subsidio ii cuaresma pascua

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  • 7/24/2019 Subsidio II Cuaresma Pascua

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    Comisin arquidiocesana para el Ao de la FeFebrero de 2013

    Arquidicesis de Corrientes

    Aprender a celebrar

    La clave de este subsidio para el Ao de la fe est en el verbocelebrar. En efecto, decimos que celebramos la fe que aprendimos. Laaccin a la que se invita al que aprendi la fe es a celebrarla. Pero, qusignifica celebrar? En el diccionario leemos que celebrar quiere decir

    frecuentar, asistir a una fiesta; de all que clebre es un lugar o una per-sona famosa que despierta el inters en visitarlo y conocerlo. As surgen lossinnimos que expresan diversos matices del verbo celebrar, como porejemplo alabar, glorificar, festejar, etc.

    El cristiano celebra la fe que aprende. Conocer el misterio de Cristo

    lleva a celebrarlo, es decir, a frecuentarlo y compartir con otros la alegraprofunda que produce en el corazn del creyente saber efectivamenteque Dios se ha unido definitivamente a su destino. Por eso, cuanto ms seconocen los contenidos de la fe, mayor es la alegra que se experimenta y,en consecuencia, ms intensamente se siente la necesidad de encontrarsecon otros que viven la misma experiencia para celebrarla con ellos.

    La celebracin central y culminante de la fe que aprendimos es elacontecimiento de Cristo: su Pasin, Muerte y Resurreccin. Es decir, el Mis-terio Pascual que tiene su fuente y cumbre en la celebracin de la Eucarist-a. Celebrar la fe que aprendimos es frecuentar la Eucarista para entrar encomunin ntima con la Vida de Cristo Resucitado y vivir la vida cotidiana apartir de esa realidad. Todos los acontecimientos de la vida del creyente se

    iluminan y adquieren verdadero sentido en la Pascua de Cristo, profesada,

    celebrada y vivida en la vida diaria.

    Son necesarias tres actitudes fundamentales para celebrar la fe que

    aprendimos: 1. Reconocer agradecido el mayor bien que recibimos: la fe

    en Dios Padre, Hijo y Espritu Santo; las personas que nos ensearon la fe; yla Iglesia que es el lugar que frecuentamos para celebrar el don de la fe.2. Reconocer arrepentido los propios errores y pecados; abrirse con toda

    confianza a la misericordia amorosa de Dios; y recibir su perdn,

    frecuentando la celebracin del sacramento de la Reconciliacin. Y, final-mente, 3. Renovar la esperanza: comenzar con nuevo ardor, impulsados

    por el Espritu Santo, a vivir en la verdad, la justicia, la libertad y el amor.

    Mons. Andrs Stanovnik

    Arzobispo de Corrientes

    Cuaresma y Pascua 2013

    hasta la fiesta de la Cruz de los Milagros

    Celebramos la fe

    que aprendimos

    La Cruz y la Virgen, puerta de la feArquidicesis de Corrientes

    [email protected]

    www.arzcorrientes.org.ar

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    IntroduccinEn el corazn del Ao de la fe que estamos transitando con toda

    la Iglesia, celebramos el tiempo fuerte de Cuaresma y Pascua.

    La Cruz es el signo central de este tiempo pues

    simboliza la dinmica permanente del amor deDios que se nos ofrece sin medida y tambinnuestro proceso pascual de respuesta en la fedejndonos trasformar por este amor. Quere-mos redescubrir el acontecimiento de la Cruz yde la Resurreccin quepermanecey atrae todohacia la Vida. (cf. CATIC 1085).

    Proponemos este material como una ayuda para acompaar elritmo habitual de nuestra programacin pastoral, adaptable a las diver-sas realidades de nuestra Iglesia Arquidiocesana de Corrientes. Este

    subsidio va dirigido especialmente a los agentes pastorales, catequis-tas, docentes, miembros de grupos e instituciones, misioneros, etc

    En tres dimensiones presentamos este material:

    La dimensin formativa: Donde proponemos un tema de for-macincon un trabajo grupal y un retiro espiritual con una me-ditacin personal, para profundizar desde la Palabra de Dios yayudndonos con los textos del Concilio Vaticano II, el Catecis-mo de la Iglesia Catlica, las enseanzas del Papa y de los Obis-pos.

    La dimensin celebrativa: Donde presentamos algunas propues-tas para celebrar nuestra fe en este tiempo: una celebracin peni-tencialy una hora santade adoracin al Santsimo Sacramento.

    La dimensin misionera: Donde queremos animarnos a anunciarla fe con algunos gestos misioneros, proponiendo en concreto lavisita para la entronizacin y bendicin de la Cruzen las fami-lias e instituciones.

    Arquidicesis de Corrientes Subsidio 2 - Ao de la fe

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    Todos:Seor Jesucristo,

    venimos a consagrarnos a Ti,

    ante la Santsima Cruz de los Milagros,

    origen de nuestro pueblo correntino

    y signo de tu inmenso amor por nosotros.Gua:

    Queremos celebrar esta Fe que hemos aprendido de nuestros mayo-res, y, con ms vigor y convencimiento en estos tiempos de cambiostan grandes, comprometernos a proclamar la Buena Nueva delAmor invencible.

    Todos:Ilumnanos con tu Espritu,

    para conocerte ms y seguir tus pasos,

    abrazarnos a tu cruz y vivir en tu amistad,

    para vencer contigo el pecado, la muerte y el mal.Gua:

    Queremos la fortaleza de la fe en el Seor crucificado y resucitado,para ser, en medio del desierto del mundo, un signo de su interven-cin en la historia, un signo humilde de su accin en medio de supueblo.Queremos ser varones y mujeres renovados y esperanzados por la feen el amor trasformador de la Cruz.

    Todos:Jesucristo, vida y esperanza nuestra!

    Recurdanos siempre que el amor todo lo puede;que compartir con los ms pobres

    nos hace misioneros de tu misericordia,

    y nos muestra el camino que nos lleva al cielo.

    - Gua:Te adoramos Cristo y te bendecimos

    - Todos:Porque por tu santa cruz redimiste al mundo. Amn.

