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    Aula de Teologa. Universidad de Cantabria.Curso XXVII: Telogos clsicos del siglo XX.Santander, 11 de enero de 2011

    EL ITINERARIO TEOLGICO DEL CARDENAL W. KASPER

    Santiago Madrigal, SJ

    Me resulta muy agradable comenzar este curso dedicado a los grandes telogosdel siglo XX en esta su tercera edicin y hacerlo glosando precisamente la figurateolgica del cardenal Walter Kasper. Hace aos tuve la ocasin de hacer la laudatio oelogio de este maestro en su investidura como doctorhonoris causa por la Facultad de

    Teologa de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid, el 30 de marzo de 2004. Coneste motivo estudi su vida y su biografa y ahora retomo partes de aquel trabajo 1. Porotro lado, contamos con un reciente libro (2008) de tono biogrfico resultado de unaconversacin con el periodista delFrankfurter Allgemeine Zeitung, Daniel Deckers, quese titula Al corazn de la fe. Las etapas de una vida, donde de forma muy coloquial elcardenal repasa su vida y habla sin tapujos sobre lo humano y lo divino 2. El subttuloindica que el libro es un recorrido cronolgico cuyos jalones permiten reconstruir elitinerario teolgico de este hombre, que, formado en la escuela teolgica de Tubinga,transcurre en tres escenarios: la ctedra de Teologa, en Mnster, entre 1964-1970, enTubinga, entre 1970-1989, la ctedra episcopal en la dicesis de Rottenburg-Stuttgartdurante el decenio siguiente, finalmente, el dicasterio romano para la promocin de la

    unidad de los cristianos, desde 1999 hasta julio de 2010. A esta ltima etapa, al serviciode la ecumene, est dedicada prcticamente la segunda mitad del libro citado.

    1. El telogo de la escuela catlica de Tubinga: el lema fe e historia

    W. Kasper naci el 5 de marzo de 1933 en Heidenheim/Brenz, un lugarrecndito de esa Suabia que engendra a hombres de talante soador y, al tiempo,circunspectos, de fino humor y de buen corazn. Si se cae en la cuenta de que su fechade nacimiento coincide con el da en que se celebraron las elecciones que permitieron elascenso de A. Hitler al poder, se percibe con nitidez que su infancia transcurri marcada

    por el nazismo y la segunda guerra mundial. El deseo vocacional prontamente sentido le

    condujo hacia los estudios en Tubinga y Munich, en cuyas Universidades realiz, entre1952 y 1956, estudios de Filosofa y de Teologa. Fue ordenado presbtero el 6 de abrilde 1957 en la catedral de Rottenburg.

    1 S.MADRIGAL, El itinerario teolgico del cardenal W. Kasper: Estudios Eclesisticos 79 (2004) 371-394. Su produccin filosfica y teolgica es amplsima. Bastar un dato estadstico: para el periodo quetrascurre entre 1960-1998 estn inventariadas un total de 617 publicaciones. Este elenco reciente yactualizado, elaborado por J. Drumm y Ch. Hermes, puede verse en el volumen de homenaje editado porA. RUSSO y G. COFFELE, titulado Divinarum rerum notitia. La teologia tra filosofia e storia. Studi inonore del Cardinale Walter Kasper (Edizioni Studium Roma 2001), en las pginas 785-827. Prolonganel trabajo de J. DRUMM, Bibliographie Walter Kasper 1960-1992, en: E. SCHOCKENHOFF- P. WALTER

    (eds.),Dogma und Glaube. Bausteine fr eine theologische Erkenntnislehre (Festschrift W. Kasper zum60. Geburtstag), Mainz 1993, 294-333. Est en marcha la edicin de sus obras completas.2 W.KASPER-D.DECKERS,Al corazn de la fe. Las etapas de una vida, Madrid 2009.

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    El libro de Memorias de H. Kng nos ofrece datos frescos de este tipo: Miprimer asistente en Tubinga es el doctorando, de la dicesis de Rottenburg, WalterKasper, un suabo inteligente, amable y cooperador, al que no puedo exigir muchotrabajo porque tengo que compartirlo con mi colega de dogmtica profesor Leo

    Scheffyczyk () De todos modos, es para m muy bueno que Kasper pueda hacermealgunas tareas auxiliares. l es alumno del especialista en teologa dogmtica deTubinga Geiselmann, no ha hecho sus estudios de teologa en Roma, pero estterminando su tesis doctoral sobre la doctrina de la tradicin en la escuela romana 3.Efectivamente, W. Kasper, que entre 1961 y 1964 trabaj como asistente de los

    profesores Leo Scheffczyk y Hans Kng, obtuvo el doctorado en Teologa en Tubingacon un trabajo sobreLa doctrina de la Tradicin en la Escuela Romana (1961). Con unestudio que lleva por ttulo Filosofa y teologa de la historia en la filosofa tarda deSchelling consigui la habilitacin en la especialidad de Teologa dogmtica. Esemismo ao de 1964 fue llamado para ocupar la ctedra de Dogmtica de la Facultad deTeologa Catlica de Mnster, en sustitucin de Hermann Volk; de este modo, con 31

    aos se convirti en el profesor de Teologa ms joven de Alemania4. All fue decanoentre 1969-1970. En 1970 se traslada de nuevo a la Universidad de Tubinga, donde seconvierte en el sucesor de J. Ratzinger5. A las orillas del ro Neckar, ense y trabajcomo titular de la ctedra de Teologa dogmtica durante casi cuatro lustros,exactamente hasta el ao 1989.

    Detengmonos un momento en ese primer escenario, el que traza su alma mater,para destacar su primera produccin teolgica y su modo de teologar, que se dejasubsumir bajo este lema: fe e historia. En el prlogo de una de sus obras mscelebradas,El Dios de Jesucristo, ha dejado constancia de que este libro se edifica sobrelos pilares de la eclesialidad, la cientificidad y la apertura prctica a las cuestionescontemporneas, que son precisamente los tres principios fundamentales de la tradicinde Tubinga formulados por Juan Sebastin Drey (1777-1853), el iniciador e inspiradorde la escuela6. La teologa de W. Kasper se inscribe conscientemente en estametodologa, siempre ha exhibido con orgullo su enraizamiento en ella y adems hareflexionado expresamente sobre estos presupuestos.

    1.1 Eclesialidad, cientificidad, apertura prctica

    La expresin historia de salvacin, acuada por J. Ch. von Hoffmann (+1877),fue desarrollada en el mbito protestante por O. Cullmann; en el mbito catlico recibi

    su espaldarazo en el Concilio Vaticano II. Esta nocin, que refleja la dimensinhistrica de la revelacin de Dios, se ha generalizado y convertido en el eje de unateologa concreta e histrica. En esta longitud de onda se hallan las reflexiones de W.Kasper de los aos setenta, que fueron recopiladas en su obra Glaube und Geschichte.7A la vista de su evolucin post-conciliar, el acontecimiento ms destacado de la teologa

    3 H.KNG,Libertad conquistada.Memorias, Madrid 2003, p. 321.4 Ib., p. 321: El 16 de febrero de 1961 lo examino de teologa fundamental para el doctorado; tres aosms tarde pasa la habilitacin ante nosotros y en 1964 es profesor ordinario de dogmtica en Mnster apropuesta ma. Ms tarde, en 1970, tambin a propuesta ma, ser colega mo en la misma disciplina enTubinga. Vase:Al corazn de la fe, 55.5 Vase:Al corazn de la fe, 79-80.6

    Vase: Al corazn de la fe, captulo 2: El Centro Docente de Tubinga. La teologa en medio de lacorriente abierta del tiempo, 37-61.7 Cf. W. Kasper,Fe e historia, Salamanca 1974, p. 13-46.

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    catlica del siglo XX ha sido la superacin de la neoescolstica, desbaratando suambiciosa pretensin de establecer las bases para una teologa de la unidad que fueraatemporal y normativa para la Iglesia universal. Al hacer balance de su andadurateolgica y de la situacin en la que se encuentra la teologa nuestro telogo echaba pordelante esta tesis: La escuela catlica de Tubinga y la confrontacin que sta mantuvo

    con el pensamiento moderno establecieron las bases que permitiran superar la miopeperspectiva neoescolstica 8.

