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DOCUMENTO DE TRABAJO Instituto de Economía TESIS de MAGÍSTER INSTITUTO DE ECONOMÍA www.economia.puc.cl ¿Qué Rol Juega la Calidad en el Comercio Internacional de Bienes? Una Nueva Propuesta para su Medición José Miguel Ossa. 2005

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D O C U M E N T O D E T R A B A J O

Instituto de EconomíaTESIS d

e MA

GÍSTER

I N S T I T U T O D E E C O N O M Í A

w w w . e c o n o m i a . p u c . c l

¿Qué Rol Juega la Calidad en el Comercio Internacional de Bienes?Una Nueva Propuesta para su Medición

José Miguel Ossa.

2005

¿Qué Rol Juega la Calidad en el Comercio Internacional de Bienes?

Una Nueva Propuesta para su Medición.

José Miguel Ossa Guzmán1.

Diciembre de 2005.

Resumen Ejecutivo.

Una cantidad de estudios cada vez mayor sugiere que la variación en la calidad de los

productos entre países es un importante determinante de los patrones de comercio

internacional y desarrollo económico. Fallas en determinar estas variaciones de calidad

pueden resultar en conclusiones erróneas sobre la utilidad de los distintos modelos de

comercio y la efectividad de sus recomendaciones. El mayor aporte de este trabajo

consiste en proponer una nueva medida de calidad, nunca antes desarrollada y más

consistente teóricamente en comparación con el enfoque tradicional de utilizar el valor

unitario como proxy de calidad. Además, se cuenta con un set de datos

considerablemente más rico, tanto por el mayor nivel de desagregación de los productos

como por el número de países que lo componen. Se concluye que la calidad actúa

desplazando la demanda por aquellos productos de mayor calidad, y que ésta debe ser

medida no sólo considerando los precios sino también las cantidades en que los

productos son consumidos. Se encontró evidencia que sugiere que los países más

desarrollados, más grandes o más cerrados tienen ventajas comparativas en la

producción de bienes de mayor calidad.

1 Alumno Programa de Magíster en Economía, PUC. Se agradecen los comentarios, sugerencias y colaboración de los profesores integrantes de la Comisión, especialmente de Sebastián Claro frente a quien pasé más de una vergüenza, además de los de Bernardo Quiroga, Ricardo Guzmán, Jaime Besa, Felipe Varas, Francisco Simian y Gabriel Infante. Quiero agradecer por sobre todos a Javiera Verdugo por su tremenda paciencia. Todos los errores son de mi exclusiva responsabilidad. Comentarios y sugerencias al correo electrónico [email protected].

2

I. Introducción.

El registro del comercio internacional de bienes se realiza a través de distintos sistemas

de clasificación según sus características. Entre estos sistemas encontramos SITC2,

ISIC3, TSUSA4, HS5 y otros. Todos ellos se caracterizan por asignar a los distintos

bienes comerciados un código que los distingue. Mientras más dígitos tenga este

código, más precisa es la descripción del bien en cuestión. Por ejemplo, el capítulo 64

(2 dígitos) del sistema armonizado (HS, por sus siglas en inglés) corresponde a

“Calzado, polainas y artículos análogos; partes de estos artículos”, pero si exploramos

podemos desagregarlo a 6 dígitos y acotar en forma más precisa uno de los productos,

por ejemplo la partida 640359 “Calzado asegurado al pie por correas o cintas (calzado

abierto)” y aún más, a 8 dígitos, la subpartida 6403.5912 “Calzado asegurado al pie por

correas o cintas (calzado abierto) para hombres, con plantilla de longitud superior o

igual a 24 cms.”.

Al analizar las importaciones chilenas, nos encontramos con que para la mayoría de los

productos definidos a 8 dígitos existen variados países de origen, los que suministran

sus productos a distintos precios y en distintas cantidades. La primera pregunta que

surge es ¿Por qué dentro de una misma categoría hay países de los que importamos

tanto y de otros tan poco si muchas veces los precios son similares? Incluso, no es raro

que nos encontremos con que importamos más de aquellos productos que no son

necesariamente los más baratos en su categoría, lo que contradice la usual relación

negativa entre precio y cantidad consumida según propone un sistema de demanda

simple. El hecho de estar considerando los precios CIF6 de los productos nos permite

obviar algunas explicaciones a este fenómeno, tales como que existan países con

menores costos de exportación o más cercanos a Chile. La respuesta que surge de forma

inmediata es que no se trata de productos homogéneos, a pesar de pertenecer a una

misma categoría a 8 dígitos, y que por alguna razón los consumidores están dispuestos a

pagar más por unos que por otros. A esta mayor disposición a pagar la llamaremos

2 Standard International Trade Classification 3 International Standard Industry Classification 4 Tariff Schedule of the United Status annotated clasiffication 5 Harmonized Tariff System 6 El término CIF significa costo más seguro, más flete. Es decir, representa el precio de las importaciones puestas en Chile. Por contraste, el término FOB significa Franco a Bordo y representa el precio de las importaciones pero puestas en el puerto del exportador.

3

calidad, definida como cualquier atributo tangible o intangible –como durabilidad o

marca- que incrementa la valoración que el consumidor hace de ese producto. Por

ejemplo, si las camisas italianas son más caras que las chinas, tal vez sea porque las

primeras están más a la moda que las últimas. La explicación de esto es que los

consumidores no sólo valoran la cantidad consumida sino también la calidad implícita

en cada uno de estos productos. Esta mayor disposición a pagar (calidad) seguramente

variará según el país de origen del producto, pero no esperaríamos que la influencia de

éste origen fuese constante entre los distintos productos y categorías. Es decir, a priori

no establecemos la restricción de que si un país ofrece un producto de mayor calidad en

alguna categoría, entonces lo hará en todas las categorías. En términos simples, la forma

en que se organizan y definen las categorías permite la existencia simultánea de bienes

de distinta calidad dentro de una misma categoría (camisas italianas versus chinas). Lo

interesante es que, sin desmedro de lo anterior, el consumidor sí es capaz de diferenciar

los bienes según la calidad que le asigna y por lo tanto, como mostraremos más

adelante, la calidad es un componente tan importante como el precio en los patrones de

comercio.

El hecho de que existan distintas calidades para productos importados dentro de una

misma categoría implica la existencia de productos diferenciados dentro de esa

categoría. Esta realidad puede interpretarse como una vía de escape para aquellos

productores de países desarrollados y en desarrollo que se ven bombardeados por bienes

provenientes de países que ofertan productos a muy bajo costo. Si pensáramos en el

comercio internacional como un intercambio de bienes homogéneos concluiríamos que

en muchos países ciertas industrias se encontrarían próximas a desaparecer ante la

llegada de gigantes de bajo costo, tales como China e India. Sin embargo, al tomar en

cuenta la diferenciación existente en los productos podemos encontrarnos con que los

países más (menos) desarrollados tal vez tengan ventajas comparativas en la elaboración

de bienes con determinadas características y contenidos de calidad, lo que les permite

reducir la competencia directa de otros proveedores. Para citar un ejemplo, Schott

(2001) encuentra que los países ricos responden a la competencia de los pobres

diferenciándose hacia bienes de mayor calidad en vez de compitiendo por precio. Fallas

en determinar estas variaciones de calidad pueden resultar en conclusiones erróneas

sobre la utilidad de los distintos modelos de comercio y la efectividad de sus

recomendaciones.

4

Por esta razón, resulta clave obtener una medida de calidad adecuada y estudiar cuáles

son los determinantes y los patrones que sigue esta calidad implícita en los productos.

El mayor aporte de este trabajo consiste en proponer una nueva medida de calidad,

nunca antes desarrollada y más consistente teóricamente en comparación con el enfoque

tradicional de utilizar el valor unitario como proxy de calidad. Además se cuenta con un

set de datos considerablemente más rico, tanto por el mayor nivel de desagregación de

los productos como por el número de países que lo componen. Luego de obtener las

distintas calidades nos enfocamos en determinar si la ésta se asocia con países más

desarrollados, más grandes o más abiertos.

Se concluye que la calidad actúa desplazando la demanda por aquellos productos de

mayor calidad, pero que ésta debe ser medida no sólo considerando los precios sino

también las cantidades en que los productos son consumidos. Se encontró evidencia que

sugiere que los países más grandes, más cerrados o, especialmente, los más

desarrollados tienen ventajas comparativas en la producción de bienes de mayor

calidad.

El trabajo se desarrolla de la siguiente forma: en la sección II se hace una revisión de la

literatura, en la sección III se describe el set de datos que se utilizará, en la sección IV

se detalla la metodología a usar, en la sección V se presentan los resultados y en la

sección VI se reportan las conclusiones más importantes.

II. Revisión de la Literatura.

La noción de la presencia de bienes diferenciados en el comercio internacional, ya sea

por calidad o variedad, tiene una larga trayectoria. Krugman (1979) es frecuentemente

considerado como el trabajo seminal de lo que se llama la “nueva teoría del comercio”.

