“predica la siste a tiem- palabra, in- el expositor po y fuera · del dios altísimo. el dr....

8
mo un sufriente y el ejemplo que Él dio y la ayuda que Él ofrece a los sufrientes, encontremos una medida de fortaleza y consuelo para enfrentar una de las duras realida- des de la vida: Las Perso- nas sobre la tierra sufren, incluyendo a los santos del Dios Altísimo. El Dr. Scott Peck co- menzó su libro, The Road Less Travelled con esta oración, “La Vida es Difí- cil” Luego él observó, que una vez que éste he- cho es aceptado, entonces la vida no ya no es más difícil porque uno antici- pa el daño, los obstáculos y el dolor. El problema del sufri- miento humano es uno de los problemas filosófi- cos profundos de todas las edades. Unos pocos siglos ante de Cristo, Epi- cúreo contendió con el Jesús: “El Amigo de Todos los que Sufren” Tom Holland Mayo-Junio 2018 Vol. 18, Número 3 El Expositor “Predica la Palabra, in- siste a tiem- po y fuera de tiem- po” (2 Tim. 4:2—LBLA) Jesús: “El Ami- go de todos los que Sufren” Tom Holland 1 La Actitud ha- cia Las Escritu- ras Phil Sanders 6 argumento que el dolor y el sufrimiento proba- ban que no hay Dios. Si Dios existía, Él estaría limitado en Sus atribu- tos. Él no únicamente no podría ser completamen- te amoroso, un Dios To- do poderoso no permiti- ría que el dolor y el sufri- miento existan. Sin em- bargo, el dolor y el sufri- miento existen, por lo tanto, Dios no existe. El problema del sufri- miento humano no es tanto filosófico como personal para alguien cuyo cuerpo está abru- mado por el dolor de un tumor maligno. Una per- sona que se sienta junto a la cama de un niño muriéndose, probable- mente se pregunta “¿Porque?”. Sé que mu- chas personas que sufren el rechazo de un compa- ñero matrimonial, la E l Sufrimiento es una realidad siempre presente. Todos tenemos familiares o amigos que han o están actualmente sufriendo. Muchos de nosotros hemos experi- mentado sufrimiento físi- co o emocional. W. T. Ha- milton, en su libro titula- do: Why Has All This Happened to Us?, obser- va que el sufrimiento es el “segundo problema más antiguo que enfren- ta la familia humana, y es antecedido sólo por el problema del peca- do” (Pág.1). Esperamos que al mirar en Jesús co-

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mo un sufriente y el

ejemplo que Él dio y la

ayuda que Él ofrece a los

sufrientes, encontremos

una medida de fortaleza

y consuelo para enfrentar

una de las duras realida-

des de la vida: Las Perso-

nas sobre la tierra sufren,

incluyendo a los santos

del Dios Altísimo.

El Dr. Scott Peck co-

menzó su libro, The Road

Less Travelled con esta

oración, “La Vida es Difí-

cil” Luego él observó,

que una vez que éste he-

cho es aceptado, entonces

la vida no ya no es más

difícil porque uno antici-

pa el daño, los obstáculos

y el dolor.

El problema del sufri-

miento humano es uno

de los problemas filosófi-

cos profundos de todas

las edades. Unos pocos

siglos ante de Cristo, Epi-

cúreo contendió con el

Jesús: “El Amigo de Todos los que Sufren” — Tom Holland

Mayo-Junio 2018 Vol. 18, Número 3

El Expositor

“Predica la

Palabra, in-

siste a tiem-

po y fuera

de tiem-

po” (2 Tim.

4:2—LBLA)

Jesús: “El Ami-

go de todos los

que Sufren”

Tom Holland

1

La Actitud ha-

cia Las Escritu-

ras

Phil Sanders

6

argumento que el dolor

y el sufrimiento proba-

ban que no hay Dios. Si

Dios existía, Él estaría

limitado en Sus atribu-

tos. Él no únicamente no

podría ser completamen-

te amoroso, un Dios To-

do poderoso no permiti-

ría que el dolor y el sufri-

miento existan. Sin em-

bargo, el dolor y el sufri-

miento existen, por lo

tanto, Dios no existe.

El problema del sufri-

miento humano no es

tanto filosófico como

personal para alguien

cuyo cuerpo está abru-

mado por el dolor de un

tumor maligno. Una per-

sona que se sienta junto

a la cama de un niño

muriéndose, probable-

mente se pregunta

“¿Porque?”. Sé que mu-

chas personas que sufren

el rechazo de un compa-

ñero matrimonial, la

E l Sufrimiento es una

realidad siempre

presente. Todos tenemos

familiares o amigos que

han o están actualmente

sufriendo. Muchos de

nosotros hemos experi-

mentado sufrimiento físi-

co o emocional. W. T. Ha-

milton, en su libro titula-

do: Why Has All This

Happened to Us?, obser-

va que el sufrimiento es

el “segundo problema

más antiguo que enfren-

ta la familia humana, y

es antecedido sólo por el

problema del peca-

do” (Pág.1). Esperamos

que al mirar en Jesús co-

herido de Dios y abati-

do” (53:4). Él como

inocente sufriría por

causa de los culpables.

