deus facit, homo fit' un axioma de san ireneo

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Gregorianum 69, 4 (1988) 629-661 Deus facit, homo fit Un axioma de san Ireneo Un «plasma» repentinamente deificado, sin conocer el estadio racional y libre, habria pasado sin mèrito, de sarx a «Pneuma», de hombre terreno a Dios. El hombre no habria actuado corno tal. Ni siquiera se le hubiera ofrecido ocasión de obedecer. Situado de golpe en régimen divino, ignorarla las propias fronteras creaturales, ο las confun diria con las del Ingènito. Correria peligro de atribuir a la «substancia» terrena las propiedades del Espiritu. Era conveniente hacer valer las dos vertientes, divina y humana, de la «plasis». Dar también lugar al desarrollo pasivo, desde lo infimo terreno hasta la sumo divino. Los valentinianos, demasiado listos, cortaban por lo sano. El «plasma» no era deificable. Tenia su proceso, segùn las leyes de la materia. Mortai y corruptible corno era, incrementaba un tiempo, adquiria madurez, pero declinaba necesariamente a la corrupción y muerte. Nada de mortai vestido de inmortalidad, ni corruptible vestido de incorruptela. Lo no deificable ^podia interesar a Dios? La misma «psique» tampoco era, para los valentinianos, rigurosa mente divinizable. La «lex naturae» lo prohibia. También ella tenia sus leyes y podia desarrollarse en comunión con el «plasma»; disciplinarse, en lo moral, en régimen de sumisión a Dios, y aun ser levantada sobre su propio nivel, hasta hacerse participe de una «salus animae» entre «espiritual» y «psiquica»; sin llegar empero a la «salus spiritus». Solo era gnósticamente deificable el h. «espiritual». Y por lo que hace al interesado, tras un régimen de absoluta inconsciencia. El «espiritual» se enteraba de serio, de su filiación naturai (φύσει) divina, en el momento de la Gnosis. Iluminado de golpe, aunque ocultamente preparado a elio por el Espiritu Santo, iniciaba nueva vida, a merced de Dios, sin ninguna libertad. Inconsciente de si mientras se gobernaba meritoriamente en convivencia con el «psiquico», subia de golpe, con la

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Gregorianum 69, 4 (1988) 629-661

Deus facit, homo fit Un axioma de san Ireneo

Un «plasma» repentinamente deificado, sin conocer el estadio racional y libre, habria pasado sin mèrito, de sarx a «Pneuma», de hombre terreno a Dios. El hombre no habria actuado corno tal. Ni

siquiera se le hubiera ofrecido ocasión de obedecer. Situado de golpe en

régimen divino, ignorarla las propias fronteras creaturales, ο las confun diria con las del Ingènito. Correria peligro de atribuir a la «substancia» terrena las propiedades del Espiritu.

Era conveniente hacer valer las dos vertientes, divina y humana, de la «plasis». Dar también lugar al desarrollo pasivo, desde lo infimo terreno hasta la sumo divino.

Los valentinianos, demasiado listos, cortaban por lo sano. El

«plasma» no era deificable. Tenia su proceso, segùn las leyes de la materia. Mortai y corruptible corno era, incrementaba un tiempo, adquiria madurez, pero declinaba necesariamente a la corrupción y muerte. Nada de mortai vestido de inmortalidad, ni corruptible vestido de incorruptela. Lo no deificable ^podia interesar a Dios?

La misma «psique» tampoco era, para los valentinianos, rigurosa mente divinizable. La «lex naturae» lo prohibia. También ella tenia sus

leyes y podia desarrollarse en comunión con el «plasma»; disciplinarse, en lo moral, en régimen de sumisión a Dios, y aun ser levantada sobre su propio nivel, hasta hacerse participe de una «salus animae» entre

«espiritual» y «psiquica»; sin llegar empero a la «salus spiritus». Solo era gnósticamente deificable el h. «espiritual». Y por lo que

hace al interesado, tras un régimen de absoluta inconsciencia. El

«espiritual» se enteraba de serio, de su filiación naturai (φύσει) divina, en el momento de la Gnosis. Iluminado de golpe, aunque ocultamente

preparado a elio por el Espiritu Santo, iniciaba nueva vida, a merced de

Dios, sin ninguna libertad. Inconsciente de si mientras se gobernaba meritoriamente en convivencia con el «psiquico», subia de golpe, con la

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Gnosis, a un régimen necesario, necesitado en sus nuevos actos por la substancia misma del Espiritu de Dios.

Resumiendo, por cualquier parte que se dejara ver el «espiritual» valentiniano, en sus tres componentes (hilico, psiquico, pneumàtico), no conocia proceso alguno estricto de deificación. El Dios Bueno, trascendente, podia y aun debia sustraerse a cualquier trabajo de

«plasis» y disciplina ètica. La tarea de Yahveh, por no afectar al

«spiritus», tampoco podia deificar a nadie. Solo quedaba, corno rigurosamente divinizadora, la actividad de:

a) Sofia (= Espiritu Santo personal), y origen de los «espirituales» diseminados en el mundo. Ademàs de sembrarlos por el cosmos, los incrementaba poco a poco, disponiéndolos para cuando los «iluminase» el Salvador. La tarea de Sofia, muy real y positiva, escapaba a la conciencia de los interesados. Nadie sabia ni experimentaba, entre los

«espirituales», lo que Sofia trabajaba en su interior. Y por eso, tampoco podia responder, consciente, a ella.

b) el Salvador, origen del «Pneuma» masculino, y autor — por Su

efusión — de la Gnosis ο Teleiosis de los «espirituales». En virtud del Bautismo de Espiritu sobre el «pneuma» femenino, pasa a ser éste

«consumado», «deificado» de lleno en comunión de «Pneuma» con el

Hijo y con el Padre. Al proceso inconsciente de divinización de los «espirituales» por

Sofia, se agrega su perfecta consciente deificación por el Salvador. Lo

que prepara Sofia lo perfecciona el Salvador. Sofia trabaja sobre el

«pneuma» femenino. El Salvador le hace «masculino», y le asimila a la comunión de Vida con Dios. Actividades ambas deificantes y comple mentarias, responden a las caracteristicas personales del Espiritu Santo

(personal) femenino, y del Salvador masculino. Ambas operan sobre la misma substancia, derivada de Dios; pero difieren en virtud y cualidad.

Los valentinianos habrian subrayado, en su aplicación al hombre

«espiritual», lo que Ireneo: «Dios hace, el hombre es hecho». El

Espiritu personal hace, corno madre; el Salvador, corno «padre» (o principio masculino); y el h. se deja hacer, sin posibilidad de oponerse a la doble acción deifica.

* * *

Ireneo discurre sobre la tricotomia paulina (1 Thes 5,23: cuerpo, alma, espiritu), que no son tres hombres diversos — corno quieren los valentinianos — sino tres componentes de un solo hombre.

El proceso deifico no afecta por igual a los tres componentes: a) no puede afectar al «espiritu»: que en el hombre es lo que

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deifica, no lo deificado. E1 Salvador podrà infundir su «espiritu» en el

individuo, en mayor ο menor grado; mas no podrà «deificar» (= «espiritualizar») su «espiritu», sino solo la psique, y sobre todo el

«plasma» del individuo.

b) afecta a la psique, moviéndola a actos racionales — corno emanados de ella—y espirituales — corno inspirados por el Espiritu —. Tales actos revisten una dignidad «divina», por venir a impulsos del

Espiritu. El proceso deificante se traduce en la docilidad continua del

alma, racional y libre, a la moción del Espiritu. Y va «in crescendo»,

segùn crece la docilidad de la psique al Autor deificante (resp. al

Espiritu de Dios). c) interesa sobre todo y «per se» al cuerpo. La economia de la

«humana» deificación gira en torno al «plasma», verdadero hombre ireneano. Dios destina al «cuerpo» a las alturas del Espiritu, porque solo plasmò el «cuerpo» — no el alma — a imagen y semejanza de Dios. En tanto deifica a la psique, en cuanto sirve a Su primer intento, de hacer divino el «plasma»; y mediante los actos racionales y libres (resp. meritorios) diviniza, con merito para el interesado, el «plasma» ο sarx del hombre.

El proceso deifico del hombre se regirà por las leyes del humano

cuerpo, en función del organismo. Jamàs san Ireneo pone en tela de

juicio la eficacia del Creador: lo que Dios hace ο puede hacer, una vez

que determinò modelar al hombre a Su imagen y similitud. La cosa està en la creatura. No en si la creatura sujeta al trabajo del Creador es

«espiritu», corno pretenden los herejes; ο «psique», segùn los origenia nos (filonianos). El problema està en el curso que seguirà el cuerpo del

hombre, en manos de Dios, para asimilar la Imagen y Similitud divinas; en el proceso desde el plasma primerisimo terreno hasta el plasma Pneuma.

Para los valentinianos, el hombre llamado «per se» a Dios es el hijo naturai de Dios. Por enaltecer la dignidad del hombre, destinado a similitud perfecta con El, reduce la distancia entre el hombre y Dios: del

«pneuma» femenino al «Pneuma» masculino. i,Qué poder ni amor

singular revela la deificación de una substancia, ya fisicamente divina?

Los origenianos veian en la afinidad entre el «intelecto» (u hombre

esencial) y el Espiritu de Dios una base que hacia plausible la eficacia

deificante del Espiritu1.

1 Cf. J. Rjus-Camps, El dinamismo trinitario en la divinización de los seres racionales

segtin Origenes, Roma, 1970, p. 401s.

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Para Ireneo, cuanto mas disten los extremos — el «plasma» del hombre y el «Pneuma» de Dios — las substancias llamadas a unirse, mas

resplandecerà el poder y amor divinos. Algo es deificar el «pneuma» femenino le vantandole a las alturas del Espiri tu masculino (vai.). Mas deificar el «intelecto» (resp. la «psique»), exaitando su naturaleza racional al ejercicio del «Pneuma» de Dios.

Muchisimo mas, el colmo, erigir con Ireneo la substancia infima a las alturas del Espiritu, Substancia suprema. El Demiurgo ireneano une dos substancias de ningunisima afinidad; las dos mas distantes y diversas en esencia, dinamismo y acto. Tal comunión reclama tiempo.

El hecho de hacer del «plasma» el extremo humano equivale a convertirle en protagonista de la Economia de la Salud. Mucho tiene

que trabajar Dios en él, para sacar al hombre-Dios, la «sarx-Pneuma».

Trabajo lento, con iniciativa en el Espiritu de Dios, sobre la substancia terrena. En su virtud, el Espiritu inmortai del Hijo absorbe poco a poco lo mortai del hombre; y el Espiritu incorruptible del Hijo lo corruptible humano, hasta revestirlo de Sus cualidades divinas.

Aspectos de la asimilación lenta de la sarx por el Pneuma son: a) la substitución progresiva de las cualidades congénitas al plasma (mortali dad y corruptela) por las del Espiritu (inmortalidad e incorruptela); b) la «plasis», también progresiva, del hombre a imagen y semejanza de

Dios; c) el conocimiento, por experiencia, del bien y del mal, a la manera del Creador2.

«Nemo repente fit summus». Ni creatura alguna se hace de golpe «dios».

