comunicacion linguistica

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Hablar en público es saber comunicar los mensajes con eficacia. No es hablar rápido, ni más que el resto si estamos en una conversación, ni más alto. Para alcanzar ese objetivo es fundamental que planifiquemos los mensajes, la estructura y la puesta en escena de nuestra intervención. Hablar mucho o, peor aún, hablar demasiado, puede diluir el mensaje, disminuir la relevancia de lo esencial a transmitir. Ocurre en reuniones, conferencias, en la televisión o la radio, incluso en conversaciones interpersonales. No ser eficaces a la hora de hablar en público conlleva problemas de imagen, pérdida de dinero, de tiempo y de oportunidades. No es tan difícil aprender y quienes se animan a mejorar notan sus progresos casi de forma inmediata. Es importante pensar en lo que nuestro receptor espera de nosotros. Escuchar y conocer a las personas que nos escuchan va a hacer que nuestros mensajes a la hora de hablar en público sean mucho más eficaces. El asunto es importante, serio, incluso grave, porque en la era actual no sólo la política se juega en los medios de comunicación. También las grandes compañías que están en bolsa, e incluso las que sin estarlo se internacionalizan en busca de nuevos mercados, o nuevos centros de producción, están inmersas en el universo comunicativo sin reparar en que es necesario un conocimiento específico para navegar por él sin naufragios. Dirigirse a un grupo de personas. Hablar en público. Hablar en público no es un tarea fácil para la mayoría de las personas. Requiere tener los nervios bien templados, definir bien los objetivos, ser claro, conciso, organizado y saber a qué público que nos dirigimos . Debemos poner un límite a nuestra exposición, no muy extenso para no "cansar" a los oyentes. No se deben decir más de unas 150 a 175 palabras por minuto , para que la gente pueda seguir correctamente su disertación. Tampoco diga menos palabras haciendo un

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Page 1: Comunicacion Linguistica

Hablar en público es saber comunicar los mensajes con eficacia. No es hablar rápido, ni más que el resto si estamos en una conversación, ni más alto. Para alcanzar ese objetivo es fundamental que planifiquemos  los mensajes,   la  estructura y  la  puesta en escena de nuestra   intervención. Hablar mucho o, peor aún, hablar demasiado, puede diluir el mensaje, disminuir la relevancia de lo esencial a transmitir. Ocurre en reuniones, conferencias, en la televisión o la radio, incluso en conversaciones interpersonales.No ser eficaces a la hora de hablar en público conlleva problemas de imagen, pérdida de dinero, de tiempo y de oportunidades. No es tan difícil  aprender y quienes se animan a mejorar notan sus progresos casi de forma inmediata.Es  importante pensar en  lo que nuestro receptor  espera de nosotros.  Escuchar y conocer  a  las personas que nos escuchan va a hacer que nuestros mensajes a la hora de hablar en público sean mucho más eficaces.

El asunto es importante, serio, incluso grave, porque en la era actual no sólo la política se juega en los medios de comunicación. También las grandes compañías que están en bolsa, e incluso las que sin estarlo se  internacionalizan en busca de nuevos mercados, o nuevos centros de producción, están   inmersas   en   el   universo   comunicativo   sin reparar   en   que   es   necesario   un   conocimiento específico para navegar por él sin naufragios.

Dirigirse a un grupo de personas. Hablar en público.

Hablar  en público  no es un  tarea fácil  para   la  mayoría  de  las personas.  Requiere   tener 

los nervios bien templados, definir bien los objetivos, ser claro, conciso, organizado

y saber a qué público que nos dirigimos .   Debemos   poner   un   límite   a   nuestra 

exposición,  no muy extenso para no "cansar" a  los oyentes.  No se deben decir más de

unas 150 a 175 palabras por minuto , para que la gente pueda seguir correctamente su 

disertación. Tampoco diga menos palabras haciendo un discurso lento, para que la gente 

no se distraiga o pierda interés por el tema.

Los puntos que debe tener claro un buen orador son:

1. Conocer los destinatarios.

Quién   va   a   ser   nuestra   audiencia:   estudiantes,   profesionales,   empresarios...   esto   nos ayudará a enfocar nuestra exposición de forma correcta.