¿En que sentido el

Mesías “afligido” por

Dios? ¿Se volvió Dios

airado con Su Hijo y

deseo afligirlo con do-

lor? ¿Hubo algún placer

sádico al ver a Su Hijo

sufrir? Estas preguntas

sería blasfemas sino si-

milares a las ideas que

algunos parecen tener

con respecto a la rela-

ción de Dios

con el sufrimiento. El

Señor Jesús fue

“afligido” de Dios única-

mente en el sentido que

Dios permitió que esto

ocurriera. Un Dios om-

nipotente pudo haber

detenido el sufrimiento

del Gólgota antes que

comenzará. Sin embar-

go, Él no envió aquellas

legiones de ángeles para

rescatar a Su Hijo de la

muchedumbre despia-

dada (cf. Mat.26:53). Él

permitió que Su Hijo

experimentará una fla-

gelación, llamada por

algunos como “la muer-

te intermedia”. Dios per-

mitió que los hombres

clavaran los calvos en

sus manos y sus pies

sobre Su Hijo y luego

dejó que estas personas

levantarán la cruz de

Página 2 Vol. 18, Número 3

nera que el peso de su

cuerpo cayera sobre sus

manos palpitantes y sus

pies heridos. En medio

de esta prueba dura

¿Que pregunta hizo Je-

sús? La misma pregunta

que muchas personas

hacen hoy “¿Por

qué?” (Mat.27:45). Des-

pués de todo, ¿No le ha-

bía pedido tres veces en

su oración agonizante la

misma cosa que estaba

ocurriendo? (Cf. Mat.26:

39, 42, 54) ¿No escuchó

Dios las oraciones de Su

Hijo? (cf. Heb.5:7).

¿Cuántas personas en

su “Getsemaní” personal

no le han pedido a Dios

cosas que no les fueron

concedidas? ¿Cuántos

padres en la cama del

hospital con su hijo en-

fermo han orado, “Dios,

por favor permite que

mi hijo pase “está copa”

y luego el hijo muere?

¿Cuántas esposas han

orado que el marido no

las rechace a ellas y a

sus familias, pero ellos

lo han hecho? ¿Cuántos

maridos han orado que

la esposa no los rechace

y regresar a su hogar,

pero ella no ha regresa-

do?.

En las horas solitarias

de batalla con el dolor

contra un cáncer devas-

tador las personas silen-

perdida de un negocio o

empleo, o la enferme-

dad terminal, a menudo

se preguntan, “¿Por

qué?” .

Al estudiar Jesús y el

sufrimiento, esperamos

no únicamente ver la

respuesta al dilema

planteado por Epicúreo

y expuesta hoy por los

filósofos ateos, sino tam-

bién podamos ver como

abordar los problemas

personales del sufri-

miento emocional o físi-

co, o ambos. Cuando el

Hijo de Dios estuvo so-

bre la tierra, la vida para

Él fue difícil. Él experi-

mentó el dolor, el sufri-

miento y la vergüenza

extrema de una muerte

por Crucifixión. Pero

eso no fue le fin. Des-

pués de la muerte ¡vino

la victoria eterna!

I. Jesús fue

un Sufriente

Cuando Isaías, por

inspiración del Espíritu

Santo (2 Ped.2:20-22)

escribió sobre la venida

del Mesías, él claramen-

te declaró que el Mesías

sería el Siervo Sufriente

de Dios. El Mesías sería

“Despreciado y desecha-

do entre los hom-

bres…” (Isa.53:3). Él

también sería “azotado...

ciosa o vocalmente

han exclamado, en

medio del dolor de

una muerte inminen-

te, “¿Por qué? ¿Por

qué?” Dios permitió

que Su Hijo pagará el

alto precio por los pe-

cados de la humani-

dad. Entonces, ¿Reveló

el sufrimiento de Cris-

to el odio o Su amor?

¿Refleja el sufrimiento

humano el amor de

Dios por la humani-

dad? Eso depende so-

bre si o no esta breve

vida sobre la tierra es

la totalidad de la exis-

tencia humana. Sin

embargo, cuando uno

obtiene el concepto

comprensivo de vida,

uno entonces puede

decir con el apóstol

Pablo, “Pues tengo por

cierto que las afliccio-

nes del tiempo presen-

te no son comparables

con la gloria venidera

que en nosotros ha de

m a n i f e s t a r -

se” (Rom.8:18).

Si el sufrimiento

plantea un problema

para los creyentes, y

esto lo hace (vea

Sal.73), seguramente

representa un más

grande problema para

los incrédulos, espe-

cialmente para aque-

llos que defienden el

concepto evolutivo

a t e o d e l a

“sobrevivencia del más

apto”. Los fuertes son

a q u e l l o s q u e

s u p o n e m o s q u e

sobrevivirán.

