás esta señora desperdició cuatro excelentes oportunidades que le brindó el Camino para aprender lealtad, honestidad, paciencia y espíritu de sacrificio.

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Cuando uno no aprende la lección,

ha de pasar por la misma prueba una y

otra vez.

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Era una etapa que se anunciaba difícil: resfriado por una ducha fría, los ojos escocidos por el protector solar y con un hombro rebelde tras tres días de dolor en aumento, el panorama cambió radicalmente al reencontrarnos con la joven peregrina americana y su simpático amigo alemán. Tras negarme a que carguen con mi mochila, me la ajustaron correctamente a la espalda, lo cual alivió considerablemente el dolor (que desapareció a los dos días gracias a una milagrosa crema para caballos que me obsequió el joven). Les ofrecimos nuestras vieiras de cuando hicimos el camino dos años antes y Rafa le dio una piedra al joven alemán. Cuando reemprendimos el camino, la energía del grupo se podía tocar. Se habían multiplicado nuestras fuerzas, sincronizadas por la armonía del grupo, tal como sucede con una cuerda que vibra al acercarle el diapasón de su misma nota musical. Para que la unión haga la fuerza ha de haber armonía, no basta con unirse (por interés, por ejemplo). Cuando verdaderamente se multiplican las fuerzas es porque hay armonía y sintonía en el grupo. En tal caso, más que de unión, podríamos hablar de comunión. Y viceversa: cuando se multiplica la energía al encontrarse dos o más personas, eso podría indicar que las energías de dichas personas están en sintonía.

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Al igual que una cuerda vibra al

acercarle el diapasón, cuando se juntan

dos personas en sintonía, su energía se

multiplica. (y viceversa)

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Tras el episodio anterior, con las energías multiplicadas por la sintonía y la armonía del grupo, andamos muy inspirados, incluso brillantes, comunicándonos con facilidad aún sin palabras. Todo resultaba mágico a nuestro derredor, dada nuestra disposición a ver la magia innata en todas las cosas... y todas las cosas nos revelaban espontáneamente su esencia mágica. Conviene no olvidarnos las gafas mágicas si queremos ver nítidamente la maravilla que nos rodea en todas las cosas. Cuando perdamos esa visión, esa perspectiva mágica de la vida, podemos ponernos nuevamente las gafas y recuperar la grandiosa e inocente mirada infantil.

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El mundo entero es pura magia

cuando lo miras con las “gafas mágicas”.

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Los encuentros con la ciudad pueden resultar muy impactantes: Tras varios días de camino en plena naturaleza, te encuentras con el duro y negro asfalto, las autovías y las vallas metálicas con puntas, los semáforos, el tráfico y el gentío lleno de soledades. En tal caso uno siente un cierto disgusto porque se añora la soledad y la belleza de la naturaleza. Es el resultado doloroso del apego. Este pequeño dolor psíquico no es nada en comparación con el de la muerte, la angustia por la cercanía de la pérdida del propio cuerpo. Ese aferro puede llegar a ser tan extremo que no nos deje morir en paz, dando lugar a agonías terribles tanto para el difunto como para los familiares y acompañantes. Sin embargo, la experiencia de la muerte es el único hecho universal que todos, inevitablemente, habremos de enfrentar tarde o temprano, sin que ninguno sepamos cuando nos ha de sorprender... Si nos preparamos concienzudamente para tantas cosas que luego no necesitaremos, porqué no hacerlo ante el único hecho inevitable de nuestra vida: la muerte. Cada pequeño dolor es una excelente oportunidad de recordar que su verdadera causa es el apego, y que el apego al cuerpo es la causa del dolor de una agonía inevitable. Es una excelente oportunidad para soltar nuestros apegos, especialmente el apego fundamental, “ap-ego”, enganchados al “yo” como a una droga.

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Cuando sufras por el apego,

recuerda el dolor del aferro

que no deja partir al difunto.

