entrevista a alberto montt

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“Lima tiene que soportar, desde hace algunos años, la masificación de uno de los inventos más infantiles del mundo moderno: las alarmas de vehículos”. Tengo 39 años. Nací en Ecuador y vivo en Chile, pero me siento totalmente bolivariano, latinoamericano. Estudié en el Pensional Universitario de Quito, una escuela subvencionada, y luego Diseño y Artes Plásticas. De chico siempre migraba y crecí leyendo historietas, aprendiendo por ósmosis. Mi gran defecto es ser desordenado y disperso. Desde el 2006 tengo el blog Dosis Diarias (www.dosisdiarias.com) en el que comparto lo que pienso mediante el dibujo. Admiro a todos los que logran canalizar su creatividad para crear belleza, ya sea en un cómic, en el cine, en la música. Y aquí en el Perú, sobre todo en la comida. POSDATA E stá aquí para la conven- ción Lima Comics, que va desde hoy hasta el domingo en el parque Cáceres de San Isidro. — Usas bastante el lenguaje para jugar con tus caricaturas. ¿Cómo llega esa forma de humor a ti? Como tengo una madre ecuatoria- na y un padre chileno, siempre me llamó la atención cómo las palabras cambiaban de significado según dónde las decías. Estar en Chile y que de repente te digan: “¿Quieres una empanada de pino? [al horno]”. Tú dices: “No, la celulosa no me cae muy bien”. Es pensar las cosas dos veces siempre. —¿De niño entendías todo esto? En mi casa había mucha cultura latinoamericana de contra por- que la familia de mi madre era de izquierda. Cuando era más pequeño y vivíamos en la selva de Ecuador mi viejo me traía los libritos de Mafal- da. Crecí admirando a Quino. —¿Cuándo decidiste que ibas a di- bujar toda la vida? Todos dibujamos siempre. Cuando vivía en el campo y no había televi- sión, yo dibujaba mucho. Imitaba lo que veía en los cómics. Luego entras al colegio, las clases son una porque- ría y vuelves a dibujar. No soy buen dibujante en términos académicos, pero ahora eso es lo de menos. —¿Crees que ahora la tendencia es ir más allá de lo estético del dibujo para ver el trasfondo? La tendencia es aceptar opciones. Hasta hace poco si no dibujabas bien no te aceptaban en un periódico. Ahora hay diarios que tienen histo- rietas con palitos. Gracias a Inter- net, ahora el lector opta por el conte- nido. La gente consume la historieta de palitos porque es el contenido lo JUAN MANUEL ROBLES VANESSA ROMO ESPINOZA JULIO SABALA “Risoterapia” — El 28 y 29 de junio en el Teatro del Pentagonito. Tiene el 20% de descuento en Teleticket presen- tando su DNI. Participe en nuestra web y sea uno de los cinco afortunados que podrán conocerlo. DESCUENTO ESPECIAL Una danza sublime — El Ballet de Uruguay, dirigido por el talentoso bailarín argentino Julio Bocca, estará el martes 3 de julio en el Teatro Municipal. Nuestros suscriptores tienen el 15% de descuento en los boletos, de venta en Teleticket. Ingrese a clubsuscriptores.pe y gane entradas dobles. C omo si no fuera suficiente la fealdad, el desorden, la hos- tilidad contra el peatón y un servicio de transporte vejato- rio –y vejestorio–, Lima tiene que soportar desde hace algunos años la masificación de uno de los inventos más in- fantiles del mundo moderno: las alarmas de vehículos. Hoy no solo casi la totalidad de automóviles tiene una, sino que ya nadie se compra un carro sin colocarle el ingenio- so dispositivo. Parece lógico: Lima es una ciudad inse- gura y es necesario instalarle una alarma al automóvil. El problema es que el ruido de una alarma casi nunca evita un robo. La prueba de lo que digo es que en la mayoría de los casos las alarmas se activan una y otra vez sin que nadie las atienda: si yo fue- ra un ladrón de autos, estaría feliz de ver cuán inofensivo es todo el alboroto. Inofensivo contra los ladrones, ob- viamente. Porque a nosotros –quienes estamos en casa leyendo o conversando en un café– sí nos afecta, y mucho. El ruido de una alarma de las que se venden en Lima puede superar los 100 decibelios, algo comparable a una sirena de policía. Es una bulla que no causa alarma –valga la ironía– pero sí perturba tu estado de ánimo y altera tu organismo, lo pone en alerta química y lo hace gastar energías por gusto: más sangre para tu cerebro, más hormonas liberadas, más chamba para tu hígado me- tabolizando glucosa. Una alarma acaba de activarse, mientras escribo esta columna. Por supuesto, no hay robo ni asalto, solo un auto que pasó cerca y desencadenó la horrible secuencia de seis tonos. ¿El dueño? No está. Es posible que no le importe. Las pocas veces que le he informado a un conductor que su