textos de historia moderna1

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TEXTOS DE HISTORIA MODERNA TEXTOS SIGLOS XIV-XV 5. Ningún mortal puede dispensar de los preceptos o prohibiciones divinas o de la ley evangélica, ni prohibir lo permitido, obligando a culpa o a pena, tanto en la vida presente como en la futura; tan sólo puede hacerlo el Concilio general o el legislador humano fiel, y ningún otro colegio parcial o persona singular de cualquiera condición que sea. 6. El legislador humano debe contar con la aquiescencia de todos los ciudadanos o de la parte de mayor valía. 7. Las Decretales o decretos de los Romanos o de cualesquiera otros Pontífices, establecidos en común o separadamente, sin el consentimiento del legislador humano o del Concilio general, a nadie obligan bajo pena o suplicio temporal ni espiritual. 14. El principado o jurisdicción coactiva sobre cualquier clérigo o laico, aunque sea hereje, no la posee el obispo o el sacerdote... 17. Todos los obispos poseen igual autoridad inmediata por Cristo, y según la ley divina no cabe el convencimiento de que en lo espiritual o en lo material alguno esté por encima o por debajo de los demás. 18. Por autoridad divina, mediante el consentimiento o concesión del legislador humano fiel, los restantes obispos, en común o separadamente, pueden excomulgar al obispo de Roma y ejercer sobre él su autoridad, para que rectifique. 32. Tan solo corresponde al Concilio General de los fieles el dar posesión al obispo o a la iglesia metropolitana de todo, y el privarle o deponerle de dicho oficio. 35. Canonizar, o adorar a alguien como santo, tan solo debe establecerlo y ordenarlo el Concilio General. Marsilio de Padua, Defensor Pacis [Las cosas] no irán bien en Inglaterra mientras los bienes no sean comunes, y hasta que no dejen de existir tanto villanos como gentilhombres y hasta que no estemos todos unidos. ¿Para qué son buenos aquellos que llamamos señores? (...) Y si todos venimos de un padre y de una madre, Adán y Eva, ¿en virtud de qué pueden ellos decirse o mostrarse más señores que nosotros, sino porque nos hacen ganar y trabajar aquello de lo cual dependen? (...). Somos llamados siervos, y golpeados si no realizamos prontamente sus servicios (...).

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Page 1: Textos de Historia Moderna1

TEXTOS DE HISTORIA MODERNA

TEXTOS

SIGLOS XIV-XV

5. Ningún mortal puede dispensar de los preceptos o prohibiciones divinas o de la ley evangélica, ni prohibir lo permitido, obligando a culpa o a pena, tanto en la vida presente como en la futura; tan sólo puede hacerlo el Concilio general o el legislador humano fiel, y ningún otro colegio parcial o persona singular de cualquiera condición que sea.

6. El legislador humano debe contar con la aquiescencia de todos los ciudadanos o de la parte de mayor valía.

7. Las Decretales o decretos de los Romanos o de cualesquiera otros Pontífices, establecidos en común o separadamente, sin el consentimiento del legislador humano o del Concilio general, a nadie obligan bajo pena o suplicio temporal ni espiritual.

14. El principado o jurisdicción coactiva sobre cualquier clérigo o laico, aunque sea hereje, no la posee el obispo o el sacerdote...

17. Todos los obispos poseen igual autoridad inmediata por Cristo, y según la ley divina no cabe el convencimiento de que en lo espiritual o en lo material alguno esté por encima o por debajo de los demás.

18. Por autoridad divina, mediante el consentimiento o concesión del legislador humano fiel, los restantes obispos, en común o separadamente, pueden excomulgar al obispo de Roma y ejercer sobre él su autoridad, para que rectifique.

32. Tan solo corresponde al Concilio General de los fieles el dar posesión al obispo o a la iglesia metropolitana de todo, y el privarle o deponerle de dicho oficio.

35. Canonizar, o adorar a alguien como santo, tan solo debe establecerlo y ordenarlo el Concilio General.

Marsilio de Padua, Defensor Pacis

[Las cosas] no irán bien en Inglaterra mientras los bienes no sean comunes, y hasta que no dejen de existir tanto villanos como gentilhombres y hasta que no estemos todos unidos. ¿Para qué son buenos aquellos que llamamos señores? (...) Y si todos venimos de un padre y de una madre, Adán y Eva, ¿en virtud de qué pueden ellos decirse o mostrarse más señores que nosotros, sino porque nos hacen ganar y trabajar aquello de lo cual dependen? (...). Somos llamados siervos, y golpeados si no realizamos prontamente sus servicios (...). Vayamos al rey, (...) mostrémosle nuestra servidumbre y digámosle que todo sea de otro modo o nosotros mismos proporcionaremos el remedio. Si vamos realmente y todos juntos, toda clase de gente llamada siervos y mantenida en servidumbre, para ser liberada nos seguirá y cuando el rey nos vea u oiga, graciosamente o de otro modo proveerá la solución.

Prédicas de John Ball, 1381

En el Nombre de Dios, el 12 de febrero de 1395, vos pagaréis al término/ de 30 días7, por esta primera/ letra/ de cambio, a Juan Asopardo 306 libras, 13 sueldos y 4 dineros de Barcelona, que valen por los 400 florines que me ha pagado aquí Bartolomé Garzoni a 15 sueldos y 4 dineros por florín. Pagadlas, ponedlas ahí en nuestra cuenta, y contestadme. Que Dios os guarde.

Francisco y Andrés (de Bonanno), saludos de Génova

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(otra mano:) Aceptada, el 13 de marzo.

(2ª mano:) Inscrita en el Registro rojo B, fol. 97.

(Al dorso:) A Francisco di Marco (Datini) y Lucas de Sera, en Barcelona, primera/letra/ de cambio.

Sin embargo, Coluccio [Salutati], si no nos hemos ejercitado [dice Niccolo Niccoli] en debatir tanto como tú consideras oportuno, no ha sido por culpa nuestra, sino de los tiempos. [...] si fuera porque hemos nacido en tiempos turbulentos, en los que existe tanta confusión en todas las disciplinas del conocimiento, tan grave pérdida de libros, que ninguno que no carezca de toda vergüenza resulta incapacitado para hablar del asunto más trivial, entonces tú deberás ciertamente disculparnos si hemos preferido parecer taciturnos antes que impertinentes.

[...] Por mi parte, Coluccio, en esta desventurada época y en medio de tal penuria de libros, no veo qué capacidad de discutir puede alcanzarse. Pues, en estos tiempos, ¿qué arte, qué saber puede encontrarse que no esté fuera de lugar o del todo deturpado? Pon ante tus ojos el que quieras y consideras cuál es su estado actual y cuál fue antaño: comprenderás entonces que se han rebajado hasta un punto en el que se debe desesperar del todo.

Leonardo Bruni, “Diálogo a Pier Paolo Vergerio”, en Dialogi ad Petrum Histrum, 1401

Si los maestros hubieran sido realmente sabios, hubieran aconsejado a Dios arreglar las cosas de este modo: que los pobres no coman ni beban nunca, que vayan desnudos, que no duerman ni de día ni de noche, y que trabajen constantemente para los señores, y constantemente les paguen censos... Tal es el tormento de los pobres (...) especialmente de los checos, gracias al clero arrogante.

Canción husita que refleja ideas de Juan de Zeliv

Cualquier señor, escudero, burgués o campesino, que sea invitado por los hermanos de Tabor para que venga a ayudarles (...) cuando haya que confesar la verdad (...), cuando haya que alabar a Dios (...), cuando se pida por la salud de la humanidad y (...) en la represión de los pecados, y que se rehúse hacerlo, deberá ser atacado y muerto por ellos como lo fue Satanás y el Dragón, y a continuación destruirán todos sus bienes; actuarán así con todas las ciudades, pueblos y aldeas.

Aquel que pague impuesto o consienta en socorrer o en hacer cualquier favor a uno de sus enemigos, deberá ser igualmente castigado (...) toda iglesia, capilla o cualquier edifico dedicado al Señor Dios (...) deberá ser destruido o quemado como lugar de idolatría. Las casas de los curas, canónigos o capellanes o cualquier otra casa sacerdotal debe ser destruida o incendiada (...).

(...) Sobre la tierra no hay que elegir ya a ningún rey, porque el mismo Cristo reinará muy pronto. En esta época no habrá reino ni dominación, ni servidumbre y todos los intereses e impuestos cesarán y ninguna persona obligará a nadie a hacer nada, porque entre ellos todos serán iguales, hermanos y hermanas.

La misa no será contada ni dicha en latín ni en otro idioma, sino solamente en la lengua común del pueblo.

Manifiesto husita

Ciertamente, tanto cuanto fue infeliz el tiempo pasado, en el que apenas se encontraba un hombre docto, tanto más debemos congratularnos de nuestra época, en la cual, con un poco

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más de esfuerzo, confío en que pronto restauraremos la lengua de Roma mejor aún que la ciudad, y con ella todas las disciplinas. Por ello, por mi amor a la patria, que se extiende a la humanidad entera, y por la magnitud de la empresa, quiero exhortar y convocar en voz alta a la comunidad de los estudiosos de la elocuencia y, como suele decirse, tocar a batalla. ¿Hasta cuándo, oh ciudadanos romanos (así llamo a los literatos y a los que cultivan la lengua latina, porque ellos solos y verdaderamente son quirites, verdaderos poseedores de la ciudadanía; los demás, en todo caso, habría que llamarlos mejor emigrantes), hasta cuándo digo, oh quirites, dejaréis en mano de los galos vuestra ciudad, a la que no llamaré sede del imperio, mas sí madre de las letras? Es decir, ¿hasta cuándo permitiréis que la latinidad permanezca oprimida por la barbarie?

Lorenzo Valla, Las elegancias

Las criaturas superiores son desde el momento de su creación, o poco después, aquello que serán para toda la eternidad. En el hombre, desde su nacimiento, el Padre sembró toda clase de semillas y el germen de todo tipo de vida. Aquellas que cada hombre en particular cultive madurarán y darán fruto en él: si son vegetativas, será como una planta; si sensitivas, se convertirá en animal; si son racionales, se elevará al rango de ser celestial; si intelectuales, será ángel e hijo de Dios. Y si, insatisfecho con la suerte de todas las criaturas, se repliega en el centro de su propia unidad, transformado en un único espíritu con Dios, en la solitaria penumbra del Padre situado sobre todas las cosas, él mismo se elevará sobre todas ellas.

