15. textos teóricos xv

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    OBRAS COMPLETAS

    XVTESIS POLTICAS

    JUANBOSCH

    2009

    COMISIN PERMANENTE

    DE EFEMRIDES PATRIAS

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    OBRAS COMPLETAS DE JUAN BOSCHEdicin dirigida por

    Guillermo PIA-CONTRERAS

    COLABORADORES

    Arq. Eduardo SELMANHASBNSecretario de Estado sin Cartera

    Lic. Juan Daniel BALCCER

    Presidente de la Comisin Permanente de Efemrides Patrias

    Herederos de Juan Bosch, 2009Edicin al cuidado de

    Jos Chez Checo

    Diseo de la cubierta y arte finalEric Sim

    Publicacin de la Comisin Permanente de Efemrides Patriasen ocasin del Centenario de Juan Bosch, 2009

    ImpresinSerigraf S.A.

    ISBN: 978-9945-462-15-9 (T. XV)ISBN: 978-9945-462-00-5 (O. C.)

    Repblica Dominicana

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    CONTENIDO

    El pentagonismo... yDictadura con respaldo popular:nuevas concepciones ideolgico-polticas de Bosch

    Pablo Marez................................................................ VII

    EL PENTAGONISMO, SUSTITUTO DEL IMPERIALISMO

    Prefacio para la edicin espaola...................................3I Qu es el pentagonismo ....................................13II El nacimiento del pentagonismo .......................27III Expansin del pentagonismo.............................41IV La sociedad pentagonizada ................................55V Poltica y pentagonismo ....................................71VI Doctrina y moral del pentagonismo ..................85VII El pentagonismo y Amrica Latina..................103VIII El pentagonismo hacia el poder total ...............119Apndice al prefacio ................................................129Apndice I ...........................................................................147

    Apndice II ..........................................................................161Apndice III .........................................................................165

    Addenda post-electoral ............................................169

    EL PRXIMO PASO: DICTADURA CON RESPALDO POPULAR

    El prximo paso: Dictadura con Respaldo Popular ...183

    Oligarqua, burquesa y pequea burguesa .............253

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    JUANBOSCH

    Oligarqua y antitrujillismo .....................................265

    Necedades acerca de la burguesa nacional ................293Dictadura del proletariado? No: Dictadura conRespaldo Popular ....................................................311El papel de la dbil burguesa nacional en elrgimen de la Dictadura con Respaldo Popular ........323Sicologa de las clases en la Repblica Dominicana .....333Algunas ideas acerca de la comunicacincon las masas ...........................................................397El Frente de la Dictadura con Respaldo Popular ......411

    ndice onomstico ........................................................433

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    VII

    ELPENTAGONISMO... YDICTADURACONRESPALDOPOPULAR:NUEVASCONCEPCIONESIDEOLGICO-POLTICASDEBOSCH

    Pablo MAREZ

    Juan Bosch redacta y publica El pentagonismo, sustituto del im-perialismoen 1967, justamente un siglo despus de que Car-los Marx diera a la estampa, en 1867, el primer tomo de ElCapital, y cincuenta aos despus que Vladimir Ilich Leninpublicara, en 1917, El imperialismo, etapa superior del capitalis-mo. En el curso del siglo transcurrido entre la obra de Marx yla de Bosch, el capitalismo experiment un enorme desarrolloy expansin a lo largo de todo el mundo, contrario a lo quehaban planteado, en 1848, Marx y Engels en El manifiestocomunista. Este desarrollo del capitalismo dara lugar a diver-sos estudios, anlisis e interpretaciones, pues dicho sistemaeconmico iba presentando mutaciones algo que continua-ra haciendo hasta la actualidad, en algunos casos profun-das, que parecan ser distintas del mismo.

    Sin embargo, esas transformaciones del capitalismo, an

    en esa ltima etapa, continuaran producindose, por lo quealgunos analistas hablaban de un neoimperialismo. En 1967,

    Juan Bosch pudo determinar que, en rigor, se haba iniciadouna nueva fase en dicho sistema econmico, a la que denomi-n pentagonismo. Tesis que desarroll en su ya clsica obra,El pentagonismo, sustituto del imperialismo.

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    Es importante destacar, para los fines del presente trabajo,

    que a la vez que se fue dando ese desarrollo y expansin delcapitalismo, tambin fue producindose y perfeccionndosela organizacin del aparato de Estado, en particular en suexpresin poltica, la democracia representativa. La obra cl-sica sobre esta ltima, como se sabe, esLa democracia en Am-rica(1835), de Alexis de Tocqueville, inspirada precisamenteen el pas que dcadas despus alcanzara el mximo avancedel capitalismo monopolista, convirtindose en un sistemaimperialista: Estados Unidos.

    En efecto, el capitalismo se expanda, sobre todo a lo lar-go del siglo XIXy primeras dcadas del siglo XX, vertigino-sa y arrolladoramente, desde el centro que era Europa yEstados Unidos, bsicamente hacia la periferia (lo que

    durante mucho tiempo se llamara Tercer Mundo), sinimpulsar necesariamente sus relaciones de produccin co-rrespondientes, y mucho menos del proceso de industriali-zacin; ste era reservado para los pases del centro, donde asu vez se desarrollaba la democracia, mientras que en lospases de la periferia el capitalismo apenas incursionaba a

    nivel del mercado, como pases y regiones que proporcio-naban como colonias o neocolonias, materias primas yfuerza de trabajo barata, a la vez que eran receptoras de cuan-tiosas inversiones de capital.

    Este proceso dara lugar a que desde dentro del mismosistema capitalista se produjera una gran asimetra entre los

    pases del centro y los de la periferia; la que se expresara en elproducto interno bruto y muchos otros indicadores econmi-cos, a la vez que sociales. Por lo mismo, los pases de la perife-ria carecan de la sustancia econmica y social que demanda-ba una democracia, como s la haba en los pases del centro.Sin embargo, ello no fue impedimento para que en los pases

    de la periferia se intentara impulsar proyectos democrticos,

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    los cuales estaban llamados a fracasar, al menos en la mayora

    de los casos, tanto por razones internas como externas.Dentro de este contexto de asimetra entre el centro y laperiferia, y en un pas carente de la sustancia econmica ysocial en su organizacin capitalista, como lo era RepblicaDominicana a principios de la dcada de 1960, tras la cadade la dictadura de treinta y un aos de Rafael Leonidas Trujillo,a Juan Bosch le correspondera impulsar un proyecto demo-crtico, luego de ser electo Presidente constitucional, en di-ciembre de 1962. Ante el fracaso para lograrlo, a consecuen-cia del golpe militar que lo derroc, en septiembre de 1963, yposteriormente por la ocupacin militar de 1965, el pas que-dara colocado en una compleja y difcil situacin. Bosch loexpresara de la siguiente manera: Creo que en la Repblica

    Dominicana Latinoamrica ha recibido una leccin. La leccinde que no es posible establecer una democracia con la ayuda delos Estados Unidos, y de que tampoco es posible estableceruna democracia contra los Estados Unidos1. Trgica con-tradiccin un verdadero callejn sin salida para un pascomo Repblica Dominicana, situado en la misma frontera

    imperial del Caribe, en pleno auge de la Guerra Fra.Sin embargo, tratando de encontrar una salida a tan difcil

    y compleja situacin, Bosch viaja a Europa a finales de 1966,en busca del espacio y las condiciones adecuadas para reflexio-nar y estudiar diversos tpicos polticos, sociolgicos e hist-ricos de la Repblica Dominicana y del Caribe, lo mismo que

    a nivel internacional, que le permitieran dar respuesta a lacrisis dominicana. Despus de una serie de estudios realiza-dos, en 1969 Bosch desarrolla una nueva tesis poltica de

    1 Cfr., WAGENHEIM, Kal, Hablando con Bosch, en En primera persona. Entrevis-tas con Juan Bosch, PIA-CONTRERAS, Guillermo (Editor), Santo Domingo, Co-

    misin Permanente de la Feria del Libro, 2000, p.187.

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    gobierno,Dictadura con respaldo popular, que consista, en

    esencia, en una revolucin antioligrquica, que permitieraencontrar las vas del desarrollo, con una nueva organiza-cin poltica que garantizara la equidad y la justicia socialen un Estado de derecho que asegurara la paz y la libertad;todo ello, despus de haber logrado la recuperacin de lasoberana nacional.

    Esto quiere decir queDictadura con respaldo popular seradada a conocer casi un siglo y medio despus ciento treintay cuatro aos para ser ms precisos de que Alexis deTocqueville publicaraLa democracia en Amrica; y ciento vein-ticinco aos despus de que Repblica Dominicana lograrasu independencia nacional, en 1844, y comenzara a organi-zarse polticamente como un sistema democrtico. Esa era

    la distancia cronolgica y, por supuesto, econmica, social,y poltica existente entre Estados Unidos, lder de la demo-cracia representativa, y la Repblica Dominicana a finalesde la dcada de 1960, pas que sufra de una arritmia hist-rica, como lo defina Juan Bosch; es decir, esa era la distan-cia que haba, en el mismo sistema capitalista, entre el cen-

    tro y la periferia, al menos entre ambos pases. No podemosprofundizar ms al respecto, pues ese no es el objetivo delpresente trabajo, pero no debemos dejar de sealar que enrealidad la distancia sealada entre ambos pases es muchomayor, pues La democracia en Amricano es un proyecto,sino el estudio de un caso concreto, de lo que Tocqueville

    haba tenido la oportunidad de ver, vivir y analizar en Esta-dos Unidos durante su estancia en ese pas en la primeraparte de la dcada de 1830; en cambio,Dictadura con respal-do popular, apenas consiste en una tesis, como proyecto parainstaurar un nuevo sistema poltico en Repblica Domini-cana, acorde con sus propias condiciones histricas, polti-

    cas y socioeconmicas; pero tambin el hecho revela que el

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    pas llevaba ms de un siglo fracasando en su intento de

    organizarse econmica y polticamente, si tomamos comopunto de partida la independencia nacional de 1844, y casiquinientos aos si se parte de 1492. Para Bosch, lo que hafracasado no ha sido el pueblo dominicano; ha sido el sistemaen que ha vivido2.

    El golpe de Estado de 1963 que derroc al presidente JuanBosch, y la ocupacin militar estadounidense de 1965 tuvie-ron tan fuerte impacto en su pensamiento poltico, que sloson comparables al que origin la lectura de la obra de EugenioMara de Hostos, cuando el joven Bosch, a la edad de 29aos, lleg a Puerto Rico en 1938.

    Sin embargo, entre ambos acontecimientos hay una dife-rencia significativa, que bien vale la pena abordar, aunque sea

    muy sucintamente. Mientras el encuentro de Bosch con laobra de Hostos le permiti conocer qu fuerzas mueven, ycmo la mueven, el alma de un hombre consagrado al servi-cio de los dems, y por lo tanto modific su cosmovisin,defini su horizonte poltico y sent las bases para lograr unaslida formacin intelectual, que lograra incluso consolidar

    en el curso de sus primeros aos de exilio; en cambio, el golpemilitar de 1963 contra su gobierno, pero fundamentalmentela ocupacin armada de 1965, modificaran las condicionesmateriales de produccin existentes, de las cuales Bosch nopoda substraerse, por lo que el enfoque de sus anlisis estabaconminado a tomar un curso diferente.