2. Organización.

Exponer  de   forma organizada   todos   los   temas  nos  permite  que  sea  más   fácil   seguir  el "hilo" de nuestra charla.

3. Extensión.

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Exponga solamente lo fundamental del tema. No quiera extenderse hasta agotar el tema. Acabaría cansando al público y perdiendo su atención.

4. Objetivos.

Debemos   concretar   bien   y   de   forma   definida   los   objetivos   de   la   charla,   ponencia   o conferencia.  Tenemos  que   "tener   claro"   cuál   es   el  mensaje  que  queremos   transmitir   a nuestra   audiencia,   sin   repetirnos   en   interminables   palabras   que   no   nos   conducen   a ninguna conclusión clara.

5. Ayudas.

Cuente  a  su   lado,  con   todo   tipo  de  ayudas  que  hagan  comprender  mejor   la  exposición que está realizando:  proyectores,  ordenadores,  diapositivas,  gráficos y cualquier  tipo de documentación que pueda facilitar  a  los oyentes.  Ahora bien, sin abusar de  los mismos, marginando totalmente al orador.

A la hora de hablar no debe olvidarse estos puntos fundamentales:

1. Coloque el micrófono a la altura correcta  y compruebe que el sonido llega a toda la sala.

2. Organice bien la introducción, desarrollo y conclusión de la charla.

3. No abuse de los gestos  y la expresión corporal.

4. En la medida de lo posible, interactúe con los oyentes , para hacerlo más ameno.

5. Hable como si se dirigiera solo a una persona .

6. Si va con retraso, resuma partes poco importantes.

7. Evite cualquier tipo de distracción: ruidos, móviles, música, etc.

Uno de  los modelos más conocidos para una correcta  exposición  hablada es el modelo

SPAM. Este nos da 4 puntos básicos:

1. Situación.

Tener en cuenta la hora y el lugar donde se va a celebrar el acto.

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2. Propósito.

Las metas que el orador espera obtener con su charla.

3. Audiencia.

A que personas va destinada nuestra charla.

4. Método.

Que método vamos a utilizar para nuestra charla.

El método a utilizar es  de  gran   importancia  para  el  éxito  de   la   charla.  Tenemos  como 

principales métodos:

1. Informativo.

Lo que se expone es nuevo para la audiencia, y se expone de forma clara y precisa, para que la información expuesta sea de utilidad al público asistente.

2. Persuasivo.

El orador trata de explicar características de un producto o servicio,  de convencer  de  la conveniencia del mismo.

3. Entretenimiento.

El motivo de la exposición suele tener una finalidad de entretenimiento.

Aparte   del  método   elegido   para   su   conferencia,   charla   o   exposición,   deberá   tener   en 

cuenta ciertos puntos básicos a cualquier tipo de charla:

1. Ser breve en los agradecimientos y reconocimientos previos a la charla.

2. Mantener la cabeza elevada y mirar al frente y a la audiencia, siempre que podamos.

3.  Cuidar   la   voz.   Emplear   un   tono   adecuado,   una   vocalización   correcta   y   un   volumen adecuado.

Lo mejor que podemos hacer  antes de una "actuación" en público es practicar.

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1. Lea su ponencia en alto varias veces para escucharse. E incluso, grábela y escúchese o tenga a alguien con Usted para que opine.

2.  Utilice  su   lenguaje  corporal   y   sus  gestos,   como si  estuviese  delante  del  público.  Lo mejor es practicar delante de un espejo.

3.   Procure   memorizar   las   partes   fundamentales   del   texto,   para   evitar   una   continua lectura del mismo y estar demasiado tiempo con la cabeza baja - cabizbajo-.

