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Historia de la Filosofía Tema 1: Orígenes de la Filosofía Occidental

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ORÍGENES DE LA FILOSOFÍA OCCIDENTAL

1. INTRODUCCIÓN: SOBRE EL ORIGEN DE LA FILOSOFÍA

La mayoría de las historias de la Filosofía responden a un esquema preestablecido,

según el cual la filosofía sería un producto de la cultura occidental. Empezaría, milagrosamente

con Thalés de Miletos y estaría netamente separada de la religión y de la cultura tradicional.

Pero esta es una visión del pensamiento demasiado eurocentrista. La filosofía no es algo que

surge de manera espontánea y aislada en la Grecia Antigua sino que hunde sus raíces en el

pensamiento arcaico, aparece en distintos lugares y está indisolublemente unido al pensamiento

racional como al avance de la cultura y la civilización.

El pensamiento filosófico surgió simultáneamente, en el siglo –VI1, en tres zonas

distintas de nuestro planeta: la India, China y Grecia. A partir de este siglo y durante los dos

siglos siguientes se va a producir u desarrollo extraordinario de la especulación y el

pensamiento reflexivo, que abrió los cauces por la que estas tres tradiciones filosóficas

habrían de discurrir durante los dos mil años siguientes. Esta simultanea triple explosión

intelectual es tan sorprendente que algunos comentaristas e investigadores, como Karl

Jaspers, han llegado a denominar esta época como tiempo – eje, es decir el momento en que se

pone en marcha el pensamiento humano). Según los estudiosos serian varias las causas que

habrían producido este desarrollo de la espiritualidad entre las que destacaría la aparición de

los primeros imperios agrícolas, sin embargo no existe una teoría definitiva que lo explique este

fenómeno de manera satisfactoria. Por tanto, nos conformaremos con constatarlo.

Las filosofías india china y griega surgieron en mundos muy distintos y tuvieron desde el

principio un origen común. En los tres sitios observamos el esfuerzo de los primeros filósofos

por librarse de las tradiciones del pensamiento arcaico y sustituirlas por un pensamiento

más libre. También en cuestiones de detalle hallamos sorprendentes analogías: así la doctrina

de la trasmigración de las almas de Pitágoras se parece asombrosamente a la doctrina del

samsâra de los upanisad indios; o la idea de la persistencia del cambio de Heráklitos se parece

mucho a la doctrina del Tao Te King de Lao Tzú

1 Para la numeración de los siglos anteriores a nuestra era utilizaremos la anteposición del signo negativo antes que el número evitando la reiteración de la fórmula a.C. o antes de Cristo

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Sin embargo las diferencias entre las tres culturas eran enormes. La filosofía india

surgió en un entre sacerdotes y ascetas, y la china entre funcionarios y servidores del estado

de funcionarios, ambas tierra adentro, muy lejos del mar. La cultura griega, en cambio surgió

en las islas y puertos de mar, entre comerciantes curiosos, marinos audaces, y en ausencia de

sacerdotes y funcionarios.

Ha sido la tradición filosófica occidental (y no otra) la que ha dado lugar a la ciencia

moderna. Eso le concede una preeminencia indiscutible en el panorama del pensamiento mundial.

Pero si dejamos de lado los gérmenes científicos que contiene, en todo lo demás no es superior

a las tradiciones india y china. En algunos aspectos incluso es inferior. El análisis de la paz y de

la guerra por el filósofo chino Mo Di, la comunión con la naturaleza de los Taoistas, el respeto

reverencial por todas las criaturas vivientes de budistas y Jainistas y la impregnación de la

vida entera por la meditación pueden servir como ejemplos. Precisamente la actual

preocupación por la paz y por la protección de la naturaleza, asociada a nuestra nueva

sensibilidad “ecológica”, nos lleva a constatar la insuficiencia de nuestra tradición de

pensamiento occidental y a abrirnos con generosa curiosidad a otros horizontes culturales.

2. LA APARICIÓN DEL PENSAMIENTO FILOSÓFICO OCCIDENTAL: CONTEXTO

HISTÓRICO, SOCIAL Y CULTURAL.

2.1. EL Imperio Persa

La filosofía occidental aparece en el siglo –VI en los confines de la Hélade (así se conoce

a la Grecia clásica, un territorio que no coincide exactamente con la Grecia actual puesto que

abarca tanto la península griega como las islas del Egeo y las colonias del Mediterráneo

fundadas por los Griegos) a la sombra del recién establecido Imperio Persa, que durante los

dos siglos siguientes constituiría la gran potencia indiscutible del mundo antiguo.