Los sufrimientos de

Cristo nos dan algunas

r e s p u e s t a s a l

a r g u m e n t o d e

Epicúreo. Dios es un

Dios completamente

amoroso, pero y para

algunos irónicamente,

el sufrimiento de Su

H i j o f u e u n a

demostración de ese

amor. Uno que confía

en Dios hoy sabe que

el llanto es sólo para

la noche y el gozo

para la mañana. Uno

sabe que “al final de la

tormenta hay un sol

dorado y un dulce

canto plateado en la

oscuridad”

II. Jesús se

Identificó

con los

Sufrientes

Cuando el Siervo

Sufriente de Dios

estuvo aquí sobre la

tierra Él encontró a

muchas personas

sufriendo. Algunos

sufrían debido a la

enfermedad. Algunos

Página 3 Vol. 18, Número 3

es vista en Su compa-

sión por un hombre cu-

ya pequeña hija de doce

años estaba muriendo.

El hombre vino rogán-

dole al Señor Su ayuda

por su hija. Jesús vino a

su hogar y levantó a la

niña de los muertos

(Mat.9:23-26). En mu-

chos eventos registrados

de Jesús sanando al en-

fermo y levantando al

muerto vemos clara-

mente el cuidado amo-

roso y la preocupación

del Hijo de Dios por la

humanidad sufriente.

Pero hay otra forma

en la que vemos al Sal-

vador respondiendo a

las necesidades huma-

nas y es la forma en que

Él se acercó con aque-

llos con enfermedades

mentales y espirituales

a causa del pecado.

¿Qué peor tener un

cuerpo físico encadena-

do por una enfermedad

paralizante o una alma

esclavizada por pecado?

Muchos con espíritus

libres y hermosos tu-

vieron que residir mo-

mentáneamente en

cuerpos tullidos por la

enfermedad, marcados

por los accidentes, o

debilitados por la vejez.

Por otro lado, muchos

cuerpos estéticamente

bien proporcionados y

sufrían debido a la

muerte. Una de las pri-

meras interpretaciones

que Mateo nos da del

ministerio terrenal de

nuestro Señor nos per-

mite conocer la preocu-

pación amorosa que Él

tuvo por los sufrientes.

Jesús vino por toda Gali-

lea “enseñando en las

sinagogas de ellos, y

predicando el evangelio

del reino, y sanando to-

da enfermedad y toda

dolencia en el pue-

blo” (Mat.4:23). La noti-

cia rápidamente se es-

parció del interés que

Jesús tenia por los su-

frientes y pronto las per-

sonas sufriendo de di-

versas enfermedades

desde la enfermedad

física hasta la mental

fueron traídos a Jesús “y

los sanó” (Mat.4:24).

Después del sermón

del Monte, un leproso

vino a Jesús. Evidente-

mente este hombre ha-

bía escuchado del cuida-

do poder sanador de

Jesús porque le dijo,

“Señor, si quieres pue-

des limpiarme”. Jesús le

dijo, “Quiero, sé limpio”.

El resultado fue su cura

inmediata de su enfer-

m e d a d i n c u r a b l e

(Mat.8:1-4). Los siguien-

tes versículos y capítu-

los en Mateo revelan

que Jesús sanó al siervo

de un Centurión, curó

a la suegra de Pedro de

una fiebre debilitante,

echó fuera espíritus ma-

lignos de personas y

sanó a otro hombre pa-

ralitico, sanó a una mu-

jer que sufría de hemo-

rragias desde los doce

años, y dio la vista a dos

hombres ciegos (Vea

Mat.8-9).

La preocupación de

Jesús por los sufrientes

E l tema del sufrimiento, la

adversidad y las dificultades duras que padecen las personas se está volviendo un tema requerido en muchas de nuestras enseñanzas no únicamente para intentar impartir algún consuelo y esperanza a las personas que sufren a nuestro alrededor, sino también para intentar consolar a nuestros hermanos en la fe que experimentan pruebas

de intenso dolor. En el material “Jesús: El Amigo de los que Sufren” El hno. Tom Holland ofrece la consolación de las Escrituras junto a sugerencias practicas poderosas. Su exposición viene de un volumen dedicado al tema del sufrimiento y fue parte de las Lecturas anuales dela Iglesia Getwell de Memphis, TN. en 1991. El artículo, “La Actitud hacia las Escrituras” Phil Sanders señala cuatro básicas características que debieran describir a los estudiantes de la Biblia como Palabra revelada de Dios para guiarnos a toda la verdad. El hno. Sanders es autor de dos volúmenes titulados: “Adrift: Postmodernism in the Church” (2002) y “A Faith Built on Sand” (2011).