    En efecto, a lo largo de los veinticinco aos transcurridosentre 1938, al iniciar su exilio, y 1963, cuando llega a laPresidencia de la Repblica Dominicana, se haban produci-do significativos cambios internacionales que se constituiran

    2 BOSCH, Juan, Composicin social dominicana, vigsima edicin, Santo Domingo,

    Editora Alfa y Omega, 1999, p.7.

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    en verdaderos desafos para Bosch llevar adelante el proyecto

    poltico democrtico que muy cuidadosa y seriamente asu-miendo mltiples retos, que lo llevaran al exilio dentro delexilio, as como a la crcel haba ido elaborando durantesus aos de vida errante por diversos pases, pero fundamen-talmente en el Caribe, y al interior de ste, en Cuba.

    La regin del Caribe, que Bosch haba estudiado amplia yprofundamente, tambin se haba transfigurado, en particu-lar a raz del triunfo de la Revolucin Cubana en 1959. Ensuma, su proyecto poltico democrtico, tal y como l lo ha-ba concebido, se enfrentaba a un escenario geopoltico dis-tinto, mucho ms complicado, que reduca la posibilidad dehacerse realidad.

    Sin embargo, por la sagacidad poltica que lo caracteriza-

    ba, Bosch haba alcanzado a comprender, muy temprana-mente, el impacto de la Revolucin Cubana en la regin,cuya geopoltica haba sido modificada; en cambio, las trans-formaciones que se haban ido produciendo, justamente al-rededor de esos aos en el imperialismo, es decir dentro dela economa capitalista, as como de los aparatos de poder de

    Estados Unidos, no fueron percibidos tan rpidamente; cam-bios que por lo dems ningn internacionalista o analistapoltico haba logrado comprender y analizar, al menos enprofundidad.

    Ciertamente, tendran que producirse la ocupacin mili-tar de 1965 en Repblica Dominicana y un ao antes, en

    1964, en Viet Nam, para que el lder poltico dominicanohiciera una relectura de la historia de Estados Unidos, de sussectores de poder, de su poltica internacional, y ms que nadadel capitalismo en su fase imperialista. Acontecimientos quele daran el privilegio, gracias a su slida formacin intelec-tual y poltica, de ser un pionero en el anlisis de los cambios

    que se estaban produciendo al interior de dicho sistema.

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    Como podemos observar, sera un simplismo, como han

    hecho algunos analistas, plantear que en Juan Bosch se pro-dujo un cambio radical en su pensamiento poltico o inclusoque se haba convertido en un amargado y resentido. Escierto, se haba producido un cambio en su pensamiento po-ltico, pero slo en algunas dimensiones, como la democraciay el partido poltico, pues en las dems dimensiones encon-tramos una continuidad, tema que no es el caso abordar eneste momento. Lo que no se puede perder de vista es que elverdadero cambio se haba desarrollado en la estructura delcapitalismo, y en la coyuntura de la regin del Caribe, pues elorden geopoltico se haba transformado. Y siendo Bosch unactor poltico de primer plano en los hechos que all se produ-can, no poda quedarse aferrado a un viejo libreto, que perte-

    neca a una etapa de la historia que haba sido modificada, almenos en la correlacin de fuerzas econmicas, militares, po-lticas y sociales. Desde una perspectiva metodolgica de an-lisis del pensamiento poltico de Juan Bosch, lo correcto seraplantear un enfoque dialctico para una adecuada compren-sin del mismo, dejando a un lado el simplismo de las subje-

    tividades antes sealadas. Las condiciones de produccin sehaban modificado como resultado de los cambios polticosinternacionales, y en consecuencia se tena que producir uncambio en el enfoque y anlisis polticos, incluso recurriendoa otras propuestas tericas paradigmticas, pues al modificarsela problemtica objeto de estudio los viejos instrumentos te-

    ricos no son suficientes para dar cuenta, de manera rigurosa,del curso que estaban siguiendo los nuevos acontecimientos.Por lo que acabamos de plantear, nos parece un gran acier-

    to que El pentagonismo, sustituto del imperialismo(1967) yDic-tadura con respaldo popular(1969), formen parte de un mis-mo tomo para ser prologadas, pues aunque la primera

    corresponde al campo de los estudios internacionales, y la

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    segunda al de la sociologa poltica, ambas se encuentran es-

    trechamente relacionadas entre s, tanto porque correspon-den a desafos tericos para el autor, como porque pertenecena una misma coyuntura poltica internacional, regional y na-cional. Sin embargo, la vinculacin es mucho ms estrecha yprofunda de lo que acabamos de exponer, pues sin la primeraBosch no hubiera podido desarrollar la segunda; a su vez, enlo que a las condiciones de produccin se refiere, tendramosque plantear, lapidariamente, que ambos libros son hijos dela ocupacin militar estadounidense de 1965 a Repblica Do-minicana. Sin esta ltima, Bosch se hubiera dedicado al ejerci-cio de sus funciones de Presidente de la Repblica, cargo parael que haba sido elegido libre y soberanamente por el pueblodominicano, y hubiera comenzado a impulsar su proyecto po-

    ltico de democracia representativa, o de democracia revolu-cionaria, como l prefera llamarla.

    Rumbo a Europa. La coyuntura nacional e internacional

    A finales de 1966, cuando Bosch emprende su viaje haciaEspaa, que luego lo llevara a Francia, y desde ah a varios

    pases europeos y asiticos, apenas haca un ao y medio quese haba producido la ocupacin militar estadounidense enRepblica Dominicana, en abril de 1965. En noviembre de1966, cuando sale de Santo Domingo, slo haca meses quese haban celebrado elecciones presidenciales, y ya haba to-mado posesin del Gobierno el Dr. Joaqun Balaguer, candi-

    dato favorito de las tropas de ocupacin; al momento de susalida todava el olor a plvora se respiraba en las calles domi-nicanas; las casas y edificios mostraban las perforaciones de losimpactos de balas, proyectiles, morteros, bazucas y caonazosque haban causado las armas estadounidenses, con un saldode ms de tres mil muertos; cientos de jvenes haban teni-

    do que abandonar el pas y lo seguiran haciendo durante

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    varios aos ms, en un nmero de miles, para realizar sus

    estudios en el extranjero, pues no existan condiciones para ha-cerlo en el pas. Apenas era el prembulo de los doce aos decrmenes y terror causado por las bandas paramilitares, que per-seguan y asesinaban a lderes polticos, sindicales, estudianti-les, y a la ciudadana en general; todo ello durante el gobiernodel Dr. Joaqun Balaguer, de 1966 a 1978.

    Por cuanto, Bosch no poda perder tiempo, tena que ac-tuar con rapidez para buscarle solucin poltica al pas, sobretodo para que recuperara, antes que nada, su soberana nacio-nal, detener el crimen de las ms tarde llamadas fuerzas in-controlables, especie de escuadrn de la muerte que operabaimpunemente en todo el territorio nacional, as como propo-ner un nuevo modelo econmico y poltico de gobierno que

    garantizara el desarrollo nacional, la libertad y la paz social.Dadas las condiciones existentes en la regin, haba que

    ser muy creativo, audaz y decidido polticamente para encon-trar tal solucin. Bosch era absolutamente consciente de ello,el pas posiblemente atravesaba por una de sus peores encru-cijadas de toda su historia.

    Eran los aos de la Guerra Fra, polticamente difciles ysumamente complejos, no slo para las pequeas naciones delCaribe como Repblica Dominicana; sino tambin a nivelinternacional.

    En suma, eran aos convulsionados, de luchas anticolo-nialistas, de movimientos de liberacin nacional; de luchas

    antiimperialistas que recorran por todo el mundo. Las aspi-raciones, para algunos, eran las de establecer un amplio frentede carcter Tricontinental, donde se pudieran mancomunarlas fuerzas revolucionarias del Tercer Mundo, es decir, deAmrica Latina, frica y Asia. Eran los aos en que el CheGuevara haba proclamado la consigna de crear dos, tres...

    muchos Viet Nam, como lo planteara a principios de 1967.

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    En ese complejo y tenso contexto internacional es en el

    que Juan Bosch se establece en Espaa, primero en Madrid,y ms tarde en Benidorm, donde permanecera hasta 1969,para trasladarse a Pars, de donde retornara a la RepblicaDominicana en abril de 1970. En esos tres aos y medioescribira sus ms importantes obras, entre ellas, El

    pentagonismo, sustituto del imperialismo(1967), yDictadura conrespaldo popular(1969).

    Del imperialismo al pentagonismo. Aportaciones previas

    El estudio pionero del autor britnico, John AtkinsonHobson (1858-1940), Estudio del imperialismo(1902)3, tie-ne, entre otras, las siguientes virtudes: haber sido escritoexactamente en el momento coyuntural en que esa etapa

    monopolista y expansionista del capitalismo se estaba desa-rrollando, bajo la hegemona de Gran Bretaa, pas de don-de era originario Hobson; la obra combina la parte intelec-tual y acadmica (Hobson, acadmico y economista, escribims de treinta libros), con la del viajero, en calidad de pe-riodista, que le permiti conocer, in situ, el expansionismo

    imperialista, pero ms que nada, lo que estaban haciendolas grandes compaas britnicas, as como el comportamien-to de los polticos, militares y ciudadanos ingleses en fricay en Asia; es, por otro lado, un estudio interdisciplinario,donde adems del riguroso enfoque econmico est presen-te el anlisis poltico, sociolgico y antropolgico; sin em-

    bargo, el autor se mueve en la ambigedad de criticar al

    3 HOBSON, John Atkinson, Estudio del imperialismo (Trad. Jess Fomperosa),Ma-drid, Alianza Editorial, 1981. En la Nota del editor ingls a la edicin de1968, se seala que en 1905 apareci una edicin revisada de la de 1902, y en1938, dos aos antes de que muriera Hobson se dio a la luz una nueva versintotalmente reestructurada y revisada (p.21), que entendemos es la versin que

    fue traducida al espaol en 1981, y con la que estamos trabajando.

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    imperialismo, por considerarlo una deformacin del capitalis-

    mo, a la vez que de justificarlo y defenderlo, entre otras mu-chas razones por la supuesta superioridad de la civilizacinsobre los pueblos aborgenes, es decir, de la raza blanca sobrelas razas inferiores.

    En esta percepcin contradictoria, desde nuestro puntode vista, la obra tiene un valor extraordinario, pues el au-tor, siendo un britnico, expone, con toda espontaneidad,la visin que tiene el habitante de un imperio sobre lascolonias o pases bajo su dominio, pero ms que nada sucomportamiento y manera de actuar. En ocasiones, por lomenos algunos de sus captulos, o parte de estos, podranparecer pertenecientes a testimonios o documentos secretos,para ser conocidos nicamente por la cpula britnica de

    poder y no por un amplio pblico. A confesin de parte,relevo de pruebas.

