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DOCUMENTACION SOCIAL
REVISTA DE
SOCIOLOGIA APLICADA
lapromociónsocial
CARITAS ESPAÑOLACuesta de Santo Domingo, 5 - M A D R ID -13
A Ñ O V I • M A R Z O 1966 • T r im e s tra l
• Una revista práctica para los promotores y animadores de la acción social y el desarrollo comunitario.
• EN EL ULTIMO NUMERO DE
ENCONTRARA:
EDITORIALESTUDIOS: La m ujer, el trabajo de la casa y la cultura. EXPERIENCIAS: Una asociación de fomento cultural en zona in
dustrial.D O CUM ENTACIO N: El Servicio de Extensión Agraria.METODOS Y TECNICAS: Técnicas del servicio social de grupo.LIBROS Y REVISTASNOTICIAS
* Publicación bim estral * Editada por CARITAS ESPAÑOLA *
Cuesta de Santo Domingo, 5. Madrid (13)
Suscripción anual (seis n úm ero s):
España, 60 pesetas.
Extranjero, 2 dólares.
PERSPECTIVAS
sociales
P E R SP E C T IV A S
sociales
consejo de redacciónDirector: Ramón ECHARREN.
Secretario de Redacción: Antonio DEL VALLE.
Redactores: Demetrio CASADO, José María DIAZ MOZAZ y María Jesús MANOVEL.
Colaboran en este número: Manolita DOMINGUEZ, Luis MADRIGAL y A. T. MOSHAR.
Redacción y Administración: CARITAS ESPAÑOLA. Cuesta de Santo Domingo. 5. Madrid (13). Teléf. 248 94 05.
Suscripción anual (4 números): ESPAÑA, 160 pesetas. EXTRANJERO, 4 dólares.
Esta colección está preparada por el CENTRO DE ESTUDIOS DE SOCIOLOGIA APLICADA de Cáritas Nacional y tiene como finalidad facilitar una serie de números monográficos que versan sobre temas de acción social y desarrollo comunitario. La Dirección solicita, para cada tema concreto, la colaboración de aquéllos especialistas que han trabajado en la práctica y conocen a fondo cada uno de los temas, presentándolos a través de una visión social.
•* *
Depósito legal: M.-8.716-1966.ARTEGRAF - Navas del Rey, 34 - Madrid-11....... .........................
sumario
Págs.
Presentación ......................................................... ... ... 3
Noción y objetivos de la promoción social, por Ramón ECHARREN ... ... ............................. . ... ... ... 5
Promoción social en el medio rural, por José María DIAZ MOZAZ ........ *......... ...................................... 21
La promoción urbana y sus objetivos, por Antonio DEL V A L L E ................................ 39
Marco Institucional y legislativo de la promoción social, por Luis MADRIGAL....................... , ............ 51
El sociólogo en el desarrollo agrícola, por A. T. MOSHAR .................... * ... ......... ..................... 73
Notas bibliográficas .......................... 69
Noticiario legislativo ..................................................... 95
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Núm. 1 * SEGUNDA'EPOCA * marzo 1966
presentación
Con este número, DOCUMENTACION SOCIAL inicia su segunda época. Es nuestro deseo mantener la revista en la misma línea hasta ahora seguida, procurando convertirla, al mismo tiempo, en un instrumento imprescindible para todas Aquellas personas que, teórica o prácticamente, se mueven en el campo de la Sociología Aplicada.
Conscientes de las dificultades que entraña el moverse en este campo, tan poco elaborado todavía, no pretendemos hacer de DOCUMENTACION SOCIAL una colección de libros de texto, sino una publicación abierta a todos los temas y a todos los especialistas en estas materias, procurando así hacer llegar a nuestros lectores un material que tenga un valor real, teórico o práctico, en cuanto que recoja las inquietudes del momento sobre temas llenos de actualidad.
Los números que sucesivamente irán apareciendo tratarán temas monográficos y cada uno de ellos responderá a un esquema general de las siguientes características: en una primera parte se tratará el tema desde una perspectiva sociológica; en la segunda, se expondrán diferentes facetas del tema desde el ángulo de la Sociología Aplicada; un tercer apartado recogerá experiencias relacionadas con la materia examinada; por último, y en todos los números, se dedicarán unos espacios a un noticiario legislativo de interés social y a la recensión de los principales libros y revistas de carácter social aparecidos en el trimestre.
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Uno de los valores fundamentales de nuestra época es lo social y todo lo que con él se relaciona. La creciente socialización causada por la industrialización y el urbanismo, ha provocado en el hombre de hoy una profunda toma de conciencia, tanto de las situaciones colectivas de necesidad como del derecho fundamental de todo ser humano a un desarollo integral de su persona.
Por oirá parte, los planes de desarrollo económico, vigentes en la mayor parte da los países del mundo, a la par que crean una dinámica nueva en las poblaciones, de cara a una búsqueda incesante de un mejor nivel.de vida, han puesto de manifiesto la necesidad absoluta de complementar, de una manera real y efectiva, lo económico con un desarrollo social paralelo, desarrollo que debe abarcar no sólo aspectos colectivos y comunitarios de la vida de los hombres, sino también todas y cada una de las diferentes dimensiones que se pueden descubrir en cada hombre.
Por todo ello, la llamada promoción social, nombre genérico aplicado indistintamente a un conjunto de técnicas sociales y a una acción social concreta constituye, al mismo tiempo, una de las preocupaciones centrales de todas aqueilas personas e instituciones que trabajan en el campo de lo social, y uno de los objetivos fundamentales de toda planificación social, desarrollo económico y acción social, tanto de la iniciativa pública como de la privada .
Sin ánimo de dar como doctrina definitiva lo que todavía en él mundo entero no es más que un conjunto de ideas, con frecuencia nebulosas y todavía en elaboración, el presente número de DOCUMENTACION SOCIAL se dedica al tema de la promoción social, siguiendo un esquema clásico: en él se examinarán la noción y los objetivos de la promoción social, el marco institucional y legislativo de la misma y diferentes aspectos de su aplicación al medio rural y al medio urbano, así como un artículo sobre el sociólogo en el desarrollo agrícola.
Como complemento de estos trabajos se insertan un noticiario legislativo y la sección de notas bibliográficas.
Este número se verá complementado por uno próximo en el que se abordará el tema de |a promoción social desde el ángulo de sus actuaciones y experiencias concretas-
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índice
noción y objetivos de la promoción social
por Ram ón E C H A R R E N
Todos los conceptos que vamos a ir dando en relación con la promoción social, tienen acepciones muy diferentes y convencionales en los distintos países y aún, dentro de cada país, en los diversos sectores relacionados con actividades de índole social
Por ello, el propósito de este trabajo no es tanto establecer una doctrina definitiva e indiscutible sobre la promoción social, cuanto, partiendo del conjunto de realidades que en el campo de la acción social no gubernamental o voluntaria se engloba bajo el concepto de promoción social, extraer, en línea de*ensayo, sus características sociológicas fundamentales en referencia a los principios o categorías que propone la Sociología Aplicada tal como hoy se entiende.
En resumen, se trata de una aproximación sociológica a la promoción social, que esperamos sirva de base para futuros trabajos en relación con el mismo tema.
Estamos convencidos de que en la promoción social lo verdaderamente importante es la eficacia real de la acción. Por ello, la motivación de este trabajo no es doctrinal o teórica, sino que hay que situarla en referencia al deseo de una homogeneización de los contenidos conceptuales y de una profundización del significado real de la terminología empleada, con vistas a facilitar una suficiente comunicabilidad e inteligibilidad de las experiencias, entre los hombres que se dedican a estas tareas. Ello es totalmente necesario para una mayor eficacia y seguridad en su acción.
INTRODUCCION
Definir la promoción social de una manera abstracta y sin tener en cuenta las circunstancias concretas que han convertido este concepto en uno de los más usados, dentro de todos los esfuerzos actuales de acción social, supondría desvirtuar su misma esencia. Por otra parte, y como ocurre con casi todos los conceptos que se manejan dentro de los límites de la Sociología Aplicada, intentar comprender la promoción social fuera de un contexto estrictamente sociológico y a partir de un simple análisis histórico, nos llevaría a una noción demasiado condicionada por unos hechos que no presenten más contenido común que su puro nombre.
De ahí que al hablar de la promoción social sea necesario superar un cómodo y tópico planteamiento de la misma a partir de unos antecedentes históricos o ideológicos generales basados en el antagónico binomio liberalismo-socialismo, con el que se quiere explicar todos los hechos actuales.
La promoción social viene a ser, simultáneamente, un conjunto de medios de acción social (entendida ésta de la forma más genérica), un «estilo» de la misma y un conjunto de objetivos que se intentan obtener con su aplicación.
Promoción social se dice en contraposición directa e Inmediata a la pura asistencia, tal como tradícionalmente se ha entendido la misma. Y tradicionalmente se ha entendido por asistencia, toda acción de ayuda al necesitado, en la que por la simple transmisión de bienes se intentaba cubrir cualquier carencia del mismo. Suponía, en grandes líneas, la pasividad del asistido, una visión estrictamente individual (a lo más llegaba a ser familiar) del necesitado, por parte del asistente, y la ausencia de una conciencia de los derechos del asistido por ambas partes.
SUPUESTOS DE LA PROMOCION SOCIAL
La promoción social, por el contrario, y como una reacción nacida a partir de una concepción más completa del hombre como sujeto de derechos dentro de una sociedad de la que necesariamente forma parte, supone desde sus planteamientos iniciales:
— El reconocimiento de la capacidad de todo hombre para valerse por sí mismo, si se le da un mínimo de posibilidades.
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En consecuencia, intenta la eliminación de toda pasividad en eí asistido. Se supone siempre que el asistido tiene, sólo accidentalmente y ocasionalmente, un «status» de necesitado.
— La eliminación de toda forma de paternalismo en las relaciones del asistente y el asistido. Estas relaciones han dé plantearse en el plano de la más estricta igualdad, de la igualdad que nace del derecho de todo hombre a vivir de acuerdo con su dignidad de persona humana. Y no se olvide que una actividad paternalista puede darse del mismo modo en las relaciones de individuo a individuo que en las relaciones Administración o Gobierno e individuo y en las de los Servicios Sociales con los asistidos.
— La incorporación de una serie de técnicas válidas o adecuadas, tanto para hacer más eficaz la acción asistencial, como para servir hasta sus últimas consecuencias a las exigencias de respeto que arrancan del principio de la igualdad radical de todos ios hombres.
— Superar la visión individualista del necesitado, al cual se considera siempre enmarcado en una comunidad social de la que forma parte, independientemente de su grado de integración o de marginación en relación con la misma .
GRANDES LINEAS DEFINITORIAS DE LA PROMOCION SOCIAL
Las definiciones de promoción social se mueven en tres grandes líneas no contradictorias:
1. Conjunto de técnicas apropiadas para colocar al hombre en una posición de valimiento por sí mismo, en relación con la pobreza y entendiendo la pobreza de la manera más relativa posible; es decir, en relación con los niveles y «standars» de la vida considerados como mínimos en una sociedad determinada. Así, por ejemplo, en el mundo anglosajón, promoción social es un término poco empleado. Por el contrario, el contenido que se da a! trabajo social o al servicio social está muy cerca de lo que en los países latinos llamamos promoción social.
2. Toda forma de acción social encaminada a poner al hombre en una situación personal y social nueva y más elevada en relación con su situación (no posición (1) ) pasada y a partir de una actualización de sus potencialidades personales.
3. Los resultados obtenidos por la promoción social considerada como acción o conjunto de acciones.
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La promoción social no busca exactamente una simple modificación de situaciones objetivas de los hombres. Por ejemplo, la entrega a un necesitado de una fuerte cantidad de dinero puede modificar de forma radical la situación objetiva de una familia sin que se produzca promoción social alguna de la misma. Por el contrario. una familia puede ser promovida socialmente sin entregarle dinero alguno.
Igualmente, un curso de formación profesional puede ser compatible con una promoción social o con la más radical carencia de dicha promoción.
LA PROMOCION SOCIAL COMO BUSQUEDA DE NUEVAS ACTITUDES EN EL HOMBRE
En la promoción social confluyen de hecho una multitud de elementos sociales, socio-económicos y psico-sociales, entre los que descuella, por su radical importancia, la consecución en los individuos de unas actitudes nuevas, ante sf mismos, ante la sociedad, ante las instituciones de todo tipo y ante la propia comunidad, en relación con los grupos de que forma parte y en relación con su propio porvenir y con el de aquellos que le rodean.
Y ei específico carácter social de estas actitudes hace que no se pueda hablar de promoción social sin referencia a todo el contexto social y cultural en el que se halla sumergido el individuo y que constituyen los condicionamientos (positivos o negativos) sociales del mismo. Por ello esta promoción recibe ei calificativo de social .aunque posteriormente y sin contradicción alguna, se pueda especificar el posible carácter de humana, familiar y comunitaria con que hoy se designan por los técnicos las formas concretas de promoción social.
Pero ello no significa, como alguno ha afirmado, que la promoción social es social porque su objeto se centra en los condicionamientos sociales de la persona humana y que para obtener sus fines emplea medios sociales. Este hecho no indica otra cosa que la afirmación genérica de que la promoción social, al igual que casi todas las acciones inteligentes del hombre de hoy, acciones relacionadas con la dimensión social del hombre, participan de algún modo del carácter social del hombre, de tal manera que un planteamiento individualista de dichas acciones las llevaría necesariamente al fracaso. De admitir una tal significación llega-
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riamos a la conclusión de que toda política o acción apostólicad / d i S S ’ ° Publ,cldaJ y Pr°Paganda, o el empleo de I0SP medios de difusión, etc., son formas de promoción social y nada más le- ios d8 la verdad como demuestra sobradamente la experieñcla.
>a,reCe Cla™ qUe Una de ,as notas esenc¡ales de la promoción social es precisamente la de centrar su objeto en la persona humana y no en sus condicionamientos sociales. De lo contrario la promoción social se centraría en el entorno social del hombre y perdería ese carácter de inmediatez que tiene en relación con !a persona humana Pero ello no significa que se olvide la dimensión social del hombre. Por el contrario, y para comprender de una manera completa y perfecta a la persona humana, no hay otra alternativa que situarla en el contexto social en ei que nace ere- ce, se desarrolla y muere. '
Bien es verdad y es interesante decirlo, que los que defienden una tal concepción de la promoción social reducen los condiciona- m,entos sociales a sólo tres de los factores de movilidad vertical: propiedad, instrucción y profesión. Al hacerlo así, olvidan tanto a profunda interrelación de estos tres factores, como la larqa ista de condicionamientos sociales de cuya existencia concluye
la Sociología: los valores y su jerarquización, las actitudes, el carácter social, los procesos de socialización o aprendizaje social del hombre, las normas sociales, los estereotipos, los distintos elementos culturales, la subcultura de grupos, edades, sexos, las instituciones, las creencias, los mitos, etc.
Por otra parte, no deben olvidarse, como bien ha dicho W. Cecíl Headrick, que la escala social nunca coincide con la económica: es decir, comprende valores que exceden con mucho de la posesión, adquisición y dispendio de la riqueza y de los medios o factores relacionados con la misma, como son el nivel de instrucción la propiedad y la profesión, en la sociedad actual. ’
Esta posición y otras análogas nos llevan a distinguir la promoción social de cuatro conceptos cercanos a ella, pero que se distinguen de la misma, ya que todos ellos son compatibles de simultanearse o no con la promoción social.
MOVILIDAD SOCIAL Y PROMOCION
En primer lugar, veamos qué se entiende por movilidad social (o movilidad vertical).
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Con Mirra Komarowsky diremos que movilidad vertical es el movimiento de individuos o grupos enteros de un estrato social a otro, ascendiendo o descendiendo. La escala de que se trate puede ser la del estrato social en su integridad o la de sus componentes, como son los «status» profesionales, económicos o de educación. El empobrecimiento de una familia acomodada (empobrecimiento circunstancial o definitivo), la promoción de un empleado al rango de gerente, la elevación o ascenso de estratos enteros (por ejemplo, las llamadas clases medias), son ejemplos de movilidad vertical.
No es difícil observar que pueden darse toda clase de fenómenos de movilidad social ascendente o descendente sin que Se produzca promoción social alguna. Igualmente podría pensarse en una persona concreta accediendo a un título universitario en franco descenso social y, consecuentemente, en franco descenso de la éscala de ingresos, y, sin embargo, tratarse o no de una promoción social del individuo.
Una subida de los sueldos mínimos de la población obrera puede ser simultánea a unos cursos de alfabetización y seguida de un mayor acceso a la propiedad, y, sin embargo, no darse promoción social alguna en los obreros.
POLITICA SOCIAL Y PROMOCION
En segundo lugar, la promoción social se distingue de la Política Social.
Por Política Social se entiende, técnicamente hablando, el conjunto de medidas adecuadas para obtener una mejor distribución de la riqueza o para salvaguardar a la población de los riesgos de posibles contingencias adversas, de orden individual o familiar. Política Social, según Thomas Dawes Eliot, y definida desde el punto de vista sociológico, es la actitud consecuente respecto a la orientación del control social, ya sea en relación con sus objetivos o con sus métodos, por parte de los gestores del bien común. Esta actitud puede ser explícita y declararse así, Incluso por los que mantienen esa política. Hay casos en que tal actitud explícita no se encarna con firmeza en la realidad, por lo que es una mera orientación, o puede ocurrir también que se la realice en la práctica sin declaración alguna por parte de los que gobiernan, con lo que se convierte en tarea del observador señalar y denominar sus características. Como ejemplos importantes de políticas sociales así entendidas, pueden señalarse las siguientes
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(y sus contrarias): la centralización, el colectivismo, la regeneración, la exclusión, el oscurantismo, la diversificación, la recompensa y la reacción.
En su sentido más vulgar o más corriente en los países latinos y en Europa en general, la Política Social engloba todos los mecanismos, servicios públicos e instituciones legales relacionadas con la seguridad social, salarios, trabajo y con ios factores que se consideran, en un momento dado, como fundamentalmente condicionantes de la movilidad social vertical. Por ello, no se considera, por ejemplo, como parte esencial de una política social el asociacionismo y sí, por el contrario, la política de salarios o las medidas para obtener una mejor distribución de las rentas,
SEGURIDAD SOCIAL Y PROMOCION
Por seguridad social se entiende, según M. Van Kleerck, aquella organización del Estado que se basa en la distribución de ios riesgos sobre la sociedad en su conjunto y que tiende fundamentalmente a la protección del salario para colocar la economía familiar a cubierto de las disminuciones que puede sufrir como consecuencia de las contingencias en la vida del trabajador y su familia; tales como accidentes y enfermedades, profesionales o no, vejez, invalidez, muerte, paro, etc. Representa un complemento, directo o indirecto, del salario cuando éste se ve reducido por cualquiera de los riesgos mencionados y actúa como un estabilizador del tipo de vida de la población económicamente débil.
Muy cercano al concepto de seguridad social, aunque de más extensión, se encuentra el de legislación social. De acuerdo don J. W. Mac Connell podemos definir legislación social como el conjunto de leyes que tienden a mejorar y proteger la situación económica y social de aquellos grupos de la sociedad que, debido a la edad, al sexo, a la raza, a defectos físicos o mentales, o a la falta de capacidad económica, no podrían lograr, tipos de vida saludables y decorosos.
No me parece necesario, después de todo lo dicho, poner de relieve la diferencia esencial existente entre promoción social y los conceptos definidos.
PROGRESO SOCIAL Y PROMOCION
Más directamente relacionado con la promoción social, aunque se distinga de ella, está el progreso social.
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Por progreso social se entiende, según M. Komarowsky, todo cambio o movimiento social en la dirección de algún objetivo reconocido y aprobado. Se trata, por tanto, del conjunto de actividades finalistas de la sociedad, cuando están bien concebidas y se las organiza de un modo eficaz.
Un cambio completo, aun cuando sea de carácter evolutivo, no implica necesariamente progreso. Tompoco puede decirse que hay progreso cuando se percibe y se pone de manifiesto tan sólo que la sociedad se mueve hacia adelante o hacía atrás. Ello sólo permite descubrir el carácter dinámico de toda vida social. Dado que ia sociedad es una estructura compleja cuyas diferentes partes pueden moverse a velocidades diferentes (rezago cultural) e incluso en direcciones distintas, el progreso social no afecta por igual, de modo necesario, a toda la sociedad en un momento determinado.
El progreso puede estimarse desde la perspectiva de uno cualquiera de los Intereses sociales. Cuando se habla de progreso social en general se supone, o debe suponerse, la existencia de valores, asimismo generales, de carácter fundamental o que se acepten como indudables por la sociedad en cuestión.
Por todo ello no podemos dar, desde un punto de vista estrictamente sociológico, una respuesta completa sobre el progreso o mejoramiento en concreto. El problema de cual es el bien sumo pertenece a la Filosofía y lo mismo ocurre con la cuestión fundamental acerca de lo que constituye el progreso o un mejoramiento en concreto.
En un sentido relativo existe sin duda progreso si juzgamos con los criterios y valores ordinarios del sentido común. Así, por ejemplo, la prolongación de la vida humana no ha sido, de ordinario, discutida como prueba de progreso. Sin embargo, incluso en tales casos, hay que admitir que los valores subjetivos de los seres humanos desempeñan un papel fundamental en Ja determinación de lo que se acepta como progreso.
Casi todos los sociólogos sostienen que el progreso social debe definirse en función de dominio, pero del dominio no entendido como propiedad sobre algo, sino dominio sobre la naturaleza física, de una parte, y dominio sobre la naturaleza humana y las relaciones humanas, de otra.
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LA PROMOCION SOCIAL
Por ello y en una visión teleológica de la promoción social, podemos expresarla como aquel proceso social que centrándose operativa y finalísticamente en la persona humana, individual o colectivamente considerada, intenta su pleno desarrollo o un desarrollo integral que le permita alcanzar un nivel superior de dominio en los tres órdenes indicados: naturaleza física, naturaleza humana y relaciones entre los hombres.
Si, como diría Komarowsky, casi todo el contenido de la cultura no consiste en otra cosa que en esas relaciones de dominio (2), y si en el avance de la cultura está la única mejora de las relaciones humanas que el hombre conoce con alguna evidencia, podemos concluir en la estrecha relación que indudablemente existe entre la promoción social y los ajustes socio-culturales en todas sus formas.
