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1 Ruinas (Mi Incurable Tristeza) Novela Biográfica de José de la Cruz Mena Armando Zambrana Fonseca Managua, Nicaragua 2006

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Novela biográfica del músico nicaragüense José de la Cruz Mena.

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Ruinas (Mi Incurable Tristeza)

Novela Biográfica

de José de la Cruz Mena

Armando Zambrana Fonseca

Managua, Nicaragua 2006

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Introducción

José de la Cruz Mena es el gran maestro del pentagrama que logró como ningún otro nicaragüense y pocos en América cultivar la estructura del vals en su tiempo de ¾ con un juego de melodías que al orquestarlas se convirtieron en dignas de los mejores salones de Viena, Salzburgo, Versalles o Varsovia. Nuestro modesto Teatro Metropolitano en León, fue el testigo mudo en todos los tiempos, del misterio de la obra de un muchacho mulato, espigado que en los momentos mas sublimes de sus sueños para llegar a las escuelas de música en México y Milán, se enteró de una terrible enfermedad. Todo se derrumbo. El edificio de sus sueños lo hemos visto en las estructuras de sus mejores composiciones y su espíritu estoico que difícilmente hemos logrados comprender, se convirtió en su máxima obra. Contradicción dialéctica donde la muerte que se cernía sobra su cuerpo, sirvió para que viviera en su obra eterna: Ruinas

Hay en la vida del Maestro José de la Cruz Mena un héroe que logró comprenderlo, que supo frente a los temores de contagio ser fuerte y prodigar misericordia. Ese héroe es el pueblo leonés dividido en las diferentes estructuras sociales que no lo abandonaron. No solamente la Danza Negra es maravillosa con sus notas bajas, también es Ruinas que se mece en una marcha fúnebre en las cinco estructuras básica del Vals.

Rubén Darío dijo tres meses después de la muerte de Mena, —— posiblemente ignorando la exigencia del Maestro —— en la misma ciudad de León, en el poema “Retorno” que puso en las propias manos del poeta Antonio Medrano:

“León es hoy a mí como Roma o París” León bien pudo haber sido para Mena, Viena o Salzburgo.

Darío es para nosotros como Boudalarie, Verlaine, Hugo, Vanville o Remy de Gourmot

Mena es para mí como Strauss, Lainer, Chopin, Wagner, Berloiz, Brahms y Mozart.

Mena tuvo genialidad natural y academia para componer las composiciones que de él hemos escuchado, haber padecido de lepra a los veinte años y morir a los treinta y tres. Quiere decir que desde su may pequeña infancia fue un genio musical y este detalle ha pasado desapercibido cuando algunos entusiastas hablan del “músico natural” ignorando genio y escuela.

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Y si Darío encontró el hilo conductor para la alquimia del verbo y darnos la miel de las galias con Gavidia, José de la Cruz Mena encontró en ese mismo país, El Salvador, los cinco hilos del pentagrama para que su estro fuera capaz de darnos en la armonía de sus composiciones. Uno de los que contribuyó para que esto fuera posible fue el Director de la Escuela de Música de la Banda de los Supremos Poderes el Maestro don Hienrich Drews.

León de Nicaragua, supo guardar la dignidad de su cachorro que herido de muerte se refugió generoso hasta su muerte. No podemos olvidar entonces a los hombres y mujeres que tendieron su mano, dieron abrigo, estimularon, le dieron confianza y no huyeron ante su desgracia Sea este libro un reconocimiento para todos los que contribuyeron en su formación y en su consuelo. A los Maestros: Alexander Cousin Enrique Drews Antonio Téllez Bernardino Turcios Felipe Andino Isaías Ulloa Jerónimo Castellón Justo Amaya Maestro Pánfilo Vanegas Mena Marcelo Soto Narciso Mayorga Pablo Vega y Raudez Rubén Galeano Salvador Ruiz A los Poetas: Dr. Antonio Medrano Dr. Juan de Dios Vanegas Abraham Montoya El Fisgón Ramón Reyes El Cumbo Domingo Salinas A las Virtuosos del Piano Margarita Rochi de Alonso

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Ramoncita Buitrago Rosario Gil de Fiallos A las Damas: Merchita ( Merceditas) Isabel Martínez Margarita Lacayo de Lacayo Dolores de Alvarado Inés Matus Pravia de Medrano Rosalía de Icaza Isabel de Doña

No podemos dejar a un lado a sus progenitores don Yanuario Mena y a Doña Celedonia Ruiz, sus hermanos y hermanas que en alguna oportunidad sufrieron es desden por alguna incomprensión que supieron mitigar. A su hermano Pedro que murió sin mayores glorias con la misma enfermedad.

Que Dios derrame sus bendiciones por generación en generación a los descendientes de estos hombres y mujeres generosos.

“Bienaventurados los Misericordioso por que ellos alcanzarán

Misericordia”

El autor agradece al Ing. Ramiro Saborío su colaboración decidida y generosa para que esta trabajo sea publicado, agradecimiento que hace extensivo a las siguientes personas de de una u otra manera hay contribuido para la misma: Lily Hernandez, al bisnieto del Maestro Drew. Lic. Francisco Gallegos, al escritor salvadoreño Carlos Cañas Linarte y al Lic. Clemente Guido Martínez. Especial mención a mis hijos Felipe y Bosco a mi nuera Jahzeel Zeledón De La Llana. Muchas Gracias.

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Capítulo I

La luz del alba penetra lentamente por los orificios del techo y, lentamente se expande por aquellas cuatro paredes de tabla viejas, sucias; algunas llenas de carcoma. Los rayos del sol con la levedad de una pluma, se filtran por los orificios donde hubo un nudo o entre las espigadas brechas de las tablas. La respiración se escucha fuerte, del fondo de la garganta salen los sonidos como rasgando las cuerdas vocales.

Mientras el sol se levanta en el horizonte, su luz se esparce cálida y tenue dejando al descubierto en los horcones a las viejas arañas y a los zancudos que se desplazan hacia los lugares más oscuros. El aire interior que se mantuvo fresco desde la madrugada desaparece lentamente y, los rayos del sol, comienzan a hincarle el brazo y la cara; como en una escalera las partículas de polvo, suben y bajan en los rayos.

Con gran esfuerzo pone los muñones de los dedos en el tejido áspero de la hamaca y después de varios intentos logra ponerse de pie. Tambaleante camina mientras endereza sus espaldas y se toca la frente con los muñones. Entonces exclama: - un día más.... y prosigue... Gracias Señor, Gracias Señor.

Lentamente atraviesa la distancia entre la hamaca y una mesa desvencijada donde está una palangana de loza con al menos cuatro cascaduras y un pichel del mismo material con la base negra descascarada por tantos golpes y, el asa abollada. Mete el muñón en el aro del asa, se acerca para apoyar con su cuerpo el pichel mientras cruza el antebrazo para inclinarlo y vaciar el agua en la palangana. Cuando lo logra, pone el pichel y, con los muñones de los dos brazos hace una pinza para alcanzar un trapo y lo mete en la palangana, el trapo se hunde en el agua y, él se espera un instante para luego, hacer la pinza y sacar el trapo y hacer el esfuerzo para pasarlo por la frente, los párpados, pómulos y barbilla. Era asunto de acomodarse con el cuerpo, frente a sus propias manos y saber mover la cara.

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Luego exhala un sonido de satisfacción: - ¡Ahhhhh! para continuar diciendo con voz susurrante: - ojala se acuerde Pánfilo de venir hoy, mi Mercha no ha venido. ¿Qué le habrá pasado? A tientas regresa a la hamaca afianzando los muñones entre las hileras de mecate en la cabecera de la hamaca. Lentamente camina a la orilla hasta alcanzar con su pie, la pata de un taburete muy viejo de madera rústica con espaldar y asiento de cuero crudo, tan viejo como liso, brillante y oscuro, encima están su pantalón, camisa y saco de paño. En un extremo saliente del espaldar; en una perilla espichada, está su sombrero de pelo de color gris oscuro envejecido, pero se advierte buen cuidado, la cinta que rodea la copa mantiene sus brillos aunque se pode notar en los bordes de la misma el paso de los años. Alto, de piernas fuertes, viste al momento largos calzoncillos con una pretina fuerte en cuyo interior se esconde un cordón, no necesita ni puede hacerse un nudo, la medida del calzoncillo se ajusta al abultado abdomen, las piernas largas de la prenda le llegaban hasta la chimpinilla. Se agacha y como puede toma la ropa y se sienta en el taburete, se pone la camisa y por último el pantalón. En aquellas cuatro paredes solamente se escucha su respiración. Se pone de pié y con pasos muy cortos se dirige a la puerta la que abre con solamente empujar una aldaba de madera. Afuera a un lado de la puerta está otro taburete, viejo y desvencijado pero lo suficientemente fuerte para soportar su peso. Se sienta y a comienza a escuchar los sonidos de su entorno.

El cielo tiene un azul pálido, las nubes en forma de cirros se alargan en los extremos norte del horizonte, en el extremo sur, una maravillosa formación de cúmulo nimbos se alzan en un trozo de cielo más oscuro. El Río Chiquito inquieto balbuceaba entre los rápidos espumosos que se forman entre las piedras llevan hojas secas como pequeñas góndolas mientras arriba después del puente, la ciudad agiliza sus piernas en las primeras horas de la mañana. Las casas de León unas blanqueadas otras de colores donde se notan las huellas fuertes del hisopo de cabuya que pasó húmedo con la pintura de agua, otras con las manchas negras del descuido o de la indolencia haciendo juego con las viejas puertas de madera secas con aldabones de bronce, o los viejos portones ya centenarios. Las aceras

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con ladrillos de barro, que se han gastado por la escoba y el uso de los peatones, muestran las profundidades cóncavas donde se acumula el agua en invierno y el polvo que cae de los remolinos. Uno que otro coche pasa con el tintineo de sus campanas de pedal y el contraste del repiqueteo de los cascos de los caballos sobre las rampas. Los pregones se han apagado y, esta vez de regreso las vendedoras con sus bateas las sostienen bajo el brazo, vacías prensándolas con los dedos y el yagual. Muchas mujeres barren las aceras, por otro lado, el comercio abre sus puertas. Las carretas de agua crujen entre las piedras de las calles mientras las mulas halan tranquilas en tanto el carretero sentado a la orilla lleva la rienda, uno que otro burrito guiados por niños, llevan un par de cántaros hacia Siouxtiava.

El viento sopla suave. En la Basílica Catedral el

Maestro de Capilla Don Isaías Ulloa saluda efusivo a una decena de enlutadas mientras un grupo de niños cantores esperan despedirse de él. Músicos en riguroso negro, con camisas de pechera dura, lazo negro y cuello de puntas dobladas, carga cada uno un instrumento. Salen disperso a rumbos diferentes unos sobre el atrio otros bajando las gradas.

El Maestro de Capilla Isaías Uloa se despide de una

dama, le da la mano y con el pié hace varios intentos de irse pero lo tienen asido y por delicadezas solamente le dice: – Disculpe – mientras tanto, voltea la cara y alzando la voz con prudencia se dirige a otro músico y le dice: - acordate que hay que estar en el teatro – El otro simplemente asiente con la cabeza y baja con su instrumento bajo el brazo.

Pánfilo rápido gira y cruza la calle, porta bajo el brazo un rollo de papeles envuelto en un sobre craff, lleva sombrero y alas en los zapatos. Viste un pantalón de casimir azul oscuro y una camisa blanca, en la mano derecha, usando como gancho el dedo medio de donde pende un cordel que tiene al otro extremo y bamboleándose un tintero de vidrio. Toma el camino rumbo buscando la calle “La Españolita” luego de llegar al final de la calle, toma un camino muy delgado rodeado de verdolagas buscando la vega del río. A pocos metros divisa a su tío José de la Cruz que está sereno sentado esperándole.

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Cuando llega a determinado punto se anuncia: - ¿Cómo amaneció tío? Mena gira su cabeza hacia donde escucha la voz respondiéndole- bien, hijo, bien, aunque un poco cansado.

- Me atrasé más de media hora, pero estaba prensado con un problema... aquel que le conté, ¿se acuerda?

- El de la muchacha de San Juan- preguntó Mena - Si, ese, pero ya está resuelto, ahora tengo que trabajar más. Me voy a casar en estos días.

- Mena con un poco de humor le responde: - ¿en estos días? Claro si no hay otros. Mena cambio de tono y busca una voz más pausada y sigilosa para preguntarle: - ¿qué sabes hijó, de los juegos florales? Pánfilo le responde: - dicen que todo está bien, que las entradas se han vendido, no se preocupe… ahora cuénteme qué tal durmió anoche. Mena le responde: - Anoche escuchaba el aullido de un perro, parece que era al menos cerca del puente, luego escuche pasos sigilosos de dos personas que pasaron sin querer hacer ruido, pero sus pisadas en las hojas secas del Tigüilote evidenciaban que iban a hurtadillas, creo que eran de esos que hacen amores furtivos y aprovechan a lo mejor que no hay luna...no sé... y usted sabe mi querido sobrino que.... arriero somos y en camino andamos....nadie detiene una mano que se escurre entre la seda y el encanto de una piel lozana, tersa y llena de ternura femenina, a veces entiendo a Abraham y a veces me niego a entenderlo,...anoche como te dije me sentía cansado y las imágenes de mis recuerdos afloraron, me acuesto por que calculo el tiempo, ya cuando la gente deja de gritar.... cuando los coches disminuyen su frecuencia sobre el puente o sobre el empedrado entonces voy calculando que ya es tarde. Pues vivo momentos pasados, incluso a veces los recuerdos se vienen y traen a mi mente no solamente las imágenes vividas, las que creo haber vivido, o las que me imaginaba cuando mi papá, mi mama Celedonia nos contaban las historias de la familia.. y de aquel León de hace cincuenta o setenta años atrás....el barrio de San Sebastián..... El Coronel de Arrechavala, la Mocuana..... no hace mucho el cuento de Capitán Vilches, el Cangrejo de Oro en Siouxtiava.... el año del humo...En una de esa tardes cuando mi papá llegaba temprano mi mamá Celedonia se sentaba con nosotros y él, se habla de todo, sobre el trabajo

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de mis hermanos mayores, de los gritos de mis hermanas o de las bandidencias que hacía para verse cuando eran novios. Recordaban cada vez en cuando la Gritería para mejorar la Gigantona. Entre todos hacíamos una gigantona con su enano, sus faroles y el poesillero, el siete de diciembre la calle se llenaba de gente esperando la Gigantona de los Mena, mi papa formaba una banda con los músicos del barrios y con tambores de Siouixtiava y Laborío se armaba una jodedera y desde mi casa se salía a recorrer el centro.,,,, hay andaba yo cipote agarrado de mi mama Celedonia, tu papá era el que se metía en La Gigantona y otro del barrio era el que improvisaba verso y el que se le ponía de frente lo fusilaba con los versos.... eran otros tiempos.... con el cuento del Año del humo mi papa nos contaba que en esos días todo era difícil por la ceniza me acuerdo que mi viejo se sentaba y comenzaba a contar cómo fueron esos días tal como lo contaba su abuela.

“Mi abuela me contaba que estaba en la cocina,

pelando una gallina que había llevado mi abuelo. De pronto escucharon un gran trueno, era un retumbo. En ese momento mi bisabuela dijo: - Ay Dios mío qué es eso. Al rato un traqueteo en la cumbrera de la casa y el suelo se movía como hamaca. Decía mi abuelita que aquello era feo. Después del temblor una nube negra que venía de por allá, comenzó a cubrir el cielo. No había terminado de cubrirse el cielo cuando comenzó a caer ceniza, mi abuela se agarro la nagua y corrió al patio y después de gritar Santo Dios, Santo Fuerte, se hincó en el patio y dijo que ya venía el fin del mundo, ella decía que se oyeron varios retumbos, y que al rato ya no se miraba el sol, mi abuela temerosa se fue donde estaba mi abuelo y le dijo: te das cuenta, por esas tus ideas y las de tus amigos, nos vamos a morir, bandidos ateos, hijos del demonio. Y se encomendaba a todos los santos.

El cielo estaba negro, negro, negro, y la ceniza y la arena caían, aquello fue como la noche, dicen que se alumbraban con candela de cera. Las apagaba y la volvía a encender para que no se acabara.

Contaba que los perros aullaban y las gallinas se subieron a los palos creyendo que ya era de noche.

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La abuela cambió de tono y alzó la voz que sacó nuestros ojos de sus manos y del pelo largo de mi hermana y dijo: Miren la iglesia Sacó la cabeza y el brazo señalando la Iglesia de San Sebastián que se divisaba desde la casa y nos dijo:-

- con el Padre, se subían chavalos a barrer las tejas para que no se cayera, igual en la catedral, había que fregarse caminar sobre la arena y la ceniza las que se acumulaban en las esquinas. El río Chiquito como que tenía contil, la arena se lo tragó, llegó un día que había más arena que agua, era un charco negro, se murieron las perezca y las ranas. Cuando uno comía y aunque estuvieras en la casa siempre tenían que masticar piedras, era horrible.

Aquella viejita con muy pocas canas en su pelo negro de india, se hacía una moña la que prensaba con una peineta, a veces se cruzaba la moña con ramitas de jazmín, sus vestidos largos y sus pies curtidos. Siempre antes de terminar de contarnos los cuentos, se ponía las manos en la cabeza las bajaba y con la derecha sacudía el delantal y decía: - Bueno ya, ya, ya, ya no más cuentos, acostarse, acostarse que mañana será otro día, vaya donde su mama para que los “persine”

Mi mama nos arrodillaba y nos hacía repetir muchas oraciones, había una que al finalizar decía: detente animal feroz, clava la cabeza al suelo, que el ángel nació primero y después naciste vos” me imaginaba el mero animal, en el suelo y un ángel con un martillo quebrándole los cachos”

Mena deja de hablar y cruza los pies y le pregunta a

Pánfilo: ya son como las once, verdad?.... en ese momento se escucha a lo lejos el sonido tenue y bien definido del silbato de la locomotora que llega de Managua. Mena se alegra y dirigiéndose a Pánfilo a la vez que se inclina y levanta una brazo le dice: es el tren, es el tren, no me equivoqué, no me equivoqué, yo creo que hoy viene ese ángel que nunca podré verle la cara. Pánfilo lo interrumpe diciéndole: es una mujer muy guapa, parece que tiene riales, se viste muy bien, la otra vez que la miré bajando el río lo hacía muy delicadamente, llevaba botines, los logré ver por que yo estaba aquí, y desde aquí se puede ver, eran botines altos de botones, con su mano izquierda levantaba levemente el

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vestido, detrás de ella vienia un hombre de camisa y pantalón blanco con un panamá. Ojala tío que si viene hoy a León no se olvide de usted.

Dios quiera, hijo, Dios quiera. Termina la expresión natural de su manera de ser, y en un instante se aparece Abraham elegantemente vestido, un bastón de puntas de cuerno con anillos de oro entre las piezas, alcanzo rápidamente el camino, y llega. Levanta su sombrero saluda con mucho respeto y con voz fuerte y jubilosa le dice: -José de la Cruz, mi querido amigo, hoy tendrás una gran oportunidad, hay un gran sigilo en el manejo de los sobres lacrados de las partitura, tengo entendido que serán abiertos esta noche frente al público y la ejecución de las piezas musicales será en piano, tal como lo explicitaba el certamen. Pero mi querido poeta su música es inconfundible…. Y será la mejor…..bueno…. venía a desearte éxitos….lo mejor..Que seas el mejor…como verdaderamente sos… Sabes una cosa chepé, me encontré al amargado de Santiago Arguello, lleno de pedantería derramando bilis, lanzado su soberbia más larga que la calle de Chinchunque, estaba discutiendo con el otro poeta……. Mientras piensa baja la cabeza y cierra los ojos, luego cuando la chispa llega alza el bastón y continúa: . -El poeta Medran, si. Antonio Medran. , Estaban hablando y discutiendo sobre el certamen, según Arguello el certamen no sirve porque Vanegas no lo tomó en cuanta. Medrano estaba visiblemente inconforme. . Medrano es muy fino y le refutaba, y el poeta Arguello es su misma posición. ¡Que hombre más arrecho es ese! Mena, se bambolea en el taburete y se ríe y comenta: estos jodidos nunca se van a componer…. Estos poetas. Jodido Estos poetas… dicen que los poetas, las putas y los picados se pelean y siempre andan junto, por eso Abraham, no te arreches, hay dejalos. Y vos aquietate ya deberías de estar casad. Abraham se ríe y le contesta: vos si que ya me corriste, y acordate que “Dos para quererse deben parecerse” y no he encontrado nadie que se parezca a mi, dijo en tono de burla. Volviéndose a ver del pecho hacia los pies, girando el bastón y acomodándose el sombrero y le dice a Pánfilo: decile a tu tio lo que viste.

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Mena se rie y Pánfilo se tira una carcajada y le dice a Mena: Qué bárbaro tio don Abraham es un dandy. Mena se queda riendo y se dirige a Pánfilo: - Miraste hijó, le menciono el matrimonio, y es como que mirara al diablo, finalizó con una carcajada ronca. Abraham avanza sobre el camino y alcanza la calle. Mientras tanto, un coche se detiene justo al final del empedrado que da acceso al camino. o El cochero gentil se baja y ayuda a la dama, mientras un criado joven baja una caja. Es doña Isabel Martínez que se ha hospedado en Metropolitan Hotel. Pánfilo se pone de pie y le dice a su tío con voz casi susurrante que apenas escucha pabellones: su ángel tío

- Bendito sea Dios, Pánfilo, cuánta generosidad traerá en sus mano hoy

- Ahí viene……..Buenos días señora Hola, buenos días, cómo se encuentra don José..Cómo se encuentra el día de hoy- Mena visiblemente emocionado, cambió su tono de voz, casi quebrada y le contesta: .- Gracias a Dios bien, bien señora…. Lo demás usted lo sabe. Ella responde: - Don José hoy me he enterado de que se realizarán unos Juegos Florales en el teatro, que interesante, no sabía, pero yo creo que Dios me sopló algo sin que me definiera qué. A lo mejor encuentro boletos para poder asistir, tendría que comprar dos antes de las tres de la tarde, quien me contó lo del certamen me dijo que los boletos estarán a la venta hastalas tres de tarde. Le he traído un traje de paño gris oscuro, muy oscuro espero que lo utilice en alguna oportunidad estoy seguro que le quedará muy bien, además le traje una capa pluvial de la misma tela. En la caja que el joven puso dentro de su casa hay algunas cosas que le van a servir, le he traídos unas sábanas, dulce y, ahora mismo le están limpiando y arreglando todo. Su amiga Mercha ha venido hoy? Mena le responde- esta mañana no, espero que venga. Mena se siente desarmado, y recurre a su interioridad y trata de convertir la dualidad de sus emociones, la tristeza de su estado, con la alegría de ser tomado en cuenta por alguien que nunca ha conocido y nunca conocerá físicamente. Pero se atreve a decirle tengo algo para usted, pero no lo tengo escrito, Pánfilo me va ayudar esta semana para entregárselo con todo mi agradecimiento.

- No se moleste don José, no se moleste. No tenga pena. Gracias, muchas gracias doña Isabel... y ....estoy esperando

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a mi Mercha, le agarró la tarde. ¿Cómo que horas son? ¿más de la una? En todo caso ya no viene. .

Por la mañana el sol se escurre despacio por los huecos

que hay entre tejas, el ruido del palmoteo de tortillas se escuchan al igual que las cuatro gallinas alborotadas.

En el patio suena un clarinete, sentado Yanuario ensaya con su hijo Manuel Roldán, han sacado un atril al patio. Celedonia en la cocina se apuraba entre los cubules y apastes buscando agua para lavar los trates.

Yanuario mientras espera desayunar y, entre regaños; una que otra risa, se ponía de pie y se sentaba en el taburete al compás de los acordes mientras José de la Cruz sale al corredor frotándose los ojos.

Ya amaneció mi chocoyo? - le pregunta don Yanuario La madre responde: a quitarme la paciencia tan de

mañana José de la Cruz se acerca lentamente a la mesa del

cocinero y le guiña la nagua y le dice: tengo hambre Y cuando no? -No seas gruñona con tu hijo- se oyó la voz del maestro

desde el patio. Mientras Celedonia le responde le da un pedazo de

tortilla con cuajada seca, y un pocillo con chocolate caliente. Don Yanuario lo llama: Vos muchacho vení para acá,

comete eso y vení. José de la Cruz llega y le dice: - vas a ir conmigo a Guadalupe. Me vas a ayudar. La

madre estaba oyendo y le pregunta a su esposo: -adónde es que te vas a llevar al chavalo?

- pues a la iglesia de Guadalupe, qué no sabes que voy a tocar? Tengo un compromiso.

- Apurate pues, que ya es tarde y este chavalo ni siquiera se lavó la cara, vos sabes que esa gente es bien fregada; no me gusta que ande hediondo a puro mono. Vuelve a ver al niño y le dice: andá y echate agua vuelve la cara y se dirige a don Yanuario: Ya, esperalo un poquito. andá vos cipote, rápido.

-

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A las siete de la mañana salen tomando rumbo el poniente.

La mañana es fresca, un viento suave roza las mejillas del niño, y las nubes blancas se esparcen sobre los volcanes allá a lo lejos.

No más salen a la calle se encuentran con unas mujeres piadosas que salen de San Sebastián.

-Buenos días don Yanuario .Buenos días Ya sabe que lo queremos para la función de San

Sebastián en enero, acuérdese que tiene que ser rumbosa -Si, si claro, dona Pastora no se me olvida, ahora les

voy a decir a los otros, ahora que los vea, no se preocupe -Adió pues -Adiós Yanuario camina adelante y José de la Cruz con su

hermano Isidro Jesús que le indica cómo se toca el clarinete, mientras apuran el paso detrás de su padre. José de la Cruz con el clarinete envuelto en tela de paño, viste un pantalón chingo de manta azul con botones de hueso pegados a la pretina donde lo esperaban los ojales de la camisa blanca, también de manta, y sombrerito de palma y unas medias botas con las puntas peladas. Manuel Roldán, pantalón de paño y camisa blanca, zapatos cosi clavos y un sombrero de pelo.

. Cuando comienzan a bordear un meandro del río, José de la Cruz se detiene, se agacha, alza una piedra pequeña y la tira al río, toma otra y la lanza sobre las tejas de una barraca que está construida a la orilla entre el paredón y la vega del Río Chiquito. La barraca está con la puerta desvencijada semiabierta y encima de las tejas quebradas una enredadera de paste se había secado y guindaban algunos pastes por diferentes lados. Al ruido de la piedra, un garrobo verde salió de prisa y se lanzó sobre las laderas del zanjón.

José de la Cruz, se tira una carcajada. El padre se detien, y le pregunta: -¿Qué estás haciendo muchacho travieso? el niño pone

el clarinete bajo el brazo y se limpia las manos sobre su pantalón chingo.

-apurate, hijito, apurate El niño acelera el paso, y antes de llegar a la calle para

divisar Laborío se acerca al borde para divisar de nuevo la

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casucha, y señalándola con su menudo índice le dice a su hermano.

Se está cayendo- Jesús Isidro le contesta: -!Huuuyy¡ En esa casa asustan,

Cuando llegan a la calle, don Yanuario los espera; ya ha observado a sus dos hijos sobre todo la inocencia del menor y les dice: Te fijaste está en ruinas. Esa casa está en ruinas. ¡Apúrense!, ¡vamos!

Capítulo II León, Nicaragua 1874 León de Nicaragua 1874. Ciudad que fue la principal sede del gobierno colonia es

la cuna del talento, de ideales liberales de la unidad centroamericana, de luchas religiosas e ideales masónicos, ciudad de sacrificios y de martirios. Ciudad fuerte con fama de riquezas que ansiaron los piratas en los tiempos coloniales. Proverbiales sus fiestas religiosas que rivalizaba en pompa y entusiasmo con Guatemala. Peregrinos de las antiguas provincias llegaban a León de Nicaragua a las conmemoraciones de Semana Santa, a El Sauce a visitar al Señor de Esquípulas o viajar al maravilloso mar pacifico en Poneloya. Sus casas de hospedaje y hoteles modestos se llenaban de personajes importantes. Una población de hombres de honor y de talentos. Mujeres finas y modestas escondían sus virtudes femeninas entre encajes y abundantes ropajes. Talentosas en silencio competían con los hombres algunas leyendo y escribiendo poemas. Otras deslizaban sus manos en las teclas de los pianos. En los barrios populares las mengalitas balanceaban sus enaguas blancas, con sus rebozos en el jolgorio de la juventud, en las fiestas patronales, en los Pases vistiendo sus mejores galas, sencillas en sus palabras rayando muchas en la inocencia.

Las calle trazadas por Alonso Díaz de Mayorga en 1618 se extendieron en los siguientes doscientos años hacia las comunidades indígenas o hacia las poblaciones vecinales de los negros libertos, hacia la población indígena de Siouxtiva o al antiguo Barrio de la Españolita donde los españoles hicieron sus asentamientos para tener el agua del

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río. Ahora era en Barrio de San Sebastián, ocupado por mestizos y zambos.

Los leoneses eran herederos de una maldición por haber asesinado al Obispo Antonio de Valdivieso en el primer asentamiento de la ciudad a las orillas del Lago Xolotlán. Culpa que atravesaba las calles en las consejas, en las tertulias, en los cuentos de las abuelas, en las reuniones de niños en cuentos de misterio, en el baldón que les endilgaban los granadino.

Ciudad extendida en una planicie donde su cielo despejado dejaba pasar la fuerza del sol del trópico con vientos secos, arrastrando el polvo de las calles. En los llanos los zarzales se quiebran por la fuerza de los vientos y, los rastrojos como norias giran en el suelo seco. Los volcanes azules en la estación lluviosa y café en la estación seca Terribles centinelas de los siglos se extienden en una cordillera como ordenes gigantes, que sobresalen en el camino a Telica o a Chacraseca. Sus fumarolas aún encierran el misterio de la próxima catástrofe.

Al noreste el páramo es mayor, las cenizas del Cerro Negro se amontonan desde que en 1850 se agrietó el antiguo llano sembrado de milpas, y en un movimiento terrible y ruido ensordecedor, se abrió la tierra con un abismo profundo de donde brotaron de las mismas entrañas del infierno, una columna de ceniza y arena se levantó hacia el cielo, mientras la tierra derretida se alzaba como una fuente, y caía encima de la tierra negra quemada. En pocos meses la grieta tuvo un cuerpo rechoncho y negro. Había destruido el valle y lanzado sus arenas y cenizas sumiendo a otro calvario a León y sus alrededores.

En las calles de la vieja Metrópoli los árboles de cañafístolas se llenan de flores amarillas en bellos racimos. Los remolinos de polvo son perseguidos por los niños en una preciosa algarabía de inocencia y risa. En las naves de la Catedral, los niños caminan despacio queriendo escuchar a los muertos que están en el sótano sobre todo ver por el traga luz el cuerpo del Obispo que lo mató el gato, que según las consejas estaba momificado sentado en su silla episcopal.

La vetusta Catedral es un monumento solitario entre aquellas casa de gruesas paredes de adobe, robustas tejas en cumbreras elevadas, verjas de hierro forjado heredadas de la cultura española de Andalucía. Bueyes mansos halan las carretas de leña, pipas de agua o los sacos de maíz o frijoles en los tiempos de cosecha. ‘

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Las mujeres visten de enagua larga, blusa de gola, donde se asientan las trenzas negras rematadas en cintas rojas o amarillas, el reboso negro y los pies jugando el polvo de aquellas calles que desde los barrios llegan hacia los templos y mesones.

Los estudiantes de la casa mayor de estudios, galantes de levita y sombrero discuten en las esquinas. El antiguo colegio Tridentino sobrio aloja a jóvenes seminaristas. Es la tradicional ciudad de León que se alza con la figura de intelectuales, de generales, piratas, fiestas y tradiciones entre aquellas calles trazadas.

Mundo maravilloso, entre el sol encendido del trópico y las noches oscuras pesadas donde las lechuzas cruzan con lentitud parsimoniosa aquellos cielos de León de Nicaragua.

Por el puente de Rió Chiquito pasaba el ganado que llegaba de Nagarote, o las partidas grandes que llevaban a El Salvador, provenientes de Chontales, pasaban diligencias, ejércitos bellamente uniformados o regresaban diezmados llenos de heridos. Viejo puente construido por el Obispo militar, político y eclesiástico su Ilustrisima Monseñor García y Jerez.

Lo niños siempre tenían algo que admirar. En los temporales el río crece y se escucha el ruido estrepitoso de las agua embravecidas corriendo en su milenaria vega; en verano, bajan a cazar garrobos; asustar a las perezcas y, tirarle piedra a los sapos.

En ese tiempo seco, al bajar el nivel de las aguas quedan expuestas las piedras finas casi esféricas que habían rodado en las corrientes turbulentas. En los pequeños charcos que quedaban después de la crecida del río, zumbaban los Caballitos de San Vicente; mariposas de colores en grupos absorben agua en las arenas que brillaban a la salida del sol.

Entre los caminitos de hormigas y zompopos, los escarabajos peloteros, y los rastrojos secos de Catapanza mostrando sus frutos diminutos enrojecidos y dulces. Al llegar Noviembre se llena de campánulas azules enredadas en troncos que fueron arrastrados por las corrientes o en ramas secas. El Río Chiquito es un paraíso donde los niños corren y descubren la naturaleza, donde la algarabía y la inocencia se juntan.

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Capítulo III 3 de mayo Las campanas de San Sebastián tocan lentamente diez

campanadas que anuncia la hora del día. Bajando la cuesta de la calla entre la Catedral y el puente de Río Chiquito doña Pancha baja temblorosa a sus años, pelo largo enrollado en una moña prensado con una peineta negra. El viento le empujaba y su falda larga y abundante en su gordura creaba una inmensa sobra sobre las rampas. Recia de cuerpo, y su cara amplia con surcos en la frete recibía la palma de su mano derecha para escurrirse las gotas de sudor. La vieja apresuraba el paso, le urgía llegar a la casa del maestro Yanuario Mena , detrás de ellos dos hermanos Jesús Isidro y Manuel Roldán que habían llegado a San Felipe a llamarla. Doña Pancha que es la mejor partera de León.

El viento seco, el sol arreciendo sus puños sobre aquel León, sobre doña Pancha que se ahoga entre el sol y el rebozo caído en sus espaldas. A media cuadra de San Sebastián, los jóvenes se adelantar corriendo. Doña Pancha mantuvo el paso y cuando llega al dintel de la puerta, los niños habían anunciado la llegada de la partera. En la puerta el maestro con una vecina que se secaba las manos en su delantal curtido y con manchas de plátano.

-cómo está doña panchita? Preguntó el maestro. Sin mediar contestación del saludo fue directa: -cómo está tu mujer, a ver que me lleve esta muchacha.

El maestro le hizo un gesto a la vecina y esta le dijo a doña Pancha: -pase por aquí doña Panchita Doña Pancha preguntó A qué hora comenzaron los dolores, de todos modos esta tiene una charpa de chavalos esto es rápido, a qué horas? - la vecina le contestó: -fue a eso de las ocho, por eso se fueron a llamarla los muchachos que son hijos del profesor Mena. .-por suerte no vivo largo. Traeme una pana de agua tibia y unos trapos limpios y decile al maestro que siente a los cipotes y que no entre que se quede en la calle, que le vamos a avisar. El sol bajo sus rayos y mientras en el cuarto doña Celedonia en una tijera de lona comenzó a sentir los dolores más seguidos y cuando ve a doña Pancha, le did3 con una voz que le sale desde el estómago y se aprieta en la garganta: -gracias por venir dona Panchita, pero creo que este cipote se me viene.

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Doña Pancha mientras acomoda en una mesita las tijeras y una candela le contesta - pues mejor, pues mejor, así salís de ese apuro

El cielo se cubierto de espesas nubes, es 3 de Mayo, para esa época los vientos empujaban nubarrones en algunas oportunidades brisaba, en otros, solamente cubrían el cielo y atenuaban el sol. Ahora una brisa se ha mantenido y un viento fuerte y fresco entra por el corredor. Una ráfaga gira sobre la frente de la mulata que entre sus piernas doña Pancha saca a su hijo. Día de la Cruz. Doña Pancha toma las tijeras y le pide a la vecina que traiga la pana de agua para limpiar al niño y le dice a la joven Celedonia, que día hijita, en qué día se le antojó nacer a este cipote. La madre le pregunta: -porqué doña Panchita?. - ella le contesta: por que nació con lágrimas, en fiesta y con una cruz. La madre ve al niño lo acerca a su corazón y le contesta a doña Pancha: -lágrimas siempre tenemos y más que las fiestas. y la cruz.. Detuvo un momento el habla y continuó: Todos tenemos una, ojala que la de mi negrito no sea tan pesada, Dios quiera que no. Doña Pancha le contesta, este bandido así como lo veo… bueno he visto a centenares de cipotes pero este tiene algo, no sé, mejor me voy…acordate de lo que tenés que comer y cuidale el ombligo…y vos muchacha llama al maestro y decile que ya tiene otro músico. La vecina salió y mientras le hace algunos cuidado a la madre, entra el maestro y pregunta: -entonces doña panchitá, ¿qué hubo? . La respuesta fue sencilla -un músico te parece poco, ya con tanto chavalo tenés una orquesta. Se acercó a la madre y le da un beso en la frente, mientras con su mano derecha la pone suavemente sobre el pechito del niño que duerme plácidamente. Ella se dirige a su esposo y le dice : -mirá, aquí está otro hijo El contesta: Cómo le vas a poner, acordate que vos le pones los nombres.

En San Sebastián tocaban el Ángelus y ella se limitó a decir -hoy es día de la Cruz… pongámosles José de la Cruz, así José de la Cruz. -bueno de todos modos así está en el almanaque y voy a ir a ponerle unas flores a la cruz que está en la acera de la Iglesia.

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Capítulo IV Celedonia

Celedonia fue una de esas mujeres desde niña forjadas entre las duras piedras de la vida, había nacido en San Sebastián en 1845. Su madre, Josefa Pineda quedó viuda con tres hijas mujeres, su marido Jerónimo Ruiz de oficio buhonero traficaba con especies telas y zapatos. Una noche de tragos se envalentonó con unos amigos y decidieron probar suerte en El Salvador.

Esa noche, Josefa se despidió de él y con gran tristeza se quedó

en el dintel de la puerta mientras las niñas dormían, esa fue la última vez que lo vio Josefa contaba que varias veces la besó y le dijo que harían dinero, que el gobierno salvadoreño necesitaba gente para el ejército y que le habían dicho que pagaría bien por que los nicaragüenses eran gente cojuda.

Celedonia contaba la historia de su madre, igual lo hicieron sus

hermanas menores Carmela y Salvadora. El tiempo pasó y Josefa se quedó sin dinero, y se vio obligada a servir en las casas de familias en el l centro de la ciudad. Josefa salía de mañana con sus tres hijas y mientras trabajaba en la cocina de la Familia Rodríguez, las niñas jugaban en el patio o en la acera. Josefa recibía solamente un plato de comida y Celedonia se ingeniaba haciendo mandados en las casas vecinas para conseguir centavos y comer con sus hermanas.

Llegaba la noche y oscuro se acostaban para luego repetir al sol. Por las tardes entre juegos y mandados se sentaba con otras vecinas del centro conocer las letras y cuando tenía los doce años, Celedonia cancaneaba y hacia y era muy difícil que la engañaran haciendo cuentas.

Celedonia se quedó sin madre cuando después de una noche de planchar salió a la calle rumbo a su casa, comenzó a sentirse mal y apresuró el paso para llegar pero comenzó a asentir que los pies le flaqueaban y un pié se le entumecía, se sentó en el suelo y las niña comenzaron a llorar. Celedonia corrió donde a buscar a unas vecinas a San Sebastián y después de varios minutos regresó con algunas. Doña Josefa no podía hablar ni caminar, al verla y tratar de recuperarla con hojas de limón, regresaron al vecindario para regresar nuevamente y con vecinos que cargaban una mesa. Llegaron a donde

Josefa con los ojos abiertos con grave angustia en ellos. No se movía. La levantaron y la subieron a la mesa y los hombres la cargaron,

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era una procesión, los vecinos con sus hijos acompañaban a las hijas de doña Chepita que le llevaban en andas en una mesa. Los candiles encendidos alumbraban la calle mientras la luz anaranjada iluminaba los rostros de los vecinos generosos. Doña Josefa se bamboleaba al paso de los hombros en los empedrados y las rampas hasta llega a la casa. Cuando la bajaron en la acostaron en la tijera Josefa no dijo nada, sus ojos comenzaron a temblar mientras las frotaban con alcohol y ruda, mientras las niñas en silencio profunda miraban a la madre que se hundía en un abismo. Celedonia se le acercó y le secó una lágrima. Tembló nuevamente y se quedó rígida sin cerrar los ojos. Uno de los vecinos generoso había ido a buscar al padre Icaza y cuando llegó el padre llegó sacó a toda la gente, entando el cuarto besó la estola y ungió con aceite a doña Josefa, le dio loa bendición y salió ante los ojos absorto de los curiosos y de Celedonia y sus hermanas y les dijo:

- Encomiéndela a Dios - Un vecino preguntó: ¿qué tiene ella Padre? - El contestó: no sé, pero parece tétano, de todos modos no soy

doctor. Salió y fue acompañado por dos vecinos hasta San Sebastián eran la ocho de la noche. Josefa murió como había dicho una ancianita que temblorosa y apoyada por los nietos llegó a rezar .- v a morir cuando salga la luna En el horizonte la luna estaba inmensa y amarilla, nubes ennegrecida cubría el cielo alumbrado por aquel cuerpo celeste. En la mañana las tres niñas iban de tras de un ataúd de talalate que llevaban en hombros seis hombres. Celedonia se hizo fuerte y a los 15 años había terminado de criar a sus hermanas. Capítulo V Constantino

Jerónimo Ruiz había nacido en Ranchería, un tradicional asentamiento de mestizos y mulatos camino a Somotillo. No se sabía mucho de él, era hombre de mundo, había participado en reyertas de familias y se destacaba por su bravura, conoció a Josefa Ruiz cuando se encontraron una caravana de carretas que viajaban a Choluteca, donde Jerónimo tenía familiares que trabajaban en una hacienda ganadera propiedad de la familia San Martín. Josefa sentada en la parte trasera de la carreta estoicamente soportaba el bamboleo en aquel camino que cruzaba aquellos llanos terriblemente calurosos durante el día y fríos intensos en la noche.

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Josefa varias veces saltó de la carreta y curioseando entre los compañeros de viajes, se asomó bajo un toldo de cuero y recibió una naranja pelada y solamente oyó decir:

- vamos, cométela que está bien dulce. - Josefa contestó con una pregunta: no me hará daño por que

estoy agitada - La respuesta fue sencilla: qué agitada ni que chochada,

cométela que está dulce, eso es lo que importa. El hombre era directo, llano pero gentil.

El resto del viaje sirvió par que Jerónimo llegara a la carreta de Josefa y en el gancho de camino que va para Villa Nueva, a la carreta se le quebró el camastro y una parte de la caravana siguió su curso y solamente se quedaron la carreta de la familia de Jerónimo y las de dos vecinos que se había decidido a acompañar a Choluteca a la familia de Josefa.

El caballo que llevaban lo ensillaron y uno de los hombres del grupo se fue para Villanueva a buscar una finca para conseguir un palo labrado o algo que sirviera para repararla o por lo menos conseguir una riatas de cuero crudo y atarla lo mejor que se pudiera.

Llegó la noche y en medio de una fogata salieron dos guitarras y la noche se volvió de canciones de doble sentido y de toques románticos.

Comenzó aquel romance con un apretón de manos y luego de varios días en la ruta caminaban juntos detrás de la carreta riéndose, persiguiéndose, o simplemente conversando. Cuando llegaron a Somotillo se aprovisionaron de alimentos, acercaron las carretas al Río Negro y se quedaron hasta el día siguiente para que los bueyes descansaran y tuvieran tiempo para conseguir agua para el resto del camino, bañarse, lavar la ropa y los trastes sucios.

Por la tarde un partida de ganado comenzó a cruzar el río los arrieros dejaron las reses y se fueron con sus caballos a aguarlos al río. Uno de ellos se bajó del caballo, y halándolo de la rienda, caminó lentamente hacia el río.

El arriero tiró el sombrero y se metió al agua y lentamente se fue hasta donde estaba sentada Josefa en una piedra de lavar ropa. El arriero musitó algo y Josefa se lanzó al agua e inmediatamente fue seguida por el hombre que decía algo que se confundía por el ruido de braceo en el agua., cuando llegó a la orilla y levantó la cabeza, Jerónimo estaba delante de Josefa, sin camisa y con sus pantalones remangados y ceñidos al cuerpo por una soga.

Cuando el arriero sca la cabeza del agua lo ve y Jerónimo se limitó

a decile: Qué es lo que buscas?

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El arriero le contestó: vos sos el chino de la muchacha – e inmediatamente se puso de pie y sacó un puñal que llevaba prensado al lado izquierdo, haciendo un tiro para llevarse de un tajo el abdomen de Jerónimo Antes Jerónimo se había fijado en la mano del arriero, empujó a Josefa y como un felino se fijó hacia donde iba la corrida, Josefa cayó sobre la arena y él se fue hacia atrás. Josefa gritó y de la carreta salieron tres de los acompañantes con machetes y un fusil de chispa ya baqueteado.

Jerónimo giró rápidamente la cabeza y vio a los otros dos campistos que estaban a pocos metros de él. Inclinó el cuerpo y con su puñal en mano lo comenzó a cruzar de izquierda a derecha mientras daba pasos lentos hacia delante. El arriero en la misma posición, se había detenido esperando que Jerónimo se acercara, pero no fue así, en uno de los pase de izquierda a derecha del puñal, en vez de devolverlo a la otra mano, lo lanzó al cuerpo del arriero que al sentir la hoja en su cuerpo en la pierna dejó caer su puñal. Jerónimo se lazó a la arena y tomó el puñal del arriero y se lo colocó en la garganta y le dijo: -Ya viste hijeuputá que tal niñera soy así es que si no te querés morir, andate ya con esos cabrones, sino querés que también a ellos los “piliemos” - en ese momento le sacó el puñal que le había atravesado en muslo. Cuando el puñal iba para fuera, el arriero arrugó la cara. No dijo ni una palabra. Jerónimo se levantó y esperó que también lo hiciera el arriero, que se sacudió el pantalón y se fue cojeando hacia donde estaban sus compañeros que le ayudaron a montarse en su caballo, arriaron el ganado que aguaba en el río y se fueron.

