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Aquellas semillas rojas Escritos de nuestro pasado reciente Ilustrado por artistas mercedinos Docentes y alumnos del Instituto Santa María Programa Jóvenes y Memoria

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Aquellassemillasrojas

Escritos de nuestro pasado recienteIlustrado por artistas mercedinos

Docentes y alumnos del Instituto Santa MaríaPrograma Jóvenes y Memoria

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Aquellas semillas rojas| ESCRITOS DE NUESTRO PASADO RECIENTE

Ilustrado por artistas mercedinos

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Aquellas semillas rojas. Escritos de nuestro pasado reciente.Ilustrado por artistas mercedinos.Arte de tapa: Las semillitas coloradas, de Andrea ParraRealizado en Mercedes (B) - 2009 - Instituto Santa María.Reedición corregida y ampliada: 2016. Programa Jóvenes y Memoria. Comisión Provincial por la Memoria.www.comisionporlamemoria.orgCoordinadores: Sergio Carini - Silvia Schafrik Equipo de investigación: Sofía Arriola, Christian Pilía, Carmela Ariño, Agostina Gagliardo Suárez,Camila Lione, Natalia Chiappuzzo, Camila Bustos, Valentina Bustos,Carola Deluca, Manuel Carracedo, Nicolás Crecente, Lucía Villarroel, Paula González, Emilia Gaynor.

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Prólogo“En medio de esa lucha por la justicia, la libertad y el imperio de la voluntad del pueblo, sepamos unirnos para construir una sociedad más justa, donde el

hombre no sea lobo del hombre, sino su hermano” (Rodolfo Walsh)

Recuerdo claramente los pasos previos de este libro, hace varios años, cuando un profesor de Historia, Segio Carini, en la búsqueda de documentos y fuentes para po-der analizar los años 70 en nuestra Ciudad (y en el marco del programa ‘Jóvenes y Memoria’. Recordamos para el futuro”), se acercó para solicitarme información sobre los desaparecidos mercedinos.

En 2009, finalmente, se editó ‘Aquellas semillas rojas’, realizado por chicos y docen-tes del Instituto Santa María. El libro se inspiró en el cuento ‘Las semillas coloradas’, escrito por el sacerdote Julio Forchi y publicado a fines de 1975 en un diario local. En su texto, Forchi dejaba entrever la oscuridad que se venía.

El trabajo - rápidamente premiado- rescata obras literarias y artísticas de militantes mercedinos de los 60 y 70 perseguidos por la dictadura cívico-militar entre 1976 y 1983 que sobrevivieron a la época más triste y más oscura de la Argentina.

En este libro confluyen muchas cosas buenas: el homenaje merecido, el rescate de la memoria colectiva, la preocupación por reconstruir y contar nuestra historia, la com-prensión del arte como -también- un refugio ante la tragedia.

Es allí, entre esos argumentos, donde se mezcla y sobresale un dato que acentúa la importancia de la obra y nos sigue llenando de orgullo: sus autores son alumnos de secundaria. Jóvenes de Mercedes.

En sus páginas, como una esquina imaginaria de dos épocas distintas, se cruzan o coinciden las ilusiones de unos y otros, de los de entonces y de los de ahora, y también el compromiso, la solidaridad, la rebeldía ante la injusticia, la belleza posible aún en la noche profunda.

A la segunda edición

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Además del valor intrínseco de la obra, hemos decidido reeditarlo en reconocimiento al invalorable aporte a la lucha por la Verdad, Memoria y Justicia que representó el programa Jóvenes y Memoria, creado para propiciar preguntas, para movilizar desde la inquietud. Porque no buscó hacer repetir a los jóvenes el recuerdo de los mayores, sino que pudieran reelaborarlo, tamizándolo en la trama de su propia experiencia. En otras palabras, desarrollar una experiencia educativa que impulsa a las nuevas generaciones a involucrarse activamente en sus realidades cotidianas con el objetivo de pensarse como sujetos de transformación.

El objetivo del programa ha sido alcanzado en nuestra ciudad no solamente en esta obra, sino también en una gran cantidad de trabajos que fueron presentados en Chapadmalal, siendo el Estado, en estos últimos 12 años, promotor de una robusta política pública de Derechos Humanos, sembrando pensamiento crítico, promoviendo aquellos sujetos de acción y transformación de los que hablaba y logrando, asimismo, el reconocimiento internacional.

Un prólogo debe abrir la puerta imaginaria a un jardín donde el visitante podrá ana-lizar y recorrer los textos por sí mismo. Pero me permito señalar algunas pinceladas cuando se representa a los desaparecidos en la obra. Tito Sanguinetti expresa: “Pero nos hicieron ver/ que era otro el parecer, distinta filosofía/ mostrada en el día a día, en el andar cotidiano,/ un sentirse más hermano” (Estarán siempre).

Hernán Casciari, tal vez en la primera crónica sobre los desaparecidos mercedinos, en 1994 escribió: “La pregunta es por qué tanto miedo a recordar, por qué un silencio tan cerrado en este pueblo de actitudes extrañas”. Y escribe a la memoria “de estos doce muchachos, a ellos, entonces, porque fueron mis vecinos, porque pudieron ser mis amigos, y porque serán, desde el fondo del corazón, una decena de hermanos irrepetibles”. (La historia de los 12 muertos olvidados)

Mauricio Capaccio cantando a sus hermanos; Stella Maris Bojorge y Lucho Goicochea, que andaban por los barrios marginales, “cambiando la revolución por un mate” (Poemas de prisión).

En este 2016, a 40 años del infausto golpe cívico-militar, reeditamos este libro. No sólo desde el orgullo que nos sigue provocando, sino también desde la necesidad de ser un Estado presente: son todavía muchas las consecuencias del plan de gobierno

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diseñado por civiles e implementado por los militares.

Y, justamente frente a estas consecuencias, siempre buscaremos recordar, volver a pa-sar por el corazón, a nuestros hermanos: “por haber hecho caminos, por haber marca-do un rumbo… junto a la risa de los felices, la seguridad de los justos, el sufrimiento de los humildes…”. (Joaquín Areta, Quisiera que me recuerden.)

Dr. Juan Ignacio UstarrozIntendente

Municipalidad de MercedesMarzo, 2016

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Pensar el pasadopara entender el presente

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Nuestra investigación se decide a partir de un cuento publicado en un diario local a fines del año 1975, antesala del último golpe cívico-militar producido en la Argentina el 24 de marzo del año siguiente. Se titulaba “Las semillitas coloradas” y su autor era un sacerdote: el padre Julio Forchi. ¿Qué razones tenía este cura para escribir un cuento semejante? ¿A quiénes estaba dirigido? Evidentemente, el color rojo hacía referencia al comunismo y el cuento estaba dirigido a un grupo de militantes que, mayoritariamente, pertenecían a la Juventud Peronista. Por aquellos años, estos mili-tantes ya venían sufriendo persecuciones ideológicas, pero ¿Qué implicaba, en ese entonces, acusarlos de comunistas?Por participar de actividades políticas, sindicales, estudiantiles, barriales y culturales estas personas sufrieron, una vez producido el golpe, todo tipo de violaciones a los De-rechos Humanos: la cárcel, el exilio, el secuestro, la reclusión en centros clandestinos de detención, la tortura, la desaparición y/o el asesinato. ¿Por qué eran tan peligrosos estos jóvenes? ¿Cuáles eran sus ideales y proyectos? ¿Con qué tipo de país y de so-ciedad soñaban?¿Cómo pensaban alcanzar sus sueños? La respuesta a estos interrogantes es la razón de este trabajo. Aquellas semillas rojas, escritos de nuestro pasado reciente se propone rescatar las creaciones literarias de militantes mercedinos de los años ’60 y ’70 que sobrevivieron al terror de la dictadura, así como otras escritas con posterioridad una vez recuperada la democracia. Algunas de ellas se encuentran publicadas en libros, otras en archivos periodísticos locales; muchas son inéditas y se hallan en manos de familiares o sobrevivientes sin haberse dado a conocer aún. La riqueza de estos escri-tos se debe a que encierran ideas, sentimientos y proyectos que dan testimonio de una época en la que aquellas “semillitas coloradas” aspiraban alcanzar una sociedad más justa y solidaria.Pensar el pasado nos ayudará a comprender mejor las verdaderas razones de la situa-ción actual de nuestro país. Hoy muchos de nosotros solemos incorporar discursos he-gemónicos transmitidos desde los medios –o empresas– de comunicación, así como valoraciones propias del medio socio-económico al que pertenecemos. De esta ma-nera esos discursos y valoraciones suelen asimilarse como verdades y, sin un análisis más profundo, muchos cargan las culpas de la pobreza sobre los sectores más bajos de la sociedad afirmando, por ejemplo, que no quieren trabajar.Por otra parte, el desconocimiento de muchos sobre el verdadero sentido de los Dere-chos Humanos implica, entre otras cosas, ignorar que no sólo se refieren a los críme-nes de lesa humanidad cometidos en el pasado reciente, sino que también contemplan los derechos económicos, sociales y culturales como el empleo, la vivienda, la salud y

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la educación entre otros, en situación de igualdad y equidad. Esto hace necesario una profunda investigación de nuestro pasado reciente, haciendo hincapié en el proyectopolítico-económico de la dictadura (y su continuación en democracia), que servirá para comprender que este presente de concentración económica en minorías muy ricas y de pobreza extrema de amplios sectores de nuestra sociedad, se debe al triunfo de ese proyecto y a la derrota del proyecto alternativo de aquellos militantes del ’60 y del ’70.Intentaremos demostrar que el terror de la dictadura no se llevó a cabo sólo contra las organizaciones armadas y como respuesta a la supuesta agresión marxista, sino con-tra todo tipo de militancia popular vinculada a un proyecto político-económico que implicara una mayor y mejor distribución de la riqueza. Finalmente, nos planteamos pensar la militancia de esas décadas con el objeto de aportar una mirada distinta a los discursos hegemónicos sobre el pasado y el presente.Este no es un libro de cuentos y poesías, sino un libro de historias particulares que forman parte de una historia mayor: nuestra historia, que nos duele como una herida abierta, y que nos llega a través de la palabra y de los escritos de quienes la vivieron.

Por ello, sentimos la necesidad de agradecer a quienes nos ayudaron a hacer realidad este trabajo:

Comisión Provincial por la Memoria, por brindarnos este espacio para expresarnos.Comisión Municipal por la Memoria, especialmente a Virginia Altube, Mabel Ribeiro y Hugo Bonafina, Javier Casaretto. Oscar Dinova, Marcela Grosso, Mónica, Elisabeth y Sergio Mehaudy. Ciro Lalla, por el cuento “Las semillitas coloradas”. Leopoldo Caracoche, Mariano Goicochea, Silvia Taramasco, Malena Crecente, Tito Sanguinetti, Liliana González, César Lalla, Marcela Bianco, por la primera edición impresa. Para la presente edición: Municipalidad de Mercedes. Intendente Juan Ignacio Ustare-roz. Coordinacion de Derechos Humanos, Luciano Demergasso y Hernán Casciari por el artículo que revisó para esta reedición.

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Por algo será...Según la periodista y escritora María Seoane, hasta 1975 se podría decir que, dentro del concierto de naciones latinoamericanas, nuestro país era uno de los más integra-dos socialmente, con una clase media extendida, bajos niveles de analfabetismo, altos índices de empleo y una participación de los trabajadores en más del 40% del PBI. Empresas estatales de energía y servicios realizaban su aporte al sector productivo, generaban empleo y daban vida a numerosos pueblos y ciudades del interior.Cuando todo estalló en 2001, la Argentina se encontraba corrompida por el desempleo y el hambre, que generan sufrimiento en la mayoría de la población. En los comienzos del siglo XXI, al mundo le cuesta entender la realidad de un país como el nuestro, con tan extenso territorio, rico en recursos naturales y un pueblo reconocido internacional-mente por su talento.Para entender este proceso quizás debamos remontarnos a fines del siglo XIX, cuan-do la formación de la Argentina moderna determinó una república conservadora moldeada por latifundistas, es decir, una oligarquía.Esa elite gobernante basaba su poder en la renta de la tierra, pero la necesidad de mano de obra atrajo la inmigración de millones de europeos en busca de una mejor calidad de vida. Aquellos desplazados de Europa no sólo traían sus sueños de progreso, sino también sus ideas (sindicalismo, socialismo, comunismo y anarquismo). Muchos de ellos no encontraron su lugar en una Argentina en donde las grandes extensiones de tierra se concentraban en unos pocos propietarios. Algunos se convirtieron en aparceros, arrendatarios o peones rurales; otros se quedaron en Buenos Aires o Rosa-rio, en donde las actividades portuarias dieron origen a la clase obrera argentina, que experimentó en nuestro país la misma situación de desamparo que habían vivido en Europa y que anhelaban dejar atrás. A la sombra de esa miseria, nacía el movimiento obrero argentino, con sus sindicatos y partidos políticos. Sus luchas son conocidas en nuestra historia como la cuestión social.Con el tiempo, de la mano del progreso económico, algunos criollos e inmigrantes llegaron a convertirse en la clase media urbana, instruida y poderosa, que reclamaría sus derechos cívicos avasallados por los gobiernos oligárquicos (1880-1916), dando origen a uno de los dos grandes movimientos populares argentinos: el radicalismo.En tanto, la clase obrera se mantenía desplazada de la política y de los beneficios eco-

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nómicos que generaba el modelo agro-exportador a pesar de ciertos logros del Partido Socialista que, por vía parlamentaria, llegó a consagrar algunas leyes sociales. Luego de la crisis del ’30, nuevos obreros comenzaron a llegar, esta vez del interior y de países limítrofes, a las ciudades que empezaban a industrializarse para sustituir im-portaciones. Así se formaron los cordones urbanos, asentamientos y villas en terrenos vacíos cercanos a las fábricas que serían su fuente de trabajo. Buenos Aires, Rosario y Córdoba los recibían poco preparadas para tan tremendo aluvión de migraciones inter-nas. En la Capital los llamarían cabecitas negras. Eva Perón los bautizaría gra-sitas o descamisados. Ellos serían la base de apoyo del segundo gran movimiento de masas de carácter nacional: el peronismo; partido que brindó a los obreros, por acción de su líder Juan D. Perón, todas sus conquistas sociales. De este modo, a partir de la década de 1940 comenzó a desarrollarse la Argentina industrial, basada en el principio de justicia social, independencia económica y soberanía política, en donde los trabajadores se equipararían con los sectores medios. Esto no significa que se hayan eliminado totalmente las desigualdades económicas y sociales pero, en ese aspecto, nuestro país logró avances importantes.La vieja oligarquía, más diversificada e incapaz de consolidarse en un partido político que le devolviese las riendas del poder perdido a manos de la UCR en 1916, recurrió entonces a las Fuerzas Armadas. A partir de 1930 y hasta 1976, llegaron los años de los frecuentes golpes de Estado y los gobiernos democráticos débiles y tutelados por los militares. La vieja elite continuó con su costumbre de preferir los beneficios de la renta terrateniente – a la que luego se agregaría la renta financiera – dejando de lado la idea de industrialización. (1)El periodista y escritor Horacio Verbitsky afirma que, entre 1916 y 1983, los gobier-nos electivos en la Argentina significaron una distribución progresiva del ingreso, mientras que las dictaduras militares representaron una distribución regresiva. De esta regla queda excluido el golpe del ’43, que permitió el ascenso político de Perón con el consabido proyecto nacional y popular. También escaparía a la regla el gobierno de su tercera esposa Isabelita, en el cual la acción de la Triple A y el Rodrigazo, marcarían el comienzo de un proyecto de país que luego se profundizaría durante la dictadura de Videla y Martínez de Hoz. (2)Tras la caída de Perón (1955) y sobre todo luego de la Revolución Cubana (1959), es decir, cuando corrían los tiempos de mayor tensión de la Guerra Fría, emergen las ideas de liberación nacional y de descolonización del Tercer Mundo. Se difunde en-tonces, en los países latinoamericanos, la idea de revolución. El marco de referencia es el enfrentamiento entre el imperialismo yanqui y el anti-imperialismo latino-

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americano; y el fundamento de éste último fue la Teoría de la Dependencia. Cuba mostrará un camino posible para la revolución y el Che Guevara se convertirá en el modelo de combatiente revolucionario.En oposición, los Estados Unidos desarrollan las doctrinas de Seguridad Nacional y Fronteras Ideológicas. Con la creación de la Escuela de las Américas, este país co-mienza a hacer frente al conflicto en América Latina. Los Estados Unidos, las FFAA y las oligarquías latinoamericanas se consideran parte de Occidente, mientras que la mayoría de los grupos revolucionarios tienden al comu-nismo. Aunque hubo grupos de Liberación Nacional que no aceptan esa polarización ideológica por no considerarse parte integrante de ninguno de los dos bloques enfren-tados, es decir, ni capitalistas ni comunistas, sino parte del Tercer Mundo.En ese contexto se produce la pugna sobre cuál sería el rol del peronismo proscripto cuando se lograse el retorno de Perón: ¿izquierda, derecha o Liberación Nacional? La militancia consistió, entonces, en una multiplicidad de proyectos que se manifestaron en el campo de la protesta social y de la radicalización política, poniendo en duda la legitimidad del poder, de la autoridad y de las instituciones.En la década del `60 aparecen todo tipo de organizaciones sectoriales que, en oca-siones, se relacionan con los grupos revolucionarios ampliando el campo ideológico y de acción a nivel nacional (Córdoba, Santa Fe, Tucumán, Buenos Aires) y a nivel internacional (Cuba, Chile, Uruguay, Brasil, Colombia, Perú), abarcando amplios sec-tores sociales (obreros, estudiantes, docentes, intelectuales, artistas, religiosos, etc.). Cuando el proceso confluyó en el retorno de Perón al poder en 1973, el abanico de actores y protagonistas de la protesta social en la Argentina se había ampliado y diversificado.En este proceso se intenta dar un contenido social a la política y se discute la eco-nomía. Los horizontes ideológicos se amplían; se habla de reformismo o revolución, de socialismo nacional o patria socialista, de liberación o dependencia. Esto dio como resultado una batalla de ideas que hoy produce nostalgia, pero que terminó mal. Todo se politizó: la educación, la cultura, el sindicalismo, la Iglesia, etc. A diferencia del resto de Latinoamérica, la mayoría de las demandas sociales en nuestro país fueron absorbidas por el peronismo de derecha o de izquierda.Dentro de esta renovación cultural, en la década del ’60 se gestan las culturas juveniles. La juventud pasa a tener valor en cuanto grupo con horizonte común y comienza la lucha por sus derechos. Esto trae una novedad: se desvaloriza la experien-cia y se reclama una modernización en todo sentido; incluyendo lo político, lo econó-mico y lo social. Una de las claves para comprender este proceso, está en resaltar que

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la mayoría de los protagonistas de la protesta social a nivel mundial eran jóvenes que, en general, proponían su modelo de país teñido de ideologías y, a la vez, hablaban de democracia. Pero la idea de democracia en aquellos años podría circunscribirse a una serie de demandas que los distintos grupos de protesta social realizaban al poder. Estos grupos no creían que la democracia formal, tal como hoy la concebimos, sirviera para cumplir las demandas populares ni para detener la creciente violencia política. Hoy predomina una idea de democracia occidental y liberal. Los grupos radicalizados de aquellos años tenían una idea de democracia más vinculada al socialismo.La razón por la cual se produce la radicalización política es que, cuando algunos de esos grupos entendieron que no podrían alcanzar sus objetivos por la vía de la protesta social y de las reformas, sino que sólo lo harían por medio de la revolución, entonces dieron comienzo a la violencia política. Surgieron de esta manera las organizaciones armadas y comenzaron, entre ellas, las disputas por territorios y por la represen-tatividad social. La respuesta del poder fue la represión.Ante el surgimiento de las organizaciones armadas, los países de Occidente idea-ron, para la lucha contra insurreccional, el Estado de Excepción; que es constitutivo del Estado de Derecho. Consiste en una legislación restrictiva de las libertades. Su consecuencia directa es el Estado de Sitio, que habilita para la represión. En todo Estado, la legislación va marcando límites que establecen cuándo la represión es legal o ilegal. Generalmente la represión es ilegal, pero si se corren esos límites se legaliza la represión, pudiendo llegar a decretarse la pena de muerte. Cuando la legislación formal, ya sea ley o decreto vigentes, habilita mayores grados de represión, aumentan los abusos de poder y, por ende, la represión ilegal. Entonces se favorece la concep-ción de ilegitimidad del Estado. En el período que va de 1955 hasta 1976, en nuestro país comienzan a darse leyes para controlar la actividad política: las llamadas leyes de excepción. Arturo Frondizi implementó el Plan CONINTES (Conmoción Interna del Estado), que implicaba la suspensión de la vigencia de la Constitución Nacional y la instalación de juzgados militares para delincuentes políticos. Luego vinieron las leyes de Seguridad Interior, las leyes anti subersivas y las leyes de Defensa Nacional. L o s fusilamientos de José León Suárez (1956), inmortalizados por Rodolfo Walsh en Operación Masacre, ejemplifican la represión y el abuso de poder – así como la ilegi-timidad – de un Estado de Facto.En las décadas del ‘60 y ’70, esa agudización de la represión fortalecida por la legisla-ción se dirigía en contra del “subversivo”; es decir, aquel activista político o social considerado un potencial amenazador del orden, que a su vez es considerado comu-nista. Es decir que cualquier militante popular es comunista y cualquier comunista

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es un delincuente subversivo, fortaleciendo, de esta forma, el concepto de agresión marxista, externa e impropia de nuestra identidad cultural: la Civilización Occidental y Cristiana. Como el Estado maneja el aparato legislativo y jurídico, impone la vi-gencia de esta concepción y, por lo tanto, se la incorpora al sistema legal; lo cual no necesariamente le otorga legitimidad, pero si el monopolio de la violencia. La razón es que el aparato del Estado se siente amenazado por diversos sectores de la sociedad, que para los grupos dominantes constituyen un peligro. Estos sectores provienen de diversos orígenes: del movimiento obrero, como la CGT de los Argentinos, donde se advierte un sindicalismo combativo de base, impregnado de un fuerte clasismo; de movimientos insurreccionales o puebladas, como el Cordobazo y otros posterio-res: Rosariazo, Santiagazo, Tucumanazo, Vivorazo, etc. Estos movimientos aglutinan tanto a obreros como a estudiantes, tomando como modelo el Mayo Francés (1968). En algunos casos, estas puebladas, producidas en oleadas sucesivas a partir de 1969, tienen relación con organizaciones armadas, pero en otros no.A partir de 1955, en la Argentina entra en crisis la legalidad y la legitimidad del Es-tado. El gobierno de la Revolución Libertadora es ilegal por ser inconstitucional y su legitimidad radica en la falta de reconocimiento de gran parte de la sociedad, ya que el partido mayoritario (el Justicialista) fue proscripto. El gobierno de Frondizi, por su parte, guardaba apariencias de legalidad y contaba con cierta legitimidad en sus co-mienzos a partir del pacto con Perón, que le dio el voto de amplios sectores sociales. Pero perdió esa débil legitimidad al fracasar el modelo desarrollista y por la traición al peronismo. La entrega del patrimonio nacional a empresas extranj eras en los famosos contratos petroleros le quitó apoyo de los nacionalistas; y la creación de universidades privadas bajo la consigna laica o libre llevó al sector estudiantil – antes antiperonista – a tomar partido en defensa de la educación pública. A partir de entonces, muchos socialistas se pasaron al peronismo y muchos de esos jóvenes decepcionados con Frondizi terminaron, en la década del ’60, militando en organizaciones armadas. La anulación de la elección que proclamó al sindicalista peronista Framini gobernador de Buenos Aires y su reunión con el Che Guevara le darían al gobierno de Frondizi el golpe final.La asunción de Guido guardaba una apariencia legal por la ley de acefalía, pero era absolutamente ilegal por el derrocamiento de Frondizi e ilegítimo por razones obvias. Con el peronismo proscripto (los peronistas votaron en blanco por orden de su líder), la elección que sólo le dio el 25% de los votos a Illia, teñía a su gobierno de ilegiti-midad e ilegalidad. El intento de Illia de obtener la legitimidad de su mandato a partir de medidas nacionales y populares, como la anulación de los contratos petroleros y el

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control de precios, lo llevó al derrocamiento.La Revolución Argentina por su parte fue, a la vez, ilegal e ilegítima; aunque Onganía se esforzó por cambiar las bases de legitimidad y legalidad. A diferencia de los golpes anteriores, que se presentaron como un interregno para ordenar el país y devolverlo al orden institucional (salvo el de 1930, porque la intención de Uriburu era instaurar un régimen fascista), éste se presenta como un reordenamiento total del país.En el discurso de Onganía, se plantea que la revolución no tiene plazos sino objetivos, anunciando los tres tiempos de la revolución: económico, social y político. Se trata de una transformación que tiene como objetivo real el retorno al conservadurismo y al tradicionalismo a partir de un disciplinamiento social y político. Pero, al fracasar el tiempo económico, se produce el conflicto social y el gobierno cae. No se pudo frenar la gestación de un fuerte activismo que intensificará, en las décadas del ’60 y ’70, la radicalización política; es decir que el resultado fue una fuerte tensión entre la socie-dad y el Estado.En este contexto, las identidades políticas son cada vez más fluidas y hacen inestables a las instituciones. En gran parte de la izquierda se advierte un reposicionamiento y una reconfiguración político-ideológica. Con Perón en el exilio, la izquierda se plantea repensar el peronismo; así como también su propia actitud frente a este movimiento mayoritario y popular. La opción es peronizarse o no. Esta actitud se produce porque el socialismo no encuentra lugar para desarrollarse frente a un pueblo mayoritariamen-te peronista.A su vez, la identidad política del peronismo se vuelve cada vez más fragmen-tada y se complejiza, adquiriendo influencias ideológicas de otras identidades políticas como el socialismo. El caso de Montoneros, la izquierda peronista, es muy representativo a la hora de explicar esta crisis de identidad político-ideológica. Mon-toneros surgió a partir de tres núcleos: Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe. Esto no es casual, ya que allí se encontraban las industrias de punta, donde se desarrolló un fuerte movimiento obrero de base que pronto se enfrentó a la burguesía sindical. El ERP, en cambio, hace su aparición en Tucumán y Santiago del Estero, donde existía un prole-tariado rural en destrucción como consecuencia de la suspensión del subsidio azuca-rero producida en el ’55, que acarreó la desaparición de pueblos enteros por el cierre de los ingenios. Allí los hermanos Santucho crearon el FRI (Frente Revolucionario Insurreccional), que publicaba sus panfletos en quechua para la población campesina mayoritariamente indígena.A esto debe agregarse el movimiento católico, no sólo de sacerdotes sino de laicos. El compromiso social que asumió un sector de la Iglesia en esta época provocó una

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profunda crisis de identidad en los católicos. En un principio, la Iglesia había man-tenido estrechas relaciones con el peronismo. Pero los laicos comienzan a acercarse cada vez más a la Acción Católica cuando la Iglesia entra en conflicto con Perón. A partir de 1955, se abandonó la organización diocesana y se crean las especiali-zaciones por actividad, buscando organizar a los jóvenes laicos peronistas y captar el espacio vacío que dejó su líder: la Juventud Obrera Católica (JOC), la Juventud de Estudiantes Católicos (JEC), la Juventud Universitaria Católica (JUC) o los Jóvenes Campesinos Católicos (JCC) son algunas de esas organizaciones.La radicalización católica se produjo en el contexto del Concilio Vaticano II, que pro-puso la renovación de la Iglesia. Hasta entonces, el Episcopado Argentino estaba in-tegrado por obispos muy conservadores, pero a partir de entonces ingresan obispos jóvenes y reformistas, como los casos de Angelelli, Jaime de Nevares y Ponce de León, cuyas vidas son ejemplificadoras, y se perdieron en misteriosos – y casualmente parecidos – accidentes automovilísticos. También aparecen en el país las influencias de los curas obreros franceses. Hay una renovación en la formación de los sacerdotes y en los seminarios dejan de estudiar teología y comienzan a estudiar sociología.Se produjo entonces dentro de la Iglesia una pugna entre conservadores y reformistas (y la iglesia argentina puede contarse entre las más conservadoras de América Latina). Se cuestiona su verticalidad y sus autoridades (obispos, arzobispos). Los reformadores consideran a la Iglesia como una institución horizontal: el pueblo de Dios, y comien-zan a verla como una asamblea. En 1968 la Conferencia Episcopal de Medellín plan-teó la Opción por los Pobres y dio origen a la Teología de la Liberación, derivada de la Teoría de la Dependencia, que constituye un planteo sociológico y político de lo religioso, siendo interpretada por muchos como revolucionaria. En los años siguientes tomará forma el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo (MSTM). Surgen los curas villeros como el padre Mujica, que forman seminaristas y catequistas y atraen a los jóvenes a la militancia. La Teología de la Liberación se tradujo en la Teología del Pueblo y, como en la Argentina el pueblo es peronista, la opción pasaba por Perón.El caso de los grupos católicos radicalizados es paradigmático teniendo en cuenta la rigidez de la Iglesia como institución, pero esa misma rigidez hizo que el proceso tu-viese mayor impacto. Una organización armada que tuvo su origen en la militancia ca-tólica fue Tacuara, que proviene de la derecha ultra nacionalista y ultra católica. En el proceso se peronizan y, algunos de sus integrantes, pasan a integrar las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas). Entre 1966 y 1971, se publicó en el país la revista Cristianismo y Revolución, y se fundaron los Comandos Camilo Torres que, a pesar de su nombre, no eran grupos armados. Estos publicaron más tarde otra revista con sugestivo nombre:

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Che Compañero. Algunos de sus integrantes se pasaron luego a Montoneros, como los casos de Abal Medina y Mario Firmenich, miembros de la cúpula de esa organización. En síntesis, de la Acción Católica a la Juventud Obrera Católica; de allí a Cristianismo y Revolución, para pasar luego a Montoneros u otras organizaciones radicalizadas de orientación marxista, como el ERP; ese fue el camino de muchos jóvenes católicos en las décadas del ’60 y ‘70.Hacia 1975 se organiza en la Argentina la Pastoral Juvenil, hasta entonces, muchos jóvenes se habían acercado a curas que, durante el proceso militar, quedaron solos en sus parroquias haciendo actividades sociales en villas. Algunos fueron asesinados, como los padres palotinos de Belgrano o el mismo padre Mujica.Por otra parte, el año 1967 resulta clave para las organizaciones armadas. La muerte del Che Guevara en Bolivia plantea una discusión estratégica para la lucha armada en la Argentina: decidir entre la guerrilla rural o urbana. Las FFAA, habilitadas por un decreto de Lúder (1975), presidente interino durante la licencia forzosa de Isabe-lita, contaban para la represión con una estructura de poder militar muy superior. La Operación Independencia contra el ERP en Tucumán daba inicio, en la zona rural, al Terrorismo de Estado que la Triple A ya había comenzado en el área urbana. Preludio de la dictadura más atroz que conocería el país.Para el 24 de marzo de 1976, las organizaciones armadas ya habían sido militarmen-te derrotadas. Montoneros fue la organización guerrillera más numerosa de América Latina captando enormes masas de militantes juveniles. Hay en la Argentina 30.000 desaparecidos, siendo la dictadura del ’76 al ’83 la más dura de Latinoamérica. Hoy sabemos que no todos los desaparecidos que hubo en el país eran violentos ni pertene-cían a organizaciones armadas. Por ello, un rastreo histórico sobre el proyecto econó-mico de la dictadura nos ayudará a echar luz no sólo sobre las verdaderas razones del terrorismo de Estado, sino también sobre la situación actual del país.Para poder comprender cuál fue el modelo que inspiró la política económica de Martínez de Hoz, Ministro de Economía de la dictadura, hay que remontarse a los modelos adoptados durante el período que va desde 1943 hasta 1976. En la econo-mía argentina el modelo iniciado en el ‘43 podría considerarse como un modelo de crecimiento industrial dirigido al mercado interno, basado en la industrialización por sustitución de importaciones, que significó el abandono del modelo agro-exportador. El nuevo modelo implicaba una alta intervención del Estado en economía en forma constante (proteccionismo), otorgándole a éste, un rol empresario dentro de una eco-nomía capitalista, ya que posee empresas de servicios y otras consideradas estratégi-cas, como las siderúrgicas. El modelo implica nuevas reglas de juego que afectan al