En último extremo podemos decir que promoción social es toda forma concreta — aunque genérica en cuanto que engloba una gran variedad de técnicas— de provocar u obtener un mayor o mejor ajuste socio-cultural del individuo, bien sea a partir de una acción sobre el individuo mismo, bien sea a partir de una acción sobre cualquier unidad social.
En este sentido la promoción sociai nos aparecería o bien identificada con un proceso de ajuste socio-cultural de la persona, o bien como el conjunto de técnicas tendentes a provocar la puesta en marcha de ese proceso.
Igualmente podríamos concluir que la promoción social es la solución (medios y objetivos) a las diferentes formas de rezago cultural. Entendemos por rezago cultural, con Komarowsky, el retraso en la velocidad de cambio de alguna parte de un complejo cultural o aquella falta de sincronización del mismo que produce un desajuste.
No siendo el propósito de este trabajo agotar el tema de la promoción social, prescindimos de profundizar en todas las formas de desajustes resultantes de un rezago cultural. Solamente indicamos que pueden afectar tanto a la persona individual (desajustes psicológicos, psico-sociales, de la personalidad, etc.; auto- morfismos, inadaptación, alienación, marginación, etc.), como a las diferentes unidades sociales (grupos primarios o secundarios, comunidades o colectividades, áreas humanas, etc...).
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Todo lo que venimos diciendo, justifica plenamente la afirmación de que en modo alguno repugna una promoción social totalmente separada e independizada de todo el contexto de una política social o de una política general, y que esta distinción no responde simplemente a una necesidad de rigor intelectual, sino por tratarse de realidades diferenciables, aunque puedan coincidir según la índole social o no de una política social.
Parece ya claro que la promoción social supone, en su esencia misma, la creación de una especie de dinámica profunda en el hombre, una dinámica de crecimiento en el dominio de las cosas, de la naturaleza humana y de las relaciones humanas. Dominio no presupone «señorío» en el sentido de posesión, sino en juego de valores, actitudes y sistemas de conductas, en armónica consonancia con la sociedad en que se vive y su cultura, consonancia que permite al hombre comprender, conocer, saber, desear, pensar y comportarse a plena satisfacción subjetiva porque se siente (no necesariamente de forma consciente) formar parte acorde de un conjunto social de validez objetiva o supra-individual.
Por ello podemos decir que promover socialmente equivale de algún modo a crear en los hombres unas tendencias u orientaciones positivas respecto a un objeto que tiene un significado social. Este objeto será, tanto la propia persona, como las demás personas Jos grupos con los que se interacciona o a los que pertenece, las diferentes categorías y estratos de personas de la sociedad en la qúe vive o de aquellas sociedades con las que se relaciona, y los modelos sociales de conducta e instituciones vigentes en ei contexto social en que se mueve.
PROMOCION INDIVIDUAL Y PROMOCION COMUNITARIA
Dada ia dimensión social de todo hombre o, dicho de otro modo, tenidos en cuenta los condicionamientos sociales a ios que está sometido todo hombre, la creación del conjunto de actitudes que definen la promoción social (finalísticamente considerada) puede realizarse indistintamente, o a partir del individuo mismo o a partir de las unidades sociales a las que pertenece. Dicho de otra manera, sólo la estrategia inducida desde las situaciones concretas podrá aconsejar que la promoción social se plantee como una acción sobre el individuo o como una acción sobre los condicionamientos y mecanismos sociales que sobre él, como ser social, actúan.
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Así, por ejemplo, el trabajo social de familia, el trabajo social de grupo o el trabajo social de comunidad suponen la promoción social como objetivo y son, al mismo tiempo, técnicas concretas de promoción social. Igualmente, el trabajo social de casos (case- work) supone, al mismo tiempo, la promoción social como objetivo, y es o puede ser una técnica concreta de promoción social.
Esta afirmación no hace más que recoger la elemental conclusión sociológica de que la sociedad configura al hombre y lo condiciona, a través de diferentes mecanismos (3).
En el fondo es una afirmación paralela a la que llega la Psicología o la Psiquiatría en concreto, cuando admite e instrumenta una Psicoterapia en grupo, además de todas las formas de Psicoterapia individual.
Podemos, por tanto, decir que toda acción promotora, sin perder de vista su objeto principal que es el hombre, puede realizarse de dos maneras diferentes y no contradictorias:
a) Una directa e inmediata sobre el individuo. Por supuestoque en modo alguno supone perder de vista ni la dimensión social del hombre, ni los condicionamientos sociales que sobre él actúan, ni todo el contexto social en el que se mueve.
b) Otra indirecta y mediata que supone actuar tanto sobre ios condicionamientos sociales como sobre las unidades sociales de las que el individuo forma parte.
Por otra parte, la Sociología y la Psicología Social han puesto de manifiesto la importancia radical que para el hombre tienen los grupos primarios, familia y comunidad.
INSTRUMENTACIONDE LA PROMOCION SOCIAL
Teniendo en cuenta todo ello y sin perder de vista lo dicho a lo largo de todo el trabajo, podemos establecer de forma lógica los cinco tipos de instrumentación de la promoción social. De ellos, los tres primeros son los que fundamentalmente constituyen la promoción social, el cuarto se refiere a una acción radical sobre la estructura social en la que necesariamente cabe apoyarse, o necesita apoyarse la promoción social (supone una instrumentación básica de la sociedad misma o de la comunidad en orden a la promoción social de sus miembros), y el quinto constituye
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una acción auxiliar en orden a la creación de una infraestructura social que facilite Indirectamente la promoción social de los miembros de una comunidad.
Estos tipos son los siguientes:
1. ° Promoción humana individual (acción directa e inmediata sobre el individuo).
2. ° Promoción familiar (acción indirecta inmediata).
3. ° Promoción social comunitaria (acción indirecta y mediata).
4. ° Promoción institucional (acción directa sobre las estructuras sociales de las comunidades).
5. ° Promoción de equipamiento (acción directa sobre la infraestructura social de las comunidades).
Por supuesto que esta clasificación no ha sido elaborada de una forma puramente teórica, sino haciendo confluir armónicamente la teoría sociológica y de la Sociología Aplicada con una larga serie de experiencias concretas. También es preciso indicar que se trata de una clasificación en línea de instrumentación de las acciones, más que en línea de conceptos.
En esta misma línea y sin perder de vista el objetivo central de toda promoción social, tal como anteriormente lo hemos entendido ,podemos señalar los objetivos instrumentales que pueden ponerse al servicio de ese objetivo central.
Serían objetivos instrumentales de la promoción social:
— Toda clase de servicios y obras que pueden redundar en beneficio de los individuos en su conjunto, haciéndoles descubrir sus propias aptitudes, posibilidades y capacidades para resolver sus propios problemas.
— Toda actividad destinada a crear en los individuos aquella dinámica interna que les permita colocarse de una manera estable y a través de su propia colaboración, en una situación mejor y más capaz en relación con las propias posibilidades y aspiraciones.
— Toda acción sobre las comunidades sociales que provoquen la aparición de una dinámica social nueva que redunde en beneficio tanto de la propia comunidad como de los individuos que la constituyen, haciéndoles descubrir individual y colectivamente sus propias aptitudes, posibilidades y capacidades para
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resolver sus propios problemas y alcanzar una situación mejor y mas adecuada en relación con las propias posibilidades y as- pi raciones.
La especificación concreta de estos objetivos nos permite sugerir o proponer, sin intención de agotar ia enumeración, los siguientes vehículos o canales de la promoción social (4).
1. Promoción humana individual:
— Acceso a un mínimo de enseñanza (educación de base). Acceso a aquellos niveles de enseñanza que su capacidad intelectual les permita.
— Acceso a una promoción socio-profesional.— Acceso a la cultura popular.
Acceso a la formación profesional y técnica, en consonancia con sus aptitudes.
— Acceso a una promoción económica.
Al servicio de estas acciones vehiculares de la promoción social, pueden ponerse una larga serie de medios: escolaridad efectiva y mejora de métodos de enseñanza; becas de ayuda al estudio; desarrollo de las asociaciones y servicios de educación popular; todas las formas de enseñanza; asistencia social; todas las formas de formación profesional y técnica...
2. Promoción familiar:
— Acceso a la fundación y formación de una familia.— Acceso a la propiedad inmobiliaria.— Acceso a los servicios sociales para la familia.— Acceso de la mujer al trabajo.
Al servicio de estas acciones vehiculares de la promoción social, pueden ponerse una larga serie de medios, entre los que podemos citar: cursos de formación pre-matrimonial; fomento de la viviendad económica; creación de guarderías y otros servicios sociales, auxiliares de la vida familiar; centros de formación profesional femenina; diferentes medidas en orden a obtener una adecuación del trabajo de la mujer; trabajo social familiar o trabajo social de grupo, etc.
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3. Promoción social-comunitarla:
— Acceso a la formación cívica.— Acceso a la formación política.— Integración cultural y social en la comunidad.— Acceso a una promoción económica.— Organización social de la comunidad.— Desarrollo comunitario.
Al servicio de estas acciones vehiculares de la promoción social pueden ponerse los siguientes medios: fomento de cursos e instituciones de formación cívica; participación ciudadana en la vida política y promoción de cauces para el acceso a ella; fomento de la aplicación de medios de formación o educación política; centros culturales, sociales, recreativos; cursos de adaptación y rehabilitación; la promoción cultural; fomento del cooperativismo; mejoras indirectas de salario (economatos, por ejemplo)...
4. Promoción institucional:
— Disponer, promover y multiplicar las instituciones y asociaciones de todo tipo para lograr la participación de la población en la vida social y para el desarrollo de la promoción social a través de un enriquecimiento de la vida social y comunitaria.
Al servicio de estas acciones vehiculares de la promoción social, pueden ponerse diversos medios. Entre ellos citemos: Centros Sociales; Coperativas; Centros de Formación Familiar; Asociaciones Culturales, recreativas, de vecinos, etc.
5. Promoción de equipamiento:
— Creación de los necesarios servicios que completen el asentamiento familiar y comunitario de los individuos.
Al servicio de estas acciones vehiculares de la promoción social, pueden ponerse, entre otros, los siguientes medios: servicios comerciales, sociales, sanitarios, de instrucción, recreativos, deportivos, religiosos, urbanos, de transportes y comunicaciones, etcétera.
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RESUMEN FINAL
Después de todo lo dicho sólo resta volver a insistir en la idea de que la promoción social no puede quedar reducida a un mero planteamiento de creación de obras o a la aplicación de medios para obtener el ascenso socio-económico de unos hombres. La promoción social sobreentiende una más completa y perfecta participación de todos en la vida social y pública, y no solamente una mejora personal del nivel de vida.
La promoción social supone siempre la obtención, en los individuos que se intenta promover, de unos ajustes personales y sociales más logrados y perfectos.
Por todo ello, uno de los corolarios de toda actuación de esta naturaleza debe ser una conciencia cívica más aguda, porque ella introduce un mayor número de personas en la percepción de lo que es el bien común y sus exigencias.
(1) Si fuera una posición nueva y más elevada estaríamos hablando de medios para provocar un ascenso social dentro de un fenómeno de movilidad social. Se trataría de un simple cambio de «status» social, el cual puede darse con independencia de una promoción social.
(2) En esta misma línea insisten todos los antropólogos y soció' logos: Gillin, Montegu, Fichter, Linton..., por citar algunos.
(3) Presión social, control social, carácter social, normas sociales, procesos de socialización... Al respecto pueden verse cualquiera de los manuales de Sociología, de Psicología Social y de Antropología Social o Cultural.
(4) A. del Valle y Demetrio Casado. Cáritas Nacional.
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promoción social en el medio ruralpor Jo s é María DIAZ M OZAZ
I. INTRODUCCION
EL MEDIO RURAL. SU IMPORTANCIA,COMO CULTURA, EN LA HISTORIA
Una primera cuestión: ¿Qué fronteras sociológicas delimitan el medio rural? ¿Existen tales fronteras?
La historia conoce el balanceo de hegemonías entre la ciudad y el campo. En la edad antigua la cultura y el poder se fraguaron en las ciudades. De ellas irradiaron al campo. Roma, Cartago, Babilonia, Atenas, etc., dieron nombre a culturas y etapas históricas.
La revancha rural del alto medioevo europeo es la antítesis de la época anterior. Las cortes se rural izan; las ideas nuevas y las reformas surgen de los poderosos monasterios campesinos; el arte se ubica en el románico y romántico paisaje rural. El derecho civil y el canónico, anacrónicamente subsistente en muchos aspectos, cuaja en moldes rurales.
Finalmente la ciudad resurge, adquiere franquicias, se ensancha, coloniza al campo. Hoy presenciamos una creciente hegemonía urbana, hasta el punto de que superados los antiguos criterios del «menosprecio de Corte y alabanza de aldea», proponen muchos, como ideal, la urbanización del campo. Ciertamente, no menos que en los tiempos de Roma, la ciudad es fragua de la cultura.
MEDIO NATURAL Y MEDIO TECNICO
Pero quizás convenga revisar el antagonismo de los conceptos: ciudad y campo, medio urbano y medio rural.
Es más oportuno hablar hoy de «medio natural» y «medio técnico», cada uno de ellos diferentemente condicionados en sus aspectos sociológico, psicológico y técnico.
En el «medio natural» el hombre reacciona a estímulos procedentes en ja mayoría de los casos del medio natural: la herramienta, la técnica es prolongación del cuerpo. En el medio técnico el hombre está cercado por los instrumentos técnicos, que lo inclinan al automatismo. Es, por ejemplo, distinta la percepción del tiempo en uno y otro ambiente.
_ Medio técnico o medio natural no hacen forzosa relación a la ciudad o al campo. Mientras algunas ciudades pueden permanacer dormidas en un medioeval medio natural, otras más pequeñas, de economía rural, pueden haber'sido invadidas por el traqueteante medio técnico. Unos agricultores trabajan o tienen la sensación de trabajar con la naturaleza, otros explotan la naturaleza animal o vegetal y la reducen a servidumbre, a máquinas vivas, sujetas a rigurosos controles de producción.
RELACIONES INTERCAMBIABLES ENTRE LOS MEDIOS RURAL Y URBANO
Campo y ciudad tienen relaciones intercambiables. No puede encasillarse lo rural con criterios geográficos, de producción. Zonas residenciales del campo son ciudad, zonas suburbiales de grandes urbes siguen conservando durante mucho tiempo, en generaciones a veces,, la mentalidad rural entre los núcleos procedentes de inmigración. .
En algunos aspectos podrá definirse el campo de la promoción específicamente rural. En otros, no. .
Es preciso, sin embargo, en este fluido concepto de medio, delimitar lo que se entiende por el sujeto de la promoción rural.
La promoción rural se dirige a cuantos están inmersos en la realidad, rural, vivan en un medio técnico o natural, cultiven o no cultiven la tierra o se dediquen a la ganadería.
Las familias no agrícolas en medio rural (comerciantes, afectos a servicios, etc.) viven pendientes de lo rural.
La promoción rural no hace relación a cuantos conservan, como reminiscencia a extinguir, su cultura rural en el medio urbano.
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II. OBJETO DE LA PROMOCION RURAL
LOS FINES DE LA PROMOCION RURAL
La promoción rural pretende que «todo el ambiente se eleve para resolver el problema del equilibrio social», para lo cual es preciso «conseguir progresiva y armónicamente:
— la elevación progresiva de todos los agricultores y de los que dependen de su medio.
— la participación más activa en las responsabilidades de la vida económica y social,
— sobre todo la ascención cultural y moral» (1).
La promoción social en el campo no tiene como finalidad la promoción individual en cuanto que el hombre o la mujer rural pase a categorías sociales y económicas distintas y superiores. De esta forma se arrebatan con frecuencia al campo los elementos más capaces .
Entra en sus objetivos la promoción de individuos que permanezcan en el medio rural, convivan en él, para ser, a su vez, en alguna forma, promotores sociales.
La técnica comienza a trastocar los clásicos valores y actitudes campesinas; los pilares fundamentales del campo se tambalean.
Este necesario y conveniente deshielo de la rutina campesina, desde arcaicas posiciones económicas, sociales, mentales y espirituales, puede canalizarse por cauces suicidas. Los actuales tiempos están marcados en el campo por una «crisis de crecimiento». Esta situación de cambio se realiza generalmente en sentido materialista. Cuando se orienta en sentido cristiano, es porque conscientemente algunos se han puesto a la cabeza de la mutación para orientar la promoción o el crecimiento en sentido cristiano.
EL CAMPO DE LA PROMOCION EN EL MEDIO RURAL
Entre los aspectos a promocionar en el campo encontramos la:
a) Promoción físico-humana.b) Promoción socio-económica.c) Promoción familiar.d) Promoción cultural y del «status social».e) Promoción de las diversiones.f) Promoción institucional.
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Promoción físico-humana
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El plan CCB y otros estudios de la sanidad española señalan extensas zonas de sub-alimentaclón o de alimentación deficiente Estas zonas están preferentemente enclavadas en el campo Esta deficiente alimentación origina un subdesarrollo físico.
El subdesarrollo alimenticio se une a los deficientes hábitos sanitarios en el vestir, en el cuidado de los niños, en las condiciones de la vivienda.
La mayor parte de las veces esta situación es causada por la pobreza y más aún por la incultura.
Pero también es cierto que no siempre la pobreza es tal que Impida una rectificación en los hábitos alimentarios y sanitarios.
Las familias, así alimentadas, vestidas e inmersas en un habitat rutinariamente sub-humano son incapaces de cualquier otro desarrollo. Lo espiritual sufre el soporte de lo físico
Con elemental y urgente prioridad es preciso, por tanto en algunas zonas rurales de especial subdesarrollo, una atención v educación sanitaria, a la vez que paralelamente se inician otros aspectos promocionales que forzosamente guardan parentesco entre si.
Promoción socio-económica
El progreso rural, económico, social y cultural está fuertemente frenado por la inercia.
Las mismas estructuras económicas (régimen de posesión de la tierra, cultivos fundamentales de una zona, métodos de cultivo etcétera) son difícilmente cambiables. Mientras que la industria puede rápidamente renovar su utillaje, imponer nuevos métodos, cambiar o controlar su producción, esto es muy difícil en el campo condicionado por la presión de hechos físicos e históricos.
La agricultura y la ganadería y los campesinos se hallan normalmente en el estadio técnico, mental, psicológico, político y social, que ha sido ya superado en el medio industrial y de los servicios.
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1. El cooperativismo agrario. ,
El medio más adecuado para conseguir esta promoción económico-social son las cooperativas del campo.
Las cooperativas son asociaciones libres, democráticas y solidarias, con fines económico-sociales, no de lucro; en las que el capital recibe un interés limitado mientras que el resultado de las operaciones económico-sociales, se distribuye a prorrata de las aportaciones de la persona en las operaciones sociales.
Las cooperativas agrícolas pueden ser:— Cajas Rurales, donde la responsabilidad es ilimitada en pro
de la solidaridad. Canaliza el ahorro y el crédito personal al campesino. Han sido factores decisivos para el ulterior des arrollo cooperativo y para la adquisición y parcelación de grandes fincas.
— Cooperativas de suministros agrícolas y ganaderos.— Cooperativas de maquinaria común y de cultivo comunita
rio de la tierra.— Cooperativas de transformación de productos de! campo
(Bodegas, Almazaras, fábricas de conservas, chacinerías, etcétera) . '
— Cooperativas de Comercialización y Servicios Generales.Son, generalmente, cooperativas de grado ulterior, que asocian a las cooperativas o asociaciones de cooperativas, para abrir canales comerciales mayoristas o minoristas y cubrir otros servicios como la información, la asistencia técnica, administrativa, etc. ’
En las asociaciones cooperativas, que funcionan realmente como tales, el campesino:
se ejercita democráticamente. La micro-democracia cooperativa es escuela para la macro-democracla social y política.
— realiza el ciclo completo de la producción. El desarrollo técnico y el capitalismo arrebató al agricultor la transformación de los productos (antes realizada con métodos domésticos) y la comercialización (antes efectuada en los mercados zonales).obtiene la hacienda familiar las ventajas de la gran empresa agrícola.se crean nuevos estímulos y fuentes de recursos.
Además las asociaciones cooperativas están obligadas legalmente a la creación de un fondo de Obras Sociales. Este, en la maypr
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parte de los casos, o no se emplea o se emplea sin conseguir la máxima eficacia.
Con ei fondo de Obras Sociales pueden realizarse entre otras cosas:
— viajes de formación cooperativa— cursos de formación profesional o social— escuelas de hogar para la mujer— revistas, bibliotecas, clubs y centros sociales.
Especial importancia tiene la inserción de la mujer en el movimiento cooperativo.
2. Aumento de la productividad agraria
El aumento de la productividad agrícola es requisito de todo desatollo económico rural.
Pero este desarrollo depende en una gran parte de motivaciones humanas.
La agricultura no ha experimentado aún el salto tecnológico necesario para elevar su nivel de vida económico.
En la mayor parte de los países apenas lo ha intentado y en todos no ha llegado al nivel de otras ramas de la producción. Baja renta per capita y agricultura parecen correlaciones constantes, pero no es necesariamente así.
Las necesidades de productos industriales y de servicios crecen con el progreso del tiempo, sin encontrar techo. La demanda de productos agrícolas, salvo las materias primas industriales, tienen escasa elasticidad. «La disminución relativa del pape! que desempeña la agricultura en la estructura productiva y en la de la ocupación de un país obliga a la expansión de otras actividades».
El aumento de la productividad agrícola debe constituir un requisito esencial para todo plan de desarrollo económico y para la elevación del nivel de vida.
3. La reforma agraria
No vamos a entrar en consideración sobre la reforma agraria como condición infra-estructural para la promoción social del campo. Ello nos llevaría, si se pretende exponer con suficiencia, a largas disquisiciones históricas y económicas.
Desde luego el latifundismo favorece la situación de monopolio
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ejercida sobre la mano de obra campesina, para regular el uso de la tierra y mantener a un nivel bajo los salarios. Por otra parte en tal situación no queda favorecida la promoción humana y familiar, la cual precisamente es el argumento principal, por lo que la doctrina social de la Iglesia propugna como principio sociológico ae- neral la propiedad privada. “
Es preciso actuar enérgicamente sobre las estructuras:— modificar el régimen de posesión y explotación— estructurar el comercio exterior e interior— corregir desigualdades en la distribución de la renta.