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Los tramos “desagradables” del camino, como los de la vida, suelen contener magníficas lecciones, excelentes oportunidades para aprender. Sin embargo, nuestra tendencia innata al juicio y al prejuicio se puede exacerbar en esas tensas situaciones de disgusto, privándonos de la enseñanza que contiene. Hemos de reconocer (comprender) que son muchísimas más las cosas desconocidas que las conocidas. Son muchísimas más las cosas no comprendidas que las que creemos comprender. Por lo tanto, serán más las veces en que nuestra opinión (juicio) será infundada por apoyarse en nuestra ignorancia y / o incomprensión. Al reconocer (darse cuenta) el momento en que surge en nosotros el juicio o el prejuicio, podemos comprender su lección: son nuestra ignorancia e incomprensión las que nos conducen a juzgar y, también, casi siempre, a condenar sin piedad.

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No juzgues aquello que no comprendes,

reconoce, simplemente, tu ignorancia e

incomprensión.

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El camino tiene numerosos aspectos, y uno, que también tiene su importancia, es el del arte sacro que jalona cada paso con abundancia de talento y devoción. Vimos un cristo verdaderamente impresionante, impactante podría decirse, por la expresión de dolor contenida en cada milímetro de su maltrecho cuerpo, en su rostro desencajado, en su mirada desorbitada, en esas venas hinchadas que surcaban toda su piel. Lejos de ser una excepción, lo más frecuente es que las esculturas de cristo en la cruz transmitan una inmensa sensación de dolor. Tampoco es sorprendente que así sea pues se trata de una situación extremadamente dolorosa, aunque también se supone que extremadamente mística, aspecto éste mucho más sutil. Podemos aprovechar la representación artística de la crucifixión para recordar el terrible peligro, en el camino espiritual, de quedarse en el “yo virtuoso” en lugar de trascender el “yo”. Podemos ver la consecuencia dolorosa del ego “virtuoso” que culmina en la auto-inmolación, como Jesús en la cruz. Sin embargo, Jesús, un ser realizado, carente de ego, evidentemente, no cae en semejante trampa, Jesús entregó su vida para beneficio nuestro, completamente en paz, sin la menor pretensión egocéntrica, ante la incomprensión de todos.

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Dolor, cristo del dolor,

cumbre del “yo virtuoso”

que se auto-inmola.

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Al amanecer, cuando emprendes la marcha, puedes sentir cansancio o agitación pues inicias el día con los rescoldos de la noche anterior. El sopor te induce a la lentitud mientras la agitación te hace correr. En ambos casos tiendes a cambiar tu ritmo y a distanciarte de los demás, lo cual te brinda la oportunidad de caminar en soledad, recobrar tu equilibrio y volver a tu ritmo natural. En una ocasión, Rafa se adelantó, supongo que movido por la agitación matinal, y se perdió en una bifurcación del camino (en algunos tramos del camino hay que optar entre dos recorridos alternativos). Tuvo que andar varios kilómetros de más hasta reencontrarse con las flechas amarillas, pero aprendió la lección. Nuestra tendencia habitual es considerar que las cosas conocidas son correctas y ni siquiera nos planteamos preguntas al respecto. Se necesita una sacudida que nos despierte del letargo y nos induzca a interrogarnos acerca de los valores establecidos que no nos hacen plenamente felices. Al igual que el adicto ha de reconocer que padece un problema antes de poder emprender su rehabilitación, antes de podernos encontrar hemos de reconocer (darnos cuenta) que nos hemos perdido, reconocer que en nuestra vida hay una insatisfacción básica que lo impregna todo. Incluso los momentos aparentemente felices carecen de plenitud, les falta algo o, dicho de otra manera, en el fondo, están impregnados de cierta insatisfacción. Cuando comprendemos eso, hemos dado el primer paso del camino que conduce a la solución. Hemos empezado a interrogarnos y a buscar respuestas... Enhorabuena.

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Uno ha de perderse

para poderse encontrar.