Constantino hizo un giró y lanzó el cuchillo del arriero hacia el rió donde se hundió.

El río negro los acercó mucho más, Josefa se bañó con todo y combinación y la tela de manta se le pegaba al cuerpo, cuando estaba lavando su ropa, el agua el agua del río le llegaba hasta la rodilla, la inclinación del cuerpo sobre la piedras la inclinación del cuerpo sobre las piedras crearon una imagen fuerte en la mente de Jerónimo. . Cuando Josefa se inclinó con la pana para agarrar agua y enjuagar la ropa, un tirante de la combinación cedió al peso del agua en la ropa, y Jerónimo vio lo que realmente quiso ver y estaba fijo en su imaginación. Josefa disimulo y con la mano izquierda levantó el tirante y aquella parte de su cuerpo pletórica de juventud solamente tembló ante el jalón. Josefa no hizo otra cosa que no fuera seguir lavando.

Esa noche hubo caricias atrevidas, y no hubo excesos.

Llegados a Choluteca tomaron el Camino a Namasigue, al llegar al pueblo Constantino fue donde el padre de Josefa y le dijo: Don Manuelito, le pido la mano de su hija

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Don Manuel le contestó: - y vos muchacho para qué querés la mano de mi hija Jerónimo sonrió y contestó: - pues me quiero casar con ella Susurró el padre una frase y respondió nuevamente:

-Mirá hijó, yo soy hombre y ya vengo de de vuelta, ya los vi. en todo el camino y se que ella parece que le gustás y está enamorada de vos, yo te voy a decir una cosa, soy hombre serio, no me gustan las malas jugada y si vos so hombre arrecho, yo soy más arrecho que vos, así es que cuidado me le hace algún mate por que te vas a joder. Bueno, quiero hablar con ella, llamala. Constantino giró y se fue hasta donde Josefa que estaba con las piernas bamboleándola sentada en la parte trasera de la carreta. Jerónimo le dijo:

-te llama tu papa, quiere hablar con vos Josefa le contestó: y qué quiere hablar conmigo, yo creo que vos le dijiste algo, te das cuenta, ahora me va a tratar. Constantino riéndose nerviosamente le contestó:

- vamos, apurate, después me tratas. Llegaron los don tomados de la mano y Jerónimo se acercó a don Manuel que estaba fumándose un chilcagre.

- Aquí estamos - Don Manuel preguntó - - cómo es eso que te querés casar tres o cuatro día de camino y

se arma un casamiento. - Josefa le contestó, yo, yo, yo - Yo qué habla, ya sabes a lo que te vas a meter - Ella contestó: - si papa, déme su bendición si usted no se

opone - Bueno lo único que quiero es que se casen en San Sebastián,

no quiero que la gente ande hablando babosadas en el barrio y que ande “lampasiando” conmigo y con vos.

Josefa se casó en San Sebastián y a los pocos meses de haber nacido su primera hija, don Manuel murió de cólico miserere.

Con el tiempo, en los días en que tuvo que salir para dedicarse tiempo completo a la compra de especies en unos de esos viajes llegó nuevamente a Choluteca y se enteró en la hacienda de la familia San Martín que en El Salvador estaban reclutando hombres para el ejército y que si llegaban nicaragüenses que tuvieran experiencia militar no los dejaban ir. Cuando Jerónimo llegó a León, se encontró a unos amigos y entre trago y trago salió el cuento de El Salvador y decidieron buscar fortuna.

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Jerónimo con sus amigos tomaron el camino hacia Hondura y tomar la ruta de las partidas de ganado.

Una vez enrolado en el ejército salvadoreño, Jerónimo fue acantonado en Santa Rosa de Lima un pueblo fronterizo y cercano al golfo. A los pocos meses de estar el tierra cuzcatleca las noticias provenientes de Nicaragua eran terribles, había un gobierno en Somotillo, era del Dr. J. José Estrada, otro en El Viejo, y en Granada William Walker gobernaba.

Jerónimo fue llamado a El Salvador con un piquete de soldados, y se enteraron que por decisión de Supremo Gobierno, las tropas salvadoreñas irían a Nicaragua a expulsar a los filibusteros.

Designado por el Presidente Rafael Campos, el General y Ex.- Presidente José María San Martín nombró al General Ramón Belloso Comandante en Jefe de las tropas salvadoreñas que saldría a Nicaragua.

Belloso salió con el ejército hacia Nicaragua, entre los soldados iba Jerónimo Ruiz, Dragón del Cuerpo de Infantería marcado por el destino de su país de luchar por cualquiera que fuera el camino.

Las tropas salvadoreñas llegaron a Playa Grande y se dirigieron a Granada, pero en Masaya se enfrentaron a las tropas de Walker el 19 de Noviembre del 56

Jerónimo conocedor del terreno se prendió en combate contra los filibusteros en aquella ciudad que había recorrido como buhonero. Los sangrientos combates entre Magdalena y San Sebastián de Masaya no lo hicieron retroceder ni fuego de fusilería ni el cañoneo constante que sobre las posiciones de los aliados mantuvieron los filibusteros. Junto a los Dragones Juan Martínez, Lucío Mónico, Pío Funes y Laureano Días, se lanzó a las trincheras enemigas en lucha cuerpo a cuerpo. Su bayoneta dio cuenta del Capitán Green Auditor de Guerra de Walker. Esa fue su mayor gloria.

Terminada la gesta heroica del ejército salvadoreño, El General

Ramón Belloso abandonó suelo nicaragüense con los soldados que le quedaron en la campaña por la liberación de Nicaragua, maltrechos, enfermos, iban enterando soldados por el camino que morían agotados y de diversas enfermedades entre ellas el Cólera Morbus.

El General Bellos se acantonó con su tropa en la hacienda San Cristóbal del General José María San Martín esta otra propiedad situada en suelo salvadoreño donde muchos de sus soldados murieron de cólera. Fue alivio para algunos morir en su tierra pero para Cressencio Mendiola Pérez y Jerónimo Ruiz no fue así. Una día antes de salir de la hacienda no soportaron la fiebre y cayeron junto a tres soldados salvadoreños que habían sido ubicados en una barraca de enfermería y a las dos de la tarde los tres habían expirado, los dos

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nicas habría muerto dos horas después. El General San Martín, ordenó que se enterraran a los dos Dragones nicaragüense juntos, con la bandera de Nicaragua.

Ese mismo día en la Casa hacienda dos hijas del General José Maria San Martín morían por la peste. Al día siguiente la tropa salió de la hacienda y el General San Martín comenzó a sentirse mal. Detuvieron la marcha, lo bajaron del Caballo y en una carreta de municiones expiró. El general orgulloso de su encomienda iba rumbo a Chalatenango.

En 1865, una mañana Celedonia e salía de su casa, encontró a un hombre mayor que estaba recostado en la pared de la casa de enfrente, era Don Remigio Montes, músico y corneta del ejército salvadoreño, cruzó la calle. Se le acercó y le dijo:

- vos sos Celedonia - ella le contestó: - si, por qué - yo me fui con tu papa a El Salvador, me llamo Remigio

Montes, le encontré en Somotillo él iba con dos amigos y cuando cruzamos la frontera nos dimos cuenta que íbamos para el mismo lugar. Yo soy músico me habían hablado de la escuela de música de don Escolástico Andrino.

- Celedonia con un gesto duro le contestó:

-mire señor, eso a mi no me importa El con extremada paciencia le respondió:

-No muchacha, escuchame, tu papá murió en Chalatenango cuando íbamos de regresó con el ejército que estuvo en Granada, a mi me dijo que cuando llegara al San Salvador, hablaría con el General San Martín, que conocía a su familia en Choluteca y con los riales que tenía se iba a venir a León. Ella le respondió:

- está bien, gracias. Hizo un giro y siguió caminado rumbo a la casa de la familia Rodríguez Don Remigio Montes se quedó detenido viendo como la hija de su amigo Jerónimo se alejaba. Celedonia comenzó a llorar silenciosamente, solamente las ráfagas del viento que llegan del sur le vieron la lágrimas. Capítulo VI Yanuario Mena

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El General Francisco Castellón en tertulias bajo la luz de lámparas y rodeado de sus conmilitones, se ufanaba de sus viajes a Francia, describía con una riqueza de imágenes los jardines de los Palacios Elíseo, las comidas, la belleza de las mujeres parisinas, la sensualidad derrochadas en los salones de bailes, la belleza de los decorados teatros, los vinos, las catedrales, y la música. Sentado a la orilla su silla bellamente trabajada gesticulaba con sus brazos, los subía, los bajaba y todos sus viejos guerreros se quedaban extasiados. Entre los admiradores no solamente encontraban los viejos centauros, sino los viejos filarmónicos que lo acompañaron en sus campañas militare. . Daba expresiones en francés, contaba las anécdotas con Napoleón III, desmenuzaba con detalles la elegancia de los que llegaban al Teatro de la Opera de Paris, describía los barcos y las noches intensan en el océano, la vida de los marineros, describía los puerto de Barcelona y Marsella. Era como leer un libro, o como escuchar un mundo de maravillas para quienes no tenían la menor posibilidad de hacerse a la mar y encontrar los países encantados. Ponía en las manos de la imaginación de sus contertulios la Europa que conocía. Los músicos algunos con sus facciones indígenas y envejecidas extasiados le pidieron en varias oportunidades que describiera la Plaza de la Música en Viena que Castellón con los detalles precisos de las estatuas de Beethoven, Brahmas y Schubert, igual con los salones parisinos. Castellón su ufanaba de haber bailado en el Kussalon, donde se celebraban famosos bailes de gala y grandes conciertos de aquella ciudad que era la meca musical del XIX.

Los viejos músicos llegaban a sus casas y en las noches de solaz, bajo las candelas o lámparas de kerosén los hijos o los nietos escuchaban una segunda versión de la vida viajes y farándula de General Francisco Castellón. Aquellas historias eran libros de maravillosas fantasías, imágenes, la tierras eran tal lejanas y alcanzarlas como quererlas guardar en un puño. Los niños se llenaron de fantasía escuchando los relatos.

Entre los extasiados de Castellón se encontraba en una oportunidad Sofonías Mena, joven músico talentoso miembro de una pequeña orquesta. El Joven Mena estudiaba armonía y leía no solamente en la calve de Sol, su prestigio no solamente era por ser el mismo todo un talento, sino que había sido alumno del recordado anciano don Remigio Alzinet y Ferrer maestro catalán que había llegado a El realejo buscando embarcase a las Filipinas en un carguero español, que contrabandeaban entre el Callao, Filipinas y el Realejo. El barco que el Maestro Calvo esperaba no llegó y tomó la ruta a León para entonces capital de la Provincia

Sofonías Mena era un mestizo urbano nacido en el Barrio de San Francisco, a mediados del 1814, sus relaciones con el medio lo hacía un

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hombre adaptado a la sociedad leones en sus estructuras de clase. Respetado por moros y cristianos, con la deferencia que los moros, tenían bien definido los límites entre el saludo y la confianza, estilo que se fortaleció a través de los siglos de colonia. Tenía Sofonías 21 años cuando el centro de la ciudad se llenó de tremendo alborotó y gran preocupación, el Jefe de Estado, el Coronel José Zepeda, había sido asesinado en una revuelta donde se señalaba como autor a un reconocido criminal Braulio Mendiola. El alcalde de León, don Vicente Jerez asumió el mando de la ciudad con apoyo del vice Jefe de Estado, para poner el orden. Todos los barrios de aquella ciudad fueron despertados por los facinerosos que en desborde de insolencia recorría a galope tendido. Disparos y gritos fueron las enseñas principales de los bandidos recorriendo las principales calles. Surgió para entonces la figura del Gran Mariscal Casto Fonseca que asumió el carga militar del país y el principal sospechosos fue capturado y fusilado llevándose en el silencio de la muerte el secreto de quienes le habían contratado para el crimen.

En ese estilo de vida, entre consejas, guerras, muertes permanentes, Sofonías conoció a la hija de otro músico Felipa Zapata, nacida el 15 de mayo de 1822, hembra de gran continente, una extraña mezcla de razas, su padre admirado maestro violinista,. De ese amor bendecido por la iglesia nacieron varios hijos, entre ellos Yanuario Mena., que desde muy temprana edad fue educado en el pentagrama y por razones obvias se fue a vivir a San Sebastián

Yanuario los 13 años ya había logrado muchas habilidades en la ejecución de varios instrumentos, tres metálicos y el violín. Diestro en el cornetín y en la corneta sobre todo en los toques y ordenanzas del Regimiento de Infantería del Ejército Español establecido en 1766. Segura era su contratación en cualquiera de los ejércitos que se improvisaran en León en contra de los Timbucos de Granada. Bajo dirección de su padre pasaba horas bajo una Ceiba para que solamente el viento diluyera en los espacios, el sonido permanente de sus ejercicios. Su padre Sofonías ya mayor estuvo en el sitio a Granada acompañando al General Máximo Jerez y salió ileso de un ataque de fusilería cuando junto a otros del ejército de Castellón los emboscaron en La Hoyada cerca de Xalteva. Uno de los acompañantes era Asisclo Ramírez, que llegó a ser General de las fuerzas leonesas y junto con el Coronel Félix Ramírez Madregil, se embarcaron en la ruta de Walker para atacar Rivas.

León no era solamente la ciudad de las grandes procesiones de

Corpus, ni las de Semana Santa, era una ciudad cuyo martirio ha sido olvidado por un precio que aún no termina de pagar, la historiografía

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mayor no ha estado en las manos de sus mejores hombres, han sido mucha la sangre leonesa que se derramó a mediados del Siglo XIX.

En el 26 de Noviembre de 1844 cuando Sofonías contaba con 30 años y era un joven maestro reconocido, las fuerzas combinadas de los ejércitos salvadoreño y hondureño entraron a la ciudad comandada por el General Francisco Malespín conocido como “Cara de Hacha” Malespín era una suerte de hombre rudo, borracho, cruel y despiadado, amante de la música y de la letras era un ejemplo del déspota ilustrado, cumplía junto al General José Trinidad Muñoz, cruel tarea de someter a los leoneses a la unidad centroamericana.

Las tropas se situaron en el Barrio indígena de Siouxtiava para sitiar la vieja metrópoli. Los soldados se dispersaron en los puntos clave de la ciudad y el puente del Rió Chiquito fue custodiado para que los leoneses no lo volaran y no dejar pasar refuerzos provenientes de Managua o Nagarote. La ciudad se cubrió de una calma total, la gente no salía a las calles, los mesones fueron cerrados, y el ejército del Gran Mariscas Casto Fonseca se reconcentró en el Cuartel Central. La Catedral, y el resto de las iglesias fueron ocupadas evitando que las tropas del General Malespín tomaran realmente la ciudad.

Cuando lo creyeron conveniente, las tropas patrióticas avanzaron sobre los sitiadores. El Gran Mariscal sacó a los músicos de sus casas. Redobles y Cornetas fueron acuartelados como parte de las fuerzas defensora, entre ellos se encontraran los mejores músicos. A Sofonías lo llegaron a sacar hasta su casa. Dos soldados de civil se infiltraron por la zona de Laborío y llegaron hasta su casa, para llevarlo al cuartel donde comandaba ll Gran Mariscal. El pueblo indígena y el resto de la población se sumaron a la defensa de la plaza sostenida aún por las fuerzas del gobierno. 59 días después de la estrada de las tropas a Siouxtiava, El General Malespín avanzó sobre León arrasando y quemando todo a su paso, los soldados y civiles defensores de la plaza, en las esquinas y en medio de las acalles yacía, muertos, mientras el cañoneo infernal se engrandecía como el retumbo de los volcanes Maribios en aquellas cumbreras elevadas. La casas de paja ardía, las de adobe recibía los cañonazos y las derrumbaban quedando el descubierto los bienes y cuerpos de las víctimas ante la metralla. El pueblo apoyaba a sus soldados construyendo barricadas con carretas, barriles, muebles y troncos de árboles. Mujeres y niños sacaban a los heridos en el pleno fragor de los combates que se sucedían día a día con incursiones nocturnas.Parte de la ciudad estaba en llamas. Felipa con las vecinas de San Sebastián se unieron a un grupo de mujeres en la Iglesia de San Pedro en Laborío, para atender heridos, por que las tropas del General Malespín se habían tomado desde el inicio del sitio el Hospital de Santa Catalina.

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El General Francisco Malespín embriagado hasta las heces y con un sable en la mano derecha y un cáliz repleto de vino en la izquierda, desaliñado y bamboleándose, ordenó sacar al padre Pedro Crispín del hospital y ordenó que lo ataran a la cruz que estaba a un lado del portón principal del centro hospitalario. El padre Pedro Crispín no dijo absolutamente nada, fue vejado su cara esta abofeteada. Bajo la luz naranja de los antorchas se puedo ver a los soldados que empujaban a los curiosos que con gran fervor suplicaban por la vida del sacerdote. Malespín llamó a un ordenanza y pidió un redoble. Mientras daba la orden se empinaba el cáliz. Se acercó al sacerdote y le dijo:

-Así mueren estos curitas pendejos que creen que Dios los va salvar de una carga de plomo en el pecho,- poniéndose la base del cáliz sobre la cabeza se acercó a la cara del sacerdote y le dijo: - aquí, mire, aquí está Dios. – se voltea hacia los soldados y pide que se formen en orden de fusilamiento. Una anciana se acercó al Padre Crispín y se aferró a su cuerpo mientras éste balbuceaba. La anciana gemía clamando al cielo.

- Malespín al verla blandió la espada se le acercó y le dijo: vieja pendeja quítese de ahí. ¿O usted es un angelito…que se lo va a llevar?…. Pero es un angelito muy viejo…..y no va poder cargar con el alma del curita……Mirelo usted llorando y el está feliz por que cree que lo van a ser santo. Vieja babosa si no se quita se va a ir al otro mundo. – volteó la cara hacia donde estaban los soldados y mandó a uno de ellos para que quitaran a la anciana. El soldado se acercó y la escena no puede ser más dolorosa. Sacó un cuchillo la haló de la barbilla y dejó descubierto el cuello de la anciana. El soldado con un grito le pide al General Malespín una orden. Malespín le dijo: mandala al paraíso. El soldado bajo la cabeza de la anciana para que prensara el cuchillo con la mandíbula y el pecho, y nomás sintió que así sucedía, haló el cuchillo y dejó caer a la anciana en un torrente de sangre.

- Malespín dió la orden de fuego y el cuerpo del sacerdote se estremeció ante la descarga de plomo que velozmente entró en su pecho. Inclinó la cabeza hacia abajo y comenzó a desangrarse. La sangre de su anciana madre y la de él se mezclaron en el suelo.

- Malespín se apura un trago más de vino con el cáliz, se limpia la boca con el puño de la mano con que ase la espada y después de escupir dice: - que se den cuenta estos leones hijos de puta que vamos hacerlos mierda si no se rinde. - girando como loco gritaba: ¡Leones hijos de Puta! Aquí está Chico Malespíyn que los va a obligar a poner el “guevo”

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Por las noches, entre el sueño y el cuido a los heridos y moribundos se escuchaban los toques de queda, las ordenanzas de los clarines y el silencio, que era peor aún para Felipa que se le alborozaba el corazón por que en cada momento que el clarín se escuchaba como un gallo en la madrugada, le volvía la vida, sabía que Sofonías estaba con vida.

Malespín se quedó con la plaza venciendo a los patriotas y capturando al Gran Mariscal de Nicaragua, Casto Fonseca, cuyo atrevimiento de llegar con una tropa de valientes hasta Siouxtiava burlando y aniquilando a los piquetes de soldados que estaban esparcido a los costados de la línea de fuego central, no le dio resultado,. El Gran Mariscal quería sorprender a Malespín por la retaguardia y dos flancos pero fue imposible. Cayeron sobre él con fuego de fusilería hiriéndole un brazo mientras el resto caían abatidos por la metralla de cañones de veinte libras que arrojaban clavos y pedazos de eslabones cortados de cadenas. Hombres y caballos caía. Casto Fonseca fue capturado y llevado en todo el trayecto desde Siouxtiava hasta la plaza de la Catedral.

En la mañana siguiente al tocar diana, el pueblo se congregó a la orilla del vetusto templo, a golpe de martillo terminaban el cadalso y en un santiamén se aparecieron las tropas vencedoras y su principal prisionero que fue puesto en el centro. Se acercó un oficial salvadoreño y le pidió que dijera su última voluntad. El gran Mariscal, herido, golpeado y descalzo y lo hizo: - quiero hablarle a mi pueblo antes de morir- El oficial salvadoreño le contestó: no está usted en condiciones para hacer esa petición.-

En ese instante llega el General Muñoz y pregunta: - qué pasa con el prisionero y rápidamente el oficial contesta: dice que quiere hablar. Muñoz dirigiéndose al Gran Mariscal Fonseca le pregunta: - Qué jodido quiere hablar con la soga al cuello, usted si que jode: El Gran Mariscal le contesta: ustedes me pidieron mi último deseo, pues ese es, si o no, lo concede o no. Muñoz se tuerce el bigote y con la punta de la pistola puesta en la barbilla del Gran Mariscal le dice: - hable al fin y al cabo ya no va a seguir hablando y voy a poder desayunarme tranquilo un par de nuevos, ¿Entendió?

El gran Mariscal volviendo su mirada hacia todos lados con las manos atadas con un pañuelo rojo alzó la voz y dijo: Pueblo de

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Nicaragua, leoneses, este cielo azul que me va a ver morir no debe seguir de testigo de los crímenes de los legitimistas y sus aliados, los invasores. Luchen por la misma libertad por que la que hoy muero.

A otros músicos que habían capturado las tropas invasora les

tocó hacer los acordes y fanfarrias militares comenzando con La Granadera y el redoble final que dio inicio al fusilamiento.

Cuando Felipa Zapata dio a luz en su primer parto a una niña,

que gritó y no se cansó de llorar hasta que su madre se la pegó al pecho, la bautizaron con el nombre de Emelina, su otra hija en Engracia nació un año después. Dos años después Sofonías y Felipa se comenzaron a preguntar si no tendrían un vástago que heredara los dones musicales provenientes de las dos familias.

Tres años después cuando Felipa enseñaba las primeras letras a su hija Emelina, le confesó a Sofonías que estaba esperando. En los primeros días de octubre de 1844 nacía Yanuario Mena. La carga familiar fue más grande que fue compensada por la demanda de orquesta en León, Chinandega, Chichigalpa, El Realejo y Nagarote. Las familias entraron en la competencia de identificarse con la música europea, y cuando viajaban o alguien viajaba encargaban las partituras para que los maestros las ejecutaran en sus fiestas. Muchas familias adineradas compraron pianos. Las orquestas y sobre todo la presencia de violinistas eran las más cotizadas, muchos de estos maestros aprendían a tocar varios instrumentos porque era comprensible que, no habiendo una temporada de competencias por las más vistosas y elegantes fiestas que exigían de la música de cuerdas, tocar instrumentos de viento, era la alternativa para las dianas en los templos, los toques en las fiestas de toros, en las bandas para las retretas en las plazas y parques o para la época de las procesiones en Semana Santa.

En León había guitarristas clásicos, violinistas que se ufanaban de ser los émulos del Gran Jean Delphin Alard. El más brillante fue don Narciso Mayorga quien jugaba con el violín, cruzando velozmente el arco como lo exigía el belga Charles Auguste de Berrito en su pieza musical “Escuela de Violín,” también eran diestros don Francisco Díaz Zapata, y don Concepción Valladares. Don Antonio Padilla gran violinista tocaba en el Hotel Carboneli en León y un viajero francés de apellido Lacquemont, le entregó una tarjeta para que le escribiera, con el ofrecimiento de que lo presentaría en la “Societé des Concert de Conservatoire” en Paris.

Yanuario Mena estaba obligado a ser y proyectarse en esa sociedad de músicos que competía entre brillos y destellos. Rivales

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solamente tenía en Masaya. Entre ellos se exigían lo mejor, el concepto de tiempo que se vivía en aquella época les permitía dedicarse por entero a la música y a la búsqueda de la destreza máxima. Entre ellos hubo compositores, otros se limitaban a tomar el papel pautado e interpretarlo, los más humildes eran denominados “orejeros” excelentes músicos que tenía un oído fino pero que no podía leer el papel pautado. Ganaban mucho menos y muchas veces eran discriminados en el propio gremio.

Cuando Yanuario se casó con Celedonia Ruiz, pensaba que sus hijos se convertirían en una esperanza. El engrandecimiento de una familia de “abolengo musical” “heredera de los dotes musicales de sus dos vertientes familiares” era como llegar a una meta en un mundo de oportunidades entre el talento y la pobreza. Poco tiempo de casados nació una niña a la que le pusieron Ana, dos años después nació carlota. Celedonia era una madre maravillosa, dura de carácter pero con un corazón muy noble. Sus hijas eran las niñas de sus ojos. Gozaba verlas salir da la casa con sus asientito de paleta encima de sus respectivas cabecitas rumbo a la “escuelita pagada” donde la palmeta y los granos de millón esperaban a los “burros” que no quisieran aprender. Vestida con humildad y limpieza, sus trenzas cortas, tensas y “murrucas” se levantaban encima de los parietales.

Una noche Yanuario se acercó a Celedonia y le confesó que meses atrás se había enterado que de ciertos amoríos que tuvo en sus años mozos, existía un niño varón que tenía 10 años, que esa era una prueba real de que había nacido antes que ellos se conocieron, que la madre del niño se había ido a vivir a Telica y que no supo de ellas hasta que en una fiesta donde la familia Arbizú, la madre le presentó al niño y no le hizo ningún escándalo, solamente le pidió que le ayudara que el niño tenía inclinaciones musicales y que no quería que se desperdiciara, que lo único que le quedaba era irse a Chichigalpa con él donde su abuela, o quedarse en El Panal, una comarca del pueblo. Fue una de esa oportunidades que uno la las entiende, yo era casi un niño y ella tambien. Yo no la volví a ver, se perdió y no creí que hubiera un hijo, ya hasta se me había olvidado. La situación era difícil, pero Celedonia solamente le dijo:

- estás seguro que es tu hijo, si es tu hijo, hacete cargo de él, es lo menos que poder hacer, pero una cosa de voy a decir para que quede bien claro. No quiero saber que por el cuento de cipote, te comencés a ver con ella, acordate que para eso no tengo paciencia.

- Yanuario le contestó:- no niña, eso fue una aventura, ya pasó, fueron locuras de chavalos y no creo que lo tenga que pagar el muchacho.

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- Y cómo se llama? Preguntó Celedonia - Pedro

- Y qué, que vos le vas a enseñar música? - Pues sí, aunque tengo entendido que ya sabe solfear y lo que

quiere su mama es que toque un instrumento, además es ciego - - ella volvió a insistir: bueno, hacé lo que vos querrás con tu

hijo, pero no me quemés la pata. Ese fue suficiente. Pedro llegó a la casa de Celedonia y conoció a

sus hermanos paternos, creció junto a sus hermanos paternos y bajo la mirada pródiga de Celedonia que no lo mal quiso, aprendió con el tiempo a quererlo, vio en él un vástago, hermano de sus hijos.

En las iglesias de Zaragoza, o de San Juan, San Felipe, en la misma Catedral, Ana y Carlota Mena Ruiz eran voces prestigiosas en las misas de Réquiem, en los rezos a la Virgen Inmaculada, o para los Cantos del Sagrado Corazón. Jesús Isidro era considerado un verdadero delfín de Yanuario. Manuel Roldán no era menos pero se inclinaba a buscar otra alternativa, y dominaba instrumentos de vientos. La música la llevaban en el alma.

Yanuario recibió en su casa al profesor Nicolás Valle, reconocido docente que tenía en el centro una escuela prestigiosa para niños y adolescentes donde se enseñaba latín, Gramática Española, Retórica, Aritmética Geometría entre otras disciplinas.

Buenos días, El Maestro Yanuario preguntó José de la Cruz que era un pequeño y avispado niño, le entendió

la mano, actitud que sorprendió al profesor y le contestó: -Hola, buenos días, ya le voy a avisar, siéntese señor y fue al

patio donde su padre ensayaba con Manuel Roldán. José de la Cruz avisó a su padre que llegó con sus dos hijos a la sala, saludó y entendió la mano.

Hola, buenos días maestro, en qué le soy útil, me honra su presencia en esta humilde casa.

El honor es mío contestó el profesor Valle y continuó diciendo: Tengo en mi escuela un acontecimiento muy importante, y

quisiera que usted con los maestros de su conjunto nos amenice, es una reunión con un grupo de intelectuales y nadie mejor que usted nos puede acompaña, aquí le dejo una adelanto de diez pesos. Ah me olvidaba, este niño suyo me ha sorprendido, que edad tiene?

Yanuario contestó- Tiene seis años Pues bien, mañana miércoles llévelo a inscribirlo a mi establecimiento educativo, yo lo espero en sábado con sus músicos a las seis de la tarde.

Yanuario acercó a niño se agachó y le dijo al oído: agradecerle. José de la Cruz se adelantó y de nuevo estiró su mano y le dijo Profesor, le agradezco mucho, pero a mi me suena la cabeza.

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A lo que contestó el Nicolás Valle; pues a lo mejor son notas musicales que te andan dando vueltas como pajaritos.

Se despidieron y Yanuario se fue donde esta Celedonia y le contó lo que había sucedido, ella, dijo, bendito sea Dios, ahí se paga un cachipil de plata y llega buena gente. Ahora hay que alistarlo. Bueno, dijo al final mientras tomaba una semilla de achiote para ponerlas en la piedra de moler.

El miércoles, Yanuario salió con su hijo a la Escuela “Independencia” y una vez que llenó los trámites, José se quedó en la escuela, dando inicio a un enfrentamiento entre sus dotes musicales y los números.

En los días anteriores hubo una noticia en el círculo de intelectuales, en el periódico “La Verdad” el autor de un artículo anti-gobierno fue acusado por un ciudadano leonés de filiación política oficialista. don Vicente Navas. El autor del artículo es un jovencito que desde hacía algún tiempo era reconocido poeta. Melenudo, vestido en traje de paño oscuro era parte de los contertulios liberales intelectuales y políticos de los círculos leoneses. El Sr. Navas acusó al joven intelectual de vago. Llevada las diligencias del caso ente el juez competente, el Profesor Valle dio plaza de Profesor de Gramática al joven escritor acusado, de tal manera que para cumplir con el trámite legal, el poeta fue presentado a los estudiantes del colegio aula por aula.

El joven poeta fue acompañado por un grupo de personas, cuando entraron a una de las aulas se encuentró en la primera fila de los pupitres a un niño moreno de pantalón chingo y un empatador en la mano que contestó el saludo en coro.

El joven melenudo, saludaóal profesor de planta y se fijó en el niño que también le sostenía la mirada. La mirada fue intensa. Corta pero intensa. Un silencio que trasmitió todo la intensidad que tenían aquellos dos astros. No existe en esos momentos alguien que pudiera leer el futuro, nadie que tuviera en sus manos la baraja mágica, ni la bola de cristal. Solamente en la inmensidad de los misterios se pudo haber leído entre los dioses, qué existía en la mirada del niño y la del joven poeta o en sus destinos. No hubo una sola palabra ni en ese momento ni en ningún otro.

El 12 de Junio de 1883 Yanuario se alistó para cumplir con otro

compromiso en Chinandega, la diligencia llegó a la casa a las seis de la mañana, se había comprometido a tocar y en el salón del baile, le entregarían tres partituras que se entrenarían esa noche y tendría los músicos al menos entre cinco a seis horas para ensayar.

Las diligencias. se acomodaron para que pudieran cargar los instrumentos y llevarse a los músicos que se había congregado en la casa de Yanuario para estar en un solo punto.

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Yanuario llevaba a sus dos hijos: José de la Cruz y Jesús Isidro violinista de primera que se había convertido en un verdadero filarmónico. La fiesta en Chinandega era de gala en honor a una disputada doncella Narcisa Emelina Mayorga originaria de esa ciudad, ofrecida por el más afortunado de los pretendientes por intereses de corte económico. Entre los invitados llegados de León se encontraba el joven poeta de diecinueve años, que es muy estimado por los intelectuales y masones liberales. Luce melena ondulada y buen traje oscuro, parco al hablar, departe con poses pasivas con los demás invitados, su silencio es la mejor expresión de su carácter, tímido, gran observador sigue con miradas penetrantes a los que cruzan por el jardín y todo lo que está a su alrededor.

Yanuario y sus músicos se hicieron presente y luego del

ofrecimiento del baile de parte de novio de Narcisa, se procedió a libar lo mejores vinos y escuchar los mejores arpegios que brotaban de los instrumentos musicales de virtuosos maestros como don Manuel García Vado, Severino Amaya y Mario Benito Quiroz, todos de San Sebastián bajo la batuta de Yanuario Mena Zapata A solicitud del anfitrión el maestro Yanuario detuvo los compases cuando se estrenaba “Cuentos de los Bosques de Viena” de Johann Strauss en el rollo de partituras nuevas que trajo de Europa el novio para ese día de gala. El anfitrión se situó al centro del salón e invitó al joven poeta que por interpósitas personas había logrado que le dieran la oportunidad de expresar en sus mejores versos, sus sentimientos a la joven pareja. Mas no fue como se esperaba, el poeta, sorprendió cuando el novio se sintió ofendido por el contenido e intensiones de los versos. Después de varios puñetazos la trifulca entre el poeta se contuvo cuando varios invitados y el director de la orquesta Yanuario invitaron a guardar la calma.

Entre los músicos pasando partituras se encontraba José de la Cruz Mena que solamente vio pasar de nuevo al astro. Esa noche el jovencito escuchó dos grandes valses de Strauss, “Ondas del Danubio”y “Cuentos de los Bosques de Viena” El niño tomó la cubierta de las partituras y leyó:

Johann Strauss An Der Schonen valúen Denau .Opus 1340 Sanag Vienese . Opus 354 Berliner Philharmoniker

Munchner Aibl – Verlag

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No tenía la menor idea de lo que estaba escrito, pero durante todo el ensayo se le acumularon aquellos sonidos maravillosos que habían llegado de Viena. La marca era indeleble para uno que abrió sus sentidos a los sonidos de Strauss y el otro que atrevió a escribir en un poema “La marquesa Eulalia risas y desvaríos daba a un tiempo mismo para dos rivales: el vizconde rubio de los desafíos y el abate joven de los madrigales”

La mañana del 15 de Julio del 1883 Yanuario moría de 39 años de

edad. Aparentemente Yanuario era un hombre sano, esa mañana, cuando Celedonia lo despertó, sintió que en brazo estaba helado y la piel como que tenía algo. El hielo le penetró no solamente a los huesos sino en el alma. Celedonia se enteraba que Yanuario estaba muerto. El cortejo fúnebre se llenó de notas musicales, misa de Réquiem en San Sebastián y centenares de amigos engrosaron el cortejo José de la Cruz, estaba de pie junto a su hermano Jesús Isidro su hermano mayor, Celedonia con aparente frialdad, lloraba hacia adentro con gran profundidad que se manifestó solamente con un ahhh ¡ profundo poniéndose las manos en el pecho. Cayó al suelo. Auxiliada por las vecinas, la llevaron a su aposento donde le prepararon un cocimiento de “cogollos” de Naranjo Agrio. Celedonia quedaba de nuevo sola.

Capítulo VII

José de la Cruz Mena Ruiz Los nepentes llegaron a los primeros años de su vida, a los 14

años sintió el sopor del cañaveral, la angustia de una baja de presión de una borrachera en la que inauguraba si incursión a los dominio de Baco. Pedro seuhermano lo llevó donde un gran amigo de su padre el Profesor Felipe Andino, hombre modesto, moreno, de baja estatura y diestro en el violín, guitarra y trompeta, además uno de los maestros más profundos en el pentagrama. Con Jesús Isidro su otro hermano continuara al aprendizaje, Pedro hará las veces de padre cuando hay que tomar las riendas en la educación de José. . Para ese entonces José de la Cruz Mena Ruiz, siendo un jovenzuelo es diestro en el cornetín y ha avanzado mucho en la guitarra clásica y sobre todo que aprende fácilmente entre el pentagrama y el oído.

A finales de 1888 el maestro Andino ha conseguido viajar a Managua. Un telegrama enviado desde el Despacho del Presidente de la

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República, lo cita junto con otros músicos a entrevistarse con el Maestro belga Alexander Cousin que estaba al servicio de la República y que se ha convertido en una de las adquisiciones más importantes para impulsar una orquesta, al menos esa era lo que se manejaba entre los músicos que se encontraron en los pasillos de la Casa de Corredores, donde se atendían los asuntos gubernamentales.

Alexander Cousin había llegado a Nicaragua a la caída del General Barrios en Guatemala, que lo había comisionado para fundar el Conservatorio Nacional de Música, hombre de gran talento y de quien habría de aprender mucho José de la Cruz.

El Gobierno estaba integrando la Banda de los Supremos Poderes, una institución musical que sería constituida por los mejores músicos de Nicaragua. Una vez que el Maestro Cousin se entrevistó con cada uno de los citados la particular atención con Felipe Andino fue que estaba recomendando al jovencito José de la Cruz Mena con carta de genialidad musical-

-Le aseguro que el joven que le estoy recomendado es uno de esos muchachos que le sorprenden a uno, tiene un gran capacidad y sobre todo se advierte en él mucho talento.

Está seguro, que lo que está diciendo es una realidad para nuestra estructura musical?

La respuesta del maestro Andino fue:.- totalmente -Le ruego que usted haga venir a ese joven a mi despacho, para

que se quede en la nómina de los integrantes. Tanga buen día Pasé usted Nada fue más sencillo, las palabras del Maestro Andino con su

reputación le abrieron el camino para un salario y una educación musical permanente. En San Sebastián, Laborío, San Felipe, Zaragoza, Guadalupe, y Siouxtiava celebraban las familias de músicos el ingreso de jóvenes y viejos maestros a la estructura musical del Gobierno de la República que representaría no solamente en los últimos años de la visión conservadora del Estado, sino, una expresión de poder y gloria para el gremio como sucedía en otro países principalmente en El Salvador y Guatemala. El maestro Felipe había llegado a la casa de Celedonia y ella junto a sus hijos y el entenado, recibieron la noticia del ingreso del más pequeño de los hermanos a la Orquesta de los Supremos Poderes. Pedro, abrazó a su hermano y preparó su viaje. Celedonia juntó unos recursos económicos y con sus hijos el día acordado se fue a la estación del ferrocarril y dejó a su hijo menor hasta que éste se montó en el vagón del ferrocarril. La despedida: un hijo casi un niño asomándose por la ventana del vagón y una madre con la mano izando un pañuelo

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diciéndole adiós. Celedonia no dijo nada, los hijos la ven cómo después de saludar se quedó en silencio viendo el ultimo vagón que en la medida que avanza se hacía mas pequeño. Humo negro y el sonido fuerte del silbato se pierde en el llano seco. Apenas se advertía a lo lejos, la mano morena de José con dieciseis años cumplidos fuera de la ventana, despidiéndose. Incansablemente despidiéndose. El tren iba sobre sus rieles cruzando los llanos secos llenos zarzas, lo jícaros sabaneros cargados y un cielo que ha recibido la luz del sol. Bello cielo azul despejado. José mientras observaba desde su ventana el trazo azul, escuchaba el traqueteo de los vagones sobre los rieles y los durmientes. El silbato sonaba y una bocanada de humo negro resoplaba en el espacio contra el viento y se esparcía por encima de los vagones. A lo lejos como una vasta tienda, un coloso se levanta desde el espejo del agua. Nada había sido más grande que la Basílica catedral. El cono gigante reflejaba la luz del sol con un ocre que contrastaba con el gris del agua. Y en su cúspide colosal un tenue manto de nubes se confundía con las intermitentes salidas de vapor de las entrañas del coloso calvo y desnudo. Desde el muelle de piedras que como un brazo se internaba en las aguas glaucas del lago Xolotlán, el moreno espigado, vistiendo buen trapío, respiraba profundo el aire que llegaba constante mientras centenares de pequeñas olas crispadas rompía en espuma sobre la costa mientras otras se estrellanban en las pilastras y rocas del muelle. El vapor estba arrimado a la derecha, los marineros lo anclaron a ese lado para que le viento no lo estrellara sobre el mismo muelle. José de la Cruz Mena, dieciséis años cumplidos, con una valija de madera, cruza el puentecito improvisado entre el muelle de madera y el pasillo de la cubierta. A pocos minutos del trayecto Mena está aferrado a la baranda de sotavento, las norias del vapor avanzan con pasos gigantes sobre las aguas del lago de Managua. Bandadas de Piches alborotados cruzan en vuelo rasante sobres las aguas, centenares de garzas se ven sobre los árboles en los árboles que están cerca de la costa. El cielo está límpido, al otro lado de los cerros de la península de Chiltepe, se levantan inmensos cúmulos resplandecientes de luz y en la cubierta los pasajeros serenos miran la chimenea del barco mientras boga.

En su bolsillo llevaba consigo la carta del Profesor Andino y la

dirección de una modesta pensión en la Calle de Candelaria. La fecha de la carta es Abril 12 de 1890.

El puerto de Managua tiene un muelle corto donde se arriman

las embarcaciones que llegan de Puerto Momotombo y de San

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Francisco del Carnicero, una centena de viajeros se disponen a abordar las embarcaciones, viajeros apresurados por llegar de primero a las bancas o los que querían brincar al muelle con sus maletas. Niños cargadores, hombres ofreciendo sus carretones de mano para el traslado de mercadería. Damas y Caballeros de evidente posición social se advertía en la multitud de personas, bastones y sombría evidenciaban la riqueza. Coches de servicio público y coches particulares con aurigas de levita. Los ojos de José de la Cruz entraba a un mundo nuevo, al cruzar hasta la plaza despoblada. A un costado el edificio de gobierno donde se reunían los diputados y senadores, los coches y cabalgaduras arrimados al sur oriente, la calle de La Candelaria es larga y extendida entre una alameda de Malinches, y cañafístolas, apocas cuadras hacia el sector de denominado sur en Managua, las casas de la Avenida Central mostraban un comercio activo, decenas de establecimientos Managua era una ciudad caliente como León, con las mismas polvaredas en el verano y lodosa en invierno.

A la mañana siguiente, se presentó a las oficinas del Profesor Alexander Cousin El Maestro Cousin preguntó: - Usted es el Sr. José de la Cruz Mena, tenga la amabilidad, tome asiento. José de la Cruz era un contrate frente a Cousin que vestía muy elegante con fina ropa y excelente género. Su escritorio de fina madera con incrustaciones de marfil y bronce y su silla de madera mullida con cuero de tinte verde oscuro Si señor, Soy José de la Cruz Mena, tengo en mi poder una carta que el maestro Felipe Andino le envía a Uds.- aquí tiene Cousin alargó la mano y José de la Cruz se inclinó, y rápidamente abrió el sobre, luego desplegó la carta y la puso sobre el escritorio, abrió una gaveta y extrajo de ella unas partituras. Le preguntó: - ¿conoce estas partituras? José de la Cruz tomó las partituras y comenzó a leer y le contestó -Disculpe pero estas tres primeras páginas no corresponden con estas dos, y estas que están aquí. – en ese momento esas últimas la había colocado frente a Cousin sobre el escritorio. -Cousin le preguntó – qué es lo diferente, ¿qué es lo que usted ha visto? No veo que se haya detenido para leerlos José de la Cruz le respondió- pues si, ya me fijé, mire esta es una marcha, este es un vals y las que puse ahí es una misa. Cousin le respondió- bien muchacho, muy bien, lo que me asusta es que lo hiciste muy rápido y me doy cuenta que lees muy bien las partituras y sobre todo las claves, pero ahora solféame ésta. Se inclinó y sacó de una gaveta otra partitura.

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José de la Cruz, la tomó e inmediatamente con el pié marcó el tiempo y comenzó a las notas darles un sonido y cuando estaba en un punto de corcheas Cousin creyó que el joven se iba a enredar, pero no fue así Mena acumulaba notas y salían explosivas de su boca. -Cousin se puso de pié y le dijo- está bien, está bien. La plaza es tuya, tenía razón el profesor Andino. Pero me disculpa, voy a conectarlo con el profesor Pablo Vega para que le de la indicaciones del caso. A los 16 años de edad logra ser integrante de la Banda de los Supremos Poderes, era entonces un joven flaco, espigado, moreno, de labios pronunciados, pelo corto de evidente origen mulato.

Fueron sus primeros meses de conocimiento, de cartas familiares, de nepentes mós seguidos y de responsabilidades fuerte en la banda. El es el muchacho que no tiene rivales, todos los viejos maestros de la Banda le enseñan algo nuevo. Pero tiene un secreto que no ha comunicado a nadie, los ruidos de la cabeza que siempre lo persiguieron. Por las noche bajo la penumbra, acostado y mirando el techo, tarareaba y comienzó a darle forma a los ruidos de la cabeza, los recuerdos de su padre, las músicas que ha escuchado ejecutar a los maestros cuando era niño y compartía el trabajo aunque fuera acomodando el atril y llevando los instrumentos. Las bromas de Ana y Carlota, las clases de Pedro su hermano, y sobre todo, su madre Celedonia a la que ve, en su recuerdo, con sus ropas largas, sus blusas de gola, su pelo corto apenas una moña en las sortijas diminutas que forman sus cabellos. La ve angustiada, cansada, con una tristeza casi biológica que se traduce en lágrimas eventuales que nunca quiso explicar. El mulato tenía un alma expandible, una especie de esponja espiritual para poder contener un chorro de lágrimas y transformarlas Es qué hasta esa edad, tiene el producto pero no entiende todavía el cómo puede presentarlo, como una necesidad entre el dolor y su condición de artista. Su vida en la Capital no era lo que deseaba, descubre en él, un deseo fuerte de expresarse mejor, en la Banda de los Supremos Poderes ha cumplido después de dos años, y cree que debe buscar qué hacer. En Managua un miembro de la banda le recomienda que se vaya para Honduras le dice que en Tegucigalpa puede encontrar mejores oportunidades.