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sector privado, como la fijación de tarifas. El IAPI (Instituto Argentino para la Promo-ción del Intercambio) transfería los ingresos del agro a la industria a través de créditos y subsidios. El Estado también interviene y regula el sistema financiero, decidiendo a quién otorgar créditos y subsidios para la promoción industrial, o decidiendo compras estatales, como en el caso de los ferrocarriles.La concepción justicialista parte de la base de considerar que, en el liberalismo, el ca-pital explota al obrero. Los gobiernos peronistas intervinieron entonces en la regula-ción laboral a partir de leyes que beneficiaron al trabajador, incluyendo un sistema de seguridad social en el cual, las obras sociales, eran manejadas por los sindicatos. Su objetivo es el pleno empleo y la integración social. Esto dio a los sindicatos, unificados por el peronismo en la CGT, una poderosa estructura de organización que les permitió mostrarse fuertes frente a políticas anti-obreras, profundizando en el sindicalismo su identidad peronista.Hubo, sin duda, fluctuaciones; sobre todo luego de la caída de Perón. El modelo nacio-nal-popular era socialmente incluyente, mientras que el desarrollista, implementado por Frondizi, era excluyente y conservador. Pero ambos insertos dentro del capita-lismo. El modelo nacional-popular se basaba en una burguesía nacional formada por pequeños y medianos empresarios que producen para el mercado local, a los cuales el Estado otorga créditos. Se trata de una distribución progresiva del ingreso, en la cual los obreros cobran salarios altos y las fábricas venden más. Una alianza entre el capital y el trabajo en un Estado de Bienestar.En el modelo nacional-popular, la inflación era constante, pero no constituía un pro-blema. Los empresarios ceden ante la presión sindical y aumentan los salarios, tras-ladando ese aumento a los precios ya que no tienen el problema de la competencia externa debido a la defensa de la producción nacional. El desarrollismo, en cambio, benefició al capital multinacional y al gran capital local, a quienes van dirigidos los créditos y subsidios, con una distribución restrictiva y regresiva del ingreso que inició la concentración de la riqueza. De este modo, las clases populares comienzan a empobrecerse.Durante la segunda presidencia de Perón hubo problemas para continuar con la imple-mentación del modelo nacional-popular. La falta de desarrollo de una industria nacio-nal de base frenó el crecimiento, mientras la industria nacional orientada al mercado interno mostró sus límites. Hubo entonces que hacer ajustes tarifarios y suspender las políticas sociales. El sistema mundial influyó decisivamente en el país. Tras la caída de Perón, las empresas multinacionales y el FMI llegan a la Argentina para aprovechar el mercado protegido para el gran capital, las primeras recibiendo créditos

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y subsidios; el segundo aprovechando la crisis para producir endeudamiento y cobrar intereses. En consecuencia, tanto en el modelo económico nacional-popular como en el desarrollismo hubo intervención del Estado a favor de ciertos sectores y en detri-mento de otros.Entre el ’73 y el ’76 hubo un nuevo intento de implementación del modelo nacional-popular, pero terminó en un fracaso. El Rodrigazo intentó pasar al liberalismo, pero Celestino Rodrigo (Ministro de Economía de Isabelita) debió irse por presión de los sindicatos. Además, la Crisis del Petróleo de 1973, provocó cambios significativos en el sistema, porque a partir de entonces dejaron de llegar inversiones industriales y comenzaron a llegar inversiones financieras. A pesar de todo, el modelo había permitido cierto crecimiento, alcanzando la industria la cuarta parte del total de las exportaciones nacionales. Entre 1964 y 1974 es notable el crecimiento del PBN pero, para los liberales, esto era un desastre debido a la intervención del Estado que gastaba mucho. La gran burguesía (nacional o extranjera) apoya el golpe de 1976 para sacarse de encima tanto a los sindicatos combativos como a las organizaciones populares. La dictadura se planifica en base a la idea de que la inestabilidad nunca permitió (ni siquiera a Onganía) implementar un modelo de concentración de la riqueza por la amenaza que significaba la radicalización de las luchas populares.Por su parte, la conclusión de las organizaciones armadas era que, al aumentar los precios, los sindicatos reclamarían aumento de salarios, lo que traería inflación, con la consecuente sensación de caos agravado por la redicalización política. Llamaban a esto la agudización de las contradicciones; su objetivo era desestabilizar a Isabel y producir un golpe, que tendría como efecto definir claramente al enemigo (las FFAA) y favorecer la revolución popular. Bajo la consigna: “¡Perón, Evita, la Patria socialista!” la organización Montoneros confiaba para su proyecto revolucionario en un gobierno nacional y popular cuyo objetivo sería alcanzar el crecimiento eco-nómico independiente dentro del capitalismo – como ya se había hecho en el pasado – con una mayor y mejor distribución de la riqueza. El PRT-ERP, en cambio, plantea-ba el paso directo al socialismo guevarista. Fue un total fracaso, así como el pretexto perfecto para justificar el golpe y la brutal represión posterior.La dictadura encontraría la economía nacional herida de muerte. El Rodrigazo, había implicado un ajuste que provocó inflación, caída de salarios, aumento de tarifas y pérdida del poder adquisitivo. Entre los años ’76 y ’81 hizo su aparición Martínez de Hoz para profundizar la crisis, con más devaluación, liberación de precios y congela-miento de salarios. Con estos ajustas, la participación del salario en el ingreso total cae bruscamente. Los empresarios hacen lo que quieren porque tienen la protección del

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gobierno, mientras que los obreros pierden combatividad, tanto por la represión como por el miedo al desempleo. Lejos de constituir simples excesos de algunos subordina-dos, la represión ilegal formó parte integral de la política económica de la dictadura. La supresión del derecho de huelga y el aniquilamiento de la capacidad de resistencia obrera, hacían necesario el disciplinamiento social. El plan económico de Martínez de Hoz se basó en una reforma financiera y en la apertura comercial. Con ello intentó un modelo de crecimiento basado en el sistema financiero y no en los modelos agro-exportador o industrial. Haciendo famosa la tablita cambiaria, la inversión financiera generó grandes ganancias. Se liberaron los créditos y las tasas; se podía abrir una financiera y otorgar libremente créditos garantizados por fondos del Estado, que no llevaba a cabo ningún control.Se tendió a elevar las tasas de interés para aumentar los depósitos y así lograr el in-greso de capitales y el egreso, luego, de las ganancias acumuladas. Con la apertura comercial se abandona el proteccionismo y se liberan las importaciones. Aunque la apertura no fue igual para todos; por ejemplo: automotores, siderurgia, petroquímica, papel o azúcar, siguieron protegidos por estar vinculados al gran capital local.La tablita establecía el futuro aumento del dólar, trayendo como resultado un dólar barato. Las industrias desprotegidas como las de electrodomésticos y la textil, se ven perjudicadas por las altas tasas de interés y por la competencia extranjera. Los em-presarios prefieren pedir créditos en dólares a bancos extranjeros, comprar pesos para colocarlos a interés a plazo fijo, esperar y luego retirar la plata para volver a comprar dólares. A esto se le llamó bicicleta financiera. Para el capital era más tentador el sis-tema financiero que el de producción, ya que rendía más a menor riesgo.Martínez de Hoz acompañó el modelo con un programa de privatizaciones periféricas a partir de la terciarización de ciertas actividades que pasaron del Estado al sector pri-vado. Pero el Estado militar siguió siendo empresario, comprando armas o invirtiendo en obras públicas, como las autopistas. El efecto de este modelo económico fue un enorme endeudamiento externo, ya que el Estado no se redujo, sino que, por el contrario, aumentó el gasto público a expensas – entre otras cosas – de una reducción en el presupuesto de salud y educación (los más bajos de nuestra historia).En el modelo económico de Martínez de Hoz hay elementos fuertemente estatistas, que se sintetizan en una concentración económica a partir de las enormes rentas que provenían de privilegios otorgados por el Estado a las grandes empresas. Para las pe-queñas y medianas empresas, en cambio, el modelo fue ferozmente liberal.En este sistema se produce la formación de grupos económicos; en ocasiones familias que poseen varias empresas diversificando riesgos. Se trata de una herencia de la dic-

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tadura que afectó a los gobiernos posteriores que debieron implementar políticas eco-nómicas contando a estos grupos como un factor de presión, puesto que esperan algo a lo que se acostumbraron: rentas de privilegio. Según Verbitsky, esta situación atentó contra la estabilidad del gobierno de Alfonsín, pero Menem, Cavallo y De la Rúa, vol-vieron a darles rentas de privilegio a partir de las privatizaciones, la Flexibilización Laboral y la Reforma Laboral. Contaron para ello con la complicidad de la burocracia sindical y del partido peronista, que traicionaron tanto a los trabajadores como a los principios ideológicos del Justicialismo. Los demás partidos hicieron su aporte dentro del marco de la corrupción institucionalizada. (3)Antes del final de la dictadura, la estatización de la deuda externa fue protagonizada por el sector privado, es decir por esos grupos económicos que especularon con la bicicleta financiera. El Estado vende dólares al sector privado, que desconfía de la situación que ya ven venir, y los colocan en el sistema financiero externo. A partir del ’81, el Estado se ve obligado a otorgar tasas de interés más altas creyendo que con eso evitarán que se compren y se fuguen los dólares. Los productos importados ingresados sin restricciones al país, como la electrónica en épocas del “déme dos”, hacían que salieran más dólares aún.La desconfianza en la tablita y el empobrecimiento del Estado llevaron a la devalua-ción; entonces algunos grupos económicos, aunque ya tenían sus dólares en el extran-jero, denunciaron que no podían pagar sus deudas y que peligraba su subsistencia. El Estado respondió comenzando a estatizar la deuda externa. En síntesis, aún cuando las FFAA pusieron freno a las pretensiones de Martínez de Hoz y no permitieron las privatizaciones – que luego sí realizaría Carlos Menem – en alianza con los gru-pos económicos, tomaron lo peor del liberalismo: eliminación de la competencia con desindustrialización; y lo peor del estatismo: grandes grupos económicos asociados a los negocios del Estado.¿Qué comparten entonces todos estos protagonistas? Un altísimo sentimiento de revancha clasista, consistente en aniquilar la militancia radicalizada y quebrar la capa-cidad de combatividad del sindicalismo de base. Una coalición golpista cuyo objetivo era terminar con cuarenta años de historia de un proyecto nacional y popular que sig-nificaba, para ellos, un tipo de estatismo que hizo poderoso al sindicalismo y provocó la subversión; y que hizo necesario, tras el fracaso del desarrollismo, el modelo de desindustrialización selectiva y disciplinamiento social.Los ya mencionados grupos económicos que participaron de la Patria Financiera: Pérez Companc, Bunge y Born, Fortabat, Macri, Techint, etc. serían los beneficiarios del modelo y quienes provocarían un aumento sideral de la deuda externa. Por ello,

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las FFAA contaron, para su proyecto, con el apoyo de la gran burguesía nacional (el gran capital agrario y el gran capital industrial concentrado interno), las multinacio-nales y el capital financiero internacional, (preferentemente estadounidense). A éstos se suman los pequeños y medianos productores rurales e industriales, la burguesía sindical, la Iglesia conservadora, y los partidos políticos tradicionales. El proyecto de Martínez de Hoz constituía una imperdible oportunidad de quitarle territorio a la agresión marxista encarnada en la radicalización política, un enemigo común a todos. En la coyuntura de marzo de 1976, los medios contribuyeron a difundir y legitimar el discurso de la amenaza de la subversión armada.La clase obrera argentina, que aportó el mayor porcentaje del total de desapari-ciones y asesinatos durante la última dictadura militar se encontró, en el proceso de radicalización política, jalada por la burocracia sindical, el sindicalismo combativo de base y los agitadores de las organizaciones armadas. Pero se mantuvo atravesada por su profunda identidad peronista. El proyecto económico de la dictadura cívico-militar contribuye a explicar el ensañamiento de la coalición golpista con el sector obrero y echar por tierra el discurso de la “Guerra Sucia” contra las organizaciones armadas.Para el país, el plan económico de la dictadura, como parte integral de su proyecto político-social, y su continuación en democracia durante la denominada década mene-mista, fue un absoluto fracaso. Terminó por destruir la capacidad productiva y la eco-nomía del país, generando inflación e inestabilidad, un tremendo déficit y una deuda externa impagable. Los ’90 encontraron a los trabajadores en una situación precariay se produce no sólo el desempleo, sino además el subempleo y el empleo informal; es decir el deterioro total de una parte de la población que antes poseía alguna ocupación que le permitía subsistir.Finalmente – afirma María Seoane – la Argentina estalló en 2001. Los sectores me-dios, cuyos ahorros fueron confiscados por los bancos tras el famoso corralito decre-tado por Domingo Cavallo (Ministro de Economía de De la Rúa), salieron a las calles en cientos de cacerolazos. De las barriadas más humildes surgían las masas de los desplazados de la sociedad para llevar a cabo los saqueos a comercios. De la Rúa, en tanto, decretaba el estado de sitio que terminaría en la masacre de decenas de mani-festantes en las cercanías de la Casa Rosada por parte de la Policía Federal. Eran, ni más ni menos, las consecuencias de las políticas económicas implementadas desde el golpe del ’76, que nos dejaron como herencia una sociedad en la que conviven el individualismo, la destrucción de casi todas las redes de integración social, el escep-ticismo respecto a la política, la concentración de la riqueza y la marginalidad social más monstruosa que conociera la historia del país. (4)

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“Peligro de fuga”. Autora: Liliana González.

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Las Semillitas ColoradasEsp. Para La Hora por el Pbro. Julio Forchi. (5)

- ¿Adónde va m’hijo?- Voy pa’ l’almacen de Don Braulio.- Unas semillas para sembrar en el campito.- ¿Y qué semillas son esas?- Unas coloraditas, lindas, de viento.- ¡Pero esta loco m’hijo! ¿Cómo se le ocurre sembrar semejante cosa?- Son lindas, Tata.- Pero peligrosas, m’hijo.- Pero a mí me gustan.- Mire, m’hijo, en estas cosas no es tanto cuestión de lo que usted le guste, sino de que la cosa sea buena y convenga a usté y al país.- ¿Y qué pueden tener de peligrosas, Tata? Si son tan lindas...Venga, siéntese. Yo le voy a contar. Porque esto pasó hace muchos años y usté no había nacido entuavía. Una ocurrencia semej ante la había tenido el Cleto, a quien le decía-mos “tero” por sus patas largas y flacas. Él también se había entusiasmado con el color de las semillas y un día fue y se compró una bolsa. Ató el arado al caballo y empezó a darle al campo. ¡Lindos los surcos que iba abriendo! Mientras detrás de él las gavio-tas revoloteaban buscando los bichos que quedaban al descubierto cuando uno le va abriendo la panza a la tierra. Después las fue arrojando; después le pasó la rastra para cubrirlas. Todo le iba saliendo a pedir de boca porque hasta la lluvia mansa le ayudó en su espera. Al cabo de un tiempo empezó a asomarse el cabito verde, señal de que la cosa pintaba bien. Era una delicia ver el campo verdecido como una alfombra. El “tero” Cleto se sentaba a matear mientras contemplaba su obra. Cuando iba al boliche para darle un trago a su garganta y conversar con los amigos del pago no hacía más que hablar de ello. Una noche despertó a causa de un ruido como un murmullo que venía del campo sembrado. Se levantó y abrió la puerta del rancho. Afuera las estrellas brillaban en la oscuridad de un cielo sin luna. Pero no vio nada que le llamase la aten-ción. El campo con sus brotes estaba allí como dormido. El murmullo había cesado. La noche siguiente le pasó lo mismo. Pero no notó nada de extraordinario y se volvió a acostar. Así durante un tiempo mientras que aquel campo crecía en brotes en cuyas

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puntas comenzaron a aparecer unas bolitas rojas, brillantes, que al contemplarlas a la luz del sol le daban al campo una apariencia de gran laguna de sangre. Una noche el murmullo se fue haciendo más fuerte, como si un enorme malón se fuese acercando al rancho; los árboles se quebraban ante aquella fuerza desatada; el mismo rancho parecía que se iba a volar en cualquier momento. El Cleto se levantó asustado; abrió la puerta... ¿Pa’qué habría hecho? Aquel vendaval se coló en el rancho, le levantó el techo, le volteó las paredes mientras se llevaba todo por el aire. Gritó una maldición y la boca se le llenó de aquellas bolitas rojas que lo atosigaron. El campo parecía un monstruo nocturno que se movía y danzaba alocadamente. Nada había quedado en su lugar; ni el galpón, ni los animales que eran arrastrados como hojas secas; el carro, el arado, todo se lo iba llevando aquel viento desatado.Al Cleto lo encontraron panza arriba contra el alambrado. La boca llena de esas extra-ñas bolitas rojas, los ojos abiertos, desnudo, muerto.Desde entonces m’hijo, aprendimos que no había que sembrar aquellas semillas de viento porque su fruto es maligno, desata tempestades y uno mismo termina por ser víctima de lo que con tanto entusiasmo y trabajo estuvo sembrando. Por eso m’hijo déjese de pavadas; no sea que le vaya a ocurrir lo que al “tero” Cleto.

Publicado en La Hora, 23/12/1975.

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“Las semillas coloradas”. Autora Andrea Parra.

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Alerta RojaAnda suelto un cura locoPara el año 1975, Forchi tenía motivos más que suficientes para preocuparse. Sucede que, desde hacía algún tiempo, andaba suelto por Mercedes un cura loco que escribía unas “espontáneas colaboraciones” en el diario La Hora. Como la siguiente, del 16 de agosto de 1974:

Mis amigos están preocupados; se ha detectado en Mercedes la presencia de un cura loco. Y anda suelto. Cuando se disfraza de pobre anda en bicicleta; pero a veces se disfraza de profesor – corbata, chaleco y todo lo demás – y entonces toma un taxi o se hace llevar en coche por algún amigo oligarca.No es mucha la gente que lo conoce, ni es un personaje muy importante (aunque dicen las malas lenguas que le gustaría serlo y, por eso, trata de promocionarse a toda costa). Pero su fantasma vaga a veces por las confiterías bailables y hace que algunos jóvenes, en lugar de divertirse, se pongan a discutir lo que a él se le antoja hacer o decir; en otras oportunidades se mete en las reuniones de grupos cristianos para que lo abomi-nen; o deambula por los pasillos de los tribunales suscitando polémicas: una vez habló del palacio de las injusticias y ¡para qué te cuento!Es un cura loco y demagogo: ¡dijo en un sermón, que la Exposición Rural era el templo de la oligarquía terrateniente argentina! Y en una misa que le encargaron del Colegio Nacional, hace unos años, ¿no va y les dice a los alumnos que tenían que ser rebeldes? ¡Cuando no, se le da por tirarse en contra de los honorables señores del Country Club!Cuentan que una vez estaba en una peña folklórica, hecha a beneficio de unos obreros que se habían quedado sin fábrica; se subió al escenario con una guitarra (porque es un guitarrero, en el peor sentido de la palabra) y una tremenda mancha de grasa en el pantalón. No tuvo mejor idea que disculparse así: ‘Me manché con la grasa de una empanada; no pierdo la esperanza de que los curas nos manchemos, algún día, con la grasa de nuestro pueblo.’DE-MA-GO-GO. Demagogo y politiquero. Ha andado por ahí bendiciendo unidades básicas y cantando la marchita abrazado al negraje. Pero lo más escandaloso son los casamientos. ¡Como el del sábado pasado! Resulta que se casaba una pareja de mi-litantes políticos amigos de él; parece que, tanto el cura como los novios, estaban de

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alpargatas; que el cura no consagró el vino; y el colmo de los colmos: un muchacho habló después del Evangelio (¿o era después de la primera lectura?) e hizo un jura-mento en nombre de los Montoneros (¿o el muchacho habló en nombre de los compa-ñeros y amigos?). Bueno, no importa; de ese cura se puede esperar cualquier cosa. Y si la gente lo dice debe ser cierto.En realidad se trata, según otros, de un maniático que anda siempre con la Biblia bajo el brazo, citando constantemente el Concilio, Medellín y San Miguel, hablando y ha-blando del culto, de los sacramentos, de San Cayetano y otras yerbas. Se ha hecho en la casa una capilla con durmientes del ferrocarril y celebra allí unas ceremonias raras con un grupito de maniáticos como él.Lo peor del caso es que ese cura se llama exactamente como yo, y yo lo tengo que aguantar todos los días. Tres veces le rogué al Señor, como San Pablo: Señor, líbrame de este cura loco que me complica la existencia. Y cuando yo creía que me iba a res-ponder solemnemente, como a Pablo: te basta mi gracia, el Padre Eterno me guiñó un ojo y me dijo: no lo tomes demasiado en serio. (6)

El “cura loco” era Juan Ángel Dieuzeide, ordenado sacerdote en 1959 luego de doce años de Seminario en Mercedes, adonde regresó en 1962 como profesor. Ese año co-menzaba el Concilio Vaticano II convocado por el Papa Juan XXIII. El padre Juan, o simplemente Juan, como lo llamaban sus amigos, recibía con entusiasmo aquella renovación de la Iglesia. Entonces, en el Instituto de Profesorado Ciudad de Mercedes escribía algunas...

“Divagaciones concatenadas”

Teníamos... Un perro.Un perro verde, verde y elegante.Tan elegante como un niño bien de la calle Santa Fe,de la calle Santa Fe.Donde el sol calienta menos porque hay más sobretodos. Sobretodos azules, pardos, rojos, amarillos...Y verdes.Verdes; como las caras de esos muchachos frágiles y muy norte-american-izados.Izados; en el mástil de herencias fugitivas. Fugitivas, como todas las cosas aún no poseídas

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que irremediablemente tendremos que tener. Tener; nosotros no valemospor lo que poseemos, sino por lo que somos.Lo dijo Monseñor Fulton Sheen, y dijo cosa cierta.Aunque el, pobre, sea norte-americano.Norte-americano; yo no soy comunista. Pero sueño mis sueños,los sueños de un artista de Industria Argentina. Argentina; era un suelo,ahora es un sub-suelo. Subsuelo petroquímico del que manos extrañas,sin amor por la tierra, le sacan las entrañas. Entrañas que nosotros hacemos kerosene, que calentará un guiso la semana que viene.¿Qué viene ahora, Patria? ¿Sabés que eras más lindacuando cebaba mates la negra Gumersinda?¿O cuando Martín Fierro rodaba por los campos verdes?¿O cuando el gringo te rasguñaba el lomo para que dieras trigo?¡Eras más linda, Patria, que te pierdesY era tu cielo limpio Y era tu suelo... Azul!

Seminario de Mercedes, 1964 (7)

En el año 1968, el padre Juan dejaba el Seminario desilusionado por el sistema utiliza-do para la formación de futuros sacerdotes y por la alta deserción de los seminaristas. Comenzó, entonces a relacionarse con la pastoral rural y luego con los barrios más humildes. Juan dice haberse reencontrado con sus raíces y con el mundo de sus padres al relacionarse con la gente de los barrios. Dice también haber heredado de su padre el amor por la poesía, de su madre el canto y de ambos la fe cristiana. En épocas de la dictadura de Onganía escribía estos versos, basados en un hecho real.

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“Los Ricos también mueren”

Acabamos de enterrar a María Inés. María Inés tenía nueve meses, sarampión, tos convulsa, bronconeumonía.María Inés era linda y rosada. Era un amanecer de otoño.Entramos, agachándonos, a la única pieza, oscura. Suelo, ladrillos sobre barro, techo de cartón prensado, cuatro velas.Rezamos, con un llanto resignado, hágase tu voluntad.Tierra y flores de papel sobre el ataúd pequeñito, casi gracioso,Allí donde entierran a los niños, (Bulbos en el jardín)Tumbas de medio metro.Al volver, Jorge me preguntó:– ¿Nos vamos padre? Quiero ver a mi abuelo, lo enterramos ayer.Apoyó la nariz y las manos sobre el cristal de una bóveda– Esto es para los ricos – dijo sin odio,con la objetividad de los niños.Pensé: los ricos también mueren,y sus sobrevivientes los traen a estas bóvedas suntuosas. Y vienen luego a pasar una escobay a derramar algunas lágrimas,hasta que se acostumbra. Con este material de construcción, María Inés hubiera tenido una casita sin agujeros en el techo,y quizá no habría muerto.“Vengan, benditos de mi Padre... Tuve hambre y me dieron de comer, estuve desnudo y me vistieron.”María Inés, tú, que estás junto al Padre, ruega por los ricos que muereny cuyos huesos envejecen en sus bóvedasY por los pobres que viven en tu villa,en sus casas de lata y de cartón.

Mercedes, 19 de mayo de 1968 (8)

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“Los ricos también mueren”. Autor: Sergio Mehaudy.

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Tras dejar el Seminario, Juan se traslada a la Catedral para dedicarse a la pastoral juve-nil. En 1969 llega a Mercedes una experiencia de la Central de Juventudes de Bogotá (Colombia). A partir de su propuesta, surge la Casa de la Juventud, un espacio donde los estudiantes recibían una formación integral, abarcando tanto el estudio y el trabajo como el deporte, la diversión, la música, el arte y, por supuesto, los problemas sociales y políticos desde una perspectiva cristiana.Según cuenta el padre Juan, las cuestiones sociales y políticas fueron desplazando a las otras a partir de 1970. Un grupo de jóvenes coordinaba las actividades. Juan cum-plía la función de asesor espiritual. En una canción escrita en 1970 (9) intentó expresar lo que se vivía y se sentía allí por esos años:

“Jóvenes de América Latina”

Somos jóvenes de América Latina, de un mundo al que ilumina como una bendición la Cruz del Sur.Construiremos un continente nuevo, y por él lucharemos mientras haya en el alma juventud.Un hombre nuevo la meta será,y en nuestros ojos, cual único ideal,brillará para siempre la luz de la cruz.Aspiramos a que un sol de bonanzaalumbre la esperanza de unir a la humanidad en el amor.A los jóvenes tenderemos la mano, y será nuestro hermano todo el que luche y busque la verdad.Junto a Cristo, la lucha compartida,hará de nuestras vidas un gigantesco himno de amistad.El señor nos conceda la alegría de ser, como María,testigos de su amor y su bondad.Un hombre nuevo la meta será,y en nuestros ojos, cual único ideal,brillará para siempre la luz de la cruz. De la cruz.

El 13 de abril de 1971, en un artículo para el diario El Oeste bajo el título “Country Club y Villa Miseria”, el padre Juan Dieuzeide escribía lo siguiente:

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¿Es posible que en nuestra ciudad se siga pensando en el pasatiempo de los ricos y en otras cosas innecesarias, mientras hay que mendigar penosamente para instalar un Centro Asistencial a favor de la villa que rodea al Barrio Obrero? ¿Se consigue tan fácilmente campo para un Country y no se puede conseguir terreno para que edifique su casa gente que no tiene más recursos que sus dos manos?No vamos a ponernos a discutir sobre el origen de los bienes de cada uno, que puede ser absolutamente justo; pero es suicida tratar de imitar estilos de vida de países su-perdesarrollados, cuando la gran mayoría sufre cada vez más las injusticias del sub-desarrollo.No vamos a creer ingenuamente que la gente de las villas son ángeles en la mala. Pero tampoco vamos a dar las consabidas soluciones fáciles: Son unos borrachos. En este país el que no trabaja es porque no quiere. Etc. Etc. (10)

¿Estaba el cura loco sembrando semillitas coloradas? ¿O sólo ratificaba la posición adoptada por esa Iglesia en pleno proceso de renovación? Porque diez años antes, el 22 de diciembre de 1961, el mismo periódico publicaba una nota titulada “La función social de la propiedad privada”, en donde se expresaba que:

[...] El malestar y el descontento se atribuye a la mala distribución de los bienes entre la población del mundo. [...] Algunos tienen todo y otros ni lo más necesario [...]. Dos terceras partes de la población del mundo sufren de hambre. Y no es porque esa gente no trabaja, no produce [...]. Se debe esa injusticia a los malos sistemas [...] sociales [...]. El Papa Juan XXIII, en la reciente Encíclica Mater et Magistra [...], habla de la función social de la propiedad privada [...]. Quiere decir que [la] propiedad [...] no es moralmente justificada si no cumple una función social, si no redunda en beneficio para los demás [...]. Poseer [riqueza] es una responsabilidad [...] para compartirla con los que no tienen nada [y] con los que han ayudado a conseguirla [...].Lo que sí es seguro, es que Juan seguía sembrando versos, mientras se aburría – dice – en las mesas de examen del profesorado de Mercedes:

Los estudiantes secundarios sueñan con notas– musicales y las otras – Algunos universitarios sueñan con ricos hechos pobres, sueñan con pobres hechos ricos, sueñan con sociedades justas.

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Pero los mismos mismos, una vez recibidos de burgueses– O de profesionales– sueñan consigo mismos. (11)

“Los sueños”. Autor: César Lalla.

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¡Saquemelón a ese hombre!Gritó un día el mandamás,y al punto, sin más ni más,lo destituyó al maldito.Pero el otro pegó el grito– ¡Saquelón al mandamás!

Los ñatos que habían firmaoDijeron -¡ Yo no firmé! Yo siempre patié pá usté porque el otro era un cochino, Cuatrero, mal argentino¡Y bien hecho que se jué!

– Un gaucho que ellos miraba dijo: - ¿Còmo es el asunto?Porque entiendo que, a este punto ustedes se lo trajieron¿Y ahura ya lo depusieron?¡Vayansé los cuatro juntos!– ¡Ahura nos vamos! – gritaron, y el gaucho dijo – ¡Qué estraño! Pa´mí que hay algún engaño. Y güeno ¿Cuándo se van? –– ¡No se apure ganapán, sólo dentro de dos años! -

Apenas dijeron eso Se alborotó el Comité¡Qué revuelo! ¡Viera usté!Uno dijo: – ¡Vuelvo al mando!– Y otro dijo: – ¿Dende cuándo?¡Yo tampoco terminé! – Un chino gordo repuso a un viejito tranquilón. Pero vino el narigón anteojudo y petrolero.Dijo: – ¡Yo estaba primero!– Y se sentó en el sillón.

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Se oyó un grito: “¡Compañeros!” Se armó un lío macanudo,y cada cual, como pudo se escapó por su rincón.– ¡ Señores, y soy Perón! Todo el mundo quedó mudo.Los que mandaban dijeron– ¡No joda, mi General! Pa’mí que usté entendió mal,No se gaste en la campaña y tomeselá pa’ España.Y así todo siguió igual. (12)

Mesa de examen, 24 de marzo de 1971

El chino gordo era Balbín, el viejito tranquilón Arturo Illia y el anteojudo petrolero (aunque no hace falta presentarlo) era Frondizi. Estas estrofas fueron escritas cuando Lanusse destituyó a Levingston. Pero en 1973, tras bendecir una Unidad Básica antes de las elecciones, Juan cambiaba la última estrofa y agregaba otra:

... No se gaste en la campaña y tomeselá pa’ España,así todo sigue igual.

Mas la cosa no fue así, la tuvieron que perder. El pueblo se hizo valer y así lo quiso el Eterno.Y fue Cámpora al gobierno, y fue Perón al poder. (13)

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“Conozco un niño Jesús”

Conozco un niño Jesús que dice malas palabras, que se escapa de la escuela, pide limosna en la plaza. Pide limosna en la plaza.

Su madre, madre María, pero no es virgen ni es santa y sufre, grita y se enoja en una casa de lata. En una casa de lata.

Su padre José, a la sombra de la miseria descansa, el trabajo no le llega y don José se emborracha. Y don José se emborracha.

Hay un Herodes de ahoraque tiene un reino de plata, y en un plan de economía al niño Jesús lo mata.Al niño Jesús lo mata.

¡Qué mal que lo pasaríasentre nosotros, Señor! Pero entre tanta injusticia¡Menos mal que Dios es Dios!¡Menos mal que Dios es Dios! (14)

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“El juramento de los ejecutivos”

Juro defender el Sistemay tener el espíritu de la Empresa. Y ejecutar las órdenesde la Sagrada Sociedad Anónima y Apátrida a la que represento.Y ejecutar a todos los demás, Amén.Y que revienten los que no tienen nada y los que nada saben,la Empresa ya regaló una silla de ruedas y muchas cosas más.Juro respetar la bandera de mi Patria y ponerle el emblema de la Empresa en los rayos del sol.Juro adorar a todos los dioses que sea necesariopara el provecho de la Empresa Sacrosanta.¡Viva la libertad!La de nosotros, los mejores, claro.

Mercedes, 1972 (15)

“Casino”

No te preocupes por no tener trabajo, pondremos un casinoy las ruletas, al girarharán llover sobre Mercedesun milagro de plata ¡Mucha plata!Y tus hijos tendrán pingües limosnas, eso sí; que no se acerquen demasiado, porque queda mu y feo un casino con gente rica adentroy pordioseros en la puerta.

