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  • 8/7/2019 Acerca de la Etnoarqueologa en Amrica del Sur. Politis Gustavo

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    ACERCA DE LA ETNOARQUEOLOG*

    Gustavo G. PolitisUniversidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires yUniversidad Nacional de La Plata Argentina

    Resumen: La Etnoarqueologa es una disciplina de desarrollo aun muy limitado en Amrica del Sur a pesar del potencial de la regin para este tipo deinvestigaciones. Sin embargo, en la ltima dcada se han incrementado los

    proyectos etnoarqueolgicos, sobre todo por parte de los arquelogossudamericanos. En este artculo se revisan las bases conceptuales de estasubdisciplina y se analizan sus tendencias en Amrica del Sur. Se discute el poten-cial de la Etnoarqueologa, no solo para vincular la conducta humana con losderivados materiales, sino tambien para entender bajo que condiciones esesperable cierto tipo de registro arqueolgico Por ltimo, se explora la utilidad dela Etnoarqueologa para abordar otras formas de pensamientos y de patrones deracionalidad, que aunque difciles de indentificar en el registro arqueolgico, sonclaves para entender aspectos esenciales de las sociedades del pasado.

    Palabras clave : Amrica del Sur, etnoarqueologa, Amrica del Sur.

    Abstract: Despite all of the potential that South America has for ethnoarchaeo-logical research, the development of Ethnoarchaeology is still very limited in thisregion. Only in the last decade ethnoarchaeological projects have grown, speciallyamong South American archeologists. The present article revises the conceptual

    foundations of this field of study and analyses its present tendencies in South America. A discussion of the fields potential is made, not only as to what it can

    bring to the study of the relationship between human conduct and materialderivations, but also as to the conditions in which we can expect to find certaintypes of archeological data. At last, the present article explores the uses that canbe made out of Ethnoarchaeology in the study of other forms of thought and other

    patterns of rationality forms and patterns that are hard to be identified in

    *Agradecimientos: Al Lic. Mariano Bonomo por su lectura crtica y sugerencias. A Clara Scabuzzo porsu colaboracin en la edicin. Este trabajo es parte del Programa de Investigaciones INCUAPA(Investigaciones Arqueolgicas y Paleontolgicas del Cuaternario Pampeano) de la Universidad delCentro de la Pcia. de Buenos Aires.

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    archeological data but are essential to understanding fundamental aspects of past societies.

    Keywords : archeological theory, ethnoarchaeology, South America.

    En este trabajo me propongo resumir las bases conceptuales ymetodolgicas de la Etnoarqueologa y explorar algunas vas de aplicacinque han sido poco desarrolladas en Amrica del Sur. La Etnoarqueologa hasido mirada con cierta desconfianza por algunos arquelogos debido a lasdificultades que existen en extrapolar la informacin actualstica hacia lassociedades del pasado a partir de que no estn suficientemente desarrolladaslas bases epistemolgicas acerca de cmo hacer esta transmisininformacin, lo que genera dudas con respecto a la argumentacinanalgica. Esta cuestin gener un prolongado debate hace ms de dosdcadas entre aquellos que estaban en contra del uso de la argumentacinanalgica en la interpretacin del registro arqueolgico (Gould, 1980;Wobst, 1978) y los que la consideraban un elemento central en el procesode inferencia en arqueologa (Binford, 1967; Watson, 1979). Actualmente ysobre todo luego del anlisis epistemolgico llevado a por Wylie (1982,

    1985), la inmensa mayora de los arquelogos reconocen la utilidad de laargumentacin analgica en el proceso de interpretacin o explicacin delregistro arqueolgico y la consideran como indispensable (Hernando, 1995,p. 20; Sillar, 2000, p. 8). Adems, ha sido tambin propuesto que la reaccinde Gould no fue realmente en contra del uso de la argumentacin analgicay que el mismo basa su discusin en asunciones uniformitaristas (Kuznar,1995, 2001). A pesar de esto, no todos los arquelogos estn convencidosde la utilidad de la analoga etnogrfica y de los mecanismos usualmenteempleados para su aplicacin (Gosden, 1999, p. 9).

    Otro punto que ha generado desconfianza es que en menor o mayorgrado, las sociedades indgenas actuales, que forman la fuente de laanaloga, han tenido contacto con la cultura occidental y estn integradas deuna manera u otra al proceso de globalizacin (Burch; Ellana, 1994; Stahl,1993; Wilmsen, 1989). En base a esta situacin, que en la mayora de loscasos es absolutamente real, se ha planteado que las sociedades presentesno pueden servir de referentes anlogo de las sociedades pasadas. Estacrtica es sin embargo injustificada por que, como se desarrollara en este

    trabajo, la investigacin etnoarqueolgica opera bajo los principios de la

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    argumentacin analgica y por lo tanto, los dos elementos de la analoga (lafuente y el sujeto) no deben ser iguales (en cuyo caso no sera necesario unrazonamiento analgico) sino que deben tener ciertas condiciones decomparabilidad. La fortaleza de la analoga generada a partir de laEtnoarqueologa no reside en el grado de semejanza entre la fuente (en estecaso, la sociedad presente) y el sujeto (la sociedad pasada percibida a travsdel registro arqueolgico) sino en la estructura lgica de la argumentaciny en la similitud entre los trminos de la relacin. Obviamente, cuantomayor es la semejanza entre la fuente y el sujeto, la argumentacinanalgica tiene un mayor potencial, pero este grado de semejanza por s

    mismo no garantiza de modo alguno la fortaleza de la argumentacin ni laveracidad de los enunciados.Un tercer punto que ha producido cierta reticencia con respecto a la

    Etnoarqueologa es que ha sido cuestionada desde el punto de vista tico,tanto por antroplogos como por arquelogos. En una ocasin en 1991 unprofesor de Antropologa de la Universidad Nacional de Bogot expres enuna reunin de Departamento su rechazo hacia la etnorqueologa pues dijoque no saba mucho de esta sub-disciplina, pero que no le pareca bien ira molestar a los indios vivos para entender los que le pasaba a los indiosmuertos. De manera ms formal Gosden ha planteado tambin objecionesticas muy fuertes:

    I feel that ethnoarchaeology is immoral, in that we have no justification for using the present of one society simply to interpretthe past of another. Societies ought to be studied as interesting intheir own right or not at all. (1999, p. 9).