Sobre las bases del imperio Medo y el Babilónico, Kurus (en griego Kyros, latinizado

como Ciro), Kambuziya (Kambyses, Cambises) y Darayavaus (Daríos, Dario), el imperio Persa

alcanza su máximo esplendor. Especialmente con Darayavaus, que fue el verdadero reformador

del imperio. Entre sus transformaciones se encuentran la división del territorio en satrapías o

provincias al mando de un sátrapa o gobernador bajo la dependencia directa del Gran Rey o

Sha; la centralización de la burocracia y el establecimiento de una lengua común, el arameo,


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escrito en el alfabeto fenicio, además una moneda común, la obligación de contribuir mediante

tributos a las arcas del rey, un eficacísimo sistema de correo y una notable red de

comunicaciones.

El mundo nunca había conocido un Estado tan extenso y tan bien organizado. Los

pueblos, lenguas, religiones y costumbres más diversas convivían en ese gran imperio, unificado

bajo la autoridad absoluta del gran rey, frente al que todos los súbditos eran meros siervos.

2.2. La Hélade

En marcado contraste con el gran imperio Persa, la Hélade estaba constituida por unas

1.500 minúsculas ciudades-estado independientes desparramas por todo el mediterráneo y el

Mar Negro. La mayor parte de estas comunidades o póleis (plural de pólis, ciudad)

apenas si merecían el nombre de ciudad, pues eran aldeas agrícolas de apenas mil habitantes.

Sin embargo, algunas de ellas como Míletos, Esparta, Kórinthos, Atenas y Siracusa eran ya

ciudades de cierta importancia.

Todos los griegos compartían la misma cultura, hablaban dialectos de la misma lengua,

escuchaban con gusto los mismos poemas homéricos y honraban a los mismos dioses olímpicos a

los que dedicaban cada cuatro años los juegos olímpicos (celebrados, en honor de Zeus, al pie


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del monte Olimpo, hogar de los dioses) y en los que participaban atletas, poetas, charlatanes y

curiosos de toda la Hélade.

Con el tiempo Kórinthos y Míletos se convertirían en activos centros comerciales.

Esparta era la ciudad más poderosa desde el punto de vista político y militar, puesto que sus

ciudadanos vivían en permanente servicio de armas, por lo que siempre estaban preparados para

la guerra. Y Atenas que había logrado unificar todas las aldeas del Atikí (la región de Ática) en

una sola pólis e iniciaba una serie de reformas políticas que la pondrían a la cabeza del mundo

griego en el siglo siguiente.

2.3. El cambio social de las poleis

Estas reformas vienen determinadas por el aumento de población que obligaban a los

ciudadanos a vender sus tierras a la aristocracia terrateniente o a emigrar fundando ciudades

por todo el mediterráneo. Sin embargo los que se quedaban dependían cada vez más de estos

aristócratas hasta tal punto que tenían que poner como garantía sus propias personas, al no

poder devolver los préstamos acababan convertidos en esclavos del prestamista. Esto

provocaba grandes tensiones y conflictos sociales que eran dirimidos por los propios

aristócratas, únicos jueces y gobernantes de las póleis, que con frecuencia fallaban

injustamente en su propio provecho. Esta aristocracia afirmaba seguir las leyes tradicionales


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pero como no estaban escritas en ningún lado y tampoco existía una fuerte casta sacerdotal

como en otros lugares que se constituyera en la garantía de fiabilidad ante los dioses, su

administración e interpretación por los aristócratas se prestaba a toda clase de abusos y

arbitrariedades.

En esta situación de continuo conflicto social se elevó un gran clamor popular pidiendo

que las leyes se escribiesen y fuesen hechas públicas a fin de evitar abusos e interpretaciones

arbitrarias. Surge así la figura del legislador que no solo ponía por escrito la legislación sino

también, como en el caso de Atenas con Drakon y Solon, se convertían en auténticos

reformadores sociales.

Una vez escritas las leyes se convertían en logos elementos razonados que podían ser

analizadas, criticadas reformadas. Eran objeto de debate, de discusión, de diálogo y acabaron

convirtiéndose en el vínculo de unión entre todos los miembros de la comunidad. De ahí el

inmenso respeto que muestran en sus escritos por la ley. Incluso con frecuencia contraponían

su propia vida, regulada por las leyes de la ciudad, que estaban por encima de la voluntad

individual, a la vida de los bárbaros, sometidos a la voluntad arbitraria de un soberano. Para los

griegos la libertad y la seguridad del individuo, el imperio de la razón y la civilización se

basaba en el respeto por la ley.

2.4. El logos filosófico.

La aparición de leyes escritas no solo cambia las relaciones entre los ciudadanos sino

también una modificación en la mentalidad griega. En las sociedades del cercano Oriente, en

Persia, las poderosas castas sacerdotales y la aristocracia guerrera ejercían el monopolio de la

interpretación de la voluntad de los dioses, lo que era tanto como decir que las leyes se habían

de cumplir sin discusión.