«^Cómo va a ser "dios" quien todavia no fué hecho hombre? ^ Còrno

perfecto (en lo divino), el recién hecho? Υ ι còrno inmortai (con la

athanasia de Dios), quien no obedeció (con mèrito) al Hacedor en

naturaleza mortai? Pues primero has de mantenerte a nivel de hombre,

para luego participar en la gloria de Dios; ya que no haces tu a Dios sino

Dios te hace a ti. Por tanto, si eres obra de Dios, aguarda la mano de tu

Artifice, que todo lo hace segùn conviene; segun te conviene a ti, que eres hecho. Entrégale tu corazón blando y manejable, y conserva la

2 Cf. Iren IV, 38,4,105ss: «Secundum enim benignitatem suam bene dedit bonum et similes sibi suae potestatis homines fecit; secundum autem providentiam scivit hominum infirmitatem et quae ventura essent ex ea; secundum autem dilectionem et virtutem vincet factae naturae substantiam. Oportuerat autem primo naturam apparere, post deinde vinci, et absorbi mortale ab immortalitate et corruptibile ab incorruptibilitate, et fieri hominem secundum imaginem et similitudinem Dei, agnitione accepta boni et mali».

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forma con que te (con)figuró el Artifice, reteniendo en ti el agua (viva), no vayas a perder endurecido las huellas de Sus dedos. Mas si conservas

la trabazón (del Espiriti)), subiràs hasta lo perfecto. El arte de Dios

esconderà el limo que hay en ti. Su Mano darà forma en ti a la substancia; te baiìarà por dentro y por fuera con oro puro y con piata; y de (tal) suerte te adornarà que el propio Rey codicie tu hermosura (cf. Sai 44,11). Mas si obdurado rechazas enseguida Su arte, y eres ingrato con El

(acusàndole) por haber sido hecho hombre (y no "dios"), con tu

ingratitud para Dios pierdes a la vez Su arte y vida. Pues propio es de la

benignidad de Dios hacer; y propio de la naturaleza del hombre ser hecho.

Si pues le ofrendas a El lo que es tuyo, a saber la fe en El y la sumisión,

recibiràs Su arte y seràs obra perfecta de Dios»3.

Hay individuos — alude Ireneo a los valentinianos — que no se

resignan a ser hombres. Como Adàn y Eva seducidos por la serpiente, antes de saber ser hombres, quieren ser dioses. Sin fiar su destino a los

planes del Hacedor, no se avienen a comenzar por hombres. Quieren ser, desde el principio, hijos naturales de Dios; y tan perfectos en lo

divino, corno el propio Hacedor. Pasando por encima de Adàn y Eva —

al fin, engafiados — echan en cara al Creador, que no les haya hecho desde el principio lo que les destina para el fin.

Tales individuos no disimulan su insipiencia, ni su ingratitud para el Hacedor. Creaturas de El, a El toca «hacer al hombre (hacerles a ellos) a Su imagen y semejanza»; al hombre en cambio «ser hecho (dòcilmen te) a imagen y semejanza de Dios».

Ireneo vuelve sobre una idea de sentido comun: primero es el

barro, luego el plasma (= hombre), y por fin el hombre «dios». Es absurdo que el plasma quiera de golpe ser «dios», sin comportarse primero corno plasma, en respuesta meritoria a su Hacedor. «Ser

hecho»plasma con solo trànsito de lodo a «cuerpo», es poco; no entrafia mèrito. Interesa que, consciente de venir de Dios, se comporte corno hechura Suya. Y es lo que el plasma harà si sabe ser libre y meritoria mente hombre, ante Dios, con ayuda del alma (racional y libre). El

plasma ha de servirse de la psique, corno de instrumento, para saber ser ante Dios, meritoriamente, lo que es.

Tócale al hombre dejarse hacer: a) de barro, cuerpo; b) de cuerpo, plasma meritoriamente dócil a las Manos de Dios: corno plasma, y corno destinado a ser «dios».

Hacerse en suma primero hombre, y luego «dios», significa sujetar

Iren IV, 39,2,33ss.

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se dòcilmente (por comunión con la psique) al Hacedor, servirse de la

psique racional y libre, para asemejarse con mèrito al Hacedor. No es el alma «per se» la que se hace primero hombre, y luego

«dios»; sino la sarx (= sòma, plasma) la que meritoriamente se sirve del

alma, corno de instrumento para saber primero ser hombre, y mas tarde «dios».

El ejercicio de la psique al servicio del plasma lleva algùn tiempo. El hombre no aprende a serio de golpe. La sarx tampoco improvisa la virtud en un momento. Requiere tiempo para adquirir dominio de si.

Diriase que Ireneo atiende solo al hombre y le adoctrina sobre su

comportamiento con el Creador. Mas no es asi. El Obispo de Lión

piensa en los sectarios e impugna su doctrina sobre el Demiurgo. A los marcionitas y valentinianos no se les ocurre dar lecciones al hombre, sino al Demiurgo. Este, a titulo de plasmador del hombre, revela sus limitaciones. Podrà fabricar el mundo y modelar al hombre sensible. Todo cuanto haga el Demiurgo denuncia su imperfección. Hace lo que puede, y aun eso ciegamente, a impulsos de una Sabiduria superior. Las

imperfecciones del humano plasma vienen todas de él. No faltó Adàn. Faltó el que le plasmò tan miserable.

Hay que tenerlo en cuenta para, sin descuidar lo que dice, descubrir las premisas que omite el Obispo de Lión.

* * *

Quemadmodum igitur erit deus, qui nondum factus est homo? (Iren

IV, 39,2,33s).

El pecado, segun Ireneo, vino del hombre, no de su plasmador. De

que el hombre, antes de tiempo, quiso ser «dios».

/,Va a ser «dios» el plasma (resp. sarx), cuando todavia no se ha hecho hombre, con experiencia de si? El protoplasto, antes aùn de recibir el soplo de vida (Gen 2,7), es hombre4, mas sin mèrito alguno. Nunca sera ο sabrà ser hombre, mientras no lo sea en uso de la psique racional y libre; y responda con mèrito a lo recibido del Creador.

Al protoplasto se le pide primeramente hacerse hombre. Solo

luego se harà «dios». No vale saltar de plasma a «dios», sin hacerse «hombre».

Convenia en efecto que el hombre, primero se hiciese, y hecho

creciese, y crecido se hiciese adulto, y adulto se mutiplicase, y multiplica

4 Idea acentuada por Tertuliano, Marc 1,24,5; Res 5,8; Cam 5,6... Véase R. Braun, Deus christianorum2, Paris, 1977, p. 301s.

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do convaleciese, y convalecido fuese glorificado, y glorificado con tempia se a su Seflor. Dios es Quien ha de ser contemplado, y la vision de Dios

procura la incorruptela; «y la incorruptela hace (que el hombre) se

allegue a Dios» (cf. Sap 6,19)5.

Enumera Ireneo las etapas que ha de seguir el hombre para hacerse «dios». Primera, hacerse hombre («hominem primo fieri»),

Ningun hombre ha de saltar por encima de la ley del humano

linaje. Segùn ella, todo individuo debe en principio hacerse hombre, a saber duefio de las pasiones a que se ve sujeto; no dominado por lo débil de su naturaleza, sino al contrario con sefiorio sobre ella6, segùn el libre albedrio.

Hacerse hombre equivale a aduenarse de las pasiones en la débil naturaleza recibida de su Autor. E iniciar asi la carrera de la Salud, que acabarà haciendo del hombre «dios».

En rigor, solo se es hombre, en respuesta a Dios, cuando a la substancia — el barro plasmado — se le anade el dinamismo y régimen de sumisión al Creador, para el cual es destinado. Substancia dócil a

Dios; con docilidad no necesaria, sino libre. Ni siquiera, con mera libertad de alma, sino con el dinamismo «espiritual», que se le otorgó junto con la psique, para hacerse «dios».

Una vez que el plasma, libre y meritoriamente, con ayuda de la

psique y del «espiritu», se haya hecho hombre; y tenga experiencia de

si, en ejercicio de sus componentes (fisicos), y en régimen de obediencia a su Plasmador: podrà aspirar — sin salir de la Economia de Dios — a ser «Dios»7.

Ireneo, a diferencia de Filón (y Origenes), otorga acusado valor

5 Iren IV, 38,3,78ss. 6 Iren IV, 38,4,85ss: «Irrationabiles igitur omni modo qui non exspectant tempus

augmenti et suae naturae infirmitatem adscribunt Deo. Neque Deum neque semetipsos scientes, insatiabiles et ingrati, nolentes primo esse hoc quod et facti sunt, homines

passionum capaces, sed supergredientes legem humani generis, et antequam fiant homines

jam volunt similes esse Factori Deo et nullam esse differentiam infecti Dei et nunc facti hominis... utraque referens, et illud quod est benignum suae donationis et infìrmitatem nostram et quod essemus nostrae potestatis. Secundum enim benignitatem suam bene dedit bonum et similes sibi suae potestatis homines fecit\ secundum autem providentiam scivit hominum infirmitatem et quae ventura essent ex ea; secundum autem dilectionem et virtutem vincet factae naturae substantiam».

7 Eliminemos un escrùpulo. Por una parte, el plasma antes aùn de recibir el soplo de vida (Gen 2,7) era ya hombre. Por otra, al tiempo de su transgresión, no se habia hecho aùn hombre. Si lo era antes aun de ser animado, ,;qué falta le hacia «hacerse hombre»? —

Respondo. Era homo, cuando plasma; mas no consciente y meritoriamente ante el

Hacedor, hasta vivir segun su naturaleza.

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histórico al «nondum factus homo». Igual que el recién nacido dista

mucho, en el tiempo, del hombre maduro; el protoplasto recién hecho dista mucho, en lo humano, del hombre consciente de sus limites

naturales, y por ende sumiso en obediencia a Dios (cf. Epid 15).

Quomodo autem perfectus, nuper effectus? (Iren IV, 39,2,34s)

a a ser «divinamente» perfecto, segun su destino, el plasma que acaba de aparecer? Es el tema ampliamente desarrollado en IV, 388.

La frase ireneana, fuera de contexto, podria entenderse corno

expresión de la antitesis Ingenitus (= Infectus)lgenitus (= effectus). Solo es perfecto e inmutable el Ingènito; todo lo creado es imperfecto y mudable9.

<;,Va a ser perfecto e inmutable el hombre creado por Dios? Entre ofitas y valentinianos, el verdadero Anthropos — el Homo

divino — era perfecto desde su aparición, corno Unigènito del Padre, e

ingènito corno El. También Ireneo ensenaba la perfección del Unigèni to, desde su primer origen; mas no le hacia Anthropos.

El contexto ireneano impone otra exegesis. El Obispo de Lión se

pregunta, con el pensamiento en el hombre terreno modelado por Yahveh: ^puede el «plasma» ser divinamente perfecto, desde que aparece, tornado de la tierra, en Gen 2,7?

Las especies creadas — sol, luna, plantas, animales... — salen fisicamente perfectas de manos del Creador. Los propios àngeles aparecen, en su especie, perfectos; dotados de las virtudes todas

peculiares a ellos'0.

No asi el hombre: comienza en «plasma» y termina en plasma Dios, «sarx-Pneuma». Centro de la Economia, es creado «a imagen y semejanza de Dios»; inicialmente imperfecto en lo divino, se volverà en su dia divinamente perfecto11.

8 Véase Homo nuper factus, en Gregorianum 46, 1965 , 481-544; Del hombre imperfecto al perfecto en san Ireneo, en S. Felici, Crescita dell'uomo nella catechesi dei Padri (Roma, 1987, 103-125). 9 Cf. Justino, dial 3,5; Iren II, 34,2,27ss: «Discant quoniam sine initio et sine fine, vere et semper idem et eodem modo se habens solus est Deus, qui est omnium Dominus. Quae autem sunt ab ilio omnia, quaecumque facta sunt et fiunt, initium quidem suum accipiunt generationis, et per hoc inferiora sunt ab eo qui ea fecit, quoniam non sunt ingenita». Véase J.C.M. van Winden, /In Early Christian Philosopher, Leiden, 1971,107s. 10 Cf. Epid. 9-10.