Hablar en público es una actividad desagradable para muchos y cuanto mayor sea la importancia del evento,  peor el  miedo.  Sin embargo, como emprendedor,  deberás enfrentarte constantemente a exposiciones y presentaciones, ya sea ante tu equipo, socios, clientes o posibles inversionistas. Y debes hacerlo de la forma correcta para conectarte con tu audiencia.Pero hablar en público en realidad no es tan difícil. No es otra cosa que conversar, y eso lo haces prácticamente todo el tiempo. El misterio desaparece una vez que se ha aprendido cómo hacerlo.Aquí te entregamos algunas claves para convertirte en un buen orador y aprender a expresar tus ideas ante una audiencia, ya sea de diez, cien o mil personas:1. Exprésate con sencillezLa gente que te escuche captará una o dos de las principales ideas que expongas. Si no puedes expresar en un par de enunciados el punto que propones comunicar, entonces tu alocución no está bien definida. Y si no sabes con previsión lo que quieres decir, mucho menos lo sabrás decir en público. 2. OrganízateSea larga o corta tu disertación, es importante ordenar los elementos de la misma. Hay que prever la introducción,   los   puntos   principales   que   se   van   a   exponer   y   la   conclusión.

A veces, una buena forma de comenzar resulta ser la frase final. Una vez que sabes a dónde te diriges,  puedes escoger el  camino que más te plazca para  llegar allí.  Es decisivo tener un final poderoso y contundente, pues en la mayoría de los casos es lo que la gente mejor recuerda.3. Sé breveLa duración de los números en los espectáculos de variedades suele ser, como máximo, de 12 a 15 minutos. Si una cuadrilla de bailarines y cantantes que ponen toda el alma en su trabajo no logran entretener al público por más tiempo, ¿qué le hace pensar que tú sí podrás? Evita los discursos demasiado largos y rolleros. 4. Sé sinceroSi tratas de ser distinto a como eres (poco natural), probablemente no vas a convencer a nadie. Si no te parece graciosa una anécdota, no esperes que el público se ría con ella. Si la información que pretendes transmitir no te despierta un verdadero interés, tampoco lo despertará en los demás.Si tomas la palabra es porque has tenido una experiencia que los oyentes desconocen; compártela con ellos. Trata de que sientan  lo mismo que tú sentiste: una profunda emoción, o  indiferencia; miedo, o tristeza; fastidio, o perplejidad.

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La primera persona del singular (yo) puede ser un arma eficaz, pero debes ser cauto y ubicarte correctamente en el espacio, tiempo y tipo de público que te escucha.5. Aduéñate de la situaciónEn los primeros momentos de un discurso se establece el vínculo entre el público y el expositor. Sonríe, agradece a la persona que te presentó y luego espera un momento.No empieces hasta que hayas captado  la  atención de  todos  los  presentes.  Cada una de esas personas  comprenderá   inmediatamente  que el  orador   le  está  hablando a  ella,   y  su  cerebro  se dispondrá a prestarle atención. Eso es precisamente lo que quieres.Cuando el público se haya puesto atento, establece contacto visual. Escoge tres caras amigables: una a la derecha, una a la izquierda, y una al centro. Dirígete entonces a una, luego a otra, y así lograrás abarcar a todo el auditorio.6. No leas, hablaLeer ante un auditorio no resulta tan eficaz como hablar directamente y con el corazón; la expresión espontánea quizá no sea tan pulida, pero definitivamente es mejor.No es recomendable redactar discursos, pero sí lo es llevar notas para recordar lo que quieres decir, y saber en qué parte va uno. Una buena idea es hacer bullets con los puntos principales o con datos importantes que quieras dar a conocer.7. RelájateCuando estamos sometidos a tensión nerviosa, a menudo olvidamos cómo respirar correctamente. Toda   persona   que   acostumbra   presentarse   o   actuar   en   público   conoce   la   importancia   de   la respiración.No inhales profunda y forzadamente, ni respires con mayor rapidez que de lo normal; te puedes hiperventilar.   Para   relajarte,   sólo   tienes   que  mover   el   diafragma   suave   y   rítmicamente   y   dar inhalaciones largas y profundas.

Dicen que el miedo a hablar en público es uno de los temores más extendidos en  la sociedad occidental, no sé si será así, pero es cierto que a muchas personas les cuesta ponerse delante de una audiencia y transmitir de forma convincente sus ideas; he visto excelentes presentaciones pasar desapercibidas por los nervios del orador.En cambio hay herramientas sencillas para evitar los nervios cuando uno va a hablar en público, ya sea en una ponencia, en un examen, en una presentación, en la comunidad de vecinos, en una reunión o en una boda.