En las poleis griegas las reformas políticas y sociales así como la ausencia de una casta

sacerdotal lo suficientemente fuerte permitían una cierta libertad de pensamiento capaz de

poner en cuestión tanto los mitos antiguos como las órdenes irracionales de los gobernantes.

Por el contrario el pensamiento filosófico que va surgiendo en esta época utiliza la racionalidad

y la crítica: al igual que las leyes se hacen públicas, el logos o pensamiento razonado es algo que

se expresa, que ha de justificarse en relación con los otros.


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De aquí surge la conexión entre ley y razón que en griego se expresa con la misma

palabra, logos. Para los griegos las leyes no se pueden imponer sino que tienen que justificarse,

es decir, expresarse de manera racional. Esta racionalidad es garantía de que las leyes no se

imponen por capricho sino objetivamente puesto que cuanto mayor sea el rigor y la exactitud

de la razón mayor será la garantía de que los resultados no dependan de los estados de ánimo

de las opiniones o de los intereses particulares.

A partir de esta manera de expresarse y de pensar, la racionalidad surge una nueva

manera de pensar. No es la antigua sabiduría recogida por la tradición en los mitos o los viejos

proverbios sino que aspira a sustituirlo y a, a falta de un nombre mejor para poder denominar a

esta nuevas formas de pensamiento se opta por llamarla “aspiración a la sabiduría”, filosofía.

La característica fundamental de este nuevo pensamiento será la racionalidad, el logos,

por lo que se diferencia radicalmente de las formas religiosas o míticas de explicar el mundo: la

filosofía está al alcance de todo ser humano que esté dispuesto a pensar por sí mismo, de

argumentar objetivamente y, por tanto, no depende de ninguna cualidad privilegiada que

posean solo unos cuantos seres humanos ni de un mensaje enviado por los dioses

El resultado será que cambiará la concepción que se tiene de la realidad. Mientras que

para el pensamiento mítico y religioso todo está lleno de fuerzas misteriosas y caprichosas

divinidades, el pensamiento filosófico entiende que la realidad no está dirigida por fuerzas

sobrenaturales. La razón revela la auténtica realidad todo lo que existe forma parte de una

única naturaleza (Physis) dirigida por los mismos principios naturales


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3. LA ESCUELA DE MILETO: LA APARICIÓN DEL PENSAMIENTO ABSTRACTO.

La filosofía occidental empieza en Míletos. Esta ciudad de la costa occidental de la

actual Anatolia estaba formada por descendientes de las primeras oleadas de conquistadores

de la Hélade en la época oscura. Se llamaban a sí mismos jonios y constituían a la vez la

frontera (por su cercanía con el pujante imperio Persa) y la vanguardia (por su desbordante

actividad comercial y cultural) del mundo griego.

En aquella época Míletos era la mayor metrópoli del mundo griego y su preeminencia

comercial se dejaba sentir en todo el mediterráneo. Además de mercancías, comerciantes,

aventureros en los puertos y ciudades de Jonia existía un intenso tráfico de todo tipo de

novedades culturales y técnicas lo que las dotaba de un empuje cultural extraordinario. Por

ejemplo, hacia el –530 el ingeniero Eupalinos construyó un túnel de un Kilómetro de longitud con

una exactitud tal que las dos escuadras de trabajadores que construían cada una a un lado del

túnel se encontraron en el lugar preciso que había establecido el ingeniero. Nunca se había

visto una obra de tal precisión.

Los primeros pensadores griegos - Thalés (Tales)2, Anaxímandros (Anaximandro),

Anaximenes (Anaxímenes), Hekataios (Hecateo) eran todos ellos burgueses acomodados de

Míletos, hombres prácticos, viajeros, comerciantes, investigadores y curiosos metidos en

política y en negocios. Ellos introdujeron en la Hélade la geometría egipcia, la aritmética

babilónica e instrumentos tales como el “Gnomon” (para marcar las posiciones del sol) Ellos

iniciaron la geografía y la historia, la filosofía y la cosmología. Ellos dibujaron los primeros

mapas del mundo. Ellos y los de su clase tenían una enorme confianza en sí mismos, nutrida por

sus éxitos en la vida, evidentemente debidos a su propio esfuerzo e inteligencia y no a ninguna

intervención divina. No polemizaron con la religión ni con los mitos, pero dejaron de tomárselos

en serio e iniciaron la especulación intelectual libre.

Como consecuencia serian ellos los que comenzarían a ofrecer respuestas novedosas

sobre los antiguos problemas sobre el principio y el orden de la naturaleza. Este principio al que

denominaban “arjé” se diferencia de las invenciones religiosas y míticas porque pretenden ser

2 Procuraremos respetar en lo posible las formas griegas de los nombres propios y comunes, aunque en una primera aparición intercalaremos entre paréntesis su forma castellanizada más común.