    El marco rgido de aquella teologa elaborada en forma de tesis se viodinamitada desde dentro y desde fuera. A ello colabor una comprensin de la teologacomo interpretacin sistemtica de la Sagrada Escritura, que recuperaba al mismotiempo los tesoros de la patrstica. Por otro lado, la necesidad de dar respuesta a los

    problemas de la paz, de la justicia y de la libertad humanas, as como los nuevosinterrogantes ticos, obligaron a la teologa a reelaborar el viejo problema naturaleza-gracia y a desarrollar una concepcin integral de la salvacin. La apertura ecumnica, eldilogo con las religiones no cristianas y la inculturacin del cristianismo en ambientes

    no europeos abrieron nuevos horizontes y plantearon nuevos desafos. El pluralismo deculturas, religiones, ideologas y ciencias resultaba irreductible a un comndenominador. Ese pluralismo, correlato del mismo fenmeno de secularizacin, havenido a infiltrarse tambin en la teologa que ha dejado de presentar aquella monolticaunidad precedente: no se trata slo del pluralismo interno de sus disciplinas y de susmtodos; existe tambin un pluralismo de teologas condicionado culturalmente: laafricana, la asitica, la latinoamericana. Ante esta nueva situacin se abren muchosinterrogantes: Cmo puede ser universal la teologa al tiempo que respeta el ineludible

    pluralismo? Cmo ser pluralista sin sucumbir al relativismo? Cmo compaginar esamultiplicidad legtima y la unidad necesaria de la teologa?

    En esta coyuntura, W. Kasper, fiel a la tradicin de la escuela catlica deTubinga, nos ha enseado que la teologa slo es posible en la corriente abierta deltiempo y que la unidad en la teologa no puede ser hoy la de un sistema monoltico,sino que consistir en la intercomunicacin recproca de todas las teologas, en lareferencia de todas ellas a un objeto comn, y en la utilizacin de unos principios

    bsicos comunes9. De ah la relevancia reverdecida de los tres principios constitutivosde la tradicin de Tubinga antes citados. El principio de la eclesialidad afirma copiodel autor que slo en el testimonio de la Iglesia poseemos el evangelio de laliberadora accin salvfica de Dios en Jesucristo como noticia original de ste en laEscritura. En expresin sinttica y lapidaria: La teologa slo es posible en la

    communio de la Iglesia, en y bajo la norma de la traditio viva

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    . Y, por consiguiente,eclesialidad no significa atadura a un sistema doctrinal abstracto, sino insercin en unproceso vivo de tradicin y de comunicacin en el que se actualiza e interpreta elevangelio de Jesucristo. Por eso es importante, al mismo tiempo, la participacin en los

    procesos de comunicacin y de consenso que otras teologas completan y, llegado elcaso, corrigen.

    8 Situacin y tareas actuales de la teologa sistemtica, en: W. KASPER, Teologa e Iglesia, Barcelona1989, p. 7-27; aqu: p. 7.9

    Ib., p. 13. Vase: M. SECKLER, Kein Abschied von der Katholischen Tbinger Schule, en: Divinarumrerum notitia, p. 749-762.10Ib., p. 14.

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    A este principio de la referencia a la Iglesia se aade seguidamente el delcarcter cientfico de la teologa en consonancia con el programa de Anselmo deCanterbury:fides quaerens intellectum. La adecuada realizacin de este programa sloser posible si se sabe entablar un dilogo con las otras ciencias, con la intencin de darrazn pblicamente de la esperanza cristiana (1 Pe 3, 15). Es importante recordar que el

    verdadero objeto de la teologa es la verdad de la autorrevelacin del Dios plasmada enlos testimonios de la fe de la Iglesia. De este principio depende que la teologa seaverdaderamente theo-logia, que refleje la lgica interna de la fe, que muestre que la fees una obediencia razonable a la verdad. Estas consideraciones sobre el carctercientfico de la teologa sientan las bases del tercer principio fundamental: apertura

    prctica a los problemas contemporneos. Aqu se recoge el anhelo ms hondo de laresponsabilidad pblica de la teologa, que ha de moverse no slo en el foro acadmico,sino tambin en el eclesial y social. El lema fe e historia entraa esta responsabilidad.Es el impulso que late en la constitucin pastoral Gaudium et spes del ConcilioVaticano II, de modo que la luz y la fuerza del Evangelio impregnen el mundo de hoy.En este sentido, la teologa no puede contentarse con transmitir una visin especulativa,

    sino que debe apuntar a la prctica concreta de la fe, de la esperanza y del amor.

    Hay que considerar, entonces, que son poderosas las fuerzas centrfugas queamenazan con disgregar esos tres aspectos. Porque la eclesialidad de la teologa sinautntica cientificidad bien puede desembocar en conformismo adulador; lacientificidad sin eclesialidad socava los cimientos mismos de la teologa, dejndola sinsuelo y sin objeto. Una teologa que quiera ser meramente prxica corre el riesgo deconvertirse en activismo; ahora bien, si la teologa pierde su referencia a la praxis, notiene entonces nada que decir. W. Kasper postulaba, en consecuencia, un enfoqueteolgico que ha denominado modelo de la responsabilidad cristiana y que presentacomo un intento de lograr una sntesis entre esos dos esbozos un tanto contrapuestos enla teologa actual: el enfoque teolgico-creacional y el de la teologa de la liberacin11.Se trata de buscar una visin teolgica que sepa integrar creacin e historia, unaconcepcin unitaria de la salvacin y de la liberacin. En definitiva, propone un

    paradigma teolgico basado en una teologa y cristologa de la sabidura. Sobre ellohemos de volver enseguida al analizar uno de los temas que con ms fruicin, deleite y

    profundidad ha tratado, la cuestin de Dios.

    De momento, dejemos slo anticipada esta problemtica con las apreciacionesque haca sobre la constitucin pastoral del Concilio Vaticano II a finales de losochenta, aos marcados por una indiferencia religiosa cada vez ms extendida y por

    nuevos desafos: El tema que se plantea especialmente a la Iglesia y a la teologa enesta situacin son los presupuestos humanos de la fe (praembula fidei) y los accesos a lafe. En ltimo trmino, se trata de la cuestin de Dios. La constitucin pastoral Gaudiumet spes ha dicho cosas esenciales y nuevas al respecto. En conjunto, el inters delconcilio se limit excesivamente a la Iglesia. En cambio, se dedic poca atencin alverdadero fondo y al autntico contenido de la fe, a Dios, si establecemos lacomparacin con la atencin que se prest a la mediacin eclesial de la fe.Principalmente en este punto, el concilio Vaticano II plantea el desafo de ir ms all delos textos del concilio, siendo plenamente fieles a la tradicin testimoniada por l, y, ala vista del atesmo moderno, hacer una nueva exposicin del mensaje de Jesucristo, el

    11Ib., p. 24.

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    Dios uno y trino, en su significacin para la salvacin del hombre y del mundo 12.Dejamos as indicados dos grandes temas en su quehacer teolgico: la mediacineclesial de la fe y el Dios de Jesucristo.

    1.2 Buscad siempre su rostro (Ps. 105, 4): el Dios de Jesucristo

    A la vista de estas declaraciones no ha de extraar que en su produccinteolgica sobresalgan, con un nfasis especial y con una atencin preferente, como deamor primero, las publicaciones de carcter cristolgico, si bien siempre a la luz de estamodulacin tpica de la fe cristiana: uno de la Trinidad. Desde el punto de vistaepistemolgico, para la forma del humano conocer, la Trinidad es una consecuencia dela cristologa; ah se halla el fundamento de la cristologa desde abajo, segn la cualconocemos lo invisible en lo visible. Ahora bien, desde un punto de vista ontolgico, ensu realidad misma, la Trinidad es el requisito teolgico de la cristologa; y ah se halla elcimiento permanente de la cristologa desde arriba.

    El mejor exponente de esta vocacin de ensear a otros siendo intrprete de laPalabra de Dios siguen siendo esos dos libros clsicos: Jess, el Cristo y El Dios deJesucristo. Ambos han sido utilizados en cursos de teologa en las reas lingsticasms diversas. Los estratos ms remotos del primero, dado a la imprenta en 1974, seremontan a sus primeras lecciones en Mnster durante el semestre de invierno del ao1964-65. La confesin, Jess es el Cristo, es una frmula abreviada para expresar lafe cristiana, y la cristologa no es ms que la interpretacin rigurosa de estaconfesin13. Partiendo del testimonio bblico y siguiendo el hilo conductor de latradicin de la Iglesia, el telogo de Tubinga ofrece una cristologa dogmtica, deenorme erudicin y atenta a la problemtica actual. La segunda obra, El Dios deJesucristo, original de 1982, aborda la pregunta fundamental de la teologa, que no esotra que la pregunta acerca de Dios.