    Estos planteamientos extremos son absolutamente incorrectos. Laarqueologa, as como la etnografa o cualquier otra rama de las cienciasantropolgicas tiene como uno de sus fines principales estudiar lavariabilidad de las sociedades humanas y entender los procesos culturales,por lo tanto es totalmente lcito estudiar sociedades presentes ya sea paraaportar de manera directa a estos fines o de forma ms indirecta mediantela identificacin de referentes anlogos que sirvan para entender las socie-dades del pasado. De una manera u otra las sociedades del presente son elrecurso ms importante para la antropologa y expresar que pueden ser

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    estudiadas as interesting in their own right or not at all implica unasegmentacin artificial, e incorrecta, en la produccin del conocimientoantropolgico y asumir, errneamente, que las sociedades no soninteresantes por derecho propio cuando se estudian desde laEtnoarqueologa. Como se vera ms adelante, las mltiples dimensiones desociedades humanas, y no solo sus restos materiales, tienen cada vez msun papel central en la Etnoarqueologa moderna. Por ltimo, lasubdisciplina acta con sociedades vivas y debe sujetarse a las mismasestrictas reglas ticas de la etnografa contempornea (David; Kramer, 2001,p. 84-89) y no desarrollar ningn tipo de actividad o investigacin sin el

    consentimiento de los actores sociales involucrados.Cuando se recurre a los modelos generados desde la Etnoarqueologahabitualmente se restringe su uso a la configuracin del registro en relacina los aspectos tecnoeconmicos de las sociedades del pasado. Sin embargo,como se desarrollar en este trabajo, creo que el enfoque etnoarqueolgicotiene un potencial significativamente ms amplio que ha sido subvalorado,sobre todo en Amrica del Sur, en donde la existencia de una gran variedadde sociedades indgenas y la abundante informacin etnogrfica yetnohistrica, favorecen el desarrollo de esta subdisciplina. En las pginassiguientes se analizar cmo la informacin etnoarqueolgica puede ser deextrema utilidad para la interpretacin del registro arqueolgico desde va-rias perspectivas y se discutir como aprovechar ms y mejor su potencialen Amrica del Sur.

    Antecedentes

    En primer lugar, es importante reconocer que el intento de usar la

    informacin etnogrfica para interpretar el registro arqueolgico no esnuevo y mucho menos es patrimonio exclusivo de la Etnoarqueologa(David; Kramer, 2001; Oswalt, 1974). Lo que s es novedoso es que lainformacin etnoarqueolgica haya sido obtenida por arquelogos con elpropsito central de ayudar a la comprensin del registro arqueolgico.Jesse W. Fewkes en 1900 fue el primero usar la palabra para referirse a susintentos de identificar en los yacimientos Hopi asociados por los Hopiactuales a determinados ritos (Stiles, 1977). Simultneamente, losetngrafos comenzaron a interesarse por los objetos cotidianos de las soci-

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    edades nooccidentales. Entre estos, Pitt Rivers fue uno de los impulsores endar cabida a la cultura material en los estudios antropolgicos a principiosde siglo (Oswalt, 1974 ). Tambin Marcel Mauss tuvo un papel importantepues puso a los estudios de cultura material en un plano central de lainvestigacin etnogrfica; cuando se refiri a las dificultades de laencuesta etnogrfica, propuso a la coleccin de objetos como un de lasmaneras de superarlas: El objeto es en muchos casos, la prueba mejor deun hecho social; y un catalogo de instrumental mgico es uno de losmejores medios para elaborar una buena clasificacin de ritos (Mauss,1971, p. 15) En Amrica del Sur otros investigadores tambin lo hicieron

    muy tempranamente como por ejemplo Theodoro Koch-Grnberg en susinvestigaciones entre los indgenas Amaznicos durante 1902 y 1903(Koch-Grnberg, 1995). Es importante remarcar que en Amrica del Surhubo todo una tradicin etnogrfica austro-alemana que prest muchaatencin a la cultura material y realiz detalladas colecciones de objetos junto a datos detallados sobre su uso (Gusinde, 1982; Schmidt, 1914). Lainmensa mayora de esta informacin esta actualmente desaprovechadapor los arquelogos y los objetos recogidos descansan en los museossin ser estudiados sistemticamente desde una perspectivacontempornea.

    Oswalt y VanStone (1967) usaron nuevamente el nombreEtnoarqueologa para referirse a la informacin oral sobre la cultura mate-rial en un yacimiento esquimal ocupado entre 1840 y 1910. En general entre1956 y fines de los 60 se observa un creciente uso de la informacinetnogrficas con fines de interpretar mejor el registro material del pasado yse comienzan a efectuar las primeras recolecciones de datos actuales desdeuna mirada arqueolgica (David; Kramer, 2001). En este tiempo an nohaba investigadores que se llamaran a s mismos etnoarquelogos.

    Con el advenimiento de la llamada arqueologa procesual fueBinford (1967) quien comenz a interesarse en el tema de manera sistem-tica en la analoga etnogrfica en su trabajo pioneroSmudged pit and hidesmoking: the use of analogy in the archaeological reasoning. Posteriormen-te, Binford (1978) desarroll terica y conceptualmente su enfoqueetnoarqueolgico en Nunamiut Ethnoarchaeology . Estos aportes junto conlos de Yellen (1977) y Gould (1978a, 1980) sentaron las basesmetodolgicas de la Etnoarqueologa dentro del paradigma procesual y

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    transformaron a la subdisciplina en una de las productoras ms importantesde modelos para alimentar la teora de rango medio.

