una nueva teoría de la historia de las ciencias

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CAPÍTULO ll UNA NUEVA TEORÍA DE LA HISTORIA DE LAS CIENCIAS: RUPTURA Y DISCONTINUIDAD Bachelard provoca a todo el mundo, tanto a los filósofos materialistas y marxistas como a Jos filósofos idealistas y metafísi- cos. Llega incluso a escribir en 1954: "La química se beneficia, como todas las ciencias fuertemente constituidas, de un materia- lismo histórico autónomo. O más exactamente, su desarrollo, en lo sucesivo tan necesariamente implicado por las necesidades económicas, dibuja una línea particularmente clara del materia- lismo dialéctico." (M. R., 6.) Ya en 1951, de manera abierta- mente polémica y en el fondo muy equívoca, hablaba a la vuelta de una frase de "dialéctica materialista": "Del fluido al flujo tiene lugar una dialéctica materialista decisiva que debe esclare- cerse." (A. R. P. C., 93.) Igualmente en la página 171: "Esta Mecánica ondulatoria del fotón es... un claro testimonio de la física viva, de la física animada sin cesar de una dialéctica histórica." En esta obra se consagra al estudio de las "fases dialécticas de la teoría de la propagación de la luz en los tiempos modernos" (A. R. P. C., 34). ¿Se trata de incidentes sin importancia o de una voluntad real de abandonar las filosofías idealistas especulativas? ¿Es un "flirt" con el materialismo histórico en historia de las ciencias o un COI\lpromiso serio? Los

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Sobre la teoría de Bachelard sobre la historia de la ciencia.

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  • CAPTULO ll

    UNA NUEVA TEORA DE LA HISTORIA DE LAS CIENCIAS: RUPTURA Y DISCONTINUIDAD

    Bachelard provoca a todo el mundo, tanto a los filsofos materialistas y marxistas como a Jos filsofos idealistas y metafsi-cos. Llega incluso a escribir en 1954: "La qumica se beneficia, como todas las ciencias fuertemente constituidas, de un materia-lismo histrico autnomo. O ms exactamente, su desarrollo, en lo sucesivo tan necesariamente implicado por las necesidades econmicas, dibuja una lnea particularmente clara del materia-lismo dialctico." (M. R., 6.) Ya en 1951, de manera abierta-mente polmica y en el fondo muy equvoca, hablaba a la vuelta de una frase de "dialctica materialista": "Del fluido al flujo tiene lugar una dialctica materialista decisiva que debe esclare-cerse." (A. R. P. C., 93.) Igualmente en la pgina 171: "Esta Mecnica ondulatoria del fotn es. .. un claro testimonio de la fsica viva, de la fsica animada sin cesar de una dialctica histrica." En esta obra se consagra al estudio de las "fases dialcticas de la teora de la propagacin de la luz en los tiempos modernos" (A. R. P. C., 34). Se trata de incidentes sin importancia o de una voluntad real de abandonar las filosofas idealistas especulativas? Es un "flirt" con el materialismo histrico en historia de las ciencias o un COI\lpromiso serio? Los

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    lectores estn perplejos y los comentaristas tambin. La cuestin nunca ha sido estudiada a fondo. Estamos, pues, ante el problema de la aportacin de Bachelard a la teora de la historia de las ciencias, sino a la historia de las ciencias mismas, ya que ha propuesto una concepcin de la historia de las ciencias que pasa por absolutamente nueva y revolucionaria. Gracias a dicha concepcin la historia de las ciencias franquear una etapa decisiva. La idea fundamental de esta teora es la de "ruptura". Es bien conocido el inters suscitado por esta teora formulada por Bachelard esencialmente en el captulo 11 de L 'Activit rationa/iste de la physique contemporaine , pero que est presente ya desde 1934 en Le Nouve/ esprit scientifique y despus en La Philosophie du non y que se cuenta entre algunas de las ms clebres nociones de este autor, tales como las de recurrencias histricas, progreso por rectificacin, historia sancionada e histo-ria caducada (A. R. P. C., 25), conceptos y tesis que Bachelard ha establecido y desarrollado progresivamente desde su Essai de 1927. D. Lecourt formula la idea esencial de la manera siguiente: al no positivismo en epistemologa le corresponde un antievolucio-nismo en historia (historia de las ciencias) (1972, 7s).

    Esta cuestin ha adquirido una importancia "estratgica" en la filosofa francesa desde Bachelard, muy particularmente en la epistemologa y en los trabajos sobre la teora y la historia de las ciencias. La tesis de las rupturas en la historia de las ciencias y del pensamiento, el que, segn Bachelard, conocimiento comn y conocimiento cientfico estn en lo sucesivo en estado de "ruptura consumada" (R. A., 102), plantea la cuestin de la proximidad de Bachelard al materialismo histrico. Esta tesis no lo sita junto a los dialcticos y materialistas? No tienen razn al oponer a las concepciones evolutivas o evolucionistas anteriores (Comte, Bergson, Lalande, Brunschvicg, Durkheim, etc.) una visin ms dialctica segn la cual la historia conoce saltos, revoluciones Y cambios de base? Aunque Bachelard slo se ha ocupado de ciertos sectores de la historia de las ciencias y de ciertas ciencias, estas tesis no son "generales"? Su crtica de todas las concepcio nes continuista.~ de la cultura no es un paso, al menos en la

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    prctica, a posiciones del materialismo histrico en general y muy particularmente una ilustracin de la validez del materialismo histrico en el dominio de la historia de las ciencias? Junto a esto, no pasa en filosofa, al reconocer la relatividad de los conoci-mientos en perodos histricos dados, a bases materialistas? De dicha relatividad se desprendera la relatividad de la razn de las formas del espritu cientfico y, por consiguiente, de las formas de la filosofa. Si para l, como lo dice G. Canguilhem, "la razn es la ciencia misma" (1968, 206), no hay que concluir lgicamente con D. Lecourt que la epistemologa de Bachelard es "histrica" y que en ella se sostiene, si no con estos trminos al menos de hecho, que "el proceso de produccin de conocimientos es un proceso dialctico", a partir de la afirmacin de que "el proceso de establecimiento de las verdades cientficas es un proceso sin fin" (1974, 75)? A un primer nivel estas ideas ciertamente se encuentran en Bachelard, quien asume enteramente la "historici-dad" de la ciencia y de la razn. Pero muchos otros autores ya se expresaban de este modo, como, por ejemplo, A. Lalande con su distincin de la razn constituyente y la razn constituida, y L. Brunschvicg con la idea de etapas del pensamiento cientfico y de "edades" de la inteligencia.

    En primer lugar sealaremos rpidamente que Bachelard hace historia de las ciencias. A este respecto hay que decir dos cosas. En primer lugar, que se interesa muy poco por los problemas de periodizacin de la historia de las ciencias y a fortiori de la historia a secas. Cuando se tropieza con la cuestin la trata de manera desenvuelta y se remite a la ley de los tres estados de A. Comte, aadiendo un cuarto estado (R. A., 102-105). Sin embargo, en La Formation de /'sprit scientifique propona una divisin en "tres grandes perodos" . Las divisiones no se superpo-nen, y de hecho no le interesa este planteamiento de la cuestin: prefiere desarrollar sus consideraciones acerca de la oposicin entre el nuevo espritu cientfico y el espritu cientfico anterior o incluso el espritu "precientfico" (F. E. S., 7) y poner de relieve la oposicin entre conocimiento cientfico y conocimiento comn, incluyendo en ste, indiferentemente, todas las especies de

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    conocimiento y sus estadios anteriores cientficos o no cientficos. As, Bachelard se interesa ms bien en el estudio de las etapas en la evolucin de un problema, de una problemtica, de una teoria (la propagacin trmica en los slidos (E. E. P. P.), la doctrina de las sustancias en qumica (P. C. C. M.), las doctrinas atmicas (1. A.) , la teora de la luz (A. R. P. C.), encontrndose en l, pues, o bien vagos esquemas generales o bien la historia de "teoras" particulares.

    El segundo punto a precisar concierne a su juicio acerca de los trabajos de los historiadores de las ciencias. En general les quita valor, aunque reconoce su necesidad y su utilidad. Pero estima que estos trabajos son casi siempre "positivistas'' . As, no deja de criticarlos duramente y desdearlos incluso si utiliza algunos como los de Mme. Metzger: "Lo que distingue el oficio de epistemlogo del de historiador de las ciencias" es que "el historiador de las ciencias debe tomar las ideas como hechos, mientras que el epistemlogo debe tomar los hechos como ideas, insertndolos en un sistema de pensamiento. Un hecho mal interpretado en una poca sigue siendo un hecho para el historiador." (F. E. S. , 17.) Para Bachelard, "la historia en su principio es ... hostil a todo juicio normativo. Y sin embargo, si se quiere juzgar la eficacia de un pensamiento, es necesario adoptar un punto de vista normativo .. . El epistemlogo debe seleccionar Jos documentos recogidos por el historiador. Debe juzgarlos desde el punto de vista de la razn e incluso desde el punto de vista de la razn evolucionada ... " (ibd.). Es evidente que se esfuerza por mantener la tradicional distincin en las filosofas idea-listas entre comprobar y juzgar, entre disciplinas positivas Y disciplinas normativas: la epistemologa perteneca a estas l-timas. As juzgar con bastante severidad toda " historia" sos pechosa de ser positivista y valorar sistemticamente a la epistemologa normativa. La "razn", es decir "la ciencia actual", es el valor supremo. Y aunque la concepcin que tiene de esta razn est sacada exclusivamente de los sectores ms abstractos de las ciencias fsicas y qumicas, debemos remitirnos aqu a su filosofa de los valores y de la "cultura", subyacente a todos estos

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    juicios y, finalmente, a la concepcin que tiene del espritu. En el captulo en el que ulteriormente tratar de manera explcita del problema de la historia tal como se plantea en la perspectiva de semejante idealismo epistemolgico, dir: "Un historiador de las ciencias que se complace en una teora caducada (se trata de la teora del flogisto) debe saber que trabaja en la paleontologa de un espritu cientfico desaparecido." (A. R. P. C., 25.) Hay que mencionar, para ser completos, que segn l "la historia de las matemticas es una maravilla de regularidad. Conoce perodos de estancamiento, pero no conoce perodos de errores" (F. E . S., 22 y A. R. P. C., 40). Asombrosa excepcin que seala uno de esos grandes a priori idealistas que desempean en l el papel de presupuestos filosficos, como ya hemos visto en nuestra primera parte. A partir de estas consideraciones puede entenderse que Bachelard reproduzca, en su concepcin de la historia de la razn y de las ciencias, la problemtica idealista clsica bajo una nueva forma, tratndose con todo de la misma problemtica (que reencontraremos con su " racionalismo").