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    Arquidicesis de Corrientes

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    Entronizacin de la Cruz conmemorativa del ao de la

    fe en las instituciones

    De una manera especial,se invita a visitar a las Ins-tituciones de nuestra comu-nidad (Hospitales, CAPS,Comisaras, Hogares, Co-medores, Guarderas, Es-cuelas, ReparticionesPblicas, Sindicatos, etc.) yluego de acordar el mo-mento ms oportuno con las autoridades correspondientes, se realizala celebracin de la Entronizacin de la Cruz conmemorativa delAo de la Fe.

    Esquema para la entronizacin de la Cruz

    1. Canto; En el nombre del Padre; Saludo

    2. Escuchamos la Palabra de Dios (1Cor. 1,18).

    El mensaje de la Cruz es una locura para los que se pierden,pero para los que se salvan, para nosotros, es fuerza de Dios.

    Palabra de Dios. Te alabamos Seor.

    3. Compartimos: Qu significa que en la Cruz hay victoria y re-

    dencin para nuestra fe en Jess?

    4. Oraciones espontneas.5. Colocacin y/o bendicin de la Cruz.

    6. Oracin de consagracin ante la Cruz.

    Gua: Hoy reunidos en este hogar (o en esta institucin) quere-mos entregarnos de corazn a nuestro Dios que, manifestndonos suamor, aumenta nuestra fe y alienta nuestra esperanza.

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    Presentamos estas tres dimensiones atravesadas por el signo de laCruz, puerta de la fe, origen de nuestro pueblo correntino y signo delinmenso amor de Dios por nosotros.

    Recordando la Carta pastoralde Monseor Andrs preparativa alAo de la fe , nos proponemos celebrar la fe que aprendimos, porque

    celebrar es devolverle a Dios lo que de l hemos recibido; creer enDios es entregarnos a l, hacer de nuestra vida una ofrenda agradablea Dios por medio de Jesucristo. Del Hijo de Dios que se entreg poramor a nosotros aprendemos que la mejor ofrenda es la propia vida.

    Celebramos la fe que aprendimos porque gracias a los primerosevangelizadores que trajeron la fecatlica a estas tierras, y luego a nues-tros abuelos y abuelas, padres, cate-quistas y sacerdotes, fuimos apren-diendo a rezar, y por medio de la ora-

    cin nos ensearon el amor a la Vir-gen de Itat y a la Cruz de los Mila-gros.

    Celebramos la fe que aprendimosporque la memoria se va renovando y fortaleciendo en la oracin, enla liturgia, en la meditacin de la Palabra y especialmente en la Euca-rista.

    Celebramos la fe que aprendimos porque la sociedad ha confun-dido la fiesta con la diversin. El que se divierte no tiene nada pararecordar y tampoco piensa en el futuro, slo espera el momento si-

    guiente para divertirse. En cambio la fiesta, por ser siempre comunita-ria, produce gozo, paz, deseos de vivir, de ser buena persona, interspor participar y ganas de trabajar. La fiesta de las fiestas para el cris-tiano es la Pascua de Resurreccin, que se celebra todos los aos conla Vigilia pascual, y todos los domingos con la celebracin de la SantaMisa.

    Que al celebrar esta Pascua aprendamos ms y mejor el amor sinmedida del Seor crucificado.

    Subsi dio 2 - Ao d e la fe

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    I.- Dimensin formativa

    A) Celebramos la fe que aprendimos

    Arquidicesis de Corrientes

    La fe no slo es una profesin de conteni-

    dos a los que adherimos con la mente y elcorazn. La fe es celebrada y por lo tantoprovoca encuentro, comunin y fiesta.Ella se vive en comunidad, tal comohemos aprendido a hacerlo de nuestrosmayores y como seguimos aprendiendoen nuestras experiencias actuales de Igle-sia peregrina que celebra y canta su fe.

    Profundicemos en las enseanzas del Catecismo de la IglesiaCatlica(CATIC), del Concilio Vaticano IIy en el magisterio de los

    Obispos:Celebramos el misterio pascual: Cruz y Resurreccin

    En la liturgia de la Iglesia, Cristo significa y realiza principal-mente su misterio pascual. Durante su vida terrena Jess anunciaba

    con su enseanza y anticipaba con sus actos el misterio pascual.Cuando lleg su hora (cf.Jn13,1; 17,1), vivi el nico aconteci-miento de la historia que no pasa: Jess muere, es sepultado, re-

    sucita de entre los muertos y se sienta a la derecha del Padre"una

    vez por todas" (Rm6,10;Hb7,27; 9,12). Es un acontecimiento real,sucedido en nuestra historia, pero absolutamente singular: todos los

    dems acontecimientos suceden una vez, y luego pasan y son absor-bidos por el pasado. El misterio pascual de Cristo, por el contrario,no puede permanecer solamente en el pasado, pues por su muertedestruy a la muerte y todo lo que Cristo es y todo lo que hizo y pa-deci por los hombres participa de la eternidad divina y domina astodos los tiempos y en ellos se mantiene permanentemente presente.El acontecimiento de la Cruz y de la Resurreccinpermanecey

    atrae todo hacia la Vida.(CATIC1085).

    Subsi dio 2 - Ao d e la fe

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    Modalidad

    Visita a las familias

    Iluminados por la Palabra,que es la verdad salvadora quetodo hombre necesita y sabindo-nos instrumentos, queremos acer-carnos a nuestros hermanos ensus casas, poniendo especial aten-cin en los pequeos, los pobres yenfermos para los cuales Jesspide un amor concreto.

    Entronizacin y bendicin de la Cruz en los hogares

    San Pablo nos recuerda que la cruz debe estar presente en el men-saje y la manera en que predicamos ya que toda la sabidura cristianaest contenida en la Cruz (cf. 1Cor1, 17-18). Los misioneros, valin-dose de elementos necesarios (Biblia-Cruz- folletos), irn al encuen-tro de las familias comunicando la alegra del encuentro con Jesu-cristo, invitando a los hermanos a contemplar la Cruz, que es el ca-mino a la gloria, camino a la luz, signo de identidad cristiana y amorde Dios hacia el hombre teniendo como fin generar un impacto en lafe y en la vida familiar.