En éste se plantea por primera vez un análisis formal de lo que antes simplemente se

encontraba en el aire: la existencia de un comercio de productos diferenciados,

competencia imperfecta y economías de escala. Concluye que los países exportarán

aquellos productos para los que tienen además un mercado doméstico, es decir, una

demanda interna, y que las implicancias para los patrones de comercio son similares a

5

las encontradas por Linder (1961), quien argumenta que los países más ricos gastan una

mayor proporción de su ingreso en bienes de alta calidad y que los países tienden a

comerciar más con países con ingreso per cápita similar. Trabajos teóricos más recientes

que estos han desarrollado modelos de equilibrio general para formalizar el rol de la

calidad como determinante de los patrones de comercio (Falvey y Kierzkowski (1987),

Flam y Helpman (1987), Stokey (1991), Murphy y Shleifer (1997)). Estos modelos

concuerdan con Linder en dos aspectos claves. Primero, los países más ricos tienen

ventajas comparativas en la producción de bienes de alta calidad (ya sea por diferencias

en productividad o por diferencias en la dotación de factores). Segundo, los países ricos

consumen bienes de alta calidad en mayor proporción que los países pobres.

Una cantidad de estudios cada vez mayor sugiere que la variación en la calidad de los

productos es un importante determinante de los patrones de comercio internacional y

desarrollo económico. Estudios recientes proponen que la calidad de las exportaciones

es uno de los determinantes de la dirección del comercio (Hallak (2005)), del premio a

la habilidad en los países en desarrollo (Verhoogen (2004)) y del éxito exportador entre

las firmas (Brooks (2003), Verhoogen (2004)). Trabajos recientes en la teoría del

crecimiento resaltan el rol que la especialización puede tener en inhibir la convergencia

del PIB per cápita en una economía mundial abierta (e.g. Ventura (1997), Acemoglu y

Ventura (2002), Cunat y Maffezzoli (2002)). Una implicancia de estos estudios es que

los países que se desarrollan tardíamente nunca alcanzarían el nivel de ingreso de

aquellos que lo hicieron tempranamente. Estos resultados son consistentes con el

modelo de Grossman y Helpman (1991), el que obtiene que los países de altos salarios

líderes en calidad con una ventaja comparativa en innovación guiada por su dotación de

factores están continuamente desarrollando nuevas variedades mejoradas para

reemplazar aquellas copiadas por los países seguidores de bajos salarios.

Acorde con lo planteado en la introducción, una vez obtenidas las calidades nos

enfocamos en estudiar cómo se relacionan éstas con variables macroeconómicas de los

países como son PIB per cápita (una medida de desarrollo), PIB (una medida de

tamaño) y su apertura al comercio.

Respecto a la primera de estas variables, PIB per cápita, en general se encuentra que su

relación con la calidad es positiva. Por citar dos estudios que respaldan esta afirmación

6

podemos mencionar a Schott (2001), quien encuentra dos tendencias que justificarían la

idea de comercio guiado por la dotación relativa de factores según el modelo de

Heckscher-Ohlin: (i) los productos importados desde los países más pobres son distintos

a los productos importados desde los países más ricos, es decir, los mix de productos

son distintos; (ii) cuando los países más pobres invaden los mercados de importaciones

que pertenecían a los países ricos, estos últimos ascienden en su mix de productos, en el

sentido de ofrecer bienes con mayores flujos de servicios (calidad) para reducir la

competencia directa de precio. Además, encuentra que al ser positiva la relación entre

valor unitario (definido como el cociente entre el valor de las importaciones de

determinado producto desde un país y las cantidades importadas de ese producto desde

el mismo país) e ingreso per cápita, esto implicaría que los países más ricos se

especializan en bienes de mayor calidad. Por su parte, Hummels y Klenow (2004)

obtienen que los países más ricos exportan más unidades a precios más altos

(controlando por categoría y socio comercial), lo que consideran congruente con que

estos países exportan productos de mayor calidad. Sus estimaciones implican que la

mayor calidad podría ser causa aproximada de alrededor de 25% de las diferencias de

ingreso per cápita entre países según el estudio de 2002 y de alrededor de 9% según el

estudio de 2004. La intuición detrás de esta relación positiva entre calidad e ingreso per

cápita es que ésta se debería a que los países más ricos tendrían ventajas comparativas

en la producción de bienes de mayor calidad si suponemos que éstos requieren de

mayor capital o mano de obra calificada para ser producidos, variables que son

adecuadamente capturadas por la variable ingreso per cápita.

En referencia a la variable “tamaño”, en general no hay consenso respecto a su relación

con la calidad. Acemoglu y Ventura (2002) proponen que los países más ricos (mayor

PIB) exportan cantidades bastante mayores a precios ligeramente menores o iguales, lo

que según la metodología que propondremos más adelante sería indicio de que estos

mismos están exportando bienes de ligeramente mayor calidad. Sin embargo, Hummels

y Klenow (2004) encuentran que los países con más trabajadores (y por lo tanto con

mayor ingreso, aunque no necesariamente mayor ingreso per cápita) exportan más

unidades a precios no mayores, lo que para ellos indicaría que no exportan bienes de

mayor ni de menor calidad. Es decir, que el mayor número de trabajadores (o ingreso)

no estaría correlacionado con la calidad.

7

Respecto a la última variable, apertura, la literatura no es muy concluyente y en

realidad su relación con la calidad no ha sido sujeto de intenso estudio. Aw y Roberts

(1985), entre otros, concuerdan en que al imponer una cuota en unidades a las

importaciones de algún producto la calidad de éstas aumenta producto de la

competencia que se genera por ella. Sin embargo, las tarifas ad valorem no tendrían el

mismo efecto. Por otro lado, Cabrales y Motta (2001) desarrollan un modelo en el que a

medida que una economía se hace más abierta, no habrá una reversión de calidad, es

decir, una economía que en autarquía produce bienes de baja calidad no pasará a

producir bienes de alta calidad una vez que se liberaliza el comercio y viceversa. Por el

contrario, se espera que la liberación aumente la calidad de los bienes de alta calidad y

disminuya la de los bienes de baja calidad. Beckham y Maske (2002) testean esta

hipótesis y encuentran evidencia para rechazarla. Como no pueden observar el paso de

autarquía hacia mayor libertad de comercio, observan el continuo autarquía/libre

comercio entre países y concluyen que la relación entre calidad y apertura es negativa.

Tybout (2001) reporta que las firmas que penetran en actividades internacionales suelen

ser más grandes, más eficientes y sus productos de mayor calidad que aquellas que no lo

hacen.

Para testear estas hipótesis es necesario contar con una medida de calidad adecuada. Sin

embargo, todos los intentos por estudiar los patrones de las diferencias de calidad entre

países sufren de distintas falencias, generadas comúnmente por la falta de información.

La mayor de éstas consiste en utilizar como proxy de la calidad el valor unitario de las

importaciones, lo que Hallak y Schott (2005) califican como “ingenuo”. Este valor

unitario se construye dividiendo el valor de las importaciones por la cantidad, lo que a

un nivel de desagregación (o detalle) alto se considera como una buena proxy del precio

de un producto. El error de este enfoque se puede descomponer en dos partes. La

primera de ellas se refiere a que los países podrían (y de hecho lo hacen) estar

exportando distintos mix de productos. Mientras más agregados sean los datos, es decir,

menos exhaustiva sea la categorización y descripción de la composición de las

importaciones, más improbable se hace que diferencias en el valor unitario de éstas

correspondan a diferencias de calidad. Por ejemplo, dentro de la sección XVII,

“Materiales de Transporte”, del sistema armonizado de clasificación (HS) se encuentran

conjuntamente barcos y automóviles. Obviamente los barcos tienen un valor unitario

mucho mayor que los automóviles y sus diferencias de precio no corresponden a

8

diferencias de calidad, en realidad ni siquiera son comparables. Por lo tanto, para

graficar con un ejemplo sencillo, supongamos que un país nos exporta sólo barcos y

otro nos exporta sólo automóviles, veremos que los “Materiales de Transporte”

importados desde el primero son mucho más costosos que los del segundo y, con la

metodología del valor unitario como proxy de calidad, concluiríamos erróneamente que

los productos del primero son de mejor calidad que los del segundo. Sin embargo, si

comparamos las “Correas para transmisión sin fin, con muescas (sincrónicas), de

circunferencia exterior superior a 150 cms. pero inferior o igual a 198 cms.” (código

40103600 del HS) procedentes de uno u otro país, gracias a la detallada descripción es

más probable que las diferencias de precios que puedan existir correspondan a

diferencias de calidad. Es decir, esta primera fuente de error se minimiza con una mayor

desagregación de los datos, logrando así que el valor unitario represente más

creíblemente el verdadero precio del bien y no un precio promedio de bienes que

generalmente no son comparables en cuanto a su calidad. En resumen, esta fuente de

error no se produce por usar el precio como proxy de calidad sino que por usar el valor

unitario a un nivel de desagregación bajo como proxy de precio y luego como proxy de

calidad. Es un problema de los datos, no de la teoría. Subsanaremos este problema con

una base de datos muchísimo más rica y detallada que las usadas en la mayoría de los

estudios a la fecha.