El Expositor Mayo-Junio 2018 COLUMNA EDITORIAL

Página 4

mi? ¿Está Él ayudando a

las personas ahora? Si es

así, ¿Cómo no hace? ¿Está

dando Él su poder a los

llamados “sanadores” hoy

a fin de realizar milagros

de sanidad? Sino es así,

¿Está haciendo Él algo

con el sufrimiento. Cuan-

do Él dejó la tierra y re-

greso al cielo (Hech.1:9-

11; Col.3:1-2; Heb.1:3),

¿Se apartó Él de las per-

sonas en sufrimiento?

Hay formas ahora en

las que Jesús esta envuel-

to en ayudar a las perso-

nas que sufren. Una for-

ma es al salvar a las per-

sonas del pecado

(Mat.1:21). Un gran por-

centaje de enfermedad

hoy es psicosomática y

cuando la personas son

perdonadas (Efe.1:7), y la

culpa es removida de la

conciencia, por lo tanto,

la fuente de la enferme-

dad psicosomática es re-

movida.

Indirectamente, Jesus

ayuda a las personas al

provocar que otras perso-

nas sensitivas tenga una

actitud comprensiva ha-

cia el prójimo. Algunas

personas pueden practi-

car las artes curativas

principalmente por lo

que obtienen y no por lo

que pueden dar. Hay al-

gunas personas que son

físicamente atractivos

han albergado algunos

espíritus muy vanidosos

y hasta horribles.

Lucas registró la veni-

da de una mujer pecado-

ra a Jesús mientras él

estaba comiendo en la

casa del Fariseo. La mu-

jer ungió los pies de Je-

sús con el perfume, de-

rramando sus pies con

sus lágrimas y enjugán-

dolos con sus cabellos.

Jesús perdonó sus peca-

dos y le dijo “Tu ´fe te ha

s a l v a d o , v é e n

paz” (Luc.7:36-50). En la

casa de Cornelio, el após-

tol Pedro le dio un her-

moso resumen de la obra

de Jesús, “… y como éste

anduvo haciendo bienes

y sanando a todos los

oprimidos por el diablo,

porque Dios estaba con

él” (Hech.10:38).

III. Jesús Y los

Sufrientes

Ahora

Una cosa es leer de la

compasión de Jesús por

el sufrimiento humano

mientras estuvo sobre la

tierra, pero ¿Qué sobre el

sufrimiento que usted y

yo vemos o tenemos per-

sonalmente? Quizás la

pregunta tal como el an-

tiguo cántico lo dice,

¿Tiene Jesús cuidado de

siervos especiales de

las personas que sufren

quienes parecen tener

un cuidado genuino

por los demás.

Seguramente el Se-

ñor ayuda a las perso-

nas sufrientes con la

confianza que Él provi-

dencialmente puede

tomar los sufrimientos

de esta vida y usarlos

para forjar nuestros

caracteres (Stg.1:2).

Algunos de los más

grandes sermones han

sido silenciosamente

proclamados desde las

camas del sufrimiento

de los hijos de Dios cu-

yos espíritus de amor y

devoción a Dios sopor-

taron la aflicción de

Satanás (1 Ped.5:10).

Debe reconocerse que

Dios es digno de gloria

y devoción no única-

mente en tiempos de

gozo sino en horas de

angustia y dolor. Al-

guien ha observado

que el sufrimiento lo

hace a uno a amargo o

mejor.

Quizás la forma que

el Señor mejor sirve a

los sufrientes hoy es

con la firme promesa

que el sufrimiento está

limitado a unos breves

años o días sobre la

tierra y luego viene la

paz y la victoria eterna.

EL EXPOSITOR es una

publicación de artículos

sanos, edificantes y relevantes

al desempeño del fiel expositor

de la Palabra de Dios. Cual-

quier comentario diríjalo a

su editor responsable: Ar-

mando Ramírez 1 de Mayo #

214 Valle Hermoso, Tamps.

87501 México. E-Mail: Arman-

[email protected]

El Expositor Mayo-Junio 2018 Pág. 5

Bibliografía:

— Hamilton, W. T., Why Has

All Of This Happened to Us?,

Nashville, TN. 20 Th Century

Christian, 1986.

— Peck, Scott M. The Road

Less Travelled., New York:

Simon and Schuster, 1978.

— Fuente: There Was a

Man Named Job, Págs. 408

-415; Decimo Sexta Lectu-

ra Anual de Spiritual

Sword, Getwell Church of

Christ, Octubre 20-24,

1991.

El Salvador Sufriente pro-mete a sus siervos en su-frimiento un cuerpo for-mado como a semejanza de Su propio cuerpo glo-rioso (Fil.3:20-21). Este cuerpo glorioso no será afligido por la enferme-dad, agobiado por la vejez y hecho miserable por el dolor. El Señor nos ha prometido que en “hermosa tierra del lejano mundo” no habrá más muerte ni dolor para siempre jamás (Apoc.21:1-4).