Promoción familiar
1. Comunidad de trabajo
El hombre de la ciudad es un trabajador solitario en su oficina o en su taller. Trabaja solo; la familia permanece divorciada de su trabajo. Por el contrario, la familia rural se mueve toda en la misma dirección. Su vínculo no es (o puede ser) sólo el afectivo, sino el económico: formar una empresa; pequeña empresa, pero auténtica empresa familiar.
Por esta razón la familia campesina posee normalmente una mayor cohesión.
Pero junto a las notas positivas de la familia rural, frecuentemente descritas, encontramos o podemos encontrar elementos negativos.
Puesto que forma una comunidad económica de producción es más frecuentemente que se desaten en su Interior las manifestaciones de los egoísmos entre padres e hijos, entre hermanos y parientes.
2. Acentuado influjo patriarcal
Los padres, apegados a la tradición secular, son obstáculos, a veces insalvable, a la promoción de los hijos, dedicados tempranamente al trabajo.
Por otra parte la familia, como escuela natural de educación, transmite sus atávicos criterios y valoraciones, paralizando los deseos de superación.
Cuando los hijos contraen matrimonio, siguen dependiendo, en
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muchos casos, económicamente de los padres, propietarios de la hacienda familiar.
Esta organización económica patriarcal que pone la dirección de la empresa rural en manos de los elementos más ancianos y por tanto más conservadores, influye poderosamente en el retraso del campo.
3. Necesidad de instrumentos promocionales subsidiarios
La familia rural necesita fuertemente de las Instituciones y obras subsidiarias: asociaciones, escuelas, cooperativas, etc. Su promoción hacia formas organizativas y económicas más progresivas ha de hacerse experimentalmente, v. g. más eficacia tendrán unos cultivos experimentales o el ejemplo de unos pioneros en la introducción de nuevos cultivos, que todas las exhortaciones teóricas.
El ritmo del campo es diferente al ritmo de la ciudad. Para lograr ciertos objetivos, sobre todo los que se refieren a criterios y valoraciones, será preciso actuar, esperar en la generación que llega. Los niños y jóvenes que hoy reciban los tesoros de una cultura superior, estimarán en más que mañana sus hijos a su vez reciban esa cultura a que intervengan tempranamente en las tareas rurales. Mientras tanto sobre los responsables maduros de muchas familias agrícolas, no habrá otra solución que urgir las leyes que atienden a la promoción cultural y humana de los hijos.
4. La mujer rural
La mujer campesina realiza un papel específico en el campo: como en los tiempos primitivos, es centro de la cultura y de la familia. Sin embargo, en extensas zonas de España, sobre todo en el sur, por reminiscencias culturales anteriores, aún manteniéndose fundamental el papel social familiar de la mujer, esta forma un «status social» en condiciones de inferioridad: controles sociales y exigencias especiales, inadaptación a la vida social, mayor porcentaje de analfabetismo, etc.
Promoción cultural y del «status social»
1. Inmovilismo en el «status social» de los campesinos
En la ciudad los hombres cambian de «status social» con gran facilidad. Asistimos en la ciudad a un transvase constante en las
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escalas sociales, económicas, políticas, intelectuales. Sucede tal cosa porque los canales por los que circulan los valores que constituyen el «status», se concentran en la ciudad: negocios, universidades, artes, organismos de gobierno, etc.
En el campo destella el genio, pero no encuentra el cauce para su elevación.
Además la diferencia de rasgos psicosociales de padres a hijos es mucho mayor en la ciudad. Las individualidades, los que se han fraguado a sí mismos, son fenómeno urbano.
Los cambios técnicos, físicos, mentales, se efectúan mucho más rápidamente en la ciudad; por un mimetismo natural «los cambios humanos» son más lentos en el campo.
Para que exista posibilidad de ascenso en el «status social», es preciso un cuerpo social orgánico y diferenciado. Y este cuerpo social no se da precisamente en el campo. El «status social» supone unas diferenciaciones y en el campo no existe, con la diafanidad que en el medio urbano, la diferenciación de funciones económicas. Todos viven de la tierra; ella hace herederos del «status».
No es, por tanto, valor diferenciador del «status social» la función económico-social, sino la situación económico-social y la cultura.
2. La promoción mental.
Por tanto, es preciso incidir en la elevación económico-social y en la cultura, para lograr una promoción en el «status social».
Sobre la promoción económico-social, hemos pergeñado algunas observaciones; de la promoción cultural es preciso afirmar que es tan esencial como difícil.
En la mente del campesino se sedimentan y petrifican las ideas, que adquieren gran estabilidad. Generalmente el campesino es fiel hasta la muerte a su religión, a su partido político, a sus sentimientos de afecto o de odio. Su vida espiritual es «agua honda y dormida».
Al hombre inmerso en el medio rural, debe sometérsele a una sana gimnasia mental.
Esta debe lograrse mediante:
— el ejercicio de su personalidad y responsabilidad en las
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asociaciones, grupos y equipos de trabajo, de cualquier índole que éste sea..
— la creación de clubs de lectura, teleclubs, cine-forums, etc.— la organización de viajes colectivos o individuales.— la acción personal o colectiva de líderes sociales (v. g. el
sacerdote, el maestro, agricultores más evolucionados, etcétera). La acción verdaderamente importante debe estar a cargo de líderes entresacados de la misma cantera campesina. En el campo surgen con mayor dificultad que en h ciudad. En el campo el liderazgo normalmente se hereda y es caciquismo; en la ciudad se conquista y es fruto del medio y de la educación. En el medio rural es, por tanto, necesaria la acción directa para entresacar los verdaderos y aptos líderes sociales.
Esta gimnasia mental necesaria para llegar a una promoción cultural, nunca será posible si no se comienza por la base y fundamento: la escuela rural.
3. La escuela rural.
La escuela rural es deficiente en la mayor parte de ios casos. Los programas de educación están cortados bajo un patrón que se ajusta más al medio urbano que al rural.
La escuela rural, después de un período primero de formación básica común, debe ser una escuela especializada. No se enseña en ella agricultura, ganadería, artes domésticas, economía y sociología rurales. Sobre todo no imparte la educación por la acción, al no poseer campos experimentales y preparar mediante el ejercicio práctico, a la solidaridad dentro del grupo.
Pero aún la misma formación básica que ahora se imparte no cubre toda la edad escolar, a pesar del esfuerzo del Ministerio de Educación Nacional en el campo de la Enseñanza Primaria.
El analfabetismo, plaga que carcome algunas regiones rurales, ha descendido del 24,5 por 100, en 1930, al 17,3 por 100, en 1950, y al 9,2 por 100, en 1960. Hoy el analfabetismo se limita casi únicamente a los más ancianos y, entre los más jóvenes, a algunas mujeres.
Sin embargo, la mayor parte de la población escolar española no termina el ciclo de los estudios primarios. Se puede asegurar que la casi totalidad de la población escolar del medio rural no acaba regularmente sus estudios.
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4. Reforma de la enseñanza en el medio rural.
Existe el proyecto, aún lejano, de extender el bachillerato elemental a la escuela primarla, que, de esta forma, se transformaría en sus últimos grados en escuela secundaria. Significaría sin duda un gran avance cultural para el campo.
Sin embargo, es preciso orientar esta enseñanza de grado medio hacia la misma vida rural, no suceda que se preparen en ella los muchachos que se van y no los que se quedan, con lo cual no se conseguiría la promoción rural.
Por tanto la escuela rural:
debe ser dotada suficientemente, sobre todo de medios experimentales. -el profesorado ha de ser especialmente capacitado para las necesidades del medio rural.para conseguir en núcleos pequeños de población rural una plena eficiencia, debería procederse a la agrupación escolar o especializar las escuelas de cada uno de los núcleos de población, de forma que los centros de último grado de formación tomasen las características de un centro de bachillerato laboral agrícola o de Escuelas del Hogar. Sería por tanto conveniente y aún más rentable un servicio rotatorio de transporte diario.
— el material pedagógico debe estimular a la solidaridad cooperativa.
— con el Fondo de Igualdad de Oportunidades y de otros fondos, deben seleccionarse para las escuelas superiores a los alumnos más aventajados y decididos, pero de forma que no queden desarraigados y se les destine normalmente a una misión en el medio rural del que proceden.
Promoción de las diversiones
«Junto con las dificultades económicas, el problema de los tiempos libres y de las diversiones tiene enorme influencia en el éxodo de la población rural» (2).
El pueblo, sobre todo la aldea, no tiene diversiones acomodadas. La televisión ha sido una contribución notable, pero sus emisiones, así como las radiofónicas, están ajustadas más bien a la mentalidad y valores urbanos.
Las fiestas patronales son ansiosamente esperadas; mientras
no llegan sólo queda a veces una taberna incómoda y un cine con películas viejas y gastadas.
La situación se agrava en el caso frecuente de que la emigración haya afectado desigualmente a jóvenes de uno y otro sexo y cuando por las fuertes y aceradas presiones sociales no se ha encontrado el modo de una normal convivencia mixta para la diversión. Son por desgracia abundantes las situaciones en que los jóvenes pasan todos sus tiempos libres en la taberna y las muchachas en trillados paseos solitarios.
No educados para la convivencia, las contadas ocasiones en que ésta se realiza degenera fácilmente en lo moral.
Tal situación es la peor escuela para el aprendizaje de la mutua convivencia en la comunidad conyugal.
El problema de los tiempos libres es uno de los más graves en el medio rural.
Es, por tanto, muy conveniente:— la organización de reuniones y asociaciones mixtas, en las
que los responsables: sacerdotes, maestros, padres de familia actúen solamente como consejeros
— la creación de teleclubs y cineclubs— la organización de bibliotecas rurales— la apertura o dignificación de los centros de reunión mixta,
donde se den sesiones de danza, música, conferencias, etc.— con frecuencia el problema no tiene solución local, por lo
que zonalmente han de organizarse las diversiones por los mismos jóvenes, aunque sean mentores y orientadores las personas más responsables. De esta forma se evitará la frecuencia, alarmante en pequeñas aldeas, de matrimonios entre familiares.
Promoción institucional.
1. La homogeneidad laboral, factor posible de desintegración social.
El agricultor se halla rodeado de agricultores; el ciudadano forma parte de una mezcolanza de oficios, cada uno diverso y separado por un foso de desconocimientos mutuos.
En la ciudad cada uno, ocupándose de una faceta especializada del gran cuerpo social realiza una función complementaria con
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los demas. De esta forma se solidariza funcionalmente. Pero en el campo la misma homogeneidad laboral origina segmentaciones sociales, como las familias, las vecindades, las castas.
La sociedad rural, por tanto, bajo este aspecto, está menos mtegrada que la urbana.
Esta frecuente situación ha de ser tenida en cuenta por el promotor social, para integrar funcionalmente en los grupos, asociaciones y obras que se creen elementos socialmente desintegrados (casas, clases sociales cerradas, clanes familiares, etc.).
De esta forma una integración funcional comunitaria suplirá a la desintegración funcional de las estructuras económico-sociales.
2. Características de las instituciones y asociaciones rurales.
El campo posee una más diáfana simplicidad de instituciones y asociaciones respecto de la ciudad. :
¿A cuántas instituciones pertenece el ciudadano? Reglamentariamente ¿a cuántos estatutos está obligado? ¿A cuántas reuniones debería asistir, cuántos servicios culturales, sociales, económicos, etcétera, tiene a su disposición y debe de una u otra forma sostener?
Son preguntas que ni los mismos interesados podrían a veces contestar.
En el campo, el hombre se siente ligado a menos grupos e instituciones y menos servicios públicos y privados están a su disposición.
Sin embargo, la vinculación que siente es más fuerte, así coma sus sentimientos, sus amistades y sus odios, por no padecer como en la ciudad la inflación del número.
3. Asociaciones intermedias.
La familia, núcleo socialmente insuficiente, precisa la creación de asociaciones intermedias que la doten de los servicios económico-sociales, humanos y espirituales que necesita.
Estas asociaciones pueden tener;— fines generales de promoción— fines económico-sociales (v. g. cooperativas, sindicatos de
riesgo) ...........— fines culturales (v. g. teleclubs) .— fines recreativos (v. g. para la explotación de ün club)— fines religiosos (v. g. la Acción Católica)— fines políticos.
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Cada una de estas asociaciones, teniendo un fin social principal no excluye, ni puede excluir los otros fines. Una cooperativa, por ejemplo, tendrá necesariamente que mantener actividades educadoras y será muy conveniente que las tenga recreativas, etcétera.
Una asociación parroquial de juventud tendrá locales de reunión y diversión, biblioteca, teleclub, etc.
Las Instituciones y asociaciones intermedias pueden ser tantas como los mismos fines. Pero se ha de tener en cuenta que la simplicidad en la red de organizaciones, tan deseable en el medio urbano, es además en el medio rural exigencia de las mismas simples estructuras agrarias.
Por esta razón deben ser creadas pocas asociaciones, pero que abarquen el mayor número de familias asociadas y extiendan sus actividades o secciones al mayor número de necesidades.
III. LOS PROMOTORES SOCIALES
LOS PROPIOS INTERESADOS,PROMOTORES PRINCIPALES
■Abrigamos la firme esperanza de que en materia de agricultura, los autores y promotores principales del desarrollo económico ,del progreso cultural y de los avances sociales, deben ser los propios interesados, es decir, los mismos agricultores» (3).
Vale, por tanto, como principio general que el medio rural, como en cualquier otro, los promotores principales deben ser los propios interesados. No, sin embargo, ios únicos.
El primer Impacto habrá de venir de fuera y ha de procurar formar los líderes locales, que prosigan la tarea promocional.
Los esfuerzos de una asistencia técnica, económica, social y humana paternalista y constante son ineficaces si no intenta «la personalización», esto es el desarrollo de las facultades personales del campesino.
Sin esta conversión psicológica y espiritual del hombre y mujer rural ,los esfuerzos son a la larga infecundos.
LA ACCION PROMOTORA DE LAS ASOCIACIONES INTERMEDIAS
Instrumentos de esta propia acción promotora son las asociaciones e Instituciones voluntarias e intermedias de que hemos
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hablado. Para que por ellas no «se siga una limitación, cada vez mayor de la libertad individual del hombre, no se empleen técnicas, se sigan métodos y se creen situaciones tales que se haga difícil el que cada cual, sin dejarse llevar por influjos externos, piense por sí mismo, obre por propia iniciativa, ejercite debidamente sus derechos y obligaciones, cultive y perfeccione todas sus capaci dades» «creemos necesarios que las múltiples asociaciones, organismos y entidades... se rijan realmente por sus propias leyes... presenten aspecto y sean en realidad verdaderas comunidades, lo cual solamente sucederá cuando sus miembros respectivos sean tratados en ellas como personas y llamados a aceptar sus propias responsabilidades» (4).
LAS INSTITUCIONES PUBLICAS.ESTADO, REGION, MUNICIPIO
Las instituciones públicas se sitúan sobre las asociaciones, organismos y entidades intermedias, y tienen una función de promoción social subsidiaria a las instituciones voluntarias e intermedias.
Dentro de sus específicas naturalezas y fines, tanto el Estado y las Instituciones Públicas como la Iglesia, tienen una necesaria y subsidiaria misión promotora social.
Las Instituciones de Derecho Público, que por tener como finalidad el bien común, tienen, por tanto, como fin la promoción social rural, son principalmente:
* El Estado* Las Diputaciones y los Organismos Provinciales o Regio
nales* Los Ayuntamientos.El Estado y los Organismos Regionales o Provinciales deben po
tenciar la unidad natural compuesta por el municipio. Y así mismo el municipio, guardando la equidad y la justicia distributiva, debe fomentar y ayudar a las asociaciones intemedias y voluntarias.
Son casi innumerables las Instituciones creadas por el Estado a través de los diversos departamentos ministeriales, y que tienen una función promotora en el campo, ya directamente económica, ya social, cultural o humana.
En la esfera del Ministerio de Agricultura encontramos los organismos de Ordenación Rural, Extensión Agraria, Concentración Parcelaria, Colonización, Banco de Crédito Agrícola.
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Dependiendo del Ministerio de Trabajo, el Fondo Nacional de Protección al Trabajo fomenta la creación de Escuelas y cursos de Formación Profesional Agrícola, distribuye fondos de Protección al Cooperativismo, para Investigación Agropecuaria, etc. La Mutualidad Agrícola prevé entre sus fines no sólo las prestaciones para la Seguridad Social, sino para obras sociales, vivienda, etc.
El Ministerio de Educación Nacional posee el instrumento (potencialmente el más eficaz) de promoción: las escuelas rurales. Pero además promueve la Extensión Cultural y Escuelas de Formación y Capacitación. Por otra parte, administra el Fondo de Igualdad de Oportunidades, que debe aplicarse extensivamente ai campo, donde ciertamente las oportunidades de elevación cultural y profesional son muy inferiores a las del medio urbano.
Sería muy largo enumerar y detallar toda la gama de organismos y actividades desarrolladas por la Organización Sindical; por el Ministerio del Ejército, por cuyas filas pasan todos los jóvenes rurales; por el de Gobernación, Sección Femenina, etc.
A estos servicios e instituciones hay que añadir cuantas dependen de las Diputaciones o Corporaciones regionales, independientemente y no por delegación del Estado.
Planteados todos estos servicios desde la ciudad, en la fronda de iniciativas, del pluralismo y del distanciamiento psicológico, ilegan al campo, donde la simplicidad debe ser norma.
Prácticamente estas instituciones se coordinan más en la base que en la cúspide.
Todos estos recursos, obtenidos en fuentes diversas, han de canalizarse por instituciones o asociaciones únicas de carácter local.
Ei promotor social ha de conocer estas fuentes para la obtención de recursos, pero al mismo tiempo ha de saber coordinarlos y fundirlos en una eficaz unidad social, humana y propia de los mismos a quienes hay que promocionar.
LA IGLESIA
La Iglesia, como sacramento de Cristo en el mundo, aspira a renovar las cosas en el mismo Cristo. La Iglesia tiene una misión salvadora de los espíritus, de los cuerpos y del mundo.
Por el Ministerio de (a Palabra extiende en la inteligencia de
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los hombres la suprema sabiduría y cultura. Debe capacitar a los hombres para recibir y discernir este mensaje en todas las actividades de su vida, aun las profanas. Después de la Encarnación de Cristo, nada es en realidad enteramente profano.
Por el Ministerio de los Sacramentos, sobre todo la Eucaristía, efectúa la unión sobrenatural, cuyo efecto necesario es la comunidad de espíritus y de fines.
Por el Ministerio de la Caridad, los cristianos en unidad con Cristo, forman unidad entre sí.
Por esta razón la Iglesia, ya de arriba a abajo por los sacramentos; ya de abajo a arriba por el compromiso temporal del cristiano, construye un mundo mejor, una comunidad viva.
Por fuerza, tanto el ministerio jerárquico como el de los laicos, en su puesto en el mundo, tienen un fin altamente promocional.
Y, en efecto, la parroquia rural, más que la urbana, ha sido siempre centro unificador de la comunidad, difusor de la cultura y de las obras asistenciales.
Es preciso revisar profundamente la multitud de asociaciones, cofradías, movimientos de apostolado, caridad o culto, para infundirles un profundo y completo sentido de la Iglesia. No se trata simplemente de poner al día sus estatutos jurídicos, sino a veces el mismo espíritu anquilosado que las anima.
Pero además los seglares, en cuanto miembros vivos y activos de la Iglesia, deben entrar a tomar responsabilidades propias en la parroquia. En las organizaciones religiosas, deben los mismos seglares tomar parte activa y responsable. La jerarquía tiene una misión de tutela y vigilancia.
Respecto a las asociaciones u obras, no religiosas, la Iglesia puede ejercer una acción promotora de comunidad.
«La Iglesia y por tanto el clero y las organizaciones jerárquicas como tales, no pueden asumir responsabilidad económica y social, pero tienen el derecho de preparar a los fieles para que estos realicen una tarea individual y social cristiana en sus puestos.
Las tareas materiales, a veces aceptadas por los sacerdotes con ejemplar espíritu de servicio cristiano, deben responder a una situación de excepción y ser transitorias.
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Se ha de guardar en ellas el principio de la subsidiariedadr ayudar en las tareas en que los propios fieles no están preparados, pero procurar que cuanto antes sean capaces de llevarlas por sí mismos» (5).
(1) «Breviario de Pastoral Social», pág. 145.(2) Idem, pág. 154.(3) «Mater et Maglstra», núm. 144.(4) Idem, núm. 65.(5) «Breviario de Acción Social Cooperativa».
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la promoción urbana y sus objetivos
por Antonio DEL VALLE
INTRODUCCION
Existe actualmente en nuestro país un movimiento de opinión en torno a la «promoción social» que tiene distintas motivaciones, pero que se va plasmando en postulados concretos: Reconocimiento del deber de justicia que exige que no se pueda mantener el criterio de que la enseñanza recibida vaya en proporción con el rango o las posibilidades económicas de la persona que la recibe; consideración de las cooperativas (en sus múltiples formas) como sistemas eficaces y admisibles de acceso a la propiedad y a la gestión; preocupación por proporcionar una formación profesional mínima a toda persona que se vaya a incorporar o esté incorporada al mundo del trabajo; creación de algunos medios de promoción socio-cultural de adultos (centros culturales, campañas de alfabetización, casas de la cultura, agencias de extensión agraria, bibliotecas populares, etcétera); reconocimiento de la imperiosa necesidad de formación cívica que afecta a casi todos los españoles; insistencia, por parte de algunos sectores progresivos, del hecho de la mayoría de edad del pueblo y, en consecuencia, de las exigencias que de ello se derivan: libre conformación de sus propias instituciones, participación en la vida comunitaria, estímulo para formar sus dirigentes, etcétera; deseo de llevar a cabo algunas obras sociales dentro de la empresa, con cierta participación de los obreros en la gestión de las mismas...