La segunda fuente de error del enfoque del valor unitario se produce porque éste no

considera la cantidad de unidades importadas (y por lo tanto consumidas). Olvidémonos

del problema anterior y supongamos que estamos comparando dos productos

exhaustivamente detallados (por ejemplo, dos correas como las descritas en el párrafo

anterior), con lo que hemos logrado minimizar la primera fuente de error, y por lo tanto

el valor unitario refleja creíblemente el precio del bien en cuestión. Dado que estas dos

correas son comparables entre sí –no estamos comparando autos con barcos sino que

correas con determinadas características versus correas con las mismas características- a

priori podríamos pensar que aquélla que tenga mayor precio es de mayor calidad; sin

embargo, veremos que esto no es necesariamente así. Como ejemplo, si nos

encontramos con que las correas del País 1 tienen el mismo precio que las del País 2

esto no es indicio de que tengan igual calidad. La razón es que si estamos importando el

doble de unidades de estas correas de igual precio desde el País 2 en relación al País 1,

es claro que esta mayor demanda corresponde a diferencias entre el producto procedente

9

de uno y otro país. Es decir, por alguna razón distinta a los precios (los hemos supuesto

iguales) estamos consumiendo más de uno que de otro. Si el nivel de desagregación es

alto podemos asumir que esta diferencia corresponde a una mayor calidad, es decir, al

ajustar por calidad, el producto del País 2 es más barato que el del País 1 y esto explica

su mayor demanda. La mayor calidad actúa desplazando la demanda del bien del País 2

(Gráfico 1a), y por lo tanto al mismo precio las cantidades consumidas son distintas. De

manera similar, si vemos que de ambos tipos de correas se consume la misma cantidad,

pero una es más costosa que la otra, esto también se debe a que la mayor calidad actúa

desplazando la demanda entre productos similares y por lo tanto, ajustados por calidad

ambos bienes son igualmente baratos o caros. En el Gráfico 1b vemos que las correas

procedentes del País 2 son más costosas que las del País 1 y, sin embargo, se consumen

en iguales cantidades. La mayor calidad de las correas del País 2 actúa desplazando su

demanda en relación al País 1. El hecho que se consuman ambos bienes, aún cuando

uno sea más barato al ajustar por calidad (Gráfico 1a), puede responder al “gusto por la

variedad” que puedan tener los consumidores, el que es analizado, por ejemplo, por

Hummels y Klenow (2004) y Broda y Weinstein (2004).

X1 X2

D1

D2

S1,2

D1

D2

S1

Gráfico 1a Gráfico 1b

X1,2

S2

P P

Vemos entonces que las cantidades consumidas también deben ser consideradas a la

hora de estimar calidad si pensamos en ésta actuando como un desplazamiento (shifter)

de la demanda por productos similares procedentes de distintos países. Esta fuente de

error sí es atribuible al enfoque de valor unitario como proxy de calidad. Evidentemente

se debe reconocer que podría darse el caso en que un país exportara bienes de distintas

calidades dentro de una misma categoría de producto estrechamente definida. Es decir,

que por ejemplo un País 3 exportara correas de alta y baja calidad. Este problema

10

apunta nuevamente a la primera fuente de error que mencionábamos, es decir, a que los

países tienen distinto mix de productos y no podemos observarlos y desagregarlos en

más detalle. A pesar que los problemas de agregación aún puedan persistir, en la

literatura se concuerda que a un nivel de desagregación de 8 dígitos estos son mínimos,

en particular porque para un producto determinado existe mayor heterogeneidad entre

países que dentro de un mismo país exportador (es decir, existirían mayores diferencias

de calidad entre los Países 1, 2 y 3 que dentro del País 3).

Debe reconocerse que el enfoque de utilizar el valor unitario como proxy de calidad

podría defenderse si pensamos que al precio ofrecido por el País Importador, dos bienes

de características similares son consumidos en cantidades distintas simplemente porque

a ese precio el País 1 está dispuesto a ofrecer X1 y el País 2 a ofrecer X2 (Gráfico 2). Sin

embargo, en el caso de nuestro estudio, donde el País Importador es Chile, esto

equivaldría a plantear que Chile es un país lo suficientemente grande como para

establecer precios internacionales y que su demanda es lo suficientemente amplia como

para agotar la producción de los países exportadores. En general, se cree que esto no es

así y que Chile, aun cuando pudiese tener algún grado de poder negociador, en el

concierto mundial no es un fijador de precios ni agota la producción de terceros.

X1 X2

S1 S2

DPI

Gráfico 2

P

El hecho de contar con datos sobre los valores CIF de los productos representa una

ventaja sobre aquellos estudios que utilizan valores FOB y nos permite obviar otras

explicaciones referentes a la impropiedad de usar el valor unitario como proxy del

precio tales como que existan países con menores costos fijos de exportación (Romer,

1994), que exista discriminación por país de origen (Armington, 1969), países más

11

cercanos al País Importador, economías de escala a nivel de firma (Krugman, 1979) o

contratos regionales entre países o firmas.

Existen otras falencias y restricciones menos importantes en los estudios revisados, pero

en general todos concuerdan en que un gran aporte en trabajos futuros sería estimar en

forma más precisa y desagregada el componente de calidad implícito en los productos,

para así poder confirmar o refutar en forma más creíble los resultados obtenidos.

Evidentemente, todos estos estudios consideran los modelos y avances previos a ellos,

por lo que los trabajos que se han mencionado y se mencionarán corresponden a la

frontera en esta área de investigación.

Resulta clave entonces poder determinar adecuadamente el componente de calidad

implícito en los productos ya que posibles errores al determinar estas variaciones de

calidad podrían resultar en conclusiones erróneas sobre la aplicabilidad de los distintos

modelos de comercio y la efectividad de sus recomendaciones.

III. Datos.

Se usarán datos del Servicio Nacional de Aduanas de Chile del año 2003 compilados en

el programa computacional Macroscope 1.0. Corresponden a datos de importaciones a

un nivel de desagregación de 8 dígitos del código HS (considerado alto), en que se

detallan las cantidades, valores CIF y FOB, unidades de medida, países de origen,

etcétera. Más adelante se explican las variables que se mencionan a continuación. Para

estimar las calidades relativas usaremos los valores CIF y las cantidades. Para la

elasticidad de sustitución usaremos los valores que estiman Broda y Weinstein (2004)7.

Para la variable de apertura de los países se propone usar el puntaje asignado a cada

país por su política comercial según los autores del Indice de Libertad Económica 2003,

desarrollado por la Heritage Foundation y Dow Jones & Company, Inc. El puntaje

calificativo de política comercial va de 1 a 5, nivel muy bajo de proteccionismo y nivel

muy alto de proteccionismo respectivamente. La forma en que se construye este Indice 7 Estos datos se encuentran publicados en la página web de los autores, http://portal.chicagogsb.edu/portal//server.pt/gateway/PTARGS_0_2_332_207_0_43/http%3B/portal.chicagogsb.edu/Facultycourse/Portlet/FacultyDetail.aspx?&min_year=20054&max_year=20063&person_id=922823

12

puede consultarse en la fuente misma. Los datos de PIB y PIB per cápita (ajustados por

paridad de poder de compra) se obtuvieron del sitio web de Human Development

Report perteneciente a la ONU8.

La muestra final de países, 144 en total, corresponde a todos aquéllos de los que se

tienen datos para las variables de apertura, PIB y PIB per cápita. En el 93,3% de las

categorías ninguno de los países eliminados representa más de un 15% de las

importaciones. El 6,7% de las categorías en que ocurre lo contrario, no representan más

de un 3,4% de las importaciones totales. Además, se eliminará el capítulo 97 del sistema

armonizado “Objetos de arte o colección y antigüedades” y la sección 0 “Tratamientos

Arancelarios Especiales” por considerarse poco detallada su descripción y no

comparables dentro de un mismo producto. La suma de ambas secciones no representan

más de un 0.16% dentro del valor total de las importaciones. Se debe destacar la riqueza

del set de datos final, en particular si se le compara con la mayoría de los estudios

previos en los que rara vez se consideran más de 60 países.

IV. Metodología y Desarrollo.

Como decíamos inicialmente, al analizar las importaciones chilenas, nos encontramos

con que para la mayoría de los productos definidos a 8 dígitos existen variados países de

origen, los que suministran sus productos a distintos precios y en distintas cantidades.