" Cf. Iren IV, 38,3,70ss: «Per hanc igitur ordinationem et hujusmodi convenientiam et tali ductu factus et plasmatus homo secundum imaginem et similitudinem constituitur infecti Dei... homine... paulatim proficiente et perveniente ad perfectum, hoc est proxi mum infecto fieri: perfectus enim est infectus, hic autem est Deus».

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La clàusula se refiere al plasma de Gen 2,7 (Gen 1,26). Entiéndase:

^Cómo puede ser perfecta, con el dinamismo y ejercicio del Espiritu de

Dios, la substancia terrena, recién plasmada? Respuesta: Solo después de larga disciplina ο «plasis», prolongada por milenios, con sujeción al Verbo y a Sofia, Manos de Dios, lograrà la humana substancia (sarx, plasma, tierra) las propiedades fisicas del Espiritu.

Quomodo autem immortalis (erit), qui in natura mortali non obaudi

vit Faeton? (Iren IV, 39,2,35s).

^Cómo va a ser inmortai, y librarse de la muerte, quien corno Adàn desobedece a su Autor en naturaleza mortai? Lo obvio es que el Creador lieve a efecto su amenaza de muerte (Gen 2,16s), al verse

desobedecido; y castigue al hombre retiràndole Sus primeros designios de inmortalidad. He ahi el alcance de la pregunta de Ireneo.

Literalmente, fuera de contexto, la pregunta se presta a otra

explicación. Los àngeles son fisicamente inmortales. Es el caso de los

àngeles caidos. No por haber apostatado de su Hacedor en naturaleza

inmortai, dejan de ser inmortales. Digase lo propio de la humana

psique. Obedezca ο no a su Autor, el alma sigue inmortal. Pero ^cómo va uno a ser inmortai, si desobedece a Dios en natura mortai? Seria el

caso de Adàn y Eva. Inmortales ambos en alma, no lo serian —

indóciles a Yahveh — en composición de alma y cuerpo. Desobedientes en substancia mortai (de cuerpo y alma unidos), serian inmortales en

psique. Sin embargo, para Ireneo, es incompatible la indole inmortai a que

es llamado el hombre por su Hacedor, y la insumisión suya, en natura

mortai, a Dios; entre el hombre destinado «inmortai» y la desobedien cia en condición mortai.

Es absurdo — piensa — que el hombre, creado en naturaleza

mortai, acceda a la athanasia divina, a que le destina su Creador, con un

acto de abierta insumisión, sin dar fe a la amenaza de muerte. La

athanasia prometida por Dios al linaje humano para la synteleia final

està subordinada al cumplimento de Su voluntad. Mal camino Deva el

que pretenda ser inmortai con la athanasia de Dios, si comienza —

corno Adàn — por desobedecerle en naturaleza mortai, amenazada de

muerte. Al hombre le toca obedecer. Solo asi se harà digno, en cuerpo y alma, de revestir la athanasia y la incorruptela a que el Hacedor le

destina. Por otra parte, la «inmortalidad e incorruptela y Vida eterna»,

propias del Creador son dones demasiado grandes para que los pueda

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tolerar el humano cuerpo, recién salido de Sus manos. Tendria mucho de paradójico, y aun contradictorio, modelar de barro un plasma corruptible y mortai, y dotarle al mismo tiempo de la athanasia y de la

aphtharsia de Dios. Resultarla un hombre, fisicamente mortai, hecho

«inmortai»; mas «dios» que hombre; mas aùn, hombre «dios», sin haber nunca sido «hombre».

Distingue tempora: no confundamos inmortalidad e inmortalidad. Asi corno no puede ser «perfecto» con la perfección del Ingènito el

hombre recién hecho; tampoco puede ser hecho «inmortai» con la athanasia del Hacedor, el hombre recién modelado en naturaleza mortai. En su dia se volverà «inmortai» corno Dios. Entre tanto, ha de obedecerle a su Autor en la naturaleza débil y mortai que de El recibió.

Colocado en el Paraiso en régimen no mortai, merecerà con la

obediencia a Dios el régimen de eterna athanasia. Mortai en natura, y no-mortal en praeternatura, sera por fin inmortai con Dios y en Dios.

La interrogante de Ireneo no va con la inmortalidad fisica de las substancias creadas (àngeles, almas racionales, espiritus del mal), sino con la athanasia del Espiritu ο substancia de Dios, destinada al humano

cuerpo. En suma, Dios no puede comunicar a la humana natura, recién

salida de Sus manos, la athanasia de Su propio Espiritu. Equivaldria a hacerle de golpe Dios, en plenitud de Vida. La condición aùn imperfec ta e impreparada de la humana substancia no lo consiente. El protoplas to salici de las manos de Dios, en régimen divinamente imperfecto, con un leve germen de divina inmortalidad. Por eso pudo desobedecer a su

Hacedor, y morir en «naturaleza mortai», muy lejos aùn de inmortali zarse con la perfección de Dios.

Oportet enim te primo quidem ordinem hominis custodire, tunc

deinde participari gloriae Dei (Iren IV, 39,2,36ss).

«Pues conviene que primero observes el puesto de hombre, y solo

después participes en la gloria de Dios». No ocurre al hombre lo que a los àngeles. Estos custodian el rango (τάξις) propio y glorifican a Dios; sin incremento alguno. Mas aùn, no pueden licitamente aspirar a un

rango superior; contentos con el que del Hacedor recibieron, dentro de la armonia del universo (resp. de los cielos).

El hombre en cambio està destinado a superarse. Mas por su destino a «dios» — a Imagen y Similitud de Dios — primero ha de saber ser hombre y glorificar a Dios, en cuerpo y alma, corno hombre. Debe mantener las distancias, sin adelantarse a subir por cuenta propia. Solo

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mas tarde, al cabo de un largo proceso, y a impulsos siempre del

Espiritu de Dios, participarà en la gloria a que por E1 es llamado. Llamado a asemejarse en Vida al Hacedor, no puede el hombre,

por industria propia, obtenerla. Es capaz de asemejarse a los jumentos. Basta que se deje arrastrar de sus pasiones. Al revés en la carrera ascendente de asimilación a Dios. Ha de actuar el Espiritu de Dios sobre el plasma del hombre, asemejàndole a Si. El hombre tendrà medios propios para mantenerse hombre, racional y libre. Mas para subir a Dios, necesita un principio ο germen de Espiritu bajado de

arriba, que le mueva a actos divinos. Dócil al dinamismo del Espiritu, y dejàndose llevar de él, dejarà atràs el dinamismo suyo naturai —

terreno y racional — y se adentrarà en atmosfera de Dios, deificàndose hasta la participación cabal en la gloria del Hacedor.

«Participari gloriae Dei», en su aplicación al humano plasma, equivale a «glorificari», con vision y vida de Dios12. Y venimos a un

concepto muy sugestivo, repetidas veces acentuando por el Obispo de Lión.

Non enim tu Deum facis, sed Deus te facit (Iren IV, 39,2,38s).

La secuencia no hace dificultad. Ha de custodiar el hombre su

nivel, en espera de que le trabaje Dios, para — en su dia — participar en la gloria del Hacedor. «Porque no haces tù (hombre), a Dios; sino Dios te hace» y te trabaja para levantarte a Su nivel.

Esto que Ireneo aplica expresamente a las relaciones entre Dios y el hombre, habialo ensenado en forma impersonal y universal, capitulos antes:

Et hoc Deus ab homine differì, quoniam Deus quidem facit, homo

autem fit. Et quidem qui facit semper idem est, quod autem fit (= homo) et initium et medietatem et adjectionem et augmentum accipere debet.

Et Deus quidem bene facit, bene autem fit homini. Et Deus quidem

perfectus in omnibus, ipse sibi aequalis et similis, totus cum sit lumen et

totus mens et totus substantia et fons omnium honorum, homo vero

profectum percipiens et augmentum ad Deum. Quemadmodum enim

Deus semper idem est, sic et homo in Deo inventus semper proficiet ad

Deum. Neque enim Deus cessat aliquando in benefaciendo et locupletan do hominem, neque homo cessat beneficium accipere et ditari a Deo.

Exceptorium enim bonitatis et organum clarificationis ejus homo gratus

Cf. Iren IV, 38,3-4.

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640 ANTONIO ORBE, S I.

ei qui se fecit, et iterum exceptorium justi judicii ejus homo ingratus et

spernens plasmatorem et non subjectus Verbo ejus13.

Sobre las relaciones entre Dios y el hombre conviene no olvidar una diferencia: Dios hace, el hombre es hecho. En la cual van otras

implicitas: Dios hace bien (= beneficia), el hombre es hecho bien (= recibe Su beneficio). Nunca Dios cesa de hacer bien y enriquecer al

hombre, nunca el hombre cesa de recibir Sus beneficios y riquezas. No es solamente que Dios dé, y el hombre reciba; sino que Dios

solo da, sin recibir del hombre; y el hombre solo recibe, sin dar a Dios. Mas aùn, Ireneo previene una probable aplicación sectaria de la

antitesis facere/fieri al Demiurgo animai. Los herejes acentuaban la correlación entre el Creador y el mundo, de una parte, y entre el Plasmador y el hombre, de otra. El Demiurgo hacia por necesidad y ciegamente, obligado por su naturaleza a la demiurgia ο a la plasis. El hombre era hecho por igual necesidad «plasma»; en naturaleza incapaz de Salud.

(,Qué concluir del sintagma facere/fieri asi entendido? Sobre todo, si, aparte la rigurosa demiurgia ο «plasis» del hombre material, mediaba la intervención de Sofia (resp. del Logos), de que el Demiurgo era instrumento inconsciente.

Ireneo ataja semejante ideologia con una clàusula, al parecer, anodina: «Et Deus quidem benefacit, bene autem fit homini». Clàusula

que tiene un paralelo decisivo en IV, 39,2,38s sobre que volveremos mas tarde.

El Demiurgo — rebate Ireneo — actùa libremente a impulsos de su Bondad. Lejos de plasmar al hombre ciegamente y por necesidad, lo hace a titulo de Dios Bueno, por pura benignidad, para hacerle al hombre participe de Su propio Bien. El hombre es plasmado por el

Demiurgo Dios Bueno, para ser receptàculo del Bien divino. No conviene dejarse distraer por solas analogias externas. Las fórmulas de Ireneo evocan otras de filosofia, muy socorridas

entre los Estoicos:

A su parecer, hay dos principios universales: lo que hace y lo que

padece... el Dios y la materia; de los cuales el uno es autor del hacer, y la

otra del padecer...14.

13 Iren IV, ll,2,21ss. 14

Zenón, segùn Diógenes Laercio VII, 134 = Arnim SVF I p. 24, 5ss. Véase enseguida el testimonio de Lactancio, Div. Inst. VII, 3,1-3.

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DEUS FACIT, HOMO FIT 641

Ireneo aplica al hombre lo que Zenón a la substancia sin cualidad. E1 hombre, corno la materia informe, ha de aguardar la acción de Dios.