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una investigación racional (es decir, ideas coherentes y fundamentadas) sobre el elemento

común de todas las cosas (es decir, un modelo abstracto de la realidad)

3.1. THALÉS.

Thalés Milesios (es decir, de

Míletos) era un hombre influyente

de la dinámica aristocracia

mercantil de Míletos. Vivió en la

primera mitad del siglo –VI y fue

muy destacable su talante y buen

juicio tanto en asuntos políticos

como prácticos e intelectuales.

Todas las listas posteriores lo

incluirían entre los Siete Sabios de

Grecia, políticos, legisladores y

pensadores de legendaria

prudencia y sabiduría. Thalés era

un hombre culto, curioso e

inteligente y se interesó por todo tipo de cuestiones, incluyendo las más generales: ¿de dónde

salen las cosas, de dónde surgen? ¿Cuál es el origen del universo? Sus respuestas a estas

complicadas cuestiones le granjearían, a su vez, el destacado privilegio de ser uno de los

pensadores originarios de la historia de la Filosofía.

La más famosa tesis atribuida a Tales es la de que todas las cosas surgen del agua o

de la humedad. Esta identificación del arjé o principio de la naturaleza con el agua la razonaba

debido a que es el único de los cuatro elementos originarios (tierra, fuego, aire y agua) que se

aparece en los tres estados de la materia, líquido, sólido y gaseoso. Por otro parece que todos

los estados vitales necesitan agua. De hecho parece que la mismo agua está animada, llena de

vida y movimiento como se puede observar en el oleaje del mar o el ciclo de la evaporación y la

lluvia.


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Pero no solo el agua está animada. Otra tesis es que toda la naturaleza posee un

dinamismo interno (“todo está lleno de dioses” afirmaría), es decir, llenos de energía y

vitalidad.

La tercera tesis que se le atribuye a Thalés es una primera imagen de la superficie

terrestre. Así la imaginaba como un disco aplanado que flota sobre el agua. Encima de la tierra

se eleva la cúpula semiesférica del cielo. Esta concepción de un mundo que flota sobre el agua y

donde todas las cosas proceden en último término del agua y están dotadas de vida constituye

la primera visión del Cosmos de la filosofía ya que expone un pensamiento original alejado de las

explicaciones míticas al uso.

3.2. ANAXÍMANDROS.

Anaxímandros Milesios (aprox. –610 / –545)

era unos veinte años más joven que su paisano y

contemporáneo Thalés con quien seguramente

discutiría con frecuencia temas que a ambos

interesaban. También fue un notable hombre

público, investigador, inventor y sobre todo

geógrafo y colonizador. Combinando datos aportados

por los marinos milesios elaboró un mapa del mundo,

primitivo y fantasioso sin duda , pero el primero de

que se tenga noticia. Algo más tarde Hekataios

perfeccionaría este mapa convirtiéndolo en una

carta marina utilizable.

Anaximandros también especulo sobre el origen y el orden de la naturaleza. Puso sus

reflexiones por escrito, por lo que se convirtió en el primer prosista griego del que se tenga

noticia aunque sus escritos se han perdido y solo se conservan algunos fragmentos.

Thalés pensaba que todas las cosas surgían del agua. Pero ¿cómo explicar la existencia

de lo cálido o lo seco, del fuego mismo? Para Anaxímadros el agua es solo uno de los elementos

que vemos pero no la única tiene que haber algo por debajo del agua y más fundamental que ella,

que sea el verdadero origen de todas las cosas y el sustrato de todos los cambios. Este algo es


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difícil de describir, es la materia general previa a que reciba alguna

determinación o limitación concreta, lo indeterminado e ilimitado el

ápeiron.

A partir de este arjé indeterminado, el ápeiron los elementos

contrarios se van formando y de su contraposición se iría generando

los diversos seres que forman la naturaleza. Con notable imaginación y

audacia Anaxímandros nos describirá una evolución del universo que

nos recuerda en cierta forma algunas creaciones científicas de la

modernidad. Evidentemente está llena de ingenuidades e invenciones

gratuitas, pero es ya una obra filosófica de gran alcance, altura de abstracción y libre de las

tradiciones míticas que hasta entonces habían dominado el pensamiento arcaico.

3.3. ANAXÍMENES.

Vivió en Míletos durante la segunda mitad del siglo –VI. Más joven que Anaxímandros,

fue amigo y contertulio suyo. Continuó las especulaciones iniciadas por Thalés y Anaxímandros y

sobre ellas escribió un libro que se ha perdido excepto por algunos fragmentos y comentarios.