Decíamos que nos encontramos con que dentro de una misma categoría hay países de

los que importamos mucho y de otros muy poco, aun cuando muchas veces los precios

son similares. Incluso no es raro que nos encontremos con que importamos más de

aquellos productos que no son necesariamente los más baratos en su categoría, lo que

contradice la usual relación negativa entre precio y cantidad consumida según propone

un sistema de demanda simple. Por ejemplo, el Gráfico 3 nos muestra el caso más

común en el que el CIF Unitario (o precio) tiene una relación negativa con la variable

Cantidad Consumida. Este ejemplo corresponde al código 40103500 del Sistema

Armonizado: “Correas para transmisión sin fin, con muescas (sincrónicas), de

circunferencia exterior superior a 60 cms. pero inferior o igual a 150 cms.” Es de

8 http://hdr.undp.org

13

esperarse que éstas no diverjan mucho en sus calidades según el país de origen y, por lo

tanto, vemos que en general se da una relación negativa bastante marcada, con un

coeficiente de correlación de -0,92 entre precio y cantidad consumida para los 23 países

presentes en esta categoría de producto.

Sin embargo, en algunos casos nos encontramos con relaciones muy distintas a la recién

vista. Como botón de muestra proponemos un caso en el que el coeficiente de

correlación es muy cercano a cero y otro en el que éste es positivo. El primero de éstos

(Gráfico 4) corresponde al código 90191000 del Sistema Armonizado: “Aparatos de

mecanoterapia; aparatos para masajes; aparatos de sicotecnia” y su coeficiente de

correlación entre los 20 países de los que Chile importa es -0,008. El segundo ejemplo

(Gráfico 5) corresponde al código 62111220: “Bañadores, para mujeres o niñas, de

fibras sintéticas o artificiales” y su coeficiente de correlación entre los 16 países es

mayor a 0,5 lo que, bajo un concepto de demanda simple, consideraríamos bastante

inusual en particular si recordamos que el coeficiente de correlación por definición se

encuentra entre -1 y 1.

Gráfico 3

14

Gráfico 4

Gráfico 5

15

El hecho de estar considerando los valores CIF de los productos nos permite obviar

algunas explicaciones a este fenómeno, tales como que existan países con menores

costos de exportación o más cercanos a Chile o las mencionadas en la sección II. La

respuesta que surge de forma inmediata es que no se trata de productos homogéneos, a

pesar de pertenecer a una misma categoría a 8 dígitos, y que por alguna razón los

consumidores están dispuestos a pagar más por unos que por otros. A esta mayor

disposición a pagar la llamamos calidad, tal como la hemos definido anteriormente. La

explicación de esto es que los consumidores no sólo consideran el precio de los distintos

productos, sino también la calidad implícita en cada uno de éstos. Esta mayor

disposición a pagar (calidad) seguramente variará según el país de origen del producto,

pero no esperaríamos que la influencia de éste origen fuese constante entre los distintos

productos y categorías por lo que no establecemos la restricción de que si un país ofrece

un producto de mayor calidad en alguna categoría, entonces lo hará en todas las

categorías.

Sin embargo, como explicamos anteriormente, la medida usual de calidad (que consiste

en utilizar como proxy el valor unitario) sufría de dos posibles distorsiones. La primera

se refería a estar comparando mix de productos distintos entre países, problema que

surgía de no contar con datos suficientemente detallados como para descomponer estos

mix de productos. La segunda distorsión se refería a que no se estaba considerando la

magnitud en que los productos procedentes de distintos países y finamente detallados

son consumidos. Esta inquietud surge del hecho que las personas evalúan

conjuntamente los atributos precio y calidad entre productos con características muy

similares al momento de consumir y que, por lo tanto, la mayor o menor demanda de

unos u otros tiene que deberse a uno de estos atributos. Planteamos entonces que la

calidad de los productos actuaba desplazando la demanda de un producto de mayor

calidad frente a otro de la misma categoría de producto pero de menor calidad.

La metodología que usaremos para estimar la calidad implícita de los distintos

productos parte de la base de lo propuesto por Hummles y Klenow (2002). Sin

embargo, hasta el momento ningún trabajo ha utilizado este enfoque para extraer las

calidades implícitas en los productos procedentes de los distintos países.

16

Supongamos que los precios de dos variedades del mismo producto (a 8 dígitos) son

observables, definiendo variedad como el país del que son originarios (e.g. dos chalecos

de hombre con determinadas características comunes). Queremos identificar cómo las

diferencias en precio y cantidades consumidas de estas dos variedades corresponden a

diferencias en calidad, combinando la información sobre cantidades relativas

importadas y precios obtenidos por medio del valor unitario, el que a un nivel de

desagregación alto (8 dígitos) representa razonablemente el verdadero precio según se

acuerda en la literatura. Definimos calidad como cualquier atributo, observable o no,

que implique una mayor valoración por parte del consumidor. Claramente el precio y la

calidad del producto no son evaluados separadamente por el consumidor sino que lo

relevante es la relación precio-calidad.

Los bienes son clasificados en categorías, las que a su vez son clasificadas en sectores.

Los sectores son indexados por s = 1,…,S, mientras que los productos dentro de una

categoría son indexados por i = 1,…,I. A su vez, los países son indexados por j = 1,…,J.

Las preferencias del consumidor representativo son descritas por una función de utilidad

de dos niveles tal que:

),.....,( 1 SuuUU = (1)

donde:

1

11

1

))((!

"

"

!

=

##= s

s

s

sI

si

jiji

J

j

s xqu$

$

$

(2)

donde 1>s

! s! , qji representa la calidad implícita en el producto i del sector s9

proveniente del país j. A su vez, xji representa la cantidad consumida del producto i del

sector s proveniente del país j.

El consumidor maximiza su utilidad sujeto a la siguiente restricción presupuestaria: 9 no indexado por simplicidad, ya que el subíndice i basta para distinguir cada producto aunque sean de distintos sectores

17

YxpSI

si

jisjis

J

j

S

s

!"""#

#== 11

(3)

Al resolver esta maximización y dividir entre dos variedades del mismo producto del

mismo sector obtendremos:

s

ji

fi

fi

ji

fi

ji

p

p

q

q

x

x!)()( "= (4)

Reordenando y tomando logaritmos nos queda:

s

fi

ji

s

s

fi

jis

fi

ji

x

x

p

p

q

q)ln(

1)ln()ln(

!+= (5)

La intuición de esta ecuación es la siguiente: vemos que un mayor precio relativo al

numerario se asocia con una mayor calidad, y lo mismo ocurre para una mayor cantidad

relativa. Es decir, mientras más está dispuesta la gente a pagar por un bien (con una

cantidad dada) o mientras mayor sea la magnitud en que lo consume (con un precio

dado), esto se asocia con una mayor calidad. A su vez, mientras menor sea la elasticidad

de sustitución, es decir, menos sustitutos sean los distintos productos para el

consumidor, mayor será la relevancia de la cantidad relativa consumida. Si los

productos fueran perfectos sustitutos en todos los sectores y productos (! = " ), vemos

que la ponderación de la cantidad relativa consumida es cero, lo que corresponde al

enfoque tradicional de tomar como proxy de la calidad sólo el valor unitario (o precio).

Sin embargo, creemos que suponer que todos los bienes son perfectos sustitutos resulta

un tanto osado. Debe notarse que el coeficiente que acompaña al precio relativo es

siempre mayor al que acompaña a la cantidad relativa, ya que 1>s

! , es decir, el precio

siempre tiene una significancia mayor que la cantidad consumida, lo que intuitivamente

se interpreta como que el primero tiene un efecto más directo como indicador de

calidad. Sin embargo, y como hemos argumentado, no por eso deben obviarse las

cantidades consumidas asignándoles un coeficiente igual a cero.

18

Ahora bien, si conocemos s

! podremos obtener la calidad relativa de dos variedades del

mismo producto. Para esto usaremos los resultados de Broda y Weinstein (2004),

quienes a la fecha han reportado más de 200 elasticidades de sustitución para los

distintos sectores y productos. Estas elasticidades difieren entre sectores, pero son

comunes para los productos que componen el sector. Esto representará un gran avance

en relación a Hummels y Klenow (2004), quienes utilizan una elasticidad común para

todos los sectores y productos. Como se explicó anteriormente, la metodología de

utilizar el valor unitario como proxy de calidad equivale a considerar que ! = " en

todos los sectores y productos, lo que implica que los bienes son perfectos sustitutos,

cualquiera sea el par de productos que se considere, lo que creemos que es muy lejano a

la realidad. De hecho, Broda y Weinstein (2004) muestran que en la mayoría de los

sectores las elasticidades de sustitución son claramente distintas de infinito. Cualquier

error de medición en las calidades relativas suponemos que es una variable aleatoria

aditiva y, por lo tanto, en la ecuación (6), más abajo, los parámetros serán consistentes.

Para obtener las calidades relativas debe usarse un país numerario como base. Para esto

usaremos un país virtual al que denominaremos Promedio. Este se construye calculando

los valores unitarios promedio y las cantidades promedio en cada producto (8 dígitos) y

luego estos promedios se utilizan como numerarios en la ecuación (5) para calcular las

calidades relativas en cada producto. El valor unitario promedio se construye a través de

un promedio simple y no a través de un promedio ponderado, para que en el caso que en

un producto encontremos pocos países de origen y además uno de ellos represente casi

la totalidad de importaciones, el país Promedio no sea prácticamente igual a éste país.

