1 módulo de teol fundamental 2011

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Universidad Católica de Trujillo Benedicto XVI Módulo de interaprendizaje de Teología Fundamental Primera Unidad 1 LA REVELACIÓN DIVINA FUNDAMENTO DEL CONOCIMIENTO DE LA FE P. Dr.Emiliano Mendoza Reyes

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Universidad Católica de Trujillo Benedicto XVI Módulo de interaprendizaje de Teología Fundamental Primera Unidad

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LA REVELACIÓN DIVINA FUNDAMENTO DEL CONOCIMIENTO DE LA FE

P. Dr.Emiliano Mendoza Reyes

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Universidad Católica de Trujillo Benedicto XVI Módulo de interaprendizaje de Teología Fundamental Primera Unidad

2

PRESENTACIÓN

El presente módulo va dirigido a los alumnos que estudian el curso de

Teología Fundamental en el cual podrán encontrar los temas requeridos para el

desarrollo de la asignatura. Así mismo pretende ser un instrumento orientador

en la clase y que nos proporcionará los elementos necesarios para profundizar

y dar razón de nuestra Fe cristiana.

Se presentan las actividades y los temas que se desarrollarán durante la

clase con la ayuda del docente en la cual se propiciará en los alumnos un

aprendizaje interactivo en el aula.

La Teología Fundamental es teórica, reflexiva; sin embargo en este

curso se tratará de usar una metodología activa y estrategias que nos permitan

abandonar la pasividad reinante actualmente.

Para facilitar al alumno la bibliografía necesaria se ha seleccionado

cuidadosamente los temas de textos y revistas para ser utilizados en provecho

del aprendizaje interactivo del alumno.

Por ahora se ha preparado el módulo de la primea unidad con tres

secciones bien conocidas: Reflexión Diagnostica, Nivelación cognitiva y

Consolidación Metaevaluativa. Además se considera una serie de actividades

cortas, variadas y en los posible visualizadas y concordantes con los momentos

del Diseño ·RNC” que el autor propone para operativizar al aprendizaje.

Esperamos valorar el esfuerzo realizado por el autor y al mismo tiempo

recibir sus sugerencias para mejorar el documento de trabajo interactivo que

operativiza la propuesta del Diseño RNC.

AUTOR

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Universidad Católica de Trujillo Benedicto XVI Módulo de interaprendizaje de Teología Fundamental Primera Unidad

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INDICE

1. Presentación 01

2. Indice 02

3. Indicaciones 03

4. Primer Momento: Reflexión 04

5. Introducción 05

6. Prueba de entrada 07

7. Objetivos 08

8. Segundo Momento: Nivelación 09

9. Tema 1. Introducción a la Teología 11

10. Tema 2. Actitud del hombre para conocer a Dios 15

11. Tema3. La Revelación Cristiana 19

12. Tema 4. Carácter Absoluto del cristianismo 25

13. Tema 5. La Revelación divina y sus etapas 29

14. Tema 6. Trasmisión de la Revelación 33

15. Tema 7. La Sagrada Escritura 36

16. Tema 8. La fe sobrenatural 38

17. Tercer momento: La Consolidación 40

18. Tema de reforzamiento: Diálogo entre Dios y los hombres 41

19. Tema de profundización: La Palabra de Dios a los hombres se

nos revela en Jesús. 43

20. Prueba de salida 45

21. Referencias bibliográficas 46.

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Universidad Católica de Trujillo Benedicto XVI Módulo de interaprendizaje de Teología Fundamental Primera Unidad

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INDICACIONES

1. En primer lugar el profesor presentará a los alumnos el

silabo de la presente asignatura

2. El docente explicará a los alumnos la forma como se

desarrollará el curso de Teología fundamental con la ayuda del presente módulo de interaprendizaje.

3. En el módulo se encontrará la metodología, las estrategias y

cada una de las actividades que se desarrollarán en clase.

4. Así mismo el presente módulo contiene los temas que serán

analizados en cada sesión de aprendizaje.

5. Por lo mismo se le explicará al alumno el modo de la

evaluación conforme las orientaciones dadas por la

Universidad Católica.

6. Se requiere la buena disposición del alumno que tenga el

gran deseo de formarse con espíritu cristiano y ser un

profesional con valores éticos y cristianos.

7. El presente módulo está sujeto a correcciones o a futuras

modificaciones que será una ayuda útil para el alumno.

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Universidad Católica de Trujillo Benedicto XVI Módulo de interaprendizaje de Teología Fundamental Primera Unidad

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PRIMER MOMENTO

REFLEXIÓN

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Actividad 1.1 Da lectura al siguiente texto subrayando las ideas que

consideres importantes

INTRODUCCIÓN

EL ENCUENTRO DEL HOMBRE CON CRISTO RESUCITADO

En los evangelios se describe varios

"encuentros" de Jesús Resucitado con

varios de sus discípulos; hay cosas en

común en estas experiencias:

1. Jesús se "deja ver", para que

salgan de su incredulidad y de su

desconcierto.

2. El encuentro afecta a la totalidad

de sus personas: transforma el

miedo en celo por el evangelio; la

ignorancia por sabiduría; la

debilidad por fortaleza; la tristeza

por alegría. (Gal 1,23)

3. Les descubre los enigmas de la

fe: "se les abren los ojos" "ven y

creen".

4. Los encuentros siempre conducen

a una llamada a la evangelización

"vayan y digan" (Mt 28, 18-20; Mc

16,15; Lc 24,28; Jn 20,21).

5. Comprenden que deben vivir su

vida cotidiana con otro sentido y

otra profundidad, el encuentro con

el Resucitado es una experiencia

prolongada en la vida. (2Cor

4,10).

Así mismo se buscan testigos del

Resucitado:

Jesús dijo a Tomás: "Tu crees

porque has visto. Felices los que creen sin

haber visto" (Jn 20, 29) . Estas palabras

de Jesús: "Felices los que creen sin haber

visto", se refieren a nosotros, a los

cristianos de hoy que seguimos

encontrando a Cristo Resucitado, aunque

"no lo veamos" con los ojos del cuerpo,

los efectos que se producen son

exactamente los mismos: somos "felices",

porque tenemos la certeza de que

creemos en algo real; porque tenemos

una esperanza diferente a quienes no

creen; porque vamos por la vida luchando

por hacer realidad el sueño de Jesús: vivir

el Reino de Dios entre los hombres.

Piensa, a quién le debes tu fe: ¿a

tus padres?, ¿a un sacerdote?, ¿a un

catequista?, ¿a algún amigo?. La fe es un

don de Dios que recibimos en el bautismo,

pero también es consecuencia del

testimonio de alguien que ya se encontró

con Jesús Resucitado. Quizá tú has sido

la causa de la fe de alguna persona.

¡Felicidades!, esa es la tarea de todos los

cristianos.

Pero…. si tu eres alguien que

siente que su fe no es firme, es

probablemente porque no has hallado a

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Universidad Católica de Trujillo Benedicto XVI Módulo de interaprendizaje de Teología Fundamental Primera Unidad

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alguien que te de testimonio de su

encuentro con Jesús Resucitado, ¿o no lo

has querido ver? ¡no te desanimes!. Vale

la pena que busques entre las personas

que conoces; busca a alguien que ya lo

haya encontrado, desde luego tienes que

entrar en el "ambiente" donde están estas

personas: es gente común, pero se

distingue en que vive los valores

cristianos: la verdad, la justicia, el amor y

la paz; seguramente están entre tus

compañeros de trabajo o de universidad;

quizá entre tus vecinos o compañeros de

estudios; ven a Misa los domingos, o

acércate a algún grupo parroquial; puedes

encontrar aquí a esos testigos de la

Resurrección que viven inmersos en el

mundo transmitiendo el amor de Jesús de

Nazaret.

Cada vez que veas a alguien que

vive esos valores del Reino de Dios, es

porque es un Testigo del Resucitado;

obsérvalo, pregúntale por qué cree y por

qué vive de tal manera. Con toda

seguridad su testimonio te contagiará y tú

también serás un testigo más, ayudando a

Jesús a transformar al mundo.

¿Qué hemos celebramos en la

semana Santa?

¿Cuál es el acontecimiento más

significativo de la vida de Jesús?

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Universidad Católica de Trujillo Benedicto XVI Módulo de interaprendizaje de Teología Fundamental Primera Unidad

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Actividad 1.2 Elige la respuesta correcta en cada item

PRUEBA DE ENTRADA

Curso de Teología Fundamental

Apellidos y Nombres:

Carrera:

Fecha:

INSTRUCCIÓN I Encierra en una circunferencia la alternativa correcta

1. La Teología se define como:

A. La práctica diaria de la Fe cristiana

B La Revelación divina.

3. La ciencia que estudia a Dios mediante la reflexión de la Revelación. 4. La Manifestación de Dios al mundo.

2. Se define como la Revelación cristiana como:

1. La manifestación de Dios al hombre 2. La Actitud rebelde del hombre frente a Dios 3. La llegada del Mesías. 4. El encuentro de Dios con el hombre.

INSTRUCCIÓN II : Escribe dentro del paréntesis la letra que corresponde al enunciado.

1. La Palabra de Dios trasmitida oral y escrita -Magisterio de la Iglesia ( ) 2. La Palabra de Dios predicada y trasmitida por los Apóstoles –Inspiración ( ) 3. Tiene la autoridad para interpretar la Biblia. – Materialismo ( ) 4. Sistema Filosófico que niega a Dios - S. Tradición ( ) 5. La influencia de Dios en la mente del hombre para escribiré su Palabra –Biblia ( )

INSTRUCCIÓN III. Responde a las siguientes preguntas

1. Cómo defines tu la teología?

2. ¿Cuál sería la importancia de la Teología?

3. ¿Cómo defines la Fe?

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Universidad Católica de Trujillo Benedicto XVI Módulo de interaprendizaje de Teología Fundamental Primera Unidad

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Actividad 1.3 Analiza e internaliza las competencias de la presente unidad

Competencias:

Analiza y profundiza la revelación divina en la Sagrada Tradición

y la Sagrada Escritura demostrando y dando razón de su fe.

Conoce el valor histórico de los Evangelios demostrando en su

vida más interés por su lectura bíblica

Descubre que Cristo es la plenitud de la Revelación aceptando a

la persona de Jesucristo como verdadero Dios

Profundiza y comprende el misterio de Cristo en su condición

humana y divina y tiene una misión del Padre, aceptando en su

vida que Dios desea que todos los hombres se salven y nos deja

su Iglesia.

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Universidad Católica de Trujillo Benedicto XVI Módulo de interaprendizaje de Teología Fundamental Primera Unidad

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SEGUNDO MOMENTO

NIVELACIÓN

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ACTIVIDAD 2.1 Con las orientaciones del docente el alumno debe analizar los textos

proporcionados para luego expresarlo en mapas conceptuales.

TEMA Nº 1 Introducción a la Teología

1. Concepto y Naturaleza de la Teología

El término Teología proviene del griego (Theos. Lógos) y significa etimológicamente

palabra enseñanza, doctrina o ciencia sobre Dios. En los ámbitos culturales crist ianos, el

termino teología significa principalmente dos cosas: en

primer lugar, significa el conocimiento científico de la

Revelación divina; significa también los frutos

obtenidos por la ciencia teológica; es decir las verdades

reveladas sobre Dios alcanzadas por los teólogos

cristianos. Para comprender la naturaleza de la Teología

es necesario tener presente los conceptos de la

Revelación divina y de Fe cristiana que analizaremos después.

1. Definición

La Teología, según Juan pablo II, “es un proceso de conocimiento mediante el cual la

mente humana, iluminada por la fe y estimulada por el amor, avanza en los campos

inmensos que la Revelación divina le ha abierto de par en par” Homilía en la Universidad

Pontificia romana 23/10.1981

En consecuencia la Teología cristiana puede definirse según Congar en su texto Fe y

Teología como “una ciencia por la cual la razón del cristiano, que recibe de la fe

certidumbre y luz se esfuerza mediante la reflexión en comprender lo que cree, es decir, los

misterios revelados con sus consecuencias” . San Anselmo había dicho que la Teología es

Fides quaerens intellectum, es la fe que busca entender la Revelación divina de una manera

más profunda.

La función de la teología es lograr en comunión con el magisterio de la Iglesia, en

comprensión cada vez más profunda de la Palabra de Dios contenida en la Escritura

inspirada por Dios y trasmitida por la Tradición viva de la Iglesia. De este modo, la

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Universidad Católica de Trujillo Benedicto XVI Módulo de interaprendizaje de Teología Fundamental Primera Unidad

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Teología ayuda al Pueblo de Dios a ser conscientes de las razones de su fe y a dar cuenta

de su esperanza a quienes se lo piden.

2. Camino

Hay dos caminos para profundizar en el conocimiento de la verdad creída. Uno es

la llamada vía mística o espiritual consiste en la contemplación de las verdades divinas y

las encontramos en la vida y en los escritos de los santos, y el otro es la llamada “vía

teológica” o racional consiste en el estudio racional y sistemático de la Revelación divina y

lo encontramos en los tratados de quienes se han dedicado profesionalmente a la reflexión

de la Revelación divina.

3. Objeto de Teología

El objeto de la Teología, es decir las realidades que estudia, es el conjunto de

verdades reveladas por Dios. Suele decirse que la Teología estudia tres grandes ámbitos de

verdades reveladas: 1) La verdad de Dios y su voluntad de salvar a los hombres. 2) La

verdad del hombre creado a imagen de Dios y elevado por Cristo a la condición de hijo de

Dios; es decir, estudia al hombre como destinatario de la gracia y de la Revelación de

Cristo y; 3) La verdad y el sentido del mundo de las criaturas, en cuanto son “huellas” que

dicen relación a Dios como principio y fin de las

mismas.

La Teología estudia esas verdades reveladas

desde el punto de vista de Dios vivo, es decir desde el

Dios Trinitario que se revela “plenamente en Cristo; por

eso la Teología es ciencia que estudia las verdades

reveladas desde la Palabra de Cristo, pues es Cristo

“habita la plenitud de la divinidad corporalmente”(Gál

2,9)

En otros términos se dice que la Teología estudia las verdades de la fe desde la

inteligencia creyente , es decir desde la razón iluminada y sostenida por la fe sobrenatural..

En efecto solo su puede conocer a Dios que se ha revelado a través de la Fe (Heb 11,6).