    Con esta misin buscamos que las familias y los grupos diversosde personas se renan frente a la Cruz reconocindola como fuentede esperanza que nos ensea el camino y nos asegura la victoria enCristo. Para ello realizaremos el gesto de colocar solemnemente(entronizar) la Cruz en el altar familiar o en un lugar visible y ade-

    cuado, o bien, en el caso que ella ya est colocada, volveremos a ben-decirla y, ante ella, consagrar a la familia.

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    Por ello, como misioneros, debemos anunciar a nuestros hermanosque Dios nos ama, que nos acompaa en nuestro camino y que, car-gando nuestra cruz y siguindolo, l nos aliviar (Mt 11 ,28.30), pueses el camino a la alegra y al amor.

    Objetivo

    En este Ao de la fe queremos asumir el compromiso, durante estetiempo de Cuaresma y de Pascua, de ayudar a vivir la Fe en profundi-dad, brindndonos y transmitiendo la Palabra de Dios para celebrar,ms all de una conmemoracin, haciendo propias las vivencias y si-tuaciones de Jess. Quereos peregrinar juntos como Iglesia, ayudandoa las familias y comunidades a confesar la fe en Jess crucificado yresucitado, vivo y presente en la Iglesia, que nos coloca ante laCruz, signo de amor de Dios hacia nosotros.

    Este signo de la Cruz nos recuerdael gran amor del Padre y el amormayor de Cristo, que dio la vidapor sus amigos (cf. Jn 15,13). Essigno de reconciliacin con Dios,con nosotros mismos y con nues-tros hermanos. La Cruz nos enseaquines somos y cul es nuestradignidad. El madero horizontal nosmuestra el sentido de nuestro cami-

    nar, al que Jesucristo se ha unido hacindose igual a nosotros en todo,

    excepto en el pecado, Somos hermanos del Seor Jess, Hijos de unmismo Padre en el Espritu!; el madero que soport los brazos abiertosdel Seor, nos ensea a amar a nuestros hermanos como a nosotrosmismos. El madero vertical nos muestra cul es nuestro destino eterno:no tenemos morada ac en la tierra, caminamos hacia la vida eterna.Todos tenemos un mismo origen, la Trinidad que nos ha creado poramor y un destino comn: el cielo, la vida eterna; nos ensea cul esnuestra real identidad, nos recuerda el amor divino. (cf. Jn. 3, 16).

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    Subsi dio 2 - Ao d e la fe

    Celebramos con Cristo y la Iglesia

    Es toda la comunidad,el Cuerpo de Cristo unido a su Cabeza quiencelebra. Las acciones litrgicas no son acciones privadas, sino cele-braciones de la Iglesia Por tanto, pertenecen a todo el Cuerpo de la

    Iglesia, influyen en l y lo manifiestan, pero afectan a cada miembro deeste Cuerpo de manera diferente, segn la diversidad de rdenes, fun-ciones y participacin actual (SC 26). (CATIC1140).

    Celebramos en el Espritu Santo

    En la liturgia, el Espritu San-to es el pedagogo de la fe delPueblo de Dios, el artfice de las"obras maestras de Dios" que

    son los sacramentos de la NuevaAlianza. El deseo y la obra del

    Espritu en el corazn de la Igle-sia es que vivamos de la vida deCristo resucitado. Cuando en-cuentra en nosotros la respuestade fe que l ha suscitado, entonces se realiza una verdadera coopera-cin. Por ella, la liturgia viene a ser la obra comn del EsprituSanto y de la Iglesia.(CATIC1091).

    El Espritu y la Iglesia cooperanen la manifestacin de Cristo y desu obra de salvacin en la liturgia. Principalmente en la Eucarista, yanlogamente en los otros sacramentos, la liturgia es Memorial del

    Misterio de la salvacin. El Espritu Santo es la memoria viva de laIglesia (cfJn14,26). (CATIC1099).

    La liturgia cristiana no slo recuerda los acontecimientos que nossalvaron, sino que los actualiza, los hace presentes. El misterio pas-cual de Cristo se celebra, no se repite ; son las celebraciones las que

    se repiten; en cada una de ellas tiene lugar la efusin del Espritu Santoque actualiza el nico Misterio. (CATIC1104).

    http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19631204_sacrosanctum-concilium_sp.htmlhttp://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19631204_sacrosanctum-concilium_sp.html
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    La fe que aprendimos

    La fe de la Iglesia es anterior a la fe del fiel, el cual es invitado a ad-herirse a ella. Cuando la Iglesia celebra los sacramentos confiesa la ferecibida de los apstoles, de ah el antiguo adagio: Lex orandi, lex cre-dendi(la ley de la oracin es la ley de la fe). La Iglesia cree como ora.

    La liturgia es un elemento constitutivo de la Tradicin santa y viva(cf. DV 8). (CATIC 1124).

    Aprendemos participando

    Nuestro Salvador, en la ltima Cena, lanoche que lotraicionaban, instituy el Sa-crificio Eucarsticode su Cuerpo y San-

    gre, con lo cual iba a perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el Sacri-ficio de la Cruz y a confiar a su Esposa, la Iglesia, el Memorial de suMuerte y Resurreccin: sacramento de piedad, signo de unidad, vnculode caridad, banquete pascual, en el cual se come a Cristo, el alma se

    llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria venidera.(Sacrosanctum Concilium47). Por tanto, la Iglesia, con solcito cuida-do, procura que los cristianos no asistan a este misterio de fe como ex-traos y mudos espectadores, sino que comprendindolo bien a travsde los ritos y oraciones, participen conscientes, piadosa y activa-

    mente en la accin sagrada, sean instrudos con la palabra de Dios,

    se fortalezcan en la mesa del Cuerpo del Seor, den gracias a Dios,aprendan a ofrecerse a s mismos al ofrecer la hostia inmaculada, noslo por manos del sacerdote sino juntamente con l, se perfeccionenda a da por Cristo mediador en la unin con Dios y entre s, para que,finalmente, Dios sea todo en todos. (Sacrosanctum Concilium48).