Escribe a la madre y le pide la bendición para salía a Tegucigalpa, pero su madre le ruega que regrese a León y decide hacerle caso. Abandona la Banda en Managua en 1892, cuando alcanza los 18 años de edad y estando de regreso en San Sebastián se integró a las actividades de sus hermanos y en una fiesta de una familia acaudalada de León conoce a un bella jovencita a la que ve como a una

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virgen en un nicho, el traje de encajes, el pelo en trenzas como girasoles a los lados de su cabezas. Un tersura increíble en la piel. Nunca había visto unos ojos más expresivos, eran azules como el claro sol del verano leonés. ¿Podía llegar hasta donde ella? Virgilio comenzó a vivir el mulato que escondía su angustia en los nepentes y en la música, pero hubo tuvo una mano que rozara con suavidad aquella piel de porcelana, Gracilazo estaba frente a Isabel Freire, con más realismo. Aquella joven no fue más dura que Galatea. La situación era insostenible, no pasaría de saberse enamorados, de confesarse los sentimientos. Las distancias estaban bien marcadas. Ella no dejaría los encajes, ni él tendría para comprarlos. Talvez una vez, pero no siempre. Una noche analizó su realidad aparte de crearse las mi y unas sistuaciones en las que se sentía a gusto, pero arribó a la realidad. Tomó una decisión irse a Honduras sin contratiempos, pero se citó con ella en la Catedral. Increíble, no era posible lo que estaba viendo, estaba de rodillas frente al altar de la Inmaculada. Llegó donde ella y le planteó la situación. Ella le pidió que no se fuera a Hondura, que mejor se fuera a Managua. Salieron a la calle y cruzaron la plaza. José de la Cruz le preguntó: ¿no es atrevimiento lo que estás haciendo? Ella le respondió: no, una día de estos viene mi abuela de California, tengo excusas para decirle a cualquiera incluyendo mi familia que andaba buscando alternativas para la fiesta. Me van a creer. Me van a llamar la atención por otra cosa pero no por lo que verdaderamente estamos haciendo. Mena se quedó en silencio brevemente pero reaccionó: esta bién, de todos modos voy a irme a Honduras, tengo que estudiar para tener mejores alternativas en el futuro. Mena se inclinó y le dijo adiós. Qué otra cosa podí’a hacer. La joven escribió una nota sencilla y llegó a manos de José de la Cruz decía: no te vayas

La suerte estaba echada. Se quedaría una semana más para recoger unos francos, e irse. Estando en su casa, un anciano se asomó ligeramente quitándose el sombrero. Preguntó se encuentra doña Celedonia de Mena?

José de la Cruz, respondió, si, quién la busca, y seguidamente: -pase a delante.

El hombre entró y le saludó diciéndole soy Remigio Montes amigo de su abuelo ayer regresé a Nicaragua y me quedaré en los últimos días que me quedan, quisiera hablar con su madre. ¿Puedo? El hombre estaba muy bien vestido hablaba pausado y con mucha educación

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José le respondió: claro que si, señor, claro que si. Y se fue al dormitorio de su madre que recién acababa de entrar. Le dijo que la buscaban y sin más pregunta salió.

Sorpresa para Celedonia, era el mismo hombre que años atrás le había contado el triste fin de su padre.

Hola doña Celedonia, ¿cómo se encuentra usted? Se sentó y mientras se acomodaba le contestó pues bien, como Dios manda y usted dónde se ha perdido.

-Doña Celedonia, vengo aquí por un asunto de conciencia, ya le conté hace años cómo me fui con su padre a buscar mejor vida, no precisamente para nosotros, sino para nuestras familias, espero que ahora usted señora me pueda escuchar.

Celedonia no le contestó por lo que don Remigio optó por continuar.

El Salvador tuvimos una excelente acogida, desgraciadamente tanto problemas en Nicaragua, nos obligaron a buscar ese rumbo. La familia de su padre humildemente conocía a la familia del Presidente San Martín, eso fue una gran oportunidad ya le conté, como fue que su padre murió. No lo mataron las balas, lo mató el cólera. Yo no sabía que cuando estaba en la barraca donde falleció le confió una encomienda para mí. Su padre hablaba en voz alta y tal encomienda fue escuchada por algunos de los soldados que estaban heridos. Su padre me envió un dinero y una carta. yo había llegado primero a San Salvador él confiaba en mi, antes de morir le entregó al tambor de la tropa ese dinero con esa carta, pero yo no lo supe por muchos años y por eso en aquella oportunidad no le dije nada solamente lo que sabía. El tambor se perdió y uno de sus más íntimos que estaba visitando en la barraca cuando su padre moría me contó sobre el encargo que su padre le había solicitado. A este soldado me lo encontré envejecido y cojo, hablamos de aquellos día y me contó. Yo busqué a ese hombre en casi todo el territorio hasta que lo encontré en una hacienda de ganado en Ahuachapán, ahí era arriero. Lo conminé sobre su irresponsabilidad y me fui al comando del pueblo a poner en claro con la policía y el ejército lo que había sucedido, para no entrar mas en detalles, el hombre me pagó al cabo de varios años, pero no me entregó la carta, pero él la leyó y lo que recordaba era que a su padre le enviaba a su madre un dinero para que compraran una casa en el centro de León o se fueran para El Salvador. Mencionaba a sus hijas, y hubo en la carta algunas palabras de cariño para doña Josefa.

Tenga usted ese dinero, le ruego me haga un recibo, son cuatrocientos francos franceses y doscientos dólares americanos. Creo que en aquellos días era mucha plata, ahora no llegan mal, son algo.

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Gracias señor, nunca me imaginé nada de esto, creímos mi madre yo que nos había abandonado por otra, cuando Ud., me contó cómo había muerto me sentí mal, pero ya no estaba mi madre para que se diera cuenta, sino que se murió con esa angustia. Bueno, las cosas fueron así, yo siempre lo recordaré por lo que fue, un hombre de honor, buen esposo, buen padre y uno de esos patriotas que la historia no registra. Yo estuve en la Banda de los Supremos Poderes en El Salvador, me licenciaron por mi vejez, y dejé muy buenos amigos que son maestros en diversas escuelas en Santa Ana, San Salvador, Santa Tecla, Cabañas, San Vicente y Usulutlán son muchos. Conocí a grandes maestros con Olmedo y Aberle. José le preguntó – tiene amigos en Hondura, en Tegucigalpa exactamente, Respondió me han dicho que ustedes son una familia virtuosa que doña Celedonia se casó con un recordado maestro. ¿Tiene interés de viajar a Tegucigalpa? - José de la Cruz respondió- pues sí, quiero irme para allá, acabo de abandonar la Banda de Nicaragua- Sorprendido por la juventud, le preguntó: -¿La de los Supremos Poderes? Si, exactamente – respondió José de la Cruz. -Mire, yo soy amigo personal del Maestro Tomás de Adalid , es actualmente el director de la Banda Filarmónica muy importante en Tegucigalpa, estoy seguro que si usted lleva una carta mía la plaza es suya. El Maestro Gomero tiene muy buenos amigos en Nicaragua, sobre todo en Masaya, es amigo de Don Pablo Vega y Lisandro Zambrana, su hijo Manuel de Adalid y Gamero actualmente está en los Estados Unidos y tengo entendido que pronto regresará a su patria. Continuó la conversación mientras Celedonia estaba en la cocina preparándole un chingue. Cuando Celedonia llegó, logró escuchar

- ….hay interés del gobierno hondureño de hacer la de los Supremos Poderes, el joven tiene futuro y necesita gente preparada como usted José de la Cruz. Y cuanto me alegra que mi amigo Jerónimo, que en paz descanse, tenga una familia de músicos y, sobre todo de gran talento. Me alegro muchacho que seamos colega, yo que voy parfa el panteón y vos para arriba.

- Mena le dijo: me halaga señor Montes, Muchas gracias. Cuándo me daría la carta, por que tengo pensado irme pronto.

- Usted dirá, ¿la quiere ahora mismo? , si es así déme por favor una hojas blancas y su canutero. Sentado en la silla, puso sobre los brazos una tablilla maqueada que usaban para escribir música. Terminada la carta, Celedonia le

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preguntó: ¿se puede saber dónde los podemos encontrar? Don Remigio contestó: estoy viviendo por el momento en la casa de la familia Alvarado tengo interés de encontrar a unos bisnietos que quedaron huérfanos, primero murió el padre, mi nieto, y luego la madre, haciendo un gesto con las manos y bajando la comisura de los labios, continuó diciendo: dicen que están en poder del padre Mariano Dubón. Voy a ver eso. Bueno doña Celedonia, creo haber cumplido con mi conciencia, tenga usted muy bunas tardes. Se despidió y tras su ausencia inmediata en la silla que ocupaba, solamente quedó la luz de la puerta y la conciencia de Celedonia, que suspiró diciendo: Bendito sea Dios y la Virgen de Mercedes. ¡Qué cosa las que pasan en la vida! La tarde se hizo lisa, se escurrió entre los tejados y el río chiquito se oscureció hasta que en su espejo de agua reflejó la luna. Celedonia y sus hijos tuvieron muchas reacciones diferentes, contó el dinero y comentó que hubiera sido mejor para ella que su padre hubiese estado a la orilla de su madre a lo mejor no se hubiera muerto. Ana y Carlota estaban de acuerdo que el abuelo hizo lo que tenía que hacer, no le fue mejor pero tampoco no fue culpa suya. Jesús Isidro le dijo: -Mire como fue su padre, hoy recibió el amor de é que se prolongó a través de los años. José de la Cruz, se acercó a la madre, como lo hacía de niño, y le dijo: bueno, señora, son suyos, pero mándele algo a sus hermanas. Hoy he tenido un día como nunca, solamente falta que me visite el Obispo. Me da la impresión que ya está cayendo la tarde. Cómo me gustaría ver el traje de paño que me trajo doña Isabel, cuanta fineza ¡Dios Mío! Mi mama Celedonia siempre nos remachó que teníamos que andar limpios. Un día que nos estaba vistiendo nos dijo que no había niño pobre, que lo que había eran mamas chanchas, se refería a los niños del barrio que andaban siempre caretos con los mocos guindados y desnudos en la calle. Otro día que pasamos por el Instituto Nacional, se detuvo, andábamos con ella, mi otro hermano José y yo, no pidió que nos fijáramos en el edificio y comenzó a hacer memoria cuando el local había sido abandonado por los monjes capuchinos y se había convertido en hotel de pobres. Cuando los monjes abandonaron las celdas, la gente que llegaba de Ranchería, El Jicaral, Tecuaname, Tonalá o Chacra seca se metían a dormir y al día siguiente se iban, pero como nadie le decía

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nada en poco tiempo algunas familias se trasladaron y se quedaron a vivir, de pronto decía mi mama Celedonia se convirtió en un lugar donde se apiaban los jueranos y se quedaban con sus recuas de mulas, carretas y bueyes manso cargando zurrones, era un lugar de mucha basura por ahí andaba el famoso Capitán Vilches según mi mama esos eran sus dominios, nos dijo que un día los muchachos de la universidad lo engancharon que lo iban a hacer doctor Honoris Causa, que no lo podían hacer Obispo porque no podía haber dos, fue una ceremonia vistosa, el Capitán Vilches caminaba, veía y hacía gesticulaciones como el Cuasimodo de la novela de Alejandro Dumas, ese hombre murió cuando vos eras un niño, su madre una pobre mujer llamada Magdalena Fajardo parece que le hizo caso a un tal Polín Doña que dicen poseía un vozarrón y que por esos era, el que leía los bandos del gobierno aquí en León, yo nunca lo conocí personalmente y a lo mejor como el cipote le salió feo, nunca aceptó ser su padre. En ese mismo lugar dos profesores, muchos jóvenes de ideas liberales, dicen que eran liberales cristianos, con un positivismo religiosos, enredo la aquellos años antes de la Revolución, pues lo de la escuela que me lo contó mi papa es que se metieron en el antiguo convento y ocuparon dos celdas y le daban clase de primeras letras y catecismo a los niños que vivía en el edificio y por ahí; estos eran los bachilleres Liberato Moncada y David Díaz. El catecismo del Padre Ripalda lo enseñaban sin garrote. - Y el cuento de Arechavala Tío José

- Bueno, creo que se llamaba Joaquín de Arrechavala era un español militar y mujeriego, me contaba un seminarista del San Ramón, hoy Presbítero Julio Díaz, que una vez que estaban estudiando en la esquina frente a la basílica cerca de la ventana que está viendo a la calle que viene hasta aquí en San Sebastián, pues estaban estudiando de noche y oyeron los cascos de un caballo en el empedrado y cuando se quedaron en silencio el sonido de los cascos no se escucharon, pero de pronto la cortinas se levantaron en el aire. Las hojas de las ventana se abatía con el viento fuertísimo que entró botando cualquier cosa que estuviera. Después que el viento cesó, se escucharon los cascos nuevamente pero se entendía que el caballo iba para San Sebastián. No lo escucharon cuando pasó por la ventana, sino hasta que ya iba más adelante. Todos pensaron que era Arrechavala, y de la Negra Camila se cuentas cantidad

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de cuentos. Hay picados que dicen que la Negra Camila les da guaro y los ha quemado con el puro dicen ellos que la negra anda uno en la mano. Otro picado contaba que “Toma tu teta” le salió una noche que se cayó bien bolo a la orilla de un espino cerca del Pochote, estaba soñando que tenía empinada una botella de guaro y estaba tragando cuando de pronto abre los ojos, cual es el susto, “toma tu Teta” se había agachado y el jodido tenia la chiche de la muerta en la boca, se estaba despachando hermoso, salió en carrera gritando y dice que la mujer se reía en carcajada y decía “Tomá tu teta” Tomá tu Teta” el bandido dice que estuvo con tres días de calentura y que el guaro se le fue a la mierda.

En Tegucigalpa 1892

José de la Cruz llegó al Río Negro donde estuvo un día su abuela, cuando apenas era una adolescente, cruzó la frontera y se internó a territorio hondureño. Añ sur Oeste la cordillera de Colón y la de Botija. El calor era insoportable, a sus espaldas el inmenso llano de Choluteca abundante en pasto para el ganada; y, hacia atrás, las cimas de los volcanes de Nicaragua con el cielo intensamente azul, con una alfombra de diferentes tonos verdes, está en pleno la canícula. No llovía pero el sopor del aire caliente y húmedo que llegaba lo hicieron quitarse el saco y esperar la diligencia que lo llevaría hasta Tegucigalpa. Se quedó una noche en Namasigue y cruzó el río Choluteca a caballo para tomar una diligencia al otro lado del río.

La pequeña capital, Tegucigalpa, era una alternativa de su hermana Camayaguela, sus calles estrechas y empedradas, una inmensa Ceiba anunciaba la entrada a la zona urbana de los barrios que recién se formaban. Las calles de Tegucigalpa lo hicieron recordar las grandes calles y avenidas de su viejo León y aún de San Sebastián. Hacía muy pocos años se había convertido en la Capital, se advertía en las construcciones el interés del gobierno de hacer una ciudad acogedora. Su edificaciones aún se estaban levantado y las elevaciones aledañas enceraban a la capital entre un verdor oscuro en las mañanas y claros por la tarde cuando el sol anunciaba su declive. El Picacho se elevaba majestuoso sobre aquella pequeña capital.

Las antiguas calles que cruzaban la antigua Villa de San Miguel

permanecían con sus empedrados, así mismo al mismo templo de San Miguel, Barrio Abajo se expandía con la migración que llegaba de la vieja ciudad de Camayaguela, de Santa Lucía y Valle de Ángeles.

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Tegucigalpa es como un nido en medio de elevaciones ahí están el Picacho, El Berrinche, Juna Lainez y hacia el otro lado defendiendo a Comayaguela está el Sípile y La Zopilote.

La zona baja del Picacho mostraba las mismas edificaciones de cualquier barrio de recién fundación. La Escuela de Cabos y Sargentos y las edificaciones antiguas frente al parque le recordaban la Managua que se extendía por las misma importancia que el gobierno le habían impreso a sus capitales. En el Pequeño Hotel La Ronda, aguardó hasta el día siguiente, la

toma del desayuno le sirvió para preguntarle al dueño del hotel, dónde podía encontrar a la Casa del Maestro don Tomás de Adalid.

Sobre la Calle Real una vetusta casa de antiguo abolengo, un labrado portón esperaba el puño para anunciarse.

¿El Sr de Adalid ? ¿Quién lo busca? El Sr. Adalid Gomero no me conoce, vengo de Nicaragua y traigo

una carta para él. El aspecto moreno, alto de labios un poco pronunciados, le

imprimió desconfianza, José de la Cruz se dio hacer un buen traje y lucía aceptable, no de acuerdo a las normas estrictas del buen vestir, pero se advertía el esmero, prudencia y sencillez.

Una mujer de unos cincuenta años había abierto la puerta, su aspecto era típico de las razas nativas quedó viendo al mucho con desconfianza y éste le repitió

Mi nombre es José de la Cruz Mena, soy músico y traigo una carta de don Remigio Moreno, maestro de la Banda del Segundo Regimiento del Ejército Salvadoreño. Entréguele esta carta por favor al Sr. De Adalid

-Espere aquí -Está bien

José de la Cruz estaba en otro medio, no era el que había vivido en León y Managua. Había mucha distancia y protocolo. Se sentía mal, el sol se clavaba en sus espaldas y el sombrero le estorbaba. La mujer regresó y le dijo Por favor pase adelante Muchas gracias. Cruzó el zaguán y se encontró un amplio corredor donde lo esperaba en bata el Maestro Adalid Gomero. La mujer giró a la izquierda y el maestro pudo ver con claridad a José de la Cruz, éste hizo un ademán de detenerse, pero fue advertido por el maestro que le dijo: -No tenga pena, pase usted. La respuesta fue sencilla: Muchas gracias

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Tome asiento. La expresión de don Tomás fue con un tomo para darle confianza. José de la Cruz se sentó y esperó brevemente. ¿Cuándo llegó? Ayer

Muy cansado ese viaje, yo he ido a Nicaragua tres veces en mi vida, una de ellas no quiero recordarla, era muy jovencito, fue en los tiempos de Guardiola. Después del desastre que tuvieron con Walker, yo era tan joven como hoy es usted, y eso me hacer recordar aquellas campañas. regresé con instrucciones de mi gobierno. En Granada conocí a una familia apellidada Urbina…muy buenos músicos todos, pero…

-Usted nació en León… espero no se sienta mal que le hable de Granada,….dijo riéndose un poco.. y continuó.. Creo que hay muchos pueblos que tienen ese mismo problema, en Europa también es lo mismo,...los españoles son los peores con su localismo….yo creo que de ellos aprendimos esas vainas. Me disculpa… he leído la carta de mi buen amigo, que según tengo entendido se ha retirado y ahora está en León… me dice en su carta que Usted es un buen prospecto para una orquesta o una banda, que domina varios instrumentos y que está muy bien entendido en armonía….bueno eso es difícil…pero si mi amigo lo dice, Pues de be ser cierto. – lo queda viendo de pies a cabeza y continúa: - lo veo muy joven, muy joven, pero mi amigo debe tener razones para presentármelo. Mena interrumpe y le dice: - Disculpe Maestro, mi intención es trabajar y aprender Esto se verá, eso se verá, por el momento quiero que sepa lo siguiente, en la Escuela de Cabos y Sargentos necesitamos a un instructor, se necesita que conozcan los de primer ingreso las ordenanzas de Clarín y Corneta, tengo entendido que usted conoce mucho de esas ordenanzas, yo las interpreto como músico….no me gusta lo militar…- bueno...Por otro lado….

Se puso de pié y comenzó a caminar con pasos suaves y lentos sobre la acera del corredor mirando al jardín y continuó diciendo: - Mi hijo Manuel de Adalid y Gamero actualmente está en los Estados Unidos, se ha hecho ciudadano pero no deja esta tierra, el estará llegando en año, nació en Dalí, igual que yo, y ahora estamos viviendo en la capital. Quiero que se entere que hay una sensibilidad en las fuerzas armadas que parece haber nacido de un tal Federico Whilhelm director de la Banda de la Academia Militar Prusiana…..desde ese tiempo que creo que fue hace unos cuarenta años, la función de los músicos en los ejército se ha ampliado…. Es un fenómeno muy importante que por supuesto nos abre mejores oportunidades a los músicos profesionales….. Los salvadoreños están muy bien

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adelantados…. Y ustedes tengo noticias que ya tienen su Banda de Supremos Poderes….donde usted estuvo de acuerdo a la carta de mi amigo. En esa línea están los británicos que se deshicieron de viejos instrumentos, los franceses con su estrenada banda de Musique de la Garde Republicain.

Con el interés de que en Honduras haya una buena banda es que unos buenos amigos que tiene un gran afición por la música y que entienden que hay que crea cultura en los ejércitos, nos hemos movido dentro del gobierno para conseguir un buen presupuesto para dar inicio a esta Banda, por el momento quiero que usted conozca que actualmente hemos creado una Banda de Aficionado, con el objetivo de facilitar un buen ambiente, crear un poco de necesidad cultural, y entusiasmar a las fuerzas armadas. La Banda filarmónica a la que me he referido antes tiene una escuela de música en la que usted puede participar también como alumno y como profesor. Por el momento yo espero verlo mañana a las ocho en la Escuela de Cabos y Sargentos, la plaza es suya. ¿Tiene algo que decir? José de la Cruz, estaba sorprendido, el maestro era un hombre locuaz y muy bien informado, no sabía nada de lo que le había dicho, se enteró entonces que su pueblo estaba sumido en su propia angustia y su propio jolgorio. Los músicos tenían muy poca información y se dijo así mismo:

Cuando estuve en Managua el maestro Cousin, no se refirió nunca a nada, si tenía conocimiento por ser un belga y había llegado de Guatemala, todo lo manejó como secreto de estado en los corrillos del gobierno. El maestro le dio la mano y se despidió, la empleada lo condujo nuevamente hacia la salida. La mañana siguiente José de la Cruz puntualmente estaba en la Escuela de Cabos y Sargentos. Llenó un formulario y fue presentado al Director de la Institución Castrense y se enteró que tendría un salario de 400 pesos anuales. No era mal salario. Esperaría la oferta de la Bandad de Aficionados lo único que le preocupaba era la tardanza de Manuel de Adalid y Gamero. Capítulo IX La Banda de Aficionados de Tegucigalpa No hubo dificultades para entenderse con un grupo disciplinado de jóvenes. La enseñanza estaba ligada a los soldados para revistas, soldados para Toque de Clarín y Corneta, así mismo para que los Cabos y Soldados aprendieran los toques para el movimiento de las tropas. Las clases eran un tanto en los patios de la escuela y otro en las aulas de

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clase. – Una semana después, el cuerpo de oficiales de la escuela le tienen gran estima, el “muco” tiene capacidad, demuestra con destreza que tiene capacidad para el dominio de las ordenes .Auxiliado por un cabo y un sargento hacen evoluciones Mena toca el Clarín o el Cornetín y los soldados responden.

El fin de semana fue invitado al Casino, conoce a otros oficiales incluyendo a un anciano retirado que estuvo muy joven en la Campaña contra los Filibusteros en Nicaragua, la mañana está llena de anécdotas y libaciones, de discusiones políticas y de música.

Pronto estaría en el Casino, y ser invitados por algunos profesores. Tres meses después de su llegada, la noticias de su madre, lo inquietan, ha estado muy mal, su hermano Pedro ha desaparecido de León, nadie da cuenta de él, Manuel Roldán, y Jesús Isidro han viajado a Managua contratados en varias oportunidades a los eventos del gobierno, el maestro Cousin le ha dispensado especial cariño y no han quedado mal. Ana se ha casado, recién y Carlota está en vías de matrimonio con un profesor. Don Tomás Adalid Gamero, le ha enviado emisario a la escuela de Cabos y Sargentos, le pide que se presente a las cinco de la tarde a su casa que tiene noticias que le interesan. José de la Cruz cumplió su trabajo y llegó a tiempo a la cita. Cuando fue recibido el maestro Adalid Gamero le dijo, he recibido telegrama de Amapola que mi hijo se encuentra en ese puerto y que en pocos días estará en Tegucigalpa, no lo esperaba tan pronto, me han contado que usted está haciendo muy bien su trabajo, eso está bien y lo felicito, hasta me han preguntado se usted tiene algún interés de ser miembro de la Fuerzas Armadas hondureñas. José de la Cruz contestó con mucha cortesía: - le agradezco a usted la hospitalidad que he recibido en esta tierra, creo que la llega de su hijo a Tegucigalpa despejará mis preguntas, por lo de si deseo ser militar, con franqueza no me lo imagino, ya ame ha insinuado este amigo que me he encontrado en la escuela. Quien es él – preguntó el maestro., al momento que con un gesto lo invitaba a tomar asiento. Un instructor de la Escuela, un Sargento Mayor que se llama Agustín Miguel Samayoa,- ¡Ahh! Si, ya se, Miguelito, un buen hombre, tengo entendido que es muy abierto y que le gustan las fiestas…no le ha invitado a usted a salir a visitar amigas, creo que usted necesita de una buena compañía o ¿tiene quien lo espere en León?

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No, no. - titubeo, - pensó inmediatamente en la doncella de pelo lacio, rubio oscuro, de ojos azueles, como los cielos de Nicaragua..., - si, he salido y hemos sido invitados a algunas fiestas, pero nada más…. El maestro le contestó, no tenga usted pena, tienen un amigo, si le soy útil en algún consejo, cuente conmigo, por el momento le invito a que se tome una copa de un aguardiente muy sabroso que hacen por aquí, y que es mucho mejor que otros con nombres rimbombantes…Se acercó a la mesa-bar y derramó el licor sobre dos copas. Dio la vuelta y estiró a mano, diciéndole: con confianza, tome usted, no tenga pena, está en su casa, No olvido la recomendación de mi amigo. Además pienso en mi hijo que tan joven como usted vive en ese país tan grande con exceso de libertades. -Muchas gracias, maestro, en el momento que estiraba el brazo para tomar la copa. -a su salud Media hora después de algunos brindis, José de la Cruz, le dijo: quisiera confesarle algo. Bueno, diga usted En León conocí a una joven de muy buena familia…………. Una vez que hubo referida la historia, don Tomás de Adalid le contestó: joven Mena, el romanticismo no es una escuela, es una actitud del hombre, no es una etapa, es una ola que va y viene, lo peligroso de ella es que lo puede ahogar a uno. No tiene reparos en la edad, arrolla al más joven y lo mismo hace con el que jura que tiene mucha experiencia de la vida. Ser sensato es lo mejor. La sabiduría es un don que lo da la meditación, la razón, los que son religiosos dicen que lo da la fe, yo como liberal soy racionalista, y lo de las religiones, está bien claro en el libro de el Conde Volney, Las Ruinas de Palmira Claro está que lo primero que hay que hacer es poner los pies en el suelo. Esa niña, de la cual no me ha dicho su nombre y por cierto, no hace falta, vive en condiciones diferentes a la que usted ha vivido, ella debe ser una lectora de Lord Byron o de Becker, su romanticismo ahora no tiene límites, ambos tengo entendido, están o estaban jugando cada uno su imposible, y eso se vuelve atractivo. Disculpe que le sea muy franco.

- Mena responde: - 0Pero ella me ha dicho que me quiere, y hasta me pidió que me quedara en León, o que me fuera a Managua...

- Joven, joven, Replicó el Maestro. - le hablan las canas, no están solamente para poblar mi cabeza, si le hago saber todo esto es por que usted necesita orientación, bien lo veo ahora, es más, - continuó -

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- Supongamos que usted y ella tomen una decisión tirada de los cabellos, qué cree, yo conozco a las familias importantes de su tierra, sé como actúan, no tendrán reparo en hacerlo desaparecer a usted, o a ella, tendrán el ingenio oportuno para quitársela. Recuerde tienen poder, tienen influencia, tienen conexiones en los lugares más importantes, conocen muy bien las gavetas de jueces y magistrados, además no olvide que es un grupo social muy solidario, son en si, como una logia. Y si por esas casualidades o milagros, que no creo en ellos, lo dejaran en paz con su amada, estoy seguro que cuando aparezca la luz del sol de la sensatez en ella, es entonces cuando tendrá necesidades de todo aquello que había abandonado, de su cuna de seda, de sus encajes, de su desayuno servido, su ropa planchada, el baño muy bien alistado en fin, no crea eso pesa. Francois René de Chautebriand, el famoso escritor francés ha dicho con mucha sensatez: “ las personas nunca olvidan los pañales que los envolvieron”

- ¿Qué me dice usted de todo esto? José de la Cruz estaba sudando, y se limitó a decir- estoy más confuso- Si pero pronto se le pasará, transforme todo ese numen en notas musicales, componga, componga haga música, transforme toda esa vitalidad, condúzcala hágale una mazurca, una polca o un vals, pero no se deje acumular de sentimientos que no tienen salida. Usted se sentirá bien, le aseguro... Cayó la tarde. Rendidas las horas del día, se hundieron en el crepúsculo, los faroles de Tegucigalpa suplieron con sus cándidas luces, un poco de luz sobre las calles. Era un reflejo de la angustia y de la soledad. José de la Cruz Mena, caminó sin prisa, pensativo, hasta el hotel.

Dos semanas después durante el ensayo de toques en el patio de

la escuela, los soldados miraron pasar por el corredor a dos civiles elegantemente vestidos. El joven profesor con una corneta en la boca tocaba “Armen y Envainen” una vez realizados los ejercicios, fue llamado a atender a los distinguidos visitantes, eran Manuel Adalid Gamero y su padre. Habían terminado una conversación con el director de la Escuela el Mayor José Alfonso Rodas Travieso, que estaba involucrado en la formación de la Banda.

-José de la Cruz, estira la mano y saluda – Buenos Días, como se encuentran los señores.

El maestro hace la introducción: le presento a mi hijo Manuel – y dirigiéndose a su hijo le dice- él es el joven Mena.

- Manuel saluda – Hola como le ha ido por estas tierras

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José de la Cruz con mucha cortesía le respondió: le aseguro que me está yendo muy bien, sobre todo que tengo el apoyo de su padre.

Manuel se dirigió a su padre y le dijo - vamos a invitar a José a la reunión de la Banda de Aficionados.- volviéndose a José de la Cruz le dijo – ya escuchó usted, lo esperamos hoy a las 7 en la casa de mi padre. Lo esperamos. Estiro la mano y un fuerte apretón de seguridad y aprecio daban inicio a una relación muy estrecha.

El reloj de pared comenzó a sonar siete campanadas, que con un

dulce timbre, marcaba la hora que daba inicio la reunión, estaban 20 invitados, todos en plena conversación entre unos y otros. Serios o en pleno goce de chascarríos.

El maestro, abrió la sesión y presentó a José de la Cruz, que por su cuerpo y color sobresalía entre ellos. Después de algunas consideraciones y reiteraciones de actividades realizadas por la Banda, explicaba el maestro la presencia de su hijo Manuel, que estaba por graduarse en una universidad en California.

- Si logramos que en esta oportunidad se nos apruebe el dinero en el presupuesto de la República, a más tardar en febrero estaremos comenzando a constituirnos en la Banda de los Supremos Poderes, esto no parece fácil, recordemos que también hay intereses oportunistas dentro del mismo partido y ya no se diga de la oposición conservadora, tengo confianza que todo saldrá bien, mientras tanto Manuel abrirá la escuela de música, él ha traído algunas novedades, Y señalando el escritorio con el índice- continuó diciendo – tenemos varias partituras muy importantes que mi hijo ha traído, que constituirá ahora la base de nuestros ensayos y de nuestras presentaciones ante el gobierno y ante el pueblo en el Parque Central. Manuel brevemente dijo: eso es muy importante, tengamos paciencia y estas partituras,... dijo mientras se acercaba al escritorio - son las más novedosas en los Estados Unidos y actualmente en el resto del mundo.....estoy hablando de John Philip Sousa, que ha sido director de la Banda del Cuerpo de Marina de los Estados Unidos, y tengo aquí...vamos a ver.... Semper Fidelis, dedicada a los Marines, esta otra marcha.... Thunder y The Washington Post, dedicada a ese periódico...que les parece si el próximo sábado comenzamos los ensayos? Después de lo acostumbrado en este tipo de reuniones, Mena salió al hotel, estaba descubriendo mucho más.

Después de varios meses de trabajo y de ensayo como barítono en la Banda de aficionados, se enteró que el gobierno no había aprobado el presupuesto. La presentaciones habían sido un éxito en la casa de gobierno ante la Primera Brigada de Infantería el 3 de Octubre

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cumpleaños del General Francisco Morazán y ante el público en dos presentaciones en el Kiosco del Parque Central. Esta situación lo incomodó más aún cuando se enteró que para noviembre, quizás la primera semana, Manuel de Adalid y Gamero, saldría de Honduras hacia los Estados Unidos, vía Amapala.

Ante tal situación quiere definir su situación, y está interesado en trasladarse a El Salvador, Miguelito le ha contado el ejército salvadoreño tiene una de las bandas más importantes de la región y la más antigua. Escribe a León solicitando que Celedonia o sus hermanos principalmente Jesús....., le consiga con don Remigio Montes la dirección de algunos amigos para ver si puede viajar a El Salvador. Tres semanas de espera que las utiliza para aprender de algunos maestros, viaja a Comayaguela a una exhibición pública de la Banda de Aficionados. Para diciembre de 1892, José de la Cruz Mena ha aprendido con gran dominio del Euphoniun instrumento que llevó a Tegucigalpa el joven Manuel de Adalid y Gamero, la habilidad obtenida con tal instrumento será uno de los pases más visible para ser recibido en la Banda de los Supremos Poderes de El Salvador.

Capítulo X Hacia El Salvador 1893

Tres de Enero del 1893 - Dos cartas han llegado de León a

manos de José de la Cruz, una, de su hermano Jesús Isidro, la otra de puño y letra de Celedonia, que endurecida por los dolores en las muñecas, tuerce la letra; le hace saber que en Nicaragua las cosas no están bien, se habla de un golpe de Estado, no han importado las fiestas de Navidad, los partidos políticos se han dividido y el Gobierno del Dr. Roberto Sacaza tiene de enemigos a los de su propio partido. José de la Cruz visita a don Tomás de Adalid y le comunica su resolución de irse a El Salvador vía Amapala – La Unión. Le cuenta de la situación en Nicaragua, y está aseguro que, o se queda en Hondura o se va para El Salvador. Don Tomas Adalid hace pasar a José de la Cruz a la sala de la Biblioteca, le pide que tome asiento, mientras escancia una botella de vino blanco sobre dos copas. Se acerca al invitado y le ofrece una copa, mientras le dice:

- Ayer recibí una carta del hijo de un amigo mío, se trata de Arturo Ambrogi que reside en San Salvador, es un escritor hijo de Constantino Ambrogi, General de Brigada nacido en Italia, Arturo es un joven igual que usted pero la comunicación permanente con su padre y unos tres o cuatro viajes que he realizado en estos último años me ha acercado mucho a la familia y el joven poeta me ha dispensado

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su amistad pese a que tiene casi la edad de Manuel. Adjunto a la carta me ha enviado un libro novedoso, que según me explica en la carta se ha convertido en uno de los más leídos en la América Española y en la Península donde se señorea don Juan Valera....vea- Tomó el libro y se lo puso en las manos y continuó- apenas lo he ojeado, Valera está sorprendido, ¡por algo debe ser!, este joven es un coterráneo suyo, nacido en León, firma como Rubén Darío, Ambrogi me ha enviado la carta con la felicidad de que el joven poeta Darío estuvo en su casa y que actualmente se encuentra en Costa Rica. Se casó con una poetisa y por ser protegido del Presidente Francisco Menéndez tuvo que abandonar El Salvador hacia Guatemala huyendo de los nuevos gobernantes. José de la Cruz Mena tomó el libro en sus manos y lo hojeo delicadamente, era la segunda edición y comentó: al Sr. Darío lo he visto en varias oportunidades, en León le aprecian, en ese entonces yo era un niño.

- Bueno –interrumpió el Maestro Tomás- quiero que me haga un “volado” como dicen en El Salvador, entregue usted esta carta al joven Ambrogi, búsquelo, no le será difícil encontrarlo, su domicilio en muy conocido., pero también quiero que vea esta correspondencia que me la ha enviado mi hijo y que me ha pedido que se la muestre, vea nada menos que el “Tratado de Instrumentación” de Héctor Berlioz, pues bien si tiene tiempo, al menos unos tres o cuatro días, podríamos por las tarde estudiarlo un poco, creo que para donde usted va, será necesario que conozca algo.

La tarde trascurrió entre comentarios, las clases que había

recibido hasta la fecha, José de la Cruz, de parte de don Tomas y las de Manuel, fueron muy importantes para el resto de su vida, había ampliado su horizonte, tenía un concepto de una Batterie Fanfare, de las marchas más notables del mundo, y estaban en sus manos instrumentos musicales de vientos que estaban siendo ingresados a las Bandas Musicales de Viento. José de la Cruz Mena además de los que aprendió en el seno familiar ahora tenia en su haber iniciarse con el Bugle con el Maestro Cousin, un concepto de Cornetín de llaves con un sonido suave, generoso, quizás dulce. Con los Adalid Gamero el Barítono, una suerte de tuba más liviana, el pícolo un flautín de sonidos agudos que fue parte de la influencia de Sousa en su estilo marcial. José de la Cruz salió de Tegucigalpa y llegó a un pueblo de pescadores desde donde partían las pequeñas embarcaciones llenas de viajeros

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hacia el puerto de Amapala en una isla en el Golfo de Fonseca., donde se abordaban los barcos de gran calado de línea internacional.

Amapala. Ha amanecido, José de la Cruz, llegó de noche al puerto y solamente tuvo la oportunidad de hospedarse en una pequeña pensión cerca de la antigua parroquia de cúpulas de media naranja. Amapala es un puerto con una ciudad muy pequeña, sus calles empedradas son estrechas en medio de filas de casas de adobe y tejas curtidas, el muelle concurrido por una pequeña multitud que despide a los suyos, Mena solitario con un maletín de cuero, viste con buen trapillo, boleto en mano sube la escalinata; minutos después una fuerte bocanada de vapor sacude el silbato ronco del barco previniendo a los marineros que pronto el capitán dará salida al Vapor. Es el León XIII, conocido por los viajeros permanentes. Los pasajeros que van a La Unión se alistan. Muchos de ellos habían abordado el vapor en otros países unos regresan de Chile. Después de un corto viaje en las agua, el vapor se ha detenido a unos dos kilómetros de la bahía. Los pasajeros son bajados en unas canastas hacia unos lanchones planos. Cuando la marea está baja se ven los cargadores bajando las cargas y muchas de ellas son sacadas de las aguas cenagosas en hombros y en las espaldas curtidas. Los cargadores caminan en fila desde los lanchones hacia la costa.

La ciudad de La Unión no está situada en la costa meridional, sino en uno de los pequeños bahías accidentales del gran golfo de Fonseca. El puerto es uno de las obras del vasto conjunto de lagunas abrigadas que forman el golfo y sus archipiélagos que se abre en una extremidad de la bahía secundaria que penetra en el interior del país. Al norte el Conchagua vigilante y rechoncho, y el río Guascorán que desemboca en la bahía. Las payas de arenas negras brillan en el sol.

El tiempo de viaje es corto, el Golfo de Fonseca se abre entre tres fronteras, marítimas. A un lado las tierras nicaragüenses al otro las tierras salvadoreñas. En la medida que avanza el buque, las grandes islas del golfo se asoman entre una suave niebla. Son pequeños cráteres, islas volcánicas con arenas negras que brillan por el sol.

Sentado lee un diario que se ha encontrado, es El Fígaro. Tiene noticias de hace dos semanas, pero es interesante darse cuenta de alguna que le permita ambientarse. Otra bocanada de vapor sacude el silbato y el movimiento sobre la cubierta se agita. En estribor se aglomeran en las barandas de acero para divisar las cosas salvadoreñas, desde la cubierta se puede ver el litoral se advierte buen tiempo soleado, el viento sopla suave sobre le barco que lentamente se va acercado para dejar las aguas del golfo.

Los pasajeros se aglomeran, José de la Cruz no tiene carácter para manifestaciones tan efusivas, pero no es insensible al medio, todo lo contrario, se ha apropiado de la belleza, del vaivén del buque, cuando

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la brisa se convirtió en viento fuerte en medio golfo y suavizo su ritmo en el último tramo de la ruta sobre el golfo.

El León XII, ha zarpado de La Unión donde se quedaron muchos pasajeros que harán travesía hacia otros departamentos. Llegar a San Salvador por ese puerto es un calvario. Ahora el barco enrumba su proa hacia el oeste para luego hacer un giro al norte en navegación costera. Un fuerte sonido anuncia que tomaran el rumbo de la mar pacífica. Los pasajeros comentan sobre el viaje a la capital por la Unión. Luego de varias horasel barco se enrumba hacia el puerto de La Libertad.

Un mar tranquilo, un cielo lípido con un sol radiante, el litoral salvadoreño se puede ver desde el costado del barco. Una algarabía de gaviotas siegue a la embarcación y los niños y adultos lanzas comida al mar para que las aves marítimas coman. Un vuelo de Albatros pasa rasante por el agua. Se ve cerca el litoral, árboles, palmeras y techos de rojo ocre donde viven los pescadores. El vapor sale violento del corte del silbato y anuncia a los pasajeros el inminente arribo al puerto. Un muelle de hierro espera el arribo, en la superficie los marineros alistan los cabos. El León XIII ha llegado a puerto seguro y José de la Cruz Mena, baja seguro por la escalinata hacia el muelle techado que es toda una novedad en la ruta por Centro América.

Baja y pasa entre la multitud que se aglomera. Gritos de júbilo, manos que se agitan, pañuelos, damas que retiradas de la multitud y estoicas esperan que alguien baje para recibirlos, Ofertas de carga, carretones, novedades de hielo: Minutas de colores. Fuera del muelle, diligencias, mulas, carretas, caballos de buena silla esperan, unos son de alquiler, otros ha sido llevados para trasladar a alguien a cualquiera de los pueblos o a la Capital. Son 40 kilómetros hacia San Salvador.

José de la Cruz consigue cupo en una diligencia, el viaje será corto pero cansado.

Dos horas después la diligencia detiene su marcha en una tienda. Los pasajeros se bajan y estiran sus piernas. José de la Cruz lentamente sale, y pregunta.

-Dónde estamos? – Uno de los pasajeros le contesta- Este pueblo se llama Zaragoza

El pueblito de 1, 238 habitantes censados en 1890, ocupaba el

antiguo ejido de Huizucar o planes de Tempisque del Vanillo, era un oasis sencillo y tranquilo para los pasajeros. Los caballos eran cambiados, y los pasajeros podían ocuparse de sus propias necesidades. Un comedor y cantina atendía con esmero al pasajero. Estaba a pocos kilómetros de la capital

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Capítulo XI El Salvador El día se acumuló entre las nubes que anunciaban lluvia sobre la

capital. La diligencia entró a la capital entre charcos y niños que corrían detrás del vehículo, casas humildes, cercos de flor de Izote entre casas, poco a poco comenzaron a divisar las edificaciones más sólidas de la ciudad.

San Salvador situada en uno de los valles más fértiles del país, que desde las pendientes orientales del volcán de San Salvador se inclina hacia el lago de Ilopango. Sus campiñas cubiertas de cafetales y otras plantaciones son bañadas por el río Acelhuate afluente meridional del río Lempa; y, casi inmediatamente al sur, corren otros riachuelos que descienden al Pacífico por los valles paralelos. Ciudad protegida por barrancos y grandes fosos. Ciudad que tiembla con frecuencia y el tesón de sus habitantes y gobiernos le devuelven el esplendor.

La diligencia se detuvo en el Hotel El Nuevo Mundo. Un edificio de una sola planta que ocupa la calle y avenida. La diligencia se detiene en el portón del vestíbulo y se bajan los acompañantes de Mena. José de La Cruz, no tenía opción y pasó a registrarse.

Cuando sale a la calle se fija que frente a un edificio de columnas. Se acerca al botones y le pregunta: - disculpe usted, ese edificio cómo se llama?

El botones respondió: ese edificio es el Palacio Nacional Gracias, - le preguntó nuevamente: - dónde queda la casa de la

familia Ambrogi, disculpe que le haga preguntas. - -No tenga usted cuidado, puedo enviar a un cipote para que le

indique la calle, es muy fácil llegar, segunda avenida y sexta calle poniente. Es la “Casa Ambrogi”

José de la Cruz respondió: - si, muchas gracias. Mena llega a la calle y la avenida indicada. Está frente a un

edificio de cuatro niveles. Lo más grande que sus ojos había visto era su catedral, ahora frente a una casa de habitación que ocupa una parte de la cuadra por la calle y otra por la avenida, portón principal esquinero con bellísimas decoraciones en las cornisas que dividían los niveles, balcones corridos de barandales en hierro forjado, sobrios ventanales rematados en frontones clásicos romanos, vidrieras de tableros, paredes decoradas al estilo florentino, el último piso rematado por una terraza trapezoidal con Términos coronados con macetas, y unidos por una platina como antepecho sostenida por balaustra de ánforas de cuello largo. No vio nada igual en Tegucigalpa, ni en Managua. En el momento que se detiene en el portón principal, este se abre y aparece un joven

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¿El Sr. Arturo Ambrogi? – Pregunta José de la Cruz El joven le contestó: - Soy yo Rápidamente José continua – mi nombre es José de la Cruz Mena, soy nicaragüense y he llegado de Honduras el día de hoy. Recién he llegado, le traigo una carta del Profesor Tomás de Adalid. ¿No lo atraso? El joven Ambrogi – exclama Ahh!! Del Sr. De Adalid, ¡Que bien!, y cómo se encuentra..