Por eso el conocimiento teológico no se reduce al conocimiento meramente racional de las

verdades reveladas – el contenido de la fe- sino que necesita el don de la fe para entender

esas verdades e interpretarlas correctamente. Si fe es imposible conocer adecuadamente las

verdades reveladas. En definitiva, la fe es característica esencial del punto de vista

teológico, aunque la profundización en la doctrina revelada se lleve a cabo por medio de la

razón, por medio del estudio humano por eso la Teología es simultáneamente “ciencia de

la fe” y ”obra de la razón”.

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4. Importancia de la formación teológica

Estas consideraciones nos llevan a comprender la importancia de la formación teológica,

pues los cristianos no podemos ser unos ignorantes porque cada uno ha de esforzarse en la

medida de sus posibilidades en el estudio serio, científico de la fe, y todo esto es la

teología. Piedad de niños y doctrina segura de teólogos según afirmaba Escrivá de

Balaguer.

El estudio científico de la fe, especialmente en quienes se prepara para ser educadores,

abarca dos objetivos que son necesarios en toda “educación integral”: “conocer y amar a

Dios” y a la vez “alcanzar la más profunda significación de este mundo” “El afán por

adquirir esta ciencia teológica – la buena y firme doctrina cristiana- esta movido, en primer

término por el deseo de conocer y amar a Dios. A la ve es también consecuencia de la

preocupación general del alma fiel por alcanzar lo más profunda significación de este

mundo, que es hechura del Creador.

La razón de tal estudio también es clara: ensancha con dimensión divina la comprensión de

todas las realidades de todos los conocimientos lo que facilita la coherencia de

pensamiento y la unidad de vida del cristiano: “si el mundo ha salido de las manos de Dios,

si el ha creado al hombre a su imagen y semejanza ( Gén 1,26) y la dado una chispa de su

luz, el trabajo de la inteligencia debe- aunque se con un duro trabajo-desentrañar el sentido

divino que ya naturalmente tienen todas las cosas, y con la luz de la fe, percibimos también

su sentido sobrenatural, el que resulta de nuestra elevación al orden de la gracia. No

podemos admitir el miedo a la ciencia, porque cualquier labor, si es verdaderamente

científica, tiende a la verdad. Y Cristo dijo “Yo soy la Verdad” (Jn 4,6)

5. Relaciones entre Teología y Filosofía

Para profundizar en el conocimiento de la Revelación divina los cristianos han utilizado,

desde los primeros tiempos, los recursos que ofrece el saber filosófico. Esto recursos

abarcan principalmente dos grandes campos: Los preámbulos de la Fe y os sistemas

filosóficos que son compatibles con la fe.

1. Los preámbulos de la fe

Se llama preámbulos de la fe a ciertas verdades de sentido común, aceptadas

universalmente- por ejemplo que el hombre está dotado de libertad, que preparan al

hombre para el conocimiento de la fe sobrenatural. La teología cristiana siempre ha

aceptado estas verdades fundamentales que forman parte del sentido común y que

constituyen norma elemental del pensamiento humano.

Se trata de unas verdades que son anteriores al conocimiento de fe, y que han sido

expresadas y fundamentadas racionalmente por el saber filosófico; la teología cristiana las

acepta y se apoya en ellas para preparar al hombre al conocimiento de fe , es decir, para

mostrar que las verdades de la fe cristiana son razonables y tiene sentido. De ahí que en el

ámbito cristiano sean llamadas preámbulos de la fe. Tenemos los siguientes:

La capacidad del hombre para alcanzar la verdad.

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La aptitud para adquirir una cierta noción de Dios y para conocer con certeza que

existe.

La naturaleza espiritual e inmortal del alma humana

La existencia del más allá

La libertad humana

La condición religiosa del hombre en cuanto tal

2. Los sistemas filosóficos y la Fe.

Estas verdades fundamentales del pensamiento humano se encuentra, en diversa

medida en los diferentes sistemas filosóficos y culturales.- De ahí la necesidad de

cerciorarse críticamente de los principios que rigen las diversas filosofías, pues algunas

están viciadas en sus mismo fundamentos por planteamientos erróneos y deslizan expresa o

tácitamente hacia la negación de Dios. Por ejemplo las llamadas “filosofías de la

inmanencia” reducen la existencia humana a la esfera de lo temporal y estiman absurdo e

inútil la pregunta por la existencia de dios; es patente que tales filosofías no sirven para

profundizar en el conocimiento de Dios.

Con un planeamiento muy sensato, la Iglesia pide que la enseñanza de la Teología

“se debe fundamentarse en el patrimonio de la filosofía perenne y tener principalmente

como maestro a Santo Tomás de Aquino. Se entiende por Filosofía perenne un conjunto de

principios inmutables, contrastados por el sentido común y por la historia, que constituyen

un patrimonio heredado de las precedentes generaciones cristianas y que

fundamentalmente han sido escogidos y expuestos por Santo Tomás de Aquino.

Finalmente hacemos mención de los principales sistemas filosóficos y culturales,

vigentes en nuestros días, que por su propio planteamiento se han mostrado incompatibles

con el conocimiento de fe y con la vida cristiana. Destacamos los siguientes:

El racionalismo. Es aquel sistema de pensamiento que juzga todas las cosas sólo y

exclusivamente por medio de la razón, sea filosófica o sea científica. En el área religiosa,

algunos racionalistas admiten la existencia de un núcleo religioso natural, racional

fundado en el conocimiento filosófico, al que llaman deísmo; admiten la existencia de un

dios lejano que no se ocupa de los problemas de los hombres. Por un lado el racionalismo

admite que la religión es racional y connatural al hombre. Por el otro lado induce la

relativismo y al subjetivismo religioso y moral- la religión y la moral serian según la

razón de cada uno, la opinión de la mayoría o las circunstancias históricas de los pueblos.

El racionalismo rechaza la Revelación de Dios, la fe sería una superstición; la divinidad

de Jesús, su Resurrección y sus milagros serían unos mitos insostenibles racionalmente.

El agnosticismo.- Es una postura filosófica según la cual Dios y las cuestiones religiosas

están más allá de la capacidad humana de conocer, pues entiende que la razón humana no

puede alcanzar nada que trascienda los limites de la experiencia sensible, es decir estima

que la razón humana o puede saber si Dios existe o no. Para el agnosticismo no cabe

hablar de verdad religiosa ni de religión verdadera, porque el hombre no las podía

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conocer. Esta actitud no adopta un planteamiento estrictamente racional, sino parte de

una decisión de la voluntad contraria al sentido común de los pueblos y decide-sin tener

para ello ningún fundamento racional seguro- que el hombre no puede conocer la

existencia de Dios.

Para el agnosticismo, la cultura debería construirse sobre bases exclusivamente

racionalistas; y lo religioso debería reducirse al ámbito de la conciencia individual. El

agnosticismo considera la fe como algo irracional que debería ser eliminado de la vida

del hombre civilizado, y reduce la vida cristiana a meros sentimientos.

El agnosticismo lleva a al relativismo-incapacidad de la mente humana para conocer la

verdad, al indiferentismo religioso-consideración igual de todas las religiones, y suele

conducir a posturas de increencia-inducción a que el hombre se desentienda de la

existencia de Dios y de sus posibles manifestaciones a los hombres.

El fideísmo. Compatible con el agnosticismo filosófico que consiste en aceptar creencias

religiosas por que si sin analizar las razones que las hacen creíbles, y sin captar su

contenido inteligible. El fideísmo suele llevar al fanatismo y a una mentalidad fatalista:

los hechos acontecen sin ninguna explicación racional.

El materialismo. Además de una Filosofía, el materialismo es una actitud vital que solo

reconoce las realidades materiales. Pretende explicar toda la realidad a través de la

materia; para las posturas materialistas no existe Dios como ser espiritual, ni el alma

humana espiritual, ni vida después de la muerte.

ACTIVIDAD 2.2 Analiza el texto interactúa con sus compañeros sobre lo que se ha

leído, finalmente elaborar un resumen y exponerlo

Tema Nº 2 Actitud del hombre para conocer a Dios

Para acceder al conocimiento de Dios y de su Revelación y por consiguiente para

conocer lo que Dios significa en la vida de los hombre es necesario que el hombre busque

su propia identidad, es decir que adopte la actitud plenamente humana de comportarse de

un modo racional y libre, con señorío sobre si mismo y de este modo estar abierto a la

verdad ey al bien que le dignifica. Solo así el hombre podrá descubrir el sentido pleno de

su existencia, pues quien reduce su vida a los terreno, es decir a la esfera corporal, se

incapacita para descubrir su propia identidad personal y, por consiguiente, se incapacita

para conocer a Dios, especialmente al Dios que se ha revelado a los hombres.

1. El hombre es un ser racional

El hombre se manifiesta como un ser racional, que piensa y reflexiona, dotado

de un entendimiento o inteligencia capaz de conocer la verdad y la belleza de las cosas

y la verdad sobre si mismo: el hombre asciende desde las percepciones sensibles

concretas hasta la verdad de la cosas mismas . Nuestro conocimiento es verdadero

cuando concuerda realmente con las cosas conocidas.

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Universidad Católica de Trujillo Benedicto XVI Módulo de interaprendizaje de Teología Fundamental Primera Unidad

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La verdad es el bien del entendimiento. En cambio, el error es algo anormal, un

accidente, una carencia entorpecedora. Por eso, solo la verdad perfecciona la

inteligencia humana y capacita al hombre para descubrir su dignidad humana y su

identidad personal, y para conocer las cosas que son auténticos bienes para el hombre.

Esta condición de la inteligencia humana exige que el hombre aprenda a pensar bien, a

buscar y amar la verdad. Y a tener la humildad de reconocer las propias limitaciones,

así como los bienes que se el ofrecen desde fuera, de este modo el hombre se dispone a

descubrir la auténtica verdad sobre si mismo y a realizar su identidad personal. La

inteligencia humana no se satisface con las verdades inmediatas, concretas y parciales,

que le ofrecen el conocimiento ordinario y el conocimiento científico, sino que tiende

a buscar la verdad última que da sentido a su existencia. El hombre se pegunta ¿quien

soy yo? ¿Qué hay después de la muerte? La respuesta racional a estos interrogantes

lleva al hombre a descubrir y aceptar la verdad ultima que da sentido a la existencia,

esa realidad que es el origen y el fin de todo. Y que los hombres llaman Dios. Por eso

la religiosidad, el trato con Dios, es una expresión de la racionalidad humana, en su

raíz, la religiosidad no es un mero sentimiento ni un producto cultural.

2. El hombre es un ser libre.

Es un hecho de experiencia que el hombre es capaz de decidir por si mismo.

Cuando con sus decisiones libres, se eleva sobre las pasiones interiores y sobre las

coacciones externas, el hombre alcanza un bien que le perfecciona y que le da la

felicidad personal a la que se siente impulsado.

Es preciso observar que la auténtica libertad humana no consiste en lo que

suele llamarse “libertad de”, es decir , la mera capacidad de tomar decisiones por si

mismo-por ejemplo, matar a un hombre o drogarse, sino que es aquella decisión que

desarrolla armónicamente el ser del hombre, se trata de la llamada “libertad para”, el

bien; es decir, la libertad dignifica al hombre, pues, solo la realización del bien

objetivo y rea es digna del hombre y conduce a la felicidad. De este modo, el bien es el

fin de la libertad humana.

En un deseo de bien y felicidad, el hombre no se limita a los bienes materiales y

caducos, sino que tiende al Bien Supremo que da la máxima y verdadera felicidad al

hombre. Bien al que los hombres llaman Dios. Por eso, la religión es expresión natural

de la libertad del hombre que busca el bien. Por eso también, la religión hace a los

hombres libres y buenos, felices.

Para alcanzar el Bien Supremo, es necesario que el hombre aprenda a querer y a actuar

con libertad interior, es decir, con sinceridad personal o rectitud de corazón. Ya decía

San Agustín que “si quieres ver y contemplar a Dios, trata primero de limpiar el

corazón y quitar de él todo lo que le desagrade”. En otras palabras el hombre debe

aprender y a practicar el bien que le ofrece la inteligencia y que da sentido a su vida;

sólo así el hombre será capaz de adquirir unidad de vida, de cultivar los bienes del

espíritu por encima de los bienes terrenos y de conquistar la verdadera libertad

personal.

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Universidad Católica de Trujillo Benedicto XVI Módulo de interaprendizaje de Teología Fundamental Primera Unidad

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2.1 Teología, cultura y vida

La teología mantiene una estrecha relación con los planteamientos culturales y con los

problemas de la vida humana, con el fin de informarlos con la fe sobrenatural. De ahí

la importancia de hacer algunas precisiones en torno a la fe sobre la que se realiza el

saber teológico.

1. La fe es un don de Dios.

La fe es esencialmente un don de Dios, una realidad teologal y sobrenatural que Dios

ofrece a los hombres, aunque se exprese con palabras humanas. Tiene como fin abrir

el horizonte del hombre a la vida divina. En otras palabras, la fe no es un producto

cultural, ni está vinculada a una determinada cultura, sino que es una luz divina que

tiene la capacidad de informar las diversas expresiones culturales de los hombres.

2. La fe se hace cultura

Aunque no es un producto cultural, la fe puede y debe expresarse culturalmente.

Los estudiosos suelen llamar “Inculturación de la fe” a la tarea de encarnar fielmente

la fe y la vida cristiana en el leguaje propio de cada cultura humana.

La realización de esa tarea, tanto por parte de los estudiosos como por parte de gente

sencilla, puede concretarse en los puntos siguientes:

En primer lugar la fe informa con la fuerza del Evangelio los sistemas de

pensamiento, los criterios de juicio y las normas de conducta humana.

En segundo lugar, la fe discierne los variados elementos culturales, es decir, la fe

ilumina las ideas y capacita al hombre para asimilar los elementos positivos que se

encuentran en ellas , desechar los erróneos y desarrollar las posibilidades que

ofrecen las diversas culturas. Ya decía Boecio en la Edad Media: “Une cuanto

puedas Fe y Razón”

Por ultimo la fe fermenta la vida humana dándole sentido cristiano. Por su parte el

saber teológico lleva a cabo la tarea de inculturación, cuando bajo la luz de la

Revelación busca solución a los problemas humanos. Esta tara se realiza mediante

la aplicación de las verdades reveladas a la variada condición de las cosas humanas

y mediante la apropiada expresión de esas verdades. La inculturación y la fe es una

tarea grandiosa y delicada que, en no pequeña parte pertenece a los laicos dotados

de buena formación teológica y de competencia profesional. Concretamente el

concilio Vaticano II alienta a los laicos para que la cultura religiosa y la rectitud de

espíritu vayan e ellos al mismo paso que el conocimiento de las ciencias y de los

diarios progresos de la técnica; así se capacitarán para examinar e interpretar todas

las cosas con integro sentido cristiano.