    Es necesario que los fieles se acerquen a la sagrada Liturgia conrecta disposicin de nimo, pongan su alma en consonancia con su

    voz y colaboren con la gracia divina para no recibirla en vano. Por

    esta razn, los pastores de almas deben vigilar para que en la accinlitrgica no slo se observen las leyes relativas a la celebracin vlida ylcita, sino tambin para que los fieles participen en ella consciente,activa y fructuosamente.(Sacrosanctum Concilium11).

    Subsi dio 2 - Ao d e la fe

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    Motivacin

    La Cuaresma es un tiempo de gracia y

    conversin. Es por eso que debemos pre-pararnos espiritualmente, esforzndonosen centrar en Cristo nuestras vidas, amn-dolo sobre todas las cosas y aceptando suvoluntad, porque l es el Seor de todoslos pueblos, el que ofrece abundantemen-te la salvacin a todo aquel que invocasu Nombre (Rm10, 8-13). La Salvacin consiste en creer y hacer pro-pio el Misterio del Padre y de su amor por nosotros, que se manifiestaen Jess. As se cumple el Reino de Dios, llevado a cabo por Cristo yen Cristo.

    Jess nos libera de la esclavitud del pecado; l nos invita a conver-tirnos, a cambiar nuestros corazones, como reza el Salmo: Seor,crea en mi un corazn puro, renuvame por dentro con espritu fir-me (Sal51,12). Dios quiere crear en nosotros un corazn puro y re-novarnos; es nuestra oportunidad en esta Cuaresma para abrir nuestroespritu a la gracia de Dios, para vivir con intensidad la conversinhacia la Pascua.

    El tiempo de Pascua es un tiempo misionero por excelencia porquenos urge comunicar la Noticia de la Victoria del Crucificado. l es elCamino, la Verdad y la Vida (cf.Jn 14,6) por lo tanto debemos ser

    signos de su presencia. Como discpulos suyos, con alegra nos reco-nocemos misioneros para proclamar la Buena Nueva.

    Iluminados por el Espritu Santo, queremos lograr un encuentrontimo con Jesucristo, teniendo presente que la Cruz nos revela quedebemos vivir este tiempo fuerte como Iglesia, recordando que laevangelizacin tiene un gran impacto en la fe y logra la liberacincristiana.

    III.- Dimensin misionera

    http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651118_dei-verbum_sp.htmlhttp://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651118_dei-verbum_sp.html
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    Porque tu ejemplo de vida nos estimula a darnos sin medida.

    Oremos...

    Porque te has quedado con nosotros todos los das en la Euca-

    rista. Oremos...

    Porque tu gracia nos bendice y nos santifica. Oremos...

    Porque nos invitas a ir cada da al Sagrario a adorarte y recono-

    certe como Rey. Oremos...

    Porque nos has dejado a Mara, tu Madre, como Madre nuestra.

    Oremos...

    Porque eres el Camino que nos conduce al Padre. Oremos...

    Porque envas continuamente el Espritu Santo a tu Iglesia y acada uno. Oremos...

    Oremos a nuestro Dios, diciendo:

    Padre Nuestro

    Oracin final

    Buen Jess, Cristo Sacramentado, te

    alabamos y te bendecimos por el don de lafe, por salir cada da a nuestro encuentroinvitndonos a una mayor amistad contigo;concdenos que este tiempo de AdoracinEucarstica haya sido para mayor gloria tuyay aumento de nuestra fe, esperanza y cari-dad. Por Jesucristo, nuestro Seor. Amn.

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    Subsi dio 2 - Ao d e la fe

    Aprendemos con signos y smbolos, acciones y palabras

    Una celebracin sacramental est tejida de sig-nos y de smbolos. Segn la pedagoga divina

    de la salvacin, su significacin tiene su raz enla obra de la creacin y en la cultura humana,se perfila en los acontecimientos de la AntiguaAlianza y se revela en plenitud en la persona yla obra de Cristo. (CATIC1145).

    Toda celebracin sacramental es un encuentrode los hijos de Dios con su Padre, en Cristo yen el Espritu Santo, y este encuentro se expre-sa como un dilogo a travs de acciones y depalabras. Ciertamente, las acciones simblicas

    son ya un lenguaje pero es preciso que la Palabra de Dios y la respues-ta de fe acompaen y vivifiquen estas acciones, a fin de que la semilladel Reino d su fruto en la tierra buena. Las acciones litrgicas signifi-can lo que expresa la Palabra de Dios: a la vez la iniciativa gratuita deDios y la respuesta de fe de su pueblo. (CATIC1153).

    Aprendemos domingo a domingo

    La Iglesia, por una tradicin apostlica que trae su origen del mismoda de la Resurreccin de Cristo, celebra el misterio pascual cada ochodas, en el da que es llamado con razn "da del Seor" o domingo. Eneste da los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la Palabra deDios y participando en la Eucarista, recuerden la Pasin, la Resurrec-

    cin y la gloria del Seor Jess y den gracias a Dios, que los hizo re-nacer a la viva esperanza por la Resurreccin de Jesucristo de entre losmuertos (1 Pe, 1,3). Por esto el domingo es la fiesta primordial quedebe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles, de modo que seatambin da de alegra y de liberacin del trabajo. No se le anteponenotras solemnidades, a no ser que sean de veras de suma importancia,puesto que el domingo es el fundamento y el ncleo de todo el aolitrgico. (Sacrosanctum Concilium106).

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    Aprendemos desde nuestra religiosidad popular

    La piedad popular como espacio

    de encuentro con Jesucristo. Lareligin del pueblo latinoamericano

    es expresin de la fe catlica. Es un

    catolicismo popular, profundamenteinculturado, que contiene la dimen-sin ms valiosa de la cultura latinoa-mericana. (DA258). Entre las expre-siones de esta espiritualidad se cuen-tan: las fiestas patronales, las nove-nas, los rosarios y va crucis, las pro-cesiones, las danzas y los cnticos delfolclore religioso, el cario a los santos y a los ngeles, las promesas ylas oraciones en familia. Destacamos las peregrinaciones, donde sepuede reconocer al pueblo de Dios en camino.(DA259).