El utilizar un promedio simple o uno ponderado no cambia los rankings por calidad de

los países dentro de un producto, y para comparar la calidad de un país real con otro

basta con dividir las respectivas calidades obtenidas en relación al país Promedio.

Además, la composición del país Promedio no es constante a través de los distintos

productos ya que está conformado por los países presentes en cada uno de los

productos, y estos no son los mismos a través de todos los productos. Esto no es una

restricción ya que no estamos interesados en comparar calidades relativas de países

entre distintos productos (sería comparar “peras con manzanas”). En forma similar, para

las variables de apertura, PIB y PIB per cápita, se usará un promedio simple de todos

los países de la muestra para obtener las del país Promedio.

19

Como planteábamos más arriba, esperaríamos que mientras más inusual fuese la

relación entre precio y cantidad respecto a un sistema de demanda tradicional, es decir,

menos negativa fuese esta relación, deberíamos encontrarnos con que esto se explica

por una mayor varianza de la calidad entre los productos provenientes de los distintos

países. Volviendo a los ejemplos de productos que citamos más arriba, nos encontramos

con que para el código 40103500 (“Correas…”) la varianza estimada de la calidad es de

0,4093, para el código 90191000 (“Aparatos…”) es de 2,4214 y para el código

62111220 (“Bañadores…”) es de 6,9539 lo cual se considera como una prueba de

robustez de esta nueva medida de calidad. En contraste, si utilizamos el valor unitario

como medida de calidad, obtenemos que para los productos anteriores la varianza

estimada de ésta es 222.882,14, 22.652,09 y 82,92 respectivamente. Vemos que la

medida tradicional de calidad es incapaz de explicar por qué en aquellos productos en

los que las varianzas de precio (i.e. de calidad) son menores, y por lo tanto los productos

de los distintos países serían más similares, mejores sustitutos y en los que por ende lo

más relevante es el precio, se dan relaciones entre precio y cantidad menos acordes con

una demanda con pendiente negativa. Incluso nos encontramos con relaciones positivas

como las expuestas más arriba.

Para graficar los distintos resultados a los que se puede llegar si utilizamos como proxy

de calidad el valor unitario o esta nueva medida, compuesta por el valor unitario relativo

y las cantidades relativas consumidas, observemos los siguientes ejemplos:

20

Gráfico 6

Gráfico 7

21

En el Gráfico 6, correspondiente al código 54075410: “Tejidos de hilados de filamentos

sintéticos, estampados, de peso inferior o igual a 200 g/m2”, vemos que ambas medidas

de calidad son prácticamente iguales (ambas líneas son casi paralelas) y su coeficiente

de correlación es de 0,9998. Sin embargo, en el Gráfico 7 (código 39204900: “Las

demás placas, láminas, hojas y tiras, de plástico no celular y sin refuerzo, estratificación

ni soporte o combinación similar con otras materias”) nos encontramos con que estas

medidas son radicalmente distintas (basta con ver cómo las dos líneas se mueven

constantemente en sentido contrario) y su coeficiente de correlación es de -0.77. La

razón de esto es que para el primer producto Broda y Weinstein (2004) estiman una

elasticidad de sustitución igual a 108,19 por lo que el coeficiente de la cantidad relativa

en la ecuación (5) es muy cercano a cero. En contraste, la elasticidad de sustitución para

el segundo bien es igual a 1,1.

Ahora, resulta clave conocer cuáles son los determinantes y los patrones a través de los

países que sigue esta calidad implícita en los productos. Nos enfocamos en determinar

si la mayor calidad se asocia con países más desarrollados, más grandes o más abiertos.

La razón de estudiar estas variables es que éstas son las que más atención han recibido

en la incipiente literatura sobre estos tópicos y, por lo mismo, son las variables a las que

más estudio teórico y empírico se les ha dedicado. Se debe reconocer claramente que

muchas veces estos estudios han sido de corte más bien empírico, y por lo tanto, la

inclusión de estas variables en ocasiones resulta bastante adhoc. Esto es producto de la

inexistencia de modelos claros y consistentes en esta área de investigación, seguramente

por la novedad de la misma. Ahora resumiremos lo que argumentábamos en la revisión

de la literatura respecto a las variables en cuestión. A pesar de que existen algunos

modelos teóricos respecto a las variables presentadas a continuación, no los

plantearemos en extenso, sino que resumidamente y expondremos sus principales

conclusiones.

Para la variable desarrollo utilizaremos el PIB per cápita. En general se encuentra que

su relación con la calidad es positiva. Esta relación es la que más análisis ha recibido, y

en general los resultados son similares entre los distintos estudios. En la revisión de la

literatura hemos citado dos estudios, entre varios, coherentes con esta afirmación los

que repetiremos para refrescar la memoria del lector. Schott (2001) encuentra dos

tendencias que justificarían la idea de comercio guiado por la dotación relativa de

22

factores según el modelo de Heckscher-Ohlin: (i) los productos importados desde los

países más pobres son distintos a los productos importados desde los países más ricos,

es decir, los mix de productos son distintos; (ii) cuando los países más pobres invaden

los mercados de importaciones que pertenecían a los países ricos, estos últimos

ascienden en su mix de productos, en el sentido de ofrecer bienes con mayores flujos de

servicios (calidad) para reducir la competencia directa de precio. Además encuentra

que, al ser positiva la relación entre valor unitario e ingreso per cápita esto implicaría

que los países más ricos se especializan en bienes de mayor calidad. Por su parte,

Hummels y Klenow (2004) obtienen que los países más ricos exportan más unidades a

precios más altos (controlando por categoría y socio comercial), lo que consideran

consistente con que estos países exportan productos de mayor calidad. Sus estimaciones

implican que la mayor calidad podría ser una causa aproximada de alrededor de 25% de

las diferencias de ingresos per cápita entre países según el estudio de 2002 y de

alrededor de 9% según el estudio de 2004. La intuición detrás de esta relación positiva

entre calidad e ingreso per cápita es que ésta se debería a que los países más

desarrollados tendrían ventajas comparativas en la producción de bienes de mayor

calidad si suponemos que éstos requieren de mayor capital y/o mano de obra calificada

para ser producidos, variables que son adecuadamente capturadas por la variable

ingreso per cápita.

Para la variable tamaño usaremos el PIB de cada país, aunque en otros estudios se ha

usado también la población del país. En general estas dos variables se encuentran

bastante correlacionadas y en la muestra esta correlación es de 0,65 por lo que ambas

variables, aunque distintas, son válidas como medidas de tamaño de un país. En

referencia a la variable “tamaño”, en general no hay consenso respecto a su relación con

la calidad. Acemoglu y Ventura (2002) proponen que los países más ricos (mayor PIB)

exportan cantidades bastante mayores a precios ligeramente menores, lo que según la

ecuación (5) sería indicio de que estos mismos están exportando bienes de ligeramente

mayor calidad. Hummels y Klenow (2004) encuentran que los países con más

trabajadores (y por lo tanto con mayor ingreso, aunque no necesariamente mayor

ingreso per cápita) exportan más unidades a precios no mayores, lo que según la

ecuación (5) indicaría que exportan bienes de mayor calidad. Es decir, que el mayor

número de trabajadores (o ingreso) estaría correlacionado positivamente con la calidad.

23

Respecto a la última variable, apertura, las conclusiones no son muy congruentes entre

los distintos estudios y en realidad su relación con la calidad no ha sido sujeto de mucho

estudio. Para beneficio del lector explicitaremos nuevamente los estudios citados en la

sección II. Aw y Roberts (1985), entre otros, concuerdan en que al imponer una cuota

en unidades a las importaciones de algún producto, la calidad de éstas aumenta por la

competencia que la cuota genera entre los importadores. Sin embargo, las tarifas ad

valorem no tendrían el mismo efecto. Por otro lado, Cabrales y Motta (2001) desarrollan

un modelo teórico en el que a medida que una economía se hace más abierta, no habrá

una reversión de calidad, es decir, una economía que en autarquía produce bienes de

baja calidad no pasará a producir bienes de alta calidad una vez que se liberaliza el

comercio y viceversa. Por el contrario, se espera que la liberación aumente la calidad

de los bienes de alta calidad y disminuya la de los bienes de baja calidad. Beckham y

Maske (2002) testean esta hipótesis y encuentran evidencia para rechazarla. Como no

pueden observar el paso de autarquía hacia mayor libertad de comercio, observan el

continuo autarquía/libre comercio entre países y concluyen que la relación entre calidad

y apertura es negativa. Tybout (2001) reporta que las firmas que penetran en

actividades internacionales suelen ser más grandes, más eficientes y sus productos de

mayor calidad que aquellas que no lo hacen lo que indicaría una relación positiva entre

calidad y apertura. Para medir la variable apertura usaremos el puntaje asignado a cada

país por su política comercial según los autores del Indice de Libertad Económica 2003

desarrollado por la Heritage Foundation y Dow Jones & Company, Inc. El puntaje

calificativo de política comercial va de 1 a 5, nivel muy bajo de proteccionismo y nivel

muy alto de proteccionismo respectivamente. Como este índice en realidad mide el

inverso de la apertura entonces, y para evitar confusiones, la llamaremos clausura.