alarma está mal calibrada y que sonó, la respuesta ha sido hostil y desafiante. Otras ciudades empezaron a abordar este problema hace más de una década. En Nueva York, están prohibidas las alarmas que suenen solo por la vibración (debe haber contacto físico), hay un límite de tres minutos, y la policía puede desactivarlas. En Buenos Aires y Madrid las alarmas tie- nen un límite de 70 decibelios. En la capital española, para colocar la alarma es preciso hacer un trámite que incluye dejar la di- rección y el teléfono del propietario, para ubicarlo en caso de activación accidental. Ya es hora, supongo, de regular las alar- mas vehiculares, que actualmente se insta- lan sin control. Hoy llamé, por curiosidad, a una empresa proveedora del servicio. Me recomendaron la Prestige, pues me aseguraron que suena bastante fuerte. Me dijeron también que no me convenía insta- lar una Genius. –¿Por qué? –pregunté. –Porque suena bajito. ¿Para qué quiere una alarma que suena bajito? RUIDOS INFERNALES “El lector de humor gráfico ha revalorado el contenido de las historietas” Alberto Montt Humorista gráfico chileno, nacido en Ecuador, y creador del blog Dosis Diarias CHRISTIAN UGARTE Hasta hace poco si no dibujabas bien no te aceptaban en un periódico. Ahora hay diarios que tienen historietas con palitos. Gracias a Internet, ahora el lector opta por el contenido”. No me gusta ver a hombres musculosos en calzoncillos pegando a otros. Si Batman es millonario, que vaya a arreglar sus líos internos tirado en las Bahamas y que no se pelee con un payaso”. que les llega, lo otro es simplemente un mecanismo para llegar. Ahí fue cuando gente como yo tuvo un espa- cio que antes no hubiera tenido. —¿Cuál es la diferencia entre dibu- jar para prensa y para Internet? En uno acompañas el texto de otro y en el segundo tienes un texto y un dibujo que son tuyos. En el blog ofrezco ideas. —Gracias al Twitter y a Internet te has hecho más conocido, además. Sí, es innegable. Hace dos años estoy en Twitter y es muy práctico para es- cribir ideas. Mis dibujos han llegado a ser virales, los veo por todos lados en la web. Pero aún somos un grupo pequeño de pelagatos que nos gusta hacer humor gráfico. —Tú te dedicabas a la ilustración. ¿Cómo apareció el blog de viñetas? Yo solo quería hallar una forma fácil de enviar mis trabajos a mis amigos. Me cansaba colgar las viñetas en el correo así que me creé un blog. Empezó a circular y de repente a mucha más gente le gustaba lo que pensaba. Lo gracioso es que antes de eso yo pasé muchos años frustrado porque quería hacer reír dibujando y no me salía. Hasta que llegó el día en que empecé a ilustrar las cosas que tenía en la cabeza. Yo igual no vivo de esto, sigo ilustrando para publicaciones. Pero en Dosis Diarias me entretengo, opino. —¿La religión te ha traído proble- mas? Me irrita la religión porque desde el 1500 es una herramienta de manipulación en Latinoamérica. No pretendo que la gente vaya en contra de la religión por mi humor, pero sí quiero alentar el pensamien- to crítico. Igual cuestiono el con- sumismo. Me irrita la injusticia, el paternalismo. El creerte todo lo que te dan los medios como si fuera una realidad absoluta. —¿Tu trabajo quiere contribuir con esa crítica? Creo que refuerza una idea de cam- bio. Me gustó darme cuenta de que no era el único que pensaba lo que pensaba. Pero no critico a personas con nombre y apellido, salvo Ricar- do Arjona [ríe]. Lo que me gustaba de Quino es que chistes que no en- tendía de chico los comprendía 15 años después. Es la sensación rica de atemporalidad. —¿A qué quieres llegar? Aún no lo sé. Siempre buscaré una forma de expresarme. Ahora estoy escribiendo guiones para hacer co- media de ‘stand up’, pararme frente al público y ver cuántos tomates recibo. —¿Alguna vez te gustaron los su- perhéroes? No, no me gusta ver a hombres mus- culosos en calzoncillos pegando a otros. Si Batman es millonario, que vaya a arreglar sus líos internos tira- do en las Bahamas y que no se pelee con un payaso. —¿Pero tienes algún fetiche? Sí, las figuras religiosas (ríe). Me encanta la escuela cusqueña, me pa- rece gloriosa. —¿Y ya has hecho alguna viñeta ins- pirada en el Perú? No, pero se viene. De comida tendrá que ser. O del tráfico. No sé cómo pueden sobrevivir manejando así. BENEFICIOS PARA LOS SUSCRIPTORES. Llame al 311-5100 y suscríbase a El Comercio. Ama las historietas, pero detesta a los superhéroes. Es ateo, pero tiene una colección de figuras religiosas que van desde la virgen de Quito hasta un santo de Chiloé. Las contradicciones de su vida las plasma también en sus dibujos.