    La piedad popular penetra delicadamente la existencia personal decada fiel, y aunque tambin se vive en una multitud, no es unaespiritualidad de masas. En distintos momentos de la lucha cotidia-

    na, muchos recurren a algn pequeo signo del amor de Dios: un cruci-fijo, un rosario, una vela que se enciende para acompaar a un hijo ensu enfermedad, un Padrenuestro musitado entre lgrimas, una miradaentraable a una imagen querida de Mara, una sonrisa dirigida al cieloen medio de una sencilla alegra. (DA261).

    La piedad popular es una manera legtima de vivir la fe, un modo de

    sentirse parte de la Iglesia y una forma de ser misioneros donde se re-cogen las ms hondas vibraciones de la Amrica profunda. (DA264).

    Nuestros pueblos se identifican particularmente con el Cristo su-friente, lo miran, lo besan o tocan sus pies lastimados como diciendo:Este es el que me am y se entreg por m ( Gal2, 20). Muchos deellos golpeados, ignorados, despojados, no bajan los brazos. Con sureligiosidad caracterstica se aferran al inmenso amor que Dios les tie-ne y que les recuerda permanentemente su propia dignidad. (DA 265).

    Arquidicesis de Corrientes Subsidio 2 - Ao de la fe

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    Silencio meditativo.

    Cantamos

    Alabanzas a Jess Sacramentado por todo lo que nos ama

    Respondemos: Bendito y alabado seas, Seor Jess.

    Porque nos sigues llamando a ser tus discpulos. Oremos...

    Porque no dejas de llamarnos amigos. Oremos...

    Porque nos tratas como hermanos, amigos y discpulos. Ore-

    mos...

    Porque nos descubres el secreto de tus parbolas con explicacio-

    nes sencillas. Oremos...

    Porque te interesas por nuestras enfermedades, dolencias y ansie-

    dades. Oremos...

    Porque nos conoces en lo ms profundo de nuestra alma. Ore-

    mos...

    Porque nos bendices con toda clase de bienes espirituales y ce-

    lestiales. Oremos...

    Porque eres infinitamente paciente para soportar nuestra miseria.

    Oremos...

    Porque eres misericordioso cuando caemos en el pecado. Ore-

    mos

    Porque tu generosidad no tiene medida, y te das del todo a noso-

    tros. Oremos...

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    Estamos en esta tierra para cumplir una misin, nuestra vida en estatierra no se entiende sin esa misin. Seor, no dejes que te defraude-mos, danos la gracia de la fe, para poder responder a tu amor manifes-tado en la Cruz por cada uno de nosotros.

    Silencio meditativo.

    Cantamos

    4- ste el misterio de la fe: La muerte y resurreccin de nuestroSeor Jess.

    El ncleo de nuestra fees el misterio de lamuerte y resurreccind e J e s u c r i s t o :Anunciamos tu muerte,proclamamos tu resu-rreccin. Ven, SeorJess! (Misal Roma-no). Cristo ha resuci-tado de entre los muer-tos y es primicia de losque han muerto (1Co.15, 20).

    El Cristo que muri en la cruz, es el Hijo de Dios, el mismo que nos

    dio su Espritu.

    La fe en Cristo Jess nos lleva a proclamar que el Padre es el origeny la fuente de todo; que l ha creado todas las cosas de la nada ;que larealidad de lo creado nos conduce, por esta misma fe, a descubrirle entodas sus criaturas: Por la fe sabemos que el universo fue configurado

    por la Palabra de Dios, de manera que lo visible procede de lo invisi-ble (Hb. 11, 3).

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    Subsi dio 2 - Ao d e la fe

    Para trabajar en grupos:

    1.- El Concilio Vaticano II en la Constitucin sobre la Liturgia, Sacro-

    sanctum Concilium, afirma que la Liturgia es la cumbre a la

    cual tiende la actividad de la Iglesia y al mismo tiempo la fuente

    de donde mana toda su fuerza. (n. 10). En tu vida y en tu comu-nidad la Liturgia ocupa ese lugar central? En qu se nota?

    2.- Es frecuente escuchar expresiones como por ejemplo: cumplo con

    la Misa o voy a Misa cuando lo siento. Esas expresiones reve-

    lan una comprensin limitada de la Eucarista. Cmo podemosmejorar nuestras celebraciones, para vivirlas con mayor concien-cia y participacin?

    3.- Cmo nos ayuda la piedad popular a profundizar y celebrar nues-

    tra fe?

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    Este material puede utilizarse para unajornada o media jornada de retiro paracomunidades o grupos en diversas reali-dades, adaptando su contenido y las pre-guntas orientativas de la reflexin.

    Puede incluso acompaarse de algu-nas de las celebraciones propuestas en ladimensin celebrativa (pginas 16 y 19) oconcluir con la celebracin de la Euca-rista.

    Es importante dar tiempo suficiente

    para la meditacin personal.Sugerimos que despus del tiempo de

    meditacin personal haya un momento deoracin frente a la Cruz, poniendo en comn alguna de las preguntaspropuestas, de acuerdo con el grupo yel nmero de los que participan.

    Como gesto, podra destacarse el beso a la Cruz.

    En la presentacin del retiro y en las motivaciones espontneas quese hagan, sugerimos destacar la unidad del Misterio pascual, muerte yresurreccin;por lo tanto, pongamos de relieve la Cruz como signo deredencin y de victoria, de manifestacin de amor y de trasformacin

    de todo dolor y muerte.

    B) RetiroCreemos en el amor manifestado en la Cruz

    Proclamacin de la Palabra de Dios (Gal 2,19b-20)

    Yo estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo

    vive en m: la vida que sigo viviendo en la carne, la vivo en la fe en

    el Hijo de Dios, que me am y se entreg por m. Palabra de Dios.

    Arquidicesis de Corrientes

    Pgina 10

    3- La fe es don sobrenatural y acto humano, a la vez

    La fe es fundamento de lo que se espera, y garanta de lo que no se

    ve (Hb 1, 1), dice la carta a los Hebreos. La fe es la madre de la es-

    peranza, conviccin segura de la espera en Dios, que no defraudajams, que cumple siempre sus promesas. Es posesin anticipada delos bienes futuros, de la vida eterna.

    La fe es un don sobrenatural, es gracia. Para creer el hombre nece-

    sita los auxilios interiores del Espritu Santo (CATIC 179). Es Diosquien lleva la iniciativa, quien llama, quien sale al encuentro de quienle busca con sincero corazn.