- se encuentra muy bien. - Vaya, que bueno, permítame, pase por aquí,

José le sigue y mientras el joven poeta le comenta: creo que está enterado que en estos últimos dos años hemos tenido algunos problemas nacionales, ha habido cantidad de muertos, los ciudadanos están divididos….por aquí…. Es un problema para todos. Bien. Tenga la bondad. Tome asiento, desea tomar algo,… el viaje….fue …. José le contesta: - no ha sido difícil, he tomado algo en el hotel…

- En cuál hotel se ha hospedado? - Estoy muy cercad de aquí, estoy en el Hotel Nuevo Mundo. - A que bueno, es muy buen hotel, creo que es el mejor….ese

hotel fue tomado por los militares…. Ah!! Se me olvidaba… ahí estaba hospedado un coterráneo suyo el periodista y poeta don Rubén Darío…. Estuvo dirigiendo el Diario La Unión, pero como estaba protegido por el Presidente Menéndez salió para Guatemala… ya se imagina, del Palacio se cruzaron a buscarlo y el resto es historia. .

- Yo no lo he visto en los últimos años, lo conocí cuando yo era niño y él un muchacho. Ahora solamente tengo referencia de él tengo noticias que ha triunfado. Don Tomás me enseñó el libro que usted le envió

- Qué bueno, yo tengo otro ejemplar autografiado, y exactamente donde usted está sentado, estuvo sentado recién había llegado a San Salvador….bueno pero veamos que dice la carta…….

Mientras el joven Ambrogi leía la carta, José de la Cruz, observa los detalles de la casa. El corredor amplio y el despacho del Sr. Ambrogi era sobrio con un hermoso reloj de péndulo y una panoplia donde se encontran dos sables con borlas en el puño.

Se sorprende cuando escucha: pues bien siéntase como es su casa, esta ciudad es suya, hoy por la tarde lo espero para llevarlo a la casa de un amigo, tengo entendido que está interesado en ser miembro de la Banda de los Supremos Poderes….quiero que sepa… que aunque no tenemos buena relación con el gobierno del Sr. Ezeta, si tenemos personas que nos escuchan y son amistades de años. Mis padres están de viaje, se han quedado varios días en Santa Tecla, en casa de la

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familia Guirola. Ellos estarán mañana al medio día, puede ser que podamos verlos. Dependerá de su tiempo.

José de la Cruz se levanta y agradece la atención, y le pide la hora en que debe llegar. Quedan que a las cuatro de la tarde.

Regresó al Hotel. De regreso Arturo Ambrogi, tenía una carta y se la entrega. Luego le

saluda. -Cómo se encuentra, me supongo que ha descansado. Esa carta es

para el Sr. Giovanni Bartocci, es un hombre de mucha edad, llegó a este país procedente de Honduras, se estableció en San Miguel y en una oportunidad que mi padre llegó a esa ciudad para hacer unos volados, por las circunstancias de la vida, mi padre estaba en la alcaldía y escuchó a un hombre hablando castellano con acento italiano… así fue que lo conoció…lo demás es historia…es un gran músico…. Es uno de los que entusiasmaron a los militares y al Presiente de aquella época para que se formara una banda…era una banda conocida como la de Cornetas y Trombones…. Así nace la de los Supremos Poderes….. Interesante no? Todo tiene su génesis. Aquí va a encontrar las escuelas de música fundada por españoles como don Manuel Navarro, Juan Guido y José Martínez, . . Tenían visión.-..Tenían visión…..y suerte…los escucharon…ellos fundaron la primer banda regimental de todo el área….. Ya murieron,,Ellos llegaron creo que en la…. Bueno llegaron hace más de cuarenta años.

José es un joven sencillo; solamente se ha encontrado hombres muy versado, estudiosos, personas de talento.

José intervienes y le dice: creo que el Profesor de Adalid le ha informado que tengo interés en quedarme en esta ciudad, le ruego que me indique, donde puedo encontrar una casa modesta de alquiler, el hotel es muy bueno, pero no podría pasar mucho tiempo en…

No se preocupe… eso lo solventaremos hoy….lleve usted la carta donde ese amigo y…santas paces….

Está bien…. Respondió- José de la Cruz. Un día nuevo y se apasiona por el interés de encontrar al Maestro Bartocci, así mismo decide antes de todo, escribir a León. Las noticia del El Fígaro no son las mejores, hay un artículo sobre Nicaragua y otro que anuncia la llegada de Rubén Darío a Colombia. Sale del hotel y recorre las calles principales del centro de la Ciudad. Al ver la antigua catedral, recuerda su León, donde la mole desde su montículo sagrado observa a la ciudad silenciosa. Compara y solamente sonríe. Dos torres con cúpulas peraltadas rematadas con linternas, un propileo adosado al cuerpo principal de la estructura. No es esa estructura una mezcal de

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barroco y neoclásico a la que se acostumbró su visión desde niño .Esta estructura es elegante, espigadas y tiene una mezcla de detalles arabescos. Mena escruta sobre los detalles. Los diseños de las casas de las principales familias compiten con los mejores estilos europeos, la clase económicamente sólida es agro-exportadora, el café es el principal sostén. Los metopas, frisos, estilos de columnas, biselado en las ventanas, y remates de las columnas adosadas son el signo evidente de quién pueda pagar a un Marco Vitruvio Polión nacido en El Salvador. Recorre al ciudad llega al parque Dueñas y toma un coche para que le muestre la ciudad, cuando llega al cuartel de El Zapote, se queda extasiado viendo las dimensiones de la edificación lo torreones en cada una de las esquina llena de troneras. Dos plantas. En la segunda maravillosos corredores y los ambientes interiores con luz y aire que entran por unos ventanales al mejor estilo clásico. En Mena hay un espíritu que no es el de un simple músico aventajado o muy virtuoso, en él hay más que eso, una sensibilidad que se esfuerza en romper las cadenas que la atan al formalismo de los pentagramas. Mena tendrá que hacer un esfuerzo para salir de la cárcel que lo ha aprisionado el modelo educativo que ha tenido. Ser creativo será una etapa nueva en su vida. Ser parco equivale a ser observador, se fija en los detalles, atiende los sonidos y tiene capacidad para hacerlos giran en su mente hasta donde cree que tienen mejor forma. Piensa que tendrá que espera para atreverse a componer. Es exigente consigo mismo por eso ha aprendido rápido Pero ¿Qué tiempo tendrá esa espera? No será el tiempo, sino el precio.

Un coche lleva a José de la Cruz hasta la casa del Profesor Bartocci ha llegado a una zona donde las estructuras de las casas evidencian la presencia de un grupo social de solvencia económica. El cochero se detiene y le dice: 14 calle Sur, No 50 Mena responde con una pregunta – Aquí es?

- Si señor, esta es su dirección, lo espero, me voy o usted me dice si regreso y a qué horas.

- Está bien quédese,… espéreme por favor … no tardaré ∞ El Sr. Bartocci? Pregunta al joven que abre la puerta y este le pregunta- usted es el señor Mena.

- si

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- Pase usted, el señor Bartocci le espera, sígame por favor. Al llegar a la puerta de la biblioteca el joven lo anuncia- Maestro Bartocci el Sr. Mena.

- Pase usted adelante, hoy pasó brevemente el poeta Ambrogi y me ha dicho que usted vendría.

- El le envía a usted esta carta - Si, si, me habló de ella, no pensaba pasar por aquí pero me

habló de su llegada a San Salvador…..tenga la bondad tome asiento…desea tomar algo? Tengo un buen vino italiano, solo en Italia puede haber vino, no los alemanes ni los franceses tienen los mejores…..Italia tiene la mejores tierras para sembrar la mejores uvas que dan el mejor vino….desea tomar una copa?

- Claro que sí, lo acompaño. Mientras escancia el vino continúa- cuénteme que hace por estar tierras?

- Esta es la carta que le envía el Sr. Ambrogi…. - Así….Ambrogi….Ambrogi….en un buen amigo..a veces muy

despistado pero tiene un gran corazón .. igual que su padre…..- abre el sobre y despliega la carta, mientras lee, toma la copa y bebe y agrega- bien joven Mena..

- Mena rápidamente le pregunta: ¿Qué me dice Sr. Bartocci? mañana tengo una reunión con el Maestro Drews, Hiendric Drews. El es de origen prusiano…. Un gran maestro muy bien instruido en bandas militares, él es una persona de mediana edad fue militar prusiano estuvo en la Escuela de Música…., los problemas en Europa lo han traído a este hemisferio…Escuche joven Mena, yo estuve con Garibaldi en su país,,, en Granada.. nos encontramos en un pequeño hotel situado detrás de una iglesia en el centro de esa ciudad, yo estuve muy poco tiempo, yo era muy joven cifraba los veinte años. Bien. Son recuerdos.. usted me perdona pero no podía pasar por alto un recuerdo con alguien que vive es ese país.

- No se preocupe, yo entiendo y me agrada que se acuerde de Granada, le cuento… nunca he estado en esa ciudad..

- Qué lástima… hay un lago muy hermoso… bueno.. quiero que se entere que Ambrogi estuvo por aquí para que le busque a usted un lugar donde se pueda quedar con mayor confianza… talvez no más cómodo en el Hotel de mi compatriota ……...pero si con confianza para las cosas personales…., practicar, escribir, componer. algún vino o una damisela.. usted comprende. Sonríe y le contesta: me agrada Sr. Bartocci la delicadeza de esos detalles, nosotros somos bruscos…no somos malos …pero no somos finos,…muchas gracias.. Pero dónde queda..

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No terminó de preguntar cuando el maestro Bartocci le contestó….- Sencillo, sencillo.. Muy cerca de la catedral. Detrás de ese templo está una facultad de la universidad.. En frente hay habitaciones para estudiantes….son cómodas en dos sentidos… para vivir en ellas y para la economía…. Dinero. Mañana a las ocho de la mañana pasaré llevándolo por que a las ocho y media; nos reuniremos en el Casino Salvadoreño para conversar con el profesor Drews….., le parece bien…en todo caso,…me disculpa ..

Mena comprendió y le contestó. No tenga pena, tengo un coche esperándome… Cuando se dispone a salir después de un fuerte apretón de manos el Sr. Bartocci le dice:.Sr. Mena no se olvide que llego al hotel a la hora convenida. En el Casino El Salvador se encuentran los convidados El maestro Bartocci hace la presentación

- Profesor Drews el Sr. Mena es un músico que ha estudiado en Nicaragua en la Escuela Nacional de Música del Gobierno de Nicaragua, que dirige nuestro amigo el Profesor Alexander Cousin… estuvo en Honduras con los profesores De Adalid y tiene interés de ingresar a la Banda de Supremos Poderes de este país, me lo ha recomendado un buen músico que estuvo en nuestra banda hasta hace poco, un buen maestro sabe a quien recomienda. Ustedes los prusianos tienen muchas manera de expresa la idoneidad de un caballero. A mi amigo el profesor Montes usted profesor Drews le puede comprar un caballo El Profesor Hiendric Drews fija un monóculo y subiendo las cejas se dirige a José de la Cruz: -Cómo está Sr. Mena, las bandas no tienen plaza, dependen de presupuesto. Actualmente no disponemos de gran presupuesto, quiero que usted conozca nuestra situación, sin embargo usted podrá quedarse con nosotros hasta que usted decida. ¿Está bien? Lo espero mañana para llenar requisitos e integrarse a los ensayos. El Maestro Bartocci lo llama aparte y le dice: Se da cuenta lo del caballo funcionó. Si un hombre es honrado no le va a vender un caballo enfermo con defecto. Los prusianos cree en la honorabilidad. Bien, No sé, pero se ha fijado como extranjero que igual que en Europa existen afinidades entre pueblos. Es un fenómeno humano, aquí en El Salvador no hay mucha simpatía por los guatemaltecos, y no con todos – levanta la mano y con el dedo índice hace un gesto de advertencia – por que

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yo creo que en los guatemaltecos hay una conciencia cultural y social en ellos..... no encuentro palabras para definirlo, pero me parece que ha influido en el carácter de ellos todo el proceso histórico de la Capitanía General, se consideran los más importantes, dicen que los demás son “jinchos” pero ustedes los nicaragüenses son apreciados, algo hay en común por que las cosas tienen una respuesta, creo que es que en Guatemala la sociedad está muy dividida entre los herederos de la Colonia y los que fueron dominados por los conquistadores. Salvadoreños y nicaragüenses son mestizos. En Comayaguyela conocí a un compatriota que estaba radicado en Nicaragua, Alfredo Ferrety. Romano. En Granada tiene un pequeño hotel, el romano me contaba que ustedes no se llevan muy bien con los vecinos del sur, los costarriqueños, Qué hay de cierto¿ Mena que lo ha estado escuchando le contesta: sé muy poco sobre eso, pero tengo entendido que si, pero sobre todo los que viven en Granada y Rivas. Parece que los ticos creen que viven en Europa. El maestro Guido se ríe y vuelve al tema: - así es el mundo Mena interviene y le pregunta: - ¿y en Italia Guido ríe y le contesta: eso es un pandemonio, un napolitano es diferente a uno de Mantúa , un genovés a un veneciano. ¡Porca Miseria! Exclama. Aquí los quieren a ustedes, fíjese en esa puerta que está frente a nosotros, pues bien, hasta hace poco fue visitado por cantidad de nicaragüenses e intelectuales salvadoreños, ahí estaban las oficinas del periódico “ La Unión” que dirigía el joven poeta Rubén Darío, que es de allá donde usted nació, era muy visitado por gente de gobierno, joven muy elegante en su vestimenta, afable, de voz baja, una vez me entrevistó por que conocía sobre un programa cultural que le daríamos al Presidente Méndez, que era todo un caballero, pero le dieron un “Coup d.C. ete” los golpista cambiaron el programa y no fue ésta orquesta la que se presentó, sino, la de la Brigada de Santa Ana, su compatriota se fue para Guatemala desde donde escribió todo lo que sucedió esa DIA y ahora este gobierno lo tiene proscrito. Solamente Solón Arguello y Félix Medina aquí tienen las oficinas de su viejo periódico “El Heraldo” cuando me vine a vivir a la capital, conocí a Román Mayorga, pero eso fue hace mucho tiempo.

Mena es un jovencito su vida en León no ha estado vinculada directamente con la vida intelectual, su ocupación familiar es la música y desde esa posición ha conocido a muchas personalidades, sin tener ninguna amistad, salvo la de sus amigos de barrio o de colegio, que

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lograron continuar los estudios, y está frente a un extranjero, italiano, que como todo extranjero hurga sobre el tejido social y conocen mucho más sobre las instituciones del estado y de la sociedad que los mismos nacionales. Bartocci es un buen conversador y da mucha confianza, le encanta hablar de arte, música y de las culturas, de sus viajes y sus vinos. Católico critico del Papa. Liberal al fin. El maestro Bartocci continúa la conversación y advierte que tiene una esponja escuchándolo y le pregunta: ¿Ha leído usted algo de su compatriota? – Mena le responde: No, no he tenido la oportunidad de leer nada de él. A don Rubén Darío, lo he visto dos veces en mi vida. Bartocci lo interrumpe y de dice: guaglione, vero, yo también. Dos veces lo he visto. Una de ellas fue en la mesa de una celebración, yo estaba a la orilla de Drews y del Dr. Prowe. Lo aplaudieron con delirio. Creo que leyó su poema a la unidad centroamericana. Aquí le dedicó una poesía a Olmeda – pronto sabrá de quien se trata, y también un soneto a mi compatriota Aberle creo que uno de los versos dice:

Calla, que cuando tú mueves la mano Y notas das a los favonios lentos

De tu ITALIA se escuchan los acentos En las cuerdas sonoras de tu piano.

Me lo aprendí por que en ellos estaba la mia patria. Brillante poeta es el joven Darío, no comprendo porqué usted no ha leía algo de él. Mena le responde: he leído muy poco, me he dedicado a la música. Una vez comencé a leer la Divina Comedia y.. no continué. Bartocci le responde: usted es un guaglione, le falta mucho que prender de la vida, si quiere saber, lea, lea, lea a los clásicos eso lo hará sabio y prudente – en ese momento comienza a caminar y le dice a Mena: - salga por esta puerta, lo voy a llevar donde doña Dominga para que tenga un lugar adecuado y pueda ahorrar. Salen del Casino y antes de abordar el coche se le acerca a Mena, vuelve a ver para ambos lados con la seguridad de que nadie lo este escuchando :- Joven Mena usted se encuentra en un cuartel militar, tenga mucho cuidado, no de sus compañeros sino de lo que puede suceder, este gobierno tiene demasiados enemigos y no hace falta que todos lo derroquen, basta un puñado de valientes. El Presidente Ezeta creo que va a tener problemas, hay mucho descontento entre los pobres, al final eso no importa, pero si hay descontento entre los ricos, si que importa y si se juntan la pasión castellana y la temeridad indígena aquí entonces va a pasar algo.

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Toman el coche y el maestro Bartocci da la dirección: llévenos a la

Universidad y dirigiéndose a Mena le dice: frente de la casa de estudios está el lugar donde vamos, es la casa de mi amiga Dominga.

Mientras conversan el coche se detiene en el lugar indicado, bajan y después de pagar y agradecer al cochero el maestro dice: esta es la universidad, es parte del trabajo del General Francisco Malespín. Mena inmediatamente le pregunta: ¿Este señor no es el que estuvo en Nicaragua? Si – respondió y continuó – triste fin tuvo, era un hombre que le gustaban las Bellas Artes, creó una banda musical en sus mejores tiempos, ma, ma, el obispo lo excomulgó porque fusiló a un cura en Nicaragua y cuando encabezó una revuelta encontra del gobierno, entró por la frontera con Honduras, por Chalatenango, en un pueblito llamado San Fernando, lo emboscaron le destruyeron su ejército cerca de un río y cuando encontraron su cadáver flotando, el General Fernando Galdamez le cortó la cabeza, la puso en una jaula y la exhibió en todo el camino hasta llegar Mejicanos....... pues bien joven Mena, mi amiga Dominga es hija de Galdamez, pero no se asuste es buena mujer. No corta testa. Mena se rie mientras el maestro lo invita a cruzar la calle señalándole la casa de huéspedes de Dominga Galdamez.

El sopor del día le hacía frente a ráfagas de viento que pasaban entre el río y los é de Tigüilote, y había siempre una sensación de frescor seguido de un calor permanente. Mena se levantó y con sumo cuidado ingresó a las cuatro paredes que le albergaban no sin antes decirle a Pánfilo: es difícil para mi esto, pero no tengo alternativa, no debo de renegar, tengo que hace mis necesidades te podes imaginas lo que eso representa para mi. Muchas veces, más bien todo el tiempo tengo que soportarme a mi mismo, por dicha Rubén Galeano me consiguió una de esos asientos con gaveta para poner la bacinilla y ya sabes... y el hoyo para poder sentarme... quién sabe dónde la consiguió,...aunque me dijo que era de su mama..... bueno. Termina de hablar y cruza el umbral, Pánfilo se queda esperando viendo los detalles de las cuatro paredes y, se voltea con las manos dentro de los bolsillos del pantalón,

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espera y, cuando se ha quedado fijo viendo el paredón del otro lado del río, oye unos pasos y solamente gira la cabeza y en ese momento escucha un saludo: - Cómo estás... que no me conoces - soy Jerónimo, Jerónimo Castellón -Así, don Jerónimo, disculpe es que estaba distraído -No te preocupes, muchacho, no te preocupes. Donde está tu tío - está adentro, pero ya va a salir. Mena desde dentro llama a Pánfilo: ¡Pánfilo! !Pánfilo¡, sacá agua del rió, allí está una lata pequeña, y la pones ahí por donde estás vos Pánfilo le responde, bueno, pero aquí está don Jerónimo Que no se vaya, que no se vaya, Al cabo de tres minutos sale con una lentitud apurada que se advertía no en los pies sino el en resto del cuerpo, sale y calculando llegar hasta la lata de agua, mete los muñones y frota uno con el otro. Luego como una pinza los uso para prensar los costados de la lata y la empujó para que se derramara el agua sobre la tierra. El sol se refleja en las aguas que corren en la pendiente. Lentamente sin separar mucho los pies, gira y pregunta - ¿dónde está mi hermano Jerónimo?

- aquí estoy muy cerca de vos. - Cómo te ha ido - Pues bien, hombré pasaba por el teatro buscando unos boletos y han vendido los 600 de Platea, están vendidos los boletos de los cuarenta y pico de balcones y por dicha conseguí en el gallinero donde quedan de los quinientos asientos unos cien boletos disponibles, parece que hay gente del gobierno que ha comprado boletos y gente de Managua que se han quedado en el Supone y en Metropolitan. Son babosadas los leones somos arrechos. Mena pregunta con suma sencillez: sabés si dentro de los asistentes hay alguna persona importante Don Jerónimo se pone a reír y le pone la mano en el hombro a Pánfilo y le contesta a Mena: - hombré este tu tío me asusta con sus preguntas, ya se le olvidó que cuando Chico Malespín, invadió León mandó a pactar a un Coronel llamado Manuel Oviedo con otro oficial. Creo que era coronel, no recuerdo cómo se llamaba; cuando se estaban bañando en este rió. Este río, allá por San Felipe - estás oyendo Josesitó,- hace una inflexión de voz para que Mena entienda y continua diciendo:

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Oviedo, se quería cambiar los botones de oro del uniforme de oficial por otros rústicos, no haga eso le dijo el Coronel hondureño a Oviedo, lleguemos a parlamentar con los oficiales de Casto Fonseca y que se den cuenta que somos muy importantes, entonces Oviedo el contestó que no se preocupara por eso, por que en León nadie es importante....... estamos claros Pánfilo...parece que a tu tío ya se le olvidó la historia.

Mena le respondió con mucha serenidad: - yo sé que estas bromeando, pero a lo mejor son importante en Managua o Granada. Jerónimo rápidamente le contesta, a pues si, sobre todo en Granada donde las lavanderas del lago creen que son de alcurnia. Mena sonríe y Pánfilo no se aguantaba la risa viendo a los dos amigos tratando de hacer el rato más humano.

-Se me olvidaba decirte que ya terminé el villancico que me dictaste el otro día, le hice los cambios que me pediste, ya está lo que no me has dicho es cuándo lo vamos ensayar y qué nombre le vas a poner....me dijiste que lo ibas a pensar ..... ¿Ya lo pensaste?

Mena sentado ya en su viejo taburete le contesta: - si, ya tengo el nombre, quiero que le estrenes con los muchachos en la misa de media noche el 24 de diciembre, y como es un regalo mió al Niño Dios, ponele “ El Leproso” Jerónimo y Pánfilo guardaron silencio, solamente se escuchaba el paso de las aguas del río entre las piedras.

✼ Santa Tecla se divisa desde una curva vertical, a pocos minutos estarán cruzando el pueblo hacia la pequeña finca. El verdor de las mesetas y la abundancia de aves son impresionantes, varias horas de camino valen la pena con la compañía de Martha María. El viejo músico interrumpe a Mena que ha recorrido el camino entre bromas y algunas palabras que tienen que llegar a entenderse sin mucha explicación, esas que las mujeres tiene que guardarse antes de dar una respuesta porque tampoco la están solicitando pero que si tienen un seguridad de la intención. Mientras caminan y las ideas se cruzan entre lo que se piensa y lo que se tiene que contestar que obedece a la conversación que está en el primer plano, el viejo músico los interrumpe señalando algunos lugares donde pasó su

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niñez y vivió parte de su adolescencia, se detiene y señala haciendo un arco al gira el brazo de un lado hacia otro: - Vea joven Mena, por ese lado me dijeron que van a tender una

línea férrea que va a unir Santa Tecla y la capital, eso será muy bueno para los productores de esta zona, será bueno para mi familia que tendremos la oportunidad de sacar la cosecha que hoy se hace difícil. Cuando me retire de la banda, me vendré para acá y volveré a mi vida entre las montañas. Ahhhh, que felicidad respirar este aire maravilloso.

- Mena le pregunta: - verdaderamente que usted tendrá una vida muy tranquila.

- Eso espero muchacho, eso espero. En la finca le ha bastado como almuerzo un armadillo que cazaron muy temprano los hijos del mandador, tortillas pequeñas gruesas y un guiso de flor de Izote, frijoles cocidos con apazote. Oh manjares del campo. Mena invita a Martha María a recorrer uno de los senderos de la finca, entre una alameda de naranjos, caminan lentamente con la orquesta de las chicharras en los árboles de guanacaste, a la orilla del sendero donde la tierra se ha llenado de musgo y se respira la humedad fresca, está un viejo tronco que sin lugar a dudas ha sido un lugar para descansar, a pocos metros hay otro sendero solamente para caminantes. Mena invita a sentarse a Martha María. La situación no se ha puesto difícil, los mensajes sutiles que ambos se han enviado se comienzan a concretizar, ella ya ha cedido a algunas caricias. Se ha soltado las trenzas y ha extendido su pelo largo, negro y grueso sobre sus espaldas, Mena la toma de los brazos y adelanta las mejores palabras desde el fondo de su timidez. La tarde se inclina lenta en el horizonte, el sol alumbra sin la fuerza del cenit, la luz es difusa y suave, Mena se ha descubierto apasionado y se desborda. Un Golondrina juguetea en los cielos abiertos. El joven músico dejó de ser célibe y místico como los viejos violinistas de León, que la fuerza del espíritu y de la carne los convertía en receptores de las más nobles y místicas inspiraciones para componer y ejecutar. Seis meses después. Martha María oculta una realidad, temerosa esconde entre las faldas largas y la blusa de gola parte de su cuerpo. En la mañana se acercó a la ventana y puso su mano en su vientre y dijo para ella: - ya no puedo dudar.- Sirvió el desayuno y espera a su padre que salga de su habitación como de costumbre. Pero no fue así. Toma un trago de café y se va a la puerta del cuarto y golpea: - papá, papá, ya está el desayuno.

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Pero no contesta y vuelve a golpear y no espera hacerlo tres veces, empuja pa puerta y ve a su padre acostado de lado, con la mano derecha caída, los ojos cerrados y la cara con el color verdoso mortecino. Se acerca lo toca y se da cuenta que está muy frió, no pierde tiempo, sale y cruza la sala llevándose el rebozo, sale a la calle y toma rumbo hacia la casa de Mena. Toca la puerta y sale Mena y le pregunta: - qué te pasa, Ella contesta ya con el llanto suelto en la voz y la garganta: - mi papá, mi papá ¿Qué? Está muerto, amaneció muerto. Triste mañana, sol entre nubarrones de un invierno que ya no tienen la fuerza de mayo y el negro crespón tiende sus flecos en la puerta principal de la casa. Mena se ocupa de Martha María. La banda ha llegado al entierro, y la pompa fúnebre se desarrolla en la dignidad de un maestro y de un hombre de honor.

Por la noche, Mena acompaña a Martha que aún esconde un secreto, la soledad se ha sentado en una silla arrinconada en la sala, ambos sientes que falta algo y comenta Mena: tengo la impresión que, aun, estando nosotros en la casa, se siente un ambiente de soledad y de vacío. – Martha se acerca y le dice: a lo mejor esta soledad que se siente, ese vacío al que te referís, que siento en mi corazón que es la ausencia de mi papá, a lo mejor otro ser venga a llenarlo. Mena la queda viendo y se limita a decirle: ojalá Dios te oiga. Ella sonrió

Seis meses han pasado, Mena ha recibido varias cartas de sus

hermanos, Ana ha contraído matrimonio con un joven apellidado Quintana de la zona de Zaragoza. Carlota igual se ha casado. José y Jesús Isidro también han tomado la decisión de abandonar la vieja casa familiar. Mena echa de menos la bulla y el estruendo de la familia en los días cuando todos, revisa sus papeles y encuentra su primer intento de compositor: El Nacatamal es todo un secreto no se ha atrevido a presentar por miedo a la censura de sus maestros. Es su primera composición, con una gran evocación al arte culinario de su tierra.

En Nicaragua ha estallado una guerra civil, y las fuerzas beligerantes firmaron un acuerdo de paz en Sabanagrande el gobierno del Dr. Sacasa ha finalizado y hay una Junta de Gobierno. Su hermano Pedro no aparece aún.

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Mena ha logrado tener nuevos amigos, en la banda, además del respeto de algunos estudiantes que se encuentran en la misma condición de inquilino y comensales de Doña Dominga. Don Crisanto Botrán Falla le ha invitado a una pequeña propiedad que heredó hace muchos años y que está ubicada en Coatepeque, 25 kilómetros de San Salvador, es finca de árboles frutales y se encuentra en los bordes de pequeño lago de Coatepeque, la invitación ha sido aceptada por Mena, y la fecha es para el receso de Julio. Don Crisanto en un veterano de la música y quedó viudo hace tres años vive con su hija Marta Mercedes Botrán, a la que ha visto en dos ocasiones en que ha llegado a visitarlos. El Sr. Botrán es hombre muy conservador en ideas, religiosos y procura abstenerse de licores, su hija se ha ocupado de las labores domésticas, el hijo mayor José Crisanto es oficial del Ejército, contrajo matrimonio con una amiga de Mejicanos y actualmente pertenece al Segundo Regimiento de Infantería.

Mena recibe más a menudo invitaciones a la casa de los Botrán.

Marta Mercedes ha intimado en conversaciones con él. Bajo la mirada del padre, las conversaciones no han pasado de contar las experiencias vividas, las diferencias de comidas, de habla, de algunas costumbres particulares entre las familias, y de vez en cuando el viejo músico interviene demostrando delicadamente que está atento a los temas que conversan.

Cuartel “El Zapote” la Banda de los Supremos Poderes se prepara para una exhibición en el Teatro Colón, el interés del gobierno es presentar y profundizar el lado cultural y artístico del ejército y una impresión política del Presidente. Mena está muy preocupado, en la mañana antes de llegar al cuartel se puso algunas compresas tibias con algunas hierbas que le ha recetado amigos al notarle unos contornos rosados sobre las cejas Siente en las madrugadas y dolor en el antebrazo que va, desde el codo hasta los dedos meñique y anular. Un minuto antes de las siete el maestro Drews ha cerrado la cubierta de oro de su reloj de bolsillo, y se encamina hacia el entablado, mientras los músicos están vestidos de gala sentados cerca de sus atriles. No se oye ningún murmullo entre ellos. Drews ha sido muy riguroso y explicito sobre los sonidos inútiles. Cuando está en el centro y de espaldas con batuta en mano, las cortinas comienzas es deslizarse, recogiéndose hacia los lados.

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En ese momento el público asistente ve la figura del Director de la Banda, el Sr. Hienrich Drews, con músicos invitados de Guatemala y Costa Rica, además de integrantes de las bandas de San Salvador y Santa Tecla. Drews ha logrado un número de ochenta artistas. El público hace una ovación. Mena es un músico más entre una pléyade de virtuosos hombres mayores y de gran experiencia. Los mejores que el ejército ha podido contratar con la anuencia y visto bueno de Drews. El Presidente General Carlos Ezeta y su señora esposa se encuentran el un balcón bellamente decorado y sigilosamente protegido. En platea los invitados lucen sus galas, las exigencias de la sociedad salvadoreña se advierten en el buen gusto, la sofisticación de sus modelos sociales y la serenidad ante situaciones que para otros serían oportunidades para el desborde de emociones. Mena el jovencito está entre los grandes. Ve en tal situación la punta del hilo que seguirán sus sueños. Ve al maestro Drews. La delicadeza en la dirección de la orquesta contrasta con la rudeza que explota en su persona cuando está en los ensayos. Mena lo comprende y no se desanima cuando le toca recibir la reprimenda. La orquesta ha comenzado y el brazo del corazón, se agita con vehemencia mostrando al Drews que todos esperan. La batuta imprime la energía de la dirección y sentido. De vez en cuando levanta la barbilla y su melena blanca se bambolea como una ola llena de espuma. Los músicos serenos y con el corazón puesto en los labios, expulsan las notas que salen vibrantes de los bronces sonoros que cálidos algunos y roncos otros armonizan con los sonidos serenos de los cornos, y se agregan a las particularidades del pícolo que gorjea encima del tono de las flautas de plata.

El muchacho de León de Nicaragua mueve los pistones del barítono en un espectáculo que nunca esperó cuando frente al público, recuerda el solar patrio aún convertido en provincia. Los redobles y timbales al resonar sus tímpanos, mueven las fibras hasta del más circunspecto cuando se añaden a la armonía y la genialidad de quien ha logrado integrar lo sonidos, de quien le imprime su carácter y de quienes saben ejecutar y entender a los dos. El maestro Drews tiene una sorpresa inimaginable para los espectadores, los músicos han esperado el momento y ansiosos esperan la orden. Drews se baja de la tarima y dirigiéndose al público les dice: - Hemos esperado este noche para brindarle al Sr. Presidente General Carlos Ezeta y a su señora esposa Josefa Marroquín Sus hijas Carlota, Matilde, Emilia y Asunción, solamente un fragmento de la Opera de un joven de apenas 27 años que ya ha cosechado la admiración de Europa, se trata de Pietro Mascagni, el opus me la enviado un antiguo amigo

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que conocí en Milán, Alfredo Soffredini, que dicho sea, ha sido el maestro de Mascagni y de otro gran valor como es Giacomo Puccini del que tengo a bien recibida una de sus obras. En breve estaremos escuchando Cavaleria Rusticana del joven maestro Mascagni, que fue estrenada en mayo de 1890 y que es la primera vez que se estrena en un país latinoamericano. Muchas Gracias- El maestro Drews se inclina y va hasta su atril, entre los aplausos del público y un saludo de mano del Presidente de la República que se ha puesto de pie con su esposa. Cavaleria Rusticana cierra armoniosa la noche de Gala con los aplausos vibrantes de los espectadores y José de la Cruz Mena el muchacho moreno espigado aún con un dolor en su brazo izquierdo anota en sus recuerdos una noche inolvidable. El diez minutos, una vez que las cortinas se han cerrado la prensa local se aglomera alrededor de dos figuras: el Presidente de la República y el Maestro Drews, los músicos, todos acomodan sus instrumentos en los baúles. Al Salir del teatro, el cielo es esplendido estrellado se nota con sutil acento la cortina que de la vía láctea y una luna en cuarto creciente alumbra tenue.

Santa Tecla se divisa desde una curva vertical, a pocos minutos estarán cruzando el pueblo hacia la pequeña finca. El verdor de las mesetas y la abundancia de aves son impresionantes, varias horas de camino valen la pena con la compañía de Martha María. El viejo músico interrumpe a Mena que ha recorrido el camino entre bromas y algunas palabras que tienen que llegar a entenderse sin mucha explicación, esas que las mujeres tiene que guardarse antes de dar una respuesta porque tampoco la están solicitando pero que si tienen un seguridad de la intención. Mientras caminan y las ideas se cruzan entre lo que se piensa y lo que se tiene que contestar que obedece a la conversación que está en el primer plano, el viejo músico los interrumpe señalando algunos lugares donde pasó su niñez y vivió parte de su adolescencia, se detiene y señala haciendo un arco al gira el brazo de un lado hacia otro:

- Vea joven Mena, por ese lado me dijeron que van a tender una línea férrea que va a unir Santa Tecla y la capital, eso será muy bueno para los productores de esta zona, será bueno para mi familia que tendremos la oportunidad de sacar la cosecha que hoy se hace difícil. Cuando me retire de la banda, me vendré para acá y volveré a mi vida entre las montañas. !Ahhhh¡ qué felicidad respirar este aire maravilloso.

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- Mena interviene: - verdaderamente que usted maestro tendrá una vida muy tranquila.

- Eso espero muchacho, eso espero. En la finca le ha sido suficiente como almuerzo un armadillo que cazaron muy temprano los hijos del mandador, tortillas pequeñas y gruesas, un guiso de flor de Izote y frijoles cocidos con apazote. OH manjares del campo, no es la comida de la capital, menos la de León. Mena invita a Maria Mercedes a recorrer uno de los senderos de la finca, entre una alameda de naranjos. Caminan lentamente con la orquesta de las chicharras en los árboles de guanacaste, a la orilla del sendero donde la tierra se ha llenado de musgo. Y donde se respira la fresca humedad de la montaña, está un viejo tronco que sin lugar a dudas ha sido un lugar para descansar. A pocos metros hay otro sendero solamente para caminantes. Mena invita a sentarse a María Mercedes. La situación no es difícil, los mensajes sutiles que ambos se han enviado se comienzan a concretizar, ella ya ha cedido a algunas caricias. Se ha soltado las trenzas y ha extendido su pelo largo, negro y grueso sobre sus espaldas, Mena la toma de los brazos y adelanta las mejores palabras desde el fondo de su timidez. La tarde se inclina lenta en el horizonte, el sol alumbra sin la fuerza del cenit. La luz es difusa y suave, Mena se ha descubierto apasionado y se desborda. Un Golondrina juguetea en los cielos abiertos y cerró la paloma sus dulces ojos. El joven músico dejó de ser célibe y místico como los viejos violinistas de León, que la pureza del espíritu y de la carne los convertía en receptores de las más nobles y místicas inspiraciones para componer y ejecutar. Viajaban en éxtasis hacia la inmensidad del universo donde escogía en la armonía de los astros la música de la creación que se expande en un infinito. Esa era la visión de muchos músicos en su solar patrio. Seis meses después. María Mercedes oculta una realidad, temerosa esconde entre las faldas largas y la blusa de gola parte de su cuerpo. Por las mañanas se acerca a la ventana y pone las manos en su vientre. Una de esas mañanas dijo para sí: - ya no puedo dudar.- Los pregones no se han dejado esperar. Maria Mercedes sirve el desayuno y espera a su padre que salga de su habitación como de costumbre. Pero no es así. Toma un trago de café y se va a la puerta del cuarto y golpea: - papá, papá, ya está el desayuno.

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Pero no contesta y vuelve a golpear y no espera hacerlo tres veces, empuja la puerta y ve a su padre acostado de lado, con la mano derecha caída, los ojos cerrados y la cara con el color verdoso mortecino. Se acerca lo toca y se da cuenta que está muy frió, no pierde tiempo, sale y cruza la sala llevándose el rebozo, sale a la calle y toma rumbo hacia la casa de Mena. Toca la puerta y sale Mena y le pregunta: - qué te pasa, Ella contesta ya con el llanto suelto en la voz y la garganta: - mi papá, mi papá Qué? Está muerto, amaneció muerto. Triste mañana, sol entre nubarrones de un invierno que ya no tienen la fuerza de mayo y el negro crespón tiende sus flecos en la puerta principal de la casa. En la pequeña sala el maestro tendido viste de gala con un crucifijo en el pecho. José de la Cruz se ocupa de María Mercedes. La banda ha llegado al entierro, y la pompa fúnebre se desarrolla en la dignidad de un maestro y de un hombre de honor.

Por la noche, Mena acompaña a María Mercedes que aún esconde un secreto. La soledad se ha sentado en una silla arrinconada en la sala; ambos sientes que falta algo y comenta Mena: tengo la impresión que, aún, estando nosotros en la casa, se siente un ambiente de soledad y de vacío. – María Mercedes se acerca y le dice: a lo mejor esta soledad que se siente, ese vacío al que te referís y que siento en mi corazón es la ausencia de mi papá, a lo mejor otro ser venga a llenarlo. Mena la queda viendo y se limita a decirle: ojalá Dios te oiga. Ella sonrió

La vida en la Escuela de Música es muy apretada, el maestro Drews es muy exigente y de vez en cuando pierde la paciencia, tiene unos oídos muy finos y, es capaz de advertir hasta los sonidos del aire mal filtrados en la embocadura de cualquier instrumento. Drews es insistente pero los miembros de la banda comprenden muy bien del interés de buscar la perfección. Siempre insiste que se trata de la más importante y más antigua banda de la región. Gesticula y golpea fuertemente el atril con su batuta y prefiere que al llegar los instrumentos estén afinado, espera que se gaste el menor tiempo entre los músicos tratando de hacerlo, no le gusta el desorden ni que se hagan sonidos inútiles ni a los que hacen ruidos por afición a la música. Si falta uno de los ejecutantes, no espera, sale de prisa y regresa al día siguiente.

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Mena se ha dado cuenta de la disciplina del sistema de estudios, así mismo su sensibilidad por la música ha ido en aumento, ha tenido algunas invitaciones del Ambrogi con otros compositores de San Salvador. Hoy ha recibido una nota para atender una presentación de unos poemas de Carlos Imendia, el día sábado por la noche. Imendia se ha convertido en un amigo espitolario de Darío. Mena comprende que es joven, que la asociación Nicaragua, León, Darío le ha favorecido entre los intelectuales y le toman en cuenta. Su sencillez es evidente entre el grupo, pero no abandona la idea de presentarse. .

El coche se acerca lentamente a la casa de la familia Ambrogi, se detiene y Mena baja, el portón principal está abierto y entrega la invitación a una jovencita que está en el dintel, saluda y entra. Carlos Imendia ha llegado, los invitados se ponen de pies y lo saludan, los asistentes son todos conocidos entre ellos están, Rubén Rivera, el poeta hondureño Doroteo Fonseca, el maestro de Capilla Ciriaco de Jesús Alas, Joaquín Bernardo Calvo, el compositor Pedro Guillén, Vicente Huezo y Rafael Orellana entre otros. Calos Imendia saluda y hace referencias de las últimas epístolas con Francisco Gavidia y con Rubén Darío a quien ha visto en Nueva York cuando Darío iba rumbo a Buenos Aires.

Mena consigue entrar en confianza con tanta gente. El joven espigado moreno y pelo liso negro contrasta con el resto del asistente con excepciones numéricamente pequeñas. Se da cuenta de quienes han viajado a Europa, de las últimas novedades de instrumentos de Viento, de las composiciones de Souza, de tratados de composición musical, de la presencia de Puccini y de una novedosa grabación en cilindro del último “castrado” Alejandro Merechi se trata del Ave María de Schubert, en el propio Vaticano. Mena sabe escuchar, se limita a hacerlo entre hombres del mundo de las letras y del pentagrama, hombres reconocidos en el medio con buenas conexiones en el exterior.

Las campanas de la catedral apenas se escuchan, pero ha llegado a la hora de la despedida el poeta Imendia ha leído poemas de un libro que publicará en poco tiempo y que ha titulado “Lugareña” el título lo hace asociar ideas, personas y recuerdo.

Mena ha cambiado de domicilio y se ha trasladado a una casa

mucha más cómoda a pocos metros del Hospicio de Huérfanos. Sus nuevos vecinos son más callados y eso le permite leer partituras de algunos compositores nacionales y algunas de Schaikovsky y de Strauss. El gobierno no escatima recursos para la compra de material y de partituras que sean novedosas las que compran en el comercio de la capital o son llevadas a San Salvador por medio de la Cancillería. Por otro lado, Mena ha descubierto otras manchas en su pie. Día adía se

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incrementan y ha comenzado a observar el progreso de las mismas en el tronco de los pabellones auriculares y, un pequeña inflamación cerca del cúbito, en las horas de práctica en la escuela de la Banda, se le hace difícil sostener el barítono, ocupa los tiempos de silencio para descansar. El problema cutáneo ha crecido y tiene evidencia que es una enfermedad que no puede controlar. Siente cansancio y son frecuentes las temperaturas altas. El 10 de Mayo se presenta al cuartel donde la banda hacía sus prácticas y en la sala de guardia le indican que habrá revisión física en enfermería. Los músicos se han conglomerando en los pasillos mientras esperan al médico. Bromas, chascarrillos fueron suspendidos cuando observan que el oficial de guardia junto con el maestro Drews caminaban acompañando a un hombre alto de barba muy bien cuidada que portaba un maletín llegan hasta donde están los músicos y el oficial de guardia les indica que hay que prepararse para el examen. Mientras tanto Drews y el médico hablan en alemán, pero con frases sueltas en castellano Drews, le indica casi mascullando: Her Dr. Eso es lo que me di cuenta, tenga cuidado que son difíciles y vengativos, lo mejor es abandonar. Mena se ha quedado pensando en lo que hasta ese momento ha escuchado y lo que en otra oportunidad le dijo el maestro Bartocci El oficial de guarda llama: Atención Se forman. les dice: - Señores, es obligación nuestra velar por la salud del cuerpo castrense, eso incluye a los miembros de esta distinguida organización de músicos dentro de las filas del ejército, que en muchas oportunidades han compartido las glorias con los Dragones, el día de hoy se hará la inspección anual a cada uno de ustedes. Nos acompaña el distinguido maestro Drews y el Cirujano Militar DR. Herman Prowe. Mena pensando recuerda que un apellido similar escuchó de Bartoccio y que un alemán era un entusiasta de Darío, pero solamente se limitó o observar al médico. Después de varias horas de espera. José de la Cruz está de pié en camisola y calzoncillos largos. El Dr. Prowe se acerca y le pregunta leyendo un expediente: SR. Mena ¿de dónde es usted? Mena responde: soy de Nicaragua señor Se acerca y con un espejo en la frente para reflejar la luz solar sobre la cara de Mena le examina la cara y le pregunta: Sr. Mena: ¿en su familia hay personas que tengan problemas en la piel? Mena responde: - No Doctor, al menos que yo lo conozca, no, no hay

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El Dr. Prowe le pregunta de nuevo: ha escuchado algo de qué murieron sus abuelos, antepasados suyos, por la rama materna o paterna. No ha visto en sus padres alguna mancha en la cara, en las manos una especie de gomas, como se dice aquí. Mena responde: nunca me fije Sr.