Prueba evidente de que el tema de la promoción social está de moda y preocupa a diversos sectores de la vida nacional es el
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hepho efe que existan organismos públicos y privados que se denominan «de promoción social», e incluso que la expresión «promoción social, se haya incorporado ya a ios discursos y a las publicacionesQ1ICI&16S. . ’
A todo ello se puede agregar el convencimiento (fruto del sentido común y de la observación social) que hoy preside las actuaciones de los sacerdotes que trabajan en el campo de la acción social y el de los trabajadores sociales profesionales, convencí- miento que se manifiesta por ei deseo de poner en marcha obras y servicios que sirvan de «plataforma de lanzamiento» de las personas que en ellas participen, para que puedan ascender en la escaia social, integrarse en la vida comunitaria, emanciparse de las situaciones de pobreza, elevarse culturalmente, disponer de medios de defensa comunitaria y las otras manifestaciones de toda obra de promoción.
LA ACCION SOCIAL DE LA IGLESIA
En consecuencia, creo que puede señalarse la existencia do un movimiento de promoción social en el país. Y que puede agregarse que este movimiento de promoción social encuentra un fuerte acicate en ciertos sectores de la Iglesia que consideran la pura asistencia benéfica y las obras sin participación de los usuarios como métodos de una acción social a extinguir.
Efectivamente, en el seno de la comunidad cristiana se están operando profundos Cambios que enlazan directamente con esté movimiento de promoción social. Hasta hace muy poco casi toda obra social que pretendía «elevar» al. hombre, centraba sus programas en Ja acción benéfica. Se reconocía la injusticia en la distribución de bienes y Se trataba de pallar esta situación a base de darle a Ja persona por la vía de la caridad lo que la sociedad le debía por el hecho de ser un miembro de ella. Poco á poco hemos asistido <y reconocido) ei cambio operado en la actitud de los necesitados: Han tomado conciencia de su miseria y de la injusticia de su situación y, en consecuencia, no admiten el ser tratados como de tercera categoría, sino que reclaman oportunidades para hacer frente á-su propia situación. No redaman, por tanto, la acción benéfica cuanto: ios medios para su promoción, '
A todo ello se ha venido a sumar el hecho de que en el medio urbano grandes sectores de la población obrera han desarrollado su formación (o intuición) cívica hasta tal grado que las obras personales, con cierto -sello paternalista (pese a reconocer la
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buena '^tención de los organizadores), y las asociaciones sin participación popular, no les agradan ni entran dentro de sus aspiraciones. En esta dirección asistimos a la mayoría de edad de la población urbana que quiere lograr su ascenso social a base de su propio esfuerzo, o, al menos, con su esfuerzo y colaboración directa.
Y a la base de este somero diagnóstico se puede apuntar que (as experiencias de acción social realizadas en el medio urbano han encontrado aspiraciones nuevas, o al menos no consideradas como tales hasta ahora. La acción social íes una de estas expenen- cías) ya no se puede plantear en el terreno de la dádiva hacia las aspiraciones materiales y de subsistencia. Hay que orientarla hacia la satisfacción de las aspiraciones más profundas de los hombres, único remedio para erradicar aquéllas; es decir, hay que plantearla con vistas a facilitar un oficio, el acceso a los bienes culturales, la participación cívica, el fomento de las actitudes cooperativas en el terreno económico y social, la construcción de la comunidad inexistente, etc. —
En resumen, «estamos ante un tipo de hombre que está haciendo su aparición; un hombre consciente de su dignidad y de sus derechos, un hombre que no desea piedad sino comprensión, que no busca limosna sino ayuda para valerse por sí mismo, un hombre que aspira a encontrar su sitio en la sociedad y que sólo quiere que le ayudemos a encontrarlo» (1).
Con todo lo dicho, parece que el movimiento de promoción social en medio urbano se puede considerar como un hecho manifiesto, pese a su aparente falta de cohesión, digno de ser tenido en cuenta y analizado como fenómeno importante de la acción social que en el país se desarrolla.
EL MEDIO URBANO
Es evidente que el medio urbano presenta características peculiares que matizan de forma específica las actuaciones que en él se realizan. Medio rural y medio urbano se encuentran a distinto nivel, desde la perspectiva socio-cultural, a efectos de la acción social que sobre ellos se realiza.
Razones de espacio impiden proceder aquí al análisis de lo urbano para, posteriormente, acercarse a las actuaciones de promoción social y extraer las conclusiones que dicho análisis nos proporcione (2).
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Por ello pasaremos directamente al campo de los objetivos de la promoción urbana, con lo que daremos a este trabajo un carácter aplicado que nos muestre las posibles vías de la promoción social en medio urbano.
LOS OBJETIVOS DE LA PROMOCION URBANA
Con este marco de referencia cabe preguntarse cuáles son los objetivos hacia los que apunta o debería apuntar el movimiento de promoción social en medio urbano, teniendo en cuenta las experiencias que se desarrollan en esta dirección.
El análisis de las obras y servicios de promoción social que se han implantado en las áreas urbanas, bien sea como Centros Sociales, Culturales y Recreativos, Centros de Formación Profesional, Centros de Promoción de la Mujer, Servicios Docentes, de Atención al Migrante, etc., permite extraer algunas conclusiones en cuanto a los objetivos que persiguen. Objetivos que no siempre se manifiestan explícitamente en el pensamiento de los promotores o animadores sociales, pero que, a la larga, se van dibujando entre las acciones que realizan.
Porque el movimiento de promoción urbana, concretado en las obras y servicios mencionados, ¿tiene algo de común entre sí, además del deseo de «promocionar a las personas»? Es decir, la respuesta que buscamos nos debe proporcionar cuál es el «anl- mus», el objetivo final, que las acciones de promoción social, en muchas ocasiones sin conexión entre sí, tienen a la base de su motivación.
Veamos, pues, cuáles son estos objetivos o motivaciones:
El enriquecimiento de la vida social
Entre algunos animadores de las obras de promoción urbana existe el convencimiento de que un postulado fundamental de toda tarea de promoción, que Justifica en sí mismo el trabajo social con la comunidad urbana, es el enriquecimiento de la vida social a base de la creación de asociaciones y grupos.
Esta opinión se fundamenta en el hecho manifiesto de la pobreza institucional de nuestra sociedad y en la carencia de formación cívica consiguiente. Los postulados que se buscan en esta dirección, desde una perspectiva positiva, consideran que la vida asociativa y la convivencia organizada que establecen, siempre que se haga sin imposiciones, representan escuelas de diálogo y de respe
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to hacía los demás. Saber escuchar, aprender a dialogar sobre los problemas comunes, adquirir un conocimiento de los hombres y de la comunidad, de sus cualidades y defectos, comprender que en el diálogo se encuentra una gran fuente de riqueza, adquirir conciencia de las responsabilidades cívicas y de los propios deberes y derechos, son valores que transmiten estas actuaciones de promoción urbana.
Este objetivo suele constituir un estadio previo para alcanzar otros niveles de los que a continuación se mencionan.
La conformación de los individuos al estilo de vida urbano
Esta finalidad aparece claramente en muchas de las actividades de promoción social en medio urbano. Particularmente las fórmulas emanadas de los principios de la organización comunitaria — Centros Sociales, Clubs, Residencias de Jóvenes Trabajadores...— se orientan explícitamente a la consecución de esta finalidad.
Los supuestos teóricos en que se apoyan estas actuaciones de promoción comunitaria ya están bastante elaborados. Pueden formularse así: el hombre encuentra en su integración en la comunidad social el desarrollo de sus propios valores, además de recibir de ella las normas y modelos aue le ponen en condiciones de convivir, diaioqar y relacionarse. Sin embargo, e! hombre urbano, en muchos barrios nuevos particularmente, no siempre forma parte, sooioióalcamente hablando, de la comunidad en aue vive. Pese a habitar en una vecindad determinada y formar parte de una colectividad social, vive separado de ella — o al menos no integrado— como consecuencia de poseer una cultura, unos p rin c ip io s y unos valores aue no coinciden con los del grupo residencial: su cultura, sus normas de conducta y sus valores no son productos de la comunidad en aue vive, sino que provienen de su pueblo natal — en el caso de los inmiqrantes— , de unas formas de vida rurales, de no haber tenido contacto con el mundo urbano e industrial, de no haber recibido una educación para la vida social...
En esta línea, crear la comunidad no existente, o Integrar en ella a los individuos de procedencia rural, bien puede ser considerada como una notable tarea de promoción urbana. Sin embargo, hay que aspirar no sólo a crear la comunidad sino también a fortalecerla e impulsarla por el camino de la elevación personal y comunitaria.
Por otra parte, dentro de este mismo objetivo, vemos actividades tendentes al fomento de la solidaridad vecinal, a la creación
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de obras comunitarias con la participación de los vecinos y a la gestión y defensa común de los intereses vecinales, que deben ser consideradas como pequeñas manifestaciones de una gran meta: la participación vecinal en la vida de la ciudad, a través de sus propias comunidades. Ei ejemplo de las Juntas y Asociaciones de Vecinos, así como los Centros Sociales, lo prueba ampliamente.
La extensión de la cultura y la enseñanza
Este objetivo prácticamente se encuentra en todas las actuaciones de promoción urbana. Los promotores sociales, conocedores de los valores con y sobre los que actúan, están convencidos de que la enseñanza y la cultura son las bases de toda tarea de promoción humana y la plataforma para la movilidad social y la promoción económica. Saben que todo lo que se haga en esta dirección será poco y actúan convencidos de que el principal valor que esta sociedad considera es el cultural, al menos en su vertiente de cultura utilitaria para la vida profesional, por lo que la formación profesional adquiere singular relieve en las obras de promoción social.
Sin embargo, pocos son los animadores sociales que identifican exclusivamente promoción profesional y promoción social. La extensión de la enseñanza y la incorporación de los valores dei pueblo a la cultura, además de la difusión cultural, tienen amplia base en sus programas.
Así vemos aparecer Centros Docentes, Centros Culturales, de Educación Doméstica, Clubs de Jóvenes, etc., además de los Centros de Formación Profesional.
En la perspectiva social, estas actuaciones de promoción urbana se consideran instrumentos educacionales, amparándose en el hecho de que la convivencia es escuela de la vida social. La vida y la realidad cotidiana, son elementos de formación y puntos de partida en la toma de responsabilidades sociales y cívicas que pueden ser ampliamente utilizados en el trabajo de promoción social.
La experiencia demuestra que en esta línea de extensión de la cultura y la formación profesional las asociaciones voluntarias juegan un papel importante, no suficientemente valorado por nuestra propia sociedad. Prueba de ello es la pérdida de recelo por parte de los analfabetos que asisten a las clases que en estos centros se organizan, por oposición a la actitud que manifiestan en los cursos escolares.
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La creación de servicios comunitarios
Este objetivo se encuentra ampliamente representado en el movimiento de promoción social urbana. Guarderías Infantiles Escuelas, Cooperativas de Consumo y Economatos, Instalaciones Deportivas, Salas de Recreo y Convivencia, Zonas Verdes, etc., son muestras de lo que la iniciativa privada ofrece como realizaciones en este campo.
Ciertamente que la creación de estos servicios comunes suele ir pareja a la existencia de un movimiento asociativo que lo impulse y de nacimiento, aunque también se dan casos de promotores de alto nivel que proyectan estas realizaciones para Instalar en zonas abandonadas y carentes de servicios.
Por otra parte, estas actuaciones aparecen cada día como de una necesidad acuciante, en particular en las zonas suburbiales y en los barrios nuevos, porque su inexistencia produce sensaciones de agobio, desorganización familiar, inestabilidad personal y relajación de los lazos sociales y de solidaridad humana. El alto costo de las instalaciones, la falta de terrenos y las escasas ayudas oficiales siegan de raíz muchas iniciativas que, desinteresadamente, se ofrecen a paliar las situaciones carenciales. ’
La organización dei ocio
Además de los objetivos educacionales, algunas actuaciones de promoción urbana se orientan hacia la organización y utilización del tiempo libre con un carácter positivo. Así vemos aparecer Asociaciones Deportivas, Recreativas, Clubs de Jóvenes, etc. Es evidente que en los medios populares — sujetos de la promoción social no se ha llegado a un nivel de tiempo libre como parece que nos auguran los precursores de la «civilización del ocio». Las horas extraordinarias, las «chapuzas» y el pluriempleo se presentan como situaciones normales para acceder a un salario «casi europeo».
Sin embargo, entre los jóvenes especialmente, los objetivos de organización del ocio adquieren un relieve singular por la importancia socializadora que encierran. Los animadores de la promoción urbana orientan las actividades de organización del ocio en tres direcciones:
1. Lograr la desmasificación que producen los medios comer- cíales dé diversión.
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2. Buscar la participación directa, de los jóvenes principalmente, en la creación de sus propios medios de diversión y esparcimiento.
3. Promover el cultivo personal y la promoción humana a través de esparcimientos activos y creadores.
En este sector se deja sentir la atomización de las realizaciones y la falta de animadores preparados. Pero no deja de ser alentador la capacidad asociativa que la juventud urbana posee, cada vez en mayor escala, para dar cauce a una expresión comunitaria de los tiempos libres y esparcimientos.
La promoción de la mujer
En este movimiento de promoción social urbana pueden apreciarse también las actuaciones tendentes a impulsar la promoción femenina. Aunque no aparezcan demasiados servicios específicos para este fin, no deja de ser significativo ei esfuerzo que en todas las demás formas asociativas se realiza para elevar la formación profesional femenina, extender la cultura, fomentar la educación doméstica y tratar de incorporar a la mujer en las responsabilidades sociales y cívicas.
Es evidente, sin embargo, que, pese a existir un deseo de favorecer la promoción femenina, las actuaciones de promoción urbana no se han planteado llegar a descubrir qué lugar han de tener las mujeres al lado de los hombres, en la familia y en la sociedad, sino una ampliación de las actividades tradicionales (cultura, formación profesional, etc.) hacia el sector femenino. En esta línea es importante señalar el esfuerzo meritorio que vienen desarrollando los Centros de Formación Familiar, de las Mujeres de Acción Católica.
Estos son, a mi manera de ver y en síntesis, los objetivos que actualmente tratan de alcanzar los animadores de la promoción urbana.
OBSTACULOS EN LA PROMOCION URBANA
A las actuaciones de promoción en medio urbano se les presenta una gama de obstáculos y dificultades que, en muchas ocasiones, hacen inviables o ineficaces las acciones iniciadas.
Estos obstáculos y dificultades son, por lo general, los siguientes:
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Falta de equipamiento social (instalaciones, locales, aparatos, etc.). La carencia de servicios comunitarios, particularmente de lugares de encuentro y de medios para la promoción impide llevar a cabo actuaciones sistemáticas y con amplio radio de acción.
Escasa capacidad técnica. Muchos proyectos se inician con buena voluntad, pero sin utilizar eficazmente los recursos y experiencias que la técnica y el entrenamiento adecuado proporcionan. De esta forma, las obras de promoción aparecen como trabajos de artesanía, con modelos únicos difícilmente imitables.
Falta de adecuación a la realidad. Determinadas actuaciones de promoción social se establecen sin un estudio previo de las necesidades reales y sentidas por la comunidad a pro- mocionar, por lo que los valores que tratan de desarrollar no se corresponden con las aspiraciones de los individuos (Ejemplo: la enseñanza de idiomas en una obra social del suburbio).
improvisación. Entre los españoles y, en particular, entre algunos promotores sociales, es moneda corriente utilizar la genialidad y la improvisación como el método de acción social más socorrido. Ello da lugar a graves fallos y a favorecer la consideración de que «lo social es y tiene que ser deficiente porque no le queda otro remedio».
Falta de institucionalización. La personalidad absorbente la acción individualista, la carencia de un trabajo de equipo y la falta de perspectiva en cuanto al futuro de las actuaciones, produce en la promoción social urbana grandes vacíos de continuidad, haciendo que el futuro de las obras sociales dependa y quede supeditado a la continuidad de sus promotores.
Escasos recursos económicos. Mal endémico de toda obra de promoción es la falta de recursos adecuados y suficientes. La ausencia de una política de ayuda a la acción social de la inciativa privada produce el empobrecimiento de ésta y los planteamientos raquíticos en una tarea importante como es la del enriquecimiento del cuerpo social.Deficiencias en la animación del movimiento de promoción social. Que se deben a la falta de promotores cualificados a la dedicación esporádica e insuficiente, a la no valoración del factor animación, etc.
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Sin embargo, uno de los aspectos de más trascendencia en la promoción urbana es el que se refiere a los animadores o promotores de la misma.
El factor animación se considera como algo secundario. Se parte de la idea de que es más importante disponer de un local que contar con los responsables adecuadamente preparados para animar la acción socio-cultural que en estos locales se ha de desarrollar. Incluso hay algo más grave: se considera que no es absolutamente necesaria una formación especial para animar la vida comunitaria, siempre que se cuente con personas de cierto nivel cultural y poseídas de una buena dosis de entrega a la tarea a realizar.
El resultado de esta situación es de todos conocido: muchas fórmulas de promoción social, por otra parte, sanamente intencionadas y rectamente planteadas, no conservan el ritmo de acción e incidencia sobre la comunidad que tuvieron en su nacimiento, decaen, pierden influencia y, finalmente, languidecen como obras sociales «sin alma». Así encontramos en la ciudad algunas obras y servicios que se crearon con ímpetu, realizaron un gran servicio y hoy permanecen en el olvido de la propia comunidad en la que están situadas.
Puede aducirse ,en cambio, que en nuestro país no existe el «clima», el marco institucional, las publicaciones y las ayudas necesarias como para cualificar técnica y pedagógicamente a los animadores de comunidad y a los trabajadores sociales voluntarios. Todo lo cual hace que los animadores de la promoción urbana se Improvisen y no se valore suficientemente su formación.
Sin embargo, en el medio urbano las fórmulas de promoción social precisan un ajuste cualificado con relación a las comunidades sobre las que actúan. La necesidad de llegar a alcanzar los objetivos a que anteriormente hemos aludido no puede olvidarse. Por lo cual es preciso tender hacia una mayor tecnificación y cua- lificación de los promotores sociales. Lo contrario sería reducir muchas de estas actuaciones de promoción a meras actividades de esparcimiento, convivencia y organización del tiempo libre de los hombres de la ciudad.
Los animadores de la promoción urbana han de ser conscientes del puesto importante que les corresponde en el cambio cultural que se está operando en (as ciudades, así como de la
LOS ANIMADORES DE LA PROMOCION URBANA
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necesidad de una profunda acción social que estimuie y conduzca este cambio hacia metas deseables que permitan conjugar el desarrollo integral de la persona con su inserción en la problemática que presenta el medio urbano.
CONCLUSION
Las actuaciones de promoción social en medio urbano son una realidad hoy en nuestro país. Su incidencia real, cuantitativamente considerada, no puede afirmarse que sea extensa. Por ser obra de la Iglesia y de entidades privadas, principalmente, está falta de recursos y equipamiento. Pero sus metas son ambiciosas y de largo alcance.
Sus objetivos inmediatos son los de lograr una mayor cohesión y mutua ayuda, así como encontrar las fórmulas que permitan la capacitación de sus animadores y promotores. Su gran ambición es la de poder movilizar las gentes urbanas para que por sí mismas adquieran conciencia de su ciudadanía, desarrollen sus valores y potencialidades y manifiesten activamente su presencia en la vida social de la cual participan. De este modo, el enriquecimiento del cuerpo social con las necesarias agrupaciones intermedias ,se verá completado con la promoción integra! de ese nuestro pueblo del que se dice que «tiene que tomar posesión de su mayoría de edad».
(1) Ramón Echarren: «Potenciación de las Cáritas».(2) Quien quiera proceder a dicho análisis en un trabajo de
comprobado rigor científico y actualidad, puede acudir al libro de Neis Anderson: «Sociología de la comunidad urbana».
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marco institucional y legislativo de la promoción social
p or Luis M A D R IG A L
Siendo el Estado un ente cuyo fin primordial es organizar política y jurídicamente la convivencia y conformar la Sociedad hacia el logro del bienestar colectivo, del que se constituye en gestor público, a él corresponde — en el ejercicio de las funciones básicas del Poder el establecimiento de normas orientadas a instaurar dicho bienestar social y la ejecución de estas normas, mediante órganos adecuados que garanticen su cumplimiento y el acceso de la Comunidad a las soluciones incorporadas.
Interesa, pues, en este artículo determinar, desde la perspectiva estatal, qué legislación y qué órganos han sido dispuestos en nuestro país para estimular y favorecer la Promoción Social, en tanto en cuanto ésta encarna y representa — superados ya los viejos moldes tradicionales— uno de los medios más progresivos y eficaces de los últimos tiempos para la obtención del bienestar social (1). He aquí la finalidad del artículo, escuetamente enunciada.
Sin embargo, indagar el marco legislativo e institucional de la Promoción Social en España, supone enfrentarse previamente con el problema de delimitar su concepto y consecuentemente su contenido, tarea ésta que encierra notables dificultades.
La primera de ellas reside, desde nuestro punto de vista, en la ausencia de un concepto legal y jurídico de tal actividad, aún cuando en ciertos textos legales encontremos, a veces, ésta expresión. Es bien sabido que el Derecho se constituye en heredero de los conceptos acuñados por ciencias marginales e incluso extrañas a la ciencia jurídica, cuando trata de regular y sancionar fenómenos o hechos estudiados por estas ciencias. En efecto, la
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norma jurídica no es más que una manifestación externa y formal, una vestidura con que se cubre a los hechos, fenómenos e instituciones sociales. Estos son ia fuerza viva. El hecho social es ia causa y la situación legal sancionada es el resultado. La armonía social es siempre anterior al sistema jurídico, aunque la forma e instrumentación jurídica de las relaciones sociales posea una singular importancia.
Analizar, según esto, la regulación e instrumentación organizativa e institucional de la Promoción Social — en cuanto actividad metajurídica o, más exactamente, «prejurídica»— presupondrá determinar qué hemos de entender por Promoción Social y cuáles son sus factores o ingredientes fundamentales, supuesto que nuestro ordenamiento desconoce aún, propiamente este concepto. Sobre la base del mismo, y tal y como nos lo facilite la ciencia social, cabrá, en todo caso, ensayar su concepción jurídica a la luz de los principios generales de ia filosofía del Derecho y de los principios programáticos constitucionales de nuestro Estado. Con ello habremos cumplido las exigencias teórico-doctrinales — insoslayables en toda construcción de esta índole— y nos quedará vía libre para exponer, desde un punto de vista práctico — aunque de un modo necesariamente fragmentario— el tratamiento de nuestro ordenamiento positivo a los diversos medios concretos de promoción social, en función de la doble perspectiva ya apuntada.