    Por otro lado, el autor no se propone definir oconceptualizar al imperialismo; aunque su estudio es sobre elimperialismo moderno, o imperialismo reciente, como lmismo llamaba al surgido durante el capitalismo, para dife-

    renciarlo de los otros imperialismos, del imperialismo tem-prano, que vendra a ser el de carcter precapitalista, el Ro-mano y el Otomano, entre otros; no obstante, Hobson entiendeque existe toda una tipologa del imperialismo, adems del yasealado reciente y temprano: el imperialismo sano,dedicado a la proteccin, la educacin y el autodesarrollo de

    una raza inferior, y el imperialismo insano, que pone aestas razas en manos de colonialistas blancos, quienes las ex-plotan econmicamente, las utilizan como herramientas vi-vientes, y a sus tierras como lugares donde puede haber mi-nas u otros tesoros4.

    4

    Ibid.,p.231.

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    Por ltimo, siendo esta obra de una enorme riqueza en

    cuanto a la complejidad y el funcionamiento del imperialis-mo, lamentablemente se ha quedado opacada (superada, talvez), por la de Lenin y carece de la difusin que amerita.Adems, Hobson tena una lucidez excepcional, pues fuecapaz de entender que el capitalismo haba entrado en unanueva etapa, y a partir de ah hace una serie de plantea-mientos que siguen teniendo tal vigencia que parecen pgi-nas acabadas de ser publicadas en estos ltimos aos, noobstante que la obra tiene ms de un siglo. Cabe destacarque, a diferencia de otros textos clsicos sobre el imperialis-mo incluyendo a Hilferding, Lenin, e incluso aSchumpeter, en la de Hobson encontramos ya los prime-ros planteamientos sobre la industria militar, como parte de

    su economa, algo que retomar dcadas despus DanielGurin en su obra Fascismo y gran capital(1936), como vere-mos ms adelante, y que constituye la parte medular de latesis de Bosch sobre el pentagonismo.

    En este somero recuento sobre las aportaciones que se hanhecho sobre el imperialismo, y que han tenido repercusin e

    impacto sobre los estudiosos del tema, nos encontramos conel texto de Joseph Schumpeter (1883-1950), Imperialismo.Clases sociales, que data de 1919-1927, y que tiene un enfo-que muy particular sobre el mismo, acorde con su conceptosobre el capitalismo. Sin perder de vista que la obra fue escritadespus de la Primera Guerra Mundial, y por lo mismo el

    imperialismo ya se haba consolidado ms; sin embargoSchumpeter dedica la mayor parte de su obra al anlisis de losviejos imperios a los que denomina imperialistas y cuandoaborda al nuevo imperialismo, correspondiente al capitalismomonopolista, seala que en un mundo fundamentalmentecapitalista no puede haber terreno abonado para impulsos

    imperialistas []. Lo que sucede es que la gente en la sociedad

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    capitalista est esencialmente poco dispuesta a la guerra5. El

    imperialismo, segn Schumpeter, es propio de las sociedadesprecapitalistas, por lo que seala: De todas las economascapitalistas, es la de Estados Unidos la menos cargada de ele-mentos precapitalistas, supervivencias, reminiscencias y fac-tores de podero6; advierte, sin embargo, que como a dichopas llegaron inmigrantes europeos, no podemos esperar quelas tendencias imperialistas falten por completo en los Esta-dos Unidos; no obstante seala lo siguiente: pero s pode-mos afirmar que, entre todos los pases, los Estados Unidosson los que muestran la tendencia imperialista ms dbil7.Para Schumpeter el capitalismo es, por naturaleza,antiimperialista, de aqu que no podamos imputarle las ten-dencias imperialistas que actualmente existen: stas son msbien supervivencias y elementos ajenos introducidos en el ca-pitalismo desde fuera, y sostenidos por factores no capitalistasen la vida moderna8. Ideas que posiblemente extraiga deHobson, en su debatida tesis de que el imperialismo es unaespecie de enfermedad o anomala del capitalismo, llamada aser resuelta en la medida en que el libre comercio logre impo-

    nerse al proteccionismo. Quizs por tener una concepcin tanparticular del imperialismo, que incluso no ha logrado sopor-tar la prueba del tiempo, el autor no llega a profundizar ensus planteamientos sobre la industria armamentista9.

    Una perspectiva latinoamericana que no podemos pasarpor alto por muchas razones, es la de Vctor Ral Haya de la

    5 SCHUMPETER, Joseph, Imperialismo. Clases sociales,Madrid, Editorial Tecnos, 1965,p.104.

    6 Ibid., p.107.7 Ibid., p.108.8 Ibid., p.109.9

    Cfr. Ibid., pp.110-112.

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    Torre, El antimperialismo y elAPRA10, de 1936, aunque algu-

    nas de sus partes haban sido elaboradas a finales de la dcadade 1920. En ella, a pesar de que hay una clara adaptacin a larealidad latinoamericana, y el autor haba consultado a Hobsonentre otros muchos autores, pues Haya de la Torre desdesu juventud era un profundo estudioso del imperialismo, comose puede constatar en Impresiones de la Inglaterra imperialista yla Rusia sovitica11, de 1932, es claro que su fuente de ins-piracin es la obra de Lenin, El imperialismo, etapa superior delcapitalismo. Haya de la Torre sostiene que existen dos formaso modalidades del imperialismo: la que manda inicialmentea los soldados para despus exigir el botn y la que lo negociacon antelacin en inversiones, prstamos, ayudas econmicasde apariencia ms o menos generosa, para enviar ms tarde a

    los soldados si el forzado deudor no cumple12. Esta ltimamodalidad, que vendra a ser el imperialismo econmico, se-gn Haya de la Torre, es la que ha predominado en AmricaLatina (o Indoamrica, como l prefera llamarla)13. De ah,sostiene que, aunque el imperialismo sea la ltima etapa enlos pases de un capitalismo desarrollado, en cambio, en los

    10 Cfr., HAYADELATORRE, Vctor Ral, El antimperialismo y el APRA,Santiago,Centro de Estudios Chilenos, Ediciones Nuestramrica, 1985.

    11 Cfr., HAYADELATORRE, Vctor Ral, Impresiones de la Inglaterra imperialista y laRusia sovitica,Buenos Aires, Editorial Claridad, [1932]. La primera parteest compuesta de una serie de artculos que fueron publicados entre 1926y 1927, luego del viaje que realizara Haya de la Torre a Inglaterra; y elcaptulo II, a la Unin Sovitica; el prlogo del autor est fechado el 23 demayo de 1930 en Berln.

    12 HAYADELATORRE, Vctor Ral, El antimperialismo y el APRA,op. cit., p.13.13 La ocupacin militar estadounidense de 1916-1924, cae exactamente dentro

    de estas modalidades. A raz de la celebracin de la Convencin Domnico-Americana de 1907, Estados Unidos recoge todas las deudas de RepblicaDominicana con pases europeos; ocho aos despus, enva sus tropas paracobrar la deuda y, por supuesto, el proceso es ms complejo, ya que detrs dedichas tropas se intensificaran las inversiones de capital estadounidense en el

    pas, particularmente en la industria azucarera.

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    de la periferia es su primera etapa, planteamiento que subs-

    cribe Bosch en El pentagonismo, sustituto del imperialismo(p.27)14

    .En consecuencia, segn el lder aprista, Amrica Latina seencuentra imposibilitada de lograr su desarrollo, pues carecede soberana, y para lograrla tiene que unirse, haciendo unfrente nico antiimperialista, pues slo as podra emancipar-se, transformar sus estructuras e impulsar un verdadero pro-yecto de desarrollo econmico y social. La organizacin lla-mada a jugar el liderazgo poltico para alcanzar tal objetivoera el APRA(Alianza Popular Revolucionaria Americana)15,a partir de un programa de trabajo16.

    En suma, Haya de la Torre hace una lectura econmica ypoltica del imperialismo, como mecanismo de dominacinneocolonial, por ello, segn l, Amrica Latina lo que necesi-

    taba era su liberacin nacional, como lo planteara dcadasdespus para frica, Kwame Nkrumah (1909-1972), a par-tir de un panafricanismo, en su obraNeocolonialismo, ltimaetapa del imperialismo(1966), y como lo entendera tambin elmismo Bosch en la tesis de laDictadura con respaldo popular;sin embargo el lder aprista tiene la lucidez de abordar en los

    14 Todas las citas en las que slo figura el nmero de pgina, corresponden a lapresente edicin.

    15 Dcadas despus, entre 1950 y 1960 Vctor Ral Haya de la Torre y el APRAabandonaran esos principios polticos de izquierda, para dar un giro hacia unaposicin conservadora, lo que dara lugar a que un grupo de jvenes se separedel mismo y funde el APRA Rebelde; a principios de 1960 dicha organiza-

    cin se constituye en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), al quepertenecera Hilda Gadea (1925-1974), quien conocera al Che Guevara enGuatemala, para ms tarde convertirse en su primera esposa. El MIR, bajo elliderazgo de Luis de la Puente Uceda (1926-1965) se lanza en la dcada de1960 a la guerrilla en la sierra peruana. Todava en la actualidad (2009), enPer se debate en torno a la referida derechizacin del APRA. Cfr., PAREDES,Martn y TOCHE, Eduardo, La otra muerte de Haya/Una entrevista a NelsonManrique, en Quehacer, N 175, Lima, julio-septiembre, 2009, pp.9-15; CHAUCA,Lorena, En busca del APRA perdida, Ibid., pp.16-21.

    16 Cfr.HAYADELATORRE, Vctor Ral, El antimperialismo y el APRA,op. cit., pp.22-30.

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    JUANBOSCHXXII

    conflictos blicos, dentro de las luchas interimperialistas, la

    importancia de una superioridad militar, e incluso prev unasegunda guerra mundial en la que los Estados Unidos to-maran parte17, no obstante, el autor no repara en el papelque jugaba o al menos estaba llamado a jugar la indus-tria blica, quizs porque la misma era muy incipiente enese momento, como parte del desarrollo del capitalismo.

    Este texto de Haya de la Torre, que tanta influencia y po-lmica gener en Amrica Latina, de alguna manera se inscri-be dentro de un movimiento intelectual y poltico de carcterantiimperialista que se haba generado en la regin, aunquebuena parte de los autores no fueran latinoamericanos, sinoms bien estadounidenses. Es decir, eran crticas que se ha-can, en buena medida desde dentro de la sociedad norte-

    americana al imperialismo, y casi todas ellas, aunque abor-daran lo poltico y militar, ponan nfasis en la cuestineconmica como mecanismo de dominacin, o directa-mente en las empresas inversionistas estadounidenses. Entreotros muchos, cabe destacar los siguientes:La diplomacia deldlar(1925), de Scott Nearing y Joseph Freeman,Los ameri-

    canos en Santo Domingo. Estudio del imperialismo americano (1927),de Melvin Knight, El imperio del banano (1935), de KepnerCharles David y Henry Soothill Jay, as como Yanquilandiabrbara: la lucha contra el imperialismo (1929), de AlbertoGhiraldo;Nuestros banqueros en Bolivia(1929), de M. A. Marsh,yNuestra colonia de Cuba(1929), de Leland H. Jenks.

