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Capítulo 2: Resultados del Sistema de Competencias
Chile moviliza sólo una parte del talento (trayectorias) La construcción de una trayectoria laboral exitosa es un desafío permanente para un país en
nuestro estado de desarrollo. Resulta crucial e impostergable el promover la incorporación de
competencias básicas y pertinentes a lo largo de la vida, lo que no sólo permitiría a las personas
desarrollar sus vidas de forma más integral, sino que además impulsaría al país hacia un mayor
desarrollo.
Competencias de bases
Acceso de la educación obligatoria y deserción de estudiantes
Durante los últimos 25 años, y gracias a importantes reformas educacionales, Chile ha
experimentado una alta incorporación de los jóvenes a la educación media, lo que se expresa
en el mayor nivel de escolaridad alcanzado por éstos respecto de los adultos. Esta tendencia se
produce luego del aumento de la educación obligatoria el año 2002. Al mismo tiempo, la
enseñanza media dejó de ser percibida como educación terminal, y paulatinamente los jóvenes
han incorporado como objetivo el continuar estudios de tipo terciario, motivados además por
los cambios en la estructura de empleo y requerimientos del mercado laboral.
Así, observamos un crecimiento sostenido en la matrícula de educación superior. En la mayoría
de los grupos focales que se llevaron a cabo por la CNP1, la obtención de educación de nivel
superior parece ser una opción relevante para los jóvenes en cuanto les permite optar a trabajos
con mayor proyección de crecimiento. Asimismo, el avance tecnológico y los cambios en la
composición del empleo están exigiendo que las personas obtengan un título de educación
superior para encontrar puestos de trabajo que permitan un mayor desarrollo profesional a
futuro.
No obstante, las cifras de deserción de educación en la enseñanza media continúan siendo
motivo de preocupación. La última encuesta CASEN muestra que 7 de cada 100 jóvenes de
entre 15 y 18 años no asisten a un establecimiento educacional.2 Adicionalmente, los datos
administrativos analizados muestran que sólo un 87% de los jóvenes que se encontraba en 1º
medio el año 2010 egresó de 4º medio,3 de los que un 18% egresan de programas de nivelación
de estudios para adultos y no de la enseñanza media regular. Por lo general, quienes desertan
de la escuela no han recibido el apoyo escolar necesario, ya sea en su hogar o por parte de la
escuela, y muestran un importante retraso académico incluso para su nivel de escolaridad
1 Durante los meses de trabajo la CNP llevó a cabo diversas jornadas de trabajo. Ellas incluyeron grupos focales con trabajadores, estudiantes de media y superior y empresas. 2 De hecho, en Chile un 12,35% de los estudiantes chilenos no se gradúa en la enseñanza media en comparación con el 14,91% promedio de los países de la OECD. 3 Esto incluye todos los códigos de enseñanza, es decir, cuarto medio modalidad tradicional y también modalidad de adultos (considera 2x1).
2
(Espinoza et al, 2014). Este grupo de estudiantes termina siendo parte de la población con
mayores problemas para conseguir un trabajo y/o permanecer en él a través del tiempo.4
El problema de la deserción es más acentuado en la educación terciara. En este nivel se observa
demoras en la titulación, cambios de los individuos entre carreras y abandono del sistema. Es
decir, a pesar de que el ingreso a la educación terciaria ha aumentado gran parte de este
esfuerzo se ve frustrado.
Bajo desempeño en habilidades básicas de los estudiantes
Más allá de la cobertura, es importante destacar los bajos niveles de competencias básicas
(compresión lectora y resolución de problemas aritméticos) alcanzados por los estudiantes de
enseñanza media respecto a sus pares en países más desarrollados. Estas competencias resultan
determinantes para lograr una trayectoria educativa exitosa y desempeñarse adecuadamente
en el mundo del trabajo, condición que no puede ignorarse en el diseño de una estrategia de
habilidades para Chile. Los resultados de la prueba PISA (Programe for International Student
Assesment) son reveladores5: la última medición realizada el año 2015 muestra que existe una
alta proporción de estudiantes que aún no alcanzan las competencias mínimas, especialmente
en Matemáticas, y se mantiene una amplia brecha entre grupos socioeconómicos. En particular,
el 35% y 49% de los estudiantes que rinden las pruebas de Ciencias y Matemáticas,
respectivamente, no logran las competencias básicas que les permitirían seguir aprendiendo e
integrarse efectivamente a entornos laborales o de estudio.
4 Adicionalmente, para aquellos alumnos que extienden terminan su educación obligatoria tardíamente podría implicar también una tardía entrada al mundo laboral o continuidad de estudios superiores, con el consiguiente castigo en términos de desarrollo profesional. 5 El enfoque evaluativo de PISA está orientado a la medición de competencias científicas, lectoras y matemáticas en jóvenes de 15 años. La prueba PISA se trata de un proyecto de la OCDE, cuyo objetivo es evaluar la formación de los alumnos cuando llegan al final de la etapa de enseñanza obligatoria, hacia los 15 años. La evaluación cubre las áreas de lectura, matemáticas y competencia científica. El énfasis de la evaluación está puesto en el dominio de los procesos, el entendimiento de los conceptos y la habilidad de actuar o funcionar en varias situaciones dentro de cada dominio.
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Figura 1: PISA 2015 - Resultados de Matemáticas
Fuente: OECD 2016. Resultados prueba PISA 2015.
La evolución de los puntajes muestra un bajo rendimiento en las pruebas de Matemáticas y
Ciencias que, además, ha estado estancado en los últimos 10 años. Al desagregar por modalidad
de estudios se observa que los estudiantes de establecimientos científico-humanista (CH)
obtienen mejores resultados en Matemáticas, Ciencias y Lenguaje que aquellos de
establecimientos técnico-profesionales (TP) y polivalentes. Este resultado es alarmante, dado
que la diferenciación de currículos entre modalidades educativas en Chile comienza en 3º
medio, por lo tanto, la mayoría de los estudiantes a los 15 años estudian bajo un currículum
común. Por lo tanto, los peores resultados de los estudiantes de 2º medio de establecimientos
de modalidad técnico-profesional y polivalentes, no se explicarían por diferencias curriculares,
4
sino más bien estarían asociados a otros factores, como condiciones socioeconómicas y
culturales de base. (ver Tabla 1).
Tabla 1: Evolución Puntajes PISA para Chile
A. Matemática.
Año Científico-Humanista Técnico-
Profesional
Polivalente Total
2015 456 390 396 423
2012 453 397 398 423
2009 451 409 385 421
2006 449 383 389 411
B. Ciencias
Año Científico-Humanista Técnico-
Profesional
Polivalente Total
2015 481 414 418 447
2012 475 420 422 445
2009 477 436 415 447
2006 475 411 416 438
C. Lectura
Año Científico-Humanista Técnico-
Profesional
Polivalente Total
2015 492 425 432 459
2012 472 416 419 441
2009 480 439 414 449
2006 481 415 420 442
Fuente: Agencia de Calidad de la Educación.
Un segundo indicador relativo al desempeño del sistema educativo, son los resultados
alcanzados por Chile en la Prueba PIAAC6 (Evaluación de Competencias de Adultos, por sus siglas
en Inglés) elaborada por la OECD. Estos muestran que nuestros trabajadores alcanzan un nivel
promedio de competencias básicas muy inferior a la media de los países de la OECD. A pesar de
ser un sistema de evaluación diferente a la prueba PISA, es posible observar que existe una
fuerte relación entre las competencias que los jóvenes desarrollan en la escuela con el nivel de
competencias que ellos exhiben una vez adultos. Así lo demuestra la
6 Está orientada a la medición de competencias lectoras, numéricas y tecnológicas de personas entre 15 y 65 años.
5
Figura 3, que compara los resultados en lectura que obtuvieron las personas nacidas en 1985
cuando tenían 15 años (en la prueba PISA alrededor del año 2000) y cuando tenían cerca de 30
años (en PIAAC alrededor del año 2015). Los países que obtienen el mejor promedio entre sus
jóvenes de 15 años tienden a mostrar también el mejor promedio cuando tienen 30 años (Montt
y Granados, 2016). Si bien este resultado da indicios de que la formación inicial de los individuos
está fuertemente correlacionada con el nivel de competencias futuras, esta relación no es causal
y puede estar influenciada por otros factores asociados a la provisión de formación y la
experiencia de cada individuo (en la educación media y/o superior, experiencia laboral, entre
otros).
Figura 2: Competencias lectoras promedio de personas nacidas en 1985 a los 15 y 30 años
Fuente: Montt y Granados (2016) a partir de Survey of Adult Skills (PIAAC) (2012, 2015) y OCDE y UNESCO Institute for
Statistics (2003)
Un segundo resultado relevante de esta comparación muestra que cualquier deficiencia en la
formación de competencias en edad escolar en Chile parece no compensarse a nivel de la
educación superior. El promedio de competencias lectoras entre aquellos que tienen un título
de educación superior en Chile es similar al de adultos sin educación superior en el promedio
OCDE (
6
Figura 3). Por lo tanto, la educación superior pareciera no compensar las deficiencias de la
formación inicial. La brecha entre el promedio de competencias lectoras de los adultos sin
educación superior en Chile comparado con el promedio OCDE es de 45 puntos y se mantiene
prácticamente idéntica entre los adultos con educación superior (41 puntos).
7
Figura 3: Competencias lectoras promedio según nivel educacional, adultos de 25 a 34 años
Fuente: Montt & Granados (2016) a partir de Survey of Adult Skills (PIAAC) (2012, 2015).
Un último punto, dice relación con la falta de habilidades no cognitivas7 en los jóvenes que
poseen escaso desarrollo de competencias transversales o socioemocionales relevantes para
la incorporación al mundo del trabajo. Existe consenso en que las diferencias en el desarrollo
de estas habilidades aparecen a edad temprana, y que esta brecha puede ser reducida solo
parcialmente mediante intervenciones en edades más tardías. (Cunha et al., 2006; Behrman y
Urzúa, 2011; y Schady, 2011). Por lo tanto, es importante atender este aspecto como parte del
diseño de una estrategia de competencias.
En la medición desarrollada por Bassi et al. (2012), se encuentran hallazgos relevantes para
Chile. El primer hallazgo indica que cada nivel educativo (enseñanza básica, media y superior)
pareciera incrementar las habilidades socioemocionales, lo que implica que el proceso formativo
es un espacio importante para el desarrollo de éstas. Un resultado particularmente interesante
es lo que sucede en el nivel de enseñanza media en donde los alumnos de la modalidad
técnico-profesional (TP) alcanzan un mayor nivel de habilidades no cognitivas que aquellos
estudiantes de la formación científico-humanista (CH).8 Esto es un indicio que la modalidad
técnico-profesional estaría desarrollando otro tipo de habilidades que no están siendo medidas.
El conjunto de habilidades socioemocionales son las más valoradas por los empleadores al
momento de contratar a un joven. Este factor cobra mayor relevancia ante el segundo hallazgo,
que indica que los empleadores reconocen que las habilidades socioemocionales son las más
7 Habilidades socioemocionales se entenderán aquellas que pertenecen al área del comportamiento o que surgen de los rasgos de la personalidad y que usualmente se consideran “blandas.” 8 El informe señala que “los datos no permiten diferenciar si la asociación entre educación y habilidades proviene de un efecto formación o de un efecto selección. Es decir, no es posible identificar si es la escuela la que genera estas habilidades en los jóvenes o si simplemente selecciona a quienes ya traen estas habilidades, haciendo que los más hábiles sean a su vez quienes logran avanzar más en el sistema educativo.”
8
difíciles de encontrar en la fuerza de trabajo juvenil. Lamentablemente, la escuela parece no
estar proveyendo de manera adecuada el desarrollo de este tipo de habilidades, lo que podría
estar contribuyendo a los escasos niveles de empleabilidad que presentan los jóvenes al
momento de entrar al mundo laboral. La evidencia sugiere que parte de la inestabilidad laboral
que presenta este grupo se explica justamente por la presencia de un desalineamiento entre las
habilidades que poseen y aquellas que las empresas demandan, particularmente en el aspecto
socioemocional. Este desalineamiento produce una costosa ineficiencia en el mercado, pues
para las empresas implica mayores costos de inducción y capacitación mientras que para los
jóvenes implica trayectorias educativas truncadas (Bassi et al., 2012). En entrevistas y audiencias
con empleadores, la CNP pudo confirmar que muchas empresas exigen un conjunto específico
de competencias transversales9 para optar a ciertas posiciones. A juicio de ellos, dichas
competencias resultan claves para asegurar la permanencia al interior de la empresa y, aún más,
permiten lograr una mayor proyección de crecimiento del trabajador al interior de ésta. Otros
estudios corroboran que existe una asociación significativa entre las habilidades y los resultados
laborales (participación en el mercado laboral, empleo y salarios), especialmente en relación con
la autoeficacia,10 que sobresale como la primordial y sería altamente valorada en el mercado
laboral (Bassi et al., 2012, Beyer 2011).
Transición a la Educación Superior Técnico-Profesional
Acceso de las cohortes jóvenes a la Educación Superior
Ante el avance tecnológico y los cambios que se han generado en el mercado laboral, una mayor
proporción de puestos de trabajo están requiriendo mayores niveles de formación. En gran
parte de las conversaciones con empresas se resaltó lo fundamental de asegurar que algunas
personas cuenten con mayores competencias y niveles de autonomía, lo que estaría asociado a
niveles de formación mayores.
Según los antecedentes del sistema, la matrícula de educación superior se ha incrementado
significativamente y la tendencia a continuar estudios terciarios indica que la educación
secundaria no está considerada como terminal para las personas. En Chile el porcentaje de
adultos entre 25 y 64 años con estudios superiores pasó de un 19% a un 32% entre 1990 y 2015,
lo que implica una fuerte inserción de adultos con educación superior terminada al mercado
laboral.
Esta tendencia ha estado marcada principalmente por la entrada de los jóvenes a los niveles
superiores. Tal como se indicó en el primer capítulo, tanto los estudiantes de la modalidad
científico humanista como los de la modalidad técnico profesional tienden a continuar estudios
superiores.11 No obstante, los estudiantes egresados de ambas modalidades se diferencian por
9 Tales como pensamiento crítico, responsabilidad, trabajo en equipo y resolución de problemas. 10 Es decir, cómo se percibe el individuo con respecto a su capacidad de desarrollarse y lograr sus objetivos. 11 Un análisis de datos administrativos muestra las trayectorias que estos últimos siguen una vez egresados de la educación secundaria. Este seguimiento incluye a una cohorte con todos los egresados de 4º medio del año 2007, lo que corresponde a 205.899 alumnos, donde un 55,2% provenía de liceos CH y un 44,8% de la modalidad TP. Las trayectorias que siguen los jóvenes después de egresar de educación
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el momento en que entran a la educación superior. La trayectoria educativa de los jóvenes
egresados de la enseñanza media técnico-profesional es más larga y compleja. Mientras el 66%
de los alumnos de la modalidad científico humanista ingresa a la educación superior al año
siguiente de egresar de educación media, el ingreso de los egresados de la modalidad técnico
profesional es diferido en el tiempo. Casi un tercio de los egresados de EMTP que ingresa a la
educación superior, lo hace cuatro años después de haber completado 4º medio.
Uno de cada tres jóvenes que egresó de educación media el año 2007 terminó estudiando una
carrera técnica. De éstos, el 56% egresaron de 4º medio en la modalidad TP y el 44% de la
modalidad CH. Sin embargo, mientras que los egresados de la EMTP ingresan en proporciones
similares a CFT, IP y Universidades, los jóvenes que egresan de la modalidad CH ingresan en su
gran mayoría a Universidades. De hecho, el 68% de los egresados de CH que ingresa a la
educación superior, lo hace a una Universidad. Esto contrasta con el caso de los egresados de la
modalidad técnico profesional, donde sólo el 30% hace ingreso a este tipo de instituciones de
educación superior.
De los estudiantes que ingresaron a la educación superior en el período 2008-2016, el 80% lo
hizo a una carrera en jornada diurna y, nuevamente, vemos diferencias según modalidad de
enseñanza superior. Los jóvenes que optan por educación superior técnica profesional se
matricularon en carreras vespertinas en mayor proporción que aquellos que ingresaron a
Universidades. Así, uno de cada tres alumnos que ingresaron a la educación superior técnico
profesional, lo hizo a una carrera vespertina. Ello indica que existe necesidad de adaptarse a
esta creciente demanda de los alumnos que optan por carreras en horario nocturno
probablemente para poder trabajar y estudiar simultáneamente.
Cuando se comparan estos resultados con las nuevas cohortes de estudiantes (2013 por
ejemplo), es posible notar importantes diferencias respecto de la trayectoria que se encuentran
construyendo en el tiempo. Así, mientras que de la cohorte de 2007 sólo el 45% de los alumnos
que estudiaron la modalidad TP había entrado a la educación superior después de tres años de
haber egresado de educación media, para la cohorte de 2013 el porcentaje es de 61%. Esto da
cuenta de cómo ha cambiado la trayectoria que siguen los jóvenes que escogen la enseñanza
media técnico-profesional en los últimos años, transitando hacia un itinerario más breve y
dirigido a la continuación de los estudios.
Otro resultado importante de destacar es que los egresados de educación media de la
modalidad TP del año 2013 han acentuado su preferencia por la educación técnica de nivel
superior, y reducido su participación en Universidades. Sin embargo, acorde a la tendencia
general, los egresados de la modalidad CH escogen, en su gran mayoría, cursar sus estudios
superiores en una Universidad.
media difieren según la modalidad de estudio que cursaron. Al año 2016, el 90% de los jóvenes que egresaron de la modalidad CH en 2007 habían ingresado a la educación superior, comparado con el 63% de los egresados de la modalidad TP.
10
Tabla 2: Comparación de cohortes de egresados que ingresan a instituciones de educación superior a 3 años de haber egresado
Fuente: Elaboración propia datos rendimiento Mineduc y matrícula educación superior (SIES).
Nota: Se considera la institución en la cual el alumno hace ingreso por primera vez a la educación superior.