    La pregunta acerca de la presencia o de la ausencia de Dios le ha llevado a hacerla propuesta de una teologa y de una cristologa sapiencial, reconociendo que en esteaspecto no hemos pasado de los primeros tanteos14. Esta reflexin debe adentrarse enesa disputa que desde la Ilustracin vienen sosteniendo tesmo y atesmo, que ha llevadoa proclamar el eclipse de Dios (M. Buber) o la muerte de Dios (F. Nietzsche), porqueesta prdida de lo divino en la cultura moderna transforma la pura y abstracta preguntaacerca de la existencia de Dios en una pregunta ms concreta e incmoda: dnde estDios?, cmo es Dios? No se trata del problema meramente acadmico, sino del lugar

    de Dios en el mundo y de la cuestin acerca de cmo y dnde siga siendo posible laexperiencia de Dios. La respuesta de Hegel, con el subrayado del principio de lasubjetividad, ha marcado el espritu del hombre moderno: La religin edifica sustemplos y altares en el corazn del individuo. Lo que queda entonces no es sino ese

    12 W.KASPER, El desafo permanente del Vaticano II. Hermenutica de las aseveraciones del concilio,en: Teologa e Iglesia, p. 414.13 W. KASPER, Jess, el Cristo, Salamanca 1976, p. 14. Vase: J. VIDAL TALNS, El Mediador y lamediacin. La cristologa de Walter Kasper en su gnesis y estructura, Valencia 1988. N. MADONA,

    Ermeneutica e cristologia in Walter Kasper, Palermo 1990. J.ZDENKO, Christologie und Anthropologie:eine Vehltnisbestimmung unter besonderer Bercksichtigung des theologischen Denkens Walter

    Kaspers, Freiburg i. Br. 1992. Vase:Al corazn de la fe, 96.14

    Cf. W. KASPER, Gottes Gegenwart in Jesus Christus. Vorberlegungen zu einer weisheitlichenChristologie, en: Weisheit Gottes-Weisheit der Welt, Festschrift fr Kard. J. Ratzinger, St Ottilien 1987,p. 311-328.

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    vago sentimiento religioso romntico que hoy es tan caracterstico de las nuevasreligiosidades. Ahora bien, cul es la respuesta de la Biblia y cules son los materialesque nos ofrece para dar una interpretacin cristiana de los signos de los tiempos antela pregunta de esta hora? El Cardenal Kasper nos indica que la teologa se encuentraante la tarea de pensar la relacin entre la creacin y la cristologa, entre la fe cristiana y

    la cultura humana, cuestiones que en la Biblia aparecen tratadas dentro de la tradicinsapiencial.

    Para el Antiguo Testamento el templo es el lugar de la presencia de Dios enmedio de su pueblo. La tradicin proftica debi resultar revolucionaria en sus protestascontra un culto externo, puramente ritual (misericordia quiero y no sacrificios,conocimiento de Dios en vez de holocaustos, Os. 6, 6; cf. Mt 9, 13). En esta tradicin

    proftica de interiorizacin, en la purificacin para lo esencial, se inscribe Jess deNazaret, y desde ah se entender su crtica en la percopa de la purificacin del temploque conservan los cuatro evangelios. El texto se mueve en estos tres niveles: celoreligioso reformador contra la profanacin del templo, la protesta proftica en aras de un

    verdadero culto en espritu y en verdad (Jn 4, 24), que avanza desde la interiorizacina la universalizacin: el templo debe ser una casa de oracin para todos los pueblos (Is.56, 7); de ah deriva lo tercero y esencial, la dimensin mesinica: Jess reasume laexpectativa juda de un nuevo templo, no hecho con manos humanas. Juan habla deltemplo de su cuerpo (Jn 2, 21), el cuerpo que se va a entregar en la cruz, el cordero deDios (Jn 1, 36), la vctima que se sacrifica en el templo. Para el Nuevo TestamentoJesucristo es el lugar de la presencia de Dios.

    Por consiguiente: ni para el AT ni para el NT se trata de una espiritualizacin ode una disolucin de lo concreto en una religiosidad humana o en una tica; muy alcontrario, se trata de una concretizacin cristolgica (y eclesiolgica). Dicho de otramanera: lo que existe como religiosidad humana general o como tica y lo que en el ATse condensa en torno al culto del templo y a las otras representaciones de la santidad,todo ello encuentra su concreta y definitiva realizacin en Jesucristo. Es la realizacinhistrica y encarnada del plan salvador de Dios. Aqu hay alguien que es ms queSalomn (Mt 12, 42). Qu clase de sabidura es sta, que le ha sido dada? (Mc 6, 2).A partir de estos datos bblicos rebrota la pregunta: cmo es experimentable esa

    presencia de Dios en el mundo mediada cristolgicamente? Cmo pueda ser pensable?Qu consecuencias derivan de esa perspectiva bblica?

    Este tema de la sabidura puede parecer obsoleto. Pero sabidura significa, en su

    sentido original del AT y del mundo griego antiguo, experiencia de la vida, saberadquirido. Esta sabidura vital presupone una capacidad de juicio adquirida porexperiencia, una mirada capaz de captar lo esencial y de contemplar el todo. Sabio,

    bblicamente hablando, es quien enjuicia desde el temor de Dios, o, en el lenguaje de latradicin occidental, sabio es quien enjuicia y razona desde los principios ltimos ysupremos. De aqu se deriva un diagnstico sobre la situacin real actual: la prdida dela dimensin sapiencial constituye propiamente la crisis del presente, que consiste dicho de otra manera- en la crisis de la metafsica que conlleva aparejada una prdida dela pregunta acerca de esa Verdad que dispensa sentido y orden para la vida 15. Estoconduce a una progresiva instrumentalizacin de la razn y a un angostamiento de la

    pregunta por la verdad en una clave meramente positivista, que se agota en su puro

    15Ib., p. 320.

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    aprovechamiento econmico, poltico, tecnolgico, y cuya primera vctima es laintocable dignidad del ser humano. En esta perspectiva, el principal interlocutor de lateologa actual no es el increyente cultivado e ilustrado, sino el hombre sufriente, lacriatura oprimida. Dnde est Dios? Y, a la vista de la condicin humana, cunto

    puede sufrir el hombre y cunto sufrimiento puede infringir a sus semejantes? La

    pregunta por el sufrimiento y la pregunta por Dios van tantas veces de la manoCuando la pregunta por Dios se plantea de manera concreta, a la vista del mal, del dolory del sufrimiento, slo puede ser respondida de forma cristolgica, y en la clave de unatheologia crucis. El bien supremo, hacia el que Dios ha ordenado todas las cosas, tieneun nombre: Jesucristo. Todo ha sido creado en l y para l (Col 1, 16); en l sernrecapituladas todas las cosas (Ef 1, 10), de modo que l sea todo en todos (1 Cor 15,28). Uno de los mritos de la teologa de la liberacin consiste en haber establecido estaconexin entre el sufrimiento de Dios y los sufrimientos de los seres humanos16. Poreso, nos seala Kasper una importante tarea: que la teologa de la cruz, desplegando unacristologa de la knosis, sepa proponer al mismo tiempo una teologa de la sabidura dela cruz en el sentido marcado por el Apstol Pablo.

    Frente a cualquier depreciacin del ser humano a la condicin de puro medio, laConstitucin pastoral del Concilio Vaticano II propone a Jesucristo como la clave parauna correcta comprensin del mundo y del ser humano: El Verbo de Dios, por quientodo fue hecho, se hizo carne de modo que, siendo hombre perfecto, salvara a todos yrecapitulara todas las cosas. El Seor es el fin de la historia humana, el punto en el queconvergen los deseos de la historia y de la civilizacin, centro del gnero humano, gozode todos los corazones y plenitud de sus inspiraciones (GS 45; cf. GS 10). Por tanto, auna cristologa sapiencial le corresponde tambin la funcin de establecer el lugar delcristianismo y de la Iglesia en el mundo de hoy.