    La fe es acto humano. Es la adhesin incondicional del hombre

    entero a Dios que se ha revelado en la persona de Jesucristo. Es ad-hesin de la inteligencia y de la voluntad a la Revelacin que Dios hahecho de s mismo mediante sus obras y sus palabras (CATIC 176).

    La luz de lo alto que en-volvi a Saulo en el caminode Damasco nos sigue en-volviendo hoy. La accindel Espritu Santo nos em-puja a fiarnos como Pablo, ypoder decir: no me aver-

    genzo, porque s en Quinhe puesto mi confianza, yestoy convencido de que l

    es capaz de conservar hastaaquel da el bien que me haencomendado (2Tm 1, 12).

    Creemos todas aquellas cosas que se contienen en la Palabra de

    Dios, escrita o transmitida, y son propuestas por la Iglesia para sercredas como divinamente reveladas (Pablo VI). (CATIC 182). Obe-decer en la fe es someterse libremente a la Palabra escuchada.

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    Hemos encontrado al Mesas, que significa Cristo (Jn 1, 41):Andrs a su hermano Simn.

    Aquel de quien escribi Moiss en el libro de la ley y los profetas, lohemos encontrado: Jess, el Hijo de Jos, el de Nazaret (Jn 1, 44-

    45): Felipe a su amigo Natanael.Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho:ser ste el Mesas? (Jn 4, 29): la samaritana a sus paisanos delpueblo llamado Sicar.

    Todos camos entierra, y yo o unavoz que me decaen hebreo: Saulo,Saulo, por qu mepersigues? Te las-

    timas al dar cocescontra el aguijn.Yo respond:Quin eres, Se-or?. l me dijo:Soy Jess, aquien t persi-gues. (Hch 26, 14-15).

    Haba dicho Jess: Crean en Dios y crean tambin en m (Jn 14, 1).

    Derrama tu gracia con tu mirada, Seor, sobre todos nosotros,para que aprendamos a identificarnos con nuestra propia misin, y amirarnos a nosotros mismos en esa misin que nos confas

    Silencio meditativo.

    Cantamos

    Arquidicesis de Corrientes

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    Nos explica el Santo Padre en la Catequesisdel 25 de octubre de 2012:

    Dios ha revelado que su amor hacia el hombre, hacia cada uno denosotros, es sin medida: en la Cruz, Jess de Nazaret, el Hijo de Dioshecho hombre, nos muestra del modo ms luminoso hasta qu puntollega este amor, hasta el don de s mismo, hasta el sacrificio total. Conel misterio de la muerte y resurreccin de Cristo, Dios desciende hastael fondo de nuestra humanidad para volver a llevarla a l, para elevarlaa su alteza. La fe es creer en este amor de Dios que no decae frente a lamaldad del hombre, frente al mal y la muerte, sino que es capaz detransformar toda forma de esclavitud, donando la posibilidad de la sal-vacin. Tener fe, entonces, es encontrar a este T, Dios, que me sos-tiene y me concede la promesa de un amor indestructible que no sloaspira a la eternidad, sino que la dona; es confiarme a Dios con la acti-tud del nio, quien sabe bien que todas sus dificultades, todos sus pro-blemas estn asegurados en el t de la madre.

    Hoy vivimos un desierto espiritual

    Hoy, junto a tantos signos de bien, crece a nuestro alrededor tam-bin cierto desierto espiritual. A veces se tiene la sensacin, por deter-minados sucesos de los que tenemos noticia todos los das, de que elmundo no se encamina hacia la construccin de una comunidad msfraterna y ms pacfica; las ideas mismas de progreso y bienestarmuestran igualmente sus sombras.A pesar de la grandeza de los des-

    cubrimientos de la ciencia y de losxitos de la tcnica, hoy el hombreno parece que sea verdaderamentems libre, ms humano; persistenmuchas formas de explotacin,manipulacin, violencia, vejacin,injusticia...

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    Cierto tipo de cultura, adems, ha educado a moverse slo en elhorizonte de las cosas, de lo factible; a creer slo en lo que se ve y setoca con las propias manos. Por otro lado crece tambin el nmero decuantos se sienten desorientados y, buscando ir ms all de una visinslo horizontal de la realidad, estn disponibles para creer en cualquiercosa.

    El mundo de la planificacin, del clculo exacto y de la experimen-tacin; en una palabra, el saber de la ciencia, por importante que seapara la vida del hombre, por s slo no basta. El pan material no es lonico que necesitamos; tenemos necesidad de amor, de significado yde esperanza; de un fundamento seguro, de un terreno slido que nosayude a vivir con un sentido autntico tambin en las crisis, las oscuri-dades, las dificultades y los problemas cotidianos.

    La fe nos dona confianzaLa fe nos dona precisamente esto:un confiado entregarse a un T

    que es Dios, quien me da una certeza distinta, pero no menos slidaque la que me llega del clculo exacto o de la ciencia. La fe no es unsimple asentimiento intelectual del hombre a las verdades particularessobre Dios; es un acto con el que me confo libremente a un Diosque es Padre y me ama; es adhesin a un T que me dona espe-

    ranza y confianza.Cierto, esta adhesin aDios no carece de con-

    tenidos: con ella somosconscientes de queDios mismo se ha mos-trado a nosotros enCristo; ha dado a ver surostro y se ha hechorealmente cercano acada uno de nosotros.

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    Meditacin sobre la fe

    1- La fe nace del encuentro con Jesucristo

    La fe es fruto del encuentro de Jesucristo con cada persona. ElEvangelio est lleno de esos encuentros: Juan y Andrs, siguiendo al

    Maestro (Jn1,35-29); Mateo, sentado a la mesa de los impuestos (Mt9, 9-10); Natanael, presentado a Jess por Felipe (Jn 1, 43-51); lasamaritana, dialogando con aquel judo, en el pozo de Sicar, que lepeda agua para beber (Jn4,5-26); la hemorrosa, buscando la cura-cin, y Jairo, pidiendo la vuelta a la vida de su hija (Lc8, 40-56); elciego Bartimeo, a las puertas de Jeric, pidiendo compasin para po-der ver (Mc10, 46-52); el buen ladrn, suplicando la entrada en elParaso en el mismo momento de su muerte (Lc23, 39-43); Pablo, enel camino de Damasco, recibiendo la luz y la gracia en el dilogo conJess resucitado (Hch26, 12-19).