La inculturación de la fe muestra la importancia que tiene la dimensión pedagógica.

Los conocimientos teológicos expresados pedagógicamente facilitan la trasmisión

del mensaje cristiano a las personas que tienen otras culturas, defienden la fe ante

las dudas o los ataques que puedan surgir en los diversos ambientes sociales y

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Universidad Católica de Trujillo Benedicto XVI Módulo de interaprendizaje de Teología Fundamental Primera Unidad

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muestran la credibilidad, la belleza y la dignidad de la visión cristiana de la vida

humana.

3. La fe se hace vida.

La fe está llamada hacerse vida en los cristianos. Vivir de fe consiste en esforzarse

continuamente para vivir en coherencia con la luz y la fuerza de la fe.

Cuando la fe o es viva y deja de ser el motor y la norma suprema de actuación- es

decir, cuando en el hombre no hay coherencia ente el saber religioso y la cultura civil

o entre el pensamiento y la acción, entonces la vida suele imponerse a la fe y trata de

alterarla e , incluso, de destruirla.

2. Concepto de Teología fundamental

1. Definición

Suele definirse la Teología Fundamental como el estudio científico de la Revelación

de Dios a los hombres y de su credibilidad. También suele afirmarse que es el estudio

de los fundamentos racionales de la fe cristiana y de los requisitos que la justifican. En

definitiva, la inteligencia humana busca las razones para creer. La Teología

fundamental responde la axioma intellectus quaerens fidem= la inteligencia está a la

búsqueda de la fe.

b.- Objeto de la Teología Fundamental

La Teología Fundamental debe justificar la autenticidad de la Revelación cristiana; esa

justificación abarca el estudio de varios temas: el hecho mismo de la Revelación; la

existencia histórica de Jesús de Nazaret; el carácter histórico de los Evangelios; las

credenciales para aceptar a Jesús como el Hijo de Dios enviado por el Padre; el

carácter sobrenatural de la misión e Jesucristo; y por ultimo la misión sobrenatural de

la Iglesia fundada por Jesucristo. En definitiva, se trata de ver los motivos que hacen

creíble la Revelación cristiana. Este es el gran Objetivo de la Teología Fundamental.

TEOLOGÍA

FUNDAMENTAL

Introducción

1. Introducción a la

Teología Fundamental

II .La Experiencia cristiana La Revelación divina La historicidad de Jesús Valor histórico de los Evangelios La Divinidad de Jesús de Nazareth

Confirmación de la divinidad de

Jesús.-La Resurrección de Jesús

La misión de Jesucristo

III. La Experiencia

Eclesial

La Iglesia de Jesús

El misterio de Jesús Dios

y Hombre

III. La Experiencia

religiosa

La condición religiosa

Actitud del hombre para

conocer a Dios

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ACTIVIDAD 2.3 Leer y analizar el tema propuesto para luego elaborar un mapa semántico.

Tema Nº 3 La Revelación cristiana y su papel dentro del orden de salvación establecido por Dios

El orden sobrenatural de la salvación significa para el hombre, un nuevo orden de ser y de vida. «La revelación en el sentido del cristianismo---dice el teólogo protestante Stange'-es algo más que una suma de valores espirituales. Se trata de una acción de Dios, de un proceso vital, una historia primitiva de Dios en el hombre, que no se desenvuelve sólo en el conocimiento humano, sino que se relaciona con la vida humana más allá de lo que el hombre puede alcanzar.» La revelación está implicada en la corriente de vida que procede de Cristo y nos concede la gracia de ser hijos de Dios, que comienza con un nuevo nacimiento e incluye la herencia del cielo.

1. La economía sobrenatural de salvación

Dios es la infinita plenitud de ser, un mar de luz, vida y bienaventuranza. Dios es infinitamente rico, tan rico, que puede darse sin que padezca ninguna disminución de su plenitud de ser. El universo de la naturaleza con todo lo que incluye es una creación de Dios, un don de su omnipotencia.

I. Una segunda vez ha hecho Dios don de sus riquezas al elevar- a los ángeles y a los hombres al orden sobrenatural Salvación. Este orden de la sobrenaturaleza construye sobre la .'a asume orgánicamente en sí, pero se eleva a un orden de vida y existencia superior a la vida y

existencia natural. Y este mundo sobrenatural no es simplemente el grado más elevado de

una creación ordenada en diversos estamentos; como si se añadiera al reino anorgánico del

ser o al vegetal y animal, o a las criaturas racionales, un grado de vida todavía más

superior, no, el orden sobrenatural de la gracia está esencialmente por encima de todas las

posibilidades del mundo natural. Si buscamos dónde se pueda dar una esfera superior a

todos los grados naturales del ser, topamos con la esfera del Dios infinitamente santo. Y en

realidad todas las imágenes, con que Cristo ha descrito la vida sobrenatural, revelan que

por la gracia nos introducimos en la corriente vital de la vida intratrinitaria y nos hacemos

participantes de la naturaleza divina. 2 Pe 1 4),

2. Mayor que todas las diferencias que separan el ser material de la vida, y el espíritu

del cuerpo, es el abismo que se abre entre el ser natural y el sobrenatural. En la creación enri-

quece el Creador a la criatura con los bienes de su poder, que se rnanifiestan en el universo

creado. En la elevación sobrenatural Dios introduce a la criatura, por así decir, en la casa paterna

y la acoge en la comunión familiar de la intimidad divina. Con esto no sólo queda

enriquecida la criatura de nuevos bienes, sino que entra en una nueva relación con Dios. La

relación de la criatura con el creador, del siervo con el señor, que viene dada con la

creación, queda absorbida en la filiación adoptiva dada con la gracia y se convierte en una relación de hijo a Padre.

3. Esta relación del hombre justificado con Dios es tan íntima que no puede coexistir

con el pecado. Mientras la criatura racional y sus facultades son conservadas por Dios aun

cuando ella se aleje de Dios por el pecado, el ser de la gracia se destruye cuando su

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portador se opone a las exigencias de la santidad divina. Mediante la gracia el hombre es

introducido en la esfera sagrada de la vida divina y queda unido tan estrechamente con el

Dios santo, que la rebelión pecaminosa debe tener como consecuencia la caída de esta

santa esfera.

El orden paradisíaco de la gracia se perdió por el pecado original. La obra de Cristo es

la renovación y la restauración de 1a salvación perdida con el pecado, el nuevo abrazo de

Dios al hombre caído.

3.2 LA REVELACIÓN, CONOCIMIENTO DE ORDEN SOBRENATURAL

1. La economía sobrenatural de salvación eleva al hombre a un nuevo grado de ser y

de vida. Con esta nueva realidad está relacionado también un nuevo orden de conocimiento. Par-

ticipación en el ser supone también participación en la verdad; participación en el ser sobrenatural

implica también un conocimiento sobrenatural. A todo grado en el ser corresponde una

clase de percepción o conocimiento correspondiente a su naturaleza. A1 ser material

inanimado corresponde la fuerza de la cohesión y de la subsistencia de la materia, que

actúa de un modo inconsciente y mecánico. A la vida vegetativa está unida ya una especie de

autoafirmación totalmente diversa y más completa. En-el campo de la vida animal el ser es

percibido como posesión individual y es sentido en la conciencia que se manifiesta como

alegría y dolor. En el ser espiritual se llega a la autoconciencia y a la libre y responsable

decisión. Aquí se abre la puerta al reino de la luz y de la verdad; el hombre puede percibir en la

creación algo de los reflejos de la gloria de Dios, convirtiendo la gloria externa del Creador

en una alabanza formal al Señor.

2. El orden sobrenatural de la gracia se funda sobre una manifestación completamente

nueva de Dios. A ella está unida también la posibilidad de un conocimiento de Dios

completamente nuevo por parte de la creatura justificada. A la llamada de Dios Padre debe

responder el alegre asentimiento del hijo de Dios y su amor. De esta manera al orden

ontológico sobrenatural debe corresponder un orden de conocimiento sobrenatural. Este se

le concede al hombre en sentido propio y completo sólo en la visión de Dios, en la que la

naturaleza y la realidad de Dios son contempladas directamente. En el período de la pre-

paración terrena el ser sobrenatural de Dios no es perceptible como tal. Ni siquiera

podemos distinguir la realidad sobrenatural de la gracia, en cuanto tal, del campo creado en

el que se encuentra escondido. Lo sobrenatural se nos presenta en la realidad de este

mundo sólo de un modo velado. Los ojos del conocimiento natural no son capaces de

atravesar estos velos terrenos. Para la presente peregrinación del hombre, incluso del hom-

bre justificado, Dios permanece siendo un Dios «escondido”

Estos velos no son quitados ni aun por la gracia de la fe. Incluso en la persona de

Cristo el misterio de la unión hipostática no era directamente visible. «Ninguno conoce al

Hijo, sino el Padre, y ninguno conoce al Padre, sino el Hijo y a quien el Hijo quiera

revelarlo» (Mt 11, 27). El anonadamiento, que la segunda Persona divina realizó en la

encarnación (Phil 2, 7), se da de una manera análoga en todo ser sobrenatural que existe en

esta vida. Incluso la existencia y esencia de la Gracia y la actividad de los Sacramentos

están ocultos a nuestra vista.

La acción salvífica de Dios implica, por consiguiente, como algo esencial la

revelación de su realidad hecha por el mismo Dios. El hombre ha de ser consciente de la

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gracia sobrenatural, recibirla con agradecimiento y tender con libertad y responsabilidad a

su meta sobrenatural. Mas para ello es necesario que Dios. le revele los misterios, que él

mismo no puede conocer. A su vez, la revelación ha de ser algo más que una comunicación

de puras ideas abstractas. Ella está al servicio de la economía sobrenatural de salvación y

tiene como fundamento y presupuesto la acción salvífica de Dios en toda su plenitud. Re-

velación y acción salvífica de Dios están, pues, subordinadas entre sí y se exigen y condicionan

mutuamente.

3. Revelación en el sentido propio de la palabra sólo se da allí donde Dios manifiesta

algo de sus misterios y de sus planes de salvación. Sólo esta concepción está de acuerdo

con la idea cristiana de revelación, que rechaza tanto el empobrecimiento de la idea hecho

por el racionalismo, como su exageración hecha por la teología dialéctica.

Dentro del Racionalismo se habla mucho de «Revelación» e incluso con énfasis, pero se

entiende como revelación una experiencia interna e inmanente, que no tiene ninguna causa

sobrenatural, sino que brota espontáneamente de la naturaleza del hombre. Según las

diversas posturas filosóficas se dan orígenes diversos a esta «revelación» : unos los ponen

en la razón teórica (la Ilustración), otras en la razón práctica (Kant), o en las tendencias

profundas de la vida emocional (Schleiermacher) o en un sentimiento propio de lo divino

(R. Otto). Sólo están de acuerdo en la exclusión de toda acción real procedente de arriba.

La esfera de lo humano puede ser sobrepasada

Otra falsa concepción de la revelación deriva de la exageración de la trascendencia de

Dios y de una desvaloración de lo natural y creado, de tal modo que entre Dios y el hombre

se pone un abismo infranqueable y se destruye todo acceso del hombre a una revelación

divina. Estas ideas son propias de la Teología Dialéctica y las expresa con una vivencia

especial Karl Barth. El origen teológico de esta opinión está en exagerar el pecado original,

concibiéndolo como una corrupción material y una lesión interna de la naturaleza, de

manera que en las aguas turbias de la creación no puede ya reflejarse el cielo. Filosófi-

camente influye en esta escuela el escepticismo crítico de la filosofía agnóstica, que cierra

todo acceso al trascendente. Estos teólogos niegan toda analogía entre Dios y la criatura y

la posibilidad de todo conocimiento natural de Dios. Los conceptos tomados de la creación

no se adaptan a ser vehículos de las comunicaciones divinas. La revelación sólo puede

penetrar en el mundo en sentido vertical y, como una realidad de naturaleza completamente

distinta, ha de poner en perpetua crisis lo humano y lo terreno.

Pero esto no asegura la eficacia de la revelación divina, sino que le quita más bien su

fundamento. Sólo si reviste expresiones humanas y conceptos antropomórficos, la

revelación de Dios llega a ser un don que el hombre puede percibir y apreciar (H.

Thielicke).

3.3 REALIZACIÓN Y DESARROLLO HISTÓRICO

DE LA REVELACIÓN

I. Dios no ha dirigido la revelación sobrenatural a cada hombre en particular; esta

revelación no está abierta directamente, como la revelación natural, a todo hombre. La

revela ción sobrenatural es general, es decir, dirigida a todos los hombres, pero a éstos les

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llega por medio de los órganos elegidos por Dios. «De muchas y diversas maneras habló

Dios a los padres en los tiempos anteriores por medio de los profetas. En loa últimos

tiempos nos ha hablado por medio de su Hijo» (Heb 1, 1 s.). Cristo podía afirmar que todos

los profetas y la Ley habían hablado de El y del Reino de Dios fundado por ~1 (M 2,13;

cfr. Lc 24, 27.44; Act 10, 43).

La Revelación tiene en Cristo no sólo su cumbre, sino su meta y piedra angular. Pero la

revelación, que Cristo nos ha traído, es sólo la reinstauración de la economía original de

salvación establecida por Dios y concedida a los hombres con la creación. A este orden

salvífico del paraíso estaba unida una revelación sobrenatural de Dios, que, como

patrimonio hereditario, debía ser transmitida a la familia humana. La pérdida de la gracia

por el pecado llevó a la pérdida de esta revelación primitiva, pero de tal modo que los

rayos dispersos de aquella luz celestial se reflejaban todavía en el oscuro adviento de la

humanidad. E1 deseo del paraíso y sus oscuros recuerdos se encuentran en casi todos los

pueblos de la tierra.

2. Dios abre un segundo camino de salvación por medio de la redención realizada por

Jesucristo. Esta era de salvación la preparó manteniendo viva con nuevas revelaciones

hechas a su pueblo elegido la conciencia de la vocación sobrenatural del hombre. Habló a

los Patriarcas. Por medio de Moisés estableció un pacto con el pueblo elegido y, por medio

de los profetas, anunciando cada vez más claramente la salvación mesiánica.