    La Etnoarqueologa contempornea surgi como resultado directo de lavaloracin de los estudios actualsticos y del optimismo en el potencial deestos para explicar el registro arqueolgico. Es por eso que partir de finalesdel 70 y sobre todo, desde los 80 comenzaron los estudios especficos sobresociedades vivas efectuados por arquelogos (Kent, 1984; Watson, 1979).De esta forma se planteaba algo novedoso que era buscar principiosgenerales que conectaran el comportamiento humano con la cultura materialy obtener conclusiones que no dependieran exclusivamente del campo te-

    rico de la antropologa socio-cultural. El optimismo inicial de la arqueologaprocesual en la creencia de que la conducta humana estaba sujeta a leyes(mas o menos similares a las de la biologa) impregn a la Etnoarqueologay dirigi el debate conceptual de esta en los aos 70. Durante estosprimeros aos de la subdisciplina, tambin exista el convencimientosubyacente de que se podran generar leyes universales que relacionaran laconducta humana con los restos materiales (Yellen, 1977) y de hecho sesupuso que junto con la arqueologa experimental sera la principal fuentepara la produccin de esta leyes (Schiffer, 1978).

    A comienzos de los 80, la Etnoarqueologa ampli su enfoque ycomenz tambin a ser desarrollada desde el postprocesualismo, pero demanera distinta (David; Sterner; Gavua, 1988; Hodder, 1982, 1991). Enparte, estos nuevos desarrollos ya haban sido anticipados por Gould(1978b). Desde el postprocesualismo se expande el rango de inters de laEtnoarqueologa sobre todo por que ampla su orbita mas all de los aspec-tos tecnoeconmicos y apunta al entendimiento de niveles mayores decomplejidad, intentando discernir los correlatos materiales de los aspectoscognitivos. sociales e ideolgicos. Dentro de este nuevo marco conceptualla Etnoarqueologa no se interesa por explicar en el sentido procesual deltrmino (o sea entender la observacin o proceso como resultado de una leyo a algn otro modelo terico universal) sino que trata de interpretar elsignificado para la sociedad que lo produjo. De esta manera se enfatizaronalgunos aspectos poco tratados en las investigaciones previas tales como elestudio simblico y el de las dimensiones noutilitarias de la cultura materialdentro de la trama social (ver por ejemplo los trabajos reunidos en Hodder,1982).

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    Ya en la dcada de los 90 los estudios etnoarqueolgicos se multipli-caron y abordaron el estudio de todo tipo de sociedades (ver resumen enDavid; Kramer, 2001). Las preguntas se diversificaron y en todas las gran-des regiones del mundo se montaron proyectos etnoarqueolgicos de largoalcance. En esta dcada se evidencian claramente las dos posiciones de lasdcadas anteriores y aunque los enfoques postprocesuales se van populari-zando, un importante nmero de etnoarquelogos considera que laproduccin de leyes o lawlike propostions son objetivos posibles ynecesarios para la arqueologa y la Etnoarqueologa (Kuznar, 1995;OConnell, 1995).

    Paradjicamente, en la medida que se incrementa el inters por estetipo de estudios y se valoriza su aporte para el proceso de inferencia arque-olgica, cada vez mas disminuyen las sociedades tradicionales y enconse-cuencia se reduce significativamente el rango de variacin de losreferentes anlogos. Como expres al principio, la fortaleza de laargumentacin analgica no reside en el grado de aislamiento de la sociedadusada como fuente. Sin embargo, la riqueza de la Etnoarqueologa est enla captacin de las variaciones de las condiciones culturales(tecnoeconmicas, sociales e ideacionales) de produccin material demanera de poder identificar esta variacin en el registro arqueolgico. Enconsecuencia, la occidentalizacin de las sociedades indgenas disminuyenotablemente la posibilidades de disponer de referentes anlogoscontemporneos que puedan reflejar algunas de las condiciones de las so-ciedades pasadas o que sean comparables en algunos trminos.

    Que es y para que sirve la etnoarqueologia?

    La Etnoarqueologa ha sido entendida y definida de varias maneras yse han propuesto tambin otros vocablos como sinnimos tales comoarqueologa viva, etnografa arqueolgica o arqueoetnografa. Lasprimeras definiciones la consideraban como la comparacin entre los datosarqueolgicos y etnogrficos (Gould, 1978; Stiles, 1977). Para Stanislawsky(1977), la Etnoarqueologa es la coleccin de informacin etnogrfica ori-ginal para ayudar interpretar a la informacin arqueolgica y paraSteensberg (1980; Ravn, 1993) es el uso controlado de la informacinetnogrfica para explicar el registro arqueolgico. Actualmente se cuenta

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    con una variedad de definiciones (ver resmenes en David; Kramer, 2001,p. 12); entre las mas simples estn la de MacEachern (1996, p. 245) quepropone que es ... la inteseccin de gente viviente y las construccionesarqueolgicas o a la de Hanks (1983, p. 351) que expresa que es laaplicacin de mtodos arqueolgicos a los datos etnogrficos. Entre lasdefiniciones ms complejas se destaca la de David, una de mis preferidas,quien expresa que

    la Etnoarqueologa incluye el campo de estudio de la produccin,tipologa, distribucin, consumo, y descarte de la cultura material,con especial referencia a los mecanismos que relacionan variabilidady la variacin al contexto sociocultural y a la inferencia de los me-canismos de procesos del cambio cultura. (1992)

    Otra definicin interesante es la de Sillar quien propone que laEtnoarqueologa debe ser

    the study of how material culture is produce, used and deposit bycontemporary societies in relation to the wider social, ideological,

    economic, environmental and/or technical aspects of the societyconcerned, and with specific reference to the problems of interpretingarchaeological material. (2000, p. 6)