    Lleguemos a esta "dialctica entre historia caducada e historia sancionada" que debe hacernos "comprender la importancia de una dialctica histrica propia al pensamiento cientfico" (A. R. P. C., 25). Para tratar de volver las cosas claras tomemos un pasaje en el que podremos analizar el juego sutil de la dialctica de Bachelard. He aqu lo que escribe, tratando de precisar cules son las "tareas de la filosofa de las ciencias" : "El filsofo del pensamiento cientfico cree poder limitarse al papel de histori-grafo de la ciencia. Deseara ilustrar los valores. Querra ir con la ciencia al fondo de las cosas. Para esto busca orgenes . Vuelve al rudimento. Cree haber dicho lo esencial cuando ha fijado temas generales. Y poco a poco se introduce en la filosofa de las ciencias el ms inveterado de los axiomas de la filosofa del conocimiento: el axioma que quisiera que lo primitivo fuera siempre lo fundam ental. Y, sin embargo, si el filsofo quiere recibir todas las lecciones que proporciona la ciencia contempor-nea deber adoptar a menudo el axioma epistemolgico contrario a ste. Tendr que luchar contra la historicidad de la experiencia,

  • 190 GASTN BACHELARD contra la misma historicidad de lo racional. De ahora en adelante una constante actividad de reforma trabaja en el pensamiento cientfico. La esencial actualizacin del pensamiento cientfico esta asociada con la bsqueda de una nueva base. Esta reaccin de la cspide sobre la base es, para el pensamiento cientfico contemporneo, un carcter filosfico eminente. En esta obra tendremos, con mucha frecuencia , ocasin de volver sobre el carcter filosfico nuevo de este racionalismo y de este realismo asociados y actualizados uno y otro esencialmente en las tcnicas formuladas por las teoras matemticas." (A. R. P. C., 1-2.)

    En primer lugar habra que preguntarse si toda su doctrina epistemolgica y filosfica no cae ella misma bajo el peso de lo que ha dicho al principio de este pasaje; no ha querido con la filosofa de la aproximacin "ir al fondo de las cosas"? Por otra parte, ste es el papel de todo filsofo. Pero, por qu se protege de l? No ha querido tambin " ilustrar los valores", como se advierte cada vez ms? Pero esto no es lo que actualmente nos interesa. Estaremos enteramente de acuerdo con l cuando denuncia este "axioma epistemolgico" segn el cual lo primitivo sera lo fundamental. Igualmente enviamos al lector a las pginas 207-217 del Matrialisme rationnel , donde se desarrolla una crtica en toda regla de los "partidarios de la continuidad cultural", esos "continuistas de la cultura" que explican "la continuidad de la cultura" evocando "la continuidad de la historia" (M. R., 209). Es necesario tener presentes tales pasajes en el comentario que vamos a hacer del texto que hemos presentado. En una lectura atenta se advertir que Bachelard, al enunciar este axioma, deja abierta la posibilidad de que a veces lo primitivo sea lo fundamental, ya que dice: "Se quisiera que lo fuera siempre." Esta observacin no es anodina: la frase siguiente dice que "a menudo" habr que tomar el contrario de este axioma. Todo marxista no slo puede aceptar tales frmulas, sino que, ms an, forman parte de todas las enseanzas de Marx, quien ya planteaba este problema y preguntaba: "Las categorias simples no tienen tambin una existencia independiente, de carc ter histrico o natural, anterior a la de las categoras ms concre-

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    tas?'' Y responda: "Depende". ' El propio Marx desarrollaba las razones de su respuesta en las pginas siguientes al clebre prrafo sobre el " mtodo de la economa poltica". Las cateogras simples de las que habla Marx son en Bachelard los "temas generales". Las categoras ms concretas designan para Marx los objetos concretos complejos que encontramos en la realidad emprica, exactamente como para Bachelard lo "real" conocido por la ciencia son las sustancias complejas de la qumica moderna o el tomo complejo de la fsica contempornea. El problema de la historicidad de los conceptos simples, fundamentales, est, pues, planteado de la misma manera.

    Por el contrario, cuando Bachelard aade que es preciso luchar contra la historicidad de la experiencia, contra la historici-dad de lo racional, debemos plantearnos algunas cuestiones. Recordemos que, a propsito del problema de la relatividad histrica de los conocimientos racionales, escriba: "La aritmtica, como la geometra, no es una promocin natural de una razn inmutable. La aritmtica no est fundada en la razn. Es la doctrina de la razn la que est fundada en la aritmtica elemental.. . En general, el espritu debe someterse a las condicio-nes del saber." (P. N., 144.) La relatividad histrica est bien afirmada. Pero Bachelard, entendiendo, como la mayor parte de sus contemporneos, esta relatividad como una cada en el irracionalismo, el relativismo y el escepticismo absolutos, quiere mantener a la razn, lo racional, y la racionalidad como "valores" , y esto constituye un rechazo del materialismo en historia. As, piensa que la ciencia anula su propia historicidad (cf. R. A. , 49, por ejemplo). Hay conceptos vlidos "para siempre"! (A. R. P. C., 26). Y aqu es cuando introduce la distincin entre la historia sancionada y la historia caducada: "El punto de vista moderno determina entonces una nueva perspectiva en la historia de las ciencias" (ibd. 24). La lucha contra la historicidad de la razn se hace en nombre de la razn actual; por

    ' K. MARX: lntroduction gnrale (1 857), en Contribution a la critique de l'conomie politique, p. 166.

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    consiguiente, de ciertos temas generales, de valores: "Se trata de mostrar la accin de una historia juzgada" (ibd.)

    Pero, curiosamente, pregunta: "No puede decirse que una historia comprendida no es ya una historia pura?" (A. R. P. C., 24.) Ahora bien, segn Bachelard, slo la historia de las ciencias es, necesariamente, una historia comprendida. Comprende su pasado a partir del conocimiento racional actual: as, juzga su pasado. Distingue "el error de la verdad". Entonces Bachelard opone a esta historia de las ciencias la de los "imperios y pueblos" que "tiene por ideal. . . el relato objetivo de los hechos" y que "pide del historiador que no juzgue" (ibd. ). Establece, pues, una diferencia entre dos clases de historias radicalmente opuestas, por lo que se comprende que la epistemologa y la historia sancionada (historia de las ciencias) se sustraern a la historicidad, as como la razn cientfica actual. Entonces habla de "el instante de nueva conciencia en el que el racionalismo niega a menudo la historia de la adquisicin de las ideas para designar y organizar las ideas constitutivas. Desde el momento en que el pensamiento cientfico toma conciencia de esta tarea de esencial reorganizacin del saber, la tendencia a inscribir en ste los datos histricos primitivos aparece como una verdadera desorganizacin" (A. R. P. C., 3).

    Estamos ante una mezcla de tesis, en parte justas y en parte falsas, muy tpica de la manera de pensar de Bachelard. En efecto, cmo se puede decir ms claramente que no se considera a la historia como una ciencia, puesto que establece una cortadura en el interior mismo de las disciplinas histricas. Se trata de la misma cortadura (oposicin) que se reproduce en el interior de la historia de las ciencias en la forma de la distincin entre historia caducada e historia sancionada. Tenemos aqu una concepcin coherente? De hecho se trata de una contradiccin especfica, en vivo, de toda la problemtica filosfica de Bachelard: por una parte afirma la historicidad de la ciencia, de la razn, del espritu cientfico, etc. Por otra parte afirma que la racionalidad de las actuales teoras es tal que hace caduca su historia y, por consiguiente, el inters del conocimiento histrico de los comien

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    zos o de las etapas anteriores! Singular concepcin del conoci-miento histrico. Sin embargo admite que la historia caducada interesa a un epistemlogo(A. R. P. C., 25), pero slo para sacar lecciones de psicoanlisis del conocimiento y para constituir una psicologa normativa. En efecto, uno no puede dejar de asombrar-se por el vocabulario psicolgico y moral que invade la epistemo-loga. "La toma de conciencia racionalista es claramente una nueva conciencia. Es una conciencia que juzga su saber y que quiere trascender el pecado original del empirismo." (A. R. P. C., 3.) El discurso epistemolgico de Bachelard y sus trabajos de historia de las ciencias, por informados y ricos de un contenido histrico y cientfico concreto que sean, en absoluto significan que dicho autor adopte posiciones dentro del materialismo histrico en historia de las ciencias. Bachelard tiende constantemente a juzgar el pasado en nombre de valores actuales y no a compren-derlo y a explicarlo, sino es psicolgica y subjetivamente. No busca causalidades histricas concretas, efectivas. La explicacin es psicolgica, moral y pedaggica.

    De todo ello ;,qu resulta para la concepcin de una historia que procede por rectificaciones, reestructuraciones y rupturas? Con esto Bachelard designa bien un aspecto absolutamente justo de la historia de las ciencias y de la cultura e incluso, diramos nosotros, de toda historia en general -aunque l no lo dice-. Igualmente cuando habla en el texto que hemos tomado como punto de partida de "reaccin de la cspide sobre la base" , sostiene una tesis enteramente justa. Se trata para l de la reaccin de los conocimientos ms complejos sobre las ideas simples de partida e incluso de la reaccin de los conocimientos actuales sobre los conocimientos anteriores. Un marxista estara totalmente de acuerdo con ello. Marx no lo haba enseado y Engels lo haba recordado. Pero en el texto citado Bachelard interpreta inmediatamente esta reaccin como prueba de la asociacin entre el racionalismo y el realismo, eludiendo as el problema de las relaciones entre razn e historia. Concibe estas relaciones a imagen de las que existen entre las instancias actuales de lo racional y lo real en la ciencia. Esta es la

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    concepcin de las relaciones dialcticas de complementariedad entre polos coordinados que l piensa que son suficientes para elaborar una historia recurrente. Y es que para l no hay causas histricas exteriores a la ciencia que gobiernan su desarrollo, no hay leyes del desarrollo histrico de la ciencia, como lo dice explcitamente: "La qumica goza de un materialismo histrico autnomo." (M. R., 6.) Y ms claramente todava: "En el destino de las ciencias los valores racionales se imponen. Y se imponen histricamente. Una especie de necesidad autnoma gua la historia de las ciencias." (A. R. P. C., 47.) Pero si se interroga a los textos de Bachelard sobre esta necesidad y esta autonoma no se encuentra explicacin. Si puede hablar de " sntesis cultural que implica la reunin de varios siglos de cultura" (A. R. P. C., 21), con la teora de la Relatividad no puede hablar ms que de desarrollo y, con otras teoras, de rechazo (teora del flogisto). La historia sancionada conoce, pues, al menos dos modos de "sancin". La necesidad de esta historia slo es recurrente y constantemente mvil. De hecho, Bachelard no capta ninguna necesidad histrica, y cuando habla de la necesidad de los "valores racionales", de lo que habla es del valor explicativo actual de los conceptos cientficos. En este sentido "el racionalismo de la ciencia actual niega su historia" (A. R. P . C., 3). Bachelard quiere decir con esto que no podra explicarse ni por su pasado ni por causas exteriores a la ciencia. Frecuente mente ha insistido sobre ello: el racionalismo es una filosofa que empieza y que no tiene pasado. En esta conclusin, obtenida de una tesis justa (la historicidad de la ciencia), Bachelard, de hecho, expresa sus concepciones metafsicas sobre el presente actual que no tiene races en un pasado que ya no existe. La historia no tiene sitio en la epistemologa. La epistemologa de Bachelard puede llamarse histrica, pero no puede aproximarse al materialismo histrico ms que por un quiproquo.