La gran aportación de Anaxímenes a la filosofía inicial consiste en que por primera vez

da una explicación comprensible de cómo a partir de una sustancia única pueden formarse todas

las cosas. Su idea es que el apeiron de Anaxímandros era demasiado abstracto para poder

generar cosa concretas por lo que propone como arjé de la naturaleza al aire. Pero a partir de

aquí trata de explicar por primera vez en la historia de la humanidad las diferencias de los

objetos en términos cuantitativos. En función de que el aire se vuelva más o menos pesado, se

concentra o se dilata se convierte en cada uno de los restantes elementos.

Es decir la variación de los elementos depende de la mayor o menor

densidad del aire.

A partir de aquí elabora una evolución de la naturaleza en la misma

línea de Anaxímandros pero desde sus presupuestos propios. Además, dado

que el aire era para los griegos el impulso vital, el élan, o alma que animaba

a los seres vivos (y que al morir se expiraba) permitía a Anaxímenes

explicar cómo los elementos inertes pueden generar seres vivos.


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4. DEFINIENDO EL “LOGOS”

A principios del siglo –V las ciudades jónicas de la costa oriental del Egeo entre las que

se encontraba Míletos se rebelaron contra el cercano imperio persa. La derrota de estas

ciudades fue fulminante. Míletos fue completamente destruida y sus habitantes exiliados o

vendidos como esclavos.

Pero el impulso del pensamiento iniciado en Míletos estaba desarrollándose en toda la

Hélade . Probablemente impulsado por la situación de inestabilidad que se vive no solo por la

tensión exterior con el Gran Imperio sino también porque interiormente todas las poleis se vive

una situación de inseguridad, cambios sociales y reformas políticas. Precisamente, es en estas

situaciónes en las que el pensamiento ha de ser aún más preciso y riguroso. Ya no bastaba con la

ingenuidad de las especulaciones de los pensadores anteriores sino que se exigía ya un rigor

explicativo que los anteriores pensadores no habían practicado.

La nueva generación de pensadores, Heráklitos (Heráclito), Parménides y Pythagoras

(Pitágoras) tratarán de ensayar nuevos modos de pensamiento racional con el que se

ofreciera una visión lo más ajustada posible a la realidad de la naturaleza y el Cosmos. Para

estos pensadores la realidad se muestra en una variedad de fenómenos y solo la aplicación de

un “logos” riguroso, coherente, es capaz de desvelar (alétheia) la auténtica realidad por

debajo de las apariencias. Fueron los pioneros de la forma racional de pensar aunque cada uno

desarrolló una forma distinta de ejercer la racionalidad tal como a continuación veremos.

4.1. HERÁKLITOS EFÉSIOS: LA DIALÉCTICA.

El último de los grandes pensadores jonios, nació a

finales del siglo –VI en la ciudad de Éfeso, en una familia

asociada a la aristocracia de la ciudad. Aparte de que renunció

a la regencia hereditaria de la ciudad poco más sabemos de la

vida de Heráklitos aunque de los fragmentos de su obra que

nos han llegado debió de sufrir graves desengaños y reveses

pues en ellos se nos aparece como un hombre amargado y lleno

de desprecio tanto por la masa de sus contemporáneos como

por los sabios que les precedieron.


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Para Heráklitos todo cambia constantemente, todo muere, nada es estable, nada

permanece. “No podemos bañarnos dos veces en el mismo río”, dice uno de sus aforismos más

recordados. Con esta frase se quiere explicar que todo lo que nos parece estable como el río es

solo la superficie de una realidad más profunda sometida a los cambios y el movimiento. Si

reflexionamos y no nos dejamos llevar por la apariencia comprobaremos la fugacidad de las

cosas y lo relativo de nuestras afirmaciones. Solo si nos dejamos llevar por las apariencias,

desde un punto de vista incompleto podemos afirmar que las cosas son buenas o malas, bellas o

feas, justas o injustas.

Por el contrario, si seguimos el logos comprobaremos que cada cosa es y no puede

entenderse sin su opuesto. Cada cosa existe porque tiene un contrario contra el se haya en

permanente lucha y gracias al cual justifica su existencia (no puede entenderse lo blanco sin lo

negro, el arriba sin el abajo, lo masculino sin lo femenino…). Las cosas son lo que son

precisamente como resultado de esta guerra, de la lucha de los contrarios, de la tensión y la

violencia: “La guerra es el padre y el rey de todas las cosas”. Todas las cosas son fugaces

y están sometidas a cambios continuos producidas por la tensión y la discordia.

Pero en realidad, reflexionando más todavía podemos captar por debajo de la tensión

una armonía más profunda. La tensión que el arquero somete el arco permite disparar la

flecha. La tensión a que el músico somete a las cuerdas produce las notas musicales. La

variedad de las cosas esconde su unidad. La contradicción engendra armonía. En el fondo todas

las cosas son lo mismo, son uno.

