48 arquitectura de intemperie en los parques biblioteca de medellín- jorge melguizo
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Parques Biblioteca de Medellín: Arquitectura de Intemperie, Arquitectura Social
Jorge Melguizo Twitter: @jorgemelguizo [email protected] Notas para la conversación en Santo Amaro y Sao Miguel, Sao Paulo, el jueves 7 y el viernes 8 de noviembre de 2013, invitado por A Nau Ciranda, Punto de Cultura de Sao Miguel, Sao Paulo, Brasil. El título: Arquitectura Social y de Intemperie es el título que puse para esta conversación. La explicación es bastante sencilla: cuando se habla de los parques biblioteca de Medellín, y en general de los nuevos equipamientos culturales que se han convertido en símbolo de la transformación de Medellín, se muestran siempre las imágenes de los edificios, las fotos de la arquitectura física. Y se habla de los arquitectos que los diseñaron, de los premios recibidos en las bienales y otros concursos de arquitectura y de diseño. Es decir, se habla de la arquitectura (y de la ingeniería) física. Pero poco se habla de la arquitectura social, de la arquitectura de intemperie: esa con la que quiero nombrar al trabajo enorme de diseño de contenidos, de diseño y construcción de participación de la comunidad en todas las etapas de estos maravillosos procesos culturales. Y digo procesos y no equipamientos culturales, a conciencia: un parque biblioteca no es un edificio, es un proceso cultural. La arquitectura social y de intemperie se refiere, entonces, a eso que contiene el contenedor. Y la clave del funcionamiento de los parques biblioteca y de otros centros de desarrollo cultural es que quienes usen y se beneficien de ellos… se olviden del edificio una vez entren y sean atrapados por los contenidos, por la programación, por la oferta cultural, por las posibilidades de creación, por las oportunidades que se construyen allá, entre las paredes, el piso y el techo de esos edificios culturales.
Ingeniería y jardinería cultural: Juego con estos dos conceptos, para ayudar a entender más adelante el título de estas notas:
• Medellín ha hecho un tremendo esfuerzo en los últimos 10 años en lo que podríamos llamar ingeniería cultural (o el hardware de la cultura):
o Cultura como línea clave en los Planes de Desarrollo Municipal, cada 4 años, desde 2004 a la fecha.
o Presupuesto municipal para la Secretaría de Cultura Ciudadana: del 0.64% del presupuesto municipal en 2003 a 5% desde 2004.
o Sistema Municipal de Cultura – Consejo Municipal de Cultura. o Plan de Desarrollo Cultural de Medellín 2011 – 2020 o Planes de Desarrollo Cultural por Comunas y Corregimientos: Medellín está
divida en 16 comunas (conjunto de barrios) y 5 corregimientos (conjunto de zonas rurales). Y en cada una de estas zonas se diseñó, con la comunidad, su propio Plan de Desarrollo Cultural.
o Grandes y representativos (y simbólicos) equipamientos culturales: § Casa de la Música – Parque Los Deseos. Es la sede principal, el lugar
de confluencia, de 27 escuelas de música ubicadas en igual número de barrios, en toda la geografía de Medellín.
§ Nuevas sedes (ampliadas, de alto nivel) de 4 de esas 27 Escuelas de Música
§ Parque Explora, el gran centro para el aprendizaje de las ciencias y el parque de diversiones más visitado hoy en Medellín.
§ 9 Parques Bibliotecas, ubicados 7 en zona urbana y 2 en zona rural. § Mejoramiento radical de 6 bibliotecas públicas barriales. § Casa de la Lectura Infantil, producto de la restauración de una casa
del siglo XIX en el centro de la ciudad y de la conjunción de esfuerzos y proyectos con una entidad privada, Comfenalco.
§ Centro de Desarrollo Cultural de Moravia, ubicado en el barrio que hasta 20 años fue el basurero de la ciudad y hasta 9 años uno de los sectores con mayor número de muertes violentas.
§ Jardín Botánico, transformado completamente y convertido en parque público, de entrada libre.
§ Museo de Arte Moderno: una antigua metalúrgica, reconvertida en edificio de la cultura y que ha generado una renovación integral del MAMM.
§ Teatro Lido: restauración de un antiguo teatro privado que se convirtió en teatro municipal (el único) con programación de entrada libre todo el año.