3. La revelación de Dios ha encontrado en la Persona y en la obra del Verbo encarnado su

punto cumbre y su plenitud (Mt 11, 27), así como el contacto personal más íntimo con los

hombres. Las revelaciones del Antiguo Testamento eran un prólogo a la Palabra de Dios

manifestada por Cristo (Mt 11, 13); la predicación de los Apóstoles, los «testigos

predestinados» para la obra salvadora del Verbo, era la auténtica promulgación e

interpretación de esta Palabra. El Antiguo Testamento, «introducción a Cristo», tiene su

meta y fin en Cristo, el Nuevo eI nuevo testamento, promulgación del Evangelio, tiene su

fuente en Cristo, su Persona, su mensaje y su acción redentora.

II. La revelación se desarrolla gradualmente a través de los patriarcas, Moisés, los Profetas

hasta Cristo. Este desarrollo no afecta a la íntima sustancia de la economía sobrenatural de

la salvación. No implica el salto a un orden de salvación nuevo, ni , el otro orden de

conocimiento. La gracia y la salvación de Cristo comenzaron a ser eficaces después de la

caída de los primeros padres. Pero esta salvación sólo se veía entonces de un modo vago,

como débil esperanza, que se elevaba en el horizonte; cada vez brilló con más claridad

hasta que Cristo, luz del mundo, apareció en la tierra.

1. El desarrollo se realiza mediante el aumento cuantitativo y cualitativo del contenido de

la Revelación. Lo que al principio era oscuro y sólo se describe en esbozo, aparece cada

vez más claro en sus particularidades. Esto vale, sobre todo, para la verdad central de la

revelación cristiana: el misterio del Mesías y el Reino de Dios. En las exigencias morales

también se da un progreso de lo imperfecto a la altura moral de la ética del Evangelio. Las

concesiones a la insuficiencia moral de la humanidad, todavía poco desarrollada cultural y

socialmente en el Antiguo Testamento (cfr. Mt 19, 8), no están motivadas por razones de

principios, sino por motivos pedagógicos y contingentes.

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En el Antiguo Testamento la revelación permanece reservada al pueblo de Israel. Pero el

destino universal de la salvación sobrenatural se manifiesta cada vez más claramente en el

transcurso del adviento de la humanidad, hasta que en la plenitud de los tiempos fueron

allanados los caminos para la extensión universal del Reino de Dios.

La revelación del Antiguo Testamento era una revelación provisoria e imperfecta. Estaba

teológicamente orientada hacia el futuro mesiánico y consigue su sentido y plenitud por

medio

del Nuevo Testamento. Todo lo que servía para la preparación a la venida de Cristo, perdió

su valor con la llegada de Cristo. 2. Los motivos de esta revelación gradual hay que

buscarlas ante todo en la sabia pedagogía de Dios, que por medio del conocimiento de su

insuficiencia y debilidad hacía que la humanidad alcanzase su madurez y preparación para

escuchar la nueva llamada de Dios. Pablo describe magistralmente en su carta a los Gálatas

esta gradual preparación y sus sabias intenciones: «Antes de que viniese la fe, estábamos

encerrados bajo la custodia de la Ley, en espera de la fe que debía revelarse. De esta

manera, la ley fue nuestro pedagogo para ir a Cristo, para que fuésemos justificados por la

fe. Y una vez que ha venido la fe, ya no estamos bajo el pedagogo» (Gal 3, 23 ss.). Dios

quería adaptar el orden sobrenatural a las condiciones de la situación cultural, económica,

espiritual y religiosa de los hombres. No quería mudar o corregir violentamente el desarro-

llo de la historia. La revelación no había de servir a motivos culturales, económicos o

políticos.

III. Con Cristo la revelación pública sobrenatural ha encontrado su conclusión definitiva.

«Cuando vino la plenitud de los tiempos, envió Dios a su I-Hijo, nacido de una mujer,

nacido bajo la ley, con el fin de rescatar a los que estaban bajo la ley, a fin de conferirnos

la adopción filial» (Gal 4, 4 s.).

1. Cristo es la conclusión de la revelación sobrenatural. Esto significa dos cosas: a) que no

habrá otra revelación, constitutivamente nueva, de suerte que la revelación cristiana no ha

de ser reemplazada por otra superior, ni mudada sustancialmente. Esta es una doctrina de

fe, garantizada por 1a revelación; b} que en el cristianismo no habrá nuevas revelaciones

públicas y obligatorias para todos. Es una doctrina católica segura (veritas catholica), que

con la muerte de los Apóstoles ha quedado cerrada la revelación general. Las revelaciones

privadas posteriores (p. ej., a Juliana de Líeja, sobre la fiesta del Corpus Christi (1209) o a

Margarita Alacoque (1673), sobre 1a devoción al Corazón de Jesús) fueron sólo medios de

la Providencia para poner en evidencia ciertas verdades de la revelación cristiana y pro-

mover la vida religiosa y la fe. Estas revelaciones no obligan bajo fe, y la Iglesia sólo

declara que están de acuerdo con la revelación cristiana; ellas son un impulso, no un

fundamento para la actitud de la Iglesia. La Iglesia no recibirá, por consiguiente, ninguna

nueva revelación; tiene un «depositum» que custodiar, y un tesoro, a ella confiado, que no

lo puede aumentar.

La doctrina católica de que la revelación se concluye definitivamente sólo con la muerte

del último Apóstol, no disminuye la posición central de Cristo en la economía salvífica, ya

que la revelación anunciada por los Apóstoles no es otra cosa que la promulgación de lo

que Cristo ha presentado como el Evangelio de Dios.

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2. El hecho de que la revelación encontró en Cristo su plenitud y conclusión se apoya en la

libre voluntad de Dios y, por consiguiente, sólo se puede demostrar por la misma

revelación. Esta verdad está contenida con suficiente claridad en la doctrina del Nuevo

Testamento y en la conciencia de la Iglesia'.

a) En la Encíclica contra el modernismo se condena la siguiente proposición : «la

revelación, que es objeto de fe, no ha concluido con los Apóstoles» '.

b} En la Escritura se expresa claramente esta verdad. Cristo dice que él ha manifestado a

los Apóstoles todo lo que El ha oído del Padre. El Espíritu Santo les ha de recordar todo lo

que Cristo les ha dicho (Ioh 14, 25). La misión del Espíritu Santo es, pues, velar por la

permanencia y pureza de la revelación de Cristo. El no manifestará nuevas revelaciones.

c) Con mayor claridad anuncian los Apóstoles esta verdad. «Nadie puede poner otro

fundamento que el que está puesto, Jesucristo» (1 Cor 3, 11). Los Apóstoles no quieren

anunciar otra cosa que cl Evangelio de Cristo, que han recibido (1 Cor 15, 2). Por medio de

las Apóstoles se unen los creyentes a Cristo: «edificados sobre el fundamento de los

apóstoles y profetas, cuya piedra angular es e1 propio Cristo Jesús» (Eph 2, 2(i). Es

declarado anatema quienquiera que intente mudar o añadir algo a la fe anunciada por los

Apóstoles (Gal 1, 8 s.).

d) Por ello el Evangelio de Cristo ha de ser anunciado hasta el fin de los tiempos (Mt 28,

20). Como el Reino de Cristo (Lc 1, 33) no tendrá fin y permanecerá «inconmovible» (Ileb

12, 28), así también su verdad permanecerá intacta y sin necesidad de añadiduras hasta la

consumación de los siglos.

e) En el primitivo cristianismo existía la conciencia de que Cristo constituye el punto

cumbre y final de la revelación divina. La afirmación de Dt 12, 32: «cuidaréis de practicar

todas las cosas que yo os mando, sin añadir ni quitar nada», se aplica en el tiempo

posapostólico a la conservación de la tradición procedente de Cristo. En la Didajé se dice:

“no abandones los mandamientos del Señor, sino que guardarás lo que has recibido, sin

añadir ni quitar nada» s. La carta de Bernabé: aguardarás lo que recibiste, sin añadir ni

quitar nada» 6. La joven Iglesia estaba siempre llena de un doble cuidado, no perder nada

del tesoro de la revelación y no falsearlo con añadiduras humanas. Por ello defendió,

contra Marción, el Antiguo Testamento y condenó las revelaciones de los nuevos profetas

(los montanistas).

f) El motivo intrínseco de la posición central y del valor definitivo de la revelación de

Cristo se encuentra en la dignidad de su persona. El cristianismo no es sólo la última

religión revelada por Dios, sino la realización más alta y más perfecta de la religión que se

pueda imaginar, es simplemente la religión absoluta.

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ACTIVIDAD 2.4 Analizar, resumir y exponer por grupos

TEMA: 4 CARACTER ABSOLUTO DEL CRISTIANISMO

La cuestión sobre el carácter absoluto del cristianismo, que ha obtenido una gran

actualidad desde comienzos del siglo xx, se funda en el núcleo esencial del problema del

cristianismo y puede contribuir mucho a su aclaración definitiva.

Con su obra «Die Absolutheit des Christentums und die Religionsgeschichte» (1902), E.

Troeltsch ha dado un fuerte impulso a la discusión del problema. A esta discusión se han

añadido después sabios de todas las direcciones como K. Heim, F. Brunstád, C. Clemen, P.

Mezger, W. Scheller, J. Hessen, E. Brunner, M. Schlunk, J. Witte, G. Wünsch, G.

Mensching y otros.

I. 1. Cuando se habla del carácter absoluto del cristianismo se quiere significar no sólo que

el cristianismo tiene una verdad inviolable, ni sólo que el cristianismo es la religión más

elevada entre las religiones que existen, sino que el cristianismo es la Religión que vale y

es obligatoria para todos los hombres y edades, la religión más elevada que puede existir y,

por ello, simplemente insuperable. El cristianismo exige este carácter absoluto no sólo en

el sentido de corresponderle un reconocimiento universal, sino de tener un valor único y

exclusivo. Excluye un derecho igual en otras religiones, incluso niega la posibilidad de

poder ser superado por un ulterior desarrollo religioso. Esta exigencia del cristianismo no

quiere decir que en las otras religiones sólo se encuentre el error o que en ellas sea

imposible una actitud auténticamente religiosa y una entrega incondicional a Dios; sólo

quiere decir que la decisión objetivamente recta

en el problema religioso es sólo la entrada en el cristianismo. El cristianismo ve en Cristo

el punto central y cumbre de la era de salvación. No es de extrañar, por tanto, que desde

sus comienzos haya exigido este carácter absoluto.

2. Esta exigencia ha sido siempre para el mundo una piedra de escándalo; para el hombre

moderno se ha hecho un escándalo casi insoportable. Considera esta exigencia como una

ingenuidad y necedad presuntuosa y arrogante. Todas las formas y símbolos de la religión

son, dicen éstos, igualmente verdaderos e igualmente falsos, expresiones equivalentes del

sentido religioso y de la emoción del hombre.

II. Se le puede conceder a los adversarios que la exigencia del cristianismo de ser la

religión absoluta cae por tierra cuando se niega su origen sobrenatural. La posición

excepcional y única del cristianismo se puede mantener sólo si se funda sobre una acción

única de Dios. Todos los intentos de considerar el cristianismo como un desarrollo natural

humano y, a pesar de ello, mantener su superioridad, son vanos o han podido demostrar

una superioridad sólo relativa.

I. El Iluminismo y la filosofía idealística han intentado trasladar la decisión acerca del

cristianismo del campo contingente de la historia al puerto tranquilo de la razón. Interesaría

solamente el principio cristiano, y éste se podría justificar mediante su verdad intrínseca.

Mas por este camino se podría llegar, cuando más, a la validez universal de los principios

cristianos, pero no a la validez única y definitiva del cristianismo. El conocimiento de la

verdad por parte del hombre es fragmentario e imperfecto y, por tanto, siempre está en

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movimiento y con capacidad de un continuo perfeccionamiento y profundización. Este

conocimiento no puede terminar en un determinado estadio histórico. De hecho, los

representantes de esta tendencia han afirmado la perfectibilidad del cristianismo.

2. La tentativa de demostrar el carácter absoluto del cristianismo mediante la historia

comparada de las religiones no puede llevar tampoco a la meta deseada. Ciertamente, este

parangón, si se hace con mucha circunspección y prudencia, es instructivo y valioso. De

este modo se puede demostrar el contenido profundo de la doctrina cristiana, la elevación

de su ética, equilibrio armonioso de las concepciones sobre el mundo y la vida. Pero con

esto no se puede demostrar el carácter absoluto del cristianismo. E. Troeltsch ', que ha

seguido este camino con las dotes necesarias de vasta ciencia y clara fuerza de juicio, llegó

sólo al resultado siguiente: el cristianismo es la religión más profunda y mejor que

conocemos. Esta religión debe ser considerada «no sólo como el vértice, sino mnu0 el

punto de convergencia de todas las tendencias evolutivas de las religiones conocidas».

Pero que permanecerá siempre como el punto cumbre en la evolución religiosa, eso es

cuestión de fe, no de razón.

III. El carácter absoluto del cristianismo sólo se puede justificar cuando se le reconoce un

origen sobrenatural. Cae cuando se le hace nacer de causas inmanentes naturales.

1. El carácter absoluto es un privilegio de DIOS, que corresponde a lo finito, histórico y

puramente humano.

Las realidades naturales, incluso el conocimiento humano de la verdad, son esencialmente

imperfectas y, por tanto, aptas para un ulterior perfeccionamiento. La evolución inmanente

natural, fruto de causas finitas, no llega nunca a algo absoluto, sino que siempre busca

posibilidades futuras. Sólo donde encontramos a Dios mismo, alcanzamos la región de lo

absoluto. Por ello en nuestra existencia histórica el carácter absoluto solo se puede

concebir cuando Dios mismo interviene en ella desde arriba. Cristo no es «la figura más

elevada de la historia de la religión... esto sería una altura relativa. Cristo se eleva por en-

cima de toda la historia de las religiones, porque procede de arriba, porque su fundamento

último no está en la tierra, sino en el cielo» (E. IBrunner).