    1.3 Teologa e Iglesia: la eclesiologa de comunin

    Aunque en la produccin del telogo W. Kasper sobresalen los libros sobreJesucristo y sobre el Dios de Jesucristo, no haramos justicia a la verdad si norecordsemos que, al mismo tiempo o poco despus, aparece vivamente en el horizontede sus preocupaciones intelectuales la reflexin sobre la Iglesia y sobre el ConcilioVaticano II. No se trata de un puro cambio de intereses intelectuales o especulativos,sino que esta reorientacin tiene que ver con uno de los presupuestos ms profundosque sostienen el modo de teologar de alguien arraigado y cimentado en los principiosfundamentales de la escuela catlica de Tubinga: el factum original (el acontecimiento

    de Cristo) posee una continuacin objetiva en la Iglesia, en su liturgia y en toda su vidarestante17. Segn sus propias confesiones pens inicialmente en escribir su tesis sobrelos orgenes del tratado teolgico sobre la Iglesia; pero encontr que los telogos de laEdad Media tarda, Gil de Roma, Jacobo de Viterbo, Juan de Ragusa, Juan deTorquemada, estaban muy alejados de sus propias ideas sobre la Iglesia18. No es deextraar que Kasper haba proyectado que sus dos obras cristolgicas fueran seguidas

    por una eclesiologa. Sin embargo, junto a los tratados sistemticos sobre Cristo no se

    16 W. KASPER, El Dios de Jesucristo, Salamanca 1986, p. 187-192. Vase: R. RADLEBECK, DerPersonbegriff in der Trinittstheologie der Gegenwart, untersucht am Beispiel der Entwrfe JrgenMoltmanns und Walter Kaspers, Regensburg 1989.17

    J. VIDAL TALNS, El Mediador y la mediacin. La cristologa de Walter Kasper en su gnesis yestructura, p. 46.18 Cf.Al corazn de la fe, 54.

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    encuentra un tratado sistemtico sobre la Iglesia, si bien este espacio ha sido cubiertopor los dos volmenes (de 1987 y de 1999) titulados Teologa e Iglesia. En cualquiercaso, es patente que en los ltimos aos de su intensa actividad como docente deteologa dogmtica en la Universidad de Tubinga se ha producido un importantedesplazamiento de acentos en su obra hacia la reflexin eclesiolgica en sus diversas

    implicaciones, que encuentra un prometedor anticipo en el trabajo de 1976 sobre laIglesia como sacramento del Espritu19. Sin embargo, el nombramiento para elministerio episcopal, en 1989, no le permiti llevar a efecto el proyecto eclesiolgico.De hecho, como obispo, se vio obligado a una eclesiologa prctica, y, al cabo de dosdecenios, en otoo de 2008 redact un esbozo sobre la Iglesia de Jesucristo20.

    Hay que sealar que esta preocupacin ha fluido al hilo de los problemas de larecepcin y de la interpretacin del Concilio Vaticano II. Kasper pertenece a unageneracin teolgica que no ha intervenido en el Vaticano II; en ese tiempo redactabaen Tubinga su tesis doctoral y se hallaba al comienzo de su carrera acadmica. A su

    juicio, el Concilio Vaticano II fue un concilio de renovacin de la tradicin segn el

    espritu de los padres de la Iglesia y de la Iglesia indivisa del primer milenio () ElConcilio es el fundamento y el inicio de una nueva poca en la historia de la Iglesia y laCarta Magna del camino de la Iglesia durante el nuevo siglo21. Los aos del

    postconcilio vienen siendo testigos de un acalorado debate acerca del Concilio, de unacontroversia en la que se refleja la dificultad del anlisis de sus textos a la bsqueda deuna fiel y correcta interpretacin de sus constituciones, declaraciones y decretos. Si lachispa que encendi el debate fueron las manifestaciones del cardenal Ratzinger,Prefecto de la Congregacin para la doctrina de la fe, la discusin se vio enriquecida porla celebracin del snodo extraordinario de Obispos que estuvo dedicado al tema de larecepcin e interpretacin del Vaticano II. El Snodo extraordinario de Obispos,celebrado en 1985, y donde W. Kasper actu como secretario especial (secretarioteolgico), marca un punto de inflexin con esa afirmacin programtica recogida ensu Relacin final: La eclesiologa de comunin es una idea central en los documentosdel Concilio. Koinona/comunin, fundadas en la Sagrada Escritura, son tenidas en granhonor en la Iglesia antigua y en las Iglesias orientales hasta nuestros das. Desde elConcilio Vaticano II se ha hecho mucho para que se entendiera ms claramente a laIglesia como comunin y se llevara esta idea ms concretamente a la vida (n. 18)22.

    Por todos estos motivos se entiende que su atencin se haya focalizado en elestudio de los textos del Vaticano II y en su recepcin. Hay que referirse, entonces, auno de esos trabajos emblemticos recopilados en el libro Teologa e Iglesia (1987), que

    se titula El desafo permanente del Vaticano II. Hermenutica de las afirmacionesconciliares. Siguiendo a H. J. Pottmeyer, distingue tres fases en la recepcin delConcilio: una primera fase de expectativas excesivas que vio el Concilio como un

    19 Cf. Kirche als Sakrament des Geistes, en: W. KASPER- G. SAUTIER (eds.), Die Kirche Ort desGeistes, Freiburg i. Br. 1976, p. 13-55. Cf. tambin: Kirche Werk des Heiligen Geistes, en: M. LUTZ-BACHMANN-B.SCHLEGELBERGER (eds.), Krise und Erneuerung der Kirche, Berlin-Hildesheim 1989, p.26-43.20 Cf. Al corazn de la fe, 96. Cf. W.KASPER, Gesammelte Schriften, Bd. 11: Die Kirche Jesu Christi,Schriften zur Ekklesiologie I, Freiburg 2008.21 Cf.Al corazn de la fe, 66.22 Cf. Al corazn de la fe, 114-115. Vase su trababjo: Zukunft aus der Kraft des Konzils. Die

    ausserordentliche Bischofssynode 85. Die Dokumente mit einem Kommentar von Walter Kasper,Freiburg im Br. 1986. Vase: G.COFFELE, Walter Kasper e lecclesiologia eucaristica o di communio,en:Divinarum rerum notitia, p. 763-782.

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    acontecimiento liberador, como un comenzar de cero y que pronto pas a invocar elespritu del Concilio frente a los textos conciliares. A esa fase le ha sucedido un periodode desencanto y de desilusin, asociados al hecho de que no se vieran satisfechas laslegtimas expectativas creadas, como la puesta en marcha de la colegialidad. La crisis devocaciones, el cambio del clima espiritual, la disminucin de la praxis sacramental, en

    particular de la eucarista y de la penitencia. Por otro lado, la oposicin entreprogresistas y conservadores, con la voluntad contrapuesta de ir ms all del Conciliofrente a una frenada en seco. Si unos ven en los textos la expresin de una renovacinsin precedentes, los otros perciben desmoronamiento, crisis y prdida de identidad. Elresultado del Snodo habla en la direccin de una nueva fase de recepcin que sea capazde superar la contestacin y la restauracin.

    Al servicio de una coherente puesta en prctica del Concilio, Kasper proponauna serie de criterios hermenuticos que sirvan para interpretar adecuadamente lostextos conciliares: a) Hay que entender y practicar de forma ntegra los textos delVaticano II; b) hay que entender como una unidad la letra y el espritu del Concilio; c)

    el Vaticano II ha de ser entendido a la luz de la tradicin global de la Iglesia; d) estacontinuidad de lo catlico se entiende como la unidad compuesta por tradicin y lainterpretacin que la actualiza vitalmente respecto a la situacin concreta del presente.

    Sobre estos presupuestos se puede afirmar que ese trabajo que lleva por ttuloIglesia como communio. Consideraciones sobre la idea eclesiolgica directriz delConcilio Vaticano II, en el cual el Cardenal trataba de verificar qu es lo que esteconcepto aporta para una aplicacin y recepcin del ltimo Concilio, apunta en ltimotrmino en esta direccin: los representantes de la eclesiologa del pueblo de Dios y dela eclesiologa de comunin no se han de situar como contendientes, sino que han dereconocer que persiguen las mismas intenciones23. En sntesis: communio es la idea queha de guiar la renovacin de las estructuras de la Iglesia. Sobre ello hemos de volverenseguida. A Kasper, tras 30 aos de investigacin y de enseanza, le haba llegado lahora de lo que l mismo ha denominado eclesiologa prctica.

    2. El Obispo de Rottenburg-Stuttgart: Veritatem in caritate

    El seguimiento de la trayectoria del cardenal Kasper nos obliga a adentramos ydetenernos en un segundo escenario vital: la dicesis de Rottenburg-Stuttgart. Estadimensin de su biografa tambin tiene que ver con la escuela de Tubinga, pues resultaque casi todos los obispos de Rottenburg han salido de esta escuela. El Papa Juan Pablo

    II le nombr obispo el 17 de abril de 1989, recibiendo la ordenacin episcopal el 17 dejunio del mismo ao24. Ha puesto su saber, su comprensin de la fe y de la Iglesia,adquirida a travs de profundo estudio, al servicio de la responsabilidad episcopal,eligiendo como lema para su escudo estas palabras: Veritatem in caritate (Ef 4, 15).Dejemos hablar de nuevo al telogo que, con ocasin de un homenaje a L. Scheffczyk,haca unas reflexiones sobre el principio dogmtico y daba una explicacin de este lema

    bblico en los siguientes trminos: La verdad y el amor estn entrelazadosntimamente, y es una insensatez sacrificar lo uno a lo otro. La verdad sin amor se hacechauvinista, intolerante, totalitaria; el amor sin verdad es ciego y mudo, indigno del

    23 Este trabajo y el anteriormente citado, pueden verse en Teologa e Iglesia, p. 376-400, 401-415. Cf. J.

    MORAWA, Die Communio-Kirche als Sakrament des Heils in und fr die Welt: zum erneuertenVerstndnis der Sendung der Kirche in der Gegenwart im Werk Walter Kaspers, Frankfurt/M. 1996.24 Sobre su relacin con K. Wojtyla, vase:Al corazn de la fe, 151-161.