En resumen, una vez obtenidas las calidades relativas entre países, procederemos a

estimar la siguiente regresión la que, como dijimos, podría ser considerada un tanto

adhoc por la ausencia de modelos concluyentes al respecto:

!

lnq ji

q fi

"

# $ $

%

& ' ' =( i + ) i1 ln

close j

close f

"

# $ $

%

& ' ' + )i2 ln

PIB j

PIBf

"

# $ $

%

& ' ' + ) i3 ln

PIBpc j

PIBpc f

"

# $ $

%

& ' ' + u jfi (6)

24

donde closej se refiere a una variable de clausura al comercio del país j en el año 2003,

PIBj se refiere al Producto Interno Bruto del país j en el mismo año y PIBpcj

corresponde al Producto Interno Bruto per cápita del país j en el mismo año. Según lo

expuesto más arriba, deberíamos esperar que la primera variable fuese poco

significativa teóricamente, aunque empíricamente se ha encontrado que su relación con

la calidad es positiva (negativa para apertura). Respecto a PIB deberíamos esperar que

su coeficiente fuera positivo. Finalmente, para PIBpc deberíamos esperar que el

coeficiente que la acompaña fuese positivo y ésta es la relación más sustentada tanto

teórica como empíricamente.

La ecuación (6) se estimará en tres etapas: (i) Por producto (8 dígitos): se estimará una

regresión por cada uno de las 5.837 categorías de productos (siempre y cuando cumplan

con el requisito de mínimo de grados de libertad explicitado más abajo), (ii) Por sector

(4 dígitos): se agruparán los productos de acuerdo al sector de 4 dígitos al que

pertenecen y se estimará una regresión para cada uno de los 1.129 sectores, (iii) Por

capítulo (2 dígitos): se agruparán los productos esta vez por capítulo y se estimará una

regresión para cada uno de los 95 capítulos.

En las dos últimas etapas se incluirán efectos fijos por cada producto a 8 dígitos que

forme parte de un sector o capítulo. Esta medida se aplica porque las observaciones de

calidad no son comparables entre distintos productos. El motivo de estas dos últimas

etapas es poder estimar las distintas regresiones con mayores grados de libertad para

obtener así resultados más confiables y contrastarlos con las regresiones por producto y

entre ellos. En la medida que los distintos resultados sean coherentes unos con otros,

esto representa una prueba de robustez tanto para la metodología propuesta para estimar

calidad como para las conclusiones que se obtengan de la ecuación (6).

Las regresiones se realizarán en dos oportunidades: sólo cuando puedan obtenerse al

menos 10 grados de libertad y sólo cuando puedan obtenerse al menos 30 grados de

libertad. Se eligen arbitrariamente estos valores para poder estimar el mayor número de

regresiones posible en forma “razonable”. Esto es necesario porque en varios productos

el número de países presentes es muy reducido. Sin embargo, en las regresiones por

capítulo y sector en general este problema no se presenta.

25

Además, se agruparán los productos según la clasificación hecha por Rauch (1999),

quien los separa en tres grupos: (i) Productos Homogéneos, que incluyen bienes

transados internacionalmente en mercados organizados con un precio claramente

definido (por ej. el cobre), (ii) Productos con Precio de Referencia, que incluyen bienes

que no son transados en mercados organizados pero tienen precios de referencia

disponibles en publicaciones especializadas (por ej. el polietileno) y (iii) Productos

Diferenciados, aquéllos que no satisfacen ninguno de los criterios anteriores (por ej.

zapatos). Una vez agrupados los bienes se estimará nuevamente la ecuación (6) por

producto, es decir, para cada uno de los productos que componen los tres grupos y como

si pertenecieran a un mismo sector. Deberíamos esperar que las varianzas de los

Productos Diferenciados fuesen mayores que las de los Productos con Precio de

Referencia y, a su vez, que las varianzas de estos últimos fuesen mayores que las de los

Productos Homogéneos. Además, esperaríamos que los resultados de la ecuación (6)

fuesen más significativos para los Productos Diferenciados que para los con Precio de

Referencia y que estos últimos fuesen más significativos que los resultados para los

Productos Homogéneos.

Finalmente, se debe agregar que las regresiones serán estimadas por Mínimos

Cuadrados Ordinarios10. Como se dijo, al estimar por sectores y por capítulos se

incluirán efectos fijos por producto ya que las calidades no son comparables entre éstos,

y queremos obtener estimaciones representativas para los distintos sectores y capítulos.

V. Resultados.

En esta sección volvemos a recordar los resultados ejemplificados en la sección anterior

a través de los distintos gráficos que sugieren que la calidad es un componente

importante en la valoración que hacen los consumidores de los distintos productos, y

que esto se refleja no sólo en el precio de los mismos, sino también en las cantidades en

que son consumidas las variedades provenientes de los distintos países. De hecho, el

componente calidad era el que nos permitía explicar aquellas “anomalías” en las que la

relación precio-cantidad consumida no era negativa como esperaríamos, sino que

10 La programación en Matlab está disponible via email.

26

incluso resultaba positiva en muchos productos. Se debe recalcar que el componente de

calidad es relevante no sólo en aquellos productos “inusuales”, sino que en mayor o

menor medida, en todos los productos sólo que en muchos de éstos se nos muestra de

una forma más sutil.

Luego validamos la nueva medida de calidad por sobre la tradicional reportando cómo

ésta última es incapaz de explicar por qué en aquellos productos en los que las varianzas

de precio (i.e. de calidad según la medida tradicional) son menores, y por lo tanto los

productos de los distintos países serían más similares, mejores sustitutos (y en los que

por ende lo más relevante es el precio), se dan relaciones entre precio y cantidad menos

acordes con una demanda con pendiente negativa.

Para testear la robustez de nuestra medida de calidad estimamos la ecuación (6) en

varias etapas. Los resultados de las distintas regresiones se presentan en las tablas 1 a 6

del Anexo. Las tres primeras corresponden a las regresiones hechas con un mínimo de

10 grados de libertad en las tres etapas detalladas y las tres últimas corresponden a las

mismas etapas pero estimadas con un mínimo de 30 grados de libertad. Si se analizan en

detalle puede observarse que los resultados son muy similares entre las distintas tablas,

lo que nos da otra prueba de la solidez de nuestra medida de calidad.

Respecto al coeficiente que acompaña a la variable de política comercial (clausura)

vemos que en general, y a través de los distintos tipos de regresiones, éste es positivo,

es decir, a mayor clausura de un país mayor es la calidad que éste ofrece. Este resultado

está reñido con lo que deberíamos esperar según Cabrales y Motta (2001), pero

concuerda con lo que obtienen Beckham y Maske (2002). Los valores promedio de esta

suerte de elasticidad calidad-clausura oscilan entre 0,05 y 0,25. Otra posible

explicación para este resultado se refiere a que en general los países más desarrollados

son los más cerrados y, como detallamos más adelante, se encuentra que los países más

desarrollados ofrecen mayor calidad en sus productos.

Respecto al coeficiente que acompaña a la variable tamaño (PIB), podemos concluir

que éste en la mayoría de las regresiones es positivo. Considerando sólo los resultados

significativos se encuentra que hay una clara dominancia de los resultados positivos

sobre los negativos. Podemos afirmar entonces que mientras más grande sea el país,

27

mayor será la calidad que ofrece, tal como proponen Acemoglu y Ventura (2002). Los

valores promedio de esta elasticidad calidad-tamaño van desde 0,13 hasta 0,31.

El coeficiente de la variable desarrollo (PIB per cápita) también resulta claramente

positivo, al igual que si consideramos sólo los resultados significativos. Como

resumimos anteriormente, la intuición detrás de esta relación positiva entre calidad e

ingreso per cápita es que ésta se debería a que los países más desarrollados tendrían

ventajas comparativas en la producción de bienes de mayor calidad si suponemos que

éstos requieren de mayor cápital o mano de obra calificada para ser producidos,

variables que son adecuadamente capturadas por la variable ingreso per cápita. Además,

en todos los tipos de regresiones esta elasticidad calidad-desarrollo es la de mayores

valores promedios, los que oscilan entre 0,3 y 0,62.

En general, las conclusiones se aprecian más claramente en el resumen de las

regresiones por capítulo (Tablas 3 y 6). Estas últimas parecen preferidas a las por

producto y por sector ya que gozan de grados de libertad muchísimo mayores que las

primeras.