Con ello volvemos a la pretensión milesia de encontrar la unidad del arjé que en este

caso Heráklitos identificará con el fuego: toda nace y se destruye en el fuego siemprevivo, en

el flujo siempre igual y siempre distinto del fuego. Este arjé, este fuego se manifiesta en el

hombre como logos, razón, ley y orden que hace que el universo sea como es, cambiando

constantemente y siempre en la unidad armónica de la tensión constante.

Estas ideas a la vez contradictorias y sugerentes llevaron a los comentaristas antiguos a

apodar a Heráklitos “el oscuro”. En realidad, estaba iniciando un modo de pensar racional que

tratara de integrar las contradicciones y cambios de la naturaleza en una unidad dinámica.

Un procedimiento de pensamiento racional que con el tiempo y, especialmente desde Platón

sería conocido como dialéctica.


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4.2. LA ESCUELA PITAGÓRICA: EL FORMALISMO MATEMÁTICO.

Pythágoras Samios, nació en la isla jónica de Samos, hacia el año –570 . Su vida está

envuelta en leyenda y se cuenta de él todo tipo de milagros y anécdotas de dudosa veracidad.

No obstante, se supone con bastante seguridad que viajó por Egipto, Persia y Babilonia en

busca de conocimientos para finalmente recalar en Crotone, pequeña polis del sur de Italia de

la que llegó a ser gobernante y a constituir una escuela de seguidores y discípulos que

extenderían sus doctrinas por toda la Hélade.

A finales del siglo –VI en Grecia empezaban a hacerse más

notorios, junto a la religión oficial de dioses olímpicos, un conjunto de

cultos para iniciados o cultos mistéricos los más famosos de los

cuales fueron los cultos dionisiacos (inspirado en el dios Dionisos, el

Baco romano) y los cultos órficos (a partir del mito del héroe trágico

Orfeo). Era una tradición más oscura e intimista que apelaba a la

espiritualidad del individuo y le prometía la inmortalidad si era capaz

de realizar diversas prácticas de purificación. Pitágoras se presentó

como una especie de profeta órfico, fundando una sociedad, orden o

cofradía cuyos adeptos vivían juntos dedicados a la purificación y

al cultivo de sus almas. La aceptación y difusión de las comunidades pitagóricas pronto se

extendió por toda Grecia y tuvo una gran influencia en la política y la vida social de las polis en

las que se asentaban así como en todo el pensamiento y la cultura griega.

Con respecto a la filosofía que fundamenta a las escuelas es difícil distinguir el

pensamiento de Pitágoras del que se desarrollo por sus discípulos a lo largo de los siglos.

Pitágoras mismo no escribió nada y en las comunidades era obligatorio el secreto de las ideas

fundamentales. Además la costumbre de atribuir al fundador de la escuela, Pitágoras, todos los

descubrimientos importantes impide conocer con exactitud la evolución de esta influyente

corriente de pensamiento A esto hay que añadirle las continuas destrucciones de las escuelas

en las distintas rebeliones ciudadanas (destrucciones que se producían por la peculiar situación

de las comunidades pitagóricas: al margen de la sociedad pero con una notable influencia entre

las clases privilegiadas de las poleis. No era extraño, por tanto, que cuando se producía un

levantamiento o una rebelión ciudadana, la sospecha e incluso el odio acabara con la destrucción


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delas comunidades pitagóricas). Sin embargo, a pesar de estos inconvenientes, podemos

apuntar algunas ideas:

En primer lugar el pitagorismo tiene un sentido místico - religioso: afirmaban la

doctrina de la transmigración de las almas (es decir, las almas van pasando de cuerpo en

cuerpo tras la muerte) y en consecuencia la afirmación de que existe un parentesco entre

todos los seres vivos. Creían también en una concepción cíclica del tiempo según la cual todos

los acontecimientos se repiten continuamente en ciclos regulares. Sin embargo, los elementos

más similares a las religiones aparecen en los ritos de purificación de las almas que los

miembros de la comunidad tenían que realizar para poder liberarse de la prisión del cuerpo.

Estos rituales, expresados en ordenes y prohibiciones constituían el primer nivel de iniciación o

ákousmata (por ejemplo, la prohibición de comer carne).

Ahora bien, este es solo el inicio del camino de la liberación del alma. Superada los

primeros niveles, el iniciado puede acceder a la

auténtica liberación que consiste en la proporciona el

conocimiento. Los mathématha (literalmente, los

estudios) es el camino más seguro de la liberación, pero

por su dificultad sólo estaba reservado a unos pocos

elegidos. Mediante los mathématha el adepto se libera

de las miserias del cuerpo mediante el conocimiento del secreto del universo: el orden de la

naturaleza coincide con el orden de los números. Se puede decir, por tanto que el fundamento

filosófico de las escuelas pitagóricas consiste en que las matemáticas para son las ideas que

revelan la estructura básica del cosmos ya que los números son los principios de todas las

cosas.