    Sobre esta literatura de carcter antiimperialista hay almenos dos aspectos que nos interesa destacar. En primer lu-gar, que es muy probable que Juan Bosch la conociera, o almenos parte de ella, pues la misma estaba circulando durantelos aos de su primer exilio (1938-1961), que constituyeron

    17

    Cfr. Ibid., p.86.

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    los de su formacin poltica e intelectual. Una lectura cuida-

    dosa dePker de espanto en el Caribe, escrito en 1955, nos hacepensar que, no obstante el autor no citar las fuentes emplea-das, es muy posible que conociera las obras sealadas. Ensegundo lugar, que el trmino o categora antiimperialismo,a pesar de que ya la revolucin socialista haba triunfado enRusia en 1917, y que Lenin haba publicado su clebre Elimperialismo, etapa superior del capitalismo, en la que conceptualizaesa fase del capitalismo, considerada en ese momento como lams avanzada la ltima o superior, el imperialismo eraun trmino que no haba sido ideologizado, y por lo tanto sepoda emplear con bastante libertad, como una categora ana-ltica de las ciencias econmicas, polticas y sociales, no de unpartido u organizacin poltica marxista, si bien se inscriba,

    en su acepcin leninista, al paradigma marxista; aunque yahaban elementos para estigmatizarla, pues al menos en el pr-logo a la edicin de 1920, Lenin plantea lo siguiente: El im-perialismo es la antesala de la revolucin social del proletariado.Esto ha sido confirmado, en escala mundial, a partir de191718, y el contenido del estudio se prestaba para que fuera

    tomado como bandera de lucha poltica, y no necesariamentede anlisis. Tendra que producirse la Guerra Fra, a partir de1947, y ms especficamente el macartismo en Estados Uni-dos, de 1950 a 1956, con todas sus implicaciones, persecu-ciones ideolgicas y censuras conocidas, para que dicha cate-gora pasara a ser estigmatizada por los sectores de poder, y

    se convirtiera en un objeto tab, con una connotacin sub-versiva, e incluso peyorativa, y quedara reservada a las con-signas polticas, en muchos casos como diatribas. Lo para-djico del caso es que la categora es estigmatizada por los

    18 LENINV.I., El imperialismo, etapa superior del capitalismo, en Obras completas, Tomo

    XXIII, Buenos Aires, Editorial Cartago, 1970, p.310.

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    JUANBOSCHXXIV

    sectores de poder, a la vez que los intelectuales y organiza-

    ciones de izquierda se aferran a la misma, exactamente en elmomento en que dicho imperialismo dejaba de ser una ca-tegora vlida para dar cuenta de la nueva etapa econmica,poltica y militar en la que haba entrado el capitalismo, sinos acogemos a la tesis sustentada por Juan Bosch en El

    pentagonismo, sustituto del imperialismo.Puede observarse, por ltimo, que el mismo Bosch em-

    ple, cuando lo consider necesario, la categora de imperia-lismo, hasta para referirse especficamente a Estados Unidos,imperialismo norteamericano, enPker de espanto en el Cari-be, de 1955, e incluso tambin la emple en Una interpreta-cin de la historia costarricense(1961); posteriormente, en obrascomo Crisis de la democracia de Amrica en la Repblica Domini-cana(1964), por ejemplo, en que pudo haberla usado perfec-tamente en su anlisis, por las mltiples injerencias y partici-paciones de Estados Unidos en la coyuntura poltica estudiada,no lo hace, quizs en su condicin de ex Presidente, con op-cin de poder. Y no volver a hacerlo, sino hasta despus de laocupacin militar de 1965. Precisamente el primer libro que

    escribe despus de dicha ocupacin es El pentagonismo, sustitutodel imperialismo19. No obstante, el peso del poder hegemnicoha sido tal, en la conversin del imperialismo en un objetotab, que an hoy da, a ms de un siglo de haberse iniciadoesa etapa del capitalismo, cerca de un siglo despus de habersido conceptualizada por Lenin, y ms de medio siglo des-

    pus del macartismo, la categora no ha podido desprendersede su condicin de ser un objeto tab.

    19 Debemos acotar que Bosch supo diferenciar el momento en que poda em-plear el trmino, en su calidad de analista, y en su discurso poltico propia-

    mente dicho.

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    Algunos paralelismos

    Cuando Lenin publica en 1917 El imperialismo, etapa superiordel capitalismo, tarea a la que en 1916 le dedica aproximada-mente seis meses, se desarrollaba la Primera Guerra Mundial(1914-1918), en ese entonces conocida como la Gran Gue-rra, en la que Rusia participa desde un principio y Esta-dos Unidos el ltimo ao y medio; Bosch apenas tenasiete aos de edad, y Repblica Dominicana se encontrabaocupada militarmente por Estados Unidos, de 1916 a 1924.Cuando el lder poltico dominicano escribe y publica, en1967, El pentagonismo, sustituto del imperialismo, labor quehace, en lo que a redaccin se refiere, en no ms de un mes,se llevaba a cabo, en el marco de la Guerra Fra, la guerracontra Viet Nam (1964-1975), la cual era, en cambio, una

    guerra de agresin de Estados Unidos al pequeo pas asi-tico del sur, pero que alcanzaba a tener proyeccin eimplicaciones internacionales, y haca ms de un ao que lastropas estadounidenses se haban retirado de Repblica Do-minicana, luego de la segunda ocupacin militar realizada adicho pas en el siglo XX; acciones militaristas que, segn

    Bosch, no correspondan al imperialismo, sino alpentagonismo; adems, haca cuarenta y tres aos que Leninhaba muerto. Cuando el lder ruso escribe su obra, tena 46aos de edad y se encontraba en el exilio en Suiza, todava nohaba llegado al poder, y Rusia se encontraba bajo el dominioautoritario del zarismo. A su vez, cuando Bosch escribe su

    obra, tena 58 aos de edad, tambin se encontraba en elexilio o autoexilio, en Espaa, Repblica Dominicanaacababa de salir de la dictadura de Trujillo, se iniciaba el se-gundo de los doce aos de gobierno autoritario del Dr. Joa-qun Balaguer, y convertida en una neocolonia de EstadosUnidos, o para decirlo en trminos boschianos, se haba

    pentagonizado; y Rusia, en cambio, era la poderosa Unin

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    JUANBOSCHXXVI

    Sovitica, capaz de diputarle el poder hegemnico a Estados

    Unidos, a nivel internacional, hecho que sin los lderes de larevolucin socialista proponrselo influiran en el destino delpequeo pas caribeo.

    Pero quizs lo ms importante dentro de esta contextuali-zacin realizada a manera de paralelismo entre ambas obras,es que en el plazo de los cincuenta y un aos que habantranscurrido entre la redaccin del texto de Lenin (1916) y elde Bosch (1967), el sistema capitalista haba experimentadoun desarrollo prolongado, posiblemente el mayor y demanera constante y sostenida en toda su historia, dandolugar a una profunda transformacin del mismo.

    A la gran depresin de 1929-1932, le seguira la SegundaGuerra Mundial, de 1939 a 1945, el conflicto armado ms

    devastador que hasta ahora conoce la historia de la humanidad.Pero de esa conflagracin mundial a diferencia de Europa,que quedara devastada, con toda su infraestructura destruida,y con decenas de millones de muertos Estados Unidos sal-dra fortalecido. En primer lugar, porque se haba mantenido almargen de dicho conflicto, al menos hasta diciembre de 1941,

    en que fue atacado por la armada imperial japonesa en la basenaval del Pacfico, Pearl Harbor, en Hawai; y en segundo lu-gar, porque su aparato industrial oper amplia e intensamente,sobre todo en base a la industria militar, como antesala de loque posteriormente se denominara el complejo militar-indus-trial; gracias a ello, Estados Unidos logra salir de la crisis en la

    que se haba visto envuelto desde la gran depresin de 1929-1932, lo que incluso le permite impulsar un gran proyecto dereconstruccin de Europa, conocido como Plan Marshall, yconsolidarse como una gran potencia a nivel mundial.

    Precisamente es en este perodo posblico, de auge eco-nmico, en que la lite militar estadounidense que ya

    en 1943 haba inaugurado el edificio que albergara el

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    OBRASCOMPLETAS XXVII

    Departamento de Defensa, mejor conocido como el Pent-

    gono, y que luego se convertira en el emblema de su pode-ro militar, comienza a tener, en base al prestigio alcanza-do en la Segunda Guerra Mundial, injerencia en la vidaeconmica y poltica del pas, pero muy particularmente enla poltica internacional, algo que hasta ese momento habaestado reservado a las lites civiles. Precisamente el generalGeorge Marshall (1880-1959) es uno de los casosparadigmticos de lo que estamos planteando, algo que nopodemos perder de vista.

    El general estadounidense George Marshall haba parti-cipado en la Primera y en la Segunda Guerras mundiales;ocup el cargo de Jefe de Estado Mayor del Ejrcito (1939-1945), durante este ltimo conflicto armado; luego, de 1947 a

    1949, fue Secretario de Estado es decir, titular de la polticainternacional norteamericana, y Secretario de Defensa (1950-1951), as como tambin desempe varios cargos diplom-ticos, dirigi el proyecto de reconstruccin de Europa, quehasta se le conoce precisamente por su apellido, Plan Marshall,y en 1953 recibi el Premio Nobel de la Paz. Paradojas de la

    vida. Un hombre que toda su vida la dedic a las armas, nopara destruirlas, sino para hacer la guerra, y nada menos queguerras mundiales, es premiado como defensor de la paz.

    Pero no nos adelantemos, pues de este proceso de incur-sin de la lite militar en la poltica y en la economa de Esta-dos Unidos nos ocuparemos ms adelante, particularmente

    con los lcidos anlisis que al respecto hizo el destacado so-cilogo Wright Mills, enLa lite del poder(1956), como ante-sala a la tesis sostenida por Bosch en El pentagonismo, sustitutodel imperialismo.

    En sntesis, que ya despus de la Segunda Guerra Mun-dial estaran dadas todas las condiciones econmicas, socia-

    les, polticas y militares, no slo para que la lite militar

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    JUANBOSCHXXVIII

    tuviera injerencia en la vida poltica y en la economa de los

    Estados Unidos, sino, fundamentalmente, para que se produ-jera una recomposicin del modelo de acumulacin econmicode dicho pas, donde el motor llamado a dinamizar la economasera el complejo militar-industrial, bajo la direccin del De-partamento de Defensa, mejor conocido como el Pentgono.