    En general las definiciones hacen rgidos a conceptos que deberantener algo de flexibilidad, pero tienen un carcter operativo y comunica-cional innegable. Teniendo esto en cuenta esta condicin y basndome enel uso y desarrollo corriente de la disciplina, mi propia definicin, flexibley abierta, expresa que la etnoaqueologa es una subdisciplina de la

    arqueologa y de la antropologa social que obtiene informacin sistemticaacerca de la dimensin material de la conducta humana, tanto en el ordenideacional como en el fenomenolgico (en le sentido de Goodenough,1964). Es una generadora de referentes analgicos para la interpretacinarqueolgica y es una fuente de produccin y testeo de hiptesis y modelosacerca de cmo funcionan las sociedades Adems, como expres Kuznar(2001, p. 4) la etnarqueologa es uno de las mejores vas para proveer lainformacin requerida para contextualizar las analogas y para justificarasunciones.

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    Acerca de la Etnoarqueologa en Amrica del Sur

    En general, la Etnoarqueologa es entendida hoy en da como unasubdisciplina de la arqueologa (David; Kramer, 2001), a lo que yoagregara tambin de la antropologa sociocultural. Ambas disciplinaspueden ser consideradas madres de la Etnoarqueologa, aunque es obvioque el desarrollo de esta se da casi exclusivamente dentro del campo de laarqueologa. Esto no slo esta relacionado a que los arquelogos sonquienes hacen Etnoarqueologa, sino que son casi los nicos que laconsumen. Lamentablemente, los antroplogos socioculturales aun no hanincorporado a su debate el enorme potencial que tiene la informacingenerada desde esta subdisciplina y la siguen considerando cosa de arque-

    logos.En su uso corriente es considerada como una metodologa de obtencinde datos de sociedades vivas, pero desde una perspectiva arqueolgica ysobre todo, prestando especial atencin a los derivados materiales de lasconductas humanas. Por lo tanto, esta estrategia de investigacin implicatrabajo de campo, fundamentalmente (aunque no exclusivamente) mediantela observacin participante. Esta condicin sera importante para discernirentre lo que se llama actualmente Etnoarqueologa y lo que sera otro tipode estrategia de investigacin, tal como el uso de datos etnogrficos oetnohistricos en algn paso de la interpretacin del registro arqueolgico.Aunque las fronteras entre estas dos estrategias no forman una lnea slida,yo creo junto con otros etnoarquelogos (David; Kramer, 2001) que la se-gunda debe quedar por ahora fuera del campo de la Etnoarqueologa ya queno implica trabajo de campo con sociedades vivas, lo que es para mi uno delos componentes esenciales de la subdisciplina. Sin duda, los datos proveni-entes de investigaciones etnogrficas (stricto sensu ) y de los documentoshistricos son de gran utilidad para la interpretacin arqueolgica y puedenservir para la formulacin y el testeo de hiptesis as como para proveerfuentes de analoga, pero en la casi totalidad de los casos carecen deinformacin sistemtica y controlada sobre los productos materiales de lasconductas a la que hacen referencia. Por lo tanto, no considerar dentro deesta revisin a algunas investigaciones de Amrica del Sur, que se presentancomo etnoarqueolgicas, pero que a pesar de manejar informacininteresante y de contribuir al conocimiento sobre los grupos indgenas de laregin, no aportan datos de trabajos de campo originales sobre poblacionesvivas. Me estoy refiriendo al grupo de trabajos generados por el equipo de

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    arquelogos catalanes que desde 1986 esta investigando en Tierra del Fuego(Estvez; Vila, 1996). La estrategia de investigacin utilizada es el usocomplementario de fuentes etnohistricas y de informacin arqueolgicapero no la generacin de modelos que articulen las conductas de sociedadescontemporneas con sus derivados materiales y con la interpretacin delregistro arqueolgico.

    Hay por lo menos tres campos en donde la etnoaqueologa tieneutilidad para interpretacin arqueolgica. Por supuesto, estos campos noson compartimentos cerrados ya que se encuentran interconectados conamplias interfaces. Estos son:

    1. Buscar relaciones recurrentes entre la conducta humana y cultura ma-terial.Este es el sentido ms usual dentro de la Etnoarqueologa contempo-

    rnea y es probablemente dentro de este campo se inscriben los objetivosde la inmensa mayora de los proyectos actuales. Este objetivo esta relaci-onado directamente con la construccin de la teora de rango-medio en elsentido de Binford (1983, p. 14) para establecer relaciones no-ambiguas decausa-efecto entre los causales dinmicos y los derivados estticos. Lasinvestigaciones sobre uso y descarte de artefactos; matanza, transporte yconsumo de presas, construccin y abandono de viviendas o secuencias defabricacin de objetos que se han llevado a cabo en Amrica del Sur seenmarcan dentro de este campo (Garca,1988; Jones, 1993; Stahl; Zeidler,1990, Yacobaccio; Madero, 1994)

    2. Generar modelos y proponer sus derivados materiales contextualizadosdentro de los ordenes social e ideacional, abordando sistemas mascomplejos.

    En esta caso la Etnoarqueologa apunta a la comprensin de la conductahumana contextualizada dentro de las esferas social e ideacional y apunta aentender los condicionantes culturales especficos de cada sociedad. Desdeesta aplicacin la Etnoarqueologa no slo aborda la relacin entre laconducta humana y sus derivados materiales en situaciones en la cuales lasvariables tengan un control ajustado, sino que integra esto a niveles mscomplejos de las sociedades cuya dimensin material no es tan directa y sudeteccin no es obvia (por ejemplo la relacin entre los recursos y lamovilidad o entre el parentesco y la produccin cermica) (Holster, 1996;Nielsen, 1997). Los recientes estudios etnoarqueolgicos sobre la religin

    andina de Kuznar (2001) pueden tambin ejemplificar este campo.