Mejor aùn que Ireneo podrian invocar los herejes (marcionitas y gnósticos) la antitesis del Pòrtico. La correlación Dioslmateria responde mejor a la comunión fisica que observa el Demiurgo animai con el

plasma por él animado, que a la enorme distancia — entre el Espiritu de Dios y el cuerpo humano — que trata de salvar el Obispo de Lión.

Se ha solido ver en la antitesis facereifieri de Ireneo el influjo de Filón15:

«Propio de Dios es el hacer — lo que es ilicito atribuir a creatura

(alguna) —

y propio de la creatura el padecer»16.

A que cabe anadir con reservas lo siguiente:

«Asi corno es propio del fuego quemar, y de la nieve enfriar, asi

también de Dios el hacer»17.

Seria fàcil senalar analogias leves entre las pàginas del Obispo de

Lión18, y la antitesis genèrica facerelfieri, de sesgo filosofico pagano, denunciada en otras ocasiones19, ajena a nuestro problema especifico.

15 Cf. Ρ. Smulders, A Quotation of Philo in Irenaeus, en Vig. christianae 12 1958, 154-156.

16 Cherub 77. 17

Leg alleg. I § 5. 18 Cf. IV, 39,2,52ss. 19 Cf. III, 8,3,63ss: «Altera autem sunt quae constituta sunt ab eo qui constituit et quae

facta sunt ab eo quifecit. Ipse enim infectus et sine initio et sine fine nullius indigens, ipse sibi sufficiens et adhuc reliquis omnibus ut sint hoc ipsum praestans. Quae vero ab eo facta sunt initium sumpserunt; quaecumque autem initium sumpserunt, et dissolutionem possunt percipere et subiecta sunt et indigent eius qui se fecit»; II, 34,2,23ss: «Si qui autem hoc in loco dicant non posse animas eas quae paulo ante esse coeperint in multum temporis perseverare, sed oportere eas aut innascibiles esse ut sint immortales, vel, si generationis initium acceperint, cum ipso corpore mori: discant quoniam sine initio et sine fine, vere et

semper idem et eodem modo se habens solus est Deus (cf. Justino, dial 3,5), qui est omnium Dominus. Quae autem sunt ab ilio omnia, quaecumque facta sunt et fiunt, initium

quidem suum accipiunt generationis, et per hoc inferiora sunt ab eo qui ea fecit, quoniam non sunt ingenita; perseverant autem et extenduntur in longitudinem saeculorum secun dum voluntatem Factoris Dei: ita ut sic initio fierent, et postea ut sint eis donat». Cf. J.C.M. Van Winden, An Early Christian Philosopher, Leiden, 1971, 106ss.

IV, 20,l,5ss: «semper discunt quoniam est tantus Deus, et ipse est qui per semetipsum constituit et fecit et adornavit et continet omnia·, in omnibus autem et nos et hunc mundum

qui est secundum nos. Et nos igitur, cum his quae continentur ab eojacti sumus. Et hic est de quo Scriptura ait (Gen 2,7)...».

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642 ANTONIO ORBE, S I

La antitesis filoniana facerelpati, en su aplicación genèrica, vale también para Deuslmens. No se limita a la Economia de la historia; ni al

proceso que media entre la creación del hombre ireneano y su deifica ción. Justifica simplemente la relación Hacedorlcreatura·, una relación

muy genèrica. En Ireneo la antitesis facerelfieri puede muy bien traducirse por

facerelpati-, se aplica empero a la relación Deus/plasma ο Deus/ho mo terrenus-, con lo que muda por completo la perspectiva. Al contraste

genèrico de Filón Deuslmens le substituye el especifico Dios Pneumal hombre plasma. De un lado el Espiritu ο natura divina, y de otro el

plasma ο cuerpo humano de tierra. El Espiritu trabaja corno artifice el

plasma, no para sostenerlo en su existencia, corno a las demàs creaturas,

sino, con eficacia caracteristica, para asemejarlo a Si. Entre los herejes el sintagma facerel fieri recomendaba poco a Dios.

Por «demiurgo» y por «plasmador» estaba vinculado a la materia; actuaba corno instrumento de agentes superiores, en ejercicio necesario

y ciego. Fabricaba y modelaba la hyle, porque tal era su oficio. Al contrario — urge Ireneo — el Demiurgo actùa libremente, por

pura bondad, en beneficio del hombre.

Antes de proseguir el anàlisis de Ireneo, tornemos sobre dos fórmulas desconcertantes de IV, 11,2:

A) «Deus quidem facit, homo autem fit»; B) «Qui facit semper idem est, quod autem fit... augmentum

accipere debet».

A) «Deus quidem facit, homo autem fit»

El primer hemistiquio salta a la vista. No asi el segundo. La diferencia entre Dios y el hombre està — de parte de éste — en que el hombre es hecho. ^Quiere decirse que el hombre no hace nada?

El diàlogo entre Dios y Cain parece indicar lo contrario. Yahveh trató de evitar, llevara adelante Cain su mal propòsito («Quiesce»: Gen

4,7). No le hizo el hombre caso, y manifestò con el crimen («per operationem suam») lo que llevaba dentro20. Iguales perversas acciones llevaron a cabo los escribas y Fariseos con Jesùs. Las obras de la carne enumeradas por el Apóstol (Gal 5,19-21), las hace también el hombre21.

20 Cf. Iren III, 23,4,81ss; IV, 18,3,54ss. 21 Cf. Iren V, ll,l,lss.

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DEUS FACIT. HOMO FIT 643

Tales acciones, sin embargo, prueban lo que indica Ireneo. En lo

divino, en todo lo que afecta positivamente a la Economia de la salud, el hombre es pasivo; se deja llevar y hacer de Dios;y a Dios toca «deificar». Ahi reside la diferencia entre Dios y el hombre: en lo divino, en la vertiente divina de la humana plasis, la iniciativa y el ejercicio es

siempre de las Manos de Dios; mientras al hombre, al barro, le toca

recibir, ser hecho, corresponder. Segùn testimonio del propio Salvador (Joh 4,35-38) «otros trabaja

ron, y vosotros (mis discipulos) entrasteis en su trabajo». Los patriarcas y profetas sembraron lo que recogieron los discipulos. Mas de tal modo

trabajaron, que «servian a las economias de Dios»22. El Apóstol de las

gentes pudo decir con verdad (1 Cor 15,10): «Trabajé mas que todos ellos (= que los apóstoles de la circuncisión)». Pero también él obedecia a los planes de Dios. Trabajaba respondiendo a la tarea del Espiritu en él. Lo mismo los patriarcas y profetas de la Antigua Ley, que los

apóstoles de la Nueva, servian a Dios en la obra de la Salud. En la cual «hacia» siempre Dios (resp. el Sefior); mientras los hombres «eran hechos».

Era personalmente el Sefior quien salvaba a quienes por si mismos

no podian salvarse. Por eso enuncia Pablo la debilidad del hombre y dice

(Rom 7,18): «Pues entiendo que no habita en mi carne el bien». Da a

conocer que el bien de nuestra salud viene de Dios, no de nosotros. Y

nuevamente (Rom 7,24): «Miserable de mi, (iquién me librarà de este

cuerpo de muerte?». Presenta luego al liberador (7,25): «La gracia de

nuestro Sefior». Lo propio ensefia Isaias (35,3s): «Confortaos, manos sin

fuerza y rodillas débiles... Nuestro Dios rinde y rendirà juicio. El vendrà

y nos salvarà». Esto (lo dice) porque la salud nos ha venido de la ayuda de Dios, no de nosotros23.

Se advierte un nuevo perfil muy significativo. Al axioma «Deus

facit, homo fit» le substituye aqui otro: «Dominus salvai (= facit), homo salvatur (fit)». No es solo Dios quien hace, ο salva, ο lleva adelante la dispensación. Es también el Sefior Jesùs.

Ireneo se cree obligado a despejar la incògnita. ^Posible que un Hombre sea Salvador nuestro? Por ser la Salud obra por excelencia de

Dios, ^puede venir del Hombre?

22 Iren IV, 23,l,9s: «Qui ergo sunt qui laboraverunt, qui dispositionibus Dei deservie runt?».

23 Iren III, 20,3,78ss.

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644 ANTONIO ORBE, S I.

Responde. No de solo hombre, ni de solo Dios; sino de Hijo de Dios hecho hombre, de Dios-Hombre24.

Ireneo no se contenta con urgir la antitesis «Deus facit, homo fit». En la actual dispensación, ο no tiene lugar, ο le tiene solo a medias. La hodierna economia, aunque proceda de solo Dios — de sola voluntad de Dios — se caracteriza por la «Salus hominis» (resp. «Plasis homi

nis»), En su virtud, adopta para la actividad salvifica del hombre, no el

ejercicio directo e inmediato de Dios — puro Espiritu — sobre el hombre (= sarx) ; sino la mediación salvifica del Verbo-Hombre. A tal

fin, asume al Hombre, virginalmente nacido, para la eficacia deifica del Verbo (resp. del Padre). Levanta la humana Sarx de Cristo, a las alturas del Verbo; y le otorga una diaconia divina, por la que, en vez de ser

pasiva, la Carne de Cristo se vuelve activa en la obra de la Salud. Ya no vale decir: La humana Salud està en seguir al Verbo. Una

vez allanado éste a ser hombre, a titulo de «mediador» entre Dios y los

hombres, la economia es otra: seguir al Salvador — Verbo/Hombre —, dejarse iluminar del El.

Seguir en efecto al Salvador es participar en la Salud; y seguir la Luz

es percibir la Luz. Pues los que estàn en la luz, no iluminan ellos a la luz; son iluminados e ilustrados por ella; ellos no le dan nada, antes por el

beneficio que perciben son iluminados. Asi también el servicio de Dios a

El nada le confiere; ni tiene Dios necesidad de nuestra servidumbre. Al

contrario, a quienes Le siguen y sirven, El les procura la Vida e

incorruptela y gloria eterna: otorgàndoles tal beneficio a los que Le

sirven, en pago a su servicio, y a los que Le siguen, en pago a Su

seguimiento; sin recibir empero beneficio alguno de ellos, riquisimo corno es, perfecto y sin indigencia25.

Las riquezas del Verbo pasan al Salvador; ya no por comunión

personal con nuestro «plasma», sino sobre todo, dentro de la ideologia de Ireneo, por comunión fisica con la «Carne» glorificada de Jesus.

El axioma «Deus facit, homo fit» adquiere asi una doble dimen

sión, segun se refiere, en el primer hemistiquio, a Dios (resp. Verbo,

24 Iren III, 24,4,91ss: «Rursus, quoniam neque homo tantum erit qui salvat nos neque sine carne... Et quoniam hic ipse homo verus visibilis incipiet esse, cum sit Verbum salutare, rursus Esaias ait (33,20): "Ecce, Sion civitas, Salutarem nostrum oculi tui videbunt"»; III, 21,l,ls: «Deus igitur homo factus est et ipse Dominus salvabit nos».

25 Iren IV, 14,l,10ss.

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DEUS FACIT. HOMO FIT 645

Sofia) en su ejercicio puramente divino; ο también al Hombre asumido

por el Verbo. Referido a Dios, tiene singular aplicación en la creación y demiur

gia del mundo, y — de modo especialisimo — en la primera fase de la humana plasis, a lo largo del A.T.

Aplicado al Hombre-Dios, se realiza en la humana teleiósis, a lo

largo del N.T. y en la consumación.

B) «Qui facit semper idem est, quod autem fit...