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    hombre; distancia en lugar de reconciliar. Slo el amor que empuja a buscar la verdad esautntico y duradero; slo la verdad buscada por amor y realizada en el amor hace libres(cf. Jn 8, 32). ste es el sentido profundo del bblico aletheuein en agape (Ef 4, 15)25.Por tanto, el lema episcopal pretenda resaltar la vinculacin entre el ministerioteolgico y el ministerio episcopal26.

    Decir y hacer la verdad en el amor no es slo un adagio apropiado para unservicio episcopal, sino que es la pretensin de un modo de ser y de estar de la Iglesia.La verdad sostiene aquello que es distinto y vinculante, el amor obliga a aceptar deforma vinculante lo que est sujeto a eleccin. La verdad puede traer la paz verdaderacuando y porque va ms all de una pura coexistencia, si es capaz de crear el consensointerno. Brota de aqu una obligacin al dilogo en la bsqueda de la verdad. Asentendida, la verdad no tiene carcter disgregador, sino pacificador y reconciliador. Unobispo experimenta en sus propias carnes que una formulacin de la fe cristiana quequiera ser abierta y, al mismo tiempo, idntica tropezar rpidamente con conflictos.Una decisin o pronunciamiento puede toparse pronto con oposicin. Sin embargo, en

    este principio y fundamento de decir la verdad en el amor radica la razn profunda deque la communio de la Iglesia sea lugar, asilo, casa de la verdad. Es tarea del magisteriohacer or la verdad comn, la de preocuparse para que el dilogo se oriente por laverdad, de que todos puedan expresarse, de poner en juego aspectos o dimensionesolvidados, de iniciar y fomentar la bsqueda del consenso, dejarlo acompaar de crtica,

    para apuntar con autoridad al fundamento nico de ese consenso y su medida definitivaque es la verdad de Dios en Jesucristo.

    2.1 Teologa y praxis en el ministerio episcopal: nuevas tareas, nuevas cuestiones.

    Kasper reconoce que como obispo ha debido seguir siendo un telogo. Lasnuevas tareas trajeron consigo nuevas cuestiones teolgicas; la eclesiologa prcticasuscitaba nuevas ideas teolgicas27. Durante el tiempo que Kasper estuvo al frente de ladicesis de Rottenburg-Stuttgart se produjeron varios debates intraeclesiales de ciertoalcance y resonancia pblica28. Uno de ellos tuvo que ver la problemtica del aborto ycon los centros de asesoramiento sostenidos por la Iglesia alemana. Desde Roma se

    pensaba que la imagen que se daba induca a pensar en una especie de colaboracin conuna grave injusticia contra la vida del no nacido, de modo que esa cooperacin de laIglesia en la interrupcin legal del embarazo era calificada como un oscurecimiento deltestimonio de la Iglesia a favor de la inviolabilidad de la vida. La decisin definitiva delPapa lleg el 2 de noviembre de 1999. Otro tema de debate fue la deliberacin abierta

    acerca de la situacin de los divorciados vueltos a casar. En una carta pastoral, enseptiembre de 1993, K. Lehmann, O. Saier y el mismo Kasper examinaron la cuestin,proponiendo un dilogo pastoral donde se examinara cada caso concreto, sin poner entela de juicio la sacramentalidad y la indisolubilidad del matrimonio, se pudiera llegar auna decisin personal justificada por la conciencia moral, tomada con responsabilidad yrespetada por la comunidad eclesial. Sin embargo, la Congregacin para la Doctrina dela fe lleg a un juicio contrario sobre la recepcin de la comunin por parte de losdivorciados vueltos a casar, donde la diferencia reside en la relacin que se ha de

    25 Renovacin del principio dogmtico, en: Teologa e Iglesia, p. 54. Una reflexin similar aparece ensu trabajo titulado La Iglesia, lugar de la verdad, p. 375.26

    Al corazn de la verdad, 118-119.27 Cf.Al corazn de la fe, 120.28 Cf.Al corazn de la fe, 167-181.

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    establecer entre una norma objetiva de validez universal y la decisin de la concienciamoral personal. Y, con todo, subsiste el problema pastoral. Kasper, en su escrito,Justicia y misericordia volvi a reflexionar sobre la relacin entre conciencia moral,norma y magisterio eclesistico, as como la teora a la hora de aplicar las normas delDerecho eclesistico.

    2.2 El famoso debate sostenido con el cardenal Ratzinger.

    En el marco del lema episcopal, veritatem in caritate, y a la luz de estasresonancias eclesiales, hay que referirse al debate que, a propsito de la relacin entreIglesia universal e Iglesias particulares o locales, han sostenido y protagonizado hacealgunos aos W. Kasper y el cardenal J. Ratzinger. El hecho de que tanto el origenremoto de esta controversia como las posturas de sus dos contendientes hayan sidoobjeto de exposicin, reflexiones y de comentarios, nos dispensa de una presentacin

    pormenorizada y en detalle29. Con todo, hemos de reconstruir sumariamente los datosms sustanciales del problema. El punto de partida y de referencia de este debate lo

    constituye el escrito de la Congregacin para la Doctrina de la Fe, Communionis notio,Sobre algunos aspectos de la Iglesia considerada como comunin, que lleva fecha de15 de julio de 1992. El objetivo de este documento era salir al paso de todas aquellastendencias que favorecen una desfiguracin teolgica y un empobrecimiento delconcepto y misterio de la Iglesia. Desde sus primeros compases se reclama, enconsecuencia, la bsqueda de un equilibrio e integracin de la nocin de comunin conlas imgenes de pueblo de Dios, cuerpo de Cristo y sacramento.

    Las afirmaciones ms controvertidas se encuentran en el n. 9. Ah se hablaprimeramente de la mutua interioridad entre la Iglesia universal y las Iglesiasparticulares. A continuacin se declara que la Iglesia universal no puede ser concebidacomo la suma de las Iglesias particulares ni como una federacin de Iglesias

    particulares, y, por tanto, la Iglesia universal en su esencial misterio, es una realidadontolgica y temporalmente previa a cada concreta Iglesia particular. Hay que recordarque esta tesis haba sido formulada por el cardenal Ratzinger en una conferencia

    pronunciada en Brasil en 1990, en la que terminaba glosando la eclesiologa narrativadel libro de los Hechos en esta clave: La prioridad cronolgica y ontolgica pertenecea la Iglesia universal, que, de no ser catlica, no sera simplemente Iglesia30. Eldocumento de la Congregacin para la Doctrina de la Fe sigue diciendo en el n. 9: As

    pues, la frmula del Concilio Vaticano II: La Iglesia en y a partir de las Iglesias(Ecclesia in et ex Ecclesiis), es inseparable de esta otra:Las Iglesias en y a partir de la

    Iglesia (Ecclesiae in et ex Ecclesia). Es evidente la naturaleza mistrica de esta relacinentre la Iglesia universal e Iglesias particulares, que no es comparable a la del todo conlas partes en cualquier grupo o sociedad meramente humana. En suma: el escrito de laCongregacin completaba la afirmacin conciliar (LG III, 23), segn la cual la Iglesia

    29 En el libro de homenaje de P. WALTER, KL.KRMER,G.AUGUSTIN (eds.), Kirche in kumenischerPerspektive. Kardinal W. Kasper zum 70. Geburtstag, Freiburg-Basel-Wien 2003, hay dos artculos quese refieren a este debate: M. KEHL, Zum jngsten Disput um das Verhltnis von Universalkirche undOrtskirchen (p. 81-101), y K. MCDONNELL, Pentecost in Relation to the Ontological and TemporalPriority of the Universal Church: The Ratzinger/Kasper Debate (p. 102-114). Una panormica generalpuede verse en: K. MCDONNELL, The Ratzinger/Kasper Debate: The Universal Church and the Local

    Churches: Theological Studies 63 (2002) 227-250.30La Iglesia. Una comunidad siempre en camino, Madrid 1992, p. 26.