Itinerarios Formativos Complejos
El sistema de educación en Chile tradicionalmente ha abordado horarios e itinerarios en forma
lineal y rígida, sin embargo, los resultados anteriores señalan que la oferta debe incorporar las
necesidades de los alumnos y sus familias; en efecto, dado que el sistema de educación superior
ha pasado a ser masivo y heterogéneo socialmente, es fundamental analizar las tendencias en
las trayectorias formativas de los jóvenes en nuestro país.
Los jóvenes que ingresan a la educación superior a estudiar una determinada carrera no
necesariamente completan su plan de estudios. Los datos de panel de la cohorte de alumnos
que egresó de educación media el año 2007 permiten analizar el itinerario formativo de los
jóvenes que ingresan a la educación superior. Se observa que de los 205.889 alumnos que
egresaron de cuarto medio en 2007, el 78% había ingresado a la educación superior al año
2016. Sin embargo, menos de la mitad de ellos se había titulado de alguna carrera en el
período analizado. Si bien esto no implica que dichos jóvenes ya no se titularán, sí da cuenta
que el tiempo que demoran en completar sus estudios de nivel superior es mayor a la duración
estimada de la mayoría de las carreras (ver
9,422
10326
13,343
11,078
19,109
17087
20,813
15,789
71,444
68,514
13,498
14,593
0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90% 100%
Cohorte 2013
Cohorte 2007
Cohorte 2013
Cohorte 2007
Cie
ntí
fico
Hu
man
ista
Téc
nic
op
rofe
sio
nal
Centros de formación técnica Institutos profesionales Universidades
11
Figura 4).
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Figura 4: Itinerarios formativos en educación superior
Fuente: Elaboración propia datos rendimiento Mineduc, Matrícula y Titulación de educación superior (SIES).
Nota: cohorte egresada de 4° medio en 2007, para el período 2008-2016
Al hacer el análisis según modalidad de enseñanza de educación media, se observan diferencias
en las tasas de titulación terciaria entre CH y TP. Mientras sólo el 39% de los egresados de la
modalidad TP que ingresaron a la educación superior logró titularse en el período 2008-2016,
más de la mitad de egresados de modalidad CH que ingresaron a la educación superior lo
hicieron. Es decir, los jóvenes que egresan de la modalidad CH no sólo entran en mayor
proporción a la educación superior, sino también presentan una mayor tasa de titulación en los
primeros ocho años después de egresar de 4º medio.
Un segundo elemento interesante es la diferencia que existe en la composición de los
titulados según tipo de institución, entre las modalidades de educación media de la cual
egresaron. En concreto, dos de cada tres egresados de CH que se titularon de educación
superior, lo hizo de una Universidad. Por el contrario, sólo uno de cada tres egresados de la
modalidad TP que se titularon de educación superior, lo hizo de este tipo de instituciones. Así,
pese a que la duración esperada de las carreras profesionales con licenciatura es mayor a la de
carreras impartidas en CFT e IP, casi la mitad de los jóvenes que se tituló entre 2008 y 2016, lo
hizo de una Universidad. Éstos, a su vez, provenían en su inmensa mayoría de la EMCH (Figura
5).
Cohorte egreso 4ª medio 2007
205.889
No ingresa educaciónsuperior
46.176
(22%)
CientíficoHumanista
11.627
(25%)
Técnico Profesional
34.549
(75%)
Ingresa a la educación superior
159.713
(78%)
CientíficoHumanista
101.914
(64%)
Titulado
52.903
(52%)
Centro de Formación
Técnica
6.933
(13%)
Instituto Profesional
11.018
(21%)
Universidad
34.954
(66%)
No titulado
49.011
(48%)
Técnico Profesional
57.779
(36%)
Titulado
22.442
(39%)
Centro de Formación
Técnica
6.327
(28%)
Instituto Profesional
9.273
(41%)
Universidad
6.842
(31%)
No titulado
35.357
(61%)
13
Figura 5: Número de titulados según modalidad de enseñanza media de la que egresan
Fuente: Elaboración propia datos rendimiento Mineduc, Matrícula y Titulación de educación superior
(SIES). Nota: cohorte egresada de 4° medio en 2007, período 2008-2016.
Salidas del sistema de educación superior
La deserción de la educación superior es un problema complejo y multidimensional donde
diversos factores derivan en el abandono definitivo o momentáneo del sistema, y que tiene
importantes consecuencias respecto a la eficiencia con que trabaja el sistema de educación
superior. En el seguimiento a los jóvenes que ingresan a la educación superior a partir de la
cohorte de egreso de 4° medio de 2007 destaca que aquellos estudiantes que demoran más a
entrar a la educación superior son más propensos a desertar de sus estudios12. De los alumnos
que egresaron de 4º medio el año 2007 e ingresaron a la educación superior el año
inmediatamente después, sólo el 5,5% había salido del sistema. Sin embargo, de aquellos que
ingresaron a la educación superior dos años después de egresar, el 12,5% se encontraba en esta
situación (Ver Tabla 3).
La diferencia en las tasas de salida del sistema de educación superior entre los egresados de las
distintas modalidades de enseñanza media es alarmante. Los egresados de la modalidad CH
presentan tasas de salida sustantivamente menores que el TP. Esta diferencia es mayor para
aquellos jóvenes que entran más rápidamente a la educación superior. Es decir, jóvenes que
ingresan a la educación superior el año inmediatamente después de egresar de 4º medio,
tienden a salir en mayor medida del sistema si provienen de la educación TP.
12 Para examinar la permanencia de los jóvenes en la educación superior, se definió como criterio de salida del sistema a aquellos alumnos que hayan ingresado a la educación superior entre 2008 y 2013, y que a contar del año siguiente a su ingreso no se hayan matriculado en ninguna carrera por un período de al menos 3 años. Y no se encuentran titulados.
6,9335,487
5,531
33,867
1,086
6,3273,909
5,364
5,992
849
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
Carreras técnicas Carreras Profesionales Carreras técnicas Carreras Profesionales Carreras técnicas
Centros de FormaciónTécnica
Institutos Profesionales Universidades
Científico Humanista Técnico Profesional
14
Tabla 3: Número de alumnos que sale del sistema de educación superior según año de ingreso, cohorte 2007
Año de ingreso a
educación superior
Número de alumnos
que ingresa
Número de
alumnos que sale
Porcentaje de
alumnos que salen
2008 83.098 4.571 5,5%
2009 40.317 3.380 8,4%
2010 13.973 2.125 12,5%
2011 7.494 1.581 21,1%
2012 4.663 1.031 22,1%
2013 3.617 897 24,8%
Total 153.162 13.585 8,9%
Fuente: Elaboración propia datos rendimiento Mineduc, Matrícula y Titulación de educación superior
(SIES). Nota: cohorte egresada de 4° medio en 2007, periodo 2008-2016
Con respecto a las tasas de salida del sistema que se observan para los distintos tipos de
instituciones de educación superior, son los estudiantes matriculados en CFT o en IP quienes
salen del sistema con mayor probabilidad. Aproximadamente, uno de cada seis alumnos que
ingresó a una institución de ESTP entre los años 2008 y 2013, salió del sistema durante dicho
período. En contraste, sólo uno de cada veinticinco alumnos que ingresó a una Universidad en el
mismo período, salió del sistema de educación superior.
Las diferencias en las tasas de salida del sistema de educación superior no difieren
sustantivamente entre CFT e IP. Los estudiantes que ingresaron a este tipo de instituciones de
educación superior presentan patrones de salida del sistema similares entre ellos,
independiente de la modalidad de enseñanza de la que egresaron a nivel secundario. La
diferencia se encuentra respecto de aquellos jóvenes que ingresaron a Universidades, quienes
presentan tasas de salida del sistema de educación superior que son considerablemente
menores. (Figura 6). Las razones asociadas a esto pueden obedecer a causas de tipo
económicas, particularmente por que los alumnos matriculados en universidades provienen de
estratos socioeconómicos de mayor nivel (representado por el nivel de copago de los colegios
de procedencia) y, además de tipo académicas, ya que estos estudiantes se encontraban en el
decil superior del ranking de notas al año de egreso de enseñanza media. Lo que llama la
atención es que la mitad de los alumnos con mejores notas en la enseñanza media técnico-
profesional (EMTP), continúan su formación en la modalidad académica y no en la técnica.
Cabe preguntarse si esto es consecuencia de la falta de una articulación coherente entre la
educación técnico profesional de nivel medio y su par de nivel superior (Ver nota técnica Arroyo
y Pacheco).
Figura 6: Alumnos que salen del sistema de Educación Superior
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Fuente: Elaboración propia datos Mineduc, Matrícula y Titulación de educación superior (SIES). Nota: Los
porcentajes se calculan sobre el total de alumnos que ingresó a cada tipo de institución de educación
superior en el período 2008-2016, para la cohorte que egresó en 4° medio el 2007. En el periodo 2008-2016.
Finalmente, aproximadamente la mitad de los estudiantes que salen del sistema de educación
superior había ingresado al sistema por la vía de una carrera vespertina. Lo anterior se debe a
que entre los alumnos matriculados en este tipo de jornada el 20% terminó saliendo
prematuramente del sistema en el período comprendido entre 2008 y 2016. Esto contrasta con
el 6% de los alumnos que se matricularon en carreras diurnas.
Trayectoria educativa diversa y deserción de los programas de estudio
También es posible estudiar la deserción de una determinada carrera en una institución en
particular. Para los alumnos que egresaron de educación media en 2007 e ingresaron a la
educación superior, se observa que la tasa de deserción luego del primer año de estudio es
menor en las Universidades que en CFT e IP. En efecto, de los jóvenes que ingresaron a
universidades en el período comprendido entre 2008 y 2015, sólo el 16% modificó su plan de
estudios13 bajo el cual ingresaron a la educación superior. Esto contrasta con lo que ocurre en
los CFT e IP, donde las tasas ascendieron a 28% y 29%, respectivamente. Cabe destacar además
que los estudiantes que ingresan con menor rezago a la educación superior presentan tasas de
deserción de su plan de estudios más bajas,14 y este efecto es particularmente importante para
estudiantes matriculados en universidades. Es decir, aquellos jóvenes que se matricularon en
una universidad recién cuatro años después de haber egresado de enseñanza media, sufren
tasas de deserción del plan de estudios que son sustantivamente mayores que aquellos que
ingresaron directamente después de egresar.
Figura 7: Porcentaje de alumnos que deserta su plan de estudios en primer año por año de ingreso, cohorte de egreso EM 2007
13 De acuerdo a la nota técnica, se definió plan de estudio como la combinación carrera e institución de educación superior. 14 En este caso la deserción de una carrera puede atribuirse al cambio de plan de estudios o al hecho que el alumno haya salido del sistema (es decir, no se encuentra matriculado al año siguiente).
16
Fuente: Elaboración propia datos Mineduc, Matrícula y Titulación de educación superior (SIES).
Estos resultados podrían estar asociados a la poca orientación que poseen los estudiantes al
momento de ingresar a la educación superior, dado que una parte importante de los jóvenes
que egresaron de enseñanza media el año 2007 e ingresaron a la educación superior entre 2008
y 2016 estudiaron más de una carrera en dicho período. De hecho, mientras que sólo el 54%
estudió una carrera, el 31% de ellos se inscribió en 2 carreras y el 15% en más de 2 carreras. Esto
da cuenta de las trayectorias que siguen los jóvenes una vez que ingresan a la educación
superior, donde se observa que una proporción importante de ellos no termina la carrera a
través de la cual ingresó al sistema (
Figura 8).
Figura 8: Composición de los jóvenes que estudian en la educación superior.
Fuente: Elaboración propia datos Mineduc, Matrícula y Titulación de educación superior (SIES).
Nota: Periodo comprendido entre los años 2008-2016.
0% 20% 40% 60% 80% 100%
IPCFT
Universidad
IPCFT
Universidad
IPCFT
Universidad
20
08
20
11
20
15
Desertan en primer año No desertan en primer año
54%31%
11%4%
1 carrera
2 carreras
3 carreras
Más de 3 carreras
17
Ahora bien, de los jóvenes que egresaron de enseñanza media el 2007 e ingresaron a la
educación superior entre los años 2008 y 2016, sólo el 47% se había titulado al 2016. Cabe
destacar que aquellos alumnos que hicieron ingreso a la educación superior inmediatamente
después de egresar de cuarto medio, presentan tasas de titulación sustantivamente más altas
que los jóvenes que postergaron su ingreso. Si bien esto puede deberse a que estos últimos han
permanecido menos tiempo en el sistema de educación superior, la magnitud de la diferencia
entre las tasas de titulación sugiere que existen otros factores que las condicionan. Así, por
ejemplo, el 55,4% de los alumnos que ingresaron el año 2008 a la educación superior se había
titulado el año 2016, mientras que sólo el 47,5% de los alumnos que ingresaron en 2009 lo había
hecho, para esa misma fecha. Este hecho es consistente con la diferencia en las tasas de salida
del sistema de educación superior que se presentan para los alumnos, según los distintos años
de ingreso a éste después del egreso escolar.
Duración de las carreras
El segundo problema que tiene el actual sistema es la permanencia en los programas de estudio,
el que varía sustancialmente respecto a los niveles que presenta la OECD, en Chile en promedio
la titulación se logra a los 6,32 años, lo que contrasta con los 4,32 años de la OECD (OECD,
2015a).
El seguimiento de las cohortes permite estimar la duración real de las carreras de educación
superior, se analizan las trayectorias de los 83.098 jóvenes que egresaron de cuarto medio el
año 2007 y que ingresaron a la educación superior en 2008. En promedio, los jóvenes que
estudian carreras técnicas se mantienen 5,1 años en el sistema de educación superior. En el caso
de los jóvenes que estudian carreras profesionales, se observa que éstos se mantienen en la
educación superior por un promedio de 6,5 años. La duración promedio de los alumnos en el
sistema depende, también, del tipo de institución de educación superior en la que está
matriculado. Así, tanto para carreras profesionales como técnicas, se observa que la duración
real promedio de las carreras dictadas por Universidades es mayor que aquellas dictadas por
CFT o IP (
Tabla 4).
Tabla 4: Permanencia en la educación superior
Tipo de carrera de educación
superior
CFT IP Universidad Total
Carreras Técnicas 5,0 5,2 5,5 5,1
Carreras Profesionales - 5,6 6,7 6,5
Matrícula Total 5,0 5,5 6,7 6,2
Fuente: Elaboración propia datos Mineduc, Matrícula y Titulación de educación superior (SIES). Notas: Los valores
anteriores consideran permanencia en el sistema de educación superior (independiente de los cambios de carreras e
instituciones de educación superior).
Finalmente, al seleccionar únicamente a los alumnos que ingresaron al sistema de educación
superior en 2008 y que se titularon en el período comprendido entre 2008 y 2016, se observa
que la mayoría estuvo alrededor de 5 años en la educación superior.
18
Los jóvenes que ingresaron a la educación superior en 2008 y se titularon de una carrera
técnica, demoraron alrededor de 4 años en terminar la carrera. Es alarmante la magnitud de la
brecha que existe entre la duración real de la carrera y su duración estimada, que para este tipo
de carreras que alcanza en promedio 5 semestres (2,5 años). Otro hecho que llama la atención
es la cantidad de años que los alumnos se mantienen en carreras de las cuales no se titulan. Así,
los jóvenes que se matricularon en la educación superior pero que no se titularon entre 2008 y
2016, estudiaron al menos 3 años en promedio. Esto es relevante por cuanto implica una
inversión en tiempo y recursos que no necesariamente se verá compensada al no existir
titulación (Tabla 5).
Tabla 5: Número de años de duración de la carrera de los jóvenes que ingresaron a la educación superior en 2008
Modalidad de
estudios
Tipo de institución Titulados No titulados
Carrera
Profesional
Carrera
Técnica
Carrera
Profesional
Carrera
Técnica
Científico Humanista Centros de Formación Técnica 3,6 3,1
Institutos Profesionales 5,4 3,5 4,4 3,1
Universidades 6,1 4,2 6,0 3,5
Técnico Profesional Centros de Formación Técnica 3,8 3,1
Institutos Profesionales 5,2 3,5 4,4 3,0
Universidades 5,8 4,3 5,4 3,4
Fuente: Elaboración propia datos Mineduc, Matrícula y Titulación de educación superior (SIES). Nota: Para aquellos
que no están titulados se considera la carrera en la que permanecieron más tiempo como la carrera principal. Las
carreras profesionales consideran carreras profesionales sin licenciatura (4 semestres de duración) y profesionales
con licenciatura (8-10 semestres duración).
La falta de oportunidad y los jóvenes NINIs
Si bien es cierto que la continuidad de estudios se ha vuelto una trayectoria cada vez más
frecuente en los jóvenes, aún sigue existiendo un problema con aquellos estudiantes que no
continúan estudios o desertan de la educación obligatoria. La consecuencia fundamental de la
deserción escolar y la baja calidad de los estudios secundarios puede dar origen a jóvenes que
no tienen las capacidades para insertarse de manera estable en el mercado laboral,
provocando desistimiento para incorporarse a actividades más formales e incluso proseguir
estudios superiores.
Existe una enorme cantidad de jóvenes que no se encuentran ni empleados ni en formación.
Dichos jóvenes,15 definidos como NINIs, particularmente importante de considerar en una
estrategia de desarrollo de habilidades inclusiva. En la última medición de CASEN del año 2015,
dicho segmento de la población alcanzó aproximadamente 767 mil jóvenes -el 18% del total de
jóvenes en el rango etario-, siendo el sexto país con más NINIs de la OCDE, superado por
México, España, Grecia, Italia y Turquía. Mientras que el promedio de NINIs en la OCDE no
supera el 14,5%. La Figura 9 muestra la evolución la proporción de NINIs para el período 1990-
2015, tal como se aprecia desde 1990 a la fecha la proporción de NINIs ha disminuido
aproximadamente desde un 30% a 20%. Este cambio puede descomponerse en dos etapas: la
primera, entre 1990 y 2006 en donde la proporción de NINIs cae drásticamente desde un 30% a
15 Jóvenes entre 15 y 29 años.
19
un 15%, y desde 2006 a 2015 en donde esta proporción aumenta desde un 15% a un 20%
aproximadamente.