    As, con su tesis de la ruptura, Bachelard niega toda necesidad del desarrollo histrico, y esto en funcin de su concepcin del tiempo y del espritu. Lo nuevo, la racionalidad actual, se explican por s mismas, la ciencia se explica por una

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    "voluntad de razn". sta encuentra obstculos. La ciencia es la realizacin de una conciencia obstinada (M. R., 11 s). La historia de la ciencia, como la duracin, carece de impulso. Est animada por sus propios valores. La dialctica histrica autnoma de las ciencias se describe como una dialctica de valores. Esto se ve claro al final del captulo sobre las recurrencias histricas. Para Bachelard se trata de rehabilitar el valor de las teoras en fsica contra el relativismo escptico de un Duhem o la crtica del positivismo. "Nuestras tesis de la recurrencia histrica, de la reorganizacin de valores de la historia, no van tan lejos como las tesis de Pierre Duhem." (A. R. P. C. , 47.) Si una construccin terica tiene un valor superior, dice Bachelard, no es "solamente una cuestin de hecho"! (ibd.). Esto revela una concepcin de la objetividad sobre la que habr que volver. Bachelard prosigue diciendo que "no es solamente caracterstica de un instante histrico". Aqu se ve bien su rechazo de una concepcin materialista de la historia, ya que esta ltima no tiene que juzgar hechos. En estas condiciones, para Bachelard, la historia no puede ser una ciencia como las otras. As, no se encuentra nada en l relativo al materialismo histrico o a la dialctica histrica: ninguna dialctica entre ciencia y desarrollo social (estructuras de las formaciones socioeconmicas), ninguna dialctica entre cien-cias e ideologas (en el seno de las "formas de conciencia" que acompaan a las formaciones sociales): no propone ms que una dialctica de valores racionales sancionados y de valores caduca-dos. No se encuentra asimismo ninguna dialctica entre tcnicas de laboratorio y tcnicas de produccin, sino ms bien una asimilacin entre ellas. Los desarrollos de la ciencia son "aut-nomos". Por consiguiente, el conjunto de las dialcticas que designa estn envueltas en una atmsfera idealista que las penetra profundamente, hasta el punto de que a menudo es difcil distinguir en lo que dice lo que es justo y lo que es falso.

    Esto procede de que, al parecer, rechaza una concepcin positivista de la historia por sus consecuencias en epistemologa, consecuencias que lo habran conducido a un verdadero materia-lismo histrico. Con el nombre de historia no entiende mas que la

  • 196 GASTN BACHELARD historia de los acontecimientos que registra hechos objetivos, pero que no los juzga ni Jos explica. Desde un punto de vista idealista, Bachelard prefiere oponer a la historia de las ciencias, juzgada como positivista, las tareas de una epistemologa que toma los hechos de la historia de las ciencias como ideas, es decir, como valores. Ms profundamente rechaza una concepcin evolucionis-ta y responde a los problemas de la aplicacin de las concepciones evolucionistas en historia, desestimando su validez. Ante s tena las doctrinas de Comte y de Bergson, pero tambin las de Spencer y toda la escuela sociolgica francesa. En ellas se inspira y en ellas incluso se basa con frecuencia: la oposicin entre espritu cientfico y espritu precientfico no es ms que una reproduccin de la que hay en Lvy-Bruhl, entre la mentalidad lgica y la mentalidad prelgica. Como Lalande y Brunschvicg, piensa en las "edades de la inteligencia". As, lo que Bachelard mantiene es la tradicin idealista y criticista de la historia de la ciencia, como mantiene en muchos otros planos un determinado idealismo.

    Sin embargo, introduce, con respecto a sus predecesores, una diferencia que reside en la nocin de ruptura. Insiste tanto en la novedad del espritu cientfico contemporneo que sobrevalora la discontinuidad hacindola absoluta: por esto es por lo que parece aproximarse a las concepciones dialcticas de la historia, para las cuales hay revoluciones, perodos de crisis y profundas transfor-maciones. Pero Bachelard da de estas " revoluciones" una descrip-cin idealista. Rechaza las concesiones que los Brunschvicg o los Lalande y a fortiori los Bergson hacan a la idea de evolucin del pensamiento humano por progresos sucesivos e introduce la idea de historia caducada. Sin embargo, en dos puntos de vista reproduce la problemtica idealista clsica en la filosofa francesa: 1, esta historia es autnoma: la historia de los progresos humanos es la del progreso de la razn cientfica. Son el espritu, la razn y los valores culturales lo que guan toda la historia del pensamien-to. Incluso cuando pone el acento en la historia de los instrumen-tos de medida insiste sobre el que dicha historia es esencialmente la historia de las teoras de la medida, del pensamiento de la medida; 2, la razn tiene por modelo las ciencias de la naturaleza

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    EL DESARROLLO DE LA FILOSOFA BACHELARDIANA 197 o, ms exactamente, el pensamiento matemtico que anima las teoras de la fsica y de la qumica. Contra Bergson y el espiritualismo, Bachelarq contina expresando la gran corriente del racionalismo que, desde Descartes, caracteriza a la filosofa francesa a travs del siglo XVIII, el positivismo y el neokantismo francs.

    Su antievolucionismo oculta mal un historicismo radical: su nico objeto es rechazar toda concepcin materialista de los procesos de la historia, de su "evolucin". En este sentido, para seguir a Bachelard, habra que estudiar el desarrollo de toda la problemtica "evolucionista" en los aos 1920-1930. Se advierte , en efecto, que dicha problemtica divide a todos los filsofos y que est en el corazn de numerosos debates y trabajos: pinsese, por ejemplo, en la teora de la forma, en Piaget y Wallon en psicologa, en las discusiones en sociologa ya anteriormente evocadas. En 1930, La Revue de mtaphysique et de mora/e publica los artculos de Ren Berthelot, continuacin de los cursos de 1909-1914, que se terminan con cuestiones como: razn y evolucin, ordinalismo y discontinuo irreversible (ordina-lismo y razn, evolucin y discontinuo irreversible, la idea de continuidad) . Parodi escriba: "Toda la dialctica de M. Bruns-chvicg se emplea para arruinar lo que l llama la filosofa del concepto y para poner en plena luz el carcter discontinuo imprevisible de los procedimientos mediante los cuales el sabio construye la ciencia" .' Ahora bien, el artculo de R. Berthelot trata sobre la filosofa de Brunschvicg y sobre las ciencias fsicas y matemticas por una parte y sobre las ciencias sociales por otra. La cuestin de la relacin de Bachelard con el evolucionismo y con la idea de causalidad en historia , por s sola, debera ser objeto de una investigacin particular, as como la de su relacin con el indeterminismo.

    El concepto de " ruptura" en Bachelard es en estas condiciones una toma de posicin en un debate mantenido durante mucho

    ' Citado en L. BRUNSCHVICu: Ecrits philosophiques, Paris, P. U.F., T. ll , 1954, p. 135.

  • 198 GASTON BACHELARD

    tiempo en la filosofa racionalista francesa. Es equvoco y el lugar de todas las contradicciones de la filosofa bachelardiana, as como el lugar de muchas interpretaciones posibles. Constituye un paso importante en el reconocimiento de que el desarrollo de las ciencias atraviesa perodos de reconstruccin de sus principales conceptos, de sus conceptos bsicos. Pero no da una explicacin materialista. Este reconocimiento al que se ha sometido la filosofa idealista est preado de ambigedades, manifestadas por esas oposiciones masivas que atraviesan toda la teora de la historia que nos ofrece Bachelard, quien con mucha frecuencia se limita a repetir o renovar en un lenguaje aparentemente "revolu-cionario" banalidades caras a la filosofa idealista: oposicin entre hechos y valores, entre presente y pasado, entre razn y real (que es siempre lo emprico o lo sensible, lo informe, etc.). Todos estos dualismos son los que recubre y expresa la nocin de ruptura.

    En el lmite, la historia carece de realidad: es una pura visin "retrospectiva" del presente actual sobre el pasado. Ms all de los ejemplos histricos concretos estudiados en la historia de tal o cual ciencia, en la historia de tal o cual problema cientfico, de tal o cual concepto, cuando Bachelard propone una teora general de la historia, una filosofa de las relaciones entre razn e historia, desarrolla una idea general, la de "recurrencia histrica". Se piensa entonces que llega a posiciones muy prximas de las de una concepcin dialctica de la historia. Pero de hecho se trata ms bien de una polmica contra la idea de que la historia pueda ser una ciencia. Las recurrencias histricas constituyen una doctrina segn la cual no hay causalidad en historia. Tambin aqu lo que constituye el fondo del pensamiento de Bachelard es la crtica de toda sustancialidad (material), de toda "unidad" y de toda causalidad eficiente en historia. Segn l, reconocer una continuidad cualquiera sera caer en una explicacin por los orgenes. Una continuidad restablecera tanto una unidad como las causas. Sus estudios histricos no le han conducido a una teora materialista del tiempo, sino todo lo contrario, ya que bajo los conceptos de ruptura, reconstruccin y revolucin, Bachelard

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    EL DESARROLLO DE LA FILOSOFIA BACHELARDIANA 199

    "aplica" su metafsica del tiempo y su concepcin idealista del espritu, su pluralismo y su indeterminismo filosfico, dominando todo ello su concepcin de las dialcticas retrospectivas. As, su concepcin de las rupturas en historia permanece ideal. Constan-temente sobrevalora lo nuevo, el presente y los valores actuales. Si bien se le debe conceder que la historia conoce efectivamente los hechos a posteriori , hay que aadir que para Bachelard la historia recurrente prohbe buscar fuerzas que actan en la historia. Con esto reencuentra un tema idealista muy difundido en su tiempo, que l expresa tambin a su modo: la historia como "visin puramente retrospectiva" que "evala" el pasado en nombre del presente y de los valores actuales; sta era la concepcin dominante de todos los que rechazaban una concepcin materia-lista. Se trata del tema subjetivista por excelencia de Dilthey, Jaspers, Aron, los fenomenlogos y los filsofos de la conciencia. Bachelard expresa las mismas visiones fundamentales sobre la historia en general; aparentemente lo hace desde un punto de vista racionalista, porque pretende hablar solamente de la historia del espritu cientfico. Politzer, en 1939, pona de relieve lo que esta manera de negar el tiempo real y el devenir histrico tiene de "metafsico". Consiste en "ver el pasado a travs del presente, (en) considerar la razn actual como la razn, (en) instituir entre el presente y el pasado, puestos en el mismo plano e inmoviliza-dos, un debate contradictorio" (Ecrits, I., p. 204).