-¿desde hace cuánto tiempo se ha observado estas pequeñas úlceras? -Creo que desde hace unos ocho meses, pero no creí que fuera algo serio, ¿es algo serio doctor? -¿En su familia alguien ha padecido de algo similar? -No, al menos que yo conozca, o no me percaté Sr. Mena creo que estamos frente a una situación de alto riesgo, creo que debo decirle lo que pasa con usted. Tenga la bondad, vístase y tome asiento. Sr., Mena. Esté... Sr. Mena usted tiene un enfermedad que se denomina lepra, ya tiene los indicios de eritemas nudoso, hay tendencia de destrucción del tabique nasal y, tenga mucho cuidado por que el ojo derecho tiene los indicios de una Irititis o Iridociclitis que lo llevará a la ceguera. No hay nada que hacer. Lo siento mucho. Mena comenzó a sudar en forma copiosa, con evidencia de presión baja, el color del rostro cambia aún siendo moreno. No habla, se que quedado mudo, Su pie izquierdo comienza a temblar lo mismo que su mano derecho. El Dr. Le vuelve a hablar – Sr. Mena tiene que cuidarse y trate de sobreponerse, - en ese mismo instante le da un vaso de agua – esto lo va a reponer – Mena alza la mirada y le dice al Dr. Con una voz entre cortada y con una clara evidencia de angustia y total abandono: - qué voy a hacer ahora con mi vida., a la que he llenado de tantas esperanzas en este país. Dr. Prowe qué se puede hacer, yo pienso terminar mi estudios y mi contrato con la banda, dígame que puedo hacer, tengo un dinero para irme a México, si me fuera bien quiero estar en Milán, tengo que estar donde estudió Verdi, ¿qué puede hacer por mi doctor? Dr. Prowe. Prowe cruza sus brazos y los deja caer a un nivel más bajo de la cintura y le dice: yo no puedo curarlo, lamentablemente. Puedo ayudarlo, y usted se puede ayudar. Sus viajes Sr. Mena lo siento, ya no los podrá realizar. Mena vuelve: ¡Dios mío!, ¡Dios mío! Se terminaron mis ilusiones. - Prowe le dice: usted no está muerto, en la Politécnica se le considera un joven brillante a lo mejor usted no se ha descubierto, a lo mejor en usted se encuentra un gran talento como compositor, ¡pruebe! ¿Qué sabemos? En ese instante se le vienen la figura de don Tomás de Adalid “conduzca usted sus emociones hacia algo productivo”

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Mena responde: no solamente se trata de hacer composiciones, es la vida, es perder el futuro, es la negación a la paternidad es perder a la mujer que amo, es convertirse en un apestoso, en un maldito de la tierra, en un ser despreciable, es ser nada, ni nadie, basura humana, es morirse por dentro y ante el mundo. Se inclina y se cubre la cara con las manos y solloza. El moreno que antes se lucí su trabajo en la Banda de los Supremos Poderes, en las presentaciones en la Plaza Dueñas, en el Teatro Nacional, en el Colón, las promesas de enviarlo a estudiar. El Dr. Se queda en silencio brevemente y vuelve al él – Desahóguese Sr. Mena, llore, eso le hará bien, maldiga, diga lo que quiera..... Hágalo Mena levanta la cara y contesta; - verdad que si, al fin y al cabo que puedo perder si ya lo tengo perdido todo, lo que me queda de vida no es vida y la muerte que tengo encima, no me mata, no termina de matarme. El Dr. Se acerca a su escritorio y le dice: Sr. Mena, le voy a dar una orden para que lo reciban en el hospital. Lo siento pero tendrá que ir custodiado hasta nueva orden. Mena toma la orden, le agradece y no le da la mano para despedirse. Al salir de la Cínica, se queda detenido en el dintel de la puerta sus compañeros se ponen de pie cuando lo ven. No es el muchacho que entró es otro, en la cara y ahora en el cuerpo se advierte que ha habido un derrumbe en su ser. Uno de ellos se le acerca pero le pide que se detenga y les dice: compañeros, este será el último día que estemos juntos compartiendo las glorias de esta institución, lo siento. Pronto van a tener noticias del mal que me aqueja. Hoy no será, ya tengo herida el alma, ya estoy en ruinas. La tarde se muestra como la única garza que cruza solitaria el cielo de San Salvador. Mena se detiene en la puerta de la Escuela Politécnica del Cuartel de El Zapote, mirando el cielo hasta que la garza se pierde ante su vista en el horizonte, va acompañado por dos soldados que lo dejan en su casa donde se acuesta dejándose ir en un sueño profundo. Por la mañana dos soldados lo esperan en la puerta para conducirlo al Hospital, Mena no se siente mal ante la situación, es parte de la consideración ejército para protegerlo. El hospital no está lejos, y en poco tiempo ya están a las puertas. Mena entra y los dos soldados simplemente le hacen un saludo militar y se retiran. Por aquí, por favor.-

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Una religiosa va delante de Mena en el pasillo de la sala de varones de la sección del leprosario. Entra a la clínica y le entrega la orden a la enfermera. Mena le pregunta: ¿qué debo hacer? Sr. Mena ¿es usted músico? -¿cómo lo sabe? No, pregunto, pero de todos modos es sencillo, los que traen una orden del Dr. Prowe siempre vienen de la Escuela de Música a cualquiera de las otras clínicas. Si soy músico Ah que interesante, deber ser divertido estar tocando en una orquesta. Pase por aquí, para cambiarse la ropa. Póngase ésta y, la suya dóblela y métala en esta bolsa, su cama es la No.7, desayunamos a las 6.00, almorzamos a las 12 y cenamos a las 6,0, si alguien lo va a visitar dígame quién es y su parentesco, el médico de la sala le hará un reconocimiento por la mañana, alas 8.00 ¿Alguna pregunta? Bien, la misa si desea participar es a la cinco de la mañana y rezamos el rosario a las siete de la noche., ¿Alguien lo va a visitar? Mena responde: No nadie, estoy solo hasta la muerte. La joven enfermera le contesta: no sea exagerado Mena sonríe con mucha brevedad. Han pasado muchos meses.

El canto del Ángelus despierta a Mena escucha las voces de las religiosas. Mira hacia la cumbrera del techo de aquella vieja sala del Hospital. Sus oídos están en el canto y sus ojos en el techo. Rápidamente se acercan en una fila vaporosa figuras tras figuras, confusas. Unas encima de las otras. Los recuerdos de León, los coros de la Catedral, los Maestros de Capilla agilizando las voces, con sus brazos elevados conduciendo las notas. Su dos hermanas de negro frente a sendo atriles entonado las voces de los kíries. Aquellos recuerdos han comenzado a hundirle el alma en el pecho y comienza a sentir angustia. Comienza a sentir cada una de las partes de su cuerpo, a tener sentido de su existencia. Se adormecen sus brazos. Le dolía la piel. Hizo un esfuerzo y saltó de la cama. Antes que nadie, se fue al baño y en pocos minutos, aún con el viento helado que se colaba por el tragaluz. De regreso observa al crucifijo que está en su cabecera; se sienta nuevamente en la cama fijando su mirado en el Cristo. Se acuesta y de sus labios no sale ni una queja ni una oración. Simplemente se acuesta para esperar la hora del desayuno. A la hora indicada una religiosa porta una bandeja y sirve a los enfermos. Mena espera y le saludan con una sonrisa. Mena toma la bandeja y se limita a decir: Gracias Reverenda. Muchas gracias.

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Una hora después llega el médico residente, apellidado Garmendia, bata blanca y con un gran espíritu de servicio. -¿El Sr. Mena? Cómo amaneció

- Dr. Al menos dormí tranquilo, creo que a mí la angustia me sume en un sueño, cuando estoy triste, me gusta dormirme.

- Eso está bien, eso lo relaja y no tiene tensiones, incluso eso e bueno para su padecimiento. Permítame..... muéstreme el pecho..... bien....se le congestiona la nariz.....

- Si, doctor - Se les entumecen las manos y los pies - En las mañanas o cuando estoy sentado. - Si se toca la piel, digamos el antebrazo, siente dolores como si

fueran los huesos? - Si doctor, desde el dedo pequeño hacia le codo. - Esta bien, ahora dígame, cómo ha tomado usted esta dolencia - Doctor, estoy tan abatido que no tengo palabras ni voluntad

siquiera en pensar. No me repongo. - Bueno, entiendo que esta dolencia es muy difícil - Sobre todo que uno se convierte es ser despreciable al que todo el

mundo le huye. Pero usted no debe sentirse de esa manera. Debe de aprender a entender a los demás y a usted mismo. ¿Es cierto?

- Mena Responde: Es cierto. - - Eso no solamente es cierto sino también el dolor en el alma que va ir

creciendo en la medida que la enfermedad me avance. - Aquí trataremos de hacerle algunos cuidados, quiero que se entere

que estuve en Bruselas enviado por el gobierno por que aquí en El Salvador hay muchos casos, y hay preocupación, una gran preocupación, en esa conferencia no hubo representación de su gobierno, estuvo el Dr. Amauer Hansen que es la más alta autoridad científica sobre la lepra, él descubrió el bacilo, ahora tenemos medidas profilácticas, pero todavía no, bueno... todavía la ciencia no la puede controlar efectivamente, pero si hay grandes adelantos. .... asi que ánimo. La hermanas que atiende este Centro Hospitalario están preparadas espiritual y materialmente para atender estos casos, así que, no se preocupe que le vamos atender con cuidados adecuados. A las diez de la mañana, Sor María de Guadalupe llega hasta donde está Mena leyendo un periódico y le dice: Sr. Mena lo busca un joven que se llama María Mercedes Botrán, dice ser amiga suya, se le ve angustiada. ¿Puedo hacerla pasar? Mena quedó es silencio brevemente...se vio la mano... y le dijo: dígale que pase, se lo voy a agradecer.

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En no menos de dos minutos, Mena dirige la mirada hacia el pasillo, y ve a Maria Mercedes que presurosa se adelanta a Sor Maria Guadalupe. Cuando llega a pocos metros de Mena, levantó la mano y le dijo: no te acerques tanto. Ella se detiene y le pregunta - ¿Por qué? ¿qué tenés? Mena calla y la queda viendo y sus ojos se enrojecen. Se humedecen hasta que las lágrimas suben a nivel del párpado y se derraman. Ella esta sufriendo la misma reacción, se acerca rápidamente con un pañuelo y le seca las lágrimas Mena tenía la frente enrojecida y al verla de súbito, se hizo para atrás, pero no lo pudo evitar. Maria Mercedes sin poder contener su propias lágrimas pasa el mismo pañuelo por sus ojos; y, Sor María Guadalupe se queda perpleja. Se acerca a Maria mercedes y le da un tirón. Maria Mercedes retrocede y le pregunta: ¿Qué te ha sucedido? Tengo varios meses que no sé nada de ti, varias veces llegué a tu casa y cuando entendí que no estabas me fui a la Escuela; en la Sala de Guardia me dijeron que no vas a volver y que te podía encontrar aquí. José, qué te pasa por amor a Dios. Mena hace un esfuerzo para hablar y le dice: es terrible, es terrible, no podré cumplirte mi palabra.....tengo..... lepra.

- Maria Mercedes se baja al nivel de los brazos de la silla, y le dice: eso no me importa, eso no me importa.

- Mena replica con voz fuerte: - A mi sí me importa...por que te quiero

- y suavemente le deslizó la mano sobre la cabeza que inclinada escondía el dolor en la cara.

- Sor María Guadalupe, se inclinó y la tomó del brazo. Suavemente le susurró al oído: levántese y sígame por favor, y por amor a Dios no llore, vamos a la capilla.

- Mena se quedó viendo como las dos mujeres se alejaban cruzando el jardín hacia la Capilla, cerró los ojos y su llanto fue incontenible... estaba solo, empezó a vivir desde ese momento la profunda soledad del cuerpo y del alma. Dos semanas más tarde: Sr. Mena, soy la Madre Superiora de la Hermanas de la Caridad en este Centro Asistencial, es costumbre nuestra que en mi calidad de Superiora os visite al menos una vez a la semana. Y dirigiendo se al resto de los pacientes, continúa: - y si en estos últimos meses, que por cierto son varios y no he estado con vosotros es por que he estado en España, y vosotros sabéis lo que significa un viaje, hay que cruzar todo un océano, no es sencillo, y de ida y vuelto, pero vaya, que aquí estoy de nuevo entre vosotros, hoy me ha tocado

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encontrarme con una gran sorpresa, está entre vosotros un excelente músico de nuestra banda de los Supremos Poderes. Espero Sr. Mena que se sienta bien entre nosotros aquí estamos para serviros. Además recién ha llegado de Santa Ana un sacerdote muy joven que ha contraído vuestra dolencia, pues él nos ha pedido que no lo tengamos por otro lado, sino que quiere estar con vosotros. Así es que ánimo. Si deseais los sacramentos, él, os los puede dar a cualquiera de vosotros. Podeís llamarlo Padre Luis. En los primeros días de junio recibe correspondencia de Nicaragua, se entera que hubo una revolución y que el mandatario de Nicaragua es el General José Santos Zelaya, la información le llega de su hermano Jesús Isidro. Durante estuvo en el Cuartel de El Zapote no se enteró de nada, y por estar en atención a las clases avanzadas de música y el estudio de partituras de músicos europeos, no se enteró de que el acuerdo de Sabanagrande era asunto de la historia. Los conservadores perdieron el poder y León se alza solemne con su victoria histórica y su oportunidad ideológica. Un gobierno liberal, que se perfila como anticlerical, y promotor de libertades que son condenadas por la iglesia.

Mena ha logrado una estrecha amistad con la Madre Superiora, el canto del Ángelus todas las mañanas, al medio día y en la tarde lo han motivado para escribir un canto religioso dentro de los cánones que ha aprendido viene a su mente Franz Schubert. Su gran espíritu mariano leonés y la inclinación natural de las religiosas para la Madre de Dios le indican qué debe hacer, pero busca el sentido musical y cultural de la tierra centro americana.

Toma su decisión e inicia un trabajo creativo. Mientras tanto ha sido visitado por algunos miembros de la banda y de la escuela de música y se ha enterado que María Mercedes ha vendido la casa y se ha marchado a la finca.

Por las noches se sienta solitario en la cama y repasa las notas que le llegan a la mente, ha comenzado a tener una gran sensibilidad por los ruidos de la naturaleza, en cada uno de ellos encuentra una nota e incluso acordes, está sintiendo que el mundo exterior puede ser mejor interpretado y que en el se encuentra un caudal de sonidos que se puede convertir en música. Hay que crearle el tiempo, el ritmo.

Los recuerdos de Martha María son los últimos, cuando llegan a su mente lo contraen, lo dejan entumecido, no tiene iniciativa, siente culpa y dolor.

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Ha llamado a la Reverenda Madre y le ha pedido que solicite la presencia de un músico por que le va a dictar una composición musical para la Orden.

La solicitud llega a la escuela de música y al día siguiente se presenta Joaquín Chinchilla, músico de origen guatemalteco con quien mantuvo una gran relación de amistad y colaboración durante estuvo en la banda. Mena ha logrado que su composición se estructure primero en su mente, para después dictarla. La horrible situación de los prejuicios sociales por su enfermedad lo obligó a crear esa habilidad.

Chinchilla se sienta de frente unos dos metros de distancia. Mena está contra el viento, y da inicio a su primer dictado. Chinchilla escribe cada nota y las indicaciones de los tiempos, levanta la mano derecha como si estuviera dirigiendo y cierra sus ojos y una vez que murmura las notas midiendo el tiempo con un movimiento del pié, dicta las notas.

Madre el Profesor Chinchilla dejó sobre el escritorio de la Sala la

obra musical que le prometí, espero que la practiquen en el resto de la semana y les indicaré sobre algunos detalles. La madre le responde: - claro que sí, no faltaba más. Es un gran regalo: y, se ha usted enterado de lo que ha sucedido?

Mena responde: - disculpe, pero no sé nada, de qué se trata. La madre le contesta: pues lo que ha sucedido es que un grupo de

individuos armados se tomaron unos cuarteles en Santa Ana y le han dado duro el Presidente, menudo susto nos dimos cuando nos enteramos, espero que vosotros los músicos no tengáis problemas. Dicen que son unos tipos de la flor y nata de este país, entre los revoltosos está un General de apellido Regalado y otro llamado Antonio Gutiérrez nosotras estamos listas para cualquier cosa si algo sucede en la capital.

Se santigua y continúa: – Dios nos libre y María Santísima nos ampare. Siempre en estas luchas hay muchos muertos y heridos. ¡Qué horror!

Mena se acordó de Bartocce y se responde en sus adentros: el maestro sabía algo.

El vestido de Celedonia

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Cuando tenía como unos siete u ocho años desde ese tiempo es que puedo ver en mi mente aquella casa. Mi mama Celedonia lavando, limpiando, gritando que nos quitemos para que le demos lugar, mis hermanas ya señoritas juntas de pie, al otro lado del atril cantando a dos voces. Repetían y repetían, aunque se supieran de memorias las misas del profesor Santamaría mi padre las acostumbró a leer siempre las partituras. Mi hermano José con una flauta, mi papa con su cornetín o con el violín, mi otro hermano Jesús Isidro, tu padre, escribiendo, aquella casa era un solo alboroto. Todavía dicen que era una casa de locos, y ese cuento es de casa de locos es de mi amigo de siempre, el Dr. Vanegas. Cuando pasaba por mi casa después que salíamos de clase entraba a mi casa y se tapaba los oídos y mis hermanas grataban más y todo mundo se ponía a reír. Es cierto la gente del vecindario nos soportaba. Vanegas salía conmigo de la escuela y cuando llovía nos metíamos en las rampas éramos felices viendo como el agua pegaba en la punta de los zapatos y después….o muchas veces en esos inviernos copiosos, vendavales muy fuerte que habían, los zapatos se abrían y quedaban los clavos pegados en la suela y nos parecía ver un lagarto, como los calcetines eran de hilo, en el talón se hacía hoyos grandes que se advertían en la talonera del zapato, eso era motivo de burlas, mi mama Celedonia tenía tiempo, no sé de dónde lo agarraba, pero nos zurcía los calcetines. Ella se levantaba temprano y se acotaba de último; muchas veces se dormía en una mecedora a la orilla de la puerta esperando a uno de mis hermanos cuando no llegaba a la hora indicada. Otra cosa que me gustaba hacer cuando mi mama abría el ropero era estar metiendo la mano para tocar algo y preguntarle por las cosas. Ella tenía una cajita de madera muy bonita, la abría y había en ella un rollo de cartas, a veces se ponía a leer alguna. Nnunca supe nada, solamente se le ponían los ojos rojos. Me le acercaba por la espalda y la abrazaba y me decía ¡ay hijo, la vida es muy difícil pero la paciencia y el amor a Dios es la clave para seguirla. Ccuando abría la caja en la parte de debajo de la tapa había pegado con almidón una estampa del Corazón de Jesús que le había regalado el padre Liberato Dubón, hermano del padre Mariano. Esa señora, mi mama era alta, el chaparro era mi papa, en ese ropero mi mama guardaba un vestido que había dado hacer hacia muchos años a doña María Félix

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Murillo, suegra del General Ocón. Lo sacaba y se lo ponía encima como luciéndolo, se lo miré puesto en varias oportunidades, creo que fue lo mejor que tuvo en su vida, lo mismo que unos zapatos de gamuza que los limpiaba con gotitas de kerosén Aquí en León hay unos sesenta músicos pero creo que entre Managua, Granada y los Pueblos podemos reunir unos trescientos, el maestro Juan Aberle, italiano, en El Salvador reunió a doscientos músicos profesionales y el Teatro Nacional de San Salvador; y, presentó un espectáculo musical maravilloso, fue todo lleno de esplendor, delicadeza y profesionalismo, hasta hoy nunca supe de algo igual, ahí están los datos en la historia, cuando yo llegué se hablaba de cómo fue. Una de las obras presentadas fue una de Mendelsson, “Sueño de una Noche de Verano” Aquí en este país se hace el esfuerzo. En El Salvador yo fui uno de los músicos que estrenó el Himno Nacional de El Salvador que compuso el gran maestro César Georgia Vélez por esos días estaban en el ejército salvadoreño algunos nicaragüenses, uno de ellos eran un vecino de San Francisco que ahora está en el ejército de aquí con el General Zelaya, es el coronel Alfonso Valle, El estuvo en la guerra contra los guatemaltecos cuando el presidente Ezeta le declaró la guerra a los chapines. En el Salvador me di cuenta de o mas bien confirme muchas cosas que sucedieron en León cuando Chico Malespín que le decía “Cara de Hacha” nos invadió, mi mama me contó que este general que era Presidente, fusiló al padre Pedro Crispín que estaba en el hospital San Juan de Dios, y cuando regresó a El Salvador, el obispo Vitier lo excomulgó. Aquí además de fusilar a Casto Fonseca que era el Jefe Militar de Nicaragua, fusiló al Senador Emiliano Madriz que creo es algo del Dr. Madriz ahora en el gobierno de Zelaya. Fusiló a don Cressencio Navas para esos días Ministro General del Gobierno. Rubén Darío estuvo en El Salvador y salió cuando los Ezeta dieron el golpe. Uno leonés que se quedó allá es Solón Arguello que junto con Félix Medina fundaron un periódico llamado “El Heraldo” otro fue don Román Mayorga que ya es casi salvadoreño, dicen que es buen poeta, yo no pude nunca acercarme a ellos, no se, los músicos solamente divertimos, me fue bien en el Salvador por las cartas que llevaba, a muy pocos nicaragüenses conocí. Pero sabes una cosas hay gente que le gusta tratar con los músicos los apoya y les dan oportunidades, esa era

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la fama de el Presidente Ezeta, apoyó a un compositor italiano el maestro Juan Averle que fue el primer director de la Banda allá en El Salvador, por eso es que apoyó a Gregori Véliz con su himno “El Salvador Libre” cuando yo estaba en la banda. Ahora que medito, yo era un muchacho, casi un chavalito, llegué al El Salvador a los diciciete años, me pusieron todo, casi una alfombra, a veces creo que viví muy rápido; y, a esa misma velocidad voy a morir, ahora tengo treinta años. Me dijeron que estaba leproso a los veinte, tengo diez de esta angustia, pero gracias a Dios no he dejado de tener amigos, León, todo León, ricos y pobre, hombres sencillos y hombres talentosos me han hecho vivir, esa es otra cara de la moneda. Casi todos los maestros músicos andan por los setenta años, o pasan de los sesenta uno de ellos en don Conchito Valladares. Don Chico, el Maestro Chico Zapata que murió anciano cuando yo era niño, fui al entierro con mi papá y mis hermanos ellos iban tocando las mismas marchas que don chico hizo, don chico decían los músicos, que era más viejo que Guardiola, otro es José Antonio Padilla, amigo de mi papa. Los más jóvenes son Buitrago el pianista, Marcelo Soto y mi gran amigo Isaías Ulloa. Isaías aparentemente es un hombre amargado, duro y terco, pero no es así, también es generoso, amable y sabe. ¿Sabías sobrinó, que el maestro Ulloa estudió medicina? Pues bien, sabe latín, habla italiano, francés e ingles, no existe un músico en todo nicaragua que tenga tantos conocimientos como Ulloa, a lo mejor eso es lo que lo hace ser duro, al ver tanta mediocridad, dice que odia al maestro Vega Raudez. ¿Qué crees vos Pánfilo? Pánfilo que lo ha estado escuchado con mucha atención le contasta: No sé tío; lo que sé es lo mismo que dicen los músicos, que Ulloa no lo puede ni ver y que a Vega no le importa. Mena le interrumpe: - una vez hablé con Isaías sobre estas cosas y me dijo que prefería odiarlo pero no envidiarlo. Que lo odia no por que él se crea superior, por que sabe reconocer el talento de Vega. Me dijo que jamás ha hablado mal de sus composiciones, ni de su labor como director, ni de sus capacidades, sino de su persona. Ulloa no lo envida, envidiarlo sería bajeza, por que la envida es la cólera en silencio. Me dijo riéndose ese día que envidia es la que siente por mi don Chicho.

Pues volviendo a mi estancia en El Salvador

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Tengo un buen recuerdo de esa gente, en El Salvador,

las clases de música están dentro de la doctrina militar, y tenés que conocer la historia de la banda, figúrate, que tanto la de Guatemala como la de El Salvador tienen una historia heroica aquí en Nicaragua. Estas bandas entraron a Nicaragua con los ejércitos cuando la guerra en contra de los filibusteros. En Masaya y Granada murieron muchos músico que estaban en el primer batallón dirigidos por el Capitán Rafael Carrero. Aquí dejaron su sangre y ahora nadie se acuerda de nada, así es la vida. El padre de la música en El Salvador es un guatemalteco, un hombre de esos que recibió instrucción musical de viejos maestros y profesores españoles a finales del siglo XVIII, fue don Andrino Escolásticos, ves, y aquí en éste país nadie sabe nada de los nacionales. De don Escolástico estudié su Tratado de Nociones Filarmónicas; y, era obligatorio tocar su Sinfonía en Re Mayor, el viejito era una música clasicista. Violinista, era violinista.

La Marcha Zacatecas que ahora la tocan por todas

partes la hizo Genaro Codina, yo no la conocía y fue una de las marchas que más tocaba y que más le gustaba a la gente en las retretas en la Plaza Dueñas pero a la que la gente la hacía caras amargas es la “ ” que utilizaron los hermanos Ezetas para que los conspiradores supieran en qué momento se haría el golpe. Muchos de la Banda me contaron que ninguno de ellos sospechaba nada, ni aún cuando varia veces miraron a un oficial de artillería hablar con el director que estaba asustado por el interés que había por tocar la pieza musical.

En las fiestas de gobierno se tocaban habanera, polcas, pasables, mazurcas y valses. Una de la danzas habanera que más me ha gustado es la del maestro mexicano Máximo Ramón Ortiz, La Zandunga, la escuché por primera vez en un aparato gramófono marca Columbia que había en el Casino de San Salvador. Aquí en Nicaragua no tengo la menor idea de quién puede tener en su casa un chunche de esos. Me supongo que ahora lo tendrá gente de gobierno. Pues la Zanduga la bailaban las muchachas con gran jolgorio. Qué vestidos qué peinados. Qué escotes! La juventud… la juventud…lo que yo quise no lo tuve….. Soñaba llegar a la Musikuerien la sede de la filarmónica de Viena. Cuestión de oportunidades, los maestros que

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llegaron de Europa, siempre tuvieron apoyo para viajar de parte de los gobiernos. Talvez es que soné demasiado alto.

Dos semanas después. Cuando tres postulantes hacían sus votos en la Capilla del

Hospital, Mena desde su cuarto escuchaba el coro acompañado de cuatro miembros de la Banda que ejecutaban el “Ave María” que había compuesto para las religiosas. La Reverenda Madre Superiora y las postulantes a la Orden llegan hasta donde él para agradecerle por que la composición le había dado a la ceremonia mayor profundidad y las almas de todos los asistentes se habían llenado de júbilo.

Son las seis de la mañana. La Superiora llega hasta donde Mena y le dice: Sr. Mena su obra

musical es maravillosa, nos ha conmovido el alma y nos ha transportado espiritualmente hacia la imagen de Dios y de María Santísima. Tomaremos las providencias para que la partitura que usted no ha obsequiado sea enviada a España al convento de la Orden y tengan la oportunidad de escuchar el trabajo musical de un joven como usted. Muchas gracias.

Mena se puso de pie y le contestó- No tengo con qué pagar el amor que he recibido de ustedes tengo a deberles todavía.

El sol desplaza su luz sobre los tejados, Mena desde su cama

puede observar el corredor que todavía esconde bajo sus aleros un poco de la noche.

Seis meses despues Han pasado muchos meses. Mena tiene muchas dificultades con

la visión periférica, por la noche tuvo noticias de que, después que el Dr. Prowe lo examinó en la clínica del Cuartel, el Presidente Ezeta lo mandó a asesinar por ser un crítico de su gobierno. Los asesinos no pudieron con el atentado y Prowe salió ileso, los amigos le aconsejaron que abandonara El Salvador y lo que se sabe es que está viviendo en Guatemala. Mena todavía tiene la expresión de Prowe y recuerda con profunda imaginación la suya en aquel día que de un tajo cortó sus aspiraciones.

Ya ha llegado un nuevo día, el sol comienza a desplazarse con su luz tenue sobre los tejados de la Capilla que la puede observar desde su cama, así mismo la luz que ase escurre por los corredores donde esconde bajo los aleros un poco de la noche.

A la una de la tarde le avisan que tiene dos visitas una de ellas es Arturo Ambrogi y el poeta Carlos Imendia. Mena se ha quedado en silencio y ve como se acerca Arturo, le saluda pero se detiene a unos sesenta centímetros de Mena.

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- !Hola mi querido amigo¡ - Mena está incómodo, nunca ha sido locuaz y teme introducirse con

una conversación fatua: - como se encuentra ustedes.... mucho le agradezco que hayan venido. Con esta enfermedad es estar en sepultura....no soporto... y me ha comenzado un terrible mal de patria, estoy seguro que mi madre ya no vive. Desde el año pasado no recibo carta de mi familia. Ambrogi que se ha caracterizado por tener un carácter extravertido le dice: - no poeta, no se ponga triste, no se a guanaco, la vida siempre se termina, a unos se les termina pronto a otros no; y, larga o corta hay que vivirla con intensidad. Ambrogi retrocede un poco cabecea de izquierda a derecha y le dice: no se ve mal, no se ve mal, yo creo que le gusta a un de la enfermeras. Mena se pone a reír: no poeta, gracias por animarme. Amigo Mena, pasábamos por aquí y decidimos visitarlo y contarle lo que pasa en Nicaragua. Su ciudad natal se ha convertido en un centro del Modernismo, Darío ha hecho elogios a algunos poetas nicaragüenses entre ellos a Juan de Dios Vanegas. Darío me ha comunicado que ha publicado otro libro de poemas Mena pregunta: Disculpe Sr. Imendia, usted ha mencionado el nombre de Juan de Dios Vanegas? Si, Juan de Dios Vanegas. Es un joven estudiante de derecho que ha ganado un concurso literario. ¿Qué? ¿ Usted lo conoce? Mena dice: que maravilloso, yo conozco a Juan de Dios, estudiamos juntos. amigos ustedes me han traído el pasaje para regresar a Nicaragua. Esta noticia me ha hecho sentirme muy bien.....definitivamente...definitivamente me voy a Nicaragua, voy a solicitar licencia para hacerlo.

Ambrogi lo había observado con mucha serenidad y le dice: mí querido Anfión espero que cuando llegue a León no derrumbe las paredes gruesas de la catedral, solamente le pido que antes que se vaya nos avise.. Creo que a Usted no le hace daño que repitamos una dosis de algo espirituoso.

Mena sonríe y le dice: Hasta el momento nadie me lo ha prohibido.

Bueno nos retiramos. Imendia más sereno le dice: tenga buen día, Sr. Mena, me alegra que hayamos sido un portadores de una buena noticia para usted. - Gracias Sr. Imendia, muchas gracias.

Es de madrugada, una diligencia llega hasta la puerta del Hospital.

En el vestíbulo, José de la Cruz Mena, de pie, con sobrero jipijapa, traje

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claro y una maletín de mano, se inclina ante a la Madre Superiora y un médico de turno:

Gracias, no tendré nunca con qué pagarles. la Reverenda Madre se dirige a los que lo despiden y dice: bueno, vosotros sabeis bien cual es nuestro deseo, que sigais vuestro camino y que llegeis sin novedad a lustra patria. Que te cuides eh! Es lo que tu tienes que hacer. Se prudente y toma en consideración las recomendaciones que te han dado. Que Dios te acompañe! Ve, anda, que el coche te espera.

Mena sube a la diligencia que ha sido facilitada por el ejército. Saca la mano y agitándola con suavidad se despido en su último adios.

La diligencia va sobre las piedras de las rampas, siente como ritmos los mismos chasquidos del lático al romper el aire con violencia. Mena tiene un problema de visión en el ojo izquierdo, y le cuestas advertir por qué calles va, su visión periférica es deficiente. Se acomoda en el mullido sillón de la diligencia y decide por un sueño reparado.

Regresa a Zaragoza, la diligencia se detiene pero no acepta bajar. El auriga cambia los caballos y mientras sucede sacude el polvo de su traje y recuerda su primera llegada al pequeño pueblo, sus viejas aspiraciones y su espíritu pletórico de juventud. Menas apenas tiene veinte años.

Es puerto de La Libertad está solitario, muy temprano un barco

zarpó rumbo a California. Hay otro de menor calado que va rumbo a puertos mexicanos. El Sol ha comenzado a sentir sus uñas en la piel de José de la Cruz. Su frente está enrojecida y cuando camina tropieza por la deficiencia de la visión periférica. Una sombra le entorpece la visión. El auriga ha bajado sus maletas y el maletín de mano lo ha colocado justo a sus pies. Agradece y se despide. Fija la mirada y luego penetra con ella en la búsqueda de un lugar que llene las condiciones y le permitan estar tranquilo sin estorba a alguien. Camina hacia un pequeño parque que es la antesala del muelle de acero. Con gran esfuerzo lleva las maletas y se ubica debajo la umbría de un laurel de la india.

Llega la noche y los faroles del puerto se han encendido. Lo último que vio cuando cabeceaba de sueño fue el plato rojo del sol que se escondía entre su luz naranja y a contra luz, las de los albatros sobre la mar de un azul oscuro y una alfombra de luz desde el plato encendido hasta la arena húmeda.

En la mañana los zanates clarineros en una algarabía de locos le dieron el campanazo, luego desde la torrecilla del templo sonaban las seis de la mañana. La claridad de la luz es formidable, el viento fresco roza las blancas espumas de las olas que suavemente caen. En la playa cangrejos y caracolas huyen de las gaviotas que atacan con vehemencia

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para comenzar el festín del día. Se pone de pie y se fija que en las otras bancas están otros pasajeros con niños que juegan por los senderos. El buque está prevista su llegada a las ocho de la mañana. Mena se ha cuidado de no comer nada para evitar hacer uso de letrinas o baños públicos. Por la noche recurrió a un espacio baldío para liberarse de los líquidos.

En la plaza del puerto, los pasajeros llegan lentamente. Horas más tarde le humo del vapor se divisa en el horizonte y poco a poco la chimenea y la proa van emergiendo de la curva. Mena ocupa un camarote toma las debidas precauciones y saca de su maleta y una frazada que tiende sobre la cama. El vapor sale de la bahía y se enrumba en navegación costera. El buque se balancea pesado y a ese movimiento le ha encontrado alternativa, como músico le ha encontrado un tiempo, se da cuenta una vez más que la naturaleza tiene belleza y es interesante si nos ocupamos de ella. Horas más tarde divisa las costas de Nicaragua. El viejo volcán Cusiguina y sus farallones se ven a lo lejos. Pronto estará en Icaco, el nuevo puerto de Corinto.

San Sebastián no es el mismo barrio que el dejó hace algunos

años, no han cambiado el viejo puente, las viejas paredes del templo se han ennegrecido y los remolinos de viento y polvo se alzan sobre la calle donde el sol se hinca con sus rayos intensos. El Río Chiquito aún esconde sus misterios entre los rastrojos; y, las antiguas Catapanzas a hora son Pasionarias, tal como Maria Mercedes le enseñó, por las corolas de color morado. Los coches pasan y el látigo chasquea en el viento seco; todas las puertas están cerradas. Está a pocos metros de la su antigua casa, ya no se escuchan cantos ni el sonido del violín, ni a Celedonia llamando a comer a sus hijos. Llega a la puerta de su casa y toca suavemente, de pronto y perrito se acerca a él agitando su pequeña cola. Brinca, gira y gruñe. Mena se sorprende. Golpea nuevamente y abre la puerta un joven. - ¿A quién busca? Le pregunta Soy José de la Cruz El joven se sorprende y rápidamente abre las puertas y con júbilo le dice: Usted es el Tío José de la Cruz........pase, pase Mena, le pregunta refiriéndose el perrito; y ¿éste quién es? Me lo regalaron ayer, pero es bien vago...pase tío siéntese. Mena rápidamente le pregunta: y vos ¿quién sos? ¿Y mi mamá?

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El muchacho cambió su tono de voz y el semblante fue otro, Mena, deja caer la maleta y el joven responde: Yo soy hijo de Jesús Isidro. Mi abuela Celedonia murió hace ocho meses. Mena baja la mirada y luego se fija a cada una de las paredes de la casa, va recordando metro a metro su niñez y a su madre. Cuando las lágrimas rompen el dique se quita el sombrero y llora. Sus ojos se nublan y la soledad comienza a recorrer su garganta hecha un nudo. Nada era igual, ni la angustia con la que había llegado. Se limita a preguntar mientras el muchacho también entristecido lo mira: - ¿Dónde están mis hermanas y mis hermanos? El joven contesta: - sus hermanas viven con sus maridos y mis tíos también se fueron de la casa, aquí viene solamente mi papa y yo cuido la casa. Me acompaña de vez en cuando, él está casado; y, usted se viene a quedar o se va de nuevo para El Salvador. Mena le contestó con una pregunta: de qué murió mi mama. El joven de nuevo se entristece y le contesta mi abuela... usted sabe como era ella, pero de pronto ya no quería hacer nada, la bulla le estorbaba, se encerraba en el cuarto y se ponía llorar, se alegraba cuando leía sus cartas.... caminaba despacito, y se agarraba la cabeza.... decía que le dolía mucho......mire esa mecedora que está pegada a la puerta.....un día después que almorzó.... se fue a sentar, arrecostó la cabeza en la pared y se quedó dormida... esa puerta estaba abierta,, entraba aire y nos dijo que se sentía bmejor. Ese día vino la vecina de a lado... y entró... ella fue la que se dio cuenta que mi abuela se había muerto... gritó y mi papa que estaba en le patio llegó... Mena sabía que tenía que soportar y entender su dolor y el que le llegaba. * Al día siguiente. Mena se levanta, no ha dormido en la cama, de sus maletas sacó una frazada y la había tendido en el suelo. Llamó al sobrino y le dijo: No vino tu papa, pero quiero habla con él y con vos,.... me querés ayudar? Buscame al Dr. Vanegas.... a Juan de Dios...decile que venga que no puedo ir donde él... y a tu papa buscalo, buscalo, procurá que todos estén a las cinco de la tarde aquí. * Mena había estado en el patio desde la mañana. Puso unas piedras y se sentó en ellas su sobrino antes de irse le dejó comida servida. El viento

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era fresco, y de pronto sentía pequeñas ráfagas de calor. Lo pregones de la tarde pasaron y en San Sebastián, las campanas sonaban la media de las cuatro. Antes de la cinco llegó Jesús Isidro y con un grito de júbilo le saluda cuando lo ve en el patio sentado.... José de la Cruz, José, mi hermano lindo, qué alegría... Pero . Cuando se le está acercando, Mena con un gesto rudo le dice: Parate ahí, detenete Jesús Isidro sorprendido no comprende la actitud de su hermano. Pero Mena, le dice : - no te molestés hermano, no te molestés ya vas a saber por qué lo hago. En ese momento entra el Dr. Juan de Dios Vanegas, se quita el sombrero y le dice con voz fuerte: Ajá jodidó.... ¿cómo que andabas de gira por Centroamérica? No terminó la frase cuando Jesús Isidro y su hijo le hacen una seña para que se detenga... el Dr. Vanegas... siente que le han cambiado sus emociones... pregunta... – qué pasa? Mena se ha puesto de pie y le contesta: Juan de Dios discúlpame, discúlpame, pero sobre eso precisamente es que les quiero hablar y vos que sos mi amigo de alma y a Jesús Isidro que es mi hermano mayor... quédense ahí.... y ahí están esa sillas agárrenlas y siéntense. Mi viaje ha sido exitoso, he conocido tanto, personas, lugares, gente importante, libros, estudios, tratados de música... en fin.. Me precio de haber tenido a grandes de la música como profesores... alemanes, españoles, italianos, salvadoreños, hondureños. .ha sido una gran experiencia....no me quejo.... he vivido con modestia... tengo buena ropa.... he ganado.. No para ser rico... para vivir con decencia como decía mí mama Celedonia......... Hace un pausa y pide disculpa... continúa.... estuve en mis manos la oportunidad de estudiar en la escuela donde estudió Verdi... pero ya nada pudo ser..... El Dr. Vanegas lo interrumpe y le dice: vos negro jodido, donde estudió Verdi, qué bárbaro... Darío anda donde se le pega la gana... es que estos bandidos de estos últimos años del XIX nacieron con buena estrella.... Mena prosiguió- pues aun mi estrella brilla, su luz es la que es tenue... o a lo mejor como decía mi papa, nací estrellado... bueno ... pues no podré ni viajar a México, ni podré ir a Milán........quiero que sepan.. que tengo.. ... lepra.,,,,, Juan de Dios preguntó- Lepra? Si, mi querido amigo....lepra... estoy condenado..... Estoy condenado a vivir alejado... y no hay remedio..... Esa es mi estrella..... Guardó silencio y los demás quedaron en silencio solamente viéndolo.

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El Dr. Vanegas le dijo-. No hombre, a lo mejor es alguna babosada que se quita con sardinillo... Mena lo interrumpe: no Juan de Dios..... Cuando llegué a Nicaragua había salido de un hospital......ya la enfermedad ha sido declarada..... Nada hay que hacer... yo guardo la medidas adecuadas... ahora entiende por que mi actitud no es un acto de grosería, es simplemente una actitud atendiendo de protección. Esta enfermedad es contagiosa, eso es lo que se sabe de ella. El Dr. Vanegas le contesta: Escuchame bien, a lo mejor esos jodidos se equivocaron..... Sabes quién está aquí en León graduado en la Facultad de Medicina de la Universidad de París,,,,,,oíste dónde se graduó.... pues es Luis Debayle... acaba de montar una clínica con cosas modernas que trajo de Francia... ese debe saber más que los salvadoreños... dejame contactarme con él.. .Mena no deja de sentir esperanzas y le responde: - Gracias Juan De Dios a lo mejor vos tenés razón.... no voy a cerrar esa puerta... a lo mejor se puede hacer algo.... . A veces me acuerdo de dos cosas que me duelen, no tocar la guitarra, todavía cuando Isaías Ulloa me copiaba la música al menos nos poníamos de acuerdo en los acordes y le dictaba; con la guitarra me distraía en mi soledad, y lo otro es que aunque fuera con algunos dedos que me quedaran escribía, pero de todos modos de nada servía, por que me daba cuenta que sentían temor leer las partituras. Escribí canciones, música y letra, no recuerdo cuantas he escrito. Todas encargos de muchas jovencitas de aquí de León y , no me ha ido mal, me caen algunos billetes. . Se ha portado muy bien Abraham, ya lo viste siempre es el mismo ese vals que le compuse lo hice con un gran aprecio a su persona, siempre que viene de noche, como no hay más ruidos y el silencio es casi profundo, puedo escuchar el coche que se acerca, el ruido de los aros de hierro sobre las piedra, lo mismo cuando se v. No sé si logré el efecto de su vida y condición de enamorado y del sentimiento de la amada. En la estructura del vals se advierte r un solo de barítono, el instrumento que refleja su alma, creo que este instrumento refleja también mi alma, es que yo,…, hij….,, si Pánfilo, yo he amado, y ese sonido del barítono es la queja del alma, del alma muy enamorada, por el otro lado, el cornetín que representa a la amada, es el instrumento en que me inicié en la música, y el sonido es dulce, es el sentido femenino, por eso el vals está lleno de todo eso, me imaginaba siempre a Abraham que en sus andanzas pasaba por aquí, se bajaba y su amada se quedaba en el coche, me la imaginaba a ella, delicada, sencilla, por eso me inspiré en que la fuerza de la respuesta del barítono fuera el cornetín. La

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tinta con la que comencé hacer las notas en el pentagrama era mi mismo sentimiento. Si no le imprimís a la música tu inspiración, qué estás haciendo? Nada. Creo que Amores de Abraham es una de las composiciones que más me gustan de las que he logrado aquí frente al río. Tío quién era el que le estaba copiando cuando se apareció aquí una chompipa con su cría y ¿qué fue lo que verdaderamente pasó? Aquí en León se comenta mucho y nadie creía el cuento, sobre todo cuando lo estaban tocando en la casa de doña Margarita Lacayo el maestro Ulloa; y, contó el cuento antes de ejecutar el vals y la gente no dejaba de comentar y aplaudieron con gran entusiasmo. Han dicho que el que copio el vals fue Bernardino Turcios, pero la verdad es que yo comencé dictándole el vals a Turcios, dejó una parte y luego no volvió por que se fue a Managua, y el que copió todo el vals fue el maestro Ulloa. Pues el asunto es que yo le estaba dictando a Ulloa cuando se apareció una chompipa con todos sus animalitos, no sé ni como era la bandida, pero como yo estaba dentro de mi, juntando las notas que toda la noche mantuve en la cabeza, me arrechó que cuando le estoy dictando con gran serenidad haciendo esfuerzo enorme en mi mente para que no se me perdieran la notas que había concebido en toda la noche, fue entonces que me arreché, pero la arrechura me duró casi segundos, por que cuando el animal jodido caminaba con parsimonia y no se inmutó de mi grito, le puse atención, es cuestión de creatividad hijo y saber que en la naturaleza también podemos encontrar acordes, ese es el secreto de Bella Margarita. Imaginate, tengo sonidos guardados en la memoria, eso no es chiche, repasarlos toda la noche, mantenerlos que no se te pierda ninguna nota de la inspiración original, estás haciendo el esfuerzo que en el mismo dictado no se te pierda nada y que se aparezca un animal haciendo ruidos con toda su cría, yo sentí que se perdían las notas de la cabeza, pero cuando escucho a la chompipa que estaba llamando a la cría y los animalitos le respondían, encontré que la chompipa llevaba la melodía y los chompipitos hacían de contra punto; y, dentro de mi eso era música pura, si hijo, música pura. Me acuerdo que desde hacía mucho tiempo le había puesto atención al sonido de la naturaleza, a los pájaros y nunca me imaginé que en un momento de mi vida aquí y, en estas condiciones se cruzaran estos animalitos y encontrara en ellos una melodía en su dimensión vertical, fundamental por supuesto, y los animalitos, la cría, en un juego maravilloso de sonidos, como pícolos, para mi fue un gran encuentro. Ya son las cuatro de la tarde y usted no ha comido nada, por qué no come algo, ya voy a ir a comer algo y no tardo, creo que doña Isabel le dejó comida en un tazón.

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Si Pánfilo, esa mujer se ocupa hasta del detalle de mi propia desgracia, se ocupa tanto que un día dejó el carriel en mi taburete, ella entró, yo me quede aquí, se fue, y en la noche cuando me siento, ay Dios mío, pego el brinco, me había sentado en el carriel que ella había dejado olvidado por estar acomodándome una galletas y latas que me había traído. El carriel lo puso mi Mercha por otro lado. Cuando ella regresó, le conté el cuento y era la primera vez que la escuché reírse. No le pasaba. Al final de tanta risa de la que yo me contagié, me dice que la disculpe ¿Ve te a ver? ¿De qué la iba a disculpar? Pues sí, ella deja la comida en un tazón para que pueda prensarlo con mis brazos y pasar la comida con los dos dedos que me han quedado. ¿Cómo me veré? ¡Dios Mío! Desfigurado. Debo de dar miedo, definitivamente la gente me quiere mucho. Dios. Pánfilo, Dios. No sé si con esta enfermedad de muerte me ha llegado la oportunidad de la vida. Nadie puede entender esto. La gente solamente me ve, bendito sea que hay gente como Castellón, Ulloa y vos hijo.