AUGMENTUM ACCIPERE DEBET»

Antes de pasar adelante, despejemos una incògnita que se ofrece

espontànea en torno al axioma precedente. Escribe Ireneo:

Et quidem qui facit (= Deus) semper idem est, quod autem fit (=

homo) et initium et medietatem et adjectionem et augmentum accipere debet. Et Deus quidem bene facit, bene autem fit homini. Et Deus

quidem perfectus in omnibus, ipse sibi aequalis et similis, totus cum sit

lumen et totus mens et totus substantia et fons omnium honorum, homo

vero profectum percipiens et augmentum ad Deum. Quemadmodum

enim Deus semper idem est, sic et homo in Deo inventus semper proficiet ad Deum26.

El mismo aplomo con que, a manera de axioma, ensena Ireneo: «Dios hace, el hombre es hecho»; manifiesta el Santo al anadir: «El que hace, es siempre el mismo; mientras el que es hecho» conoce principio y mediedad y adición y aumento.

La clàusula se presta a dos sentidos: a) «El que hace», por cuanto

hace, es siempre el mismo. En virtud de su ejercicio, no cambia; no conoce principio ni mediedad ni adición ni aumento. Aunque continue

haciendo, sigue sin cambio. Si el Demiurgo, en cuanto tal, solo hace,

por mucho que haga, seguirà siempre el mismo.

b) «El que hace» — en nuestro caso, el Dios Bueno — es siempre el mismo. No por ser «el que hace», sino por ser Dios.

Los sectarios podrian entenderla en el primer sentido. El Demiur

go (resp. el Plasmador), en cuanto tal, es siempre el mismo. Actua necesaria y ciegamente, corno autómata, siempre igual.

Ireneo la entiende diversamente. El Creador es siempre el mismo, no por ser «el que hace», sino por ser Dios. Lo confirma a renglón

Iren IV, 11,2,22ss.

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seguido: «Dios es en todo perfecto (y rico); igual y semejante en

persona a Si, por ser todo lumbre y todo intelecto y todo substancia y fuente de todos los bienes, al paso que el hombre recibe adelanto y aumento en Dios».

A titulo de Dios, Ingènito («Qui factus non est»), es siempre el

mismo; a titulo de creatura, el hombre hecho ayer, corno tiene inicio en el ser27, gana e incrementa en el conocimiento y experiencia de las cosas.

Dios, perfecto en todo y simplicisimo, no gana en Su ejercicio sobre el hombre. Beneficia al hombre, sin ser de él beneficiado.

Por ser en cambio hombre, el que de Dios recibe, y falto de todas las perfecciones divinas, todo es en él cambio y mudanza; singularmente en su pasividad salvifica, incrementado en los bienes que recibe del Creador.

La mutabilidad resulta, en nuestro caso, beneficiosa para el hombre. Gracias a ella, de tal manera recibe del inmutable Dios, que puede y aun debe llegar a Su altura, adelantando en continuas etapas hacia El: primero, bajo el influjo del Espiritu de profecia; luego, bajo la acción del Espiritu adoptivo; hasta, en la synteleia, «padecer» la invasión del Espiritu paterno, y adecuarse con el Cuerpo glorioso del

Hijo.

Homo fit

Vengamos al contenido del segundo hemistiquio: «El hombre es hecho». Son especialmente sugestivas unas lineas del falso Bernabé.

<',Qué les dice el otro profeta Moisés? «He aqui lo que dice el Sefior

Dios: Entrad en la tierra buena, que el Senor juró dar a Abrahàn, Isaac y

Jacob, y poseedla en herencia; tierra que mana leche y miei» (Ex 33,1.3; Deut 1,25; Lev 20,24). ^Qué dice la gnosis?28. Aprendedlo. Esperad

viene a decir — en el Jesùs que se os manifestarà en carne29. Porque el

27 Cf. Iren II, 25,3,43ss: «Cogitet quia homo est in infinitum minor Deo, et qui ex

parte acceperit gratiam, et qui nondum aequalis vel similis sit Factori, et qui omnium

experientiam et cogitationem habere non possit ut Deus; sed in quantum minor est ab eo

qui factus non est et qui semper idem est, ille qui hodie factus est et initium facturae

accepit, in tantum secundum scientiam et ad investigandum causas omnium minorem esse eo qui fecit. Non enim infectus es, ο homo, neque semper coexsistebas Deo, sicut proprium cius Verbum; sed propter eminentem bonitatem eius, nunc initium facturae accipiens, sensim discis a Verbo dispositiones Dei qui te fecit».

28 E1 sentido espiritual; la exegesis ùltima de tales versos. 29 En el futuro Jesus encarnado, hecho hombre, que se os darà en herencia.

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DEUS FACIT. HOMO FIT 647

hombre es tierra que padeceM; ya que la plasis de Adàn tuvo lugar a partir de la superficie de la tierra31.

«El hombre es tierra que padece». Viene a la mente Gen 2,7: la

pasividad de la tierra, a manos de Dios. Y también el recuerdo de la Pasión de Jestis. La plasis de Adàn, de la tierra nuestra visible,

despertaria en esperanza la figura de Jesùs. Lo pasible de una tierra evocarla la Pasión de otra.

Tal circunstancia no indica la correlación necesaria de ambas tierras: corno si Adàn hubiera venido de tierra paciente, en atención al Jesus paciente. Basta que indique la correlación real, «de facto».

San Ireneo no va tan lejos. Urge simplemente la indole virginal de la tierra de origen del protoplasto.

El protoplasto aquel Adàn tuvo el ser («habuit substantiam») a

partir de una tierra àrida («de rudi terra»)32 y todavia virgen —

«pues aùn

no habia Dios llovido y el hombre no la habia trabajado» (Gen 2,5) — y fué modelado por la Mano de Dios, a saber el Verbo de Dios33.

Y màs tarde, con nuevos matices:

Ahora bien, <,de dónde proviene la substancia del printer hombre?

De la voluntad y de la sabiduria de Dios y de la tierra virgen. «En efecto

Dios no habia aun llovido — dice la Escritura (Gen 2,5) — antes de que

fuera plasmado el hombre, y ninguno habia ahi para trabajar la tierra».

De està tierra pues, aùn virgen, tomo Dios barro y modeló al hombre,

principio del gènero humano34.

La tierra de origen, de Adàn: a) no llovida por Dios, no contenta aun el germen del Espiritu, que la fecundase divinamente; b) tierra

virgen, no labrada por el hombre, tampoco contenta aun humana

simiente. Dispuesta a recibir la lluvia de Dios («semen Spiritus»), de un

lado, y la simiente del hombre, de otro, era doblemente pasiva. Al ser modelada por el Verbo de Dios, no perdio su pureza ante

Dios, ni su virginidad ante el hombre. De donde vino al ser, con terrena

substancia, pura y virginal, el protoplasto; corno en su dia Cristo, de

30 Tierra y hombre se relacionan. «Entrad en la tierra buena» equivale a «Entrad en el hombre bueno». Porque «el hombre es tierra que sufre».

31 Barn. 6,8-9. 32 «De tierra no trabajada». En absoluto, rudis podria también traducirse por «nueva»

(cf. H. Rònsch, Itala und Vulgata, Miinchen, 1965, p. 336s). 33 Iren III, 21,10,220ss. 34

Epid. 32.

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tierra pura y virginal. La voluntad y sabiduria de Dios le habian dado el

primer ser. El Verbo y el Espiritu le otorgarian el segundo, sin contaminarla.

Ireneo pensaba en la tierra viviente, fluida y compleja, de que hacian derivar los valentinianos al protoplasto. Tierra irracional, con substancial con la psique de los brutos, y plasmada por arcontes.

Indigna de ser erigida a las alturas de Dios, con la lluvia del Espiritu y el Verbo de Dios35.

He ahi, segun el Obispo de Lión, la sostenida eficacia de Dios sobre la plasis de Adàn. Un trabajo que Le ocuparia a lo largo de la

Dispensación. No una simple ocupación, entre otras divinas; sino la

obra, las obras (peculiarisimas) del Creador36. Si el humano plasma fuera irracional y no libre, corno es el barro de un alfarero, todo habria de ponerlo el divino Artifice. El hombre es plasma vivo, consciente del destino para que le quiere Dios.

Ya que eres pues «obra de Dios»; mas aùn, si eres consciente de

ser, en tu historia, «la obra de Dios» por excelencia; y tù, por tu parte, eres incapaz de iniciativa, déjate hacer; aguarda la Mano ο Manos de

Dios, y déjate libremente trabajar. Acoge dócil en tu carne la tarea del

Espiritu. Acertaràs, sin poner impedimento a tu Creador, con mèrito

para cuanto El haga en tu substancia.

Si ergo opera Dei es, manum37 artificis tui exspecta opportune omnia

facientem, opportune autem quantum ad te attinet qui effieeris38.

El Artifice es aqui Dios Padre. Su Mano, en singular, el Verbo; mas no el Verbo, corno simple demiurgo, sino corno origen también del

Espiritu santificante. «Si pues eres la obra de Dios» aguarda el trabajo (santificante) de

su Mano el Verbo. No te adelantes por cuenta propia. El sabe lo que te conviene. Sabrà modelarte conforme a tu condición terrena. No quieras dar lecciones a tu Hacedor, corno los marcionitas y valentinianos. Ni te

35 Cf. Iren V, 15,4,106ss: «Excidunt... et hi qui a Valentino sunt, dicentes non ex hac terra plasmatum esse hominem, sed a fluida materia et effusa». Véase nuestro comentario ad loc. en Teologia de san Ireneo II, Madrid, 1987, pp. 63-66.

36 Iren V, 15,2,66s: «Opera autem Dei plasmatio est hominis». E1 comentario en Teologia de san Ireneo II, p. 29ss.

Manus en singular suele referirse al Verbo. En plural se aplica al Verbo y al Espfritu. Aun en singular, puede referirse al Espiritu, simplificando la eficacia del Verbo, origen del Espfritu: plasmador y a la vez santificador.

38 Iren IV, 39,2,39ss.

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DEUS FACIT, HOMO FIT 649

sustraigas a su trabajo, corno si — por tu indole espiritual — escaparas a la ciencia del Demiurgo. E1 cual «todo lo hace a su tiempo»39. Sin prisas. Bien puede E1 por su parte hacerte de golpe «dios». No lo consiente tu condición terrena. E1 sabrà deificarte cuando sea. Τύ, el interesado —

«qui efficeris» — impones, por tu barro, un tiempo de espera.

Praesta autem ei cor tuum molle et tractabile et custodi figuram qua te figuravit artifex, habens in temetipso humorem, ne induratus amittas

vestigia digitorum ejus40.

Hacian valer los Estoicos la división de la naturaleza en dos partes, una activa y otra «tractabilis», una manej ante y otra manejable41. El tema era fàcilmente cristianizado42, reteniendo la antitesis Deus/mate

ria, aunque no corno partes de la natura. No es creible que, para el vocabulario y mucho menos para el

contenido doctrinal, se haya aqui inspirado Ireneo en la filosofia del Pòrtico. Bastàbale Gen 2,7 (y Gen 1,26); y contraponer al Dios

«figulus» el hombre lutum, substituyéndolos por su equivalente Artifex/ cor.

El hombre, porción de barro, ha de mantenerse hùmedo, maneja ble. Asi, cuando paso de lodo a plasma, en el protoplasto; y asi también

ahora, cuando — en organismo ya formado — le modela el Hacedor a su imagen y semejanza.

Ireneo se inspira también en Prov. 23,26: «Dame, hijo, tu corazón»43. El autor sagrado recomienda la docilidad del humano

39 «Opportune», al tiempo oportuno, evoca la «expectación» de Act 1,4.