    En el plano filosfico la teora del progreso por rupturas constituye, pues, en Bachelard un compromiso entre tesis metaf-sicas y el reconocimiento de un desarrollo histrico por mutacio-nes. De ah el reconocimiento de ciertos aspectos dialcticos, no solamente en la actividad actual del conocimiento cientfico, sino en su historia. Pero l no reconoce que el movimiento histrico se hace a travs de los antagonismos que oponen fuerzas de manera contradictoria. Igualmente, en el plano filosfico, si admite una cierta actividad de negacin, 1, se trata de una actividad del espritu y de la razn; 2, no es una verdadera contradiccin. Por el contrario, las contradicciones son del orden de la oposicin entre imaginacin y razn. Se superan en el nuevo espritu

  • 200 GASTON BACHELARD cientfico. Por ello se podra aplicarle lo que dice Hegel de los que caricaturizan la dialctica: " a menudo la dialctica no supera un sistema subjetivo de balanceo" (Enciclopedie, 81). A fin de cuentas, el sentido de la introduccin relativamente importante de los temas histricos y dialcticos en la epistemologa, en la historia de las ciencias y en la filosofa bachelardianas es efecuar una crtica, que sigue siendo idealista y metodolgicamente metafsica, de los conceptos de sustancia, unidad y causa en todos los dominios. De aqu procede un aspecto positivo de las tesis de Bachelard. Porque dichas tesis significan que el progreso de los conocimientos en el siglo XX han obligado al neokantismo y a las corrientes filosficas apoyadas en las ciencias a efectuar su propia crtica de nociones como las de razn inmutable, actividad transhistrica de la conciencia o facultad de juicio. Pero esta introduccin de la nocin de dialctica histrica en Bachelard est al mismo tiempo dirigida contra toda concepcin materialista que plantee una materia y leyes objetivas independientes de todo sujeto. Con las nociones de dialctica y de historia, Bachelard procede como con la nocin de sustancia. La crtica de esta nocin, como hemos visto anteriormente, le llevaba a enfrentarse no solamente al materialismo mecanicista, sino con todo materia-lismo. Anlogamente, con las citadas nociones de dialctica y de historia, Bachelard efecta no slo la crtica de ciertas concepcio-nes metafsicas (continuidad, simplicidad, unidad, razn y lo real) , sino que las reemplaza por otras: dialcticas, subjetivas, discontinuidad, complejidad, pluralismo, destinadas a oponerse a toda dialctic'\ objetiva basada en la existencia de contradicciones que forman una unidad en la realidad, unidad de un todo complejo que ve la continuidad de un desarrollo en la discontinui-dad de sus formas. Por todas estas razones, y en la medida en que Bachelard reconoce dialcticas y una historia que procede por revoluciones, la dialctica y la historia son en l idealistas porque estn pluralizadas y marcadas por sus concepciones metafsicas sobre el tiempo y el espritu. Todo esto es lo que condensa y expresa su nocin de ruptura, planteada de manera absoluta.

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    CAPTULO IIl

    EL RACIONALISMO ABIERTO COMO FILOSOFA CONCILIADORA Y CRITICISMO DE SEGUNDA POSICIN

    En Bachelard son frecuentes las declaraciones de racionalismo. Estas declaraciones expresan su voluntad de permanecer lo ms cerca posible de las ciencias, pero de aquellas ciencias que l considera ms racionales, ya que juzga la racionalidad segn la matematizacin. Por ello en el plano filosfico hay que partir de este hecho: Bachelard se presenta como racionalista. Pero enton-ces, qu pensar de la "conversin a lo imaginario" de que habla J. Gagey? Efectivamente, se puede plantear la cuestin de la naturaleza de un racionalismo para el que la esencia misma del espritu humano no residira tanto en una razn que slo es una forma evolucionada, rectificada y tarda del espritu y que slo existe en un cierto nmero de sabios que forman una "ciudad cientfica, una ciudad intelectual muy estrecha, muy cerrada"

    >(R. A., 104), como en la imaginacin. As, pues, ya que el racionalismo aparece como doblemente relativo y muy consciente de sus lmites en cuanto que est limitado por la imaginacin y por una ciudad cientfica reducida, son posibles dos puntos de vista diferentes para plantear de qu racionalismo se trata. Ya se ha sealado el contraste que produce el que este racionalismo se afirme con una fuerza de conviccin entusiasta lindante con la fe

  • 202 GASTON BACHELARD

    y que se exprese en trminos lricos, denotando un romanticismo de la inteligencia. Dicho racionalismo sera muy relativo sino concerniera ms que a una parte, la ms mnima y superficial del hombre, aquella por la que se esfuerza en conocer la realidad. Pero como se ha visto, este objetivo es inaccesible, la objetividad retrocede y la fe racionalista slo dura un cierto tiempo. Bachelard propone incluso un reparto de las horas del da entre el claro racionalismo de la maana y el desengaado empirismo de la noche. Por otra parte, lo principal es la imaginacin. Esta se rige por otras leyes y hay que reservarle un sitio que, en Bachelard, parece que se ha hecho cada vez ms grande, llegando incluso a invadirlo todo. En todo hombre duerme una razn que puede educarse en la escuela de la ciencia, pero la imaginacin reina.

    No obstante, la imaginacin tambin debe educarse, tomar su vuelo "rectificado" por la poesa o el sueo felizmente conducido, "sublimado" dice Bachelard. As como la razn, limitada a la ciudad cientfica y educada en la conciencia de racionalidad, ha recibido mltiples "rectificaciones", anlogamente la imaginacin se encuentra limitada en suma a una "ciudad potica" estrecha, formada por poetas y lectores capaces de esta sublimacin " que no sublima nada" . Por ello la oposicin no se produce entre una razn cientfica segura de su objetividad y de su purificacin y una imaginacin que domina la falsedad y los errores. El combate no se libra tanto entre estas dos "funciones" de todo el psiquismo como entre una razn y una imaginacin "comunes" , que participan juntas en el conocimiento emprico y en su funcin pragmtica, y una razn y una imaginacin "psicoanalizadas" y "ritmoanalizadas" que convienen en una clara separacin de tareas.

    Si del plano doctrinal pasamos al plano metodolgico adverti-mos que Bachelard, en sus estudios sobre la imaginacin, procede de manera racionalista, como ya lo hemos sealado. Pero era necesario recordarlo aqu porque hay una tendencia a minimizar este aspecto de su pensamiento y de sus tesis sobre la imaginacin. Aunque al final de su carrera haga profesin de "fenomenlogo"

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    EL DESARROLLO DE LA FILOSOFIA BACHELARDIANA 203

    (P. E. , 3 s y P. R. passim) y aunque se revela de la raza de los poetas y no solamente su amigo, su mtodo nos parece de espritu profundamente intelectualista y esto no nicamente porque descubre leyes de la imaginacin y clasifica imgenes, sino porque pone en prctica mtodos de alcance e inspiracin cientfica: lecturas minuciosas, examen de correspondencias, anlisis sub-atmicos, por decirlo as , de los elementos de la imaginacin, esas imgenes en las que busca las estructuras profundas, los ncleos que rompe en corpsculos con los que se pueden recomponer otras imgenes. Esta actividad de anlisis fino (que evoca el anlisis de las rayas espectrales) , esta actividad de composicin de las imgenes elementales nos parece confirmar, como muy bien lo muestra V. Therrien en su obra, que Bachelard, leyendo a los poetas y viviendo sus sueos, no abandona su alma racionalista. No son, pues, solamente sus reflexiones sobre la ciencia contem-pornea las que hay que decir que lo confirman en su racionalismo filosfico, sino que su mismo mtodo de lectura de los poetas, su manera de ser soador consciente de las propias palabras, aunque no lingista ("Yo soy - tengo necesidad de decirlo?- un ignorante en lingstica," P. R., 16), revela tambin una profunda conciencia racionalista en Bachelard. Esto nos parece muy impor-tante sealarlo porque su cuidado por separar netamente y por principio el trabajo cientfico y el sueo potico significa que rechaza las seducciones romnticas de la imaginacin: cuando suea sabe que suea. Sigue su sueo, como Descartes su duda, con mtodo: Bachelard o el sueo metdico. Pero esta lectura racionalista de la poesa, esta racionalizacin metdica del sueo, tiene su recproco: cuando nos habla de la razn cientfica, de sus recientes conquistas, de su sorprendente potencia de rectificacin que la hace mantenerse ms all de todas las dificultades del conocimiento objetivo, ms all de todos los primeros obstculos, lo hace con entusiasmo y lirismo. Este carcter del racionalismo bachelardiano debe tener sus razones. Las descubriremos posible-mente, al menos en parte, considerando la especificidad de ese racionalismo no en su funcionamiento, sino en el propio plano filosfico .

  • 204 GASTON BACHELARD Este racionalismo se presenta principalmente como un racio-

    nalismo aplicado. Una constante del pensamiento de Bachelard es sostener que la razn, que promueve y desarrolla el espritu cientfico en las recientes teoras de la fsica y de la qumica, no es una razn preformada, sino una razn que se define contra una razn anterior, una razn que ha debido abandonar sus antiguos conceptos y sus definiciones bsicas para complejificarlas. Y esto lo efecta en su aplicacin, pero esta aplicacin es muy particular y de un tipo nuevo, como lo vimos con la teora de los rdenes de aproximacin. En la edad clsica de la ciencia puede decirse que la "razn" tambin deba aplicar sus conceptos: deba ponerlos en prctica en la experiencia. Por ejemplo, el concepto de causa, el de sustancia, los de espacio o tiempo, no dispensaban de la bsqueda de leyes particulares o de causas particulares de tal o cual fenmeno, de tal o cual objeto de la naturaleza. Este es siempre el caso de los conceptos de la ciencia contempornea que, modificados, no deben por ello dejar de recurrir siempre a la experimentacin. Lo que aparece como nuevo es una obligacin general, impensada en la perspectiva clsica, consistente, como hemos visto, en la obligacin para la razn, antes incluso de su aplicacin experimental, de inscribir las condiciones de esta aplicacin en el propio cuerpo de la teora. Por lo menos as es como Bachelard nos lo presenta. No volvamos, pues, sobre este carcter especfico de la razn puesto en prctica por la ciencia contempornea en sus sectores ms avanzados. "La ciencia complica la razn" (N. E. S., 14). Expresndose as es como Bachelard quiere superar todo racionalismo clsico, porque es en su misma aplicacin donde la teora descubre la necesidad de su rectificacin: es decir, ante las dificultades que encuentra que-riendo aplicarse, verificarse y ampliar sus explicaciones, encuentra sus lmites, hechos no integrables sobre la base de sus conceptos de partida, y es entonces cuando "reacciona" sobre dicha base. Todo esto ya es clsico, al menos para los lectores de Bachelard o para los que estn un poco familiarizados con la historia del conocimiento en el siglo XX.

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    EL DESARROLLO DE LA FILOSOFJA BACHELARDIANA 205

    La posicin de Bachelard parece muy clara cuando parte de estos hechos epistemolgicos y extrae sus ensefianzas filosficas. Pero este racionalismo abierto del que habla, como Albert Bayet en la misma poca ' parece de hecho muy problemtico. En efecto, la leccin filosfica que obtiene del movimiento reciente de las ciencias contemporneas es que no existe razn inmutable, razn en s, definida una vez por todas. Esto es lo que significa su insistencia en hablar de nuevo racionalismo. De lo que quiere hablar es de una apertura integral de la razn, de la negacin de toda razn, razn preformada, conjunto de ideas simples o formas a priori. Otros haban abandonado ya esta concepcin cartesiana o kantiana de la razn (o del entendimiento cientfico), pero Bachelard quiere acabar este movimiento; por ello hay que entender bien que para l la razn no puede definirse ya como "constituyente" , en el sentido de Lalande, y que no hay un vector que constituira una "lnea general" de desarrollo de la razn a travs de diferentes formas histricas sucesivas. Igualmente, aunque de manera menos clara, parece que rechaza tambin la definicin de la razn que mantena Brunschvicg como actividad espiritual de juicio. Ms adelante volveremos sobre la relacin entre el racionalismo bachelardiano y el racionalismo de Brunsch-vicg. En cuanto a la teora bergsoniana de la inteligencia como actividad mental adaptada al mundo de los objetos slidos que nos rodean, inteligencia que permaneca fundamentalmente idn-tica a s misma a travs de todas las edades, sin duda que no la admite.