Cuando le hice el Réquiem al Obispo Ulloa me acorde de la frase de Shuman, “La misa de Réquiem al final es para uno mismo” frase con la que hay que vivir después que has hecho uno. Por eso hay que hacer énfasis en el Propium, para que le sirva a tu alma. Desde que comencé, al menos, cuando me di cuenta que tenia esta enfermedad, hice énfasis en mi mismo, para poder soportarla, sobre todo en lo que ella representa. Nunca, nunca se me paso en la mente que un día iba a ser leproso.

El sol ha comenzado a esconderse en aquellos tejados en “La Españolita” se ha tendido un rojo naranja en las calles. A contra luz, las siluetas de los peatones y coches se enturbian con el polvo que hay en el ambiente con la luz difusa del sol que se esconde en el horizonte. Pánfilo se ha quedado como un convidado de piedra haciendo una sola pieza con la masa de granito que le sirve de asiento. En la medida que oscurece, bajo el puente, las ranas han comenzado a croar en una dispersión sinfónica. Mena se da cuenta que comienza a entrar la noche, sus pasos son evidentes en la naturaleza. Pánfilo con la cara bañada aun con un poco de luz mortecina pregunta a su tío: - perdone tío José, pero ¿cómo fue que usted contrajo esa enfermedad? Usted es mi tío y..... bueno....eso ha dado temor a los de la familia. No sabemos nada, espero que no se moleste, yo pues....mi papa me pidió que le ayudara y yo siempre lo he hecho, ¿no se molesta que le hable de esto?

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- Mena que ha estado muy atento le responde: - ah! Muchacho, no creas que me molesta, es más, esta bien que me preguntes por que nadie en la familia se aventuró hasta hoy a preguntar, esta bien, seguí que no me molesta.

- Pues mi papa me dijo que le apoyara en lo estuviera a mi alcance, desde que vino de El Salvador lo he hecho. Mi tía Anita ahora vive en Poneloya allá con su marido tienen un hotel pequeño, se fue por que mucha gente en Zaragoza la molestaba. A mí por dicha nadie me dice nada. Sus amigos, amigos verdaderos no lo han abandonado, ellos siempre se aparecen, no digamos doña Isabe, don Abraham, y ya no se diga la Mercha.

- Escucha pánfilo yo no entiendo nada ni le voy a preguntar a Dios nada, ya ves mi hermano estaba perdido y lo encontraron por Tonalá metido en un rancho que se lo estaban comiendo las hormigas, nadie lo había visto, ningún medico lo asistió, no sé qué comía, pero Dios no lo abandonó, unos campesinos lo encontraron pero tuvo agua y le dieron de comer. Dios no te abandona, hijo, Dios no te abandona. Cuando yo tenia como diez años, sino mal recuerdo, mi papa nos llevaba a Managua, pero como no le gustaba motarse en barco por que le tenia miedo de caerse al agua y que se lo comieran los lagartos, sobre todo casi llegando a Managua, lo que hacia era alquilarle la carreta al abuelo del Dr. Vanegas, y nos montábamos, cuando llegábamos a Managua, daba sus vueltas y hacia sus mandados, de regreso, en vez de venirse directo bordando el lago, nos llevaba a la laguna de Nejapa, pasábamos por varias fincas y en un camino de carretas bajábamos a la laguna y nos quedábamos en una ranchita abandonada que había en la parte que decían era para bañarse, era de horcones labrados y techo de paja, en el fondo de la casucha había un tapesco, ahí nos desvestíamos y poníamos la ropa y nos metíamos al agua con sumo cuidado, mi papa decía que en el fondo de la laguna había una serpiente y que por esos el agua chupaba a la gente y se ahogaba. Las aguas eran como grises y calientitas, además de hediondas a azufre, por eso eran buenas para la piel. A nosotros la primera vez que llegamos nos encontramos con unos garrobero y cusuqueros; nos contaron que en la choza había muerto un padre salvadoreño que tenia lepra que había venido a curarse y murió en la choza. Lo encontraron hediondo, lo quemaron y lo enterraron. Mi papa no creyó nunca el cuento, ahora no sé si fue verdad, tengo dudas y creo que hay sido cierto. En varias ocasiones nos quedamos a dormir y salimos al amanecer para salir temprano a León. Muchos que conocieron a mi papa creen que en ese lugar agarre la lepra, que había quedado el legio del

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muerto y yo lo agarre por que estaba cipote. Otro me han dicho que fue en El Salvador, pero no veo cómo. Es cierto que en el hospital me dijeron que había una epidemia, que había un montón de gente padeciendo, donde yo estaba habían más de veinte. Es horrible verlos cuando la enfermedad esta avanzada, me imagino lo que sienten cuando me ven, me duele saberlo, dos días después que llegue al hospital se murió uno, dicen que tuvo una muerte horrible, todo eso me afecta sobre todo cuando este tipo de pensamientos me ataca en las noche en que no puedo dormir. Una vez por el Parque Dueñas a la orilla de un árbol, vestida hasta los pies con una especie de túnica y un rebozo cubriéndole la cabeza, una mujer aindiada apenas le podías ver la cara, en su mano derecha una trapo de manta curtido con el que se espantaba las moscas y en la otra un pocillo para limosnas, esa mujer tenia la cara con escamas como la de los pescados, la mano igual, llena de escamas. Yo me acerque y le puse unas monedas en el pocillo, otro DIA que andaba con una muchacha, me acerque y le miré los labios, tenían las escamas, tenia en los parpados y la frente parecía que se había quebrado en pedacitos. Todavía yo no sabia que estaba enfermo. Sus ojos siempre estaban rojizos y húmedos. Nunca le escuche una palabra. No supe si era muda, solamente te queda viendo, todavía recuerdo sus ojos. Y ahora los míos Pánfilo! Al menos ella podía ver. Pero no me quejo por que de acuerdo a la ley, ahorita estuviera en la Isla de Aserradores.

- Pánfilo lo interrumpe y le pregunta: - Cómo fue lo del General Zelaya, muchos de sus amigos comentan que fue providencial, pero, ¿cómo fue?

Mena se acomoda en el taburete y como si estuvieran viendo el cielo comienza nuevamente a hablar: - yo le pedí al profesor Turcios que cuando viera a don Pablo Vega le pidiera un favor en mi nombre, ya había terminado una marcha y decidido obsequiársela al General Zelaya, la verdad es que el hombre es duro, difícil y enemigo de los curas, pero bueno... dije, esta haciendo otras cosas. Cuando Turcios me pidió la partitura ya sabía que Vega no se había negado y se la llevó. Parece que con instrucciones de él, o de quién sabe, la banda la comenzó a practicar y gustó tanto que decidieron que se le tocarían el DIA del cumpleaños del General. Llego el día y cuando estaba en su despacho la banda comenzó a tocar varias piezas y cuando estaba tocando mi marcha, el presidente estaba en una reunión, y pregunto que pasaba y le dijeron que era su cumpleaños, se levanto de su silla y se asomo por el balcón y miro a la Banda de los Supremos Poderes, elegantemente vestidos, era toda una parada. Saludo y pregunto después que marcha era esa que no la conocía, y le respondieron

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después de que sus ordenanzas investigaran que era un marcha que un compositor leones de nombre José de la Cruz Mena y que padecía de lepra, se la había enviado, el asunto es que entre los papeles del escritorio estaba un decreto ley que debía ser revisada y firmada por el Presidente. Cuando comenzó a leer, además del proyecto había una lista que alguien había hecho al investigar a todo el leproso de Nicaragua, y en la lista de los leprosos de León estábamos mi hermano y yo. El Presidente Zelaya, llamo a su ordenanza y tacho mi nombre y dio instrucciones para que se diese una pensión de sargento, que actualmente me ayuda a mantenerme. ¿Cómo se llama eso Pánfilo? Dios, Pánfilo, se llama Dios. Mi hermano Pedro sufrió mucho cuando lo llevaron al cuartel del ejército y cuando llegó el vagón anaranjado del ferrocarril, lo metieron junto con otros leprosos que habían reclutado en Managua, Masaya, Granda y los Pueblos. Me contaron que fue horrible aquel momento para todos los que iban en el vagón primero para Corinto. Me contaron que unos ya estaban ciegos, otros solamente tenían los cachetes muy inflamados y enrojecidos, las que más sufrían eran las mujeres. Uno de los oficiales de Ferrocarril le comentó a don Isabel que una pareja de esposo estaban entre los afectado. Después me enteré que por la lágrimas se pasa la enfermedad. Uno que otro se quejaba y lanzaba maldiciones. En otra oportunidad que hablé con el Dr. Debayle le conté que chavalo fui varias veces con mi papá a la laguna de Nejapa. Me acordé que cuando le lavaba la cabeza con las aguas, se me espumaba la cabeza, él me explicó que las aguas de Nejapa tenían una mezcla de bicarbonato de potasa y sosa, esos ingredientes hacía la espuma en mi pelo. Yo chavalo me quedé sorprendido y creí que era algo mágico. Me dijo que en Francia hay un lugar llamado Vichy con aguas que tienen las mismas propiedades. Le pregunté también a Ulloa y me confirmó.

El Dr. Juan de Dios Vanegas se ha puesto en contacto con doña Margarita de Lacayo, amiga personal del Dr. Luis H. Debayle, está seguro que entre ambos pueden hacer que el Dr. Debayle llegue a ver a Mena a su casa o si lo puede recibir en la clínica

Dos coches por diferentes direcciones se acercan a la clínica del Dr. Debayle, el sol de la tarde se ha inclinado y las sombras de las casas se alargan sobre las aceras y la calle. El calor es terrible y sofocante el bochorno del aire con humedad. La noche anterior llovió a cántaros sobre la ciudad, desde las nueve de la noche los rayos rompieron el silencio en la penumbra y los destellos de los relámpagos alumbraban la ciudad. Los retumbos corría con eco entre las paredes de la cordillera volcánicas y las espaldas secas del páramo. Mientras el aire fresco de la lluvia se escurría entre las calles, los corredores y los traga

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luz amortiguado por el frescor de la lluvia. El olor a teja mojada llegó como otro emisario del invierno.

Amaneció nublado y en pocas horas el cielo se despejo de nubarrones; apareció un sol brillante evaporando la humedad de las tejas, tierra y rampas.

El aire húmedo y caliente llega de los llanos. En los barrios la gente se acomoda bajo los árboles de mangos y almendra que se yerguen en los patios. En las viejas casas coloniales los corredores albergan a las matronas en las sillas mecedores frente a las pequeñas ráfagas de aire fresco que llega de los jardines. En las calles el horno.

Doña Margarita de Lacayo y el Dr. Juan de Dios Vanegas, se citaron en la clínica y han sido recibidos por el Dr. Debayle que ceremonioso se ha dirige a doña Margarita: He recibido su tarjeta, amiga mía, y veo que la acompaña mi buen amigo el jurista Vanegas, ¿En qué puedo serles útil? -....tengas la bondad... tome usted asiento... igual usted doctor Vanegas.... Doña Margarita tomando la ventaja femenina le responde: disculpe que ninguno de los dos le haya comunicado el motivo de nuestra visita, apelamos a la amistad, si claro, nos hemos permitido tal libertad para no adelantar y que los tres estuviéramos, yo deseara que el Dr. Vanegas le explique nuestro interés..... Por favor Dr. – El Dr. Vanegas, agradece a la dama con un gesto y se dirige al Dr. Debayle: - - Como verá usted Dr., estamos solicitando su apoyo para un caso muy particular. Hace algunos días llegó de El Salvador un amigo de infancia, se trata de José de la cruz Mena Ruiz, hijo de un gran maestro, un Maestro de Capilla. Cuando usted mi querido DR, era un niño el dirigía el coro y la orquesta en la Catedral, su hijo salió muy aventajado; y, ha estudiado música con el Profesor Cousin aquí en Nicaragua y con otros maestros en Hondura y El Salvador. El Dr. Debayle le responde....no exagere Dr. Vanegas....que ya lo conozco, me quiere impresionar... peo vamos al grano... ¿Qué le pasa al Sr. Mena? Doña Margarita de Lacayo de súbito le dice... está leproso... El Dr. Juan de Dios Vanegas finge no escuchar y dice: tiene lepra El Dr. Debayle entiende la situación y se dirige al Dr. Vanegas: Dr. Vanegas, interesante, interesante, buen abogado, buen abogado, no es lo mismo, no suena igual, estar leproso, que tener lepra. Mientras tantos todo sonríen y regresa Debayle con su fineza y se dirige a los dos: - Nunca se compuso mi querido amigo, siempre te recuerdo y sé que sos excelente como profesional del Derecho, eso me gusta... me convenciste... tráigame al músico mañana... a las... seis de la tarde ¿les parece? es la hora más indicada. Doña Margarita se pone de pie y le da la mano Debayle y le dice: Dr., contamos contigo.

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Debayle responde: no se preocupen, no se preocupen. Primero hay que examinarlo. Por la tarde. Hummm! Qué bien te ves, buen trapío..... Pareciera que vas a Tecuaname. Mena le responde por la broma a su amigo: nunca te compusiste, siempre con tus ocurrencias, ¿sabés como amanecí hoy? El Dr. Vanegas le responde: No sé y José de la Cruz riéndose le contesta: como murciélago, con la cabeza para abajo... y dice rápidamente: - te jodí El Dr. Vanegas le contesta: me jodiste y con los mismos cuentos míos me tomaste de sorprsa. Bueno, a la mejor mona se le cae el zopote.

El Dr. Vanegas y Mena deciden caminar hasta la clínica. Toman la ruta menos traficada y mientras se enrumban uno que otro amigo saluda al Dr. Vanegas mientras Mena oculta su cara con el sombrero so pretexto del sol rojo del atardecer que le punza en la cara.

José de la Cruz entra a la clínica y el Dr. Debayle le saluda y le da la mano. Mena se sorprende al igual que el Dr. Vanegas. Mena con cierta timidez le da un apretón y le dice como está usted Dr. Tengan la bondad, tomen asiento. Sr. Mena, me han contado sobre su caso, no se preocupe que con haberlo saludado, no voy a quedarme con los bacilos de Hansen en mis manos, con un enjuague de jabón será suficiente. Debayle se acerca al agua manil y se lava las manos. Y mientras con una toalla seca sus manos les dice: -Tengan la bondad, tomen asiento. Y usted Dr. Vanegas, ¿Cómo está su trabajo en el gobierno? Vanegas contesta: Pues no me está yendo mal.... sabemos que este gobierno es un gobierno radical, es auténticamente revolucionario.... El Dr. Debayle le contesta, entiendo que así es, pero hay que abrir los ojos, se habla mucho de injusticias, he conversado en algunos momentos en que de causalidad nos hemos encontrado el Dr. Oviedo, le he dicho que como Ministro de Justicia debe escuchar a moros y cristina, la justicia no es sin tasa ni medida. Hay que saber administrarla. Bueno también son asuntos de voluntad política de parte del gobierno.

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El Dr. Vanega cruza una pierna sobre la otra y encima del muslo pone su sombrero y responde: Esto es difícil, no crea, es difícil hay cuatro cosas de las que se debe cuidar quien administra justicia, una de ellas es de las mentiras y otra es de la falsa piedad. Las otras dos son, el halago y el querer ser incondicional. Debayle queda pensativo y dirigiéndose a Vanegas comenta: interesante, esas actitudes las he visto en el Dr. Medrano, vale la pena tener dignidad. Termina de hablar y se dirige al paciente: disculpe pero aquí en este país antes de rezar se habla de política. Sr. Mena, usted fue alumno del Dr. Alejandro cousin?.. el es un gran amigo, me gusta verlo cuando llego a Managua, por que me agrada conversar con él en francés, tiene ese marcado y sencillo acento belga- volviendo a ver al Dr. Vanegas le dice, si usted viera al Sr. Presidente Zelaya conversando con su suegro el Maestro Cousín. El General Zelaya se tuerce el bigote cuando se traba, por que el acento belga no le es familiar. El Presidente habla gramaticalmente bien, aunque tiene acento... Bueno.-... ¿Qué le parece Sr., Mena si comenzamos un pequeño examen? Mena le contesta: - usted dirá Dr.

El Dr. Debayle le pide que se quite el saco y la camisa y se dispone a hacerle una inspección en los pabellones de la oreja, la nariz, labios, pechos, axilas, brazos y los ojos. Todo lo hace en silencio, nadie dice una sola palabra. Sr. Mena, lo siento su mal avanza, y no hay mucho que hacer por su caso, yo le diría que guarde las debidas precauciones para que su vida sea menos difícil, quizá le pueda parecer duro, pero tengo que ser sincero y correcto en mis apreciaciones médicas, se trata de salud e higiene, vivimos en un pueblo prácticamente...... he revisado sus manos... dígame ... por lo que veo usted ha perdido mucha sensibilidad en los dedos... este mal avanza... los bacilos producen un ácido-alcohol que destruye el sistema nerviosos periférico, por eso, todo lo acontesca en su cuerpo por causa de este mal, no le va producir con dolores. Hay un fuerte tendencia de necrosis en la mano derecha, eso no está bien. Si Dr. - Respondió Mena – el dolor está en otro lado Entiendo – responde el Dr. Debayle – yo pensé que usted tenía alguna manifestación epidérmica que hubiese equivocado un diagnóstico, pero lamentablemente el baciluim leprae es su huésped.

Dos años después

Mena está sentado en una mecedora, la puerta cerrada, la luz del sol entra por las hendijas de la puerta. Desde su lugar escucha a la gente que pasa por la acera, los coches en el empedrado, los gritos de

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las vendedoras, la algarabía de los niños, las campanas de San Sebastián. Su ojos pueden ver apenas un rayo tenue de luz en pleno día, en su visión se acercan y huyen luces verdes que se pierden en círculos y ondas como las olas de la mar. Está escuchando solamente, cuando alguien pasa cerca de su puerta. Al parecer un niño camina y mientras alarga su mano a la pared para rozarla con sus dedos. La madre lo tira de la camisa y Mena alcanza escuchar a la madre.

- No te he dicho que no andés limpiando las paredes con la mano, después te metes los dedos en la boca….muchacho chanco,…jodidito de mierda…no mirás que allí vive un leproso... La expresión es dura, cruel…. Se limita a agarrar fuertemente los brazos de la mecedora, y aquellos ojos que habían perdido el color del iris, se le humedecen. En el centro de los mismos se mira una especie de mancha verde que se hunde en el humor vítreo y se extiende. Tantea con su mano derecha el brazo de la silla buscando la curva del bastón. En ese momento alguien toca la puerta, se levanta y lentamente se dirige y pregunta: -¿Quién es? La respuesta fue: soy yo, Abraham, abrirme jodido que el sol está que pica. Abre la puerta y Abraha entra y le dice: oíme, me estas oyendo. Mena, dirigiéndose hacia donde oye la voz le contesta: qué pasó, Abraham le contesta: pues nada que te traigo una encomienda, así es que decile a tu sobrino Pánfilo que te apoye Y qué es preguntó Mena Sencillo, papito, sencillo, oíme, los Saravia van a tirar la casa por la ventana, se casa una de las muchazas con un jodido de Managua, de apellido Solórzano, me pidieron que te dijera que si podes hacer un vals para que lo bailen en la fiesta, yo les dije que vos lo haces y que me dieran un adelanto. Mena pregunta: – y cuanto pediste. Abraham responde: no mucho, aquí te los pongo en la mesita…. Son cinco pesos… cundo lo tengan en la mano me van a dar siete... Buen negocio….verdad? Mena se muestra contento, se advierte el cambio de estado de ánimo de saber que huyen de él algunas personas y que otras lo necesitan, otras simplemente lo quieren sin ningún interés. Mena responde: ¿Por qué no agarras los cinco y me das resto después. Con las manifestaciones que le son características al Fisgón le contesta: Soy tu representante, no podes tener nada igual, el mejor trajeado, trato fino, elegante, se hacer negocios y te podes quedar con tu dinero por que este trabajo yo lo hago gratis, exclusivo para vos, además ya me voy por que tengo…… vos sabes…. una palomita con su

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ala ploma que hoy me va a arrullar, me va a dar comidita con su piquito, ya le dije que me voy a casar con ella. Mena con todo ceremoniosos de pié con sus dos manos desfiguradas sobre el bastón que lo ha colocado en medio de sus zapatos le aconseja: jodido Abraham componete, sos un don Juan, estás arrasando con las chavalas , te va a salir el diablo, hay te va a salir el mero ñuñudo. Abraham se lanza una soberana carcajada y le responde: Ves, como sos de bandido, ahora me estás echando al azufroso. Qué bárbaro, mejor me voy. Nos vemos; y, no te olvides del vals. En lo que va de salida se regresa: Ah se me olvidaba algo…ayer miré en catedral a la…. Vos sabés… Mena se quedó en silencio apoyándose en el bastón y el movimiento de su cuerpo, cabeza y párpados indicaban que ahora estaba frente a otra situación emotiva y se limita a preguntar: ¿Cómo está? Abraham le contesta: - preciosa, no pasan los años por ella…. pero ya se me hizo tarde y quien me espera se puede desesperar… Mena está con la idea que le zumba en su mente y cuando siente que su gran amigo Abraham está saliendo por la puerta le pregunta: ¿Y el cielo siempre es azul? Abraham se queda con un pie a fuera y otro adentro y le contesta: - nunca estuvo mejor ese azul que ahora. Mena se queda en silencio exterior, pero en su mundo interno, una cascada de notas se desborda; y, acomodarlas sera obra de su genio. Managua Campo de Marte Despacho del Presidente José Santos Zelaya

La oficina del Presidente está ubicada en una de las salas que hay en un torreón del Campo de Marte, el edificio tiene dos, y se unen al resto del cuerpo de la instalación militar por medio de un pasillo de segundo nivel, con una baranda balaustrada. Debajo de la oficina del Presidente hay otro pasillo que remata a los lados de norte y sur con sendas arcadas. En la cúspide de los torreones, los soldados apostados vigilan los lados del campo militar. El edificio tiene espacios abiertos a ambos lados. El General Zelaya eventualmente saca la cabeza por la ventana, y puede ver el costado izquierdo del campo, lo mismo que puede salir por el oeste y recorrer el pasillo con baranda balaustrada, desde donde suele saludar a las tropas de revista.

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Sr. Presidente, el Mayor Helmut Wiedeman…. ha llegado para la entrevista.

Hágalo pasar El Presidente Zelaya se ha acomodado en su silla forrada de cuero,

su escritorio ha sido confeccionado con varios tipos de maderas preciosa, el cuerpo del mueble reposa en cuatro patas curvadas que terminan en garras de león, un anaquel de libros con empaste español. Sobre el escritorio un tintero de porcelana y varios canuteros de marfil está en las muescas descansando esperando una firma. Un teléfono en la pared y otro en el mueble, además de un telégrafo portátil, con su pila húmeda están muy cerca del agua manil, un guarda ropa con uniformes militares y trajes civiles. Hay en la pared algunas fotos color sepias en las que aparecen los militares de la Escuela de Fusileros, otra de artilleros y una donde se encuentra El Presidente con dos hombres de confianza: los doctores José Dolores Gámez su secretario e Isidro Oviedo su Ministro de Justicia.

Entra el Mayor Helmut Wiedeman y con un fuerte taconeo y saludo militar se dirige al Presidente, que se pone de pié y con menos energía le contesta el saludo con la mano. Cuando el Mayor se acerca al escritorio le extiende la mano y le dice: Sr. Presidente he llegado a Nicaragua hace tres día y tengo menos de veinticuatro horas de estar en Managua, quisiera darle un informe verbal de mi viaje a Alemania.

El Presiente Zelaya le contesta. – cuénteme con detalles, cuénteme con detalles, usted sabe que por un detalle Napoleón perdió en Waterloo.

Weideman continua: Fui recibido por un secretario del Káiser, no hay problemas con la oferta sobre el canal, ellos la mantiene, además hay posibilidad de que no se opondrá a la compra de ametralladora que su gobierno hará a los Krupp

Qué posibilidades hay pregunta el Presidente Entiendo que un novena por ciento… es casi una realidad. Es

necesario incrementar las exportaciones de café oro Matagalpa, es una delicatessen para los alemanes el aroma y la textura de una moca o de un tinto. En Berlín hay muchos Café donde se anuncia la calidad del grano de Nicaragua.

Con relación a los problemas europeos, la situación no está de lo mejor. Existe una fuerte tendencia que cada día se tensen las relaciones entre Alemania y Francia. El problema son Alsacia y Lorena. El problema ha quedado en la memoria del pueblo alemán y en la de los franceses. Los franceses tienen cada uno de ellos en la cabeza la figura de Moltke desde 1871.

El General Zelaya lo interrumpe – Habla usted Mayor, de Von Moltke, Helmut von Moltke?

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El Mayor Wiedeman le responde: - si, Presidente, exactamente de Helmut Moltke me estoy refiriendo.

Pero el Presidente Zelaya insiste y continúa: ese es un genio militar, estudie la estrategia que utilizó en la Campaña de Dinamarca y la que utilizó en la victoria contra Austria. Genio, es un genio Von Moltke.

General Presidente, era un genio, el General Helmut Von Moltke murió hace muy poco tiempo, murió nonagenario. Compartió con Otto Von Bismarck el nacimiento de lo que hoy es Alemania...pero deseo continuar Presidente, no le importa. El General Zelaya asiente con un moviendo de cabeza mientras se hace unos giros en el bigote derecho. Retoma el Mayor Wiedeman la conversación: - Pues bien, Presidente, la conferencia de Berlín de 1884 sirvió para continuar Bélgica y Francia repartiéndose el continente africano. El fortalecimiento de la industria alemana no le ha gustado a estos dos vecinos ni a los ingleses, por otro lado la destitución de Bismarck fue un duro golpe para la seguridad y confianza del pueblo alemán. No sabemos mucho pero el Emperador Guillermo habrá tenido alguna a muchas razones para hacerlo. Bismarck ya había creado una imagen gigante no solamente en Alemania, sino en el mundo entero. Hay indicios de una alianza entre Francia y Rusia, eso perjudica los intereses alemanes en Polonia, por que Rusia zarista esta con deseos fervientes de devorar a Polonia, pero ambas naciones pueden perder por que ante amenazas de esta naturaleza se ha despertado un nacionalismo muy fuerte en el pueblo polaco. El tratado de 1887 entre Alemania y Rusia que era un estrecho vínculo entre ambos gobiernos se murió frente a la displicencia de sus gobiernos, lo que ha aprovechado Francia logrando la alianza con Rusia. Esta situación no es buena para Alemania. General, los problemas europeos son territoriales, económicos, ideológicos y políticos. El imperio Austrohúngaro tiene los ojos muy bien puesto en los Balcanes, principalmente en Herzegovina. Los mares dejaron de ser dominados por Inglaterra y la industria de los ingleses compite sobre todo con la industria alemana que es muy bien reputada en todas partes. Por eso creo Presidente Zelaya que un canal por Nicaragua es de gran beneficio para ambos países. Alemania y Nicaragua. Ud. debe protegerse y fortalecer su entorno geográfico y militar. Esto es obvio Presidente. El General Kaltze de los Estados Unidos en la guerra de secesión nos dejó una muy buena estrategia que fue muy importante para el triunfo de los del Norte en contra de los confederados. Hay que fortalecer los ferrocarriles y seguir ampliando las líneas en todo el territorio para tener capacidad de penetración y a la par que se hacen los tendidos de los railes se deben poner los postes del telégrafo para mantener una comunicación muy fluida. ¿No cree eso General Zelaya?

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Zelaya lo ha escuchado con mucha dedicación y le pregunta: no cree usted Mayor que en vez de hacer el canal del que siempre se ha pensado, debemos cruzar del Atlántico al Pacifico con las locomotora, o acaso no están los gringos en ese misma línea. Wiesman le responde: hágalo como sea posible, pero hágalo! Es un gran reto para Usted.

Después de varias horas sobre detalles muy particulares El Mayor le hace saber un acontecimiento científico en Alemania. Fui invitado por un viejo militar retirado a una conferencia en Berlín, y logré como dicen aquí en Nicaragua, colarme, si colarme con las credenciales diplomáticas. Se trataba de la presentación de un análisis sobre la Lepra hecha por uno de los más grandes científicos alemanes actuales. General se trata del científico Gustav Virchow que ha hecho estudios sobre una gran cantidad de enfermedades y es toda una autoridad, es un científico de prestigio, él ha hecho unos estudios muy importantes relacionados con el baciliun leprae. Si, Her Presidente, es que los gobiernos europeos están tomando muy en serio un inmenso brote de lepra que ha crecido en los últimos 30 a 40 años y detenerla es tan importante como ganar una guerra, donde en vez de haber muerto, es todo lo contrario, salvar vidas, quizá, generaciones. El problema es muy serio. La lepra se ha propagado entre lo soldado en las últimas campañas donde la condiciones de salubridad han sido muy precaria, en campos de prisioneros, aldeas abandonadas e incluso en reformatorios hay adolescentes con graves problemas cutáneos y no se sabe si van a degenerar en lepra tuberculoide o en lepromatosa Her Presidente, en este país tropical es mayor la incidencia de una enfermedad que de acuerdo a los especialistas de Medicine Tropical, de la Universidad de Berlín el bacilo que la produce se manifiesta con mayor virulencia en estas zonas, usted sabe que antes de ser militar soy médico, y con la dispensa de usted General Presidente, las condiciones sanitarias de este país son casi medioevales, en las zonas rurales la gente vive en condiciones casi......usted sabe muy bien. Ha habido muchas guerras en los últimos cien años y hay condiciones para que haya muchos leprosos. Es más el gobierno salvadoreño ya ha tomado medidas, ellos están atendiendo la populación. Esto es muy importante yo no estuve solo en Berlín, estuvieron en la conferencia el Cónsul de su gobierno el Dr. José María Castellón, personalidad de gran estima y también su cuñado, Loui Cousin, que decidió visitar Bruselas por asuntos familiares.

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El Dr. Virchow demostró en la conferencia ante centenares de médicos y ministros de muchos países del mundo que la Lepra es producido por un bacilo y que es muy peligros peligro que en Centro América solamente El Salvador tiene más de mil casos, que la condiciones de salubridad en Europa por tantos problemas de guerras está sirviendo de caldo de cultivo para la Lepra. Qué hay que hacer? Las recomendaciones científicas son de aislar a los enfermos y someterlos a tratamientos que aún no demuestra gran efectividad. No pueden los leprosos estar en aislamiento domiciliar por el contagio, debe declarar de calamidad pública la enfermedad como lo han hecho algunos gobiernos. Hay una experiencia con una planta llamada Chalmugra, hay algunos avances en Colombia pero hasta hoy no hay todavía resultados positivos. Hay laboratorios en Alemania que están trabajando en la formulación de un éter basado en los principios activos de la planta, pero hasta hoy, solamente son experimentos sin nada concreto. Para evitar el contagio, los afectaos deber ser aislados de la populación sana, esta es una medida profiláctica de la experiencia de Virchow, pues bien, eso es todo her Presidente.

El Presidente Zelaya solamente se limita a decirle: gracias por el informe ahora hágalo por escrito, instruiré en todo caso en lo principal a ministro de la Guerra y al encargado de salubridad para atender las prioridades, además creo que hay que ponerse en contacto con organismos y hombres de ciencia por medio de nuestras embajadas. Cinco meses después.

Del cuartel Militar de León y acompañados de personal civil sale un bando acompañado de una banda de guerra. Se van deteniendo cada dos cuadras leyendo un bando: “El Presidente de la República hace saber al pueblo de Nicaragua, en vista que en Centro América y en Europa hay un brote enfermedades contagiosas principalmente de Lepra, el gobierno de la República ha tomado medidas adecuadas para evitar el contagio de la ciudadanía y

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la proliferación de cualquiera enfermedad que lleve al desarrollo de pestes incontrolables Por cuanto es deber del gobierno revolucionario cuidar de la salud del pueblo ha tomado las siguientes medidas:

1- Identificar a personas que padezcan de enfermedades infecto contagiosas que pongan el peligro la salud ciudadana

2- Los identificados con enfermedades deben ser puesto ante las autoridades competentes para su debido registro y profilaxis.

3- Que en los casos de Lepra los enfermos deberán presentarse a más tardar dentro de 30 días al cuartel del Ejército Nacional para que sea remitido a las autoridades de salud.

4- En caso de comprobar el padecimiento de la enfermedad de lepra los enfermos serán deportados a la Isla de Aserradores. Campo de Marte General José Santos Zelaya Presidente de la República

7.00 PM. León. Los faroles se han encendido en la acera del Teatro. La calle está iluminada con una luz tenue que alcanzan algunos metros en el entorno del faro; pero que se advierte desde lejos. Se acerca gente a pie, otras ha llegado en coche, elegantemente vestidas con escotes muy modestos, vestidos largos uno que otro traje de crinolina o de polisón, es un derroche de bordados finos, de pañuelos sedosos, peinados, ahí están las más finas damas, perfumes, broches, oro, pedrerías, los abanico aleves se abres y leves despiden el aire entre risas, coquetería y susurros de las jovencitas que esconde sus ojos tras las pantallitas plegables. Se escucha el golpecillo al cierre y prensado entre aquellas delicadas manos para hacer gala del lenguaje del abanico. Las mejores familias, escritores, poetas, abogados, empleados de gobierno, catedráticos, sacerdotes, artesanos, músicos, tenderos, pintores, todos con diferentes tonos de voz o gestos entran a las diferentes localidades del teatro Municipal. La cartelera anuncia los juegos florales con letra fileteada a dos colores. En la tarima un piano de cola, atriles, las

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candilejas tenues reflejan los halos de luz y sombras de los vidrios gruesos que dejan pasar la luz amarilla de las lámparas. Cortinas afelpadas de rojo corinto con flecos dorados que recuerdan la época victoriana. El humo de tabaco, el murmullo y, los músicos acomodando los atriles en el foso afinan los instrumentos. El Teatro está alumbrado por magníficas lámparas en los costados de la sala principal. El Programa contempla Hermosa Soberana, unas palabras de Bienvenida de parte del gran promotor del Certamen, don Pedro Alvarado Darío pianista de grandes méritos, mecenas del arte que desde su infancia había demostrado grandes dotes y que en aquellos años en que su primo era un niño, se mostraba airoso sentado frente a las teclas mientras el pequeño Rubén esperaba las glorias del mundo. Generoso y emotivo, había cultivado el arte de Euterpe y encontró en una dama el complemento de su vida animada por la cultura. Un selecto número de ejecutantes de reconocidas trayectorias en el divino arte, amenizará entre tanto comience el evento y en las pautas de tiempo entre cada una de obras presentadas.

Mena ya está listo definiendo dentro de su humildad y su visión serena de estoico cuál será su asiento en el gran espectáculo. Espera escuchar su música de acuerdo al arreglo para piano que ha sido estimado en lo s cánones del certamen; sabe perfectamente que frente al silencio de los espectadores tendrá la oportunidad de agudizar sus oídos sin pabellones ayudado tal vez los dioses del viento, o las musas le harán llegar las notas de su propuesta y sobre todo, por la fe que ha tejido en su corazón.

Ha decido dar el paso hacia el camino que está en las penumbras de la noche y que igual han estado para él en la vida desde que perdió la visión. Para Mena no es de día ni de noche, solamente está su existencia y la oportunidad. La memoria muscular le ayudará a tomar el sendero y sus piernas conocen donde tienen que poner sus pies, para llegar a la calle que lleva al Teatro. Pánfilo se dirige a su tío haciéndole una propuesta: - voy al teatro para darme cuenta a qué horas comienzan el certamen.

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Mena con algún grado de exaltación y alguno de sosiego le responde: andá hijo, andá y avisame, pero me venís a avisar cuando comiencen, no cuando terminen. Pánfilo en medio de la oscuridad sale rápido y alcanza la calle y se dirige a Teatro, se detiene en la casa de Abraham, y pregunta por él: Y don Abraham, y a se fue a Teatro? La respuesta sale del fondo de la sala, el propio Abraham Morazán se coloca un lazo negro ciñéndoselo fuertemente al cuello almidonado de la camisa de pechera dura - Aquí estoy contesta y mira por el espejo hacia la puerta y advierte que es Pánfilo. Ideay jodido, qué andas haciendo a esta hora, no es que ibas a acompañar a tu tío, -Si, pero le dije que me vendría asomar al teatro para ve a qué horas comienzan

- Sencillo, Pánfilo, sencillo, hasta que yo llegue – y rápidamente continúa diciendo: - son bromas pero ya es hora y ya me voy. Decile a tu tío que se esté tranquilo que tenga confianza en él, que lo que hasta ahora ha hecho es bueno y esta no va a ser excepción.

- Está bien, pero voy a estar en la acera hasta que cierren la puerta

- Bueno esa es cosa tuya, pero acordate que dejaste solo al hombre y se puede angustiar, hoy es un día especial para él.

- Tiene razón no me voy a tardar. Abraham cruza la calle y cuando llega a la acera donde todavía se encuentran algunas personas formando grupos muy animados conversando, llaga a uno de ellos, saluda con gran entusiasmo al poeta Antonio Medrano que está acompañado de sus suegros y su bella prometida, y por un joven que se ha iniciado a la poesía modernista, es Lino Arguello. Encuentra a una estimada dama que sus mejores años los pasó buscando el príncipe encantado y este no llegó, no quiso o perdió el camino. Se acerca se inclina y le dice: Muy buenas noches doña Eduviges. La dama le retira rápidamente la mano y le reclama: Señorita por favor. Abraham que se distingue por su picardía le responde: Soy un caballero, no adivino. Eduviges que ya tiene la atención de los que están en su derredor arremete: Grosero Abraham hace un gesto con su sombrero, se despide y se escucha una que otra risa salida de tono; llega a otro grupo; y, conversa con ánimo de entrar al teatro, saluda y besa algunas manos con gestos del cuerpo el que inclina.

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Mientras con una mano sostiene la de la encantadora Rosita Icaza, y la izquierda cruza a sus espaldas para afianzar su gesto de caballero y galante. Todos conocen como es Abraham, el galante don Juan de León Santiago de los Caballeros. Un caballero leonés.

En pocos minutos todos han entrado al teatro

Pánfilo se asoma y desde su posición en la acera puede ver cuando abren las cortinas; que el teatro está lleno; y, los en los balcones se distinguen las familias de la aristocracia liberal, militares y funcionarios de gobierno que se saludan con mutuos halagos, se escucha el murmullo de la gente en Platea y la algarabía en el balcón del pueblo.

Pánfilo se queda en una de las gradas mirando la calle de un lado a otro. No hay nadie, salvo algunos soldados que circulan por las aceras en ronda, un coche que se acerca y el cochero lo dirige hacia la acera del Teatro. Se baja una pareja, son los esposos Lacayo. Doña Margarita Lacayo apurada conmina a su esposo a acelerar el paso para entrar. El boletero que asume la responsabilidad de la puerta de entrada ha queda fuera del recinto.

En el teatro ya han ocupado sus respectivos lugares el jurado calificador compuesto de eminentes maestros música en la composición armonía y dirección.

De las bambalinas salen El Dr. Juan de Dios Vanegas, mentor del evento y el gran mecenas don Pedro Alvarado Darío. El Dr. Vanegas trae en sus manos un sobre. Y con una mirada de recorrido desde el escenario se da cuenta que no hay lugar una sola localidad vacía. Los asistentes al verlos irrumpen en un estruendoso aplauso. El Dr. Vanegas y el Sr. Alvarado Darío hace una ligera inclinación y saludan. Pánfilo un poco cansado regresa a la barraca de Mena que se muestra inmóvil, con aparente serenidad y con jadeo de cansancio motivado por el estado de nervio escucha a Pánfilo: - Ya cerraron el teatro, no hay nadie en la calle, esperemos a ver que pasa cuando salga la gente. Mena ya ha tomado su decisión y le pide a Pánfilo que lo lleve al teatro. Pánfilo sorprendido le reclama: - cómo se le

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ocurre ir al teatro, cómo cree usted tío que lo van a dejar pasar. Mena sostiene con fortaleza su serenidad y le dice esperame que me voy a vestir. Cuando te fuiste puse en el taburete la ropa que me trajo doña Isabel; ahora quiero que me lleves al teatro.- Pero tío, cómo se le ocurre, usted está loco - espérame, hijo, tené paciencia y la fe que yo tengo, ya le he pedido a la Virgen de Mercedes que me ayude. Pánfilo se limita a decirle: bueno pues, pero apúrese. En el Teatro se han hecho las presentaciones de los sobres lacrados y doña Richi, está ejecutando una obra que fue denominada como “Consuelo” presentada con el seudónimo de “Galante” Es una gavota. La gente aplaude, hay entusiasmo en el público.

Mena ha llegado a la calle va vestido con traje de paño gris oscuro y lleva la capa pluvial en los hombros, con el muñón de la mano derecha ha empujado la capa hacia su cara. Pánfilo lo lleva del brazo izquierdo tratando de sostenerlo asido al codo del saco. Cruza la calle y cuando están a punto de comenzar a subir las gradas, Mena pregunta a Pánfilo: dónde exactamente estamos hijó. Pánfilo le contesta ya llegamos al teatro y estamos listos para trepar las gradas- Mena manteniendo la capa sobre la cara le dice: - hijo, sentame por favor en las gradas frente a la puerta principal. Mientras eso sucede, el portero está atento y conversan con dos policías que fueron apostados en la entrada del teatro. Pánfilo ha subido una grada y guía a Mena hasta donde ha pedido. Cuando llegan a la tercera grada, Mena pregunta: - aquí es? Pánfilo le contesta: si tío, pero parece que el portero nos está viendo y tienen a lado dos policías.

Mena ya se ha sentado en una de las gradas y alza la cabeza para decirle : no te preocupes Pánfilo, que si nos corren nos vamos, pero no nos van a correr, estate tranquilo. Hay dejalos.

En el teatro se escuchan aplausos y una vez que termina tres presentaciones la orquesta ameniza con solemnes acordes. Son diez los participantes y no hay

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orden alfabético en la presentación el jurado ha puesto un número a cada sobre lacrado y en una bolsa se ha colocados en pequeños cartoncillos una réplica de los mismo. Una bella niña de bucles de oro y vestida de musa saca un cartoncillo y lee el número, lo que significa que el jurado abre el sobre que corresponde y la partitura es enviada a la señora Rochi para la ejecución. La bella y pequeña musa ha sacado el número seis, corresponde a sobre enviado por “Moderno” es un Vals titulado “ Tus Recuerdos”

Mena en la acera escucha atento mientras suavemente Pánfilo conversa con el boletero que se ha enterado que quien está sentado es el Maestro Mena que encorvado oculta su cara y se ha quedado en total silencio. Las luces de los faroles llegan hasta su humanidad y las mariposas nocturnas revolotean cerca de él. La noche es cálida y en el horizonte se ha abierto una pestaña amarilla entre nubes oscuras por donde está un trozo de luna.

En el teatro los aplausos y la música se han mantenido. El boletero se acerca a Mena y le dice: profesor Mena yo no lo conocía personalmente, sé que vive por el río y también que su música le gusta mucho a la gente. La gente dice que usted es un buen compositor. El mejor! Mena sin alzar la cara y con un gesto de cortesía mueve su cabeza como asintiendo y desde su embozo se escucha la respuesta al reconocimiento que le hace un hombre sencillo. Gracias, muchas gracias, le agradezco.

En el teatro la niña ha sacado el número tres. Leen el seudónimo. La obra presentada es un vals cuyo título es “ Ruina”

Mena no ha escuchado la nominación y se entera hasta que escucha por un silencio protector que permite pueda oír el piano cuyas teclas suavemente presionan las manos de marquesa de doña...., Mena ha sudado desde que se puso el traje y se embozó, pero un sudor helado desplaza aquellas gotas que se hicieron viejas en el cuerpo, en la columna se escurren gruesas gotas y, en su brazos y muñones insensibles al dolor físico se ha esparcido un pequeño temblor que vibra igual que las notas que salen por el techo del teatro y que como hojas en remolina, las notas se dispersan en aquellas calles. La salida de la luna ha provocado una pequeña brisa que está mojando la acera

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y se advierte en las espaldas de Mena la humedad. No se escucha nada que no sea el piano. Mena tiembla. Pánfilo que también es músico se ha quedado de pie a la orilla de Mena mirándolo y escuchado aquellas notas. La luces pálidas; no hay nada que no sea el silencio que adorna la música para que se escuche sola.

Cuando cesan las notas. Como frente a un portento la gente se pone de pie y un atronador aplauso sale de las manos de todos los asistentes que frenéticos se ponen de pié. Aplauden con vigor. En un momento se juntaron los sonidos de los pies, los golpes de las rodillas en los espaldares del asiento vecino; y, uno de los músicos asistente y ubicado en el último balcón deja salir un grito de entusiasmo: - Viva Mena, Viva Mena, ¡Ese Vals es de Mena!, ¡Es de Mena! Amigos de León, es de Mena.

La gente aplaude con mayor fuerza; ya no solamente es la voz de aquel anónimo admirado entre quinientas butacas del palco, en los balcones privado, los asistentes han olvidado sus poses circunspectas y gritan entusiasmados, Viva Mena, Viva Mena. De pronto se abre la puerta principal del teatro y en un arrebato de alegría y admiración, el boletero grita a todo pulmón para poder dejarse escuchar ante tanto entusiasmo: -¡ El maestro Mena está afuera! ,! ! Está afuera! ¡En la acera del teatro!-

Un silencio penetra con rapidez de rayo y se escucha el ultimo grito del boletero que ahora estaba acompañado por Pánfilo que señalaba con el brazo izquierdo hacia el lado de la calle. Al igual que el silencio, los aplausos comienzan a elevarse nuevamente de las manos de los asistentes como un reguero de admiración que sube y baja en cada instante. La sra. Richi se había puesto de pie a la orilla del piano y el Dr. Vanegas en el podium con cara de sorprendido. En la sala principal una voz anónima grita: Que entre Mena, Que entre el Mena. Que pase el maestro!

El boletero y Pánfilo salen y llegan a donde está Mena. Levanta su cara y, en sus ojos mortecinos, se han acumulado todas las lágrimas de su vida dolorosa.

- Tío está escuchando, la gente quiere que pase al teatro,! que pase al teatro! Venga, pues, venga!.

