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    Santamara-Delgado, Carolina. Vitrolas, rocolas y radioteatros.

    Hbitos de escucha de la msica popular en Medelln, 1930-1950.

    Bogot: Universidad Javeriana/Banco de la Repblica, 2014,

    234 pp.

    Leidy Paola Bolaos FloridoUniversidad de los Andes, Colombia

    : dx.doi.org/10.7440/histcrit59.2016.11

    El libro publicado por Carolina Santamara-Delgado, resultado de una tesis doctoral en Etnomu-sicologa, con nfasis en Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Pittsburgh (EstadosUnidos), constituye un acercamiento a los nuevos sonidos que difundan y, otras veces, negabanla vida moderna en el perodo comprendido entre 1930 y 1950 en la ciudad Medelln (Colombia).

    Aunque es una investigacin proveniente del campo de la etnomusicologa y no propiamente delhistrico, la autora advierte que su enfoque no parte de la tradicin musicolgica ms ortodoxa,preocupada por la historia de la creacin artstica (compositores e intrpretes) y del anlisis deltexto musicalper se(partituras y grabaciones). En cambio, plantea que busca identificar procesosglobales relacionados con la recepcin, la circulacin y los usos sociales que se le dan a la msicalocalmente (p. 23) y, con este propsito, cmo msicas como el bambuco, el bolero y el tangoatravesaron durante el siglo XX procesos de urbanizacin, masificacin y folclorizacin (p. 23).

    Ahora bien, para no dejar dudas de que se trata de una investigacin con un importante sentido

    histrico y social, Santamara-Delgado agrega pginas ms adelante que Si se quiere conocer elorigen y evolucin de los usos y significados y las valoraciones estticas que rodean el consumo deun producto cultural en un contexto histrico y social especifico, se hace necesaria la realizacinde un estudio de caso, ya sea de corte histrico o etnogrfico, como el presente trabajo (p. 30).

    No obstante, de manera simultnea a la lectura de los propsitos del libro, el lector se tropiezacon un marco terico atiborrado de conceptos como nacin moderna, identidades colectivas,gneros musicales, comunidades imaginadas, mediaciones, medios de comunicacin olo popular, que son retomados de obras de gran tradicin historiogrfica como la de Benedict

    Anderson. Pero se trata, en ocasiones, de un uso descontrolado de conceptos pocas veces expli-cados y de una gama amplia de autores no siempre referenciados cuidadosamente, aspectos que

    no permiten comprender el significado de nociones fundamentales como la de hbitos de escucha,central incluso en la propuesta presentada pero poco explorada empricamente dentro de la inves-tigacin. En tal sentido, se tiene la sensacin de que el marco terico reemplaza la explicacin quedebera estar en la problemtica abordada y en aspectos claves del trabajo como la delimitacin deluniverso social y la escogencia de fuentes.

    Lo expuesto puede verse en el intento que realiza la autora por otorgar una perspectiva propiaa su anlisis, para lo cual retoma el estudio del reconocido socilogo Pierre Bourdieu sobre ladistincin y la relacin entre gustos estticos y clases sociales, concluyendo que hay un elementoque est ausente, pero que resulta indispensable para pensar el estudio cultural en la sociedad

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    Hist. Crit. No. 59 Enero - marzo Pp 190-193 ISSN 0121-1617 eISSN 1900-6152

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    colombiana: el peso del discurso de blancura, que es el legado de la experiencia colonial (p. 31)1;discurso que la autora sin emplear matices equipara con lite, dominacin o clase socialalta. Teniendo en cuenta estos aspectos, es importante sealar a continuacin algunos ejemplosque muestran tambin cmo entra a funcionar dicha sobreestimacin terica en la exposicin de

    los resultados del libro reseado.As, pues, en el acpite dedicado al bolero, Santamara-Delgado recuerda el pasado africano de este

    gnero y los esfuerzos de su blanqueamiento por parte de una clase media cosmopolita, de la cualno se otorga la menor descripcin. Se afirma que mientras el bolero no amenazara con transgredirlas fronteras de raza y clase, su aceptacin en la esfera pblica estaba garantizada (p. 195). Para darsustento a lo anterior, se extrae un caso difundido por la revista Micro, en el que Camilo Correa, crticomusical, expresa su molestia por la cancelacin de las presentaciones en vivo del cantante de boleros dePuerto Rico Rafael Hernndez. En este caso, Santamara-Delgado afirma que la censura puesta a Her-nndez, solo poda ser una: la complexin oscura del maestro. Por lo que se aclara que la indignacinde Correa de ninguna manera podra deberse a su tolerancia racial, a pesar de que se aprecie lo contra-rio en una cita extrada de la misma revista. En ste y otros apartes del captulo, ante la falta de evidenciaemprica de los casos expuestos, el lector queda con el interrogante de si realmente pes tanto en lasociedad de Medelln el color de piel del artista como medida de xito musical.

