Carta Pastoral del Arzobispo de Puerto Montt sobre el Año Paulino

A los sacerdotes y diáconos, religiosas y personas consagradas, y a todos los fieles de parroquias y capillas, colegios y movimientos apostólicos de nuestra Arquidiócesis de Puerto Montt

Fecha: Viernes 20 de Junio de 2008Pais: ChileCiudad: Puerto MonttAutor: Mons. Crisitián Caro Cordero

Estimados/ as hermanos /as en el Señor:

¡Les deseo Paz y Bien

Les escribo con motivo del inicio del Año Paulino, que tendrá lugar en la Vigilia de la Solemnidad de los santos Apóstoles Pedro y Pablo, o sea, el Sábado 28 de Junio.

Este año jubilar especial ha sido convocado por el Papa Benedicto XVI, con ocasión de los 2000 años del nacimiento del apóstol San Pablo, que los historiadores sitúan entre los años 7 y 10 después de Cristo.

El Año Paulino se celebrará en Roma, en cuya Basílica San Pablo Extramuros están los restos del apóstol, y en las diócesis, especialmente en los lugares de culto que determine el Obispo, como centros de peregrinación o de celebraciones.

Los objetivos del Año paulino son cuatro: espiritual, catequético, misionero, ecuménico.

1) Objetivo espiritual: es un tiempo de gracia, para acercar a los fieles las gracias espirituales orientadas a su santificación, de manera que puedan renovar y reforzar propósitos de salvación sobrenatural (cf. Decreto Penit. Apost. 10/V/2008). La oración al Señor y a su Madre, el acercamiento a los sacramentos, el testimonio de vida cristiana deberán marcar nuestras familias y comunidades en este Año.

En particular, ya a partir de las primeras Vísperas de la Solemnidad de San Pedro y San Pablo, el Papa ofrece a la Iglesia Universal el don de la indulgencia plenaria. Dicho don "allana el camino para obtener en grado sumo la purificación interior", y, "rindiendo honor al bienaventurado apóstol San Pablo, exalta la vida sobrenatural en el corazón de los fieles y los estimula a dar frutos de buenas obras".

De este modo, "los fieles cristianos de las diversas Iglesias locales (diócesis), una vez cumplidas las condiciones habituales (confesión sacramental, Comunión eucarística y oración según las intenciones del Sumo Pontífice), excluido cualquier apego al pecado, podrán obtener la indulgencia plenaria si participan devotamente en una función sagrada (Misa o Liturgia) o en un ejercicio piadoso (peregrinación, rosario, adoración al Stmo. Sacramento) realizados públicamente en honor del Apóstol de los gentiles.

¿Cuándo y dónde Los días de la inauguración solemne (28 Junio 2008) y de la clausura del Año Paulino (29 Junio 2009), en todos los lugares sagrados; en otros días determinados por el Arzobispo, en los lugares sagrados dedicados a San Pablo Pablo (p.e. Parroquia San Pablo de Mirasol); y, para utilidad de los fieles, en otros templos designados por el mismo Obispo (cf. Decreto, n. II).

En el caso de "los fieles impedidos por la enfermedad o por otra causa legítima y relevante, siempre con el corazón desapegado de cualquier pecado y con el propósito de cumplir las condiciones habituales (dichas más arriba) apenas sea posible, podrán ganar también la indulgencia plenaria, con tal que se unan espiritualmente a una celebración jubilar

en honor de San, ofreciendo a Dios sus oraciones y sus sufrimientos por la unidad de los cristianos" (Decreto, n. III).

Vale la pena recordar que la indulgencia plenaria es "la remisión completa ante Dios de la pena temporal debida por los pecados, ya perdonados en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto, y cumpliendo determinadas condiciones, consigue por mediación de la Iglesia" (Cat. Igl. Cat., nn. 1471 1479; cf. Compendio, n. 312; Direct. Past. Sacr., nn. 516-530).

Así, el cristiano cumpliendo de corazón las obras requeridas, obtiene del Padre misericordioso por los méritos de Cristo, de la Virgen y los santos, y por la mediación de la Iglesia- la remisión de las penas temporales debidas por sus pecados. De ese modo repara y expía las consecuencias de sus pecados, se purifica y santifica y es impulsado a hacer obras de piedad, penitencia y caridad.

La indulgencia se puede obtener ("lucrar") una sola vez al día, para uno mismo o para uno o más fieles difuntos.