§ Casa Museo de la Memoria, un espacio para el programa de víctimas del conflicto colombiano y para la construcción de nuevas ciudadanías a partir de la memoria de las miles de víctimas de nuestras múltiples violencias.
§ Centro Cultural Afrodescendiente: un espacio menor aún para señalar algo que se oculta, que se invisibiliza: que Medellín es, también, una ciudad afro.
§ Centro Cultural y Juvenil Los Colores Centro Cultural y Juvenil El Poblado: espacios ganados a los urbanizadores privados y que hemos convertido en nuevos lugares barriales, en sectores de clase media y alta, para proyectos culturales públicos: si hablamos de la cultura como factor de inclusión y equidad, también es necesario que la cultura sea derecho para las poblaciones con mayor nivel económico.
§ Centro Cultural y Juvenil Pedregal (con Teatro al Aire Libre totalmente transformado): la recuperación de un espacio en un barrio popular, que durante años estuvo en manos de grupos criminales.
§ Unidades de Vida Articulada (UVA): 20 nuevos proyectos que aprovechan espacios deportivos o baldíos en los barrios de Medellín, para conjugar cultura y deporte y recreación.
• Y toda esa ingeniería cultural ha estado acompañada, complementada, de un gran trabajo de jardinería cultural (lo que podríamos llamar el software cultural):
o Gestión y mediación cultural o Memoria y patrimonio o Formación artística o Participación local y presupuesto participativo o Redes Culturales o Programación cultural en los espacios públicos, de manera periódica y
permanente: que la animación cultural sea una marca (y una huella) de la ciudad.
o Plan de Lectura o Gestión del conocimiento:
§ Investigación § Fondo de Publicaciones § Portales
• www.reddebibliotecas.org.co • www.medellincultura.gov.co
o Cultura Viva Comunitaria: puntos de cultura. o Becas a la Creación o Salas Abiertas: el apoyo a los grupos de teatro para que, también, el teatro
sea un derecho. Todos los últimos miércoles de mes 25 salas de teatro tienen entrada libre para toda la población.
o Entrada libre a los Museos para el 80% de la población, todo el año, y en fechas especiales para toda la población.
o Resignificación de fiestas de ciudad: nuevos diseños para los eventos de siempre, que logran consolidarlos como hitos con proyección nacional e internacional y, básicamente, como lugares de encuentro ciudadano:
§ Feria de las Flores § Fiesta del Libro y la Cultura § Desfile de Danzas, Mitos y Leyendas § Fiesta de Artes Escénicas (de Medellín en Escena) § Días del Centro § Revolución sin Muertos (del colectivo de artistas de la Comuna 13)
o Nuevos eventos culturales de amplia dimensión:
§ Altavoz: lo mejor de todas las formas de músicas urbanas. § Festival Internacional de Tango § Festiafro § Festival de Música de Cámara – Red de Escuelas de Música § MDE (MDE 07 y MDE11, Museo de Antioquia): Un gran encuentro
de prácticas artísticas contemporáneas, que tiene a la ciudad toda, en cualquier rincón, como lugar de creación y como lugar de exposición.
§ HipHop 4 y Hip6 (de 4 Elementos, Crew Peligros y comunidad de las Comuna 4 y 6): Lo mejor del mundo hopero, elevando la dignidad y calidad de quienes ya existían sin el Estado, a pesar del Estado o incluso contra el Estado.
Esa combinación de ingeniería y jardinería cultural es la que construye la arquitectura de intemperie: todo lo que pasa en un barrio mientras se construye el edificio físico. O mejor: todo lo que ya pasa, sin el Estado, más todo lo que el Estado logra que pase, en una suma de compromisos, de proyectos y de recursos. En los barrios donde construimos los parques biblioteca, por ejemplo, lo fundamental fue conocer lo que ya existía desde y para la cultura: el teatro comunitario, los grupos de danza, las múltiples experiencias musicales, los trabajos de memoria sobre las violencias, las incipientes o consolidadas redes culturales, los festivales callejeros, las comparsas, los espacios de formación autogestionados por la comunidad, los planes de desarrollo local. Conocerlos, para reconocerlos: el reconocimiento implica una indagación de lo que hacen, una exploración sobre sus alcances, una mirada sobre sus procesos y productos. Reconocerlos, para valorarlos: la valoración pública implica un reconocimiento de su historia, de sus muchos haceres y de sus múltiples saberes. Implica una conciencia pública de la importancia de esos proyectos.