Figura 9: Evolución de los NINI (15-29 años), 1990-2015
Fuente: Elaboración propia en base a CASEN 1990-2015.
Del total de NINIs, un 29% está buscando empleo, mientras que el 71% restante no está
buscando trabajo. Las dos principales razones que dan los Ninis para no buscar trabajo son (i) el
cuidado de los niños y (ii) quehaceres del hogar. Mientras que para no estudiar son (i) buscar
trabajo y, según ellos, (ii) haber terminado de estudiar.
Figura 10: Distribución de jóvenes según actividad
0%
5%
10%
15%
20%
25%
30%
35%
1990 1992 1994 1996 1998 2000 2003 2006 2009 2011 2013 2015
11%21% 21%
79%
34%
9%
6%
35%
60%
4%10% 9%
15-19 20-24 25-29
Nini Estudia Trabaja Estudia y Trabaja
20
Fuente: Elaboración propia en base a datos Casen 2015.
La Figura 10 Figura 10: Distribución de jóvenes según actividadmuestra la distribución de
jóvenes según tramo etario por actividad. A partir de los 20 años una importante cantidad de
jóvenes permanece sin estudiar ni trabajar, proporción que no cambia significativamente hasta
los 30 años. Este resultado es muy relevante, pues este segmento necesita de intervenciones
particulares para lograr su reinserción.
Al analizar las razones predominantes para no trabajar se encuentra que la importancia relativa
que dichas razones va cambiando según tramo de edad. Entre los 15 y 19 años, las razones para
no estudiar ni trabajar están asociadas a búsqueda de empleo o falta de interés. Sin embargo, a
partir de los 20 años, quehaceres del hogar son la razón primordial para no trabajar, con las
consecuentes diferencias por género. En el caso de los hombres, las razones se concentran en
factores como interés, discapacidad o falta de empleo, mientras que las mujeres el cuidado de
terceros. Igualmente, una proporción no menor de casos la mujer se ve obligada a enfrentar un
embarazo sin el apoyo del padre, lo que implica una situación aún más complicada en términos
de inserción laboral o educacional (ver
21
Tabla 6).
22
Tabla 6: Razones para no trabajar y no estudiar por género y rango etario
Hombre Mujer
Panel A: Principales razones para no trabajar
15-19 años
1. Está buscando empleo (39%) 2. No tiene interés (13%) 3. Está enfermo o tiene una
discapacidad (5%)
1. Está buscando empleo (30%) 2. No tiene con quién dejar a los
niños (15%) 3. Quehaceres del hogar (13%)
20-24 años
1. Está buscando empleo (54%) 2. No tiene interés (8%) 3. Está enfermo o tiene una
discapacidad (7%)
1. Está buscando empleo (29%) 2. No tiene con quién dejar a los
niños (24%) 3. Quehaceres del hogar (23%)
25-29 años
1. Está buscando empleo (60%) 2. Está enfermo o tiene una
discapacidad (8%) 3. No tiene interés (6%)
1. Quehaceres del hogar (31%) 2. No tiene con quién dejar a los
niños (28%) 3. Está buscando trabajo (24%)
Panel B: Principales razones para no estudiar
15-19 años
1. Terminó de estudiar (38%) 2. No le interesa (14%) 3. Busca trabajo (13%)
1. Terminó de estudiar (33%) 2. Embarazo o maternidad (22%) 3. No le interesa (8%)
20-24 años
1. Terminó de estudiar (31%) 2. Busca trabajo (29%) 3. Dificultad económica (13%)
1. Terminó de estudiar (29%) 2. Embarazo o maternidad (25%) 3. Ayuda en la casa o quehaceres
del hogar (13%)
25-29 años
1. Terminó de estudiar (36%) 2. Busca trabajo (32%) 3. Dificultad económica (11%)
1. Terminó de estudiar (31%) 2. Embarazo o maternidad (20%) 3. Ayuda en la casa o quehaceres
del hogar (16%)
Fuente: Elaboración propia en base a datos Casen 2015. Nota: Para la construcción del cuadro se utilizan dos
preguntas del cuestionario. Para la principal razón de no trabajar se utiliza la pregunta “¿Cuál es la principal razón por
la cual no asiste actualmente a algún establecimiento educacional?”. Para la principal razón de no estudiar se utiliza la
primera razón mencionada por el entrevistado en la pregunta “¿Cuál es la razón o razones para no trabajar ni buscar
trabajo?”. Adicionalmente se agrega también como opción para no trabajar, las personas que declaran buscar trabajo
(nótese que la pregunta anterior hace referencia a no trabajar ni buscar trabajo, pero Nini fue definido como alguien
que no tiene trabajo, sin importar si busca o no). En el cálculo de las frecuencias de las respuestas se omite la
respuesta “otra razón”.
23
Figura 11: Proporción de NINIs por género y edad
Fuente: Elaboración propia en base a datos Casen 2015.
Finalmente, los NINIs tienen peores condiciones económicas respecto de sus pares. Por un lado,
tienen un peor ingreso per cápita -aunque esto podría ser endógeno a que no trabaje-, y por
otro, la escolaridad promedio de sus padres es menor. Luego, si ex-ante tenían peores
condiciones socioeconómicas, el que permanezcan como NINIs sólo va a aumentar la brecha
que ya tenían con sus pares, empeorando las posibilidades de generar trayectorias laborales
exitosas. Es necesario potenciar e incentivar ya sea la formación de este grupo o en su defecto,
la entrada al mercado laboral, pues ellos tienen mayor riesgo de quedarse desempleados de
manera crónica. Adicionalmente los largos períodos de desempleo son costosos dado que la
“estigmatización” disminuye su probabilidad de encontrar empleador en el futuro, aumenta la
de obtener un salario menor, todo lo que resultaría en condiciones de salud precarias, en
particular en lo mental, entre otras (Bell y Benchflower, 2011; Strandh et al, 2014; Arulampalm,
Gregg y Gregory, 2001; Cockx y Pichico, 2013).
Competencias en la Población Adulta
La falta de competencias básicas en la población adulta
A pesar del progreso que ha tenido el país respecto al aumento de profesionales con educación
superior completa, existe una enorme masa de la población adulta con escasos niveles de
cualificación y que enfrentan un mayor riesgo de quedarse completamente rezagadas con el
paso del tiempo. El avance tecnológico, el uso de la información, el análisis crítico, entre otras
competencias se vuelven cada vez más relevantes, no sólo en el contexto laboral sino también
para un desenvolvimiento exitoso en la vida cotidiana. Desde 1998 la tendencia muestra que las
ocupaciones con altos niveles de cualificación han crecido en torno al 25% en los países de la
0%
5%
10%
15%
20%
25%
30%
35%
15-19 20-24 25-29
Hombre Mujer
24
OECD, mientras que las de bajos niveles de competencias han caído cerca de un 15%, lo que
representa un enorme desafío para aquellas personas que presentan carencias en su acervo de
competencias.
El desarrollo de las competencias es extremadamente relevante para el desarrollo de la
productividad y el bienestar de las personas, pues quienes tienen un mayor nivel de habilidades
tienden a tener mayores salarios, incluso luego de controlar por diferencias educacionales y
ocupación. En el contexto actual, una de las habilidades más importantes es el uso tecnologías
de información, la cual permite explicar una gran proporción del salario de las personas. Otro
ejemplo está vinculado al uso de las competencias en las personas, lo cual estaría asociado a
una mayor satisfacción laboral y bienestar de los empleados (Green et al., 2013). De hecho, a
nivel de firmas se observa que el uso de las habilidades está relacionado con mayores niveles de
productividad y menor rotación laboral. Algunos autores han encontrado una relación con
procesos de innovación y compromiso por parte de los trabajadores. Por tanto, la evidencia
sugiere que las habilidades tienen impacto en: la confianza en uno mismo, la participación en
actividades cívicas, el potencial innovador de la firma, el compromiso, los mejores niveles de
salud y altos salarios (OECD, 2016a).
Para la población adulta (entre 15 y 64 años) el nivel de competencias lectoras16 (y numéricas)
es bajo, y la actual distribución de éstas dificulta mejorar los niveles de productividad laboral.
Tal como previamente, el año 2015 fue llevada a cabo en Chile la prueba PIAAC que permite
comparar el nivel y uso de competencias a nivel internacional.17 Los resultados obtenidos
muestran un enorme déficit de la población chilena, que en promedio obtuvo en comprensión
lectora 220 puntos sobre 500, lo que equivalente a un 3,6 en la escala de notas chilena, muy
por debajo del promedio OECD que es 268. En Chile sólo 1 de cada 60 adultos (1,6%) alcanza un
nivel sobresaliente en lectura, versus un 10,6% en OECD; un 12,9% alcanza un nivel intermedio,
contra 35,4% en la OECD; y un 53,4% tiene un nivel 1 o inferior, contra 18,9% en la OECD. Esto
quiere decir, que para este grupo de personas existen dificultades evidentes para manejar
información escrita sencilla, por ejemplo, la posibilidad de seguir una instrucción escrita.
Para el caso de competencias numéricas, las conclusiones son similares. En Chile más del 60% de
quienes rindieron la prueba no alcanza el nivel 2, en comparación al promedio de países OCDE
con un 23%. Nuevamente Chile es el país con mayor proporción de trabajadores en el nivel
menor a 1 (31%) y, a excepción de Turquía (21%) e Israel (11,6%), ningún otro país de la muestra
sobrepasa el 10% en este nivel. En Chile sólo un 10% de los adultos se encuentra en el nivel 3, lo
cual dista bastante al promedio OCDE de un 32%. En ese nivel, se tiene un buen sentido de los
números y el espacio, pueden reconocer y trabajar con relaciones matemáticas, proporciones y
pueden desarrollar análisis básicos de datos y estadísticas en textos, tablas y gráficos. Alrededor
de un 2% de los adultos en Chile se encuentran en el nivel 4 o 5, en comparación al 11,4% de la
OCDE. En términos prácticos, las personas con un nivel de rendimiento inferior al 2 en
comprensión en matemáticas tienen dificultades para realizar razonamientos cuantitativos
16 Nos referiremos a las competencias lectoras, pero los resultados son aplicables también a las competencias numéricas (numeracy) a menos que seamos explícitos en la comparación. 17 La Survey of Adult Skills (PIAAC por Programme for International Assessment of Adult Competences) evalúa el nivel de las competencias numéricas, lectoras y de resolución de problemas para adultos (personas en edad de trabajar, de 15 a 65 años).
25
básicos, por ejemplo, aplicación de dos o más pasos que implican el cálculo con números
enteros, decimales o fracciones o interpretar gráficos. Esto, sumado al nivel de competencias
lectoras deficientes, puede repercutir en su capacidad de adaptarse y de resiliencia ante
cambios en el entorno laboral o social (Figura 12).
Figura 12: Distribución de adultos por nivel prueba lectura y numérica
Fuente: Elaboración propia a partir de Base de datos PIAAC 2012, 2015
Finalmente, para el caso de resolución de problemas en ambientes tecnológicos no se cuenta
con información para todos los países, y el nivel máximo que pueden alcanzar los adultos es el 3.
La prueba que mide esta competencia se realiza en un computador, por lo que surgen nuevas
categorías asociadas al uso de tecnologías. De la totalidad de adultos que rinden la prueba, sólo
0% 20% 40% 60% 80% 100%
Numéricas
0% 50% 100%
JPN
CZE
SVK
EST
KOR
AUT
NZL
NLD
FIN
BEL
N…
GBR
DEU
S…
DEK
CAN
POL
USA
IRL
O…
GRC
FRA
ITA
SVN
ESP
ISR
TUR
CHL
Lectura
Lectura Bajo nivel 1 Lectura Nivel 1
Lectura Nivel 2 Lectura Nivel 3
26
quienes pudieron realizar la prueba en un computador cuentan con un puntaje, el resto realiza
la prueba en un papel por diversos motivos.18
En Chile, sólo un 67% de los adultos pudo realizar la prueba de resolución de problemas en
ambientes tecnológicos, mientras que en los países OCDE lo pudo hacer un 71% de la población.
Del total de adultos que rindieron la prueba, un 2,1% se encuentra en el nivel más alto, menos
de la mitad del promedio OCDE (5,2%). Por otro lado, de los países de la muestra, Chile es el que
tiene la mayor proporción de adultos en el nivel más bajo (26,8%). De aquellos adultos que no
realizaron la prueba completa en nuestro país, un 17% no tenía experiencia con computadores,
mientras que aproximadamente un 14% realizó la prueba en papel.19 Los restantes no rindieron
la prueba en computador ya que no fueron capaces de trabajar con las herramientas básicas
que se requieren para responder la prueba (por ejemplo, uso del mouse, navegar por internet,
entre otros).
Una tendencia particular para el caso del chileno es que el puntaje máximo de competencias
lectoras lo obtienen aquellos adultos menores a 24 años, una tendencia distinta a la del resto de
la OECD. Aún así, el puntaje promedio alcanzado por este grupo etario es menor al puntaje
promedio obtenido por el grupo etario con peor desempeño de los países de la OCDE (que
corresponde a adultos de 55 y más años). Asimismo, la diferencia entre los puntajes promedio
de los distintos grupos etarios en Chile es considerablemente mayor al promedio de la OCDE.
Tabla 7: Puntajes Promedio Pruebas PIAAC, 2015
Tramo edad Lectura Matemáticas Resolución
problemas
24 o menos 237,03 220,77 263,94
25 a 34 235,29 222,02 262,87
35 a 44 220,39 212,42 245,84
45 a 54 206,22 192,99 235,78
55 o + 193,92 173,18 218,37
Fuente: Elaboración propia a partir de Base de datos PIAAC 2012, 2015.
Por otra parte, la brecha de género en Chile es más acentuada que en el resto de los países de la
OCDE. Para el caso de competencias numéricas, los hombres obtienen en promedio 21 puntos
más que las mujeres, mientras que para las competencias lectoras y resolución de problemas las
diferencias en puntaje son menores.
18 Los motivos por lo que los adultos realizan la prueba en papel son: (i) Adultos reportan no tener experiencia computacional, (ii) Fallo en la prueba de TIC (tecnología de información y comunicación), la cual se realiza antes de medir la competencia de resolución de problemas, (iii) Optaron por tomar la prueba en papel sin realizar la prueba TIC, incluso para aquellos que reportaron experiencia computacional. 19 Un 7% lo hizo por opción y el 7% restante porque falló en las pruebas TIC.
27
Un indicador del nivel socioeconómico de los individuos es el nivel educacional alcanzado por los
padres. En Chile, el puntaje promedio obtenido por adultos con padres educados es
sustancialmente mayor que aquel alcanzado por adultos cuyos padres no finalizaron la
educación secundaria (Figura 13).
También es posible afirmar, que estas diferencias muestran que la relación entre las
características sociodemográficas y las competencias en Chile es mayor que en otros países, de
esta forma se hace relevante estudiar la relación entre el nivel educacional de los individuos, y
comprender si la educación representa un canal que permita disminuir estas brechas.
Figura 13: Brechas sociodemográficas para cada tipo de competencia
Fuente: Elaboración propia a partir de Base de datos PIAAC 2012, 2015. Nota: Las diferencias en edad se calcularon al
restar los puntajes promedio para el grupo de 25-34 años y el grupo de 55 o más, en cuanto a la educación de los
padres se restó el puntaje promedio de aquellos adultos con al menos un padre que alcanzó la educación secundaria
menos el promedio para aquellos individuos con ambos padres que no terminaron la secundaria. La diferencia de
género es promedio de hombres menos mujeres. Fuente: Elaboración propia a partir de Base de datos PIAAC (2012,
2015)
Mercado laboral envejecido y con escasez de cualificaciones
El bajo nivel de competencias se explica, en parte, por el menor acceso a la educación de las
cohortes más adultas y los efectos que esto genera en su desempeño en el mercado laboral.
Cuando se compara la transformación de la fuerza laboral durante los últimos 25 años se
observa que la población en edad de trabajar ha aumentado en alrededor de un 40% desde
1990 a la fecha y muchas de sus características han cambiado.
En el panel A de la
7.5
7
2.3
9
20
.98
13
.83
4.4
9
5.1
1
41
.37
22
.83
48
.84
21
.53
44
.50
26
.16
39
.01
39
.37
43
.14
39
.33
37
.60
30
.47
C H I L E O C D E C H I L E O C D E C H I L E O C D E
L E C T U R A N U M É R I C A S R E S O L U C I Ó N P R O B L E M A S
Género Edad Educación padres
28
Tabla 8 se muestra la distribución de población por edad. En 1990 el grupo entre 40 y 64 años
representaba un 34% del total de la población, mientras que en 2015 ese mismo grupo
alcanzaba un 46% del total. Por otro lado, los menores a 30 disminuían su participación de un
44% en 1990 a un 37% en 2015, dando cuenta del relativo envejecimiento de la población.
Todos los grupos de la población mayor de 30 años han aumentado su participación en el
mercado laboral, mientras que los menores a 25 han disminuido su participación algunos puntos
porcentuales, por alguna de las razones ya citadas: (i) mayor acceso a educación superior, (ii) la
creciente proporción de jóvenes que no estudian ni trabajan y/o (iii) falta de oportunidades en
el mercado laboral. Actualmente la composición de la fuerza laboral está marcada por
importantes diferencias en la participación de las cohortes de jóvenes y adultos sobre los 55
años, lo que tiene una enorme incidencia en el tipo de estrategia que se debe proponer para
desarrollar políticas de activación o reinserción laboral de grupos en la población.
El panel B de la
29
Tabla 8 muestra la distribución de la población en edad de trabajar por género. Es interesante
aclarar el gran aumento que ha tenido la participación femenina en el mismo período,
pasando de un 35% en 1990 a un 55% en 2015 (CNP, 2017), que ha sido posiblemente el
principal motor del crecimiento de la población activa.