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A lo largo de la jornada te cruzas con otros peregrinos y puede darse la oportunidad de comunicarse. Algunos compañeros de viaje pueden ser una inagotable fuente de sabiduría e inspiración. Andábamos en una inspirada conversación con una anciana peregrina que llevaba más de mil kilómetros en sus piernas, cuando la sed reclamó nuestra atención. Sumidos en la conversación no nos habíamos percatado que estábamos caminando entre una caudalosa acequia a la derecha del camino y un riachuelo que transcurría a cien metros a nuestra izquierda. Distraídos por la indolencia o la agitación, permanecemos sumidos en actitudes reactivas dominadas por las emociones. Sin embargo, el alivio de todo sufrimiento está en nosotros, siempre disponible, en la paz de un corazón tierno, generoso y abierto.

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Qué torpe es sufrir

el ardor de las emociones

y el tormento de la sed

cuando tienes al alcance de la mano

el fresco néctar de la paz interior

que alivia todo sufrimiento.

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Hay que saber parar(se). Aunque en algunas regiones no abundan los refugios, en otras hay los suficientes como para poder modular la longitud de las etapas en función de las circunstancias de cada día. Eso implica tener la sabiduría de saber parar(se) en el Albergue adecuado pues, si pasas de largo y luego te faltan las fuerzas, ya no te queda otra alternativa que seguir, como puedas, hasta el más próximo. Numerosas personas andan por esos polvorientos caminos de búsqueda espiritual a la zaga de algún remedio milagroso, de algún santo o un “Dios” que les libere de su malestar y les impulse a los gozos de algún “cielo” o paraíso prometido. Pero nadie puede andar el camino por ti; nadie puede salvarte ni condenarte, más que tú mismo (Gracias a Dios). La liberación o salvación se encuentra en el laborioso camino INTERIOR que todos hemos de recorrer por nosotros mismos.

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Tendrás que seguir

en el polvoriento camino

hasta que, en algún recodo,

emprendas el sendero de tu corazón.

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Cuando finaliza la etapa diaria, llega el momento de la ducha vivificante, la hora de curarse los pies, de lavar la ropa y reponer las fuerzas consumidas. En esas estábamos, cuando observamos a alguien muy enfadado que buscaba desesperadamente en su equipaje. Pero al interrogarle para poderle ayudar, resultó que no sabía muy bien lo que necesitaba y mucho menos donde lo podía tener. Esta anécdota parece algo simple, pero, si nos fijamos bien, puede que recordemos que nos ocurren a veces situaciones parecidas. ¿Sabemos realmente lo que buscamos cuando emprendemos el camino? ¿Sabemos dónde buscarlo? ¿Estamos dispuestos a buscar honestamente y sin prisas?

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¿Cómo vas a encontrar algo

si no sabes lo que buscas?

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Algún día es posible que encuentres lluvia en tu camino. Eso supone frío, humedad, molestias, barro y seguramente otros muchos inconvenientes. También las jornadas soleadas y calurosas tienen sus dificultades, pero esta reflexión surgió cuando aguardaba empapado bajo la protección de una parada de autobús en una carretera inundada por una intensa tormenta. Las dificultades son un gran maestro, quizás el mayor de todos pues siempre llevan implícita una enseñanza apropiada. En este caso comprendí verdaderamente que las pre-ocupaciones nos restan la energía que necesitamos para ocuparnos verdaderamente de resolver la situación, precisamente cuando más las necesitamos, en las circunstancias difíciles. Ocuparnos de la solución es, sencillamente, atender aquello que cada circunstancia demanda. Pre-ocuparse es fantasear en mil diálogos interiores que luego nunca se corresponden con los sucesos y que nos restan mucha energía inútilmente.

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No malgastes tus fuerzas,

no te pre-ocupes.

Ocúpate de lo que va surgiendo

a cada momento.