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Page 1: Entrevista a Alberto Montt

“Lima tiene que soportar, desde hace algunos años, la masificación de uno de los inventos

más infantiles del mundo moderno: las alarmas de vehículos”.

Tengo 39 años. Nací en Ecuador y vivo en Chile, pero me siento totalmente bolivariano, latinoamericano. Estudié en el Pensional Universitario de Quito, una escuela subvencionada, y luego Diseño y Artes Plásticas. De chico siempre migraba y crecí leyendo historietas, aprendiendo por ósmosis. Mi gran defecto es ser desordenado y disperso. Desde el 2006 tengo el blog Dosis Diarias (www.dosisdiarias.com) en el que comparto lo que pienso mediante el dibujo. Admiro a todos los que logran canalizar su creatividad para crear belleza, ya sea en un cómic, en el cine, en la música. Y aquí en el Perú, sobre todo en la comida.

POSDATA

E stá aquí para la conven-ción Lima Comics, que va desde hoy hasta el domingo en el parque Cáceres de San Isidro.

— Usas bastante el lenguaje para jugar con tus caricaturas. ¿Cómo llega esa forma de humor a ti?Como tengo una madre ecuatoria-na y un padre chileno, siempre me llamó la atención cómo las palabras cambiaban de significado según dónde las decías. Estar en Chile y que de repente te digan: “¿Quieres una empanada de pino? [al horno]”. Tú dices: “No, la celulosa no me cae muy bien”. Es pensar las cosas dos veces siempre.