¡Ah! Y haremos una Iglesia, una Iglesia moderna.

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Así, cuando te mueras,te pagaremos el entierro; no hay cuidado,te echan un poco de agua bendita en el atrio. En el atrio, no más, con eso basta.Podés estar contento. ¿No? Nuestra ciudad avanza.

Mercedes, 1972 (16)

Cuenta el padre Juan Dieuzeide en sus memorias:Respondiendo al reto del Gral. Lanusse (Perón no vuelve al país porque no le da el cuero), Perón volvía desde Madrid. Y mucha gente iba a ir a esperarlo al aeropuerto de Ezeiza [...]. Yo no quería dejar de ir [...]. Decidí hacerlo con la Juventud Peronis-ta.’(17) Recordando aquel viaje escribió:

“17 de noviembre de 1972”

He visto un pueblo en marcha. He sido un pueblo en marchahacia la libertad y la esperanza.

La noche en La Tablada, la risa niña en los amigos,el vino, el bombo y la guitarra. Y el estribillo renovadoestrepitosamente, para que la alegría no se duerma en la “vigilia de las armas”.Y la amistad que crece con la noche, en Adviento de zambas,en esta navidad de las bagualas.

Y cuando vino el día nos encontró cantando. Cantando organizamos la partiday cantando, la gente engrosaba las filasde aquella enorme procesión, la procesión prohibida.Los jóvenes bailaban

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al compás de la marcha y las consignas. Las viejas fieles y aguerridasse hundían en el barro, caminando bajo la lluvia fría.

Aquello era la paz y era la guerra, era la lucha y era el triunfo,era el combate y a la vez ¡La fiesta!Las armas de los sabios y prudentes, las de los poderososque “guardaban el orden y cuidaban la vida”del que llegaba a Ezeiza,eran los tanques y los gases, y los fusiles y metrallasdel miedo que se vuelve prepotencia. Y las armas del pueblo, que iba a campo traviesa, eran manos vacías, y eran gargantas llenas.

Vino a verme [...] un obrero del barrio Pampa Chica: –¡Che, Juan! ¿Así que vos habías sido cura? (18)Para el año 1974, las esperanzas que inspiraba el regreso de Perón, comenzaban a desvanecerse junto con la vida del viejo caudillo. Juan escribía el domingo 2 de junio de 1974:

“Parábola al Gran Bonete”

– Al Gran Bonete se le ha perdido la fe en el hombre y dice que el filósofo la tiene.– ¿Yo, Señor?– Sí, Señor.– No, Señor. Yo tenía antes fe en el hombre; pero la he ido perdiendo con el tiempo. En una esquina de mis dudas metafísicas se me armó un bodrio tal de conceptos y tal galleta de palabras, que “no sé más quién soy”, como dice el tango. Vivo pre-guntándome: “¿Qué es el hombre?”. No, Señor.– Pues entonces ¿Quién la tiene?– Don Equis, el supercientífico.– Al Gran Bonete se le ha perdido la fe en el hombre y dice que Don Equis, el super-científico, la tiene.– ¿Yo, Señor?– Sí, Señor.– No, Señor. Yo sólo creo en lo computable y en lo mensurable. Mi Dios es la

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Ciencia y “si no veo, no creo”, como dicen que dijo no sé quién. Y en el hombre hay muchas cosas que no se pueden verificar, ni computar, ni medir y, ojos que no ven, corazón que no siente. Yo no la tengo. No, Señor.– Pues entonces ¿Quién la tiene?– Mister Dólar, el economista. – Al Gran Bonete se le ha perdido la fe en el hombre y dice que Mister Dólar, el eco-nomista, la tiene.– ¿Yo, Señor?– Sí, Señor.– No, Señor. Tanto tienes, tanto vales. Tanto produces, tanto vales. Tanto consumes, tanto vales. Todo hombre es mi peón y/o mi cliente; o “la competencia”. Creo en mi Padre Dólar todopoderoso y en la Madre Bolsa de Valores. Amén. ¿Fe en el hombre? No, no la tengo. No, Señor.– Pues entonces ¿Quién la tiene?– ¡Qué sé yo! Para esas cosas de fe pregúntele a Candela, el Rezador.– Al Gran Bonete se le ha perdido la fe en el hombre y dice que Candela, el Rezador, la tiene.– ¿Yo, Señor?– Sí, Señor.– No, Señor. Yo creo en el Dios altísimo, que está muy lejos de nosotros, el Juez Supre-mo que ha de juzgar nuestras almas. El hombre no es nada. “No somos nada”, como dicen en los velorios. No valemos nada. El hombre, en cuanto cuerpo, es polvo. El alma hay que salvar; ¡el alma! La otra vida es la única verdadera. ¿Cómo voy a creer en el hombre? No, Señor.– Pues entonces ¿Quién la tiene?– Yo no sé. Yo no sé nada. El único que tiene derecho a saber es el Gran Oficiante.– Al Gran Bonete se le ha perdido la fe en el hombre y dice que el Gran Oficiante la tiene.– ¿Yo, Señor?– Sí, Señor.– Toda fe pasa necesaria e ineludiblemente por mí. Que nadie se atreva a creer en nada que yo no le haya enseñado previamente.– Pero ¿la tiene o no la tiene?– La Palabra sólo se hace presente a través de mi palabra. En mí. Sólo en mí reside la sabiduría y la fe en las Esencias Trascendentes.– Pero, la fe en el hombre ¿La tiene?

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– ¡Pregúntele a la cocinera!– Al Gran Bonete se le ha perdido la fe en el hombre y dice que Doña Ramona, la cocinera, la tiene.– ¿Yo, Señor?– Sí, Señora.– Yo creo en el hijo de Dios que se hizo hombre. Creo en el Romualdo, el padre de mis hijos, que se mata trabajando para que ellos tengan pan, y siempre dice: “Gracias a Dios y a mi lomo, que por ellos vivo y como”. (19)

En las navidades de aquellos tiempos, escribir versos como los que siguen podía sig-nificar militancia, compromiso, solidaridad. Pero algunos podían llegar a ver la tinta de color rojo...

“Villancico para un niño enfermo”

Navidad, Navidad, la campana suena y la Virgen se ríe; es la Noche Buena. Mi Jesús, que naciste en un pesebre, ten piedad de mi niño, que tiene fiebre. Hay un niño que sufre en su silla de ruedas, otros tristes se van; él alegre se queda. Mira; junto a su silla está su Consuelo, es el Niño Jesús, que vino del cielo.Señor rico, todo lo que a usted le sobre¿Por qué no lo devuelve a su hermano pobre? Usted rico, y él pobre, como Jesús, que sediento y desnudo murió en la Cruz.Mi Jesús, que naciste allá en Belén, todo llanto de niño es tuyo también. Rogaré por el niño que está en la guerra¡Gloria a Dios en el cielo, paz en la tierra!Quiero que el Niño Dios te vea sonreír.Que no empañe el dolortu Navidad feliz.

Mercedes, 1969 (20)

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“Navidad al revés”

Mercedes, mi ciudad,ha muerto tu árbol de Navidad.Junto a los muros anacrónicos de nuestra Catedral,El esqueleto cónicode lo que fuera un pino, con una estrella muerta de luces apagadas.

Yo me paré a mirarlo,y vi colgados en sus ramas nuestros regalos de Navidad.Los paquetes decían: Para la ciudad cultahecha ciudad de los prostíbulos, para el Palacio de las Injusticias, para las fábricas cerradas, para los ricos y opresores, para los monopolios,para los usureros, para los drogadictos y sus explotadores,para los dueños de la coima, para los jóvenes indiferentes.Para el profeta que no grita. Para los que detentan el poder e imponen su santa voluntad, para los que hacen trampa, para la multitud de adúlteros, para los crédulos y los cobardes.Y la gente miraba los paquetes y seguía.Ninguno reconocía el suyo, yo tampoco.Pero un niño, corriendo, vino hacia mítrayendo mi paquete;reza: para el profeta de calamidades, que dice y no haceMercedes, mi ciudad,ha muerto tu árbol de Navidad.

Mercedes, 1969 (21)

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“Mendigando justicia”. Autora: Liliana González.

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“Ven, Señor”

Ven, Señor, en esta Navidad, y líbranos de la mentira.Ven, Señor, y líbranos de la injusticia.Ven, y líbranos de las falsas apariencias. Líbranos del invierno importado,de Papá Noel y de la “paz en nuestras copas” Danos paz en el corazónque se hace hermano y compañero.Trae la paz al corazón de nuestro pueblo, la única posible, de la que dice el Salmo: “La justicia y la paz se abrazarán”.Líbranos de los jingles de las Sociedades Anónimas que nos saludan para vendernos más,para vendernos la felicidad en un estuche navideño.Líbranos de ese Niño Jesús que empalaga cuando le besamos el pie,y que nos deja la conciencia tranquila. Ven, Señor, tú, el verdadero,el que fue puesto como “signo de contradicción para la ruina y la salvación de muchos”.Ven a darnos luz para el camino, estamos extraviados.Ven a amarnos, porque hemos prostituido el verdadero amor.Ven a dar esperanza a nuestros pies cansados. Ven “a darles la buena noticia a los pobres; a liberar a los cautivos”.Y ellos se alegrarán.

Mercedes, 1974 (22)

El 13 de septiembre de 1975, el Centro de Estudiantes del Departamento de Filosofía y Pedagogía del Instituto de Profesorado Ciudad de Mercedes anunciaba un curso sobre “Pensar latinoamericano como pensar de liberación”. El Oeste publicaba el 27 de septiembre de 1975, los temas que se estudiarían: “Opresión-Liberación. Análisis histórico-estructural de la dependencia latinoamericana”, “Teología de la Liberación”

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y “La Pastoral Popular”. Éste último estaría a cargo de Juan Ángel Dieuzeide, el cura loco que no se cansaba de sembrar semillitas coloradas. Mientras tanto, el domingo 13 de junio de 1975, ante los problemas económicos causados por el desgobierno de Isabel Perón, escribía:

La clase media está asustada.La clase media ha tenido que ajustarse el cinturón en serio, dejar el coche en el garage; la nafta está muy cara. Sin importarle los que piensa el interlocutor,la clase media hablaen la calle, en el bar, en la oficina:¡Cuidado! Que si eso pasa en el árbol verde¿Qué pasará en el árbol seco?¿Qué pasará con los obreros, con los changarines, los jubilados y los pensionados?¿Quién sueña de verdad en la Argentina potencia con que todos soñamos?si lo que importa es subsistir mañana? (23)

Recuerda el padre Juan: Por aquel entonces habían metido presos a varios muchachos de la Juventud Peronista, entre ellos a uno que había pertenecido a nuestra Casa de la Juventud [...]. Luego lo desterraron. Por desconocimiento del lenguaje jurídico, al-guien dijo que se trataba de una extradición, cuando en realidad se trataba de un exilio forzoso. A eso se debe el título de estos versos.

“Extradición”

Oscar Ignacio Apezteguía, pasaporte número...Vuelo de la hora nueve con destino a México. Motivo: extradición.El cielo de la Patria estaba encapotadoCuando el avión hirió las nubes y penetró como una flechaal corazón del sol.Te habrás sentido libre¡Qué triste libertad la del destierro!

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¿Cómo sentirte libresabiendo que tu pueblo es aún esclavo? Oscar Ignacio Apezteguía,sé que no sos un héroe. Simplemente sos uno de nosotros que tuvo que partir.Por eso el corazón se fue con vos después de haberte visto,detrás de nuestras lágrimas, con tu sonrisa grande, tan serena, y con tu mano enorme saludándonos desde el patrullero.Vasco: yo también volví triste, reconociendo los lugarespor donde fuimos a buscar a Perón el 17 de noviembre,bajo la lluvia, a través de la mugre de los ríos Matanza y Maldonado.Treinta y cinco millares de efectivos, con tanques y metrallas,se cuidaban de un pueblo que como única arma llevaba la esperanza.Reconocimos con los compañeros el puente de la gran frustración, donde a millones de argentinos nos dijeron con balasque no podríamos encontrarnos con nosotros mismos.Tu avión partió hacia México. Yo también soy “culpable” y me siento orgulloso.El motivo no fue la extradición, fue traición, simplemente.

Aquí queda tu pueblo, nuestro pueblo, con su bronca guardada,buscando sin descanso los caminos para tener su Patria,y hacerla Justa, Libre y Soberana.Yo sé que Dios querrá que lo logremos, que un día los hermanos volverán del destierro. Regresará la flechadel corazón del sol. (24)

“Aquel año ’75 – continúa recordando Juan – fue el comienzo de la Peregrinación Juvenil a Luján, desde el santuario de San Cayetano, en Liniers. (...) Fui con un grupo de jóvenes a incorporarnos a la columna de 15 kilómetros antes de Luján.” (25) El 29 de octubre de 1975 escribió:

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“Si esto no es fe...”

– Si esto no es fe –dijo la señora asomándose a la puerta del colec-tivo – ¿Dónde está la fe? Era un comentario entusiasmado ante lo que veían sus ojos: la columna de más de50.000 jóvenes que, desde Bue-nos Aires y el Gran Buenos Aires, marchaban a pie a Luján a pedir POR LA PATRIA [...]. Mucha-chos y chicas villeros y del cen-tro, obreros, empleados y estu-diantes [...].Algunos dijeron que esta no era una peregrinación, sino una ma-nifestación política. [...] Esta era una peregrinación política en el más puro sentido de la palabra.

No era una manifestación partidaria ni tendenciosa: ni un solo estribillo se escuchó en ese sentido; ni un solo cartel: solamente cruces, varias imágenes de la Virgen y un buen número de banderas argentinas.[...] No es que estos chicos se hayan vuelto apolíticos de pronto y quieran refugiarse en la religión para no meterse en líos; [...] muchos de ellos llevan su opción política en el corazón y en sus obras, pero [...] hay algo que los une por encima de todo y es la certeza de que [...] la política es convivencia y que nada nos puede ense-ñar mejor a convivir que la fe en un solo Padre que nos hace sentir hermanos, sin desigualdades injustas ni intentos de dominación.Hay quienes dicen que no hay que meter la fe en estas cosas. La señora del colectivo dice que la fe verdadera se encarna en la historia, la crítica, la empuja; si no, no es verdadera fe: es mojigatería liberal de la más rancia estirpe. [...]

“Evidentemente – se lamenta Juan – yo no tenía siempre las cosas tan claras como por momentos parecía tenerlas”. Apenas unos días después escribía estos versos:

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“El silencio de mi pueblo”

Pueblo mío, yo quisiera interpretar tu silencio. Saber qué quiere decir el que tú no digas nada, cuando rugen rotativas,cuando las radios derraman su torrente de noticias,y su aluvión de palabras. Tú hablas de algunas cosas, Y de otras cosas te callas.¿Tu silencio es cobardía, desilusión, agachada?¿O es que guardas en secreto tu irresistible esperanza? Yo, sólo sé decir,en frases mal hilvanadas, bien quisiera, pueblo mío leer a fondo tu mirada. (26)

Para ese entonces, Juan era uno de los tantos mercedinos amenazados. Escribe en sus memorias que: “En nuestra pueblerina ciudad sabíamos [...] que del Casino de Oficiales del Regimiento 6 de Infantería habían trascendido cuatro nombres, el de los primeros que iban a ser detenidos apenas se hubiera dado el golpe. El mío figuraba entre ellos”. Juan recuerda que la lista coincidía con un panfleto firmado por la Triple A. En ambos casos su nombre iba a la cabeza. Decide hacer un pacto con Dios: “Señor, yo no le tengo miedo a la muerte; pero no dejes que me torturen”.El 16 de marzo de 1976 recibía, en la Casa de la Juventud, el mensaje de los compa-ñeros: “Mañana dan el golpe ¡Tenés que irte ya Juan!”.El golpe no se dio ese día, pero Juan comenzaba a pasar las noches en casa de amigos por su propia seguridad. Finalmente, luego del 24 de marzo de 1976, Juan se entregó en la Curia, donde vivió en arresto domiciliario hasta ser trasladado a la cárcel de Mercedes y luego a Sierra Chica.En Mercedes, compartió la prisión con unos veinticinco presos políticos de diferentes signos ideológicos; había sindicalistas, peronistas (moderados o de izquierda) y cuatro comunistas. Uno de estos últimos, Julio Plácido Balboa Espineira, le escribió a Juan

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el siguiente poema del 15 de mayo de 1976, justo antes de que el sacerdote fuera tras-ladado a Sierra Chica:

De la vida sacerdotal has sacado tu experiencia, los consejos que a los pobresen peregrina actividad has llevado,por las villas, por los barrios y ciudades, “es la prédica revoltosa”,es la mano solidaria,la palabra de consuelo.Todo sirve al inquieto despertar,sin embargo; ¿Has pensado si tu lucha (Nuestra lucha)ha servido a las masas irredentasen la búsqueda de una nueva sociedad? Padre Juan,pobre padre aherrojado con candado y con barrotes. Te han privado de tu hermosa libertad.Carceleros sin conciencia,¡si supieran que eres preso solamente del amor hacia los tuyos,del amor hacia tu Cristo y a toda la humanidad!¡Si supieran que el calvario de tu vida– es la vida de los presos, padre Juan – terminará con el triunfo de la causa, nuestra causa,por el pan, la paz y la verdad.Por lo cual estamos presos tu... yo... y todos los demás. (27)

Estando en la cárcel local, cierto día, una niña de ocho años le escribe al padre Juan una carta donde le manifiesta su tristeza por saber que él estaba en prisión. A Juan se le ocurrió contestarle con un cuento, con el que cerramos este capítulo. Aunque no puede probarse, quienes escriben este libro tienen motivos más que suficientes para sospechar que el cuento de Juan era una respuesta a “Las semillitas coloradas” del padre Forchi.

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“El Pájaro Alegría”

El pájaro que yo digo no era muy grande que digamos.Las plumas de su cuerpo eran blancas, como la alegría de los chicos buenos.Las de la cabeza eran amarillas, como los girasoles, que siempre dan la cara a la luz. Las alas y la cola, azules, como una lagunita limpia en una mañana de primavera. Y en el pecho tenía unas plumitas rojas, que parecían una herida.No era lo que se dice un pájaro hermoso. Era un pájaro... lindo, simpático, juguetón. Cantaba bien.En realidad, había en el monte otros pájaros mucho más hermosos. Y que cantaban mucho mejor.Pero el canto del PÁJARO ALEGRIA– que así se llamaba el de la cabeza amarilla como los girasoles, que siempre dan la cara– era un canto... popular.El iba por todos los rincones del monte y se juntaba con los gorriones y otros pájaros por el estilo, que no son tan hermosos ni tienen un canto tan suave que digamos. Ale-gría los escuchaba y los escuchaba, hasta que aprendía el canto de ellos. Después lo cantaba él.Cuando los gorriones y los otros pájaros escuchaban su propio canto repetido porAlegría le decían:–Alegría, ¡enséñanos a cantar!Entonces Alegría les enseñaba la misma musiquita que ellos hacían, pero mejor. Y se armaban unos coros bárbaros.Porque el canto de todos juntos sonaba que era una maravilla.Un día, los pájaros más hermosos y que cantaban mucho mejor se enojaron con Ale-gría, porque ya nadie se paraba en los árboles vecinos para mirarlos y escucharlos a ellos. Dijeron:– Ahora que los gorriones y esos otros pajarracos están aprendiendo a cantar juntos, ninguno se interesa por nosotros. Y el culpable es Alegría. Lo sacamos del medio ¡Y listo!Entonces llamaron a un hombre que tenía una jaula y le entregaron a Alegría para que lo encerrase.¡Cómo lloraron los gorriones cuando lo supieron!Pero entonces sucedió... que cuando Alegría estaba detrás de las rejas, las plumas de su cabecita se pusieron más amarrillas; las alas y la cola, más azules; el cuerpo, más blanco; y el pecho rojo, rojo: como la sangre, como la vida, como el amor. Alegría

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comenzó a cantar mejor.Su gorjeo empezaba por abajo, como recogiendo el canto de la tierra, de los ríos, de las ranas, de los grillos y de los aljibes profundos y misteriosos.Luego subía un poco y se juntaba con la risa de los chicos, con el canturreo de las se-ñoras que barren la vereda a la mañana, con el llanto de los que sufren en las cárceles, en los hospitales, en la pobreza, en la soledad.Después vibraba en la copa de los árboles.Y ahí empezaban a cantar tooooodos los gorriones y los otros pájaros, que no son tan hermosos ni tienen canto tan suave que digamos, pero que habían aprendido a cantar juntos. ¡Era una fiesta!Y el canto de Alegría, unido con todos los demás, era cada vez más sonoro y más ar-monioso.Y subía a las torres para juntar el canto de las campanas.Y trepaba a las altas montañas y al aire, para robarles su silencio. Y llegaba hasta el sol, hasta las estrellas más lejanas.Y al final subía tanto, tanto, que llegaba hasta Dios; y le ofrecía todos los cantos del mundo.Y así todos los días.Hasta que los pájaros hermosos y presumidos vieron que era peor el remedio que la enfermedad; y le pidieron al hombre de la jaula que soltase a Alegría.¡Que increíble fue el canto cuando Alegría volvió al monte! Todas las cosas nacían de nuevo.Y los niños aprendieron que la mayor alegría es compartir con los otros y el canto de la vida, las risas y las lágrimas: todo.Y los girasoles se pusieron muy contentos al saber que el que da la cara es un valiente y no tiene nada que ocultar.Y la lagunita soltó la carcajada cuando las alas azules de Alegría le hicieron cosquillas en la puntita de sus pequeñas olas.Y una perlita de agua brilló sobre aquel pecho rojo, rojo, como la sangre, como la vida, como el amor.

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“El pájaro alegría”. Autora: Valentina Karp (5° año EPB).

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Del rumor al gritoA mis alumnos y ex alumnos; a sus padres; a los compañeros docentes de Mercedes; a las autoridades de la Escuela Parroquial; a la Iglesia Católica Diocesana; al pueblo de Mercedes.

En mi carácter de profesor [...], ante la situación planteada en la Escuela Parroquial; y considerando que la campaña de rumores colma la medida de lo prudente, creo llega-do el momento de explicitar algunas cosas que agreden a mi persona y a la profesión docente evidenciando la intención de quienes deberían hacerse responsables si es que tienen las pruebas necesarias.Por ello digo [...]:

1) No soy marx ista porque trato de asumir [...] los valores de una Patria socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana [...].2) No he optado por la violencia en ninguna de sus formas porque estoy convencido de que un cristiano que asume el riesgo del evangelio debe estar a disposición para ofrecer su vida por los demás [...]3) [...] Me considero parte de la Iglesia Católica [...].4) No he adoctrinado a mis alumnos ni he promovido la [...] violencia [...]. Ello tam-bién es ajeno a [...] mis compañeros docentes [...].Rechazo de plano lo que dicen de mí quienes hasta ahora se han manifestado desde el anonimato, orquestando una campaña de rumores que [...] persigue el objetivo de mi deterioro personal y profesional a través de presiones psicológicas y morales tremen-damente difíciles de soportar.Espero [...] la presentación de pruebas en contrario de lo que afirmo. Si así no ocurrie-ra [...] tendrán la evidencia de la verdad que expreso. (28)

Entre los compañeros de celda del padre Juan Dieuzeide se encontraba un joven odon-tólogo mercedino y activo militante de la Juventud Peronista. Se trata de Martín Ca-racoche, quien también se hallaba en las listas que circulaban sobre los primeros mi-litantes mercedinos que serían detenidos en los comienzos de la dictadura. Martín era víctima de persecuciones por ser considerado otra semillita colorada. Y no era la única.

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Declaraciones de una profesora de la Escuela Parroquial

Con respecto a la situación creada en la Escuela Parroquial Padre Ansaldo entre sus autoridades y algunos docentes del establecimiento [...] la profesora [...] María Luisa Gutiérrez [...] en una nota a la opinión pública [...] señala sentirse lesionada en su dig-nidad personal y profesional ‘por los agravios y crecientes presiones psicológicas y morales’ [...] Totalmente identificada con la Iglesia, considera incompatible este com-promiso con un servicio simultáneo a los intereses del marxismo ‘con los que se me identifica gratuitamente y que rechazo en todos sus términos’ [...].Resultan injuriosas las afirmaciones que la comprometen con un supuesto clima ‘de indisciplina y violencia’ que apuntarían a ‘la destrucción de la Iglesia [...]. A quienes [...] afirman mi militancia política en cualquier ideología, mis actitudes demagógicas de indisciplina y violencia, adoctrinamiento y deformación de mis alumnos, les cabe la responsabilidad de probarlo públicamente. No hacerlo [...] también será una res-puesta [...].’(29)

Al día siguiente, 25 de noviembre de 1975, El Oeste publicaba el siguiente artículo en defensa de los docentes acusados de marxistas escrito por el Profesor Alfredo R. Cusa, quien era uno de los docentes encargados del curso que dictaba el Instituto de Profesorado sobre “El pensar latinoamericano como pensar de liberación”:

“Las formas de la violencia”

A nadie escapa el clima de violencia que se vive en nuestra Patria [...]. En este artícu-lo no intento hablar de la violencia ejercida por los grupos terroristas y subversivos; violencia cruenta, azarosa, que golpea el rostro del hermano y lo mata queriéndolo justificar en la construcción de un mundo mejor para ese mismo hermano. Tampoco es el objetivo analizar la violencia social ejercida en la injusticia, el hambre, el analfabe-tismo, la represión [...] indiscriminada, etc. Tanto una como otra han sido condenadas [...]. Todo el pueblo las ha denunciado y ha expresado caminos de paz para superarlas.Pero estos aspectos [...] no agotan el problema de la violencia. Es necesario señalar otras formas más sutiles pero no [...] menos condenables; aparentemente más inocen-tes pero que causan daños irreparables. Y es necesario demostrarlas para comprender que la violencia se ha instalado en nuestro [...] corazón. Para entender que estamos enfermos de violencia irracional que destruye al hermano de múltiples formas [...] a la que no escapan sectores sociales, personas e instituciones [...].

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La violencia ilegítima e injusta intenta destruir al otro. Lo destruye [...] cuando no lo deja ser, lo anula, lo esclaviza por el temor, la presión moral o la extorsión, lo difama. Y de la difamación, como una forma [...] de violencia es de lo que quiero ocuparme [...]. Hoy en nuestra ciudad está a la orden del día. Irresponsablemente cunde el chis-me, el rumor que desprestigia, que crea la duda sobre personas o grupos [...] lanzado por personas o sectores sociales con fines específicos y concretos [...] que por su fun-ción y responsabilidad social deberían estar [...] lejos de esta forma de irracionalidad y violencia [...].Difamar es hacer violencia. Es [...] querer destruir socialmente al otro. Es una forma de asesinato [...] espiritual. Es no dejar ser al otro. Es querer desprestigiarlo para mar-ginarlo. Para que los demás duden y sospechen de él. Difamar con la mentira [...] no de frente, es irresponsable y criminal.Se puede buscar el desprestigio del otro en el orden moral, en lo ideológico, en lo pro-fesional. En los tres casos se trata de [...] eliminar al otro.Hoy es muy [...] efectivo eliminar por la difamación en el plano ideológico-político [...] Así se sostiene que aquel es ‘Comunista’, ‘ojo’, está en la guerrilla’, ‘adoctrina a la gente’, [...]. Las acusaciones no se hacen públicamente [...]. No se tienen pruebas. No son [...] necesarias. Sino sólo que cunda el rumor. Ya se sospecha. Ya lo he eliminado socialmente [...] Es posible que también se lo condene a perder el trabajo, al despresti-gio profesional e incluso [...] a la eliminación física. [...] El que lanzó el rumor es una persona respetable, no es terrorista, él no apretó el gatillo [...]. Una persona o grupo [...] vive a los otros como obstáculos para realizar sus propios fines [...] Objetos que hay que eliminar [...]. Entonces, de lo que se trata, es de eliminar el obstáculo [...]. Se difama para [...] derrotar al que tiene ideas distintas [...].

Finalmente, Martín Caracoche y María Luisa Gutiérrez serán cesanteados en sus car-gos de profesores de la Escuela Parroquial. En diciembre, compañeros docentes y ex alumnos del establecimiento publicaban solicitadas en su apoyo. Estos nos brindan un buen testimonio sobre esta etapa de la vida de Martín.[...] Asistimos hoy, a la situación de que a dos compañeros [...] se les haya solicitado la renuncia cuestionándolos injustamente como personas que [...] contribuyeron a crear un clima de indisciplina y violencia [...] que lamentablemente vivimos también en la ciudad, el país y el mundo [...]. Repudiamos los rumores que buscan la difamación personal y profesional, ante la opinión pública de colegas que [...] demuestran su com-promiso cristiano a través de la educación [...]Siguen varias firmas (30)

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A los padres, alumnos, profesores, personal no docente y personal jerárquico del IPA, a la Iglesia [...] y al pueblo de Mercedes.Ante los últimos acontecimientos [...] acaecidos en la Escuela Parroquial [...] nos ve-mos [...] en la necesidad de explicar [...] públicamente nuestro pensamiento.1) Nos sentimos profundamente doloridos por la campaña de difamación que desde el anonimato [...] intenta desacreditar la integridad [...] de los profesores [...] Gutiérrez y [...] Caracoche.2) Nadie mejor que nosotros [...] sus alumnos, para atestiguar [...] su idoneidad profe-sional [...].3) No es cierto que nos hayan incitado a la violencia, indisciplina y rebeldía, sino por el contrario, siempre explicitaron el Evangelio, que [...] nos orienta a la construcción de una sociedad más justa, humana y cristiana [...].Egresados del Instituto Padre Ansaldo.Siguen muchas firmas. (31)

Para conocer mejor esta historia, entrevistamos a quien fue la esposa de Martín Cara-coche, Virginia Altube. Llegamos al local de la Comisión Municipal por la Memoria en una tarde de mayo, muy fría. Percibimos enseguida el mural que está en un rincón, con las fotos de los veintidós desaparecidos y asesinados de Mercedes en la última dictadura militar. También había otro con un poema que Martín había escrito en di-ciembre de 2005 en homenaje a ellos:

“Condena del rumor y del susurro”

Como los profetas, ellos nunca hablaron quedo:sostenían la esperanza de ser oídos.En el principio...el grito... (Ecos del grito)El grito como armao como escudo.El grito en la denuncia y la protestaPara la indignación o el júbiloen la calle.En el principio de esta historia: el grito(Siempre el grito)

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En el principio... el grito... (Ecos del grito)El grito con alarmaO corajudo. . . En la serenidad o la impaciencia... Para la congoja, el pánicoo la vida.En el amanecer de la memoria: el Grito... Todo el grito...

Y aún Después, el grito... (Ecos del grito )El grito solenciosoo desgarrado... ...Contra el torturadory su indecencia...O en la restitución filial de pertenencia...–En el escrache...el grito –Que la Verdad y la Justicia es grito......Simple, seco o leve...¡Pero es grito!

En el principio...el grito...¡Y siempre el grito. . . ! Ese grito que nunca es es solitarioEse grito certero, que asestadoen los silenciosde cada hipocresía,nos hace “compañeros”.

Un grito que conjuga en su... ¡Presente! El ¡Nunca más! a todo olvido impune Heraldos de otro tiempo en ese grito......Parco, claro, breve... (Clamor del pueblo) Su ausencia nos reune.

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“El grito”. Autor: César Lalla.

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Veintidós desaparecidos y asesinados mercedinosdurante la dictadura, fuente: La colombina, 24/3/2006.