2. El carácter absoluto del cristianismo procede ante todo de las tres verdades siguientes

que son garantizadas por la misma revelación:

a) El cristianismo es revelación y acto salvífico de Dios. Cristo ha sido enviado por Dios y

legitimado por Dios como tal. Su Evangelio es garantizado por Dios y, por tanto, es invio-

lable; su camino está señalado por Dios y, por tanto, es absolutamente seguro. De aquí

deriva el valor positivo de la doctrina.

b) El camino de salvación que presenta el cristianismo está destinado por Dios a todos los

hombres y a todos los tiempos. Este camino está abierto a todos les hombres y todos están

obligados a seguirlo tan pronto como alcanzan un conocimiento suficiente de él. Con esto

el cristianisrno recibe un valor que atañe y obliga a todos los hombres; frente a él nadie

puede permanecer neutral.

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La revelación y cl orden salvífico del cristianismo no sustituido por otra economía de

salvación dada por Dios. De aquí deriva el valor definitivo del cristianismo. De suyo se

podría imaginar que Dios hubiese querido acercarse sólo a una determinada parte de la

humanidad o que hubiese previsto otros medios de salvación. Pero por la misma revelación

de Dios sabernos que el camino de salvación propuesto por Cristo es, y permanecerá

siendo para la humanidad después del pecado original camino de salvación universalmente

válido.

Estas razones del carácter absoluto del cristianismo se fundan en la voluntad positiva de

Dios. E. Brunner ha puesto en claro este fundamento cuando dice: «La revelación cristiana

es la religión absoluta, porque el cristianismo es el mandamiento único y definitivo

manifestado por Dios para todos.» De forma aún más drástica ha expresado este

pensamiento S. Kierkegaard: el cristianismo es... lo absoluto. Dios quiere esto por amor,

pero es Dios quien lo quiere, y quiere las cosas tal como él

IV. Pero ¿hay que contentarse con estas razones positivas del absoluto del cristianismo?

¿Tiene razón Kierkegaard cuando rechaza toda otra búsqueda del porqué y el cómo de Ia

voluntad de Dios? La conciencia cristiana no sólo está convencida de que la religión

cristiana es la religión de la humanidad establecida por Dios, sino que también está

convencida de (pie cl cristianismo no puede ser superado, porque una religión superior es

simplemente imposible.

I. l.a justificación de este punto es posible sólo para aquel que cree en Cristo como Hijo de

Dios hecho hombre. Mediante el cristianismo Dios no solo ha intervenido en nuestro

mundo y en nuestra historia, sino que nos ha visitado en la persona de Jesucristo. Ha

entrado en comunidad con los hombres para hacer propias sus tareas, sus necesidades, sus

culpas. En el DiosHombre «todo ha sido creado..., está por encima de todas las cosas, y

todas tienen en él su consistencia... porque plugo a Dios que en él morase

permanentemente toda la plenitud, y por medio de él reconciliar todas las cosas consigo»

(Col 1, 16.19).. Todo cristiano cree que Cristo es la cabeza de toda la creación, que él, en

cuanto es lo eterno que entra en el tiempo histórico, debe llegar a ser necesariamente el

sostén de los tiempos, atraer todo hacia sí y hacer fluir sus beneficios sobre todo, y que el

cristianismo participa de este carácter absoluto de Cristo.

2. Esto no obstante, no es fácil aducir la prueba de que la religión cristiana no puede ser

superada; tal prueba no ha sido intentada todavía seriamente por los teólogos. La dificultad

está en el hecho de que todas las obras de Dios ad extra son necesariamente de naturaleza

creada y, por tanto, finitas. Incluso la economía sobrenatural de salvación supone una

acción de Dios ad extra y, por tanto, como toda cosa que existe fuera de Dios, es limitada y

finita. Esto parece excluir un íntimo carácter absoluto. Un término absoluto en el campo

sobrenatural parece ser tan imposible como en el natural, donde ni aun Dios puede pro-

ducir cl mundo mejor entre los posibles. El contenido del mensaje salvífico de Cristo

puede ser aumentado y superado. Si ya San Juan admite que en su 1?vangelio no se

contiene todo lo que Jesús ha obrado y realizado, y «que el mundo no podría contener los

libros que se deberían escribir» (lob 21, 25), esto vale sobre todo para la plenitud de verdad

de los misterios divinos. Incluso la gracia santificante es considerada por los teólogos

como «ens creatum»; su plenitud puede ser superada; sus efectos sobrenaturales ofrecen

infinitas posibilidades a realizar.

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3. Pero con la cuestión de si Dios habría podido revelar más verdades y dar más gracia no

se toca el núcleo verdadero del problema.

a) Aunque sea posible añadir nuevas verdades a la Revelación cristiana, sin embargo, su

núcleo y último contenido es el mismo Hijo de Dios hecho hombre, y éste no puede ser so-

brepasado. Cristo es la Palabra personal del Padre. Su Persona es la más alta y perfecta

revelación de Dios a los hombres. No es concebible que Dios pueda revelar por medio de

órganos. subordinados, lo que no ha manifestado por la Palabra de su IIijo Unigénito.

b) Aunque se puedan aumentar las gracias de Dios, el auténtico don que el Padre ha dado

al mundo en el cristianismo es su Hijo Unigénito, compendio y fuente de todas las gracias.

También aquí se ha alcanzado una meta absoluta. En Cristo se ha dado cl mismo Dios a los

hombres. «Ha sometido bajo sus pies todas las cosas, y lo ha constituido, por encima de

todo, cabeza cíe la Iglesia, la cual es cuerpo de él, el pleroma del que lo llena todo de todo»

(Eph 1, 22 s.).

c) La obra salvífica de Cristo no puede ser incluida en la relatividad (le lo histórico.

Aunque la encarnación ocurrió en el tiempo, no se pierde, sin embargo, en cl t iempo. La

vida de Jesús es eternamente actual. Su obra está en un presente eterno ante el Padre y

actúa a través cíe todos los siglos y generaciones. El es el que presenta al Padre, como

sacerdote eterno, la oración y alabanza de la creación.

4- Con esto hemos nombrado las razones más decisivas de la exigencia del cristianismo a

tener un carácter absoluto. Una religión no debe ser juzgada sólo por los valores que

comunica a los hombres. En la religión no se trata ante todo del hombre y de su edificación

y santificación, sino de la adoración y alabanza de Dios. Aquella religión es la absoluta, en

la que se da a Dios la adoración que él espera. Y precisamente bajo este punto de vista es el

cristianismo la religión absoluta que no puede ser superada.

Cristo vino al mundo para presentar adoración y expiación Con nosotros y por nosotros. Su

persona divino-humana da al culto que el cristianismo celebra, la dignidad insuperable.

Desde que el Hijo unigénito de Dios ha orado sobre los montes de este mundo y se ha

ofrecido a Dios sobre la cruz como víctima de adoración y expíación, ha aparecido en el

mundo un culto divino y existe un pontífice y un sacrificio que no pueden ser superados.

En efecto, «toda oración-como se dice en la encíclica «McHi;UOr Dei»-sc realiza en su

nombre, «per Dominum nostrum Icsum Christurn». Donde los cristianos sacrifican, Cristo

sacrifica con ellos y por ellos. Se identifica con los hombres, de modo que también los

hombres se pueden identificar con 'él. Con esto toda liturgia llega a ser un culto «que

nuestro redentor, cabeza de la Iglesia, ofrece al Padre celestial» (Encíclica Mediator Dei).

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ACTIVIDAD 2.5 Analizar, resumir y exponer los temas propuestos

Tema Nº 5 : La Revelación divina y sus etapas

Concepto de Revelación divina

5.I Noción

El término «revelar» (revelatio, apokalipsis) significa etimológicamente desvelar,

quitar el velo, descubrir, manifestar algo de orden religioso. En Teología significa los

manifestaciones que Dios ha hecho de Sí mismo r de sus designios de salvación en favor

de todos los hombres. La Revelación de Dios puede ser natural y sobrenatural:

a. Se llama Revelación natural, cósmica, o Revelación en sentido impropio, a la

manifestación que Dios hace por medio de la persona humana, creada a imagen de Dios. y

del inundo material -las cosos creadas-, de modo semejante a como un artista se da a

conocer por sus obras. Dios, creando y conservando el universo por su Palabra, ofrece a

todos los hombres en la creación un testimonio permanente y universal de sí mismo (cfr

Rom 1, 19-20).

b. Recibe el nombre de Revelación sobrenatural o divina la acción de Dios por la que se ha

dado a conocer personalmente de nodo directo. En este capítulo nos ocupamos de esta

segunda

5.2 Objeto de la Revelación divina

El objeto de la Revelación divina es doble. En primer lugar, la Revelación divina tiene

por objeto ofrecer a los hombres un conocimiento directo de Dios por medio de Jesucristo,

el Verbo hecho carne. En segundo lugar, su objeto es manifestar la salvación sobrenatural

realizada por Jesucristo. «Mediante la Revelación divina, quiso Dios manifestarse a Sí

mismo y comunicar a los hombres sus planes de salvación, para que los hombres participen

de los bienes divinos, que superan totalmente la comprensión de la inteligencia humana»'.

Con la Revelación, Dios sale personalmente al encuentro del hombre para salvarle:

Movido por un amor desbordante, Dios ha querido acercarse al hombre que busca su

propia identidad, al hombre que busca el sentido de su vida, y caminar con él. Con este

acercamiento, Dios ha liberado al hombre de la esclavitud radical del pecado y la ha

introducido en la intimidad de la vida divina, para que el hombre encuentre

sobreabundantemente su verdad plena y su verdadera libertad. Como el hombre es libre,

puede acoger esta manifestación de Dios o rechazarla.

El Concilio Vaticano II expresa en los siguientes términos el objeto de la Revelación:

«Quiso Dios, con su bondad y sabiduría, revelarse a Sí mismo y manifestar el misterio de

su voluntad; por medio de Cristo, la Palabra hecha carne, y con la ayuda del Espíritu Santo

, pueden los hombres llegar hasta el Padre y participar de la naturaleza divina. En esta

revelación, Dios invisible, movido de amor, habla a los hombres como amigos, y trata con

ellos, para invitarlos y recibirlos en su compañía»'. Es decir, por medio de la Revelación

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sobrenatural Dios quiso manifestarse a Sí mismo y dar a conocer los planes de salvación,

con el fin de que todos los hombres puedan conocer con absoluta certeza y sin error las

realidades divinas y se hagan partícipes de los bienes sobrenaturales, que superan

totalmente la capacidad humana.

5. 3 Características de la Revelación divina

La Revelación divina presenta las siguientes características principales: es una acción

sobrenatural de Dios, gratuita, libre y amorosa, realizada con hechos y palabras en la

historia de los hombres y orientada a la salvación eterna.

a. Acción sobrenatural de Dios, ... La Revelación de Dios a los hombres tiene un

carácter sobrenatural, es decir, pertenece al orden de las realidades que están más allá de la

capacidad natural del conocimiento humano; suele decirse que trasciende absolutamente el

orden de las cosas creadas. La característica sobrenatural se concreta en el objeto de la

Revelación que hemos visto anteriormente: el conocimiento personal de Dios en Sí mismo.

Padre, Hijo y Espíritu Santo; y cl conocimiento de su designio de salvar a los hombres.

Esta acción sólo puede ser conocida por los hombres si el mismo Dios nos la da a conocer.

La respuesta del hombre a la Revelación sobrenatural es la fe sobrenatural, como luego

veremos (cfr. n. 28).

b. ... gratuita, libre y amorosa, ... Además de sobrenatural, la Revelación de Dios a los

hombres es gratuita, libre y amorosa. La Revelación, antes que «cuerpo de doctrina», es

«acción gratuita» de Dios: más aún es donación personal del mismo Dios a los hombres -

que se realiza plenamente en Jesucristo-. por la que Dios sale libre y amorosamente al

encuentro del hombre, para ser su amigo y acompañarle. Esta donación personal de Dios es

un llamamiento amoroso que dirige a cada uno, y que espera también una respuesta

personal, libre y amorosa.

c. ... realizada con hechos y con palabras. ... Dios se revela a los hombres con hechos -el

diluvio, la salida de Egipto. el paso del Mar Rojo, la cautividad en Babilonia, la

Encarnación del Hijo de Dios, los milagros de Jesús su muerte en la Cruz, su Resurrección,

el envío del Espíritu Santo, etc.-- y también con palabras --la promesa de un Redentor, los

mandamientos de la Ley de Dios, el mensaje del Reino. las Bienaventuranzas. la llamada

universal a la santidad, etc.--. El Vaticano II recuerda que «la Revelación se realiza por

medio de hechos y de palabras intrínsecamente unidas; las obras que Dios realiza en la

historia de la salvación manifiestan v confirman las doctrinas y las realidades que las

palabras significan; a su vez, las palabras proclaman las obras y explican su misterio»'.

d. .. Tiene carácter histórico ... Dios se revela con su acción en la historia de los hombres

en lugares y tiempos concretos, y la abre al horizonte de la salvación sobrenatural. En

concreto, Dios se manifestó a nuestros primeros padres, se hizo presente en la historia del

pueblo de Israel. se encarnó en Jesús de Nazaret-en quien la Revelación divina alcanzó su

plenitud, por medio del Espíritu Santo. despliega su eficacia en el mundo por la acción de

la" cristianos, que constituyen su lglesia.

Las obras realizadas por Dios en la historia de la salvación manifiestan el carácter histórico

de la Revelación divina.

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e... y espera su consumación en el futuro. Dios se ha revelado a los hombres para

descubrirles el camino de la salvación eterna: comunión amorosa y sobrenatural con las

Tres Personas divinas. La salvación que se nos ofrece en el tiempo, en la historia personal

de cada hombre, mediante signos -de modo eminente mediante los sacramentos remite, por

su propia naturaleza, a un futuro, a la realización plena del Reino de Dios en el cielo: la

Revelación divina ofrece la salvación sobrenatural a todos los hombres. Dice el Vaticano II

que «la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura son como un espejo en el que la Iglesia

peregrina en la tierra contempla a Dios, de quien todo lo recibe, hasta que le sea concedido

verlo cara a cara, tal como es».

5.4. ETAPAS DF LA REVELACIÓN DIVINA

La manifestación directa de Dios a los hombres tuvo lugar a lo largo de la Historia: suelen

destacarse tres etapas decisivas: la que tuvo lugar con los primeros hombres, la realizada al

pueblo de Israel y la que culminó en Jesucristo, el Hijo de Dios hecho Hombre.