El panel C de la
30
Tabla 8 presenta la distribución de la población en edad de trabajar por nivel educacional
alcanzado. En primer lugar, se observa que la composición del total de población en edad de
trabajar ha cambiado notoriamente entre estos años. En 1990 el 15% había cursado educación
superior (técnica o universitaria) en comparación con el 19% en el 2015, la población sin
educación disminuyó de un 21% a un 9%, lo cual fue gatillado por el notable aumento en la
cobertura educacional, que ha ayudado a que cada vez mayor proporción de la población
termine la enseñanza básica y media y que, a su vez, un porcentaje importante logre estudiar en
la educación superior. Este aumento en la educación de la fuerza laboral se va a ir notando
cada vez más al integrarse nuevas cohortes. Respecto de la participación de los distintos
grupos, cabe notar que entre 1990 y 2015 se registró un alza de un 13% o más en la
participación de la población con educación media, educación superior técnico-profesional y
universitaria, en contraste con un cambio menor de los grupos con educación básica y sin
educación.
31
Tabla 8: Composición de la Población en Edad de Trabajar entre 1990 y 2015
1990 2015
PANEL A: Edad
Entre 15 y 19 15% 12%
Entre 20 y 24 15% 13%
Entre 25 y 29 14% 12%
Entre 30 y 39 22% 18%
Entre 40 y 54 23% 30%
Entre 55 y 64 11% 16%
PANEL B: Género
Hombre 48% 47%
Mujer 52% 53%
PANEL C: Estudios
Sin educación 21% 9%
Básica 18% 26%
Media 46% 47%
Superior Técnico Profesional 6% 7%
Superior Universitario 9% 12%
Fuente: Elaboración propia en base a datos Casen 1990 y 2015. Nota: Las columnas suman
100% para cada año/panel.
Educación de Adultos y Programas de Oficios
La educación formal de adultos puede desempeñar un papel fundamental para elevar los niveles
de competencia de la población (OECD,2015), sobre todo en una fuerza laboral que envejece.
Esto es particularmente importante para el estado actual de la fuerza laboral chilena, la que,
según los hallazgos expuestos anteriormente, carece de trabajadores capacitados
adecuadamente. No obstante, los programas de educación formal de adultos que se han
implementado en Chile para elevar los niveles de competencias no han tenido los resultados
esperados de mejorar las trayectorias laborales de las personas, salvo ciertas excepciones.
Nivelación de Estudios de Enseñanza Básica y Media
Una parte importante de los programas que componen formación de adultos está destinada a la
nivelación de estudios básicos y secundarios, como forma de proveer las habilidades y
conocimientos esenciales que otorgan los 12 años de escolaridad mínima (enseñanza básica y
enseñanza media), o bien certificar estas habilidades para las personas que no completaron la
educación primaria o secundaria. Tanto el SENCE como el MINEDUC financian programas de
este tipo: el SENCE financió la nivelación de estudios de 477 personas en 2015 mediante
Franquicia Tributaria y alrededor de 40 mil mediante el programa Más Capaz.20 El programa más
20 Existen otras posibilidades de nivelación de estudios, como por ejemplo a través del programa de Becas Laborales, pero no se cuenta con información detallada para ser presentada.
32
importante es el EPJA (Educación para Personas Jóvenes y Adultas21) del MINEDUC, que financia
la nivelación de estudios a 191 mil personas anuales. La Tabla 9 detalla el gasto y participantes
de cada modalidad de financiamiento de nivelación de estudios de SENCE y del MINEDUC: pese
a que el programa EPJA del MINEDUC es el más masivo, existe una diferencia sustantiva de
gasto per cápita entre los programas, considerando que los cursos de nivelación de estudios con
Franquicia Tributaria tiene niveles de gasto mayores a este programa (con un diferencial de
alrededor de 115 mil pesos por beneficiario).
Tabla 9: Programas de Nivelación de Estudios para adultos
a. MINEDUC (2016)
Programa Presupuesto (MM CLP) Beneficiarios Gasto por Beneficiario
(CLP)
EPJA 96.541 191.430 504.315
b. SENCE (2015)
Programa Presupuesto (MM CLP) Beneficiarios Gasto por Beneficiario
(CLP)
Franquicia Tributaria 296 477 621.043
Más Capaz N/D 39.415 957.537 (*)22
Fuente: Elaboración propia en base a datos son del SENCE y del MINEDUC para cada uno de sus programas 2016.
Nota: Los gastos reportados son en pesos (CLP) o millones de pesos (MM CLP) según se indica, en términos
nominales. El gasto por beneficiario y presupuesto indicados son de origen público (en la Franquicia Tributaria, existe
cofinanciamiento de la empresa, aunque representa alrededor del 3% de la inversión pública, en promedio). N/D:
quiere decir que la información desagregada para este componente no fue posible encontrarla.
Una clave de la nivelación es que busca atender a dos públicos diferentes: jóvenes desertores de la educación formal y adultos que -por diversas razones, por ejemplo, socioeconómicas- buscan aumentar su nivel educacional y obtener su enseñanza media. El principal programa, EPJA, tiene la característica que está centrado en los jóvenes desertores (que han ido creciendo en importancia), pero no tanto en los adultos mayores de 30 años, y su fin parece estar casi exclusivamente concentrado a la nivelación de estudios sin un propósito laboral explícito. Además, exceptuando el subprograma de alfabetización (destinado a aprender a leer y escribir), la mayor parte de las líneas de trabajo del EPJA no considera intervenciones adaptadas a los distintos segmentos etarios de la poblacion objetivo, por lo tanto, no genera intervenciones pertinentes, a pesar de que la literatura respecto a nivelación de estudios de adultos así lo sugiere. Por último, y quizás el hallazgo más importante, es que estos programas sólo abarcan a una proporción muy pequeña de la población objetivo: sólo un 3 %, incluso sumando a los beneficiarios cubiertos por programas de nivelación financiados por el SENCE. Ante este escenario, es evidente (situación que ha sido reconocida por el MINEDUC) que el programa es insuficiente para nivelar los estudios y converger a 12 años de escolaridad mínima para toda la población objetivo. De casi 6 millones de personas, se atiende a menos de 200 mil.23 Todo lo
21 Este programa contempla tres modalidades: modalidad regular (en general, nivelación de dos años en uno en jornadas vespertinas), modalidad flexible (con mayor flexibilidad, especialmente para personas con restricciones de tiempo para ir a cursos vespertinos) y el plan Contigo Aprendo (para que las personas aprendan a leer, escribir, desarrollar el pensamiento matemático, con tal de certificar hasta 4to básico). 22 Este gasto se refiere al total de gasto por beneficiario que entrega el programa más capaz, sin separar por componente. 23 Cabe notar que la población objetivo en CASEN 2015 aumentó ligeramente en un 0.3%.
33
anterior de acuerdo al informe de DIPRES (2016), cuya población objetivo se compara con la cobertura real en la Tabla 10. Junto con esto, cabe mencionar la alta tasa de reprobación de los cursos: en educación básica menos de la mitad concluye satisfactoriamente sus cursos, para la enseñanza media se acerca al 60%.
Tabla 10: Cobertura programas Nivelación de Estudios
Año Población
Objetivo
Población
Atendida por
EPJA
Población Atendida por
Franquicia Tributaria
Población Atendida
por Mas Capaz
Cobertura
Total
2013 5.819.946 163.349 319 N/A 2,8%
2014 5.819.946 171.884 234 N/A 3,0%
2015 5.819.946 187.371 477 39,415 3,9%
Fuente: Elaboración propia en base a datos del MINEDUC.
Nota: datos de población objetivo contempla a personas elegibles al EPJA, es decir, personas de 15 años o más con
Educación Básica o menor grado, y personas de 18 años o más para enseñanza media incompleta, acorde a CASEN
(2013) y DIPRES (2016). La población atendida por EPJA se obtiene de DIPRES (2016), mientras que la población
atendida por FT se obtiene de los anuarios estadísticos del SENCE.
A pesar de todo esto, acorde a Espinoza et al (2014), los asistentes a nivelación de estudios
valoran la oportunidad y se sienten satisfechos con la opción (esto se da sobre todo en las
personas mayores). Aun así, el estudio señala que hay personas que no van con demasiado
interés a los cursos y terminan desertando, además de algunas carencias como la infraestructura
y materiales, así como en la corta duración de los cursos.
Además, se considera que, si bien existen diversos tipos de programas de nivelación de estudios,
en la práctica la mayoría de los cursos impartidos no estarían considerando intervenciones
adecuadas al actual contexto de cambio tecnológico, pues están orientados a cubrir el currículo
obligatorio de la enseñanza tradicional24. En este sentido el programa podría quedar obsoleto
respecto a cubrir adecuadamente las necesidades de las personas que desertaron de la
educación tradicional por desmotivación o necesidad de trabajar tempranamente y necesitan
activar su participación en el mercado laboral.
En la Tabla 11 se presenta la cobertura por línea de acción del EPJA, y se puede ver que la mayor
parte de los beneficiarios del EPJA se concentran en la modalidad regular (un 75,1% en 2015), lo
mismo que en nivelación de estudios por SENCE, pudiendo causar que las razones que-en
general- motivaron la deserción del sistema educativo se perpetúen con una metodología cuya
eficacia no ha sido probada, lo cual explicaría en alguna medida la baja tasa de aprobación de
los cursos de nivelación de estudios del programa.
24 Esto es cierto incluso si se considera que el programa EPJA (el de mayor importancia para nivelación de estudios) contempla tres líneas de trabajo: Modalidad Regular (clases normales en horario vespertino), Modalidad Flexible (adaptado a la disponibilidad de tiempo de los participantes, con modalidad semi-presencial) y Contigo Aprendo (enfocado en aprender a leer, escribir y matemáticas elementales)
34
Tabla 11: Cobertura de beneficiarios de EPJA por componente
Componente 2012 2013 2014 2015
Modalidad Regular 133.542 132.724 136.849 140.763
Modalidad Flexible 21.158 30.625 35.035 40.861
Contigo Aprendo 5.747
Fuente: Elaboración propia en base a datos del MINEDUC.
Nota: datos son de beneficiarios por año para cada modalidad del EPJA. Para el programa Contigo Aprendo solo hay
datos desde 2015. Datos son de DIPRES (2016).
Programas de Oficios
[Subsección en desarrollo]
Seguimiento laboral a una cohorte de egresados de enseñanza media Esta sección explora las diferentes trayectorias laborales que siguen los jóvenes luego de egresar
de cuarto medio, distinguiendo según si decidió o no continuar estudios en educación superior.
Para ello se estableció un seguimiento a la cohorte de egreso de cuarto medio 2007 durante
nueve años, hasta el 2016, lo que nos permitió observar la transición escuela-trabajo según las
distintas decisiones de educación que hayan tomado.25
Para lo anterior se contó con datos del seguro de desempleo y de contribuciones del Servicios
de Impuestos Internos (las que fueron utilizados para distintos análisis), que permitió observar si
la persona siguió estudiando después de cuarto medio y, si lo hizo, saber qué tipo de educación
siguió y en qué año se tituló. Adicionalmente, con datos del el Ministerio del Trabajo observar si
la persona trabaja y cotiza en el seguro de cesantía o no. Debe, por lo tanto, tenerse cuidado
con las conclusiones que se elaboren a partir de aquí ya que sólo permiten observar a la
población que participa del sector formal de la economía y deja de lado otras realidades.
Descripción de la cohorte al egreso a través de la Base del Seguro de Cesantía
En total se analizarán 204.513 personas, las que tienen entre 17 y 19 años al año 2007 (no se
considerará para efecto del estudio las personas que se encontraban en educación de adultos).
Del total de esta población, un 39% egreso en la región metropolitana, mientras que el 61%
restante egresó en regiones. En esa línea, un 96,2% egresó de una escuela emplazada en un
sector urbano y apenas un 3,8% de una ubicada en un sector rural.
Respecto de la dependencia escolar, un 47,2% asistieron a establecimientos municipales -o de
administración delegada-, un 44,4% a colegios particular subvencionados y un 8,4% a colegios
particulares.
Por último, respecto de la modalidad de enseñanza, un 55% estudió en establecimientos
científico humanista, mientras que el 45% restante estudió en establecimientos técnicos
profesionales. De los técnicos profesionales la distribución está mayoritariamente concentrada
25 Se escogió la cohorte de egreso de cuarto medio 2007 tratando de balancear dos elementos fundamentales. Primero, la validez de los datos en términos de la realidad actual del mercado laboral y su relación con los nuevos patrones de educación, y segundo, que permitiese analizar los primeros años en el mercado laboral de aquellos que siguieron trayectorias laborales más largas como por ejemplo 5 o 6 años de estudios en educación superior.
35
en jóvenes que egresaron de colegios comerciales (38,5%), seguida de industriales (35,5%) y
técnicos (20,9%).
Tabla 12: Distribución Estudiantes Cohorte 2007
Tipo educación No. Alumnos Porcentaje
Científico-Humanista 112.406 55%
Técnico Profesional 92.107 45%
Comercial 35.500 38,5%
Industrial 30.860 33,5%
Técnico 19.230 20,9%
Agrícola 5.050 5,5%
Marítimo 1.647 1,6% Fuente: Elaboración propia en base a datos SIES y RECH.
Cabe destacar que la distribución de estudiantes egresados de liceos técnico profesional no es
homogénea según el tipo de dependencia educacional. Por un lado, el 57,8% de los estudiantes
que egresan de un técnico profesional lo hacen de un establecimiento municipal, en contraste
del 38,6% de egresados de colegios científicos humanistas.
Transición Escuela - Trabajo
Primeras decisiones
En la presente subsección se analiza un esquema general de las decisiones que toman los
estudiantes luego de egresar de enseñanza media. Se estudian sus decisiones en términos de
continuación de estudios y trabajo en tres momentos en el tiempo: un año después de egreso,
tres años después del egreso y ocho años más tarde. Para la construcción de los esquemas se
separa la muestra entre quienes cursaron educación media técnica profesional y educación
media científica humanista.
La Figura 14 muestra el esquema de transición al primer año. Sus decisiones se clasifican entre
estudiar en la educación superior, trabajar formalmente o no trabajar formalmente ni estudiar
en la educación superior. Luego, si está estudiando en la educación superior se revisa si sólo
estudia o si estudia junto con trabajar en el mercado formal.
Puede notarse que al primer año de egreso la mayor parte de los estudiantes de liceos TP
(47%) no está ni estudiando ni trabajando formalmente. Lo anterior debe ser interpretado con
cautela, pues la persona podría estar haciendo su práctica, trabajando por cuenta propia,
empleada en el sector formal o inactiva debido a un conjunto de razones ya descritas en las
secciones previas. Cabe recordar que algunas razones muy importantes para que los jóvenes
opten por no seguir estudiando o trabajar es ayudar en los quehaceres del hogar, cuidar a
terceros en el hogar e, inclusive, desmotivación. Sin embargo, es imposible inferir la
circunstancia específica a partir de estos datos. Por otro lado, un 36% de los jóvenes
provenientes de un establecimiento técnico profesional está trabajando en un empleo formal,
con contrato y cotizaciones. Finalmente, un porcentaje menor se encuentra estudiando (17%)
en alguna institución de educación superior, de los cuales un 22% lo hace mientras trabaja en el
sector formal.
36
Los egresados de EMCH, por su parte, tienden a continuar sus estudios superiores (59%) en
una mayor proporción, solo una pequeña fracción trabaja formalmente (11%) y un tercio no
estudia en alguna institución de educación superior ni trabaja formalmente (30%). Es probable
que una proporción de éstos últimos estén preparando la entrada a la educación superior, a
diferencia de sus pares de liceos TP (hipótesis que surge a partir de los talleres con estudiantes).
Figura 14 Esquema de transición al primer año luego del egreso de 4° Medio (2008), cohorte 2007
Fuente: Elaboración propia en base a datos del seguro de cesantía y de matrículas universitarias.
A los 3 años de egreso de cuarto medio se constata que efectivamente los estudiantes de la
educación técnico profesional tienden a insertarse con mayor intensidad en trabajos formales
que sus pares de científicos humanistas. Las trayectorias de estos estudiantes son distintas, lo
que sugiere que el sistema de formación deberá hacerse cargo de esta realidad para no generar
“calles sin salida” o desperdiciar recursos en carreras truncas. Adicionalmente, se debe tener en
consideración a los de jóvenes postergados del sector formal de educación y trabajo. Ellos
podrían estar desarrollando habilidades en oficios y/u ocupaciones de tipo informal sin el
debido reconocimiento.
La Figura 15 muestra el esquema de transición al tercer año después de egreso (2010).
Considerando carreras técnicas de nivel superior que duran dos años, es probable que una parte
de la cohorte ya se haya titulado. Por lo mismo, al esquema mostrado anteriormente se agregó
Educación regular
(204.513)
Egreso 4° Medio TP
45%
(92.107)
Educación Superior
17%
(15.936)
Sólo estudia
78%
(12.411)
Estudia y Trabaja Formalmente
22%
(3.525)Trabaja Formalmente
36%
(33.475)
No trabaja formalmente ni estudia en ES
47%
(42.696)
Egreso 4° Medio CH
55%
(112.406)
Educación Superior
59%
(66.340)
Sólo estudia
91%
(60.419)
Estudia y Trabaja Formalmente
9%
(5.921)Trabaja Formalmente
11%
(12.729)
No trabaja formalmente ni estudia en ES
30%
(33.337)
37
un ítem de titulación, que a su vez se dividen entre aquellos que trabajan y aquellos que
estudian.
Puede notarse que al tercer año existen más estudiantes de colegios técnicos profesionales
que estudian en educación superior pasando de un 17% a un 35%, mostrando que una parte
había aplazado la decisión de estudiar ya sea para prepararse mejor, trabajar para ahorrar y/o
para dedicarse a actividades diferentes al estudio y al trabajo. Asímismo, baja el porcentaje
que no estudia ni trabaja formalmente pasando de un 47% a un 27%. El porcentaje de
estudiantes que trabajan en un empleo formal, en tanto, se mantiene relativamente constante.
Entre los egresados de colegios científico humanista también aumenta la proporción estudiando
en educación superior pasando de un 59% a un 73%. La proporción de los que no estudian ni
trabajan disminuyó, pasando de un 30% a un 15% y se mantiene relativamente la de aquellos
que trabajan formalmente (10%). En relación a los que estudian, puede notarse que un 22%
estudia y trabaja formalmente y el resto sólo estudia (o no trabaja formalmente). Estos
resultados dan cuenta de una lenta entrada al mercado laboral por parte de ambos tipos de
estudiantes, lo que están en línea con hallazgos de estudios similares.