La coherencia que se encuentra al comparar los resultados de los distintos tipos de

regresiones nos parecen una prueba adecuada de la solidez de la metodología utilizada

para medir calidad, en particular los que se refieren a la variable PIB per cápita, puesto

que la relación de ésta con la variable calidad es la que ha sido sujeto de mayor análisis,

tanto teórico como empírico, y los resultados respecto al signo de esta relación son muy

coherentes con toda la literatura revisada.

En las tablas 7 a 9 se presentan los resultados de las regresiones realizadas usando la

clasificación de Rauch (1999). Sin embargo, los resultados de las regresiones de los

Productos Homogéneos deben mirarse con bastante cuidado, ya que por la restricción de

grados de libertad impuesta más arriba (mínimo 10 g.l.) sólo pudieron estimarse 4

regresiones de un total de 162 Productos Homogéneos. Esto nos indica que en general

los productos homogéneos son importados desde unos pocos países, probablemente

porque como los procedentes de un país u otro son de calidad similar, esto hace que

sean muy buenos sustitutos y por lo tanto lo relevante es el precio y por lo que se

importa sólo desde los países más baratos. Tal como esperábamos, al comparar los

28

resultados de los Productos con Precio de Referencia versus los Diferenciados es claro

que los de estos últimos son más fuertes al revisar las significancias de unos y otros.

Además, acorde con lo esperado, el estimador de la varianza ponderada de los productos

es mayor para los Productos Diferenciados que para los con Precio de Referencia (3,49

y 2,18 respectivamente).

VI. Conclusiones.

Una cantidad de estudios cada vez mayor sugiere que la variación en la calidad de los

productos entre países es un importante determinante de los patrones de comercio

internacional y desarrollo económico. Si pensáramos en el comercio internacional como

un intercambio de bienes homogéneos concluiríamos que en muchos países ciertas

industrias se encontrarían próximas a desaparecer ante la llegada de gigantes de bajo

costo tales como China e India. Sin embargo, el hecho de que existan distintas calidades

para productos importados dentro de una misma categoría implica la existencia de

productos diferenciados dentro de esa categoría. Al tomar en cuenta la diferenciación

existente en los productos podemos encontrarnos con que los países más (menos)

desarrollados tal vez tengan ventajas comparativas en la elaboración de bienes con

determinadas características y contenidos de calidad y esto les permite reducir la

competencia directa de otros proveedores. Para citar un ejemplo, Schott (2001)

encuentra que los países ricos responden a la competencia de los pobres diferenciándose

hacia bienes de mayor calidad en vez de compitiendo por precio.

Por esta razón, resulta clave obtener una medida de calidad adecuada y conocer cuáles

son los determinantes y los patrones que sigue esta calidad implícita en los productos.

La medida tradicional de calidad consiste en utilizar como proxy de la misma el valor

unitario de las importaciones. Hemos argumentado que esta metodología sufre de dos

serias fallas. La primera se refiere a estar comparando mix de productos distintos entre

países, problema que surge de no contar con datos suficientemente detallados como para

descomponer estos mix de productos. La segunda distorsión se refiere a que no se

consideran las magnitudes en que productos de la misma categoría procedentes de

distintos países son consumidos, las que muchas veces son muy distintas aun cuando los

precios sean similares. Mostramos que esta medida de calidad es incapaz de explicar

29

por qué en aquellos productos en los que las varianzas de precio (y por lo tanto de

calidad) son menores, y por lo tanto los productos de los distintos países serían más

similares, mejores sustitutos (y en los que por ende lo más relevante es el precio), se dan

relaciones entre precio y cantidad menos acordes con una demanda con pendiente

negativa. Incluso nos encontramos con relaciones positivas.

Planteamos entonces que la calidad de los productos actuaba desplazando la demanda

de un producto de mayor calidad frente a otro muy similar pero de menor calidad y que,

por lo tanto, no sólo debían considerarse los precios de los productos, sino que también

las cantidades en que son consumidos. A partir de una función de utilidad de un

consumidor representativo llegamos a una expresión de la calidad que implica que

mientras más está dispuesta la gente a pagar por un bien respecto a otro de la misma

categoría (mayor precio con una cantidad dada) o mientras mayor sea la magnitud en

que lo consume (mayor cantidad con un precio dado), esto se asocia con una mayor

calidad.

Luego de obtener las calidades a través de esta nueva metodología, se realizan distintas

pruebas para testear la validez teórica y empírica de esta nueva medida de calidad. Se

estudia su relación con variables como clausura al comercio, tamaño y desarrollo de

los distintos países encontrándose que son todas positivas, especialmente la relación

entre calidad y desarrollo. Además, se muestra que estas relaciones son más débiles

para aquellas categorías de productos menos diferenciados, lo que concuerda con la

teoría y valida aún más nuestra medida de calidad.

En resumen, se concluye que la calidad actúa desplazando la demanda por aquellos

productos de mayor calidad, pero que ésta debe ser medida no sólo considerando los

precios, sino también las cantidades en que los productos son consumidos. Se encontró

evidencia que sugiere que los países más desarrollados tienen ventajas comparativas en

la producción de bienes de mayor calidad, ya que para producirlos se requeriría de

mayor capital y mano de obra calificada. Se encontró lo mismo para las variables

tamaño y clausura, aunque su efecto es menor que el de la variable desarrollo. Tal vez

la relación positiva entre clausura y calidad se deba a que los países más desarrollados

son también los más cerrados al comercio internacional, o a que aquellos países que se

encuentran más cerrados al comercio exterior podrían sufrir de represalias de parte del

30

resto de los países, es decir, que como respuesta, el resto del mundo también se

encontrase más cerrado para ellos. Esto haría que sus costos de exportación fuesen

mayores y, por lo tanto, el precio de sus productos en el resto de los países se viese

inflado en comparación con bienes de calidad similar procedentes de otros países. Como

consecuencia, y para poder competir, estos países tendrían que ofrecer bienes de mayor

calidad a precios similares o, lo que es lo mismo, bienes de igual calidad a precios

menores.

Comprender el papel que juega la calidad en el comercio internacional, al demostrar las

posibilidades de diferenciación para los distintos productores, nos ayudará a entender

cómo se da la competencia entre los países lo que será de vital importancia, entre otras

razones, para la adecuada negociación de posibles tratados de libre comercio reduciendo

la resistencia que muchas veces presentan los productores locales de sustitutos de

importaciones. Además, debe considerarse el efecto que la calidad tiene en el desarrollo

de los países, aunque deben generarse modelos teóricos más concluyentes para

determinar si ésta es causa o efecto de este mayor desarrollo.

31

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Distribution”; CXVII, (2002)

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ar=20054&max_year=20063&person_id=922823

34

ANEXO.

Promedio Positivos Negativos 0,75 0,9 0,95Beta1 -1,9759 16,55% 83,45% Positivo y significativo 5,86% 1,70% 0,82%(constante) Negativo y significativo 64,92% 44,41% 34,13%

No significativo 29,22% 53,88% 65,05%

Beta2 0,1889 53,75% 46,25% Positivo y significativo 28,47% 12,47% 7,29%(Polít. Com.) Negativo y significativo 22,34% 8,72% 5,04%

No significativo 49,18% 78,81% 87,67%

Beta3 0,2545 80,79% 19,21% Positivo y significativo 62,40% 44,48% 34,88%(PIB) Negativo y significativo 8,99% 4,63% 2,79%

No significativo 28,61% 50,89% 62,33%

Beta4 0,4790 71,66% 28,34% Positivo y significativo 50,41% 28,27% 19,35%(PIBpc) Negativo y significativo 11,04% 4,56% 2,66%

No significativo 38,56% 67,17% 78,00%

Promedio Positivos Negativos 0,75 0,9 0,95Beta1 -1,6629 17,40% 82,60% Positivo y significativo 6,43% 2,78% 1,46%(constante) Negativo y significativo 66,96% 51,75% 42,54%

No significativo 26,61% 45,47% 55,99%

Beta2 0,1216 55,26% 44,74% Positivo y significativo 33,48% 16,08% 9,65%(Polít. Com.) Negativo y significativo 23,83% 11,40% 6,58%

No significativo 42,69% 72,51% 83,77%

Beta3 0,1830 76,75% 23,25% Positivo y significativo 63,60% 50,58% 40,94%(PIB) Negativo y significativo 10,96% 5,70% 3,07%

No significativo 25,44% 43,71% 55,99%

Beta4 0,3808 71,05% 28,95% Positivo y significativo 54,53% 37,28% 27,78%(PIBpc) Negativo y significativo 14,62% 6,58% 4,24%

No significativo 30,85% 56,14% 67,98%

Promedio Positivos Negativos 0,75 0,9 0,95Beta1 -1,3169 20,00% 80,00% Positivo y significativo 6,32% 2,11% 2,11%(constante) Negativo y significativo 64,21% 45,26% 42,11%