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    universal existe en y a partir de las Iglesias locales, con esta otra tesis de complemento:las Iglesias locales existen y a partir de la Iglesia universal.

    Estos seran los trminos fundamentales del problema. Sobre esta ltima tesisllovieron numerosas crticas que motivaron una oficiosa clarificacin aparecida (23 de

    junio de 1993) enLOsservatore Romano. El principio de la anterioridad cronolgica yontolgica de la Iglesia universal respecto de las Iglesias locales quedaba matizado deesta manera: La Iglesia como totalidad no se diferencia de la comunin de las Iglesias

    particulares, sin que ello signifique que sea una mera fusin de las mismas. As lascosas, las ascuas de aquella polmica iban a ser reavivadas por el entonces obispo deRottenburg-Stuttgart. Con ocasin de un libro de homenaje al obispo de Hildesheim,Josef Homeyer, Kasper public en 1999 un trabajo sobre la teologa y praxis delministerio episcopal en la actual situacin de la Iglesia31. En este marco aborda el temade la relacin entre la Iglesia universal y las Iglesias locales o particulares y avisa acercade los peligros de centralismo romano latentes en el documento de la Congregacin delao 1992, sobre todo en la frmula de las Iglesias particulares en y a partir de la

    Iglesia, donde percibe una tendencia a identificar la realidad teolgica Iglesiauniversal con la Iglesia emprica romana. La respuesta del Cardenal Ratzinger no sehizo esperar y tuvo como escenario el simposio sobre el Concilio Vaticano IIorganizado en Roma con ocasin del ao jubilar. En su ponencia sobre la eclesiologade la constitucin dogmtica Lumen gentium, el Cardenal Prefecto defendi lasafirmaciones del documento Communionis notio, no ahorrando crticas hacia lostelogos que afirman la simultaneidad de la Iglesia universal y de las Iglesias

    particulares con una referencia crtica expresa hacia los planteamientos de Kasper,tambin all presente. La rplica de Kasper se produjo casi de modo inmediato en unartculo publicado en la revista Stimmen der Zeita comienzos del ao 2000 con el ttulode discusin amigable con la crtica del cardenal Ratzinger32. Ah subrayaba laintencin pastoral y no sistemtica de su artculo sobre el ministerio episcopal. Volva asealar una serie de problemas prcticos con los que se enfrenta a diario el pastor de unaIglesia local, constatando la existencia de tendencias centralistas. Kasper reivindicaque la Iglesia es una realidad histrica. La reflexin terica tiene a la vista problemasconcretos de ndole pastoral y ecumnica. En la primera direccin, W. Kasper sealabauna serie de urgencias pastorales que constata como obispo de una dicesis. Lofundamental es la distancia creciente entre las normas marcadas para la Iglesia universaly la praxis concreta de la Iglesia en un lugar. Muchos fieles y presbteros nocomprenden regulaciones vigentes para la Iglesia universal que afectan a cuestionesmorales, a la praxis sacramental o ecumnica, como son la admisin a la comunin de

    divorciados vueltos a casar o el ejercicio de la hospitalidad eucarstica. Un obispo -dice-debe contar con un margen para la aplicacin de leyes eclesiales universales. Podemosaadir: es obvio que los desafos del futuro se multiplican para las Iglesias locales segnlos propios contextos culturales y locales. Si las Iglesias en Europa se enfrentan al retode su condicin de minora cultural en una sociedad secularizada, o las Iglesias deAmrica Latina se ven afectadas en su defensa de la dignidad de los pobres por la

    proliferacin de las sectas, las Iglesias de frica se preguntan por una identidad que

    31 Zur Theologie und Praxis des bischflichen Amtes, en: W.SCHREER-G.STEINS (eds.),Auf neue ArtKirche sein (FS Bischof Dr. Josef Homeyer), Mnchen 1999, p. 32-48. Cf.Al corazn de la fe, 177-181.32Das Verhltnis von Universalkirche und Ortskirche: Freundliche Auseinandersetzung mit der Kritik

    von Joseph Kardinal Ratzinger: Stimmen de Zeit 218 (2000) 793-804. El texto del cardenal Ratzinger,Lecclesiologia della Costituzione Lumen gentium, puede verse en: R. FISICHELLA (ed.), Il ConcilioVaticano II. Recezione e attualit alla luce del Giubileo, Cinisello Balsamo 2000, p. 66-81.

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    supere los conflictos entre tribus y grupos tnicos rivales, o las Iglesias de la Indiabuscan expresar su peculiaridad religiosa sin incurrir en el sincretismo en un contextomarcado por las urgencias del dilogo interreligioso. Es preciso sealar, por otro lado,que la nocin de communio se ha convertido en idea directriz del movimientoecumnico. La V Asamblea de Fe y Constitucin celebrada en Santiago de Compostela

    (1993) ha examinado su capacidad para servir de ideal regulador de la unidad. Y allrevalid su potencialidad ecumnica, ya que patrocina el modelo de una unidad nouniformadora, sino orientada hacia la ecclesia una en la diversidad reconciliada. Laaportacin de la Iglesia catlica al movimiento ecumnico, si pretende serecumnicamente creble, presupone que sea capaz de verificar y realizar de maneraejemplar en ella misma la relacin entre Iglesia universal e Iglesia local, como unaunidad en la diversidad y como pluralidad en la unidad. En otro caso no har sinoresucitar viejas desconfianzas y amargos recuerdos.

    Sobre estas dimensiones ecumnicas de la idea de communio volveremosenseguida. El ltimo trabajo publicado por W. Kasper como obispo de la dicesis de

    Rottenburg-Sttutgart llevaba por ttulo Steuermann mitten im Sturm (=Timonel enmedio de la tormenta)33. En l ofreca una visin y una interpretacin del ministerioepiscopal que toma como punto de referencia la doctrina de Santo Toms. A propsitodel Aquinate dice: A pesar de sus lmites y de sus peligros el ministerio del obispotiene para Santo Toms un brillo especial. A travs de la construccin del cuerpo deCristo, a partir de la multiplicidad de miembros, contribuye y sirve a la paz en la Iglesia.La unidad en la pluralidad realiza la belleza interna y externa de la Iglesia El obispoes, tal y como el anillo episcopal simboliza, no slo un timonel en medio de la tormenta,sino que es tambin el esposo de la Iglesia. El 16 de marzo de 1999 el obispo W.Kasper fue nombrado secretario del Pontificio Consejo para la Promocin de la Unidadde los Cristianos por Juan Pablo II. Su entrada en cargo, el 1 de junio de 1999, pone fina la etapa de obispo diocesano en Rottenburg-Stuttgart. Juan Pablo II le concedi elcapelo cardenalicio en el consistorio celebrado el 21 de febrero de 2001. Poco despusrecae sobre su persona el cargo de presidente del Pontificio Consejo para la Promocinde la Unidad de los Cristianos.

    3. El Cardenal Kasper y la unidad de los cristianos

    En realidad, la tarea ecumnica tiene muy hondas races en la biografa denuestro maestro, en su misma formacin, en su actividad teolgica, mucho antes dellegar a pisar la tribuna de este tercer escenario del dicasterio romano, que le ha llevado

    desde las orillas del Neckar al Tber. Entre la bibliografa de la poca de Tubinga nofaltan los trabajos de ndole ecumnica, como los estudios dedicados a la ConfessioAugustana. En 1979 haba sido nombrado Consultor del Pontificio Consejo para laPromocin de la Unidad de los Cristianos y representante de la Iglesia catlico-romanaen la Comisin Fe y Constitucin del Consejo Ecumnico de las Iglesias. En calidadde representante de la Iglesia catlica tuvo mucho que ver con el Documento de Lima(1982), donde se alcanzaron importantes acuerdos sobre los tres problemas clsicos dela teologa de controversia: bautismo, eucarista, ministerio. Por aquel entonces escribacon entusiasmo acerca de estas declaraciones: expresan un consenso fundamental yuna convergencia tan amplia en cuestiones an abiertas como antes apenas alguien se

    33

    W. KASPER, Steuermann mitten in Sturm. Das Bischofsamt nach Thomas von Aquin: TheologischeQuartalschrift 179 (1999) 1-23. Cf. K.MCDONNELL, Walter Kasper on the Theology and Praxis of the

    Bishops Office: Theological Studies 63 (2002) 711-729.

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    hubiera atrevido a pensar. Haber afirmado claramente y por primera vez este consensofundamental y esta amplia convergencia representa ya en s un acontecimientoecumnico de primer orden. () Las tres declaraciones representan algo muy distinto auna pura unidad de compromiso en el mnimo comn denominador: se trata de unaunidad en lo fundamental y en lo ms radical, sobre ella se puede seguir

    construyendo34

    .