1. Piensa: ¿A qué le tienes miedo?¿A hacer el ridículo, a que se rían de ti, a tartamudear, a perder prestigio profesional? Son cosas que nunca pasan. ¿A cuántas personas conoces a las que hayandespedido de su empresa por no hablar bien en público?Si   tu  miedo   es   a   quedarte   en   blanco,   lleva   notas,   si   es   a   que   no   te   funcionen   los  medios audiovisuales, lleva un plan B, es decir, si se trata de cosas que realmente pueden pasar, toma las medidas necesarias para reducir esa posibilidad al mínimo.

2. Gánate a la audiencia con una buena introducciónLos primeros segundos son muy importantes para causar una buena impresión:

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Preséntate para hablar en público (si no lo ha hecho ya otra persona) con un par de frases que te sepas de memoria.

Busca una frase o cita ingeniosa que   tenga  que   ver   con   el   tema:   así   rompes  el   hielo   y consigues la atención de todos.

Si no te sientes capaz, puedes utilizar un video como introducción, así los primeros minutos no tienes que hablar y tus nervios se irán calmando sin que te des cuenta.

La introducción, elijas la modalidad que elijas, tendrás que ensayarla un montón de veces, es la mejor forma de que salga bien.

3. Cuanto mejor te lo sepas, menos nervios tendrásSi es un tema que dominas, mejor.

Además, ensaya y visualízate haciendo la charla. La visualización, según estudios realizados con deportistas funciona, en gran medida, como el entrenamiento.

4. Si te da un ataque de pánico en medio de charlaRespira, mira tus notas, bebe agua y sonríe.

Luego retoma tu charla a un ritmo lento. Verás como en seguida todo vuelve a fluir.

5. “Antes muerta que sencilla”No se te ocurra jamás decir frases del tipo: “Ay qué nervioso estoy” (ni siquiera cuando llames a la radio) o “Me he perdido” o “Me he equivocado”. ¡No! Si te pierdes, te equivocas o estás nervioso, te lo callas, es muy probable que un porcentaje altísimo de la audiencia no se haya dado ni cuenta, ¡no se lo hagas notar tú!

Y, por la misma razón, a mis alumnos de empresa y a los que les hago coaching para hablar en público, les digo siempre que lleven sus notas en una tarjeta, nunca en un folio, porque si estás nervioso y te tiemblan las manos, el folio multiplicará el movimiento y todo el mundo estará más pendiente de tus nervios que de lo que dices.

6. Engáñate a ti mismo. ¡Funciona!La audiencia no suele notar los nervios del ponente, o los nota mucho menos que él mismo, por tanto: olvídate de ellos, haz como si no existieran. Parecerá una tontería pero es el mejor remedio contra los nervios. ¿Que te tiembla la voz? Ni caso, ya se pasará. ¿También te tiemblan las manos? Las colocas un rato en la espalda y sigues como si nada. Piensa que no estás nervioso, solo estás PREPARADO, con la adrenalina suficiente para que salga todo rodado.

7. Y pase lo que pase, ¡sonríe!Piensa que la gente está ahí porque le interesa el tema, por lo que, aunque estés algo nervioso no les va a  importar  si   lo  que dices es  interesante,  así  que por   favor   ¡sonríe!  Somos mucho más benevolentes con una persona que sonríe.

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ERRORES

1. Usar movimientos y gestos limitados: La mayoría de los presentadores novatos tienen miedo de ocupar demasiado espacio. El público percibe esta inseguridad como una disculpa.

2. Hablar con poca energía: Entre el 80% y 90 % de los oradores no invierten la suficiente energía en sus exposiciones, lo que provoca en el público la sensación de que les falta entusiasmo e interés. Lograrás mayor atención y proyectarás más confianza y carisma.