IV. Nuestra

Repuesta

Un predicador del

evangelio quien escribió

un libro sobre el sufri-

miento humano fue diag-

nosticado con tener cán-

cer en los huesos. En ese

volumen el escribió:

...Cuando se inició el

manuscrito, nunca lo

había soñado (el capítu-

lo titulado, "Esto puede

sucedernos a cualquiera

de nosotros"), se escribi-

ría, nada podría haber

estado más lejos de mi

mente. Ahora que DE-

BE escribirse ... Lo in-

sertaré en el momento

que te vivió la experien-

cia ... Cáncer óseo. Sin

duda, estas son las pala-

bras más escalofriantes

que uno puede escuchar.

Duras. Frías. Dolorosas.

Suenan de sufrimiento,

o temor a la desespe-

ranza, al miedo

(Pág.53).

¿A que conclusión el

hermano Hamilton llegó

de su propia experiencia

de sufrimiento? Él tuvo

una filosofía del sufri-

miento que le ayudó y

que pudiera proveer con-

hospital recuperándose de una

cirugía de un tumor maligno.

Después de la conversación

inicial, le hice una pregunta.

“Si tu no quieres usted no

quiere responder a mi pre-

gunta no la hagas pero quie-

ro preguntarte si has estado

preguntándote ̒¿Por qué? ̕

Ella me dijo que había repe-tidamente preguntado ̒¿Por qué? ̕ porque es una repuesta normal al sufrimiento y que aun Jesús cuando estba en el horno del dolor. Mi ruego a esta dama fue: ¿Podrías considerar cambiar la pregunta del ̒

¿Por qué? ̕ a ̒ ¿Para que? ̕Le

aseguré que podríamos nun-

ca saber ¿Porque suceden las

cosas?, pero cuando cambia-

mos la pregunta a ¿Para

que? Inmediatamente encon-

tramos fortaleza. Recientemen-

te ella me hizo llegar una nota

que con su permiso le compar-

to.

El pasado verano cuando

tuve la cirugía de cáncer,

usted me dijo que no pre-

guntará el porque, sino ¿Qué

hago ahora? He recordado

sus palabras continuamente

y estas palabras en mi calen-

dario enfatizan tu sugeren-

cia. Su nota adicional dice:

El impulso de hablar,

defender, o demandar expli-

caciones es fuerte en todos

nosotros. Algunas veces es

preferible — y más sabio—

no decir nada y solamente

escuchar…

Si determinamos glorifi-

car a Dios en la vida o en la

muerte, inmediatamente

estamos tomando un curso

positivo frente a la enferme-

dad, el desaliento, la vejez y

la muerte.

suelo y fortaleza a los su-

frientes ahora. El escribió:

… un Cristiano que vive

en este presente mundo

está sujeto a toda dificul-

tad y prueba física que

esta vida puede tener para

cualquiera. Sin embargo,

el Cristiano tiene algo que

el pecador no lo tiene;

una relación con Dios que

se rinde a Su voluntad, ya

sean bendiciones provi-

dencial que traigan la

cura, o si esto significa

abandonar este mundo

por otro que Dios ha pro-

veído. Dios puede remo-

vernos el aguijón o darnos

la gracia… Si podemos

usar este antiguo cuerpo,

sujeto a la decadencia y a

la enfermedad, por seten-

ta años y luego cambiarlo

por uno nuevo semejante

al glorioso cuerpo de Cris-

to y vivir para siempre,

¿Qué hay de malo con

eso? (Págs. 589, 60).

En vista de las prome-

sas del Señor, necesitamos

cambiar las preguntas

relacionadas al sufrimien-

to. Cambiemos la pregun-

ta de ¿Por qué? a ¿Qué?.

Jesús cambió de “¿Por

qué me has desamparado?

(Mat.27:46) A ¿Padre, en

tus manos encomiendo

mi espíritu” (Luc. 23:46).

En el verano de 1990 visi-

té a una mujer Cristiana

en el hospital Partview en

Nashville, TN. Su hijo

había sido diagnosticado y

separado por una enfer-

medad contagiosa. Su ma-

rido había fallecido tan

solo unos mesas atrás de

un ataque al corazón.

Ahora ella estaba en el

“El dolor mientras no

llegue a ser un gran Verdugo, es

un gran Maestro”

—Marco Tulio

Cicerón

“No Ores por vidas fáciles, Ora

por hombres fuertes”

— Phillips Brooks

“Oh, cuantos han sido llevados al Infierno en los carros de los

placeres terrenales, mientras que otros han sido llevados al Cielo mediante

la vara de la aflicción”

— John Flavel

Página 6 El Expositor Marzo-Abril 2018

E l Dr. Raymond C.

Kely fue mi profesor

y consejero en la Universi-

dad Cristiana Oklahoma

de 1970 a 1974. Él fue un

hombre de gran visión y

paciencia. No solamente

me enseño las Escrituras y

el Griego Koiné, sino tam-

bién el hermano Kelcy

también nos enseñó a co-

mo pensar Bíblicamente.