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En ese momento don Pedro Alvarado Darío, con dos asistentes ha llegado hasta donde se encuentra Mena, se inclina poniendo sus manos en los muslos y le dice: - Maestro Mena, pase al teatro, el pueblo de León, su pueblo! ¡Maestro! ¡Lo aclaman! Tenga la bondad, acompáñenos…….. Por favor. Maestro Mena. Mena no dice nada, no puede, un torozón se ha anudado en la garganta, sus ojos no aguantan la presión de las lágrimas, levanta la cara y con la luz del farol y las sombras, pueden verle los ojos mortecinos, pequeños globos en cuyos centros se han agazapado los bacilos y has construido una tela en el interior el maldito acido-alcohol del baciliun leprae. Sus labios están destruidos, su nariz, ya no existe. No pide ayuda, y girando un poco el cuerpo lo presiona en la orilla de la grada superior, pone los dos muñones, y lentamente Don Pedro y sus acompañantes y una decena más de curiosos, ven aquel cuerpo del espigado mulato que se levanta frente a las miradas atónitas.

En la puerta del teatro, la gente se ha aglomerado. Las especulaciones y las críticas circulan como aves perdidas. Nadie en el interior del teatro sabe nada. Esperan y comentan. Mena está de pie y la capa cubre su cara. Pánfilo se le acerca y le dice: tío José, yo lo acompaño. Mena solamente asiente con la cabeza no dice nada. Don Pedro Alvarado Darío se ha adelantado; entra al teatro y se dirige al podium. Pide calma a los asistente y atención a sus palabras.- Señoras y Señores, el Maestro Mena, ha sido invitado por este pueblo leonés a entrar a este recinto de cultura, y en breve estará en el centro del pasillo para que os lo saludeis.

Mena camina lentamente, y una vez que entra al salón todos se ponen nuevamente de pie y comienzan a aplaudir con gran gozo y emoción. Mena avanza y llega después de varios minutos hasta la orilla del foso lugar que le han indicado. Pánfilo como lazarillo lo guía en el pasillo. Los músicos del foso le pidieron minutos antes al la sra. Rochi, la partitura. El Maestro Vega, se acerca a los músicos; les da indicaciones y los músicos con gestos claros en los que se advierte descontento. Continúan la lectura de la partitura, la ponen en un atril y mientras Mena va de regreso por el mismo pasillo, el Maestro Vega llega hasta donde se

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encuentra don Pedro. De una manera inusitada, increíble con una improvisación digno de grandes maestros, Mena puede escuchar los acordes de su Vals. Los músicos se pusieron de acuerdo y estan ejecutando el vals, mientras la concurrencia se ha convencido de que nunca, nunca habían tenido mayor gozo y entusiasmo que esa noche. La música penetra las almas; todavía se escucha los vivas a Mena, pero las ojos de la concurrencia se han clavado en la figura del embozado que lentamente camina mientras el vals se encamina a su coda final.

En la medida que avanza para salir del teatro, como las canéforas va repartiendo su gloria. El vals termina. Ya entre los asistentes en todas las localidades, muchos ojos se ha enrojecidos, otros han derramados sus lágrimas. Mena sale, las puertas se cierra. Don Pedro Alvarado Darío anuncia que la preciosa Euterpe, sacará el siguiente número.

Ya toda la emoción había sido vertida, sin menosprecio, nada podía cambiar el rumbo de la historia. Cuando Mena sale y cierran la puerta, pasando el brazo derecho sobre su cuerpo le dice a Pánfilo: hijo mío, con estas ruinas he vivido mi gloria esta noche. ! Dios Mío¡ !Gracias¡... Pánfilo llevame que quiero descansar. El día fue muy bueno, la noche fue mejor.

El viento sopla suave y las alas de los gallos se agitan

frenéticas anunciando al inmediato canto, cuando el sol asoma sereno y silencios entre las sombras de noche que ya se deslizan disminuyendo su dominio en toda aquella ciudad. El teatro municipal recibe una pincelada de luz en la cúspide del frontis y, en la medida que el sol se va encumbrando el pincel de luz cubre todo el edificio. El viento se desplaza a gatas sobre el empedrado y, va formando pequeños remolinos entre los papelillos de colores que quedaron en el suelo por la noche de gala. En las cumbreras de las casas cercanas al Río Chiquito los zanates clarineros entonan su bullanguera diana. Los coches van en fila hacia la estación del ferrocarril. Hay un movimiento de pasajeros que tienen que abordar el tren que va hasta Granada. Pasajeros de mucha importancia se quedarán en Managua. La taquilla está abarrotada y los cargadores se enfilan con maletas a las orillas de la acera, otros frenéticos se mueven en todo el pasillo del edificio buscando una oportunidad ante un nuevo pasajero.

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En las bancas de espera se encuentran los maestros Pablo Vega y Raudez y Octaviano Urbina. Se advierte en ellos una pequeña discusión que obliga a Raudez a ponerse de pie, acto seguido Urbina. -No maestro Vega, no se trata de anarquía, su punto de vista no tuvo méritos para ser tomado en cuenta, la multitud, el pueblo, en fin todos estaban entusiasmados, la firma de Mena se sintió al instante que se comenzó a escuchar la composición musical.-

Urbina hace una pausa que aprovecha Vega Raudez para intervenir: - Escúcheme profesor, me dijeron cualquier cosa, entre ellas que soy formalista, le repito, solamente expresé mi opinión de que ustedes los músicos no debían ejecutar el vals, porque era salirse de la formalidad del certamen y que si la gente quería manifestar su apoyo, que lo hiciera. Creo que nosotros debíamos guardar las apariencias con nuestras emociones. Personalmente no dudo de la calidad de la composición musical, es más, me gusta mucho, y a simple vista, mire que tiene una estructura compleja, talvez no compleja, diría mejor, más elaborada. Pero mi punto de vista era que evitáramos que se nos tildara de... o más bien que la crítica dijera que no fuimos imparciales. - Solemne tontería! Dónde se ubicaría la imparcialidad en ese momento? Dígame! Por la generosidad del público dejamos cómodamente de ser imparciales y ser totalmente parciales con gran éxito para ustedes como jurado y para nosotros como músicos ante tanto entusiasmo, sé que en el fondo usted está conmigo, usted sabe lo que es triunfar, la noche de ayer creo que será inolvidable para la inauguración de los Juegos Florales en este país y, sobre todo para los leoneses con tanta competencia de músicos y orquesta en Granada, Los Pueblos, Masaya y Managua, ¿No cree usted esto Maestro Vega? - No dudo, no lo dudo, a confesión de parte admito que fui testigo

de un acto inolvidable que tiene dos puntos de vista. El primero: el éxito de los leones con su teatro y los juegos y, segundo que la música presentada fue de excelente calidad, en eso la participación de Mena es un hecho que hasta hoy no hay que comparar. Cuando ustedes comenzaron a tocar la puse atención a un detalle. No sé si ustedes lo notaron a los profesores Víctor Alvarado y Sixto Cajina que estaban en el foso que comentaban conmigo y felizmente coincidimos.

- Y cuál es el detalle- pregunta Urbina. - Escuche profesor, usted y yo sabemos que la gente escucha la

música como un todo, el torrente musical sale de todos los instrumentos y llega a los oídos y se dispersa en el alma, en ese momento solamente hay dos opciones: le gusta o no le gusta. Los

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músicos cuando escuchamos los torrente de notas, podemos distinguir perfectamente bien los detalles de su estructura, conocemos el espíritu del contrapunto y, advertimos cuando el compositor o el genio creador, está en un esquema riguroso, sabemos lo que significa una sensibilidad muy grande en la línea al tiempo, un juicio de conjunto y de detalles más seguros aplicables seguidamente a cualquier hecho musical. La obra en si. Ruinas del maestro Mena es algo sorprendente, ¡Créalo! Ruinas como vals Mena la Inicia con notas bajas, la introducción es de marcha fúnebre. ¿Me está escuchando profesor Urbina? ! Con una Marcha Fúnebre ¡Y es algo inconcebible en la mentalidad austriaca, no se puede concebir en el vals vienés, ni tampoco en mentalidad francesa que son más atrevidos, ya no se diga en los mexicanos, no está en la visión de Juventino Rosas quien es el más cercano a Mena como latinoamericano ya no digamos de Alcántara el guatemalteco. Mena hizo algo que está con el título de su opus y con su propia vida.... me sorprendió ver aquel hombre embozado ciego caminando por el pasillo.

- Maestro Vega, no advertí ese detalle, por tanto entusiasmo que tenía anoche. Sinceramente no lo advertí, tengo algunos detalles del vals en mi mente, no creo que eso me ayude, pero voy a tratar de conseguir una copia de la partitura, le voy a escribir a Don Pedro Alvarado para que me envíe una copia.

- No se preocupe, yo tengo una, ahora que llegue a Masaya voy a pedirle a mi hijo Alejandro que le haga una copia y se enciaré pronto, estúdiela y escríbame sus comentarios.

- Ya su hijo regresó de Guatemala? - Si, está conmigo en Masaya y el General Zelaya lo ha invitado a

que amenice sus reuniones y festejos oficiales. Ahora creo que está reuniendo a unos cuarenta músicos para formar una orquesta, está dispuesto a competir con los hermanos Ramírez Velásquez, que indudablemente son muy buenos, son buenos músicos y compositores, yo he sido amigo del padre de estos muchachos, el maestro Alejandro Ramírez. En los pueblos hay buena cosecha de violinista, hay mucho jóvenes entusiastas con el violín simples aficionados que son buenos, incluyendo magistrales orejeros.

El silbato del tren anuncia su llegada, se escucha muy cerca, los pasajeros se disponen a ubicarse en el pasillo para subir a los vagones, mientras la máquina deja emerger su figura en la curva, de ella surge una bocanada negra de humo y se acerca como un inmenso caballo negro galopante con un penacho de fuego , La máquina llega jadeante, expeliendo en los extremos de los émbolos chorros de vapor, mientras la campana de bronce suena

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dulce frente al ruido de las bielas. Los pasajeros que llegan de Corinto y Chinandega bajan y mientras eso sucede, Vega y Urbina se enteran que no solamente ellos has estado comentado la noche de Gala. El tiempo corre en la ciudad donde también el triunfo de Mena. Salvador Ruiz sale presuroso de su casa en el barrio de Laborío, toma la Españolita y sus pasos advierten el destino: Mena. Baja por el sendero y encuentra al laureado sentado en su viejo taburete bajo un alero improvisado. Al verlo apresura el paso y le grita: Mena ganaste el primer lugar anoche, ganaste anoche, le ganaste a los mejores por que sos el mejor. Mena se quiere levantar rápido pero no puede, sus oídos han escuchado que ha sido el ganador de los Juegos Florales, su cuerpo tiembla y se advierte en el movimiento de su boca que desea expresar algo. Por el saludo y el tono de voz Mena sabe quien ha llegado Salvador le pregunta nuevamente cuando ya está frente a él: vos jodido, me oíste, que ganaste anoche. Mena se limita a contestar con una voz en la que se advierte un nudo en la garganta sin dejar que el entusiasmo se apague, estira los brazos moviéndoles rápidamente con un poco de inclinación hacia delante y con los ojos comprimidos y apagados: ¡ Salvadorcito!, ¡Salvadorcito!, verdad que Dios me quiere mucho? Salvador Ruiz se quedó viendo por un instante a aquel hombre Mena volvió a preguntar de nuevo: Verdad que Dios me quiere mucho? Salvador contestó: Si José de la Cruz, te quiere mucho porque ese gozo que está en tu corazón no lo tiene nadie. En su interior Salvador liberal racionalista se ha quedado sorprendido y mientras miles de razonamientos forzados se le cruzas, se oye un silbido, rápidamente otro y Mena grita: Hermano, Hermanito, Salvador fijate, el que viene es mi hermano? Es mi hermano que me viene a visitar, me ha venido a ver. Es Manuel Roldán que ha envejecido, viste de blanco con un panamá, corbata negra y zapatos negros y responde: Sí, soy yo tu hermano Manuel. Mena responde: Si Manuel, ya sabía que eras vos, me hiciste recordar por un instante cuando era niño y me silbabas para que te acompañara, son sonidos que llegan por un instante y te hacen vivir momentos queridos. Manuel: se pone a reír y le dice: y no te acordes cuando te guiñaba las orejas?

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No, creo que debemos de recordar cosas que fortalecen. En un periódico salvadoreño leí una frase de Víctor Hugo y se me quedó aquí – en ese momento se pone el muñón de la mano izquierda sobre la cabeza y repite: aquí. Salvador saluda por que entiende que su presencia ya no se hace necesaria y le dice a Manuel: hombré te ves bien, me parece que te va muy bien, eso esta bueno...., yo los dejo, entiendo que ustedes tienen mucho que hablar y te felicito, no dejes de visitar a tu hermano, yo andaba felicitándolo por el certamen ya que ganó el primer lugar, Qué te parece? Salvador le da la mano y Manuel le dice: si hombre, vos sabés es cuestión de trabajo y de tiempo y vengo a felicitarlo. Salvador se retira y Manuel Roldán se dirige a su hermano: hombré me di cuenta de tu triunfo por un telegrama, desde la madrugada fue noticia en Masaya y en Managua, yo estaba en la casa de Vega Matus preparando una misa de Réquiem, un encargo, vos sabes, y llegó el telegrama de don Pablo diciendo que llegaba hoy y que vos habías ganado el certamen y como tenía que viajar, todo coincidió; y, aquí estoy Mena le pregunta: y ¿Cómo te va? Su hermano responde: hombré me va bien, ahora estoy cansado, dormí una hora, me vine en un tren que sale de Granda y llega hasta aquí. Parece que hay algún problema político, eso se siente en Managua, se habla algo de El Cadejo, de Emiliano Chamorro, se siente la presencia militar en algunos lugares. Pero, cómo te sentís con el premio que ganaste, te felicito nos ganaste a todos los Mena. Mena responde: a veces quisiera que Celedonia y Yanuario vieran todas estas cosas, imaginate la cara de ellos al vernos a todos ya mayores pero unidos, pero la vida no es como un quiere. Ese premio ha llenado de alegría mi vida, he pasado momentos de gran tensión y me ha querido beber una agüita de hojas de naranjagria, pero cómo la voy a hacer. Dicen que me van a dar una plata, ojalá que sea cierto. Bien llega la plata. Aquí espero la ayuda de mis amigos con trabajos que me traen, Pánfilo nuestro sobrino se ha portado muy bien conmigo. Muchacho generoso! He hecho algunas canciones, misas de gloria, marchas y valses todo lo que me encargan. El pueblo leonés es un pueblo generoso, eso habrá que reconocer siempre. Lo difícil es mi propia humanidad, cuando no tengo nada que hacer me quedo horas aquí sentado escuchando a este León con sus alborotos o sus silencio, con gritos de vendedores, ruidos de coches, carretones !Uff! cualquier cantidad de ruidos pero son interesantes. En la noche cuando todo está en silencio es que tengo la capacidad de componer, me lleno de tristeza y, a veces me siento morir, Ya me acostumbré a vivir en soledad, hay semanas que no viene nadie a visitarme, me

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quedo solo, padezco de hambre y sed, no tengo sosiego ni para mis necesidades, es triste Manuel , es triste. La Mecha vienen siempre pero a veces la pobre no puede y eso para mi es horrible, y qué le puedo reclamar? No es fácil que me esté limpiando las llagas sin temor a contagiarse, a veces le he dicho que no lo haga, por que sé que tiene hijos. Que desprendimiento! Manuel lo interrumpe: - cuando estabas hablando con Salvador Ruiz, dijiste que habías leído una frase de Víctor Hugo , pero no supimos cuál era esa frase. Mena se puso de nuevo el muñón sobre la cabeza haciendo el gesto de guardar las ideas y le contesta: aquí está eso que decía Víctor Hugo: “La Melancolía es la felicidad de estar triste” No sé cual es el sentido de Víctor Hugo, pero si te puedo explicar cómo es para mi esa frase, creo que si has vivido grandes momentos en tu vida, agradables, llenos de alegría, que haya habido una vivencia de amor de verdad. Cuando los recordas entras a un estado melancólico. Las tristezas surgen cuando no podes vivir en la realidad lo vivido, entonces todos esos recuerdos que pasan por tu mente, te hacen feliz, estás en un estado melancólico. Yo vivo melancólico por que vivo en un mudo de recuerdos. Solamente contéstame, cómo puedo ver el futuro, si he perdido mis sentidos. Tengo que volver al pasado donde están las mejores sensaciones vividas y entonces mis ojos miran como la esfinge, hacia adentro y, es donde mejor estoy ahora y, mejor me he conocido. He vivido con tanta intensidad mis recuerdos que a veces siento los mismos olores que me rodearon, perfumes que deseara en la realidad tocar con ternura el espacio de donde se originaron. Sonidos que han aparecido dentro de mi como una combinación de los que viví. Siento a veces como si el tiempo no es el mismo que ahora vivo, sino el vivido. Tengo treinta años y he vivido en mi interior sesenta, por que he vivido la vida dos veces, buscando la relación tristeza, felicidad y melancolía. Creo que es un don de Dios. Dentro de mi veo la música y veo sus colores y también el sabor y el olor de la notas, me siento grande y, cuando pongo mis brazos sobre mis piernas llagadas poco valen los llamados de la realidad en esos momentos, talvez ser así me ha dado fortaleza para soportar la soledad y las dificultades de mi propia desgracia. ( ) El tiempo corre en la ciudad donde también el triunfo de Mena. Salvador Ruiz sale presuroso de su casa en el barrio de Laborío, toma la Españolita y sus pasos advierten el destino: Mena. Baja por

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el sendero y encuentra al laureado sentado en su viejo taburete recibiendo los rayos del sol. Al verlo apresura el paso y le grita Mena jodido, ganaste el primer lugar anoche, ganaste anoche, le ganaste a los mejores por que sos el mejor. Mena se quiere levantar rápido pero no puede, sus oídos han escuchado que ha sido el ganador de los Juegos Florales, su cuerpo tiembla y se advierte en el movimiento de su boca que desea expresar algo. Por el saludo y el tono de voz Mena sabe quien ha llegado Salvador le pregunta nuevamente cuando ya está frente a él: vos jodido, me oíste, que ganaste anoche Mena se limita a contestar con una voz en al que se advierte un nudo en la garganta sin dejar que el entusiasmo se apague, estira los brazos moviéndoles rápidamente con un poco de inclinación hacia delante y con los ojos comprimidos y apagados: ¡ Salvadorcito!, ¡Salvadorcito!, verdad que Dios me quiere mucho? Salvador Ruiz se quedó viendo por un instante a aquel hombre Mena volvió a preguntar de nuevo: ¿Verdad que Dios me quiere mucho? Salvador contestó: si José de la Cruz, te quiere mucho porque ese gozo que está en tu corazón no lo tiene nadie. En su interior Salvador liberal racionalista se ha quedado sorprendido y mientras miles de razonamientos forzados se le cruzas, se oye un silbido, rápidamente otro y Mena grita: Hermano, Hermanito, Salvador! Es mi hermano que me viene a visitar, me ha venido a ver. Es Manuel Roldán que ha envejecido, viste de blanco con un panamá, corbata negra y zapatos negros y responde: si soy yo tu hermano Mena responde: Si Manuel, ya sabía que era vos, me hiciste recordar por un instante cuando era niño y me silbabas para que te acompañara, son sonidos que llegan por un instante y te hacen vivir momentos queridos. Manuel: se pone a reír y le dice: y no te acordás cuando te guiñaba las orejas? No. Creo que debemos recordar cosas que fortalecen. En un periódico salvadoreño leí una frase de Víctor Hugo y se me quedó aquí – en ese momento se pone el muñón de la mano izquierda sobre la cabeza y repite: aquí. Salvador saluda por que entiende que su presencia ya no se hace necesaria y le dice a Manuel: hombré te ves bien, me parece que te va muy bien, eso esta bueno...., yo los dejo, entiendo que ustedes tienen mucho que hablar y te felicito, no dejes de visitar a tu

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hermano, yo andaba felicitándolo por el certamen ya que ganó el primer lugar. ¿Qué te parece? Salvador le da la mano y Manuel le dice: si hombre, vos sabés es cuestión de trabajo y de tiempo y vengo a felicitarlo. Salvador se retira y Manuel Roldán se dirige a su hermano: hombré me di cuenta de tu triunfo por un telegrama, desde la madrugada fue noticia en Masaya y en Managua, yo estaba en la casa de Alejandro Vega Matus preparando una misa de Réquiem, un encargo, vos sabes, y llegó el telegrama de don Pablo diciendo que llegaba hoy y que vos habías ganado el certamen y como tenía que viajar, todo coincidió y, aquí estoy Mena le pregunta: y ¿Cómo te va? Su hermano responde: hombré me va bien, ahora estoy cansado, dormí una hora, me vine en un tren que sale de Granda y llega hasta aquí. Parece que hay algún problema político, eso se siente en Managua, se habla algo de El Cadejo, de Emiliano Chamorro, se siente la presencia militar en algunos lugares, pero como te sentís con el premio que ganaste, te felicito nos ganaste a todos los Mena, Mena responde: a veces quisiera que Celedonia y Yanuario vieran todas estas cosas, imaginate la cara de ellos al venos a todos ya mayores pero unidos, pero la vida no es como un quiere. Ese premio ha llenado de alegría mi vida, he pasado momentos de gran tensión y me ha querido beber una agüita de hojas de naranjagria, pero cómo la voy a hacer. Dicen que me van a dar una plata, ojalá que sea cierto. Bien llega la plata. Aquí espero la ayuda de mis amigos con trabajos que me traen, Pánfilo nuestro sobrino se ha portado muy bien conmigo. Muchacho generoso! He hecho algunas canciones, misas de gloria, marchas y valses todo lo que me encargan. El pueblo leonés es un pueblo generoso, eso habrá que reconocer siempre. Lo difícil es mi propia humanidad, cuando no tengo nada que hacer me quedo horas aquí sentado escuchando a este León con sus alborotos o sus silencio, con gritos de vendedores, ruidos de coches, carretones uff cualquier cantidad de ruidos pero son interesantes. En la noche cuando todo está en silencio es que tengo la capacidad de componer, me lleno de tristeza y, a veces me siento morir, Ya me acostumbré a vivir en soledad, hay semanas que no viene nadie a visitarme, me quedo solo, padezco de hambre y sed, no tengo sosiego ni para mis necesidades, es triste Manuel , es triste. La Mecha vienen siempre pero a veces la pobre no puede y eso para mi es horrible, y qué le puedo reclamar? No es fácil que me esté limpiando las llagas sin temor a contagiarse, a veces le dicho que no lo haga, por que sé que tiene hijos. Que desprendimiento!

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Manuel lo interrumpe: - cuando estabas hablando con Salvador Ruiz, dijiste que habías leído una frase de Víctor Hugo , pero no supimos cuál era esa frase. Mena se puso de nuevo el muñón sobre la cabeza haciendo el gesto de guardar las ideas y le contesta: aquí está eso que decía Víctor Hugo: “La Melancolía es la felicidad de estar triste” No sé cual es el sentido de Víctor Hugo, pero si te puedo explicar cómo es para mi esa frase, creo que si has vivido grandes momentos en tu vida, agradables, llenos de alegría, que haya habido una vivencia de amor de verdad. Cuando los recordás entrás a un estado melancólico. Las tristezas surgen cuando no podés vivir en la realidad lo vivido, entonces todos esos recuerdos que pasan por tu mente, te hacen feliz, estás en un estado melancólico. Yo vivo melancólico por que vivo en un mudo de recuerdos. Solamente contestame, cómo puedo ver el futuro, si he perdido mis sentidos. Tengo que volver al pasado donde están las mejores sensaciones vividas y entonces mis ojos miran como la esfinge, hacia adentro y, es donde mejor estoy ahora y, mejor me he conocido. He vivido con tanta intensidad mis recuerdos que a veces siento los mismos olores que me rodearon, perfumes que deseara en la otra realidad tocar con ternura el espacio de donde se originaron. Sonidos que han aparecido dentro de mi como una combinación de los que viví, siento a veces como si el tiempo no es le mismo que ahora vivo, sino el vivido. Tengo treinta años y he vivido en mi interior sesenta, por que he vivido la vida dos veces, buscando la relación tristeza, felicidad y melancolía. Creo que es un don de Dios. Dentro de mi veo la música y veo sus colores y también el sabor y el olor de la notas, me siento grande y, cuando pongo mis brazos sobre mis piernas llagadas poco valen los llamados de la realidad en esos momentos, talvez ser así me ha dado fortaleza para soportar la soledad y las dificultades de mi propia desgracia. Manuel lo ha escuchado con mucha atención, cuando su hermano, hizo una pausa secándose el sudor con el antebrazo que lo paso por la frente y con un afán de sacarlo del éxtasis en que se había quedado cuando hablaba le dice: Te siento romántico José Pero rápidamente le contesta: nada de romanticismo, lo que te dije es una realidad de mi vida que no vas a comprender nunca. Nos movemos en diferentes direcciones en la vida. Tu vida es una cosa y la MIA es otra. Oí bien, incluso la misma vida MIA es diferente a la de nuestro hermano Pedro que una vez que lo encontraron lo llevaron a Aserradores y me imagino lo que vive alejado de mundo, solamente con el ruido de mar y sus demás compañeros leprosos, dicen que andan andrajosos, por eso mi vida es diferente, León, los leoneses han sido generosos.

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José de la Cruz Mena continuo con sus ojos apagados como si estuviera viendo el infinito, su hermano Manuel le toca la rodilla brevemente y le dice: Te entiendo, hermano, te entiendo. Cambiando la conversación José se apura y le pregunta: pero, contame ¿Cómo te va a vos, y qué has hecho? Manuel se había sentado en la piedra que el mismo Mena decía que era la cheslón de los invitados y respondió: No me va mal. Tengo trabajo permanante, creo que eso es bueno, vos sabes que la situación se hace difícil por los constantes amenazas de guerra. Estoy trabajando con el hijo de don Pablo Vega, es Alejandro que tiene un contrato con el Presidente y ameniza las fiestas oficiales y de sus allegados y también de ceremonias oficiales. También lo hago con el maestro Alejandro Ramírez, hombre mayor que tiene un orquesta con buenos músicos. En Niquinohomo trabaje el año pasado con el alcalde que formó una banda, don Lizandro Zambrana es amigo de los Vega y con esa relación me fui para Niquinohomo y de ahí conocí gente de Masatepe y me quedé una temporada con los Ramírez. Y qué tal son estos directores: pregunta José Matus parece que tiene mucho de la escuela mejicana que ha influido en Guatemala donde estudió, como es un hombre de tu edad, es animado, tiene energía, está componiendo y dirigiendo para la juventud, las fiestas de la gente de dinero de esa zona son diferentes a las de aquí en León. El clima es diferente, hay neblina en la noche, le gente llega a pie muy poca gente tiene coche, muchos cafetaleros llegan montados. Don Alejandro Ramírez es hombre mayor, muy sereno , ceremoniosos. Cuando toma la batuta asume el papel de maestro, es fino, se le ve mucha seguridad. A Alejandro Vega lo buscan para amenizar fiestas de jóvenes y al don Alejandro Ramírez para fiestas de mayores. Nunca tuve la oportunidad de salir para aquel lado, me fui y regresé para quedarme en León, ya no conozca nada que no sea lo vivido. Manuel lo interrumpe y continúa: -Llegue a los pueblos por primera vez cuando no había línea férrea, llegué a Masaya y me fui a Niquinohomo, por una ruta que llaman Tierra Blanca, en ese pueblo había una diligencia de un venezolano y llegaba hasta Masatepe. Mena interviene y le pregunta: - y en las fiestas con el Presidente Zelaya, lo has visto a él? Yo en fondo no soy liberal, pero Zelaya ha sido generoso conmigo, yo no soy su enemigo político, ni Dios lo quiera! - Eso yo lo entiendo,- respondió- lo he visto unas cuatro veces, el hombre es enérgico, pero refinado, es hombre culto de buen trato con los suyo, no le he visto hacer grocerías. Si la gente le habla, sabe

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escuchar, baila bien, casi todas las viejas que llegan a las fiestas les gusta que Él las saque a bailar, cuando baila agarra pose metiendo la barriga, lo aplauden, vos sabes como es ese cuento de la adulación y de la parvada de lisonjeros que se aparecen por el poder. Es esos bailes de todo te das cuenta, gente que le gusta la música. Cuando hay tiempos muertos, entonces se acerca a los músicos y preguntan cosas, hay quines saben otros son ignorantes, desde tu silla podes ver el comportamiento de la gente, los que andan jalando a escondidas, los viejos rabo verdes con novias tapadas, las viejas guillando ojos, miraditas, toquecitos de mano, picados, poetas, y arrojados políticos que están dispuestos a dar la vida por hombre. ¡Qué no ves! Mena se apura y le comenta: te das cuenta que tenemos dos mundos diferentes, aunque tu mundo no deja de ser interesante, el El Salvador miré cosas similares. Manuel se pone de pie y le dice: antes de irme solo una cosa, ahora que me acuerdo cuando tocaba en la Banda de Niquinohomo, conocí a una jovencita de Catarina, que ahora es amiga mía, ella se llama Esmeralda nicaragua Zuniga, su madre, que todavía no conozco, se llama Filomena Zuniga, ella es conocida en todos esos pueblo Namotivas, como la bruja, según Esmeralda, su madre cura todo tipo de enfermedades con puras mantecas, dice que su mama tiene manteca de garrobo de tigre, de cusuco, de toda babosada, y me pregunto a veces será posible que esa vieja te pueda curar? Mena suelta una carcajada y le dice: no hooombre, esta babosada que me aqueja solamente se quita con saliva de lora, si ella tiene traela, ja,ja,jaja, ja Manuel no tiene otra salida que decirle: ves, te das cuenta por eso te guiñaba las orejas por que no respetas a tu hermano mayor,

Mena y su hermano Salvador se ha quedado mudo. Su racionalismo no logra comprender la actitud de mena frente a la vida, Mena también se ha quedado en silencio. De pronto un silbido se escucha, alguien se acerca y el silbido es fuerte. Mena se sorprende y gira su cuerpo hacia donde viene el sonido. Y grita: Hermano, Hermanito! Salvadorcito es mi hermano, es mi hermano que me ha venido. El visitante viste totalmente de blanco con un panamá, corbata negra y zapatos de punta calada, también negros. Al acercase saluda:

- José de la Cruz, soy yo tu hermano Manuel

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- - Si Manuel, ya sabía que eras vos, me hiciste recordar por un instante cuando era niño y me silbabas para que te acompañara. Son sonidos que llegan en un instante y te hacen vivir momentos tan queridos.

- Y no te acordás cuando te guiñaba de las orejas? - No, pues no, creo que se debe recordar cosas que fortalecen. En

un periódico de E l Salvador leía una frase de Víctor Hugo y se me quedó grabada en mi memoria – poniendo el muñón izquierdo sobre su cabeza repite, - aquí en mi mente,

- Salvador saluda a Manuel y le dice,- - Hombre te ves muy bien, me parece que te está yendo bien... yo

andaba aquí viendo a tu hermano para felicitarlo por lo del certamen y que ganó el primer lugar.

- Hombré yo me di cuenta por medio de un telegrama, desde la madrugada era noticia en Masaya y en Managua, yo estaba en la casa de Alejandro Vega Matus preparando una misa de Réquiem, un encargo vos sabés, y llegó un telegrama de don Pablo diciendo que llegaba hoy y que Mena había ganado el certamen; y como tenía que viajar todo coincidió y aquí estoy,

- Salvador, se dirige a Mena, y le dice: - Bueno mi querido amigo, aquí te dejo con tu hermano y espero

que sigas cosechando triunfos, espero que pases un buen día, salud a los dos.

- Manuel le responde: Salvador gracias por venir a ver a mi hermano, te agradezco mucho,

- Lo visito cuando puedo, tengo gran voluntad, vos sabes cuanto los he estimado a ustedes los Mena. Adiós.

- Adiós, respondieron Manuel y José de la Cruz. - Cómo te va, pregunta José de la Cruz - Hombré me va bien, ahora estoy cansado, dormí una hora agarré

el tren temprano, parece que hay un movimiento político de Emiliano, pero no tengo mucha información, me fijé que las estaciones de Masaya y Managua estaban militarizadas, nadie dice nada, solamente se siente la presencia de la fuerzas armadas, pero quiero saber cómo te sentís con el premio, que de paso quiero felicitarte.

- Manuelito, a veces quisiera que estas cosas las vea doña Celedonia y don Yanuario, imaginate la cara de ellos al vernos a todos reunidos, como en aquellos días, pero las cosas no son como uno las quiere, sino como son. Ese Premio me ha llenado de alegría mi vida, he pasado momentos de gran tensión, hasta he querido beberme una agüita de hojas de naranjagria, pero cómo. Dicen que me van a dar una plata, pero no se nada de nada, se me dan, bien llegan, algo se compra. Pues Manuelitó, lo único que me queda es

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esperar, esperar y esperar y mientras espero con la ayuda de mi amigo y de Pánfilo Vanegas, nuestro sobrino, he logrado hacer unos trabajitos de canciones, misas, y valses que me encargan. Lo difícil es mi propia humanidad, cuando no hago nada, me quedo horas aquí sentado escuchando a este León, con su alborotos, cohetes, coches, vendedoras, gritos, todo, hermanito todo, en las noches cuando todo es silencio es que tengo la capacidad de componer, me lleno de tristeza, y a veces me siento morir. Ya me acostumbré de vivir en soledad, hay semana que no viene nadie a visitarme, me quedo solo, padezco de hambre y sed, no tengo sosiego ni para mis necesidades, es triste Manuel, esto es triste.

- Manuel lo interrumpe y le recuerda que cuando estaba Salvador, había leído una frase de Víctor Hugo pero no supimos cuál era esa frase. Mena se puso otra vez el muñón izquierdo en la cabeza y haciendo de nuevo el gesto de guardar las ideas le contesta: - aquí está eso que decía Víctor Hugo; La Melancolía es la felicidad de estar triste”

- Pero eso es como una contradicción, no crees vos José, - Primero no sé exactamente cuál fue es el sentido de Hugo, pero si

te puedo explicar cómo es para mi esa frase, creo que si has vivido grandes momentos en tu vida, agradables, llenos de alegría, que haya habido amor de verdad en muchos de ellos, en esos momentos, entonces cuando los recordás, entras a un estado melancólico, donde las tristezas surgen cuando no podés vivir en la realidad lo vivido, pero si, todos esos recuerdos que pasan por tus mente te hacen feliz. Yo vivo melancólico, porque vivo un mundo de recuerdos, solamente contestame, cómo puedo ver el futuro, se he perdido mis sentidos, tengo que volver al pasado donde están las sensaciones vividas, y entonces mis ojos miran como la esfinge, hacia adentro, y es donde mejor ahora me he conocido, he vivido con tanta intensidad mis recuerdos que a veces siento los mismos olores que me rodearon, perfumes que deseara en mi otra realidad, tocar el espacio de donde se originan, siento a veces hasta como si el tiempo no es el que ahora vivo, sino el vivido. Tengo treinta años, y también tengo sesenta, porque he vivido dos veces mi vida. He vuelto a vivir lo vivido.- Y creo Manuel Roldan, es una gracia de Dios, he pensado que es un don. Adentro es que veo la música, me siento grande, y cuando pongo mis brazos sobre mis piernas, poco valen los llamados a la realidad.

- Te siento muy romántico José - Nada de romanticismo, es una realidad que no vas a comprender

nunca. No nos movemos en la misma dirección de la vida. Tu vida es una cosa y la MIA es otra.

- Bueno José, te entiendo, - Pero Manuel, contame cómo te va a vos, qué has hecho?

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- Manuel se había senado en la piedra que el mismo Mena decía que era el cheslón de los Invitados. Puso el sombrero entre las piernas y se sentía que lo que miraba nunca estuvo en su menta de joven cuando su hermano era un niño con un cornetín en el patio de su casa, pese a la situación difícil medio se anima o hace el esfuerzo y le contesta:

- No me va mal, tengo trabajo permanente, creo que ese es bueno, vos sabes que la situación se hace difícil por las constantes amenazas de guerra. Estoy con el hijo de don Pablo Vega, es Alejandro que tiene un contrato con el Presidente Zelaya y ameniza todas las fiestas de l y de sus allegados, además de ceremonias oficiales. También trabajo con el Maestro Alejandro Ramírez, hombre mayor, de excelente escuela, tiene unja pequeña orquesta con buenos músicos, en Niquinohomo trabajé el año pasado con el Alcalde don Lizandro Zambrana Urbina, que organizó una Banda Municipal. Pero lo que es fijo son los trabajos con Vega Matus y Ramírez. Son dos estilos diferentes, Matus parece que tienen escuela mexicana, que ha influido en Guatemala donde estudió, como es hombre de tu edad, es animado, tiene energía, está prácticamente chavalo, y don Alejandro Ramírez es hombre mayor, muy sereno, ceremoniosos. Cuando toma la batuta asume su papel de Maestro, es fino, se ve en su persona elegancia y seguridad. A uno lo buscan para amenizar fiestas de gente joven y al otro para personas mayores.

- Y has visto al Presidente? En el fondo no soy liberal, pero tengo que serlo por agradecimiento, Zelaya es hombre generoso, lo ha sido conmigo, yo no soy su enemigo político.

- Eso yo lo entiendo, pues lo he visto unas cuatro veces, el hombre es enérgico, pero refinado, es hombre culto de buen trato entre los suyos, no le he visto hacer groserías, si la gente le habla, se queda escuchando, baila muy bien, casi todas las viejas que llegan a las fiestas les gusta que él las saque a bailar, se pone así como metiendo la barriga, lo aplauden, vos sabes como es cuento de la adulación frente al poder. En esos bailes de todo te das cuenta, gente que le gusta la música cuando hay tiempo muerto, entonces se acercan a vos y te pregunta cosas, hay quienes saben y otros ignorantes, desde tu silla podes ver el comportamiento de la gente, los que andan jalando a escondidas, los viejos casados con sus novias tapadas, las viejas guiñando ojos, miraditas, toquecitos de mano, picados, poetas, verborreicos, arrojados políticos que están dispuesto a dar la vida por el viejo, que no ves.

- Te das cuenta que tenemos dos mundos diferentes, aunque ese mundo exterior no deja de ser interesante, en San Salvador, miré cosas similares, la vida no es diferente porque los hombres no son

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diferentes, como decía mi papa, en todas partes se cosen habas. Es cuestión de cómo te criaste para portarte.

- Manuel interrumpe riéndose y a la vez levantándose de famoso sofá de invitados como decía mi mama El que nació para zompopo, desde chichito es culón, y vos ya traías lo tuyo, voy a ir a buscar a una de mis hermanas a ver si me quedo donde una de ellas y mañana buscar a los muchacho que me quiero llevar a Masaya, oíme, voy a entrar y te voy a poner una cuestioncita para que te ayudes, la voy a dejar en el taburete donde ponés la ropa.

- Mena le escucha, y le contesta: No te preocupes Manuelito, no te preocupes, lo que me ha gustado es tu presencia y lo que me has contado, eso me basta, Que Dios te Bendiga y que te vaya bien. No me olvides eso es todo lo que te pido.

- No, niño, como se te ocurre, además ante que me vaya a Masaya, te paso viendo, me oíste?

- Si, si, te espero.

El tiempo ha pasado, la revolución liberal ha hundido sus raíces la búsqueda de reformar el Estado, se han profundizado más las diferencias con la Iglesia, los conservadores se han mantenido divididos con relación al apoyo de la revolución. El General Zelaya ha celebrado su triunfo político en el pacífico al incorporar al dominio político militar y administrativo la antigua Mosquitia. Las incursiones armadas se han mantenido y algunos liberales que acompañaron a Zelaya en 1893 se ha unido a conservadores para derrocarlos, el gobierno ha estructurado un ejército con el apoyo de veteranos alemanes que se han dedicado a cosechar café en Matagalpa, los grupos de jóvenes liberales mantienen la agitación política en los barrios y las clases altas en León de confesión liberal manifiestan sus inquietudes políticas en reuniones y en la pasión irrefrenable por las artes. León se ha convertido en una verdadera cuna del liberalismo ilustrado. La formación de grupos musicales, las retretas en la plaza, recitales de piano y lecturas de poemas en las casas particulares con invitación a los poetas jóvenes, presentaciones de libros y reuniones partidarias para discusiones políticas.

En el sopor del verano, las polvaredas se levantan en diferentes

puntos de la ciudad. Todo lo cubre el polvo, la vieja ciudad se mira envuelta en una nube rojiza, y sobre los tejados el viento pasa rasante

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mientras en lo alto los zopilotes giran en círculos aprovechando las corrientes de aire en la inmensidad de los cielos.

En las faldas de los volcanes el estío ha secado los árboles y, en diferentes puntos se pueden mirar algunos árboles que florecen ante la inclemencia de tiempo.

Los caminos de siempre, tienen las huellas secas de los bueyes donde hundieron sus pezuñas cuando las aguas del copioso invierno pasado anegaron las entradas de las haciendas y los surcos que abrieron las carretas durante tantos años, el ganado que pasó muy temprano ha dejado sus huellas en el polvo, el estiércol fresco, pastoso y verde contrasta con el color del camino, mientras ansiosos llegan los coleópteros peloteros a la búsqueda de un gran banquete. El olor del estiércol se desprende con el mismo olor del polvo, el olfato del caminantes percibe ambos sin confusión, mientras en algunos lugares de una umbría modesta que dan los cercos de pochotes, éstos dejan caer su flores blancas llenas de estambre sobre el camino, y las avistas zumban en su revuelo buscando gotas de rocío entre los estambres.

Por la línea férrea las madres que llegan de los cerros y de los valles más alejados, esperan el paso de la máquina negra, rugiente y humeante del ferrocarril. Aquella diabólica máquina ruge y, con sus bocanadas de humo negro, acelera el corazón de los niños campesinos que por vez primera lo ven, con inocencia se aferran al cuerpo de la madre mientras disimuladamente vuelven la mirada para ver pasar y sentir el temblor del suelo y el rítmico traqueteo de las ruedas sobre los rieles, el silbato que se oye profundo y se pierde en aquellos llanos. Cuando el último vagón pasa, una pequeña nube de polvo cae sobre los curiosos que ha visto el tren por primera vez, todos mueven sus manos en un adiós inocente, mientras el convoy se monta en la curva alejándose para estar el León antes del medio día.

Por las tardes a la hora del ángelus, la devoción arraigada en el

corazón y en las rodillas se manifiesta en las ancianas y sus nietas. De rodillas en las calles diciendo: “El Ángel del Señor Anunció a María” mientras suenan las seis campanadas, los rebozos cubren sus cabezas, esta manifestación de fe entraba en choque con el racionalismo de los intelectuales y de los miembros de la juventud liberal que apoya la Revolución, que constantemente se manifiesta con su claro anticlericalismo. Los curas caminan sin sotana pero el simple pueblo no cambia sus tradiciones religiosas por las presiones políticas e ideológicas del gobierno. Los discursos anticlericales del Coronel Alfonso Valle en contra del Obispo Simeón Pereira y Castellón son celebrados por los intelectuales y los fanatizados de las clases populares que salen en manifestaciones en apoyo al gobierno cuando lo consideran necesario frente una acción político militar en contra de

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la revolución y, por otro lado estos discursos eran anatematizados por los grupos religiosos y sectores populares que querían mantener viva la fe de la Iglesia.

Después de las seis campanadas, Jesús Isidro se ha encaminado

con paso largo desde Zaragoza donde ha visitado a su hermana Ana y va en búsqueda de la Españolita, la tarde ha comenzad a caer, y el cielo ha perdido al sol, que se ha hundido en el borde del abismo, solamente han quedado pequeños trozos azules en ese horizonte, limpio de nubes y algunas coloraciones naranjas donde el sol pintó su agonía. En el cenit el cielo es oscuro, en los árboles de linderos los murciélagos comienzan su danza nocturna revoloteando entre las ramas, las calles estas solitarios y las alas blancas de una lechuza se agitan lentamente en el azul oscuro del cielo nocturno, se aleja, dejando a su paso la intensidad de la soledad. Jesús Isidro, siente esa soledad, y la figura del ave nocturna se pierde, acelera el paso y los tacones de sus chalupas golpean las piedras finas de las rampas. Pasa por la calle de la iglesita de El Laborío y en desde la pequeña torre suena una campanada, hay gente en las aceras altas y en los corredores; todavía hay algunas personas en el atrio de la iglesia. Alguien le saluda y solamente se limita a levantar la mano derecha y la agita mientras se aleja. En la oscuridad no pudo determinar quien era. Llega al camino que baja a río y baja con lentitud con sumo cuidado, unos cuantos pasos más y logra definir la siluetas del la pequeña buhardilla, la figura de su hermano y las ramas del viejo tigüilote. El río corre entre las piedras y se escucha la suavidad de su risa al contracanto de las ranas.

-José, josé, soy yo tu hermano Jesús Isidro. Aquí estoy, te estoy esperando, ¿qué horas es? Yo creo que son... mas bien creo que ya van a ser las siete, Si ¿Verdad? Si, ya no te preocupes y levantate Claro que si,

Con sumo esfuerzo se levanta de su viejo taburete y con la mano derecha levanta el saco que lo había puesto en el espaldar. Todavía tiene dos dedos en su mano, el medio y el anular, en su brazo izquierdo solamente el muñón. Con gran esfuerzo mientras su hermano apenas lo ve en la oscuridad, mete su mano en el bolsillo derecho y encuentra la batuta mientras Jesús Isidro le pregunta: - ¿Qué buscas? - Mi batuta, mi batuta pera ya la tengo, respondió Jesús Isidro se acercó a su hermano y lo tomó del codo y le dijo: bueno ahora a caminar que se hace tarde- Lentamente salieron cruzando el camino y llegaron a la calle, doblaron a la derecha buscando llegar a la plaza, un coche se acerca y la luz de la lámpara de carburo va iluminado tenuemente al cochero que al pasar

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cerca de ellos inclina la cabeza y le grita: Adiós Maestro Mena. Lo han reconocido porque con frecuencia sale una vez que el sol se ha apagado, recorriendo la misma calle con algún lazarillo que lo conduce. Cuando llegan al la boca calle está la plaza a la derecha, y la acera alta de la casa de la familia..........., los árboles de laurel no pueden cubrir la fuerte y grande construcción de la catedral que se ve al fondo con un telón blanco. Una vez que han llegado a la acera se sientan, mientras s e acerca la figura de un caballero que se ha desprendido de la otra esquina hacia el norte. Se acerca sigiloso y saluda: ¿Maestro Mena cómo está? Y ¿Usted don Isidro? Mena responde rápidamente: - muy bien don Pedro, muy bien, aquí estamos de acuerdo a su solicitud.-

- Maestro Mena, sin más preámbulos, en nombre de mi señora y del mío propio, le hacemos la petición que nos honre con su presencia esta noche en mi casa, el maestro Ulloa y Salvador Ruiz, han juntado a varios músicos que son sus amigo y aceptaron ejecutar el vals que hace algún tiempo usted le dedicó a la esposa de nuestro común amigo el Dr. Antonio Medrano, Doña Inés Matus de Medrano.