40 Iren IV, 39,2,41ss. 41 Cf. Lactancio, Div. Inst. VII, 3, 1-3: «Et quoniam de philosophorum erroribus

loquimur, Stoici naturam in duas partes dividunt, unam quae efficiat, alteram quae se ad

faciendum tractabilem praebeat: in illa prima esse vim sentiendi, in hac materiam, nec alterum sine altero (quicquam) posse. Quomodo potest idem esse quod tractat et quod tractatur? Si quis dicat idem esse figulum quod lutum aut lutum idem esse quod figulum, nonne aperte insanire videatur? At isti uno naturae nomine duas res diversissimas

conprehendunt, deum et mundum, artificem et opus, dicuntque alterum sine altero nihil,

posse, tamquam natura sit deus mundo permixtus. Nam interdum sic confundunt, ut sit

deus ipse mens mundi et mundus sit corpus dei, quasi vero simul esse coeperint mundus et

deus ac non ipse mundum fecerit». Cic., Acad. post. I, 6,24: «De natura autem — id enim

sequebatur — ita dicebant, ut eam dividerent in res duas: ut altera esset efficiens, altera

autem quasi buie se praebens, eaque efficeretur aliquid. In eo, quod efficeret vim esse

censebant: in eo autem quod efficeretur materiam quamdam: in utroque tamen utrumque.

Neque enim materiam ipsam cohaerere potuisse, si nulla vi contineretur, neque vim sine

aliqua materia». — Puede verse V. Loi, Lattanzio, Ziirich, 1970, p. 56. 42 Asi lo hizo Lactancio, De ira 10 § 36. 43 No citado en la primera antiguedad cristiana; ni siquiera en Orìgenes.

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plasma al trabajo de Dios. «Dale tu corazón», pon en Sus manos tu corazón — cor equivale a corpus, plasma-, mejor que a anima, mens —; mas no un corazón duro44, corno el de los judios45, sino uno blando,

manejable y dócil a las Manos de Dios4®. Dios a nadie fuerza, ni trabaja el humano plasma sin contar con su

albedrio. Toca al hombre dej arse libremente trabajar por las Manos de Dios.

Porque Dios le hizo (al hombre) libre; en posesión — desde el

principio — de su albedrio, asi corno también de su alma: a fin de hacer

uso voluntariamente del consejo de Dios, y sin coacción de Su parte. La

violencia no le va a Dios. Le asiste en cambio siempre el consejo bueno.

Por eso a todos da un buen consejo. Puso empero en el hombre la

potestad de elección, corno también en los àngeles —

pues los àngeles

(son) racionales — a fin de que los dóciles a El poseyeran justamente el

bien47 otorgado por Dios, y conservado por ellos; mientras los desobe

dientes a El no se encontraran justamente en posesión del bien, e

incurrieran en merecida pena48.

Al hombre ya plasmado se le pide una respuesta libre, meritoria, a los planes del Creador. Iniciada la plasis por solo Dios, ha de proseguir y coronarse con sumisión del hombre. A éste le reclama el Creador mantenerse blando, hùmedo con la humedad del Espiritu. No volverse

àrido y seco, ni resistir al trabajo de los dedos divinos.

Hay aqui su parte de metàfora; no demasiada49. La continuidad de la humana plasis a lo largo de la Historia extiende mucho del misterio inicial del plasma a la formación del hombre actual. Hay también ahora su parte de «cuerpo» (resp. polvo terreno), y su parte de «humedad»

44 Cf. Sir 3,27; Is 46,12; Ez 2,4; 3,7. Véase s. Justino, dial 27,4: «Mas vosotros sois un

pueblo de corazón duro e insensato, ciego y cojo; hijos en quienes no hay fidelidad corno él mismo dice; que le honràis solo con los labios, pero con vuestro corazón estàis lejos de El».

45 Cf. Rom 2,4-6: «No reconoces que la bondad de Dios te apremia a la conversión; mas, segùn la dureza y la impenitencia de tu corazón, amontonas ira para ti para el dia de la ira y de la revelación de la justicia juzgadora de Dios, que recompensarà a cada uno segùn sus obras» citado por Iren., epid. 8 y IV, 37,1.

46 Cf. Orìgenes, Comm. Series in Matth. 53 (PG 13,1684 A) — en cxegcsis a Mt

24,32ss —: «Et unusquisque nostrum post hiemes tentationum, et post tristitiam periculo rum transactorum ad aestatem festinet proferens tenerum ramum, non illum durum, sed molle cor ad credendum Deo».

47 Adquirieran con propio mèrito el Bien; y, meritoriamente buenos, se apropiaran el

Bien de Dios. 48 Iren IV, 37,l,3ss. Puede verse Antropologia de san Ireneo, Madrid, 1969, p. 170ss. 49 Prudencio la hizo valer felicisimamente, en la linea de Ireneo (Apotheosis 689ss).

Véase J. Pascual Torró, Antropologia de Aurelio Prudencio, Roma, 1976, 21ss.

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DEUS FACIT, HOMO FIT 651

(resp. limo). Con una particularidad: mientras para el autor sagrado el

agua con que Dios hizo del polvo barro va impicita en lo «a semejanza», para Ireneo — en la hodierna histórica plasis — el agua qua mantiene maleable y blando el humano plasma es el Espiritu Santo, "la lluvia voluntaria» (de Sai 67,10):

Sicut enim de arido tritico massa una fieri non potest sine humore,

neque unus panis: ita nec nos multi unum fieri in Christo Jesu poteramus, sine aqua quae de caelo est. Et sicut arida terra, si non percipiat

humorem, non fructificat: sic et nos, lignum aridum exsistentes primum,

numquam fructificaremus vitam, sine superna voluntaria pluvia (cf. Sai

67,IO)50.

La tierra de que formò Dios el cuerpo de Adàn era àrida. No habia llovido sobre ella. Lo que hubiera hecho la pluvia, convirtiéndola en

lodo, hizo Dios infundiendo en ella Su potencia — la «superna pluvia voluntaria» del Espiritu (cf. Sai 67,10) — para convertirla en masa

hùmeda, dócil a sus Manos. De sola harina no puede hacerse pan; tampoco de solo polvo ο

tierra àrida sale el cuerpo de Adàn. Tierra empero y sola lluvia normal habrian hecho simple barro. Tierra y lluvia del Espiritu hicieron plasma alentado por el Espiritu, bueno para asemejarse a Dios, superando la natura terrena.

El barro seco y duro resiste al trabajo del Artifice divino, y no recibe las huellas de Sus dedos. Con la humedad, custodia la comunión con El, y se viste, dócil a la obra artistica de Dios, de la Forma interna

del Espiritu.

Custodiens autem compaginationem ascendes ad perfectum; ab

artificio enim Dei absconditur quod est in te lutum (Iren IV, 39,2,44ss).

Ireneo concibe al hombre corno una estatua viviente, de substancia

terrena, hermoseada con la Forma (y propiedades sensibles) de Dios. Una estatua, que segùn es trabajada por el divino artifice, encubre cada vez màs su naturaleza de origen, y asimila la vida y propiedades del

Espiritu de Dios. Hasta que, por fin, hecha estatua perfecta, plasma de similitud perfecta con Dios, se levanta a Su altura.

La subida a la perfección divina51, exclusiva entre valentinianos del

50 Iren III, 17,2,32ss. Cf. Antropologia de san Ireneo 58ss. 51 Cf. Iren III, 12,13,445s «propter quod et evocabantur ad perfectum»; V, 19,2,38s

«quem (= hominem interiorem gnosticorum) et solum ascendere ad perfectum decernunt»

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hombre fisicamente espiritual, resulta, para Ireneo, asequible al huma no barro.

He ahi el mayor elogio del Arte (amor y poder) de Dios. Que, para revelarse afuera, no escoge al hombre pneuma; sino al hombre barro.

Fabricavit substantiam in te manus ejus; liniet te ab intus et a foris

auro puro et argento (cf. Ex 25,11), et in tantum ornabit te, ut et ipse Rex

concupiscat speciem tuam (cf. Sai 44,12) [Iren IV, 39,2,46ss]

Ireneo piensa en el Arca de la Alianza (Ex 25,10s), y aplica su revestimiento interno y externo al humano plasma. El Arca de la Alianza habia sido recubierta por dentro y por fuera con oro purisimo. Asi tambiém el cuerpo humano.

La idea apunta en otras ocasiones. En su aplicación a Adàn, con sintomàtica brevedad52, a proposito del Arca de Noè, figura de la plasis de Adàn; y por ende, figura también de la Salud del gènero humano.

Aunque Ireneo no lo diga, extiende la analogia al embetunamiento, por dentro y por fuera, del Arca de Noè (cf. Gen 6,14), y al revestimiento, por dentro y por fuera, del cuerpo de Adàn.

Anàdase su aplicación al hombre (resp. sarx), entendido segun la tricotomia paulina (1 Thes 5,23):

Afflatus igitur temporalis; Spiritus autem sempiternus. Et afflatus

quidem auctus ad modicum et tempore aliquo manens, deinde abit, sine

spiramento relinquens illud (plasma) in quo fuit ante: Spiritus autem

circumdans intus et foris hominem, quippe semper perseverane, nunquam

relinquens eum53.

Contrapone Ireneo el «Espiritu vivificante» ο E. de adopción, peculiar al N.T., al «soplo de vida», infundido en Adàn. Este se adentra en el plasma, y le gobierna por algùn tiempo, y acaba dejàndole sin hàlito. Aquel en cambio envuelve al hombre por dentro y por fuera, persevera y no le abandona. Es el Espiritu (sempiterno) de Dios, infundido en plenitud durante el N.T.; asemeja con similitud perfecta el

plasma al Pneuma de Dios, y le otorga Su misma incorruptela y Vida. Iren IV, 39,2,46ss no ofrece reparo. No hay substancia màs ruin ni

52 Iren IV, 36,4,122ss: «Unum et idem quum semper sit Verbum Dei... temporibus Noe diluvium inducens, uti extingueret pessimum genus eorum, qui tunc erant homines... et ut peccata eorum compesceret, servaret vero arcae typum Adae plasmationem». E1 Logos salvo el arca de Noè, figura de Adón.

53 Iren V, 12,2,30ss. Véase mi art. El hombre ideal en la teologia de san Ireneo, en Gregorianum 43, 1962, p. 469ss.

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DEUS FACIT, HOMO FIT 653

corruptible que el barro de la tierra. Dios la destinò con todo en el hombre a la Vida incorruptible y eterna del Espiritu. Comenzó por animarla con el «soplo de vida», insuficiente en si para salvarla de la

muerte; pero bastante para disponerla a lo largo del A.T. al «Espiritu vivificante». A poco que el hombre se dejara poseer del «pneuma» oculto en el «soplo de vida», incrementaria en similitud con el Espiritu de Dios: no por transformación substancial del barro en Dios; sino por revestimiento cabal cualitativo del barro (con propiedades terrenas) en Dios (con propiedades de Espiritu). La madera del Arca de la Ley, recubierta de oro purisimo, resplandecia corno el oro. Asi también la sarx del hombre, poseida por dentro y por fuera del Espiritu de Dios, vivirà y resplandecerà corno Dios.

^Qué puede significar segun eso la unción por dentro y por fuera del hombre (con el Espiritu)? La analogia con el Cuerpo de Cristo,

ungido por dentro con la comunión personal del Verbo, y por fuera con la comunión fisica (cualitativa) del Espiritu del Jordan — sobre que repetidas veces vuelve Hipólito54 — posiblemente es ireneana. Pero si en Cristo la doble unción no crea problema, ^qué puede significar en el hombre?