    En busca de los antecedentes del complejo militar industrial:

    la industria de guerraEn el pionero estudio de Hobson, Estudio del imperialismo,

    aunque es de 1902, poco despus de la guerra hispano-ameri-cana de 1898, y de la primera de las dos guerras de los bers,en Sudfrica, en 1880-1881 pues la segunda se desarrollaraentre 1899 y 1902, ya el autor britnico tiene la lucidez de

    considerar en su anlisis el papel que estaba jugando la indus-tria militar en los conflictos blicos interimperialistas. Hobsonobservaba que ya en ese momento, alrededor del capital finan-ciero se daban estrechas relaciones entre los negocios y la pol-tica, que permitan explicar que el imperialismo agresivo queestamos tratando de comprender es mucho ms racional de

    lo que parece a primera vista, y que no se mueve tanto porpasiones racistas o de la insensatez y la ambicin de los polti-cos20. Bajo esas premisas planteadas, que por su importanciapreferimos citar in extenso, sostiene lo siguiente: Si se investiga-ra detalladamente qu se hace con los sesenta millones de librasesterlinas, que pueden considerarse como el gasto mnimo en

    armamento en el Reino Unido en tiempo de paz, se vera quela mayor parte de esa suma va a parar directamente a las arcasde ciertas grandes compaas que se dedican a construir bar-cos de guerra y transporte, a suministrarles carbn y equipo,a fabricar caones, fusiles, municiones, aviones y vehculos

    20

    HOBSON, op. cit.,p.66.

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    OBRASCOMPLETAS XXIX

    motorizados de todas clases, a suministrar caballos, carros, guar-

    nicionera, alimentos, ropas para las fuerzas armadas, a las con-tratas de cuarteles y de otras necesidades que representan gran-des sumas. A travs de estos canales principales llegan losmillones a muchas empresas filiales o subsidiarias, la mayorade las cuales saben muy bien que trabajan para equipar a lasfuerzas armadas. Nos encontramos aqu con un importantencleo del imperialismo comercial. Algunas de estas empresas,en especial las que se dedican a la construccin de barcos, decalderas, de caones y municiones, estn dirigidas por grandescompaas con inmenso capital, cuyos jefes son muy conscien-tes de la utilidad que tiene la influencia poltica en cuestionesde negocios. Estos hombres son imperialistas convencidos, par-tidarios de una poltica agresiva21.

    Hobson saba muy bien que el sector de la industriabritnica que se dedicaba a esas actividades no era grande,pero en cambio adverta que algunas de las compaasque las realizan ejercen gran influencia y tienen un consi-derable impacto en la vida poltica a travs de las Cmarasde Comercio, de los disputados del Parlamento, y de otras

    organizaciones22. Por ello afirmaba que las empresas navierastienen intereses muy concretos que contribuyen a fomentar elimperialismo, lo mismo que las fuerzas armadas, a las quecalifica de imperialistas por conviccin y por convenienciaprofesional, para agregar que todo lo que sea ampliar elejrcito de tierra, mar y aire supone fortalecimiento del poder

    poltico que ejercen esos cuerpos23

    . En esa misma perspecti-va analtica, el autor considera que el incremento de los gas-tos militares y navales de Gran Bretaa en los ltimos aos,

    21 Ibid.,pp.67-68.22 Ibid.,p.68.

    23 Ibid.

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    JUANBOSCHXXX

    haba que considerarlo como una especie de prima de seguro

    para la proteccin de sus mercados coloniales actuales y de lasinversiones que ahora realiza en mercados nuevos. Prima deseguro que se haba incrementado aproximadamente de un 15%en 1884, a ms de un 50% en 1902, pues al parecer a causa dela segunda guerra de los bers, de 1899 a 1902, esa prima deseguro, es decir, los gastos en armamentos y guerra se habanduplicado24, y en cambio el comercio colonial apenas se habaido incrementando en un 5% cada ao, como hemos podidoadvertir a partir del cuadro elaborado por el autor25.

    No hay duda que Hobson era un crtico del armamentismoy de la guerra, quizs por ello pone tanto inters en el tema,justamente cuando Gran Bretaa era el gran hegemn en elmundo imperialista de la poca, y por lo tanto estaba a la

    cabeza de los gastos militares que hacan las dems grandespotencias europeas, como lo eran Francia, Rusia, Alemania,Austria e Italia, en 1897-1898. De ah que afirmara muyenfticamente que el imperialismo implica militarismo hoyy desastrosas guerras maana26, para agregar que el impe-rialismo fomenta la guerra y el militarismo27. El lector dir si

    la historia le ha dado la razn.En El imperialismo, etapa superior del capitalismo, Lenin hace

    un excelente y lucido anlisis del capitalismo monopolista, fun-damentalmente econmico, a partir de los rasgos bsicos queen ese momento se destacaban en su proceso de acumulacin,donde el capital financiero, es decir, la fusin del capital indus-

    trial y el bancario, jugaba un papel clave, lo mismo que elexpansionismo, en busca de nuevos territorios, de los que se

    24 Cfr. Ibid.,p.81.25 Cfr., Ibid.26 Ibid., p.136.27

    Ibid., p.142.

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    OBRASCOMPLETAS XXXI

    apropiaba para extraer materias primas, expandir el mercado, y

    disponer de fuerza de trabajo barata. El libro fue escrito enplena Primera Guerra Mundial, y Lenin tiene mucha claridadrespecto al origen y papel de los conflictos blicos, como partede la lucha interimperialista, con el propsito de repartirse elmundo, proceso de lucha que continuara, con un parntesis de21 aos, hasta iniciarse, en 1939, la Segunda Guerra Mundial.

    Aunque el tipo de armamento que se emple en la Prime-ra Guerra Mundial no demandara el desarrollo de una impor-tante industria blica, de todas maneras resulta extrao queeste destacado poltico, pensador y analista no prestara aten-cin a una produccin que, por insignificante que fuera, entrminos relativos, por ejemplo, con la industria elctrica o deferrocarriles, la movilizacin de millones de hombres armadosdemandaban, de todas maneras, la fabricacin de armas enenormes cantidades, tanto para las tropas, como para el sectornaval, e incluso el areo, que ya haba sido empleado durantela guerra de 1914 a 1918.

    Nos estamos refiriendo a una guerra cuyo armamentismose nutri de los avances cientficos y tecnolgicos alcanzadosdurante la Segunda Revolucin Industrial, de 1870 a 1914,y por lo tanto capaz de producir acorazados blindados,trasatlnticos, submarinos, armas automticas, artillera pesa-da, como carros de combate o tanques, caones antiareos,lanzagranadas, morteros, adems de fusiles y otros armamen-tos, empleando el acero y diversos metales, as como la indus-

    tria qumica. Y dicha produccin se hizo, nada menos quepara un mercado de ms de 60 millones de hombres, que fueel nmero de soldados movilizados en Europa, y para lo cualse involucraron ms de treinta pases. Ya Hobson lo habaconsiderado, como lo hemos visto con anterioridad, y poste-riormente lo analizara Daniel Gurin, en la dcada de 1930,

    como veremos de inmediato.

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    JUANBOSCHXXXII

    Seis aos antes de iniciarse la Segunda Guerra Mundial,

    el historiador, sindicalista, anarquista y antimilitarista fran-cs, Daniel Gurin (1904-1988), en un viaje realizado en1933 a la Alemania nazi, siente la necesidad de realizar unainvestigacin que diera cuenta de los intereses econmicosque haban detrs del carcter agresivo y militarista del na-zismo en Alemania, y del fascismo en Italia. Tres aos des-pus, en 1936 un par de aos antes de Bosch salir alexilio, Gurin da a conocer, Fascismo y gran capital28. Endicha obra el autor analiza al fascismo y al nazismo a partirde las contradicciones existentes entre los sectores de poderque controlaban la industria pesada (metalurgia y minas),vinculadas a los banqueros que tenan intereses en la mis-ma, y por lo tanto constituan el capital financiero, y tam-

    bin la industria ligera, cuya produccin en parte se desti-naba al mercado interno. Los primeros, los de la industriapesada, exigan una poltica exterior belicosa, pues en granparte vivan de los pedidos de armamentos (tanto del pro-pio Estado como de las potencias amigas)29; en cambio, laindustria ligera interesada en exportar productos no mili-

    tares, no tiene nada que ganar con la guerra y la autarqua30,era partidaria de una poltica de colaboracin entre las na-ciones31, a la vez que tena mejor disposicin de mantenerun trato cercano con los obreros, con sus organizaciones sin-dicales, posicin muy distinta a la que tena el gran capitalcon sus trabajadores.

    28 Cfr., GURIN, Daniel, Fascismo y gran capital,Madrid, Editorial Fundamentos,1973. Este libro tambin ha sido publicado bajo el ttulo de Fascismo y grandesnegocios.

    29 Ibid.,p.36.30 Ibid.31

    Cfr., Ibid.

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    OBRASCOMPLETAS XXXIII

    Dentro de la misma perspectiva analtica de Hobson con

    respecto a Inglaterra, ms de tres dcadas despus, Gurinsostiene que en Italia los magnates de la industria pesadatienen un inters directo en que su pas siga una poltica exte-rior nacionalista y agresiva, para seguir enriquecindose conlos encargos de material de guerra, y al mismo tiempo conse-guir nuevos mercados por la fuerza32. La complicacin vie-ne, advierte el analista francs, cuando llega la paz y cesanintempestivamente los pedidos de armamentos. Y parte de lasolucin que se encuentran, al menos en el perodo de 1924 a1929, es la de subvencionar a las bandas armadas, para queno desaparecieran33, lo cual era una salida ficticia, ya que elconflicto segua en pie, y los magnates del gran capital pedi-ran al Estado su intermediacin, a travs de medidas fiscales, y

    de proteccionismo arancelario; pero como el problema no en-cuentra solucin, pues las luchas obreras y sindicales se desata-ron, hubo que recurrir a la represin, y en ltimo lugar, en elcaso de Alemania, llamar a Hitler al poder. Pero la contradic-cin de la industria pesada y la ligera se desplaz, muy rpi-damente, hacia una lucha entre los representantes de aquella

    ante el peligro de una nacionalizacin de la industria dearmamento, que ya en 1934 desplazaba, en lo que a gastos serefiere, a los de obras pblicas34, y el Estado, pero Hitlerlogra tranquilizar a los magnates de la industria pesada. Sinembargo, la crisis econmica continuaba en Alemania, y noobstante las ventajas que le proporcionaba el acuerdo de

    Munich, Hitler se da cuenta de que los mercados de Europacentral no bastaran para solucionar a largo plazo las dificulta-des del capitalismo alemn. Por eso no duda en desafiar a sus

    32 Ibid., p.43.33 Cfr., Ibid., p.55.34

    Cfr., Ibid., p.322.