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Dentro del local nos esperaba Virginia, nos presentamos, nos preparamos para grabar y entonces dijo: “Les voy a hablar de Martín...” Por un momento no pudo seguir; con la voz entrecortada y los ojos humedecidos por sus lágrimas, nos pidió disculpas; como si fuese necesario. Se podía escuchar el silencio, duró sólo unos instantes en los que no pudimos decir nada, aunque tampoco hizo falta. La entrevista ya había comenzado.Compartí con Martín más de treinta años de mi vida, primero nos pusimos de novios y después nos casamos, como se usaba antes. Nos conocimos el 20 de junio de 1973, el día de la segunda vuelta de Perón, cuando él ya tenía treinta años. Ese día nos mi-ramos... como por primera vez; ahí comenzó nuestra historia juntos. Fuimos a Ezeiza con la Juventud Peronista de Mercedes. Salieron varios colectivos, en los que iban muchos jóvenes y militantes de los barrios. Todos juntos: estudiantes, trabajado-res, mujeres, chicos. En aquella época era muy común que los jóvenes, de cualquier edad, militaran en política.Martín había nacido en Ramos Mejía y de muy chico vino a vivir a Mercedes con su papá, su mamá y su hermana menor. Fue a la Escuela Normal hasta tercer año de la secundaria; después se pasó al Colegio Nacional y luego estudió odontología.Paralelamente tenía una intensa vida dedicada a lo artístico. Hacía teatro en un grupo llamado Studium. Durante mucho tiempo actuó y dirigió obras. Él decía que, en rea-lidad, lo que más le hubiera gustado estudiar era dirección de cine; pero en esa época había que conformar a los padres y se decidió por la odontología.Su papá murió siendo él muy chico y eso marcó su vida; se crió con su madre con to-das las dificultades. Trabajó desde los catorce años mientras estudiaba y hacía teatro, por lo que tardó más en recibirse. Studium había surgido de un grupo católico.Por el año ’75, Martín trabajó como profesor en el Instituto Padre Ansaldo [Escuela Parroquial]. En ese momento había un plan de estudios en el que los chicos iban a la escuela a la mañana a cursar sus materias y por la tarde iban a talleres de teatro, títeres, cerámica; todas actividades artísticas. Martín trabajaba en ambos turnos, por la maña-na daba anatomía y otras materias por el estilo y por la tarde enseñaba teatro. Había un equipo de profesores que trabajaban juntos, han filmado películas y hacían otras cosas hermosísimas. Realmente creo que los chicos deben haber ido a la escuela con muchísimo gusto. Pero después todo ese proyecto se vino abajo.Ya en el año ’70, más o menos, Martín había comenzado a participar en la Casa de la Juventud con el padre Juan Dieuzeide y muchos otros jóvenes militantes que luego fueron desaparecidos. Era un momento en que había que decidirse; había que meterse en política. En aquella época esa era una actividad que formaba parte de la vida co-tidiana de los jóvenes. Martín era uno de los más grandes del grupo y la mayoría se

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decidió por la Juventud Peronista. Allí empezó su militancia, que duró aproximada-mente desde el ’70 hasta el ’75; militó muy fuertemente porque era una persona muy comprometida; si se metía en algo lo hacía en forma total, sin medias tintas. Se decidía y se jugaba con todo.Al principio fue hermoso, íbamos a los barrios, trabajábamos; nos parecía que íba-mos a cambiar el mundo, que era posible que hubiese más justicia, que no hubiese desigualdad. Pero desgraciadamente duró poco; después vino la etapa de persecución, que comenzó en el ’74, preparando lo que luego sería la dictadura militar. Cuando se da el golpe el 24 de marzo de 1976, esa misma noche salieron los militares con apo-yo de la policía y de muchos denunciantes civiles, gente de la Iglesia, empresarios, etc.; que denunciaron y marcaron a quiénes había que detener. Martín fue marcado como ideólogo, y mucho tuvo que ver esa experiencia educativa de la Escuela Parroquial. Algunos curas y laicos de esa escuela fueron quienes dijeron nombres de personas supuestamente peligrosas. Martín fue denunciado y cesanteado junto a otras personas, y fue por su militancia en la Juventud Peronista. La misma noche del golpe salieron a buscarlos a todos. A Martín lo detienen dos o tres días después. Tuvo la suerte de haber sido un detenido y no un desaparecido. Estuvo preso alrededor de dos años.El 25 de diciembre del ’75 nace nuestra hija Magdalena, para Navidad. Esos meses los tengo medio como borrados porque, esperando un bebé, yo estaba como abstraída. Pero en esos últimos meses de 1975 había una especie de proceso que iba separando las aguas. Uno no se daba cuenta en ese momento, no lo veía, pero empezaba a haber alineaciones. Ciertas personas se alineaban entre los sectores que apoyaban el golpe porque, en última instancia, éste se da para imponer el proyecto económico de un determinado sector. Lo mismo que pasa hoy, sólo que ya no hace falta que salgan los militares que, además, quedaron muy desprestigiados luego del proceso. Pero en aquella época, grupos de la Iglesia, empresarios y los medios de co-municación se iban posicionando detrás de esa ideología golpista.En el caso de Martín, la misma gente a la que antes le había parecido tan valioso su trabajo, empezó a ver que eso ya no le convenía por el hecho de su militancia. Lo acusaron de marxista porque, en ese momento decir eso de alguien era hacerle una cruz, marcarlo. Pero en realidad, tanto Martín como la mayoría de los chicos que us-tedes ven ahí – señala el afiche con las fotografías de los desaparecidos y asesinados de Mercedes durante la dictadura – eran de la Juventud Peronista. Y el peronismo no era marxismo, era un movimiento nacional y popular. Ahora es otra cosa, porque los movimientos, lamentablemente, se van agotando con el tiempo.

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A Martín lo marcaron porque era alguien que daba la cara. Además, por su persona-lidad, era una persona que no pasaba desapercibida en ningún lado. Él tenía su con-sultorio y ser odontólogo suponía, para cierta gente, tener en la puerta un auto, andar de traje y corbata; y Martín no tenía ni traje ni corbata. Cuando nos casamos pidió una corbata prestada. Tenía una moto, y en esa época no era común que un dentista anduviera en moto, pero él era así; en el consultorio atendía de jeans y remera, es decir que no se parecía al resto de los profesionales. A Martín la odontología lo frustró un poco, porque él quería que fuera un servicio social, accesible; y todos sabemos que ir al dentista es caro. Su profesión terminó siendo para él una contradicción; a veces incluso no cobraba.Cuando Martín cae preso no la pasamos bien. Él estuvo primero en la cárcel de Mer-cedes [Unidad 5] y después en Sierra Chica. Pero la persecución, como ya dije, venía de antes. En el ’74, con López Rega, llega a Mercedes una lista de militantes marcados por la Triple A. La Policía federal los mandó a llamar uno por uno para informarles que estaban todos marcados y que ellos sabían quiénes eran; y entre esas personas estaba Martín. Por eso, cuando alguien publica en un diario un cuento como “Las semillitas coloradas”, ya se están dividiendo las aguas; se está diciendo que acá, entre nosotros, hay ‘semillitas coloradas’; que es lo mismo que si dijeran comunistas. Y más impactante es aún si quien escribe el cuento es un cura.La militancia en Mercedes fue sobre todo barrial y cultural. Otro grupo teatral que Martín había armado se llamaba Megafón, y con él llevaban obritas a los barrios; pero también se realizaban trabajos reivindicativos, es decir para conseguir aquellas cosas que los barrios no tenían, como por ejemplo el agua corriente. Simultáneamente, la Juventud Peronista impulsaba en los barrios un trabajo de discusión política, por-que el objetivo era que la gente viviera mejor pero también comprendiera cuáles eran sus derechos; que son los derechos de todos. Era como un sueño, un proyecto demasia-do importante y quizás no estaban dadas las condiciones en ese momento... No sé, tal vez nunca sabremos qué hubiera pasado. También se trabajaba en los colegios y había mucha participación en movilizaciones, asistiendo a marchas donde eran casi todos jóvenes; eso era lo más llamativo. Y muchos trabajadores, en esas marchas había una unión entre los jóvenes y los trabajadores. Cuando a Martín lo ‘marcaron’ nosotros ya sabíamos que las cosas no terminarían bien, era una certeza. Entonces empezamos a cuidarnos más, a no dormir en casa y todo eso. A partir del ’75 trabajábamos cada vez menos en política, hasta que vino el golpe del ’76 y a Martín lo detienen. Estuvo tres meses en la cárcel de Mercedes, después casi un año en Sierra Chica y luego terminó en La Plata.

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Durante esos años de cárcel, los más terribles de la dictadura, Martín se mantuvo siempre muy entero. Tenía esa cualidad de vivir dignamente cualquier situación. Él me decía que la vida en la cárcel es como afuera, las mismas reglas pero llevadas al extremo; entonces, el que es egoísta lo es al extremo y lo mismo pasa con el que es generoso. El sistema carcelario en esa época estaba bajo el poder militar, y el modo de presionar era dejarlos sin nada en las requisas e incomunicados. Por eso entre los presos políticos (y también con los presos comunes) compartían todo. En esas condi-ciones se aprende más la solidaridad para ayudar al que se viene abajo y sostenerlo. Muchos de los presos comunes eran muy solidarios con los presos políticos, y en ocasiones era a través de ellos que los presos políticos tenían alguna noticia de afuera.En la cárcel de Sierra Chica Martín recibió una fotografía de su hija Magdalena, se la llevó Virginia. Entonces, inspirándose en ella, en 1976 escribió un poema. Un músico mercedino, Mauricio Capaccio, lo convirtió en canción en 1984.

“Para Magdalena”

Hay una luz recién nacida en tu miraday una Esperanza tan antigua como el mundo, Hay un amor que es virginal, tierno y profundo y hay una inmensa Voluntad inmaculada.Quiero poner toda tu luz en mi retina,y tu esperanza en cada gesto de mi mano.Quiero poner tu amor por sobre mis espinas,tu Voluntad en cada encuentro con mi hermano. En tu sonrisa hay una paz recién nombrada, y la promesa de un Edén siempre fecundo. Hay un mensaje de Verdad simple y rotundo, y la Alegría de ser bienaventuradaYo quiero ser ángel que guarde tu inocencia, quiero ser héroe de la paz que te ilumina. Quiero ser niño en la alegría que te anima, yo quiero ser hombre nacido en tu paciencia.

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Magdalena Caracoche - 1976

Durante esos dos años mi vida era ir a verlo, – continúa Virginia – una vez por semana lo iba a visitar a Mercedes, a Sierra Chica o a La Plata y le llevaba algo. Martín pidió salir del país; si te daban esa opción te sacaban de la cárcel directo al aeropuerto y de ahí al país que te recibiera. Pero se lo negaron y permaneció como la mayoría de los presos políticos de la dictadura, sin juicio, hasta principios del ’78 cuando le dieron la libertad. Entonces vivimos un tiempo en Mercedes. Por decisión propia, Martín quería vivir en su ciudad a cara descubierta porque, a pesar de las persecuciones por sus actividades anteriores, él consideraba que no tenía nada que ocultar. Tuvimos va-rios episodios, por ejemplo, tuvo que presentarse ante el jefe del Regimiento 6, yo lo acompañé. Rojas Alcorta le dijo que la próxima vez no iba a ir preso y agregó: ‘Cuan-do yo tengo que matar, mato con el uniforme’.Durante todo el ’78 y ’79 nosotros fuimos como muertos civiles, era como si viviéra-mos sólo porque ellos nos dejaban vivir, siempre que no nos metiéramos en nada; ni siquiera opinar. Pero tuvimos mucho apoyo de nuestros amigos y vecinos, por ejem-

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plo, cuando yo iba a Sierra Chica a visitar a Martín, siempre había alguien que me lle-vaba, algún amigo, amiga, una familia o mi padre. Eso me llamaba mucho la atención, porque en la puerta de la cárcel nos juntábamos cientos el día de visita, y había mucha gente que estaba muy sola. Por eso hoy puedo decir que me sentí muy acompañada. Había compañeros que habían quedado libres y hacían colectas de dinero, porque yo trabajaba poco. Fue como la contracara del Terrorismo de Estado, eran pequeños actos de solidaridad y de resistencia, que en realidad en ese momento eran enormes.Alrededor de 198 1-82 comienzan a aparecer nuevamente viejas caras, gente que había estado exiliada, incluso en el exilio interno, dentro del país. Entonces comenzaron a visitarnos, porque Martín era muy querido y respetado por ellos; porque siempre fue una persona coherente. Eso también le trajo muchos enemigos, porque no era una persona complaciente; si tenía algo que decir lo decía y eso a muchas personas no les gusta.Entonces comenzó una nueva etapa de militancia, otra vez dentro del peronismo; en eso fuimos muy cabeza dura [risas]. Yo todavía me sigo identificando como peronista y con el principio de justicia social. Cuando volvió la democracia apareció el Ateneo Eva Perón y, de a poco, muchas personas que habían estado esperando para participar comenzaron a hacerlo. Nosotros nos fuimos a vivir a Bariloche, ya teníamos seis hijos. Vivimos allí durante toda esa terrible década del 90, donde todo volvió para atrás, o sea en contra del pueblo. Allí militamos con Martín en el Frente Grande, luego Martín estuvo en el CTA y en el FRENAPO (Frente Nacional para la Pobreza). Después vino la hecatombe de 2001, con la caída de De la Rúa.Cuando volvimos a Mercedes, Martín se sumó a esta Comisión por la Memoria y fue como el broche de su vida, porque para él era muy importante recuperar la memoria de los compañeros mercedinos desaparecidos. Creo que con eso él logró cerrar una historia desde lo más profundo, porque se trata de la presencia de los que ya no están, con toda la carga afectiva que eso significa, porque además de compañeros muchos eran amigos.La voz de Virginia vuelve a entrecortarse al final de la entrevista. Antes de despedir-nos, nos dejó una canción escrita a Martín por su hijo Leopoldo. Nos vamos del local de la Comisión con la sensación de haber vivido una parte de la historia, de nuestra historia reciente; y lamentando la ausencia física de Martín, quien falleció el 21 de enero de 2008. Porque él era, en palabras de Virginia “un libro abierto”. Aun así, al igual que esas jóvenes caras del mural, Martín sigue presente en su testimonio de vida.

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“Recuerdos de hoy”

Tengo en el instinto el recuerdo, grito, dolor y esperanza.Tengo tu palabra en la canción y he de cantar.No hay otro camino que el amor, ni otra verdad que la vida,no hay ausencia que pueda llevarse la dignidad.No te conocí y aun te extraño, aun... Canto por los nombres que falta encontrar,treinta mil pañuelitos blancos de amor, secan el dolor que no hemos de olvidar... Nunca Más...Herida en el tiempo has de cerrar, cuando al fin se haga justicia, cuando la verdad sea de verdad, no una ilusión.No hay otro camino que el amor, ni otra verdad que la vida,y no hay otra respuesta a la opresión, que la lucha.No te conocí y aun te extraño, aun... Canto por los nombres que falta encontrar, treinta mil pañuelitos blancos de amor, secan el dolor que no hemos de olvidar... Nunca Más...

Martín Caracoche,fotografía tomada en la década del ’70

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Volante político, elecciones de 1973, fuente: MANOS, DIANA, MOLLE, FERNANDO (2000), El ejercicio de la democracia,

Mercedes Bs. As., 1944-1999, Talleres Vitagraf, S. H.Mercedes (B).

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Lucho, luego existoLuis Eduardo Goicochea, “Lucho”, nació en Mercedes el 13 de octubre de 1951, don-de se crió junto a sus padres, Dora e Ignacio y su hermana, Susana. Realizó la primaria en la Escuela N° 1 y el Secundario en el Colegio Nacional y luego en San Patricio, donde obtuvo el título de Bachiller en el año 1969. Más tarde cursó el profesorado de Filosofía y Pedagogía en el Instituto de Formación Docente y Técnica de la ciudad de Mercedes, continuando con la carrera de Filosofía en la UBA. También trabajó en los Tribunales de Mercedes.En su adolescencia formó parte de la Acción Católica, del Movimiento Familiar Cris-tiano y, terminado el secundario, integró la Casa de la Juventud, desarrollando actividades religiosas y sociales en los barrios carenciados de Mercedes. Desde la apertura democrática de 1972 (gobierno de Lanusse) militó en la Juventud Peronista local.Se casó con Adriana Teresita Ribeiro (desaparecida) el 26 de julio de 1975 y tuvieron juntos a Mariano Ignacio, que nació el 24 de junio de 1976. Lucho solía escribirle a su esposa versos como estos:

“Compañera”

Porque no puedo encerrarte con letras porque sos mujer, la mujer concreta. Porque sos tan simple que de mí el poeta no sabe cantarte, aunque lo desea.Porque cantas sola,porque sos poema,porque con tu vida decís compañera. Porque aprendiste lo mejor de ella, luchar por los “desca”,por los que muriera.Por eso palabras con miles de letras, no quiero gastarlas,no quiero que sepan que allí en lo profundo, donde se devela aquello que sos, no llego con ellas.

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Por eso no puedo, a vos compañera, aunque lo desee hacerte un poema. Que en lo que nos une, que en nuestra pareja construya con vos el pobre poema que quise escribirte, y que no pudiera.

“Las formas de lo que quiero”

Ser es crecer cada día crecer, su forma continua.Por su forma no dejó forma de tu panza antigua.Por su forma de crecer formó una forma contigo, Forma que formó tu orgullo que señorea en tu ombligo. Por su forma de crecerMuerte le dio a tu cintura,creciste en ancho por fuera y por dentro en estatura.Por su forma de crecer te nació nueva figura,

de formas que se harán formas, hasta formar nueve lunas.

En un testimonio dado a un grupo de alumnos y docentes de la Escuela Normal de Mercedes para el Proyecto Jóvenes y Memoria en el año 2006, Mariano Goicochea dice:

Adriana Teresita Riveiro es mi mamá y Luis Eduardo Goicochea es mi papá. Dos personas con compromiso político y con un fuerte deseo por trastocar las estructuras sociales que ellos consideraban injustas en este país.El caso de mi mamá tiene una historia familiar más vinculada al peronismo y, en el caso de mi papá, la militancia empezaría a través de una cierta conexión con el cris-tianismo. Después, ese grado de militancia se va radicalizando para confluir en Mon-toneros. [...]En realidad, la militancia fue como muy ‘mercedina’, un tipo de militancia barrial, social. Pero siempre marcada con un fuerte sentido político, no tanto como un asisten-cialismo. Eso es lo que me gustaría remarcar.Lucho tenía muchos amigos, militantes como él, entre otros, Martín Caracoche, Juan Dieuzeide y Hugo Bonafina, a quien escribió esta carta en el año 1972:

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Querido Hugo:Recibí hace poco tu carta, me alegró mucho, no esperaba q’ escribieras tan pronto. Ahora estoy escuchando Boca-Independiente, van 0 a 0. Ojalá ganen la Libertadores, recién Curioni pegó en el poste ¡ojo!Yo estoy bastante bien, en cuanto a la colimba [Servicio Militar Obligatorio], ya estoy embolado, es una cruz te aseguro ir todos los días y ver q’ te usan y que no hacés nada positivo; lo único rescatable es la amistad q’ podés hacer con los muchachos, sobre todo hay 3 con los cuales me voy haciendo más amigo, por ahora lo importante es q’ me preocupe por ver q’ hacen, q’ les gusta, espero si Dios me ayuda profundizar la amistad con ellos. En la casa [Casa de la Juventud] estoy en el equipo de formación y con el Negro esta-mos profundizando Formación Espiritual, Filosófica y Teológica.La casa anda bien, en Semana Santa nos organizamos para todo el año, y va a empezar a caminar, se va viendo la madurez creciente de muchos muchachos, no obstante hay problemas, de los cuales los más graves son: la poca cantidad de secundarios y la politización (la cual es buena) pero en los muchachos más chicos no se integra bien en sus vidas.Sánchez le atajó un cañonazo a Saggiorato (entre líneas te cuento el partido)La Juv. Peronista anda bien, con algunos problemas de organización, entraron muchachos nuevos, lo + importante es q’ tenemos 6 compañeros q’ trabajan en fábri-cas y en el hospital y eso creo es muy positivo ya q’ ellos son delegados gremiales y hacen el trabajo que nosotros no podemos hacer en la fábrica, por otra parte nosotros los ayudamos en la formación q’ es lo q’ a ellos les falta, esperemos q’ se dé una buena integración, y creo se podrá trabajar en muchos niveles.En cuanto al país, fue tremendo lo de Mendoza, 15.000 personas en la calle, fue una movilización muy popular y espontánea, encendió la chispa en otras provincias, se calmó después pero fue bravo para el gobierno, fue un mendozazo.(¡Gol de Independiente! Pastoriza de zurda, lo merecía).Después de la muerte de Salustro y Sánchez, hay mucha represión, cualquier cantidad de detenidos.Ahora el 28 hace un año q’ está detenido Tosco y hay huelga, y movilizaciones gene-rales. En Bs. As. se hará una marcha del hambre y se llegará hasta la casa de gobierno con un petitorio para el presidente, está organizada por estudiantes, gremios, partidos políticos etc., ya está prohibida y se hará igual, va a ser un quilombo el 28.En general hay gran descontento en cuanto a la realidad política, Lanusse sigue con la salida institucional, parece q’ la Aeronáutica se le está yendo en contra, vamos a ver q’

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pasa. (1° tiempo = 1 a 0 Independiente).Perdoná q’ salto de una cosa a la otra.Empecé las clases, curso 5 materias y voy a tratar de preparar 2 de 1° año para julio. [...] Che, en cuanto a lo q’ me contás de vos, espero q’ te vaya bien en la Facu, pero me interesa más tu estado. [...] No sé cómo andás en tu relación con Jorge, Bob y Ernesto pero quizá sólo un esfuerzo en la apertura a ellos en cuanto a estos problemas tuyos de vocación, pueda llevarte a la voluntad del Señor [...].Hugo, chau.Saludo a los muchachos, la oración nos va a unir en este tiempo ¡fuerza!Lucho

Para conocer más sobre esta carta, quien fuera su destinatario: Hugo Bonafina, nos dio algunos datos.

Lucho fue quien me llevó a la Casa de la Juventud cuando yo cursaba el último año del secundario; luego él se fue, desilusionado con la Iglesia, y continuó su militancia política dentro de la Juventud Peronista.Esta carta me la escribió en 1972, cuando yo era seminarista en Brasil y transitaba una crisis vocacional que finalmente me llevó a dejar el Seminario. Esa era la forma en la que me informaba sobre las cosas del país, porque a Brasil llegaba la señal de la mayoría de las radios de la Argentina pero, en épocas de Lanusse, la información llegaba ‘filtrada’. Tengo muchas cartas de Lucho, pero esta es muy representativa de aquella época.Recuerdo que, por esos años, en la Casa de la Juventud comenzaba a producirse una división entre dos tendencias políticas: algunos integraban el PRC (Partido Revolu-cionario Cristiano) y otros la JP. Al salir del Seminario, yo me integré a la Juventud Peronista. No éramos enemigos, sólo optamos por diferentes partidos. Con Lucho participábamos en reuniones de la JP, asistíamos a marchas y manifestaciones. Incluso estuvimos en la manifestación de Plaza de Mayo cuando Perón nos echó y, luego de su muerte, asistimos juntos a sus funerales.

Una publicación realizada por Familiares y Amigos de Detenidos, Desaparecidos y Asesinados por la Dictadura Militar, realizada en 1996 con motivo del 20 aniver-sario del golpe, recuerda a Adriana Teresita Riveiro, esposa de Lucho Goicochea y mamá de Mariano como una joven “de la generación del Mayo Francés, el asesinato de Martin Luther King, la Primavera de Praga, la revolución proletaria en China, la

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guerra de Vietnam, la Revolución Cubana, la ‘resistencia peronista’, el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo y el ‘mito del Hombre Nuevo’”. Fue secuestrada y desaparecida el 24 de septiembre de 1979.” A su esposo Lucho lo asesinaron con un balazo en la nuca el 27 de octubre de 1976, en los primeros meses de la tenebrosa dictadura militar encabezada por el mercedino Jorge Rafael Videla. Fue la primera víctima mercedina de aquellos años de sangre.

Su hijo Mariano reflexiona de esta manera sobre la época que vivieron sus padres y sobre sus luchas:

De algún modo, tiendo a sentirme próximo al tipo de sociedad que intentaban cons-truir. Por ahí, hoy parece incomprensible que alguien opte por eso, pero yo creo que se pensaba en otros términos. También, en última instancia, eso iba a ser beneficioso para todos. Era el camino de una revolución, si uno no toma en cuenta eso, se vuelve todo muy abstracto, muy difícil de entender.

Transcribimos aquí algunos poemas escritos por Lucho Goicochea entre 1971 y 1972:

“Vivo”

No soy el Ser, y tampoco soy la nada,y sin saber lo que es esta vida, vivo.Vivo rodeado de mil cosas, y porque no vivo solo, vivo.Subsistiría si entre las mil cosas que me rodean no hubiese amigos, y porque hay amigos entre ellas, por eso creo, vivo.Amigos porque juntos ignoramos, o juntos las metas descubrimos, amigos porque no estamos seguros, y los mismos riesgos compartimos. Amigos porque nadie decir puede “este es MI CAMINO”,el camino lo trazamos juntos,

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y por eso juntos lo vivimos.Amigos porque juntos venceremos, o lloraremos juntos por vencidos, amigos y por eso creono subsisto ¡VIVO!

“Solo”

Solo se caeaquel que camina, y se levantasolo aquel que caeel que cae y se levanta, crece y porque crece, vivey porque vive: de la vida habla. Solo caminael que no camina solo, el que camina soloen su caída muere,al que va con otros lo levantan,y levantar a otros puede y por eso vive y camina: porque ama.

“Filósofo latinoamericano”

Cuando en EL HOMBRE estabas pensando, no te diste cuenta que pasó a tu lado, a veces con hijos hambrientos, descalzos, con bolsillos llenos de injustos salarios, con tierra en sus manos que había robado, porque él la trabaja, pero es de su amo.Y vos en EL HOMBRE seguías pensando. Y cuando tu vida había “madurado”se quedó en el aire: allá en lo lejanoel horizonte al hombre se lo había tragado.

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Pensar en EL HOMBRE y ser latinoamericanoyo creo se puede , pero ten cuidado, porque día tras día allá a lo lejosel vil horizonte, de lo real dadoquizás trague y trague a otros hermanos con los que un día seremos juzgados.

“Ser joven...”

Es dejar una estela de esperanza, de alegría y de fe donde pisamos. Es vivir el vitalismo nuestro,es crecer,sin detener el cambio.Es aceptar la aventura de la vida, sin tener un futuro asegurado.Es aprender a detenerse en el camino, es aprender a detenerse y escuchando, escuchando a las cosas que nos hablan y desafían a no estar estancos.Es sentir la necesidad del otro, es buscar en el amigo otro algo. Es tener un corazón abierto,tan abierto como limitado.Es aprender a sufrir con el que sufre, es luchar por los más necesitados. Es vivir este riesgo de la vida,con la conciencia de que soy hermano. Es apreciar los detalles más pequeños aunque éstos no me quepan en las manos. Es buscar en el rostro de los otros, aquello que dicen callados.Es irse haciendo en un peregrinar continuo,es irse haciendo en los primeros pasos, es caerse de cara contra el piso,es levantarse,

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Teresita Riveiro de GoicocheaLuis Eduardo Goicochea

es seguir luchando.Es saber que no lo puedo todo,es ponerse de instrumento en manos. Es cimentar nuestra casa en roca firme, no siendo el armador, sino el armado.

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Un poeta de regresoOscar Dinova nació en Mercedes, donde vivió toda su infancia junto a su familia, compuesta por su padre, su madre y su hermano mayor. Fue al Colegio San Patricio durante casi toda su etapa escolar, del que guarda un hermoso recuerdo.

Mi infancia fue fenomenal, tengo los mejores recuerdos de la vida en el barrio, andar en bici, jugar toda la tarde a la pelota, absolutamente normal, común y feliz. Mi ami-go de la infancia, carne y uña, fue Javier Casaretto, nos criamos y estudiamos toda la primaria y secundaria juntos; y éramos hinchas del mismo club: Independiente. El destino quiso que, en un momento, yo tuviera que escaparme hacia Francia. El no tuvo la misma suerte y fue capturado por la dictadura militar, secuestrado y desaparecido. Tuvo la suerte de sobrevivir. Nos volvimos a reunir cuando él salió y tiempo después yo volví; y seguimos siendo amigos. Él me marcó mucho. (32)

Cuando Oscar terminó la secundaria se fue a La Plata a estudiar psicología.

Estando en la universidad me di cuenta que, en realidad, no me gustaba mucho. Me sentía muy incómodo porque había un ambiente muy político, grandes discusiones que eran muy comunes en la década del 70, pero a mí me parecían enormes pérdidas de tiempo porque yo quería estudiar. Y en psicología era fatal, no había una clase que pudiera terminar porque, apenas empezaba la clase, aparecía alguna agrupación polí-tica. Llegó un momento en que dije: “Esto no es para mí porque yo vine a estudiar”.Entonces me pasé a la secundaria, o sea que hice al revés. No a la secundaria común; me fui a estudiar un oficio para poder trabajar y mantenerme. Lo que pasa es que, en ese momento, era muy joven y no entendía unas cuantas cosas, me parecía que no se iba a ningún lado. Al mismo tiempo, me interesaban mucho los debates políticos, pero no dentro de la universidad. Eso me confundía mucho y entonces decidí salir.Empecé a estudiar tornería cuando comenzaron a formarse comisiones estudiantiles en pos de obtener el boleto secundario. Yo fui elegido delgado de mi curso; un curso chiquito, muy humilde. La cosa fue tomando un volumen importante, al punto tal que se hicieron manifestaciones callej eras de todos los colegios secundarios de La Plata, se hacían asambleas donde iban miles estudiantes. Finalmente se obtiene el boleto estudiantil, un boleto muy barato para que los estudiantes pudiesen viajar y estudiar;

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la consigna que cantábamos era “¡ESO, ESO, ESO, BOLETO DE 100 PESOS!”. Fue en el año 75. Es lo que se conoce como ‘La Noche de los Lápices’, un poco lo refleja la película; y yo estuve metido ahí.Cuando vino el golpe militar, a partir de marzo del 76, una de las cosas que se hicie-ron fue perseguir a todos los delegados estudiantiles, universitarios y secundarios. Nosotros estábamos absolutamente desprevenidos, no imaginamos jamás que se iba a producir una maquinaria de muerte y persecución como esa, de ninguna manera.Yo seguí estudiando, todavía me faltaban unos meses para terminar ese curso de tornería; y fue entonces que empezamos a darnos cuenta que había compañeros que faltaban, empezamos a entender que esto no era una casualidad, tanta gente que no aparecía por ningún lado y que no volvía de ningún lado.Con un grupito de cuatro compañeros y amigos nos fuimos a Entre Ríos, a un pequeño pueblito. Fuimos en colectivo y allí nos quedamos dos años, hasta el 78, hasta que nos dijeron que era mejor irse a otro país donde las leyes nos protegieran. Decidimos pasar a Brasil y allí hacer los trámites para pasar luego a Francia. Lo más cómico fue que, cuando llegamos a Brasil, me encontré con un montón de gente conocida que estaba en la misma situación que yo, y que había llegado allí por distintos medios, pero por el mismo motivo: la persecución política.Estando en Entre Ríos, mi familia no sabía dónde estaba; pero les había mandado avi-sar que todos los meses iba a salir en un diario de tirada nacional, un agradecimiento a la Virgencita de las Mercedes; entonces ellos sabían que yo estaba vivo, pero nada más. ¿Contactos? No, de ninguna manera, ni teléfonos, nada. La única manera de so-brevivir era no tener contactos con nadie.El viaje a Brasil fue, para mí, realmente impresionante. Éramos: un compañero, su novia y otra compañera con su bebé. Pero había un problema: todos podíamos salir a Brasil con el documento de identidad, menos el bebé; que necesitaba la autorización de los dos padres. Pero resulta que su padre era un compañero desaparecido; entonces tuve que viajar yo como marido de esta compañera y su mamá haciendo de tutora de su hija, que era menor de edad. Porque, encima, de los que salíamos del país, dos eran menores de edad. Fue una situación muy frágil, pero finalmente pasamos de noche.Había una delegación de Naciones Unidas en Río de Janeiro, donde te recibían y tenías que dar todos tus datos personales. Veníamos casi sin documentos, por lo tanto, todo se basaba en un testimonio. Te citaban para un cierto día, te hacían preguntas y luego determinaban si ameritabas o no el refugio político y te hacían los papeles. Entre las prohibiciones que teníamos estaban: no podíamos participar en política y no podíamos trabajar. Entonces, mientras esperábamos los papeles para viajar a Europa, te daban

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un ‘viático’ muy modesto para poder alquilar un lugar y subsistir. Por eso nos ‘rejuntábamos’ entre varios para abaratar costos. (33)

De su exilio forzoso en Entre Ríos y Brasil, Oscar nos deja los siguientes testimonios:

Toda lucha por la liberación postergada es un camino infinito de tristezas que esperan, combatiendo esperan, por la victoria esperan. (34)

A las locas de Plaza de Mayo, y a “A” de entre todasEn el preciso instante en que se terminael abrazo que se lleva esta querida viejita,aumenta más y más el amor que de ustedes nos llega y que a ustedes vuelve, como sus hijos siempre.A todas nuestras madres, de todos estos hijos. (35)

“A” es Adelina Alaye Dematti, una de las fundadoras de Madres de Plaza de mayo de La Plata. “También es la madre de mi gran amigo de la UES Carlos Alaye, desapare-cido el 5 de mayo de 1978.”