Finalmente, el máximo Artífice estableció que aquel a quien no podía dar nada propio compartiría lo que había sido concedido en particular a cada uno de los restantes seres. Tomó pues al hombre, creación sin una imagen precisa, y poniéndolo en medio del mundo, le hablo así: “No te he dado, oh Adán, ni un lugar determinado, ni una fisonomía propia, ni un don particular, de modo que tu lugar, tu fisonomía, el don que tú escojas sean tuyos y los conserves según tu voluntad y juicio. La naturaleza de todas las otras criaturas ha sido definida y se rige por leyes prescritas por mí. Tú, que no estás constreñido por límite alguno, determinarás por t mismo los límites de tu naturaleza, según tu libre albedrío, en cuyas manos te he confiado. Te he colocado en le centro del mundo para que desde allí puedas examinar con mayor comodidad a tu alrededor qué hay en el mundo. No te he creado ni celestial ni terrenal, ni mortal, ni inmortal para que, a modo de soberano y responsable de ti artífice mismo, te modeles en la forma en que prefieras. Podrás degenerar en las criaturas inferiores que son los animales brutos; podrás, sí así lo dispone el juicio de tu espíritu, convertirte en las superiores, que son seres divinos”.

Pico della Mirándola. Oratio de hominis dignitati

Nos, don Fernando (...) en virtud del poder q Nos atribuydo por los seniores o senyores de los pageses de remença e o de malos usos, de una parte, e por los dichos pageses del nuestro Prinçipado de Cathalunya de la parte otra (...) procedimos a sentenciar, arbitrar e declarar sobre las dichas questiones y debates en la forma siguiente:

E primeramente, por quanto por parte de los dichos pageses nos es fecha gran clamor de seys malos usos vulgarmente clamados, diziendo que indebidamente e inusta e en gran cargo de consciencia (...) sentenciamos, arbitramos y declaramos (...) no sean ni se observen ni hayan lugar ni se puedan demandar ni exigir de los dichos pageses ni de sus descendientes ni de los bienes dellos ni de alguno dellos, antes por la present nuestra sentencia aquellos abolimos, stinguimos y anichilamos e declaramos los dichos pageses y sus descendientes perpetuamente ser liberos y quitios dellos y de cada uno dellos. Pero (...) en satisfacción e compensación (...9 pronunciamos e declaramos los dichos pageses ser tenidos y obligados

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dar e pagar por cada un cap mas 60 solidos de moneda barchinonesa.

Sentencia arbitral de Guadalupe del rey Fernando el Católico

Don Fernando e Doña Isabel, etc. a Vos los qontadores, justiçias, regidores, jurados, ofiçiales e omes buenos de la villa del Puerto de Santa María e de las villas e logares e puertos de la mar de la costa de sus comarcas e a cada uno de vos, e a los arrendadores e fieles e cogedores de las rentas, e a las otras personas a quien, lo que de yuso en esta nuestra carta se qontiene, atañe o atañer puede en qualquier manera, salud e graçia. Sepades que Nos somos ynformados que de tiempo ynmemorial a esta parte se a usado e acostumbrado que qualesquier navíos e fustas que se cargan e descargan para la Bervería se cargan e descargan en la çibdad de Cádiz e non en otro logar alguno desas dichas villas y logares y puertos, e que agora nuevamente vosotros o alguno de vos queréys tentar de haser la dicha carga de los navíos e fustas para la dicha Bervería en algunos desos logares e puertos, en lo qual sy asy pasase se nos podría seguir deservicio; en lo qual Nos queriendo proveer, mandamos dar esta nuestra carta, por la cual vos mandamos a todos e a cada uno de vos que no vos entremetáys a fase la dicha carga e descarga de los dichos navíos e fustas para la dicha Bervería en esas dichas villas y logares y puertos ni en alguno dellos, demás ni aliende de lo que en los tiempos pasados fasta aquí avés fecho, so pena de perdimiento de los navíos e cosas que de otra manera cargades o descargades e de perdimiento e confiscaçion de los vuestros bienes para la nuestra cámara e fisco.

Real orden dada por los Reyes Católicos en Barcelona, 9/5/1493

Don Fernando y doña Isabel, por la gracia de Dios, etcétera. Por cuanto por nuestro mandato fue fecha e hedificada la torre de Santa cruz, que es en la Mar Pequeña, para que allí los moros de Bervería puedan venir a contratar oro e cualesquier mercaderías que quisieren; por ende, por la rpesente, damos licencia e facultad a vos Alonso Fajardo, nuestro governador de la Gran Canaria, para que en nuestro nombre podades segurar e seguredes qualesquier moros e moras que vinieren a la dicha torre a contratar e rescatar el dicho oro e cualesquier otras mercaderías que quisieren o por bien tovieren, tanto que non puedan sacar ni llevar de las dichas [partes] armas ni mantenimiento e otras cosas de las vedadas e defendidas a los ynfieles por derecho e por las leyes de nuestros reynos; e asymismo que podades segurar e segurades a todos e qualesquier moros e moras que obedecieren e nos dieren e pagaren las parias que con vos en nuestro nombre asentaren de nos dar e pagar en cada un año (...)

Oficio Real de los Reyes Católicos, Medina del Campo, 22/6/1497

La petición que recientemente nos presentaste indicaba que tu, estimando en mucho el ejercicio de la caridad, deseas ayudar muy especialmente, proporcionándoles un apropiado sustento, a aquellos que quieren dedicarse a este estudio de las letras, para que no se retraigan de este propósito por la pobreza que les apremia, y deseas fundar y construir, para utilidad común y gloria del nombre de Dios, un colegio de escolares en el que puedan funcionar facultades de Teología, Derecho Canónico y Artes Liberales, de acuerdo con el modelo del colegio creado en otro tiempo en la ciudad de Salamanca por Diego, arzobispo de Sevilla, de grato recuerdo, y deseas dotarlo a perpetuidad con algunas rentas eclesiásticas y otros frutos, rentas y productos que permitan el adecuado sustento de los docentes en dichas facultades y de los escolares residentes en el colegio, situado en la ciudadela de Alcalá de Henares, en la diócesis de Toledo, perteneciente a tu mesa arzobispal, lugar famoso y muy conveniente e idóneo para ello, con abundancia de vituallas y de aires saludables, en el que los arzobispos de Toledo acostumbraban reunir su curia metropolitana, y en la que hay ya creadas algunas cátedras en ciertas facultades para que algunos enseñen en ellas.

Carta bulada del papa Alejandro VI (1499)

SIGLO XVI

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Yo creo que los cristianos harían bien en enviar contra los turcos y los sarracenos, e lugar de esos pesados batallones de cruzados que desde hace tanto tiempo batallan sin éxito, a los escotistas tan vocingleros, a los tercos ockamistas, a los invencibles albertistas y a toda la banda de los sofistas. Estoy seguro de que se vería la batalla más divertida del mundo y la victoria más extraordinaria de todos los siglos. ¿Quién sería lo bastante frío como para no inflamarse con sus pullas, o lo bastante blando como para no obedecer a un aguijón, o tan clarividente que pudiera ver en medio de las espesas nieblas que extenderían a su alrededor?

¿Pensáis que os digo todo esto en broma? No me choca más que a medias. Ya sé que hay, aún entre los teólogos, sabios de una ciencia más sana, a quienes todas estas artimañas dan náuseas. También sé que estos consideran sacrílegas e impías estas disputas irreverentes sobre cosas que más bien se deben adorar en lugar de explicarlas con la ayuda de las fórmulas del paganismo, y opinan que todas esas definiciones ambiciosas y todas esas frías sutilezas y todas esas discusiones envilecen la majestad de una ciencia divina.

Si los pontífices, que ocupan el lugar de Cristo, se esforzaran por imitar su vida (...), ¿habría alguien más infeliz sobre la tierra’ ¿Quién querría comprar este honor a costa de toda su fortuna, y después de haberlo adquirido, conservarlo por la espada, por el veneno y por la violencia? Si alguna vez la sabiduría... ¿qué digo la sabiduría? Si un solo gramo de la sal de la que habla Cristo se apoderase de ellos, ¿qué ventajas no perderían?¿Qué sería entonces de todo lo que eles rodea, riquezas, honores, poder, triunfos, beneficios, caballerías, guardias y placeres de todo género? (...) Notad además que tantos escribanos, copistas, notarios, abogados, promotores, secretarios, escuderos, recaudadores, mediadores –iba a decir proxenetas, pero no me atrevo-, muchedumbre onerosa... digo, honrosa, que forma la corte romana, perecerían de hambre. Esto sería un acto de abominable inhumanidad (...).

Imaginad ahora un hombre, como lo son casi todos los príncipes, ignorante de las leyes, enemigo, o poco menos, del bien público, de los que no consultan más que para sus ventajas personales, de los que se entregan por completo a los placeres, de los que odian la cultura, la libertad y la verdad, de los que piensan en todo menos en la dicha del pueblo y de los que no observan más regla de conducta que su capricho y su conveniencia.

Desiderio Erasmo. Encomium Moriae

Cómo debe conducirse un príncipe para adquirir alguna consideración

Ninguna cosa le granjea más estimación a un príncipe que las grandes empresas y las acciones raras y maravillosas. De ello nos presenta nuestra era un admirable ejemplo en Fernando V, rey de Aragón, y actualmente monarca de España. Podemos mirarle casi como a un príncipe nuevo, porque de rey débil que él era llegó a ser, por su fama y gloria, el primer rey de la cristiandad. (...) asaltó el reino de Granada, y esta empresa sirvió de fundamento a su grandeza. La había comenzado, desde luego, sin pelear ni miedo de hallar estorbo en ello, en cuanto su primer cuidado había sido tener ocupado en esta guerra el ánimo de los nobles de Castilla. Haciéndoles pensar incesantemente en ella, los distraía de discurrir en maquinar innovaciones durante este tiempo; y de este modo adquiría sobre ellos, sin que lo echasen de ver, mucho dominio y se proporcionaba una suma estimación. Además, alegando siempre el pretexto de la religión para poder ejecutar mayores empresas, recurrió al expediente de una crueldad devota, y echó a los moros de su reino, que con ello quedó libre de su presencia. No puede decirse cosa ninguna más cruel, y juntamente más extraordinaria, que lo que él ejecutó en esta ocasión.