«Liniet te ab intus» — de dentro afuera, y referido al cuerpo —

podria indicar la unción del alma por el Espiritu; con la consiguiente eficacia de la psique. «Liniet te... a foris» — de fuera adentro, referido también al cuerpo — indicarla la unción directa del cuerpo por el

Espiritu; con la consiguiente eficacia del cuerpo. En esquema: Pneuma/psique

= «ab intus»; sòma/Pneuma = «a

foris». «Circumdans intus et foris»55. De donde la doble hermosura del hombre ungido con el Espiritu de

Dios. Exterior e interior. Belleza exterior por la gloria de Dios sensiblemente comunicada al cuerpo. Y hermosura también interior por la gloria escondidamente poseida.

Tanta sera la hermosura que el propio Rey — Cristo56 — se

compiacerà en tu hermosura.

Si vero statim, obduratus, respuas artem ejus et ingratus exsistas in

eum quoniam homo factus es, ingratus Deo factus simul et artem ejus et

vitam amisisti (Iren IV, 39,2,49ss).

54 Véanse los lugares en El hombre ideal en la teologia de san Ireneo, Gregorianum

43, 1962, p.469ss. 55

Anàlogo sentido para el Bautismo (Iren III, 17,2,39ss): «Corpora enim nostra per lavacrum illam quae est ad incorruptionem unitatem acceperunt, animae autem per

Spiritum». Donde un mismo Espiritu actuaria, de fuera para dentro, con el agua bautismal

sobre el cuerpo; y de dentro para fuera, con el Espiritu comunicado al alma.

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654 ANTONIO ORBE, S I.

Si te mantienes hùmedo, con el agua superna del Espiritu Santo, atraerà tu hermosura la mirada del propio Cristo. «Pero si enseguida de

formado57, sin aguardar el tiempo oportuno, obdurecido resistes al Arte de Dios»...

No leo el adverbio con el verbo inmediato («statini obduratus»), sino por separado «statim, odburatus...». El statim se contrapone a la Economia toda de la Historia. Si, en lugar de someterte al Arte de Dios a lo largo de la Economia, quieres llegar enseguida, no bien has salido del polvo, a la còmunión de Vida con Dios...

«Obduratus», por el contexto, no se aplica al que, por simple descuido, pierde la humedad del Espiritu; sino al que resiste libremente al Espiritu Santo, y va contra el Creador. Alude a los herejes58. A una actitud consciente adversa al Creador — corno la de marcionitas y valentinianos — en su doble aspecto de Artista ο Plasmador del hombre

(«respuas artem ejus»), y Dador de la Vida («et vitam amisisti»). Por ambos titulos echan en rostro los herejes al Demiurgo la propia condición humana. El Demiurgo — discurren — si fuese verdadero Dios, habriale hecho a Adàn enseguida «dios», y no le hizo. Le hizo «hombre».

Solidarios de la pobre condición de Adàn, resentidos y sin gratitud alguna para Yahveh, los sectarios se sustraen al trabajo de Sus manos. Con lo cual — arguye Ireneo — sacrifican a la vez el Arte divino y a la Vida de Dios: en otros términos, renuncian al trabajo plàstico de Dios, durante la Economia, y a la Vida divina a que està el hombre destinado.

«Obduratus» denota un grado crecido de perversión contra el

Creador59; y no una simple debilidad60. Lo cual no responde al pecado de Adàn y Eva, que solicitados por

el enemigo, en vez de someterse al Arte del Creador, siguieron al adversario.

56 Aparte e) contexto, tal identidad Rey = Cristo (en Sai 44,12) figura en san Justjno,

dial 63,5. 57 «Si vero statim», entiéndase statim ac plasmatus es. 58 Cf. Iren I, 22,l,22ss: «Omnes enim fere quotquot sunt haereses... ingrati exsistentes

ei qui fecit eos». 59 Cf. Lact., Div. Ins. I, 1,23: «Multi enim superstitionibus vanis pertinaciter

inhaerentes, obdurantur contra manifestam veritatem... qui cum habeant iter rectum, devios sequuntur anfractus, planum deserunt, ut per praecipitium labantur, lucem relin

quunt, ut in tenebris caeci ac debiles iaceant»; Heb 3,13. 60 Cf. Iren IV, 15,2,60ss: «Si igitur et in Novo Testamento quaedam praecepta

secundum ignoscentiam Apostoli concedentes inveniuntur propter quorundam incontinen tiam, ut non obdurati tales in totum desperantes salutem suam apostatae fiant a Deo...».

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DEUS FACIT, HOMO FIT 655

Denuncia la actitud de los marcionitas y valentinianos, quienes no

por incautos e inexpertos, sino por encallecidos en el error, rechazan al

Hacedor, en su persona y en su actividad sobre el hombre; se atreven a echarle en cara — con ingratitud suma — que les ha hecho «hombres»

(animales) y no «dioses»; y apostatan de El, corno de falso Dios, lleno de envidia. En lugar de agradecer al Creador las dos cosas — el haber sido hechos primeramente «hombres», para en su dia acabar en «dioses» — se vuelven «encallecidos (en el error)» contra El.

«Respuere artem ejus» significa mucho mas que no reconocer el Arte (= la demiurgia, la plasis) de Dios por ignorar simplemente su misterio. Indica positivo desprecio del Creador, en cuanto Demiurgo del mundo y Plasmador del hombre. La demiurgia ο plasis la ejercita el Creador — segùn los sectarios — ciegamente, corno instrumento de la Sabiduria del Salvador. Es un Arte que responde a los arcontes

(psiquicos), y solo afecta al indumento exterior del «verdadero hom

bre», espiritual. «Ingratus exsistas in eum (Creatorem) quoniam homo factus es»:

no es la mera ingratitud de Adàn y Eva, a impulsos del enemigo61, sino la reacción consciente y decidida de los herejes (1,22,l,22ss), que, lejos de reconocer por Dios al Plasmador del hombre, le atribuyen torcidos

propósitos en la humana plasis; y, subiendo por encima de él, confiesan

por unico Dios al Padre Bythos. Lo plasmado y fabricado por Yahveh terminarà en corrupción. ι A. qué agradecerle ademàs lo que hizo

ciegamente, corno instrumento de una Providencia mas alta?

Facere enim proprium est benignitatis Dei, fieri autem proprium est

hominis naturae (Iren IV, 39,2,52ss).

Ireneo se enfrenta decididamente a los grandes herejes contempo ràneos. Segùn estos, uno era el Demiurgo, y otro el Dios Bueno; el

Demiurgo, dios de segundo orden, y el Dios Bueno, ùnico verdadero Dios.

Entre las notas que los distinguian, una hace a nuestro caso. El Dios Bueno se parecia al Dios de Epicuro62. Trascendente, moraba en una región altisima, sereno, sin providencia alguna del universo creado.

61 Segùn Iren IV, 38,4.

62 Iren III, 24,2,59ss: «Ut magnum Deum putentur adinvenisse quem nemo possit cognoscere humano generi communicantem, nec terrena administrantem, Epicuri videlicet invenientes Deum, neque sibi neque aliis aliquid praestantem, hoc est nullius providentiam habentem».

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656 ANTONIO ORBE, S I.

«Habia estado infinitos siglos en gran sosiego y soledad»63. Para dar comienzo a la Economia dejó por un instante Su quietud64, pero enseguida volvió a ella. Y, corno el Dios de Epicuro, torno a su silencio e inactividad eternos65. En suma, el Dios Bueno de los gnósticos, una vez que concibió al Unigènito e inauguro la Economia, se lo encomien da todo al Unigènito (resp. Verbo y Salvador); mas El, por su parte, ya no hace nada. Ningun sentido tiene atribuirle la fabricación del mundo ο la plasis del hombre.

Caracteristica en cambio del Demiurgo Yahveh es el hacer. No solo

hace, sino que por oficio y necesariamente hace, en continuo ejercicio. Escribe un valentiniano de la escuela itàlica:

Como el Demiurgo no conocia a la (Sophia Achamoth) que por su

medio actuaba, y presumia de crear por su propia virtud, amigo corno era

por naturaleza de trabajar (φίλεργος ών φύσει), dice el Apóstol...66.

El Demiurgo trabajaba, sin saberlo, a impulsos de la Sabiduria del Salvador67. Amigo de hacer, por su indole, fabricaba ciegamente y modelaba también por modelar. Le con venia a maravilla el facere; un «hacer» necesario, maquinal, movido por otro. Sin conciencia de servir a superiores designios. Sin entender, por cuenta propia, sino lo

inmediato, la plasis. Los herejes no disimulaban su desprecio por el facerelfieri asi

entendido. Si el verdadero Dios no hace; y el Demiurgo hace, y no

puede menos de hacer, porque le obligan, (:,qué actitud puede y debe observar el hombre, en su fieri?

Ireneo reacciona.

Segùn los sectarios, el hacer no es propio del Dios Bueno, sino del «dios» animai y ciego.

63 Iren I, 1,1,6s. 64 Cf. Hipólito, Ref IV, 29,5. 65 Cf. Lactancio, De ira Dei II, 7: «Aiunt enim quidam, nec gratificari (Deum)

cuiquam nec irasci, sed securum et quietum immortalitatis suae bonis perfrui»; Tert., Apologet. 47,6 «Epicurei (Deum adseverant) otiosum et inexercitum et, ut ita dixerim, neminem humanis rebus»; Séneca, De benef. IV, 4,1 «Itaque non dat Deus beneficia sed securus et neglegens nostri, aversus a mundo aliud agit aut, quae maxima Epicuro felicitas videtur, nihil agit, nec magis illum beneficia quam iniuriae tangunt». Otros testimonios en H. Usener, Epicurea, Leipzig, 1887, 241ss.

66 Exc. ex Theodoto, 49,1. 67 Cf. fren 1,5,3,44ss: «E1 Demiurgo estaba convencido de haber creado por su cuenta

todas estas cosas. En realidad las habia hecho a impulsos de (Sophia) Achamoth. De està suerte hizo el cielo sin conocer cielo alguno, y formò al hombre sin saber del Anthropos, y mandò aparecer la tierra sin concepto de la Tierra. Asi, en todo — dicen — ignoraba los modelos de cuanto hacia»; Evangelio segiin Felipe § 34.

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DEUS FACIT, HOMO FIT 657

Segùn el Obispo de Lión: a) el hacer es propio del Demiurgo; mas no un hacer ciego y necesario; sino Ubèrrimo, a impulsos de la Bondad; b) el Demiurgo no es otro que el Dios Bueno, que manifiesta su Bondad en la demiurgia del mundo, y singularmente en la plasis del hombre.

Al decir «facere enim proprium est benignitatis Dei» indica Ireneo

que el Hacedor del hombre actua en su plasis, corno Dios Bueno que es, movido por su Bondad. La demiurgia y plasis que, para los herejes, denota indigencia e ignorancia, es para Ireneo manifestación de la Bondad de Dios.

No vale distinguir entre el Dios Bueno, ocioso e inactivo, escondi do en sus alturas, y el Demiurgo naturai y necesariamente activo. Alla donde los herejes descubren un acto necesario y ciego, ve Ireneo el

ejercicio generoso y libre de la divina benignidad; el trabajo que por amor al hombre se toma Dios, con ayuda del Hijo y del Espiritu para modelar el barro, a lo largo de la Economia, a Su propia Imagen y Semejanza.