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    JUANBOSCHXXXIV

    adversarios y lanzarse a la conquista del mercado mundial. La

    pesada mquina de matar se pone en marcha: funciona du-rante cinco aos35. Pero Alemania cae derrotada por la fuer-za de los Aliados, y dentro de ellos, el pas que logra mayoresventajas, por el desarrollo alcanzado de su economa, en basea la industria armamentista, es Estados Unidos. Quien extraey asimila toda esa rica experiencia blica, es el general DwightDavid Eisenhower, comandante supremo de las tropas de losAliados en el Frente Occidental del Teatro Europeo de laSegunda Guerra Mundial. Esa experiencia asimilada serapuesta al servicio de su pas, creando en 1946 lo que l mis-mo llamara quince aos despus, cuando se despeda de laPresidencia, en enero de 1961, el complejo militar-indus-trial, como veremos ms adelante.

    Diez aos antes de Eisenhower pronunciar dicho discurso,el analista y militante poltico de izquierda estadounidense,Vctor Perlo (1912-1999) publica un libro sumamente crticosobre el imperialismo de dicho pas. Se trata de El imperialismonorteamericano36, de 1951, en el que le dedica especial intersal papel del militarismo y la industria de guerra, como sopor-

    te de la economa de Estados Unidos, particularmente en loscaptulos Dominacin militar y guerra, y El imperialismoy el pueblo norteamericano. Perlo afirma que El capital fi-nanciero norteamericano, imitando la tentativa de conquistamundial de Hitler, tambin sigui sus pasos en materia depoltica nacional, para agregar que sin el gasto de

    30,000,000,000 de dlares anuales para las guerras pasadas,presentes y futuras, este pas se habra encontrado hace tiem-po en las convulsiones de una severa crisis econmica. Sin

    35 Ibid., p.359.36 Cfr., PERLO, Vctor, El imperialismo norteamericano, Buenos Aires, Editora Platina,

    1961.

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    los seis millones de trabajadores y soldados empleados con

    fines militares ya en 1928, habra habido desde hace tiempodesocupacin en masa, y acciones de masas para aliviar dichadesocupacin37.

    El concepto de guerras pasadas, presentes y futuras em-pleado por Perlo vale la pena tomarlo en consideracin, yaque el autor plantea la importancia que tienen los perodos depaz, antes y despus de las guerras, pues ellos constituyen losperodos preparativos y de reconstruccin que demandan losconflictos blicos, incluso que reactivan la economa de Esta-dos Unidos. El autor calcula que las dos guerras mundiales,la de 1914-1918 y la de 1939-1945, en su conjunto suma-ron 26 aos de preparativos, de guerra y de reconstruccin,por lo que durante la mayor parte de la primera mitad del

    siglo XX, la guerra imperialista domin las vidas de virtual-mente el mundo entero38.

    El imperialismo norteamericanode Vctor Perlo fue traducidoy publicado al espaol en 1961, edicin que cuenta con uninteresante prlogo del autor, en el que retoma los cambiosque se han producido a nivel internacional, para puntualizar

    cmo en dichos aos la industria militar haba continuadocreciendo en Estados Unidos. Desde antes de la guerra deCorea, los gastos militares se han elevado en ms de tres ve-ces, ahora se aproximan a los 50,000 millones de dlares anualesy aumentan en unos 2,000 millones por ao39, a lo que agrega:Incluso ha surgido la teora de que los propios beneficios

    provenientes de los armamentos se han vuelto ms impor-tantes que las ganancias producidas por las inversiones ex-tranjeras para los imperialistas, de que los medios superan

    37 Ibid., p.305.38 Ibid., p.263.39

    Ibid.,p.9.

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    los fines, por as decirlo40. Planteamiento que se enmarca

    dentro de la tesis del pentagonismo que desarrollar JuanBosch seis aos despus.En 1956, Wright Mills (1916-1962), quizs el ms no-

    table socilogo que haya tenido Estados Unidos, puso acircular la obra La lite del poder41, cuando el complejomilitar-industrial de dicho pas no era ni sombra de loque sera diez aos despus, en que se produca la guerrade Viet Nam; sin embargo, el conocimiento que tena dela sociedad estadounidense y de sus redes de poder, auna-do a su sagacidad analtica, le permitieron darse cuenta delos cambios que se estaban produciendo al interior de lalite del poder, donde los seores de la guerra como llos denomina, que hasta ese momento eran entes sin

    prestancia social, y mucho menos econmica y poltica,comenzaban a ocupar un destacado lugar en la cspide dela pirmide del poder. Todo ello ocurre cinco aos antesde que el presidente Eisenhower se refiriera al complejomilitar-industrial (CMI), en su clebre discurso de despe-dida a la nacin42; discurso que pasara a la historia precisa-

    mente por las advertencias que hizo sobre el peligro queentraaba el CMI para la democracia en Estados Unidos. Loque el pueblo norteamericano no saba, ni tampoco losanalistas polticos o de asuntos militares de la poca, era que

    40 Ibid., p.10.41 MILLS, Charles Wright, La lite del poder,4ta. Edicin, Mxico, Fondo de

    Cultura Econmica, 1963.42 Cfr., MELMAN, Seymour, Apndice A, en El capitalismo del Pentgono,Mxico,

    Siglo XXI Editores, pp.323-327. El memorndum es del 27 de abril de1947, exactamente 21 aos antes de producirse la intervencin militar esta-dounidense en la Repblica Dominicana, y consta de cinco pilares, a partirde los cuales sera construido el complejo militar-industrial. El generalEisenhower gira dichas instrucciones en su calidad de jefe del Estado Mayor

    del Ejrcito de los Estados Unidos.

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    ese CMIhaba sido creado quince aos antes, en abril de

    1946, precisamente por el mismo Eisenhower43

    .No hay ninguna constancia y de existir no la conoce-mos de que Mills conociera el referido memorndum delex Presidente de Estados Unidos, pero a los documentos aque tuvo acceso le permitieron reconstruir, analticamente, aesa lite militar, que por primera vez estaba desbordando elestrecho crculo militar, para incursionar en el econmico, eldiplomtico y el poltico, hecho sin precedente en la sociedadnorteamericana, independientemente de que, desde sus or-genes, comenzando por el general George Washington, losaltos jefes militares que triunfaban en las batallas o guerrassostenidas, llegaban a la presidencia. Todos los presidentes,desde Grant hasta MacKinley, con excepcin de Cleveland y

    Arthur, fueron oficiales de la Guerra de Secesin, aunque sloGrant fue militar profesional, seala Mills, para agregar deinmediato que en realidad, la mitad de los treinta y tres hom-bres que han sido presidentes de los Estados Unidos habantenido algn tipo de experiencia militar; seis eran militaresde carrera, y nueve haban sido generales44.

    Sin embargo, ello no quera decir que en esa poca losmilitares formaran parte de la lite del poder; ms bien, en lamayora de los casos, el militar cumpla con sus funciones y seretiraba, sin poder alguno, a su casa, en su ciudad natal, comoun ciudadano ms. Habra que esperar la Primera y SegundaGuerras mundiales, cuando Estados Unidos se convierte en

    una potencia mundial, para que el rol de los militares se invier-ta, y lleguen a ocupar lugares cimeros en la cpula del poder,circulando con mucha habilidad en el mundo econmico, el

    43 Discurso de despedida a la nacin del Presidente Eisenhower, del 17 deenero de 1961, en MELMAN, Seymour, Ibid.,pp.328-334.

    44

    MILLS, Charles Wright, op. cit., p.171.

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    diplomtico y el poltico; o con mayor propiedad, asocindo-

    se o desplazando a las antiguas y tradicionales lites del poderde esos otros sectores de la vida estadounidense, conformandouna poderosa red de un inmenso poder, que dara lugar a queBosch elaborara su tesis del pentagonismo.

    Los tres captulos deLa lite del poderdedicados por WrightMills al estudio de los militares (Los seores de la guerra,La ascendencia militar, y El directorio poltico), constitu-yen una fuente clave, diramos que de lectura obligatoria parapoder entender el proceso de movilidad, y el papel de losnuevos integrantes de dicha lite del poder.

    Gnesis de una obra

    Juan Bosch logra percatarse de que al interior del impe-

    rialismo norteamericano se haba producido un cambio sig-nificativo, al momento de la ocupacin militar estadouni-dense a Repblica Dominicana, el 28 de abril de 1965, ymuy rpidamente inicia los estudios necesarios que le per-mitieran comprender la verdadera dimensin de dicho cam-bio45. Pero sucede que los gobernantes que ordenaron esa

    ocupacin militar como la que realiza todo imperiopara tratar de justificarse recurren a una serie de falacias, eneste caso a la acusacin de que el movimiento cvico-militarque intentaba reponer en la Presidencia a Juan Bosch era decarcter comunista algo totalmente rutinario en el marcode la Guerra Fra lo que obliga al lder poltico dominica-

    no a tener que desmentir tal acusacin, pero tambin loinduce a leer, o ms propiamente, diramos nosotros, a releerliteratura marxista, para enterase de qu era de lo que se leacusaba, como l mismo expresara posteriormente, en varias

    45 Cfr., BOSCH, Juan, El pentagonismo, sustituto del imperialismo, Madrid, Guadiana

    de Publicaciones, 1968,nota 6, pp,109-110.

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    oportunidades. De tal manera que dicha ocupacin militar

    conlleva a Bosch a estudiar los cambios que se estaban pro-duciendo al interior del capitalismo en su etapa monopolis-ta, o imperialista, como la haba caracterizado Lenin, a lavez que a acercarse al marxismo como instrumento terico ymetodolgico de anlisis, y como filosofa poltica, as comoa replantearse una serie de temas polticos, sociolgicos ehistricos diversos, que no son del caso considerar en estemomento. No debemos de perder de vista que esa lectura orelectura de la literatura marxista se hace en unas nuevas ymuy especiales condiciones de recepcin, donde Bosch iba aver y a entender una serie de planteamientos que posible-mente, en caso de haberlos ledo, no haba considerado ointerpretado de la misma manera.

    En la referida nota 6, de la edicin espaola de Elpentagonismo, sustituto del imperialismo, Bosch seala que desde1965 se encontraba elaborando la tesis del pentagonismo,y si tomamos en cuenta que l mismo confesara posterior-mente que a partir del 28 de abril de 1965 comenc a estu-diar cuidadosamente la historia de los Estados Unidos tal como

    es y no como la cuentan los norteamericanos46, podemos in-ferir que se tom alrededor de dos aos y medio en desarrollarla tesis, aunque apenas le requiriera, segn nuestros clculos,cerca de un mes redactarla, a finales de 1967, entre septiem-bre y octubre.

    Al respecto debemos precisar, por lo que acabamos de

    plantear, que no estamos suponiendo que fueron dos aosy medio de investigacin o estudio continuos, como lohace un acadmico, encerrado en una biblioteca, entre li-bros y documentos, a tiempo completo. No. Durante esos

    46 BOSCH, Juan, Viaje a los Antpodas, 2 edicin, Santo Domingo, Editora Alfa y

    Omega, 1980, p.40.