3. No planificar lo suficiente: Los   oradores   experimentados   llevan   a   cabo   una   investigación exhaustiva para sentirse con confianza en el material que van a utilizar y tener  la capacidad de responder  a  cualquier  pregunta  que el  público   les  plantee.  Es  primordial  que pases  por  varios borradores o repeticiones del material que vas a emplear; que revises, edites y corrijas hasta que tu exposición alcance la forma más completa.

4. No practicar lo suficiente: Los oradores experimentados suelen hacer un ensayo general frente a   un   público   de   confianza   con   amigos,   familiares   y   colegas.   Estimulan   el   ambiente   de   la presentación mediante la proyección de diapositivas. Despliegan una coreografía de movimientos y gestos que aumenta extraordinariamente su capacidad para recordar el  material.  Reconocen las áreas  que  pueden  suponer  un  desafío,   como  transiciones  deficientes,   falta  de   fluidez  entre  un material audiovisual y otro, etc, y elaboran trucos y tácticas que les ayudan a que todo fluya a la perfección.

5. Presentaciones centradas exclusivamente en los datos: Si tu presentación se centra en la exposición de una serie de datos en lugar de la narración de una historia intensa y humana, tienes un problema. 

Leslie Bradshaw, directora de operaciones de Guide, afirma que “el arte consiste en preparar el contenido para un consumo humano óptimo. Los datos no te hablan. Tú los recopilas, los analizas y cuentas historias con ellos”. Rocío Medina, responsable de Prezi para América Latina, señala que “con Prezi se puede dar dimensión y profundidad a las ideas presentadas y es esta perspectiva lo que permite narrar y transmitir nuestros mensajes de forma clara y efectiva. Poder acercarse a un detalle y alejarse para presentar la idea general e incluso dar un paso atrás y revelar una conclusión aún mayor es algo que sólo con el sistema de zoom de Prezi se puede lograr”.

6. Jugar sobre seguro: Muchos presentadores, pero no correr un riesgo es un riesgo también. Si el contenido de tu presentación es demasiado seguro, es bastante probable que resulte aburrido. Si la 

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capacidad más importante de un orador es atraer la atención, ¿puedes permitirte no correr ningún riesgo?

7. Evitar la vulnerabilidad: Aunque a muchos jóvenes presentadores pueda parecerles contrario al sentido común, si quieres parecer creíble, tienes que mostrarte vulnerable. Si te esfuerzas mucho por  parecer  perfecto,  un  público  experto  se  dará  cuenta   inmediatamente  y  desconfiará.  Cuenta historias de errores tontos que cometiste y después revela  lo que aprendiste. En su charla TED sobre la vulnerabilidad, Brene Brown afirma: “La palabra 'coraje' procede del latín 'cor', que significa 'corazón', y su definición original era contar la historia de quién eres, con todo tu corazón... es decir, tener el coraje de ser imperfecto”.

8. Tomarse a uno mismo demasiado en serio: Muchos   oradores   tienen   tendencia   a   ser demasiado serios y formales. Si en sus presentaciones se comportaran de una forma más natural e informal, serían mucho más auténticos e interesantes. Respeta la profesionalidad del público, pero establece también una relación humana e informal con ellos. Al hablar en un tono más distendido, proyectas la imagen de que eres igual a ellos. Lo interpretarán como confianza. Como señala Gault, “si no te lo estás pasando bien, no lo estás haciendo bien.”

9. Presentar demasiado material: Si   quieres   calcular   el   tiempo   que   te   llevará   realizar   tu presentación delante del público, practica una y otra vez y cronométrate.  Cuenta con que en  la práctica tu exposición durará aproximadamente un 25 % e incluso hasta un 50% más.

10. Precipitarse: Precipitarse empeora aún más cualquier problema o incidencia que puedas tener. Si   te   precipitas,   cualquier   cosa   que   digas   perderá   impacto.   Por   el   contrario,   si   vas   despacio transmitirás   mucha   más   seguridad,   confianza   y   experiencia.   Al   usar   más   pausas   además, aumentarás  la  percepción del  público así  como tu  sensación de confianza y  tranquilidad;  darás tiempo a que el público asimile los puntos clave y les concederás un mayor impacto; y te darás tiempo para formular lo que piensas en frases más resumidas y concisas.