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Habiendo comido y vestido ropa seca, decidimos proseguir la marcha por la tarde, aprovechando el frescor dejado por la tormenta de la mañana. Fue una tarde muy inspirada en la que recordé algunos comentarios de peregrinos que decían haber repetido el camino tantas o cuantas veces. Algunos incluso lo tenían ya casi como un hábito. Me pregunté acerca de las razones que les podían inducir a andar el camino una y otra vez. Cada cual tendrá sus propias razones, supongo, pero esta frase pretende señalar que, desde cierto punto de vista, el camino es irrepetible porque cada instante es único. Todo cambia, instante a instante. Nosotros mismos, nuestro entorno y circunstancias, nuestras emociones y actitudes, así como el propio camino, el clima, el paisaje y los compañeros de turno están en constante cambio, casi diríamos en movimiento. Así pues, nadie anda dos veces el mismo camino. Seamos pues humildes, como corresponde a primerizos que vienen a aprender de la Vida.

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No se puede andar

dos veces el mismo camino

porque cada instante

es único e irrepetible.

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Frases del Silencio Estas frases fueron inspiradas en la quietud y el silencio (interior y exterior) en los que me sumergí en el verano del año 2000, después de recorrer el camino de Santiago en compañía de mi hijo Rafa, y antes de volver a la India, con mi venerado Maestro, el Muy Venerable Bokar Tulku Rinpoché.

Recorriendo el camino

buscando el futuro,

me encontré con el pasado

y me perdí el presente.

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Qué tristeza vivir

sin la esperanza de morir.

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Lo mejor de esta vida

es no saber cuándo acaba.

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Si compartes, eres rico.

Si no,

eres más que pobre, ...

miserable.

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Confía en la vida, da lo que puedas

sin esperar nada.

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No es pobre el que no tiene

sino el que no siente.

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Si no sabes compartir

amor, belleza y ternura

con los que te rodean,

vigila al ego que te domina.

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Afortunados los que se prenden en

la llama del amor universal.

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Con amor, las palabras llegan al corazón.

Si se quieren imponer, rebotan.

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No busques,

Espera.

A ver donde el viento te lleva.

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Una puesta de sol no vale nada

si no estás listo para apreciarla.

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Estar abierto a la hermosura de la vida,

eso es vivir...

viviendo.

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El que puede llorar

las lágrimas del corazón

es digno de tener ojos.

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Llorar es digno...

Quien no sabe llorar, no entiende

el tierno significado de ser

humano.

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Si no conoces el mal,

no sabes nada del bien.

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Grande es el hombre que deja llorar

a su niño interior.

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Te descubrí, impostor, egoísta, orgulloso,

envidioso, codicioso y prepotente

“yo virtuoso”.

Ahora ya sé que lo mejor del camino,

lo más elevado,

lo más alto

y lo más profundo

es, simplemente, recorrerlo;

instante a instante, paso a paso,

se llega a las metas más altas.

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La semilla mental ha de sembrarse

en la tierra fértil de la paz y la felicidad.

Dejar que madure en la oscuridad

y el silencio,

regada por el agua de la atención

y la vigilancia.

Así, abonada con paciencia

y constancia en la práctica,

brota el tallo tierno de la experiencia

que hay que cuidar con delicadeza

para que,

lejos de torcerse, se mantenga recto,

apuntando al cielo.

Cuando la experiencia tierna

se convierte en una realización

firme y sólida,

nace el fruto que nutre a los demás.

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Lo que encontré en el Camino Comparto con profunda gratitud estas frases ajenas que me fui encontrando a lo largo del camino de Santiago, sembradas generosamente por otros peregrinos anónimos que fueron dejando estas miguitas de pan para nosotros, sus continuadores en la peregrinación.

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Refranero del peregrino (Anónimo)

1) Un peregrino sin buen humor es como un mundo sin color.

2) A Dios rogando y con el mazo dando. Ayúdate y Dios te ayudará.

3) A dar no nos neguemos pues Dios nos da para que demos.