    En el silencio, renovemos nuestroencuentro con l... Dejemos que sumirada se apoye en nosotros, en nues-tra historia, sobre nuestra vida y

    digamos con humildad: Mranos denuevo, Seor, a los ojos, porque mu-chas veces volvemos a confundir-nosy no sabemos cargar con nues-tra cruz y seguirte

    Silencio meditativo.

    Cantamos

    2-La fe cambia radicalmente la vida de quien cree en Jess

    Del encuentro con Jess, Dios hecho hombre, surge la fe. La fe enJesucristo cambia radicalmente la vida de quien cree en l. La fe enCristo ilumina de tal manera al creyente, que le empuja a comunicaresa buena noticia a otras personas, para llevarlas a Jess.

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    Para esta confesin de fe ms plena y renovada, ms convencida yesperanzada, nos fijamos en el testimonio de aquellos que, en el Evan-

    gelio, se encontraron con l y, desde ese encuentro, cambiaron sus vi-

    das totalmente.

    Exposicin del Santsimo Sacramento

    Himno Eucarstico

    Momento de silencio

    Oracin inicial

    Dios, que nos llamas a intensificar nuestra feen Ti desde la participacin activa y fructuosa en

    la adoracin eucarstica y la meditacin asidua y familiar del Evange-lio, concdenos, por intercesin de la Virgen Mara y los Apstoles,

    profesar con valenta nuestra fe en la Santa Trinidad, asumiendo tuexigencia de transmitir mejor a la generaciones futuras la fe de siem-

    pre. Por Jesucristo, nuestro Seor. Amn.

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    Proclamacin del Evangelio: Mt 8,34-35

    Entonces Jess, llamando a la

    multitud, junto con sus discpulos,

    les dijo: El que quiera venir detrs

    de m, que renuncie a s mismo, que

    cargue con su cruz y me siga. Por-

    que el que quiera salvar su vida, la

    perder; y el que pierda su vida por

    m y por la Buena Noticia, la sal-

    var. Palabra del Seor.

    Silencio meditativo.

    La fe es un don

    Y esta posibilidad de salvacin a travs de la fe es un don que Diosofrece a todos los hombres. Deberamosmeditar con mayor frecuencia-en nuestra vida cotidiana, caracterizada por problemas y situaciones aveces dramticas-, en el hecho de que creer cristianamente significa

    este abandonarnos con confianza en el sentido profundo que nos sos-tiene; ese sentido que nosotros no tenemos capacidad de darnos,sino slo de recibir como don, y que es el fundamento sobre el que

    podemos vivir sin miedo.Y esta certeza liberadora y tranquilizadora

    de la fe debemos ser capaces de anunciarla con la palabra y mostrarlacon nuestra vida de cristianos.

    La fe es un acto libre

    La fe es don de Dios, pero es tambin

    acto profundamente libre y humano.El Catecismo de la Iglesia catlicalo dicecon claridad: Slo es posible creer por lagracia y los auxilios interiores del EsprituSanto. Pero no es menos cierto que creeres un acto autnticamente humano. No escontrario ni a la libertad ni a la inteligen-cia del hombre (n. 154). Es ms, las implica y exalta en una apuestade vida que es como un xodo:salir de uno mismo, de las propias se-guridades, de los propios esquemas mentales para confiarse a la accinde Dios que nos indica su camino para conseguir la verdadera libertad,

    nuestra identidad humana, la alegra verdadera del corazn, la paz contodos. Creer es fiarse con toda libertad y con alegra del proyectoprovidencial de Dios sobre la historia, como hizo el patriarca Abra-

    ham, como hizo Mara de Nazaret. As pues la fe es un asentimientocon el que nuestra mente y nuestro corazn dicen su s a Dios,

    confesando que Jess es el Seor. Y este s transforma la vida, le

    abre el camino hacia una plenitud de significado, la hace nueva, rica dealegra y de esperanza fiable.

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    Meditacin personal:

    1.- En qu situaciones te abandonaste en las manos en Dios y confias-

    te plenamente en l?

    2.- Qu signos de una fe entregada y confiada percibs en tu familia,

    en tu grupo y en tu comunidad?

    3.- En la vida del santo de tu devocin o del

    santo patrono de tu comunidad, cmo se veen su historia que el dolor y el sufrimiento de

    la Cruz se transform en amor, confianza ylibertad?

    4.- El Papa nos dice que vivimos como un

    desierto espiritual: en qu situaciones de tu

    vida y de la sociedad est presente ese desier-to?

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    (Luego, despus de un canto apropiado, el ministro que preside la cele-bracin hace la oracin conclusiva y despide al pueblo:)

    Dios, Padre nuestro, que no nos tratas como merecen nuestros peca-dos sino que perdonas nuestras ofensas para que encontremos el bien-estar y podamos sentirnos felices y en paz, haz que esta experiencia de

    tu amor nos fortalezcaen la fe; aydanos a queel perdn que hemosrecibido sin merecerlonos lleve a ser agradeci-dos contigo, correspon-diendo a tu amor con elperdn hacia aquellosque nos han ofendido.Por Jesucristo, nuestroSeor. Amn.

    B) Hora Santa

    Que cargue con su cruz y me siga (Mt 8,34)

    Ambientacin

    Estamos transitando el Ao de la fe, convocado por el Santo Padre; lnos dice enPorta Fidei: Queremos celebrar este Ao de manera dignay fecunda. Habr que intensificar la reflexin sobre la fe para ayudar atodos los creyentes en Cristo a que su adhesin al Evangelio sea ms

    consciente y vigorosa, sobre todo en un momento de profundo cambiocomo el que la humanidad est viviendo(n 8).

    Esta Hora Santa es tiempo de adorar a Jess Eucarista; tiempo de pro-fesar nuestra fe en l, en su Muerte en la cruz y en su Resurreccin, en suPresencia sacramental en medio de nosotros. Tiempo para pedir por nues-tra fe dormida: Creo, Seor, pero aumenta mi fe. Tiempo de consoli-dar nuestra fe, en respuesta confiada y generosa a su don y a su l lamada.