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    Acerca de la Etnoarqueologa en Amrica del Sur

    3. Para entender y explorar otras formas de pensamientoDentro de este campo se busca abordar patrones de racionalidad dife-

    rentes al occidental. En esta ltima aplicacin de la Etnoarqueologa lacorrelacin con cultura material pasa a un segundo plano ya que se pretendeentender otras formas de pensamiento y lgicas diferentes, ms all de suscorrelatos materiales (Hernando, 1995). Este tipo de aplicacin se basa laasuncin de que determinados patrones de racionalidad del presente puedenentregar claves para entender como operaban algunos de estos en el pasado.Obviamente no se trata de entender en profundidad pautas de pensamientoya extinguidas, pero si de detectar algunas claves de su funcionamiento y

    de discernir en los casos que sea posible, como y que factores ideolgicosy sociales (adems de los tecnoeconmicos) actuaron en la configuracindel registro material. Estos objetivos han motivado, con variado xito en losresultados obtenidos, las investigaciones de Delfino (2001) (David; Sterner;Gavua, 1988; Haber, 2001; Hernando, 1995; Hodder, 1982; Politis, 1996a;1999; Sillar, 2000). Obviamente, dentro es dentro de este campo deaplicacin donde las bases metodolgicas estn menos desarrolladas y seencuentran en una fase exploratoria.

    Adems de estos tres campos de aplicacin, que insisto no se comportancomo campos aislados, un servicio principal de la etnoaqueo-loga es sensi-bilizar a los arquelogos (los cuales pertenecen a nuestra sociedad occidentaly desarrollan su vida cotidiana en un medio urbano) hacia otras formas depensamiento y de conceptualizacin de la realidad, que aunque distintas,tienen algunos elementos comunes con las sociedades indgenas del pasado.De esta manera, mas all de la informacin etnoarqueolgica que un inves-tigador pueda obtener en el campo, la experiencia etnogrfica permite ampliarel horizonte creativo del arquelogo, el cual se constituye en una herramientapoderosa para interpretar el registro arqueolgico. Este servicio de laarqueologa ha sido ya reconocido por varios investigadores (David, 1992) ymuy recientemente ha sido tambin remarcado, con un alto grado deoptimismo para la arqueologa andina

    I am wholly convinced that in areas like the Andes the critical use of local analogies (direct historical analogy either from the ethno-graphic present or the historical record) is essential if archaeologistsare to try to avoid the bias of uncritically imposing western attitudes

    on the Andean past. (Sillar, 2000, p. 8).

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    Por ultimo, un servicio significativo de la Etnoarqueologa ha sido el decontribuir a la reconceptualizacin de la cultura material. Este aporte, juntocon la importante produccin francesa en teora social han sido los pilaresque fundaron los enfoques modernos de la arqueologa postprocesual (David;Kramer, 2001, p. 410).

    La Etnoarqueologia en America del Sur

    La Etnoarqueologa es una subdisciplina que comenz en Amrica delSur casi simultneamente que en el resto del mundo, aunque inicialmentefueron realizados por extranjeros. Los primeros estudios sistemticos serealizaron en los 70 y el antecedentes pionero es quizs el trabajo de Lyon(1970) sobre la destruccin de huesos por perros en una aldea de laAmazonia Peruana. Desde sus fases iniciales, los trabajo se concentraron endos regiones y en temas determinados. Uno de estos fue el uso y descartede la alfarera en las tierras bajas de Ecuador, especialmente entre losShipibo-Conibo (DeBoer, 1974; DeBoer; Lathrap, 1979); estos trabajosfueron iniciados por D. Lathrap quien present los primeros resultados en lasreuniones anuales de laSociety of American Archaeology y luego fueroncontinuados por J. Zeidler (1984) quien llevo a cabo una parteetnoarqueolgica dentro su tesis doctoral. Otro de las areas/temas de intersinicial fue la Etnoarqueologa de los pastores de camlidos Andinos (Horn,1984; Miller, 1977). Entre los estudios etnoarqueolgicos tempranos de ar-quelogos locales se destacan los de I. Wst quien hizo un estudio de lafabricacin de alfarera de los Caraj de Aruan y luego utiliz los datospara analizar los materiales arqueolgicos de una antigua aldea Caraj(Wst, 1975). En esta contribucin Wst se bas en los principios de la

    analoga histrica o directa. Tambin se destacan los estudios de T. MillerJr. quien realiz interesantes observaciones sobre la talla ltica entre losltimos Xet del estado de Paran en Brasil (Miller Jr., 1975, 1979). Esteautor efectu adems algunas reflexiones tempranas sobre laEtnoarqueologa y alert sobre el potencial de las sociedades indgenas deAmrica del Sur (Miller Jr., 1981-1982). Observaciones mas completas sobrelos Xet fueron luego publicadas por A. LamingEmperaire junto a M.J.Menezes y M. D. Andreatta (Laming-Emperaire; Menezes; Andreatta, 1978).