EL CONCEPTO DE PROMOCION EN LA CIENCIA SOCIAL
Sería la Sociología, lógicamente, quien habría de facilitarnos el concepto de Promoción Social. Sin embargo, tan sólo hemos podido encontrar simples definiciones, las cuales distan mucho, a nuestro juicio, de constituir un verdadero concepto susceptible de utilidad al fin que nos proponemos. Los propios diccionarios de Sociología silencian la voz «promoción social», lo cual hace pensar que, muchas veces, la vitalidad de los fenómenos sociales se anticipa y desborda al proceso de elaboración de las ideas, situándonos ante el caso de aquellas ciencias que se hacen en la medida en que se conocen a sí mismas.
Salvada esta disgresión, el hecho evidente es que resulta preciso «extraer» el concepto de Promoción Social de un cúmulo de definiciones aisladas. Trataremos de utilizar algunas de ellas.
Se ha definido, en primer lugar, la Promoción Social como «la acción encaminada a crear en la sociedad, mediante el cambio de
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estructuras, los medios necesarios para que todo hombre tenga la efectiva posibilidad de alcanzar los distintos niveles que la sociedad ofrece, con independencia de su situación social inicial» (2). Pone de relieve, fundamentalmente, esta definición la idea del cambio de estructuras, como medio para obtener un fin: que puedan alcanzarse los distintos niveles sociales (se entiende superiores, implícitamente) por parte de cualquier persona.
Otro tipo de definición, parece poner el acento, más que en los medios de la promoción, en los propios fines y tipos de ésta.Así, «aquellas acciones que directamente favorecen el acceso de los individuos, las categorías sociales y los grupos a un nivel superior, quedando en condiciones de autonomía; es decir, sin dependencia de ayudas exteriores» (3). No se trata, pues, solamente del acceso a niveles superiores por parte de los individuos, sino también de las categorías y de los grupos. Cada uno de estos sujetos de la promoción — individuos, categorías y grupos— constituyen otros tantos tipos de la misma. De otro lado, la tipología de la promoción no afecta solamente a los sujetos, sino también a otros factores de carácter instrumental que son igualmente tomados como referencia para establecer los tipos de promoción. En tal sentido, cabe distinguir la promoción humana individual, la promoción social comunitaria, la promoción institucional y la promoción de equipamiento (4).
Finalmente, encontramos otras definiciones que, participando más o menos de los caracteres de las anteriores, aportan un nuevo dato de evidente interés: el de fijar los efectos de orden interno en cuanto al desarrollo de las facultades y potencialidades personales. No basta, parece ser, con los efectos puramente externos de la promoción: se pretende que ésta opere no sólo un cambio circunstancial en las condiciones de vida, sino que cambie al individuo mismo, desarrollando todas sus facultades. La promoción es, en este caso, «la acción de promover toda ciase de servicios y obras que puedan redundar en beneficio de los individuos, haciéndoles descubrir sus propias aptitudes, posibilidades y capacidades para resolver sus propios problemas, así como en beneficio de los grupos y de la comunidad. Incluye igualmente toda actividad destinada a colocar a los individuos de una manera estable y a través de su propia colaboración» (5).
Del conjunto de estas definiciones — muestra y reflejo de otras muchas análogas— claramente puede apreciarse que el concepto de promoción, aun dentro de la propia ciencia social, presenta,
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en su plenitud y armonía, ciertas dificultades de síntesis y unidad de criterio. Porque no se trata ya sólo del concepto, sino que también necesitamos conocer y armonizar sus objetivos o campos de aplicación; los medios concretos que han de utilizarse y, finalmente, los tipos o clases de acciones promotoras, para comprobar en qué medida son recogidos y tutelados estos factores por el ordenamiento jurídico.
Aspirando, por nuestra parte, a encontrar una descripción que pueda ayudarnos más tarde a penetrar en su tratamiento jurídico y a la construcción de su concepto en esta perspectiva, proponemos — con todas las reservas y visos de provisional idad— la siguiente fórmula sintética, que pretende contener todas las notas expuestas anteriormente. Será la Promoción Social, a tales efectos: «El acceso independiente y autónomo de los individuos, categorías y grupos a un nivel social superior — mediante el cambio de estructuras, (a instauración de instituciones y la creación de obras y servicios— , haciéndoles descubrir sus propias aptitudes y capacidades personales.»
Unicamente — contenidos aquí fin, medios y tipos— quedaría al margen de esta fórmula los objetivos o campos de la promoción social; aquellos sectores concretos donde ésta ha de mostrarse de una forma más acusada. Para ello, hemos de buscar nuevamente en los textos relativos a la materia. En tal sentido, la ya citada ponencia «Factores humanos y sociales» — anexo al Plan de Desarrollo Económico y Social— pone de relieve que «el objetivo de la promoción social se refiere a la consecución de un dinamismo socioeconómico que generalice las oportunidades de acceso personal a la enseñanza y a la formación profesional en todos sus niveles, a la formación humana y cultural (educación popular) y a las responsabilidades de la gestión técnica, empresarial y social» (6).
Si formulamos el por qué de esta delimitación o adscripción de campos (enseñanza, capacitación profesional .educación popular y gestión técnica, empresarial y social), la propia Ponencia nos facilitará la respuesta al considerar que «en nuestro tiempo el nivel de instrucción determina en gran medida la futura situación social... Constituye acaso el más importante factor de estratificación social y la determinará en el futuro. Y así, cuanto más elemental sea el grado de instrucción de un individuo, más bajo será su puesto en la escala social». Por ello «la extensión de la educación a todos los niveles sociales constituye hoy uno de los
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más ciaros objetivos de la promoción social». Consecuentemente, la política de promoción debe tender a «crear puestos de estudio, establecer mecanismos jurídicos de convalidación e incrementar las becas, ayudas, subvenciones y créditos a los estudiantes».
Por otra parte, «el desarrollo demanda el empleo creciente de técnicos y profesionales cualificados y postula la conveniencia de utilizar ios recursos humanos potenciales y actuales en la mayor medida posible».
Pero, junto a los aspectos técnico-profesionales y de instrucción, la promoción social extiende su radio de acción a un objetivo esencial: la educación integral de la persona. «La promoción del hombre — dice la citada Ponencia— requiere una formación cultural adecuada y, en consecuencia, la puesta en práctica de una acertada política de educación popular» (7).
En conclusión, cabe afirmar, si acertamos a recoger con fidelidad los pronunciamientos de los especialistas en esta materia, que el concepto de Promoción Social resulta verdaderamente compiejo, por cuanto se trata de:A) Un concepto formal, abstracto y genérico, por razón de su fin:
desarrollo Integral de la persona para su elevación a superiores niveles sociales.
B) Un concepto diversificado:a) por razón de sus objetivos: enseñanza; formación pro
fesional; educación popular; acceso a la gestión técnica, empresarial y social.
b) por razón de sus medios: cambio de estructuras; creación de obras y servicios; generalización de oportunidades; política social; cambio de actitudes.
c) por razón de sus tipos: promoción humana individual; promoción social comunitaria; promoción institucional; promoción de equipamiento social.
Este es el «cuadro» cuyo «marco legislativo e institucional» hemos de indagar. Fácilmente se advierten las dificultades en tal sentido. Tratar sobre la tutela y canalización jurídica de cada uno de estos factores e instrumentos, en que se divide y subdivide la Promoción Social en su conjunto, equivaldría a la necesidad de escribir, no un artículo, sino un libro.
Lejos de someter al lector a tamaño esfuerzo — imposible por otra parte— reduciremos nuestra exposición a aquellos aspectos o factores de la Promoción Social que, por sus peculiaridades más
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salientes, han sido objeto de una mayor atención por parte de nuestro legislador y, consiguientemente, de la actividad administrativa, alcanzando con ello un mayor grado de difusión e interés.
Pero antes de esto — fieles a nuestra intención expresada en páginas anteriores— se impone un breve ensayo en torno a los fundamentos jurídicos de la Promoción Social, en los términos que nos dicten ios propios postulados y principios fundamentales de ia filosofía jurídica, aplicados a la idea que tratamos.
LA PROMOCION COMO VALOR JURIDICO
Hace notar el profesor brasileño Reale la concepción tridimensional del Derecho, en cuanto éste es, al mismo tiempo, hecho social, valor y norma (8). Prescindiendo de la primera y última de estas facetas, esto es, en una contemplación puramente axioló- gica de la realidad jurídica, el Derecho posee una justificación y un fin: la realización en el grupo social de unos determinados valores, y muy fundamentalmente el de la justicia. Efectivamente, el Derecho -dice Fernández-Galiano— «tiene una proyección social indeclinable, es una realidad hecha para la vida social, que carece de sentido si no tiene siempre presente esta referencia a ella» (9).
Ortega ha puesto de relieve que la vida humana es esencialmente «soledad», pero él mismo observa que el propio concepto de soledad implica relación con otros (10). Y Zubirl apuntala esta aguda observación, en torno a la «co-exlstencfa», diciendo que vivir es fundamentalmente vivir con los demás, y que este «con» no es una simple yuxtaposición de la persona y de la vida, sino uno de los caracteres ontológicos formales de aquella en cuanto tal (11).
Es, pues, bien claro que en esta doble dimensión de la vida humana — soledad y coexistencia; existencia individual y alteri- dad— el Derecho pertenece a este último orden y ha de tomar, por ello, bajo su cargo todas las manifestaciones de la socialldad — máximo exponente de la alteridad— para la realización de los valores y de los fines que preconiza el ideal de la justicia. El Derecho se constituye así, no ya solaménte en árbitro de intereses contrapuestos entre sujetos individuales, sino además y muy fundamentalmente, en instrumento y cauce de las realizaciones sociale s — económicas, políticas, culturales, etc.— alumbrando la seguridad jurídica de la socialidad.
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_ T°mem°s, según esto, el más esencial de los ideales que el Derecho ha de realizar: el de |a justicia. De sobra es sabido que a los conceptos tradicionales de justicia, general y particular — conmutativa y distributiva— , ha venido a sumarse un nuevo concepto o una nueva forma: la justicia social. Messner, entiende que, en un amplio sentido, la justicia social es el conjunto de los deberes juridico-naturales (no jurídico-positivos) (12) en relación al bien común. En sentido estricto, la justicia social regula, en orden al bien común, las relaciones de los grupos sociales entre sí y de los ndividuos como miembros suyos, de suerte que cada grupo dé a
los demás aquella parte del bien social a que tienen derecho en proporción a los servicios con que contribuyen a ese bien (13).
Lógicamente se observa, a través de esta afirmación, que el objeto de la justicia social es la realización del «bien común». Por encima — dice Santo Tomás— de todos los bienes particulares, subordinándolos y superándolos, existe la encarnación perfecta del bien supremo y absoluto, fuente universal de felicidad que realiza el frn total del destino y constituye la plenitud de la perfección (14).
Esta perfecta plenitud, germen de la noción del «bien común» y de las exigencias de la justicia social, es puesta de relieve por Pío XI, quien considera dichas exigencias a través de la conceD- ción organicista de la Sociedad. Tras afirmar que es propio de ¡a justicia social el exigir de los Individuos cuanto es necesario al bien común, el citado Pontífice añade: «Pero así como en el organismo viviente no se provee al todo si no se da a cada parte y a cada miembro cuanto necesitan para ejercer sus funciones, así tampoco se puede proveer al organismo social y al bien de toda la Sociedad si no se da a cada parte y a cada miembro, es decir, a los hombres dotados de la dignidad de persona, cuanto necesitan para cumplir sus funciones sociales» (15).
El valor y la ¡dea del «bien común» implican, pues — para la Sociedad , unos deberes de justicia social y como, recíprocamente, el deber jurídico tiene su reverso en el derecho subjetivo, resultará, entonces, que todo individuo dotado de la dignidad de Persona partícipe del «bien común»— devendrá en titular de esos derechos frente al cuerpo social.
Los derechos subjetivos nacen de la norma. Ahora bien, unos tienen su fundamento en normas positivas, que los confieren a quienes se hallen en una determinada situación, mientras que otros no se fundan en ningún ordenamiento humano, sino que son ante-
rlores a todo derecho positivo. Los primeros son de naturaleza contingente y relativa, y se refieren a aspectos accidentales y secundarios de la vida humana; los segundos poseen el carácter de necesarios y absolutos y, como dice Fernández-Galiano, «en modo alguno pueden faltar en la dotación Jurídica de cualquier hombre por referirse a la personalidad del sujeto (derecho a la vida) o a sus proyecciones o manifestaciones primarias (derecho a la libertad, ai nombre, a la propiedad, al trabajo) y cuya posesión y ejercicio es Indispensable para el cumplimiento de los más elementales y estrictos fines humanos» (16).
Tomemos ahora, en su fin y en su esencia, la idea de promoción, tal y como quedó expuesta en páginas anteriores, y trasladémosla al ámbito de los valores jurídicos. ¿Constituye acaso la promoción social — al margen de sus medios y técnicas— algún derecho del hombre? ¿Estará la Sociedad — y su organización política, el Estado— obligada por el deber jurídico (deber de justicia social en aras del bien común) a garantizar este derecho de los individuos y de los grupos sociales? La respuesta a ambos interrogantes ha de ser necesariamente positiva, sin que haya inconveniente doctrinal alguno en afirmarlo.
Es, sin duda, evidente que, en determinados momentos, en la coyuntura de ciertos procesos de la vida de una comunidad, pueden los Estados arbitrar y abordar actuaciones sobre el orden social que traduzcan e incorporen ciertos derechos, muy específicos, otorgados a individuos en situaciones concretas cuya realidad se pretende cambiar favorablemente. Sin embargo, tales derechos poseen, conforme hemos expuesto antes, un carácter contingente, aún respondiendo a imperiosas necesidades de Justicia según las circunstancias (17).
Pero cuando proclamamos el derecho a la promoción de los individuos y los grupos sociales, lo hacemos totalmente al margen de cualquier fenómeno social y de cualquier época histórica concreta en la vida de una comunidad. La promoción, según la entendemos — y sin entrar en sus efectos y resultados— engendra un desarrollo de facultades, potencias y aptitudes personales, y todos estos valores, ínsitos en el hombre, constituyen una de sus más profundas esencias.
De ahí que, por el sólo hecho de existir — de poseer una entidad existencial— todo hombre tenga el derecho, no sólo, p. e., a la vida y a la integridad física (facultades inherentes a la propia personalidad del sujeto) sino también a las manifestaciones de
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esa personalidad, entre las que no ocupa precisamente un lugar rezagado el desarrollo de las capacidades y potencialidades en que la promoción consiste. Y ello en Igualdad de condiciones a los demas hombres y grupos, y aún haciendo abstracción por completo de los resultados de ese desarrollo.
El derecho a la promoción, en sí mismo considerado, se nos muestra así tan absoluto y necesario como el derecho a la libertad, a la propiedad o al trabajo. Anterior, por tanto, a toda formulación programática, a toda garantía constitucional y a todo ordenamiento jurídico-positivo concreto.
Podemos considerar, pues, que la promoción social, en su definición jurídica abstracta, es aquella actividad mediante la cual la Sociedad, por sí o por sus miembros, satisface el derecho de todo hombre al desarrollo integral que le es debido por su dignidad de persona humana. Cierto, si se quiere, que esto tiene su fundamento no ya en la justicia social, sino en estricta justicia conmutativa y en el fundamento del Derecho en general. Pero acertadamente entiende Messner que tanto la justicia conmutativa como la distributiva pueden también ser objeto de la justicia social, por cuanto todos los deberes de justicia tienen relación con el «bien común».
MEDIOS Y CAUCES CONCRETOS DE PROMOCION
Hemos de cumplir ahora una finalidad de orden sustancialmente práctico. No se trata ya de interrogarnos sobre el sentido y el valor de la promoción social, sino de penetrar, con todo pragmatismo, en el campo de sus realizaciones.
Decíamos que el Estado, como gestor del bienestar colectivo, debe incorporar a su legislación y a su estructura administrativa las normas y órganos necesarios para impulsar y tutelar la promoción de todos sus ciudadanos, especialmente — aunque no exclusivamente , en aquellos sectores donde la promoción resulta una necesidad acuciante. Veamos, según esto, cómo y en qué medida se recogen tales exigencias en nuestra legislación y en nuestra organización institucional.
En España coexisten muy diversos órganos, cauces y medios dispersos al servicio de la promoción, tal y como nosotros la entendemos. Sería francamente difícil, y por demás prolijo, reducirlos a un esquema lógico que pudiera observar cierto paralelismo con el expuesto en páginas anteriores, para ocuparnos de su tratamiento
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particular y detallado. Por ello, también en su exposición, se impone un criterio práctico, con el fin de mostrar al lector una selección de los medios y cauces más descollantes. Trataremos, pues, de cumplir con esta finalidad.
La Dirección General de Promoción Social:
Ya anteriormente, en nuestras disposiciones legales se había hecho referencia, directa o indirecta, a la idea y a la necesidad de la promoción social en el país. Pero el antecedente más importante — especialmente en orden a una futura coordinación de ia actividad estatal en este campo— lo encontramos en el Decreto 2901/1962, de 9 de noviembre, por el que se crea, en el seno deí Ministerio de Trabajo, la Dirección General de Promoción Social.
Surge este órgano en nuestra Administración con el f i n — dice el Decreto— de elevar la población trabajadora a niveles muy superiores y de lograr la ascensión del trabajador en su integridad, mediante un verdadero plan de promoción social. De otra parte, responde su creación a móviles operativos, con el fin de coordinar la actividad realizada en forma dispersa, y de diversos modos, por diferentes órganos e instituciones y de impulsar la creación de los que la realidad requiera (18).
Las funciones básicas asignadas a la Dirección General de Promoción Social abarcan diversas materias y campos:
— En materia de formación profesional, le incumbe la programación, por sectores y por aptitudes, de las necesidades nacionales; el fomento e impulsión de actividades orientadas a este fin; la orientación sobre el emplazamiento y carácter de los Centros, así como la creación de Centros propios de carácter público si ello fuera necesario.
— En materia de enseñanza, le corresponde la dirección y gestión de las Universidades Laborales y otros centros docentes dependientes del Ministerio de Trabajo, en los que deberá proporcionar a sus alumnos «junto a la formación profesional o técnica, capacitación social y cultural, de modo armónico y bajo criterios integrales».
— En orden al acceso a la propiedad, toma bajo su cargo lo referente al cooperativismo, la formación de explotaciones familiares, titularidad de pequeñas empresas y participación en el capital.
— Le corresponde también la asistencia de ios trabajadores por cuenta propia y pequeños empresarios (19).
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M Son’ Pues — en relación con sus funciones— , tres grandes esferas o campos de actuación, fundamentalmente, en los que ha de
ñ a S e9hí 6Ste °trganÍSm° SU aCC¡Ón de Promoción social: a) enseñanza b) capacitación profesional, y c) acceso a la propiedad AlS í ü ü f T 1? 'aS P e e r á s finalidades se orientan, respectivamente las Universidades Laborales (sobre cuyo servicio ejerce
O b r t a T n Y , V Pr°grama de Pr0moción P « * 2 K 2Ppnprai 5uant0 ,al tarcero de dichos cometidos, la Dirección?adnr ripd|LPr0m^ CIOH S°C¡a! 86 constituye en instrumento canali- pad°r de ,as. ayu?as destinadas a tal fin por el Fondo Nacional de Protección al Trabajo, del que más tarde trataremos.
Universidades Laborales:
Constituyen estas una de las instituciones de cierta importancia en relación con la promoción social. Tienen su regulación jurídica en la Ley de 11 de mayo de 1959, que las define como «instituciones docentes con la misión de capacitar profesional y técnicamente a los trabajadores españoles y elevar su total formación cultural y humana para hacer posible su acceso a cualquier puesto so- ci aI» (20).
• GSta definiclón legal encontramos casi perfectamente reflejado el concepto y el sentido de la promoción, en cuanto al fin de la Universidad Laboral, si bien sus funciones sean las propias de todo centro docente. La Universidad Laboral constituye, pues, un medio Importante de promoción social por razón de la misión que le está encomendada.
La Ley de Formación Profesional Industrial de 20 de julio de 1955 determinó la constitución de las Universidades Laborales como Centros Superiores de formación profesional, haciendo de estas instituciones verdaderos complejos docentes, por cuanto es- tan dispuestas para impartir enseñanzas de preaprendizaje y aprendizaje, maestría industrial, bachillerato laboral (técnico) y cursos t 6 (2i ) aC'*aC'°n S0C'a* y de esPecializaci<5n y perfeccionamien-
Pero no sólo se imparten en las Universidades Laborales enseñanzas a nivel primario, sino también medio (peritajes agrícola, industrial, montes, minas, telecomunicación, etc.), cuyos estudios pueden ser objeto de reconocimiento y convalidación por los correspondientes a las Escuelas Técnicas clásicas. Comprende también enseñanzas técnicas superiores y cursos de perfeccionamiento
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y de readaptación profesional para trabajadores inválidos recuperables o adultos.
Aspecto interesante en orden a la promoción es el del acceso a las Universidades Laborales a través del sistema de becas que anualmente convocan estos Centros. La amplitud de estas becas permite a los alumnos una total independencia económica respecto de su familia, dado que el importe de las mismas cubre totalmente las necesidades que implica la permanencia en estos Centros.
Con el fin de instrumentar la integración de las Universidades Laborales a las Facultades Universitarias y Escuelas Técnicas Superiores, el Decreto de 5 de noviembre de 1964 crea— dependientes del Servicio de Universidades Laborales— los colegios de «Promoción Social», en Madrid y Barcelona, y faculta al Ministerio de Trabajo para crear otros colegios en los lugares que aconsejen las r.irm instancias. Estos Centros, regidos por Patronato, funcionarán en régimen becario de acuerdo con las ayudas establecidas a tal fin por las Mutualidades Laborales, estando previsto por el Decreto su integración en la Universidad del Estado, mediante el oportuno reconocimiento, como Colegio Mayor Universitario, de acuerdo con las normas del Ministerio de Educación.
Et Programa de Promoción Profesional Obrera:
Constituye otro medio de promoción social, implantado por la Dirección General para dar cumplimiento al artículo cuarto del Decreto de 9 de noviembre de 1962. El objetivo central del Programa consiste en liberar del peonaje a 800.000 trabajadores españoles, facilitando su adiestramiento y formación profesional para lograr su acceso a los puestos de trabajo cualificado y su integración en la sociedad. Es, pues, un medio de promoción planteado a un nivel primario.
