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Una Agenda Más AmbiciosaInforme de la ComIsIón de dIálogo InteramerICano
sobre relaCIones méxICo-estados UnIdos
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El Diálogo Interamericano es un destacado centro estadounidense de análisis político,
comunicación e intercambio sobre temáticas relativas al continente americano. El Diálogo
Interamericano convoca importantes actores de los sectores público y privado de todo el
continente con el propósito de tratar las problemáticas y coyunturas hemisféricas de mayor
trascendencia. Su labor conjunta se orienta a promover la cooperación entre las naciones
del hemisferio e impulsar una agenda de gobernabilidad democrática, igualdad social y
crecimiento económico.
El Diálogo Interamericano está compuesto por un centenar de distinguidas personalidades
del ámbito político, empresarial, académico, periodístico y no gubernamental de las
Américas. Dieciséis de ellos han ocupado la primera magistratura de sus países y más de 30
han ocupado cargos ministeriales.
Su labor apunta a generar ideas y propuestas orientadas a la acción práctica y la potenciación
de las políticas públicas, y a transmitirlas luego a los correspondientes actores públicos y
privados del continente. Asimismo, el Diálogo Interamericano otorga a amplios sectores de
América Latina y el Caribe la posibilidad de acceder al debate público interno de Estados
Unidos. El Diálogo Interamericano, organismo con sede en Washington, realiza actividades en
todo el hemisferio. Su Consejo Directivo está integrado mayoritariamente por representantes
de América Latina y el Caribe, región de la cual provienen más de la mitad de sus miembros y
de quienes participan en las demás iniciativas y comisiones de trabajo de la institución.
Desde 1982, a través de sucesivos gobiernos republicanos y demócratas y de múltiples
cambios en la conducción de los demás países del hemisferio, el Diálogo Interamericano ha
aportado a definir la agenda de temas y opciones dentro de las relaciones interamericanas.
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Una Agenda Más Ambiciosa
Informe de la ComIsIón de dIálogo InteramerICano
sobre relaCIones méxICo-estados UnIdos
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ii Una agenda Más aMbiciosa
Preámbulo
La idea de convocar a una Comisión de Diálogo Interamericano sobre relaciones entre
México y Estados Unidos surgió de la confluencia de los períodos presidenciales que
se inician en ambos países. Esta feliz coincidencia ofrece una oportunidad propicia
para someter a análisis una relación de importancia fundamental para ambas partes y para
elaborar ideas que permitan fortalecer la cooperación en la búsqueda de soluciones conjuntas
a problemas conjuntos.
Durante el 2012 Diálogo Interamericano decidió concretar esta idea y dirigirla expresamente
a los gobiernos entrantes de ambos países. Agradecemos a los co-presidentes de la Comisión,
el ex presidente Ernesto Zedillo y la ex Representante para el Comercio Exterior de Estados
Unidos, Carla A. Hills, por su infatigable compromiso con esta iniciativa. Su dominio de los
temas, vasta experiencia política y notable discernimiento fueron fundamentales. Agradecemos
igualmente el inapreciable aporte realizado por los venticinco integrantes de la Comisión,
un grupo consultivo de destacadas personalidades de ambos países que no necesariamente
suscriben sus conclusiones y recomendaciones (ver el listado de integrantes en la página iv).
Un agradecimiento especial amerita Peter Hakim, presidente emérito de Diálogo
Interamericano, por dar conducción y guía intelectual a las deliberaciones de la Comisión y
por su labor como autor principal del informe. Diálogo Interamericano tiene con él una enorme
deuda por su inmenso aporte y dedicación a esta iniciativa.
Agradecemos también a Kimberly Covington, asociada de programas de Diálogo
Interamericano, por gestionar esta actividad con acierto y eficiencia y por su indispensable
colaboración en los aspectos editoriales e investigativos.
Por último, el presente informe no habría sido posible sin el generoso aporte de Coca-Cola de
México, del Grupo Marhnos y de la Fundación Tinker.
Michael Shifter
Presidente
Febrero de 2013
Informe de la ComIsIón de dIálogo InteramerICano sobre relaCIones méxICo-estados UnIdos iii
PresentAción
El presidente Barack Obama dio inicio a su segundo mandato de cuatro años el pasado
20 de enero, a menos de dos meses de que el presidente mexicano Enrique Peña Nieto
asumiera el suyo por un período de seis años sin reelección. Estas tomas de posesión casi
simultáneas se producen en un momento particularmente propicio para la relación bilateral.
Hoy, más que en ningún otro momento desde la firma del TLCAN en 1992, se les presenta
a ambas partes la oportunidad de fortalecer y profundizar lo que ya es una sólida alianza
económica. Especiales expectativas abren las reformas al sector energético propuestas por
México y el auge petrolero y gasífero que vive Estados Unidos. Sumados, estos factores podrían,
como nunca antes, acercar a América del Norte a la independencia energética.
El papel decisivo que le cupo al voto latino en la última elección presidencial estadounidense
abrió perspectivas impensadas para una reforma migratoria sensata, cuestión que además de
producir importantes ventajas económicas para ambas partes, permitiría descomprimir lo que
hasta ahora ha sido una fuente histórica de tensión y desconfianza bilateral.
No obstante los avances logrados en los últimos años, México aún precisa de mejores
estrategias para la lucha contra el crimen organizado y la narcoviolencia. Aun cuando no
siempre concuerden al respecto, el que ambos países entiendan la seguridad ciudadana como
una responsabilidad común ha generado inéditos niveles de colaboración entre sus respectivos
órganos policiales y de seguridad.
También ha ido en aumento la cooperación bilateral en materia regional e internacional. Los
retos a los que se enfrentan la democracia y los derechos humanos, el creciente problema de
seguridad en Centroamérica, la reforma de los organismos multilaterales, la construcción de
nuevas alianzas comerciales a nivel mundial, la no proliferación nuclear y el cambio climático
son apenas algunos de los temas que preocupan a ambos países. Aunque en muchos mantengan
diferencias, ambos son socios naturales en todos. En efecto, lo mejor que México y Estados
Unidos pueden hacer para enfrentar la actual inestabilidad e incertidumbre globales es ampliar
y reforzar su integración económica.
El informe de esta comisión especial de Diálogo Interamericano es, sobre todo, un llamado a
los presidentes Obama y Peña Nieto a reconocer la oportunidad que se les presenta de dar un
enfoque más colaborativo a los múltiples desafíos que ambas partes enfrentan y a aprovechar
los próximos cuatro años para trabajar en busca de soluciones conjuntas. Sin duda, la prioridad
deberá ser profundizar la alianza económica, potenciar la productividad y competitividad
internacional, abrir oportunidades de crecimiento y creación de empleo a largo plazo y abrir
camino a una mayor integración económica.