A Armenia y NareaFuncionarias de la ACNUR en Río de JaneiroNo es sólo a las excelentes profesionales a las que nosotros reconocemos. Es, y fundamentalmente, a las personas que aman su trabajo. Por qué lo hacen y por quiénes lo hacen.A esa manera de sentir las cosas, va este beso y este abrazo. (36)

Finalmente, Oscar Dinova llegó a Francia y se estableció en París. Allí conoció a su actual esposa, Diana Manos, cuando la fue a recibir con un amigo al aeropuerto de París. Diana llegaba de Uruguay, donde también había estado unos dos años refugiada, luego de la desaparición en Buenos Aires de su primer esposo, cuando ella estaba em-barazada de siete meses. En París formaron pareja, juntos criaron a Victoria, la hija de Diana, trabajaron, estudiaron e intentaron llevar lo mejor posible su vida como refu-giados. También tuvieron a Nicolás, su primer hijo en común. Un día, Oscar escribió:

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“D” de Diana

Desde aquella palabra, mañana, que apareció quebrada un día,así como se pierden de repente los futurosy las claras ideas sólo son utopías,y a manos vacías pocos senderos quedan a medio seguirlos,a medio construirlos.Y qué más, es bastante para seguir y/o volver a empezar.No hay, ya no existen máslos discursos grandilocuentes, pomposos, los ridículos, esos tontos homenajes que mienten sobre todos,también sobre tu nombre.Solo queda un corazón impuro que palpita, que se aferra a la vida,se revuelve y se agitay sin más vueltas sigue. Lo que es decir, se pone por detrásde la libertad tan largamente anhelada, aunque ahora las manos ya no estén segurasy las miradas no sean cristalinas, ni puras. (37)

Cuando llegás al exilio, ya tenés la sensación de que te estás preparando para volver. Nosotros no teníamos ni idea que existía esto del exilio. En Francia, nuestro mayor logro fue hacer amigos, aceptar su afecto y, a la vez, ser sensible con los problemas de ellos, porque la primera sensación es que ningún problema vale como los nuestros. Y eso es muy injusto; vos decís ´¿Qué puede ser comparable a la dictadura militar en la Argentina?´ Nada... Nada era comparable.Pero, de a poco, fuimos encontrando gestos de solidaridad y de amistad; gente maravillosa, que te quería como eras, con tus locuras y tus días malos porque, por ahí, te enterabas de cosas horribles que pasaban en la Argentina. Nos aguantaban.Después teníamos la casa llena de gente; muchos de nuestros amigos franceses se habían puesto a leer sobre América Latina y Argentina para poder entender mejor y

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hablar de lo que nos pasaba. Un gran amigo mío, que había dejado de estudiar, vol-vió a la Universidad para estar más tiempo con nosotros. Se anotaba en las materias conmigo y estábamos todo el tiempo juntos. Juntos, también, terminamos la carrera de Historia. A mí me pareció un gesto de ¡tanto afecto! Uno de los regalos más lindos que me ha hecho la vida. (38)

Los siguientes poemas fueron escritos por Oscar Dinova en su exilio en París.

“El Tiempo Necesario” A Julio

Si contara las horas que faltan para verte amigo mío,tal vez en lugar de encontrar un tiempo difuso o preciso, vería tu jopo, en cierto modo canchero,sentarse a la mesa, escuchar las quejasy que te apañe la abuela. Con justa razón decían que no se puede luchar sin saber primero (Pero luchabas)Si yo decidiera dejar algo escrito sobre tu vida, imperiosamente diríatu opinión sobre las compañeras e incluir, claro, alguno de tus percances siempre voluntarios y audaces.Cuánto más cerca estabas de la fábula que de la historia cierta (Si te habrás echado fama) y cuán lejos de ser un militante perfecto. Podría por ejemplo, decir en cuántas reunionesse mencionaron tus falencias. mejor será usar ese tiempoen equilibrar mis lágrimas (frescas y recientes)con mi orgullo (un poco más viejo) Mi rabia y mi alegría.Es que quiero conseguir una especie de barro arcilloso y dulzónpara modelar tu historia... Y que las primeras lluvias deshagan lentamente la figura y empape esa mezclael corazón de la tierra.

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Que estremezca su entrañay se sacuda, y que pierda la calma. Reclame tu vida, exija tu insolencia y tu sonrisa......Y encontrarás después (Por toda respuesta)a los pájaros libres del mañana recoger – del suelo aún herido – el alimentoque lleve tu nombre, cálido y sangrante. Verte emprender vuelo después convertido en fuerza de sus alas, nuestras miradas, perdiéndosetras sus siluetas, silenciosas y amadas.

Dedicado a Julio Alberto Álvarez, desaparecido el 28 de junio de 1978, estudiante de periodismo y jugador de rugby:

Lo conocimos popularmente como ‘Bache’, pintón, grandilocuente y ampuloso. Un enamorado de las compañeras y un fachero simpático. Muy solidario y gran com-pañero. Lo conocí en la UES durante las luchas por el boleto estudiantil. Se la jugó durante el mundial con actividades de propaganda denunciando a la dictadura y ahí lo agarraron. Su recuerdo es muy doloroso pues era uno de los compañeros de los cuales yo conocía sus datos, dirección y familia. Le escribí una carta desde Brasil pidiéndole por favor que saliera del país. La carta llegó unos días después de su secuestro. Era hijo único.(39)

“Soledad”

Hoy venís, mañana vendrás,pasado mañana también,a las ocho como siempre te espero con un café... La semana que viene, aún seguirás viniendo.Tu cuerpo recortando el espacio, mis huesos y mi cansancio.No, no es tiempo todavía.

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Aún seguirás llegando... Pero un día,de uno de los que esperan, un día futuroaún no muy preciso,pasaré las ocho en desamparo. Un día futuro– el café quedará caliente sobre la mesa – Mis huesos ocuparán todo el espacioy el cansancio todos mis huesos. Por supuesto, la puerta la casay los viejos latidos, perderán todo su sentido. Por varios días estaré más en un avión que dentro mío...Y después, después es mucho construir... Y ya no quiero hacerlo.

Sobre el poema Oscar nos cuenta: “Soledad” fue escrito en ocasión del triunfo sandinista de 1979 en Nicaragua. Se concretó una fiesta popular en la Bastilla. Yo fui a visitar a un amigo que vivía cerca de ahí. Tomamos un café y me contó que su compañera se embarcaba para Nicaragua. En 1989 descubrimos azorados que ella estaba entre los muertos del intento de copa-miento del ERP al regimiento de La Tablada.

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“Identidad y Derecho”

Lo veo ahí, sentado,tamborileando los dedos sobre la mesa, y yo acá, de este lado...Y me pregunto quién es, sí, quién espara negar la derrota. Quién para amontonar la sangre derramada en un documentoque con la mayor delicadeza evalúode incorrecto en lo político y de insolente en el respeto a todo lo perdido.Quién para ponerle su nombrea la resistencia del pueblo,para ocultar la verdad, innegable. Quién para proclamar su victoria, Sí, me pregunto quién es y por quénos destroza el alma.

“´Identidad y Derecho´ lo escribí en 1979 – dice Oscar – cuando la cúpula de Monto-neros (Perdía, Vaca Narvaja, Yaguer) empezó con la ronda de charlas para invitar a los militantes a volver para la ‘contraofensiva’ en la Argentina.” (40)

“Por la sonrisa de Néstor”

Supo habitar en mi corazón ligeramente, con sus manos desacostumbradasde odio y de almidón penetrando mis huesos y mi hogar su magia tan especial,la de estrechar palabrascon sentido y sin sentido, hasta provocarla sonrisa tierna y aguda, Sonrisa sin remedio, sonrisa que aliviónuestro miedo y nuestra prisa. Mago sin varita y sin galera,

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con magia de puebloque quiere vivir por difícil que sea,Con vos, obrero dulce y soñador compartimos el trabajo y el color.El trabajo lo aguantamosy el color fue nuestro hermano, Un hermano solidario y juguetón que se escondió(Cuántas veces)en tus verdes ojos cómplices, en el vaso de vino blanco y en la tortilla del mediodía. En la extraña escala de valores que es la vida,hay días que me duele másel peligro que corre tu alegría,que el propio socialismo que defiendo. Quizá porque en el fondo... sean lo mismo,Sólo que el socialismo, aún está en nuestras cabezas. Y vos, en cambioa manos de ellos, indefenso,sano, desnudoO sea, a punto de empuñar la frustración y la amargura y pelearpor lo que es tuyo,con los riesgos a la vista, que es morirO que fusilen, de adultez, día tras día,ese duende hermoso y tiernoque habita entre tus dientes y tu alma.

“En Entre Ríos, con otra identidad, yo trabajé muchos meses en una herrería. Néstor era un compañero de trabajo, un gran amigo que me abrió su casa y su corazón. Y tam-bién un gran compinche, que presentía nuestra desgracia y no se quejó ni un cachito cuando me fui al exterior. Nunca lo volví a ver.” (41)

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“Finalmente” A Carlos Ayale (42)Recordamos al instante, cuando tus manosflacas y vacilantesaprendían que los surcos de la vida, se abren con el sudorde juventudes que cambian.Estables ambigüedades, apetencias personales y rutinarias calmas,por raíces que dificultosamente se plantan, y que más difícil es aúnver los árboles un día. Y así en este potrero, zanjeado y con altibajos, tus manos se endurecieron, (Pero jamás engordaron) Se apropiaron del arado y remontaron, día a díala esterilidad cotidiana, dándole la riquezade la tierra fértil del mañana.Y más fuertes se hicieron todavía, desde el tímido verano que fueron cuatro las manos, y aunque vos ya lo sepas,esa suerte de comunión, permanente de existencias en esta lejana ausenciase despierta cada mañana, enlazada y expectante. Presencié los aconteceres que se fueron sucediendo,de madres heridas y orgullosas, de plazas que reclamaron,y es tan magra mi actuación, tan escasa mi herramienta que sólo puedo decirte transmitirte esta alegría.Finalmente sembrador,tu semilla se ha hecho flor, y tiene un año de vida.

Finalizada la dictadura en la Argentina, Oscar y Diana decidieron volver. Lo hicieron en 1985, luego de “juntar unos pesos para venir, al menos, con una base”. Oscar re-cuerda con dolor ese segundo exilio que significó dejar Francia:

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Los que habíamos hecho amigos, una vez más los sacrificamos. Pero, cuando vuelve la democracia en el 83, no dudamos ni un momento que teníamos que volver. Era como pagar una deuda, en el exilio siempre te sentís culpable por haberte salvado; cuando hay compañeros que están presos, muertos o desaparecidos. Por otra parte, queríamos sentirnos útiles, considerábamos que podíamos aportar algo al país desde nuestra ex-periencia.Irse... Fue terrible, yo creo que es algo que no quisiera volver a pasar. El dolor... La tristeza de dejar a toda esa gente que nos había acompañado durante siete años... Fue tremendo. Hay cosas de las que no me repuse más, porque nos habíamos hecho muy amigos, habíamos compartido cosas muy importantes. Eran mi familia en Francia y dejarlos... Fue tremendo.También fue muy duro acá; lo primero que me dijo mi viejo fue: “¡Vos estás loco! ¿A qué viniste?” El papá de Diana... lo mismo, mi hermano... Todos. Nos sentíamos más refugiados acá que en Francia. Nosotros teníamos una convicción: no quería-mos que nuestros hijos se criaran lejos de su familia. Lo duro fue que los demás no lo entendían. Pasó algún tiempo... Pasaron los años y los miedos se empezaron a ir. Los milicos se empezaron a hacer viejos. La democracia empezó a durar, contra todo pronóstico... ¿De qué estoy arrepentido? De haber tardado tanto en darme cuenta cuál era la situación en ese momento. Hubiéramos podido salvar a mucha gente... Algo... Algo hubiéramos podido salvar.Me arrepiento de haber entendido tan poco la importancia de la democracia, de la lucha cívica, no violenta. En su momento no lo entendí... Creo que muchos no lo en-tendieron.Hubiera deseado transmitirle a los compañeros que conocí de la secundaria – y que se salvaron muy poquitos – que teníamos que hacer otro tipo de cosas, cuidarnos más. Siempre me pareció muy loco eso de que no importara la vida de las personas. Esto lo digo también para la gente de la izquierda; parecía que no importaba si moría uno, diez, mil. ¿Cuántos argentinos podrían haber estado hoy y haber hecho tantas cosas útiles? Eso me critico... No haber entendido la importancia de la vida de cada persona, protegerla, cuidarla. Luchar... Sí, pero con métodos cívicos, democráticos; aunque el camino sea más largo. (43)

Preparando la vuelta al país luego de siete años de exilio, Oscar escribía su poema:

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“De Regreso”

De RegresoLas fronteras se esfuman, los cielos se dislocan,los olores se reencuentran, de regreso.La cabeza estalla en mil pedazos, mientras sombras chinas,dibujan los contornos de un pasado silencioso y fugaz,en medio de paisajes y de lenguas extrañas.Todo es místicoy se vuelve a creer,con un fondo de temor y de dudas,al fin y al cabonadie se ofrece garantede ilusiones cobijadas en el exilio. De regreso los dueños se chocan en sentido contrario,pues siempre hay quién se prepara a partir. El alma está confusa, de regreso,pues no tiene dueño, ni lugar.Su horizonte abraza un vago anhelo de felicidad.Las palabras se quedan prisioneras, los ojos comienzan a olvidar,los amigos estarán lejos, nuevamente y otra vez, volver a empezar.De regresono hay un mejor día,ni una frágil esperanza más inmensa, todo gira en nuestras pobres cabezas y ya está.Mañana caminás anónimo en la multitud, uno más entre millones,igual vos, todo vos,menos la parte tuya, que no pudo regresar.

París, 1985

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Despedida con los compañeros de trabajo en Francia.

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Cuando Oscar Dinova se encontraba exiliado en Francia, escribió en 1982 un poema para su entrañable amigo Javier Casaretto, quien había sido secuestrado en Merce-des por efectivos del Ejército en 1977, recluido en el centro clandestino de detención conocido como “El Vesubio” donde sufrió torturas, para pasar luego a ser otro de los tantos presos políticos en la cárcel de Ezeiza hasta ser liberado en 1980.

“Oda por Miguel” A Javier

Muere el hombre, Miguel muere y su penamuere el tibio, regular latidomuere lo duramente forjado y muere de su muerte el fiel proyecto.Sigue sin él el claro arroyoel silbido matinal los amplios ojos,pero ya no tendrán memoria la piel quemadani la sangre violenta ni el olvido.Quien escribió sus desdichas estercola la tierra,fecunda lo que fecundó su palabra, sólo el frágil rocío nos traerá mañanasu verbo inequívoco, sin ambigüedades. Y esto, inevitable nos ahoga la gargantapues que el hombre es barro con otros nombres,sólo la ausencia del vocablo tierno del canto firmees imprescindible, sólo la palabra cruda, descarnada, que denuncia al cuervo negro en la morada,sólo la fiel sonrisa y la frente ancha ese inmenso talentode dar al hombre el lugar que le corresponde...Sólo eso nos falta.

La costilla que está entodos

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Entrevistamos a Javier Casaretto en el Colegio Santa María el 1° de septiembre de 2009. Javier es un hombre que, a pesar de haber sufrido en carne propia el terro-rismo de Estado durante la última dictadura argentina, transmite serenidad y a la vez firmeza y claridad en sus conceptos, brindándonos el siguiente testimonio:

Yo estuve buena parte de la dictadura militar detenido. Primero me secuestraron a fines del 77 y me llevaron al campo de concentración “El Vesubio”, ahí estuve veinte días y después casi tres años preso en la cárcel de Ezeiza. Mi actividad política era considerada ilegal por el régimen de aquel tiempo. En “El Vesubio” fui torturado; el secuestro y la reclusión en un campo de concentración tenían como objetivo sacar información a los militantes políticos para poder detener a otros militantes, y el método que utilizaban era justamente la tortura. A la mayoría luego los han matado, son los miles de desaparecidos que tiene este país. A algunos, por distintas razones, nos derivaron a una cárcel legal; es decir que dejamos de ser desaparecidos para pasar a ser presos políticos.Cuando estaba en la cárcel escribía; no sobre la militancia, por razones obvias, ya que no era muy prudente en ese momento escribir sobre ciertas cosas. De todos modos, uno escribe sobre lo que le está pasando, algo que siente, que lo alegra o lo hace sufrir. Yo empecé a militar más o menos a los dieciséis, diecisiete años, la militancia política era muy común en aquella época. Primero comencé con un grupo de la iglesia San José a realizar tareas sociales. Luego continué en el barrio Trocha, donde yo vivía, en aquel tiempo un barrio de características humildes. Empecé a trabajar en la Juventud Peronista, que era la agrupación que mayor cantidad de gente reunía en Mercedes y en el país. Paralelamente formé parte de la sociedad de fomento. Fue hacia fines de 1974 y durante todo el 75, durante el gobierno de Isabel Perón. Aunque ya había problemas importantes en términos de represión, no se había llegado aún a los niveles de la dic-tadura militar.La mayor parte del trabajo que realizábamos en la sociedad de fomento era brindar apoyo a menores, especialmente a los escolares más chicos, hacer mejoras para el barrio, como por ejemplo veredas; y al mismo tiempo realizábamos actividades de propaganda. Eso fue hasta marzo del 76, ya que cuando se produce el golpe militar, la dictadura prohíbe todo tipo de actividades políticas, así como muchas otras de tipo social y cultural. Yo seguí trabajando en la sociedad de fomento de mi barrio como secretario. Curiosamente eso estaba bastante permitido. Pero también seguí haciendo actividades políticas en forma clandestina con quienes quedábamos de la Juventud Peronista aquí en Mercedes, hasta que me secuestraron la noche del 28 de diciembre

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de 1977 junto a otros dos compañeros: Juan Carlos Benítez y Arturo Chillida. Fue una detención ilegal, en horas de la noche, con autos civiles y hombres encapuchados. En un primer momento no supe quiénes eran, pero esa misma noche me enteré que se trataba de personal del Regimiento de Infantería, con asiento en esta ciudad. Hasta el 16 o 17 de enero de 1978 estuvimos en “El Vesubio”. En general, con los secuestrados los militares adoptaron tres actitudes diferentes: a la mayoría, una vez que le sacaban los datos que ellos querían bajo tortura, los mataban. Los tiraban al mar, los quemaban o los fusilaban y los enterraban en tumbas NN. Hubo casos de gente que directamente la largaban a la calle y a otros los ‘blanqueaban’, es decir que los convertían en presos políticos. Para mi familia fue muy doloroso, especialmente esos veinte días que estuvimos des-aparecidos. La misma noche del secuestro, mi padre fue a la iglesia San José, ya que era amigo del cura párroco, que me conocía desde chiquito. Era el padre Antonelli, ya fallecido, quien fue enseguida hasta la Curia a hablar con el obispo y después fue al Regimiento a preguntar por mí. Obviamente, lo único que consiguió fue una nega-tiva. Al día siguiente, mi padre fue a todos los lugares donde pudo: al Ministerio del Interior, presentó hábeas corpus en la justicia. Le negaban todo, hasta que veinte días después, así como por milagro, aparecimos encapuchados en el Regimiento una ma-ñana. Nos hicieron aparecer como que habíamos ido voluntariamente a presentarnos.Después nos sacaron las capuchas y en horas de la tarde nos llevaron a la sala de la jefatura. Allí estaba el jefe del Regimiento y el que nos llevó fue el jefe del grupo que nos había secuestrado y que nos había torturado, un oficial de acá de Mercedes, de apellido Del Río. A Juan Carlos Benítez y a mí nos dejaron detenidos y nos sometieron a un Concejo de Guerra, un tribunal militar totalmente ilegal, como todo en aquella época. Nos dieron una condena de dos años y ocho meses. Estuvimos primero en va-rias unidades militares y después en la cárcel de Ezeiza. A Arturo Chillida lo liberaron entregándoselo a sus padres.Recién entonces mi padre pudo verme. Fue al Regimiento con el padre Antonelli, que se había ocupado mucho. Eso lo tranquilizó un poco, aunque después de veinte días de maltrato y de mala alimentación, al verme mal vestido, en mal estado físico y flaco, recuerdo que su expresión fue de espanto, pero al menos supo que estaba vivo.

Poemas escritos por Javier Casaretto en la prisión de Ezeiza:

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Uno cree que la estación desvencijada de los ojosNo cuajará nunca descumbradas fatigas, y que no se puede despedazar el verde del verano de los paraísos y sus circunstancias;uno cree que no puede despintarse la pintura de los bancos por sentarse.Uno cree indiscriminadamente. Y ensueña que abril despertaráde susurros de pulmones de alegría,y huevos proclives en sus trenzas,y que saltando intentará enlutar esa vieja esquirla del costado.Uno se ilusiona de ilusiones azulesy se enjoya todas las tardes con su porta gris.Uno cree que podrá con la garra,que la mueca morirá de inconstancia al quinto día, que el pico insoportable cae de propios abismos, cree en su ojo, en su plasma y su aliento,y embravía su gesto cada mañana creyendo intuir su noche y su agua. Uno cree...Pero olvidamos el rayo y el rebenque, olvidamos el miedo.

Y se pueden caer todas las hojas del laurel, amargas,y se pueden quebrar los brazos que algún día estuvieron altos, firmes;y se pueden llagar las caricias planas del viento,descomponiéndose en quebradas;y puede mi vecino caer.Puédense esparcir las sonrisas sin repartirse(el aguijón de la angustia saltándonos a la boca);y la antigua vereda ser sóloun sepulcro de mis antiguos pasos,y, seguro, nunca más doblarás la esquina para mis ojos. Y no serán tus dedos un descanso.

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Podrán desandarse los huecos, símbolos de una noche de demasiados achaques;y contraerse el ceibo de los fondos de mi casasobre sus claros;y la basura sacudirnos remalazos,y una cotidiana tristeza endilgarse cotidianamente a mis clavos.Podrán despedazarse los sueños, los laberintos tenues,las palabras...Pero sigue el movimiento, la prisa de ser.

Verás que no se puede terminar de un instante seco la ilusión de una caña,que no se puede ser eterno rasguño carcomiendo sueños de antiguo proceder,que no se mantiene intacto el derruido secreto, que no resguarda el distraerse de los pasos y de las agujas.Que no se aparta nunca totalmente el césped de la caricia del viento;que la ortiga no puede ser difundida en son de esperanza, que colma la gota su abandonado aire sin un provecho. Y espaciáranse tus horas tras un misterio de tardes descontinuadas,y los zapatos te faltarán de historias,te robarán espacios los ágiles pasos de tus mismas manos,serás catalogado y lo aceptarás distraídamente, serás la jota de la casa en contrapunto.Y así verás que somos muchos ampliando la llama, a esfuerzos de diarias fragilidades;desgoteando los gestos contra el hastío; verás que está en todos la cosquilla, o estuvo, verás que no es lo que parece,verás qué tierno y doloroso.

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“Gritos en el laberinto” Autora: Liliana González

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Pidiendo piedad al SolEn su libro sobre el dictador Jorge Rafael Videla, María Seoane y Vicente Muleiro escriben el siguiente episodio sobre la desaparición de un amigo de la familia Videla, ocurrida en 1976:

[...] Marta, hermana de Jorge Rafael, se casó con el dirigente conservador Juan Espil, quien era admirador del jefe del conservadurismo popular Vicente Solano Lima. Esa admiración hizo que a uno de sus hijos varones le pusiera de nombre Solano. El 3 de diciembre de 1976, un compañero de juegos de la infancia de Solano, ‘de esos que iban a la casa desde que jugaban a la bolita’, Carlos Miguel Tillet, pasó a integrar la lista de desaparecidos. Hugo Bonafina relató que Videla no permitía que desde su familia le llegaran pedidos por ciudadanos desaparecidos, aunque formaran parte del mundo afectivo de sus parientes más cercanos. Enterada de la desaparición del ami-go de la infancia de su hijo, Marta no se movilizó a favor del muchacho. María Olga [madre de Jorge Rafael] también fue informada de esa desaparición pero no pidió por Tillet a su hijo el dictador [...]. Mientras tanto, el amigo de su nieto fue descendido a las catacumbas de la dictadura, lacerado su cuerpo, tronchada su vida y desaparecido su cadáver. [...] (44)

Pero no todos los amigos de Carlos Miguel eran como ese. La prueba es este testimo-nio que nos llegó vía correo electrónico desde Madrid, España, escrito por Mónica Mehaudy, quien fuera una gran amiga de Carlitos desde épocas de su adolescencia. Dice así:

Carlos MiguelLa amistad adolescente es la que marca ciertos valores que nos acompañan toda la vida. Quizá porque en esa época el tiempo para el debate y la curiosidad son infinitos. Los adolescentes exploran la vida desde la perspectiva de la inmunidad, el riesgo y la inmortalidad...Mi amistad con Carlos Miguel (a pesar que nos conocíamos desde siempre) comenzó cuando yo tenía 13 y él 14 o 15 años. No terminó nunca...Fue el tercero de cinco hermanos varones en la familia Tillet. Inquieto, curioso, algo travieso, delgado, con el pelo rizado y mirada profunda.

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Si cierro los ojos y me sitúo frente a su casa recuerdo una puerta grande hermosa que daba a un hall en los que cabíamos todos, los amigos de Carlos Miguel, de Marcelito, de Luis, Eduardo y el pequeño Rodolfo, las novias, las primas... todos.– Pasá Mónica – decía mamá Tillet (mi querida ‘negrita’). – Vení, sentate, contame cómo estás...Y en el patio lleno de flores que da a la cocina con Eva sirviendo refrescos sentía el placer de estar allí.En esa casa, en ese clima de amor, respeto y bienestar creció Carlos.Estudió en San Patricio, le interesaba la historia y la filosofía y escribía poesías en su cuaderno Gloria, seguramente en las clases de matemáticas o biología.Siempre tuvimos largas e improductivas charlas sobre la fe, el dinero, el poder, la co-dicia, la bondad... Los sueños, la gente.Se enamoraba muchas veces, tenía éxito con las chicas. Disfrutaba de su barra de ami-gos, era divertido y tranquilo.No recuerdo verlo implicado en broncas y peleas de la edad.Solía vestir vaqueros ajustados que enfundaban sus largas piernas, camisas o remeras de muy buen gusto, mocasines o zapatillas, siempre muy cuidado. Detestaba su pelo rizado...recuerdo una noche en la que mi hermana Myrtha y yo le estiramos el pelo con la plancha sobre la mesa de la cocina de nuestra casa con un trapo húmedo ¡jajaja! Normalmente lo llevaba largo y engominado para estirarlo.En esa época le yó a Cortázar, Mafalda, Fromm y algo de Borges de quien polemizamos muchas veces.Íbamos al cine club y a los conciertos y conferencias del Colegio Nacional.Era romántico, creo, ya que su película favorita era El Graduado con Dustin Hoffman. Le impresionó el momento en el cual ‘el chico’ va por la carretera en su descapotable velozmente para rescatar a su amada a punto de casarse con otro, la escena está en-vuelta en un etéreo impresionante del tema “Mrs. Robinson” de Simon y Garfunkel.Pero tengo que reconocer que nuestra influencia más feroz fueron Los Beatles.Carlos amaba la música de Los Beatles. Sabía pelos y señales de la vida de cada in-tegrante. Sus favoritos eran John y George naturalmente.La rutina de los sábados era la siguiente: él salía con sus amigos o novia del momento y yo hacía lo propio (muchas veces coincidíamos). A una hora determinada nos encon-trábamos en la Plaza San Martín para ir a mi casa, en el momento en que mi hermano Jorge se había ido (salía más tarde) para tomar posesión de su magnífico equipo de música y su colección de Los Beatles. La velada duraba hasta las tantas... Muchas veces con Pancho (Francisco Heredia) también.

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Escribíamos las letras, las cantábamos y a veces las traducíamos. Su álbum favorito era Abbey Road. Le fascinaba “Eleanor Rigby” se reía mucho, mucho de la frase: “El padre McKenzie escribe un sermón que nadie oirá”.“Here comes the sun” nos ponía los pelos de punta.Carlos escribía para hacer canciones, tocaba la guitarra y a veces improvisaba con Edu al piano. Sus letras son profundas y llenas de contenido para un chico de su edad, casi melancólicas diría ahora.Compartimos una hermosa amistad durante toda la secundaria... Al irnos a la univer-sidad coincidíamos menos en Mercedes, pero siempre supimos las cosas importantes uno del otro.Soñaba con viajar y conocer el mundo, soñaba con casarse y tener hijos, soñaba con producir sus canciones, siempre lleno de energía, alegría y esperanza pero sobre todo soñaba con un mundo más justo y tolerante.Fue un amigo inteligente, fiel y entrañable.El tiempo nunca sanará su ausencia... Esté donde esté seguirá siendo mi querido amigo Carlitos.

Los siguientes son poemas/canciones de Carlos Miguel Tillet, publicados en 1985 en el libro: Desde el silencio, escritos de jóvenes secuestrados- desaparecidos durante la dictadura, con prólogo de Ernesto Sábato.

“Muchacha de otoño”

Sólo se ve la figuracuando el árbol se desnudaformando para tus pies un camino dorado.El cielo gris ha quedado puesto que tu has llegado,tu tristeza es alegríapara todos los que aman.Muchacha de otoño regresa ya...Que los pájaros te extrañan.El viento trae un canto, un canto de alegría,parece que estás por llegar en estos días.Muchacha de otoño regresa ya...Que los pájaros te extrañan.

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“Qué solos quedan”

Qué solos quedanlos que quedan en la tierra, si no tienen amorde un padre, mujer o amigo.

Nunca odies, aunque seas odiado, siempre ama,aunque seas pisoteado.

Qué solos quedanlos que se van sin haber amado aunque sea, aunque sea solamente a su hermano.

Conserva siempre el amigo con el que has crecido, reflejo tuyo seráde lo que has querido.

Qué solos quedanlos que quedan en la tierra, si no tienen amorde un padre, mujer o amigo.

“Pídele piedad al sol”

Recuerdas aquel lugar

de gran claridad,

mirar allí era soñar,

era volar y no sé qué más.

Sin calles, sin veredas,

sin cordones de electricidad.

Más todo oscureció,

fue la noche que llegó

y la tiniebla nos atrapó.

Pídele piedad al sol,

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pídele un rato más,

que se quede en este lugar

para que vuelva la claridad.

La gente a tropiezos va,

el tiempo no sabe dónde pisar,

las flores no tienen color,

ya no hay día en este lugar.

Pues todo oscureció,

fue la noche que llegó

y la tiniebla nos atrapó.

Pídele piedad al sol,

pídele un rato más,

que se quede en este lugar,

para que vuelva la claridad.

Carlos Miguel Tillet había nacido en Mercedes el 21 de enero de 1956. Cursó sus estudios en el Colegio San Patricio y los continuó luego en la Facultad de Derecho, mientras trabajaba en Tribunales. Le gustaba la música y escribía letras y canciones. Su gran sensibilidad lo acercó a los necesitados de las villas, a quienes visitaba y ayu-daba en lo que podía. Concurrió con amigos a cursos sobre el Concilio Vaticano II en Mar del Plata. Desapareció el 3 de diciembre de 1976 en Capital, alrededor de las 19.00 horas. (45) En su prólogo, Ernesto Sábato dice lo siguiente sobre los poemas publicados en Desde el silencio: Más acá o más allá de valores literarios, se manifiesta la alta cali-dad de los desdichados que los escribieron, su devoción hacia los padres y a la tierra que los vio nacer, una sensibilidad en ocasiones evangélica hacia los desamparados y olvidados por los poderes de la Tierra. Es una siniestra paradoja que el exterminio de miles de seres de este valor haya sido perpetrado en nombre de Dios, la patria y la fa-milia. Hay motivos para desgarrantes reflexiones sobre el destino de una juventud que fue parte de la mejor juventud argentina, cuyo único delito fue soñar con un mundo

más humano.

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En la playa con amigos y siempre con la música, su gran pasión. En la foto se ve a facundo Cabral, a quien encontraron casualmente.

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Los siguientes son poemas y cuentos hallados en el archivo del diario El Oeste del año 1975 y en la revista La Colombina del 24 de marzo de 2006. Ellos nos muestran diferentes miradas: por un lado la de escritores que vivieron la década del 70 siendo jóvenes o adultos; y por otro la de quienes vivieron esa época siendo niños, y la recuer-dan treinta años después. También se incorpora un recitado por milonga compuesto recientemente por un folklorista mercedino.