En su artículo, encon-

trado en la ultima edición

de 1962, el hermano Kelcy

reveló que una marca dis-

tintiva de la Iglesia del

resto del mundo descansa

en su actitud hacia las Es-

crituras. Ciertamente, la

actitud que las personas

tienen hacia las Escrituras

distingue a la verdadera

Iglesia que Jesús edificó

de aquellos que siguen a

o t r a s a u t o r i d a d e s

(Jn.8:31.32).

El hermano reconoció

que uno debe tener la

actitud correcta hacia la

Palabra de Dios si uno

desea seguir el camino

seguro y evitar los errores.

¿Cuál es la actitud correc-

ta? Ofrezco estos adjeti-

vos para describir las Escri-

turas: Sagrada, Totalmente

Suficiente y Poderosa. Pablo

consideró las Escrituras pro-

vechosas y así las debiéra-

mos considerar nosotros.

Sagrada

Más de 2, 000 veces el

Antiguo Testamento es-

pecíficamente apunta a

Dios como la fuente de

sus palabras: “Toda la

Escritura es inspirada por

Dios” (2 Tim.3:16). Pode-

mos fácilmente entender

a las Escrituras como los

“ o r á c u l o s d e

Dios” (Rom.3:2). La idea

de Dios hablando y las

Escrituras son expresio-

nes usadas intercambia-

blemente en la Biblia. Por

ejemplo, Pablo se refirió

a la promesa verbal de

Dios hecha a Abraham en

Génesis 12:3 como pala-

bras que la Escritura ha-

bló a él en Gálatas 3:8.

Esto muestra cuán com-

pletamente Pablo igualó

las declaraciones en la

Escritura con las declara-

ciones de Dios.

Pedro, también reco-

noció el papel de Dios en

la composición de las

Escrituras: él dijo,

“entendiendo primero

esto, que ninguna profe-

cía de la Escritura es de

interpretación privada,

porque nunca la profecía

fue traída por voluntad

humana, sino que los

santos hombres de Dios

hablaron siendo inspira-

dos por el Espíritu San-

to” (2 Ped.1:20-21). El

pasaje no habla como los

hombres entendieron o

recibieron la Escritura

sino como ellos hablaron

de parte de Dios. Pedro

sabía que la Escritura era

sagrada, un mensaje de

Dios mismo.

Pablo alabó a los Te-

salonicenses por recono-

cer la naturaleza sagrada

del mensaje del evange-

lio. “Por lo cual también

nosotros sin cesar damos

gracias a Dios, de que

cuando recibisteis la pa-

labra de Dios que oísteis

de nosotros, la recibisteis

no como palabra de

hombres, sino según es

en verdad, la palabra de

Dios, la cual actúa en vo-

sotros los creyentes” (1

Tes.2:13).

Debido a que la Pala-

bra viene de Dios, esta

participa de Su carácter.

Debido a que Dios es

santo y perfecto, Sus pa-

labras son santas y per-

fectas. Debido a que Dios

es amoroso, confiable y

sin faltas, es lógico pen-

sar que Su palabra sea

sin defectos, llena de

amor y completamente

confiable. Nuestra cultu-

ra parece haber perdido

su estimación como sa-

grada. Tal como el impío

Esaú, hemos cambiado lo

que es excepcionalmente

precioso como algo co-

mún. La Biblia no es sim-

plemente otro libro anti-

guo, lleno de mitos y fa-

bulas. Es la Palabra Santa

de Dios y sagrada. Aque-

llos que aman a Dios de-

bieran reverenciarla, es-

tudiarla, meditan en ella,

vivirla en sus vidas, y

compartir con los demás

sus tesoros.

Autoritativa

El Señor Jesús, en sus

últimas palabras del Ser-

món del Monte, contrastó

La Actitud hacia Las EscriturasLa Actitud hacia Las EscriturasLa Actitud hacia Las Escrituras Phil Sanders

al hombre sabio y al

hombre necio (Mateo

7:24-27). Él no los distin-

guió por si ellos escu-

charon Sus palabras sino

por si ellos obedecieron

esas palabras. Ambos el

hombre sabio y el necio

construyeron su casa,

pero el hombre sabio

hizo lo que le fue dicho

mientras que el hombre

necio no atendió lo que

escuchó. Si uno examina

las dos construcciones, a

uno de hubiera gustado

que el hombre necio

fuera mejor pero el des-

tino de cada construc-

ción fue determinada

por el fundamento sobre

el cual fue construida.

Un fundamento sobre la

roca respeta la autori-

dad de Dios de la pala-

bra de Dios mientras

que el fundamento so-

bre la arena la repudió.

El hombre necio actuó

como a el le agrado, sin

considerar el alto precio

que él pagaría por ello.