Nos complace haber tenido la oportunidad de colaborar con tan destacados representantes de
los ámbitos público y privado de ambos países en la elaboración del presente informe y el análisis
de este momento tan especial para la relación bilateral. Sus ideas y propuestas constituyeron un
notable aporte y agradecemos su inestimable contribución.
Carla A. Hills y Ernesto Zedillo
iv Una agenda Más aMbiciosa
comisión de Diálogo interamericano sobre relaciones entre México y estados Unidos
|| I n t e g r a n t e s ||
PresiDentes
Ernesto Zedillo, Ex Presidente de México
Por México
Lázaro Cárdenas Batel, Ex Gobernador del Estado de Michoacán
Eugenio Clariond Reyes, Ex Gerente General y Presidente de Ternium México
Nicolás Mariscal, Ex Presidente de la Constructora Marhnos
Luis Rubio, Presidente del Centro de Investigación para el Desarrollo (CIDAC)
Daniel Servitje, Gerente General del Grupo Bimbo
Gerardo Esquivel, Profesor de Economía del Colegio de México
Rafael Fernández de Castro, Director del Departamento de Estudios Internacionales
del ITAM
Rossana Fuentes Berain, Vicepresidenta Editorial del Grupo Expansión
Rosario Green, Ex Secretaria de Relaciones Exteriores
Jesús Reyes Heroles, Ex Director de Pemex
Gastón Luken, Diputado Federal por el Distrito V de Tijuana, Estado de Baja California
Andrés Rozental, Ex Subsecretario de Relaciones Exteriores
Laura Tamayo, Vicepresidente de Comunicación y Asuntos Públicos de
Coca-Cola de México
Jaime Zabludovsky, Presidente Ejecutivo de ConMéxico
Carla A. Hills, Ex Representante para el Comercio Exterior de Estados Unidos
Por estADos UniDos
Brian O’Neill, Vicepresidente de Lazard International
Andrew Selee, Vicepresidente de Programas, Centro Woodrow Wilson de Altos Estudios Internacionales
Shannon O’Neil, Investigadora Principal para Estudios Latinoamericanos - Consejo de Relaciones Exteriores
Julián Castro, Alcalde de San Antonio
Jeffrey Davidow, Director Jurídico, The Cohen Group
Jorge I. Domínguez, Profesor y Vicerrector, Universidad de Harvard
Jim Kolbe, Ex Congresista Republicano por el Estado de Arizona
Thomas F. McLarty III, Gerente General de McLarty Associates
Doris Meissner, Investigadora Principal y Directora del Programa de Política Migratoria de Estados Unidos del Instituto de Política Migratoria
Informe de la ComIsIón de dIálogo InteramerICano sobre relaCIones méxICo-estados UnIdos 1
introducción: La actual relación México- estados Unidos
México y Estados Unidos mantienen una
de las alianzas más sólidas y productivas
del mundo. No existen otros dos
países que se relacionen más estrechamente a
diario, que cooperen en una gama mayor o más
amplia de temáticas, o que tengan una incidencia
más profunda sobre sus respectivas economías y
sociedades. No hay dos naciones soberanas con
una mayor integración demográfica y económica.
Con una cifra de intercambio comercial que
alcanza a los $500.000 millones anuales, México es
el segundo socio comercial de Estados Unidos y es
posible que antes de una década supere a Canadá
por el primer lugar. Los envíos hacia México
representan dos terceras partes del total exportado
a América Latina, en tanto que México envía el
80% de sus exportaciones a Estados Unidos y le
compra casi el 60% de sus importaciones.
Existe además un fuerte flujo de inversión
bilateral. Según cifras del Departamento de Estado,
la inversión en México durante los últimos doce
años promedia los $12.000 millones anuales, más
de la mitad de la inversión extranjera total en el
país. Asimismo, anualmente llegan desde Estados
Unidos remesas familiares por montos más que
los $20 billones. El Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN), instancia que desde
1994 articula las economías de México, Estados
Unidos y Canadá, se ha constituido en el mayor
esquema de integración del mundo, superando
por un leve margen el producto total de los 27
países de la Unión Europea.
Está además el factor demográfico. En Estados
Unidos residen 33 millones de personas de
origen mexicano que representan más del 10%
de la población, casi dos terceras partes de
todos los latinos y cerca del 7% del electorado
estadounidense. Aunque el debate político interno
tiende a insistir en la inmigración ilegal, el 80% de
los mexicanos que residen en los Estados Unidos
lo hace de manera legal. Así y todo, la inmigración
ilegal es quizás el aspecto más problemático de
la relación bilateral, si bien no se descarta que
la evolución de las tendencias migratorias y la
creciente influencia del electorado latino puedan
ofrecer nuevas soluciones a futuro.
La seguridad es otro ámbito de fuerte cooperación
bilateral en momentos en que México enfrenta una
brutal ola de delitos y violencia. México y Estados
Unidos no siempre concuerdan en materia política
o estratégica, pero la colaboración que hoy se da
entre los organismos policiales y de seguridad de
ambos países no tiene precedente histórico.
En efecto, la cooperación caracteriza prácticamente
todos los aspectos de la agenda bilateral de hoy,
y a medida que se profundiza el interés mutuo,
cada día surgen nuevas oportunidades para ello.
Ambos países buscan sistemáticamente nuevas
formas de complementarse y potenciarse en los
mercados mundiales y en materias de relevancia
Una Agenda Más Ambiciosa
Informe de la ComIsIón de dIálogo InteramerICano
sobre relaCIones méxICo-estados UnIdos
2 Una agenda Más aMbiciosa
regional e internacional. Ambos
gobiernos han manifestado su
claro compromiso en cuanto
a consolidar y potenciar los
ámbitos de cooperación a fin de
extraer el mayor provecho posible de su creciente
e inevitable integración económica y demográfica.
el ciclo electoral México-estados UnidosCada doce años coinciden las elecciones
presidenciales de ambos países, tras lo cual los
mandatarios electos asumen sus cargos con una
diferencia de un par de meses. Enrique Peña Nieto
asumió la presidencia el 1º de diciembre de 2012,
en tanto Barack Obama dio inicio a su segundo
período el 21 de enero de 2013. Esta concurrencia
constituye una ocasión particularmente propicia
para que ambos gobiernos analicen y evalúen
el estado de sus relaciones y reflexionen sobre
lo que falta por hacer para hacerlas aún más
colaborativas y productivas.