Figura 15 Esquema de transición al tercer año luego del egreso de 4° Medio (2010)
Fuente: Elaboración propia en base a datos del seguro de cesantía y de matrículas universitarias.
Educación regular
(204.513)
Egreso 4° Medio TP
45%
(92.107)
Educación Superior
35%
(32.353)
Sólo estudia
68%
(21.997)
Estudia y Trabaja Formalmente
32%
(10.356)Trabaja Formalmente
36%
(33.499)
Titulado
1%
(961)
Trabaja
48%
(463)
No trabaja
52%
(498)No trabaja formalmente ni estudia en ES
27%
(25.294)
Egreso 4° Medio CH
55%
(112.406)
Educación Superior
73%
(82.130)
Sólo estudia
88%
(71.913)
Estudia y Trabaja Formalmente
12%
(10.217)Trabaja Formalmente
10%
(11.602)
Titulado
2%
(2.231)
Trabaja
36%
(796)
No trabaja
64%
(1.435)No trabaja formalmente ni estudia en ES
15%
(16.443)
38
Nota: El 100% está considerado respecto de cada nodo.
Figura 16 Esquema de transición al octavo año luego del egreso de 4° Medio (2015)
Fuente: Elaboración propia en base a datos del seguro de cesantía y de matrículas universitarias.
Finalmente, la Figura 16 refleja la información a nueve años de haber egresado del colegio,
donde es posible apreciar las ya acentuadas diferencias en la transición escuela – trabajo según
el tipo de secundaria de origen. En este caso, dichas diferencias pueden reflejar de manera más
precisa el tipo de trayectoria a la cual han podido acceder las personas. En la figura se destaca
que sólo un 25% de los estudiantes del mundo TP ha logrado titularse exitosamente de la
educación superior, en contraste con el 47% que provienen de la modalidad científico
humanista. Este dato refleja en parte la baja eficiencia del sistema educativo para lograr que los
estudiantes obtengan su título a tiempo. No obstante, una fracción de este total también podría
estar reflejando las decisiones de postergar la incorporación a la educación superior. En efecto,
el menor nivel socio económico lleva tanto a postergar ingreso como a trabajar junto con
estudiar que es la tónica en este grupo de estudiantes.
Educación regular
(204.513)
Egreso 4° Medio TP
45%
(92.107)
Educación Superior
14%
(13.343)
Sólo estudia
50%
(6.682)
Estudia y Trabaja Formalmente
50%
(6.661)Trabaja Formalmente
36%
(32.888)
Titulado
25%
(22.888)
Trabaja
63%
(14.380)
No trabaja
37%
(8.508)No trabaja formalmente ni estudia en ES
25%
(22.988)
Egreso 4° Medio CH
55%
(112.406)
Educación Superior
23%
(25.505)
Sólo estudia
75%
(19.174)
Estudia y Trabaja Formalmente
25%
(6.331)Trabaja Formalmente
14%
(15.670)
Titulado
47%
(53.084)
Trabaja
51%
(26.982)
No trabaja
49%
(26.102)No trabaja formalmente ni estudia en ES
16%
(18.147)
39
Es importante destacar que existe un universo de 40 mil jóvenes que se encuentran fuera de los
registros administrativos, tanto de estudios como de empleo formal. Es probable que una
fracción de estas personas se encuentren en el sector informal o desempeñándose por cuenta
propia. Aun así, debe considerarse la falta de acceso y oportunidades a las que están expuestos
estas personas que sólo cuentan con la licenciatura de enseñanza media (ver discusión de
trayectoria de ingresos más adelante). Por lo tanto, es necesario tender puentes que acercaran
estos mundos y permitieran a estas personas acceder a un desarrollo profesional reconocido
formalmente. Adicionalmente, existe un alto porcentaje de personas tituladas que no figuran en
los registros de empleo asalariado. Esta omisión puede deberse a que la base utilizada sólo
considera el sector del empleo privado con contrato formal, dejando de lado aquellas personas
que se desempeñan por cuenta propia o trabajan en el sector público.
También es necesario recalcar que la transición aquí expuesta comprende una alta
heterogeneidad de trayectorias posibles, las que están fuertemente marcadas por el
desempeño de los estudiantes en la escuela (Tabla 13). Las diferencias son notorias según la
modalidad de educación secundaria: mientras que el 73% de los egresados CH del quintil
superior del ranking de notas de 4º medio de cada establecimiento se encuentra estudiando al
año de egresado, sólo un 29% de los egresados TP está en tal situación. En este último grupo
resalta el hecho que la mayoría de los estudiantes se encuentran fuera de los registros
administrativos, sin claridad respecto a la experiencia que se encuentran adquiriendo (una razón
importante es que muchos de ellos pueda estar desarrollando la práctica, pero no existe
información para comprobarlo). Respecto a los alumnos del 20% inferior del ranking de cada
colegio, la situación es poco alentadora: un 50% de los estudiantes TP no aparecen en los
registros, al igual que un 34% de los CH. De estos últimos, un 50% están matriculados en alguna
institución de educación superior, la que sigue siendo predominantemente universitaria.
Tabla 13 Tabla de probabilidades condicional al ranking y tipo de colegio de egreso al mes 12
Trabaja
No estudia ni trabaja
Estudia
CH 20% superior 6% 20% 73%
TP 20% superior 33% 38% 29%
CH 20% inferior 14% 34% 52%
TP 20% inferior 37% 50% 13%
Fuente: Elaboración propia en base a datos del seguro de cesantía y de matrículas universitarias.
Nota: el 100% es por fila.
Lo anterior es relevante, pues confirma que la trayectoria educacional de los jóvenes una vez
egresado del colegio está marcada por la modalidad de estudios que siguieron. Para el caso de
los jóvenes del mundo técnico profesional, aunque sean parte del 20% superior de su escuela, 1
de cada 2 estudiantes que continúa estudios lo hacen en la técnica profesional (CFT o IP),
mientras que el 80 % de los egresados de EMCH y en igual posición de su respectivo ranking
entran a la universidad. En cambio, para aquellos alumnos del 20% inferior de la EMCH, la
educación técnica de nivel superior representa sólo el 36% de las preferencias, mientras que las
40
universidades privadas corresponden a las instituciones típicamente seleccionadas por este tipo
de estudiantes ( Tabla 14).
Tabla 14 Tabla de probabilidades condicional a que estudie y al ranking y tipo de colegio de egreso al mes 12
CFT IP U estatal U privada
U privada CRUCH
CH 20% superior 5% 8% 35% 20% 32%
TP 20% superior 20% 27% 21% 19% 13%
CH 20% inferior 14% 22% 15% 39% 11%
TP 20% inferior 30% 38% 10% 19% 4% Fuente: Elaboración propia en base a datos del seguro de cesantía y de matrículas universitarias.
Nota: el 100% es por fila.
Duración de la transición Escuela – Trabajo
Otro aspecto relevante de la transición escuela-trabajo tiene que ver con el tiempo que
transcurre entre el término de la educación superior y el inicio de la participación en el mercado
laboral. Sin incluir trabajos informales, por falta de información, al cabo de 3 años de haber
egresado del máximo nivel educacional alcanzado, existen marcadas diferencias en los niveles
de empleo según el tipo de institución a las que acceden los jóvenes.
El grupo de estudiantes que sólo obtuvo la licenciatura de enseñanza media alcanza tasas de
participación inferiores al 30% una vez egresados, mientras que los egresados de liceos TP al
cabo de un año tienen niveles de empleabilidad mayores que los científico-humanista, brecha
que no decrece en todo el periodo observado. Sin embargo, ambos grupos poseen una alta
rotación en el empleo, lo que dificulta adquirir formación adicional en el trabajo y deterioraría
su desarrollo profesional.
A su vez, los egresados de IP/CFT muestran una rápida inserción al mundo laboral, pues con tan
sólo unos meses alcanzan niveles de empleo superiores de los que logra un egresado de
universidad en el mismo tiempo. Sin embargo, al cabo de unos años los niveles convergen en
torno a un 60%. Una característica de este segmento es que los universitarios muestran
menores niveles de rotación laboral, estadística que puede estar influenciada por tratarse de
carreras más largas, observándose un período de tiempo menor de trabajo. Así mismo, es bueno
señalar que dicha información puede tener un sesgo a la baja, pues se trata de actividades
asociadas al sector formal (no incluido el sector público) y no consideran aquellas personas que
realizan labores por cuenta propia o emprenden (Tabla 15 y Figura 17).
41
Figura 17: Proporción de estudiantes trabajando en el sector privado formal
Fuente: Elaboración propia en base a datos de MINEDUC y Seguro de Cesantía.
Nota: Los meses de seguimiento son a partir del mes de titulación.
Tabla 15 Estadísticas ocupacionales después de haber egresado según última institución de educación
Educación
Gente trabajando
más de 3 meses en
primer año
Gente trabajando
más de 3 meses
en segundo año
Tiempo en
encontrar
primer trabajo
Cantidad de
empleos al
2016*
Meses de
no empleo
ni estudio
al 2016*
Sólo CH 33,8% 38,3% 15,5 meses 4,4 trabajos 65,6 meses
Sólo TP 41,3% 52,3% 13,7 meses 5,2 trabajos 52,7 meses
CFT 38,5% 63,3% 5,9 meses 4,1 trabajos 30,1 meses
IP 39,6% 67,6% 5,1 meses 4,2 trabajos 24,6 meses
U Estatal 16,4% 57,1% 5,6 meses 2,4 trabajos 22 meses
U Privada CRUCH 13,4% 58,6% 6,4 meses 2,6 trabajos 23,1 meses
U Privada 18,6% 58,4% 6,1 meses 2,1 trabajos 20,5 meses
Fuente: Elaboración propia en base a datos seguro de cesantía y MINEDUC.
Nota:9 años después de egresar de cuarto medio y habiéndose titulado de educación superior según
corresponda. La cantidad de empleos se mide en el número de ruts de empleador que lo ha contratado.
Un dato de alta relevancia es el tipo de empresas al cual se incorporan estos estudiantes una vez
egresados de la educación superior (Ver sección posterior para más detalle). Un resultado
relevante de este análisis señala que, transversal a todas las carreras, más de 20% de
estudiantes entra al sector de comercio y turismo una vez terminados sus estudios superiores,
seguido por el sector de otras actividades empresariales (las que incluye asesorías, arriendos,
publicidad, alquileres y servicios informáticos).
0.00
0.05
0.10
0.15
0.20
0.25
0.30
0.35
0.40
0.45
0.50
0.55
0.60
0.65
0.70
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32
Solo CH Solo TP CFT IP U Estatal U privada U Privada cruch
42
Figura 18: Industria del primer empleo, según área de educación TP superior
Fuente: Elaboración propia en base a datos de MINEDUC y Seguro de Cesantía.
Nota: Los meses de seguimiento son a partir del mes de titulación.
Análisis de sectores en la Enseñanza Media Técnico-Profesional
[Subsección en desarrollo]
Gente que estudia y trabaja
Otro sub-grupo relevante por analizar es quienes estudian y trabajan al mismo tiempo. Si bien,
por las características de los datos no es posible determinar si alguien trabaja en el sector
informal, al menos podemos saber si trabaja bajo alguna modalidad contractual específica26.
En la Tabla 16 se pueden observar las características de las personas que estudian y trabajan
formalmente –“estudian y trabajan” en adelante- y aquellas que estudian y no trabajan
26 Una limitación adicional de los resultados que siguen es que se está analizando una cohorte de egreso de cuarto medio 2007, donde aquellos que estudian y trabajan que podrían tener características distintas del total de personas que estudian y trabajan.
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
Agricultura Ciencias CienciasSociales,
Comercial
Educación Humanidadesy Artes
Ingeniería yConstrucción
Salud yServiciosSociales
Servicios
Área de Educación
Agricultura y Pesca Mineria y Electricidad Manufactura Construcción
Comercio y Turismo Intermediación Finan Otras Act Empresariales Enseñanza
Servicios Sociales/Salud Otras
43
formalmente (lo que puede implicar que estudian y trabajan informalmente o sólo se dedican a
estudiar) – en adelante, “sólo estudian”. Las características confirman las diferencias que se
originan del tipo de institución: se encuentra que un 78% de los que sólo estudian provienen de
liceos científicos humanistas, mientras que en el caso de los que estudian y trabajan ellos
representan sólo un 42%. Esto es, un mayor número de las personas que estudian y trabajan
formalmente provienen del mundo de la enseñanza técnica profesional. En ese sentido
destacan en mayor proporción, los provenientes de comerciales e industriales. Luego, puede
notarse que las personas provenientes de colegios particulares pagados tienden a concentrarse
entre los que sólo estudian, dando cuenta que quienes estudian y trabajan formalmente en
general son personas con peores condiciones socioeconómicas. Finalmente, la distribución por
áreas de estudio es relativamente similar entre ambos grupos, salvo en que los que estudian y
trabajan se concentran más en ciencias sociales y enseñanza comercial y menos en salud y
servicios sociales respecto a los sólo estudian.
Tabla 16 Caracterización de las personas que estudian y trabajan durante la educación superior
Variables Estudian (y no trabajan formalmente)
Estudian y trabajan formalmente
Género (1=Mujer) 55% 47%
Tipo Colegio de Origen:
Científico Humanista 78% 42%
Comercial 10% 29%
Industrial 7% 18%
Técnico 4% 9%
Agrícola 0,7% 1%
Marítimo 0,3% 1%
Dependencia de origen:
Públicos 36% 47%
Particular Subvencionado 49% 51%
Particular Pagado 15% 2%
Área de Estudio:
Agricultura 3% 2%
Ciencias 8% 9%
Ciencias Sociales, enseñanza comercial
21% 29%
Educación 13% 11%
Humanidades y artes 6% 4%
Ingeniería, industria y construcción
19% 20%
Salud y servicios sociales 22% 14%
Servicios 7% 12%
Fuente: Elaboración propia en base a datos seguro de cesantía y MINEDUC. Para determinar si alguien estudia y trabaja se considera el mes 16 de la muestra (abril de 2009) y se revisa si está estudiando o estudiando y trabajando.
La gente que estudia y trabaja no se distribuye homogéneamente en los distintos tipos de
instituciones, sino que está concentrada en los CFT y los IP (Tabla 17). En promedio se
demoran un tiempo igual o relativamente menor en salir de la educación superior que sus
44
pares que sólo estudian independiente del tipo de institución al que asisten (Tabla 17). En
promedio se demoran menos en encontrar trabajo después de titularse, posiblemente porque
permanecen en el trabajo que tenían antes cambiando sus condiciones laborales o porque es
más fácil encontrar trabajo teniendo experiencia laboral (Tabla 17). Finalmente, se observa que,
en promedio, tienen una mayor deserción (dejan el sistema sin titularse) que sus pares que sólo
estudian. Dicha deserción es más alta aún en las universidades estatales, lo que podría
explicarse por alguna de estas razones o una combinación de ellas (i) mayor dificultad de los
estudios, (ii) la duración de las carreras, (iii) condiciones de horarios menos propicias para
trabajar paralelamente a los estudios, entre otros.
Tabla 17 Estadísticas asociadas a las personas que estudian y trabajan
CFT IP U Estatal U privada
U privada (CRUCH)
Panel A: Número de personas
Estudian y trabajan 16% (2.493)
18% (4.522)
4% (851)
7% (2.357)
2% (310)
Panel B: Estadísticas
Tiempo en educación superior (Años)
4,9 (4,9)
5,2 (5,4)
6,2 (6,7)
5,9 (6,4)
6,6 (6,9)
Tiempo en encontrar el primer trabajo (Meses)
1,5 (5,4)
1,5 (4,5)
1,3 (3,5)
1,6 (4,5)
2,1 (4,1)
No titulación 52% (39%)
52% (38%)
59% (48%)
52% (42%)
50% (44%)
Fuente: Elaboración propia en base a datos del seguro de cesantía y MINEDUC. En el panel A el número en paréntesis
es el número total al que corresponde dicho porcentaje. En el panel B el número en paréntesis representa el valor de
la variable para aquellos que estudian y no trabajan formalmente. Para determinar si alguien estudia y trabaja se
considera el mes 16 de la muestra (abril de 2009) y se revisa si está estudiando o estudiando y trabajando. Tiempo en
educación superior está medido como la diferencia entre el primer año que ingreso y el año en que se le vio por
última vez en el sistema (ya sea titulado o desertando).
Trayectorias Salariales
[Subsección en desarrollo]
Resultados generales del sistema educacional y retornos [Subsección en desarrollo]
45
Chile necesita generar competencias para el futuro
El cambio tecnológico ha transformado la demanda de habilidades y competencias de
los trabajadores
No sabemos cuáles son las competencias requeridas por el sector productivo
La empresa está ajena al sistema de formación
La empresa no internaliza los beneficios de la adquisición de competencias por parte de
sus trabajadores
Se ha constituido un sistema de estándares de competencias que tiene poco uso
La oferta de programas de capacitación no responde a la estrategia de desarrollo
productivo del país
El resultado del proceso de adquisición de competencias tiene impactos en distintos ámbitos de
vida de las personas. Un mejor nivel de competencias está estrechamente relacionado con
mejores niveles de salud, participación cívica activa y niveles de confianza (OECD, 2016). Pero
sin duda alguna, son los resultados en el mercado laboral los que mayor atención originan pues
están estrechamente relacionados con productividad y el desarrollo profesional de las personas.
Sin embargo, no sólo el nivel de competencias es importante, sino también la forma en que el
mercado laboral las utiliza. Por lo tanto, para obtener el máximo beneficio de las inversiones en
competencias, éstas deben ser desarrolladas con la ayuda del sector productivo (OECD 2015).
