40º grace asomo la cabeza

8/12/2019 40 Grace Asomo La Cabeza

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Captulo 40

Grace asom la cabeza por la puerta, riendo.

-Me ha parecido escuchar a alguien haciendo burla y rindose de mi amadsimo

esposo. Quin de mis hijos ingratos ha sido?

-He sido yo madre, pero si hiciramos una competicin tanto Christian como yo

nos disputaramos un oro muy reido.

Estallamos en carcajadas los tres.

-Se puede saber qu hacis aqu tan misteriosos? No deberas estar haciendo

el equipaje, Elliot?

-Estoy en ello mam, pero quera pedirle un favor a Christian. Estbamos en

ello cuando has llegado.

-Y de qu se trata Lelliot? Vas a decrmelo o tengo que contratar a una

pitonisa que lea tus deseos en una bola de cristal?

Sac la mano del bolsillo y me lanz las llaves de su BMW.

-Toma, enano. T ya tienes edad para conducir y yo tengo que dejar a mi

pequeo aqu as que todo tuyo.

-En serio?atnito mir a Grace que sonrea cmplice.- Grace, t lo sabas?

Pues claro querido.


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-Gracias Elliot! No puedo creerlo!

-De nada enano. Un pajarito me ha dicho que ahora vas a ir a la Roosevelt as

que necesitars un medio de transporte, no? No querrs llegar all de la manita

de Olsen, y con Mia cantando horteradas en el asiento a tu lado.

-Elliot, no s qu decirte.

-Os dejo solos, pareja. Voy a ver si Julianna tiene la cena lista. Os quiero listos

en diez minutos!

-Vale mamElliot volvi a girarse hacia m.- No tienes por qu decir nada

Christian. Este ltimo ao no nos hemos llevado especialmente bien y no s si

es que eso de irme me pone nostlgico o qu pero me apetece tener un detalle

contigo. Al fin y al cabo eres mi hermanito!

Sonre. Era cierto, el ltimo ao haba sido muy difcil entre nosotros. En la

escuela haba causado tantos problemas que el slo hecho de que le

relacionaran conmigo le haba costado ms de un disgusto a Elliot. Los

profesores le atacaban diciendo que como hermano mayor que era, debera

tener alguna autoridad sobre m, algn poder. Bien saban que eso era

imposible, pero lo intentaban de todos modos. Entre los chicos de su clase,

haba tenido que posicionarse entre los que me insultaban y los que no lo

hacan pero no se atrevan a defenderme. Al final, la nica solucin que habaencontrado era, simplemente, ignorarme.

-Lo cuidar mucho. Te lo prometo.

-Eso espero! Ah y, el asiento trasero es abatibledijo mientras me guiaba un

ojo.- Ms de una y ms de dos han pasado por los encantos Grey en la parte

trasera de ese BMW.

-En serio?

-Pues claro! Qu queras, que me revolcara como un animal detrs de un

seto? De hecho, puede que des con la ropa interior de Mary Leland.

-Elliot eres un cerdole reprend, con una punzada de envidia.

-Es posible, pero a tu edad saba mucho ms de lo que sabes t ahora. Y si me

aceptas un consejo te dir que no pierdas el tiempo. Las chicas en la

secundaria estn duras como peritasentorn los ojos lascivo mientras lo


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deca- y se abren como membrillos dulces.

-Vale, vale, est bien. Djalo ya! No hace falta que me demuestres nada. Tu

fama te precede.

-Venga, confiesa. Te has estrenado ya? Has echado tu primer casquete?

-No pienso contestarte Elliottanta pregunta ntima me incomodaba. Claro que

era virgen.

-Vamos Christian, ya tienes diecisis aos. Y apuesto a que ms de una vez al

da se te pone dura!

Y tan dura. Cada vez que me acordaba de la seora Lincoln. Pero no poda

contrselo a mi hermano. No era el tipo de chica que le gustaba a l, jams se

fijara en una mujer mayor, y mucho menos si era amiga de nuestra madre y

nos haba visto crecer, como era el caso. Nunca lo entendera y tema que se lo

contara a Grace o peor an, a Carrick.

-Anda, vete a hacer la maleta. Muchas gracias! Quieres que te lleve maana

al aeropuerto?

-En mi propio coche? Digo, en el tuyo Claro! Ser toda una experiencia.

A la maana siguiente salimos todos como si furamos un cortejo fnebre, en

una hilera de coches todos seguidos. Abra la marcha Olsen, que llevaba a Mia

para dejarla en el colegio despus del aeropuerto. Detrs bamos Elliot, Grace y

yo en mi recin herdado BMW. Y detrs Carrick, que no se fiaba de que

furamos a llegar sanos y salvos si conduca yo y haba decidido que lo mejor

era ir detrs por si pasaba algo, cambiarnos de coche y no perder, bajo ningn

concepto, el vuelo de su hijo.