En ese marco, el presente informe pretende
alentar a ambos gobiernos a evaluar las
oportunidades que existen para potenciar la
cooperación y presentar ideas a considerar en la
agenda conjunta. Aunque sabemos que México
y Estados Unidos tienen múltiples materias que
tratar en el próximo período, nuestro informe se
centra en tres temas prioritarios:
n El primero es fortalecer y profundizar la
cooperación económica, lo que implica, entre
otras medidas, potenciar la productividad y
competitividad internacional de ambos países,
abrir oportunidades de crecimiento y creación
de empleo a largo plazo y sentar las bases para
una mayor integración económica. En un mundo
caracterizado por una persistente inseguridad
económica, mientras más coordinen e integren
sus economías, mejor posicionados para
competir en los mercados globales estarán
México y Estados Unidos. La
cooperación económica se hace
especialmente necesaria a la luz
de los problemas que aquejan a
la economía mundial, entre ellos
la persistente crisis europea, la ralentización
de China, el estancamiento de Japón y la
creciente vulnerabilidad de muchos mercados
emergentes. Entre los objetivos concretos que
los dos países deberían proponerse destacamos
un marco que haga más eficaz y equitativo el
mercado laboral común, un mercado energético
norteamericano coherente (que además
satisfaga en parte las necesidades energéticas
del deficitario mercado centroamericano), y
una mayor coordinación entre Estados Unidos,
México y Canadá en las negociaciones de acceso
al Acuerdo Transpacífico.
n En segundo lugar, hace falta un enfoque
más práctico en el tratamiento del complejo
problema de los movimientos migratorios.
Ambos gobiernos reconocen el valor económico
de una inmigración debidamente regulada.
En ese marco, las políticas bilaterales deben
apuntar a potenciar el aporte de los inmigrantes
al crecimiento y la creación de empleo en ambos
países, al tiempo de garantizar los derechos
del inmigrante y reducir la violación de las
leyes migratorias. Tras la elección presidencial
estadounidense de noviembre pasado éstas
han pasado a convertirse en metas alcanzables
que la Casa Blanca acoge y que cuentan con
buenas perspectivas de recibir el respaldo de
una mayoría en el Congreso.
n En tercer lugar, se hace fundamental dar
mejor respuesta a los problemas de seguridad
ciudadana, crimen organizado y tráfico y abuso
de drogas en ambos países. Peña Nieto ha dicho
que controlar la violencia criminal constituye una
tarea urgente y prioritaria, en tanto que Obama
ha reconocido que a Estados Unidos le cabe parte
||
los dos países
deberían hacer más
eficaz y equitativo
el mercado
laboral común.
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Informe de la ComIsIón de dIálogo InteramerICano sobre relaCIones méxICo-estados UnIdos 3
de la responsabilidad por los
problemas de México y que
para resolverlos hacen falta
esfuerzos complementarios.
Junto con la asistencia
en materia de seguridad,
ambos países deben analizar
en conjunto la política
estadounidense en materia de narcotráfico y
armas de fuego, cuestiones que en los últimos
tiempos han concitado gran atención.
Existe en ambos países amplio consenso en
cuanto a que estas tres temáticas constituyen
el mayor escollo para las relaciones bilaterales
actuales y futuras.
integración económicaEl TLCAN, que cumple ya dieciocho años como
marco guía para la integración, ha replanteado de
manera fundamental las relaciones económicas
entre México y Estados Unidos.
El comercio estadounidense con México en el
período creció en un 500%, casi al doble que el
intercambio con el resto del mundo, esperándose
que en los próximos diez años México sobrepase
a Canadá como primer socio comercial. Por
su parte, la canasta exportadora mexicana ha
variado de forma radical. Donde antes se centraba
en el petróleo y los productos alimenticios, hoy
México vende principalmente manufacturas.
Los productores mexicanos están integrados
a la cadena de abastecimiento estadounidense
al punto de que casi el 40% de sus insumos
proviene de los Estados Unidos. La inversión
estadounidense se ha más que sextuplicado en
los últimos veinte años, incremento que supera
al del comercio bilateral y que se asemeja al de la
inversión mexicana en Estados Unidos.
El TLCAN, sin embargo, no es un mero
instrumento de ampliación del comercio y la
inversión. Hoy en día se erige como la base de
una relación bilateral más
amplia y la hace más estable
y productiva en muchos
aspectos. En tanto que mayor
bloque comercial del mundo, el
TLCAN otorga a sus integrantes
un soporte económico seguro y
confiable en tiempos inestables
para la economía mundial. La fuerte contracción
económica que sufrió México en 2009 tras la crisis
financiera mundial fue atribuida a su cercanía con
la economía estadounidense. Puede ser, pero su
rápido repunte y sostenida recuperación tuvieron
también mucho que ver con esa cercanía.
Los socios del TLCAN comparten además un
mismo enfoque en cuanto a política internacional.
Los tres integran las principales instituciones
multilaterales del mundo e instancias tales como
el Grupo de los 20 y la Organización para la
Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
Es decir, juntos pueden influir notablemente en el
debate económico global.
Sin embargo, a pesar de la expansión del
comercio y la inversión bilateral, México no ha
logrado mejorar su tasa de crecimiento durante
prácticamente los últimos veinte años. Si bien ha
podido remontar en el último trienio, entre 1994
y 2012 el crecimiento promedió un magro 2.7%,
tasa similar a la de Estados Unidos. A pesar del
crecimiento de la clase media y la disminución de la
pobreza en México, la brecha económica y salarial
entre los dos países se ha mantenido estable por
muchos años. Tal como ocurre con Brasil y otros
países latinoamericanos, puede que haya caído
en la llamada “trampa del ingreso medio”. En
términos de poder adquisitivo equivalente, México
está cerca de un per cápita anual de $15.000 pero
no logra crecer lo suficiente como para ingresar al
grupo de los países más desarrollados.
Existe todo un abanico de propuestas de
fortalecimiento del comercio y la inversión que
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desde tlCan,
el comercio
estadounidense
con méxico creció
en un 500%, casi al
doble que con el
resto del mundo.
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4 Una agenda Más aMbiciosa
podrían reportar gran provecho
económico a ambos países,
entre ellas la armonización de
los reglamentos y una mayor
integración del sistema regional
de transporte. Si bien estas iniciativas son vistas
con cierta reticencia en círculos políticos de
ambos países, ambos gobiernos reconocen el
enorme potencial que encierran y por ende es
factible avanzar en ellas.