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Las (tropas) mercenarias y auxiliares son inútiles y peligrosas. Si un príncipe apoya su estado con tropas mercenarias, no estará firme ni seguro nunca, porque ellas carecen de unión, son ambiciosas, indisciplinadas, infieles, fanfarronas en presencia de los amigos y cobardes contra los enemigos, y que no tienen temor de Dios, ni buena fe con los hombres. Si uno, con semejantes tropas, no queda vencido, es únicamente cuando no hay todavía ataque. En tiempo de paz te pillan ellas; y en el de guerra dejan que te despojen tus enemigos. [....] No me costaría sumo trabajo el persuadir lo que acabo de decir, supuesto que la ruina de Italia, en este tiempo (siglos XVI), no proviene sino de que ella, por espacio de muchos años, se descuidó en las armas mercenarias, que lograron ciertamente, es verdad, algunos triunfos en provecho de tal o cual príncipe y se manifestaron animosas contra varias tropas del país; pero a la llegada del extranjero mostraron lo que realmente eran ellas. Por esto Carlos VIII, rey de Francia, tuvo la facilidad de tomar la Italia con greda [...]

Maquiavelo, El príncipe

¿Qué es pues, el pecado original? (...) De acuerdo con las sutilezas de los teólogos, es la privación de la justicia original, pero según el Apóstol [San Pablo] y el sentido de Jesucristo, no es solamente la privación de la calidad en la voluntad ni de la luz en la inteligencia, del vigor en la memoria, sino una privación de la rectitud en todas las potencias, tanto del cuerpo como del alma, tanto en el hombre interior como en el exterior. Es la disposición a hacer el mal, la náusea del bien, el disgusto hacia la luz y la sabiduría, el amor al error y a las tinieblas, el alejamiento y el desprecio hacia las buenas obras, la desenfrenada carrera hacia el mal.

No se trata aquí solamente de los pecados cometidos en actos, en palabras o pensamientos, sino también de la tendencia hacia el mal... y es un error creer que este mal pueda ser sanado por las obras, ya que la experiencia demuestra que, pese a todas las buenas obras, esa apetencia hacia el mal subsiste y de ella nadie se halla exento, ni siquiera el niño de un día; pero la misericordia divina es tal que, a pesar de que ese mal subsiste, no es tenido como pecado para aquellos que invocan a Dios, rogándole, con el alma, su liberación.

Martín Lutero. Comentario a la Epístola de San Pablo a los Romanos (1515-6).

     Después de la muerte [nuestros antepasados], por derecho natural y hereditario, nos han dejado las dichas santas observancias católicas, para vivir y morir en ellas a su ejemplo. Las cuales, como verdadero imitador de los dichos nuestros predecesores, habemos por la gracia de Dios, guardado hasta agora. Y a esta causa, Yo estoy determinado de las guardar, según que mis predecesores y Yo las habemos guardado hasta este tiempo; especialmente, lo que ha sido ordenado por los dichos mis predecesores, ansi en el Concilio de Constancia, como en otros.

     Las cuales son ciertas, y gran vergüenza y afrenta nuestra es, que un sólo fraile [Lutero], contra Dios, errado en su opinión contra toda la Cristiandad, así del tiempo pasado de mil años ha, y más como del presente, nos quiera pervertir y hacer conocer, según su opinión, que toda la dicha Cristiandad seria y habría estado todas horas en error. Por lo cual, Yo estoy determinado de emplear mis Reinos y señoríos, mis amigos, mi cuerpo, mi sangre, mi vida y mi alma; porque sería gran vergüenza a mí y a vosotros, que sois la noble y muy nombrada nación de Alemania, y que somos por privilegio y preeminencia singular instituidos defensores y protectores de la Fe católica, que en nuestros tiempos no solamente heregia, mas ni suspición de ella, ni disminución [de] la Religión cristiana, por nuestra negligencia, en nosotros se sintiese, y que después de Nos quedase en los corazones de los hombres para nuestra perpetua deshonra y daño y de nuestros sucesores. Ya oísteis la respuesta pertinaz que Lutero dio ayer en presencia de todos vosotros. Yo os digo, que me arrepiento de haber tanto dilatado de proceder contra el dicho Lutero y su falsa doctrina. Estoy deliberado de no le oir hablar más, y entiendo juntamente dar forma en mandar que sea tomado, guardando el tenor de su salvoconducto, sin le preguntar ni amonestar mas de su malvada doctrina, y sin procurar

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que algún mandamiento se haga de como suso es dicho; e soy deliberado de me conducir y procurar contra él como contra notorio herege. Y requiero que vosotros os declareis en este hecho como buenos cristianos, y que sois tenidos de lo hacer como lo habeis prometido. Hecho en Bormes a 19 de abril de 1521, de mi mano. Yo el Rey.

Declaración de Carlos V en la Dieta de Wörms, 19/04/1521

En: Prudencio de Sandoval, Historia del emperador Carlos V, 1614-18

1.Yerran y menosprecian a Dios cuantos afirman que el Evangelio no tiene valor alguno sin la confirmación de la Iglesia.

2.Todos los cristianos deben comprometerse con toda diligencia para que lo único que se predique sea el Evangelio.

17.Cristo es el Único, Eterno, Sumo Sacerdote. De donde se deduce que los que se presentan como pontífices están contrarrestando y rechazando el honor y el poder de Cristo.

18.Cristo se ofreció a sí mismo una vez en el sacrificio que permanece por toda la eternidad y con valor expiatorio de los pecados de todos los creyentes. Por eso la misa no es un sacrificio; sólo una conmemoración del sacrificio y garantía de la liberación que Cristo nos asegura.

19.Cristo es el único mediador entre Dios y los hombres.

22.Cristo es nuestra justificación. Por eso creemos que nuestras obras son buenas sólo en la medida en que son obras de cristo; las que de nosotros dependen no son justas ni buenas.

27.Todos los cristianos son hermanos en cristo y hermanos entre ellos mismos; nadie puede considerarse padre superior a nadie sobre la tierra. De donde incurren en la condenación las órdenes, las sectas, las congregaciones.

28.Es justo cuando Dios lo permite y no lo prohíbe. Luego el matrimonio es aconsejable a todos los humanos.

53.Nada hay en la verdadera y Sagrada Escritura acerca de un purgatorio después de esta vida.

Ülrich Zwinglio, Las 67 tesis (Disputa de Zürich, enero 1523)

Antes de nada, que el puro temor de Dios esté con vosotros, queridos hermanos. ¿Por cuanto tiempo vais a estar durmiendo? ¿hasta cuándo seguiréis resistiéndoos a reconocer la voluntad de Dios porque creéis que os ha abandonado? ¡Cuántas veces, ay, os he dicho lo que tenía que suceder! Dios no puede manifestarse de otra manera, y vosotros debéis tener confianza. Si así no lo hacéis, el sacrificio, vuestras tribulaciones, serán inútiles. Volveréis a sumergiros en al aflicción. Y os lo aseguro: si no queréis padecer por Dios os convertiréis en mártires del diablo. (...) El momento oportuno ha llegado. Alentad a todos vuestros hermanos para que no se burlen del testimonio divino porque, si no, todos perecerán. Ya han despertado Alemania, Francia e Italia enteras. El Maestro quiere jugar la partida y les ha tocado el turno a los malvados. Cuatro monasterios han sido destruidos en Fulda durante la semana de Pascua. Ya se han levantado 3000 campesinos en Klettgu y Hegau, en la Selva Negra, y la muchedumbre se acrecienta más cada día. Mi único temor es que, como insensatos, consientan en un traicionero armisticio sin que adviertan el engaño.

Manifiesto de Thomas Müntzer, Mühlhausen 26/4/1525

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Yo soy Teofrasto (...), príncipe de los médicos (...). Dios, no el firmamento, es quien me ha consagrado médico (...). Si vosotros no tuvierais vuestra ropa, ni un perro se fiaría de vosotros. Porque yo no tenga su categoría, y no haya sido presentado en las cortes y en las residencias principescas, ¿es necesario que sea menos reconocido? (...). Yo os aseguro, un pelo travieso que tengo detrás de la nuca es más sabio que todos vosotros y que todos vuestros autores, y los cordones de mis zapatos saben más que vuestro Galeno y vuestro Avicena, y mi barba tiene más experiencia que todas vuestras grandes escuelas.

Paracelso. Paragranum, 1529

     

Ha parecido que al servicio de V. M. y descargo de su Real conciencia, y para la conservación de la dicha Nueva España y para que los naturales della no se consuman por malos tratamientos, como lo han hecho en las otras islas, conviene que, pues Dios los crió libres [a los indios], que se les debe desde luego dar entera libertad, como parece que V. M. otra vez lo habla mandado ansí hacer y que para ello desde luego se quiten todas las encomiendas que están hechas dellos a los españoles que las han conquistado y poblado [aquellas provincias], porque en la verdad esto parece que ha sido y es dañoso para la conciencia de V. Majestad, y estorbo para la instrucción y conversión de los indios a nuestra santa Fe católica, que es la principal intención de V. M., y ansímismo para su conservación y aumento.

     Y porque parece que si ansí de golpe se hubiese de efectuar sin dar recompensa o satisfacción a los españoles que los tienen encomendados, sería poner en condición de perder la tierra -porque se afirma que todos la desampararían y se irían a buscar tierras nuevas, o moverían otras alteraciones, con desesperación de verse despojados de lo que a su pensamiento tenían por suyo-, y como V. M. allí no tiene otra fuerza más de los españoles, que con esta esperanza la pueblan; aunque hubiese más, de desamparalla ellos parece que sería un muy gran inconveniente para llevar adelante lo que se ha comenzado en aumento de nuestra Religión cristiana en aquellas partes, porque los indios, no teniendo quien los atrayese a ello, se volverían a sus ritos y bestialidades que solían tener, y con gran dificultad se podrían tomar a sojuzgar para ello, ni para que prestasen a V. M. el servicio que como vasallos le son obligados.

     Para remedio desto ha parecido que luego se señale a los indios un tributo moderado que paguen a V. M., cada uno según la tierra y posibilidad que tuviere y buenamente pudiere pagar, y que la mitad de lo que ansí diera de tributo en el primero año, se dé a la persona que agora los tiene encomendados, y demás desto se les diere tierras para sus heredamientos y casas y oficios y otras cosas de la tierra; y en este año los indios comenzarán a gustar de la libertad, y los españoles perderán algo de la mala costumbre que tienen de servirse dellos desmoderadamente. Y después, podrá V. M., a los que lo merecieren, dalles vasallos; que ansí parece que converná, tomando V. M. para sí las cabeceras y puertos y cosas principales, poniendo mucho recaudo en que los señores a quien se diere no lleven ni se sirvan dellos en cosa alguna mas de aquel tributo que se pusiere...