En este sentido, si bien Chile goza de una posición económica y de desarrollo sobresaliente
respecto del resto de países de Latinoamérica, aún enfrenta desafíos importantes, tales como:
altos niveles de informalidad y dualidad laboral, alta rotación laboral, baja participación de los
jóvenes, etc. Estos elementos son claves para desarrollar una estrategia efectiva en la
promoción de las competencias de la población adulta. En este sentido, este apartado busca
representar la dinámica de la demanda de competencias por parte de los distintos sectores
económicos y los desafíos que plantea el cambio tecnológico con respecto al modelo de
formación.
Donde trabajan actualmente los chilenos Para entender cómo se utilizan las competencias en la economía es necesario analizar cuáles
son los puestos de trabajo donde se emplea la población. Ello es relevante, pues dimensiona los
tipos de instrumentos que la política pública debe gestionar para llevar a cabo una estrategia
para el desarrollo de competencias. No es lo mismo un programa de capacitación para personas
que buscan emplearse, que para aquellas que buscan emprender o gestionar su propio negocio.
Asimismo, no es lo mismo desarrollar instrumentos que tengan como público objetivo a
trabajadores estables versus a aquellos que están intermitentemente en la informalidad. En este
sentido, los principales resultados indican que existe una fuerte presencia de trabajadores
cuenta propia en la economía, lo que implica que una importante masa de la población necesita
de programas de formación flexibles. Además, existe evidencia de una alta rotación laboral, la
que estaría afectando la posibilidad de capacitación de los trabajadores, así como también una
fuerte persistencia de informalidad en las personas que precisamente necesitan de mayor
46
capacitación por poseer menor nivel educacional. Finalmente, se puede constatar que los
sectores que generan mayor valor agregado en la economía poseen escasa capacidad para
atraer trabajadores, lo que estaría impactando en el uso efectivo de las competencias que las
personas adquieren, lo que ocasiona un desacople o mismatch que puede afectar el uso
eficiente del talento en la economía.
Trabajo por cuenta propia y asalariado
Una primera arista del mercado laboral chileno a considerar es la forma que los trabajadores
generan sus ingresos. En general, una persona puede elegir emplearse o desarrollar actividades
en forma independiente. La primera opción tiende a estar asociada a mejores condiciones
laborales y certeza, mientras que el autoempleo puede ser una fuente de vulnerabilidad
importante para las personas, pues puede estar asociado a peores condiciones de seguridad
laboral o la imposibilidad de contar con un trabajo estable en el tiempo. Particularmente, este
grupo de personas es el que menos acceso tiene a subsidios de capacitación u otro tipo de
patrocinios de formación. Por lo tanto, entender el volumen de trabajadores en esta condición
permite evaluar cuáles son los instrumentos de formación pertinentes para construir una
estrategia inclusiva para el desarrollo de las competencias en esta categoría de trabajadores. Sin
embargo, es importante aclarar que no todas las personas que se auto emplean trabajan en
condiciones de vulnerabilidad, pues algunas desarrollan sus propios negocios y condiciones de
bienestar.
El porcentaje de trabajadores por cuenta propia ha tenido una lenta disminución entre 1990 y
2015, pasando de un 24% al principio de la década de los 90 a un 19% en la actualidad,27
equivalente a más de un millón y medio de personas. Si además consideramos a los
empleadores dentro de los trabajadores por cuenta propia (puesto que la OCDE tiende a
incluirlos en el mismo grupo), el porcentaje asciende a aproximadamente un 21% de la
población ocupada, lo que deja a Chile como el tercer país con mayor porcentaje de
trabajadores en esta categoría (superado sólo por México y Grecia), siendo el promedio de la
OCDE un 11,6% (
27 Medida según la encuesta CASEN 1990-2015
47
Figura 19).
48
Figura 19 Evolución de los cuenta propia y asalariados
Fuente: Elaboración propia en base a datos Casen.
Sin embargo, la tendencia en los 5 años últimos años sugiere que el crecimiento del empleo por
cuenta propia va en aumento. No es claro que el motivo de esta tendencia esté asociado sólo a
fenómenos coyunturales a la actividad económica, pues a pesar de lo cíclico que puede ser esta
serie de empleo, existe grupos de la población que presentan un crecimiento sostenido en el
tiempo para esta categoría (Puentes et al, 2007). Este fenómeno podría estar asociado al
proceso de cambio tecnológico de los últimos años. Un ejemplo de ello es lo que sucede con la
población adulta sobre 50 años, quienes presentan el mayor incremento de participación en
empleos por cuenta propia, posiblemente motivado por la dificultad de encontrar un trabajo
asalariado y, en general, porque poseen o menos competencias que la población joven.
Adicionalmente, existen fenómenos como Uber o Cabify, que permiten a las personas auto
emplearse bajo el esquema que ofrecen estas aplicaciones y con un sueldo atractivo para
aquellas que trabajan en ocupaciones menos calificadas. Finalmente, existe una parte de la
población joven que ha experimentado un incremento en la prevalencia del trabajo
independiente, con el correspondiente sesgo hacia este tipo de ocupaciones de mayores
competencias, pero son quienes representan el grupo de menor vulnerabilidad en este
segmento (revisar
0%
10%
20%
30%
40%
50%
60%
70%
80%
90%
100%
1990 1992 1994 1996 1998 2000 2003 2006 2009 2011 2013 2015
Cuenta propia Empleador Asalariado
49
Figura 20).
50
Figura 20: Crecimiento porcentual del empleo por categorías
Fuente: Elaboración propia en base a datos de la Nueva Encuesta Nacional de Empleo (NENE). Nota: El primero
gráfico presenta la tasa de crecimiento de los trabajadores por tipo de modalidad de trabajo, mientras que el segundo
representa la tasa de crecimiento de trabajadores por cuenta propia por tramo etario.
Otra consideración importante es la que se presenta en la distribución de trabajadores cuenta
propia por sector económico (Figura 21). En general, el sector de servicios comunitarios y
comercio es el que más trabajadores concentra en esta condición, mientras que el sector de
minería, energía y administración pública son aquellos que menos tienen. Este resultado es
importante porque los sectores con mayor proporción de autoempleo están asociados a
menores niveles de competencia,28 situación que a su vez está relacionada a pobres condiciones
de trabajo, vulnerabilidad e inestabilidad o informalidad laboral, en línea con hallazgos
28 Ver Nota Técnica PIAAC elaborada por la CNP.
-10
-5
0
5
10
15
F A J A O D F A J A O D F A J A O D F A J A O D F A J A O D F A J A O D
2011 2012 2013 2014 2015 2016
Cta Propia Asalariado
-25%
-20%
-15%
-10%
-5%
0%
5%
10%
15%
20%
25%
E A J O E A J O E A J O E A J O E A J O E A J O
2011 2012 2013 2014 2015 2016
Entre 15 y 30 Entre 51 y 65
51
anteriores en la materia (Puentes et al 2007). Además, son estos sectores los que concentran la
mayor proporción de la fuerza laboral, lo que implica que, si no se ajustan los actuales
instrumentos de capacitación y desarrollo profesional, se podrían estar excluyendo a una
importante parte de la fuerza de trabajo del país (ver capítulo de financiamiento).
Figura 21 Distribución de Cuenta Propia por sectores
Fuente: Elaboración propia en base a datos Casen. Nota: Siguiendo los estándares OCDE se consideran a los
empleadores dentro de los trabajadores por cuenta propia.
Tipos de empresa y sectores relevantes
Una segunda arista tiene que ver con las características de las empresas donde se emplean las
personas. La composición de las empresas en el país permite identificar y cuantificar los
potenciales espacios de aprendizaje más allá de los centros de formación. Además, es
información que permite diseñar instrumentos de fomento que sean pertinentes para la
formación de los trabajadores de acuerdo a las características de su empleo.
Actualmente el mayor porcentaje de los trabajadores se concentran en empresas micro,
pequeñas y medianas29, aunque la participación de las empresas grandes en el empleo es
importante, agrupando a más de un 30% de fuerza de trabajo. La Figura 22 presenta la
distribución de trabajadores por tamaño de empresa30, mostrando que uno de cada dos
trabajadores se encuentran en empresas medianas y grandes. Cualquier política de
capacitación, o formación continua, debe tomar necesariamente en consideración este punto,
pues es probable que la mitad de la masa salarial quede rezagada respecto del principal
29 Según cantidad de trabajadores. 30 Tamaño medido según número de trabajadores.
0 200,000 400,000 600,000 800,000 1,000,000 1,200,000 1,400,000 1,600,000
ADP
ENG
MIN
ENS
FIN
SSS
DOM
AGR
INM
HOT
TRL
MAN
CON
PES
COM
OTS
Cuenta Propia Asalariado
52
instrumento para el desarrollo de habilidades de país: la Franquicia Tributaria (ahora “Impulsa
Personas”), considerando que menos del 1% de empresas MYPE accede a ella.31
Adicionalmente, la medición de PIAAC muestra que las MYPES son las que absorben
trabajadores con menores niveles de competencias.32 Esto se debe considerar en la política de
formación, pues son las MYPES las que enfrentan mayores problemas para facilitar la
capacitación de sus trabajadores por las restricciones de liquidez, un alto costo de oportunidad
asociado al ausentismo que genera la participación de un trabajador en una actividad de
formación y enormes desafíos de gestión en el corto plazo.
Figura 22: Ocupados por tamaño de la empresa
Fuente: Elaboración propia en base a datos CASEN 2015.
Tal como se señaló, la gran mayoría de los trabajadores se encuentran en actividades asociadas
al comercio y servicios, y al mundo de las MYPEs, lo cual los convierte en los sectores de mayor
relevancia para el desarrollo de políticas públicas en materias relacionadas con el empleo. En la
Figura 23 se observa el detalle de la distribución de empleo y de PIB que representa cada sector
económico, en ella los sectores se han ordenado de mayor a menor participación de
trabajadores respecto del total, resaltando el resultado antes mencionado. Sin embargo, es
posible notar que la participación de estos sectores en el PIB es bastante menor a lo que
representa el volumen de empleo del sector. Al contrario, sectores como la minería y de
intermediación financiera poseen una alta participación en el PIB, pero una baja proporción de
ocupados. En el actual contexto de cambio tecnológico y la creciente necesidad de
autoaprendizaje por parte de los trabajadores surge la necesidad de desarrollar instrumentos ad
hoc que fortalezcan las competencias en sectores donde gran parte de la población aún
desarrolla actividades de escasa sofisticación (o de baja demanda de habilidades). En este
31 Ver Nota Técnica sobre la Franquicia Tributaria elaborada por la CNP. 32 Ver Nota Técnica sobre PIAAC elaborada por la CNP.
17%
8%
24%
19%
32%
0%
5%
10%
15%
20%
25%
30%
35%
De 2 a 5personas
De 6 a 9personas
De 10 a 49personas
De 50 a 199personas
200 y máspersonas
53
sentido, el desafío de una estrategia para el desarrollo de competencias es precisamente
mejorar la situación de este conjunto de trabajadores (ver sección siguiente sobre cambio
tecnológico).
Figura 23 Distribución por sector económico y PIB asociado a dicho sector
Fuente: Elaboración propia en base a datos Casen 2015.
Condiciones contractuales y mercado laboral dual
Una tercera característica relevante de nuestro mercado laboral tiene relación a las condiciones
contractuales de los trabajadores. En Chile la prevalencia de contratos temporales y el volumen
de personas con poca antigüedad laboral parece estar muy por sobre el promedio de los países
de la OECD. Así las personas enfrentan una elevada incertidumbre laboral, con la respectiva
vulnerabilidad que ello conlleva, pero además están sujetos a menores posibilidades de
formación al interior de las empresas. En Chile la proporción de trabajadores que trabajan en
empleos que duran menos de un año es elevada y alcanza una proporción de 31%, versus el 21%
de la OECD (Figura 24). Asimismo, la prevalencia de contratos temporales alcanza un 29%, 17
puntos porcentuales sobre el promedio de la OECD.
La excesiva prevalencia de contratos de corto plazo podría ser consecuencia de una importante
rigidez laboral, que se resulta en la precarización del trabajo. La actual legislación incrementa los
costos de contratación y despido de trabajadores, haciendo que los empleadores recurran con
frecuencia a los contratos temporales o la precarización de las condiciones laborales (Carrillo,
2015). Esta dualidad del mercado laboral termina siendo el mecanismo de ajuste dominante
para el ciclo económico, y el resultado se expresa en que un grupo de personas pueda quedar
privada de las prestaciones sociales básicas asociadas a los empleos formales y, en
0%
5%
10%
15%
20%
25%
% población % pib
54
consecuencia, excluido de algunos de los instrumentos de capacitación y formación más
importante del estado.
Adicionalmente, la regulación parece no atender a los nuevos tipos de trabajo, ya que el cambio
tecnológico parece apuntar a ocupaciones cada vez más polivalentes, generando la necesidad
de formación permanente. Ante este escenario laboral, es poco factible compatibilizar jornadas
de capacitación con las jornadas labores.
Figura 24 Duración de trabajo trabajadores dependientes en Chile
Fuente: Elaboración propia en base a datos OCDE.
Finalmente, pero no menos importante, es la aún alta prevalencia de informalidad del mercado
laboral. A pesar de que Chile es uno de los países de Latinoamérica con una menor participación
de trabajadores en el sector informal, aún hay una importante proporción de la población que
se mantiene sin contratos escritos o recibos de pago (lo que también está asociado a la alta
proporción de trabajadores por cuenta propia y/o trabajadores no remunerados). Este
segmento de la población se encuentra generalmente asociado a menores niveles de educación
y habilidades, lo que repercute fuertemente en sus salarios, dificultando enormemente su
acceso a oportunidades de capacitación y desarrollo profesional. Este segmento se encuentra
además fuera de algunos registros del seguro de desempleo, lo que dificulta la eficacia de los
instrumentos de desarrollo de habilidades en los que pueda focalizarse la política pública, por lo
tanto, es necesario conectar este segmento de la población a los sistemas de intermediación
laboral y otras políticas de apresto laboral para que puedan acceder a programas que eleven sus
destrezas para enfrentar el nuevo escenario laboral. En este sentido, los mecanismos de
certificación de competencias permitirían otorgar un impulso a la construcción de trayectorias
laborales alineadas con los requerimientos del sector productivo y sus propias experiencias.
23%
8%
21%
48%
Menos de 6 meses Entre 6 meses y 1 añoEntre 1 y 3 años Más de 3 años
55
Consideraciones demográficas importantes
Un factor adicional que también se debe considerar es la transición demográfica que
enfrentamos. La fuerza laboral crece cada vez menos, lo que redunda en que el grueso de las
actividades en el futuro recaerá en la población más adulta. Según cifras de CELADE, la
Población Económicamente Activa (PEA) se expande sólo al 1,6%, sin embargo de aquí al 2030,
la tasa de crecimiento de la PEA estará en 0,8% por año, y prácticamente 0,2% al 2050, lo que
implica un estancamiento importante respecto a la incorporación de nuevos trabajadores a la
fuerza laboral33 (Cerda, 2016). Esto transforma a Chile en el país con el envejecimiento
poblacional más acelerado de Latinoamérica, lo plantea limitantes al crecimiento económico y
las mejoras en productividad.
La OECD, en su documento titulado The Next Production Revolution: Implications for
Governments and Business (2017) ha mencionado que en un contexto de bajo crecimiento, en
donde la población envejece en países desarrollados y el número de personas en edad de
trabajar es cada vez menor, los países hacen de la innovación uno de los factores claves para el
aumento de la productividad (OECD, 2017). De ahí la importancia que tiene para una estrategia
de competencias efectivas, desarrollar programas de formación continua adecuados a las
necesidades productivas del país y poblaciones más envejecidas.
Esta situación obliga a adaptar y segmentar los actuales instrumentos de formación que existen
para los distintos grupos etarios (Cerda, 2008), pues en general los programas públicos de
capacitación o formación de adultos no incorporan esta variable de manera adecuada. Hay
evidencia de deterioro en las habilidades a medida que se envejece, pero ese proceso se puede
retardar por medio de programas de formación cuando están debidamente adecuados a este
segmento de la población (Picchio, 2015; Hertzog et al, 2009). De ahí la importancia que tiene
para el flujo de nuevos trabajadores desarrollarlos en competencias asociadas al aprendizaje
permanente y, además, facilitar la incorporación de habilidades más generales que permitan
darle movilidad a la trayectoria futura de las personas, alineada con las necesidades del mundo
productivo y altamente demandante. A pesar que es difícil reconvertir a ciertos trabajadores
pasado cierto umbral de edad, no lo es tanto cuando se trata de incorporar nuevas
competencias relacionadas a su trabajo habitual.
Demandas y mismatch de competencias Una pregunta fundamental para analizar el grado de pertinencia del sistema formativo es
analizar cómo se comporta la demanda de las empresas por formación de trabajadores. Se debe
determinar el tipo de trabajador que requiere el mercado en términos de educación, habilidades
y competencias, y se requiere saber qué sectores son los que más trabajadores requieren, en
qué lugares lo hacen y cuáles son sus tendencias. En esa línea, se debe determinar si el actual
sistema de formación está siendo relevante para capturar las demandas del mercado laboral.
33 Esto es equivalente a pasar de un escenario donde 1 de cada 9 personas tiene 64 años, a uno donde 1 cada cuatro lo es. Y respecto a las poblaciones más jóvenes, si hoy en Chile uno de cada cinco habitantes es menor a 15 años, el 2050 esa cifra corresponderá a uno de cada siete (Ruiz y Bovenschulte, 2017).
56
[Subsección en desarrollo]
Composición de ocupaciones y crecimiento de salario relativo en el tiempo
[Subsección en desarrollo]
Oferta de carreras
[Subsección en desarrollo]
¿Trabajadores Escasos o falta de calificación?
Otro punto importante de análisis es entender si las necesidades de capital humano que
enfrentan las empresas se refieren a escasez de trabajadores o a falta de calificación de los
mismos. En la Figura 25 se puede observar el porcentaje de empresas por sector que declaran
haber tenido problemas para encontrar trabajadores por escasez de mano de obra en su
sector.34 En promedio un 27% de las empresas grandes declaran haber tenido este tipo de
dificultades, porcentaje similar al 25% de las empresas medianas y un 18% de las pequeñas de
mayor tamaño. En ese sentido, este problema podría estar asociado a sectores que exigen una
menor cualificación de las personas y, por tanto, son poco atractivos para los trabajadores o que
no pueden satisfacer las necesidades de trabajadores de temporada, (como agricultura y
turismo) aunque también hay sectores asociados a ocupaciones de alta especialidad técnica,
como lo son manufactura y construcción, que también enfrentan escasez. En los sectores de
mayor sofisticación parece no estar satisfecha la demanda del sector productivo por personas
más calificadas, lo que reflejaría la incapacidad del sector formativo para tomar las necesidades
del sector productivo de manera efectiva.