Es ciertamente alentador que los dos países
estén negociando pactos, como el Acuerdo
Transpacífico, que incorporan temáticas y
sectores que no están contemplados en el TLCAN
o en otros instrumentos, como gestión hídrica y
energética, infraestructura, medios de transporte
y migración laboral. Avanzar en estos ámbitos
tomará su tiempo y con toda seguridad habrán
objeciones políticas, pero son temas que deben
estar en cualquier agenda de largo plazo.
La participación conjunta en las negociaciones
para el Acuerdo Transpacífico otorga a Estados
Unidos, México y Canadá una inmejorable
oportunidad para repotenciar el TLCAN. De
lograrse acuerdo, se integrarán a un acuerdo de
libre comercio con ocho de las economías más
dinámicas de Asia y América del Sur, y quizás
más. Estas conversaciones apuntan además a
establecer normas de origen comunes, algo de
lo cual el TLCAN carece. Esto permitiría reducir
costos y facilitar la integración económica de los
socios del TLCAN y fortalecería la ligazón entre las
cadenas productivas mexicana y estadounidense
con miras a exportar a los mercados asiáticos y de
centro y Sudamérica.
Así las cosas, no es de extrañar que los tres
países estén comprometidos en llevar adelante
estas negociaciones. De llegar a buen puerto,
permitirían rediseñar el TLCAN, convirtiéndolo
en un régimen de comercio e inversión más
ágil y expedito y de alcances mucho mayores.
Por su parte, de concretarse
la propuesta de iniciar
conversaciones para un tratado
de libre comercio entre Estados
Unidos y la Unión Europea,
los tres socios del TLCAN deberán convenir
en conjunto el formato que podría adoptar la
participación de México y Canadá.
Pero aparte de repotenciar el comercio y la
inversión bilateral, México y Estados Unidos
necesitan reconvertir sus propias economías para
hacerlas más fuertes, competitivas y mutuamente
sustentables. En los últimos veinte años estas dos
economías tan estrechamente ligadas han tenido
auges y caídas prácticamente idénticas. Una
economía estadounidense reformada y dinámica
aportaría a la aceleración del crecimiento en
México, en tanto que una economía mexicana
renovada y emergente ayudaría a Estados Unidos
a salir del marasmo económico.
La economía mexicanaEntre las grandes economías del mundo, México es
una de las más abiertas. Tiene uno de los sistemas
financieros mejor gestionados de América Latina,
la inflación bajo control y un pujante comercio
exportador. Sus exportaciones, compuestas
principalmente por manufacturas, superan casi
en un 50% a las del Brasil, una economía dos
veces mayor. Sus programas antipobreza han sido
elogiados por su novedad y eficacia y sus bonos
soberanos gozan de grado de inversión.
En los últimos tres años la economía mexicana
ha mostrado especial dinamismo. Tras la caída del
6% del PIB en 2009, creció 5.5% en 2010 y cerca
del 4.0% en 2011 y 2012, resultados notablemente
superiores a los de Estados Unidos. Casi todos los
pronósticos apuntan a un sólido crecimiento, al
punto que se estima que próximamente podría
superar a Brasil y a la mayoría de las economías
latinoamericanas.
||
las exportaciones de
méxico superan casi
en un 50% a las de
brasil, una economía
dos veces mayor.
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Informe de la ComIsIón de dIálogo InteramerICano sobre relaCIones méxICo-estados UnIdos 5
Aún así, la economía
mexicana adolece de falencias
fundamentales que, de no
corregirse, podrían frenar la
productividad, la creación de
empleo y la competitividad. Entre los analistas
económicos existe amplio acuerdo en cuanto a los
problemas y lo que se debe hacer para resolverlos,
diagnóstico que al parecer el presidente Peña
Nieto y su gabinete comparten.
Por ejemplo, han suscrito las reformas de
flexibilización laboral aprobadas por el Congreso
de la Unión a fines de 2012, las que se espera
permitan crear nuevos puestos de trabajo y
reducir la informalidad en la economía. Previo
a la protesta de Peña Nieto se dictó además una
norma legal que permitirá un mayor control
ciudadano de las finanzas estatales y locales.
La aprobación de estas medidas es una fuerte
señal de que el PRI y el PAN, los principales
partidos del país, están dispuestos a trabajar
juntos en una agenda de reformas económicas
de fondo. Igualmente alentadora es la firma por
parte de los principales partidos del país de un
Pacto por México en que se comprometen, más
allá de discrepancias políticas e ideológicas, a un
extenso programa de cambios.
Tras la toma de posesión, Peña Nieto reafirmó su
compromiso de adecuar la gestión de las cuentas
fiscales (sistema tributario y gasto público) y
reestructurar el sector energético. Ambas reformas,
estrechamente ligadas entre sí y cada una necesaria
para que la otra funcione, permitirían potenciar
la productividad y el crecimiento y mejorar la
calidad de los servicios gubernamentales.
Una de las metas centrales de la reforma fiscal
es ampliar la masa de contribuyentes y recaudar
más impuestos. Los ingresos anuales del país,
contando impuestos federales, estatales y locales,
se cuentan entre los más bajos de los países de
ingreso medio y alto del mundo. Cierto es que
son complementados por las
ganancias de la estatal PEMEX,
pero esos aportes privan al sector
de capital de inversión. Por ello,
urge hacer una reestructuración
tributaria que incremente el gasto público y mejore
su composición. El país muestra fuertes rezagos
en áreas de importancia tan fundamental como
infraestructura, educación, seguridad ciudadana y
servicios sociales en general.
Peña Nieto ha enfatizado, y con razón, la
importancia de reestructurar la industria petrolera
y el sector energético en general. El petróleo, por
largos años uno de los puntales de la economía,
representa casi un 8% del PIB, el 15% de las
exportaciones y cerca de un tercio del ingreso fiscal.
La producción y exportación se han mantenido
estables desde 2009, pero a un nivel 25% menor
a la cota máxima alcanzada en 2004. Aunque
durante el gobierno de Calderón se descubrieron
nuevos yacimientos y se incrementaron las
reservas, su explotación implicará altos costos y
grandes dificultades tecnológicas.
Se estima además que México posee las cuartas
reservas mundiales de gas de esquisto y pizarra
petrolífera, productos que, además de su enorme
potencial exportador, permitirían al emergente
sector manufacturero reducir notablemente sus
costos de combustible y electricidad. Sin embargo, a
la fecha no se observan esfuerzos serios por explotar
estos yacimientos. Para PEMEX no son prioritarios
y en México la Constitución prohíbe la inversión
privada en materia de prospección y producción.