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    dos aos y medio Bosch realiz mltiples actividades, sobre

    todo polticas, que difcilmente le dejaban tiempo para lalectura y el estudio, al menos de una manera sosegada. Ade-ms de las diversas entrevistas, ruedas de prensa, y reuniones dealto nivel en torno a la crisis dominicana, tras su retorno alpas, en septiembre de 1965, le toca la tarea de desarrollaruna campaa electoral en condiciones extremadamentedifciles, pues el pas se encontraba ocupado militarmente.La mayor parte de los discursos pronunciados en ese perodose encuentran recogidos en uno de cuatro tomos de discur-sos polticos47; despus de las elecciones, Bosch tendra quededicarse a hacer los arreglos organizativos y estratgicos delugar dentro del PRD, que se quedaba en el pas como laprincipal fuerza de oposicin; por ltimo, le restaba la pre-

    paracin de su viaje, que lo llev a Venezuela, y de ah aEspaa. Apenas instalado en Madrid, es cuando tiene tiem-po para comenzar a trabajar en su proyecto de reflexin yanlisis polticos que se propona realizar, lo cual conti-nuara posteriormente en Benidorm, con mayor tranquili-dad y sosiego que en la capital espaola, donde se vea

    conminado a recibir visitantes permanentemente, atradospor su figura, liderazgo y papel protagnico de los acon-tecimientos polticos y militares que empaaron la sobera-na nacional dominicana, que haban adquirido proyeccininternacional.

    En octubre de 1967, Bosch publica un artculo en la

    revistaAhora!en el que daba respuesta a una invitacinrecibida, por medio de un telegrama, del Dr. Julio Csar Cas-taos Espaillat, Rector de la Universidad Autnoma de San-to Domingo (UASD), para participar en la IIIConferencia

    47 Cfr., BOSCH, Juan,Discursos polticos: 1961-1966, Tomo II, Santo Domingo,

    Presidencia de la Repblica, 1998.

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    Interamericana de Ciencias Polticas y Sociales48, que se ce-

    lebrara en noviembre en la UASD. Pero ocurre que en el tele-grama tambin se anunciaba el envo de una carta con la refe-rida invitacin, que nunca lleg; de todas maneras, Boschcontest en los siguientes trminos: Yo no podr atender ala gentil invitacin de la Universidad Autnoma de SantoDomingo, pero tratar de responder al honor de la invita-cin y a mi deber de dominicano enviando un trabajo. Sloque desde ahora me pregunto: llegar ese trabajo a manosde sus destinatarios?49. Ese trabajo es El pentagonismo, susti-tuto del imperialismo.

    En la referida respuesta de Bosch, que en realidad consti-tuye un interesante artculo sociopoltico de la historia do-minicana, pues expone algunas reflexiones sobre las tesis

    que ya estaba trabajando en torno a la inexistencia de unaburguesa nacional en el pas, donde hace una referencia,quizs por primera vez, sobre las limitaciones existentes paraque dicha clase social se desarrollara en un pas bajo depen-dencia pentagonal. Refutando un planteamiento que ha-can algunos dirigentes polticos de que l era el lder de un

    partido que representaba los intereses de la burguesa na-cional, Bosch seala, en su estilo propio, pedaggico, losiguiente: Comenzando por el principio, como decan enmis tiempos, la palabra nacional, que califica al sustantivoburguesa, implica la existencia de una nacin, puesto quenacional viene de nacin; y resulta que nuestro pas es

    48 Cfr., TAPIABREA, Manuel, La III Conferencia Latinoamericana [sic] de Cien-cias Polticas y Sociales, enAhora!,N 211, Santo Domingo, PublicacionesAhora!, 27 de noviembre de 1967, pp.14-16; TAPIABREA, Manuel, Laintegracin latinoamericana, enAhora!,N 213, 11 de diciembe de 1967,pp.14-16.

    49 BOSCH, Juan, Con motivo de una carta perdida, enAhora!,N 207, Santo

    Domingo, Publicaciones Ahora!, 30 de octubre de 1967, p.6/p.73.

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    una dependencia, no una nacin con todos los atributos so-

    beranos. Somos dependencia pentagonal; esto es, depende-mos del Pentgono en el orden militar y poltico. Ahora bien,un pas que tiene su poder militar bajo control extranjero noes una nacin, y si no es una nacin no tiene burguesa nacio-nal. En cierto sentido, es casi un milagro que tengamos algu-nos burgueses criollos50.

    En dicha carta Bosch no quiso hacer ningn adelanto so-bre la tesis que iba a presentar en la referida ConferenciaInteramericana a la que haba sido invitado si exceptuamoslas referencia a dependencia pentagonal, aunque es muyposible que ya para esa fecha estuviera redactaba en su totali-dad, o al menos en parte. Pero lo que nos interesa destacar esla estrecha relacin existente en el pensamiento de Juan Bosch

    entre la tesis del Pentagonismo y la sustentada en laDicta-dura con respaldo popular, la cual culminara dos aos despus,y que al parecer ya se encontraba trabajando tambin, aun-que ninguna de estas dos tesis formaran parte de la agendade libros anunciados por l mismo, para ser escritos en Es-paa. En sntesis, en dicha Carta perdida Bosch habla de

    dependencia pentagonal, as como de dictadura con res-paldo popular.

    Por ltimo, en la referida carta Bosch formula que la finali-dad de un partido poltico es: la unidad de los dominicanospara defender el pas, su tierra, sus riquezas y sus tradiciones depueblo. Debido a que los Estados Unidos han hallado que eso

    que ellos califican de democracia es el sistema ideal para mante-ner a los pueblos de Amrica divididos y sumisos, la defensadel pas requiere gobiernos fuertes, esto es, dictadura con res-paldo popular. Partido que, adems, debe estar formadopor lo mejor, lo ms avanzado, lo ms progresista de todas las clases

    50

    Ibid., p.6.

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    sociales; un partido policlasista con una meta fundamental:

    luchar por la independencia del pas51

    . Lo que nos permiteinferir que ya en ese momento, octubre de 1967, Bosch esta-ba pensando en la creacin de un nuevo partido, y separarsedel PRD52. De ah los rumores que circularon de su renuncia,y la necesidad que hubo de celebrar, a finales de 1968 el lla-mado Acuerdo de Benidorm, donde se trasladara la ms altadirigencia del PRDpara discutir y negociar, entre otros temas,la permanencia de Bosch en dicho partido. En suma, a finalesde 1967 en el pensamiento de Juan Bosch estaban presentesno slo El pentagonismo..., y laDictadura con respaldo popular,sino, adems la ruptura con el PRD, y la fundacin de un nuevopartido, que vendra a ser el Partido de la Liberacin Domini-cana (PLD), en 1973. Pero no nos desviemos del tema, y retor-

    nemos a nuestro anlisis.

    Estructura y tesis de la obra

    El pentagonismo, sustituto del imperialismo, consta de un prefa-cio, ocho captulos, cuatro apndices, uno de los cuales aparececomo Apndice al prefacio, que en realidad es el discurso del

    senador J.W. Fulbrigth, pronunciado el 13 de diciembre de1967 y un Addenda post-electoral. Cada uno de los captu-los, como era costumbre en las obras de Juan Bosch, gracias aldominio que tena de la prosa, tiene un nmero de pginasmuy parecido, entre las doce y catorce, aunque dos de ellossuben a 16, y el ltimo desciende a nueve pginas. La obra,

    perteneciente a los estudios internacionales, es de carcterinterdisciplinario, pues el autor recurre tanto a la historia, la

    51 Ibid., p.73.52 En agosto de 1967, Bosch presenta su renuncia como Asesor del PRD, cargo

    para el que haba sido electo en la asamblea de octubre de 1966, Cfr., Crisisen el PRD. La renuncia de Bosch como asesor del PRD, enAhora!,N 195,

    Santo Domingo, Publicaciones Ahora!, 6 de agosto de 1967, pp.7-8.

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    sociologa, la economa, como a la poltica, la antropologa, y la

    psicologa social, con el propsito de sustentar su tesis central,de que ese poder hegemnico del capitalismo haba llegado aun grado de sobredesarrollo, a partir de la dcada de 1960,que lo situaba en una etapa superior a la del imperialismo,donde el motor dinamizador de la economa era la industriablica, el denominado complejo militar-industrial, (lo queEisenhower denomin military industrial complex ) bajoel control del Pentgono, quien a su vez haba pasado a tenerel verdadero poder, no slo militar, sino tambin econmico ypoltico de Estados Unidos, por lo menos en lo que se refierea la poltica internacional.

    De la misma manera, el pensador dominicano recurre aesas diferentes disciplinas para demostrar una serie de tesis

    que consideraramos secundarias o subsidiarias, pero que sedesprenden, a la vez que retroalimentan a la tesis central,como son las siguientes: a) ese enorme poder del Pentgonoha dado lugar a que se produzca una divisin del poderpoltico en Estados Unidos, donde las autoridades civilesa las que democrticamente elige el Pueblo han que-

    dado relegadas al control de la poltica interna, en tanto lasdel Pentgono a quienes la poblacin no ha elegido, puesno existe mecanismo institucional para ello haban pasa-do a definir y tener el control de la poltica internacional,por encima del Departamento de Estado; b) ese mismo po-der del Pentgono se proyecta al interior de las fuerzas ar-

    madas de los pases latinoamericanos y de otros pases, quehan sido pentagonizadas, cuyos jefes militares pasan a obe-decer las rdenes de aqul, por encima de las de los presi-dentes de sus respectivos pases; c) dentro de esta mismalgica, quizs la parte ms perversa que tenga el pentago-nismo, es que el complejo militar-industrial necesita de la

    guerra igual que el hombre necesita del oxgeno ya

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    que son los conflictos blicos los que dinamizan la econo-

    ma, los que ponen en marcha la maquinaria de dicho com-plejo; es decir, el Pentgono, para su existencia, o ms bien,para que el capitalismo en Estados Unidos siga teniendo unliderazgo como potencia mundial demanda de la guerrapermanente; d) el pentagonismo est llamado a desplazar alpoder civil incluso de la poltica interna, lo que en fin decuentas se resume diciendo que el pentagonismo marchahacia la conquista del poder total en los Estados Unidos (p.126);y e) El pentagonismo no explota colonias: explota a su propiopueblo. Este es un fenmeno absolutamente nuevo, tan nuevocomo el propio capitalismo sobredesarrollado que dio nacimien-to al pentagonismo (p.17), lo que lleva al autor a exponer losmecanismos de explotacin de esa colonia, y a sustentar que la

    sociedad norteamericana se encuentra pentagonizada, y por lotanto es defensora de las acciones emprendidas por el Pentgo-no llevando la guerra a otros pases, ya que ello le permite ele-var y estabilizar su bienestar econmico.

    En su lgica analtica y expositiva Bosch permanentemen-te va estableciendo comparaciones entre los rasgos que carac-

    terizan y diferencian al pentagonismo del imperialismo, puesaquel sigue manteniendo muchas de las formas de este lti-mo, no obstante que sus objetivos son diferentes, lo cual hahecho confundir, agregaramos nosotros, a los estudiosos dela poltica internacional.