4) Antes es la obligación que la devoción.

5) Atajar pronto el mal procura, si no siempre dura.

6) Dios perdona al penitente que se arrepiente.

7) El amor y la fe en las obras se han de ver.

8) El bien que puedas hacer hoy, no lo dejes para mañana.

9) El hombre ocioso siempre es vicioso: ocúpate en algo provechoso.

10) El mal bien sufrido para el cielo abre camino.

11) El que peca y se enmienda a Dios se encomienda.

12) El que regala bien vende, si quien recibe lo entiende.

13) Escarmentar en cabeza ajena es lección barata y buena.

14) Guíame corazón divino: enderézame si yerro el camino.

15) Júntate con buenos y serás uno de ellos.

16) La alegría rejuvenece; la tristeza envejece.

17) La desgracia mayor es la enemistad con Nuestro Señor.

18) La señal de los cristianos es amarse como hermanos.

19) Mal hace quien no hace bien, aunque mal no haga.

20) Muerte, juicio, infierno y gloria, ten cristiano en tu memoria.

21) No hay carga más pesada que tener la conciencia cargada.

22) Obra bien y espera: que Dios es quien premia.

23) Para remediar tus males vence los pecados capitales.

24) Para tener salud, paz y alegría, cuida tu alma y cuerpo noche y día.

25) Peregrino, los gustos que merecen palos... no probarlos.

26) Quien quita la ocasión quita el pecado.

27) Siembra obras buenas y cogerás fruto de ellas.

28) ¡Siempre alegres! La vida sonríe a quien sonríe a quien le sonríe.

29) Sin sincera confesión no se puede alcanzar perdón.

30) Una cuenta no has de errar: la de te salvar.

31) Un sitio para cada cosa y cada cosa en su sitio.

32) Que nada ni nadie sea capaz de turbar tu paz interior.

33) La mayor felicidad está en la conformidad.

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Sobre las Relaciones (Anónimo)

Tú y yo tenemos una relación que yo valoro y que quiero conservar. Sin embargo, cada uno de nosotros es una persona individual con sus necesidades propias y el derecho de satisfacerlas. Cuando tu tengas problemas para satisfacer tus necesidades, yo trataré de escuchar con sincera acogida, para hacer más fácil que tú mismo encuentres tus propias soluciones, en vez de que dependas de las mías. Por mi parte, respetaré tu derecho de elegir tus propias creencias y tus propios valores, por diferentes que sean de los míos. Sin embargo, cuando tu comportamiento interfiera con lo que yo deba hacer para satisfacer mis propias necesidades, te diré franca y abiertamente en que forma me afecta tu comportamiento, confiando en que tú también respetes mis necesidades y sentimientos, lo suficiente para tratar de cambiar el comportamiento que es inaceptable para mí. Del mismo modo, cuando algún comportamiento mío sea inaceptable para tí, confío en que me lo dirás abierta y francamente, para que yo trate de modificar mi conducta. En aquellos casos en los cuales encontramos que ninguno de los dos puede cambiar para satisfacer las necesidades del otro, reconozcamos que tenemos un conflicto y comprometámonos a resolver cada uno de esos conflictos sin que ninguno de los dos recurra al uso del poder o de la autoridad para ganar a expensas de que el otro pierda. Yo respeto tus necesidades; pero tú también debes respetar las mías. Así es que buscamos siempre una solución que sea aceptable para ambos. Tus necesidades serán satisfechas y las mías también, ambos ganaremos. De esta manera, tú puedes seguir madurando como persona mediante la satisfacción de tus necesidades, y lo mismo puedo hacer yo. Así pues, nuestra relación puede ser siempre saludable en la cual ambos podemos tratar de ser lo que somos capaces de ser. Y podemos seguir relacionándonos el uno con el otro mediante sentimientos de respeto, y amor mutuo, en la amistad y la paz.

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Desiderata (Anónimo)

Anda plácidamente entre el ruido y la prisa, y recuerda que paz puede

haber en el silencio.