El gobierno de Peña Nieto está interesado en
promover reformas que eliminen algunas de las
restricciones más onerosas al funcionamiento de
PEMEX y permitan el ingreso del sector privado
a la prospección y producción de hidrocarburos.
De lograrlo, México obtendría acceso al capital
y las tecnologías que necesita para seguir siendo
una potencia petrolera.
||
el PrI y el Pan
están dispuestos a
trabajar juntos en una
agenda de reformas
económicas de fondo.
||
6 Una agenda Más aMbiciosa
Una reestructuración integral
del sector energético tendría
grandes ventajas para México,
pero lo más probable es que sea
políticamente difícil de lograr
en el corto plazo. Por ahora,
mucho más se podría lograr con
reformas de menor envergadura
que permitan explotar el gas de
esquisto y convertir a la petrolera estatal en una
empresa pública moderna y competitiva a nivel
internacional.
El nuevo gobierno también ha subrayado la
importancia de la competencia en la economía.
Un mercado competitivo reduciría los precios,
estimularía la innovación en tecnología y
mercadeo e incentivaría el surgimiento de nuevas
firmas y emprendedores. La tarea es clara: qué
hacer para limitar las prácticas monopólicas
en sectores clave de la economía y la influencia
corporativa y sindical en las decisiones públicas
que redunda en ineficiencia, mayores costos
y mala atención. Por su parte, el alto nivel de
informalidad económica afecta la recaudación
tributaria, deteriora los salarios e incentiva las
prácticas ilícitas. Se requiere reformar el marco
regulatorio, mejorar la fiscalización y modificar
la orientación de algunos programas sociales que
crean incentivos involuntarios para empresas y
trabajadores informales.
Por último, el nuevo gobierno también ha
centrado su atención en la reforma educacional,
manifestando que el crecimiento del país se podría
ver postergado salvo que se mejore substancialmente
la educación y se desarrollen sólidas capacidades en
tecnología e innovación.
Según estudios del Foro Económico Mundial,
la calidad de la educación mexicana es una de las
más bajas del mundo, con el lugar 122 entre 139
países encuestados. La matrícula ha aumentado
al punto de que más del 90% del estudiantado
termina el noveno grado, pero
menos del 40% termina la
educación media y menos aún
acceden a la superior.
Sin un compromiso sostenido
por mejorar la calidad de la
educación a todo nivel e invertir
en investigación científica y
técnica, México podría pagar
un alto precio en términos de crecimiento y
estabilidad económica. Sin una fuerza laboral
calificada y una mayor capacidad para innovar y
adaptarse, serán pocas las posibilidades de que
logre mejorar la productividad de los sectores
manufacturero y de servicios y reducir los altos
niveles de informalidad, pobreza y desigualdad.
Lograr los cambios necesarios obligará a Peña
Nieto a invertir en educación en todos los niveles
y mejorar la calidad de maestros y escuelas. En
ese marco, ambos países se beneficiarían con
una ampliación significativa de los programas
de intercambio de estudiantes, profesores e
investigadores.
La economía estadounidenseEstados Unidos también enfrenta serios
problemas económicos que requieren de una
sistemática atención nacional. El principal
desafío del próximo período será volver a
tasas de crecimiento que generen más empleo,
reduzcan la elevada tasa de desempleo e infundan
confianza a los inversionistas, el empresariado
y los consumidores. Al mismo tiempo necesita
acometer la vital tarea de reducir el déficit fiscal
(que en 2012 alcanzó el 10% del PIB) y revertir la
elevada deuda pública.
Estados Unidos también enfrenta la ardua
labor de reponer la infraestructura obsoleta en los
sectores transporte, energía, recursos hídricos y
telecomunicaciones y de mejorar la calidad del
sistema educativo. Existen virulentas diferencias
||
Peña nieto está
interesado en
permitir el ingreso
del sector privado
a la prospección
y producción de
hidrocarburos.
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Informe de la ComIsIón de dIálogo InteramerICano sobre relaCIones méxICo-estados UnIdos 7
partidistas que impiden
alcanzar puntos de coincidencia
y constituyen un grave
impedimento para la resolución
de los problemas, pero se
observan ciertos avances. Si
bien queda por delante un
polémico debate en torno a la
deuda y el presupuesto, por
ahora se ha logrado evitar el llamado abismo
fiscal y, aunque con oscilaciones, la economía
estadounidense sigue creciendo, el desempleo
está bajando, el sector vivienda ha entrado en
franca recuperación y la producción energética se
mantiene pujante.
En ambos países las reformas económicas son
fundamentales para una mayor productividad y
prosperidad y para fortalecer la alianza económica.
Esa alianza, forjada en la cercanía geográfica, en
los lazos demográficos, en la integración de la
cadena de abastecimiento y en las normas ciertas
y claras del TLCAN, constituye un sólido puntal
económico que fomenta las exportaciones, el
crecimiento económico y la creación de empleo
y eleva la competitividad global de ambos países.
inmigraciónDe ningún país del mundo ha llegado más gente
a Estados Unidos que de México. El 10% de los
mexicanos viven en Estados Unidos y más del 10%
de la población estadounidense es de ese origen.
El 25% de los extranjeros residentes en los Estados
Unidos son mexicanos, como lo son el 40% de los
que no son ciudadanos estadounidenses y el 60%
de los residentes indocumentados.
Ante tales cifras no es de sorprender que la
inmigración sea vista como un tema central en
ambos países, si bien a través de muy distintos
lentes. Los estadounidenses tienden a considerar
que el principal problema radica en el gran
número de indocumentados,
mexicanos o no, y en el
continuo ingreso de más
inmigrantes no autorizados.
Con razón o sin ella, estiman
que los indocumentados
compiten por los puestos
de trabajo, hacen bajar los
sueldos, sobrecargan el sistema
educativo y los programas sociales y contribuyen
a la delincuencia. Los mexicanos tienen otras
inquietudes. La más importante es el trato
que reciben sus compatriotas, el respeto por
sus derechos y la forma en que el gobierno
estadounidense trata a los seis a siete millones de
mexicanos indocumentados. No es de extrañar,
por tanto, que la emigración a los Estados Unidos
haya sido durante largos años un tema álgido en
las relaciones bilaterales.