Por otro lado, actividades científicas y de TI, parecieran estar asociadas a la necesidad de
mejorar las competencias de las personas, más que un desinterés por parte de los trabajadores.
Los datos en capítulos posteriores muestran cuáles son las brechas que aun subyacen al sistema
de formación.
Figura 25 Escasez de trabajadores por sector y tamaño de empresa
34 Utilizando la Encuesta Longitudinal de Empresas 4.
57
Fuente: Elaboración propia en base a datos Encuesta Longitudinal de Empresas 4 (año 2016).
Otro punto importante es determinar si el sistema de formación está entregando competencias
que son pertinentes a lo que necesitan las empresas. En la Figura 26 se puede observar el
porcentaje de empresas por sector que declaran haber tenido problemas para encontrar a
trabajadores porque sus postulantes estaban subcalificados para el puesto. En promedio un
13% de las empresas grandes declaran haber tenido este problema, un 11% de las empresas
medianas y un 8% de las pequeñas de mayor tamaño. A diferencia del caso anterior, no es tan
claro que los problemas para encontrar trabajadores por subcalificación de los postulantes sean
mayores mientras mayor es el tamaño de la empresa, aunque en promedio sí ocurre. Los tres
principales sectores en los que particularmente a las empresas les cuesta encontrar
trabajadores son las actividades financieras, de comunicaciones y científicas.
0% 10% 20% 30% 40% 50% 60%
Actividades de alojamiento y de servicio
Actividades de servicios
Actividades financieras y de seguros
Actividades profesionales y científicas
Agricultura , Ganadería Silvicultura
Comercio al por mayor y al por menor
Construcción
Explotación de Minas y Canteras
Industrias Manufactureras
Información Comunicaciones
Otros servicios
Suministro de Electricidad, Gas y Agua
Transporte y Almacenamiento
Pequeña 2 Mediana Grande
58
Figura 26 Subcalificación de trabajadores por sector y tamaño de empresa
Fuente: Elaboración propia en base a datos Encuesta Longitudinal de Empresas 4 (año 2016).
¿Cómo se utilizan las competencias?
[Subsección en desarrollo]
Mismatch: ¿existe el desacople de las competencias?
[Subsección en desarrollo]
0% 5% 10% 15% 20% 25%
Actividades de alojamiento y de servicio
Actividades de servicios
Actividades financieras y de seguros
Actividades profesionales y científicas
Agricultura , Ganadería Silvicultura
Comercio al por mayor y al por menor
Construcción
Explotación de Minas y Canteras
Industrias Manufactureras
Información Comunicaciones
Otros servicios
Suministro de Electricidad, Gas y Agua
Transporte y Almacenamiento
Pequeña 2 Mediana Grande
59
El cambio tecnológico y su impacto en las demandas de habilidades35
Considerando lo anterior, una estrategia de competencias tiene que además considerar
aspectos de transformación a los que están sujetos las personas y las empresas durante la
última década. A pesar de que no existen estudios que determinen con certeza el impacto de los
actuales cambios tecnológicos en la productividad, sí hay consenso que las nuevas tecnologías
afectarían la productividad por medio de diferentes canales, provocando sinergias entre los
distintos tipos instrumentos y herramientas. Estos podrían impactar los niveles de eficiencia de
los sectores económicos, con la consecuente transformación del mercado laboral en términos
de ocupaciones y habilidades requeridas.
[Subsección en desarrollo]
[Subsecciones en desarrollo]
Contexto Internacional
Contexto Nacional
Estudios previos para Latinoamérica
Índice de intensidad de rutina en los distintos sectores productivos
Nivel de Habilidades Blanda, educación y Acceso a empleos
Impactos sobre el sector productivo e introducción de nuevas tecnologías
Principales lecciones
Alfabetización digital un desafío pendiente a nivel de escuelas36
35 Capítulo basado en la nota técnica de FCH. 36 Basado en nota técnica de la Agencia de la Calidad de la Educación.
60
Chile no invierte suficiente y equitativamente en ETP
Igualar las contribuciones al sector técnico profesional [Subsección en desarrollo. Contenidos a incluir: Costo de la Educación Técnico-Profesional,
becas y créditos y fondos de desarrollo]
Franquicia Tributaria el principal instrumento de capacitación [Subsección en desarrollo. Contenidos a incluir: Problemas OTIC e incentivos, falta de
focalización de los recursos e incentivos y estructura de mercado]
Avances recientes de SENCE [Subsección en desarrollo]
Capacitación para grupos vulnerables, heterogeneidad y falta de resultados37
El SENCE (además de otros organismos públicos) ofrece otros programas de capacitación
enfocados en diversos segmentos de población vulnerable, pero que en parte utilizan el mismo
esquema de operadores externos de la Franquicia Tributaria (las OTEC como proveedores de
cursos de capacitación) y el mismo proceso de certificación a través de ChileValora para la
realización de las capacitaciones, además de instancias de intermediación laboral para los
diversos grupos vulnerables (principalmente las Oficinas Municipales de Intermediación Laboral
u OMILs).
En la Tabla 18 se detalla la oferta completa de los programas de capacitación del gobierno
general. Se muestra que la Franquicia Tributaria, caracterizada previamente, es el principal
programa en beneficiarios, pero el segundo en cuanto a presupuesto. El programa con más
presupuesto es el Más Capaz (SENCE), que está dirigido a sectores vulnerables. En otras
palabras, la mayor parte del presupuesto total de SENCE se dirige a grupos vulnerables, aunque
sin ser mayoría en beneficiarios (la Franquicia Tributaria absorbe más de 3/4 partes de los
beneficiarios del SENCE en 2016). También otros organismos del estado ofrecen programas de
capacitación, siendo más importante los ofrecidos por el MINEDUC, que incluye becas para que
técnicos ingresen a la educación superior y programas de nivelación de estudios (ver Capítulo 1).
Además, existen programas de menor cuantía (en presupuesto y participantes) ofrecidos por
SERCOTEC (capacitación a PYMEs), SERNAMEG (mujeres), la Subsecretaría del Trabajo (que
diseña programas puntuales al margen del SENCE), CORFO, Gendarmería de Chile (orientados a
insertar reos al mundo laboral), INDAP (campesinos) y la Fundación PRODEMU (mujeres).
37 Capítulo basado en la nota técnica de capacitación a vulnerables (CNP).
61
Tabla 18: Oferta de Capacitación del Gobierno de Chile (2016)
38 Incluye: Programa de Reinserción Social en Secciones Juveniles, Programa Centros de Educación y Trabajo Cerrados, Programa Centros de Educación y Trabajo Semiabiertos, Programas de Reinserción Social para Personas Privadas de Libertad. Algunos de los cupos de capacitación de estos programas son financiados con cargo a recursos privadas o al FNDR. 39 Incluye Programa de Apoyo Post-penitenciario y Programa de Reinserción Laboral.
Servicios / Programas Presupuesto (MM CLP) Beneficiarios
I. Programas de SENCE 244,659 826,725
Aprendices (Formación en el Puesto de Trabajo) 1,580 1,283
Becas del Fondo de Cesantía Solidario (BFCS) 1,068 2,956
Becas Laborales (Becas Franquicia Tributaria) 40,874 34,962
Bono Empresa y Negocio 1,697 6,803
Capacitación en Oficios (Registro especial) 12,547 5,196
Capacitación en Oficios (sectorial) 981 566
Impulsa Personas (Franquicia Tributaria) 91,814 673,303
Más Capaz 92,522 96,625
Transferencias al Sector Público 1,576 5,031
II. Programas de Otros Organismos Públicos 115,972 247,776
a. MINEDUC 100,056 191,541
Becas Técnicos para Chile 3,515 111
Educación de Personas Jóvenes y Adultas (EPJA) 96,541 191,430
b. SERCOTEC 854 15,076
Almacenes de Chile 500 10,000
Capacitación y formación empresarial 354 5,076
c. SERNAMEG 3,839 28,007
Mujer, Asociatividad y Emprendimiento 302 946
Programa Mujeres Jefas de Hogar 3,537 27,061
d. Subsecretaría del Trabajo 3,353 2,920
Mejora a la empleabilidad para artesanos y artesanas tradicionales de zonas rurales
173 135
Programa de Apoyo al Empleo Sistema Chile Solidario (Convenio con CONAF)
1,730 1,800
Programa Servicios Sociales 1,450 985
e. CORFO 2,683 435
Programa de Formación para la Competitividad 2,683 435
f. Gendarmería 2,183 3,174
Subsistema Abierto 1,326 1,385
Subsistema Cerrado38 381 698
Subsistema Postpenitenciario39 476 1,091
g. INDAP 876 2,716
Programa Especial de Capacitación para la Agricultura Familiar Campesina (Convenio INDAP-SENCE)
876 2,716
h. PRODEMU 2,128 3,907
Formación y Capacitación para Mujeres Campesinas (Convenio INDAP-PRODEMU)
1,928 3,150
Programa Desarrollo de Competencias Laborales (Convenio con Subsecretaría del Trabajo - Proempleo)
200 757
TOTAL 360,631 1,074,501
62
Nota: los datos reportados son de cada organismo público que realiza cada programa. Se detallan los programas de
capacitación realizados por el gobierno central (no incluye programas de gobiernos locales municipales). Los
beneficiarios son los participantes totales en 2016 de cada programa. El presupuesto es acorde a la ley de
presupuestos asignados a cada programa, y esta medido en millones de pesos de 2016 (MM CLP).
El principal programa del SENCE es el Más Capaz, creado en el 2014 como programa piloto, en el
marco de la promesa de campaña de la Presidenta Bachelet de capacitar a 150 mil jóvenes y 300
mil mujeres entre 2014 y 2018. El Programa se orienta a aumentar las oportunidades de
mujeres, jóvenes y personas con discapacidad. ampliando la fuerza de trabajo y las condiciones
de empleabilidad de los trabajadores que se encuentran ocupados, de las personas desocupadas
y aquellas que estén económicamente inactivas. El principal producto que entrega el programa
es un curso de capacitación en oficios, en base a planes formativos. La formación en oficios tiene
una duración entre 180 y 300 horas, salvo algunas excepciones que requieran de un mayor
número de horas, con un máximo de 450 horas. Este programa cuenta con tres líneas y
considera complementos adicionales, entre ellos: Intermediación Laboral, Evaluación y
Certificación de Competencias Laborales, Licencia Habilitante, Nivelación de estudios,
Continuación de Estudios, Subsidios y aportes, y Apoyo Socio Laboral personalizado. Las líneas
son: “Más Capaz Mujeres y Jóvenes” cuyo público objetivo son hombres entre 18 y 29 años y
mujeres de entre 18 y 64 años; “Más Capaz Personas con Discapacidad”, que busca desarrollar
sus competencias y aumentar su participación laboral; y “Más Capaz Mujer Emprendedora” que
busca fortalecer habilidades empresariales de mujeres emprendedoras. A la fecha, el programa
ha capacitado a casi 200 mil personas con un costo aproximado de $160 mil millones. Sin
embargo, en 2017 se redujeron los recursos en un 50%.
También han existido otros programas para personas vulnerables del SENCE. En la Tabla 19 se
muestran los programas y líneas de trabajo disponibles de SENCE en 201340, aparte de la
Franquicia Tributaria, donde se puede ver que para cada tipo de población vulnerable existe al
menos un programa. Por ende, hay oferta de capacitación (al menos nominalmente) para la
mayor parte de los segmentos de población vulnerable.
Tabla 19: Programas y Líneas de Trabajo de SENCE con respectivo Público Objetivo
Programa/Línea Público Objetivo
Bono Empresa y Negocio - Representantes legales, socios y dueños de Micro y Pequeñas Empresas
Bono Trabajador Activo - Trabajadores activos
Formación en el Puesto de Trabajo - Cesantes - Buscan empleo por primera vez
63
Línea Jóvenes Aprendices - Jóvenes de 15 a 24 años
Línea Mujeres - Mujeres de 25 a 60 años
Línea Hombres Mayores de 50 - Hombres de 50 a 65 años
Bonificación a la Contratación de Mano de Obra – Línea Regular
- Cesantes - Buscan empleo por primera vez
Bonificación a la Contratación de Mano de Obra – Línea Grupos Vulnerables
- Discapacitados (SENADIS) - Reos (PANAR)
Bonificación a la Contratación de Mano de Obra – Línea Chile Solidario
- Pobres (pertenecientes a Chile Solidario)
Becas Fondo de Cesantía Solidario - Cesantes (con Seguro de Cesantía)
Subsidio al Empleo Joven - Jóvenes hasta 25 años (y empleadores)
Becas Franquicia Tributaria - Trabajadores de baja calificación y bajos salarios
Programa Oficios - Desempleados, entre 16 y 29 años, con Ficha de Protección Social
Formación en Oficios para Jóvenes - Jóvenes entre 16 y 29 años
Programa Jóvenes Bicentenario - Jóvenes
Programa Transferencias Sector Público - Soldados voluntarios. - Beneficiarios Fundación Joven y
Patria (Carabineros) - Beneficiarios SENAME. - Beneficiarios programas reinserción
Gendarmería
Programa Mujer Trabajadora y Jefa de Hogar - Jefas de hogar
Nota: datos de programas son a 2013, acorde a Posada y Rosero (2013), detallando el tipo de destinatarios de cada
programa y/o línea de trabajo. Los programas son los vigentes a 2013 de SENCE.
Gasto por Beneficiario
En esta subsección se presenta el costo por beneficiario de cada programa de capacitación
vigente en 2016, un insumo necesario para evaluar la relación costo-efectividad de los
programas. La Tabla 20 presenta el gasto por beneficiario en 2016 para todos los programas
presentados en la Tabla 18. Se puede ver que existe una heterogeneidad importante entre
programas. En particular, hay 2 programas cuyo gasto por alumno sobresale: “Becas Técnicos
para Chile” y el programa de “Formación para la Competitividad”, y que podemos considerar
64
como casos no representativos. El primero corresponde a becas que financian especialización
técnica en el extranjero, mientras que el segundo financia programas de formación y
capacitación en sectores estratégicos. Dada la especificidad del programa, falta de experiencia y
know-how en el país en las áreas a fomentar, el costo de los formadores y de los cursos, además
de los costos de pasantía que involucra el primer programa, el costo por beneficiario es
significativamente más alto. No obstante, una vez excluidos esos dos programas, la dispersión
sigue siendo significativa: el programa “Almacenes para Chile” tiene el menor costo, $50 mil por
beneficiario, mientras el programa de Capacitación en Oficios (Registro Especial) alcanza casi
$2,5 millones por beneficiario.
El promedio para todos los programas (gasto total/beneficiarios totales) es de $336 mil por
beneficiario. Los dos programas discutidos como outliers no modifican significativamente esta
cifra al tener pocos beneficiarios. Si se excluyen, el monto promedio cae a $331 mil por
beneficiario. Sin embargo, el costo se modifica sustancialmente si no se considera el gasto y
beneficiarios financiados del programa Franquicia Tributaria. Este programa es especial porque
para calcular el costo real de la capacitación por beneficiario de dicho programa, hay que incluir
el gasto incurrido por las empresas. Además, este programa esconde una heterogeneidad
enorme de cursos y duraciones; al excluirlo, el gasto promedio por beneficiario aumenta a $672
mil, cercano a la mediana de $550 mil por beneficiario.
Tabla 20: Gasto por beneficiario de programas de capacitación en 2016
Servicios / Programas Gasto por Beneficiario (CLP)
III. Programas de SENCE 295,938
Aprendices (Formación en el Puesto de Trabajo) 1,231,489
Becas del Fondo de Cesantía Solidario (BFCS) 361,299
Becas Laborales (Becas Franquicia Tributaria) 1,169,098
Bono Empresa y Negocio 249,449
Capacitación en Oficios (Registro especial) 2,414,742
Capacitación en Oficios (sectorial) 1,733,216
Impulsa Personas (Franquicia Tributaria) 136,364
Más Capaz 957,537
Transferencias al Sector Público 313,258
IV. Programas de Otros Organismos Públicos 468,052
a. MINEDUC 522,374
Becas Técnicos para Chile 31,666,667
Educación de Personas Jóvenes y Adultas (EPJA) 504,315
b. SERCOTEC 56,646
Almacenes de Chile 50,000
Capacitación y formación empresarial 69,740
c. SERNAMEG 137,073
Mujer, Asociatividad y Emprendimiento 319,239
65
Cabe señalar que la mayoría de los programas enfocados en personas vulnerables tienen un
costo por beneficiario muy superior a los programas no focalizados (como la Franquicia
Tributaria). En efecto, el estar focalizados en sectores vulnerables implica financiar gastos
adicionales al costo de la impartición del curso, tales como materiales, subsidios de transporte y
manutención, y otros, de manera que el beneficiario tenga incentivos a participar de los cursos
sin desertar. Lo anterior no está exento de problemas; Posada y Rosero (2013) mencionan casos
de personas que repiten un mismo curso para poder acceder a los materiales y subsidios
asociados al programa. También existen incentivos a la asistencia y a evitar la deserción por
parte de las OTECs41 (algo particularmente crítico a la hora de atender a personas vulnerables),
pero con la consecuencia de dejar de lado aspectos de aprendizaje en el curso (ya que, por lo
general, los incentivos son notas por mera asistencia, premios, rifas, paseos, etc., no vinculados
al aprendizaje).
Objetivos de los Programas de Capacitación
En el informe de la Comisión Revisora del Sistema de Capacitación e Intermediación Laboral de
2011, se argumenta que la oferta de programas del sistema de formación de competencias para
el trabajo no tiene una estructura ni diseño claro, sino que corresponde a una acumulación
41 Esto debido a que SENCE requiere un mínimo de asistencia del 75% para pagar el gasto por beneficiario a las OTECs (Posada y Rosero, 2013).