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    Acerca de la Etnoarqueologa en Amrica del Sur

    Hacia fines de los 80 se multiplican los temas y las reas de intersetnoarqueolgico en Amrica del Sur y varios arquelogos sudamericanoscomienzan a desarrollar proyectos etnoarqueolgicos de largo alcance. Estenuevo conjunto de investigaciones se llev a cabo desde diferente marcosconceptuales y apunt a problemas diversos. Dentro de los estudiosetnoarqueolgicos en la regin se perfilan tres tendencias. Una es la querestringe los casos de estudio a los efectos fsicos de conductas definidasdentro de sistemas con variables que puedan ser, en principio, mejor con-troladas, como por ejemplo la produccin de cermica (Cremonte, 1988-89;Garca, 1988; 1993), el desmembramiento de las carcasas (Jones, 1983;

    1993), la recoleccin de races silvestres (Greaves, 1996), la acumulacindiferencial de basura en los pisos de las viviendas y en los asentamientos(Nasti, 1993; Stahl; Zeidler, 1990), la estructura los campamentostemporarios y residenciales entre foragers (Borrero; Yacobaccio, 1989;Greaves, 2000; Jones, 1996; Politis, 1995) y aldeanos horticultores (Assis,1995, p. 96) o la relacin entre las presas de caza y la tecnologa del arcoy flecha (Greaves, 1997). Tambin se han abordado temas que involucranvariables mas complejas, especialmente en la Etnoarqueologa de pastoresandinos (Kuznar, 1995; Tomka, 1993; 2001) tales como el relevamiento dedos grupos de variables: los patrones de movilidad y asentamiento y elmanejo y explotacin ganadera (Caracotche, 2001; Ventura; Belardi, 2001;Yacobaccio; Madero, 1994; Yacobaccio; Madero; Malmierca, 1998). Dentrode esta tendencia, se ha propuesto que el esfuerzo debe estar dirigido aincluir los casos particulares en modelos tericos generales que seanuniversales (Yacobaccio, 1995). En su mayora este grupo de trabajosenfatiza los aspectos tecnofuncionales de la cultura material y lasdeterminantes ecolgicas de la conducta humana. Esta tendencia estfuertemente influida por el procesualismo y se podra incluir dentro de lo queHodder (2002) ha denominado la tendencia analtica, que tiene al trabajo deBinford (1978) como el principal referente.

    Por otro lado, la segunda tendencia esta orientada hacia el estudio desistemas ms complejos, donde las variables son ms difciles de controlar,pero que dan cuenta de fenmenos ms diversos e intenta discernir, ademsde los aspectos tecnoeconmicos, los significados sociales e ideacionales delos objetos desde casos de estudio etnoarqueolgicos. Se busca producirconocimiento sobre las relaciones generales entre el comportamiento huma-

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    no y sus derivados materiales. Dentro de esta tendencia se encuentran losestudios de la alfarera y la cestera como vehculos de expresin social(Silva, 2000; Holser, 1996; Sillar, 2000), la explotacin de la fauna, y suconsecuente formacin de depsitos seos, en funcin de los tabesalimenticios (Politis; Martnez, 1996; Politis; Saunders, 2002), el anlisisdel ceremonialismo de los caravaneros andinos dentro del sistema demovilidad y asentamiento y la identificacin de los diversos aspectos de lamacroorganizacin del trfico (Nielsen, 1997; 1997-98), la modificacin delpaisaje para la creacin de espacios simblicos (Dillehay, 1998), los aspec-tos micos de la domesticacin en los Andes (Haber, 2001) y los compo-

    nentes simblicos y sociales de la vivienda y el asentamiento en la PunaMeridional Argentina (Delfino, 2001). Para la mayora de losetnoarquelogos ubicados dentro de esta segunda tendencia, los artefactos(latu sensu ) no son simplemente cosas en s mismas sino que son consi-deradas como la representacin de las ideas (Leach, 1977, p. 16). Es decir,son analizados como objetos polismicos y polifuncionales, que operansimultneamente en diferentes dimensiones (Dobres, 2001; Pfaffenberger,1992). A esta segunda tendencia podra ser incluida dentro de lo queHodder (2002) llamo la variante hermenutica de la Etnoarqueologa. Esteenfoque es hermenutico por que intenta elucidar el significado mediantela interpretacin y apunta al entendimiento de un evento desde el punto devista del actor, o desde adentro de una sociedad particular (Gadamer,1976).

    Dentro de ambas tendencias hay tambin variaciones importantes y porsupuesto no a todos los proyectos en cuestin se le aplican las caracters-ticas enunciadas. Ambas estn atadas a los efectos materiales de laconductas y a las propiedades de estos (densidad, variabilidad, distribucin,etc), pero mientras que la primera intenta establecer relaciones no ambiguasy regularidades transculturales entre las conductas y sus derivadosmateriales, la segunda apunta pretende establecer relaciones de tipo generale intenta entender bajo que condiciones sociales se pueden esperar ciertotipo de registro arqueolgico. La tendencia analtica busca identificar losprincipios generativos del registro, asumiendo que estos pueden serahistricos y trans-culturales. El enfoque hermenutico no busca identificargeneralizaciones transculturales, utiliza con mayor nfasis y confianza laanaloga continua o histrica y aunque reconoce las ventajas establecer

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    Acerca de la Etnoarqueologa en Amrica del Sur

    algn tipo de generalizaciones, duda de que esto sea posible. Esta tendenciarevaloriza la utilidad de las particularidades contextuales especficas y explo-ra la continuidad del significado y la cosmovisin vinculado a smbolos econos especficos (Saunders, 1998; Wheatly, 1998). Como ejemplo de estoltimo, se pueden mencionar los estudios de Dillehay (1990, 1998) sobre elnguillatn de los mapuches de Chile. Dillehay analiz profundamente elsentido social y la cosmologa reflejada en el diseo del campo delnguillatn , el que esboza el perfil del cuerpo del jaguar. En base a una seriede evidencias de distinto rango, el autor vincula el patrn en U del campode nguillatn con el diseo de los centros ceremoniales del perodo

    Formativo Andino proponiendo que aunque la cultura mapuche y las cul-turas formativas estn alejadas unas de otras en el tiempo y en el espacio,ambas reflejan patrones socioculturales similares en el diseo y uso delespacio ceremonial y la iconografa (Dillehay, 1990, p. 111). Este autortambin discute la persistencia de los motivos felnicos, especialmente del jaguar, y la trascendencia en tiempo y en espacio de este referente simblicoque tuvo una funcin comunicativa importante en la sintaxis ideolgica delas comunidades andinas.