El Señor Jesús dijo,

“Al que me rechaza, y no

recibe mis palabras, tie-

ne quien le juzgue; la

palabra que he hablado,

ella le juzgará en el día

postrero” (Juan 12:48).

Jesús no solamente ha-

bló Sus palabras sino las

diseño para que fuesen

grabadas en forma escri-

ta. Él no solamente en-

vió a los profetas y a los

hombres sabios sino

también a los escribas

Vol. 18, Número 3

(Mat.23:34). Juan reveló

en Apocalipsis 20:11-15

el gran trono blanco la

escena donde toda la

humanidad será juzgada

“por las cosas que esta-

ban escritas en los li-

bros, según sus obras”.

Jesús exhortó a los

apóstoles a hacer discí-

pulos, bautizándolos y

enseñándoles a “guardar

todas las cosas que os

he mandado; y he aquí

yo estoy con vosotros

todos los días, hasta el

f i n d e m u n -

do” (Mat.28:20). Lo que

Jesús ordenó en el pri-

mer siglo juzgará a toda

la humanidad en el día

final. De todos los asun-

tos de naturaleza moral

y espiritual, el Señor Je-

sús tendrá la palabra

final. Citando a Moisés,

Pedo dijo, “El Señor

vuestro Dios os levanta-

rá profeta de entre vues-

tros hermanos, como a

mí; a él oiréis en todas

las cosas que os hable; y

toda alma que no oiga a

aquel profeta, será des-

arraigada del pue-

blo” (Hechos 3:22-23).

Debiéramos entender

que la forma que el Se-

ñor Jesús nos habla hoy

es por medio de la Pala-

bra escrita. Cuando las

personas ignoran o re-

chazan obedecerla, ellos

están trayendo juicio

sobre si mismas. Los que

aman al Señor guarda-

rán Sus mandamientos

Página 7

para redargüir, para co-

rregir, para instruir en

justicia, a fin de que el

hombre de Dios sea per-

fecto, enteramente pre-

parado para toda buena

obra” (2 Tim.3:16-17). La

Palabra de Dios puede

enseñarnos la verdad,

puede reprender nues-

tros pecados y debilida-

des, puede traernos a la

corrección y puede pre-

pararnos para la justicia.

Las Escrituras transfor-

man nuestras vidas y

nos ayudan a imitar a

Dios como Sus hijos

amados (Rom.12:2;

Efe.5:1).

La total suficiencia de

las Escrituras implica la

naturaleza prohibitiva

del silencio de las Escri-

turas. Dios ha hablado

todo lo que Él diseño

hablar y todo lo que ne-

cesitamos para la vida y

la piedad de manera que

no hay necesidad de ir

más allá de la voluntad

revelada de Dios. Debi-

do a que el Señor ha

guiado a los apóstoles a

toda la verdad

(Jn.16:13), cualquier des-

viación de la voluntad

revelada está prohibido.

Cualquier añadidura,

substracción o revisión

de las Escrituras deshon-

ra la omnipotencia y

sabiduría de Dios. Sugie-

re que Dios necesita un

consejero o editor (Vea

Rom.11:33-36).

(Juan 14:15, 23). Ellos

respetaran la autoridad

de las Escrituras.

Completamente

Suficiente

El Señor Jesús pro-

metió a los apóstoles

que el Espíritu Santo les

guiaría “a toda la ver-

dad” (Juan 16:12-13). A

ellos no les faltaría algo

que necesitaran para

vivir como Cristianos y

tener la vida eterna. Pe-

dro proclamó que

“todas las cosas que per-

tenecen a la vida y a la

piedad nos han sido da-

das por su divino poder,

mediante el conocimien-

to de aquel que nos lla-

mó por su gloria eterna·

(2 Ped.1:3). Dios nos ha

fallado en proveer para

que todas las personas

de todos los tiempos y

en todos los lugares to-

do lo que necesitan co-

nocer para guardar Sus

instrucciones y recibir la

vida eterna. Debido a

que Dios es omnisciente

y amoroso, podemos

estar seguros que tene-

mos todo el consejo de

Dios disponible a noso-

tros hoy (Hech.20:27).

Las Escrituras están

plenamente equipadas

para reunir toda necesi-

dad espiritual que en-

frentamos. “Toda la Es-

critura es inspirada por

Dios, y útil para enseñar,

Somos exhortados a

examinarnos a nosotros

mismos para determinar

si estamos “en la fe” (2

Cor.13:5). La única

fuente infalible por la

c u a l d e b i é r a m o s

examinar nuestras vidas.

Motivos, pensamientos

y acciones es la Palabra

de Dios, porque el

hombre no puede

conocer Su voluntad

separado de la divina

revelación (1 Cor.2:11).

Se cuenta un historia

sobre ciertos turistas

que estaban visitando

una galería en Europa.

Cuando uno de ellos

estaba mirando las

obras maestras sobre la

pared, uno de ellos dijo

con desdén “No creo

que estas imágenes sean

de mucho valor”. El

asistente del museo

quien escucho la

declaración le dijo,

“Discúlpeme Señor, pero

estas imágenes no están

a prueba, los visitantes

si”.