No significativo 29,47% 52,63% 55,79%

Beta2 0,2475 61,05% 38,95% Positivo y significativo 45,26% 29,47% 24,21%(Polít. Com.) Negativo y significativo 25,26% 11,58% 5,26%

No significativo 29,47% 58,95% 70,53%

Beta3 0,1304 75,79% 24,21% Positivo y significativo 65,26% 61,05% 53,68%(PIB) Negativo y significativo 9,47% 4,21% 3,16%

No significativo 25,26% 34,74% 43,16%

Beta4 0,3214 73,68% 26,32% Positivo y significativo 63,16% 52,63% 44,21%(PIBpc) Negativo y significativo 11,58% 2,11% 0,00%

No significativo 25,26% 45,26% 55,79%

TABLA 1: SIGNO Y SIGNIFICANCIA DE LOS PARAMETROS OBTENIDOS

TABLA 2: SIGNO Y SIGNIFICANCIA DE LOS PARAMETROS OBTENIDOS

TABLA 3: SIGNO Y SIGNIFICANCIA DE LOS PARAMETROS OBTENIDOS

Nivel de Confianza

Nivel de ConfianzaPOR PRODUCTO CON MINIMO 10 GRADOS DE LIBERTAD EN CADA REGRESIÓN REALIZADA

POR SECTOR CON MINIMO 10 GRADOS DE LIBERTAD EN CADA REGRESIÓN REALIZADANivel de Confianza

POR CAPITULO CON MINIMO 10 GRADOS DE LIBERTAD EN CADA REGRESIÓN REALIZADA

35

Promedio Positivos Negativos 0,75 0,9 0,95Beta1 -1,9025 10,78% 89,22% Positivo y significativo 5,88% 1,96% 0,00%(constante) Negativo y significativo 78,43% 60,78% 50,98%

No significativo 29,22% 53,88% 65,05%

Beta2 0,0507 49,02% 50,98% Positivo y significativo 26,47% 16,67% 8,82%(Polít. Com.) Negativo y significativo 23,53% 10,78% 6,86%

No significativo 49,18% 78,81% 87,67%

Beta3 0,3138 84,31% 15,69% Positivo y significativo 75,49% 72,55% 66,67%(PIB) Negativo y significativo 9,80% 8,82% 7,84%

No significativo 28,61% 50,89% 62,33%

Beta4 0,6217 84,31% 15,69% Positivo y significativo 77,45% 62,75% 50,98%(PIBpc) Negativo y significativo 9,80% 7,84% 3,92%

No significativo 38,56% 67,17% 78,00%

Promedio Positivos Negativos 0,75 0,9 0,95Beta1 -1,6388 13,35% 86,65% Positivo y significativo 3,62% 1,81% 1,13%(constante) Negativo y significativo 72,62% 59,05% 49,77%

No significativo 26,61% 45,47% 55,99%

Beta2 0,1954 58,60% 41,40% Positivo y significativo 35,29% 18,33% 10,63%(Polít. Com.) Negativo y significativo 20,59% 9,73% 4,98%

No significativo 42,69% 72,51% 83,77%

Beta3 0,2024 82,58% 17,42% Positivo y significativo 73,76% 60,63% 50,68%(PIB) Negativo y significativo 8,60% 4,52% 2,26%

No significativo 25,44% 43,71% 55,99%

Beta4 0,4196 77,60% 22,40% Positivo y significativo 63,12% 45,70% 34,39%(PIBpc) Negativo y significativo 10,63% 4,98% 3,85%

No significativo 30,85% 56,14% 67,98%

Promedio Positivos Negativos 0,75 0,9 0,95Beta1 -1,4155 18,18% 81,82% Positivo y significativo 5,68% 1,14% 1,14%(constante) Negativo y significativo 67,05% 47,73% 45,45%

No significativo 29,47% 52,63% 55,79%

Beta2 0,1972 61,36% 38,64% Positivo y significativo 45,45% 29,55% 25,00%(Polít. Com.) Negativo y significativo 25,00% 11,36% 5,68%

No significativo 29,47% 58,95% 70,53%

Beta3 0,1439 79,55% 20,45% Positivo y significativo 69,32% 65,91% 57,95%(PIB) Negativo y significativo 9,09% 4,55% 3,41%

No significativo 25,26% 34,74% 43,16%

Beta4 0,2967 73,86% 26,14% Positivo y significativo 64,77% 53,41% 45,45%(PIBpc) Negativo y significativo 10,23% 1,14% 0,00%

No significativo 25,26% 45,26% 55,79%

TABLA 4: SIGNO Y SIGNIFICANCIA DE LOS PARAMETROS OBTENIDOS

TABLA 5: SIGNO Y SIGNIFICANCIA DE LOS PARAMETROS OBTENIDOS

TABLA 6: SIGNO Y SIGNIFICANCIA DE LOS PARAMETROS OBTENIDOS

Nivel de Confianza

Nivel de ConfianzaPOR PRODUCTO CON MINIMO 30 GRADOS DE LIBERTAD EN CADA REGRESIÓN REALIZADA

POR SECTOR CON MINIMO 30 GRADOS DE LIBERTAD EN CADA REGRESIÓN REALIZADANivel de Confianza

POR CAPITULO CON MINIMO 30 GRADOS DE LIBERTAD EN CADA REGRESIÓN REALIZADA

36

Promedio Positivos Negativos 0,75 0,9 0,95Beta1 -2,85 25,00% 75,00% Positivo y significativo 0,00% 0,00% 0,00%(constante) Negativo y significativo 75,00% 75,00% 75,00%

No significativo 25,00% 25,00% 25,00%

Beta2 -0,55 50,00% 50,00% Positivo y significativo 50,00% 0,00% 0,00%(Polít. Com.) Negativo y significativo 25,00% 0,00% 0,00%

No significativo 25,00% 100,00% 100,00%

Beta3 -0,02 75,00% 25,00% Positivo y significativo 0,00% 0,00% 0,00%(PIB) Negativo y significativo 0,00% 0,00% 0,00%

No significativo 100,00% 100,00% 100,00%

Beta4 0,18 75,00% 25,00% Positivo y significativo 75,00% 0,00% 0,00%(PIBpc) Negativo y significativo 25,00% 0,00% 0,00%

No significativo 0,00% 100,00% 100,00%

Promedio Positivos Negativos 0,75 0,9 0,95Beta1 -2,17 15,91% 84,09% Positivo y significativo 4,55% 0,00% 0,00%(constante) Negativo y significativo 61,36% 50,00% 40,91%

No significativo 34,09% 50,00% 59,09%

Beta2 0,27 56,82% 43,18% Positivo y significativo 31,82% 20,45% 15,91%(Polít. Com.) Negativo y significativo 25,00% 4,55% 4,55%

No significativo 43,18% 75,00% 79,55%

Beta3 0,29 81,82% 18,18% Positivo y significativo 65,91% 54,55% 40,91%(PIB) Negativo y significativo 11,36% 2,27% 2,27%

No significativo 22,73% 43,18% 56,82%

Beta4 0,47 77,27% 22,73% Positivo y significativo 47,73% 25,00% 20,45%(PIBpc) Negativo y significativo 9,09% 2,27% 0,00%

No significativo 43,18% 72,73% 79,55%

Promedio Positivos Negativos 0,75 0,9 0,95Beta1 -1,98 18,39% 81,61% Positivo y significativo 7,13% 1,38% 0,00%(constante) Negativo y significativo 62,53% 39,54% 29,66%

No significativo 30,34% 59,08% 70,34%

Beta2 0,18 56,32% 43,68% Positivo y significativo 27,59% 10,80% 6,44%(Polít. Com.) Negativo y significativo 20,92% 8,05% 5,29%

No significativo 51,49% 81,15% 88,28%

Beta3 0,27 82,07% 17,93% Positivo y significativo 67,36% 45,06% 34,25%(PIB) Negativo y significativo 8,28% 3,91% 2,53%

No significativo 24,37% 51,03% 63,22%

Beta4 0,51 73,33% 26,67% Positivo y significativo 51,95% 30,11% 21,15%(PIBpc) Negativo y significativo 9,89% 5,06% 3,22%

No significativo 38,16% 64,83% 75,63%

Nivel de Confianza

Nivel de ConfianzaEN REGRESIONES DE PRODUCTOS HOMOGENEOS SEGÚN LA CLASIFICACION DE RAUCH

EN REGRESIONES DE PRODUCTOS CON PRECIO DE REFERENCIA SEGÚN CLASIFICACION DE RAUCHNivel de Confianza

TABLA 7: SIGNO Y SIGNIFICANCIA DE LOS PARAMETROS OBTENIDOS

TABLA 8: SIGNO Y SIGNIFICANCIA DE LOS PARAMETROS OBTENIDOS

TABLA 9: SIGNO Y SIGNIFICANCIA DE LOS PARAMETROS OBTENIDOSEN REGRESIONES DE PRODUCTOS DIFERENCIADOS SEGÚN LA CLASIFICACION DE RAUCH