Consulta del Consejo de Indias [reunido con el de Castilla y el de Hacienda] al Rey, 10/12/1529

Nuestros seres duermen, reposan, velan de la misma forma que los hombres, tienen un sol y un firmamento como ellos. Los gnomos ven a través de la tierra, el sol, la luna y las estrellas, de la misma forma los ondinos descubren el sol a través del agua y las salamandras lo ven fecundar y calentar su caos y sucederse el verano, el invierno, el día y la noche.Como nosotros, están sometidos a la peste, las fiebres, la pleuresía y otras enfermedades, enviadas por el cielo, porque son hombres, o mejor dicho, porque lo serán: ya que, hasta el juicio final, permanecerán como animales.En cuanto a su físico, es bien evidente que varía: los ondinos de ambos sexos tienen aspecto humano, los silvestres son más espesos, más grandes, más robustos. Los gnomos más pequeños, de una altura de unos dos palmos, las salamandras delgadas, gráciles, esbeltas.Los ninfos habitan en los ríos, cerca de los lugares en donde se lavan los hombres y bañan

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sus caballos. Los gnomos habitan en las montañas; es por esto por lo que se encuentran túneles y excavaciones del diámetro de un codo. En el monte Etna se pueden oír los gritos de las salamandras, el ruido de sus trabajos, que movilizan su elemento. Se conoce más fácilmente la habitación de los silfos, pudiendo verlos.Podría añadir otras muchas cosas admirables, en relación con la moneda, las costumbres de estos seres. Lo haré cuando sea llegado el momento.

Paracelso, Tratado de los ninfos, silfos, pigmeos, salamandras y otros seres

A nadie más que a mí le desagradan la ambición, la avidez y el desenfreno en los sacerdotes, tanto porque cada uno de estos vicios es odioso en sí, o porque cada uno, o todos ellos, se compadecen mal con gentes que se supone pertenecen a una clase que de modo especial depende de Dios, como porque son entre sí tan contradictorios que sólo en bien curiosos individuos pueden darse juntos. No obstante, mi situación cerca de varios papas me ha obligado a desear la grandeza de éstos en mi propio interés. Si no hubiera sido por esta razón, habría amado a Martín Lutero como a mí mismo, no para desentenderme de las leyes que el cristianismo nos impone, tal como se explica y comprende por lo común, sino para ver colocados en el lugar que les corresponde a esta caterva de bribones, de modo que, o vivían sin vicios, o vivían sin autoridad.

Francesco Guicciardini, Aforismos, 1529

Artículo 2: El Pecado originalEnseñamos que a consecuencia de la caída de Adán, todos los hombres nacidos de manera natural son concebidos y nacidos en el pecado. Esto es, sin temor de Dios, sin confianza en Dios y con la concupiscencia. Este pecado hereditario y esta corrupción innata y contagiosa es un pecado real que lleva a la condenación y a la cólera eterna de Dios a todos los que no son regenerados por el Bautismo y por el Espíritu Santo.Por consiguiente rechazamos a los Pelagianos y otros que han menospreciado los méritos de la pasión de Cristo haciendo buena la naturaleza humana por sus propias fuerzas naturales y que sostienen que el pecado original no es un pecado.Artículo 4: La JustificaciónEnseñamos también que no podemos obtener el perdón de los pecados y la justicia delante de Dios por nuestro propio mérito, por nuestras obras o por nuestra propia fuerza, sino que obtenemos el perdón de los pecados y la justificación por pura gracia por medio de Jesucristo y la fe. Pues creemos que Jesucristo ha sufrido por nosotros y que gracias a Él nos son dadas la Justicia y la vida eterna. Dios quiere que esta fe nos sea imputada por justicia delante de Él como lo explica Pablo en los capítulos 3 y 4 de la carta a los Romanos.Artículo 18: El libre albedríoEn lo que respecta al libre arbitrio, enseñamos que el hombre posee una cierta libertad para elegir una vida exteriormente justa y que puede elegir entre las cosas accesibles a la razón. Pero sin la gracia, la asistencia y la operación del Espíritu Santo no le es posible al hombre agradar a Dios, arrepentirse sinceramente y poner en El su confianza y remover de su corazón la maldad innata que posee. Esto no es posible sino mediante el Espíritu Santo que nos ha sido donado por la Palabra, ya que San Pablo dice en 1 Cor 2,14: «El hombre natural no capta las cosas del Espíritu de Dios».

Confesión de fe de Augsburgo (Confessio o Glaubensbekenntnis, 1530)

CAUSAS DE LA GUERRA

La diversidad de religión no es causa justa de la guerra.El deseo de ensanchar el propio territorio no es causa justa de la guerra.La gloria y el provecho particular del príncipe no son causa justa de la guerra.La única causa justa de la guerra es la injuria recibida.La guerra ofensiva se hace para tomar venganza de los enemigos y paraescarmentarlos.No basta una injuria cualquiera para declarar la guerra.Siendo todas las cosas que en la guerra se hacen graves y atroces como matanzas,incendios y devastaciones, no es lícito castigar con la guerra, por injurias leves, a sus

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autores; porque la calidad de la pena debe ser proporcional a la gravedad del delito.

CUÁNDO LA GUERRA ES JUSTA

Para que una guerra sea justa conviene examinar con gran diligencia la justicia y la causa de ella, y escuchar así mismo las razones de los adversarios, si acaso quisieran discutir según razón y justicia.En las materias morales es difícil llegar a lo verdadero y justo u es fácil errar, procediendo con descuido y negligencia; y no tiene excusa el error cuando se juega con el peligro y la desgracia de nuestros prójimos, a los cuales estamos obligados a amar como a nosotros mismos.Si al súbdito le consta la injusticia de la guerra, no puede ir a ella, aun cuando el príncipe lo mande; porque no hay autoridad que nos pueda mandar dar muerte al inocente.Los Senadores, Gobernadores y, en general, los que son llamados al Consejo público del príncipe, están obligados a examinar las causas de una guerra justa.La guerra debe hacerse no sólo por el parecer del Rey, ni por el de unos pocos, sino por el de muchos que sean sabios y probos.Si por su negligencia se llegara a una guerra injusta, diríamos que ellos la consentían, ya que a cada uno se le imputa lo que puede y debe impedir y no lo impide.Las personas de menos importancia, que no son admitidas, ni tienen voz ni voto ante el Rey ni en el Consejo público, no están obligadas a examinar las causas de la guerra, sino que pueden confiar en sus superiores.No conviene ni es posible comunicar con la plebe los negocios públicos. Para la plebe, a no ser que conste lo contrario, debe ser argumento suficiente para creer en la justicia de la guerra, que se haga por público consejo y autoridad. No tiene necesidad de más investigación.Podría ser que hubiese tales argumentos acerca de la injusticia de la guerra, que se haga por público consejo de autoridad. No tiene necesidad de más investigación.Podría ser que hubiese tales argumentos acerca de la injusticia de la guerra que no excusase la ignorancia ni a los hombres del pueblo.En los casos dudosos sobre la propiedad de algunos territorios, prevalece el derecho del poseedor, al que no se puede despojar, habiendo duda.Si no consta el legítimo poseedor y una parte propone un reparto equitativo, la otra está obligada a aceptar la condición aunque sea más poderosa.

Francisco de Vitoria, De iure belli

Aunque Su Majestad el Rey justa y rectamente es y debe ser el jefe supremo de la Iglesia de Inglaterra, y como tal ha sido reconocido por el clero del reino en sus Asambleas; no obstante, para corroborarlo y confirmarlo, para aumento de la virtud de la religión cristiana en este reino de Inglaterra, y para reprimir y extirpar todos los errores, herejías y otras irregularidades y abusos que hasta ahora se han cometido en el mismo, por la autoridad de este Parlamento ordenamos que el Rey, nuestro soberano señor, así como sus herederos y sucesores, reyes de este reino, sean habidos, aceptados y reputados como el único jefe supremo en la tierra de la iglesia de Inglaterra llamada “Anglicana Ecclesia”. Y ostentará y disfrutará este título, unido a la corona imperial de este reino, con todos los honores, dignidades, preeminencias, jurisdicciones, privilegios, autoridad, inmunidades, provechos y utilidades que corresponden y pertenecen a la dignidad de jefe supremo de dicha Iglesia.

Acta de Supremacía de Enrique VIII de Inglaterra (3/11/1534)

¡Oh! Suerte miserable y catastrófica de nuestra época, que sin embargo ha restaurado de manera prestigiosa la gloria de las letras pero que, por el crimen de algunos y las fechorías de muchos, se ha cargado de impiedad siniestra e inexpiable [...] Todo se ha mezclado y embrollado, lo más alto con lo más bajo, el infierno con el cielo, lo mejor con lo peor. Mientras en este tiempo el estudio y el renombre de las letras ha alcanzado su apogeo, la nave del Señor se encuentra en dificultades en medio de las tinieblas más densas y la noche más profunda. Más aún, la nave [...] se halla ahora destrozada por los ultrajes y puede [...] ser arrastrada a zozobrar, expuesta como está a la vista de todos y zaherida por el odio.

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[...] En cuanto a mí, me siento más bien inclinado a pensar que el último día ha empezado a decaer y que el mundo se encuentra ya en su declive; que es en verdad viejo y carece de sentido, que indica, presagia y anuncia su próximo fin y su ruina.

Guillaume Budé, De transitu hellenismi ad christianismum, 1535

S.C.C.M. Las causas por do V.M., según cumple a su servicio en lo de la negociación de la especiería, conviene asiente la Casa de la Contratación della en la cibdad de La Coruña, allende del ennoblecimiento de su Reino, y aumentando sus rentas, son las siguientes:

Primeramente, la dispusición del puerto, ser el mejor que hay en todos vuestros reinos, y más a propósito para la negociación, así para el siguimiento del viaje, cuando partan las armadas para tomar de allí su derrota, como para tomarla asimismo quando vienen, les es a menos peligro a las naos, y más conveniente a su navegación y derrota que traen, que otro ninguno, porque desto tenemos experiencia por muchas de las naos quando vienen de Calicud, venir a reconocer a esta costa.

Lo otro, (...), todas las naos que vienen de poniente y Levante, principalmente de Flandes e Inglaterra y Francia, y Alemania, y Escocia, y Dinamarca, y Noruega, y de muchas otras partes, donde es principalmente todo el gasto de la especiería, les es muy más cerca y más seguro y breve el viaje; mandando V.M. asentar allí la negociación, es escusar de ir por ello a Lisboa, y asentando la Casa en el Andalucía, allende de otros muchos inconvenientes que hay, es éste muy grande: porque hallándolo en Lisboa a comprar, no pasaría el cabo de Sant Vicente, donde allende de ser muy peligroso, y se suelen perder muchas naos, hay tiempo que se están cuatro y cinco meses que no pueden doblar el cabo.