Programa Mujeres Jefas de Hogar 130,705
d. Subsecretaría del Trabajo 1,148,288
Mejora a la empleabilidad para artesanos y artesanas tradicionales de zonas rurales
1,281,481
Programa de Apoyo al Empleo Sistema Chile Solidario (Convenio con CONAF)
961,111
Programa Servicios Sociales 1,472,081
e. CORFO 6,168,161
Programa de Formación para la Competitividad 6,168,161
f. Gendarmería 687,776
Subsistema Abierto 957,401
Subsistema Cerrado 545,845
Subsistema Post-penitenciario 436,297
g. INDAP 322,533
Programa Especial de Capacitación para la Agricultura Familiar Campesina (Convenio INDAP-SENCE)
322,533
h. PRODEMU 544,663
Formación y Capacitación para Mujeres Campesinas (Convenio INDAP-PRODEMU)
612,063
Programa Desarrollo de Competencias Laborales (Convenio con Subsecretaría del Trabajo - Proempleo)
264,201
TOTAL 335,627 Nota: el gasto por beneficiario es el cociente entre el presupuesto de cada programa y el número de beneficiarios. Los datos reportados son de cada organismo público que realiza cada programa. Se detallan los programas de capacitación realizados por el gobierno central (no incluye programas de gobiernos locales municipales).
66
inorgánica de iniciativas. En efecto, en la Tabla 19 se puedo observar que, para un mismo
público objetivo, pueden existir muchos programas dentro del SENCE, situación que también se
da en los programas de otras reparticiones públicas. Por ello, recomienda generar una
“estrategia ordenadora” que sirva de guía y entregue coherencia y balance al sistema. En esta
línea, se propone en este capítulo una estrategia basada en el objetivo de los programas y luego
se ordena la oferta de acuerdo a ellos.
A continuación, se identifican diferentes objetivos de los programas de capacitación de acuerdo
a las características y requerimientos del público objetivo al que atienden. Tal como señala
Puentes y Urzúa (2010), incorporar las características del grupo objetivo de beneficiarios en el
diseño del programa es clave para obtener resultados exitosos. En consecuencia, una taxonomía
de los objetivos de los programas debe, naturalmente, atender a la especificidad del público
atendido. Distinguimos cuatro categorías de objetivos en base al nivel de empleabilidad y la
situación en el mercado laboral del público objetivo. Estos objetivos corresponden a: i)
habilitación y nivelación básica; ii) participación y reinserción; iii) ganancias en productividad
laboral; y iv) competencias empresariales. A su vez, como discutiremos más adelante, el diseño
de los programas dentro de cada categoría varía dependiendo de las características particulares
de los beneficiarios. Es relevante identificar cuál es el objetivo del programa en tanto la métrica
con la que evalúa la efectividad depende de dicha definición. Por ejemplo, aquellos programas
que buscan mejorar la empleabilidad y los que buscan mejorar las condiciones de productividad
tienen tanto beneficiarios como objetivos distintos y, por lo tanto, los resultados serán distintos
aun cuando los programas sean parecidos (Puentes y Urzúa, 2010).
1. Habilitación básica: Los programas cuyo objetivo es la habilitación básica buscan
desarrollar competencias transversales básicas y proveer los requisitos mínimos para
acceder a oportunidades laborales. Estos programas pueden otorgar tanto condiciones
habilitantes formales como no formales. Ejemplo de los primeros son la certificación de
estudios de educación secundaria, la educación formal de adultos, entre otros. Ejemplo
de los segundos son aquellos que proveen competencias mínimas de alfabetismo y
aritmética (literacy & numeracy).
2. Participación y reinserción: los programas bajo esta categoría tienen por objetivo
promover una participación laboral exitosa. Estos programas caen también dentro de la
categoría de “capacitación remedial” debido a que atienden, en general, a personas
vulnerables con bajas competencias laborales y poco competitivas en el mercado
laboral.
3. Competitividad laboral: estos programas apuntan al desarrollo profesional de los
beneficiarios y tienen por objetivo aumentar su competitividad y productividad, ya sea
ampliando sus competencias como perfeccionando las ya existentes. Los beneficiarios
son personas que típicamente poseen un empleo y participan activamente en el
mercado laboral (por lo tanto, no son especialmente propensos a estar desempleados).
Podemos distinguir, por una parte, programas de movilidad laboral vertical que
permiten ascender en la empresa o en el sector económico. Estos programas buscan
tanto actualizar y perfeccionar de competencias, como generar nuevas competencias
67
relevantes dentro de un mismo sector económico. Por otra parte, también encontramos
programas de movilidad laboral horizontal, que apuntan a cambios hacia otros sectores
económicos y desarrollan las competencias necesarias para una reconversión laboral
(reskilling o professional-conversion).
4. Competencias empresariales: Algunos programas tienen como público objetivo
exclusivamente a personas que son o buscan ser micro o pequeños empresarios. En
estos casos, si bien el público objetivo son personas naturales, el propósito de los
programas es el desarrollo de la unidad productiva (de la cual el beneficiario es dueño).
Estos programas buscan desarrollar competencias empresariales específicas al giro de
su negocio o rubro productivo.
Dados los programas citados anteriormente para todas las reparticiones del gobierno central en
la Tabla 18, se presentan los mismos programas ordenados según estos objetivos descritos
previamente en la Tabla 21. Se muestra que la mayor cantidad de programas, gasto y
beneficiarios se concentran en programas donde el objetivo es la participación laboral y la
reinserción.
Tabla 21: Programas de capacitación organizados según objetivos
I. Nivelación Básica
1. Educación de Personas Jóvenes y Adultas (EPJA)
2. Programa Desarrollo de Competencias Laborales (Convenio con Subsecretaría del Trabajo - Proempleo)
II. Participación y reinserción
1. Becas Laborales (Ex Becas Franquicia Tributaria)
2. Capacitación en Oficios (Registro especial)
3. Capacitación en Oficios (sectorial)
4. Más Capaz
5. Mejora a la empleabilidad para artesanos y artesanas tradicionales de zonas rurales
6. Programa de Apoyo al Empleo Sistema Chile Solidario (Convenio con CONAF)
7. Programa Mujeres Jefas de Hogar
8. Programa Servicios Sociales
9. Subsistema Abierto
10. Subsistema Cerrado
11. Subsistema Post-penitenciario
12. Transferencias al Sector Público
III. Competitividad Laboral
1. Aprendices (Ex Formación en el Puesto de Trabajo)
2. Becas del Fondo de Cesantía Solidario (BFCS)
3. Becas Técnicos para Chile
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4. Impulsa Personas (ex Franquicia Tributaria) 42
5. Programa de Formación para la Competitividad
IV. Competencias Empresariales
1. Almacenes de Chile
2. Bono Empresa y Negocio
3. Capacitación y formación empresarial
4. Formación y Capacitación para Mujeres Campesinas (Convenio INDAP-PRODEMU)
5. Mujer, Asociatividad y Emprendimiento
6. Programa Especial de Capacitación para la Agricultura Familiar Campesina (Convenio INDAP-SENCE)
Nota: clasificación elaborada internamente por la Comisión Nacional de Productividad, en base a público
destinatario de cada programa.
Dada la clasificación de los programas de capacitación ofrecidos a nivel gubernamental, es
posible caracterizar el gasto y los beneficiarios acorde a cada tipo de objetivo. El panel A en la
Tabla 22 presenta la participación de cada objetivo en el total de la oferta de capacitación. El
gasto se divide de la siguiente manera: aproximadamente el 43% se destina a programas de
participación y reinserción. El resto se divide de forma más menos equivalente entre
competitividad laboral y nivelación básica (28 y 27% respectivamente), mientras que a los
programas para el desarrollo de competencias empresariales se les asigna un presupuesto
marginal cercano al 2%. El orden, sin embargo, del número de beneficiarios no es correlativo al
orden según el tamaño del gasto. Vemos que el 63% del total de personas en el sistema son
capacitadas en programas de competitividad laboral, el 18% corresponde a nivelación básica, el
16% a participación y reinserción, y finalmente el 3% a competencias empresariales. Esto
muestra que el gasto promedio por beneficiario entre objetivos tiene una dispersión
importante. La última columna “Gasto por Beneficiario” en la
Tabla 22 muestra el costo por beneficiario de los programas por cada objetivo.
En promedio, se incurre en un gasto público de $900 mil por beneficiario en los programas de
participación y reinserción, $500 mil en los de nivelación básica, $200 mil en los de
competencias empresariales y $150 mil en los de competitividad laboral. A primera vista, sin
embargo, es poco intuitivo que los programas de competitividad laboral sean los más baratos
por beneficiario. De hecho, este resultado se explica exclusivamente por el programa Impulsa
Persona (FT) que, como se discutió, es razonable de excluir en el análisis del costo de
capacitación por beneficiario. Así, en el panel b se replica el panel a, pero excluyendo la
Franquicia Tributaria. En este caso, el gasto entre los programas cuyo objetivo es el desarrollo
42 Se podría argumentar que la Franquicia Tributaria también financia programas de nivelación de estudios, y que por lo tanto la categoría asignada en la tabla 3 no es certera. Si bien es cierto que la franquicia tributaria permite financiar dichos programas, su participación en el gasto del programa Impulsa Personas es mínimo. Entre 2009 y 2013 el gasto en nivelación de estudios no superó el 0,45% del total del gasto.
69
de la competitividad laboral alcanza el monto de $1,7 millones por beneficiario. Los programas
destinados a la nivelación básica (en particular el programa de nivelación de estudios) y a la
participación y reinserción explican el 95% del gasto y el 92% de los beneficiarios.
Tabla 22: Beneficiarios y presupuesto según objetivos para programas de capacitación en 2016
Presupuesto (MM CLP)
Beneficiarios Gasto por beneficiario (CLP)
a) Incluye Franquicia Tributaria
Nivelación Básica 96,741 192,187 503,369
Participación y reinserción 157,573 175,535 897,673
Competitividad Laboral 100,660 678,088 148,447
Competencias Empresariales 5,657 28,691 197,170
TOTAL 360,631 1,074,501 335,627
b) Excluye Franquicia Tributaria
Nivelación Básica 96,741 192,187 503,369
Participación y reinserción 157,573 175,535 897,673
Competitividad Laboral 8,846 4,785 1,848,725
Competencias Empresariales 5,657 28,691 197,170
TOTAL 268,817 401,198 670,036
Nota: clasificación elaborada internamente por la Comisión Nacional de Productividad, en base a público destinatario
de cada programa. Los datos de presupuesto y beneficiarios son de 2016 y se obtienen de las instituciones del
gobierno central de los que dependen cada programa.
Efectividad de los Programas de Capacitación
La mejor evidencia sistemática que existe para Chile en cuanto a programas de capacitación se
refiere a la Franquicia Tributaria y proviene del análisis de la Comisión Revisora de Políticas de
Capacitación e Intermediación Laboral (2011). Entre otros programas dependientes del SENCE,
la Comisión evaluó el impacto de 10 programas de capacitación vigentes a esa fecha. Los
resultados fueron desalentadores. Además, Rodríguez y Urzúa (2011), usando datos
administrativos del SENCE y del Seguro de Cesantía, realizan la evaluación más comprehensiva
de la Franquicia Tributaria (hoy Impulsa Personas), muestran que este programa no tiene
impactos positivos ni sobre los beneficiarios ni sobre las empresas donde ellos trabajan. Por una
parte, los trabajadores que se capacitan vía franquicia tributaria no tienen mejores salarios ni
mayor probabilidad de estar empleados en el futuro. Por otra parte, las empresas que utilizan FT
no presentan mayores niveles de empleo (como proxy de aumentos de productividad) que las
que no la utilizan.
Sin embargo, también ha habido instancias tempranas de evaluación de programas focalizados
en grupos vulnerables y desempleados, como la evaluación al programa Más Capaz realizada
por DIPRES (2015), que constituye la evaluación preliminar al programa de capacitación más
grande para segmentos vulnerables del SENCE. La evaluación realizada por DIPRES (2015) a este
programa fue considerada insatisfactoria por la baja cobertura, definición de población objetivo
por consideraciones electorales, falta de consideración a las condiciones estructurales de los
70
beneficiarios (por ejemplo, trabajo en el hogar de mujeres y cuidado de personas), porque la
mayorías de los participantes estaban activos (un 87% de ellos) siendo que uno de sus objetivos
centrales es, justamente, aumentar la participación laboral (en 2016, un 16,3% de los
participantes de Más Capaz eran inactivos según la Tabla 23), y que -al menos al inicio- la oferta
de capacitación ofrecida no conversaba con las demandas laborales de los sectores económicos
en cada territorio. En general, hay errores de focalización, tanto que incluso una parte de los
participantes tiene educación superior completa, por lo que difícilmente se pueden considerar
vulnerables. Sin embargo, debemos enfatizar que acorde a la Tabla 23, el programa se enfoca
principalmente en individuos activos pero en su mayoría desempleados, al menos hacia 2016,
pero con poco énfasis aun en el segmento de inactivos (aunque éstos superan ligeramente a los
ocupados, y estos últimos en su mayor parte son trabajadores por cuenta propia informales),.
Cabe mencionar también que no hay análisis de impacto del programa, a la usanza de lo hecho
por Rodríguez y Urzúa (2011) con la Franquicia Tributaria, en parte por ser un programa nuevo,
pero basados en los problemas detectados por DIPRES (2015), se podría concluir que es
improbable que éste genere mayor empleabilidad sobre todo si utiliza la misma estructura de
operación que usa la Franquicia Tributaria, es decir, las OTEC.
Tabla 23: Participantes Más Capaz según Situación Ocupacional al momento de iniciar el curso (2016)
Línea de Trabajo de Más Capaz Ocupados Desocupados Inactivos Total
Más Capaz, Línea Discapacidad, Modalidad
Especializada
101
(2.7%)
2,787
(73.2%)
905
(23.8%)
3,806
(100%)
Más Capaz, Línea Discapacidad, Modalidad
Inclusiva
33
(6.4%)
354
(68.3%)
131
(25.3%)
518
(100%)
Más Capaz, Línea Regular 4,625
(6.3%)
55,750
(75.9%)
12,564
(17.1%)
73,496
(100%)
Más Capaz, Mujer Emprendedora 6,590
(48.6%)
5,654
(41.7%)
1,284
(9.5%)
13,567
(100%)
Total Líneas de Trabajo Más Capaz 11,349
(12.4%)
64,545
(70.6%)
14,884
(16.3%)
91,387
(100%)
Nota: Datos de participantes pertenecen a los Reportes de Caracterización de Usuarios de los Programas SENCE, en
particular para el Programa Más Capaz, en todas sus líneas, para el año 2016. Cabe señalar que existe una pequeña
discrepancia entre la suma de Ocupados, Desocupados e Inactivos, con el Total reportado en la última columna, ya
que esta considera también a los que no reportaron situación ocupacional (aunque representan una fracción mínima
de los participantes del programa). Abajo, entre paréntesis, se indica el porcentaje de cada categoría ocupacional en
cada línea.
El sector público ha ofrecido otros programas de capacitación de grupos vulnerables,
principalmente SENCE que también han tenido magros resultados. Uno de ellos es el programa
Bono Trabajador Activo, consistente en la entrega de bonos para que el trabajador escoja cursos
para capacitarse, ofrecidos por las OTEC, dentro de una selección definida por SENCE. La
evaluación de impacto hecha por el Centro de Políticas Públicas UC (2012) indicó que había un
mal diseño del programa, sin una adecuada definición de su propósito, con bajo monitoreo de la
demanda por capacitación, con objetivos no pertinentes y sin que las capacitaciones se
traduzcan en aprendizaje y certificación de competencias. Por otra parte, Programas liderados
71
por entes privados sin fines de lucro, como INFOCAP, han arrojado resultados significativos y
positivos en salarios, con efectos mayores a los de los programas gubernamentales, como lo
muestra Mardones (2017), donde uno de los argumentos del mejor desempeño de INFOCAP se
debe a la adecuada focalización en población vulnerable, una de las debilidades de Más Capaz
según DIPRES (2015). De otros programas ofrecidos o bien no existe aún evaluación (al menos
no en DIPRES) o esta es negativa, como por ejemplo con la evaluación del programa EPJA del
MINEDUC (nivelación de estudios), lo que sugiere que en general el esfuerzo del sistema
nacional de capacitación, tanto en capacitación general como en capacitación a grupos
vulnerables, no genera resultados positivos.
El rol de la Intermediación Laboral
En alguna medida, los programas de capacitación evaluados no arrojan resultados positivos
porque la etapa de intermediación laboral no ha sido abordada adecuadamente.
La intermediación laboral es clave a la hora de reinsertar a desempleados y grupos vulnerables.
Acorde a OECD (2015), los programas con impacto más consistente priorizan la intermediación
laboral, con apoyo y capacitaciones adecuadas para este objetivo.
Acorde a Caldera (2014), en Chile existen las Oficinas Municipales de Intermediación Laboral
(OMIL) cuyo propósito es servir de nexo entre quienes buscan empleo y quienes lo ofrecen y
apoyar otras de iniciativas (actualmente no vigentes) como el Bono de Intermediación Laboral
(que corresponde a un voucher pagado a agencias privadas de intermediación laboral por cada
persona vulnerable que logren colocar en un puesto de trabajo). Sin embargo, en la práctica las
redes y contactos sociales son la principal forma de conseguir empleo en vez de las OMIL según
lo documentado en Schmidt-Hebbel et al. (2013). Según Caldera (2014) esto se explicaría por la
falta de capacidad de monitoreo en el esfuerzo de búsqueda. Además, el Bono de
Intermediación Laboral fracasó por incentivos mal puestos para intermediar personas
vulnerables. Más allá de la existencia de la Bolsa Nacional de Empleo, cuya utilidad es limitada
para los segmentos más vulnerables, (Caldera, 2014), cabe señalar que no existe una agencia
nacional de intermediación laboral.
Capacitación empresarial [Subsección en desarrollo]