    Con respecto al abordaje de la obtencin e interpretacin de lainformacin, la tendencia analtica tiene un enfoque masetic (Harris, 1980),mientras que la hermenutica se orienta hacia la bsqueda de lomic .Obviamente, los aspectosmic de los significados de las conductas sondifciles de acceder, sobre todo teniendo en cuenta que los etnoarquelogosno suelen pasar extensos perodos de campo a la manera de los estudiosetnogrficos clsicos. Sin embargo, esta dificultad tcnica no debe servir deexcusa para intentar descifrar los cdigos simblicos contenidos en lasconductas y en su dimensin material. Es posible abordar estos incluso conestadas no demasiado prolongadas si es que disean estrategias especficaspara obtener este tipo de informacin (Frias, 1993; Haber, 2001; Politis;Saunders, 2002; Silva, 2000).

    Entre la Etnoarqueologa de Amrica del Sur, la perspectiva analticaha sido la mas explorada, tanto en sociedades-cazadoras recolectores, comoen grupos agrcolas y pastoriles. El segundo enfoque es ms restringido yen el caso de sociedades cazadoras-recolectoras temas tales como la tabesalimenticios y la existencia de lugares sagrados no han sido ni siquieraconsiderados como posibles agentes que contribuyen a la formacin y

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    distribucin del registro arqueolgico en Amrica del Sur (para excepcionesver por ejemplo Politis; Martnez, 1996). Entre los caravaneros andinos, losestudios de Nielsen (1997-98) para buscar la dimensin material delceremonialismo caravanero, los de Dillehay (1998) para la identificacin dela construccin de espacios sociales y sagrados o los Fras (1993) paradiscernir el significado social e identatario de los motivos de la alfarera delos Piapoco son tambin ejemplos significativos.

    La tercera tendencia, esta representada por un grupo de proyectos deinvestigacin, sobre todo en Brasil, que busca obtener informacinetnoarqueolgica para reconstruir el procesos histrico de grupos indgenas

    contemporneos (Heckenberger; Peterson; Neves, 1999; Wst, 1998; Wst;Barreto, 1999). Esta tendencia busca entender los procesos de continuidad ycambio en contextos sociales especficos, mediante el uso complementario dela informacin etnogrfica. Etnohistrica y arqueolgica. De esta manera sepropone que la continuidad cultural de la secuencia cronolgica desdetiempos pre-hispnicos hasta el presente, en base a un marcadoconservatismo no slo en la organizacin espacial de las aldeas, sinotambin en la tecnologa cermica, la subsistencia y la localizacin de losasentamientos, permits fairly detailed direct historical comparisons(Heckenberger; Peterson; Neves, 1999). De alguna manera, este tipo deEtnoarqueologa esta ntimamente ligado a lo que podramos llamar `historiaindgena (Eremites de Oliveira, 2001) Aunque el carcter histrico-culturalde este enfoque podra reducir su aplicabilidad, el potencial de estasinvestigaciones para la interpretacin arqueolgica es enorme.

    Una propuesta para la etnoarqueologia de America del S

    En cualquiera de tres tendencias apuntadas, la Etnoarqueologa aparececomo uno de los programas mas firmes para la construccin de un cuerpoconceptual y metodolgico que permita interpretar y explicar el registroarqueolgico a travs de enunciados testeables. Dentro de la tendencia ana-ltica, puede producir un aporte sustantivo para la teora de rango medio, osea para generar modelos y recursos interpretativos que permita realizarinferencias acerca del registro arqueolgico mediante la observacin directade sociedades contemporneas. Desde la perspectiva hermenutica, laEtnoarqueologa se puede transformar tambin en una de las herramientas

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    hunting to much wider aspects of the society can hope to understandwhy the animal was butchered in any specific way. (2000, p. 7).

    En principio, la tendencia hermenutica sera una herramienta eficazpor que permite producir enunciados acerca de aspectos simblicos oideacionales de las sociedades del pasado. Esto ha sido fuertemente critica-do desde el neopositivismo, pero como lo han expresado Preucel y Hodder(1996), el enfoque hermenutico es inherente a la argumentacin arqueol-gica y el inters por recobrar el significado (tanto de un objeto como de unaaccin o una conducta) es un aspecto central de la arqueologacontempornea, independientemente de que est en cuestin la economa, elparentesco o la regligin En este sentido entonces, lo que todos los arque-logos hacen es entonces una forma de hermenutica (Preucel; Hodder,1996) y lo que vara es entonces es hacia que esfera de la cultura estadirigida.

    Propongo que el diseo de programas de Etnoarqueologa, paraalcanzar el mximo de su potencial (o sea que no se quede solamente enaspectos tecno-econmicos), debera tener en cuenta los siguientesprincipios, tanto en la diagramacin de las estrategias de investigacin,

    como en la obtencin de los datos y en su interpretacin.a. Las sociedades indgenas, tanto actuales como precolombinas,construyen su realidad de forma diferente a la occidental y con dife-rentes parmetros (Hernando, 2002) Para la construccin de estarealidad generan referentes simblicos con una dimensin material.La concepcin del mundo depende de la construccin simblica dela realidad, la cual es percibida por los actores sociales en contextossocioculturales e histricos especficos (Grebe, 1995-96, p. 137).

    b. Los artefactos arqueolgicos son objetos polismicos y un anlisis deellos debera intentar contemplar su funcionamiento en tantasdimensiones como sea posible.

    c. El entendimiento profundo de los significados de las conductas y desus correlatos materiales es un aspecto de muy difcil acceso desde elregistro arqueolgico. Sin embargo, es posible entender cmo y bajoque sistemas simblicos (u ordenes ideacionales o cosmovisiones) estnoperando. Mediante las representaciones icnicas, la tradicin oral, lahistoria y la mitologa indgena, se han preservado y comunicado patrones