Archivo de Indias de Sevilla. Leg.1º, papeles del Maluco [Molucas], de 1519 a 1547

De la colección de los “Viajes y Descubrimientos” de Martín Fernández de Navarrete

Es ordinario ver que las buenas intenciones cuando sin moderación se practican empujan a los hombres a realizar actos censurables. En este debate de guerras civiles por el cual la Francia se ve al presente trastornada, el partido mayor y más sano es sin duda el que defiende la religión y gobierno antiguos de nuestro país. Sin embargo, entre los hombres de bien que sostienen la buena causa (pues no hablo de los que con ella se sirven de pretexto para ejercer sus venganzas personales, o para saciar su avaricia, o para buscar la protección de los príncipes, sino de aquellos a quienes mueve sólo el celo por la religión y la santa afección por el mantenimiento del sosiego de su patria), entre los primeros, digo, se ven muchos a quienes la pasión arrastra fuera de los límites de la razón y los hace a veces tomar determinaciones injustas, violentas y hasta temerarias.

Montaigne, Essais, Capítulo XIX “De la libertad de conciencia”

Los grandes granjeros, los ganaderos, los carniceros ricos, los hombres de leyes, los mercaderes, los caballeros, los knights, los señores y qué sé yo quiénes; hombres que no tienen nombre porque practican todo aquello que reporte algún lucro. Hombres sin conciencia. Hombres totalmente desprovistos de temor de Dios. ¡Hombres, sí, que viven como si no hubiera Dios alguno! Que quisieran acapararlo todo, no dejar nada para los demás, estar solos sobre la tierra; que no pueden estar nunca satisfechos. Cormoranes, gaviotas voraces: ¡ésos que estarían dispuestos a decorar hombres, mujeres y niños, ésos son la causa de las sediciones! ¡Nos arrebatan nuestras casas, nos quitan nuestros campos de las manos, nos suben las rentas, nos imponen pesados (más aún, irrazonables) tributos, nos cierran nuestras tierras comunales! No hay costumbre, ley ni estatuto que les impida oprimirnos de tal suerte, que ya no sabemos qué hacer para vivir.

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Robert Crowley, 1550

Los censos son la peste y perdición de España. Y es que el mercader por el dulzor del seguro provechoso de los censos deja sus tratos, el oficial desprecia su oficio, el labrador deja su labranza, el pastor su ganado, el noble vende sus tierras, por trocar ciento que le valían por quinientos del juro... Con los censos casas muy floridas se han perdido, y otras de gente baja se han levantado de sus oficios, tratados y labranzas a la ociosidad, y ha venido el reino a dar en una república ociosa y viciosa.

A la parte de los ricos se ha acogido la mayor parte de la mediana, por los censos, por las dotes, y por los mayorazgos, que quitando de los ricos y de los medianos han hecho un cierto estado, y género de gente de por sí, que sin ser de los ricos, ni de los pobres, ni medianos, han puesto la república en el desconcierto que la vemos.

Martín González de Cellorigo, Memorial

Vi a un ángel cabe mí hacia el lado izquierdo en forma corporal... No era grande, sino pequeño, hermoso mucho, el rostro tan encendido que parecía de los ángeles muy subidos, que parece todos se abrasan... Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces y que me llegaba a las entrañas: al sacarle me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. Era tan grande el dolor que me hacía dar aquellos quejidos, y tan excesiva la suavidad que me pone este grandísimo dolor que no hay desear que se quite, ni se contenta el alma con menos que Dios. No es dolor corporal, sino espiritual, aunque no deja de participar el cuerpo algo, y aun harto. Es un requiebro tan suave que pasa entre el alma y Dios, que suplico yo a su bondad lo dé a gustar a quien pensare que miento... Los días que duraba esto andaba como embobada, no quisiera ver ni hablar, sino abrasarme con mi pena, que para mí era mayor gloria, que cuantas hayan tomado lo criado.

Vida de Teresa de Jesús, cap. XXIX

Ahora no hay quien no pretenda su interés y quien no cuide más de proveer su casa que la república. Así vemos que las haciendas particulares, esas van adelante, y crecen: las de la ciudad y consejo disminuyen: son mal proveídas y peor regidas, si no son ya ventas. Así dice Aristóteles, que es inevitable el deleite que el hombre recibe de ocuparse en sus negocios propios. No se puede fácilmente explicar cuánto hace el caso, para hacer una cosa con alegría considerar el hombre que es suya. Al contrario es gran tibieza la con que trata negocios comunes. De modo que perdida aquella primera caridad fue necesario que cada uno tuviese alguna parte en las temporalidades, en raíces o en muebles: para que ya no el amor universal, a lo menos el particular interés le moviese a conservarlo. De manera que creciese todos los bienes repartidos y divididos, que no pudieran dejar de venir a muy menos, si en montón (supuesto el pecado) se quedaren.

Hesíodo, autor antiquísimo, y Plutarco afirman que en aquellos tiempos ningún género de vida que el hombre siguiese, ni ejercicio ninguno en que se ocupase, ni trato ni oficio en que se ejercitase, era tan estimado y tenido entre las gentes como la mercancía, por la gran comodidad y provecho que causa, así en los tratantes como en todo el cuerpo de la república. Lo primero, esta arte provee las ciudades y reinos de infinita variedad de cosas que ellos en sí no tienen, trayéndolas de fuera, tales que no sirven sólo de regalo, sino muchas veces necesarias para la misma conservación de la vida. Lo segundo, hay gran abundancia de toda suerte de ropa, así de la propia de la tierra como de la extranjera, que es gran bien.

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Tomás de Mercado, Summa de tratos y contratos de mercaderes, 1569

Muchos de toda edad, sexo y calidad se corrompen y, con representaciones vanas y enmascaradas, aprenden vicios verdaderos..., ¿qué otra cosa contiene el teatro y qué otra cosa allí se refiere sino caídas de doncellas, amores de rameras, artes de rufianes y alcahuetas, engaños de criados y criadas, todo declarado con versos numerosos y elegantes y de hermosas y claras sentencias esmaltado, por donde más tenazmente a la memoria se pega, la ignorancia de las cuales es mucho más provechosa?..., con las cuales imitan y ponen delante de los ojos las mujeres deshonestas sus meneos y melindres. ¿De qué otra cosa sirven sino de encender la lujuria a los hombres, los cuales por sí mismos ya son harto inclinados a los vicios? ¿Por ventura podríase inventar mayor corrupción de costumbres ni perversidad que ésta?

Juan de Mariana, Tratado de los juegos públicos

Soliman Segundo, dezimoquarto Monarca de los turcos, se ciñó la zimitarra (función en Turquía semejante à la coronación de los reyes christianos) en el mismo año que Carlos Quinto Emperador se coronó en Aquisgrán, exaltando Dios à tan grande, y afortunado Monarca Christiano, para que hiziesse oposición animosa à tan formidable Barbaro...

Soliman deseoso de la gloria, à medida de los progressos, ambicioso de elevarla, mas que sus Antecesores, descubrió el resplandor de las luzes de su garvoso espiritu, fortaleza en el aliento, como madura autoridad en los accidentes, señales fixas de averse hecho comprehender superior à sus mayores... No le falto a Soliman mas que la religion Catolica, para ser uno de los mejores monarcas del mundo, pues hizo publicar un decreto que mencionava, que en caso que alguno antecedentemente se hallase defraudado en la hazienda, queria suplir el agravio con lo mas pronto de sus tesoros, añadiendo a estos respectos la grande observación de su Ley, en que sobresalia su cuydado mas que en todos los Monarcas Antecesores. Diò principio à la fabrica de la Mezquita, atribuyendo los turcos esta demonstracion à grande prosperidad, con la cual se fueron continuando sus designios. De este Principe (que epilogò en si mismo todas las virtudes de sus Antecesores) mencionaremos con particularidad los sucessos (...) Selin, como diximos, dilatò los confines del Asia, siguiendo Soliman otro parecer, se aplicò a estender los de Europa, governándose por los consejos de Pirri Baxa, su Ayo, persona cuerda, madura y experimentada.

J. Sagredo Veneciano, Memorias históricas de los monarcas othomanos

Traducido por F. de Olivares Murillo, Madrid, 1684

Entre todas las cartas que de mi tiene V.S. recibidas le haré asaber de3 todas las cosas importantes que han acaescido en Constantinopla. Y digo que poco despues que se hizieron muchas fiestas y alegrias por todas las tierras, reynos y señorios puestos debaxo del imperio Ottomano acontescio que Selim Sultan emperador de los turcos, vino a morir y no se sabe como su muerte fue assi. Dizese que su propio hijo llamado Armorad le huviesse entoxicado. Como quiera que fue occulta y escondida su muerte que de ella nada se supo por espacio de quatro dias, y mas tardara sino por ell Aga o general de Genissaros, el qual es obligado de tres en tres días a lo menos de ver su emperador (...). y en este entremedio Armorad hizo morir sus dos ermanos, y despues desto fue puesto el dicho Armorad en el lugar acostumbrado en donde los Genissaros suelen aceptar su emperador. Este fue el 1574 a 17 de Deziembre quando Armorad passo tres vezes con la cabeça baxa por medio de todos los Genissaros, puestos todos por hileras adornado de sus armas, y entonados con diversos trages (...) el Sultan ha desechado el Serralle de las mugeres (...).

Aqui en Constantinopla hay grande carestía, y aun grande mortaldad, que caen por las calles como las peras maduras, si Dios quissiesse que los christianos fuessen advertidos que no les

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sobreviniesse larmada en alguna parte improvisamente que no podria sino hacer muy gran daño.

Carta llegada a Pavía el 26 de abril de 1575

En la aldea donde estoy residen todavía algunos ancianos, que han notado que tres cosas se han alterado prodigiosamente en Inglaterra desde que ellos recuerdan; y otras tres están siendo aumentadas. Una es la multitud de chimeneas que últimamente se alzan (...); la segunda es el grande (aunque no general) mejoramiento de las viviendas (...); la tercera (...) es el cambio del menaje, como de platos de madera a otros de peltre, y de cucharas de madera a otras de plata o estaño. Y lo mismo que alaban éstas, así también hablan de tres cosas que han llegado a serles muy gravosas, a saber, el aumento de las rentas (...); la diaria opresión de los copyholders1 (...); la usura, oficio que trajeron los judíos y que ahora practican tranquilamente casi todos los cristianos, y tan corriente, que se tiene por tonto al que presta su dinero gratis.