    La cuestin del racionalismo la hemos encontrado ya en diversas ocasiones. Sobre este tema es necesario recordar ahora algunas definiciones fundamentales. Es racionalista toda corriente de pensamiento, doctrina o filosofa que afirma que la forma racional de conocimiento tiene un valor superior a toda otra forma de conocimiento y slo el conocimiento cientfico y las

    ' Cf. G. PouTZER: "Qu'est-ce que le rationalisme?" Art culo escrito en 1939 para el n. 0 2 de La Pense, reproducido en Ecrits. la Philosophie et les Mythes, op. cit., pp. 180-251.

  • 206 GASTON BACHELARD

    teoras filosficas materialistas cumplen ntegramente esta condi-ci on. Sin embargo, hay que distinguir el racionalismo idealista del racionalismo materialista. El racionalismo idealista absolutiza la forma racional del conocimiento al afirmar que el pensamiento (la razn) puede, con sus propias fuerzas , encontrar la verdad. El origen y el criterio (el valor) de la verdad se atribuyen slo a la actividad pensante (facultad de pensar por conceptos y de presentar nuestros conocimientos en forma conceptual). Este racionalismo idealista considera el nivel sensible y prctico como engaoso y falso, como constituyendo un obstculo que hay que suprimir de la actividad de conocimiento objetivo. En este sentido la crtica del conocimiento inmediato, sensible o emprico, hecha por Parmnides, Platn o Descartes, es una crtica racional y justa. Pero este racionalismo es idealista justamente porque absolutiza sobre esta base el poder de la "razn" y rechaza el criterio de la prctica (verificacin mediante la experimentacin cientfica o la aplicacin tcnica) como criterio fundamental y ltimo de la verdad de nuestro pensamiento. Niega que nuestro conocimiento sea verdadero porque reflejara la realidad objetiva lejos de dictarle sus propias leyes. El racionalismo moderno (desde el siglo XVII) es, pues, positivo en cuanto que rechaza toda forma irracional de conocimiento (revelacin, intuicin o sentimiento) y en cuanto que se opone a los irracionalimos (miticismo, fe, especulacin, agnosticismo, escepticismo, etc.). Hasta aqu sta es la tradicin idealista que ha sido dominante en el racionalismo en Occidente desde el Renacimiento.' Llamaremos, pues, idealista (determinacin terica) o burgus (determinacin social) al racionalismo moderno de los filsofos que, como Descartes, al tiempo que defienden el valor de los conocimientos obtenidos por la va cientfica (nica racional) absolutizan esta forma de conocimiento al afirmar que el contenido de los conocimientos verdaderos procede slo de la

    ' Habra que sei!alar que, igualmente, ha desempei!ado un gran papel en todo el pensamiento griego antiguo, en su forma idealista con Parmenides y los Elates, y en su forma materialista con Demcrito y de nuevo en su forma idealista con Platn.

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    EL DESARROLLO DE LA FILOSOFA BACHELARDIANA 207 razn. Hablaremos de racionalismo materialista o, en ocasiones, dialctico, para designar por el contrario a las doctrinas filosficas que basan la forma racional del pensamiento humano en la racionalidad de su contenido (tesis de la identidad entre el ser y el pensamiento): as proceden los materialistas franceses del si-glo XVIII, Hegel (racionalismo dialctico) y despus Marx, Engels y Lenin. En este sentido, "el conocimiento racional es, en ltimo anlisis, el que refleja lo real; y la razn es la ciencia", como vigorosamente lo subrayaba G. Politzer en su artculo de 1939: "Qu es el racionalismo?", al cual remitimos al lector. '

    A partir de aqu podemos preguntarnos si el que mejor ha expresado el fondo del pensamiento de Bachelard sobre esta cuestin de la naturaleza de su racionalismo no es G. Canguilhem al escribir que, para Bachelard, "la razn es la propia ciencia" (1968, 206). La ltima pgina de La Philosophie du non, en la que hay escrito que la razn clsica se concibe segn la aritmtica elemental y no a la inversa, parece dar la razn enteramente a G. Canguilhem. Sobre esta misma idea se apoya D. Lecourt cuando subraya que la tesis central de Bachelard "es la de la objetividad de los conocimientos cientficos" (1974, 62). Con esto quiere decir que Bachelard identifica ciencia y razn. Una nueva edad de la ciencia define, pues, una nueva "razn" y un nuevo racionalismo, y que este nuevo racionalismo sea un racionalismo aplicado significa, para Bachelard, que la razn se identifica con su aplicacin . As pueden entenderse, permaneciendo al nivel de los textos numerosas declaraciones repetidas a lo largo de toda la obra que justificaran esta interpretacin. Y una vez ms debemos decir que esta interpretacin es, en parte, justa: el racionalismo aplicado es la negacin de la existencia de toda razn trascenden-te, de toda razn en s, de todo a priori. Todo concepto es reformable, toda teora rectificable. El racionalismo es una actividad de reforma permanente. El sentido filosfico de esta doctrina de la apertura de la razn es evidente: est dirigido

    ' Consltese sobre todo el anlisis del racionalismo moderno que hace Politzer al principio de su artculo, o p. cit., pp. 180-193.

  • 208 GASTON BACHELARD

    contra toda metafsica que plantee una razn inmutable, aunque se trate de la inmutabilidad de una funcin, como la del juicio en Brunschvicg.

    Si la razn es la ciencia misma, a partir de aqu podramos preguntarnos si Bachelard no tiene una concepcin deliberada-mente histrica e incluso materialista de la razn, si no abandona todas las concepciones idealistas. En este sentido lo entiende D. Lecourt. Sin embargo, esta filosofa de la razn abierta, de la apertura de la razn incluso, si se le conceden todas sus ventajas antimetafsicas y su voluntad netamente afirmada de separarse de todo racionalismo clsico, nos parece que est marcada de manera ms precisa por una voluntad bien determinada y sei'alada a menudo. En efecto, si se le pregunta en qu esta filosofa es un racionalismo no puede responder ms que por una peticin de principio planteando la racionalidad intrnseca de las teoras matemticas ms abstractas. No nos parece que G. Can-guilhem o D. Lecourt puedan escapar a este crculo vicioso. Pero escapa Bachelard? No asume, por el contraro, la afirmacin que identifica la razn con la ciencia matematizada, con todas sus consecuencias? En Bachelard hay una falta de correspondencia entre sus permanentes afirmaciones segn las cuales "leera" las ciencias de manera directa y su prctica efectiva, ya que en ella extrapola, hace una lectura deformada por presupuestos filosfi-cos idealistas. No puede ahorrar ni idealismo ni materialismo, y nosotros creemos haber mostrado que Bachelard no lee la ciencia como materialista. De dnde procede entonces que pueda pasar por "materialista" a los ojos de algunos? Bastara que haya pasa-do a una posicin sistemticamente polmica, continuando afir-mndose "racionalista"? Si Bachelard puede de manera vlida continuar llamndose racionalista; si puede no solamente definir su racionalismo como racionalismo aplicado (razn que se reforma en su aplicacin), sino tambin como racionalismo abierto, puede declararse en lucha contra toda forma definida de racionalismo? En efecto, su racionalismo abierto est orientado: tiene un adversario privilegiado. Es acaso el idealismo? El examen de las tesis epistemolgicas esenciales nos ha mostrado que no.

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    EL DESARROLLO DE LA FILOSOFIA BACHELARDIANA 209 Bachelard define el racionalismo abierto en permanente

    oposicin al empirismo y al realismo, a los que constantemente alude. sta es una de las dos metafsicas contradictorias que Bachelard rechaza. Aunque afirma un racionalismo de la aplica-cin, hace inclinarse constantemente la balanza, lo que podra mostrarse con numerosos textos. Efectivamente, por qu Bache-lard no define tambin un realismo aplicado o un empirismo instruido del mismo modo que defiende un idealismo discursivo? La polmica es claramente filosfica ; ya que se apoya sobre las teoras ms abstractas y complejas de la ciencia contempornea, no se entiende bien por qu dichas teoras no ensei'aran, tan bien e incluso mejor, el materialismo que el idealismo, el realismo que el racionalismo Por qu todo realismo se designa siempre como "ingenuo"? No hay realismos que sean abiertos, rectificados e instruidos? A toda referencia de la ciencia a datos exteriores a hechos materialistas se la acusa inmediatamente de empirismo. La ciencia debe reabsorber este ltimo en su esfuerzo de racionalizacin. As, Bachelard escribe: "Hay que tomar al magnetn del neutrn como un dato experimental." Pero a continuacin traduce: "Un empirista se encontrar, pues, en buena situacin para deshacer nuestra lenta construccin filosfi -ca" (A. R. P. C., 168). E igualmente, algunas pginas ms lejos: "El empirista puede fcilmente sealar aqu el origen emprico de las nociones de fuerza viva y potencial." (A. R. P. C., 176.) As, todas las veces que el sabio designa realidades objetivas que se imponen a l, Bachelard ve inmediatamente una seal, no de materialismo, sino de empirismo! Conociendo la mala prensa del empirismo (es el pecado original del conocimiento, deca Bache-lard), resulta evidente que nuestro autor se mueve en el terreno de una polmica filosfica. Se encuentra aqu, sin duda, toda la polmica de Bachelard contra Meyerson y sus anlisis del pensamiento cientfico. Este ltimo comprobaba que la realidad no se dejaba reducir a la actividad del pensamiento, ya que ste busca una reduccin de lo diverso a lo idntico (bsqueda de constancias y de la permanencia de leyes en el tiempo). Para Bachelard, Meyerson sigue siendo demasiado realista y al mismo

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    tiempo concibe la razn de manera demasiado esttica, como actividad lgica. En esto Bachelard tiene razn, pero pierde el beneficio del materialismo. O ms bien lo sita en la actividad del sujeto cognoscente y no en la objetividad del mundo fsico conocido. La abolicin de toda razn "cerrada", de toda razn preformada, de todas las formas o conceptos necesarios y universales , vlidos a priori, no impide, pues , a Bachelard mantener la tradicin filosfica del racionalismo idealista francs contra el positivismo, el empirismo o el realismo.