    3.1 Hacia una Teologa ecumnica: la diversidad reconciliada en la unidad.

    Estas palabras, que entraan algo de proftico en cuanto que preanuncian unatarea futura que es la que le ha ocupado hasta julio de 2010, han de ponerse en conexincon otro de los grandes telogos de la escuela catlica de Tubinga, Johann AdamMhler (1796-1838). En las pginas del cardenal Kasper ha quedado consignada yreflejada la idea de unidad de la Iglesia de este brillante y fecundo pensador: la de unaunidad tensa, pues el misterio de toda vida verdadera consiste en la interpenetracinrecproca de lo contrapuesto. El autor de la Unidad de la Iglesia (1825) y de la

    Simblica (1832), las dos obras que han puesto el fundamento de la Teologaecumnica del siglo XX, distingua entre oposicin (Gegensatz) y contradiccin(Widerspruch), de modo que en su opinin slo se podr retornar a la unidad de laIglesia si las contradicciones se transforman paulatinamente en contraposiciones. Ellosignifica una nueva calidad de la unidad, un nuevo reconocimiento de la pluralidad enuna unidad ms amplia que no slo incluye teologas, espiritualidades y ordenamientoseclesiales dispares, sino tambin frmulas de confesin de la fe expresadas en trminosdiversos sobre el humus de la verdad nica del Evangelio35.

    Kasper estaba bien familiarizado con el dilogo ecumnico internacional con lascomunidades eclesiales nacidas de la Reforma protestante. Menos experiencia tena enel dilogo con las Iglesias ortodoxas y oriental-ortodoxas (pre-calcedonenses). En 1994,el obispo Kasper haba sido nombrado co-presidente de la Comisin conjunta catlico-romana y evanglico-luterana del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos.Merece la pena recordar los pasos ms significativos y los resultados ms seeros deltrabajo ecumnico por aquellas calendas que conducen a la famosa Declaracinconjunta sobre la justificacin (de 1999), precedida, en septiembre de 1993, deldocumento Iglesia y justificacin. La comprensin de la Iglesia a la luz de la

    justificacin; este texto vio la luz al ao siguiente. Pero echemos la vista un poco msatrs. Este texto clausuraba la tercera fase del dilogo internacional catlico-luterano,que haba comenzado en 1967, y cuya primera fase se cerr con la llamada relacin del

    Malta El Evangelio y la Iglesia (1972). Aquel acuerdo bsico y fundamental para eldilogo ulterior encontr su prolongacin en la segunda fase, que transcurre entre 1973y 1984, dando como mejores frutos una importante serie de documentos de contenidoms especfico: La Cena del Seor (1978), El ministerio espiritual en la Iglesia(1981), Martn Lutero, testigo de Jesucristo (1983), Ante la unidad: modelos, formasy etapas de la comunin eclesial luterano-catlica (1984). Durante la tercera fase, quese abre en marzo de 1986 y se clausura con el importante texto ya indicado, se abordun tema recurrente y lleno de ramificaciones: la relacin entre Iglesia y justificacin,que plantea muy a fondo la manera de entender la funcin sacramental de la Iglesia enel plan salvfico de Dios. El tema de la justificacin en s misma y el de su relacin conla Iglesia han sido cuestiones discutidas entre luteranos y catlicos desde la poca de la

    34 W. Kasper, Rckkehr zu den klassichen Fragen kumenischer Theologie: Una Sancta 37 (1982) p. 10.35 Renovacin del principio dogmtico, p. 49-50. Cf.Al corazn de la fe, 209-232.

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    Reforma. Los documentos y las comisiones de trabajo han ido subrayando y poniendode manifiesto, desde la relacin de Malta, que exista un amplio consenso sobre ladoctrina de la justificacin. As las cosas, en 1987, W. Kasper poda hacer estavaloracin: la doctrina de la justificacin no constituye ya un punto de separacineclesial, sino que la cuestin central es, ms bien, el modo segn el cual el

    acontecimiento de la justificacin funciona como principio hermenutico y comomedida crtica de la fe cristiana en su conjunto36. En consecuencia, el acuerdo de fondosobre la justificacin debe poder ser verificado tambin en el terreno eclesiolgico. Esta

    pregunta, que sirve de teln de fondo al documento sobre la Iglesia y la justificacin,sigue siendo la pregunta ms decisiva para el avance real del ecumenismo teolgico.Todos estos trabajos y disquisiciones han preparado y abonado el terreno para la firmade los acuerdos y de laDeclaracin conjunta acerca de la doctrina de la justificacin, el31 de octubre de 1999. En representacin de la Iglesia catlica-romana, se hallaron

    presentes el cardenal Cassidy y W. Kasper, entonces Presidente y Secretario,respectivamente, del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos.

    El Cardenal Kasper ha seguido trabajando a favor de una diversidadreconciliada en la unidad, que aspira a la supresin progresiva de viejos anatemas y dereproches recprocos. Su concepcin eclesiolgica no es un aspecto secundario en suamplsima reflexin; aparece, ms bien, como el punto de llegada de una laboriosa lneade pensamiento que bebe de las intuiciones ms seeras de la escuela de Tubinga acercade la eclesialidad de la teologa y que se ha explicitado en los trabajos ms recientesacerca del significado permanente del Vaticano II. Los rasgos caractersticos de laeclesiologa de comunin se han visto, finalmente, puestos a prueba en el terreno difcildel ecumenismo. El profesor de Teologa sistemtica ha tenido que reflexionar a fondosobre la Teologa ecumnica y su mtodo. El ideal de esta communio no es ladesaparicin de las tensiones. Porque toda vida, tambin la de la Iglesia, se mueve entensiones. Se hace necesario distinguir entre las tensiones autnticas, donde los polostienen una referencia recproca de complementariedad, y las contraposicionesinsuperables, que aslan y excluyen hasta la incomunicacin. Sin duda alguna, en elhorizonte del movimiento ecumnico se ha perfilado como un reto y un objetivo larealizacin del principio bblico de koinona/communio: hacia dnde nos orienta esteideal y regulador? Cul debe ser la aportacin especfica de la Iglesia catlica y de lasotras Iglesias a ese horizonte de la futura unidad?

    Ciertamente, -as lo reconoca el cardenal Kasper en el informe que ennoviembre de 2001 present en la sesin plenaria de su dicasterio-, no deja de ser

    sorprendente la convergencia que se ha producido en los dilogos ecumnicos en tornoa la nocin de comunin. Y es que lo ms caracterstico de esta Teologa ecumnicaconsiste en partir no de lo que separa, sino de lo que es comn, considerando a los otroscomo hermanos y hermanas en la misma fe. De todos modos, un examen de estacategora no puede pasar por alto el hecho de que las diversas eclesiologas (ortodoxa,reformada, anglicana, catlica) interpretan este modelo de comunin-unidad bajodistintas perspectivas37. Por otro lado, como ya lo indicara el documento del Vaticano IIsobre el ecumenismo, el corazn del ecumenismo es la oracin, el ecumenismoespiritual es su motor.

    36

    W. KASPER, Grundkonsens und Kirchengemeinschaft: Theologische Quartalschrift 167 (1987) 161-181; aqu: 170.37 Puede verse el texto en:Il Regno XLVII, n. 897 (15-II-2002), p. 132-141.

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    3.2 En la senda de Unitatis redintegratio: cosechar los frutos.