William Harrison, Description of England, 1577

El Rey

Mi correg(id)or de las quatro Villas de la costa de la mar Por convenir asi a mi serv(ici)o e Resuelto que se Embarguen Todos los navios de Estrangeros de qualquier naçion q(ue) sea que hubiere en los puertos d[e] estos mis reynos encargo os y mando q(ue) Usando en esto del cuydado y diligençia que acostumbrays arresteys y Embargues En Reçiviendo esta Todos los navios que hubiere En los puertos y otras partes de V(uest)ra Juridiçion y los que mas Vinieren asta tener orden En Contrario y aseguraros eys d[e] ellos de manera que no puedan Hazer Tiro y avisarme eys Con Correo Expresso los q(ue) Embargaredes declarando la naçion el porte y Calidad de Cada Uno y en la orden q(ue) Vienen de gente artill(eri)a armas bastimentos y moniçiones xarçia y otros Pertrechos y de lo que mas os pareçiere q(ue) Convenga estar advertido y de quanta mas diligençia en esto Usaredes Tanto mas sere servido de Vos

De Toledo A XIIII de Julio de 1596 a(ñ)os

Yo El Rey [Felipe II de España]

Por man(da)do del Rey n(uest)ro señor Andres de prada

El Rey

Diego de Orellana de Chaves mi Corregidor de las quatro Villas de la costa de la Mar bien ha sido avisar la llegada de las Galeras de Carlos de Amezo la como lo haceis en v(uest)ra Carta de los cinco d[e] este y los forzados que ay teneis entregareis en las dichas Galeras ya aveis rescivido la Comission que os he mandado embiar para conoscer de las prohibiciones de Mercaderias de Inglaterra y Islas de Olanda y Zelanda y para las cosas tocantes a la guerra en esse corregimiento con la gente d[e] el

1 Copyhold: en Inglaterra, forma de tenencia de tierra feudal, sujeta a voluntad del señor y de la costumbre del lugar. El derecho del campesino a sus tierras venía dado por su inscripción en un registro que conservaba el señor.

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De [vaje al] madrid A XXV de Hebrero De 1596

Yo El Rey [Felipe II de España]

Por man(da)do del Rey n(uest)ro señor

Andres de Prada

Entre nosotros y los españoles hay los siguientes puntos en disputa: ¿Puede el mar, vasto y sin límites, ser propiedad de un solo reino, que ni siquiera es el mayor?¿Tiene alguna nación el derecho de evitar que otras naciones hagan un intercambio de ventas si así lo desean, o de que trafiquen entre sí, o de que se comuniquen, porque en el fondo no es otra cosa?¿Puede ceder alguna nación lo que nunca poseyó, o descubrir lo que ya pertenecía a otros?¿Es que una injusticia manifiesta crea algún derecho específico sólo porque venga de antiguo? (...) la libertad de comercio se basa en un primitivo derecho de las naciones, que tiene una causa natural y permanente; de forma que ese derecho no puede ser destruido, o no debe ser destruido, sin el consentimiento de todas las naciones.

Hugo Grocio, Mare Liberum

Por todas partes donde aparece esta esclavitud bárbara y egipcia, por así decirlo, vemos gente pobre, y en consecuencia no hay hidalgos ricos, antes bien tierras empobrecidas; mientras que, por el contrario, allí donde los campesinos labran sus propios campos la gente es rica y capaz de pagar sus impuestos. [...] En nuestro territorio no existía la servidumbre hace 50 o 100 años, ni se conocía aún antes de eso, pero últimamente ha sido introducida en gran escala y de rondón, con la ayuda de las autoridades. [...] A fin de sancionar esto se tomaron algunas medidas para que algunos juristas elaborasen normas legales en virtud de las cuales un campesino no puede poner pleito a su terrateniente sin un permiso especial, ni hacer denuncia alguna contra él, mucho menos entablar un proceso criminal; no puede dejar su propiedad en herencia; no puede contraer matrimonio sin permiso del señor; no puede enviar a sus hijos a que aprendan un oficio en las villas sin permiso. Ni darles una dote ni casarlos, ni dejarles una herencia. [...] Sino que tiene que seguir al señor como un vasallo suyo, prestarle ayuda y apoyo frente a sus enemigos, contribuir a la dote de su hija, aceptarle como juez incluso en los casos que le atañen... arar, desterronar, sembrar, cosechar y trillar en los campos del señor con toda su capacidad, aun descuidando los suyos; realizar otros servicios, transportar madera y guardar ganado, sin cobrar por ello; alimentarse y alojarse; soportar palizas; prestar su caballo y sus trabajadores; y hacer otros servicios que el señor exija, o a falta de servicios dar dinero, o en vez de dinero grano...

Informe de Balthasar Prütze, concejal de Stralsund (Pomerania), 1614

En nuestras exportaciones no solamente debemos atender a nuestros sobrantes, sino también debemos tomar en consideración las necesidades de nuestros vecinos, por lo que se refiere a los efectos que no quieran recibir o de que no puedan ser provistos de ninguna otra parte; así estaremos en posibilidad (además de dar salida a nuestras materias) de ganar otro tanto por su manufactura, puesto que podemos y también debemos venderlas caras, hasta tanto que el precio alto no ocasione una menor salida en cantidad. Pero el sobrante de nuestras mercancías que los extranjeros usan y que también pueden obtener otras naciones, con pocos inconvenientes, puede reducir su salida por el uso de mercancías de igual clase de otros lugares; en ese caso debemos esforzarnos para vender tan barato como nos sea posible, mejor que perder el mercado de tales efectos (...).

El valor de nuestras exportaciones puede subir mucho, igualmente, cuando las llevemos a cabo nosotros mismos en nuestros propios barcos, porque entonces ganamos, no solamente el precio de nuestros efectos en lo que valen aquí, sino también la ganancia del comerciante,

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los gastos de seguros y del flete del transporte marítimo.

Thomas Mun. England’s Treasure by Forraign Trade, 1621

(...) Tenga V.M. por el negocio más importante de su Monarquía el hacerse rey de España; quiero decir, señor, que no se contente V.M. con ser rey de Portugal, de Aragón, de Valencia, conde de Barcelona, sino que trabaje y piense con consejo maduro y secreto por reducir estos reinos de que se compone España al estilo y leyes de Castilla, sin ninguna diferencia en todo aquello que mira a dividir límites, (...) el poder celebrar cortes de Castilla, Aragón y Portugal en la parte que quisiere, a poder introducir V.M. acá y allá ministros de las naciones promiscuamente y en aquel temperamento que fuese necesario en la autoridad y mano de los consellers, jurados y diputaciones y consejos de las mismas provincias en cuanto fueren perjudiciales para el gobierno e indecentes a la autoridad real, en que se podrían hallar medios proporcionados para todo, que si V.M. lo alcanza será el príncipe más poderoso del mundo (...).

V.M. procure poner la mira en reducir sus reinos al estado más seguro, deseando este poder para el mayor bien y dilatación de la religión católica, conociendo que la división presente de leyes y fueros enflaquece su poder y le estorba el conseguir fin tan justo y glorioso y tan del servicio de Nuestro Señor; (...).

Conde-Duque de Olivares, Gran Memorial, 1624

Nuestro prestigio ha crecido inmensamente. Hemos tenido a toda Europa en contra nuestra, pero no hemos sido derrotados, ni hemos perdido a nuestros aliados, mientras que nuestros enemigos me han pedido la paz. El pasado año de 1.625 hemos tenido a nuestro cargo casi 300.000 hombres de a pie y de a caballo, y en armas a unos 500.000 hombres de las milicias, mientras las fortalezas de España se ponían en estado de defensa. La flota, que al subir yo al trono sólo tenía 7 barcos, se ha elevado en 1625 a 108 barcos de guerra marítima, sin contar los navíos de Flandes, y las tripulaciones están formadas por los marinos más diestros que este reino haya tenido nunca... Este mismo año de 1626 hemos tenido dos ejércitos reales en Flandes y uno en el Palatinado, y todo el poder de Francia, Inglaterra, Venecia, Saboya, Suecia, Dinamarca, Holanda, Brandeburgo, Sajonia y Weimar no ha podido salvar Breda de nuestras victoriosas armas.

Mensaje de Felipe IV al Consejo de Castilla

En muchas noches sin sueño y días de continua meditación, descubrí caminos y arbitrios con ayuda de algunos ministros principales (...) con que pude hacer efectos de que espero se conseguirá un asiento de un millón y medio, pero, no obstante, el Consejo de Estado, con gran fundamento a mi parecer, juzga por inminente el peligro de que los franceses romperán en abriendo el tiempo, y como entonces no habrá tiempo para la oposición, por los pactos y ligas que tienen a un mismo tiempo holandeses y suecos y ellos acometerán los estados de Flandes y al mismo tiempo en Italia harán mover al duque de Roan y grisones, y por otra parte el duque de Saboya, no les detendría esta empresa con la turbación general arriba de dos o tres meses, y así se tiene por necesario el poner en Flandes, demás de los cuatro mil españoles que ahora se desean enviar por mar al primer aviso, otros seis u ocho mil, y también lo más aprisa posible enviar sobre lo enviado a Alemania créditos promptos de un millón, que es lo menos con que asegurar la salvación de todo lo que allí se pretende.

También ha parecido preciso poner algún pella gruesa a la vista del de Saboya en el castillo de Milán y enviar a Flandes por lo menos otro medio millón más, y porque España ha menester fortificarse y prevenirse, será preciso otro pedazo grueso, y últimamente un millón entero hacia las fronteras, para que si el rey de Francia se arroja a la extremidad sepan los

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mal contentos que tendrán socorros de antemano.

Carta del Conde-Duque de Olivares al presidente del Consejo de Castilla, 30/01/1634

Después de un largo silencio se levantó Cromwell: “Fuerza es hablar hoy día –dijo- o callar para siempre. No se trata nada menos que de salvar una nación ensangrentada y casi moribunda del deplorable estado a que la ha reducido la prolongación de la guerra. Si no la continuamos de una manera más enérgica, más rápida y más eficaz, si sólo peleamos como aventureros que únicamente medran con los combates, el reino se cansará de nosotros y llegará a serle odioso el nombre de Parlamento. ¿Qué dicen nuestros enemigos? Aún más; ¿qué dicen muchos que eran amigos nuestros al abrirse este Parlamento? .... Que los miembros de ambas Cámaras han alcanzado grandes empleos y mandos; que tienen la espada en la mano, porque con su influjo en el Parlamento y su autoridad en el ejército quieren perpetuar su grandeza, ya que estos tales no permitirán que la guerra se acabe por temor de que con ella no se acabe también su poder”.