—¿De niño entendías todo esto?En mi casa había mucha cultura latinoamericana de contra por-que la familia de mi madre era de izquierda. Cuando era más pequeño y vivíamos en la selva de Ecuador mi viejo me traía los libritos de Mafal-da. Crecí admirando a Quino.—¿Cuándo decidiste que ibas a di-bujar toda la vida?Todos dibujamos siempre. Cuando vivía en el campo y no había televi-sión, yo dibujaba mucho. Imitaba lo que veía en los cómics. Luego entras al colegio, las clases son una porque-ría y vuelves a dibujar. No soy buen dibujante en términos académicos, pero ahora eso es lo de menos.—¿Crees que ahora la tendencia es ir más allá de lo estético del dibujo para ver el trasfondo?La tendencia es aceptar opciones. Hasta hace poco si no dibujabas bien no te aceptaban en un periódico. Ahora hay diarios que tienen histo-rietas con palitos. Gracias a Inter-net, ahora el lector opta por el conte-nido. La gente consume la historieta de palitos porque es el contenido lo

JUAN MANUELROBLES

VANESSA ROMO ESPINOZA

JULIO SABALA

“Risoterapia”— El 28 y 29 de junio en el Teatro del Pentagonito. Tiene el 20% de descuento en Teleticket presen-tando su DNI. Participe en nuestra web y sea uno de los cinco afortunados que podrán conocerlo.

DESCUENTO ESPECIAL

Una danza sublime— El Ballet de Uruguay, dirigido por el talentoso bailarín argentino Julio Bocca, estará el martes 3 de julio en el Teatro Municipal. Nuestros suscriptores tienen el 15% de descuento en los boletos, de venta en Teleticket. Ingrese a clubsuscriptores.pe y gane entradas dobles.

Como si no fuera suficiente la fealdad, el desorden, la hos-tilidad contra el peatón y un servicio de transporte vejato-rio –y vejestorio–, Lima tiene

que soportar desde hace algunos años la masificación de uno de los inventos más in-fantiles del mundo moderno: las alarmas de vehículos. Hoy no solo casi la totalidad de automóviles tiene una, sino que ya nadie se compra un carro sin colocarle el ingenio-so dispositivo.

Parece lógico: Lima es una ciudad inse-gura y es necesario instalarle una alarma al automóvil. El problema es que el ruido de una alarma casi nunca evita un robo. La prueba de lo que digo es que en la mayoría de los casos las alarmas se activan una y otra vez sin que nadie las atienda: si yo fue-ra un ladrón de autos, estaría feliz de ver cuán inofensivo es todo el alboroto.

Inofensivo contra los ladrones, ob-viamente. Porque a nosotros –quienes estamos en casa leyendo o conversando en un café– sí nos afecta, y mucho. El ruido de una alarma de las que se venden en Lima puede superar los 100 decibelios, algo comparable a una sirena de policía. Es una bulla que no causa alarma –valga la ironía– pero sí perturba tu estado de ánimo y altera tu organismo, lo pone en alerta química y lo hace gastar energías por gusto: más sangre para tu cerebro, más hormonas liberadas, más chamba para tu hígado me-tabolizando glucosa.

Una alarma acaba de activarse, mientras escribo esta columna. Por supuesto, no hay robo ni asalto, solo un auto que pasó cerca y desencadenó la horrible secuencia de seis tonos. ¿El dueño? No está. Es posible que no le importe. Las pocas veces que le he informado a un conductor que su alarma está mal calibrada y que sonó, la respuesta ha sido hostil y desafiante.

Otras ciudades empezaron a abordar este problema hace más de una década. En Nueva York, están prohibidas las alarmas que suenen solo por la vibración (debe haber contacto físico), hay un límite de tres minutos, y la policía puede desactivarlas. En Buenos Aires y Madrid las alarmas tie-nen un límite de 70 decibelios. En la capital española, para colocar la alarma es preciso hacer un trámite que incluye dejar la di-rección y el teléfono del propietario, para ubicarlo en caso de activación accidental.

Ya es hora, supongo, de regular las alar-mas vehiculares, que actualmente se insta-lan sin control. Hoy llamé, por curiosidad, a una empresa proveedora del servicio. Me recomendaron la Prestige, pues me aseguraron que suena bastante fuerte. Me dijeron también que no me convenía insta-lar una Genius.

–¿Por qué? –pregunté.–Porque suena bajito. ¿Para qué quiere

una alarma que suena bajito?