    El Presidente del Pontificio Consejo para la Promocin de la Unidad de losCristianos nos ha marcado, por su parte, un itinerario y una hoja de ruta con estasentencia programtica: El objetivo del ecumenismo es la unidad visible, la plena

    comunin de las Iglesias, que no es una Iglesia de la unidad uniforme, sino que abreespacio para la legtima pluralidad de los dones del Espritu, de las tradiciones, de lasespiritualidades y de las culturas38. Confesamos un solo Dios, un solo Seor Jesucristo,un Espritu, un bautismo, una Iglesia (Ef 4, 4-6). En consecuencia, el empeoecumnico no es un mero complemento de la tarea pastoral de la Iglesia, sino que estfundado en el corazn de su actuacin. El Concilio Vaticano II considera que es una delas tareas principales y reviste, ciertamente, una de las prioridades pastorales del

    pontificado de Juan Pablo II y de Benedicto XVI. Como dej escrito Juan Pablo II en laencclica Ut unum sint, de 1995, el camino ecumnico es el camino de la Iglesia (n. 7).En la sesin de investidura como doctor honoris causa por la Universidad PontificiaComillas, el 30 de marzo de 2004, a cincuenta aos del decreto Unitatis redintegratio,

    el cardenal Kasper dedic su leccin a este tema: La teologa ecumnica: situacinactual. En este y otros informes habra que buscar las claves y la evolucin de su

    pensamiento ecumnico, con sus gozos y tambin con sus amarguras que no hanfaltado. Habra que repasar, por consiguiente, el siempre cambiante panoramaecumnico durante el ltimo decenio, atendiendo al dilogo catlico-ortodoxo, a laevolucin de las relaciones con las Iglesias nacidas de la Reforma, a la situacinespecial de la Iglesia anglicana39. Pero no hay tiempo para ello. En el primer caso, elesfuerzo y el empeo por la unidad ha cristalizado en el llamado Documento deRavena, que distingue tres planos en la Iglesia: el plano local (la dicesis como Iglesialocal), el plano regional (el patriarcado y las conferencias episcopales nacionales ysupranacionales), el plano universal. Adems, en cada uno de esos planos debe haber noslo sinodalidad o colegialidad, sino tambin un protos, es decir un primero, no slocon primaca de honor, sino tambin con primado de jurisdiccin40. En definitiva, este

    primer paso representa una respuesta a la cuestin que Juan Pablo II plante en 1995,cuando invit a una discusin sobre una nueva forma del ejercicio del ministerio delsucesor de Pedro.

    Esta intensa ocupacin con las Iglesias de Oriente parece haber relegado alolvido el dilogo con las Iglesias nacidas de la Reforma protestante. Pero no es as. Estedilogo ha proseguido en su variedad, tanto con las Iglesias histricas (luteranos,reformados, anglicanos) y con los metodistas, como con las llamadas Iglesias libres

    (baptistas, discpulos de Cristo, mennonitas, adventistas) y las Iglesias pentecostales. Enel ao 2006 la Iglesia metodista se adhiri a la Declaracin conjunta sobre lajustificacin: Este punto culminante se convierte a su vez en el punto sobre el quegiran las cosas. Las diferencias en la comprensin de la Iglesia y del ministerio, con susconsecuencias para la comprensin de la Santa Cena y de la Eucarista, demuestran ser

    38 W. KASPER, Perspektiven einer sich wandelnden kumene: Stimmen der Zeit 220 (2002) 651-661;aqu: 652. Esta dimensin de la personalidad del cardenal W. Kasper ha sido puesta de manifiesto en: P. WALTER, KL.KRMER, G.AUGUSTIN (eds.), Kirche in kumenischer Perspektive. Cardinal W. Kasper

    zum 70. Geburtstag, Freiburg-Basel-Wien 2003.39 Cf. Al corazn de la fe: captulo 11: El amor y la verdad: el dilogo catlico-ortodoxo (233-266);captulo 12: Contra un nuevo confesionalismo. Las Iglesias de la Reforma protestante (267-305);

    captulo 13: En la crisis. La Comunin anglicana (307-322).40 Cf.Al corazn de la fe, 259. Cf. W.KASPER(ed.),Il ministero petrino. Cattolici e ortodossi in dialogo.Roma 2004.

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    diferencias que no pueden superarse a corto plazo. Se aaden nuevas dificultades,principalmente en cuestiones ticas41.

    Finalmente, recordemos que el dilogo con los anglicanos, juntamente con eldilogo con los luteranos y los metodistas, se cuenta entre los primeros dilogos que se

    emprendieron despus del Vaticano II. La Comisin Internacional Anglicano/CatlicaRomana (ARCIC) trabaj durante su primera fase los temas de la eucarista, elministerio y la autoridad de la Iglesia. Durante los aos ochenta la Comunin Anglicanaexperimenta profundas transformaciones en virtud de la ordenacin de mujeres para elministerio sacerdotal. Pronto comienzan a haber mujeres obispos en Estados Unidos yen Canad, y ms tarde, en la Iglesia de Inglaterra. La Comunin Anglicana se precipitahacia la crisis interna con la ordenacin episcopal del pastor Gene Robinson, que vivaen unin homosexual, y que era un divorciado y padre de dos hijos, en la Iglesiaepiscopaliana de la Comunin Anglicana en Estados Unidos. El caso es que, a finales de2008, la Comunin Anglicana se presenta en la Conferencia de Lambeth profundamentedividida. Es obvio que el dilogo anglicano-catlico no atraviesa por sus mejores

    momentos.

    Entretanto, a lo largo de estos aos y en medio de estas ocupaciones han visto laluz algunos libros del cardenal de la Ecumene, como el dedicado a la Eucarista,sacramento de la unidad42, como la recopilacin de trabajos menores dedicados a loscaminos de la unidad43, con interesantes reflexiones sobre el primado del Obispo deRoma, o ese libro que ha visto la luz en 2009, y que tiene sabor a testamento, Cosecharlos frutos44. Ah, yendo al corazn de la fe, es decir, a los temas nucleares de laTrinidad y de Jesucristo, de la salvacin, justificacin y santificacin, de la Iglesia, delos sacramentos del bautismo y de la eucarista, ha dejado cuentas rendidas de losdilogos ecumnicos ms importantes que sostiene la Iglesia catlica, con los luteranos,con los reformados, los anglicanos y los metodistas.

    4. Conclusin: hacia una nueva etapa en el movimiento ecumnico

    W. Kasper, telogo de fama mundial, obispo y telogo abierto a los desafos delmundo y de la cultura, representa a una Iglesia que mira de cerca al mundo y al serhumano, que desea ponerse solidariamente al lado de las gentes, para compartir susalegras y penas, y hacerse presente all donde se despliega su vida, sobre todo la de losms pobres y necesitados. Lo que el cardenal W. Kasper desea de la Iglesia y aquello

    por lo que l mismo se ha comprometido cada da es la presencia pblica y no la

    retirada en la sacrista, es la bsqueda radical de su sustancia ms all delfundamentalismo y del relativismo, del rigorismo y del saldo, una Iglesia, que saca sufuerza y su vigor del Evangelio que se le ha confiado. No sucumbe, pues, a un espritude poca ahistrico o desmemoriado. Pocos son los que como l pueden intervenir en ladiscusin y en los debates actuales con un profundo conocimiento de los resultados y

    procesos histricos y teolgicos. Esta es su preocupacin ltima: que la Iglesia sea

    41 Cf.Al corazn de la fe, 272.42 W.KASPER, Sacramento de la unidad. Eucarista e Iglesia, Santander 2005.43

    W.KASPER, Vie dellunit. Prospettive per lecumenismo, Brescia 2006.44 W. KASPER, Cosechar los frutos. Aspectos bsicos de la fe cristiana en el dilogo ecumnico ,Santander 2010.

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    capaz de decir y transmitir el mensaje cristiano en este mundo y en este tiempo. En otraspalabras: que la Iglesia sea sacramento universal de salvacin45.

    La sabidura de su docencia nos recuerda que el Concilio ha sido ledo yprofundizado poco; que es necesaria una relectura integral de sus textos, junto con un

    avance prctico y decidido hacia una eclesiologa eucarstica. Tal idea es fructuosa bajomltiples aspectos, pero de manera especial en el plano ecumnico. Esta misma idea dela comunin debe servir para clarificar mejor, no slo en un plano jurdico, sinosacramental, la relacin entre las Iglesias locales y la nica Iglesia universal, entre lasdiversas Iglesias y la nica Iglesia de Cristo, entre el obispo y el presbtero, que han deser percibidos dentro de una nica comunin de fieles que participan activamente delnico pan y de la nica eucarista. Es importante acoger como encargo aquella tripletarea que de forma clarividente l ha asignado a la teologa: en primer trmino, que lateologa sirva a la humanizacin del ejercicio de la fe y de la vida eclesistica; ensegundo lugar, que la teologa sirva al discernimiento de lo que es cristiano y aldiscernimiento de los espritus; finalmente, que la teologa sirva a la actualidad del

    cristianismo y ayude a la Iglesia a comprender los signos de los tiempos y a que ellamisma siga siendo un signo comprensible en medio del mundo. Cuando el pasado mesde noviembre el obispo suizo Kurt Koch se hizo cargo de la presidencia del PontificioConsejo para la promocin de la unidad de los cristianos, Benedicto XVI dirigi unas

    palabras donde mostraba el agradecimiento al cardenal Walter Kasper; el sentido de suspalabras apuntaban hacia una direccin que era algo as como su mismo legado: haciauna nueva fase del movimiento ecumnico.

    45 Cf. E. KLINGER K. WITTSTADT (dirs.), Glaube im Prozess. Christsein nach dem II. Vatikanum(Festschrift fr K. Rahner), Freiburg-Basel-Wien 1984, p. 221-239.