François Guizot “Historia de la revolución en Inglaterra”

Discurso de Cromwell ante el Parlamento (9/12/1644)

El comienzo de la segunda guerra civil a consecuencia de la huida de Carlos I (noviembre de 1647) volvió a reforzar la unidad del ejército, aglutinando a las tropas en torno a sus jefes, que, por iniciativa de Cromwell, acababan de eliminar a los representantes elegidos por los soldados. El estallido de la nueva conflagración también precipitó el desenlace final en el desafío que enfrentaba, de tiempo atrás, al Parlamento con el ejército, al verse el primero “purgado” por las tropas del coronel Pride, de 140 diputados presbiterianos (diciembre de 1648), e igualmente por la situación personal del monarca, de nuevo en poder de sus adversarios (...). Los demócratas, que habían denunciado al “hombre de sangre”, no pudieron en adelante separar al ejército del camino trazado por Cromwell y su equipo. Tras un débil intento de amotinamiento (mayo de 1649) por parte de algunos soldados demócratas, Cromwell impuso una férrea disciplina, sancionada por el exterminio de los “miserables salvajes” de Drogheda en el transcurso de su expedición punitiva a Irlanda en 1649-1650 (...)

Tomado del historiador Pierre Jeannin, El noroeste y norte de Europa

Una ley de naturaleza (lex naturalis) es un precepto o regla general encontrada por la razón, por la cual se le prohíbe al hombre hacer aquello que sea destructivo para su vida, o que le arrebate los medios de preservar la misma, y omitir aquello con lo que cree puede mejor preservarla, pues aunque los que hablan de este tema confunden a menudo ius y lex, derecho y ley, éstos debieran, sin embargo, distinguirse, porque el derecho consiste en la libertad de hacer o no hacer, mientras que la ley determina y ata a uno de los dos, con lo que la ley y el derecho difieren tanto como la obligación y la libertad, que en una y la misma materia son incompatibles.

Las leyes de naturaleza son inmutables y eternas, pues la injusticia, la ingratitud, la arrogancia, el orgullo, la iniquidad, el favoritismo de personas y demás no pueden nunca hacerse legítimos, porque no puede ser que la guerra preserve la vida y la paz la destruya.

Y es por consiguiente un precepto, por regla general de la razón, que todo hombre debiera esforzarse por la paz, en la medida en que espere obtenerla, y que cuando no pueda obtenerla, pueda entonces buscar y usar toda la ayuda y las ventajas de la guerra, de cuya regla la primera rama contiene la primera y fundamental ley de naturaleza, que es buscar la paz, y seguirla, la segunda, la suma del derecho natural, que es defendernos por todos los

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medios que podamos.

Hobbes, Leviathán

Tres cosas han arruinado a la nobleza: la facilidad para encontrar dinero, el lujo y la guerra. En la paz se consume a fuerza de lujos; en la guerra, como no tiene dinero en reserva, el caballero más acomodado sólo puede ir hipotecando su campo y su molino. Tan cierto es esto, que se puede probar que desde 1492, cuando el dinero se hizo más abundante, los de las ciudades han adquirido más de 6 millones de livres de oro en rentas de las tierras nobiliarias propiedad de caballeros que prestaban servicio en la guerra, de conformidad con la naturaleza y calidad de sus feudos... Los de las ciudades prestan dinero [y de resultas de ello] todos los propietarios se ven desalojados del campo.

Memoria de un noble normando, hacia 1656

Resulta, pues, evidente que la monarquía absoluta, a la que ciertas personas consideran como el único gobierno del mundo, es en realidad incompatible con la sociedad civil, y por ello, no puede ni siquiera considerarse como una forma de poder civil. La finalidad de la sociedad civil es evitar remediar los inconvenientes del estado de naturaleza, que se producen forzosamente cuando cada hombre es juez de su propio caso, estableciendo para ello una autoridad conocida a la que todo miembro de dicha sociedad pueda recurrir cuando sufre algún atropello, o siempre que se produzca alguna disputa, y a la que todos tengan obligación de obedecer. Allí donde existen personas que no dispongan de esa autoridad a quien recurrir para que decida en el acto las diferencias que surgen entre ellas, esas personas siguen viviendo en estado de naturaleza. Y en esa situación se encuentran, frente a frente, el rey absoluto y todos aquellos que están sometidos a su régimen.

John Locke, Dos tratados del gobierno civil

Todo poder, toda autoridad, residen en la mano del Rey y no puede haber en el reino otros que los que él establece... Todo lo que se encuentra en la extensión de nuestros estados, de cualquier naturaleza que sea, nos pertenece... La voluntad de Dios es que cualquiera que haya nacido súbdito, obedezca ciegamente... Es preciso ponerse de acuerdo en que, por muy nefasto que pueda ser un príncipe, la rebelión de sus súbditos es siempre criminal... Pero este poder ilimitado sobre los súbditos no debe servir sino para trabajar más eficazmente por su felicidad.

Memorias de Luis XIV de Francia

Habiendo discutido las razones a favor y en contra el Rey está haciendo los esfuerzos para reestablecer el comercio, será bien examinar la condición a que el comercio estaba reducido en detalle cuando Su Majestad tomó al gobierno en sus propias manos [1661].

En cuanto al comercio interior y comercio [francés] entre los puertos:

La fabricación de telas y sargas estameñas y otros textiles de este tipo, el género del papel, mercancías de hierro, sedas, linos, jabones y generalmente todas las otras manufacturas estaban casi enteramente arruinadas.

El Holandés los había inhibido a todos ellos y nos trajo estas mismas manufacturas, mientras deducen de nosotros en cambio los artículos que ellos quieren para su propio consumo y reexportación. Si estas manufacturas fueran bien restablecidas, no sólo habríamos de tener nosotros bastante para nuestras propias necesidades, sino que el Holandés tendría que pagarnos en efectivo por los artículos que ellos desean, y nosotros tendríamos bastante incluso para enviar al extranjero, qué también nos traería ingresos y que, en una palabra, es el único objetivo del comercio y los solos medios de aumentar la grandeza y poder de este

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Estado.

En cuanto al comercio por el mar, si entre los puertos franceses o con los países extranjeros, (...), subsecuentemente en todos los puertos franceses sólo doscientos a trescientos barcos pertenecen a los asuntos del Rey, el Holandés deduce del reino todos los años, según una contabilidad exacta que ha sido hecha, cuatro millones...

Jean-Baptiste Colbert. Memorándum de Comercio, 1664

Hay motivos para temer que el rey de Suecia logre hacer, con ayuda de la nobleza nueva, lo que el rey de Dinamarca hizo con la de los burgueses, que odiaban a la nobleza y por lo tanto se prestaron a su plan de liberarse de la dependencia de los Estados y hacerse absoluto. Otro tanto podría ocurrir en Suecia, donde sería fácil que la nobleza nueva, que aborrece a la antigua, se uniera con el rey para destruir y abolir el poder del Consejo y liberar al monarca de su yugo.

Opiniones del diplomático florentino conde Magalotti (1674)

Entonces Apollyón extendió sus piernas hasta ocupar todo lo ancho del camino, y dijo: —No creas que te temo en esta materia; prepárate para morir, porque te juro por mi infernal caverna que no has de pasar; aquí derramo tu alma. —Y en el acto arrojó con gran furia un dardo encendido a su pecho; pero teniendo un escudo en su mano, Cristiano lo recibió en él, y evitó ese peligro. Cristiano desenvainó después su espada, porque vio que ya era tiempo de acometer, y Apollyón se lanzó sobre él arrojando dardos tan espesos como el granizo, en términos que, a pesar de los esfuerzos de Cristiano, salió herido en su cabeza, manos y pies, lo cual le hizo ceder algún tanto.Apollyón aprovechó esta circunstancia y acometió con nuevos bríos; pero Cristiano, recobrándose, resistió tan denodadamente como pudo. Este combate furioso duró cerca de medio día, hasta que casi se agotaron las fuerzas de Cristiano, porque, a causa de sus heridas, iba estando cada vez más débil. Apollyón no desaprovechó esta ventaja, y ya no condardos, sino cuerpo a cuerpo, le acometió, siendo tan terrible la embestida, que Cristiano perdió la espada.—Ahora ya eres mío —dijo Apollyón, oprimiéndole tan fuertemente al decir esto, que casi le ahogó, en términos que Cristiano ya empezaba a desesperar de su vida; pero quiso Dios que, en el momento de dar el golpe de gracia, Cristiano, con sorprendente ligereza, asió la espada del suelo, y exclamó: —¡No te huelgues de mí, enemigo mío, porque aunque caigo he de levantarme! —y le dio una estocada mortal que le hizo ceder, como quien ha recibido el último golpe. Al verlo, Cristiano cobra nuevos bríos, acomete de nuevo, diciendo: —Antes en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquél que nos amó. Apollyón abrió entonces sus alas de dragón, huyó apresuradamente, y Cristiano no le volvió a ver más por algún tiempo.

John Bunyan, Pilgrim progress

Puede decirse que los holandeses son en cierto modo los amos del comercio sueco, ya que controlan el comercio del cobre. Los obreros de las minas, siempre escasos de dinero (difícil de hallar en Suecia), acuden en su busca a los comerciantes de Ámsterdam, que les adelantan los fondos necesarios. Lo mismo ocurre con el alquitrán y la pez; algunos comerciantes de Ámsterdam le compraron al Rey las fuentes de producción de estos artículos, además de adelantar fuertes sumas, de modo que el resultado de todo esto es que dichos artículos, y otros muchos, están tan baratos en Ámsterdam como en Suecia.

Huet, obispo de Avranches, Memorias (1694)

Considerando haber perdido los Reinos de Aragón y de Valencia, y todos sus habitadores por el rebelión que cometieron, faltando enteramente al juramento de fidelidad que me hicieron co-mo a su legítimo Rey y Señor, todos sus fueros, privilegios, exenciones y libertades que goza-ban y que con tan liberal mano se les habían concedido, así por mí como por los Señores Re-

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yes mis predecesores, particularizándolos en esto de los demás Reinos de esta Corona; y to-cándome el dominio absoluto de los referidos reinos de Aragón y de Valencia, pues a la cir-cunstancia de ser comprendidos en los demás que tan legítimamente poseo en esta Monar-quía, se añade ahora la del justo derecho de la conquista que de ellos han hecho últimamente mis Armas con el motivo de su rebelión; y considerando también, que uno de los principales atributos de la Soberanía es la imposición y derogación de leyes, las cuales con la variedad de los tiempos y mudanza de costumbres podría yo alterar, aun sin los graves y fundados motivos y circunstancias que hoy concurren para ello en lo tocante a los de Aragón y Valencia.