- Pero don Pedro, cómo puedo yo con mi estado.... - No se preocupe por eso, para nosotros y sus amigos eso no es

ningún impedimento. Jesús Isidro interrumpe: don Pedro es muy gentil de su parte pero mi hermano no pude aceptar su invitación por las mismas consideraciones que él tiene para no entra en contacto con la gente. Don Pedro Alvarado Darío responde: comprendemos el cuidado que tanto usted como el maestre Mena tienen, nosotros creemos que la presencia del Maestro y la suya es un honor, usted es considerado sino el mejor uno de los más importantes violinistas de Nicaragua, tome en consideración que no solamente es la voluntad de mi esposa y la mía, sino, la de los invitados, y los músicos que le admiran, lo admiramos todos. Mena se ha quedado en silencio y después de la intervención de su hermano se levanta y le dice a don Pedro: - don Pedro, comprendo y me siento alagado con su invitación, no puedo desairar a un amigo de su calidad, ni desairar a una artista como su esposa, tampoco a sus invitados y a mis colegas, pienso en el Maestro Ulloa y en Salvadorcito que ha sido muy bueno. Entones usted dirá don Pedro.

Una brillante luna se asoma en la torre derecha de la catedral como un globo plateado ascendiendo lentamente mientras esparce su luz sobre la plaza de armas. Con un paso r160pido el maestro Mena va detrás de su hermano que clama jocosamente al lado de don Pedro Alvarado ¡Que dramática vida!

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Don Pedro le pregunta: la de su hermano don Manuel? Manuel Roldan responde: no A cuál se refiere entonces? Manuel muy serio responde: a la mía, a la mía don Pedro.- No entiendo por que la suya Manuel Roldan responde girando la cara hasta el lado de su hermano, ya estoy como Cristo, aquí llevo mi cruz. Mena que conoce a su hermano mayor responde con una carcajada que obliga a su hermano de detenerse y le dice: ideay jodido de va a ahogar, te cayo pan de rosa. Don Pedro atento a lo que pasa con dos hermanos Mena se limita a comentar: Increible! Ustedes son gente con humor ¡Qué dicha! Santo Dios! Han llegado a la esquina norte y doblan hacia el poniente a unos cincuenta metros. En la acera de la familia Alvarado están cuatro quinqués de kerosén que alumbran las paredes de la casa y parte de la calle. Las puertas del zaguán y las de la sala hacia la calle. Los curiosos distribuidos en la acera de enfrente observan pacientes. Hombres mayores, jóvenes y niños sentados las mujeres en la esquina viendo desde largo. La luz de la luna y de los quinqués crean sombras extrañas en las paredes y dejan ver las caras de los curiosos, en las de los viejos se acentúan las arrugas, en las ropas de manta la luz naranja cambia su tono en las fibras curtidas y manchada. Mena camina con la mano izquierda sobre el hombro derecho de su hermano, mientras su bastón en la mano derecha hurga en las piedras de la calle. Llegan, y don Pedro se adelanta hasta donde están los invitados y aplauden al ver al Maestro Mena que ha optado por taparse la cara con una de las solapas de su saco y entra suavemente por el zaguán. Don Pedro se dirige a los que a los que aun permanecen en la acera. En el corredor y en la sala principal de la casa de la familia Alvarado don Pedro abre los brazos y con un movimiento de derecha a izquierda invita a todos a ponerle atención. Los hermanos Mena están en el corredor frente al patio principal que ha sido iluminado con pequeños candiles montados en varas. Cruzan el corredor y entran al salón principal de la antigua casa colonial. Al lado izquierdo doce sillas con sus atriles y un bello piano de cola. El resto de la sala la ocupan los invitados y al extremo derecho de la sala, cuatro sillas bellamente trabajadas don se sentaran don Pedro y su Lolita de Alvarado, el poeta Antonio Medrano y su prometida la señorita Inés Matus Pravia.

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Manuel Roldan entra al salón con su hermano y los que están sentados se ponen de pie. A una seña de don Pedro se detienen en el centro de la sala. Encina de las puertas penden cortinas afelpadas de color rojo corinto, recogidas con bellos cordones dorados con terminales de borlas y flecos. Don Pedro Alvarado Darío pide la atención. Mena y su hermano están en silencio. Don Pedro pide la presencia de la señorita Matus Pravia la que se acerca hasta donde esta su anfitrión. Don Pedro se inclina y le besa la mano. Ella esta vestida con un traje negro de mangas y talle imperio, la pequeña blusa tapizada de canutillos negros brillantes. Inés tiene un toque delicado de rubor en cada una de sus mejillas, sus cejas pobladas enmarcan la profundidad de sus ojos. Don Pedro se dirige a los invitados: Sañotas y Señores, amigos todos Que bien vale la expresión de William Shakespeare “El Sueño de un noche de Verano” estamos en verano y el sueño de esta noche es una realidad para todos. Don José de la Cruz Mena Ruiz, maestro distinguido de esta ciudad junto a su hermano don Manuel Roldan, ambos, han aceptado la invitación de la familia Alvarado para acompañarnos en la ocasión de presentar a nuestros amigos y familiares el compromiso de la señorita Inés Matus Pravia, con el conocido y respetado escritor y político liberal el Dr. Antonio Medrano. El maestro José de la Cruz y su hermano don Manuel, reconocido violinista se integrarán a la orquesta de distinguidos maestros que también han aceptado venir esta noche, están entre nosotros el grana director masayés , don Pablo Vega Raudez y don Salvador Ruiz, el Maestro Isaías Ulloa y don Jerónimo Castellón. La Orquesta ejercutará esta noche una composiciones musciales hace algunos días el maestro Mena dedicara a la señorita. Inés Matus Pravia. La composiciones musical es el vals titulado “Tus Ojos” escucharemos de Strauss ,”Cuento de los Bosques de Viena” y seguidamente del maestro francés .......... el vals. “Los Patinadores” El Maestro Mena hará unos del atril y dirigirá la orquesta par al interrelación del vals de su propia autoría, seguidamente la orquesta estará bajo la dirección del Profesor Isaías Ulloa. Un atronador aplauso interrumpe a don Pedro y en un instante. La orquesta la componen Bernardo Turcios, Antonio Téllez, Leonardo Quintero, Jerónimo Castellón, Cavador Ruiz, Rubén Galeano, Danilo Cuadra, Pánfilo Vanegas Mena, Sixto Cajina y don Marcelo Soto entre otros. La virtuosa Margarita Rochi acompañará en el piano a la orquesta. Mena es conducido al atril y su hermano es conducido por su antiguo profesor don Pablo Vega para que tome asiento y tome el violín de concertino. Mena gira la cabeza de un lado a otro y

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pregunta: - ¿Se pusieron de acuerdo? Al unísono responde Usted manda Maestro Mena. Mena mete su mano a la bolsa y saca su batuta con sus dos únicos dedos. Hace unos movimientos suaves hacia delante y hacia atrás para darle vida al primer movimiento del vals. El sudor le corre por la frente, de frente los músicos ven al moreno espigado con su cara desformada y las sombras le agigantan los estragos de la lepra, ciego, con una batuta que gira apenas sostenida por sus dedos débiles. La mano del corazón se mueve, la orquesta le imprime a cada uno de los instrumentos los sentimientos que emanan de una mano sin dedos. Mena a veces solemne, a veces se alza y luego se recoge en movimientos de ternura. La antigua casa colonial recibe los arpegios de notas y en los corredores se escurren las notas hacia los rosales en aquella noche de luna. Mena, el Maestro Mena esta dirigiendo una orquesta de amigos que le quieren y admiran y la casa de quienes le ha prodigado respeto y admiración sin prejuicios por su enfermedad. No ha importado la repugnancia de a piel y la cara desfigurada. José de la Cruz Mena esta rodeada de las mejores familias de León y de sus mejores amigos. En una extremo de la sala el profesor Jacinto Mendoza y Bracamonte murmura con su esposa y otro músico. - Es un desperdicio, tanto espaviento por un copista, Mena no tiene

nada, todos estos tontos útiles le han construido este pedestal. El Dr. Juan Bautista Lacayo e acerca sigilosamente y le dice: por favor profesor Mendoza, guarde su amargura para otro momento.

Guarda silencio y mientras la orquesta finaliza bajo la dirección de Mena, invita a su esposa que por su voluminosa humanidad no pasa desapercibida intentando salir con don jacinto. Las horas se ha ido y la señorita Inés Matus Pravia se ha puesto de pie para agradecer la presencia del Maestro Mena y la invitación de Don Pedro y su esposa. El calor se ha agudizado los abanicos de mano en manos de las damas se agitan, perfume y aire fresco se escurre por la sala, mientras una ráfaga de viento entra por la puerta. En la calle hay gente y en a acera hay niños que duermen arruyados por sus madres que se han quedado a escuchar la musica que se dispersa en la calle. Mena no ha cedido ni un minuto a la debilidad, el agotamiento no se advierte y al finalizar los últimos acordes del vals los invitados aplauden y la batuta anuncia su último movimiento en el aire. La madrugada se estira en los bordes del horizonte a unos claros visos de luz muy tenues. Los gallos cantan y el aire es fresco en su punto de rocío cae sobre la frente de Mena que camina de regreso con su hermano Manuel hacia la realidad. Las calles están íngrimas.

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Hacia San Sebastián una carreta de leche se bambolea otra con un aguador cruza hacia siouxtiava.

El Maestro don Alejo de Murzansce

- Esta es una competencia sana, al menos a mi me gusta, el año pasado hubo más gente en la Merced que en la Basílica Catedral. Tengo la impresión que los problemas políticos están incidiendo mucho en el ánimo de la gente. Creo que la gente está hasta la coronilla de liberales y conservadores y necesita una válvula de escape para todo este relajo. Es cierto hay competencia como también es cierto que existen problemas políticos y que la gente está hasta el hartazgo con todo. Las Misas de Réquiem, la Funciones a la Virgen en mayo, las del Corazón de Jesús en Junio, las fiestas de San Benito, la Virgen de Mercedes, los Pases, Semana Santa, Navidad, todo esto es trabajo, además de fiestas de cumpleaños, bautizos, hasta reuniones políticas. Que se llenen las iglesias es bueno, por que no solamente es fervor religioso, sino también una forma de distracción que ha creado competencia entre nosotros los del gremio. El Laborío dicen es mejor fulano, el Zaragoza que zutano, en San Francisco en mengano, en fin, todos estamos en competencia. Es una manera de ocuparse, de encontrar una manera de pasar y discutir cualquier cosa menos si Chamorro se equivocó en la guerra del lago o si Zelaya está llevando amarrado a los indígenas de Matagalpa a cortar café a las Sierras de Managua. Cualquier cosa es mejor que estar discutiendo política. Dígame una cosa profesor Castellón, Qué hace la gente el León después de la seis de la tarde? Nada absolutamente nada. Castellón le responde: - no te fíes, algo hacen- en ese momento hace un gesto con la mano derecha estirando y encogiendo los dedos- a lo que el profesor Ulloa responde:

- sí, sé que hay un montón de léperos, pero me refiero a que esta ciudad no es como otras en otros países. En esos países hay diversión, finos licores, una que otra cosita por aquí, otra por allá, y aquí qué?

- hay te anda topando con la misma gente. El poeta Medrano con su Academia de Bellas Artes ha logrado reunir mucha gente, pero la mayoría todo lo quieren gratis, ya hasta don Pedro Alvarado Darío murió y se fue con él, la generosidad. No tenemos Salas de conciertos, la plaza nuestra siempre está llena de desperdicios, un día de estos vamos a encontrar pastando a muchos de nuestros enemigos cerca de

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la catedral. En Managua hay retretas y la gente sale de sus casas al parque a escuchar a la Banda de los Supremos Poderes, desde que Rubén Darío se convirtió en un gran poeta, ahora se ha llenado de peludos leyendo sus papelitos en cualquier esquina, ahora todo mundo es poeta.

- Castellón se ha quedado en silencio pero cuando calla el maestro Ulloa le hace una observación: - Isaías, jodido, nunca te compusiste, siempre rezongando. Jodido, por eso has creado fama de malcriado... No había terminado de hablar cuando Ulloa el responde: y qué pierdo yo, así soy, ese es mi carácter. Pero con relación a lo pasa en este pueblo, hombré hagamos lo que se pueda- mientras habla levanta el sombrero y paso su mano derecha sobre sus cabellos – y continúa diciendo- mientras haya santos, muertos y fiesta tenemos de que vivir, no es así maestro Castellón. Que la gente nos busque, y que la gente siga con el cuento de quien es el mejor. Fíjese en el caso de Mena, todo lo que saca a la gente le gusta, el muchacho sabe, yo le dije que compusiera misas, y le ha ido muy bien, rápidamente toma las ideas que le das, que tal si hubiera estado en Milán. Castellón considera que ya se ha hecho tarde y con lenguaje corporal demuestra un grado de incomodidad y trata de llevar la conversación a otro giro y comenta:

- Esta esquina jodida es famosa en la noche, como la acera es alta, vieras que interesante es pasar como a las nueve de la noche, al menos hay sus tres parejas de novios bazuqueándose.

- El Maestro Ulloa. Lo queda viendo y suelta una carcajada y le dice:

- Usted mi querido colega si que ya la cantió, o es tan puritano que no quiere que los novios se besen, o es tan liberal que lo que hacen le parece poco

- Castellón responde: - no hombre, lo que pasa es que eso no se veía antes- Ulloa se meta la mano en el bolsillo saca su reloj, levanta la cubierta y mira la hora y contesta: - Antes no se miraban por que lo hacían escondido, pero siempre se han hecho las cosas, no se me haga el inocente, sino mira cuanto hijo natural, y cuantos matrimonios apurados en la gente de arriba pero mientras hablaba se fijó en la acera y cambió de tono, bajó la voz y le dijo a Castellón entre diente –no se mueva que por detrás suyo se va a aparecer Narciso Mendoza y Bracamonte nuestro Zar de la música. Don Jacinto se acerca y alzando un poco la voz, extiende la mano hacia el Maestro Ulloa y le dice:

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Profesor Ulloa, por favor, me permite – Ulloa hace un gesto de aceptación y don Jacinto continúa – iba a buscarlo a su domicilio, pero gracias a Dios, le he encontrado- en ese momento Castellón quiere salirse y despedirse y don Narciso advierte- le extiende la mano y con un gesto cortes le dice: - Disculpe Usted profesos Castellón, Cómo está? Castellón muy parco le responde: muy bien , muchas gracias.- don Jacinto regresa a la conversación con el maestro Ulloa quiero hablarle de la partitura que usted me ha facilitado – Castellón amaga con retirarse y dirigiéndose al profesor Ulloa le pone la mano sobre el hombro y le dice: en eso quedamos- Ulloa con precisión le contesta_ en nada hemos quedado, quédese un momento, solamente un momento mientras converso con don Jacinto Mendoza y Bracamonte, que al escuchar su nombre se inclina y dice: para servirles caballeros- Castellón se fija en don Jacinto y contesta: está bien Maestro Ulloa, le acompañaré. Ulloa con un gesto y dirigiéndose a los dos dice: estamos entre colegas, no es así? Claro que si, respondió don Narciso. Ulloa baja la mirada y ve que Don jacinto trae en el bolsillo un rollo que supone que es la partitura pero le pregunta: esas son sus nuevas creaciones musicales? Don Jacinto, responde : no que va, precisamente iba a su domicilio cuando fortuitamente me he encontrado con usted y nuestro colega amigo, mas bien son las que usted me facilitó del compositor Alejo Munrzansce – y pregunta- es Murzance o Murzansce? Usted que es un versado en latinidades y lenguas romances lo entiende mejor que yo. No sé el cuál es origen de ese apellido, a lo mejor de es algún español de por Murcia, Málaga, no sé. Encogió los hombros y se sostuvo los anteojos de marco negro. Ulloa está sereno, Castellón observa por que no sabe nada de Murzansce y es primera vez que escucha el nombre. Ulloa responde con franqueza- sobre el origen no sé. Pero aprovecha hilvanar una idea y sale de paso: si creo que debe ser de España por que me vino de Madrid. Pero. ¿Le ha gustado? De eso quiero hablarle – hace un gesto con una mira casi torva hacia el profesor Castellón. Y pregunta: - ¿Se puede? Ulloa responde: Claro que sí. Don Jacinto poniendo la mano derecho sobre el pecho e inclinándose un poco le responde: - esta obra de Murzansce es una obra genial, no solamente me quedé sorprendido cuando la escuché por primera vez en la Merced, que usted brillantemente la dirigía. Me gustó el dominio suyo sobre la obra. Sus muchachos esa tarde estaban inmejorables.

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Cuando usted me entregó las partituras llegue a mi casa y comencé a leerlas y a imaginarme la ejecución con todos los instrumentos y las voces, por que usted comprenderá maestro Ulloa, modestia aparte, pues no es lo mismo que usted dirija la orquesta a que la dirija yo, son cosas muy diferentes, perdone usted - vuelve la mirada hacia donde se encuentra el profesor Castellón y le pregunta: - ¿No es así profesor Castellón? Castellón que ya agarró una parte del hilo de la conversación le responde: - Clara, claro que sí, usted don Narciso si usted ha sido catalogado sino el mejor, el único director y compositor de brillante talento en Nicaragua y cuidado allende de nuestras fronteras patrias – mientras expresaba su sincera apreciación mira marginalmente a Ulloa. Mirada de inteligencia que éste comprende. El maestro Ulloa también continua y responde don Narciso: - Claro que sí, no faltaba más, además quien soy yo para competir con un virtuoso como usted don Narciso. Don Narciso nublado por su humilde vanidad no advierte el tono ni el lenguaje, todo lo contrario modulando la voz casi enronquecida y haciendo una pequeña inclinación con el sombrero levemente levantado contesta a maestro Ulloa: - no crea maestro Ulloa, después de mis estudios en México, he aprendido a observar a los colegas, y he advertido en usted que va por sus méritos, lo invito a seguir haciendo el esfuerzo, esfuerzo verdadero, no como los que hacen algunos compositorcillos de pacotilla cuyos papelitos llenos de notas dispersa son aplaudidas por la claque. Ulloa y Castellón están claros por qué caminos quiere andar Don Narciso, entonces Castellón pregunta:- bueno, pero qué pasó con la obra del tal Marzur..Mazur …bueno no sé…. Pero de ese que han hablado. Don Jacinto tomando pose emite un sonido gutural y contesta: - pues verán señores, he encontrado una obra genial, me refiero al “Dies Irae” que sin lugar a dudas la compuso un gran talento musical, un genio, de tal manera que siendo yo un hombre conocedor de la música europea, digo un modesto conocedor de los grades compositores europeos, he quedado sorprendido de este señor que a la fecha no conocía, situación que no me perdono, pues no tengo en mis archivos nada de él, de tal manera que fiel a mis compromisos y a mi buen nombre, maestro Ulloa, deseo saber cuánto tengo yo a deberle por el alquiler de la partitura, tal como lo habíamos convenido? Ulloa alarga la mano y le solicita la partitura, la que es estregada por don Narciso, mientras responde: - Me alegra don Narciso que usted haya apreciado esta obra, en la que ha sabido reconocer a partir

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de sus vastos conocimientos musicales y, me alegra que sume al reconocimiento de la obra, reconocer el talento del compositor - Don Narciso lo interrumpe: - Daría una fortuna por conocer a Alejo de Murzansce, créalo! No lo dudo- Responde el maestro Ulloa y continúa: - pero le tengo una gran noticia, don Alejo de Murzansce está aquí en Nicaragua, usted no tendrá que quedarse sin hacienda para poder conversar con él. Don Jacinto incursiona y pregunta: - Está en Managua al servicio del gobierno del General Zelaya, mi entrañable amigo? Ulloa le da la respuesta: - no don Narciso, Don Alejo de Murzansce está en León. Don Narciso visiblemente molesto por que cree que le están jugando una broma se dirige al maestro Ulloa: - Dígame en primer lugar cuánto le debo por el alquiler de la partitura y, en segundo lugar, si es cierto que el Murzansce está en León, dónde está y, cuándo llegó, por que aquí todo se sabe y hasta ahora usted me sale con ese chambre. Ulloa muy sereno como cuando era alumno de medicina y va a hace r su primera disección le responde: - En nombre de Alejo de Murzansce es el anagrama de José de la Cruz Mena a quien usted tanto desprecia y de quien dice usted que no sirve para nada – mientras habla el profesor Ulloa, el diminuto hombrecillo de pelo liso, bigote ralo,, se fue disminuyendo mucho más, - y con el respeto que Mena se merece que ha sido reconocido por usted en esta oportunidad , quiero decirle que el envidioso en ingrato y, lo único que me llegó del exterior es un libro de un escritor liberal y me he encontrado en sus páginas conceptos que bien calzan con la mediocridad que de nuestro medio y me parece don Jacinto que a usted le cabe eses pensamiento de que es posible sentirse superior a cien cosas e inferior a una sola, ahí esta el punto frágil por donde tienta su asalto. Don Jacinto mascullo y contesta: Profesor Ulloa usted intenta decirme que soy un envidiosos? Ulloa sereno le responde: - si usted esta en sus cabales, se dará cuenta que no lo intento, se lo estoy diciendo, mala pécora, usted no tiene estatura para alcanzar el estro de Mena y jamás llegará a rozar la orla de su gloria con Ires Die, Mena no necesita de su lisonja. Quítese de mi vista Interviene Castellón: vea don Chicho- Don jacinto interrumpe y le dice:- tenga usted cuidado don Jerónimo, yo no soy Chicho, Jacinto si me hace el Favor, no convierta la nobleza de mi nombre en un remoquete. Levanta un poco el sombrero, se inclinó con brevedad y dijo: buenas tardes – Giró y con paso raudo alcanzó la esquina y dobló. Jerónimo Castellón dirigiéndose al maestro Ulloa le pide una explicación: - ahora cuénteme el cuento que hasta ahora estoy ele olo chico zapote, se lo perverso que es Mendoza, en su escuálida y diminuta humanidad y en su saco de lino, esconde la podredumbre,

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como dice Montalvo, “ su corazón no le palpita, se le revuelca en la inmundicia que tiene en el pecho” Ulloa interrumpe: - mire profesor usted y yo somos amigos, nacimos en este pueblo, todos nos conocemos y nos respetamos, quizá sea una virtud entre nosotros. Usted sabe profesor que don Jacinto es un hombre despechado y engreído, es el genio de la música, ningún compositor sabe nada, nadie es mejor que él y, en los últimos años se ha dedicado a difamar a Mena. Creo que Mena no merece la basura que le ha endilgado don Jacinto , usted y yo conocemos el trabajo de Mena y lo riguroso que es con sus composiciones….. resulta que como llegó a oídos de Mena que don Jacinto andaba difamándolo por pura envidia, le pedí que hiciera una misa de réquiem, es ésta- levanta la mano y muestra la partitura- y como hay competencia se presentó la oportunidad de que la misa fuera ejecutada en La Merced para el primer aniversario de don Pedro Alvarado, llegó a la misa cantidad de gente y los músicos estuvieron brillantes y no sabían nada del acuerdo de Mena conmigo, cuando terminó la misa don Jacinto se me acercó y me expresó su perplejidad ante la composición musical, yo sabía que iba a caer en la trampa, no podemos negar que el hombre tiene sentido de la composición musical, no sé dónde estudió, pero sabe. Mi pidió que le alquilara la partitura que la quería estudiar y que la ejecutaría con músicos amigos. Le entregue Dies Irae y, le expliqué que cuando me la devolviera le diría cuanto era el costo. El encuentro en esta calle es fortuito, solamente sirvió para que usted sirviera de testigo.- !Hombre caramba! Pero se lo llevó la mierda a don Chicho, digo don Jacinto. A lo mejor aprende la lección. Ulloa responde. No creo que cambie. Me aguanté tanto tiempo, hubiera querido dalle un puñetazo y quebrarle los antejos. El día de la misa, recuerdo que fue algo apoteósico, la gente lloraba mientras los compases y las voces en los Kiries y en el Propium sobre todo el Réquiem Alterna, ¡Que Maravilla!, las lágrimas brotaban en las del coro y en mis muchachos. Todos en la Merced tenían los pechos oprimidos. Cuando salí de la iglesia que todo había concluido, mire profesor Castellón, todavía lo tengo en mi corazón aquel sentimiento y, en mi mente aquella imagen. En el momento que voy saliendo me saluda el Dr. Cornelio Soza y le dije: mire quien está allá en aquella acera No puedo creer me dijo, es Mena. Estaba sentado en la acera en absoluto silencio, íngrimo, me acerqué con el Dr., Soza y le dije: cómo está señor Mena, me place que haya venido, su misa ha sido todo un éxito. Me contestó textualmente con ese tono de humildad que ha mantenido a pesar de su dolencia, “de verdad le ha gustado don Isaías y le contesté, que no solamente me había gustado sino que me había

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colmado de gran satisfacción y me contestó textualmente. “ Gracias don Isaías, su opinión me llena y es mi mejor recompensa”

Como usted comprenderá maestro Castellón es por eso que siento tanto desprecio por don Jacinto.

Capítulo Final

La situación nacional se ha vuelto difícil. El gobierno ha incrementado sus presiones políticas por la vía de impuestos sobre todo a los comerciantes que supone están en contra del Presidente. En Granada las fuerzas represivas han cerrado varios establecimientos y han confiscado abarrotería y diversidad de mercancías, la que es transportada en ferrocarril y llevada a los cuarteles militares principalmente al Campo de Marte. Los políticos de oposición están siendo vigilados. La recluta forzosa se ha realizado en las comarcas aledañas a los municipios del pacífico. En Granada la Estación del ferrocarril y el muelle han sido militarizados. Las embarcaciones de tránsito de pasajeros y mercadería han sido reducidas a una por semana. El resto de los barcos está haciendo travesías hacia San Ubaldo. Un fuerte contingente ha sido trasladado por esa vía hasta Acoyapa y se espera que viajen hasta Bluefields. Las noticias van y viene. En Ocotal hay otra concentración de tropas la mayoría de los uniformados son hondureños que estuvieron len las fincas aledañas propiedad de amigos del gobierno.

La estación del ferrocarril en León al igual que las otras ha sido militarizada, solamente una ventanilla de boletos ha sido abierta, el número de pasajeros se ha reducido en las dos últimas semanas. Los inmensos portones de norte y sur se mantienen cerrados y solamente los abren cuando desde la estación más cercana anuncian la salida del tren que arribara a León. Una sola puerta para que los pasajeros entren a los corredores de la estación cuando un oficial empleado del ferrocarril avisa a los pasajeros la pronta llegada del tren, mientras los pasajeros se esperan muy cerca de la ventanilla. Las quejas son muchas hay quienes encuentran excusas a la situación otros a la crítica fortalecido en ideas religiosas y otros simplemente observan.

Unas de las vía de comodín, está ocupada por vagones de plataforma

para el gobierno, la estrategia militar del General Zelaya ha

ubicado que un ejército se esté concentrado en Chinandega, la recluta se

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ha incrementado y en la plaza de León los jóvenes están siendo entrenados. Informaciones muy confidenciales manejan que en Granada se ha concentrado otro ejército que está siendo trasladado hacia el Puerto de San Ubaldo. Se cree que viajarán hacia Bluefields. En Ocotal hay otro fuerte contingente y un mayor número muy grande de hondureños en las fincas aledañas propiedades de amigos del gobierno.

La Estación del Ferrocarril el León ha sido militarizada y solamente por una puerta se reciben a los pasajeros una de las vías está ocupadas por vagones de plataformas celosamente vigiladas, Nadie advierte que hay debajo de grades lonas que cubren las cubre. En cada arribo de tren dos o tres vagones llegan llenos o de reclutas o de soldados, otros traen caballos y cajas que supones de munición. Por la noche entre las seis de la tarde y cuatro de la mañana, ha llegado un convoy en los últimos tres días.

La ruta hacia la frontera es restringida, en todo el comercio local se puede observar a la gente comentado todos, tanto de lo que pueden observar como de informaciones ciertas o especulativas oficiales o semi oficiales que salen de la boca de funcionarios del estado. Muchos dicen haber visto entrando al Campo de Marte al General hondureño Policarpo Bonilla, en el propio vehículo motorizado del Presidente Zelaya. La oposición conservadora ha echado a rodar un rumor de que Nicaragua va a ser invadida por patriotas con apoyo de gobiernos amigos, que el fin de la dictadura de Zelaya ha llegado a su fin, que no será como la guerra del Lago. Que ha llegado el fin de los enemigos de la iglesia.

Los más ilustrados se limitan a comentar que Zelaya está preparando un plan militar contra Hondura, que muchos generales liberales y conservadores han sido vistos en Tegucigalpa, aseguran en los corrillos políticos que el General Paulino Godoy se ha unido a las fuerzas conservadoras. En el cuartel de León no se deja ver el General Anastasio Ortiz, que llegó en uno de los trenes nocturnos y parece que junto a él se encuentra el General González. Uno de los militares alemanes se ha hospedado en el Hotel Lupone, y es visitado en horario diverso. Hay un recluta que lo visita al menos unas cinco veces al día, dicen que está recibiendo ordenes directas de Zelaya, y que es compartida solamente con Ortiz.

Las oficinas del telégrafo están militarizadas. Hay restricción para los ciudadanos en los estancos y los soldados patrullan durante toda la noche. Varios barcos de pequeño calado pasaron de noche por la vía férrea rumbo a corinto. La gente que logró verlos en la ruta dicen que eran parte de un convoy milita, que bajaría soldados en Chinandega. Hay una gran incógnita sobre los barcos.

La línea férrea ha sido militarizada y en determinados lugares los pasajeros pueden ver a un soldado cada tres postes del telégrafo de los que van paralelos a la vía. El cambio de guardia lo hacen en tiempo en que

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pueden traficar tres vagonetas impulsadas por remos. Ningún templo ha sido tocado. Ningún colegio ha sido cerrado ni militarizado. La juventud liberal no se ha manifestado ni ha salido a las calles, esto ha sido muy sospechoso para la gente, por que siempre cuando hay movimientos militares para contrarrestar la actividades militares de Emiliano Chamorro, la juventud se vuelve vocinglera del gobierno. Los intelectuales han quedado en silencio, limitándose a la búsqueda de información privilegiada.

Entre los ciudadanos se hablaba de la presencia de voluntarios

hondureños que se habían establecidos en los últimos dos años en Chinandega, León, Managua y Masaya. Las relaciones entre el gobierno de Nicaragua y los de El Salvador y Tegucigalpa no son las mejores.

Zelaya ha apoyado a los disidentes de ambos países y lo mismo sucedía con los dos vecinos contra Zelaya. Emiliano Chamorro ya fue derrotado al entrar a territorio nacional desde Hondura. La derrota fue en Dipilto. Días después.

El ejercito de Nicaragua se enfrentó a fuerzas regulares combindas de los ejércitos de El Salvador y Honduras. El Dr. Antonio Medrano lee un periódico que llego de la capital. “La batalla se desarrolló en un poblado conocido como Namasigue en Choluteca y duró tres días. Las tropas nicaragüenses compuesta por seiscientos hombres estaban al mando de los Generales Aurelio Estrada y Roberto González los que habían decidido instalar en ese lugar un cuartel general y desde ese punto coordinar el avance del resto de las tropas nicaragüense dentro del territorio hondureño comandadas por el General Nicasio Vázquez y las tropas aliadas de los Generales hondureños exiliados en nuestro territorio Miguel Quelli Bustillo y Terencio Sierra.

El General José Dolores Preza que dirigía una tropa de aproximadamente cinco mil hombres entre hondureños y salvadoreños decidió atacar al destacamento nicaragüense que acampaba en Namasigue, por considerar que un posible triunfo ante esas fuerzas numéricamente inferiores podrían decidir la guerra. Ese fue el cálculo. El 17 de Marzo, amparados por la tinieblas de la noche iniciaron las acciones de ablandamiento con artillería sobre las posiciones nicaragüenses, reanudándose en la mañana de 18, acompañada con el avance de la infantería que intentó con arrojo romper la defensa de los “Brujos Pinoleros” expresión muy común entre la soldadesca enemiga, sin alcanzar su objetivo. Por la mañana del 20 luego de una serie de fallidos y temerarios intentos den enemigo por romper la defensa, dejaron pérdidas

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para ambos bandos. Las tropas de los Generales Vazques y Sierra llegaron al auxilio de la casi diezmada guarnición nicaragüense en Namasigue, derrotando por fin al General Preza y su tropa. Esta sangrienta e infeliz batalla dejo un balance de mil muertos y otro millar de heridos por los bandos hondureños y salvadoreños y al rededero de quinientos en las filias de nuestros compatriotas. Mientras esto sucedía cerca de nuestras fronteras en e departamento de Chinandega, otro ejercito de Nicaragua entraba por Las Manos dirigiéndose directamente a Tegucigalpa, un tercer ejercito avanzo por el territorio el litigio buscando la misma capital hondureña. En poco tiempo los tres ejércitos sitiaron Tegucigalpa poniendo fin al gobierno del General Manuel Bonilla. La embarcaciones que fueron botadas en el Puerto de Corinto se hicieron a la mar con un centenar de nuestros marinos y después de algunos incursiones sobre los puertos de Amapala y La Unión en territorio salvadoreño, unas fragatas de guerra de la marinea de los Estados Unidos evitaron la destrucción de los puertos. El ministro de Gobernación Don José Dolores Gámez en una comunicación enviada el Jefe Político y Comandante de Armas en Managua y publicada el 10 de Abril en el Diario en este Diario El Comercio, señalaba que los jefes no pueden triunfar en una batalla “si hace falta ese factor indispensable de toda victoria como es el soldado” mocionándole la gesta heroica del niño Ramón Montoya que murió defendiendo su trinchera durante el sitio de Namasigue” El Dr. Medrano cierra el periódico se pasa la mano izquierda por la barbilla, pone el periódico y ase una taza para apurarse un trago de café. Dirigiendo a la mesonera que lo ha atendido le pide la cuenta, se levanta mira su reloj de leontina y dice en sus adentros. No he ido a visitar al Maestro Mena, creo que es buena hora, además necesito que haga un vals para mi boda. i.e. a ver a su amigo el Fisgon para que me acompañe. El Dr. Medrano baja del hotel Lupone llega a la plaza y toma hacia San Sebastián hasta llegar a la casa de Abraham Montoya. Después de una breve conversación ambos deciden visitarlo.

La visita a Mena se ha reducido a unas dos personas por semana. Uno que otro amigo se ha aparecido y la que no falta es Mercedita, que lo ha cuidado en los últimos años desde que quedó ciego.

El Maestro Mena se encuentra muy mal. Mena no tiene la menor idea de la que pasa después del puente.

Es a medio día Abraham con el poeta Medrano van por el camino hacia la maltrecha casa de Mena, llegan hasta la puerta, desde antes e Se

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acercan a la puerta que esta entre abierta y de pronto ven la figura de Merceditas que va justamente saliendo.

El poeta Medrano le pregunta: Buenos Días, Mercedita qué pasa

con el Maestro Mena que no está afuera? Merceditas le contesta: háganse aquí. Se hace a un lado y con gesto

de mano les indica hacia donde deben quedarse y, continua:. José está muy mal. Abraham le pregunta: Merchita, ¿que es lo que le pasa a Mena Merceditas se dirige a los dos el es cuenta: - . Cuando llegué estaba llorando, me saludo y se puso más triste todavía cuando me vio y, me dijo “cielo es tuyo, mi negrita, cosa que nunca me había dicho así, solamente “Mercha” y continuó diciéndome “solamente vos has puesto tus manos en mi carne podrida por tanto tiempo, lo que Dios no te dio aquí, allá te lo va a dar” Lo agarre del codo y le ayudé a voltearse y miré que desde las nalgas para abajo las llagas eran mas grandes y profundas, olía mal, yo siempre lo dejé limpio, ustedes saben que las veces que salió al centro con amigos o sus hermanos siempre estaba limpio y aseado. Ustedes saben cuánto lo he querido, me vida he expuesto, pero cuando éramos chavalos nunca se fijó en esta negrita, pero yo siempre lo quise, nunca me junte a nadie y lo he visto morir lentamente y eso ha sido muy triste para mi, muy duro. Cuando me agaché para limpiarlo le oí un ronroneo en la garganta, le pregunté qué que era eso, me dijo que era una flema, lo sentí prendido en calentura, la voz era fea Antonio Medrano, encendido su corazón se le acercó y le dijo: Merceditas, no llores, la vida es difícil, solamente la fe es la columna que nos sostiene, cuando era niño y anduve con Mariano Dubón me di cuenta lo que es el amor al prójimo, por eso es que he luchado en todos estos años y te comprendo pero ya has hecho mucho, cosas que nadie haría en esta caso. Merceditas le contesta: - don Antonio yo creo que mi José de la Cruz se va a morir, es que nunca lo vi. tan mal. Lo dejé amarado a unos tarros. Eso estaba haciendo cuando sentí que ustedes venían para acá. Medrano le pregunta: qué tarros? Abraham preguntó y el riel que tenía guindado, ya no está? - Si está pero cómo lo va a golpear? - Tenés razón Qué hacemos? - preguntó Abraham Busquemos a al Dr. Debayle le contamos y a ver que nos dice. Pero el poeta Medrano se acerca a la Merceditas y le pregunta: y desde cuando está así

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Merceditas le responde: es que hoy es el día más feo que ha tenido. Yo creo que José de la Cruz desde hace varios días, que ha presentido su muerte, las veces que llegue a limpiarlo movía la quijada y yo sé que estaba rezando, uno día, que sino más me acuerdo fue la semana pasada, me pidió que le llevara unas latas y que recogiera unas que estaban tiradas cerca del rió. Se las llevé y me pidió que les hiera unos hoyos y las ensartara en un mecate y que se las pusiera amarradas en la parte alta de la hamaca, por que cuando se estuviera muriendo las latas hicieran ruido y se dieran cuenta. Me dijo que no podía orinar bien. Que era como que quería y no quería, y que se llenaba de angustia. A veces le salía un chorrito de orines, pero quedaba empanzado. Crees vos Merceditas que vale la pena buscar a Debayle – Preguntó Abraham. Merceditas le contestó: sinceramente creo que ese señor que le dicen sabio de esto no sabe nada, y lo que va a hacer es venirlo a jincar para nada. Medrano respondió: al menos al que ir, contarle para ver que dice . Abraham entre oyendo a Medrano y picado por la curiosidad le hizo un seña para asomarse y ver al Maestro en la hamaca. Cuando los dos estaban en la puerta Abraham lo llama: Qué pasó viejo? Estás de haragán que no te querés levantar: Mena con un esfuerzo tremendo le contesta: son vos Abraham, sos vos.? Abraham lo escucha y se da cuenta de la situación y le contesta: si soy yo y ando con el poeta Medrano, qué te pasa?

Y contesta: - me siento mal muchachos, no pude levantarme hoy, me siento hinchado, no puedo orinar, en la noche me levante varias veces a orinar y solamente gotitas, siento angustia, tengo una cosa horrible en la garganta, tengo un gran calentura, creo que me estoy muriendo Maestro Mena qué podemos hacer? Mena respondió: nada Tengo el cuerpo llagado: continuó La Mercha me limpió mis piernas, pero ya no aguanto. Ay Dios Mío, dame fuerzas señor, dame fuerzas. Abraham le respondió la Mercha está en mi casa vamos a ir a hablar con ella a ver que nos dice. Le parece si hablamos con Debayle? Mena respondió: ya esto no es de médico, además muchachos ya me estoy rindiendo. Abraham y Antonio salen de prisa y llegan hasta donde se encontra que ha caminado y se ha quedado detenida en la casa de Abraham. Conversan los tres. Merceditas toma La Españolita rumbo a Laborío, Medrano y Abraham toman rumbo a la clínica del Dr. Debayle.

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El cielo de septiembre está límpido, bandadas de palomas

revolotean cerca del río, el sol con sus rayos como una araña de luz en aquel bello azul intenso. En el horizonte se levantan bellos cúmulos blancos que se van esponjando lentamente. Le viento es suave pero hay calor. Mena ha quedado solo está en la hamaca haciendo intentos de levantarse, su cara, lo que ha quedado de ella, muestra un mueca terrible donde se suma el dolor, su respiración es más difícil, el aire se enrarece en sus pulmones, siente que se ahoga, quiere gritar pero no puede, siente una angustia que le corre por todo el cuerpo, siente que se ahoga, se le nubla la vista y cada vez que se repite el ahogo es mas fuerte el terror interno. Cada vez que le falta el aire, pone los brazos en cruz y levanta la cabeza desesperado. Mena, el maestro, está haciendo su último impulso, pone los muñones y el peso sobre las hebras de la hamaca lo hieren, se suma al ahogo, la otra angustia de no poder orinar y la vejiga está que explota. La diarrea le ha cesado. Se levanta se bambolea y con angustia repite: Señor, Dios Mío, que me pasa, no puedo ver pero hay una luz intensa, una luz intensa, Oh Dios. Siento que me voy y regreso. En ese momento llega hasta donde están lo tarros pero no es su mano la que los mueve, su cuerpo ha comenzado a convulsionar, se sacude, fuertemente, su cabeza se bambolea y sus piernas no soportan más el peso de lo que fue el espigado mulato Ya no siente ningún dolor. Ha perdido el estado de conciencia su cuerpo va cayendo, cayendo lentamente con sacudiones violentos. El Maestro Mena está casi de rodillas, semi desnudo con sus llagas expuestas a la luz, mientras sus ojos se mantienen en las tinieblas. Deja de convulsionar y pequeños temblores se notan en los muslos, que se van perdiendo lentamente., su cara está metida entre los tejidos de la hamaca y se ha vuelto aceitunado, su piel ha comenzado a segregar un líquido viscoso en todo el cuerpo. Apenas respira. La luz que entra por la puerta ilumina sus espaldas y las plantas de sus pies están de llenas de un poco de lodo que se formó con el polvo y la orina. Hay un silencio que se prolonga como una larga espera. Su cerebro comienza tomar conciencia es en esos momentos que vuelve la luz intensa en su mundo interior cuando aparece en su mente la figura de Celedonia, levanta un brazo, mientras mantiene su cabeza agachada, gime, y luego aparecen sus hermanos en aquellas algarabías de niños, su figura de niño de cinco años con un cornetín en su manos, la Cruz de San Sebastián, su cuerpo llagado, las aguas del lago en su primer viaje, la bella figura del amor de sus primer años con aquellos ojos intensos y los bucles de oro cayendo en frente. Un fuerte sonido de campanas irrumpe las imágenes, son las fuertes campanas de la Basílica Catedral que tañen roncas y sonoras, y el agudo timbre de las campanas de San Sebastián, el intenso

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cielo azul de León, a hora siente las manos de la Mercha, sobre sus hombros, aplausos atronadores le circulan por todo el cerebro, música, ve notas de colores, escucha marchas, polcas, y cuando comienza a cesar su respiración y siente que se va hundiendo en algo que no comprende escucha a la par de una luz intensa su vals ruinas con las notas bajas de su réquiem, y mientras se van sucediendo imágenes y la luz se vuelve más intensa, la música lo va conduciendo sosegado hasta que , rápido traspasa una puerta con la última notas de sus Ruinas con la que había expresado su vida. Afuera el río, sobre su frescor y la umbría del tigüilote pasa una sombra, que lentamente cubre toda la vega del río. Una nube desprende una brizna suave, con un sol que se extiende al otro lado de la calle mientras que por la Españolita el cielo es azul intensamente azul.

Oficina del Obispo de Nicaragua, Monseñor Simeón Pereira y Castellón: 02.00 PM

Así es su Ilustrísima, nosotros lo vistamos temprano, cuando llegamos, Merceditas, nos contó la situación. Buscamos al Dr. Debayle y al Dr. Pallais. El Dr. Debayle dijo que nada había que hacer y el otro no se encontraba. Cuando llegamos de regreso lo encontramos casi de rodillas volcado sobre la hamaca encima de él estaban unos tarros que después supimos que los utilizaría para avisar su muerte.

El obispo pone su mano sobre una Vulgata y les dice: Tengo entendido don Abraham que usted lo quiso mucho, de su

generosidad para con el Maestro Mena se habla mucho en León, creo que así como usted, el Maestro Mena tuvo muchos amigos que no lo olvidaron, esa es Misericordia.

No se qué le ha pasado a Nicaragua, hay signos que no logro descifrar, el día de hoy he tenido cuatro noticias, una de ellas es que las tropas de Zelaya están sitiando Tegucigalpa, aquel muchacho que tanto me ha insultado es un de los artífices de la victoria en Namasigue, me refiero a Alfonso Valle. A los liberales les gusta trasladar imágenes, como desde el punto de vista bíblico se habla del León de Judo, ahora resulta que el General Roberto Gonzáles jefe de la tropa allá en Namasigue, ahora es el León de Namasigue, así son estas ideologías ateas, la otra es que Darío viene a finales de año a León. Qué lástima. Y la tercera, su matrimonio don Antonio con la Señorita Matus Pravia, me place que un

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liberal bendiga su estado con un sacramento de la iglesia, y la cuarta es la muerte del Maestro, me ha conmovido cómo él ha muerto, Dios lo tenga en su seno. cuanto me gustaría que en la recepción de bienvenida que se le haga al poeta la orquesta que acompañe estas celebración toque algunos vals de este gran maestro, sería muy importante hacerlo, usted tiene esa oportunidad ya que se le menciona como uno de los miembros de la comisión, estoy seguro que Darío no conoce nada de Mena, Tengan mi Bendición.

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