Si la naturaleza está en orden, proporción, armonía y esta armonía se expresa en

relaciones matemáticas, la consecuencia es que todas las cosas son reducibles a los números.

Estudiar los secretos del cosmos consiste en estudiar los números. Sin embargo, a diferencia

de la utilización científica a la que estamos acostumbrados gracias a la ciencia moderna, la

matemática pitagórica posee un carácter místico en el que los números representan las

cualidades del cosmos.


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En efecto, el cosmos es la representación material de la armonía numérica que se ofrece

como una dualidad de pares enfrentados: lo limitado y lo ilimitado, lo seco y lo húmedo, lo impar

y lo par. Armonía que se representa en el número sagrado, la tetraktýs (suma de los números 1,

2, 3 y 4) y que contiene la unidad de los números posibles. A partir de aquí elaboran una

compleja cosmología que contará con grandes influencias de los filósofos jónicos.

De todas formas, la mayor contribución del pensamiento matemático consiste en haber

introducido el formalismo en el pensamiento filosófico, es decir, en entender que lo

fundamental de la realidad no está tanto en la materia que compone la naturaleza (el fuego,

el agua o el aire) sino en la estructura o forma en que se presenta. En las cosas no importa

tanto la presencia de elementos diversos o aún contrarios, como su proporción, organización y

estructura capaces de medida y descripción matemática.

4.3. PARMÉNIDES: LA LÓGICA.

Parménides Eleates nació, como su gentilicio

indica, en la ciudad de Elea en el sur de Italia, hacia el

año –515. Parece que también influyó en la política de su

ciudad para la que escribió una constitución, Para la

historia de la filosofía su mayor contribución está en la

introducción del pensamiento riguroso y preciso es

decir, el pensamiento lógico llevado hasta sus últimas

consecuencias. Gozó por ello de un gran prestigio

(Platón le llama “digno de veneración y, a la vez,

tremendo”).

Expuso su doctrina en un Poema compuesto en

hexámetros del cual se conservan amplias secciones, lo

cual no impide que su interpretación sea extremadamente difícil e insegura. Comienza el poema

con un proemio de sabor mítico en el que da a entender que lo que sigue debe considerarse

como una revelación filosófica. Una diosa descubre al autor cuales son los caminos de la

investigación: la vía de la opinión (doxa) en el que se exponen las falsas doctrinas de la

cosmología, especialmente la pitagórica y la vía de la verdad (alétheia).


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Esta parte se inicia con dos afirmaciones contundentes: en primer lugar que es lo

mismo el pensar que el ser, con lo cual se establece por primera vez de manera explícita en

filosofía que el pensamiento es capaz de captar la auténtica esencia de la realidad frente a la

apariencia de los sentidos. En segundo lugar afirma: el ser es y es pensable y el no-ser no es

ni es pensable, puesto que no es.

A partir de aquí desgrana un conjunto de conclusiones sorprendentes para el sentido

común, pero válidas dentro de su lógica inexorable. El ser es imperecedero e inengendrado

(porque en caso contrario habría que suponer que procede del no-ser y vuelve a él, pero el no-

ser no es y es impensable); es uno y continuo (ya que si hubiera “otro” que estuviera entre dos

seres, estos no serian el ser: sería el no ser, y esto es imposible); es indivisible (puesto que el

vacío que separaría las partes equivaldría al no-ser)

De este modo, Parménides, en la vía de la verdad, al tomar la razón como única

referencia niega el cambio, el movimiento, el tiempo, la pluralidad, etc. El ser se presenta

como “una esfera bien redondeada” limitada, inmóvil y eterna. Consecuentemente la

multiplicidad de las cosas, los continuos cambios que captamos por los sentidos son mera

ilusión.

Como se ve Parmenides realiza un notable ejercicio de coherencia lógica llevada hasta

sus últimas consecuencias. De hecho, la filosofía de Parmenides actuó como un revulsivo que

obligó a los pensadores posteriores a tomar partido frente a ella. Parménides fue admirado

y respetado por los filósofos posteriores, pues se les aparecía como el prototipo del pensador

honrado y consecuente que lleva sus ideas hasta sus últimas consecuencias, por muy

impopulares o inverosímiles que estas puedan parecer.