“Bárbara”

Bárbara tenía la sangre escarlata. Yo la vi volver un día, después de un mitin clandes-tino en el sótano de un viejo cine de barrio. Era por el mes de mayo de 1970 y hacía poco la había escuchado hablar de un ex presidente con un amigo que venía de Rosa-rio. También habló de secuestros y muertes. Y sangraba su frente.Bárbara me mostró los pájaros. Me dijo: “¿Ves? Son patos. Se sabe porque vuelan en formación, como una V, ¿viste? Pero hay mucha diferencia con estos otros patos, que si no te formás te borran. Esos, me dijo señalando el cielo, esos son libres.”Bárbara volvía de Trelew un par de años después. Había corrido por su vida abando-nando por el camino material comprometedor. Un compañero la había amonestado por eso. Y ella lo mandó de vuelta al lugar de donde todos hemos salido y declaró, para quién quisiera oírla: “Si aquí valen más las cabezas de algunos, si no es mi vida un valor importante para esta lucha, entonces estoy en el lugar equivocado.”Después siguió una violenta época de crisis. Regresó el General, amparado en la figura del Tío, envuelto en una nube de conflictos y parecía que los problemas se terminaban. Bárbara optó por la acción, como siempre lo había hecho, y se fue a Tucumán. Renegaba contra todo lo que sucedía, no se tragaba la fábula del indulto y repetía siempre: “Es el perro que no ladra el que seguro te muerde”. Supimos que estaba herida en un hospital clandestino. Supimos que se recuperó y que después se fue a

Poemas, cuentos ycanciones de ayer y de hoy

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Bolivia. “Soldado que huye sirve para otra guerra” me escribió desde allá. “Igual que el Comandante, que en paz descanse, yo voy a seguir luchando para que no te hagan formar como pato”.El General volvió en persona. Muchos pagaron un precio muy alto por eso. El General era un perro que no ladraba, Bárbara lo supo siempre. Después, nadie se preocupó por saber si el General había muerto como él quería, con las botas puestas. Lo cierto es que murió igual y dicen los que la vieron que Bárbara lloró.En 1975, una muñequita vestida de apellido, inútil títere de los buitres que sobrevola-ban la Casa Rosada, mandó acabar con el problema tucumano. Y entonces, realmente empezaron los problemas. Bárbara ya no pudo volver a Bolivia. Nosotros comenza-mos a vivir con el miedo constante, algunos vivían el festejo constante, la plata dulce. Había que cuidar lo que se decía y a quien.Bárbara regresó a Buenos Aires a mediados de 1979. Venía a “levantar todo por los ai-res”, me dijo. Había aprendido a fabricar explosivos. Un día de septiembre la casa del economista voló. Pero el tipo se salvó y Bárbara ya no fue la misma. Los compañeros venían a buscarla, la llamaban. Ella no los escuchó.Comprendió que había otras maneras de luchar y ya estaba cansada. La edad le pesaba en los hombros, la sangre le repugnaba. Bárbara, entonces, marchó con las Madres. Sin arrepentirse de nada, abandonó las armas justo cuando yo debí tomarlas. Era una guerra cruel, el sinsentido. Hacía frío, teníamos miedo. Yo sabía que no eran estos hombres los verdaderos enemigos, altamente entrenados, hablando inglés culto, protegidos del frío y preparados para el combate con la mejor tecnología. Pero no me quedó más que obedecer.Peleamos como ratas contra unas bestias que fueron invencibles.Desde un bote salvavidas vimos hundirse la vida de muchos amigos. El Crucero Ge-neral Belgrano se tragó nuestras últimas esperanzas. Yo sólo quería que terminara pronto.Bárbara me esperó con una guitarra, en una pequeña tarjeta decía: “Los patos mando-nes se fueron para siempre. Ahora te toca a vos”.Pero yo nunca regresé.

Celina Di Paolo, La Colombina, 24 de marzo de 2006, Mercedes (B).

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Niño de la limosna”

Niño de la limosna, sacudesmi corazón cada mañana, un vuelcoentre la angustia y la miseria es tu pedido.Mutilado de luz, hoyse escurrió entre tus dedos el juguete veloz,el gesto de alegría,el mínimo movimiento hacia el anhelo.Quedó trunca en la mañana mi esperanzade robarle un momento a la limosna. Tu cara, un grito de esperanza

y de urgencia.

Mirta Martínez, El Oeste, 25 de agosto de 1975.

“Brindis”

Advertí movimientos abruptos al otro lado de mi capullo, ecos acuosos de gritos aho-gados, temerosos y suplicantes; era aquella voz conocida y que siempre me había acompañado, sólo que ahora la rodeaban sombras, que se proyectaban contra la pared rosada y se movían amenazantes. Me vi obligado a salir, empujado al mismo tiempo por ese ambiente cálido y acogedor que me había cobijado desde tiempos inmemoria-les. Y una fuerza desconocida me sostuvo y me recibió con una frialdad desgarradora. Grité y lloré frente al asalto del mundo exterior y su desolación; la voz se amplificó en un llanto que se mezcló con el mío y sentí su cercanía necesaria, vibrante, que brillaba con luz propia sobre mis párpados cerrados. Pero otras voces intentaron acallarla, lle-gaban desde las sombras que se movían en la oscuridad envolvente, y hubo una batalla de voces, desigual e injusta. El dolor de la separación me llevó a clamar con todas mis fuerzas, mientras me alejaban de aquella voz, y su luz se apagaba tras la cortina en tinieblas. Grité mi desasosiego hasta quedar dormido y cuando desperté, acosado por un vacío interior, vi el mundo a través de un vidrio, borroso y desdibuj ado, al igual que otros como yo en la misma habitación, cada uno desde su propia campana de cris-tal. Hoy, después de treinta años de anestesia, cierro un ojo y veo con toda claridad a través de la copa que sostengo en mi mano, a las dos personas que me buscaron hasta

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encontrarme y han sido los guardianes de mi verdadera historia. Y en este brindis con mis abuelos, vuelvo a nacer al hombre que debería haber sido, alumbrado por una nueva luz, diáfana y esclarecedora, la luz de la verdad.La verdad está en todas las cosas, en todas partes, pugnando por aflorar. No hay des-apariciones del pasado que puedan borrarla, no hay mantos de sospecha que puedan taparla. La verdad siempre encuentra una salida, como una rata desesperada esca-pando a las aguas del naufragio, el naufragio de una sociedad, que como una nave de ladrillos, se hunde al querer flotar sobre las aguas del olvido. Exclamaré mi verdad a los cuatro vientos, para llenar ese olvido con mi voz, y tal vez la nave pueda navegar hacia el futuro, pero de ahora en más, con la memoria intacta.

Eduardo Scioli, La Colombina, 24 de marzo de 2006, Mercedes (B).

El autor no es hijo de desaparecidos, ni tiene parientes o amigos que hayan corrido esa suerte. Este cuento surge de la premisa básica de que para entender el sufrimiento de los demás, es necesario hacer el intento de caminar con los zapatos ajenos, en este caso y salvando las distancias, desde la posibilidad que nos brinda la ficción literaria. (46)

“Con todos los parias”

Quisiera pasarPor los barespor las villas, detenerme a la salida de los alojamientos, quedarme a conversar con los vagos ,con los borrachos, con los solitarios, con los locosy también con los tontos. Quisiera, esta tarde encontrar poetasen los baldíos,músicos en las casas vacías, paralíticos y deformesen las esquinas.Quisiera borrar para siempre los rostros hermosos y huecos, estúpidos y payasos, mezquinos y enfermos.

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Quisiera dejar en el olvidolas confiterías,las noches en ruina, los soles artificiales, el arte decadente, Quisiera vivircon los perseguidos,con los que exigen modificar esquemas,con los que tienen por casa el calor de su piel. Quisiera, sobre el finalde esta larga tarderobarte de tu casa, refugiarme en tu pureza, amarte en las plazas.Buscar en nuestra tierraUn brote de alegría para poder sembrar

con todas las palabras Semillas de la vida.

Patricio Lennard, 11 de noviembre de 1975.

Publicado el 14-11-75 en el diario El Oeste.

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“Estarán siempre” (Recitado por milonga)

Difícil de resolver, posiciones encontradas que no solucionaron nada, pero nos hicieron ver que era otro el parecer, distinta filosofía mostrada en el día a día,en el andar cotidiano,un sentirse más hermano,otra forma, otra teoría.Por eso se los llevaronnadie sabe bien a dónde, taparon como corresponde,porque limpio nunca actuaron, y después se preocuparon por cambiar la información,distorsionar la nociónque se tenía de las cosas, dejando en la nebulosa enigmas sin solución.Mientras tanto los que van esperando su regresono se conforman con eso, quieren saber dónde están, qué cosmos habitarán o qué fue de su destino, si su mundo es peregrino, qué estrella les dará luz, o están cargando su cruz por defender lo argentino.Los que sus hijos dejaron por mantener ideales,por acabar con los males

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que siempre nos implantaron, y al no estar más se llevaron tras ese obstinado empeño, el de no tener más dueños

y ser libres algún día

de la injusta tiranía

que nos frustró tantos sueños.

Si en algo se equivocaron,

errores hubo, seguro, al buscar un mundo puro alto precio el que pagaron,pero no todos erraron en busca de la justicia, demostrando con pericia su lealtad con el deber en un limpio procederque no concedió franquicia. Siempre están, nunca se han ido, van pisando nuestras calles,tal vez la memoria falle pero no serán olvido,están desaparecidos, pero un día volverán,su senda retomaránquizás con otra figura o con otra encarnadura,las cuentas se saldarán.

Letra y música: “Tito” Sanguinetti, Mercedes (B), 24-03-08.

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JuegosÉramos apenas niñas. Crecíamos bajo a atenta mirada de nuestros padres sin sospechar que otros ojos más atentos y voraces miraban mucho más.Los otros chicos de la cuadra también jugaban y crecían con la inocencia propia de la niñez.Cada vez que nos mandábamos alguna macana, poníamos nuestra mejor cara de “yo no fui”. Haciéndonos los mártires, disimulábamos la mancha de barro en el pantalón, la rotura del jarrón de la abuela Josefina, el olvido del bebote en el banco de la plaza... Y así nos reducían la pena de no mirar la tele por tres días a solo uno.En el barrio había una nena llamada Lucía. Nunca nos juntábamos; nuestros padres no nos dejaban. Tampoco los de los otros chicos de la cuadra. Entonces no entendíamos por qué; solo bastaba una mirada y un no para que abandonáramos la idea de invitarla a jugar.Alguna vez nos comentaron que lucía no era de “buena familia”, que nos iba a hacer mal su compañía. Pero no alcanzábamos a ver cómo “su compañía” podía hacernos mal.Sabía que esta pequeña, tan pequeña como nosotros, no tenía otras amistades y, mien-tras nosotros jugábamos a la escondida, al poliladron, a la mancha y otros entreteni-mientos, ella se quedaba en la casa con su abuela (siempre me preguntaba por qué sus padres no estaban ¿La habían abandonado? ¿Se portaba mal y la dejaron con su abuela como penitencia? ¿Estarían de viaje en el exterior?).Un día, a la hora de la siesta, mientras una de las nenas nos enseñaba a jugar a la rayuela y los varones jugaban a la pelota, vi a Lucía detrás de la ventana de su casa. Miraba con desconsuelo, con esperanza, con ganas de salir a la calle como todo niño a la hora de la siesta a jugar con otros niños. Y entonces me decidí; les dije a las demás que la invitáramos a jugar. Así como guardábamos los secretos de nuestras macanas infantiles, podíamos hacer un pacto de silencio y jugar con Lucía a pesar de nuestros padres. Y la llamamos. Y jugamos a llegar al cielo en la rayuela.Ahora que han pasado tantos años desde aquella época inocente, pienso que nuestros padres y muchos otros padres jugaron otro juego, perverso porque era consciente. Mientras algunos jugaron a ser Dios para decidir sobre la vida de los demás, otros jugaron a enterrar la cabeza en la tierra para no ver, ni oler, ni gustar, así de igual que el avestruz.

Guadalupe Ledesma, La Colombina 24/3/2007

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Versos de luchas y amores atardecidosMauricio Capaccio fue un reconocido folklorista, arreglador musical y cantautor mer-cedino. Nació en Mercedes el 14 de agosto de 1954 y se crió en el barrio de la 27, 50 y 52. Hijo de madre soltera, su hogar fue la calle; eso hizo de Mauricio un hombre bohemio, sensible y buen amigo. Su primer esposa, Silvia Taramasco, dice que Mau-ricio “hacía un culto de la amistad, se entregaba a sus amigos, eran su como familia”. En los años ’60 y ’70 funcionó en Mercedes el Centro Tradicionalista, un espacio de expresión cultural para los folkloristas locales, pero también un ámbito donde se expresaban las ideas nacionales y populares. Proliferaban en la zona las peñas fo-lklóricas; muchas de ellas a beneficio, y también se realizaba en Mercedes el Festival de la Canción, donde Mauricio participaba junto a varios músicos amigos. Este estilo musical, sabido es, tenía gran difusión entre quienes se oponían a la música extranjera y a la colonización cultural, pero se dividían entre quienes defendían sólo la tradición y los que se comprometían en sus letras con temáticas políticas y sociales. Este último grupo dio origen a las canciones de protesta. Se sabe de la presencia en Mercedes de Víctor Heredia y Armando Tejada Gómez, entre otros, en épocas en que integraron las listas negras de artistas prohibidos por la dictadura. Mauricio, quien se vinculó con ellos, escribía canciones como las que siguen:

“Octavo canto”

Yo vengo amor, de pisar en todas las arenas, vengo del bien y del maly yo, soldado de la huella, harapiento y tozudotomé la guitarra de los pueblos en que pasaba para cantar las cosas de mi gente.Detrás de esas canciones milagreras,vertiginoso es el camino que me trajo a Buenos Aires, quedaba un pasado de luchas y de amores,un estar en la Patria, que aún me duele, y un partir hacia el sur del exilioque hoy me llora en los ojos

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“Poemas de la prisión”

Ha despertado la primavera, el sol de octubre desciende florando los árboles de la casa,el poeta de abril parte en busca de soledades,las madres bizarras abren sus ventanas para alumbrar los rincones santificados,los sacerdotes y los penitentes acuden a los salmos en los patios linderos de las catedrales,los prisioneros somos liberadospor nuestro pensamiento...Libre entonces pienso en Stella... Mi hermana, ella es el sol, el aroma, el silencio,la sangre conquistada, ella es la madre... Y ten piedad de nosotros.

En esta letra Mauricio menciona a su amiga Stella Maris Bojorge, joven militante mercedina secuestrada de su domicilio en la ciudad, recluida en el centro clandesti-no de detención “La Cacha”, desaparecida y asesinada durante la última dictadura militar. Sus restos fueron recuperados por su familia en 2008. Fueron hallados en una fosa común en el cementerio de La Plata.

Stella Maris Bojorge

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“A Ernesto Cárdenas”

Señor, no me puedes culparpor haber amado a mi patria hasta quedarme sin ella. Ellos, se reúnen en tu casa, señor,a lavar sus mentiras a las que vuelven todos los días, y aceitan sus fusiles,y cenan en sus castillos mal habidos brindando por el mal. En tanto tus desposeídos desfilan por oscuros suburbios llevando con ellos y en sus corazonesniños desvalidos, chagásicos, diarreicos y además, todos los ángeles alucinados que han partido de tus templosdonde se cocina la complicidad.Señor, líbrame de esta noche eterna y de su luna endiabladaque alumbra esta senda de alucinación donde yo muero de soledad todos los días. Poco es lo que te pido,soy tu escriba y bien sabes que no me quejo cuando en las noches fríasdesciende la poesía hasta mi desesperación y yo te escribo plegarias de esperarte en esta tierra que no es mía.Señor, estoy cansado de no encontrarte, por eso te invento plegarias nuevas.Señor, tengo treinta y tres de mano, cuatro hijos, un amigo muerto y una flor silvestre que aromó mi marchapor los pasillos amarillos.Señor, un poco de paz es lo que te pido.

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“Tarde” A Lucho GoicocheaIn memorianLas noches tienen de Dios costumbres milenarias.La lluvia que inspira a los poetas sucede por la tarde.El miedo a la “Solapa” cuando niños, los primeros besos adolescentes, tu llegada a mi vida, tu partida, todo sucedió en las tardes. Ahora evoco a nuestros combatientes que andaban por los años setenta en los barrios marginales,Cambiando la revolución por un mate, atardecido.

Silvia cuenta que su casamiento con Mauricio lo festejó con un asado en el local del Centro Tradicionalista. De ese primer matrimonio nacieron sus hijos: Pablo, Elena y Evangelina.

De su segundo matrimonio con “Coca” Sánchez, nacieron Lucía y Josefina. Silvia no define una participación política de Mauricio en ningún partido en especial, pero cuenta que era muy amigo y seguidor del varias veces intendente justicialista Julio César Gioscio. Se animaba a decirle al viejo caudillo cosas que nadie más le hubiese dicho: “Julio, vos estás rodeado de un montón de ineptos”.

Finalmente, Mauricio “detuvo el tiempo una mañana”. Falleció el 10 de abril de 1995, como dice el diario El Oeste “en forma imprevista”. Tenía apenas cuarenta años y tantos amigos que su velatorio fue multitudinario. “Había desde gente muy humilde hasta jueces – dice Silvia – y Gioscio lloraba ‘a mares’, como si fuera su hijo, lo quería mucho”.

Antes de irse, como para dejarnos en legado un poema más, escribió:

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Esta canción será para mi vida, vida de andar solitario en la huella. De no poder llorar llevo una carga de despedidas, rezos y partidas. Soy caminantey junto a mi guitarraevoco el canto dulce de mi madre, su voz me da la luz,me da alegríaY en su regazo dejo mi poesía. Debo cantarantes de andar buscando nuevos cielos,Debo cantar, por siempre cantar fue mi destino.Amar tanto a la Patria, años de muerte, sombra y desarraigo.Vuelvo a la copla sencilla y primera en donde el canto lave mis heridas,yo sé que han de llegar los nuevos tiempos y junto a mis hijos celebrar mis díasyo detendré el tiempo una mañana junto a mi gente,

y ya no habrá partida...

Mauricio Capaccio en sus últimos años, fuente: archivo del diario El Oeste.

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Mauricio Capaccio en sus comienzos como músicoFoto: Diario El Oeste

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Versos de sangrar por dentroJuan José “Bocha” Retegui es un conocido humorista que permanentemente actúa en radio, televisión, teatro y festivales. Pero también es cuentista y poeta y, aunque esta faceta de su persona es menos conocida, en la década del 70 Bocha era uno de esos jóvenes artistas que caminaban nuestras calles. Por ello, no sorprende encontrar en dos de sus libros poemas que nos hablan de las tragedias de nuestra historia reciente.En el prólogo de uno de ellos, Ariel Petrocelli dice que, “Anclado en Buenos Aires nació el ‘Bocha’ del desarraigo”, quien “se puso a contar los cuentos de reír por fuera y sangrar por dentro”. Es que había nacido en Mercedes, donde por aquellos tiempos Buenos Aires tenía “el tiempo demorado”. Petrocelli afirma también que, dentro de su libro, “pasa el tiempo que nos pertenece a todos” (47). Tal vez sea esto cierto y esa fuese la razón para que Bocha Retegui escribiera poemas como los que siguen a continuación:

“Soneto a Matilde”

Matilde lágrimas, negro septiembre, un despertar asombro de reproche,Y “los versos más tristes esta noche”, por Pablo Chile poblando noviembre. El canto roto que tu pena siembre en la médula-roca será broche, por tu viento-metrallas de fantoche un llanto-siglo cubrirá diciembre.Matilde gris, no hay lamento de piel, los pueblos levantan su voz contigo, Sudamérica se arde en tus lágrimas.Salvador, salvador se alza con él un cóndor-luto cubre el sol contigo Matilde soledad,

angustia en llamas.

Septiembre de 1973

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Dedicado a Matilde Urrutia, esposa de Salvador Allende, presidente deChile derrocado ese año por el dictador Augusto Pinochet.

“La muerte”

Para Armando Tejada GómezEsta mañana vino...Y en su eterno regreso,de una sola palabranos cambió la sonrisa de un amigopor cincuenta años de recuerdos. Después se fue en silencio,sin fijarse siquiera en una lágrima,Pero antes de marcharse, como siempre, dejó una vuelta paga.Poeta nuestro...La muerte también sufre desengañosen la vida,hoy te llevó con ella, pero no pudo llevarse tu poesía.

“Los sembradores de la montaña”

Cuando hablo de sembrar la tierra, digo sembrar la tierra del mañana, quiero saber que en todos los rincones Latinoamérica siembra su esperanzacon todas las manos y las voces,desde la tierra del sol y las tonadas,con los niños descalzos, a criterio del alba, siembra su siembra el sembrador Tejada.Cuando tenga la tierra, Ariel de Salta, se encenderá en un grito la bagualaSobre la misma roca, Sur arriba,

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repique de cajón, manos mulatas entre palmo y palmero,forzándole la rima a las palabras,siembra y resiembra sus sones Nicomedes, apretando los dientes de su raza,Pablo Chile, el de los versos tristes, tras la medulda-roca milenaria,Con todo el dolor de mis hermanosgerminando su sueño en las guitarras. Más allá del tiempo y las angustias, desde el mismo corazón de las gargantas,volcánica y frutal anda en el aire en la urgencia de Rubén de Nicaragua.A todos los que siempre permanecen en el brillo azulado de la lágrima,¡no me he olvidado de ellos!Sólo he juntado los sueños cardinales de la semilla latinoamericana,y finalmente quise nombrar a Federico

¡por la sangre de aquella madrugada!

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Carta de unasemilla a otraAna [...] pertenecía al partido Montonero [...]. Su compañero fue un combatiente de relieve y se llamaba Quique. [...] La recuerdo en las asambleas, ganando todas las discusiones, [...] cantando y bailando en el hall de la facultad ‘¡Que entren todos, cara-jo! ¡Ingreso irrestricto, carajo!’ Era linda y delgada. Quedó embarazada en el ’76 [...].Cuando cambió de frente [...] ya no volvimos a verla, pero seguíamos teniendo noticias suyas a través de otros militantes.‘Ana tuvo un bebé precioso’. [...]‘Ana está clandestina’’.‘Ana pasó un día entero sin poder darle absolutamente nada de comer al nene’. [...]‘Cayó Quique, el marido de Ana’. [...]Para el 25° aniversario del golpe la Comisión Pro Casa de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora organizó un mega recital en el estadio de Ferrocarril Oeste. [...] Se reservaron entradas para los invitados [...] de los organismos de Derechos Hu-manos [...].Allí [...] subirían al escenario las Madres, sus colaboradores, los artistas [...] y un re-presentante por cada organismo. Sugerimos la presencia de varios hijos y designaron a dos representantes de la agrupación, una hija y un hijo, llamado Wado. [...] Nueve meses después, el nombre Wado aparecería en los diarios vinculado a la salvaje repre-sión que cobrara casi cuarenta muertos durante la insurgencia contra el gobierno de De la Rúa [...].En la mañana del 20 los bestias de la Federal cargaron [...] contra las Madres de Plaza de Mayo. No se salvaron ni las abogadas que [...] concurrían a los juzgados. Atrope-llaron, secuestraron, lastimaron, rebanaron dedos, todo [...] presagiaba una tarde sangrienta.[...] El 20 de diciembre era jueves. Día de ronda y de pañuelos. [...] La Casa de las Madres [...] queda en Piedras 153, a pocas cuadras de la plaza. Esa calle, como tantas aquella tarde en Buenos Aires, se convirtió en batalla campal, tierra arrasada.[...] La consigna fue dejar entrar a todo fugitivo a los pasillos del edificio, y mientras en la esquina la montada cargaba una y otra vez, a la marchanta y contra lo que venga, [...] reventando gente a piacere, en la Casa nos abocábamos a una tarea primordial: ubicar sin demoras a tres hijos secuestrados por la policía.

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Eran un Julio, otro Julio y Wado.[...] La maquinaria solidaria ya estaba funcionando en todas partes. [...] A última hora regresaron un compañero y otra de las Madres [...]. Traían buenas noticias: [...] Wado ya estaba en su casa. Lo había salvado un médico avisando que entró herido al hospi-tal. (48)

Los recuerdos pertenecen a Marisa Sadi, nacida en Buenos Aires en 1957, estudiante de sociología de la UBA, donde militó en la JUP. En 1978 abandonó la facultad para escapar de la represión. Al finalizar la dictadura se convirtió en activa militante por los Derechos Humanos y realizó una investigación sobre la organización Mon-toneros, avalada por una universidad de Canadá. En su libro incluye un artículo de Página 12, del 23 de diciembre de 2001, escrito por Miguel Bonasso, y transcribe fragmentos sobre el caso de Wado:

El jueves último, efectivos de la seccional segunda de la Policía Federal golpearon, torturaron con picana eléctrica portátil, secuestraron, amenazaron de muerte y mantu-vieron ilegalmente privado de su libertad al ciudadano Eduardo de Pedro, de 25 años. También ocultaron su arresto clandestino a la jueza federal María Servini de Cubría, que preguntó concretamente por el paradero del secuestrado en la comisaría segunda. [...]Por suerte, de Pedro se salvó de un destino peor al sufrido gracias a un oportuno cho-que del patrullero que lo transportaba y a la actitud valiente de un médico del Hospital Argerich que alertó sobre su presencia en el establecimiento. También gracias a que tenía a sus espaldas al sindicato de empleados judiciales. [...]Eduardo de Pedro (Wado, como lo llaman sus amigos) es un muchacho amable, de apariencia frágil, signado por un destino que se inicia en la dictadura y continúa en democracia. Su madre y su padre están desaparecidos. El padre, Enrique de Pedro, desapareció el 22 de abril de 1977 y la madre, Lucila Révora, el 11 de octubre de 1978. Estaba embarazada de nueve meses, por lo que se supone que Wado tiene un hermano o hermana posiblemente entregado a represores. Él mismo fue durante meses un bebé en cautiverio, hasta que unas tías, hermanas de su madre, lograron rescatarlo. Actual-mente estudia abogacía, trabaja en la Unión de Empleados Judiciales y milita en la agrupación H.I.J.O. S.Wado cuenta que estaba junto a la gente caminando por la diagonal cuando, en una carga de la caballería, un policía le arrebató el bolso. Él lo fue a reclamar y un policía le puso la Itaka en la sien, aconsejándole que se retirara. El fotógrafo Damián

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Neustadt arriesgó su vida para obtener una secuencia de fotos que muestran este he-cho. Bonasso cuenta que un policía amenazó de muerte a Wado si contaba lo sucedido. Continúa el artículo:Cuando Wado cometió el error de gritar ‘ ¡Soy de HIJOS!’ comenzaron a pegarle, lo torturaron con picana eléctrica portátil, etc. El patrullero que lo transportaba chocó porque el animal que lo manejaba se dio vuelta para seguir pegándole. La gente se arremolinó por el accidente. Una mujer se ofreció para atender al prisionero, porque era médica. Wado aprovechó para pedirle a los gritos que lo lleven en ambulancia a un hospital.Ya en el Argerich el médico de guardia al ver las lesiones entendió enseguida lo que había pasado. El neurólogo que lo revisó después, ordenó a los policías que lo dejen solo y tuvo el coraje de avisar a los compañeros de Wado en el gremio de Judiciales. [...] Al rato cayeron el Secretario General de Judiciales, el asesor del Defensor del Pueblo y un abogado del CELS. Los policías querían llevárselo pero había demasiada gente dispuesta a impedirlo. El hijo de desaparecidos volvía a vivir.Según Bonasso, el secretario del gremio se comunicó con Servini de Cubría para pe-dirle por Wado, ella se presentó en la comisaría segunda, pero se lo negaron. Antes le había ocurrido lo mismo a una abogada. En tanto, dos diputadas exigieron ver a los presos de la comisaría. Grande fue su sorpresa cuando encontraron preso al Defensor Adjunto de la Ciudad, quien también pidió por Wado porque había visto su bolso en el patio de la comisaría. El fotógrafo Damián Neustadt llamó a la Defensoría para de-nunciar lo que había fotografiado, lo que motivó otro hábeas corpus, a los cuatro que ya habían presentado amigos de Wado que vieron las escenas por televisión.Wado continuaba en el Argerich sin saber nada de todo esto, hasta que un juez ordenó su liberación directamente del hospital a su casa, sin pasar por la comisaría.

Un mes más tarde, en enero de 2002, Marisa Sadi se encontraba junto al Equipo de Antropología Forense. Dice:

Por la pantalla de la PC desfilaban los datos. [...] Buscando información [...] apareció un nombre. Desconocido. [...] Empecé a tomar nota [...]Lucila Révora, ‘Ana’.Al ver el apodo me acordé de nuestra Ana. [...] El hijo de Ana tiene 25 años [...].Ella venía del Frente Universitario. [...] El compañero era Enrique de Pedro [...].¿Enrique de Pedro no es el padre de Wado, el chico que secuestró y torturó la cana el mes pasado? [...]

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¡Hey! El hijo de Enrique de Pedro... Enrique... ¡¡Quique!! ¡Quique, el marido de Ana! Empezamos a revisar cuidadosamente cada dato.Lucila Révora era ‘mi’ Ana. Y ‘Wado’ – el digno representante que nos acompañó en el escenario de Ferro el 23 de marzo y a quien tanto buscamos el día de la represión el Plaza de Mayo – resultó ser aquel bebé que se había quedado sin comer y yo recordaba cuando ‘miraba a los pibes de H.I.J.O.S. de veintitrés, veinticuatro años pensando que alguno podía ser el hijo de Ana. (49)

Lucila Adela Révora de de Pedro – así la recuerdan sus familiares y amigos en un me-morial publicado en Mercedes en 1996, a 20 años del golpe – nació el 17 de septiem-bre de 1953. Le decían “la buenaza”, porque era dueña de una solidaridad envidiable. Egresó del Colegio Misericordia en 1971, siendo elegida mejor compañera. Luego comenzó psicología en la UBA. Militó en la JUP y realizó trabajos sociales en barrios humildes. Se casó con Enrique de Pedro y tuvieron a Eduardo (Wado). A Enrique lo asesinaron en 1977 a pocos meses de nacer su hijo. A pesar de la soledad y el dolor, Lucila continuó con su compromiso por una sociedad más justa. La desaparecieron de su casa estando embarazada de su nueva pareja el 11 de octubre de 1978. Su familia presentó hábeas corpus, visitó hospitales, cementerios y reclamó ante Amnisty Inter-national, ONU y CONADEP. La respuesta fue el silencio.