Sin renunciar a ti mismo esfuérzate por ser amigo de todos.

Di tu verdad tranquila y claramente.

Escucha a los demás, incluso al aburrido y al ignorante. Ellos también

tienen su historia que contar.

Evita las personas ruidosas y agresivas, sin vejaciones al espíritu.

Si te comparas con otros puedes volverte vanidoso y amargo porque

siempre habrá personas más grandes y más pequeñas que tú.

Disfruta de tus logros, así como de tus planes.

Ama tu trabajo, aunque sea humilde. Es una verdadera posesión en las

cambiantes fortunas del tiempo.

Usa la precaución en tus negocios, porque el mundo está lleno de trampas.

Pero no por eso te ciegues a la virtud que pueda existir.

Mucha gente lucha por altos ideales. Y en todas partes la vida está llena de

heroísmo.

Sé tú mismo. Especialmente no finjas afectos. Tampoco seas cínico respecto

del amor porque, frente a toda aridez y desencanto, el amor es perenne

como la hierba.

Recoge mansamente el consejo de los años, renunciando graciosamente a

las cosas de la juventud.

Nutre tu fuerza espiritual para que te proteja en la desgracia repentina.

No te angusties con fantasías.

Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad.

Junto con una sana disciplina, sé amable contigo mismo. Tú eres una

criatura del universo no menos que los árboles y las estrellas. Tú tienes

derecho a estar aquí. Y te resulte evidente o no, el universo se desenvuelve

como debe.

Por tanto, mantente en paz con Dios, de cualquier modo que lo concibas.

Cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones, mantente en paz con tu alma

pese a la ruidosa confusión de la vida.

Con todas sus farsas, trabajos y sueños rotos, éste sigue siendo un mundo

hermoso.

Ten cuidado. Esfuérzate en ser feliz.

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No digas (Anónimo)

No digas todo lo que sabes, No hagas todo lo que puedas, No creas todo lo que oyes, No gastes todo lo que tienes, Porque El que dice todo lo que sabe, El que hace todo lo que puede, El que cree todo lo que oye, El que gasta todo lo que tiene, Muchas veces Dice lo que no conviene, Hace lo que no debe, Juzga lo que no ve, Gasta lo que no puede.

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Si Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor todos la pierden y te echan la culpa; Si puedes confiar en ti mismo cuando todos los demás dudan de ti, Pero tener en cuenta su duda también; Si puedes esperar y no cansarte de la espera, O, siendo engañado, no pagar con mentiras, O, siendo odiado no dar cabida al odio, Y sin embargo no parecer demasiado bueno, ni hablar demasiado sabio; Si puedes soñar – y no dejar que los sueños te dominen; Si puedes pensar – y no hacer de los pensamientos tu objetivo; Si puedes encontrarte con el triunfo y el desastre Y tratar a estos dos impostores de la misma manera; Si puedes soportar el escuchar la verdad que has dicho: Tergiversada por bribones para hacer una trampa para los necios, O contemplar destrozadas las cosas a las que dedicaste tu vida Y parar y reconstruirlas con las herramientas desgastadas; Si puedes hacer un hato con todos tus triunfos Y arriesgarlo todo a una sola carta, Y perder, y volver a empezar por el principio Y no decir nunca ni una palabra sobre tu pérdida; Si puedes obligar a tu corazón y nervios y tendones A servirte en tu camino mucho después de haber perdido su fuerza, Y resistir así cuando no te quede nada Excepto la voluntad que les dice “Continuad”; Si puedes hablar con multitudes y guardar tu virtud, O caminar entre Reyes - y no perder el sentido común; Si ni los enemigos ni los buenos amigos pueden dañarte; Si todos los hombres cuentan contigo, pero ninguno demasiado; Si puedes llenar el implacable minuto Con un recorrido que valga los sesenta segundos; Tuya es la Tierra y todo lo que hay en ella, Y – lo que es más – ¡serás un hombre, hijo mío!