Decretos de Nueva Planta, Felipe V (1707)

Quedé disgustado muy particularmente de la historia moderna, pues habiendo examinado con detenimiento a las personas con mayor nombre (...), descubrí como escritores prostituidos han extraviado al mundo, hasta hacerle atribuir las mayores hazañas de la guerra a los cobardes; sinceridad, a los aduladores; virtud romana, a los traidores a su país; piedad, a los ateos; veracidad, a los espías. Cuántas personas inocentes y meritísimas han sido condenadas a muerte o destierro por secretas influencias de grandes ministros sobre corrompidos jueces y por la maldad de los bandos; cuántos villanos se han visto exaltados a los más altos puestos de confianza, poder, dignidad y provecho; cuán grande es la parte que en los actos y acontecimientos de cortes, consejos y senados puede imputarse a parásitos y bufones. ¡Qué bajo concepto formé de la sabiduría y la integridad humana, cuando estuve realmente enterado de cuáles son los resortes y motivos de las grandes empresas y revoluciones del mundo, y cuáles los despreciables accidentes a que deben su victoria!

Jontahan Swift. Los viajes de Gulliver, 1726

Campomanes, que en su patria ha dejado fama de hombre de talento, culto y valiente, era pequeño, moreno y de una fealdad sin paliativos, pero oyéndole hablar llegaba uno a encontrarle hermoso. (...) Todo cedía a la incisiva ironía de su razonamiento. ¡Cuántos prejuicios ha demolido este Voltaire español con el pico de su pluma! A él debe su país el decreto de expulsión de los jesuitas, puesto que él descubrió al conde de Aranda todas las intrigas de esta pestífera sociedad, mostrándole los hilos de una trama hábilmente urdida, cuya red, tendida de una punta a otra de Europa era una amenaza constante para todos los países. Campomanes pasaba por ser el autor de todos los panfletos anónimos que, dirigidos contra los jesuitas, inundaban las cortes de Europa por aquella época. (...). La inquisición había jurado perderle... En efecto, cuatro años más tarde, encerrado en las prisiones de la Inquisición, no salió hasta que no se retractó. Olavide, su amigo y comensal nuestro, acabó peor: todos sus bienes fueron confiscados y murió en el exilio. Y el conde de Aranda, protector de estos dos hombres, pudo escapar a los furores frailunos gracias al que el rey, para sustraerle a la venganza de sus enemigos, le nombró embajador en París. Carlos III, que murió loco, hizo prodigios tratándose de un rey español y de un hombre de carácter débil, fantástico y beato.

Giacomo Casanova, Memorias

(Refiriéndose a los “gobiernos humanos”) Debido a la homogeneidad de su naturaleza inteligente, que es propia de la naturaleza humana, las leyes tratan igualmente a todos porque nacieron libres en sus ciudades; o son populares, cuando todos (o la mayoría) constituyen las fuerzas de las ciudades, señores de la libertad popular, o monárquicos, en los cuales los monarcas tratan a todos los súbditos igualmente con sus leyes y, siendo los únicos a tener en sus manos la fuerza de las armas, solamente ellos ocupan una posición política especial.

Giambattista Vico, Ciencia nueva, 1744

Proponer que Vuestra Majestad tenga iguales fuerzas de tierra que la Francia y de mar que la

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Inglaterra, sería delito, porque ni la población de España lo permite ni el Erario puede suplir tan formidables gastos; pero proponer que no se aumente el ejército y que no se haga una marina decente sería querer que España continuase subordinada a la Francia por tierra y a la Inglaterra por mar. Consta el ejército de Vuestra Majestad de 133 batallones (sin ocho de marina) y 68 escuadrones: vista la distribución por plazas y guarniciones resulta que sólo vienen a quedar para campaña 57 batallones y 49 escuadrones. Francia tiene 377 batallones y 255 escuadrones, por lo que se halla con 244 batallones y 167 escuadrones más que Vuestra Majestad y a principios de 1728 llegaba su ejército a 435.000 infantes y 56.000 caballos. La Armada naval de Vuestra Majestad sólo tiene presentemente 18 navíos y 15 embarcaciones menores; Inglaterra tiene 100 navíos de línea y 188 embarcaciones menores. Yo estoy en el firme concepto de que no se podrá valer Vuestra Majestad de la Francia si no tiene 100 batallones y 100 escuadrones libres para poner en campaña, ni de la Inglaterra si no tiene 60 navíos de línea y 65 fragatas y embarcaciones menores.

Por antipatía y por interés serán siempre los franceses e ingleses enemigos entre sí, porque unos y otros aspiran al comercio universal, y el de España con América es el que más les interesa.

Teniendo vuestra Majestad 60 navíos de línea y 65 fragatas, como propongo, y 100 batallones y 100 escuadrones, que propongo también, la Francia galanteará a nuestro gobierno para que juntos ataquemos a la Inglaterra, y la Inglaterra nos ofrecerá su alianza para atacar a la Francia, y de esta manera Francia y la Inglaterra perderán su dominio en tierra y mar y se convertirá Vuestra Majestad en el árbitro de la paz y de la guerra.

Marqués de Ensenada, Informe al Rey, c. 1751

La política es la ciencia de siempre usar los medios más convenientes de acuerdo con los propios intereses de uno. Para actuar en la conformidad con los intereses de uno, uno debe saber lo que estos intereses son, y para ganar este conocimiento, uno debe estudiar su historia y aplicación... Uno debe intentar, sobre todo, para conocer el genio especial del pueblo al cual quiere gobernar para saber si uno debe tratarlos indulgente o severamente, si ellos se inclinan a sublevarse... a intrigar...

[La nobleza Prusiana] ha sacrificado su vida y bienes en el servicio del estado; su lealtad y mérito le han ganado la protección de todos sus gobernantes, y es uno de los deberes [del gobernante] ayudar a esas familias nobles que se han empobrecido para guardarlos en la posesión de sus tierras; porque ellos son considerados como los pedestales y los pilares del estado. En tal estado ni facciones o necesidad de rebeliones se teman... eso es una meta de la política de este estado para conservar la nobleza.

Un gobierno bien dirigido debe tener también un concepto subyacente integrado que pudiera asemejarse a un sistema de filosofía. Deben razonarse bien todas las acciones tomadas, en todo lo financiero, político y militar, deben fluir hacia una meta, que es el fortaleciendo del estado y fortalecimiento de su poder. Sin embargo, tal sistema debe fluir pero de un solo cerebro, y este debe ser el del soberano.

Federico II de Prusia. El Testamento político, 1752

El mal existe sobre la tierra, y es burlarse de mí decir que mil infortunados componen la felicidad. Sí, existe el mal, y pocos hombres querrían recomenzar su recorrido, quizá uno sobre cien mil. Y cuando se me dice que esto no podía ser de otra manera, se ultraja a la razón y a mis dolores. (...). El optimismo es desesperante. Es una filosofía cruel bajo un nombre consolador. ¡Helo aquí! Si todo está bien cuando todo está en el sufrimiento, podemos entonces pasar por mil mundos, donde se sufrirá, y donde todo estaré bien. Se irá de

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desgracia en desgracia, para estar mejor. Si todo está bien, ¿cómo pueden admitir los leibnicianos algo mejor? Ese mejor, ¿no es una prueba de que todo no está bien? ¿Quién sabe si Leibniz no esperaba eso mejor? Entre nosotros, mi querido Señor, Leibniz y Shaftesbury, Bolingbroke y Pope, sólo soñaron tener inteligencia. Por lo que a mí respecta, sufro y lo digo; y os digo con la misma sinceridad que tengo muchas ganas de ir a Berna para agradeceros vuestras amabilidades y las del Señor de Freudenreich. Conocéis todas las novedades: todo está bien en Francia, la Señora de Pompadour se ha hecho beata, y ha tomado a un jesuita como confesor.

Carta de Voltaire a D. Elias Bertrand

Monrion, 18 de febrero de 1756

III. Que el gobierno y la nación no pierdan jamás de vista que la tierra es la única fuente de riqueza y que es la agricultura quien la multiplica. Porque el aumento de la riqueza asegura el de la población; los hombres y la riqueza hacen prosperar la agricultura, atendiendo al comercio, animando la industria, aumentando y perpetuando la riqueza [...].

IV. Que la propiedad de los bienes raíces y la riqueza inmobiliaria sean asegurados a aquellos que son sus legítimos poseedores; porque la seguridad de la propiedad es el fundamento esencial del orden económico de la sociedad. Sin la certeza de la propiedad, la tierra se quedaría inculta. No habría ni propietarios ni granjeros que hicieran los gastos necesarios para ponerla en valor y cultivarla, si su conservación y la de sus productos no estuviese asegurada a los que hacen un adelanto de sus gastos. Es la seguridad de la posesión permanente lo que motiva el trabajo y el empleo de la riqueza a la mejora y cultivo de la tierra y a la demanda de comercio e industria [...].

V. Que el impuesto no sea destructivo ni desproporcionado a la masa de rentas de la nación; que su aumento siga el aumento de la renta; que se establezca inmediatamente sobre el producto neto de los bienes raíces y no sobre el salario de los hombres, ni sobre las mercancías, en las que multiplica los costes de percepción, perjudicando el comercio y destruyendo anualmente una parte de la riqueza de la nación [...].

Françoise Quesnay, Máximes générales du gouvernement économique d’un Royaume Agri-cole, 1758

(Nadie) se propone, por lo general, promover el interés público, ni sabe hasta qué punto lo promueve. Cuando prefiere la actividad económica de su país a la extranjera, únicamente este como en otros muchos casos, es conducido por una mano invisible a promover un fin que no entraba en sus intenciones. Mas no implica mal alguno para la sociedad que tal fin no entre a formar parte de sus propósitos, pues al perseguir su propio interés, promueve el de la sociedad de una manera más efectiva que si esto entrara en sus designios.

Adam Smith, La Riqueza de las Naciones, 1776

Pero para esta Ilustración no se requiere más que libertad; y, por cierto, la más inofensiva entre todo lo que puede denominarse libertad, que es, concretamente, hacer en toda ocasión uso público de su razón. Pero entonces oigo gritar desde todas partes: ¡No razonéis! El oficial del ejército dice: “¡No razonéis, sino haced la instrucción! El consejero de Finanzas: ¡No razonéis, sino pagad! El sacerdote: ¡No razonéis, sino creed! (Sólo un único señor en el mundo dice: ¡Razonad cuanto queráis y sobre lo que queráis; pero obedeced!)”. Aquí hay por todas partes restricciones de la libertad.

Inmanuel Kant, Contestación a la pregunta ¿Qué es la Ilustración?