Y valorarlos para potenciarlos: para hacerlos visibles a otros ojos de la ciudad, para apoyarlos con recursos públicos, para ponerlos en los circuitos de circulación más amplios, para ayudar al mejoramiento de su calidad, de sus procesos y de sus productos. Y a todo eso que ya existía, se suma lo que queremos que comience a existir: lo que diseñamos, en conjunto con la comunidad, para que sea contenido y programación de los nuevos equipamientos: espacios de lectura, abuelos cuenta cuentos, pedagogías digitales, proyectos semilla, emprendimientos económicos, talleres de arte, circulación de agrupaciones, proyectos de fortalecimiento de organizaciones barriales, aeróbicos, jornadas de estilos de vida saludable, encuentros de redes. Todo lo que sea posible construir en y con la comunidad. Todo lo que sea posible potenciar. El parque biblioteca empieza a existir, así, desde antes de que aparezca el edificio. El contenido del parque biblioteca se va construyendo, así, mientras se construye el edificio. Y esa construcción a la intemperie, esa arquitectura social, es la que permite varias cosas cuando el edificio se inaugura: que al minuto siguiente de cortar la cinta de inauguración empiece a pasar adentro lo que ya viene pasando afuera: solo le hemos puesto paredes y techo a lo que ya tiene piso (hemos ido convirtiendo en piso el horizonte, que es además una definición de la utopía). Y permite también, esa arquitectura de intemperie, esa arquitectura social, que la apropiación de la comunidad sea tremenda: es su proyecto, no un meteorito gubernamental en medio de su barrio. Es el proyecto que han venido diseñando, construyendo, participando, ensayando. El edificio es el envoltorio para lo que ya tienen, para lo que ya han logrado. Los envuelve. Y esa arquitectura social y de intemperie es la que logra, en Medellín, que 100 mil personas cada semana habiten los 9 parques biblioteca: 100 mil personas, un poco más, que equivale a llenar dos veces y media cada semana nuestro estadio de fútbol, sin los 100 años de historia del fútbol y sin todos los minutos diarios y todas las páginas diarias en radio, tv y periódicos que tiene el fútbol (¿qué podría pasar si estos proyectos culturales tuvieran la mitad de la exposición mediática que tiene el fútbol? Inimaginable pero deseable, incluso como experimento temporal…). Los equipos de los parques biblioteca empiezan a trabajar en ellos 1 año antes de cortar la cinta que inaugura el edificio: lo mismo que los obreros que ponen las fundaciones, que construyen las paredes, que ponen los baños, que fijan las vigas del techo. Lo mismo. Gestores culturales, bibliotecólogos, sociólogos, trabajadores sociales, recreacionistas, educadores físicos, artistas de todas las artes y, sobre todo, vecinas y vecinos de los barrios de influencia de estos parques biblioteca, van trabajando en forma paralela a albañiles, a ingenieros, a arquitectos, a pintores de brocha gorda, a diseñadores, a carpinteros, a artesanos, a cerrajeros. Entre todos arman el parque biblioteca: el parque
biblioteca no es solo un edificio. Es una construcción colectiva, es un proyecto cultural, es un proceso barrial, es un espacio y un motivo de encuentro de la comunidad. Eso es la arquitectura de intemperie. Eso es la arquitectura social. Así de simple. Y lo mejor: se hace de manera acompasada. Hay que presupuestarla desde el principio: ¿cuánto cuesta el parque biblioteca? Lo que cueste hacer continente y lo que cueste hacer contenido. Es la suma. ¿Cuándo se inician? Al mismo tiempo. La única diferencia es cuando se corta la cinta de inauguración del Parque Biblioteca: en ese momento, la arquitectura física se retira, sale, deja de ser (aunque siempre deberá quedar un pedacito para el necesario mantenimiento físico…). Mientras que la arquitectura de intemperie deja de ser de intemperie y sigue siendo, en una maravillosa y transformadora condena a cadena perpetua, arquitectura social: ese edificio siempre deberá ser un enorme proyecto social, educativo, recreativo, cultural. Todas sus horas, todos los días, todos los años. Hasta el fin de los tiempos.