5.4.1. La Revelación primera u originaria

Esta expresión designa la especial manifestación Dios a los primeros hombres. La Sagrada

Escritura afirma la existencia de esta revelación divina (Gén 1, 28-30: ?, 10-17-1 s. 8-??).

E1 Concilio Vaticano II se refiere a ella al recordar que queriendo a Dios «abrir el camino

de la salvación sobrenatural. se reveló desde el principio a nuestros primeros padres.

Después de su caída los levantó a la esperanza de la salvación con la promesa de la

redención: después cuidó continuamente del género humano. para dar la vida eterna a

todos los que buscan la salvación con la perseverancia en las buenas obras». En la

Revelación cristiana se afirma que el primer hombre había sido constituido en santidad y

justicia antes del pecado original. Desde el punto de vista histórico, cabe calificar como

posible que la Revelación primitiva del Génesis sea e] origen de las principales creencias

de las religiones primitivas. En tal caso, estas creencias habrían sido recogidas después por

las llamadas religiones históricas no cristianas: en concreto se trata de:

a) la creencia en Dios como Ser Supremo y único, situado en un ámbito invisible,

suprasensible y espiritual. Concilio vaticano 11: Dei 1'crhum. n- 7. ` Ibidem, n. 3.

Cfr. Concilio de Trento: Decreto .cobre cl pecado original (Denzinger 17bb).

b) la posibilidad de que el hombre se comunique con Dios, de un modo imperfecto en la

vida terrena (mediante la oración, los sacrificios y los ritos v vivencias religiosas), y de un

modo perfecto después de la muerte.

No consta documentalmente la relación entre la Revelación

divina a los primeros hombres y las creencias de las religiones

primitivas, tal como las conocemos hoy. Es cierto que el hombre es

capaz de alcanzar esas verdades con la luz de su inteligencia, sin

necesidad de que Dios se las haya revelado directamente (cfr. n. 17).

Pero es cierto también que Dios las reveló a nuestros primeros

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padres, y que esas verdades pudieron transmitirse por generación a los diversos pueblos y

conservarse en ellos.

Dios, en efecto, se reveló a los dos primeros hombres, o mejor dicho, a la primitiva

humanidad que existía en Adán y Eva. Los hombres no han podido olvidar esta «primera

Revelación o «Revelación universal», como no pueden olvidar las vivencias más hondas

de su juventud. Encontrarnos esta Revelación en muchas representaciones religiosas, en las

que se mezclan los elementos de los misterios divinos con otras expresiones que

desfiguran, afean y encubren en cierto modo las verdades que Dios reveló a los hombres al

principio del mundo. Esta Revelación primera es continuada con la alianza de Noé después

de] Diluvio (cfr. Gén 9)'. A este respecto afirma el Concilio Vaticano II que las religiones

no cristianas «no pocas veces reflejan un destello de aquella Verdad que ilumina a todos

los hombres»`.

2. Revelación al pueblo de Israel

Dios se reveló de manera particular al pueblo de Israel, a quien confió sus promesas de

salvación. En primer lugar, hizo una alianza con Abraham (siglo XX a. C.): después, por

medio de Moisés (siglo XIII a. C.), hizo una alianza con el pueblo de Israel, y se manifestó

por medio de los Profetas a lo largo de varios siglos con obras y palabras, como el único

Dios vivo y verdadero que promete la salvación del género humano. Esta Revelación,

hecha Palabra de Dios, se encuentra en los libros del Antiguo Testamento, los cuales

preparan la venida de Jesucristo, Redentor universal.

El Concilio Vaticano II expresa así la Revelación al pueblo de Israel: «Al llegar el

momento oportuno, Dios llamó a Abraham para hacerle padre de un gran pueblo. Después

del tiempo de los Patriarcas, instruyó a dicho pueblo por medio de Moisés y de los Profetas

para que le reconocieran a El como Dios único y verdadero, como Padre providente y

como justo juez: y para que esperara al Salrador prometido. De este modo, fue

preparando el camino del Evangelio a través de los siglos»'.

5.4.3. Jesucristo es la plenitud de la Revelación

Las manifestaciones divinas que hemos señalado son preparación para la Revelación

que tendría lugar en Jesucristo, la Palabra eterna de Dios hecha carne es decir, hecha

palabra y vida humana. En Cristo, Dios nos habla de hombre a hombre.

Cristo es llamado «plenitud de la Revelación» basándose en los siguientes hechos: a)

su misma Persona divina: Jesús se presenta como el Hijo de Dios hecho hombre; b) sus

obras.- su vida ejemplar. milagros, muerte y resurrección; c) sus palabras.

- su Evangelio se

presenta como la Palabra de Dios, y d) su eficacia.- Jesús realmente ha liberado al hombre

del pecado y de la muerte, y ofrece a todos la resurrección a la vida eterna.

En estos términos lo expresa el Vaticano II: «Dios habló a nuestros padres en distintas

ocasiones y de muchas maneras por medio de los Profetas. Ahora, en esta etapa final nos

ha hablado por el Hijo !Hch 1. 1-2). Pues envió a su Hijo la Palabra eterna, que alumbra a

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todo hornbre, para que habitara entre los hombres v les descubriera la intirnidad de Dios.

Jesucristo, Palabra hecha carne, hombre enviado a los hombres, habla las palabras de Dios

y realiza la obra de la salvación que el Padre le encargó. Quien ve a Jesucristo, ve al Padre:

É1, con su presencia personal y manifestación, con sus palabras y obras, signos y

milagros, sobre todo con su muerte v gloriosa Resurrección, así como con el envío del

Espíritu de la verdad lleva a plenitud toda la revelación, y la confirma con testimonio

divino: a saber, que Dios está con nosotros, para liberarnos de las tinieblas del pecado y de

la muerte. y para hacernos resucitar a la vida eterna»".

Las realidades de la vida de Jesucristo son el objeto principal de la Revelación divina;

pero al mismo tiempo, esas realidades tienen un valor apologético, pues constituyen un

testimonio divino que confirma la Revelación y manifiesta su credibilidad.

Al ser Cristo la palabra definitiva del Padre a los hombres, no puede considerarse la

Revelación de Cristo como algo transitorio o que pueda ser superado. En consecuencia, la

salvación que ha realizado Cristo es la alianza nueva v definitiva; y no cabe esperar otra

revelación pública de Dios antes de la gloriosa manifestación de Jesucristo al final de los

tiempos. Como observa San Juan de la Cruz. «Dios nos ha dicho todo junto y de una sola

vez»" en Jesucristo, quien, como Hijo de Dios, es la Verdad que nos hace libre. De esta

Revelación dan testimonio divino y perenne los escritos del Nuevo Testamento .

ACTIVIDAD 2.6 Analizar y anotar cómo se ha trasmitido la Revelación divina

TEMA 6. TRANSMISIÓN DE LA REVELACIÓN DIVINA

Consta por la fe cristiana, así como por numerosos testimonios históricos, que la

Revelación de Dios a los hombres ha sido transmitida o comunicada de modo fiel e íntegro

hasta nuestros días: «Dispuso Dios benignamente que todo lo que había revelado para la

salvación de los hombres, permaneciera integro para siempre y se fuera transmitiendo a

todas las generaciones. Por eso Cristo nuestro Señor, plenitud de la Revelación, mandó a

los Apóstoles predicar a todo el mundo el Evangelio como fuente de toda verdad salvadora

y de toda norma de conducta comunicándoles así los bienes divinos: el Evangelio

prometido por los Profetas, que el propio Cristo cumplió y promulgó con su boca. Este

mandato se cumplió Fielmente, pues los Apóstoles, con su predicación, sus ejemplos y sus

instituciones, trasmitieron de palabra lo que habían aprendido de las obras y de las palabras

de Cristo, y lo que el Espíritu Santo les enseñó. Adernás, los mismos Apóstoles y otros de

su generación pusieron por escrito el mensaje de salvación, inspirados por el Espíritu

Santo.

»Y para que este Evangelio se conservara siempre vivo y completo en la Iglesia, los

Apóstoles nombraron como sucesores suyos a los Obispos, dejándoles a su cargo el

Magisterio»''.

En el texto anterior aparecen los elementos principales por los que se transmite o

comunica, a lo largo de los siglos la Revelación divina en el marco de la Iglesia: 1) La.

fuente de la Revelación divina, que es evangelio proclamado por Cristo; 2) El medio de la

transmisión; que son los Apóstoles; 3) las dos formas o cauces de transmisión de la

Revelación divina, In transmisión oral (la Tradición Apostólica) y la transmisión escrita (la

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Sagrada Escritura); 4) el intérprete auténtico de la Revelación, que es el Magisterio de la

Iglesia confiado por los Apóstoles a sus sucesores; 5) el lugar en el que se realiza la

transmisión, que es la Iglesia fundada por Cristo; 6) y, por último, el fin de la transmisión,

que se conserve siempre vivo y completo el Evangelio de Cristo.

De esta forma, el Concilio Vaticano Il afirma la disposición de Dios para que todo lo

que había revelado permaneciese íntegro a través de los siglos y fuese transmitido a todas

las generaciones. Los documentos históricos atestiguan, en conformidad con la doctrina

cristiana, que desde el primer momento de la vida de la Iglesia aparecen estrechamente

vinculadas la Tradición, la Sagrada Escritura y el Magisterio. Veamos estos tres elementos.

6.1 LA TRADICIÓN APOSTÓLICA

.6.1.1. Noción

El término «tradición» (de traditio = entrega) significa la acción de entregar o

transmitir algo a alguien. En la religión cristiana, la expresión «Tradición Apostólica»

significa la transmisión oral y viva de la verdad revelada que iniciaron los Apóstoles, y

que perdura ininterrumpidamente en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo. La

Tradición Apostólica, llamada también «Tradición divina», conviene distinguirla de la

llamada «tradición cristiana o eclesiástica». La primera, junto con la Escritura, constituye

el depósito sagrado de la Palabra de Dios, confiada a la Iglesia`.

6.1.2Características de la Tradición Apostólica

Se puede afirmar que la tradición apostólica presenta las siguientes características:

fidelidad a la Iglesia de Jesucristo, el ser una realidad viva y operativa del pueblo cristiano

y que progresa su conocimiento con el tiempo el ser una realidad viva y operativa del

pueblo cristiano y que progresa su conocimiento con el tiempo.

a. Fidelidad: Como acabamos de ver (cfr. n. 24), Jesucristo «mandó a los Apóstoles

predicar a todo el mundo el Evangelio como fuente de toda verdad salvadora y de toda

norma de conducta, comunicándoles los dones divinos».

a. 1) En primer lugar, consta por la fe y por los documentos históricos que !os

Apóstoles cumplieron con toda fidelidad el mandato de Jesús.' los Apóstoles fueron

testigos oculares de la vida y de la enseñanza de Jesús: «lo que hemos visto y oído, os lo

anunciamos, para que también vosotros estéis en comunión con nosotros. Y nosotros

estamos en comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo» (I Jn 1, 3); además,

recibieron la enseñanza del Espíritu Santo para profundizar en el mensaje evangélico,

como les había anunciado Jesús: «el Espíritu Santo que el Padre enviará en mi nombre, Él

os enseñará todo y os recordará todas las cosas que os he dicho» (Jn 14, 26).

Los Apóstoles transmitieron el Evangelio de Jesucristo por medio de la predicación, el

ejemplo de sus vidas, la administración de los sacramentos y la creación de algunas

instituciones para la ordenación del culto y de la vida moral de los cristianos.

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1. 2} También consta que los Apóstoles alentaron a !as nueras generaciones de

cristianos a ser fieles a las tradiciones aprendidas de palabra o por escrito:

«manteneos firmes y conservad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros,

de viva voz o por carta» (2 Tes 2, 15); asimismo, les exhortan a luchar por la fe ya

recibida: «combatir por la fe que ha sido transmitida a los santos de una vez para

siempre» Iud 3).

b. Realidad viva y operativa: La segunda característica consiste en que la Tradición

Apostólica es una realidad sobrenatural viva y operativa: «Lo que los Apóstoles

transmitieron comprende todo lo necesario para una vida santa y para una fe creciente del

Pueblo de Dios; así la Iglesia, con su enseñanza, su vida y su culto, conserva y transmite a

todas las edades lo que es y lo que cree»".

'" Cfr. Concilio Vaticano II: Dei Verbum, n. 10. Cfr. Catecismo, n. 83. - 110

A lo largo de la historia. el pueblo cristiano ha conservado y trasmitido de una manera

viva y operativa lo que la Iglesia es y la que la Iglesia cree: las realidades sobrenaturales

reveladas por Jesucristo; es decir, la Tradición Apostólica está plasmada en la doctrina de

la fe la vida moral la práctica de los sacramentos, la liturgia, la santidad de vida. el celo

apostólico y el servicio a los necesitados; todas estas realidades informan la vida del

pueblo cristiano como expresión, del Evangelio de Cristo. Un signo de que la Tradición

Apostólica es una realidad viva es el rito litúrgico de traditio -es decir, «la entrega»- del

Símbolo de la fe y del Padre Nuestro en la celebración del Bautismo, rito que surgió en los

primeros siglos de la Iglesia y que continúa haciéndose hoy día en Bautismo de adultos`.

c. Realidad progresiva: En tercer lugar, la Tradición Apostólica es una realidad que

progresa o crece en la Iglesia bajo la asistencia del Espíritu Santo. Lo que progresa no es el

contenido de la Tradición Apostólica --el «depósito de la fe», que es inalterable, sino la

comprensión de las palabras y de las instituciones transmitidas por los .Apóstoles. Ese

progreso tiene lugar cuando los fieles contemplan y estudian lo transmitido por los

Apóstoles, meditándolo en su corazón: cuando comprenden internamente los misterios que

viven: y cuando lo proclaman los obispos, sucesores de los Apóstoles, en cl carisma de la

verdad. De este modo la enseñanza de los Apóstoles informa el pensamiento y la vida de

los pueblos y de culturas muy diversas con cl espíritu cristiano. A ese progreso contribuyen

todos los fieles cristianos: los obispos y los teólogos, las amas de casa y los sabios, los

profesores y los padres de familia, los campesinos y los empresarios (cfr. n. 5).

6.1.3 Lugar donde se encuentra la Tradición Apostólica

Los Padres de la Iglesia -escritores cristianos de los primeros siglos cristianos- dan

testimonio en sus escritos de la presencia viva de la Tradición Apostólica en la Iglesia,

cuyas riquezas informan las costumbres y la vida de los cristianos de todos los tiempos.