Al facere asi entendido responde en el hombre el fieri a manos del Dios Bueno.

Inùtil volver sobre lo dicho68. Nadie vaya a creer que en la creación

v.gr. de los àngeles, actua el Hacedor corno Dios Bueno, y en la del hombre terreno, corno simple Demiurgo ο Plasmador. Si en alguna, Dios se revela Bueno en la formación del hombre. Solo el Dios Bueno

puede interesar con eficacia Sus dos Manos — el Hijo y el Espiritu —

para modelar el barro a Su propia Imagen y Semejanza, y sacar del hombre un «hombre-Dios», en Cristo y en Sus hermanos.

Ningùn motivo hay para convertir la humana plasis en argumento contra la divinidad (resp. Bondad) de Yahveh. Otro tanto se diga de la

demiurgia del mundo. Tan propio de Dios, en su Bondad, es hacer, corno «fabricar» el mundo y «modelar» al hombre. Ni por Demiurgo ni

por Plasmador busca Dios del hombre retribución. i,Qué gana Yahveh

por tales titulos? Solo gana aquel por quien los tiene y ejercita. Tampoco se contamina Dios, por Demiurgo, con la materia que

fabrica; corno no se contamina, por Plasmador, con el barro que modela. «Fabrica» el mundo, y «modela» al hombre. No se fabrica ni modela El. Y tanto mas «fabrica» ο «modela» a lo Dios, cuanto mayor bien otorga al mundo y al hombre, que forma.

Amba, a propòsito de Iren IV, 39,2,38s.

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658 ANTONIO ORBE, S.I.

Los sectarios denuncian graves prejuicios contra la plasis. La reducen a una tarea material; a una actividad que termina en algo corpòreo; propia mas de fabricadores de idolos.

Ireneo le otorga un sentido mucho mas amplio y noble. Plasis, inicialmente corpòrea, pero al fin deificante. Es la formación de un

«plasma» divino: de substancia terrena y propiedades divinas; de natura infima corno el polvo de la tierra, y de «forma» (cualidad) suma, corno el Espiritu del Padre.

Identificada la poiésis (Gen 1,26) con la plasis (Gen 2,7), la antitesis facerelfieri adquiere una dimensión altisima. El lector de Ireneo podria descubrir entre lineas: «(Bene) facere enim proprium est

benignitatis Dei (bene)fieri autem proprium est hominis naturae». Y todavia mejor: «Deificare enim proprium est benignitatis Dei, deificari autem proprium est hominis naturae».

Cuanto mas divina la actividad del Plasmador, mas pasiva la actitud del hombre. Los àngeles, racionales y libres, responden con naturai dinamismo a su destinación asimismo naturai. Yahveh los hace y sostiene àngeles; también ellos son hechos y sostenidos tales; segùn la dimensión puramente naturai y genèrica, de facerelfieri.

En el hombre a la dimensión genèrica se anade otra especifica facere deumlfieri deum. En la actual economia al hombre le toca dejarse hacer por doble titulo: a) corno simple creatura, sostenida (por naturai

conservación) de Dios; b) corno creatura llamada a la comunión de vida con el Creador.

Si igitur tradideris ei quod est tuum, hoc est fidem in eum et

subjectionem, percipies artem ejus et eris perfectum opus Dei. Si autem

non credideris ei et fugeris manus ejus, erit causa imperfectionis in te qui non obaudisti, sed non in ilio qui vocavit69.

Dejarse hacer (resp. fieri) se traduce por «entregar a Dios lo suyo (del hombre)», poner en manos del Creador lo que de El ha recibido: naturaleza ο substancia, potencias ο sentidos, ejercicio. Entregarse en

cuerpo y alma. Otro que Ireneo habria aprovechado la ocasión para descender a

pormenores. «Si pues Le entregas al Creador lo que es tuyo», a saber:

a) el alma, con sus potencias (memoria, entendimiento y voluntad) y actos; b) el cuerpo, con sus cinco sentidos y ejercicio... recibiràs Su arte, y seràs obra perfecta de Dios.

Iren IV, 39,2,54/3,58.

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DEUS FACIT, HOMO FIT 659

Nada de eso. Ninguna mención de las potencias ni substancia del alma. Ninguna tampoco de las noches oscuras del sentido ο del Espiritu. Jamàs se le ocurre desarrollar la tarea de Dios sobre el hombre, por el camino de la purificación de las potencias del alma, ο de los sentidos del

cuerpo; esclarecer la parte del hombre, en función de los componentes del alma y del cuerpo, trabajados por el Espiritu de Dios.

En su lugar, compendia «lo humano» («quod est tuum»), no en el

plasma ni menos en la psique recibida del Creador — componentes ambos del hombre —, sino en la fe y obediencia libre, meritoria, del hombre al Creador. Tales fe y obediencia son lo mas humano, lo ùnico

que està en manos del hombre otorgar ο no al Creador. Lo ùnico que decide sobre la entrega — en cuerpo y alma — de si a Dios. Y lo ùnico

que espera el Creador de su creatura; el Plasmador, del plasma. Ireneo lo simplifica todo, y lo pone fàcil. La respuesta del plasma

ha de ser tan simple, corno cabe esperar de creatura tan humilde. A un

àngel se le podrà pedir tal vez mas. Al hombre se le pide la entrega de lo

que es — cuerpo, antes que alma —, por el camino simplicisimo de la fe

y sujeción a Dios. Con tal que de su parte haya fe y sujeción, Dios harà lo demàs. Todas las maravillas de los misticos corren a cuenta del

Creador, en Su trabajo sobre el humano plasma. «Dejarse hacer» ο dejarse modelar a imagen y semejanza de Dios

no es, en el hombre, pura pasión, corno puede serio en los brutos animales ο en otras especies materiales. Dotado de alma racional, es libre y capaz de mèrito. Basta que crea en El, corno en su Hacedor, y se Le someta en la plasis de que es objeto. Fe y su misión: mas no en un

Dios Bueno, inexistente, superior al Demiurgo; sino en el Creador que corno Dios Bueno le trabaja.

El «fieri» del hombre se traduce en una vida continua de Fe y obediencia al Creador, en respuesta a Su benignidad.

El vocabulario de Ireneo ofrece siempre cosas de interés. A la «fides in eum et subjectio» responden verbalmente «credere ei et (non) fugere manus ejus». El Santo piensa en la conducta de Adàn (y Eva). A

instigación del enemigo, faltaron a la fe en el Creador; no creyeron a su

palabra (resp. su precepto de Gen 2,16s), trataron de huirle y se escondieron de Su vista (Gen 3,8)70, corno si pudieran sustraerse a las

Manos de Dios.

Cf. Iren V, 15,4,119ss; III, 23,5,100ss «... non quasi possit effugere Deum».

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660 ANTONIO ORBE, S I

A modo de conclusióni

La antitesis Facerelfieri reduce a un esquema simplicisimo las relaciones del hombre con Dios, tal corno se dejaron ver — aunque sin fruto — en el drama del Paraiso.

Al Creador le tocaba Facere, hacer al hombre, mediante: a) un mandato (Gen 2,16-17), b) expresión de Su dominio.

AI hombre le tocaba fieri, mediante: a) la fe (o aceptación) del mandato de Dios, b) y su cumplimiento.

Bastàbale al Creador llevar adelante Su voluntad; y al hombre, someterse a ella. Tal era en esquema el secreto de la humana plasis: primeramente en Adàn, y luego entre sus hijos. Ninguna complicación por parte del Creador ni de la creatura. Una sencillez suma: el régimen de Dios — de dominio — y del hombre — de obediencia en fe —. Lo demàs seria accesorio.

/Tanto cuesta creer en la Palabra (resp. mandamiento) del Crea

dor, y someterse a ella? Al hombre no se le pide mas. Seràn los individuos inspirados por la serpiente maligna — (mar

cionitas y valentinianos) — quienes dificultan la fe en el Creador, inventando un Dios superior a El, y restando ìq a Su Palabra.

Nadie vaya a acusar al Demiurgo, dictàndole normas para «hacer al

hombre», y combatiendo Su régimen de mandato en la formación del

hombre, corno si fuera impropio de Su benignidad. La culpa, de no realizarse, està toda en el hombre, que se resiste a

la fe y llamamiento del Creador. Solo el plasma es responsable de no

«hacerse»; ni de gustar la cena nupcial, en visperas de la consumación. Es él quien no responde a la invitación de Dios71.

Non igitur ars deficit Dei, potens est enim de lapidibus suscitare

filios Abrahae (cf. Mt. 3,9; Le 3,8), sed ille qui non consequitur eam

sibimet suae imperfectionis est causa (Iren IV, 39,3,61ss).

El pensamiento es claro; sobre todo, en su aplicación a los sectarios. Empenados en despreciar la plasis (resp. la demiurgia) del

hombre, atentos a la materia y no al arte de Dios, hacen valer la lex

naturae, corno si el Demiurgo estuviera subordinado a ella. Descuidan, en cambio, la benignidad, amor y poder del Plasmador divino, que, lejos de someterse a las leyes de la materia, las sobrepasa, levantàndola a las alturas de Dios.

71 Iren IV, 39,3,59s: «Ille enim misit qui vocarent ad nuptias; qui autem non obaudierunt ei semetipsos privaverunt regia cena (cf. Mt 22,3)».

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Page 33: Deus Facit, Homo Fit' Un Axioma de San Ireneo

DEUS FACIT, HOMO FIT 661

E1 Arte de Dios no se supedita a las leyes de la materia. Al revés, la materia se supedita al Arte divino, capaz de suscitar hijos de Abrahàn del barro y de las piedras.

Los sectarios, incrédulos para el Creador y rebeldes a Sus desig nios, tratan de medirle segun sus prejuicios, e «ipso facto» destruyen Su obra. Lejos de obtener, en su cuerpo, la perfección divina del Espiritu, perseveran en su naturai imperfección; no por culpa del Plasmador, sino por la suya propia. Persisten una vez mas en oponer el Demiurgo al Dios Bueno, alegando que la demiurgia y la plasis son impropias del Dios Bueno.

Ireneo urge lo contrario. El Dios Bueno no es otro que el

Demiurgo; el cual, a impulsos de su Bondad, elige la Economia de la Salus carnis, y trabaja lentamente el humano plasma para levantarle a la

propia comunión de Espiritu y Vida.

Antonio Orbe, S.I.

SUMMARY

The phrase, though clear in itself, takes on different understandings

depending on the anthropology which is used. The heretics as well as the

ecclesiastics make use of the Pauline trichotomy (1 Thes. 5:23), but understand

its component parts differently. If true man is the noùs, the meaning of the

axiom tends to be: Deus fatiti noùs fit, according to the neoplatonic thesis. If, on

the contrary, man is «per se» the body (sarx, plasma), the axiom refers to the

work of God on the human body: this is the thesis of Ireneus.

To the different understandings of man is to be added the difference in

meaning of the verb fit. For the Stoi'cs it refers to the naturai form, according to

the mutuai relationship Deus!materia-, for others, who follow the biblical and the

platonic line of thought, it implies also the divine form.

The analysis of Iren., adv. haer. IV, 39,2,33ff and IV, 11,2,21ff reveals

philosophical and biblical concepts, helps to distinguish the generic from the

specific, and clarifies the ultimate meaning of the antithesis Deus/homo,

Plasmatori plasma, which is the nerve of the spirituality of Ireneus in his fight

against the sectarians of the 2nd century. Thanks to the continuous docility of

the human «body» to the work of the Word and the Spirit, the two hands of the

Father, man rises to the heights of God.

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