Marisa Sadi aporta más información acerca de los últimos días de Lucila y de su des-aparición, en su relato la sigue llamando Ana, su nombre de combatiente cuando pasó a la clandestinidad. Así habla del encuentro de Ana/Lucila con una amiga:Ana y Pupi eran muy amigas. Ambas se encontraban en octubre del 78 cursando em-barazos avanzados. Cada una tenía además un niño pequeño. ‘El Pichu’ (así llamába-mos en aquella época a Wado) era hijo de su primer compañero. [...] Posteriormente Ana formaría pareja con Carlos Fassano.[...] Al nivel orgánico de Ana [...] los encuentros entre militantes [...] por relaciones amistosas potenciaban la posibilidad de nuevas caídas. [...] Pupi y Ana tenían un pac-to: habían acordado que si una caía, la sobreviviente se encargaría de cuidar al hijito de la otra.Aquella tarde de octubre del 78 – el día anterior a la caída de Ana – las dos amigas se encontraron en una plaza de Buenos Aires. Mientras el Pichu y María jugaban en la arena ellas protagonizaban el último encuentro. Pupi guarda la última imagen de Ana yéndose, estaba atardeciendo, y recuerda que no querían desprenderse, no lo sabían a ciencia cierta pero intuían la despedida, estaban recorriendo los tramos decisivos del

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final [...]. Gracias a esos encuentros furtivos las tías recuperaron a Wado después de la caída de su madre. Fue Pupi [...] quien avisó enseguida a la familia, poniendo en marcha los mecanismos de la búsqueda. Después del aviso una de las hermanas se dirigió a la casa de Floresta, recogiendo indicios que ayudaron a recuperar al nene y confirmaron lo ocurrido en el operativo. De otro modo [...] Wado podría se hoy otro chico apropiado.[...] Un montonero [...] enviaba a su hijito a un jardín de infantes ubicado a una cuadra del domicilio. El operativo fue tan descomunal que hasta se evacuó el colegio antes del mismo. [...] Logró reunirse con datos ciertos que sumados a los recogidos por la hermana de Ana en el lugar y al testimonio de vecinos y sobrevivientes del Olimpo, permitieron reconstruir el operativo.[...] La dictadura y los medios de prensa de la época tergiversaban deliberadamente y en forma sistemática los hechos relacionados con la represión para [...] ocultar sus sal-vajadas. [...] De acuerdo al testimonio de varios sobrevivientes del Olimpo, la versión acabadamente falsa del enfrentamiento incluiría, además de los móviles habituales, otro motivo [...].Hoy, [...] entrando al sitio de Internet ‘Foro de la verdad histórica, Boletín informati-vo causa menores N° 8’, los militares – bajo pretexto de demostrar que no existió el robo de bebés – siguen sosteniendo la falacia. Allí, al referirse a ‘Lucila Révora, terrorista caída en sonado y sangriento combate’ se señala que ‘como resultado del enfrentamiento habrían habido tres muertos y un herido grave. Los muertos fueron Fassano, la Révora, y un oficial de policía por ella asesinado por la espalda; el herido grave es un oficial del ejército.’ El ‘Foro de la verdad histórica’ indica que se remite a la información aparecida en el diario La Nación, página 16, 6ta columna, del 12 de octubre de 1978 [...].El artículo indica que [...] los efectivos se proponían detener ‘a un grupo de diez delincuentes subversivos que se encontraban en el departamento.’[...] El cuento de los diez bien pudo ser un pretexto para justificar tamaño operativo, pero [...] de acuerdo al testimonio de los ex prisioneros de “El Olimpo” y a los datos recogidos en el lugar, [...] otra parece ser la verdad de la historia.Los militares habían tomado conocimiento que en la casa de Floresta había una fuerte suma de dinero.[...] La repartija del botín no entraba en sus cálculos, ni siquiera con los propios ca-maradas [...]. [...] Dentro de chupadero se conoció la siguiente versión de los acontecimientos: del operativo en la casa propiamente dicha participaron seis tipos [Entre ellos el conocido

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represor llamado ‘el Turco Julián’]. Entran tirando [los tres primeros]. A la pareja la matan en el acto. Al nene lo encuentran en la bañadera. [...] Los tres que [...] se encon-traban afuera tiran a los que ya estaban adentro de la vivienda. Uno muere y dos que-dan heridos. Se estaban matando entre ellos para quedarse con la plata. [...] Podemos citar también el testimonio judicial de [otro] ex prisionero [...] que publica en Internet la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos: ‘Julián le refiere durante su libertad vigilada que había fuertes disputas internas entre los grupos operativos para quedarse con el botín económico de los secuestrados. [...]Resulta por demás interesante el [...] relato que aportara [...] en sede judicial la vecina de Ana: ‘Siempre siguió viniendo personal uniformado, no sé qué buscaban pero estaban desesperados; llegaron incluso a decirme que me iban a levantar las alfombras de mi casa’.Los que salieron vivos del centro clandestino cuentan que la pelea siguió [...] adentro: [...] en el Olimpo [...]. Este episodio [...] revela el grado de locura imperante el los pozos de la dictadura.Según declara el abogado Osvaldo Acosta [...] en el Juicio a las Juntas [...], a mediados del 78 se produce un enfrentamiento con montoneros. Al ingresar los efec-tivos del Olimpo encuentran una importante cantidad de dólares que cada uno de los oficiales se apresuró a guardar en sus [...] bolsillos. Acosta tomó conocimiento de la situación al escuchar el interrogatorio a un herido. Este interrogatorio duró muy poco: le preguntaban solamente por la cantidad de dinero que había en la casa. [...] El hombre, torturado y herido, [...] confesó que en el interior había una suma de 150.000 dólares. Eso generó una tremenda disputa entre los oficiales, algunos se fueron a las manos, otros exhibieron armas y se armó un gran escándalo, amenazando varios con denunciar a sus superiores [...].

En junio de 1977, luego de la caída de su esposo Enrique de Pedro, una amiga exiliada le ofreció a Lucila salir del país. Ella le respondió con la siguiente carta:

A Quique lo mataron, como ustedes ya se enteraron, para mí es tremendo, no lo pue-do soportar, era el hombre más hermoso que existe, como pareja era dulce, cariñoso, alegre y triste, habíamos comenzado a formar una familia en serio, cosa que nos era difícil, pues siempre es más fácil ser una pareja de compañeros con un hijo que ser una familia montonera, y en eso andábamos, éramos muy queridos por la gente del barrio donde vivíamos. Con el Pichu era hermosísimo, lo cuidaba, lo bañaba, le daba de comer y jugaba todo el tiempo con él, el Pichu lo oía llegar y ya se empezaba a reír.

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Y como compañero y jefe era justo, humano, flexible, muy reflexivo y con una capa-cidad muy grande para amar al pueblo, a los compañeros de trabajo, a los vecinos, a todos los que conocía y no conocía. Creo que no se puede expresar aquí lo que era, uds. lo conocieron, pero creo que en este último año, superó muchísimas cosas, y se convirtió en un ejemplo de marido, padre, compañero y jefe.Mi objetivo es que el Pichu viva en un sistema socialista, sin alienación, yo estoy aquí por él y por todos los demás Pichus de la tierra, no creas que es inconciencia o inma-durez, en estos momentos no es joda, y cada uno de nosotros vive pensando en todo, la muerte, el costo, si vale la pena o no, si después será mejor, etc.Yo quiero vivir, y espero vivir muchos años, sobre todo por el Pichu, para darle todo el amor que siento por él, y enseñarle cómo era su padre, y cuánto lo quería, si no estuviera él, no sé si me importaría tanto vivir, seguro que no, porque con Quique se fue toda mi vida, sólo vivo del recuerdo hermoso de dos años de amor, y sólo pienso que está enterrado, que no ve, no ama, no odia, no piensa, que ya no es. Sólo vive en mí, en los compañeros y en la gente que lo quería. Pero él, toda esa fuerza que era su vida está muerta. Tengo muchísimos deseos de poder creer en Dios, para por lo menos consolarme y pensar que ahora es espíritu, pero no creo, y la realidad es más tremenda que cualquier ilusión.Lo peor no es el que se queda, sino el que se va, ‘al que lo van’, que hasta el 21 de abril a las 17.30 era vida, y a partir de ahí no es.El Pichu al principio se puso mal, lloraba y estaba triste, un poco porque me veía a mí, y otro poco porque lo extrañaba, oía un silbido y miraba ansioso para ver si era el viejo, y cuando reconocía otra cosa se ponía mal.Ya le han salido dos dientes y dice papá todo el día, es hermoso y buenísimo, es igual a Quique. Vive comiendo y durmiendo, el 11 cumplió 7 meses y pesa 10 kgs. Me dijo Lidia que les mandó una foto.Espero poder criarlo yo, y bien, como queríamos con Quique, sólo que ahora me pare-ce todo más difícil al tener que hacerlo sola.Silvia, yo no me voy, porque le debo mucho a nuestros muertos. Quique, Mingo, Jai-mito, Carlitos Agosti, y miles de compañeros caídos, cada minuto mío es de ellos, y de los que vendrán, y de los que hoy pasan hambre. (50) Había que estar ahí el 20 de diciembre, buscando a Wado [...], sin saberlo el hijo de una compañera perdida hace un cuarto de siglo, mientras [...] abajo, en esas calles [...] donde se dio la verdadera batalla el día de la insurrección, seguían matando y secues-trando pibes con gusto, con fervor, eufóricos. Había que verlos – réplicas de entonces – cuando bajaron esos cuatro de un coche particular, jóvenes, con jeans y zapatillas;

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cuando el que manejaba clavó los frenos justito en la puerta del edifico y con la mis-ma rapidez y el mismo ímpetu de otras épocas se mandaron apuntando sus tremendas metralletas hacia la Casa donde nuestros compañeros les arrebataban las presas dando refugio a tanto perseguido. Había que ver desde arriba cómo apuntaban los fierros para tirar, todo en un abrir y cerrar de ojos. [...] Colgar en el balcón cualquier cartel de esos que llevamos a las marchas, de tela, improvisadamente ‘para que sepan que ésta es la casa de las viejas’. [...] La frase soltada justo a tiempo desde el primer piso: ‘¡somos las Madres!”. Verlos clavar los talones una fracción de segundo antes del desastre, mirar hacia arriba los cuatro al mismo tiempo registrando el cartel y midiendo con-secuencias. [...] Observarlos volver sobre los pasos, la patota... subirse al coche operativo y rajar. [...]Certificar que todavía están ahí, inconfundibles, con otras caras, las mismas pilchas, [...] transportados al presente [...]; anotando, aguardando agazapados por activar otra maquinaria, la de picar carne, [...] tal cual antaño.[...] Mientras rastreábamos a un hijo de desaparecidos desaparecido en democracia, ignorando que buscando a Wado buscábamos al ‘Pichu’ [...], al hijo de Lu, de Ana, aquel gordito que se había quedado sin morfar. Y hubo que estar también, [...] frente a frente con el pibe, en una cita acordada sin urgencias, postergada varias veces [...]. Supe que tuvo una muy buena infancia, en Mercedes, con sus tías. Que le contaron, claro, pero hasta los diecinueve sus viejos estaban desaparecidos: ‘de los montoneros nada’ Que entonces se mandó, solito, a la casa de Floresta donde cayó su madre.‘Y toqué el timbre al lado. Y salió una chica de unos veintinueve años; le dije que es-taba averiguando por un operativo [...]. Y la piba empezó a gritar llamando al resto de la familia [...] “¡Vengan, vengan, el Pichu, el Pichu, el hijo de Mirta, el hijo de Mirta!” “¿Yo? No, no.” “Perdón, hay un error ¿Mirta? ¿El Pichu? ¿Qué Pichu?”Era escucharlo y evocar. Las compañeras lidiando con los pibes, las panzas, los vaive-nes de la militancia, clandestinas, la humanidad del militante, esa suerte de amor hacia lo humano de manera universal reflejada en todos los planos de la vida. La calidez, los más queribles del barrio [...] la relación con los vecinos, [...] auténticos vínculos, afectos genuinos. [...] Se fueron... pero nos dejaron a todos, de un modo u otro, la marca [...].Wado me contó su ingreso a HIJOS. La decisión de ver a los sobrevivientes del Olim-po, testimonios cruciales acerca de su madre [...] Poco y nada pude aportarle yo [...]; el nombre ‘Ana’, por ejemplo; ese no lo tenía. Pero el resto era historia conocida.

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Para mí, en cambio, esa charla sería [...] una contribución decisiva a la hora de cerrar historias”.(51)

Finalmente, Eduardo de Pedro, Wado, el hijo de Ana o Lucila Révora y de Quique de Pedro, el que una vez se quedó un día entero sin comer, el que se salvó de ser un niño más apropiado por represores, el que fue secuestrado y torturado por la federal en diciembre de 2001, el que no pudo vivir – como quería su madre – en un sistema socialista, habla:

Mi viejo vivía en capital y mi mamá nació acá en Mercedes. Mis dos viejos eran de Montoneros y mi vieja era la responsable de la JUP de Psicología y de Filosofía. Des-pués se metió en la estructura de la organización, y era la coordinadora de Capital. La militancia política no tenía nada que ver con la militancia política tradicional, de partido político, unidad básica y comité. Era una militancia más con el cuerpo, una militancia más comprometida en un proyecto más a largo plazo. Era una militancia... se puede decir integral.Mis viejos eran gente muy convencida, con mucha ética, con mucha honestidad. Dos personas jugadas, muy comprometidos, íntegros. Ellos pelearon en contra de la dicta-dura por nosotros; así que para mí son héroes, me generan muchas ganas de ser pare-cido a ellos. Son una muy buena guía, una estrellita para ver. (52)

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Fotografías de Lucila Révora, Quique de Pedro y su hijo Eduardo (“Wado”), fuente SADI, MARISA (2004), Montoneros, la resistencia

después del final, Bs. As., Ed. Nuevos Tiempos.

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La última lecciónEl 4 de julio de 1976, un grupo de tareas ingresó a la casa parroquial contigua a la igle-sia de San Patricio en el barrio de Belgrano, ciudad de Buenos Aires. Allí se encontra-ban tres sacerdotes y dos seminaristas, que serían asesinados a balazos y encontrados muertos al día siguiente. Al conocerse la noticia en Mercedes, el 6 de julio de 1976 el diario El Oeste publicaba un comunicado municipal.Ante el vandálico atentado que costara la vida a los padres Alfredo Leaden, Alfredo Kelly y Pedro Dufau, la Municipalidad cumple con el doloroso deber de expresar su sincero pesar por la desaparición física de los sacerdotes mencionados, como así tam-bién manifestar su enérgico repudio a hechos de esta naturaleza que nada contribuyen al espíritu de paz y unión a que aspira el pueblo argentino y que demuestra, inequívo-camente, la finalidad perseguida por sus autores.Los curas asesinados eran Alfredo Leaden, Pedro Dufau y Alfredo Kelly. El padre Leaden había sido ordenado sacerdote en San Miguel en 1942, desde entonces pasó por diferentes destinos como Mercedes, Rawson, Castelar y Belgrano. Según consta en el expediente judicial, en este último destino encontraría su muerte de nueve bala-zos en el tórax y en la cabeza. Junto a él mataron a Pedro Dufau, quien fuera alumno pupilo en el Colegio San Patricio de Mercedes, y ordenado sacerdote en esta ciudad en el año 1935. “Alfie” Kelly era oriundo de la ciudad de Suipacha, donde nació el 5 de mayo de 1933. Los seminaristas eran Salvador Barbeito Doval y Emilio Barletti.

Padre Alfie Kelly , Padre Alfredo Leaden , Padre Pedro Duffau

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Según una publicación del semanario local Protagonistas, la revista Cruz del Sur, per-teneciente a la colectividad irlandesa afirmaba que, desde el siglo XIX, Mercedes era considerada como “la capital de Irlanda en la Argentina” (J.M.M., S/F). Y debe ser así, porque en un artículo publicado en la revista Todo es Historia, Andrew Graham-Yooll habla de la importancia de la inmigración irlandesa en la zona. Allí dice:

[...] Avanzando por la ruta 8 en la provincia de Buenos Aires aparecen los nombres de Doy-le, Duggan, Gahan, y Diego Gaynor en señales que apuntan a desvíos hacia pequeñas poblaciones. Hay un pueblo llamado Gowland saliendo de la ruta 7 y más afuera aparece uno de nombre Drabble y otro que se llama Heavy.Son los nombres que pertenecen a inmigrantes, irlandeses [...], que en el siglo dieci-nueve recorrieron el largo camino desde [...] Irlanda [...] hasta el sacrificio [...] que representaba reconstruir sus vidas y echar raíces en un nuevo país.[...] Los cementerios en Suipacha y en Mercedes, en Areco y en Giles, revelan la pre-sencia de familias irlandesas [...] en la zona. La aparición de cruces celtas (una cruz enmarcada en un círculo) en Mercedes dan testimonio de un arraigo en el recuerdo del país perdido y de la instalación en el terruño adquirido. La iglesia de San Patricio, figu-ra principal en la historia y la religión irlandesas, en Mercedes, construida en imitación del estilo gótico del siglo XIX e inaugurada en 1931 (con sus 72 metros de altura y un órgano alemán de cinco mil tubos y más de 70 registros) es testigo espectacular de la presencia colonizadora. [...] (53)El artículo finaliza diciendo: [...] Para cerrar este punto sobre los irlandeses vale la pena (la frase no podía ser más justa) regresar al lugar donde comenzó este relato, a Mercedes. En el cementerio de los irlandeses yacen los restos de los curas palotinos asesinados por la última dictadura militar el 4 de julio de 1976. Son lápidas simples que evocan el sacrificio de los muertos, y a través de ellos toda la epopeya del afán de libertad de los irlandeses en la Argentina [...].

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Al principio todo era confusión. Un comunicado del Comando de Zona 1 del Ejército intentó inmediatamente manipular la información responsabilizando del hecho a de-lincuentes subversivos, y decía: “El vandálico hecho fue cometido en dependencias de la iglesia de San Patricio, lo cual demuestra que sus autores, además de no tener Patria, tampoco tienen Dios.”(54) Pero una tenebrosa inscripción dejada por los asesinos en una de las puertas del interior de la casa decía algo distinto: “Estos zurdos murieron por ser adoctrinadores de mentes vírgenes y son del M.S.T.M”. La inscrip-ción acusaba a los curas y seminaristas de Belgrano de pertenecer al Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, lo cual echaba por tierra la versión de los delincuentes subversivos.Por su parte, el padre Roberto Favre pronunció un valiente sermón ante unos tres mil fieles y altas autoridades militares en la misa por los cinco religiosos asesinados, allí dijo:

No puede haber voces discordantes en la reprobación de estos hechos. Hay que rogar a Dios no sólo por los muertos, sino también por las innumerables desapariciones que se conocen día a día. En este momento debemos reclamar a todos aquellos que tienen alguna responsabilidad que realicen todos los esfuerzos posibles para que se retorne al Estado de Derecho que requiere todo pueblo civilizado.(55)

“Era mucho pedir – afirma Leonardo Torresi en su artículo de la revista Viva publica-do en 2006, a treinta años del golpe militar y con motivo del inminente estreno de la película 4 de julio, de Pablo Young y Pablo Zubizarreta – La dictadura militar llevaba poco más de tres meses en el poder y en la iglesia de Belgrano acababa de demostrar que no tenía límites a la hora de matar”.

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La verdad de los hechos es la siguiente: En la madrugada del 4 de julio de 1976 un grupo de hombres armados llegaron hasta la casa parroquial en dos autos, el hijo de un militar se presentó en la comisaría y realizó la denuncia. Al llegar al lugar un patru-llero, los policías hablaron con los ocupantes de los autos sospechosos, quienes luego se acercaron a otro policía que custodiaba la casa del militar y le dijeron: “Si escuchás unos cuetazos no salgas porque vamos a reventar la casa de unos zurdos”. Finalmente entraron y reunieron a los tres curas y a los dos seminaristas en una sala que se uti-lizaba para mirar televisión. Allí los hicieron arrodillar y los acribillaron – según las pericias policiales – disparándoles al menos 73 balazos. Sobre el cuerpo del semi-narista Salvador Barbeito, los asesinos habían colocado un póster que descolgaron de la pared de una de las habitaciones de la casa. Tenía un dibujo de Quino, en el que Mafalda, señalando el bastón de un policía, dice: “Este es el palito de abollar ideo-logías”. Otra inscripción dejada como mensaje siniestro por parte de los asesinos era: “Por los camaradas dinamitados en Seguridad Federal. Viva la Patria. Venceremos.”En Mercedes (B), una publicación de Familiares y Amigos de Detenidos, Desapa-recidos y Asesinados por la Dictadura, con motivo del veinte aniversario del golpe, recuerda de la siguiente manera al padre Kelly:

Los domingos por la mañana, los ocho miembros de la familia [Kelly], acomodados en el Ford T, se dirigían con sus mej ores galas a las parroquias palotinas de Suipacha y Mercedes. Este último destino provocaba en los más chicos una especial alegría: podrían jugar antes del tradicional pic-nic familiar en los alrededores de la estación del ferrocarril San Martín [...].La visita a las iglesias y el trato con los curas [...] ayudaron a gestar en Alfie la decisión de entrar a la casa de formación palotina en Rawson. Los años transcurrieron en el Colegio Máximo de San Miguel, donde la formación jesuítica dej aría su marca en él [...]. Luego vendría Roma, donde completaría sus estudios y, finalmente, en presencia de su numerosa familia, la [...] ordenación sacerdotal en Mercedes, en 1957.La residencia del sacerdote de 24 años sería la mercedina San Patricio. Son los tiem-pos de VIPOAL (Vivir por Algo), un grupo de formación juvenil fundado por Kelly, en el que podría desarrollar su facilidad para entrar en contacto con la juventud, con el pueblo. [...]Tanto el sacerdote palotino Peter Davern, [...] como Isabel Mac Dermott, religiosa a cargo del colegio Sisters of Mercy de Areco, donde Kelly asistía como capellán, lo recuerdan por su espiritualidad intensa y su solidaridad, de la que también estaba al tanto el obispo de la diócesis de San Nicolás, Carlos Ponce de León, muerto en extra-

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ñas circunstancias en 1977, con quien mantuvo una afectuosa relación [...].En el año 2005 los alumnos y docentes de la Escuela Media N° 1 de Mercedes recons-truyeron parte de la historia del padre Kelly en una investigación realizada para el Proyecto Jóvenes y Memoria. Para exponer sus conclusiones realizaron una revista y le pusieron un nombre: VIPOAL. Allí aparece el testimonio de Juan Ángel Dieuzeide, nuestro “cura loco”, quien dice:

Conocía a Alfie a raíz de un grupo de jóvenes que se reunían con él. El grupo se llama-ba VIPOAL (Vivir por Algo) y habían tomado la iniciativa de reunirse y de pedirles a los padres palotinos que algunos de ellos los acompañaran.Alfie respondió a ese pedido con [...] su amor por la juventud.Más adelante, el grupo necesitaba otro cura que acompañara a los que recién se inicia-ban. Me pidieron a mí, y yo acepté. De ese modo empezamos a trabajar juntos [...], a conocernos y hacernos amigos.[...] Me permito transcribir una página de mi libro ‘Recuerdos y Esperanzas, la historia que yo viví’.[...] Capítulo 38, (yo había sido encarcelado por la dictadura militar iniciada el 24 de marzo de 1976 y nos habían trasladado a la cárcel de máxima seguridad de Sierra Chica). Mi hermano Carlos [...] me suscribió al diario La Nación. No hacía todavía una semana que nos habían trasladado cuando, el lunes 5 de julio, aparece la noticia del asesinato de los padres palotinos de San Patricio de Belgrano; el muchacho de la guitarra, al ver que ninguno aparecía para la misa del domingo, había forzado la cerradura de la casa parroquial y había encontrado los cadáveres acribillados de los tres curas y los dos seminaristas.Leí la noticia una y otra vez: ¡No lo podía creer! Entre los muertos estaba Alfie Kelly, mi entrañable amigo, con quien habíamos compartido muchas horas de trabajo espe-ranzado en pastoral juvenil. Alfie también había ido a verme. Su recomendación al despedirse fue: “¡Y cuando salgas en libertad, cuidate Juan! No sea cosa que un día amanezcas en una zanja.” Nuestra amistad estaba hecha de un afecto grande y sincero; pero también de ideales comunes, sobre todo en lo que se refería a nuestro compromiso con los jóvenes. [...] En Sierra Chica no nos vendían estampillas postales. Me quedaba una sola. La utilicé para escribirle a ‘Granny’ Kelly (madre del padre Kelly). Meses más tarde me enteré que aquella irlandesa de fierro, cuando supo de la muerte trágica de si hijo, respondió: “Prefiero ser la madre de uno de los que murieron y no la madre de uno de los que han matado.”

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La formación con los jesuitas, su cercanía a los jóvenes, la época revolucionaria en la que le tocó vivir y su preocupación por los más necesitados son algunas de las causas que llevaron a ciertos feligreses de la parroquia de Belgrano a acusar a Alfie Kelly de comunista. Los siguientes escritos son un testimonio de su pensamiento y de las per-secuciones que sufrió en sus últimos días:Dirijámonos en lo posible a la juventud popular, a los que no concurren a los colegios, los obreros, puesto que hasta el momento, el grueso del trabajo juvenil se hace con los que tienen más. (56)Parece que siguen las quejas sobre mí en el barrio, algunos me cuentan que la gente, acostumbrada al padre Dufau, está dejando de venir cuando soy yo el que celebra, que mis sermones son muy políticos. [...] Se ve que a los conservadores mis sermones les siguen pareciendo un poco fuertes, sobre todo los que tienen que ver con la injusticia social.Desde adentro también acusan que soy demasiado blando con los seminaristas, que son ingobernables y nacionalistas por mi culpa. Lo de la tapa de Perón en la revista Encuentro, la discrepancia entre Emilio y Salvador, que transforma una pu-blicación palotina en una revista de barricada. Me dijo Jorge que hubo amenazas por teléfono. (57)Alfie: Tere, [Hermana Teresita, de la Casa de las hermanas de San Pedro Claver] sé por gente del colegio, que están juntando firmas para echarnos, me acusan de comunista, supongo que ya lo sabés.Teresita: SíAlfie: –¿Conocés a la gente que está detrás de esto? Teresita: SíAlfie: Yo también. ¿Sabés que me amenazaron por teléfono? Teresita: SíAlfie: ¿Pensás que puede pasar algo?Teresita: Sabés cómo actúan, primero matan y después preguntan quién eres. VeteAlfie, es lo mejor, salí de Belgrano.Alfie: Vamos a ver, estoy rezando para tener mayor claridad. Teresita: Rezaremos por ti Alfie, pero ¡vete ! (58)

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Uno de los seminaristas asesinados, Salvador Barbeito, escribía el siguiente poema unos meses antes de su muerte:

Un pueblo que sabe del dolor está lleno de Navidad, cuando un chico naceen el abandono de un rancho, o en la miseria del desnudo sin pañales,o cuando crece raquítico lejos de las ciudades,cuando vive en el anonimato de nunca poder llegara ser ‘alguien’,es porque el pueblo está lleno de navidad.

Navidad de 1975

Continuando con los escritos del padre Kelly, transcriptos por Gabriel Seisdedos en su libro: El domingo pasado insistimos sobre los aspectos negativos de nuestro tiem-po [...]. Asimismo [...] hay muchas cosas buenas que ocurren hoy [...]; hemos vuelto a encontrar valores muy sólidos en gente muy sencilla y pobre: su hospitalidad, solidaridad que los lleva a entregar lo que no les alcanza para ellos... Obreros que se juegan su futuro por el bien del grupo... Jóvenes porteños que dejan sus comodidades para ir a vivir al interior [...]. En la Iglesia surgen comunidades nuevas [...] sin la rigi-dez de otros tiempos, pero con la misma generosidad de entrega y de servicio... Hay quienes son torturados y aún muertos [...] por valores cristianos como son la justicia, la verdad, el bien de los que no tienen voz para protestar [...]. Parece que va gente a la Redonda [Parroquia de la Inmaculada Concepción de Bel-grano] a quejarse de mis sermones, comunista y todo eso, que ‘la negrada’ invade San Patricio, que acá entra cualquiera. En fin, ya irán con cuentos a la Vicaría.[...] Y también está lo de Emilio, siempre lo había protegido de los comentarios, de las críticas por la gente con la que anda, hasta me han acusado de consentirlo, pero tengo que hablar seriamente con él, esos panfletos y revistas de Cristianismo y Revolución no pueden estar en la casa, como si no supiera que en abril tuvimos que retirar de labiblioteca todo lo que tuviera que ver con política.

En su libro El Honor de Dios, Gabriel Seisdedos afirma que entre los feligreses del barrio de Belgrano no caían bien los sermones del padre Kelly, como así tampoco las personas humildes que asistían a la parroquia de San Patricio. Por eso algunos prefe-

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rían irse a otras parroquias como la Inmaculada Concepción, donde no se escuchaban “retos” en la misa por explotar al servicio doméstico y tampoco había que “aguantarse a la negrada” que venía a misa proveniente de otros barrios más humildes atraída por el estilo del padre Kelly. Se decía en el barrio que en San Patricio se hacía “apología de la guerrilla” y que los sermones parecían haber sido “escritos por un comunista”. Muchos esperaban a Alfie en el atrio al concluir la misa para quejarse personalmente.Cierto día de 1976, en los primeros meses de la dictadura, Alfie recibe un llamado telefónico de una mujer, con la que concertó una cita. En ese encuentro, la señora le cuenta que, unas noches atrás, un grupo de hombre que se identificó como del Ejército, había arrasado la casa de su hijo y de su nuera y que, a partir de esa noche nada sabía de ellos. También le dijo que un familiar había visto, días atrás, los muebles de esa casa en un negocio de compra-venta recientemente abierto en Barrancas de Belgrano. Como habían reconocido a los compradores de esos muebles como vecinos que asis-tían a la parroquia de San Patricio, la señora pedía angustiada la ayuda del padre Kelly.Alfie comprobó la veracidad del testimonio de la mujer realizando algunos llamados telefónicos. En ese momento le aconsejaron no meterse, porque seguramente “anda-rían en algo” y, si se los habían llevado era porque “algo habrían hecho”. Alfie preparó entonces, y sin saberlo, un texto que se convertiría en su sentencia de muerte:

“El sermón de las cucarachas”

Hoy hablaremos de Dios y del César. Hoy más que nunca debemos hablar de dar alCésar, de someterse al César y también hablaremos de Dios. Dad al César, una expre-sión utilizada frecuentemente en sentido liberal, de total separación entre lo político y lo religioso.Nos escudamos en la fe para no ver lo que ocurre a nuestro alrededor, pero ya no po-demos ser indiferentes.Hoy más que nunca vemos que repetimos la historia: los que preguntan son opositores y también por supuesto, están los ‘herodianos’, los que pactan con Herodes, los aco-modados con el régimen de Roma.En la actualidad vivimos en una sociedad signada por la violencia de ambos signos que creen poseer la verdad, que ante la menor oposición deciden eliminar al oponente. Pero no podemos oponer la violencia contra la violencia.Hermanos: he sabido que hay gente de esta parroquia que compra muebles provenien-tes de casas de gente que ha sido arrestada y de la que no se conoce su destino. En todo el país surgen más y más de estos casos. Madres que no saben dónde están sus

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hijos, hijos que no saben dónde están sus padres, familias forzadas al exilio, señales de muerte por todos lados.Leemos el Antiguo Testamento donde vemos al pueblo de Israel perseguido, mal-tratado y exiliado, nos conmovemos ante estos pasajes y no podemos conmovernos, no podemos reconocer en estos días la persecución que sufre nuestro pueblo.Quiero ser bien claro al respecto: las ovejas de este rebaño que medran con la situación por la que están pasando tantas familias argentinas, dejan de ser para mí ovejas para transformarse en cucarachas. (59)

Las cobardes cucarachas, finalmente, salieron en la noche del 4 de julio de 1976 para asesinar al Padre Kelly junto a los otros cuatro religiosos de la casa parroquial de San Patricio en Belgrano. Poco antes de morir, el día 1° de julio de 1976, Alfie Kelly es-cribía un texto premonitorio en su diario, y el padre Pedro Dufau una homilía para la misa del mismo 4 de julio, que nunca alcanzó a leerse. Los textos son los siguientes:

Acabo de tener una de las experiencias más fuertes en la oración. A la mañana me enteré de la gravedad de la calumnia que circula sobre mí y a lo largo del día me he ido dando cuenta del peligro que corre ni vida. [...] Me dí cuenta en mi llanto, que es-toy muy apegado a mi vida, que mi vida y mi muerte, mi entrega, tiene, por designio amoroso de Dios, mucho valor. En resumen: que entrego mi vida, vivo o muerto, al Señor. (60)Si leemos atentamente el Antiguo Testamento, veremos cómo los mensajeros que Dios envió a su pueblo, muy pocas veces fueron escuchados. Otras veces fueron expulsa-dos o muertos. Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa. Y Jesús experimentó en carne propia la validez de ese refrán, ya que cuando tuvo la feliz idea de ir a Nazaret, donde había transcurrido prácticamente toda su vida, sólo encontró el recelo, la envidia de los suyos, y [...] por poco le quitan la vida. Si Dios permanentemente habla en la historia de los pueblos y de cada hombre, no menos cierto es que todos sabemos encontrar la forma de no escucharlo.Si el hombre no tuviera nada que cambiar, no harían falta los profetas. Pero, desde el momento en que el profeta denuncia el pecado del hombre y de los pueblos, su tarea se torna difícil y antipática. Y un recurso siempre utilizado para no tener ni siquiera que escucharlos, es el de sacarlos del medio, encarcelándolos, matándolos.A todos, a menudo, la palabra de Dios nos resulta un poco antipática y contracorriente, porque es una palabra dura, recta, intransigente. No cede ante el rico, no afloja ante el poderoso, no se atemoriza ante las dificultades. (61)

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El 6 de julio de 1976 los cuerpos de los tres sacerdotes asesinados arribaron a la ciudad de Mercedes para recibir sepultura en la parcela que la comunidad palotina posee en el cementerio local. El hecho fue registrado por el diario El Oeste de la si-guiente manera:

Ayer [...] llegaron a nuestra ciudad, en [...] ambulancias y precedidos por una carro-za con ofrendas florales, los ataúdes que encierran los cuerpos de las tres sacerdotes palotinos asesinados en la parroquia de Belgrano en la madrugada del domingo. Gran cantidad de fieles católicos esperaban la llegada de los restos en el atrio de la iglesia San Patricio [...] en calle 14 entre 19 y 21, observándose [...] la presencia de alumnos del Colegio San Patricio y de otros establecimientos educativos de la ciudad.Al arribo de los vehículos ya estaba casi totalmente colmada la capacidad del templo, como asimismo las veredas de la cuadra del templo. Monseñor Tomé, obispo de esta diócesis, rezó unas oraciones mientras los féretros eran retirados de los automóviles y trasladados al interior de la iglesia, colocados [...] frente al altar [...].No se sabe si los atacantes pudieron esconderse el día anterior en el interior de [...] la parroquia – casa de la comunidad contigua al templo –, o si [...] habrán sido atendidos por alguno de los sacerdotes al llamar a la puerta. Lo cierto es que, según lo que ha podido establecerse por las pericias, aproximadamente entre las 3 y las 4 de la madru-gada los tres sacerdotes y dos seminaristas que descansaban en sus dormitorios fueron obligados a reunirse en una sala de la casa, donde habrían sido ametrallados de la cintura para arriba. Algunas versiones dicen que los cadáveres acusan signos de haber sido golpeados. Nadie oyó los disparos [...].A la mañana, cuando debía darse la primera misa, un joven que se ocupa de tocar el órgano, ante la demora de los sacerdotes en abrir el templo, trepó a una terraza y, luego de romper un vidrio, entró a la casa y se encontró con el terrible espectáculo. Los cin-co religiosos yacían en el suelo asesinados con perversidad, con tan numerosos como innecesarios tiros y golpes. [...]Lo más admirable [...] fue el movimiento de fe y solidaridad que se vio ayer en Bel-grano y en Mercedes por parte de quienes fueron familiares y amigos de los sacerdotes muertos y lo que dijo la madre del R. P. Alfredo Kelly. Ante la noticia de la muerte de su hijo, dijo la admirable anciana: ‘Bendita sea la voluntad de Dios. Prefiero ser la madre de los que se fueron y no la madre de los asesinos.’ [...]Para finalizar este capítulo, y con él nuestra recopilación de escritos de nuestro pa-sado reciente, reproducimos un verdadero hallazgo de la sección “Temas del día” de

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El Oeste publicado el 9 de julio de 1976, que consideramos es un digno cierre a esta historia:

Cada palada fue una lección.