    En este mismo sentido, en el acpite dos se da un seguimiento en la prensa local de las dis-cusiones sobre la legitimidad del bambuco como msica nacional entre msicos e intelectualesmusicales de este contexto. Dicha legitimidad estaba asociada con el dominio de aspectos tcnicoscomplejos de los que careca la mayora de msicos y compositores populares. Aqu se interpretael problema de la imperfeccin de la escritura musical del bambuco de la siguiente manera:

    Una expropiacin epistmica del saber popular, es decir, la tajante negacin a reconocer el valor

    de conocimiento y la praxis de los intrpretes populares y el derecho que ellos tenan a decidir

    sobre su propia tradicin musical [] Encajar el ritmo del bambuco dentro de la mtrica era

    el paso final de la empresa por civilizarlo (criollizarlo, blanquearlo) de tal manera que pudieraarmonizar con el orden social y la jerarqua patriarcal (p. 103).

    La anterior aseveracin resulta problemtica al extraer conceptos de la llamada teora decolo-nial como expropiacin epistmica, para interpretar las discusiones de compositores de la dcadade los treinta, como Emilio Murillo y Gonzalo Vidal, en torno a la legitimidad de la escritura musi-cal del bambuco. Pero resulta an ms compleja su afirmacin sobre la tajante negacin de laformacin emprica de los intrpretes populares por parte de estos compositores, basndose enun fragmento de la entrevista a Ligia Mayo, una compositora aficionada que ante la pregunta desi alguna vez haba compuesto un bambuco, ella respondi: Bambuco? No, no, eso es demasiado

    difcil. Pero adems, en el libro se dedican varias pginas a una discusin sin resultados prcticos,pues a rengln seguido de la anterior cita, la autora afirma: No es fcil medir el impacto real quetuvieron, tanto entre el pblico como entre los msicos populares, todas estas discusiones alrede-dor del bambuco y el proyecto de rescate de la msica nacional impulsado desde Micro (p. 103).Esto parece responder en gran parte a la falta de delimitacin del propio objeto de estudio, lo quese manifiesta en la forma de abordar el problema.

    1 nfasis del autor.

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    De igual forma, al anteponer categoras previas a los datos empricos, Vitrolas, rocolas y radio-teatrosrecuerda la observacin elaborada en su momento por el socilogo Jean-Claude Passeronde que el campo de aplicacin terica en una investigacin particular no se define por la proximi-dad a una tendencia intelectual, as fuese momentneamente dominante, sino en la capacidad del

    investigador para concretizar enunciados y conceptos previos en el anlisis de corpus empricoscapaces de ampliar o producir nuevos enunciados2. Siguiendo a Passeron, y a contrapelo de la ideacomn de que la teora es el punto de partida de la investigacin, el terreno de la teora social esaquel que se edifica mediante el ejercicio de confrontacin constante entre las interpretacionespreexistentes del investigador y la realidad, que igualmente se encuentra mediada por interpreta-ciones que arroja su material de investigacin.

    Continuando con la resea de esta obra, y enfocando el anlisis en otros aspectos, Santa-mara-Delgado toma como uno de sus principales referentes el estudio de Peter Wade sobre laconfiguracin de la msica costea. De esta obra se emplea de manera especial el argumento deque el xito o aceptacin de las orquestas de porros ya sea por parte de las clases medias o de lasclases altas se debe a que su msica y sus msicos se haban sometido a una fuerte estilizacin3.

    Y aunque esta msica podra ser considerada demasiado negra, rural, vulgar o tradicional paradichos sectores, Wade acenta el papel desempeado por el elemento negro en la msica costeacomo smbolo de identidad nacional. No obstante, la dificultad de este postulado reside en quela interpretacin de Wade no fue leda de modo provisional; por el contrario, investigacioneshistricas posteriores sobre la msica popular, como la aqu reseada, se obstinaron en encontraruna otredad negra o subalterna en los discursos sobre la formacin de lo nacional.