Estar nerviosoPrepárate de antemano dominando técnicas de relajación. No existe una técnica estándar, así que elige cualquier cosa que ayude a tu mente y cuerpo a calmarse. Algunas ideas incluyen escuchar tu canción   favorita,  hacer  algo  de  yoga  o  meditación,  hacer  una   llamada   telefónica  a un  amigo o miembro de la familia o incluso conseguir un breve masaje de antemano.No practicarSi no te tomaste el tiempo para memorizar tu discurso y practicardecirlo, es probable que termines leyéndolo   en   vez   de   hablarlo.   Esta   es   una  manera   de   perder   rápidamente   la   atención   de   tu audiencia. Tus ojos deben centrarse en el público en todo momento. Es aceptable mirar de vez en cuando hacia abajo, pero este comportamiento no debe dominar tu discurso.Vestirse inapropiadamente

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Siempre debes vestirte profesionalmente para una charla pública,  a menos que se  te  indique  lo contrario.  Aparecer  en  un  evento   vestido   inapropiadamente  dice  mucho  acerca  de   tu  actitud  y carácter y daña tu credibilidad.No construir vínculoAntes de dar una conferencia pública, debes pasearte por la habitación y tratar de conocer a algunos de los miembros de la audiencia. Esto te ayudará a construir una buena relación y credibilidad, lo que aumentará la probabilidad de que el público realmente preste atención a lo que estás diciendo.

Comenzar débilHablar   en   público   siempre   debe   comenzar   con   una   explosión   que   atraiga   inmediatamente   la atención de la audiencia. Considera la posibilidad de relatar una historia de tu vida o destacar una noticia importante. Otras cosas que puedes hacer incluyen citar un testimonio, llevar contigo pruebas importantes o leer una anécdota.

Hablar demasiado rápidoUno de los errores más comunes al hablar en público es hacerlo demasiado rápido. Hacer esto hace que parezca como si carecieras de confianza. Lo ideal es hablar a un ritmo moderado, pero no hay nada de malo en reducir la velocidad para cubrir los puntos principales.

Utilizar demasiadas palabras rebuscadasMuchos   oradores   tratan   de   impresionar   a   su   público  mediante   el   uso   de   palabras   grandes   y complejas.  Esta  es   una  mala   idea  por  muchas   razones.  Algunos   o   todos   los  miembros  de   la audiencia pueden no estar familiarizados con estas palabras. También te hace sonar engreído.

Mostrar una falta de pasiónLos mejores oradores saben cómo usar sus palabras con pasión. Debes cautivar a la audiencia, y la mejor manera de hacer esto es mostrando tu pasión por el tema. El público responderá a la misma, y algunos miembros incluso pueden empezar a sentir la pasión ellos mismos.

Demasiado lenguaje corporalEl lenguaje corporal puede y debe ser utilizado para hablar en público, pero sólo con moderación. No debes inclinarte hacia el podio, cruzar los brazos, mirar tu reloj o apuntar a la audiencia. Mantén una actitud muy profesional y trata de permanecer quieto y concentrado.

No proporcionar una conclusiónTu discurso debe  terminar  con una explosión al   igual  que cuando comenzó.  Sin embargo,  esta explosión debería ser mucho más sutil. Se deben resumir los puntos clave, pero también dejar a tu público con preguntas que puedas responder luego.

1. No revisar la presentación.

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2. Llenar la diapositiva de números, cifras y cálculos.

3. Vestimenta inapropiada

4. Leer literalmente la presentación y siempre con el mismo tono de voz y sin moverte del sitio.

5. Llenar la diapositiva de texto.

6. Escoger un tipo y tamaño de letra inapropiado

7. Deformar la imágenes

8. Omitir información importante

9. Ocupar más tiempo del asignado

10. Distraerse por elemento electrónicos

11. Volverse repetitivo.

12. Tener una mala postura.

13. Tratar de imitar a otras personas.

14. Abusar de los gestos.

15. Demasiadas palabras desconocidas

16. Ponerse nervioso