Sin embargo, lo que ha faltado en el debate es
una apreciación del enorme aporte que hace a
ambos países la inmigración mexicana, incluyendo
a quienes llegaron de forma ilegal. Más de la mitad
del crecimiento poblacional reciente de Estados
Unidos se debe a la inmigración. Los inmigrantes
realizan trabajos fundamentales y representan un
importante porcentaje de los trabajadores jóvenes
y de los que se integran a la fuerza laboral. Su
presencia eleva ostensiblemente el perfil etáreo de
la fuerza laboral, otorga capacidad de crecimiento
y permite mantener el sistema de seguridad social.
Se estima que los inmigrantes mexicanos, quienes
representan el 30% de la inmigración de los últimos
diez años, aportan un 4% del PIB anual. Sólo el
año pasado enviaron a México remesas familiares
por $22.000 millones, equivalente a casi la mitad
de la exportación petrolera de ese país.
Una reforma migratoria podría multiplicar las
ventajas de la inmigración, dado que una política
impulsada principalmente por la demanda
||
el gobierno de Peña
nieto ha centrado
su atención en la
reforma educativa,
manifestando que sin
ella el crecimiento
del país se podría
ver postergado.
||
8 Una agenda Más aMbiciosa
económica abriría nuevas
oportunidades para millones
de residentes no autorizados y
generaría fuertes ganancias para
ambas economías.
La inmigración mexicana
viene decreciendo fuertemente
en los últimos años, al punto
de que hoy los ingresos
prácticamente igualan a los retornos. La falta
de trabajo en Estados Unidos y el crecimiento
mexicano dan cuenta en parte de esta tendencia,
pero más importante ha sido la evolución
demográfica de México, donde el fenómeno
migratorio ha sido descomprimido por tasas
de natalidad estables a niveles bajos, un menor
crecimiento poblacional y mejores niveles
educativos. La caída en la inmigración mexicana
y la reactivación estadounidense, especialmente
si no motiva nuevas olas migratorias desde
México, han creado excelentes perspectivas
para reformar las leyes y políticas migratorias.
Luego de las recientes elecciones, otro tanto ha
logrado el reconocimiento del peso específico
del electorado latino.
Si bien Estados Unidos tiene motivos de
orden político y jurídico para seguir fiscalizando
fronteras y empleadores de forma intensiva, una
buena reforma migratoria debe contemplar otros
dos elementos fundamentales:
n El primero serían programas de trabajo
temporal flexibles, previsibles y que se
ajusten a las necesidades del mercado laboral
estadounidense en cuanto a trabajadores
profesionales y de menores ingresos. Permitir
el ingreso legal de trabajadores migratorios
reduciría la inmigración no autorizada y
sustituiría la emigración unidireccional por una
de tipo circular.
n El segundo y más polémico elemento sería
legalizar a los inmigrantes no autorizados, quizás
con posibilidad de acceder
a residencia permanente y
eventualmente a ciudadanía. Esta
denominada amnistía fue objeto
de virulentas interpelaciones
durante las recientes primarias
del Partido Republicano, por lo
que requerirá de un manejo muy
ponderado. Ahora bien, con casi
doce millones de indocumentados de los cuales
la mitad son mexicanos, el tema ciertamente
no puede quedar fuera de ninguna reforma. Al
igual que un programa de trabajo temporal, una
amnistía bien diseñada e implementada sería de
enorme beneficio para ambas economías. Dar a
mexicanos honrados la oportunidad de trabajar
legalmente, postular a subsidios de capacitación
y educación y obtener créditos y becas para
educar a sus hijos mejoraría los sueldos e ingresos
familiares, el pago de tributos a los gobiernos
federal, estatal y local, el flujo de remesas y el
nivel de capacitación de la fuerza laboral.
Previo a la reciente elección, la aguda
polarización en que se encontraba sumido el
Congreso estadounidense daba muy pocas
esperanzas de que se pudiese dictar una reforma
migratoria de estos alcances. Cabe recordar que en
2007 el Senado rechazó rotundamente un paquete
de similares reformas enviadas por el presidente
George W. Bush con el respaldo de los entonces
senadores Obama, McCain y Kennedy. Todas las
iniciativas discutidas en Washington luego de ello
derivaron hacia un enfoque muy fragmentario.
Sin embargo, el indiscutible impacto del voto
latino en la última elección eleva radicalmente las
posibilidades de reestructurar la política migratoria
de forma integral, materia que el presidente Obama
ha priorizado en la agenda legislativa para su
segundo período. Ni republicanos ni demócratas
han podido dejar de notar la inédita concurrencia
de latinos a las urnas ni el hecho de que este
||
la inmigración
mexicana impulsa el
crecimiento de los
estados Unidos y le
permite mantener
el sistema de
seguridad social.
||
Informe de la ComIsIón de dIálogo InteramerICano sobre relaCIones méxICo-estados UnIdos 9
voto será aún más fuerte en las
próximas elecciones. Es decir,
por primera vez en muchos
años, ambos partidos tienen un
fuerte incentivo para abordar
el tema.
Si bien resulta indispensable
no seguir postergando una reforma migratoria
general, existen además poderosos motivos
para que México y Estados Unidos analicen la
pertinencia de un acuerdo bilateral que reglamente
los movimientos migratorios transfronterizos. Al
fin y al cabo, México es el único país en desarrollo
que limita con Estados Unidos y los mexicanos
hace tiempo que representan casi la mitad de
todos los ingresos migratorios. Más aún, tanto
desde el punto de vista político como económico,
a los dos países les interesa que los movimientos
migratorios tengan un carácter estable y regulado.
Así las cosas, se impone estudiar la conveniencia
de un acuerdo bilateral.
seguridad y drogasLa continua ola de crímenes y violencia que azota a
México a raíz de la actividad de bandas vinculadas
al narcotráfico podría constituir la prueba más
dura que deban enfrentar ambos gobiernos.
Poco después de asumir el cargo en diciembre
de 2006, el presidente Calderón lanzó una
vasta ofensiva contra el crimen organizado con
participación de las fuerzas armadas. Durante
su gestión, la violencia cobró las vidas de más de
60.000 personas. A pesar de que la violencia ha
disminuido en algunas regiones, no está claro que
ello pueda sostenerse en el tiempo.
La violencia criminal constituye un grave
problema para México. Los incalificables niveles
de brutalidad y derramamiento de sangre que se
observan a diario tienden un manto de inseguridad
sobre la ciudadanía. Al desincentivar el turismo y
la inversión y elevar los costos
de operación, la violencia
ha tenido consecuencias
económicas difíciles de medir
pero sin duda muy graves.