    A partir de aqu tratemos de precisar la especificidad filosfica del racionalismo aplicado. Frente al espiritualismo o a los nuevos idealismos (como la fenomenologa de Husserl) y particularmente frente a Bergson, dicho racionalismo les parece "materialista" a algunos autores por su identificacin de la razn con la ciencia o, ms bien, con el espritu cientfico (preferimos esta formulacin que parece ms correcta que la de G. Canguilhem). Pero este racionalismo aparece ms propiamente como idealista frente al positivismo, el empirismo y el realismo. Y ahora es cuando podremos analizar esa posicin media mediante la cual Bachelard define exactamente su racionalismo abierto: "Desearamos situar-nos en una posicin media, entre los realistas y los nominalistas, entre los positivistas y los formalistas, entre los partidarios de los hechos y los partidarios de los signos." (F. E. S., 61.) Nuestro autor pone todo su cuidado en situarse en el centro del "campo epistemolgico" (cf. P. N., S, 15), donde las "doctrinas filosfi-cas" constituidas por el "empirismo y el racionalismo" estn "ligadas", donde cada una "es el complemento efectivo de la otra". Habla de "posicin central" (R. A., 4), de "polifilosofa" (R. A., 7) y rechaza igualmente las "dos metafsicas naturales y convincentes, implcitas y tenaces", pero "contradictorias", sobre las que "todo hombre, en su esfuerzo por adquirir una cultura cientfica, se apoya: el racionalismo y el realismo" (N. E. S., 5). La Philosophie du non se cierra con una declaracin formal: "La doctrina tradicional de una razn absoluta e inmutable !).O es ms que una filosofa, y una filosofa caducada" (P. N., 145). Como un eco, y tambin de modo perentorio, Le Rationalisme appliqu

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    EL DESARROLLO DE LA FILOSOFIA BACHELARDIANA 211 afirma: "El empirismo es una filosofa caducada." (R. A., 11.) Bachelard presenta, pues, con mucha frecuencia su racionalismo como una autntica posicin central que participara igualmente del realismo y del racionalismo: "Un realismo que ha encontrado la duda cientfica no puede ser ya de la misma especie que el realismo inmediato. Igualmente, un racionalismo que ha corregido los juicios a priori ... no puede ser ya un racionalismo cerrado" (N. E. S., 6-7). En este sentido habla de "base dualista" de la filosofa, de dualidad, de posicin intermedia, de "realismo de segunda posicin" (N. E. S., 7, 9).

    Sin embargo, las oposiciones son mviles. En La Philosophie du non parece que Bachelard prefiere oponer el empirismo al racionalismo (cf. P. N., todo el Prefacio). Y si se observa con atencin la clebre topologa de las filosofas de las ciencias en Le Rationalisme app/iqu (p. 5), se advierte que en 1949 Bachelard sita al positivismo ms cerca del racionalismo aplicado que del idealismo y que al realismo no se opone tanto el racionalismo como una cierta especie de idealismo. Leyendo el texto se comprueba que, en el espritu de Bachelard, se trata sobre todo de esta forma de idealismo que se ha manifestado en las filosofas de la naturaleza del siglo XIX: a ella dedica todo un prrafo en su explicacin rpida de este espectro filosfico. Sus ideas generales permanecen bastante fieles a s mismas, pero justamente en tanto que temas generales. El idealismo de las filosofas de la naturaleza parece ser para l el tipo de racionalismo a priori. Sin embargo, el que condenaba en Le Nouvel esprit scientifique, as como en La Philosophie du non parece que era ms bien el racionalismo kantiano o neokantiano! Siguiendo con detalle las cosas se decubriran, pues, muchas incertidumbres y vacilaciones. Puede uno contentarse diciendo que Bachelard no se preocupa por designar doctrinas bien precisas? Efectivamente, esto es lo que con mucha frecuencia sucede. As, por ejemplo, como hemos visto de pasada, adopta tanto como rechaza la ley de los tres estados, de Auguste Comte. Hay que atribuir esta ambigedad a su posicin central, a su deseo de situarse a igual distancia de todas las filosofas de la ciencia y, al mismo tiempo, de todas las

  • 212 GASTN BACHELARD filosofas? Esto es exacto hasta un cierto punto, y a la vez que le asegura todos los triunfos en su polmica polifilosfica, le conduce tambin a todas las ambigedades y a ser blanco de todas las crticas. Por otra parte, l es muy consciente de ello: "Nos ofrecemos, pues, a la crtica por todas partes" (F. E. S., 61). "Se corre el riesgo de no contentar a nadie: ni a los sabios, ni a los filsofos, ni a los historiadores." (P. N., 2.)

    De hecho, su proyecto es doble: por una parte, mediante esta posicin central en la que, como hemos dicho, el racionalismo aplicado quiere ser tambin un materialismo racional (lo que nos llevar a la cuestin del materialismo), trata de reconciliar las filosofas secularmente enemigas que son el empirismo y el racionalismo. "Entre los dos polos del realismo y del kantismo clsico nacer un campo epistemolgico intermedio particular-mente activo. La Philosophie du non se constituir, pues, no como una actitud de rechazo, sino como una actitud de concilia-cin ... Cuando la categoria sea abierta (se trata de la categora de sustancia) podr reunir todos los matices de la filosofa qumica contempornea." (P. N., 15-16.) Esto es lo que significa la filosofa dialogada. En efecto, Bachelard, intentando salir de todas las oposiciones filosficas, no propone ms que un compro-miso consistente en combinar las dos metafsicas contradictorias, sin darse cuenta de que son tan idealistas la una como la otra. Con el estilo mediante el que se asignaba a s mismo una "tarea de filsofo conciliador", "que deseara reconciliar el pensamiento filosfico y el pensamiento cientfico" (A. R. P. C., 56), lo que ha dado lugar a que se hable de "epistemologa conciliadora" (G. Canguilhem, 1957), debemos hablar nosotros aqu de filosofa conciliadora. Bachelard lucha contra el empirismo y el idealismo en cuanto que son filosofas unilaterales, pero su reconciliacin es una constante de su filosofa, cualquiera que sea el nombre que reciba: filosofa del no, racionalismo aplicado, sobrerracionalismo, polifilosofa. Todo esto es la expresin, en el plano doctrinal y en filosofa, de este mtodo dialctico que ha tratado de deducir del anlisis de la actividad cientfica y que hemos distinguido con el nombre de dialctica de la complementariedad, del cambio y del

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    EL DESARROLLO DE LA FILOSOFA BACHELARDIANA 213 dilogo. El racionalismo abierto, expresin en la que el segundo trmino est destinado a negar el primero, es un concordismo, en el que filosofa emprica y f~losofa racional dialogan.

    Sin embargo, y todo lector de sus obras lo sabe bien, Bachelard no se queda ah. Aparece entonces un segundo proyecto de ningn modo idntico a su posicin media. Al "concordismo filosfico" que debera, ms all de la reconcilia-cin entre filsofos y sabios, reconciliar entre s a los filsofos , Bachelard aade una filosofa de segunda posicin. En efecto, son numerosas las declaraciones mediante las cuales Bachelard de-fiende una posicin segunda que pensamos que hay que distinguir de su posicin intermedia o posicin media . Sin duda que es posible empearse en unir las dos series de declaraciones y ver en la segunda otra manera de expresar la primera: sta es la interpretacin corriente de su filosofa y su epistemologa. Sin embargo, instruidos por nuestras precedentes encuestas, tanto sobre su epistemologa como sobre su filosofa, rechazamos por mtodo proceder a esta asimilacin inicial. Se nos dir, no obstante, que la coherencia de Bachelard es total, ya que, criticando a la metafsica realista en nombre de la racionalidad cientfica y a la metafsica racionalista (idealista) en nombre de la experiencia cientfica y de la aplicacin accede a una filosofa doble que es a la vez un racionalismo instruido, rectificado y un realismo reducido, reformado. La "segunda posicin" sera homognea al polifilosofismo, a los dobletes del racionalismo aplicado y del materialismo tcnico. En esto no podemos estar de acuerdo.

    En efecto, cmo define l esta filosofa de segunda posicin, afirmada con tanta frecuencia? Principalmente como racionalismo idealista. As escribe: "Puesto que queremos enunciar tan clara-mente como sea posible nuestra posicin y nuestra finalidad filosfica, debemos aadir que, a nuestro parecer, una de las dos direcciones metafsicas debe mandar sobre la otra: la que va del racionalismo a la experiencia." (P. N., 6.) As privilegia clara-mente a uno de los polos, no slo del vector epistemolgico, sino tambin del "vector filosfico". Habla de buen grado del

  • 214 GASTON BACHELARD

    "realismo de la funcin matemtica" que "sustituye pronto la realidad de la curva experimental" (P. N., 10). "La ciencia no es el pleonasmo de la experiencia." (R. A., 38.) Ya en 1927 deca: "Una coincidencia entre pensamiento y realidad es un verdadero monstruo epistemolgico." (E. C. A., 43.) Cuando plantea el problema de la sntesis filosfica de las dos instancias del realismo y del racionalismo confiesa que este problema no podra resolver-se en su perspectiva: "Esta dialctica a la que nos invita el fenmeno cientfico plantea .. . un problema metafsico al espritu de sntesis. Se trata de una cuestin que no hemos sido capaces de resolver claramente ... (Una) conciliacin nos ha parecido ser siempre un compromiso ... Hasta el punto de que propondremos una especie de pedagoga de la ambigedad." (N. E. S., 19). Parece, pues, que rechaza toda posicin filosfica "clara" y se refugia en un terreno "ambigo". Pero de hecho a veces se compromete ms claramente; as, en La Philosophie du non, queriendo precisar su nuevo racionalismo que recibe los nombres de "transaccional" , " integrador", "dialogado", etc., contempla "la posibilidad de establecer un kantismo de segunda aproxima-cin, un no-kantismo susceptible de incluir a la filosofa criticista, superndola" (P. N., 94). Para l es la razn la que se dialectiza. "El racionalismo no reniega de sus principios, los dialectiza." (P. N., 7 .) "La filosofa criticista, de la que sefialaremos la solidez, debe modificarse en funcin de (su) propia apertura." (P. N. , 11.)

    Si en un primer tiempo Bachelard elimina la razn cerrada, en un segundo tiempo mantiene un racionalismo de inspiracin criticista, ya que toda su filosofa es un agnosticismo. El micro fenmeno se define frecuentemente como un "noumeno" (N. N. passim). Todos los problemas filosficos se plantean en el marco de una problemtica que parte del criticismo kantiano, generali zndolo, pero sin pasar a posiciones filosficas fundamentalmente

    Se advertir que esta declaracin , hecha para escapar a un problema filosfico fundamental, tiene una extraa consonancia con las filosofas y mo raJes de la ambigedad (Jaspers, Heidegger, Simone de Beauvoir).