5. UNIDAD Y CAMBIO: PLURALISMO.

Parménides marca un hito fundamental en el desarrollo de la filosofía griega. A partir de

él y durante todo el siglo –V los filósofos naturales tendrán siempre su poderosa argumentación

contra el cambio y el movimiento como punto de partida de sus reflexiones. Algunos, como sus

discípulos Zenon y Melissos, defenderán la concepción parmenídea en toda su fuerza

paradójica. Otros (los más) como Empedoklés (Empédocles), Anaxágoras, los atomistas e


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incluso Platón, tratarían de compaginarla de alguna manera con la evidencia de la multiplicidad,

el cambio y el movimiento del mundo.

El, problema está en que el monismo (de “monós”, uno en griego) parmenídeo se

contradice con los datos de la experiencia, por lo que los filósofos siguientes tratarán de

buscar un nuevo camino de investigación para poder explicar el mundo: en lugar de suponer un

solo elemento se postula la existencia de múltiples elementos que al combinarse entre sí dan

origen a este universo múltiple y cambiante. Son, por tanto, filósofos pluralistas.

5.1. EMPEDOKLÉS

Nacido en Agrigento, Sicilia (aprox. –495/ –435) fue

conocido como “taumaturgo” (hacedor de milagros) y como

político. Su doctrina parte de una esfera primordial, eterna

e inmóvil, pero a diferencia del ser de Parménides, en su

interior se encuentran las cuatro raíces de todo, los cuatro

elementos: fuego, aire, agua y tierra. Cada uno de estos

principios es eterno e imperecedero, existen desde siempre

y no pueden desaparecer.

Estas ideas no son especialmente novedosas y el

pensamiento de Empédocles no destacaría entre otros

filósofos menores si no es por la introducción de dos

fuerzas generadores de la dinámica interna de esta esfera

parmenídea: el Amor o la unión y la Discordia o la separación. Estas dos fuerzas primordiales

crean en su continua lucha los ciclos del mundo: al principio reina en la soledad el Amor, y la

esfera es el Uno eterno e inmóvil y homogéneo en el que los cuatro elementos están mezclados.

Sobreviene luego el odio y, por tanto, la separación; pero esta no es completa todavía y la lucha

entre el odio y el amor permiten la aparición del cosmos y de todos los seres: Cuando triunfa el

Odio, los elementos se separan totalmente, uniéndose lo semejante (en el centro, la tierra;

luego, en esferas concéntricas, el aire, el agua y el fuego). Finalmente, de nuevo el Amor realiza

la mezcla total y se vuelve a la esfera: el ciclo puede comenzar de nuevo.


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5.2. ANAXÁGORAS.

Nacido en el pequeño puerto jónico de Clazomene (–500 / –

428). De joven se trasladaría a Atenas donde permanecería

treinta años y en la que acabaría adquiriendo un gran prestigio

como filósofo y como consejero de Pericles, el estratego (general

en jefe) de la ciudad. No obstante tuvo que huir de esta ciudad

cuando los odios políticos dirigidos contra el político provocaron su

ostracismo (expulsión de la ciudad).

Entendió que todo está en todo, todo participa de todo:

nada empieza a ser si antes no era en modo alguno. Todo es

divisible infinitamente, luego las cualidades que definen todas las cosas y las distinguen (lo

caliente y lo húmedo, lo claro y lo oscuro) están ya presentes en esa mezcla infinita: Jamás

esas cualidades se dan puras, solamente “semillas” (spermata) dentro de un cuerpo más

complejo. Así, decimos que esto es oro porque predominan en ello las semillas del oro, pero

también podemos decir que en esto están presentes todas las demás cosas.

La pluralidad y los cambios se explican por la mezcla y la disgregación de semillas. El

noús (inteligencia, conocimiento) es el motor inteligente que realiza el proceso de separación a

partir de la mezcla original: el noús es el orden de todas las cosas.

5.3. EL ATOMISMO

Demócrito (-460 /-370) era

de Abdera colonia jónica de Tracia, al

norte del mar Egeo. Desarrolló la

obra de Leucipo. Su tesis de partida

es que la Physis se compone de

átomos y vacío: todo se compone de

“indivisibles” (en griego átomos) y los

átomos se diferencian entre sí por su

figura, con su forma y tamaño

determinados (angulosos, lisos o


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ásperos, grandes o pequeños), por el orden y por la posición. Su número es ilimitado. Los átomos

no nacen, ni perecen, ni cambian en sí mismos. Todo cambio se produce por el movimiento de

los átomos.

Los átomos son “lo lleno” (el ser); lo otro es el “vacío” (no-ser). Si no hubiese vacío todo

sería compacto y sin movimiento. El vacío es infinito en magnitud, como los átomos son infinitos

en número.

El movimiento de los átomos es automovimiento (no tiene causa). Todo se produce por

necesidad y azar. El orden de las conexiones entre átomos es necesario no deja nada fuera,

pero este orden no está causado por nada salvo por el choque incontrolable de los mismos

átomos, es por tanto azar.

tema 1 orígenes de la filosofía...

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