También ha hecho mella en
la confianza ciudadana en el
gobierno y constituye una continua amenaza para
el estado de derecho y la estabilidad institucional
del país. Reducir a las bandas criminales y poner
atajo a la violencia que generan es una de las
prioridades más urgentes para Peña Nieto y el
éxito de su gestión.
No obstante, esta ola de crímenes y violencia
no ha tenido mayores repercusiones en Estados
Unidos. No se observan un desborde de
actividad criminal en la zona fronteriza ni un
aumento en la violencia o el consumo interno
de drogas. Pero las autoridades estadounidenses
no se equivocan al preocuparse por el creciente
poderío de las mafias mexicanas, la crueldad con
que actúan y los estragos que causan en un país
tan estrechamente ligado a Estados Unidos. El
principal peligro para los Estados Unidos está
en los efectos del crimen y la violencia sobre la
economía e instituciones mexicanas y el respeto
ciudadano por la ley, dado que la erosión del
estado y economía mexicanas tendría para
Estados Unidos un costo enorme. El ingreso de
bandas mexicanas a Centroamérica y el Caribe
es también materia de honda preocupación.
No son pocos los mexicanos que imputan el
problema de la delincuencia a Estados Unidos y
ven en su fuerte demanda de drogas la principal
fuente de ingresos del crimen organizado y el
motivo de gran parte de la violencia que asola
al país. A pesar de que Estados Unidos entrega
asistencia a México para la lucha contra el
narcotráfico, en ambos países se estima que en
el gobierno estadounidense existe cierta falta de
compromiso y que se hace poco por reducir la
||
Por primera vez en
muchos años, ambos
partidos de los estados
Unidos tienen un fuerte
incentivo para abordar
el tema de inmigración.
||
10 Una agenda Más aMbiciosa
demanda interna de drogas y
frenar la circulación de dinero
y armas hacia México.
Obama no elude reconocer
la responsabilidad de Estados
Unidos en los problemas de
crimen y narcotráfico que
enfrenta México y el deber de
aportar a su solución. A través de la Iniciativa
Mérida, durante el último quinquenio ha venido
aportando asistencia económica, equipamiento,
inteligencia y apoyo técnico a México, pero el
financiamiento ha sido escaso, especialmente
en contraste con la asistencia prestada
anteriormente a Colombia, y han surgido serios
cuestionamientos en cuanto a sus objetivos, diseño
e implementación. La asistencia de seguridad a
México debe ser evaluada de forma sistemática
por ambas partes a fin de determinar su eficacia e
introducir los cambios que hagan falta.
A pesar de las seguridades dadas por el
presidente Obama en cuanto a tratar de controlar
el consumo interno y el contrabando de armas
a México, a la fecha no se registran mayores
logros. El aumento en el presupuesto para la
prevención y tratamiento de la drogadicción, por
ejemplo, ha sido modesto. Sin embargo, existen
programas, especialmente aquellos orientados
a rehabilitar a drogadictos privados de libertad,
que son los mayores consumidores, que muestran
resultados prometedores y que ameritan mayor
financiamiento.
La Constitución estadounidense, según
confirma un reciente fallo de la Corte Suprema,
impide restringir la venta y posesión de armas de
fuego. El Congreso, por su parte, se ha constituido
en una barrera prácticamente infranqueable en
cuanto al control de armas. Aunque la matanza
de veinte escolares y seis maestros ocurrida en
Connecticut en diciembre de 2012 provocó un
debate nacional sobre el control de armas, es
aún temprano para vaticinar
cambios de fondo en el marco
legal. Aún así, cabe destacar
que, salvo excepciones, las
armas que pasan a México son
transportadas al margen de
la ley y que muchos expertos
estiman que estos movimientos
podrían restringirse con una aplicación más
decidida de las actuales normas legales que
sancionan el contrabando de armas.
Es decir, éste es el momento preciso para
reevaluar la Iniciativa Mérida, fortalecer los
esfuerzos por frenar el consumo interno de
drogas y detener el torrente de armas que fluye
hacia México.
En última instancia, la ardua tarea de poner
freno a la violencia y al crimen organizado recaerá
fundamentalmente en México, para lo cual
deberá comprometer ingentes esfuerzos y seguir
aportando la mayor parte del financiamiento.
Los problemas de crimen y violencia no tienen
soluciones ciertas o rápidas y deben abordarse
en múltiples frentes, pero la tarea central es
reconstruir el respeto por el estado de derecho y
frenar la corrupción en las instituciones públicas
y privadas.
El presidente Peña Nieto ha dicho que la lucha
contra las bandas criminales tendrá algunos
cambios de estrategia. Su idea es privilegiar
la reducción de la violencia y el control de la
seguridad ciudadana por sobre la intercepción
de cargamentos de droga o el ataque directo
contra las bandas y sus jefes. A primera vista
parece un enfoque interesante que daría cuenta
de la principal inquietud de la ciudadanía, pero
persisten ciertas dudas en cuanto a la factibilidad
de diseñar, poner en práctica y luego sustentar
una estrategia orientada a poner coto a la violencia
y su real incidencia sobre el poderío de las
mafias mexicanas. No obstante, dado el grado de
||
obama no elude
reconocer la
responsabilidad de
estados Unidos en los
problemas de crimen
y narcotráfico que
enfrenta méxico.
||
Informe de la ComIsIón de dIálogo InteramerICano sobre relaCIones méxICo-estados UnIdos 11
disconformidad que existe en
México con la actual campaña
antidelincuencia, es destacable
que el gobierno quiera
reconsiderar la política de
seguridad ciudadana, conocer
las políticas y experiencias de
otros países y buscar estrategias
más eficaces.
Peña Nieto también ha llamado a crear
una policía federal de elite de unos 30.000 a
40.000 efectivos, lo que reduciría drásticamente
el papel de las fuerzas armadas en la lucha
antidelincuencia. Consideramos esta medida tan
importante como alentadora, dado que poner
tropas a cargo de la seguridad ciudadana no es un
método sustentable.
Ahora bien, en un país del tamaño de México,
la policía nacional tiene que estar complementada
por efectivos locales y estatales debidamente
capacitados cuyos antecedentes hayan sido
investigados, ámbito en que no se observan
buenos resultados. Con todo, el fortalecimiento
de la fuerza pública es apenas uno de los
muchos elementos que una buena campaña
antidelincuencia requiere. México ha logrado
algunas mejorías en cuanto a sus procedimientos
judiciales, pero subsisten múltiples problemas
que deberán abordarse a fin de garantizar juicios
justos y oportunos. El sistema carcelario, por su
parte, necesita ser reestructurado para cumplir
con normas mínimas de trato humanitario y
evitar que los internos controlen las prisiones y
se sirvan de ellas como puestos de mando para la
actividad criminal.