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6.1.4. Importancia de la Tradición

La importancia de la Tradición Apostólica se deduce de los hechos siguientes: a)

Gracias a la Tradición Apostólica, la Iglesia conoce con seguridad el canon' de los libros

inspirados por Dios: b) También por la Tradición, la Iglesia conoce los criterios para

interpretar con certeza el mensaje cristiano- Por último, la Tradición hace que la Escritura

sea incesantemente operativa. «De este modo. Dios, que habló en otros tiempos, sigue

conversando siempre con la Esposa de su Hijo amado: y el Espíritu Santo, por quien la voz

viva del Evangelio resuena en la Iglesia, y por ella en el mundo, va introduciendo a los

fieles en la verdad plena, y hace que la Palabra de Cristo habite en ellos abundantemente»".

Por esta razón, la Sagrada Escritura no puede ser entendida cabalmente al margen de la

Tradición.

ACTIVIDAD 2.7 Leer y comentar el tema propuesto para luego sistematizar la

información.

TEMA Nº 7 LA SAGRADA ESCRITURA

Lo revelado por Jesucristo se expresa de un modo especial en los libros que fueron

escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo: por esa

razón reciben el nombre de «libros sagrados» o

Sagrada Escritura.

Los principales instrumentos que han conservado

la Tradición de los Apóstoles son los siguientes: las

profesiones de fe o símbolos de la fe cristiana; la

Liturgia; los escritos de los Padres de la Iglesia; las

Actas de los mártires: la práctica de la Iglesia; los

monumentos arqueológicos.

7.1 Noción

Se llama Sagrada Escritura la Palabra de Dios que ha sido escrita por- inspiración del

Espíritu Santo ha sido confiada a la Iglesia`. La Sagrada Escritura abarca un conjunto de

libros que fueron escritos por unos hombres -Mateo, Juan, Pablo, Moisés, Isaías, etc.

elegidos por Dios para que pusieran por escrito todo y sólo lo que Dios quería dar a

conocer para la salvación de los hombres -es decir, la revelación de Dios a los hombres-;

para llevar a cabo esta tarea, fueron inspirados por el Espíritu Santo; por eso es Dios el

autor principal de la Sagrada Escritura. Al mismo tiempo, estos hombres elegidos por Dios

ejercitaron todas sus facultades y talentos personales los cuales quedaron plasmados en sus

escritos; por eso son verdaderos autores.

7.2 División

La Sagrada Escritura se divide en Antiguo y Nuevo Testamento. El Antiguo

Testamento comprende cuarenta y seis (46) libros inspirados, escritos por los Profetas a lo

largo de varios siglos antes de la venida de Jesucristo; estos libros contienen la promesa de

la salvación de los hombres. El Nuevo Testamento comprende veintisiete (27) libros

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inspirados escritos después de Jesucristo, entre los años 50 y 100, por Apóstoles y

discípulos del Señor; estos libros contienen el cumplimiento de la venida de Jesucristo y de

la salvación que realizó.

En la Tradición y en la Sagrada Escritura se contiene la Revelación de Dios a los

hombres como en un único depósito sagrado, que recibe el nombre de «depósito de la fe».

Tradición y Escritura son, pues, palabra de Dios. que ha sido revelada para la salvación de

los hombres.

7.3. EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA

Se llama Magisterio de la Iglesia al oficio de enseñar el Evangelio y de interpretar

auténticamente la Revelación. Este oficio o rninisterio público fue confiado por Cristo a

los Apóstoles, a quienes prometió la asistencia del Espíritu Santo. y se conserva en los

Pastores de la Iglesia --e1 Papa y los obispos-, que son los sucesores de los

Apóstoles (cfr. n. 83). Para entender adecuadamente la función del

Magisterio, parece oportuno tener en cuenta lo siguiente:

7.4 La Tradición y la Escritura han sido confiadas a toda 1a Iglesia

No a un individuo o a un grupo de individuos. Tanto la Tradición corno

la Escritura constituyen un único depósito sagrado de la Palabra de Dios que ha sido

confiado a la Iglesia entera, como un don de Dios para informar la vida de su Pueblo. Por

eso, el pueblo cristiano, fieles y pastores, persevera en la doctrina de los Apóstoles, en la

comunión fraterna, en la fracción del pan y en la oración (efr. Hch 2, 42). De ahí que todo

el pueblo cristiano, gracias al «sentido sobrenatural de la fe», goza de infalibilidad al creer.

«Cuando desde los obispos hasta los últimos fieles laicos presta su consentimiento

universal en las cosas de fe y costumbres»`. Y de ahí también la responsabilidad de todos

los cristianos de ser fieles a la Revelación recibida.

7.5 El Magisterio goza de infalibilidad al enseñar

El Magisterio de la Iglesia ejerce su autoridad doctrinal en nombre de Cristo, y es el único

intérprete auténtico de la Palabra de Dios, escrita o transmitida de viva voz. Como

sucesores de los Apóstoles. los Pastores de la Iglesia «reciben del Señor [...] la misión de

enseñar a todas las gentes y de predicar el Evangelio a toda criatura, a fin de que todos los

hombres alcancen la salvación»`. Por eso, se confía a ellos el oficio de guardar, exponer y

difundir la Revelación divina, de la que son servidores. El Magisterio de la Iglesia «no está

sobre la Palabra de Dios, sino al servicio de ello. De este modo los pstores prtegen al

pueblo cristiano de posibles desviaciones, le garantizan la posibilidad objetiva de profesar

la fe auténtica, sin errores, en todo momento y en las diversas situaciones de la vida.

Para poder cumplir plenamente este oficio que se les ha confiado. Jesucristo prometió a los

Pastores de la Iglesia la asistencia del Espíritu Santo y les dio en especial el carisma o

gracia de la infalibilidad para aquello que se refiera a las materias de fe y de vida moral.

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7.6 Modos del Magisterio

El ejercicio de este carisma reviste diversas modalidades. Las más importantes son las

siguientes:

a. Se llama Magisterio solemne a la enseñanza de una doctrina de fe y de vida moral,

contenida en la Revelación divina, que el Papa con los obispos reunidos en Concilio

Ecuménico proponen «de modo definitivo para ser creída`. Esta enseñanza es infalible -es

decir, está exenta de cualquier error debido a la asistencia del Espíritu Santo- y constituyen

las verdades de fe divina y católica o «dogmas de fe».

b. Se llama Magisterio ordinario o auténtico a la doctrina que el Papa o los obispos

enseñan cuando, sin llegar a una definición infalible y sin pronunciarse de «modo

definitivo», en el ejercicio del magisterio ordinario proponen «una enseñanza que conduce

a una mejor comprensión de la Revelación en materia de fe y de costumbres y ofrecen

directivas morales derivadas de esta enseñanza»`. Los fieles deben prestar un asentimiento

religioso del entendimiento y de la voluntad a esta doctrina, llamada «doctrina católica»,

rechazando todo lo que no sea conforme con la misma.

ACTIVIDAD 2.8 Analizar y comentar la noción y las características de la Fe sobre

natural

TEMA 8: LA FE SOBRENATURAL. RESPUESTA A LA REVELACIÓN DIVINA

El hombre responde a la Revelación divina mediante la fe sobrenatural. Si Dios se ha

manifestado de modo sobrenatural en vista a la salvación de los hombres, parece razonable

que el hombre responda a esa llamada e interpelación divina de un modo también

sobrenatural. Por eso, es oportuno considerar la noción y las características de la fe

cristiana.

a. Noción: La fe cristiana es una Virtud sobrenatural por la que el hombre cree

firmemente lo que Dios ha revelado y la Iglesia nos enseña. La fe cristiana es siempre la

respuesta consciente y libre del hombre a la manifestación de Dios, que ]legó a su plenitud en

Jesucristo.

b. Características: Enseña el Concilio Vaticano lI que «por la fe el hombre se entrega

entera y libremente a Dios, le ofrece el pleno homenaje de su entendimiento y de su

voluntad, asintiendo libremente a lo que Dios revela. Para dar esta respuesta de fe, es

necesaria la gracia de Dios»`. En estas palabras encontramos las características principales

de la fe: la característica divina es la gracia de Dios: la fe es un don sobrenatural, es una

obra de la gracia que actúa en la inteligencia v en la voluntad del hombre. La característica

humana consiste en que se trata de un acto consciente y libre: en la respuesta humana hay

un acto del entendimiento y un acto de la voluntad libre; por eso se dice que la fe cristiana

es una tarea personal por la que el hombre responde al don de Dios.

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8.1 La fe cristiana es un don de Dios

La fe cristiana tiene una característica original que la diferencia grandemente del

conocimiento racional de Dios que el hombre ha alcanzado por medio de las cosas creadas:

la fe cristiana es un don Sobrenatural que Dios ofrece para que el hombre pueda realizar el

acto sobrenatural de .fe. Este don se llama «gracia de Dios» y en particular «la gracia de la

Fe».

Con sus solas fuerzas, el hombre no puede responder a la Revelación divina. De ahí

que el hombre necesite que Dios mismo le abra los ojos, le ilumine y mueva su voluntad

para que libremente se adhiera a Él y a su verdad: «Para dar la respuesta de la fe- es

necesaria la gracia de Dios, que se adelanta y nos ayuda, junto con el auxilio interior del

Espíritu Santo, que mueve el corazón, lo dirige a Dios, abre los ojos del espíritu y concede

a todos gusto en aceptar y creer la verdad»". Esta formulación del Vaticano II refleja la

enseñanza de Jesús mismo, que ha dicho: «Nadie puede venir a mí si el Padre- que me ha

enviado no le atrae» Jn 6, 44).

a. Los frutos de la fe: El don de la fe produce dos frutos principales: en primer lugar,

hace capaz al hombre para «creer en Dios» -es decir, para confiar plenamente en Él- y, de

este modo establecer una «comunión» sobrenatural de vida y de amistad entre el hombre y

Dios. En segundo lugar, hace capaz al hombre para creer en las verdades que Dios ha

manifestado a los hombres; se trata de un conocimiento esencialmente sobrenatural. Es

razonable que quien «cree en Dios» acepte la enseñanza divina, es decir, que «crea en la

Revelación de Dios», en las verdades que Dios ha dado a conocer para la salvación de los

hombres. Bajo este aspecto, el don de la fe es semejante a la fe o confianza que se da entre

los hombres: si yo creo en alguien, es porque sé que me quiere y busca mi bien, y yo

también le quiero; la consecuencia lógica es que yo crea en lo que me dice para mi bien,

porque confío en la bondad de la persona que me quiere y en la competencia que tiene en

lo que me dice. En definitiva, toda manifestación de fe se fundamenta en la confianza que

se tiene en una persona y, como consecuencia, se acepta lo que dice esa persona; toda fe es

creer en alguien y creer en algo.

b. Las razones para creer: El hecho de que la fe cristiana sea un don no impide

descubrir las razones que tiene el hombre para creer. El Concilio Vaticano I afirmó en

1820 que la recta razón demuestra los fundamentos de la fe»`. Esto quiere decir que la

razón humana ofrece argumentos sólidos para ver con claridad que es razonable y bueno

creer en el Dios que se ha revelado. En otras palabras, la fe cristiana no es una creencia

ciega y carente de fundamento. Al contrario- la razón humana muestra que la fe tiene un

fundamento razonable y grandioso: la razón el .fundamento de la fe cristiana es la

autoridad del propio Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, que no puede engañarse ni

engañarnos. En consecuencia la fe cristiana se concreta en esto: en creer en Cristo, pues

los hombres tenemos razones suficientes para aceptarlo como el Hijo de Dios que ha

venido a salvarnos: y tenemos razones para creer en su Eran en las verdades que Él ha

revelado.

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TERCER MOMENTO

CONSOLIDACIÓN

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Actividad 3.1

Tema de reforzamiento: El diálogo entre Dios y el hombre.

Los cristianos creemos que Dios, por su bondad y sabiduría, se comunica con los hombres

para revelarles su misterio e invitarlos a compartir su gloria, y que los hombres son capaces

de escuchar la Palabra de Dios y de corresponderle por la fe. Llamamos "Revelación" al

hecho y el contenido de la comunicación de Dios a los hombres: "En esta revelación, Dios

invisible, movido de amor, habla a los hombres como amigos... El plan de la revelación se

realiza por obras y palabras intrínsecamente ligadas; las obras que Dios realiza en la

historia de la salvación manifiestan y confirman la doctrina y las realidades que las

palabras significan; a su vez, las palabras proclaman las obras y explican su misterio."

(Concilio Vaticano II, constitución dogmática Dei Verbum, 2).

Dios se comunica con los hombres de muchas maneras, pero la forma predominante es la

palabra. En la Biblia, las teofanías, sueños, visiones, etc. son más bien medios de

transmisión de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios tiene un valor noético y dinámico; es

decir, inspira conocimientos, pensamientos y proyectos, pero además suscita historia, es

fuerza que dinamiza y orienta los acontecimientos. La Palabra de Dios crea, revela y salva;

indica metas y da la posibilidad de alcanzarlas. Podemos considerar que hay una

Revelación cósmica y una Revelación histórica:

"Dios, creando y conservando el universo por su Palabra, ofrece a los hombres en la

creación un testimonio perenne de sí mismo; queriendo además abrir el camino de la

salvación sobrenatural, se reveló desde el principio a nuestros primeros padres." (Dei

Verbum, 3). El hombre, por medio de su inteligencia, debe ascender de la contemplación

de las cosas creadas al Creador (cf. Romanos 1, 20). La Naturaleza transparenta algunas

facetas del misterio de Dios: Su bondad, su belleza, su sabiduría, etc. El relato de la

Adoración de los Magos (Mateo 2,1-12) simboliza esta realidad: El ejercicio perseverante

de las más nobles facultades humanas y la búsqueda de la verdad llevada a sus últimas

consecuencias conducen hasta el umbral de una profesión de fe.

Hay cuatro sentidos de la palabra "historia" en relación con la Revelación:

La historia es el contexto temporal y espacial en el cual se realiza la Revelación.

La historia es también objeto y contenido de la misma Revelación (por ejemplo

Deuteronomio 26,5-9).

Determinados acontecimientos históricos son confirmaciones visibles de la verdad

de la Revelación (por ejemplo los milagros).

Los hechos de la historia de salvación son reveladores y portadores de un mensaje.