    A manera de ilustracin tomemos el caso de la industria

    militar, ya que la hemos venido rastreando en diferentes auto-res, como antecedente del complejo militar-industrial. Hobson,quien analiz muy seriamente la industria militar al interiordel imperialismo, plante, como hemos sealado con anterio-ridad, que los gastos militares para el imperialismo britnicoeran una especie de prima de seguro para la proteccin de

    sus mercados coloniales y de las inversiones realizadas en los

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    nuevos mercados53; esa prima de seguro, por lo tanto, po-

    da ser mayor o menor, segn de qu potencia imperialista setratara, as como de los intereses coloniales que se propusieraproteger; es decir, durante la poca del imperialismo, habaque hacer inversiones militares, pero ellas mismas de por s nogeneraban ganancias, quienes las daban eran las inversionesque se hacan en las colonias, bajo la correspondiente protec-cin militar; por lo tanto, si una potencia imperialista eraderrotada en una colonia bien por los habitantes de la mis-ma o por otra potencia imperialista enemiga las inversio-nes se perdan, o al menos no haba ganancias, y sobre todo seperda el territorio colonial; en cambio, la lgica delpentagonismo es totalmente diferente, puesto que la totali-dad de los beneficios o por lo menos la casi totalidad

    llega a manos de negociantes de la guerra antes an de quelos equipos militares hayan sido puestos en uso (p.24).

    Esto nos permite inferir, siguiendo la tesis planteada porBosch, de que un pas pentagonista como Estados Unidospuede perder una guerra, como le ocurri en Viet Nam, y sinembargo haber logrado un enorme desarrollo de su econo-

    ma, con ganancias multimillonarias para la lite del poder; locual nos lleva a la paradoja de que el pentagonismo an per-diendo (militarmente), gana (econmicamente). Al respecto,Bosch seala lo siguiente: La escalada de la guerra de VietNam comenz en mayo de 1965; pues bien: en el ao 1966los Estados Unidos tenan 164 millonarios ms que en 1965,

    segn informacin de la Direccin General de Impuestos so-bre los Beneficios (p.22).Esto significa que el analista internacional que se quede

    dentro de la lgica del imperialismo, sin comprender la delpentagonismo, estar tratando de explicar el empantanamiento

    53

    Cfr., HOBSON, op. cit., p.80.

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    que desde el ao 2002 llevan las tropas estadounidenses en

    Iraq, sin haber logrado el triunfo inmediato anunciado, y dirque el imperialismo est en decadencia pues no es capaz dedoblegar a los terroristas lo mismo que ocurre en Afganistn,desde el 2001, como se esperara que lo hiciera la mayorpotencia del mundo; pero ocurre que las tropas pentagonistasno se trasladaron a Afganistn y a Iraq dentro de la lgica delimperialismo, sino de la del pentagonismo, y por lo tanto loque buscan y esperan los estrategas estadounidenses del Pen-tgono es reactivar su economa, que ya en el 2001 se enfren-taba a una seria crisis.

    En el pentagonismo los parmetros son otros: destruir parareconstruir. Eso, y no otra cosa fue lo que se plante el gobier-no de George Bush y sus aliados, dentro de la doctrina de la

    guerra preventiva, y para lo cual ya se haban escogido inclu-so las compaas que participaran en el proyecto de recons-truccin, que hasta movera cientos de miles de millones dedlares. En todo caso, lo que se podra considerar una derrotay habra que ser muy cuidadoso en este tipo de anlisises que el poder pentagonista no haya logrado sacar la econo-

    ma estadounidense de la crisis, as como tampoco haya podi-do ni siquiera iniciar el proyecto de reconstruccin de Iraq,para lo cual varias empresas internacionales tenan todos lospreparativos hechos.

    Como el pentagonismo tiene que estar no slo en guerra per-manentemente en guerra perpetua, como lo planteara Richard

    J. Barnet54

    sino manteniendo en movimiento al mximoposible a su complejo blico-industrial, durante la GuerraFra desarroll la doctrina de la sobreaniquilacin nuclear55,

    54 Cfr., BARNET, Richard J., Guerra perpetua, Mxico, Fondo de Cultura Econmi-ca, 1985.

    55

    Cfr., MELMAN, Seymour, El capitalismo del Pentgono, op. cit.

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    lo cual le daba la posibilidad de continuar produciendo el

    mayor nmero de armas posibles, para lograr tener la capaci-dad de aniquilar al enemigo no una o dos veces, sino muchasveces, tantas veces como fuera necesario para seguir producien-do armamentos, e investigaciones para los mismos, que de-mandaran multimillonarios presupuestos. El negocio est en laproduccin de la mercanca, no necesariamente en el consumode la misma, que de todas maneras, despus de ser producidatiene que ser consumida, an sea a travs de proyectos de co-operacin, donacin y otras modalidades diversas.

    Despus de la Guerra Fra, o ms precisamente despus delos atentados del 11-S, ha sido desarrollada la doctrina de laguerra preventiva, la cual permite, que cada vez que se des-cubre un virtual pas agresor ficticio o real, no importa,

    para los fines es lo mismo, como con el caso de Irn, ellojustifica ante la opinin pblica de la poblacin de lametrocolonia, y tambin del mundo entero, el incrementodel presupuesto de defensa, pues as se inicia una etapa depreparacin de guerras futuras, y el complejo militar-indus-trial encuentra oxgeno para seguir trabajando. No es sufi-

    ciente que exista el paradigma del mundo libre, sino tam-bin su opuesto. De ah la importancia de identificar pasesque son calificados como integrantes del eje del mal. Enpoltica, tal y como lo planteara Juan Bosch enJudas Iscariote,el calumniado: Frente a la fuente de todo bien hay que colocarla fuente de todo mal56.

    Otro tipo de paralelismo que no queremos pasar por alto,aunque por cuestiones de tiempo y espacio nos limitemos asealarlo muy brevemente, es el que Bosch establece entre lasacciones, experiencias y comportamiento del pentagonismo

    56 BOSCH, Juan,Judas Iscariote, el calumniado, 16 edicin, Santo Domingo, Editora

    Alfa y Omega, 2006, p.14.

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    en Viet Nam y Repblica Dominicana. Esas comparaciones

    las hace el autor en diferentes captulos de la obra, pero fun-damentalmente aparecen en el captulo VII, El pentagonismoen Amrica Latina. Durante 1965, algunas de las operacio-nes militares, sobre todo de crmenes, aplicadas en RepblicaDominicana fueron copias de las que realizaban las tropaspentagonistas en Viet Nam, y viceversa; un pas serva delaboratorio para lo que hacan en el otro.

    En ese mismo mbito comparativo, aunque en el captu-lo VI, Bosch hace referencia a las falacias empleadas por losgobernantes de Estados Unidos, a cuyo Presidente el penta-gonismo lo puso a mentir (p.96). El tema de las falacias delimperialismo, tan criticado por Bosch, y abordado amplia-mente en Viaje a los Antpodas, nos hace recordar los intere-

    santes pasajes expuestos por Hobson sobre el engao, lamentira y la incoherencia en la psicologa del imperialismo.Y le damos gran crdito no slo porque se trata de un autorbritnico, formado dentro de esa mentalidad, sino porquelo analiza muy seriamente, tratando de justificar las falacias.Despus de Hobson sustentar que algunas acusaciones de

    hipcritas que se hacan a los parlamentarios ingleses noeran tales, ya que si existiera conciencia de su inconscien-cia, el juego se estropeara; es, por consiguiente imprescin-dible para su xito que se desarrolle de forma inconsciente.Esa inconsecuencia no deja de ser til. Sin esa capacidad,sera imposible gran parte de la brutalidad y de las injusti-

    cias que supone el imperialismo57

    . Ms adelante Hobsonagrega lo siguiente: El imperialismo se basa en la tergiver-sacin persistente de los hechos y las causas, principalmentemediante un refinadsimo proceso de seleccin, exageraciny atenuacin, dirigido por grupos y personas con intereses

    57

    HOBSON, op. cit., p.202.

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    JUANBOSCHL

    imperialistas, con vistas a falsear el rostro de la historia [].

    El peligro ms grave del imperialismo yace en la mentalidadde una nacin que se ha acostumbrado a este engao y que seha vuelto incapaz de autocrtica58.

    Eran exactamente esas falacias las que Juan Bosch debahaber escuchado en voz de las autoridades estadounidenses,a raz de la ocupacin militar de 1965; pero adversarios allder poltico dominicano llegaron a plantear que Bosch lohaca porque estaba dolido, resentido. Sin embargo, Hobson,un hijo y estudioso del imperialismo britnico, no hubieradicho eso, aunque hubiera tratado de justificar las mentirasdiciendo que lo hacan de manera inconsciente. Escuche-mos a Bosch, y sintonicemos con lo que deca Hobson: Yoo al presidente de los Estados Unidos, pas lder de la tal

    democracia representativa, mentir como slo mienten losseres ms abyectos; o a l y senadores, diputados, altospersonajes y a la radio oficial de los Estados Unidos acusar ala revolucin democrtica del pueblo dominicano de crimi-nal y salvaje59, para agregar ms adelante lo siguiente:La mentira es una parte tan importante en la vida norte-

    americana que sus historiadores, escritores, ensayistas, pe-riodistas y funcionarios mienten hasta sin darse cuenta60.Y conste que Bosch no estaba plagiando a Hobson, pueshablaba de su propia experiencia frente al imperialismo norte-americano61; Hobson, en cambio, hablaba de lo que conoca

    58 Ibid., p.203.59 BOSCH, Juan, Viaje a los Antpodas, 2 edicin, Santo Domingo, Editora Alfa y

    Omega, 1980, pp.39-40.60 Ibid., p.41.61 Una publicacin tan prestigiosa y seria como la revistaAhora!, en un valien-

    te editorial que provocara que la revista fuera objeto de un destructoratentado firmado por su propio director, Rafael Molina Morillo, seala losiguiente: La Voz de los Estados Unidos de Amrica, emisora oficial que

    funciona en Washington y hace potentes emisiones en espaol para los pueblos

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    OBRASCOMPLETAS LI

    del imperialismo britnico. Los analistas estructuralistas

    de la escuela de Levi-Strauss diran que se encuentran anteuna invariante.El pentagonismo, sustituto del imperialismoes un libro que por

    su corta extensin, y su prosa gil, atrapa al lector con muchafacilidad, dando la sensacin de que es de fcil lectura y que sepuede leer de un tirn. Y es cierto, pero no del todo, pues elcarcter interdisciplinario del mismo, as como las tesis aborda-das le imprimen la profundidad que suelen tener los buenosestudios internacionales; en otras palabras, el lector podr leerlono slo cuidadosa y detenidamente, aunque con fluidez, sinoque podr hacerlo varias veces, con la seguridad de que en cadaoportunidad encontrar o se percatar de nuevos planteamien-tos. Lo ms recomendable, desde nuestro punto de vista, es que

    el libro sea ledo y discutido en grupo o talleres de trabajo, loque permitira una mayor reflexin, y profundizacin en lostemas y tesis abordados.

    A diferencia de Lenin, que desarrolla su tesis del impe-rialismo polemizando con los planteamientos tericos de unaserie de pensadores contemporneos, Bosch en cambio en E