La característica fundamental del Programa, en cuanto al sistema para impartir enseñanzas, estriba en su dinamismo y flexibilidad, por cuanto — pese a la existencia de Centros fijos— fundamentalmente se realiza a través de Centros móviles, susceptibles dé desplazarse de unos lugares a otros, según las necesidades. Con ello se evita el desplazamiento de los trabajadores y, en consecuencia — juntamente con el carácter totalmente gratuito de las enseñanzas— , se logra más ampliamente extender los efectos beneficiosos deí Programa
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Para impartir las enseñanzas de adiestramiento, perfeccionamiento y especializaron en que el Programa consiste, éste forma previamente monitores e instructores de monitores, los cuales constituirán más tarde el profesorado de los Centros.
Los oficios y profesiones objeto de enseñanza son previamente seleccionados por un Gabinete Técnico, lo que permite, a la vista de las previsiones de cada momento, ajustar la oferta y la demanda en cuanto a puestos de trabajo, garantizando con ello la colocación de los alumnos.
Para llevar a cabo la ejecución del Programa, la Orden de 8 de abril de 1964 creó la Gerencia del mismo, bajo la inmediata dependencia de la Dirección General. Está integrada la Gerencia por el ya indicado Gabinete Técnico, más los Departamentos de Programación y Administración y la Éscuela de Monitores.
La Comisaría de Extensión Cultural:
La Comisaría de Extensión Cultural fue creada en el Ministerio de Educación por Decreto de 18 de diciembre de 1953. El artículo 14 del Decreto de 25 de noviembre de 1955, sobre el texto de la Ley Orgánica refundida del Departamento, fijó sus servicios para el desenvolvimiento de las actividades dirigidas a difundir los valores de la cultura entre los españoles de edad post-escolar. Tiene igualmente por misión promover actividades entre los organismos oficiales e instituciones privadas con igual finalidad y, en particular, el fomento del cine educativo, radio-escolar y medios audiovisuales.
Entre los Servicios de la Comisaría figuran: el Servicio de misiones educativas, el de medios auditivos, el de medios visuales y el de lecturas educativas.
Tanto por sus actividades como por su planteamiento de origen, la Comisaría de Extensión Cultural constituye otro de los medios de promoción, en cuanto se orienta a todos los miembros de la comunidad nacional, sean cuales fueren su condición y estado, para hacerles llegar los bienes espirituales de la cultura y la educación fundamental.
Esta generalización en la prestación de sus servicios por parte de la Comisaría, se refleja en el sistema de acceso a los distintos beneficios, bastando simple solicitud para la obtención de cualquiera de ellos, o de todos en general mediante la inscripción de la entidad interesada (Centros docentes, culturales, artísticos, recreativos, etc.) como Centro beneficiarlo.
La* Instituciones Agrarias:Y ;
Uno de los ámbitos en los que más urgente y necesario resulta arbitrar cauces y medios a la promoción social es el medio rural. De sobra es conocido — hasta haberse hecho ya casi tópico— el secular atraso y la pereza institucional en promover la elevación de las comunidades campesinas, en todos los órdenes, pero muy fun* damentalmente en el humano.
Dentro de la actividad administrativa dei Estado, encontramos en el Ministerio de Agricultura dos organismos cuyos programas de acción, más o menos directamente, se orientan al cumplimento de los fines expuestos en el párrafo anterior, realizando por consiguiente tareas de promoción. Son ellos, el Servicio de Extensión Agraria — dependiente de la Dirección General de Capacitación— y el Servicio Nacional de Concentración Parcelaria y Ordenación Rural, órgano con rango o a nivel de Dirección General. Veamos su papel en tal sentido.
El Servicio de Extensión Agraria:
Creado por Orden ministerial de 15 de septiembre de 1955, reviste cierta importancia desde nuestro punto de vista, pues, aún cuando su principal cometido es el de prestar ayuda técnica a los agricultores, sus actividades pueden influir notablemente en el cambio de actitudes, el desarrollo comunitario y la educación popular dei medio rural.
Realiza su acción el Servicio a través de sus dos instituciones básicas: las «Agencias de Extensión Agraria» y las «Escuelas de Capacitación».
Las Agencias — a través de la acción de técnicos específicamente preparados, agentes de extensión agraria— promueven las Iniciativas de los agricultores, difunden métodos de cultivo, estimulan realizaciones prácticas, organizando conferencias, coloquios, demostraciones dirigidas, cursos de capacitación, etc. Las Agencias prestan sus servicios en la perspectiva de este doble objetivo: una mayor capacitación técnica del agricultor, enseñándole a valorar todas las posibilidades a su alcance, y una acción educativa, fundada en el estrecho contacto con la población rural y en los centros de interés de los agricultores.
Las Escuelas de Capacitación tienen por objeto el adiestramiento de los jóvenes agricultores, basado en la enseñanza aplicada.
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En este tipo de Escuelas, los alumnos realizan trabajos relacionados con la especialidad elegida, en las propias instalaciones de cada Centro, equipadas al efecto. Esta enseñanza práctica se complementa con la enseñanza teórica de las aulas. La duración de los cursos y el número de éstos difiere según la especialidad, pudiendo obtener los alumnos, al vinal de aquellos, el Diploma de Capataces Agrícolas en la especialidad respectiva.
Servicio Nacional de Concentración Parcelaria y Ordenación Rural:
Por Decreto de 7 de diciembre de 1962 — que reorganizó el Ministerio de Agricultura— fue ampliado el cometido del hasta entonces Servicio de Concentración Parcelaria, el cual pasó a denominarse «Servicio Nacional de Concentración Parcelaria y Ordenación Rural».
La acción de este Organismo, como ejecutor de la política estatal en la promoción de los núcleos rurales, resulta también de evidente interés.
Ya el Decreto 1/1964, de 2 de enero, definió la Ordenación Rural como «la elevación del nivel de vida de la población agraria mediante la transformación integral de las zonas» (22). Por otra parte, el citado Decreto incluye entre las medidas a adoptar por la Ordenación la «elevación del nivel profesional y cultural de los agricultores de la zona» (23).
Haciéndose eco de esta finalidad preconizada por ei expresado Decreto — y en cumplimiento del artículo 10 del mismo— el Servicio sienta las bases, en su Circular de régimen interior número 83, para poner en ejecución un extenso e interesante programa de auténtica promoción social orientado, fundamentalmente, a la «formación cultural y bienestar social de los agricultores» en las zonas sujetas a Ordenación.
Para la realización de este programa, el citado Servicio se propone utilizar los distintos medios y fuerzas institucionales del sector público, fomentando las actuaciones de éstas (Sección Femenina. Ministerio de Educación, Delegación Nacional de Juventudes, Obras Sindicales del Hogar y Artesanía, Instituto Nacional de la Vivienda, Ministerio de Información y Turismo, etc.).
A tal fin, el programa selecciona un repertorio de actividades de promoción de servicios y obras tales como las Cátedras ambulantes, Hogares rurales, Granjas Escuela y Formación profesional
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(Sección femenina); Concentración escolar, campañas de alfabetización y óuiturización de adultos, Bibliotecas rurales, «Misiones culturales» y Cotos escolares (Ministerio de Educación). Incluye también la promoción de equipamiento, mediante la construcción de viviendas subvencionadas, la implantación de Tele-Clubs rurales y el fomento del cooperativismo artesano, entre otros objetivos.
INSTRUMENTACION FINANCIERA E INSTITUCIONAL DE LA PROMOCION
No queremos concluir este trabajo sin subrayar dos aspectos que juzgamos especialmente interesantes. El primero de ellos hace referencia a uno de los más importantes medios de lo que pudiéramos llamar «instrumentación financiera de la promoción»: los Fondos Nacionales para la aplicación social del impuesto y del ahorro, implantados desde hace casi seis años en nuestro país. El segundo gira en tómo a un factor de tan extraordinaria trascendencia como es la promoción institucional. Factor este último de suma relevancia, no ya solamente desde un punto de vista formal, sino también por cuanto, materialmente, la creación de instituciones por los propios interesados es un hecho que encierra en sí mismo valores inapreciables en orden a la promoción total de los individuos y las comunidades (24).
Ambos aspectos constituyen también parte del «marco» en el que se realiza la promoción, y queremos cerrar con ellos este artículo.
Política social y política fiscal
Podría decirse que cuando el Estado dispone una serie de medios especialmente orientados a resolver los problemas sociales — bien promulgando una legislación específica, bien creando órganos tutelares, bien protegiendo económicamente, bien arbitrando otras medidas— hace política social. La política social, en nuestra opinión, es un concepto más amplio que el de promoción, en el que éste queda englobado.
Pero existe otra forma, muy específica y muy nueva, de hacer política social. Esta consiste en hacer política social a través de la política fiscal. Cuando el Estado tutela financieramente puede hacerlo de dos maneras: detrayendo los fondos necesarios para la subvención, crédito, ayuda, etc., de sus propias arcas; es decir,
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quitándoselo un poco a sí mismo; o detrayendo esos fondos de las aportaciones que los contribuyentes, a través de los impuestos, tarifas, contribuciones, etc., han de pagar al Erario público. En definitiva, todo sale de los fondos del Estado, pero en el segundo caso se abre un panorama esperanzador en orden a la realización de un postulado de solidaridad y justicia social.
En tal sentido, la Ley 45/1960, de 21 de julio, encarna sustan* cialmente este espíritu (25). Por esta Ley se crean los Fondos Nacionales para la aplicación social del impuesto y del ahorro. Son, como es sabido, cuatro los Fondos creados: el Fondo Nacional para el Fomento del Principio de Igualdad de Oportunidades; el de Asistencia Social; el de Protección al Trabajo, y el de Crédito para la difusión de la propiedad mobiliaria.
Nos interesan, fundamentalmente, desde el punto de vista de la promoción, el primero y tercero de los mencionados Fondos, a cuyas prestaciones y ayudas vamos brevemente a referirnos.
El Fondo Nacional para el Fomento del P. I. O. destina el rendimiento anual de la Contribución General sobre la Renta a fomentar la aplicación práctica del principio de igualdad de oportunidades para todos los españoles en la enseñanza, en la formación profesional y en la investigación, con dotaciones que, en beneficio de los económicamente más necesitados, se conceden a través de becas de estudio, cursos de capacitación, especialización o formación profesional acelerada, bolsas de libros, préstamos sobre el honor, extensiones de la seguridad social estudiantil y de otros diversos medios.
El Fondo Nacional de Protección al Trabajo se nutre del rendimiento del impuesto sobre negociación y transmisión de valores mobiliarios. Al margen de otras aplicaciones de carácter marcadamente asistencial, sus planes de inversiones contienen un capítulo destinado a la «promoción social de los trabajadores» cuyos objetivos fundamentales se orientan a la formación laboral, el acceso a la propiedad y la difusión y fomento del cooperativismo.
La formación laboral comprende ayudas en orden a la formación intensiva profesional (a través de los Centros de este carácter), la formación fundamental de los trabajadores, la formación empresarial y asistencia técnica a empresas asociativas y ayudas a Centros experimentales.
El acceso a la propiedad se promueve mediante préstamos a los trabajadores por cuenta ajena para constituirse en autónomos, y
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préstamos a los trabajadores que deseen constituirse en empresa de régimen asociativo.
El cooperativismo es objeto de una doble atención. En orden a su difusión, el Fondo concede becas, bolsas de viaje y otras ayudas para permitir a (os trabajadores su formación cooperativa y técnica como dirigentes, administradores y socios cooperadores. Una segunda finalidad persiguen los préstamos, mediante los que se permite a los trabajadores las ventajas de la asociación cooperativa, bien constituyendo Cooperativas (de producción, transformación o comercialización), bien facilitando su ingreso en las ya constituidas.
La promoción institucional
Una de ias características esenciales de la promoción social, hemos dicho, es la participación en ella de los propios interesados. Pero esta participación ha de ser organizada y ello solamente puede lograrse mediante la existencia de instituciones privadas — surgidas de la libre iniciativa— a través de las cuales se canalice la acción promotora y se sustancie el proceso de educación y desarrollo humano de los individuos que las constituyen.
En suma, para favorecer la promoción social es preciso alumbrar un movimiento asociativo entre los propios sujetos de la promoción. «Del mismo modo que sembrar cultura es recoger riqueza, podemos afirmar que promover instituciones es recoger hombres responsables, cívicamente preparados y socialmente integrados, capaces de valerse por sí mismos ante sus propios problemas» (26).
De otra parte, son sobradamente conocidas las ventajas y favorables efectos de la asociación en general, aplicada a toda empresa que supere las posibilidades individuales. «Una asociación — escribe a este respecto Fernández-Miranda— es, antes que nada, una actividad organizada, y es precisamente de esta organización de donde nace la potenciación de la actividad humana que la asociación supone. La organización es un elemento necesario para el éxito de cualquier empresa. Su objetivo fundamental es asegurar la unidad de una acción colectiva, incrementando el grado de su eficacia» (27).
En consecuencia, dada la importancia de este factor en el desarrollo de la promoción, es nuestra misión tratar sobre su régimen legal en nuestro país, como parte importante, según ya hemos dicho, del «marco» general en que ha de realizarse la promoción social en su conjunto.
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En España, el régimen general en materia de asociaciones está constituido por la reciente Ley de 24 de diciembre de 1964, que regula el derecho de asociación y los principios fundamentales para su ejercicio, y por los Decretos de 20 de mayo y 10 de julio de 1965. El primero de ellos establece normas complementarias a la Ley, y el segundo regula el Registro de Asociaciones.
De este régimen general están expresamente exceptuadas las Asociaciones constituidas según el Derecho Canónico (artículo cuarto del vigente Concordato) y las de la Acción Católica Española en cuanto realicen fines de apostolado religioso; las constituidas según el artículo 16, segundo del Fuero de los Españoles; las reguladas por la legislación sindical y las del Movimiento; las de funcionarios y del personal civil empleado en establecimientos de las fuerzas armadas, y cualquiera otras reguladas por leyes especiales (artículo segundo de la Ley) (28),
Fuera de estos casos de excepción, toda asociación deberá constituirse y gobernarse de conformidad con las prescripciones a que — en los aspectos más importantes— vamos a referirnos.
Constitución.— Sólo es posible para fines determinados y lícitos,Será determinado el fin, cuando no exista duda respecto de las actividades a realizar. Ilícitos son, según la Ley, aquellos fines que sean «contrarios a los Principios Fundamentales del Movimiento y demás Leyes Fundamentales, los sancionados por las leyes penales, los que atenten contra la moral, el orden público y cualquiera otros que impliquen un peligro para la unidad política y social de España» (artículo 1.°, 3).
La constitución de asociaciones se inicia con el acta fundacional, en la que ha de constar el propósito de varias personas naturales, con capacidad de obrar, y el acuerdo de servir a un fin determinado y lícito según sus estatutos. Estos últimos habrán de contener los extremos que se determinan en el número segundo del artículo tercero.
Régimen y disciplina.— Las Asociaciones se rigen por sus propios Estatutos y por los acuerdos adoptados por su Asamblea General y órganos directivos. En lo no previsto por la Ley.
El órgano supremo de la Asociación es la Asamblea General, integrada por los socios, que debe reunirse al menos, ordinariamente, una vez al año. Además, sin perjuicio de la Asamblea, las Asociaciones están regidas por una Junta directiva, que debe poner en conocimiento del Gobernador civil la composición de los órganos
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rectores en el plazo de cinco días, contados desde la fecha de la elección.
Toda asociación está obligada a comunicar al Gobernador, antes de setenta y dos horas, la fecha y hora de sus sesiones generales y a permitir el acceso de la autoridad gubernativa al local donde se celebren y a sus libros y documentos.
Sí la Asociación no se constituye conforme a las prescripciones de la Ley, serán objeto de suspensión sus actividades. Esta suspensión procede igualmente no sólo en caso de defectuosa constitución, sino también cuando no atempere su funcionamiento a lo dispuesto o con ocasión de los actos ilícitos que la Ley señala.
Asociaciones de («utilidad pública».— Las Asociaciones que se dediquen a fines asistenciales, educativos, culturales, deportivoso cualesquiera otros que tiendan a promover el bien común, podrán ser reconocidas como de «utilidad pública».
La declaración de «utilidad pública» confiere a la Asociación una serie de derechos, fundamentalmente de carácter económico y fiscal, quedándo obligada a colaborar con la Administración pública, suministrando Informes sobre materias relacionadas con los fines de la Asociación, y a presentar una Memoria de actividades.
Este es, en síntesis, el actual sistema en materia de asociaciones. En relación con la promoción social — en tanto ésta ha de apoyarse en las necesarias instituciones surgidas de la iniciativa comunitaria— bien puede decirse constituye un marco de tendencia permisiva y favorable, dentro de los naturales condicionamientos políticos inherentes a los principios fundamentales de este carácter que el legislador manda salvaguardar.
(1) «La promoción social propugna la abolición del sujeto pasivo que produce la asistencia, tratando de que el beneficiario sea al mismo tiempo el gestor de su propio bienestar.» («Contenido v alcance de la Promoción Social.» Revista «Perspectivas Sociales», número 1, enero-febrero, 1965).
(2) Comisaría del Plan de Desarrollo: Ponencia «Factores Humanos y Sociales». Madrid, 1963; pág. 257.
(3) Inédito.
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(4) Vid. Tipología de la promoción, en «Promoción social y comunitaria». Cáritas Española: XIX Asamblea Nacional, 1964. Doc. D-2.
(5) «Contenido y alcance de ia Promoción social». Revísta ynúmero citados.
(6) Comisaría del Plan de Desarrollo: Ob. cit., Dág. 17.(7) Comisaría del Plan de Desarrollo: Ob. cit., págs. 21 y 257.(8) «Filosofía do Direito». Sao Paulo, 1953.(9) «Introducción a la Filosofía del Derecho». Revista de Dere
cho Privado. Madrid, 1963, pág. 125.(10) «El hombre y la gente». Revista de Occidente: Obras com
pietas, tomo Vil, págs. 105 y siguientes.(11) «Naturaleza, Historia, Dios.»(12) Pese a la posición de los positivistas y a la demoledora
expresión de Levy Bruhl, referida al Derecho Natural «hay que enterrar definitivamente ese cadáver, si se quiere, en sudario de púrpura» — es en esta materia donde más radicalmente se hace necesario sostener la existencia y alcance de aquél, porque sólo a la luz de la filosofía iusnaturalista puede construirse el concepto de justicia social y la más firme concepción de la Justicia en general.
(13) «Staatslexikon», IV B. 1664-68, cit. Luño Peña.(14) «De regimine Principum». L. 1, cap. 8.(15) «Divini Redemptoris». Colección de Encíclicas A. C. E. Ma
drid, 1942, pág. 545.(16) Ob. cit., pág. 114. , ,(17) En efecto, en relación con el bien común, los deberes de
justicia dar lugar a derechos subjetivos de ambas especies: contingentes y necesarios. Vid. Luño Peña, cap. XX.
(18) Exp. de motivos.(19) Art. 2.° del citado Decreto.(20) Art. 1.° de la Ley.(21) Art. 46 de la Ley.(22) Art. 1.° del Decreto.(23) Art. 3.° , ,(24) «Exigencia básica de toda promoción social es la actuación
a partir de las necesarias asociaciones e instituciones. Estas pueden ofrecer el marco ideal para asegurar la promoción de sus propios miembros, precisamente por su carácter asociativo y por el hecho de que la formación cívica que la propia institución proporciona, representan unos aguijones insoslayables para vencer su apatía y conformismo.» (Promoción Social y Comunitaria, ant. cit.)
(25) En su exposición de motivos dice la Ley que «el sistema tributario ha venido a constituir el gran instrumento de redistribución de la renta nacional, por cuanto tiene la posibilidad de transferir los bienes que en estricta justicia satisfacen los más acomodados en beneficio de los más necesitados».
(26) «Contenido y alcance de la Promoción Social». (Persp. Soc., núm. cit.)
(27) «El hombre y la Sociedad.» Madrid, 1960, pág. 85.(28) Como es obvio, quedan también excluidas las que se cons
tituyan con arreglo al Derecho civil o mercantil.
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el sociólogo en el desarrollo agrícola *’
Por A. T. MOSHAR
El tema que originalmente se me pidió que desarrollara fue el de «El Sociólogo en el Desarrollo Social y Económico». Lo he cambiado por el de «El Sociólogo en el Desarrollo Agrícola», no tanto con el objeto de constreñir el tema, porque el desarrollo agrícola incluye aspectos tanto económicos como sociales, sino más bien porque con este último me siento un poco más cómodo.
Sería presuntuoso por parte de un extraño el tratar de esquematizar el papel de «el sociólogo» en un proceso como e! del desarrollo agrícola. Estoy seguro de que esto no es lo que se espera de mí esta noche. Lo más que puedo hacer es plantear algunas preguntas sobre la naturaleza de las actividades de este grupo, en vista de lo que considero requisitos del desarrollo agrícola.
De una cosa estoy seguro. Los sociólogos pueden aprender tanto como enseñar, mediante su contacto con el desarrollo agrícola. Howard Beers lo insinuó en un trabajo presentado hace un año sobre un tema muy parecido. En la actualidad, el desarrollo agrícola tiene una prioridad máxima entre los pueblos de muchas sociedades. Es casi imposible distinguir entre principios verdaderamente universales y generalizaciones, que sólo son pertinentes, en cuanto a algunos aspectos del marco social particular observado. Esto sólo puede hacerse como ejercicio académico particular dentro de diversos marcos culturales. La sociología, como
(*) Reproducimos este trabajo de la «Revista Interamericana de Ciencias Sociales», número 1. Unión Panamericana. Wóshington D; C-
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quiera que se defina, necesita compenetrarse con las actividades de grupos humanos de diversas culturas para extraer lo que es universal e intrínseco de lo que es local y derivado.
Pero mi preocupación es el desarrollo agrícola, y no la sociología, de manera que me perdonarán ai mí enfoque es más utilitario que académico. Así, el desarroio agrícola es uno de esos fenómenos del mundo real de hombres y acontecimientos, matizado por sus muchos ambientes culturales, pero siempre íntimamente vinculado a otros movimentos, sucesos e influencias que en cierta forma preceden y son insensibles a los conceptos académicos, divisiones del terreno, instrumentos analíticos e intereses de investigación.