Las indulgencias concedidas por el Año Paulino son siempre plenarias, es decir, liberan totalmente de la pena temporal debida por los pecados.

A los sacerdotes se les pide prontitud y disponibilidad para acoger a los fieles en confesión y facilitarles así el aprovechamiento de las indulgencias.

2) Objetivo catequético: conocer mejor la figura excepcional del Apóstol San Pablo, columna de la Iglesia junto con San Pedro y los demás apóstoles- y gran misionero. El Año Paulino es la gran oportunidad de leer y meditar su conversión y sus tres grandes viajes apostólicos en los Hechos de los Apóstoles, así como sus enseñanzas teológicas y morales en las 14 cartas que escribió personalmente o que fueron escritas bajo su inspiración (p.e. la carta a los Hebreos).

La inmensa riqueza de la enseñanza contenida en los escritos de san Pablo es "un verdadero patrimonio de la humanidad redimida por Cristo", ha dicho el Papa (Homilía primeras Vísperas S. Pedro y San Pablo, Convocación del Año Paulino, 28/VI/2007).

3) El tercer gran objetivo es misionero: "Que San Pablo, gran evangelizador e incansable constructor de unidad, nos ayude a ser dóciles a la voz del Espíritu y nos obtenga el celo misionero que inflamó toda su existencia" (Benedicto XVI, Homilía citada). Piénsese en la evangelización de la cultura greco-romana que él inauguró.

Es providencial la convocación de este Año Paulino justamente cuando la Iglesia en toda América Latina y El Caribe se apronta a lanzar la gran Misión Continental, uno de los frutos más preciosos de la Conferencia de Aparecida. Precisamente, el domingo 17 de Agosto (inicio de la Semana Social) se dará comienzo a la etapa de sensibilización de los fieles con respecto a la Misión, en todas las Misas que se celebren en nuestra Arquidiócesis.

Inspirados en la espiritualidad paulina se podrán desarrollar muchas iniciativas pastorales, misioneras, sociales y culturales durante este Año Paulino. Es un llamado a la creatividad en nuestras parroquias, colegios de Iglesia, movimientos apostólicos, a nivel personal y en nuestras propias familias.

4) El último objetivo es el ecuménico. En palabras del Papa Benedicto XVI:

"El Apóstol de los gentiles, que se dedicó particularmente a llevar la Buena Nueva a todos los pueblos, se comprometió con todas sus fuerzas por la unidad y la concordia de todos los cristianos. Qué él nos guíe y nos proteja en esa celebración bimilenaria, ayudándonos a progresar en la búsqueda humilde y sincera de la plena unidad de todos los miembros del Cuerpo místico de Cristo" (Homilía citada).

Queridos hermanos y hermanas:

Estos cuatro objetivos del Año Paulino nos plantean grandes desafíos que debemos integrar en la vida y trabajo pastoral diario de nuestras comunidades. Por ejemplo, la realización del objetivo catequético puede ayudar mucho a mejorar la formación de nuestros catequistas y de los profesores de religión, y a profundizar las diversas catequesis de niños,

jóvenes y adultos. Así, también, los otros objetivos pueden impulsar a ese "nuevo ardor, nuevos métodos, nueva expresión" que pedía el Siervo de Dios Juan Pablo II.

Un segundo aspecto a tener en cuenta es la publicación de las nuevas Orientaciones Pastorales (2008-2012) del Episcopado chileno, que una vez estudiadas- deben inspirar y motivar nuestras propias orientaciones arquidiocesanas para los próximos años.

También hay que integrar el Año Paulino con estas nuevas Orientaciones Pastorales. Por ejemplo, el tema del encuentro con Cristo, del discipulado misionero en la Iglesia, de la cultura de la vida, y de la dimensión social de la fe -grandes objetivos de las OOPP- se pueden fundamentar sólidamente en las enseñanzas de San Pablo.

Por eso, si sabemos realizar esta complementación se enriquecerá nuestra espiritualidad y tarea diaria, en vez de ser una carga u obligación más este Año Paulino.

Les pido estudiar con sus párrocos, diáconos y religiosos /as esta carta en los Consejos pastorales, en las reuniones de catequesis, en los encuentros de padres de familia y apoderados de colegios y en los movimientos apostólicos para que saquemos provecho de este Año jubilar dedicado a San Pablo.

Encomendándolos a la Stma. Virgen María, Reina de los Apóstoles, les doy -con afecto- mi bendición de padre y pastor,

� Cristián Caro CorderoArzobispo de Puerto Montt