Grace le hizo todo tipo de recomendaciones durante el camino a Sea-Tac. Yo

iba completamente absorto en mis pensamientos, dedicado exclusivamente a

conducir y a no pisar ni una sola vez una lnea blanca de la carretera. Por si

fuera poco Elliot me meta ms presin.

-Hermanito, hoy es la prueba de fuego. Carrick va detrs de ti examinndote.

Sltate un semforo, pisa una lnea continua, o rebasa los lmites de velocidad

en una sola milla y despdete del coche.


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-Vamos Elliot, no es para tanto. No seas tan duro con tu padre.

-S, lo hace porque nos quiere bla, bla, bla - con un gesto burln le indic a

Grace que se saba la pelcula.Hazme caso hermanito, sta es la carrera ms

importante de tu vida. Llega a Sea-Tac vencedor y habrs vencido parasiempre.

Con los ojos buscaba a travs del retrovisor los de Carrick que, efectivamente,

me segua muy de cerca. As que devolv toda mi atencin a la carretera y

atravesamos la barrera de salidas del aeropuerto sin haber cometido una sola

infraccin. Estacion el coche con mximo cuidado y al salir le abr la puerta a

Grace. Carrick estaba ya parado a nuestro lado.

-Enhorabuena hijo, creo que has demostrado que tienes madera de conductor.

El coche es tuyo.

-Gracias!respond.

-Venga familia, basta de chchara que al final voy a perder el vuelo. Que

alguien me traiga un carrito para el equipaje!

Olsen apareci diligente con uno.

-Aqu lo tiene seorito.

Cargamos en l las maletas y nos dirigimos a la terminal desde la que sala su

avin. Grace intentaba disimular su pena pero los ojos vidriosos la delataban.

Cada vez que una maleta pasaba por la cinta, su expresin se tensaba un poco

ms.

-Come bien, cario.

-Hablando de comer bien! Mira lo que te he preparado para el viaje hermano

Mia le tendi una bolsa de papel marrn de la que sala un olor delicioso.

-Y esto?Elliot mir en el interior de la bolsa y encantado se dirigi a Mia.-

Tarta de arndanos y almendra? De verdad?

-S! La he hecho yo sola!

-No puedo creerlo hermanita! Eres la mejor!

-Bueno, me ha ayudado mam un poquito


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Se fundieron en un abrazo y Grace no pudo contener ms la emocin,

rompiendo a llorar. Mia, a pesar de tener slo once aos, tena un don en la

cocina. La tarta de arndanos y almendra era la tarta que la abuela nos

preparaba cuando ramos pequeos y haba que celebrar una ocasin muy

especial. Un cumpleaos, una graduacin, una muy buena noticia

-Sabes Mia, el da que llegaste a casa la abuela haba preparado una igual

Carrick tambin sonaba emocionado. Era como si desviar la atencin de la

marcha de Elliot relajase la tensin.

-Claro que lo s pap. Me lo has contado cientos de veces!

La megafona llam a los pasajeros del vuelo de Elliot y nos despedimos. Todos

ellos se fundieron con mi hermano en un enorme abrazo y cuando termin se

volvi hacia m, que esperaba parado junto a Olsen.

-Hermanodijo tendindome la mano.

Me vio titubear y la retir rpidamente.

-Hasta pronto Elliot. Que tengas buen viajesonre hacindole un saludo

marcial.

-Nos vemos en Accin de Gracias. Cudaterespondi, devolvindome elsaludo.

Nos quedamos all de pie esperando a que pasara el control de pasaportes y se

perdiera entre la multitud en direccin a su puerta de embarque. A la salida del

aparcamiento la comitiva se deshizo y cada uno puso rumbo a un sitio: Olsen y

Mia a su colegio, que empezaba ese da, Carrick iba a llevar a Grace al trabajo y

yo volv a casa. Mis clases no empezaban hasta la maana siguiente.

-Prtate bien cario!

-S mam.

-Y conduce con cuidado!

-Pues claro Carrick. Ya has visto que soy un buen conductor!

De camino a casa di un rodeo para pasar por delante de mi nueva escuela. La

Roosevelt High School era una institucin mtica en Seattle. Un enorme edificio

de ladrillo rojo con inmensos ventanales y tres puertas de entrada en forma de


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arco de medio punto. Se vea ya algo de movimiento y algunos alumnos

estaban sentados en la escalinata de la entrada. Los campos de deportes

estaban ya listos para el nuevo curso, el csped perfectamente cortado y

regado, los setos que los delimitaban podados con un gusto exquisito.