    Si bien cuando se analiza el contexto colombiano no se puede negar la existencia de prejui-cios raciales en los testimonios que dej la intelectualidad letrada de la poca, s es cuestionableproyectar preocupaciones contemporneas a las fuentes consultadas, en vez de extraer de ellas susignificacin contextual y particular sometindolas al anlisis propio de la poca de estudio. Lo

    descrito sera entonces otra de las dificultades que se encuentra en este libro, en el que se persuadea los lectores de un fuerte racismo y clasismo de la sociedad de Medelln de los aos treinta ycuarenta. Esto, sin duda, pone una barrera a la comprensin de las intenciones del contexto ori-ginario y de los actores que participaron en la definicin de los datos registrados.

    Por otro lado, esta investigacin, en vez de adentrarse en los objetivos enunciados en la intro-duccin, es decir, en la recepcin, la circulacin y los usos sociales que se le dan a la msicalocalmente, dedica varias pginas a la llegada de Gardel al pas y se concentra en la descripcinde ancdotas biogrficas por ejemplo, sobre los detalles de las causas tcnicas del accidente quecaus la muerte del cantante y en explicaciones innecesarias que desvan an ms el propsitode este trabajo, que pretenda alejarse de la etnomusicologa ortodoxa, interesada en la ancdota

    biogrfica de los cantantes. Por tanto, para la autora el mito de Gardel tras su prematura muerte,dos entrevistas a cronistas de tango, junto con fragmentos de la novela Aire de tangode ManuelMeja Vallejo, constituyen antecedentes suficientes para explicar la consolidacin del tango comomsica popular en la dcada de los cincuenta en Medelln.

    2 Jean-Claude Passeron, El razonamiento sociolgico: el espacio comparativo de las pruebas histricas (Madrid:Siglo XXI, 2011), 119-145.

    3 Peter Wade,Msica, raza y nacin: msica tropical en Colombia (Bogot: Vicepresidencia de la Repblica deColombia, 2002).

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    Esto se observa claramente cuando se recrean ancdotas acerca de un compositor local detango llamado Tartarn, y Santamara-Delgado deduce lo siguiente: Como el lector ya habrsospechado, la anterior es una escena ficticia que combina libremente datos histricos y ancdo-tas acerca del carcter de Tartarn [] La narracin tiene como propsito describir el contexto

    y reconstruir el espacio social y econmico del tango-cancin en Medelln (p. 132). Lo ante-rior puede ser considerado un caso evidente de sobreinterpretacin de informacin. En tanto, sededuce de una ancdota literaria sobre la recepcin popular del tango en Medelln en los aos cua-renta, en torno a un imaginario que adems posibilita reconstruir el contexto estructural en el quetuvo lugar el aire moderno del tango. En este sentido, se recurre a enunciados retricos que ocul-tan el dbil alcance emprico de la investigacin y su capacidad para producir nuevo conocimiento.

    Por los elementos expuestos, el libro reseado se trata de una investigacin que, a pesar deaproximarse al proceso de modernizacin cultural en Colombia, del que mucho se ha dicho peropoco se ha escrito en cuanto a sus alcances prcticos, no logra delimitar el objeto de estudioo por lo menos clarificarlo empleando para ello los propios datos empricos. Esto puedellevar a una dificultad para cualquier investigador: recurrir a un marco terico desmesurado einflado y a un conjunto de proposiciones que se deducen de datos exiguos, o en algunos casos

    ya conocidos en la historiografa que de una u otra manera aborda la temtica. Pero a su vez, aque no se cumpla a cabalidad con los objetos que se anuncian en el ttulo mismo del libro, porcuanto poco se informa sobre las vitrolas, las rocolas y los radioteatros, y sobre su significacinsocial para los oyentes. As, pues, al finalizar la lectura, el lector se cuestiona los aportes de estainvestigacin enunciados desde la introduccin, que no lograron hacerse visibles en los argu-mentos presentados en sus pginas, y al mismo tiempo se sorprende por el importante acervodocumental recopilado tanto de fuentes bibliogrficas como documentales en el libro, que segu-ramente podrn guiar el trabajo de aquellos acadmicos interesados en continuar ahondando enla problemtica de la msica como objeto de anlisis histrico.

    Leidy Paola Bolaos FloridoEstudiante del doctorado en Historia de la Universidad de los Andes (Colombia). Licenciada enCiencias Sociales de la Universidad Distrital de Bogot (Colombia) y Magster en Estudios Culturales dela Universidad de los Andes. [email protected]