Política antidrogasLas políticas antidrogas en América Latina
vienen siendo fuertemente cuestionadas desde
el informe emitido en 2009 por la Comisión
Latinoamericana sobre Drogas
y Democracia encabezada por
los ex-presidentes Fernando
Henrique Cardoso de Brasil,
César Gaviria de Colombia
y Ernesto Zedillo de México
(quien además copreside el
grupo a cargo del presente
informe). Este informe planteó que las políticas
antidrogas en general habían fracasado y que se
hacía necesario un cambio paradigmático.
Más recientemente varios gobiernos de la
región, incluyendo el de Calderón, han hecho
públicos llamados a corregir las estrategias
regionales antidrogas. La mayor parte de los países
latinoamericanos están dispuestos a considerar
alternativas que superen la mentalidad de la
guerra contra las drogas y traten el tema desde el
punto de vista de la salud pública y no desde una
perspectiva penal. Varios líderes nacionales están
evaluando políticas para legalizar y reglamentar
la producción, venta y consumo de marihuana, la
menos adictiva y dañina de las drogas, e instaurar
un régimen menos restrictivo y punitivo respecto
de drogas más peligrosas y destructivas, como la
heroína y la cocaína. Se espera que un estudio
sobre estrategias alternativas encomendado a la
OEA por la Cumbre de las Américas realizada en
Cartagena el año pasado permita un análisis más
detallado de los temas involucrados.
El gobierno de Obama ha reconocido que su
país ya no libra una guerra contra las drogas y se ha
manifestado dispuesto a considerar alternativas.
A pesar de que aún no se compromete con ninguna
opción, los referéndums sobre la legalización de
la marihuana realizados en dos estados junto con
la votación presidencial muestran claramente
un cambio de actitud que podría dar paso a
una reconsideración de la política antidrogas.
Bajo estas circunstancias, sería de toda lógica
||
el nuevo gobierno
mexicano quiere
reconsiderar la
política de seguridad
ciudadana y
buscar estrategias
más eficaces.
||
12 Una agenda Más aMbiciosa
que ambos gobiernos analicen
cuidadosamente las opciones
existentes, entre ellas las
posibles consecuencias de la
legalización de la marihuana
en los patrones de consumo,
salud y delincuencia de ambos
países.
Independientemente de lo que decidan, avanzar
en la situación de seguridad ciudadana en México
tomará largo tiempo. El país que mayor éxito ha
tenido en combatir el narcotráfico y mejorar la
seguridad ciudadana es Colombia, pero los largos
años y enorme inversión de recursos que ello ha
demandado no han evitado que siga siendo uno
de los países más violentos de América Latina.
En última instancia, para avanzar en seguridad
se necesita crecer de forma fuerte y sostenida,
reducir la pobreza y la desigualdad y crear
mejores oportunidades educativas y laborales. A
su vez, resolver el problema de la seguridad es
fundamental para avanzar en todos estos demás
objetivos.
socios naturalesCon una integración económica y demográfica que
se acelera año tras año, México y Estados Unidos
son los países soberanos más estrechamente
ligados entre sí de todo el mundo. Para ambos se
hace imprescindible una fuerte cooperación en
una amplia gama de temas bilaterales, regionales
y globales. Es más, no tienen alternativa: ningún
país tiene mayor incidencia sobre la vida del
estadounidense medio que México, y viceversa. Es
decir, no existen otros dos países que tengan más
que ganar del fortalecimiento y estrechamiento
de sus lazos.
Para ambos, es fundamental seguir
fortaleciendo y ampliando la relación económica
bilateral. Falta aún mucho por
hacer en materia de acceso a
mercados, inversión de capital,
tecnología, recursos humanos
y suministro energético. A
pesar de sus actuales problemas
económicos, un país con un PIB
de $16 trillones es un mercado fundamental para
los productos mexicanos y una importante fuente
de capital y tecnología que aún tiene mucho que
aportar a la economía del país. Por su parte, una
emergente economía mexicana, la que algunos
expertos estiman podría llegar a convertirse en
la quinta del mundo hacia mediados de siglo,
será cada día más fundamental para el futuro
económico de los Estados Unidos.
México y Estados Unidos también se
beneficiarían de comprometer mayores y mejores
esfuerzos para resolver sus diferencias y dar
efectiva cuenta de los problemas de fondo que
comparten. En tal sentido, la inmigración y la
seguridad ciudadana serán prioridades centrales
en el próximo período.
Ambos países deben además intensificar la
cooperación en los ámbitos regional y global.
Los retos a los que se enfrentan la democracia
y los derechos humanos en América Latina
y otros países, la creciente inseguridad en
Centroamérica, la reincorporación de Cuba
a los asuntos hemisféricos, la reforma de los
organismos multilaterales, la construcción de
nuevas alianzas comerciales a nivel mundial y
los problemas de la no proliferación de armas
nucleares y el cambio climático son algunos
de los temas que preocupan a ambos países.
Aunque en muchos de ellos México y Estados
Unidos podrán tener diferencias, son socios
naturales en todos.
||
la emergente
economía mexicana
será cada día más
fundamental para el
futuro económico de
los estados Unidos
||
Diálogo Interamericano Junta Directiva
Michelle Bachelet, Copresidente, Chile
Carla A. Hills, Copresidente, Estados Unidos
Enrique Iglesias, Covicepresidente, Uruguay
Thomas F. McLarty III, Covicepresidente, Estados Unidos
David de Ferranti, Tesorero, Estados Unidos
Peter D. Bell, Presidente Emérito, Estados Unidos
Fernando Henrique Cardoso, Presidente Emérito, Brasil
Ricardo Lagos, Presidente Emérito, Chile
Alicia Bárcena, México
Francis Fukuyama, Estados Unidos
L. Enrique García, Bolivia
Donna J. Hrinak, Estados Unidos
Marcos Jank, Brasil
Jim Kolbe, Estados Unidos
Thomas J. Mackell, Jr., Estados Unidos
M. Peter McPherson, Estados Unidos
Billie Miller, Barbados
Brian O’Neill, Estados Unidos
Pierre Pettigrew, Canadá
Jorge Quiroga, Bolivia
Marta Lucía Ramírez, Colombia
Eduardo Stein, Guatemala
Martín Torrijos, Panamá
Elena Viyella de Paliza, República Dominicana
Ernesto Zedillo, México
Michael Shifter
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