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    Acto Penitencial

    (Despus del examen de conciencia, el ministro que preside invita, conestas u otras palabras, a orar:)

    Nuestro Dios es un Dios misericordioso que nos vuelve a recibir

    con amor, como el padre recibi al hijo prdigo. Hoy quiere restituirsu gracia en nuestra vida y fortalecer nuestra fe. Dirijmonos a l lle-nos de confianza y digmosle:

    R. Seor, ten piedad!

    - Porque hemos abusado de tus dones pecan-do contra Ti. R.

    - Porque nos hemos alejado de Ti en nuestramente y en nuestro corazn. R.

    - Porque nos hemos olvidado de tu amor. R.- Porque hemos buscado nuestro placer ms

    que nuestro bien y el de nuestros hermanos. R.

    - Porque no buscamos reavivar nuestra fecon la oracin confiada de todos los das. R.

    - Porque no hemos tenido en cuenta a nues-tros hermanos. R.

    - Porque no perdonamos con prontitud a nuestros hermanos. R.

    - Porque hemos olvidado tu misericordia, que repetidas veces nosrecibe. R.

    Ahora, hermanos, invoquemos a nuestro Padre celestial, para queperdone nuestros pecados, con las mismas palabras que nos enseJess:

    Padre Nuestro

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    Los cristianos con frecuencia hacemos con lamano la seal de la cruz sobre nuestras perso-nas. O nos la hacen otros, como en el caso delBautismo o de las bendiciones. El signo de lacruz es todo un discurso, resume toda la teologa sobre Dios: nos pre-senta a un Dios trascendente, pero cercano; un Dios que ha queridovencer el mal con su propio dolor; un Cristo que es Juez y Seor, peroa la vez es Siervo, que ha querido llegar a la total entrega de s mismo,como imagen plstica del amor y de la condescendencia de Dios; unCristo que en su Pascua muerte y resurreccin- ha dado al mundo lareconciliacin y la Nueva Alianza entre la humanidad y Dios.

    Esta cruz ilumina toda nuestra vida. Nos da esperanza, nos ensea elcamino. Nos asegura la victoria de Cristo a travs de la renuncia a smismo y nos compromete a seguir el mismo estilo de vida para llegar ala nueva existencia del Resucitado.

    Todo gesto simblico, todo signo, puede ayudarnos a entrar en co-munin con lo que significa; es por ello que el trazar la cruz en los dis-tintos momentos de nuestro da y de nuestra vida debe ser un signo denuestra alegra por sabernos salvados, por pertenecerle desde el Bautis-mo. Un signo de victoria y de gloria: nosotros como cristianos nosgloriamos en la Cruz de nuestro Seor Jess (Gal 6,14) y nos deja-mos abarcar, consagrar y bendecir por ella.

    Los cristianos tenemos que reconocer en la Cruz todo su contenidopara que no sea un smbolo vaco. Y entonces s puede ser un signo quecontinuamente nos alimente la fe y el estilo de vida que Cristo nos en-se. Si entendemos la Cruz y si nuestro pequeo gesto de la seal dela Cruz es consciente, estaremos continuamente reorientando nuestravida en direccin hacia Dios.

    II.- Dimensin celebrativa

    La cruz, signo del cristiano

    La elocuencia de un smbolo

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    Sugerencias

    Ofrecemos una Celebracin penitencialy una Hora Santade Ado-racin del Santsimo Sacramento centradas en el signo de la Cruz co-mo puerta de la fe, para que puedan ser adaptadas a las diversas reali-dades pastorales de nuestras comunidades.

    Sugerimos que en estas y otras celebraciones, y durante todo estetiempo, se acente la fuerte unidad entre Crucifixin y Resurrec-ciny que el signo de la Cruz sea presentado como sntesis de la vic-

    toria y la redencin obradas por Jesucristo en el Misterio Pascual.

    Los correntinos tenemos una muy linda tradicin: el 2 de mayo a latardecita, se iluminan los frentes de las casas con velas y luminarias.Invitamos a seguir viviendo esta tradicin tan apreciada, motivandopara que este ao nuestras comunidades se preparen de manera espe-cial para la celebracin de la Fiesta de la Cruz.

    A) Celebracin Penitencial

    Ir a la casa de mi Padre (Lc. 15, 18)

    Ambientacin

    Bienvenidos, hermanos, a esta celebracinde la misericordia y del perdn de Dios, nuestroPadre.

    Durante el tiempo cuaresmal queremos re-visar nuestra vida y ver la necesidad de perdn pa-ra nosotros, porque muchos aspectos de nuestraexistencia no estn conforme al Evangelio deJess. No somos del todo consecuentes con nuestrafe, por eso necesitamos ser humildes y pedir elperdn como una gracia que Dios pone a nuestroalcance cuando nos reconocemos pecadores y queremos superarnos.

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    Hoy, el sacramento de laPenitencia nos reconciliarcon Dios, con los dems ycon nosotros mismos. Aspodremos estos das cele-brar ms dignamente losmisterios de la muerte en lacruz y la resurreccin delSeor y comenzar con luna vida renovada por lafuerza de Dios.

    Cantamos...

    (Despus del saludo al pueblo, el ministro que preside expone brevemen-te el tema de las lecturas; luego invita a orar y, despus de unos momentos

    de silencio, concluye la oracin diciendo:)

    Dios, Padre nuestro, que sigues creyendo y confiando en nosotros,en nuestra bondad, en nuestra capacidad de reaccin y respuesta en lafe, en la posibilidad de nuestra conversin, aydanos a reconocernospecadores ante Ti.

    Nos ponemos en tus manos misericordiosas para que derrames sobrenosotros la gracia del perdn y podamos gozar, as, de una comuninms plena contigo y con la Iglesia.

    Por nuestro Seor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en launidad del Espritu Santo, y es Dios por los siglos de los siglos. Amn.

    Lectura de la Palabra de Dios: Lc 15, 11-32.

    Homila.

    Examen de conciencia.

    (Despus de la homila se realiza el examen de conciencia. Prevansesiempre intervalos de silencio, para que cada uno pueda hacer este examende modo ms personal.)

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