destino

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Destino En los paisajes corredizos de la ventana del bus se dibujan mejor los futuros que hace en su cabeza. En el acolchado sillón azul se le hace imposible no hilvanar los recuerdos de una ausencia, que empiezan a brotar a borbotones mientras cruza ciudades y pueblos. Los caminos de la fatalidad lo llevan al encuentro que evitó con todas y cada una de las facultades de la consciencia, y lo sabe, más no quiere caer en el cliché de ser la víctima de una historia triste, ni en la eventualidad de arreglar algo que para él en principio no está dañado. El viaje hasta ahora ha sido placentero, en el bus sólo hay tres pasajeros mas y el aire acondicionado los mantiene en una burbuja ajena a las inclemencias del clima que a veces se dejan caer en las visiones de la frontera. Su reflejo en el vidrio lo pone frente a la posibilidad de tener los mismos labios gruesos de aquella que va a encontrar, quizás, o alguna particularidad en los ojos oscuros que comparten por cuestiones de genética. Sabe en el fondo de sus certezas más cuidadas, que la presencia de esa desconocida hubiera sido tan determinante en su vida como lo fue su ausencia, por lo que tiene que agradecerle a la omisión voluntaria de un oficio natural el que hoy se sienta empoderado frente a su destino. Cada pueblo que desfila ante sus ojos, en ese ronroneo de la ruta se va quedando con sus memorias más dolorosas, en las fachadas de las capillas coloniales pretende dejar impresos pedazos del alma, es un muchacho sensible, un tanto artista dirían los más ácidos comentaristas de su vida. Mientras cruza la frontera, a sus largos dedos los despoja de dos anillos, quiere impregnar el momento