Cuando la violencia, aunque no se haya registrado en [...] nuestro pueblo, se siente de lleno en las calles de la ciudad, en el cementerio [...] en el seno de las familias, en el cuerpo de hombres que conocimos, apreciamos o admiramos, esta lacerante realidad [...] se sufre con mayor intensidad. Y en esta intensidad, el espíritu se prepara [...] para entender con más cercanía [...] el momento que nos toca vivir.Nuestro país está envuelto con el signo de la violencia. Cada día, al abrir el diario [...] nos enteramos de secuestros, asesinatos, explosiones y ataques. Este sistemático ama-necer, leyendo noticias [...] del país, con nombres [...] extraños, nos van produciendo una especie de acostumbramiento. [...] Pensamos que países que hace años nos dolían por sus asesinatos intestinos – Guatemala [...] Irlanda [...] – han sido superados por nuestra realidad [...].Somos, no todos pero somos, sectarios. Pensamos en blanco o negro. [...] Lo que al-gunos [...] sentimos como la verdad, nos hace creer que los que no están de acuerdo son traidores [...].Todos tenemos la culpa. Hemos oído decir a gente de profundas convicciones religio-sas que al ‘Che Guevara había que matarlo como a una alimaña’. Hemos escuchado a esa misma persona lamentar la muerte del padre Mujica. Hemos escuchado a quienes celebraron o justificaron el asesinato del general Aramburu. Un periodista o un diri-gente obrero estaban bien muertos, según los opinantes y [...] sus [...] posiciones.Cuando uno siente la muerte en sus calles, en [...] su cementerio; cuando se siente [...] parte de un drama nacional, solamente cabe una palabra: ¡Basta! [...] Queremos ser una Patria. Para ser una Patria tenemos que ser hermanos aunque discrepemos. Aún por encima del gobierno, o de los que nos gobiernan.Esta es una apelación sencilla y local. Proclamada desde un diario de pueblo [...] profundamente conmovidos cuando a tres sacerdotes ligados a nuestro pueblo los en-terraron sus hermanos y parientes.‘Prefiero ser la madre de un sacerdote muerto, en vez de ser la madre de uno de los homicidas’, ha dicho una admirable anciana mercedina al saber que uno de sus hijos había sido asesinado alevosamente.Y antes de esta reflexión dijo [...] ‘Bendita sea la voluntad de Dios.’[...] En el sepelio, fieles que sacan las palas a los sepultureros y entierran a sus muertos

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[...]. Ni una amenaza, ni una queja. Solamente lágrimas. Cuando los descendientes de irlandeses – gauchos rubios, materos pecosos – enterraban pala en mano a sus muer-tos, nos pareció que nos estaban enseñando a sepultar, a enterrar todos los motivos [...] de odio. Cada palada nos estaba dando una lección.

León FerrariNunca Más, Página/12

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La historia de los 12 muertos olvidados

Por Hernán CasciariLa última dictadura militar que sufrió este país, entre otras cosas, le quitó a Mercedes doce vidas. Nueve jóvenes y tres muchachas desaparecieron de la ciudad de La Plata entre 1976 y 1977, y jamás se los volvió a ver. Por alguna razón que luego de 1983 se torna inexplicable, en esta ciudad nadie habla de esos muertos. La memoria popular o los ha borrado con un esfuerzo hijo de la hipocresía, o nunca los tuvo en cuenta, que es todavía peor. El presente documento habla, primero, de las extrañas reacciones de ciertas personas para con la muerte de los demás, y luego particularmente de la inacción local frente a su catástrofe más dura. ¿Por qué se recuerdan cotidianamente otras muertes injustas y no estas? ¿Por qué sigue siendo un secreto a voces el hecho, y siguen estando asignado por una marca invisible los apellidos de esos muertos? He aquí otra aproximación a nuestra identidad como pueblo, acaso el acercamiento más desgarrador: trataremos esta manera de entrever la mínima luz de nuestra historia abriendo con cuidado la escondida puerta de la muerte.I“Yo arrastré por este mundo la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser”. Esta frase monumental, además de ser el comienzo de un tango de Alfredo Lepera, es uno de los más profundos y enormes problemas del hombre moderno. El periodista y ami-go de Gardel escribió esas líneas en las postrimerías de la década del veinte. Recién cinco lustros más tarde Jean Paul Sartre publicaba en París “El Ser y la Nada”, el ensa-yo que le valió el honor de representar por siempre al existencialismo ateo en su país y que, palabras más o menos, puede resumirse en los versos que Lepera había escrito veinticinco años antes.No es pobre hazaña la del poeta sudamericano: logró sintetizar en tres minutos y con música de guitarras lo que al pensador francés le llevó doscientas dieciocho páginas escribir y la vida entera explicar. El tema que nos convoca hoy, sin embargo, no es ni Lepera ni Sartre ni las casualida-des de la literatura, sino únicamente el sentido de esa frase que le da inicio al tango Cuesta Abajo. Hoy hablaremos de la vergüenza y del dolor, de la vida transitada con

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escarnio y de la muerte escondida y punzante. Hoy nombraremos en voz alta a algunos muertos mercedinos que permanecieron ajenos a la memoria popular por casi veinte años. Nos daremos el lujo parcial de reconocerlos por vez primera, de recibirlos en el living del alma y, si cabe, de pedirles perdón humildemente. Después de todo (y como dijo Borges, con insospechado optimismo) morir es haber nacido.IIEl accidente de la muerte, que bien mirado es algo que más temprano que tarde ocurre a todo el mundo, sigue siendo para los vivos una vicisitud problemática, un aconteci-miento engorroso al que no nos adaptamos por completo. Más allá del hecho de que el muerto no puedo ir a ninguna parte sólo, de que hay que andar llevándolo y con los pies para adelante, de que está frío y por lo general rígido como un bloque de mármol, el verdadero problema inicial es que en este mundo su-perpoblado poco falta para que se acaben los sitios donde ponerlos. Como se verá ni siquiera la memoria es, para algunos, buen lugar.Lejos han quedado ya las costumbres egipcias de momificar a los difuntos, de conser-varlos para siempre, de organizarles velorios de setenta días, de depositarlos envueltos en vendas dentro de majestuosos templos junto con sus propios muebles y animales domésticos. Esos homenajes eternos ya no están de moda. Desde los egipcios hasta nuestros días ha corrido mucha agua por debajo del puente, han pasado veinticuatro siglos y se ha muerto mucha gente santa y endemoniada. Tanta, que hoy ya no parece haber lugar para ponerlos. Ni siquiera en la memoria, hemos adelantado, y eso ha ocurrido en Mercedes. IIIEl problema mercedino puede compararse de alguna forma secreta con el de los per-sas: estos suponían que no se debía ensuciar ni la tierra ni el fuego con cadáveres, y por lo tanto tenían prohibido enterrarlos o quemarlos. Encontraron sin embargo una solución; los dejaban al sol, dentro de una torre sin techo, y los buitres se comían los cuerpos. En la ciudad mercedina la torre sin techo es el olvido y los buitres, sin duda, son la infamia, la torpeza de la memoria. En la India, en cambio, donde siempre se quemó a los muertos dentro de una pira ar-diente, se estilaba, desde antes de Cristo, que si el difunto era varón casado la mujer debía ir con él a acompañarlo, aunque estuviera viva. Y entonces también la espora era sometida a la ceniza de la muerte y del fuego. Esta práctica, aunque parezca mentira, recién fue prohibida en 1829, y se supone que todavía hoy en secreto se sigue reali-zando. Con esto quiero decir que la relación que los vivos han tenido con la muerte siempre

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fue traumática y peligrosa. En la actualidad, dentro de los límites de Estados Unidos de América, ya ni siquiera se usa que el finado esté en el velatorio, porque suponen que esa es, de todas, la presencia menos grata de la reunión. Buscando distintas reac-ciones colectivas que los pueblos tienen para con sus muertos, encontré las ya dichas y algunas otras, pero en ningún caso la historia habla de un pueblo que olvidó a los que se fueron; jamás pueblo algún dejó de recordarlos cada año, cada día, en cada mínima respiración. Por eso se seguirá llamando “ciudad extraña” a este pueblo, porque aquí ocurrió una catástrofe en la que murieron doce personas y nunca ha habido homenaje algún, ni lágrima pública, ni recordación.La historia se parece en algo a lo que sigue.IVHace diecisiete años, un micro regresaba cada viernes a Mercedes, procedente de La Plata. Los pasajeros (la gran mayoría jóvenes universitarios que volvían a pasar el fin de semana con la familia) bajaban en avenida 29 y 12, llenos de bolsos y ropa para lavar.Hace diecisiete años llegó un micro vacío completamente; el chofer de la línea abrió la puerta en la esquina de siempre pero del vehículo no bajó nadie. Paulatinamente los familiares fueron descubriendo que sus hijos no habían llegado a Mercedes ese viernes por la noche. Un año después se supo la lista completa de los jóvenes: eran nueve va-rones y tres chicas. Por alguna razón no hubo un gran revuelo en la ciudad, por algún motivo los padres de los chicos lloraron y sufrieron en silencio, sin el abrazo de nadie ni la consternación colectiva. Pasaron ya diecisiete años; los pasajeros del micro vacío todavía no han vuelto. No van a volver nunca. Y por alguna razón en esta ciudad parece haberse olvidado la catástrofe, porque nadie pregunta ya por ninguno.VEl oficio de periodista encierra una impotencia y un consuelo relativo. La impotencia es que no se puede cambiar la historia: sólo no es dado narrarla; el consuelo es la po-sibilidad de poder contar los hechos de otra manera, de una forma original.El tema que hoy nos ha convocado, sin embargo, nos va a hacer dudar durante unos minutos sobre la exactitud de este concepto, porque en este caso sería mucho más her-moso cambiar directamente la historia para no tener la dolorosa tentación de narrarla otra vez. Como eso es imposible, acá estamos: dispuestos a no olvidar los rasgos de nuestra

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identidad. Vamos a entrar: siempre ha habido tres maneras de referirse al tema de la desaparición de personas durante la última dictadura militar. Una forma es la enfática y subjetiva, otra la desapasionada y meramente histórica y la tercera es la panfletaria, la forma activa o combativa. En este país se han utilizado (desde 1983) todas las formas. Puede decirse de una manera simbólica que se han “agotado” todos los recursos. Por eso suena molesto repetir ideas, por eso muchos lectores han leído el copete de este documento diciendo “¿Otra vez este tema?, por eso de un tiempo a esta parte ha dejado el aniversario de la desaparición física de un ser humano por culpa de la acción militar de los años setenta. En esta ciudad, sin embargo, aún nadie lo haga. Por eso es posible que este documento esté inaugurando una cuarta manera de hablar sobre los desaparecidos: ya no vamos a preguntarnos “porqué pasó”, sino “porqué, luego de qué pasó, aquí no pasó nada”. La pregunta es por qué tanto miedo a recordar, por qué un silencio tan cerrado en este pueblo de actitudes extrañas.No somos chicos. Ya ni siquiera tendremos en cuenta la excusa que se utilizó en los ochenta: “¿Con qué sentido vamos a recordar acontecimientos penosos?” “¿Con qué fin hemos de revolver la herida del pasado?” Esos argumentos endebles no son reales.Nadie piensa sí cuando la catástrofe es de índole natural o azarosa. Sin ningún resque-mor se recuerdan otras muertes, otras injusticias, otras defunciones colectivas. En el Uruguay nadie jamás dejará de hablar sobre los dieciséis muchachos que murie-ron en la Cordillera durante 1972. En Puerto Madryn pasarán muchos años antes de que alguien olvide o deje de recordar con consternaciones y homenajes la muerte de aprendices de bomberos.Los pueblos recuerdan sus catástrofes y a los muertos que en ellas parecieron. En Mercedes ocurrió una. Doce jóvenes desaparecieron en un año, y aquí parece que no ha pasado nada importante desde la fundación.VIUna catástrofe colectiva y una gesta gloriosa son, para los pueblos que las protago-nizan, acontecimientos inolvidables. Ambas cuestiones, por infrecuentes o moviliza-doras, no se permiten el olvido popular. Nadie jamás deja de recordar un campeonato importante de fútbol o un terremoto. Porque el pueblo donde ocurren estos azares ha sentido algo fuerte. Sólo se olvida el campeonato ganado si se ha hecho trampa y la trampa salió a la luz: sólo se olvida la catástrofe (o se la justifica) si esta resultó me-recida. ¿Habrá que pensar así en este caso? ¿Habrá que aceptar sin más ni más esta teoría? ¿El mercedino calla a sus doce muertos porque siente vergüenza? Y ahora la pregunta fatal: ¿Vergüenza de qué?

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VIINo estamos hablando ni hablaremos de política. Ni siquiera de ideologías fuera de moda. Vamos a hablar, estamos hablando, de doce hombres y mujeres que han muer-to por alguna razón. ¿Importa algo de razón, siendo la muerte, en sí, una costumbre injusta?Este pueblo, ya lo hemos dicho en otra oportunidad, es único: a veces le importa más la vergüenza, el escarnio y la probable actitud de los hombres, que la vida misma. Es posible que estos doce muchachos ni siquiera hayan deseado homenajes anuales, ni misas, ni el recuerdo colectivo. Aquí no se pide eso tampoco. Pero sí hubieran pre-ferido la abolición del temor, la derrota limpia y para siempre de la hipocresía. Y ahí andan penando ese sueño incumplido.VIIINuestros muertos olvidados, acaso hayan arrastrado por el mundo la vergüenza de haber sido, y quizás purguen desde la nada en la que están el dolor de ya no ser. Pero que quede claro que por abolir ese destino lucharon en vida. Es decir, hicieron lo mis-mo que cada uno de nosotros a nuestra manera. Ellos pensaron que para arrancar la vergüenza y el dolor no había que dejarse arrastrar y era posible cambiar el mundo. Si hubieran escuchado más a Lepera tal vez habrían comprendido que el camino es, siempre, cuesta abajo en la rodada. No supieron escuchar el tango a tiempo. Y conven-gamos que tampoco les dieron tiempo para oírlo. Es todo. Como se verá, lo que aquí termina no es una nota periodística, sino más bien un exorcismo necesario, una acción de la prudencia.Si tuviera sentido dedicar (por esta única vez) las páginas de estos documentos, qui-siera dedicar el artículo que aquí acaba a la memoria de estos doce muchachos, porque fueron mis vecinos, porque pudieron haber sido mis amigos, y porque serán, desde el fondo del corazón, una docena de hermanos irrepetibles.

Semanario Protagonistas, 7 de marzo de 1994

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¿Para qué remover el pasado?

Una expresión que muchas veces escuchamos de quienes pretenden simplificar la ex-plicación acerca de las causas de los problemas que aquejan al país en la actualidad, así como de quienes tienen por objetivo evitar las responsabilidades que a todos nos tocan como sociedad es: ¿Para qué remover el pasado? Si el pasado ya fue, no existe más, hay que mirar al futuro.A lo largo de este trabajo hemos comprobado la invalidez de tal afirmación. Nos pro-pusimos pensar el pasado y aprendimos que hacerlo constituye un compromiso con el presente y también con el futuro. Nosotros, como sociedad, le hacemos preguntas al pasado en función de nuestros propios intereses de hoy, no sólo para poder com-prender por qué nos pasa lo que nos pasa; sino también con el compromiso de actuar sobre el presente para modificarlo y para mejorarlo pensando en el futuro. Indefecti-blemente, no podemos pensar ese futuro como sociedad si no revisamos y resolvemos los problemas que aún quedan pendientes y que son, sin dudas, las causas de los males de nuestro presente.Por supuesto que, para muchos, puede resultar más fácil responsabilizar a ciertos sec-tores sociales de nuestra situación actual porque, de ese modo, se evitan responsabili-dades colectivas e individuales. Como afirmamos en la introducción de este libro, se suele decir que en la Argentina hay pobreza porque nadie trabaja, aunque la realidad es que el pueblo argentino es un pueblo trabajador y talentoso – tal como lo afirma María Seoane – pero, en nuestro país, hace ya largos años que el empleo escasea a causa de las políticas económicas que los grupos hegemónicos implementaron a partir del 24 de marzo de 1976.Esto lo denunció el escritor y periodista Rodolfo Walsh apenas un año después de pro-ducido el golpe en su “Carta abierta a la Junta Militar”. Allí sentenciaba:

Han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías [...] que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la nación. Una política semejante sólo puede imponerse [...] prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando a la prensa e imponiendo el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina.

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[...] Quince mil desaparecidos, diez mil presos políticos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror.Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes [...] campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos [...] convierte a [...] las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio.[...] Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la gue-rrilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura [...]. Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayor sufrimiento han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones a los Dere-chos Humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30 %, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar [...].Congelando los salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación al record del 9% [...] han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificado de subversivos, se-cuestrando cuerpos enteros de delgados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron.Los resultados de esa política han sido fulminantes. En este primer año de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa más del 50%, el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares. Ya hay zonas del Gran Buenos Aires donde la mortandad infantil supera el 30% [...]. Como si estas fueran metas de-seadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de la salud pública a menos de un tercio de los gastos militares, suprimiendo hasta los hospitales gratuitos mientras centenares de médicos, profesionales y técnicos se suman al éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos o la ‘racionalización’.[...] Un descenso del producto bruto que orilla el 3%, una deuda exterior que alcanza a600 dólares por habitante, una inflación anual del 400% [...] constituyen también mar-cas mundiales. [...]Un aumento del 722% en los precios de la producción animal en 1976 define la mag-nitud de la restauración oligárquica emprendida por Martínez de Hoz en consonancia

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con el credo de la Sociedad Rural. [...]Rebajando aranceles aduaneros se crean empleos en Hong Kong o Singapur y desocupación en la Argentina. Frente al conjunto de esos hechos cabe preguntarse quiénes son los apátridas de los comunicados oficiales, dónde están los mercaderes al servicio de intereses foráneos, cuál es la ideología que amenaza al ser nacional.

La carta de Walsh no hace más que corroborar nuestro análisis sobre la política econó-mica de la dictadura, en la certeza de que, para su implementación, se aplicó el terro-rismo de Estado con el fin de eliminar a todos aquellos representantes de las luchas populares y a quienes encarnaran un proyecto de país más justo y solidario. Como hemos visto, la continuación de las políticas de Martínez de Hoz y de Videla por parte de Cavallo, Menem y De la Rúa, profundizaron la crisis argentina. Hoy, mientras unos pocos disfrutan de condiciones de vida más que dignas, muchos otros sufren las conse-cuencias de los modelos de concentración de la riqueza implementados en las últimas décadas. Miles de niños que nacen hoy en el país son víctimas de las más terribles violaciones a los Derechos Humanos de los que hablaba Walsh en 1977, como lo son la falta de vivienda, la desnudez, el frío, el hambre o la falta de acceso a la educación. Estos niños crecen en barriadas humildes, marginales, que se convierten en sus pro-pias cárceles porque, ante la falta de los recursos más básicos, la mayoría no alcanza a conocer otra realidad. En esas condiciones no viven, sino que sólo sobreviven como pueden en medio de la basura, la contaminación, las enfermedades, las inundaciones y otros peligros como el tráfico de drogas ante un Estado ausente. En medio de esta rea-lidad, que ya lleva varias generaciones, se pierde no sólo la dignidad de esas personas al mismo momento de nacer, sino que se hipoteca el futuro del país.Sabemos que no se puede culpar a esos niños por nacer, como así tampoco se los puede culpar de la violencia social y de la inseguridad actual. Las razones de nuestros conflictos actuales están en esa política económica de desindustrialización, disminu-ción del empleo y concentración de riqueza implementada a partir de 1976.Estas víctimas de hoy son estigmatizadas socialmente. Hoy, como ayer, se ha creado una imagen del “otro”, de aquel que por ser diferente molesta, y es mejor encerrarlo o eliminarlo. Ese “otro” es el villero, el delincuente, el joven violento o los que cor-tan calles y rutas reclamando por su derecho a una vida más digna; ayer fueron “las semillitas coloradas”, los Dieuzeide o los Caracoche, los Goicochea o los Dinova, los Casaretto o los Tillet, las Révora o los Kelly, así como el resto de los veintidós desapa-recidos y asesinados mercedinos durante la dictadura militar.

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En Mercedes, como consecuencia del proyecto de la dictadura, no menos de setenta y cinco mercedinos fueron víctimas directas de violaciones a los Derechos Humanos durante la dictadura militar de 1976-83. Más de la mitad no superaban los 25 años. Más de un tercio eran mujeres. Casi noventa familias, no menos de quinientos familiares y no menos de tres cientos amigos afectados.Casi novecientos mercedinos han padecido en forma directa las consecuencias del Terrorismo de Estado. Nunca ocurrió en Mercedes una tragedia tan grande y tan silen-ciada. Asesinatos, secuestros, torturas, reclusión en centros clandestinos de detención, desaparición forzada, apropiación de persona, privación ilegítima de la libertad, exilio, libertad vigilada o bajo amenaza, control y/o persecución social, ideológica o política, despido o persecución laboral. Casi un tercio de estos delitos fueron cometidos en este distrito. En casi todos los casos de víctimas directas, no han sido menos de tres los de-litos cometidos contra una misma persona. Todos los delitos de mayor gravedad se co-metieron mientras dos mercedinos (Videla y Agosti) integraban la Junta Militar. Casi la mitad de los mercedinos que sufrieron el Terrorismo de Estado fueron secuestrados. Todos ellos pasaron por algún centro clandestino de detención y padecieron torturas. La mayoría de los secuestrados permanecen desaparecidos.No menos de ocho secuestros ocurrieron en Mercedes, Sub Zona 11, Área de Seguridad 115, Regimiento 6 de Infantería ‘General Viamonte’. Por lo menos ocho personas del total de las víctimas han sido asesinadas por efectivos de las Fuerzas Armadas. Entre las víctimas, cinco eran niños menores de tres años. Cuatro fueron apropiados, a tres les fue restituida su identidad. (62)En su canción “Los guardianes de Mugica”, León Gieco dice: “Es más fácil ponerle un dedo al sol, que sortear todas las sombras de esta Argentina del dolor”. Nosotros decidimos transitar el camino difícil: remover el pasado, sortear las sombras, entender el presente y actuar sobre él para pensar un mañana sin “semillitas coloradas”, sin esos “otros” de ayer ni de hoy. Un mañana pensado a partir de un “nosotros”, solidario, justo e incluyente, en donde el dolor del pasado no sea sólo de los familiares y amigos de las víctimas, sino el dolor de todos; y donde los Derechos Humanos sean incluidos en nuestra agenda de todos los días.

Alumnos y Docentes del C&I Santa María, Mercedes (B), 2009.

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Bibliografía

Libros

SEOANE, MARÍA, (2004) Argentina, el siglo del progreso y la oscuridad,(1900-2003), Bs. As., Crítica.DIEUZEIDE, JUAN ÁNGEL, (2004) Recuerdos y esperanzas, la historia que yo viví, primera edición de autor, Talleres Gráficos de La Loma, El Bolsón, Río Negro.SEOANE, MARÍA; MULEIRO, VICENTE, (2001) El dictador, la historia secreta y pública de Jorge Rafael Videla, Bs. As., DEBOLSILLO. ASAMBLEA PERMANEN-TE DE LOS DERECHOS HUMANOS, (1985) Desde el silencio, escritos de jóvenes secuestrados-desaparecidos durante la dictadura, prólogo de Ernesto Sábato, Bs. As., Sudamericana-Planeta. SADI, MARISA, (2004) Montoneros, la resistencia después del final, Bs. As., Edicio-nes Nuevos Tiempos.RETEGUI, J. J., (1984) Mis poemas de todos los días, Editorial Chapa- Leo, Buenos Aires.RETEGUI, JUAN JOSÉ (1993), Desde el tren, Editorial Vinciguerra, Bs. As.SEISDEDOS, GABRIEL (1996), El honor de Dios, mártires palotinos, la historia si-lenciada de un crimen impune, San Pablo ediciones, Bs. As.

Archivos periodísticos:

VERBITSKY, HORACIO, “Libertad bajo palabra”, en: Página 12, Bs. As., 24 de mar-zo de 1996.Archivo diario El Oeste, (1961, 1975, 1976), Mercedes (B).TORRESI, LEONARDO (2006), “Sin condena”, Revista Viva, Bs. As.

Publicaciones

SALVATORI, SAMANTA, SARAVÍ, MARÍA HELENA, RAGGIO,SANDRA, “El plan de Martínez de Hoz y sus consecuencias”, DossierRevista Puentes, Memoria en las aulas, Fin de una época: la industria durante la última dictadura militar, Comisión Provincial por la Memoria.FAMILIARES Y AMIGOS DE DETENIDOS DESAPARECIDOS YASESINADOS POR LA DICTADURA MILITAR, Veinte años después, Mercedes

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(B), 27 de octubre de 1996.GRAHAM-YOOLL, ANDREW, “El imperio británico en la Argentina”,Todo es Historia, N° 374. J. M. M., “Los irlandeses en Mercedes”, Revista Ilustrada Protagonistas,Semanario Protagonistas, Mercedes, (B).FAMILIARES y AMIGOS de DETENIDOS, DESAPARECIDOS yASESINADOS por la DICTADURA MILITAR, 1976-1983 (1996),Homenaje y Memoria, Mercedes (B).DOCENTES y ALUMNOS de la ESCUELA MEDIA N° 1 (2006) RevistaVIPOAL, Mercedes (B).PARROQUIA de SAN PATRICIO, CAP. FED. (2001), 4 de julio de 1976 - 4 de julio de 2001, 25 años de la masacre de San Patricio, Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Dirección General de Derechos Humanos, Bs As.COMISIÓN MUNICIPAL POR LA MEMORIA (2006), Memorial a treinta años del golpe, Mercedes (B).

Películas

DOCENTES Y ALUMNOS DE LA ESCUELA NORMAL SUPERIORMEDIA 5, (2006) “Por qué ese ruido señor vecino”, Mercedes (B), Proyecto Jóvenes y Memoria.Docentes y alumnos del C & I Santa María, (2008) “Memorias del desarraigo”, Mer-cedes (B), Proyecto Jóvenes y Memoria.

Archivos particulares

Archivo particular de la familia Caracoche. Archivo particular de la familia Riveiro-Goicochea. Archivo particular de Hugo Bonaffina.Archivo particular de la familia Dinova. Archivo particular de la familia Capaccio. Archivo particular de Javier Casaretto.

Charlas/Conferencias:

BARLETTA, ANA, LENCI, LAURA (2006-2007), Enseñanza de la última dictadura militar, historia y memoria, Comisión Provincial por la Memoria, La Plata.VIGUERA, ANÍBAL (2006-2007), Enseñanza de la última dictadura militar, historia

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y memoria, La Plata, Comisión Provincial por la Memoria.Entrevistas:

Entrevista a Virginia Altube, (mayo de 2009), Docentes y alumnos del C&I Santa Ma-ría, Comisión Municipal por la Memoria, Mercedes (B). Silvia Taramasco, (Agosto de 2009), Prof. Sergio Carini, Mercedes (B). Javier Casaretto, (01/09/2009), Docentes y alumnos del C&I Santa María, Colegio Santa María, Mercedes (B). Hugo Bonaffina, (Agosto de 2009), Prof. Sergio Carini, Mercedes (B).

Testimonios obtenidos vía Mail

Oscar Dinova, (2009) Mercedes, Bs. As. Mónica Mehaudy, (2009) Madrid, España

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Índice de citas:

(1) Seoane. 2004(2) Verbitsky. 1996(3) IDEM(4) Seoane. 2004(5) La Hora. 23/12/75(6) Dieuzeide. 2004(7) IDEM(8) IBIDEM(9) IBIDEM(10) IBIDEM(11) IBIDEM(12) IBIDEM(13) IBIDEM(14) IBIDEM(15) IBIDEM(16) IBIDEM(17) IBIDEM(18) IBIDEM(19) IBIDEM(20) IBIDEM(21) IBIDEM(22) IBIDEM(23) IBIDEM(24) IBIDEM(25) IBIDEM(26) IBIDEM(27) IBIDEM(28) El Oeste. 24/11/75(29) IDEM(30) El Oeste. 2/12/75(31) El Oeste. 3/12/75(32) Dinova. 2008(33) IDEM(34) Dinova. 1978

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(35) IDEM(36) IDEM(37) Dinova. 1980(38) Dinova. 2008(39) Dinova. 2009.(40) IDEM(41) IDEM(42) Dinova. 1978(43) Dinova. 2008(44) Seoane-Muleiro. 2001(45) Familiares y Amigos de Detenidos, Desaparecidos y Asesinados por la Dictadu-ra Militar de Mercedes (B). 1996(46) La Colombina. 2006(47) Retegui. 1984(48) Sadi. 2004(49) IDEM(50) IDEM(51) IDEM(52) Docentes y Alumnos de la Escuela Normal. 2006(53) Graham-Yooll. Todo es Historia. N°374(54) Torresi. 2006(55) IDEM(56) Docentes y Alumnos de la Escuela Media N°1. 2006(57) Seisdedos. 1996(58) Docentes y Alumnos de la Escuela Media N°1. 2006(59) Seisdedos. 1996(60) Kelly. 1/7/76(61) Duffau. 1976(62) Comisión Municipal por la Memoria de Mercedes (B). 2006

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Índice

Prologo ............................................................................................................5

Pensar el pasado para entender el presente .....................................................8

Por algo será.....................................................................................................11

Las semillitas coloradas ...................................................................................25

Alerta roja. Anda suelto un cura loco ..............................................................28

Del rumor al grito ............................................................................................55

Lucho, luego existo .........................................................................................70

Un poeta de regreso .........................................................................................78

La cosquilla que está en todos .........................................................................91

Pidiendo piedad al sol ......................................................................................97

Poemas, canciones y cuentos de ayer y de hoy ...............................................103

Juegos ..............................................................................................................110

Versos de luchas y amores atardecidos ...........................................................111

Versos de sangrar por dentro ...........................................................................117

Carta de una semillita a otra ............................................................................120

La última lección .............................................................................................130

La historia de los 12 muertos olvidados...........................................................142

¿Para qué remover el pasado? .........................................................................147

Bibliografía......................................................................................................152

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