La esencia de mis observaciones será formular seis preguntas a este grupo.
IPrimero, ¿son iguales los problemas críticos que han de es
tudiar los sociólogos en todas las etapas del desarrollo agrícola, o varían según el nivel de desarrollo alcanzado?
Por «desarrollo agrícola» quiero decir el proceso mediante el cual las actividades humanas de cultivo del suelo y cuidado del ganado se vuelven más productivas;
En una economía predominante de subsistencia, donde el carácter de la producción agrícola cambia con mucha lentitud, ía producción agrícola depende en buena medida de las actividades de los que explotan la tierra y de los que realizan labores agrícolas. Sin embargo, el desarrollo agrícola, el proceso mediante el cual la producción agrícola progresa de un nivel de productividad a otro superior, es función de toda una forma de vida de un pueblo. No depende sólo de los campesinos. Depende de las actitudes y conocimientos, habilidad y actividades individuales y de grupo de casi todos en la sociedad: campesinos, comerciantes y banqueros; legisladores, editores y maestros; médicos, industriales y trabajadores urbanos. Depende de los diversos hilos de organización, comunicación e interacción que entretejen las diferentes actividades de todas estas personas para formar una modalidad.
No estoy de ninguna manera seguro de que la organización y la interacción social sean más intrincadas o complejas en una
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sociedad dinámica que en una relativamente estática, pero lo cierto es que son diferentes. El desarrollo entraña el rompimiento de viejos patrones sociales y el surgimiento de otros nuevos. Los problemas cambian el curso del desarrollo. Sé que para la economía esto requiere diferencias en la importancia y el contenido de la investigación. Requiere una valoración diferente de logros. Puede requerir diferentes instrumentos de análisis.
Por tanto, mi primera pregunta es la de si ustedes consideran que se está prestando debida atención, dentro del campo de la sociología, a las diferencias entre los problemas en el curso de desarrollo, a ajustar tanto los temas como los métodos de estudio a estas diferencias.
Segundo, ¿toman debida cuenta los sociólogos, en su estudio de los fenómenos de grupo, del hecho de que los móviles principales en el desarrollo son personas?
Para los economistas, el primer paso para comprender el desarrollo agrícola, el complejo proceso mediante el cual aumenta la productividad agrícola, es aprender siempre a pensar en la agricultura en función de granjas en lugar de mercancías.
La importancia de considerar la agricultura en función de granjas, surge del hecho de que los cambios en la práctica de la granja, que colectivamente constituyen el factor granja del desarrollo agrícola, son el resultado de decisiones tomadas por personas que Individualmente explotan la tierra. La agricultura es un negocio. Los agricultores no producen más trigo sólo porque su país lo necesita, sino porque si lo hacen obtendrán más dinero. SI el valor del producto no excede al costo psíquico del esfuerzo personal necesario y el costo en efectivo de los nuevos Insumos (*) que deben comprarse, los granjeros no cambiarán sus prácticas y no habrá desarrollo agrícola. Por tanto, el comienzo de la sabiduría respecto al desarrollo agrícola es concebir a la agricultura de un país como compuesta de cientos de miles o aun millones de granjas de diferentes tamaños, combinaciones de empresas, recursos y demanda efectiva para sus productos.
(*) Insumos, barbarlsmo y expresión técnica, muy extendida en América del Sur. que significa disponibilidades económicas para la inversión o el gasto en una determinada actividad económica.
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SI para los economistas el primer paso para considerar el desarrollo, agrícola es imaginar a la agricultura como compuesta de un gran número de granjas individuales, creo que el primer paso para los sociólogos es tener siempre en cuenta que los granjeros .son individuos y que, al menos esto, es tan importante para ef desarrollo como el hecho de que los agricultores son miembros de grupos sociales. En última instancia, el único móvil del desarrollo es el impulso psicológico de las personas. Con frecuencia, Tos economistas cometen el error de suponer que el desarrollo se basa y fluye de la acumulación gradual de capital. Me parece que los sociólogos frecuentemente escriben y hablan como si ei desarrollo surgiera de la organización.
Estas dos cosas — capital y organización— son instrumentos importantes. El capital contribuye al desarrollo sólo en la medida en que los empleen las personas. La organización contribuye en dos formas: como instrumento de acción de grupo y como modificador de impulsos psicológicos a través de la influencia sobre: los valores y sanciones sociales. Pero el capital y la organización son sólo instrumentos: los móviles principales son las personas. El desarrollo tiene sus raíces en la inventiva humana, la innovación y la adaptación, y obtiene su combustible de los impulsos psicológicos de las personas, canalizados por medio de la cultura. Los agricultores son personas y la principal tarea para tratar de acelerar el desarrollo es hacer que se vuelvan Innovadores, imaginativos y hábiles en la operación agrícola.
Así, mi segunda pregunta es la de si la sociología toma debida cuenta del hecho de que el Individuo es el punto central del proceso de desarrollo, o si se permite que la mecánica de ia organización, en lugar de la capacidad creadora de las personas, sea el centro de su atención.
IIITercero, ¿acaso ustedes los sociólogos prestan atención a toda
la gama de actividades de grupo, organización e interacción que influye de manera vital en ei desarrollo agrícola o tienden a concentrarse en algunos sectores de este proceso, ya sea a causa de la forma, preocupación o naturaleza de sus instrumentos de análisis?
Para darse cuenta de que el desarrollo agrícola es función de toda la forma de vivir de un pueblo, sólo es necesario recorrer una lista de las diversas condiciones que deben llenarse para que los
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agricultores estén en condiciones de considerar la adopción de mejores prácticas.
Primero, los agricultores deben ser conscientes de que hay técnicas para aumentar la producción.
Segundo, deben dominar las nuevas prácticas de labranza y administración de negocios que sean necesarias.
Tercero, deben disponer de nuevos materiales, es decir, semillas mejoradas ,abonos, pesticidas e instrumentos necesarios para el incremento de la producción.
Cuarto, deben tener acceso a mercados para colocar su mayor producción. (Tanto la disponibilidad de nuevos insumos como el acceso a los mercados para productos agrícolas dependen del desarrollo de caminos y servicios de transportes, y de conductos comerciales organizados para que los materiales y equipo lleguen a las granjas, y los productos agrícolas al mercado.)
Quinto, los agricultores deben contar con incentivos adecuados para ensayar los nuevos métodos de producción. Estos incentivos incluyen precios remunerativos. Incluyen los arreglos respecto a la tenencia e inquilinato de la tierra, que proporcionen al agricultor una parte alentadora de cada cosecha e interés en la productividad futura de la tierra. Incluyen la presencia de mercados cercanos con bienes de consumo atractivos, que los agricultores y los miembros de sus familias deseen comprar, incluyen también una escala de valores sociales que les de prestigio y aprobación social a los que de año en año aumenten su productividad agrícola.
Es obvio que el cumplimiento de los requisitos anteriores para el desarrollo agrícola depende de muchos miembros de la sociedad, además de los agricultores. Para que los agricultores conozcan la técnica mediante la cual se aumente la producción y adquieran las nuevas pericias necesarias, es indispensable contar con maestros, trabajadores de servicios de extensión y, en nuestra sociedad también con la Prensa, la publicidad y los vendedores.La función de los investigadores, fabricantes, comerciantes, personal de transporte, ingenieros de caminos (donde nuevas carreteras sean esenciales) y legisladores aptos, es poner a disposición del agricultor los nuevos insumos esenciales y facilitar el acceso a los mercados de productos agrícolas. El otorgamiento de incentivos adecuados a ios agricultores para la adopción de nuevas prácticas, entraña que haya legisladores que formulen políticas de precios y monetarias, innovadores políticos para la reforma agfa-
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ria, y legisladores, analistas y administradores económicos que definan sus términos y fabricantes de bienes de consumo para la venta, a través de comerciantes, en las regiones rurales. El clima de valores y sanciones sociales necesario para estimular la innovación y los riesgos es producto de toda la vida de una sociedad.
¿Qué parte de la gran gama de clases de organización humana asociada con estas diversas actividades, que afectan al desarrollo agrícola, abarca actualmente la atención activa del sociólogo? ¿Qué parte debe abarcar?
Quisiera hacer dos comentarios:Primero, mi impresión es que en el pasado una parte despro
porcionada de su atención se ha puesto en los dos primeros requisitos: ayudar al agricultor a conocer la existencia de posibilidades de aumento en la producción y ayudarlo a dominar las nuevas técnicas que entraña el cambio de prácticas. No se ha prestado de ninguna manera suficiente atención a los otros cinco: asegurarse de que los agricultores disponen de los nuevos insumos necesarios para proporcionar un acceso adecuado a los mercados externos, proporcionar incentivos adecuados a los agricultores (ya sea en forma de precios, participación en la cosecha, bienes de consumo atractivos o sanciones sociales) y de esta manera alterar los valores sociales para que la innovación se cotice, en lugar de verse ahogada bajo una demanda de conformidad. ¿Cuáles son las formas especializadas de organización que implica cada Qno de estos requisitos y cuáles son los problemas sociológicos especfficos que acarrean?
Segundo, desde otro punto de vista, me parece que los sociólogos no comienzan a abarcar el campo de lo que un extraño supondría su legítimo interés, sino que en su mayoría se concentran en una pequeña parte de dicho campo. Si los sociólogos se preocupan por las actividades, organización e interacción de grupo, se supone que su interés se extiende desde la organización económica, y la organización voluntaria, no económica ni política, hasta abarcar casi totalmente la organización política o el gobierno. Considero que en la práctica, ustedes tienden a reunirse en la mitad, olvidando por un lado y en buena medida las clases de organización social en que tienen gran importancia las consideraciones de tipo económico o financiero y, por el otro, aquellas en que el poder o la coerción desempeñan un papel significativo. Un lado del proceso tiende a dejar a los economistas y el otro a los peritos en ciencia política.
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Esto puede ser una cortesía académica, pero tiende a dejar problemas importantes sin estudio. Como ustedes, los otros especialistas en ciencias sociales tienen sus propios instrumentos analíticos especiales y preocupaciones de estudio. Los instrumentos del economista son excelentes para analizar algunos de los problemas de la actividad económica, pero sólo los instrumentos del sociólogo son, o deben ser, adecuados para muchos de los problemas que surgen dentro de la organización económica. Supongo que la situación es similar respecto a la organización política.
Si mi suposición es errónea, si de hecho prestan debida atención a las formas de organización humana que incluyen elementos económicos y políticos sustanciales, ¡muy bien!, pero si ai menos tengo un poco de razón, creo que hay tres explicaciones posibles, además de una prudente anticipación de cierto mantenimiento de fronteras por parte de los economistas y los que se dedican a las ciencias políticas. Una es la moda por los temas de investigación, como puede observarse en el cambio de contenido de las revistas profesionales a través de los años. La segunda es la preocupación por los problemas que se discuten en la actualidad, de tal forma que no se dedica atención a otros. La tercera es el reconocimiento de que atacar nuevas clases de problemas podría requerir el uso de nuevos instrumentos analíticos o de instrumentos más antiguos, pero pasados de moda o una cooperación difícil de obtener.
No toco este punto con deseos de criticar, sino porque considero que merece mucha atención. De una cosa estoy seguro: los problemas del desarrollo agrícola no vienen en paquetes ordenados que corresponden a las bogas e intereses actuales de disciplina académicas.
Conociendo las contribuciones que han hecho ustedes en la esfera seleccionada de los problemas de que se han ocupado principalmente, me pregunto si no podrían hacer contribuciones aÚA mayores, si se aventuraran a tratar los aspectos sociológicos multiformes de toda la sociedad en sus relaciones con el desarrollo agrícola.
IVMi cuarta pregunta tiende a ir en dirección contraria, pues aho
ra quiero sugerir la posibilidad de que las contribuciones poten-
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cíales de la sociología al desarrollo agrícola, están en peligro si ee supone o se permite que extraños Interfieran que las actividades y organización de grupo tienen mayor importancia de lo que justifican los hechos. Mi pregunta es la siguiente: cuando el sociólogo aboga por la virtud de la acción de grupo, como instrumento de desarrollo, ¿presta debida atención a estas decisiones, acciones e influencias que pertenecen al reino de los fenómenos de grupo, y las que son y deben ser, funciones inherentes al individuo?
Durante la mayor parte de la década de 1950 se promovieron y establecieron numerosos programas llamados de desarrollo de la comunidad. En muchos países se consideraron casi, si no por completo, el principal imperativo para el logro del desarrollo rural. Su brillantez se ha oscurecido en años recientes por la desilusión de muchos de los resultados. Hoy, el término casi no
-tiene significado porque se ha aplicado indistintamente a muchas clases diferentes de programas.
Existen al menos cuatro clases muy diferentes de programas que se han llamado de desarrollo de la comunidad.
La primera de éstas se podría describir mejor como «servicios educativos multitemáticos de extensión». Comenzando por el hecho de que en los Estados Unidos la economía doméstica se había añadido a la agricultura en el servicio cooperativo de extensión y en vista de que en muchos países en las primeras etapas del desarrollo existen aún otros tipos de vida rural en los que la educación es apropiada y necesaria, se han desarrollado programas que abarcan una gran gama de temas de interés y preocupación para el medio rural, pero que todavía se ponen en práctica mediante técnicas educativas tradicionales de servicios de extensión norteamericanos: visitas a la granja y hogar, demostración de métodos, demostración de resultados, recorridos por la granja, discusiones, etc.
La segunda clase de programa de desarrollo de la comunidad es muy diferente. En ella, el concepto central es el proceso del «proyecto local de autoayudá». Este proceso sigue una sucesión clásica de etapas claramente descritas por Cari Taylor. Primero, el asistente a cargo del programa de desarrollo de la comunidad, se reúne con un grupo de gente del pueblo y habla con ellos de sus aspiraciones, de lo que consideran sus necesidades, y les ayuda a seleccionar algunas que pueden satisfacer a través de la acción de grupo adecuada. Segundo, les ayuda a organizar un proyecto para
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lograr el objetivo seleccionado y conseguir los materiales y subsidios externos que se requieran, Tercero, permanece con ellos durante la ejecución de! proyecto. Cuarto, les ayuda a celebrar la conclusión del proyecto. Quinto, se reúne con ellos para discutir otra vez sus necesidades y elegir otra tarea a la que se le da un tratamiento similar mediante la nueva actividad organizada. En este proceso se requiere la organización, pero es una organización ad hoc. Lo principal es el trabajo que ha de realizarse. Sólo se establece la organización temporal necesaria para completar la tarea. Al terminarse ésta, la organización se disuelve, salvo lo que se refiere a la modalidad informal de sentarse de nuevo para discutir las necesidades y para formular un nuevo proyecto.
En la tercera clase del programa de desarrollo de la comunidad, la organización formal viene primero. Se dice que como muchas de las tareas dei desarrollo rural sólo pueden realizarse a través de la acción organizada, el primer paso es crear asociaciones de agricultores, de mujeres, clubs de jóvenes y sociedades cooperativas. Después de haberse creado las organizaciones formales, se puede comenzar a ayudar en la preparación de programas apropiados para ellas.
La cuarta clase de programa de desarrollo de la comunidad es un pequeño AVT o programa general de desarrollo regional. Se trata de un programa que se propone hacer todo lo necesario en una región particular con objeto de producir un desarrollo general.
La principal crítica de los programas de desarrollo de la comunidad en los años recientes ha procedido de los que han buscado indicadores económicos del éxito de dichos programas. En particular ha venido de aquellos que preguntan: ¿qué ha hecho el desarrollo de la comunidad por la productividad agrícola?
Yo considero que la explicación de que los programas de desarrollo de ia comunidad no hayan logrado más en el campo específico del desarrollo agrícola, medido en términos de incrementos inmediatos en la producción, reside en el hecho de que han tendido a estar dominados por el segundo concepto del desarrollo de la comunidad, es decir, el de la importancia central de la técnica del proyecto de autoayuda local. Estas técnicas son apropiadas para las tareas que entrañan decisiones y actividades de grupo. Sin embargo, muchas de las decisiones más importantes que afectan de inmediato a ia productividad agrícola tienen que realizarse por agricultores individuales o por familias campesinas in
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dividuales. Para ayudar a los individuos a que adquieran la habilidad y los conocimientos para estos cambios, las técnicas tradicionales de servicios educativos de extensión son eficaces, mientras que el instrumento de proyecto local de autoayuda no lo es.
El proyecto local de autoayuda es un instrumento excelente para mejorar los servicios de sanidad de la población, construir escuelas, caminos y mejorar el abastecimiento de agua. Estos factores contribuyen al desarrollo agrícola, tanto en su producto físico como en la experiencia que con ellos se adquiere de organización local para hacer frente a las necesidades que sólo pueden satisfacerse mediante acción de grupo. Sin embargo, el proyecto local de autoayuda no es apropiado para lograr un cambio de prácticas, en lo que se refiere al uso de abonos, el tipo de semilla sembrada, las operaciones de riego, o la alimentación eficiente del ganado. Sería pedir lo imposible si se esperara que este tipo de programa de desarrollo de la comunidad produjera esos cambios en las prácticas agrícolas individuales que dependen principalmente de decisiones y acciones individuales.
Para que las contribuciones potenciales de la sociología al desarrollo agrícola no se desacrediten, es importante distinguir entre las tareas pertinentes a la acción local organizada de grupo y aquellas que implican principalmente decisiones y acciones individuales que requieren otras técnicas. Desgraciadamente, la confusión al respecto ha conducido a una controversia innecesaria y perniciosa entre ios expositores norteamericanos del «desarrollo de la comunidad» y los defensores norteamericanos de los «servicios educativos de extensión», donde ambos grupos tienen en parte razón, ambos en parte no la tienen, y ambos están confundidos.
VMi quinta pregunta es la de si toman ustedes debidamente en
cuenta, e incluyen dentro del análisis, los efectos concomitantes de todas las actividades de grupo en los valores sociales y en las habilidades y actitudes personales de los individuos, tanto dentro como fuera del grupo. #
El hecho de que me haga esta pregunta refleja mi convicción de que en los programas de asistencia técnica existen diferencias considerables entre lo que las personas desean y lo que en realidad necesitan para acelerar el desarrollo. Lo que quieren y di-
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cen que necesitan es nuevas técnicas, pero lo que en realidad necesitan son actitudes diferentes y nuevos valores sociales que desencadenarían la capacidad creadora, el esfuerzo y la imaginación que esperan ser recanalizados hacia la actividad de desarrollo. Lo que quieren y dicen que necesitan es capital, pero lo que en realidad necesitan, aún más, es organización de las clases esenciales para el uso productivo del capital, incluso algunas que ya tienen, y los efectos concomitantes de la utilización de capitai en forma de adiestramiento y ampliación general de las pericias humanas.
Para mí, la importancia de esta situación está en los efectos secundarios, subproductos y reflejo de las actividades que entraña la ayuda para el desarrollo. La virtud de la asistencia técnica, como proceso, es que puede significar una ayuda para que la gente logre lo que quiera, pero durante su curso puede ayudarles a adquirir lo que realmente necesitan, mediante una selección de métodos y procedimientos.
Por ejemplo, algunos de los subproductos de los proyectos lócales de autoayuda contribuyen tan directamente en el desarrollo agrícola y de otras clases, que pueden ser mucho más importantes que el beneficio físico que es objeto del proyecto. Estos subproductos se encuentran en el rompimiento de viejas normas de organización social, en el establecimiento de nuevas fuentes de prestigio basado en logros y no accidentes de nacimiento, y en la atenuación de la creencia, siempre existente, de que se depende de los dioses y de los funcionarios públicos, y en el fomento de una confianza creciente en los grupos locales de agricultores que pueden comenzar a cambiar su propio medio y tienen cierta influencia sobre su destino.
Sugiero que varios aspectos del desarrollo agrícola pudieran acelerarse si los sociólogos prestaran mayor atención al análisis de la influencia de actividades organizadas de grupo en los valores sociales, y después ayudaran a aplicarlo a la planeación y ejecución de la ayuda para el desarrollo.
A este respecto tengo dos hipótesis:La primera es que no tiene gran importancia cuál es el propósito
de las actividades de grupo del medio rural en las primeras etapas del desarrollo, siempre que cada una de esas actividades entrañe un cambio, algo nuevo, y se lleve a feliz término. Uno de los peores enemigos del desarrollo agrícola es la suposición generalizada da que no puede haber cambio. Una de las principales características
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de las sociedades de tecnología rezagada, es la especificación rígida de las funciones individuales. Ambas características necesitan eliminarse en interés del progreso. La gente necesita acostumbrarse a ver que cosas nuevas suceden frecuentemente y a participar en nuevas actividades. Necesitan ver que nuevas tareas se comienzan y se terminan. Necesitan experimentar la sensación de logro en una nueva actividad y aprobación pública del éxito.
Desde este punto de vista, mantendría que un programa de competencia atlética o un programa de recreo musical facilita el desarrollo agrícola. Cuando el hijo de una familia despreciada gana una carrera al hijo de un brahmán, y recibe un premio mientras que el niño brahmán se queda a un lado con la multitud, las normas de prestigio de un pueblo indio se alteran de forma drástica. Cuando la voz de la hija de un tendero en un barrio filipino surge clara como una campana por encima de las demás voces en el coro, esto también altera la configuración de valores sociales, y posiblemente llegue a contribuir a la movilidad ocupacional que es una característica necesaria de las economías crecientes.
No es necesario que toda actividad tendente al desarrollo agrícola sea agrícola. Si este desarrollo es, como estoy convencido, función de toda la modalidad de vida de un pueblo, entonces debemos identificar las actividades no económicas que contribuyen a él y a otros aspectos del bienestar humano, y debemos perseguir y valorarlos individualmente. A veces pienso que el estudioso de la sociología rural toma demasiado en serio a los economistas y no apoya, abierta y frecuentemente, el valor intrínseco de la acción de grupo para alcanzar metas socialmente acordadas como un aspecto de la satisfacción humana y del bienestar social.
MI otra hipótesis es que mientras mayor sea el número de actividades que sean objeto de acción de grupo en un pueblo, mayores serán los beneficios. De igual manera que la multiplicación de denominaciones protestantes, fraternidades y otras organizaciones voluntarias dio oportunidad a gran número de personas de tener responsabilidad pública y reconocimiento social en las comunidades norteamericanas anteriores, me parece que la situación será mejor mientras mayor sea la variedad de actividades organizadas de grupo en cualquier sociedad que se encuentre en las primeras etapas del desarrollo.