Aquello era enorme. Lo suficiente como para poderme perder entre el resto de

los estudiantes y pasar desapercibido. Di una vuelta de reconocimiento

pensando en las miles de posibilidades que haba para m en un lugar como

aqul, tan lejos de todo lo que quera escapar. Tena la oportunidad de

empezar de cero, de reinventar el Christian que quera ser. Aparqu mi recin

adquirido coche y me dirig a la entrada principal. No quera que llegase el

primer da y parecer un idiota perdido entre la multitud. El inmenso hall era

impresionante y las paredes estaban empezando a cubrirse de carteles con

informacin sobre las actividades que iban a tener lugar a lo largo del ao. Un

grupo de chicas saltaba y chillaba delante de la lista de futuras animadoras

admitidas en el equipo. La Roosevelt era famosa por ganar casi todos los aos

el concurso interestatal de atletismo, y la competencia por pertenecer al selecto

grupo de animadoras deba ser feroz. A su lado, otra chica miraba tristemente

el suelo, abrazada a su chaqueta ligera.

Cuando pas por su lado repararon en mi presencia, pese al alborozo de haber

sido admitidas, y empezaron a cuchichear. La que pareca triste, y

probablemente no haba sido aceptada en el equipo, me mir, siguiendo mis

pasos con los ojos. Ignorndola completamente segu de largo. Lo ltimo quenecesitaba era una nueva Amanda, nada ms llegar a la escuela nueva, una

inadaptada, una rechazada. Tena muy claro que, en el caso de decidir

establecer relaciones de cualquier tipo en esta nueva etapa, sera slo, nica y

exclusivamente con triunfadores. Y si eso quera decir ser injusto, que lo fuera.

Pero no iba a ser el apestado otra vez. Aqu no.

Segu mi camino como si supiera a dnde me llevaban mis pies. Llegando al

patio interior, me cruc con dos chicos con el uniforme del equipo de atletismo

de la escuela que colocaban un pequeo stand con una pancarta en la que selea Has elegido ya tu club?. Los dos muchachos repartan panfletos con

miles de posibilidades de las hermandades a pequea escala. Haba que

pertenecer al menos a dos clubes para ser aceptado en la Roosevelt.

-Eh, chaval, eres nuevo? No creo haberte visto por aqume dijo uno de

ellos.

- S, algo asrespond.

- Acabas de mudarte a Seattle?


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- Noquera cortar aquella conversacin, no tena ganas de ser interrogado por

un empolln antes incluso de empezar las clases.

- Pues entonces o te han echado de tu escuela antigua o quieres escapar poralgodio un codazo a su compaero, rindose de m.

No me iba a dejar intimidar por dos capullos en traje de deporte. Estaba claro

que lo que se llevaba all era ser musculoso y lo ms guapo posible. Y eliminar

al rival ms dbil. Y yo no estaba dispuesto a ser se.

-Sabes, musculitos, algunos tenemos cerebro y, oh! Adems sabemos utilizarlo

para algo ms que para impresionar a un montn de capullos en una grada

me vine arriba.

-Cmo dices, gilipollas? Qu problema tienes?sus ojos estaban llenos de ira,

pero mi ataque le haba pillado tan desprevenido que no acert a amenazarme

fsicamente, que era lo nico sensato que habra podido hacer.

-Ningn problema Brutus, sigue a lo tuyo. Y suerte esta temporada. Dame un

papelillo de esos, que ya ver a qu me apunto.

-Te voy aya haba tenido tiempo de reaccionar y levant una mano.

-Quieto, Jason, djalosu amigo le par la mano y trat de tranquilizarle.Slo

es un puto pijo subnormal. Probablemente se apunte al club de amigos del

bicho palo. Que le jodan.

Eso, que me jodan, pens. Lo que sea con tal que me dejen tranquilo. Se me

haban quitado las ganas de seguir con la aventura de descubrimiento, as que

volv al coche. De todos modos, cuanto antes me quitara de en medio, mejor.

Brutus no iba a pegarme pero casi mejor que no se quedara con mi cara. El

curso era largo y no me interesaba ser el blanco de las burlas del capitn delequipo de atletistmo. Ni crearme fama de amigo del bicho palo. Haba estado a

punto de echarlo todo a perder. Y si el subnormal musculado me hubiera

amenazado de verdad? Habra respondido a su ataque, sin duda. Y no me

preocupaba mucho el resultado final del combate, sino la promesa que le haba

hecho a Grace de que me iba a portar mejor, y no iba a provocar ms

problemas en la escuela nueva.

40º grace asomo la cabeza

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