    ~ ... 1 EL DESARROLLO DE LA FILOSOFA BACHELARDIANA 215

    diferentes. Este es el sentido de todas las dialcticas introducidas por l, no slo al descifrar las actividades cientficas, sino en su interpretacin filosfica. Asi, la posicin racionalista, que es la ms visible y afirmada, est en el fondo destinada a asegurar mejor el idealismo agnstico que constantemente profesa. La crtica de la razn cerrada de los racionalismos clsicos, la posicin de no-kantismo no es ms que una primera posicin, que en el plano filosfico ella misma debe ser relativizada o, como l dice, dialectizada. As, en segunda posicin reencuentra la posicin crtica de Kant: "El espritu cientfico rectificado se presenta ante la naturaleza con las matemticas en una mano y en la otra sus principios racionalistas abiertos: los del no sustancialismo, los del pluralismo y los del probabilismo (no-determinismo) , para interrogarla como un juez hace con los testigos" , podramos decir siguiendo la lnea recta del pensamien-to de Bachelard. Este autor deshace, pues, ms que sus predece-sores, la analtica y la esttica trascendentales kantianas, pero si procede as es para generalizar la problemtica, abrindola a la dimensin de las nuevas teoras fsicas: los conceptos de sustancia, de unidad y de causa, el de realidad, resultan, gracias a las dialcticas de la razn y de lo real cientfico, del experimentador y de lo experimentado de la teora y el instrumento pluralizados. As deshace la dialctica trascendental, generalizndola. A las antinomias de la razn cientfica contempornea frente a sus problemas cosmolgicos responde con dos soluciones: el mundo nunca est dado, es construido; se trata de un sustancialismo de segunda posicin que l afirma en su ontologa fraccionada, en su materialismo racional, as como en el realismo de los actos epistemolgicos. Por otra parte, la solucin de los problemas cosmolgicos se remite a la potencia "csmica" de la imaginacin y del sueo. Deshace la razn prctica y sus imperativos categricos,pero a sus axiomas epistemolgicos afiade un sistema de valores que son la transcripcin en lenguaje normativo, en imperativos categricos, del conocimiento y de la cultura, de la racionalidad del conocimiento cientfico. Deshace la crtica del juicio para generalizarla en una teora de la imaginacin material

  • 216 GASTON BACHELARD

    y dinmica. La filosofa criticista asedia el pensamiento de Bachelard. El sentido de la crtica del empirismo y del realismo es un ndice seguro, ya que est dirigida tanto contra todo materia-lismo no mecanicista como contra todo materialismo filosfico, as como contra el idealismo de Brunschvicg o el espiritualismo instalado en la filosofa francesa desde Vctor Cousin y Maine de Biran.

    Esto plantea el problema de la relacin de Bachelard con Brunscvicg. En efecto, la polmica no es la misma con el realismo meyersoniano que con el idealismo brunschvicgiano. Releyendo o leyendo la obra de Len Brunschvicg uno se asombra de la proximidad entre ste y Bachelard. Con frecuencia sorprende la identidad de las frmulas, de los problemas y del modo de pensar entre uno y otro. Parece que se ha perdido de vista esto o que se pretende olvidarlo. El axioma de la discontinuidad ha llegado a pesar tanto que parece como si las proclamaciones de novedad esencial de la ciencia contempornea que aparecen en toda la obra de Bachelard, hubiesen convencido de la misma novedad esencial de su filosofa; su nuevo estilo, su incansable esfuerzo por renovar los viejos racionalismos filosficos han dado su fruto, imponiendo finalmente la idea de una discontinuidad esencial entre l y Brunschvicg en particular. G . Canguilhem, que se detiene en lo que hay de nuevo en la epistemologa bachelardiana y que se esfuerza por extraer todo lo positivo (no sin deforma-ciones, a nuestro entender) , slo incidentalmente menciona el parentesco con Brunschvicg: "Len Brunschvicg haba insistido en varias ocasiones sobre el que no hay verdad antes de la verificacin. La ciencia no refleja la verdad, la dice. Pero la verificacin brunschvicgiana es todava un concepto de filosofa intelectual." (1968, 191.) Esto es todo, y despus de G. Canguil hem, que ha enterrado la cuestin de este modo, apenas ya se habla de ello. Sin embargo, qu sorpresa encontrar en Brunsch vicg formulaciones que hoy pasan por tpicamente bachelardianasl Sin duda que Brunschvicg pertenece a una edad distinta de la de Bachelard y su tesis sobre la modalidad del juicio parece no tener mucho que ver con la obra de Bachelard. Igualmente sus otras

    1 EL DESARROLLO DE LA FILOSOFiA BACHELARDIANA 217 grandes obras estn marcadas por una cultura y una problemtica filosficas de erudicin muy distinta a la que hay en las obras de Bachelard. Pero se ha olv.idado su cultura cientfica, que vale tanto como la de Bachelard? Lo que aqu nos interesa son las posiciones que asumen en el combate filosfico general y el que, como en Piaget, su epistemologa es "cientfica".' Pero veamos las pruebas, aunque desgraciadamente tendremos que acortarlas. Tambin aqu debera llevarse a cabo un estudio para aclarar la cuestin. Lo que nos parece capital es, por una pa1ie, el tipo de racionalismo idealista que promova Brunschvicg y, por otra parte, lo que el propio Bachelard dice de Brunschvicg y de su relacin con l.

    En un texto capital para nuestro propsito, "La orientacin del racionalismo" , Brunschvicg sostiene posiciones que no confundiran a un bachelardiano: "Puesto que no hay en el idealismo lugar para una teora de la naturaleza en s, tampoco lo hay para una teora del espritu en s. . . Naturaleza y espritu se muestran desarrollndose, penetrndose, esclarecindose correcta-mente como dos caras solidarias de un crecimiento nico" (p. 65). Pinsese en ciertos pasajes de Bachelard que desarrollan la misma idea de crecimiento unitario del pensamiento y la realidad, as como en las pginas finales de La Formation de /'esprit scientifi que, donde figura una curiosa teora de la vida (F. E. S. , 250-252, cf. tambin E. C. A., 292-293 y passim). Brunschvicg habla del "progreso indefinido del espritu respecto de s mismo" (p. 67). "En el siglo XX las ciencias fsicas han cuestionado y, finalmente, derribado el postulado... (segn el cual) una ley es tanto ms cierta cuanto ms satisfaga el doble criterio de simplicidad y continuidad" (p. 73). Hay que sealar que esto est escrito en 1920. Qu decir cuando tambin se lee: "Los sabios no vacilan (ya) en intervenir sobre lo ilgico y lo imprevisto ... De lo llamado

    ' J. P IAGET: "Nature et mthodes de l'pistmologie", en Logique et connai.uance scientijique, pp. 15 s, 50-52.

    ' En L. BRUNSCHVICG: Ecrits philosophiques, pp. 1-80. Este texto apareci, ya en 1920, en la Revue de Mtaphisique et de Mora/e.

  • 218 GASTN BACHELARD fuera de la ley hacen sugir la nueva ley que desconcierta a nuestro sentimiento, instintivo o tradicionalista, de la necesidad inteligible .. . Y ella es la verdadera ley ... , la nica ley" (p. 73). "La naturaleza, que la tcnica perfeccionada de los laboratorios ha puesto en condiciones y en situacin de dejarse conocer con una mayor minuciosidad y con ms sutil precisin, ha roto el cuadro de nuestros conceptos . O, por decirlo mejor, un inespera-do progreso en la actividad intelectual ha sacudido a la ciencia en su perezosa timidez" (p. 74). Y tambin: "El irresistible movi-miento de la ciencia exige que, en lugar de empearse en integrar los resultados en el mbito de una representacin acabada o de una esencia conceptual, se desembarace a la libertad de la inteligencia de todo obstculo exterior y de toda limitacin arbitraria" (p. 76). "La funcin del filsofo no pierde nada de su alcance o de su eficacia porque tenga el escrpulo de vincularse estrechamente a la exactitud, sutileza y complejidad del desarrollo cientfico. Sera un contrasentido, y posiblemente el ms peligroso, imaginar que el racionalismo tiene que ceder algo de su 'intransi-gencia' para hacerse ms maleable y ms fino, ms capaz de adecuarse a la realidad del saber" (p. 78). No cabra pensar que Bachelard ha encontrado aqu un programa? Y an muchas otras indicaciones sustanciales pueden encontrarse en esta defensa de un racionalismo "estrechamente" articulado con la ciencia en Brunschvicg, quien escriba tambin: "Se sabe, por las demostra-ciones de la crtica kantiana, que la existencia es funcin de la verificacin. Es por esto por lo que debe eliminarse toda ontologa conceptual, toda cosmologa trascendente. La tarea del racionalismo consiste en mirar del lado del sujeto" (p. 79). No podemos resistir la tentacin de dar dos citas ms: " El pensa-miento contemporneo no encuentra en esta va un sistema de conceptos y categora. La renovacin de los valores cientficos que ha tomado en nuestra generacin el carcter de una revolucin crnica, ha hecho justicia definitivamente a esta escolstica que hace poco se haba movido, segn la expresin de M. Bergson, alrededor de la fsica de Galileo y gracias a la cual ya Kant crey triufar de la prueba de la fuerza de hacer entrar los principios

    1 '1 EL DESARROLLO DE LA FILOSOFA BACHELARDIANA 219

    newtonianos en el marco de la lgica peripattica ... M. Einstein nos sugiere que corrijamos y compliquemos las lneas del newto nianismo, demasiado simples y esquemticas, para adecuarse exactamente a lo real" (p. 79). La epistemologa no cartesiana, la mecnica no newtoniana y la lgica no aristotlica de Bachelard estn muy prximas de esto. En el mismo artculo, Brunschvicg escriba ms arriba una pgina sobre la historia en la que se encuentran numerosas ideas que prefiguran las de Bachelard. Se encuentra en ellas tambin una discusin del determinismo: "El determinismo cientfico no conduce en absoluto a la idea de un mundo que estara en su totalidad subsumido bajo una ley nica y universal... La armona se forma, se deforma y se reforma porque la ciencia revisa y rectifica (sic) sin cesar los detalles de su obra, porque la naturaleza, en nombre del propio determinismo, est llamada a modificarse bajo el efecto del poder unido a la verdad del saber (p. 65) .

    Como se ve, todo esto reclama una investigacin. Un especia-lista que ha estudiado la obra de Brunschvicg escriba en 1951 : "Los nombres de Bachelard, Gonseth y Piaget bastan para mostrar que, en el terreno de la filosofa de las ciencias, la inspiracin brunschvicgiana no est muerta. La filosofa de las ciencias contemporneas muestra, en una gran parte, hasta qu punto Brunschvicg tena razn cuando (desde 1912) esclareca la necesa-ria superacin por la verdadera ciencia de la doble entidad Razn y Experiencia y la correspondiente vanidad de la deduccin lgica y la induccin baconiana".' Este especialista cita una frmula de "La Philosophie de !'esprit", curso dado por Brunschvicg en 1923: "El hombre, en el curso de su dilogo ininterrumpido con el Universo, se aparece a s mismo como espritu y el Universo llega a ser el mundo de la ciencia" (ibd. ). Como se advierte, habra que efectuar una estrecha comparacin, y aunque aqu no hay lugar para ello, nuestras citas confirman su necesidad.

    ' Maree! DESCHoux: "La Philosophie de Lon Brunschvicg et la rnexion contemporaine", en L 'lnjormation philosophique, n. u 2, marzo-abril 1951 , pp. 51-54.

  • 220 GASTON BACHELARD

    F . Dagognet, en un artculo de 1965,' bosquejaba brevemente esta comparacin entre las filosofas y epistemologas de Brunsch-vicg y Bachelard. Insista, ms all de las manifiestas dife-rencias, en que una prolonga a la otra, al menos en lo concerniente al problema del racionalismo filosfico: la misma crtica de las filosofas endurecidas que no tratan de transformarse con las mutaciones del saber, la misma crtica de la lgica deductiva, reflexin sobre la necesidad de la ampliacin y diversificacin de la razn. Todo esto es lo que Bachelard realiza con la multiplicacin de los dobletes a los que llama dobletes brunschvigianos , con la idea de una polifilosofa, con las nociones de filosofas conjugadas (positivismo y formalismo, empirismo y convencionalismo, etc.), de espectro filosfico que "dispersa" los componentes filosficos del pensamiento cientfico, de perfiles epistemolgicos (P. N., 41 s) y con la nocin de racionalismos regionales. Puede decirse que realiza el programa de un raciona-lismo que debe readaptarse a una nueva edad de la ciencia. Cuando nosotros hablamos, siguiendo al propio Bachelard, de "criticismo de segunda posicin" o criticismo generalizado, creemos designar su racionalismo lo ms exactamente posible, ms all de la diversificacin de los trminos que l, en otro sentido, emplea para especificar la "novedad" de este idealismo epistemolgico en que consiste su racionalismo.