Podrían ustedes pensar que ya han analizado este terreno suficientemente y que no se necesita hacer nada más. Podría ser que creyeran que lo que ahora se necesita es propaganda en lugar de
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investigación. Pero sospecho que las influencias de las actividades organizadas de grupo en los valores sociales de estas sociedades, son mucho más numerosas y más penetrantes que las que hemos definido y catalogado hasta ahora. Me parece que estudios de este tipo podrían constituir una contribución muy valiosa del sociólogo al desarrollo agrícola.
Y, por último, me pregunto cuánta atención prestan ustedes al problema de buscar el momento oportuno para introducir diversos tipos de organización formal en una sociedad interesada en el desarrollo. En la jerga del momento esto podría llamarse la «oportunidad de la institucionalización».
Quisiera referirme de nuevo a la diferencia entre la segunda y la tercera clase de programas de desarrollo de la comunidad: por un lado, las que toman como su principio central de operación el proyecto local de autoayuda con su organización temporal ad hoc, y, por el otro, los que comienzan con la organización formal y después tratan de ayudar en la creación de programas importantes.
A este respecto, mi hipótesis es que la primera es preferible a la segunda, es decir, que la creación de organizaciones formales debiera ser un paso posterior en lugar del primer intento. Las sociedades que se encuentran en lo que tendemos a pensar que son las primeras etapas del desarrollo, ya tienen muchas clases de organización formal, pero su propósito es la regulación de las actividades diarias de acuerdo con los valores establecidos. Más bien tienen el propósito de mantener el statu quo que de instigar el cambio. Por consiguiente, cuando se crea una nueva organización formal con la esperanza de impulsar el desarrollo, ésta no es sólo otra organización más, sino una enteramente diferente, con la que la gente ha tenido muy poca o ninguna experiencia. Además, si se establecen organizaciones formales en una primera etapa, es casi inevitable que los seleccionados sean aquellos a quienes siempre se ha dado deferencia en la práctica. Estas son las personas que tienen el mayor interés en el viejo régimen. No son los innovadores, sino los que con mayor probabilidad resistirán el cambio. Sin embargo, una vez en su puesto, es muy difícil que se les destituya aún cuando teóricamente se les pueda elegir para períodos relativamente cortos.
Una de las mayores virtudes del proyecto local de autoayuda
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como técnica de desarrollo, particularmente cuando se utiliza repetidas veces en el mismo pueblo para varios proyectos, es la naturaleza ad hoc de su organización. En la organización informal para la ejecución de cada tarea, las personas pueden acostumbrarse a la idea de organizarse deliberadamente para hacer frente a nuevas situaciones. Diferentes miembros de la comunidad pueden desempeñar papeles directivos durante períodos breves de tiempo y el término del proyecto proporciona una ocasión natural y automática para que se retiren, ya que su misión se ha cumplido. En cierto sentido, es conocer por experiencia lo que para mi es una de las características más importantes de una sociedad en proceso de desarrollo, es decir, que la condición de la persona es pasajera y cambia constantemente según sean las circunstancias inmediatas.
Pero no es en mi hipótesis en lo que quiero insistir. Por el contrario, es el tema general bajo el que surge: el problema de buscar el momento más apropiado para la institucionalizaclón.
Sin duda alguna, la organización formal debe desempeñar un vital papel en diversas actividades de gran importancia para el desarrollo agrícola. El problema importante es la rapidez y la forma en que se llega a ella.
Podría hasta mantener (y esto, una vez más, favorece que se comience sólo con la organización ad hoc) que lo que se necesita en las primeras etapas del desarrollo es que haya menos en lugar de más organización formal. Una de las grandes necesidades en las primeras etapas del desarrollo es que los individuos se deshagan de las inhibiciones de la sociedad y comiencen a ejercitar la Imaginación, la inventiva y la capacidad creadora de que son capaces, para lo cual deben luchar contra las sanciones sociales y las modalidades actuales de organización. Siempre y en cada momento el cambio y la inventiva proceden sólo de las personas. No se derivan de los recursos naturales, ni del capital, ni de la organización social.
En las primeras etapas del desarrollo, los inconformes son los que realizan el progreso. Son los rebeldes. Es mucho más probable que sea la persona sin prestigio, el extraño en vías de ascender, y no uno de los líderes del viejo régimen. Tengo hasta la sensación de que los únicos que pueden ser líderes eficaces de organizaciones formales dedicadas al progreso son personas que antes han sido innovadores cuando tal cosa entrañaba una rebeldía contra la organización formal y las restricciones sociales y que se interesaron en una organización formal particular sólo porque reconocieron que una acción disciplinada de grupo era la única forma de cambiar
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las antiguas formas de vida que ellos consideraban importantes cambiar. Este es otro aspecto del problema general de la institu- cionalización de cuánto y de qué forma deben tomarse medidas tendentes a estimular y facilitar la organización social formal.
Una de las obras de teatro más importantes de la última temporada en Nueva York fue Stop the World, I Want to Get Off! Espero que la naturaleza de los instrumentos de análisis que ustedes usan no implique la necesidad de decir «Detengan al mundo que quiero hacer un informe sociológico». Lo que necesita el desarrollo agrícola en sus primeras etapas de las ciencias sociales, no es un análisis de las relaciones de toda una sociedad, sino arrojar luz sobre el problema de lo que produce un cambio, de los factores que hacen una sociedad dinámica.
Después de todo, ésta es la pregunta básica. No se trata de conocer cómo está organizada la sociedad sino qué estimula el cambio, ni quién visita a quién, sino qué hace que la comunicación se recuerde, ni cómo se mantiene la estabilidad, sino cómo puede provocarse una estabilidad constructiva, ni cuál es la norma, sino cómo puede tener mayor eficacia el disidente. Lo importante es saber cómo pueden enaltecerse las aspiraciones y la confianza en sí mismo; cómo puede desencadenarse la capacidad creadora de la persona; cómo se logra que la sociedad resuene en vigor y poder.
Este no es el momento de analizar la paz, sino de ser revolucionarios.
Cualquier ayuda que puedan dar los sociólogos se agradecerá.
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notasbibliográficas
* Anderson, Neis: SOCIOLOGIA DE LA COMUNIDAD URBANA,F. C. E., México. Buenos Aires, 1965.
La concentración de la población en torno a los grandes núcleos urbanos es un fenómeno típico de nuestros días. En sólo veinte años las ciudades «millonadas» han pasado de 30 a 80, según el Anuario Demográfico de las Naciones Unidas para 1964, y en sólo diez años la población urbana ha aumentado un 35 por 100 .
Los problemas que plantean estas aglomeraciones, desde un punto de vista sociológico, con todas las implicaciones que llevan consigo, son el tema de la obra de Neis Anderson, que publicó en inglés en 1960.
La historia de la pequeña comunidad rural, así como de aquellos principios que la gobiernan, da paso al análisis de los grandes conjuntos urbanos y al estudio de la «comunidad» que en ellos se engloba.
El interés de esta obra se centra, preferentemente, en el estudio de los factores más peculiares de la vida urbana, de la posibilidad de lograr en ella una auténtica comunidad que permita a las ciudades jugar un papel constructivo en la vida de los hombres.
El control social, el papel de la mujer, el ocio, la multiplicidad de las conductas, la movilidad social, la emigración, encuentran eco en sus páginas.
El autor apoya constantemente sus análisis con ejemplos, que recoge principalmente de las ciudades y pueblos norteamericanos.
Por último, nos parece interesante destacar, que Neis Anderson analiza el urbanismo como modo de vida «es uña forma de proceder, y eso significa que una persona puede ser muy urbana en su modo de pensar y en su conducta, aunque viva en una aldea».
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El urbanismo es hoy un fenómeno «que rebasa todas las fronteras», ni siquiera se puede trazar una línea divisoria entre lo urbano y lo rural, ya que, el primero ha llegado a Impregnar, en mayor o menor medida, las más puras unidades rurales.
M. J. M.
* Bonnardel, R.; Durand, R.; Seber, U., y otros: LA PROMOTION HUMAINE DANS LES PAYS SOUS-DEVELOPPES. Presses Uni- versitaires de France. París, 1960.
Aunque aparecido hace ya algunos años, reseñamos este libro porque estudia un tema de palpitante actualidad: el tema de la promoción del desarrollo, fijándose, dentro de éste, en los aspectos humanos, escalón primero en todo plan.
Recoge una serie de experiencias llevadas a cabo en países africanos y puede decirse que está inspirado por el deseo de suministrar a las naciones de incipiente vida una fórmula para salvar los obstáculos naturales que en el plano de la administración surgen con frecuencia excesiva e inevitable.
Por otra parte, es lógico que para salvar estos obstáculos no sean válidos, como se dice en el prólogo, los procedimientos utilizados en países de larga tradición administrativa. Es preciso crear, improvisar nuevos métodos.
De aquí que en este libro se recopilen una serie de conferencias que ponen de manifiesto los esfuerzos hechos para, a través de procedimientos distintos, seleccionar a personas con aptitudes de líderes; y no, a largo plazo, sino con la mayor rapidez posible.
De lo dicho se desprende cuál ha de ser y para quiénes, la utilidad fundamental del presente texto. Naturalmente puede ser de gran validez no sólo para las naciones en vías de organización, sino reduciendo la escala para todas aquellas comunidades que deseen promocionarse y unirse a ese gran movimiento o concierto englobado bajo el título de desarrollo comunitario. Los principales temas tratados son:
— La utilización de los métodos psicológicos para (a promo- clón humana en los países subdesarrollados.
— Problemas psico-soclológicos generales que condicionan la valoración, el desarrollo y la utilización racional de los recursos humanos en los países en vías de desarrollo.
— La psicología de los grupos minoritarios en ios Estados Unidos: perspectivas de aplicación en los países en vías de desarrollo.
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iOíndice
Los africanos del Congo belga: aptitudes, actitudes respecto al trabajo.Problemas de Psicología aplicada en Marruecos. Investigaciones sobre las aptitudes de los escolares del Kaga industrial (Congo Belga).Formación y adaptación profesionales del joven africano.
— ■ Principios para el arreglo de las pruebas psico-técnlcas utilizadas con negros congoleños.Problemas planteados por el desarrollo del niño africano en función de su medio social.
M. D.
DEVELOPPEMENT ET CIVILISATIONS, número 23, septiembre 1965. Formation des hommes et developpement. (CIRFED, 19, Place del Marche Saint-Honore, París 1er.)
El Centro Internacional de Investigación y Formación para un Desarrollo armónico (CIRFED), órgano de cordlnación de asociaciones y grupos nacionales cuyo principal objetivo radica en «aportar su participación a la solución de problemas del desarrollo integral armónico en lo que se refiere a los valores auténticos de cada civilización y de la persona», ha dedicado el número 23 de su revista «Developpement et Civiiisations» al tema de la formación de los hombres y el desarrollo.
Es preocupación constante en la revista colocar al hombre en el centro de todo proceso. El constante progreso técnico de la sociedad pone de manifiesto, cada vez con mayor urgencia, la necesidad de colocar al hombre en una situación que le permita dirigir la nave, en vez de ser arrastrado por ella.
«Es indispensable que la economía y la educación, después de ser Ignoradas, la una y la otra, durante largo tiempo, se reúnan. Y es preciso no olvidar que la una y la otra son los medios y que la finalidad es siempre el hombre, su afirmación, su enriquecimiento y su desarrollo...»
«Que los hombres y mujeres de cada nación puedan participar en la gran aventura del desarrollo.» Se trata, pues, de que todos puedan participar, y que puedan hacerlo de manera consciente.
Los puntos centrales de este número de la revista son:
— la educación como «elemento» del desarrollo,— la rentabilidad de la planificación de la educación,— la enseñanza es sólo un aspecto de la educación,
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_ progreso cultural, progreso económico y progreso social, — formar todo el hombre problema de nuestro mundo.
La revista contiene algunas experiencias de planes nacionales de educación, así como un recorrido a la panorámica del mundo, a través de breves noticias referidas a este tema.
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Unión Panamericana: PROYECTOS PILOTO PARA EL DESARROLLO RURAL. Col. Estudio. Doc. número 8. Wáshington D. C., 1953.
Para lapromoción urbana y la organización comunitaria,
UN LIBRO BASICO:
LOSCENTROSSOCIALES
por Antonio DEL VALLE y Ramón ECHARREN
179 páginas, 55 pesetas Ed. EURAMERICA
(Colección Desarrollo Social)
noticiariolegislativo
(N o tic ia s do la actualidad legislativa en E s p a ñ a )
Tres importantes disposiciones con rango de ley han llamado, durante los últimos tiempos, la atención de los comentaristas y atraído el interés general. Son ellas la Ley de Seguridad Social (1 ), de 28 de diciembre de 1963; la Ley de Asociaciones, de 24 de diciembre de 1964, y la Ley de Reforma de la Enseñanza Primaria, de 21 de diciembre de 1965.
Todas estas disposiciones legales poseen el carácter de normas básicas, por cuanto regulan aspectos importantes de la actividad social, estableciendo principios y postulados innovadores cuya permanencia se pretende asegurar, dentro del lógico proceso evolutivo, según las exigencias de cada momento. Veamos algunas de las más señaladas características de estas normas.
SEGURIDAD SOCIAL
Consta la Ley de t9 bases, más una preliminar; dos disposiciones finales, una adicional y ocho transitorias.
Pretende la Ley servir de instrumento para operar el tránsito de «un conjunto» de Seguros Sociales a un «sistema» de Seguridad Social, basado en el principio de so lidaridad nacional — de honda raíz comunitaria— ante las diversas situaciones o contingencias protegidas. En tal sentido, la Ley, en su exposición de motivos, concibe la Seguridad Social como una ta rea nacional que impone sa orificios a los jóvenes respecto de los viejos, a los sanos respecto de los enfermos, a los ocupados respecto de los que se hallan en situación de desempleo, a los vi
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vos respecto de las familias de los fallecidos, a los que no tienen cargas familiares respecto de los que las tienen, etc.
Características fundamentales de la nueva Seguridad Social, son la consideración conjunta de las situaciones objeto de cobertura; la uniformidad relativa de las prestaciones, la importancia de las prestaciones preventivas y recuperadoras, la incorporación y participación de los interesados en la gestión de los órganos de gobierno; la organi zación y racionalización de la gestión, la desaparición del espíritu de lucro, el saneamiento de régimen financiero y la participación del Estado en el coste de la Seguridad Social.
Característica muy importante es la ampliación del campo de la aplicación de la Seguridad Social, que encuadrará tanto a los trabajadores por cuenta ajena, como a los autónomos, socios de cooperativas de produción, servidores domésticos, estudiantes y funcionarios públicos, civiles y militares.
Constituyen igualmente innovaciones de interés la contemplación de una situación común de incapacidad laboral transitoria que, hecha abs- tración de sus causas, exige
asistencia sanitaria para !a recuperación de la salud, y la regulación de Servicios Sociales en orden a la reeducación y rehabilitación de inválidos, medicina preventiva, higiene y seguridad en el trabajo y acción formativa, buscándose así la apertura He la Seguridad Social hacia nuevos campos de promoción social y comunitaria.
ASOCIACIONES
Esta importante faceta de la actividad social, venía siendo regida por el antiguo régimen establecido en la Ley de 30 de junio de 1887 y el Decreto de 25 de enero de 1941. La nueva Ley, de 24 diciembre de 1964, constituye, pues, una de las novedades legislativas más esperadas de ios últimos tiempos.
A raíz de la promulgación del «Fuero de los Españoles» — cuyo artículo 16 consagró el derecho de asociación— fueron varios los intentos frustrados para la instauración de un nuevo régimen en la materia. La Ley de 1964 constituye, al fin, la realización de aquel principio constitucional.
Está concebido el derecho de asociación en la nueva
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Ley, teniendo muy presente dos factores que podemos considerar fundamentales: ia vigencia de un Concordato (el de 1954) entre la Santa Sede y el Estado español, de un lado, y los principios inspiradores del Movimiento Nacional, de otro. Estas dos realidades jurídico-políticas, de carácter preexistente, conforman en cierto sentido el contenido de la Ley y determinan su ámbito de aplicación y los límites al ejercicio del libre derecho de asociación, reconocido en el citado artículo 16 del Fuero.
Están, así, al margen del ámbito de la Ley, las Asociaciones constituidas según el Derecho Canónico (artículo cuarto del Concordato); I a s que se constituyan según el artículo 16 del Fuero; las reguladas p o r la legislación Sindical y las sujetas al régimen jurídico del Movimiento. También se hallan excluidas las de funcionarios, las de personal civil de establecimientos de las Fuerzas Armadas y otras reguladas por leyes especiales (Asociaciones de Vecinos; de Cabezas de Familia, etc.).
Un criterio Intermedio se sigue en cuanto a las Asociaciones de la Acción Católica Española, las cuales están excluidas (en base al artícu
lo 34 del Concordato) del ámbito de la Ley en cuanto desarrollen fines de aposta lado religioso, estando sometidas a las prescripciones de la Ley general en cuanto a las actividades de otro género. La dificultad estriba en este punto, en discriminar la naturaleza de los fines, determinando cuando son estos de «apostolado religioso» y cuándo de «otro género».
Encontramos, pues, un triple régimen en esta materia, de carácter general, especial y mixto.
Por lo que se refiere al ejercicio del derecho de asociación, éste sólo podrá realizarse para fines «lícitos y determinados». Son lícitos los fines cuando no se oponen a los Principios Fundamentales del Movimiento y Leyes fundamentales y penales, a ia moral y orden público, ni cuando implican peligro para la unidad política y social de España. S o n determinados cuando no existe duda respecto a las actividades a desarrollar, según los estatutos de la respectiva Asociación.
ENSEÑANZA PRIMARIA
Finalidad de la Ley de Reforma de 21 de diciembre de
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1965, es perfeccionar !a ds 17 de julio de 1945, actualmente en vigor, sin modificar sustancialmente su signo y orientación.
La primera de las variaciones introducidas en orden a su importancia es la que se refiere a los planes de formación del Magisterio Primario, tratando de ampliar sus conocimientos de base, y a los nuevos criterios para la selección de los Maestros nacionales.
Como consecuencia de la ampliación de la escolaridad obligatoria, que fue establecida por la Ley de 29 de abrí! de 1964, se ha motivado que. oor la ley de reforma se determinen responsabilidades para los padres y tutores, y para las autoridades locales que no vigilen con rigor el cumplimiento de esta escolaridad.
Por lo que respecta a los períodos escolares, se establecen dos únicos períodos: uno, de los seis a los diez años, de obligatoriedad exclusiva en Centros primarios; otro, entre los diez y los catorce años, de obligatoriedad electiva entre Centros primarios y Centros de estudios medios.
Objeto importante de atención por la Ley de reforma son las figuras escolares. La Ley define la «Escuela unitaria» (la atendida por un solo Maestro) y determina las bases para su creación; extingue las «Escuelas Preparatorias», y crea la figura de los «Colegios Nacionales de Enseñanza Primaria» (Centros en ios que existe un Maestro para cada uno de los ocho cursos a ios que se extiende la obligatoriedad escolar). Define también la Ley las dos nuevas figuras surgidas con posterioridad a la de 17 de julio de 1945, como consecuencia de un proceso lógico de perfeccionamiento de ¡a enseñanza: la «Agrupación escolar» (Centro docente cuyas secciones están situadas en edificios distintos dentro del radio de un kilómetro) y ia «Escuela comarcal» (destinada a niños de localidades distintas).
Las exigencias de la población muy diseminada, vienen a cubrirse con las «Escuelas- Hogar», de anterior regulación, pero a cuyos Centros excluye la Ley del carácter benéfico-asistencial que, en ciertos casos, podrían tener.
Otros aspectos interesantes comprendidos en la refor
ma son ios relativos al edificio escolar; la exención de aportación económica en lasconstrucciones por parte de ciertos Ayuntamientos; la es
tructuración de los Servicios de Investigación, documentación y orientación (2 ), y la organización de la Inspección de Enseñanza Primaria.
L. M.
(1) Ley de Bases, cuyo texto articulado, previsto para unj>lazo de dos años, vio prorrogado su período de aprobación por Decretó- Ley de Jefatura del Estado, de 12 de enero de 1966. Por Decretos 907 y 909/1966, de 21 de abril, se aprueban los textos I y II, respectivamente, de esta Ley de Bases. El primero de ellos se refiere a los aspectos generales: el segundo da nueva redacción al vigente texto refundido de Procedimiento Laboral, estableciendo las normas que han de regir los «procesos de Seguridad Social*.
(2) Se crean los de «Investigación y Experimentación Pedagógica» y «Psicología Escolar y Orientación Profesional» y se ratifican el «Centro de Documentación y Orientación Didáctica» y el «Gabinete de Estudios».
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DOCUMENTACIONSOCIAL
tratará el tema:
EL DESARROLLO C O M U N IT A R IO• aspectos teóricos• metodología• discusión en grupos
de trabajo• experiencias
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1. LO SOCIAL EN CARITAS (agotado).2. LOS CENTROS SOCIALES (agotado).3. LA ASISTENCIA SOCIAL (agotado).4. LAS MIGRACIONES EN ESPAÑA (agotado).
5-6. COMO ESTUDIAR UN MUNICIPIO (agotado).7. LA ACCION SOCIAL (agotado).8. ASPECTOS SOCIALES DE LA VIVIENDA (agotado).
9-10. LA VIVIENDA EN SUS ASPECTOS ECONOMICOS(agotado).
11-12. LAS COLONIAS DE VACACIONES (agotado).13. LAS TECNICAS DEL TRABAJO DE GRUPO.14. LAS GUARDERIAS INFANTILES (agotado).15. EL COOPERATIVISMO.16. EL SERVICIO SOCIAL DE COMUNIDAD.
17-18. LA PLANIFICACION SOCIAL.19. EL SERVICIO SOCIAL.20. LA ANCIANIDAD, PROBLEMA SOCIAL DE NUESTRO
TIEMPO.21. SERVICIO SOCIAL DE CASOS Y SUPERVISION.22. CENTROS DE FORMACION Y SERVIDO SOCIAL.
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