Joseph Rudyard Kipling Premio Nobel de Literatura 1907

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Seis ingredientes que no pueden faltar, más uno. (Anónimo)

Partiendo de mi experiencia de peregrino, cada cual tendrá la suya, quiero indicarte algunos ingredientes que no pueden faltar en el Camino de Santiago para penetrar en la más íntima esencia del Camino como itinerario no solo físico sino espiritual. SILENCIO: El camino no es para hablar, sino para escuchar. Para escuchar a tu interior, a toda la creación que nos rodea, a Dios. Aunque vayas acompañado procura caminar en silencio. NO TENER PRISA: A lo largo del Camino se me impuso la evidencia de que el mundo no cree en Dios, no tiene experiencia de lo sagrado, porque no tiene silencio y le sobran prisas. Al Misterio se va despacio, sin prisa, andando... a ritmo humano. SOLEDAD: Tú solo, en tu sola y única mismidad frente al cielo, frente a la tierra y, luego, frente al mar. Frente a Dios. ESFUERZO: Andar, andar. En nombre de los auténticos y esforzados peregrinos, no hagamos el Camino confortable. Es muy bueno perderse en el monte, y dormir en el suelo. El espíritu se afina en el esfuerzo y en los refugios cochambrosos. SOBRIEDAD: No comer mucho, es bueno pasar hambre y sed. No es masoquismo, sino dominio del espíritu. LO GRATUITO: El albergue gratis, la sonrisa gratis, Dios y la vida gratis. Es una “riqueza” que tenemos en el camino y que no podemos perder. EL ROMANICO: El arte como símbolo y expresión de otra realidad. No es arte “razonable”, es sagrado. Como una liturgia. No hay que arreglarlo en exceso. Si lo limpiamos mucho, le quitamos los rezos y las angustias de la gente que ha rezado y que ha llorado entre esas piedras.

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Pedí a Dios (Anónimo)

Pedí a Dios la fuerza que me diera el triunfo, y fui hecho débil para que supiese obedecer con humildad. Pedí la salud que me permitiera hacer las cosas más grandes y fui hecho enfermo para que hiciera las cosas mejores. Pedí las riquezas que me dieran dicha y se me dio pobreza para que fuera sabio. Pedí la fuerza que me ganara el elogio de los hombres y fui hecho débil para que sintiera la falta de Dios. Pedí todas las cosas que me hicieran gozar de la vida y me fue dada la vida para que disfrutara de las cosas. Nada recibí de lo que pidiera, sino todo aquello que había esperado. Casi a mi pesar, mi oración callada recibió respuesta. Soy, entre todos los hombres, el más abundantemente bendito.

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Dedicación Final

Pueda esto ser beneficioso y contribuir a que todos vivamos en armonía.

Podamos todos los seres, sin excepción, alcanzar la plenitud de nuestro potencial, disolver todos los velos, y así Liberarnos en el Despertar.

Puedan nacer en nosotros los aspectos del precioso espíritu del Despertar que no han nacido aún. Y aquellos que ya han nacido, que no se deterioren, sino que crezcan cada vez más.

Que todos los seres podamos liberarnos de la confusión y Despertar a la felicidad del Amor.

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Índice de Contenidos El Peregrino........................................................................................................ 1

El Botiquín .......................................................................................................... 2

Ego-Fin forte® 100 mg ................................................................................... 3

Frases del Camino .............................................................................................. 6

Frases del Silencio ............................................................................................ 59

Lo que encontré en el Camino ......................................................................... 78

Refranero del peregrino .............................................................................. 79

Sobre las Relaciones .................................................................................... 80

Desiderata .................................................................................................... 81

No digas ....................................................................................................... 82

Si .................................................................................................................. 83

Seis ingredientes que no pueden faltar, más uno. ..................................... 84

Pedí a Dios ................................................................................................... 85

Dedicación Final ............................................................................................... 86