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    cultura a otra de manera aparentemente azarosa (Layton, 1992, p. 212). Elsegundo es que el significado asociado a conos o a smbolos puede cambiara travs del tiempo (Saunders, 1998) o ser alterado por las transformacionesque sufre una sociedad y su contexto tanto natural como poltico-social. Espor eso que proponer recuperar el significado profundo de los smbolos ode objetos cotidianos que tambin tuvieron una dimensin social oideacional es actualmente ilusorio. Lo que si es posible es identificaralgunas claves bajo las cuales operaron y detectar algunas de las variablessocio-ideacionales que afectaron la vida de los artefactos mientras estabancirculando en la cultura viva. Adems, el simbolismo asociado a ciertos

    objetos o conos en la arqueologa americana que ha sobrevivido hastanuestros das, aunque obviamente transformado, y ha sido registrado desdelos primeros momentos del contacto. Esto ha permitido proposiciones muyinteresantes para rastrear su significado en momentos precolombinos(Legast, 1998; Saunders, 1998; Tochetto, 1996). En otros casos, laorganizacin de ciertos elementos en sociedades actuales dara pistas paraabordar sus mltiples significados en el pasado. Por ejemplo, cuandoNielsen discute la funcin y la deteccin a arqueolgica de los sitios ritualesde los caravaneros, reconoce que no sera posible a travs de estos sitiosacceder al universo simblico del pasado pero a la vez sostiene que surgida organizacin interna, localizacin y la naturaleza de los desechoasociados, permitiran quizs, identificar arqueolgicamente la presencia deestructuras recurrentes en la conducta ritual, delineando sus rasgosfundamentales y sus variaciones en el tiempo y en el espacio (Nielsen,1997-98, p. 172).

    Es obvio que a medida que ascendemos en los niveles de complejidady abstraccin, disminuye la capacidad de control de la variables en juego yla fortaleza de las relaciones entre la conducta y sus derivados materiales.Sin embargo es esto una barrera para tratar de abordar sistemticamente elestudio de los sistemas sociales y de creencias, para identificar en la soci-edades presentes principios generativos particulares y que puedan sertesteados con el registro arqueolgico? Para sociedades con ciertacomplejidad y jerarquizacin esto es habitual (Falchetti, 1999; Gonzlez,1977; 1992; Grebe, 1995-96; Reichel-Dolmatoff, 1988; Velandia, 1994) yaque se asume que por ejemplo la produccin de objetos de carcter sim-blico y la construccin de monumentos son inherentes a partir de cierto

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    Acerca de la Etnoarqueologa en Amrica del Sur

    grado de complejidad social y como consecuencia se espera un registroarqueolgico que de cuenta de esto. Sin embargo, estas sociedades tantocomo las igualitarias (cazadores-recolectores) o de bajo nivel decomplejidad o jerarquizacin no slo producen objetos, consumen alimentoso construyen viviendas exclusivamente como consecuencia de laadaptacin al medio ambiente natural y social. Sin duda, como lo enseala etnografa y la etnohistoria, tanto los cazadores-recolectores como pas-tores, las sociedades aldeanas simples o los seoros mantienen sistemasde creencias y reglas sociales complejos que permean en todas susactividades y que determinan por ejemplo, que animales y que partes se

    van a consumir, donde se instala el campamento, de que lugar se traernlas rocas para confeccionar artefactos o cmo se distribuye el excedentede produccin. De la misma manera, usan y jerarquizan el espacio no soloen funcin de la estructura de los recursos, son tambin a la percepcinsimblica del paisaje, la cosmovisin y a la trama social de los territorios(ver por ejemplo un caso de aplicacin arqueolgica para Amrica del Suren Curtoni, 2000). Toda esta percepcin y conceptualizacin del paisaje(que determina que lugares usar, como y para que) tiene una dimensinmaterial que, aunque de manera incompleta y fragmentaria, es posibleabordar desde la etnorqueologa y la arqueologa. Por ejemplo, los pastoresdel Departamento de Lpez (Sur de Bolivia) as como de otros lugares delaltiplano ordenan el espacio en relacin a referentes naturales y simblicosy estas concepciones se ponen de manifiesto en la organizacin regularde la conducta en mltiples contextos, como la disposicin de los edificiosy altares en el espacio domstico, las ceremonias y la organizacin de las

    jaras (Nielsen, 1997-98, p. 174).Estos aspectos sociales e ideolgicos han sido severamente subestima-

    dos en la arqueologa y la Etnoarqueologa de Amrica del Sur, especial-mente en sociedades sin jerarquas o de baja complejidad y han estadoafuera de la agenda de investigacin regional, tanto de cientficos localescomo extranjeros. Por supuesto, la re-orientacin de las estrategias deinvestigacin etnoarqueolgica no implica abandonar los detallados anlisisde los aspectos estrictamente tecnoutilitarios de la conducta. Ellos handemostrado de ser de extrema utilidad y en muchas casos un excelentepunto de partida (pero no de llegada). Sin embargo, su alto valor descriptivoy diagnstico no invalida el hecho de que el abordaje de exclusivo de estos

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    aspectos deja afuera, durante el proceso de interpretacin importantes com-ponentes de la conducta humana que tienen una dimensin material.Adems, los resultados de estos anlisis, van perdiendo fortaleza en lamedida que mecnicamente se transforma una correlacin entre variables enuna explicacin. Los ndices de utilidad econmica de las presas o losestudios acerca de los componentes y las tcnicas de la manufacturacermica son y sern probablemente vitales para seguir avanzando en elentendimiento del registro arqueolgico de Amrica del Sur. Pero suutilidad ser mucho mayor si los podemos integrar en modelos mscomprensivos que los vinculen con la trayectoria histrica y con la esfera

    social e ideacional.Referencias

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