    Por otra parte, Bachelard reconoce su proximidad con Bruns-chvicg y su profundo acuerdo con l acerca de la reconstruccin del criticismo. En 1945, en un artculo titulado "La Philosophie scientifique de Len Brunschvicg" ' se expresa muy claramente sobre esta cuestin. Recuerda en algunos puntos la aportacin de Brunschvicg en filosofa de las ciencias: debilitamiento de la doctrina de un a priori absoluto, inmutable, estable, multiplica-cin de los dobletes: medidor-medido, numerador-numerado, determinante-determinado, instrumento-instrumentado, realismo

    Fran~ois D AGOGNET: "Brunschvicg et Bachelard", en Revue de Mta physique el de M orate, 1965, tomo 70, n. 0 1, pp. 43-54.

    ' Reproducido en L'Engagement ralionalisle, pp. 169-177.

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    EL DESARROLLO DE LA FILOSOFIA BACHELARDIANA 221

    de la medida ms bien que realidad de lo medido. Lo elogia por haber desarrollado sistemticamente la idea de que "la alternativa entre idealismo y realismo corresponde ... a un planteamiento anacrnico del problema'" ' y por haber defendido constante-mente una filosofa del progreso intelectual. As resulta vano buscar en la obra de Bachelard una crtica, por poco amplia que sea, de la filosofa de Brunschvicg. Cuando lo cita es a propsito de los puntos menos importantes o, como en Le Rationalisme eppliqu, para indicar la proximidad de sus propias tesis con las de su antecesor y maestro, hacindolo discretamente (cf. R. A., 9). Se trata esencialmente de la doctrina de los dobletes que ya era en Brunschvicg una verdadera mquina de guerra filosfica contra la introduccin de todo punto de vista materialista en filosofa y, en paticular, en filosofa de las ciencias. No es nuestra intencin negar la originalidad de numerosos anlisis e innovaciones epistemolgicas de Bachelard, que habr que recuperar sistemti-camente, "rectificndolas" para restituirles su sentido materialis-ta, pero en el plano estrictamente filosfico y en lo que concierne a la doctrina de la razn, la posicin racionalista y la originalidad de Bachelard han sido sobreestimadas; pertenece a una corriente racionalista idealista que a travs de l se prolonga hasta nosotros.

    Este racionalismo tiene un sentido ideolgico. Bachelard defiende la ciencia contra todos los ataques que sufre por parte de otras filosofas irracionalistas u obscurantistas. Su entusiasmo, que se manifiesta en su "fe" racionalista, adquiere aqu su significado progresista. Nosotros nos interrogamos acerca de este entusiasmo al observar la contrapartida afectiva de la actitud racionalista que, incluso en sus anlisis de las imgenes y de la imaginacin, mantena como una transmutacin recproca de los valores de la razn y de la imaginacin. La ciencia racional vive tambin del "sueo sabio, del sueo que cuestiona" (P. N., 93). Tiene tambin un valor esttico especfico que Bachelard, en este

    '0 L. BRUNSCHVICG: L 'Exprience humaine el la causalit physique, p. 611.

    Citado por BACHELARD. Cf. L 'Engomen/ rationaliste, p. 176.

  • 222 GASTN BACHELARD pasaje, no deja de sealar. Gracias a esto se mantienen los lazos con la filosofa de la imaginacin. Pero es poner en evidencia el valor esttico de la ciencia era ya un tema clsico en filosofa. Reencontramos, pues, aqu la doctrina bachelardiana de los valores epistemolgicos o valores de conocimiento como valores eminentes de cultura, que hace de la ciencia racional abstracta el valor supremo. Y a lo habamos sealado: Bachelard defiende as el ideal racionalista clsico del conocimiento desinteresado. Este es uno de los sentidos de su antirrealismo y de su antipositivismo. Con esto se opone a todos los positivismos y a todos los pragmatismos que condicionan el desarrollo cientfico a prcticas concebidas de manera estrechamente utilitaria o emprica. Al mismo tiempo se acusa, sin duda, a las doctrinas materialistas, aunque implcitamente, de reducir la ciencia a restricciones estrechamente prcticas. Pero esto se produce porque Bachelard no hace ninguna distincin entre la explicacin materialista de las condiciones de existencia de la ciencia y el valor terico y progresista del conocimiento objetivo. Piensa que realistas y materialistas reducen la segunda a la primera y suprimen de este modo el valor cultural que representa de manera eminente el nuevo espritu cientfico.

    Procediendo as, Bachelard se presenta en pleno siglo XX animado del ideal de los filsofos de las luces. La ciencia representa el progreso por excelencia, el nico progreso, dice en alguna parte, que sea indudable y evidente: "Se puede discutir interminablemente sobre el progreso moral, sobre el progreso social, sobre el progreso potico, sobre el progreso de la felicidad; hay, sin embargo, un progreso que escapa a toda discusin: es el progreso cientfico .. . " (P. N., 21.) Por ello podemos decir que adop-ta, para llevarla al nivel de las ciencias de la materia del siglo XX, la ideologa progresista de los valores que la burguesa france-sa del siglo XVIII representa en la historia, limitndolos al "conocimiento". Consciente o no de ello coincide as con una ideologa que corresponde perfectamente al perodo de paso a la segunda revolucin cientfica e industrial, puesto que defiende el valor eminente de las ciencias matematizadas, en su vinculacin

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    EL DESARROLLO DE LA FILOSOFIA BACHELARDIANA 223 estrecha con la aplicacin de tcnicas complejas. Es el propio Bachelard quien lo dice: el homo faber ha abierto paso al hombre nuevo: el homo mathematicus. Hay todava tanto idealismo en esta concepcin del hombre nuevo como lo haba en Bergson con su teora del homo faber. La metafsica de la imaginacin de Bachelard y su prctica del sueo aparecen como el suplemento de alma que reclamaba Bergson y que se adecua a una prctica y a un anlisis tecnocrtico de la ciencia. Si Bachelard expresa bien as una filosofa de los valores cientficos a la altura de nuestro tiempo se encontrara confirmada nuestra tesis: el sentido de la filosofa de Bachelard o de su pensamiento (poco nos importa aqu el trmino) consiste en ser un nuevo idealismo epistemol-gico. De ah su inclinacin a hablar de su "nuevo" racionalismo, a llamarlo (sobrerracional) y a presentarlo en una perspectiva constantemente valorizada. Porque no se trata para l de transigir sobre su propio valor, valor que Bachelard afirma frente a toda otra filosofa que se plantea pensar las ciencias de nuestro tiempo. Bachelard lo prueba con notable constancia todo a lo largo de su obra cuando polemiza con la fenomenologa o con el existencialis-mo sartriano. Nunca se ha reparado en la importancia de este he-cho, pero Le Rationa/isme appliqu lo aclara en sus mltiples di-mensiones. Se rechazan las filosofas del absurdo, de la derelic-cin del hombre arrojado en el mundo. As , incluso cuando da un paso hacia la fenomenologa, como anteriormente haca el psico-anlisis, Bachelard no acoge sus tesis sin antes criticarlas. Las rec-tifica para integrarlas en su racionalismo abierto. C. Ramnoux ha mostrado como tomando los conceptos fenomenolgicos los adapta a su propio pensamiento." Estas filosofas del absurdo son para l demasiado irracionales. No son filosofas del goce, goce de pensar por conceptos claros o de soar por imgenes bien extiendan y amplifiquen en un dominio sobre las cosas o el pensamiento, coherente con las dimensiones de la ciudad cient-fica contempornea. Y el sueo debe reconciliar al hombre con la

    " Clmence RAMNOUX: " Monde et solitude ou de l'ontologie de Bachelard" . en Bachelard, Colloque de Cerisy, op. cit., pp . 387-403.

  • 224 GASTON BACHELARD naturaleza, al hombre y al cosmos. Cultivar tal suei\o, para Bachelard, es asegurar al nuevo hombre racionalista su suple-mento de alma, porque la naturaleza y el cosmos permanecen imaginarios. Tal es el racionalismo de Bachelard: heredero de la gran tradiccin idealista burguesa, a la que prolonga renovando sus lmites.

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    CAPTLLO IV

    EL IDEALISMO EPISTEMOLGICO AL ENCUENTRO DEL MATERIALISMO

    La segunda cuestin fundamental que nos habamos planteado al principio de nuestra segunda parte era la relativa al materia-lismo de Bachelard en el plano filosfico. Aunque en numerosos puntos hemos mostrado la eleccin de Bachelard a favor del idealismo, no podemos considerar resuelta esta segunda cuestin sin examinar su posicin frente al materialismo. Sobre este punto no se expresa de manera completa hasta bastante tarde y parece que opta por un cierto materialismo al que llama materialismo tcnico (R. A., S) y tambin materialismo racional. A este ltimo dedica, en 1954, una obra entera: Le Materia/isme rationnel. Sin embargo, despus de todo lo que hemos dicho, parecera que la cuestin de un materialismo filosfico en Bachelard ya no se plantea si estimamos que en ltima instancia toma partido por un idealismo llamado discursivo, construido sobre un plano que se quiere exclusivamente epistemolgico, nuevo y racionalista. Este idealismo consiste, como lo hemos mostrado, en plantear la realidad de los actos epistemolgicos antes que la realidad, la primaca y la anterioridad del objeto: naturaleza o materia. As, las componentes materialistas eventuales de su polifilosofa apare-cen como claramente subordinadas a sus componentes idealistas.

  • 226 GASTN BACHELARD Esto est muy claro en la mayor parte de sus obras. Pero existe tambin Le Materialisme rationnel. As, nada resulta simple con este autor que confunde a los filsofos y a nosotros con ellos. La relacin de Bachelard con el materialismo pide, pues, un anlisis . En 1949, Le Rationalisme app/iqu se defina como estrechamente coordinado con un materialismo tcnico hasta el punto de que hemos hablado de una verdadera identidad. Anteriormente, Bachelard apenas se haba planteado el problema del materia-lismo filosfico sino es para resolverlo, preterindolo en favor del idealismo. Se habr convertido, pues, en materialista? Esta cuestin, como vamos a ver, hay que tomarla muy en serio. La aparicin de un cierto materialismo en el primer plano de su filosofa no es una de las menores paradojas de esta obra. Bachelard sostiene aqu tesis complejas (hace de la complejidad una verdadera regla), que se presentan como tan revolucionarias, si no ms, que las de las otras obras que hasta aqu hemos examinado. Por ello, para responder a la cuestin: idealismo o materialismo? es preciso que tratemos de comprender el sentido exacto de la identidad entre una racionalismo aplicado y un materialismo tcnico o racional.

    En efecto, la ltima gran obra epistemolgica de 1954 no facilita las cosas a los intrpretes. En ella presenta un materia-lism