La historia fue el medio principal por el cual Israel conoció a Yahvé, experimentando sus

intervenciones salvíficas. La Revelación debe recibirse con fe: "Por la fe el hombre se

entrega entera y libremente a Dios... Para dar esta respuesta de fe es necesaria la gracia

de Dios, que se adelanta y nos ayuda" (Dei Verbum, 5). Dada la relación existente entre

Dios y los hombres, toda teología supone una determinada antropología; es decir, toda

afirmación acerca de Dios implica una determinada visión del hombre y del cosmos. Esto

se aplica también a la Divina Revelación, concepto fundamental de la teología cristiana. La

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afirmación de la realidad de la comunicación entre Dios y los hombres implica una cierta

concepción no sólo de Dios, sino también del hombre. Intentaremos esbozar lo esencial de

ambas concepciones de acuerdo a la teología cristiana, basada en la aceptación de la

Revelación.

Dios es no sólo el Creador del Universo y del hombre, sino además un Padre

providente, rico en misericordia. La expresión más sintética de la Buena Noticia del

Evangelio es esta frase de la Primera Epístola de San Juan: "Dios es Amor" (1 Juan

4,8.16). El amor de Dios es gratuito, total, irreversible, incondicional, universal (es

caridad). Dios ama al mundo y a los hombres, y por eso se comunica con ellos, no

sólo para transmitirles algunas verdades necesarias para su salvación, sino sobre

todo para transmitirles la vida eterna, es decir su propia vida. A esta "vida de Dios"

le llamamos Gracia, porque es una autoapertura o autocomunicación gratuita de

Dios a los hombres, a quienes llama a vivir en comunión de amor con Él.

El Dios de los cristianos: Es trascendente, está más allá de los hombres y del

mundo (no se confunde con ellos como en el panteísmo). Siempre es

completamente Otro; en cierto sentido es lo más diferente de mí mismo, un Dios

oculto.

Es inmanente, está presente (vivo y actuante) en los hombres y en el mundo (no se

desinteresa de ellos como en el deísmo). Siempre busca unirme a Él; en cierto

sentido es lo más íntimo de mí mismo, un Dios cercano.

Es un ser personal, alguien a quien tiene sentido hablar y llamar Padre (no es una

fuerza anónima o una ley impersonal que rige el Universo como en algunas

variantes del budismo).

El hombre y la mujer, y sólo ellos, fueron creados por Dios a su imagen y

semejanza (cf. Génesis 1,26-27). Entre los hombres y Dios, por lo tanto, hay

diferencias pero también semejanzas que hacen posible un diálogo. El hombre,

como Dios, está dotado de un alma espiritual e inmortal, que participa (aunque con

las limitaciones propias de la finitud del hombre) de algunas facultades del mismo

Dios: Inteligencia, libre albedrío, capacidad de amar, etc. Pero el hombre, a

diferencia de Dios, tiene también un cuerpo material. Ese compuesto de cuerpo y

alma, materia y espíritu, es una unidad: cuerpo vivificado, espíritu encarnado.

Tanto la materia como el espíritu son frutos de la obra creadora de Dios ("Creador

del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible"), y son por consiguiente

buenos.

El hombre es un ser autotrascendente, "excéntrico"; aspira, consciente o

inconscientemente, a lo Absoluto; hay en él una sed de infinito y de eternidad que

postula un "agua que no es de este mundo", capaz de saciar esa sed. Como escribió

San Agustín, el corazón del hombre estará inquieto hasta que descanse en Dios. El

hombre está llamado a ser uno con Dios; ésta es su vocación ontológica. Sólo en

Dios podrá alcanzar la felicidad plena que desea. La Revelación supone la

existencia en el hombre de una capacidad de apertura al misterio de Dios. La fe es

esa apertura. En la realidad humana, inmanente y contingente, puede darse esa

apertura, libre y liberadora, a la realidad trascendente de Dios, apertura que hace

posible y real el diálogo entre Dios y el hombre.

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La Revelación, por lo tanto, es rechazada no sólo por las corrientes de pensamiento

(ateísmo, agnosticismo, etc.) que no aceptan la existencia de un Dios con las características

enunciadas, sino también por aquéllas (racionalismo, determinismo, fatalismo,

psicologismo, economicismo, etc.) cuya imagen del hombre es radicalmente distinta de la

cristiana. A menudo estas ideologías intentan sofocar la aspiración del hombre a lo

Absoluto o satisfacerla recurriendo a ídolos que toman el lugar del único Dios vivo y

verdadero.

Actividad 3.2

Tema de Profundización: La Palabra de Dios a los hombres se nos revela en Jesús.

Jesús es el cumplimiento, el centro y la plenitud de la Revelación. Él es la segunda persona

de la Trinidad, el Verbo (Logos = Palabra) de Dios que se hizo hombre para revelarnos el

misterio de Dios y el misterio del hombre, y llevar a cabo el plan divino de salvación (cf.

Juan 1,1-18).

Es voluntad del Padre Eterno que los hombres participen de la vida divina. Habiendo ellos

pecado, no los abandonó, sino que les dispensó siempre los auxilios para la salvación (cf.

Concilio Vaticano II, constitución dogmática Lumen Gentium, 2).

"Dios, que en otro tiempo habló a nuestros padres en diferentes ocasiones y de muchas

maneras por los profetas, nos ha hablado, en estos días postreros, por medio de su Hijo, a

quien constituyó heredero universal de todas las cosas, por quien creó también los

mundos. El cual, siendo como es el resplandor de su gloria e imagen de su substancia, y

sustentándolo todo con su poderosa palabra, después de habernos purificado de nuestros

pecados, está sentado a la diestra de la majestad en lo más alto de los cielos." (Hebreos

1,1-3).

Dios ama tanto al mundo y a los hombres que les entregó su Hijo único, para darles la vida

eterna (cf. Juan 3,16). Jesucristo es la Palabra eterna hecha carne para alumbrar a todo

hombre:

Él "habla las palabras de Dios y realiza la obra de salvación que el Padre le encargó. Por

eso, quien ve a Jesucristo, ve al Padre; Él, con su presencia y manifestación, con sus

palabras y obras, signos y milagros, sobre todo con su muerte y resurrección, con el envío

del Espíritu de la verdad, lleva a plenitud toda la revelación y la confirma con testimonio

divino" (Dei Verbum, 4).

El amor de Dios a los hombres se manifiesta principalmente en la Encarnación del Hijo de

Dios, que se convirtió en uno de nosotros, y en su muerte redentora en la Cruz, que le hizo

merecedor de la gloria de su Resurrección y Ascensión al cielo.

"Vino, por tanto, el Hijo, enviado por el Padre, quien nos eligió en Él desde antes de la

creación del mundo y nos predestinó a ser hijos adoptivos, porque se complació en

restaurar en El todas las cosas. Así, pues, Cristo, en cumplimiento de la voluntad del

Padre, inauguró en la tierra el reino de los cielos, nos reveló su misterio y con su

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obediencia realizó la redención. La Iglesia o reino de Cristo, presente actualmente en

misterio, por el poder de Dios crece visiblemente en el mundo... Todos los hombres están

llamados a esta unión con Cristo, luz del mundo, de quien procedemos, por quien vivimos

y hacia quien caminamos." (Lumen Gentium, 3).

El Primer Concilio Ecuménico (Nicea, año 325) proclamó solemnemente la fe de la Iglesia

en la divinidad de Jesucristo, que era negada por los seguidores de Arrio; así reza el Credo

niceno:

"Creemos en un solo Señor Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de

todos los siglos; Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero;

engendrado, no creado, de la misma naturaleza (homoousios = consubstancial) que el

Padre, por quien todo fue hecho; y que por nuestra salvación bajó del cielo, y por obra del

Espíritu Santo se encarnó en María la Virgen, y se hizo hombre. Y por nuestra causa fue

crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado; descendió a los

infiernos, y al tercer día resucitó de entre los muertos según las Escrituras. Subió a los

cielos y está sentado a la derecha del Padre. Y de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a

vivos y muertos, y su Reino no tendrá fin." Contra los arrianos, que pretendían reducir a

Jesús al rol de maestro de la verdadera religión y la verdadera sabiduría, escribió San

Atanasio:

(Jesús es) "el Salvador, el Hijo bueno del Dios bueno", "la Sabiduría en Sí, la Religión en

Sí, la misma Potencia en sí propia del Padre, la Luz en Sí, la Verdad en Sí, la Justicia en

Sí, la Virtud en Sí." El Concilio Ecuménico de Calcedonia, para cerrar el paso tanto a las

herejías que negaban la naturaleza divina de Cristo, como a las que negaban su naturaleza

humana, proclamó la célebre fórmula dogmática: Cristo es verdadero Dios y verdadero

hombre. Siendo Cristo la única persona que reúne en sí la naturaleza divina y la naturaleza

humana, Él ha podido revelarnos la verdad acerca de Dios y la verdad acerca del hombre.

Jesús nos revela la verdad acerca de Dios:

Jesús es el rostro visible del Dios invisible, la Epifanía de Dios, el Sacramento del

Padre. En Él se manifiestan la gloria y el amor de Dios. Él nos enseñó a llamar a

Dios "Abbá" (Padre, o más exactamente Papá) y nos reveló la Buena Noticia de que

Dios ama a todos los hombres, quiere perdonarles todos sus pecados y recibirlos en

su Reino. Conocer a Cristo es conocer al Padre (cf. Juan 14,7), y recibir a Cristo es

recibir al Padre (cf. Juan 13,20).

Jesús predicó el Evangelio del Reino de Dios, un Reino que está cerca, que ya

viene, que por Jesús está ya presente, actuante, vivo y en crecimiento en medio de

los hombres (cf. Marcos 1,14; Lucas 17,20-21).

Jesús nos revela la verdad acerca del hombre:

Jesús es el Nuevo Adán (cf. Romanos 5,15; 1 Corintios 15,22.45), el hombre

perfecto, el Primogénito de toda criatura (cf. Colosenses 1,15). Cristo, verdadero

Sumo Sacerdote, es un hombre de verdad, semejante a nosotros en todo, menos en

el pecado (cf. Hebreos 4,15). Para llegar a ser perfectos debemos seguir a Jesús,

cargar con su Cruz, amar como Él nos amó. El cristiano es una nueva criatura que

vive de la gracia de Dios; ha sido revestido de Cristo en el Bautismo.

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El Evangelio según san Juan nos presenta a Jesucristo como el manantial de agua viva

(Cap. 4), como el Pan de Vida (Cap. 6), como la Luz del mundo (Cap. 8), como el Buen

Pastor (Cap. 10) y como la Resurrección (Cap. 11). Jesucristo, si bien anuncia el Reino de

Dios, deja entender claramente que la opción del hombre por el Reino (vale decir su

salvación) guarda una relación directa con la actitud que tome ante su persona: "Yo soy el

Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre si no es por Mí." (Juan 14,6).

Jesús es signo de contradicción y ante Él nadie puede permanecer indiferente. Él obliga al

hombre a tomar partido: Por Cristo o contra Cristo, por Dios o contra Dios, por el Amor o

por el egoísmo. Encontrar a Cristo es encontrar la salvación. Por eso Jesús puede decir a

Zaqueo: "Hoy ha llegado la salvación a esta casa." (Lucas 19,9).

La misión de los cristianos es dar testimonio de Jesús resucitado y anunciar su Evangelio a

todos los hombres, de modo que creyendo en Cristo sean vivificados por Él. La

restauración de todas las cosas en Cristo llegará a su plenitud cuando Cristo sea todo en

todos, para que Dios sea todo en todos (cf. 1 Corintios 15,24-28). Entonces será el fin, y

los bienaventurados convivirán para siempre con Dios, Principio y Fin, en la ciudad santa

(cf. Apocalipsis 21,2-3).

Actividad 3.3 Desarrolla la prueba que se presenta a continuación

Prueba de salida

Curso de Teología Fundamental

Apellidos y Nombres:

Carrera:

Fecha:

INSTRUCCIÓN I Encierra en una circunferencia la alternativa correcta

3. La Teología se define como:

A. La práctica diaria de la Fe cristiana

B La Revelación divina.

3. La ciencia que estudia a Dios mediante la reflexión de la Revelación. 4. La Manifestación de Dios al mundo.

4. Se define como la Revelación cristiana como:

5. La manifestación de Dios al hombre 6. La Actitud rebelde del hombre frente a Dios 7. La llegada del Mesías. 8. El encuentro de Dios con el hombre.

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INSTRUCCIÓN II : Escribe dentro del paréntesis la letra que corresponde al enunciado.

3. La Palabra de Dios trasmitida oral y escrita -Magisterio de la Iglesia ( ) 4. La Palabra de Dios predicada y trasmitida por los Apóstoles –Inspiración ( ) 5. Tiene la autoridad para interpretar la Biblia. – Materialismo ( ) 6. Sistema Filosófico que niega a Dios - S. Tradición ( ) 7. La influencia de Dios en la mente del hombre para escribiré su Palabra –Biblia ( )

INSTRUCCIÓN III. Responde a las siguientes preguntas

4. Cómo defines tu la teología?

5. ¿Cuál sería la importancia de la Teología?

6. ¿Cómo defines la Teología fundamental?

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

1. Biblia Latinoamericana. Edición Pastoral. Edición 118. Editorial Verbo Divino.

España 2005.

2. Lobo Méndez, G. Razones para creer. Teología fundamental. Ediciones Rialp.S.A.

Madrid 1993

3. Sayes, José Antonio. Razones para creer. Dios, Jesucristo, la Iglesia. Ediciones

Paulinas. Madrid 1992.

4. Pié i Ninot, Salvador. Tratado de teología fundamental. Dar razón de la Esperanza.

Ediciones Secretario Trinitario. Salamanca, 1989.

B.- Complementaria

5. Catecismo de la Iglesia Católica. Asociación de editores del catecismo 3º Edición,

España 1994.

6. Dei Verbum en: Documento del Vaticano II. Biblioteca de Autores Cristianos. 34º

Edición. Madrid 1982.

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7. Jiménez Ortiz, A. Teología fundamental. La Revelación y la Fe en Heinrich Fries.

Universidad Pontificia. Salamanca, 1988.

8. Juan Pablo II. Fides et Ratio. Sobre las relaciones entre fe y razón. Ediciones

Paulinas, Lima 2002.

9. Ratzinger Joseph. Benedicto XVI. Jesús de Nazaret. 1º Edición. Editorial Planeta

Perú. S. A. Lima 2007.

10.