Lo mismo es verdad

con respecto a las

enseñanzas de las

Escrituras. Ellas no están

a prueba. Nosotros sí.

Nuestra actitud es

manifestada por la

fo rma que l as

consideramos. Seamos

cuidadosos o seremos

condenados.

— Fuente: The South Baldwin Bulletin, Noviembre 2008

Pág.88

El Expositor Mayo-Junio 2018 Página 8

Nadie puede dudar que

el evangelio tiene el poder

de Dios dentro para traer a

las almas a Cristo. Debido a

que el hombre no puede

conocer a Dios completa-

mente a través de su propia

sabiduría, “agradó a Dios

salvar a los creyentes por la

locura de la predicación” (1

Cor.1:21). La “palabra im-

plantada” es capaz de salvar

nuestras almas (Stg.1:21).

Pablo dijo, “Porque no me

avergüenzo del evangelio,

porque es poder de Dios

para salvación a todo aquel

que cree; al judío primera-

mente y también al grie-

go” (Rom.1:16). Pedro re-

conoció que debido a que

los Cristianos purifican sus

almas “por la obediencia a

la verdad” , él les exhorta a

“amarse unos a otros entra-

ñablemente, de corazón

puro” (1 Ped.1:22-23).

El poder de la Palabra de

Dios esta presente en aque-

llos que están dispuestos a

recibirla y aplicarla a sus

vidas “Mas el que mira

atentamente en la perfecta

ley, la de la libertad, y per-

severa en ella, no siendo

oidor olvidadizo, sino hace-

dor de la obra, éste será

bienaventurado en lo que

hace” (Stg.1:25). Deseamos

que todas las personas qui-

sieran permitir que la pura y

poderosa Palabra de Dios

impregne cada aspecto de

sus vidas.

— Fuente: Gospel Ad-vocate, Julio 2015, Vol.

157, Núm.. 7; Págs.. 14-16.

Esto es porque nos opone-

mos al denominacionalis-

mo. Si hay un solo bautismo

(v.5), no podemos aprobar

algo distinto al bautismo.

Esto es porque nos opone-

mos a la aspersión y al bau-

tismo de infantes. Si debe-

mos cantar desde nuestros

labios y corazones a Dios en

nuestra adoración (Efe.5:19;

Col.3:16; Heb.13:15), enton-

ces no debemos atrevernos

a practicar distintas formas

de adoración musical. Esta

es la razón porque no usa-

mos instrumentos mecánico

de música en nuestra adora-

ción.

Reverenciamos las Escri-

turas y no estamos dispues-

tos a ir más allá de lo que

ellas enseñan sino permane-

cemos en ellas de manera

que podamos tener la apro-

bación del Padre y del Hijo.

Poderosa

“Porque la palabra de

Dios es viva y eficaz, y más

cortante que toda espada

de dos filos; y penetra hasta

partir el alma y el espíritu,

las coyunturas y los tuéta-

nos, y discierne los pensa-

mientos y las intenciones

del corazón” (Heb.4:12).

Aunque algunos sugieren

que este versículo habla de

Jesús, vemos su aplicación

en las palabras dichas y

escritas de Jesús. La

“espada del Espíri-

tu” (Efe.6:17), la Palabra de

Dios es capaz de atravesar

el corazón y el alma. La Pa-

labra puede transformar

vidas y traerlas a una con-

formidad a la voluntad de

Dios (Rom.12:2).

Cuando los anticristo o

los falsos maestros nega-

ron que Jesucristo vino en

carne, ellos ya no más

permanecían en la doctri-

na de Cristo. Los que en-

señaron más allá de la

doctrina de Dios queda-

ron separados de una re-

lación con Dios (2 Jn.9).

Los files Cristianos ya no

pueden darles la bienveni-

da o recibirlos en sus ho-

gares; quien lo hiciera

“participa de sus malas

obras” (vv.10-11).

El pecado de 2 de

Juan 9 descansa en como

los falsos maestros tratan

la enseñanza de Cristo; los

falsos maestros van más

allá y fallan en permane-

cer dentro de la verdadera

enseñanza. Este “ir más

allá” describe una falta de

respeto por la autoridad

de lo que ha sido enseña-

do. Cree que la enseñanza

debe ser cambiada en al-

guna otra forma que ma-

nifiesta sus creencias. Dios

nunca permitió que Sus

verdades sean cambiadas

(cf. Deut.4:2; 12:32;

Prov.30:5-6; Apoc.22:18-

19).

Lo que es verdadero

de cambiar la enseñanza

como los falsos maestros

lo hicieron en 2 Juan 9 es

verdadero en otros asun-

tos también. Si hay una

sola Iglesia (Efe.4:4), no

podemos ir más allá afir-

mando que hay muchas.