RUIDOS INFERNALES

“El lector de humor gráfico ha revalorado el contenido

de las historietas”

Alberto MonttHumorista gráfico chileno, nacido

en Ecuador, y creador del blog Dosis Diarias

CHRISTIAN UGARTE

“ Hasta hace poco si no dibujabas bien no te aceptaban en un periódico. Ahora hay diarios que tienen historietas con palitos. Gracias a Internet, ahora el lector opta por el contenido”.

“ No me gusta ver a hombres musculosos en calzoncillos pegando a otros. Si Batman es millonario, que vaya a arreglar sus líos internos tirado en las Bahamas y que no se pelee con un payaso”.

que les llega, lo otro es simplemente un mecanismo para llegar. Ahí fue cuando gente como yo tuvo un espa-cio que antes no hubiera tenido. —¿Cuál es la diferencia entre dibu-jar para prensa y para Internet?En uno acompañas el texto de otro y en el segundo tienes un texto y un dibujo que son tuyos. En el blog ofrezco ideas. —Gracias al Twitter y a Internet te has hecho más conocido, además.Sí, es innegable. Hace dos años estoy en Twitter y es muy práctico para es-cribir ideas. Mis dibujos han llegado a ser virales, los veo por todos lados en la web. Pero aún somos un grupo pequeño de pelagatos que nos gusta hacer humor gráfico. —Tú te dedicabas a la ilustración. ¿Cómo apareció el blog de viñetas?Yo solo quería hallar una forma fácil de enviar mis trabajos a mis amigos. Me cansaba colgar las viñetas en el correo así que me creé un blog. Empezó a circular y de repente a mucha más gente le gustaba lo que pensaba. Lo gracioso es que antes de eso yo pasé muchos años frustrado porque quería hacer reír dibujando y no me salía. Hasta que llegó el día en que empecé a ilustrar las cosas que tenía en la cabeza. Yo igual no vivo de esto, sigo ilustrando para publicaciones. Pero en Dosis Diarias me entretengo, opino. —¿La religión te ha traído proble-mas?Me irrita la religión porque desde el 1500 es una herramienta de manipulación en Latinoamérica. No pretendo que la gente vaya en contra de la religión por mi humor, pero sí quiero alentar el pensamien-to crítico. Igual cuestiono el con-sumismo. Me irrita la injusticia, el paternalismo. El creerte todo lo que te dan los medios como si fuera una realidad absoluta.—¿Tu trabajo quiere contribuir con esa crítica?Creo que refuerza una idea de cam-bio. Me gustó darme cuenta de que no era el único que pensaba lo que pensaba. Pero no critico a personas con nombre y apellido, salvo Ricar-do Arjona [ríe]. Lo que me gustaba de Quino es que chistes que no en-tendía de chico los comprendía 15 años después. Es la sensación rica de atemporalidad. —¿A qué quieres llegar?Aún no lo sé. Siempre buscaré una forma de expresarme. Ahora estoy escribiendo guiones para hacer co-media de ‘stand up’, pararme frente al público y ver cuántos tomates recibo.—¿Alguna vez te gustaron los su-perhéroes?No, no me gusta ver a hombres mus-culosos en calzoncillos pegando a otros. Si Batman es millonario, que vaya a arreglar sus líos internos tira-do en las Bahamas y que no se pelee con un payaso.—¿Pero tienes algún fetiche?Sí, las figuras religiosas (ríe). Me encanta la escuela cusqueña, me pa-rece gloriosa.—¿Y ya has hecho alguna viñeta ins-pirada en el Perú?No, pero se viene. De comida tendrá que ser. O del tráfico. No sé cómo pueden sobrevivir manejando así.

BENEFICIOS PARA LOS SUSCRIPTORES. Llame al 311-5100 y suscríbase a El Comercio.

Ama las historietas, pero detesta a los superhéroes. Es ateo, pero tiene una colección de figuras religiosas que van desde la virgen de Quito hasta un santo de Chiloé. Las contradicciones de su vida las plasma también en sus dibujos.