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Destino

En los paisajes corredizos de la ventana del bus se dibujan mejor los futuros que hace en su cabeza. En el acolchado silln azul se le hace imposible no hilvanar los recuerdos de una ausencia, que empiezan a brotar a borbotones mientras cruza ciudades y pueblos. Los caminos de la fatalidad lo llevan al encuentro que evit con todas y cada una de las facultades de la consciencia, y lo sabe, ms no quiere caer en el clich de ser la vctima de una historia triste, ni en la eventualidad de arreglar algo que para l en principio no est daado.El viaje hasta ahora ha sido placentero, en el bus slo hay tres pasajeros mas y el aire acondicionado los mantiene en una burbuja ajena a las inclemencias del clima que a veces se dejan caer en las visiones de la frontera. Su reflejo en el vidrio lo pone frente a la posibilidad de tener los mismos labios gruesos de aquella que va a encontrar, quizs, o alguna particularidad en los ojos oscuros que comparten por cuestiones de gentica. Sabe en el fondo de sus certezas ms cuidadas, que la presencia de esa desconocida hubiera sido tan determinante en su vida como lo fue su ausencia, por lo que tiene que agradecerle a la omisin voluntaria de un oficio natural el que hoy se sienta empoderado frente a su destino. Cada pueblo que desfila ante sus ojos, en ese ronroneo de la ruta se va quedando con sus memorias ms dolorosas, en las fachadas de las capillas coloniales pretende dejar impresos pedazos del alma, es un muchacho sensible, un tanto artista diran los ms cidos comentaristas de su vida.Mientras cruza la frontera, a sus largos dedos los despoja de dos anillos, quiere impregnar el momento con un tinte ceremonial, pretende llegar limpio, sin adornos, si pudiera cruzara desnudo; los arroja por la ventana a intervalos irregulares cada que su mente pare un recuerdo: aquella vez en el que su hermana lo encontr llorando bajo la cama en un da de madres, o el da en que su madre biolgica le grit bastardo, la primera y nica ocasin en que comparti un espacio con ella. Se acomoda para dormir, pensar no le hace bien, adems no sirve para nada, lo que ha de pasar pasar, en el momento preciso tendr que tomar una decisin alrededor de la cual no vale la pena gastar cavilaciones antes o despus, fcil. Cualquier posicin que adopta en su cabeza le parece postiza, sabe muy bien que es un gran artista, lo que sea que eso signifique, o que eso es lo que dicen muchos, que tiene comunicacin directa con la muerte segn los videntes que consulta, y que est tan alejado del hombre comn que desprecia situarse en el lugar de oprimido por su historia, segn l.Dormir en un bus es un estado alterado de la consciencia bastante peculiar, varios sueos irrecordables se suceden mientras uno va y vuelve entre la vigilia y el sopor, justo en ese estado se encuentra Daniel.Las razones que lo llevan a abandonar su pas para encontrarse con el mar de otra tierra no son importantes, son nimiedades comparadas con la gran carga de palabras que lo buscan.En el camino fantasea con no tener que llegar nunca, con que no exista puerto alguno en qu atracar, de sus viajes la peor parte siempre es esa, tener que bajarse del bus. Ir, estar yendo, mirar paisajes a travs de una ventana, oler el aire de distintas ciudades, sorprenderse con la arquitectura diversa o simplemente tratar de adivinar costumbres tras las caras de los habitantes de esos lugares es bastante divertido. Es extrao como se da cuenta mientras el paseo lo entretiene que siempre quiso que la vida, el destino o lo que fuera, tomara venganza en su nombre, siempre quiso que la muy mentada ley del karma en verdad existiera, que los cuerpos apetecidos de todos sus amantes perdidos se rebelaran contra ellos en las horas de su pasin o que las calumnias y habladuras de la gente vulgar se devolvieran a las bocas de donde salieron a dentelladas asesinas.As entre pensamientos varios se le va yendo el viaje, se sorprende de lo difcil que es concentrarse solamente en mirar por la ventana y del esfuerzo titnico que hay que hacer para traerse de vuelta a la realidad luego de haberse dejado ir entre ideas, la mente es como una cometa a la que hay que halar cada tanto para que no se la lleve el viento. No se acuerda del momento preciso en que cruz la frontera, no sinti nada especial al hacerlo, como supona que iba a sentir, al parecer las fronteras son algo ms imaginario que real. Siempre se aferr a la creencia infantil de que al cambiar de pas el aire iba a ser diferente, los colores se alteraran o alguna sensacin en su cuerpo delatara el trnsito, pero no, el asunto es tan carente de magia como el resto de cosas. Una lstima, se acaba de dar cuenta de que est en otro pas por un triste letrero de fondo azul.El resto del viaje es igual de frustrante, nada nuevo, todo lo que sucede es lo que le puede suceder a cualquier humano normal, siente ganas de orinar, siente ganas de dormir, siente ganas de joder y de fumar.Bajarse del autobs con un fracaso presentido no es un buen comienzo y l lo sabe, an as no puede evitar ser lo que en ese momento es con todas las ganas que su voluntad imprime, porque sabe que nada pasa en l que no sea su voluntad, aunque no tiene la menor idea sobre qu es eso.En realidad no sabe nada, se atora en la ignorancia de si mismo y le da lidia tener que estrselo recordando cada vez que se siente seguro de algo, pero vale, as es l, un tanto raro. Las calles del nuevo pas son iguales a las del viejo, el aire parece ser el mismo, aunque nunca se ha entrenado en ese tipo de cata. A lado y lado de las calles hay casas y edificios, las arquitecturas se actualizan y envejecen a gusto de los propietarios, casas coloniales y magnficos edificios modernos. Teme acercarse de nuevo a la realidad consensuada, a tener que hablar de asuntos terrenales, conocidos y comunes, aborrece la idea de tener que rebajarse a pedirle explicaciones a su madre biolgica, pero sabe que antes de ser genio, tiene que ser hombre, y tiene que agotar las experiencias del simio bpedo pensante comn.Las calles estn llenas de gente igual con acento diferente, no hay absolutamente ninguna posibilidad de descripcin que pueda alejarnos, a ti lector y a mi narrador, del tedio de lo normal. Daniel, l, el protagonista de esta historia se dirige ahora a la casa de su madre, el mapa que tiene es demasiado ajeno a las calles que transita, precisa la ayuda de desconocidos caminantes y la obtiene. Llega a una casa con puerta verde metlica y golpea, golpea, golpea. No obtiene respuesta, golpea, golpea golpea. No obtiene respuesta, golpea, golpea, golpea. Media hora.Escribe una carta, con todo lo que imagin decirle frente a frente y da por zanjado este asunto al deslizarla bajo esa puerta verde metlica.